LECTURA ORANTE
Cruzar fronteras, construir encuentros
Subsidios para la
lema 2018 introducción
Cruzar fronteras, construir encuentros “¿Fronteras? Yo nunca he visto una. Pero he oído que existen en la mente de algunas personas.” Esta cita de Thor Heyderdahl encabeza una de las reflexiones lasallanas que nos ofrece el Hermano Superior General y su Consejo para tomar conciencia del llamado personal y comunitario que nos hace Dios y la calidad de nuestras respuestas. “Ir más allá de nuestras fronteras nos exige reconocer la presencia de Dios en el otro, y presentar la novedad esencial, la “buena nueva” de Cristo resucitado, válida para toda condición humana, sin distinción de pueblos, ni de tiempos. El mundo que tenemos exige discernimiento. Ser lasallistas más allá de las fronteras en un mundo globalizado, anunciar la buena nueva hoy, en una demografía cambiante, implica reflexión, diálogo y discernimiento.” El Hno. Superior General Robert Schieler por el año 2016 decía a los Hermanos Visitadores: “Para transfigurar y ser transformado, primero hay que conocer a personas que son diferentes, no a nuestros familiares, amigos y vecinos que son como nosotros.” Esto implica cruzar fronteras y experimentar la vida en las periferias. El paso a nuevos entornos, ya sea dentro de nuestros propios Distritos y Comunidades o más allá, puede proporcionar el impulso para la más fundamental transformación a la que San Juan Bautista de La Salle nos exhorta: “Es necesario que el cambio que debe operarse en nosotros se verifique en lo interior, y que seamos plenamente transformados por la luz, por la plenitud de la gracia y por la posesión del Espíritu de Dios” (Med. 152.2). Como Distrito en respuesta al llamado de Dios de ir más allá de las fronteras, juntos caminaremos bajo el lema que nos convoca este año: “Cruzar fronteras, construir encuentros”. Es una invitación a reflexionar sobre las fronteras que construimos a
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nivel personal, comunitario, ideológico, etc.; superando las raíces de prejuicios instaladas en nuestros pensamientos, en las personas y/o comunidades para así construir encuentros que transforman la vida, generando un mundo más humano y fraterno. El lema “Cruzar fronteras, construir encuentros” nos propone este año el método del discernimiento, en sintonía con los criterios que sobre él el Papa Francisco presenta en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium y el próximo Sínodo de los Obispos a realizarse este año 2018 sobre el tema “Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”, cuyo documento preparatorio nos dice lo siguiente: “Existe un discernimiento de los signos de los tiempos, que apunta a reconocer la presencia y la acción del Espíritu en la historia; un discernimiento moral, que distingue lo que es bueno de lo que es malo; un discernimiento espiritual, que tiene como objetivo reconocer la tentación para rechazarla y, en su lugar, seguir el camino de la plenitud de vida. Los tres verbos con los que esto se describe en la Evangelii Gaudium Nº 51 son: “reconocer, interpretar y elegir”. El Espíritu habla y actúa a través de los acontecimientos de la vida de cada uno, el propósito del discernimiento es descubrir cómo transformarlas, a la luz de la fe, en pasos hacia la plenitud del encuentro con el otro y la alegría a la que todos estamos llamados.
Estos dinamismos del espíritu serán inspiración para nuestro caminar distrital: reconocer, interpretar, decidir (elegir), transformar. Aquí tenemos una palabra nueva, transformar, la incluimos porque nuestra vida diaria está regida por encuentros ya sean cotidianos, programados, casuales; y éstos tienen en sí la potencialidad para transformar. Jesús, a lo largo de la vida y tras su Resurrección, se encuentra con diversas personas a las que comunica su fe, su amor, su perdón, su esperanza, les devuelve la dignidad. De nosotros depende la dimensión y el valor que le damos a cada uno de nuestros encuentros. Sólo el encuentro con Jesús nos dará la gracia de ser como Él portadores de esperanza para transformar nuestra vida personal, nuestras comunidades, nuestros ambientes. Reconocer El reconocimiento se refiere, en primer lugar, a los efectos que los acontecimientos de mi vida, las personas que encuentro, las palabras que escucho o que leo producen en mi interioridad: una variedad de «pensamientos, deseos, sentimientos, emociones» (Amoris laetitia, 143). La fase del reconocimiento sitúa en el centro la capacidad de escuchar y la afectividad de la persona. Reconocer mis limitaciones humanas, las de mi familia, mis compañeros, mis alumnos, etc. Interpretar No basta reconocer lo que se ha experimentado: hay que “interpretarlo”, o, en otras palabras, comprender a qué el Espíritu está llamando a través de lo que suscita en cada uno. Esta fase de interpretación es muy delicada: se requiere paciencia, vigilancia y también un cierto aprendizaje.
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Para interpretar es necesario confrontarse honestamente, a la luz de la Palabra de Dios, también con las exigencias morales de la vida cristiana y de los signos de los tiempos, siempre tratando de ponerlas en la situación concreta que se está viviendo ya sea a nivel personal, comunitario, áulico, etc.
Decidir Una vez reconocido e interpretado el mundo de los deseos y de las pasiones, el acto de decidir se convierte en ejercicio de auténtica libertad humana y de responsabilidad personal, siempre claramente situadas y por lo tanto limitadas. La elección está llamada a traducirse en acción, a tomar cuerpo, a iniciar un camino hacia el prójimo, aceptando el riesgo de confrontarse con la realidad que había puesto en movimiento deseos y emociones. Otros movimientos interiores nacerán en esta fase: reconocerlos e interpretarlos permitirá confirmar la bondad de la decisión tomada o aconsejará revisarla. El camino de la vida impone decidir, porque no se puede permanecer indefinidamente en la indeterminación. Pero es necesario dotarse de los instrumentos para reconocer la llamada del Señor a la alegría del amor y elegir responder a ella. Transformar Los pasajes evangélicos que narran el encuentro de Jesús con las personas de su tiempo resaltan algunos elementos que nos ayudan a reconocer que un verdadero encuentro con el Señor transforma la vida, hay una nueva concepción en la persona sobre su realidad, y una alegría renovada en su manera de continuar el camino. Cuando Dios transforma nuestra vida es para que vivamos con alegría y generemos un impacto en otras personas. Al ser transformados en nuestros encuentros con Dios podemos transformar nuestros encuentros con los demás. En el material que preparamos encontrarán subsidios para los distintos niveles: Inicial, Primario, Secundario y Adultos. Pensamos un recorrido sencillo pero de profunda reflexión y compartir comunitario, que favorezcan la reflexión de la mañana, con celebraciones y material de lectura orante. Acompañamos cada nivel con diversos recursos que procuramos los ayuden a propiciar una mediación significativa y comunitaria.
1. Somos ciudadanos del mundo. Hno. Paulo Petry, fsc – Consejo para la RELAL – Hno. Castañeda Casas, fsc – Sec. Regional de Misión. 2. Documento Preparatorio para la XV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos 2018.
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los sublemas
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Cruzar fronteras, construir encuentros
reconocer
Febrero / Marzo / Abril
En Febrero nos reencontramos como educadores para soñar juntos un nuevo año. Tejemos, entre diálogos y mates, los sentidos que queremos compartir con nuestros chicos en esta nueva etapa. Es tiempo de planificar, realizar acuerdos y proyectar experiencias educativas que nos transformen, nos reposicionen y nos abran al Dios de la vida que habla en los seres humanos de hoy y se revela en ellos. Es tiempo para mirar el mundo juntos y soñar otro mundo posible en la escuela tejiendo diversos sentidos que se pondrán en juego con los chicos durante el año. Y así, entre preparativos, llega Marzo y la vida de la escuela comienza a andar. Y nos reencontramos con nuestro grupo de niños o nos encontramos con un grupo nuevo y vamos compartiendo las expectativas que el nuevo año y la nueva etapa nos deparan… y así, reencontrándonos, el año empieza a rodar y este sublema nos invita embarcarnos en la aventura de reconocer(nos). Reconocer es, ante todo, prestar atención, profundizar, examinar, distinguir, identificar… ¿Qué supone entonces esta aventura para nosotros? Ayudados por el Papa Francisco los Obispos entendemos que reconocer(nos) supone… Tomar conciencia de los efectos que provocan en mi interioridad los acontecimientos de mi vida, las personas con las que me encuentro, las palabras que escucho o leo y la dirección hacia la cual me empujan esa diversidad de emociones, deseos y sentimientos. (Cf. Documento preparatorio para el Sínodo de los Obispos 2018, Nº 2, página 9 http://jovenes.accioncatolica.org.ar/wp-content/ uploads/2017/06/ Documento-Preparatorio-para-el-Sinodo-de-Jovenes-2018.pdf ) Reconocer al otro, buscar su bien, ampliar mi mirada para descubrir un bien mayor que nos beneficia a todos, alentar la comunión que sana, promueve y afianza las relaciones interpersonales en medio de un mundo posmoderno y globalizado que privilegia un estilo de vida con vínculos débiles e inestables entre las personas Cf. EG 9.67.235· Aprender a encontrarse con los demás valorándolos y aceptándolos como compañeros de camino descubriendo a Jesús en los rostros de los demás, en su voz, en sus reclamos, en sus luchas, optando siempre por la justicia y la fraternidad y reconociendo el valor inviolable de toda vida humana Cf. EG 91.213· Promover un auténtico testimonio de comunión fraterna que sea anuncio atractivo y resplandeciente de la Buena Noticia donde todos puedan admirar cómo nos cuidamos, cómo nos sostenemos, cómo nos acompañamos y cómo nos damos aliento mutuamente. EG 99
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Vivir la mística de acercarnos a los demás y de buscar su bien con la certeza de que cada/toda persona es digna de nuestra entrega. Los demás amplían nuestro interior para recibir los más hermosos regalos del Señor porque encontrarnos con otro ser humano en el amor nos capacita para descubrir algo nuevo de Dios. EG 272. 274
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Cruzar fronteras, construir encuentros
interpretar
Nuestra escuela es un ensayo cotidiano de reconocer(nos), un laboratorio donde día a día ponemos en juego la alteridad, el lugar del otro (y de lo Otro), la empatía. Nos reconocemos a nosotros mismos y nos reconoce(mos) en el otro para tomar conciencia de nuestros límites y saltar esas barreras que nos permiten descubrir al otro y enriquecernos con su presencia. Cruzar fronteras, construir encuentros y re-conocer(nos) es el desafío.
Mayo /Junio/ Julio
No es novedad decir que la realidad social se vuelve cada vez más compleja. De hecho, no podemos hablar sencillamente de realidad, sino que deberíamos hablar de realidades. Suceden cosas en el mundo actual que nos obligan a pensar que no existe una única realidad, sino que existen tantas como personas en él. Francisco nos dice que “la humanidad vive en este momento un giro histórico, que podemos ver en los adelantos que se producen en diversos campos. Son de alabar los avances que contribuyen al bienestar de la gente, como, por ejemplo, en el ámbito de la salud, la educación y la comunicación. Sin embargo, no podemos olvidar que la mayoría de los hombres y mujeres de nuestro tiempo vive precariamente el día a día, con consecuencias funestas”. Entonces, ¿cuál es la realidad? ¿La vida de aquellos beneficiados por los aclamados avances de la humanidad? ¿O la de aquellos, que sobre sus vidas y sus miserias se apoyan el capitalismo y la globalización para lograr dicho progreso? Ambas, y también todas las distintas realidades que hay entre ellas. La pregunta quizás sería ¿qué realidades conocemos nosotros?, o ¿a cuáles le ponemos atención? Como cristianos, y lasallanos, estamos invitados a no poner nuestra mirada en cualquier realidad, ni a hacerlo inocentemente. Como lo hizo Jesús, como lo hizo San Juan Bautista, entendemos que la forma de acercarnos a estas realidades es teniendo un discernimiento desde el lugar del pobre. ¿Significa que debemos tener una mirada más atenta sobre los pobres? Significa mucho más que eso. “Todo punto de vista consiste en ver las cosas desde un determinado punto. Pues bien, ¿cuál es hoy el punto desde donde podemos tener una visión más exacta de la realidad? Para América Latina, dicho punto lo constituye actualmente el "lugar de los pobres". Y por "lugar de los pobres" entendemos la causa de los pobres, su existencia sacrificada, su lucha, sus intereses referidos a la vida, al trabajo, a la dignidad y al placer. Los pobres constituyen las grandes mayorías, y las cuestiones que ellos suscitan afectan a todos los hombres; por eso nadie puede permanecer indiferente ante el grito del oprimido que pide pan y liberación. Asumir el lugar del pobre constituye el primer gesto de solidaridad. Asumir el lugar del pobre supone un esfuerzo por ver la realidad desde su óptica. Y entonces queda perfectamente claro que la realidad debe ser transformada, porque es demasiado injusta para la mayoría de los hombres, a los que empobrece y margina.” Si queremos ser capaces de interpretar nuestro mundo desde una perspectiva cristiana y lasallana, debemos mirar los hechos desde las realidades más empobrecidas; posicionarnos en este lugar, sin hablar de esas realidades como si nos fueran ajenas.
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ajenas. No es un desafío menor, teniendo en cuenta que estamos inmersos en una cultura que promueve el individualismo, y cuya mirada sesgada hace que no nos sintamos identificados con estas realidades, sino que por el contrario, las creamos ajenas, distantes, y hasta peligrosas. “Hay hombres ciegos, que no pueden ver; hay también hombres cegados, que no quieren ver las cosas como son, sino como ellos las juzgan; y hay hombres cegadores, que pretenden que los demás no vean la realidad como es, sino como ellos quieren que sea.” Las palabras de Monseñor Angelelli, pronunciadas hace ya más de 40 años, vuelven a nuestros oídos con el mismo mensaje: es necesario abrir los ojos. Y esa mirada, nuestra mirada, debe ser la de la Fe, como propuso La Salle hace más de 300 años. En la medida en que no seamos capaces de correr el velo que se nos pone día a día desde los discursos sociales y los medios de comunicación; que no tengamos la valentía de mirar a través de nuestros propios ojos, y no por los anteojos de la televisión; ; en la medida en que no sea el Evangelio el criterio para comprender la realidad, y no los intereses de algunos pocos, que quieren hacer creer son los de todos, no podremos realmente interpretar lo que le pasa a los niños, a los jóvenes y a sus familias, con quienes compartimos la misión día a día. Históricamente Dios nos habla desde la vida de los pueblos, y particularmente desde los empobrecidos. No es, no ha sido, y tampoco será tarea fácil sostener una espiritualidad de ojos abiertos, sin duda. Interpretar la realidad desde los ojos del Dios de la Vida, desde la mirada de Cristo, nos traerá angustias, frustraciones, enojos, enfrentamientos. Pero no debemos olvidar su Palabra, que frente a los contratiempos que puedan presentarse, con claridad, convicción y firmeza nos sigue y seguirá diciendo: “¡Felices, en cambio, los ojos de ustedes, porque ven; felices sus oídos, porque oyen.” (Mt 13, 16) 2013, FRANCISCO, Papa, Evangeli Gaudium, pág 44-45, párrafo 52. (Boff 1986, 9) Texto extraído de la Homilía de la misa radial de Monseñor Angelelli, 9 de marzo de 1975
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Cruzar fronteras, construir encuentros
decidir
Agosto/Septiembre/Octubre
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El lema de este este año nos invita a salir de nuestras “zonas de confort” y cruzar fronteras. Fronteras que pueden ser de distancia, culturales, ideológicas, sociales, afectivas, etc. Muchas veces ir acercándonos a éstas fronteras es ir en busca de lo desconocido, pero a la vez esperanzador. También los lasallanos nos proponemos para este 2018 construir encuentros. Frente a la cultura del individualismo, queremos caminar hacia encuentros que generen vida, encuentros sinceros, distintos, transformadores. Encontrarme con otros supone una actitud de búsqueda generosa de apertura a los demás.
Ahora bien, comprometernos a caminar en esta clave de cruzar fronteras y construir encuentros siempre supone DECISIONES. Decisiones que tienen que ver con buscar el bien y distinguirlo del mal en este mundo, decisiones de distinguir entre lo menos bueno y lo bueno, entre lo más bueno y lo óptimo, a partir de indicios que nos vienen dados por la misma realidad y que no pueden ser simplemente elegidos arbitrariamente por el capricho o el gusto de cada momento... todo esto parece que es algo esencial, constitutivo, del ser humano como ser orientado a actuar con libertad y responsabilidad en relación con nosotros mismos, con los demás y con Dios. Vivir actuando humana y responsablemente es vivir decidiendo de una u otra forma. Lo hacemos todos los días. Decidir con libertad es el motor de nuestra recorrido vital. El documento preparatorio de la XV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos propuesto por el Papa Francisco para este año cuyo tema será “Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional” nos da alguna pista con respecto al discernimiento y las “decisiones”: “Tomar decisiones y orientar las propias acciones en situaciones de incertidumbre y frente a impulsos internos contradictorios es el ámbito del ejercicio del discernimiento. Se trata de un término clásico de la tradición de la Iglesia, que se aplica a una pluralidad de situaciones. En efecto, existe un discernimiento de los signos de los tiempos, que apunta a reconocer la presencia y la accion del Espiritu en la historia”. “El Espíritu habla y actúa a través de los acontecimientos de la vida de cada uno, pero los eventos en sí mismos son mudos o ambiguos, ya que se pueden dar diferentes interpretaciones. Iluminar el significado en lo concerniente a una decisión requiere un camino de discernimiento. Los tres verbos con los que esto se describe en la Evangelii Gaudium, 51 – reconocer, interpretar y elegir – pueden ayudarnos a delinear un itinerario adecuado tanto para los individuos como para los grupos y las comunidades, sabiendo que en la práctica los límites entre las diferentes fases no son nunca tan claros.” “Una vez reconocido e interpretado el mundo de los deseos y de las pasiones, el acto de decidir se convierte en ejercicio de auténtica libertad humana y de responsabilidad personal, siempre claramente situadas y por lo tanto limitadas. Promover elecciones verdaderamente libres y responsables, despojandose de toda connivencia con legados de otros tiempos, sigue siendo el objetivo de toda pastoral…” “La decisión debe ser sometida a la prueba de los hechos en vista de su confirmación. La elección no puede quedar aprisionada en una interioridad que corre el riesgo de mantenerse virtual o poco realista – se trata de un peligro acentuado en la cultura contemporánea –, sino que está llamada a traducirse en acción, a tomar cuerpo, a iniciar un camino, aceptando el riesgo de confrontarse con la realidad que había puesto en movimiento deseos y emociones. Otros movimientos interiores nacerán en esta fase: reconocerlos e interpretarlos permitirá confirmar la bondad de la decisión tomada o aconsejará revisarla. Por esto es importante “salir”, incluso del miedo de equivocarse que, como hemos visto, puede llegar a ser paralizante.” En el año 2005 un periodista y escritor polaco llamado Ryszard Kapuscinski, en un artículo publicado en el diario La Nación titulado “El encuentro con el otro”, planteaba lo siguiente:
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“Desde siempre, el encuentro con el Otro ha sido una experiencia universal y fundamental para nuestra especie. Según dicen los arqueólogos, los primeros grupos humanos eran pequeñas familias o tribus de treinta a cincuenta individuos. De haber sido más numerosas, su nomadismo habría perdido rapidez y eficiencia. De haber sido más reducidas, la autodefensa eficaz y la lucha por la supervivencia les habrían resultado más difíciles. He aquí, pues, a nuestra pequeña familia o tribu vagando en busca de alimento. De pronto, se topa con otra familia o tribu y descubre que hay otras personas en el mundo. ¡Qué paso significativo en la historia mundial! ¡Qué descubrimiento trascendental! Hasta entonces, los miembros de estos grupos primordiales, que deambulaban en compañía de treinta o cincuenta parientes, habían podido vivir en el convencimiento de que conocían a toda la población mundial. Resultó que no era así: ¡también habitaban el mundo otros seres similares a ellos, otras personas! Pero ¿cómo actuar frente a semejante revelación? ¿Qué hacer? ¿Qué decisión tomar? ¿Debían arremeter contra esas otras personas? ¿Mostrarse indiferentes y seguir su camino? ¿O, más bien, tratar de llegar a conocerlas y comprenderlas?...”
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Cruzar fronteras, construir encuentros
transformar
Al toparse con el Otro, la gente tuvo, pues, tres alternativas: hacer la guerra, construir un muro a su alrededor o entablar un diálogo. Es nuestra DECISIÓN discernir con total libertad para ir en busca de un mundo mas justo e igualitario para todos.
Noviembre /Diciembre
Ya hemos recorrido juntos gran parte del camino que el Señor trazó este año para nosotros, dónde experimentamos la presencia de Dios cercano a nuestra realidad familiar, comunitaria, educativa. Su gracia fue animando nuestro andar por momentos inciertos, de desilusiones, soledad, pero en ellos fuimos fortalecidos, San Pablo dirá: “Te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad”. En este sublema queremos proponerles que cada uno sienta y perciba en su realidad, que es Dios el que toma la iniciativa de venir a nuestro encuentro, de provocarlo, de producirlo, no para quedarse a un lado, sino al contrario, para acercarse a nuestra realidad y transformarla, y a la vez al ser transformados por Él nos invita a ir al encuentro de nuestros hermanos para darles a conocer su amor y compartir juntos el camino de fe. El encuentro entre Dios y el hombre, en la persona de Jesucristo, se realiza en lo cotidiano, en las vivencias compartidas con los demás, interpretando los acontecimientos que se nos presentan. En la Biblia encontramos muchos pasajes bíblicos donde Jesús provocó encuentros, durante su vida pública y después de la Resurrección. Sin duda su cercanía creaba comunión, pertenencia, encuentro, mediados por miradas profundas, diálogos sinceros creando así la cultura del encuentro. Jesús anuncia un acontecimiento que pide ser escuchado y atendido pues lo puede transformar todo. Él lo está ya experimentando e invita a todos a compartir su experiencia: Dios está tratando de introducirse en la historia humana.
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En torno a Jesús hay muchas personas que de corazón buscan a Dios; pero la realidad es sobre todo, que es Dios quien se preocupa por nosotros, reconoce nuestra historia
de vida, nuestros rostros, cada uno somos una historia de amor particular. En cada uno de los encuentros que tuvo Jesús con la realidad de cada persona: escuchaba, miraba, atendía con amor y paciencia, llamaba a seguirlo, sanaba, curaba, les devolvía la dignidad acercándose, generando así en cada uno de ellos una vida nueva, renovada y transformada. Podemos pensar en el texto donde Jesús se encuentra con María Magdalena, Jesús la llama por su nombre: "¡María!". Los Evangelios nos muestran la felicidad de María: la Resurrección de Jesús no es una alegría suministrada con cuentagotas, sino una cascada que arrolla toda la vida. El Papa Francisco al comentar este evangelio decía: “la existencia cristiana no está entretejida con felicidad suave, sino con ondas que arrollan todo. Nuestra vida, tantas veces cargada de esas mismas experiencias de soledad, de vacío y de dolor, se ve transformada por la presencia de Dios, que mucho antes de que nosotros lo busquemos, sale a nuestro encuentro, nos llama por nuestro nombre. María Magdalena al sentirse interpelada personalmente, experimenta dentro de sí una felicidad tan profunda que cambiará su existencia y que está destinada también a transformar la existencia de todo hombre y mujer. El encuentro con Jesús transforma, no deja indiferente a nadie. Cuando alguien conoce de verdad a Jesús y se abre a su mensaje, su vida cambia, y para siempre.” Esa la invitación, que a partir de nuestra experiencia de encuentro con Jesús y ser transformados por Él, vivir y comunicar su mensaje, sintiéndonos invitados a transformar otras realidades por medio de la fe.
la ilustración
J.A. Pagola, La alternativa de Jesús, (inédito) Loyola 2005.
1. La ilustración se compone de varios elementos dispuestos sobre azul, uno de los colores institucionales. Como en otros años se representa los planos de lo terreno y lo celestial, el “arriba” y “abajo”, esta vez, con la esfera del sol y de la Tierra. En el centro, jugando como la línea (frontera) que los separa, tres hojas del tipo de las “de higuera”, en tres tonos diferentes. La tipografía elegida es muy sencilla, fina, que invita a pensar en líneas, pasos, espacios por los que atravesar. 2. Mientras pensaba en cómo poder expresar el lema, intentando que fuera mas allá de la idea de la línea traspasada, recordé el texto de Zaqueo (Lucas 19, 1-10). Algunos elementos que encontré en él para trabajar la ilustración: Zaqueo cruza varias “fronteras” para llegar a Jesús: en principio y claramente, la frontera que le representa su propio físico, es bajo y entonces, sube a un árbol (higuera/sicómoro, según las versiones); la otra frontera que traspasa tiene que ver con su rol social, Zaqueo es
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recaudador de impuesto, una labor que lo convertía en pecador, sin embargo, vence el posible rechazo y se encarama en busca de la mirada y la amistad de Jesús; una tercera frontera es la de lo religioso, Zaqueo que podía ser creyente encuentra una propuesta diferente, vital que le permite convertirse, encuentra en Jesús la renovación de su fe. Seguramente hay otras “fronteras” traspuestas en el texto para cada quien, estas tres son las que están representadas con las tres hojas de higuera. Los tres tonos de las mismas sugieren que todo momento es oportuno para romper fronteras y salir al encuentro de Dios, de lxs otrxs o de nosotrxs mismxs. 3. La cuestión del plano de “arriba y abajo” también aparece en el texto elegido. Algunas ideas que me parecieron interesantes: en ese texto se altera la imagen común de la humanidad dirigiéndose a la divinidad “desde abajo hacia arriba”, aquí es Jesús quien mira a lo alto para encontrar al hombre, lo humano; por otro lado, se encuentran porque ambos lo desean… la feliz coincidencia de salir al encuentro de quien ya salió a nuestro encuentro. Ese es un concepto que me interesa recordar cuando nos vemos agobiados por las obligaciones de normas, contenidos teóricos u obligaciones con que se ha llenado la sencilla invitación de Jesús de construir el Reino. El plano superior está representado por el sol brillante, signo de renovación y renacimiento en la cosmovisión de los pueblos pre-colombinos. (1) En el plano inferior, la Tierra, como geografía concreta donde juega el creyente su ser cristiano (otrx Cristo).
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(1) En un texto leído hace muchísimos años atribuído al Inca Atahualpa: “Nosotros no hemos asesinado a nuestro Dios como ustedes. Lo amamos. Él es el sol y con él amanecemos y renacemos cada mañana.”
Lasallanos sin fronteras Letra y música: Jorge Méndez
Reconocer Un discernimiento de los signos de los tiempos. Su palabra en nuestra historia, su señal para seguir. Dios de nuestra plenitud de vida, nuestra estrella, nuestra guía, nuestra forma de vivir. Interpretar Vínculos que brotan de este hallazgo de profundidad y el paso con que Dios nos acompaña al caminar. Voz que resplandece desde adentro. Este canto es otro intento de su luminosidad. Y en realidad, yo nunca he visto una. Sólo he escuchado que existen en la mente. Cruzar fronteras, construir encuentros.(1)
Decidir Un deslumbramiento del amor se vuelve encuentro con lo que se vislumbraba por aquí y por allá. Misteriosamente ese proceso nos convierte en más de aquello que soñamos abrazar. Transformar Haz de luminosidad fraterna quebrando la lógica de la desigualdad. Inclusión que engendra nuevos horizontes.(2) Nuestra estrella lasallana brilla más.
(1) Sobre un texto de Thor Heyderdahl (2) Sobre una frase de Patricio Bolton.
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Cruzar fronteras, construir encuentros
reconocer
Febrero / Marzo / Abril
1. Miramos nuestra realidad El ADN del ciudadano del MUNDO Como nunca antes en la historia, el destino común nos hace un llamado a buscar un nuevo “comienzo” (1). Desde la perspectiva de la Iglesia, este nuevo comienzo nos obliga a plantearnos el futuro del planeta como problema ético. Comencemos por considerar el material genético de nuestras células para remontarnos a nuestros padres, abuelos y antepasados; llegaremos a la conclusión de que somos ciudadanos del mundo, que hemos recibido nuestro ADN de gentes tan diversas que muy probablemente tengamos a un primo en frente sin conocerlo (2). El Papa Francisco nos lo recuerda al decirnos que (1) Carta de la Tierra, La Haya “siendo creados por el mismo Padre, todos los seres del universo (29 junio 2000). Citado en Laudato estamos unidos por lazos invisibles y conformamos una especie de Si´ No. 2017. familia universal, una sublime comunión que nos mueve a un respeto (2) Sobre el viaje por el ADN, ver https://www.youtube. sagrado, cariñoso y humilde”.(3) Y no solamente como hermanos de com/watch?v=YBU2-qmIYCc. todos los seres humanos, sino también de la creación entera, (3) 14 Cfr. Laudato Si´ No. 1, 11 y podremos proclamar que un mundo sin fronteras, abierto y 89. acogedor es posible; podremos exclamar que en realidad “somos (4) Aunque la frase ya era polvo de estrellas”.(4) conocida, fue popularizada por Carl Más allá de las fronteras descubrimos la VOLUNTAD DEL PADRE
Sagan en su libro La conexión cósmica, 1973. El poeta nicaragüense Ernesto Cardenal la usa en su Canto Cósmico, Cántiga 4; 1991. La misma idea aparece en el libro de Judy Cannato Field of Compassion publicado en 2010.
El paso hacia el reconocimiento de este lazo de comunión con la creación y con “los otros” no siempre es fácil. Recordemos al Jesús del evangelio que en la región fronteriza de Tiro y Sidón le respondió así a una extranjera que le pedía ayuda: “No está bien tomar el pan de los hijos, y echárselo a los perrillos” (Mc 7,24- 30; Mt 15,21-28). Esta historia nos desconcierta, quizá porque tenemos la idea de Jesús como un hombre sobrenatural. Pero, Dios no hace ninguna cosa a medias y cuando se encarnó, lo hizo de verdad. Asumió todos los procesos humanos y con todas sus implicaciones. Jesús fue niño con todo lo que eso implica, vivió sometido a los procesos de crecimiento y maduración de una persona en su contexto. Hombre de su tiempo, Jesús no podía sino participar de las ideas de la sociedad en la que vivió. Como muchos de nosotros hoy, él también creció en un mundo lleno de prejuicios No obstante, para Jesús todo eso estaba fecundado
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por una presencia de Dios que le hacía vivir de otra manera y atisbar otros horizontes para su vida y para la vida de todos aquellos con los que se encontraba. Este es uno de los momentos concretos en los que vemos a Jesús dar el salto más allá de sus fronteras culturales y situarse en una perspectiva nueva y diferente. Jesús le dice, de entrada, que él solamente ha sido enviado a las ovejas descarriadas de Israel. Es la mujer la que, con su valiente respuesta, provoca a Jesús, despierta en él algo más profundo y le hace caer en la cuenta de que el amor de Dios es para todos, sin excepción y que se expresa y se manifiesta allí donde encuentra un corazón abierto y receptivo. A partir de ese momento, Jesús fue capaz de superar los prejuicios de raza, de cultura y de religión y, así, descubrir la voluntad de su Padre. En su proceso de crecimiento humano Jesús se dio cuenta de la importancia de estar abierto a lo diferente y de estar dispuesto a acogerlo. Su visión se amplió para reconocer que la humanidad es una sola y que no hay razón para discriminar o excluir a las personas: “Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas”. Como muchos de nosotros, Jesús también creía no tener ningún prejuicio, justo hasta el momento en que se vio en situación de probarlo. Él pudo repensar sus fronteras; nosotros ¿podremos? El Papa Francisco admira y pone constantemente como ejemplo de cristiano a las personas que viven en “la frontera”. Su propio testimonio nos invita a vivir en salida para responder a las necesidades de las personas. Como líder de la Iglesia, Francisco nos ha enseñado a ser prácticos cuando se trata de ayudar al necesitado. Sabe que si ha de concretar su objetivo de lograr una Iglesia más acogedora y abierta, debe relativizar ideologías y romper con las partes más rígidas de la doctrina, aquellas que impiden abrazar al ser humano y mirarlo a los ojos como hermano. Su llamada nos urge a abrir diferentes caminos en nuestros campos de acción, a experimentar con nuevas ideas y servicios, a no temer empujarse a uno mismo más allá de los límites autoimpuestos o impuestos por la sociedad o por las convenciones.(5) Los lasallistas, por tradición, hemos ido más allá de las fronteras. Este impulso creativo nos viene de nacimiento, cuando Juan Bautista de la Salle, yendo más allá de las fronteras sociales y religiosas de su época, reunió un grupo heterogéneo de maestros laicos que, en espíritu de asociación, se transformó primero en comunidad, luego en sociedad y finalmente en Instituto. El modelo lasallista fue el prototipo de todas las hermandades (5) Cfr. Jeffrey Krames Liderar de enseñanza que, a mediados del siglo XIX, se convirtió en el con Humildad; 12 lecciones movimiento de más rápido crecimiento en la Iglesia. Durante sus más de de liderazgo del Papa tres siglos de existencia, este Instituto que ha estado a punto de Francisco. Capítulo 7. Alienta desaparecer por dos veces en Francia, su país de nacimiento, se ha Editorial. Barcelona, 2014. extendido hoy a 79 países donde educa a cerca de un millón de (6) Gerard Rummery, FSC. estudiantes. ¿Cuáles son los principios fundamentales que le han Creativity: The Hallmark of permitido continuar con tanta vitalidad durante tanto tiempo? ¿Qué Lasallian Education. Lasallian podemos decir sobre la aplicación exitosa de estos principios Education Services. Australia. fundamentales en tantos y tan diversos países y culturas permitiéndole Enero 26, 2011. trascender las diferencias preestablecidas de raza, género, lengua o (7) Ibidem. Cfr. Boletín del religión?(6) De un modo general, podríamos hablar de dos principios Instituto No.234 El Premio fundamentales: la constante preocupación por la educación y el Noma de la UNESCO. empoderamiento necesarios para que los menos favorecidos puedan vivir con dignidad y el espíritu de gratuidad y servicio en la formación ofrecida y recibida en nuestras obras educativas.(7) Reflexión Lasaliana 3, páginas 8 y 11: Hno. Víctor Ramos Carrión, FSC, Distrito Antillas-México Sur
Algunas preguntas para delimitar el tema de nuestra oración:
La herencia lasallana que hemos recibido nos da motivo para estar orgullosos pero, ¿Es suficiente? Como familia lasallana ¿Podemos darnos por satisfechos? Siempre será posible hacer más, y hacerlo mejor. No necesariamente saliendo de nuestra tierra para ir a otra tierra que el Señor nos ha de mostrar (Gn 12,1), aunque esto siempre es una opción. Podemos empezar por salir de nosotros mismos, de nuestras seguridades y prejuicios, para ir al encuentro del hermano. Es necesario que el cambio que debe operarse en nosotros se verifique en lo interior, y que seamos plenamente transformados por la luz, por la plenitud de la gracia y por la posesión del Espíritu de Dios” (Med. 152.2). ¿Qué proceso es necesario implementar para salir de las propias ideologías y posturas para ir al encuentro de las ideas del otro? Al tomar una decisión ¿cuál es mi proceso de toma de decisiones?, ¿la urgencia, el efecto inmediato?, o ¿considero las implicaciones futuras en la gente, el medio ambiente y la economía del lugar? 2. Acudimos a la Palabra ¿Qué dice el texto?
La finalidad de este momento no es decir lo que cada uno piensa del texto sino ayudar a la comprensión del mismo. A este momento hay que darle un tiempo suficiente, pero acotado. Curación de la hija de una cananea (Mc 7, 24-30) Después Jesús partió de allí y fue a la región de Tiro. Entró en una casa y no quiso que nadie lo supiera, pero no pudo permanecer oculto. En seguida una mujer cuya hija estaba poseída por un espíritu impuro, oyó hablar de él y fue a postrarse a sus pies. Esta mujer, que era pagana y de origen sirofenicio, le pidió que expulsara de su hija al demonio. Él le respondió: «Deja que antes se sacien los hijos; no está bien tomar el pan de los hijos para tirárselo a los cachorros». Pero ella le respondió: «Es verdad, Señor, pero los cachorros, debajo de la mesa, comen las migajas que dejan caer los hijos». Entonces él le dijo: «A causa de lo que has dicho, puedes irte: el demonio ha salido de tu hija». Ella regresó a su casa y encontró a la niña acostada en la cama y liberada del demonio.
Palabra del Señor: Gloria a ti Señor Jesús Anotaciones para la comprensión del texto
En el Evangelio vemos cómo Jesús atiende a una mujer extrajera de otra raza y de otra religión, lo cual estaba prohibido por la ley religiosa de aquella época. Inicialmente, Jesús no quería atenderle, pero la mujer insistió y consiguió lo que quería: la curación de la hija.
Jesús trata de abrir la mentalidad de los discípulos y de la gente más allá de la visión tradicional. En este episodio de la Mujer Cananea, supera las fronteras del territorio nacional y acoge a una mujer extranjera que no pertenece al pueblo y con la que estaba prohibido conversar. Estas iniciativas de Jesús, nacidas de su experiencia de Dios como Padre, eran extrañas para la mentalidad de la gente de la época. Jesús ayuda a la gente a abrir su manera de experimentar a Dios en la vida.
V. 24: Jesús sale del territorio. Aquí, sale de Galilea. Parece querer salir de la prisión del territorio y de la raza. Está en el extranjero, y parece que no quiere ser conocido. Pero su fama había llegado antes que él. La gente sabe y le busca. Vs. 25-26: La situación. Una mujer llega cerca y empieza a pedir por la hija enferma. El Evangelio dice explícitamente que era de otra raza y de otra religión. Esto es, era pagana. Ella se lanza a los pies de Jesús y empieza a suplicar para que cure a su hija poseída por un espíritu impuro. Los paganos no tenían problema con los judíos, ellos sin embargo ¡sí que tenían problemas en convivir con los paganos! V. 27: La respuesta de Jesús. Fiel a las normas de su religión, Jesús dice que no conviene tirar el pan de los hijos y darlo a los cachorros. Frase dura. La comparación está sacada de la vida familiar. Hasta hoy, niños y cachorros es lo que más hay en los barrios pobres. Jesús afirma una cosa que es cierta: ninguna madre saca el pan de la boca de los hijos para darlo a los cachorros. En este caso, los hijos eran los judíos y los cachorros, los paganos. En la época del AT, por causa de la rivalidad entre los pueblos, un pueblo acostumbraba llamar a otro “cachorro” (1Sam 17,43). En los otros evangelios Jesús explica el porqué de su rechazo: “No fui enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel” (Mt 15,24). Es decir: “El Padre no quiere que yo me ocupe de esta mujer”. V. 28: La reacción de la mujer. Ella concuerda con Jesús, pero amplía la comparación y la aplica a su caso: “Sí, Señor; que también los perritos comen bajo la mesa migajas de los niños.” Es como si dijera: “Si soy perrito, entonces tengo los derechos de los perritos, es decir, ¡las migajas me pertenecen!” Ella sencillamente sacó las conclusiones de la parábola que Jesús contó y, mostró que, hasta en la casa de Jesús, los perritos comían las migajas que caían de la mesa de los niños. Y en la “casa de Jesús”, esto es, en la comunidad cristiana, la multiplicación del pan para los hijos fue tan abundante que estaban sobrando doce cestos (Mc 6,42) para los “cachorros”, esto es, para ella, ¡para los paganos! Vs. 29-30: La reacción de Jesús: “Por lo que has dicho, vete; el demonio ha salido de tu hija.” En los otros evangelios se explicita: “¡Grande es tu fe! ¡Que se cumpla tu deseo!” (Mt 15,28). Si Jesús atiende la súplica de la mujer es porque comprende que, ahora, el Padre quiere que él escuche su petición. Este episodio ayuda a percibir algo del misterio que envolvía a la persona de Jesús y como él convivía con el Padre. Era observando las reacciones de las personas y las actitudes de las personas, que Jesús descubre la voluntad del Padre en los acontecimientos de la vida. La actitud de la mujer abre un nuevo horizonte en la vida de Jesús. A través de ella, él descubre mejor que el proyecto del Padre es para todos los que buscan la vida y quieren liberarse de las cadenas que aprisionan su energía. Articulo extraído de la página web de la Orden de los Carmelitas – Orden de Nuestra Sra. del Monte Carmelo.
Algunas preguntas (“para permanecer juntos en la Palabra”) Nuestras comunidades educativas y religiosas deben ser signo y testimonio de que otro mundo es posible. ¿De qué forma podemos aprender en comunidad a ir más allá de las fronteras? ¿Cómo les enseñamos a ir, como Jesús, a la periferia para dejarse transformar por las personas que ahí encuentren y ser capaces de repensar su misión? ¿Cuáles son nuestros valores lasallistas, esenciales, innegociables?
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¿Pueden describir experiencias, en su vida personal y en la vida de su comunidad, de haberse levantado y de haber ido “más allá de las fronteras”?
¿Qué me/nos dice el texto? Oración personal “ministerial”. ¿Qué me dice el texto para la comunidad? Cada miembro del grupo es “enviado” en oración personal con la Palabra, a buscar los caminos del Señor para todos. Se trata que vayamos al encuentro del Señor para buscar sus caminos para el grupo o la comunidad a la que pertenecemos y en la que estamos orando.
Aquí copiamos la frase o versículo
Sugerencias para la oración personal Invitamos a cada integrante a: 1. Releer el texto propuesto tratando de detenernos en alguna fase o versículo que nos llame la atención. 2. Hacemos el esfuerzo de memorizarlo, de pasarlo una y otra vez por nuestro corazón, preguntándonos qué quiere decir Dios a nuestra comunidad valiéndose de mí. 3. Copiamos el versículo en el cuadrito correspondiente.
Escribimos nuestra oración para compartir
4. Lo reformulamos escribiendo nuestra oración. Puesta en común La finalidad de este momento es compartir con sencillez y recibir con respeto y atención nuestra experiencia de oración. Todos tenemos derecho de compartir aquello que la oración ha suscitado en nuestro corazón, pero este compartir debe ser libre, sin presiones. Se invita a que cada uno de manera espontánea lea el versículo o frase que eligió para rezar y la reformulación hecha oración. 3. Nuestra respuesta ¿Qué le digo/ qué le decimos? En este momento tenemos que elegir y decidir juntos uno o dos pasos concretos de respuesta al Señor para estos meses (propósitos, iniciativas de conversión). Para orar con este texto te proponemos unas líneas del Papa Francisco que iluminan nuestra vida de fe.
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“Mujer, ¡qué grande es tu fe!”. Jesús señala a esta humilde mujer como ejemplo de fe indómita. Su insistencia en invocar la intervención de Cristo es para nosotros un estímulo a no desalentarnos jamás y a no desesperar ni siquiera en medio de las pruebas más duras de la vida. El Señor no cierra los ojos ante las necesidades de sus hijos y, si a veces parece insensible a sus peticiones, es sólo para ponerlos a prueba y templar su fe.” Castelgandolfo, Domingo 14 de agosto de 2005
4. Fin de la oración Para finalizar nuestra oración les invitamos a realizar oraciones espontáneas, o bien elegir algún canto que nos motive a transitar los caminos que hemos señalado para nuestra comunidad. Canto propuesto: “La puerta de la fe”, del Grupo Jesed.
La puerta de la fe Es una visión, un nuevo conocimiento, el fruto de un gran encuentro, es nacer de lo alto. Es contemplación que nos cambia la vida y las obras que nos llena de luz y de fuerza, es un nuevo aliento. Es la fe que Cristo nos da, es un don que viene del cielo ver la creación con los ojos de su Creador. La Puerta de la Fe cruzaremos ¡así conoceremos al Padre, así seremos uno con Cristo, el Paráclito nos inspirará! Nuestra fe es nuestra victoria. Es conversión, es volver a los brazos del Padre, renovar nuestro amor como hijos, regresar al camino. Es revelación y semilla de sabiduría, de ella brota una nueva alegría. ¡Sabernos salvados! Es la fe que Cristo nos da, es un don que viene del cielo, ver la creación con los ojos de su Creador. La Puerta de la Fe cruzaremos ¡así conoceremos al Padre así seremos uno con Cristo, el Paráclito nos inspirará! La puerta de la Fe cruzaremos buscando en nuestra vida el destino en unidad con toda la Iglesia: Resucitar con Cristo Jesús. Nuestra fe es nuestra victoria. Es invitación a anunciar por el mundo está dicha, proclamar esta buena noticia, por toda la Tierra. Es fecundidad en la vida de quienes creemos, pues así damos hoy testimonio, amando con obras.
interpretar
Cruzar fronteras, construir encuentros
para
Mayo /Junio/ Julio
1. Miramos nuestra realidad Colocando la piedra angular: la construcción de la comunidad educativa “Que aprendamos, en equipo, a realizar lo viable, y de manera cada vez más correcta.” (Freire, 1987: 174) Querer construir una escuela al servicio de un proyecto de transformación de los sectores empobrecidos no puede ser posible sin una comunidad educativa que asuma esta tarea. Un proyecto educativo transformador no puede ser la tarea de un pequeño grupo o de unos cuantos francotiradores dispersos en la institución escolar. O es el proyecto asumido por el conjunto de la comunidad educativa o no es. (…) Hablar de comunidad educativa es hacer referencia a una serie de dinamismos que la configuran. Entre ellos destacamos: La fraternidad, el diálogo sincero y el afecto recíproco, el sostenerse mutuamente y el cariño. Es necesario vivirse como compañeros/as en el ámbito educativo: “Compañero es, según la etimología, el que comparte el pan ganado en el esfuerzo conjunto. Compañero es, entonces, el que junto a otro trabaja y junto a otro disfruta, el que junto a otro construye y junto a otro sueña, el que junto a otro sufre y junto a otro se satisface. Así son los que pertenecen a la comunidad educativa” (Castagnola, 2000).
Una comunidad en relación con y junto con los pobres en su contexto: nos descubrimos vivos cuando vivimos una comunidad que crece en el cariño hacia adentro, al mismo tiempo que con la clara convicción de que la unidad tiene sentido y vida en los otros y, en nuestro caso, en los pobres, en su mundo, en el cual queremos insertarnos y colaborar en el logro de sus deseos y procesos de liberación. Esto implica un dinamismo primero y permanente de una comunidad que escucha: al entorno, al pobre, a los alumnos y a sus familias, sus demandas sociales y sus presiones, sus imaginarios y sus deseos, sus potencialidades y oportunidades. Comunidad que se abre al otro y que construye una visión crítica de la realidad: “Esta visión la comenzamos a tener en la medida en que, más que visitar simplemente el barrio o andar casi automáticamente por la calle, mirando y escuchando apenas, tomamos el barrio o la calle como “preocupación”, procurando verlos y oír en ellos a su población, o sea, comunicarnos con ella (…) conocimiento que irá haciéndose crítico, en la medida en que ahondemos nuestra intimidad con sus habitantes” (Freire, 1987: 207). Una comunidad de servicio: es en esta dinámica de escucha fiel, crítica y cariñosa entre nosotros y del entorno, que podrá surgir un proyecto educativo encarnado y de construcción comunitaria. Esta escucha comunitaria al entorno abre un proceso de investigación, discernimiento, oración y diálogo, de sistematización y de respuestas educativas nuevas, pero sin congelar las preguntas. Toda respuesta que la comunidad cree dar a una palabra, demanda o grito de su entorno empobrecido, no puede congelar nunca la pregunta que está en su génesis. Cada respuesta que se institucionaliza
debe poder mantener en sí misma el poder instituyente que le dio origen. En este dinamismo radica la vitalidad de la comunidad. Cuando la tarea de educar está en el centro y la comunidad educativa configura y define su identidad desde una tarea común (y no desde la suma de tareas individuales) es cuando la comunidad crece se hace crítica y dinámica. La comunidad es fuente, lugar y meta de toda praxis pedagógica pastoral en la línea de la educación popular. Desde este punto de vista, formarnos como comunidad educativa es diseñar procesos para desatar dinamismos de fidelidad, pertenencia y participación que lleven a la vivencia significativa del “juntos y por asociación para el servicio educativo de los pobres.” Los/as educadores/as tenemos muchos hábitus de clase, ritos institucionalizados y naturalizados que debemos convertir permanentemente: trabajo solitario, mirada desconfiada del otro, burocratización de la tarea educativa, temor de la autoridad, paternalismo, autoritarismo, etc. Formarnos implica “darse cuenta” de nuestra propia conciencia y el modo en que ésta se manifiesta y actúa en las relaciones, en el ejercicio de la docencia, en el trabajo cotidiano. Formarnos es develar prácticas de dominación y caminar hacia miradas más comunitarias y relaciones más fraternas, engendradoras de dinamismos comunitarios y liberadores. Formarnos es develar nuestras miradas y actitudes no horizontales, excluyentes, dominadoras para con el pobre y para con el compañero y la compañera, el animador y la animadora, y hacer el camino de hacernos juntos. La comunidad dinámica de diálogo fecundo y dinámica de acción-reflexión-acción. “La práctica de pensar la práctica es la mejor manera de pensar acertadamente” (Freire, 1987: 198). Una comunidad donde se construye un diálogo cargado de crítica y de autocrítica, de apertura y de dejarse cuestionar, de animarse a preguntar y preguntarse, de ser capaz de instalar la sospecha y la duda sobre lo que se hace y lo que se vive. No se trata de una sospecha y una duda enfermizas de quien desconfía de todo, de quien siempre instala palabras grises en pasillos. Se trata de una dinámica de poner la duda y la sospecha en el centro de la mesa de diálogo, de quien se anima a cuestionar la validez de las prácticas educativas, de los ritos y de las costumbres escolares. Los docentes tenemos la larga práctica de “cada uno es rey en su aula”, de “cierro la puerta y hago lo que quiero”. Creemos que es necesario abrir las puertas, las carpetas docentes, los discursos, las posturas y los modos de estar y ser a la posibilidad de que entren la pregunta y la duda: “¿qué conocer?, ¿cómo conocer?, ¿para qué conocer?, ¿a favor de qué y de quién conocer? – y, por consiguiente, ¿contra qué y contra quién conocer? – son cuestiones teórico – prácticas y no intelectualistas” (Freire, 1987:135) que deben impregnar nuestras preguntas y nuestros diálogos como comunidad docente. (…) En esta dinámica se construyen criterios para la práctica educativa cotidiana. Y lo que forma es la construcción de criterios de manera comunitaria.
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Querer construir la comunidad docente implica un replanteo permanente de los contratos relacionales generalmente naturalizados en la vida institucional. Los roles de los directivos y docentes y demás agentes de toda comunidad educativa deben poder replantearse, reformularse y direccionarse en función de esta construcción de la comunidad educativa. El directivo no es quien persigue, cada docente no vive en su aula-feudo, el otro docente no es mi competencia, los/las alumnos/as no son “monstruos salvajes”. Esto implica un dinamismo de asumir las tensiones y los conflictos relacionales, ponerlos sobre la mesa e ir discerniendo pistas para su resolución. No
estamos exentos de conflictos relacionales. Pero sí debemos estar lejos de prácticas de silenciamiento, de ocultamiento y de parálisis frente a éstos. Cuando las palabras que circulan en los pasillos están lejos de las palabras que circulan en las mesas de diálogo institucional, hay fracturas y anomalías institucionales, que están lejos de la construcción de una verdadera comunidad educativa que quiere asumir un proyecto educativo serio y transformador. Educación y vulnerabilidad. Autor: Patricio Bolton y equipo. Editorial La Crujía – Stella. Algunas preguntas para delimitar el tema de nuestra oración:
¿Qué dinamismos sentimos que son la base de nuestra comunidad educativa y cuáles deberíamos tener en cuenta para seguir creciendo? ¿Cómo estoy construyendo relaciones fraternas con los/as docentes, alumnos/as, las familias? ¿Qué situaciones nos alejan de construir una verdadera comunidad educativa? ¿Estoy dispuesto/as a evitarlas? 2. Acudimos a la Palabra ¿Qué dice el texto?
La finalidad de este momento no es decir lo que cada uno piensa del texto sino ayudar a la comprensión del mismo. A este momento hay que darle un tiempo suficiente, pero acotado.
La raíz de las buenas y de las malas obras (Lc 6, 43-49) No hay árbol bueno que dé frutos malos, ni árbol malo que dé frutos buenos: cada árbol se reconoce por su fruto. No se recogen higos de los espinos ni se cosechan uvas de las zarzas. El hombre bueno saca el bien del tesoro de bondad que tiene en su corazón. El malo saca el mal de su maldad, porque de la abundancia del corazón habla la boca. ¿Por qué ustedes me llaman: “Señor, Señor”, y no hacen lo que les digo? Yo les diré a quién se parece todo aquel que viene a mí, escucha mis palabras y las practica. Se parece a un hombre que, queriendo construir una casa, cavó profundamente y puso los cimientos sobre la roca. Cuando vino la creciente, las aguas se precipitaron con fuerza contra esa casa, pero no pudieron derribarla, porque estaba bien construida. En cambio, el que escucha la Palabra y no la pone en práctica, se parece a un hombre que construyó su casa sobre tierra, sin cimientos. Cuando las aguas se precipitaron contra ella, en seguida se derrumbó, y el desastre que sobrevino a esa casa fue grande».
Palabra del Señor: Gloria a ti Señor Jesús
Anotaciones para la comprensión del texto
La advertencia de Jesús es fácil de entender. No hay árbol sano que dé fruto dañado ni árbol dañado que dé fruto sano. Cada árbol se conoce por su fruto. No se cosechan higos en las zarzas ni se vendimian racimos en los espinos. En una sociedad dañada por tantas injusticias y abusos, donde crecen las zarzas de los intereses y las mutuas rivalidades, y donde brotan tantos espinos de odios, discordias agresividad, son necesarias personas sanas que den otra clase de frutos.
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Tal vez hemos de empezar por no hacer a nadie la vida más difícil de lo que es. Esforzarnos para que, al menos junto a nosotros, la vida sea más humana y llevadera. No envenenar el ambiente con nuestra amargura. Crear en nuestro entorno unas relaciones diferentes hechas de confianza, bondad y cordialidad. Necesitamos entre nosotros personas que sepan acoger. Cuando acogemos a alguien, lo estamos liberando de la soledad y le estamos infundiendo nuevas fuerzas para vivir. En medio de una sociedad judía, sometida a las leyes de lo puro y lo impuro, Jesús introduce un principio revolucionario para aquellas mentes: “Nada que entre de fuera hace impuro al hombre; lo que sale de dentro es lo que le hace impuro.” El pensamiento de Jesús es claro: el hombre auténtico se construye dentro. Es la conciencia la que ha de orientar y dirigir la vida de la persona. Lo decisivo es el “corazón”, ese lugar secreto e íntimo de nuestra libertad donde no nos podemos engañar a nosotros mismos. Según ese “despertador de conciencia” que es Jesús, ahí se juega lo mejor y lo peor de nuestra existencia. Es necesario “interiorizar la vida” para hacernos más humanos. Podemos adornar al ser humano con cultura e información; podemos hacer crecer su poder con ciencia y técnica. Si su interior no es más limpio y su corazón más capaz de amar, su futuro no será más humano. “El que es bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal. Así decía Jesús. Es importante que todos sepan que esto es lo primero que hay que cuidar en la comunidad: “escuchar” y “poner en práctica” las palabras que vienen de Jesús. No hay otra manera de construir una Iglesia de seguidores ni un mundo mejor. Dos hombres construyen una casa. Aparentemente los dos hacen lo mismo. A los dos se les ve comprometidos en algo hermoso y duradero: construir una casa. Pero no están construyendo de la misma manera. Al llegar la tormenta se descubre que uno la había asentado sobre roca, mientras el otro había edificado sobre arena. La enseñanza de Jesús es clara. No se puede edificar algo duradero de cualquier manera. Solo quien escucha sus palabras y las pone en práctica está construyendo sobre roca. La crisis que estamos viviendo los cristianos tiene raíces sociológicas y culturales muy concretas, pero nos obliga a revisar los cimientos y observar sobre qué bases estamos construyendo nuestra vida cristiana. Hoy Jesús nos invita a construir nuestra vida sobre sus palabras.
Algunas preguntas (“para permanecer juntos en la Palabra”) ¿Qué puedo hacer para sanar un poco la convivencia comunitaria, social, familiar, tan dañada entre nosotros? ¿Es realmente Jesús la piedra sólida, sobre la cual estoy edificando mi vida? ¿Cómo haré para que mi vida cristiana permanezca sólida en las pruebas de la vida? ¿Qué me/nos dice el texto?
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Oración personal “ministerial”. ¿Qué me dice el texto para la comunidad? Cada miembro del grupo es “enviado” en oración personal con la Palabra, a buscar los caminos del Señor para todos. Se trata que vayamos al encuentro del Señor para buscar sus caminos para el grupo o la comunidad a la que pertenecemos y en la que estamos orando.
Sugerencias para la oración personal Invitamos a cada integrante a:
Aquí copiamos la frase o versículo
1. Releer el texto propuesto tratando de detenernos en alguna fase o versículo que nos llame la atención. 2. Hacemos el esfuerzo de memorizarlo, de pasarlo una y otra vez por nuestro corazón, preguntándonos qué quiere decir Dios a nuestra comunidad valiéndose de mí. 3. Copiamos el versículo en el cuadrito correspondiente. 4. Lo reformulamos escribiendo nuestra oración. Puesta en común La finalidad de este momento es compartir con sencillez y recibir con respeto y atención nuestra experiencia de oración. Todos tenemos derecho de compartir aquello que la oración ha suscitado en nuestro corazón, pero este compartir debe ser libre, sin presiones. Se invita a que cada uno de manera espontánea lea el versículo o frase que eligió para rezar y la reformulación hecha oración.
Escribimos nuestra oración para compartir
3. Nuestra respuesta ¿Qué le digo/ qué le decimos? En este momento tenemos que elegir y decidir juntos uno o dos pasos concretos de respuesta al Señor para estos meses (propósitos, iniciativas de conversión). Para orar con este texto te proponemos el texto «El que viene a mí, escucha mis palabras y las pone en práctica, edifica sobre la roca» (cf. Lc 6,47s) de San Francisco de Sales, obispo y doctor de la Iglesia “Cuando el edificio llega a ser casa habitada, entonces el hombre comienza a preocuparse de lo que le pide el que habita en esta casa. Es como una casa en la que vive el rey o un hombre de noble familia que lleva un nombre real. Entonces se piden para el rey todas las insignias de la realeza
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Casa de la fraternidad Sueño una inmensa casa que se llame “solidaridad”, donde en vez del “yo” se hable del nosotros y de la amistad. Que tenga una puerta grande, siempre abierta, y deje pasar, sin mirar las razas ni otras diferencias, sino la igualdad. Que tenga ventanas hacia las estrellas y a la realidad con grandes balcones hacia el horizonte de la libertad. Dame tu mano, compañero, hagamos que este sueño se vuelva realidad. ¡Vamos!, Jesús nos acompaña, construyamos la casa de la fraternidad. Sueño una casa cada día en fiesta de fraternidad, todos compartiendo una misma copa y un mismo pan. Donde sus paredes sean un abrazo desde el corazón y que nadie quiera superar al otro, sino en el amor. Yo seré un ladrillo, yo seré un obrero para edificar esa hermosa casa que veo en mi sueño será realidad. Dame tu mano, compañero, hagamos que este sueño se vuelva realidad. ¡Vamos!, Jesús nos acompaña, construyamos la casa de la fraternidad.
y todo el servicio que corresponde a su dignidad real. Nunca un rey vive en una casa vacía… Así ocurre con el hombre que ha llegado a ser casa habitada por Cristo/el Mesías: atiende a lo que conviene para el servicio del Mesías que le habita, a las cosas que le dan gusto.” Señor, Tú que no miras lo exterior del hombre sino su interior, ayúdame a cuidar mi vida espiritual para que dé frutos dignos de ser tu discípulo. Dame el coraje y la humildad para cumplir tus palabras y construir mi casa sobre la roca firme. 4. Fin de la oración Para finalizar nuestra oración les invitamos a realizar oraciones espontáneas, o bien elegir algún canto que nos motive a transitar los caminos que hemos señalado para nuestra comunidad. Canto propuesto: “Casa de la fraternidad”.
para
Cruzar fronteras, construir encuentros
decidir
Agosto/Septiembre/Octubre
1. Miramos nuestra realidad Pertenencia – asociación: un itinerario de formación Cuando decimos pertenecer a una comunidad, con una mística y con un proyecto, lo decimos en el sentido dinámico del término. No hay pertenencia sin adhesión personal. No hay adhesión sin diálogo en libertad, sin participación y sin progresivos procesos de enamoramiento. No hay pertenencia obligada. Hay pertenencia aceptada, creída, jugada, apostada, enamorada, construida. No a la fuerza. El momento en que uno decide buscar un trabajo no es necesariamente el mismo en que decide ingresar a formar parte de un proyecto. El momento en que una institución busca trabajadores no es necesariamente el mismo en que busca socios para su proyecto. Que uno ingrese en un grupo por una intención propia no significa necesariamente que el grupo lo haga parte suya como partícipe. Este tipo de juego de intenciones es el que vale la pena pensar desde el propio itinerario. Porque pertenecer es entregarse a algo mayor que uno. Pertenecer significa poder descubrir el valor encarnado en una persona, en un grupo o en una institución; descubrir el valor como algo vivido y por vivir, como una convocación para mí. Y descubrir la realidad de ese valor como algo que hace surgir en mí el amor que me vincula, me asocia y me obliga a decidirme por ese valor encarnado como está. Porque el valor no existe en su pureza como definición. Existe encarnado en las acciones o en las instituciones. Y existe, claramente, valiendo en sí mismo en cada persona. Este proceso ocurre, básicamente, en dos formas. Una de tipo constructivos. Alguien se acerca a otra persona, un grupo o a una institución; convive con ellos, participa de lo que hacen; reflexiona sobre lo que está viviendo; comprende en sucesivas aproximaciones el fondo de lo que se vive; juzga valioso lo que va viviendo; decide comenzar a vivir eso mismo (que probablemente ya vivía al participar) de un modo más consciente y responsable; se enamora progresivamente de su tarea, de las personas con las que trabaja; se “pone la camiseta” institucional. Probablemente, después le importe poco si sale perjudicado en algo. Probablemente, incluso, sea capaz de soportar, por el bien del proyecto, cosas que hasta le parecen malas o injustas. La otra forma procede como el enamoramiento súbito. Un flash. Un deslumbramiento del valor que conocíamos valiosos y buscábamos (tal vez inconscientemente) por aquí y por allá. Y de
pronto: ahí está, vivo. Y queremos poseerlo y por eso nos entregamos. Así sabemos que poseer lo que vale (una persona, un proyecto, una idea, una institución) es ser poseídos por eso. Y el estar enamorados de esa idea o ese valor encarnados en esa gente nos lleva a ir alterando poco a poco nuestros modos de juzgar y reflexionar, a corregir nuestras ideas propias, a elegir las experiencias que queremos vivir. Podemos señalar algunos elementos en común entre las dos. Lo primero: pertenecer es una decisión. No es el resultado del tiempo. Y una decisión se da en torno a algo que se considera valioso. Hablar de valor es hablar de apreciación ética. Es decir, de discernimiento desde algún criterio ético. No podemos saber qué vale más si no tenemos un criterio. Y ahí hay un primer espacio que abre un campo de juego entre persona, grupo e institución. Y ahí hay un camino de formación: formarse es construir criterios juntos, que nos ayuden a narrar un valor común, que nos ayuden a enamorarnos y a apropiarnos de ese valor encarnado en proyectos y personas. Y este construir criterios juntos es lo que nos hace compartir, buscar, armar, decidir, narrar. Otro elemento concomitante. Pertenecer camina hacia el enamorarse de los demás. Enamorarse consiste en descubrir que alguien (no algo) merece de tal modo nuestra decisión por su valor personal (o grupal o institucionalizado) que todo lo nuestro se organiza en torno a él o ella. La experiencia de pertenecer a un proyecto junto a otros de los que estamos enamorados es una meta. Porque allí se unen la experiencia del amor, lo que modifica nuestro modo de comprender convergentemente, lo que modifica nuestro modo de actuar, con el placer de estar juntos ante todo y sobre todo lo bueno y lo malo que pudiera suceder, con el desafío constante de descubrir nuevos aspectos del valor que nos convoca, con la fuerza que viene de vivir juntos para ponernos al servicio de otros en el descubrimiento del valor que nos convoca y con la fuerza que nos viene del futuro y que nos llama a animar esto que vivimos juntos. Dicho de otra manera: pertenecer es romper con lo propio. El que no pertenece es el que no se decidió, aunque al respecto hay grados. Eso señala los umbrales, al menos en parte. El que no pertenece, o que pertenece parcialmente, es el que todavía vive en su propio mundo. El mundo común es el del significado y el valor que median la experiencia de un nosotros. Todos formamos parte de múltiples nosotros. Pero podemos formar parte de muy pocos o, incluso, pertenecer a los nosotros menos personales. Se puede formar parte de un nosotros sin pertenecer a él. Es la vida del que se mueve según sus criterios individuales, cortados de todo diálogo y discernimiento común. El que pertenece a algo no sólo participa de lo común, sino que, progresivamente, cada vez tiene menos distancia entre lo propio y lo común. Pero, maravilla del amor, la convergencia de lo propio y de lo común no reduce la libertad, sino que la profundiza. Aunque la persona cada vez encuentra menos margen de decisión unipersonal, cada vez experimenta mayor libertad al obedecer al proyecto común. Y siente la plena felicidad de la expansión de obedecer a lo común como algo propio. Es el misterio pascual del que se pierde para poder encontrarse. Y la experiencia cotidiana queda modificada de un modo radical en esta entrega. Pero nada de esto sucede de una vez y para siempre. Todo es un proceso permanente de autoapropiación en diálogo,
de autoconciencia que se abre al diálogo con otras personas que se entregan a lo mismo, de autotrascendencia en la llegada a la verdad, al valor y a la acción verdadera y valiosa, que se entrelaza con otras personas que salen de sí de modo semejante. Esto crea la comunidad: la experiencia de comprender que ponemos en acción la verdad y el valor, junto con otros que comprenden lo mismo, y que juntos, al hacerlo, somos felices y fecundos. Sobre la base de un texto escrito por el Hno. Santiago Rodríguez Mancini para la reflexión de la comunidad educativa de la Escuela San Héctor Valdivieso en el retiro pedagógico de 2004. Algunas preguntas para delimitar el tema de nuestra oración:
Al tomar una decisión ¿cuál es mi proceso de toma de decisiones? ¿la urgencia, el efecto inmediato? o ¿considero las implicaciones futuras en la gente? ¿Qué proceso es necesario implementar para salir de las propias ideologías y posturas para ir al encuentro de las ideas del otro? ¿Qué me motivó a ser docente? ¿Recuerdo el momento en que decidí ser parte de la misión lasallana? ¿Soy consciente que mis decisiones repercuten al proyecto común? 2. Acudimos a la Palabra ¿Qué dice el texto?
La finalidad de este momento no es decir lo que cada uno piensa del texto sino ayudar a la comprensión del mismo. A este momento hay que darle un tiempo suficiente, pero acotado.
El encuentro de Jesús con Marta y María (Lc 10, 38-42) Mientras iban caminando, Jesús entró en un pueblo, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra. Marta, que estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude». Pero el Señor le respondió: «Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas. Sin embargo, una sola es necesaria. María eligió la mejor parte, que no le será quitada».
Palabra del Señor: Gloria a ti Señor Jesús Anotaciones para la comprensión del texto
Jesús entra en un poblado y es acogido por sus viejos amigos Marta y María. La condición de Jesús de maestro itinerante ofrece a Marta la posibilidad de acogerlo en su casa. La narración presenta la actitud de las dos hermanas: María, sentada, a los pies de Jesús, preocupada por escuchar su palabra; Marta, en cambio, preocupada por preparar los numerosos servicios, se acerca a Jesús protestando por el comportamiento de la hermana.
El diálogo entre Jesús y Marta ocupa un amplio espacio de la narración (vv.40b-42): Marta empieza con una pregunta retórica, “¿Señor, no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo?”; después pide que Jesús intervenga y ordene a su hermana que no abandone los
trabajos domésticos, “Dile, pues, que me ayude”. Jesús responde con tono afectuoso, expresado en la repetición del nombre “Marta, Marta”: le recuerda que ella está preocupada por “muchas cosas”, que en realidad es necesaria “una sola” y concluye con una alusión a la hermana que ha escogido la mejor parte, la cual no le será quitada. Lucas construye su relato sobre el contraste de la personalidad diversa de Marta y de María; la primera, preocupada por “muchas” cosas, la segunda hace una cosa sola, está preocupada por escuchar al Maestro. La función de este contraste es la de subrayar la decisión y la actitud de María, dedicada a la plena y total escucha del Maestro, con lo que pasa a ser modelo de todo creyente. La figura de Marta. Es la que toma la iniciativa de acoger a Jesús en su casa. Al dedicarse a acoger al Maestro, se preocupa con afán de la muchas cosas que se han de preparar y, ante esto, siente la tensión de encontrarse sola. Le agobia tanto trabajo, está ansiosa, vive una gran tensión. Por eso, Marta se “adelanta” y dispara a Jesús una justa petición de ayuda: ¿por qué la hermana la deja sola? Jesús le responde constatando el hecho de que ella está preocupada y tiene el corazón dividido entre el deseo de ofrecer a Jesús una comida digna de su persona y el deseo de dedicarse a escucharlo. Por tanto, Jesús no reprueba el servicio de Marta, sino la angustia con que lo lleva a cabo. En la laboriosidad de Marta no critica Jesús el valor de la acogida a su persona, sino que alerta sobre los riesgos en que se puede caer: el afán y la angustia. La figura de María. Es la que escucha la Palabra, cosa que se expresa con un pretérito imperfecto, “escuchaba”, indicando una acción continua en la escucha de Jesús. La actitud de María contrasta con el afán y la tensión de la hermana. Jesús dice que María ha tomado una decisión, ha escogido, ha elegido “la parte buena”, la escucha de su Palabra. De las palabras de Jesús aprende el lector que no se trata de dos partes, de las cuales una es mejor que la otra, sino que existe sólo la parte buena: escuchar su Palabra. Esta actitud no significa evadirse del propio quehacer o responsabilidad cotidiana, sólo expresa la necesidad de que la escucha de la Palabra preceda a cualquier servicio o actividad. Equilibrio entre acción y contemplación. Lucas presta particular atención a unir escucha de la Palabra y relación con el Señor. No se trata de dividir la jornada en un tiempo dedicado a la oración y otro al servicio, sino que la atención a la Palabra precede y acompaña al servicio. El deseo de escuchar a Dios no se puede suplir por otras actividades: es necesario dedicar cierto tiempo y espacio para buscar al Señor. El compromiso de cultivar la escucha de la Palabra nace de la atención a Dios: todo puede contribuir, el ambiente, el lugar, el tiempo. Pero el deseo de encontrar a Dios debe nacer en el propio corazón. No existen tácticas que te lleven a encontrar a Dios de manera automática. Educarse en la escucha de la Palabra de Dios. Es éste el camino más difícil, pero el más seguro para llegar a la madurez en la fe.
Algunas preguntas (“para permanecer juntos en la Palabra”) ¿Brindas a tu vida situaciones e itinerarios de escucha, de contemplación? ¿Te dejas llevar más bien por la ansiedad ante tus múltiples ocupaciones? Recuerda que Jesús increpó a Marta repitiendo su nombre. ¿Qué palabras pensás que te diría hoy a vos? ¿Cómo encontrarás el equilibrio entre tus múltiples actividades y el cuidado de tu vida interior?
¿Qué me/nos dice el texto? Oración personal “ministerial”. ¿Qué me dice el texto para la comunidad? Cada miembro del grupo es “enviado” en oración personal con la Palabra, a buscar los caminos del Señor para todos. Se trata que vayamos al encuentro del Señor para buscar sus caminos para el grupo o la comunidad a la que pertenecemos y en la que estamos orando.
Aquí copiamos la frase o versículo
Sugerencias para la oración personal Invitamos a cada integrante a: 1. Releer el texto propuesto tratando de detenernos en alguna fase o versículo que nos llame la atención. 2. Hacemos el esfuerzo de memorizarlo, de pasarlo una y otra vez por nuestro corazón, preguntándonos qué quiere decir Dios a nuestra comunidad valiéndose de mí. 3. Copiamos el versículo en el cuadrito correspondiente. 4. Lo reformulamos escribiendo nuestra oración. Puesta en común La finalidad de este momento es compartir con sencillez y recibir con respeto y atención nuestra experiencia de oración. Todos tenemos derecho de compartir aquello que la oración ha suscitado en nuestro corazón, pero este compartir debe ser libre, sin presiones. Se invita a que cada uno de manera espontánea lea el versículo o frase que eligió para rezar y la reformulación hecha oración. 3. Nuestra respuesta ¿Qué le digo/ qué le decimos? En este momento tenemos que elegir y decidir juntos uno o dos pasos concretos de respuesta al Señor para estos meses (propósitos, iniciativas de conversión). Para orar con este texto te proponemos un texto de H. J. M. Nouwen: .
Escribimos nuestra oración para compartir
Jesús no responde a nuestro estilo de vida, marcado por las preocupaciones, diciendo que no deberíamos dedicarnos tanto a los asuntos de este mundo. No intenta alejarnos de los acontecimientos, de las actividades y de las personas que forman parte de nuestra vida. No dice que todo lo que hacemos es insignificante, carente de valor o inútil. Ni siquiera nos sugiere que nos retiremos de todas las actividades en las que estamos comprometidos, para vivir en quietud y tranquilidad lejos de las tensiones del mundo. La respuesta de Jesús a las preocupaciones que colman nuestra vida es muy diferente. Nos pide que transfiramos el centro de gravedad, que traslademos el centro de nuestra atención, que cambiemos el orden de nuestras prioridades. Jesús quiere que nos traslademos desde las «muchas cosas» a la «única cosa necesaria». Jesús nos habla de un cambio del corazón. De una disposición diferente del corazón que haga todo diferente, aun cuando todo parezca seguir como antes. Eso significa: «Buscad primero el Reino de Dios... y todas estas cosas se os darán por añadidura». Lo que cuenta es el empleo de nuestro corazón. Cuando nos asaltan las preocupaciones, nuestro corazón se encuentra en el lugar equivocado. Jesús nos pide que traslademos el corazón al centro, allí donde todo lo demás está en su sitio. (H. J. M. Nouwen, Invito alla vita spirituale, Brescia 1998).
Señor, muchas veces estoy atareado con tantas cosas que me hacen olvidar la importancia de acercarme a tu palabra y escuchar tu voz, de pasar un tiempo alimentando mi vida interior. Ayúdame a no perder de vista esta “mejor parte que no me será quitada”. 4. Fin de la oración Para finalizar nuestra oración les invitamos a realizar oraciones espontáneas, o bien elegir algún canto que nos motive a transitar los caminos que hemos señalado para nuestra comunidad. Canto propuesto: “La mejor parte” – Grupo Jesed.
La mejor parte La dicha que vengas a mí y escojas quedarte en mi casa, lo que regalas de tu boca, no permite que anhele otra cosa. Solo a tus pies, Oh Señor, mi alma encuentra la paz. Solo ahí calla mi corazón y descubro realmente quien soy. Nada se compara con tu presencia, mejor que la vida es tu amor. Solo una cosa es necesaria, solo contemplarte, Señor. La mejor parte escojo yo, la que no me será quitada. La mejor parte escojo yo, la que se seduce mi corazón. La mejor parte escojo yo, la que no me será quitada. La mejor parte escojo yo, la que me lleva a la santidad.
para
Llamamos obras educativas lasalianas, a la constitución histórica de una comunidad de educadores, hombres y mujeres,(1) que mira críticamente el contexto, con ojos de fe, buscando dar una respuesta al mismo, en la línea de la primera comunidad lasallana y los más de trescientos años de historia transitada. No hay escuela, ni propuesta educativa lasaliana donde no exista una comunidad de educadores que quiera reconocerse heredera y continuadora de esa tradición viviendo en esta dinámica espiritual propia. De ahí que la dinámica de asociación para el servicio educativo de los pobres es el eje central de esto que llamamos lo lasaliano: en el centro del proyecto educativo hay un núcleo estable de personas que, en fidelidad histórica a esta génesis y a su tiempo presente, ofrecen una esperanza a su gente que sea sostenible en el tiempo. Lo otro, mientras no camine en este horizonte, será otra cosa, más allá de que tenga inmenso valor. En todo caminar, hay muchas marchas y contramarchas. La comunidad de los orígenes (1679-1719) ofreció una propuesta educativa pública,(2) y la estabilidad de su presencia garantizó, por sobre todas las demás cuestiones, que los hijos de los pobres y los artesanos pudieran ejercer su derecho a la educación.(3) Dicha comunidad hizo, por distintos medios y estrategias, proceso de “conformación de su vida con la de los pobres y con la de Jesucristo, reconocimiento de Jesucristo en los pobres”.(4) Hoy un proyecto educativo lasaliano tiene, en el centro, esta comunidad que busca conformarse con Jesucristo, en la relación con los empobrecidos y los desheredados, construyendo junto a ellos la propuesta educativa. Por tanto, los (1) No nos referimos aquí a la comunidad regular estable de religiosos o religiosas. También a ellos y a ellas. Pero empobrecidos y vulnerabilizados sobre todo, nos referimos a todas las propuestas de son el lugar social, epistémico, comunitariedad que van surgiendo en los últimos años: político y teológico desde donde experiencias de grupos, equipos, comunidades de seglares, o de seglares y Hermanos que van viviendo la se vive y piensa esta comunidad. experiencia de animar asociativamente un proyecto Estas comunidades se saben parte educativo al servicio de los pobres. de grupos más amplios que (2) No hacemos referencia a “pública a privada”, ya que trabajan en proyectos afines, a en 1700 no existía una propuesta de gestión estatal para favor de un mundo sin pobreza. toda la población, sino más bien, estas iniciativas privadas que en algunos casos eran sostenidas por los fondos de la Administración Pública. Pública en el sentido de abierta a todos. (3) Aunque en aquél momento no se tenía conciencia de que la educación fuera un derecho. Pero sí existía la conciencia, al menos en esta comunidad de educadores de los comienzos, de que sucumbir este proyecto de las escuelas para los “hijos de los pobres y artesanos”, sucumbían también sus posibilidades de futuro, y el proyecto de Dios. (4) Alpago, 2000, p. 454.
Una propuesta educativa lasaliana es aquella que tiene su centro en que la realidad sea transformada en otra de mayor inclusión, dignidad, humanización, promoción y desarrollo. La comunidad hace una lectura crítica de la realidad y
transformar
El servicio educativo de los pobres en el instituto
Cruzar fronteras, construir encuentros
1. Miramos nuestra realidad
Noviembre /Diciembre
discierne, a la luz de la fe, la respuesta necesaria en cada contexto. La dinámica de fe de esta comunidad hace mirar al mundo desde Dios que no quiere que los hijos de los pobres y artesanos vivan tamaño mal. El eje desde donde pensar la transformación social es la realidad de los empobrecidos: sus causas, sus luchas, sus culturas, sus vidas cotidianas. No podrán ser los demás, los acomodados, los que tienen y son, no podrán ser ellos quienes abran camino al cambio. Como en los días del Fundador, quienes son y tienen, resultan por fuerza retrógrados, es decir, continuistas, prolongadores de su situación. De los pobres, en cambio, si conseguimos devolverles la Palabra, de ellos ha de venir el futuro.(5) La escuela lasaliana es la que devuelve la palabra a los pobres; palabra, en cuanto capacidad de relación, de apertura al mundo, de creación de sentido, de pertenencia, de inclusión crítica, de comunidad. La escuela para la comunidad lasaliana, en fidelidad histórica, es igual a salvación. El convencimiento de que Dios quiere que el hombre se salve mueve a toda comunidad lasaliana a mirar la escuela como instrumento de esa salvación divina. Por eso nos reconocemos contrarios a la escuela expulsora, exclusiva, que no integra significativamente, donde sólo aprenden algunos.
(5) N Gil, 1994, p. 373. (6) Sauvage, 1976, p. 14.
Las escuelas gratuitas para jóvenes abandonados exigen la constitución de una sociedad de hombres atrapados por el Dios Salvador y por las llamadas de esta juventud alejada de la salvación, que quiere dedicarse enteramente a ofrecer esta salvación a los jóvenes y trabajar por la Gloria de Dios.(6)
La escuela, para las comunidades lasalianas, es el instrumento para la Gloria de Dios, el instrumento de la promoción y la dignidad de las personas. Pero no es el único instrumento que reconocemos. Ante algunas llamadas y necesidades de los empobrecidos de nuestro tiempo es necesario abandonar la escuela para ir hacia nuevas propuestas educativas no formales o informarles, o anexarlas a la escuela, en un proyecto más integral y verdaderamente liberador. Una propuesta educativa lasaliana es la que, sabiéndose comunitaria y al servicio de la transformación social, se reconoce creativa e innovadora, depositaria de una tradición pero libre de reinventar el futuro, con la inteligencia de poner todo al servicio de los alumnos, familias, del entorno social que atiende. Desde este posicionamiento esta comunidad crea y recrea el curriculum, innova ofertas educativas, inventa dispositivos, reformula didácticas, rediseña contenidos, repiensa la escuela, se abre a nuevas formas de educación no formal e informal. De ahí que aquella primera comunidad (1679-1719) pudo crearlo e innovarlo casi todo: nuevo curriculum, nueva forma de dar clases, la posibilidad de eliminar el latín de la enseñanza común, pensar una nueva metodología, reinventar la relación educativa, etc. Cada cotidiano educativo, en cada relación, frente a la puesta en escena de cada dispositivo, en el armado de cada unidad didáctica acontece la posibilidad de habilitar más igualdad, más inclusión y más derecho. Esto implica pensar estilos de conducción y convivencia democráticas y participativas. Significa pensar y construir nuevamente los curriculum obligatorios y optativos que incluyan las miradas de los empobrecidos del sistema y toda suerte de conceptos que lleven a desear, amar,
buscar y construir la justicia social. Implica facilitar la comunitariedad de los educadores, directores, estudiantes, familias y organizaciones en claves lasalianas: comunidades en diálogo con la realidad para transformarla. Significa pensar espacios, tiempos, mobiliarios, estructuras y ritos que ayuden a las personas a configurarse en claves de dignidad y derecho, hacedores de oportunidades sociales de igualdad. Una propuesta educativa lasaliana es la que reconoce que el eje de las transformaciones se da en las relaciones educativas, las de los educadores y educandos, construyendo juntos una sabiduría cristiana que ayude a entender inteligentemente el mundo, desmitificarlo, posicionarse activa y protagónicamente ante él, transformándolo. De ahí que estos maestros y maestras se entenderán hermanos y hermanas entre sí, de cada uno de los estudiantes y de Jesucristo. La pedagogía de la fraternidad será el marco de configuración de las relaciones educativas lasalianas. Porque es en relaciones de fraternidad cristiana que se quiebran las lógicas y las relaciones de desigualdad, y se abre a horizontes de verdadera inclusión. H. Patricio Bolton fsc Distrito Argentina-Paraguay - Revista CIAMEL, 2016 Algunas preguntas para delimitar el tema de nuestra oración:
¿Qué desafíos presenta hoy mi comunidad educativa? ¿Cuáles son los signos del mundo de hoy que están incidiendo en la irrupción de nuevas vulnerabilidades sociales? (pobreza, violencia, etc). ¿Cómo vivo la pedagogía de la fraternidad con mis compañeros/as, alumnos/as y padres? 2. Acudimos a la Palabra ¿Qué dice el texto?
La finalidad de este momento no es decir lo que cada uno piensa del texto sino ayudar a la comprensión del mismo. A este momento hay que darle un tiempo suficiente, pero acotado.
La aparición de Jesús a María Magdalena (Juan 20, 11-18) María se había quedado afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies del lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús. Ellos le dijeron: «Mujer, ¿por qué lloras?». María respondió: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto». Al decir esto se dio vuelta y vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció. Jesús le preguntó: «Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?». Ella, pensando que era el cuidador de la huerta, le respondió: «Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo». Jesús le dijo: «¡María!». Ella lo reconoció y le dijo en hebreo: «¡Raboní!», es decir, «¡Maestro!». Jesús le dijo: «No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: “Subo a mi Padre, el Padre de ustedes; a mi Dios, el Dios de ustedes”». María Magdalena fue a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que él le había dicho esas palabras.
Palabra del Señor: Gloria a ti Señor Jesús
Anotaciones para la comprensión del texto
Encontrar al Resucitado No basta buscar a Jesús para encontrarnos con el Resucitado. Según el relato de Juan, María de Magdala llega a verlo, pero “todavía no sabe que es Jesús”. Está ante ella, habla con él, pero no lo reconoce. Es entonces cuando Jesús la llama por su nombre, con la misma ternura que ponía en su voz cuando caminaban por Galilea: “¡María!”. Ella se vuelve rápida: “Rabbuní!”, ¡Maestro!
María se encuentra realmente con el resucitado cuando se siente llamada personalmente por él. Siempre es así. Jesús se nos muestra lleno de vida cuando nos sentimos llamados por nuestro propio nombre y escuchamos la invitación que nos hace a cada uno. Comienza para María una vida nueva. Podrá estar de nuevo con su querido Maestro, pero ya no será como en Galilea. María lo llama “¡Rabbuní!”, como lo ha llamado siempre. Todavía no llega a la fe de Tomás, que, después de un camino de dudas y recelos, cae rendido a sus pies: “Señor mío y Dios mío”. María solo piensa en disfrutar de su encuentro con Jesús. Se agarra a sus pies. Se olvida de los discípulos que todavía no conocen la Buena Noticia de que está vivo. María desearía vivir para siempre abrazada a Jesús. Se equivoca: el Resucitado nunca es solo para nuestro disfrute personal. El Resucitado le va a cambiar su proyecto. María tendrá que aprender a abrazarlo en sus hermanos y hermanas: “suéltame”. No es el momento de disfrutar del Resucitado, sino de anunciarlo: “Vete a mis hermanos”. María será su testigo. Comunicará a todos su experiencia. Les comunicará la Buena Noticia de Jesús Resucitado. La respuesta de María es admirable. Ella, que no se había detenido ante nada hasta encontrarse con Jesús, tiene ahora fuerzas para soltarlo y llevar su Buena Noticia a los demás hermanos. No les transmite ninguna doctrina sobre la resurrección. Les contagia lo que ella misma ha vivido, lo que ha experimentado: Jesús está ya con el Padre; todos somos hermanos y hermanas; siguiendo a Jesús, estamos caminando hacia el Padre. El encuentro con Jesús, lleno de vida después de su ejecución, transformó totalmente a los discípulos. Lo empezaron a ver todo de manera nueva. Dios era el resucitador de Jesús. Cristo resucitado está vivo en su palabra evangélica, aunque a no pocos les parezca hoy utópica o vacía. Está vivo en la Iglesia, aunque su ser más hondo no sea a veces captado ni siquiera por los que viven dentro de ella. Está vivo en el corazón de todos los hombres y mujeres, despertando en ellos un hambre de amor, de justicia y de vida que no puede ser saciado en esta tierra que ahora conocemos. Dios se ha convertido en la “inquietud eterna de este mundo” (Karl Rahner). Cuando María Magdalena y sus compañeros contaron a los apóstoles el mensaje que habían escuchado en el sepulcro, ellos “no las creyeron”. Este es también hoy nuestro riesgo: no escuchar a quienes nos anuncian a un Jesús vivo. El camino abierto por Jesús – José Antonio Pagola. Editorial PPC
Algunas preguntas (“para permanecer juntos en la Palabra”)
Aquí copiamos la frase o versículo
¿Qué irradian nuestras comunidades? ¿Esperanza, confianza en Dios y fuerza para vivir…o pesimismo, desaliento? ¿Qué aporto a la sociedad: solidaridad fraterna, generosidad, lucha contra la marginación…o egoísmo y búsqueda del propio bienestar?
¿Qué significa para mi vida el saber que Jesús busca llamarme por mi nombre? ¿En qué medida el llamado misionero a María Magdalena me involucra a mí hoy? ¿Qué me/nos dice el texto? Oración personal “ministerial”. ¿Qué me dice el texto para la comunidad? Cada miembro del grupo es “enviado” en oración personal con la Palabra, a buscar los caminos del Señor para todos. Se trata que vayamos al encuentro del Señor para buscar sus caminos para el grupo o la comunidad a la que pertenecemos y en la que estamos orando. Sugerencias para la oración personal Invitamos a cada integrante a: 1. Releer el texto propuesto tratando de detenernos en alguna fase o versículo que nos llame la atención. 2. Hacemos el esfuerzo de memorizarlo, de pasarlo una y otra vez por nuestro corazón, preguntándonos qué quiere decir Dios a nuestra comunidad valiéndose de mí. 3. Copiamos el versículo en el cuadrito correspondiente. 4. Lo reformulamos escribiendo nuestra oración. Puesta en común La finalidad de este momento es compartir con sencillez y recibir con respeto y atención nuestra experiencia de oración. Todos
Escribimos nuestra oración para compartir
María Magdalena Todo mi pasado queda olvidado siento en el alma paz. Su amor mi alma limpió y mis culpas borró esta noche tranquilo estaré. Pecador fui más supe amar oh Señor, oh Jesús con mis lágrimas tus pies bañé. Yo no sé cómo amarlo me impresiona mirarlo. Él no es un hombre más aun cuando ríe y llora también en su mirada está la verdad. Quisiera llorar, quisiera gritar no puedo expresar qué cambio en mí y a Él mi vida entregué, solo a Él seguiré. Cuando sus ojos me miran veo puertas abrirse, y al entrar veo una luz que me ciega y veo que esa luz es Él, me invita a seguir y siento paz, y siento paz, y siento paz, y siento paz.
tenemos derecho de compartir aquello que la oración ha suscitado en nuestro corazón, pero este compartir debe ser libre, sin presiones. Se invita a que cada uno de manera espontánea lea el versículo o frase que eligió para rezar y la reformulación hecha oración. 3. Nuestra respuesta ¿Qué le digo/ qué le decimos? En este momento tenemos que elegir y decidir juntos uno o dos pasos concretos de respuesta al Señor para estos meses (propósitos, iniciativas de conversión). Para orar con este texto te proponemos un texto del Papa Francisco: “María Magdalena llora, lo ve pero no lo reconoce, se da cuenta de que es Jesús sólo cuando Él la llama por su nombre. "¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo?" Esta pregunta nos hace superar la tentación de mirar hacia atrás, a lo que fue ayer, y nos empuja a avanzar hacia el futuro. Jesús no está en la tumba, él es el Resucitado, el Viviente, el que siempre renueva su Iglesia y la hace andar atrayéndola hacia Él. "Ayer" es la tumba de Jesús, "hoy" es la resurrección perenne a la que nos impulsa el Espíritu Santo, que nos da plena libertad.» 4. Fin de la oración Para finalizar nuestra oración les invitamos a realizar oraciones espontáneas, o bien elegir algún canto que nos motive a transitar los caminos que hemos señalado para nuestra comunidad. Canto propuesto: “María Magdalena” – Cristóbal Fones
mis ideas
Equipo coordinador Santiago Caballero, Fernando Fontanellaz, Lucas Leal, Martina Nadal.
Colaboradores Nivel Inicial y 1er Ciclo Nivel Primario: Mónica Analía Vélez - Melina del Mar Feito - Florencia Guatti - Victoria Nieto - Candelaria Martinez - Gabriela Lazarte - Hno. Fabián Maragliano 2do Ciclo Nivel Primario: Maria Lucila Salar - Maria Eva Angeli - Carolina Vicentini - Maria Alejandra Espel Nivel Secundario: Matías Frontuto y Cristian Moschen Lectura Orante: Gisela Romero Oración de la Mañana: Adrián Di Gregorio
Cruzar fronteras, construir encuentros Lectura Orante © Grupo Editorial Parmenia © Stella Viamonte 1984 – C1056ABD Ciudad de Buenos Aires – Argentina Tel: (011) 4374-0346 y rotativas Fax: (011) 4374-8719 E-mail: editorial@parmenia.com.ar www.parmenia.com.ar Publicación de uso interno Directora General: María Gabriela Spalla Fuentes Subdirectora de Ediciones: María Gabriela Flores Diseño y maqueta: Marisa Paulón Queda expresamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial o total de la obra por cualquier medio o procedimiento, comprendiendo la reprografía y el tratamiento informático.