Mirá lo que te digo - Casa Joven La Salle

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Presentación Diez años de Casa joven. Por momentos nos parece mentira. Por momentos el quehacer cotidiano nos envuelve y seguimos tirando, como siempre, para adelante.

Pero hay otros momentos en los que nos detenemos a pensar; a veces lo hacemos solos y muchas otras veces lo hacemos juntos: pensamos en conjunto, en equipo, con lxs educadorxs y lxs pibxs. Y últimamente estuvimos pensando mucho en todo lo vivido a lo largo de estos diez años. Una infinidad de historias: las de los más de 600 pibes y pibas que pasaron por acá, las de los educadores y educadoras, lxs que siguen estando y lxs que ya no están, lxs que se reunieron tempranamente con el Padre. Recordábamos esas historias y decíamos que no pasaron desapercibidas para ningunx de nosotrxs; aunque a muchas de ellas este sistema perverso las excluye y las quiere invisibilizar, pero acá dejaron su huella y se hicieron parte de una historia mucho más grande, de una historia que hoy cumple diez años.

A veces esas historias son tristes, duelen, lastiman; otras veces son felices y nos alegra que así sea. Son historias de vida, de vidas que pelean día a día para no rendirse. Y acá queremos seguir haciendo esto: tomarnos de la mano para seguir caminando, aunque a veces duela, aunque a veces cueste. Queremos que acá no se rinda nadie.

Hoy en estas páginas vas a encontrar una pequeña parte de esta historia que contiene muchas otras historias (tal vez una parte de la tuya) y que queremos compartir con vos. Esperamos que la disfrutes. Y gracias.

Por ser parte de estos diez años. Por ser parte de esta historia.

Alejandra y Miriam Coordinadoras

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¿Cómo es un día en Casa Joven?

Esta pregunta parece muy sencilla de responder y, sin embargo, cuando alguien nos la hace, no sabemos por dónde empezar, qué contar. Es difícil. Pero lo vamos a intentar.

Hay días en los que, para nosotrxs, “no pasa nada”. Pero en esos días pasan un montón de cosas. Suena contradictorio, lo sabemos. Queremos decir que en esos días no pasa nada extraordinario, nada que no esté dentro de lo esperable en nuestro cotidiano. Entonces: la educadora o el educador encargado del día abre la puerta de entrada a las 7:30, pero antes de esto y a medida que se va acercando, va descorriendo las cortinas, abriendo las ventanas para que entre la luz del sol -o prendiendo las estufas si hace frío-, de pasada pone la pava, enciende la compu y pone algo de música. Van llegando lxs pibxs, charlamos mientras preparamos el desayuno y tomamos unos mates, después tienen 20 minutos para usar la salita de computación; durante el desayuno hacemos el Intercambio (conversamos, pasamos informaciones, leemos algo, compartimos ) y después alguien se ofrece para lavar las cosas (eso es parte de nuestras Tareas Comunitarias1) mientras otrx va a alimentar a las gallinas.

Pero y ¿si “pasa algo”? ¿Qué puede llegar a pasar? Bueno, entre las infinitas posibilidades puede pasar en el medio de esto, o antes, o después: que haya que acompañar a alguien al médico porque esté descompuestx o con dolor, que venga una familia a conversar, que venga alguien a anotarse, que algunx de lxs pibxs llegue lastimadx y haya que curarlx, o que llegue llorando porque algo no está bien en su vida, en su casa -acá también hay que curarlx, tomarse un tiempo para conversar, escuchar, llorar juntxs-, que algunx de lxs pibxs llegue “re duro” y haya que contenerlx, o que esté enojadx, triste, y no tenga ganas de sumarse a ninguna actividad, pero quiera estar acá. Cosas como esas. Cosas que nos desacomodan, a veces hasta nos incomodan, pero cosas que nos hacen crecer, que nos impiden convertirnos en autómatas, cosas que nos desafían.

Cada unx va al espacio que le corresponde ese día (puede ser a una Unidad productiva de aprendizaje -U.P.A-, a un espacio artístico/expresivo o a ayudar a preparar la comida) y allí estará durante dos horas. En esos espacios se aprende, se comparte, muchas veces se discute en fin, todo lo que sucede en un lugar propicio para el aprendizaje. No hay que olvidarse -aunque a veces nos pasa- que hay que almorzar a las 11:30 para no llegar tarde a la escuela. Mientras almorzamos van llegando lxs del turno tarde. Comienza a haber mucha circulación dentro y fuera de la casa: lxs que se van a la escuela, lxs que lavan los platos, lxs que llegan, lxs que están en el patio jugando al metegol, en el SUM jugando al ping pong, lxs que necesitan charlar en ese mismo momento porque no aguantan más. 1 Las tareas comunitarias son: lavar, limpiar las mesas, ayudar en la cocina, poner la mesa, preparar la merienda. Cada unx tiene que tener tres tareas comunitarias por semana; este requisito sumado al 60 % de asistencia y a un buen promedio de trabajo en los espacios en los que se participa son lo que les permite cobrar el Fondo Comunitario.

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A la tarde más o menos conservamos el mismo esquema: almuerzo, Intercambio, dos horas de trabajo, un rato de computación, merienda. Hasta las 17 horas estamos.

Los días viernes hacemos juntxs la limpieza de la casa mientras escuchamos música; eso durante una hora. La otra hora es para la actividad expresiva de ese día: Saludarte o Ludomente. Ah, también funciona la escuelita “Hugo Chávez”, tres veces por semana a la mañana, durante tres horas: a veces hay que jugar un rato a las escondidas antes de empezar (buscar a lxs estudiantes que están escondidxs y la casa es grande).

¿Y si es día de Asamblea? ¿Si hay reunión de educadorxs? ¿O reunión de pibxs? ¿Y si hay que acompañar a un pibe o piba a anotarse en la escuela porque el día es hoy? ¿Y si, finalmente, después de tanto esperar, alguien decidió internarse hoy, tratar de sanarse, de estar mejor? ¿Y si todo sale al revés de lo pensado? ¿Y si preparamos comida para 40 y terminan siendo 50? ¿Y si hay una pelea? ¿Y si llegan 60 estudiantes de una institución para conocer el lugar y saber lo que hacemos? ¿Y si se rompe la heladera? Cada día está planificado, y eso nos ayuda a saber a dónde vamos y por qué queremos ir a ese lugar. Y ayuda a nuestrxs pibxs a ordenarse, a poder anticiparse. Pero cada día es único, irrepetible, aunque “no pase nada”. Y cada unx de lxs pibxs también es únicx, como cada unx de nosotrxs, como cada vida. Juntxs vamos construyendo una rutina que creemos saludable (es lindo saber que te esperan en un lugar, que te reciben con el desayuno listo; es lindo saber que hoy tenés que amasar el pan que van a comer tus compañerxs, es lindo empezar a imaginar la forma del mueble que vas a armar) porque nos ayuda a hacernos cargo de nuestras responsabilidades, a convivir, nos ayuda a crecer y a pensarnos con otrxs, acá en Casa Joven y en la vida. Esto pretendió ser un pequeño panorama de lo que hacemos día a día. Siempre pasan cosas aunque “no pase nada”. Acá nos gusta reírnos aunque a veces tengamos ganas de llorar. También lloramos. Muchas veces improvisamos y nos guardamos la planificación en un cajón. Entonces ¿cómo es un día en Casa Joven? Hermoso. Con todos los nadas y todos los todos. Es hermoso…

Christian, Gabriela y Miriam Educadorxs

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10 años de vida Planta ruderal (del latín ruderis, “escombro”) es una planta que aparece en hábitats urbanos. Son plantas espontáneas, plantas salvajes (silvestres, no cultivadas) que

surgen sin ayuda, sin voluntad o mediación directa del hombre.

Son inesperadas…

Hay corazones jóvenes que se olvidan de jugar y de reír. Se enfrían. Se callan. Cada uno a su manera… algunos eligen soportar, otros se lastiman, el resto se la aguanta, golpe contra golpe y, en el camino, se endurecen prematuramente como una roca ¿Qué resiste más que una roca? La niñez y la juventud queda enquistada en recuerdos fantasmales, en mamarrachos difusos de alegría y de dolor, no hay tiempo para eso. Hay que resistir, mejor dicho, hay que resistir en soledad porque el sistema está ensañado con esos corazones. Los necesita fríos y opacos.

Sin embargo, a metros del km 32 de la Ruta 3, en González Catán, hay una casa JOVEN por la que circulan, en cada uno de sus rincones; las risas, los abrazos, los juegos y la compañía para agrietar todas nuestras durezas. En ese espacio digno, de calidad, diverso y colectivo germina vida. Crecemos juntxs en esas grietas vitales que son signo de tierra fértil para lo inesperado y no por ello ingenuo.

Es un lugar para ser niñx y para ser joven, para recordarnos a todxs, en cada instante, que nadie ni nada puede extinguir la vida ni el devenir más justo para lxs pibxs de Casa Joven y de nuestro mundo porque: Frente a la dureza, el abrazo.

Frente a la soledad, la organización.

Frente al dolor, la compañía.

Frente al silencio, la asamblea.

Frente al olvido, el juego y la risa.

Frente a la indiferencia, la escucha comprometida.

Frente a cada derecho vulnerado, la lucha. Frente a la mortífero, lo posible.

En cada roca: grietas. En cada grieta: vida. Frente a la injusticia… no se rinde nadie.

Facundo Eirin Educador

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Él estaba caminando junto a Florencia, una de las voluntarias españolas. Venían del barrio, y le contaba sobre el proyecto de la universidad en el km 32. Cuando yo escucho, le digo: “ahí vas a estudiar vos” y me responde: “sí, voy a estudiar psicología y voy a ser educador”.

Lorena Schivo Educadora

Me gustó el cierre de fin de año, que estuvo muy divertido. Fue un día re alegre. Muchos juegos, baile, risas; compartimos esa tarde con mucha gente y los famosos educadores. Se fueron todos re contentos. Ah, y alta música los pibes. Meta cumbia.

Lucas Rivas

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Diez años de sueños y trabajos... LOS COMIENZOS…

Casa joven surge como sueño en el año 2005. Nuestro país quería salir de una crisis interminable que había tenido su eclosión en el año 2001 con su cuota de violencia, muerte y exclusión de las mayorías. En el medio de la vulnerabilidad y como fruto de la estructura de injusticia social: los adolescentes de entre 12 y 15 años. Con nombre y apellido, pero invisibilizados por los grandes medios de comunicación. Viviendo en barrios y asentamientos que se habían transformado en verdaderas “cárceles a cielo abierto”. La mayoría víctimas del “fracaso escolar” especialmente dado por el abandono del llamado “tercer ciclo de la EGB”. Lo sufríamos en el colegio: ¿Por qué no viene más a la escuela?, ¿No lo/a vieron?: “Lo que pasa que ahora anda en otra”… “Tuvo que salir a trabajar para poder comer…” “Ya no le interesa nada…” “Ahora se la pasa fumando y tomando con otros…” “Se dedicó a la joda…”. Recuerdo haber llegado a mis manos el libro “Cuando me muera quiero que me toquen cumbia” de Cristian Alarcón. Narraba la vida de un joven de la villa Itatí, creador de una banda delincuencial. Hubo un texto que me hizo pensar: “Cuando me muera quiero que me toquen cumbia, y que no me recen cuando suenen los tambores, y que no me lloren porque me pongo muy triste, no quiero coronas ni caritas tristes, sólo quiero cumbia para divertirme.” ¿Qué hacer? ¿Cómo hacerse presente en una realidad que no conocíamos, que ni siquiera sentíamos como propia? Ahí es donde se conjugan una serie de circunstancias que nos llevan a armar un proyecto que es aprobado por el conjunto de los lasallanos: Estamos delante de un problema a nivel latinoamericano. Hay un llamado del conjunto de los lasallanos de América Latina a profundizar la opción por los excluidos, en especial los jóvenes que no concurren a las escuelas. La AEA pide que se presenten proyectos para dar respuestas a las “nuevas pobrezas” que surgen. Llega a nuestras manos un texto llamado “Poema pedagógico”. En él un tal Anton Makarenko describe una colonia para jóvenes en la Rusia de 1920 atrapada por la falta de trabajo, el hambre y la guerra. Nos damos cuenta que hace diez años hay una casa desocupada: “La campanita”. Propiedad de los Hermanos, había sido un antiguo geriátrico y estaba en condiciones para ser habitada: salas de reuniones, habitaciones, cocina, parque, lugares para talleres. Lo que siguió se dio muy rápidamente: Conversación con el Hno. Visitador (Hno. Martín), elaboración y aprobación del proyecto por parte de la Asamblea de AEA (abril de 2005), conformación del grupo de educadores, contacto con otras instituciones que ya trabajaban o intentaban dar respuestas a los jóvenes, conversaciones con jóvenes en situación de vulnerabilidad… Así fue que el 8 de marzo de 2006 nos encontramos tres educadores con tres jóvenes que acudieron a la casa… Ese día preparamos chorizos a la parrilla y hablamos, hablamos, hablamos… de sueños y posibilidades.

Hno. Carlos

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Década Algunos ubican a la juventud como un tiempo cronológico. Nosotros la pensamos como una actitud ante la vida y las cosas que suceden en ella. Sentimos a Casa Joven como la morada que aloja y crea condiciones para que nazcan proyectos de vida, explorar nuevos caminos y hacer más corta la brecha entre utopía y realidad. Sentimos que en Casa Joven anidan afirmaciones que nos hacen bien, nos animan, nos empujan y despabilan a más de unx. Porque acá no se rinde nadie y edificar opciones de vidas dignas es haber aprendido que hay que tener cuidado con los miedos, porque les encanta robar sueños. Brindamos porque sus sonrisas son contagiosas y mueven al mundo y porque nos han enseñado que mejor es pensar/hacer con los jóvenes y no para los jóvenes. Las festividades siempre buscan algo que no es palpable, que vibra en el aire, que circula y se cuela en nuestras emociones y convicciones. Que esta sea la fiesta de preservar la continuidad de lo vivido. ¡¡Feliz primera década!!

Equipo CEC

(Centro Educativo Complementario de la Fundación Armstrong)

Yo este poquito tiempo que estuve en Casa joven me gustaron todas las cosas, como la pileta, el fútbol, la huerta, el SUM. Además los pibes son re buena onda. También me gustó el día que vinieron los de Envión; me gustaron los juegos de agua. Además los educadores son re buenas personas; la verdad es que nunca pensé que iban a ser tan copados y que iban a hacer estas cosas, como ayudarnos a nosotros y tenernos paciencia.

Leo

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Un poco menos fuerte Para empezar a contar esta escena necesito antes contar parte de la historia del protagonista principal.

Su nombre podría ser el tuyo y como muchos pibes llegó a Casa Joven con una historia de vida compleja. Vivió en situación de calle por mucho tiempo y conoció, a partir de esto, varias instituciones como casas de abrigo, hogares, o simplemente casas de otros adultos que luego de conocerlo lo invitaban a pasar días festivos, por ejemplo. Él tiene un retraso madurativo que dificulta su alfabetización, aunque no su capacidad para apropiarse de ciertas virtudes y conocimientos propios de estar solo y tener que aprender, para sobrevivir. Se armó una serie de recursos para ubicarse geográficamente y casi siempre estar en compañía de otrxs, para realizar algún trámite o consultar a un médico en caso de requerirlo.

Él es quien en la casa joven recibe a las visitas, quien acompaña a ese pibe o piba nuevo y lo invita a ser parte del grupo, como también es quien muchas veces percibe el malestar en algún/a compañero/a. Retomando la escena era un domingo por la tarde, más o menos a las seis, y en ese colectivo volvíamos conversando con otra persona sobre él. Habíamos ido a una pileta a pasar el día y lo invitamos. Pensábamos en su mirada, a veces perdida y nos reíamos de anécdotas, de cosas que él decía que nos resultaban graciosas, tiernas. Ahí nomás, él se para y cuando va a tocar el timbre del colectivo le explico que todavía faltaba para llegar, que yo le avisaba. Después de algunos segundos, pensé en cuantas veces habría bajado antes de su destino, cuántas cuadras habrá tenido que caminar durante horas, con frío, lluvia, calor, solo.

Rompí en llanto y no lograba contenerme. Claro que él estaba unos asientos adelante y no me veía. Sentí muy adentro un dolor que me llevó a pensar lo difícil que es la vida de algunxs pibxs. Cuántas cosas tengo en mi casa, tan simples como una ducha con agua caliente, un sillón para sentarme a mirar televisión o un espacio silencioso en donde poder pensar, estudiar. Cuántas de esas cosas que parecen tan sencillas tenemos en nuestra casa joven que en la vida de lxs pibxs son casi mágicas.

Y ahora disfruto de verlo llegar bien temprano a nuestra casa, siempre el primero, con una sonrisa gigante, o a veces callado, molesto; habitando cada uno de esos espacios. Y entonces, ese dolor de injusticia es un poco menos fuerte.

Lorena Schivo. Educadora

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Me gustó el día que vinieron los españoles, compartimos muchas cosas juntos. A lo primero no conocía a nadie; después conocí a una chica muy linda, se llama Flor y me encantó; la fui conociendo de a poco y nos divertimos mucho, con los chicos y las pibas. Cuando se fueron los españoles me dejaron muchos recuerdos lindos.

Alexis

Ella lloraba en silencio, sus cachetes colorados, los ojos hinchados de

tantas lágrimas acumuladas. Él la consolaba, en silencio también, como entendiendo el dolor, como acompañando el silencio. Y me miró pero no emitió sonido; me miraba y se apoyaba en ella, me miraba y la acariciaba. Me acerqué a su oído y le dije ¿querés caminar, cambiar de aire? acá todos van a acercarse a preguntarte qué te pasa; salgamos, caminemos. Yo no quería preguntar qué le pasaba, ya lo sabía, mi cuerpo lo sentía... Salió así, limpiándose las lágrimas, hinchada de tanto llorar y sin emitir sonido. La seguí, ¿querés caminar? pregunté. Silencio. ¿Nos sentamos allá? Está bien, dijo. Quise comenzar la conversación, no valía decir ¿cómo estás? ¿qué te pasa?

¿Te duele lo que estás viviendo? (fue lo primero que vino a mí). Sí, mucho, dijo... ¿y qué es lo que más te duele de todo esto? es que mis papás van a separarse y no quiero que se separen... Hablamos de este tiempo transitado, del juzgado, de las discusiones entre su hermano y su papá, de las veces que vio a su papá borracho, de cómo la misma persona podía ser dos en ciertas situaciones. Del miedo de su hermanita cada vez que escuchaba a su papá así, cada vez que lo veía.

Y me contó de las veces que su papá cagó a palos a su mamá y de todo lo que dicen los demás (los vecinos, la familia -”¡lo que permitís! ¡¿cómo lo aguantás?!”-, todos se meten, nadie sabe nada, decía ella).

Y seguimos charlando, alternando ejemplos, contando experiencias, pero casi sin lágrimas, solo hablando. Recordando su edad, intentando entender que una separación sería lo mejor -pero dejando ver que más allá de todo, eso era lo doloroso, lo más doloroso-, tratando de pensar que ella ahora tiene que vivir lo que le toca, tiene que disfrutar de ese amor que la acompaña, que la hace reír. Y divisé una sonrisa...

Y me quedé con sus lágrimas, y brotaron recuerdos, y sentí unas inmensas ganas de llorar...

Gabriela Carrizo. Educadora

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Escribirte Casa Joven… Escribirte Casa Joven La Salle es dejar asentado en el papel la más fuerte experiencia de APRENDER que tuve en mis 40 años como educador. Porque aprendimos con los pibes cómo hacer una CASA que no fuera mi casa, ni la tuya sino la de todxs. Así fue que en 2007, a un mes del primer cumpleaños de la obra, empezamos, con Martín, a conocernos con Mariela, Fernando, Cristian y “el francés”, educadores fundadores de este sueño hecho realidad. Ya sin el primer director, el Hno. Carlos, que en esos días comenzaba la nueva responsabilidad que le daban los Hermanos de la Congregación como Visitador del Distrito de Argentina-Paraguay. En lo material, era profundizar el reacondicionamiento de un lugar noble y fuerte pero que estaba abandonado desde hacía más de 7 años, cuando su último destino había sido la Casa de la Comunidad de los Hermanos Mayores. Así aprendimos que EL TRABAJO era la manera de aprender, haciéndolo, pensándolo y que también iba siendo la manera de aprender lo “otro”, lo “clave”: que lxs que estábamos ahí podíamos empezar a conocernos, a necesitar cuidarnos, a aprender unxs de otrxs para que podamos ir siendo Equipo de Educadores y Casa Joven. JOVEN porque, además de tener que exterminar a las hormigas y los yuyos que invadieron todo había que desmalezar y expulsar a lxs drogones, lxs de la esquina, lxs que echaron de la escuela, lxs pibes de la calle, lxs porque así los llama perversamente nuestra sociedad y el sistema a aquellas personas de esta edad que “les sobra” y que no han sabido, podido o querido incluir. Por eso fuimos aprendiendo y sistematizando cómo devolverles esta identidad robada donde cada vez descubríamos nuevos saqueos. ¿Te acordás de la parejita embarazada, que una y otra vez iba a pedir turno en el hospital para obstetricia y que la edad, la gorrita, la ropa y… hasta que un Educador tenía que acompañarlos para que a la media hora los atendieran? ¿Y los 8 años que tardó la partida de Nacimiento de Mayra, porque aquel día que “se le ocurrió nacer” la dejaron salir del hospital sin anotarla y no cuidó a los padres para que no se le murieran? Y de esta y tantas otras maneras (UPAS-Unidades productivas y de Aprendizaje - economía colectiva - KM 29 - Cine en Movimiento - radio-almuerzos-campamentos-salidas –marchas –con los 5 CEROS ( Cero violencia, robo, droga, alcohol, individualismo) fuimos aprendiendo a construir un ESPACIO EDUCATIVO ALTERNATIVO . LA SALLE , como Distrito, es lo que nos pedía, desde aquellos sueños de hace más de 15 años atrás cuando buscábamos como lasallanos formas educativas que puedan responder a los expulsados del sistema educativo que ya no sirve ni servirá para cada vez más población sobrante. Se ve que los lasallanos , o sea también yo, estamos aprovechando este aprendizaje con nuevas Casas Jóvenes, con nuevas experiencias alternativas dentro y fuera de la escuela con nuevos escritos ¡Esto recién comienza!. Y por fin podemos CELEBRAR con un 10 que le gana al número 9, que son los pibes a los que se le interrumpió su joven vida. A ellxs y por ellxs sigamos construyendo porque ¡El HAMBRE ES UN CRIMEN: ¡NI UN PIBE MENOS! Viva Jesús en nuestros corazones ¡Por Siempre!

Gustavo Solana

Educador de Casa Joven 2007-2013

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Espacio: Cocina (año 2014) Lo recuerdo (hace unos años atrás) en la cocina, cuando pasaba las mañana conmigo porque no sabíamos “qué hacer con él”, y lo único que hacía era estar en silencio y hacer las cosas a su manera, no escuchar lo que le indicaba, los pasos necesarios para la comida que ese día en particular hacíamos: la salsa para unos fideos. Y recuerdo que hizo lo que quiso (no me olvido cuando vi que agregaba carne cruda a la salsa casi lista).

Hoy, unos años después, se le propone participar del espacio de cocina y su postura es totalmente diferente a la de aquel día. Pasa el tiempo completo en el espacio o pide permiso si necesita retirarse por algo, se justifica... prepara mate mientras cocina y entabla charlas, trae lo que hace en la escuela para compartirlo conmigo, me cuenta cómo lo hizo, cuenta qué es lo que aprendió y trae a este espacio la intención de replicarlo.

Hemos vuelto a hacer la salsa para los fideos... pero ahora sigue los pasos, las indicaciones, se interesa por lo que hace, está atento a la comida, y no me canso de verlo cuando revuelve la olla y sugiere agregarle algo para darle sabor... tampoco me canso de ver su sonrisa silenciosa, esa que surge cuando el aroma lo atrapa...

Gabriela Carrizo. Educadora

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Momento... Un mediodía de esos que desestabilizan la casa y nos interpelan de manera diferente a todxs; llega él, excitado, gritando, “bloqueando” a los demás... después de un almuerzo casi insostenible decido separarlo del grupo e invitarlo a charlar. Nos sentamos en la mesita de madera, bien al sol. Él, recostado sobre la mesa, y yo en una silla (cual diván). Conversamos toda la tarde (él tenía un acuerdo, en ese momento, de 30 minutos; venía, almorzaba, charlaba algo y se iba), sobre su vida, su apellido, su viejo, el consumo, su infancia, su hermano, sus muñecos preferidos... todo iba de la mano. Entre pucho y pucho nos damos cuenta de que son las 16:30 y teníamos que merendar. Compartió la merienda tranquilo y sonriente con todxs sus compañerxs. Esa tarde le tomé una foto con el Pelado y entre los dos formaban el número cinco con sus dedos. Marcaban la hora hasta la que había podido quedarse.

Lorena Schivo. Educadora

Recuerdo cuando estábamos jugando con el agua, y el cierre de fin de año cuando Javi se subió al escenario a bailar con los de la banda. Después se subió a bailar Lore. Yo me puse a jugar al metegol con los compas. Chelo

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Nervios ¿dónde? Nervios, nervios, en el micro de ida. Fibrones y una hoja larga con muchos puntos; ellos iban a ser talleristas por primera vez ante un grupo de gente que no conocían. Ir y venir en el micro, preguntas, dudas ¡más nervios! Y después, tranquila, tranquila, podemos hacerlo solos... Antes de empezar, la hoja no aparecía, no estaba por ningún lado, nervios y más nervios. Caminando de acá para allá y la hoja apareció. El taller empezó y al rato la hoja en un bolsillo, olvidada. Risas, un ninja crack, risas y más risas; nervios ¿dónde?

Alejandra Darré. Educadora

Marzo. 2015

A fin de año nos habían dado unos cuadernos - ¿Cómo querés que procedamos nosotros? le pregunté, mientras estaba leyendo el informe judicial y se me pegaba ese lenguaje ajeno. - Con amor, como siempre lo hacen, me dijo... yo, muda, con un nudo en la garganta; él, con los ojos vidriosos de dolor y agradecimiento

Miriam Leites

para que entre los chicos

nos escribiéramos unas palabras. Cuando leí mi cuaderno ella me había escrito, entre otras cosas,

te admiro mucho. Brian Zalazar

Educadora

Salgo a buscarlo y lo encuentro llorando. Me acerco, pongo mi mano en su espalda y le pregunto qué le pasa. Entre lágrimas me dice: Le metí una patada a mi hermano y el Chino me cagó a pedos. ¿Y por eso estás llorando?

No, lo que pasa es que me hizo acordar a mi madrina, que ya no la tengo; ella me decía lo mismo que me dijo el Chino, que cuide a mi hermano ella me hablaba, me cuidaba, me aconsejaba como ustedes acá en Casa joven ustedes me recuerdan a ella…

Gabriela Carrizo. Educadora

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Intercambio de la mañana. Comenzamos a presentarnos porque empieza un chico nuevo. A modo de chiste digo: “Nombre y Colegio”, y así arranca la ronda. Cada uno decía su nombre, edad, de qué espacios participa Llega su turno. Se presenta y, con mucho orgullo, levantando la cabeza, dice: “voy a la escuela La Salle” (él, que dejó la escuela hace ocho años y ahora tiene la valentía de volver para terminar la escuela primaria). Se dibujó una sonrisa en más de un rostro y así, siguió la ronda.

Gabriela Carrizo. Educadora

Nos gustó cuando vinieron los de Envión, también cuando vinieron los españoles y los franceses. Cuando hicimos el festejo de fin de año: Brandon, Juancito, Mati y Brian subieron al escenario, compartimos chistes, palabras con la gente, con nuestros compañeros y también con nuestros educadores. Conocimos gente nueva, nos enseñaron cosas, también conocimos personas con nuestro mismo carácter; pero lo que más nos gustó es que nos reímos todos juntos. Tiempo compartido. Momentos juntos: como arreglar la plaza de Los Ceibos, los juegos, pintar Casa joven, hacer los murales….

El primer día todos nos pusimos en ronda, tuvimos que decir nuestros nombres y de dónde somos, todos teníamos un poco de vergüenza; después, con el tiempo, tomamos confianza. Y estuvo re bueno. Muy bueno

Juancito, Franco y Selene

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Suceso Él es un joven de 17 años sumergido en un mundo complicado, de muerte y cosas terribles que están en su entorno. Su vida cotidiana: cada vez más preguntas y menos respuestas (para qué vine a este mundo, se pregunta). La demanda de los jóvenes es cada vez más grande.

He vivido muchísimos sucesos, historias, en estos 8 años que hace que estoy en Casa Joven compartí momentos buenos, malos, tristes... un sinfín de cosas. Todo es complicado, pero no imposible.

Él, como los demás jóvenes, espera la palabra justa, tiene la necesidad de ser escuchado, la necesidad de ser orientado. Ellos buscan y, en la mayoría de los casos, encuentran. Nosotros solo somos un medio, un instrumento.

Esto pasó en un día de campamento: los jóvenes, después de distintas actividades recreativas, cansados pero muy contentos, a las 3 de la mañana, se acuestan en el pasto a mirar el cielo, las estrellas. Él dice: “Qué lindo. Hoy la pasé re bien, me divertí como nunca, me sentí en familia, con amigos, me sentí por primera vez feliz”. Y seguía sonriendo. Los otros jóvenes también dijeron “es verdad, no voy a olvidar nunca este día, la pasé tan bien…”. Ese suceso, ese instante ¡fue tan valioso! Me puse contento y me di cuenta de que no estamos errados, vamos por un buen camino, solo que tenemos que iluminar más ese camino y una forma de iluminarlo es no estando solos, hacer juntos, con mis compañeros y con los mismos jóvenes. Me acuerdo cuando lo conocí

habíamos entrado a Casa Joven

Christian Cruz. Educador

con dos semanas nada más de diferencia. Él era muy callado y yo un hablador

pero fue él quien me habló primero y me dijo: ¿te gusta Fuerte Apache? Yo le dije que no conocía pero me hizo escuchar

unos temas que me re coparon. Creo que desde ese momento nos hicimos amigos

Y ya pasaron tres años de ese momento.

Brian Zalazar 15


Otoño soleado. 2012 Hoy, en nuestra pausa, salimos al parque a fumar un cigarrillo con F y L; yo les conté un cuentito policial que había leído y me gustó mucho. L dijo: “cuando yo termine de aprender a leer, voy a empezar a leer libros, porque está re bueno. Cuando yo estaba en el instituto, mi compañero de la celda de al lado leía un montón, y me empezó a leer en voz alta, y a mí me gustaba mucho”. Con F asentíamos, contentos. Después entramos para seguir trabajando, con más ganas aún, soñando entre letras y palabras que, sin prisa y con pausa, van tomando forma... Cuánto estamos aprendiendo, pensé... cuánto estoy aprendiendo. Creo que vamos por buen camino...

Miriam Leites. Casa Joven es necesaria porque los ayuda con las adicciones, los problemas familiares. Aprovecho para agradecer a Casa Joven por enseñarme a volver a la escuela.

Sé que Casa Joven para mí es diversión, alegría, emoción. Ojalá que yo pueda terminar la secundaria; ser albañil o jugador de futbol.

Jairo

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Educadora


Diez años de Casa Joven… diez años de pasión, de aprendizajes, de compromiso Levantar la copa y brindar por estos diez años es algo que nos llena de profunda alegría y orgullo. Celebrar la vida y la historia de esta Casa es celebrar que podemos encontrar nuevos caminos, alternativas, nuevas búsquedas que emprendemos juntos para que el Reino de Dios, un Reino de Justicia, de Paz, de Solidaridad se haga presente entre nosotros, en esta tierra, en esta historia, en estos barrios.

Celebramos porque han sido diez años de correr la frontera e ir por más a la espera, a la búsqueda, al encuentro de muchos y muchas que no estaban, y hoy están Celebramos la Casa como oportunidad de vida, de alegría, de fiesta, de encuentros y desencuentros, de peleas, de solidaridad, de volver a caminar a levantarse, a mirar juntos posibles horizontes mejores.

Esta senda nos viene a recordar que muchos sueños se pueden realizar, que es posible construir lugares que nos dan sentido y que posibilitan nuevos andares. Muchas y muchos entraron y salieron de esta Casa y no son pocos los que juntos lloramos su vida por gatillo fácil, por suicidios, por ajuste de cuentas… También son otros tantos los que descubrieron en este espacio nuevos horizontes.

Estamos convencidos que educar es contagiar humanidad, es un acto donde jugamos nuestra amorosidad, al otro y a la relación que establecemos. Estamos convencidos que educamos juntos, construyendo comunidades vivas, fraternas, alojantes… De estas convicciones hablan estos diez años.

Diez años de apuestas, de dar gracias, de entrega, de revisión y de nuevas proyecciones.

Queremos agradecer profundamente al H. Martín Digilio que fue el impulsor de este proyecto siendo Visitador agradecer al H. Carlos Albornoz, a Gustavo Solana, a Martín Santamarina y a tantos educadores y educadoras, muchos de ellos voluntarios que fueron ladrillos de esta casa construida en este tiempo. Un recuerdo especial a Sandra Corsi desde otro lugar nos sigue regalando su alegría y sus pasiones. Que los sueños de una sociedad más justa, fraterna, solidaria construida desde espacios educativos que apuesten a los jóvenes que nos contagió San Juan Bautista de La Salle sigan vivos en nuevos presentes que nos invitamos a construir Gracias

Javier Castagnola

Director Fundación Armstrong

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Camino, perseverancia, poder entender, mirada hogar… Entradas

Por este espacio, que comprende un cuarto de manzana, que es inmenso, que no solo cuenta con una entrada llamativa sino con dos, pintadas, que cuentan parte de lo que acá se vive, han pasado cientos de pibxs, de familias, buscando un espacio que los escuchara, buscando ayuda, buscando respuestas, queriendo saber, tratando de entender qué hacemos acá, habitando esta casa, preguntando qué pueden hacer acá los jóvenes. Un espacio que se fue armando, que fue mutando, que fue dando respuesta a lo buscado, que otras veces fue la falta de respuestas, la incertidumbre, pero nunca la desesperanza.

Con el tiempo he podido ver y vivir que Casa Joven es camino, un camino que se va haciendo al andar (esa frase del poeta tan conocida y tan cierta), camino reflejado en quienes han pasado, en quienes viven la casa día tras día. Camino ha sido un documento en la mano de un pibe que, cuando llegó a esta casa, solo era un acta negativa de nacimiento. Casa Joven es perseverancia, en ese pibe que hoy se levanta todos los días para ir a la escuela, después de haberla suspendido, haberla retomado y abandonado nuevamente, volviéndose logro en varios casos, al tener en su mano el certificado de primaria o secundaria completa. Casa Joven significa poder: empoderarse en la palabra, poder decir y ser escuchado, decidir, optar. Casa Joven es entender que no todos somos iguales y tampoco necesitamos lo mismo, pero que podemos encontrarnos y juntos construir.

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Casa Joven significa mirada, que no se limita, que mira a otros, que nos permite reconocernos en la mirada del otro.

Es sinónimo de hogar es el lugar en el que te sentís cómodo, en el que elegís estar, en el que buscás el rincón que más te gusta, en el que cantás, donde te enojás y hacés berrinches, el lugar donde entrás sin permiso porque sabés que te esperan, donde buscás la manera más cómoda de sentarte, hacer chistes y reírte disfrutar, relajarte. El lugar que te acompaña, que te entiende, te pregunta y repregunta. Es el espacio referente para los pibes, para las familias, para las instituciones y organizaciones que la rodean, andando un trabajo en conjunto, con la intención de que cada joven que pasa por acá pueda y quiera construirse y reconstruirse las veces que sea necesario llegando por cualquiera de sus dos entradas.

Gabriela Carrizo Educadora

Recuerdo cuando entré a Casa Joven, me parecía todo raro y ella me enseñó que la vida es bella y hay que vivirla como uno quiere. Y bueno, acá me hice muchos amigos, más que amigos son hermanos. Esta se hizo mi segunda casa.

Sandra: nos dejaste toda tu alegría y cariño, nos enseñaste a hacer las cosas de panadería, a ser buena gente y divertirnos.

Mica Lozada

Martín, el educador

nos había mandado a cortar el pasto. Con él ni nos hablábamos,

encima éramos de diferentes turnos pero cuando pasó todo ese mes

que estuvimos cortando el pasto nos hicimos re amigos.

Brian Zalazar

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Lo que nos emocionó fue cómo en el festejo de la muestra de Casa Joven Brandon, Juancito, Mati y Brian dijeron algunas palabras para los educadores y la casa.

Algo que nos llegó fue cuando un lunes a un chico lo retamos por comer arrebatado y él nos dijo: bueno, perdón, pero ustedes comen todos los fines de semana y todas las noches, yo sólo como acá, en Casa Joven.

Nos gustó mucho ir a la plaza a pasar el día del niño y compartir juegos, merienda y risas con franceses, españoles y gente del barrio. Me acuerdo cuando los viernes, en los intercambios, elegíamos canciones que nos llegaban y hablábamos sobre ellas. Nos gustaría que vuelva a pasar. A mí me gustó cuando vendí plantas con Karen en una feria.

Nos encanta haber conocido Casa Joven, los integrantes que hubo, hay y habrá. Gracias Casa Joven.

Karen , Dany y Loncho

Siempre peleamos un montón siempre nos mandamos a la mierda

siempre me hacen enojar, pero siempre están ahí, por eso siempre

los voy a considerar mis amigos.

Brian Zalazar

Me siento bien en Casa Joven porque aprendo cosas. Me gusta conocer pibes nuevos.

Mati

Tenemos una reunión para hacer el cierre de su proceso en un determinado proyecto de Casa Joven. Recupero algunas de sus frases en esa situación (una situación a la que logró llegar transitando y superando una historia de vida durísima): • Aprendí a tomarlo como un trabajo • Pude darme cuenta de que puedo y que sirvo para algo • Si quiero, puedo sostener otro trabajo. Puedo aprender otra cosa • El proceso ya terminó. A Casa Joven voy a ir de visita • Me involucré demasiado, se mezclaron el afecto y el trabajo, y me costó tomar la decisión por encariñarme tanto • Logré cosas que no pensaba, cuando me ofrecieron no pensé que fuera a lograr tanto Intenso verla, hablando con seguridad y firmeza. Mirando a los ojos. Evaluando. Creciendo…

Alejandra Darré. Educadora

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NO TE RINDAS No te rindas, aún estás a tiempo de alcanzar y comenzar de nuevo, aceptar tus sombras, enterrar tus miedos, liberar el lastre, retomar el vuelo. No te rindas que la vida es eso, continuar el viaje, perseguir tus sueños, destrabar el tiempo, correr los escombros, y destapar el cielo.

No te rindas, por favor no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se esconda, y se calle el viento, aún hay fuego en tu alma aún hay vida en tus sueños.

Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo porque lo has querido y porque te quiero porque existe el vino y el amor, es cierto. Porque no hay heridas que no cure el tiempo. Abrir las puertas, quitar los cerrojos, abandonar las murallas que te protegieron, vivir la vida y aceptar el reto, recuperar la risa, ensayar un canto, bajar la guardia y extender las manos desplegar las alas e intentar de nuevo, celebrar la vida y retomar los cielos.

No te rindas, por favor no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se ponga y se calle el viento, aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños porque cada día es un comienzo nuevo, porque esta es la hora y el mejor momento. Porque no estás solo, porque yo te quiero.

Mario Benedetti

miráloquetedigo


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