"Una llamada, muchas voces": Subsidios para el Nivel Primario (2º Ciclo)

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Subsidios para el Nivel Primario do 2 Ciclo



Lema 2017

Introduccion

Una llamada, muchas voces

“En un mundo de muchas voces y valores, tentados por el encanto de lo aparentemente bueno, los lasallanos estamos llamados por el Instituto a tomar conciencia de que vivir una vida de generosidad y libertad es lo que puede satisfacer nuestra profunda hambre humana y es una forma de responder a la llamada del Espíritu escuchada en lo más profundo de nuestro corazón… Esa respuesta tendrá que ser comprometida en escuchar, ver y responder a la necesidad de nuestro alrededor…” (Revista Actualidad RELAL, Julio 2016)

Queridos compañeros y compañeras de misión: Una llamada, muchas voces… es el lema Lasallano propuesto para trabajar durante todo este año 2017. Esta frase no “cae del cielo”, sino que es fruto de la reflexión que viene llevando el Instituto a nivel general, proyectándose hacia adelante en todo lo que respecta a la Misión. En la circular Nº 470 titulada “Hacia el año 2021: viviendo juntos la alegría de nuestra misión”, el Hno. Superior General Robert Schieler junto con su Consejo proponen un lema general (Viviendo juntos la alegría de nuestra misión) y varios sublemas que corresponden a cada año. Una llamada, muchas voces... es el lema que nos convoca para este 2017. Es decir, ya no tendremos un lema solamente para el Distrito Argentina – Paraguay, sino que nos hacemos partícipes de una comunidad más amplia, que también es referencia, el Instituto. Todos los lasallanos a nivel mundial, estaremos invitados a reflexionar teniendo como eje este lema. Seguramente es una alegría saber que vamos a compartir la reflexión con lasallanos y lasallanas de todo el mundo. Pero también es un gran desafío. Desafío de poder encarnar esa llamada y muchísimas voces desde nuestro lugar, desde nuestra tierra. Desafío de poder apropiarnos de la frase, con los ojos y el corazón anclados en nuestra realidad. Desafío de poder seguir construyendo juntos la vida de nuestro Distrito, de nuestras obras educativas, de nuestros espacios de reflexión conjunta, atendiendo a las demandas que nuestros chicos y jóvenes nos “gritan” a diario en nuestra tarea cotidiana. Como dice nuestro Hno. Visitador Martín Digilio en la carta que nos envía a todos los Lasallanos, Hermanos y Seglares con motivo de la presentación del Documento del VIII Capítulo y VI Asamblea Distritales 2015 – 2016, “…Elegimos a Jesús como maestro espiritual de nuestra vida, y queremos como Él encarnar en nuestro pueblo su mensaje y queremos como Él encarnar su Palabra en nuestras vidas, y así ser signo de esperanza para nuestra generación…” Una llamada, no es más que la de ese Alguien que nos llama, es Él quien nos convoca. Luego, continúa el Hno. Martín:

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“…Esta pedagogía de Jesús, nos invita a evangelizar la cultura, a proponer alternativas ante los signos de deshumanización y olvido de los despojados, de los olvidados, de los que han sido dejados afuera de la mesa y del reparto de los bienes creados para todos…” Estas son las muchas voces, que nos interpelan, que nos revelan el rostro del Maestro. Es desde esas voces, “que muchas veces no tienen voz”, desde donde nos paramos para vivir y contagiar la Buena Noticia del Evangelio. Son esas voces las que nos asocian junto a otros y nos sumergen en este proyecto lasallano de inspiración cristiana para brindarle un servicio educativo a los pobres. De esta manera, el eje primordial del discernimiento que nos une como comunidad viviente llamada por Dios a seguir a Jesucristo y su pedagogía parte desde la lectura de la fe, de un ser llamados para, como Jesucristo, hablar la lengua de nuestro pueblo y compartir con ellos su cultura y temporalidad. Así nos encontramos, educadores y familias, niños y adolescentes, hermanos y seglares, eligiendo a Jesús como maestro espiritual de nuestras vidas, escuchando su llamado a ser signo de esperanza para nuestra generación por medio de su pedagogía, esa que nos invita a evangelizar la cultura, recordar a los olvidados, escuchar a los que no tienen voz. Como señala el Documento del Capítulo y la Asamblea nos proponemos “una espiritualidad de ojos abiertos que comprende que el mundo, las culturas, las ciencias y las artes, la vida de los pueblos y de las personas, especialmente si son pobres, son Palabras con las que Dios nos llama, nos interpela, nos busca, se muestra a sí mismo. Esta espiritualidad dinamiza permanentemente toda la vida de las obras educativas y comunidades. Buscamos identificarnos por el respeto a la diversidad, la inclusión, el cuidado de la naturaleza, la aceptación de las diferencias, el diálogo con las culturas; porque todos son rostros de Dios que nos permiten vivir el mandamiento del amor.” Es en este compartir el mundo donde nos encontramos con la diversidad de voces, de miradas, donde la interculturalidad cobra un sentido de red, donde la llamada personal se transforma en una respuesta comunitaria. Nuestra escuela en pastoral nos anima a tener una mirada atenta a la realidad, donde la síntesis fe – vida – cultura se asuma a partir del discernimiento, de la búsqueda de la Palabra de Dios, del intento por dar respuesta a las muchas preguntas que nos interpelan. Abordar nuestros desafíos implica partir de cuatro experiencias vocacionales: iniciación, acompañamiento, pertenencia y llamados y enviados. Desde aquí construimos los cuatro sublemas que nos animarán durante todo el año: Una llamada, muchas voces... para que vengan y vean. Una llamada, muchas voces... para quedarte con nosotros. Una llamada, muchas voces... para permanecer unidas. Una llamada, muchas voces... para gritar Tu palabra multiplicando gestos. Por todo esto queremos que este 2017 sea un año que nos anime a escuchar y responder, a mirar la diversidad con ojos de fe, a entender la interculturalidad como medio para el aprendizaje, con

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una mirada comunitaria, donde la espiritualidad se fortalezca en medio de la secularización por medio de una nueva forma de hacer Iglesia. En el material que preparamos encontrarán subsidios para los distintos niveles: Inicial, Primario, Secundario y Adultos. Pensamos un recorrido sencillo pero de profunda reflexión y compartir comunitario, con oraciones de la mañana, celebraciones y material de lectura orante. Acompañamos cada nivel con diversos recursos que procuramos los ayuden a favorecer una mediación significativa y comunitaria.

Una llamada, muchas voces… para que vengan y vean

Este sublema nos encuentra reencontrándonos. Abrazos, anécdotas, alegrías, tristezas y experiencias vividas se cruzan en la sala de maestros, en las aulas, en los patios… Nombres y rostros concretos somos llamados y convocados a vivir juntos una experiencia educativa que es, a su vez, una experiencia de fe. Porque una voz nos llama. Una voz nos invita. Una voz nos convoca a vivir juntos una experiencia que nos transforma, nos llena de vida, nos plenifica. Una voz nos propone mirar el mundo juntos y soñar otro mundo posible. Y, la escuela, ese espacio de Iglesia, se transforma en un ensayo de ese Reino que el Buen Dios nos mostró en Jesús que es posible encarnar. Los primeros discípulos, según el relato de Juan 1, 35-39, cuando escuchan hablar de Jesús lo siguen. Éste, al ver que lo seguían, les pregunta qué buscan a lo que ellos responden con otra pregunta ¿Dónde vives? La respuesta de Jesús es concreta: “Vengan y vean”. El relato concluye diciendo que estos se fueron con Él, vieron dónde vivía y pasaron todo el día en su presencia. De esta experiencia es de la que nos habla el sublema que estamos invitados a vivir, reflexionar y pensar en estos meses. Jesús no llama y convoca desde ideas abstractas. Llama y convoca desde la experiencia de compartir la vida y la fe descubriendo que somos invitados a una vida humana plena, con sentido y con una fe que crece y se profundiza asumiendo modos concretos de testimoniar la Buena Noticia de Jesús. En términos lasallanos esto es la cultura vocacional. Que nuestra escuela sea laboratorio de Reino, lugar de vida humana plena, espacio de Iglesia donde se gesta, profundiza y crece nuestra fe, lugar de opciones para servir al Reino asociados al servicio educativo de los pobres como Hermanos y Seglares, Alumnos y Educadores en distintos lugares.

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Nos reencontramos en este nuevo año para eso. Para que nuestra escuela sea una experiencia realista y cercana del “Vengan y vean” del Evangelio. Para que nuestra escuela sea un espacio en el que descubramos la presencia y acción de Dios en nuestras historias y la de nuestro pueblo. Para que nuestra escuela nos anime a comprender nuestra existencia como “llamada” y “respuesta”. Para que en nuestra escuela, como decía el Hno. Fermín en ese bello poema a la Virgen de la Estrella, “Tu Hijo pueda jugar y enseñar en ella”. Venimos para ver al Dios de la Vida que se revela en nuestra vida…

Una llamada, muchas voces… para quedarte con nosotros

El segundo sublema nos encuentra en tiempo de Cuaresma, acompañándonos en el camino a la Pascua, quizás la fiesta central del año litúrgico de los cristianos. Decimos fiesta, aunque no todo sea alegría. El camino hacia la resurrección no nos es fácil, pues recordamos el dolor y sufrimiento que Cristo padeció por nosotros. Él anunció su Pasión a los discípulos, sin negar todo lo que implicaría cumplir con el designio de Dios, así como nunca escondió el sacrificio necesario para poder seguirlo en la construcción del Reino. Todos los años tenemos una nueva oportunidad de meditar el sentido de la resurrección, del paso de la muerte a la Vida, la completa entrega de uno por una causa mayor, y de disfrutar plenamente la alegría de sabernos salvados por Él. Recordar no es simplemente hacer consiente algo que habita en nuestra memoria; es algo mucho más profundo y significativo. Re (de nuevo) y cordis (corazón), es una nueva oportunidad de dejarnos interpelar por aquello que supo alguna vez atravesar nuestros corazones de un modo particular. Rememorar una fecha, una tarea, un nombre, no es igual que recordar a una persona, una voz, una palabra, un gesto. Es por ello que compartir con personas que vivan según las enseñanzas de Jesús, vivir experiencias que nos permitan continuar construyendo el Reino, nos hacen sentir cerca suyo. Y cada encuentro con Jesús es transformador; aquello que uno aprende de Él, de su vida, es algo que trasciende el mero momento del encuentro. Nos lo deja claro en su diálogo con la samaritana en el pozo: “Pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más volverá a tener sed”(Jn 4, 14). Aquello que Él ha venido a enseñarnos tiene como fin último acompañarnos; no hoy, sino por siempre. Pero Jesús no está a una distancia determinada respecto de nosotros, y cada vez que lo reconocemos o hacemos presente, nos acercamos un

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paso más. No. Simplemente, cuando vivimos algo que hace sentir nuestro corazón como aquella primera vez en la que Jesús se hizo presente, cuando volvemos a beber de Su agua, cuando lo recordamos es que nos damos cuenta que Él nunca se fue. Es lo que logran comprender los discípulos de Emaús, cuando se dicen “¿No ardían acaso nuestros corazones, mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?” (Lc 24, 32). Jesús nunca se fue de su lado. Claro que no lo reconocieron en el momento en que Jesús caminaba con ellos, porque sus preocupaciones no se lo permitían. Nuestra tarea es identificar a Jesús entre las muchas voces en las que hoy se manifiesta; recordarlo en el rostro de los niños, niñas y jóvenes que nos han sido confiados, de nuestros compañeros, en nuestras comunidades, y ayudar a otros a hacerlo, a pesar de aquellas cosas que distraen nuestro corazón y nuestra mente. Cristo, como ser histórico, nos habló desde su realidad. Debemos ahora buscar su llamada, que nunca ha cesado, en la nuestra. Si deseamos encontrarlo, debemos buscarlo en los lugares y en las personas que mantengan vivo su Espíritu, y confiar en que nunca ha dejado de estar con nosotros, pues cada encuentro con Él, lo vuelve a hacer eterno.

Una llamada, muchas voces… para permanecer unidas

Las primeras comunidades cristianas se formaron en un contexto difícil: persecuciones, temor, dudas, son algunas de las adversidades con las que estos apóstoles convivieron durante su gestación. Perseguidos por el poder, por predicar el mismo mensaje que llevó a Jesús a la cruz; temerosos por saberse enemigos de ese sistema opresor, de las autoridades políticas y religiosas de su tiempo, que buscarían callarlos a toda costa; con dudas generadas por la incertidumbre de caminar sin su Pastor, como un rebaño de ovejas que sabía hacia dónde debía ir, pero aún así se sentía perdido. Nuestra realidad se asemeja en gran medida a la suya: en un mundo sumergido en la cultura capitalista, donde la violencia es el lenguaje cotidiano, donde el individualismo y el egoísmo marcan la tendencia, proclamarse cristiano no es fácil. Quienes osan cuestionar “la norma”, aquellos que intentan vivir bajo la Palabra de Dios, desentonan. Y si bien es cierto que ya no somos perseguidos, el temor a ser señalados es real, y es común dudar respecto del camino que elegimos, cuando no siempre podemos observar el fruto de nuestra opción. Podríamos preguntarnos entonces cómo hacer para seguir siendo fieles a Cristo, en un contexto desfavorable como el de hoy. La respuesta es sencilla: así como lo hicieron las primeras comunidades. Hubo algo

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superador del miedo y la incertidumbre, algo que consiguió mantener a esos hombres y mujeres firmes en su misión, convencidos de continuar predicando la Buena Noticia. Fue la fuerza del Espíritu la fuente de confianza que reafirmó sus convicciones y les permitió mantenerse firmes en la misión. Aquella que irrumpió en Pentecostés para renovar la Fe de los apóstoles, cuando “aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y fueron posándose sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía que se expresara”(Hech 2, 3-4). En un instante, el lugar entero se transformó, como todas las personas que se encontraban allí. ¿Por qué la llegada del Espíritu hace que comiencen a hablar en otros idiomas? En realidad, podían comunicarse en cualquier idioma, porque desde ese momento habían empezado a hablar el idioma universal: el del Amor. El mensaje de Jesús no tiene bandera, color, nacionalidad, ni cualquier otro tipo de distinción. Su propuesta es para todos y cada uno, y es por eso que quienes la predican logran hacerse entender; porque no hablan el lenguaje de la mente, sino el del corazón. Nuestro desafío como cristianos es recibir el Espíritu Santo, hacerlo carne, y comenzar a hablarle a los corazones de nuestros hermanos y hermanas, para aunar fuerzas, para compartir el pan, para seguir construyendo juntos el Reino; para que nuestras voces permanezcan unidas y fieles a Él, hoy como ayer.

Una llamada, muchas voces… para gritar tu palabra multiplicando gestos

El año avanza y hemos profundizado desde distintos lugares la experiencia de encontrarnos con Jesús, aprender a estar con Él y sabernos llamados a formar parte de una comunidad de vida y de fe. Pero este llamado comunitario no se concreta solamente en los vínculos y relaciones que se establecen hacia dentro de la comunidad. La Buena Noticia de Jesús es expansiva, contagia, se irradia… Por eso no es posible guardarse para sí ese mensaje de mayor justicia y mayor dignidad para todos y todas. Jesús, a sus discípulos, los invitó a estar con Él para enviarlos a anunciar a todo el mundo el sueño que Dios tenía para la humanidad. La Salle se descubrió llamado e inmediatamente se puso al servicio de la educación de los más pobres y olvidados de su tiempo. Porque todo llamado supone un envío. En este tiempo, en el que vamos madurando nuestro llamado, este sublema nos invita a multiplicar los gestos de esta bella experiencia de “ser llamados” y de “ser enviados”. Nos toca, ahora, testimoniar desde el servicio lo que el Dios de la Vida ha obrado en nosotros.

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Ilustracion 2017

Este año, por primera vez, realizamos un concurso abierto para la presentación del logo/ilustración que acompañe al lema 2017. Queremos agradecer todas las propuestas llegadas, muy especialmente a las alumnas del Instituto La Salle San Martín por participar de la convocatoria con entusiasmo y gran calidad en sus trabajos. También agradecemos a sus profesores y directivos por el incentivo y la motivación. A continuación les presentamos el seleccionado, así como las propuestas de las alumnas, que acompañarán al logo oficial en diferentes materiales gráficos.

Explicación de la ilustración 2017 (Marisa Paulón): La propuesta es muy sencilla en sus elementos: Sobre el círculo que representa la esfera terrestre hay unas formas que intentan replicar las emisiones sonoras. Una mayor, representa la voz de Dios que es quien invita a la gran tarea, la misión, en tanto una serie igual de menor tamaño en sentido contrario representa la humanidad que responde. En su similitud, cada una de ellas tiene un color diferente: verde (la naturaleza); rosa y marrón (las dos etapas extremas de los convocados: desde la infancia a la madurez, basada en algunos textos leídos sobre colores para ayudar a significar); amarillo (la alegría); morado (sentido religioso); blanco (elegido para representar a quienes, no siendo religiosos, también aportan desde sus propias cosmovisiones). No estando en orden quieren abarcar destinatarios, actitudes y participantes de la labor a la que somos llamados. La estrella de La Salle puesta en cercanía a la "voz" de Dios, acompañando, impulsando. Un segundo círculo mayor replica al primero y pretende dar la idea de reproducción, multiplicación, ampliación de horizontes. Dentro de él una serie de líneas quieren semejar una red, en recordatorio del pasaje del Evangelio (Mateo 4,18) cuando Jesús llama a los primeros apóstoles a que lo acompañen. La tipografía elegida del tipo manuscrita refuerza el concepto de la tarea humana. Se trabajó con tonos derivados del azul y el naranja institucional, más un tercer color que empata bien con los primeros.

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Agustina Belén Berri. En el logo se ve representada la diversidad de voces por medio de cada uno de los colores que conforman el círculo abierto que abraza y sustenta la estrella. La cual está compuesta por el lema institucional, escrito con diferentes tamaños y colores, queriendo así mostrar cada uno de los niveles que participan de la comunidad Lasallana. El concepto de “llamada” está simbolizado como una luz que surge del interior de la estrella y nos convoca a comprometernos y responder, cada uno con su voz, a la misma. Antonella Favazza. La llamada, representada en la paloma, se convierte en múltiples voces que se ramifican y buscan alcanzar impacto en una sociedad capaz de transformarse y construir en el mundo de hoy el reino de Dios. Los colores nos remiten a la tierra, la naturaleza y la vida, puntos de partida que nos invitan a involucrar a nuestra comunidad en la tarea de consolidar un mundo mejor en donde todos se sientan integrados. Eugenia Muiño. En el margen superior del logo, representé a La Salle, quien nos convoca, nos llama a una misión compartida por una educación transformadora. Hacia los lados está representada la comunidad en cuatro caras con colores en tono pastel para mostrar la diversidad de las voces que se suman a nuestro desafío cotidiano. El corazón rojo, simboliza el afecto y la confianza que sentimos en nuestra escuela. En cuanto a la tipografía, utilicé la Kristen itc., que connota lo cotidiano, lo cercano y lo cálido reforzando la idea de la escuela como hogar. Evelyn Paz. Mi logo muestra la figura de un megáfono con el cual representé la llamada, realizada con las manos que connotan las muchas voces que responden. El fondo de colores lo utilicé para representar las ondas sonoras que emite la llamada y las distintas interpretaciones, elegí especialmente colores pasteles para que pueda diferenciarse el fondo de la figura. Para las manos utilicé colores intensos para reforzar el mensaje de una comunidad, donde cada uno es diferente, pero está unida para transmitir el mensaje.

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Por último coloqué el lema en el extremo inferior derecho para poder seguir con facilidad la línea de lectura y finalice con un mensaje claro y anclado. Florencia L. Soza. El lema "Una llamada, muchas voces" está representado en este logo con la imagen de La Salle que convoca a la comunidad, representada en este caso con las estrellas. El óvalo representa la onda sonora del llamado y al mundo. Los colores elegidos son los que identifican a la institución. Por último coloque el lema a su alrededor para reforzar el mensaje. Jennifer Micaela Ojeda. Elegí el mundo de fondo como representando nuestra gran comunidad, en la que las manos entrelazadas simbolizan unión, fraternidad y compañía. La paloma blanca volando en el centro encarna la llamada a la paz y la estrella en su ala figura toda la comunidad Lasallana. Utilicé el uso diverso de colores haciendo alusión a las diferentes etnias y culturas (a las muchas voces que responden al llamado). Verde: salud y esperanza. Naranja: alegría, creatividad y éxito. Celeste: constancia y confianza. Rojo: amor. Violeta: eternidad. Amarillo: energía, inteligencia e innovación. Natasha Irina Wosniak. Cuando comencé a diseñar mi logo pensé en nuestra comunidad, en lo que significa estar dentro de ella, pertenecer. Representé esto con una mancha no muy fuerte difuminada hacia los lados, sin contornos definidos; ya que considero que la comunidad crece constantemente. En el centro ubiqué la figura de Jesús que es quien nos guía y nos une como comunidad, invitándonos a ser parte de ella sin excluir a nadie. Por último, agregué unas manos de diferentes tamaños, dentro de la mancha, con la idea de plasmar de forma concreta esas distintas voces que responden al llamado. Nayla Buccolini. El logo muestra la estrella, símbolo que identifica a la comunidad lasallana. En este caso, al estar compuesta por diferentes morfologías humanas representa la diversidad de quienes la componen. El lazo contiene el

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lema en su interior y abraza la estrella, dando a entender que la llamada nos convoca a todos. La elección del color se debe al característico azul y naranja lasallano. Además, la tipografía al ser cursiva, habla de la unión.

Cancion lema lasallano 2017 Una llamada, muchas voces…

Letra: Fercho

Fontanellaz Música: Juampi Cerrano

Muchas voces se oyen desde aquí y allá van en busca de horizontes de igualdad. Porque cada una tiene muchas historias para contar y al juntarse todas, forman comunidad. Desde lejos las voces intentan llegar, son audaces, reflejan la realidad. Son el eco de este mundo que pide a gritos fraternidad van clamando fuerte, justicia y dignidad. Vamos todos vengan y vean les hice una promesa de una vida mejor. Vamos la llamada está hecha y la mesa está puesta, memorial del amor.

Valentina Filippis. La llamada de Jesús nos convoca a todos a estar al servicio del otro. Una misma voz, logra unir a muchas personas por una misma causa y sin esperar nada a cambio. En el centro del logo podemos observar la silueta de una campana, símbolo de la Iglesia Católica y la llamada. A su alrededor se encuentran globos de diálogo formando un semicírculo que se completa con el lema “Una llamada, muchas voces”. El motivo de estas viñetas, los colores y disposiciones elegidos son variados queriendo representar la diversidad de voces dentro de una comunidad, que responden a la misma.

Estos tiempos necesitan signos de paz salgan, canten y acompañen a los de atrás. El que se sienta llamado y enviado a multiplicar gestos de esperanza, póngase a caminar. Nuestra estrella es pertenencia e identidad va guiando a paso firme nuestro andar. Quedan muchos desprotegidos y excluídos por educar ese es el Servicio, nuestra fidelidad. Vamos todos vengan y vean porque quiero mostrarles donde hoy vivo yo. Vamos la llamada está hecha espero tu respuesta, vos decime aquí estoy.

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Una llamada, muchas voces...

Encuentro 1

para que vengan y vean

El objetivo de esta actividad es poder compartir un primer momento de trabajo, pero sobre todo de encuentro como grupo, luego del receso escolar. Un nuevo año comienza, y es bueno empezar viéndonos las caras, y pensando cómo queremos proyectar el año juntos. Para comenzar, proponemos una dinámica para que el grupo pueda vivenciar este “venir y ver”. Para eso, armaremos dos rondas una dentro de la otra, mirando hacia adentro una, y la otra mirando hacia afuera, de manera que los chicos queden de frente con sus compañeros. Cada uno tendrá una hoja con su nombre y algo para escribir. Al quedar enfrentado con un compañero, la consigna será poder detener en él/ella la mirada por unos segundos, tratar de recordar alguna experiencia compartida y escribir en su papel una cualidad que lo reconozca; esto mismo harán ambos, uno del otro. Luego, los que conformen una de las dos rondas se desplazarán hacia un lado, cambiando al compañero siguiente. Se repetirá la dinámica, en lo posible, hasta volver al primer compañero. Al finalizar, cada uno se tomará unos segundos para leer todo lo que sus compañeros reconocen en ellos. Una vez terminado, se sentarán todos juntos en una sola ronda, para reconocerse, verse las caras cuando compartan el momento siguiente, y favorecer la escucha atenta del grupo. Luego de ponernos en clima,

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Que tu palabra nos cambie el corazón Que tu palabra nos cambie el corazón, que tu palabra nos cambie el corazón. Danos tu luz y tu amor, danos la paz y el perdón. Que tu palabra nos cambie el corazón. Que tu palabra sea como la linterna que nos enseñe por dónde caminar y transformar el dolor en una suave canción para llevar al mundo tu calor. Que tu palabra sea como la comida, que nos sostenga y nos haga vivir. El pan para compartir, la fuerza para vivir. Palabra, pan que Dios va a repartir. Que tu palabra sea la Buena Noticia que todo el mundo sueña con escuchar. Palabra para salvar, palabra para curar. Palabra con poder que nos puede cambiar

estableciendo las normas de respeto y atención para este momento, nos dispondremos a escuchar la Palabra. Se compartirá la lectura del Evangelio de Juan 1, 35-39: “Al día siguiente, Juan se encontraba de nuevo en el mismo lugar con dos de sus discípulos. Mientras Jesús pasaba, se fijó en él y dijo: «Ese es el Cordero de Dios.» Los dos discípulos le oyeron decir esto y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les preguntó: «¿Qué buscan?» Le contestaron: «Rabbí (que significa Maestro), ¿dónde te quedas?» Jesús les dijo: «Vengan y lo verán.» Fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día. Eran como las cuatro de la tarde.” De la lectura que nos propone Juan, queremos rescatar dos claves. La primera es la actitud de Jesús frente a los hombres que comienzan a seguirlo. Como buen Maestro, Jesús les hace una pregunta: “¿qué buscan?”. Él atiende la curiosidad de sus discípulos, los cuestiona, pide que expresen cuál es su intención. Frente a la respuesta que estos le dan, de querer saber dónde es que vive, Cristo es muy claro: “Vengan y vean”. Lejos de servirles una respuesta sencilla, de resolverles el interrogante, los invita a que puedan descubrirlo por sí mismos; más que ver dónde es que vive, les pide que puedan compartir cómo es que vive. Seguir a Jesús es vivir como Él. No importa dónde, ni qué, ni cuándo, ni con quién. Preguntas para compartir y pensar juntos… Así como los discípulos lo hicieron con Jesús, todos buscamos algo al acercarnos a aquellos con los que compartimos la vida. ¿Qué busco yo al acercarme nuevamente a mis compañeros y docentes? ¿Cómo me gustaría transitar este año nuevo juntos? ¿De qué manera desearía compartir las distintas cosas que vayan sucediendo?

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La única manera de conocer dónde vive Jesús, es buscar vivir como Él vive. Si miramos un poco para atrás en la vida de este grupo… ¿en qué acciones, gestos o personas puedo encontrar el modo de vivir de Jesús? Luego de compartir esta reflexión, los invitamos a cantar “Que tu palabra nos cambie el corazón” (hay una modificación en el estribillo respecto del audio original): Para finalizar, compartimos una oración, pidiéndole a Jesús que nunca nos falte su Palabra, que dispongamos nuestros corazones a ella, que nos dejemos transformar por ella. Que así como hizo con sus discípulos, nos permita ver cómo vive, para poder seguir sus enseñanzas, y así encontrar aquello que estamos buscando.

Celebración: Una llamada, muchas voces... para que vengan y vean Antes de celebrar, siempre es bueno predisponer el cuerpo y el corazón. Generar un ambiente de calma, tranquilidad y confianza es primordial. A veces, ayuda encontrar un lugar que no sea el aula, donde podamos retirarnos de ese espacio diario, para predisponernos de otro modo. Poner música tranquila de fondo, aromatizar, compartir en un altar objetos cotidianos que podamos resignificar, pueden lograr que los chicos vivencien un clima adecuado para celebrar. En esta oportunidad, sugerimos colocar una linterna, un pan y la Biblia, haciendo alusión a las estrofas de la canción. Una vez ambientado el lugar, comenzaremos retomando el canto “Que tu palabra nos cambie el corazón”. Reflexionamos juntos y compartimos: ¿Qué significaría que la Palabra de Jesús nos cambiara el corazón? ¿Sería algo positivo o negativo? ¿Cómo nos beneficiaríamos? La enseñanza de Jesús, ¿me cambiará por escucharla solamente? ¿Hay algo que yo deba hacer para transformar mi corazón? ¿Qué estoy dispuesto a hacer para vivir como Jesús? ¿A qué me comprometo? Los chicos se tomarán unos minutos de silencio para poder pensar esta última consigna personalmente. Se les entregará una hoja de papel, en la que puedan plasmar aquellas cosas que consideran necesarias hacer para transformar el espacio que compartimos en un

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lugar donde viviría Jesús (se pueden entregar pequeñas casas, como símbolo del hogar, del lugar donde vivimos, o bien pueden dibujarlas los chicos). Una vez que todos hayan pensado y escrito, quien tenga intención, que sienta las ganas, compartirá aquello que pudo plasmar. Para cerrar la celebración, sugerimos que el docente diga algunas palabras sobre los signos en torno a los que compartieron; todos ellos son elementos que no siempre tenemos presentes, porque no siempre nos son útiles o necesarios. A cada uno de ellos los usamos para cumplir una función en un momento determinado, o satisfacer una necesidad puntual. La linterna nos facilita la visión en aquellos lugares oscuros; el pan calma nuestro hambre. Pero si no tenemos hambre, o si no hay necesidad de alumbrar, estos elementos pierden su valor. En cambio, la Palabra de Dios no es algo que nos permita sortear una situación o conflicto determinado, sino que es Buena Noticia en todo momento y lugar; nos acompaña en cualquier situación, guiándonos, alumbrándonos, aconsejándonos. La invitación de Jesús a ir y ver el lugar donde vive, no es otra cosa que la invitación a que sea Su Palabra la que dé sentido a nuestro accionar diario, que nos permita transformar espacios, diálogos, gestos, relaciones, en lugares donde Él viva a través nuestro. Sería bueno que, al finalizar, las producciones de los chicos queden en algún lugar del aula o salón, para que esta reflexión de inicio los acompañe a lo largo del año.

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Una llamada, muchas voces...

Encuentro 1

para quedarte con nosotros

Nos encontramos transitando la Cuaresma, el camino de Jesús hacia la Cruz. En este encuentro buscaremos pensar en ella: ¿qué significa esta Cruz? ¿Por qué debe Jesús morir por nosotros? ¿Es realmente necesario? ¿Es Él consciente de lo que implica?¿Cómo llega a ella? El tiempo previo a la muerte de Jesús está repleto de signos, gestos y hechos con los que va haciendo síntesis de su vida. Quizás uno de los momentos más difíciles para Él es también uno de los últimos: su oración en el Monte de los Olivos. Invitemos a los chicos a contemplar la imagen de Jesús orando (ver página diecisiete), contextualizando brevemente este momento tan particular: Jesús acaba de compartir su última cena. Se sentó a la mesa con sus discípulos, y realizó el gesto con el que hoy recordamos: Llegada la hora, Jesús se puso a la mesa con los apóstoles y les dijo: «Yo tenía gran deseo de comer esta Pascua con ustedes antes de padecer. Porque les digo que ya no la volveré a comer hasta que sea la nueva y perfecta Pascua en el Reino de Dios.» Jesús, aceptando una copa, dio gracias y les dijo: «Tomen esto y repártanlo entre ustedes, porque les aseguro que ya no volveré a beber del fruto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios.» Después tomó pan y, dando gracias, lo partió y se lo dio diciendo: «Esto es mi cuerpo, que es entregado por ustedes. (Hagan esto en memoria mía.» Hizo lo mismo con la copa después de cenar, diciendo: «Esta copa es la alianza nueva sellada con mi sangre, que es derramada por ustedes») (Lc 22, 14-20). ¿Por qué Jesús dice que su sangre será derramada? Él sabía que Judas, uno de sus amigos, lo había traicionado y entregado a las autoridades

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religiosas judías, quienes lo buscaban y perseguían. Sus discípulos lo miraban sin poder comprender del todo la situación, pero Jesús sabía perfectamente lo que estaba diciendo. Nunca había tenido tal claridad sobre su misión. Cada uno de los pasos que fue dando, cada palabra dicha, cada gesto, cada opción y decisión tomada lo puso en el lugar donde se encuentra. Y si bien está seguro del camino que construyó, también sabe que se acerca un momento difícil, aunque necesario. El final está cerca, y Jesús lo siente; es momento de hacerse cargo de su Vida. A pesar de mostrarse seguro ante sus amigos, por dentro se encuentra frágil, temeroso, angustiado. Es por ello que terminada la cena, decide retirarse al Monte de los Olivos a encontrarse con su Padre, a rezar. ¿Cómo creen que se sentirá Jesús? ¿En qué estará pensando? ¿Por qué rezará? ¿Qué creen que fue a buscar? Luego de intentar ponernos en su lugar, compartimos el momento que vive Jesús con su Palabra. Leemos Mateo 26, 36-42: En el huerto de Getsemaní Llegó Jesús con ellos a un lugar llamado Getsemaní, y dijo a sus discípulos: «Siéntense aquí, mientras yo voy más allá a orar.» Tomó consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo y comenzó a sentir tristeza y angustia. Y les dijo: «Siento una tristeza de muerte. Quédense aquí conmigo y permanezcan despiertos.» Fue un poco más adelante y, postrándose hasta tocar la tierra con su cara, oró así: «Padre, si es posible, que esta copa se aleje de mí. Pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú.» Volvió donde sus discípulos, los halló dormidos; y dijo a Pedro: «¿De modo que no pudieron permanecer despiertos ni una hora conmigo? Estén despiertos y recen para que no caigan en la tentación. El espíritu es animoso, pero la carne es débil.» De nuevo se apartó por segunda vez a orar: «Padre, si esta copa no puede ser apartada de mí sin que yo la beba, que se haga tu voluntad.» Volvió otra vez donde los discípulos y los encontró dormidos, pues se les cerraban los ojos de sueño. Los dejó, pues, y fue de nuevo a orar por tercera vez repitiendo las mismas palabras. “Padre, si esta copa no puede ser apartada de mí sin que yo la beba, que se haga tu voluntad”. Jesús es muy consciente del momento que se acerca, y como lo haría cualquiera de nosotros frente a la muerte, duda y tiene miedo. En su diálogo con su Padre, en su rezo, le pide que, de ser posible, aparte la copa, que cambie el rumbo de los hechos por venir, que no tenga que morir. No es extraño que quien nos enseñó a cuidar, respetar, valorar y amar la vida no quiera perderla. Pero es tan grande su humildad y entrega, que también logra comprender que algunas cosas son necesarias, más allá de nuestros deseos. Podemos acompañar la lectura con preguntas que guíen a los chicos a comprender mejor la situación: ¿Qué le pasa a Jesús? ¿Cómo se siente? ¿A qué se referirá cuando le pide a su Padre que aleje esa copa de Él?

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Por último, un momento de oración personal:

Encuentro 2

Y ustedes… ¿Cuándo rezan? ¿Cómo? ¿Siempre lo hacen de la misma manera? ¿Rezan solos? ¿Qué sienten cuando lo hacen?

Jesús fue entregado, cargó su Cruz, soportó el camino hacia el Calvario y finalmente murió. Tres días después resucitó de entre los muertos, tal como había anticipado a sus discípulos. Pero a ellos les costó trabajo creerlo en un principio. Compartimos la lectura del Evangelio de Lucas, que nos habla del encuentro de dos de ellos con un caminante desconocido: Lucas 24, 13-35, Los discípulos de Emaús. Aquel mismo día dos discípulos se dirigían a un pueblecito llamado Emaús, que está a unos doce kilómetros de Jerusalén, e iban conversando sobre todo lo que había ocurrido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se les acercó y se puso a caminar con ellos, pero algo impedía que sus ojos lo reconocieran. Él les dijo: «¿De qué van discutiendo por el camino?» Se detuvieron, y parecían muy desanimados. Uno de ellos, llamado Cleofás, le contestó: «¿Cómo? ¿Eres tú el único peregrino en Jerusalén que no está enterado de lo que ha pasado aquí estos días?» «¿Qué pasó?», les preguntó. Le contestaron: «¡Todo el asunto de Jesús Nazareno!» Era un profeta poderoso en obras y palabras, reconocido por Dios y por todo el pueblo. Pero nuestros sumos sacerdotes y nuestros jefes renegaron de él, lo hicieron condenar a muerte y clavar en la cruz. Nosotros pensábamos que él sería el que debía libertar a Israel. Sea lo que sea, ya van dos días desde que sucedieron estas cosas. En realidad, algunas mujeres de nuestro grupo nos han inquietado, pues fueron muy de mañana al sepulcro y, al no hallar su cuerpo, volvieron hablando de una aparición de ángeles que decían que estaba vivo. Algunos de los nuestros fueron al sepulcro y hallaron todo tal como habían dicho las mujeres, pero a él no lo vieron.» Entonces él les dijo: «¡Qué poco entienden ustedes y qué lentos son sus corazones para creer todo lo que anunciaron los profetas! ¿No tenía que ser así y que el Mesías padeciera para entrar en su gloria?» Y les interpretó lo que se decía de él en todas las Escrituras, comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas. Al llegar cerca del pueblo al que iban, hizo como que quisiera seguir adelante, pero ellos le insistieron diciendo: «Quédate con nosotros, ya está cayendo la tarde y se termina el día.» Entró, pues, para quedarse con ellos.

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Y mientras estaba en la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. En ese momento se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero él desapareció. Entonces se dijeron el uno al otro: «¿No sentíamos arder nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?» De inmediato se levantaron y volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once y a los de su grupo. Estos les dijeron: «Es verdad: el Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón.» Ellos, por su parte, contaron lo sucedido en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. Este hombre misterioso, de momentos ingenuo con el que se cruzan, cuestiona y hace pensar a los discípulos sobre sus dudas, hablándoles de las Escrituras sobre las que enseñaron todos los profetas, incluso Jesús. Aún cegados por su angustia, incapaces de comprender lo que implicaba que Jesús “estuviera vivo”, lo invitan a compartir la cena, y será allí donde logren comprender lo que estaba pasando. Recién cuando Él bendijo la mesa partiendo el pan, como lo hizo en la última cena, los ojos de los discípulos se abrieron, y no sólo comprendieron, sino que sintieron lo que en realidad pasaba.

Vine a dar la vida Soy tu Señor, soy tu Maestro yo soy el rostro del que sale a tu encuentro. No estoy arriba, voy de la mano y mi gran sueño es que sean todos hermanos. Cuando me buscan, y no me encuentran seguramente no se habrán dado cuenta que estoy al lado, en cada humano. En el amor del compartir cotidiano. Vine, a dar vida, una luz encendida. Ya se los dije en la Eucaristía, vayan y entréguenla en memoria mía. Vine, a dar vida, una luz encendida. El mundo los reconocerá en la medida que sean comunidad. No quiero cultos, ni grandes ritos. A mí me gusta mucho más el servicio ¿Pues no recuerdan aquella vez? Que con cariño yo les lave los pies. Vine a aliviar todo sufrimiento. Ya no hay mas dudas, ya no hay más desconcierto. Ese es el sentido de mi Pascua el darle vida a lo que ya estaba muerto.

Para pensar juntos… ¿Por qué creen que los discípulos no reconocieron a Jesús desde el primer momento? ¿Cómo se habrán sentido cuando se dieron cuenta que era Él? ¿Qué habrán hecho después? Una vez que hayan podido compartir sus ideas y sentimientos respecto de la lectura, los invitaremos a pensar el lugar que tiene Jesús en su día a día. Para ello, les pedimos que se sienten frente a frente con un compañero, y le compartan en qué gestos, actitudes o acciones suyas reconozco a Jesús resucitado. Si es posible, se podría repetir la consigna cambiando de compañeros.

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Vine, a dar vida, una luz encendida Así la gente se dará cuenta que la persona es lo que más me interesa. Vine, a dar vida, tú debes transmitirla. Es la manera de hacer el Reino. Abran los ojos no se queden más quietos


Cerraremos el encuentro escuchando la canción “Vine a dar Vida”, poniendo en oración todos aquellos gestos que tienen mis compañeros, mis docentes, mi familia, en los que puedo reconocer a Jesús resucitado.

Celebración: Una llamada, muchas voces... para quedarte con nosotros Daremos inicio a la celebración retomando el canto “Que tu palabra nos cambie el corazón”. A continuación, haremos memoria de lo que compartimos hasta ahora sobre el camino de Jesús hacia la Cruz, con algunas preguntas que ayuden a los chicos a recuperar lo trabajado: Sobre la oración de Jesús… ¿Qué le pasaba a Jesús en el Monte de los Olivos? ¿Cómo se sentía? ¿Quién lo venía a buscar y por qué? ¿Qué hizo Él? Luego de recordar, pensaremos juntos: ¿siempre somos fieles a Jesús? ¿Qué cosas de las que nos enseñó me cuesta hacer más? ¿Con qué gestos, acciones o actitudes “entregamos” a Jesús? Sobre los discípulos de Emaús… ¿Por qué estaban angustiados? ¿Lograron reconocer a Jesús desde el principio? ¿Cuándo y por qué lo hicieron? En este momento, los chicos compartirán el pan, como lo hizo Jesús con sus discípulos. Circulará un pan por la ronda, del que cada chico cortará un pedazo. Al hacerlo, compartirá en voz alta qué se compromete a hacer, cómo se propondrá de ahora en más mantener a Jesús vivo entre sus compañeros, en qué dejará que la Palabra de Dios transforme su corazón. Terminaremos la celebración cantando nuevamente “Que tu palabra nos cambie el corazón”.

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Una llamada, muchas voces...

para permanecer unidas

Encuentro 1

Daremos inicio al encuentro compartiendo el video “Q'eswachaka: el último puente del inca” (ver QR). Luego de verlo la primera vez, conversaremos en torno a algunas preguntas: ¿quiénes son las personas que aparecen en el video? ¿Dónde vivirán? ¿Para qué se juntan? Compartiremos el video una vez más, pero esta vez les pediremos a los chicos que presten atención a lo que hace cada una de las personas, tratando de retener la mayor cantidad de detalles posibles. Entonces, seguiremos compartiendo a partir de las siguientes preguntas: ¿todas las personas que aparecen están haciendo lo mismo? ¿Qué funciones tendrán? ¿Solo se juntan para construir el puente? ¿Qué otras cosas hacen / comparten? ¿Podrían hacerlo solos? ¿Cómo se ve a las personas? ¿Están alegres, cansadas, tristes, entusiasmadas? ¿Por qué creen que será así? “El puente colgante de cuerda Q'eswachaka une las dos laderas de un desfiladero del río Apurímac, situado en los Andes meridionales del Perú. Todos los años se renueva utilizando materias primas y técnicas tradicionales que datan de la época incaica. Las comunidades campesinas quechuas de Huinchiri, Chaupibanda, Choccayhua y Ccollana Quehue consideran que este trabajo en común no es solamente un medio para mantener en buen estado una vía de comunicación, sino que es también una forma de estrechar los lazos sociales que existen entre ellas. El puente se considera un símbolo sagrado del vínculo que une a las comunidades con la naturaleza y con su historia y tradiciones, de ahí que su

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Q'eswachaka - Texto

Ahora que conocemos más sobre la renovación del puente y el significado que tiene este hecho para las comunidades que lo comparten, más allá de su funcionalidad, intentaremos pensar en nuestras vidas: ¿qué momentos, actividades, lugares comparto con otros? ¿De qué manera lo hago? ¿Cómo me siento al compartir con otros? ¿En todos me siento de la misma manera? ¿En alguno siento que puedo compartir como lo hacen las personas en el video que vimos? Para terminar, pensaremos juntos y haremos una lista de todas aquellas cosas de mi día a día, de mi cotidianeidad que no puedo hacer solo, o bien que prefiero hacerlas compartiendo con otros. Pegaremos la lista en algún lugar visible.

Encuentro 2

Q'eswachaka: el último puente del inca

renovación anual vaya acompañada de la celebración de ceremonias rituales. Aunque la renovación del puente solamente dura tres días, de hecho estructura la vida de las comunidades participantes a lo largo de todo el año, ya que les permite comunicar entre ellas, reforzar sus vínculos seculares y reafirmar su identidad cultural. La renovación empieza con el trabajo de las familias de las comunidades, que cortan paja y la trenzan en sogas de unos setenta metros de largo. Bajo la supervisión de dos maestros constructores, se entrelazan esas sogas para formar las seis cuerdas de gran grosor que sirven de armazón al puente. Luego, los hombres de las comunidades las atan sólidamente a las antiguas bases de piedra situadas a cada lado del desfiladero. Dos maestros tejedores dirigen y efectúan después el tejido del resto del cordaje del puente, avanzando desde los dos extremos opuestos de éste. Una vez acabada la renovación del puente, las comunidades celebran la finalización de los trabajos con una fiesta. Las técnicas de tejido de los cordajes del puente se enseñan y aprenden en el seno de las familias.”

Tras la muerte de Jesús, el panorama no era muy alentador para sus discípulos y seguidores; si los poderosos estaban dispuestos a matar a un hombre que a esa altura ya era reconocido como un gran profeta, proclamado el Mesías, sus seguidores, simples hombres, no serían un obstáculo. Sin embargo, la intención de sus discípulos no era dispersarse. En su interior algo se sentía distinto. Todos aquellos que habían compartido la experiencia de encuentro

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con Jesús sentían en sus corazones un calor particular, difícil de explicar con palabras: el Espíritu ardía en su interior. Lejos de buscar olvidar o negar su tiempo compartido con el Maestro, se encontraban para fortalecerse como comunidad, compartiendo las enseñanzas, repitiendo gestos y ritos. Lo hacían con mucho cuidado y cautela, evitando a quienes pudieran entregarlos al Sanedrín o a Pilato. Eran pocos quienes confiaban los unos en los otros, pues la traición de Judas los había vuelto más recelosos. Así fueron dándose al encuentro en pequeños grupos, en torno a la mesa como lo hacían con Jesús. Para comenzar el encuentro, leeremos juntos un fragmento del Libro de los Hechos de los Apóstoles, (Hech 2, 42-47).: “Todos se reunían asiduamente para escuchar la enseñanza de los Apóstoles y participar en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones. Un santo temor se apoderó de todos ellos, porque los Apóstoles realizaban muchos prodigios y signos. Todos los creyentes se mantenían unidos y ponían lo suyo en común: vendían sus propiedades y sus bienes, y distribuían el dinero entre ellos, según las necesidades de cada uno. Íntimamente unidos, frecuentaban a diario el Templo, partían el pan en sus casas, y comían juntos con alegría y sencillez de corazón; ellos alababan a Dios y eran queridos por todo el pueblo. Y cada día, el Señor acrecentaba la comunidad con aquellos que debían salvarse” . Luego de compartir la lectura sobre las Primeras Comunidades Cristianas, conversaremos a partir de las siguientes preguntas: ¿Qué nos cuenta la lectura sobre estas primeras comunidades? ¿Para qué se reunían? ¿Dónde lo hacían? ¿Qué cosas hacían regularmente? ¿Con quién realizaban estos ritos o gestos? Habiendo hecho una comprensión sobre esta lectura, buscaremos profundizar un poco la mirada, compartiendo con los chicos el contexto en el que se formaron estas primeras comunidades, y pensando: ¿cómo se sentirían los seguidores de Jesús? ¿Por qué creen que se juntarían? Si cada uno hubiese seguido solo, ¿creen que hoy seguiríamos hablando sobre Jesús? Ellos optaban por arriesgarse, más allá del miedo o de los riesgos que podían correr; ¿dónde encontrarían el coraje para hacerlo?

Ahora, pensaremos en las comunidades de las que nosotros formamos parte: familia, grado, la escuela, el grupo scout, el equipo del club, etc. (las que hayan propuesto en el listado del primer encuentro): ¿puedo reconocer en ellas algunos gestos, actitudes o formas parecidas a lo que Jesús proponía? ¿Cuáles? ¿En quién o en qué momento lo reconozco? Aquellas primeras comunidades lograron mantenerse unidas por la gracia del Espíritu. Era

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Jesús quien vivía y ardía en sus corazones; sus enseñanzas las que marcaban el camino a seguir; su amor, tan incondicional como para entregarse en la cruz, el que les daba el valor de proclamarse cristianos. Es necesario que podamos seguir encontrándonos en Él, buscando en su Vida el valor de permanecer unidos, atendiendo su llamado.

Celebración: Una llamada, muchas voces... para permanecer unidas

Uno de los pilares fundamentales para los cristianos es la necesidad de compartir la vida con otros, de encontrarnos, de formar comunidades. Como lasallanos, reconocemos también en la vida y obra de nuestro santo fundador lo comunitario como un valor imprescindible para poder llevar adelante la tarea de educar. Prepararemos un altar para la celebración, en el que sugerimos que haya una imagen de Jesús y sus discípulos, una de San Juan Bautista de La Salle y sus hermanos y el trabajo realizado en el primer encuentro (la lista de actividades y espacios que comparto con otros). Como gesto, les pediremos a los chicos que puedan plasmar en un dibujo el significado e importancia de lo comunitario en sus vidas. Para ello, compartiremos lo trabajado hasta ahora en torno a lo comunitario: ¿qué experiencias de comunidad conocimos? ¿Con qué objetivo se juntaban? ¿Qué caracteriza los encuentros de cada una? ¿Pueden encontrar cosas en común entre los miembros de las comunidades que renuevan el puente q'eswachaka año a año y aquellos que formaron las primeras comunidades cristianas? Una vez que hayamos podido recuperar esto, los invitaremos a que representen un rito fundamental de una comunidad de la que sean parte: un gesto, una acción, un momento que sea característico de esa comunidad, que la defina, y pensar cómo me siento cada vez que comparto ese momento. Luego de este momento se juntarán en pequeños grupos y compartirán entre ellos lo que hayan representado. Un miembro del grupo será el responsable de ir anotando aquello que se comparta. Lo ofreceremos en el altar. Para dar cierre a la celebración, compartiremos la lectura de la carta a los Romanos (12, 3-8):

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La gracia que Dios me ha dado me autoriza a decirles a todos y cada uno de ustedes que no se entrometan en cualquier cosa, sino que aspiren a lo que se debe buscar. Que cada uno actúe sabiamente según el carisma que Dios le ha entregado. Miren cuántas partes tiene nuestro cuerpo, y es uno, aunque las distintas partes no desempeñan la misma función. Así también nosotros formamos un solo cuerpo en Cristo. Dependemos unos de otros y tenemos carismas diferentes según el don que hemos recibido. Si eres profeta, transmite el conocimiento que se te da; si eres diácono, cumple tu misión; si eres maestro, enseña; si eres predicador, sé capaz de animar a los demás; si te corresponde dar, da con la mano abierta; si eres dirigente, actúa con dedicación; si ayudas a los que sufren, muéstrate sonriente. El valor de compartir la vida en comunidad es una de las enseñanzas que Jesús quiso dejarnos. No es tarea sencilla, pues es necesario, muchas veces, dejar de lado los intereses o deseos personales; implica ponerse siempre al servicio de aquellos con quienes comparto, y velar por su bien tanto como por el mío. Pero es también encontrar siempre un hombro donde apoyarse, una mano dispuesta ayudar, un oído atento que escuche, una palabra justa que traiga calma. Cada uno de los miembros de una comunidad es distinto, pero al ser parte de ella se iguala con sus hermanos.

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Una llamada, muchas voces...

Encuentro 1

para gritar Tu Palabra, multiplicando gestos

Hemos transitado ya gran parte del año, y nos encaminamos a la recta final. Y los fines de año siempre se vuelven un buen momento para comenzar a hacer síntesis de todo lo compartido, construido y vivido. Será entonces el objetivo de este encuentro y su celebración ayudarnos a recordar todo lo caminado en torno al lema que nos convoca, y poder poner palabra sobre lo que nos ha hecho sentir. Para comenzar, dispondremos una galería de imágenes. En las páginas siguientes al final de este encuentro encontrarán una serie como sugerencia, pueden ustedes agregar otras o bien modificarlas; el recorrido también puede hacerse virtualmente. Luego de haber recorrido las imágenes, conversamos y compartimos en torno a las siguientes preguntas: ¿Qué sucede en cada una de estas imágenes? ¿Cómo se relacionan las distintas personas que vemos en ellas? ¿Hay algo que te llame la atención? ¿Qué actitudes tienen? ¿Podemos reconocer a Jesús en alguna de esas personas? Ahora nos tomaremos un momento para recordar. Entre todos, o en pequeños grupos si es conveniente, intentaremos pensar en un momento del año donde hayamos reconocido las actitudes de las personas que vimos en cada imagen. Recordaremos también quiénes fueron parte de ese momento, y les preguntaremos cómo se sintieron, cómo lo vivieron. Aquellos que hayan sido testigos también contarán su vivencia.

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Una vez recordadas las situaciones, reflexionaremos todos juntos y haremos una lista de los gestos y actitudes sobre las que conversamos, agregando todas aquellas que no hayan sido nombradas, pero que nos permitan acercarnos a las personas, multiplicando las enseñanzas de Jesús, y aquellas actitudes que nos alejan de Él. Kindness Boomerang

Celebración: Una llamada, muchas voces... para gritar tu palabra multiplicando gestos El trabajo del año llega a su fin. Lo conversado, reflexionado, compartido y sentido en torno al lema va cerrando el ciclo. Nos dispondremos para celebrar, aquietando el cuerpo, la mente y el corazón. Nos sentamos en ronda, alrededor de un Evangelio, alguna de las imágenes del encuentro anterior, y la lista hecha en éste. Si tenemos algún otro trabajo de los sublemas anteriores, podemos ofrecerlos en la celebración también. Daremos inicio cantando “Que tu Palabra nos cambie el corazón”. Este canto nos acompañó a lo largo de todo el año, como lo hizo Jesús. Hemos reflexionado en torno a él, hemos compartido y celebrado. En este momento, cada uno libremente expresará qué ha aprendido, qué siente que la Palabra de Jesús ha transformado en su persona. Luego, leeremos El juicio final: Mateo 25, 31-39 Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso. Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos, y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a la izquierda. Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: “Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron;

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enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver”. Los justos le responderán: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?”. Y el Rey les responderá: “Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo”. Finalizada la lectura, invitaremos a los chicos a ver el video de “Kindness Boomerang” y reflexionar en torno a ambos. Jesús es muy claro en lo que dice: cada vez que tenemos un gesto que multiplique sus enseñanzas, su modo de vivir, su Palabra, sin importar a quién, también estamos teniendo ese gesto con Él. Se trata, entonces, de reconocer que Jesús vive en cada uno de nosotros, y así como dio su vida como gesto de amor incondicional, debemos dedicar nuestra vida a devolver ese amor, multiplicando sus gestos siempre que podamos. Si nos comprometemos a hacerlo, si logramos llevar su Palabra a nuestro corazón y al de nuestro prójimo, podemos sorprendernos del resultado.

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Equipo coordinador Santiago Caballero, Fernando Fontanellaz, Lucas Leal, Martina Nadal, María Gabriela Spalla Fuentes

Colaboradores Inicial y 1er Ciclo Primario: Candelaria Martínez y Stefanía Stuyck Secundario: Matías Frontuto Lectura Orante: Gisela Romero Oración de la Mañana: Andrea Lozzia

Una llamada, muchas voces Nivel Primario 2do Ciclo © Grupo Editorial Parmenia © Stella Viamonte 1984 – C1056ABD Ciudad de Buenos Aires – Argentina Tel: (011) 4374-0346 y rotativas Fax: (011) 4374-8719 E-mail: editorial@parmenia.com.ar www.parmenia.com.ar Publicación de uso interno Directora General: María Gabriela Spalla Fuentes Subdirectora de Ediciones: María Gabriela Flores Diseño y maqueta: Marisa Paulón Producción: Ángeles Ferreira Corrección: Andrea Lozzia Queda expresamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial o total de la obra por cualquier medio o procedimiento, comprendiendo la reprografía y el tratamiento informático.




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