
6 minute read
Relatos con respuesta
Relatos
con respuesta
Advertisement
‘Tarde de cangrejos’ – Luna Vivaracho, 3º B
Quedaban menos de dos horas para que se pusiera el sol. Jorge y su primo Pablo habían ido a buscar cangrejos a las rocas, cerca del faro. No le apetecía demasiado a ninguno, pero llevaban estas tres últimas semanas del verano bastante aburridos, sin otra diversión que ayudar a su tía Marisa con las gallinas o dar vueltas por el pueblo en el que ya solo quedaban viejos. Estaban deseando que terminaran esas eternas vacaciones en el pueblo, volver a casa y poder ver a sus amigos. Pablo tenía ganas de tocarle las narices a Jorge desde hacía varios días. Estaba harto de que siempre le diera órdenes y le organizara la vida. Así que cuando este le dijo que bajara con el cubo hasta las rocas a coger un poco de agua, le lanzó el cubo lleno de cangrejos a los pies. —Si quieres agua, ¡cógela tú! —Pero ¿qué te pasa? ¿Estás tonto o qué? ¡Me van a picar estos bichos asquerosos! —No creo que tengan tan mal gusto… Jorge recogió el cubo y se lo tiró a Pablo a la cabeza, pero no lo alcanzó. Pablo soltó una enorme carcajada, estaba disfrutando de su venganza. Aunque le duró poco. Su primo había bajado ya dos piedras de un salto. Se acercó a él y le soltó un bofetón. Pablo reaccionó con rabia y se abalanzó sobre él. Forcejearon y consiguió empujarle al agua. Ahora sí quedaba la pelea finalizada. Jorge salió del agua. Se había arañado los brazos al caer y estaba demasiado cansado para seguir peleando. Se sentó en una roca cerca de la orilla y se estiró un poco la ropa para intentar que se fuera secando. Sacó su móvil del bolsillo y vio que estaba roto. —Estupendo, las mejores vacaciones de mi vida —murmuró.
Su primo le observaba desde una distancia prudencial. Se había vengado, pero ahora tendría que darles explicaciones a sus tíos. Y encima le tocaría pagar un móvil nuevo, por lo que tampoco estaba demasiado contento. El cubo había quedado hecho trizas y todos los cangrejos se habían escapado.
En el próximo Relatos
con respuesta
Tu historia debe cumplir con estos requisitos:
- Narrador en tercera persona. - Sucede algo en el mar que altera la tranquilidad de ese momento. La extensión debe ser entre 350 y 500 palabras. Dirigido a alumnos de 4ºESO y 1º de Bachillerato. Inventa un relato a partir de esta fotografía.

Fotografía: Silvia Sánchez
‘Las avesde Jack’ –Mateo Tapia, 3º B
Aquella tarde se había lanzado encima de él, con agresividad y los ojos llorosos. Para entenderlo habría que remontarse a aquella mañana. Jack se había levantado sobre las diez. Había dormido plácidamente, pero no le gustaba despertarse tan tarde. Era verano. Fue hacia la cocina y preparó un desayuno. Cuando terminó de desayunar y vestirse, ya eran las doce. A esa hora salió de casa y tomó la ruta que llevaba a la playa, donde pasó el día caminando entre las rocas; el sol y el viento le daban en la cara, oía las olas del mar y el grito de las gaviotas: le encantaban los pájaros. Había aprendido a distinguirlos según su vuelo. Hacia la una y media, vio volar un águila imperial ibérica, especie en peligro de extinción y nada común en una playa, ya que suelen vivir en áreas montañosas o boscosas. Jack estaba emocionado. De repente, del acantilado que tenía al lado, vio asomarse un rifle de caza. Jack gritó, el ave dio un giro brusco asustada por el grito. Se apreció un disparo que retumbó por todo el lugar y se escucharon gritos provenientes de ambos lados de la playa. «¿Qué ha sido eso?». Solo Jack sabía lo que pasaba. Observó cómo el cuerpo muerto del águila caía a plomo sobre el agua que se volvió roja y se enturbió. Volvió a dirigir su cabeza hacia el barranco y percibió cómo desaparecía la escopeta. Cuando Jack se aseguró de que el loco del rifle de caza se había ido, se dio la vuelta y advirtió cómo salía el cuerpo del águila. Se tiró al agua y recogió el ave. Salió corriendo con ella en brazos hasta la cabina de lo socorristas que aún estaban desconcertados por el disparo. Al ver el ave lo comprendieron todo: la cogieron y la metieron dentro para poder tenerla a mano si querían denunciar a aquella persona. Jack se dio la vuelta y se puso a correr en dirección al barranco. Vislumbró la silueta de un hombre bastante alto que bajaba del mismo. Aceleró. No le
La respuesta de Mateo
Qué gusto da cuando uno abre el correo electrónico y ve que le llegan muchos relatos de alumnos con una calidad extraordinaria. La pena es que, por cuestiones de espacio, en cada número del periódico solo podemos seleccionar dos textos. No obstante, desde la redacción, seguimos animando a nuestros alumnos no seleccionados a continuar escribiendo y participando todos los meses: la constancia en la escritura es el músculo que hay que trabajar todos los días, delante de un cuaderno o un ordenador, si uno quiere convertirse en escritor y ver algún día publicada su obra en una editorial de mayor o menor prestigio. De los dos relatos que hoy publicamos en el número de febrero, tanto el de Luna Vivaracho como el de Mateo Tapia, me ha gustado la manera como ambos han trabajado el conflicto, basándose en la fotografía de la profesora Silvia Sánchez y en las pautas marcadas en el número anterior. En el primero de ellos, el conflicto entre los primos desemboca en la pérdida de lo que habían ido a buscar: simboliza la fractura entre ellos, mucho más importante que perder un teléfono móvil, que se puede reemplazar, o el cubo lleno de cangrejos. En el segundo, la revelación final crea el conflicto entre tío y sobrino. De nuevo, como en el otro, los conflictos familiares aparecen en los relatos porque estos son incuestionablemente muy atractivos quedaba aire, tenía flato y sentía que se iba a desmayar, pero siguió corriendo. Al cruzar medio trecho, el hombre cayó de bruces y ya se estaba levantando cuando Jack cogió velocidad. Ya solo le llevaba un metro de ventaja, 0.90, 0.20… Jack se lanzó, el hombre hizo un movimiento rápido y lo esquivó. El pobre Jack cayó y se golpeó la cabeza con la dura piedra, dando un giro de ciento ochenta grados y quedando boca arriba. Desde esa posición, vio por una décima de segundo su cara. Era… —¡Nooooo! —gritó Jack. No podía ser. Se levantó y lo encaró. Estaba desconcertado. Eran las dos de la tarde, cuando se lanzó encima, con agresividad y los ojos llorosos. Lo tiró al suelo. —¿Por qué? —dijo soltando un mar de lágrimas. Era su sobrino, que se alejó tapándose la cara. Jack cayó de nuevo sentado y dejó de llorar, no sabía qué hacer.
para la literatura. La relación que ambos han establecido con la fotografía de dos personas entre las rocas de una playa, un perfil oscuro sobre un fondo claro, se aprecia en la construcción de los espacios donde suceden los hechos: en ambos, hay una playa, rocas, agua de mar…, a lo que han sumado la presencia de dos personajes frente a frente metidos dentro de un problema que ellos tienen que superar. Felicidades a los dos, Luna y Mateo, por el estupendo trabajo que habéis realizado. No desesperéis y seguid escribiendo, aunque ya seáis escritores, porque la escritura constante es el mejor remedio contra el aburrimiento.