CRÓNICAS 49

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AFRONTAMIENTO DE LAS SECUELAS PSICOLÓGICAS DEL CORONAVIRUS

Francisco Javier García Rafael de la Cruz

L

os Psicólogos comenzamos a recibir en nuestras consultas a personas que han pasado por la enfermedad con una afectación desigual y nos cuentan que sufren dificultades específicas bien neurológicas como diversos déficits cognitivos, bien psicológicos como ansiedad, depresión o secuelas diversas de un trastorno por estrés postraumático que persisten más allá de la fase aguda de la enfermedad. Sabemos que la realidad a la que nos enfrentamos es que el COVID es una enfermedad novedosa y en muchos aspectos aún desconocida. Muchas de las personas que contraen el virus sólo tienen síntomas leves, o incluso permanecen asintomáticas, pero una proporción importante sufre consecuencias mucho más graves que requieren hospitalización, fundamentalmente por problemas respiratorios. Pero el Covid19 ya no se considera sólo un virus que provoca una enfermedad respiratoria sino algo más complejo y peligroso que causa estragos en muchos órganos del cuerpo y cuyos efectos se prolongan en el tiempo. Empezamos ya a disponer de datos sobre cuáles serían las alteraciones psicológicas generales en personas que han estado graves y otras más específicas durante la fase aguda de la enfermedad en personas hospitalizadas. A la hora de valorar estos alcances, es muy importante tener en cuenta los últimos descubrimientos que nos revelan que el Covid19 puede dañar el cerebro según un estudio publicado por la Dra. Julie Helms en The New England Journal of Medicine y donde documenta la aparición de un amplio rango de síntomas neurológicos que van desde dificultades cognitivas a confusión. Los resultados de las últimas investigaciones rompen con ideas preconcebidas sobre el alcance del Covid19 y demuestran contra todo pronóstico que es capaz de atravesar la barrera hematoencefálica, la responsable de proteger el sistema nervioso y el cerebro de infecciones y bacterias. Esto tiene consecuencias muy lesivas. Así, por ejemplo, conocemos otros virus con ese potencial como el de la gripe responsable de la pandemia de 1917, que causó daños profundos y permanentes en los receptores dopaminérgicos de las neuronas cerebrales y el Sistema nervioso central. Millones de personas se vieron afectadas por un cansancio extremo que se denominó “sleepy sickness”, traducido como enfermedad del sueño o “encefalitis letárgica”. Es muy importante tener todo esto en cuenta para valorar las consecuencias neurológicas del COVID y su impacto en la salud mental de las personas que se sospecha puede ser amplio y persistente a lo largo del tiempo. Los Psicólogos sabemos que cuando una persona se enfrenta a una experiencia que ha resultado traumática, el impacto negativo

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de la misma queda muy atenuado por el apoyo que la persona obtiene durante el proceso de recuperación. Por eso es importante intervenir de forma temprana y global para atenuar y reducir en gran medida el impacto posterior de la enfermedad y las secuelas post- Covid. Éstas engloban aspectos físicos, psicológicos y funcionales y deben ser valoradas por diversos especialistas integrados dentro de equipos multidisciplinares con médicos, psicólogos, fisioterapeutas, nutricionistas y terapeutas ocupacionales.

Cuáles son las secuelas psicológicas del Covid19 Es sencillo imaginar que no será para nada la misma experiencia si una persona ha tenido síntomas leves y permanecido aislada en su domicilio a otra asintomática y sin conciencia de enfermedad, o en alguien que haya requerido una hospitalización, pasado por momentos críticos o con riesgo vital y que además se hayan empleado de técnicas invasivas de por sí muy agresivas como una respiración con ventilación mecánica. Si bien todas las personas que han pasado el COVID pueden experimentar dificultades psicológicas, la desestabilización emocional es mayor cuando se haya requerido hospitalización porque a la experiencia de la enfermedad se suman estresores intrahospitalarios, además de otros ambientales que agravan el impacto emocional de la situación. Imaginen estar muy enfermo y encontrarse aislado sin la compañía amorosa y tranquilizadora de sus seres queridos o ser testigos en primera línea de otras muertes o mismamente sufrir la honda impresión de contemplar a otras personas inmóviles, cual fardos inertes, enchufados a respiradores. También hay que considerar aspectos de la propia personalidad y de nuestra forma de ser. Ejemplo de ello sería el haber padecido de ansiedad previamente o bien haber sufrido alguna otra enfermedad grave que despierte en nosotros recuerdos dolorosos o el pánico a la muerte o bien padecer de demencia o cualquier otro tipo de deterioro cognitivo que entorpezca la comprensión de lo sucedido, etc. Deben saber que los aspectos psicológicos descritos como más habituales en el proceso de recuperación del Covid después de un episodio grave son los siguientes: ► Ansiedad. ► Estado de ánimo bajo. 21


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