CRÓNICAS CON LOS ARTISTAS PUEBLANOS Rodolfo de los Reyes Ruiz
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omenzamos en este número un nuevo apartado de la revista Crónicas. Vamos a recoger en estas páginas a modo de reseña de carácter cultural la actividad artística que desarrollan algunos de nuestros paisanos en diferentes ámbitos. Aspiramos a registrar la ocupación personal de algunos ellos que con su labor metódica y, callada en ocasiones. Estos pueblanos van abriéndose camino en diferentes tareas artísticas, casi siempre en paralelo a su trabajo profesional porque el arte no les da para vivir.
Literatura, artesanía, danza, etc. van a servir como punto de encuentro común para reflejar a través de esta publicación, las aficiones o quehaceres de algunos de nuestros paisanos o de personas que tengan relación con La Puebla de Montalbán. Y vamos a comenzar con el escritor Jesús A. Losana. Esta persona, todavía bastante joven, ha terminado recientemente su tercer libro completando una trilogía de novela negra. Según varios críticos, su fábula reúne las características que la convierten en algo diferente puesto que mezcla el género de la novela negra con el del thriller. Esta peculiaridad trasforma sus textos en un género con una presencia poco frecuente en el panorama editorial español del momento. Para conocer un poco mejor al escritor, hemos sostenido una agradable conversación con él y hemos desgranado un poco su literatura desde el comienzo hasta alcanzar su tercer libro. Según sus propias palabras, inicia ahora un periodo de “reposo” colgando la pluma en un rincón. Espere-
mos que no sea del todo cierto y vuelva a recuperar las ganas de escribir sin demasiada tardanza para deleite de muchos. Nos ha contado Jesús que hace tiempo ya que viene escribiendo y, con el tiempo y las experiencias, mejorando lo que hace. Su primer libro supuso una aventura de larga elaboración y acentuado peligro en su proyecto porque lo que él pretendía era algo que serviría exclusivamente para disfrute de familia y conocidos. No se planteaba superar otro reto mayor, pero el consejo de algunas personas a las que había pedido que leyeran el borrador de su texto, le animó a pasar de un propósito familiar a otro de mayor calado. De esta forma presentó el ejemplar a diversas editoriales y alguna de ellas, contestó positivamente animándose a embarcarse con él en su andanza literaria. Como se puede suponer, los comienzos no fueron fáciles, pero cuando la ilusión y el tesón predominan, los obstáculos terminan siendo superados. De esta manera apareció su primer libro, “Compromiso adquirido” con Toledo como escenario de su acción. El éxito acompañó la edición y animó al autor a proseguir con la trilogía que tenía prevista. Pareció que su estilo narrativo y la intriga por la que se desenvolvía el texto, conseguía mejor resultado del esperado. Después, en un espacio de tiempo más corto, vieron la luz el segundo y tercer libro: “El rastro de la traición” y “Conforme a lo establecido”. Ambos ratificaron las buenas impresiones que el autor sentía y por esta razón la editorial comenzó a tratar a Jesús como un escritor en el que se puede confiar. La experiencia y el éxito inicial que sorprendieron, en cierta manera al autor, habían facilitado que las “musas bajasen del techo” con naturalidad. En su conjunto y de manera individual, cada texto necesitó su tiempo porque lo precisaba el autor para escribir, no es profesional de la literatura y lo condicionaban sus “asesores”, es decir, las personas que le ayudan para dar mayor verisimilitud a lo escrito, rasgo esencial de la trilogía. Porque una novela negra debe ser, entre otras cosas, realista. Conocer y desgranar la realidad necesita de especialistas; a ellos ha debido recurrir Jesús para que sus personajes, hechos y descripciones resulten certeros, precisos y creíbles sin lugar a dudas. Es decir, que nuestro autor precisa un método riguroso para trasladar al lector la información exacta de lo acontecido sin dejar lugar para la duda. Consecuentemente el tiempo, aunque se ha ido acortando, juega un papel determinante en lo que se refiere a la creación literaria.
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