EL PUENTE DE RUIDERO José Benítez Martín de Eugenio
E
n el número anterior de nuestra revista se expuso un extenso relato de nuestra Cañada Real Segoviana. Cruza esta nuestro término municipal de Norte a Sur y en su recorrido se encuentra con dos obstáculos hasta llegar a los feraces pastos de invernadero. Primeramente es atravesada por el río Tajo y, a poco más de media legua, por el arroyo Torcón. Río y afluente, que durante siglos se cruzaban por vados conocidos, llegada la época de lluvias, las crecidas de ambos, impedían el paso del ganado de la Cabaña Real por nuestra cañada y de los agricultores, que tenían sus labranzas al otro lado del río, produciéndoles trastornos, pérdida de bienes y de ganado, hasta de vidas humanas. Por este motivo y algún otro más crematístico se planteó la construcción de un puente sobre el río y otro sobre el arroyo. Del puente sobre el Tajo los primeros datos que conocemos datan de 1423. La reina Leonor(1) firma con el Consejo de la Mesta una escritura de transacción por la que se obliga a construir uno de cal y canto en sustitución del destartalado e inseguro de madera que había, a cambio, el Honrado Consejo en lugar de pagar dos florines por cada mil cabezas que lo cruzase, pagaría tres por millar. Con lo que quedó resuelto el primer problema, quedando pendiente el puente sobre el arroyo de Torcón. Ciento ochenta años de intentos, de pleitos y desavenencias hubieron de transcurrir para que las partes, La Mesta y el Estado de Montalbán, llegaran a un acuerdo, pero se alcanzó y otra vez lo consigue una mujer: María – Magdalena de la Cerda, Condesa de Montalbán, viuda de Alonso Téllez Girón, hijo de Juan Pacheco I, Conde de Montalbán, murió el hijo antes que el padre y le sucede su nieto, el hijo de María Magdalena y de Alonso, Juan – Gabriel Pacheco Toledo, pero por la alternancia en la línea sucesoria de la Casa Pacheco, a un Juan Pacheco le sucede
un Alonso Téllez Girón, Juan – Gabriel Pacheco Toledo será Alonso Téllez Girón, II Conde de Montalbán. Cuando el título recae sobre él es un recién nacido, ejerciendo su madre María – Magdalena de la Cerda las funciones de tutora y curadora de su hijo menor de edad. El acuerdo entre María – Magdalena de la Cerda y la Mesta llega en 1601, a los 11 años de su tutoría y a tres para dejar de serlo, pues a los 14 se le conceden las prerrogativas políticas y sociales de la mayoría de edad y haciendo uso de ellas, el II Conde de Montalbán, con sólo 14 años, se casa con Isabel de Mendoza y la madre ya no tendrá ningún poder de decisión sobre su hijo, sí conservará el título de Condesa que le fue concedido por Felipe III de por vida. Para construir el puente sobre el arroyo de Torcón se buscó un paraje angosto, fácil de unir sus orillas, próximo a la Cañada Real, y lo encontraron en la dehesa de Los
1 Montalbán, después de los Templarios, pasa a ser de la familia Fernández Coronel, copero del Rey Pedro I, vuelve a la Corona, a los dominios de Fernando de Antequera, Fernando I rey de Aragón, sobrino de María Coronel, y se la entrega a su mujer la reina Leonor de Alburquerque y en Montalbán, “la rica hembra”, permanece grandes temporadas hasta recluirse en el Monasterio de Dueñas, desde donde decide donar Montalbán a su hija María, esposa del rey Juan II de Castilla, con ocasión del nacimiento del Príncipe de Asturias, el futuro rey Enrique IV. María lo gozó poco, de mala gana, contra su voluntad, se ve obligada por su marido a ceder Montalbán al Condestable Álvaro de Luna, por la excepcional actuación de éste para con su marido en la llegada y asedio al Castillo de Montalbán. El Condestable conseguía lo que tanto ambicionaba por su situación estratégica, en plena ruta de la trashumancia y control del paso de ganado en Montalbán y en la ciudad de Toledo. Tras el Condestable llega a Montalbán la Casa Pacheco.
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crónicas
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