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LA GANADERÍA
Por José Miguel Arruego
Procede la ganadería de don José Benítez Cubero de la creada en el siglo XIX por don Diego Hidalgo Barquero, canónigo de la catedral de Sevilla, y autor de una curiosa aleación genética resultante de cruzar sus hembras de Vistahermosa con dos utreros de origen vazqueño, para dar origen al encaste que lleva su nombre.
A esta mezcla se le añadieron posteriormente, y una vez que la ganadería fue a parar a otros propietarios, vacas de Cabrera y sementales de Tamarón, incluso de García Pedrajas, dando forma a un tipo de astado de características muy singulares tanto en su conformación como en su comportamiento. En la actualidad dicho encaste está representado apenas por cuatro o cinco ganaderías, no muy extensas además en su número de cabezas.
Si la línea de Tamarón aportó clase y calidad, en la conducta de estas reses, además de prontitud y transmisión, en su morfología aún se percibe el reducto vazqueño, tanto en su tipo, algo basto y corpulento, como en su pelaje, donde predomina el berrendo de tipo aparejado (sobre todo en negro, en colorado y en castaño) y el alunarado, por encima de otras capas también frecuentes como el burraco o salpicado, el colorado, el chorreado y en ocasiones, el cárdeno.
Esta ganadería lleva más de noventa años en manos de la misma familia y cuenta con más ocho décadas desde que se presentara en Madrid, engalanando, en no pocas ocasiones, carteles de postín, sobre todo en los 50, 60 y 70, cuando las principales figuras se peleaban por lidiar los toros de Benítez Cubero. Su clase y su nobleza la disfrutan ahora los referentes del toreo a caballo
Hablar de Benítez Cubero es hablar de la vacada madre del encaste Hidalgo Barquero, pues el resto de divisas que cuentan con esta sangre proceden