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LA GANADERÍA EL ENCASTE DOMECQ
Don Salvador Domecq y Díez formó esta ganadería en los años 50 del pasado siglo con las reses que le correspondieron tras dividirse la ganadería de su padre, Juan Pedro Domecq y Núñez de Villavicencio. Son animales por tanto de la rama parladeña del encaste Vistahermosa, vía el Marqués de Tamarón y Conde de la Corte, con algún reducto de la sangre de Veragua con la que contaba la ganadería en el momento de su adquisición.
Son animales, por lo general, de lomo recto, mediada viga, finos y fibrosos, con longitud de pitón, bien cornidelanteros o bien acodados, pero sin presentar una excesiva amplitud de sienes. Entre los pelajes, predominan los negros, castaños o colorados en distintas tonalidades si bien aparecen en ocasiones, salpicados, burracos y, en menor medida, jaboneros.
Los toros que siguen la línea morfológica de Salvador Domecq son algo más bastos de tipo y presentan un mayor desarrollo óseo, a diferencia de los que siguen la línea de Juan Pedro Domecq, que presentan una morfología mucho más fina, seguramente por el influjo que produjo el toro “Lancero” de Núñez, que estuvo como raceador en esta vacada. Poseen una bravura más explosiva, con más nervio que la vacada primigenia, lo que dota a sus embestidas de mayor transmisión en los engaños.
Don Salvador Domecq y Díez cede a su hija, doña Lola Domecq Sainz de Rozas, el hierro junto junto a una parte de la vacada en el año 2002. El resto de animales pasan a formar las ganaderías de sus hermanos, que tienen idéntica procedencia: Lagunajanda (María Domecq Sainz de