NOMBRE: Paula Nathalia Ríos Fernández GRADO: Once –A-
DOCE AÑOS DE ESCLAVITUD Esclavitud, libertad; el hombre ha divagado en estos léxicos quizá desde tiempos in memorables, nuestra existencia gira entorno a estas palabras incluso hasta estos días donde el progreso y la razón “priman”, sin embargo, las raíces se encuentran en la antigua Grecia, cuando el helenismo dominaba y vivían filósofos sumamente eruditos capaces de predecir lo que vivimos hoy y como llegamos a este estado, es decir, si relacionamos estos argumentos, podemos deducir que sencillamente la esclavitud permanece, solo cambia de protagonistas y de formas. En la película vimos una forma primitiva que para el nivel de conciencia de la actualidad, es realmente difícil de digerir y concebir. Hablamos de una esclavitud violenta en toda su expresión, de algo imposible de describir de forma detallada con palabras, de algo que solo se debe hablar desde afuera, pues quienes lo vieron y vivieron desde adentro, pierden el aliento y se llenan de odio y dolor, puesto que estos múltiples signos de crimen, físico, verbal, sexual y marginal, son exageradamente profundos. Algo muy incauto de la película, es el ver la diferencia entre una esclavitud vivida desde el nacimiento y una esclavitud vivida conociendo la libertad y la vida digna, antes. Evidentemente, es mucho más duro cuando el hombre descubre la oscuridad en medio de la luz, entonces posteriormente vería como a oscuridad consume a la luz, sin dejar rastro de ella. Vimos como en el siglo donde se desarrolla la historia, alrededor del XIX, el principio de una igualdad racial, donde algunas personas de color podían compartir y ser aceptados en una sociedad de blancos; estudiar, trabajar, hablar junto con ellos, sin ningún tipo de discriminación, lo cual permite tener una noción de lo que sería el posterior cambio de pensamiento en la sociedad. Entrando directamente en la película, es bastante realista, le da acceso al público de la realidad fría que envuelve la historia y asiente lo que fue una época digna de olvidar. Tal vez, todo esto, haya sido generado por una escueta palabra, la ambición, que antes no era al dinero como hoy, sino al poder; así lo vimos con el ultimo amo de Plat, un tipo loco por mandar y estar por encima de otros, sentía placer al subyugar a sus “propiedades” de la forma que fuere y sin importarle nada; bastante claro y fuerte en el filme.
Al adentrarnos más en estas nociones, podemos definir a la libertad como una facultad natural que tiene el hombre de obrar o no obrar, por lo que es responsable de sus actos. Entonces como una consumación de lo anterior, la ausencia de responsabilidad al ejercer la libertad conlleva a lo que llamamos libertinaje, que es el desenfreno en las obras o palabras, esto es lo que sentían los amos, blancos desorbitados de toda razón, que se creían superiores por tener una tez clara, puesto que manejaban a su antojo y con obvio desenfreno a sus súbditos. Pasando a lo que concierne, la esclavitud es una sujeción excesiva por la cual se ve sometida una persona, es estrictamente la violación de la libertad y de los demás elementales derechos del hombre, puesto que lo convierte en cosa, sujeta al completo dominio y voluntad de otro, que podía ser objeto de comercio. Para generar un término final, basándonos en lo anterior, y en que en nuestros días también existe otro tipo de esclavitud; nosotros, hoy en día, estamos dominados por la tecnología, por el trabajo, por nuestros jefes, por nuestras relaciones sociales, en fin, todo un cartapacio de vicisitudes que nos controlan y dirigen nuestras vidas, convirtiéndonos en seres errantes de lo cotidiano sometidos a una vida difícil y efímera. En conclusión, como seres humanos seguimos estando atados a distintas cosas, justo como lo predijeron los filósofos, y aunque la esclavitud hoy en día es diferente, nuestra vida se consume en dicha esclavitud que comparada con la antigua, es muy distinta, no solo en términos de sufragios físicos como la tortura, sino en su forma de expresarse, donde ahora se esparce como un nocivo gas que fluye con el aire para todos, indiscriminadamente y sin cohíbo.