Extravagancias lúdicas Ana Enriqueta Terán
BIBLIOTECA AYACUCHO es una de las experiencias
editoriales más importantes de la cultura latinoamericana. Creada en 1974 como homenaje a la batalla que en 1824 significó la emancipación política de nuestra América, ha estado desde su nacimiento promoviendo la necesidad de establecer una relación dinámica y constante entre lo contemporáneo y el pasado americano, a fin de revalorarlo críticamente con la perspectiva de nuestros días. Esta es la colección popular o de bolsillo de Biblioteca Ayacucho. Se dedica a editar versiones abreviadas o antológicas de los autores publicados en la Colección Clásica. Sigue el rastro del dinámico género de la crónica que narra las maravillas del mundo americano, da cabida a la reflexión crítica y estética, y complementa y redondea los asuntos abordados por las otras colecciones de Biblioteca Ayacucho. Los volúmenes llevan presentaciones ensayísticas con características que los hacen accesibles al público mayoritario.
Extravagancias lúdicas Colección Claves de América
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA CULTURA Reinaldo Iturriza Ministro del Poder Popular para la Cultura
Giordana García Viceministra de la Cultura para el Desarrollo Humano
Aracelis García Viceministra para el Fomento de la Economía Cultural Viceministro de la Identidad y Diversidad Cultural
FUNDACIÓN BIBLIOTECA AYACUCHO CONSEJO DIRECTIVO Humberto Mata Presidente
Francisco Ardiles Director Ejecutivo
Alberto Rodríguez Carucci Rosa Elena Pérez Mariela González de Agrella
Extravagancias l煤dicas Ana Enriqueta Ter谩n 41 Presentaci贸n
Jorge Romero Le贸n
©Ana Enriqueta Terán ©Fundación Biblioteca Ayacucho, 2015 Colección Claves de América, Nº 41 Hecho Depósito de Ley Depósito legal lf50120158001572 ISBN 978-980-276-525-6 Apartado Postal 14413 Caracas 1010 - Venezuela www.bibliotecayacucho.gob.ve Director Literario: Francisco Ardiles Coordinación Editorial: Jorge Romero Coordinación de Edición: Shirley Fernández Edición: Gladys García Riera Coordinación de Producción: Elizabeth Coronado Jefe de Corrección: Henry Arrayago Corrección: Julio Bustamante y Nora López Jefa de Diagramación: Yessica Soto G. Diagramación: Delia Contreras Coordinación de Multimedia: Jesús León Diseño de colección: Pedro Mancilla Impreso en Venezuela / Printed in Venezuela
SUMA POÉTICA DE ANA ENRIQUETA TERÁN
ANA ENRIQUETA TERÁN, junto a Enriqueta Arvelo Larriva (1886-1962), Ida Gramcko (1924-1994) y Elizabeth Schön (19212007), es una de las poetisas venezolanas más relevantes de la generación de los años cuarenta del siglo XX. Nacida en 1918 en Valera, estado Trujillo, se traslada a Caracas a realizar estudios de secundaria en el conocido liceo de monjas San José de Tarbes. Joven, aunque no haya pertenecido a los grupos literarios más conocidos en la formación de la literatura venezolana de esos años (Viernes, 1936; Contrapunto, 1946), Ana Enriqueta Terán se dedicará con fervor a la creación poética. Así, muy joven, entre los veinte y treinta años de edad, escribe y publica su primer celebrado libro: Al norte de la sangre (1946). A partir de allí no cesará de crear y viajar. Vivirá en Uruguay, Argentina y París. Uno tras otro aparecerán sus poemarios revelándonos una vocación poética impenitente: Verdor secreto (1949), Presencia terrena (1949), Testimonio (1954), De bosque a bosque (1970), Libro de los oficios (1975), Música con pie de salmo (1985), Casa de hablas (1991), Albatros (1992), Construcciones sobre basamentos de niebla (2006), y Autobiografía en tercetos trabados con apoyos y descansos en don Luis de Góngora (2007)1. 1. Ver: Ana Enriqueta Terán, Piedra de habla, Patricia Guzmán; pról., bibliog. BIBLIOTECA AYACUCHO
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Esta obra incesante ha sido merecidamente reconocida fuera y dentro del país. En 1989 le es otorgado nuestro máximo galardón: el Premio Nacional de Literatura. Ana Enriqueta Terán es, tanto en Venezuela como en América Latina, una de las voces poéticas fundamentales de nuestro proceso de formación literaria y cultural. Por ello vale la pena asomarnos a estos tres “libros” que absorben o se nutren de todos sus ciclos poéticos anteriores. “No pienso en nada; solo miro y todo / se vuelve vida y me golpea duro”, dice en uno de los primeros poemas de Sonetos de todos mis tiempos II, la primera de las tres secciones que componen el presente volumen. Las otras dos se llaman, elegante y sugestivamente, Extravagancias lúdicas y Explicación numerada a través de los pájaros. Aunque se trata de un material inédito, dado por la autora para la presente edición, es una “Suma” poética, pues envuelve todos sus ciclos poéticos. En efecto, hay un poema en Extravagancias lúdicas fechado en 1945, es decir, contemporáneo a Al norte de la sangre, su primera obra publicada en 1946. Otros, de Explicación numerada a través de los pájaros, están fechados en la ciudad de París, en los tempranos años cincuenta (1953). En el primero, los Sonetos de todos mis tiempos II son en su mayoría de la última década, los años dos mil. Por ello podemos leer este libro como un gran río donde convergen todos los otros de su obra poética. Así, reconocemos ecos de sus grandes obras, no solo de Al norte de la sangre, como ya señalé, sino también y sobre todo de su gran territorio o lugar; más que territorio o lugar, su sitio mayor, su casa, su hogar: Casa de hablas. Aparecido por vez primera con ese título en 1991, atraviesa y cronol., Caracas, Fundación Biblioteca Ayacucho (Col. Clásica, 252), 2014, 364 p.
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prácticamente las dos primeras secciones, Sonetos de todos mis tiempos y Extravagancias lúdicas. Las ventanas abiertas de esa casa dejan que se asomen textos escritos en Valencia, Jajó, Morrocoy..., es decir, los territorios y las etapas, para ella “instantes”, donde vivió, “miró todo”, sin pensar nada, como dice la propia poetisa en los versos arriba citados. La primera obra es de hecho una historia. Por esa razón, quizás, la autora va marcando como en un diario o en una bitácora de viaje los días con exactitud. Al pie de un soneto titulado “Tiempo señalado” coloca: “Casa de Hablas, 7-11-2010”; y, seguidamente, al pie del otro, en esta ocasión un soneto con estrambote, pero llamado más jocosamente “Miradas entre Ana Enriqueta Terán y su periquito filósofo”, coloca: “Valencia, 20-7-2005”. La autora necesita marcar su voz no solo con el tiempo, por cierto reciente a pesar de que resuene en muchos de ellos, como ya dije, el eco de sus obras de siempre, sino también con los lugares. De ese modo, su poesía es de sitio, de lugar, una poesía de la geografía y el paisaje, transmutados en una “Casa de Hablas”, casa del lenguaje poético, del ser, como pedía Heidegger. Así, para nuestra poetisa, el paisaje o lugar es una Casa, y esta es el Habla, el lenguaje poético. Ana Enriqueta Terán creo que enmendaría la frase del filósofo alemán. Si el lenguaje es la casa del ser, el “Habla” sería la casa del poeta. Porque ese territorio de “Hablas” está estrechamente relacionado con la idea de paisaje, tierra y naturaleza tan importante en esta poesía. Pero sobre esto volveremos más adelante. Sonetos de todos mis tiempos II es un diario o bitácora que va configurando una suerte de extraña autobiografía, “extravagante”; diría ella, “lúdica”. En primer lugar es en versos. Ya nadie cuenta una buena historia en versos, mucho menos la historia en cierto modo de su vida. En segundo lugar, es una autobiografía paradójicamente “impersonal”. BIBLIOTECA AYACUCHO
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Solamente alguien muy clásico, en el sentido más noble, actual y pertinente de esta palabra, nos relataría los episodios de su vida en versos, más aún en sonetos. No olvidemos que es esta la forma poética dominante en la obra de Ana Enriqueta Terán; desde su primer celebrado poemario, Al norte de la sangre (1946) hasta Casa de hablas: obra poética, 1946-1984 (1991), la cultivó y varió impenitentemente. Nadie que lea un soneto puede dejar de percibir el ímpetu, el impulso y desafuero pasional, mezclado a la contención, la forma y el límite. ¿De dónde provenía, a comienzos de los años cuarenta del siglo XX, esa inclinación hispanizante ya visible por ejemplo en Vicente Gerbasi, en sus poemas al miliciano, y tan manifiesta en César Vallejo y Neruda? Sin duda alguna de la solidaridad de algunos de los grandes poetas del continente con los republicanos durante la Guerra Civil española. Pero también de las estrategias clasicistas de la modernidad poética, la cual, frecuentemente, recupera de fuentes clásicas modos de crear sentidos nuevos con relación al contexto poético del poeta, en este caso, de nuestra poetisa. Ley y desafuero simultáneos procuró esta revitalización del soneto y la poesía clásica en lengua española. Por un lado ley, pues hay un reconocimiento y hasta sometimiento cortés al canon literario y cultural, en este caso la literatura y la cultura del Siglo de Oro (Garcilaso fundamentalmente para nuestra autora), la métrica clásica española toda ella realizada en el soneto. Por otro lado desafuero, porque el “corsé” del soneto permite justa y paradójicamente liberar la imaginación poética. Si por un lado nos ciñe, retiene, es para mejor lucir y mostrar la pasión, la sangre que recorre su métrica armonía. ¿Qué mejor forma expresiva que esta, qué molde mejor que este para contar los instantes y pasiones de una vida? ¿Qué mejor forma que el soneto para encarnar en él “no pensar nada” junto al “mirar todo”? Todo y nada, desborde del sentir X
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y vivir por un lado, y forma y límite por el otro. Es desde esta dualidad, este desafío emocional y formal, creo, que nuestra poetisa cultivó el soneto. Esa tensión tan conocida por los barrocos, Ana Enriqueta Terán la atemperó a nosotros, modernos venezolanos. Una época, cultura y sociedad que recién descubría en los años cuarenta del siglo XX la libertad y la democracia, aún bajo el torrente y desafuero de las vanguardias de los veinte y treinta, que requería también de los límites y tensiones entre la pasión y la contención; es la voz de Ana Enriqueta Terán quien nos recuerda a los modernos que el amor loco viene de un lugar de la voz y la pasión más clásico que contemporáneo. Y que es el soneto tan clásicamente español y barroco la forma poética que lo encarna. Ya en Al norte de la sangre (1946) nos daba esta primera lección emocional y crítica para nuestros cuerpos inconscientes, tan paradójicamente desatados y moralistas al mismo tiempo y con muy poca conciencia de la experiencia melancólica en torno al amor y lo erótico. Así, en aquella ocasión, en sus antiguos “Sonetos del amor perenne y el amor fugitivo” que componían el primer trecho de Al norte de la sangre, manifestaba la contradicción insoluble entre el amor perenne y el fugitivo. Es más, trató de enseñarnos que para que sea perenne debe ser y es fugitivo. Y desde ese punto de vista es un amor transfigurado en pensamiento más que cuerpo, en ideal más que carne, de allí su perennidad. Parafraseándola, pudiéramos tal vez decir que, así concebido, es un “eje puramente pensado”, como dijera ella misma citando alguna vez a Alfredo Silva Estrada (“Ejes puramente pensados”, en “Libro en cifra de alabanza y confesión de islas (1967-1975)”)2. Sin embargo, 2. Idem, Casa de hablas: obra poética, 1946-1989, José Napoleón Oropeza; pról., selec. y cronol., Caracas, Monte Ávila Editores, 1991. BIBLIOTECA AYACUCHO
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el soneto ayuda a que esa perennidad, ese dominio ideal se libere, se desanude en aras de la experiencia erótica y corporal. En ese sentido el soneto colaboraba con una suerte de liberalidad ya que, con relación al conocimiento, recuperaba una erótica, una vivencia corporal del mismo conocimiento o de lo ideal, recordándole que su norte era la sangre, o que la sangre (¿la pasión, el amor?) se hallaba en el norte de todo conocimiento, pensamiento, idea o palabra del mundo. Y un conocimiento con sangre es amor y ritmo, como en el poema, más específica y clásicamente, en el soneto. Pero esto fue en aquella ocasión. Percibo acá, en “Sonetos del amor perenne”3 pero de Extravagancias lúdicas, una lectura, una reescritura y hasta una enmienda de aquellos. De hecho no añade nada del amor fugitivo. Esas dos palabras desaparecieron en esta ¿nueva? versión de “Sonetos del amor perenne”. Pareciera que ahora la dualidad entre lo pensado y lo corporal ha desaparecido: el amor, parece decirnos, es Uno y es contradictorio: es “ritmo alado”, aéreo, vuelo, pájaro, brote, fruto, pulpa. Pero, al mismo tiempo, es ponzoña y garra. El amor es cama sagrada pero devora y es cruel. Pareciera que ya no es tan central o no interesa para nada oponerlo al cuerpo perecedero. La lección actual es un poco más ruda en “la señora” que “esconde la niña”4, que se asoma, en esa evocación, al balcón y su corazón de rosas. El amor es primaveral, brote, flor, fruto, pero el “reencuentro” es “suplicante”, se acude solo con “el disfraz ausente de la inocencia”, y “el insecto se posa y hace cruento // lo que iba a ser caricia”, explica ella. Ahora, en esta versión la poetisa siente que su voz, su personaje, ¿el evocado o el actual?, se “enamora casi”, o lo que es lo mismo, se apasiona tanto por el amor “hasta fingirlo como el bosque finge los árboles”. 3. Idem, “Sonetos del amor perenne”, p. 18, en el presente volumen. 4. Idem, “Maltratos de niebla grande”, Piedra de habla, p. 161.
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Asimismo, en estos últimos “libros” los sonetos han variado desde el punto de vista de la “urdimbre” poética. Reconocemos el soneto pero no tiene exactamente el mismo ritmo. Antes dije que nuestra poetisa lo atemperó a nosotros. En estos sus últimos “libros” más. Ahora están llenos de encabalgamientos que quiebran juguetonamente el clasicismo del soneto. Podríamos decir que “la señora” que “esconde la niña” nos ha hecho otra jugada. Impregnó al soneto de elementos propios de la estructura de los poemas románticos, dándoles así otro aire, otro ritmo. Es normal también. Es una historia, la de su vida, y así como es de tentador contarla en sonetos, la autora requirió de otros ritmos para poder relatar, narrar casi, a veces en episodios, trechos o pasajes esos instantes de su vida. De hecho podemos, en Sonetos de todos mis tiempos II, observar hasta ciertos episodios de algún modo colocados en secuencias. Así, hay un pórtico referido al oficio poético y su vínculo, para Ana Enriqueta esencial, con la naturaleza, con el oficio de la abeja, de explorar y convertir todo lo que traspasa su vuelo y mirada, tal como ella, en miel; una materia, una sustancia tan evocada por ella, por ser natural y al mismo tiempo elaborada por el oficio tenaz de la abeja. Hay luego un primer episodio, si pudiéramos llamarlo así, que ella misma nombra: “Llegada y medición de la casa”. Luego otro episodio donde se hace la casa. Después otro donde vemos a la muchacha y ya al final a la dama, la casi enamorada. En cierto modo, si esto es así, Ana Enriqueta nos da algo que suelen hacer las narraciones o novelas: la historia de una formación, de una subjetividad femenina en medio de una casa, una familia y una nación. ¿Cómo hacer entrar la prosa de la vida, de la historia, con cortesía? Esto es, sin dañar la forma clásica, la simetría y sonoridad tan regular del soneto. Así, la poetisa, como buena bordadora, buscó BIBLIOTECA AYACUCHO
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romper el hilo fonosintáctico entre estrofas; dejó versos “blancos” que engranaban su sentido en el siguiente trecho, provocando un desplazamiento no solo de la simetría reiterada del conjunto de sonetos, sino también un ritmo variado, más leve, relativo y moderno en el soneto, algo novelesco, propio para contar la formación del alma y las emociones de una mujer. Los sonetos, a partir de su imaginario amoroso y erótico, abren la puerta a una reflexión que en estos sonetos de Extravagancias lúdicas creo que toman señorío: el de la vida y la muerte. Es normal. La señora, la dama, la poetisa, de 97 años, requiere relatar la vida, sus instantes como modo cortés de hablar con la muerte. ¿Podrá ser fruto? En cierta manera podría serlo. Sobre todo para nosotros los venezolanos modernos, tan volcados al vivir, a sobrevivir, a las eras de despilfarro petrolero que ella ha conocido y con el cual ha y hemos crecido, hasta jocosamente y olvidadizos de esa sombra de la vida que contradictoriamente la hace más arder. En todo caso la tradición del soneto en lengua española le ha dado la posibilidad de ser “polvo enamorado” más allá de la muerte. Una vez más es la pasión, la vida, lo erótico, el amor, lo que arde pero modulado, ritmado por el tiempo finito o limitado por la muerte. Ella misma afirma que sí es fruto la muerte, que puede serlo, en un poema de ahora, de joven casi: “Fruto de vida y muerte que me abruma”, dice el verso5. Podría entonces decirse que en el soneto, ley y desafuero ayudan, sobre todo para nuestra poetisa, a construir rítmicamente una ética en torno al amor, el primer principio político o de relación con el otro. Más arriba había señalado que Ana Enriqueta Terán nos estaba legando una suerte de autobiografía extravagante por ser en 5. Idem, “Fruto de vida y muerte”, p. 20, de la presente edición.
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versos, en primer lugar, pero por ser impersonal en segundo lugar. ¿Es esto posible: una autobiografía “impersonal”? En cierto modo parece que sí. No comienza invocando literalmente una casa paterna, una figura materna, su nombre directamente: “nací, viajé, pienso que, me mudé, lo conocí, me enamoré...”. Si acaso, esto aparece más bien al final de todo este volumen, en la tercera parte de este libro, Explicación numerada a través de los pájaros, cuando refiere, en algún lugar, cómo era la casa, la escena de su infancia, las imaginaciones y las palabras, la memoria lúdica de la familia. Su memoria no le permitiría reconstruir una historia bien comportada, digamos, escolar, lineal, modosa y detallada de meros detalles superficiales y descriptivos. Su memoria claro que viene de la persona, pero tal como ella misma sugiere, proviene de un “derrame de mangos”6 que solamente puede pintar Cézanne. La persona poética la podríamos comprender como ese “derrame de mangos”, de color, de mundo. Es el proceso mediante el cual el poeta realiza, como en la pintura a la que nuestra poetisa tanto refiere en algunos de sus poemas, la “Conseguida gracia del objeto”. Para ello, aunque es su voz, aunque su visión venga de ella, del sustrato más íntimo de su casa, su habla, su familia y su geografía interior, tiene que hacer tabla rasa de lo personal para alcanzar esa gracia del objeto. Hacer tabla rasa. Ella diría “derramarse” en los objetos y pintarlos como ese derrame de mangos. Esto es fundamental en la visión y el pensamiento poético de Ana Enriqueta Terán, pues a partir de allí podemos ver cómo su historia, al ser impersonal, puede abrazar, mediante ese “derrame de mangos”, una historia mayor, impersonal, del lugar, casi geográfica pero articulada y creada desde la mirada, la voz y el ritmo de la poesía y la poetisa. Antes decía que ese territorio del Habla, 6. Idem, “Lo que el azar depara”, p. 6, de este volumen. BIBLIOTECA AYACUCHO
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la geografía y el paisaje eran fundamentales en la obra de Ana Enriqueta Terán. Ya desde el inicio de Sonetos de todos mis tiempos II lo podemos observar, en el trecho que trata de la “llegada y medición del paisaje”. El gajo, el brote, la labranza en la perspectiva de la medición de la amplitud, del horizonte. Pero “arboledas, picos y lejanías” ubican, crean perspectiva y fundación o primera apropiación del territorio: la mirada y la contemplación de la tierra y el territorio. Ya convertido en paisaje, “medido” en labranza. A partir de allí, en lo que sigue, se levantará la casa de hablas, el lenguaje, la semilla, los animales, gallos, gatos, águilas, caballos, los gajos y oficios mezclados, configurando lo que para nuestra poetisa es la cultura misma, una vez más, desde un punto de vista clásico, ligada a la tierra, al cultivo, al arado y la semilla. Creo que para nuestra poetisa no hay nada más parecido que un soneto y la labranza. Uno surca con arreglo, ritmo, cortesía, erotismo, sabiduría y hasta picardía el papel, la imagen, el habla, la escritura; el otro, exactamente igual, la tierra. Es ese el fruto y la suculencia de la experiencia humana y civilizada para Ana Enriqueta. Es esta fuerza impersonal la que hace que la poetisa se “derrame en mango”. Así, ella nos procura, como todo gran poeta, la gracia del mundo y los objetos. Todo, abeja, águila, picos, garras, gallos, canto, labranza y ritmo, deviene, con su voz, su textura, su materia, su propia réplica, habitante de la misma y sola Casa de Hablas la cual es, al mismo tiempo, como dice ella, una “sinfonía verde”. Allí todo deviene, todo se compacta y vuelve no unidad sino plenitud cantada, ritmada. Una “arcadia” formada por la tierra, la casa y el habla o la poesía. Es esa “sinfonía verde” lo que hace que Ana Enriqueta desestructure todo espacio urbano y civilizado. En otra de las secciones, Extravagancias lúdicas, disuelto el soneto, ella recurre ni siquiera al paisaje fundado, labrado, de los otros libros. Refiere un XVI
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espacio más salvaje y primitivo. Instalada en la intemperie no ve, no recorre, no pasea por la ciudad de París. Casi loba, solitaria, sin manada, la mayoría de los poemas la remontan al origen y lo sacramental. La arcadia colonial, casta, doncellesca, se disuelve ahora gracias, literal y simbólicamente, al agua (el mar, el Momboy, el Orinoco, la Amazonia). Ahora la voz, en virtud de esta intemperie más ligada a lo territorial que a lo paisajístico o arcádico, y al mismo tiempo la arquitectura verbal, ahora libre de la métrica clásica, se han hundido en cualquier lugar, en cualquier agua. La voz y mirada de la poetisa han hecho del agua y la intemperie su Casa; y esta ahora está deslocalizada, desgeografiada. En ella ahora se mezclan el Sena y el Paraná. Todas esas aguas, ya en el libro último, Explicación numerada a través de los pájaros, como si la señora escondiera ahora una errante, una india, una loba, también una dama nuevamente, desembocan en el Orinoco, en un lugar ancho, ajeno, sin tiempo: la Amazonia. Ella la invoca, la dama, la poetisa, con una voz de recién nacida. Vale la pena terminar con esa invocación: “En el Sur vi nacer a la América / casi a [la] misma altura de Dios”. Jorge Romero León
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NOTA A LA PRESENTE EDICIÓN
Este volumen recoge poemas inéditos de la poetisa trujillana Ana Enriqueta Terán, agrupados en tres secciones: Sonetos de todos mis tiempos II, Extravagancias lúdicas, y Explicación numerada a través de los pájaros, que fueron entregados por la escritora para la presente edición. El lector podrá observar que en el índice los poemas se encuentran registrados según el siguiente criterio: a) por el título del poema, cuando la autora lo ha enunciado; y b) en las ocasiones en que no hay título, se asentó colocando el primer verso entre comillas, seguido de puntos suspensivos. B.A.
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Sonetos de todos mis tiempos II
PASO ASUMIDO EN LUZ
No pienso en nada; solo miro y todo se vuelve vida y me golpea duro en mitad de los ojos con apuro de abeja en el sonido y acomodo de misma abeja hurgando copa y modo de traspasar, sin prisa, lado oscuro con latidos de polen con seguro paso asumido en luz y dulce apodo para seguir en miel. Abeja, rito de este amarilis rojo que levita y se desprende, sube, queda escrito. No pienso en nada. Ni en saber, ni el grito... Solo el instante pleno de inďŹ nito. TambiĂŠn la abeja sube y queda escrita. Casa de Hablas, 3-6-2009, 4:09 a.m.
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CHANTECLAIRE
Los suplicios, el ánimo celeste de sufrir, alcanzar de la alegría sangre blanca y lejura de armonía en dador de hora (gallo) y paso agreste de quien se interna y hace del Oeste lo que sabemos: más y más umbría sala de la justicia: no armonía en contrastes de piel. Asume el Este la salida del sol y hace profundo su canto, su creencia restituida a los gallos del orbe y el trabajo para dar vida al sol y hacerse vida en el Sur ¡CRUZ DEL SUR! alta manera de abrirse en gajos y alabar el mundo.
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EXTRAVAGANCIAS LÚDICAS
HACER LA CASA
Llegaron; mediciones del paisaje fue lo primero, luego sucedía una tierra a otra tierra labrantía con un techo de pájaros en viaje. Después la nube en cóncavo viraje sobre arboledas, picos, lejanías, ocasos recortados en umbrías de más allá de un rojo con bagaje de figuras extremas: forma escasa de una vicuña vuelta poderío en espacios de cóndor, ya disuelto porque cae la noche y suena el río. Hubo fogata de labiaje suelto y se pensó en la casa. HACER LA CASA. Casa de Hablas, 23-1-09
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LO QUE EL AZAR DEPARA
Inmediato y humilde lo certero de una fruta en la mesa y a destajo un derrame de mangos con trabajo de CĂŠzanne desde afuera y con esmero de mucho acontecer, librar primero la batalla de estar y desde abajo subir a tientas y tomar del gajo lo que el azar depara. Solo quiero hacer eternidad en el instante que estoy viviendo y la costumbre alada del ave dando latitud bermeja al propio vuelo sin destino y nada para avalar lo amargo o lo fragante de propia muerte que en llamar no ceja. Casa de Hablas, 9-8-2009
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EXTRAVAGANCIAS LĂšDICAS
A José María tomando vino tinto
Saber dónde del ocio la delicia contribuye a redondos anunciados por crecimiento y límites morados que se agrietan de zumos y codicia del insecto al racimo que se inicia con sabor de adelanto a los osados cálculos del futuro y decantados usos de luz en la feliz noticia del caldo rosa consumido a tandas (el pensamiento unido a frase corta) diciendo en poco latitud y vuelo de la estación final que nos importa y alegres recibimos como mandas de vida tanta que al final es cielo.
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A Ramón Palomares pero sobre todo a “EL NOCHE”
A usted como dador de lo que pienso, asumo en vuelcos de alta jerarquía para aceptar el patiecito, guía de un gran recuerdo humilde por lo intenso. “EL NOCHE” se me acerca y hace denso el relato del pie que obra manía de ser lejana flor y autonomía de un bello silbo en vesperal descenso. Cae “EL NOCHE”, me cubre, huye el respiro hacia un pulmón de árboles y ocurre ave nocturna en desempeño escueto de volver, conformarse al dulce giro del patiecito aquel. ¡Ay! no discurre grandeza alguna en mi presente neto.
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EXTRAVAGANCIAS LÚDICAS
SIN EMBARGO SE PIENSA EN EL REGRESO
Rosa del corazón que se presenta sin ningún riesgo en barandal sombrío acodada a un balcón de un pueblo mío que entre montañas duerme y representa, ave redonda y compostura lenta de quien feliz se escucha y hace umbrío el sabor del café y ocurre río, como encaje de luz, pues solo intenta adornar la caída hecho lazada de música hacia el valle. La alegría se condiciona en fruta y hace peso de dulzor; todo en tiempo de agonía miel y amargura forman la avanzada. Sin embargo se piensa en el regreso.
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ELLA DICE: NI OFENDEN, NI ME OFENDO
“De los dudosos términos del día” ella concibe de esperanza el vuelo, de un verde itinerante sin consuelo para las estaciones de la umbría verde parejo que urge y desafía luminosa heredad: trópico y cielo con sabor a naranja y el desvelo de un otra forma de alta geografía. Ella, cuajada en verde reconoce verde de mangle, bloque donde yace ni dichosa, ni triste, solo yendo en ruedas a un nivel que desconoce... (“Un punto de tiniebla me rehace”). Ella dice: ni ofenden, ni me ofendo.
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EXTRAVAGANCIAS LÚDICAS
“LOS ÁRBOLES QUE EL BOSQUE HABÍA FINGIDO”
“Los árboles que el bosque había fingido” fueron árboles ciertos frente a un tanto de alma posible, sin saber a cuánto asciende el costo de algo presentido. Algo casi de amor, casi de olvido... Mejor olvido a secas, mejor llanto. ¿Llanto? no existe el llanto, solo un santo coágulo de tinieblas en el nido. Nido oscuro de tierra y leve abrazo también de tierra, abrazo, pulitura de huesos finos, sanos: desespero de no sentir y ser. Hueso certero el parietal y luego dentadura incompleta y veraz en limpio trazo.
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ÚNICOS, CLAROS, POBRES Y DISPERSOS
Únicos, claros, pobres y dispersos en ánimo contrario, lejanía de la risa y el puesto de agonía de ser muchos y urdir campos diversos, empujando, clamando como tersos nudos de la intención y clara guía de estímulos al viento y Rosa mía también mía en la noche y en mis versos. Se oculta el ave en el follaje, y reza su canto con el árbol y hace nada el morir monte arriba, campo abierto. No se muere, se canta en ave y cierto andar despacio en la pasión alada de conseguir lo que después empieza.
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MIS GUACHARACAS
Toman conmigo, surgen con esmero de abanicos abiertos, dulce acoso de amor extraño, mientras surge el gozo de Leda singular con luz de acero con luz de pardos húmedos y fiero cruces de picos y codicia en pozo de secreta verdad me yergo y rozo algún encuentro, ni si fue el primero o después de aquel aire entrecortado, puesto a lucir en gozo y en momento de latido, a discreta semejanza con toda bestia de livor sagrado que impulsa el alma a límites de danza y a libertad de oscuro pensamiento.
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“A LOS ANALES DIÁFANOS DEL VIENTO”
“A los anales diáfanos del viento”, con ave fiel, la oscura maravilla sobrevolando el barco con sencilla codicia y todo por salvar momento ligeramente triste con el cruento sabor de fruta que en la noche brilla y suena a negra vecindad y quilla surcando afable y dulce vencimiento. Confié la hebra de encendida lana (seda, aguja, objetos preferidos) a la mano ancestral que baja y sube no por la tela, sí por los olvidos. Confié la resma de papel y gana la imprescindible condición de nube. Morrocoy, 8-1-2001
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TIEMPO SEÑALADO
Oscura la visión, oscuro el trazo de llanto sojuzgado a pliego vivo; nada de quejas, solo un exhaustivo dibujo de alas en secreto abrazo de lo severo-fijo como atraso de tiempo señalado y buen motivo para dejarse ir con redivivo pañuelo en alto sin medir “acaso”. “Acaso” un alma asida a un dulce ruego. “Acaso” nada, “acaso” vestidura ondeando al viento, “acaso” no dejarse convencer por la lluvia cuando el fuego nos quema desde arriba y hace pura la intención en profundo, de alejarse. Casa de Hablas, 7-11-2010
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MIRADAS ENTRE ANA ENRIQUETA TERÁN Y SU PERIQUITO FILÓSOFO
Los escudos del alma, los escudos que te protegen cubren el descanso de mano como sílabas y manso abanico entreabierto por desnudos de corazón y complacientes nudos de cómo ver que a comprender no alcanzo; tus ojos rubricados por los mudos pensamientos que doy a tu remanso de ojo puntual que dice, comunica secretos advertidos en la mano de ingenio doble, vertical, enhiesto. No poder descifrar número y esto de clavar la mirada con insano placer que la verdad no multiplica. ¡Algo más grande tu mirada implica!... Qué de ti, mi conciencia sacrifica. Valencia, 20-7-05
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EXTRAVAGANCIAS LÚDICAS
DONDE SE JUNTAN EL MOMBOY Y EL MOTATÁN A Félix Terán
Así, como lo viejo restituido a sitio principal y nueva vida cobra la silla haciendo la medida de quedarse en el tiempo ya vivido. Así, como texturas de un olvido que nunca fue, por trama desmedida, acuciada de niebla y colcha ardida arropando inocencia en casto nido. Él se apoyaba en un mural de sueño. Río sonando abajo hecho estatura de aroma para el beso. Primer beso no en la boca (mejilla) dulce empeño de ángel con ceño oscuro y aventura de hacer final el singular suceso: Aroma, niebla y humo la escritura.
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SONETOS DEL AMOR PERENNE
Como de suplicante es el reencuentro, dejando al parecer señas y labias de pájaros y garras como sabias intimaciones al más puro centro de la culpa ancestral por donde entro sin otras vestiduras que el ausente disfraz de la inocencia. De repente el insecto se posa y hace cruento lo que iba a ser caricia y se derrama miel adentro, ponzoña y altibajo de pájaros y garras: ritmo alado que oculta sombras en la regia cama donde supe de Dios. Hacer trabajo de tactos numerosos y deseado esplendor y dulzor de fruta sama.
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JAMÁS LA COINCIDENCIA
Jamás la coincidencia. Nunca fina juntura de aguas en planicie neta. Encontronazos sin piedad y quieta resignación de venia femenina. A otras músicas, cantos y ladina aceptación no libre de discreta venganza acumulada en dulce meta de huir hacia la máscara divina cayendo a pique y a la vez un fondo de la resignación, curiosa pasta de odio y esclavitud, amor actuado en experiencias de cultura vasta. Aguantar, aguantar, hacer redondo mimos de madre; padre desvelado.
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FRUTO DE VIDA Y MUERTE
Mi taza negra significa un pronto de oscuridad para lidiar la suma deslumbrante del fruto y de la espuma que en humildad recibo y los confronto. Fruto de vida y muerte que me abruma y caigo de rodillas y hago nido con círculos de aves, sin sonido de alas cruzando la secreta ruma de papeles no sabios, no divinos pero sí del gran Dios que me despliega en música, colores, labia fina: LA PALABRA me cuaja con entrega de sílabas y sangre, con latina secreción y sustancia siempre ciega.
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RAMOS DE ABISMO
Y los nuestros, los vuestros, los lineales haciendo derechura por lo mismo de llegar, ofrecer ramos de abismo a la que se devuelve y da reales disculpas y se alivia con fanales de buen decir pero se saja el centro de la palabra vida como encuentro de otra mรกs circunstancia sin iguales espacios, de una muerte superada por insectos de luz donde se espera volver en brazos y alumbrar lo oscuro. Cocuyos del deber en la encalada tapia donde se apoya la extranjera hasta formar los ritmos de la NADA.
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SEGUIR POR LAS CORRIENTES DEL OÍDO
Será cierto lo digo, será cierto que he de morir. Yo, libre en el olfato tanto de los aromas como al trato de mansedumbres en alzado huerto. Oler la fruta, desprender injerto del árbol padre; delegar maltrato de lo visual sin olvidar el dato de la punta del dedo en fruto abierto. Seguir por las corrientes del oído. Únicos y los otros en vagancia de crecimiento de alguien que destruye porque se ilustra sueño desmedido. He de morir y espero la distancia de un pájaro remando en llano ardido.
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ENTRE LO SÚBITO Y LO ETERNO
América del Sur, tiempo, maleza, flores de bozo azul y una escritura con pájaros en vuelo y armadura de resuello en altores de justeza. También suaves instancias de tristeza en dirección al Sur y la figura de alguien amado en tiempo y en justeza de no llegar al beso y hacer pura intimación de mariposa, infierno de andar en nubes, conseguir trabajo para disposición y nuevo mundo: América del Sur el recio gajo que reivindica el respirar profundo y almendra entre lo súbito y lo eterno.
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DAR EN VEZ DE RECIBIR
Como desgastes de árbol te recojo, vierto en encantamientos y ataujía de oro viejo dispuesto en la manía de dar en vez de recibir. Antojo para hacer más y más el desalojo del agua descendente luz y guía con pasos a seguir haciendo vía de lo más dulce en predios del enojo. Reposar en aroma... Tanto asume ¿palideces del goce? campo duro de ir despacio, perder modo y manera de regresar, asirse al inseguro follaje su estatura de perfume rosa mordida nutre la quimera de ser feliz y hacer de enredadera.
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SEIS SONETOS A JOSÉ CEMÍ, GATO DE ROSA FRANCISCA Y GATO DE MIS SOLEDADES Y AFECTOS
I EN EL PISO DEL ALMA QUEDÓ HUELLA Gentil indiferencia era probanza de amor en lejanía. Fiel acato de cuanto fuera tímido relato con levedad urgida que descansa en topacios de tacto y alabanza a un pequeñito amor en desacato de otra más grande luz como maltrato de lo humilde avenido a la mudanza. En el piso del alma quedó huella de suavidad, José Cemí y espero en el piso del alma hacerte espacio para tu deambular dulce y severo. Silencio tú donde silencio sella gota de miel y acontecer despacio.
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II ES YA RECUERDO TU SILENTE PASO Es ya recuerdo tu silente paso hacia qué tono oscuro se desvía el amarillo en oros donde había mucho de sed y sosegado raso. Tu luz iba a llenar secreto vaso después de haber tenido travesía con distingos de amor pues conseguía en levedad de roce hundir el paso. Acongojado extremo que deshizo voluntad de no llanto, y llora, llora quien no quiere forzar tiempo y dulzura. ¡Ay! tu pequeña vida hace moldura a un gran amor pequeño, haciendo piso a tu presencia alzada de onda pura.
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III JOSÉ CEMÍ, PEQUEÑO. ME REFIERO Exceso mucho a extremo compasivo que puso en el no dar y luego a modo de circunstancia hostil cruzar recodo que, ni de bien ni mal deviene altivo. Indiferencia, principal motivo para gravarse y conseguir un todo vagando por el alma y acomodo de ausencias en espejo sensitivo. Hablo en presente, ¡ay! porque no quiero entregarte al pasado, aunque parece que vienes de muy lejos cada día. José Cemí, pequeño. Me refiero a tu luz silenciosa que obedece a un ramo de certeza en lejanía.
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IV YA TE PUSE A VIVIR ENTRE LA GENTE Debo arrancar con árboles. Del rezo solo un único rumbo: lo que sube labios arriba: un ave donde hube tope de altura al inocente exceso de mirar y mirar. Quieto regreso con paisaje, por verte donde estuve expuesta a luz de rizo y me contuve para no ser más luz y sí sucesos de olvidos, que si olvido en mí concibo, ya te puse a vivir entre la gente con meladuras de alma y ardentía de verbo suscitado y diligente. José Cemí te invoco y te recibo: Oro especial de orgullo y lejanía.
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V NO PUEDE SER DE PIEDRA TU LEGADO No puede ser de piedra tu legado pues levedad afirma la tersura de amarillos melados con hartura de paso suave en el entorno amado. No puede ser de fuego tu ensalzado azul-verde del ojo, cruel sutura con hilos de frialdad y poza oscura recibiendo un aroma sosegado. No puede ser presencia ya lejana tu deambular fijado en la memoria como a través de tímidos denuedos, haciendo firme la pequeña historia: la tuya, dibujada con los dedos en el cuadrado azul de la ventana.
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VI NUNCA AMOR A NINGUNA BESTIECILLA Nunca amor a ninguna bestiecilla jamás le diera, pero el cuarto roce de mejillas efímeras, el goce hacía del alma limpia maravilla. Ser espacio de miel te reconoce el pasado y dispone de amarilla destreza cuando esboza tu sencilla armazón de neblina. Desconoces la datura sumida en amplio vuelo de campanas; tu sitio, tu despeje para bien, tal vez mal. ¿Dónde tu vida, tu sombra humilde, dónde tu recelo apoyado... quién sabe... dónde el deje de tu espesor en lámina perdida?
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GIRASOL POR SIEMPRE ENHIESTO
Si de la soledad se hace motivo para encender la flor y su constancia en alto pensamiento y su prestancia de rosa pues es rosa en tallo vivo. Si de la soledad, un decisivo don se recibe junto a la fragancia imponderable como la distancia de labio a labio y beso redivivo. También la mano en alto como gesto de despedida. (Mano que se niega aún a decir adiós, hace destino) entonces girasol por siempre enhiesto obedece y su venia da camino para aceptar y consumar la entrega.
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A un canario
Avecilla de Dios como segura intención del arpegio o decidida llama por el sonido dividida que después crece en la garganta pura. Nos incendió de cantos y hubo vida de notas varias, en cercana holgura; temas de rubio alcance y armadura de profecía en mínima partida. Avecilla de Dios, leve mordisco a lo fatal. En la memoria nuestra deja pequeña herida porque alude a mozartiano empeño ¡oh! dulce muestra de lo efímero en oros. Que se escude en tu pecho un recado a San Francisco.
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PELEA DE GALLOS
Llegaron. Ofrecieron sus apuestas sobre aquella del sueño, no librado a incertidumbres íntimas con vado de Orinoco fluyendo en piel y siestas sometidas al rojo, como estas pulsaciones de oído o campo arado por dinásticos bueyes y alejado escarabajo azul que a brillo restas el metálico círculo, con dejo de baya viva, vista con asombro por misma niña en tiempo diferente. Sonámbula del tiempo, apenas nombro a los que fueron, dieron a la gente violencia en testimonio de entrecejo.
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A Dulce María Terán
Doméstico laurel ciñe y abraza la fuerza toda del andar y crece en las maneras donde permanece la secular herencia de su raza. Ella borda los muros de su casa con reciedumbre bíblica y acrece su patrimonio azul que resplandece en fino borde de colmada taza. Su casa en mansedumbre se reclina con dejo de Provincia enamorada en el distante azul de un cielo puro. Su casa mece el aula y La Llanada ofrece buen vivir y lumbre fina de abecedario y pizarrón oscuro.
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A Azucena Terán Madrid
Tu silla azul, serena, frente a un muro de soledad y vida conquistada; el andar silencioso y la mirada con laberintos de jacinto oscuro. Su pensamiento surge desde un puro lugar de sueño y agua sosegada; confidencial el llanto y musitada su fiel costumbre de álamo inseguro. Sin embargo, del fondo sale ileso (tallo de voluntad y fortaleza) el girasol, al parecer, sumiso. Ella recorre el tiempo donde quiso, frugal otoño y ánimo preciso, unir la mansedumbre a la belleza.
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A la Bebella Terán
Alabanza fraterna y tiempo dado a fina palidez como inasible coloración de flor en impasible trecho de raza, para siempre alzado. El perfil se sostiene con alado impudor de azucena y de la libre pausa de la potranca, el irascible querer llegar de corazón frustrado. Multiplicó su sangre y su hermosura y ya en paz con el clan, vuelve al comienzo de la nostalgia aquella donde el día era sombra de Dios, para el inmenso amor, el triste amor que no sabía su destino perenne de amargura.
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ARAGUANEY Fecundación y descargo del insecto en la flor
Tabebuya Crisantha dulce y fiera bañada de poniente al mediodía pues oro incandescente desafía cualquier amago de incipiente cera. Tabebuya Crisantha en la manera del amarillo intenso y la ambrosía del oro derramado en vasta umbría oro y pasión de abejas con entera satisfacción de lo íntimo, fecundo, lo lineal sumergido, lo discreto unido a polen y melado breve. Oscureced el húmedo secreto haced del habla pincelada leve para la exaltación del noble reto.
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SE BURLAN, SE REPARTEN, ENTRONIZAN...
Seco rumor y desenfado bebo en nacional instancia con premura de ser austera, no brindar pavura donde miserias y pavor elevo. A nombrar Patria y sueño no me atrevo pues tanta risa imprime a la amargura ramalazos infames, como impura ración feliz que confundida bebo. Se burlan, se reparten, entronizan gozaderas de oro envilecido con miras a más oro y vuelco diario a más tener, a más lograr vencido el ser, su limpio, cálido, inventario a yugos y despojos sometido. Jajó, 1980
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SONETO APACIGUADO EN ORFEBRERÍAS DE SABOR
Estoy rebelde y me realizo en granos seculares: garbanzos y lentejas. Cocino. Me desato en ollas viejas hartas de hollín, manchadas de veranos. Di de comer y me deshago en vanos lamentos de reinados y consejas, organizados en secretas quejas cerca de la verdad en sabias manos. Descubro pan en gusto peregrino de arroz, ondeante y puro en la colina y vuelto luz en historiado plato. ¡Pero la iguana proporciona fina carne de flores para dulce trato de cuchillo, de manos, de cocina!
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RESCATE VIVO
Estos nombres ocurren en el alma: Rosa Francisca, Jhon, José María Ethan Thomas y escudos de alegría de ladrillo en ladrillo donde ensalma el futuro, plumaje de ebria palma cabeceando en lo claro y armonía de pájaros y cantos en la umbría paso a paso y urdir discreta calma en cañamazos albos, fiel motivo (todo bordado con el alto empeño), de andar en sueños, respetar la hondura del propio sueño en el rescate vivo de los nombres amados y pavura de no seguir con ellos por el sueño.
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TIEMPO CONTADO
Mucho saber del alma hace constancia de vuelo blanco en altitud de rito; la llama se conforma y surge el mito inusitado de la dulce errancia. Se recuerda, se vaga por la estancia apercibida a jazminero escrito sobre tapias de cal donde suscito andar y desandar: la DULCE ERRANCIA. Pero la muerte espera. Punto uno punto central, ineludible, exacto. Tiempo contado sin saber el c贸mo el cu谩ndo o d贸nde siempre inoportuno, inobjetable en el secreto pacto con el bien, con el mal o con ALGUNO...
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ESTOY EN MÍ, PENSANDO EN EL VIVIR
Estoy en mí, pensando en el vivir de este efímero cuerpo que fatigo, más allá del silencio y de la sombra vegetal que me hiere y acompaña, más allá de la vida y de la muerte y de la savia de verdor inerte. Estoy aquí para saber del mundo y para hallar el cuerpo del amor que es pan y sal y puro vino triste; me marcho con la hierba y con su Gracia, de flébiles sustancias amorosas, por la corriente pura de las rosas. ¡Ay! la tierra es la ardida, sí, la ardida con serena corteza de manzanos y de viñedos limpios y corderos que por los vientos desatados sueña, y la fugaz entraña desvestida es tierra en tierra y vida sobre vida. Porque es la vida un manantial de voces y la muerte pradera de silencio y estructura febril y sumergida la misteriosa lumbre de los huesos, por eso estoy aquí y en lo profundo escucho el denso crepitar del mundo. 42
EXTRAVAGANCIAS LÚDICAS
Sois dueño de la tierra, soy la tierra y vegetales sombras me acompañan. Estoy lejos de todo, del dolor y solo escucho músicas vitales de poderosos montes levantados hasta mis ojos más y más llagados. Pero no, no soy yo ni es él quien llora y ríe en cada borde, en cada célula misteriosa y sombría en cada hilo de mis cabellos, ¡ay! soy yo quien canta, la garganta sumida en maravillas y en rumorosas mieles las rodillas. Estoy mucho más lejos de mí misma que de los anchos ríos limitados por labios de verdor y conmovidos por cristalinos peces, más lejana de mí que de los saltos aromados en montes nuevos de álgidos venados. Soy yo, soy yo quien ama, dadme paso y no toquéis mi sangre, mi sonrisa que desembocan tibios en mi pecho grandes lagos, mesetas taciturnas y sucesos de bestias verdaderas al borde de altas hierbas y riberas. 1947
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I A Alexis Mujica viéndolo trabajar
Saber cómo irse, a dónde dirigirse ¿a la fruta? ¿al turpial? a la espesura del Samán hecho encaje de hermosura y hacer venia a la luz y despedirse para entrar a la sombra y decidirse a ser sombra en la luz o cruel dulzura de lo oscuro en el brillo como anchura o respiro en la flor y conseguirse deseos nuevos, nueva alternativa de perfume o color o tacto ardido para sentir el llano y darse cuenta de cuanto surge en el olor, o viva andadura del ojo, del oído y entrar y arrodillarse y hacer lenta intención de entregar y hacerse olvido.
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II
El sitio, la costumbre, estar presente aquí o allá, el sitio imponderable para el conocimiento y la mudable unidad del color en tiempo ausente. Saber que debe ir a lo mudable de la luz, sus aristas de repente vueltas quietud cuajada, iridiscente sobre encalados de visión estable. La juventud como abstracción del ala regresa y acomoda en vuelo fino apertura al follaje y desafía lo que suspende el ánimo y confía en agrados la suma de destino: ÁGUILA SOLA EN MEDIO DE LA SALA.
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III
La pasión se ennoblece en los espejos. También en un espejo y no desdeña ser águila, abordar la contra seña y médula de un Dios que existe lejos. Acaso lejanías de reflejos con hosca relación de ave sin dueña, esta, la dueña, en vida desempeña un oficio de cruz y tiernos dejos, de querer irse. Sin embargo afinca el águila su garra y concedido un pedestal de eternidad nublado. Águila en sitio libre, apuntalado, por columnas de humo donde brinca el blanco más cordero que haya sido.
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IV
Exigencias de sombra recupera pasos de sombra en ardua perspectiva; se libera la flor y surge viva su estrecha condición de ave señera. La quietud, cuajadura de quimera encuadra el ala y solución altiva del gesto hacia lo alto y punitiva mano del pico en jugos de bandera. Situación escogida con esmero de cuchillo amolado y fuego y nube que topa con lo oscuro y enaltece. Veladuras de origen y venero de miel oscura, campo donde crece lo llevado a morir y lo que sube.
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V
Coágulo de silencio se precisa para entender su sombra, sin rotura y más real que la materia oscura del águila en sí misma. Rara prisa de líneas a seguir; suerte imprecisa los tanteos del alma y apresura el tacto sus disfraces con la pura versión exacta en actitud concisa. El águila, su estruendo silenciado en un querer volar no satisfecho, un no volar y sí volar con tino de ánimo congelado, más bien techo de ciega data y sol desesperado y puño alzado a rotos de destino.
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VI
Condición, condición, labor y reja de pedernal y sombra rediviva subiendo desde abajo como ojiva de monte, lluvia y enarcada ceja puesta a interrogación que no despeja final común y suerte a la deriva del águila, su regia perspectiva oficiando en profundo y no nos deja poner más nada en altitud estable: ni estrella, nube, nada, solo aliento de la expansión y nada, nada, nada, conjugando la dádiva inmutable: punto de eternidad en la encalada pared dichosa con altor de viento.
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VII
El suspenso, la gracia, la manera de penetrar el bosque, dulce intento de quilla abriendo surcos en el viento y justeza de ritmos, donde fuera el águila luciendo como esfera de castigo inicial. Dadle un momento hacia fuera, sajando el sentimiento por secreta ración, acaso cera o cuajaduras de alma en el olvido... Acaso oscuro de galera esclava llevando negritud a las umbrías opacidades puestas al gemido del águila, rozando costa brava. ÁGUILA OTRA EN ESPACIAL LATIDO.
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I A la pintura de Wladimir Zabaleta
Los moradores hacen de la tienda lugar de sombra y ceja de menina con asombro, y arco y hornacina donde fuera amplitud la dulce enmienda del silencio en la falda como ofrenda de luz mediterránea que se afina entre el ayer y el hoy, la cruel resina donde se juntan dos. La misma rienda impulsos sofrenando y mismo nido de moradores en quietud tallados y listos a seguir diálogo y jura del instante: sabiendo luz y pura sustancia de moverse, hacerse a un lado. SOLO EL PERRO EN LA LUZ SIGUE DORMIDO.
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II
Los encuentros del alma con la boca y retribuir azules para luego volverse a latitudes de sosiego en rasos a caer y cuanto toca el intrincado paso de la boca hacia besos futuros, cruel trasiego de la inocencia a pálpitos de fuego como flecha a subir y se retoca el labio fugitivo con finura y material de luna, breve acoso del labio superior y mandarina gajo a gajo de gozo a otro más gozo: saber cuánto descubre la divina luz, nuestra luz en fuentes de pavura. Casa de Hablas, 30-9-2004
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III
Oscurecido rostro hace neblina en el trapo a seguir como trabajo de horizontal instancia y desparpajo de amplitud que a la tela se destina. No el verde, no el azul, el rojo atina y divide lo alto de lo bajo. De nuevo el verde cumple y a destajo se vuelve monte el traje. La colina acepta el reto y freno desconoce como avenirse a libertad y pura andanza de morir y hacer descanso. Así dice y agrega: “Solo lanzo a la línea inicial fondo y figura de vivir y morir en tiempo manso”.
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IV
La noche, su final y su primera invocación al sueño; dejadeces de pana entreverada con más veces al terciopelo de ración austera, puesto a disposición modo y manera del rango de lo oscuro y resplandeces también en boca medio azul y creces aún sin saber los riesgos de la espera hacer despegues sin encuentro sumo pero sabiendo latitud sufrida y a pesar del destrozo alzando vuelo. Te reconozco niño, tu pañuelo diciendo en nieve la futura herida. También herido tú buscando cielo.
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V
Vestuario de niñez haciendo acoso con perlas en redondo y no restañas un mucho hacia dormidos de pestañas que dejan la mirada en pleno gozo de pasar por debajo, hacer reposo en lo dulce, despacio, con hazañas de abejas africanas y acompañas el dulce puro al aguijón dichoso para librar el aire de agonía. Haga el nuevo pintor manual y reto de urbanidad, buenas maneras, modo de hacer venias a gestos y recodo de sustos, no querer hallar la vía de un vestuario unido a lo secreto.
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VI
Los labios en la dicha y en el sueño, embriaguez de la boca en noche alta. No se distrae la luz y no se exalta secreto alguno o cumbre de entresueño. Solo la boca y su dibujo; empeño de hacer la trama, línea que resalta (sellados por la música). No alta volcadura de labios. Desempeño de juntarse labial, hasta el respiro ya casi acercamiento, no descanso ni la conjugación de puerta y muro los labios, sí, como algo en tiempo manso sellados por la música y el giro abriendo en cruz la fe del Dios Oscuro.
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A mi prima María Márquez Núñez
Bella recordación y luminoso mensaje como pliego del olvido sobrevolando otoño desmedido desde una juventud con pie dichoso. Frase circunstancial en alto esbozo de la antigua amistad y recibido en costas de Falcón, el mar dormido que se ovilla en el mangle rumoroso. Y me devuelvo a niña que antes fuera ambas de olor a corazón oscuro: cañaveral y puente junto a un cielo que nos recuerda en luz de primavera. Para la amiga corazón en vuelo y fraternal instancia en tiempo puro.
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NADA ES SEGURO, NADA PERDURABLE
Cómo responde el árbol, cómo aclara silencio en ascensión, cómo demora para ofrecer la fruta que es ahora lo más intenso que el sabor depara. Cómo desenredar madeja rara de vida, muerte y sombra protectora para la despedida y lo que azora pues la mesa servida no declara nada seguro, nada perdurable. Ninguna flor segura en cada mano ofrecida a quién sabe con instinto de no volver a la estación amable y decir dulcemente con desgano: “solo la vida asume lo distinto”. Casa de Hablas, 14-8-9, 5 a.m.
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LATITUD SAGRADA
Supuesta el habla, acaso el pensamiento y la disposición de la premura. Impuesto el desacato y la hermosura de bestia y trino en desolado intento. Supuesta la versión de cruel momento para enlazar la muerte, su juntura con sagrado segmento y desventura de lo que ha de venir y ocurre lento. Supuesto el corazón en arribada hacia el cachorro humano también fuente de la divinidad haciendo espacio y dando impulso, y pulso intermitente, acaso campo en latitud sagrada, para ser Dios, mi Dios y mi presente y en su crucifixión lucir despacio. Casa de Hablas, 24-12-2004
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BOTINES PARA IRSE
No saber, no medir, no hallar distancia de una palabra a otra (que se estima como hilacha de niebla) por encima de cuanto lamentar usa arrogancia. Clamor de olor en reducida estancia (un jazmín del pasado no escatima presencia igual en contenido clima) donde jazmín de ayer dispone errancia. Pero siempre es el mismo, en su descargo cabe invocar blancura, cabe hacerse botines de perfume esclarecido, botines para irse y ofrecerse a no llegar. Seguir... Pasar de largo y pedirle a la muerte un desmentido.
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AZUL TRIBAL
Despacio, muy despacio con halago de buen decir mรกs el decir preciso como fondo de ser o tiempo liso de cabellera lisa con amago de azul tribal, sin descartar estrago de intemperie en la piel o de indeciso tono de piel. Impertinente rizo de vuelo breve y otra vez halago donde se dice, se hace, se retoma tela inicial, urgida de abundancia, tela de ser para bordar sin prisa zureo claro en altos de paloma sin encender de nuevo aquella risa tan lejos ยกay! de la perdida infancia.
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MADERA DEL PRESAGIO
Apoyos de Don Luis, atrevimiento de rosa oscura en foja oscurecida para más libertad, no conseguida esta sino a través del pensamiento, de paso riguroso con aumento de osadía, rechazo, niebla uncida a no mentir ni en peso ni en medida del reflejo, es todo cuanto siento; del reflejo que es luz y luz rasante pero no realidad, tal vez secreta madera del presagio, del recato en el dibujo, misteriosa meta siempre buscada en la palabra y ato sangre y dulzor en palidez fragante.
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NIÑA ETERNA OCASIONADA EN CRUZ
Súbito engaste de eslabón de oro a uno de plata, conseguido el nudo es mejor apartase con desnudo gesto que evite secular desdoro. El traje humedecer. Sombra de toro por humedad del traje. Pliegue mudo del corazón al pie. Pie como escudo para rechazos del primer azoro. ¿Apartarse? mejor hacer un claro donde estuvo, brilló con luz tardía de flor en vez de fruto. Niña eterna ocasionada en cruz, señal y día de extraña lucidez en tiempo raro y paso alegre en íntima agonía.
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OSCURECIDA EN LOBA
Me distingo de pierna y boca altiva oscurecida en loba y en distancia de rosa custodiada en su fragancia por mi fuga del sueño y siempre viva la rosa. Yo viviendo en siempre viva con mis pulsos, mi niebla, mi constancia que apoya voces y recuerda estancia cerca de un río, de avidez cautiva. Aquel río, su cálculo infinito en el dejarse ir, en la lejura de hacerse lento, calmo, no llegado. Río, al seguir en ti, labio suscito y me recuesto en súbita pavura y en desquicios de luz me resucito.
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CONSEGUIDA LA GRACIA DEL OBJETO
Conseguida la gracia del objeto hacer volar la mano en trazo puro, develar desnudez para un oscuro que participa en blanco como un reto al no color. ¡Oh! máximo secreto añadido al azul, casi inseguro en trastiendas de verdes pero auguro sedaje desvaído en lo concreto. Asirse de un vestido memorable, tela de juventud, tela callada por si saliente, por si los espejos. Aceptación o negativa, dejos de figura a sombríos destinada creciendo en ellos y a su vez estable.
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VOZ FILIAL
Dice mi nombre, dice muy despacio Ana Enriqueta... falta el apellido que yace desbastado y aterido en lunar expansión de tiempo lacio. Dice: Juan Griego, fuera del espacio habitual, es señuelo concedido a lo noble, a la percha del oído para la voz filial con la que sacio, tiempo de soledad, tiempo y manera de seguimiento asaz como bandera de aumentos mientras gime en abandono, aquella de la clásica pradera volviéndose infinito desde afuera y enmendadora cruel del falso tono.
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ESTA SOY YO, EL AMOR
Signo de padre y madre signo y brazo hacia el dolor, la oscura permanencia, el coágulo profundo de paciencia que alguna vez desatará su lazo. Amenaza ancestral para un escaso rostro, brillando en alto la inocencia, cesta vital de orgullo en la presencia de padre y madre en secular abrazo. Esa soy yo, mi clámide de llanto, mi palmera enojada y el sustento de cuanto irradia y en la mar se esconde. Esa soy yo, las piernas de mi canto; piernas baldadas. Misma mar responde con sesgos de agonía y pensamiento.
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AMPLITUD DE PUEBLO
Sojuzgas viento, haces lengua viva y pena del suceso deshicente hacia rumbos variados o corriente, que rema libre en ala fugitiva. Vuelves quilla y revés en auditiva honda donde la música se siente alojada en el verso y no consciente sueño y despojo en actitud esquiva. Poeta, si tu llanto no apresura línea verbal, ni vuelco desolado en amplitud de pueblo, siente vana la urdimbre secular de tu escritura. Cuenta en seco las luces de mañana porque hoy es holocausto y quemadura. 1989
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CONFIDENCIAS AL HÉROE
Saberme en pleno bosque repartiendo los umbrales y muros de mi casa desde climas sin armas descendiendo. Volverme toda azul cuando traspasa mi propio gesto, los oscuros vinos y fundaciones hoscas de mi raza confiarme, sin recelo, a los más finos supervivientes, ¡ay! los insaciados de tierras sometidas a destinos, encuentros, abluciones, destacados y bruscos girasoles, los inmensos que han logrado vivir en apartados y distraídos huesos indefensos. Soy la joven del bronce, soy, he sido a pleno bosque los metales densos donde el héroe reclama un encendido hermano agrario y puro. ¡Ay! de los ciegos dialogantes y míseros. Fundido trepar los torsos por venir y riegos inútiles, perdidos; no germina la baya del acero y esos ciegos BIBLIOTECA AYACUCHO
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toda vez repetidos en la esquina, multiplicados en la mano abierta de los parques umbrosos... no declina un instante mi voz y desconcierta él, el héroe, sus manos apagadas que sostener podrían la desierta joven que dice y clama con alzada memoria vegetal: soy la que implora en todo espejo. Soy, o detallada dureza mineral soy, a deshora esta mar limitada inútilmente. Pensé: su estricta llama me devora y no resisto el índice inclemente de ese bronce salubre que señala el huracán y la excesiva frente que nutre rama y cielo y que resbala por fémures de piedra. Quién retira gestos de apoyo y qué rumor escala a los vivientes ciertos. Quién admira el solitario de los puertos, ese germinado en la piedra donde gira insomne, prisionero. Y que no cese la dura flor del bronce, siempre viva cruel a mi pecho; ¡ay! y que no cese 70
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tanto fluir de piedra desde arriba, desde el árido tiempo del escombro a metal señalado por esquiva mano infinita. Dije: lo que nombro comienza a revivir; soy la negada y me incorporo, libre en el asombro de las ciudades que no he visto. Nada me distrae de los bronces. Soy la tierna carnadura celeste, la deseada de los seres nocturnos y una eterna dureza planetaria me atestigua el espacio del héroe y esa eterna dureza me persigue. Soy la exigua castigada del tiempo; no conmueve mi polen a la boca que averigua altura en la caída. Tanto leve saber lo verde y justo quien oprime sus labios contra el mar y no se atreve a entregar su color a quien imprime el color general: Héroe inmutable de azules en la frente y que redime lo vencido, lo humano innumerable. Yo, de humildad me caigo y me levanto sobre espuma biológica, mudable. BIBLIOTECA AYACUCHO
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Se lleva a roca el anunciado canto él, roca y bronce en verbo perdurable.
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EXTRAVAGANCIAS LÚDICAS
REMINISCENCIAS MARINAS A Vásquez Brito el gran pintor del mar
Cántico breve y levedad sumida en tersuras de linfa y abordaje silencioso a la luz, como paisaje contenido y veraz en propia herida. Cubren escamas sombra compartida con sedas y descansos, con celaje de aleta y cola en íntimo vendaje tornasol y también de luz cernida. Hacer mitades de la fruta sama para sabor amargo y dividido en inicial encuentro y mar de fondo. Enojo del plumaje y de la escama: el pez, a su elemento restituido y en el ave “me suelto y me respondo”.
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ESCRIBIENDO UN SONETO
Seca versión de ritmos que recojo en propia sombra como tenso nudo de vibración o resbalado escudo ocasionado y cruel en tinte rojo. Respiración alcanza en otro enojo advertencias de fuego donde pudo ser resuello de fondo o tiempo rudo amenazando candidez del ojo. Alternados redondos hacen forma alada, vertical; acaso piedra también a veces. ¡Oh! sufriente suma de triunfos enrabiados y no medra allí descanso. La inflexible norma huye en caballo de impaciente espuma.
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EXTRAVAGANCIAS LÚDICAS
ESTAR ES SUMA Y SER ES INFINITO
Es tu deseo de ser el que alimenta (no de estar, pues de ser, es tiempo vivo de futuro) tus ansias y el altivo estar que en tu vivir no deja cuenta; pues estar es saber qué representa tanto de esto o de aquello y sensitivo oro contado en un presente esquivo y pobre para quien de sí se ausenta. Estar es suma y ser es infinito. Estar coincide con tener y cierto amor hacia lo cálido cercano, sin olvidar pisada y desconcierto de quien, por ser, escribe su desgano en único balcón por siempre abierto.
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CASA DE LA AMISTAD A Esther y Armando Pérez, pintores de mi admiración y de mi afecto
Casa de la amistad, casa que ofrece su mirada de mar al visitante. Casa enclavada en el azul distante que ni presume tiempo, ni perece. Humilde casa que en la noche crece y se convierte en brisa delirante. Para el recuerdo, luna sin menguante. Tierra de algo de amor que permanece. Si cruzas el umbral estás en fino territorio de sueño y de quehaceres nobles, de la palabra que se entrega y hace crecer el punto donde eres la más libre versión que no se niega a dar a contraluz alto destino.
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EXTRAVAGANCIAS LÚDICAS
MIS DIBUJOS
Debo reconocer seca frontera de piedra y tono con ánimo exacto pluma marca, sutiles para el tacto, huellas que han sido redondez futura. Línea destrenza a veces un abstracto vagar lento por página segura; lunares y volutas son de altura mediana en el espacio casi intacto. Sin embargo detrás de tanto vuelo quedan hendijas, grietas, desacato de cómo debe ser, luz, agonía; de cuánto infierno se merece un cielo, hecho para salvar lo que desato y vuelvo a atar sin mucho de alegría.
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TODA PRESENCIA
Toda presencia insiste en el futuro para quedar vibrando en plana viva, ave reclama puesto por esquiva sombra proclive a desmesura. Muro también pide lugar; encuentra oscuro montón de infancia que restaña y liba en él abeja con su austral saliva y vuelve a ser montón dorado y puro. Aquiescencia fatal, un sí convierte en despedida, número ganado a una verdad o desollado sueño. Recobra sal la mano con su empeño de atraer recental pues no ha llegado mensajero ninguno de la muerte.
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EXTRAVAGANCIAS LÚDICAS
COMO UNA BESTIA DULCE Y MAL HERIDA
Pienso en tu corazón que me ha dejado en plena soledad y a campo raso, con un espejo solo por abrazo y por recuerdo un niño desolado. Yo no buscaba amor, camino andado sino uno nuevo para darte paso. ¿Por qué a mi pecho no le hiciste caso ni pulsaste mi llanto delicado? Como una bestia dulce y mal herida que lo más intrincado del boscaje busca para morir, así es mi suerte; pero no te arrepientas de la herida que el oculto arabesco de la muerte, ha juntado pañuelo y despedida.
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TERCETOS CON PAISAJE Y TRAJE OSCURO
Tercetos con paisaje y traje oscuro hoy escribe mi mano, en un presente de contenida piedra y joven puro. Hoy escribe mi mano con reciente temblor de Dios y luz de enredadera para ser escuchada por la gente espaciada en la cálida rivera. Aquellos de la clámide encendida y de huracán voraz en la cadera. A vosotros, los míos, convenida espada vegetal os doy, con esa abrid en mis entrañas hosca herida que ya el tumulto vegetal, no cesa y mármol toma para sí el momento del torso y su profunda gentileza. Mármol destruye rama y pensamiento con sobrehumana fuerza y los corceles surgen despacio en el miraje lento. Allí me espera el coro de los fieles. Dadme vosotros el celeste aliento. 80
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“CRISTAL PISANDO AZUL CON PIES VELOCES”
“Cristal pisando azul con pies veloces” mi juventud en propio sueño medra. Irse, mas no de frente pues la piedra ataja, vence, fugitivos goces. Alevines en mano y desconoces peto de luz que a la tiniebla arredra. Tu presente lo niegas y desmedra la vejez aceptada. Reconoces qué de verdad procuras en la rosa, qué de máscaras, susto o embeleso, para no descubrirte en agonía de recibir, sin ofrecer el peso de cuanto del pasado se desvía y vuelve toro tu presente obseso.
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SONETO QUE ANTICIPA UNA CARTA EN TERCETOS PARA MI GRAN AMIGA ANTONIA PALACIOS
Antonia, amiga mía, Garcilaso el del amor me dicta este soneto. Suerte de seda umbrosa con secreto de turpiales de sed a campo raso. Antonia, amiga mía, fiero trazo de insomnio, pero en ámbito concreto, o marco cruel y rojos de terceto al comienzo y final de nuestro paso. Te escribiré en tercetos. Recibida la carta, estoy segura, y hasta cuento con tu perdón por mi silencio esquivo. En Castellano puro te recuento. En Castellano puro sufro y vivo y formas parte limpia de mi vida.
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SONETO A UN AVE PARECIDA A UN PAVO REAL Y TAMBIÉN A UNA PESCADILLA DE ORO
Cántico breve, levedad sumida en tersura de plumas y abordaje silencioso, la luz como paisaje desatado y veraz en plena vida cubren escamas, sombra compartida con ceras y descansos, con celaje de cola abierta en íntimo vendaje tornasol y también de luz cernida. Hacer mitades de la fruta sama, para saber, amargo y dividido el encuentro inicial a mar de fondo. Enojo del plumaje y de la escama. El pez a su elemento restituido y en el ave me suelto y me respondo.
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SEVERO DEAMBULAR EN TIEMPO RECIO
De tanto en tanto una vocal se pierde y la encuentro muy lejos, donde clama una casa olvidada y una rama de cintura en el tiempo; me remuerde aquella niña de estatura verde apoyada en daturas, niebla y cama de tantos sueños para quien reclama y tanto gana como tanto pierde. Una casa olvidada con aprecio de samanes y cínaros, roída por la pasión y un fondo de quimera; severo deambular en tiempo recio. La niña verde oculta primavera en veranos de fiebre compartida.
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A MI ROSA FRANCISCA
Yo soy la que en tu sombra se arrodilla y detrás de tus ojos permanece y se asoma a tu voz donde parece repetirse la antigua maravilla. Me reconozco en tu rebelde arcilla de niña que rechaza a la que ofrece su vieja silla azul, cuando oscurece su girasol de clámide sencilla. Sé que serás en grande; te confío el doble llanto de saberme a prisa mientras lo eterno me recoge el paso. Del jade rojo que acumula el río tomarás lo que falta a tu sonrisa. Guarda también mi sed a campo raso.
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LOS ÚNICOS REVISAN LAS ALDABAS
Los únicos revisan las aldabas ponen candados donde viento hubo paso a paso descubren donde estuvo por no desmerecer el “dónde estabas”. Cada vez en la puerta demorabas y más de un gran silencio te contuvo; blanco y un poco rojo se detuvo en umbrales de sueño y letras bravas. Los únicos, las vallas, los sonidos midiendo espaldas, hombros y gargantas de pulso a pulso sin rigor ni miedo y te pegas a cañas que son tantas como dulzura en pegajoso enredo de pie que nutre pasos y latidos. Jajó, 19-5-87
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EXTRAVAGANCIAS LÚDICAS
NADA OPRIME EL CONTORNO DE LA ROSA
Tan de sueños se nutre mi cabeza y de luz sobre luz, tela bravía con trama de soneto y elegía do la palabra sobresale ilesa. Fealdad que se numera con belleza y trasciende en altura y ufanía; urdimbre secular como falsía de palma rota y por lo mismo ilesa. Tanto decir para quedarse en nada ni dónde poner pie ni alegoría para encajar, oscura y silenciosa; nada oprime el contorno de la rosa pero del corazón sale ceniza y una pena severa y espaciosa.
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SINFONÍA DEL VERDE Y LA PALABRA
Hoy es el verde, solamente el verde. Y la palabra, soledad dichosa en clima estatuario. ¡Ay! dejadme con los danzantes puros, con el claro uso de la belleza. Si retorna la casa oscura y fiel de los mancebos, iré a poblar la noche victoriosa, alumbraré su entraña con caballos blanquísimos, lunares, espumosos olvidados de mar frente a los bosques. Yo voy a las ciudades y acaricio el flanco de las húmedas ciudades. El animal sagrado: ola por ola besando el mar, la soledad y traigo lujosas expresiones y palabras como rostros perdidos, insaciables. Es difícil luchar por las palabras medirse a verde puro con los parques y en lugar de la estatua alzar las manos. Sin embargo recuerdo los danzantes, mendigos de mi piel y me resigno a mi profunda condición y clamo por la belleza cruel, innumerable. Hoy es el verde, solamente el verde. Sinfonía del verde y la palabra. 88
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A Miriam Sambrano Urdaneta
En vida corporal habitó la belleza. A pincelada griega el perfil riguroso. No de llamas, sí brasa la mirada y reposo de tinieblas: gran pausa la cabellera espesa. En vida espiritual dispuso su entereza lentos cauces de luz, sin premura ni acoso. Núcleo de su silencio el verbo con esbozo de figura vital para siempre en justeza. Aceptada la muerte no se comprende cuando (Miriam de las dos rosas: la blanca la encendida) nos ofrecen dos rosas del bifronte consuelo. Primero, contenerse en sagrada medida. Segundo, alzarse núbil con cetro de otro mando... Después seguir en vilo, gustando mismo cielo.
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Soneto injertado de formas en honor a la pájara pinta
Os rinden homenaje el llamado jacinto que aporta láminas y viento morado, ave mayor remeda tu calzado cuando saltas veloz del cuatro al cinco. Número dos y tres en el recinto de la palabra y su pico rosado tus paños de escalera al descampado son blanco puro al rojo vinotinto. Gustas de tonos y de ardor de oído de seis a seis y con mano apacible entorchas cifras donde hubo jaurías. Acomodos de tiempo repetido hasta la saciedad forman malías y demasiada luz en lo imposible.
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SONETO A MARÍA CLAUDIA Cuando tenía cuatro años
Claudia de lejanía. Claudia sola como flor de silencio sumergida en su propio silencio, nueva vida de extensa flor en súbita corola. Un retiro abisal, una abstraída presencia que no avanza ni se inmola a ninguna llamada. Claudia sola en su diamante puro retraída. El poeta se enfrenta a lucimiento de dulce intensidad en la mirada de Claudia niña y el poeta asciende por escaleras de humo, lastimada el alma por sutil conocimiento de alguna dimensión jamás soñada.
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LO OSCURO EN LA PENUMBRA
Oscurecer la mano que no usa envergadura y palidez del año hecha a estrujar el impasible paño que cubre al joven hombre como excusa para estrechar la mano que rehúsa someterse a otros gestos como engaño. Dispuesto al paladar fugaz rebaño de sabores en hondo y en confusa ausencia de los frutos, el que asume el ser pleno de pájaro y asilo de aquello que en la sombra nos alumbra y hace del año, cuerpo del perfume: cuchillo secular con doble filo hecho a clavar lo oscuro en la penumbra.
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HORIZONTE ESCRITO
Se desglosa el perfume, hace memoria y surge seda cruda en lejanía, olor supremo para el tacto y mía la palabra sutil y advocatoria. Cómo borrar los pasos de la historia en ufanas banderas de ardentía borrando engaño, trampa y ataujía de oro pailón como divina escoria. La cantante sabía de la gracia que se acrecienta en regia vestidura de jazminero en el luctuoso rito de la historia que hurga en la falacia y en la frase grabada con altura para enlazar el horizonte escrito. Dictado, hoy 22 de mayo de 2006
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I A Oswaldo Vigas y Janine
A usted señor, siempre señor y luego aún más señor y labia convenida con ella, la lejana y bienvenida pues acunó la indefensión del fuego, sorprendiendo lo limpio y el trasiego de la inocencia a copa restituida a más visión para acatar herida siendo más que defensa inútil ruego. Sin embargo qué antigua primavera ofreció a la cuitada, luz y centro de cómo pudo ser y hace vacío sabiendo que no es justo. Fiel encuentro de los sin garras, soledad y frío: alta resolución de la madera para ser del adiós mutis sombrío.
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II A Vigas, orfebre
De cuanto sube en estelar fragancia citado fue, también de lo que asume el tacto en el metal y se consume en formas nuevas, singular vagancia entre el armario y el sillón, distancia donde el silencio enhebra lo que asume compromisos de plata que resume el oro laminado y la fragancia de pulituras suaves, casto ensueño... Entonces dónde estuvo, cuánto oscuro del sillón a la mesa, cuánto libre del oro al cobre, al desolado empeño del estaño a la plata su conjuro que en la altura de ser encuentra dueño.
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III A Vigas
Vuelve a llegar, toca la puerta, dentro ofrece flor a quien no está presente; bebe del agua pura de una frente puesta en alto y dispuesta al buen encuentro del color y la forma, como centro de la eclosión de un pájaro y ausente mano ajustada a recibir que siente presencia de un gran sol que ocurre adentro. Os pido de esa luz haciendo esquina con la pared del fondo y sacrificio de la mitad del fruto. ¡Oh! ardentía de misma luz llevada al sabio oficio de ser y estar y retomar la fina vara de mando para altar propicio y desglosar de nuevo, luz divina.
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IV
TRES BRUJAS NACIENTES Los espejos, neblinas y los dónde de lluvia en las caderas, armonía y sacra Trinidad haciendo vía de cuanto a indecisión no corresponde pues son tres y de cierto, nadie esconde caracoles y cifras, nadie ansía borrar significados, solo había intención sin el cómo, sin el dónde. Acaso la nostalgia se estimula con amarillos, pardos o destruye el girasol de adentro y la certeza de inclinar el oído y la destreza de oro de sol oscuro como intuye sin dar traspiés lo que a vivir empieza.
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V LA VENTA Son brujas, tres con gracia y pedimento de holgura en el soneto pretextando irse a pique en el cómo y en el cuándo pues la necesidad hizo el momento de entregar corazón y pensamiento al sepulcro blanqueado y avanzando hacia podridos de oro y alargando mano vacía en abandono lento. Cincuenta años en frente y a consuno la mirada y el tríptico dichoso ofreciendo pasión y cercanía de metal poderoso y ufanía con lumbre exacta en vez de casto humo. Sin embargo me lloro y hago gozo de tres en sombra y alta jerarquía.
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I A Armando Pérez
Por la mitad azul y en dos mitades la manzana del mito, la ufanía de la rosa de alguno y de la mía erguida en las eternas humedades del ascenso vital y realidades que son como pisadas a otra vía invicta en el decir que hace porfía por más alto prestigio en las ciudades vividas a la orilla de otros ríos, en latitudes de extensión audible por no saber de otra letal costumbre si no la de amparar lo impredecible. Partida en dos manzana, rosa, lumbre; partida en dos, mitad azul y luego en más altor de llama haber sosiego.
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II
Resistirá quietud sin ver la sombra de Grecia por lo alto y golondrina dispuesta a ser punto final y mina de indagación en tiempo que se nombra y es viaje ineludible sobre alfombra de presagios dichosos donde inclina un Dios coloraturas y divina disposición del rojo; gris asombra en lo extendido, libre, insustituible de ser rostro, paisaje sosegado conduciendo el impulso, frase, acoso del peso, la medida, vuelo, gozo de romper la equidad y hacer audible el canto-flecha en medular cercado.
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A Patricia y Nicolás
Mucha expresión del alma y el motivo de Patricia en dulzura y fuerza viva de la pareja en decisión altiva de ser dos y escanciar un Dios cautivo en el salto inicial y redivivo presto a llegar y detener la viva sangre de los ocasos, e incisiva altura y fe de un continente vivo hacia el gran paladar que da reposo a cuanto justo ocurre en pulso y gesto y se arrodilla y suda su agonía: Patricia conseguida en luz y gozo de araucaria con pisos y ufanía en la esperanza de un lugar enhiesto.
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LECTURA DEL CAFÉ
Usar despacio la altitud y hacerse de un ramo de clemátides y al canto asirse del café y en pozo santo leer el porvenir y deshacerse de cuanto ocurre triste y el quebranto de flor martirizada y ofrecerse de rodillas y en fuego y acogerse a pausas modeladas por el llanto. Pausas, distribución nave incompleta del jadeo que surge de lo ignoto presto a seguir congruencias de latido. Se estremece la piedra, vuelve a Zeta el A primera y obligar lo roto se vuelve contra todo lo vivido.
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EXTRAVAGANCIAS LÚDICAS
REIVINDICACIÓN DE LA SAL EN LA MUJER DE LOT
Ella soy yo y me sustenta el hecho de haber sido columna y fuego escrito en páginas de niebla y manuscrito harto de sombra en trazo contrahecho. Muletas para oír, decir estrecho y maneras dispuestas para el mito; cómo realzar lo simple y hacer trecho entre labiajes de placer descrito. Entonces por la abeja: miel, fragancia por el árbol, su cresta libre y suelta: por la piedra su altor de profecía. Y más allá, en aras de la infancia mujer vieja se yergue y se da vuelta para hacer de la sal estatua y guía.
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JUEVES Y VIERNES SANTO
Debo quedar aquí como nombrada por los humildes, como responsable de los Jueves y Viernes y la estable corona de pasión jamás negada. Aquí debo quedar y rescatada del hontanar precioso, perdurable de cuantas hubo (rosas) y deseable restitución a la amplitud alada. Los Jueves siguen, sigue la alabanza tachonada de pájaros y umbrío el corazón se constituye en fuego y resaltan los Viernes de albedrío solo para abarcar respiro y seda de más vuelo a crecer en la esperanza.
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EXTRAVAGANCIAS LÚDICAS
LA INFINITUD CABALGA CUANDO ESCRIBO
La infinitud labrada en hueso vivo, perecedero, asida a rumbo y ala de lo radiante que a su vez resbala hasta el piso intermedio del estribo. La infinitud cabalga cuando escribo y llega al horizonte en recia gala con punto más allá... para la tala y de nuevo caer en pozo vivo. Estoy, respiro, pienso, soy presencia aquí, con fecha, día, hora, momento. Ana por nombre y pulso, sangre, llanto. La infinitud se afinca en la conciencia de ser y estar; la infinitud y el canto que da traspiés en hondo pensamiento.
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SU MIRADA, MI PULSO: POLVO, NADA
“Mariposa en cenizas desatada”... Su mirada ya muerta y poderosa de otros verdes y más pulida rosa en un detrás de “niebla inconfesada”. Mirada. Su mirada revelada y puro hueco en la siguiente rosa que fuera del oído miel dichosa; su mirada, mi pulso: polvo, nada. ¿Necesario saber o dulcemente darse vuelta y partir? Así lo hizo ignorando en el tiempo su acomodo. Propia sombra sumida en un presente, hecho a lucir como distinto modo de perdurar en límite preciso.
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EXTRAVAGANCIAS LÚDICAS
BASTA YA, NO DE MUERTE, SÍ DE OLVIDO
Se cae de espaldas como luz presente en empedrado gris y conseguido por junturas de verdes y enlucido de cal en vertederos de la frente. Frente que por sí misma ciñe ausente amigo castigado y ofendido. Basta ya, no de muerte, sí de olvido para una sombra en soledad creciente. Se cae de espaldas, ¡oh! mísera dulzura con señas anteriores en desuso (señas de humillación). El pecho vivo ofrece plana de abisal blancura. Escribo en pliego lúdico, inconcluso y estoy en soledad por siempre oscura. Morrocoy, 10-1996
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VUELVO A LA SOLEDAD
Vuelvo a la soledad, sus labios mudos sorberán mis campiñas inexpertas; la noche me dará sus bocas ciertas y sus racimos tibios y desnudos. Los vivos me darán claros escudos, batallaré contra las risas muertas y entre lianas y músicas despiertas alzaré el corazón con pulso rudo. Porque toqué la mar, su piel de aroma y el árbol derramó su casta vida sobre mis hombros, sobre mi garganta. Oídlo bien, por eso se levanta mi gentileza y agriamente toma otra vez su hermosura mal herida.
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EXTRAVAGANCIAS LÚDICAS
FILM
Adolescencias de color unido y reanudadas charlas vegetales: blandido he contra ti documentales de selvas, sin verdor y sin sonido; o con sonido de algo conseguido a fuerza de remedos siderales, monos en cantidad y fantasmales desde el follaje, viéronte dormido. Los monos de la sala suspiraban cuando lanzaste todo tu sombrero al fílmico Amazonas: agua lerda. Amor, y te lloré por verdadero en la pantalla, y tu “no ser” prefiero al incipiente mono de mi izquierda.
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(TODO INDICIO NOS LLEVA A LEJANÍA)
Ahumado resplandor hace montaña en ásperos declives al desnudo. El tendón principal semeja escudo de arcilla que revela quieta hazaña. Planta de pie puede avanzar y daña dejando atrás el pie. Trazo menudo apoya tacto en insistente nudo de sensación pues libres acompaña. El tendón principal freno del paso hacia reflejos o lucir oscura (todo indicio nos lleva a lejanía) planta de pie puede avanzar y pura dejar huella despacio, como ansía aquella de respiro y hondo trazo.
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EXTRAVAGANCIAS LÚDICAS
LABRADO ESPACIO, TIEMPO SOMETIDO
Labrado espacio, tiempo sometido a lucidez suprema, como rica despedida que gajos multiplica en un presente por demás sabido. El pasado se yergue y justifica cada adiós en un tiempo convenido lleno de casta flor y turbio oído para escuchar la voz que sacrifica, ansias de ser, estar, subir escala de latidos, zanjar la conveniencia del mármol a intemperies absolutas. Suprema aceptación haciendo gala de huesos en tinieblas, como rutas hacia umbrales de fina transparencia.
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OBJETOS Y RODAJES DE ORACIÓN
Aquí gobierna la paciencia y cierta avidez que atestigua la premura del crecimiento, mínima dulzura alargada en el tono de la oferta. La voz rodea muros y desierta ciudad para llegarse hasta la altura necesaria y saber cuánto perdura lo escrito y abisal en foja abierta que se ofrece, reclama sin desdoro los pequeños objetos y rodajas de oración, como ritmo y lejanía. Sonido y pauta con ribetes de oro para escribir la música y migajas de compasión en tiempos de agonía.
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EXTRAVAGANCIAS LÚDICAS
PRIMERA LLUVIA
Tierra anterior de sed y llamarada que ofrece el rostro ansioso a la caricia vertical de la lluvia, con delicia de bestia núbil, limpia y enarcada. Surge el instante libre y la mirada de quien por ella tuvo sed y oficia, el arte secular de hacer propicia la errante nube, en la pradera amada. Escuchar, escuchar como recibe el gran rumor de ser y se convierte en secreta punzada de semillas; en estación, por joven, que concibe y perfuma de oscuras maravillas el inaudible paso de la muerte. Peraza, Viernes Santo del 61
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ES POSIBLE QUE EL AIRE ME ENCADENE
Es posible que el aire me encadene. Aire mismo le deje a mi cintura su compromiso azul, donde figura la niña negra que mi piel sostiene. Es posible que el agua me condene a relatar su móvil aventura; también puede ser causa de blancura toda flor que en lo oscuro se mantiene. Pero que tú me lleves de los ojos para darme lo que antes era mío lo que ni tú, ni nadie me ha quitado, amor, amor, no temo tus enojos porque el Caribe y el deltado río ni siquiera mi sombra han olvidado.
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EXTRAVAGANCIAS LÚDICAS
Y EL INMENSO SAMÁN DUEÑO DEL VIENTO
Hasta la muerte es bella en una rosa; se desprende en descuido y armonía de caída y reposo como vía para un lejano aroma que reposa también atrás en páginas y roza libros de infancia y seca jerarquía de pétalos prensados como guía de algo entre flor o viento o mariposa. Más bien de mariposa, pues asume vagancia libre, azul de algún momento paralizado en página inocente donde no hubo dolor y el pensamiento era vuelo, neblina, luz, perfume y la casa soporte de mi gente. Y EL INMENSO SAMÁN DUEÑO DEL VIENTO.
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ESTÁ SOLA Y CONSTRUYE LABIA Y SUEÑO
No responde a los grandes sinsabores porque lo grande ocupa lo pequeño; está sola y construye labia y sueño con unas flores amarillas, flores que desdicen la trama y los colores de cuanto fue bordado, sin empeño sin empeño de ser, más solo hacer de otro despeño la caída más noble y sin mayores descansos ya que el aire da bandejas de pájaros, de frutas, de follajes donde lo alto se asume y desafía pasos de sombra y sombra como guía para dejar de ser y los paisajes dispuestos en tinieblas de alegría. Casa de Hablas, 4-5-2012
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EXTRAVAGANCIAS LÚDICAS
OCURRE A RATOS, LUEGO DESAFÍA
Ocurre a ratos, luego desafía lo nuevo-singular, rosa y secreto de alguna gema en un pasado neto de color y de tímida ufanía también de telas por oculta vía blanca por ser inobjetable reto de blanco sobre blanco y fondo prieto en mitad de los ojos como guía para dejarse hundir sin hacer caso a llamadas de afuera, acaso un grito conocido, de sangre; pulso y gala. Entonces para qué dejar escrito este fuego del alma sin escala de ave viuda en tejados de infinito. Casa de Hablas, 6-6-2012
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VUESTRA SUPOSICIÓN ES LA CERTEZA
Vuestra suposición es la certeza de estar en carne viva, respondiendo por el árbol, la nube, lo que entiendo como razón de vida, para ilesa surgir de nuevo en íntima belleza del decir, casta lumbre donde enciendo rosa nueva del alma y no comprendo por qué me cuesta tanto, o sutileza de dar el paso hacia final hondura rica en tiniebla ¡oh! giro silencioso empujando lo oscuro de algún río hacia tierra mayor o simple gozo de no ser ni aferrarse a la figura donde se estuvo, libre de albedrío pero sujeta a saltos de hermosura. Casa de Hablas, 3-10-2012
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EXTRAVAGANCIAS LÚDICAS
NO RESPONDES; TAMPOCO YO RESPONDO
No respondes; tampoco yo respondo y queda la pregunta haciendo eses en sendero de pánico y dobleces sobre pañuelo blanco donde escondo mis propias iniciales, mar de fondo ignorado por todos y aconteces en agua limpia como tantas veces hiciste de ti misma luz y el hondo mirar que justifica un infinito de viento propio, libre, desatado a no seguir, a no llegar de modo que la razón se afinque por lo escrito (alguna vez con llanto enamorado) pero siempre feliz en el GRAN TODO. Casa de Hablas, 17-1-2013
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SEÑAL DICHOSA EN HOMENAJE AL POEMA “LA MADRE” DE ENRIQUE MUJICA
Cuanto nombra sucede: árbol o rosa suenan lejos... exceso de blancura se pierde en foja blanca y hace oscura senda a seguir como señal dichosa para de arriba ser la nube honrosa que pasa en forma de ave y apresura otra, más otra y otra forma pura. Solo de madre tarde portentosa. Siguen las aves, queda la camisa que toca a gloria porque sigue el viento y ella, madre y mujer hace presencia en exprimir, golpear tela y precisa condición asumida en tiempo lento: “su destino de diosa en inocencia”. Casa de Hablas, 30-1-2013
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EXTRAVAGANCIAS LÚDICAS
AL RÍO MOMBOY RÍO DE SIEMPRE Y SIEMPRE MÍO
Vuestro silencio ocurre cuando canta mi silencio y se vuelve puerta abierta o rosa levitada con incierta moldura en el bostezo y adelanta un pie sobre otro pie con gracia tanta que la figura avanza a la desierta sala de ayer o confinada huerta en tactos y perfumes de una santa memoria. Sala, huerta sin desvío hacia infinitos donde Dios alcanza su soledad dichosa y hace mía mi soledad de antes mansa guía para entrar en la sala y alabanza de aquel río de siempre y siempre mío. Casa de Hablas, 22-3-2013
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EPITAFIO AL CABALLO DE LIZAVETA ACEDO TERÁN
Ni de oro, ni de plata sí resuello de alto amor conseguido en tiempo llano; galope traspasado a cruel verano ya para siempre en piedra, con un bello trote de vida sin hacer por ello olvido de la muerte pues la mano de Lizita condujo luz y arcano en la lluviosa noche con destello de eternidad sumida en flor menuda respirando de lejos juntamente con algo de pregunta desatada: ¿Será esencia de alma? Nunca duda pues hoy le damos con altor de frente cuna de sueño en latitud sagrada. Casa de Hablas, 18 o 19 de junio de 2013
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EXTRAVAGANCIAS LÚDICAS
SE ME OLVIDÓ LA RISA, CLARA RISA
Se me olvidó la risa, clara risa para informar banderas contra el viento o suspender las aves, dulce intento de volver seda lo anterior a brisa. Devolver seda pálida sonrisa acosada de mitos y momento de traspasar al singular lamento queja inútil, sagrada, con la prisa de quien ha de partir y le da paso a la vieja querella imaginada más que cierta en el ámbito preciso de no querer ya nada, nada nada... o solamente recordar un trazo de luna en la tiniebla sosegada de este octubre en la casa y en el piso. Casa de Hablas, 8 o 9 del 10 de 2013
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LLEVADA DE LA MANO
Se precisan esteros y laguna donde hallar garzas levantando vuelo; bajíos de esperanza y desconsuelo hacia lecturas de horizonte y una de mucho blanco (garza) como alguna que dibuja el silencio y nos da suelo con harina de luna y el desvelo de la quietud en esa misma luna. Quietud de verso que se vuelve llano paraliza la luz en flor abierta y busca arrimo a cenital distancia de una respiración hecha verano aspirando a la altura de una puerta por donde se unirán tiempo y fragancia y transitar llevada de la mano. Casa de Hablas, 22-10-2013
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Extravagancias lĂşdicas
CUALQUIER PLIEGO, CUALQUIER PEDAZO DE ALIVIO
Cualquier pliego, cualquier pedazo de alivio. Una palabra con su verdad de ojo cruel en el diálogo; mismo saber qué se pisa, qué niebla en vez de pensamiento y no buscar rastros oportunamente destruidos. Conocimiento fugaz de cómo despojaron el águila, cómo desprendieron la joven del pausado Orinoco, del río padre que ella amó con dignidad y fortaleza. Cualquier piedrecilla húmeda en justificación de la esperanza. Solo señal oscura para sobrevivir en lo INESTABLE Y HERMOSO. Guacuco, 12-7-78
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CORRERÍAS DE ENTRESUEÑO
Usaban la cometa para alcanzar nombre y clave de los colores del verano. Usaban el día, como distancia entre la esquina y los sucesos, entre adioses, sajaduras de habla, techados de pájaros convocados por brisas y correrías de entresueño. Dice: “Son mis riquezas, mi palabreo comenzado en Junio bordando inocencia sobre la trama de la cólera”.
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RECOSTADA EN EL SEGUNDO ESPACIO
En el segundo espacio se recrea hembra sin reino, su máscara de coral pálido, humedecida de rocíos salinos, tallada por el hociquillo radiante del que se nutre y avanza por entre rostros, donde se expande el otoño. En el segundo espacio surge la frase a la misma hembra que espía convertida en isla, tanto de ida como de regreso para la sumisión del águila y la quieta, luminosa sabiduría de la otra, que lava ropa de varón sábanas, pañuelos, todo lo que sigue al amor. Ella, ni rechaza ni ofende a sus íntimos con la evocación del [árbol amado. En el segundo espacio, una de las dos ofrece la trama mítica de su [paciencia; para entregar el pan de ahora y siempre, sin averiguar fecha ni [origen divino la otra, echa al fuego el tambor de las prohibiciones y amamanta su hijo recostada en la isla sacramental. Es el instante supremo.
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ESTOY CANSADA DE SER TAN SOMOS
Duermen las aves para recuperar sus alas de amanecer y nube alta. El pez recibe influencias, aromas secundarios. La muchacha reparte azúcares mórbidos. El idiota se refugia en el sonido intermedio, allí percibe el águila, escueta en su piedra abismal. La dueña une todo; la dueña arroja a mitad del patio los tres clavos del sacrificio, cuida de príncipes y de mendigos, dice a los suyos: “estoy cansada de ser tan somos”.
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AGUAS Y TRAZOS INESTABLES
Superposición de mareas en tramos de oficio. A la derecha, ríos adecentados en constancias y pliegos. A la izquierda, secreta mar utilizando desnudez pura afianzada en caballo único. Extrema desnudez. Clamor de brillos atemperados por menudos follajes. Mosca azul sobre melados de perfume. Espacios de aguas en vanos de cadera. Todo ofrecido a quien no deja ver desolada estatura.
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FUNDACIONES DE AÑIL
Comiéndose el pez vivo. Haciendo girar una ruedecilla de esparto. Tratar de huir con un girasol en el pecho dejarla con vuestro demonio familiar mientras se deshace las trenzas. Recordar la doncella de 1815, adivinar su rostro antes de la primera golondrina. Obligar sus cejas de relámpago, desbordados los cabellos del alma. Llevarla con sus primos hermanos a las fundaciones de añil. Desconocerla en torno a las mesas servidas. Conducirla frente a tinajas lúgubres. Enseñarle la estatua con sus caracoles en la axila. Ella, impávida dialoga con el infinito.
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FUE ENCONTRADO EL NOMBRE
Fue encontrado el nombre. El nombre hizo la mar, su libertad infinita. La palabra monte hizo el monte, la palabra mar hizo la mar la palabra sur hizo el Sur. La palabra esposa fluyendo despacio por los ríos del paraíso: Amazonia. La palabra piedra hizo el héroe para hacer del héroe prisionero de propia altura.
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FLOR EN TINIEBLA
Recién llegada la joven aumenta sus años para ofrecer flor en tiniebla traspasa roturas o neblina en la casi ausencia del que estuvo lejos del sueño. Cae de nuevo a suelo vivo despegada del paso como navío radiante o bandera de tierra firme que rema en altura.
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ORILLANDO EL VERBO
Voluntad, herencia miserable del Océano: náufragos dispuestos uno sobre otro; en trasfondos de tenebrosa quietud, entonces pienso que soy alumna de la flor sucesiva una tras otra hasta llegar a la de hoy, aquí. Flor elemental asociada a cielos del porvenir, del sonido necesario para orillar el verbo con tierra recia fundamental trabajada al fuego con las manos desnudas. Motivo inicial: el héroe conferido a mi frente.
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VIGILIA SIN INOCENCIA
Se quiebra el coral, se quiebra el árbol de los buenos deseos. Ambos de coral ambos asidos a paciencia de fondo para crecer: oh ramas, cabelleras ágiles, hermanadas con la belleza y fatalidad de las que soportan ceremonias, cortesías inútiles... Dicen en Coro: “se aman las islas. Nos apoyamos en sus nombres. Admiramos la soledad cuando se cruza de brazos en nuestra vigilia sin inocencia, sin ojivas donde resplandezca la presencia de la recién casada, o de la joven que avanza furtivamente por entre espinas y laureles disecados. Es todo cuanto no podemos callar: se habla y casi estalla el corazón”. 14-9-64
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CENTRADA EN LO MISMO
Con olor, carnadura de una vieja divinidad se acerca ella, seguida por animales leonados, aves dibujadas y estáticas como tatuajes de lo alto. Así, de este modo, sin olvidar escuetos cincelados del nombre, en la sobriedad de lo escrito ni a ese tierno, buen caballero tan semejante al mangle y su cortesía profunda; sin olvidar platos antiguos, caldos azules, recetas poderosas, tranquilas, casi negras, servidas sobre maderos de texto, extravagancias de habla, hojas de monte, aliñando un pasado apenas visible. Centrada en lo mismo ella transita por delicados atavíos de ida y vuelta. Inmersa en su desorden, crea su propia máscara, con ella irrumpe en espacios de revelación y promesas aún no cumplidas. Igual a la mar, ella ofrecerá destinos muy altos.
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VERTEDEROS MARINOS
Una de las mujeres: “esperamos renovar el pacto” abandonar la infancia, sus pasos tiernos sobre el césped, invadido por huellas de los que se amaron protegidos del sol por techos de vuelo compartido con adivinaciones y señal única donde se coincide, se ama, se adivinan rumbos, acrobacias de ola, escupitajos de ola a pleno rostro, a plena expresión de comienzo en la fortaleza del primer pliego, la primera isla, abundante de floración, después de hambres, manchas oscuras sobre la piel, después de que se oyó el tropel de sus años en el zaguán. Montaña nuestra, casa nuestra con vendaje de girasoles y un girasol único en la frente. Ahora es tiempo de mar: la mar, nueva pulsación de la muerte en maderos lavados como trampolines sinfónicos dando tumbos en sederías de poniente, playa con sombras abajo, de gaviotas [arriba. Nuestras huellas mestizas en dirección hacia su único amante: el mar que entra en... y se retira de nosotras, mujeres engastadas en fuego azul de vertederos marinos.
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RENOVACIÓN DEL PACTO
Un techo móvil sobre los que se aman es el deseo de aquella, que renueva el pacto sin abandonar montañas ni cóndor en transparencias de vuelo. Allá el aire, suscita buceos de trama azul. Pero ella, conoce la noche coronada de almejas negras; el viento de la noche arrastrando inmensos ramos oscuros. Restos de barcos empujados hacia el final de las aguas.
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Ellos, vistieron ropajes oscuros, se enzarzaron en confrontaciones de ofensa. Pero el amor (se recobra el habla) hizo del beso un día muy alto; un día de nubes altas para refugio de la mujer engastada en fuego azul dibujada y estática en ave tatuada en lo alto. Para ella: grosura de mar entre los muslos sagrados.
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ESTA ES LA COLUMNA DE LOS HIMNOS
Desamparo, tierna invitación de la marisma: desvío, actitud presagiosa, el trasiego y avance de animales vueltos nube en la transformación de este canto. Aquí se apoyan. Esta, es la columna de los himnos. Ropa de caída libre, en beneficio del joven hombre, su desdichada intimidad, la expiación de su máscara frente a mujeres de antiguo culto crecidas en el Sur, el delirante espacioso clima. El joven pisa mar, deja huellas sobre la arena, convoca sol para entrecerrados de vista (alegría de sus cabellos, sus piojos de oro fino, su suciedad metálica, sus axilas: olor, sabor a bandera), para aceptación y venia ante mujer amada. Esta su isla. Afuera, tierra firme: gestos, costumbres, sobre recios colgaderos ropa de varón, para un futuro que inaugura destinos muy altos. Ya sin actitud presagiosa, la tierna invitación de la marisma.
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ESTORBOS A MITAD DE PASO
Cómo arrancar mole vivida a ciegas, pero vivida, sobre pulsos ciertos, sobre estorbos a mitad de paso, uniendo castas, otra sangre, otra arena para nueva, desesperada tenacidad: Ser. Nuevo, desesperado intento de comprender la rosa, su genuflexión ante quien se retira de espaldas.
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ME LLEVARÉ ESTE TROZO DE RÍO
Me llevaré el río Sena, me llevaré este trozo de río como un distingo de suicidas ajustados a verdes de mal amor (los zapatos como pausas resbaladas a lo eterno), la veste de Ofelia igual que bostezo de brisa por entre vestiduras claras (recuerdo del Támesis) flotando apenas. Providencia suprema: me llevaré este trozo de río.
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ADIÓS INMÓVIL
Caballero decidme: qué dijo él de mis propiedades de mis jaurías encendidas de lo que fueron y ya no son, en el umbral mis ángeles. Ofreciendo mi noche os pido entrada. Sí, parece mi casa, mi ventanal, mi bestia del olvido. Si es para en el espejo escribir con el dedo y volverse de pronto y detenerse en un adiós inmóvil enmarcado por cabellos oscuros.
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AMANECER NOTICIOSO
Qué efímero averiguó vuestro vientre de niña gorjeante, monosilábica, estrecha de brisa en el amanecer noticioso. Quién, al muy joven, bello, fiel amigo, (Garcilaso se llama) lo puso de rodillas para que os ofreciera un pliego en blanco y una purísima flor en la punta de los dedos.
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TUVE HAMBRE DE SED
Disimulado el vuelo en lomos de monte disimulada el águila en la camisa abierta disimulada la mazorca en menudeos blancos que nos devoran el habla. Sin luna es imposible alimentar los huesos sin sol es imposible la noche. Sus herramientas lúgubres. Pero los niños... y Venezuela con anillo, escolar. París, 17-8-53
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ARGUMENTO Y RITMOS VEGETALES Carta desde París, a mi hermano mayor Luis Daniel Terán Madrid
Nos tratamos de usted. A veces de vos. Hemos medido fuerzas ante el lecho del moribundo. Somos también lo que vive en hondones de aromas, dibujando noches agrarias, húmedas donde el silencio crea mariposas secretas, la boca emite suspiros silábicos, precisos; el aire es un bello muchacho que duerme de pie y la tiniebla, una joven con muslos radiantes y solturas de luz en la parte alta. Ambos, nuestras conjeturas bíblicas sostenidas por aves dobles en latitud heredada. Yo dije: “soy alumna de la flor sucesiva”. A partir de la rosa, tocamos lo invisible y somos esto, lo que vive a la espalda, en lo hondo, mezclado a rumores, cabalgatas a trote duro sobre extendidos de camino real. En el pasado, el árbol; la mujer como reo, frente a las mesas redondas sosteniendo obediencia en la veste humillada. Usted y ella. Ella y usted. Nosotros. De niños, jugando con la serpiente de fieltro recuperada al tacto. De jóvenes, intercambiando anillos de oro en pie de monte como desfiladero de otro signo. Culpable la flor blanca de beber zumos de luna. BIBLIOTECA AYACUCHO
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Culpable la niebla, que inventó la palma de las manos, culpable, ese algodón de azúcar, sacado de lugares amables. Sobre todo en Diciembre, por Diciembre... Y a nosotros: “nos llegaron panas tardías, coloraciones de azul pleno”, algunos danzaban sobre zancos otros, atornillaban estrellas en maizales de un mes. La madre: recordamos sus engastes de letras y pan. Nada de cuanto dijimos, es posible frente a ella. El Momboy, su incontenible delicia; tampoco el Momboy supo cuánto de lobo en intervenciones de niebla por los corredores en vigilia. Él dijo: “Tauro me pertenece”. (Los dos, somos Tauro).
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EXTRAVAGANCIAS LÚDICAS
DERRUMBE ÍNTIMO Con la garganta en alto, aún son posibles canturías, riesgos sublimes (sumamente herida, la visita recupera el diálogo) que sirven al escultor para crear el desastre de su estatua individual. Al son de violonchelos ávidos sobre manteles de tejido africano (acaso, una bandera ebria), el escultor presencia su derrumbe íntimo. Dice: “yo mismo doy mi rostro a la tierra fermentada” porque solo el palacio del hombre pierde su laurel superior.
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DESDE UN TRAJE ÚNICO
La joven desnuda, para guarecerse, buscó el piano. Detrás del piano, perdió la vista como cuando se sueña. El público aplaudía desde un traje único. El tenor: “cada pluma de pavo real empolla un huevo frito de alondra”. La contralto: “cada arco iris se bebe una doncella, en un abrir y cerrar de ojos de bosque”. La última cantante, suspira a medio caracol y se retira telón por medio y punto.
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DADME HOJAS CARNOSAS
Dadme hojas carnosas o moriré, dijo el efebo. (Un niño hambriento, recibió un trozo de madera y lo dejó más arriba). Los señores de platea usan y abusan de cerámicas lúgubres y condenan los efebos a ser ofelias cínicas como la soprano que recuperó su mano izquierda y se cubrió los senos con las dos en punto. El rey había echado raíces en la jaula dorada.
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CON LA ARENA HASTA EL PECHO
En el mercado venden cabezas de terneras vírgenes; pálidas, bellísimas cabezas con ramas de olivo y rocío de vinagre. La joven desnuda piensa en rodillas que no encuentran dueño en árboles, con la arena hasta el pecho, tratando de no ahogarse en ciudades resbaladas, detenidas por una sola piedra. Entonces fue a buscar la carta que mandó y no recibieron.
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OSCURA MÍA, YO
Se precisan pan, tres alas, ¿mis andrajos? Oscura mía, yo, qué otras puertas qué otro desnudo y quedarse en blanco. Me escucho mármol, me recibo tela gastada en las rodillas. Inerte cabellera para dejarse ir, para olvidarse manos anilladas para saberse niña: ¡Absalón hijo mío! ¡Absalón hijo mío!
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BUENOS DÍAS Y NUNCA A Miguel Antonio Madrid Carrasquero
Buenos días y nunca: vamos a suponer que fue el ángel. Es la hora de glasima ¿qué me harían los zapatos? Miguel Antonio: un liquilique de ceniza. Estaba siempre solo. Las cartas no se deben quemar. Estaba barbudo. Silla de suela o pedestal, sentado allí, creciendo en haciendas sollozantes y perros bien mandados.
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UN BARCO DISTINTO, INMÓVIL
Solar recompensa: un color para morir con los ojos cerrados, averiguar el cielo del instante último, ya no en la habitación de las madres sino en Provincias inventadas por los ancianos y su habla solitaria. Nosotros nos despedimos, le decimos adiós al último barco un barco distinto, inmóvil, igual a casa errante; largo de noche. NUESTRO.
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DISTRIBUCIÓN DEL TIEMPO
He aquí la distribución del tiempo: Lunes: asistir a la clase de las matemáticas tutelares. Martes: hacer la venia al anciano moribundo en su círculo perfecto. Miércoles: recibir a los desconocidos en la casa de la amistad. Jueves: retomar la frase que hace resucitar a las víctimas del terremoto de 1813. Viernes: día negado para que se recuerden tramos de infancia, tapices de juventud señalada. Sábado: mujer del poniente que debe sonreír para solaz de los compasivos. Más aún: los atribulados frente a los audaces y las doncellas [malvadas: días de mar, náufragos, como restos de ángeles, empujados hacia el final de las aguas, “arriba, trama azul recamada de vuelos, un techo de gaviotas”.
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SEGUNDA CARTA A MI PADRE DON MANUEL MARÍA TERÁN LABASTIDA
¿Por qué se comienza a morir por el ala izquierda? Con novecientos combatientes ha de conquistarse el fuego aunque yo sospecho de las escalas de Jacob como de mí misma y de la flor espero una señal con gesto, un precipicio rodeado de bestias derechas sobre pedestales de [berilo. El llano corresponde a mi primer saludo. ¿Mariposas? acaso padre, tu torso deslumbrante, tus hombros abriéndose paso por entre domingos, sábados pinos axilares para señalamientos de tu dedo índice. Sabes de mi hermano, tiene su silla, su pan oscuro; mi hermana, un abanico nostálgico y un caballo crinado; todos en tu ráfaga erguida, tu bostezo genésico, tus ímpetus. Yo espero afuera con las costillas abiertas como pájaros.
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ELLA DEBE REGRESAR
No responde, no alivia su pesadumbre. Piensa en árboles, como recuperación y sorpresas de clima. Piensa en animales gratos. Animales vivos. Están vivos. Esperan lo que apenas recuerdan. Están fijos en lejuras de Patria. Fijos. Quietos. ELLA DEBE REGRESAR.
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EN MI CASA DE INFANCIA
En mi casa de infancia, se nombraban ríos, países, vegetales que serían después como también frutas que serían después, pájaros y catleyas de respiración diaria, todo para alimento de nuestro hálito. Atisbos de pájaros y morados sin uso nos teñían el habla. Río macho, el Momboy nos lamía los pies. Primer río. Padre habló de bisontes como de ráfagas negras; madre, de percalas y linos como aroma de neblinas para manteles y servilletas de buen augurio. Hubo años completos sin noticias ni cortinajes de la muerte. Años, amasijos de tiempo, en altura de un Dios jubiloso donde parecía eterno el instante.
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HASTA MAÑANA Y SIEMPRE
Cuando se habla del payaso azul, del otro amarillo, presenciamos batallas de arlequín con su propio rostro. Se prolonga el drama hasta que los zapatos sudan sangre. Se deja la noche, con sus peces en seco, (el toro solo es posible, dentro o fuera, de su sombra magnífica). Sin embargo las columnatas griegas no nos dejan crecer. Hasta mañana y siempre. Adiós.
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BIFRONTE
Él, aquí en París me trae la noche del Paraná con sus frutas de otros climas, sus marrones, calientes al paladar con sus venados de susto en profundos de ojos cerrados. Afuera merodea un lobo hambriento. AQUÍ EN PARÍS.
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SOBRE ESTA CIUDAD LLORO
Mi estirpe no es de bosque, este bosque, callado en medio de los árboles; tampoco es de mármol contraído, amenazante, otras veces miserable, pequeño, debajo de las fastuosas túnicas. Vengo de miedos, de ceremonias con raíces vivientes, fogatas, humo entrando en huracán por mis oídos. Mi estirpe no es de dioses, sabíamos morir. Vengo de colores profundos y de aquel altísimo, alimentado por millares de mariposas azules, amazónicas. (Lo que nace a ciegas atraviesa mis manos y mis pies). Aquí no sé reír como las frutas labiadas de mis selvas. Sobre esta ciudad lloro.
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ME ENTREGARÁ ELLA MISMA
Tropieza el águila con ciertos ademanes. Con los ojos, con las manos. El lobo hambriento no las devora. Ella, con su espalda floral sin joya que la turbe aferra su noche al Paraná, al Momboy con “mis venados, mis príncipes, mis profundos trajes de adolescencia”. Mi madre está y se queda. He de morir niña en su regazo. Me entregará ella misma. París, 1953
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POLLADAS TACITURNAS
El profesor de anatomía escribe al consejo central pidiendo cadáveres. Maduros y frescos cadáveres para alimentar sus polladas taciturnas. Pero la fiebre amarilla fue suplantada por una doncella monstruosa. No hubo más cadáveres.
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PLANTA Y DESPEJES TUYOS
Qué sueños te revisten de topes, labios oscurecidos de deseos, labios como cesta de mariposas, tu cesta laboral, necesariamente precisa guardando arco de ciudad tuya, planta y despejes tuyos, tus caídas y casi muerte en propia estima, propio nido en altura de árbol ya para siempre en pensamiento mancado. Entonces silencias o alargas vocales, siseos, quemaduras de primeras brasas, todo expuesto a tanteos de música a desesperado vaso luciendo libre pero aborrascado en dudas, libre en dudas como aves degolladas al final de un holocausto.
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CICATRICES DE VERANO
Recibes lo innumerable, delicadamente falso cayendo lento en estatura y vestigios de amada. El paso sometido a exigencias del mediodía. Cintas de sed luciendo blanco en cicatrices de verano. Apariencias, descensos, subidas y balanceos de alma. Que suenan duro en la sequedad infinita. Recibes vahos de sombra acumulada en tus rodillas, también de piedra, para la signatura fatal.
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SAJADURAS DE SED
Tú que respiras hondo en sequías de Patria tuya peladeros, resuellos de Patria tuya, con sajaduras de sed. Patria no defendida, vista en colinas, de sombrío esplendor; no amada, ni llegaron para lo justo: HACER LO JUSTO.
Hablar de ella para aumentar su destino; también casa, espejo, sometidos a nuevas luces a posteaduras con brisas de aumento para que nos posesionemos de la fruta, su trasfondo de aceite infinito.
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MI PERRO SABE, ME SIGUE DE LEJOS
Se reconocen voces, maneras pero no saben contestar. Mi perro sabe, me sigue de lejos. Mi hermano mayor con una carta en la diestra; mi primo hermano mira el río y grita: “ANA” luego se escucha su regreso. Yo escribo.
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ESCONDIDA EN MI TRAJE DE ADOLESCENCIA
Escondida en mi traje de adolescencia, recuperada al tacto, recostada a Provincias, con vetas de cobre, paños de árboles vueltos rojo en altura de pie de monte entonces, la niña pedía telas húmedas en las mejillas. El cazador quiso dominar el bosque por los cuernos alguien dijo: “oscurecí mis ojos para ver de nuevo la habitación de mi hijo”.
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CABRA... CABRITA
Vuestro divino derrame y topetazos con la alegría, tu piel descrita, cubriendo aspas, cuernecillos de oro, tetas de oro, mientras saltas y aprisionas el número: “Dirijo el brinco y pego en la carátula seis en el número que se distingue en la sombra”; número que tú sola distingues porque aprecias la planta, no tallo, cursado en aire bajo; después hoja y la palidez de lo verde; después hoja viniendo del cremoso escondrijo, ¡oh! mística alianza: el verbo con lo que no palpita, se extiende, avanza vivo, recupera sitiales de olor para la fresca, próxima holgura, próximo casco hundido en sabores verdes. CABRA... CABRITA 6-12-77
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CUENCO TRIBAL
Infanteza dormida bajo higuerones ilustres, acogida a sombra fija, de ave fija; dispuesta a desgonzamientos de sueño. Abeja se posa en comisura melada. Abeja hunde su aguijón en estrechez gótica, en ataujías de no modestia, y sí metal precioso, recogido en cuenco tribal, para hacerse espesor último, enzarzarse, apenas gota, grosor resbalado hasta hondones de pulso.
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VENEZUELA ES SU CASA Homenaje a Enriqueta Arvelo Larriva
Ella no es la flor sino la ojiva de la flor. No es el arco, sino la respiración de la piedra. No es gota de rocío, sino la palpitación de la luz. No es huella distante de la luz, sino la impronta del alma. No es ventanilla nasal, sino escogencia y latitudes de aroma. Se apercibe de propio tacto en la más absoluta delicia. Se declara total en página y encarnaduras de lo blanco. VENEZUELA ES SU CASA.
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ROJO MAGNÍFICO
Oh rojo magnífico, la sangre de la niña que correrá algún día, vientre abajo hasta alimentar un árbol, hasta hacerle una flor de corola mensual, de punzada mensual manando a poco de otro universo cerrado: la palabra HOMBRE.
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ABISMOS DOS A DOS
Vencedme: mis abismos deben ser dos a dos. Llego al animal hembra, desde la hembra pura que soy. Parir seres con más sed de la habitual, es mi destino. Los que han de llegar (también el artesano y su tejido pardo) harán fogatas con el lado izquierdo de mi clámide.
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PIEDRA ÚNICA
Es preferible acariciar piedra única, prisión del héroe obligado a medir propia altura, propio grito abriendo rumbo por arterias de luz. Estatua, no del grito, mejor piedra, alzada en perdurable quietud.
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ALTO MISTERIO DEL OBJETO
Alto misterio del objeto (esta vez silla) y su pulitura interminable, su decadencia en lenguaje alado de termitas: raro exterminio, rara abundancia que se inicia en redondos y calor de tiniebla. La mano de ella hace del gesto un adiós perenne. La silla por innumerables caminos comparte el misterio y soledad de este canto.
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INVENTARIO NOCTURNO A Rosa Francisca
¡Ah!, se coincide, se coincide... Al fondo, alguna, de cuatro años se interesa por el contorno del águila, la estatua vegetal de los ciervos, la culebra su otra mitad escamada y distante, su lengua bífida. ¡Oh levedad descalza! La niña como tregua en el inventario nocturno.
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LA ESTATUA SE FECUNDA A SÍ MISMA
Bajo qué clima muere la hija del platero, qué pino la amortaja, qué costumbre de pájaro hacia la propia identidad fundamentada en héroes vividos, casonas errantes, muslos diversos de Norte a Sur solo para llegar a modelados de niebla y tatuar soledad en la frase: la estatua se fecunda, a sí misma.
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EXTRAVAGANCIAS LÚDICAS
DOÑA Y ÉL
Dejadla que pase porque se equivocaron: “Doña y él”. Primero él, luego ella descalza por dentro, adornada con azabaches de ave mayor, sojuzgada por el gran duelo de cómo atravesaron el río de cómo el río entraba en su nuevo ser, su nueva muerte, apostada en el ancho zaguán. Ser la venia del inicio.
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SE PIENSA EN VUESTRO TRAJE
Se piensa en vuestro traje, remolinos y astucias de vuestro traje; y cómo llenar la sala de tanto oscuro, tanta mirada ayuna de ojos, dispuesta al salto, recogida en el salto (poco de greda rebajada por la lluvia) donde fulguran piano, moldura, recién descubiertos.
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NAVÍO RADIANTE
La joven oscurece sus años para ofrecer la flor en tinieblas, flor que reclama de nuevo como en edades anteriores, haciendo del ramo un fino homenaje a perfiles de gracia; una constante jerarquía distribuida entre el ramo y el osado delirio. La joven traspasa roturas, la casi sombra del sueño, vuelve, despegada del aire, como navío radiante o bandera de tierra firme que rema en altura.
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RETRATOS DE OTRO AIRE
Objetos pulidos deben brillar. Brillan. Afirman redondez de resuello en aposentos vacíos. Maderas ya sin olor, vivas al tacto; contenido silencio en retratos de otro aire, otra suave manera de incorporarse en rosa igual perderse en banderas ya sin sentido, cultos menores organizados por ellos para hacer pie en hondones de memoria de culpa tatuada a partir de un 12 de Octubre.
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HEBRAS Y DERRUMBES DE ALIENTO
Inmensa, distribuida flor en otras orillas... (No tiene orillas, no tiene vaguadas). Imposible hacer pie en cipas. Ponerse de pie. Ella asume la rosa. Existe la rosa. Ahora mismo se agranda y calca propio rostro. Es, antes de ser. Entra, con hebras de aliento en miserias, derrumbes y trapacerías de nostalgia. Se aúlla sola. Se incorpora después de haber sembrado heliotropos, jacintos, títulos y lejanías de jazmín de Madagascar: ESTEFANOTIS ALBO. Y raja, a cuchillo, sedas de aroma. Lucimiento y fuga del Nombre.
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ACARICIAR VUESTRO ROSTRO A María Madrid de Terán
La señora apoya la frente en su propia, futura sombra. Qué flor estampará su ceniza sobre los pasos de la que ha de partir oscurecida por trapos de sueño, banderas y cabeceos de niebla donde es la rosa, su olvido, la no importancia de la rosa el clavaje y no importancia del amor ante el supremo descarte... Hermana mía, hermana mía os ofrecen pequeños datos pequeñas luces entre el vocerío y los rodeos de la tarde; os ofrecen paños labrados en negro puro para enjuagar vuestro silencio, como la dulzura diciendo adiós, mientras se retiran de espaldas. Pero alguien, frente al momento sagrado extiende su hebra de piel y ata, sustenta el ramo de suavidad que ha de acariciar vuestro rostro.
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EXTRAVAGANCIAS LÚDICAS
HEREDAD RADIANTE
La joven oscurece sus años para ofrecer flor de tinieblas flor aparecida como en edades anteriores. Hacen del ramo fino homenaje a perfiles de gracia, a una constante jerarquía, distribuida entre la mano y el osado delirio. 6 del 75
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ÉXODO SIN META POSIBLE
Toda color hizo relieve en el manto emplumado que regía la ondulación de los éxodos. Nuestras antorchas iluminaron tránsito y rumbo de una sola estación estampada en tiempos de lluvia, en señales escritas por aves migratorias que asumen otros veranos con perros húmedos en seguimiento de otros que se aman, que turban el relámpago desde sus escondrijos de humo sus trampolines de continuidad en sustancias de apertura de Dios. Estos pues, los éxodos, sin meta posible.
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ENOJO CONTRA LO SAGRADO DEL SUEÑO
El Caballo de un primer sueño impreso en labia frontal; luz frontal que se derrumba en blanco para formar grito y la secular [reverencia. La forma de acercarse a tu casa alumbrada por haces vivos, por telas vivas en los plumajes del párpado, en pausas y sondeos del ala como pulsos de tiempo grande. Tu casa enraizada en pisos de humo. Y consumes altura, ofreces cambios, llevas flor única a los confines de la sala, tu sala, tus espacios ligados a tierra firme como recuentos de futuro, o trizas de algo perenne acumulado en vasijas de oro, rebajado a puntos de sal (sazones) y solecillos de maíz; pausas regidas por el verano de cada año, veranos y gajos dulces, algunas fiebres enlazando tobillos a las humedades del día, algún traje de niña repetido en los confines de la edad. Pero habían desestimado los daños; le hicieron daño convocaron tinieblas y perdió rumbo, deshizo luces, arrasó sementeras, oficios, imagen propia de tiempo joven; arrasó mitos: aquel de su día, primer día en el plantaje materno; casa, corrales adheridos a cejas, uñas comidas, gente de adentro que ama, que disculpa vergüenzas, embustes, amnistías menores; que reclama para el cuitado vendajes del tramo libre (allí soñaban, pedían cosas lanzando pañuelos blancos: barcos cargados de zetas: zonzos, zapotes, zafras) recordó padre y madre como si estuviesen en el futuro llevando cada quien su identidad y reposo. BIBLIOTECA AYACUCHO
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Porque estás herida y necesitas presencia y cercanía de tu casa, objetos diarios convocados en la memoria para sobrevivir, lanzar tu enojo contra lo sagrado del sueño; recuperar lo abundante sin menoscabo del ala, ala que reúne agitación toda, vibraciones, desgaire... Sabiendo cómo le atravesaron en la silla y cayó de lado hundió su pelo en la respiración de los suyos. Entonces fue cuando guardaron polainas, marfiles y cuadraturas de la suerte, en dados, despejes de alacenas para sus cosas: medias de lana enterneciendo tacto vivo, oído vivo para voces que fueron: la confidencial en relatos magníficos. Entonces ella cruzó la plaza, la diagonal de la tarde con su jadeo de pueblo joven, su risa labiada en privacidad y secretos. ¡Oh!, vana escritura, hasta cuándo sedas de ave para mayúsculas [y puntos. Punto final porque dijo: quiero conocerlos: que aseguren su volantín [de pedrería. Que regresen y midan distancias del corazón a los aplausos, que sepan mi nombre y lo pronuncien en haciendas de puro esplendor:
Ana Terán. Ana Terán Madrid. Ana Enriqueta Terán.
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Explicación numerada a través de los pájaros
EXPLICACIÓN NUMERADA A TRAVÉS DE LOS PÁJAROS
Para obrar bien (opinión de los más), saber contar: cuatro señales en verde igual a dos... iguanas seis intenciones de viento igual a cuatro... pájaros siete pulsaciones de luz igual a nueve... (se equivocó de estrella). Sigamos.
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LLEVÓ SU MANO A LA BOCA DEL GRITO
La hermana mayor borda números, fondos granados. Iniciales puras, objetos reversibles. Allá la fundación de un pueblo. Aquí la herencia de los días ardidos. La noche tiene nombre de muchacha ecuatorial. Acaricia héroes, casonas errantes. Peces atraviesan manos y pies del más urgido que señala rumbos a los seres danzantes; ellos como boceto de plantas, ellas como embarcaciones rubias deslizadas a las seis. Separando el amante de su isla natal, se quiebran rodillas, se derrumba porte de la doncella acróbata. Hablaron luego, a los dos caballeros de la fábula: no hubo respondedor en la colina recia. Mujeres lanzaban crisantemos llagados al Océano. Ella, llevó su mano a la boca del grito. Lo nocturno corría libremente. Ella dijo: “yo permanezco”. NO HUBO IRA.
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SIEMPRE NIEBLA
Compré fósiles, compré ancianos para rescatar la vida. El pez espada ofreció de lo suyo; el incendio fue circular, altísimo. Pedí fuego; me dieron niebla. Con ella alimenté cadera, siempre cadera. Niebla.
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ACUMULADA IDENTIDAD A Daniel Ignacio Armand
Por qué fingir, si no había amor y le obligaron a quemarlo: su juguete de niño, para él, padre y madre, él mismo destruyendo su propia, acumulada identidad, su altura suave como pluma en el socavón de los sueños.
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DESMEDRO DE LA INOCENCIA
El sigiloso paso del desagrado urgiendo puertas indiferentes al deseo, ajenas al llamado del ave agorera que golpea duro en la involucrada penumbra. Entonces sales para desmedro de la inocencia y tu verdad solloza en el pecho de la agraviada.
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PRIMAVERA Y SISTEMA SOLAR
La primavera no puede compararse a nuestro sistema solar; ella es más extendida los Océanos son partes gemelas de su vientre. Delfines atlánticos la conducen a grutas del mediodía, también llega cuando un oso polar le señala la corola helada. Ella parte a lugares lejos, seguida de lobos gozosos, entrañables.
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SUCESO EXCEPCIONAL
Si la hembra no ha comprendido, nada le será propicio, si no recupera entraña, climas de nido, sus óvulos serán devorados por el pez insaciable adherido a la herrumbre del suceso excepcional; algo que se le niega, que avanza sangre arriba hasta formar el diseño completo, la ofuscación final: hacer un hombre.
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ESPACIOS ABIERTOS
No es el tiempo de la muchacha blanca como la brisa o verde como una rama que apacienta lirios. Es el tiempo de la mujer que levanta su trapo de dignidad y altos fuegos: “un hogar pequeño y sagrado como tu nombre, una casa donde los niños alternen con los pájaros y los totumos, que tú seas nuestro porque amas mis huesos limados por la pobreza; tu nombre afirma tu libertad en tus muchachos. Varones y hembras con tu mismo gesto, tu misma, extraña manera de atravesar el día hacia los espacios abiertos”. Y nosotras, mujeres, vamos a unirnos; un hijo necesita padre un hijo levanta su columna de humo, su bandera de esperanza y necesitamos cosechas que doblen las albardas de la casa, cocinas ennegrecidas por el buen trajinar, ropitas azules, ropa limpia en los colgaderos de naranjo a naranjo. Que yo ame tu ropa, que remiende tus lomos de padre, de marido, de hombre frente a las estaciones y los cambios. Que tú nos cobijes en tu inmenso palacio de clima de ríos, de seguridad. ¡Ay! es el tiempo de la mujer que levanta su trapo de dignidad y altos fuegos. Morrocoy, 5 de julio de 1968
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BUENO EL ARROZ, BUENA LA CARNE
Bueno el arroz, buena la carne. Buena la camisa de los hombres y las preposiciones; bueno el recuerdo del cuñado, el recuerdo de la amiga. No podríamos, extraordinariamente puros.
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QUÉ HAREMOS HOY
La frase diaria: Qué haremos hoy: un buen suflé, unas alas de ángel... Hermosa, hermosa cuñada, entre los araguaneyes florecidos contemplando el color, la forma... Entonces, impulso sagrado de dar los “BUENOS DÍAS”.
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LLANTO POSIBLE
¿Es una invitación a llorar? Podríamos llorar. ¿Habría suficiente INOCENCIA?
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CORTESÍA Y BUEN TINO
Dejó los sesos, dejó el arbolillo de los saludos, empeños, [ojizarcas inclinaciones. Dejó untados llanto, furia, todo acabar en semejanza de arte mayor con arraigos de sombra culta que ahoga el manzano, su cortesía y [buen tino. Impuso artificios y modos de hacer parecer mesa servida, que no [prados ni escalas por donde ha de subir la flor, quedarse la flor en uso y costumbre de quien, muy alto despliega sequías. Tales sus dejos, tal su forma de oscurecer lo señalado.
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ESTO ES MAGIA
Esto es magia: azul porque estaba aquí. Esto es magia: mira como no se cae el agua. Poesía, si tú me necesitas muy bien: destruyámonos.
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SOPESAR MALICIAS
Pequeña disposición de ánimo mínimo impulso hacia lo discreto y sopesar malicias; instruir de cuánto fui, de cuánto andar despacio para el estallido o la suprema constancia de aquellos labios cerrados por la música, de aquellos labios con pies de niebla, y el absoluto secreto del recado íntimo. Valencia, 20-2-2004
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¿PARA QUÉ ESTE RESUMIR?
¿Para qué este resumir? ¿este regreso sobre lo perdido? Hoy me nombro no soy más que una de mis voces.
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EXTRAÑA MÚSICA. EXTRAÑA REVERENCIA
Extraña música. Extraña reverencia. Las mujeres invocando un pasado apenas visible, con antorchas iluminando metales memoriosos que recrea el viento, como respuesta a nuestras fábulas, a nuestras piernas que aún gobiernan un confín de girasoles soterrados en el vientre, tallados por la insegura sabiduría de la trama mítica, igual en la perra húmeda que vive en nosotras, obligadas a recibir el relámpago y devolverlo a una cuna envuelto en mantillas hechas a mano. Extraña música. Extraña reverencia. Nosotras, con nuestros pliegos de descontento pidiendo más luz, jornadas de luz, pidiendo certeza a una eternidad insaciable como rescate a la pregunta, aún sin respuesta.
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TANTEOS DEL SUR
Avecillas, entronques, figuras en rojo que jamás entorpecen aire ni pasos de selva grande. Avecillas del entrecejo al oído, haciendo rumbos, libertades de algún otro que esperamos y amamos: su nombre apareja vuelos, recibe hojas en blanco situadas en el silencio más puro. Avecillas, minucias y tanteos del Sur a través de un ala E X T E N D I D A.
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ALIMENTO DOBLE
Senos míos, leche impávida que alimenta dioses. Quién absorbe, quién destruye algodones plenos de sustancias de parto. El pintor quiere diez años, el albañil un instante, para construir a Dios.
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EL EMPUJE DEL PASO
Reconocer el árbol hace espera para sobrellevar propio rostro. ¡Oh! prisionero ilustre, intentado por mí restituido a planicies de afecto. Reconocer la lluvia; trigo blanco cayendo de la doncella hasta el empuje del paso. Reconocer el viento, viajero y yo con él. Reconocer por fin lo humano: hembra a tiempo con recado al hombre azul, al verde, AL DE UN ROJO MAGNÍFICO.
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PALMERA ELLA
Dad la piedra a quien sepa nombrarla. Inventar una palabra sin lugar a cuchillo, a metal pidiendo trato con saludo de otro sombrero, otra venia para la que se desliza (palmera ella) por entre palmeras y precipicios felices.
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SUFRES DE TANTO IR
Madre no ayuda. Mamaíta no ayuda. ¡Qué gracia no dar! Mirar tierra blanca en curva, casa blanca, lejos como final de día; mal tiempo. Sufres de tanto ir. Habrá mariposas, neblina grande por entre vacas, por entre montes ásperos, feos, que no se recuerdan.
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ASÍ EL RECUERDO
Atravesada por silenciosos pasos de selva la mujer entreabierta crucificada en espacios fluviales; también sobre un nombre que punza desde lejos, casi borrado porque alguien manaba un vino oscuro de rebaños, de pretéritos líquidos vivientes. Algún rostro ofendido a los pies del sueño de la esposa, virgen todavía, gimiendo en la intemperie. Así el recuerdo.
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OLVIDAR MANOS ANILLADAS
Con mi hijo idota, asegura la madre, la estatua recuperó el habla, para eso se necesita un pedestal de piel, algo de un texto borrado y mis andrajos. Se conduele de sí misma. Qué otras puertas. Pelo suelto para escurrirse. Olvidar manos anilladas.
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¿POR QUÉ REVISARON LA MUJER ENCINTA?
¿Por qué revisaron la mujer encinta?, por qué al mendigo que lleva una flor en la solapa, le dieron un balcón donde ayer mismo estuvo. Solicitaron retratos de ancianas vírgenes que hablaban de un primer hijo. Los pies calzaban zapatos amargos; un sombrero rojo para las doce de la noche. Dijo: “las hormigas quieren invadirme la boca” fue en Córdoba (montañas de Córdoba) donde asesinaron el traje MIGUEL.
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CONVERSACIÓN CON EL ÁNGEL
La niña supo desde antes que el caballo había huido. Un niño lanza palabras, que mueren al caer. Conversación con el ángel: “yo me resisto a ser la madre, de otro crucificado”. Eso dijo y pensó en la venada encinta que cazaron luego.
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HABITACIONES DISTANTES
Fui castigado y cambio lágrimas por granos de maíz, cenizas vivientes como jugos de pensamientos y argentías. Los mares intercambian arlequines con la luna, jugos dichosos oliendo fino en habitaciones distantes, a orillas del mar.
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EXTRAVAGANCIAS LÚDICAS
FRASES SUELTAS
Frases sueltas: su cabellera será cortada en plenilunio. Su mano crucificó niños heridos previamente. Cada niño guardaba una perla en el puño cerrado. El huracán derrumba porte y gracia de la doncella acróbata. El huracán separa el amante de su isla natal. El huracán depara el clima para el adolescente, sus azúcares mórbidos, su nombre afincado en libertades de vuelo extenso.
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CASA DE POCO MANDO
Alguna piensa en casa rica, casa de melindres con mucho viento, ajetreo de viento, poca estatura, poco mando. Casa a saltitos, menudamente feliz. 21-6-75
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DA MIEDO Y SE CORTA EL HABLA
Da miedo decir: “yo esto, yo aquello”; da miedo y se corta el habla. Es preferible referirse al anciano que se desnuda para ir de caza que atrae los animales con silbosalvos y bejucos de cadenas; que cruza el monte: “estamos en paz con los reinos”. De regreso nadie le reconoce: Tu misma mujer delante tuyo: “SE PARECE A CHAGO COLINA MI MARIDO”.
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AMAZONIA
En el Sur vi nacer a la América casi a misma altura de Dios, mismo tiempo de luz, misma sombra. Fue amasada con siglos de bisontes con derramados oscuros de bisontes. Nombres no habían llegado ni el de las aguas, ni el de los vegetales. (Morados sin uso en el esbozo de la catleya). Alguien tañía selvas, atisbos de pájaros, frutos modelados a sabor y color antes de cualquier semilla. Por donde quiera denso aroma de niebla, descalzo comenzar de los árboles y el presentimiento de la primera rosa.
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EXTRAVAGANCIAS LÚDICAS
LA MESA ESTÁ SERVIDA
La mesa está servida, saturada de brisa y sudor estelares, conoce el peso del rey muerto, de la doncella acróbata ya como barco que se pierde en el horizonte. La mesa está servida, frente a la cortesía menos vibrante de las aguas; su mantel oceánico parecido a las manos que sueltan viento; ondeos de luz en despliegue de cielo y mar (un niño mentiroso atestigua combates con la serpiente azul). La mesa invoca las estrellas, pero no cambia sus lámparas de piedad iluminando rostros, posturas vivaces en torno a las bandejas colmadas de frutos de mar, de osadías de sabor tanto en el reconocimiento de las mareas como en las servilletas de aceptación suprema. Extraña reverencia la del que ofrece y dice en voz alta: “LA MESA ESTÁ SERVIDA”.
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ANTIGUO HOMENAJE. ¡OH CORTESÍA!
Seguramente tuvimos dioses, hicimos vanos en la roca de las ofrendas. Toda color hizo relieve en mantos emplumados. Nuestra ansiedad engrosaba la ondulación de los éxodos. Nuestras antorchas iluminaron el tránsito de un desierto a otro. Pero encontramos agua, amor y aquella piedra acribillada de dioses.
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EXTRAVAGANCIAS LÚDICAS
ÍNDICE
EXTRAVAGANCIAS LÚDICAS Presentación. Suma poética de Ana Enriqueta Terán, por Jorge Romero León .......................................................... VII Nota a la presente edición ..................................................... XIX Sonetos de todos mis tiempos II Paso asumido en luz .................................................................. 3 Chanteclaire .............................................................................. 4 Hacer la casa .............................................................................. 5 Lo que el azar depara ................................................................. 6 “Saber dónde del ocio la delicia” ............................................... 7 “A usted como dador de lo que pienso” ...................................... 8 Sin embargo se piensa en el regreso ........................................... 9 Ella dice: ni ofenden, ni me ofendo .......................................... 10 “Los árboles que el bosque había fingido” ............................... 11 Únicos, claros, pobres y dispersos ........................................... 12 Mis guacharacas ...................................................................... 13 “A los anales diáfanos del viento” ............................................ 14 Tiempo señalado...................................................................... 15 Miradas entre Ana Enriqueta Terán y su periquito filósofo ...... 16 Donde se juntan el Momboy y el Motatán ................................ 17 BIBLIOTECA AYACUCHO
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Sonetos del amor perenne ........................................................ 18 Jamás la coincidencia .............................................................. 19 Fruto de vida y muerte ............................................................. 20 Ramos de abismo ..................................................................... 21 Seguir por las corrientes del oído ............................................. 22 Entre lo súbito y lo eterno ........................................................ 23 Dar en vez de recibir ................................................................ 24 Seis sonetos a José Cemí, gato de Rosa Francisca y gato de mis soledades y afectos I En el piso del alma quedó huella ..................................... 25 II Es ya recuerdo tu silente paso ........................................ 26 III José Cemí, pequeño. Me refiero ................................... 27 IV Ya te puse a vivir entre la gente..................................... 28 V No puede ser de piedra tu legado ................................... 29 VI Nunca amor a ninguna bestiecilla ................................. 30 Girasol por siempre enhiesto ................................................... 31 “Avecilla de Dios como segura”... ............................................ 32 Pelea de gallos ........................................................................ 33 “Doméstico laurel ciñe y abraza”... .......................................... 34 “Tu silla azul, serena, frente a un muro” ................................... 35 “Alabanza fraterna y tiempo dado” .......................................... 36 Araguaney ............................................................................... 37 Se burlan, se reparten, entronizan ............................................ 38 Soneto apaciguado en orfebrerías de sabor .............................. 39 Rescate vivo ............................................................................ 40 Tiempo contado ....................................................................... 41 Estoy en mí, pensando en el vivir ............................................. 42 I “Saber cómo irse, a dónde dirigirse” ...................................... 44 II “El sitio, la costumbre, estar presente” ................................. 45 III “La pasión se ennoblece en los espejos”.............................. 46 IV “Exigencias de sombra recupera” ....................................... 47 224
EXTRAVAGANCIAS LÚDICAS
V “Coágulo de silencio se precisa” .......................................... 48 VI “Condición, condición, labor y reja” ................................... 49 VII “El suspenso, la gracia, la manera” .................................... 50 I “Los moradores hacen de la tienda”. ...................................... 51 II “Los encuentros del alma con la boca” ................................. 52 III “Oscurecido rostro hace neblina”........................................ 53 IV “La noche, su final y su primera” ........................................ 54 V “Vestuario de niñez haciendo acoso” ................................... 55 VI “Los labios en la dicha y en el sueño” ................................. 56 “Bella recordación y luminoso” ............................................... 57 Nada es seguro, nada perdurable .............................................. 58 Latitud sagrada ........................................................................ 59 Botines para irse ...................................................................... 60 Azul tribal................................................................................ 61 Madera del presagio................................................................. 62 Niña eterna ocasionada en cruz ................................................ 63 Oscurecida en loba................................................................... 64 Conseguida la gracia del objeto ............................................... 65 Voz filial .................................................................................. 66 Esta soy yo, el amor ................................................................. 67 Amplitud de pueblo ................................................................. 68 Confidencias al héroe............................................................... 69 Reminiscencias marinas .......................................................... 73 Escribiendo un soneto .............................................................. 74 Estar es suma y ser es infinito ................................................... 75 Casa de la amistad.................................................................... 76 Mis dibujos .............................................................................. 77 Toda presencia ......................................................................... 78 Como una bestia dulce y mal herida ......................................... 79 Tercetos con paisaje y traje oscuro ........................................... 80 “Cristal pisando azul con pies veloces”.................................... 81 BIBLIOTECA AYACUCHO
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Soneto que anticipa una carta en tercetos para mi gran amiga Antonia Palacios ........................................................... 82 Soneto a un ave parecida a un pavo real y también a una pescadilla de oro ..................................................................... 83 Severo deambular en tiempo recio ........................................... 84 A mi Rosa Francisca ................................................................ 85 Los únicos revisan las aldabas ................................................. 86 Nada oprime el contorno de la rosa .......................................... 87 Sinfonía del verde y la palabra ................................................. 88 “En la vida corporal habitó la belleza” ..................................... 89 “Os rinde homenaje el llamado jacinto” ................................... 90 Soneto a María Claudia............................................................ 91 Lo oscuro en la penumbra ........................................................ 92 Horizonte escrito ..................................................................... 93 I “A usted señor, siempre señor y luego” .................................. 94 II “De cuanto sube en estelar fragancia” .................................. 95 III “Vuelve a llegar, toca la puerta, dentro” .............................. 96 IV Tres brujas nacientes........................................................... 97 V La venta ............................................................................... 98 I “Por la mitad azul y en dos mitades” ...................................... 99 “Mucha expresión del alma y el motivo” ............................... 101 Lectura del café ..................................................................... 102 Reivindicación de la sal en la mujer de Lot ............................ 103 Jueves y Viernes Santo........................................................... 104 La infinitud cabalga cuando escribo ....................................... 105 Su mirada, mi pulso: polvo, nada ........................................... 106 Basta ya, no de muerte, sí de olvido ....................................... 107 Vuelvo a la soledad ................................................................ 108 Film ....................................................................................... 109 (Todo indicio nos lleva a lejanía) ........................................... 110 Labrado espacio, tiempo sometido ........................................ 111 226
EXTRAVAGANCIAS LÚDICAS
Objetos y rodajes de oración .................................................. 112 Primera lluvia ........................................................................ 113 Es posible que el aire me encadene ........................................ 114 Y el inmenso samán dueño del viento .................................... 115 Está sola y construye labia y sueño ........................................ 116 Ocurre a ratos, luego desafía .................................................. 117 Vuestra suposición es la certeza ............................................. 118 No respondes; tampoco yo respondo ..................................... 119 Señal dichosa en homenaje al poema “La madre” de Enrique Mujica ..................................................................... 120 Al río Momboy río de siempre y siempre mío ....................... 121 Epitafio al caballo de Lizaveta Acedo Terán .......................... 122 Se me olvidó la risa, clara risa ................................................ 123 Llevada de la mano ................................................................ 124 Extravagancias lúdicas Cualquier pliego, cualquier pedazo de alivio ......................... 127 Correrías de entresueño ......................................................... 128 Recostada en el segundo espacio ........................................... 129 Estoy cansada de ser tan somos ............................................. 130 Aguas y trazos inestables ....................................................... 131 Fundaciones de añil ............................................................... 132 Fue encontrado el nombre...................................................... 133 Flor en tiniebla ....................................................................... 134 Orillando el verbo .................................................................. 135 Vigilia sin inocencia .............................................................. 136 Centrada en lo mismo ............................................................ 137 Vertederos marinos ................................................................ 138 Renovación del pacto ............................................................. 139 “Ellos, vistieron ropajes oscuros,” ......................................... 140 BIBLIOTECA AYACUCHO
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Esta es la columna de los himnos ........................................... 141 Estorbos a mitad de paso ........................................................ 142 Me llevaré este trozo de río .................................................... 143 Adiós inmóvil ........................................................................ 144 Amanecer noticioso ............................................................... 145 Tuve hambre de sed ............................................................... 146 Argumento y ritmos vegetales ............................................... 147 Extravagancias lúdicas .......................................................... 149 Derrumbe íntimo............................................................. 149 Desde un traje único ........................................................ 150 Dadme hojas carnosas ..................................................... 151 Con la arena hasta el pecho ............................................. 152 Oscura mía, yo ................................................................ 153 Buenos días y nunca ........................................................ 154 Un barco distinto, inmóvil............................................... 155 Distribución del tiempo ................................................... 156 Segunda carta a mi padre don Manuel María Terán Labastida ........................................................................ 157 Ella debe regresar ............................................................ 158 En mi casa de infancia ..................................................... 159 Hasta mañana y siempre.................................................. 160 Bifronte........................................................................... 161 Sobre esta ciudad lloro .................................................... 162 Me entregará ella misma ................................................. 163 Polladas taciturnas .......................................................... 164 Planta y despejes tuyos.................................................... 165 Cicatrices de verano ........................................................ 166 Sajaduras de sed .............................................................. 167 Mi perro sabe, me sigue de lejos ............................................ 168 Escondida en mi traje de adolescencia ................................... 169 Cabra... Cabrita...................................................................... 170 228
EXTRAVAGANCIAS LÚDICAS
Cuenco tribal ......................................................................... 171 Venezuela es su casa .............................................................. 172 Rojo magnífico ...................................................................... 173 Abismos dos a dos ................................................................. 174 Piedra única ........................................................................... 175 Alto misterio del objeto ......................................................... 176 Inventario nocturno ............................................................... 177 La estatua se fecunda a sí misma ............................................ 178 Doña y él................................................................................ 179 Se piensa en vuestro traje ....................................................... 180 Navío radiante ....................................................................... 181 Retratos de otro aire ............................................................... 182 Hebras y derrumbes de aliento ............................................... 183 Acariciar vuestro rostro ......................................................... 184 Heredad radiante ................................................................... 185 Éxodo sin meta posible .......................................................... 186 Enojo contra lo sagrado del sueño .......................................... 187 Explicación numerada a través de los pájaros Explicación numerada a través de los pájaros ........................ 191 Llevó su mano a la boca del grito ........................................... 192 Siempre niebla ....................................................................... 193 Acumulada identidad............................................................. 194 Desmedro de la inocencia ...................................................... 195 Primavera y sistema solar ...................................................... 196 Suceso excepcional ............................................................... 197 Espacios abiertos ................................................................... 198 Bueno el arroz, buena la carne ............................................... 199 Qué haremos hoy ................................................................... 200 Llanto posible ........................................................................ 201 BIBLIOTECA AYACUCHO
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Cortesía y buen tino ............................................................... 202 Esto es magia ......................................................................... 203 Sopesar malicias .................................................................... 204 ¿Para qué este resumir? .......................................................... 205 Extraña música. Extraña reverencia ....................................... 206 Tanteos del Sur ...................................................................... 207 Alimento doble ...................................................................... 208 El empuje del paso ................................................................. 209 Palmera ella ........................................................................... 210 Sufres de tanto ir .................................................................... 211 Así el recuerdo ....................................................................... 212 Olvidar manos anilladas ........................................................ 213 ¿Por qué revisaron la mujer encinta? ..................................... 214 Conversación con el ángel ..................................................... 215 Habitaciones distantes ........................................................... 216 Frases sueltas ......................................................................... 217 Casa de poco mando .............................................................. 218 Da miedo y se corta el habla ................................................... 219 Amazonia .............................................................................. 220 La mesa está servida .............................................................. 221 Antiguo homenaje. ¡Oh cortesía! ........................................... 222
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EXTRAVAGANCIAS LÚDICAS
Este volumen de la Fundación Biblioteca Ayacucho, se terminó de imprimir el mes de junio de 2015, en la Fundación Imprenta de la Cultura, Guarenas, Venezuela. En su diseño se utilizaron caracteres roman, negra y cursiva de la familia tipográfica Times. La edición consta de 3.000 ejemplares.
ÚLTIMOS TÍTULOS PUBLICADOS Alfonso Rumazo González Comprensión de Miranda (vol. 36) Sara Beatriz Guardia (Comp.) Mujeres de Amauta (vol. 37) Ángel Rama Martí: modernidad y latinoamericanismo (vol. 38) César Rengifo Teatro y sociedad (vol. 39) Antonio José Ramos Sucre Meditación inquieta (vol. 40)
Portada: Detalle de Zamuros en el paisaje (1960), de Régulo Pérez (Venezuela, 1929). Óleo sobre tela, 140,5 x 191 cm. Colección Fundación Museos Nacionales. Galería de Arte Nacional. Caracas, República Bolivariana de Venezuela.
Colección Claves de América Ana Enriqueta Terán (Trujillo, 1918), puede ser considerada hoy en día como la poetisa mayor de Venezuela. Nacida y criada en la hacienda familiar donde se mezclaba el trabajo de la tierra con la lectura y se despertaba el “culto por las cosas del espíritu” y del intelecto, desde muy niña incursionó en el quehacer poético. Y de ese ejercicio lírico hemos visto publicados: Al norte de la sangre (1946), continuando con Verdor secreto (1949), Presencia terrena (1949), Testimonio (1954), De bosque a bosque (1970), Libro de los oficios. Poemas 1967 (1975), Música con pie de salmo (1985), Casa de hablas (1991), Albatros (1992), Construcciones sobre basamento de niebla (2006), Autobiografía en tercetos trabados con apoyos y descansos en don Luis de Góngora (2007), y más recientemente Piedra de habla (2014), que agrupa una selección de cada uno de los libros anteriores. En esta oportunidad el lector tiene en sus manos una nueva publicación, Extravagancias lúdicas, que comprende tres “libros” inéditos hasta ahora.