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ANTONELLA VERA
Lo que inició como un juego para imitar a mis mayores se fue convirtiendo en un gusto, después me di cuenta que tocar el violín me hacía muy feliz.
Por Esteban Torres P.
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Qué se hace cuando tienes frente a ti la partitura de una historia hermosa, cuya obertura puede ser la parte más vibrante de un concierto, pero la reservas para el final, dejas pasar dos o tres movimientos para que sea un remate tan apoteósico como una Carmina Burana o la Quinta Sinfonía de Beethoven, tocada con las notas más sublimes para que todos conozcan el origen de una pasión, y escuchen con el corazón el recuerdo de esa primeras lecciones impartidas con amor… Bienvenidos al concierto de la historia de Antonella Vera, violinista.
Desde que escuchamos su saludo, distinguimos dónde nació, efectivamente en Argentina, pero asentada en Cancún desde 2019, primero llegó de vacaciones y después se consolidó la aventura con una estancia indefinida y desde entonces ha hecho una legión de seguidores a los que deleita en cada presentación con su talento, brillando y vibrando del brazo de su violín.
¿De dónde eres originaria y cuál fue tu primer acercamiento a la música?
“Efectivamente soy de Argentina, comencé desde muy niña al lado de mi mamá y de mi abuelo, un tío y un primo también son violinistas, casi todos de orquestas, así que desde niña iba a teatros y conciertos; siempre he mantenido ese contacto con la música clásica; empecé a practicar en serio a los ocho años hasta recibirme de maestra de violín, después me integré a varias orquestas, pero un día vine de vacaciones a Cancún y me gustó, así que me quedé”.
¿Así que ya lo traías en la sangre, no tenías opción o sí tuviste alguna vez un Plan B?
“No realmente no, nunca tuve un Plan B, estaba convencida de mi vocación; lo que inició como un juego para imitar a mis mayores se fue convirtiendo en un gusto, después me di cuenta que eso me hacía muy feliz”.
¿Por qué elegiste tocar el violín habiendo tantos instrumentos? Dicen que es el más difícil, es cierto…
“Es el segundo más difícil, el primero es el arpa, pero dominar el violín lleva mucho tiempo, esfuerzo, paciencia y constancia, no rendirse”.
Cuando finalizaste tus estudios te pasó por la mente formar parte de una orquesta o siempre quisiste ser tu propio jefe y dedicarte a la interpretación como solista…
“A los 20 años empecé a trabajar en orquestas, primero entras a un concurso, presentas diferentes melodías clásicas y después viene un tema sorpresa del que te dan una partitura que debes interpretar en ese momento y así gané los primeros puestos para participar.
“Cuando llegué a Cancún de vacaciones me gustó mucho, después regresé a Argentina y como tenía dos meses libres, volví a México, pero ya con la intención de buscar un trabajo, formar parte de una orques- ta y lo de solista se fue dando lentamente, en ese tiempo me invitaron a participar en los Premios Latino, en Xcaret, sin embargo, estoy dispuesta a participar en alguna orquesta, amo compartir mi música en todos los escenarios posibles”.
Es difícil hacerte de un estilo imprimiendo tu sello a cada melodía o bien, te apegas a las versiones de cada tema que interpretas…
“Lo que más me gusta es la música clásica, pero hoy en día la música comercial está en auge, más cuando sobresale un instrumento en vivo como el violín, en mi caso, eso es algo que me gustó, lo vi como un desafío a lo que yo venía haciendo. La gente identifica las canciones al momento, pero ahora con un toque más fino, con ese toque clásico que sólo tiene el violín”.
Practicas todos los días o ya no es necesario, porque si es así, tus vecinos deben esperar con gusto la hora del concierto, o bien del ensayo…
“Practico todos los días, siempre se aprende algo más, es algo que nunca termina y sí, la verdad es que siempre he tenido buenos comentarios de los vecinos, ninguno se molesta, al contrario, si no estudio un día cuando me ven me dicen sorprendidos: ¡No estudiaste ayer!”
¿Qué tipo de melodías te gusta interpretar en lo personal y en lo comercial también…?
“Amo la música clásica o piezas muy melódicas donde se luce el violín, un Claro de Luna con piano, por ejemplo; melodías rápidas como las electrónicas, pero también tan lentas como apasionadas”.
Estás presente en alguna plataforma digital para que tu público te ubique, ya sea en tus happenings o bien para musicalizar una recepción privada, una boda quizá…
“Tengo una página web y varios videos en YouTube y próximamente una adaptación en la que estoy trabajando. Yo no compongo, sólo les pongo el violín encima, eso se los dejo a otros”
Qué me dices de tu look. Tu misma lo diseñaste o tienes varios estilos según la ocasión porque siempre te hemos visto muy elegante…
“Algunos looks los he hecho yo y otros más son de diseñadores argentinos a los que les doy la idea y ellos lo llevan a cabo, ellos son Roly Sanova, César y Henry Cardoso”.
¿Cuántos violines tienes y cómo los escoges?
“Tengo tres violines, dos eléctricos y uno acústico, este último es herencia de mi abuelo, él tenía una gran colección, yo sólo conservo uno, pero mi familia tiene el resto. Los eléctricos son dos modelos diferentes Yamaha, en diferentes colores y ediciones distintas”.
¿Ser violinista necesita más que estudios que práctica o al revés?
“Yo creo que más práctica. Hay muchos libros para estudiar muchas técnicas, ya sea con mano derecha o izquierda, los diferentes tipos de toques, no se termina nunca de aprender. ¡Ah! pero si lo dejas se te olvida o pierdes práctica, se atonta el brazo o la mano, es necesario hacerlo diario”.
¿Tienes algún violinista favorito…? Qué debe tener para poder admirarlo desde tu punto de vista.
“David Garrett es mi violinista favorito, él hace adaptaciones modernas, pero no se aleja de los clásicos”.
¿Cuál crees que sea la característica que distingue a un violinista de otro, por ejemplo, un Edvin Marton de un David Garret, una Lindsay Stirling de una Vanessa Mae, un Joshua Bell de un Josh Vietti, que son mis favoritos?
“Todos ellos tocan el alma, son geniales, todos los violinistas lo tienen claramente, son estilos muy diferentes. Su toque es lo que los hace diferentes, así como la manera de interpretar. Stirling me gusta más que Vanessa Mae, por ejemplo, se divierte más, tiene chispa”.
TOCANDO LAS CUERDAS…
La melodía que más te gusta tocar y porqué…
“Claro de Luna, es una clásica, por todo lo que transmite y su tonalidad”.
La que nunca tocarías por difícil o tener un mal recuerdo de ella…
“No tengo una, o sí, hay una: Danza macabra de SaintSaëns, se me hace muy compleja, la evitaría”.
Alguna vez te han pedido una melodía que no domines…
“Puede haber canciones que no tenga en mi repertorio, pero puedo leer música, la busco y la interpretamos sin problema”.
¿Te ha fallado alguna cuerda en plena ejecución?
“No te queda de otra: o dejas de tocar esa cuerda o bajas del escenario a cambiarla”.
¿Quién te gustaría que te oyera tocar y dónde te gustaría tocar alguna vez?
“Cuando fui al concierto de David Garrett en la ciudad de México, hay una parte en donde sube a una chica al escenario para tocarle una canción, a mí me hubiera gustado ser esa chica, pero yo sería quien le hubiera tocado el violín a él, ese sí que es mi sueño, que él pudiera escucharme, o hacer un dúo. Hay muchos lugares en Los Ángeles, donde tocaré este año o en París”.
Tienes un sueño por cumplir del brazo de tu violín…
“Hacer algún día un espectáculo tipo André Rieu, con una gran producción y yo tocando esos valses”.
La enseñanza más grande que te ha dejado esta vocación…
“Hablar de mi vocación es algo muy fuerte para mí porque hay detrás toda una historia de mi familia, específicamente de mi abuelo que ya era un hombre mayor cuando me empezó a enseñar y a pesar de que yo era muy chica, me compartió todos sus conocimientos para que dominara este instrumento; verlo a él en ese estado era muy duro porque yo sentí el gran esfuerzo que hacía para enseñarme y hablarme de la vida y lo difícil que sería, antes de partir, cuando estaba en sus últimos días me dijo: ´Mira hija, te quiero dejar esto como herencia, es todo lo que tengo, pero te va durar toda la vida y nunca te va faltar nada. Algún día volarás sola´ y desde ese día el violín fue mi otra mitad en la vida, para mí el violín es un tema fuerte; esta historia la compartí en una audición porque una maestra me dijo que sintió algo, ella sabía que había algo más, porque podía sentir mi emoción y así es, cada vez que toco lo recuerdo y ese sentimiento es quizá lo que aprecia la gente de mi trabajo, que es mi pasión, es todo para mí, desde niña y para siempre, hoy y siempre persigo mis sueños, él dejó su legado en mí”.