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Arturo Medina Galindo
Periodista, Director NITU.mx • arturo@nitu.mx Twitter @Arturo_Medina_G
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ENTRE LA ESPADA Y LA PARED
Cualquiera pudiera pensar que el momento más difícil de la
pandemia para el gobernador Carlos Joaquín González fue hace un año en el encierro, había que tomar decisiones precisas ante las erráticas y cambiantes decisiones desde el centro; y no solo lo hizo, lo hizo bien, dirigiendo con firmeza al estado que más atendió la “inmovilidad”, sin embargo, me parece que aun más que aquel momento, hoy el gobernador está entre la espada y la pared.
El Caribe Mexicano y particularmente Cancún, despegó como destino turístico casi de inmediato al abrir sus puertas los hoteles en la segunda semana de junio de 2020; desde entonces ha habido tres picos: uno en verano, que no se notó mucho, porque nuestro pico nunca fue mayor al de todo el país; de agosto a diciembre bajaron los contagios, vino el semáforo amarillo y todo parecía bien hasta enero, el mayor de los picos a nivel nacional.
Una vez más, el hecho de que en la mayor parte del país, la crisis era mayor, volvimos a pasar desapercibidos. Nuestra tercera ola ha llegado en un momento en el que parece que el resto del país la ha controlado, quizá por las vacunas, quizá por tener inmunidad de rebaño, pero al tener Quintana Roo casos al alza, se ha vuelto punto de atención, a pesar de que la situación no es tan grave, como en enero, por ejemplo.
El gobernador ha quedado entre la espada y la pared: cerrar negocios, bares y restaurantes o dejar que fluya. La consideración radica en que la mayor parte del turismo que está llegando, ya está vacunado y que los prestadores de servicios deben protegerse para no estar en riesgo.
Es el momento en el que cualquier decisión resultaría criticada, cerrar negocios perjudica al turismo y a las empresas, pero favorece al control de la pandemia. Dejar que fluya mantendrá al alza la recuperación económica, pero habrá más personas en riesgo.
Me parece que la clave no está en ninguno de esos dos puntos; me parece que si los ciudadanos nos protegemos, dejamos de confiarnos y relajarnos, evitaremos contagios en las zonas de riesgo y no llevaremos contagios a casa, que es en donde más frecuentemente está ocurriendo.
Los hoteleros, por ejemplo, salieron al quite asegurando que en sus instalaciones no hay una zona de contagio activa; por ejemplo, en AMResorts entre más de 8 mil colaboradores sólo hay 63 positivos a Covid-19 y otro dato, en cuanto a las pruebas que se han practicado los huéspedes para poder volar, se han aplicado 206 mil pruebas y sólo 126 positivos.
El gremio hotelero deja en claro que de nada sirven los cuidados que se puedan tener en los hoteles, cuando al salir al transporte público no hay control ni se siguen las reglas. Una vez más “el balón está en nuestra cancha”.
Al final, el comentario del gobernador de que en Quintana Roo se ha rejuvenecido la pandemia no deja un panorama claro, las vacunas funcionan y por otro lado los jóvenes están saliendo a convivir sin restricciones, confiados en la experiencia que la mayoría no presentan síntomas graves, se relajan y comente imprudencias. Pero tampoco podemos ignorar que en casa nadie los detiene y hace meses que les dan completa libertad. Eso es algo que sí podríamos controlar, y seguramente las cifras de contagios bajarían.