Marilyn Monroe Biografia
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Edición N°1 Dirección editorial y gráfica Laura Restrepo Vélez 2
Medellín-Colombia 2011
Contenido
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arilyn Monroe (Los Ángeles, California, Estados Unidos, 1 de junio de 1926 – Ibídem, 5 de agosto de 1962), nacida como Norma Jeane Mortenson y bautizada como Norma Jeane Baker, fue una modelo y actriz de cine estadounidense. Con el paso del tiempo, llegó a ser una de las actrices más famosas de Hollywood y uno de los principales símbolos sexuales de todos los tiempos. Comenzó su carrera como modelo fotográfica y a partir de 1946 comenzó a interpretar pequeños papeles en películas de bajo presupuesto. Los primeros papeles destacados los interpretó en las películas The Asphalt Jungle (1950) y All About Eve (1950). Su reconocimiento mundial comenzó a desarrollarse después d e que protagonizara el musical Los caballeros las prefieren rubias (1953) y apareciera en el número inaugural de la revista Playboy. Interpretó el papel principal en las comedias Cómo casarse con un millonario (1953), The Seven Year Itch (1955) y Bus Stop (1956), y gracias al éxito taquillero de estas películas, desde entonces comenzó a ser considerada como una de las actrices más rentables de la industria cinematográfica. Su mayor éxito comercial fue Some Like it Hot (1959), filme por el que ganó el Globo de Oro a la mejor actriz de comedia.
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Fue considerada una de las mujeres más atractivas de la historia del séptimo arte. Estuvo casada con el jugador de béisbol Joe DiMaggio, en 1954, y luego con el dramaturgo Arthur Miller, entre 1956 y 1962. Monroe falleció el 5 de agosto de 1962 a causa de una sobredosis de barbitúricos, en circunstancias nunca esclarecidas. La primera hipótesis que barajó la justicia estadounidense fue la de suicidio, pero ésta nunca pudo ser corroborada. El American Film Institute la considera entre las diez mejores estrellas femeninas de todos los tiempos.
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Primeros años
ladys Pearl Baker, madre de Marilyn Monroe, se casó en 1924 con un noruego llamado Edward Mortenson, pero la pareja se separó al poco tiempo. Posteriormente ella descubrió que estaba embarazada.4 La futura actriz nació en Los Ángeles, California, el 1 de junio de 1926. Aunque en el registro civil apareció como Norma Jeane Mortenson, su progenitora en realidad la llamó Norma Jeane Baker porque su padre era “desconocido”, y utilizó el apellido de su ex marido para que su hija no fuera ilegítima. Se sabe que ella tuvo varias parejas mientras trabajó como cortadora de negativos en la productora de cine RKO Pictures.
Gladys no podía cuidar de su hija debido a los problemas económicos y emocionales que tenía, por lo que dejó a la pequeña Norma Jeane con sus padres adoptivos, el matrimonio conformado por Albert e Ida Bolender, que vivían en Hawthorne, California. Una vez que Gladys consiguió una casa propia, se llevó consigo a Norma Jeane. Después de unos meses, la madre sufrió una crisis nerviosa, por lo que la custodia de la niña le fue entregada a Grace McKee, su mejor amiga.6 4 Fue ella quien despertó en la niña interés por el cine y quien la incentivó para que se convirtiera en el futuro en una actriz. Luego, McKee se casó con Ervin Silliman Goddard en 1935 y se trasladó a la costa oeste de los Estados Unidos, y la pequeña fue dada en custodia a varias famili-
y familia
as. Dos años después de su boda, ella se llevó nuevamente consigo a la pequeña. Sin embargo, meses más tarde McKee le entregó la custodia de la pequeña a su tío, Olive Brunings, después de que la menor acusara a Gobbard de haber abusado sexualmente de ella. A sus 12 años de edad, la niña sufrió un nuevo abuso sexual, esta vez por parte de uno de los hijos de Brunings. A comienzos de 1938, McKee llevó a Norma Jeane con una de sus tías, Ana Lower. A comienzos de 1942, Lower comenzó a padecer serios problemas de salud que le impidieron seguir cuidando a la menor, por lo que debió volver a vivir con el matrimonio conformado por McKee y Goddard. La pareja se trasladó a Virginia, donde el esposo había recibido una lucra-
tiva oferta laboral. Para evitar tener que ir a un orfanato, McKee le propuso a Norma Jeane, de 16 años de edad, casarse con el hijo de una vecina suya, un policía de 21 años llamado James Dougherty, y ella aceptó. Dougherty y Norma Jeane se casaron en junio de 1942; de este modo, abandonó sus estudios para poder desempeñar el rol de esposa y ama de casa. En 1943, con el inicio de la Segunda Guerra Mundial, Dougherty se incorporó en la marina y fue enviado como instructor a la Isla Santa Catalina, frente a Los Ángeles, para luego embarcarse a Australia. Norma Jeane, al quedarse sola, se trasladó a la casa de su suegra, con quién trabajó luego en una fábrica de municiones, la Radio Plane de Burbank.
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De modelo A
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actriz
n el año de 1946 un fotógrafo de modas la descubrió y la convenció de que se hiciera modelo. Así, la aún llamada Norma Jean comenzó su carrera como modelo bajo la tutela de la agente Emmeline Snively, que le sugirió cambiar el color de su cabello, que era castaño de nacimiento, por el característico rubio platino. Durante esta época, Norma Jean realizó un sinfín de campañas publicitarias, siendo muy recordadas las que hizo para anunciar trajes de baño. Paralelamente, su carácter inquieto y deseoso siempre de adquirir nuevos conocimientos la llevó a tomar clases de arte dramático en el Actor’s Lab de Hollywood y a asistir a cursos de literatura en la Universidad de Los Ángeles (UCLA).
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El rostro de la modelo comenzaba a ser muy conocido. Sus innumerables trabajos publicitarios hicieron que en 1947 el magnate Howard Hughes, propietario de la compañía cinematográfica R.K.O., le ofreciera hacer unas pruebas de pantalla con el objeto de saber si podía dar juego ante una cámara cinematográfica; pero Norma Jean prefirió aceptar una oferta de la 20th Century Fox para trabajar unos meses como actriz de reparto. Intervino en tres películas olvidables en los que no fue debidamente acreditada, y ya entonces se verificó el cambio de nombre: Norma Jean pasó a llamarse Marilyn Monroe. Uno de sus primeros papeles era de figurante entre una multitud; se trataba de la película de Frederick Hugh Herbert Scudda Hoo! Scudda Hay!, con June Harver. En un momento del film, Marilyn se separaba del grupo para saludar a la actriz principal. Esta escena, sin embargo, se cortó luego en el montaje, y Marilyn recordaba algunos años después: “Una parte de mi espalda es visible en un plano, pero nadie lo supo aparte de mí y algunos amigos íntimos.” Un año después la Fox rehusó renovarle el contrato, por lo que aceptó uno nuevo de parecidas características en Columbia , Fred Karger, con quien se cree que mantuvo relaciones íntimas.
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ara esta compañía actuó en la comedia musical Ladies of the chorus (1948), de Phil Karlson. Marilyn era una modesta bailarina de striptease llamada Peggy Martin y cantaba dos canciones. Para preparar este papel recibió lecciones del director musical de la Columbia, Fred Karger, con quien se cree que mantuvo relaciones íntimas. Al año siguiente participó en el que sería el penúltimo filme de los hermanos Marx más o menos al completo (Groucho, Harpo y Chico), Amor en conserva (Love Happy), de David Miller. En la película, Marilyn contoneó sus caderas con tanta donosura que Groucho, que interpretaba al detective Sam Grunion, manifestó por ella con su proverbial histrionismo un bullicioso deseo Poco antes, en 1949, Marilyn, que durante un tiempo compaginó las profesiones de actriz y modelo, dio su primer golpe en aras de la celebridad al posar para una sesión fotográfica cuyo resultado es aún hoy una de las más genuinas imágenes de una pin-up girl. Se trata de las imágenes que muestran en tomas cenitales a Marilyn desnuda sobre un cubre-
camas de color rojo. Algunas de las fotos aparecerían ese mismo año en un calendario, y algo después, en 1953, una de ellas sería la portada del primer número de la famosa revista erótica Playboy. Esto, sin duda, fue un verdadero acontecimiento mediático, quizá de los primeros que pueden ser comparados a los que se dan hoy día. Mientras tanto, la actriz no abandonaba su carrera en el cine. Tras realizar algunos papeles secundarios no demasiado destacables, en 1952 apareció en algunos títulos de cierta importancia, bien por sus directores, bien por el trabajo que desempeñó en ellos: Encuentros en la noche (Clash by night), de Fritz Lang; No estamos casados (We’renot married), de Edmund Goulding; el episodio que Henry Koster realizó para el film colectivo Cuatro páginas de una vida (O´Henry’s Full House); y la película de intriga Niebla en el alma (Don´t bother to knock), de Roy Ward Baker, en el que encarnó de manera muy convincente al personaje de Nell Forbes.
Marilyn estuvo verdaderamente espléndida en su papel de Nell, una niñera perturbada que había intentado suicidarse en el pasado y que, desesperada y medio loca tras haber perdido a su gran amor, se disfraza ahora con las joyas de su señora para seducir a un atractivo piloto. La niña a la que debe cuidar aquella noche, Benny, frustra sus planes, por lo que la alucinada muchacha la amenaza primero con destriparla con tanta facilidad como a una muñeca, y luego la amordaza y la ata a la cama. En esta sádica y desquiciada relación con la pequeña, Marilyn dio muestras de una convincente crueldad que, al tiempo que desvelaba sus excelentes dotes dramáticas, tal vez le trajo a la memoria los horrores sufridos durante su propia infancia. Fue sin duda uno de los mejores papeles de su carrera.
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Estrella
de la
Comedia
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ero el filme realmente importante de ese año fue la comedia de enredo Me siento rejuvenecer (Monkey Business), de Howard Hawks, el director que junto a John Huston y Billy Wilder tal vez supo extraer lo mejor de Marilyn Monroe. En esta comedia, verdadero clásico del género escrita por Ben Hecht, Charles Lederer y I.A.L. Diamond, hacía el papel de una secretaria rubia y tonta junto a dos verdaderos monstruos del género, Cary Grant y Ginger Rogers. La maestría de la puesta en escena y la espléndida carpintería dramático-cómica de la película era lo que estaba necesitando la carrera de Marilyn, que por fin podía demostrar su valía más allá de los estúpido que pudiera ser el personaje que interpretara. Además, y como se vería más adelante, fue en la comedia más o menos pura donde la actriz dio lo mejor de sí misma. En 1953 iba a hacer las primeras tres películas en que su contribución era importante. En primer lugar, Niágara , un filme de suspense a lo Hitchcock que dirigió el siempre eficiente
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Henry Hathaway, pero que no era el tipo de producción idónea para la actriz. Mucho más importante, ya que tal vez es el título que marca el inicio de Marilyn Monroe como estrella y como mito sexual, es Los caballeros las prefieren rubias (Gentlemen prefer blondes), una nueva comedia, esta vez musical, de Howard Hawks. Los caballeros las prefieren rubias, basada en una ingeniosa novela de Anita Loos, contaba la historia del enfrentamiento de dos coristas, una morena, la turgente Jane Russell, y otra rubia, Marilyn, que tratan de cazar a uno de los solterones más deseados y ricos de América. En esta película, plagada de excelentes gags y de provocativos números musicales, Marilyn demostró que era, además de una buena actriz de comedia, una notable cantante y bailarina, con un estilo personal y muy sugestivo. De hecho, el buscado personaje masculino, que interpretó Charles Coburn, optaba finalmente por quedarse con Lorelei Lee, la rubia.
El tercer trabajo que hizo ese año fue un filme argumentalmente bastante parecido, Cómo casarse con un millonario (How to marry a millionaire), de Jean Negulesco, en el que Marilyn y otras dos actrices, esta vez Betty Grable y Lauren Bacall, se proponían conquistar a un millonario a toda costa. No tan exuberante ni rotunda como la anterior, era una película que explotaba en clave de comedia la disparidad de físicos y
deportistas estadounidenses cuya popularidad era comparable a la de una estrella del cine. La boda fue uno de los acontecimientos sociales más sonados de ese año, pero sólo unos meses después, el 27 de octubre, DiMaggio y Marilyn se divorciaron. A pesar de ello, y según el testimonio de amigos de la actriz, Joe DiMaggio fue, de los tres maridos que tuvo, el único al que quiso realmente. Cinematográficamente hablando, 1954 no fue un gran año si se compara con el precedente o con los siguientes. Participó en dos títulos; el primero fue un peculiar cruce entre el melodrama y el western que dirigió Otto Preminger, Río sin retorno (River of no return), un buen filme coprotagonizado con Robert Mitchum en el que Marilyn no brilló especialmente. El segundo, la comedia musical Luces de candilejas (There’s no business like show business), realizada por Walter Lang, resultó de un nivel muy inferior a las que había protagonizado el año anterior.
caracteres de las tres intérpretes femeninas y, por tanto, resultaba un trabajo muy a la medida de las aptitudes de Marilyn Monroe. Como consecuencia de estos sensacionales trabajos, en 1954 le sería otorgado el prestigioso Globo de Oro a la mejor actriz. Convertida en menos de un año en una de las estrellas más rutilantes del firmamento cinematográfico hollywoodiense, el 14 de enero de 1954 contrajo matrimonio con el mítico jugador de béisbol Joe DiMaggio, uno de los primeros
Marilyn en Los caballeros las prefieren rubias y Cómo casarse con un millonario (1953).
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En la
Cumbre P
ese a los éxitos profesionales que había obtenido en poco tiempo, su vida personal no era nada satisfactoria. Además del reciente fracaso sentimental con DiMaggio, no cesaba de luchar para demostrar que era algo más que una cara y una figura bonitas. Cuanto más se convertía en una sex-symbol, más intentaba no sucumbir a la conformista imagen que proyectaba. El acoso al que era sometida por parte de los directivos de las productoras era constante. Si en sus filmes ella atraía al hombre con su cuerpo y su inocente encanto, en la vida se jactaba de no haber aceptado nunca acostarse con los productores y jefes de los estudios, algo que a buen seguro le habría facilitado las cosas para conseguir mejores papeles, sobre todo en los inicios de su carrera.
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Por otra parte, su arraigado complejo de nulidad intelectual, seguramente causado por haber abandonado pronto los estudios, la llevó a nuevas actividades. En 1955, por ejemplo, acudió al prestigioso Actors Studio neoyorquino para tomar clases con Lee Strasberg. Inducida por Strasberg, estudió el psicoanálisis con la finalidad de conocerse más a sí misma y hacer aflorar su potencial interpretativo. Strasberg, un hombre generoso, la trató como un padre y le ofreció intervenir en sesiones teatrales del centro, protagonizando obras como Un tranvía llamado deseo, de Tenessee Williams, y Anna Christie, de Eugene O´Neill. Estos detalles fueron objeto de burlas por parte de ciertos ambientes de Hollywood que se obstinaban en verla como una actriz cuyo único atributo valioso era el de despertar una irrefrenable atracción en los hombres.
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as dos películas en las que intervino a continuación, aunque excelentes, presentaban al personaje que debía interpretar como alguien con más de un paralelismo con esa otra Marilyn de la vida real. Tanto en La tentación vive arriba (The seven year itch, 1955), de Billy Wilder, como en Bus Stop (1956), de Joshua Logan, Marilyn llevó a cabo dos interpretaciones estupendas. Pero el
gran público, en lugar de cambiar la idea que tenía de la actriz fijándose en su capacidad interpretativa, todavía la encasillaba más, debido a que eran papeles similares a la imagen que desde los estudios se había dado de ella.La presión habitual a la que se sometía a una gran estrella, el menosprecio que sentía que le profesaban algunos profesionales de la industria y el descontento consigo misma no tardaron
en hacer mella en Marilyn. Su comportamiento en los rodajes era cada día más problemático, con frecuentes impuntualidades, excusas para intempestivas ausencias y malas relaciones con actores y técnicos. Por esta época comenzó a tomarse períodos de descanso en clínicas debido a las depresiones en que cada vez con mayor frecuencia se veía sumida.
Con todo, seguía estando en el ojo del huracán, siendo el objeto preferido de la prensa; pero también ello resultaba frustrante. Aceptaba conceder una entrevista a la espera de que algún periodista se interesara por sus inquietudes intelectuales, por lo que leía o por el tipo de películas que le gustaría interpretar, pero lo único que encontraba sistemáticamente eran burdas cuestiones de tocador. Algunas de sus respuesMarilyn Monroe en La tentación vive arriba (1955). tas de entonces se convirtieron en célebres, como cuando aseguró que no usaba ropa interior o que para dormir sólo se ponía Chanel n. 5. Así es que, inconscientemente o no, la propia Marilyn terminaba contribuyendo a consolidar la percepción que de ella tenía la gente.
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n todas sus interpretaciones, desde Niagara hasta The misfits, Marilyn sólo es un objeto de deseo y exhibición. Sus personajes son la máxima expresión de la rubia guapa y tonta desprovista de cualquier matiz de realidad. Analizando sus papeles, uno tras otro están desligados de cualquier origen social o económico y en ningún caso se relata su pasado y apenas su futuro; incluso en dos de sus películas el personaje no tiene ni nombre, acentuando su carácter de muejer objeto. También es habitual que sus personajes no tengan un trabajo identificado y cuando lo tienen suelen ser trabajos exclusivos para mujeres como corista o secretaria.
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n 1953, después de varios proyectos de bajo presupuesto, Monroe volvió a tener un papel protagónico; esta vez trabajó como Rose en el drama romántico Niágara, por pedido del entonces presidente de la Twenty Century Fox, Darryl F. Zanuck. La película recibió críticas neutras pues fue la primera película en la que criticaron su actuación. En diciembre del mismo año apareció en la portada del número inaugural de Playboy, siendo por lo tanto la primera chica del mes de la revista, con la famosa fotografía Sueños dorados, donde mostró sus medidas de 37-2336 pulgadas (en centímetros, 9458-92). La actriz protagonizó junto a Jane Russell la película Los caballeros las prefieren rubias (1953). Allí interpretó a Lorelei Lee, una cantante y bailarina. Su trabjo en este filme recibió buenas críticas y su interpretación del número musical “Diamonds Are a Girl’s Best Friends” se convirtió en un clásico de los musicales.24 En ese mismo año, trabajó con Lauren Bacall y Betty Grable
en How to Marry a Millionaire (Cómo casarse con un millonario). En esta comedia interpretó a Pola, una modelo que alquila junto a sus amigas un lujoso departamento con el objetivo
de atraer acaudalados desprevenidos para poder casarse con ellos. La película obtuvo críticas positivas y buena recaudación, y nuevamente la actuación de Monroe recibió buena reseñas. En 1954 la actriz apareció en la película de Otto Preminger, River of No Return (Río sin retorno),
junto a los actores Robert Mitchum, Rory Calhoun, Tommy Rettig y Murvyn Vye. Se trató de un western en el que ella interpretó el papel de una cantante de saloon que conoce a un rudo vaquero, con el que vive distintas aventuras. La película obtuvo críticas negativas y no le fue bien financieramente. En ese mismo año actuó en There’s No Business Like Show Business (Luces de Candilejas), una comedia musical donde compartió escena con Ethel Merman, Donald O´Connor y Mitzy Gaynor. La película recibió críticas negativas y no tuvo una buena recaudación. Posteriormente rechazó filmar una película con Frank Sinatra por no estar conforme con el argumento de la misma y con el salario que recibiría. Esto hizo que el estudio para el que trabajaba la suspendiera durante un breve lapso temporal en el que permaneció alejada de la actuación, aunque realizó presentaciones como cantante en Japón para entretener a las tropas estadounidense.
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Consagraciòn
ras un breve receso, Monroe aceptó el papel de La Chica en la comedia The Seven Year Itch (La tentación vive arriba), de [955, adaptación cinematográfica de la obra teatral del mismo nombre.Por su trabajo en esta película recibió críticas positivas de diversas fuentes y su primer nominación al premio BAFTA como Mejor actriz extranjera. Por su parte, The Seven Year Itch fue un gran éxito comercial, ya que recaudó más de ocho milllones de dólares. Después, el estudio le ofreció un contrato más ventajoso desde el punto de vista comercial y artísitico, en el que se incluyó una cláusula que señalaba que recibiría un porcentaje de la recaudación y otra que le concedía la posibilidad de realizar una producción independiente cada año. A mediados de la década de 1950, Monroe se mudó a Nueva York y dejó de actuar durante un periodo breve de tiempo, pues quería formar su propia productora de cine y perfeccionar sus dotes actorales. Se inscribió, por sugerencia de su amigo Truman Capote, en las lecciones de teatro otorgadas por Constance Collier, quien murió días después del inicio del curso. Fue entonces cuando se matriculó en el Actors Studio, en las clases otorgadas por Lee Strasberg. Cuando Strasberg consideró que ella estaba lo suficientemente preparada para actuar frente a sus colegas, le sugirio que interpretase junto con Maureen Stapleton una escena de la obra Anna Christie, de Eugene O’Neill. Por su actución en esta pieza teatral recibió críticas muy positivas por parte de su profesor y de sus colegas. En 1956, Monroe regresó al cine interpretando el papel de Cherie en la película Bus Stop. Gracias a un nuevo contrato que firmó con la Twenty Century Fox en ese año, la actriz pudo elegir director. Optó por Joshua Logan, quien había sido formado con el mismo método de interpretación que ella. Nuevamente la actuación de Monroe recibió buenas críticas. Lohan, en su autobiografía, escribió: “Marilyn es una de las actrices más talentosas de todos los tiempos, ella es realmente brillante. Creo debió haber sido nominada como mejor ac-
triz a los premios Óscar”. Bosley Crowther, del periódico The New York Times, señaló: “Marilyn Monroe se probó a sí misma que es una actriz”. Ese año fue nominada al premio Globo de Oro por Mejor actriz de comedia o musical. El 29 de junio de 1956, la actriz y Miller se casaron en una doble ceremonia, civil y religiosa. La prensa accedió a la casa donde se celebró el evento, pero en una de la persecuciones en busca de fotografías murió accidentalmente una periodista que cubría el acontecimiento. Después, el matrimonio partió hacia la ciudad de Londres, donde Monroe rodó la primera película de la Marilyn Monroe Productions, El príncipe y la corista (1957). Allí fue dirigida por Laurence Olivier, con quién además compartió el protagonismo. El rodaje resultó ser muy angustioso para la actriz, porque perdió un embarazo a causa de un aborto espontáneo. En este período, debido a sus trastornos emocionales y anímicos, se volvió adicta al alcohol y a los barbitúricos. En 1959, Monroe participó en la película Some Like it Hot (Con faldas y a lo loco), con un elenco que incluía a Jack Lemmon y Tony Curtis, dirigida por Billy Wilder. Durante el rodaje, Monroe siempre llegaba tarde, constantemente pedía repetir las tomas y con mucha dificultad lograba memorizar sus líneas; esto hizo que se enemistara con sus compañeros, especialmente con Curtis. La filmación resultó ser también angustiosa para la actriz porque allí quedó embarazada pero nuevamente sufrió un aborto espontáneo. La película tuvo un gran éxito de crítica y público; fue la más taquillera de ese año y consiguió cinco nominaciones a los premios Óscar. Monroe interpretó a “Sugar”, una chica romántica, desafortunada en el amor y vulnerable; una rubia superficial, no demasiado inteligente, víctima de la maldad de los otros. Por su actuación ganó el Globo de Oro a la mejor actriz de comedia o musical. Más tarde, Wilder comentó que esta película fue uno de los logros más importantes de toda su carrera.
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Andy Warhol
1962 “Díptico Marilyn”
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hí está con los ojos entornados que retan al deseo, con la boca entreabierta custodiando un beso sin propietario. Ahí se ha quedado joven aún, detenida para la eternidad, con ese pelo rubio de tinte barato y esas cejas arqueadas, retocadas por un maquillaje un poco chabacano, cejas de vecina de arriba, de vestido ajustado y brillante, de chica algo vulgar, ingenua -como en una película-.Se representa sólo rostro, haciendo una vez más el amor a la cámara, arrancada de una revista, arrebatada de su cuerpo, el que hizo soñar al mundo. Está inmóvil en su mitad del tiempo, positivo y negativo de una visión engañosa que se afirma y se emborrona. La sonrisa es idéntica en todos los retratos, pero el panel de la derecha presenta a una mujer oscurecida, tachada, desvaneciéndose, como sucede con los recuerdos. Parecen idénticas pero no hay dos iguales: un trazo, un retoque apenas perceptible, invita al espectador a distinguir y a adivinar las diferencias. Y es que la trampa del artista es prodigiosa. Esas expresiones flotando en un espacio eliminado, como en toda su producción, constituyen una peculiar masa pictórica que algunos, los menos perspicaces, confundirán con la publicidad y el modo martilleante en el cual despliega sus productos. Después, al acercarse, las multiplicadas Marilyn llenarán de dudas a la mirada -porque nunca hay dos iguales-. Es sólo repetida, como el recuerdo de una efigie idéntica y, sin embargo, matizada por un detalle que la distingue de la rememoración anterior. Son detalles apenas visibles, banales, como vuelven los muertos transformados o como se manifiesta la persona deseada cuando nos asalta, memoria involuntaria, sin que esperemos su visita. Marilyn Monroe es muerte y es deseo. Encarna los ingredientes que convierten a un personaje en mito o en leyenda, más bien. Algo imposible de alcanzar, de tener: la esencia indeleble de la melancolía, una mirada que no ve, un beso que no besa, un cuerpo que se escapa.
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El 5 de agosto de 1962, a las 4:55 hrs., el jefe del departamento policial de Los Ángeles, Jack Clemmons, recibió una llamada del médico psiquiatra Dr. Greenson, psicoanalista de Monroe, quien le dijo que la actriz murió en su casa. El oficial Clemmons fue el primero en llegar al lugar. La primera autopsia reveló que falleció de una sobredosis de barbitúricos. El informe policial calificó el suceso como un “probable suicidio”, pero por falta de pruebas los investigadores dejaron abierta la posibilidad de que hubiera sido asesinada. También otras teorías sugerían que John y Robert Kennedy tuvieron algo que ver con muerte de Monroe, incluso se dice que fue un crimen mafioso. El 8 de agosto, Joe DiMaggio, su segundo esposo, realizó el funeral en privado. Lee Strasberg pronunció las siguientes palabras de despedida: «No puedo decirle adiós a Marilyn, nunca le gustaba decir adiós. Pero, adoptando su particular manera de cambiar las cosas para así poder enfrentarse a la realidad, diré ‘hasta la vista’. Porque todos visitaremos algún día el país hacia donde ella ha partido». Sus restos se encuentran en el Cementerio Westwood Village Memorial Park de Los Ángeles, California. El misterio y la fascinación que durante décadas ha rodeado la muerte del ícono Marilyn Monroe seguramente será alimentado por esta imagen inédita contenida en el libroCadáveres Exquisitos, que recoge los relatos de Thomas Noguchi, conocido como el “forense de las estrellas”, sobre la muerte de personajes famosos como Monroe, Robert Kennedy, la cantante Janis Joplin o el actor John Belushi. El libro fue publicado en 1987 y Global Rhythm lo ha recuperado para el público castellano, reseña hoy La Prensa. El autor de estas páginas ejerció la medicina forense en el condado de Los Angeles entre 1961 y 1982, donde se incluían barrios como Beverly Hills o Hollywood, la capital del cine, en los que tuvieron lugar algunas de las muertes más enigmáticas de la época, sobre las que siempre recaía la mis-
ma duda: ¿muerte natural, homicidio o suicidio? En 1987 publicó Cadáveres Exquisitos y en él plasma todos sus recuerdos, en parte para defenderse de quienes cuestionaban su profesionalidad y de las presiones sociales que lo rodeaban. Así, el autor arroja luz sobre las circunstancias sospechosas de las muertes de un buen número de estrellas y famosos. El cuerpo de Marilyn, encontrada con la mano en el teléfono de la mesita de noche;la papelera de la habitación de hotel donde fue encontrada Janis Joplin; el extraño registro del lugar donde acabó sus días Albert Dekker; o la chaqueta roja que vestía Natalie Wood cuando fue encontrado su cuerpo, son algunos de los aspectos en los que se detiene el forense.
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