Luna 2008 (Bioarqueología)

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A mi familia


AGRADECIMIENTOS. Una gran directa o formación desarrollo nadie…

sólo un interesado: la estadística. Las largas discusiones que tuve con ellos me permitieron comenzar a entender cómo debe razonarse en ese mundo matemático. También recibí consejos sobre este tema de parte de Norma Ratto y Anabel Feely.

cantidad de personas ha contribuido indirectamente a nivel general en mi científica y a nivel más puntual en el de esta tesis. Espero no olvidar a

La búsqueda de bibliografía específica puede volverse un aspecto frustrante dentro del proceso de investigación, ya que en ocasiones los artículos que necesitamos no están disponibles. En este sentido he recibido la ayuda fundamental de varios colegas, a través de quienes conseguí trabajos muy interesantes. Agradezco especialmente por ello (además de los ya mencionados anteriormente) a Félix Acuto, Eduardo Sánchez Compadre, Carolina Barboza, Marisa Lazzari, Marina Sprovieri, Solana García Guraieb, Mariana Mondini y Victoria Pedrotta. También, un agradecimiento muy especial por la invalorable ayuda recibida de parte de Mónica Ferraro, Silvia Soruco, Eduardo Jopia y Eugenia Cantero, de la biblioteca del Museo Etnográfico J. B. Ambrosetti. Destaco la especial predisposición y buen ánimo de parte de ellos por rastrear y encontrar artículos de lo más exóticos y publicados en los idiomas más variados.

En primer lugar deseo agradecer a quienes dirigieron de cerca cada uno de los aspectos de la investigación desarrollada en las siguientes páginas. Las largas discusiones sostenidas con la Dra. Inés Baffi contribuyeron a dar solidez a esta tesis desde el punto de vista bioarqueológico. Valoro especialmente sus comentarios y consejos sobre numerosos temas específicos de la temática, ya que me hicieron reflexionar sobre los alcances de los estudios bioarqueológicos y en varias oportunidades me mostraron la necesidad de ser más cauteloso en las interpretaciones. Por otra parte, los innumerables consejos que me brindó la Dra. Mónica Berón, principalmente respecto de las investigaciones arqueológicas desarrolladas en el centro-sur pampeano y sus interconexiones con las de áreas colindantes, son muy valoradas por mí. Su experiencia largamente probada como especialista en el estudio arqueológico de grupos cazadores-recolectores permitió mejorar numerosos pasajes de este trabajo. Espero que parte de su fluida dinámica de investigación haya contagiado el contenido de esta tesis.

Deseo hacer una mención especial a los integrantes del equipo de investigación del cual formo parte, ya que han soportado muchas veces (y siempre con paciencia y buen humor) mis variados estados de ánimo: Claudia Aranda, Alberto Cimino, Rosa María Di Donato, Anabella Diana, Mariana Romiti, María Laura Fuchs, Marina Guastavino, Rocío Golpe, Silvia Velardez y Manuel Carrera Aizpitarte. Valoro especialmente la dedicación de Alberto en la lectura de parte de esta tesis. Mariana y Manuel colaboraron también en parte del proceso de digitalización de las imágenes.

En segundo lugar deseo agradecer a los jurados de esta tesis, los Dres. Luis Borrero, Ricardo Guichón y Mariano Bonomo, quienes hicieron importantes comentarios sobre diferentes aspectos de mi investigación y se esforzaron para que la defensa se realizara dentro de los plazos convenientes. A lo largo de mi incursión en los estudios bioarqueológicos he recibido la ayuda desinteresada de muchas personas, varias de las cuales han llegado a ser con el tiempo queridos amigos. En mis inicios, Darío Olmo y Patricia Bernardi me introdujeron en el mundo de la osteología. Muchos de sus consejos, en general poco comprensibles en ese momento para mí, demostraron ser muy importantes para toda investigación con restos humanos. También Osvaldo Mendonça y María Asunción Bordach fueron de los primeros en formarme dentro de la disciplina. Más recientemente, Luis Bosio fue un referente importante para algunos aspectos puntuales de la investigación. Valoro especialmente sus consejos metodológicos e interpretativos y su ayuda en la búsqueda de bibliografía específica. También él me enseñó a ser más cauteloso en este ámbito. Por otra parte, considero fundamental la ayuda brindada por Iván Pérez, Valeria Bernal y Paula González sobre una disciplina en la que ellos son especialistas y yo

Mis compañeros de toda mi vida universitaria, en su rol de amigos incondicionales, siempre estuvieron pendientes de mis avances, detalle que muchas veces me dio más impulso para continuar. Por eso, también va un agradecimiento para Alberto Cimino, Valeria Gigliotti, Marina Sprovieri, Cristian Jacob, Marcela Lucero Núñez, Solange Fernández do Río, Anabel Feely y Paola Ramundo. Finalmente, quiero agradecer especialmente a mi familia: mis padres, mis hermanos, mis abuelos; todos ellos me apoyaron incondicionalmente en este camino vertiginoso, en ocasiones poco comprensible para ellos, en la seguridad de que llegaría a buen término. Y por supuesto, un gracias interminable a tres personas que son parte fundamental de mi vida: mis hijos Walter y Sofía y mi compañera de vida, de trabajo y de estudio, Claudia Aranda. Innumerable cantidad de veces he dejado de disfrutar momentos con ellos para poder avanzar, siempre un poco más, en esta tesis. Espero poder contrarrestarlo de aquí en más. i


Su paciencia inacabable fue fundamental para llegar al final de este camino. AdemĂĄs, desde el punto de vista laboral agradezco especialmente a Claudia por las reiteradas lecturas de pasajes de este trabajo y por sus atinados consejos y crĂ­ticas constructivas.

Ciudad AutĂłnoma de Buenos Aires, Argentina. Agosto de 2008. Email: luna@mail.retina.ar; lunaranda@gmail.com

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ÍNDICE Pág. . Agradecimientos. . Índice. . Listado de Figuras y Tablas.

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. RESUMEN.

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. CAPÍTULO 1. INTRODUCCIÓN.

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. CAPÍTULO 2. CARACTERIZACIÓN GEOGRÁFICA Y MEDIOAMBIENTAL DEL ÁREA DE ESTUDIO. 2.1. Introducción. 2.2. Clima. 2.3. Geomorfología y geología. 2.4. Hidrografía. 2.5. Fitogeografía. 2.6. Zoogeografía. 2.7. Características paleoambientales.

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. CAPÍTULO 3. ANTECEDENTES ARQUEOLÓGICOS Y BIOARQUEOLÓGICOS DE LA REGIÓN PAMPEANA ARGENTINA. 3.1. Introducción. 3.2. Resumen de los antecedentes de las investigaciones en Pampa Húmeda. 3.3. Antecedentes arqueológicos de la Subregión Pampa Seca. 3.4. Antecedentes de las investigaciones bioarqueológicas en Pampa Húmeda. 3.5. Antecedentes de las investigaciones bioarqueológicas en Pampa Seca.

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. CAPÍTULO 4. DESCRIPCIÓN DE LAS UNIDADES DE ANÁLISIS Y CARACTERÍSTICAS DE LAS MUESTRAS ANALIZADAS. 4.1 Introducción. 4.2. El sitio Chenque I. 4.2.1. Unidad Superior. 4.2.2. Unidad Inferior. 4.2.2.1. Estructuras de roca. 4.2.2.2. Modalidades de entierro. 4.2.2.3. Acompañamiento. 4.2.2.4. Señales de violencia interpersonal. 4.2.3. Cronología. 4.2.4. Distribución espacial de remociones antrópicas y entierros. 4.3. Sitio 3 y sitio La Lomita de la Localidad Tapera Moreira. 4.4. Características de la muestra analizada. . CAPÍTULO 5. MARCO TEÓRICO GENERAL Y CONCEPTOS BÁSICOS. 5.1. Introducción. 5.2. Teoría general sobre las interpretaciones del registro bioarqueológico. 5.2.1. La aproximación biocultural en bioarqueología. 5.2.2. Principios básicos del crecimiento y desarrollo corporales. 5.2.3. Un modelo de regulación del desarrollo óseo. 5.2.4. El concepto de estrés. 5.2.4.1. Conceptos básicos. 5.2.4.2. El modelo de Goodman. 5.2.4.3. Críticas el modelo de Goodman. 5.2.5. Características de las muestras esqueletales en poblaciones cazadoras-recolectoras. Alcance de las investigaciones bioarqueológicas. 5.2.5.1. La paradoja osteológica y la contrapartida biocultural. 5.2.6. Características de las investigaciones sobre restos humanos fragmentados. 5.3. Breve descripción de la perspectiva teórica del materialismo cultural.

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34 34 36 37 38 38 39 41 43 43 43 .46

.50 50 50 50 52 53 53 54 55 56 61 64 67


Pág. . CAPÍTULO 6. CARACTERÍSTICAS BIOLÓGICAS DEL ESQUELETO Y LA DENTICIÓN. 6.1. Introducción. 6.2. Características de los tejidos óseos y dentales. 6.2.1. Los huesos. 6.2.1.1. Introducción. 6.2.1.2. Estructura macroscópica. 6.2.1.3. Estructura microscópica y composición química. 6.2.1.4. Tipos y función de las células óseas. 6.2.1.5. Histogénesis del hueso. 6.2.1.6. Histofisiología. 6.2.2. Los dientes. 6.2.2.1. Introducción. 6.2.2.2. Estructura del diente. Tipos de tejidos que lo constituyen. 6.2.2.3. Crecimiento y desarrollo del diente.

69 69 69 69 70 71 71 72 72 73 73 73 74

. CAPÍTULO 7. TAMAÑO Y COMPOSICIÓN DE LA MUESTRA. 7.1. Introducción. 7.2. Variables que afectan el grado de fragmentación. 7.3. Material y métodos. 7.3.1. Número de Especímenes óseos (NISP). 7.3.2. Número Mínimo de Elementos (NME). 7.3.3. Unidades Anatómicas Mínimas (MAU). 7.3.4. Índice de fragmentación (IF). 7.4. Resultados. 7.5. Discusión. 7.6. Resumen.

76 77 79 80 80 81 81 81 85 86

. CAPÍTULO 8. ESTRUCTURA DEMOGRÁFICA DE LA MUESTRA. ESTIMACIÓN DE LA EDAD. 8.1. Introducción. 8.2. Métodos para la estimación de la edad de muerte en subadultos. 8.2.1. Dentición. 8.2.1.1. El proceso de formación y calcificación dental como estimador de la edad. 8.2.1.2. El proceso de erupción dental como estimador de la edad. 8.2.2. La variación longitudinal de los huesos largos como estimador de la edad. 8.2.3. La fusión de las epífisis como estimador de la edad. 8.2.4. Otros métodos para estimar la edad en individuos subadultos. 8.3. Métodos para la estimación de la edad de muerte en adultos. 8.3.1. Métodos de amplia aplicación para estimar la edad de muerte. 8.3.1.1. La sínfisis púbica como estimador de la edad. 8.3.1.2. La superficie auricular como estimador de la edad. 8.3.1.3. Las suturas craneanas como estimadores de la edad. 8.3.1.4. Otros métodos de amplia aplicación para estimar la edad de muerte. 8.3.1.4.1. La cuarta costilla como estimador de edad. 8.3.1.4.2. El desgaste dental como estimador de la edad. 8.3.1.4.3. Los análisis de la estructura ósea interna como estimador de la edad. 8.3.2. Métodos alternativos para estimar la edad de muerte. 8.3.2.1. La primera costilla como estimador de la edad. 8.3.2.2. La dentición como estimador de la edad en adultos. 8.4. Estimaciones de edad a través de múltiples indicadores: ventajas y desventajas. 8.5. Material y métodos. 8.5.1. Individuos subadultos. 8.5.2. Individuos adultos. 8.5.2.1. Desgaste dental. 8.5.2.2. Cambios internos y externos en la estructura de los dientes uniradiculares. 8.6. Resultados. 8.6.1. Individuos subadultos. 8.6.1.1. Puesta a prueba de métodos. 8.6.1.2. Resultados de la aplicación de los métodos de estimación de la edad en subadultos. 8.6.2. Individuos adultos. 8.6.2.1. Puesta a prueba de métodos. iv

88 89 91 91 93 93 94 95 95 95 95 98 99 99 99 100 101 101 101 102 102 103 104 106 106 107 111 111 111 111 112 112


Pág. 8.6.2.2. Resultados de la aplicación de los métodos de estimación de la edad en adultos. 8.6.3. Resultados generales. 8.7. Discusión. 8.8. Resumen.

114 114 117 122

. CAPÍTULO 9. ESTRUCTURA DEMOGRÁFICA DE LA MUESTRA. DETERMINACIÓN SEXUAL. 9.1. Introducción. 9.2. Dimorfismo sexual. 9.3. Métodos tradicionales para la determinación sexual en adultos. 9.3.1. Coxal. 9.3.2. Cráneo. 9.3.3. Huesos largos. 9.4. Puesta a prueba de los métodos tradicionales en muestras diversas. 9.5. Métodos alternativos para la determinación sexual en adultos. 9.6. La determinación sexual en individuos subadultos. 9.7. Material y métodos. 9.7.1. Individuos adultos. 9.7.1.1. Métodos cuantitativos postcraneales puestos a prueba. 9.7.1.1.1. Miembro superior. 9.7.1.1.2. Miembro inferior. 9.7.1.1.3. Resto del esqueleto. 9.7.1.1.4. Dentición. 9.7.2. Individuos subadultos. 9.7.2.1. Esqueleto. 9.7.2.2. Dentición. 9.7.3. Evaluación del sesgo por mortalidad y del dimorfismo sexual. 9.8. Resultados. 9.8.1. Individuos adultos. 9.8.1.1. Puesta a prueba de métodos. 9.8.1.1.1. Esqueleto. 9.8.1.1.2. Dentición. 9.8.1.2. Resultados de la aplicación de los métodos para la determinación sexual. 9.8.2. Individuos subadultos. 9.8.2.1. Esqueleto. 9.8.2.2. Dentición. 9.8.2.3. Resultados generales. 9.8.3. Evaluación del sesgo por mortalidad diferencial. 9.8.4. Dimorfismo sexual. 9.9. Discusión. 9.9.1. Individuos adultos. 9.9.2. Individuos subadultos. 9.9.3. Discusión general. 9.10. Resumen.

124 124 126 126 127 128 128 129 131 132 132 133 133 135 137 137 139 139 144 144 144 145 145 145 145 145 151 151 154 155 156 156 158 158 161 163 163

. CAPÍTULO 10. NÚMERO MÍNIMO DE INDIVIDUOS Y CARACTERIZACIÓN DEL PERFIL PALEODEMOGRÁFICO. 10.1. Introducción. 10.2. Material y Métodos. 10.3. Resultados. 10.4. Discusión. 10.4.1. Caracterización del perfil de mortalidad. 10.4.2. Comparación de perfiles de mortalidad. 10.4.2.1. Comparación de perfiles para la etapa subadulta. 10.4.2.2. Comparación de perfiles para la etapa adulta. 10.4.2.3. Comparación general. 10.4.2.4. Diferencias porcentuales según el sexo. 10.4.3. Discusión general. 10.5. Resumen.

165 166 167 173 173 177 180 181 181 182 183 185

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Pág. . CAPÍTULO 11. EVALUACIÓN DEL ESTRÉS METABÓLICO Y FUNCIONAL. 11.1. Introducción. 11.2. Indicadores de estrés metabólico. 11.2.1. Hipoplasia de esmalte e hipocalcificación dental. 11.2.2. Hiperostosis porótica y cribra orbitalia. 11.3. Indicadores de estrés funcional: artritis y extesoexóstosis. 11.3.1. Artritis. 11.3.2. Entesoexóstosis. 11.4. Material y métodos. 11.4.1. Hipoplasia de esmalte e hipocalcificación dental. 11.4.2. Asociación entre indicadores de estrés, tamaño dental y edad de muerte. 11.4.3. Hiperostosis porótica y cribra orbitalia. 11.4.4. Indicadores de estrés funcional: artritis y extesoexóstosis. 11.5. Resultados. 11.5.1. Indicadores dentales de estrés. 11.5.2. Indicadores de anemia por deficiencia de hierro. 11.5.3. Indicadores de estrés funcional. Artritis y exostosis óseas. 11.6. Discusión. 11.6.1. Indicadores de estrés metabólico. 11.6.2. Indicadores de estrés funcional. 11.7. Resumen.

187 188 188 191 193 193 194 195 195 197 197 198 198 198 200 201 202 202 205 206

. CAPÍTULO 12. EVALUACIÓN DE LA DISTANCIA BIOLÓGICA A PARTIR DE LA MÉTRICA DENTA L. 12.1. Introducción. 12.2. La dentición como indicador de biodistancia. 12.3. Modelo a evaluar mediante la métrica dental. 12.4. Material y métodos. 12.5. Resultados. 12.6. Discusión. 12.7. Resumen.

208 209 211 212 214 214 222

. CAPÍTULO 13. CONCLUSIONES. 13.1. Contribución a la comprensión de los procesos sociales ocurridos durante el Holoceno tardío en el área de estudio. 13.2. Dinámica poblacional ante situaciones de presión demográfica en el área de estudio durante el Holoceno tardío. 13.2.1. Modelo explicativo general para cazadores -recolectores. 13.2.2. Operatividad del modelo general en relación con la información de cronistas y la evidencia arqueológica para el área de estudio. 13.3. Palabras finales.

223 224 224 228 232

. APÉNDICE I.

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. APÉNDICE II. II.1. Miembro superior de individuos adultos. II.2. Miembro inferior de individuos adultos. II.3. Resto del esqueleto de individuos adultos. II.4. Íliones y mandíbulas de individuos subadultos. II.5. Dentición permanente. II.6. Dentición decidua.

236 245 256 257 258 267

. APÉNDICE III. III.1. Tablas de Número Mínimo de Individuos (NMI) a partir de los elementos esqueletales. III.2. Tablas de Número Mínimo de Individuos (NMI) a partir de los elementos dentales. III.3. Número Mínimo de Individuos para cada elemento considerado, según sexo y edad.

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271 280 291


Pág. . APÉNDICE IV.

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. APÉNDICE V. V.1. Hipoplasias, hipocalcificaciones y tamaño dental. V.2. Hiperostosis porótica y cribra orbitalia. V.3. Artritis. V.4. Entesoexóstosis.

300 308 309 312

. BIBLIOGRAFÍA CITADA.

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LISTADO DE FIGURAS Y TABLAS FIGURAS Pag. . CAPÍTULO 2. CARACTERIZACIÓN GEOGRÁFICA Y MEDIOAMBIENTAL DEL ÁREA DE ESTUDIO. Figura 2.1. Ubicación de las áreas que incluyen los sitios analizados. . CAPÍTULO 4. DESCRIPCIÓN DE LAS UNIDADES DE ANÁLISIS Y CARACTERÍSTICAS DE LAS MUESTRAS ANALIZADAS. Figura 4.1. Planta de excavación del sitio Chenque I, con la ubicación de las estructuras de entierro detectadas. Figura 4.2. Perfil que ejemplifica la situación de las Unidades del sitio Chenque I. Figura 4.3. Entierro de tipo disposición. Entierro 3. Individuo masculino de 40-44 años de edad. Figura 4.4. Entierro con asociación de porciones anatómicas en modalidades de tipo secundario con otras de tipo disposición. Entierro 29. NMI: Al menos 15. Figura 4.5. Concentración N° 545. Figura 4.6. Detalle de parte del acompañamiento asociado al entierro 18. Individuo masculino de 1-2 años. Figura 4.7. Entierro 27, primario doble. Individuo 1: masculino de 25-28 años de edad (a la izquierda); Individuo 2: masculino de 40-49 años de edad. Figura 4.8. Restos humanos del sitio 3 de la Localidad Tapera Moreira.

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35 37 39 40 40 42 42 47

. CAPÍTULO 5. MARCO TEÓRICO GENERAL Y CONCEPTOS BÁSICOS. Figura 5.1. El Síndrome General de Adaptación (modificado de Bush 1991: 21).

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. CAPÍTULO 6. CARACTERÍSTICAS BIOLÓGICAS DEL ESQUELETO Y LA DENTICIÓN. Figura 6.1. Estructura macroscópica del hueso largo (modificado de Mays 1999: 4). Figura 6.2. Aspectos principales de una articulación (modificado de Rogers y Waldron 1995: 2). Figura 6.3. Partes del diente y tejidos que las constituyen (modificado de Mays 1999: 12).

70 71 73

. CAPÍTULO 7. TAMAÑO Y COMPOSICIÓN DE LA MUESTRA. Figura 7.1. MAU% para las diferentes porciones anatómicas de todos los individuos. Figura 7.2. MAU% para las diferentes porciones anatómicas de individuos adultos. Figura 7.3. MAU% para las diferentes porciones anatómicas de individuos subadultos. Figura 7.4. Valores de MAU% e IF para toda la Submuestra A, discriminados por porción anatómica. Figura 7.5. Valores de MAU% e IF para adultos, discriminados por porción anatómica. Figura 7.6. Valores de MAU% e IF para subadultos, discriminados por porción anatómica.

84 84 84 85 85 85

. CAPÍTULO 8. ESTRUCTURA DEMOGRÁFICA DE LA MUESTRA. ESTIMACIÓN DE LA EDAD. Figura 8.1. Secuencia de formación y erupción dental propuesta por Ubelaker (1982) para nativos americanos. Figura 8.2. Secuencia de modificación de la sínfisis púbica según Todd (1921 a y b). Extraído de Bass (1987). Figura 8.3. Secuencia de modificación de la sínfisis púbica según el método Suchey-Brooks (modificado de Brooks y Suchey 1990: 230-231). Figura 8.4. Zonas de la superficie auricular usadas para la estimación de la edad (modificado de Buikstra y Ubelaker 1994: 24). Figura 8.5. Curva de regresión generada por Barrientos y L`Heureux (2001: Figura 2) para estimar edades de muerte a partir del análisis de algunos molares. Figura 8.6. Diagrama de desgaste dental para estimar la edad de muerte (Brothwell 1993: 108). Figura 8.7. Diagrama de desgaste dental para estimar la edad de muerte (Lovejoy 1985). Modificado de White y Folkens (1991: 312). Figura 8.8. Corte sagital de una pieza uniradicular, en la que se indican las medidas tomadas para cada diente (modificado de Kvaal y Solheim 1994). Figura 8.9. Valores de los desvíos standard de las estimaciones etarias en subadultos a través de la dentición. Figura 8.10. Diagrama de dispersión de las estimaciones de las edades dentales y esqueletales de individuos adultos, teniendo en cuenta todos los dientes de cada individuo de la Submuestra B (r = 0,73). viii

93 96 97 98 107 108 108 109 112

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Pag. Figura 8.11. Diagrama de dispersión de las estimaciones de las edades dentales y esqueletales de individuos adultos, teniendo en cuenta solamente los premolares y los primeros incisivos inferiores de cada individuo (r = 0,97). 118 Figura 8.12. Cantidad de individuos de la Submuestra A, identificados para cada rango de edad. 121 Figura 8.13. Cantidad de individuos de las Submuestras A y B, identificados para cada rango de edad. 122 . CAPÍTULO 9. ESTRUCTURA DEMOGRÁFICA DE LA MUESTRA. DETERMINACIÓN SEXUAL. Figura 9.1. Variables propuestas por Phenice (1969) para la determinación sexual en adultos mediante la evaluación del pubis (imagen modificada de Buikstra y Ubelaker 1994: 17). Figura 9.2. Diferencias sexuales en la amplitud de la escotadura ciática mayor del coxal adulto (imagen modificada de Buikstra y Ubelaker1994: 18). Figura 9.3. Diferencias sexuales del “criterio del arco” en adultos (imagen Modificada de Bruzek 2002: 161). Figura 9.4. Diferencias sexuales de la cresta nucal, la apófisis mastoides, el arco superciliar y la glabela, en adultos (imagen modificada de Buikstra y Ubelaker 1994: 20). Figura 9.5. Características del Ángulo de la Escotadura Ciática (AEC) y Criterio del Arco (CA) para individuos subadultos de ambos sexos. Modificado de Schutkowski (1993). Figura 9.6. Características de la Curvatura de la Cresta Ilíaca (CCI) para individuos subadultos de ambos sexos (modificado de Schutkowski 1993). Figura 9.7. Localización de los puntos definidos para el Índice de la Escotadura Ciática (IEC) y la Posición de la Profundidad Máxima de la Escotadura Ciática (PPMEC) en el Individuo N (masculino). Figura 9.8. Características de la Prominencia Mentoniana (PM), Forma de la Arcada Dental Anterior (FADA) y Eversión de la Región Goniana (ERG) para individuos subadultos de ambos sexos (modificado de Schutkowski 1993). Figura 9.9. Gráfico de la variable Ángulo Mandibular (AM) para individuos subadultos de ambos sexos. Modificado de Molleson et al. (1998). Figura 9.10. Gráfico de la variable Forma del Cuerpo Mandibular (FCM) para individuos subadultos de ambos sexos. Modificado de Loth y Henneberg (2001). Figura 9.11. Ejemplo de ausencia de distribución bimodal en las medidas dentales para la determinación sexual a partir del primer incisivo superior (N: 17). Figura 9.12. Ejemplo de distribución bimodal de medidas dentales para la determinación sexual. En este caso se muestra la distribución de medidas del diámetro bucolingual de la corona del canino superior (N: 17). Figura 9.13. Ejemplo de distribución bimodal de medidas dentales para la determinación sexual. En este caso se muestra la distribución de medidas del diámetro bucolingual de la corona del canino inferior (N: 11). . CAPÍTULO 10. NÚMERO MÍNIMO DE INDIVIDUOS Y CARACTERIZACIÓN DEL PERFIL PALEODEMOGRÁFICO. Figura 10.1. Número Mínimo de Individuos (NMI) para cada elemento analizado (individuos adultos). Figura 10.2. Número Mínimo de Individuos (NMI) para cada elemento analizado (individuos subadultos). Figura 10.3. Perfil de mortalidad general de los individuos incluidos dentro de la Submuestra A. Figura 10.4. Perfil de mortalidad por sexos de los individuos incluidos en la Submuestra A. Figura 10.5. Perfil de mortalidad por sexos de los individuos incluidos en la Submuestra B. Figura 10.6. Cantidad de individuos para cada categoría de edad, comparando según sexo y submuestra. Figura 10.7. Perfil de mortalidad que resume la información de la cantidad de individuos de ambas submuestras. Figura 10.8. Perfil de mortalidad que resume la información del porcentaje de individuos de ambas submuestras. Figura 10.9. Perfil de mortalidad que resume la información de ambas submuestras, por sexo. Figura 10.10. Porcentajes acumulados de los individuos del sitio Chenque I, para cada sexo. Figura 10.11. Modelos ideales de mortalidad: a) perfil atricional; b) perfil catastrófico (modificado de Margerison y Knusel 2002: 138). Figura 10.12. Perfiles de mortalidad de los seis conjuntos osteológicos elegidos y del sitio Chenque I. Figura 10.13. Porcentaje de individuos subadultos por sexo para cada categoría de edad, comparando el perfil de Indian Knoll con el del sitio Chenque I. ix

126 127 127 127 141 141

141

141 142 142 150

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151

168 168 171 171 172 172 174 174 175 178 178 181 183


Pag. Figura 10.14. Diferencias porcentuales por sexo en los individuos subadultos de Indian Knoll y del sitio Chenque I. Figura 10.15. Diferencias porcentuales por sexo en los individuos adultos. . CAPÍTULO 11. EVALUACIÓN DEL ESTRÉS METABÓLICO Y FUNCIONAL. Figura 11.1. Línea de hipoplasia (flecha negra) y pitting (flecha gris). Figura 11.2. Defecto en forma de plano. Figura 11.3. Hipocalcificación dental. Figura 11.4. Cribra orbitalia. Cráneo perteneciente al Entierro 5 del sitio Chenque I. Figura 11.5. Hiperostósis porótica activa identificada en un fragmento de bóveda craneal procedente de la Unidad Superior del sitio Chenque I. Figura 11.6. Osteofito extremo en epífisis proximal de falange proximal del pie, procedente de la Unidad Superior del sitio Chenque I. Figura 11.7. Porosidad en epífisis proximal de clavícula procedente de la Unidad Superior del sitio Chenque I. Figura 11.8. Entesoexóstosis identificadas en la cara palmar de las diáfisis de falanges proximales de la mano, procedentes de la Unidad Superior del sitio Chenque I. Se ejemplifican las cuatro categorías definidas en la sección 11.4.4. Figura 11.9. Prevalencias de hipoplasias de los dientes subadultos. Figura 11.10. Prevalencias de hipoplasias de los dientes adultos. Figura 11.11. Valores de Isen para cada tipo de diente. Figura 11.12. Prevalencias de hipocalcificaciones de los dientes subadultos. Figura 11.13. Prevalencias de hipocalcificaciones de los dientes adultos. Figura 11.14. Cantidad de hipoplasias por categoría de edad. Figura 11.15. Promedios del diámetro bucolingual de las coronas dentales (en milímetros) según el sexo y la cantidad de hipoplasias detectadas. Figura 11.16. Promedios del diámetro mesiodistal de las coronas dentales (en milímetros) según el sexo y la cantidad de hipoplasias detectadas. Figura 11.17. Promedio total de hipoplasias por sexo y categorías de edad. Figura 11.18. Porcentajes de artritis de los elementos de la Submuestra A, para las diferentes porciones anatómicas. Figura 11.19. Porcentajes de elementos de la Submuestra A con alguna manifestación de artritis, respecto del total relevado, para cada porción anatómica. Figura 11.20. Porcentajes de entesoexóstosis de los elementos de la Submuestra A, para las diferentes porciones anatómicas en las que se producen los movimientos. Figura 11.21. Porcentaje de elementos con entesoexóstosis, incluidos en la Submuestra A, en relación con el total de elementos relevados.

184 185

189 189 190 191 192 193 194

195 199 199 199 199 200 200 200 200 201 201 201 202 202

TABLAS . CAPÍTULO 4. DESCRIPCIÓN DE LAS UNIDADES DE ANÁLISIS Y CARACTERÍSTICAS DE LAS MUESTRAS ANALIZADAS. Tabla 4.1. Fechados radiocarbónicos de entierros procedentes del sitio Chenque I, sitio 3 de la Localidad Tapera Moreira y sitio La Lomita. Tabla 4.2. Composición demográfica de las remociones antrópicas de la Unidad Superior y su relación espacial con las estructuras de entierro de la Unidad Inferior del sitio Chenque I. Tabla 4.3. NISP esqueletal de la Submuestra A, discriminado según las características de los especimenes. Tabla 4.4. NISP dental de la Submuestra A, discriminado según las características de los especimenes. Tabla 4.5. Información sobre sexo y edad de los entierros incluidos en la Submuestra B.

44 44 48 48 48

. CAPÍTULO 7. TAMAÑO Y COMPOSICIÓN DE LA MUESTRA. Tabla 7.1. Abreviaturas utilizadas para denominar a cada elemento óseo. Tabla 7.2. Valores para NISP, NME, MAU, MAU% e IF para cada elemento óseo. Tabla 7.3. Valores para NISP, NME, MAU, MAU% e IF para cada porción anatómica considerada.

79 82 83

. CAPÍTULO 8. ESTRUCTURA DEMOGRÁFICA DE LA MUESTRA. ESTIMACIÓN DE LA EDAD. Tabla 8.1. Abreviaturas utilizadas para denominar los elementos dentales. Tabla 8.2. Métodos puestos a prueba en la dentición en individuos subadultos de la Submuestra B.

104 105

x


Pag. Tabla 8.3. Métodos puestos a prueba para los huesos largos y primera costilla en individuos subadultos. Tabla 8.4. Fórmulas de regresión múltiple para estimar la edad de muerte mediante la evaluación del tamaño de la cavidad pulpar, la retracción periodontal y la transparencia apical (Kvaal y Solheim 1994: 181). Tabla 8.5. Resultados de los desvíos standard de las edades estimadas según los métodos elegidos, en los entierros subadultos pertenecientes a la Submuestra B. Tabla 8.6. Pruebas estadísticas de correlación entre la longitud estimada y la longitud medida, según Hoppa y Gruspier (1996), aplicadas a los huesos largos de la Submuestra B. Tabla 8.7. Valores del Coeficiente de Correlación Intraclase (CCI) y del Coeficiente de Correlación de Pearson (r) de las edades estimadas según los métodos elegidos para los huesos largos, en los entierros subadultos pertenecientes a la Submuestra B. Tabla 8.8. Estimaciones de edad a partir del grado de desarrollo dental y de la evaluación de la primera costilla, para los individuos subadultos de la Submuestra B. Tabla 8.9. Cantidad de individuos subadultos según cada rango de edad para la Submuestra A. Tabla 8.10. Valores del Coeficiente de Correlación Intraclase (CCI) y del Coeficiente de Correlación de Pearson (r) entre las edades estimadas según la sínfisis púbica y la superficie auricular y el método de Kunos et al. (1999) para la primera costilla, en los entierros adultos pertenecientes a la Submuestra B. Tabla 8.11. Valores del Coeficiente de Correlación Intraclase (CCI) y del Coeficiente de Correlación de Pearson (r) entre las estimaciones esqueletales (edades estimadas según la sínfisis púbica y la superficie auricular) y tres métodos que evalúan el desgaste dental, en los entierros adultos pertenecientes a la Submuestra B. Tabla 8.12. Comparación de las estimaciones de edad obtenidas mediante la evaluación de variables esqueletales (sínfisis púbica y superficie auricular; tercer columna) y las variables dentales contempladas por Kvaal y Solheim (1994) en los individuos de la Submuestra B. Tabla 8.13. Resultados del Coeficiente de Correlación de Spearman (r) entre edades esqueletales y edades dentales según tipo de diente. Tabla 8.14. Fórmulas a las que ha sido agregado un factor de corrección según los resultados obtenidos. Tabla 8.15. Comparación de las estimaciones de edad obtenidas mediante la evaluación de variables esqueletales y aquellas variables dentales que presentaban valores de r mayores a 0,75. Tabla 8.16. Cantidad de individuos adultos para cada rango de edad según los métodos aplicados en la Submuestra A. Tabla 8.17. Cantidad de individuos de la Submuestra A para cada rango de edad. Tabla 8.18. Resultados de la estimación de la edad de muerte considerando ambas submuestras. . CAPÍTULO 9. ESTRUCTURA DEMOGRÁFICA DE LA MUESTRA. DETERMINACIÓN SEXUAL. Tabla 9.1. Métodos cuantitativos puestos a prueba para el miembro superior adulto, con su información original acerca de las muestras utilizadas. Tabla 9.2. Métodos cuantitativos puestos a prueba para el miembro inferior adulto, con su información original acerca de las muestras utilizadas. Tabla 9.3. Métodos cuantitativos puestos a prueba para atlas, axis y hioides adultos, con su información original acerca de las muestras utilizadas. Tabla 9.4. Métodos cuantitativos puestos a prueba para la dentición permanente, con su información original acerca de las muestras utilizadas. Tabla 9.5. Iliones y mandíbulas utilizadas para poner a prueba los métodos para la determinación sexual de individuos subadultos. Tabla 9.6. Métodos puestos a prueba para el esqueleto subadulto, con su información original acerca de las muestras utilizadas. Tabla 9.7. Métodos cuantitativos para la dentición en individuos subadultos puestos a prueba, con su información original acerca de las muestras utilizadas. Tabla 9.8. Fórmulas y medidas directas para el miembro superior aceptadas, con su nuevo punto de corte, para determinar el sexo en la Submuestra A y porcentajes de asignación al ponerlas a prueba en la Submuestra B. Tabla 9.9. Fórmulas y medidas directas para el miembro inferior y segunda vértebra cervical (axis) aceptadas, con su nuevo punto de corte, para determinar el sexo en la Submuestra A y porcentajes de asignación al ponerlas a prueba en la Submuestra B.

xi

105

110 112 113

113 113 114

114

115

116 117 117 118 119 120 121

134 136 138 138 139 140 143

146

148


Pag. Tabla 9.10. Fórmulas y medidas directas para la dentición permanente aceptadas, con su nuevo punto de corte, para determinar el sexo en la Submuestra A y porcentajes de asignación al ponerlas a prueba en la Submuestra B. Tabla 9.11. Resultados de la determinación sexual de individuos adultos al aplicar las propuestas que pasaron la puesta a prueba en laSubmuestra A, con el nuevo punto de corte. Tabla 9.12. Cantidad de individuos adultos identificados según los resultados de la determinación sexual. Tabla 9.13. Asignación sexual de los individuos subadultos según las variables del Grupo 1 (CA, CCI, ESA, AEC, PM, FADA, ERG y AM). Tabla 9.14. Cantidad de individuos subadultos identificados para cada sexo a través del análisis esqueletal. Tabla 9.15. Porcentajes de casos coincidentes con la asignación final evaluando todas las variables. Tabla 9.16. Resultados de las variables PPMEC, IEC, AEC y AM. Tabla 9.17. Cantidad de dientes deciduos de la Submuestra A identificados para cada sexo. Tabla 9.18. Cantidad de dientes permanentes de individuo subadultos de la Submuestra A identificados para cada sexo. Tabla 9.19. Cantidad de individuos identificados para cada sexo teniendo en cuenta toda la muestra dental, para la Submuestra A. Tabla 9.20. Resultados finales de la determinación sexual evaluando las variables dentales y esqueletales, para la Submuestra A. Tabla 9.21. Resultados de la determinación sexual teniendo en cuenta ambas Submuestras. Tabla 9.22. Resultados de la comparación de las medidas dentales que pasaron la puesta a prueba. Tabla 9.23. Valores de dimorfismo sexual para los elementos óseos y dentales que permitieron determinar el sexo en el mayor porcentaje de casos. . CAPÍTULO 10. NÚMERO MÍNIMO DE INDIVIDUOS Y CARACTERIZACIÓN DEL PERFIL PALEODEMOGRÁFICO. Tabla 10.1. Número Mínimo de Individuos (NMI) para las Submuestras A y B. Tabla 10.2. Porcentajes acumulados de los individuos del sitio Chenque I, para cada sexo. Tabla 10.3. Diferencias porcentuales por sexo en los individuos subadultos de Indian Knoll y del sitio Chenque I. Tabla 10.4. Diferencias porcentuales por sexo en los individuos adultos. . CAPÍTULO 11. EVALUACIÓN DEL ESTRÉS METABÓLICO Y FUNCIONAL. Tabla 11.1. Cantidad de dientes relevados pertenecientes a la Submuestra A. . CAPÍTULO 12. EVALUACIÓN DE LA DISTANCIA BIOLÓGICA A PARTIR DE LA MÉTRICA DENTAL. Tabla 12.1. Entierros analizados en este capítulo, divididos en las dos poblaciones hipotéticas (modificada de Berón 2006 c: Tabla 13). Tabla 12.2. Cantidad de dientes relevados para cada grupo poblacional. Tabla 12.3. Comparación del tamaño dental entre ambos grupos, para los dientes con dimorfismo sexual. Tabla 12.4. Comparación del tamaño dental entre ambos grupos, para los dientes sin dimorfismo sexual. Tabla 12.5. Comparación de la forma de cada diente entre ambos grupos. Tabla 12.6. Cantidad de individuos para cada grupo poblacional identificado dentro de la Submuestra A. . APÉNDICE I. Tabla I.1. Características principales de las unidades de entierro procedentes del sitio Chenque I analizadas en esta tesis. . APÉNDICE II. Tabla II.1. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en húmeros (Alemán Aguilera et al. 2000: Tabla 3). Tabla II.2. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en la epífisis proximal de radios (Berrizbeitia 1989: 1206). Tabla II.3. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en radios (Trancho et al. 2000: Tablas 3 y 5). xii

150 152 154 154 154 155 155 156 157 158 159 159 159 160

170 177 183 184

195

213 213 215 218 219 220

233

236 237 237


Pag. Tabla II.4. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en cúbitos (López-Bueis et al. 2000: Tabla 3). Tabla II.5. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en segundos, cuartos y quintos metacarpos (Falsetti 1995: Tabla 1). Tabla II.6. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en primeros metacarpos (Stojanowski 1999: Tabla 2). Tabla II. 7. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en segundos metacarpos (Stojanowski 1999: Tabla 3). Tabla II. 8. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en terceros metacarpos (Stojanowski 1999: Tabla 4). Tabla II.9. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en cuartos metacarpos (Stojanowski 1999: Tabla 5). Tabla II.10. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en quintos metacarpos (Stojanowski 1999: Tabla 6). Tabla II.11. Fórmula puesta a prueba para determinar el sexo en terceros metacarpos (Wilbur 1998: Tabla 2). Tabla II.12. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en primera falange proximal de la mano y metacarpos (Scheuer y Elkington 1993: 773). Tabla II.13. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en fémures (Trancho et al. 1997: Tablas 2 y 4). Tabla II.14. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en el cuello femoral (Seidemann et al. 1998: 308-309). Tabla II.15. Fórmula puesta a prueba para determinar el sexo en el cuello femoral (Ríos Frutos 2003: Tabla 3). Tabla II.16. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en tibias a través de medidas aisladas (Bruzek 1995: Tabla 3). Tabla II.17. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en tibias a través de medidas múltiples (Bruzek 1995: Tabla 4). Tabla II.18. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en tibias (Holland 1991: Tabla 2). Tabla II.19. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en peronés (Robledo et al. 2000: Tablas 3 y 4). Tabla II.20. Fórmula puesta a prueba para determinar el sexo en astrágalos (Murphy 2002: Tabla 3). Tabla II.21. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en astrágalos (Murphy 2002: Tabla 4). Tabla II.22. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en astrágalos (Silva 1995: Tabla 4). Tabla II.23. Fórmula puesta a prueba para determinar el sexo en astrágalos (Steele 1976: 584). Tabla II.24. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en astrágalos (Steele 1976: Tabla 4). Tabla II.25. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en astrágalos (Wilbur 1998: Tabla 2). Tabla II.26. Fórmula puesta a prueba para determinar el sexo en astrágalos (Wilbur 1998: Tabla 3). Tabla II.27. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en calcáneos (Introna et al. 1997: Tabla 3). Tabla II.28. Fórmula puesta a prueba para determinar el sexo en calcáneos (Murphy 2002: Tabla 3). Tabla II.29. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en calcáneos (Murphy 2002: Tabla 4). Tabla II.30. Fórmula puesta a prueba para determinar el sexo en calcáneos (Silva 1995: Tabla 5). Tabla II.31. Fórmula puesta a prueba para determinar el sexo en calcáneos (Steele 1976: Tabla 4). Tabla II.32. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en calcáneos (Wilbur 1998: Tabla 2). Tabla II.33. Fórmula puesta a prueba para determinar el sexo en calcáneos (Wilbur 1998: Tabla 3). Tabla II.34. Fórmulas para determinar el sexo en metatarsos de individuos de ancestros africanos (Robling y Ubelaker 1997: Tabla 4). Tabla II.35. Fórmulas para determinar el sexo en metatarsos de individuos de ancestros europeos (Robling y Ubelaker 1997: Tabla 5). Tabla II.36. Fórmulas para determinar el sexo en metatarsos de individuos de ancestros desconocidos (Robling y Ubelaker 1997: Tabla 6). Tabla II.37. Fórmula puesta a prueba para determinar el sexo en segundos metatarsos (Wilbur 1998: Tabla 6). Tabla II.38. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en segunda cervical (axis) (Wescott 2000: Tabla 6). Tabla II.39. Variables evaluadas para determinar el sexo de individuos subadultos y porcentaje de casos coincidentes con la asignación final. xiii

238 238 239 240 241 242 243 244 244 245 245 246 246 247 247 248 248 249 249 250 250 251 251 252 252 253 253 254 254 254 255 255 255 255 256 257


Pag. Tabla II.40. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en caninos permanentes (González Martín 1999: Tabla H). Tabla II.41. Fórmula puesta a prueba para determinar el sexo en caninos y primeros molares superiores permanentes (Isçan y Kedici 2003: Tabla 4). Tabla II.42. Información métrica del primer incisivo superior permanente (en milímetros). Tabla II.43. Información métrica del segundo incisivo superior permanente (en milímetros). Tabla II.44. Información métrica del canino superior permanente (en milímetros). Tabla II.45. Información métrica del primer premolar superior (en milímetros). Tabla II.46. Información métrica del segundo premolar superior (en milímetros). Tabla II.47. Información métrica del primer molar superior permanente (en milímetros). Tabla II.48. Información métrica del segundo molar superior permanente (en milímetros). Tabla II.49. Información métrica del tercer molar superior (en milímetros). Tabla II.50. Información métrica del primer incisivo inferior permanente (en milímetros). Tabla II.51. Información métrica del segundo incisivo inferior permanente (en milímetros). Tabla II.52. Información métrica del canino inferior permanente (en milímetros). Tabla II.53. Información métrica del primer premolar inferior (en milímetros). Tabla II.54. Información métrica del segundo premolar inferior (en milímetros). Tabla II.55. Información métrica del primer molar inferior permanente (en milímetros). Tabla II.56. Información métrica del segundo molar inferior permanente (en milímetros). Tabla II.57. Información métrica del tercer molar inferior (en milímetros). Tabla II.58. Información métrica del primer molar superior deciduo (en milímetros). Tabla II.59. Información métrica del segundo molar superior deciduo (en milímetros). Tabla II. 60. Información métrica del primer incisivo inferior deciduo (en milímetros). Tabla II.61. Información métrica del segundo incisivo inferior deciduo (en milímetros). Tabla II.62. Información métrica del canino inferior deciduo (en milímetros). Tabla II.63. Información métrica del primer molar inferior deciduo (en milímetros). Tabla II.64. Información métrica del segundo molar inferior deciduo (en milímetros). . APÉNDICE III. Tabla III.1. Número Mínimo de Individuos (NMI) según la clavícula. Tabla III.2. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el húmero. Tabla III.3. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el radio. Tabla III.4. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el cúbito. Tabla III.5. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el escafoides de la mano. Tabla III.6. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el semilunar. Tabla III.7. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el piramidal. Tabla III.8. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el pisciforme. Tabla III.9. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el trapecio. Tabla III.10. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el trapezoide. Tabla III.11. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el grande. Tabla III.12. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el ganchoso. Tabla III.13. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el primer metacarpo. Tabla III.14. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el segundo metacarpo. Tabla III.15. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el tercer metacarpo. Tabla III.16. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el cuarto metacarpo. Tabla III.17. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el quinto metacarpo. Tabla III.18. Número Mínimo de Individuos (NMI) según la primera falange proximal de la mano. Tabla III.19. Número Mínimo de Individuos (NMI) según las falanges proximales de la mano (excepto la primera). Tabla III.20. Número Mínimo de Individuos (NMI) según las falanges medias de la mano. Tabla III.21. Número Mínimo de Individuos (NMI) según las falanges distales de la mano. Tabla III.22. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el fémur. Tabla III.23. Número Mínimo de Individuos (NMI) según la rótula. Tabla III.24. Número Mínimo de Individuos (NMI) según la tibia. Tabla III.25. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el peroné. Tabla III.26. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el astrágalo. Tabla III.27. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el calcáneo. Tabla III.28. Número Mínimo de Individuos (NMI) según la primera cuña. Tabla III.29. Número Mínimo de Individuos (NMI) según la segunda cuña. Tabla III.30. Número Mínimo de Individuos (NMI) según la tercera cuña. xiv

258 258 259 259 260 260 261 261 262 262 263 263 264 264 265 265 266 266 267 267 268 268 269 269 270

271 271 271 272 272 272 272 273 273 273 273 273 273 274 274 274 275 275 275 275 275 276 276 276 277 277 277 277 277 278


Pag. Tabla III.31. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el cuboides. Tabla III.32. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el escafoides del pie. Tabla III.33. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el primer metatarso. Tabla III.34. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el segundo metatarso. Tabla III.35. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el tercer metatarso. Tabla III.36. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el cuarto metatarso. Tabla III.37. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el quinto metatarso. Tabla III.38. Número Mínimo de Individuos (NMI) según las falanges proximales del pie. Tabla III.39. Número Mínimo de Individuos (NMI) según las falanges medias del pie. Tabla III.40. Número Mínimo de Individuos (NMI) según las falanges distales del pie. Tabla III.41. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el primer incisivo superior permanente. Tabla III.42. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el segundo incisivo superior permanente. Tabla III.43. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el canino superior permanente. Tabla III.44. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el primer premolar superior. Tabla III.45. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el segundo premolar superior. Tabla III.46. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el primer molar superior permanente. Tabla III.47. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el segundo molar superior permanente. Tabla III.48. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el tercer molar superior. Tabla III.49. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el primer incisivo inferior permanente. Tabla III.50. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el segundo incisivo inferior permanente. Tabla III.51. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el canino inferior permanente. Tabla III.52. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el primer premolar inferior. Tabla III.53. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el segundo premolar inferior Tabla III.54. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el primer molar inferior permanente. Tabla III.55. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el segundo molar inferior permanente. Tabla III.56. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el tercer molar inferior. Tabla III.57. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el primer incisivo superior deciduo. Tabla III.58. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el segundo incisivo superior deciduo. Tabla III.59. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el canino superior deciduo. Tabla III.60. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el primer molar superior deciduo. Tabla III.61. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el segundo molar superior deciduo. Tabla III.62. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el primer incisivo inferior deciduo. Tabla III.63. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el segundo incisivo inferior deciduo. Tabla III.64. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el canino inferior deciduo. Tabla III.65. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el primer molar inferior deciduo. Tabla III.66. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el segundo molar inferior deciduo. Tabla III.67. Número Mínimo de Individuos (NMI) de la Submuestra A para cada elemento esqueletal considerado, según sexo y edad. Tabla III.68. Número Mínimo de Individuos (NMI) de la Submuestra A para cada elemento dental considerado, según sexo y edad. . APÉNDICE IV. Tabla IV.1. Distribución por sexo y edad de los entierros recuperados en la cuenca del Salitroso (Sierra Colorada – SAC). Tabla IV.2. Distribución por sexo y edad de los entierros recuperados en Indian Knoll, centro oeste de Kentucky (Johnston y Snow 1961: Tabla 1). Tabla IV.3. Distribución por sexo y edad de los entierros recuperadosen el sitio Carlston Annis, centro oeste de Kentucky (Mensforth 1990: Tablas 4 y 5). Tabla IV.4. Distribución por sexo y edad de los entierros recuperados en el sitio Lokomotiv, Irkutsk central, región del Lago Baikal, Siberia (Weber et al. 2002: Tabla 3). Tabla IV.5. Distribución por sexo y edad de los entierros recuperados en el sitio Ust’-Ida, Irkutsk central, región del Lago Baikal, Siberia (Weber et al. 2002: Tabla 3). Tabla IV.6. Distribución por sexo y edad de los entierros recuperados en la zona de Stillwater Marsh, Nevada (Hutchinson y Larsen 1995 a: Tabla 6.5.; Larsen y Lambert 1995: Tabla B.1.; Larsen et al. 1995 a: Tabla 3.8., 1995 b: Tablas 8.2. y 8.9.; Schoeninger 1995: Tabla 7.1B.). . APÉNDICE V. Tabla V.1. Conteo de hipoplasias e hipocalcificaciones por diente y lateralidad, para los individuos subadultos. xv

278 278 278 278 278 278 279 279 279 279 280 280 281 281 282 282 283 283 284 284 285 285 286 286 287 287 287 288 288 288 288 289 289 289 290 290 291 294

297 297 298 298 299

299

300


Pag. Tabla V.2. Conteo de hipoplasias e hipocalcificaciones por diente y lateralidad, para los individuos subadultos. Tabla V.3. Cantidad total de hipoplasias por categoría de edad. Tabla V.4. Tamaño de los dientes permanentes según cantidad de hipoplasias de esmalte. Tabla V.5. Tamaño dental por grupo de edad, para los individuos masculinos. Tabla V.6. Tamaño dental por grupo de edad, para los individuos femeninos. Tabla V.7. Cantidad de hipoplasias de los individuos subadultos, por sexo y edad. Tabla V.8. Cantidad de hipoplasias de los individuos adultos, por sexo y edad. Tabla V.9. Valores de prevalencia de hiperostosis porótica y cribra orbitalia. Tabla V.10. Prevalencias de artritis (osteofítica y porótica) para cada elemento óseo postcraneal de individuos adultos. Tabla V.11. Prevalencia de entesoexóstosis para cada elemento óseo postcraneal de individuos adultos.

xvi

301 302 304 305 306 307 307 308 309 312


ABSTRACT

particular aspects were identified in the Chenque I site, which indicate some particular aspects of its demographic dynamics.

The aim of this bioarchaeological investigation is to discuss de information obtained about the huntergatherer demographic structure, way of living and biological relations of the prehispanic societies that inhabited the Western Pampas (Argentina) during the Late Holocene. Human remains from three archaeological sites (Chenque I site, site 3 and La Lomita site from Tapera Moreira Locality) were analyzed. The investigations concentrate in the first of them, which contains two different stratigraphic units. The Superior Unit contains thousand of skeletal and dental remains with different degrees of fragmentation, comminglement, arrangement and anatomic association. In the Inferior Unit, 43 burial structures were detected, many of them associated with subsurface stone arrangements.

The metabolic and functional stress from Subsample A was also included in this investigation. In order to evaluate the general levels of health and use of the body, the degree of prevalence of the metabolic (porotic hyperostosis, cribra orbitalia, and enamel hypoplasias and hypocalcifications) and functional (osteoartritis and entesoexostoses) stress from Subsample A were analyzed. Finally, a preliminary study using dental metrics was developed to contribute to a previous proposal that stressed that al least two different populations buried in Chenque I site. The data obtained in this investigation is complementary to models developed to interpret de prehispanic dynamics in Western Pampas, but some special aspects were identified for the first time, defining a process of demographic pressure during Late Holocene. This bioarchaeological data, complemented with other archaeological information previously known, and with many chronicles from Pampa and Patagonia regions, led propose a process that link this demographic pressure with the presence of battle episodes, the preference of male children, and female infanticide.

A rigorous methodological procedure was taken in order to maximize the bioarchaeological information obtained from the analysis of the fragmented and removed rests, so they could be included into the global investigation carried out with the burials. The data generated in this manner indicate that if those kinds of samples are not included in the analyses, the reliability of the results obtained is significantly diminished. The whole simple was divided in two subsamples (A y B). The first included all the dental and bony elements from Chenque I site, complete or fragmented, that couldn’t be assigned to a particular skeleton and analyzed using a traditional bioarchaeological approximation. Subsample B included the burials recovered from the three mentioned archaeological sites. This subsample was analyzed in order to obtain information about sex and age using a traditional methodology. The first step was to evaluate the size and composition of subsample A, in order to know if complete or incomplete burials were buried in this site. Some measures of taxonomical and relative abundance were considered (NISP, MNE, MAU, MAU% and IF). Secondly, the metric and non-metric information obtained through the analysis of Subsample B were compared, so that the reliable methods to estimate age and to determine sex were identified, and then used in Subsample A. It could be stated that skeleton of both sexes and all ages were buried in the site. Minimum Number of Individuals (MNI) was estimated, taking into account variables as the amount of teeth and bones segments identified, laterality, sex, age and size. The final estimation indicated that at least 216 individuals were buried in the site. Then, a demographic curve was obtained and compared with other hunter-gatherer profiles. It could be stated that the general shape is similar to other attritional demographic curves, but some 1


CAPÍTULO 1 INTRODUCCIÓN.

Pampeanas Meridionales y la parte final del sistema hídrico del Atuel-Salado-Chadileuvú, representado por el régimen intermitente del río Curacó. Dentro de las sierras P ampeanas Meridionales se emplazan las sierras de Lihué Calel, en cuyo ámbito se ubica el Parque Nacional homónimo. Las sierras se caracterizan por concentrar abundantes recursos críticos para la subsistencia, lo cual produjo la atracción de las poblaciones humanas del pasado (Berón 2004; Berón et al. 2000, 2002).

Esta tesis doctoral tiene por objetivo indagar en el conocimiento de la estructura demográfica, el estilo de vida y las relaciones biológicas de las poblaciones cazadoras-recolectoras que habitaron la subregión Pampa Seca, más particularmente el centro-sur de la provincia de La Pampa, desde una perspectiva bioarqueológica. Esta disciplina se focaliza en el estudio de los restos humanos y asociada con el análisis del registro cultural, es una vía fundamental de generación de datos que contribuyen a delinear modelos explicativos sobre la dinámica biológica y sociocultural de las sociedades del pasado.

Las características ambientales son un aspecto importante a tener en cuenta en toda investigación arqueológica, ya que han influido directamente sobre la dinámica y estructura de las sociedades que habitaron la zona. La información relevante referida a los aspectos más destacables del clima, la geología, la geomorfología, la hidrografía, la fitogeografía, la zoogeografía y los antecedentes paleoambientales de la zona de estudio se detalla en el Capítulo 2.

El conjunto de capítulos que constituyen este trabajo se ha dividido en tres partes. La primera de ellas contiene una caracterización geográfica y medioambiental del área de estudio (Capítulo 2) y los antecedentes arqueológicos y bioarqueológicos de la región pampeana (Capítulo 3). También se definen las unidades de análisis y se caracterizan las muestras analizadas (Capítulo 4). Por último, se desarrollan las premisas teóricas que sustentan la investigación (Capítulo 5) y se realiza una breve descripción de las características estructurales del esqueleto y la dentición humanas (Capítulo 6). La segunda parte contiene los antecedentes, la metodología, los resultados y las discusiones de cada uno de los temas analizados, así como también una conclusión general (capítulos 7 a 13). Al final de cada uno de los capítulos de esta segunda parte, se incluye un resumen con los aspectos más importantes de los análisis desarrollados. Por último, la tercer parte incluye cinco apéndices que contienen la información de base que permitió obtener los resultados consignados, resumida en forma de tablas, y la bibliografía consultada.

Otro aspecto que ha influido en los escasos análisis bioarqueológicos en la zona está referido al tardío inicio de las investigaciones arqueológicas sistemáticas, por lo menos si se lo compara con las desarrolladas en Pampa Húmeda. En esta última los estudios se iniciaron a fines del siglo XIX con los trabajos de Ameghino, se multiplicaron a partir de mediados del siglo pasado y siguieron una tendencia hacia la diversidad de enfoques y la exploración de nuevas áreas. Por el contrario, en la subregión Pampa Seca prácticamente no se llevaron a cabo trabajos antes de fines de la década de 1970 y es notable también la escasez de estudios sistemáticos hasta hace un cuarto de siglo aproximadamente. En este contexto, el hallazgo y análisis de los sitios en el Á rea Casa de Piedra y posteriormente de los de la Localidad Tapera Moreira, se convirtieron en los referentes principales de la arqueología de la zona. Por otra parte, la información generada más recientemente a partir del estudio de los restos osteológicos y culturales recuperados del sitio Chenque I, es de vital importancia para la caracterización de las poblaciones que habitaron el área. En el Capítulo 3 se lleva cabo una reseña de las investigaciones arqueológicas y bioarqueológicas en la región pampeana, la cual resume los diferentes enfoques y avances de los estudios realizados en ella.

Los importantes avances realizados en los últimos 25 años en la arqueología del área se han centrado principalmente en el registro material, mientras que el componente biológico sólo ha sido explorado recientemente. Esto es debido entre otros motivos a la escasa cantidad de sitios detectados con entierros humanos para el área. Uno de los aspectos que ha contribuido a ello se relaciona con las características medioambientales del área de estudio, definida por una extrema aridez y por la acidez de los sedimentos, lo que favorece el deterioro de este tipo de registro. El área sufre la acción de una fuerte erosión eólica que barre sedimentos y genera zonas con una extensa cobertura medanosa y otras con densos montes y fachinales. Se caracteriza por su clima áridosemiárido, con elevados índices de evapotranspiración, escasas precipitaciones y una marcada continentalidad (Vilela y Riggi 1956). Sus geoformas dominantes son las S erranías

La muestra analizada en esta tesis está conformada por los restos óseos y dentales humanos procedentes del sitio Chenque I, del sitio 3 de la Localidad Tapera Moreira y del sitio La Lomita. Se focaliza en la evaluación de los restos procedentes del primero de ellos, mientras que complementariamente se analizaron los otros dos contextos. El sitio Chenque I está ubicado en el ámbito de las S erranías Pampeanas Meridionales y los dos últimos en la cuenca inferior del río Curacó. En el Capítulo 4 se describen las características 2


Introducción básicas de cada uno de estos sitios y de la muestra que permitió llevar a cabo los análisis. El sitio Chenque I es una estructura funeraria múltiple que contiene numerosas estructuras de entierros. Hasta el momento se ha documentado la existencia en este sitio de dos unidades diferentes. La Unidad Superior corresponde aproximadamente a los primeros 30 cm de excavación y está conformada por restos óseos y dentales fragmentados con diversos grados de deterioro y remoción. En la Unidad Inferior, ubicada por debajo de la anterior, se detectaron hasta el momento 42 estructuras de entierro, muchas de ellas en estrecha relación con estructuras de roca subsuperficiales (Berón 2004 a; Berón y Luna 2007 a; Berón et al. 2000, 2002, 2006 a; Luna et al. 2004 a; Romiti 2004). En el sitio 3 de la Localidad Tapera Moreira se localizaron dos entierros de adultos parcialmente expuestos en un perfil de erosión aluvional y abundante material cultural. Por último, en el sitio La Lomita se recuperaron restos humanos incompletos de dos individuos adultos, los cuales habían sido parcialmente removidos y redepositados (Baffi y Berón 1992; Berón 2004 a; Berón y Baffi 1996, 2003; Berón y Curtoni 2002).

dejada de lado debido a un preconcepto existente dentro de la disciplina que sugiere equivocadamente un bajo potencial informativo en este tipo de conjuntos osteológicos. De esta manera, sumando la información de ambas submuestras fue posible obtener un cúmulo de información que permitió proponer explicaciones acerca de las características de la dinámica social particular de los grupos que habitaron la zona durante el Holoceno tardío. Esta línea de investigación contribuye a obtener conclusiones confiables sobre temas relativos al perfil demográfico y a aspectos de la morbilidad, mortalidad y actividades cotidianas, ya que los resultados podrán ser utilizados como una línea de evidencia adicional hacia la resolución de problemas generales. En este sentido, o l s datos obtenidos son confrontados con la información generada previamente a partir del estudio de otras evidencias arqueológicas del área, e insertos en el marco de los modelos de ocupación de la subregión Pampa Seca en particular. Mediante los procedimientos implementados en esta tesis se pretende subrayar la importancia de analizar la totalidad de los restos excavados, incluyendo aquellos desarticulados, fragmentados y de pequeñas dimensiones. Dado que este segmento de la muestra ofrece información muy relevante sobre aspectos como la edad, el sexo, las situaciones de estrés, etc., los perfiles demográficos que no les prestan suficiente atención presentan distorsiones que impiden conocer con precisión numerosos aspectos sociales y biológicos de los grupos humanos nativos. La importancia de este enfoque estriba en que no se ha desarrollado hasta el momento ninguna línea de trabajo que procure aportar información a partir de una muestra con estas características. De esta manera se pretende contribuir al conocimiento de la dinámica de las sociedades cazadoras-recolectoras que habitaron la región pampeana, a partir del análisis de las características demográficas, biológicas (estrés metabólico) y de actividades cotidianas de las muestras analizadas.

Los restos recuperados de estos tres sitios fueron agrupados de manera de conformar dos submuestras de características diferentes. La Submuestra A está compuesta por los restos removidos ubicados en los primeros niveles de excavación del sitio Chenque I (los cuales constituyen la Unidad Superior) y por los elementos aislados pertenecientes a las estructuras de entierro de la Unidad Inferior que no pertenecen a los individuos inhumados. También incluye los restos del Conjunto 8/9, ya que no se han preservado las porciones anatómicas requeridas para obtener información sobre el sexo y la edad de los individuos que la constituyen, a través de las técnicas tradicionales. Por otra parte, la Submuestra B incluye los entierros del sitio Chenque I y la Localidad tapera Moreira de los cuales ha sido posible obtener información sobre sexo y edad mediante la aplicación de técnicas usualmente utilizadas en los análisis bioarqueológicos. A partir de este ordenamiento, fue posible desarrollar un procedimiento metodológico que permitió obtener información sobre la composición y estructura demográficas (sexo, edad, número mínimo de individuos), de manera de obtener un perfil bioarqueológico de la totalidad de los restos recuperados, entre los cuales se encuentra una serie de elementos poco analizados en las investigaciones corrientes (v.g. huesos de la mano y del pie). El énfasis está puesto en la obtención de la mayor cantidad posible de información a partir de un conjunto óseo que requiere de estrategias de análisis alternativas. Se implementaron múltiples estrategias para incluir esta muestra en los análisis generales, la cual de otra manera habría sido

Los estudios bioarqueológicos ofrecen herramientas importantes para reconstruir los estilos de vida de las poblaciones del pasado. Saul (1976) propuso los términos “osteobiografía” e “historias de vida” para dar cuenta de este proceso interpretativo que permite inferir las características de morbilidadmortalidad y de uso del cuerpo de las poblaciones pasadas a través del análisis esqueletal y dental. Para el caso de los grupos cazadores-recolectores, abundante evidencia etnográfica da cuenta de una enorme variabilidad en lo referido tanto a los patrones y niveles de las actividades corporales (Kelly 1995 a) como a los grados de prevalencia de los indicadores de estrés biológico. El Capítulo 5 introduce al lector en las premisas teórico3


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). metodológicas que dirigen y sustentan los análisis efectuados. Se detallan las diversas reacciones fisiológicas que se desencadenan ante situaciones de estrés y sus consecuencias en el estado de salud del individuo. También se describen los fundamentos básicos que permiten realizar inferencias acerca de las consecuencias de esas situaciones de estrés a partir del análisis de los restos humanos, incluidos dentro de la perspectiva biocultural (Bush y Zvelevil 1991; Goodman 1991; Goodman et al. 1988; Larsen 1987, 2000). Esta perspectiva se basa en la noción de que los valores de prevalencia de las diferentes manifestaciones de estrés pueden ser evaluados directamente y permiten establecer tendencias relativas a una mejora o empeoramiento del estado de salud de las poblaciones con el paso del tiempo. Dichas inferencias están sustentadas por modelos generados específicamente para ser utilizados en el ámbito bioantropológico (Goodman et al. 1984, 1988). También se definen los conceptos principales de otra perspectiva teórica, denominada “paradoja osteológica”, la cual ofrece un punto de vista alternativo, proponiendo que pueden obtenerse conclusiones opuestas según el conjunto de premisas y supuestos teóricos de los cuales se parte (Wood et al. 1992).

información sobre: 1) la composición y estructura demográficas del conjunto excavado; 2) el estilo de vida de los individuos representados en la Submuestra A; y 3) la presencia de individuos pertenecientes a diferentes grupos poblacionales, probablemente procedentes de áreas geográficas diferenciadas. Respecto del primer punto, en el Capítulo 7 se analiza la representación diferencial de las porciones anatómicas presentes en la Submuestra A con el objetivo de conocer el grado de incidencia del proceso de remoción en el conjunto. Se pretende evaluar si los restos provienen de entierros que contenían cuerpos enteros, o si un porcentaje de las inhumaciones incluía solo algunas partes anatómicas. Dado que el grado de fragmentación de los restos depende de las características de tamaño, morfología y densidad de cada elemento, lo que produce diferentes niveles de identificabilidad, una de las líneas implementadas para conocer el tamaño y composición de la muestra fue la aplicación de las medidas de abundancia taxonómica (NISP) y de abundancia relativa (NME, MAU y MAU %). Estas medidas, recurrentemente utilizadas en las investigaciones zooarqueológicas, son adecuadas para realizar una cuantificación general y conocer cómo se estructura el conjunto analizado en función de las frecuencias de cada elemento.

En el mismo capítulo se describen las características principales de las muestras bioarqueológicas generadas por las poblaciones cazadoras-recolectoras en general y las variables que pueden alterar su composición y estructura demográfica. Esto incluye los procesos de formación del registro que pueden sesgar las muestras, los cuales deben ser tenidos en cuenta para obtener información sobre los contextos de depositación de los restos y no cometer errores interpretativos. Por último, se realiza un resumen de las investigaciones con muestras que contienen restos fragmentados, subrayando que deben ser necesariamente evaluadas ya que aportan datos bioarqueológicos únicos sobre el conjunto total.

Los Capítulos 8 y 9 describen los procedimientos implementados para obtener información sobre el sexo y la edad de los individuos representados, dos de los aspectos más importantes en cualquier investigación bioarqueológica. Dado que la Submuestra A contiene un porcentaje muy bajo de restos pasibles de ser analizados siguiendo un protocolo metodológico convencional, se utilizó una estrategia de estudio diferente, para lo cual fue necesario evaluar la aplicabilidad de otros métodos alternativos, generados a partir de conjuntos osteológicos de procedencia conocida de diferentes lugares del mundo. Como las características de robusticidad y dimorfismo sex ual varían entre las diferentes poblaciones humanas, la aplicación directa sin puesta a prueba previa se considera un procedimiento no adecuado. De la misma manera ocurre con la estimación de la edad de muerte, ya que los procesos de crecimiento, desarrollo y deterioro del esqueleto y la dentición también son variables, dependiendo tanto de las características del entorno socioambiental como del componente genético de la población en cuestión. De esta manera se optimizó la calidad de la información obtenida acerca de estas variables a través de la aplicación de técnicas poco utilizadas en el ámbito de la bioarqueología, controlando los resultados mediante la comparación con individuos de los cuales esas variables han podido ser estimadas aplicando técnicas tradicionales. Los resultados obtenidos son altamente satisfactorios y valiosos

Para implementar este tipo de análisis, es necesario tener un conocimiento claro de las características biológicas del esqueleto y la dentición. En el Capítulo 6 se describen la estructura y los tejidos que constituyen los huesos y los dientes, así como también el proceso de crecimiento y desarrollo. Toda esta información resulta relevante para el desarrollo de esta tesis, ya que permite comprender cómo funciona el organismo humano y de qué manera éste reacciona ante situaciones socioambientales adversas. La primer parte de esta tesis finaliza en este capítulo. El objetivo principal de esta tesis es realizar, a través del cruce de diferentes vías de análisis, un estudio bioarqueológico con el fin de obtener 4


Introducción para la reconstrucción del perfil paleodemográfico. De especial importancia son los datos obtenidos acerca del sexo probable de los individuos subadultos y de la edad de los adultos. El primero de ellos es un aspecto que genera en la actualidad discusiones profundas en el ámbito de la bioarqueología, ya que muchos investigadores (v.g. Bass 1987; Ferembach et al. 1980; Scheuer y Black 2000 a y b, 2004; Ubelaker 1974) proponen que no es posible inferir el sexo de los individuos subadultos a partir del análisis osteológico. En esta tesis los análisis implementados permitieron obtener información confiable al respecto, al cruzar los resultados obtenidos mediante múltiples técnicas. Respecto de la edad de los adultos, es un dato de difícil obtención en ausencia de los coxales. Sin embargo, fue posible conocer la edad de muerte de numerosos individuos gracias a la puesta a prueba de varios métodos alternativos.

objetivo de conocer el estilo de vida de las poblaciones que realizaron inhumaciones en este sitio. Esta parte de la investigación pretende complementar la información que está siendo generada actualmente sobre esta temática por parte de otros miembros del equipo de investigación con la muestra compuesta por los entierros del sitio Chenque I. Los indicadores de estrés biológico analizados son las hipoplasias e hipocalcificaciones dentales y, a nivel craneal, la hiperostosis porótica y la cribra orbitalia. Esta línea de análisis se desarrolló teniendo en cuenta que la información obtenida puede verse reducida dado el grado de fragmentación y deterioro de la Submuestra A. Fue posible identificar situaciones y tendencias de morbilidad y estrés según el sexo y la edad y aumentar el conocimiento previo sobre el uso que los individuos hacían de su cuerpo. Se pudo establecer que habrían tenido una adecuada situación metabólica, reflejado en relativamente bajas prevalencias de los indicadores de estrés; que habrían sufrido principalmente cambios degenerativos normales del hueso que ocurren durante la adultez-madurez; y que habrían experimentado altos niveles de demanda mecánica sólo en algunas porciones anatómicas. Respecto del estudio de las relaciones biológicas y partiendo de hipótesis planteadas (Berón 2004 a, 2007 c), en el Capítulo 12 se evalúa la presencia en el sitio de dos poblaciones diferentes, mediante el análisis de las características métricas de la dentición de parte de los individuos incluidos en la Unidad Inferior. El estudio del tamaño y la forma dental brinda información que permite realizar análisis interpoblacionales para establecer distancias biológicas relativas. Estos rasgos constituyen una herramienta poderosa para indagar en estos aspectos, ya que se ha demostrado que están genéticamente condicionados y poco afectados por el medioambiente. Por lo tanto, permiten acceder al estudio del grado de similitud genotípica entre los individuos analizados. Se trata de una línea de análisis adicional a las previamente implementadas para generar una propuesta que indica que al menos dos grupos poblacionales diferentes habrían enterrado a sus muertos en el sitio Chenque I, con modalidades de entierro propias de cada una de ellas (Berón 2004 a, 2007 a, b y c). Mediante el procedimiento implementado en este capítulo no se pretende arribar a conclusiones definitivas sobre esta problemática, sino sólo explorar el potencial informativo de una perspectiva analítica muy poco utilizada previamente en el país y que promete ofrecer datos pertinentes para el estudio de las relaciones biológicas y de los procesos de interacción social entre grupos poblacionales del área en la que se encuentra ubicado el sitio Chenque I y de otras colindantes.

Con toda esta información, e incluyendo los datos de los individuos procedentes de las estructuras de entierro de la Unidad Inferior que conforman la Submuestra B, fue posible estimar el valor de NMI (Número Mínimo de Individuos) y generar un perfil de mortalidad del sitio Chenque I (Capítulo 10). Estos datos permiten afirmar que este sitio es uno en los que mayor cantidad de individuos han sido inhumados dentro de la región pampeana. Este perfil fue comparado con otros procedentes de muestras bioarqueológicas de grupos cazadoresrecolectores prehispánicos de diferentes zonas del mundo. También se compararon los datos ofrecidos por cada submuestra, de manera de establecer el nivel del sesgo generado en el caso de haber seguido un protocolo tradicional en el que los restos removidos no son tenidos en cuenta. Esta comparación permitió identificar, dentro de un patrón general de coincidencia respecto de la mayoría de las otras muestras, algunos aspectos puntuales que diferencian al sitio Chenque I del resto. Estas diferencias estarían dando cuenta de un uso particular de este espacio de inhumación y permitirían identificar diferentes conductas sociales para determinados segmentos de la población. Específicamente, se plantea en esta tesis la existencia de algún tipo de práctica social de control demográfico, como el infanticidio indirecto, derivada de una valoración preferencial de los varones. De esta manera se pretende contribuir al conocimiento de las características demográficas de las poblaciones que habitaron la zona de estudio, así como también ofrecer vías de análisis adicionales que permitan poner a prueba los modelos actualmente vigentes generados a partir de la información arqueológica disponible. En el Capítulo 11 se evalúan los indicadores de estrés metabólico y funcional para la Submuestra A, analizando los valores de prevalencia de sus manifestaciones esqueletales y dentales, con el 5


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). Por último, en el capítulo 13 se integra la información generada en todos los anteriores. Se ponen en consideración los aspectos investigados en conjunto, en el marco de las propuestas previas sobre los procesos sociales que se estaban desarrollando en el área de estudio durante el Holoceno tardío. Aspectos como la gran cantidad de individuos inhumados en el sitio Chenque I, algunas características particulares del perfil demográfico inferido, la interpretación de los grados de prevalencia de los indicadores de estrés metabólico y funcional y la posible presencia de dos poblaciones diferentes en el sitio, ofrecen sustento a las propuestas que afirman que se generó durante el Holoceno tardío un aumento de la demografía y de la complejidad en la interacción social que produjo situaciones de inestabilidad social, paralelamente a la implementación de una intensa red de interrelaciones entre etnias de diferentes procedencias, motivadas por lazos comerciales, parentales, alianzas políticas y matrimoniales (Berón 1999, 2004 a, 2007 b y c). La conformación del sitio Chenque I como área de entierro para la depositación sistemática de cuerpos a lo largo de varias generaciones durante el Holoceno tardío es un aspecto adicional que sostiene el modelo propuesto. En ese marco, el conjunto de datos generados en esta tesis aumenta el caudal de información sobre las características de la dinámica social de las poblaciones del área, ya que se investigan aspectos previamente poco conocidos.

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CAPÍTULO 2 CARACTERIZACIÓN GEOGRÁFICA Y MEDIOAMBIENTAL DEL ÁREA DE ESTUDIO.

poblaciones locales del pasado por sus favorables condiciones para el asentamiento humano, hecho constatable desde el punto de vista arqueológico dado que hasta el momento se han relevado 48 sitios dentro de los límites del parque y dos fuera del área protegida (Berón 2004 a; Berón et al. 2000, 2002).

2.1. Introducción. La región pampeana argentina se divide en dos subregiones según la isohieta de los 600 mm, la Pampa Seca al oeste y la Pampa Húmeda al este (Politis 1984). La subregión Pampa Seca incluye el centro-oeste de la Provincia de La Pampa y se caracteriza por su clima árido-semiárido, con elevados índices de evapotranspiración, escasas precipitaciones (400 mm anuales en promedio) y una marcada continentalidad (Vilela y Riggi 1956, 1957). El área de investigación que incluye los sitios tratados en esta tesis se inscribe dentro de dicha subregión, específicamente en la cuenca del río Curacó y en las Serranías Pampeanas Meridionales (Figura 2.1.).

2.2. Clima. La mayor parte del territorio de la provincia de La Pampa puede ser incluida bajo la denominación de “región seca”. Toda el área de investigación de esta tesis presenta un clima de tipo templado continental, con una temperatura media anual de entre 14º y 16º C y una gran amplitud térmica, tanto diaria como anual. La continentalidad decrece de oeste a este, a la inversa que el régimen de precipitaciones. Las escasas lluvias ocurren principalmente durante el período estival en la forma de fuertes aguaceros de corta duración, los que producen aluviones que provocan derrumbes y formación de cárcavas y zanjones. Las pérdidas de agua del suelo por evaporación son mayores que la cantidad de agua precipitada anualmente. Por todos estos motivos, la aridez es el factor común que unifica el espacio y el agua subterránea es de mala calidad, aunque existen algunos manantiales de agua potable (Berón 2004 a).

El río Curacó es el tramo final del sistema hídrico del Atuel-Salado-Chadileuvú y se alimenta casi exclusivamente de la laguna Urrelauquen. Su longitud total es de aproximadamente 140 Km, desde ese punto hasta su desembocadura en el río Colorado, a 38° 50' LS. A lo largo del cauce de todo este sistema hídrico se ubican cuerpos lagunares menores, como las lagunas La Leona y La Brava, varias formaciones rocosas como las sierras Carapacha Grande (319 msnm) y Carapacha Chica (287 msnm), la sierra Chata (328 msnm) y algunas elevaciones aisladas como el cerro Pichi Choique Mahuida, el cerro Negro y los cerritos del 2, del 6 y del 20 (Berón 2004 a).

En general, los vientos soplan más intensamente en primavera, que es la estación de menor precipitación, lo que contribuye a la erosión eólica de los suelos (Calmels 1996; IIRN 1980; Medus et al. 1982). El área sufre la acción de una fuerte erosión eólica que barre sedimentos y genera en algunas zonas una extensa cobertura medanosa, mientras que otras se caracterizan por la presencia de densos montes y fachinales. De todas formas, la presencia de asentamientos humanos prehispánicos en puntos estratégicos del paisaje sugiere que se trata de un ambiente apto para el asentamiento humano (Berón 1994 a y b; Berón y Curtoni 1998; Berón y Politis 1997; Gradín et al. 1984).

Por otra parte, las Serranías Pampeanas Meridionales abarcan casi totalmente el departamento de Lihué Calel, la porción meridional del departamento Utracán y la oriental del departamento Curacó. Dentro de las mismas se ubican las sierras de Lihué Calel y su zona de influencia, que abarcan una superficie de 7.500 2 Km , entre los meridianos 64º 45´ a 66º 00´ LW y los paralelos 37º 30´ a 38º 30´ LS. En su ámbito está ubicado a su vez el Parque Nacional Lihué Calel, área protegida que abarca alrededor de 10.000 hectáreas dentro de los Lotes 11 y 20 de la Fracción X, Sección A, del departamento Lihué Calel (Berón et al. 2000, 2002). Las sierras constituyen una importante zona de concentración de recursos críticos para la subsistencia en la subregión (principalmente agua y recursos vegetales, animales y minerales), de mayor riqueza que la del fachinal circundante (Molinari 1994; Parques Nacionales 1997). Es por ello que, dadas estas características ecológicas particulares, el área de Lihué Calel es considerada como un locus de recursos diferenciados y concentrados que debió constituir un lugar de concentración de las

2.3. Geomorfología y geología. La unidad de relieve en la que se ubica la cuenca del río Curacó es una enorme depresión o graben, en la cual las fuerzas tectónicas generaron escalones asimétricos de distintas profundidades. Los sedimentos proceden de procesos erosivos muy diversos, fluviales, palustres y eólicos. Entre los procesos que remodelan constantemente este paisaje deben mencionarse los elevados índices de evapotranspiración y la fuerte insolación. Todo este proceso produce la acumulación de arenas que son transportadas por el viento y forman numerosos médanos (Berón 2004 a; Colombato et al. 1983).

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Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

Figura 2.1. Ubicación de las áreas que incluyen los sitios analizados. En esta porción deprimida se identifican además algunos cerros aislados de no más de 1000 msnm (i.e. cerros Torres, Cantilena y Colón) y superficies cubiertas por depósitos salinos, entre los que se destaca el Gran Salitral situado en el departamento Limay Mahuida y en parte del departamento Puelén. También existen depósitos aluviales de gran extensión, que pueden llegar a tener una profundidad de más de 5 m, como ocurre en la zona de Tapera Moreira (Berón 2004 a).

rodeadas de piedemontes planos y escalonados, cuyas pendientes decrecen en dirección sursudeste. La mayor altura está representada por el cerro de la Sociedad Científica (600 msnm), siguiendo el cerro Fortaleza (500 msnm), el cerro de la Cruz (400 msnm) y el cerro de la Virgen (350 msnm). Al oeste estas geoformas terminan con la aparición de bajos y salitrales, siendo el más destacable el Salitral Levalle (IIRN 1980). Contrastando con esto, la zona que circunda las sierras está constituida por extensas planicies desérticas, las cuales contienen numerosos desniveles producidos por acumulaciones de sedimentos finos de origen eólico y médanos fijos y semifijos que llegan a tener una altura máxima de hasta 7 m por encima del nivel de la llanura.

Las Serranías Pampeanas Meridionales constituyen una unidad geomórfica que contiene formaciones rocosas como las sierras de Lihué Calel, la sierra Chata, el cerro Negro, la sierra Chica, la sierra Gould, la sierra Choique Mahuida y la sierra Pichi Mahuida (IIRN 1980). Las sierras de Lihué Calel constituyen uno de los rasgos fisiográficos más importantes de la provincia de La Pampa, ya que posee una gran extensión, un fuerte relieve y características geomorfológicas muy particulares. Están compuestas por cinco collados aproximadamente paralelos entre sí que tienen una longitud de15 Km y un ancho de 7 Km, los cuales tienen una dirección aproximada noroeste-sudeste. Las sierras cónicas que la constituyen están

La geomorfología de Lihué Calel posibilita la existencia de un microclima más favorable y húmedo que el de las áreas adyacentes. El relieve serrano genera un ambiente de menor continentalidad que el que lo rodea, moderando las temperaturas estivales y contribuyendo a retener el agua de las escasas precipitaciones (Vilela y Riggi 1957). La roca que conforma las sierras de Lihué Calel está constituida principalmente por pórfiro 8


Capítulo 2. Caracterización geográfica y medioambiental del área de estudio. cuarcífero y granítico rojo, ambos de origen volcánico (Linares et al. 1978; Llambías 1975). Todos los afloramientos rocosos corresponden a la Formación Choique Mahuida. Hace unos 240 millones de años se produjo un gran plateau ignimbrítico que cubrió el centro-oeste de la provincia de La Pampa, extendiéndose hasta la provincia de Mendoza (Llambías 1975). Parte de ese plateau aflora actualmente en algunos sectores aislados, siendo el más importante por su espesor y extensión justamente el constituido por las sierras de Lihué Calel. También se han identificado numerosos afloramientos de materias primas líticas variadas en la zona, junto con la presencia de mantos aislados de “rodados tehuelches”, presentes al sur y al oeste del parque, los cuales ofrecieron a las sociedades que habitaron la zona un amplio surtido de materias primas aptas para la manufactura de artefactos líticos de diferente calidad, tamaño y disponibilidad (Berón 2004 a, 2007 a; Berón et al. 1995).

Las condiciones climáticas de las regiones que recorre ese sistema hídrico, sumadas a la infiltración y la evaporación, provocan importantes pérdidas de caudales (IIRN 1980). Las características geomorfológicas de las sierras de Lihué Calel posibilitan la existencia de un clima más húmedo, constatándose la existencia de 22 aguadas, muchas de ellas permanentes, dentro de los límites del Parque Nacional (Berón et al. 2000, 2002). Los pequeños arroyos, generalmente intermitentes, que descienden de las sierras surgen de manantiales con mallines (Vilela y Riggi 1957). Entre los collados existen valles como el de Namuncurá, por donde corren algunos cursos de agua potable apta para el consumo humano (IIRN 1980). 2.5. Fitogeografia. El área de estudio de esta tesis se enmarca en las Provincias Fitogeográfica del Monte y del Espinal, Distrito del Caldén (Cabrera 1960, 1976; Covas 1964) o Arbustal Abierto Perennifolio (IIRN 1980). La vegetación dominante es la estepa arbustiva, caracterizada por especies achaparradas, espinosas, resinosas y áfilas. La distribución vegetal en el paisaje es heterogénea y discontinua, con grandes espacios desnudos de vegetación donde diversos tipos de arbustos pueden aparecer en forma aislada.

2.4. Hidrografía. Las fuentes de recursos hídricos, en su mayoría intermitentes y/o de régimen arreico, son factores determinantes de habitabilidad para el asentamiento humano en el área (Colombato et al. 1983), tanto en la actualidad como desde el Pleistoceno final (ver discusión en Berón 1994 a). La subregión Pampa Seca se caracteriza por carecer de una protección eficaz del suelo ante las condiciones atmosféricas, dado que la insuficiencia de agua produce la presencia de una cubierta vegetal abierta y de un suelo reducido (Calmels 1996; Calmels y Carballo 1977). Como el basamento se encuentra a escasa profundidad o aflorando y las lluvias son escasas, el agua se acumula muy poco, ya que la infiltración y la evaporación ocasionan grandes pérdidas en los caudales de los cursos de agua. Exceptuando los pocos casos de cuencas endorreicas que se encuentran en el área, como las lagunas salitrosas Urrelauquen, el salitral Levalle y las lagunas La Dulce y La Amarga, las aguas superficiales que ofrece son sumamente escasas y de calidad mediocre o mala para el consumo humano dada su intensa salinización (Vilela y Riggi 1956, 1957).

En la zona de sierras, pedemontes planos y lomas alargadas predomina la vegetación serrana y el arbustal perennifolio, mientras que en las depresiones y bajos salinos predomina el bosque abierto caducifolio, arbustales y matorrales halófilos. Las especies vegetales más comunes son la jarilla (Larrea divaricata), el chañar (Geoffroea decorticans), el alpataco (Prosopis alpataco), el molle (Schinus fasciculatus), el atamisque (Atamisquea emarginata), el caldén (Prosopis caldenia), el piquillín (Condalia microphylla) y distintas variedades de cactus, como por ejemplo el denominado “traicionera” (Ophunthia puelchana), las cuales se caracterizan por su capacidad de reproducción en climas áridos o semiáridos (Troiani et al. 1993). En las laderas predomina el árbol llamado “sombra de toro” (Lodina rhombifolia) y es notable la presencia abundante de olivillo (Plazia argentea) y de la flor provincial, la margarita silvestre de color amarillo (Gaillardia cabrerae).

La aridez del área, derivada de las bajas precipitaciones y las altas temperaturas, son los aspectos climáticos que caracterizan a la zona de estudio, lo que imposibilita la existencia de una red hidrográfica autóctona. La única red hídrica presente es la correspondiente a los ríos Atuel y Salado que ingresan por el norte de La Pampa y al unirse en una amplia zona de bañados conforman el río Chadileuvú, cuya continuación está conformada por el río Curacó, que desemboca en el río Colorado. Esta red hídrica (Atuel-SaladoChadileuvú-Curacó) es de origen alóctono, constituyendo las única vía fluvial de importancia.

2.6. Zoogeografia. En cuanto a la fauna, el área se encuentra ubicada dentro del Distrito Pampásico, subdistrito puntanopampeano, próximo al límite con el Distrito Patagónico (Cabrera 1947; Gollán 1958; Medus et al. 1982), o en el Dominio Central o Subandino (Aravena 1969) y ofrece gran variedad de especies 9


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). de herbívoros, carnívoros, roedores, edentados, aves, reptiles y batracios (Medus et al. 1982). Entre ellas, se pueden citar la martineta (Eudromia elegans), vizcacha (Lagostomus maximus), calandria (Mimus triurus), chingolo (Zonotrichia capensis), chimango (Milvago chimango), carancho (Polyborus plancus), aguilucho (Buteo polyosoma), águila coronada (Harpyhaliaetus coronatus), varias especies de halcón (Falco sp) y los armadillos, como el piche patagónico (Zaëdyus pichiy), dos especies de peludo (Chaetophractus villosus y Chaetophractus vellerosus), tuco-tuco (Ctenomys sp.) y variedades de murciélagos (Histiotus montanus, Myotis albescens, Myotis chiloensis, Lasiurus cinereus). Se han identificado también varias especies de reptiles, como la coral (Micrurus pyrrhocriptus ), falsa coral (Lystrophis semicintus) yarará (Bothrops ammodytoides), falsa yarará (Tomodon trigonatus), víbora de la cruz (Bothrops alternata) y culebra (Leimadophis sagittifer). Además debe mencionarse la presencia de guanacos (Lama guanicoe), ñandúes (Rhea americana), pumas (Puma concolor) y otros predadores como el gato del pajonal (Lynchailurus pajeros), el zorro gris (Pseudalopex griseus), el gato montés (Oncifelis geoffroyi ) y el hurón (Galictis cuja). Varias especies exóticas, como el jabalí (Sus scrofa), la liebre europea (Lepus europaeus) y el ciervo colorado (Cervus elaphus) han invadido el área protegida provocando alteraciones en el ecosistema (Aravena 1969; Cabrera 1947; Molinari 1994). En el registro arqueofaunístico se han registrado además abundantes restos de venado de las pampas (Ozotoceros bezoarticus), actualmente extinguido, y de Tupinambis sp. (Salemme y Berón 1999).

Analizó las investigaciones desarrolladas en las Salinas del Bebedero (San Luis), en la región árida de la provincia de Mendoza y en el estuario de Bahía Blanca, Gral. Lamadrid, Empalme Querandíes y cerro La China (provincia de Buenos Aires) (González y Weiler 1984; Markgraf 1983; Zárate y Flegenheimer 1991). Para la Gruta del Indio (sur de la provincia de Mendoza) Markgraf (1989, 1993) identificó un importante descenso de las precipitaciones y un aumento en la temperatura entre 9000 y 5000 años AP, lo que se interpretó como un período de aridez. Posteriormente continuó un episodio de aridez generalizada (González y Weiler 1984). Pascual y Bondesio (1981) ofrecen información sobre período de óptima humedad y temperatura entre 7000 y 5000 años AP para latitudes que oscilan entre el sur de Patagonia y los andes cuyanos, continuando con una fase árida hasta 4000 AP. Para diferentes zonas de la provincia de Buenos Aires (Arroyo Sauce Chico, Fortín Necochea, Empalme Querandíes, cerro La China y Arroyo Las Brusquitas), Prieto (1996) analizó muestras de polen que le permitieron identificar condiciones de mayor humedad entre 7000 y 5000 años AP y un cambio hacia condiciones secas-subhúmedas desde el 5000 AP. Por su parte, en el cerro La China también se registró un período de humedad entre 6000 y 5000 años AP y posteriormente, hacia el 4500 años AP, un episodio eólico con depositación de sedimentos loéssicos (Zárate y Flegenheimer 1991). De esta manera, investigaciones desarrolladas en latitudes medias con diferentes indicadores paleoclimáticos dan cuenta a grandes rasgos de una secuencia similar de situaciones climáticas para el Holoceno Medio: un período húmedo entre 7000 y 5000 AP, seguido de un período de aridización y depositación de sedimentos entre 5000 y 4000 AP, por lo que en principio esta situación podría establecerse como adecuada para la zona de estudio (Berón 2004 a).

2.7. Características paleoambientales. La información paleoambiental disponible para el área de estudio es escasa en relación a la conocida para otras regiones y ha sido sistematizada por Berón (2004 a). Los datos existentes sugieren que las condiciones ambientales no habrían variado en forma importante, principalmente durante la segunda mitad del Holoceno. Esta afirmación también está sustentada desde el punto de vista zooarqueológico. Un fenómeno climático identificado a nivel mundial durante el Holoceno Medio, el Hypsitermal u Optimum Climaticum, también ha sido registrado en ambientes pampeanos (Politis y Madrid 2001). Se caracterizó por la existencia de un clima más benigno que el actual, por la máxima trasgresión holocénica postglacial y por un episodio de máxima actividad solar, concluyendo con un avance glacial a nivel mundial. Berón (2004 a) hizo una puesta en común de los registros paleoclimáticos para áreas colindantes. 10


CAPÍTULO 3 ANTECEDENTES ARQUEOLÓGICOS Y BIOARQUEOLÓGICOS DE LA REGIÓN PAMPEANA ARGENTINA.

Esta propuesta llamó la atención de la comunidad científica internacional y no tardaron en llegar numerosas críticas, relativas principalmente a la confiabilidad de las asociaciones y a la antigüedad propuesta para los fósiles analizados. Como consecuencia de ello, en términos generales la labor de Ameghino quedó desprestigiada y su teoría, desacreditada. En el ámbito de la arqueología argentina en general y en particular en la arqueología pampeana, esto produjo una disminución en el flujo de las investigaciones arqueológicas (Politis 1988), dado que comenzó a ser aceptada la idea opuesta de que las primeras ocupaciones del hombre en la zona se habían producido muy tardíamente. Esta tendencia continuó hasta la década de 1960.

3.1. Introducción. Durante el período de ocupación indígena de la región pampeana, las sociedades que la habitaron se caracterizaron por poseer un modo de subsistencia basado principalmente en la caza de animales y en la recolección de vegetales silvestres. En algunos casos también se ha podido establecer que el aporte de los recursos fluviales y marinos jugó un papel de importancia variable. La fuente principal de información a partir de las cuales es posible en la actualidad generar conocimiento sobre dichas poblaciones durante todo el lapso de ocupación de la región es la arqueología (Politis 2000).

Desde mediados del siglo XX, un nuevo panorama teórico dio lugar en Argentina a la generación de una serie de investigaciones sustentadas por los lineamientos de la Escuela Histórico Cultural austroalemana, por autores como Imbelloni, Menghin, Bórmida, Sanguinetti de Bórmida y Austral, entre otros (Orquera 1981; Politis 1988). Esta propuesta teórica, adoptada por una gran cantidad de investigadores en todo el mundo, asumió una visión antievolucionista (aunque implícitamente se basaba en la idea general de progreso cultural) y se apoyó en las propuestas del difusionismo (Bórmida 1956; Elliot Smith 1945; Menghin 1954; Nordenskjöld 1946). Los antropólogos comenzaron a prestar especial atención a la distribución geográfica de los tipos artefactuales y raciales, agrupándolos según criterios de clasificación taxonómica (Politis 1995). Para esa época, Menghin y Bórmida desarrollaron una serie de investigaciones que se incluían dentro de ese marco teórico (por ejemplo Bórmida 1956, 1960; Menghin 1953-54; Menghin y Bórmida 1950, entre muchos otros). En las décadas de 1960 y 1970 se reformularon algunos de los criterios hasta el momento utilizados para identificar y delimitar las diferentes “culturas” desde el punto de vista arqueológico, proceso que fue promovido principalmente por los trabajos de Sanguinetti de Bórmida y Austral (ver más adelante). Durante la siguiente década, comenzaron a aplicarse categorías provenientes de las propuestas de la escuela histórico-cultural norteamericana. Paralelamente se introdujeron conceptos provenientes de la ecología (Madrazo 1979), como una forma alternativa de evaluación del registro. Este proceso derivó, durante la década de 1980, en el desarrollo y maduración de numerosos equipos de investigación. Los primeros trabajos de Politis en el Área Interserrana Bonaerense (Politis 1984, 1986), derivados de conceptos teóricos ecológicosistémicos, fueron la base para una gran cantidad de investigaciones posteriores. Desde ese momento comenzó a considerarse la variabilidad entre sitios en relación con la explotación de los recursos ambientales, para realizar explicaciones de índole

El desarrollo de las investigaciones en Pampa Húmeda y Pampa Seca ha sido muy desigual. En la primera, los trabajos son abundantes desde fines del siglo XIX. La tendencia, sobre todo en el último cuarto de siglo, es la de una creciente variedad de enfoques y problemáticas, así como también la de un aumento en la cantidad de sitios y áreas investigadas. Por el contrario, las investigaciones desarrolladas en Pampa Seca fueron esporádicas hasta mediados del siglo pasado y sólo se han diversificado desde fines de la década de 1970. 3.2. Resumen de los antecedentes de las investigaciones en Pampa Húmeda. Uno de los primeros investigadores en realizar estudios sistemáticos en la región fue Florentino Ameghino. Dentro de un paradigma teórico enraizado en el pensamiento evolucionista, generó a fines del siglo XIX importantes contribuciones a la antropología física y la arqueología de la región pampeana y fue un importante impulsor de ambas disciplinas (Baffi y Torres 1997; Schobinger 1961, 1988, entre otros). Este autor realizó una minuciosa descripción de los materiales líticos y cerámicos excavados por él en sitios del noreste de la provincia de Buenos Aires como Cañada de Rocha, Río Luján y Arroyo Frías y analizó los restos faunísticos de esos sitios, delimitando dos épocas de ocupación prehistórica tardía para esa zona, una Mesolítica y otra Neolítica (Ameghino 1880-81). Posteriormente postuló la existencia de las industrias de la piedra hendida y de la piedra quebrada a partir de sus trabajos en el litoral atlántico (Ameghino 1910 a y b, 1911 a). Su contribución fundamental en el ámbito de la antropología se centró en el desarrollo de un modelo de surgimiento de la especie humana en la llanura pampeana, con algunos antecesores desde comienzos del Plioceno (Ameghino 1889, 1911 b). 11


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). funcional relativas a las diferencias de los conjuntos artefactuales.

(v.g. Leipus 1997, 1999, 2004; Leipus y Mansur 2007; Sacur Silvestre 2004), etc.

A partir de la década de 1990, la variedad de enfoques se amplió sensiblemente y el énfasis en los estudios interdisciplinarios con geólogos, historiadores, botánicos, etc., permitió desarrollar explicaciones más precisas de problemáticas diversas como poblamiento, uso del espacio, procedencias de materias primas e interacción de poblaciones. Las investigaciones arqueológicas en la región avanzaron sustancialmente, produciendo una abundante cantidad de información, dado el importante aumento de la cantidad de investigadores y de las excavaciones sistemáticas, la aplicación de una mayor diversidad de métodos y técnicas de análisis y el desarrollo de múltiples líneas teóricas. Esta circunstancia permitió la coexistencia de diversas visiones del pasado indígena de la región (Berón y Politis 1997; Politis 1988; Politis y Madrid 2001).

Cronológicamente, los datos obtenidos hasta el momento ubican a las ocupaciones humanas más tempranas de la Pampa Húmeda en el extremo sudoriental del sistema de Tandilia, entre 12200 y 8000 años AP. Entre los sitios más conocidos pueden mencionarse Cerro La China 1, 2 y 3, Cerro El Sombrero (Flehenheimer 1980, 1986-1987, 1987), Cueva Tixi, Alero Los Pinos, Cueva Burucuyá y Cueva La Brava (Mazzanti 1997 a, b y c, 1999 a y b), Arroyo Seco 2 (Fidalgo et al. 1986, Politis 1984, 1989, 2000; Salemme 1987) y Paso Otero 5 (Martínez 1997, 1999). Los análisis de algunos de los sitios de este período ofrecen información que permite asegurar el consumo de megamamíferos extintos y de una gran variedad de especies no extintas, como el guanaco, el venado, reidos, etc. (Politis y Madrid 2001). Otra serie de sitios tempranos, La Olla 1 y 2 y Monte Hermoso, se ubican en la actual línea de costa, al sur de la provincia de Buenos Aires. Los dos primeros son sitios de actividades específicas vinculadas al procesamiento y consumo de lobos marinos y el último está conformado por numerosas huellas humanas, de aves y de artiodáctilos (Bayón y Politis 1996, 1998; Zavala et al. 1992). Una característica remarcable de algunos de los sitios tempranos es la presencia de puntas de proyectil "cola de pescado", las cuales han sido identificadas en Abrigo Los Pinos, Abrigo 1 de Cerro El Sombrero, Cerro La China 1 y 2, Cueva Tixi y Paso Otero 5 (Flegenheimer et al. 2003; Martínez 1999; Mazzanti 1997 a y b, 1999 a y b).

En términos generales, en el último cuarto de siglo las investigaciones arqueológicas en Pampa Húmeda han tenido un avance sustancial. Un aspecto importante es el aumento considerable en la variedad de temáticas abordadas. Entre ellas, las más destacables dado el caudal de información obtenida son los estudios de tecnología y aprovisionamiento de materias primas líticas (v.g. Armentano 2004; Bayón y Zavala 1997; Bayón et al. 1999; Bonomo 2002; Flehenheimer y Bayón 2002; Flegenheimer y Leipus 2007; Flegenheimer et al. 1995, 1996, 1999; Franco 1994; Messineo y D`augerot 2004; Valverde 2004), tafonomía (v.g. Acosta y Loponte 1992; Acosta et al. 2004; Barrientos y Gutiérrez 2000; Bonomo y Masigoge 2004; Gutiérrez 1998; Kaufmann y Gutiérrez 2004; Politis y Madrid 1988; Silveira 1997), estructuras de piedra (v.g. Madrid 1991, 1993; Mazzanti 1993; Ramos 1995), arte rupestre (Consens y Oliva 1999; Madrid y Oliva 1994; Mazzanti 1991; Rolandi et al. 1997), zooarqueología (v.g. Acosta 1997; Acosta y Pafundi 2005; Gutiérrez et al. 1997; Loponte 19961998; Politis y Salemme 1989; Salemme 1987, 1990, 1993; Salemme y Madrid 2004; Silveira 1991), tecnología cerámica (v.g. Aldazabal 1999; González de Bonaveri 1991, 1997, 2005; González de Bonaveri y Frére 2002; Madrid 1997; Paléo y Pérez Meroni 1995, 2004; Pérez Meroni y Blasi 1997; Politis et al. 2001), bioarqueología (v.g. Baffi y Berón 1992; Barrientos 1997, 1999 a y b, 2001, 2002; Barrientos y Pérez 2002, 2005; Flehenheimer et al. 2002; Madrid y Barrientos 2000; Martínez y Figuerero Torres 2000; Mazzia et al. 2004; Pérez 2002, 2003), análisis de isótopos estables (v.g. Barrientos 1997, 1999 a; Loponte y Acosta 2007; Politis y Barrientos 1999; Politis et al. 2006), análisis de microrastros de utilización en artefactos líticos

Durante el Holoceno medio (7000 a 3000 años AP) se produjeron importantes cambios climáticos y ambientales, específicamente fluctuaciones en el nivel del mar, con condiciones de temperatura y humedad mayores a las actuales (Iriondo y García 1993; Tonni y Cione 1994; Tonni et al. 1999), como se mencionó en el Capítulo 2. Como característica general de este período, se estandarizan los tipos artefactuales líticos y aumenta sensiblemente la frecuencia de artefactos manufacturados por picadopulido (bolas arrojadizas, manos de moler, morteros, etc.) (Politis 2000; Politis y Madrid 2001). Se registraron evidencias de ocupación humana para este período en numerosos sitios de la región, entre los que se destacan Paso Otero 1 y 3 (Johnson et al. 1997, 1998; Martínez 1999), el Componente Medio de Arroyo Seco 2 (Politis y Beukens 1990, 1991), Laguna Tres Reyes, La Toma (Madrid y Politis 1991), Cueva Tixi (Mazzanti 1997 b), Cerro la China 2 y 3 (Zárate y Flegenheimer 1991) y Laguna de Puán 1 (Oliva et al. 1991), entre muchos otros (ver Politis y Madrid 2001). Para el Holoceno tardío (desde 3000 años AP), las evidencias de ocupación humana son muy 12


Capítulo 3. Antecedentes arqueológicos y bioarqueológicos de la región pampeana argentina. abundantes. Las frecuencias de sitios arqueológicos son sensiblemente más altas para todos los ambientes de la región, respecto de las identificadas para los períodos anteriores. Se intensifica la ocupación de áreas previamente habitadas, como Tandilla, Ventania y Área Interserrana (Austral y García Cano 1999; Barrientos et al. 1999; Johnson et al. 1998; Madrid y Barrientos 2000; Madrid y Oliva 1994; Madrid et al. 1997, 2000; Martínez 1999; Mazzanti 1997 b; Politis y Beukens 1990; Politis et al. 2001; Pupio 1995, entre otros) y se registran las primeras ocupaciones en otras, como el área norte (Acosta et al. 1991; Paleo y Pérez Meroni 1995, 1999; Sempé et al. 1991, entre otros) y la Depresión del Salado (González de Bonaveri 1990, 1997, 2005; Frére y González de Bonaveri 1993, entre otros). En general, todos estos sitios comparten rasgos como la presencia de alfarería, puntas triangulares pequeñas apedunculadas y artefactos principalmente unifaciales, con retoque marginal unifacial. Se registra el empleo más frecuente de talla bipolar y el aumento de las manifestaciones de arte rupestre y arte mobiliar. Desde el punto de vista arqueofaunístico, las especies predominantes registradas en asociación cultural son el guanaco en el Área Interserrana y Serrana de Ventania y el venado y el coypo en la Depresión del Salado, en la Pampa Ondulada (González de Bonaveri 2005; González de Bonaveri et al. 1997). Además, se identificó un abundante registro de áreas de inhumación, varias de ellas de uso prolongado y recurrente (v.g. Barrientos 1997, 2001, Madrid y Barrientos 2000; Martínez 2004, 2005, 2006; Martínez y Figuerero Torres 2000).

3.3. Antecedentes arqueológicos subregión Pampa Seca.

de

la

Al analizar el desarrollo de las investigaciones arqueológicas que se llevaron a cabo en la subregión Pampa Seca, resulta llamativa la ausencia casi absoluta de trabajos realizados en ella antes de fines de la década de 1970. Es notable también la escasez de estudios sistemáticos hasta hace unos 20 años aproximadamente. Antes de ese momento sólo se habían realizado algunas incursiones de prospección y excavación muy puntuales y breves reseñas bibliográficas (Berón y Curtoni 1998). El primer antecedente es el trabajo publicado por Outes (1904) con referencia al análisis del escaso material arqueológico que recolectara un coleccionista en las inmediaciones del poblado de Hucal. A partir de su análisis propuso, en forma preliminar, la existencia de dos industrias no contemporáneas en el área, una caracterizada por la presencia de instrumentos grandes de talla unifacial y factura tosca y la otra por la presencia de cuchillos y pequeñas puntas de proyectil bifaciales. Dentro del esquema teórico evolucionista y de los esquemas cronológico-culturales en que se enmarcaba, e influenciado por la visión eurocéntrica de la arqueología que dominaba por esa época, estos resultados le permitieron proponer un escaso desarrollo tecnológico de las sociedades prehistóricas que habitaron la zona, aunque subrayando la necesidad de realizar exploraciones sistemáticas para obtener resultados más precisos (Outes 1904). Posteriormente, durante 50 años los trabajos en la subregión estuvieron absolutamente ausentes. Este lapso coincide con la reacción a la propuesta ameghiniana, que hizo disminuir el interés por el estudio de las sociedades prehistóricas (Hrdlicka 1917, 1921 a).

Para la zona del humedal asociado al río Paraná inferior y al tramo superior del Río de la Plata (área del Delta, en el sector centro-oriental de la región pampeana) se han realizado numerosas contribuciones, principalmente dirigidas a la evaluación de condiciones tafonómicas (v.g. Acosta 1997; Acosta y Loponte 1992; Acosta et al. 1991) y de las características del registro arqueofaunístico (v.g. Acosta y Musali 2002; Acosta y Pafundi 2005; Acosta et al. 2005; Loponte et al. 2004 a). Se propuso para este período la existencia de una importante concentración de poblaciones humanas en la zona, coexistiendo grupos cazadoresrecolectores-pescadores con sociedades de horticultores tupí-guaraní, de origen amazónico. Todas estas poblaciones se caracterizaron por una reducida movilidad residencial y por la intensificación en la explotación de los recursos en general y fluviales en particular. Los procesos de expansión de las poblaciones horticultoras estuvieron condicionados por las características de las sociedades cazadoras -recolectoras previamente asentadas en el área, las cuales presentaban un proceso de creciente complejización social y económica (Loponte y Acosta 2003, 2004, 2005; Loponte et al. 2004 b y c, entre otros).

La aplicación de las propuestas histórico-culturales repercutió en las investigaciones de la provincia, a pesar de su escaso desarrollo. Un ejemplo de los trabajos realizados dentro de este marco es el análisis de Menghin en varios sitios arqueológicos de la zona de Carro Quemado (Estancia Chicalcó y en la laguna La Vega), en el norte de la provincia, los cuales están descriptos en Gradín (1975). También Schatzky (1954), un aficionado, describió por primera vez una serie de pictografías de colores rojo y negro ubicadas en el Parque Nacional Lihué Calel. Entre ellas se encuentran círculos concéntricos, líneas sinuosas, cruces aisladas, etc., ubicados en el interior de una serie de oquedades ocasionadas por la acción eólica. El autor comparó estos hallazgos con otros de la provincia de San Luis, Chubut y Río Negro, lo que le permitió hipotetizar una posible antigua migración tehuelche de sur a norte. También menciona el hallazgo en el bajo de Atreucó (Salinas Grandes), de gran 13


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). cantidad de restos humanos expuestos por la erosión, así como cuentas, fragmentos de aros y cucharas (Schatzky 1954).

Sanguinetti de Bórmida realizó una serie de análisis con materiales arqueológicos recuperados en la Estancia La Motta, en las cercanías de Quehué, localidad ubicada en el centro este de la provincia de La Pampa. Luego de hacer una corta referencia a los artefactos recuperados, de origen superficial, estableció la existencia de dos industrias. La industria A se divide en dos facies, una precerámica y otra cerámica. Esta última se caracteriza por la presencia de tiestos lisos de color gris y artefactos microlíticos diversos confeccionados principalmente en jaspe, sílice y calcedonia, entre los que se destaca la presencia de puntas triangulares pequeñas de bordes dentados. La industria B se ubica en el período hispano-indígena y se caracteriza por la muy baja representación de artefactos líticos y la gran cantidad de tiestos lisos y de confección burda. La autora, basándose en esquemas histórico-culturales, interpreta que esta situación refleja un “proceso de involución cultural” de las sociedades que habitaron esa zona en el momento de contacto hispano indígena (Sanguinetti de Bórmida 1970).

El siguiente trabajo recién se publica en 1967, en el cual Zetti y Casamiquela describen brevemente cuatro sitios descubiertos dentro de los límites del Parque Nacional Lihué Calel. El primero de ellos, denominado “sitio número 1, enterratorio”, está ubicado en el extremo norte de la sierra y corresponde a una estructura mortuoria ubicada sobre un pequeño promontorio de la ladera norte de una vasta lomada. Mencionan el hallazgo de restos humanos de al menos dos individuos, uno de ellos infantil y de restos culturales variados: un trozo de hacha de piedra, cáscaras de huevo de reidos, lascas de sílice de diverso tamaño y gran cantidad de cuentas de conchillas marinas. Concluyen que se trata de una tumba de tipo túmulo, o chenque patagónico, adjudicándole una “extracción tehuelche o prototehuelche” (Zetti y Casamiquela 1967: 10). Esta estructura mortuoria es el sitio Chenque I, el cual motiva la presente investigación. También describen otro supuesto enterratorio (“sitio número 2”), ubicado muy cerca del anterior en la cima de una lomada de gran altura, conformado por un gran conjunto de rocas dispuestas en círculo alrededor de una roca de grandes dimensiones (Zetti y Casamiquela 1967). Este sitio fue posteriormente visitado y no se hallaron evidencias de que se tratase de un lugar utilizado como un área de enterratorios, sino como un puesto de observación (Berón 1997 b). Los autores documentan la existencia de un gran sitio de superficie (“sitio número 3, yacimiento superficial”), con material disperso, del cual pudieron recuperar gran cantidad de restos culturales de variadas materias primas, entre ellos puntas de proyectil, bifaces, raspadores, fragmentos de morteros y otros artefactos líticos. También describen una serie de manifestaciones de arte rupestre ubicadas en el “sitio número 4, refugio con pinturas”. Presentan en su mayoría dibujos de color rojo y negro, con múltiples figuras que van desde trazos simples hasta figuras complejas rellenas. Este sitio fue posteriormente descripto por Gradín (1975), quién lo denomina Alero de Las Pinturas, y más tarde por Berón (1998 a), Molinari (1993) y Rolandi et al. (1997). Zetti y Casamiquela (1967) vinculan estas pinturas rupestres con sitios como Colo Michi Co, en el norte de Neuquén, el abrigo de la sierra Apas, en el límite este entre Río Negro y Chubut y Cañadón Sandoval, en el centro-norte de Chubut. Como conclusión, tomando los cuatro sitios en conjunto, los autores los definen como producidos por grupos que poseían una industria norpatagoniense, estimándoles una antigüedad de aproximadamente 3000 años (Zetti y Casamiquela 1967).

A lo largo de la cuenca del río Atuel, al noroeste de la provincia de La Pampa, se llevaron a cabo durante la década de 1970 una serie de prospecciones sistemáticas dirigidas por Austral. En esa área el autor dio cuenta de una serie de sitios arqueológicos superficiales, muchos de ellos sobre médanos, publicando los trabajos y comentarios que realizara en tres de ellos, Badal, Vallejos y Médanos Colorados. El autor se concentró en la descripción de los hallazgos líticos y cerámicos, mencionando la alta perturbación de los sitios por acción de agentes naturales (Austral 1971, 1972, 1975). A partir de estas investigaciones, Austral generó un modelo cronológico-cultural para el área Pampeano-Atuelense, vinculando sus nuevos datos con los disponibles hasta ese momento para el resto de la región pampeana. Partió para ello de la clasificación de los sitios en grupos, según la presencia o ausencia de los diferentes tipos de tiestos e instrumentos líticos y según sus proporciones. Los resultados obtenidos le permitieron definir tres conjuntos industriales no contemporáneos, por lo que su modelo completo comprende tres etapas temporales (Lítica Inferior hasta 3000-3500 AC-, Lítica Superior –de 35003000 AC a 1200-1000 AC- y Ceramolítica -de 12001000 AC a 1500 DC-), definidos en base a una cronología relativa teniendo en cuentan la presencia de artefactos diagnósticos. En su trabajo de 1971 este autor puntualiza en esta última etapa, postulando la existencia de tres modalidades industriales diferentes, contemporáneas entre sí, dentro de una configuración ergológica similar. Si bien el modelo general está propuesto para toda la 14


Capítulo 3. Antecedentes arqueológicos y bioarqueológicos de la región pampeana argentina. región pampeana, esta “industria PampeanoAtuelense” es definida como una manifestación propia de la cuenca del Atuel-Chadileuvú (Austral 1971). Es interesante destacar, por otra parte, que Austral incorpora conceptos y metodologías nuevas, al mismo tiempo que mantiene elementos históricoculturales, como por ejemplo las referencias a posibles “contactos indirectos” con otros grupos a partir de la identificación de cambios en las características de los conjuntos artefactuales, o la supuesta homogeneidad cultural pampeana dada la ausencia de barreras naturales importantes (Austral 1972, 1975).

En 1975, Gradín sistematizó la información de sitios con presencia de arte rupestre (Cueva Salamanca en el valle de Quehué, Cerro Chicalcó al noroeste de la provincia de La Pampa, dos sitios en las sierras de Lihué Calel y Estancia Chicalcó, en el centro de la provincia), haciendo además breves referencias de los materiales arqueológicos asociados a ellos. Cueva Salamanca posee pinturas rupestres abstractas en el techo del abrigo, con un predominio de los colores rojo y negro. Se encuentran representadas concentraciones de puntos negros, una clepsidra, un zigzag y motivos geométricos rectilíneos, entre otros. Cerro Chicalcó presenta restos arqueológicos dispersos en superficie como tiestos rojos y grises incisos, núcleos y lascas de basalto y calcedonia, raspadores cortos, puntas pequeñas triangulares sin pedúnculo, manos de moler y chaquiras celestes. En relación al arte rupestre se documentaron en dos sitios figuras abstractas rojas y blancas con motivos lineales, peiniformes, en zigzag, etc. En las sierras de Lihué Calel, este autor registra seis sitios con arte rupestre, describiendo sólo dos. Uno de ellos es El Dolmen, donde dio cuenta de dos grupos de pinturas abstractas, en los cuales predominan los colores negro y rojo. Las figuras están conformadas por círculos concéntricos, líneas quebradas y una clepsidra. El otro sitio es el Alero de las Pinturas, previamente relevado por Schatzky (1954) y Zetti y Casamiquela (1967), está ubicado en las nacientes del Arroyo de las Sierras y contiene numerosos conjuntos de pinturas bien preservadas. Ubicadas principalmente en el interior de una serie de oquedades que la acción eólica generó en el alero, fueron confeccionados motivos muy diferentes a los del sitio anterior, principalmente rosetas y motivos escalonados simples. El autor afirma que las pinturas de Lihué Calel presentan un estilo propio que las diferencia de las del norte de la Patagonia, aunque se asemejan al estilo “geométrico simple” allí presente. Por último, en Estancia Chicalcó se recolectó material en la superficie de la base de una serie de médanos. Este conjunto contenía fragmentos de cerámica roja tosca y gris alisada e incisa, puntas triangulares de base subrecta y escotada, pequeños raspadores y fragmentos de manos de mortero. Estos materiales permitieron adscribir el sitio a la etapa industrial ceramolítica propuesta por Austral (Gradín 1975).

El sitio Vallejo se ubica a 3 unos Km de la localidad de Santa Isabel. Es una zona medanosa con hoyadas intermedias, al fondo de las cuales se encontraron los materiales arqueológicos. Se identificaron varias concentraciones de materiales, entre los que se incluyen artefactos líticos, tiestos, un tembetá de cuarzo, un instrumento óseo y algunos restos post-hispánicos, como vidrio, loza, latón y hierro. Al evaluar las similitudes y diferencias con otros de áreas vecinas, Austral estima que integra una misma área arqueológica con el sur de Mendoza y define el conjunto como representante de una expresión industrial prehistórica que denomina “Industria Pampeana Atuelense” (Austral 1971). Por su parte el sitio Badal se ubica al sudeste de la localidad de Paso de Los Algarrobos, en una zona de antiguos bañados del río Chadileuvú. En este sitio de superficie se recuperaron núcleos, puntas de proyectil apedunculadas de base cóncava, raspadores pequeños y gran cantidad de lascas de diversas materias primas. La cerámica está constituida por tiestos decorados por acanaladura y otros sin decorar. Como conclusión el autor adscribe el sitio al Estadio Ceramolítico y establece que correspondería a un momento anterior al de Vallejos dada la ausencia de elementos hispánicos y araucanos, al mismo tiempo que postula la posible dispersión de la expresión industrial hacia la cuenca del río Colorado (Austral 1972). Por último, Médanos Colorados se ubica al sudeste de la localidad de Santa Isabel, cerca del cauce principal del Río Salado. Se encontró abundante material lítico y cerámico. Entre los primeros se incluyen nódulos, percutores, núcleos, puntas de proyectil apedunculadas, perforadores de base formatizada, bifaces, raspadores, puntas perforantes, cuchillos y numerosos desechos, confeccionadas sobre materias primas variadas. Se recuperaron fragmentos cerámicos de características muy diversas. Este sitio es identificado como perteneciente a la Industria Ceramolítica, Período Reciente (Austral 1975).

Posteriormente se publicaron dos trabajos de Piana sobre la presencia de una serie de grandes construcciones de piedra en Cerro de los Viejos, Departamento Caleu Caleu. Piana detectó seis represas de distinto tamaño y morfología. La de mayores dimensiones está formada por dos paredes de piedras superpuestas de entre 2 y 3 m de espesor, unidas por tierra apisonada. Su altura máxima es de a 3,38 m y la longitud original del arco era de 56 m. Entre los artefactos recuperados 15


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). en superficie en este sitio se destaca la gran cantidad de lascas, raederas, raspadores, puntas de proyectil triangulares apedunculadas, algunos núcleos y percutores, fragmentos de manos y bolas arrojadizas y algunos tiestos grises. Se destaca la presencia de un artefacto bifacial de cuarcita de grandes dimensiones (Piana 1981).

primeros fechados radiocarbónicos y la primera secuencia cultural de la provincia. La integración de toda la información obtenida ha permitido delinear las características del desarrollo cultural del área, posibilitando además la obtención de datos confiables sobre las diferentes ocupaciones humanas, las cuales abarcan desde el Holoceno temprano hasta la conquista hispánica. Las investigaciones sistemáticas en estos sitios permitieron obtener la primera secuencia estratigráfica y cultural de ocupación humana (Berón 1989-90; Gradín et al. 1984).

El autor propone que estas grandes estructuras funcionaban como represas que contenían las aguas de lluvia para ser consumidas por las manadas de ganado vacuno que eran transportadas por la zona para su comercio durante el siglo XIX. Tomando en cuenta supuestos que encuadraban en el marco teórico de la época, sugiere que la construcción de estas represas debió requerir de un esfuerzo colectivo que sólo pudieron lograrlo grupos indígenas araucanos o araucanizados tardíos, pero no los grupos más pequeños de cazadoresrecolectores que poblaron la zona con anterioridad al siglo XVIII (Piana 1979, 1981). Posteriormente esta propuesta fue cuestionada por Berón (1999), quien propone un prolongado e intenso proceso de contacto e interacción social entre etnías a ambos lados de la cordillera, oponiéndose a la idea de “araucanización” como un proceso temporalmente acotado que produjo cambios drásticos en las poblaciones pampeanas, con contactos previos esporádicos.

A partir de los análisis del sitio 1 del Área Casa de Piedra se propusieron tres grupos diferentes de ocupaciones acerámicas, denominadas Inferiores, Intermedias y Superiores. La primera ocupación está definida por los dos fechados más antiguos, que por otra parte son los únicos del Holoceno temprano para la subregión (7560 ± 230 años AP y 8620 ± 190 años AP) y la segunda por el fechado de 6080 ± 120 años AP. Con respecto a la tercera ocupación, no posee fechados absolutos, aunque se sugiere que podría corresponder a una fecha de alrededor de los 4000 años, dadas las características ergológicas de los artefactos hallados (Gradín et al. 1984). Las Ocupaciones Inferiores fueron divididas en base y cumbre. En la base se recuperaron pocos artefactos (raspadores atípicos, lascas con filos naturales y núcleos). Se registraron fogones circulares, vestigios de postes y una piedra plana con rastros de alisamiento. Los restos faunísticos también son escasos: costillas de un mamífero grande, huesos de aves y cáscaras de huevo de reidos. La cumbre se caracteriza por la presencia de raspadores atípicos, abundantes cuchillos y lascas con filos naturales y algunas muescas y denticulados. Hay bifaces o preformas sobre basalto y fragmentos de puntas de proyectil de forma lanceolada. Son frecuentes las piedras planas con signos de posible uso y las manos o percutores. Aparecen numerosos vestigios de carbón y algunas estructuras de fogones. Los restos faunísticos son similares a los de la base (Gradín et al. 1984).

Para la misma época, Orquera (1981) realizó una pormenorizada y crítica síntesis de las investigaciones y modelos arqueológicos realizados desde los inicios en la región pampeana. Posteriormente este trabajo fue aumentado por otras publicaciones en las cuales la producción científica fue analizada en relación al marco social, político y económico en el que se generaron (Boschin 1991-92; Boschin y Llamazares 1984; Crivelli Montero 1990; Politis 1992). El hito que da inicio a un período más renovado y dinámico en lo referente a los trabajos arqueológicos en la provincia de La Pampa, está marcado por la serie de investigaciones que desde 1977 y por varios años dirigió Gradín en el área Casa de Piedra (cuenca media-superior del Río Colorado). En el marco de una serie de trabajos de campo de rescate, la tarea básica inicial fue la de detectar sitios arqueológicos en el área que posteriormente sería inundada por la construcción de una represa hídrica de grandes dimensiones. Como resultado de estos estudios, se detectaron y documentaron 61 sitios arqueológicos, la mayoría de los cuales se presentaban como concentraciones de artefactos en superficie puestos al descubierto por la erosión. Dos de ellos, Rinconada Giles y el sitio 1 del Área Casa de Piedra, presentaron evidencias en posición estratigráfica, lo que posibilitó la obtención de los

Las Ocupaciones Intermedias no presentan cambios importantes respecto de las Ocupaciones Inferiores. En la base encontraron tres tipos de puntas, lanceoladas de sección romboidal, triangulares delgadas de base recta y triangulares de sección espesa y base cóncava. Los restantes hallazgos mantienen las características tecnológicas de las ocupaciones que le precedieron. Están presentes las piezas de retalla y retoque bifacial, en basalto y sílice, pequeños raspadores, abundantes núcleos, manos y morteros. Los escasos restos faunísticos hallados están mal 16


Capítulo 3. Antecedentes arqueológicos y bioarqueológicos de la región pampeana argentina. preservados. Para la cumbre se obtuvo el fechado de 6080 años AP. Esta habría sido la ocupación más intensa, dada la variedad y cantidad de elementos representados. Se recuperaron instrumentos pequeños de retoque marginal y puntas bifaciales y gran cantidad de núcleos y manos de moler. Se halló un fragmento de valva de caracol marino con vestigios de pintura roja. También se encontró un enterratorio, el cual se describe más adelante (Gradín et al. 1984).

el uso de una lupa binocular para generar agrupaciones que determinaron la pres encia de un total de 11 estándares de pasta, en los cuales están incluidos todos los grupos cerámicos presentes en el área (Berón 2000, 2004 a; Berón y Guzzón 1991). También en la década de 1980 se realizó un análisis de los materiales arqueológicos recuperados en el yacimiento Laguna El Gaucho de Parque Luro, una reserva ubicada a 32 Km al sur de la ciudad de Santa Rosa (Aguerre y Berón 1985). Allí se documentó una concentración superficial de artefactos líticos, la mayoría de cuarcita, además de bolas de boleadoras, chaquiras, pendientes y cáscaras de huevos de reidos, sin evidencias en estratigrafía. El conjunto ergológico estaba compuesto principalmente por puntas de proyectil apedunculadas de limbo triangular, medianas y pequeñas, percutores, raspadores pequeños, núcleos de lascas y de hojas, algunos bifaces y unas pocas raederas dobles convergentes. Las autoras realizaron un estudio tecno-tipológico del instrumental lítico, concluyendo que se trataba de un conjunto perteneciente a grupos cazadores que utilizaron el sitio para reponer el instrumental lítico y procesar alimentos, principalmente en épocas de verano-primavera. Al comparar el material hallado con las industrias que todavía por entonces se postulaban para la región pampeana, propusieron que se trataba de un conjunto Bolivarense sin cerámica, aunque con ciertos rasgos similares al Pampeano-Atuelense propuesto por Austral. En general el conjunto de artefactos líticos no presenta similitudes con los rasgos tecnológicos de Casa de Piedra 1 (Aguerre y Berón 1985).

Las Ocupaciones Superiores fueron interpretadas como una “prolongación cultural” de las precedentes. El tamaño de las puntas triangulares disminuye, predominando el módulo medianopequeño. La talla y retoque bifacial está presente sólo en las puntas y los bifaces. Hay molinos y manos cilíndricas o sobre guijarros, un hueso de ave decorado y varios artefactos con vestigios de pintura. Los restos faunísticos incluyen fragmentos de huesos largos y costillas, de guanaco, zorro, además de restos de roedores, cáscaras de huevo de reidos y moluscos de agua dulce (Gradín et al. 1984). El registro de las etapas cerámicas de la ocupación del área está presente en estratigrafía en el sitio Rinconada Giles, ubicado unos 2 Km al norte del sitio 1. Este es un sitio unicomponente que posee un fechado de 320 ± 120 años AP y otro de 700 ± 100 años AP (Berón 1995, 1989-90, 2000, 2004 a). Las investigaciones en el Área Casa de Piedra permitieron desarrollar diversos análisis, a partir de los cuales se caracterizó la tecnología presente en el sitio y el aprovechamiento de recursos naturales (Aguerre 1984; Berón 1988; Gradín y Aguerre 1984; Salvino y Berón 1984), se estableció su ubicación temporal y se generaron propuestas sobre las posibles estrategias adaptativas de los grupos que habitaron esta zona árida (Aguerre 1988; Berón y Guzzón 1991). Los hallazgos de las Ocupaciones Inferiores permitieron inferir la presencia de grupos cazadores-recolectores que se asentaron recurrentemente para aprovechar los recursos naturales de la zona y que utilizaban a la cuenc a del río Colorado como una importante vía de desplazamiento. En cuanto a las ocupaciones medias y superiores, se caracterizan por una economía basada en la caza del guanaco, piche, reidos y roedores. Los asentamientos señalan ocupaciones estacionales, mientras se mantiene el uso del río como una vía de acceso hasta la costa marítima (Gradín et al. 1984).

A principios de la década de 1980 se produjo un cambio teórico importante en el ámbito de la arqueología argentina, adoptándose diferentes aspectos de la propuesta ecológico-sistémica de la teoría procesual. Desde ese marco una mayor cantidad de investigadores generó trabajos guiados por nuevas problemáticas (Berón y Politis 1997; Politis 1988). En la provincia de La Pampa se establecieron desde 1987 dos equipos de investigación paralelos. Por un lado, Gradín y Aguerre trabajaron en la Meseta Basáltica del oeste de la provincia. Allí detectaron varios sitios arqueológicos, realizando recolecciones de superficie y relevamientos de sitios con manifestaciones rupestres (Aguerre 1997, 1998; Gradín y Aguerre 1987). El más importante de ellos es Piedras Coloradas de Chos Malal, ubicado en el noroeste del departamento Puelén, cerca del límite con la provincia de Mendoza. Son siete aleros que contienen numerosos motivos geométricos simples y complejos en rojo y naranja y otros bicolores, rojos y blancos. También se recuperó poco material arqueológico superficial, como lascas de sílice y una cuenta de collar (Aguerre 2000). Se realizaron

Berón analizó el conjunto de tiestos recuperados de varios sitios del área, definiendo 20 grupos cerámicos en función de sus diferentes características morfológicas y tecnológicas. Con los datos obtenidos generó la primer taxonomía cerámica para esa área (Berón 1989-90). También se delimitaron indicadores macroscópicos mediante 17


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). tareas de relevamiento y preservación de los motivos de estos sitios y de Cerro Chicalcó (Onetto 2002; Rolandi et al. 1997; Sánchez Proaño 2002).

destacan los sitios subactuales El Fogón y El Caldén, así como también Puesto Córdoba, una cantera-taller. Se realizaron recolecciones de superficie y sondeos en casi todos ellos (Berón y Curtoni 1998).

Aguerre (2002) estableció un esquema cronológicocultural que abarca la zona de la Meseta Basáltica, la Payunia, el valle del río Grande en la provincia de Mendoza y el área Casa de Piedra en el valle del río Colorado. Delimita tres momentos cronológicos, siendo el más temprano anterior a los 7000 años AP. Se caracteriza por un modo de subsistencia cazador-recolector definido por la presencia de puntas de limbo romboidal tipo Fortuna o Totoral en sitios como Casa de Piedra, Paraje Agua Poca (La Pampa), Cueva Delerma, Gruta El Manzano (Mendoza) y Los Morrillos (San Juan). El siguiente período, entre 7000 y 2000 años AP, presenta sólo un fechado para Casa de Piedra, mientras que para el área mendocina se plantea para este momento una ausencia de ocupaciones humanas. Por último, el tercer período se caracteriza por la presencia de cerámica, arte rupestre, tembetás tipo clavo, cuentas de collar y corrales de piedra. En las conclusiones la autora plantea que la etapa Ceramolítica del Pampeano-Atuelense de Austral (1971) se extendería por toda el área cuyana, neuquina y pampeana (Aguerre 2002), es decir que se siguen manteniendo los esquemas de clasificación cronológico-culturales de la escuela histórico cultural. Por otra parte, no se menciona en ese contexto la información disponible para la zona inmediatamente al este del área analizada por la autora, la cual sin lugar a dudas habría contribuido a delinear un panorama más completo (Berón 2004 a).

A partir de esta serie de investigaciones se propuso que las estrategias de uso del espacio en la zona se basaron en tres factores principales interrelacionados: a) la presencia de asentamientos clave o localizaciones óptimas; b) un sistema de movilidad logística; y c) un sistema de alianzas sociales con grupos humanos de áreas colindantes. El patrón de asentamiento habría estado condicionado por la ubicación de fuentes alternativas de agua potable, las cuales pudieron funcionar como un reaseguro para el aprovisionamiento de recursos críticos para la subsistencia del grupo (Berón 1994 a, 1997 b, 2004 a; Berón y Curtoni 1998). De todos los sitios arqueológicos detectados para el área, los incluidos en la Localidad Tapera Moreira presentan características peculiares y únicas con respecto a los demás. Las características principales de los sitios que se incluyen dentro de ella se detallan en el Capítulo 4. A partir de las investigaciones realizadas en el área del Curacó se definió una Base Regional de Recursos Líticos como una vía de análisis para la comprensión del aprovisionamiento local de materias primas. Se elaboró un mapa con la ubicación de las fuentes potenciales, muestreándose a su vez algunas de esas localizaciones (Berón 2004 a; Berón y Curtoni 1998; Berón et al. 1995). Este análisis permitió concluir que la disponibilidad de fuentes de materias primas líticas es amplia, posibilitando diversas estrategias de aprovisionamiento y producción (Berón 1994 a). El análisis cuali-cuantitativo de algunos artefactos de Tapera Moreira sugirió, por su parte, que el aprovisionamiento lítico se realizó en algunos casos en una escala extra-regional, con circuitos de movilidad de gran escala (Berón 1998 c, 2004 a; Berón et al. 1995; Curtoni et al. 2004). Se pudo establecer además que en general la distribución de guijarros en diferentes sectores permite la adopción de técnicas de reducción bipolar para su aprovechamiento intensivo (Berón 1994 a). En relación a esto, se generó un diseño experimental para obtener indicadores no ambiguos de este tipo de comportamiento de producción de instrumentos líticos, concluyéndose que la presencia de técnica bipolar en diferentes momentos de las ocupaciones en Tapera Moreira está relacionada por un lado con una estrategia de baja movilidad residencial y por otro con condicionamientos de tiempo social producidos por actividades políticas, sociales, económicas y/o ideológicas. De esa manera el

Por otro lado, se planteó una nueva línea de trabajo en el sistema hídrico de los ríos Atuel-SaladoChadileuvú-Curacó, dirigido por Berón (1997 b), focalizando específicamente en zonas como la cuenca del Curacó primero y luego la cuenca inferior del Chadileuvú, de las cuales no se tenía información arqueológica previa. Se generó desde entonces un importante conjunto de datos para el conocimiento de las estrategias de movilidad-asentamiento, patrones de subsistencia e interacción social para ese área (Berón 1992, 1994 a y b, 1995, 1997 a y b; 1998 a, b y c, 1999, 2004 a; Berón y Baffi 1996; Berón y Migale 1991 a y b; Berón et al. 1995; Curtoni 1996 a y b, entre otros). A partir de una serie de prospecciones se detectaron 25 sitios arqueológicos en la cuenca del Curacó, lo cual permitió generar información relevante acerca de la estructura regional de recursos y las pautas de localización de sitios para la zona (Berón y Curtoni 1998). La mayoría son sitios de superficie (v.g. El Codo, La Terracita, Manantial Curacó, Dique Lara), algunos de ellos sobre médanos (Laguna la Dulce, Puesto Patiño); entre los pocos casos que presentan materiales arqueológicos en estratigrafía, se 18


Capítulo 3. Antecedentes arqueológicos y bioarqueológicos de la región pampeana argentina. empleo de la técnica bipolar se constituye en una estrategia alternativa a otras utilizadas por los grupos que habitaron el área (Berón y Curtoni 1997; Curtoni 1996 a, 1999).

También se han publicado algunos análisis preliminares de recolecciones de superficie realizadas en las inmediaciones de Embajador Martini, Departamento Realicó. Estas publicaciones comprenden la descripción de los trabajos allí realizados, la enumeración del material recuperado y algunos análisis iniciales sobre materiales líticos, cerámicos y faunísticos (Aguerre 1996; Justo y De Santis 1996).

Se presentó también un modelo de circuitos de movilidad en un ambiente de desierto como es el caso del área del Curacó (Berón 1994 a y b, 1997 b, 1999). La presencia de algunos artefactos exóticos permitió inferir la existencia de movimientos extraregionales. Se planteó que se realizaban dos circuitos principales de movilidad, uno regional a través del cual se obtenían recursos disponibles en el área y otro extra-regional que comprendía una escala espacial más amplia (Berón 1994 a, 1998 c; Berón y Curtoni 1998), que en el caso de Tapera Moreira estaría representado por instrumentos líticos confeccionados en materias primas procedentes de Tandilla (Berón 2004 a, 2007 a) y de la Meseta del Fresco (Berón y Curtoni 2003) y por cerámica perteneciente al Complejo VergelValdivia (Berón 1999, 2004 a). En este último caso, los contactos sociales promovieron la circulación, control e intercambio de gente, bienes, información y conocimiento, permitiendo el acceso a recursos lejanos. Desde esta perspectiva, Tapera Moreira se hallaría en estrecha relación con los caminos indígenas a lo largo de los cuales se desarrollaban los movimientos de interacción social, intercambio y comercio (Berón 1994 a y b, 2004 a; Berón y Migale 1991 a y b).

En los ambientes de médanos y lagunas de los departamentos Capital y Toay se han identificado asentamientos indígena del período histórico, como por ejemplo los sitios Laguna La Martina, Laguna de Penin, Médanos de Licanche, Laguna del Médano Blanco, Laguna de San Adolfo, Laguna de Rojo, Laguna de Chapalcó, Laguna de Montoya, Manantial Naicó, Laguna de Carricaburu, Médanos de Toay, Laguna Malal y Laguna de Paisani. Todos ellos son casos similares a los referidos para el territorio ranquelino, mientras que otros, como Fortín Toay y Pulpería La Esquina Vieja son ejemplos de ocupaciones de avanzada del ejército argentino en el primer caso y de los restos de una pulpería de 1886 en el segundo (Curtoni 1998, 2007). Por otra parte, en el departamento Guatraché el área de las Salinas Grandes fue una zona de confluencia de diferentes etnías. Se han desarrollado investigaciones iniciales en la Laguna Chillhué, asentamiento principal del cacicato Curá y de asentamientos indígenas prehispánicos (Berón et al. 2002-2004).

También se realizó una secuencia experimental de producción cerámica, con el objeto de conocer la aptitud de las leñas y materias primas arcillosas locales y analizar la posible manufactura local, todo lo cual fue positivamente contrastado (Berón 1995, 1996, 1997 a, 2000, 2004 a; Berón y Curtoni 1998; Berón y Vignati 1995).

Para finalizar, es necesario mencionar los trabajos arqueológicos que se desarrollan en el Parque Nacional Lihué Calel. Las investigaciones realizadas hasta el momento dan cuenta de numerosas evidencias que documentan la presencia humana desde momentos prehispánicos (Berón 1997 c; Berón et al. 2000, 2002; Molinari 1993, 1994). Desde 1993 se realizaron una serie de prospecciones con el objetivo de conocer la distribución de los sitios en los diferentes ambientes del área por parte de R. Molinari y M. Berón. En esta etapa se analizaron varios sitios, de los cuales se obtuvieron perspectivas alentadoras (Cerro Cortado, Piedra Movediza, La Casona y El Molino, entre otros) y se llevó a cabo el relevamiento de un sistema de pircados ubicados dentro del parque (Berón 1997 c). De los sondeos planteados en esta oportunidad, dos resultaron fructíferos. Uno de ellos permitió obtener información sobre un sitio histórico denominado Puesto Pacheco (Berón et al. 2004). El otro sondeo se realizó en el sitio Chenque I y la recuperación de abundante evidencia fomentó la ampliación de las excavaciones (Berón et al. 2000). Puesto Pacheco corresponde a restos de una vivienda de piedra de tres habitaciones, utilizada a fines del siglo XIX y principios del XX. A unos 4 m de la estructura se identificó un basural de forma monticular, el cual fue parcialmente excavado. Se

Desde mediados de los 90 se han realizado investigaciones en el sector norte de la provincia de La Pampa. Por un lado, se desarrollaron trabajos en el área del Caldenar pampeano, en el sector norte de la provincia, específicamente en los sitios Leuvucó, Poitahué, Laguna La Vega y Don Isidoro, correspondientes a los siglos XVIII y XIX. Se plantearon nuevas propuestas interpretativas con referencia al impacto del avance militar del gobierno nacional sobre las sociedades ranquelinas, al conflicto interétnico y a las relaciones de dominación y resistencia consecuentes a fines del siglo XIX (Tapia 1997, 1998 a y b, 2002, 2004). En algunos casos las referencias son principalmente históricas y se analiza la toponimia de la zona como forma de establecer la presencia indígena (Aguerre y Tapia 2002; Tapia 2002). Hallazgos similares han sido identificados en el departamento Chapaleufú, como por ejemplo los sitios en médanos Pichi Loo y La Magdalena, cerca de la Localidad de Intendente Alvear (Curtoni et al. 1996-98, 2004). 19


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). recuperaron fragmentos de bases y cuellos de botellas antiguas, una botella completa de cerveza Quilmes de 1892, fragmentos de artefactos de metal un embudo y clavos, junto a algunas lascas y fragmentos bolas de boleadoras. Se propuso que la ocupación del sitio estaría relacionada con la explotación ganadera y/o minera desarrollada en el área, lo que estaría sustentado tanto por la información histórica disponible como por la evidencia arqueológica recuperada del sitio (Berón et al. 2004).

Inferior aparecen generalmente en asociación directa con las unidades de entierro. Algunos de los elementos culturales forman parte del acompañamiento de los individuos, mientras que otros posiblemente hayan cumplido funciones diversas. Entre ellos se encuentran artefactos líticos como puntas de proyectil apedunculadas, raederas, raspadores, muescas bifaces, preformas, núcleos y algunos fragmentos de morteros, manos y bolas. Algunas materias primas son de procedencia local, como la riolita gris, y otras de procedencia extrarregional, como el chert silíceo y la ortocuarcita, esta última probablemente procedente de la zona de Tandilia. Teniendo en cuenta el conjunto recuperado hasta 2004, el material lítico del sitio está compuesto por 2694 artefactos: desechos de talla (90,7 %; n: 2445), artefactos formatizados (6,6 %; n: 176) y núcleos (2,7 %; n: 73) (Velardez 2005).

En el ámbito del Parque se están implementando desde ese momento planes de manejo para la protección del patrimonio arqueológico y tareas de conservación y de transferencia a la comunidad a través de medios interpretativos y talleres de evaluación correspondientes al Proyecto de Manejo de Recursos Culturales y Naturales en la localidad vecina de Puelches. También se desarrollaron planes de monitoreo para anticipar y minimizar los riesgos del deterioro en sitios arqueológicos (Berón 1997 c; Berón et al. 2000; Ferraro 2000; Molinari 1997, 1998, 2000 a y b; Molinari et al. 2001). Como resultado de todas estas actividades de investigación y manejo de recursos se han registrado hasta el momento un total de 48 sitios arqueológicos dentro de los límites del Parque Nacional y dos fuera del área protegida. Entre los primeros se incluyen 14 sitios con manifestaciones de arte rupestre, 11 históricos, 17 prehispánicos y 6 constituidos por estructuras de piedra, sin asignación cronológica absoluta. Fuera de los límites del Parque se identificó un sitio cantera de uso tanto prehispánico como histórico y otro prehispánico (Berón 2004 a). El énfasis de las investigaciones se ha puesto en la excavación y análisis del sitio Chenque I, un repositorio de evidencias bioarqueológicas sin precedentes para la subregión Pampa Seca, el cual ha ofrecido un conjunto de información muy importante, desde diferentes líneas de trabajo, para la caracterización de la dinámica social de los grupos que habitaron la zona. Gran parte de la muestra analizada en esta tesis procede de este sitio, por lo que sus características principales se analizan pormenorizadamente en el Capítulo 4.

También se recuperó gran cantidad de elementos de adorno, entre los que predominan las chaquiras de valva, hueso, cáscara de huevo de reidos, líticas y de caracoles. Todas son productos terminados del proceso de manufactura, introduciéndose en el sitio en su forma final. Del total, 1993 son cuentas de collar y 162 son caracoles perforados intencionalmente. Berón et al. (2002) y Cimino et al. (2004) brindan mayor información acerca de la variedad de materias primas utilizadas para la confección de estas cuentas. Además se han recuperado en el sitio adornos metálicos, entre otros un fragmento de “tupu” de plata, un alambre enroscado en espiral, una pequeña lámina fragmentada y un fragmento de canutillo formado por una lámina doblada para adoptar una sección circular (Berón 2004 a, 2007 b; Berón y González 2006; Berón y Luna 2007 b). Se pudo establecer que algunas de las especies malacológicas identificadas provienen de cordones conchiles emplazados en la costa atlántica argentina (por ejemplo en el Noreste de la provincia de Buenos Aires y en los alrededores de Bahía Blanca), planteando la posibilidad de interacción entre el área de Lihué Calel y otras de la costa de la región pampeana. Entre las especies marinas presentes en el sitio se encuentran gasterópodos tales como Urosalpinx haneti, U. cala, Buccinanops sp., Tegula patagonica, Fissurella sp. y Diodora patagonica y también bivalvos como Amiantis purpurata y Protothaca antiqua (Cimino y Pastorino 2007; Cimino et al. 2004).

Como se describe en dicho capítulo, el sitio Chenque I presenta dos unidades claramente diferenciadas, denominadas Unidad Superior y Unidad Inferior. La primera de ellas contiene restos humanos fragmentados y mezclados, mientras que en la Unidad Inferior se han identificado hasta el momento 42 estructuras de inhumación, las cuales presentan una alta variabilidad en las modalidades de depositación. Se recuperó gran cantidad de restos culturales en ambas unidades, los cuales se distribuyen en forma dispersa y con mayor densidad en la Unidad Superior, mientras que en la Unidad

Con respecto a las chaquiras líticas, se identificaron diferentes materias primas, una concreción calcárea de grano muy fino y otras con diferentes tonalidades de verde. Dentro de este último grupo se identificaron como materias primas la crisocola, mineral de cobre que podría provenir de las minas 20


Capítulo 3. Antecedentes arqueológicos y bioarqueológicos de la región pampeana argentina. de cobre de Lihué Calel, ubicada 20 km al SE del sitio (Berón 2003, 2004 a) y la turquesa, cuyas fuentes podrían estar ubicadas en lugares distantes como el norte de Mendoza, Córdoba o el norte de Chile (Berón 2007 b; Berón et al. 2006).

poblaciones étnicamente diferenciadas (Berón 1999, 2003, 2004 a, 2007 b; Berón et al. 2000, 2002). También se llevaron a cabo otras líneas de trabajo toman en consideración tanto los restos humanos y culturales del sitio Chenque I como la relación de ubicación con el entorno ambiental que lo circunda. Romiti (2004) analizó el proceso de reutilización del espacio intrasitio y evaluó la variabilidad existente en la disposición de las estructuras de rocas para la demarcación de los lugares de entierros. Pudo identificar tres variantes en la disposición de las estructuras de rocas, denominadas Modo I, II y III. El primero de ellos identifica a las estructuras que se encuentran en contacto directo con el esqueleto, mientras que en el segundo las rocas rodean estrechamente al cuerpo y conforman una estructura que parte desde la base del entierro. Por último, el tercer modo incluye a los entierros que presentan rocas dispersas en su entorno inmediato, las cuales no forman una estructura clara de demarcación. Mediante la reconstrucción digital de la relación espacial de los restos humanos y la estructura de rocas de cada unidad de entierro, y evaluando la relación de cada uno de ellos con las remociones antrópicas presentes en el sitio, contribuyó a sostener la idea de que el sitio sufrió múltiples alteraciones ocasionadas por el desplazamiento de entierros y de las estructura de rocas para la depositación reubicación de nuevos individuos (Luna et al. 2004 a). De esta manera, propone que la señalización rocosa en superficie puede haber actuado como un factor de demarcación que promovió la reutilización del sitio como cementerio, contribuyendo visualmente a sostener el vínculo que unía a los grupos que lo utilizaban (Romiti 2004).

Por otra parte Cimino (2007) analizó la tecnología de manufactura de los elementos de adorno sobre fauna malacológica para reconstruir la cadena operativa e identificar rasgos de especialización en su formatización. Se observaron rasgos de especialización en cuanto a la estandarización en la manufactura de las cuentas de valva, donde pueden observarse formas recurrentes. La recurrencia de las especies malacológicas presentes y de sus morfologías estarían indicando una intencionalidad en la selección de estos moluscos, relacionada con las propiedades de sus valvas. Velardez (2005) analizó el conjunto lítico con el objetivo de conocer algunas de las estrategias tecnológicas que implementaron los grupos humanos que lo generaron y contextualizarlas espacial y temporalmente. Sus resultados permitieron plantear la existencia de un comportamiento de economía de algunas materias primas, en coincidencia con la información existente a nivel regional para el mismo período temporal. Este estudio permite plantear que durante el Holoceno tardío los grupos humanos implementaron cambios en sus estrategias tecnológicas, los cuales reflejan modificaciones en las características de movilidad y de organización social. Los resultados obtenidos apoyan los planteos efectuados con anterioridad sobre los procesos que tuvieron lugar en la región hacia el final del Holoceno tardío (Berón 2004 a). Con respecto a los segmentos de la secuencia de producción, se estableció que los mismos diferían entre materias primas según su disponibilidad local y regional y su calidad para la talla. Más allá de estas diferencias, se determinó la presencia de las últimas etapas de la secuencia de producción para la mayoría de las materias primas y la posible extracción de formas base para algunas de ellas (Velardez 2005).

Otra de esas líneas de análisis efectuó una aproximación a aspectos referidos a la organización social de los grupos cazadores-recolectores que depositaron a sus muertos en el sitio, analizando la diversidad en los patrones de inhumación. Específicamente se buscó determinar el grado de variabilidad (o entropía, según Tainter 1978) de las formas de depositación de los individuos y evaluar la existencia de desigualdades sociales entre ellos. Con una muestra de 17 estructuras de entierro, Aranda (2006, 2007) articuló información generada a través de las investigaciones bioarqueológicas (sexo, edad, indicadores de estrés metabólico) y de comportamiento mortuorio (tipo y modo de entierro, acompañamiento y modalidad de rocas), e identificó diferencias apreciables en dos subgrupos sociales: por un lado, sólo los adultos presentan algunos casos de disposiciones (ver Capítulo 4 para una definición de esta modalidad de entierro) y por otro, se registraron casos de acompañamiento regular o abundante únicamente en tres entierros pertenecientes a individuos masculinos (entierros

Todas estas líneas de evidencia sustentan un modelo previamente propuesto, el cual sugiere la existencia de un circuito macro-regional de movilidad, conectando subregiones como Pampa Seca, Pampa Húmeda, Norpatagonia y hacia el O. el sur de Mendoza, la zona cordillerana y el centrosur de Chile, el cual ha jugado un papel importante en las estrategias de las poblaciones de la región por lo menos desde comienzos del Holoceno final. Estos contactos habrían incluido la circulación, control e intercambio de personas, bienes, información y conocimiento ritual. La distancia espacial de los grupos interactuantes habría sido amplia y variable, involucrando paisajes ecológicamente diferentes y posiblemente 21


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). 15, 16 y 18), mientras que el resto está asociado con una cantidad sensiblemente menor de ítems culturales.

sociedad que detentan el poder de establecer y/o realizar ciertas prácticas y elegir cuáles de ellas usar (Aranda 2006, 2007).

Con respecto a los indicadores de estrés metabólico, cuatro individuos presentan líneas de hipoplasia y/o hiperostosis porótica: dos femeninos adultos, un femenino subadulto y un masculino subadulto. En todos los casos, estas inhumaciones presentan escaso acompañamiento. Por otra parte, subraya que el entierro 18, perteneciente a un individuo subadulto masculino que presenta una gran cantidad de artefactos como acompañamiento, no presenta ningún tipo de marcas de estrés nutricional y que estos indicadores no han sido detectados en ninguno de los masculinos adultos de la muestra analizada.

Para evaluar la posibilidad de que al menos parte de esa variabilidad en las formas de inhumación sea consecuencia de la presencia de individuos procedentes de diferentes grupos poblacionales, Berón (2004 a y b, 2007 c) realizó un análisis comparativo interrelacionando variables como sexo, estatura y modalidad de entierro, utilizando para ello una muestra de 24 individuos adultos. Este procedimiento le permitió identificar dos tendencias diferentes en el conjunto de datos, las cuales sugieren la presencia de individuos pertenecientes a al menos dos poblaciones diferentes, que confluyen en la sacralización de un mismo espacio mortuorio en los últimos 1000 años. Un grupo, cuyas estaturas son mayores (media de 175,83 cm teniendo en cuenta ambos sexos), inhumó en entierros primarios, mientras que otro grupo, con estaturas menores (media de 165,20 cm) realizó entierros con modificación de la estructura anatómica del cuerpo (secundarios, disposiciones y sus variantes) (Berón 2004 a y b). Para dar soporte estadístico a la interpretación, aplicó un análisis de ANOVA combinando esas tres variables. Los resultados muestran diferencias estadísticamente significativas entre esos dos grupos (Berón 2007 c).

A partir de esta información planteó que habrían existido, para los individuos masculinos, diferencias en las adscripciones sociales al interior de la categoría sexual. Teniendo en cuenta la variable etaria, las formas de tratamiento del cuerpo para los individuos subadultos es más restringida que para los adultos: en líneas generales, se trata de entierros primarios con muy escaso acompañamiento. Una excepción a esta afirmación es la presencia de un abundante acompañamiento en el entierro 18, compuesto por 201 chaquiras de valva, hueso y caracoles, ubicadas alrededor del cráneo y cuello del individuo, conformando un collar. Este caso puede denotar la existencia de estatus de tipo adscripto para algunos individuos masculinos. Dado que este individuo no presenta marcadores de estrés podría estar indicando un buen estado de salud hasta el momento de su muerte, en contraposición con la situación de otros subadultos presentes en la muestra (Aranda 2006, 2007). Con toda esta información, la autora concluye que, dado que sólo algunos varones habrían tenido un tratamiento especial en lo referido a la cantidad de elementos culturales asociados, las formas de entierro estuvieron influenciadas por las dimensiones etarias y sexuales, pero además existen diferencias importantes en los patrones de inhumación dentro de la submuestra conformada por los masculinos (Aranda 2006, 2007).

También se realizó un análisis preliminar para conocer las relaciones interpoblacionales a partir de la evaluación morfológica de la dentición, teniendo en cuenta muestras procedentes de Norpatagonia y del sur de la región pampeana asignables al Holoceno tardío (ca. 3000 a 400 años AP). Se relevaron nueve rasgos de la corona dental de individuos adultos de ambos sexos. Las muestras analizadas proceden del sitio Chenque I y de sitios arqueológicos del sudoeste de la región pampeana y del noreste de Patagonia. En este caso los resultados indican que la muestra del sitio Chenque I se acercaría más a las dos de las muestras procedentes del NE de Patagonia (Valle inferior de los ríos Negro y Chubut), aunque es necesario recordar que se trata de resultados preliminares y básicamente descriptivos, ya que el tamaño de las mismas es reducido, lo que podría afectar las características de las relaciones observadas. Además, estos análisis no incluyeron muestras de zonas como el noroeste patagónico, Cuyo, Delta, etc. La inclusión de las mismas en futuras investigaciones permitirá realizar comparaciones macroregionales entre todas las áreas vecinas (Luna y Bernal 2005).

Esta afirmación fue interpretada desde una perspectiva teórica que afirma que la manipulación del muerto debe ser considerada como parte de las estrategias políticas vigentes o las que se quieren lograr, desarrollando o reforzando una determinada estructura social (Buikstra 1995; Dillehay 1995; Hodder 1994). Subraya que los análisis del comportamiento mortuorio deben ser vistos como estrategias que permiten acceder a las prácticas sociales que pretendían desarrollar y/o reforzar una determinada estructura social. En general, esta búsqueda es realizada por ciertos subgrupos de la

Otra forma de evaluar la interacción a nivel interregional es a través de la reconstrucción de la dieta mediante análisis de isótopos estables. Los valores 13 15 de d C como los de d N obtenidos hasta el 22


Capítulo 3. Antecedentes arqueológicos y bioarqueológicos de la región pampeana argentina. momento indicarían una dieta mixta para algunos individuos, es decir, un consumo de alimentos básicamente continentales, pero con posibles aportes de animales marinos (Berón 2004 a; Berón y Baffi 2004). Estos valores han sido evaluados desde otra perspectiva en un trabajo preliminar que propone evaluar la existencia de un acceso más o menos recurrente a los recursos de la costa marítima, ya sea mediante circuitos de desplazamiento de gran escala espacial, o bien a través de la interacción de los grupos que inhumaron a sus muertos en el sitio con otros que habitaron las zonas costeras (Berón et al. 2008).

muscular y necesitó de una asistencia cada vez mayor de otros integrantes de la sociedad para movilizarse y satisfacer sus necesidades mínimas. Este aspecto es especialmente importante dado que los grupos que generaron esta área de entierro se caracterizaron por un modo de subsistencia cazador-recolector, con circuitos de movilidad e intercambio de larga distancia (Bosio et al. 2005; Luna et al. 2004 b, 2007). Por último, Romiti (2007) está desarrollando una investigación con el objetivo de evaluar, desde un punto de vista arqueoastronómico, la relación existente entre diferentes rasgos del paisaje, visibles desde el sitio Chenque I, como los puntos más altos de los cerros y estructuras artificiales rocosas emplazadas en lugares específicos del espacio, y el movimiento solar. Propone que esos rasgos podrían haber funcionado como marcadores temporales, conformando un calendario ritual que organizara las actividades relacionadas con el entierro de los cuerpos. Los grupos que realizaron inhumaciones en el sitio se valieron de marcadores espaciales para monumentalizar un momento sagrado en el año, en el cual podrían enterrar y recordar a sus muertos. Sugiere la posibilidad de que haya existido una intención de ubicar espacialmente al sitio Chenque I en relación a los puntos más alto de los cerros, proceso derivado de una posible concepción indígena de culto a los mismos.

También se está desarrollando actualmente el análisis tafonómico de los restos, aspecto de suma importancia que contribuye a comprender las características del complejo proceso de formación del sitio. Se evalúan variables como meteorización, acción de roedores e insectos, alteraciones térmicas, posible manipulación antrópica, procesos diagenéticos (acumulación de carbonato de calcio y manganeso, acción de raíces, fragmentación) y remoción intencional. También se analiza el grado de completitud de los individuos ubicados en la Unidad Inferior, lo que puede ofrecer información acerca de posibles patrones de preservación diferencial en función de la modalidad de entierro. Uno de los propósitos de este análisis es reconstruir la historia de los procesos que han actuado sobre cada uno de los individuos inhumados. Si bien este estudio se encuentra todavía en proceso, los resultados preliminares muestran variaciones en la intensidad y grado de meterorización según los tipos de modalidad de depositación. También se identificaron trazas que presentan características morfológicas y de distribución asimilables a las producidas por la acción de coleópteros necrófagos en parte de los restos óseos pertenecientes al Entierro 29, lo que permitió sugerir que los cuerpos habrían permanecido expuestos durante de algunos meses (Di Donato 2007 a y b).

Todo el conjunto de información obtenida hasta el momento muestra la gran importancia de los restos recuperados, dado que aunque existen algunas referencias previas a estructuras funerarias colectivas dentro del ámbito pampeano-patagónico en general (por ejemplo Aguilera y Grendi 1996; Barrientos 1997; Barrientos et al. 2005; Bernal et al. 2004; Bórmida 1949, 1950; Deodat 1946; Fortich Baca 1976; Goñi y Barrientos 2000; Goñi y Frascaroli 1997; Outes 1926; Prieto 1993-94; Vignati 1960), este cementerio indígena cobra especial importancia puesto que se trata del único documentado hasta la fecha en la subregión Pampa Seca y es la manifestación más septentrional de los enterratorios de tipo “chenque” (Berón et al. 2000). Por otra parte, dentro de la región pampeana en general, si bien se han documentado varios enterratorios múltiples para Pampa Húmeda (v.g. Martínez et al. 2004, 2006, 2007; Politis 1989; Politis et al. 1987, 1988, 1992; Torres y Ameghino 1913; Vignati 1960; Zeballos y Pico 1878), ninguno reúne las características específicas que posee el sitio Chenque I (ubicación en la cima de una lomada, línea de rocas que delimita el área de enterratorios, uso intensivo, gran cantidad de individuos representados, etc.).

Desde el punto de vista paleopatológico se analizó uno de los entierros ubicado en la Unidad Inferior, el cual presenta lesiones patológicas específicas que merecieron un análisis detallado. El entierro 12 contiene restos de un individuo masculino de entre 40 y 50 años, depositado en forma primaria. Las lesiones más numerosas son una serie de imágenes osteolíticas bien definidas, localizadas exclusivamente en tórax, cintura pélvica, cintura escapular y epífisis proximales de algunos huesos largos. Por la forma, el tamaño, la ausencia de reacción ósea y la distribución en el esqueleto, estas lesiones son compatibles con las causadas por algún tipo de neoplasia o cáncer que produjo múltiples manifestaciones secundarias (metástasis) y que muy probablemente causó la muerte del individuo. Al no recibir tratamiento, este individuo fue progresivamente perdiendo su capacidad

Las características descriptas muestran una gran complejidad en cuanto a los procesos de formación del sitio, aspecto relacionado con las prácticas 23


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). mortuorias que allí se llevaron a cabo. Sin duda, la generación de espacios de entierro discretos con un alto número de cuerpos depositados entre sociedades cazadoras-recolectoras está asociada a procesos de aumento de la complejización en la organización social de dichos grupos (Berón 2004 a; Berón y Baffi 2000; Buikstra y Charles 1999; Charles y Buikstra 1983; Charles et al. 1986). En este sentido, Berón (2003, 2004 a) pudo definir al sitio como un verdadero cementerio o área formal de entierro, evaluando los criterios propuestos por Pardoe (1988): el número de entierros, la contigüidad entre las inhumaciones o su densidad 2 por m , la clara delimitación y la exclusividad de uso del sitio.

3.4. Antecedentes de las investigaciones bioarqueológicas en Pampa Húmeda. Desde el comienzo de las investigaciones en la región pampeana y hasta hace aproximadamente unos 25 años, las publicaciones sobre sitios con entierros se limitaron a realizar descripciones más o menos exhaustivas del material hallado y a puntualizar acerca de los orígenes, costumbres funerarias y rituales, parentesco y características generales de las sociedades que vivieron en la región. En esta línea se encuentra el primer trabajo publicado para la región de interés, en el que Moreno (1874) describe una serie de cementerios por él ubicados en el pueblo de Mercedes, cerca de Carmen de Patagones, provincia de Buenos Aires. En el área identificó numerosas estructuras de entierro ubicadas en pequeñas elevaciones del área, cada una de las cuales contenía hasta diez indivi duos en posición genuflexa. Logró documentar un total de alrededor de 200 individuos, la mayoría de los cuales se deterioraron en el momento de su exhumación. Sólo conservó 15 cráneos pertenecientes a individuos de ambos sexos y con diferentes tipos de deformaciones craneanas, junto con un esqueleto completo, del cual se limita a mencionar que presentaba diversas alteraciones patológicas, aunque sin describirlas. Es de destacar la ausencia absoluta de restos de individuos subadultos. Otro cementerio cercano contenía restos humanos distribuidos en forma circular, completamente cubiertos con ocre rojo. En total ubicó y describió 29 cementerios en la zona, todos de características similares. De todos ellos, el autor se limitó a realizar una serie de mediciones craneométricas de los 45 cráneos más completos, focalizando su trabajo en una descripción minuciosa de su ajuar asociado (Moreno 1874). Posteriormente se realizaron nuevos trabajos en el litoral e islas de la zona cercana a Carmen de Patagones (D’A guerre 1934) y se publicó una síntesis de las investigaciones previas, en la que se subraya la alta variabilidad en los patrones de inhumación, tipos de entierros asociados, topografía del emplazamiento, presencia, tipo y cantidad de ajuar asociado, etc. (Fortich Baca 1976).

La existencia tanto de sistemas de interacción entre grupos humanos como de patrones de movilidad regionales y de larga distancia, pudieron haber jugado un papel importante en las estrategias de las poblaciones de la región. La información obtenida mediante las diferentes líneas de análisis apoya propuestas previas que sugieren la existencia de fluidos vectores de interacción Este-Oeste, principalmente durante el Holoceno tardío (Berón 2004 a). Evidencias adicionales a dicho proceso son los hallazgos de cerámica correspondiente al complejo Vergel-Valdivia en la Localidad Tapera Moreira, así como en otros sitios del área (Rincondada de Giles y Estancia Ana Cecilia), enfatizando la idea de sistemas de interacción social de escala espacial macroregional, basada en interrelaciones sociales o sistemas de alianza. Para esa época, distintos factores de índole económica, social e ideológica dieron lugar al establecimiento de un entramado social entre poblaciones de procedencia e identidad étnica diversa, las cuales interactuaron en una escala regional amplia (Berón 1999, 2003, 2004 a, 2007 b). De este resumen se desprende claramente que las líneas de investigación han aumentado sensiblemente desde el momento en que se iniciaron los trabajos de prospección, excavación y rescate en el Área Casa de Piedra, hace aproximadamente 20 años. No sólo aumentó la cantidad de investigadores interesados en el área, sino también las diferentes problemáticas que se abordaron. Además, se diversificaron las áreas analizadas, lo cual implica un avance importante hacia el conocimiento de la dinámica social del pasado de la provincia desde una perspectiva macro-regional. De todas formas, amplias zonas de la provincia aún siguen estando muy poco exploradas desde un punto de vista arqueológico.

Para la misma época, Zeballos y Pico describen las características principales de un túmulo hallado en las proximidades de la ciudad de Campana, provincia de Buenos Aires. Se trata de una estructura de grandes dimensiones (79 m de diámetro mayor y 32 de diámetro menor), con un total de 27 individuos asociados a gran cantidad y variedad de ajuar (Zeballos y Pico 1878). A comienzos del siglo pasado, Lehman Nitsche recopiló en una extensa obra todos los hallazgos recuperados en la región pampeana hasta 1907. Mediante una descripción muy detallada de las características morfológicas de las piezas mejor 24


Capítulo 3. Antecedentes arqueológicos y bioarqueológicos de la región pampeana argentina. preservadas y análisis osteométricos y paleopatológicos, su propósito básico se centró en la comparación de estos entierros con fósiles de especies de ancestros humanos recuperados en el Viejo Mundo y en su caracterización racial dentro de las taxonomías definidas por esa época (Lehmann Nitsche 1907).

prehispánicos cuyanos En términos generales, se destaca la gran variedad en los patrones de inhumación: entierros primarios y secundarios, simples y múltiples, con o sin ajuar, etc. (Vignati 1960). Unos años después, Outes realizó investigaciones en el sur de la provincia de Buenos Aires, en el área delimitada por los ríos Colorado y Negro. En esa área describió una gran diversidad de tipos de sitios con entierros, situados en médanos o en tierra firme, conteniendo entierros primarios, secundarios o en fardos funerarios, con restos óseos cubiertos de ocre, y recuperó material cultural asociado sólo en muy pocos casos. Tal diversidad en los patrones mortuorios permitió al autor establecer la coexistencia en esta región de grupos étnicos con prácticas funerarias diferentes (Outes 1926).

Alrededor de principios del siglo XX, Florentino Ameghino planteó una revolucionaria propuesta acerca de los orígenes de la especie humana. En su obra más reconocida, “La Antigüedad del Hombre en el Plata”, dio a conocer su propuesta sobre la asociación de restos de mamíferos extintos con fósiles de homínidos antecesores del género Homo contenidos en la formación geológica pampeana. Basado en la convicción de que esa formación era de origen terciario, propuso una gran antigüedad para la presencia del hombre en la cuenca del Plata (Ameghino 1879, 1880-81). Su contribución fundamental, que tuvo repercusiones de carácter mundial, se refiere a la teoría evolucionista del origen americano (y más precisamente pampeano) de la humanidad, sustentada por sus hallazgos de supuestos antecesores del hombre en estratos geológicos pertenecientes al Plioceno Inferior (Ameghino 1889; 1911 b; ver Daino 1979 y Márquez Miranda 1951). Esta propuesta fue posteriormente muy criticada, principalmente de parte de notables investigadores como Hrdlicka y Burmeister, quienes plantearon la existencia de errores en interpretación de los restos y en la cronología propuesta por Ameghino. El primero de ellos propuso que los homínidos se esparcieron lentamente hacia oriente por el continente asiático y desde allí por Beringia hacia América, en momentos postglaciales muy posteriores, y que los restos fósiles humanos hallados por Ameghino no poseían una asociación confiable con los hallazgos faunísticos (Hrdlicka 1917, 1921 a y b, 1923, 1928). Por su parte Burmeister sugirió que las formaciones pampeanas eran uniformes y recientes y pertenecían al Cuaternario (ver Carnese et al. 1991-92).

Torres (1922) y Vignati (1937, 1938; ver Patti de Martínez Soler 1967) analizaron una serie de sitios arqueológicos ubicados a orillas de la costa atlántica, en las inmediaciones de San Blas. Se trata de varios sitios de ocupación, talleres y cementerios, los cuales contenían abundantes restos humanos y culturales. Vignati (1937, 1938) puntualiza en un conjunto de cráneos allí excavados, los cuales presentaban múltiples decoraciones realizadas en color verde, amarillo, rojo y negro. Se trata de un paquete funerario que contenía dos esqueletos de individuos adultos y uno de juvenil. El autor afirma, luego de realizar un relevamiento etnohistórico, que estos restos podrían pertenecer a pobladores indígenas que habitaban el sur de las provincias de Mendoza y San Luis. Posteriormente comenzaron a realizarse investigaciones que se sustentaron sobre una base teórica histórico-cultural. Dentro de estas propuestas, Imbelloni (1938, 1947) desarrolló una clasificación taxonómica de los grupos humanos que habitaron el continente americano, con el objetivo de definir los diferentes grupos raciales allí presentes, constituidos por poblaciones fenotípicamente diferentes (Baffi y Arenas 1992). Para su elaboración se basó en el análisis de una serie de variables macroscópicas, poniendo en primer lugar de importancia las características de forma, tamaño y proporciones del esqueleto, y especialmente del cráneo. De esa manera se diferenció del resto de las clasificaciones raciales por entonces vigentes, las cuales tomaban como esencial para la definición de los grupos únicamente el color de la piel, el cabello y el iris.

Poco después de la serie de investigaciones de F. Ameghino, Torres y C. Ameghino (1913) describen brevemente un entierro colectivo descubierto en Chocorí, sobre la costa atlántica de la provincia de Buenos Aires. A su vez, de otro cementerio del área, denominado Túmulo de Malacara, ubicado sobre el arroyo homónimo, se exhumaron cuatro individuos, cuyo patrón de inhumación fue definido como similar al de los patagones prehispánicos (ver Daino 1979). Posteriormente Vignati (1960) realizó nuevas excavaciones en el lugar, recuperando varios entierros más, algunos de ellos secundarios, y gran cantidad de ajuar (principalmente chaquiras). En este caso mencionó que el patrón general de entierros en el sitio tenía una forma circular y propuso que se trataba de inhumaciones de grupos

Imbelloni define de esa manera nueve grupos de poblaciones americanas racialmente distintas, cada uno de los cuales representa un tipo humano cualitativamente diferente al resto, por su localización geográfica y su caracterización morfológica. Esta concepción tipológica de la taxonomía clásica, renuente a aceptar la 25


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). variabilidad y la dinámica poblacional, explicaba la presencia de cada uno de esos grupos como la consecuencia de diferentes corrientes migratorias de poblamiento al continente. En el caso de los grupos indígenas del área que interesa aquí, los designa con el nombre de pámpidos, caracterizados principalmente por su gran estatura y su cráneo dolicocéfalo, voluminoso, de notable espesor y peso (Imbelloni 1938, 1947, 1950).

patagones, huarpes, etc.), con el objetivo de estimar los grados de semejanza fenotípica y asignarlos a diferentes grupos raciales, siguiendo una perspectiva histórico cultural. Otra serie de trabajos se limitó a la descripción métrica de los individuos recuperados, a documentar su estado de preservación y la posición de inhumación y a realizar comparaciones con otras inhumaciones detectadas en el área o en otras zonas. Por ejemplo, Méndez y Salceda analizaron restos humanos procedentes de los sitios Laguna de Puan, Estancia La Segovia (Partido de Puan), Isla Jabalí y Paso Vanoli. Sus estudios, que retoman las propuestas clasificatorias de Imbelloni mediante el empleo de técnicas estadísticas multivariadas, son ejemplos claros de la persistencia de ese enfoque teórico hasta principios de la década de 1990 (Méndez y Salceda 1990 a, b y c; Salceda y Méndez 1990).

Dentro de esta perspectiva teórica, por ejemplo, a principios de la década de 1970 Casamiquela y Noseda realizaron una breve descripción craneoscópica de un individuo recuperado de un entierro en el Partido de Lobería, provincia de Buenos Aires, asignándolo a momentos tardíos y discutieron aspectos relacionados con la filiación de los grupos araucanos (Casamiquela y Noseda 1970). A partir de ese momento, pero principalmente durante la década de 1980, se produjo en el país una renovación teórica bioantropológica que fue fundamental para las investigaciones posteriores. Se comenzaron a explorar las perspectivas evolutivas neodarwinianas, compitiendo con el enfoque tipológico preexistente de la variación biológica, el cual lentamente fue perdiendo adherentes. Se propuso el estudio de muestras en términos poblacionales, entendidas como restos provenientes de uno o varios sitios espacialmente próximos (Carnese et al. 1991-1992).

Por su parte Nasti realizó una breve descripción del hallazgo en el sitio Bagual, provincia de Buenos Aires, de restos humanos pertenecientes a un individuo adulto, a través de la aplicación de las técnicas de la antropología forense. Este trabajo intenta mostrar que esas técnicas también son adecuadas para realizar los análisis de restos humanos arqueológicos y que ofrecen herramientas adicionales que ayudan a una correcta evaluación de sus principales características biológicas, tafonómicas, culturales, etc. (Nasti 1986).

De todas formas, es importante notar que en la región pampeana esta nueva perspectiva no tuvo un impacto inicial importante. Los primeros años de la década de 1980 muestran una continuación en la tendencia hacia la publicación de trabajos descriptivos y clasificatorios de restos diversos, como los pertenecientes a colecciones depositadas en el Museo de La Plata y cráneos provenientes de varios sitios de la península de San Blas e Isla Gama y de los sitios Arroyo Seco 1 y Laguna La Larga, ubicados en los partidos de Tres Arroyos y Adolfo González Chaves respectivamente. En general en estos trabajos el énfasis está puesto además en el análisis de taxonomías numéricas con el objetivo de sostener el esquema de Imbelloni. En algunos casos también se realizaron comparaciones de los individuos recuperados con otros pertenecientes al área de trabajo o a diferentes partes del país y del mundo, evaluándose sus similitudes y diferencias para intentar de esa manera establecer distintos grados de semejanzas fenotípicas y posibles vías de migración. Entre estos trabajos pueden nombrarse por ejemplo los de Colantonio (1982, 1984) y Colantonio y Marcelino (1982, 1983), en los cuales comparan restos de estos sitios con otras series osteológicas de diferentes regiones del país (pertenecientes por ejemplo a grupos de yámanas, alakalufes,

Como se mencionó anteriormente, durante la década de 1980, junto con el inicio de cambio teórico que en el ámbito de la arqueología llevó a la adopción de las posturas procesuales, se configuró un nuevo paradigma en las investigaciones bioantropológicas, por el cual comenzó a analizarse a los restos humanos desde una perspectiva poblacional. En la región pampeana se conformaron algunos equipos de trabajo que adoptaron esta nueva propuesta, los cuales tuvieron como objetivo generar conocimiento acerca de la dinámica social prehistórica a través del uso del método científico (Berón y Politis 1997; Politis 1988). Recién iniciado este proceso de cambio del enfoque teórico y de las posibilidades analíticas, se realizaron importantes hallazgos en el sitio Arroyo Seco 2, cerca de la ciudad de Tres Arroyos, provincia de Buenos Aires, por lo que la repercusión de estos cambios en el ámbito de la bioarqueología se vio primero en Pampa Húmeda. A fines de la década de 1970 comenzaron a realizarse excavaciones sistemáticas en este sitio. Desde ese momento se conformó un equipo multidisciplinario integrado por arqueólogos, geólogos y paleontólogos, cuyas investigaciones han sido intensas y tocaron gran diversidad de 26


Capítulo 3. Antecedentes arqueológicos y bioarqueológicos de la región pampeana argentina. aspectos (Fidalgo et al. 1986; Politis 1984; Politis y Beukens 1991; Salemme 1987; Tonni et al. 1982). La minuciosa metodología de excavación implementada desde y el uso de técnicas modernas de registro, sumada a la relativa escasez de sitios con restos humanos para el Área Interserrana, lo convierten en un lugar de enterratorios especialmente valioso para la arqueología de la región pampeana.

ejemplo, se encuentra a unos 100 Km al este y al oeste de una serie de canteras de materias primas líticas aptas para la talla, pertenecientes a los sistemas de Tandilia y Ventania respectivamente, de donde provienen las materias primas más utilizadas en el sitio para la confección de artefactos. Además se recuperaron rodados basálticos de la costa atlántica, actualmente distante unos 60 Km hacia el sur. Además, esta zona debió contener durante gran parte del Holoceno una elevada población de herbívoros, por lo que asentarse recurrentemente habría ofrecido ventajas adicionales. Se plantea que la permanencia recurrente de poblaciones humanas a lo largo del Holoceno en esta área habría aumentado la cantidad de muertes que allí se producían y que Arroyo Seco 2 habría sido el lugar elegido para realizar las inhumaciones (Politis 1989; Politis et al. 1992).

Con respecto al análisis bioarqueológico, este sitio cobra especial relevancia dado que se han recuperado hasta el momento 41 esqueletos humanos en entierros simples y múltiples, datados entre 8980 ± 100 años AP y 5250 ± 110 años AP. De todas formas, fechados anómalos identificados para dos de los entierros reducirían el tiempo de uso del sitio para la depositación de cuerpos al rango comprendido entre ca. 7800 y 6300 años AP (Barrientos 1997; Politis et al. 1987, 1988, 1992). Muchos de ellos guardaban entre sí una estrecha proximidad espacial, lo que lo convierte en el cementerio de Pampa Húmeda que mayor cantidad de inhumaciones contiene; ello ha permitido obtener información valiosa acerca del poblamiento temprano del área y la interacción de los seres humanos con fauna extinta. A este respecto, se recuperó en este sitio gran cantidad de material arqueológico, entre ellos restos de varias especies de megafauna extinguida asociadas a las ocupaciones humanas, entre ellos un camélido (Paleolama), dos especies de caballo americano, un gliptodonte, un cérvido (Habromerix), un toxodonte, dos especies de perezosos terrestres, un megaterio, un glosoterio, y Macrauchenia patachonica. Se recuperaron básicamente cuartos traseros y delanteros de los esqueletos de esas especies y además en huesos de caballo y megaterio se identificaron patrones de fractura ósea similares que permitieron inferir que esas partes anatómicas habían sido seleccionadas, transportadas y consumidas (Politis 1989, 2000, Politis et al. 1987, 1992).

Con la muestra recuperada de Arroyo Seco 2 se han planteado diversas líneas de trabajo. Por ejemplo Gutiérrez y Barrientos (1996) plantearon la necesidad de conocer la historia postdepositacional de la muestra obtenida para este sitio, aspectos pocas veces analizado para el caso de entierros humanos (para una excepción, ver González 2007). Este estudio permitió evaluar el impacto de diferentes agentes tafonómicos sobre los entierros, los cuales contribuyeron a generar la estructuración actual de los mismos. También se realizaron análisis dietarios a través de isótopos estables del carbono. Los valores obtenidos indican una dieta basada principalmente en plantas terrestres y/o animales consumidores de esos vegetales, lo que coincide en términos generales con los modelos de subsistencia previamente planteados para el Área Interserrana. Posteriormente se obtuvieron nuevos datos isotópicos de otros individuos del sitio, ampliándose el rango de variación en el tipo de alimentos ingerido, al mismo tiempo que se procesaron muestras de otros sitios ubicados en diferentes ambientes, como Laguna Tres Reyes 1, en el interior de Área Interserrana y el Túmulo de Malacara, en la costa atlántica. Estos análisis permitieron obtener valores similares al promedio previamente conocido, reforzando las conclusiones que se habían enunciado con los primeros resultados. Todos los valores, sumados a otros resultados isotópicos del carbono y nitrógeno de muestras humanas de entierros de la zona, permitieron discutir aspectos paleoambientales de la región y proponer un modelo de dieta que tiene en cuenta las posibles variaciones intra e interegionales en el consumo de los recursos (Barrientos 1997, 1999 a; Politis y Barrientos 1999, Politis et al. 2006).

Entre la variedad de elementos culturales asociados a los entierros como ajuar, algunas características son especialmente interesantes. En algunos casos, los entierros no contenían ningún tipo de asociación cultural, mientras que en otros, entre los que resaltan varios entierros individuales de subadultos, los restos culturales son abundantes y variados, como por ejemplo cuentas de valvas marinas y colmillos perforados de cánidos alrededor de cuello, tobillo y muñeca, una bola de boleadora, lascas, etc., lo que sugiere que algunos individuos habrían tenido algún tipo de estatus adscripto (Politis 1989). Este sitio ha sido utilizado en forma redundante como lugar de residencia y para inhumar cuerpos. Arroyo Seco se ubica en una posición estratégica respecto de la distribución espacial de recursos. Por 27


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). Otra serie de análisis isotópicos a partir de restos humanos se realizaron en la zona de humedales, en sitios pertenecientes a grupos horticultores de filiación amazónica procedentes del sitio Arroyo Fredes, Partido de San Fernando, provincia de Buenos Aires. Estos individuos son adscribibles al Holoceno tardío final. Los análisis isotópicos indican una ingesta de alimentos de tipo C4, lo que podría estar asociado al consumo de maíz. Por otra parte, en el conjunto analizado se destaca un valor muy alto de nitrógeno, lo que podría indicar la importancia del consumo de proteínas animales, o de legumbres (Acosta y Loponte 2001, 2005).

Posteriormente estos y otros restos de La Salada fueron revisados, re-estimándose el número mínimo de individuos y el desgaste dental, buscando de esa manera generar nuevos datos de interés a partir de diferentes técnicas de análisis por imágenes (Macchia et al. 1998). Con individuos recuperados de tres sitios de ese área (Laguna La Salada, Laguna La Colorada y Laguna de Sotelo), Murgo (2002 a y b) y Murgo y Aldazabal (2001) desarrollaron un análisis de los patrones de subsistencia a partir del análisis de isótopos estables y elementos traza. Para todos ellos se trata de restos escasos, muy fragmentados y en un estado de preservación regular/malo. Estos tres sitios se ubican en áreas ecológicamente diferenciadas, lo que permitió evaluar diferencias en el consumo de determinados recursos. Laguna La Colorada se ubica en el sector interior, lejos de la costa, mientras que Laguna de Sotelo se encuentra en la zona costera, y La Salada, en un sector intermedio entre los dos intermedios. Se analizó un solo individuo de cada uno de estos sitios. Se plantea para el individuo de La Colorada una dieta básicamente terrestre, para el de La Salada una dieta mixta con algún aprovechamiento marginal de los recursos marinos y para el de Sotelo una predominantemente terrestre, principalmente carnívora. Estos resultados indican una utilización no regular de los recursos marinos en el área, independientemente de la distancia de los sitios a la costa (Murgo 2002 a y b; Murgo y Aldazabal 2001).

Desde una perspectiva paleopatológica, Pau y Zanelli (2005) realizaron cortes histológicos en restos humanos de dos individuos procedentes de los sitios La Bellaca 2, generado por grupos cazadores-recolectores, y Arroyo Fredes, generado por horticultores. Ambos sitios tienen cronologías que los incluyen dentro del Holoceno tardío final. El objetivo fue evaluar y corroborar las interpretaciones patológicas previas desarrolladas a partir de un estudio exclusivamente escópico. En los últimos años han detectado nuevos sitios arqueológicos con entierros humanos en la provincia de Buenos Aires. De algunos de ellos sólo se han realizado análisis preliminares y descripciones de las excavaciones. Por ejemplo Aldazabal (1991) desarrolló un análisis paleopatológico mediante la utilización de rayos X y de cortes histológicos en un individuo adulto joven procedente de Laguna La Salada (Castelli, en el sector centro oriental de la Pampa Deprimida, provincia de Buenos Aires). Los restos analizados no presentaban rasgos macroscópicos que hicieran sospechar de la existencia de algún tipo de patología, por lo que el objetivo de este trabajo es explorar a nivel radiográfico y microscópico las características de la muestra, e identificar posibles patologías. No se detectaron lesiones anormales, líneas de Harris, lesiones traumáticas, malformaciones congénitas ni procesos infecciosos, en ninguno de los huesos relevados (Aldazabal 1991).

González de Bonaveri (2005) realizó algunos análisis con restos humanos dentales y fragmentos de mandíbulas procedentes de tres sitios ubicados en la Depresión del Salado (Pampa Ondulada), La Guillerma 1, La Guillerma 5 y La Guillerma Ñandú. Los restos humanos estaban mezclados con el resto del material arqueológico y corresponden a un individuo para La Guillerma Ñandú, tres para La Guillerma 1 (dos adultos y un juvenil) y dos adultos para La Guillerma 5. Se llevaron a cabo análisis de isótopos estables del carbono para inferir el tipo de dieta. Los resultados iniciales indicarían dietas diferentes entre los restos de estos tres sitios y los previamente conocidos para la Depresión del Salado (Murgo 2002 a; Murgo y Aldazabal 2001) y el Área Norte (Acosta y Loponte 2001). Los datos obtenidos para La Guillerma indican una dieta basada en otro conjunto de alimentos respecto de estos otros sitios. Dado que estas diferencias también han sido detectadas para los sitios estudiados por Aldazabal (1991) en la depresión del Salado y a que los análisis arqueofaunísticos de los sitios La Salada y Laguna Sotelo muestran una predominancia de recursos como el venado de las pampas y el coipo en segundo lugar y el uso ocasional del guanaco, corvinas y cetáceos (Eugenio y Pardiñas 1991), se sugiere una disponibilidad de recursos que podrían marcar

Posteriormente, la autora realizó un análisis general de todos los restos humanos de momentos tardíos hallados en ese sitio (Aldazabal 1993; Aldazabal et al. 2005). En todos los casos, el estado de preservación era muy malo, pulverizándose muchos de ellos en el momento de la extracción. En este trabajo se describe la posición de la inhumación, se estiman el sexo y la edad de los individuos presentes y se evalúan los posibles agentes que causaron perturbaciones en los entierros. En líneas generales su objetivo es dejar constancia de la existencia de estos restos y realizar su caracterización general (Aldazabal 1993). 28


Capítulo 3. Antecedentes arqueológicos y bioarqueológicos de la región pampeana argentina. variaciones internas dentro del área del Salado (González de Bonaveri 2005; Scabuzzo y González de Bonaveri 2007).

patrones de disposición de los cuerpos, y por otro, un bajo grado de normatividad en las prácticas mortuorias (Madrid y Barrientos 2000).

Otro sitio recientemente descubierto es Gascón 1, ubicado en el Partido de Adolfo Alsina, provincia de Buenos Aires. En él se recuperaron restos humanos correspondientes a cinco individuos de diferente sexo y edad, en posición primaria. Estos individuos son adscribibles al Holoceno tardío final por su asociación con abundantes materiales culturales posteriores a la conquista hispánica, como hebillas de metal, collares de cuentas de vidrio, frenos de caballo, cuartos de Ovies aries (oveja) y vasijas de cerámica (Barrientos y Oliva 1997; Oliva et al. 2001).

Las orillas de la Laguna Los Chilenos, en el límite de los Partidos de Saavedra y Tornquist, provincia de Buenos Aires, también han ofrecido yacimientos arqueológicos detectados a partir de una serie de investigaciones sistemáticas que en esa zona se realizan desde el año 1993. Uno de esos sitios permitió recuperar por lo menos tres entierros y numerosos restos óseos y dentales humanos dispersos en sedimentos posiblemente redepositados. Uno de los entierros es secundario múltiple y los otros dos, primarios individuales. El entierro secundario estaba compuesto por huesos mezclados de un mínimo de tres individuos (dos adultos y un infantil), muchos de ellos cubiertos con ocre rojo y amarillo. De este conjunto se obtuvo un fechado de 470 ± 40 años AP. Respecto de los primarios, uno era un individuo femenino de entre 30 y 50 años, que presentaba una depositación lateral izquierda, y el otro un masculino de entre 30 y 50 años, depositado en forma dorsolateral izquierda. Las asociaciones culturales son escasas: sólo el entierro secundario estaba asociado a dos toscas situadas en el borde noroeste del entierro. Sumada la cantidad de individuos de cada estructura al Número Mínimo de Individuos inferido para los restos dispersos, el valor final de cuerpos inhumados en Laguna Los Chilenos 1 es de 20. La conclusión de los autores es que las estructuras recuperadas sufrieron una intensa modificación postdepositacional producida por la acción combinada de diferentes agentes (roedores, pisoteo de ganado vacuno, erosión y redepositación por agentes fluviales, etc.) y que la presencia de numerosos individuos de diferente sexo y edad indica el uso probable de este espacio como área destinada al entierro sistemático de cuerpos, proponiendo que la adopción del entierro secundario estaría asociado a una mayor energía invertida en la conmemoración de los muertos y a una ocupación mas prolongada de ciertos sectores del espacio (Barrientos et al. 1996, 1999).

También se presentaron los resultados de nuevas excavaciones realizadas en la Localidad Arqueológica Laguna Tres Reyes, ubicada en el Área Interserrana Bonaerense, detallándose la significancia de nuevos fechados radiocarbónicos obtenidos y el registro de múltiples restos humanos para caracterizar la localidad en el marco de los sitios con ocupaciones tardías (Madrid 1997). En el sitio Tres Reyes 1 se recuperaron restos humanos correspondientes a un mínimo de 10 individuos de distinto sexo y edad. Se pudo constatar que todas las inhumaciones eran entierros primarios, aunque los huesos se hallaban en distinta grados de articulación. A partir de un análisis de las modificaciones postdepositacionales en este conjunto pudo establecerse que se trata de un entierro múltiple integrado por nueve individuos, el cual intersecta parcialmente otro entierro preexistente. Los fechados radiocarbónicos obtenidos ubican temporalmente a este sitio en los inicios del Holoceno tardío (entre 1845 ± 50 y 2470 ± 60 años AP). Estas características, sumadas a la variabilidad identificada para este conjunto en lo referido a la orientación y posición de los cuerpos, sugerirían la existencia de una única causa de muerte (i.e. epidemia o violencia interpersonal), aunque esto no pudo ser constatado mediante el análisis de los restos esqueletales (Madrid y Barrientos 2000).

Otro sitio con presencia de restos óseos humanos es Campo Brochetto (Partido de Tres Arroyos, provincia de Buenos Aires), del cual ya se tenían materiales depositados en el Museo de Tres Arroyos. Se analizaron en conjunto esos restos y los obtenidos a partir de dos campañas arqueológicas que allí se llevaron a cabo en 1992 y 1994, en las cuales se recuperaron un mínimo de 10 individuos, 7 adultos y 3 subadultos, dispuestos en forma de osario o conjunto de entierros secundarios. Estos entierros serían adscribibles al Holoceno tardío. Los autores concluyen que la formalización de áreas de entierros, en asociación con la presencia de entierros secundarios, podría ser considerada como el correlato material de

Los autores evalúan las características de este sitio integrándolo con otros sitios contemporáneos con entierros como La Toma, el Túmulo de Malacara, Ea. Santa Clara y Arroyo Seco 2, y mencionan que la recurrencia más destacable es la presencia en todos ellos de deformación craneana artificial de tipo tabular oblicua. A partir de este análisis hipotetizan que la diversidad identificada en el registro bioarqueológico de los inicios del Holoceno tardío podría ser el resultado de la combinación de dos situaciones probables: por un lado, algún tipo de diferenciación intergrupal, por lo cual las diferencias observadas estarían mostrando la existencia de variantes microrregionales en los 29


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). situaciones de inestabilidad social relacionadas con un desbalance entre población y recursos, que el caso de Campo Brochetto podría estar dando cuenta de una situación como esta (Barrient os y Leipus 1999).

contemporáneos de Norpatagonia Figuerero Torres 2000).

(Martínez

y

En la margen sur del curso inferior del río Colorado, a unos 100 Km de la costa atlántica, se ubica el sitio Paso Alsina (Partido de Patagones, provincia de Buenos Aires), un área de inhumación compuesta por al menos 10 entierros de tipo secundario que contienen un mínimo de 55 individuos, correspondiente cronológicamente al Holoceno tardío final (500 a 450 años AP). La información cronológica y la disposición de las estructuras indican que se trataría de un evento único de depositación. La estructura de inhumación, de 2 forma elíptica, ocupa un área de sólo 6 m . Dos aspectos notorios de este conjunto esqueletal es el intenso uso de pigmento rojo en la gran mayoría de los elementos que lo conforman y la presencia de huellas de corte posiblemente relacionadas con el desmembramiento de partes esqueletarias. La estructura básica de los paquetes funerarios detectados está conformada por la presencia de entre uno y tres cráneos en los extremos as ociados a huesos de la cintura pélvi ca y escapular, huesos largos en los laterales y grupos de costillas alineadas en forma simétrica entre sí, ubicadas por encima de los entierros y en sus límites. De todas formas, existe cierta variabilidad dentro de este patrón general, respecto de la frecuencia y la ubicación de las partes esqueletales, lo que permitió establecer la existencia de 4 patrones diferentes (patrones A a D). Es interesante subrayar que algunos de los conjuntos de huesos presentan una simetría que estaría indicando la intencionalidad en la disposición de las porciones esqueletales en el momento de la inhumación (Martínez et al. 2004, 2006, 2007).

En el sitio El Guanaco (Partido de San Cayetano, provincia de Buenos Aires) se recuperaron restos del al menos siete individuos, dos de ellos en tareas de salvataje. De los cinco restantes, tres están incluidos en un entierro secundario. Restos humanos de al menos otro individuo fueron hallados alrededor de este entierro y a escasa distancia, mientras que el quinto individuo fue encontrado a mayor profundidad y distancia de los anteriores. Uno de los individuos restantes está representado sólo por un cráneo. Sobre estos restos se realizaron fechados radiocarbónicos que los asignan al Holoceno t ardío y análisis de isótopos estables, que indican una dieta predominantemente continental. Mediante esos resultados y en combinación con líneas independientes de estudio como el análisis lítico recuperado en el sitio, se pudo establecer la existencia de rangos de movilidad que incluye la costa Atlántica y los sistemas serranos de Ventania y Tandilia, dando mayor sustento a propuestas previas. También se inició un estudio tafonómico de las diferentes variables que pueden haber afectado a todo el conjunto (Flegenheimer et al. 2002; Mazzia et al. 2004). Martínez y Figuerero Torres (2000; ver también Figuerero Torres y Martínez 1991) documentan el hallazgo en el sitio La Petrona (cerca de la ciudad de Pedro Luro, Pdo. de Villarino, en el extremo sur de la provincia de Buenos Aires) de tres entierros expuestos por la erosión, recuperados en estrecha asociación espacial. Identificaron la presencia de tres modalidades diferentes de inhumación: entierros primarios, secundarios simples y secundarios múltiples. Además de describir las características de sexo y edad de los individuos presentes, realizan un análisis tafonómico preliminar y mencionan la presencia de patologías artrósicas y de una anquilosis postraumática. También identificaron la presencia de deformación craneana intencional de tipo tabular erecta en dos individuos. Concluyen que La Petrona es el producto de ocupaciones cronológicamente ubicadas en el Holoceno tardío, anteriores al contacto con poblaciones europeas. Por las características de los restos culturales recuperados en la superficie del médano que contenía los entierros (principalmente puntas de proyectil pedunculadas de limbo triangulas, puntas triangulares medianas y pequeñas de base escotada, cerámica decorada con motivos geométricos, artefactos de molienda, perforadores bifaciales y adornos labiales/auriculares), identificaron similitudes con conjuntos

Finalmente, se han realizado algunos trabajos que integraron información entierros de diferentes procedencias. Por ejemplo, Barrientos (1997, 2001) realizó una primera aproximación al estudio de la evolución y adaptación de las poblaciones indígenas del sudeste de la región pampeana desde una perspectiva bioarqueológica. A partir de la evaluación de líneas independientes de evidencia (características generales de los sitios con entierros, su cronología y patrones de inhumación, presencia y tipo de deformación craneana intencional, evidencias de estrés identificadas en los restos humanos, información de isótopos estables, relevamiento de los materiales culturales asociados a los restos humanos, etc.), propuso que procesos de migración, flujo génico y eventual reemplazo poblacional podrían dar cuenta de la mayor parte de la variabilidad por él identificada. Este proceso se habría desarrollado durante el último milenio anterior a la conquista hispánica y habría involucrado tanto grupos poblacionales procedentes de Norpatagonia como poblaciones locales. 30


Capítulo 3. Antecedentes arqueológicos y bioarqueológicos de la región pampeana argentina. Su análisis de los marcadores de estrés biológico sugiere la existencia de una frecuencia relativamente alta de individuos que sufrieron alteraciones en el proceso de crecimiento y desarrollo, posiblemente como consecuencia de situaciones de escasez periódica en la disponibilidad de recursos alimenticios. Por otra parte, los análisis de isótopos estables del carbono indicarían una base alimentaria principalmente continental, con una importancia especial del ambiente costero como fuente ocasional de recursos (Barrientos 1997).

hasta mediados de la década de 1960. También colaboraron con este proceso algunos prejuicios teóricos que afirmaban la casi nula presencia de poblaciones humanas en el área principalmente debido a que el medioambiente no era apto para asentamiento humano permanente (i.e. Orquera 1981). Recién para esa época se publica el trabajo de Zetti y Casamiquela (1967). Posteriormente, a partir de las excavaciones realizadas en el marco del proyecto de arqueología de rescate del Área Casa de Piedra, se publicó una breve descripción y análisis de un entierro recuperado en el sitio Casa de Piedra 1. Se trata de un entierro simple que presentaba un muy mal estado de preservación y estaba asociado a abundante ajuar. Dada la imposibilidad de realizar la determinación sexual y la estimación de la edad del individuo dado el gran deterioro de los restos, sólo pudo establecerse que podría tratarse de un individuo adulto de sexo masculino y estatura mediana, a partir de algunas observaciones macroscópicas generales. Estaba acompañado de un pequeño ajuar compuesto por una valva de molusco de río, un "gáimen" (guijarro alargado), una punta de proyectil apedunculada triangular de sílice y otra de limbo triangular-cordiforme (Vayá 1984).

Por otro lado, analizando muestras de entierros humanos obtenidos en diferentes excavaciones previas, L´Heureux (1999, 2002) realizó un análisis en una muestra de 23 individuos de diferente sexo y edad, pertenecientes a cinco sitios del sudeste de la región pampeana. Su propósito principal era abordar el estudio del macrodesgaste dental de poblaciones de finales del Holoceno tardío, para comparar diferentes patrones de desgaste y cambios temporales. El aumento significativo, en el registro arqueológico del área, de la presencia de artefactos de molienda, le permitieron sugerir un aumento en los grados y las formas de desgaste cóncavas, debido a la inclusión de mayor cantidad de substancias abrasivas derivadas de esos artefactos de procesamiento en los alimentos ingeridos (L´Heureux 1999, 2002).

En los últimos años, tanto las investigaciones arqueológicas como las bioarqueológicas en la provincia de La Pampa, han aumentado considerablemente. En Cochicó, 25 kilómetros al noroeste de Puelén, al pie de la meseta basáltica, Berón (1988) documentó el hallazgo de un enterratorio casi completo. El individuo yacía en posición primaria, decúbito dorsal extendido, con los brazos debajo del pecho y la cara hacia el oeste, siendo notable la ausencia de ciertos elementos óseos como los fémures, los coxales y casi todas las vértebras. Las tibias y peronés, si bien fueron encontrados en posición, tenían una inclinación de unos 45 grados, lo que indicaría algún tipo de acción de agentes postdepositacionales. Los restos óseos presentaban un grado avanzado de erosión, complicando las estimaciones de sexo y edad. Con respecto al sexo, la falta de piezas diagnósticas obligó a comparar la robusticidad de los huesos largos presentes con respecto a los hallados paralelamente en el interior de la Estancia Puesto Rosales, a 90 Km al noreste de Puelén. Este último entierro fue hallado en la cima de un médano, aflorando en superficie, y sus elementos óseos también presentaban una erosión muy marcada. Ambos entierros corresponden a individuos masculinos. Por otra parte, tomando en cuenta el grado de erupción dentaria y el desgaste de la corona se pudo determinar que el entierro de Cochicó pertenece a un individuo adulto maduro y el de la Estancia Puesto Rosales, a un adulto joven (Torres 1988).

Una serie de trabajos recientes (Barrientos 1997, 2001; Barrientos y Pérez 2002, 2004, 2005; Pérez 2002, 2003, 2006) proponen la existencia de un proceso de extinción/retracción local de poblaciones que ocupaban el sudeste de la región pampeana con anterioridad a la transición Holoceno tempranoHoloceno medio (ca. 8000-6300 años AP), seguido de la colonización del área por parte de otras poblaciones durante el Holoceno medio. A través del análisis estadístico de la variabilidad de la morfología craneofacial se pudo establecer que el primer grupo poblacional presenta diferencias significativas respecto de las identificadas para el Holoceno tardío inicial (ca. 3000-2000 años AP) y que estas últimas presentan similitudes morfológicas con otras procedentes de Norpatagonia. Los antecedentes de esta línea de investigación serán retomados en el Capítulo 12. 3.5. Antecedentes de las investigaciones bioarqueológicas en Pampa Seca. En Pampa Seca los estudios sobre restos humanos comenzaron recién hacia la década de 1960. El impacto del descrédito de la teoría propuesta por Ameghino sobre el origen pampeano del género Homo se notó con intensidad en las investigaciones arqueológicas de la provincia, mientras que en el ámbito de la antropología física, la ausencia de estudios en sitios con enterratorios es absoluta 31


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). Guichón (1996) publicó el hallazgo de restos humanos en las proximidades de la laguna de Chadilauquen, describiendo brevemente el estado de los huesos y estableciendo en forma preliminar el número mínimo y edad de los individuos representados (tres adultos, un infantil y un indeterminado). También documentó la presencia de un cráneo con deformación intencional de tipo pseudocircular (Guichón 1996).

aumento de sedentarismo en sitios del área identificados como bases residenciales, asociados a los cuales aparecen entierros (La Lomita y sitio 3 de Tapera Moreira). En momentos posteriores (ca. 1000 años AP), este proceso es identificado por la aparición de áreas formales de entierro (sitio Chenque I). También identifican un aumento de la densidad demográfica a partir de una creciente densidad y variabilidad artefactual en diversos sitios de área, una especialización artesanal en la elaboración de alfarería y el aumento progresivo en la utilización de la tecnología lítica de reducción bipolar. Por otra parte, la intensificación en la fabricación y uso de artefactos de molienda pueden estar vinculados con la incorporación de nuevos productos alimenticios, como semillas y frutos, lo que implica una diversificación de la dieta (Berón 2004 a; Berón y Baffi 2003).

Otra serie de entierros se hallaron en el sitio 3 de la Localidad Tapera Moreira y en el sitio la Lomita, cercano al anterior. Los restos humanos de ambos sitios representan el primer caso de entierros con deformación intencional de tipo circular registrados para la subregión Pampa Seca. Se planteó la hipótesis de que dichos individuos se correlacionaban con las ocupaciones más antiguas del sitio 1 de la Localidad Tapera Moreira. Dado el rango temporal en que ese tipo de deformación craneana se encuentra presente en el resto de la región pampeana, los restos recuperados en ambos sitios debían corresponder cronológicamente a cronologías anteriores a 2000 años AP (Baffi y Berón 1992). Posteriormente esta hipótesis fue corroborada por un fechado radiocarbónico del individuo 1 del sitio 3 de Tapera Moreira (2630 ± 60 años AP) y otro de un individuo del sitio La Lomita (2960 ± 50 años AP). Estos resultados permiten asignarlos a un rango cronológico que se correspondería con las manifestaciones arqueológicas del Componente Inferior del sitio 1 de la Localidad Tapera Moreira. Teniendo en cuenta las calibraciones con dos sigmas de estos fechados, esta deformación craneana habría sido empleada por los habitantes del sitio al menos durante el período 1375-560 AC (Berón y Baffi 1996, 2003). El resto de las características más resaltables de estos entierros se detallan en el Capítulo 4, ya que constituyen parte de la muestra analizada en esta tesis.

Esta breve síntesis de los diferentes trabajos bioarqueológicos en la región pampeana permite establecer algunas conclusiones. El desarrollo de los mismos presenta similitudes y diferencias cuando se comparan las subregiones Pampa Húmeda y pampa Seca. En la primera, el interés por los restos humanos tiene larga data, aunque antes de la década de 1980 se manifestó en la forma de investigaciones más o menos acotadas que en general no se sistematizaban y se limitaban a la puesta en conocimiento de los hallazgos y su descripción, a veces con alguna explicación sobre las características de los entierros y comparaciones con otros hallazgos. El marco teórico que englobaba a la mayoría de estas investigaciones priorizaba la clasificación tipológica de los hallazgos. Desde ese momento, una creciente cantidad de investigadores no solo se abocó a la tarea de analizar desde diferentes perspectivas teóricas los numerosos entierros recuperados hasta ese momento y a utilizar los depositados en museos con fines integradores, sino también a realizar prospecciones en busca de nuevos sitios con restos humanos. Esta tendencia posibilitó la obtención de información crucial para comenzar a comprender diversos aspectos biológicos y socioculturales de las poblaciones pampeanas hasta entonces poco conocidos.

Berón (2004 a) consigna el hallazgo de restos óseos humanos incompletos de un individuo femenino adulto con deformación tabular erecta en el sitio 3 de Chillhué (Área del Valle Argentino). Este hallazgo fortuito realizado por un poblador de la zona no tiene cronología radiocarbónica, pero en principio podría corresponder al Holoceno tardío final, dado el contexto de hallazgo.

En cuanto a la subregión Pampa Seca, los análisis bioarqueológicos han sido realmente muy escasos, notándose un aumento en los hallazgos en los últimos quince años. Las condiciones medioambientales de la subregión Pampa Seca generalmente producen un gran deterioro en la estructura ósea de los entierros, disminuyendo la posibilidad de llevar a cabo estudios integrales como los que actualmente se realizan en el ámbito bioantropológico. Por otra parte, la historia de la arqueología en general de Pampa Seca muestra un desarrollo tardío con respecto a Pampa Húmeda.

Berón (2004 a) y Berón y Baffi (2003) analizaron procesos culturales de las sociedades cazadorasrecolectoras de comienzos del Holoceno tardío en el Área del Curacó, a través de la evaluación del comportamiento mortuorio. Las autoras señalaron la existencia de áreas destinadas al entierro de los muertos para esa época y de un proceso de complejidad creciente a través de un largo proceso. Esto último pudo ser inferido por las evidencias de 32


Capítulo 3. Antecedentes arqueológicos y bioarqueológicos de la región pampeana argentina. Actualmente este factor se ve claramente reflejado en el mínimo o nulo conocimiento de extensas áreas, lo que también influye en el desarrollo actual del conocimiento bioarqueológico. Es relevante subrayar la escasa información previa disponible con anterioridad a las investigaciones desarrollada en el Área Casa de Piedra, la Localidad Arqueológica Tapera Moreira y el Área de Lihué Calel. Afortunadamente, esta tendencia esta siendo revertida en los últimos años gracias al aumento significativo en el interés por el estudio de los diferentes ambientes de la provincia. Actualmente se enfatiza en la integración interdisciplinaria de la información arqueológica y bioarqueológica, con la consiguiente mayor relevancia de las propuestas que se generan. Los modelos regionales vigentes actualmente tienen en cuenta múltiples líneas de investigación y generan propuestas que puntualizan en diferentes aspectos de las sociedades prehistóricas, como los procesos de interacción y complejización social creciente, situaciones de reemplazo poblacional, caracterización de la variabilidad de las prácticas mortuorias, etc.

33


CAPÍTULO 4 DESCRIPCIÓN DE LAS UNIDADES DE ANÁLISIS Y CARACTERÍSTICAS DE LAS MUESTRAS ANALIZADAS.

además está relacionada en línea este-oeste con el sitio denominado “El Dolmen”, que posee pinturas rupestres. A partir de estas interrelaciones espaciales Curtoni (2001) ha planteado que

4.1 Introducción.

“(…) la socialización del paisaje a través de la monumentalización y/o objetivación de prácticas culturales puede generar ordenaciones y/o jerarquizaciones del espacio en ´lugares´, los cuales se constituyen a su vez en referentes mnemotécnicos para los individuos y grupos que se aproximan a los mismos. Los lugares son recordados a través de la memoria y los significados son vinculados a los mismos por la acumulación de sentimientos durante años (…). La identidad social puede surgir con relación a un paisaje específico, mantenerse en el tiempo y ser reproducida a través del sentido de pertenencia y percepción de lugares” (Curtoni 2001: 228-229).

Para este trabajo se han analizado los restos humanos procedentes de tres sitios ubicados en el centro-sur de la provincia de La Pampa. Estos sitios difieren en el rango cronológico de uso, características funcionales y cantidad de individuos inhumados. Se trata del sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel) y sitio 3 y sitio La Lomita de la Localidad Tapera Moreira. El primero está ubicado en el ámbito de las Serranías Pampeanas Meridionales y los dos últimos en la cuenca inferior del río Curacó (Figura 2.1.). A continuación se desarrolla una descripción de cada uno de ellos y de las características principales de las muestras analizadas. 4.2. El sitio Chenque I. El sitio Chenque I es una estructura funeraria múltiple que posee características peculiares para la región pampeana argentina y comparte varios de los rasgos que definen el término “chenque”. Ha sido utilizado en forma recurrente durante el Holoceno tardío como ámbito mortuorio por parte de grupos cazadores-recolectores que habitaron el área centro-sur de la provincia de La Pampa, durante un lapso de por lo menos 700 años. Está ubicado en el acceso al Valle de las Pinturas (Parque Nacional Lihué Calel), a 38º 00’ LS y 65º 38´ LO, sobre la cima de una lomada que presenta una abundante acumulación sedimentaria y es el mayor repositorio de restos humanos de la provincia. Está conformado por una gran estructura superficial oval de rocas graníticas de gran tamaño, cuya extensión es de 16,70 m en sentido N-S y 2 12,60 m en sentido E-O (210,42 m ) (Figura 4.1.). Dentro de la misma existen pequeñas estructuras superficiales y subsuperficiales circulares, las que señalarían el entierro de uno o varios individuos. Se 2 han excavado hasta el momento 49 m , lo cual constituye un muestreo de poco más del 23 % de la superficie demarcada superficialmente.

Las pinturas rupestres, los entierros humanos y las estructuras de piedra tienen un carácter dimensional que supera su materialidad. Si bien por un lado son íconos en sí mismos que representan y significan algo, por otro adquieren relevancia dependiendo de su combinación y ordenación. Es decir que la monumentalización es relevante por sí misma, pero también como un todo combinado por su asociación con otras características del paisaje (otros monumentos, pinturas rupestres, rasgos topográficos, etc.) (Berón et al. 2006; Curtoni 2001). Este sitio fue detectado por Carlos Zetti durante una prospección realizada en el año 1962, quién convocó a Rodolfo Casamiquela para el análisis del material recuperado. Los resultados obtenidos constituyen el único antecedente realizado en el sitio Chenque I previo a su relocalización (Zetti y Casamiquela 1967). Los autores pudieron observar que “La cantidad de rocas, provenientes del túmulo original desparramadas por los alrededores es semejante a la que se encuentra en los típicos chenques de la Patagonia” (Zetti y Casamiquela 1967: 7). Recuperaron restos humanos de por lo menos dos individuos, uno de ellos infantil, y material cultural de variada índole, dejando constancia además de la marcada diferencia en la preservación de los fragmentos óseos más superficiales en relación con los hallazgos recuperados por debajo de los 20 cm de profundidad. No se realizaron análisis adicionales con la muestra recuperada en esa ocasión (Zetti y Casamiquela 1967).

El emplazamiento de este cementerio se ubica en un paisaje que presenta otros indicadores de sacralidad y simbolismo, como la presencia de sitios con arte rupestre, estructuras de piedra, etc., que confluyen en la delimitación de un paisaje social, cultural y simbólicamente recreado (Berón 2003, 2004 a; Berón et al. 2000, 2002, 2006; Romiti 2007). Por ejemplo, a unos 500 m hacia el este del sitio Chenque I, sobre un cerro destacado, se ubica una estructura rocosa semicircular, la cual está a su vez dispuesta en línea norte-sur con otra estructura rectangular ubicada unos 2,5 km al sur. Esta última estructura se ubica en el comienzo del valle sur y

Con posterioridad a esa publicación, no se llevaron a cabo trabajos de ningún tipo en el sitio hasta su relocalización en el año 1993, cuando R. Molinari y 34


Capítulo 4. Descripción de las unidades de análisis y características de las muestras analizadas.

Figura 4.1. Planta de excavación del sitio Chenque I, con la ubicación de las estructuras de entierro detectadas.

M. Berón observaron en superficie una serie de rocas dispersas y varios montículos pequeños y depresiones, los cuales fueron atribuidos a eventos de huaqueo. Se realizaron nueve campañas arqueológicas al sitio entre 1997 y 2006, en las cuales se puso especial énfasis en la realización de un minucioso relevamiento tridimensional de todos restos óseos, dentales y culturales recuperados, tanto los que se encuentran incluidos en cada estructura de entierro como aquellos dispersos, mezclados y fragmentados, los cuales se ubicaban principalmente en la Unidad Superior del sitio. De la misma manera se relevaron las rocas superficiales y subsuperficiales, algunas de las cuales se recuperaron aisladas y otras conformando estructuras asociadas a las unidades de entierro. Para llevar a cabo las excavaciones se plantearon 2 cuadrículas de 4 m , subdivididas en cuatro sectores. Se excavó por niveles artificiales de 10 cm cada uno, tomando registro tridimensional de los hallazgos más relevantes y tamizando el sedimento extraído. Los restos identificados en zaranda se separaron consignando el sector al cual pertenecían. Las rocas fueron numeradas en forma correlativa, de manera de no perder la información

acerca de la ubicación de cada una de ellas en el sitio. Una vez detectados los límites de una unidad de entierro, se abandonó la estrategia de excavación por niveles artificiales al interior de la misma, continuando de esa manera a su alrededor. En cada estructura se procedió en primer lugar a extraer todo el sedimento posible sin alterar la ubicación de sus elementos, de manera tal de posibilitar la documentación gráfica, la cual consistió en la confección de dibujos a escala y la toma de imágenes fotográficas. En algunos casos se filmó el proceso de excavación. Posteriormente se tomaron muestras de sedimento y en los casos en los que se consideró pertinente, muestras para realizar estudios paleoparasitológicos. También se realizaron relevamientos tafonómicos in situ. A cada uno de los restos (elementos óseos o dentales, material cultural, etc.) se le asignó un número correlativo, comenzando por la unidad en cada entierro. En algunos casos, previendo la posibilidad de un deterioro de los restos al momento de la extracción, en el campo se tomaron medidas y se relevaron las porciones anatómicas de importancia para la caracterización biológica de los individuos (determinación sexual, estimación de la edad y de 35


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). la estatura, etc.), siendo esta información posteriormente cotejada en laboratorio. Por último, se tomaron especiales precauciones para minimizar el deterioro de los restos durante los procesos de excavación, extracción y transporte. Para ello se planteó un protocolo de conservación, mediante el cual, una vez identificado el hueso a conservar, se lo consolidaba in situ mediante la aplicación de resina de Acetato de Polivinilo (PVAc) por goteo. Posteriormente a la extracción de los huesos, se tomaron recaudos especiales en el embalaje, protegiendo los restos con telas tipo Tybek y almacenándolo en cajas de polipropileno. Se eligieron para ello materiales libres de ácido para minimizar contaminaciones posteriores. En laboratorio se procedió a la extracción completa del sedimento adherido, raíces, carbonato de calcio, hongos, etc. Se tuvo especial cuidado en eliminar completamente la humedad de los restos. En los casos de extrema fragilidad los huesos fueron sumergidos en PVAc, otorgando una mayor solidez interna. Para el embalaje final se utilizaron cajas de polipropileno blanco y en los casos en que se consideró necesario se confeccionaron bases contenedoras de polietileno expandido para evitar que se muevan. Se trata en ambos casos de materiales no contaminantes (Berón 2005; Di Donato et al. 2003; Peretti y Baxevanis 2004).

Desde el comienzo de los análisis se buscó obtener la mayor cantidad de información sobre los patrones de remoción y depositación final y sobre la composición y estructura demográficas de esta muestra altamente modificada, utilizando la mayor cantidad de vías metodológicas posibles (Luna 2001 a y b, 2002, 2003 a y b). Se identificaron en esta Unidad dos patrones diferentes de distribución espacial de los restos humanos. Por un lado, existe un patrón altamente disperso, con una baja densidad de hallazgos en algunos sectores del sitio. Por otro, se delimitaron 20 concentraciones de restos óseos y dentales con diferentes grados de fragmentación, representatividad, ordenamiento y relación anatómica, las cuales han sido denominadas remociones antrópicas. Este concepto define una situación de inhumación en la cual se altera en forma intencional (antrópica) la unidad anatómica, sin orden aparente. Puede involucrar a uno o varios individuos. Este término refleja una situación similar a lo que se denomina redepositación o reentierro y se trata de una práctica conocida en el caso de reutilización de una misma estructura de entierro durante varias generaciones. La remoción antrópica es la consecuencia material del proceso de recuperación del espacio de inhumación a fin de depositar nuevos entierros (Berón et al. 2002; Luna et al. 2004 a).

El conjunto de restos recuperados del sitio están incluidos en dos unidades netamente diferenciadas (Figura 4.2.). La Unidad Superior, que corresponde aproximadamente a los primeros 30 cm de excavación, está conformada por restos fragmentados con diversos grados de deterioro y remoción. En la Unidad Inferior, ubicada por debajo de la anterior, se detectaron hasta el momento 42 estructuras de entierro, muchas de ellas en estrecha relación con estructuras de roca subsuperficiales (Berón y Luna 2007 a; Berón et al. 2000, 2002, 2006; Luna et al. 2004 a; Romiti 2004).

Las remociones antrópicas presentan variaciones con respecto a la cantidad de individuos presentes en cada una y a las porciones anatómicas representadas. Algunas de ellas fueron identificadas durante las excavaciones y otras mediante un análisis estadístico de conglomerados jerárquicos. En este caso los datos fueron procesados utilizando el programa estadístico S.P.S.S. 7.5., generándose un dendrograma que agrupó los fragmentos mapeados mediante el método de conglomeración de ligamiento simple. Este análisis fue desarrollado 2 en un muestreo de 13 m de excavación y permitió corroborar que las distintas vías analíticas aplicadas para evaluar los patrones de distribución son consistentes y arrojan resultados homologables (Luna 2002).

4.2.1. Unidad Superior. La Unidad Superior está compuesta tanto por gran cantidad de restos óseos y dentales fragmentados y removidos, como por huesos enteros desarticulados y dientes sueltos. Estas características son el resultado de un proceso de reutilización del sitio de largo plazo, por el cual la depositación recurrente de cuerpos produjo la saturación del área de inhumación. Por ese motivo fue necesario generar nuevos espacios mediante la remoción de los entierros previos. Los restos removidos, los cuales están incluidos en su mayoría en la Unidad Superior, fueron redepositados hacia el interior de la estructura, mientras que los nuevos entierros fueron inhumados siguiendo un patrón circular centrífugo (Luna et al. 2004 a).

Los resultados obtenidos permiten asegurar que los restos de esta Unidad no se distribuyen aleatoriamente ni están uniformemente diseminados por toda la superficie excavada. Parece haber casos que representan diferentes patrones de ubicación final de los restos: existen agrupaciones que incluyen especímenes de una sola porción anatómica, de varias porciones de un sector acotado del esqueleto, o de todo el esqueleto. Es factible proponer un patrón de reubicación que buscó mantener la asociación de elementos pertenecientes a una misma unidad de entierro (Luna 2001 a, 2002). 36


Capítulo 4. Descripción de las unidades de análisis y características de las muestras analizadas.

Figura 4.2. Perfil que ejemplifica la situación de las Unidades del sitio Chenque I.

Con los restos recuperados del sitio hasta 1998, que conformaban una muestra mucho menor a la utilizada para esta tesis ya que hasta ese momento 2 se habían excavado sólo 13 m , se llevaron a cabo análisis que plantearon como objetivos obtener una estimación del sexo y la edad de los individuos representados, determinar el número mínimo de individuos presentes, e identificar la presencia de marcas de patologías funcionales y de estrés biológico. Los valores del número de individuos indicaron un mínimo de 21 individuos inhumados, de todas las categorías de edad (12 subadultos y 9 adultos) y de ambos sexos (tres masculinos adultos, dos femeninos adultos y un femenino subadulto) (Luna 2001 a, 2003 a y b; Luna y Baffi 2000). Con esos datos parciales pudo afirmarse en ese momento que el sitio Chenque I era uno de los cementerios que más inhumaciones contenía dentro la región Pampeano-Patagónica.

sectores de inserciones musculares de los flexores y extensores de los dedos del pie y flexores plantares sugiere la posibilidad de que estos individuos recorrieran grandes distancias, o que habitaran ambientes irregulares, característica que poseen las sierras de Lihué Calel (Luna 2001 a y b, 2003 a). Reuniendo la información proporcionada por ambas variables, se sugirió que estos individuos habrían realizado actividades que implicarían una importante demanda corporal. En algunos casos (carpos y tarsos), la presencia de neoformaciones artrósicas está asociada en el mismo hueso con algún tipo de entesoexóstosis, lo que permitiría plantear una sobreexigencia conjunta muscular y articular importante. Con respecto a los indicadores de estrés biológico, se identificaron niveles de prevalencia muy bajos de hiperostosis porótica, cribra orbitalia e hipoplasia de esmalte, en los tres casos inferior al 1 % (Luna 2001 a y b, 2003 a).

A través de esos análisis iniciales se identificaron procesos artrósicos en diferentes porciones anatómicas del esqueleto, a pesar del alto grado de fragmentación de la muestra. Se pudo establecer la presencia de artritis sistémica, con manifestaciones en manos (falanges y carpos), pies (tarsos) y en articulaciones costovertebrales. Dado que las características de la muestra no permiten recuperar la relación anatómica entre los elementos, no se pudo precisar la existencia de artritis funcional, ya que los osteofitos marginales detectados en los cuerpos vertebrales podrían ser consecuencia de cualquiera de los dos tipos de artritis. Con respecto a las lesiones producidas por procesos traumáticos de largo plazo en las zonas de inserción muscular, denominadas entesoexóstosis, la información obtenida indica que los individuos adultos hacían un uso del cuerpo que implicaba una alta demanda física del mismo, principalmente del esqueleto apendicular. Estas lesiones están presentes principalmente en mano (falange y carpo), brazo (cúbito), cintura escapular (clavícula) y pie (tarsos y falanges). La presencia de entesoexóstosis en los

4.2.2. Unidad Inferior. En la Unidad Inferior se detectaron hasta el momento 42 estructuras de entierro. Desde la campaña de excavación de 2001 se registraron varias estructuras de inhumación en los niveles más profundos, por lo que quedó claramente establecida la existencia de dos patrones diferenciados de entierros dentro de la Unidad Inferior desde el punto de vista estratigráfico. Por ese motivo, esta Unidad ha sido subdividida en Cumbre y Base. La Unidad Inferior Base corresponde a un patrón de entierros para cuya inhumación se decidió practicar estructuras de cavado en la matriz calcárea y adicionar sedimentos loessicos luego de la depositación de los cuerpos (Berón y Luna 2007 a; Figura 4.2.). Las estructuras de entierro presentaban en la mayoría de los casos un buen grado de preservación, sin fuertes remociones. Sin embargo el estado de los huesos no es bueno, salvo 37


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). excepciones como los entierros de la Unidad Inferior Base. La acción de raíces y otros agentes diagenéticos han modificado las condiciones estructurales de los restos. Las inhumaciones están, en general, claramente delimitadas y los sedimentos que las circundan contienen muy bajas frecuencias de restos arqueológicos, a diferencia de la Unidad Superior, en la cual la distribución de hallazgos es heterogénea pero su densidad es alta en todas las cuadrículas.

Unidad Inferior, no incluidos en esta tesis, puede consultarse en Berón et al. 2006). Además de las modalidades más conocidas (primarios y secundarios, Ubelaker 1978), en trabajos previos (Berón 2003, 2004 a; Berón et al. 2002; Luna et al. 2004 a) se definió y describió una modalidad que fue denominada disposición, la cual no registra, hasta el momento, antecedentes en otros sitios con entierros del país. Dicha modalidad ha sido caracterizada de la siguiente forma:

4.2.2.1. Estructuras de roca.

“es la situación en la que se altera, postmortem, la estructura anatómica del cuerpo, en forma antrópica y en circunstancias muy cercanas a la muerte, pero con un orden intencional, e involucra sólo a un individuo. Se trata de un reordenamiento de partes esqueletales (miembros superiores, miembros inferiores, cráneo, torso), las cuales han sido acomodadas en un arreglo predeterminado, lo que le da al conjunto un aspecto de paquete funerario, con límites definidos. Tanto el ordenamiento de los restos como la neta definición de los límites de estos entierros sugieren la idea de que se pueda haber utilizado algún tipo de envoltorio, probablemente un cuero” (Berón 2004 a: 363).

Una situación común es la disposición de rocas por encima, por debajo o alrededor de los cuerpos, lo que implica tanto una preparación del espacio de inhumación como una señalización de los entierros (Berón 2003; Berón y Baffi 2000; Berón et al. 2002, 2006). En algunos entierros (por ejemplo los entierros 4, 6 y 14), un rasgo llamativo es la disposición de rocas inmediatamente encima de los cráneos. Como se mencionó en el Capítulo 3, Romiti (2004) ha analizado los patrones de reutilización y demarcación del espacio en función de las características de las estructuras antrópicas de rocas para la demarcación de los lugares de entierro. Sus resultados contribuyen a la idea de que los entierros más antiguos habrían sido removidos para la depositación de nuevos cuerpos, ocasionando la dispersión y fragmentación de los restos que conforman la Unidad Superior. Mediante la reconstrucción tridimensional de la secuencia de excavación de las inhumaciones, evaluó la variabilidad que existe en las características de dichos rasgos, identificando tres tipos diferentes de disposiciones de rocas respecto al cuerpo inhumado, denominados Modos. El Modo I se refiere a los entierros que se presentan en contacto directo con las rocas, las cuales forman un montículo sobre el cuerpo. En los entierros correspondientes al Modo II las rocas rodean a los individuos, existiendo una estrecha relación espacial entre el círculo de rocas y los huesos, partiendo la estructura de rocas desde la base del entierro. Finalmente, los entierros del Modo III presentan rocas dispersas en su entorno, pero no constituyen una estructura demarcatoria clara del espacio de inhumación (Romiti 2004).

Cinco entierros, que contienen individuos de ambos sexos, presentan dicha modalidad: los entierros 1, 3, 7, 10 y 25 (Berón et al. 2006; Figura 4.3.). Al momento de definir esta modalidad, se consideró que involucraba cuerpos depositados en tumbas individuales (Berón 2004 a; Berón et al. 2000, 2002). Sin embargo, varias estructuras denotan que la actitud de seccionar los cuerpos postmortem en momentos cercanos a la muerte está presente también en inhumaciones colectivas (Berón y Luna 2007 a y b; Berón et al. 2006). Por ejemplo, el entierro 16 está conformado por cinco subadultos primarios y un adulto en la modalidad disposición (Tabla I.1. del Apéndice I). El reordenamiento en este caso consistió en el seccionamiento en tres partes de la columna vertebral del adulto y la desarticulación de los miembros superiores e inferiores del tronco, para luego ser acomodados por encima del mismo.

4.2.2.2. Modalidades de entierro. Esta Unidad se caracteriza por una alta diversidad y una marcada complejidad en las modalidades de inhumación. En la Tabla I.1. del Apéndice I se resume las características principales de las estructuras de entierro de la Unidad Inferior del sitio Chenque I analizadas (la información disponible hasta el momento del resto de los entierros de la

Otra situación de complejidad en la modalidad mortuoria está dada por entierros múltiples que incluyen la asociación de porciones anatómicas en modalidades de tipo secundario con otras de tipo disposición. Esto presenta a su vez dos variantes. En un caso las porciones esqueletales seccionadas

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Capítulo 4. Descripción de las unidades de análisis y características de las muestras analizadas.

Figura 4.3. Entierro de tipo disposición. Entierro 3. Individuo masculino de 40-44 años de edad.

no han sido dispuestas a modo de paquete funerario, sino que se encuentran mezcladas sin un orden aparente. Es el caso del Conjunto 21/23, una estructura que contiene restos de al menos cinco individuos y en la cual se recuperaron varias puntas de proyectil alojadas en diferentes porciones anatómicas de por lo menos tres individuos (ver más abajo) (Berón y Luna 2007 a y b; Berón et al. 2006).

coxales y omóplatos de varios individuos (Berón 2007 d; Berón et al. 2006) (Figura 4.4.). También se identificaron algunos entierros primarios incompletos, que presentan un porcentaje variable de partes anatómicas faltantes. Esta situación puede ser consecuencia de remociones culturales postdepositacionales con el propósito de inhumar nuevos cuerpos. Esta parece ser la situación por ejemplo del entierro 2, el cual carece del cráneo probablemente a causa de la depositación posterior del Conjunto 8/9. También se han registrado cinco casos de inhumación de partes aisladas. Se trata de cuatro cráneos y de la Concentración N° 585. Esta última está conformada por una roca plana suboval de 30 x 35 cm, sobre la cual se acomodó un conjunto de restos constituido por fragmentos de bóveda y huesos de todas las porciones anatómicas de un único individuo adulto (Figura 4.5.) (Berón et al. 2006; Luna et al. 2004 a).

En la otra variante, distintas porciones esqueletales han sido depositadas siguiendo un arreglo predeterminado al interior de la estructura. Por 1 ejemplo, en el entierro 29 el ordenamiento está conformado por una formación monticular subcircular de huesos de al menos 15 individuos, en el que cráneos y algunos coxales han sido dispuestos en la periferia de la estructura. En este caso los huesos pertenecientes a numerosas porciones anatómicas de varios individuos (antebrazos y manos; pantorrillas y pies; columnas vertebrales) se encuentran articulados entre sí, aunque seccionados en la zona articular respecto de los elementos óseos contiguos. Por otra parte, una gran cantidad de huesos de las extremidades inferiores fueron agrupados y alineados en un sector acotado de la estructura. Un dato destacable es la presencia de numerosas puntas de proyectil alojadas en columnas vertebrales, esternón,

4.2.2.3. Acompañamiento. En algunas inhumaciones es indiscutible el carácter de ajuar de los adornos que las acompañan, ya que se han encontrado cuentas alrededor del cuello y de los miembros de los individuos contenidos en los entierros 15, 16 (adulto), 18 y 41, todos de sexo masculino. El entierro 15 tiene elementos de adorno claramente asociados al cuerpo y se diferencia de los demás en varios aspectos. Poseía un conjunto de chaquiras de valva de diferentes características colocadas alrededor del cuello, a modo de collar (Cimino et al. 2004: Figura 3). Varias son

1

Este entierro no fue analizado en esta tesis ya que durante el período de relevamiento de los datos no se había terminado de excavar.

39


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Figura 4.4. Entierro con asociación de porciones anatómicas en modalidades de tipo secundario con otras de tipo disposición. Entierro 29. NMI: Al menos 15 individuos.

Figura 4.5. Concentración N° 545.

40


Capítulo 4. Descripción de las unidades de análisis y características de las muestras analizadas. rectangulares y estaban colocadas en el centro del pecho, sobre el esternón. Además, este individuo presentaba una gran cuenta de valva, de cinco centímetros de diámetro, colocada sobre el parietal izquierdo. A estas particularidades debe agregarse que este individuo presenta características anatómicas de gran robustez y estatura destacable (180 ± 7,01 cm; Berón 2007 c; Berón et al. 2006; Cimino et al. 2004).

cuerpo del omóplato izquierdo. La primera de ellas ingresó por delante y la segunda desde atrás. Este individuo presenta también distintos tipos de adornos personales como acompañamiento: cinco cuentas de crisocola, una de valva, dos de hueso y un caracol, todos ubicados en la zona del cuello. La pieza más destacada de este conjunto es un aro de cobre que fue hallado en contacto con el temporal izquierdo (Berón 2007 b y d; Berón y González 2006). El entierro N° 19 (individuo masculino de 2029 años) presenta dos puntas de proyectil, una alojada en la cresta iliaca derecha y la otra presumiblemente en la zona del codo izquierdo. Por su parte, el Conjunto 21/23 presenta una modalidad combinada de depositación (secundario y disposición) (Tabla I.1. del Apéndice I). En este caso se recuperaron cinco puntas de proyectil alojadas en diferentes porciones anatómicas. Una de ellas está completa y se ubica entre la tercera y la cuarta cervical, atravesando el canal medular. Otra está representada por un ápice incrustado en una apófisis transversa de la tercera vértebra cervical. La tercera punta está alojada entre la primera y segunda vértebra lumbar y habría ingresado por detrás. El cuarto proyectil está representado por un ápice alojado en la apófisis coracoides de un omóplato derecho. La punta ingresó desde adelante y por encima de la cabeza del húmero. Por último el quinto se ubica en el tercio proximal de una costilla derecha. En este caso el arma ingresó por detrás y desde abajo (Berón 2007 c y d; Berón y Luna 2007 b; Berón et al. 2006).

En el caso del entierro 16, que como se mencionó anteriormente consta de un masculino adulto inhumado en forma de disposición y cinco subadultos primarios de ambos sexos, se identificaron conjuntos de chaquiras ubicadas probablemente alrededor de los miembros del adulto, mientras que el resto está distribuido en el entorno del conjunto. Una capa de 227 chaquiras se extiende sobre la base del paquete funerario y parte de los laterales, lo que permite pensar que estuvieran cosidas a un cuero, el que a su vez estaría teñido con ocre rojo, que pasó a teñir tanto chaquiras como algunos huesos del conjunto. El total de cuentas de este entierro es de 259, todas ellas de valva (Berón 2004 a; Berón et al. 2006). Sólo se recuperaron hasta el momento dos subadultos con abundante ajuar (Entierros 18 y 41), ambos de ellos de sexo masculino. En el primer caso se trata de un largo collar con un total de 204 cuentas de diversas materias primas (hueso, valva y moluscos) y de variado tamaño y morfología. Varios caracoles estaban cubiertos de ocre rojo (Aranda 2006, 2007; Berón y Luna 2007 b; Berón et 2 al. 2006) (Figura 4.6.). Por otra parte el entierro 41 está compuesto por un individuo de sexo masculino de dos a tres años de edad, asociado a un abundante ajuar que incluye un collar de 220 cuentas de hueso y mineral de cobre, y a un ejemplar de perro doméstico (Canis familiaris), ubicado cuidadosamente en posición enfrentada con el niño y en parte por encima de su cuerpo (Berón y Prevosti 2006; Berón et al. 2007 a).

El entierro 27 es primario doble (Figura 4.7.) y presenta un ajuar compuesto por un raspador de sílice de módulo largo, colocado sobre el coxal del individuo 1 y una punta de proyectil apedunculada de sílice con el ápice faltante, que estaba colocada dentro de la mano izquierda del individuo 2. Este último individuo (masculino de 40-49 años) presenta un ápice de punta de proyectil de sílice alojada en un cuerpo vertebral lumbar, que se corresponde con la punta dentro de la mano. También se detectaron numerosas cuentas de valva adheridas a un tocado constituido por un soporte fibroso teñido de rojo en el sector derecho y en la base de su cráneo. Por último, el entierro 29 representa un evento complejo de inhumación de por lo menos 15 individuos, en el cual se identificaron numerosos casos de proyectiles alojados en diferentes porciones anatómicas (coxales, omóplatos, esternón, columna vertebral), pero su análisis aún no ha sido finalizado como para ofrecer mayores detalles (Berón et al. 2006). Al observar el conjunto de puntas alojadas en los individuos se destaca que la materia prima de varias de ellas es el chert silíceo, roca de amplia dispersión en el ámbito provincial. Dicha roca se presenta en una cantera primaria, la Meseta del Fresco, localizada en el sudoeste de la provincia de

4.2.2.4. Señales de violencia interpersonal. En un mínimo de cinco casos (entierros N° 17, 19 y 29, Conjunto 21/23 e individuo 2 del entierro 27; ver Tabla I.1. del Apéndice I) se identificaron signos de violencia interpersonal por la presencia de puntas de proyectil alojadas en diferentes porciones del esqueleto, como vértebras, omóplatos, costillas y coxales (Berón 2007 c y d; Berón y Luna 2007 a y b; Berón et al. 2006). El entierro N° 17 (individuo masculino de 17-19 años) presenta dos puntas de proyectil, una entre los cuerpos vertebrales de la cuarta y quinta dorsal y la otra en contacto con el 2

Este individuo no forma parte de la muestra analizada en esta tesis ya que su análisis no había concluido durante la redacción de la misma.

41


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

Figura 4.6. Detalle de parte del acompañamiento asociado al entierro 18. Individuo masculino de 1-2 años.

Figura 4.7. Entierro 27, primario doble. Individuo 1: masculino de 25-28 años de edad (a la izquierda); Individuo 2: masculino de 40-49 años de edad.

42


Capítulo 4. Descripción de las unidades de análisis y características de las muestras analizadas. La Pampa, aunque su presencia puede ser ubicua por distintos motivos (Berón 2007 a, d; Berón y Curtoni 2002).

Inferior. Como se mencionó anteriormente, esta situación ha sido interpretada como el resultado de conductas recurrentes de reutilización del espacio mediante las cuales se intentó recuperarlo para realizar nuevas inhumaciones. Esto produjo que en determinado momento el área de inhumación quedara saturada, lo que hizo necesaria la generación de nuevos espacios mediante remociones de los entierros previos. El proceso de reutilización tiene su correlato arqueológico en las remociones antrópicas ubicadas en la Unidad Superior (Luna et al. 2004 a).

4.2.3. Cronología. Se obtuvieron dieciocho fechados radiocarbónicos en el sitio Chenque I a partir del análisis de muestras óseas humanas (Tabla 4.1.). Cuatro de estas dataciones corresponden a la Unidad Superior y las restantes a la Unidad Inferior. Estas últimas proceden de estructuras de entierro diferentes y hasta el momento el rango cronológico es de 320 ± 30 a 1050 ± 30 años AP. Los fechados correspondientes a la Unidad Superior presentan un rango de entre 730 ± 70 y 1029 ± 43 años AP. Si bien en este caso los restos se encuentran fragmentados y parcialmente removidos a causa de la recurrente utilización del sitio, las muestras fueron seleccionadas de modo que se asegurara el fechado de individuos diferentes (Berón 2004 a; Berón y Baffi 2004; Berón et al. 2006, 2007 b).

El análisis osteológico de las remociones antrópicas permite afirmar que se trata de remanentes de una o varias unidades de entierro previos, pertenecientes a uno o varios individuos. En algunos casos la inhumación original podría haber reunido a adultos y subadultos, como en el caso del Entierro 16 (Tabla I.1. del Apéndice I). Son ejemplo de ello la concentración 352 con un adulto y tres subadultos y la concentración 295, con restos de dos adultos y tres subadultos (Tabla 4.2.). Cabe destacar que las conductas de remoción no se realizaron en forma azarosa, ya que las remociones fueron redepositadas hacia el interior de la estructura mortuoria, mientras que los nuevos entierros fueron inhumados siguiendo un patrón aproximadamente circular centrífugo que coincide aproximadamente con los límites de la estructura demarcatoria superficial de rocas (Luna et al. 2004 a).

El rango de fechados de uso del sitio (1050 a 320 años AP) muestra su coetaneidad con ocupaciones de ámbitos diferentes en la Pampa Occidental, puesto que se corresponde con el los fechados obtenidos para el Componente Superior del sitio 1 de la Localidad Tapera Moreira. El inicio del uso de este cementerio coincide aproximadamente con el fenómeno climático denominado Anomalía Climática Medieval (ACM) (ver Capítulo 2). Dado que el área de las Serranías Pampeanas Meridionales presenta condiciones ambientales diferenciales respecto a su entorno inmediato, se habría favorecido la instalación de las poblaciones ante circunstancias como las señaladas para ese momento (Berón 2004 a). 4.2.4. Distribución espacial antrópicas y entierros.

de

4.3. Sitio 3 y sitio La Lomita de la Localidad Tapera Moreira. Tapera Moreira es una Localidad Arqueológica que abarca una superficie aproximada de 500 x 250 m. Se identificaron cinco sitios arqueológicos, tres de los cuales presentan materiales arqueológicos en superficie y en estratigrafía. Los dos restantes son sitios de superficie. Todos ellos presentan características peculiares y únicas con respecto a los demás identificados para el área. Están asociados a fuentes de agua potable alternativas al curso intermitente del Curacó y a otros recursos localizados, en una serie de terrazas onduladas sobre la margen derecha de dicho río. Se ubican a 38º 33' LS y 65º 33' LO, a unos 70 Km al sursudeste de la localidad de Puelches (Berón 1994 b, 2004 a; Berón y Curtoni 1998; Berón et al. 1995).

remociones

La evaluación de las relaciones espaciales y estratigráficas que vinculan a las remociones antrópicas de la Unidad Superior con los entierros de la Unidad Inferior permitió obtener información acerca de los episodios de inhumación de cuerpos y remoción de sedimentos que se llevaron a cabo en el sitio (Luna et al. 2004 a). En la Tabla 4.2. se describen las características principales de las remociones antrópicas y sus relaciones espaciales con las estructuras de entierro. Estratigráficamente, se observa que la mayoría de las primeras se ubican entre los niveles II y IV (10 a 40 cm de profundidad) y los últimos a partir del nivel IV (desde los 30 cm), a excepción de los entierros 13, 20 y 33, que están ubicados entre los niveles II y IV.

Para el área del Curacó se han obtenido 20 fechados radiocarbónicos, estableciéndose una larga secuencia de ocupación humana continua entre 4590 ± 60 años AP y 480 ± 50 años AP (Berón 1995, 2004 a).

Pudo establecerse que en general las remociones antrópicas tienen una estrecha vinculación con algunas estructuras de entierro de la Unidad

El sitio 1 es el que presenta la mayor densidad de materiales en superficie y además presenta la secuencia estratigráfica y cronológica más amplia 43


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). Sitio

SCHI

STM sitio 3. Ind. 1. Sitio La Lomita.

Procedencia Unidad Superior. Unidad Superior. Unidad Superior. Unidad Superior. Entierro 7. Conjunto 8/9. Entierro 14. Entierro 15. Entierro 16 (adulto). Entierro 18 Entierro 27 (Ind. 2) Entierro 3 Entierro 17 Conjunto 21/23 Entierro 29 Entierro 34 Entierro 41 Entierro 40 Individuo 1 Individuo 1

N° de fechado AA 35950 AA 35951 UGA 10627 UGA 10628 AA 35952 AA 35953 UGA 10624 UGA 10625 UGA 10626 UGA 01999 UGA 02000 UGA 02001 UGA 02002 UGA 02003 UGA 02004 UGA 02005 UGA 02006 UGA 02007 Beta 82558 Beta 91934

Resultado AMS (años AP) 1029 ± 43 869 ± 43 740 ± 70 730 ± 70 904 ± 43 901 ± 43 700 ± 40 830 ± 40 370 ± 40 890 ± 30 370 ± 30 730 ± 50 990 ± 60 320 ± 30 390 ± 30 1050 ± 30 930 ± 30 390 ± 30 2630 ± 60 2960 ± 50

Tipo de muestra Molar Molar Molar Molar Molar Molar Incisivo Falange pie Falange mano Molar Molar Molar Molar Molar Molar Cuña Costilla Canis familiaris Molar Óseo Óseo

Tabla 4.1. Fechados radiocarbónicos de entierros procedentes del sitio Chenque I, sitio 3 de la Localidad Tapera Moreira y sitio La Lomita (Berón 2004 a; Berón y Baffi 2004; Berón et al. 2006, 2007 b). Referencias: STM: Localidad Tapera Moreira; SCHI: sitio Chenque I. Cuadrícula, Nivel y Sector C5-IV-1 C5-VI-1 C5-VI-1 D4-II-4 D4-II-3 D4-III-3

N° remoción antrópica 543 666 693 263 342 464

1 adulto y 1 subadulto 1 adulto 1 adulto 2 adultos 1 adulto 1 adulto y 1 juvenil

Nº entierro relacionado 11 y 27 11 y 27 11 y 27 13 13 13

D4-III y IV-3 y 4

372

2 adultos, 1 juvenil, 1 subadulto 9-15 m. y 1 perinato

13 y 15

D4-IV-1 D4-V-4 D5-III-1 D5-V-1 D7-III y IV-3 E4-III-1 E5-IV y V-3

585 780 216 557 343 422 352

13 13 13 y 30 30 10 y 12 14 y 15 16

E6-III-3 y 4

295

E6-II, III y IV-2

2

1 adulto 1 masculino adulto y 1 subadulto 1 adulto 1 adulto y 1 subadulto 2 adultos (1 masculino y 1 femenino) y 1 subadulto 1 masculino adulto, 1 juvenil y 1 subadulto 1,5-2,5a. 1 adulto y 3 subadultos (6-12 m.; 6-8 a. y 10 a.) 2 adultos (1 masculino y 1 femenino) y 3 subadultos (1-2 a.; 3-5 a. y 7-10 a.) 2 adultos (1 masculino y 1 femenino) y 1 subadulto 3-5 a.

E6-II, III y IV-1 E6-II, III y IV-4 E6-II, III y IV-3 y 4 F5-II-1

3 4 5 262

1 adulto y 1 subadulto 1 adulto y 1 subadulto 1 adulto y 1 subadulto 1 adulto y 1 subadulto 3-5 a.

Cantidad de individuos

2 16 8 2y8

Tabla 4.2. Composición demográfica de las remociones antrópicas de la Unidad Superior y su relación espacial con las estructuras de entierro de la Unidad Inferior. 2

del área de investigación. Se excavaron 26 m , detectándose restos arqueológicos hasta los 3,50 m arqueológicos en la superficie del terreno, similares a los del sitio 1, si bien en menor densidad. No se detectaron materiales en estratigrafía (Berón 2004 a).

En el sitio 3 se localizaron restos humanos correspondientes a dos individuos, los cuales son descriptos más adelante, y abundante material cultural. Está afectado por erosión aluvional. El sitio 4 presenta material arqueológico que aflora en perfiles de erosión del cauce del Curacó. Está de profundidad. Se recuperaron distintos tipos de evidencias: artefactos líticos, abundantes 44


Capítulo 4. Descripción de las unidades de análisis y características de las muestras analizadas. fragmentos cerámicos, restos faunísticos, adornos, ocre, etc. El sitio 2 presenta materiales constituido principalmente por materiales líticos, entre ellos elementos de molienda y material cerámico de tipo liso e inciso. A pesar de la buena acumulación sedimentaria, los materiales sólo están presentes en superficie (Berón 2004 a).

importancia relativa, como aquellas que permiten obtener información sobre el paleoclima de la región. En los tres componentes el guanaco (Lama guanicoe) es la especie predominante, pero en el Componente Superior el venado de las pampas (Ozotoceros bezoarticus) muestra una frecuencia muy alta, alcanzando aproximadamente la mitad de la representación porcentual del guanaco, lo cual implicaría un aporte significativo en la economía. También están presentes, en menores proporciones, los reidos, el piche, varias especies de roedores, etc. (Berón 2004 a; Berón y Pérez 2004; Salemme y Berón 1997, 1999).

El sitio 5 está separado del sitio 4 por una línea de lomadas bajas. Presenta restos arqueológicos correspondientes al Holoceno tardío final, en superficie y en estratigrafía, algunos de ellos de procedencia extra-regional como tiestos de cerámica Vergel-Valdivia. Además se encontraron varios fragmentos de alfarería de características locales (lisa, incisa y acanalada), artefactos líticos y de vidrio, adornos, etc. (Berón 2004 a).

Es interesante destacar la presencia en el sitio 5 de cerámica Vergel-Valdivia chilena en asociación con cerámica local. Dos fechados de 740 ± 50 y 760 ± 50 años AP para dicha asociación establece la presencia de esa cerámica alóctona en un rango similar al del centro sur chileno (Berón 1999, 2004 a; Berón y Curtoni 1998). Finalmente, desde el punto de vista tafonómico, algunos fragmentos cerámicos intrusivos han merecido un análisis especial en relación a los procesos de transformación del registro (Berón y Scarafoni 1995). Durante el proceso de excavación se mapearon manchas, cuevas, túneles y restos óseos de roedores y se registró la relación entre estos indicadores y ciertas evidencias arqueológicas intrusivas, como tiestos cerámicos. Se analizaron marcas de roedores sobre restos faunísticos y se identificaron las especies cavadoras actuantes (Ctenomys sp., Microcavia australis, Galea musteloides, Dolichotis patagonum y Zaedius pichii), aislando patrones de disturbación del registro arqueológico en relación con el volumen de los ítems transportados (Berón 2004 a; Berón y Scarafoni 1993).

En un análisis global, pueden definirse tres componentes culturales, todos ellos en un contexto de grupos cazadores-recolectores, definidos teniendo en cuenta los indicadores cronológicos y culturales identificados. El Componente Inferior (BC 3500-56) se caracteriza por la ausencia de puntas de proyectil y por la presencia de artefactos toscos y grandes asociados a raspadores pequeños y a una preforma bifacial de sílice de alta calidad. Se observa una baja presencia general de artefactos y de instrumentos (Berón 2004 a). El Componente Medio (BC 349–AD 447) presenta mayor heterogeneidad en los grupos tipológicos representados, coexistiendo artefactos de diferentes módulos con otros alóctonos como una raedera doble convergente de cuarcita, de características muy similares a otras recuperadas en contextos de Pampa Húmeda. El Componente Superior (AD 7271635) se caracteriza principalmente por la presencia de alfarería lisa y decorada, conteniendo más del 90 % de los tiestos recuperados en estratigrafía, y a partir de ellos se han definido 13 grupos cerámicos diferentes en base a los criterios tecnotipológicos anteriormente utilizados para analizar el material cerámico del Área Casa de Piedra (Berón 1988). Este componente presenta la mayor frecuencia de artefactos en general así como un uso importante de artefactos picado-pulidos, tanto de molienda como bola de boleadoras. También se recuperaron elementos de adorno y representaciones artísticas (cuentas de collar, placas grabadas) y se documentó el uso de ocre (manos de moler con residuos y varios crayones preparados). La variabilidad de grupos tipológicos es similar a la del Componente Medio, aunque el porcentaje de instrumentos asciende a casi la mitad del total presente en la secuencia.

Otra línea de trabajo se focalizó en el análisis botánico. Por un lado Migale (1995, 1999) buscó delimitar el territorio de explotación de Tapera Moreira a partir de los recursos vegetales actualmente disponibles en el área. Por otro, se analizaron restos botánicos arqueológicos carbonizados con el objetivo de identificar las especies utilizadas para la combustión a través del uso de un microscopio electrónico de barrido -MEB(Berón y Fontana 1994, 1996, 1999). Dicho trabajo permitió establecer la utilización de jarilla (Larrea sp.), piquillín (Condalya microphylla), mata sebo (Monttea aphylla) y chañar (Geoffea decorticans) con esos fines. En el sitio 3 se recuperó material cultural y dos entierros humanos parcialmente expuestos en un perfil de erosión aluvional. El individuo 1 es un adulto maduro de sexo masculino. No se pudo estimar con mayor precisión la edad de este individuo ya que no se preservaron las porciones óseas que permiten obtener ese dato (sínfisis

Respecto del registro faunístico, la Localidad Tapera Moreira contiene gran diversidad de especies, de las cuales se han realizado una serie de observaciones para identificar tanto la variabilidad de las especies consumidas y su 45


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). púbica y superficie auricular del coxal). Se trata de un entierro primario, en posición decúbito dorsal flexionado, con el cráneo orientando hacia el noroeste. No se identificó ninguna estructura de cavado aparente, elementos asociados al enterratorio, ni señales del uso de ocre en los huesos o en el sedimento (Figura 4.8.). Los huesos estaban afectados por la erosión y por la acción de roedores, y por esos motivos el estado general de preservación es regular-malo. Una característica a destacar es que el cráneo presenta deformación craneana intencional de tipo circular (Baffi y Berón 1992; Berón 2004 a; Berón y Baffi 2003).

femenino, los cuales habían sido parcialmente removidos y redepositados. El único cráneo recuperado, el correspondiente al individuo femenino, también presentaba deformación craneana circular (Baffi y Berón 1992). Pudo estimarse su edad de muerte en 35-40 años. El otro individuo está representado por un coxal izquierdo en muy buen estado de preservación y un fragmento de epífisis proximal de fémur. Se trata de un individuo de sexo masculino. No fue posible estimar la edad de este individuo (Luna 1996) y dado que su esqueleto está incompleto, no se ha incluido en el análisis de esta tesis. Como se mencionó en el Capítulo 3, los restos de ambos sitios constituyen el primer antecedente de entierros con deformación craneana circular para la subregión Pampa Seca (Baffi y Berón 1992; Berón y Baffi 1996; Berón y Curtoni 2002).

Este individuo presenta hiperostosis porótica recuperada en el occipital, un indicador de anemias vinculadas a un déficit protéico o baja ingesta de hierro (Ortner y Putschar 1985; Steinbock 1976). También se identificaron procesos artrósicos en la cavidad cotiloidea del coxal derecho y en la articulación tibial del astrágalo izquierdo. Bourke (1967) establece que la afectación de articulaciones de manos y/o pies podría ser indicador de artritis sistémica (infecciosa), sin valor funcional. Por último, se detectaron varios casos de entesoexóstosis, principalmente en huesos del miembro superior y de la cintura escapular. Estos indicadores sí tienen una clara causa funcional, lo que permite inferir actividades recurrentes e intensas de esas porciones anatómicas, principalmente las implicadas en la extensión y rotación del brazo y descenso del hombro, como por ejemplo la caza y el acarreo de partes de animales. También una tibia presenta exostosis óseas en zonas de inserción de músculos flexores del pie, lo que podría sugerir frecuentes caminatas (Berón 2004 a).

4.4. Características de la muestra analizada. La muestra analizada está compuesta por los restos óseos y dentales humanos procedentes de los tres sitios arqueológicos consignados en este capítulo. Respecto de la muestra que procede del sitio Chenque I, se incluye solamente la recuperada durante las seis campañas de excavación llevadas a cabo entre 1997 y 2004, ya que los restos excavados en 2006 se encuentran en proceso de análisis o bien su evaluación aún no se ha iniciado, por lo que todavía no ofrecen información relevante para esta tesis. Con fines metodológicos, la muestra general ha sido dividida en dos submuestras, denominadas en adelante Submuestra A y 3 Submuestra B . La Submuestra A está compuesta por todos los especímenes óseos y dentales procedentes del sitio Chenque I, que no tienen una relación anatómica clara y directa con alguno de los individuos inhumados en la Unidad Inferior. La mayoría pertenece a los restos humanos fragmentados y mezclados recuperados de la Unidad Superior del sitio. Es decir que esta submuestra contiene los restos de los cuales no se puede establecer con seguridad su pertenencia a alguno de los individuos. Se trata de un conjunto a partir del cual no es posible obtener información sobre la composición y estructura demográficas mediante una aproximación analítica tradicional, por lo que se hace necesario desarrollar mecanismos de validación metodológica mediante la aplicación de

El individuo 2 apareció expuesto en el mismo perfil y está representado exclusivamente por un cráneo en regular estado de preservación y unos pocos restos óseos postcraneales muy alterados y fuera de su posición anatómica, por lo que no ha sido incluido en el análisis. Se trata de un individuo de sexo femenino (Buikstra y Ubelaker 1994). Por las mismas causas que en el caso anterior, no se pudo precisar la edad de este individuo. Este cráneo también presenta deformación intencional de tipo circular (Baffi y Berón 1992; Berón 2004 a; Berón y Baffi 2003; Berón y Curtoni 2002). A unos 200 m al sudeste de los cinco sitios descriptos, en una terraza baja sobre la margen derecha del río Curacó, se emplaza el sitio La Lomita, a 65º 33´ LO y 38º 33´ LS. Allí se recuperó material arqueológico redepositado en superficie y muy escasamente en estratigrafía. También se excavaron en una cárcava de erosión aluvional, restos humanos incompletos pertenecientes a dos individuos adultos, uno masculino y el otro

3

Esta subdivisión se ha realizado exclusivamente para optimizar el tamaño de las muestras y se restringe al marco de esta tesis. Los análisis desarrollados por el equipo de investigación sólo dividen el conjunto total de restos excavados según procedan de la Unidad Superior o de la Unidad Inferior del sitio Chenque I, tal como está consignado en Berón (2003, 2004 a), Berón y Luna (2007 a), Berón et al. (2000, 2002, 2006) y Luna et al. (2004 a), entre otros.

46


Capítulo 4. Descripción de las unidades de análisis y características de las muestras analizadas.

Figura 4.8. Restos humanos del sitio 3 de la Localidad Tapera Moreira. 5

técnicas alternativas en unidades de entierro de las cuales pueda establecerse con seguridad qué elemento pertenece a qué individuo.

(NISP total: 59726). La gran mayoría de los especimenes óseos corresponde a fragmentos no identificables y sólo un bajo porcentaje son elementos óseos anatómicamente identificados que ofrecen información relevante para los análisis desarrollados en esta tesis (n: 2.151; 3,68 %; Tabla 4.3.). Los huesos de mayor tamaño (huesos largos, cráneo, etc.) están representados en su mayoría por fragmentos pequeños, asignables a la categoría Nº 4 de Gordon y Buikstra (1981) (restos con un alto grado de deterioro, muchos de los cuales no son identificables). Por el contrario, pudieron recuperarse gran cantidad de huesos pequeños (carpos, metacarpos, tarsos, metatarsos y falanges) y dientes enteros. Respecto de los dientes, el porcentaje de elementos que pudieron ser analizados es mucho mayor (n: 855; 67,22 %; Tabla 4.4.), lo que está relacionado con sus características estructurales, como se describe en el Capítulo 6.

Además, pudo detectarse que el sector correspondiente a los entierros 11, 25, 30 y 34 (cuadrículas C4, C5, D4 y D5; Figura 4.1.) se corresponde con la parte más profunda de la cubeta de deflación originaria. En ese sector, el sedimento que conforma la matriz y los hallazgos se registran hasta una mayor profundidad y en una mayor densidad, y los restos dispersos y fragmentados se continúan en baja densidad alrededor y hasta por debajo de algunas de las unidades de entierro. Estos especímenes también son incorporados a la Submuestra A, junto con aquellos que se ubicaban en íntima asociación con los restos de las unidades de entierro de la Unidad Inferior, pero que con seguridad no pertenecen a los individuos incluidos en las mismas (por ejemplo, elementos supernumerarios, o de individuos de edades, sexo y/o robustez diferentes). Por último, también se incluyen los elementos correspondientes al Conjunto 8/9, ya que no contiene las porciones anatómicas necesarias para aplicar las técnicas “tradicionales” (coxales, cráneo y/o cabezas femorales y humerales) debido a la acción de 4 agentes naturales y culturales en su conformación .

Es necesario aclarar que no se tomaron en cuenta en esta tesis los fragmentos de las costillas 2° a 12°, salvo las epífisis proximales. Su grado de fragmentación es tan alto que no son útiles para obtener los índices de abundancia taxonómica y relativa (Capítulo 7) ni ofrecen información sobre la edad (Capítulo 8), el sexo (Capítulo 9) y el Número Mínimo de Individuos (Capítulo 10). Un caso

En total esta submuestra está compuesta por 58454 especímenes óseos y 1272 especímenes dentales

5

La sigla NISP se refiere al número de especímenes óseos, enteros o fragmentados, pertenecientes a un mismo taxón, identificados en la muestra. Este índice permite calcular la representación de cada hueso en el conjunto muestral y es analizado en detalle en el Capítulo 7.

4

El Conjunto 8/9 es el único entierro perteneciente a la Unidad Inferior del sitio Chenque I que es incluido dentro de la Submuestra A en el marco de esta tesis.

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Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). parecido ocurre con los fragmentos de cráneo, los cuales sólo han sido tenidos en cuenta para cuantificar las frecuencias de cribra orbitalia e hiperostosis porótica (Capítulo 11).

analizados en cada caso, por lo que esa información se consigna en cada caso particular. Para cada propuesta metodológica evaluada, el tamaño de la muestra control varía según el grado de preservación de los elementos que deben ser analizados en cada caso, por lo que esa información se consigna en cada caso particular.

n % NISP indeterminados 32882 56,26 NISP huesos largos indeterminados 15240 26,07 NISP identificables pero sin información 8181 13,99 relevante6 NISP analizados (adultos) 1749 2,99 NISP analizados (subadultos) 402 0,69 NISP total 58454 100

Procedencia STM (sitio 3) Sitio La Lomita

Tabla 4.3. NISP esqueletal de la Submuestra A, discriminado según las características de los especimenes.

NISP indeterminados NISP analizados (adultos) NISP analizados (subadultos) NISP total

n 417 612 243 1272

% 32,78 48,11 19,11 100

Tabla 4.4. NISP dental de la Submuestra A, discriminado según las características de los especimenes.

Por otra parte, en la Submuestra B se incluyen los entierros de los cuales ha sido posible obtener información sobre sexo y edad mediante los procedimientos metodológicos usualmente utilizados en los análisis bioarqueológicos (v.g. Bass 1987; Buikstra y Ubelaker 1994; Ubelaker 1978; White y Folkens 1991).

N° Entierro 1 1 1 2 3 4 5 6 7 10 11 12 13 14 15

Sexo Masculino Femenino Masculino Femenino Masculino Femenino Masculino Masculino Femenino Femenino Femenino Masculino Masculino Femenino Masculino Masculino

16 Sitio Chenque I

Femenino 17 18 19 20

Por este motivo, se trata de la muestra control. Específicamente, esta submuestra está compuesta por los entierros del sitio 3 y sitio La Lomita de la Localidad Tapera Moreira y por los recuperados del sitio Chenque I entre las campañas de 1997 y 2004. La información sobre el sexo, la edad y la estatura de cada uno de estos entierros que conforman la Submuestra B se resume en la Tabla 4.5. y una descripción más extensa de los mismos se consigna en la Tabla I.1. del Apéndice I.

Conj. 21/23

22 24 25 26 27 (1) 27 (2)

De los restos incluidos en ella se ha obtenido información paleodemográfica “confiable”, por lo que se aplicaron posteriormente un conjunto de técnicas alternativas con el fin de establecer el grado de precisión que ofrecen. Las técnicas identificadas de esa manera como “más confiables” se aplicaron posteriormente a los restos de la Submuestra A, mientras que las “menos confiables” fueron descartadas.

Masculino Masculino Masculino Femenino Masculino Masculino Masculino Masculino Femenino Femenino Femenino Femenino Femenino Masculino Masculino

Edad (años) Adulto 35-40 24-26 Adulto 40-44 35-40 6-8 50-59 25-30 30-39 0,25-0,75 40-50 40-44 4-5 22-24 30-39 0-0,5 3-9 Perinato 0-0,5 0,5-1 17-19 1-2 40-49 40-49 30-39 Adultos Adulto 21-24 27-30 40-50 25-28 40-49

Tabla 4.5. Información sobre sexo y edad de los entierros incluidos en la Submuestra B. Referencias: STM: Localidad Tapera Moreira.

Dentro de esta submuestra se incluyen entierros primarios simples (entierro 1 del sitio 3 de la Localidad Tapera Moreira, entierro 1 del sitio La Lomita y entierros 5, 6, 11, 14, 15, 18, 19, 20, 22, 24 y 26 del sitio Chenque I), un primario doble (entierro 27), primarios incompletos (entierros 2, 12, 13 y 17), un secundario simple (entierro 4), disposiciones simples (entierros 1, 3, 7, 10 y 25), un entierro múltiple que combina las depositaciones de tipo disposición y primario (entierro 16) y otro en el cual

Para cada propuesta metodológica evaluada, el tamaño de la muestra control varía según el grado de preservación de los elementos que deben ser 6

Por ejemplo, fragmentos de costillas, fragmentos de cráneo no pertenecientes a la bóveda, etc.

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Capítulo 4. Descripción de las unidades de análisis y características de las muestras analizadas. se identificaron las depositaciones de tipo disposición y secundario (Conjunto 21/23). Todas estas variantes pertenecen al sitio Chenque I (Tabla I.1. del Apéndice I). La Submuestra B será evaluada para llevar a cabo sólo algunos de los análisis propuestos. En primer lugar, permitirá desarrollar los procedimientos metodológicos de puesta a prueba de múltiples métodos para estimar la edad (Capítulo 8) y determinar el sexo (Capítulo 9). Los datos obtenidos para esta submuestra serán utilizados además para generar el perfil demográfico y estimar el Número Mínimo de Individuos del sitio Chenque I (Capítulo 10). Por último, para el estudio de las relaciones biológicas se analizará la métrica dental de los individuos pertenecientes a esta Submuestra. En los restantes capítulos (7 y 11), el material relevado se restringe al incluido dentro de la Submuestra A.

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CAPÍTULO 5 MARCO TEÓRICO GENERAL Y CONCEPTOS BÁSICOS.

afectan las chances de los individuos de sobrevivir y reproducirse, pueden ser vistas como el reflejo de la adaptación biológica humana a su ambiente (Bush y Zvelevil 1991). La definición de salud como un continuum la hace un concepto dinámico que implica que su espectro incorpora también a la enfermedad (Bush 1991). Por ejemplo, Goodman (1991) propone que la salud es un rasgo central del proceso de adaptación que actúa como estímulo u obstáculo en la reproducción biológica y cultural. El estado de salud de un individuo es la medida del esfuerzo del organismo por adaptarse a su ambiente biosocial y las marcas de estrés, signos de una lucha del organismo por salir airoso de esa situación y volver a entrar en un estado adaptativo.

5.1. Introducción. En este capítulo se explicitan las premisas teóricometodológicas que dirigen y sustentan los análisis efectuados a lo largo de esta tesis. Se detallan las diversas reacciones fisiológicas que se desencadenan ante situaciones de estrés y sus consecuencias en el estado de salud del individuo. También se describen los fundamentos básicos que permiten establecer diferentes tipos de inferencias sobre las consecuencias de esas situaciones de estrés a partir del análisis de los restos humanos. Dichas inferencias están sustentadas por modelos generados específicamente para ser utilizados en el ámbito bioantropológico.

De esta manera, la imagen que queda de los estudios de la salud en las sociedades pasadas es la de una disciplina compleja, con numerosos factores a tener en cuenta, los cuales pueden tener diferentes grados de protagonismo en cada caso particular. Además, pueden obtenerse diversas interpretaciones de acuerdo con el bagaje teórico del cual se parte. El concepto de estrés, visto como una medida de adaptabilidad y como una condición que influencia la reproducción biológica y social, es central para comprender el desarrollo biocultural humano. El estudio de la salud en las sociedades del pasado sólo puede ser completamente desarrollado en el ámbito de la interacción dinámica entre arqueología y bioarqueología, dentro de una perspectiva biocultural.

Por otra parte, se analizan los procesos de formación del registro que pueden sesgar las muestras que llegan al laboratorio para su estudio, los cuales deben ser tenidos en cuenta para no cometer errores interpretativos que conduzcan a conclusiones que no reflejen la realidad de la dinámica biosocial de los individuos cuyos restos son analizados. Por último, se describe brevemente la propuesta teórica que permitirá discutir en el Capítulo 13 un modelo sobre las características de la dinámica social y demográfica de las sociedades prehispánicas que habitaron la zona de estudio durante el Holoceno tardío. Se trata de un conjunto de enunciados generados desde la antropología por el materialismo cultural, que resulta adecuado para interpretar la estructura del registro arqueológico analizado en este caso.

5.2.2. Principios básicos del crecimiento y desarrollo corporales. Aunque el crecimiento y el desarrollo corporales se producen simultáneamente, son dos procesos biológicos independientes. El término crecimiento se aplica al cambio incremental progresivo en tamaño y morfología que ocurre a lo largo de la ontogenia del individuo y es controlado por el sistema endócrino (Lewis 2007). Es un fenómeno cuantitativo que implica un aumento del número de células y del tamaño y contenido celulares. Por otra parte, el término desarrollo o maduración alude a un fenómeno cualitativo que implica una especialización celular y tisular, lo que deriva en la adquisición de nuevas potencialidades biológicas. Es un proceso que conduce de un estado indiferenciado o inmaduro del organismo, hasta otro altamente organizado, especializado y maduro (Bogin y Smith 2000; Comas 1966; Lieberman 1982; Scheuer y Black 2000 a).

5.2. Teoría general sobre las interpretaciones del registro bioarqueológico. 5.2.1. La aproximación biocultural en bioarqueología. Desde principios de la década de 1980, una línea de estudio del registro bioarqueológico focaliza en el análisis de restos humanos desde una perspectiva biocultural (Boyd 1996). Su objetivo principal es responder preguntas acerca de la salud general de una población en la interacción dinámica entre ella, el ambiente y el sistema cultural a través de la mayor cantidad posible de indicadores esqueletales y dentales. Rechaza el modelo clínico tradicional que focaliza en la historia de vida de individuos particulares aislados de su contexto sociocultural y promueve en su lugar una perspectiva poblacional. De esta manera, se pretende explicar las interacciones dinámicas entre esos tres sistemas, sin establecer una prioridad causal de ninguno de ellos sobre los otros. Dado que la salud y la enfermedad son condiciones que

El período normal de crecimiento y desarrollo corporal ha sido dividido desde el momento del nacimiento de la siguiente manera. Hasta aproximadamente los tres años transcurre la infancia, el período en el que la madre provee a su hijo de la totalidad o de gran parte de los nutrientes que necesita a través de la lactancia. Es el período 50


Capítulo 5. Marco teórico general y conceptos básicos. de mayor velocidad de crecimiento del individuo. Entre los tres y los siete años, el niño depende de personas mayores para alimentarse y protegerse. Este período, denominado niñez, culmina cuando el crecimiento del cerebro en peso se ha completado, dando lugar a la juventud. En ella, los individuos prepuberales no dependen tanto de sus madres y padres para sobrevivir. Es en este período en el cual las diferencias en el crecimiento y desarrollo comienzan a hacerse más evidentes entre individuos masculinos y femeninos. En las mujeres, culmina hacia los 10 años, mientras que en los varones se prolonga alrededor de dos años más. Aproximadamente a esas edades se inicia la adolescencia, la cual se manifiesta en el fenotipo por la aparición de las características puberales de maduración sexual, el desarrollo de los rasgos sexuales secundarios, un crecimiento acelerado de la estatura y peso y el comienzo del patrón adulto de comportamiento sociosexual y económico. Esta etapa concluye cuando se alcanza la estatura del adulto y se completa la madurez reproductiva, hacia los 19 años en las mujeres y 21-25 años en los varones (Bennike et al. 2005; Bogin 1995, 1999; Bogin y Smith 2000; Guimarey et al. 1995).

de la dieta y la nutrición, así como también los de la enfermedad y el comportamiento, tienen efectos en el hueso durante toda la vida del individuo (Guimarey 2006; Guimarey et al. 1995; HussAshmore et al. 1982; Larsen 1987; Ribot y Roberts 1996; Stinson 2000). Respecto del proceso de formación y calcificación dental, parece estar mucho más pautado genéticamente, porque se ha documentado que las desviaciones producidas por cuestiones medioambientales son mucho menores que para el caso del crecimiento y desarrollo esqueletal. Por el contrario, se ha demostrado para el proceso de erupción dental que existe considerable variación tanto entre poblaciones como entre individuos dentro de una misma población, porque esa variable sí se ve muy afectada por las presiones medioambientales (Hillson 1986; Huss-Ashmore et al. 1982; Rose et al. 1985). En general, el período más crítico respecto de la nutrición del individuo comienza con el nacimiento y culmina alrededor de los 5 años. Sin embargo, el desarrollo fetal también está condicionado por el nivel nutricional de la madre tanto durante el embarazo como en su etapa previa de crecimiento y desarrollo (Newman 1975 en Barrientos 1997). Ante una situación de estrés, una de las consecuencias más importantes durante la subadultez es la alteración del crecimiento normal, desde una detención momentánea, hasta un cambio sustancial del ritmo de crecimiento; esto último ocurre ante situaciones de estrés crónico. Muchos individuos adultos alcanzan una estatura inferior a su potencial genético debido a que han sufrido situaciones de desnutrición crónica en su niñez (Huss-Ashmore et al. 1982; Rose et al. 1985).

En el ser humano, y a diferencia de la mayoría de los mamíferos, cada una de estas etapas presenta características específicas en la velocidad del crecimiento. Todo el período de gestación se caracteriza por un ritmo muy acelerado de crecimiento corporal, el cual decae durante la infancia, siguiendo un período mucho más lento hasta el final de la niñez. En ese momento se produce un pequeño y corto incremento en la velocidad, volviendo a declinar durante la etapa juvenil. Al comienzo de la adolescencia se produce nuevamente una súbita y rápida aceleración en la tasa de crecimiento, en este caso persistiendo hasta los inicios de la etapa adulta, momento en que se produce la detención definitiva del crecimiento corporal (Bogin 1995, 1999; Bogin y Smith 2000).

Las tasas de crecimiento varían entre poblaciones e individuos y entre varones y mujeres, influidas tanto por cuestiones genéticas como medioambientales. Esto implica diferencias en los tiempos de osificación del esqueleto y de la dentición (Hillson 1996; Lewis 2007; Rose et al. 1985). Los aspectos nutricionales, la incidencia de determinadas enfermedades y hasta situaciones de estrés psicológico son factores que sin lugar a dudas afectan el proceso de crecimiento y desarrollo. La influencia genética en el crecimiento corporal debe ser vista como la existencia de una forma y tamaño potenciales, las cuales pueden o no manifestarse, porque los controles medioambientales establecen el grado en el cual ese potencial se manifiesta fenotípicamente (Guimarey 2006; Hillson 1986; Scott y Turner 2000).

Estas características del crecimiento y desarrollo de los tejidos y órganos corporales son el resultado de una compleja interacción de factores. El crecimiento tiene un sustancial componente genético, pero está también fuertemente influenciado por factores ambientales, principalmente la dieta y la nutrición. Los factores ambientales, ligados a las condiciones de vida de las poblaciones, influyen en el crecimiento, porque pueden facilitar, modificar y hasta impedir la expresión de los genes que controlan el proceso. El hueso es mucho más susceptible a la influencia ambiental durante las etapas de crecimiento y desarrollo. El proceso de destrucción (reabsorción) y renovación (depositación) óseas ocurre predominantemente durante los años de crecimiento, pero continúa también durante la adultez. Por lo tanto, los efectos

Luego del parto la maduración esqueletal es en general más avanzada en las niñas que en los niños, aunque la densidad mineral ósea de las primeras es mucho menor. Durante la adolescencia, 51


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). las tasas diferenciales de secreción hormonal aumentan el dimorfismo sexual. El período de aceleración en el crecimiento puberal ocurre más tardíamente en los varones que en las mujeres, lo que resulta en un mayor tamaño adulto ya que la masa muscular aumenta rápidamente durante ese período adicional, afectando la robusticidad esqueletal final (Scheuer y Black 2000 a y b).

esqueletal y su función biomecánica (Pearson y Lieberman 2004). La presente investigación se encuadra dentro de los lineamientos planteados por esta última perspectiva. Recientemente, Schoenau et al. (2003) propusieron una explicación sobre el desarrollo esqueletal que resulta útil como base teórica para los estudios bioarqueológicos ya que introduce los factores contextuales dentro de un modelo de desarrollo óseo multicausal. A continuación se describen las características básicas de su modelo.

Las diferencias entre poblaciones en lo que respecta al crecimiento y desarrollo también se deben tanto a cuestiones genéticas como contextuales. La relación entre crecimiento y edad cronológica es complicada, por lo que el primero nunca debe ser directamente considerado un indicador confiable de la segunda (Scheuer y Black 2000 a). El grado de variación en el crecimiento según el sexo, las situaciones de estrés nutricional, la adscripción poblacional, etc., hace necesaria la inclusión del concepto de edad biológica, un indicador del grado de desarrollo y maduración dental y esqueletal, con fines comparativos (Ferembach et al. 1980; Halcrow et al. 2007; HussAshmore y Johnston 1985; Lampl y Johnston 1996; Reppien et al. 2006; Saunders 1992). También se ha podido establecer que otra serie de variables contextuales y comportamentales también afectan en forma significativa los patrones de crecimiento y desarrollo corporales, como la latitud, la longitud, la temperatura, la actividad física, la duración del día, la altura sobre el nivel del mar, los índices de radiación ultravioleta, el tamaño de la unidad familiar, etc. (Beall 2000; Duyar y Ozener 2005; Greksa 1986; Huss-Ashmore y Johnston 1985; Meer et al. 1993; Stinson 2000; Tanner 1986; Weinstein 2007).

5.2.3. Un modelo de regulación del desarrollo óseo. Schoenau et al. (2003) han desarrollado una propuesta que explica la regulación del desarrollo esqueletal como un sistema biológico. Su propuesta es seguida en esta tesis ya que resulta adecuada para comprender la importancia relativa de la gran cantidad de factores genéticos, moleculares, celulares y epidemiológicos que condicionan y regulan el proceso. Estos autores proponen un modelo funcional de desarrollo óseo en el cual la información genética sólo provee un sustratro general sobre el perfil básico del esqueleto, por lo que la acción de las células aparece como un proceso coordinado por los requerimientos mecánicos del hueso. Actualmente, las investigaciones en biología ósea se basan principalmente en una aproximación que minimiza el contexto fisiológico y focaliza en el rol de los múltiples factores moleculares, celulares, ambientales y conductuales, llamados determinantes o reguladores del desarrollo óseo, que están implicados en el proceso. Este enfoque permitió identificar los agentes individuales que colaboran en el proceso de desarrollo óseo, pero queda pendiente el problema de cómo establecer la contribución relativa y el momento de actividad de cada uno de ellos. Generalmente, se explicó ese proceso mediante un modelo acumulativo en el cual cada factor influencia individualmente el desarrollo óseo, pero de esa manera éste es visto como un proceso de “dirección ciega”, ya que ninguno de los determinantes de la arquitectura y masa óseas tiene información sobre cuánto hueso se ha depositado y cuánto más es necesario fabricar, y además representa al órgano óseo como el esclavo de sus células y moléculas.

Dada la gran cantidad de factores que inciden en el desarrollo de los fenotipos esqueletales, se han llevado a cabo muchas investigaciones en el ámbito de la biología ósea con el objetivo de conocer en profundidad los agentes y mecanismos actuantes (Daly et al. 2004; Pearson y Lieberman 2004). En general se han delineado dos grupos de factores causales, los genéticos por un lado y los ambientales y hormonales por el otro, los cuales generalmente aparecen como antagónicos. Lovejoy et al. (2003) subrayan la importancia de los mecanismos genéticos en la morfología final del esqueleto y la mínima intervención causal de la adaptación funcional según los estímulos mecánicos externos. Sin embargo, si bien los mecanismos genéticos de regulación ósea son sin lugar a dudas determinantes, esto no significa que los condicionamientos ambientales no sean también muy importantes. Las presiones mecánicas tienen un efecto significativo en la variación en la morfología ósea (Ruff et al. 2006), afirmación que ha permitido desarrollar muchas investigaciones para evaluar la relación existente entre la forma

Otra forma de ver este proceso parte de las siguientes tres preguntas: ¿Cómo controla el hueso como órgano a las células y moléculas que lo constituyen para que continúen desarrollándose o no?; ¿qué es lo que dirige el desarrollo óseo?; y ¿cuál es su fin último?

52


Capítulo 5. Marco teórico general y conceptos básicos. La propiedad funcional más importante del hueso es su resistencia, aspecto crítico para la supervivencia y para el adecuado desarrollo comportamental. Esa resistencia puede ser aumentada agregando masa ósea, modificando la geometría ósea para lograr una más adecuada redistribución de las fuerzas mecánicas que inciden en el esqueleto, o alterando su microestructura mediante procesos como la remodelación de los sistemas haversianos (Pearson y Lieberman 2004). Puede concebirse entonces que el propósito del desarrollo óseo es crear estructuras que posean la resistencia requerida, para lo cual es necesario aumentar la masa ósea hasta determinados límites y/o adaptar la morfología de la arquitectura ósea. De esta manera, el modelo funcional se basa en el principio general de regulación, que propone que el control de un proceso o sistema requiere de la habilidad de actuar, pero también necesita información sobre el estado del proceso en cada momento, generando señales que comuniquen si el efecto deseado ha sido logrado o no. Esto a su vez implica que debe haber en el sistema información acerca de cuál es el efecto final deseado, que en este caso Schoenau et al. (2003) proponen que es el mantenimiento, cerca de un nivel predeterminado, de la deformación mecánicamente inducida. Dado que la deformación de un hueso es una medida de su resistencia, cuando esta excede un límite aceptable, los osteocitos pueden enviar señales que provoquen nuevas adaptaciones en la masa y arquitectura óseas y aumenten su resistencia (Schoenau et al. 2003).

importante en el tamaño corporal, siendo los huesos todavía fuertemente modificables. Numerosos estudios en poblaciones vivas muestran que las actividades desarrolladas durante ese período pueden jugar un rol fundamental en el establecimiento de la morfología adulta. Durante la adultez se hace mucho más difícil para el organismo modificar su estructura, por lo que la morfología ósea observada en los esqueletos adultos es en gran medida consecuencias de las fuerzas actuantes sobre ellos durante el período inmediatamente preadulto (Pearson y Lieberman 2004). Los factores mecánicos entonces se erigen como otra parte fundamental en el proceso de desarrollo óseo, sumándose a factores no mecánicos como el sistema hormonal y la nutrición. Estos dos últimos cumplen un rol activo en el crecimiento longitudinal del hueso y pueden alterar el nivel del punto predeterminado, modificando muchos aspectos del proceso de acción de los osteoblastos y los osteoclastos, aunque no pueden reemplazar el efecto de la fuerza mecánica en el hueso (Schoenau et al. 2003). 5.2.4. El concepto de estrés. 5.2.4.1. Conceptos básicos. Como ha quedado explicitado a lo largo de este capítulo, además de los condicionamientos genéticos, toda una batería de agentes medioambientales influye de manera decisiva en las características fenotípicas de los individuos. Un concepto central para el estudio de la salud y la adaptación de las sociedades pasadas es el de estrés. Como se verá en el siguiente apartado, este concepto establece las relaciones causales necesarias para poder realizar inferencias bioarqueológicas.

Entonces la resistencia mecánica requerida de un hueso determina su masa y arquitectura, y no a la inversa. Durante el crecimiento, la estabilidad ósea se ve constantemente amenazada por el aumento en la longitud del hueso y en la fuerza muscular. Ambos factores producen una mayor deformación, lo que promueve el desarrollo de cambios adaptativos en la masa y arquitectura óseas. En definitiva, este desarrollo es conducido por dos órganos no óseos, el cartílago de crecimiento y los músculos. El modelo funcional establece dos fases diferentes en el proceso. En la primera la forma básica de los huesos está determinada genéticamente. La segunda comienza con el proceso de mineralización, cuando la masa y arquitectura óseas comienzan a remodelarse según los requerimientos funcionales del hueso, para mantenerse cerca de un nivel predeterminado de integridad estructural, según la información acerca de dónde el hueso mineralizado necesita ser agregado y dónde removido (Ruff et al. 2006; Schoenau et al. 2003). Este proceso es dependiente de la edad, ya que el hueso cortical se ve modificado por las fuerzas mecánicas en momentos anteriores a la madurez sexual, principalmente durante la adolescencia, ya que en ese momento es cuando se produce un crecimiento

El enfoque biocultural considera que los restos humanos pertenecieron in vivo a un sistema que estuvo constantemente en interacción con el ambiente natural y social (Goodman et al. 1988; Larsen 1987, 2000; Neves 1984). El estudio de las situaciones de salud-enfermedad en muestras bioarqueológicas permite inferir las características de esa interacción, ya que los niveles de morbilidadmortalidad condicionan las estructura demográfica de cada rango de edad dentro de la muestra analizada, lo que remite a aspectos como la esperanza de vida, el éxito reproductivo diferencial y la capacidad funcional y de aprendizaje, para cada uno de esos grupos (Bush 1991). La posibilidad de inferir dichas situaciones a partir de muestras esqueletales y dentales está dada por el conjunto de indicadores de estrés identificables como respuesta adaptativa del organismo ante situaciones adversas (Huss-Ashmore et al. 1982; Martin et al. 1985). 53


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). El estrés puede ser definido como cualquier disrupción fisiológica de un organismo ocasionada por la incidencia sobre él de cualquier perturbación del ambiente (Goodman et al. 1984, 1988; Huss Ashmose et al. 1982; Selye 1956). Este puede ser agudo o crónico. El primero se desarrolla durante un período relativamente acotado de tiempo (v.g. síndrome febril), mientras que el segundo se manifiesta durante períodos más prologados (v.g. una situación de nutrición deficitaria). Una de las posibles consecuencias de sufrir uno o varios eventos de estrés severo es la perturbación del crecimiento normal del esqueleto y de la dentición (Duray 1996; Larsen 2000).

permiten ser precisamente diagnosticadas (v.g. tuberculosis, lepra, sífilis) porque se producen cambios específicos en el hueso, mientras que ciertos patógenos (v.g. estafilococos y estreptococos) sólo dejan cambios generalizados, en la forma de reacciones periósticas e inflamación ósea y otros (v.g. virus) nunca dejan señales a nivel óseo, aunque pueden producir la muerte (Bush 1991; Goodman et al. 1988). En general, actualmente se afirma que los indicadores de estrés tienen una baja sensibilidad y especificidad (Wood y Milner 1994). Por último, la tercer premisa establece que ante cualquier situación de estrés, la manifestación de la respuesta es el Síndrome General de Adaptación (Figura 5.1.), el cual se divide en tres fases: 1) la reacción de alarma, en la que aumenta la actividad de las hormonas y del sistema nervioso central, disminuyendo el nivel de resistencia. Una serie de respuestas, fisiológicas y conductuales, comienzan a manifestarse con el objetivo de reestablecer la situación existente antes de esa situación de estrés; 2) la resistencia, cuando el organismo busca retornar a la homeostasis, lo que puede prolongarse por largos períodos. La exposición a los estresores hace aumentar la energía necesaria para adaptarse, lo que conlleva a 3) una situación final de colapso o de nueva adaptación, que abarca un amplio rango de respuestas, desde el deterioro mínimo de una función hasta el costo más alto, la muerte del organismo (Goodman y Armelagos 1989; Powell 1985; Selye 1956).

El análisis de las tendencias en los patrones biológicos y conductuales que pueden ser inferidas acerca de aspectos como morbilidad y mortalidad, actividades cotidianas, etc., puede llevarse a cabo analizando los valores de prevalencia de los diferentes marcadores de estrés. La evaluación de las perturbaciones en el proceso de formación y calcificación dental y de crecimiento y desarrollo óseo desde un punto de vista paleodemográfico es indispensable para reconstruir los modos de vida del pasado a partir de los restos esqueletales y dentales humanos (Lukacs 1989). El estrés es un concepto hermano del de adaptación: mientras este focaliza en las consecuencias adaptativas o positivas, es decir, en el mantenimiento de un estado estable de homeostasis corporal, el estrés revela los costos o límites de esa adaptación (Selye 1956; Goodman et al. 1988). A su vez, el modelo teórico de estrés se sustenta sobre tres premisas fundamentales. La primera afirma que este debe ser visto como una respuesta a estímulos adversos, no como el estímulo en sí mismo (Selye 1956). Este concepto no es actualmente compartido por la mayoría de los investigadores en antropología, quienes denominan estrés a lo que Selye llamó estresor, es decir, al conjunto de agentes productores de la reacción corporal (Bush 1991; Bush y Zvelebil 1991). La segunda premisa considera que esta respuesta es inespecífica, es decir que una misma marca de estrés puede ser ocasionada por un amplio rango de estímulos o estresores (Goodman y Armelagos 1989; Powell 1985; Selye 1956). Esta afirmación ha sido posteriormente relativizada, aunque queda por resolver hasta qué punto y en qué casos específicos las marcas de estrés son representativas del estatus de salud del individuo (Bush y Zvelevil 1991). Numerosos estudios han establecido que la mayoría de las hormonas responden a múltiples estímulos, pero ninguna responde de igual manera a todos los estímulos, lo que implica que no es una respuesta absolutamente inespecífica. Por otra parte, existe una gradación en el nivel de especificidad: algunas enfermedades

Figura 5.1. El Síndrome General de Adaptación (modificado de Bush 1991: 21).

5.2.4.2. El modelo de Goodman. Goodman et al. (1984, 1988) han desarrollado un modelo biocultural de estrés para su aplicación bioarqueológica, que ilustra la forma en que los estresores afectan la adaptación individual y poblacional. Su propuesta establece que el estrés es producido principalmente por tres factores: 1) las restricciones ambientales; 2) el sistema sociocultural; y 3) la resistencia individual. Estos 54


Capítulo 5. Marco teórico general y conceptos básicos. tres factores interactúan en forma sinérgica, de manera que no es posible en general identificar la causa última del proceso de disrupción de la homeostasis. La resistencia a la enfermedad del organismo se encuentra determinada por factores específicos e inespecíficos. Los factores específicos incluyen aquellas respuestas proporcionadas por el huésped ante patógenos particulares, mientras que los factores inespecíficos son aquellos que están presentes y activos ya en el momento del nacimiento, y resisten una gran diversidad de patógenos (Powell 1985; Saunders y Hoppa 1993, Wood et al. 1992).

ya que numerosos agentes y procesos pueden producir resultados similares y porque el esqueleto y la dentición poseen una capacidad limitada de respuestas potenciales ante distintos estímulos ambientales (Goodman y Armelagos 1989; Goodman et al. 1984; Huss-Ashmore et al. 1982). Volviendo a la segunda premisa del modelo de estrés de Selye (1956) y a las críticas posteriores a dicho enunciado, las evidencias de estrés se dividen en específicas e inespecíficas. Las primeras son atribuibles con certeza a un sólo agente estresor o patológico (v.g. metástasis múltiple), mientras que las segundas pueden ser producidas por una amplia variedad de estresores de origen diverso (v.g. hipoplasias del esmalte, hipocalcificaciones dentales e hiperostosis porótica). Su etiología multicausal impide establecer las causas puntuales de su aparición, pero dado que su presencia suele ser frecuente en muestras esqueletales, pueden proporcionar información paleoepidemiológica importante para inferir aspectos de los patrones de morbilidad y mortalidad desde una perspectiva poblacional (Mensforth 1991).

Por ejemplo, una situación de malnutrición puede reducir la resistencia contra las enfermedades infecciosas y a su vez éstas pueden afectar el estado nutricional del individuo, siendo el efecto combinado más severo que el producido por la acción de una sola de ellas. Una infección intestinal produce la disminución en la absorción de nutrientes, lo que conduce a una baja en las defensas corporales, y esto desencadena a su vez el empeoramiento de la infección. Pero por otra parte, una nutrición deficiente puede también fomentar la aparición de la infección y generar el mismo proceso.

5.2.4.3. Críticas el modelo de Goodman. Tradicionalmente las explicaciones vinculadas con el análisis de los niveles de prevalencia de los indicadores de estrés sobrevaloraron la incidencia de los factores nutricionales. Más aún, en general los trabajos publicados sobre el tema enfatizaban que todas las señales de estrés tenían una causa nutricional, minimizando u omitiendo otros posibles orígenes de esas manifestaciones (v.g. Goodman et al. 1984; Hummert y Van Gerven 1983). Posteriormente, y sin dejar de lado estos agentes, se ha evaluado la incidencia de otros factores traumáticos, comportamentales y patológicos que también pueden contribuir en mayor o menor medida a las frecuencias de indicadores de estrés que pueden encontrarse en muestras esqueletales y dentales (Bush y Zvelevil 1991).

El modelo muestra de qué manera los estresores pueden afectar la adaptación. El ambiente es el proveedor tanto de los recursos necesarios para sobrevivir como de los estresores que pueden afectar la salud de la población. El sistema cultural ofrece los conocimientos críticos necesarios para la extracción de nutrientes y otros recursos del ambiente y amortigua los estresores medioambientales, pero no siempre es efectivo para amortiguar el estrés y también puede producirlo. Si los estresores no son amortiguados, puede ocurrir un estrés biológico, respuesta observable en el nivel del tejido óseo y dental. Además, en este modelo existe una jerarquía de respuestas. Los tejidos blandos se ven afectados hasta en situaciones suaves y/o acotadas de estrés, mientras que los tejidos óseos sufren el impacto sólo si son más intensas y/o duraderas. Los dientes son los elementos corporales más resistentes a condiciones adversas, es decir que son necesarios agentes estresores de gran intensidad para que se puedan identificar marcas en su estructura (Hillson 1986; Huss-Asmore et al. 1982; Rose et al. 1985).

Por ejemplo Bush (1991) ha desarrollado una crítica constructiva al modelo de Goodman, subrayando que este último autor no reconoce la importancia de los factores psicológicos en el proceso de estrés. Estados mentales adversos pueden jugar un rol activo y tener un impacto importante en la dinámica del crecimiento corporal. El concepto fundamental de la crítica de Bush (1991) es que no existe enfermedad que no esté influenciada por la forma en que la persona reacciona psicológicamente ante ella. Los estados psicológicos tienen una relación causal con la morbilidad y la mortalidad. Cuando en ciertas situaciones de tensión un individuo no logra comprender el significado de la acción de quienes lo rodean, se produce un shock de ansiedad sobre cómo responder correctamente ante esa adversidad emocional. Esa ansiedad aumenta los niveles de

La consecuencia de una situación de estrés es la disminución del desarrollo cognitivo, capacidad de trabajo y nivel de defensas, así como también la perturbación del crecimiento normal del esqueleto y de la dentición, y hasta una disminución en la capacidad de la población para sobrevivir (Duray 1996; Goodman et al. 1988; Larsen 2000). Por otro lado, el origen de una lesión no siempre puede ser inferida, como se desarrolló en el apartado anterior, 55


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). adrenalina y tiende a disminuir la resistencia a la enfermedad, aumentando de esa manera la posibilidad de que se genere una situación de estrés. Se sugiere que este proceso puede ser identificado a nivel poblacional en momentos caracterizados por un aumento de la inseguridad, de la violencia interpersonal, o por la instauración de una situación de guerra generalizada (Bush 1991; Hyland y Scutt 1991).

los que deberían mostrar frecuencias más elevadas de indicadores de estrés. Bush (1991) identifica varias situaciones en familias occidentales que ejemplifican su propuesta. Circunstancias familiares desfavorables traen consecuencias importantes en el proceso de crecimiento de los niños. Aquellos que sufren vidas familiares inestables (v.g. alcoholismo, violencia familiar, etc.) muestran estaturas menores al promedio y/o un menor ritmo de crecimiento. Cuando estos inconvenientes son solucionados, el crecimiento se acelera sin la administración de hormonas de crecimiento ni mejoras nutricionales. Esta situación indica que las perturbaciones emocionales pueden tener un efecto adverso en el crecimiento.

Esto pone de manifiesto otra inconsistencia del modelo de Goodman et al. (1988). En él se plantea que cada individuo posee un umbral de resistencia corporal por debajo del cual se producen situaciones de estrés. Los autores contemplan que existe variabilidad en lo que respecta a los niveles de resistencia particulares, dependiendo entre otros factores de la susceptibilidad genética, la edad, el sexo y la elasticidad particular de cada individuo (Wood et al. 1992). Pero el punto esencial es comprender que, además de que ese umbral no es el mismo para todos, tampoco se mantiene inalterable a lo largo de la vida de un mismo individuo, porque la variación en la respuesta también es una consecuencia de factores medioambientales y circunstanciales que son específicos de cada situación individual particular. Entonces la respuesta a un mismo estresor no es uniforme entre individuos ni durante la vida de una misma persona. Esta situación puede generar problemas de interpretación, porque la ausencia de un marcador puede indicar una alta resistencia o una ausencia de una situación de estrés. Tanto situaciones de sub o malnutrición, como tensiones psicológicas como las arriba mencionadas, pueden alterar ese umbral de resistencia y facilitar la acción estresora (Bush 1991). De esta manera se hace difícil realizar comparaciones directas ac erca del nivel de salud entre individuos de una misma muestra, ya que no hay motivos para afirmar que dos o mas individuos comparten la misma posibilidad de sufrir un evento de estrés, en un mismo momento, lo que ha sido denominado “heterogeneidad oculta” por Wood et al. (1992) en su propuesta sobre la paradoja osteológica (ver más abajo).

Otro ejemplo ilustra los posibles errores que pueden cometerse al analizar los grados de prevalencia de las líneas de hipoplasia del esmalte sin tomar en consideración los posibles condicionamientos psicológicos. Los picos de frecuencias en individuos de entre 1 y 2 años son atribuidos en general a la crisis del destete, por la cual la disminución del consumo de leche materna y la introducción de nuevos alimentos a los cuales el aparato digestivo no está acostumbrado, produciría eventos repetidos de estrés (Katzemberg et al. 1996; Moggi-Cecchi et al. 1994; Skinner y Goodman 1992). Pero también determinados factores psicológicos pueden influenciar el proceso. En ese momento de la vida de un individuo se generan conflictos porque las metas del niño y de la madre chocan en numerosas ocasiones: el niño suele querer seguir siendo amamantado y la madre puede fomentar el destete, ya sea para poder tener un mayor grado de libertad en sus actividades diarias, o bien porque se ha producido un nuevo nacimiento, lo que implica una competencia para el niño. La llegada del hermano menor presiona hacia una mayor independencia del niño, con la consecuente disminución en el grado de atención por parte de los padres (Bush 1991). Tal como lo menciona acertadamente la autora, no es esperable que estos factores psicológicos puedan derivarse del registro arqueológico, pero en ocasiones sí pueden inferirse las circunstancias contextuales que probablemente hayan contribuido en un aumento del estrés psicosocial (Bush 1991).

Posteriormente Dobney y Goodman (1991) tomaron en cuenta este punto, indicando que si un grupo poblacional sufre en un momento determinado la misma cantidad y magnitud de estresores, el patrón de defectos será igualmente variable, debido a la variabilidad en el estatus de salud de los individuos que lo componen. De manera similar, subrayan la importancia de tener en cuenta las variaciones temporales en los niveles de salud. Cuanto más cerca se encuentre cada individuo del punto crítico o umbral, mayores probabilidades existirán de que se produzcan perturbaciones metabólicas, de manera que los grupos más comprometidos serían

5.2.5. Características de las muestras esqueletales en poblaciones cazadoras-recolectoras. Alcance de las investigaciones bioarqueológicas. Bush y Zvelevil (1991) subrayan que a pesar de los importantes avances que se desarrollaron en bioarqueología durante los últimos 25 años, permanece en pie un problema de difícil solución, que puede ser enunciado mediante la siguiente 56


Capítulo 5. Marco teórico general y conceptos básicos. pregunta ¿hasta qué punto las muestras bioarqueológicas reflejan las condiciones de las poblaciones vivas que las produjeron? El hecho de que los conjuntos arqueológicos recuperados sean muestras, hace necesario preguntarse si es posible asegurar en cada caso si se trata de muestras representativas de las poblaciones del pasado, o no (Cook 1981; Mays 1999; Saunders et al. 1995).

mortuorio, que pueden estar influenciadas por componentes sociopolíticos, ecológicos, ideológicos, sanitarios, circunstanciales, etc. (v.g. elección diferencial del lugar de entierro en función a variables como sexo, edad, pertenencia social, determinado tipo de patología, causa de muerte, etc.) (Binford 1971; Buikstra y Charles 1999; Carr 1995; Charles y Buikstra 1983; Dillehay 1995; Parker Pearson 2002; Tainter 1978); 3) los procesos tafonómicos de alteración y preservación diferencial (acidez de la matriz sedimentaria, meteorización, acción del agua, roedores, carnívoros, raíces, variación de humedad y temperatura, etc.) (Behrensmeyer 1978, 1984; Binford 1981, Blumenschine et al. 1996; Bonnichsen y Sorg 1989; Lyman y Fox 1989; Mengoni Goñalons 1988, 1999; Selvaggio 1994; Walker 1995); 4) las características intrínsecas del esqueleto y la dentición, las cuales varían según el sexo y la edad de los individuos (Bello et al. 2006; Guy et al. 1997; Lewis 2007); 5) las técnicas de prospección, muestreo y recuperación de las muestras (Barrientos 1997; Mays 1999); y 6) la variabilidad biológica en relación a la mortalidad diferencial (Buikstra y Mielke 1985; Chamberlain 2000; Jackes 1993; Larsen 2000; Wood et al. 1992).

La perspectiva poblacional pone énfasis en las muestras osteológicas como muestras estadísticas, es decir que la información osteológica de un individuo es relevante dentro de un contexto poblacional. Una posible derivación teórica de este enfoque poblacional establece que las muestras osteológicas excavadas y analizadas reflejan las características paleodemográficas de las poblaciones a las cuales pertenecieron (Bush y Zvelevil 1991). Las muestras esqueletales presentan determinadas características que hacen que esta afirmación sea problemática e improbable. Si se considera el proceso cuyo punto de inicio es una hipotética población viva y cuyo punto final es la muestra de restos analizados en laboratorio, la secuencia de etapas muestra claramente la cantidad de procesos y agentes que sesgan la calidad de la evidencia final (Chamberlain 2000). Dicho continuum podría definirse de la siguiente manera: 1) población viva en el pasado; 2) conjunto muerto; 3) cuerpos enterrados; 4) restos preservados hasta el presente; 5) restos excavados; 6) restos analizados en laboratorio. El paso desde cada una de estas etapas a la siguiente produce distorsiones que implican que la muestra sea cada vez menos representativa de la población viva inicial (Mays 1999; Meadow 1980). En definitiva, los análisis bioarqueológicos no se efectúan sobre poblaciones, ni sobre muestras de poblaciones, sino sobre muestras de conjuntos osteológicos y material cultural asociado, preservados diferencialmente según cada caso, lo que implica que no es posible, por lo menos en el estado actual de las investigaciones, establecer con precisión la naturaleza de las relaciones existentes entre las propiedades del registro y la dinámica de las poblaciones humanas de las cuales deriva (Barrientos 1997; Scheuer y Black 2000 a; Walker 1995). Un aspecto que distorsiona esa ilusoria relación transparente entre dinámica (población viva) y estática (muestra analizada) está relacionada con la naturaleza del registro bioarqueológico en general y del generado por poblaciones cazadoras-recolectoras en particular. En términos generales, este registro se caracteriza por contener hallazgos aislados y fragmentarios, dependiendo de 1) las características de movilidad e interacción de este tipo de sociedades (Kelly 1995 a); 2) las opciones referidas al comportamiento

Los diversos patrones de movilidad y el grado de recurrencia en la ocupación de sitios y áreas son aspectos poco conocidos que condicionan el registro bioarqueológico, influyendo directamente en la distribución espacial de los entierros de las poblaciones cazadoras-recolectoras. Los sitios de grupos móviles con entierros contienen en general una baja cantidad de individuos y en ocasiones los restos humanos han sufrido la acción de diversos agentes de deterioro. Dado que la perspectiva poblacional requiere que la muestra analizada contenga una importante cantidad de individuos, ante una situación como esta una alternativa usualmente utilizada es emplear escalas espaciales y/o temporales que sean lo suficientemente amplias como para salvar este inconveniente, de manera de incluir en la muestra o bien entierros de zonas amplias, o bien de lapsos temporales más prolongados. En ambos casos, la precisión de la información obtenida disminuye, por lo que resulta improbable poder establecer el grado en que una muestra es representativa de la o las poblaciones de las cuales deriva y generar, a partir de ella, parámetros demográficos como esperanza de vida, fertilidad, mortalidad y tamaño de la población (Bocquet-Appel 1986; Bocquet -Appel y Masset 1977, 1995; Paine 1989, 1996; Paine y Harpending 1996). Ante esta situación, las características que presenta el sitio Chenque I son únicas respecto del resto de la evidencia identificada hasta el momento para la región pampeana, ya que permiten disminuir la importancia de estos inconvenientes. Se trata de 57


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). una muestra que contiene una gran cantidad de individuos, de ambos sexos y de todas las edades, inhumados en un punto específico del espacio y durante un lapso claramente identificado y acotado, lo que asegura que la información generada permita evaluar con confianza múltiples aspectos demográficos, biológicos y comportamentales. Otro factor que contribuyó a mejorar la calidad de la información obtenida tiene que ver con las estrategias de excavación implementadas en el sitio. La meticulosidad en la recuperación de los restos y su registro cuidadoso y completo fue una meta metodológica ineludible, puesto que estos factores también son cruciales para obtener resultados confiables en laboratorio (Torres Palenzuela 1996; White y Folkens 1991). Se identificó cada ítem mapeado con un número, junto al cual se incluyeron las medidas tridimensionales de su ubicación exacta. También se tomó registro del estado, asociación con el resto de las evidencias y cualquier otro dato que fuera pertinente en cada caso. Se realizó la documentación gráfica del proceso completo de excavación y extracción de los restos. Este procedimiento permitió en algunos casos definir “relaciones de segundo orden” (Torres Palenzuela 1996; Duday 1987) en el laboratorio, es decir, la reconstrucción de elementos fracturados o de conjuntos de una misma región anatómica, a partir de fragmentos más o menos dispersos (Ubelaker 1982).

iglesias de los períodos medieval o posteriores, poseen información detallada sobre las partidas de defunción de cada una de las inhumaciones realizadas y han sido excavados sistemáticamente (v.g. Walker 1995). La información generada es de suma utilidad para comprender la incidencia de los diferentes agentes tafonómicos en un contexto osteológico. Por ejemplo, Margerison y Knusel (2002) desarrollaron una investigación que subraya, aunque indirectamente, las profundas diferencias existentes entre una población viva en un momento determinado de su existencia y su correlato esqueletal acumulado durante un lapso de tiempo. Estos autores comparan un conjunto catastrófico (cementerio Royal Mint, Londres), generado como consecuencia de una situación de crisis medioambiental poco frecuente y que habría afectado por igual a todos los individuos, una peste fulminante durante el año 1349 D.C., con otro atricional (cementerio de Saint Helen-in-the-Walls, York), utilizado entre los siglos XII a XVI D.C. por poblaciones locales que no sufrieron situaciones de estrés fuera de lo común para su contexto 1 sociohistórico . Estos autores se propusieron explorar si el pasaje de una situación epidémica podía ser identificada en el registro esqueletal humano. La composición y estructura demográficas del primero de ellos poseen características que lo asemejan a las de una población medieval en funcionamiento, mientras que las del segundo sugieren una situación muy diferente, con ciertos grupos de edad subrepresentados (entre 15 y 35 años) y otros sobrerepresentados (mayores de 35 años). Sus análisis estadísticos permiten concluir que se trata de dos conjuntos con características muy diferentes, lo que avalaría la idea de que en el común de los casos, las muestras bioarqueológicas no estarían reflejando la estructura demográfica de la población viva (Margerison y Knusel 2002).

Por otra parte, el registro bioarqueológico es una parte integral del registro arqueológico y como tal, esta sujeto a la acción de una variedad de agentes, naturales y culturales, pre, peri y postdepositacionales, dependientes de su contexto de depositación, lo que seguramente produce sesgos en la muestra obtenida (Larsen 1987). Los procesos de formación del registro arqueológico incluyen una serie de estadíos análogos a los descriptos para el registro arqueofaunístico (Klein y Cruz -Uribe 1984). En los últimos años se produjeron en nuestro país importantes avances en el estudio de los agentes tafonómicos que influyen en la formación de los depósitos óseos humanos bajo diferentes condiciones ambientales (v.g. Barrientos 1997; Barrientos y Gutiérrez 2000; Barrientos et al. 2002; Di Donato 2007; González 2007; Guichón et al. 2000; Gutiérrez y Barrientos 1996; Martín 2004, 2006; Martín et al. 2004; Martínez y Figuerero Torres 2000; Zangrando et al. 2004).

Por otro lado, Bennike et al. (2005) compararon los perfiles demográficos, longitudes de huesos largos, contenido mineral óseo y frecuencias de indicadores de estrés en dos muestras danesas de individuos subadultos (siglos XII a XVI). Una de 1

El perfil de mortalidad atricional presenta una sobrerepresentación de individuos muy jóvenes y muy viejos en relación a sus frecuencias en la población viva, y los adultos en edad de reproducción están subrepresentados. Se trata de un tipo de mortalidad selectiva, porque existe una susceptibilidad diferencial a la mortalidad para diferentes categorías de edad. Esto resulta en una distribución bimodal en las frecuencias observadas, con un pico a la izquierda y otro a la derecha del centro del gráfico, distribución denominada en forma de U. El perfil opuesto es el catastrófico, en el cual la distribución de frecuencias es cada vez menor a medida que se pasa a la siguiente clase de edad. Es una distribución unimodal, llamada en forma de L, y reflejaría la acción de un evento instantáneo que causa la muerte sincrónica de todos los miembros de una población. Es una mortalidad no selectiva ya que afecta a todos los individuos de una población por igual (Lam y Pearson 2005; Lyman 1994; Paine 2000).

Las investigaciones que analizan los sesgos de las muestras bioarqueológicas recurren a los registros de cementerios históricos, los cuales son comparados con la cuantificación de la evidencia osteológica recuperada. Varios cementerios europeos, mayoritariamente pertenecientes a 58


Capítulo 5. Marco teórico general y conceptos básicos. ellas proviene de un leprosario (Naestved), representando un grupo menos aventajado, y la otra de un cementerio perteneciente a una comunidad rural (Aeberholt). Los resultados obtenidos indican que los individuos de mayor edad presentan menores estaturas, una menor densidad ósea y mayores frecuencias de indicadores de estrés en la primera muestra, sosteniendo la posición teórica biocultural tradicional. Este trabajo muestra que es imperativo tener en cuenta el contexto sociohistórico de la muestra analizada antes de reconstruir los patrones de morbilidad y mortalidad.

(Pittsburg, Pennsylvania), utilizado por inmigrantes suizos y alemanes entre 1833 y 1861, con el objetivo de conocer los sesgos que presentaba la muestra osteológica recuperada. Los autores construyeron dos tablas de vida para resumir la información demográfica y las estadísticas poblacionales, una a partir de las edades de muerte derivadas de la muestra osteológica recuperada (N: 544) y otra a partir de los registros escritos de cada uno de los entierros (N: 823). La comparación de ambas tablas reveló dos situaciones de mortalidad diferentes. Las mayores diferencias observadas en el número de individuos aparecen en el rango de 0 a 0,9 años, con una diferencia de 150 individuos, seguida por el rango de entre 1 y 4,9 años, en el cual 50 individuos no se preservaron. Compartiendo las opiniones de los autores mencionados anteriormente, Ubelaker et al. (2003) afirman que estas diferencias pueden reflejar la naturaleza extremadamente frágil de los subadultos de menor edad, con la consecuente destrucción completa. La cantidad de individuos de los otros grupos de edad son similares entre ambas muestras, salvo en los grupos de edad mayores de 50 años. De un total de 96 individuos mayores a esa edad presentes en los registros de la iglesia, sólo se pudieron identificar 26 en el registro osteológico. Los esqueletos de individuos de esas edades suelen estar mal preservados ya que enfermedades como la osteoporosis los hacen más susceptibles al deterioro (Ubelaker et al. 2003).

Un factor que ha sido intensamente investigado en relación a la representación diferencial de huesos y dientes, tiene que ver con sus características intrínsecas de sexo y edad, variables que influyen significativamente en los grados de preservación identificados (Bello et al. 2006; Walker 1995). La primera mención relativa a esta problemática fue enunciada por T. Jefferson (1788), quien identificó la relación entre menor densidad ósea y menor supervivencia para los esqueletos subadultos. Recientemente, Walker et al. (1988) llevaron adelante una serie de investigaciones para dar cuenta de este tema y establecieron que la baja representación de subadultos se debe a la más rápida desintegración de los elementos incompletamente osificados y que los adultos seniles también suelen estar subrepresentados porque en la mayoría de los casos tienen algún grado de osteoporosis, por lo que son más susceptibles a la desintegración (ver también Jackes 1992; Katzemberg 1992; Walker 1995).

Diferentes agentes tafonómicos, actuando en forma conjunta, pueden contribuir al deterioro de los restos. Childe (1995) identificó un proceso de demineralización ósea como resultado de la acción de los ácidos orgánicos durante la descomposición de los tejidos blandos. Pero un aspecto más importante que puede distorsionar las proporciones demográficas depende del contexto sedimentológico en el cual se encuentra depositada la muestra. Gordon y Buikstra (1981) han concluido que existe una muy alta correlación negativa entre PH del suelo y preservación ósea, es decir que al disminuir el PH, aumenta la destrucción de los restos óseos. También detectaron que en suelos ácidos, los restos de subadultos exhiben un grado mayor de destrucción que los adultos. De esta manera, tanto el PH del suelo como el grado de maduración ósea influyen en forma significativa en el estado de preservación de los restos. Estas conclusiones sustentan lo planteado por Lindsay (1979), quien propone que los cristales de hidroxiapatita son relativamente insolubles en un PH 7.5, pero muy solubles por debajo de un PH de 6. Por otra parte, valores de PH bajos inhiben la proliferación de microorganismos responsables de la degradación de los tejidos inorgánicos (White y Hannus 1983). Sin embargo, también se ha documentado que contextos sedimentológicos con valores de PH altos en los cuales se ha observado

En las excavaciones arqueológicas en general se recuperan pocos restos de subadultos menores a un año, representando no más del 5 o 6 % del total. Esto hace pensar que esa muestra no refleja el perfil demográfico de los grupos que inhumaron allí a sus muertos, en los que las tasas de mortalidad deben haber sido muy altas, de acuerdo a los estudios efectuados en poblaciones vivas con ese modo de subsistencia (Bello et al. 2006; Cohen 1984; Guy et al. 1997; Lewis 2007). Una idea ampliamente consensuada afirma que, dado que los individuos subadultos contienen elementos óseos más frágiles y de menores dimensiones que los adultos, estos se preservan mucho menos (Angel 1969; Bello et al. 2006; Johnston y Zimmer 1989; Saunders et al. 1995; Walker et al. 1988). Los huesos de subadultos son en efecto menos densos y contienen una mayor proporción de elementos orgánicos en detrimento de los minerales, lo que los hacen potencialmente más susceptibles a la degradación (González Martín 1999; Guy et al. 1997; Kósa 1989; Saunders 1992, 2000; Specker et al. 1987). Ubelaker et al. (2003) desarrollaron investigaciones en la iglesia evangélica y cementerio Voegtly 59


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). una degradación del tejido orgánico, lo que puede deberse a la acción de otros agentes diagenéticos que interactúan con el PH del sedimento (Lyman 1994). Tal es el caso del sitio Chenque I, en el cual los valores de PH obtenidos, alcalinos en todos los casos, están asociados a restos que presentan una fragmentación media/alta (Di Donato 2007).

dentro de la matriz calcárea, para lo cual fue necesario practicar estructuras de cavado. En esos casos, el grado de preservación de las inhumaciones es muy bueno (Berón y Luna 2007 a). Por otra parte, Bello et al. (2006) identificaron para su caso de análisis diferencias en los grados de preservación ósea en individuos subadultos según el sexo, estando los individuos masculinos mejor representados que los femeninos en todas las categorías de edad salvo entre los menores a un año, en cuyo caso las frecuencias de deterioro óseo son muy similares para ambos sexos.

También debe ser tenida en cuenta la influencia de la densidad mineral en el grado de preservación ósea, aspecto que ha sido analizado principalmente desde el punto de vista arqueofaunístico. Pudo establecerse que existe una tendencia general entre los valores de la densidad mineral ósea y la capacidad del hueso de sobrevivir al proceso destructivo, afectando las frecuencias observados, por lo que debe ser tenida en cuenta como un agente adicional que contribuye al sesgo de toda muestra osteológica (Lam y Pearson 2005; Lyman 1984). Este tema será analizado con detenimiento en el Capítulo 7.

En conclusión, las diferencias en los grados de preservación afecta cualquier reconstrucción paleodemográfica o interpretaciones de las frecuencias de patologías que pueden estar influidas por la edad (Larsen 1987). En torno a este asunto se ha desarrollado una enconada discusión desde los años 80, muchas de cuyas aristas aún no han sido resueltas. La naturaleza y el grado de distorsión de los perfiles demográficos han sido motivo de un extenso debate. Las interpretaciones desarrolladas por los paleoantropólogos a partir de esos conjuntos de datos han sido dispares y pueden resumirse en dos posiciones contrapuestas. Por un lado, Bocquet-Appel y Masset (1977, 1982, 1985, 1995) problematizaron los resultados obtenidos en las investigaciones bioarqueológicas, afirmando que los patrones de mortalidad inferidos desde el registro arqueológico son el producto de métodos analíticos defectuosos y errores metodológicos sistemáticos, más que una realidad biológica. Ellos indican que la realidad de cualquier perfil paleodemográfico inferido es cuestionable, en primer lugar porque no es el reflejo de los patrones demográficos sino que está sesgados por la incidencia relativa de cada uno de los puntos recién enumerados, y en segundo lugar porque los métodos de estimación de la edad de muerte en la mayoría de los casos no son confiables. El resultado final obtenido es una muestra de la cual no es posible testear su grado de representatividad respecto de una población viva desconocida (Bocquet-Appel y Masset 1995).

Otra serie de factores puede estar también influyendo en las frecuencias de huesos recuperados. Sundick (1978) afirma que todas las porciones óseas y dentales de subadultos, aún aquellas muy frágiles o muy pequeñas, pueden aparecer igual de preservada que el más robusto de los huesos adultos. El factor principal que produce las diferencias observadas en las frecuencias de restos adultos y subadultos es, según este autor, la falta de conocimiento de la anatomía humana inmadura por parte del excavador, lo que lo inhabilita para identificar algunos elementos (v.g. centros de osificación, hemiarcos vertebrales, gérmenes dentales, etc.) y la falta de una excavación cuidadosa. Esta opinión es compartida por Saunders (1992, 2000), quien además afirma que otra variable que puede afectar el grado de representatividad de los huesos de subadultos está relacionada con las prácticas mortuorias. Por un lado, en muchos casos, los subadultos son enterrados a una profundidad menor que los adultos (Acsadi y Nemeskeri 1970), aumentando la posibilidad de que se destapen y actúe un conjunto de agentes tafonómicos, como la meteorización, la acción de agua, etc. Por otro lado, la autora cita el entierro sistemático de subadultos fuera de áreas formales de entierro como otro factor que influye en su menor representación (ver también Bello et al. 2006; Fabre 1996; Lewis 2007; Scheuer y Black 2000 a).

Sus principales críticas pueden ser resumidas de la siguiente manera (Buikstra y Konigsberg 1985): 1) Las distribuciones de edad reflejan las características de la población de referencia utilizada para desarrollar los métodos, por lo que es improbable que en los resultados estén representadas las frecuencias reales de muertes 2 para cada rango de edad ; 2) las técnicas para

Debe subrayarse que estas características mortuorias de la inhumación de subadultos no están presentes en el sitio Chenque I, por lo que puede asegurarse que no han afectado la estructura del registro. No sólo han sido inhumados muchos subadultos en el sitio, sino que algunos de ellos (v.g. entierros 16, 34 y 41) fueron depositados

2

Por ejemplo Jackes (1992) estimó las edades de muerte de varias muestras de procedencia conocida que presentaban perfiles de mortalidad claramente diferentes, con las mismas técnicas, y observó que las distribuciones de edad inferidas eran muy similares.

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Capítulo 5. Marco teórico general y conceptos básicos. estimar los parámetros arriba mencionados son aplicadas en forma indiscriminada en muestras que no necesariamente comparten las características morfológicas y métricas, ni los ritmos de crecimiento, desarrollo y degeneración esqueletal y dental, por lo que pueden generarse estimaciones sesgadas; 3) la aplicación de métodos que dejan de lado a los individuos de más edad y que ignoran las características específicas de la población de la cual proceden las muestras, produce resultados sesgados; 4) los métodos actualmente disponibles no son lo suficientemente precisos como para asegurar clasificaciones de edad confiables; 5) no es esperable identificar variación biológica significativa entre los grupos humanos, porque esa variación es resultado de una metodología imperfecta y de la variación estocástica (BocquetAppel 1986; Bocquet-Appel y Masset 1977, 1982; ver resúmenes de estas posturas en Buikstra 1997; Chamberlain 2000; Hernández Espinosa 1999).

Por otra parte, Bocquet-Appel y Masset (1982) alegan que los standards desarrollados a partir de poblaciones modernas no pueden ser aplicados satisfactoriamente en contextos arqueológicos. Buikstra y Konigsberg (1985) afirman, como contrapartida, que si bien existe cierto nivel de variación para algunas variables (ver por ejemplo Lampl y Johnston 1996), hay evidencia suficiente que indica que métodos para estimar la edad a partir de la sínfisis púbica (v.g. Todd 1921 a y b) son relativamente confiables entre poblaciones. Este punto es de especial relevancia para el desarrollo de esta tesis, como se verá en el Capítulo 8. Otro punto importante se refiere a la calidad de la información etaria obtenida, ya que Buikstra y Konigsberg (1985) plantean la necesidad de elegir cuidadosamente aquellas técnicas que ofrecen correlaciones altas en los informes originales entre edad real y edad estimada. A esto debe sumarse la evaluación de técnicas que ofrezcan resultados confiables en cada caso particular de estudio, y en caso de ser posible, la generación de procedimientos específicos para la población de estudio (v.g. Cologlu et al. 1998; Duric et al. 2005; Isçan y Shihai 1995; Murphy 2000; Purkait y Chandra 2004; Slaus y Tomicic 2005; Slaus et al. 2003, entre muchos otros) como se plantea en el Capítulo 8.

Como contrapartida, numerosas respuestas a ese conjunto de críticas fueron esbozadas principalmente por especialistas norteamericanos. En primer lugar, la controversia generada produjo que numerosos equipos de trabajo se propusieran refinar las técnicas para estimar parámetros demográficos básicos como el sexo y la edad, y testear los previamente existentes en muestras de procedencias geográficas diversas, con el objetivo de mejorar la comparabilidad de las diferentes poblaciones muestrales. Por ejemplo Buikstra y Konigsberg (1985) identificaron patrones de mortalidad consistentes en relación con las economías de subsistencia, comparando muestras esqueletales de gran tamaño procedente de numerosos sitios de América del Norte. Encontraron que los grupos cazadores-recolectores mostraban curvas de mortalidad que crecen rápidamente y los agricultores, curvas mas planas y bajas, lo cual es consistente con los modelos desarrollados en poblaciones contemporáneas con esos modos de subsistencia. Este trabajo, junto con otros (v.g. Cohen y Armelagos 1984) demuestran que aunque las muestras esqueletales tienen claras limitaciones para el estudio de las poblaciones pasadas, pueden obtenerse conclusiones de relevancia si se llevan a cabo los controles necesarios en cada caso particular.

5.2.5.1. La paradoja osteológica y la contrapartida biocultural. Otra serie de fuertes críticas a las interpretaciones bioculturales fue desarrollada por Wood et al. (1992; ver también Wood y Milner 1994; Wright y Yoder 2003), englobándolas dentro de lo que ellos denominaron “la paradoja osteológica”. Con este término se refieren a una perspectiva teórica alternativa para observar el registro esqueletal, teniendo en cuenta consideraciones de neto corte biológico no aplicadas hasta ese momento en bioarqueología. Los autores proponen que es imposible obtener conclusiones no ambiguas acerca de inferencias sobre los niveles de salud a partir de restos óseos humanos, principalmente debido a la presencia de tres problemas fundamentales que hasta entonces no se habían tenido en cuenta en casi la totalidad de los estudios paleodemográficos: la no-estabilidad demográfica, la mortalidad selectiva y la heterogeneidad oculta en los riesgos. El primer concepto se refiere al hecho de que las poblaciones humanas en general están influenciadas en forma dinámica y sistemática por procesos migratorios y cambios en las tasas de crecimiento, fertilidad y mortalidad, lo que produce fluctuaciones en las frecuencias de individuos por grupos de edad (Pennington 1996; Sattenspiel y Harpending 1983). El concepto de mortalidad selectiva, por su parte, enfatiza que en los estudios bioarqueológicos se dispone de una muestra

Algunas de esas críticas merecen especial atención. Van Gerven y Armelagos (1983) demostraron estadísticamente que el perfil demográfico para una muestra de la Nubia prehistórica es diferente a la de la población de referencia de la técnica que aplicaron, por lo que la primera afirmación de Bocquet-Appel y Masset (1982) no es universalmente aplicable. Por otra parte, estos autores resaltan la necesidad de utilizar múltiples métodos para estimar la edad de muerte, lo cual aporta información más confiable. 61


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). compuesta por los individuos que murieron en determinadas edades, lo que impide analizar el riesgo de enfermarse o morir de un grupo de individuos a una determinada edad anterior a la muerte. En este sentido, las frecuencias observadas de las marcas de estrés sobreestiman la prevalencia real de esas condiciones en la población de origen, sesgo que no puede ser minimizado obteniendo muestras más grandes porque es inherente a la estructura de los restos bioarqueológicos (Jankaukas y Cesnys 1992). Por otra parte, la heterogeneidad oculta en los riesgos alude a la idea de que la población de la cual se constituyó la muestra estaba compuesta por una serie de individuos que poseían susceptibilidades variables a enfermarse o morir. Este concepto es similar al planteado por Bush (1991), descripto anteriormente. Dicha heterogeneidad puede estar causada por condicionamientos genéticos, por situaciones de desigualdad en el acceso a los recursos, por variaciones ambientales y/o por variaciones temporales en los estatus de salud (Wood et al. 1992; Wright y Yoder 2003).

podría interpretarse como un mejor nivel de salud que en individuos sin lesiones (Wood et al. 1992; Wright y Yoder 2003). Wood et al. (1992) ofrecen un ejemplo teórico para desarrollar estas ideas, en el que comparan tres grupos pertenecientes a una población humana ideal: a) grupo constituido por individuos que nunca experimentaron estrés y por lo tanto no presentan lesiones esqueletales ni dentales; b) grupo que sufrió un estrés moderado, aunque la mayoría sobrevive a ellos y presenta lesiones a nivel esqueletal y dental, muriendo posteriormente por otras causas; y c) grupo de individuos que sufrió graves situaciones de estrés, resultando en la muerte de los individuos antes de que se desarrolle una respuesta ósea y dental, por lo que las lesiones son identificables sólo en muy pocos casos. La paradoja queda planteada si se tiene en cuenta que en términos de frecuencias de la lesión, el tercer grupo parece haber experimentado un estrés bajo y sería indistinguible del primer grupo, por lo que cualquier análisis bioarqueológico identificaría sólo dos grupos contrastantes. A partir de ello, los autores subrayan la dificultad de reconstruir y comparar los niveles de salud y los patrones de morbilidad/mortalidad a nivel poblacional a partir de los grados de prevalencia de las lesiones esqueletales identificadas. También enfatizan la existencia de subgrupos no detectables con diversos riesgos de enfermedad y muerte y la posibilidad de que los individuos que presentan lesiones puedan pertenecer al grupo saludable y no al que incluye a quienes sufrieron en vida situaciones adversas de salud (Wood et al. 1992).

Estos tres conceptos indican la imposibilidad de llevar a cabo ciertos tipos de inferencias poblacionales, porque la muestra que puede analizarse nunca es representativa de la población en riesgo. La información generada a partir de la evaluación de las frecuencias de las lesiones en conjuntos osteológicos no puede según estos autores, ser interpretada en forma ubicua. Este planteo permite interpretar en forma alternativa la presencia de lesiones óseas y dentales: un esqueleto sin lesiones manifiestas puede no representar a un individuo saludable sino a uno que estaba lo suficientemente débil como para morir a la primera exposición a un patógeno (Ortner 1991; Pennington 1996; Stuart Macadam 1991). Por otra parte, Harpending (1990) sugiere, en relación con la declinación de los niveles de salud luego de la transición agrícola (Cohen y Armelagos 1984), que una explicación alternativa sería que los individuos pertenecientes a grupos agricultores vivieron en forma saludable durante más años respecto de los de grupos cazadores-recolectores, motivo por el cual tuvieron más oportunidades de manifestar mayores frecuencias de indicadores de estrés. En otras palabras, los individuos con lesiones parecen tener una menor probabilidad de morir que aquellos que no las presentan, ya que sus mejores condiciones de salud le permitieron vivir lo suficiente como para que esas lesiones se manifiesten. Por el contrario, los individuos con mayores riesgos de muerte mueren poco después de la aparición de la enfermedad, de manera que la respuesta ósea no tuvo tiempo de manifestarse. De la misma manera, la presencia de lesiones inactivas indicaría mejores situaciones de salud que la presencia de lesiones activas y a su vez, esta última

Por estos motivos, otro factor que debe tenerse siempre en cuenta es que las muestras excavadas nunca deben ser analizadas como si fueran a priori representativas de la o las poblaciones de las cuales proceden y por lo tanto no reflejan las características demográficas de las poblaciones pasadas, ya que solo están incluidos los individuos que murieron durante un período acotado (Eisenberg 1992; Wood et al. 1992). La mayoría de los investigadores (salvo contadas excepciones, como por ejemplo Cohen 1994, 1997; Irish 2006) afirman actualmente que las muestras bioarqueológicas muy probablemente no reflejan las frecuencias de individuos por grupos de edad, de las poblaciones a las cuales pertenecieron (Buikstra 1997; Wood y Milner 1994; Wood et al. 2002). Las muestras esqueletales suelen estar compuestas por inhumaciones realizadas en múltiples eventos, sobre todo si se trata de cementerios que contienen una gran cantidad de inhumaciones, como el caso del sitio Chenque I. Son contados los casos en los que se puede hablar de una situación sincrónica de inhumación, por 62


Capítulo 5. Marco teórico general y conceptos básicos. ejemplo para nuestro país el sitio Paso Alsina (partido de Patagones, provincia de Buenos Aires) (Martínez et al. 2004, 2006, 2007) y para el continente europeo, un caso descripto más abajo, el sitio San Juan Ante Portam Latinam, en Alava, España (Vegas Aramburu 1999; Vegas Aramburu et al. 1999). Esta característica de los conjuntos bioarqueológicos hace que sólo puedan realizarse análisis transversales, ya que sólo puede evaluarse el estado de una serie de individuos en un único momento, el de su muerte. Esto las convierte en muestras cualitativamente diferentes de las poblaciones vivas, las cuales están compuestas por individuos seleccionados (Lampl y Johnston 1996; Scheuer y Black 2000 a). Los niveles de prevalencia de los marcadores de estrés pueden no reflejar las frecuencias de esas variables para la población de origen, ya que esta relación está afectada por la estructura de edad del indicador en las poblaciones vivas y por las causas de muerte (Cook 1981).

Un inicio de resolución de la paradoja osteológica puede realizarse mediante una mejor integración entre los parámetros paleodemográficos y las señales de estrés biológico. Un punto fundamental que parece solucionar parte del problema planteado por la paradoja osteológica es la utilización de múltiples indicadores de salud y estrés en relación con los patrones de mortalidad, el análisis por grupos de edad y el estudio pormenorizado del contexto cultural (Buikstra 1997; Cohen 1992; Goodman 1993; Wilkinson 1992). La obtención de perfiles de mortalidad lo más precisos y sólidos posible contribuye a una más correcta interpretación del impacto de las lesiones sobre la salud de los individuos analizados. Retomando el ejemplo anterior, si los individuos del grupo c) mueren antes de que la respuesta corporal a los estresores se manifieste a nivel esqueletal y dental, la distribución de las edades de muerte es la variable clave que lo distingue de los otros dos. Combinando la frecuencia de lesiones con la información generada sobre la edad de muerte, cada uno de los tres grupos queda claramente delimitado (Goodman 1993; Wright y Yoder 2003).

Respecto de la representación de individuos subadultos en las muestras bioarqueológicas, se ha sugerido la existencia de un sesgo de la mortalidad biológica, por el cual los patrones de crecimiento de los indivi duos sobrevivientes son diferentes que las de aquellos que mueren y son posteriormente recuperados. Este efecto es considerado como un agente adicional que puede distorsionar la reconstrucción de los perfiles paleodemográficos, ya que la supervivencia de los individuos inmaduros está influenciada por la interacción de factores biológicos, medioambientales, económicos y sociales operando en forma sinérgica a diferentes niveles (Bennike et al. 2005; Johnston 1962; Saunders y Hoppa 1993).

Goodman (1993) cita otro ejemplo de Wood et al. (1992), quienes retoman los resultados obtenidos por Goodman y Armelagos (1988) obtenidos sobre una muestra procedente de Dickson Mounds, en Illinois. Estos autores proponen una asociación inversa entre hipoplasias de esmalte y edad de muerte, la cual es mayor entre los grupos completamente agricultores del Mississipiano tardío. Tres procesos son sugeridos como posibles explicaciones de esta asociación: 1) variación individual en la susceptibilidad biológica a las perturbaciones fisiológicas (los individuos más susceptibles al estrés durante la niñez también lo son durante su adolescencia y adultez); 2) hipótesis de daño biológico (el estrés temprano disminuye la resistencia biológica posterior); y 3) diferencias en el estatus social relacionado con un proceso de susceptibilidad social (un menor estatus social se relaciona con una mayor cantidad de hipoplasias y una mayor mortalidad). Wood et al. (1992) agregan una cuarta posibilidad, la cual establece que los individuos con mayor cantidad de hipoplasias y menor edad de muerte fueron los menos débiles y los más ventajosos socialmente. En este caso los miembros del grupo ventajoso presentarían mayores frecuencias de hipoplasias y el grupo en desventaja, frecuencias muy bajas. Goodman (1993) critica esta última posibilidad, subrayando que si bien es probable desde el punto de vista teórico, no tiene correlatos empíricos conocidos en poblaciones contemporáneas y etnohistóricas, ya que no se ha documentado ni un solo caso hasta el momento en el cual un grupo aventajado presente más lesiones que uno en desventaja. Por el contrario, las hipoplasias prevalecen en condiciones de bajo estatus socioeconómico, alta exposición a

Saunders y Hoppa (1993) examinaron las tasas de crecimiento esqueletal entre sobrevivientes y no sobrevivientes para evaluar si las muestras son representativas de la población de la cual derivan, concluyendo que las estaturas menores estaban asociadas a situaciones de morbilidad. Estos autores citan trabajos previos (por ejemplo McGregor et al. 1961, 1968; Sundick 1978) que mostraron solo pequeñas diferencias entre las curvas de crecimiento de niños que posteriormente murieron y las de otros sobrevivientes, lo que indicaría que las enfermedades sufridas durante la inmadurez ocasionarían efectos mínimos en las tasas de crecimiento general (ver Lewis 2007). Esto permite afirmar que las colecciones arqueológicas de individuos subadultos no serían en principio muy diferentes de los esqueletos de aquellos que sobrevivieron hasta la adultez, ya que el sesgo potencial debido a una selección por mortalidad diferencial es mínimo. Otros tipos de sesgos, como los descriptos en este capítulo (ambientales, culturales, etc.) influyen de manera mucho más significativa en la estructuración de las muestras bioarqueológicas (Saunders y Hoppa 1993). 63


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). las enfermedades y bajo acceso a los recursos alimentarios y de salud básicos. De esta manera, es más razonable inferir que la abundancia de indicadores dentales de estrés debe ser consecuencia de niveles de salud bajos (Cohen 1992, 1997; Duray 1996; Goodman 1993; Goodman y Rose 1990, 1991).

derivados de muestras esqueletales ofrecen información sobre tasas de entierro y no directamente sobre tasas de mortalidad poblacional, ya que distintos tipos de prácticas culturales pueden pautar dónde y cómo son depositados los individuos según múltiples aspectos, como el sexo, la edad, su estatus social, las circunstancias de la muerte, etc. (Lewis 2007). Por otra parte, resulta de vital importancia la evaluación contextual del registro recuperado, asociando la información estrictamente osteológica con la evidencia material recuperada y con las pautas culturales observadas. La interacción entre los diferentes componentes del registro permite establecer líneas de trabajo con diferentes niveles de especificidad, pudiéndose de esta manera acceder a problemáticas de escalas tanto individuales como poblacionales (Luna 2006 a).

Por otra parte, si el aumento de las frecuencias de los indicadores de estrés se debe a un aumento de la longevidad de los individuos pertenecientes a grupos agricultores y no a un empeoramiento de sus niveles de salud, una situación opuesta puede ser ejemplificada teniendo en cuenta los grados de artrosis y robusticidad ósea. Se han documentado numerosos casos en los cuales las frecuencias de estas dos variables son mayores en grupos cazadores-recolectores que en los agricultores. Esta tendencia puede ser interpretada como un reflejo de una mayor exigencia en el uso del cuerpo del primer grupo, o bien, dado que ambas variables dependen de la edad, de que los cazadoresrecolectores vivieron más tiempo, lo que permitió que esos indicadores de estrés funcional se manifestaran en mayor medida. De esta manera, las tendencias de los diferentes indicadores se oponen entre sí, por lo que las explicaciones basadas en la paradoja osteológica no parecen ser sustentables. Los patrones contradictorios están indicando que cada variable está ofreciendo información complementaria sobre los estilos de vida de los individuos analizados, independientemente de la influencia de la supervivencia diferencial (Cohen 1994, 1997).

Por último, es necesario subrayar que, vistos los múltiples aspectos que producen sesgos en el registro bioarqueológico, el hecho de no incluir dentro de los análisis aquellos restos humanos que presentan altos niveles de fragmentación y remoción sin duda aumenta aún más el grado de incertidumbre acerca de la precisión y confiabilidad de los resultados obtenidos. Como se verá a continuación, no se han hecho esfuerzos suficientes para generar procedimientos que permitan obtener la mayor cantidad posible de información a partir de muestras con estas características. Por el contrario, salvo casos excepcionales, las investigaciones bioarqueológicas tienden a minimizar la importancia de dichos conjuntos, priorizando el análisis de los entierros poco perturbados.

En conclusión, el modelo propuesto por Wood et al. (1992) es matemáticamente correcto y posible, pero carece de sustento empírico y biológico. La solución a la supuesta “paradoja” estaría dada por el uso de múltiples tipos de datos y el análisis contextual, lo que reduce sustancialmente el número de interpretaciones posibles y contribuye en la elección de la más plausible (Cohen 1992; Goodman 1993). Paradójicamente, la importancia del análisis contextual también es subrayada por Wood y Milner (1994) como una herramienta que permite establecer inferencias robustas sobre cada muestra en particular.

5.2.6. Características de las investigaciones sobre restos humanos fragmentados. En general hasta mediados del siglo pasado las excavaciones en estructuras mortuorias se caracterizaron por sus extensas descripciones del ajuar recuperado y breves menciones de los restos humanos asociados. Habitualmente se tomaba especial cuidado en recuperar cráneos y huesos largos enteros (Brothwell 1967; Imbelloni 1947), mientras los restos fragmentados recibían mínima atención y en la mayoría de los casos eran dejados en el terreno (v.g. Ambrosetti 1907; Debenedetti 1910; Casanova 1930). Se seleccionaban y recuperaban aquellos huesos que por su estado de preservación y/o por el tipo de pieza eran las adecuadas para resolver los problemas que los investigadores se formulaban en esa época, como por ejemplo los relativos a la adscripción racial de los individuos en relación con otros grupos americanos y la evaluación de sus diferencias raciales con respecto a otros habitantes de la región de estudio (Constanzó 1942; Schobinger 1988). En muchos casos, la falta de un registro sistemático de estos hallazgos contrasta, hasta en publicaciones

Ante todos los agentes de distorsión discutidos, el procedimiento adecuado no es rechazar las investigaciones osteológicas, sino subrayar el hecho de que, al realizar inferencias bioarqueológicas, solo se está generando información relativa a las características biológicas y demográficas de la muestra conformada por los restos recuperados pertenecientes a los individuos que fueron inhumados en ese sitio y no de la población o las poblaciones a las cuales pertenecieron en vida. De hecho, los datos 64


Capítulo 5. Marco teórico general y conceptos básicos. recientes, con los exhaustivos análisis e inventarios de su ajuar. Esta situación es documentada en diferentes zonas del mundo (por ejemplo Torres Palenzuela 1996).

Para el continente americano, el primer antecedente sobre análisis de restos humanos fragmentados y mezclados es el de Kidd (1953), quien realizó una descripción de las excavaciones realizadas en un osario ubicado en Collingwood (Ontario, Canadá), generado por grupos étnicos hurones. Dado el estado de preservación y mezcla de los restos, no realizó una estimación precisa del número mínimo de individuos, ni del sexo y de la edad. Sólo se hace una mención general de la posición de los huesos y se analizan sólo los huesos enteros. Por su parte Binford (1963 a y b) analizó los restos recuperados en Hodges y Pomranky (Michigan), dos sitios de cremación del Arcaico tardío, obteniendo resultados sobre el sexo, la edad y el número mínimo de individuos a partir de los fragmentos más grandes y diagnósticos.

Los antecedentes de investigaciones en todo el mundo tienden en términos generales a prestar poca atención a los conjuntos que presentan una alta modificación peri y/o postdepositacional, dada la supuesta poca información potencial que brindan. En general, las investigaciones bioarqueológicas tienden a focalizarse en los restos que presentan mejor estado de preservación, sobre todo aquellos que permiten aplicar las técnicas comúnmente utilizadas para estimar la edad y determinar el sexo (Hoppa y Gruspier 1996) y a apartar los fragmentos pequeños, produciendo una importante pérdida de información. Esta tendencia probablemente se deba a que los trabajos de recuperación y análisis de restos con un alto índice de fragmentación implican la inversión de una gran cantidad de horas de trabajo, con resultados supuestamente exiguos (Luna 2001 a, 2002, 2003 a).

Posteriormente se realizaron investigaciones minuciosas en el sitio de cremación denominado Perrins Ledge (Illinois, Estados Unidos) (Buikstra y Goldstein 1973). Este sitio contiene restos de numerosos individuos, la mayoría de ellos mezclados en un sector periférico, lo que permitió inferir un proceso de remoción con el objeto de hacer lugar para cremaciones posteriores. Identificaron una pirámide poblacional que incluía un mínimo de 20 adultos y 3 subadultos. Es importante destacar que la presencia de subadultos fue detectada principalmente por la evidencia dental, recuperándose pocos fragmentos óseos pertenecientes al esqueleto postcraneal.

Este concepto, muchas veces no explícito, se mantiene hasta en trabajos muy recientes, coexistiendo llamativamente con los esfuerzos para evitar cualquier pérdida de información durante los trabajos de excavación y análisis de laboratorio. Es por ello que en general se han evitado la excavación y análisis de sitios de cremación (Duday et al. 2000; Masset 1987) y muestras osteológicas fragmentadas (Reverte Coma 1985; Ubelaker 1982).

A pesar de que este procedimiento metodológico mostró ser muy útil, prácticamente no fue implementado con posterioridad. Finnegan (1976) analizó una muestra de restos humanos fragmentados en un sitio ubicado a orillas del río Walnut Creek (Barton County, Kansas, Estados Unidos). Su conclusión muestra con claridad el punto de vista que otorgaba poco valor a este tipo de evidencia, puesto que subrayó la necesidad de profundizar la excavación de cementerios con inhumaciones mejor preservadas. En el caso del sitio Ayalán (Ecuador), que está conformado por gran cantidad de entierros múltiples en urnas, Ubelaker (1981) menciona los fragmentos pequeños en el momento del análisis general, focalizando en el estudio en los restos poco fragmentados y enteros. Estrategias similares pueden verse en Del Sol et al. (1985), Ferrer et al. (1988), Etxeberría (1989), Armendariz y Etxeberría (1996), Ubelaker (1993, 1994, 1997) y Ubelaker y Ripley (1999), entre muchos otros. En todos estos casos es factible plantearse dudas acerca de confiabilidad de los resultados obtenidos, dado que los fragmentos óseos de pequeñas dimensiones podrían haber pertenecido a individuos que sufrieran la acción de diferentes agentes tafonómicos y/o un tratamiento mortuorio especial,

En el ámbito de la bioarqueología argentina, el único antecedente de estudios de sitios que presenten estas características específicas es el de Baffi y Torres (1995-96), en el cual se describen los restos óseos humanos procedentes del sitio Martínez 4 (Ambato, provincia de Catamarca). Los restos estaban fragmentados y dispersos en uno de los montículos del sitio, encontrándose mezclados los fragmentos de los diferentes individuos. Pudieron determinarse en total siete individuos, tres subadultos y cuatro adultos. En algunas publicaciones, la presencia de entierros en masa de restos óseos fragmentarios es explicada como un caso de no-respeto hacia el muerto, o bien como el resultado de actos de canibalismo (v.g. Billman et al. 2000; Darling 1998; Turner 1993; Turner y Turner 1992; White 1992). También se han documentado casos etnohistóricos y arqueológicos en los cuales se registra la manipulación de huesos humanos luego de la depositación inicial del cuerpo, formando parte de un rasgo particular del ritual mortuorio y otras prácticas sociales (Cullen 1995; Grant 1989; Nelson et al. 1992; Ubelaker 1974).

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Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). respecto de aquellos que sí fueron documentados (Luna 2003 a).

limitado alrededor de los 4550 años AP. La presencia de gran cantidad de huesos enteros no planteó la necesidad de utilizar los fragmentos para la estimación de las características paleodemográficas, por lo que estos últimos sólo fueron brevemente descriptos (Vegas Aramburu 1999).

Uno de los casos más claros que ejemplifican la tendencia a evitar el análisis de restos fragmentados es el análisis de Carvalho de Mello e Alvim y Ferraz Mendonça de Souza (1983-84) en el sitio Estrago (Pernambuco, Brasil), el cual presenta algunas características similares al sitio Chenque I. Los niveles superiores presentaban señales de remoción y contenían una gran cantidad de restos dispersos y mezclados, mientras que en los inferiores se pudieron recuperar entierros en excelente estado de preservación. Los huesos fragmentados, si bien recuperados del campo, no fueron posteriormente analizados. Otro caso similar es el de los osarios del Convento de Santo Domingo (Guatemala) (Rodríguez Girón y Wright 1996). En este caso, los autores seleccionaron miles de fragmentos mal preservados y los reenterraron sin realizar ningún tipo de análisis.

Recientemente se han desarrollado esfuerzos por obtener la mayor cantidad posible de información a partir de muestras modificadas. Un ejemplo de ello son los análisis efectuados con una muestra de 776 individuos procedente de la iglesia de Nuestra Señora de La Concepción de Santa Cruz de Tenerife, Islas Canarias, que fue utilizada para inhumar cuerpos entre fines del siglo XVI y mediados del siglo XIX (Arnay de la Rosa y Pérez Álvarez 2002; Gámez Mendoza 2005). Estos estudios permitieron identificar la continua remoción de los restos humanos y la reutilización prolongada de las fosas inhumatorias. En algunos casos los restos eran objeto de una manipulación descuidada y pasaban a formar parte, dispersos, del relleno de tierra que cubría el nuevo cuerpo, mezclados con distintos materiales incorporados al sedimento. En estos casos aparecieron restos óseos de pequeño tamaño (huesos de manos y pies) o muy fragmentados (fragmentos de huesos largos, cráneos y dientes sueltos) y también se identificaron algunos elementos articulados. Algunas veces los cuerpos removidos se manipularon con más cuidado, disponiéndolos en el extremo de las fosas, formando pequeños osarios. Con esa muestra compuesta por restos en mal estado de preservación, dispersos y de pequeñas dimensiones, se desarrolló un protocolo de investigación que incluyó una serie de estudios tafonómicos, evaluación de eventos de detención del crecimiento a través del análisis de líneas de Harris en metatarsos y primeras falanges del primer dedo del pie, y estudios histológicos de huesos pequeños para establecer el volumen óseo trabecular. Los dientes recibieron especial atención, ya que si bien la mayoría apareció suelta y mezclada, algunos presentaban un grado de preservación muy bueno. Se estimó la edad y se determinó el sexo, se establecieron los niveles de prevalencia de caries, la presencia y grado de sarro, las características del desgaste y la presencia de hipoplasias de esmalte. Por último, se llevaron a cabo numerosos análisis químicos de isótopos estables y elementos traza, así como estudios de ADN mitocondrial (Arnay de la Rosa y Pérez Álvarez 2002; Gámez Mendoza 2005). La conclusión final del trabajo de Gámez Mendoza (2005: 292) subraya que “a pesar del mal estado de conservación de los restos humanos, su estudio antropológico es factible y proporciona una rica información biológica-cultural”.

En el ámbito europeo también son abundantes las investigaciones arqueológicas que explicitan la tendencia a tener poco en cuenta la evidencia fragmentada, que en muchos casos constituye un alto porcentaje del total (Armendariz y Etxeberría 1996; Campanillo Cueva 1985; López Precioso y Sala Selles 1988-89; Rodanés Vicente 1997). El especial valor dado a la recuperación de huesos enteros es claro en los trabajos europeos hasta en publicaciones recientes (Armendariz 1989; Etxeberría 1989). De todas formas, varios casos muestran una situación opuesta, en la que la minuciosidad en la descripción de los restos recuperados resulta en algunos casos llamativa. Por ejemplo Reverte Coma (1985, 1991) realizó una muy detallada caracterización de los conjuntos recuperados en la necrópolis de Pozo Moro (Albacete) y en el crematorio de los Castellones de Ceal. Estimó el sexo, la edad y el número mínimo de individuos presentes, aunque sin explicitar con claridad la metodología aplicada, como tampoco lo hace Merino (1991) en un tratamiento similar de la muestra de los sitios Larrarte y Trikuaizti I (Guipúzcoa). Se trata de análisis puramente descriptivos, sin el desarrollo de problemas específicos. Tal vez una de las necrópolis más impresionantes en la cual se han realizado investigaciones arqueológicas sistemáticas sea San Juan Ante Portam Latinam, un depósito de restos humanos en una fosa común, pertenecientes a un mínimo de 289 individuos, ubicado sobre la cuenca media del río Ebro, Alava, España (Departamento de Cultura del País Vasco 1991; Vegas Aramburu 1999; Vegas Aramburu et al. 1999). Este sitio data de fines del Neolítico, siendo las inhumaciones realizadas en forma simultánea o en un margen de tiempo muy 66


Capítulo 5. Marco teórico general y conceptos básicos. Otro ejemplo que muestra con claridad la importante información potencial que tiene este tipo de muestras es el estudio desarrollado por Nagar et al. (1999) en un sitio de entierros del período bizantino denominado Mamilla, en las inmediaciones de la ciudad de Jerusalén. Este sitio contiene una gran cantidad de restos humanos pertenecientes a la población cristiano-bizantina de la ciudad que fue exterminada por soldados persas en 614 DC. Según fuentes históricas, la cifra de individuos inhumados en esa cueva podría ascender a los 24000. La mayoría del conjunto presenta un estado de preservación muy malo y sólo pudieron recuperarse algunos elementos pequeños desarticulados, como rótulas, vértebras, dientes y huesos de manos y pies. Teniendo en cuenta las metodologías tradicionales, no se identificaron indicadores confiables del sexo y de la edad. En este estudio particular los análisis focalizaron en una muestra de las vértebras recuperadas (N: 1388), siendo comparadas con otras muestras locales contemporáneas. Obtuvieron información acerca de factores como edad de muerte y frecuencias de patologías y rasgos discretos. Se pudo constatar que la mayoría de las víctimas eran adultos jóvenes y que diferían en sus rasgos epigenéticos respecto de los otros grupos analizados (Nagar et al. 1999).

demográfica identificada a partir del estudio de los restos del sitio Chenque I y proponer la existencia de algunas prácticas sociales que contribuyeron a delinear el perfil demográfico generado en esta tesis. A continuación se describen brevemente las características básicas de esta propuesta teórica, mientras que en el Capítulo 13 se precisarán los aspectos específicos que contribuyen a delinear un modelo explicativo en función de la información disponible. El materialismo cultural es un enfoque científico de investigación que se basa en el concepto teórico que afirma que las condiciones materiales suelen ser el principal factor promotor de la organización social y de los procesos de cambio socioculturales. Afirma que la vida social humana es básicamente una reacción frente a los problemas prácticos de la vida cotidiana (Harris 1985). Divide las características de la dinámica social en un esquema tripartito, a partir del cual es posible explicar las causas de la diversidad de las prácticas sociales documentadas en todo el mundo. Estos tres grandes sectores de la sociedad humana son la infraestructura, la estructura y la superestructura. La infraestructura contiene tanto los modos de reproducción como los modos de producción, los primeros de los cuales consisten en todas las prácticas que afectan directa o indirectamente a los procesos reproductivos y que pueden modificar las tasas de fecundidad y mortalidad. Incluyen las tecnologías y prácticas sociales empleadas para aumentar, limitar o mantener el tamaño de la población, las cuales impactan específicamente en aspectos de las sociedades como la demografía, pautas de apareamiento, fertilidad, natalidad, mortalidad, control médico, crianza de los niños, contracepción, aborto, infanticidio, etc. Dado que los modos de producción comprenden la tecnología y las prácticas empleadas en la obtención de alimentos y energía, la infraestructura combina una serie de variables demográficas, tecnológicas, económicas y ambientales, cuya contribución relativa establece un patrón determinado en la dinámica social de cada grupo que impacta diferencialmente en la configuración de los restantes aspectos sociales, incluidos en la estructura (economía doméstica y política, organización de la producción y la reproducción, intercambio y consumo doméstico y social) y la superestructura (arte, música, danza, rituales, religión, etc.) (Harris 1985; Harris y Ross 1987).

Como conclusión, el análisis realizado sobre restos fragmentados y mezclados es mínimo, salvo casos excepcionales. Todavía en la actualidad persiste la idea de que sólo se pueden obtener resultados relevantes mediante el estudio de huesos y dientes enteros o poco fragmentados. A lo largo de este trabajo se intenta mostrar que este tipo de muestras pueden aportar información muy importante y que deben ser necesariamente evaluadas porque aportan datos únicos sobre el conjunto total. Se subraya que sólo a través del análisis de los restos fragmentados en asociación con el resto de la evidencia pueden obtenerse resultados no sesgados que permitan establecer inferencias confiables. Las investigaciones que no toman en cuenta este punto parten de una sub-muestra seleccionada que es inevitablemente no representativa del conjunto óseo excavado. Este procedimiento solo produce un aumento de la distorsión de las características de la muestra analizada respecto de aquellas de las poblaciones que la generaron. 5.3. Breve descripción de la perspectiva teórica del materialismo cultural.

El principio fundamental del razonamiento materialista cultural indica que si bien los tres sectores están vinculados causalmente entre sí, existe una tendencia hacia la primacía de la infraestructura, estableciendo que las innovaciones que surgen en ella se preservarán y propagarán en mayor proporción cuanto mayor sea la eficiencia de los procesos productivos y reproductivos que

La propuesta teórica generada por el materialismo cultural ha permitido explicar diversos aspectos de las sociedades humanas desde la antropología. Se trata de una perspectiva de análisis que permite estudiar casos muy variados y resulta adecuada en este caso para caracterizar la dinámica social y 67


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). sustentan la salud y satisfacen las necesidades básicas en el ser humano. De esta manera, se subraya la importancia de las prácticas sociales relacionadas con la dinámica reproductiva de cada grupo, ya que es un aspecto que tiende a determinar, en última instancia, el resto de las características de las sociedades (Harris 1985; Harris y Ross 1987).

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CAPÍTULO 6 CARACTERÍSTICAS BIOLÓGICAS DEL ESQUELETO Y LA DENTICIÓN.

pasadas a través del análisis esqueletal y dental. Para el caso de los grupos cazadores-recolectores, abundante evidencia etnográfica da cuenta de una enorme variabilidad en lo referido tanto a los patrones y niveles de las actividades corporales (Kelly 1995 a) como a los grados de prevalencia de los indicadores de estrés biológico.

6.1. Introducción. Las actividades desarrolladas en esta tesis están enmarcadas dentro de una perspectiva general bioarqueológica, la cual tiene como interés principal la investigación de diferentes aspectos de la dinámica sociocultural y el estudio de la demografía a partir del análisis de los restos humanos (Boyd 1996; Goodman 1993; Larsen 2000). El objetivo principal es obtener la mayor cantidad de información de una muestra de restos humanos generada por sociedades que tenían un modo de subsistencia cazador-recolector, la cual se caracteriza por su alta fragmentación y mezcla (ver Capítulo 4). Para cumplir ese objetivo se implementan procedimientos metodológicos variados, de manera de abarcar aspectos diversos, como la caracterización de la composición y estructura de la muestra, la evaluación del estilo de vida y de las relaciones biológicas, y el análisis del estrés metabólico y funcional.

Todo análisis bioarqueológico se basa en el conocimiento tanto de las características macro y microscópica del esqueleto y dentición humanas, como de sus procesos de crecimiento y desarrollo. A continuación se describe cada uno de esos aspectos, los cuales parten de conocimientos básicamente biológicos. Por otra parte, como se mencionó en el capítulo anterior, es fundamental tener un conocimiento sólido acerca del tipo de procesos corporales que se desencadenan ante situaciones de estrés, así como es también imprescindible tener en cuenta la acción de agentes y procesos que pueden sesgar las muestras analizadas. 6.2. Características de los tejidos óseos y 1 dentales . 6.2.1. Los huesos. 6.2.1.1. Introducción.

La bioarqueología es una disciplina que toma como objeto de estudio al esqueleto y dentición humanos como parte del contexto arqueológico, mediante el cual realizar inferencias acerca de la dinámica biocultural, tanto desde una perspectiva individual como poblacional (Benfer y Edwards 1991). El esqueleto y la dentición son sistemas abiertos, dinámicos, históricos y adaptativos, que sufren modificaciones en su morfología normal desde momentos de vida in utero, en respuesta a las diferentes presiones o estímulos ocasionados por parte del contexto socioambiental en que se encuentran inmersos, denominados estresores. Por tal motivo, permiten evaluar problemas relacionados con la dieta, uso del cuerpo, enfermedad, etc., a través de indicadores que ofrecen información valiosa para reconstruir las pautas de comportamiento del pasado (Goodman et al. 1988; Larsen 1987, 2000; Neves 1984).

El hueso es una sustancia viva muy dinámica que se mantiene en continua renovación y remodelación durante toda la vida del individuo, siendo influenciada por múltiples factores funcionales, nutritivos y endócrinos. Si bien es uno de los tejidos más resistentes del cuerpo humano, puede adaptar su forma, dentro de ciertos límites, de acuerdo a las presiones o estresores recibidos de su entorno, proceso conocido como Ley de Wolff, Ley de la transformación ósea (Mays 1999; White y Folkens 1991) o, más recientemente, adaptación funcional del hueso (Ruff et al. 2006). De acuerdo con la enunciación original, “the form of the bone being given, the bone elements place or displace themselves in the direction of the functional pressure and increase or decrease their mass to reflect the amount of functional pressure” (Wolff 1892 en Mays 1999: 3).

A su vez, el concepto de salud se define como la condición biológica y fisiológica del individuo, que en los estudios bioarqueológicos puede ser evaluada analizando los niveles de prevalencia de los marcadores de estrés en el esqueleto, ofreciendo importante información sobre la interacción individuo-ambiente-comportamiento (Goodman et al. 1988; Neves 1984; Saul 1976).

En otras palabras, el esqueleto es un sistema muy sensible a las necesidades del individuo. Los elementos innecesarios se absorben, como en el caso de miembros afectados por una parálisis. En este caso, tanto la estructura muscular como la esqueletal se ven atrofiadas dado que las funciones que cumplen no son requeridas. Por el contrario,

Los estudios bioarqueológicos ofrecen herramientas importantes para reconstruir los estilos de vida de las poblaciones del pasado (Larsen 2002). Saul (1976) impuso los términos “osteobiografía” e “historias de vida” para dar cuenta de este proceso interpretativo que permite inferir las características de morbilidad-mortalidad de las poblaciones

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Las características estructurales, funcionales y metabólicas del esqueleto y la dentición presentan una gran complejidad, por lo que han sido resumidas al máximo, incluyéndose exclusivamente la información relevante para esta tesis.

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Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). nuevo tejido óseo es creado en sectores específicos del esqueleto para fortalecer las zonas de inserción muscular, cuando las actividades físicas del individuo demandan de un mayor soporte para la estructura muscular (Brothwell 1993; Larsen 2002; White y Folkens 1991). Como se mencionó en el capítulo anterior, esta adaptación funcional del hueso incluye una cantidad considerable de procesos y agentes de diferente origen, los cuales deben ser considerados separadamente para conocer cuál es la importancia relativa de cada uno de ellos en cada caso particular (Pearson y Lieberman 2004). El hueso está compuesto de células, fibras y sustancia fundamental amorfa, y sus componentes extracelulares están calcificados, haciendo de él una sustancia dura y resistente. Las funciones del hueso son múltiples: presta inserción a músculos, tendones y ligamentos, protege los órganos vitales de las cavidades craneana y torácica, provee rigidez mecánica y contiene los elementos hematopoyéticos de la médula ósea. También desarrolla un importante papel en el metabolismo corporal, ya que almacena y regula los niveles de numerosos minerales necesarios en la sangre en determinadas proporciones, principalmente calcio, fósforo y magnesio (Brothwell 1993; Lyman 1994; Pearson y Lieberman 2004; Steele y Bramblett 1989). 6.2.1.2. Estructura macroscópica. Los huesos largos tienen una diáfisis, de forma más o menos cilíndrica, que contiene una cavidad medular central donde se aloja la médula ósea, tejido productor de los elementos hematopoyéticos. En los extremos de las diáfisis se encuentran las epífisis, formadas principalmente por tejido óseo esponjoso, o trabecular, recubierto por una delgada corteza de hueso compacto, o cortical. Durante la etapa de crecimiento del esqueleto, cada epífisis está separada de la diáfisis por una capa de cartílago, llamada placa cartilaginosa o cartílago de conjunción, ubicada en una zona de transición, la metáfisis, que constituye la zona de crecimiento del hueso. El hueso esponjoso está formado por una red de espículas óseas que son el constituyente principal de las epífisis. Es un tejido que permite la disipación de las fuerzas mecánicas en las articulaciones y además es una zona de gran producción de glóbulos rojos durante las etapas de crecimiento. El hueso compacto es una masa más densa que otorga fuerza y rigidez, en la que los espacios no son visibles macroscópicamente (Campillo y Subirà 2004; Lyman 1994; Steele y Bramblett 1989; White y Folkens 1991) (Figura 6.1.).

Figura 6.1. Estructura macroscópica del hueso largo (modificado de Mays 1999: 4).

Sobre las superficies articulares de las epífisis de los huesos largos, la delgada capa cortical de hueso compacto está recubierta por una cápsula fibrosa que contiene cartílago hialino. Este cartílago articular está lubricado por el fluido sinovial, que es secretado por la membrana sinovial de la articulación (Figura 6.2.) y también ayuda en su nutrición. Su matriz contiene fibras colágenas que aumentan la fuerza ténsil y la elasticidad (Rogers y Waldron 1995; White y Folkens 1991). En casi todos los casos, los huesos están recubiertos de periostio, una capa de tejido conjuntivo especializado muy vascularizado que tiene potencialidad osteógena. El interior de la cavidad medular está tapizada de un tejido conjuntivo homólogo, el endostio, que también presenta propiedades osteógenas, y además tiene potencialidad hematopoyética (Arévalo 1972; Rogers y Waldron 1995).

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Capítulo 6. Características biológicas del esqueleto y la dentición. función y localización: los osteoblastos, los osteoclastos y los osteocitos. En conjunto, sus funciones son la producción proteica, la estimulación de la mineralización de la matriz proteica, el mantenimiento de los tejidos óseos, la reabsorción ósea y la colaboración en la fisiología mineral (Ortner y Putschar 1981; Pearson y Lieberman 2004). En realidad, se trata de una sola clase de célula, que posee la capacidad de transformarse de acuerdo con las necesidades locales de producción, reabsorción o mantenimiento de la estructura ósea. Estos cambios reversibles son casos de modulación celular, proceso diferente a la diferenciación, la cual explica un tipo de especialización que es progresiva e irreversible en estructura y función (Bloom y Fawcet 1994; Hall 2005; Steele y Bramblett 1989).

Figura 6.2. Aspectos principales de una articulación (modificado de Rogers y Waldron 1995: 2).

6.2.1.3. Estructura microscópica y composición química.

Los osteoblastos guardan relación con la osteogénesis porque son los principales formadores de tejido óseo. Se ubican principalmente junto a las superficies óseas, donde se deposita la matriz. Su producción es fundamental durante las etapas de crecimiento del esqueleto y en los procesos de reparación y remodelación posteriores a situaciones de estrés funcional violento (v.g. fracturas) o de largo plazo (v.g. exostosis óseas y artrosis).

El hueso tiene dos componentes principales: una matriz orgánica elástica y una estructura rígida compuesta por diferentes tipos de sales inorgánicas. La matriz orgánica representa alrededor del 30 % del peso total del esqueleto y está compuesta por fibras de colágeno incluidas en una sustancia fundamental amorfa de proteínas y polisacáridos. Las substancias inorgánicas del hueso están representadas por cristales de hidroxiapatita (Ca10(PO4)6 (OH)2), los cuales otorgan rigidez al hueso (Lyman 1994; Pearson y Lieberman 2004).

Los osteocitos son las células principales del hueso completamente formado. En términos específicos, un osteocito es un osteoblasto que está rodeado por matriz ósea que él mismo ya ha producido. Ya no forma nueva matriz a un ritmo rápido, pero durante los estadios tempranos de su ciclo de vida, puede colaborar en el proceso de mineralización ósea; posteriormente actúa en el mantenimiento de la sustancia intersticial y del sistema de canalículos, participa en el mecanismo que transporta substancias entre el hueso y la sangre y excreta sales del hueso, participando de la regulación homeostática de la concentración de calcio.

En la estructura microscópica del hueso compacto se pueden distinguir dos clases de conductos vasculares. Una serie de conductos longitudinales son denominados conductos de Havers, los cuales contienen vasos sanguíneos y nervios que irrigan e inervan el hueso. Alrededor de ellos, las laminillas óseas se disponen en forma concéntrica formando unidades estructurales cilíndricas llamadas sistemas haversianos u osteonas. Las osteonas están organizadas de manera que se ubican a lo largo de las líneas de fuerza mecánica, y una alteración de los patrones de estrés en el hueso trae como consecuencia una reorganización de su ubicación espacial (Ruff et al. 2006). Los conductos de Havers se conectan entre sí y con la cavidad por intermedio de los conductos de Volkmann, que tienen una dirección transversal u oblicua. El hueso esponjoso también presenta este mismo tipo de estructura, pero la separación entre las trabéculas es mucho mayor que en el cortical y por lo general los vasos sanguíneos no penetran en ellas (Bloom y Fawcet 1994; Lyman 1994; White y Folkens 1991).

Los osteoclastos son células que se ocupan de la absorción ósea, degradando la matriz orgánica y disolviendo las sales minerales del hueso. Generalmente se ubican en la superficie del hueso, en concavidades poco profundas denominadas lagunas de Howship, y desempeñan un papel fundamental durante las etapas de crecimiento y reparación óseas, y en los procesos de degeneración ósea implicados en patologías como la osteoporosis o diferentes tipos de esclerosis (Bloom y Fawcet 1994; Hall 2005; Pearson y Lieberman 2004; Steele y Bramblett 1989). Cualquier proceso de remodelación ósea está dirigido por la actividad relativa de cada una de estas clases de célula. En el hueso normal existe un equilibrio dinámico entre los osteoblastos y los osteoclastos, lo que permite mantener la integridad del esqueleto. Este equilibrio puede verse

6.2.1.4. Tipos y función de las células óseas. En todo hueso en crecimiento, pueden distinguirse tres clases diferentes de células, según su tamaño, 71


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). perturbado si el hueso está afectado por alguna enfermedad o desorden y su reacción sólo tiene una capacidad limitada, produciendo la depositación o destrucción de tejido en la zona afectada. En muchos casos, el patrón observado es muy similar para etiologías variadas, haciendo difícil un diagnóstico específico preciso (Ortner y Putschar 1981; Steele y Bramblett 1989; White y Folkens 1991).

zona de la metáfisis. En total, durante el período de crecimiento esqueletal, se desarrollan más de 800 centros de osificación (González Martín 1999; Steele y Bramblett 1989). La remodelación de las células cartilaginosas se hace cada vez más lenta, hasta que ese proceso finalmente se detiene, produciéndose el cierre de las epífisis. Desde ese momento el hueso pasa a formar una unidad y ya no es posible el crecimiento longitudinal. Por otra parte, el crecimiento en espesor se produce por el depósito de hueso debajo del periostio, el cual va acompañado por la aparición de osteoclastos en el interior de la diáfisis, con erosión del hueso en contacto con la cavidad medular (Bloom y Fawcet 1994; Leeson y Leeson 1981).

6.2.1.5. Histogénesis del hueso. A nivel embrionario se producen dos tipos diferentes de osteogénesis a partir de un tejido conjuntivo llamado mesénquima. Cuando la formación de hueso ocurre directamente en el tejido conjuntivo primitivo, el proceso se denomina osificación directa o intramembranosa y cuando se desarrolla a partir de un cartílago preexistente, osificación indirecta, endocondral o intracartilaginosa (Bloom y Fawcet 1994; Hall 2005; Steele y Bramblett 1989).

6.2.1.6. Histofisiología. El tejido óseo cumple un papel metabólico importante, ya que es un reservorio de numerosos elementos químicos, principalmente calcio, fósforo y magnesio. El intercambio constante de substancias químicas entre el hueso y la sangre hace que las concentraciones requeridas se mantengan relativamente constantes (Bloom y Fawcet 1994; Leeson y Leeson 1981).

La osificación intramembranosa ocurre principalmente en los huesos del cráneo (frontal, parietal, occipital, temporal y parte del maxilar inferior). Es aquella por la cual un tejido conjuntivo se va transformando directamente en tejido óseo. El proceso comienza en el mesénquima original, el cual se condensa formando una capa muy vascularizada de tejido conjuntivo. A continuación se produce la calcificación directa, a través de la depositación de fosfato de calcio, dando finalmente lugar a dos placas de tejido compacto (denominados en el cráneo tabla interna y tabla externa) separadas por una delgada masa de tejido trabecular, el díploe.

El crecimiento y desarrollo esqueletal está pautado por un gran número de complejas interacciones hormonales, originadas principalmente por el hipotálamo y las glándulas endocrinas. Una hormona que afecta el crecimiento esqueletal es la somatotrofina, producida en la hipófisis y controlada por el hipotálamo. Su función es la de mantener la tasa de crecimiento de los huesos largos. Las características de la secreción de esta hormona ejemplifica la compleja interacción de causas y procesos que condicionan el crecimiento y desarrollo del esqueleto, ya que puede verse estimulada o inhibida por aspectos medioambientales tan variados como el ejercicio físico, el nivel de ingestión de proteínas, los niveles de glucosa en sangre y el grado de estrés.

La osificación intracartilaginosa se produce en los huesos de la base del cráneo, vértebras, pelvis y miembros. La primera señal de osificación es la aparición de un centro primario de osificación, que en los huesos largos aparece siempre en las diáfisis. Dentro de esos centros, los osteoblastos comienzan a producir tejido calcificado mediante la depositación de minerales, principalmente calcio y fósforo, sobre una matriz orgánica de fibras de colágeno. A medida que se produce la calcificación, nuevas capas de matriz ósea se depositan sobre las anteriores. De esa manera, el cartílago precursor es lentamente reemplazado por tejido óseo (Bloom y Fawcet 1994; Hall 2005; Leeson y Leeson 1981; Steele y Bramblett 1989).

Por otra parte, las glándulas paratiroides secretan parathormona (PTH), una hormona que controla la concentración de calcio y fósforo en la sangre. La PTH eleva la excreción de fósforo por los riñones (lo que hace descender los niveles de ese elemento químico en sangre) e incrementa la tasa de reabsorción de calcio del hueso (elevando su nivel en sangre). Si las glándulas paratiroides no están activas, la actividad de los osteoclastos disminuye o cesa y los niveles de calcio en los fluidos corporales disminuyen. Por el contrario, si están muy activas, la absorción osteoclástica se exacerba, produciendo un debilitamiento óseo. La calcitonina o tirocalcitonina, producida por la glándula tiroides, es

Al tercer mes de vida fetal, todos los huesos largos ya tienen un centro de osificación escópicamente visible. Después del nacimiento, en las epífisis se detectan centros secundarios de osificación, que también reemplazan gradualmente todo el cartílago de la epífisis, excepto el cartílago articular y el de la 72


Capítulo 6. Características biológicas del esqueleto y la dentición. una hormona antagónica a la anterior y su función principal es reducir la concentración sanguínea de calcio y favorecer el depósito de éste en los huesos. Las hormonas sexuales, producidas por las glándulas suprarenales y por las gónadas, también cumplen un rol muy importante en el desarrollo óseo, fundamentalmente en la regulación de las diferentes tasas y ritmos de crecimiento corporal, lo que favorece el dimorfismo sexual en forma y tamaño corporal. Desde el comienzo de la pubertad aumentan los niveles de estrógenos en las mujeres, lo que primero estimula el crecimiento de los huesos largos y luego provoca un cierre anticipado de las metáfisis respecto de los varones. Por otra 2 parte, los andrógenos , secretados en mayores niveles en los varones, favorecen un crecimiento corporal más prolongado (Bloom y Fawcet 1994; Bogin y Smith 2000; Lieberman 1982; Tanner 1986).

erupcionados alrededor de los 18 años. La dentición decidua está conformada por 20 elementos (ocho incisivos, cuatro caninos y ocho molares), mientras que en el caso de la dentición permanente ese número asciende a 32 (ocho incisivos, cuatro caninos, ocho premolares y doce molares) (Bass 1987; Campillo y Subirà 2004; Hillson 1996; White y Folkens 1991). 6.2.2.2. Estructura del diente. Tipos de tejidos que lo constituyen. Cada diente está conformado por tres partes: la corona, el cuello (también llamado cervix o unión del esmalte con el cemento) y la o las raíces; y por cuatro tejidos bien diferenciados: el esmalte, la dentina, la pulpa y el cemento (Figura 6.3.).

6.2.2. Los dientes. 6.2.2.1. Introducción. La dentición posee características específicas que la hacen una herramienta muy valiosa desde el punto de vista bioarqueológico. Los dientes son particularmente resistentes al deterioro y degradación postdepositacionales, por lo que se preservan mejor que los huesos y suelen estar sobrerepresentados respecto de los elementos óseos, a tal punto que en muchos casos es la única fuente de información intacta. Además, es la única porción del cuerpo que interactúa directamente con el ambiente (Huss-Ashmore et al. 1982; Powell 1985). Su morfología y su pauta de crecimiento y deterioro permiten abordar numerosos aspectos biológicos y demográficos, comportamentales y patológicos, como la edad de muerte, dieta, salud, enfermedad y afiliación genética, desde una perspectiva arqueológica (Bass 1987; Brothwell 1993; Campillo y Subirà 2004; Hillson 1986; Scott y Turner 2000). Figura 6.3. Partes del diente y tejidos que las constituyen (modificado de Mays 1999: 12).

En Homo sapiens sapiens se desarrollan dos conjuntos de dientes. Los dientes temporarios, de leche, caducos o deciduos, son más pequeños que sus homólogos permanentes y están menos calcificados, ya que su período de formación es sensiblemente menor. Su erupción comienza hacia los 7 meses de vida extrauterina y su caída se produce entre los 6 y los 13 años. Posteriormente son reemplazados por los dientes permanentes o definitivos, los cuales están completamente

El esmalte es el tejido más duro del cuerpo, ya que el 97 % de su masa es inorgánica. No tiene irrigación sanguínea ni nerviosa y como no tiene estructura celular, no es un tejido vivo. Está constituido casi por completo por sales de calcio en forma de grandes cristales de hidroxiapatita, con muy poca sustancia orgánica y se ubica por encima del cuello dental, conformando toda la superficie que en la corona está en contacto con el exterior. Cada capa de esmalte depositada está compuesta por prismas, producidos por células llamadas ameloblastos o adamantoblastos a través de la amelogénesis, los cuales se apoyan sobre la superficie de la dentina. El proceso de depositación de los prismas es muy complejo, dependiendo de la

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El término “andrógeno” engloba a todas las hormonas sexuales masculinas. Los principales andrógenos son la testosterona y la androsterona, y su función principal es la estimulación de las características sexuales secundarias (desarrollo de los órganos genitales, maduración del esperma, crecimiento del vello corporal y cambios en la laringe que agravan la voz). Durante el desarrollo masculino, intervienen en el incremento de la masa muscular y del tejido óseo.

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Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). función mecánica de cada elemento (Hall 2005; Hillson 1986; Lyman 1994; Scott y Turner 2000).

(Bloom y Fawcet 1994; Hillson 1986; Steele y Bramblett 1989).

Una vez conformado, el esmalte no sufre remodelación alguna, ni morfológica, ni estructural, ni de tamaño, por lo que no puede aplicarse para él la Ley de Wolff, porque no tiene capacidad de autoreparación. Por este motivo, los defectos dentales registran en forma indeleble las perturbaciones medioambientales (situaciones de estrés) que sufrieron los individuos durante la etapa de formación dental. Cualquier perturbación sistémica que ocurre durante ese período puede alterar o interrumpir el metabolismo de los ameloblastos y/o el proceso posterior de mineralización de los prismas, alterando la estructura espacial y la composición química de la matriz depositada. En el primer caso puede aparecer en la superficie de la corona determinadas anomalías del esmalte, principalmente en la forma de pequeñas depresiones, denominadas pitting, o de surcos que cruzan la corona en sentido paralelo a la cara oclusal, las hipoplasias de esmalte. Estos defectos en la depositación del esmalte pueden manifestarse de manera que sean macroscópicamente observables, o aparecer como pequeñas líneas visibles solo a través del uso del microscopio. También pueden identificarse en la corona líneas con una coloración más clara que el resto del esmalte, anomalía conocida con el nombre de líneas de hipocalcificación (Hillson 1986; Rose et al. 1985; White y Folkens 1991). Estos marcadores de estrés son analizados en el Capítulo 11.

El cemento es continuamente depositado por células especializadas de la membrana periodontal llamadas cementoblastos. Su composición es similar a la del hueso y parte de su tejido presenta estructura celular. El cemento cubre la pared externa de la raíz y permite la fijación del diente a las partes blandas. Contiene un alto porcentaje de sustancia orgánica (entre un 50 y un 70 %) y por ello es el tejido más blando de los dientes y es sensible a la irritación y al exceso funcional, en cuyo caso pueden depositarse capas neoformadas en la superficie de la raíz, situación conocida como hiperplasia del cemento o hipercementosis. Ante esa situación, los depósitos de cemento se depositan en las zonas de mayor desplazamiento longitudinal, como el ápice de las raíces (Bloom y Fawcet 1994; Caramés de Aprile 1970; Hall 2005; Hillson 1986; Steele y Bramblett 1989). En muestras bioarqueológicas es usual que el cemento esté ausente dado que su estructura es mucho más suave y débil que la del resto de los tejidos dentales duros (Hillson 1986; Mays 1999). 6.2.2.3. Crecimiento y desarrollo del diente. Dado que el proceso de formación del diente se produce acrecionalmente, todo su desarrollo puede ser analizado en el diente completo. Además, ni el esmalte ni la dentina se remodela luego de su depositación, por lo que cualquier evento traumático local o de disrupción de la homeostasis corporal queda registrado en forma permanente (Rose et al. 1985; Scott y Turner 2000; Steele y Bramblett 1989).

La dentina es un tejido calcificado que consiste en una matriz orgánica colagénica impregnada de sales inorgánicas. Ocupa la mayor parte del volumen del diente, rodeando la cavidad pulpar. El 75 % de su estructura es inorgánica (principalmente hidroxiapatita), es más dura que el hueso compacto y tiene una estructura química similar. También tiene sensibilidad nerviosa, aunque no irrigación sanguínea. Se ubica en la corona por debajo del esmalte y se continúa formando la raíz. Es generada por un conjunto de células llamadas odontoblastos, en un proceso denominado odontogénesis. Una característica interesante de este proceso es que continúa durante toda la vida, por lo que el tamaño de la cavidad pulpar se reduce con los años, permitiendo en ocasiones estimar la edad de muerte mediante su estudio, como se evalúa en el Capítulo 8.

Todos los tejidos dentales tienen su origen en el tejido conjuntivo del embrión, salvo el esmalte, el cual se origina en el epitelio ectodérmico. La primera manifestación, hacia la sexta semana de gestación, es la aparición de una lámina dental en la zona maxilar y mandibular, y la consiguiente formación de las cavidades de los gérmenes dentales, denominadas criptas, dentro de las cuales se va a producir todo el proceso de odontogénesis (Bloom y Fawcet 1994; Hall 2005; Hillson 1996). La formación de las sustancias duras del diente comienza alrededor de la vigésima semana de gestación, con el inicio de la actividad de los odontoblastos. Estas células comienzan a secretar una matriz orgánica que luego se mineraliza para formar la dentina. Casi al mismo tiempo, los ameloblastos comienzan su actividad y las capas de prismas de esmalte se depositan sobre la dentina, de manera tal que dichas células se separan cada vez más de los odontoblastos. Ambos procesos comienzan depositando capas en la cara oclusal del

La pulpa es un tejido conjuntivo gelatinoso de origen mesodérmico que llena la cavidad pulpar. En su interior corren venas, canales linfáticos y nervios, los cuales ingresan a la cavidad pulpar a través los orificios apicales. Dada su constitución, la pulpa generalmente se degrada luego de la muerte 74


Capítulo 6. Características biológicas del esqueleto y la dentición. diente (la superficie de masticación) y continúan hacia el cuello, de manera que la última porción del diente en formarse es el ápice radicular. La forma y el tamaño de la corona está definitivamente definida antes de la erupción del diente, mientras que el desarrollo de la raíz está en pleno proceso para esa etapa, no completándose hasta mucho más tarde (Campillo y Subirà 2004; Hillson 1996; Steele y Bramblett 1989; White y Folkens 1991). La formación del esmalte, o amelogénesis, consiste de tres fases: la formación de una matriz orgánica, la mineralización de esa matriz y una fase de maduración en la cual el esmalte pierde casi la totalidad de sus componentes orgánicos. Cuando la estructura del esmalte logra su forma definitiva, los ameloblastos se atrofian y los prismas dejan de producirse (Bloom y Fawcet 1994; Hillson 1996; Steele y Bramblett 1989). Cada elemento dental tiene un proceso de formación, calcificación y erupción cronológicamente bastante preciso. Toda esta actividad (y sobre todo la calcificación), está regulada genéticamente. Por eso, el proceso ontogenético dental está fuertemente correlacionado a la edad cronológica más que el desarrollo esqueletal (Brothwell 1993; White y Folkens 1991). La forma, tamaño y morfología de los dientes está determinada principalmente por los genes, aunque como son una interfase entre el cuerpo y el medioambiente luego de la erupción, este influye de alguna manera en su estructura final (Scott y Turner 2000). Existen diferencias consistentes entre sexos en lo que respecta a los momentos en que ocurren los diferentes estadios de calcificación y erupción dental. Diversos estudios longitudinales (resumidos en Hillson 1996) han demostrado que las niñas tienden a estar avanzadas respecto de los niños a lo largo de toda la secuencia, en promedio un 3 % (aproximadamente un año) (Garn et al. 1958). También se identificaron claras diferencias entre diferentes grupos étnicos. Por ejemplo Harris y McKee (1990) establecieron que la diferencia promedio entre varones y mujeres con ancestros africanos era aproximadamente el doble que la identificada para varones y mujeres con ancestros europeos y que la muestra de niños con ancestros africanos alcanzaba cada etapa de calcificación un 5 % antes que los niños con ancestros europeos. Diferencias similares han sido documentadas por otras investigaciones (por ejemplo Loevy 1983; Davis y Hagg 1994). Estos aspectos son considerados en el Capítulo 8 en referencia a la estimación de la edad de muerte a partir del análisis dental.

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habitualmente se realiza en las investigaciones arqueofaunísticas.

CAPÍTULO 7 TAMAÑO Y COMPOSICIÓN DE LA MUESTRA.

Como antecedentes referidos a este tema, debe mencionarse que en la Unidad Inferior del sitio Chenque I se han registrado tres casos de inhumación de cráneos aislados en la Unidad Superior (hallazgos Nº 136, 712 y 761), sin evidencias de entierros de otras porciones anatómicas aisladas. Además se detectaron seis entierros incompletos (entierros 2, 12, 13, 17, 33 y 37, todos adultos), los cuales presentan un porcentaje variable de partes anatómicas faltantes. Si bien es probable que algunos de ellos hayan sido afectados por diversos agentes tafonómicos, los entierros 2, 33 y 37 han sido interpretados como casos que muestran las consecuencias de las remociones culturales efectuadas con el propósito de inhumar nuevos cuerpos. Por ejemplo, el entierro 2 carece de cráneo probablemente a causa de la depositación posterior del Conjunto 8/9 (Berón y Luna 2007 a; Berón et al. 2006; Luna et al. 2004 a). Es decir que estos hallazgos no serían consecuencia de inhumaciones de partes esqueletales aisladas, sino de prácticas culturales que alteraron el registro posteriormente a su depositación inicial. También debe mencionarse la Concentración 585, la cual está conformada por una roca plana suboval de 30 x 35 cm, sobre la cual se acomodó un conjunto de restos constituido por varios fragmentos de bóveda y huesos de todas las porciones anatómicas de un único individuo adulto (Berón y Luna 2007 a; Berón et al. 2006).

7.1. Introducción. Entre las primeras preguntas que deben plantearse cuando se analizan sitios complejos de inhumación están las referidas a la cantidad de individuos representados y a las características de la estructura de la muestra recuperada. El primero de estos temas ofrece información que, sumada a otras adicionales de índole arqueológica, permite evaluar cambios en la dinámica de las sociedades que generaron el registro analizado, como por ejemplo el aumento o disminución de la densidad poblacional en un área determinada, la implementación de estrategias de control en el acceso a los recursos materiales y/o simbólicos, etc. (v.g. Beck 1995; Buikstra y Charles 1999; Dillehay 1995; Parker Pearson 2002; Ubelaker 1974). La obtención de este dato no ofrece demasiadas complicaciones en la mayoría de los casos, cuando los esqueletos excavados se encuentran completos y claramente delimitados. Sin embargo, en muestras compuestas por una alta proporción de huesos y dientes mezclados, removidos y fragmentados, es necesario implementar estrategias metodológicas específicas que permitan arribar a resultados confiables (Gejvall 1982; Roberts 1996). Lo mismo ocurre respecto de las características de la estructura y composición de la muestra. Se ha considerado que la fragmentación y la distribución espacial de los restos de la Unidad Superior del sitio Chenque I serían consecuencia de procesos de remoción y redepositación de origen fundamentalmente antrópico, para la reutilización del sitio como un área de entierros. La remoción para la depositación de nuevos cuerpos en la Unidad Inferior habría derivado en la conformación de dos unidades con características diferentes, pero generadas a partir de un mismo proceso (Luna et al. 2004 a).

Este procedimiento de alteración parcial o total de estructuras de inhumación es una práctica identificada en diferentes lugares del mundo (v.g. Dillehay 1995; La Rosa Corzo y Robaina Jaramillo 1995). A un nivel regional, la inhumación de partes aisladas no es usual. El único antecedente detectado para la región pampeana es el del sitio El Guanaco (Partido de San Cayetano, provincia de Buenos Aires), en el cual se recuperaron restos del al menos siete individuos. Mazzia et al. (2004) describen la presencia de un cráneo y un miembro inferior derecho articulado, ambos aislados. Si bien todos los elementos pertenecen a un adulto, no fue posible adscribirlos a un mismo individuo ya que el espacio que separa ambos conjuntos no contiene ningún elemento adicional.

Con respecto a la Submuestra A1, resulta relevante evaluar la representación diferencial de las diferentes porciones anatómicas, con el objetivo de conocer el grado de incidencia del proceso de remoción en el conjunto. Se pretende evaluar si los restos incluidos en esa submuestra provienen de entierros que contenían cuerpos enteros, o si por el contrario puede plantearse que un porcentaje de las inhumaciones incluían sólo algunas partes anatómicas. Las medidas de abundancia relativa permiten abordar este problema, como 1

Como se mencionó en el Capítulo 4, la compuesta por todos los especímenes procedentes del sitio Chenque I, que no anatómica clara y directa con alguno inhumados en la Unidad Inferior.

Para la zona andina, Verano (1995) examina la variabilidad de las inhumaciones que contienen partes anatómicas aisladas. Las más frecuentes contienen cráneos aislados, en general sin mandíbula, ya que es la parte anatómica que mayor cantidad de connotaciones simbólicas posee. Interpreta su presencia en el registro en primer lugar como casos de cráneo trofeo, aunque también afirma que la remoción de cráneos y/o mandíbulas del resto del cuerpo, antes o después del entierro, es una práctica mortuoria bastante usual. Algunos

Submuestra A está óseos y dentales tienen una relación de los individuos

76


Capítulo 7. Tamaño y composición de la muestra. Lyman 1994; Mengoni Goñalons 1988; Walker 1995), influyendo directamente en los valores de los índices analizados en este capítulo. Respecto del tamaño, para los individuos adultos los elementos de menores dimensiones se ven menos afectados (hioides, porción petrosa del temporal, dientes, carpos, metacarpos, falanges, rótula, tarsos, metatarsos, etc.), mientras que los más vulnerables son los más grandes. Por eso, es esperable que estén mejor representados los huesos de pequeñas dimensiones pertenecientes a adultos. De todas formas, debe tenerse en cuenta que los elementos más pequeños pueden perderse más fácilmente en los procesos de remoción y redepositación, y también durante los trabajos de campo. El énfasis puesto durante los trabajos de excavación en el sitio Chenque I en la realización de un minucioso relevamiento tridimensional de los elementos óseos y dentales, y en el tamizado de todo el sedimento extraído (Capítulo 4), permitió minimizar este último obstáculo. Además, cuando los elementos pequeños están fragmentados, surge el inconveniente de que muchas veces no pueden ser identificados, problema que puede en parte puede ser subsanado si se cuenta con material de comparación adecuado y con un equipo entrenado en la identificación osteológica (Mays 1999; Mengoni Goñalons 1999).

de ellos parecen representar el entierro secundario de cráneos como ofrendas. En otra variante de entierros incompletos, también se documentaron numerosos esqueletos sin cráneo (Brown 1995; Buikstra 1995; Carmichael 1995). Sólo en algunos casos puntuales se han identificado partes anatómicas articuladas y aisladas asociadas a entierros completos, como es el caso de la tumba moche de Huanchaco, que contenía los huesos articulados de tres manos adicionales (Donan 1995). Comúnmente este tipo de evidencia aparece en sitios recurrentemente utilizados, principalmente unidades domésticas, interpretándoselos como el resultado de perturbaciones accidentales o intencionales de entierros previos por parte de los ocupantes posteriores de la estructura (Verano 1995). Una práctica diferente es la inhumación de entierros secundarios incompletos. Por ejemplo, para el sudeste de la región pampeana, se han identificado dos tipos diferentes de entierros secundarios, los cuales difieren en el grado de completitud. El Tipo 1, ubicado cronológicamente entre 3000 y 2000 años AP, incluye entierros que contienen básicamente el cráneo y los huesos largos, con una muy baja o nula presencia de otros elementos óseos. En general los cráneos presentan deformación craneana intencional de tipo tabular oblicua. Por el contrario, en el Tipo 2 está presente la mayor parte de los huesos del esqueleto y los cráneos tienen una deformación tabular erecta. Se registra la presencia de pigmentos minerales y cronológicamente se ubicaría alrededor de los 500 años AP (Barrientos 1997; Madrid y Barrientos 2000).

Para los subadultos, los huesos más representados deberían ser los de mayor tamaño, que justamente son aquellos que presentan un mayor grado de identificabilidad, como por ejemplo los huesos largos y el cráneo (Lewis 2007). Nuevamente las técnicas de excavación y el conocimiento de la anatomía subadulta son dos variables cruciales que afectan significativamente el grado de identificación de los diferentes elementos óseos (Capítulo 5). Por ejemplo Waldron (1987, en Saunders 1992) examinó una muestra compuesta por restos de subadultos de un sitio romano-británico, e identificó una alta correlación entre el tamaño del hueso y el grado de preservación. Los huesos menos representados en esa muestra incluyeron las falanges de las manos y los pies, los carpos, las vértebras coccígeas y los huesos más pequeños del tarso.

En el sitio Chenque I todo indicaría que, salvo casos puntuales, los cuerpos habrían sido enterrados con un alto grado de completitud. En la Unidad Inferior se han identificado hasta el momento sólo dos inhumaciones secundarias, el entierro 4 y el Conjunto 8/9, el primero de los cuales se asemeja al Tipo 2 definido por Barrientos (1997). El Conjunto 8/9 es el único caso de entierro secundario múltiple y contiene dos individuos adultos y dos subadultos (Tabla I.1. del Apéndice I). Se caracteriza por presentar un sector de huesos largos de adultos apilados y ordenados y otro de huesos en desorden pero agrupados (Berón y Luna 2007 a). 7.2. Variables fragmentación.

que

afectan

el

grado

La morfología también influye en el grado de preservación de los elementos. Los huesos que tienen formas irregulares, con apófisis agudas, como los coxales adultos, las mandíbulas, las costillas y las vértebras, son más afectados, ya que su forma los hace más vulnerables a la fragmentación. Por el contrario, los iliones de subadultos, las rótulas, el esternón y la mayoría de los carpos y tarsos, de morfología más regular, tienden a deteriorarse menos (Luna y Aranda 2005; Lyman 1994).

de

El grado de fragmentación de toda muestra osteológica es diferencial según numerosas variables, entre las que se destacan el tamaño, la morfología y la densidad de los elementos óseos y dentales, lo que produce diferentes niveles de identificabilidad de los fragmentos (Lewis 2007; 77


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). Por último, la densidad mineral ósea es otro factor importante (Lyman 1984, 1994; Shanks y Tilley 1982). Procesos tafonómicos muy diversos pueden condicionar la preservación y supervivencia de los extremos articulares de los huesos largos. Las porciones con mayor proporción de hueso cortical, como las diáfisis de huesos largos, metacarpos, metatarsos, falanges y tablas craneales se preservan mejor debido a que su constitución estructural es mucho más resistente que la de una zona dominada por el tejido trabecular, que tiene una densidad mineral mucho menor, como los cuerpos vertebrales y las epífisis de los huesos largos. Los huesos que poseen finas paredes corticales y bajas proporciones de hueso trabecular también son muy vulnerables, como por ejemplo el omóplato (Binford y Bertram 1977; Lam y Pearson 2005; Lyman 1984, 1994). En nuestro país se han desarrollado análisis específicos que evaluaron la resistencia de diferentes tipos de huesos de fauna en relación con sus propiedades mecánicas y geométricas, indicando tendencias similares (Elkin 1995; Elkin y Zanchetta 1991; Scheinsohn y Ferretti 1995).

trabecular, lo que las hace muy frágiles, y es usual que se produzca una destrucción importante de las mismas. Por otra parte, los huesos largos del segundo grupo (peroné, cúbito y radio) se fracturan con bastante frecuencia, pero dado que la sección de sus diáfisis es mucho menor que las del primer grupo, los fragmentos tienden a sufrir una menor destrucción y pueden identificarse en una mayor proporción. Otros elementos muy afectados son los coxales, los omóplatos, los huesos faciales, las vértebras y las costillas. Para los subadultos, la mayoría de las veces no son identificables elementos como los carpos y tarsos, y los centros de osificación.

Teniendo en cuenta todos estos factores, Mays (1999) analizó un conjunto osteológico compuesto por 226 entierros primarios datados entre los siglos XIII a XVI, procedentes del sitio Blackfriars (Ipswich, Inglaterra), con el objetivo de investigar la variación en la representación ósea producida por la acción de los agentes tafonómicos. Pudo observar que los huesos menos representados son los de menor tamaño, como la mayoría de los huesos de manos y pies. Esto es coherente con el hecho de que en ese caso no se pasó el sedimento extraído por zaranda, lo que implica que las bajas frecuencias se deben a la pérdida de esos elementos durante la excavación. Por otra parte, elementos como el esternón, las vértebras, las costillas y el hioides, que tienen altas proporciones de hueso trabecular y bajas proporciones de hueso cortical, aparecieron subrepresentados en relación con los huesos largos de las extremidades, los cuales tienen corticales densos y compactos en sus diáfisis.

Debe hacerse también una mención particular a los elementos dentales, los cuales presentan las mejores condiciones de preservación. Además de su tamaño reducido, el esmalte es el tejido más resistente del cuerpo. Los únicos aspectos negativos son la morfología radicular, lo que produce que en ocasiones el ápice esté ausente, y la relativa debilidad de la estructura de unión entre el esmalte y la dentina, por lo que a veces el primero puede desprenderse de la segunda, y por lo tanto fracturarse.

Por el contrario, los elementos adultos menos afectados serían los de pequeño tamaño, forma regular y alta densidad ósea. Entre ellos deben incluirse en primer lugar los carpos, los tarsos y las rótulas, y en segundo lugar las falanges. Para los subadultos, se espera recuperar una mayor proporción de huesos largos, ya que son identificables dados su tamaño y morfología, y poseen diáfisis relativamente resistentes.

Con este panorama, y teniendo en cuenta las características de la Unidad Superior del sitio Chenque I, resulta relevante preguntarse acerca de las expectativas diferenciales esperables entre conjuntos de entierros completos que sufrieron la acción antrópica de remoción y redepositación, respecto de aquellos que contienen una cantidad importante de entierros de determinadas partes anatómicas aisladas y/o de entierros secundarios incompletos. Estos dos comportamientos darían como consecuencia frecuencias relativas diferentes de los elementos óseos. En el caso del ingreso de cuerpos enteros, serían esperables altas frecuencias de huesos de manos y pies, ya que dados su pequeño tamaño y su alta densidad mineral, son los elementos que mejor se preservan, y bajas frecuencias de huesos largos, más susceptibles a la fragmentación y destrucción por la menor densidad mineral de las epífisis, y por su gran tamaño relativo. Por el contrario, en el caso hipotético de la inhumación de entierros que contienen básicamente el cráneo y los huesos largos, con una mínima representación de otros

Los huesos de adultos más afectados por el proceso de remoción, teniendo en cuenta esas tres variables, son entonces los huesos largos: en primer lugar fémur, tibia y húmero, y luego, en menor proporción, peroné, cúbito y radio. Respecto de los tres primeros, si bien sus diáfisis están compuestas por tejidos corticales densos y resistentes, su gran tamaño las hace vulnerables sobre todo a la acción mecánica, por lo que es esperable una alta fragmentación. En estos casos, puede ocurrir que una proporción importante de esos fragmentos no permita la asignación y cuantificación precisas. Las epífisis de esos huesos largos contienen una gran proporción de tejido 78


Capítulo 7. Tamaño y composición de la muestra. Para determinar el tamaño y la composición de la muestra, es necesario evaluar medidas de abundancia taxonómica y relativa como el NISP, NME, MAU y MAU%. Estas son medidas de cuantificación comúnmente utilizadas en los análisis arqueofaunísticos, las cuales conforman un procedimiento rutinario para describir las características de las muestras analizadas (ver Lyman 1994; Mengoni Goñalons 1988, 1999; Mondini 2003) y también son relevantes para su aplicación en esta muestra de restos humanos. Algunos de los índices evaluados han sido aplicados en casos forenses en los cuales es necesario cuantificar la abundancia relativa de las diferentes partes anatómicas en entierros múltiples (v.g. L´Abbé 2005).

elementos óseos, la tendencia sería la opuesta. Por último, en el caso de entierros de partes aisladas, se esperaría identificar frecuencias diferenciales de elementos óseos con características de forma, tamaño y densidad ósea similares, pertenecientes a porciones anatómicas específicas. 7.3. Material y métodos. A lo largo de esta tesis se utilizará una serie de siglas que abrevian las denominaciones de los elementos óseos, los cuales se definen en la Tabla 7.1. Sólo se han analizado en este capítulo los restos óseos pertenecientes a la Submuestra A, dejándose de lado los restos dentales.

Porción anatómica

Cráneo

Cuello

Tronco

Hombro Brazo

Mano

Porción anatómica

Elemento óseo

Sigla

Bóveda Malar Porción Petrosa Mandíbula Hemimandíbula Hioides Atlas Axis Vértebra Cervical (3º a 7º)2 Primera Costilla Costilla Vértebra Dorsal Vértebra Lumbar Vértebra Indeterminada Esternón Clavícula Omóplato Húmero Cúbito Radio Escafoides de la mano Semilunar Piramidal Pisciforme Trapecio Trapezoide Grande Ganchoso Primer Metacarpo Segundo Metacarpo Tercer Metacarpo Cuarto Metacarpo Quinto Metacarpo Metacarpo Indeterminado Primer Falange Proximal Falange Proximal Falange Media Primer Falange Distal Falange Distal Falange indeterminada

BO MA PP MAND HMAND HI AT AX VTC 1°COST COST VTD VTL VTIN ES CL OM HU CU RA ESCM SEM PIR PISC TR TRP GR GAN 1ºMC 2ºMC 3ºMC 4ºMC 5ºMC MC 1ºFPM FPM FMM 1ºFDM FDM FM

Cadera

Pierna

Pie

Elemento óseo

Sigla

Coxal Ilion Isquion Pubis Hemiarco Vértebra Sacra Cuerpo Vertebral Sacro Vértebra Sacra Vértebra Coccígea Fémur Rótula Tibia Peroné Astrágalo Calcáneo Cuboides Escafoides del Pie Primer Cuña Segunda Cuña Tercer Cuña Primer Metatarso Segundo Metatarso Tercer Metatarso Cuarto Metatarso Quinto Metatarso Metatarso Indeterminado Primer Falange Proximal Falange Proximal Falange Media Primer Falange Distal Falange Distal

COX IL IS PUB HARCS CUSAC VTS COC FE RO TI PE ASTR CALC CUB ESCP 1ºC 2ºC 3ºC 1ºMT 2ºMT 3ºMT 4ºMT 5ºMT MT 1ºFPP FPP FMP 1ºFDP FDP

Tabla 7.1. Abreviaturas utilizadas para denominar a cada elemento óseo. 2

Las filas correspondientes a las vértebras incluyen tanto los elementos adultos como los hemiarcos, arcos y cuerpos de subadultos.

79


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). curvatura de las superficies articulares, presencia de forámenes nutricios, crestas, fosas y zonas de inserción muscular. La identificación de los especimenes y su asignación a las distintas partes del esqueleto y la dentición humanas se realizó tomando como base por un lado los manuales de osteología comúnmente utilizados en los análisis bioarqueológicos (Bass 1987; Fazekas y Kosa 1978; Hillson 1986, 1996; Rivero de la Calle 1985; Scheuer y Black 2000 a, 2004; Steele y Bramblet 1989; White y Folkens 1991) y comparando los restos con material de referencia perteneciente al Museo Etnográfico J. B. Ambrosetti. Al mismo tiempo se registró toda otra información de cada espécimen, relativa a la lateralidad y patologías, y se intentó la comparación morfológica y de tamaño de especímenes similares. Posteriormente se procedió al inventario en bases de datos, paso inicial que facilitó el ordenamiento posterior.

La información generada a partir de la evaluación del NMI (Número Mínimo de Individuos) es omitida aquí y detallada en el Capítulo 10. Esto se debe a que la metodología implementada para conocer dos de las variables fundamentales tenidas en cuenta en ese procedimiento (la edad estimada y el sexo probable) y los resultados obtenidos, se detallan en los Capítulos 8 y 9. La unidad de análisis para este estudio es el espécimen óseo, definido como todo fragmento o hueso entero que corresponde a un determinado elemento o porción anatómica del esqueleto. La categoría elemento sugiere integridad anatómica, pudiendo tratarse de una unidad anatómica completa, como por ejemplo una escápula o una tibia, o un segmento, por ejemplo una epífisis distal de fémur (Mengoni Goñalons 1988, 1999; Mondini 2003).

Todos los resultados fueron evaluados teniendo en cuenta cada elemento óseo por un lado y asignándolos a las porciones anatómicas a las cuales pertenecen, por el otro. Las porciones anatómicas consideradas en este caso son: “mano”, “resto del miembro superior”, “pie”, “resto del miembro inferior” y “cuello, tronco y cadera”.

Para desarrollar estos análisis se tuvieron en cuenta solamente los especímenes óseos que ofrecían información respecto de los índices evaluados (N: 1823). Por ejemplo, una importante cantidad de fragmentos de diáfisis de huesos largos no pudieron ser incluidos ya que no fue posible establecer a qué elemento óseo pertenecen, situación que suele ocurrir en los conjuntos faunísticos. De todas formas se prestó especial atención en la identificación de estos especimenes ya que se ha constatado que usualmente los conteos de huesos largos se realizan sobre las epífisis, las cuales por un lado tienen características que las hacen fácilmente identificables, pero por otro, son menos densas y por lo tanto más vulnerables a los procesos destructivos. Esto contribuye a alterar los perfiles observados, ofreciendo valores menores para los huesos largos, debido principalmente a falencias en la identificación por parte del investigador (Lam y Pearson 2005).

7.3.1. Número de Especímenes óseos (NISP). Para realizar la cuantificación general de los restos y determinar el tamaño mínimo de la muestra, se aplicó una de las medidas de abundancia taxonómica desarrolladas por la zoología cuantitativa3, el NISP, que puede definirse como el número de especímenes óseos, enteros o fragmentados, pertenecientes a un mismo taxón, identificados en la muestra. Fue juzgado como identificable todo especímen asignable a una determinada unidad anatómica o región del esqueleto. Esta medida permite calcular la representación de cada hueso y dado que es sensible al grado diferencial de fragmentación, ofrece información sobre la estructura cuantitativa de la muestra (Mengoni Goñalons 1988, 1999; Orchard 2005).

Del total de especímenes que conforman la Submuestra A (N adultos: 1749; N subadultos: 402; Tabla 4.3.), no se analizaron los fragmentos pertenecientes al omóplato (adultos n: 20; subadultos n: 9), cráneo (adultos n: 218; subadultos n: 65), coxal (subadultos n: 10) y mandíbulas (subadultos n: 6). Los mismos no fueron incluidos ya que se encuentran muy fragmentados y no permitieron obtener valores de NME confiables.

7.3.2. Número Mínimo de Elementos (NME). Dada la posibilidad de que exista una representación diferencial de las partes esqueletarias de los individuos identificados, deben evaluarse también las medidas de abundancia relativa, calculándose los valores de MNE (número mínimo de elementos) y MAU (unidades anatómicas mínimas). El MNE permite conocer las veces que

En un principio se volvió prioritario establecer criterios que permitieran ordenar el material recuperado, para sistematizar la información obtenida. Cada uno de los especímenes fue analizado a partir de observaciones macroscópicas. Entre los criterios que permitieron la identificación de los restos humanos según el hueso o la porción anatómica a la que pertenecían, los más relevantes son la forma, espesor, ubicación, dirección y

3

La otra medida de abundancia taxonómica es el Número Mínimo de Individuos (NMI), la cual, como ya se mencionó, será tratada especialmente en el Capítulo 10.

80


Capítulo 7. Tamaño y composición de la muestra. cada unidad anatómica está representada en la muestra, independientemente de la lateralidad. Este índice mide las frecuencias de las distintas porciones del esqueleto, las cuales pueden estar representadas por uno o más especimenes (Binford 1984; Lyman 1994; Mengoni Goñalons 1988, 1999). Cada espécimen identificado de hueso largo fue analizado teniendo en cuenta si pertenecía a una o más de cada una de las siguientes categorías: epífisis distal, tercio distal de la diáfisis, tercio medio de la diáfisis, tercio proximal de la diáfisis y epífisis proximal. Para el resto de los huesos, se tuvo en cuenta las porciones anatómicas más características de cada uno y se evaluó el NME teniendo en cuenta las frecuencias observadas para cada una (por ejemplo, para el calcáneo se consideró el sustentaculum tali, la tuberosidad posterior y el cuerpo; y para el astrágalo, la cabeza, la tróclea y la articulación para el calcáneo). Para identificar esas zonas se siguieron las clasificaciones de White y Folkens (1991). También se separaron los especimenes según pertenecieran a individuos adultos o subadultos y se tuvo en cuenta su tamaño y su robusticidad, de manera que, por ejemplo, una epífisis distal de fémur adulto muy robusta no fue contabilizada como perteneciendo al mismo elemento que un tercio distal de una diáfisis de un fémur adulto grácil, porque seguramente han pertenecido a individuos diferentes. De esta manera se ha buscado afinar los resultados lo más posible. Finalmente se contabilizó la cantidad de cada porción ósea en la submuestra teniendo en cuenta todas esas variables, para obtener los valores de NME.

7.3.4. Índice de fragmentación (IF). Para valuar la intensidad de la fragmentación se consideró el denominado Índice de Fragmentación (IF), el cual considera la relación existente entre MNE y NISP. Este índice permite considerar qué huesos son los más fragmentados y cuáles aparecen enteros. Si bien en la mayoría de los análisis arqueofaunísticos se ha considerado este índice como NISP/MNE (Lyman 1994), se sigue en esta tesis la propuesta de Mondini (2003), quien sugiere aplicar la razón inversa MNE/NISP, la cual tiene la ventaja de variar entre 0 y 1, siendo más fácil su interpretación (cuanto mayor sea el valor obtenido, menor es la fragmentación del conjunto). 7.4. Resultados. La evaluación del número de especímenes óseos (NISP) incluidos en la Submuestra A (Tabla 4.3.) muestra la gran fragmentación general del conjunto. Existe una diferencia apreciable entre la cantidad total de especímenes recuperados (N: 58454) y la cantidad de especímenes analizados, es decir, aquellos que pudieron ser asignados a alguna porción anatómica (N: 2151; 3,68 %). En primer lugar se considerarán los resultados tomando en cuenta toda la muestra como un único conjunto. Los valores obtenidos para NISP, NME, MAU, MAU% e IF para cada elemento óseo se ofrecen en la Tabla 7.2. y para las diferentes porciones anatómicas consideradas, en la Tabla 7.3. Puede observarse que está representada casi la totalidad de los elementos óseos, aunque en distinta frecuencia. El NISP más elevado pertenece a las falanges proximales (n: 174) y medias (n: 158) de la mano, y en segundo lugar, a las proximales del pie (n: 105). Los valores más bajos fueron identificados para el atlas (n: 3) y una serie de huesos de pequeñas dimensiones, como las vértebras coccígeas, el trapecio, el pisciforme, la primer cuña y el hioides. El valor máximo del MAU% es el del fémur, seguido por el húmero (90,38 %), las falanges proximales (80,27 %) y medias (75,96 %) de la mano y el quinto metatarso (73,08 %). Respecto del IF, la mayoría de los elementos de manos y pies y también la primera costilla, las vértebras coccígeas y el atlas, presentan los valores más altos que pueden obtenerse, lo que indica una fragmentación nula. Por el contrario, se obtuvieron valores muy bajos para diferentes huesos largos, como el peroné (IF: 0,50), el radio (IF: 0,51), el cúbito (IF: 0,53) y la tibia (IF: 0,58), y también para las vértebras dorsales (IF: 0,74) y lumbares (IF: 0,64), lo que indica que esos elementos se encuentran más intensamente fragmentados (Tabla 7.2.).

7.3.3. Unidades Anatómicas Mínimas (MAU). Por su parte, el MAU permite examinar la configuración interna del conjunto mediante la comparación de las frecuencias calculadas para las diferentes unidades anatómicas (Binford 1978, 1984; Binford y Bertram 1977). Debe calcularse para cada unidad anatómica dividiendo el MNE de cada una de ellas por su frecuencia en el esqueleto completo. Dado que se busca medir la abundancia relativa de las unidades anatómicas y no sus frecuencias absolutas, los valores deben expresarse como porcentajes, teniendo como referente el valor de MAU más alto, obteniéndose de esa manera el MAU%. De esta manera es posible conocer cuáles son las unidades esqueletales más representadas y discutir la estructura interna del conjunto comparando la distancia relativa entre las diferentes unidades anatómicas (Binford 1984; Lyman 1994; Mengoni Goñalons 1988, 1999; Mondini 2003), lo que permite evaluar las diferencias en términos de ingreso o fragmentación diferenciales.

Separando la submuestra por porción anatómica, puede verse que los valores de NISP más altos 81


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). Adultos Elemento NISP NME MAU MAU% HI 9 5 5 25,64 AT 3 3 3 15,38 AX 10 8 8 41,02 VTC 15 12 1,71 8,77 1°COST 14 14 7 35,89 VTD 28 20 1,66 8,51 VTL 28 18 3,60 18,46 CL 20 14 7 35,89 HU 42 22 11 56,41 CU 49 22 11 56,41 RA 52 20 10 51,28 ESCM 26 26 13 66,66 PIR 17 17 8,50 43,59 PISC 9 9 4,50 23,08 TR 8 8 4 20,51 TRP 11 11 5,50 28,20 GR 20 20 10 51,28 GAN 21 21 10,50 53,85 1°MC 21 21 10,50 53,85 2°MC 30 29 14,50 74,36 3°MC 17 17 8,50 43,59 4°MC 25 23 11,50 58,97 5°MC 19 18 9 46,15 MC 25 15 1,50 7,67 1°FPM 18 18 9 46,15 FPM 142 135 16,87 86,51 FMM 133 133 16,62 85,23 1°FDM 28 28 14 71,79 FDM 72 72 9 46,15 COC 4 4 1 5,13 FE 31 16 8 41,02 RO 36 28 14 71,79 TI 17 5 2,50 12,82 PE 24 11 5,50 28,20 ASTR 33 31 15,50 79,48 CALC 12 12 6 30,77 CUB 19 19 9,50 48,72 ESCP 36 34 17 87,18 1°C 9 9 4,50 23,08 2°C 13 13 6,50 33,33 3°C 42 39 19,50 100 1°MT 28 25 12,50 64,10 2°MT 11 10 5 25,64 3°MT 24 23 11,50 58,97 4°MT 19 17 8,50 43,59 5°MT 36 34 17 87,18 MT 19 18 1,80 9,23 1°FPP 20 20 10 51,28 FPP 90 88 11 56,41 FMP 48 47 5,87 30,10 1°FDP 20 20 10 51,28 FDP 27 27 3,37 17,28 Total 1530

Subadultos IF NISP NME MAU MAU% 0,55 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0,80 0 0 0 0 0,80 0 0 0 0 9 9 4,50 25 1 0,71 3 3 0,25 1,39 0,64 5 3 0,60 3,33 0,70 13 13 6,50 36,11 0,52 29 25 12,50 69,44 0,45 13 11 5,50 30,55 0,38 16 15 7,50 41,66 0 0 0 0 1 0 0 0 0 1 0 0 0 0 1 0 0 0 0 1 1 1 0,50 2,77 1 1 1 0,50 2,77 1 1 1 0,50 2,77 1 0 0 0 0 1 0,97 0 0 0 0 1 1 0,50 2,77 1 0,92 2 2 1 5,55 0,95 0 0 0 0 0,60 8 8 0,80 4,44 2 2 1 5,55 1 0,95 32 32 4 22,22 25 25 3,12 17,33 1 6 6 3 16,66 1 9 9 1,12 6,22 1 0 0 0 0 1 0,52 39 36 18 100 0,77 0 0 0 0 0,29 19 16 8 44,44 0,46 2 2 1 5,55 0,94 2 2 1 5,55 2 2 1 5,55 1 1 1 0,50 2,77 1 0,94 1 1 0,50 2,77 0 0 0 0 1 0 0 0 0 1 0,93 1 1 0,50 2,77 0,89 11 11 5,50 30,55 0,91 2 2 1 5,55 0,96 3 3 1,50 8,33 0,89 0 0 0 0 0,94 4 4 2 11,11 0,95 5 5 0,50 2,77 6 6 3 16,66 1 0,98 15 15 1,87 10,39 0,98 2 2 0,25 1,39 2 2 1 5,55 1 0 0 0 0 1 293

Total IF NISP NME MAU MAU% IF 9 5 5 19,23 0,55 3 3 3 11,54 1 10 8 8 30,77 0,80 15 12 1,71 6,58 0,80 23 23 11,50 44,23 1 1 31 23 1,91 7,35 0,74 1 0,60 33 21 4,20 16,15 0,64 33 27 13,50 51,92 0,82 1 0,86 71 47 23,50 90,38 0,66 0,84 62 33 16,50 63,46 0,53 0,94 68 35 17,50 67,31 0,51 26 26 13 50,00 1 17 17 8,50 32,69 1 9 9 4,50 17,31 1 8 8 4 15,38 1 12 12 6 23,08 1 1 21 21 10,50 40,38 1 1 22 22 11 42,31 1 1 21 21 10,50 40,38 1 30 29 14,50 55,77 0,97 18 18 9 34,61 1 1 27 25 12,50 48,08 0,93 1 19 18 9 34,61 0,95 33 23 2,30 8,85 0,70 1 20 20 10 38,46 1 1 1 174 167 20,87 80,27 0,96 158 158 19,75 75,96 1 1 34 34 17,00 65,38 1 1 81 81 10,12 38,92 1 1 4 4 1 3,85 1 0,92 70 52 0,74 26 100 36 28 14 53,85 0,78 0,84 36 21 10,50 40,38 0,58 26 13 6,50 25,00 0,50 1 35 33 16,50 63,46 0,94 1 14 14 7 26,92 1 1 20 20 10 38,46 1 1 37 35 17,50 67,31 0,95 1 9 9 4,50 17,31 1 13 13 6,50 25,00 1 43 40 20 7,69 0,93 1 39 36 18 69,23 0,92 1 13 12 6 23,08 0,92 1 27 26 13 50,00 0,96 1 19 17 8,50 32,69 0,89 40 38 19 73,08 0,95 1 24 23 2,30 8,85 0,96 1 26 26 13 50,00 1 1 105 103 12,87 49,50 0,98 1 50 50 6,25 24,04 1 1 22 22 11 42,31 1 1 27 27 3,37 12,96 1 1823

Tabla 7.2. Valores para NISP, NME, MAU, MAU% e IF para cada elemento óseo. En negrita se resaltan los valores más altos para cada columna. Referencias: ver Tabla 7.1. (página 95).

corresponden a la mano (n: 730) y el pie (n: 563), siendo los del resto significativamente menores. El MAU% máximo correspondió al resto del miembro superior, con valores relativamente altos para el

resto de miembro inferior (74,37 %) y la mano(70,25 %) (Tabla 7.3; Figura 7.1.). El IF para manos y pies es muy alto (IF: 0,99 y 0,97 respectivamente), seguido por el de cuello, tronco y cadera (IF: 0,78 82


Capítulo 7. Tamaño y composición de la muestra.

Elemento Mano Resto miembro superior Pie Resto miembro inferior Cuello, tronco y cadera Total

Adultos MAU MAU % 11,5 100

IF 0,97

NISP 87

64

10,66

92,69

0,45

58

51

8,50

506

486

9,72

84,52

0,96

58

57

108

60

7,5

65,22

0,55

60

131

98

2,80

24,35

0,75

1530

-

-

-

-

NISP 642

NME 621

143

Subadultos NME MAU MAU % 1,61 18,94 87

Total MAU MAU % 13,46 70,25

IF 0,99

115

19,16

100

0,57

563

544

10,46

54,59

0,97

0,90

168

114

14,25

74,37

0,68

9,41

0,93

161

126

3,60

18,79

0,78

-

-

1823

-

-

-

-

IF 1

NISP 730

NME 727

100

0,88

201

1,09

12,82

0,98

54

6,75

79,41

30

28

0,80

293

-

-

Tabla 7.3. Valores para NISP, NME, MAU, MAU% e IF para cada porción anatómica considerada. En negrita se resaltan los valores más altos para cada columna. Nota: para calcular el MAU de la categoría Cuello, tronco y cadera se consideraron exclusivamente las clavículas, el hioides, y la columna vertebral.

83


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). expectativas derivadas de las características de forma, tamaño y densidad de cada elemento óseo.

(Tabla 7.3). Dado que las características del esqueleto adulto son diferentes de las de los subadultos en lo que respecta a su susceptibilidad a la fragmentación, es necesario discriminarlos para obtener información más precisa. Para los restos de adultos (n: 1530), los valores de NISP más altos corresponden a las falanges proximales (n: 142) y medias (n: 133) de la mano, seguidas por las falanges proximales del pie (n: 90). Todas ellas son elementos óseos muy representados en el esqueleto. Respecto del MAU%, el valor máximo pertenece a las terceras cuñas y dentro de los valores mayores al 70 % se incluyen numerosos elementos pertenecientes a manos y pies (escafoides del pie, quinto metatarso, falanges proximales y medias de la mano, astrágalos y segundos metacarpos). Por otra parte, dentro de los elementos que arrojaron valores menores al 20 % están las vértebras, falanges distales del pie, atlas, tibias y metatarsos y metacarpos indeterminados. Los resultados del IF indican que numerosos elementos de manos y pies han sufrido una muy baja o nula fragmentación, mientras que otros, como el húmero (IF: 0,52), el cúbito (IF: 0,45), el radio (IF: 0,38), el fémur (IF: 0,52), el peroné (IF: 0,52), la tibia (IF: 0,29) y las vértebras lumbares (IF: 0,64), están muy fragmentados (Tabla 7.2.). Teniendo en cuenta las porciones anatómicas, los valores de NISP más altos son los de la mano (n: 642) y el pie (n: 506), siendo los restantes mucho menores. El MAU% más alto corresponde a la mano, seguido por el del resto del miembro superior (92,69 %) y el del pie (84,52 %) (Figura 7.2.). El IF mayor es el de la mano (IF: 0,97), seguido por el del pie, con casi idéntico valor (IF: 0,96) (Tabla 7.3.; Figura 7.2.). Para los subadultos, la situación es muy diferente, ya que los valores más altos de NISP corresponden al fémur (n: 39), seguido por otros huesos largos, como el húmero (n: 29) y la tibia (n: 19), y otros elementos como las falanges de la mano. Dentro de los valores muy bajos o ausentes se encuentran casi todos los elementos de manos y pies. Respecto del MAU%, el 100 % corresponde al fémur y sólo el húmero (69,44 %) presenta valores relativamente altos. Los valores para IF indican que prácticamente todos los elementos presentes en la submuestra presentan una fragmentación mínima o nula (Tabla 7.2.). Dividiendo esta submuestra por porciones anatómicas, el único valor alto de NISP es el de la mano (n: 87), mientras que el MAU% máximo fue otorgado al resto del miembro superior, con un valor relativamente alto del resto del miembro inferior (79,41 %) (Tabla 7.3.; Figura 7.3.). Por último, al igual que lo indicado para cada elemento óseo, puede observarse que todas las porciones anatómicas presentan un índice de fragmentación muy bajo (Tabla 7.3.). En general, todos los resultados obtenidos se adecuan a las

Mano

Resto miembro superior

Pie

Resto miembro inferior

Cuello, tronco y cadera

120

100 100

80

74,37

70,25 54,59

MAU % 60

40

18,79

20

0 Porción anatómica

Figura 7.1. MAU% para las diferentes porciones anatómicas de todos los individuos. Mano

Resto miembro superior

Pie

Resto miembro inferior

Cuello, tronco y cadera

120

100 100

92,69 84,52

80

65,22 MAU% 60

40

24,35 20

0 Porción anatómica

Figura 7.2. MAU% para las diferentes porciones anatómicas de individuos adultos. Mano

Resto miembro superior

Pie

Resto miembro inferior

Cuello, tronco y cadera

120

100 100

79,41 80

MAU% 60

40

20

18,94

12,82

9,41

0 Porción anatómica

Figura 7.3. MAU% para las diferentes porciones anatómicas de individuos subadultos.

Comparando los valores de MAU% con los de IF para cada porción anatómica y tomando en cuenta toda la Submuestra A, se observa que las manos y los pies comparten valores de MAU% medios (entre el 55 y el 70 %) y de IF muy altos. Una situación opuesta es la que presenta el resto del miembro superior, con valores máximos de MAU% y bajos de IF. Valores intermedios de ambos índices pertenecen al resto del miembro inferior. Por último, para cuello, tronco y cadera, están asociados 84


Capítulo 7. Tamaño y composición de la muestra. que es consistente con el hecho de que contienen los elementos óseos de mayor tamaño, los cuales son en general difícilmente identificables (Figura 7.6.).

valores de IF bajos con valores de MAU% relativamente altos (Tabla 7.3.; Figura 7.4.). Estas serían en líneas generales, salvo algunos valores puntuales, frecuencias compatibles con una situación de inhumación de cuerpos enteros posteriormente removidos. De todas formas, la separación entre adultos y subadultos ofrece un panorama más preciso.

MAU%

IF

100 90 80 70

MAU%

60

IF

% 50

100

40

90

30

80

20

70

10

60

0

% 50

Mano 40

Resto miembro superior

Pie

Resto miembro inferior

Cuello, tronco y cadera

Porción anatómica

30 20 10

Figura 7.5. Valores de MAU% e IF para adultos, discriminados por porción anatómica.

0 Mano

Resto miembro superior

Pie

Resto miembro inferior

Cuello, tronco y cadera

Porción anatómica

MAU%

IF

100

Figura 7.4. Valores de MAU% e IF para toda la Submuestra A, discriminados por porción anatómica.

90 80 70

Respecto de los individuos adultos, se observa la asociación de valores muy altos para ambos índices de manos y pies, lo que indica una buena preservación ósea. Las diferencias en los valores de MAU% (100 % para mano y 84,52 % para pie) pueden deberse a que varios tarsos, principalmente el astrágalo y el calcáneo, tienen un tamaño mucho mayor que los carpos, por lo que son más susceptibles a la fragmentación y a no ser identificados. Para el resto del miembro superior, los elementos óseos están muy bien representados, indicando que han ingresado en abundancia al sitio, pero con una baja preservación, lo que es esperable dado el tamaño de los huesos que lo conforman. El resto del miembro inferior presenta valores de MAU% menores que los del resto del miembro superior, ya que, como se consignó anteriormente, los procesos de fragmentación hace que sus elementos sean menor identificables. Además, los valores de IF son mayores. Por otra parte, para cuello, tronco y cadera, los valores de MAU% son muy bajos ya que en la mayoría de los casos los especimenes fragmentados son de difícil identificación. Sin embargo, el IF es más alto que el esperado (IF: 0,75) (Figura 7.5.).

60 % 50 40 30 20 10 0 Mano

Resto miembro superior

Pie

Resto miembro inferior

Cuello, tronco y cadera

Porción anatómica

Figura 7.6. Valores de MAU% e IF para subadultos, discriminados por porción anatómica.

7.5. Discusión. En líneas generales, los resultados obtenidos muestran la presencia de todos los huesos del esqueleto adulto, e indican que los menos representados son los que, al fragmentarse, se vuelven menos identificables (elementos incluidos en las categorías “resto del miembro inferior” y “cuello, tronco y cadera”). En concordancia con lo esperado, los huesos largos adultos son los más intensamente fragmentados, mientras que los menos fragmentados son los de menor tamaño y mayor densidad ósea (huesos de manos y pies). Para los subadultos, todas las porciones anatómicas presentan una muy baja fragmentación, lo que seguramente está relacionado con el menor tamaño de los elementos respecto de los de los adultos. Existe además una representación muy alta de restos de brazos y piernas, lo cual está influenciado por el grado de identificabilidad de cada hueso. En algunos casos los huesos tienen una morfología muy diferente a la de los adultos y al fragmentarse pueden ser del todo inidentificables. Los elementos más grandes y también los más densos tienen una mejor preservación, aunque

Para los subadultos se observa un perfil muy diferente. Las porciones anatómicas que incluyen elementos óseos muy pequeños y difíciles de identificar (“mano”, “pie” y “cuello, tronco y cadera”) son las que presentan valores muy bajos de MAU% y muy altos de IF. Esto indica que esos elementos han sido identificados en muy pocas oportunidades, pero aparecen muy poco fragmentados. Por el contrario, el resto del miembro superior y del inferior muestran valores muy altos de ambos índices, lo

85


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). inhumaron miembros sin esqueletizar, porque de lo contrario se esperarían frecuencias más bajas. Para el resto del miembro inferior el valor de MAU% más bajo está indicando dificultades en la identificación anatómica por una alta fragmentación. Para los subadultos, el perfil de valores de MAU% podría interpretarse como el resultado del ingreso de cuerpos completos y el posterior deterioro, pérdida y/o imposibilidad de identificación de los huesos más pequeños.

estos últimos son en general muy pequeños, por lo que se pierden más fácilmente durante el proceso de remoción. La menor densidad mineral respecto de los adultos no parece haber influido significativamente en las frecuencias de hallazgos de los huesos subadultos. Teniendo en cuenta todo esto, para los adultos tanto el tamaño como la forma y la densidad de cada elemento ha influido en la conformación del conjunto. Los huesos de mayor tamaño están más fragmentados que el resto, y de la misma manera los menos densos y los que presentan irregularidades en su morfología. Por el contrario, para los subadultos el tamaño relativo no parece ser una variable que afectó mucho, ya que todos los huesos presentan una baja fragmentación.

De esta manera, es posible sugerir que el proceso de remoción de entierros con el objetivo de hacer lugar para depositar nuevos cuerpos ha contribuido significativamente a la fragmentación ósea. El perfil observado mediante la evaluación de las medidas de abundancia relativa permite afirmar que la Submuestra A proviene, por lo menos mayoritariamente, de entierros de cuerpos completos posteriormente perturbados, si bien no puede excluirse la posibilidad de que haya ingresado algún entierro incompleto, dado el este tipo de índices no permite analizar este punto con un alto grado de precisión. Esto es compatible con las características generales de los patrones de depositación identificados en la Unidad Inferior del sitio, en la cual la gran mayoría de las inhumaciones presenta un alto grado de completitud esqueletaria.

El grado de identificabilidad ha sido una variable determinante tanto para adultos como para subadultos, ya que los valores de MAU% están muy influenciados por ella. Esto puede verse claramente en la diferencia existente entre el “resto de miembro superior” y “resto de miembro inferior” para los adultos: si bien los valores de IF son muy similares, los de MAU% son muy diferentes, ya que, como se mencionara anteriormente, los fragmentos de diáfisis de cúbito y radio pueden identificarse mucho mejor que los de tibia y fémur. Por otra parte, los restos de brazos y piernas de subadultos presentan valores de IF muy altos, similares a los del resto del esqueleto, mientras que los de MAU% son significativamente más altos que los de las otras porciones anatómicas, ya que pueden identificarse mucho mejor. El factor principal que parece haber influido en este caso en las frecuencias observadas de restos es el potencial que tiene cada espécimen para ser identificado y el imperfecto conocimiento que en general se tiene de las características de algunas porciones esqueletales de los subadultos (v.g. centros de osificación, hemiarcos vertebrales, gérmenes dentales, etc.). Estos resultados son similares a las observaciones realizadas por Sundick (1978), Saunders (1992) y Lewis (2007) en otros conjuntos osteológicos (ver Capítulo 5).

Este conjunto de datos contribuye a sostener interpretaciones previas que indican que se produjo un proceso de reutilización intensiva y prolongada del sitio Chenque I durante alrededor de 700 años, mediante el cual se depositaron nuevas sepulturas y se removieron otras anteriores. Esta conducta indica el carácter referencial de este sitio para el entierro de los muertos. Además, los restos removidos fueron desplazados y reacomodados hacia el interior del sitio, indicando el mantenimiento de una actitud de respeto hacia los restos previamente inhumados por parte de quienes realizaron dichas remociones (Berón 2004 a; Luna et al. 2004 a). 7.6. Resumen.

La presencia de altas frecuencias de huesos de mano y pie de adultos es compatible con la situación de remoción planteada para el sitio, así como 1) la baja frecuencia de restos de cuello, tronco y cadera, que se deterioran con mayor facilidad; y 2) la menor frecuencia de restos de la pierna con respecto al brazo, por las razones arriba comentadas acerca del grado de identificabilidad de los fragmentos. A partir de los resultados obtenidos en este capítulo se propone que este sería el escenario esperable ante una situación de inhumación de cuerpos completos en el sitio, que posteriormente sufrieron un proceso de remoción. Para los adultos, los huesos del miembro superior y pies están muy representados, lo que indica que se

El patrón observado en la Submuestra A a partir del análisis de medidas de abundancia taxonómica y relativa como el NISP, el NME, el MAU y el MAU% permite sugerir que se habrían inhumado cuerpos completos en el sitio, situación compatible con la identificada previamente para la mayoría de los entierros de la Submuestra B. Por otra parte, las frecuencias de los diferentes tipos de huesos incluidos en la Submuestra A, así como los valores obtenidos para el Índice de Fragmentación (IF) indican que los entierros que inicialmente contenían estos restos sufrieron posteriormente un proceso de remoción de origen fundamentalmente antrópico. Esta información, sumada a otra previamente 86


Capítulo 7. Tamaño y composición de la muestra. obtenida que indica que estos restos removidos fueron intencionalmente reubicados hacia el interior del sitio, contribuye a la idea de que este cementerio funcionó como un lugar referencial durante un lapso prolongado del Holoceno tardío final.

87


diferenciación genética entre los grupos humanos (Gould 1997):

CAPÍTULO 8 ESTRUCTURA DEMOGRÁFICA DE LA MUESTRA. ESTIMACIÓN DE LA EDAD.

"Unos pocos caracteres ostensibles de la apariencia externa nos conducen a considerar subjetivamente que se trata de diferencias importantes. Pero los biólogos han afirmado recientemente, aunque lo sospechaban hace tiempo, que las diferencias genéticas globales (...) son asombrosamente pequeñas” (Gould 1997: 318).

8.1. Introducción. Dentro de los estudios bioarqueológicos, la precisión de la información sobre la edad y el sexo es crucial para obtener resultados confiables sobre la composición y estructura demográficas de muestras prehistóricas (Angel 1969; Aykroyd et al. 1999; Hoppa y Gruspier 1996; Saul 1976). Los resultados obtenidos constituyen el primer paso básico para desarrollar cualquier análisis paleodemográfico (Buikstra y Ubelaker 1994; Roberts y Manchester 1999). Para el sitio Chenque I, las estructuras de entierro analizadas hasta el momento contienen restos pertenecientes a individuos de ambos sexos y de todas las categorías de edad (Berón et al. 2000, 2002, 2006; Luna et al. 2004 a), lo que permite afirmar que las variables sexual y etaria no funcionaron como criterios de exclusión para la depositación de los cuerpos. Teniendo en cuenta que este sitio ha sido utilizado recurrentemente durante al menos 700 años, esta propuesta, claramente visualizable cuando se tienen en cuenta los entierros de la Submuestra B, debería ser también válida para los restos incluidos en la Submuestra A. Específicamente, a partir de los resultados obtenidos a lo largo de este capítulo y del siguiente, referido a la determinación sexual, es esperable identificar frecuencias más o menos similares de individuos de ambos sexos para cada rango de edad.

De todas formas, es importante tener en cuenta que todas las poblaciones humanas, tanto contemporáneas como pasadas, presentan variaciones fenotípicas que hacen necesario tener cautela sobre la posibilidad de aplicar en muestras bioarqueológicas conceptos y técnicas obtenidas a partir de estudios con poblaciones contemporáneas. La especie humana exhibe variaciones en la morfología y el tamaño de huesos y dientes según cuatro factores principales. El primero de ellos es el proceso de crecimiento desde el estado fetal hasta el adulto. Esta variación permite establecer diferencias de edad a partir de los restos esqueletales y dentales, como se analiza a lo largo de este capítulo. Otro factor de variación es el sexo del individuo. Homo sapiens sapiens es moderadamente dimórfico en su tamaño corporal si se lo compara con otras especies de mamíferos, con un tamaño corporal menor de las mujeres. También es muy importante la variación dimórfica respecto de la forma, lo que permite determinar el sexo a partir del análisis de determinadas porciones del esqueleto (Capítulo 9). Un tercer tipo de variación es poblacional, lo que implica que diferentes grupos humanos pueden variar en algunas características de tamaño y forma corporales. Esto permite en ocasiones establecer la afinidad biológica de los individuos (Capítulo 12). Por último, el factor idiosincrático es también crucial, porque individuos de la misma edad, del mismo sexo y procedentes de la misma población, también pueden diferir en su anatomía, lo que introduce un factor de variación que debe ser contemplado en cualquier intento de reconstrucción paleodemográfica (White y Folkens 1991).

Los recursos analíticos con los que se cuenta en la actualidad para obtener resultados sobre dichos parámetros presentan algunos inconvenientes derivados principalmente de la variabilidad fenotípica existente en las poblaciones humanas en contextos socioambientales diversos. Estos problemas deben necesariamente ser resueltos antes de aplicar los métodos a una muestra en particular, para que los resultados obtenidos sean relevantes y comparables (Luna 2006 b). Previo a cualquier aplicación, es necesario evaluar las características de las propuestas originales, de los testeos posteriores y de los comentarios de los investigadores especializados en el tema, para poder establecer soluciones específicas y decidir qué técnicas son las más adecuadas para cada caso particular (Halcrow et al. 2007).

En el ámbito de la bioarqueología, la edad es una variable fundamental que contribuye al conocimiento de la composición y estructura demográficas de las muestras, mientras que en las investigaciones forenses es un dato crucial para la identificación de personas. El supuesto del que parten todos los métodos de estimación de la edad a partir del análisis esqueletal y dental establece que, en determinados rangos de edad cronológica, se verifican cambios morfométricos específicos y recurrentes, de manera tal que los primeros pueden ser inferidos con un grado relativamente alto de confianza mediante su observación en ciertas

Existen algunos criterios de uniformidad aplicables a todas las poblaciones humanas en lo referente a los ritmos de crecimiento y desarrollo, al dimorfismo sexual y a las respuestas ante situaciones de estrés. La herencia poligénica postula la participación de múltiples genes en asociación con un variado conjunto de efectos socioambientales en la manifestación del fenotipo, con una mínima 88


Capítulo 8. Estructura demográfica de la muestra. Estimación de la edad. porciones anatómicas, comparando la información relevada con la secuencia de cambios registrados previamente para muestras contemporáneas de procedencia conocida (Bordach 1985; Kurki 2005; Thompson y Black 2004; Ubelaker 1989; White y Folkens 1991). Estos procedimientos buscan unir los estadios de maduración, remodelación y degeneración observadas, que reflejan la edad biológica del individuo, con la edad cronológica (o cantidad de años desde el nacimiento), con la mayor precisión posible (Buikstra y Ubelaker 1994). La información obtenida es indispensable para reconstruir perfiles paleodemográficos y para interpretar los grados de prevalencia de los diferentes indicadores de salud y enfermedad, y por lo tanto debe ser lo más precisa posible dentro de los grados de exactitud que estos procedimientos ofrecen (Aykroyd et al. 1999; Bush y Zvelevil 1991).

vivía por encima de esa edad (Aykroyd et al. 1999; Wood et al. 1992).

Este enunciado inicial parte de una concepción ideal de la relación entre edad cronológica y edad biológica (ver Capítulo 6). La correlacion edadindicador exhibe variaciones significativas según una amplia variedad de factores de influencia, entre los que se encuentran el tipo de actividad física, el estado de salud-enfermedad, el sexo del individuo y la variabilidad propia del grupo al cual pertenece la muestra (Acsádi y Nemeskéri 1970; Baccino y Schmitt 2006; Galera et al. 1998; Jackes 1992, 2000; Stewart 1979). En términos generales, los resultados de la estimación de la edad a partir de diferentes partes anatómicas en una misma muestra, o de diferentes técnicas en la misma porción anatómica, o de una misma técnica en diferentes muestras, ofrecen discrepancias de magnitud variable (Bush y Zvelevil 1991).

En los próximos acápites se realiza una descripción de los métodos usualmente aplicados en muestras osteológicas para estimar la edad de muerte. También se incluye información acerca de otras propuestas metodológicas, generadas más recientemente, que puntualizan en la evaluación de porciones esqueletales y dentales alternativas.

El problema fundamental para generar métodos poblacionalmente específicos en el ámbito arqueológico es la inexistencia de colecciones de procedencia conocida (esto es, muestras de sexo y edad documentados) que a su vez pertenezcan a poblaciones emparentadas con las muestras en las cuales se aplicarán las técnicas generadas. Por este motivo, una alternativa como la que se implementa a lo largo de esta tesis es la puesta a prueba de los métodos ofrecidos para otras muestras, tanto forenses como bioarqueológicas, de manera que los resultados obtenidos sean relevantes y se minimicen los sesgos externos derivados de la aplicación de procedimientos inadecuados (Kurki 2005).

8.2. Métodos para la estimación de la edad de muerte en subadultos. En el Capítulo 6 se han descripto en detalle las características del proceso de crecimiento y desarrollo en el ser humano, los factores que pueden modificarlo y la variabilidad existente en ese proceso. Lampl y Johnston (1996) han subrayado la importancia de tener en cuenta la variabilidad existente dentro de ese proceso y mencionan dos fuentes de error en las estimaciones de edad de los individuos subadultos: un error aleatorio, identificable al interior de una población, que implica la existencia de variabilidad, entre individuos de igual edad, en sus niveles de maduración; y un error sistemático, producido por las características socioambientales compartidas por una comunidad, lo que produce un crecimiento y desarrollo relativamente retrasado o avanzado, ya sea de toda la población o de subgrupos dentro de la misma, respecto de las muestras a partir de las cuales se hicieron los estándares (Eveleth y Tanner 1976). Por otra parte, las muestras bioarqueológicas están compuestas por los individuos que murieron, los cuales pueden no haber sufrido los mismos ritmos de crecimiento respecto de los sobrevivientes que formaron parte de los grupos involucrados (Lampl y Johnston 1996; Saunders y Hoppa 1993; Steyn y Henneberg 1996; ver Capítulo 6).

La solución más adecuada ante esta situación, aunque imposible de desarrollar salvo en casos puntuales, es el desarrollo de métodos específicos para cada muestra, que reflejen sus características morfométricas y de crecimiento y desarrollo específicas, ya que la estimación de la edad también está afectada por las características de la estructura de edad de la muestra de referencia (Bocquet-Appel y Masset 1982, 1985, 1995; Chamberlain 2000; Jackes 1985; ver Capítulo 6). En este sentido, Jackes (1992, 2000) afirma que numerosas fuentes históricas y etnohistóricas indican con claridad que la expectativa de vida de las poblaciones prehistóricas era superior a lo que las estimaciones bioarqueológicas de edad permiten inferir, aún en épocas de conflicto, enfermedad y hambruna. Esta discrepancia tiene su origen en los problemas inherentes a la estructura etaria de las muestras de referencia evaluadas para desarrollar las técnicas. No existen métodos precisos para estimar la edad de muerte en individuos mayores a los 50 años, que sean ampliamente utilizados, por lo que los perfiles demográficos inferidos tienden a sugerir que nadie

A pesar de que la mayoría de los investigadores coinciden en esta afirmación, Lovejoy et al. (1990) proponen en contraposición que en el pasado los niños morían principalmente debido a 89


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). tamaño corporal a los 18 años. Lampl y Johnston (1996) compararon la edad dental con la edad esqueletal en una muestra de niños mexicanos vivos que presentaban altos niveles de enfermedades infecciosas y una malnutrición moderada. Sus observaciones indican que tanto la variabilidad individual en el desarrollo como los efectos ambientales sistemáticos influyeron significativamente en las tasas de maduración dental y esqueletal. De manera similar, Smith (2004) menciona que los resultados de un estudio longitudinal de niños canadienses de ancestros europeos muestran diferencias sistemáticas de hasta dos o tres años entre la estimación dental y la esqueletal, estando la primera mucho mejor correlacionada con la edad cronológica. Todas estas investigaciones hacen evidente la necesidad de por un lado analizar la validez de la aplicación de cada método para estimar la edad en subadultos en cada muestra particular y por otro tener en claro qué indicadores ofrecen per se mejores estimaciones teniendo en cuenta el grado de correlación de su desarrollo con la edad cronológica. La estimación de la edad en individuos subadultos es más precisa que en adultos, ya que el proceso de crecimiento y desarrollo tiene un componente genético importante que lo pauta, a diferencia del proceso de degeneración ósea de los adultos, que está condicionado fuertemente por factores socioambientales (Bennike et al. 2005; Brothwell 1993). Por otra parte, la mayoría de los autores propone que el desarrollo y calcificación dental es el indicador que proporciona los resultados más confiables (Buikstra y Mielke 1985; Lewis y Flavel 2006; Redfield 1970; Ubelaker 1982; Whittaker 2000), mientras que para el proceso de erupción dental y la longitud de los huesos largos las estimaciones son más variables, ya que están mucho más influenciados por el ambiente (Acsádi y Nemeskéri 1970; Saunders 1992). Por esos motivos, asignar una edad cuantitativa puntual a un individuo es un resultado con muy poco sentido biológico, mientras que consignar un rango de edad es el único resultado que refleja la variabilidad humana en el desarrollo (Ferembach et al. 1980; González Martín y Robles Rodríguez 2000).

enfermedades agudas y no crónicas, por lo que no se habría alterado su proceso de maduracion en forma significativa. Basan este concepto en el hecho de que individuos de diferentes procedencias (indígenas americanos, alemanes medievales, africanos de la Edad de Hierro y contemporáneos) muestran un patrón de crecimiento similar, lo que les permite sostener que la mayoria de las poblaciones humanas pudieron dar a sus jóvenes similares condiciones para el desarrollo. Como se verá a lo largo de este capítulo, algunos autores han arribado a conclusiones similares desde otras líneas de análisis. Esta perspectiva uniformista de la dinámica de crecimiento y desarrollo va en contra de numerosas investigaciones que insisten en analizar la variabilidad de ese proceso para diferentes grupos pobacionales, ya que de lo contrario las estimaciones de edad pueden resultar muy distorsionadas. Dado que los estándares disponibles para la estimación de la edad de individuos subadultos se desarrollaron principalmente con poblaciones de niños bien nutridos del oeste de Europa (o con descencientes de individuos procedentes de esa región), no necesariamente reflejan la discrepancia en las edades de maduracion comunes en poblaciones con problemas de estrés (Brothwell 1993; Saunders y Hoppa 1993). Estos métodos se aplican bajo el supuesto de que son igualmente válidos para aplicar en muestras bioarqueológicas, aunque cabe la posibilidad de que el desarrollo corporal haya variado significativamente en el pasado (Sundick 1978). Para salvar este inconveniente, algunos autores (v.g. Johnston 1986 y Waterlow et al. 1977 en Saunders y Hoppa 1993) han propuesto usar un sólo método en todas las muestras, de manera que los resultados sean comparables, a pesar de que de esa manera se pierde información sobre las tasas reales de crecimiento. Esta propuesta no ha recibido una buena aceptación porque los resultados incluirían un importante grado de error e imprecisión cuando el objetivo es reconstruir el perfil de una única muestra. Desde otra perspectiva, Hillson (1986) considera que los esquemas generados para la dentición pueden ser usados con confianza en cualquier muestra ya que la variación no es tan grande como para impedir interpretaciones bioarqueológicas relevantes.

Para estimar la edad de muerte de los individuos subadultos existen tres tipos de métodos: los que analizan el desarrollo y la erupción dental, los que miden las variaciones en las dimensiones óseas (principalmente la longitud de los huesos largos) y los que evalúan los procesos de aparición y fusión de los centros de osificación de epifisis y apófisis (Brothwell 1993; Buikstra y Ubelaker 1994; Steele y Bramblett 1989; White y Kolkens 1991). A continuación se detallan las características más relevantes de cada uno de ellos.

La influencia del medioambiente en las tasas de crecimiento esqueletal es importante desde momentos de vida intrauterina (Guimarey 2006). Joubert y Gyenis (2003) evaluaron los efectos prenatales de retardo en el crecimiento intrauterino en la altura de una muestra de soldados húngaros, concluyendo que la calidad la nutrición in utero y en momento perinatales influencia significativamente el 90


Capítulo 8. Estructura demográfica de la muestra. Estimación de la edad. utilizarlo como una variable adecuada reconstruir perfiles paleodemográficos.

8.2.1. Dentición. El proceso de calcificación y erupción dental ha recibido atención desde hace mucho tiempo. Ya en el siglo XI, el famoso físico y filósofo árabe Avicena clasificó el crecimiento humano en cinco estadios, en su famoso texto clásico Canon en Medicina (Avicena 1876). Los primeros tres estadios son identificados por el grado de erupción y desarrollo dental. Desde esa categorización, numerosos investigadores priorizaron este criterio para estimar la edad, buscando refinar los métodos y obtener resultados más precisos.

para

Se han generado numerosos estándares para la estimación de la edad mediante este procedimiento (una descripción detallada de la secuencia de desarrollo dental puede consultarse en Beynon et al. 1998, Smith 1991 y Whittaker 2000). Uno de los primeros esfuerzos más o menos sistemáticos por conocer la secuencia de formación y calcificación fue desarrollado por Kronfeld y Logan (Kronfeld 1935 a, b; Logan 1935; Logan y Kronkeld 1933) a partir del análisis de una muestra procedente de autopsias compuesta por 19 subadultos nortemaricanos de entre dos y 15 años. Los autores proponen que su método permite estimar la edad de muerte dentro de ese rango de edad, pero el grado de precisión que ofrece es dudoso dado el tamaño de la muestra. Además, varios de esos niños habían muerto por enfermedades como tuberculosis y enteritis, y dos tenían alteraciones en el hueso palatino.

El análisis dental es especialmente importante para esta tesis ya que en muestras fragmentadas otros indicadores de madurez pueden perderse (Liversidge et al. 1993). Los dientes son particularmente resistentes al deterioro postdepositacional (Jagu 1987; Polanco Narvaez 1995), por lo que se encuentran mejor preservados en la muestra que los elementos óseos. Si bien se han registrado diferencias entre poblaciones, la dentición sigue siendo el indicador más confiable ya que presenta una menor variabilidad que las estimaciones esqueletales (Humphrey 2000; Krogman e Isçan 1986; Merchant y Ubelaker 1977; Saunders 2000; Saunders et al. 1993; Smith 1991).

Esta fue la base a partir de la cual se desarrolló uno de los métodos más difundidos y utilizados, el de Schour y Massler (1940, 1941; Massler et al. 1941). Este método también ha sido criticado ya que el reducido tamaño de la muestra por ellos relevada no representa el grado real de variabilidad como para hacer generalizaciones (Stewart 1979; Sundick 1978). Además, Lunt y Law (1974) identificaron diferencias entre el trabajo original de 1941 (Schour y Massler 1941) y otra versión posterior (Schour y Massler 1944), algunas de las cuales pueden afectar a la estimación hasta en dos años.

8.2.1.1. El proceso de formación y calcificación dental como estimador de la edad. El proceso de formación y calcificación dental es el indicador más confiable y preciso para estimar la edad en individuos subadultos (Campillo y Subirà 2004; Hillson 1986, 1996; Lewis y Flavel 2006; Saunders 1992, 2000; Smith y Avishai 2005; Thompson y Black 2004; Ubelaker 1974). Esto se debe a que ese proceso está más fuertemente asociado con la edad cronológica que el desarrollo esqueletal (Demirjian et al. 1973; Garn et al. 1958, 1959; Moorrees et al. 1963 a), porque sufre un control genético importante y está poco influenciado por factores externos como las influencias hormonales, medioambientales locales y generales, nutricionales y sociales (Buikstra y Mielke 1985; ElNofely e Isçan 1989; Liversidge et al. 1993; Moorees et al. 1963 a y b; Schour y Massler 1940; Smith 1991; Ubelaker 1982, 1987). Esta menor influencia socioambiental es debida entre otros factores a la menor tasa de intercambio mineral con el entorno, estimada en un sexto respecto de la tasa promedio en el hueso (Langley 1982). Por otra parte, también se ha demostrado que el desarrollo dental está mejor correlacionado con la edad la que erupción dental (Garn et al. 1959; Ubelaker 1974). Si bien el desarrollo de la dentición no es un proceso completamente lineal sino que se caracteriza por fases de desarrollo más rápido o más atenuado (Lampl et al. 1993; Moorrees et al. 1963 b), las variaciones observadas no impiden

Desde la década de 1960 se hizo evidente la necesidad de analizar muestras de gran tamaño, de manera de que fueran representativas de la variabilidad total. Comenzó a compilarse una gran cantidad de radiografias de niños europeos o de ancestros europeos (con muy pocos trabajos con muestras de otras procedencias, como los de Nanda y Chawla (1966) y Trodden (1982, en Smith 1991), quienes analizaron muestras de la India y de grupos Inuit y amerindios canadienses, respectivamente). A partir de estos esfuerzos se generaron numerosos métodos, algunos de los cuales siguen siendo muy utilizados en la actualidad. Entre ellos deben mencionarse los trabajos pioneros y muy detallados de Anderson et al. (1976); Moorrees et al. (1963 a y b), Gustafson y Koch (1974) y Demirjian et al. (1973). Demirjian et al. (1973) presentaron un sistema de estimación de la edad dental analizando radiografías de 1446 niños y 1482 niñas canadienses de ancestros europeos. Establecieron ocho estadios desde la primera aparición de los puntos de calcificación de los dientes permanentes hasta el cierre del ápice radicular, aplicable por lo 91


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). europeos, al igual que Tompkins (1996) para el desarrollo molar entre individuos de ancestros africanos y nativos americanos por un lado, y canadienses de origen francés por otro.

tanto entre los tres y los 17 años. Estos autores realizan una afirmación que ha funcionado como catalizador de las investigaciones sobre la variabilidad en los patrones de desarrollo dental a nivel mundial. Proponen que es razonable asumir que ese patrón no variaría significativamente en diferentes poblaciones y recomiendan el sistema de maduración por ellos generado como un instrumento de aplicación universalmente válido.

La propuesta más utilizada en nuestro continente es el esquema de calcificación y erupción dental de Ubelaker (1982), ya que se basa en el estudio de muestras de indígenas americanos. En este esquema se ofrecen los tiempos medios de las fases de calcificación y erupción, con un margen de variación más o menos acotado, el cual se va ampliando cuanto mayor sea la edad estimada (Figura 8.1.). Dada la mayor proximidad genética de esos individuos con los que componen la muestra analizada en esta tesis, es esperable que los resultados reflejen con mayor precisión los perfiles de mortalidad reales que al utilizar métodos desarrollados a partir de muestras de individuos de ancestros europeos. Además, este esquema visual permite una observación global y es de más fácil y rápida utilización que la mayoría de los otros métodos, como los de Moorrees et al. (1963 a y b) y Gustafson y Koch (1974).

Liversage (1994) aplicó varios métodos en una muestra de edad conocida procedente de Spitalfields y concluyó que todos ofrecieron resultados satisfactorios pero levemente menores a los reales, lo que puede indicar un pequeño retraso en el desarrollo dental debido a posibles carencias nutricionales de los individuos de la muestra en relación a los utilizados para generar los métodos. Dada la baja incidencia de los factores externos, afirma que es esperable que las propuestas metodológicas modernas puedan ser ampliamente aplicables a las muestras bioarqueológicas. Numerosos análisis que pusieron a prueba tal afirmación, insisten en identificar una situación diferente (Simpson y Kunos 1998). Sus conclusiones establecen en la mayoría de los casos que los esquemas de formación y calcificación dental deben ser vistos como especificos del grupo poblacional a partir del cual fueron generados (González Martín y Robles Rodríguez 2000; Lampl et al. 1993; Saunders 1992, 2000). Simpson y Kunos (1998) afirman que “despite the statistical and data collection rigor found in individual radiographic studies, no single schedule based on summary data can be considered the most accurate and representative chronological account of human dental growth” (Simpson y Kunos 1998: 203). Por ejemplo, Willems et al. (2001) evaluaron la propuesta de Demirjian et al. (1973) al aplicarla en una muestra de niños belgas, e identificaron una importante sobreestimación de la edad debido a diferencias en las tasas de desarrollo dental en diferentes poblaciones. Koshi y Tandon (1998) aplicaron ese método a una muestra de niños del sur de la India, concluyendo que no debe ser utilizado en poblaciones diferentes a las de origen, ya que las estimaciones obtenidas por ellos resultaron muy malas. También hay evidencia preliminar que indica que el desarrollo de algunos dientes de las poblaciones indígenas australianas es más avanzado respecto de grupos de ancestros europeos (Fanning y Moorrees 1969). De manera similar Harris y McKee (1990) vieron que los estadounidenses de ancestros africanos presentan una secuencia más adelantada respecto de los individuos de ancestros europeos de esa nacionalidad. Por otra parte, Owsley y Jantz (1983) identificaron una tendencia similar en los nativos americanos respecto de los individuos de ancestros

Entre las propuestas más recientes debe mencionarse la de Liversidge et al. (1993; Liversidge y Molleson 1999), quienes presentan un método para estimar la edad en menores a 5,4 años midiendo la longitud dental. Se trata de un método de fácil aplicación, cuantitativo y objetivo. Además, los testeos desarrollados por los autores arrojaron muy buenas estimaciones. También se ha investigado en los últimos años el proceso de desarrollo de los terceros molares. Si bien se trata de un elemento dental del cual tradicionalmente se ha planteado que posee tasas muy variables de formación y por lo tanto ofrecería estimaciones poco aceptables (Stewart 1934), su importancia estriba en que para el rango de edades en que se desarrolla no existen otros dientes en formación, quedando como único indicador dental disponible (Mays 1999; Mincer et al. 1993). Por ejemplo Gunst et al. (2003) generaron fórmulas de regresión analizando radiografías de individuos belgas, obteniendo relativamente buenos resultados para muestras de la misma procedencia. De Salvia et al. (2004) aplicaron el método de Demirjian et al. (1973) en individuos españoles, documentando correlaciones muy buenas entre las edades cronológicas y las estimaciones. En un trabajo paralelo, Bolaños et al. (2003) analizaron otra muestra de españoles y obtuvieron malas estimaciones, por lo que rechazaron la evaluación del tercer molar para estimar la edad. Arany et al. (2004) analizaron su desarrollo en una muestra de japonenes contemporáneos, e identificaron variaciones relativamente importantes tanto entre los superiores e inferiores como entre sexos, por lo cual sugieren ser cautelosos con los resultados. 92


Capítulo 8. Estructura demográfica de la muestra. Estimación de la edad. el canino definitivo y el tercer molar parecen ser los elementos de la dentición más variables (González Martín 1999; White y Folkens 1991). Respecto del sexo, Garn et al. (1958) refieren que las niñas de ancestros europeos están más avanzadas que los niños en el desarrollo y la erupción dental entre un tres y un seis por ciento en promedio. Resultados similares fueron obtenidos por Trodden (1982, en Smith 1991) analizando muestras de individuos inuit y nativos americanos. Por otra parte una serie de estudios longitudinales desarrollados en diferentes partes del mundo mostraron una tendencia hacia una erupción más prematura entre individuos de ambos sexos de ancestros africanos y americanos nativos, tanto en la dentición decidua como permanente, respecto de los de ancestros europeos (Chagula 1960; De Melo e Freitas y Salzano 1975; Smith 1993). Por el contrario, al comparar muestras arqueológicas y contemporáneas inglesas, Liversidge y Molleson (2004) no identificaron diferencias importantes, contribuyendo a la idea de que poblaciones emparentadas genéticamente parecen presentar un patrón de erupción similar, no aplicable a muestras externas. De manera similar, Foti et al. (2003) desarrollaron recientemente un método según ellos muy preciso y fácil de aplicar para estimar la edad haciendo un conteo de los dientes erupcionados sobre radiografías, proponiéndolo como una alternativa adecuada para analizar muestras arqueológicas de características similares a las de origen.

Figura 8.1. Secuencia de formación y erupción dental propuesta por Ubelaker (1982) para nativos americanos.

En definitiva, lo que parece estar ocurriendo es que las diferentes poblaciones humanas poseen una tendencia general de calcificación bastante similar, con variaciones en algún elemento dental. De todas formas, algunos trabajos presentan información que da cuenta variaciones importantes entre muestras, lo cual debe ser tenido en cuenta cuando uno o varios métodos son aplicados a muestras bioarqueológicas.

En definitiva, el proceso de erupción dental presenta variaciones más pronunciadas respecto de la formación y calcificación. En opinión de la mayoría de los autores, esto lo inhabilita como un estimador confiable si es usado en forma aislada o sin una puesta a prueba previa. Como consecuencia de ello, en la actualidad existe un consenso que establece que la erupción dental nunca debe ser utilizada como única variable para realizar estimaciones etarias (Nystrom et al. 2000). Por estos motivos, a lo que se suma el hecho de que un importante porcentaje de los dientes que conforman la Submuestra A se recuperaron fuera de sus alvéolos, impidiendo una evaluación del grado de erupción, se decidió no tener en cuenta ese proceso para obtener estimaciones sobre la edad de muerte.

8.2.1.2. El proceso de erupción dental como estimador de la edad. La emergencia o erupción dental es otro proceso muy estudiado, dado que durante mucho tiempo se supuso que era un indicador confiable de la edad cronológica (Smith 1991). Actualmente está claro que hay muchos factores locales y ambientales que pueden afectar su desarrollo, lo que genera una importante variación en su secuencia (El-Nofely e Isçan 1989; Garn et al. 1973; Hillson 1986; Tompkins 1996; Whittaker 2000). La erupción se ve mucho más afectada que el proceso de formación y calcificación dental por situaciones de estrés nutricional, enfermedades y pérdida prematura de los dientes (Garn et al. 1973; Holman y Yamaguchi 2005; Saunders 1992, 2000; Ubelaker 1987).

8.2.2. La variación longitudinal de los huesos largos como estimador de la edad. Para el esqueleto postcraneal, el interés prioritario se ha puesto en la medición de la longitud máxima de los huesos largos, especialmente del fémur, para inferir tasas de crecimiento y la edad de muerte (Lewis y Flavel 2006; Scheuer y Black 2000 a, 2004). La principal ventaja de esa estrategia de análisis es que esos elementos óseos son fácilmente medibles, mientras que entre los puntos

También se identificaron diferencias importantes en función del sexo y de la adscripción poblacional (Brothwell 1993; Ubelaker 1987). En ambos casos, 93


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). porque para utilizar sus tablas deben incluirse las epífisis de los huesos largos en la medición.

negativos debe mencionarse que se han identificado recurrentes diferencias en relación con el sexo, que un porcentaje variable suele recuperarse fragmentado y que el impacto de las situaciones socioambientales de estrés en el proceso normal de crecimiento es significativamente mayor en los huesos largos respecto de la formación y calcificación dental, produciendo mayores niveles de variación e incertidumbre en las estimaciones (Campillo y Subirà 2004; Saunders 1992, 2000; Smith y Avishai 2005; Ubelaker 1989; ver Capítulo 6). En relación a las diferencias sexuales, estas fueron identificadas principalmente en el radio (Gindhart 1973; Maresh 1943, 1959; Smith y Buschang 2004). Por estos motivos algunos autores han propuesto su utilización exclusivamente en ausencia de vestigios dentales (White y Folkens 1991).

En esta tesis se ponen a prueba algunos de estos métodos, dado que se recuperaron muchos huesos largos pasibles de ser medidos. Las propuestas existentes se eligieron teniendo en cuenta el objetivo de abarcar la mayor variedad en lo que respecta al origen poblacional de las muestras. 8.2.3. La fusión de las epífisis como estimador de la edad. El último conjunto de métodos usualmente utilizados para estimar la edad en subadultos evalúa las etapas de fusión ósea. La fusión de las epífisis procede siguiendo un orden preestablecido durante la adolescencia y la adultez temprana (Stevenson 1924) y las mismas advertencias que para la longitud de los huesos largos son pertinentes, ya que está más afectada por factores extrínsecos y por el sexo que la calcificación dental (Brothwell 1993; Mays 1999; Saunders 1992, 2000). Además, permite estimar la edad dentro de un lapso muy acotado dentro del proceso de crecimiento y desarrollo humano, principalmente entre los inicios de la adolescencia y los 25 años (Barboza et al. 2004; Ubelaker 1989). Algunos autores afirman que se trata del conjunto de métodos que ofrece los peores resultados a nivel general, aunque para las etapas de la adolescencia son una de las únicas herramientas disponibles (White y Folkens 1991).

Se han publicado varios trabajos a partir de los cuales es posible inferir estimaciones de edad. La mayoría de ellos subraya que se trata de métodos poblacionalmente restringidos y que su aplicación en otras muestras debe hacerse con cautela. Para no natos, Fazekas y Kósa (1978) y Kósa (1989) han desarrollado los métodos más utilizados en bioarqueología, mientras que para subadultos, la cantidad de propuestas es mucho mayor (Scheuer y Black 2000 a, 2004). Por ejemplo, entre las más conocidas generadas a partir de muestras arqueológicas, Hummert y Van Gerven (1983) ofrecen tablas desarrolladas con una muestra medieval de edad conocida procedente de Kulubnarti, Nubia, al igual que Ferembach et al. (1980) con muestras de una población eslava histórica y Jonhston (1962) para poblaciones arcaicas esqueletales procedentes de Indian Knoll (Kentucky). En opinión de Ubelaker (1974), este último método es el más adecuado para estimar edades de muerte en muestras arqueológicas americanas, aunque su principal falencia es que sólo permite analizar individuos menores a los 5,5 años.

Se han publicado varios gráficos en los que se detallan las edades de fusión de una serie de puntos del esqueleto (v.g. Brothwell 1993; Buikstra y Ubelaker 1994; Campillo y Subirà 2004; Ferembach et al. 1980; Krogman 1962; Mays 1999; McKern y Stewart 1957; Scheuer y Black 2000 a, 2004; Stewart 1979). Si se comparan dichas propuestas puede observarse que existen numerosas discrepancias en las edades de fusión de las diferentes partes esqueletales dependiendo de las características de la muestra de estudio. De especial importancia han sido los métodos desarrollados por Owings Webb y Suchey (1985), Schulze et al. (2006), Suchey et al. (1984) y Szilvássy (1980) para la unión de la epífisis de la cresta ilíaca anterior y la epífisis proximal de la clavícula, ya que ofrecieron resultados precisos para individuos de entre 18 y 30 años. También se analizaron otros puntos específicos del esqueleto, entre los que deben mencionarse fusión del basiesfenoides con la parte basilar occipital (Kahana et al. 2003; Sahni et al. 1998), de las diferentes porciones vertebrales (Albert 1998) y de la sínfisis mandibular (Nystrom y Ranta 2003). En general los resultados de todos estos trabajos son poco satisfactorios, lo que los inhabilita para estimar edades de muerte en otras muestras. Algunos

En general, la mayoría de las propuestas derivan de investigaciones longitudinales de largo aliento que se llevaron a cabo analizando radiografías de individuos de ancestros europeos. Tal es el caso de las tablas de Anderson y Green (1948), Anderson et al. (1964), Gindhart (1973), Buschang (1982), Pfau y Sciulli (1994) y Smith y Buschang (2004). Sus principales inconvenientes para la aplicación arqueológica estriban en que al estar basados en poblaciones actuales, pueden indicar patrones de crecimiento diferentes a los de las poblaciones del pasado y en que usan medidas a partir de radiografías en vez de directas sobre hueso (Ubelaker 1974). Específicamente los trabajos de Anderson y Green (1948) y Anderson et al. (1964) no pueden ser aplicados en restos osteológicos 94


Capítulo 8. Estructura demográfica de la muestra. Estimación de la edad. subadultos, y sostener la existencia de una alta correlación entre edad cronológica y edad biológica (Acsádi y Nemeskéri 1970; Baccino y Schmitt 2006; Barboza et al. 2002 a, 2004; Bass 1987; Glencross y Sawchuk 2003; Jackes 2000; ver Capítulo 6).

trabajos buscaron evaluar las diferencias en las etapas de fusión para muestras de diferentes procedencias y también observaron diferencias importantes. Por ejemplo, Crowder y Austin (2005) analizaron radiograficamente la variación en la fusión de las epífisis distales de tibia y peroné en individuos norteamericanos de ancestros europeos, nativos y africanos, y observaron una tendencia hacia la fusión más temprana de los dos últimos grupos, con diferencias de hasta dos años.

Como se verá a lo largo de este acápite, las técnicas más utilizadas para estimar la edad de muerte a partir del esqueleto adulto son, en primer lugar, las que evalúan las modificaciones de la morfología de la sínfisis púbica y la superficie auricular (articulación sacroilíaca del coxal) y en segundo, aquellas que analizan el grado de obliteración de las suturas craneanas. Otros métodos muy usados tienen en cuenta los cambios morfológicos de la epífisis costoesternal de la cuarta costilla, el grado de desgaste de algunos elementos dentales y el proceso de remodelación de la microestructura ósea de algunas porciones anatómicas (Mays 1999). A continuación se realiza una revisión del desarrollo de las investigaciones en cada una de estas zonas del esqueleto, poniendo énfasis en aquellas que se aplican en esta tesis.

En conclusión, los resultados de estas investigaciones muestran que es poco aconsejable aplicar directamente esos métodos en restos bioarqueológicos. De hacerlo, los resultados tendrán necesariamente un carácter aproximativo (Mays 1999). Por estos motivos, no se han aplicado a las muestras analizadas en esta tesis. 8.2.4. Otros métodos para estimar la edad en individuos subadultos. Otra serie de métodos, alternativos y poco utilizados en muestras bioarqueológicas, han sido desarrollados para estimar la edad mediante la evaluación métrica y las modificaciones morfológicas de diferentes huesos. Entre los más conocidos están aquellos que analizan el desarrollo del occipital (Redfield 1970; Scheuer y MacLaughlin-Black 1994), el basioccipital (Tocheri y Molto 2002), la mandíbula (Norris 2002), la columna vertebral (Kósa y Castellana 2005), la primera costilla (Kunos et al. 1999), la cintura pélvica (Rissech y Malgosa 2005; Rissech et al. 2003), el desarrollo del foramen de Huschke (Humphrey y Scheuer 2006) y del anillo timpánico (Curran y Weaver 1982; Weaver 1979), etc. Todos ellos permiten obtener estimaciones para rangos de edad acotados y si bien arrojaron resultados buenos con la muestra de testeo, no han sido puestos a prueba hasta el momento con individuos de procedencia arqueológica.

8.3.1. Métodos de amplia aplicación para estimar la edad de muerte. 8.3.1.1. La sínfisis púbica como estimador de la edad. El análisis de las articulaciones con muy poco o nulo movimiento, como lo son la sínfisis púbica y la superficie auricular, permiten reducir la incidencia de las variables funcionales que pueden distorsionar el proceso de desarrollo y degeneración morfológicos que sucede con la edad. Específicamente la sínfisis púbica es la porción anatómica que más ha recibido atención y debido al grado de claridad de los cambios que se producen con la edad, es considerado el rasgo más confiable (Barboza et al. 2004; Bedford et al. 1993; Buikstra y Ubelaker 1994; Katz y Suchey 1986, 1989; Meindl et al. 1985 a). De todas formas, los aspectos negativos más importantes son su baja preservación en el registro arqueológico y el hecho de que los cambios morfológicos dependientes de la edad también están influidos por variables como el sexo del individuo y su adscripción poblacional (Barboza et al. 2002 a; Bush y Zvelevil 1991; Katz y Suchey 1986, 1989).

8.3. Métodos para la estimación de la edad de muerte en adultos. Desde los comienzos de la etapa adulta, los procesos de crecimiento y desarrollo cesan, por lo que la estimación de la edad debe realizarse mediante la evaluación de los procesos de envejecimiento, remodelación y degeneración óseas de determinadas porciones anatómicas. En este período el organismo se encuentra fuertemente influenciado por múltiples factores medioambientales que pueden alterar la velocidad de esos procesos, haciendo que diferentes huesos permitan obtener estimaciones diversas y que diferentes individuos de la misma edad presenten características de envejecimiento óseo variables. Esto hace difícil realizar una estimación en rangos de edad de unos pocos años, como ocurre con los

El primer estudio sistemático en el que se analizaron las modificaciones sinfisiarias en relación con la edad en una muestra de procedencia conocida fue llevado a cabo por Todd (1921 a y b) sobre un total de 306 individuos masculinos, muertos a principios del siglo XX y procedentes de hospitales y escuelas de medicina de Cleveland, Ohio, los cuales conforman parte de lo que posteriormente sería la Colección Todd. Como 95


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). las etapas de la adultez joven (Ubelaker 1974). También se identificaron problemas con la documentación de las edades de la muestra, porque en algunos casos habría sido estimada teniendo en cuenta la apariencia externa del cuerpo y no era un dato previamente conocido ni constatado mediante procedimientos legales (Mays 1999). Por último, Todd evaluó la incidencia de variables como sexo y adscripción étnica en la evolución de las modificaciones morfológicas de la sínfisis y concluyó que estos factores no tenían una influencia significativa (Todd 1921 b), afirmación que se ha visto contrapuesta por numerosas investigaciones posteriores (ver más abajo).

resultado de sus investigaciones generó un sistema de diez fases de hasta cinco años cada una, entre los 18 y los 50 años. Identificó cuatro aspectos básicos de la superficie articular a ser relevados: el borde ventral, el borde dorsal, la extremidad superior y la extremidad inferior; y analizó en ellas variables como rugosidad, textura y desarrollo de los surcos, depresiones transversales y nódulos de osificación. Pudo observar que la sinfisis púbica del adulto joven es rugosa y está marcada por una serie de surcos y crestas transversales, sin nódulos de osificación, márgenes definidos ni extremidades claras. Este aspecto se va perdiendo con la edad y la sínfisis termina teniendo una superficie plana, claramente definida, circunscripta por un anillo óseo periférico desde aproximadamente los 35 años. Posteriormente aumenta la erosión ósea y el deterioro general de la superficie1. Sus resultados le permitieron afirmar que las estimaciones eran más precisas entre los 20 y los 40 años de edad (Figura 8.2.).

Las investigaciones posteriores hicieron cada vez más evidente que existe un rango de variación importante en la secuencia de los cambios morfológicos, por lo que se buscó desarrollar técnicas más refinadas. Terminada la guerra de Corea, Mckern y Stewart (1957) analizaron las sínfisis púbicas de 349 soldados norteamericanos muertos en dicho conflicto, con el objetivo de evaluar la propuesta original de Todd. Estos autores observaron que un porcentaje de ellas no podía ser adscribible a ninguna de las diez fases, situación derivada de una mayor variabilidad en las modificaciones que sufre esa parte anatómica, respecto de la identificada por dicho autor. Por tal motivo desarrollaron un sistema menos rígido que evalúa tres componentes de la sínfisis: la plataforma dorsal, la rampa ventral y el reborde o anillo sinfisial, componentes que sufren modificaciones morfológicas independientemente entre sí. Las modificaciones de estos tres componentes se dividieron en cinco estadios de desarrollo cada uno y al combinarse arrojan como resultado una edad probable. Mckern y Stewart (1957) sugieren que este procedimiento expresa en forma más confiable la naturaleza de la variabilidad morfológica de la sínfisis y no obliga al observador a limitarse a la tipificación de las diez fases. Además, los rangos de edad de las estimaciones son más amplios y se superponen en muchos casos, lo que es más adecuado teniendo en cuenta la variabilidad identificada en el proceso de modificación sinfisial (McKern y Stewart 1975)2.

Figura 8.2. Secuencia de modificación de la sínfisis púbica según Todd (1921 a y b). Extraído de Bass (1987).

Posteriormente se realizaron revisiones a esta propuesta y se generaron dudas acerca del grado de confiabilidad de los resultados en función de las características de la muestra original. Autores como Suchey et al. (1986) afirman que Todd aplicó un abordaje normativo, pues descartó algunos esqueletos que no se adecuaban a las características esperadas para su edad, sesgando la variabilidad real de la muestra (Katz y Suchey 1986; McKern y Stewart 1957). Además, un porcentaje importante de los individuos que conformaron su muestra había muerto en edades avanzadas, mientras que muy pocos representaban

Esta propuesta recibió posteriormente algunas críticas, la más importante de las cuales puntualiza en las características de la estructura de la muestra analizada, ya que está compuesta sólo por masculinos adultos jóvenes. También se critica que el sistema no fue puesto a prueba en otras muestras de edad conocida y/o de diferentes

1

2

Para una descripción detallada de las características de cada etapa pueden consultarse las apreciaciones originales de Todd (1921 a y b), o bien posteriores transcripciones en Barboza et al. (2004), Bordach (1985), Buikstra y Ubelaker (1994), Rodríguez Cuenca (1994) y White y Folkens (1991), entre otros.

Para una descripción detallada de las características de las fases de cada componente y del procedimiento para obtener la edad estimada, puede consultarse, además del trabajo original, a Barboza et al. (2004), Bordach (1985), Brothwell (1993) y Rodríguez Cuenca (1994).

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Capítulo 8. Estructura demográfica de la muestra. Estimación de la edad. Suchey-Brooks. Suchey y su equipo de investigación (Brooks y Suchey 1990; Katz y Suchey 1986, 1989; Suchey et al. 1986) analizaron 1225 cadáveres de edad conocida y clasificaron los cambios sinfisiarios con la edad en seis fases (Figura 8.3.). Dado que no encontraron diferencias en la secuencia del desarrollo para hombres y mujeres, aplican las mismas fases a ambos, aunque con rangos diferentes para cada sexo (Brooks y Suchey 1990)3.

procedencias poblacionales, y hasta se identificaron problemas prácticos de aplicación (Barboza et al. 2004; Mays 1999; Meindl et al. 1985 a; Ubelaker 1982). Dado que investigaciones posteriores observaron que para las mujeres los cambios de la sínfisis con la edad siguen un patrón de crecimiento diferente al de los varones, se realizaron esfuerzos para generar esquemas específicos para cada sexo. Gilbert y McKern (1973) desarrollaron un método para estimar la edad de las mujeres que tiene el mismo formato que el de McKern y Stewart (1957). Si bien la muestra parece haber sido bien documentada y contiene individuos de todas las edades, el problema fundamental es su tamaño relativamente bajo (103 individuos divididos en 12 grupos de edad), lo que probablemente ha restringido la evaluación de la variabilidad todal. Esto produjo una gran amplitud en los rangos de edad establecidos y valores altos de los desvíos standard para la mayoría de las estimaciones (Meindl et al. 1985 a). En forma paralela, Nemeskéri et al. (1960) desarrollaron en Europa un método con muestras locales y lo compararon con los previamente conocidos, de procedencia norteamericana. Sus conclusiones identifican la existencia de resultados diferentes dependiendo de la procedencia geográfica de los individuos analizados.

Figura 8.3. Secuencia de modificación de la sínfisis púbica según el método Suchey-Brooks (modificado de Brooks y Suchey 1990: 230-231). La fila superior corresponde a sínfisis femeninas y la fila inferior, a sínfisis masculinas.

Katz y Suchey (1989) identificaron diferencias raciales estadísticamente significativas en el desarrollo de la sínfisis para las edades avanzadas, siendo las estimaciones de edad de los individuos mexicanos y de ancestros africanos menores que las de los individuos de antepasados europeos. También compararon su propuesta metodológica con la generada en Europa por Nemeskéri et al. (1960), en una muestra forense estadounidense de 1225 individuos de sexo y edad conocidos. Observaron que este último método focaliza en los cambios morfológicos más tempranos y más tardios, mientras que los estadios intermedios, en los cuales la rampa ventral está en proceso de desarrollo, no son suficientemente evaluados. También mencionan que el método de Todd es excelente (Brooks y Suchey 1990).

Durante la década de 1980 pasado se desarrollaron varias investigaciones tendientes a evaluar la efectividad de los métodos preexistentes, compararlos con otros desarrollados para otras porciones anatómicas y generar nuevas propuestas metodológicas. Por ejemplo Lovejoy et al. (1985 a) evaluaron varios indicadores de la edad además de la sínfisis púbica (superficie auricular, tercio proximal del fémur analizado radiográficamente, desgaste dental y suturas craneanas). Para la sínfisis pudieron documentar sesgos en los resultados, con sub o sobreestimaciones importantes de la edad media, en todos los métodos aplicados (Todd, Mckern-Stewart y Gilbert-McKern). Meindl et al. (1985 a) pusieron a prueba todos los metodos antes mencionados en dos muestras de alrededor de 100 individuos cada una y obtuvieron la correlación más alta entre la edad real y la edad estimada con el metodo de Todd. Otras conclusiones importantes de esta puesta a prueba indican que todos los métodos mostraron marcados sesgos en la asignación etaria para las edades más avanzadas y que no se hallaron diferencias significativas entre los grupos de individuos de ancestros africanos y europeos de ambos sexos, en ningún rango de edad (Meindl et al. 1985 a).

Posteriormente Klepinger et al. (1992) pusieron a prueba las propuestas de McKern-Stewart-Gilbert y Suchey-Brooks en una muestra forense compuesta por 202 mujeres y 116 varones estadounidenses. Sus resultados sugieren que el método SucheyBrooks es el más preciso y que existen diferencias poblacionales evidentes entre individuos de ancestros africanos y europeos. Recientemente, 3

La descripción de cada una de las fases y el procedimiento de estimación es descripto con detalle en Katz y Suchey (1986) y Suchey y Katz (1998), y puede consultarse también en Barboza et al. (2004), Bordach (1985), Buikstra y Ubelaker (1994), Campillo y Subirà (2004); y Rodríguez Cuenca (1994).

Similares resultados fueron obtenidos posteriormente por Meindl et al. (1990), quienes también incluyeron en el testeo el método de 97


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). auricular deben observarse determinadas zonas, como el área retroauricular, las hemicaras superior e inferior, el ápice auricular y el surco preauricular, los cuales sufren modificaciones en forma independiente (Figura 8.4.). A grandes rasgos, en los individuos adultos jóvenes la superficie es ondulada, suave y de textura finamente granulada, sin actividad retroauricular y apical. Con el paso del tiempo se va convirtiendo en una superficie irregular, porosa, densa, rugosa, con excrecencias óseas en sus bordes y con una actividad retroauricular y apical importante4.

trabajos como los de Sitchon y Hoppa (2005) y Telmon et al. (2005) proponen evaluar la morfología de la sínfisis utilizando soportes tecnológicos digitales como complemento de la evaluación visual, lo que reduce la posibilidad de deterioro del hueso en laboratorio y no requiere de preparación previa. En ambos casos se establece que el método Suchey-Brooks es el más preciso. Un aspecto de vital importancia para las investigaciones bioarqueológicas tiene que ver con el grado de confianza que puede asegurarse al aplicar alguno de estos métodos en muestras prehistóricas. A este respecto, Hoppa (2000) subraya que habitualmente se asume que los patrones y las tasas de cambio de la morfología de la sinfisis observadas en el presente son similares a las del pasado. Este autor desarrolló un análisis aplicando el método Suchey-Brooks en dos muestras, una forense de composición similar respecto de la utilizada para desarrollarlo (Klepinger et al. 1992) y otra arqueológica procedente de Spitafields. Sus resultados indican que existen diferencias en las tasas de cambio de la sínfisis, principalmente en las femeninas. De esta manera, enfatiza en la necesidad de ser cautelosos a la hora de elegir los métodos a aplicar en un conjunto de edad desconocida. Por otra parte, Sinha y Gupta (1995) aplicaron los métodos de Todd (1921 a y b) y McKern y Stewart (1957) en 82 pares de sínfisis procedentes de casos forenses de India, encontrando variaciones significativas en los resultados ya que algunos rasgos de la sínfisis ocurrían a una edad mayor y otros a una edad menor.

Figura 8.4. Zonas de la superficie auricular usadas para la estimación de la edad (modificado de Buikstra y Ubelaker 1994: 24).

8.3.1.2. La superficie auricular como estimador de la edad. La superficie auricular está ubicada en el sector posterosuperior del coxal y se corresponde con la articulación sacroilíaca. Esta superficie también sufre una secuencia de cambios morfológicos asociados con la edad y se ha convertido en un indicador recurrentemente evaluado. Si bien exhibe cambios que son más complejos y difíciles de evaluar respecto de los de la sínfisis, su ventaja principal estriba en que la tasa de supervivencia en casos arqueológico es mucho mayor (Buikstra y Mielke 1985; Buikstra y Ubelaker 1994; Meindl y Lovejoy 1989).

Posteriormente se desarrollaron varios estudios con el objetivo de evaluar los niveles de precisión obtenidos al aplicar la técnica original en muestras de procedencia diversa. En general, salvo excepciones puntuales, se observan algunos desfasajes e imprecisiones en los resultados, pero con una aceptable congruencia general. Bedford et al. (1993) recomiendan su aplicación porque consideran que es aún más exacto que la sínfisis púbica, sobre todo en las últimas décadas de vida. Murray y Murray (1991) identificaron diferencias importantes en muestras de individuos de ancestros africanos y europeos. A partir de esta variedad de resultados y a las dificultades en la evaluación de algunas de las variables, Bluckberry y Chamberlain (2002) propusieron algunas modificaciones del

El primer método generado, que sigue siendo el más utilizado mundialmente, fue desarrollado en una muestra forense procedente de los Estados Unidos. Quienes lo presentaron (Lovejoy et al. 1985 b; Meindl y Lovejoy 1989; Meindl et al. 1980) afirman que ofrece resultados iguales o superiores a los obtenidos mediante la evaluación de la sínfisis. Dentro y en la periferia de la superficie

4

Además de las publicaciones originales (v.g. Lovejoy et al. 1985; Meindl y Lovejoy 1989), pueden consultarse los trabajos de Barboza et al. (2004), Buikstra y Ubelaker (1994) y Campillo y Subirà (2004), en los cuales se detallan las características de cada fase y el procedimiento de obtención de la estimación.

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Capítulo 8. Estructura demográfica de la muestra. Estimación de la edad. resultados son más precisos y las dificultades en la evaluación de cada variable disminuyen (Barboza et al. 2004).

trabajo original de Lovejoy et al. (1985 b), las cuales consisten en obtener los datos independientemente para las diferentes variables y luego sumarlas para obtener la estimación en un resultado global. Estos cambios lo hacen un método más fácil de aplicar que, según estos autores, ofrece mejores resultados.

8.3.1.3. Las suturas craneanas como estimadores de la edad. La evaluación del grado de obliteración de las suturas craneanas ha sido un método muy utilizado en el pasado para estimar la edad de muerte de los individuos adultos, principalmente por la relativa facilidad de observación de los atributos y porque las colecciones osteológicas recuperadas sobre todo con anterioridad a mediados del siglo pasado se componen mayoritariamente de cráneos aislados. Si bien se propusieron muchos esquemas que analizan la relación entre el proceso de sinostosis de las suturas y la edad (v.g. Todd y Lyon 1924), a la luz de las numerosas investigaciones desarrolladas en los últimos años la correlación entre ambas variables parece ser muy débil (Baccino y Schmitt 2006; Brooks 1955; Masset 1989; McKern y Stewart 1957). Masset (1989) resumió los resultados de las investigaciones llevadas a cabo hasta ese momento y concluyó que la mayoría de ellas ofrecían resultados poco satisfactorios, aunque rescató la utilidad de este indicador cuando otros están ausentes, por lo menos para obtener estimaciones aproximadas. Meindl y Lovejoy (1985) generaron un método que evalúa porciones específicas de las suturas craneanas, lo que mejora en forma importante la precisión de los resultados. Estos autores, coincidiendo con las apreciaciones de otros como Acsádi y Nemeskéri (1970) y Lovejoy et al. (1985 a) subrayan la importancia de este método cuando es evaluado en conjunción con otros indicadores de la edad. De todas formas, evaluaciones posteriores en muestras diversas muestran el bajo grado de confiabilidad general que ofrecen, tanto en poblaciones arqueológicas como contemporáneas (Barboza et al. 2004; Galera et al. 1998; Hershkovitz et al. 1997). Por estos motivos, sumado a una muy baja frecuencia de fragmentos que permiten evaluar este indicador, se decidió no utilizarlo para estimar la edad de muerte en esta tesis.

Mulhern y Jones (2005) pusieron a prueba el método original de Lovejoy et al. (1985 b) y el revisado de Buckberry y Chamberlain (2002) en una muestra de las colecciones Todd y Huntingdon. Observaron que este último es igualmente aplicable a varones y mujeres de ancestros europeos y africanos, y concluyen que es más facil de aplicar porque los indicadores morfológicos pueden evaluarse independientemente. También indican que permite obtener resultados relativamente buenos en individuos mayores a los 60 años, pero con importantes imprecisiones en individuos más jóvenes. Por el contrario, Osborne et al. (2004) analizaron una muestra documentada de 266 individuos para evaluar el método original, y determinaron que el sexo y la adscripción étnica no produjeron efectos importantes en la expresión de las fases, ni identificaron cambios seculares al comparar la colección Terry, de principios del siglo XX, con la colección Bass, de fines de ese siglo. De todas formas, si bien pareciera que este método es tan preciso como otros que evalúan otros indicadores muy usados para estimar la edad, proponen que la amplitud de cinco años de los rangos originales no permite dar cuenta de la variabilidad real de las expresiones para cada uno de ellos y sugieren un sistema modificado de seis fases, con amplitudes mayores. Recientemente, Igarashi et al. (2005) generaron un método específico para estimar la edad de individuos japoneses contemporáneos y al ponerlo a prueba establecen que es más fácil de aplicar y da mejores resultados que los trabajos originales y que las técnicas desarrolladas para otras zonas del esqueleto. Estos autores subrayan la necesidad de desarrollar métodos poblacionalmente específicos para estimar la edad, si bien los resultados obtenidos de la aplicación del método original no son desechables. Para nuestro país, el método original de Lovejoy et al. (1985 b) fue puesto a prueba y comparado con otros por Barboza et al. (2004) con una muestra bioarqueológica hispanoindígena procedente de Tilcara (sitio SJ Til. 43). Si bien obtuvo resultados satisfatorios, subrayó la existencia de dificultades en la identificación de algunas de las características descriptas por el método, sugiriendo que uno de los problemas tiene que ver con una serie de omisiones y errores en la transcripción de las definiciones (v.g. en Buikstra y Ubelaker 1994). Por eso enfatiza en la importancia de remitirse a los textos originales para llevar a cabo los estudios, ya que de esta manera los

8.3.1.4. Otros métodos de amplia aplicación para estimar la edad de muerte. 8.3.1.4.1. La cuarta costilla como estimador de edad. Otro método muy utilizado en la actualidad analiza los cambios morfológicos de la epífisis esternocostal de la cuarta costilla. Fue desarrollado por Isçan y su equipo de investigación y presentado en numerosas publicaciones (Isçan 1989; Isçan et al. 1984, 1987; Loth e Isçan 1989, 1994, entre otras). Utilizaron una muestra forense estadounidense y pudieron clasificar las 99


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). individualmente (Jackes 2000; Mays 1999). La considerable variación de la correlación entre edad cronológica y desgaste dental entre poblaciones ya fue demostrada hace más de cuarenta años por Miles (1963) y Moorrees (1957), ente otros.

modificaciones de dicha articulación en fases discretas que estaban altamente correlacionadas con la edad. Si bien es un método de fácil aplicación práctica, adolece de dos inconvenientes principales: por un lado está muy influenciado por el sexo y la adscripción étnica del individuo, y por otro, la cuarta costilla es sumamente difícil identificar en conjuntos arqueológicos, en la mayoría de los cuales los arcos costales presentan diferentes grados de perturbación y deterioro (Aykroyd et al. 1999; Kunos et al. 1999; Yoder et al. 2001). A pesar de que Mann (1993) desarrolló un método para reconstruir el orden de las costillas en el torax, estas deben tener un buen estado de preservación para obtener buenos resultados y toda la caja toráxica debe estar representada.

Cuando estos métodos se aplican a muestras que tienen similares tasas de desgaste o proceden de poblaciones emparentadas, los resultados en general son satisfactorios (Molleson y Cohen 1990; Oliveira et al. 2006). Por ejemplo, Mays (1995 a) puso a prueba el método de Brothwell (1989, 1993; ver Whittaker 2000) generado para poblaciones británicas neolíticas y medievales, aplicándolo a una muestra procedente del cementerio Poundsbury (Dorset). A pesar de que propone algunas modificaciones al esquema original, afirma que el método puede ser aplicado con confianza en esa muestra. Por otra parte, Santini et al. (1990) pusieron a prueba el mismo método en denticiones chinas de edad conocida, e identificaron una imprecisión muy alta como para ser útil, aunque Li y Ji (1995), al proponer un método original para esa población, obtuvieron buenos resultados. Otros resultados satisfactorios a partir de la generación de métodos particulares fueron documentados por Tomenchuk y Mayhall (1979) para poblaciones esquimales contemporáneas y por Richards y Miller (1991) para indígenas australianos. Kvaal y During (1999) compararon varios métodos para estimar edad a través de la dentición en los individuos recuperados del buque de guerra sueco Vasa que naufragó en 1628. Respecto del método que evalúa el grado de desgaste dental, concluyeron que los resultados difirieron significativamente de los obtenidos con los otros métodos.

Este método fue evaluado posteriomente en muestras de diferentes procedencias. Russell et al. (1993) lo aplicaron a parte de la colección HammanTodd y obtuvieron resultados satisfactorios, por lo cual sostuvieron que debe ser incorporarlo a los protocolos de estimación multiregional. De forma similar Dudar et al. (1993) obtuvieron altos valores de correlación, aunque Kemkes-Grottenthaler (1996) sugiere que no debe ser aplicado sin tener en cuenta la procedencia poblacional de los restos, ya que documentó resultados poco satisfactorios en una muestra de esqueletos alemanes medievales. Teniendo en cuenta todos estos inconvenientes, pero principalmente dadas las dificultades para identificar las epífisis esternocostales de la cuarta costilla, este método no ha sido aplicado en esta tesis. 8.3.1.4.2. El desgaste dental como estimador de la edad.

Para nuestro país, el único antecedente es el de Barrientos y L`Heureux (2001), quienes evaluaron la correlación existente entre el grado de desgaste de los primeros molares superiores e inferiores y segundos molares superiores permanentes, y la edad estimada a partir del coxal, en una muestra bioarqueológica de 18 individuos procedente del sitio Arroyo Seco 2 (provincia de Buenos Aires). Obtienen resultados que les permitieron desarrollar un procedimiento confiable para inferir con una alta precisión la estructura etarea (Barrientos y L`Heureux 2001; Barrientos et al. 2002).

El grado de desgaste dental ha sido otro aspecto muy investigado, y por ese motivo se han analizado en esta tesis algunos métodos que analizan esa variable. Este puede ser definido como la pérdida de sustancia del diente durante la masticación debida a la fricción de una superficie sobre la otra y al efecto abrasivo de las sustancias duras que puede contener el alimento (Brothwell 1993; Rodríguez Cuenca 1994). El principal inconveniente de estos métodos es su baja validez externa, ya que el proceso de desgaste dental está influido por un gran número de variables, muchas de las cuales no pueden ser controladas, como por ejemplo el uso de la dentición como instrumento, la división sexual del trabajo, las características de la preparación y del tipo del alimento consumido, diferencias idiosincráticas en las costumbres de masticación, etc. (Ball 2002; Bass 1987; Hillson 1986; Miles 1963). Otras variables que afectan el proceso tienen que ver con la naturaleza de la estructura dental y de la mecánica de la masticación, lo que varía poblacional e

En definitiva, existe una gran variación en los resultados al utilizar estos métodos (Jackes 2000). Si algunos de ellos son utilizados en muestras de edad desconocida, es necesario evaluar la relevancia de su aplicación. Principalmente, el patrón de desgaste debe ser el mismo.

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Capítulo 8. Estructura demográfica de la muestra. Estimación de la edad. variedad importante de propuestas, las más satisfactorias evalúan los cambios morfológicos de la primera costilla y la estructura externa e interna de algunos dientes.

8.3.1.4.3. Los análisis de la estructura ósea interna como estimador de la edad. Se han desarrollado algunos métodos que analizan el proceso de remodelación de la estructura ósea a nivel microscópico, los cuales son utilizados recurrentemente en las investigaciones forenses, siendo su aplicación más restringida en muestras arqueológicas. Entre estos métodos los más utilizados realizan el conteo de osteonas o analizan la alteración en la trabecula del tercio proximal del fémur con la edad (Kerley 1965; Stout 1989, 1992; Wanatabe et al. 1998, entre otros). Son procesos que continúan a lo largo de toda la vida, por lo que una de las ventajas principales es la posibilidad de estimar la edad de muerte en individuos mayores a los 50 años. Entre los principales obstáculos debe mencionarse que se trata de métodos destructivos que requieren de una complicada preparación de cortes delgados, para lo cual se requiere de instrumental y conocimiento especializado. Además, los agentes tafonómicos suelen alterar o destruir los rasgos microestructurales que deben ser evaluados (Bush y Zvelevil 1991). A estos problemas debe agregarse que algunas puestas a prueba ofrecieron resultados poco precisos (Gehring et al. 2002). Por todos estos motivos, estos métodos no son adecuados para aplicar en la muestra analizada en esta tesis.

8.3.2.1. La primera costilla como estimador de la edad. Kunos et al. (1999) desarrollaron un novedoso método para estimar la edad de muerte en adultos a través de la evaluación de las modificaciones morfológicas de la cabeza, el tubérculo y la cara costal de la primera costilla. Esas tres porciones anatómicas sufren cambios secuenciales en su forma, tamaño y textura, consistentes con la edad, por lo que afirman que son adecuados para realizar inferencias en muestras arqueológicas y forenses, y utilizado en conjunción con otros indicadores de edad, mejora la calidad de las estimaciones. Las variables que se analizan son la forma geométrica, la topografía de la superficie, la textura de la superficie y los margenes de la cara y periarticulares. Las ventajas evidentes de este elemento óseo son su fácil identificabilidad y su buena preservación. Además, sufre un estrés mecánico limitado comparado con la cuarta costilla y el coxal (Kunos et al. 1999; Kurki 2005). La precisión de este método es muy similar a la de la aproximación multifactorial propuesta por Lovejoy et al. (1985 a). Por eso, se lo identifica como un indicador robusto de la edad cuando es usado aisladamente y al asociarlo con la evaluación de otras partes del esqueleto, mejora la calidad de las estimaciones (Kunos et al. 1999).

8.3.2. Métodos alternativos para estimar la edad de muerte. Se han explorado otras porciones anatómicas para estimar la edad, muy poco utilizadas por los pobres resultados que ofrecen o porque analizan elementos óseos frágiles que en general no se preservan bien en muestras arqueológicas. Entre ellos pueden mencionarse los métodos que evalúan el omóplato (Graves 1922), el esternón (Sun et al. 1995), la columna vertebral (Snodgrass 2004), la obliteración de la sutura maxilar (Gruspier y Mullen 1991; Mann et al. 1991 a), la fosa romboidea de la clavícula (Rogers et al. 2000), etc. En general, la mayoría de los cambios de estos elementos óseos están influenciados por numerosas variables además de la edad, como el peso, la actividad física, situaciones traumáticas, etc.

Kurki (2005) puso a prueba este método en una muestra de 29 individuos y observó cambios morfológicos relacionados con la edad, con imprecisiones relativamente altas pero similares a las de los métodos usualmente usados. Por eso concluye que es un método razonablemente preciso y útil para reconstruir perfiles de mortalidad, sobre todo en los rangos de edad más altos (Kurki 2005). Schmitt y Murail (2004) realizaron un testeo similar en una muestra tailandesa de sexo y edad conocidos y, a diferencia de lo planteado por Kurki (2005), sus resultados indican que sólo un 55 % fue correctamente clasificado y que en general, se subestiman las edades de los individuos mayores a los 60 años. Los autores plantean que esto puede deberse a que las modificaciones son más variables que lo documentado en el trabajo original, a que la técnica es subjetiva y difícil de aplicar, o a que los cambios morfológicos son diferentes en esta muestra respecto de la utilizada para desarollar el método (Schmitt y Murail 2004). Nuevamente parece evidente que existen diferencias en la secuencia de los cambios según las características poblacionales de la muestra analizada, por lo que en esta tesis se decidió poner a prueba la propuesta original (Kunos et al. 1999), para conocer si los

Muchos de los métodos consignados en los apartados anteriores presentan problemas relacionados principalmente con el grado de alteración, destrucción y/o perturbación que presentan los restos humanos arqueológicos. También se han registrado variaciones interpoblacionales que hacen que la aplicación directa sea problemática. Otro grupo de métodos han intentado suplir estos problemas evaluando elementos óseos alternativos que pueden ser fácilmente identificables y se ven menos afectados por los agentes tafonómicos. Dentro de una 101


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). mínima atención que se le ha prestado desde una perspectiva bioarqueológica, en esta tesis se pone a prueba la propuesta de Kvaal y Solhein (1994), una técnica no destructiva que tiene en cuenta varios indicadores dentales (el tamaño de la cavidad pulpar, la retracción periodontal y la transparencia apical) de los cuales se afirma que están altamente correlacionados con la edad.

resultados obtenidos para la Submuestra A son relevantes. 8.3.2.2. La dentición como estimador de la edad. Una fuente potencial de información, que no ha sido prácticamente explotada desde el punto de vista arqueológico para estimar edades absolutas de muerte de individuos adultos, son los dientes. La composición mineralógica y la naturaleza compacta de sus tejidos constitutivos, sumado a su pequeño tamaño, facilitan su mejor preservación (Brothwell 1993; Hillson 1996; ver Capítulo 5), lo que las transforma en un recurso de suma utilidad (y en ocasiones único) para recuperar este tipo de información en situaciones de alteración de la unidad anatómica o de deterioro de los restos (Luna 2006 b).

8.4. Estimaciones de edad a través de multiples indicadores: ventajas y desventajas. En los casos en que los esqueletos recuperados están completos o casi completos y en un buen estado de preservación, se ha sugerido en reiteradas oportunidades realizar una estimación multifactorial (también denominada “aproximación multiregional”), esto es, aplicar la mayor cantidad de métodos disponibles en cada caso particular y obtener un valor de la estimación que refleje la variabilidad de resultados parciales (Kurki 2005). De esa manera, los resultados son más confiables y precisos. Esta propuesta se basa en los resultados de numerosas investigaciones que concuerdan en afirmar que ningún marcador esqueletal único sobrepasa la precisión obtenida al usar criterios independientes, dado que diferentes regiones anatómicas pueden ofrecer valores disímiles. De esa manera se pueden clarificar los sesgos e inconsistencias de cada método (Baccino et al. 1999; Bedford et al. 1993; Buikstra y Mielke 1985; Isçan 1989; Lovejoy et al. 1985 a).

Muchos de los métodos desarrollados para estimar la edad de muerte en adultos mediante la evaluación de los dientes requieren técnicas destructivas de preparación, como la denominada “técnica del medio diente”, o cortes de secciones finas (Atsu et al. 1998; Engstrom et al. 1995; Gustafson 1950; Johanson 1971; Kedici et al. 2000; Solheim 1984). Otras propuestas destructivas analizan la acumulación del cemento a nivel microscópico, el cual parece estar altamente correlacionado con la edad (Charles et al. 1989). Si bien se ha propuesto que los resultados obtenidos son más precisos que los que arrojan las técnicas no desructivas (Charles et al. 1989; Pretty 2003; Soomer et al. 2003), estas técnicas deben ser evitadas en el contexto de las investigaciones arqueológicas por cuestiones éticas y de conservación (Kvaal y Solheim 1994; Kvaal et al. 1995; Solheim 1992 a). La transparencia apical también fue utilizada en otros casos como variable relevante para estimar la edad, ya sea en forma aislada (Bang y Ramm 1970; Solheim 1989; Xiaohu et al. 1991) o en asociación con la retracción periodontal (Lamendin et al. 1992; Megyesi et al. 2006; Prince y Ubelaker 2002). Algunos autores han considerado que la transparencia apical es el factor que ofrece la mayor correlación con la edad cuando es analizado en forma aislada (Bang y Ramm 1970; Foti et al. 2001; Gustafson 1950; López Nicolás et al. 1995; Metzger et al. 1980; Nalbandian et al. 1960). Otra variable que se puso en consideración es el color del diente (Martín-de las Heras 2003; Solheim 1988), de poco valor para los estudios arqueológicos por la incidencia en ella de las modificaciones postdepositacionales y la baja correlación identificada en esos casos (Lucy et al. 1995). Una revisión de estas y otras técnicas utilizadas para estimar la edad dental puede consultarse en Bang (1989), Killian y Vlcek (1989) y Willems et al. (2002). En vista del potencial de la dentición para estimar la edad de muerte y de la

Se han desarrollado investigaciones que pusieron a prueba varios métodos desde esta perspectiva multirregional en muestras biorqueológicas y también en individuos contemporáneos de diversas procedencias. En términos generales sugieren cautela en la aplicación directa ya que los resultados pueden ser poco precisos. Por ejemplo, con muestras del siglo XIX y de edad conocida procedentes del cementerio de Belleville (Ontario, Canadá), Saunders et al. (1992) testearon una variedad de metodos de edad y encontraron una relativamente alta proporción de casos incorrectamente asignados para la sínfisis púbica, la superficie auricicular, las suturas craneanas y la cuarta costilla. Todos ellos mostraron una menor asociación con la edad que lo sugerido por los trabajos originales. Por eso algunos autores han recomendado la combinación de varios indicadores de edad (Bedford et al. 1993), aunque Saunders et al. (1992) observaron que este procedimiento no mejoró sustancialmente los resultados. Conclusiones similares se obtuvieron con una muestra mucho mayor procedente de Spitalfields, Londres (Aiello y Molleson 1993). También Schmitt et al. (2002) desarrollaron un nuevo sistema de clasificación para la superficie auricular y la sínfisis púbica, analizando muestras de Europa, Estados 102


Capítulo 8. Estructura demográfica de la muestra. Estimación de la edad. un dato preciso sobre la edad de muerte de cada uno de los individuos que la componen, sino recuperar información sobre las características generales de la distribución de edad. Los métodos de estimación de la edad producen cierto grado de imprecisión, por lo que el perfil inferido debe incluir información sobre la distribución de los individuos en una serie de rangos de edad. En este caso para los subadultos se establecieron amplitudes variables teniendo en cuenta el grado de precisión que puede obtenerse para diferentes etapas del proceso de crecimiento y desarrollo. Dichos rangos se dividen de la siguiente manera: 1) no nato; 2) 01,0 año; 3) 1,1-3,0 años; 4) 3,1-5,0 años; 5) 5,1-7,0 años; 6) 7,1-10,0 años; 7) 10,1-13,0 años; 8) 13,116,0 años; 9) 16,1-20,0 años. Respecto de los adultos, se eligieron rangos de edad de una amplitud de diez años entre los 20 y los 60 años, debido a que son lo suficientemente amplios como para contener la mayor parte del error en la estimación de la edad y lo suficientemente acotados como para permitir la precisión requerida en los patrones de mortalidad. Si bien trabajos previos sugirieron dividir el continuum de edad adulta en intervalos de 5 años (v.g. Barrientos y L´Heureux 2001; Bernal et al. 2004; Kvaal y During 1999; Ubelaker 1989), en este caso se consideró que esa amplitud podría ser inadecuada, sobre todo para individuos mayores a 30 años, ya que puede introducir errores en la interpretación de los resultados. Es necesario tener siempre presente que estos resultados son sólo estimaciones de edades de muerte y que la búsqueda de reducir los rangos de edad suele distorsionar artificialmente la estructura de los datos.

Unidos, África y Asia para dar cuenta de gran parte de la variabilidad poblacional mundial. Los resultados permiten concluir, al igual que en caso anterior, que los indicadores combinados no mejoran los resultados respecto de los de la superficie auricular aislados. También subrayan que los cambios morfológicos con la edad son variables entre las muestras, confirmando la necesidad de usar standards poblacionalmente específicos (Schmitt 2004; Schmitt et al. 2002). En muchos casos la preservación y relación anatómica de los huesos y dientes no permiten desarrollar ese protocolo multirregional de investigación y la edad estimada de esos conjuntos debe ser informada en términos generales, por ejemplo según los diferentes grados de maduración dentro de la etapa adulta. De manera similar, cuando se trata de entierros secundarios múltiples, en los cuales los elementos pueden estar fragmentados, removidos y/o mezclados, es usual que la información sobre las edades de los individuos representados esté sesgada. Los antecedentes de investigaciones en todo el mundo tienden en términos generales a prestar poca atención a los conjuntos que presentan una alta modificación peri y/o postdepositacional (Capítulo 6; Luna 2003 a). En esta tesis se enfatiza justamente en el estudio de una muestra que contiene elementos con un alto grado de mezcla y fragmentación, para contribuir con información relevante sobre las características demográficas, biológicas y culturales a los estudios generales que se están desarrollando paralelamente con los individuos procedentes de la Unidad Inferior del sitio Chenque I.

Respecto a los dientes, se ha utilizado un conjunto de siglas para abreviar la identificación de cada elemento dental Tabla 8.1. Las mismas se componen de la siguiente manera: en el primer lugar se discrimina la ubicación del elemento dentro de la arcada dentaria, utilizándose números para ello (en los casos requeridos). Por ejemplo, los incisivos pueden llevar el número 1 si se trata de uno central, o el número 2 si es uno lateral, siguiéndose el mismo procedimiento para el resto de la dentición. En la segunda posición se identifica el tipo de diente, utilizándose las letras mayúsculas I, C, PM y M para identificar los incisivos, caninos, premolares y molares definitivos respectivamente, y las minúsculas i, c y m para sus homólogos deciduos. La letra ubicada en el tercer lugar indica si se trata de un diente mandibular o maxilar, por lo que un incisivo central puede ser superior (1IS) o inferior (1II) y de la misma manera con el resto de la dentición. Finalmente, con la última letra se designa la lateralidad (D para derecho, e I para izquierdo). Para la realización del diseño de nomenclatura se siguieron las propuestas de White y Folkens (1991), realizándose algunas modificaciones.

8.5. Material y métodos. Como se desarrolló en el Capítulo 5, en las muertas arqueológicas la estructura de edad no debe ser directamente inferida con referencia a los estándares originales, sino que debe haber algún tipo de reflexión sobre qué método utilizar, ya que de lo contrario pueden producirse errores de estimación que produzcan distorsiones en el perfil inferido. En este caso, dadas las características de remoción y mezcla, la estrategia multifactorial no pudo aplicarse en la Submestra A. De todas formas, se analizaron desde esta perspectiva los entierros incluidos en la Submuesta B, evaluándose varios métodos tradicionales que según los antecedentes permiten obtener resultados con alta precisión. Posteriormente, luego de poner a prueba los métodos alternativos en dicha submuestra, los que ofrecieron buenos resultados pasaron a aplicarse a la Submuestra A, asegurando que las estimaciones obtenidas ofrezcan la mayor precisión posible. Al generar un perfil de mortalidad en una muestra bioarqueológica, el interés principal no es obtener 103


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). métodos que evalúan el grado de formación y calcificación dental son los que ofrecen resultados más precisos, se focalizó en la evaluación de estos indicadores para establecer una edad de muerte a partir de la cual comparar el resto de los métodos aplicados. A su vez, como los diferentes métodos que evalúan dicho proceso son diferencialmente relevantes para aplicar a esta muestra, fue necesario desarrollar un procedimiento metodológico que identificara aquéllos que arrojaban los resultados más aceptables. Como anteriormente se planteara, se han documentado desfasajes en los ritmos de formación y calcificación entre poblaciones que en general están referidos a algunos dientes, y no a todos. Es decir que la tendencia general en la formación dental es similar para todos los grupos estudiados, con algunos dientes formándose antes en algunas poblaciones y más tardíamente en otras (ver sección 8.2.2.1.). Por este motivo, se pusieron a prueba diez métodos dentales para estimar la edad de muerte (Tabla 8.2.) teniendo en cuenta el grado de variación que ofrecían en sus resultados. Específicamente se evaluó el desvío standard de los resultados de cada método en los individuos incluidos en la Submuestra B. Los que pasaron la puesta a prueba fueron aquellos cuyos desvíos standards fueron relativamente bajos. También se tuvo en cuenta que los resultados de todos ellos tendieran a agruparse y en el caso de que alguno de ellos mostrara estimaciones divergentes respecto del resto, fue rechazado. Para todos los métodos elegidos se comparó el grado de desarrollo dental de cada diente con los esquemas y gráficos que cada uno ofrece, salvo para el de Liversidge et al. (1993), en cuyo caso se midió la longitud máxima de cada elemento siguiendo un plano paralelo al eje dental6.

Por otra parte, las medidas de los parámetros tanto en tejidos dentales como esqueletales deben ser reproducibles, es decir que las definiciones de los puntos a medir deben ser claras y precisas, y los errores intra e interobservador deben ser minimizados (Borrman et al. 1995; Kolltveit et al. 1998). Con el objetivo de conocer el grado de precisión en el relevamiento de las variables se realizó la evaluación del grado de error intraobservador mediante el Coeficiente de Correlación Intraclase (CCI) (Bland y Altman 1986; Norman y Streiner 1992; Prieto et al. 1998; Zar 1999). Para ello se eligieron aleatoriamente 40 elementos para cada uno de los métodos aplicados (definidos a continuación), cuyas variables fueron medidas en dos oportunidades, con dos semanas de diferencia como mínimo entre una y otra medición. Los datos fueron procesados en el programa R 1.9.1. (Paradis 2003). Todas las medidas requeridas para poner a prueba los métodos elegidos se tomaron con un calibre vernier, con una precisión de 0,02 mm.

Elemento dental Primer incisivo superior Segundo incisivo superior Canino superior Primer premolar superior Segundo premolar superior Primer molar superior Segundo molar superior Tercer molar superior Primer incisivo inferior Segundo incisivo inferior Canino inferior Primer premolar inferior Segundo premolar inferior Primer molar inferior Segundo premolar inferior Tercer molar inferior

Dentición Dentición permanente decidua Sigla 1IS 1iS 2IS 2iS CS cS 1PMS 2PMS 1MS 1mS 2MS 2mS 3MS 1II 1iI 2II 2iI CI cI 1PMI 1mI 2PMI 2mI 1MI 2MI 3MI -

Una vez identificados los métodos adecuados, se obtuvieron las estimaciones de la Submuestra B (Tabla 4.5.), las cuales fueron utilizadas como anclaje comparativo para poner a prueba el resto de los métodos elegidos para los individuos subadultos. A continuación se pusieron a prueba los métodos para el esqueleto postcraneal, entre los que se destacan diez propuestas desarrolladas para los huesos largos (Tabla 8.3.). Por un lado se relevaron sus longitudes máximas y por otro, para

Tabla 8.1. Abreviaturas utilizadas para denominar los elementos dentales.

8.5.1. Individuos subadultos. La estimación de las edades de los subadultos de la Submuestra B se realizó mediante la evaluación de múltiples indicadores, tomándose como criterios de asignación el desarrollo dental (Ubelaker 1982) y la longitud diafisiaria (Bass 1987; Johnston 1962), aplicados en cinco entierros del sitio Chenque I (entierros 5, 11, 14, 175 y 18). Dado que los

6

Smith (1993; ver Walker y Shipman 1996: 189) llevó a cabo un procedimiento metodológico similar para resolver un problema totalmente diferente. Diseñó un gráfico para identificar si el Homo erectus de Nariokotome (KNM-WT 15000) presentaba un patrón de desarrollo más parecido al del ser humano o al del chimpancé, en el cual el eje y representa el proceso de formación y calcificación de los diferentes dientes, “y” el eje “x”, la edad del individuo. Para ello ubicó los datos del desarrollo dental del individuo y analizó las discrepancias respecto de los dos métodos teniendo en cuenta si la línea generada era más o menos recta. De esa manera pudo establecer que ese individuo tenía un patrón único de desarrollo dental que fue probablemente típico de Homo erectus.

5

Dada la edad estimada del entierro 17 (17-19 años; Tabla 4.5.), este individuo puede ser incluido dentro de los análisis efectuados en esta tesis tanto para subadultos como para adultos. Por ese motivo aparece dentro de la muestra de subadultos analizada en este acápite, y en la de los adultos (sección 8.5.2.)

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Capítulo 8. Estructura demográfica de la muestra. Estimación de la edad.

Referencia Gustafson y Koch (1974) y Anderson et al. (1976) (en White y Folkens 1991: 310) Kronfeld (1935 a) Liversidge et al. (1993) Massler y Schour (1941) Massler et al. (1941) Moorrees et al. (1963 b) Reid y Dean (2000) Schour y Massler (1941) Scott y Symons (1974) y Gustafson y Koch (1974) (en Hillson 1986: 189) Ubelaker (1982)

Dentición

Decidua y permanente

Permanente

Dientes relevados

Edades (años)

Todos

In utero-19

Todos Todos excepto molares permanentes Todos Todos excepto tercer molar Mandibulares Incisivos y caninos (coronas)

In utero-25

Todos

0-16

Decidua y permanente

0-5,4 In utero-21 In utero-15 0,5-20,7 1-6,2 0-21

In utero-21

Tabla 8.2. Métodos puestos a prueba en la dentición en individuos subadultos de la Submuestra B.

Referencia

Huesos relevados

Buschang (1982) Ferembach et al. (1980)

Húmero, radio, fémur y tibia

Edades (años) 0-11 0,5-14

Gindhart (1973)

Radio y Tibia

0-18

Johnston (1962) Kunos et al. (1999) Merchant y Ubelaker (1977)

Todos los huesos largos Primera costilla Todos los huesos largos Radio, cúbito, tibia y peroné Húmero, radio, fémur y tibia

0-5,5 0-18 0-18,5

Pfau y Sciulli (1994) Smith y Buschang (2004) Steyn y Henneberg (1996) Sundick (1972; en Merchant y Ubelaker 1977) Y´Edinak (1976)

Todos los huesos largos

0-20

Procedencia Child Research Council (Denver, Colorado) Población eslava histórica Fels Institute for the study of human development Sitio Indian Knoll (Kentucky) Colección Hamann-Todd Sitios Arikara prehistóricos Individuos de ancestros africanos y europeos estadounidenses

3-10

Child Research Council (Denver, Colorado)

0-17,5

Sitio K2 de la Edad de Hierro (Sudáfrica)

0-15

Sitio Indian Knoll (Kentucky)

2-19,9

Esquimales y Aleut

Tabla 8.3. Métodos puestos a prueba para los huesos largos y primera costilla en individuos subadultos.

propuestas por los autores (Hoppa y Gruspier 1996).

aumentar el tamaño de la muestra se evaluó la propuesta metodológica de Hoppa y Gruspier (1996) para estimar las longitudes máximas a partir de huesos largos fragmentados. Estos autores ponen énfasis en la importancia de incluir los elementos fragmentados para una adecuada caracterización paleodemográfica. Desarrollaron este procedimiento en una muestra de 716 huesos largos (húmero, radio, fémur y tibia) procedentes de dos osarios del período Woodland tardío, Kleinburg y Fairty (Ontario del Sur), con resultados muy satisfactorios. De todas formas, las fórmulas fueron luego aplicadas por ellos a muestras de otra procedencia para conocer su nivel de aplicabilidad y encontraron algunas diferencias significativas. En esta tesis, para poner a prueba este método se relevaron las medidas en los huesos largos enteros y las estimaciones de las longitudes máximas obtenidas fueron comparadas con la medida real de la longitud. Se tomaron las medidas del ancho de la diáfisis proximal y distal de húmeros, radios y tibias, y el diámetro vertical de la cabeza, el ancho mediolateral del cuello y el ancho distal de la diáfisis de los fémures, siguiendo las definiciones

Por último, otro método elegido es el de Kunos et al. (1999) para la primera costilla (Tabla 8.3.), descripto anteriormente. En este caso se tomaron las medidas del ancho de la cara esternal y la longitud máxima. Se compararon los resultados de sus estimaciones con las de la dentición, para conocer cuáles de ellos permiten obtener estimaciones confiables. Para evaluar estadísticamente la precisión de estos métodos en relación con los métodos dentales que pasaron la prueba, se calcularon el Coeficiente de Correlación de Pearson (r) y el Coeficiente de Correlación Intraclase (CCI) para cada variable. El primero de ellos mide la intensidad de la asociación lineal entre las mediciones, aunque no proporciona información sobre el acuerdo observado al ignorar las diferencias sistemáticas ocurridas. Para comparar el grado de acuerdo producido en diferentes mediciones o resultados, una aproximación adecuada es el segundo método, que

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Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). elementos dentales cuyo desgaste pudiera ser analizado. Por otro lado, se evaluaron las modificaciones que se producen con la edad en las estructuras interna y externa de los dientes uniradiculares. En este caso los individuos analizados pertenecen a las estructuras de inhumación número 6, 7, 10, 15, 16, 17, 19, 24 y 27, todas procedentes del sitio Chenque I.

permite evaluar la concordancia general entre dos o más métodos de medida u observaciones diferentes. Para ambos coeficientes, valores por debajo de 0,4 indican baja fiabilidad, entre 0,4 y 0,75 una fiabilidad regular-buena y por encima de 0,75 una fiabilidad muy buena (Bland y Altman 1986; Norman y Streiner 1992; Prieto et al. 1998; Zar 1999). Se aplicaron a los elementos correspondientes de la Submuestra B sólo aquellas propuestas que arrojaron valores tanto de r como de CCI mayores a 0,75. En todos los casos, para comparar ambos grupos de estimaciones, se promediaron los límites de los rangos para cada entierro.

Para evaluar la concordancia de los resultados, también en este caso se calcularon el Coeficiente de Correlación de Pearson (r) y el Coeficiente de Correlación Intraclase (CCI) para cada variable respecto de las estimaciones obtenidas por la sínfisis púbica y la superficie auricular. Se aplicaron en la Submuestra B exclusivamente aquellas propuestas que arrojaron valores tanto de r como de CCI mayores a 0,75. Para comparar ambos grupos de estimaciones, se promediaron los límites de los rangos de edad obtenidos para cada entierro.

8.5.2. Individuos adultos. En primer lugar se estimaron las edades de muerte de 19 de los individuos que componen la Submuestra B (entierros 1, 3, 4, 6, 7, 10, 12, 13, 15, 17, 19, 20, 24, 25, 26, individuo 1 del entierro 16, individuos 1 y 2 del entierro 27 del sitio Chenque I, e individuo 1 de La Lomita; ver Tabla 4.5. y Apéndice I7). Para ello se evaluaron la sínfisis púbica y la superficie auricular, ya que son las porciones anatómicas que ofrecen las menores imprecisiones en sus resultados. Para la primera de ellas se aplicaron el método Suchey-Brooks (Brooks y Suchey 1990) y el propuesto por Todd (1921 a y b) y para la segunda, el método original de Lovejoy et al. (1985 b). Justamente estos métodos son incluidos por Buikstra y Ubelaker (1994) en su Standard for data collection from human skeletal remains dentro de los que ofrecen mejores resultados. Las edades estimadas se ofrecen en la Tabla 4.5.

8.5.2.1. Desgaste dental.

Este conjunto de datos fue posteriormente comparado con la información obtenida al estimar la edad de muerte analizando la primera costilla y la dentición. Para la primera costilla se utilizó el método de Kunos et al. (1999) descripto en la sección 8.3.2.1. Se analizaron los entierros que presentaban dicho elemento en buen estado de preservación (entierros 3, 4, 6, 10, 12, 15, 19, 20 y 26, e individuo 1 del entierro 27, del sitio Chenque I). Respecto de la dentición, se evaluó el grado de desgaste dental, para lo cual se analizaron todos los entierros de la Submuestra B que ofrecieron estimaciones etarias a través del coxal (Tabla 4.5.), salvo el entierro 12, del cual no se recuperaron 7

Los restantes entierros adultos que conforman la Submuestra B presentan problemas para la estimación de la edad de muerte. De los entierros 2 y 22 del sitio Chenque I, así como del entierro 1 del sitio 3 de la Localidad Tapera Moreira, no se recuperaron las porciones anatómicas elegidas para realizar la estimación, mientras que los restos de varios individuos incluidos en el Conjunto 21/23 del sitio Chenque I se encuentran mezclados, o sea que no es posible identificar la pertenencia de los elementos a un mismo individuo.

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Respecto del desgaste dental, se eligieron para poner a prueba tres métodos generados con muestras pertenecientes a poblaciones que presentaban tasas de desgaste disímiles, de manera de identificar algún patrón parecido al de la muestra analizada en esta tesis. Como se mencionó anteriormente, Barrientos y L`Heureux (2001) realizaron un diseño observacional para desarrollar un método de estimación de la edad de muerte analizando la altura total de la corona de primeros y segundos molares y comparando los resultados con los obtenidos de la evaluación de la sínfisis púbica y de la superficie auricular. Su muestra está constituida por 18 individuos de ambos sexos procedentes del sitio Arroyo Seco 2 (ca. 8000-6000 años AP). Los autores generaron nueve curvas suavizadas por ponderación exponencial negativa con intersección en x= 0 a los 55, 60 y 65 años para los primeros molares y 61, 66 y 71 años para el segundo molar superior. Pudieron estimar la edad a partir de la media ponderada, e identificaron una alta correlación con los indicadores postcraneales (r = 0,84), aunque subrayan que los modelos de curva propuestos sólo son adecuados para aplicar en muestras con elevadas tasas de desgaste y con grados de desgaste extremos (eliminación total o casi total de la corona). Se trata de una propuesta importante para ampliar el espectro de las técnicas disponibles para la estimación de la edad, sobre todo cuando no se dispone de elementos del esqueleto postcraneal (Barrientos y L`Heureux 2001). Siguiendo el trabajo original, la altura total de la corona (Walker et al. 2001) fue definida como la sumatoria de las alturas de cada cuadrante de la corona del molar. Cada medida fue tomada perpendicular al plano oclusal y corresponde a la medida máxima obtenida entre la unión del esmalte


Capítulo 8. Estructura demográfica de la muestra. Estimación de la edad. con la dentina y la superficie oclusal. Para cada cuadrante con ausencia total de esmalte, el valor asignado fue 0. Los resultados fueron transformados en una estimación de edad teniendo en cuenta las curvas propuestas (Figura 2 de Barrientos y L`Heureux 2001, reproducida en la Figura 8.5.).

8.5.2.2. Cambios internos y externos estructura de los dientes uniradiculares.

en

la

En una primera instancia, se eligieron los métodos de Drusini et al. (1991), Lamendin et al. (1992), Prince y Ubelaker (2002) y Kvaal y Solheim (1994) para poner a prueba. Sin embargo, sólo el último de ellos fue efectivamente aplicado, ya que para los tres restantes la cantidad de dientes pasibles de ser analizados en la Submuestra B fue muy baja. Kvaal y Solheim (1994) desarrollaron un método alternativo para estimar la edad de muerte que evalúa las modificaciones morfológicas del complejo pulpodentinal, que es la porción del diente que presenta más cambios en relación con la edad (Bosmans et al. 2005; Cameriere et al. 2006, 2007 a y b; Vandeboort et al. 2004). Esta propuesta pretende por un lado preservar la integridad de los dientes analizados y por otro utilizar variables que se ven afectadas de manera consistente por el paso del tiempo durante la vida del individuo. Es un método no destructivo para obtener información sobre tamaño y forma de la cavidad pulpar y de la raíz, además de otros rasgos como la transparencia apical y la retracción periodontal, las cuales son poco influenciadas por procesos patológicos y funcionales que afectan la corona (Ermenc 1997; Kvaal y Solheim 1994; Lamendin et al. 1992). Para ello analizaron 452 incisivos, caninos y premolares de individuos europeos; se excluyeron los dientes multiradiculares ya que dada la morfología más compleja de la pulpa, las variables se hacen mucho más difíciles de medir (Kvaal et al. 1995). Además, Prapanpoch et al. (1992) relevaron las dimensiones de la cavidad pulpar en una muestra de molares y concluyeron que las correlaciones con la edad de muerte eran muy bajas.

Figura 8.5. Curva de regresión generada por Barrientos y L`Heureux (2001: Figura 2) para estimar edades de muerte a partir del análisis de algunos molares.

Los otros dos métodos evaluados son los desarrollados por Brothwell (1993) y Lovejoy (1985). Brothwell (1993) analizó las tasas de desgaste de subadultos y adultos de varias muestras británicas temporalmente enmarcadas entre el Neolítico y la Edad Media. En una de ellas, procedente de Maiden Castle, de la Edad de Hierro, el grado de desgaste fue cotejado con las estimaciones obtenidas por la sínfisis púbica. Dado que las tasas de desgaste no parecen haber cambiado mucho desde el Neolítico a la Edad Media en esa región, su propuesta parece ser adecuada para aplicar en el registro bioarqueológico de todo ese período, pudiéndose estimar edades de muerte en rangos de diez años (Figura 8.6.). En este caso se eligió este método porque describe tasas de desgaste bastante diferentes de las del anterior y del siguiente.

De cada diente evaluaron radiográficamente las dimensiones de la cavidad pulpar y macroscópicamente la transparencia apical y la retracción periodontal (Kvaal y Solheim 1994) (Figura 8.8.). Las variables elegidas son adecuadas para el estudio de muestras arqueológicas ya que no toman en cuenta las dimensiones de la corona, permitiendo de esa manera incluir dientes con grados de desgaste bajos/medios. Otras propuestas similares no pueden en la mayoría de los casos arqueológicos ser aplicadas dado que precisan que la corona esté intacta (Cameriere et al. 2004; Drusini 1993; Drusini et al. 1997; Kvaal et al. 1994, 1995; López Nicolás et al. 1995; Solheim 1992 a), situación poco común en individuos adultos prehistóricos. Trabajos previos han concluido mediante la comparación de dientes desgastados y no desgastados de la misma dentición, que la tasa de depositación de dentina secundaria está poco influenciada con el desgaste (Drusini et al. 1997; Philippas 1961; Solheim 1992 a).

Lovejoy (1985) desarrolló otro método para estimar la edad de muerte a partir del desgaste dental analizando una muestra del sitio prehistórico Libben (Ottawa County, Ohio). Para ello utilizó un procedimiento de seriación, identificando tasas y patrones de desgaste regulares (Figura 8.7.). A partir de su esquema, Lovejoy et al. (1985 a) afirman que el desgaste dental es el mejor indicador simple para estimar la edad en muestras de procedencia similar, por su alta precisión y su bajo sesgo. En este caso las estimaciones tienen un rango de alrededor de cinco años hasta los 40 años y de diez en edades más avanzadas. Cada uno de los esquemas presentados por los autores para ambos métodos fue comparado con los elementos dentales de la Submuestra B, obteniéndose de esa manera una estimación de la edad.

107


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

Figura 8.6. Diagrama de desgaste dental para estimar la edad de muerte (Brothwell 1993: 108).

Figura 8.7. Diagrama de desgaste dental para estimar la edad de muerte (Lovejoy 1985). Modificado de White y Folkens (1991: 312). Referencias: A: 12-18 años; B1: 16-20 años; B2: 16-20 años; C: 18-22 años; D: 20-24 años; E: 24-30 años; F: 30-35 años; G: 35-40 años; H (maxilar): 40-50 años; H (mandibular): 40-45 años; I: 45-55 años.

108


Capítulo 8. Estructura demográfica de la muestra. Estimación de la edad. del individuo los túbulos dentinales de la zona apical se van endureciendo y se ven ocluidos por cristales de hidroxiapatita (Ermenc 1997; Johanson 1971). La opacidad en la dentina se produce por la diferencia entre los índices de refracción de los componentes cristalinos fundamentales y las moléculas orgánicas intratubulares. Cuando los índices de refracción son los mismos, la dentina es transparente y permite el paso de la luz, lo que ocurre desde aproximadamente los comienzos de la tercer década de vida (Lamendin et al. 1992; Megyesi et al. 2006; Prince y Ubelaker 2002). La retracción periodontal, también denominada periodontosis o regresión gingival, es causada por la degeneración del tejido blando ubicado alrededor del diente, desde el cuello hacia el ápice radicular, y aparece como un área suave y amarillentaamarronada debajo del esmalte y más oscura que él, pero más clara que el resto de la raíz (Lamendin et al. 1992; Prince y Ubelaker 2002). Las fórmulas de regresión múltiple desarrolladas por Kvaal y Solheim (1994) se presentan en la Tabla 8.4. Como en el trabajo original los valores de los coeficientes de correlación entre la transparencia apical y la edad, y también entre la retracción periodontal y la edad, son bajos en la mayoría de los casos, a diferencia de lo obtenido en otros estudios (Bang y Ramm 1970; Ermenc 1997; Lamendin et al. 1992; Prince y Ubelaker 2002; Solheim 1989, 1992 a), algunas de las fórmulas incluyen estas dos variables, mientras que otras no. A este respecto, Foti et al. (2001) evaluaron la aplicación del método de Lamendin et al. (1992) en una muestra de dientes con enfermedades periodontales y demostraron que diversos factores independientes de la edad, tales como una mala higiene, irritaciones de tipo físico, químico o mecánico y factores de predisposición como la morfología dental y la presencia de enfermedades sistémicas, influyen en la unión de los ligamentos periodontales con la raíz. Estos autores, en coincidencia con la opinión de Sperber (1993), concluyen que no existe correlación entre esta variable y la edad cronológica, pero confirman la pertinencia de utilizar la transparencia apical para estimar la edad de muerte (Foti et al. 2001).

Figura 8.8. Corte sagital de una pieza uniradicular, en la que se indican las medidas tomadas para cada diente (modificado de Kvaal y Solheim 1994). Referencias: RP: Retracción periodontal; APU: Ancho de la cavidad pulpar a la altura de la unión del esmalte con la dentina; ARU: Ancho de la raíz a la altura de la unión del esmalte con la dentina; APM: Ancho de la raíz en el punto medio de la longitud de la raíz; ARM: Ancho de la raíz en el punto medio de la longitud de la raíz; LR: Longitud de la raíz; LP: Longitud de la cavidad pulpar; TA: Transparencia apical

Dado que este método no ha sido muy utilizado en el ámbito de la bioarqueología, la definición de las variables analizadas merece de una descripción más detallada respecto de la de los otros métodos aplicados en esta tesis. La depositación de la dentina secundaria en la pared pulpar por parte de los odontoblastos es un proceso lento y continuo que reduce gradualmente las dimensiones de la cavidad pulpar y puede ser medida en forma indirecta mediante la evaluación métrica de la pulpa en placas radiográficas (Bosmans et al. 2005; Cameriere et al. 2006, 2007a y b; Gustafson 1950; Kvaal et al. 1995; Prapanpoch et al. 1992). La cantidad de dentina secundaria depositada estaría, entonces, fuertemente correlacionada con la edad cronológica (Hillson 1996; Johanson 1971; Kolltveit et al. 1998; Paewinsky et al. 2005; Solheim 1992 a y b).

Se incluyeron las razones entre la longitud y el ancho de la pulpa y la raíz para minimizar el efecto de las variaciones en la magnificación y angulación al momento de realizar la radiografía y como una forma de estandarizar las diferencias de tamaño general de los dientes (Drusini 1993; Drusini et al. 1997; Kvaal y Solheim 1994; Kvaal et al. 1995). A continuación se describen las variables relevadas (Baccino y Schmitt 2006; Kvaal y Solheim 1994; Ermenc 1997; Lamendin et al. 1992; Drusini et al. 1991; Engstrom et al. 1995; Prince y Ubelaker 2002) (Figura 8.8.):

Con respecto a la transparencia apical, una vez completada la formación del diente, durante la vida 109


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). Nº Fórmula 1 2 3

Diente

Fórmula

r

DS

1IS 2IS CS

E = 71,2 –133,7 (APM/ARM) – 56,0 (APU/ARU) E = 69,3 – 14,5 (APM/ARM) – 63,0 (APU/ARU) E = 120,2 – 62,5 (LP/LR) E = 82,0 – 95,9 (APU/ARU) + 2,0 TA + 1,7 RP – 50,6 (LP/LR) E = 112,6 – 85,0 (APU/ARU) + 2,4 RP – 116,3 (APM/ARM) – 64,8 (LP/LR) E = 30,8 + 2,5 RP – 96,0 (APU/ARU) + 3,7 TA E = 36,9 + 2,9 RP – 102,9 (APU/ARU) E = 40,3 – 122,4 (APU/ARU) + 4,4 TA E = 68,5 – 124,4 (APU/ARU) E = 72,1 – 173,6 (APU/ARU) E = 43,8 – 139,6 (APU/ARU) + 3,8 TA E = 75,9 – 174,7 (APU/ARU) E = 75,5 – 185,9 (APU/ARU) – 105,4 (APM/ARM) + 1,4 RP E = 54,0 – 107,0 (APM/ARM) – 97,0 (APU/ARU) + 2,4 TA E = 80,0 – 192,7 (APM/ARM) – 96,6 (APU/ARU)

0,50 0,72 0,48

14,51 11,93 13,54

0,83

10,15

0,80

11,22

0,90 0,86 0,65 0,55 0,71 0,78 0,65

8,48 9,70 11,37 12,54 12,54 10,51 12,73

0,78

13,71

0,82

13,14

0,77

14,35

4 1PMS 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15

2PMS 1II 2II CI 1PMI 2PMI

Tabla 8.4. Fórmulas de regresión múltiple para estimar la edad de muerte mediante la evaluación del tamaño de la cavidad pulpar, la retracción periodontal y la transparencia apical (Kvaal y Solheim 1994: 181). Referencias: r: Coeficiente de Correlación de Pearson entre las edades cronológicas y las edades estimadas, de la muestra utilizada para desarrollar las fórmulas; DS: Desvío standard de la estimación; E: Edad estimada; APM: Ancho de la cavidad pulpar en el punto medio de la longitud de la raíz; ARM: Ancho radicular en el punto medio de la longitud de la raíz; APU: Ancho de la pulpa a la altura de la unión del esmalte con la dentina; ARU: ancho de la raíz a la altura de la unión del esmalte con la dentina; LP: Longitud de la cavidad pulpar; LR: Longitud de la raíz; TA: Transparencia apical; RP: Retracción periodontal. Para la definición de las siglas dentales, ver Tabla 8.1. (página 104).

Mediante este relevamiento puede obtenerse una buena aproximación a las características de la raíz dental. Dado que estudios previos mostraron que no existen diferencias significativas en los parámetros relacionados con la edad en dientes contralaterales (Solheim 1989, 1992 a y b), no se tuvo en cuenta la lateralidad durante el relevamiento de las variables. De la misma manera se concluyó que no existen diferencias debidas al sexo (Drusini et al. 1991; Ermenc 1997) por lo que no fue necesario discriminar la muestra en individuos masculinos y femeninos (Luna 2006 b).

1) Longitud de la raíz (LR): Esta variable se midió desde la unión del esmalte con la dentinahasta el ápice de la raíz en la cara mesial del diente. 1) Longitud de la cavidad pulpar (LP): En las radiografías se midió desde el ápice de la raíz hasta la mayor proyección de la pulpa dentro de la corona, independientemente del lugar exacto (es decir, hacia mesial o hacia distal) en que esta proyección se produce. 2) Ancho de la raíz: Se tomaron en las radiografías dos medidas en dos zonas diferentes de la pieza: a la altura de la unión del esmalte con la dentina (ARU) y en el punto medio de la longitud de la raíz (ARM). 3) Ancho de la cavidad pulpar: De la misma manera, se evaluaron en las imágenes radiográficas el ancho de la pulpa a la altura de la unión del esmalte con la dentina (APU) y en el punto medio de la longitud de la raíz (APM). 4) Transparencia apical (TA): Se midió directamente mediante la ayuda de una luz contrastante fuerte, sobre la superficie labial, porque se ha sugerido que en esa cara la longitud de la transparencia es usualmente mayor. 5) Retracción periodontal (RP): En las piezas se midió la distancia menor entre la unión del esmalte con la dentina y la zona de unión de las fibras periodontales, en la superficie mesial de la raíz.

Las radiografías se obtuvieron utilizando un equipo Toshiba modelo KXO-15R y el tiempo de exposición fue de 0,03 segundos (40 kilovolts, 100> miliamperes). Los dientes fueron ubicados con el plano mesiodistal paralelo al film, tal como en el trabajo original (Kvaal y Solheim 1994). En trabajos previos se ha establecido que la evaluación de las variables mediante imágenes magnificadas es un procedimiento crítico para mejorar la precisión de los resultados (Willems et al. 2002). En este caso la transparencia apical y la retracción periodontal fueron relevadas en un estereomicroscopio Hokenn modelo ZTX-3E, utilizándose aumentos de hasta 3 X. En algunos casos no fue posible medir la transparencia apical, ya que la raíz no dejaba pasar la luz en ningún sector de su extensión, situación que tiene algunos antecedentes en muestras 110


Capítulo 8. Estructura demográfica de la muestra. Estimación de la edad. especializada como aquellos que ofrecen mayores precisiones son los de Moorrees et al. (1963 b) y Ubelaker (1982), los cuales en este caso presentan los menores desvíos. Finalmente, el último de ellos es especialmente relevante ya que, además, se ha desarrollado a partir de una muestra de nativos americanos.

arqueológicas (Lucy et al. 1995; Megyesi et al. 2006; Vlcek y Mrklas 1975, en Krogman e Isçan 1986). Diversos factores tafonómicos pueden afectar los túbulos dentales, introduciéndose moléculas de diferentes componentes en el canal pulpar y alterando parcial o totalmente el efecto de transparencia (Kvaal y During 1999). La misma imposibilidad de realizar las mediciones se vio en algunos casos respecto de la retracción periodontal. En todos estos casos, sólo se aplicaron las fórmulas que no incluyen a estas dos variables (Tabla 8.4.), mientras que en el resto el resultado final se obtuvo promediando los dos resultados.

Con respecto a los huesos largos, en primer lugar se puso a prueba el método de Hoppa y Gruspier (1996) para estimar las longitudes máximas. Teniendo en cuenta las fórmulas por ellos generadas, se relevaron las medidas necesarias para los huesos largos enteros de la Submuestra B y posteriormente se compararon estadísticamente los valores medidos y los estimados para cada hueso. La Tabla 8.6. resume los valores del Coeficiente de Correlación Intraclase (CCI) y del Coeficiente de Correlación de Pearson (r) obtenidos para cada tipo de hueso largo, los cuales indican que las estimaciones son muy buenas para el radio y el fémur, y malas para el humero y la tibia. En consecuencia sólo se aplicaron a la Submuestra A las fórmulas para los radios y los fémures fragmentados.

8.6. Resultados. Todos los análisis estadísticos efectuados para evaluar el error intraobservador mediante el Coeficiente de Correlación Intraclase (CCI) revelaron que la distorsión generada por el investigador durante el proceso de medición es mínima, por lo que los resultados pueden ser evaluados con confianza. 8.6.1. Individuos subadultos. 8.6.1.1. Puesta a prueba de métodos.

A continuación se pusieron a prueba los métodos seleccionados para estimar la edad de muerte analizando los huesos largos y la primera costilla (Tabla 8.3.). Se aplicaron las fórmulas a los huesos correspondientes de la Submuestra B y se calculó la correlación respecto de las estimaciones dentales (Tabla 8.7.). Para los huesos largos es interesante notar que todos los métodos que pasaron la puesta a prueba (Ferembach et al. 1980; Johnston 1962; Merchant y Ubelaker 1977; Steyn y Henneberg 1996; Sundick 1972 (en Merchant y Ubelaker 1977); Y´Edinak 1976) se desarrollaron analizando muestras no contemporáneas, entre las que se incluyen cuatro conformadas por restos de nativos americanos. Por el contrario, todos los métodos rechazados provienen de muestras contemporáneas mayoritariamente constituidas por individuos de ancestros europeos (Tabla 8.7.). Respecto de la primera costilla, dado que sólo se pudieron analizar dos casos de individuos subadultos, no se realizaron pruebas estadísticas, aunque la inspección general de los resultados indicaría que las estimaciones son consistentes entre sí (Tabla 8.8.).

El primer procedimiento fue el cálculo de los desvíos standard de las edades estimadas de cada método dental (Tabla 8.2.) en los entierros de la Submuestra B y los desvíos promediados según cada método (Tabla 8.5.). Si bien el tamaño de la muestra analizada es reducido, así como también la cantidad de dientes relevados, este procedimiento fue el más adecuado para identificar aquellos métodos que ofrecen resultados satisfactorios. La Figura 8.9. muestra con claridad que los métodos se separan en dos grupos diferenciados. Por un lado, cuatro de ellos (barras lisas a la izquierda del gráfico) presentan desvíos relativamente altos (DS: 1,214 a 0,823; Gustafson y Koch 1974 y Anderson et al. 1976, resumidos en White y Folkens 1991; Kronfeld 1935 a; Liversidge et al. 1993; Reid y Dean 2000). Por otro, el resto (barras punteadas a la derecha del gráfico) arrojó valores de desvío standard sensiblemente menores (D.S.: 0,231 a 0,561). Por este motivo se consideró que este conjunto de métodos (Massler y Schour 1941; Massler et al. 1941; Moorrees et al. 1963 b; Schour y Massler 1941; Scott y Symons 1974 y Gustafson y Koch 1974, resumidos en Hillson 1986; Ubelaker 1982) ofrece estimaciones que pueden ser utilizadas con confianza y por lo tanto, su aplicación en conjunto es un recurso adecuado para mejorar la precisión de los resultados. Los dos métodos que permitieron relevar la mayor cantidad posible de elementos dentales para cada individuo (Schour y Massler 1941; Ubelaker 1982), lo que implica una mayor precisión en los resultados, pertenecen a este último grupo. Además, los métodos que más frecuentemente son mencionados en la literatura

8.6.1.2. Resultados de la aplicación de los métodos de estimación de la edad en subadultos. En la Tabla 8.9. se detallan los resultados obtenidos de la aplicación de todos los métodos que pasaron la puesta a prueba, para los individuos subadultos de la Submuestra A. Se consigna la cantidad de individuos de cada rango de edad; estos valores tienen en cuenta el tipo y la lateralidad de los elementos analizados. 111


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

Método Ent. 5 Gustafson y Koch (1974) y Anderson et 0,785 (6) al. (1976) (en White y Folkens 1991: 310) Kronfeld (1935 a) 0,648 (4) Liversidge et al. (1993) 1,359 (5) Massler y Schour (1941) 0,973 (18) Massler et al. (1941) 0,359 (5) Moorrees et al. (1963 b) 0,264 (3) Reid y Dean (2000) --- (0) Schour y Massler (1941) 0,932 (18) Scott y Symons (1974) y Gustafson y 0,246 (5) Koch (1974) (en Hillson 1986: 189) Ubelaker (1982) 0,661 (18)

Ent. 11

Desvío standard Ent. 14 Ent. 17

Ent. 18

0,636 (8)

1,299 (19)

0,770 (3)

0,797 (14)

0,857

0,704 (8) 1,129 (7) 0,228 (8) 0,160 (8) 0,035 (2) --- (0) 0,094 (8)

1,230(19) 1,942 (12) 0,996 (18) 0,731 (19) 0,452 (7) 0,848 (5) 0,712 (37)

0,707 (3) 0,854 (3) 0,245 (3) --- (1) --- (1) --- (1) 0,721 (3)

0,824 (14) 0,787 (4) 0,268 (8) 0,267 (14) 0,176 (2) --- (0) 0,349 (14)

0,823 1,214 0,542 0,379 0,231 0,848 0,561

0,336 (8)

1,226 (19)

--- (1)

0,181 (14)

0,497

0,125 (8)

0,862 (38)

0,00 (3)

0,00 (14)

0,329

Tabla 8.5. Resultados de los desvíos standard de las edades estimadas según los métodos elegidos, en los entierros subadultos pertenecientes a la Submuestra B. El número entre paréntesis a la derecha de cada valor corresponde a la cantidad de dientes relevados. En la columna correspondiente al promedio de los desvíos, los valores en negrita indican los métodos que pasaron la puesta a prueba, mientras que los que aparecen en cursiva han sido rechazados.

L93

GK74yA76

RD00

K35

SM41

MS41

0,561

0,542

SS74yGK74

M41

U78

M63

1,3 1,1

1,214

0,9 0,857

0,7

0,848

0,823

DS

0,5 0,3

0,497 0,379

0,329

0,231

0,1 -0,1 Métodos

Figura 8.9. Valores de los desvíos standard de las estimaciones etarias en subadultos a través de la dentición. Referencias: L93: Liversidge et al. (1993); GK74yA76: Gustafson y Koch (1974) y Anderson et al. (1976) (en White y Folkens 1991); RD00: Reid y Dean (2000); K35: Kronfeld (1935 a); SM41: Schour y Massler (1941); MS41: Massler y Schour (1941); SS74yGK74: Scott y Symons (1974) y Gustafson y Koch (1974) (en Hillson 1986); M41: Massler et al. (1941); U78: Ubelaker (1982); M63: Moorrees et al. (1963 b).

presentes en el Conjunto 8/9. Mediante el procedimiento aplicado fue posible estimar sus edades de muerte en 0-2 meses y 5-7 años.

El total de subadultos cuya edad ha podido ser estimada asciende a los 34 individuos. Teniendo en cuenta las frecuencias para cada rango de edad, por un lado se observan altas frecuencias entre el nacimiento y los tres años de edad, constituyendo aproximadamente la mitad de los individuos identificados (n: 17; 53,1 %). En los rangos posteriores los valores disminuyen abruptamente, sobre todo en aquellos que corresponden a la adolescencia, entre los 13 y los 20 años (n: 3; 8,8 %). Los resultados obtenidos para la Submuestra A incluyen a los de los individuos subadultos

8.6.2. Individuos adultos. 8.6.2.1. Puesta a prueba de métodos. En primer lugar se compararon las estimaciones obtenidas mediante el análisis de la sínfisis púbica y la superficie auricular con las de la primera costilla para la Submuestra B (Tabla 8.10.). Todas las variables analizadas ofrecen buenos resultados, por 112


Capítulo 8. Estructura demográfica de la muestra. Estimación de la edad. Los resultados indican que sólo algunos de los elementos considerados proveen información confiable sobre la edad de muerte de los individuos (Tabla 8.11.). Las curvas ofrecidas por Barrientos y L`Heureux (2001) permiten estimar la edad en la muestra analizada en esta tesis sólo en el primer molar inferior, mientras que, según el esquema de Brothwell (1993), los segundos molares, tanto superiores como inferiores, ofrecen estimaciones confiables. Por el contrario, la puesta a prueba de la propuesta de Lovejoy (1985) indica que el análisis del desgaste de algunos dientes anteriores, específicamente el canino superior y el segundo incisivo inferior, permite obtener información precisa. En consecuencia, dado que estos elementos son los que ofrecen una correlación más alta con la edad de muerte, han sido aplicados a la Submuestra A teniendo en cuenta las propuestas originales de cada método.

lo que pueden ser aplicadas con confianza a los elementos de la Submuestra A. Hueso Húmero Radio Fémur Tibia

CCI 0,004 0,991 0,987 0,005

r -0,057 0,992 0,985 0,067

Tabla 8.6. Pruebas estadísticas de correlación entre la longitud estimada y la longitud medida, según Hoppa y Gruspier (1996), aplicadas a los huesos largos de la Submuestra B. Referencias: CCI: Coeficiente de Correlación Intraclase; r: Coeficiente de Correlación de Pearson. Los valores en negrita indican los métodos que pasaron la puesta a prueba, mientras que los que aparecen en cursiva han sido rechazados. Referencia Buschang (1982) Ferembach et al. (1980) Gindhart (1973) Johnston (1962) Merchant y Ubelaker (1977) Pfau y Sciulli (1994) Smith y Buschang (2004) Steyn y Henneberg (1996) Sundick (1972 en Merchant y Ubelaker 1977) Y´Edinak (1976)

CCI 0,643 0,9112 0,414 0,983 0,839 0,579 0,302 0,930

r 0,621 0,951 0,556 0,990 0,957 0,943 0,848 0,952

0,893

0,963

0,861

0,885

Respecto de la propuesta metodológica de Kvaal y Solhein (1994), que analiza las modificaciones de la estructura de los dientes uniradiculares con la edad, en la Tabla 8.12. se ofrece la información referida a las estimaciones esqueletales (edades estimadas según el la sínfisis púbica y la superficie auricular) y las obtenidas aplicando las fórmulas originales ofrecidas por dichos autores. En ella se incluyen los datos obtenidos para cada diente, así como también un promedio de las estimaciones dentales para cada individuo.

Tabla 8.7. Valores del Coeficiente de Correlación Intraclase (CCI) y del Coeficiente de Correlación de Pearson (r) de las edades estimadas según los métodos elegidos para los huesos largos, en los entierros subadultos pertenecientes a la Submuestra B. Los valores en negrita indican los métodos que pasaron la puesta a prueba, mientras que los que aparecen en cursiva han sido rechazados.

Entierro 5 14

Puede observarse que en la mayoría de los casos los valores de los promedios de las estimaciones dentales se alejan de las estimaciones esqueletales, con excepción de los entierros 10, 16 (Individuo 1) y 24 (Tabla 8.12.). Las diferencias son estadísticamente importantes, lo que pudo establecerse mediante el Coeficiente de Correlación Intraclase (CCI = 0,60). Por otra parte, el valor de la correlación entre ambas estimaciones es relativamente bajo (r = 0,73) (Figura 8.10.). A simple vista puede verse que los premolares ofrecen valores que en la mayoría de los casos están incluidos dentro de los rangos de las estimaciones esqueletales. Por ese motivo se evaluó el Coeficiente de Correlación de Pearson (r), dividiendo la Submuestra B según el tipo de diente y considerando conjuntamente los dientes contralaterales. Los resultados muestran correlaciones altas/muy altas (mayores a 0,75) en algunos tipos de dientes (todos los premolares y primer incisivo inferior) y bajas en otros (por ejemplo segundo incisivo inferior y canino inferior) (Tabla 8.12.).

Edad primera Edad costilla dental 7,41 6-8 años 5,05 4-5 años

Tabla 8.8. Estimaciones de edad a partir del grado de desarrollo dental y de la evaluación de la primera costilla, para los individuos subadultos de la Submuestra B.

Las evaluaciones de los métodos que analizan el grado de desgaste dental para estimar la edad de muerte se realizaron en primer lugar teniendo en cuenta el sexo de los individuos y posteriormente tomando ambos sexos en un único conjunto. Se realizaron las pruebas estadísticas analizando los diferentes elementos dentales por separado. Los métodos que pasaron la puesta a prueba son aquellos cuyos valores de r y CCI son mayores a 0,75 para ambos sexos, dado que, como se verá en el Capítulo 9, varios elementos de la dentición no ofrecen información sobre el sexo del individuo al cual pertenecía. Por este motivo, se eligieron aquellos que permitieran una estimación etaria independientemente del sexo.

Al comparar los valores de las estimaciones etarias obtenidas para cada tipo de diente y los resultados de los coeficientes de correlación, se observa que para los premolares, estimaciones coincidentes con

113


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

Edad (años) Elementos analizados Dentición Huesos largos Primera costilla Total %

No nato 0 1 0 1 3,00

0-1

1,1-3

3,1-5

5,0-7

7,1-10

10,1-13

13,1-16

16,1-20

Total

9 3 2 9 26,50

8 2 0 8 23,60

3 2 0 3 8,80

3 1 1 3 8,80

4 1 0 4 11,70

3 1 0 3 8,80

2 1 0 2 5,80

1 1 0 1 3,00

33 13 3 34 100

Tabla 8.9. Cantidad de individuos subadultos según cada rango de edad para la Submuestra A.

Referencia Kunos et al. (1999)

Variables Cara costal Cabeza costal Tubérculo costal Todas

CCI 0,887 0,987 0,955 0,993

8.6.2.2. Resultados de la aplicación de los métodos de estimación de la edad en adultos.

r 0,887 0,984 0,945 0,991

La Tabla 8.16. resume los resultados obtenidos al aplicar los métodos que pasaron la puesta a prueba en los individuos adultos de la Submuestra A. Se consigna la cantidad de individuos de cada rango de edad, teniendo en cuenta el tipo y la lateralidad de cada elemento relevado. Se observa en primer lugar que la cantidad de individuos identificados para la dentición es mayor en la mayoría de los casos que los que ofrece la primera costilla. Por otro lado, la diversidad de los tipos de dientes analizados permitió maximizar la cantidad de información obtenida y por lo tanto afinar lo más posible los resultados. De esta manera fue posible estimar la edad de un total de 34 individuos adultos, divididos diferencialmente en las categorías de edad. La mayor cantidad de individuos se registra entre los 20,1 y los 30 años de edad (n: 15; 44,1 %), con frecuencias mucho menores y similares entre sí, en los tres rangos de edad siguientes, que cubren la cuarta, quinta y sexta década de vida. Sólo se pudo identificar un individuo mayor a los 60 años (2,90 %).

Tabla 8.10. Valores del Coeficiente de Correlación Intraclase (CCI) y del Coeficiente de Correlación de Pearson (r) entre las edades estimadas según la sínfisis púbica y la superficie auricular por un lado y el método de Kunos et al. (1999) para la primera costilla, por el otro, en los entierros adultos pertenecientes a la Submuestra B. Los valores en negrita indican los métodos que pasaron la puesta a prueba.

las edades esqueletales están asociadas a valores de r altos (Tablas 8.12 y 8.13.). Por el contrario, el primer incisivo inferior (1II) muestra un coeficiente de correlación alto pero estimaciones malas, es ecir que los resultados de la edad están divergen significativamente de las edades esqueletales, pero de manera sistemática. Esto podría ser subsanado introduciendo algún factor de corrección al resultado. Los resultados del análisis de ese diente están un promedio de 16,25 años por encima del punto medio de la estimación esqueletal. De esta manera, restando ese valor a los resultados de las fórmulas de regresión, se obtienen estimaciones que pasan a ser consistentes con las estimaciones esqueletales (Luna 2006 b). Las fórmulas modificadas se presentan en la Tabla 8.14. Posteriormente se volvieron a estimar las edades, pero en este caso descartando los dientes que ofrecían coeficientes de correlaciones bajos (r < 0,75) (Tabla 8.15.). Es decir que se incluyeron las fórmulas de los cuatro premolares y del primer incisivo inferior (Fórmulas 4 a 9 y 13 a 15 de la Tabla 8.4.). En este caso el valor de la Correlación Intraclase es muy alto (CCI = 0,94), lo que significa que las estimaciones son consistentes entre sí. La comparación de los diagramas de dispersión antes y después de eliminar los dientes con menores correlaciones (Figuras 8.10. y 8.11.) muestra una adecuación mucho más alta entre las estimaciones del segundo de estos gráficos, con un valor de correlación muy alto (r = 0,97) y desvíos considerablemente menores en la mayoría de los casos (Tablas 8.12. y 8.15.; Luna 2006 b).

114

Cabe destacar que mediante este procedimiento fue posible estimar la edad de siete individuos pertenecientes a entierros de la Unidad Inferior del sitio Chenque I. Para el Conjunto 8/9, del cual no se habían podido estimar las edades de muerte a través de los métodos tradicionales, los resultados indican la presencia de un individuo en el rango de 20-30 años y otro en el de 40-50 años. Respecto del Conjunto 21/23, se pudieron estimar las edades de los cinco individuos: uno de 20-30 años, dos de 30-40 años, uno de 40-50 años y otro de más de 60 años de edad (Berón et al. 2006; Luna 2006 b). 8.6.3. Resultados generales. La Tabla 8.17. resume los resultados finales sobre la edad de muerte de todos los individuos de la Submuestra A. En general, la cantidad de individuos uya edad pudo ser estimada es mayor a través del análisis dental, lo que subraya la importancia de los primeros para las reconstrucciones paleodemográficas. Exceptuando el individuo no nato cuya edad fue estimada a través de la


Capítulo 8. Estructura demográfica de la muestra. Estimación de la edad.

Referencia

Barrientos y L`Heureux (2001)

Brothwell (1993)

Lovejoy (1985)

Diente 1MSD 1MSI 1MID 1MII 2MSD 2MSI 1MS 1MI 2MS 1MS 2MS 3MS 1MI 2MI 3MI 1IS 2IS CS 1PMS 2PMS 1MS 2MS 3MS 1II 2II CI 1PMI 2PMI 1MI 2MI 3MI

n 3 3 4 3 4 3 6 7 7 8 9 5 7 6 6 8 5 6 5 4 8 9 5 4 5 6 9 6 7 6 6

Femeninos r CCI 0,318 0,206 0,307 0,363 0,882 0,772 0,894 0,831 0,738 0,759 0,164 0,195 0,264 0,205 0,914 0,789 0,737 0,736 0,589 0,114 0,936 0,819 0,699 0,742 0,790 0,548 0,849 0,754 0,514 0,570 0,441 0,377 0,534 0,424 0,866 0,891 0,401 0,190 -0,577 -0,222 0,325 0,215 0,716 0,742 0,641 0,626 0,641 0,685 0,956 0,998 0,766 0,801 0,536 0,118 0,715 0,241 -0,421 -0,065 0,721 0,294 0,689 0,576

n 6 5 8 11 7 6 11 19 13 8 9 6 11 8 7 9 8 6 7 5 8 9 6 4 6 6 8 8 11 8 7

Masculinos r CCI 0,497 0,535 -0,05 -0,07 0,784 0,792 0,759 0,791 -0,04 0,354 0,290 0,272 0,446 0,467 0,754 0,768 0,427 0,411 0,169 -0,184 0,813 0,771 0,714 0,629 0,630 0,603 0,758 0,784 0,709 0,497 0,558 0,509 0,562 0,766 0,888 0,856 0,383 0,559 0,275 0,392 -0,02 -0,130 0,521 0,467 0,705 0,698 0,577 0,493 0,833 0,966 0,131 0,307 0,532 0,640 0,585 0,774 0,438 0,241 0,585 0,456 0,795 0,785

n 9 8 12 14 11 9 17 26 20 16 18 11 18 14 13 17 13 12 12 9 16 18 11 8 11 12 17 14 18 14 13

Ambos sexos r CCI 0,653 0,642 0,724 0,723 0,822 0,837 0,784 0,787 0,543 0,525 0,277 0,262 0,722 0,718 0,784 0,782 0,460 0,454 0,303 0,101 0,790 0,763 0,706 0,648 0,175 0,142 0,774 0,755 0,699 0,509 0,553 0,322 0,576 0,576 0,945 0,935 0,360 0,342 0,500 0,348 0,229 0,219 0,630 0,722 0,670 0,671 0,657 0,567 0,945 0,958 0,400 0,381 0,256 0,212 0,007 0,002 0,005 0,002 0,661 0,318 0,516 0,514

Tabla 8.11. Valores del Coeficiente de Correlación Intraclase (CCI) y del Coeficiente de Correlación de Pearson (r) entre las estimaciones esqueletales (edades estimadas según el la sínfisis púbica y la superficie auricular) y tres métodos que evalúan el desgaste dental, en los entierros adultos pertenecientes a la Submuestra B. Los valores en negrita indican los métodos que pasaron la puesta a prueba, mientras que los que aparecen en cursiva han sido rechazados. Para la definición de las siglas dentales, ver Tabla 8.1. (página 104).

medición de un hueso largo, el resto de los valores coincide con los datos suministrados por la dentición. Por otra parte, se observan dos picos en la curva de mortalidad, que coinciden con los inicios de las etapas subadulta y adulta: uno en los rangos de 0-1 y 1,1-3 años (n: 17; 24,9 %) y el otro en el de 20,1-30 años (n: 15; 22,00 %). En los rangos posteriores a estos dos picos, las frecuencias de individuos descienden sensiblemente, lo que indicaría disminuciones importantes en las tasas de mortalidad (Figura 8.12.).

encuentran en proceso de análisis de laboratorio, no siendo incluidas en las muestras estudiadas en esta tesis. Por lo tanto, los resultados generales obtenidos sobre el perfil de mortalidad (de la misma manera que ocurre respecto de la distribución de edades según el sexo probable, como se detalla en el Capítulo 9) deben ser considerados como no definitivos. Dado que se pudo estimar la edad de muerte de 68 individuos de la Submuestra A y 29 de la Submuestra B, el total asciende a 97 individuos con información etaria.

Por otra parte, el perfil de mortalidad que se genera al tomar en cuenta la información de ambas submuestras se resume en la Tabla 8.18. Para el análisis de estos resultados debe tenerse en cuenta que las estructuras de entierro excavadas en el sitio Chenque I durante las tres campañas de 2006 se

Teniendo en cuenta toda la información disponible (Tabla 8.18.; Figura 8.13.), el primer pico de mortalidad se hace mucho más claro para los individuos de 0-1 años (n: 15; 15,40 %), mientras que la frecuencia para el rango siguiente (1,1-3

115


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

Entierro 6 7 10 15 16 (Ind. 1) 17 19 24 27 (Ind. 1) 27 (Ind. 2)

Lat. D I D I D I D I D I D I D I D I D I D I

Edad esq. (años) 50-59 25-30 30-39 22-24 30-39 17-19 20-29 21-24 25-28 40-49

Edad 1IS

Edad 2IS

Edad CS

Edad 1PMS

Edad 2PMS

Edad 1II

Edad 2II

Edad CI

Edad 1PMI

Edad 2PMI

42,72 36,77 28,90 36,27 29,06 31,34 -

50,61 52,45 38,66 39,65 48,80 51,08 36,84 49,92 39,36 -

59,28 -

26,02 33,29 33,92 22,13 22,05 21,23 -

24,99 34,14 24,68 22,26 18,78 23,51 -

33,06 39,53 41,34 44,99 57,25 62,81

46,38 29,18 39,28 20,02 25,52 34,12 42,55 -

39,47 34,66 36,86 36,22 43,25 39,45 -

27,20 27,39 30,33 32,47 25,83 31,34 24,41 -

49,65 38,34 26,41 22,68 28,51 27,68 21,03 -

Edad dental

DS

42,48

6,22

35,18

12,25

38,02

10,15

30,25

7,09

34,21

12,76

29,56

9,52

37,48

6,96

21,92

1,37

39,45

9,54

60,03

3,93

Tabla 8.12. Comparación de las estimaciones de edad obtenidas mediante la evaluación de variables esqueletales (sínfisis púbica y superficie auricular; tercer columna) y las variables dentales contempladas por Kvaal y Solheim (1994) en los individuos de la Submuestra B. Referencias: Edad esq.: edad esqueletal; DS: desvío standard. Para la definición de las siglas dentales, ver Tabla 8.1. (página 104).

116


Capítulo 8. Estructura demográfica de la muestra. Estimación de la edad. individuos de entre 50 y 60 años, y uno de más de 60 años. 8.7. Discusión. En general, los estudios bioarqueológicos implementados en muestras con una historia postdepositacional compleja adolecen de múltiples inconvenientes metodológicos, lo que implica la obtención de información parcial sobre las características del sexo y la edad de los individuos que las componen. Idealmente todos los individuos recuperados deben ser incluidos cuando el objetivo es desarrollar algún tipo de reconstrucción paleodemográfica, para de esa manera poder obtener una imagen lo menos sesgada posible del perfil demográfico real. La acción de los agentes tafonómicos afecta diferencialmente los restos dependiendo principalmente de su tamaño, forma y densidad, siendo los dientes los elementos relativamente menos afectados (Capítulo 7). Por eso, la evaluación detallada de los restos dentales sin dudas permite maximizar la calidad y la cantidad de información generada. Lejos de esta situación, en general sólo se incluyen aquellos individuos que están representados por un alto porcentaje del total de los elementos del esqueleto y de los cuales puede asegurarse su relación anatómica (Capítulo 5; Luna 2003 a, 2006 b).

Figura 8.10. Diagrama de dispersión de las estimaciones de las edades dentales y esqueletales de individuos adultos, teniendo en cuenta todos los dientes de cada individuo de la Submuestra B (r = 0,73). Tipo de diente 1IS 2IS CS 1PMS 2PMS 1II 2II CI 1PMI 2PMI

R 0,73 0,64 0,99 0,97 0,99 -0,52 0,37 0,91 0,96

Tabla 8.13. Resultados del Coeficiente de Correlación de Spearman (r) entre edades esqueletales y edades dentales según tipo de diente. Para la definición de las siglas dentales, ver Tabla 8.1. (página 104). Número de Fórmula

Tipo de diente

8 1II 9

En este caso, resulta evidente que el análisis de la dentición ofreció los resultados más abundantes en todos los rangos de edad, con excepción de un individuo no nato identificado a través de un fémur, lo que hace resaltar la importancia de la evaluación de este tipo de evidencia para las reconstrucciones de los perfiles de mortalidad. Por otra parte, los métodos para estimar la edad a través de la dentición analizados en esta tesis se dividen claramente en dos grupos según los valores de los desvíos standard. El grupo que tiene los desvíos más reducidos ofrecen estimaciones altamente coincidentes entre sí, por lo que cualquiera de ellos puede ser utilizado en forma aislada con mínimas diferencias en los resultados. Además, es importante resaltar que dos de ellos fueron desarrollados con los tamaños muestrales más elevados, indicando la importancia de los estudios poblacionales que se esfuerzan por evaluar la variabilidad total existente en los procesos de desarrollo dental. En este sentido, la cantidad de individuos relevados para confeccionar los estándares debe ser una variable de primera importancia a la hora de elegir el método más adecuado.

Fórmula E = 40,3 – 122,4 (APU/ARU) + 4,4 TA – 16,25 E = 68,5 – 124,4 (APU/ARU) – 16,25

Tabla 8.14. Fórmulas a las que ha sido agregado un factor de corrección según los resultados obtenidos. Referencias: 1II: Primer incisivo inferior; APU: Ancho de la pulpa a la altura de la unión del esmalte con la dentina; ARU: ancho de la raíz a la altura de la unión del esmalte con la dentina.

años) es bastante menor (n: 9; 9,20 %), aunque sigue siendo muy superior a las de los rangos posteriores de los individuos subadultos. Para los rangos que abarcan la pubertad (13,1-16 y 16,1-20 años), las frecuencias son muy bajas (n: 2; 2,00 % para cada uno de ellos), lo que estaría indicando tasas de mortalidad muy bajas. Respecto de los individuos adultos, la mayor frecuencia se observa en la primer categoría de edad, entre los 20 y los 30 años (n: 21; 21,60 %), siendo las restantes significativamente menores. Por último, cabe destacar que fue posible estimar la edad de ocho

Respecto de los métodos del esqueleto postcraneal que analizan la edad a través de la longitud máxima de los huesos largos, los resultados de la puesta a prueba indican que la procedencia de las muestras originales es una variable de suma importancia, 117


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). Entierro 6 7 10 15 16 (Ind. 1) 17 19 24 27 (Ind. 1) 27 (Ind. 2)

Lat. D I D I D I D I D I D I D I D I D I D I

Edad esq. 50-59 25-30 30-39 22-24 30-39 17-19 20-29 21-24 25-28 40-49

Edad 1PMS 26,02 33,29 33,92 22,13 22,05 21,23 -

Edad 2PMS 24,99 34,14 24,68 22,26 18,78 23,51 -

Edad 1II 16,81 23,28 26,09 28,74 41 46,56

Edad 1PMI 27,20 27,39 30,33 32,47 25,83 31,34 24,41 -

Edad 2PMI 49,65 38,34 26,41 22,68 28,51 27,68 21,03 -

Edad dental

DS

44,01

7,99

26,40

0,96

32,83

1,54

23,27

1,59

29,92

2,00

17,79

1,39

25,68

2,22

21,92

1,37

26,57

3,06

43,78

3,93

Tabla 8.15. Comparación de las estimaciones de edad obtenidas mediante la evaluación de variables esqueletales y aquellas variables dentales que presentaban valores de r mayores a 0,75. Referencias: Edad esq.: edad esqueletal; DS: desvío standard. Para la definición de las siglas dentales, ver Tabla 8.1. (página 104).

coyunturales como la facilidad de su aplicación, o la claridad de sus definiciones y descripciones. Sin embargo, una lectura más profunda de los fundamentos y antecedentes de dichos trabajos permite descubrir que la gran mayoría de las propuestas originales enfatizan en la necesidad de ser cautos al utilizarlas en conjuntos osteológicos de otra procedencia, ya que una aplicación indiscriminada seguramente generará distorsiones en los resultados, las cuales, además de ocultar la información que está siendo buscada, no pueden ser cuantificadas. Para la dentición, no se observa esta tendencia, ya que varios métodos desarrollados con muestras europeas ofrecieron desvíos relativamente bajos, aunque la propuesta de Ubelaker (1982), siendo la única que analizó dientes de nativos americanos, es una de las que arrojaron valores más bajos.

Figura 8.11. Diagrama de dispersión de las estimaciones de las edades dentales y esqueletales de individuos adultos, teniendo en cuenta solamente los premolares y los primeros incisivos inferiores de cada individuo (r = 0,97).

porque incide en forma significativa en la estructura del perfil demográfico inferido. Todos los métodos que pasaron la puesta a prueba se desarrollaron analizando muestras arqueológicas, la mayoría de ellas procedentes del continente americano, mientras que todos los métodos rechazados provienen de muestras contemporáneas mayoritariamente constituidas por individuos de ancestros europeos (Tabla 8.3.). Esto permite pensar en la posibilidad de que los ritmos de crecimiento de estos dos grupos podrían diferir significativamente. Es usual en la práctica bioarqueológica de nuestro país aplicar directamente algunos de los métodos que aparecen publicados en manuales muy reconocidos y usualmente consultados, o bien otros que simplemente se han utilizado gracias a factores

Para las estimaciones de los individuos adultos, se obtuvieron resultados variables para los diferentes dientes. Muchos de ellos ofrecieron estimaciones de edad confiables. Respecto del grado de desgaste dental, esto se debe seguramente a que las tasas de cada grupo poblacional varían, según se comentó anteriormente, según una gran cantidad de variables, las cuales influyen diferencialmente en cada caso analizado. Respecto de las características de los resultados obtenidos, el primer dato que llama la atención se refiere a la disparidad en la cantidad total de individuos cuya edad pudo ser estimada para cada submuestra (NSubmuestra A: 68; NSubmuestra B: 29). Esta 118


Capítulo 8. Estructura demográfica de la muestra. Estimación de la edad.

Edad (años) Referencia Kunos et al. (1999) Barrientos y L`Heureux (2001) Brothwell (1993) Lovejoy (1985)

Kvaal y Solheim (1994)

Elemento analizado Lateralidad

D

I

IN

D

I

IN

D

I

IN

D

I

IN

D

I

IN

D

I

IN

1COST

3

2

0

1

3

0

1

1

0

0

0

0

0

0

0

5

6

0

7

1MI

2

4

2

1

0

3

1

1

0

2

3

2

0

0

0

6

8

4

11

2MS 2MI CS 2II 1II 1PMI 2PMI 1PMS 2PMS Total Total general %

2 2 6 13 2 1 1 0 5 13

4 2 6 15 1 1 1 3 1 15

1 3 0 2 0 0 0 0 1 2

1 2 1 0 3 0 0 0 0 3

3 1 6 0 3 2 0 0 2 6

1 4 0 0 0 0 0 0 0 2

3 2 1 0 3 0 0 0 1 3

2 2 0 0 3 0 0 0 1 3

0 6 2 0 0 0 0 0 0 3

5 5 2 0 0 0 0 0 0 5

1 2 0 0 1 0 0 0 0 3

0 7 2 0 0 0 0 0 0 4

0 0 0 0 1 0 0 0 1 1

0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

11 11 10 13 9 1 1 0 7 13

10 7 12 15 8 3 1 3 4 15

2 27 4 2 0 0 0 0 1 14

20,1-30

30,1-40

40,1-50

50,1-60

+60

Total

15

6

5

7

1

34

44,10

17,60

14,70

20,50

2,90

100

Total general

18 25

13

25 34

Tabla 8.16. Cantidad de individuos adultos para cada rango de edad según los métodos aplicados en la Submuestra A. Para la definición de las siglas esqueletales y dentales, ver Tablas 7.1. y 8.1. (páginas 79 y 104).

119


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

Edad (años) No nato 0-1 1,1-3 3,1-5 5,0-7 7,1-10 10,1-13 13,1-16 16,1-20 20,1-30 30,1-40 40,1-50 50,1-60 +60 Total General

Dental 0 9 8 3 3 4 3 2 1 15 6 5 7 1 67

Total Esqueletal 1 3 2 2 1 1 1 1 1 3 3 1 0 0 20

Total general 1 9 8 3 3 4 3 2 1 15 6 5 7 1

1,50 13,2 11,7 4,50 4,50 5,80 4,50 2,90 1,50 22,0 8,80 7,30 10,30 1,50

68

100

supervivencia de los individuos dentro de la etapa adulta de vida. Otro dato interesante es la total ausencia de individuos en las categorías de edad que abarcan entre los siete y los 16 años, para la Submuestra B, lo cual podría hacer pensar equivocadamente en la existencia de prácticas de exclusión en función de la edad, con la consecuente posibilidad de que los individuos hubieran sido depositados en otro lugar, o bien que no se producían muertes dentro de ese rango de edad. De todas maneras, teniendo en cuenta ambas submuestras, se identificaron frecuencias bajas para esos tres rangos de edad (n: 9; 9,20 %), pero no una ausencia absoluta, lo cual permite desechar esa posibilidad. Todo el perfil de mortalidad indica que no se tuvo en cuenta la variable etaria en el momento de realizar la inhumación, ya que están representados individuos de todas las edades, desde un no nato, hasta otro que superó los 60 años de edad.

%

Tabla 8.17. Cantidad de individuos de la Submuestra A para cada rango de edad.

diferencia debe estar influida por varios factores, de los cuales dos son de especial importancia. Por un lado, los esfuerzos metodológicos implementados para extraer la mayor cantidad de información de este conjunto osteológico fragmentado y mezclado han ofrecido resultados muy satisfactorios, que superan las expectativas previas. Resulta en este caso interesante reflexionar acerca de la disminución en la precisión de las inferencias que se podrían haber realizado si no se hubiesen analizado en profundidad los restos que conforman la Submuestra A. Teniendo en cuenta que el sitio Chenque I ha sido generado durante varias generaciones en un proceso de remoción planificada de estructuras previas con el objetivo de hacer lugar para colocar nuevos cuerpos, la imagen que podría observarse del análisis exclusivo de los entierros sólo reflejaría las características de las últimas inhumaciones en ser depositadas, excluyendo la información que pueden ofrecer todos aquellos individuos previamente enterrados y cuyos restos forman parte de la Submuestra A. Sin lugar a dudas, el perfil de mortalidad inferido sería diferente, tanto en cuanto a su estructura interna como en los valores absolutos de individuos para cada rango de edad, con el consecuente aumento del sesgo y disminución de la precisión y relevancia.

Se han identificado muy pocos individuos para los rangos que abarcan la adolescencia, lo que estaría indicando tasas de mortalidad muy bajas. Esta es una de las etapas en la que el ser humano se encuentra en mejor situación para hacer frente a situaciones de estrés socioambiental, dado que su sistema inmunológico ya se ha completado en todo su potencial y se desarrolla el aprendizaje del patrón adulto de comportamiento sociosexual y económico. Por esos motivos, es esperable identificar frecuencias bajas en esos rangos de edad. En la Submuestra B se identificó solamente un individuo en el rango 16-20 años, correspondiente al Entierro 17. Como característica relevante, este individuo estaba asociado a dos puntas de proyectil, una de ellas alojada entre los cuerpos vertebrales de la cuarta y quinta dorsal, y la otra en contacto con el cuerpo del omóplato izquierdo (Berón y Luna 2007 b; Berón et al. 2006; ver Capítulo 4 y Apéndice I). Es posible afirmar que al menos la primera de ellas ha causado la muerte de este individuo y que por lo tanto este habría ingresado al sitio en forma “catastrófica” (Lam y Pearson 2005; Lyman 1994; Margerison y Knusel 2002), siguiendo las consideraciones planteadas en el Capítulo 58.

Dos tercios de los individuos de la muestra total (66,70 %; Tabla 8.18.) tienen una edad de muerte menos a los 30 años, lo que indica una baja expectativa general de vida. Se observa una muy alta mortalidad antes de los 3 años, representando un cuarto de la muestra total (25,70 %; Tabla 8.18.), con un abrupto descenso en los rangos posteriores de subadultos, principalmente luego de los 13 años. Esto indica situaciones socioambientales rigurosas que han incidido fuertemente en las tasas de

8

Por otra parte, como se describe brevemente en el Capítulo 4, el entierro 29 está compuesto por al menos 15 individuos, en el cual se identificaron numerosos casos de proyectiles alojados en diferentes porciones anatómicas (coxales, omóplatos, esternón, columna vertebral). Dado que su análisis aún no ha sido finalizado, no se lo ha incluido en la muestra analizada en esta tesis. Sin embargo, puede avanzarse teniendo en cuenta información preliminar, que varios de ellos pueden ser asignados a la categoría de edad de 16.1-20 años (Berón et al. 2006; Luna 2006 b). En este caso, al igual que el entierro 17, al menos varios de los individuos habrían muerto por causas violentas.

120


Capítulo 8. Estructura demográfica de la muestra. Estimación de la edad.

16

14

12

10

N 8 6

4

2

0

No nato

0-1

1,1-3

3,1-5

5,0-7

7,1-10 10,1-13 13,1-16 16,1-20 20,1-30 30,1-40 40,1-50 50,1-60

60+

Edad (años)

Figura 8.12. Cantidad de individuos de la Submuestra A, identificados para cada rango de edad. Submuestra A B Edad (años) No nato 0-1 1,1-3 3,1-5 5,0-7 7,1-10 10,1-13 13,1-16 16,1-20 20,1-30 30,1-40 40,1-50 50,1-60 +60 Total General

individuos vivos contendría, ya que los rangos posteriores indican una disminución muy importante en la cantidad de individuos inhumados y por lo tanto, que habrían vivido hasta esa edad. Un interrogante se genera al comparar las frecuencias de los rangos 13,1-20 años y 20,1-30 años, ya que las diferencias son muy notables. Esta disparidad podría estar mostrando cambios en el comportamiento social entre estos dos grupos de edad, por los cuales los adultos jóvenes estarían desarrollando actividades específicas que los expondrían en mayor medida a situaciones de estrés socioambiental. Los numerosos casos de puntas de proyectil que afectaron zonas vitales del cuerpo hacen pensar en la posibilidad de que las situaciones de violencia interpersonal hayan sido un factor contribuyente que podrían haber afectado las frecuencias de individuos para ambos grupos de edad identificados en el sitio Chenque I.

Total

n

%

n

%

n

%

1 9 8 3 3 4 3 2 1 15 6 5 7 1

1,50 13,20 11,70 4,50 4,50 5,80 4,50 2,90 1,50 22,0 8,80 7,30 10,30 1,50

0 6 1 1 1 0 0 0 1 6 5 7 1 0

0 20,70 3,40 3,40 3,40 0 0 0 3,40 20,70 17,20 24,10 3,40 0

1 15 9 4 4 4 3 2 2 21 11 12 8 1

1,10 15,40 9,20 4,20 4,20 4,20 3,00 2,00 2,00 21,60 11,40 12,30 8,30 1,10

68

100

29

100

97

100

Tabla 8.18. Resultados de la estimación de la edad de muerte considerando ambas submuestras.

Resulta interesante comparar los valores de los dos rangos de edad más altos de cada submuestra. La cantidad de individuos cuya edad pudo ser estimada entre los 50 y los 60 años es muy dispar: siete para la Submuestra A y sólo uno para la Submuestra B. Por otra parte, pudo conocerse que un individuo había superado la edad de 60 años en la Submuestra A. Estas notables diferencias se deben principalmente a una de las principales falencias de los métodos generados para estimar la edad de muerte a través de la sínfisis púbica y la superficie auricular, esta es, su incapacidad para realizar estimaciones por encima de los 50 años. Por término general, individuos de edades mayores

El segundo pico de mortalidad, entre los 20 y los 30 años de edad, puede estar relacionado con el desempeño pleno de los individuos en numerosas actividades sociales, lo que los pondría en mayor riesgo de morir. De hecho estos valores pueden ser interpretados de manera que ofrezcan una doble información. Por un lado, un porcentaje importante de los individuos inhumados pertenece a este rango de edad. Pero esto implica a su vez que, si se piensa en la dinámica de las sociedades que generaron el registro analizado, ese rango de edad sería en términos relativos el que mayor cantidad de 121


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

20

15

N 10

5

0 No nato

0-1

1,1-3

3,1-5

5,0-7

7,1-10

10,113

13,116

16,120

20,130

30,140

40,150

50,160

60+

Edad (años)

Figura 8.13. Cantidad de individuos de las Submuestras A y B, identificados para cada rango de edad.

mediante la remoción planificada de inhumaciones para dejar libre nuevos espacios y depositar más cuerpos, continuamente durante un lapso de por lo menos 700 años. La existencia de conductas de reutilización intensiva y prolongada de este sitio denota su carácter de lugar referencial para el entierro sistemático de cuerpos durante varias generaciones (Berón et al. 2006; Luna et al. 2004 a).

son sistemáticamente subestimados por dichos métodos, situación derivada de las características de la estructura interna de las muestras a partir de las cuales se generaron (Aykroyd et al. 1999; Wood et al. 1992). En esos casos, la cantidad de individuos mayores a los 50 años que pudieron ser analizados fue mínima. Es así como algunos métodos alternativos, especialmente los dentales, ofrecen una alternativa interesante para explorar, lo que sumado al alto grado de preservación de la dentición en contextos arqueológicos, los hace una herramienta de alto poder inferencial una vez que son evaluados para su aplicación en una muestra en particular. De esta manera ha sido posible establecer que un porcentaje importante de los individuos inhumados en el sitio alcanzaron la sexta década de vida, indicando una longevidad importante de parte de los integrantes de las poblaciones que inhumaron allí a sus muertos. Por último, al comparar los perfiles de mortalidad inferidos para cada submuestra, se observa que el patrón general es similar. Esto implica que las características del conjunto de los individuos inhumados en el sitio Chenque I reflejan una situación uniforme que no permite establecer diferencias entre las dos unidades en lo que respecta a la distribución de frecuencias de las edades de muerte, a pesar de que ambas presentan características tan disímiles en lo que respecta al grado de preservación, fragmentación y relación anatómica de los elementos. Esto contribuye a la idea ya planteada en trabajos anteriores, de que este cementerio es una formación monticular acrecionalmente construida

8.8. Resumen. En este capítulo se pusieron a prueba numerosas propuestas metodológicas para estimar la edad de muerte. Se compararon los resultados generados a partir de la aplicación de una serie de métodos usualmente utilizados, con los de otros que focalizan en el análisis métrico de diferentes porciones esqueletales, para los entierros incluidos en la Submuestra B. Mediante este procedimiento fue posible identificar qué métodos permitieron obtener resultados confiables al aplicarlos en los elementos correspondientes a la Submuestra A. El perfil de mortalidad identificado es similar al de la Submuestra B, aunque algunos grupos de edad presentan frecuencias mucho mayores en la Submuestra A, lo que subraya la importancia de incluir en los análisis la totalidad de los restos excavados. Al evaluar ambas submuestras en conjunto, se identificó una alta mortalidad entre los subadultos, principalmente en individuos menores a los 3 años de edad. Luego de los 13 años, las frecuencias de individuos subadultos decrecen

122


Capítulo 8. Estructura demográfica de la muestra. Estimación de la edad. significativamente. Para los adultos, entre los 20 y los 40 años se identificaron frecuencias altas, con valores menores en los rangos posteriores. Respecto de estos últimos, se subraya la importancia del análisis de la muestra dental incluida en la Submuestra A, ya que la gran mayoría de los individuos mayores a los 50 años, proviene de ella.

123


existen muestras de referencia a partir de las cuales construir técnicas para determinar el sexo que sean aplicables universalmente (Van Vark y Schaafsma 1992).

CAPÍTULO 9 ESTRUCTURA DEMOGRÁFICA DE LA MUESTRA. DETERMINACIÓN SEXUAL. 9.1. Introducción.

El dimorfismo sexual humano es un fenómeno complejo, con dimensiones fisiológicas y anatómicas específicas para cada grupo poblacional. La magnitud del dimorfismo en tamaño no es muy grande, aunque las diferencias son generalmente significativas (Blackles et al. 2000; Holden y Mace 1999; Humphrey 1998). Algunas poblaciones están en promedio compuestas por individuos más robustos y de mayor tamaño para ambos sexos, mientras que otras se caracterizan por una tendencia opuesta, por lo que si no se usan las herramientas metodológicas adecuadas, las diferencias interpoblacionales pueden producir que un porcentaje de los individuos adultos de una muestra arqueológica pueda ser identificado erróneamente como perteneciente al sexo opuesto (Frayer y Wolpoff 1985; Hamilton 1982; White y Folkens 1991). Por ejemplo, el grado de robusticidad del arco superciliar permite determinar el sexo con una alta confiabilidad en individuos de ancestros europeos, mientras que, aplicado en una muestra de australianos nativos, una cantidad importante de mujeres sería clasificada como varones (Brothwell 1993).

La determinación del sexo a partir del análisis del esqueleto y la dentición es el otro paso fundamental para caracterizar la estructura demográfica de las muestras osteológicas. Como se verá a lo largo de este capítulo, existe una serie de procedimientos sistemáticos que ofrece la posibilidad de obtener esa información de manera confiable cuando los restos analizados presentan un buen estado de preservación. Sin embargo, al trabajar con restos deteriorados o mezclados, se generan inconvenientes importantes en la asignación, por lo que en general esas muestras no son incluidas dentro de los análisis. En esta tesis se optó por generar un proceso de validación de técnicas alternativas que permitió obtener información valiosa al respecto. La especie humana posee algunas variaciones fenotípicas de forma y tamaño corporal que posibilitan la determinación sexual a nivel esqueletal (Buikstra y Ubelaker 1994). Cualquier intento en desarrollar o aplicar técnicas para la determinación del sexo debe tener en cuenta que los patrones dimórficos pueden ser muy variables cuando se comparan diferentes poblaciones humanas, por lo que la aplicación de algunas técnicas desarrolladas con muestras de referencia que presentan características diferentes a las del conjunto analizado, debe ser llevada a cabo con cautela, evaluando la confiabilidad de los resultados (Roberts y Manchester 1999). Como se describe a continuación, algunas variables morfológicas del coxal son en general más uniformes respecto del dimorfismo sexual a nivel mundial que las variables métricas del esqueleto humano y por ello permiten generar un anclaje metodológico a partir del cual poner a prueba la aplicación de otras técnicas alternativas que analizan elementos óseos y dentales que suelen recuperarse en frecuencias altas en muestras bioarqueológicas fragmentadas.

En el ser humano las diferencias fenotípicas más evidentes son los caracteres sexuales primarios (los rasgos dimórficos que están directamente vinculados con la reproducción) y los caracteres sexuales secundarios. Dentro de esta categoría se incluyen otras diferencias relacionadas con el tamaño corporal, el desarrollo muscular y esquelético, y la distribución del tejido adiposo subcutáneo, las cuales no están ligadas a la función reproductora. En ese contexto, el fenotipo de cada individuo es el producto de su herencia genética y de la acción modificadora del ambiente, la cual afecta el crecimiento y desarrollo (nutrición, actividad física, patologías, etc.) y el grado de dimorfismo sexual es el resultado de la interacción genético-ambiental (Hamilton 1982; Pucciarelli et al. 1996; Trancho et al. 1997).

9.2. Dimorfismo sexual. El dimorfismo sexual en el esqueleto se origina en las diferencias hormonales entre varones y mujeres (Frayer y Wolpoff 1985; Mays y Cox 2000). Las hormonas secretadas por los testículos son las responsables principales del desarrollo de los rasgos masculinos, mientras que los ovarios no son necesarios para el desarrollo de la mayoría de las características femeninas, ya que análisis de laboratorio han demostrado que fetos de animales de ambos sexos que han sufrido la extirpación de las gónadas desarrollan las características fenotípicas femeninas. Por este motivo el sexo femenino debe ser considerado la estructura básica que se desarrollará a menos que ese proceso sea

Cuando un esqueleto humano adulto es recuperado completo, está bien preservado y la variabilidad morfométrica intragrupal de la población a la que pertenece es conocida, el sexo puede ser establecido con un 100 % de confiabilidad (Bass 1987; Buikstra y Mielke 1985; Rosing et al. 2007). Esta es una situación de hallazgo que dista de ser común en casos arqueológicos, ya que en general los restos pueden estar parcialmente deteriorados, fragmentados o removidos. Además, la variabilidad fenotípica de la población de pertenencia de los restos no es usualmente un dato conocido y salvo casos excepcionales como la morfología pélvica, no 124


Capítulo 9. Estructura demográfica de la muestra. Determinación sexual. redireccionado por las hormonas masculinas (Mays y Cox 2000; Wilson et al. 1981).

consumo de maíz y de los indicadores de estrés dietario (Hamilton 1982).

En los individuos masculinos, los niveles de producción de andrógenos son bajos antes de la pubertad, por lo que el dimorfismo sexual anterior a esa etapa del crecimiento es poco notorio, aunque no inexistente (Holcolm y Konigsberg 1995; Saunders 1992). Las diferencias sexuales dentro de la etapa de inmadurez son mayores en fetos y subadultos menores al año de edad, ya que los niveles de producción de testosterona en esos momentos son mayores que los que se registran posteriormente (Mays y Cox 2000; Loth y Henneberg 2001; Saunders 1992). Se ha documentado la existencia de dos picos en la secreción de hormonas sexuales masculinas en subadultos, que se aproximan a los niveles de los adultos. Estos dos picos se producen el primero desde la décima semana de gestación, pero principalmente entre la duodécima y decimooctava semanas, y el segundo durante el primer año de vida (Loth y Henneberg 2001; Saunders 1992; Wilson et al. 1981). Posteriormente, durante la pubertad, los varones tienen alrededor de dos años más de crecimiento somático, durante el período en el cual se produce una aceleración en el crecimiento de su masa muscular. Por este motivo las zonas de inserción muscular son más robustas en los individuos masculinos, lo que ha sido utilizado frecuentemente para determinar el sexo a partir de las características de robusticidad del cráneo (Brothwell 1993; Buikstra y Ubelaker 1994; White y Folkens 1991).

A nivel esqueletal, se ve afectado el tamaño de los huesos y también puede producirse la disminución del dimorfismo sexual en las proporciones esqueletales. De todas formas, se ha documentado que la morfología de la pelvis se ve poco modificada por situaciones de estrés, permitiendo determinar el sexo de los individuos independientemente de las características de su contexto socioambiental (Brothwell 1993; Bruzek y Murail 2006; Ortner 2003; White y Folkens 1991). Este punto es de gran importancia para el desarrollo de los análisis bioarqueológicos, porque la evaluación del coxal es la única vía metodológica que otorga solidez a los resultados, de manera universal (Rosing et al. 2007). También se ha podido constatar que otro indicador dimórfico que se ve poco influido por los condicionamientos medioambientales y cuyo crecimiento está pautado en gran medida por la acción de los genes, es la dentición (Balciuniené y Jankauskas 1993; Hillson 1986, 1996; HussAshmore et al. 1982; Stini 1985). Por tal motivo, la determinación sexual a través del análisis dental es para este trabajo una alternativa de vital importancia, ya que el grado de preservación de esos elementos es mucho mayor para la Submuestra A que el de los huesos. Respecto de los objetivos específicos planteados en esta tesis, se propone que los individuos representados en la Submuestra A manifestarían un patrón dimórfico notorio, resultado del mantenimiento de adecuados niveles de salud (es decir, bajos niveles de estrés metabólico) durante las etapas de crecimiento. En ambientes en los cuales se generan situaciones de estrés ambiental, como los de clima desértico, los grupos móviles articulan estrategias de subsistencia y asentamiento que les permiten acceder a zonas de recursos alternativos. Teniendo en cuenta la información paleoambiental disponible, que da cuenta de un proceso de aridización general para el Holoceno tardío, el área de Lihué Calel puede haberse constituido en una de esas zonas, dadas sus particulares características bióticas y geomorfológicas (Berón 2004 a, 2007 c). Esta situación habría producido que las poblaciones que habitaron la zona utilizaran este locus de recursos y otros con condiciones similares, con mayor intensidad (Berón 1994 a; 2004 a), satisfaciendo en general las necesidades corporales básicas requeridas para mantenerse en un estado de buena salud. La adecuada situación metabólica se reflejaría en bajas prevalencias de los indicadores de estrés (Capítulo 11) y en un crecimiento y desarrollo normales, hecho visualizable a través de un claro dimorfismo sexual.

En situaciones de estrés metabólico de largo plazo durante las etapas de crecimiento, puede producirse una disminución marcada del dimorfismo sexual secundario, por lo que individuos de ambos sexos tenderán a parecerse en su tamaño corporal. Este proceso se produce porque las mujeres exhiben una mayor resistencia que los varones a inhibir su crecimiento ante situaciones socioambientales adversas, ya que su función reproductiva hace necesario el almacenamiento de reservas de grasa corporal como previsión para futuros embarazos. Por el contrario, los varones muestran cambios importantes en su constitución esquelética, desarrollo muscular, peso corporal y reserva adiposa, principalmente debido a su mayor tasa metabólica, lo que produce una mayor cantidad de energía consumida en relación a las mujeres. Como consecuencia de esto, su crecimiento puede verse más retardado, disminuyendo las diferencias dimórficas del fenotipo (Frayer y Wolpoff 1985; Hamilton 1982; Pucciarelli et al. 1993, 1996; Stini 1969, 1985). Este tipo de argumento ha sido propuesto para explicar la declinación en el dimorfismo sexual documentada por varias muestras esqueletales mesoamericanas prehistóricas, asociadas con un aumento del 125


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). (Brothwell 1993; Bruzek y Murail 2006; Buikstra y Mielke 1985; France 1997; Krogman e Isçan 1986; Rosing et al. 2007; Walker 2005). Sin embargo, es una estructura que generalmente no se preserva intacta, sobre todo el pubis, que es la porción más dimórfica del coxal, lo que reduce la aplicabilidad de las técnicas (Mays 1999; Murail et al. 1999).

9.3. Métodos tradicionales para la determinación sexual en adultos. Existen dos aproximaciones diferentes a la determinación sexual en adultos. Ambas poseen ventajas y desventajas, las cuales deben ser sopesadas respecto de las características de cada muestra osteológica, para identificar cuál de ellas es la más adecuada y ofrece las mejores posibilidades. Una de ellas puntualiza en las características morfológicas de la pelvis y el cráneo, y la otra, en las dimensiones de huesos y dientes (Slaus y Tomicic 2005). Algunos investigadores prefieren evaluar exclusivamente los rasgos morfológicos ya que no dependen del tamaño, mientras que otros eligen los métodos métricos, subrayando su objetividad y reproductibilidad (Bidmos y Asala 2004).

Phenice (1969) propuso un método que en la actualidad es ampliamente utilizado en los estudios bioarqueológicos. Se basa en las diferencias sexuales de la rama isquiopúbica y tiene en cuenta tres criterios: el aspecto ventral de la región de la sínfisis púbica, que forma un arco en los femeninos; la porción subpúbica de la rama, que es cóncava en las mujeres; y el aspecto mesial de la rama, que es amplia y lisa en los varones y rugosa en las mujeres (Figura 9.1.). El autor reporta una precisión de aproximadamente el 96 % de exactitud al aplicar esa técnica a una muestra de sexo conocido (Phenice 1969).

La mayoría de las propuestas metodológicas usualmente aplicadas en las investigaciones bioarqueológicas han sido generadas analizando muestras de dos colecciones osteológicas estadounidenses. Una de ellas es la Colección Terry, perteneciente a la Smithsonian Institution (Washington D.C., Estados Unidos), que está compuesta por aproximadamente 1700 esqueletos de momentos inmediatamente anteriores y posteriores a la guerra civil estadounidense; la otra es la Colección Hamann-Todd del Museo Cleveland de Historia Natural (Ohio), la cual contiene alrededor de 3000 esqueletos pertenecientes a individuos de ancestros europeos y africanos recuperados a principios del siglo XX, procedentes de varios hospitales locales y escuelas de medicina (Isçan y Miller-Shaivitz 1986; Mays 1999). A partir de todos estos estudios se ha podido establecer que tres áreas del esqueleto son las que pueden indicar el sexo con mayor precisión: en primer lugar el coxal, luego el cráneo y por último las medidas de algunas dimensiones de los huesos largos, especialmente los diámetros máximos de las cabezas femorales y humerales (Buikstra y Ubelaker 1994; Ferembach et al. 1980; Roberts y Manchester 1999; White y Folkens 1991). Krogman e Isçan (1986) y Ferembach et al. (1980) ofrecen un resumen detallado de las características de los métodos tradicionales aplicados en esas zonas del esqueleto.

Figura 9.1. Variables propuestas por Phenice (1969) para la determinación sexual en adultos mediante la evaluación del pubis (imagen modificada de Buikstra y Ubelaker 1994: 17).

9.3.1. Coxal. La mayoría de los investigadores coinciden en afirmar que el coxal, cuya anatomía está condicionada por su implicación reproductora, es el hueso más utilizado en los análisis cualitativos o morfológicos. Usualmente se lo identifica como el indicador más diagnóstico del esqueleto, ya que en la mayoría de los casos ofrece porcentajes de asignaciones correctas superiores al 90 %

Otra variable efectiva del coxal, muy utilizada por no comprometer al pubis y por lo tanto preservarse mucho mejor, es el ángulo de la escotadura ciática mayor, una hendidura ubicada inmediatamente al lado de la superficie auricular. En los individuos masculinos, es estrecha y muchas veces tiene forma de gancho, mientras que en los femeninos forma una curva amplia y puede alcanzar y hasta 126


Capítulo 9. Estructura demográfica de la muestra. Determinación sexual. exceder los 90° (Figura 9.2.). Además, la perpendicular tomada a partir de la línea que representa la anchura máxima de la escotadura hasta el punto de mayor profundidad, divide a la anchura en dos cuerdas aproximadamente iguales en los individuos femeninos, mientras que en los masculinos, la cuerda superior es mucho menor (Bordach 1989; Bruzek 2002; Buikstra y Ubelaker 1994; Campillo y Subirà 2004).

como por ejemplo el índice isquiopubiano de Washburn (1948), o el índice acetábulo/pubis propuesto por Schulter-Ellis et al. (1983). En general la longitud del pubis y la profundidad de la escotadura ciática mayor tiende a ser mayor en las mujeres y la longitud del isquion, mayor en los varones (Acsádi y Nemeskéri 1970; Ferembach et al. 1980). 9.3.2. Cráneo. El cráneo es una estructura ósea muy utilizada para determinar el sexo y tiene la ventaja respecto del coxal de que al fragmentarse suele conservar los rasgos que deben ser evaluados (Bruzek y Murail 2006). Aunque suele incluirse dentro del grupo de porciones esqueletales más dimórficas, no ofrece resultados tan satisfactorios como el coxal (France 1997). Las técnicas más usadas evalúan diferencias de robusticidad en diferentes partes de ese hueso, ya que el sistema muscular de los individuos masculinos deja huellas más notorias en sus inserciones en la cresta nucal, la apófisis mastoides, el arco superciliar y la glabela (Figura 9.4.).

Figura 9.2. Diferencias sexuales en la amplitud de la escotadura ciática mayor del coxal adulto (imagen modificada de Buikstra y Ubelaker 1994: 18).

Por último debe mencionarse la variable denominada “criterio del arco” (Figura 9.3.). Para relevarla es necesario comparar la ubicación del borde anterior de la superficie auricular con la del borde anterior de la escotadura ciática mayor. Si ambos bordes coinciden en formar un sólo arco, se trata de un coxal masculino, y si por el contrario pueden identificarse dos arcos claramente diferenciados, se trata de un coxal femenino (Bordach 1989; Bruzek 2002; Ferembach et al. 1980).

Figura 9.4. Diferencias sexuales de la cresta nucal, la apófisis mastoides, el arco superciliar y la glabela, en adultos (imagen modificada de Buikstra y Ubelaker 1994: 20).

Para la cresta nucal se debe observar la rugosidad de la zona posterior del occipital en norma lateral. Una mínima expresión, con una superficie externa suave, sin proyecciones óseas visibles, es una característica de los cráneos femeninos. En los individuos masculinos, la cresta nucal es masiva, robusta y se proyecta considerablemente desde la superficie de la bóveda. La apófisis mastoides es una protuberancia ubicada detrás del orificio auditivo. En los individuos masculinos es grande y robusta; tiene una longitud y un ancho varias veces mayor al diámetro del conducto auditivo. En los femeninos, es considerablemente más liviana y

Figura 9.3. Diferencias sexuales del “criterio del arco” en adultos (imagen modificada de Bruzek 2002: 161).

También se propusieron varios métodos (resumidos en Ferembach et al. 1980) que toman en cuenta las proporciones de diferentes partes del coxal y que ofrecieron porcentajes de clasificación muy altos, 127


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). morfológicos y métricos desarrollados para el coxal ofrecían resultados satisfactorios en muestras de procedencia diferente. Sutherland y Suchey (1991) aplicaron el método de Phenice (1969) en una muestra documentada de 1284 individuos contemporáneos de Estados Unidos, de ancestros europeos y africanos, obteniendo resultados muy satisfactorios (96 % de los casos correctamente identificados). De la misma manera Lovell (1989), con una muestra de 50 individuos, pudo identificar correctamente el 83 % de los casos, cifra que si bien no se acerca a la consignada por Phenice, se mantiene dentro de los valores satisfactorios. Encuentra la técnica repetible y las variables evaluadas fáciles de relevar. Además afirma que la precisión no está afectada por la experiencia previa del evaluador. La mayoría de las pruebas sobre el coxal en diferentes poblaciones arrojaron resultados similares (v.g. Patriquin et al. 2003). Recientemente, Walker (2005) evaluó la importancia de la escotadura ciática mayor como marcador sexual. Analizó 296 esqueletos pertenecientes a dos muestras de procedencias diferentes, la Colección Hamann-Todd y la Colección de la Iglesia de St. Bride en Londres y a pesar de identificar ciertas diferencias dimórficas al comparar ambas muestras, encontró diferencias sexuales claras, con el 88 % de los masculinos y el 91 % de los femeninos correctamente identificados.

aguzada; en su expresión mínima se proyecta sólo una pequeña distancia por debajo del margen inferior del conducto auditivo. El arco superciliar se ubica en la porción superior de la órbita. En su expresión mínima, característica de los individuos femeninos, el borde es agudo, mientras que en su máxima expresión, perteneciente a los masculinos, tiene un margen ancho y redondeado. Por último, la glabela se ubica en la región supraorbital, en el hueso frontal. Una prominencia mínima y suave es característica del individuo femenino, mientras que una prominencia masiva, formando una proyección redondeada, caracteriza a los masculinos (Acsádi y Nemeskéri 1970; Bordach 1989; Buikstra y Ubelaker 1994; Campillo y Subirà 2004; Ferembach et al. 1980; Rosing et al. 2007). También se han desarrollado algunos métodos métricos (por ejemplo Giles y Elliot 1963), pero en general no han sido sistemáticamente aplicados porque sólo pueden ser aplicados en cráneos muy bien preservados y porque se ha constatado cierta variación poblacional (Ferembach et al. 1980). 9.3.3. Huesos largos. Las únicas técnicas métricas utilizadas sistemáticamente en otros huesos además del cráneo y el coxal requieren de la medición de los diámetros vertical y/o transverso de las cabezas femoral y humeral. El diámetro vertical es la distancia máxima existente entre los bordes proximal y distal de la cara articular de la cabeza, y el diámetro transverso, la distancia máxima de la superficie articular a 90° de la anterior (Krogman 1962; Thieme 1957). A pesar de su recurrente aplicación para la determinación sexual, debe subrayarse que existe una variación importante en los valores registrados para varones y mujeres en diferentes muestras del mundo, por lo que es importante tener en cuenta posibles variaciones interpoblacionales al aplicar estos métodos. De todas formas, este conjunto de técnicas ofrece resultados más consistentes que los derivados de las evaluaciones métricas de otros huesos del esqueleto postcraneal, cuando son aplicados directamente, sin ningún tipo de pretesteo o corrección, a muestras diferentes a las que les dieron origen. 9.4. Puesta a prueba de los tradicionales en muestras diversas.

También se pusieron a prueba las técnicas métricas sobre coxales de diferentes procedencias, como la Colección forense Weisbach del Museo de Historia Natural de Viena (Seidler 1980), la Colección Coimbra de Portugal (Albanese 2003), individuos de ancestros europeos y africanos de Sudáfrica (Patriquin et al. 2005) y estadounidenses contemporáneos de origen diverso (Luo 1995). En general los resultados son más variables respecto de los obtenidos con los métodos morfológicos, pero de todas formas la mayoría se incluye dentro de niveles aceptables de dimorfismo (mayores al 75-80 %). Es interesante mencionar que SegebarthOrban (1980), evaluando coxales de individuos belgas y franceses contemporáneos, es el único investigador que identifica altos valores de dimorfismo en isquion y muy bajos en pubis, contradiciendo las conclusiones generales del resto de los análisis. Respecto del cráneo, Gulekon y Turgut (2003) identificaron variaciones poblacionales importantes en la protuberancia occipital externa, concluyendo que la determinación sexual sólo es confiable en los casos extremos y que la mayoría de los cráneos no pudieron ser identificados. Rogers (2005) analizó 17 variables cualitativas en cráneos del cementerio de la iglesia anglicana de St. Thomas, Belleville, Canadá. Algunas de ellas, como el arco superciliar, ofrecieron muy buenos resultados, mientras que

métodos

El largo debate sobre la existencia o no de distorsiones importantes en los perfiles paleodemográficos inferidos (ver Capítulo 5) promovió el desarrollo de nuevas técnicas para determinar el sexo y estimar la edad, y el testeo de las ya existentes en otras poblaciones. Una serie de estudios se realizaron para evaluar si los métodos 128


Capítulo 9. Estructura demográfica de la muestra. Determinación sexual. Kjellstrom 2004; Mays y Cox 2000; Murail et al. 1999; Walker 1995).

otras rutinariamente evaluadas en los análisis bioarqueológicos, como la cresta nucal y la apófisis mastoides, no permitieron conocer el sexo en la mayoría de los casos. En general los estudios realizados sobre cráneos insisten en sugerir mayores niveles de variabilidad respecto del coxal y una mayor incidencia de variables contextuales en la manifestación de las características dimórficas (Walrath et al. 2004). Esta mayor variabilidad puede deberse a que el cráneo no cumple una función reproductiva como el coxal, por lo que su morfología no necesita mantenerse dentro de ciertos límites estructurales básicos, y a que los efectos del tipo de dieta impactan fuertemente en la estructura muscular de la zona perimandibular. La ingesta de alimentos abrasivos y duros produce una mayor masa muscular y por lo tanto un mayor desarrollo de las éntesis del aparato masticatorio, factor que incide en el grado de dimorfismo sexual craneano (Meindl et al. 1985 b).

9.5. Métodos alternativos para la determinación sexual en adultos. Muchas muestras bioarqueológicas contienen una cantidad variable de restos deteriorados, fragmentados o mezclados. El coxal, el cráneo y las epífisis proximales de fémur y húmero presentan características de tamaño, forma y densidad que las hacen altamente susceptibles al deterioro parcial o total, como se vio en el Capítulo 7. Usualmente no son recuperados intactos, en cuyo caso la determinación sexual mediante la aplicación de las metodologías tradicionales sólo puede realizarse con una fracción de la muestra (Alemán Aguilera et al. 2000). Por estos motivos, la generación y puesta a prueba de métodos alternativos sigue siendo un área de investigación muy activa. En las últimas décadas se han realizado numerosos trabajos que tienen por objetivo desarrollar técnicas novedosas que evalúan porciones anatómicas alternativas, no previamente exploradas. La mayoría de ellas se basa en las características métricas de esos elementos, aunque algunas también evalúan algunos rasgos morfológicos (Bruzek y Murail 2006; France 1997; Wright y Yoder 2003).

Meindl et al. (1985 b) pudieron establecer en una muestra de cráneos de la Colección Hamann-Todd, que los individuos de mayor edad presentaban una morfología general más masculina, independientemente del sexo del individuo, debido a los cambios hormonales que se producen en las mujeres luego de la menopausia. Otros autores han identificado tendencias similares en otras poblaciones (v.g. Kjellstrom 2004). Duric et al. (2005) analizaron individuos recuperados de fosas comunes de Batajnica, cerca de Belgrado, que fueron asesinados en el año 1999 durante los conflictos bélicos de la ex Yugoslavia. En este caso particular pudieron establecer claramente que mientras que el coxal es el mejor indicador sexual del esqueleto, el cráneo no presenta ningún dimorfismo, por lo que no es una herramienta confiable en esa población. Resultados similares, con altos niveles de dimorfismo en coxal y bajos en el cráneo, fueron obtenidos en una muestra arqueológica procedente del cementerio de La Falda, provincia de Jujuy (Barboza et al. 2002 b, 2004).

Todas las investigaciones sobre el tema subrayan el carácter específico desde el punto de vista poblacional de cada método, es decir que no es aceptable aplicarlos directamente y sin puesta a prueba previa en muestras cuyas características dimórficas difieren de aquellas utilizadas para generarlos, ya que “una aplicación indiscriminada de los estándares sobre los que se basan los estudios osteométricos y una consideración no crítica de los resultados puede influir significativamente en la confiabilidad y comparabilidad de los datos obtenidos“ (Barboza et al. 2002 b: 89).

A partir de estos y otros trabajos, puede concluirse que la cintura pélvica es el sector del esqueleto que ofrece mejores resultados independientemente de la población de referencia. Es decir que los métodos morfológicos descriptos en la sección 9.3.1. pueden ser aplicados con confianza en muestras arqueológicas. Por el contrario, respecto del cráneo los resultados son mucho más variables: mientras que en algunos casos se acercan en sus niveles de precisión a los del coxal, en otros pueden producir importantes sesgos en los patrones demográficos inferidos si son usados aisladamente (Mays y Cox 2000; Murail et al. 1999). Por este motivo, cuando coxales y cráneos analizados en conjunto ofrecen resultados disímiles, debe darse prioridad siempre a la información del primero de ellos (Bruzek 2002;

Es decir que sólo tienen validez para aplicar directamente en poblaciones con una rubusticidad y niveles de dimorfismo sexual similares (Bruzek y Murail 2006; Celbis y Agritmis 2006; Ferembach et al. 1980; Isçan et al. 1998; Mays y Cox 2000). Por ejemplo Isçan et al. (1998) compararon una técnica cuantitativa para determinar el sexo a partir del análisis del húmero en muestras de poblaciones chinas, tailandesas y japonesas y confirmaron la existencia de importantes diferencias en el tamaño y las proporciones métricas entre ellas. Las muestras chinas son las que presentan las mayores dimensiones óseas, pero a su vez son las menos 129


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). esternón (Jit et al. 1966), las costillas (Cologlu et al. 1998; Koçak et al. 2007), el acetábulo del coxal (McDermott 2001; Murphy 2000; Nagesh et al. 2007), el isquion (Rissech et al. 2003), la hendidura intercondilar del fémur (Baker et al. 1990), la rótula (Bidmos et al. 2005; Introna et al. 1998; KemkesGrottenthaler 2005), los diámetros de las diáfisis de los huesos largos (Black 1978; Safont et al. 2000) y los huesos de los dedos de la mano (Smith 1996) y del pie (Smith 1997) tomados en conjunto. Otra serie de métodos métricos para huesos largos, omóplato, clavícula, esternón, vértebras, sacro se describe en Ferembach et al. (1980), Bordach (1989) y France (1997). De esta manera se observa el esfuerzo por desarrollar métodos alternativos para determinar el sexo, aunque para la mayoría de ellos los resultados obtenidos sólo son satisfactorios al aplicarlos en muestras de procedencia similar.

dimórficas, mientras que las tailandesas, por el contrario, son las más dimorficas y las que arrojaron valores métricos más bajos. Esto ejemplifica la ausencia de correlación entre tamaño corporal y grado de dimorfismo sexual. Otra conclusión interesante es que la precisión de las clasificaciones disminuyó en todos los casos cuando las fórmulas generadas para un grupo fueron aplicadas a los otros (Isçan et al. 1998). Entre las ventajas de los métodos métricos deben subrayarse la posibilidad de incluir los conjuntos fragmentados en los estudios paleodemográficos y la reducción del juicio subjetivo inherente a la determinación sexual por caracteres cualitativos. Además, las mediciones son repetibles y no es necesario tener experiencia previa para el relevamiento de las medidas, ya que el procedimiento de toma de datos es sencillo y la definición de las variables muy clara (Ferembach et al. 1980; Isçan 2005; Slaus y Tomicic 2005; Slaus et al. 2003; Steyn e Isçan 1999).

Además del entrecruzamiento de la información obtenida de los elementos postcraneales, el análisis métrico de la dentición para determinar el sexo fue de especial importancia para el desarrollo de esta tesis, ya que su tamaño no se ve modificado una vez completado el proceso de formación y calcificación (Garn et al. 1964; Vodanovic et al. 2007). Se ha sugerido que el dimorfismo sexual dental deriva principalmente de una duración más prolongada del proceso de amelogénesis de los varones (Harris et al. 2001). Numerosas investigaciones han demostrado que, si bien las variaciones lineales entre sexos son pequeñas, existen diferencias estadísticamente significativas en algunas de ellas, en poblaciones de diferentes regiones del mundo (Ling y Wong 2007). Sin embargo, no ha habido mucho avance en la aplicación de esas técnicas en conjuntos arqueológicos. El principal obstáculo estriba en que el grado de dimorfismo sexual aquí también presentaría una importante variación interpoblacional, por lo que la aplicabilidad de las metodologías en general quedaría restringida a las mismas poblaciones a partir de las cuales se desarrollaron (González Martín 1999; Hillson 1986; Kondo y Townsend 2004; Saunders et al. 2007; Schwartz y Dean 2005). En general, para la dentición permanente los caninos en primer lugar, seguidos por los segundos molares, muestran la mayor proporción de dimorfismo sexual en la mayoría de las muestras analizadas (Acharya y Mainali 2007; Frayer y Wolpoff 1985; Garn et al. 1964; Isçan y Kedici 2003; Jagu 1987; Saunders et al. 2007). Otra situación prácticamente universal indica que los diámetros bucolinguales muestran mayor dimorfismo sexual que los mesiodistales (Ferembach et al. 1980; Frayer y Wolpoff 1985; Isçan y Kedici 2003; Kondo y Townsend 2004). Los valores más altos de dimorfismo dental pertenecen a grupos horticultores/agricultores de la Europa Neolítica, con un 12,2 %, y a cazadores-

Prácticamente todos los huesos del esqueleto humano han sido analizados para desarrollar métodos cuantitativos para determinar el sexo (France 1997). El procedimiento estadístico más utilizado es el análisis de funciones discriminantes, el cual implica la generación de ecuaciones matemáticas y la obtención de valores que permiten determinar el sexo al compararlo con un punto de corte anteriormente establecido (Bidmos y Asala 2004). Los resultados de estos estudios han mostrado tasas variables en la precisión de los resultados (Asala 2002; France 1997), dependiendo de la procedencia poblacional de las muestras a partir de las cuales se generaron. Como se describe más adelante, en esta tesis se evalúa la aplicabilidad de varias técnicas cuantitativas para determinar el sexo, las cuales tienen en cuenta huesos de diferentes porciones anatómicas del esqueleto y han sido elegidas en función de los elementos mejor preservados en la muestra. Además de estos métodos, descriptos en la sección 9.7.1.1., otros no utilizados en este caso han sido desarrollados en muestras diversas para evaluar por ejemplo la porción petrosa y el conducto auditivo del temporal (Graw et al. 2005; Kalmey y Rathburn 1996; Lynnerup et al. 2006; Norén et al. 2005; Wahl y Graw 2001), los huesos del oído (Sakalinskas et al. 1995), la rugosidad de región supranasal (Schiwy-Bochat 2001), el hueso palatino (Burris y Harris 1998), el agujero occipital (Holland 1986), la mandíbula (con la formulación original de Loth y Henneberg (1996, 1998) y puestas a prueba posteriores en diferentes poblaciones de Balci et al. (2005), Donnelly et al. (1998), Franklin et al. 2007), Hill (2000), Indrayana et al. (1998), KemkesGrottenthaler et al. (2002), Koski (1996), la fosa romboidea de la clavícula (Rogers et al. 2000), el 130


Capítulo 9. Estructura demográfica de la muestra. Determinación sexual. Rosing et al. 2007). En este caso, el ilion y el cráneo tampoco quedan exentos de este inconveniente, a diferencia de lo que ocurre con los adultos, por lo que los procedimientos metodológicos para poner a prueba los métodos aplicados debieron desarrollarse de otra forma, como se describe más adelante.

recolectores de Libben y Glacial Kame, con 10,7/11,1 % (Frayer y Wolpoff 1985), aunque en general los valores oscilan entre el 1 y el 5 % (Garn et al. 1967). 9.6. La determinación sexual en individuos subadultos.

Numerosos estudios intentaron ofrecer soluciones a estos problemas (Weaver 1997). La mayoría de ellos aplica en subadultos técnicas desarrolladas originalmente para adultos (Loth y Henneberg 2001; Molleson et al. 1998), aunque también se han realizado intentos con otras definidas exclusivamente para esqueletos inmaduros (por ejemplo Kósa 1995). En general focalizan en el análisis morfométrico del ilion, de la mandíbula (Boucher 1957; Fazekas y Kósa 1978; Holcolm y Konigsberg 1995; Loth y Henneberg 2001; Pizani Palacios 1996; Ridley 2002; Schutkowski 1993), del cráneo (Molleson et al. 1998; Ridley 2002) y de los dientes (Black 1978; De Vito y Saunders 1990; Rosing 1983).

La determinación del sexo de individuos subadultos ha generado mucho debate principalmente desde mediados del siglo pasado. Las opiniones de los investigadores abocados a este tema son opuestas y contradictorias, por lo que el desarrollo de metodologías confiables es uno de los grandes escollos que se ha intentado resolver en las últimas décadas (González Martín 1999; Rosing et al. 2007; Saunders 1992). Como se mencionó anteriormente, el dimorfismo sexual es consecuencia de las diferencias en la secreción de hormonas entre varones y mujeres (Mays y Cox 2000). Dado que los niveles de producción de andrógenos en los primeros son bajos antes de la pubertad, el dimorfismo sexual previo a ese período es mucho menor que en la adultez (Holcolm y Konigsberg 1995; Saunders 1992). De todas formas, se propone en esta tesis que la aplicación en conjunto de técnicas que tienen en cuenta aspectos tanto cualitativos como cuantitativos y que evalúan diferentes porciones de los elementos analizados, permite obtener resultados de interés sobre la pertenencia sexual de los individuos subadultos. Se analizan diferentes variables métricas y no métricas del ilion, la mandíbula y la dentición, con el objetivo de identificar aquellos rasgos que presentan dimorfismo sexual y descartar los que arrojan resultados ambiguos.

La formación y calcificación de las coronas de los dientes definitivos se producen durante las etapas de crecimiento y desarrollo, por lo que suelen recuperarse en entierros de subadultos. Por ese motivo, además del ilion y la mandíbula se ha propuesto que los dientes pueden ofrecer valores dimórficos importantes (Rodríguez Martín 1999). Aunque los valores del dimorfismo sexual en la dentición decidua son menores, las consideraciones planteadas para la dentición permanente son igualmente pertinentes, es decir, que los individuos masculinos tienen dientes más grandes que los femeninos (Black 1978; Kondo y Townsend 2004). Margetts y Brown (1978) indican que los mayores valores de dimorfismo registrados para la dentición decidua pertenecen al diámetro bucolingual coronal de los primeros molares superiores de los aborígenes australianos, con un promedio de 5,81 %.

Uno de los problemas más importantes se vincula con la obtención de resultados con niveles altos de precisión. La opinión generalizada establece que no es posible generar información valiosa puesto que los métodos usualmente utilizados no ofrecen altos grados de confiabilidad. Recurrentemente se sostiene que, a pesar de que existen diferencias morfológicas en el esqueleto entre sexos desde edades tempranas, éstas no alcanzan un nivel suficiente de dimorfismo como para que la aplicación de las técnicas que las evalúan pueda ser catalogada como “confiable” antes de la pubertad (Bass 1987; Bruzek y Murail 2006; Ferembach et al. 1980; Pickering y Bachman 1997; Scheuer y Black 2000 a y b, 2004; Ubelaker 1974).

Molleson (1993, en Mays 1999) pudo determinar el sexo de individuos mayores a 6 años en el cementerio romano británico de Poundbury, Dorset (siglos III y IV DC). Realizó un diagrama bivariado de dispersión de los diámetros mesiodistal y bucolingual del canino inferior para varones adultos, mujeres adultas y niños, y de esa manera pudo identificar patrones dimórficos claros en el conjunto de los subadultos. De todas formas, Mays (1999) plantea que la situación de Poundbury podría ser excepcional porque en la mayoría de los casos el grado de dimorfismo sexual en la dentición sería insuficiente como para determinar el sexo sólo a partir de un grafico bivariado de las dimensiones de un solo diente. Por ese motivo se han desarrollado funciones discriminantes que analizan las dimensiones de varios dientes, de manera de

Además, para los subadultos deben tenerse en cuenta los mismos resguardos que en el caso de los adultos en lo que respecta a que las garantías de la aplicabilidad de las técnicas desarrolladas quedan restringidas a la misma población para la que se han generado (González Martín 1999; 131


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). sexo real del individuo. La estrategia implementada siguió los lineamientos generales de propuestas previas (Hamilton 1982; Murail et al. 1999; Ortner 2003; Ortner y Putschar 1985).

combinar las mediciones con el objetivo de maximizar la separación entre sexos. En muchos conjuntos arqueológicos el porcentaje correctamente clasificado mediante la aplicación de este procedimiento puede llegar hasta el 80 o 90 % (v.g. Rodríguez Martín 1999; Rosing 1983), pero al requerir la medición de varios dientes de un mismo individuo, estas propuestas no son útiles para casos como el de la Submuestra A.

En este caso se analizaron todos los individuos adultos de la Submuestra B (entierros 1, 2, 3, 4, 6, 7, 10, 12, 13, 15, 19, 20, 22, 24, 25, 26, individuo 1 del entierro 16, los cinco individuos del Conjunto 21/23 y los dos individuos del entierro 27 del sitio Chenque I; y los entierros del sitio La Lomita y del sitio 3 de la Localidad Tapera Moreira; Tabla 4.5.). El procedimiento metodológico aplicado fue el siguiente: en una primera instancia, se tomaron las medidas requeridas por cada método y se aplicaron las fórmulas originales a los individuos de la Submuestra B. Todas las medidas inferiores a los 10 cm fueron relevadas con un calibre vernier que tiene un error de 0,02 mm, mientras que para longitudes mayores se utilizó una tabla osteométrica. Se determinó el sexo teniendo en cuenta la propuesta del trabajo original. Se trata de funciones discriminantes cuyo resultado debe ser comparado con un punto de corte previamente establecido, para de esa manera inferir el sexo probable (v.g. Steele 1976). La única excepción es la propuesta para metatarsos de Robling y Ubelaker (1997), en cuyo caso se deben ingresar los valores de las medidas en dos fórmulas, una previamente asignada a los individuos femeninos y otra a los masculinos, correspondiendo el sexo probable al de la fórmula que arroja el resultado más elevado.

Para determinar el sexo en subadultos a través de la dentición es necesario partir del supuesto que considera que el tamaño de los dientes es similar a los de los adultos del mismo sexo. Mediante experimentos con animales pudo observarse que el tamaño dental puede en algunas ocasiones verse reducido por factores como una nutrición deficiente durante el desarrollo corporal (Mays 1999). En seres humanos hay alguna evidencia de que la salud de la madre puede afectar las dimensiones de la corona de los dientes que se están desarrollando durante la etapa fetal (Garn et al. 1979). El potencial de sesgo por mortalidad se produce porque los individuos que sufrieron condiciones de salud menos favorables tienden a morir antes, lo que ocasiona que aquellos que murieron durante su subadultez pueden tener dientes de menores dimensiones (Saunders y Hoppa 1993). Si bien son pocos los casos arqueológicos que presentan esta situación (Guagliardo 1982; Pérez-Pérez y Walker 1988), este posible agente de distorsión no debe ser descartado a priori.

Una vez inferido de esa forma el sexo de cada individuo de la Submuestra B, se compararon esos resultados con los obtenidos a través de los métodos convencionales y se calcularon los porcentajes de clasificación correcta de cada método alternativo para cada sexo. Un criterio para determinar el umbral mínimo aceptable de casos clasificados como correctos puede ser establecido en un 50 % mejor que la aleatoriedad, es decir, alrededor de un 75 % (Saunders 1992). De esta manera, si para cada sexo los porcentajes de casos correctamente asignados eran mayores al 75 %, se consideró que las asignaciones sexuales derivadas de ese método, aplicado a la Submuestra B, eran confiables. Cuando la precisión en los resultados es alta para un sexo y baja para el otro, la aplicación del método suele no ser satisfactoria al aplicarlo en otra muestra de igual procedencia (Albanese et al. 2005). En este caso, si los porcentajes para al menos uno de los dos sexos resultó ser menor al 75 %, se procedió a establecer un nuevo punto de corte para las funciones discriminantes, teniendo en cuenta las características dimórficas de la Submuestra. Ante esta situación, las fórmulas de Robling y Ubelaker (1997) fueron directamente descartadas.

9.7. Material y métodos. 9.7.1. Individuos adultos. Como se mencionó en el Capítulo 8, para la determinación sexual se vuelve prioritario desarrollar una aproximación multifactorial cuando el esqueleto se encuentra poco deteriorado, esto es, evaluar las características sexuales en las porciones anatómicas más dimórficas, para de esa manera obtener resultados más confiables. Lamentablemente, esta propuesta no puede aplicarse para casos como el de la Submuestra A, dado que el patrón de distribución de los restos no permite asegurar la asociación requerida. La Submuesta B sí pudo ser analizada desde el punto de vista multifactorial, para lo cual se evaluaron las variables morfológicas descriptas en el punto 9.3., dando prioridad a los resultados obtenidos a partir de la observación del coxal. De esta manera se obtuvo la información referida al sexo de los individuos, resumida en la Tabla 4.5. Estos datos permitieron desarrollar un segundo paso metodológico, el cual consistió en su comparación con los resultados de los métodos cuantitativos descriptos en los próximos acápites. En esta etapa la información obtenida a partir de los métodos tradicionales fue tratada como si correspondieran al 132


Capítulo 9. Estructura demográfica de la muestra. Determinación sexual. El nuevo punto de corte fue identificado como el promedio de los resultados extremos y acertados más cercanos de ambos sexos (es decir, el valor más alto correspondiente a los individuos femeninos y el más bajo de los masculinos), el cual fue utilizado para recalcular los porcentajes de asignación correcta. Este procedimiento sigue los lineamientos propuestos por Albanese et al. (2005). Se excluyeron en este procedimiento los valores extremos que se alejaban significativamente del conjunto de resultados obtenidos para cada sexo. Nuevamente, si los porcentajes fueron con este nuevo umbral discriminatorio mayores al 75 % para ambos sexos, se agregó la fórmula al grupo de los métodos confiables, mientras que si al menos uno de los dos sexos presentó porcentajes menores al 75 %, la fórmula fue definitivamente descartada.

comparó en cada caso la cantidad de asignaciones masculinas y femeninas obtenidas y se determinó el sexo según el valor más alto de asignaciones. Los casos en los que la cantidad de determinaciones para ambos sexos fue la misma, ese elemento se asignó como indeterminado. Este es el procedimiento más adecuado cuando se debe decidir qué función aplicar en casos arqueológicos, ya que la conjunción de los resultados de varias funciones contribuye a una determinación confiable (Bruzek 1995; Purkait y Chandra 2004; Trancho et al. 1997). Mediante todo este procedimiento se extremaron los esfuerzos para validar la aplicación de metodologías adecuadas, de manera tal que fue posible minimizar los efectos distorsionantes que la estructura de la muestra de origen puede producir en las inferencias realizadas.

La generación de un nuevo punto de corte, específico para cada muestra, es un procedimiento desarrollado por primera vez por Steele (1976). Utilizando restos de la Colección Terry, planteó una serie de fórmulas para determinar el sexo mediante el calcáneo y el astrágalo y pudo determinar que la única variable aislada que ofrecía porcentajes altos de casos correctamente identificados era la longitud máxima del astrágalo, con un punto de corte de 52 mm. Luego puso a prueba ese procedimiento en una muestra procedente de la aldea protohistórica arikara de Larson (Estados Unidos). Como el promedio de las longitudes del astrágalo no diferían significativamente de las de la Colección Terry, el mismo punto de corte fue usado y se pudo identificar correctamente el sexo en el 85 % de los individuos. Por otra parte, en otra muestra compuesta por restos procedentes de dos sitios pueblo del sudeste de Estados Unidos (Pueblo Bonito y Hawikuh), fue necesario redefinir el punto de corte en 47 mm. De esa manera se pudo determinar correctamente el 80 % de los individuos de la muestra. Con esta corrección, la precisión final fue similar a la original, por lo que el autor estableció que para cualquier población, la función discriminante puede funcionar satisfactoriamente luego de recalcular un nuevo punto de corte si la muestra difiere en tamaño respecto de la original. A pesar de que algunos investigadores se oponen a este tipo de modificaciones (v.g. Murail et al. 1999), este procedimiento ha sido aplicado en varios estudios osteológicos (v.g. Calcagno 1981; Uytterschaut 1986). Toda la información relevante referida a este procedimiento fue compendiada en las tablas del Apéndice II y se analiza más adelante en la sección 9.8.

Los resultados de los métodos cuantitativos pueden verse afectados por errores generados por el investigador en el momento de la medición de las variables. Para evaluar el grado de incidencia de este fenómeno, se eligieron para cada variable relevada 30 casos (o la muestra total para aquellas variables representadas en menos de 30 casos) con el objetivo de calcular el error intraobservador. Cada variable fue relevada dos veces y cada conjunto de observaciones se realizó con una semana de diferencia de la siguiente como mínimo. Los elementos fueron medidos ordenándolos al azar para evitar condicionamientos provenientes del relevamiento de los datos previos. Para llevar a cabo las pruebas estadísticas se utilizó el programa R 1.9.1. (Paradis 2003). La prueba estadística aplicada en cada caso fue el Coeficiente de Correlación Intraclase (CCI), cuyos valores varían entre 0 y 1 (cuanto más cerca de 1, mejor es la concordancia entre el par de medidas) (Norman y Streiner 1992; Zar 1999). A continuación se describen los métodos aplicados a la Submuestra B para evaluar la confiabilidad de los resultados. Dado que el tamaño de la muestra analizada varió para cada método, sus valores son descriptos en cada caso particular. Allí también se definen las variables consideradas en cada fórmula. Se excluyeron los elementos que presentaban algún tipo de patología en las zonas donde se debían realizar las mediciones. 9.7.1.1. Métodos cuantitativos puestos a prueba. 9.7.1.1.1. Miembro superior.

postcraneales

En la Tabla 9.1. se describen las características básicas de los métodos aplicados para los elementos del miembro superior. Se han elegido propuestas desarrolladas para poblaciones contemporáneas diversas (españoles, estadounidenses e ingleses) y para una muestra arqueológica (procedente de Illinois, Estados Unidos). Estos métodos toman en cuenta la

Mediante este procedimiento se identificó un conjunto de fórmulas que permitió determinar en forma confiable el sexo en la Submuestra B, el cual posteriormente fue aplicado a la Submuestra A. Dado que en ocasiones varias fórmulas pudieron ser aplicadas a un mismo elemento óseo, se 133


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

Masculinos Referencia Alemán Aguilera et al. (2000) Berrizbeitia (1989) Trancho et al. (2000) López-Bueis et al. (2000) Falsetti (1995) Stojanowski (1999) Wilbur (1998) Scheuer y Elkington (1993)

Procedencia y lugar de depósito Españoles contemporáneos. Cementerio de San José de Granada, Granada, España. Estadounidenses contemporáneos de ancestros europeos y africanos. Colección Terry. Museo de Historia Natural, Smithsonian Institution. Españoles contemporáneos. Universidad Complutense, España Estadounidenses contemporáneos de ancestros europeos y africanos. Colección Terry. Museo de Historia Natural, Smithsonian Institution. Estadounidenses contemporáneos de ancestros europeos y africanos. Universidad de Nueva México. Cuatro sitios arqueológicos del Estado de Illinois. Universidad de Indiana (Bloomington) Ingleses contemporáneos

Femeninos

Total

Huesos analizados

N

%

N

%

N

%

HU

45

62,5 a 96,9

50

75,6 a 100

95

71,2 a 96,7

ND

ND

ND

ND

567

96

266 66

87,8 a 100 84,2 a 95,9

76 76

93,6 a 100 87,1 a 97,9

342 142

91,2 a 97,8 90,8 a 94,3

109

ND

103

ND

212

84,3 a 92

77

ND

45

ND

122

74 a 90

125

ND

151

ND

276

71,4 a 89,7

33

ND

27

ND

60

74 a 94

RA CU

MC

MC y 1FPM

Tabla 9.1. Métodos cuantitativos puestos a prueba para el miembro superior adulto, con su información original acerca de las muestras utilizadas. Referencias: HU: Húmero; RA: Radio; CU: Cúbito; MC: Metacarpo; 1FPM: Primer falange proximal de la mano; N: Número de individuos; %: Porcentaje de individuos correctamente diagnosticados; ND: No disponible.

134


Capítulo 9. Estructura demográfica de la muestra. Determinación sexual. Las fórmulas de Stojanowski (1999) son las que mejores resultados ofrecieron, mientras que las de Falsetti (1995) y Scheuer y Elkington (1993) presentaron algunas inconsistencias. Esto puede deberse a que estos dos trabajos usaron muestras de la Colección Terry, que no es una población actual, y de individuos británicos, respectivamente (Tabla 9.1.), desarrollando fórmulas probablemente inadecuadas para aplicar en otras poblaciones.

mayoría de los huesos del miembro superior: el húmero (Alemán Aguilera et al. 2000), el radio (Berrizbeitia 1989; Trancho et al. 2000), el cúbito (López-Bueis et al. 2000), los metacarpos y la primer falange proximal de la mano (Falsetti 1995; Scheuer y Elkington 1993; Stojanowski 1999; Wilbur 1998). Se trata de muestras amplias de procedencia conocida cuyo análisis arrojó asignaciones correctas superiores al 70 %. Las propuestas ofrecen funciones discriminantes uni y multivariadas que tienen en cuenta la diversidad de estados de fragmentación que pueden presentar los elementos. Las fórmulas univariadas son útiles para aplicar en muestras muy fragmentadas, así como también varias fórmulas bivariadas que toman en cuenta dimensiones de porciones óseas acotadas (v.g. diámetros vertical y transversal de la cabeza humeral). Además, la inclusión de los metacarpos y de la primer falange proximal es de suma importancia ya que tienden a recuperarse enteros en mayores frecuencias que los huesos largos, dado su menor tamaño relativo.

9.7.1.1.2. Miembro inferior. En este caso se han tenido en cuenta fórmulas desarrolladas para poblaciones de diferentes procedencias. Además de algunas técnicas generadas a partir del análisis de muestras de españoles y estadounidenses contemporáneos, se incluyen también otras de guatemaltecos contemporáneos de zonas rurales, de portugueses preindustriales y de los siglos XIX y XX y de sitios arqueológicos procedentes del estado de Illinois y de Nueva Zelanda. De esta manera se buscó ampliar el espectro de variabilidad dimórfica relevada, para identificar aquellas técnicas más adecuadas para este caso particular. Estas propuestas ofrecieron valores de asignación correcta en las muestras originales superiores al 63 % (Tabla 9.2.).

Los elementos del miembro superior más analizados en la literatura han sido el húmero y los metacarpos. Para el primero cabe destacar la generación de funciones discriminantes específicas para poblaciones contemporáneas de Guatemala (Ríos Frutos 2005), Sudáfrica (Steyn e Isçan 1999) y Alemania (Mall et al. 2001). En cuanto a los metacarpos, Falsetti (1995) y Scheuer y Elkington (1993) generaron funciones discriminantes basadas en múltiples mediciones, mientras que la fórmula propuesta por Wilbur (1998) sólo requiere de la medición de la longitud máxima. Esto implica que el hueso debe estar entero, lo que es contradictorio con el uso potencial de estos métodos en muestras que contienen huesos fragmentados. En este sentido la propuesta de Stojanowski (1999) constituye un avance importante sobre estos trabajos, ya que permite utilizar fragmentos de metacarpos para establecer las estimaciones sexuales, ofreciendo una precisión similar de los resultados originales. El autor generó siete funciones discriminantes independientes para cada metacarpo según diferentes posibilidades de preservación.

También se buscó que la mayoría de los huesos del miembro inferior quedaran representados, por lo que se eligieron fórmulas para el fémur (Ríos Frutos 2003; Seidemann et al. 1998; Trancho et al. 1997), tibia (Bruzek 1995; Holland 1991), peroné (Robledo et al. 2000), astrágalo (Murphy 2002 a; Silva 1995; Steele 1976; Wilbur 1998), calcáneo (Introna et al. 1997; Murphy 2002 b; Silva 1995; Steele 1976; Wilbur 1998) y metatarsos (Robling y Ubelaker 1997; Wilbur 1998) (Tabla 9.2.). Estos métodos para el miembro inferior también han sido desarrollados teniendo en cuenta las posibilidades de fragmentación de cada elemento óseo. De la misma manera que las fórmulas para el miembro superior, muchas de ellas permiten relevar porciones acotadas de los huesos largos. Además, los astrágalos y los calcáneos son dos de los huesos que mejor se preservan, por ello la mayor cantidad de fórmulas elegidas para relevarlos. Los metatarsos también son huesos muy útiles en este caso ya que se registraron altas frecuencias de hallazgo en el sitio Chenque I.

Burrows et al. (2003) aplicaron los métodos de Falsetti (1995), Scheuer y Elkington (1993) y Stojanowski (1999) en una muestra contemporánea de individuos estadounidenses de ancestros europeos para determinar cuál metodología y cuál metacarpo ofrece la determinación sexual más precisa. En general los porcentajes de casos correctamente identificados tienden a ser altos para los tres métodos y todos los metacarpos, aunque se registraron variaciones en el elemento que arrojó los mejores valores respecto de los consignados en los trabajos originales.

El fémur es el hueso que más atención ha recibido luego del coxal y el cráneo, para desarrollar técnicas para la determinación sexual. El diámetro máximo de la cabeza femoral, una de las medidas más tradicionalmente evaluada y más confiable del esqueleto postcraneal, varía significativamente entre poblaciones. Por ejemplo, el punto de corte se ubica en 44,6 mm en muestras de nativos 135


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

Referencia Trancho et al. (1997) Seidemann et al. (1998) Ríos Frutos (2003) Holland (1991) Bruzek (1995) Robledo et al. (2000) Murphy (2002) Silva (1995) Steele (1976) Wilbur (1998) Introna et al. (1997) Murphy (2002) Silva (1995) Steele (1976) Wilbur (1998) Robling y Ubelaker (1997) Wilbur (1998)

Procedencia Españoles contemporáneos. Universidad Complutense, España Estadounidenses contemporáneos de ancestros europeos y africanos. Colección Hamann-Todd. Museo de Historia Natural de Cleveland. Guatemaltecos de zona rural contemporáneos. Fundación de Antropología Forense de Guatemala. Estadounidenses contemporáneos de ancestros europeos y africanos. Colección Hamann-Todd. Museo de Historia Natural de Cleveland. Portugueses preindustriales. Museo Antropológico de la Universidad de Coimbra.

Huesos analizados

Españoles contemporáneos. Universidad Complutense, España

PE

Sitios arqueológicos de Nueva Zelanda. Departamento de Anatomía y Biología Estructural, Escuela de Ciencias Médicas Otago, Nueva Zelanda Portugueses s. XIX y XX D.C. Museo Antropológico de la Universidad de Coimbra. Estadounidenses contemporáneos de ancestros europeos y africanos. Colección Terry. Museo de Historia Natural, Smithsonian Institution. Cuatro sitios arqueológicos del Estado de Illinois. Universidad de Indiana (Bloomington)

FE

N 72

Femeninos % 69,4 a 100

102

93

101

92

203

93

75

94,9

39

86,7

114

89,5

60

ND

60

ND

120

85 a 100

46

63 a 89,1

49

71,4 a 87,7

95

68,4 a 88,4

92

71,6 a 87,8

110

78,6 a 89,4

202

76,1 a 86,1

24

ND

27

ND

51

85,1 a 93,3

80

81,3 a 86,3

85

82,9 a 89,4

165

82,1 a 87,9

61

ND

59

ND

120

83 a 88

127

ND

155

ND

282

66,7 a 100

40

ND

40

ND

80

66,2 a 85

26

ND

22

ND

48

88,4 a 93,5

80

78,1 a 89,7

85

85,9 a 95,1

165

82,1 a 92,6

60

ND

59

ND

119

79

125

ND

170

ND

295

66,7 a 96,8

100

50 a 100

100

40 a 100

200

69,2 a 100

121

ND

148

ND

269

63,6 a 88

N 132

Total % 85,6 a 99

TI

ASTR

Italianos contemporáneos. Instituto de Medicina Legal, Universidad de Bari. Sitios arqueológicos de Nueva Zelanda. Departamento de Anatomía y Biología Estructural, Escuela de Ciencias Médicas Otago, Nueva Zelanda Portugueses (s. XIX y XX D.C.). Museo Antropológico de la Universidad de Coimbra. Estadounidenses contemporáneos de ancestros europeos y africanos. Colección Terry. Museo de Historia Natural, Smithsonian Institution. Cuatro sitios arqueológicos del Estado de Illinois. Universidad de Indiana (Bloomington) Estadounidenses contemporáneos de ancestros europeos y africanos. Colección Terry. Museo de Historia Natural, Smithsonian Institution. Cuatro sitios arqueológicos del Estado de Illinois. Universidad de Indiana (Bloomington)

Masculinos N % 60 78,3 a 100

CALC

MT

Tabla 9.2. Métodos cuantitativos puestos a prueba para el miembro inferior adulto, con su información original acerca de las muestras utilizadas. Referencias: FE: Fémur; TI: Tibia; PE: Peroné; ASTR: Astrágalo; CALC: Calcáneo; MT: Metatarsos; N: Número de individuos; %: Porcentaje de individuos correctamente diagnosticados; ND: No disponible.

136


Capítulo 9. Estructura demográfica de la muestra. Determinación sexual. casos como para poder establecer con confianza si los métodos son confiables o no. La técnica de Wescott (2000) para el axis es de gran importancia porque permite evaluar un hueso que suele recuperarse poco fragmentado. Además, los valores de casos correctamente asignados en la muestra original son superiores al 80 %, confiriendo a este método un importante poder discriminante.

americanos de California Central, en los 45 mm en muestras del norte de la India, entre 45,5 y 48 mm en muestras europeas y entre 50 y 53,5 mm en muestras de individuos nigerianos (Asala 2002; France 1997). Esta variación hace obligatoria la puesta a prueba de este método cuando es aplicado a muestras arqueológicas, o la generación de nuevas fórmulas de regresión, como hacen en muestras contemporáneas, por ejemplo, Asala (2001, 2002) y Asala et al. (2004) para individuos sudafricanos, King et al. (1998) para tailandeses, Mall et al. (2000) para alemanes, Purkait y Chandra (2004) para indios, Isçan y Shihai (1995) para chinos, etc. De la misma manera, Seidemann et al. (1998) y Ríos Frutos (2003) evalúan el dimorfismo sexual del diámetro vertical del cuello femoral, la porción del hueso que mejor se preserva. Esta variable también presenta importantes variaciones poblacionales, como pudo ser constatado en aplicaciones en muestras de estadounidenses de Nueva México (Stojanowski y Seidemann 1999) y de franceses (Alunni-Perret 2003) contemporáneos.

9.7.1.1.4. Dentición. Para la dentición, la mayoría de los métodos toman en consideración medidas procedentes de varios dientes en la misma fórmula (v.g. Black 1978; De Vito y Saunders 1990; Ditch y Rose 1972; Rosing 1983), por lo que no fueron útiles para aplica en este caso. Para la dentición permanente sólo se pudieron aplicar dos métodos cuantitativos, el de González Martín (1999) desarrollado para los caninos a partir de una muestra arqueológica procedente de la Maqbara hispanomusulmana de San Nicolás (Murcia, España, siglos XI a XIII DC) y el de Isçan y Kedici (2003), generado para toda la dentición (excepto el tercer molar) analizando una muestra de estudiantes de odontología de la Universidad de Ankara, Turquía (Tabla 9.4.). Estos métodos ofrecen un porcentaje de asignaciones correctas en las muestras originales de entre el 62,9 y el 77,0 %.

Respecto de la tibia, Bruzek (1995) identificó grados de dimorfismo diferentes para las Colecciones Terry y Hamann-Todd (Isçan y Miller-Shaivitz 1984, 1986) respecto de la serie francesa por él evaluada, generando fórmulas específicas, de la misma manera que González-Reimers et al. (2000) para individuos prehispánicos de las Islas Canarias y Mall et al. (2001) para alemanes contemporáneos.

Además, con el objetivo de evaluar el dimorfismo de otros elementos dentales, se evaluaron en forma aislada las medidas directas del diámetro mesiodistal y bucolingual de la corona de la dentición permanente y también los resultados de dos razones usualmente utilizadas en los análisis métricos dentales, el Índice Coronal (IC: diámetro bucolingual/diámetro mesiodistal x 100) y la Robusticidad Coronal (RC: diámetro bucolingual x diámetro mesiodistal) (Hillson 1986, 1996; Mayhall 1992, 2000). El diámetro mesiodistal es la medida del ancho máximo de la corona en el plano mesiodistal. Es necesario tener en cuenta para los dientes sueltos que estos deben ubicarse como si estuvieran en sus alvéolos, por lo que la medida no se corresponde necesariamente con el ancho máximo del diente, porque en algunos casos (v.g. los molares) las cúspides no son simétricas. Por otra parte, para obtener los valores del diámetro bucolingual, debe ubicarse el calibre en forma perpendicular al plano usado para el diámetro mesiodistal y ubicar el ancho máximo del diente (Hillson 1986, 1996; Hillson et al. 2005; Mayhall 1992, 2000). Las mismas medidas fueron también relevadas a la altura del cuello dental, en la unión del cemento con el esmalte, ya que de esta manera fue posible incluir en el análisis elementos dentales con grados de desgaste muy altos, que afectaron las dimensiones máximas de la corona (Hillson et al. 2005).

Los calcáneos y astrágalos también han recibido especial atención en los últimos años, ya que se trata de huesos densos y relativamente pequeños, lo que los hace más resistentes al deterioro postdepositacional (Bidmos y Asala 2004). Se plantearon funciones discriminantes para poblaciones estadounidenses contemporáneas (Steele1976), europeas (Riepert et al. 1996), italianas (Gualdi-Russo 2007; Introna et al. 1997) y sudafricanas (Bidmos y Dayal 2004), entre otros. Cabe destacar la generación de fórmulas específicas para calcáneos y astrágalos de grupos prehistóricos de Nueva Zelanda por Murphy (2002 a y b). Este autor pudo aislar conjuntos osteológicos que contenían gran cantidad de esqueletos completos o casi completos, lo que le permitió desarrollar fórmulas con una submuestra y ponerlas a prueba con otra de la misma procedencia. 9.7.1.1.3. Resto del esqueleto. Como se describe en la Tabla 9.3., se eligieron inicialmente cuatro métodos adicionales desarrollados para determinar el sexo en el atlas (Marino 1995), el axis (Wescott 2000) y el hueso hioides (Miller et al. 1998; Reesink et al. 1999). De todas formas, una vez relevada toda la Submuestra B se descartaron las propuestas para el atlas y el hioides porque se pudieron analizar muy pocos 137


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

Masculinos Referencia

Procedencia

Marino 1995

Estadounidenses contemporáneos de ancestros europeos y africanos. Colecciones Terry y Hamann-Todd. Museo de Historia Natural, Smithsonian Wescott 2000 Institution; Museo de Historia Natural de Cleveland. Estadounidenses contemporáneos de ancestros europeos e hispanos. Ventura Miller et al. 1998 County (California) Medical Examiner´s Office. Reesink et al. Estadounidenses contemporáneos. Departamento de Anatomía de la 1999 Universidad de Leiden.

Femeninos

Total

Huesos analizados

N

%

N

%

N

%

AT

117

ND

117

ND

234

60,0 a 92,0

AX

200

80,3 a 85,6

200

80,3 a 85,1

400

81,7 a 83,4

188

69,2

127

75,2

315

40,0 a 79,0

26

82,0

33

72,0

59

76,0

HI

Tabla 9.3. Métodos cuantitativos puestos a prueba para atlas, axis y hioides adultos, con su información original acerca de las muestras utilizadas. Referencias: AT: Atlas; AX: Axis; HI: Hioides; N: Número de individuos; %: Porcentaje de individuos correctamente diagnosticados; ND: No disponible.

Masculinos Referencia González Martín (1999) Isçan y Kedici (2003)

Procedencia Maqbara hispanomusulmana de San Nicolás (Murcia, España, s. XI a XIII D. C.), Unidad de Antropología de la Universidad Autónoma de Madrid. Estudiantes de odontología de la Universidad de Ankara, Turquía.

Femeninos

Total

Elementos analizados

N

%

N

%

N

%

Caninos permanentes

155

59,6 a 69,1

99

64,4 a 79,2

254

62,9 a 71,7

Toda la dentición permanente (excepto tercer molar)

50

66,0 a 74,0

50

76,0 a 84,0

100

74,0 a 77,0

Tabla 9.4. Métodos cuantitativos puestos a prueba para la dentición permanente, con su información original acerca de las muestras utilizadas. Referencias: N: Número de individuos; %: Porcentaje de individuos correctamente diagnosticados.

138


Capítulo 9. Estructura demográfica de la muestra. Determinación sexual. analizadas para evaluar la asignación sexual son definidas a continuación.

Para analizar los valores obtenidos se siguió el mismo procedimiento que en el caso de los elementos esqueletales, pero además se realizó una inspección visual de los resultados de las medidas de cada diente. El razonamiento desarrollado en este caso establece que si una medida dental presenta dimorfismo sexual, en un gráfico de barras se debería visualizar una distribución bimodal, con casos femeninos en los valores más bajos, los masculinos en los más altos y pocos casos intermedios.

Ilion: 1) Ángulo de la Escotadura Ciática (AEC) (Figura 9.5.): el ilion debe observarse en su cara ventral, con el borde anterior de la escotadura ciática alineado verticalmente. En los individuos femeninos la escotadura describe un ángulo claramente mayor a los 90º y en los masculinos este ángulo se acerca a los 90º (Schutkowski 1993).

9.7.2. Individuos subadultos. 9.7.2.1. Esqueleto.

2) Criterio del Arco (CA) (Figura 9.5.): orientado el ilion de la misma forma, se traza una línea imaginaria que continúa el borde anterior de la escotadura ciática. En los individuos femeninos, esta línea divide a la carilla auricular en dos partes, iguales o no, mientras que en los masculinos continúa el borde lateral de la superficie auricular (Schutkowski 1993). 3) Curvatura de la Cresta Ilíaca (CCI) (Figura 9.6.): el hueso debe ser observado mirando la superficie superior, alineando la cara dorsal con un plano horizontal. En los individuos femeninos la cresta tiene la forma de una S atenuada y en los masculinos, de una S pronunciada (Schutkowski 1993).

Se analizaron los iliones y las mandíbulas de catorce individuos subadultos procedentes de ambas Submuestras. En algunos casos se relevaron ambos iliones y la mandíbula del mismo individuo (varios de los incluidos en la Submuestra B), mientras que en otros sólo se pudieron evaluar algunos de ellos (Tabla 9.5.). En total se relevaron diecinueve iliones y siete mandíbulas. Las edades de estos individuos están comprendidas entre los nueve meses lunares de gestación y los diez años de edad (Luna y Aranda 2005). Las medidas fueron relevadas con un calibre vernier que tiene un error de 0,02 mm. Individuo

Submuestra

Edad

A

B

B C D E

A B A B

9 meses lunares Peripato 2 m. ± 3 m. 3 m. ± 3 m. 3 m. ± 3 m.

F

B

6 m. ± 3 m.

G

B

6 m. ± 3 m.

H

A

Aprox. 6 m. ± 3 m.

I

B

9 m. ± 3 m.

J K L

A B A

1 a. ± 3 m. 4-5 a. 5-6 a.

M

B

6-8 a.

N

A

9-10 a.

Elementos analizados Mandíbula y Ambos Iliones Ilion Derecho Ilion Derecho Ilion Izquierdo Ambos Iliones Mandíbula y Ambos Iliones Mandíbula y Ambos Iliones

4) Elevación de la Superficie Auricular (ESA): La carilla auricular de los individuos femeninos es elevada en toda su extensión, tanto en el margen anterior como en el posterior de la articulación y la de los masculinos, no elevada o sólo parcialmente elevada (Weaver 1980). 5) Índice de la Escotadura Ciática (IEC) (Figura 9.7.): el ilion se orienta por su cara dorsal, alineando en un mismo plano la protrusión de la espina ilíaca postero-inferior y el borde dorsal de la región acetabular. La distancia existente entre esos dos puntos es la Longitud de la Escotadura (LE) (puntos A y B de la Figura 9.7.). Una línea perpendicular a esta, que alcanza el punto más interior de la escotadura, es la Profundidad de la Escotadura Ciática (PEC) (punto C de la Figura 9.7.). La razón LE/PEC ofrece información acerca de la relación entre esas dos variables y es denominada IEC (Fazekas y Kósa 1978).

Mandíbula Mandíbula y Ambos Iliones Mandíbula Ilion Izquierdo Ambos Iliones Mandíbula y Ambos Iliones Ilion Derecho

6) Posición de la Profundidad Máxima de la Escotadura Ciática (PPMEC) (Figura 9.7.): Holcolm y Konigsberg (1995) proponen una vía objetiva de identificar puntos en el ilion, que controla el tamaño de manera que las diferencias puedan atribuirse principalmente al sexo y no a la edad. Estos autores proponen que los individuos femeninos difieren de los masculinos en la posición más posterior de la profundidad máxima de la escotadura y no en la profundidad en

Tabla 9.5. Iliones y mandíbulas utilizadas para poner a prueba los métodos para la determinación sexual de individuos subadultos.

En la Tabla 9.6. se describen las características básicas de los métodos aplicados, incluyendo la procedencia de las muestras utilizadas para desarrollarlos, la cantidad de individuos analizados y los porcentajes de asignación correcta de la muestra control. Las variables 139


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

Referencia Fazekas y Kósa (1978) Holcolm y Konigsberg (1995) Weaver (1980) Mittler y Sheridan (1992) Loth y Henneberg (2001) Molleson et al. (1998) Schutkowski (1993)

Procedencia Individuos contemporáneos. Budapest, Hungría. Estadounidenses contemporáneos. Colección Trotter. Universidad de Washington. Estadounidenses contemporáneos de ancestros europeos y africanos. Colección Terry. Museo de Historia Natural, Smithsonian Institution. Individuos arqueológicos momificados de Kulubnarti, Sudan (s. VI a XV DC) Sudafricanos de ancestros europeos y africanos. Colección Dart, Universidad de Witwatersrand. Individuos históricos de Christ Church, Spitalfields, Londres (s. XVIII-XIX D. C.). Museo de Historia Natural de Londres.

Elementos analizados

IL

MAND IL y MAND

Masculinos N % 61 91,7

N 43

73

67,2

55

84

85,4

34

Femeninos % 88,3

N 104

Total % 90,0

58,2

128

63,1

69

57,7

153

71,55

85,3

24

58,3

58

74,1

35

96 a 100

27

67 a 83

62

73,6 a 89,5

13 37

84,6 73,3 a 95,0

5 24

60 52,2 a 76,5

18 61

77,77 52,2 a 95,0

Tabla 9.6. Métodos puestos a prueba para el esqueleto subadulto, con su información original acerca de las muestras utilizadas. Referencias: IL: Ilion; MAND: Mandíbula; N: Número de individuos; %: Porcentaje de individuos correctamente diagnosticados.

140


Capítulo 9. Estructura demográfica de la muestra. Determinación sexual. mayor profundidad de la escotadura (C) hasta el segmento A-B (medida que coincide con PEC). De esta manera, C muestra la ubicación de la profundidad máxima en relación al ancho. Este procedimiento se realizó de acuerdo a lo propuesto por Holcolm y Konigsberg (1995) y Bruzek (2002). Mandíbula: 7) Prominencia Mentoniana (PM) (Figura 9.8.): Schutkowski (1993) establece que, visto desde arriba, en los individuos femeninos el mentón no es prominente ni cuadrangular, sino angosto. La superficie del hueso es suave. Por el contrario en los masculinos, el mentón es pronunciado y generalmente ancho y angulado. Los costados pueden presentar estructuras óseas ligeramente elevadas y rugosas (Schutkowski 1993). Loth y Henneberg (2001) evalúan esta misma variable denominándola “morfología de la base sinfisial”. La mandíbula debe ser observada mirando la sínfisis en su cara ventral, bajando luego el mentón hasta que la forma del borde exterior del cuerpo se distinga claramente. Las mandíbulas de individuos femeninos presentan una base sinfisal gradualmente redondeada; en algunos casos puede tener una morfología puntiaguda, pero está acompañada por una forma redondeada del cuerpo mandibular. En los masculinos, la región del mentón se extiende abruptamente hacia abajo, terminando en una punta o en una forma cuadrangular en la base. Se nota claramente una transición angular entre el cuerpo lateral y la región sinfisal. En ocasiones puede existir una base redondeada, pero siempre asociada a un descenso importante desde el cuerpo lateral y una transición angular hacia el frente (Loth y Henneberg 2001). Para este trabajo se han tenido en cuenta ambos criterios.

Figura 9.5. Características del Ángulo de la Escotadura Ciática (AEC) y Criterio del Arco (CA) para individuos subadultos de ambos sexos. Modificado de Schutkowski (1993).

Figura 9.6. Características de la Curvatura de la Cresta Ilíaca (CCI) para individuos subadultos de ambos sexos (modificado de Schutkowski 1993).

Figura 9.7. Localización de los puntos definidos para el Índice de la Escotadura Ciática (IEC) y la Posición de la Profundidad Máxima de la Escotadura Ciática (PPMEC) en el Individuo N (masculino). Figura 9.8. Características de la Prominencia Mentoniana (PM), Forma de la Arcada Dental Anterior (FADA) y Eversión de la Región Goniana (ERG) para individuos subadultos de ambos sexos (modificado de Schutkowski 1993).

relación con el ancho. Para desarrollar este punto se escanearon los iliones en su cara ventral y se localizaron en la imagen en formato digital los límites de la escotadura seleccionando los puntos posterior (A) y anterior (B) de la misma (anteriormente definidos para LE) (Figura 9.7.). Se trazó una línea recta entre esos dos puntos y se identificó al posterior (A) con el valor mínimo (0) y al anterior (B) con el máximo (1). Luego se trazó una línea perpendicular desde el punto de

8) Forma del Arco Dental Anterior (FADA) (Figura 9.8.): vista la mandíbula desde arriba, los alvéolos frontales se ubican formando un arco redondeado y los caninos no sobresalen en los individuos femeninos, mientras que en los masculinos, el 141


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). En total se realizaron tres evaluaciones de la morfología de cada hueso. De la misma manera que para evaluar el error intraobservador en las variables métricas de los individuos adultos, las observaciones se llevaron a cabo con al menos una semana de diferencia y los elementos analizados se evaluaron ordenándolas al azar. En los casos en que se recuperaron ambos iliones de un mismo individuo, se promediaron los valores relevados. En cada inspección se evaluaron las variables discretas: el Criterio del Arco (CA), la Curvatura de la Cresta Ilíaca (CCI), la Elevación de la Superficie Auricular (ESA) y el Ángulo de la Escotadura Ciática (AEC), la Prominencia Mentoniana (PM), la Forma de la Arcada Dental Anterior (FADA), la Eversión de la Región Goniana (ERG) y el Ángulo Mandibular (AM). En adelante este conjunto de variables se denomina Grupo 1. Con respecto a las variables continuas, éstas fueron relevadas sobre imágenes digitalizadas. Se tomó en una sola oportunidad el valor del Ángulo de la Escotadura Ciática (AEC), la Profundidad de la Escotadura (PE), la Longitud de la Escotadura (LE), la Posición de la Profundidad Máxima de la Escotadura Ciática (PPMEC) y el Ángulo Mandibular (AM). Este conjunto de variables se denomina en adelante Grupo 2. También se evaluó de la misma forma el Criterio del Arco (CA) (Luna y Aranda 2005).

arco dental anterior es más ancho y los caninos sobresalen con respecto a los molares adyacentes, adquiriendo una forma de U (Schutkowski 1993). 9) Eversión de la Región Goniana (ERG) (Figura 9.8.): la superficie externa del cuerpo se alinea con el punto gonion en los individuos femeninos, mientras que en los masculinos esta zona es evertida, ligeramente sobresaliente (Schutkowski 1993). 10) Ángulo Mandibular (AM) (Figura 9.9.): la mandíbula debe ser observada lateralmente, perpendicular a la rama ascendente. En las piezas de individuos femeninos la curva formada por el cuerpo mandibular y la rama ascendente está uniformemente desarrollada. El contorno es suave, el ángulo moderado y el borde posterior recto. Para las piezas masculinas el ángulo formado por el cuerpo y la rama ascendente es abierto. Puede existir cierta rugosidad y engrosamiento óseos en la región del ángulo (Molleson et al. 1998).

Figura 9.9. Gráfico de la variable Ángulo Mandibular (AM) para individuos subadultos de ambos sexos. Modificado de Molleson et al. (1998).

11) Forma del Cuerpo Mandibular (FCM) (Figura 9.10.): debe observarse directamente la sínfisis. Las mandíbulas de individuos femeninos presentan un contorno redondeado del cuerpo que produce una transición gradual desde su porción anterior hacia los laterales. En los masculinos los lados divergen en forma angular, desde una región sinfisal comparativamente más recta (Loth y Henneberg 2001). Molleson et al. (1998) proponen otra forma de evaluar esta misma porción, observando la mandíbula desde arriba. En los femeninos, el contorno del cuerpo mandibular es suave y curvado. Los tubérculos del borde inferior del cuerpo están poco desarrollados y el triángulo mentoniano es angosto, no prominente, restringido a la sínfisis. Los individuos masculinos presentan un contorno mandibular cuadrangular por el desarrollo de tubérculos a ambos lados del mentón. El triángulo mentoniano está claramente delimitado, es amplio y prominente. Sobresale, visto desde los laterales, más allá de la línea sinfisal (Molleson et al. 1998). En este caso también se han tenido en cuenta ambos criterios en la evaluación.

Figura 9.10. Gráfico de la variable Forma del Cuerpo Mandibular (FCM) para individuos subadultos de ambos sexos. Modificado de Loth y Henneberg (2001).

Previamente a la estimación del sexo probable, se aplicó la prueba de X2 de McNemar para evaluar la influencia de los errores intraobservador en los resultados de las variables discretas y el Coeficiente de Correlación Intraclase para las variables métricas (Norman y Streiner 1992; Zar 1999). El tratamiento de los resultados se realizó en dos pasos. En primer lugar se tomaron en cuenta todas las 142


Capítulo 9. Estructura demográfica de la muestra. Determinación sexual.

Masculinos

Femeninos

Total

Referencia

Procedencia

Elementos analizados

N

%

N

%

N

De Vito y Saunders (1990) en Saunders (1992)

Individuos canadienses contemporáneos de ancestros británicos, del Burlington Orthodontic Growth Study, Ontario, Canadá Maqbara hispanomusulmana de San Nicolás (Murcia, España, s. XI a XIII D. C.), Unidad de Antropología de la Universidad Autónoma de Madrid.

dentición decidua completa y primer molar permanente

ND

ND

ND

ND

ND

Caninos permanentes

155

González Martín (1999) Isçan y Kedici (2003)

Estudiantes de odontología de la Universidad de Ankara, Turquía.

Rosing (1983)

Individuos arqueológicos del cementerio egipcio de Qubbet-el-Hawa, Asuán.

Toda la dentición permanente excepto tercer molar Toda la dentición permanente excepto segundo y tercer molar

50 28

59,6 a 69,1 66,0 a 74,0 ND

99 50 27

64,4 a 79,2 76,0 a 84,0 ND

254 100 55

% 76,0 a 90,0 62,9 a 71,7 74,0 a 77,0 62,8 a 97,3

Tabla 9.7. Métodos cuantitativos para la dentición en individuos subadultos puestos a prueba, con su información original acerca de las muestras utilizadas. Referencias: ND: No disponible.

143


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). los generados para otras muestras, de manera de identificar si el grado de dimorfismo sexual es notorio o no en este conjunto osteológico.

observaciones del Grupo 1. Con este conjunto de datos se determinó el sexo de cada individuo, teniendo en cuenta la cantidad mayor de asignaciones sexuales para cada variable. Posteriormente se compararon las variables pertenecientes al Grupo 2 con los resultados anteriores, para evaluar si ofrecen información útil acerca de la pertenencia sexual de los individuos (Luna y Aranda 2005). Durante las excavaciones realizadas en el sitio con posterioridad a la puesta a prueba se recuperaron. tres iliones subadultos adicionales, los cuales fueron analizados teniendo en cuenta los resultados obtenidos

Smith (1999) afirma que todos los índices usados en las investigaciones antropológicas dan resultados similares, pero algunos son matemáticamente más correctos que otros y opina que los más adecuados son: 1) el logaritmo de M/F, que por ser muy poco usado en la literatura de la especialidad no se aplica en este trabajo; y 2) el llamado two step ratio, o razón de Lovich y Gibbons (1992): es una razón definida simplemente como el sexo de mayor tamaño dividido el de menor tamaño, con signo arbitrario positivo si el sexo femenino es de mayor tamaño que el masculino, como ocurre en algunas especies de mamíferos, aves e insectos, o negativo si ocurre la situación inversa, como en el caso de Homo sapiens sapiens. El problema que presenta este índice es que es discontinuo, porque entre –1 y +1 no hay valores posibles, por lo que Lovich y Gibbons (1992) restan 1 a cada valor antes de asignar el signo arbitrario. Así, este índice quedaría expresado como –[(M/F)1]. Otro índice evaluado en esta tesis es la razón más utilizada históricamente, definida como (M-F)/M (Smith 1999) y por último, otra razón propuesta en trabajos recientes, (M-F)/F (Hamilton 1982; Kondo y Townsend 2004; Pettenati-Soubayroux et al. 2002). Dado que el esqueleto humano tiende a ser poco dimórfico, para aplicar las fórmulas se eligió la variable de cada porción anatómica representada (miembro superior, miembro inferior, resto del esqueleto y dentición para los adultos, y mandíbula o ilion y dentición para los subadultos) que permitió determinar el sexo con mayor efectividad. De existir dos o más fórmulas con el mismo porcentaje máximo para cada porción anatómica, se eligió aquella que pudo ser evaluada con el mayor tamaño muestral. Se tuvo en cuenta la información generada para las dos Submuestras como un único conjunto. Para los casos de medidas aisladas, se utilizaron los valores de las medidas directas tomadas sobre el hueso o diente y para las fórmulas multivariadas, su resultado final.

9.7.2.2. Dentición. Se eligieron en un principio cuatro métodos desarrollados para determinar el sexo mediante la evaluación métrica de la dentición (De Vito y Saunders 1990; González Martín 1999; Isçan y Kedici 2003; Rosing 1983; Tabla 9.7.). Una vez relevada toda la Submuestra B se descartaron las propuestas de De Vito y Saunders (1990) porque se pudieron analizar solo tres casos, mientras que las fórmulas de Rosing (1983) que incluían mediciones de sólo un diente requerían de la evaluación de la altura máxima de la corona, la cual no pudo efectuarse dada la presencia de desgaste dental en gran cantidad de dientes, tanto deciduos como permanentes. De la misma forma que para la dentición permanente, se evaluaron en forma aislada las medidas directas del diámetro mesiodistal y bucolingual de la corona y del cuello y también los resultados del Índice y la Robusticidad de la corona y del cuello (Hillson 1986, 1996; Hillson et al. 2005; Mayhall 1992, 2000). Este conjunto de medidas no fue tenido en cuenta para los primeros y segundos incisivos superiores y el canino superior deciduos ya que la muestra control estaba constituida por muy pocos casos (menos de cuatro). 9.7.3. Evaluación del sesgo por mortalidad y del dimorfismo sexual. Para evaluar si en este caso el tamaño dental de los subadultos se vio reducido debido a un sesgo por mortalidad, es decir, si la edad de muerte influyó en las variables métricas de la dentición, se compararon los promedios de las medidas relevadas que pasaron la puesta a prueba para adultos y subadultos. Respecto del análisis del dimorfismo sexual, se han propuesto numerosas fórmulas e índices, resumidos y comentados en Smith (1999), los cuales han recibido diversas críticas y aplicaciones. En esta tesis se aplican algunos índices usualmente utilizados en los estudios antropológicos. De esa manera los resultados obtenidos podrán ser comparados con

9.8. Resultados. Todos los análisis estadísticos efectuados para evaluar el error intraobservador (X2 de McNemar para variables discretas y Coeficiente de Correlación Intraclase para variables continuas) revelaron que las diferencias entre las distintas observaciones, tanto para los individuos adultos como subadultos, no fueron estadísticamente significativas, lo que garantiza que los resultados no están significativamente influenciados por errores durante el proceso de relevamiento de los datos. Estos resultados están en concordancia con lo planteado por Adams y Byrd (2002), quienes 144


Capítulo 9. Estructura demográfica de la muestra. Determinación sexual. muestras de diferente procedencia, el canino en general y el canino inferior en particular, ofrecieron los mejores resultados, ya sea a partir de las fórmulas desarrolladas por González Martín (1999; Tabla II.40.), o bien mediante la evaluación métrica directa. Todas las variables más efectivas pertenecen para este diente a la corona (diámetros bucolingual y mesiodistal, índice y robusticidad; Tablas II.40., II.44. y II.52.). Mediante la evaluación de las medidas directas se pudieron identificar muchas más variables que permiten determinar el sexo. Es el caso del segundo molar, diente que tradicionalmente ocupa el segundo lugar en dimorfismo, para el cual los diámetros bucolingual y mesiodistal de la corona y la robusticidad coronal y del cuello, son variables que discriminan entre sexos con porcentajes muy altos (Tablas II.48. y II.56.). Otras variables incluyen medidas del primer incisivo superior, segundo premolar inferior y primeros y terceros molares (Tablas II.40 a II.57.). Respecto de estos últimos los resultados son llamativos, ya que se afirma corrientemente que su anatomía externa exhibe una variación morfológica marcada (Guerisoli et al. 1998). Cabe destacar que ambas estrategias metodológicas ofrecieron resultados idénticos, lo cual otorga mayor soporte a la aplicación de las fórmulas que pasaron la puesta a prueba en la Submuestra A.

desarrollaron un experimento para dar cuenta del grado de variación generado por la medición de las mismas variables por parte de diferentes investigadores y documentaron errores mínimos y no significativos para la mayoría de las 22 medidas analizadas. 9.8.1. Individuos adultos. 9.8.1.1. Puesta a prueba de métodos. 9.8.1.1.1. Esqueleto. El Apéndice II resume la información generada durante la puesta a prueba de cada uno de los métodos (Tablas II.1 a II.12 para miembro superior, Tablas II.13 a II.37 para miembro inferior, Tabla II.38 para el resto del esqueleto y Tablas II.40 a II.57 para la dentición permanente). Allí se incluyen los tamaños de las muestras utilizadas para poner a prueba cada fórmula y los casos y porcentajes de asignación correcta teniendo en cuenta el punto de corte ofrecido por la propuesta original. A continuación se agregó el nuevo punto de corte generado siguiendo el procedimiento metodológico detallado en los acápites anteriores y los porcentajes definitivos de casos correctamente determinados. Teniendo en cuenta esta última información, se decidió si la fórmula ofrecía resultados satisfactorios y en tal caso fue aceptada para aplicarla a los restos de la Submuestra A. Las Tablas 9.8. a 9.10 resumen la información relevante de las fórmulas aceptadas.

9.8.1.2. Resultados de la aplicación de los métodos para la determinación sexual. La Tabla 9.11. resume los resultados obtenidos de la aplicación de todos los métodos que pasaron la puesta a prueba, para individuos adultos. Se consigna la cantidad de individuos de ambos sexos para cada método, teniendo además en cuenta la lateralidad. Esa información final, resumida, se detalla en la Tabla 9.12. Se observa la presencia de cantidades similares de individuos adultos de ambos sexos, diez masculinos (52,63 %) y nueve femeninos (47,37 %).

9.8.1.1.2. Dentición. Al realizar los diagramas de dispersión a partir de las medidas dentales, se identificaron tres grupos de gráficos, lo que indica que los diferentes tipos de dientes se estarían comportando de formas diferentes en relación al dimorfismo sexual. Por un lado algunos gráficos presentaban una ausencia de distribución bimodal (Figura 9.11.), o bien una distribución bimodal en la cual algunos dientes de individuos masculinos se ubican entre los valores más bajos y algunos de los femeninos entre los más altos, o viceversa (Figura 9.12.). Por otro lado, otro conjunto de gráficos ofrece una distribución bimodal, con masculinos entre los valores más altos y los femeninos entre los más bajos (Figura 9.13.). Las variables que presentan estas últimas características fueron aceptadas para ser aplicadas en la Submestra A, ya que son las únicas que garantizan una adecuada caracterización sexual de los dientes aislados.

En concordancia con lo esperado, dentro de los elementos analizados, los que arrojaron mayores valores son los de menor tamaño y mayor densidad (ver Capítulo 7). Para el miembro superior, el cuarto metacarpo permitió identificar la presencia de diez individuos masculinos y nueve femeninos, coincidiendo con los resultados generales. Por el contrario, los huesos largos de ese miembro permitieron evaluar una cantidad sensiblemente menor de casos. De la misma manera, para el miembro inferior los resultados del astrágalo contrastan con los ofrecidos por los huesos largos. El caso del calcáneo es llamativo, ya que sólo permitió inferir la presencia de dos individuos masculinos y dos femeninos, en contraposición con lo esperado. Esto puede deberse a que, mientras

Posteriormente se evaluaron los métodos elegidos para la determinación sexual, así como también las medidas directas de la dentición permanente, siguiendo el procedimiento aplicado en esta tesis para el esqueleto, descripto anteriormente en la sección 9.7.1. En concordancia con las conclusiones de investigaciones previas en 145


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

% asignaciones correctas con PCN N° fórmula 3 4 Alemán Aguilera et al. 6 (2000) 7 8 11 1 Berrizbeitia (1989) 2 2 4 5 Trancho et al. (2000) 7 10 11 12 López-Bueis et al. 2 (2000) 5 Referencia

Hueso

HU

RA

CU

Variables relevadas

Masc.

Fem.

Total

Perímetro mínimo diáfisis Perímetro en la mitad diáfisis Diámetro mínimo en mitad diáfisis Diámetro vertical cabeza Diámetro transversal cabeza Diámetros transversal y vertical cabeza Diámetro máximo cabeza Diámetro mínimo cabeza Diámetro máximo cabeza Perímetro mínimo diáfisis Ancho epífisis distal Diámetro mínimo cabeza Perímetro mínimo y diámetro máximo cabeza Diámetros mínimo y máximo cabeza Diámetro mínimo cabeza y longitud tuberosidad bicipital Diámetro mínimo en mitad diáfisis Longitud epífisis superior

100 92,85 100 81,81 100 100 85,71 77,77 100 100 77,77 100 100 100 100 100 75,00

80,00 100 83,33 80 75 75,00 80,00 80,00 80,00 100 75,00 80,00 100 75,00 100 100 75,00

92,85 95,00 95,24 81,25 91,66 90,90 81,81 78,57 93,75 100 76,92 94,44 100 93,33 100 100 75,00

Tabla 9.8. Fórmulas y medidas directas para el miembro superior aceptadas, con su nuevo punto de corte, para determinar el sexo en la Submuestra A, y porcentajes de asignación al ponerlas a prueba en la Submuestra B. Referencias: HU: Húmero; RA: Radio; CU: Cúbito; 2ºMC: Segundo metacarpo; 3ºMC: Tercer metacarpo; 4ºMC: Cuarto metacarpo; 1ºFPM: Primer falange proximal de la mano; PCN: punto de corte nuevo. Nota: En las tablas del Apéndice 2 se detallan el tamaño de cada muestra y los puntos de corte originales y nuevos.

146


Capítulo 9. Estructura demográfica de la muestra. Determinación sexual.

% asignaciones correctas con PCN Referencia Falsetti (1995)

Stojanowski (1999)

Wilbur (1998) Scheuer y Elkington (1993)

N° fórmula 1 2 4 5 6 7 1 3 1 3 4 6 9 1 4 6

Hueso

Variables relevadas

2°MC 4°MC

Longitud total, anchos epifisiarios; ancho y espesor diafisiarios

2°MC

3°MC

4°MC 3°MC 2°MC 1°FPM 4°MC

Long. máx., diámetro diáfisis, ancho medilateral base y ancho anteroposterior y mediolateral cabeza Long. máx., diámetro diáfisis, ancho anteroposterior base y ancho anteroposterior y mediolateral cabeza Long. máx., diámetro diáfisis, ancho anteroposterior y mediolateral base, y ancho mediolateral cabeza Long. máx., diámetro diáfisis, ancho anteroposterior y mediolateral base, y ancho anteroposterior cabeza Ancho anteroposterior y mediolateral base Ancho anteroposterior y mediolateral base y cabeza Ancho anteroposterior y mediolateral base Ancho anteroposterior y mediolateral base y cabeza Long. máx., diámetro diáfisis, ancho mediolateral base y ancho anteroposterior y mediolateral cabeza Long. máx., diámetro diáfisis, ancho anteroposterior y mediolateral base, y ancho mediolateral cabeza Longitud máxima Longitud máxima, diámetro diáfisis y anchos anteroposterior y mediolateral cabeza y base

Tabla 9.8. Continuación.

147

Masc.

Fem.

Total

100 88,88 100 100 100 100 75,00 83,33 100 75,00 85,71 100 100 100 75,00 75,00

100 100 100 100 100 100 85,71 100 100 80,00 80,00 100 100 100 75,00 75,00

100 92,31 100 100 100 100 80 90,90 100 76,92 83,33 100 100 100 75,00 75,00


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

Referencia Trancho et al. (1997) Seidemann et al. (1998) Bruzek (1995) (medidas aisladas) Bruzek (1995) (medidas múltiples) Holland (1991)

Robledo et al. (2000)

Silva (1995)

Steele (1976) Wilbur (1998)

N° fórmula 1 6 7 8 1 2 3 2 4 3 4 1 6 1 5 8 9 10 11 4 8 S/N 2 3 4 4

Hueso

FE

TI

PE

ASTR

Variables relevadas Diámetro vertical cabeza Diámetro vertical cabeza y ancho epicondilar Diámetro transversal cabeza y ancho epicondilar Diámetro subtrocantérico anteroposterior y ancho epicondilar Diámetro superoinferior cuello femoral (ancestros africanos) Diámetro superoinferior cuello femoral (ancestros europeos) Diámetro superoinferior cuello femoral (ancestros desconocidos) Ancho biarticular Ancho articular cóndilo lateral Ancho biarticular, ancho y longitud cóndilos medial y lateral

% asignaciones correctas con PCN Masc. Fem. Total 88,88 85,71 87,50 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 85,71 95,45 86,66 85,71 86,36 100 85,71 95,45 90,90 100 92,85 83,33 75,00 81,25 88,88 100 91,66

Ancho y longitud articulares cóndilo medial

81,81

100

85,71

Ancho biarticular Ancho y longitud articular cóndilo medial Longitud máxima Perímetro mínimo bajo epífisis proximal y ancho máximo epífisis distal Longitud máxima y perímetro mitad diáfisis Longitud máxima y perímetro mínimo bajo epífisis proximal Longitud máxima y ancho máximo epífisis distal Longitud máxima y ancho máximo epífisis proximal Longitud y ancho máximos Ancho máximo Longitud máxima Longitud y ancho máximos Longitud máxima, ancho/longitud máximas, y ancho/longitud tróclea Longitud y ancho máximos, alto cuerpo y ancho/longitud tróclea Longitud máxima

90,90 81,81 100 80,00 80,00 100 100 100 87,5 87,50 81,25 93,75 93,75 93,75 86,66

100 100 75,00 75,00 75,00 75,00 75,00 100 85,71 85,71 85,71 85,71 83,33 83,33 85,71

92,85 85,71 88,88 77,77 77,77 88,88 88,88 100 86,96 86,96 82,61 91,30 90,90 90,90 86,36

Tabla 9.9. Fórmulas y medidas directas para el miembro inferior y segunda vértebra cervical (axis) aceptadas, con su nuevo punto de corte, para determinar el sexo en la Submuestra A, y porcentajes de asignación al ponerlas a prueba en la Submuestra B. Referencias: FE: Fémur; TI: Tibia; PE: Peroné; ASTR: Astrágalo; CALC: Calcáneo; AX: Axis; PCN: punto de corte nuevo. Nota: En las tablas del Apéndice II se detallan el tamaño de cada muestra y los puntos de corte originales y nuevos.

148


Capรญtulo 9. Estructura demogrรกfica de la muestra. Determinaciรณn sexual.

Referencia

Introna et al. (1997)

Murphy (2002)

Silva (1995) Steele (1976) Wilbur (1998)

Wescott 2000

Nยฐ fรณrmula 1 2 3 4 5 6 7 1 1 2 3 4 13 1 1 3 1 2 5

Hueso

CALC

AX

Variables relevadas Longitud mรกxima, Load arm width y ancho de facies articularis talaris posterior Longitud mรกxima y ancho de facies articularis talaris posterior Longitud mรกxima y ancho y altura de facies articularis cuboidea Longitud mรกxima y anchos de facies articularis talaris posterior y de facies articularis cuboidea Longitud mรกxima, ancho de facies articularis talaris posterior, y altura de facies articularis cuboidea Longitud mรกxima y altura cuerpo Load arm width y altura cuerpo Longitud mรกxima, altura cuerpo y load arm lengh and width Longitud mรกxima Longitud mรกxima y altura cuerpo Longitud mรกxima y load arm lengh and width Altura del cuerpo, y load arm lengh and width Load arm width y altura mรกxima Altura del cuerpo y load arm width Altura cuerpo Altura cuerpo, load arm lenght y longitud mรกxima Longitud sagital mรกxima Longitud sagital mรกxima y diรกmetro sagital de la faceta superior Longitud sagital mรกxima, diรกmetros sagital y transverso faceta superior, longitud foramen vertebral y altura mรกxima apรณfisis odontoides Tabla 9.9. Continuaciรณn.

149

% asignaciones correctas con PCN Masc. Fem. Total 100 80,00 94,74 100 80,00 94,74 85,71 100 90,00 100 83,33 94,44 100 80,00 93,33 78,57 100 85,71 85,71 80,00 84,21 100 75,00 94,11 81,25 75,00 79,16 87,50 75,00 83,33 100 75,00 94,12 100 75,00 94,11 87,50 80,00 85,71 86,66 80,00 88,88 78,57 75,00 77,27 100 80,00 94,73 80,00 100 87,50 80,00 100 87,50 80,00

100

87,50


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

Referencia

N° fórmula Diente Variables relevadas 2 Diámetro bucolingual (izquierdo) CS 4 Diámetro bucolingual (derecho) 6 Diámetro bucolingual (izquierdo) CI 7 Diámetro mesiodistal (derecho) 8 Diámetro bucolingual (derecho) 4 1MS Diámetro bucolingual 1IS Diámetro mesiodistal corona CS Índice coronal Robusticidad coronal 1MS Diámetro mesiodistal cuello Robusticidad coronal 2MS Robusticidad cuello 3MS Diámetro mesiodistal corona CI Diámetro bucolingual corona Robusticidad coronal 2PMI Diámetro bucolingual corona Diámetro mesiodistal corona 2MI Diámetro bucolingual corona 3MI Índice cuello

González Martín (1999) Isçan y Kedici (2003)

Esta tesis

% asignaciones correctas con PCN Masc. Fem. Total 80,00 75,00 77,77 80,00 100 87,50 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 75,00 90,00 75,00 100 88,88 100 100 100 88,88 100 90,90 100 100 100 88,88 80,00 85,71 100 100 100 85,71 75,00 84,61 80,00 100 88,88 83,33 80,00 81,81 80,00 100 88,88 75,00 80,00 76,92 90,00 75,00 85,71 87,50 100 92,30 80,00 75,00 77,77

Tabla 9.10. Fórmulas y medidas directas para la dentición permanente aceptadas, con su nuevo punto de corte, para determinar el sexo en la Submuestra A y porcentajes de asignación al ponerlas a prueba en la Submuestra B. Referencias: PCN: punto de corte nuevo. Para la definición de las abreviaturas de los dientes analizados, ver Tabla 8.1. (página 104). Nota: En las tablas del Apéndice 2 se detallan el tamaño de cada muestra y los puntos de corte originales y nuevos. M

importancia de la evaluación de huesos alternativos, más allá de los largos, para la determinación sexual, ya que de otra forma una cantidad importante de información relevante quedaría oculta.

F

5

4

3 Q

M

2

F

4,5 4 1

3,5 3

0 6.96-7.30

7.31-7.65

7.66-8.00

8.01-8.35

8.36-8.70

2,5

Milímetros

Q 2

Figura 9.11. Ejemplo de ausencia de distribución bimodal en las medidas dentales para la determinación sexual a partir del primer incisivo superior (n: 17). Nota: Se observa que no existen agrupaciones evidentes por sexo. Esta medida fue rechazada para determinar el sexo en la Submuestra A.

1,5 1 0,5 0 7.30-7.59

7.60-7.89

7.90-8.19

8.20-8.49

8.50-8.79

8.80-9.09

9.10-9.39

Milímetros

que el astrágalo es un hueso compacto y de tamaño regular, el calcáneo es el más grande de los tarsos y tiene una forma relativamente alargada. Se documentaron varios casos en los que el sustentaculum tali estaba ausente, fragmentándose el hueso a partir de ese punto. Respecto del axis, si bien se trata de un hueso de pequeñas dimensiones, se recuperó fragmentado en la mayoría de los casos, lo cual disminuyó posibilidad de identificación y de relevamiento de las variables requeridas por la fórmula. Esos son los motivos por los cuales la cantidad de individuos de los cuales pudo conocerse el sexo a partir de este método es muy baja. Todos estos comentarios resaltan la

Figura 9.12. Ejemplo de distribución bimodal de medidas dentales para la determinación sexual. En este caso se muestra la distribución de medidas del diámetro bucolingual de la corona del canino superior (n: 17). Nota: Se observa que, si bien existe una tendencia hacia la agrupación de los dientes de individuos femeninos, el rango de variación de los masculinos es muy grande, hasta el punto que son de este sexo los casos que presentan las medidas de ambos extremos. Esto produce que el poder de discriminación sexual de esta variable sea bajo, por lo que esta medida fue rechazada para determinar el sexo en la Submuestra A.

Era esperado que los valores derivados de la dentición fueran los más altos de la Submuestra. Sin embargo, esto sucedió exclusivamente para los 150


Capítulo 9. Estructura demográfica de la muestra. Determinación sexual. (Tabla 9.15.). Analizando cada una de las variables por separado, se calculó el porcentaje de casos coincidentes con la determinación final en el total de observaciones, registrándose diferencias importantes, tanto a un nivel general como separando los individuos según el sexo (Tabla II.39. del Apéndice II). Para los iliones, el Índice de la Escotadura Ciática (IEC) fue la variable que arrojó los porcentajes totales más altos (88,06 %) y la Curvatura de la Cresta Ilíaca (CCI), los menores (69,04 %). Analizando las observaciones según el sexo, la Curvatura de la Cresta ilíaca (CCI) ofrece los valores más bajos de casos coincidentes con la determinación final para los masculinos (38,09 %) y tanto el Criterio del Arco (CA) como la Elevación de la Superficie Auricular (ESA), los valores más altos (81,48 %). Para los individuos femeninos, las variables más eficaces fueron el Ángulo de la Escotadura Ciática (AEC) y la Curvatura de la Cresta Ilíaca (CCI), con el 100 % de los casos coincidentes con la asignación final, y la que presentó el valor más bajo fue la Elevación de la Escotadura Ciática (ESA), con el 77,50 %.

individuos femeninos (Tabla 9.12.). Un aspecto que puede estar influyendo es que las medidas del cuello dental que pasaron la puesta a prueba corresponden exclusivamente a la dentición posterior, lo que disminuyó sensiblemente la cantidad de dientes analizados. Muchos dientes anteriores presentan grados de desgaste altos/muy altos, afectando las medidas de la corona (principalmente el diámetro mesiodistal), por lo que la imposibilidad de determinar el sexo a partir de las medidas del cuello obligó a desechar ese importante conjunto de elementos. M

F

4

3

Q2

1

0 6,00-6,39

6,40-6,79

6,80-7,19

7,20-7,59

7,60-7,99

8,00-8,39

8,40-8,79

Milímetros

Con respecto a las mandíbulas, el estado de los huesos sólo permitió analizar todas las variables en un solo caso y del total sólo una pertenece a un individuo masculino, por lo que no fue posible obtener información para este sexo. Analizando toda la muestra, la Prominencia Mentoniana (PM) ofreció los valores más altos (96,29 %) para ambos sexos. La Eversión de la Región Goniana (ERG) y el Ángulo Mandibular (AM) no fueron tomadas en consideración dado que sólo se pudo analizar una mandíbula de cada sexo.

Figura 9.13. Ejemplo de distribución bimodal de medidas dentales para la determinación sexual. En este caso se muestra la distribución de medidas del diámetro bucolingual de la corona del canino inferior (n: 11). Nota: Se observa que los dientes de un mismo sexo están claramente agrupados. Las medidas que seguían este patrón fueron seleccionadas para aplicarlas en la Submuestra A.

9.8.2. Individuos subadultos. 9.8.2.1. Esqueleto. De los catorce individuos que se utilizaron para poner a prueba los métodos (A a N) y teniendo en cuenta las variables del Grupo 1, nueve fueron asignados al sexo femenino (diez iliones y seis mandíbulas) y cinco al masculino (nueve iliones y una mandíbula) (Luna y Aranda 2005). Posteriormente se evaluaron cuatro iliones más (O a R), teniendo en cuenta sólo los métodos que ofrecieron porcentajes altos de asignaciones correctas. Dos de ellos fueron asignados como femeninos y los dos restantes como masculinos (Tabla 9.13.). En total, para toda la muestra, se identificaron once individuos femeninos (61,11 %) y siete masculinos (38,89 %), mientras que los correspondientes a la Submuestra A son seis femeninos y tres masculinos (Tabla 9.14.).

Los resultados obtenidos con este conjunto de variables fueron posteriormente comparados con las pertenecientes al Grupo 2 (Tabla 9.16.). Los valores límites del Ángulo de la Escotadura Ciática (AEC) para masculinos son 79 º y 118 º y los de femeninos, 112 º y 127 º. Con respecto al Índice de la Escotadura Ciática (IEC), los resultados se ubican entre 2,15 y 3,56 para los individuos masculinos y entre 3,66 y 4,68 para los femeninos. Para la Posición de la Profundidad Máxima de la Escotadura Ciática (PPMEC) para individuos masculinos oscilan entre 0,48 y 0,58 y para femeninos entre 0,54 y 0,69. Por último, para el Ángulo Mandibular (AM) sólo se pudieron obtener información en tres individuos (F = 132 º, I = 129 º y M = 125 º), por lo que las consideraciones al respecto son preliminares.

Teniendo en cuenta exclusivamente los casos que se usaron para evaluar la aplicabilidad de los diferentes métodos, los porcentajes de las observaciones para cada individuo que coinciden con la asignación final del sexo oscilan entre el 51,85 % (Individuo G) y el 100 % (Individuo N) para los individuos masculinos y entre el 75 % (Individuo K) y el 100 % (Individuos C y H) para los femeninos

Cabe destacar que no se han encontrado antecedentes bibliográficos que ofrezcan valores de discriminación sexual a partir de una muestra de procedencia conocida para las variables PPMEC y AM y para los valores absolutos de AEC. Tomando en cuenta cada ilion como unidad de análisis, se 151


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

Elemento analizado HU RA CU 2ºMC

Referencia Alemán Aguilera et al. (2000) Berrizbeitia (1989) Trancho et al. (2000) López-Bueis et al. (2000) Falsetti (1995) Scheuer y Elkington (1993) Stojanowski (1999)

3ºMC 4ºMC 1ºFPM FE TI PE ASTR

CALC

AX 1IS CS

Wilbur (1998) Falsetti (1995) Scheuer y Elkington (1993) Stojanowski (1999) Scheuer y Elkington (1993) Seidemann et al. (1998) Trancho et al. (1997) Bruzek (1995) Holland (1991) Robledo et al. (2000) Silva (1995) Steele (1976) Wilbur (1998) Introna et al. (1997) Murphy (2002) Silva (1995) Steele (1976) Wilbur (1998) Wescott 2000 Esta Tesis González Martín (1999) Esta Tesis

D 4 4 4 6 7 7 7 3 2 5 4 4 2 2 2 1 1 2 4 4 4 1 1 1 1 2 3 3 2

Masc. I IN 1 0 3 0 5 2 5 1 2 0 2 0 3 0 0 0 1 0 4 0 2 0 5 0 1 6 4 0 3 0 0 0 1 0 1 0 3 0 4 0 3 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 0 2 3 0 3 0 3 0

D 3 3 5 2 2 1 2 7 2 2 4 4 1 2 2 0 1 1 5 4 5 1 2 0 0 0 5 1 0

Fem. I 4 6 6 1 1 1 0 4 3 3 3 5 1 1 2 1 0 1 3 4 6 1 2 0 0 1 2 9 5 1

Por método Indet. IN D I 1 2 1 1 0 0 2 0 0 4 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 2 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 0 7 0 0 0 0 0 0 2 1 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 1 0 0 1 1 0 0 0 0 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0

IN 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

D 9 7 9 8 9 8 9 12 4 7 8 10 3 4 6 1 2 3 10 9 9 3 3 1 1 2

0 0 0

8 4 2

Total I 6 9 11 6 3 3 3 5 5 7 5 10 2 5 6 1 1 3 6 9 9 2 2 0 0 3 4 12 8 4

IN 1 1 4 5 0 0 0 1 0 0 0 0 13 0 2 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0

Todos los métodos Fem. Indet. I IN D I IN 4 1 2 1 0

Masc. D I IN 4 1 0

D 3

4

5

2

5

6

2

0

0

0

9

11

4

6

5

1

2

1

4

0

0

0

8

6

5

7

3

0

2

1

0

0

0

0

9

4

0

3

1

0

7

4

1

2

1

0

12

6

1

5

5

0

4

5

0

2

0

0

11

10

0

2

1

6

1

1

7

0

0

0

3

2

13

2

4

0

2

2

0

2

1

2

6

7

2

1

1

0

1

1

0

0

0

0

2

2

0

2

1

0

1

1

0

0

1

0

3

3

0

4

4

0

5

6

0

1

1

0

10

11

0

2

2

0

2

2

0

1

1

0

5

5

0

3

2 3

0

5

2 9

0

0

0 0

0

8

4 12

0

3

3

0

1

5

1

0

0

0

4

8

1

D 9

Total I IN 6 1

Tabla 9.11. Resultados de la determinación sexual de individuos adultos al aplicar las propuestas que pasaron la puesta a prueba en la Submuestra A, con el nuevo punto de corte. Para la definición de las abreviaturas de los huesos y dientes analizados, ver Tablas 7.1. y 8.1. (páginas 79 y 104).Nota: En las Tablas 9.8. a 9.10. se detallan las variables evaluadas para cada hueso y diente.

152


Capítulo 9. Estructura demográfica de la muestra. Determinación sexual.

Elemento analizado 1MS 2MS 3MS CI 2PMI 2MI 3MI

Referencia Isçan y Kedici (2003) Esta Tesis González Martín (1999) Esta Tesis

D 5 5 3 0 2 2 3 2 0

Masc. I IN 1 0 1 0 6 0 0 0 3 0 3 0 1 0 1 0 0 0

D 0 0 1 0 2 2 1 1 0

Fem. I 0 0 4 0 4 4 3 0 1

Por método Indet. IN D I 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

IN 0 0 0 0 0 0 0 0 0

D 5 5 0 0 0 0 0 3 0

Tabla 9.11. Continuación.

153

Total I 1 1 0 0 0 0 0 1 1

IN 0 0 0 0 0 0 0 0 0

Todos los métodos Fem. Indet. I IN D I IN

Masc. D I IN

D

5

1

0

0

0

0

0

0

0

5

1

0

3 0

6 0

0 0

1 0

4 0

0 0

0 0

0 0

0 0

0 0

0 0

0 0

2

3

0

2

4

0

0

0

0

4

7

0

3 2 0

1 1 0

0 0 0

1 1 0

3 0 1

0 0 0

0 0 0

0 0 0

0 0 0

4 3 0

4 1 1

0 0 0

D

Total I IN


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). Ciática (AEC). Se calculó la media del total de la muestra y se estableció ese valor como punto crítico de discriminación sexual. Para las tres variables, las diferencias son estadísticamente significativas (PPMEC: Punto de corte: 0,58; X2 = 12,85; IEC: Punto de corte: 3,50; X2 = 14,05; AEC: Punto de corte: 10,4; X2 = 14,05; p < 0,05) (Luna y Aranda 2005).

Cantidad de individuos Elemento/Porción anatómica Masc. Fem. Total HU 4 4 8 RA 6 7 13 CU 6 4 10 2ºMC 7 2 9 3ºMC 3 7 10 4ºMC 10 9 19 1ºFPM 5 5 10 Total Miembro Superior 10 9 19 FE 4 2 6 TI 1 1 2 PE 2 1 3 ASTR 4 6 10 CALC 2 2 4 Total Miembro Inferior 4 6 10 AX 2 2 4 Total Resto del esqueleto 2 2 4 1IS 3 9 12 CS 3 5 8 1MS 5 0 5 2MS 6 4 10 3MS 0 0 0 CI 3 4 7 2PMI 3 3 0 2MI 2 1 3 3MI 0 1 1 Total Dentición permanente 6 9 15 Total 10 9 19

Para el caso del Ángulo Mandibular (AM), este procedimiento no pudo realizarse dado que sólo se pudieron evaluar tres mandíbulas. Molleson et al. (1998) establecen que esta variable es un buen indicador sexual, pero no ofrecen valores límites discriminados por sexos. Bernal y González (2000; ver González et al. 2005) adjuntan estos datos promediados y las desviaciones obtenidas en la asignación sexual de individuos procedentes de diferentes sitios arqueológicos de la región pampeana y de Patagonia Centro-Meridional. Establecen que las diferencias entre los valores femeninos y masculinos son estadísticamente significativas: sus promedios son 137,5º ± 6,94 y 121,9º ± 4,94 respectivamente. Las mandíbulas del sitio Chenque I se ubican dentro de esos rangos (132º y 129º para las femeninas y 125º para la masculina).

Tabla 9.12. Cantidad de individuos adultos identificados según los resultados de la determinación sexual. Para la definición de las abreviaturas de los huesos y dientes analizados, ver Tablas 7.1. y 8.1. (páginas 79 y 104).

Edad (años) No nato 0-1 1,1-3 3,1-5 5,1-7 7,1-10 10,1-13 13,1-16 16,1-20 Total

Individuo Submuestra Sexo Edad A B (Ent. 16) F 9 meses lunares B A F Peripato C B (Ent. 16) F 2 m. ± 3 m. D A F 3 m. ± 3 m. E B (Ent. 16) M 3 m. ± 3 m. F B (Ent. 11) F 6 m. ± 3 m. G B (Ent. 16) M 6 m. ± 3 m. H A F Aprox. 6 m. ± 3 m. I B (Ent. 16) F 9 m. ± 3 m. J A F 1 a. ± 3 m. K B (Ent. 14) F 4-5 a. L A M 5-6 a. M B (Ent. 5) M 6-8 a. N A M 9-10 a. O A F Perinato P A M 6-8 a. Q A F 6-8 a. R B (Ent. 18) M 1,5 a. ± 6 m.

Submuestra Submuestra Total A B F M F M F M 0 0 1 0 1 0 4 0 3 2 7 2 1 0 0 1 1 1 0 0 1 0 1 0 1 2 0 1 1 3 0 1 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 6 3 5 4 12 7

Tabla 9.14. Cantidad de individuos subadultos identificados para cada sexo a través del análisis esqueletal.

9.8.2.2. Dentición. Se identificaron los métodos confiables para la determinación sexual mediante el mismo procedimiento que para los adultos: por un lado analizando los diagramas de dispersión a partir de las medidas dentales y por otro a través de la puesta a prueba de las propuestas metodológicas originales y de las medidas directas. Respecto de la dentición permanente, los resultados han sido consignados dentro de la sección correspondiente a los individuos adultos (Tablas II.40 a II.57). Para la dentición decidua, muy pocas medidas pasaron la puesta a prueba, coincidiendo con las conclusiones de numerosas investigaciones sobre el tema (i.e. Black 1978; Kondo y Townsend 2004; Margetts y

Tabla 9.13. Asignación sexual de los individuos subadultos según las variables del Grupo 1 (CA, CCI, ESA, AEC, PM, FADA, ERG y AM).

llevó a cabo una prueba de X2 para evaluar la significatividad de las diferencias entre los valores observados de la Posición de la Profundidad Máxima del a Escotadura (PPMEC), el Índice (IEC) y los valores absolutos del Ángulo de la Escotadura 154


Capítulo 9. Estructura demográfica de la muestra. Determinación sexual. Brown 1978), que plantean que el nivel de dimorfismo sexual es mucho menor respecto de la dentición definitiva. Estas medidas son el índice coronal del primer incisivo inferior, el índice del cuello del segundo incisivo inferior, el índice coronal y del cuello y la robusticidad coronal del canino inferior, el índice del cuello del primer molar inferior y el índice coronal del segundo molar inferior (Tablas II.58 a II.64). Nuevamente, el canino inferior es el diente más dimórfico, siguiendo el patrón identificado en poblaciones de diferentes regiones, pero también es de subrayar que todas las variables que permiten determinar el sexo pertenecen a la dentición mandibular.

9.8.2.3. Resultados generales. Sumando la información generada a través del esqueleto y de la dentición de subadultos para la Submuestra A, se obtienen los resultados de la Tabla 9.20. Puede observarse que, al igual que ocurre para la estimación de la edad (Capítulo 8), en todos los casos los valores obtenidos a través de la dentición son mayores que los del esqueleto, lo que subraya la importancia de la evaluación de los indicadores dentales. De esta manera, los resultados totales coinciden con los obtenidos a través de la dentición. Respecto de las cantidades de individuos para cada rango de edad, se observa una mayor mortalidad en los individuos femeninos menores al año de edad (n: 6; 38,00 %), disminuyendo notablemente en los rangos posteriores, mientras que para los varones los valores más altos corresponden a los rangos 1,1-3 años y 10,1-13 años (para cada caso n: 3; 23,00 %), con tres casos en cada uno. Comparando los resultados por sexo, se observa que la cantidad de individuos para cada sexo es más equilibrada respecto de los resultados obtenidos a través del análisis del esqueleto (exceptuando el rango de edad entre el nacimiento y el año de vida, el cual contiene un individuo masculino y seis femeninos), por lo que puede afirmarse que las diferencias observadas en este último caso se deben a la acción diferencial de los agentes tafonómicos.

Individuo Sexo n/N % C F 15/15 100 H F 9/9 100 N M 15/15 100 M M 47/48 97,91 A F 35/36 97,22 I F 41/45 91,11 D F 12/15 80,00 J F 12/15 80,00 B F 12/15 80,00 F F 31/40 77,5 K F 9/12 75,0 L M 15/24 62,5 E M 15/24 62,5 G M 14/27 51,85 Tabla 9.15. Porcentajes de casos coincidentes con la asignación final evaluando todas las variables. Referencias: n: cantidad de casos coincidentes con la asignación final; N: cantidad total de elementos relevados. Individuo Sexo AEC IEC PPMEC A F 123º 4,68 0,55 B F 112º 3,76 0,65 C F 127º 3,66 0,54 D F 125º 3,89 0,69 E M 118º 3,56 0,49 F F 115º 4,13 0,65 G M 100º 3,10 0,48 I F 125º 4,05 0,55 K F 124º 4,25 0,58 L M 104º 3,02 0,50 M M 95º 3,30 0,53 N M 79º 2,15 0,58 O F 121º 4,38 0,61 P M 92º 3,15 0,54 Q F 120º R M 102º 3,08 0,53

Teniendo en cuenta la información de ambas submuestras para todas las edades, los resultados obtenidos se resumen en la Tabla 9.21. Para los subadultos se registraron mayores cantidades en la Submuestra A (n: 30), que en la Submuestra B (n: 9), totalizando 39 individuos cuyo sexo pudo ser determinado. Si bien las cantidades de individuos correspondientes al rango etario de entre 0 y 1 año son similares para ambas submuestras, las pertenecientes a los restantes rangos son mayores para la Submuestra A, para ambos sexos. Este patrón es diferente del identificado para los adultos, para los cuales las cantidades son mayores en la Submuestra B para los individuos masculinos y muy parecidas para los femeninos. De todas formas, el total final para la Submuestra A (n: 19) no es muy diferente del de la Submuestra B (n: 25). Al evaluar los valores totales finales identificados para todo el conjunto evaluado (n: 83), surge con claridad que la cantidad de masculinos (n: 42), independientemente de su edad y de su inclusión dentro de las Submuestras, es casi idéntico que la de los femeninos (n: 41). Además, los valores finales de adultos (n: 44) y subadultos (n: 38) también son muy similares.

AM 132 º 129 º 125 º -

Tabla 9.16. Resultados de las variables PPMEC, IEC, AEC y AM.

En las Tablas 9.17. y 9.18. se ofrecen los resultados referidos a la cantidad de dientes identificados para cada sexo en la Submuestra A y en la Tabla 9.19. se resume la cantidad de individuos presentes por sexo. Se identificaron trece individuos masculinos y dieciséis femeninos, totalizando veintinueve. 155


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

Individuos masculinos Edad (años) No nato 0-1 1,1-3 3,1-5 5,1-7 7,1-10 10,1-13 Total

1iID

1iII

1iI

2iID

2iII

2iI

0 0 0 0 0 0 0 0

0 1 1 0 0 0 0 2

0 0 0 0 0 0 0 0

0 1 3 0 0 0 0 4

0 1 1 0 0 0 0 2

0 0 0 0 0 0 0 0

No nato 0-1 1,1-3 3,1-5 5,1-7 7,1-10 10,1-13 Total

0 1 1 1 0 0 0 3

0 0 0 0 0 0 0 0

0 0 0 0 0 0 0 0

0 0 0 0 0 0 0 0

0 1 2 0 0 0 0 3

0 0 0 0 0 0 0 0

No nato 0-1 1,1-3 3,1-5 5,1-7 7,1-10 10,1-13 Total

0 1 1 1 0 0 0 3

0 1 1 0 0 0 0 2

0 0 0 0 0 0 0 0

0 1 3 0 0 0 0 4

0 2 3 0 0 0 0 5

0 0 0 0 0 0 0 0

cID

cII

cI

1mID

0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 2 0 0 0 1 0 1 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 0 4 Individuos femeninos 0 0 0 0 0 2 0 0 0 0 0 0 1 1 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 3 1 0 Total 0 0 0 0 0 2 0 0 0 1 0 2 1 1 0 1 0 1 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 1 5 1 4

1mII

1mI

2mID

2mII

2mI

Total

0 0 0 2 0 0 0 2

0 0 0 0 0 0 0 0

0 1 0 1 0 0 0 2

0 0 0 0 1 0 0 1

0 0 0 0 0 0 0 0

0 4 8 4 3 0 0 19

0 0 0 0 0 0 0 0

0 0 0 0 0 0 0 0

0 6 0 1 0 0 0 7

0 1 2 0 1 0 0 4

0 0 0 0 0 0 0 0

0 11 5 4 2 0 0 22

0 0 0 2 0 0 0 2

0 0 0 0 0 0 0 0

0 7 0 2 0 0 0 9

0 1 2 0 2 0 0 5

0 0 0 0 0 0 0 0

0 15 13 8 5 0 0 41

Tabla 9.17. Cantidad de dientes deciduos de la Submuestra A identificados para cada sexo. Para la definición de las abreviaturas de los dientes analizados, ver Tabla 8.1. (página 104).

9.8.3. Evaluación diferencial.

del

sesgo

por

9.8.4. Dimorfismo sexual.

mortalidad

La Tabla 9.23. resume la información generada sobre el dimorfismo sexual de todo el conjunto muestral. Puede observarse en primer lugar que los tres valores para cada elemento analizado son muy similares entre sí, lo que corrobora el planteo de Smith (1999) en el sentido de que en general los resultados de estos índices son comparables independientemente de cual de ellos se utilice. En este caso, para el esqueleto adulto los valores del dimorfismo oscilan entre el 8 y el 24 %, incluyéndose dentro de los rangos de variación esperables para Homo sapiens sapiens. El valor para el perímetro mínimo de la diáfisis del radio es relativamente bajo, mientras que los correspondientes al fémur y al axis presentan porcentajes que tienden a corresponderse con el rango de valores más dimórficos para otras poblaciones (Hamilton 1982; Powell 1988). Respecto de la dentición, los valores obtenidos a partir del canino superior es de entre el 8 y el 10 %, ubicándola entre los valores más extremos de dimorfismo sexual. Para los subadultos, la variable esqueletal más dimórfica es el Índice de la Escotadura Ciática, con valores de entre el 16 y el 19 %, y para la dentición, el Índice del Cuello del

Se evaluó el tamaño de la dentición permanente de adultos y subadultos para evaluar la existencia de un sesgo por mortalidad diferencial en esta muestra. Para ello se compararon los promedios de las diferentes fórmulas y medidas dentales que pasaron la puesta a prueba, para adultos y subadultos. Los resultados han sido obtenidos evaluando ambas Submuestras como un único conjunto y se ofrecen en la Tabla 9.22. Puede observarse que en general los valores son mayores para los individuos adultos, salvo cinco valores para el primer incisivo superior, primer molar superior, segundo molar superior y tercer molar inferior, en cuyos casos los valores son mayores para los subadultos. De todas formas, los porcentajes de las diferencias observadas no superan en ningún caso el 5 %, lo que implica diferencias mínimas en el tamaño dental. Por tales motivos, es posible afirmar que en este caso que el sesgo por mortalidad no ha incidido en forma significativa, por lo que el grado de confianza de los resultados de las asignaciones sexuales a través de la dentición no se ve disminuida por ese factor. 156


Capítulo 9. Estructura demográfica de la muestra. Determinación sexual.

Individuos masculinos Edad (años) Lat. 0-1 1,1-3 3,1-5 5,1-7 7,1-10 10,1-13 13,1-16 16,1-20 Total

D 0 0 0 1 0 0 0 0 1

I 0 0 1 0 0 0 0 0 1

In. 0 0 0 0 0 0 0 0 0

D 0 0 0 0 0 0 0 0 0

I 0 0 0 0 0 1 0 0 1

In. 0 0 0 0 0 0 0 0 0

D 0 1 1 1 1 3 0 0 7

I 0 0 0 1 0 3 0 0 4

In. 0 0 0 0 0 0 0 0 0

D 0 0 0 0 0 0 0 0 0

I 0 0 0 0 1 1 0 0 2

0-1 1,1-3 3,1-5 5,1-7 7,1-10 10,1-13 13,1-16 16,1-20 Total

0 0 0 0 0 0 0 0 0

0 0 1 0 0 0 0 0 1

0 0 0 0 0 0 0 0 0

0 0 1 1 0 0 0 0 2

0 0 0 0 0 0 0 0 0

0 0 0 0 0 0 0 0 0

0 1 1 1 1 0 0 0 4

0 0 0 0 0 0 0 0 0

0 0 0 0 1 0 0 0 1

0 0 0 0 0 0 0 0 0

0 0 0 1 0 0 0 0 1

0-1 1,1-3 3,1-5 5,1-7 7,1-10 10,1-13 13,1-16 16.1-20 Total

0 0 0 1 0 0 0 0 1

0 0 2 0 0 0 0 0 2

0 0 0 0 0 0 0 0 0

0 0 1 1 0 0 0 0 2

0 0 0 0 0 1 0 0 1

0 0 0 0 0 0 0 0 0

0 2 2 2 2 3 0 0 11

0 0 0 1 0 3 0 0 4

0 0 0 0 1 0 0 0 1

0 0 0 0 0 0 0 0 0

0 0 0 1 1 1 0 0 3

1IS

CS

1MS

2MS

3MS

In. D I In. D 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 0 Individuos femeninos 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 Total 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 1

CI

2PM

2MI

3MI

In. 0 0 0 0 0 0 0 0 0

D 0 0 0 1 0 0 0 0 1

I 0 0 0 0 1 1 1 0 3

In. 0 0 0 0 0 0 0 0 0

D 0 0 0 0 0 0 1 0 1

I 0 0 0 0 0 0 0 0 0

In. 0 0 0 0 0 0 0 0 0

D 0 0 0 0 0 0 0 0 0

I 0 0 0 0 0 0 0 0 0

In. 0 0 0 0 0 0 0 1 1

0 1 2 4 3 9 4 1 24

0 0 0 0 0 0 0 0 0

0 0 0 0 0 0 0 0 0

0 0 0 3 0 0 0 0 3

0 0 0 1 0 1 0 0 2

0 0 0 0 0 0 0 0 0

0 0 0 0 0 0 1 0 1

0 0 0 0 0 0 0 0 0

0 0 0 0 1 0 0 0 1

0 0 0 0 0 0 0 0 0

0 0 0 0 0 0 0 0 0

0 0 0 0 0 0 0 1 1

0 1 3 7 3 2 1 1 18

0 0 0 0 0 0 0 0 0

0 0 0 0 0 0 0 0 0

0 0 0 4 0 0 0 0 4

0 0 0 1 1 2 1 0 5

0 0 0 0 0 0 0 0 0

0 0 0 0 0 0 2 0 2

0 0 0 0 0 0 0 0 0

0 0 0 0 1 0 0 0 1

0 0 0 0 0 0 0 0 0

0 0 0 0 0 0 0 0 0

0 0 0 0 0 0 0 2 2

0 2 5 11 6 11 5 2 42

Tabla 9.18. Cantidad de dientes permanentes de individuos subadultos de la Submuestra A identificados para cada sexo. Para la definición de las abreviaturas de los dientes analizados, ver Tabla 8.1. (página 104).

157

Total

I 0 0 0 0 0 0 0 0 0


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). Edad (años) No nato 0-1 1,1-3 3,1-5 5,1-7 7,1-10,0 10,1-13 13,1-16 16,1-20 Total

9.9. Discusión. 9.9.1. Individuos adultos.

Masculinos Femeninos Total 0 0 0 1 6 7 3 2 5 2 1 3 1 3 4 1 1 2 3 1 4 1 1 2 1 1 2 13 16 29

A partir de una observación inicial de los resultados resulta evidente que en general los anchos máximos de las epífisis y los diámetros y circunferencias de las diáfisis tienden a ser más dimórficas que las longitudes totales, lo que es coherente con el hecho de que ante cualquier situación desfavorable de crecimiento el mantenimiento de la morfología es priorizada en relación con el tamaño, ya que es una variable fundamental para un adecuado funcionamiento del esqueleto. Los resultados obtenidos indican que mientras muchas de las fórmulas que incluyen el primer conjunto de variables mencionadas han sido aceptadas (v.g. para el fémur, húmero, radio), los únicos elementos para los cuales la longitud máxima ha arrojado resultados satisfactorios es el tercer metacarpo (Tabla II.8.) y el peroné (Tabla II.19.). Algunas de las fórmulas arrojaron resultados bajos probablemente debido a que la definición de los puntos a medir no son lo suficientemente precisos, como por ejemplo el diámetro subtrocantérico de la diáfisis del fémur (Tabla II.13.).

Tabla 9.19. Cantidad de individuos identificados para cada sexo teniendo en cuenta toda la muestra dental, para la Submuestra A.

primer molar inferior deciduo, con valores entre el 6 y el 9 %. Estos resultados son más altos que loesperado, lo que podría deberse al tamaño relativamente pequeño de la muestra analizada. Los resultados obtenidos muestran un patrón dimórfico general marcado, lo que es coherente con la gran cantidad de métodos que pasaron la puesta a prueba y permitieron determinar el sexo de los individuos incluidos en la Submuestra A. Frayer y Wolpoff (1985: Tablas 3 y 4) resumen los valores del dimorfismo sexual a partir de la dentición en diferentes muestras actuales y arqueológicas. Para los cazadores-recolectores americanos, estos autores muestran una gran variación en el dimorfismo, ya que tanto los porcentajes más altos como los más bajos pertenecen a muestras procedentes de estos grupos. A este respecto, Harris y Nweeia (1980) sugieren equivocadamente, a partir del mínimo dimorfismo sexual por ellos detectado para los Ticuna de Colombia, que este patrón podría ser una característica distintiva de todas las poblaciones nativas de Sudamérica. Además de la numerosa evidencia generada en contra de esta proposición, los resultados obtenidos en esta tesis indican la existencia de patrones dimórficos muy claros. Esto implica que para los masculinos, que son el segmento de la población que sufre más fuertemente las incidencias de los estresores socioambientales durante la pubertad-adolescencia no se habría producido una disminución o detención del proceso de crecimiento por situaciones socioambientales adversas, o bien, de haber existido, podrían haber sido minimizadas mediante la implementación de estrategias culturales de amortiguación, por lo que las características genotípicas tenderían a manifestarse en toda su expresión. Este punto será evaluado a partir de otras líneas de trabajo, mediante la evaluación de los marcadores de estrés metabólico (Capítulo 11).

Estas tendencias coinciden con consideraciones previas generadas a partir de la evaluación de las variables más dimórficas en otras muestras esqueletales (Hamilton 1982). Si bien existe cierta variación interpoblacional, en la mayoría de los estudios el diámetros de las cabezas humerales y femorales, el ancho epifisiario y el perímetro diafisiario tienden a ser más dimórficos que la longitud total y por lo tanto son las variables que mejores resultados arrojan para determinar el sexo (Isçan y Miller-Shaivitz 1986; Isçan et al. 1998; Slaus et al. 2003). Purkait y Chandra (2004) establecen que las epífisis son zonas donde se inserta una mayor proporción de músculos respecto de las diáfisis, sufriendo un compromiso funcional mayor, lo que repercute en la robusticidad diferencial por sexos. Las medidas que tradicionalmente fueron utilizadas para la determinación del sexo en huesos largos en general pueden ser aplicadas, con los nuevos puntos de corte, en la Submuestra A. Tanto los diámetros verticales y transversales de la cabeza del húmero, como el diámetro vertical de la cabeza femoral, tomados en forma aislada, ofrecen porcentajes de asignación correcta elevados (75,00 a 91,66 %; Tablas 9.1. y 9.12.). Por otra parte, si bien los valores para el diámetro transversal de la cabeza femoral son bajos para los individuos masculinos (71,42 %), cuando esta variable es asociada con otras, los resultados mejoran sensiblemente (por ejemplo, fórmula 7 de la Tabla II.13., en la cual el diámetro transversal es incluido 158


Capítulo 9. Estructura demográfica de la muestra. Determinación sexual. Masculinos Edad Dental Esqueletal (años) No nato 0 0 0-1 1 0 1,1-3 3 0 3,1-5 2 0 5,1-7 1 2 7,1-10 1 1 10,1-13 3 0 13,1-16 1 0 16,1-20 1 0 Total 13 3 Total 14 General

Femeninos %

Total

Dental Esqueletal

0 7,00 21,00 15,00 15,00 7,00 21,00 7,00 7,00 100

0 6 2 1 3 1 1 1 1 16

0 4 1 0 1 0 0 0 0 6

100

%

Dental Esqueletal

0 38,00 13,00 6,00 19,00 6,00 6,00 6,00 6,00 100

16

0 7 5 3 4 2 4 2 2 29

100

0 4 1 0 3 1 0 0 0 9 29

% 0 24,00 17,00 10,00 14,00 7,00 14,00 7,00 7,00 100

Total General 0 7 5 3 4 2 4 2 2 29

% 0 24,00 17,00 10,00 14,00 7,00 14,00 7,00 7,00 100

100

Tabla 9.20. Resultados finales de la determinación sexual de subadultos evaluando las variables dentales y esqueletales, para la Submuestra A.

Edad (años) No nato 0-1 1,1-3 3,1-5 5,1-7 7,1-10 10,1-13 13,1-16 16,1-20 Total Subadultos Total Subadultos General Total Adultos Total Adultos General Total General por Submuestras Total General

A B Masculinos 0 0 1 2 3 1 2 0 2 1 1 0 3 0 1 0 1 0 14 4 18 10 14 24 24 18 42

Submuestra A B Femeninos 0 1 6 3 2 0 1 1 3 0 1 0 1 0 1 0 1 0 16 5 21 9 11 20 25 16 41

A B Total 0 1 7 5 5 1 3 1 5 1 2 0 4 0 2 0 2 0 30 9 39 19 25 44 49 34 83

Total General 1 12 6 4 6 2 4 2 2 39 44 83

Tabla 9.21. Resultados de la determinación sexual teniendo en cuenta ambas Submuestras.

Diente 1IS CS CI 2PMI 1MS 2MS 2MI 3MS 3MI

Medida Diám. MD corona Diám. BL corona Índice corona Diám. BL corona Diám. MD corona Robust. corona Diám. BL corona Robust. corona Diám. MD cuello Robust. corona Robusticidad cuello Diám. MD corona Diám. BL corona Robusticidad cuello Índice cuello

Subadultos n 7 8,60 6 7,89 5 98,25 4 7,48 4 7,55 4 57,63 12 8,03 19 11,52 15 139,07 12 8,83 5 120,00 5 91,89 3 10,98 3 10,36 7 80,01 6 108,23

Adultos n 26 25 15 22 10 10 21 10 12 12 15 22 16 15 33 27

8,59 8,24 102,3 7,70 7,77 60,65 8,39 11,16 146,16 9,13 126,26 87,89 11,54 10,85 76,03 103,03

Dif. 0,01 0,35 4,25 0,22 0,52 3,02 0,36 0,36 9,09 0,30 14,06 4,00 0,56 0,49 3,98 5,20

% 0,11 4,24 4,15 2,85 2,83 4,98 4,29 3,12 4,85 3,28 4,95 4,35 4,85 4,52 4,97 4,80

Tabla 9.22. Resultados de la comparación de las medidas dentales que pasaron la puesta a prueba. Para la definición de las abreviaturas de los dientes analizados, ver Tabla 8.1. (página 104).

159


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). Adultos Porción Elemento n Variables - [(M/F)-1] (M-F)/M (M-F)/F anatómica analizado Miembro RA 29 Perímetro mínimo diáfisis - 0,08 0,08 0,08 Superior Miembro Diámetro subtrocantérico FE 9 - 0,24 0,24 0,22 Inferior anteroposterior y ancho epicondilar Resto del AX 12 Longitud sagital máxima - 0,21 0,24 0,21 esqueleto Dentición CS 16 Índice coronal - 0,09 0,08 0,10 Subadultos Cintura escapular

IL

18

Índice de la escotadura ciática

-0,16

0,19

0,16

Dentición

1mI

9

Índice cuello

-0,06

0,08

0,09

Tabla 9.23. Valores de dimorfismo sexual para los elementos óseos y dentales que permitieron determinar el sexo en el mayor porcentaje de casos. Referencias: n: Número de elementos analizados; RA: Radio; FE: Fémur; AX: Axis; CS: Canino superior; IL: Ilion; 1mI: Primer molar deciduo inferior.

ejemplifican claramente este inconveniente, ya que se pudo determinar el sexo sólo en cuatro tibias, seis peronés y diez calcáneos.

junto con el ancho epicondilar, con porcentajes de casos correctamente asignados del 100 %). Respecto de los huesos de la mano, arrojaron resultados consistentes. Numerosas fórmulas para los segundos, terceros y cuartos metacarpos y la primera falange proximal ofrecieron resultados muy satisfactorios, mientras que los primeros y quintos no permiten discriminar entre sexos (Tablas II.5. a II.12.).

Teniendo en cuenta todos los métodos, se observan dos aspectos interrelacionados que merecen especial atención. Por un lado, la mayoría de las propuestas originales identifican erróneamente un porcentaje importante de los individuos femeninos de esta muestra como masculinos. Por otro, los valores de los puntos de corte nuevos son casi siempre mayores que los originales. Esto se debe a que el tamaño y robusticidad óseas son muy diferentes entre las muestras utilizadas para generar las propuestas originales (que en su mayoría están compuestas por individuos relativamente poco robustos) y la evaluada en esta Tesis. Una simple evaluación macroscópica de los restos procedentes del sitio Chenque I permite afirmar que en la mayoría de los casos el tamaño y robusticidad óseas son sensiblemente mayores que las de esqueletos de individuos occidentales contemporáneos. Este es el motivo principal por el cual fue necesario modificar los puntos de corte.

Para los huesos del pie, el astrágalo y el calcáneo son los huesos que más posibilidades ofrecen para determinar el sexo, ya que muchas de las medidas, tomadas en forma aislada o en conjunto, presentan diferencias dimórficas. Las fórmulas que mejores resultados ofrecieron son las que incluyen para el astrágalo la longitud y el ancho máximo, las medidas de la troclea y las fórmulas que evalúan varias variables (Tablas II.22. a II.25). Respecto del calcáneo, casi la totalidad de las fórmulas ofrecieron resultados muy buenos (Tablas II.27. a II.33.). Cabe destacar que casi todas ellas incluyen numerosas variables de ese hueso. Un dato llamativo es que ninguna de las fórmulas para los metatarsos, ni las univariadas ni las multivariadas, pasó la puesta a prueba (Tablas II.34. a II.37.).

Esta tendencia puede verse claramente en las fórmulas para radios (Tabla II.3.), algunos metacarpos (Tablas II.7., II.9. y II.10.), fémures (Tabla II.13 a II.15.), tibias (Tablas II.16. a II.18.), peronés (Tabla II.19.), astrágalos (Tablas II.22 y II.24. a II.26) y calcáneos (Tablas II.27 a II.29 y II.31 a II.33.). Una excepción es la fórmula para el quinto metacarpo propuesta por Scheuer y Elkington (1993), en cuyo caso los resultados son inversos: todos los individuos masculinos fueron asignados como femeninos. Esto podría deberse a un error de tipeo en el punto de corte de la versión original, como lo plantearan anteriormente Burrows et al. (2003).

Salvo la excepción de los metatarsos, en general las fórmulas que toman en consideración una gran cantidad de variables (multivariadas) mejoran los resultados de aquellas que evalúan solo una (univariadas). Esta tendencia es claramente visualizable para la epífisis proximal de la tibia (Tablas II.16. a II.18.), el peroné (Tabla II.19.) y el calcáneo (Tablas II.27 a II.33). De todas formas, la posibilidad de obtener resultados significativos se ve disminuida dado que la aplicación de estas fórmulas está supeditada a que el hueso se recupere entero o poco fragmentado. Los resultados obtenidos para esos tres huesos 160


Capítulo 9. Estructura demográfica de la muestra. Determinación sexual. Elevación de la Superficie Auricular (ESA) ofrece valores altos de coincidencias con la asignación final en masculinos y bajos en femeninos, mientras que para la Curvatura de la Cresta Ilíaca (CCI) ocurre lo contrario. Con respecto al primer caso, estos resultados parecen contribuir a las críticas que Hunt (1990), Mittler y Sheridan (1992) y Pizani Palacios (1996) realizaran a la propuesta metodológica de Weaver (1980). Estos autores sugieren que, desde un punto de vista poblacional, la elevación de la superficie auricular no es una herramienta efectiva para diagnosticar el sexo en individuos subadultos, porque su morfología está fuertemente influenciada por la edad. Sus observaciones establecen que este criterio es poco exitoso en individuos menores a los nueve años, como es el caso de la muestra analizada en este trabajo. Para una muestra de subadultos naturalmente momificados procedentes de Kulubnarti (Nubia), Mittler y Sheridan (1992) documentan sólo un 33,3 % de casos femeninos correctamente diagnosticados en ese rango de edad, mientras que para los masculinos el valor de casos correctos ascendió a un 70,6 % (Luna y Aranda 2005). Estos valores son similares a los documentados por Pizani Palacios (1996) para una muestra de iliones fetales pertenecientes a individuos venezolanos contemporáneos.

Respecto de la dentición permanente, queda claro el alto poder discriminante de numerosos elementos dentales. Estudios previos sugieren que los diámetros bucolinguales muestran mayor dimorfismo sexual que los mesiodistales. Los resultados obtenidos avalan dicha afirmación, ya que de los métodos que pasaron la puesta a prueba, ocho evalúan el diámetro bucolingual (todos ellos de la corona) y solo cinco el diámetro mesiodistal (cuatro de ellos de la corona). Dado que el desgaste afecta primero al diámetro mesiodistal, estos resultados permitieron obtener información relevante a partir del diámetro bucolingual coronal de elementos dentales con altas tasas de desgaste. Otro hecho destacable es la muy baja cantidad de métodos que pasaron la puesta aprueba para el cuello dental (n: 4), lo que restringió la cantidad de dientes de los cuales pudo conocerse la pertenencia sexual. Dado que tres de los cuatro métodos incluyen medidas mesiodistales y bucolinguales, procedimiento que es usualmente utilizado para mejorar los porcentajes de asignaciones correctas al desarrollar las fórmulas, resulta evidente que el dimorfismo sexual del cuello dental es menor que el de la corona. 9.9.2. Individuos subadultos. La aplicación en conjunto de técnicas que tienen en cuenta aspectos tanto cualitativos como cuantitativos y que evalúan diferentes porciones de los huesos, permitió obtener resultados confiables sobre la probable pertenencia sexual de los individuos subadultos. Analizando el porcentaje de efectividad para cada variable, para los masculinos la Elevación de la Superficie Auricular (ESA) y el Criterio del Arco (CA) ofrecen porcentajes altos de coincidencias con la determinación final (87,0 y 84,1 % respectivamente), mientras que los valores de la Curvatura de la Cresta Ilíaca (CCI) son sensiblemente menores (40,5 %). Para los individuos femeninos, es mayor la cantidad de criterios que ofrecen valores altos (Ángulo de la Escotadura Ciática, Curvatura de la Cresta Ilíaca, Prominencia Mentoniana, Forma del Cuerpo Mandibular y Criterio del Arco), mientras que las dos con menores coincidencias (Elevación de la Superficie Auricular y Forma de la Arcada Dental Anterior), tienen valores que de todas formas se acercan al umbral mínimo aceptable (75 %). Cuando se toman estos datos en un único conjunto, la Prominencia Mentoniana, la Forma del Cuerpo Mandibular, el Criterio del Arco y el Ángulo de la Escotadura Ciática aparecen como las más efectivas (más del 85 %), mientras que la Forma de la Arcada Dental Anterior y la Curvatura de la Cresta Ilíaca ofrecen los valores más bajos (menos del 75 %) (Luna y Aranda 2005). Dos de las comportamientos

Por otro lado, es probable que las diferencias en las asignaciones obtenidas a partir de la Curvatura de la Cresta Ilíaca (CCI) se deban a cuestiones relacionadas principalmente con la poca claridad de la definición de Schutkowski (1993) de esa variable. Para la mandíbula, la Forma Anterior de la Arcada Dental (FADA) parece tener el mismo problema. Por el contrario, las definiciones que establecen cortes morfológicamente claros entre sexos ofrecieron un mayor grado de certeza sobre cómo categorizar las observaciones. Son ejemplos de ello el Ángulo de la Escotadura Ciática (AEC), la Prominencia Mentoniana (PM), la Forma del Cuerpo Mandibular (FCM) y el Criterio del Arco (CA) (Luna y Aranda 2005). Los valores del Ángulo de la Escotadura Ciática (AEC) se ubican entre los 112º y los 127º para las mujeres y entre 79º y 118º para los varones (Tabla 9.16.). Sólo un caso masculino (individuo E) se encuentra dentro de las medidas típicas de las mujeres, por lo que podría plantearse que las piezas cuyas medidas excedan los 112º corresponderían con una alta probabilidad a individuos femeninos, mientras que las que midan menos de 104 º pertenecerían a masculinos. Los valores del Índice de la Escotadura Ciática (IEC) oscilan entre 3,66 y 4,68 para mujeres y entre 2,15 y 3,56 para los masculinos. En este caso no existe ningún caso que presente valores característicos del otro sexo, por lo que la brecha delimitada por los valores 3,65 y 3,57 podría estar reservada para los

variables parecen tener disímiles entre sexos. La 161


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). ese grupo, dos fueron asignados al sexo masculino, mientras que cuatro de los cinco individuos cuyas edades se encuentran entre los cinco y los diez años, pertenecen a ese sexo. Para las edades más tempranas las asignaciones son mayoritariamente femeninas, mientras que a edades mayores, son masculinas. Una posible explicación ante esta situación sería que las variables analizadas están influidas por la edad, lo cual en principio podría ser considerado como poco aceptable ya que no concuerda con el conjunto de las investigaciones realizadas hasta el momento sobre conjuntos osteológicos inmaduros de diferentes procedencias (Fazekas y Kósa 1978; Loth y Henneberg 2001; Pizani Palacios 1996; Schutkowski 1993). Se sugiere entonces que estos resultados estarían mostrando la estructura sexual real de la muestra (Luna y Aranda 2005).

casos dudosos, los valores mayores a 3,65, a las piezas pertenecientes a individuos femeninos y los menores a 3,57, a los masculinos. Por último, los valores de la Posición de la Profundidad Máxima de la Escotadura Ciática (PPMEC) ofrecen una imagen similar: los individuos femeninos tienen valores entre 0,54 y 0,69 y los masculinos, entre 0,49 y 0,58. Nuevamente, solo un individuo masculino (N) se ubica dentro de los valores característicos de los femeninos. Podría plantearse que si el valor obtenido es mayor a 0,54, la pieza podría corresponder con una alta probabilidad a un individuo femenino, mientras que si ofrece valores inferiores a 0,53, correspondería a un individuo masculino (Luna y Aranda 2005; Tabla 9.16.). La comparación de los porcentajes de efectividad entre los autores que desarrollaron las técnicas aplicadas (Tabla 9.6.) y los resultados de este trabajo muestran algunas cuestiones interesantes. Para los huesos de individuos masculinos, las frecuencias de asignaciones coincidentes con la determinación final para la Elevación de la Superficie Auricular (ESA) son muy similares en ambos casos, mientras que el Criterio del Arco (CA) ofreció mejores resultados y el Ángulo de la Escotadura Ciática (AEC) y la Curvatura de la Cresta Ilíaca (CCI), peores resultados en la presente muestra. Con respecto a los femeninos, todas las variables ofrecieron valores superiores en el presente análisis. Tomando en cuenta toda la muestra en conjunto, los valores obtenidos del Ángulo de la Escotadura Ciática (AEC), la Curvatura de la Cresta Ilíaca (CCI), la Forma de la Arcada Dental Anterior (FADA) y la Elevación de la Superficie Auricular (ESA) son similares de los registrados por las propuestas originales, mientras que las restantes tienen porcentajes mayores de asignaciones coincidentes con la determinación final (Luna y Aranda 2005).

Es importante priorizar las técnicas que se basen en características cuantificables de las piezas, que partan de definiciones claras y no ambiguas de las variables a evaluar. Tal es el caso de la Posición de la Profundidad Máxima de la Escotadura Ciática (PPMEC), la cual ofrece una vía objetiva de identificar los puntos de medición en el ilion y controla las variaciones en el tamaño (Holcolm y Konigsberg 1995). Las variables cualitativas tienen en general el inconveniente de no ofrecer una definición clara de los criterios de observación, lo que genera una mayor subjetividad por parte de los observadores, disminuyendo la precisión de los resultados (Luna y Aranda 2005). En resumen, teniendo en cuenta 1) un umbral mínimo aceptable de 75 % de casos coincidentes con la asignación sexual final, 2) la cantidad de piezas que pudieron ser observadas, 3) la precisión de las definiciones originales y 4) las críticas a las propuestas iniciales, las variables que ofrecen resultados más confiables de acuerdo con los resultados obtenidos son la Prominencia Mentoniana (PM), la Forma del Cuerpo Mandibular (FCM) y las variables relacionadas con la escotadura ciática mayor: el Criterio del Arco (CA), el Índice (IEC), la Posición de la Profundidad Máxima de la Escotadura (PPMEC) y tanto la evaluación discreta como los valores absolutos del Ángulo (AEC). Estas conclusiones coinciden con las vertidas anteriormente por numerosos autores (Fazekas y Kósa 1978; Holcolm y Konigsberg 1995; Pizani Palacios 1996), en el sentido de que la escotadura ciática mayor es una de las porciones óseas que mayor información sexual ofrece en individuos inmaduros (Luna y Aranda 2005).

En líneas generales, los rasgos mandibulares definidos para masculinos fueron más fácilmente evaluados, mientras que para los femeninos la variabilidad morfológica y por tanto, la posibilidad de asignación incorrecta, es mayor. Esta situación coincide con las apreciaciones de Loth y Henneberg (2001) y Scheuer (2002). Con respecto al análisis del ilion, la situación es opuesta, ya que los rasgos definidos para femeninos son más claramente identificables. También se evaluaron los resultados de las asignaciones con respecto a la edad, con el objetivo de conocer si esa variable influye en las características morfológicas y métricas analizadas. Con relación a este punto surgieron dificultades en la interpretación de los datos, principalmente dado el reducido tamaño de la muestra, ya que once de los dieciocho individuos tienen una edad de muerte estimada de entre 0 y 1 año. La información obtenida establece que del total de individuos de

Respecto de la dentición, deben tenerse en cuenta para los subadultos las consideraciones anteriormente planteadas para los dientes permanentes. Para los deciduos resulta evidente 162


Capítulo 9. Estructura demográfica de la muestra. Determinación sexual. sitios con entierros múltiples siguen este patrón, con inhumaciones de individuos de ambos sexos. Como ejemplos de ello pueden nombrarse el Túmulo de Campana (Zeballos y Pico 1878), el Túmulo de Malacara (Torres y Ameghino 1913; Vignati 1960), Arroyo Seco 2 (Politis 1989, 2000, Politis et al. 1987, 1992), Gascón 1 (Barrientos y Oliva 1997; Oliva et al. 2001), Tres Reyes 1 (Madrid y Barrientos 2000), Laguna Los Chilenos 1 (Barrientos et al. 1999) y Paso Alsina (Bayala 2008; Martínez et al. 2004, 2006, 2007), lo que indica que se trata de una conducta mortuoria común.

que el grado de dimorfismo sexual es mucho menor, porque sólo cuatro fórmulas pasaron la puesta a prueba, de las cuales tres incluyen medidas mesiodistales y bucolinguales; es decir que la mayoría requirió de este procedimiento para obtener resultados satisfactorios. 9.9.3. Discusión general. El procedimiento de puesta a prueba implementado permitió obtener información importante, ya que de un total de 83 individuos cuyo sexo pudo conocerse, más de la mitad (n: 49) pertenece a la Submuestra A, de la cual no se hubiese obtenido ningún dato de haberse aplicado sólo las metodologías tradicionales. Los resultados incluyen la información sobre la asignación sexual de algunos restos ubicados en la Unidad Inferior. Por ejemplo, el Conjunto 8/9 no contiene restos que permitan determinar el sexo mediante los procedimientos tradicionales, pero los análisis implementados permitieron conocer que incluye un individuo masculino y uno femenino, ambos adultos. Por otra parte, el sexo de los individuos subadultos incluidos en la Unidad Inferior pudo conocerse, totalizando cuatro masculinos y cinco femeninos. Sin duda, la inclusión de esta información permite obtener un perfil más claro de la estructura de la muestra recuperada, e inferir patrones de conducta mortuoria a partir de una base mucho más sólida.

Un dato interesante que surge de la evaluación de los resultados se aleja de estas consideraciones generales, indicando que, entre los individuos de 0 a 1 año de edad, las frecuencias de masculinos y femeninos son muy disímiles (tres para los primeros y nueve para los segundos)1. Las proporciones se nivelan en las categorías de edad subsiguientes (Tabla 9.21.). Estas diferencias puede estar indicando la existencia de algún tipo de preferencia por parte de los adultos hacia los varones en detrimento de las mujeres. Una interpretación que puede explicar estas diferencias se discute en el Capítulo 13. 9.10. Resumen. Este capítulo priorizó en la puesta a prueba de numerosos métodos para la determinación sexual, de manera de identificar cuáles de ellos podían ser aplicados con confianza a los restos incluidos dentro de la Submuestra A. La información obtenida es concordante con el planteo subrayado por todos los análisis previos referidos a este tema, el cual indica que la procedencia de las muestras originales es una variable de suma importancia que debe ser tenida en cuenta en el momento de elegir qué método aplicar en cada caso, ya que el grado de dimorfismo sexual es muy variable entre poblaciones.

La ausencia de sesgo por mortalidad diferencial en la dentición permitió analizar la totalidad de los elementos de individuos subadultos en conjunto con los de adultos, asegurándose altos niveles de confianza en los resultados de las asignaciones sexuales a través de la dentición. Por otra parte, se identificaron niveles altos de dimorfismo sexual en diferentes porciones anatómicas, lo que indicaría en términos generales que los individuos representados en la muestra no habrían sufrido situaciones de estrés biológico importantes. Este punto será evaluado más detalladamente en el Capítulo 11 a través del estudio de una serie de indicadores dentales y esqueletales de estrés.

Los resultados indican que más de la mitad de los individuos de los cuales pudo determinarse el sexo provienen de la Submuestra A. Ello permite subrayar la importancia de su análisis para la reconstrucción de los perfiles demográficos, ya que contiene información imprescindible para una caracterización adecuada. Pudo establecerse que no existieron criterios de exclusión en función del sexo, ya que la cantidad total de individuos masculinos y femeninos identificada es similar. Por otro lado, se identificó una discrepancia importante en las frecuencias de individuos según el sexo entre el nacimiento y el año de edad, triplicando los

Uno de los objetivos que dirigió el procedimiento aplicado para determinar el sexo de los individuos de la Submuestra A fue el de investigar si existió algún criterio de exclusión en las decisiones tomadas en el momento de realizar inhumaciones en el sitio Chenque I, en función del sexo. Los resultados generales obtenidos indican con claridad que no fue este el caso, sino que se enterraron tanto individuos femeninos como masculinos en proporciones muy similares. Esta situación ocurre tanto para individuos adultos como para subadultos, es decir que no se tuvo en cuenta el sexo del individuo a inhumar para ninguna categoría de edad, y se identifica además en ambas submuestras. Cabe destacar que en general, los

1

Debe recordarse que, como se mencionara en el Capítulo 6, Bello et al. (2006) pudieron identificar para su caso de análisis que entre los subadultos menores a un año las frecuencias de deterioro óseo son muy similares para ambos sexos.

163


Estructura demogrĂĄfica, estilo de vida y relaciones biolĂłgicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional LihuĂŠ Calel, provincia de La Pampa, Argentina). femeninos la cantidad de masculinos presentes en toda la muestra analizada.

164


arribar a resultados adecuados. Como se verá a continuación, la evaluación de estas dos variables, tomadas en consideración junto con otras usualmente utilizadas, permitieron obtener datos más relevantes y precisos.

CAPÍTULO 10 NÚMERO MÍNIMO DE INDIVIDUOS Y CARACTERIZACIÓN DEL PERFIL PALEODEMOGRÁFICO. 10.1. Introducción. Como se mencionó en el Capítulo 7, uno de los primeros aspectos que deben ser evaluados cuando se analizan muestras osteológicas compuestas por restos removidos y mezclados tiene que ver con la estimación de la cantidad de individuos inhumados. En conjuntos osteológicos intactos o poco perturbados, por lo general esto no conlleva grandes dificultades, aunque al analizar restos mezclados como los incluidos en la Submuestra A el procedimiento se complejiza. Se dispone de una serie de propuestas metodológicas que ofrece diferentes grados de precisión en los resultados, los cuales están influenciados tanto por las características propias de los procedimientos, como por la cantidad y tipo de variables evaluadas en cada caso (Adams y Konigsberg 2004; Orchard 2005; Roberts 1996). La estimación de la cantidad de individuos inhumados en un sitio arqueológico es un dato de suma importancia ya que, evaluado junto con otros indicadores arqueológicos, contribuye a la comprensión de situaciones de cambio demográfico y social, como por ejemplo el aumento o disminución de la densidad poblacional. Por ese motivo y tal como menciona Angel (1969), se vuelve imprescindible ingresar toda la población por sexo y edad, utilizando para ello todos los procedimientos disponibles, para obtener una imagen adecuada del perfil demográfico. El Número Mínimo de Individuos (en adelante, NMI) es una medida de abundancia taxonómica muy utilizada en bioarqueología, zooarqueología y paleontología, que permite cuantificar la cantidad de individuos representados en un conjunto de restos no articulados y contribuye a definir los perfiles de mortalidad (Mengoni Goñalons 1988, 1999; Ubelaker 1974). Los conjuntos osteológicos removidos contienen un potencial de información muy importante para desarrollar este punto, ya que cada fragmento identificado, por más deteriorado que se encuentre, puede contribuir a la caracterización del tamaño y estructura de la muestra. Por ese motivo es muy importante incluir la totalidad de la muestra excavada en las reconstrucciones demográficas, analizando hasta los fragmentos óseos y dentales más pequeños (Hoppa y Gruspier 1996; Ubelaker 1974).

Todos los investigadores que aplican algún método para estimar el NMI coinciden en que se obtienen diferentes resultados dependiendo de las distintas formas de calcularlo y de la cantidad de variables puestas en consideración. Por ese motivo es sumamente importante explicitar los criterios considerados para obtener los resultados en cada caso particular. También se afirma en general que se trata de un índice conservador, en el sentido de que suele subestimar la cantidad de individuos reales (Adams y Konigsberg 2004). El primer investigador que aplicó un método para estimar la cantidad de individuos representados en una muestra fue White (1953), quien se limitó a discriminar el elemento más abundante según su lateralidad y eligió el valor más elevado como el mejor estimador1. Adams y Konigsberg (2004) mencionan otros procedimientos similares que tienen en cuenta sólo la lateralidad, los cuales ofrecen resultados parecidos. La propuesta de White (1953) fue criticada por ser sumamente conservadora (v.g. Fieller y Turner 1982; Ringrose 1993), es decir que subestima significativamente la cantidad de individuos, por lo que se sugirió ampliar la cantidad de variables analizadas, contemplando la edad de muerte (Bökönyi 1970), el tamaño óseo, el sexo, etc. (Adams y Konigsberg 2004; Buikstra y Goldstein 1973; Mengoni Goñalons 1988, 1999; Mondini 2003). Los resultados también están muy influenciado por los niveles de agregación que el investigador decida establecer en cada caso (según diferentes categorías de edad, según la ubicación de los restos en diferentes zonas del sitio, etc.). Cuantas más divisiones justificadas puedan realizarse en la muestra, mayor será el nivel de precisión de los resultados (Casteel 1977; Grayson 1973, 1979). Por ejemplo, en un esfuerzo por mejorar los resultados, Bökönyi (1970) dividió su muestra en cuatro categorías de edad (juvenil, subadulto, adulto y maduro-senil), teniendo en cuenta el tamaño óseo, el grado de fusión epifisiaria y los procesos degenerativos articulares. Dentro de 1

Martínez et al. (2006) calculan en forma preliminar el NMI del sitio Paso Alsina de manera similar, haciendo un conteo directo de la cantidad de cráneos presentes. De todas formas, los autores mencionan varios factores que subrayan el conservadurismo de este procedimiento. En este sitio muchos de los cráneos han sufrido un intenso deterioro, encontrándose varios de ellos fracturados y/o aplastados, y se mencionan estados de preservación muy variables. Esto permite sugerir que algunos cráneos pueden haber estado muy deteriorados, y por lo tanto no contemplados en la estimación. Por otra parte, dado que se trata de entierros secundarios, existe la posibilidad de que no hayan ingresado la totalidad de los cráneos. En definitiva, un análisis completo de la muestra probablemente arroje un valor de NMI mayor a 55 para el caso de Paso Alsina (para un avance parcial en este sentido, ver Bayala 2008 y Martínez et al. 2006).

En el Capítulo 7 se han omitido la metodología y los resultados referidos al NMI, debido a que se considera que la información sobre la estimación de la edad y la determinación sexual, detallada en los Capítulos 8 y 9 respectivamente, es crucial para 165


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). 5, el primero de ellos indica que las muestras bioarqueológicas ofrecen información acerca de la estructura demográfica de los individuos que murieron dentro de determinados rangos de edad, pero no de los sobrevivientes, mientras que el segundo subraya que la variabilidad en la susceptibilidad a enfermarse o morir en el marco de cualquier dinámica poblacional, es un dato desconocido en los análisis osteológicos. Sin embargo, el perfil de mortalidad obtenido ofrece un panorama global que permite establecer tendencias respecto de las características demográficas generales de los pobladores de cazadoresrecolectores de la zona para el Holoceno tardío y compararlas con otras curvas previamente conocidas para sociedades similares de diferentes partes del mundo.

cada grupo de edad ordenó los huesos por tamaño, de manera de identificar individuos pequeños, medianos y grandes en cada uno. De esta manera se generaron doce subgrupos, estimando el NMI en cada uno de ellos por separado y sumando posteriormente todos los valores para obtener el valor de NMI de toda la muestra. El autor considera que con este procedimiento se obtienen los resultados más cercanos a los reales (Bökönyi 1970). También se propuso tener en cuenta el apareamiento de huesos a partir de sus características de forma y tamaño, es decir, la identificación de los huesos de la misma porción anatómica que pertenecen a un mismo individuo. De esta manera, el valor de NMI es mejorado ya que es posible sumar con confianza la cantidad de pares con la cantidad de huesos no apareados (Casteel 1977; Orchard 2005; Ubelaker 2002). Orchard (2005) refinó el uso de este índice analizando el tamaño óseo para estimar la longitud máxima en una muestra de ictiofauna. Mediante este procedimiento pudo obtener resultados mucho más satisfactorios que los registrados siguiendo los lineamientos de White (1953). Su propuesta difiere de las previas en que permite una interreferencia múltiple de varias partes anatómicas (Orchard 2005).

10.2. Material y Métodos. En este caso se han analizado exclusivamente los restos de ambas submuestras recuperados del sitio Chenque. Para obtener el valor total de NMI se tuvieron en cuenta varias variables. La información otorgada por cada una de ellas fue entrecruzada con la de las restantes. Se prestó especial atención a los huesos de pequeñas dimensiones y a los dientes, ya que son los menos deteriorados y por lo tanto los que ofrecieron frecuencias más altas (Capítulo 7). En primer lugar se establecieron las frecuencias de cada tipo de hueso y diente, teniendo en cuenta la lateralidad. Se tuvo en cuenta que cada fragmento compartiera alguna característica identificatoria que descartara la asignación de elementos de un mismo individuo como si pertenecieran a más de uno. Posteriormente se incluyeron los datos obtenidos sobre la edad de muerte (Capítulo 8) y el sexo de los individuos (Capítulo 9). Para ello se tuvo en cuenta esa información para cada elemento analizado, para mejorar de esa manera la precisión de los resultados (Bökönyi 1970; Mengoni Goñalons 1988; Ubelaker 1974). De esta manera también fue posible generar información sobre el NMI para ambos sexos y para cada categoría de edad.

Los resultados obtenidos a lo largo de este capítulo deben ser analizados con cautela dado que son tratados como si describieran las características de una población estable en un momento determinado. Además de los múltiples sesgos que ocurren desde la población viva en el pasado hasta el conjunto osteológico analizado en laboratorio, es necesario tener en cuenta que la muestra constituye un registro generado durante al menos 700 años, durante los cuales pueden haberse producido variaciones en el proceso y situaciones demográficas que pueden haber repercutido en el perfil inferido. Salvo casos puntuales, en los cuales pueda probarse que el cementerio ha sido utilizado durante un lapso restringido y que se han depositado en él individuos de una sola comunidad aislada, el perfil demográfico está influido por la dinámica de las relaciones entre grupos, con el ingreso de individuos de variadas procedencias y por fluctuaciones en las tasas de crecimiento, fertilidad y mortalidad. Este concepto es denominado no-estabilidad demográfica por los investigadores que adhieren a la paradoja osteológica (Wood et al. 1992). Por otra parte, otros dos conceptos centrales de dicha propuesta, la mortalidad selectiva y la heterogeneidad oculta en los riesgos, pueden introducir importantes factores de variación, cuya incidencia en general no puede ser satisfactoriamente sopesada en los estudios bioarqueológicos. Como se mencionó en el Capítulo

Por último, se consideró el tamaño óseo, comparándose algunas medidas entre elementos adultos contralaterales. De esta manera se buscó aparear huesos de diferente lateralidad, de manera de establecer qué elementos pertenecieron a un mismo individuo (Adams y Byrd 2006; Byrd y Adams 2003). Para ello se tomaron en cuenta las variables métricas de huesos y dientes previamente utilizadas para la estimación de la edad y la determinación sexual de los adultos. Respecto de los subadultos, sólo se analizó de esta forma la dentición. Todas las medidas contempladas están mencionadas en el Capítulo 9 y en el Apéndice II. Para los dientes, sólo se tuvieron en cuenta los 166


Capítulo 10. Número mínimo de individuos y caracterización del perfil paleodemográfico. Los individuos de sexo indeterminado fueron reasignados como masculinos o femeninos teniendo en cuenta la contribución relativa a las frecuencias de casos determinados para cada categoría de edad. Los individuos cuya edad solo pudo establecerse como “adulto” o “subadulto” fueron reubicados siguiendo el mismo procedimiento, el cual es uno de los que provee una correcta aproximación a la distribución de mortalidad real de la muestra y permite incluir la mayor cantidad de individuos, sin distorsionar significativamente el perfil paleodemográfico (Milner 1982 y Palkovich 1978 en Powell 1988).

diámetros mesiodistales y bucolinguales de las coronas deciduas y permanentes. Por otra parte, para los huesos que no fueron utilizados para obtener información sobre sexo y edad (carpos y tarsos exceptuando astrágalos y calcáneos), se tomaron tres medidas con el objetivo de conocer la variación métrica intermembral. Estas medidas son las longitudes máximas anteroposterior, mediolateral y superoinferior. En esta evaluación métrica un porcentaje de la variación registrada debe ser considerada como fenotípicamente normal, es decir que la misma medida de elementos contralaterales en un mismo individuo nunca es exactamente igual (Rosing y Pischtschan 1995). Para conocer qué porcentaje de variación intraindividual es esperable, se analizaron las medidas de los elementos contralaterales de cada individuo incluido en la Submuestra B. Se calculó el porcentaje de la diferencia de cada medida y se eligió el mayor valor como punto de corte, de manera de minimizar la asignación errónea de elementos contralaterales a individuos diferentes. Al analizar la Submuestra A, se estableció que cualquier porcentaje menor al punto de corte correspondiente para cada elemento indicaba, con una alta probabilidad, la pertenencia de esos dos elementos a un mismo individuo, mientras que si el valor obtenido resultó mayor, pertenecería a individuos diferentes. De esta manera se fueron conformando pares de huesos, los cuales fueron sumados para la estimación final a aquellos que no pudieron ser asignados a un mismo individuo. En aquellos casos en los cuales, habiéndose tomado varias medidas de un mismo hueso, ofrecían algunos porcentajes por encima y otros por debajo de los puntos de corte, se tomó la decisión sobre si aparear o no teniendo en cuenta la mayor cantidad de casos coincidentes.

10.3. Resultados. El procedimiento de reubicación en el perfil de mortalidad para los casos en los que no pudo conocerse la edad se realizó en siete individuos masculinos y dos femeninos entre los subadultos y en 18 masculinos y 18 femeninos entre los adultos. Por otro lado, para los casos de sexo indeterminado se siguió ese procedimiento en un total de 11 subadultos y 15 adultos de ambas submuestras. La Figura 10.1. presenta los resultados del NMI teniendo en cuenta sólo el tipo de elemento considerado, para los individuos adultos de la Submuestra A. Se observa un valor elevado obtenido a partir de la dentición y la tercer cuña (n: 25), mientras que todos los huesos restantes relevados ofrecieron resultados menores. Dentro de ellos los valores más altos corresponden a sendos huesos de mano y pie, junto con la rótula. El hueso largo que arrojó las mejores estimaciones es el radio (n: 18), lo cual es coherente con lo afirmado en el Capítulo 7 acerca de su carácter relativamente más compacto con respecto al resto de sus homólogos. Exceptuando a este último, los huesos largos en conjunto y los elementos pertenecientes al tronco y a las extremidades, ofrecieron estimaciones bajas. Con respecto a los subadultos, nuevamente los dientes ofrecieron estimaciones mayores (n: 19) que los elementos esqueletales (Figura 10.2.). Entre estos últimos, se destacan los huesos de tamaño relativo mayor, principalmente radio, cúbito, fémur, tibia, clavícula e ilion. Los huesos de manos y pies son los menos representados, debido a su tamaño reducido y su bajo grado de identificabilidad (Capítulo 7).

En resumen, para cada grupo de sexo y edad, primero se evaluó cuántos huesos derechos y cuántos izquierdos están representados. Luego, teniendo en cuenta el tamaño se estableció la cantidad de pares de huesos (cada uno de ellos pertenecientes a un individuo diferente), sumándose ese valor a la cantidad de elementos disímiles. Al obtener los valores del NMI total, es decir sumando los individuos masculinos y los femeninos para cada categoría de edad, y para minimizar el sobredimensionamiento de los valores estimados, se consideró en el procedimiento metodológico que los elementos de sexo indeterminado podían pertenecer a alguno de los individuos cuyo sexo sí había podido ser determinado. Por este motivo, los resultados finales no reflejan directamente la sumatoria de los elementos masculinos, femeninos e indeterminados. De la misma manera se procedió al tener en cuenta los elementos que sólo pudieron asignarse a las categorías “adulto” o “subadulto”.

Estos resultados resaltan la importancia relativa de los elementos de este conjunto para reconstruir un perfil de mortalidad de forma adecuada. Los dientes son los elementos mejor representados para todas las categorías de edad, mientras que para los adultos los huesos de pequeñas dimensiones son los que mejores resultados ofrecieron. Por el contrario, los huesos de mayor tamaño relativo son los más eficaces para los subadultos. 167


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). DI RA FPP PIR 1C AT

25

3C ASTR CU 2C FE VTD

2MC 1MT GR HU 1COST VTC

FPM ESCM 5MC FDM PISC COC

FMM SEM 1FPM AX TR

4MC GAN 4MT CALC HI

5MT 1MC 3MT 2MT TI

RO 3MC CUB FMP FDP

ESCP CL PE TRP VTL

25

21 20

20

19 18 17 16 15

15

14

N

13 12 11 10

10

9 8 7 6 5

5

4

3 2

0

Elemento

Figura 10.1. Número Mínimo de Individuos (NMI) para cada elemento analizado (individuos adultos). Referencias: DI: dientes; Barra negra: dentición; Barras gris oscuro liso: pie; Barras blancas: mano; Barras gris claro: resto del miembro inferior; Barras grises con líneas horizontales: resto del miembro superior; Barras con líneas oblicuas: cuello, tronco y cadera. Para la definición de las abreviaturas de los huesos analizados, ver Tabla 7.1. (página 95).

DI 1MT VTIN GR 4MT AX

20

RA HU 3MT 2MC ESCM COC

CU FDM 5MT 3MC PIR RO

FE ASTR 5MC 4MC PISC 1C

TI FPP PE 1FPM TR 2C

CL 1COST CALC 3C GAN FDP

IL VTC FMP CUB 1MC

FPM VTD SEM ESCP HI

FMM VTL TRP 2MT AT

19

18 16 14 12

N 10

14 12 10 9

8 6 4 2

6 5 4 3 2 1

0

0

Elemento

Figura 10.2. Número Mínimo de Individuos (NMI) para cada elemento analizado (individuos subadultos). Referencias: DI: dientes; Barra negra: dentición; Barras gris oscuro liso: pie; Barras blancas: mano; Barras gris claro: resto del miembro inferior; Barras grises con líneas horizontales: resto del miembro superior; Barras con líneas oblicuas: cuello, tronco y cadera. Para la definición de las abreviaturas de los huesos analizados, ver Tabla 7.1. (página 120).

Cuando se incluye la información referida al sexo y la edad de los individuos, los valores finales del NMI para cada elemento se ven modificados, pero el patrón general observado es muy similar. Las Tablas III.1 a III.40 del Apéndice III se refieren a los

elementos esqueletales, mientras que las Tablas III.41 a III.66 resumen los resultados obtenidos de los elementos dentales. Para los individuos subadultos, la rótula y la mayoría de los huesos de la mano y del pie (Tablas III.23, III.5 a III.17. y III.26 168


Capítulo 10. Número mínimo de individuos y caracterización del perfil paleodemográfico. de los individuos, con valores iguales (n: 29; 22,14 %) para cada uno de esos rangos. En edades posteriores, la cantidad de individuos desciende abruptamente (n: 15; 12,44 % para los individuos mayores a 40 años), aunque se pudieron identificar cuatro individuos que superaron los 60 años de edad (3,05 %).

a III.40.), todos ellos de pequeñas dimensiones, arrojaron valores muy bajos (un individuo o ninguno), mientras que los huesos más grandes, como por ejemplo el radio (Tabla III.3.), el fémur (Tabla III.22.) y la tibia (Tabla III.24), ofrecieron los más altos (entre 10 y 14 individuos). Por el contrario, respecto de los adultos las estimaciones más bajas, menores a siete individuos, fueron obtenidas para la falange distal del pie (Tabla III.40.), la tibia (Tabla III.24.), el fémur (Tabla III.22.) y la primer cuña (Tabla III.28.). El primero de esos elementos, además ser de pequeño tamaño, se caracteriza por su alta fragilidad, mientras que el segundo y el tercero tienen un gran tamaño y una alta proporción de hueso esponjoso, por lo que es esperable entre los huesos menos representados (Capítulo 7). Por otra parte, es llamativo el valor bajo obtenido a partir de la primera cuña. Entre los huesos de adulto con valores de estimación altos, mayores a 19, y en contraposición a lo observado para los subadultos, deben mencionarse la rótula y varios huesos de la mano y el pie (Tablas III.23., III.5. a III.17. y III.26. a III.40.). Estos resultados son concordantes con los patrones observados en el Capítulo 7 sobre la supervivencia diferencial de los diferentes elementos esqueletales. Los elementos dentales son los que ofrecieron los valores más altos, tanto para adultos (NMI: 25 para el primer incisivo superior permanente -Tabla III.41.- y NMI: 19 para el segundo molar inferior deciduo –Tabla III.66.-).

Cuando se tiene en cuenta el sexo de los individuos (Tabla 10.1.; Figura 10.4.), en primer lugar se observa con claridad una diferencia en la cantidad de individuos masculinos y femeninos entre 0 y 1 año de edad planteada en el Capítulo 9 (Masculinos: n: 4; 5,80 %; Femeninos: n: 11; 17,75 %). Cabe destacar que para los restantes rangos de edad dentro de la etapa subadulta, estas diferencias entre sexos son menores y la tendencia se invierte porque la cantidad de individuos masculinos excede la de femeninos, aunque con diferencias mucho menos apreciables. El segundo pico de mortalidad identificado para la Submuestra A, entre los 20,1 y los 40 años, aporta información interesante cuando es analizado en función del sexo. Para el rango entre 20,1 y 30 años, se identificaron claras diferencias, con una preponderancia de individuos masculinos muy notoria, ya que superan el doble de los femeninos (Masculinos: n: 21; 30,42 %; Femeninos: n: 8; 12,91 %). Por el contrario, una situación opuesta es discernible en el rango siguiente, entre 30,1 y 40 años, ya que los individuos femeninos superan en cantidad a los masculinos, aunque en menor proporción (Masculinos: n: 12; 17,39 %; Femeninos: n: 17; 27,44 %).

Considerando todas las variables mencionadas en el acápite anterior, para la Submuestra A fue posible estimar la presencia de un mínimo de 131 individuos (Tabla 10.1.; Figuras 10.3. y 10.4.), pertenecientes a todas las categorías etarias, desde momentos perinatales hasta etapas de adultez madura. El perfil de mortalidad resultante permite establecer algunas consideraciones interesantes. Coincidiendo con lo planteado en el Capítulo 8, se identifica una clara distribución bimodal, con los picos de frecuencias ubicados en las categorías 0-1 años y 20,1-40 años, coincidiendo con los inicios de las etapas subadulta y adulta respectivamente. La Figura 10.3. muestra el perfil de mortalidad identificado para la Submuestra A, sin discriminar por sexos. El porcentaje de muertes entre el nacimiento y el año de vida asciende al 11,46 % (n: 15), pero además puede observarse una alta proporción de muertes antes de los 3 años de edad (n: 26; 19,85 %). Posteriormente a esa edad, la tendencia es hacia la declinación en la cantidad de individuos, principalmente en las categorías 13,1-16 y 16,1-20 años. En estas últimas, el porcentaje de individuos es de sólo del 4,58 % (n: 6). En total, casi la mitad de los individuos identificados (n: 58; 44,28 %) no alcanzaron la adultez. Respecto de los adultos, entre los 20 y los 40 años se registra un pico de mortalidad que asciende al 44,28 % (n: 58)

Resulta interesante comparar el perfil de mortalidad de ambas submuestras (Tabla 10.1.; Figuras 10.4. y 10.5.), ya que muestran algunas características disímiles que afectan las interpretaciones paleodemográficas según el conjunto osteológico que se considere. Si bien la tendencia general es la misma (altas frecuencias en individuos menores a un año de edad, marcado descenso posterior dentro de la etapa de subadultez y segundo valor alto de mortalidad entre los adultos jóvenes), al comparar ambos gráficos es evidente que existen claras diferencias en algunos rangos de edad específicos. En primer lugar, entre los subadultos de la Submuestra B (Figura 10.5.) es remarcable la ausencia absoluta de individuos con edades entre 7,1 y 16 años y la presencia de sólo un individuo en cada uno de los rangos entre 1,1 y 7,0 años y en el rango 16,1-20 años. Entre los adultos, el pico de la distribución entre los 20,1 y los 40 años es menos pronunciado que el que presenta la Submuestra A (Figura 10.4.) y el rango 40,1-50 años indica una disparidad importante en la cantidad de individuos para cada sexo (Masculinos: n: 7; Femeninos: n: 3). Por último, en el perfil de la Submuestra B no se identificaron individuos mayores a los 60 años de 169


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

Submuestra A Masculinos

Submuestra B Masculinos

Femeninos

Edad (años) No nato 0-1 1,1-3 3,1-5 5,1-7 7,1-10 10,1-13 13,1-16

N 0 4 6 3 5 5 3 0

% 0 5,80 8,69 4,35 7,25 7,25 4,35 0

N 1 11 4 3 2 3 2 2

Femeninos % 1,61 17,75 6,45 4,84 3,22 4,84 3,22 3,22

N 1 15 10 6 7 8 5 2

Total %

N

%

N

%

0,76 11,46 7,63 4,58 5,34 6,11 3,82 1,53

0 2 1 0 1 0 0 0

0 10,53 5,26 0 5,26 0 0 0

0 3 0 1 0 0 0 0

16,1-20

3

4,35

1

1,61

4

3,05

1

5,26

44,28

5

26.31

Total Subad.

29

42,04

29

46,76

58

20,1-30

21

30,42

8

12,91

29

30,1-40 40,1-50 50,1-60

12 3 2

17,39 4,35 2,9

17 4 2

27,44 6,45 3,22

29 7 4

Total Masculinos

Femeninos

% 0 15,15 3,03 3,03 3,03 0 0 0

N

%

N

0 21,43 0 7,14 0 0 0 0

N 0 5 1 1 1 0 0 0

Total

0 6 7 3 6 5 3 0

0 6,83 7,95 3,41 6,81 5,68 3,41 0

0

0

1

3,03

4

4

28,57

9

27,28

34

8

24,24 15,15 30,30 3,03

22,14 22,14 5,34 3,05

4 2 7 1

21,05 10,53 36,85 5,26

4 3 3 0

28,57 21,43 21,43 0

5 10 1

Total N

%

1 14 4 4 2 3 2 2

% 1,31 18,45 5,26 5,26 2,63 3,94 2,63 2,63

1 20 11 7 8 8 5 2

0,61 12,19 6,70 4,27 4,88 4,88 3,05 1,22

4,54

1

1,31

5

3,05

38,63

33

43,42

67

40,85

15,79

37

22,55

26,32 9,21 2,63

34 17 5

20,73 10,36 3,05

25 14 10 3

28,41 15,91 11,37 3,41

12 20 7 2

60 +

2

2,9

2

3,22

4 73

0 71,43

24

72,72

2 54

2,27 61,36

2 43

2,44

53,24

0 10

4

33

0 73.69

2,63

57,96

0 14

0

40

3,05 55,72

0

Total Ad.

56,58

97

59,15

Total

69

100

62

100

131

100

19

100

14

100

33

100

88

100

76

100

164

100

Tabla 10.1. Número Mínimo de Individuos (NMI) para las Submuestras A y B. Los datos de la Submuestra B han sido obtenidos a partir de la información de la Tabla 4.5. (página 48).

170


Capítulo 10. Número mínimo de individuos y caracterización del perfil paleodemográfico. AMBOS SEXOS 35 30 25 20 N 15 10 5 0 No nato

0-1

1,1-3 3,1-5 5,1-7

7,110

10,1- 13,1- 16,1- 20,1- 30,1- 40,1- 50,1- 60 + 13 16 20 30 40 50 60 Edad

Figura 10.3. Perfil de mortalidad general de los individuos incluidos dentro de la Submuestra A.

Masculinos

Femeninos

25

20

15 N 10

5

0 No nato

0-1

1,1-3 3,1-5 5,1-7 7,1-10 10,1- 13,1- 16,1- 20,1- 30,1- 40,1- 50,113 16 20 30 40 50 60

60 +

Edad

Figura 10.4. Perfil de mortalidad por sexos de los individuos incluidos en la Submuestra A.

edad (Figura 10.5.). Esta serie de diferencias hace necesario reflexionar acerca de la importancia de la información ofrecida por la Submuestra A, ya de no haberla incluido se habría identificado un perfil de mortalidad que difiere de la realidad arqueológica de la muestra completa. A partir del análisis exclusivo de la Submuestra B se habría interpretado una muy baja mortalidad en determinados rangos de edad, o que el perfil estaba fuertemente sesgado por la exclusión de esos individuos del sitio. Esto se

ve claramente en la Figura 10.6., en la cual se comparan las frecuencias de individuos identificados para las diferencias categorías de edad, para cada sexo y para cada submuestra. Se observan claras diferencias en las frecuencias de prácticamente todos los rangos de edad, con mayor cantidad de individuos en las correspondientes a la Submuestra A. Además, en esta submuestra se identifican frecuencias de mortalidad mucho más pronunciadas, principalmente entre los individuos 171


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). Masculinos

Femeninos

8 7 6 5 N4 3 2 1 0 No nato

0-1

1,1-3 3,1-5 5,1-7

7,110

10,1- 13,1- 16,1- 20,1- 30,1- 40,1- 50,1- 60 + 13 16 20 30 40 50 60 Edad

Figura 10.5. Perfil de mortalidad por sexos de los individuos incluidos en la Submuestra B.

25

20

15 N 10 5 0

Femeninos Submuestra A Femeninos Submuestra B Masculinos Submuestra A Masculinos Submuestra B No nato

60 + 40,1- 50,120,1- 30,1- 50 60 16,110,1- 13,1- 20 30 40 16 5,1-7 7,1- 13 3,1-5 10 0-1 1,1-3

Edad

Figura 10.6. Cantidad de individuos para cada categoría de edad, comparando según sexo y submuestra. Referencias: Barras blancas lisas: individuos femeninos de la Submuestra A; Barras blancas con línea horizontales: individuos femeninos de la Submuestra B; Barras grises lisas: individuos masculinos de la Submuestra A; Barras grises con líneas horizontales: individuos masculinos de la Submuestra B.

172


Capítulo 10. Número mínimo de individuos y caracterización del perfil paleodemográfico. femeninos del rango 0-1 año y en los rangos 20,130 y 30,1-40 años para ambos sexos.

notablemente el conocimiento acerca de las características del perfil demográfico del sitio Chenque I. El estudio de este conjunto óseo desde una perspectiva tradicional habría generado información sesgada respecto del perfil de mortalidad por sexos, obteniéndose de esa manera conclusiones poco satisfactorias. Especialmente dos conjuntos de datos deben ser resaltados, los referidos al sexo de los individuos subadultos y a la edad de los adultos. En el primer caso, no es usual que los estudios bioarqueológicos incluyan ese tipo de información ya que existe una idea generalizada que indica que en ningún caso es posible conocer el sexo de los individuos inmaduros (Capítulo 9). En el segundo, la estimación de la edad de muerte de los individuos adultos, en ausencia de determinadas porciones anatómicas, es un aspecto que ha sido analizado satisfactoriamente recién en los últimos años y muy poco aplicado en muestras arqueológicas. En este caso, el estudio de la dentición permitió obtener importante información al respecto. De esta manera, se subraya una vez más la relevancia de analizar toda la evidencia osteológica recuperada, incluyendo los restos fragmentados y removidos, para lograr una caracterización paleodemográfica que minimice las distorsiones analíticas generadas por el investigador y se acerque lo más posible a las estructura del perfil real de la muestra.

Por último, al unir la información de ambas submuestras, el NMI total estimado asciende a los 164 individuos2 (Tabla 10.1.). El gráfico generado muestra un perfil muy parecido al de la Submuestra A (Tabla 10.1.; Figuras 10.7. y 10.8.), con dos picos de mortalidad claros, uno en el rango 0-1 año y el otro en los rangos 20,1-30 y 30,1-40 años. En ambos casos, en los rangos posteriores se evidencia una marcada declinación en la cantidad de individuos. En este caso, casi la mitad de ellos mueren antes de llegar a la etapa adulta (n: 67; 40,85 %) y un tercio, antes de los 10 años de edad (n: 55; 33,53 %). Por otro lado, entre los adultos una importante cantidad de individuos muere entre los 20 y los 40 años (n: 71; 43,28 %). Cuando se analizan las diferencias por sexo para cada categoría de edad (Figura 10.9.), nuevamente se hace evidente la mortalidad diferencial entre el nacimiento y el año de edad, con más del doble de individuos femeninos respecto de los masculinos (Masculinos: n: 6; 6,83 %; Femeninos: n: 14; 18,45 %). Para los adultos, también es claramente discernible que los altos porcentuales en los rangos 20,1-30 y 30,1-40 presentan características disímiles, ya que en el primero predominan los individuos masculinos (Masculinos: n: 25; 28,41 %; Femeninos: n: 12; 15,79 %) y en el segundo, los femeninos (Masculinos: n: 14; 15,91 %; Femeninos: n: 20; 26,32 %) (Tabla 10.1.). Es necesario remarcar que dentro de los valores obtenidos para la Submuestra A, cuatro individuos corresponden al Conjunto 8/9: un individuo masculino de 20,1-30 años, otro femenino de 40,1-50 años, otro de femenino de 0-1 años y el último masculino de 5,1-7 años.

Se observa que los elementos que arrojaron los valores de NMI más elevados son los dientes y aquellos pertenecientes a la mano y el pie. Los huesos largos ofrecen valores que evidentemente no se acercan a la cantidad real de individuos presentes en la muestra. Se sugiere de esta manera que al obtener los valores de NMI para cada sexo y cada categoría de edad de todo el conjunto excavado en el del sitio Chenque I, sería esperable identificar la misma tendencia.

10.4. Discusión. Al observar los datos es evidente que el NMI final inferido para la Submuestra A es relativamente alto respecto del de la Submuestra B. Sin duda los esfuerzos metodológicos desarrollados a lo largo de esta tesis han redundado en un aumento en la precisión de los resultados, mejorando

10.4.1. Caracterización del perfil de mortalidad. Pasando a la caracterización del perfil de mortalidad, resulta relevante compararlo con otras curvas conocidas para grupos cazadoresrecolectores y analizar similitudes y diferencias. En general, se sostiene que los perfiles obtenidos del análisis de cementerios generados por este tipo de sociedades presentan una mortalidad infantil muy alta entre el nacimiento y los cinco años, pero principalmente hasta el año de vida, con una subsecuente disminución paulatina de los porcentajes de individuos hasta los inicios de la adolescencia, que se acentúa hasta los inicios de la etapa adulta. Es usual que la mortalidad total durante la subadultez llegue al 40 %. Entre los adultos, se identifican las mayores tasas de muerte generalmente entre los 20 y los 35 años, con una

2

El valor final obtenido de NMI para la Submuestra A es de 131 individuos. Por otro lado, los análisis desarrollados con los restos incluidos en las 42 estructuras de inhumación del sitio arrojaron un valor preliminar de NMI de 89 individuos. De esta manera, teniendo en cuenta que cuatro de esos individuos pertenecen al Conjunto 8/9, incluidos en la Submuestra B de esta tesis, puede afirmarse en forma preliminar que el valor final de la estimación obtenida hasta el momento asciende a los 216 individuos. Como se mencionó anteriormente, los restos humanos recuperados en el sitio Chenque I durante las últimas tres campañas, llevadas a cabo durante 2006, no han sido incluidas en las muestras analizadas en esta tesis. Por ese motivo, estos resultados deben ser considerados como preliminares, aunque resultan significativos sobre todo si se tiene en cuenta que se han 2 excavado sólo 49 m , lo que corresponde al 23 % de la superficie total del sitio.

173


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

AMBOS SEXOS 40 35 30 25 N 20 15 10 5 0 No nato

0-1

1,1-3 3,1-5 5,1-7

7,110

10,1- 13,1- 16,1- 20,1- 30,1- 40,1- 50,1- 60 + 13 16 20 30 40 50 60 Edad

Figura 10.7. Perfil de mortalidad que resume la información de la cantidad de individuos de ambas submuestras.

AMBOS SEXOS 25,00

20,00

15,00 % 10,00

5,00

0,00 No nato

0-1

1,1-3 3,1-5 5,1-7 7,1- 10,1- 13,1- 16,1- 20,1- 30,1- 40,1- 50,1- 60 + 10 13 16 20 30 40 50 60 Edad

Figura 10.8. Perfil de mortalidad que resume la información del porcentaje de individuos de ambas submuestras.

174


Capítulo 10. Número mínimo de individuos y caracterización del perfil paleodemográfico. Masculino

Femenino

30 25 20 % 15 10 5 0 No nato

0-1

1,1-3 3,1-5 5,1-7

7,110

10,1- 13,1- 16,1- 20,1- 30,1- 40,1- 50,1- 60 + 13 16 20 30 40 50 60 Edad

Figura 10.9. Perfil de mortalidad que resume la información de ambas submuestras, por sexo.

9, las diferencias observadas entre sexos podrían indicar la existencia de algún tipo de preferencia por parte de los adultos hacia los subadultos masculinos en detrimento de los femeninos. Algunos autores que documentaron altas frecuencias de individuos para los primeros años de vida en poblaciones cazadoras-recolectoras contemporáneas, proponen que podrían indicar elevados niveles de fertilidad, y por lo tanto, un probable aumento poblacional (v.g. Blurton Jones et al. 1992; Keckler 1997; Wood 1990). Por ello es posible que la mayor cantidad de individuos femeninos esté indicando una mayor mortalidad causada por condicionamientos de índole cultural, sobre todo teniendo en cuenta que en general las tasas de nacimientos masculinos son un 5 % superiores a los femeninos en las poblaciones humanas, es decir que por cada 100 niñas nacen en promedio 105 niños (Divale y Harris 1976; Harris 1993; Sieff 1990; Stinson 1985). Si bien existen variaciones espaciotemporales en las poblaciones humanas, todas muestran una tendencia similar (James 1990). Por otra parte, los individuos masculinos menores al año de edad son más susceptibles a morir que las mujeres (Lewis 2007; Ulizzi y Zonta 2002).

declinación muy pronunciada en los rangos de edad posteriores (Angel 1969; Benfer 1984; Blakely 1971; Cohen 1984; Clarke 1977; Johnston y Snow 1961; Lovejoy et al. 1977; Mensforth 1990; Owsley y Bass 1979; Smith et al. 1984; Ubelaker 1982). El perfil de mortalidad del sitio Chenque I se adecua a estas características, con altas tasas de mortalidad antes del año de vida y entre los 20 y los 40 años. Alrededor del 40 % de los individuos no llegaron a la etapa adulta (Tabla 10.1.), lo que indica una muy alta mortalidad infantil. Patrones similares han sido documentados entre algunos grupos actuales, como los Hiwi de la sabana venezolana por Hill y Hurtado (1989) y entre los Hazda de las sabanas del África oriental por Blurton Jones et al. (1992). A pesar de que es usual identificar en la literatura el planteo de que los restos de subadultos están subrepresentados en los conjuntos osteológicos debido a cuestiones tafonómicas que afectan significativamente su preservación (Capítulo 5), la cantidad de individuos identificados en este caso sugiere que la baja representación en otras muestras puede deberse principalmente a la falta de conocimiento de las características anatómicas de los esqueletos subadultos por parte de los investigadores (Sundick 1978; Saunders 1992, 2000).

Durante el rango entre el nacimiento y el año de edad, el sistema inmunodepresor está inmaduro y en rápida formación, por lo que los individuos de esa edad demandan de un cuidado constante y especial (Stinson 2000). El niño es completamente dependiente de los adultos y especialmente de la madre, por lo que una actitud de atención diferencial, priorizando tanto el acceso al alimento

Un aspecto fundamental que afecta la supervivencia de los subadultos es la atención dispensada por parte de los padres (Pennington 1996; Sieff 1990), conducta que suele estar culturalmente condicionada. Específicamente para el rango de edad 0-1 año y tal como se mencionó en el Capítulo 175


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). como el cuidado general hacia los varones, puede haber sido una práctica social que produjera un impacto importante en la dinámica demográfica de la población. En determinadas situaciones, diversas prácticas culturales pueden haberse realizado para controlar el crecimiento poblacional. Entre ellas pueden mencionarse diferentes prácticas de abstinencia sexual, contracepción, la prolongación de la cantidad de tiempo que la madre amamanta al bebé, lo que tiende a suprimir la ovulación, y determinados tipos de pautas alimenticias de las mujeres para mantener sus niveles de grasas corporales por debajo del umbral que favorece una nueva concepción (Cohen 1984; Engelbrecht 1987; Harris 1992, 1993, Lee 1982; Saucier 1972; Sussman 1972). Otro conjunto de prácticas sociales fomentan una exposición diferencial de los individuos a los estresores socioambientales dependiendo de su sexo y por lo tanto producen diferencias apreciables de mortalidad (Stinson 1985). Dado que el potencial reproductivo humano está determinado por la tasa de supervivencia femenina, Harris y Ross (1987) sugieren que el método más eficaz de control de la población en sociedades cazadoras-recolectoras era el infanticidio directo o indirecto3 de las niñas (ver Harris 1993; Mays 1995 b). Se sugiere de esta manera que la sobrerepresentación de individuos femeninos entre el nacimiento y el año de vida identificada en el Capítulo 9 puede ser consecuencia de un comportamiento de preferencia hacia los niños. Esta propuesta tiene su basamento teórico en las explicaciones demográficas generadas por el materialismo cultural (Harris 1985) a partir del análisis minucioso de una gran cantidad de sociedades etnográficas; en este caso particular, será definida y contextualizada en el marco de los procesos sociales inferidos para el área de estudio desde la perspectiva arqueológica y etnohistórica, en el Capítulo 13.

adscripto. El primero de ellos, de entre uno y dos años de edad, presenta un collar conformado por 204 chaquiras conformando un collar y abundante uso de ocre (Aranda 2006, 2007). El segundo es un subadulto de entre dos y tres años asociado a un abundante ajuar que incluye un collar de 220 cuentas de hueso y mineral de cobre y a un ejemplar de perro doméstico (Canis familiaris), ubicado cuidadosamente en posición enfrentada con el niño y en parte por encima de su cuerpo (Berón y Prevosti 2006; Berón et al. 2007 a). Es decir que por el momento no hay evidencia que avale la posibilidad de que los individuos masculinos que presentaran alguna característica social especial, como por ejemplo la pertenencia a subgrupos sociales (familias, clanes, etc.) con acceso diferencial a los recursos, o que concentraron relaciones de poder, puedan haber sido inhumados en otro lugar, ya que en el sitio Chenque I se ha documentado la existencia de una gran variabilidad en las características de las formas de inhumación (Aranda 2006, 2007; Berón y Luna 2007 a), lo que podría estar indicando que individuos de diferentes procedencias habrían utilizado al sitio como lugar de entierro. Además, Berón (2004 a, 2004 b, 2007 b) planteó la posible representación de individuos de al menos dos poblaciones diferentes en el sitio, a partir de la evaluación conjunta de variables culturales como la forma de inhumación y la presencia de deformación craneana intencional y de variables biológicas como sexo, edad y estatura. Por todos estos motivos, por el momento no es sostenible la idea de que determinado grupo de sexo y/o edad haya sido sistemáticamente enterrado en otros lugares, sino que por el contrario el sitio Chenque I parece haber funcionado como un fuerte nodo de atracción para la depositación de cuerpos, por parte de varios grupos humanos que habitaron el área, los cuales probablemente llevaron a cabo prácticas mortuorias diversas y tuvieron diferencias en las adscripciones sociales (Berón 2003, 2004 a; Luna et al. 2004 a).

Otra posible explicación de estas diferencias en las frecuencias sería que un porcentaje de individuos subadultos masculinos podría haber sido inhumado en otros sitios. Sin embargo, se han identificado dieciocho masculinos subadultos en el sitio, mientras que lo esperable para sostener dicha interpretación sería una cantidad mucho menor. Por ese motivo, es menos factible por el momento que dicha conducta se haya llevado a cabo. Además, es importante destacar que los únicos individuos subadultos que presentaban abundante ajuar son los entierros 18 y 41, los dos masculinos. Ambos casos podrían denotar la existencia de un status

Los rangos de edad posteriores a los 3 años muestran frecuencias inferiores a los 10 individuos y una tendencia hacia la disminución de la cantidad de individuos al aumentar la edad de muerte. Este perfil coincide con las características comúnmente halladas en otras muestras de grupos cazadoresrecolectores (Blakely 1971; Johnston y Snow 1961; Lovejoy et al. 1977; Mensforth 1990). Las bajas frecuencias identificadas entre los 10 y 20 años estarían indicando que por lo menos los individuos jóvenes dentro de ese rango serían preservados de realizar ciertas actividades que los pondrían en riesgo de morir, las cuales serían llevadas a cabo regularmente por aquellos jóvenes que se incorporaron al proceso productivo de la sociedad y los adultos, como por ejemplo actividades guerreras o de caza. La juventud y adolescencia son etapas

3

El infanticidio directo implica una acción directa contra la vida del niño, mientras que el infanticidio indirecto tiene que ver con un menor esfuerzo en la atención dispensada en la atención hacia el niño en lo que se refiere a alimentación, higiene, descanso, etc. (Harris y Ross 1987; Sauer 1978; Saunders 2000).

176


Capítulo 10. Número mínimo de individuos y caracterización del perfil paleodemográfico. riesgos de morbilidad y mortalidad, debido a los requerimientos exigidos por el embarazo, parto y lactancia y la relación sinérgica que puede generarse entre ellos, la malnutrición y la infección (Boserup 1984; Grauer 1991; Hassan 1973; Powell 1988). En este caso, queda como interrogante porqué las mujeres adultas se ven poco representadas antes de los 30 años. Probablemente la disparidad identificada entre las mujeres de entre 20 y 30 años con las de entre 30 y 40 años esté relacionada con el sucesivo deterioro en la salud derivado de los costos corporales por embarazos a repetición y con las enfermedades asociadas a embarazos en mayores de 30 años, lo que repercute directamente en una mayor tasa de muerte ese grupo de edad.

en las que, si bien los individuos pueden llevar a cabo algunas actividades típicas de los adultos, suele priorizarse el aprendizaje biosocial necesario para cumplir con los requerimientos posteriores de una vida adulta. En los adultos, una alta mortalidad entre 20 y 40 años es característica de los perfiles de grupos cazadores-recolectores (Angel 1969; Cohen 1984; Johnston y Snow 1961; Lovejoy et al. 1977; Mensforth 1990; Owsley y Bass 1979; Smith et al. 1984). En este caso, el porcentaje de individuos supera el 43 % (Tabla 10.1.). Este rango de edad corresponde a las etapas de la vida durante las cuales los individuos ocupan plenamente los roles sociales de reproducción y subsistencia del grupo, lo que los expone a mayores riesgos de sufrir diversos tipos de situaciones más o menos prolongadas de estrés. Los rangos de edad posteriores muestran frecuencias de individuos significativamente menores, lo que en parte puede estar influido por las características de los métodos disponibles para la estimación de la edad. De todas formas, es interesante resaltar que a través del análisis de la dentición fue posible identificar la presencia de cuatro individuos que sobrepasan los 60 años de edad, coincidiendo con numerosas observaciones que refieren que era normal que parte de la población alcanzara esa edad.

Por último, si se comparan los porcentajes acumulados de individuos según el sexo (Tabla 10.2.; Figura 10.10), puede observarse que las mujeres presentan valores mayores en prácticamente toda la secuencia, con excepción del rango 20,1-30 años. Como se mencionó anteriormente, en este último caso la mayor cantidad de individuos masculinos podría ser consecuencia de una mayor exposición a situaciones de riesgo para ese sexo, teniendo en cuenta las actividades que desarrollaban. La tendencia general identificada sería compatible con mayores tasas de mortalidad para las mujeres. En el capítulo 13 se integra esta información con la derivada del análisis de las fuentes de cronistas, para delinear una explicación general acerca de las características generales del perfil de mortalidad identificado para el sitio Chenque I.

Dos situaciones opuestas surgen cuando se compara el rango 20,1-30 años con el de 30,1-40 años. En el primero, el porcentaje de individuos masculinos prácticamente duplica el de los femeninos, mientras que en el segundo la situación es la opuesta. Una posible explicación a esta disparidad podría tener que ver con la existencia de situaciones de violencia interpersonal, de las cuales, como se mencionó anteriormente, se tienen claras y abundantes evidencias en el sitio (Berón 2007 d). Es probable que además de los casos documentados, un porcentaje no conocido de individuos haya muerto por las mismas causas pero sin que ello pueda ser inferido a partir del análisis osteológico y contextual. Ante esta posible explicación, es esperable que los individuos masculinos sean más susceptibles a morir por su mayor exposición a situaciones de agresión directa, en comparación con las mujeres. Cabe destacar que la violencia interpersonal ha sido documentada como una de las causas de muerte más importante entre los adultos Ache e Hiwi (Hill y Hurtado 1989). También deben considerarse que otras actividades realizadas mayoritariamente por los varones, como la caza, seguramente hayan contribuido a generar esta alta frecuencia de individuos.

Edad (años) No nato 0-1 1,1-3 3,1-5 5,1-7 7,1-10 10,1-13 13,1-16 16,1-20 20,1-30 30,1-40 40,1-50 50,1-60 60 +

%ac Masc. 0 6,83 14,8 18,21 25,02 30,7 34,11 34,11 38,65 67,06 82,97 94,34 97,75 100

%ac Fem. 1,31 19,76 25,02 30,28 32,91 36,85 39,48 42,11 43,42 59,21 85,53 94,74 97,37 100

Tabla 10.2. Porcentajes acumulados de los individuos del sitio Chenque I, para cada sexo. Referencias: %ac.: Porcentaje acumulado.

10.4.2. Comparación de perfiles de mortalidad.

Respecto de las mujeres, es usual que la mayor cantidad de muertes se produzcan entre los 20 y los 40 años (v.g. Benfer 1984), ya que al encontrarse en la etapa reproductiva, presentan mayores

En el Capítulo 5 se caracterizaron dos modelos de mortalidad ideales, denominados atricional y 177


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). Masculinos

Femeninos

100

80

60 %ac. 40

20

0 No nato

0-1 1,1-3 3,1-5 5,1-7 7,1- 10,1- 13,1- 16,1- 20,1- 30,1- 40,1- 50,1- 60 + 10 13 16 20 30 40 50 60

Edad (años) Figura 10.10. Porcentajes acumulados de los individuos del sitio Chenque I, para cada sexo.

no por uno o varios eventos catastróficos. Keckler (1997) identificó acertadamente una situación contrapuesta en los perfiles de mortalidad de muchos grupos cazadores-recolectores: por un lado, altas tasas de fertilidad y crecimiento poblacional y por otro, altas frecuencias de adultos jóvenes. Esto último sugiere malas condiciones de vida y una tasa de crecimiento en declinación (Lovejoy et al. 1977). Ambas condiciones permiten pensar en la existencia de un proceso en el cual coexistieron altos porcentajes de nacimientos y muertes de individuos menores a un año y adultos jóvenes.

catastrófico, que describen procesos diferenciales de formación del registro (Figura 10.11). El perfil de mortalidad atricional se caracteriza por la sobrerepresentación de individuos subadultos jóvenes y adultos maduros en relación a sus frecuencias en la población viva. Este tipo de perfiles caracteriza procesos de mortalidad selectiva, dado que existe una susceptibilidad diferencial a la mortalidad de los individuos implicados. Esto resulta en una distribución bimodal en las frecuencias observadas, con altas frecuencias de individuos tanto a la izquierda como a la derecha del gráfico, distribución denominada en forma de U (Lam y Pearson 2005; Lyman 1994; Margerison y Knusel 2002; Paine 2000). Por otra parte, el perfil catastrófico diverge del anterior en que la distribución de frecuencias es cada vez menor a medida que se pasa a la siguiente clase de edad. Presenta una distribución unimodal, en forma de L, y reflejaría la acción de un evento instantáneo que causa la muerte sincrónica de todos los miembros de la población. Este caso se caracteriza por una mortalidad no selectiva ya que afecta a todos los individuos de una población por igual (Lam y Pearson 2005; Lyman 1994; Margerison y Knusel 2002; Paine 2000). Al comparar la Figura 10.11. con la distribución obtenida en este caso (Figuras 10.8. y 10.9.) se observa que esta tiene un perfil claramente atricional, con frecuencias altas entre los adultos en edad reproductiva. Esto es coincidente con el proceso sistemático de depositación de cuerpos en este cementerio a lo largo de varias generaciones y

Figura 10.11. Modelos ideales de mortalidad: a) perfil atricional; b) perfil catastrófico (modificado de Margerison y Knusel 2002: 138).

178


Capítulo 10. Número mínimo de individuos y caracterización del perfil paleodemográfico. primera debido a que abarca un rango cronológico amplio, incluyendo numerosos entierros adscribibles al Holoceno medio, y la segunda porque no se dispone por el momento información detallada sobre las características de su estructura demográfica. Los datos que permitieron desarrollar este punto se incluyen en el Apéndice IV (Tablas IV.1. a IV.5).

Ante una situación de presión demográfica, es esperable la implementación de estrategias de control poblacional que, combinadas con otras relacionadas con el estrés biológico, tendieran a disminuir el proceso de aumento poblacional identificado arqueológicamente para la zona de estudio durante el Holoceno tardío. Específicamente, para un modelo con estas características, Keckler (1997) propone la posibilidad de que la presencia de uno o varios eventos catastróficos puntuales puedan producir altas frecuencias de mortalidad en los adultos jóvenes dentro de un perfil con características atricionales. Entre los procesos que pueden asemejarse a eventos catastróficos menciona casos de competición intraespecífica y una baja en la abundancia de recursos, lo cual puede ser consecuencia, entre otros factores, de un aumento poblacional.

La muestra de individuos de la cuenca del Lago Salitroso consta de un total de 34 subadultos y 30 adultos (Tabla IV.1.) provenientes de 22 chenques, cinco nichos y cuatro entierros bajo bloque, y se ubica cronológicamente en el Holoceno tardío. Específicamente, el rango temporal de uso de los chenques es más tardío (ca. 1150-350 años AP), mientras que el resto de los entierros se habría practicado entre 2800 y 2200 años AP. Los autores sostienen que las poblaciones que habitaron la zona durante ese período eran grupos de cazadores-recolectores de baja movilidad residencial que habrían habitado la cuenca del lago de manera redundante y más o menos estable, con una permanencia prolongada en los sitios. Hacia el 1000 AP, una serie de cambos climáticos tendientes hacia condiciones de mayor aridez habría producido una reducción de la movilidad residencial y el nucleamiento de los grupos humanos en lugares específicos, junto con el establecimiento de un sistema con un mayor componente logístico (Barrientos et al. 2005; Bernal et al. 2004; Goñi y Barrientos 2000, 2004; Goñi et al. 2003; García Guraieb et al. 2006).

Desde esta perspectiva resulta interesante comparar el perfil de mortalidad obtenido con otros conocidos de grupos cazadores-recolectores de diferentes regiones y cronologías, para poder identificar similitudes y diferencias y establecer si las características identificadas en el caso de estudio son específicas de las poblaciones del área y están influenciadas por su historia demográfica y su contexto socioambiental específicos, o si por el contrario pueden ser incluidas dentro de aquellas que pueden caracterizar en términos generales a los grupos poblacionales con este modo de subsistencia. Se eligieron perfiles de mortalidad que se basaran en muestras relativamente grandes, lo cual disminuyó la variedad de muestras ya que es poco usual encontrar sitios con 50 individuos o más, mínimo aceptable considerado en esta tesis para realizar este tipo de análisis. Se incluyen en esta comparación seis conjuntos osteológicos procedentes de sociedades cazadoras-recolectoras, que superan dicha cifra. Se trata de las muestras osteológicas recuperadas en numerosos entierros provenientes de la cuenca del Lago Salitroso (noroeste de la provincia de Santa Cruz) (Bernal et al. 2004; García Guraieb et al. 2006), los cementerios Indian Knoll y Carlston Annis (Bt 5) (centro oeste de Kentucky) (Johnston y Snow 1961; Mensforth 1990), los sitios Lokomotiv y Ust’-Ida (Irkutsk central, región del Lago Baikal, Siberia) (Weber et al. 2002) y una muestra de entierros recuperados en la zona de Stillwater Marsh (Great Basin, Nevada; Larsen y Kelly 1995). Varios conjuntos osteológicos de la región pampeana de los cuales se dispone de información sobre sexo y edad, como los recuperados de Localidad Arqueológica Laguna Tres Reyes y de sitios como Laguna Los Chilenos y Campo Brochetto, no alcanzan el tamaño mínimo requerido para llevar a cabo este tipo de análisis. Las muestras procedentes de Arroyo Seco 2 (N: 46) y Paso Alsina (N: 55) no fueron incluidas en este análisis, la

Indian Knoll constituye una de las muestras bioarqueológicas de cazadores-recolectores más grandes del mundo. Es un gran conchero ubicado en la orillas del río Green, en el centro-oeste del estado de Kentucky (Estados Unidos). Además de recuperarse un abundante conjunto de artefactos arqueológicos, este sitio contiene una gran cantidad de restos humanos. Un fechado inicial lo ubica alrededor de los 5300 años AP (Johnston y Snow 1961), aunque según una cronología más adecuada, haya sido utilizado probablemente entre los 4000 y 4500 años AP (Blakely 1971). Este sitio se incluye dentro del Período Arcaico dentro de la periodificación de la arqueología del Este de Estados Unidos. Para realizar la comparación se incluye la información del análisis efectuado por Johnston y Snow (1961) en el año 1959, el cual incluye 420 subadultos y 453 adultos (Tabla IV.2.). Muy cerca de Indian Knoll, sobre el mismo cauce hídrico y relacionado cultural y temporalmente con él, se ubica otro de los numerosos sitios arcaicos del nordeste de los Estados Unidos, denominado Carlston Annis (Mensforth 1990). Los fechados radiocarbónicos ubican a este sitio entre el 3000 y el 4500 AP. Corresponde a grupos cazadoresrecolectores-pescadores semisedentarios que 179


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). permitió generar un sistema de asentamientos durante los últimos 5000 años. La movilidad residencial y logística varió dependiendo de las disponibilidades ecosistémicas y en determinados períodos fue posible una vida completamente sedentaria de grupos cazadores-recolectores (Kelly 1995 b). Larsen (1995 a: Tabla 2.1.) identifica alrededor de 100 sitios con entierros humanos y unos 350 individuos excavados. De ese total, sólo 99 tienen información sobre sexo y edad (Larsen y Kelly 1995). En esta zona no se desarrollaron cementerios utilizados durante períodos más o menos acotados, sino que los cuerpos eran enterrados en general cerca de los sitios de ocupación. El período de uso del área se inició aproximadamente a partir de finales del cuarto milenio, pero durante el Holoceno tardío final (desde 1250 años AP), período al cual pertenecería la mayoría de los entierros detectados, fue más intensamente ocupada (Larsen 1995 a).

utilizaban este sitio como campamento base estacional y como cementerio. En el sitio se recuperaron principalmente restos de animales acuáticos, pero también restos de ciervo, tortugas y otros mamíferos de pequeño tamaño. La muestra analizada en este caso consta de 165 individuos subadultos y 191 adultos (Tabla IV.3.). Los sitios Lokomotiv y Ust’-Ida se ubican en el Irkutsk central, en la región del Lago Baikal, Siberia, Rusia (Weber et al. 2002). La zona se caracteriza por un marcado clima continental, con cinco meses de invierno con temperaturas muy bajas. La diferencia promedio anual de temperaturas es muy marcada, entre los 20 y los -26 Cº. Fitogeográficamente se encuentra ubicada dentro de un ambiente de foresta boreal (taiga), dominada principalmente por numerosas especies de coníferas. La fauna terrestre es muy variada, registrándose más de 100 especies de mamíferos (entre los que predominan el ciervo, el alce, el lobo y el oso marrón) y 300 especies de aves. Ambos sitios han sido utilizados por grupos cazadoresrecolectores del bosque boreal durante el Holoceno medio. Lokomotiv es referido como perteneciente a la cultura Kitoi y se ubica a orillas del río Irkut, en su confluencia con el Angara. Fue utilizado como cementerio por parte de grupos cazadoresrecolectores entre 7800 y 7500 AP. Contiene 48 entierros simples, dobles y múltiples, asociados a restos culturales muy variados. Se ubican en fosas alargadas espacialmente dispersas que presentan una orientación variable. En el análisis comparativo se incluyen 36 individuos subadultos y 50 adultos (Tabla IV.4.).

Todos los perfiles elegidos fueron generados por los autores antes mencionados dividiendo la muestra en rangos de edades diferentes, por lo que fue necesario volver a distribuir proporcionalmente a los individuos teniendo en cuenta las frecuencias relativas de los rangos originales y la amplitud de los que se presentan en esta tesis. La Figura 10.12. muestra las curvas de mortalidad de todos los casos elegidos y del sitio Chenque I, uniendo la información de ambos sexos. 10.4.2.1. Comparación de perfiles para la etapa subadulta. El primer pico en las distribuciones, entre el nacimiento y el año de vida, se observa en todas las muestras, con valores entre el 11 y el 22 %, excepto Lokomotiv y Ust’-Ida, con valores inferiores al 5 % y Stillwater Marsh, que es un caso intermedio con alrededor del 6 %. En el rango siguiente (1,1-3 años) se registra una disminución fuerte en los porcentajes de individuos en las muestras del Lago Salitroso, Indian Knoll, Carlstron Annis y el sitio Chenque I (5 a 8 %), un aumento leve para Stillwater Marsh (8 %) y un aumento importante para Lokomotiv (5 %) y Ust’-Ida (10 %). Como se mencionó anteriormente, estos dos conjuntos muestran altas frecuencias en la distribución de individuos subadultos en los dos grupos de edad siguientes (3,1-5 y 5,1-7 años), con valores entre el 9 y el 13 %, en los cuales los porcentajes disminuyen o se mantienen iguales en el resto de los sitios (menores al 6 %). Para el rango entre 7,1 y 10 años, la tendencia se mantiene para todas las muestras salvo para dos de ellas: la del Lago Salitroso, la cual muestra una alta representación de individuos (aproximadamente el 13 %), aunque menos pronunciado respecto del anterior; y la de Stillwater Marsh. Teniendo en cuenta todas las

Por otra parte Ust’-Ida se ubica en la confluencia de los ríos Angara e Ida y fue tipificado como perteneciente a las culturas Serovo y Glazkovo, posteriores a Kitoi. Dado que ambas culturas comparten en este sitio características muy similares y superposiciones cronológicas, según los autores es justificado su tratamiento como una única entidad. Fue utilizado entre 6200 y 4000 años AP y se han recuperado 55 estructuras de entierro simples, dobles y múltiples. El perfil de mortalidad se generó en este caso teniendo en cuenta 45 individuos subadultos y 24 adultos (Tabla IV.5.) (Weber et al. 2002). Por último, Stillwater Marsh se ubica dentro del desierto Carson (Great Basin, centro-oeste del estado de Nevada). El ambiente se caracteriza por extensos campos de dunas y sierras muy áridas y rocosas, interrumpidos por algunas zonas puntuales de mayor humedad con lagos, lagunas y pantanos. En varios de estos puntos se identificaron numerosos sitios arqueológicos, muchos de los cuales contenían entierros humanos. Se propone que Stillwater Marsh funcionó como núcleo que 180


Capítulo 10. Número mínimo de individuos y caracterización del perfil paleodemográfico.

Lago Salitroso Ust’-Ida

Indian Knoll Stillwater Marsh

Carlston Annis Sitio Chenque I

Lokomotiv

30

25

20

% 15

10

5

0 No nato

0-1

1,1-3 3,1-5 5,1-7

7,1- 10,1- 13,1- 16,1- 20,1- 30,1- 40,1- 50,1- 60 + 10 13Edad16 20 30 40 50 60

Figura 10.12. Perfiles de mortalidad de los seis conjuntos osteológicos elegidos y del sitio Chenque I.

Salitroso y de Stillwater Marsh (entre el 17 y el 30 %) y entre los 30 y los 40 años para Indian Knoll (25 %). Es llamativo el muy bajo porcentaje de Ust’-Ida (alrededor del 6 %) para ambas categorías de edad. Para los rangos posteriores, las curvas presentan una mayor variabilidad, lo cual debe estar fuertemente influido por los problemas que ofrecen los métodos disponibles para estimar la edad de muerte principalmente luego de los 50 años (Jackes 2000; ver Capítulo 8). De hecho, la información etaria que ofrecen las tablas de mortalidad de los sitios elegidos alcanza rangos variables, en algunos casos sólo hasta los 40 años de edad, hasta los 50 en otros y por último incluyendo la sexta y séptima década en algunos casos (Apéndice IV). Esto depende de los métodos que fueron elegidos para estimar la edad de muerte en cada muestra. De todas formas, para todos los casos se registran muy bajas frecuencias de individuos a partir de la quinta década de vida. Entre los 40 y los 60 años, las cuevas registran los valores más altos de individuos adultos para Lokomotiv y Ust’-Ida, pero el resto de los perfiles indican que relativamente pocos individuos alcanzaban esas etapas de la vida.

muestras, el porcentaje del Lago Salitroso es el más alto registrado para ese grupo de edad. La alta representación de individuos entre los 5 y los 9 años ha sido discutida por Bernal et al. (2004) y García Guraieb et al. (2006), quienes mantienen el interrogante sobre su existencia ya que no se corresponde con las características de las muestras para cazadores-recolectores. Una inspección paleopatológica de una muestra de esos individuos permitió afirmar que ese rango de edad presentaba las menores frecuencias de lesiones atribuibles a enfermedades infecciosas, metabólico-sistémicas, o traumas (García Guraieb 2004), por lo que no es posible por el momento inferir las causas de la alta representación de individuos en ese rango de edad. La tendencia para los grupos de edad posteriores (juventud y adolescencia, entre los 10 y los 20 años) es la de una disminución marcada en los porcentajes de individuos para todas las muestras, salvo el caso de Ust’-Ida, en cuyo caso sólo disminuye suavemente y alcanza casi el 10 % en el rango 10,1-13 años. 10.4.2.2. Comparación de perfiles para la etapa adulta.

10.4.2.3. Comparación general.

El segundo pico general de mortalidad se registra entre los 20 y los 30 años de edad para Carlston Annis, el sitio Chenque I y las muestras del Lago

Una comparación de los perfiles indica que el generado con la muestra del sitio Chenque I se asemeja fuertemente a los de los sitios Indian Knoll 181


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). porcentajes de mortalidad entre los 20 y los 40 años indica el período de mayor fertilidad reproductiva, en el que los individuos realizan actividades más variadas y exigentes, aumentando de esa manera las probabilidades de ingresar a una situación de morbilidad-mortalidad. Por tal motivo los grupos de edad posteriores muestran disminuciones importantes en los porcentajes, indicando que relativamente pocos individuos vivían luego de los 40 años, si bien algunos de ellos alcanzaron la séptima década de vida.

y Carlston Annis y en menor proporción al de los entierros del Lago Salitroso y Stillwater Marsh. La tendencia general de estos cinco perfiles es la de una distribución bimodal con las máximas frecuencias entre el nacimiento y el año de vida (exceptuando Stillwater Marsh, en cuyo caso se ubica entre el año y los tres años de vida) y entre los 20 y los 40 años. Para el caso del Lago Salitroso, se distingue además otro valor máximo en el rango 7,1-10 años (Bernal et al. 2004; García Guraieb et al. 2006). Los dos perfiles rusos (Ust’-Ida y Lokomotiv) aparecen como casos anómalos dentro de lo esperado para perfiles de mortalidad generados por grupos cazadores-recolectores, ya que los valores máximos para los subadultos se ubican en el rango de 3,1-5 años para el primero y de 5,1-7 para el segundo. Además, los porcentajes para el resto de los grupos de edad subadultos no son tan dispares, en contraposición con lo observado para las otras curvas. Es de destacar también la muy baja representación de individuos entre el nacimiento y el año de vida en estas dos muestras. Por otra parte, respecto de los individuos adultos, ambos perfiles muestran máximas frecuencias muy tardías, en el rango 40,1-50 años para Lokomotiv y en el de entre 50,1 y 60 años para Ust’-Ida, contraponiéndose nuevamente a lo esperado para perfiles de cazadores-recolectores. Especialmente este último sitio sólo presenta mínimas variaciones respecto de los porcentajes correspondientes al período de la adolescencia (13,1 a 20 años), salvo estos valores altos de mortalidad adulta en la sexta década de vida.

10.4.2.4. Diferencias porcentuales según el sexo. Para evaluar las diferencias en los porcentajes de los individuos para cada sexo, se tuvieron en cuenta sólo los datos de los individuos subadultos de Indian Knoll y del sitio Chenque I, dado el tamaño relativamente pequeño de la muestra disponible para el Lago Salitroso. En la Figura 10.13. se ofrece la comparación de cada valor, mientras que en la Tabla 10.3. y en la Figura 10.14. se incluyen las diferencias porcentuales para cada grupo de edad. El resultado fue obtenido restando al porcentaje de masculinos para cada grupo de edad, el de los femeninos, de manera que valores negativos indican mayor cantidad de individuos femeninos, y viceversa. Si bien para la categoría 0-1 año se observa en Indian Knoll una mayor preponderancia de individuos femeninos, la diferencia porcentual es mucho más marcada en el sitio Chenque I (Indian Knoll: -5,6 %; sitio Chenque I: -11,62 %). Para los grupos de edad posteriores los porcentajes son bastante parejos en ambos sitios, con diferencias porcentuales que no exceden el 3 %, exceptuando los individuos de entre cinco y siete años, entre los cuales el valor llega a 4,18 % en el sitio Chenque I.

En definitiva, estos perfiles indican que en el común de los casos las mayores frecuencias se registran inmediatamente después del nacimiento y con el inicio de la adultez. El primero de los casos indica una alta mortalidad. A su vez, los valores porcentuales elevados indicarían una elevada susceptibilidad a estresores socioambientales, derivados de la inmadurez del sistema inmunológico durante ese rango de edad y de la completa dependencia de los adultos para la subsistencia, como se mencionó anteriormente. Los subadultos menores a un año tienen una menor capacidad de resistir enfermedades, lo que es parcialmente compensado por el traspaso por parte de la madre de anticuerpos y agentes anti-infecciosos que posee la leche materna (Stinson 2000). Sin lugar a dudas las características del medioambiente de la zona en que se encuentra ubicado en sitio Chenque I (ambiente semidesértico con elevados índices de evapotranspiración, marcados contrastes de temperatura entre el día y la noche, etc.) han incidido en la cantidad de muertes en individuos menores al año de vida, aunque también prácticas culturales como la merma en el cuidado de las niñas probablemente haya incidido en la conformación de la muestra. Por otra parte, los altos

Como término general, en este sitio es mayor la presencia de individuos masculinos en todos los rangos de edad entre el año y los 13 años de vida, salvo la categoría 3,1-5 años, en la que los femeninos los sobrepasan por poco. Lo mismo ocurre en Indian Knoll hasta los 10 años. Las diferencias porcentuales obtenidas para los subadultos mayores a un año no exceden el 5 %, es decir que son muy bajas como para sugerir que la implementación de prácticas culturales como las planteadas para individuos menores a un año, puedan estar actuando en la estructuración de ese segmento subadulto de las muestras. Por el contrario, este perfil podría ser compatible con una explicación que se sostiene en la mayor susceptibilidad biológica de los varones, durante el período de crecimiento y desarrollo, a los estresores socioambientales (Stinson 1985, 2000; Ulizzi y Zonta 2002; Capítulo 5). Luego de los 13 años, se mantiene para el sitio Chenque I la tendencia general de disminución en los porcentajes de individuos subadultos. De esta manera, 182


Capítulo 10. Número mínimo de individuos y caracterización del perfil paleodemográfico. Indian Knoll (M)

Indian Knoll (F)

Sitio Chenque I (M)

Sitio Chenque I (F)

25

20

15 % 10

5

0 No nato

0-1

1,1-3

3,1-5

5,1-7

7,1-10

10,1-13

13,1-16

16,1-20

Edad

Figura 10.13. Porcentaje de individuos subadultos por sexo para cada categoría de edad, comparando el perfil de Indian Knoll con el del sitio Chenque I. Edad No nato 0-1 1,1-3 3,1-5 5,1-7 7,1-10 10,1-13 13,1-16 16,1-20

Indian Knoll 0 -5,6 1,5 1,5 1,21 1,69 -1,21 -1,47 -2,27

Chenque I (12,62 %), alejándose significativamente de las del resto de los sitios, en los cuales no exceden el 9 %. En el rango de edad siguiente (30,1-40 años), se observa una situación más variable. Nuevamente es el sitio Chenque I el que tiene la mayor diferencia entre sexos, aunque ahora con un valor negativo (-10,41 %), indicando una mayor cantidad de mujeres. El único sitio que tiene un porcentaje similar, pero positivo, es Carston Annis (10,30 %), siendo el resto de los valores mucho menores. Teniendo en cuenta la tendencia de ambos grupos de edad, entre los 20 y los 40 años, las únicas muestras que comparten con la del sitio Chenque I valores positivos para el primero y negativos para el segundo son las pertenecientes al Lago Salitroso y a Stillwater Marsh. Para el rango 40,1-50 años los porcentajes disminuyen en la mayoría de las muestras salvo en Lokomotiv, el cual coincide con el pico anómalo mencionado anteriormente, y en Stillwater Marsh. De manera similar, en los siguientes grupos de edad (50,1-60 años y 60 + años) Carston Annis y Lokomotiv muestran diferencias porcentuales altas a favor de las mujeres, mientras que Ust’-Ida y la muestra del Lago Salitroso presentan valores medios a favor de los varones. El sitio Chenque I presenta valores muy bajos en ambos grupos de edad, al igual que Indian Knoll.

Sitio Chenque I -1,31 -11,62 2,69 -1,85 4,18 1,74 0,78 -2,63 3,23

Tabla 10.3. Diferencias porcentuales por sexo en los individuos subadultos de Indian Knoll y del sitio Chenque I. Los resultados positivos indican mayor cantidad de individuos masculinos, y viceversa.

la comparación con Indian Knoll avala la idea planteada anteriormente de que la diferencia porcentual observada para la categoría de edad entre el nacimiento y el año de vida podría ser explicada por la existencia de prácticas sociales que priorizaran la atención de los varones en detrimento de las mujeres, actitud esperable ante situaciones de aumento de la densidad poblacional. Es destacable además que en la mayoría de los casos las prácticas de infanticidio se lleven a cabo inmediatamente o poco después del nacimiento (Mays 1995 b). Con respecto a los individuos adultos, para el grupo de edad 20,1-30 años se identifica una tendencia general hacia la sobrerepresentación de los masculinos, siendo Indian Knoll la única excepción, con un porcentaje diferencial muy bajo a favor de las mujeres (Tabla 10.4. y Figura 10.15). Las mayores diferencias se registran para el sitio

10.4.3. Discusión general. Las características diferenciales observadas en los perfiles de mortalidad analizados pueden deberse principalmente a dos factores. Las diferencias en su

183


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). Indian Knoll

Sitio Chenque I

4 2 0 -2 Dif. %

No nato

0-1

1,1-3

3,1-5

5,1-7

7,1-10

10,1-13

13,1-16

16,1-20

-4 -6 -8 -10 -12 Edad

Figura 10.14. Diferencias porcentuales por sexo en los individuos subadultos de Indian Knoll y del sitio Chenque I.

Edad 20,1-30 30,1-40 40,1-50 50,1-60 60 +

Lago Indian Salitroso Knoll 4,82 -3,15 -6,42 6,79 -3,74 1,29 5,35 -0,26 -

Carston Annis 8,47 10,3 -3,56 -8,01 -7,19

Lokomotiv 2,78 3,47 9,72 -11,11 -

Ust’- Stillwater Ida Marsh 5,56 2,02 0 -5,72 0 6,06 5,56 -

Sitio Chenque I 12,62 -10,41 2,16 0,78 -0,36

Tabla 10.4. Diferencias porcentuales por sexo en los individuos adultos. Los resultados positivos indican mayor cantidad de individuos masculinos, y viceversa.

producido a lo largo de varios miles de años, lo cual podría dar cuenta de la subrepresentación de subadultos menores de un año (Larsen y Kelly 1995). Por último, los perfiles de los dos sitios rusos presentan características muy disímiles a todos los recién mencionados. En primer lugar, las condiciones medioambientales del área donde se encuentran ubicados son muy diferentes de las del resto, lo que seguramente ha influido en los patrones de movilidad y en la composición demográfica de los grupos que los conformaron. Además, Weber et al. (2002) consideran que para varias categorías de edad se registran sesgos debidos a la depositación de parte de la población en otros lugares, pero no por efecto del deterioro diferencial de huesos en función de la edad.

forma general y las de los porcentajes por sexo estarían influenciadas tanto por diferentes historias de formación de los sitios, como por las características demográficas y de la dinámica poblacional de cada caso. Los perfiles del sitio Chenque I, Indian Knoll y Carston Annis son característicos de una situación en la cual una alta proporción de los individuos de la población eran enterrados en el lugar durante un lapso más o menos prolongado, ya que poseen las características comunes de los perfiles cazadoresrecolectores. Por otro lado, la curva del Lago Salitroso presenta algunas discrepancias, principalmente por los altos valores de mortalidad en el rango 7,1-10 años, aunque sería compatible con las características generadas por poblaciones con bajos rangos de movilidad residencial circunscriptas a un área relativamente acotada del espacio. En el caso de Stillwater Marsh, los patrones más variados de movilidad identificados por los autores generaron un registro relativamente disperso de restos humanos, probablemente

En definitiva, el perfil observado para el sitio Chenque I presenta características comunes respecto de otras curvas clásicas de cazadoresrecolectores (v.g. Indian Knoll), lo que estaría indicando la depositación de individuos de ambos 184


Capítulo 10. Número mínimo de individuos y caracterización del perfil paleodemográfico. Lago Salitroso Ust’-Ida

Indian Knoll Stillwater Marsh

Carston Annis Sitio Chenque I

Lokomotiv

13

8

3 % Dif. -2 20,1-30

30,1-40

40,1-50

50,1-60

60 +

-7

-12 Edad

Figura 10.15. Diferencias porcentuales por sexo en los individuos adultos.

obtener datos sobre la edad de muerte y el sexo, como para inferir el Número Mínimo de Individuos. También fue de vital importancia el estudio de los huesos de pequeñas dimensiones, ya que son los que se preservan en mayor proporción, y la evaluación de algunas zonas específicas de los fragmentos de huesos largos. El entrecruzamiento de la información generada por cada uno de estos elementos maximizó el potencial interpretativo de la muestra relevada. De esta menara se pudo constatar que no se inhumó preferencialmente a ninguno de los dos sexos ni ningún rango de edad. Mediante la evaluación de múltiples variables fue posible obtener un valor final de NMI de 131 para la Submuestra A, los que junto a los identificados hasta el momento para la Unidad Inferior, suman un total de 216.

sexos y de todas las edades, sin que el entierro de cuerpos en otros sitios haya influido significativamente en la conformación del registro analizado. Una posibilidad plausible es que las diferencias observadas según el sexo entre los individuos menores a un año podrían ser explicadas por la aplicación de prácticas culturales como el infanticidio indirecto, mientras que las existentes entre los adultos jóvenes (20,1-30 años) podrían estar influidas por el desarrollo de actividades de mayor riesgo (v.g. de caza y bélicas) llevadas a cabo exclusivamente por los varones. La mayor proporción de mujeres en el rango 30,1-40 es similar a lo documentado para la muestra del Lago Salitroso y podría deberse a mayor cantidad de muertes por cuestiones relacionadas con el estado de salud, o bien con sesgos específicos, difíciles de identificar por el momento, en la estructura de la muestra. De todas formas, estos altos valores están indicando bajas frecuencias de muertes de mujeres entre los 20 y los 30 años, etapa de mayor fertilidad, lo que es coherente con una alta tasa de nacimientos y una consiguiente tendencia al crecimiento poblacional.

El perfil de mortalidad inferido para el sitio Chenque I es similar al identificado para otros cementerios de cazadores-recolectores (especialmente Indian Knoll y Carlston Annis), esto es, para los subadultos, una mortalidad infantil muy alta entre el nacimiento y los cinco años (y principalmente hasta el año de vida), con una disminución posterior en la cantidad de individuos hasta los inicios de la adolescencia, y entre los adultos, altas frecuencias de muertes entre los 20 y los 40 años, con fuertes disminuciones en las etapas posteriores de vida. La distribución inferida se asemeja a un perfil atricional, lo cual ha sido interpretado como un derivado del proceso sistemático de depositación de cuerpos en este cementerio a lo largo de varias generaciones y no por uno o varios eventos catastróficos masivos. Este conjunto de datos indica un comportamiento

10.5. Resumen. Para caracterizar el perfil paleodemográfico del total de la muestra, los dientes resultaron ser los elementos que más información aportaron en cuanto a la edad y el sexo. Además de estar en general mejor representados que los restos esqueletales, principalmente por su pequeño tamaño y mayor resistencia a los agentes tafonómicos, poseen un gran potencial tanto para 185


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). social que tuvo como objetivo inhumar a todos los individuos de los grupos sociales que tenían acceso a este cementerio. Merecen especial atención algunas particularidades observadas dentro de la curva de mortalidad inferida para el sitio Chenque I. Por un lado, se registró una tendencia general que sugiere una mayor mortalidad de los individuos femeninos, lo cual indicaría diferencias en los niveles de estrés socioambiental según el sexo. Por otro, en individuos menores al año de vida, se documentaron diferencias importantes entre sexos, lo que ha sido interpretado como reflejando una preferencia cultural hacia los subadultos masculinos. Respecto de los adultos, se identificó una alta disparidad entre sexos para dos rangos de edad. Entre los 20 y los 30 años la frecuencia de varones casi duplica la de las mujeres, mientras que entre los 30 y los 40 años, la tendencia es la opuesta. El primer caso sería compatible con el desarrollo de actividades de mayor riesgo (v.g. de caza y bélicas) llevadas a cabo exclusivamente por los varones. En el segundo caso, las mayores tasas de muerte entre los 30 y los 40 años podrían estar relacionadas con los mayores riesgos de morbilidad y mortalidad de las mujeres de esas edades, en comparación tanto con las mujeres incluidas dentro del rango de edad inmediatamente anterior (20,1-30 años), como con los varones, derivados de la cantidad acumulada de partos.

186


cotidianas y a los niveles de demanda mecánica. En este capítulo se analizarán dos indicadores complementarios en los restos de la Submuestra A, las manifestaciones osteoartríticas y las entesoexóstosis (Bourke 1967; Kennedy 1989, 1998; Ortner y Putschar 1985; Rogers y Waldron 1995).

CAPÍTULO 11 EVALUACIÓN DEL ESTRÉS METABÓLICO Y FUNCIONAL. 11.1. Introducción. Los estudios del estrés metabólico y funcional constituyen dos de los aspectos más recurrentemente desarrollados en las investigaciones bioarqueológicas. Han tenido una importancia creciente en los estudios sobre la adaptación de las poblaciones humanas, tanto actuales como del pasado. Numerosos indicadores esqueletales y dentales permiten identificar la existencia de situaciones tanto individuales como poblacionales de estrés metabólico y funcional. El estrés metabólico puede influir en el proceso de crecimiento y desarrollo y en el metabolismo corporal adulto, aumentando de esa manera las posibilidades de morir (Larsen 2000; Rose et al. 1985; Wing y Brown 1979). De tal forma, constituyen marcadores del estado de morbilidad de los individuos involucrados. Por otro lado, los indicadores de estrés funcional ofrecen herramientas para conocer algunos aspectos del estilo de vida, específicamente los referidos al uso del cuerpo que realizaban los individuos (Bourke 1967; Rogers y Waldron 1995).

Es necesario mencionar que dadas las características de remoción y alta fragmentación de los restos incluidos en la Submuestra A, la investigación llevada a cabo sólo permite identificar algunos aspectos generales, ya que no es posible discriminar los restos analizados por individuo. Además, en un gran porcentaje de los casos no fue posible obtener información sobre el sexo y la edad de los elementos que conforman la muestra. Es por ello que los resultados son explicados desde una perspectiva básicamente descriptiva y exploratoria. Se pretende poner a prueba la hipótesis de que los individuos representados en la Submuestra A tendrían una adecuada situación metabólica, lo cual se vería reflejado en bajas prevalencias de indicadores de estrés; sufrirían principalmente cambios degenerativos normales del hueso que ocurren durante la adultez-madurez; y experimentarían altos niveles de demanda mecánica. Se parte de la idea de que los grupos cazadores-recolectores de la subregión Pampa Seca tuvieron durante el Holoceno tardío un patrón de subsistencia basado principalmente en la caza de mamíferos como el guanaco y el venado de las pampas, y de fauna menor (Berón y Pérez 2004; Salemme y Berón 1997, 1999), lo cual habría provisto de los nutrientes necesarios para desarrollar una vida con bajas frecuencias de estados de morbilidad. Debe tenerse en cuenta lo discutido en el Capítulo 9 acerca del alto grado de dimorfismo sexual identificado, lo cual, teniendo en cuenta las características diferenciales del impacto de situaciones medioambientalmente adversas según el sexo, indicaría bajos niveles de estrés metabólico durante las etapas de crecimiento.

Entre los marcadores de estrés metabólico y dadas las características específicas de la Submuestra A, se evaluarán a lo largo de este capítulo sólo los indicadores macroscópicos craneales derivados de situaciones de anemia por deficiencia de hierro (hiperostosis porótica y cribra orbitalia) y los marcadores dentales de estrés (hipoplasias e hipocalcificaciones de esmalte). Se considera que estos indicadores permiten inferir los niveles generales de estrés metabólico y de la calidad de vida desde una perspectiva poblacional. Otro conjunto de marcadores, entre los que se destacan las líneas radiopacas de Harris y la estatura total, no serán analizadas en esta tesis ya que las características de mezcla, fragmentación y deterioro de la muestra imposibilita la obtención de información confiable. Además, son variables que presentan algunos inconvenientes en su interpretación. Las líneas de Harris, al formarse en las metáfisis de los huesos largos, suelen ser remodeladas con el paso del tiempo y además se ven muy afectadas por la acción de los agentes tafonómicos en la estructura trabecular del hueso (Campillo 2001; Danforth 1999; Grolleau-Raoux et al. 1997; Huss-Ashmore et al. 1982; Larsen 1987, 2000). Respecto de la estatura, la imposibilidad de reasignar los elementos a un individuo particular impide llevar a cabo análisis precisos.

También se analizará la relación entre la cantidad de defectos del esmalte, el tamaño dental y la edad de muerte. Varias investigaciones bioarqueológicas se han desarrollado con el objetivo de evaluar la asociación entre la cantidad de diferentes tipos de defectos en el esmalte y la edad, con el interés de testear la hipótesis que sugiere que los individuos que sufrieron eventos de estrés metabólico durante las etapas de crecimiento y desarrollo dental presentaban un patrón diferente de mortalidad que aquellos que no los sufrieron (v.g. Duray 1996; Slaus 2000; Steckel 2005). Por otra parte, Goodman et al. (1989, en Larsen 2000) evaluaron en individuos vivos la hipótesis de que una nutrición deficitaria puede resultar en un tamaño dental reducido, comparando grupos de individuos con y sin complemento dietario en la comunidad nahuatl de Tezonteopan, México. Pudieron observar que

Los indicadores de estrés funcional permiten acceder al conocimiento del uso recurrente que los individuos hacían de su cuerpo, específicamente en lo referido al desarrollo de sus actividades físicas 187


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). comporte de esta manera en la muestra analizada, ya que fue posible identificar altos valores de dimorfismo. También se logró determinar el sexo probable a partir de varios dientes, lo que no hubiera sido posible en el caso de que los niveles de estrés hubieran incidido de forma significativa en su tamaño. De manera similar, se evaluará la relación entre el tamaño dental y la cantidad de marcas de estrés, teniendo en cuenta en este caso el dimorfismo sexual. Siguiendo el mismo razonamiento, los individuos con mayor cantidad de indicadores de estrés deberían tener tamaños dentales menores. En caso de identificar uno o varios de estos patrones, podrá afirmarse que en esta muestra el tamaño dental puede ser utilizado en conjunción con otras variables como un indicador de los niveles de estrés de los individuos, mientras que en caso contrario, es decir, si el tamaño dental no varía según la cantidad de indicadores, permitirá explorar la posibilidad de identificar la presencia de individuos procedentes de diferentes poblaciones (Capítulo 12).

existía una tendencia a que los individuos que ingirieron esos suplementos dietarios presentaran tamaños dentales mayores. De manera similar, Larsen (1983) identificó diferencias en el tamaño dental entre agricultores consumidores de maíz y sus predecesores cazadores-recolectores con una muestra procedente de la zona costera del estado de Georgia, Estados Unidos. El tamaño dental se vio reducido en todos los dientes permanentes y deciduos, lo que indicaría un aumento en el estrés metabólico por la ingesta de alimentos de menor calidad nutritiva (ver también Kirveskari et al. 1978). El tamaño dental puede indicar diferencias en las situaciones de estrés metabólico, diferencias en la adscripción poblacional de los individuos (analizadas en el Capítulo 12), o una mezcla de ambas. Por eso se vuelve prioritario identificar qué situación se está manifestando en este caso, ya que si bien es sabido que la métrica dental está pautada genéticamente, no debe ser utilizada para evaluar distancias biológicas si no es posible identificar previamente el grado de incidencia de los factores ambientales en el tamaño (Guagliardo 1982). De esta manera, se analizará la relación existente entre la variación del tamaño dental y la edad de muerte, bajo el supuesto que indica que los individuos que sufrieron situaciones socioambientales de estrés más adversas podrían manifestar tamaños dentales menores derivados de la imposibilidad de llegar a su potencial genético, asociados a edades de muerte más tempranas (Pérez-Pérez y Walker 1988). Autores como Cook y Buikstra (1979) y Guagliardo (1982) proponen que los estresores que influyeron en el desarrollo de la formación de esmalte pueden también producir que el individuo se vuelva más susceptible a los agentes selectivos posteriores, lo que implica que tanto la presencia de numerosos marcadores de estrés como una edad temprana de muerte pueden ser consecuencia de situaciones de estrés severo durante las etapas de crecimiento. Por eso los individuos más jóvenes deberían mostrar una mayor cantidad de marcadores de estrés dental y un tamaño dental menor. De identificarse el patrón opuesto, es decir, mayores frecuencias de marcadores en individuos que alcanzaron edades más avanzadas, sería posible explicarlo en términos de la paradoja osteológica. Según ella, estos individuos habrían superado con éxito las situaciones de estrés, mientras que aquellos que murieron a edades más tempranas (y que presentan menores frecuencias de esos indicadores) serían los más débiles: el hecho de no haber podido hacer frente a las presiones socioambientales sería la causa principal tanto de la menor edad de muerte como de las bajas prevalencias de indicadores.

Respecto del análisis de los niveles de demanda corporal, en general se afirma que numerosas actividades realizadas por los grupos cazadoresrecolectores (v.g. caza, aprovisionamiento de recursos ubicados en zonas distantes, guerra), habrían requerido de un uso intensivo del sistema musculoesqueletal. También debe tenerse en cuenta que parte de la zona de estudio se enmarca en un ambiente de topografía irregular, promoviendo altos niveles de estrés funcional. De esta forma, se espera identificar altas prevalencias de rasgos derivados de la acción funcional incluidos dentro de la categoría de osteoartritis y de exóstosis en zonas de inserción muscular (lesiones producidas por procesos traumáticos de largo plazo). 11.2. Indicadores de estrés metabólico. 11.2.1. Hipoplasia de esmalte e hipocalcificación dental. El esmalte dental es especialmente sensible a los problemas metabólicos derivados de las situaciones de estrés. En la superficie de la corona, la depositación de los prismas de esmalte durante el proceso de formación y calcificación se produce en la forma de planos superpuestos, de sinuosidad variable y paralelos entre sí. La manifestación lineal del borde de ese plano al contactar la superficie de la corona, se denomina perikymata o línea imbricacional. Sus características morfológicas y de tamaño son dependientes del lugar en que se ubiquen (oclusales, medias o cervicales) y del tipo de diente, lo cual incide directamente en la visibilidad de las irregularidades en la depositación del esmalte (Hillson 1996; Hillson y Bond 1997; Larsen 2000). La mayoría de las hipoplasias se

Teniendo en cuenta la información obtenida en el Capítulo 9, es esperable que el tamaño dental no se 188


Capítulo 11. Evaluación del estrés metabólico y funcional. depresionadas que aparecen en la corona dental con una orientación paralela al eje longitudinal del cuerpo mandibular, indicando la perturbación en la depositación de esmalte sufrida por todos los ameloblastos activos (Figura 11.1.). Los defectos denominados pitting indican el cese de producción de esmalte de sólo un pequeño conjunto de ameloblastos, circunscripto a un área acotada (Figura 11.1.). Por último, los defectos en forma de plano son irregularidades masivas, generadas en áreas amplias de la superficie de la corona (Figura 11.2.) (Dobney y Goodman 1991; Goodman y Rose 1990; Hillson 1986, 1996, 2000; Hillson y Bond 1997; Larsen 2000).

genera como consecuencia de perturbaciones fisiológicas en la producción de matriz del esmalte por parte de los ameloblastos durante el proceso de crecimiento y desarrollo del diente y afecta la morfología de la superficie de la corona, no viéndose afectados ni el color ni la dureza del esmalte (Barrientos 1999 b; Goodman et al. 1988; Guatelli-Steinberg et al. 2004; Hillson y Bond 1997; Sarnat y Schour 1941). Generalmente son causados por una disrupción en la homeostasis del metabolismo corporal (Dobney y Goodman 1991; Rose et al. 1985; Wing y Brown 1979). Como el esmalte no se remodela luego de su formación, la presencia de hipoplasias refleja de una manera permanente los eventos de perturbación fisiológica que sufrió el individuo, lo que lo convierte en una herramienta de vital importancia para reconstruir las características de las situaciones de estrés y morbilidad a partir del registro bioarqueológico (Goodman y Rose 1990, 1991; Goodman et al. 1988; Hillson 1986). Perturbaciones metabólicas de prácticamente cualquier duración e intensidad pueden dejar marcas macroscópicamente visibles en la estructura del esmalte. Algunas producen breves alteraciones en el ritmo de crecimiento, mientras que otras pueden ocasionar prolongadas disrupciones y hasta el cese en la depositación de esmalte (Hillson 1996; Huss-Ashmore et al. 1982; Larsen 2000). Los mecanismos específicos por los cuales se crean estos defectos son complejos y poco conocidos (Hillson 1996, 2000; Hillson y Bond 1997). Si bien numerosos trabajos concluyeron que los factores relacionados con situaciones de deterioro nutricional son la principal causa de la aparición de hipoplasias (Buikstra y Ubelaker 1994; Ogilvie y Trinkaus 1990), los factores potenciales que pueden producir hipoplasias de esmalte son múltiples. Entre ellos deben mencionarse perturbaciones derivadas de problemas genéticos, traumas localizados, enfermedades gastrointestinales, desórdenes cerebrales, ingestión de sustancias tóxicas, baja exposición a la luz solar, procesos infecciosos como la sífilis, raquitismo, neumonía, déficit proteico, bajos niveles de vitamina A o D, alergia, hiperparatiroidismo de la madre, asfixia neonatal, etc. (Blakey et al. 1994; Duray 1996; Hillson 1986, 1996, 2000; Hillson y Bond 1997; Huss-Ashmore et al. 1982; Lewis 2007; Lukacs 1989; Ribot y Roberts 1996; Neiburger 1990). Dadas estas múltiples causas, las marcas dentales son indicadores inespecíficos de estrés corporal (King et al. 2005; Larsen 2000; Skinner y Goodman 1992), aunque no por ello pueda afirmarse que sea un indicador con baja capacidad informativa (Neiburger 1990).

Figura 11.1. Línea de hipoplasia (flecha negra) y pitting (flecha gris). Segundo incisivo superior derecho perteneciente al Entierro 24 (m. 58) del sitio Chenque I.

Figura 11.2. Defecto en forma de plano. Primer incisivo superior derecho procedente de la Unidad Superior del sitio Chenque I (código E6-II-1-147).

Los defectos en la depositación del esmalte pueden dividirse en tres categorías: líneas, pitting y planos. Las líneas de hipoplasia (también conocidas como hipoplasias lineales o aplasias) son bandas

En cuanto a la hipocalcificación, u opacidad dental, se manifiesta en sectores de la superficie dental 189


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). En ese caso, el nivel bajo de defensas disminuye el umbral de sensibilidad y por lo tanto su capacidad de amortiguar el stress (Dobney y Goodman 1991; ver Capítulo 5).

que está pobremente mineralizada. Constituye un fenómeno metabólico diferente a las hipoplasias dentales, por lo que ambas manifestaciones deben ser analizadas separadamente. A diferencia de las primeras, las hipocalcificaciones están relacionadas con alteraciones en el proceso de mineralización de la matriz, durante el estadio de maduración dental, es decir que se originan una vez que los ameloblastos finalizaron con la secreción del esmalte (Dobney y Goodman 1991; Hillson 1996; Skinner y Goodman 1992). Se trata de defectos del esmalte en la forma de bandas pigmentadas que producen modificaciones en el color o la opacidad de la superficie de la corona, lo que refleja cambios en la calidad o dureza del esmalte (Figura 11.3.). A diferencia de las hipoplasias, en esos casos la superficie del esmalte es suave y no presenta perturbaciones morfológicas (Asociación de Paleopatología 1991; Blakey et al. 1994; HussAshmore et al. 1982; Larsen 2000; Rose et al. 1985; Skinner y Goodman 1992).

Altos grados de prevalencia de hipoplasias son sistemáticamente identificados en poblaciones que basan su subsistencia en la agricultura (Hillson 1996; Larsen 1995, 2000; Smith et al. 1984). En el ámbito americano, los altos niveles de ingesta de maíz son vistos como una de las causas fundamentales que producen una tendencia a aumentar la cantidad de hipoplasias por individuo (v.g. Cohen y Armelagos 1984; Sciulli 1978; Larsen 1995). Para poblaciones cazadoras-recolectoras, tanto actuales como prehistóricas, las investigaciones identifican prevalencias variables de hipoplasias de esmalte, aunque por término general no se han registrado frecuencias muy altas. El buen estado general de salud de estas poblaciones es interpretado principalmente como derivado de una ingesta centrada en el consumo de carne y otros alimentos animales (Barrientos 1999 b; Cohen 1997; Cohen y Armelagos 1984; Larsen 1995 b, 1987, 2000; Larsen et al. 1995 a; Sciulli 1978). Los pocos casos con prevalencias considerables son explicados como producidos por variaciones medioambientales temporales, lo que provoca carestías poco previsibles, por situaciones de acceso diferencial a los recursos, o por un aumento en el estrés cultural derivado tanto de conflictos inter o intrapoblacionales, como de un aumento en la densidad poblacional (Hillson 1996; Larsen 1987, 2000). Respecto de las hipocalcificaciones, si bien son escasos los estudios que se han llevado a cabo en muestras bioarqueológicas, los niveles de prevalencia siguen una tendencia similar a la de las hipoplasias, con valores relativamente bajos. Algunos investigadores afirman que estas manifestaciones de estrés son más usuales en individuos subadultos (Larsen 1987).

Figura 11.3. Hipocalcificación dental. Primer incisivo superior derecho procedente de la Unidad Superior del sitio Chenque I (código B6-VIII-2-Z).

Para nuestro país, Barrientos (1997, 1999 b) identificó niveles moderados a altos de trastornos metabólicos durante los primeros años de vida, en una muestra compuesta por 46 individuos procedentes del sitio Arroto Seco 2. En la mayoría de los casos, estos trastornos fueron recurrentes a través del tiempo. El perfil generado fue interpretado como un derivado de causas sistémicas, como la acción sinérgica de situaciones de malnutrición y enfermedad. García Guraieb (2006) analizó 11 individuos de la zona del Lago Salitroso, identificando una prevalencia del 81,8 % (n: 9) con al menos una hipoplasia en más de un diente. De los 99 dientes observados, 60 (60,06 %) presentaron al menos una hipoplasia. Encontró que los individuos femeninos tenían mayores prevalencias de hipoplasias, ya que todos ellos (n: 6) presentaban al menos una hipoplasia, en

Numerosos estudios con poblaciones actuales indican que los defectos del esmalte suelen producirse más usualmente en grupos de nivel socioeconómico bajo, en los cuales la exposición a las enfermedades tiende a ser alta y el acceso a recursos alimenticios de alta calidad, restringido (Dobney y Goodman 1991; Goodman 1993). El modelo de formación de los defectos utilizado en la actualidad se basa en el concepto de umbral de sensibilidad, el cual propone que una nutrición deficitaria en general no es causa suficiente para influir en la producción de matriz del esmalte. Por el contrario, la formación de un defecto tiende a producirse mayoritariamente cuando una perturbación importante en el metabolismo afecta a un individuo con sistema inmunológico deprimido. 190


Capítulo 11. Evaluación del estrés metabólico y funcional. comparación con el 60 % de los masculinos (n: 5). Además, los dos individuos con mayor cantidad de hipoplasias son femeninos. Esta información le permitió establecer que la mayoría de los individuos adolescentes y adultos presentan hipoplasias atribuibles a episodios de estrés sistémico, con prevalencias relativamente altas. Otro estudio desarrollado para muestras del Holoceno tardío procedentes del cementerio prehistórico de Jaime Prats (San Rafael, Mendoza) sobre una muestra de 38 individuos adultos, indica una ausencia absoluta de hipoplasias (Novellino y Guichón 1995).

11.2.2. Hiperostosis porótica y cribra orbitalia. La hiperostosis porótica (también denominada espongiohiperostosis u osteoporosis simétrica) y la cribra orbitalia (o hyperostosis spongiosa orbitae) son términos que describen las lesiones craneales macroscópicas caracterizadas por presentar una porosidad cribiforme. Numerosos estudios con poblaciones contemporáneas de diferentes regiones del mundo muestran que ambas manifestaciones tienen una etiología común, siendo claros indicadores específicos de anemias ocasionadas por un déficit proteico o por baja absorción de hierro (Danforth 1999; Ortner y Putschar 1985; Steinbock 1976; Stuart-Macadam 1985, 1987 a y b, 1989). Si bien en general esta situación no constituye una amenaza directa para la vida, la anemia por deficiencia de hierro tiene efectos profundos en la capacidad de trabajo, cognición y mantenimiento del sistema inmunológico, lo cual aumenta la tasa de mortalidad porque conlleva un aumento en la susceptibilidad corporal a ingresar a un estado de morbilidad (Larsen 2000; Martin et al. 1985). Bajo esas condiciones, la función hematopoyética de la médula ósea se ve rápidamente exacerbada, lo que produce una hipertrofia de las mallas del díploe a expensas de las tablas interna y externa de los huesos planos de la bóveda (Danforth 1999; Larsen 1987; Stuart-Macadam 1985, 197 a y b, 1989, 1991). En el caso de los huesos planos del esqueleto, como los que constituyen el cráneo, este aumento de volumen ocasiona que la médula en algunos casos aparezca en la superficie exterior del hueso. La exposición identificada en el techo de las órbitas es denominada cribra orbitalia (Figura 11.4.), mientras que si se manifiesta en el frontal y los parietales, se trata de hiperostosis porótica (Figura 11.5.) (Campillo 2001; Huss-Ashmore et al. 1982; Powell 1988; Saul 1976).

Se han iniciado investigaciones sobre las prevalencias de las hipoplasias de esmalte en un muestreo de los individuos depositados en la Unidad Inferior del sitio Chenque I. Aranda (2006, 2007) analizó la presencia de dichos defectos en una muestra de 17 individuos de ambos sexos y de edades variadas y pudo identificar su presencia en cuatro de ellos, los pertenecientes a los entierros 5, 7, 10 y 14, de los cuales el primero es un masculino subadulto y los tres restantes, femeninos (dos adultos y un subadulto). Los dos individuos adultos presentan un modo de entierro de tipo disposición, y el único masculino estaba ubicado en estrecho contacto con un esqueleto femenino adulto sin hipoplasias (entierro 4). En todos los casos, estas inhumaciones presentan escaso acompañamiento. Se destaca el entierro 18, perteneciente a un individuo subadulto masculino que presenta una gran cantidad de artefactos como acompañamiento, el cual no presenta ningún tipo de marcas de estrés. Estos indicadores tampoco han sido detectados en ninguno de los masculinos adultos. Esta evidencia, junto con otras relacionadas con las prácticas mortuorias, respalda la idea planteada por la autora, que indica que el conjunto analizado presenta patrones mortuorios que pueden ser interpretados como evidencia de diferencias sociales que excederían las producidas por variables como el sexo y la edad de los individuos (Aranda 2006, 2007). Por otra parte, con una muestra de los restos recuperados de la Unidad Superior, en trabajos previos se han identificado prevalencias extremadamente bajas de hipoplasias dentales. Sobre un total de 40 dientes relevados, se detectó sólo uno con hipoplasias, un primer incisivo superior derecho adulto que presentaba tres líneas paralelas. Esta evidencia, sumada a la obtenida para la hiperostosis porótica y la cribra orbitalia, permitió sugerir que los individuos representados en la Unidad Superior del sitio no habrían sufrido eventos de estrés más que en casos puntuales (Luna 2001 a y b, 2003 a), interpretación que será discutido a lo largo de este capítulo.

Figura 11.4. Cribra orbitalia. Cráneo perteneciente al Entierro 5 del sitio Chenque I.

El hierro es un elemento esencial de la hemoglobina, la cual contribuye al transporte de oxígeno a los tejidos corporales (Stuart-Macadam 1987 b, 1989). Puede ser introducido al organismo a través de una gran variedad de alimentos, siendo la carne el más importante de todos, ya que no requiere ser procesado en el estómago (Powell 191


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). problema, identificando que sólo el 43,5 % de los casos analizados eran derivados de situaciones de anemia por deficiencia de hierro. De esta manera, es necesario tener cautela con las interpretaciones que pueden derivarse de los resultados obtenidos, sobre todo cuando se analizan muestras con características como las de la Submuestra A, en las cuales no es posible identificar la asociación de los huesos pertenecientes a un mismo individuo.

1988). Por otra parte, en general las fuentes vegetales de hierro son pobremente absorbidas y varias sustancias encontradas en las plantas inhiben su absorción, como los fitatos, presentes en varias especies de nueces, cereales y legumbres (Danforth 1999).

Las lesiones pueden manifestarse como activas o remodeladas. Si la lesión esta remodelada indica que el individuo logró superar el episodio inicial de anemia y sobrevivió durante un período más o menos prolongado. Los casos activos se manifiestan más comúnmente en individuos menores a los cinco años y los remodelados, en adultos. Esto ocurre porque los espacios intermedulares de los subadultos están completamente ocupados con medula roja hematopoyética, de manera que una expansión por aumento de las células medulares puede manifestarse con mayor claridad. En los adultos, esa situación es menos evidente porque la hiperplasia por aumento en la producción de sangre afecta sólo una parte de la médula, de manera que los indicadores son menos evidentes (StuartMacadam 1985).

Figura 11.5. Hiperostosis porótica activa identificada en un fragmento de bóveda craneal procedente de la Unidad Superior del sitio Chenque I (código: E7-IV-1-Z).

En general, la presencia de estos indicadores depende de los hábitos de alimentación y de la dieta y por término general ha sido asociada principalmente con el aumento de la dependencia del maíz (v.g. Bordach 1999; Larsen 1987, 1995 b, 2000). De todas formas, la anemia por déficit de hierro puede también ser causada por una serie de factores no dietarios, como por ejemplo el bajo peso al nacer, hemorragias, diarrea crónica, etc. El hacinamiento, derivado de tasas de movilidad reducidas o de una alta densidad poblacional, contribuye significativamente al aumento de las infecciones gastrointestinales y parasitosis. De la misma manera, una serie de enfermedades genéticas, como la talasemia, producen anemia, aunque la frecuencia de aparición de estas enfermedades en las poblaciones actuales es muy baja, lo que hace pensar que no habrían incidido significativamente en los grados de prevalencia de hiperostosis porótica y cribra orbitalia en los conjuntos osteológicos prehistóricos (StuartMacadam 1989, 1991). Aún en aquellos casos en que la dieta incluye suficiente cantidad de hierro, cualquiera de estos factores puede producir una anemia severa. Por otra parte, en el caso de la cribra orbitalia debe tenerse en cuenta que otras etiologías, como la viruela, la inflamación y la hipervascularización de los senos frontales, o el raquitismo y la erosión postdepositacional, pueden generar reacciones óseas muy similares a las derivadas de una situación de anemia (Ortner y Putschar 1985; Peckmann 2003; Wapler et al. 2004). Wapler et al. (2004) evaluaron este

En muestras de cazadores-recolectores de la Argentina y de otras regiones del mundo, la gran mayoría de los casos presenta prevalencias muy bajas, lo que indicaría altos niveles de absorción de hierro, derivados de una alta ingesta de carne y/o bajas frecuencias de estresores que disminuyen su fijación corporal (Cohen 1997; Cohen y Armelagos 1984; García Guraieb 2006; Larsen 1995 b; Novellino y Guichón 1995; Powell 1988). En los muy escasos casos en que se han documentado prevalencias altas de hiperostosis porótica y/o cribra orbitalia (v.g. Cybulski 1977), los valores son explicados como derivados de problemas de contaminación de agua por parásitos o por técnicas culinarias de hervido de la carne. En concordancia con la tendencia general, para la Unidad Superior del sitio Chenque I, en trabajos previos se registró sólo un caso en un fragmento de bóveda craneana de adulto, sobre un total de 384 fragmentos procedentes de la Unidad Superior (0,002 %; Luna 2001 a, 2003 a). Respecto de la Unidad Inferior, de un total de 17 individuos relevados, Aranda (2006, 2007) identificó sólo un entierro con cribra orbitalia activa (entierro 5, masculino de 6-8 años de edad). Estos datos, tomados en conjunto, indicarían adecuados niveles de fijación de hierro, y sumados a los obtenidos previamente respecto de las hipoplasias de esmalte dental, una baja incidencia de situaciones de estrés socioambiental que pudieran influir en su metabolismo. En este capítulo se pondrán en consideración estas hipótesis 192


Capítulo 11. Evaluación del estrés metabólico y funcional. Weiss 2003, 2004; Weiss y Jurmain 2007). Es un desorden que afecta principalmente las articulaciones que soportan fuerzas importantes, como la columna vertebral, la cadera y las rodillas. Esta patología se produce como consecuencia de la presencia de una inflamación crónica y ocurre con mayor frecuencia en aquellos segmentos óseos en los cuales el estrés funcional incide de manera más recurrente (Baffi y Torres 1993; Bourke 1967). La forma más común es la osteoartritis, definida como los cambios degenerativos normales ocurridos durante el proceso del envejecimiento y se produce como consecuencia de un largo período de tensión o estrés de naturaleza funcional (Rogers y Waldron 1995). Su manifestación ósea se produce en la forma de excrecencias en zonas periarticulares de tamaño muy variable, denominadas osteofitos, consecuencia del intento del organismo por dispersar las fuerzas mecánicas sufridas por la articulación (Figura 11.6.). Una vez que el cartílago es destruido y se sigue usando la articulación, el hueso reacciona y se vuelve esclerótico, duro y en ocasiones de aspecto pulido y brillante, lo que se denomina eburnación. En casos extremos, los osteofitos pueden unirse, fijando ese segmento e impidiendo el movimiento (anquilosis). La destrucción puede en ocasiones producir también un aumento en la porosidad del hueso articular (Figura 11.7.) y es usual identificar ambas manifestaciones en un mismo sector del hueso (Ortner 2003; Ortner y Putschar 1985; Roberts y Manchester 1999; Rogers y Waldron 1995).

mediante el análisis de una muestra mayor a la analizada en esa oportunidad. 11.3. Indicadores de estrés funcional: artritis y extesoexóstosis. El hueso es un tejido que se remodela dependiendo de las características de las fuerzas internas y externas que inciden en él. Dentro de las primeras, las actividades desarrolladas juegan un rol fundamental en la regulación de la remodelación esqueletal. Como se desarrolló en el Capítulo 5, los factores mecánicos entonces se erigen como otra parte fundamental en el proceso de desarrollo óseo (Schoenau et al. 2003). Tanto la artritis como las exostosis permiten inferir algunas de las características de las actividades, pero son modificaciones inespecíficas, es decir que no permiten reconstruir con precisión el tipo de actividad puntual (Eshed et al. 2004; Kennedy 1989). Los patrones generales de actividad corporal pueden ser inferidos a través del estudio de los indicadores de estrés funcional (Larsen 2000), entre los cuales se evalúan en este caso las osteoartritis y las entesoexóstosis. Cualquier actividad física implica la realización de determinados movimientos pautados recurrentes, lo que produce una hiperactividad de determinado conjunto de músculos y un aumento en los niveles de exigencia de determinadas articulaciones, creando microtraumatismos. Las microlesiones ocasionadas producen un aumento del flujo de sangre, con la consecuente hipertrofia ósea en la zona de inserción, por lo que su análisis puede indicar usos diferenciales del sistema musculoesqueletal, si bien no las actividades específicas desarrolladas (Kennedy 1989; Molnar 2006; Weiss 2004). El estudio de las modificaciones articulares en relación con las demandas mecánicas permite identificar patrones relativos a los patrones de actividad. En general, cuanto más demandante mecánicamente es el estilo de vida, mayor es la prevalencia de osteoartritis y entesoexóstosis. 11.3.1. Artritis.

Figura 11.6. Osteofito extremo en epífisis proximal de falange proximal del pie, procedente de la Unidad Superior del sitio Chenque I (código: C4-XI-2-Z).

La artritis es un cambio degenerativo de etiología variada, aunque principalmente causado por un estrés de tipo mecánico, que ocurre por un gradual trastorno o agotamiento del cartílago ubicado entre los huesos contiguos de una articulación, lo que provoca el contacto directo de las superficies articulares (Bourke 1967; Jurmain 1977; Morse 1978; Ortner y Putschar 1985). Este tipo de patología aumenta su manifestación significativamente con la edad y también se ve afectada por otros factores como el sexo, la predisposición genética, la obesidad, situaciones de trauma local, etc. (Bridges 1991; Knusel 1993;

La osteoartritis ha sido una variable muy utilizada para evaluar cambios en las actividades económicas de las poblaciones. Autores como Bridges (1991), Cohen y Armelagos (1984), Jurmain (1977), Knusel (1993) y Larsen (1984, 2000), entre otros, identifican una tendencia general hacia la disminución del esfuerzo corporal asociado con la adopción de la agricultura, respecto de sus antecesores cazadores-recolectores, aunque también se documentaron algunos pocos casos en los cuales el estrés mecánico aumentó 193


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). individuos hacían un uso más exigido de la columna vertebral respecto de sus miembros y que las mujeres presentaban una mayor exigencia de su cuello, identificándose lesiones artríticas desde edades más tempranas. Baffi y Luna (2005) analizaron restos humanos procedentes de ambas unidades (1286 elementos de la Unidad Superior y 22 unidades de entierro de la Unidad Inferior, de ambos sexos y de diferentes categorías de edad adulta). Pudieron identificar un patrón similar, es decir, un uso del cuerpo diferencial en función del sexo, con las mujeres presentando lesiones artríticas más generalizadas, mientras que las de los varones suelen circunscribirse a zonas más acotadas y desarrollarse en forma más tardía. Respecto de la Unidad Superior, se sugiere que la influencia de los agentes postdepositacionales habría jugado un rol importante en la conformación de la muestra, sesgando en parte los resultados obtenidos, aunque su magnitud no puede ser por el momento claramente evaluada.

significativamente (v.g. Bridges 1992; Goodman et al. 1984). Por otra parte, otra tendencia indica que, independientemente del tipo de subsistencia, los individuos masculinos tendrían menores prevalencias de osteoartritis que los femeninos, tanto en cantidad de lesiones por individuo como en la intensidad de las mismas (Kennedy 1989). También se han identificado algunos casos que indican lo contrario (Larsen et al. 1995 b). De esta forma, queda claro que no es posible identificar un patrón uniforme, ya que el tipo y grado de las manifestaciones osteoartríticas está influido por una gran cantidad de variables y depende de las características específicas de las actividades desarrolladas, tales como tipo, duración, intensidad, recurrencia, etc.

11.3.2. Entesoexóstosis. La otra variable evaluada que permite analizar los niveles de estrés funcional se denomina exostosis, un crecimiento óseo irregular benigno que se ubica en la superficie externa del hueso. Cuando esta neoformación ósea se manifiesta en la forma de irregularidades u orificios se desarrollan en las inserciones de tendones y ligamentos, es denominada exóstosis entésicas, o entesoexóstosis (Figura 11.8.) (Campo Martín 1998, 1999; Ortner y Putschar 1985; Rogers y Waldron 1995). Es una manifestación de actividades musculares repetitivas y/o excesivas desarrolladas durante un período prolongado de tiempo (Campillo 2001; Kennedy 1989, 1998; Molnar 2006; Roberts y Waldron 1995). La tensión muscular aumenta la osteogénesis, produciendo un aumento de la masa ósea en la zona de inserción, o en ocasiones, reabsorción ósea (Kennedy 1989). De esta manera la morfología se ve modificada en determinados sectores del hueso, con el objetivo de aumentar la resistencia requerida por la demanda funcional (Pearson y Lieberman 2004; Scheonau et al. 2003; ver Capítulo 5). La localización y el tamaño de estas manifestaciones entésicas ofrecen información sobre los movimientos que se desarrollaron con asiduidad (Dutuor 1986; Kennedy 1989, 1998; Larsen 2000; Rogers y Waldron 1995; Steene y Lane 1998). Esta variable también está influenciada por la edad del individuo, independientemente del tipo de actividad física que desarrolle, por lo que en general la información que puede obtenerse sobre actividades específicas es de baja calidad (alOumaoui et al. 2004; Molnar 2006; Wilczak 1998). Por otra parte y al igual que ocurre con la artritis, en muchos casos las lesiones óseas producidas por diferentes patrones de actividad se solapan y

Figura 11.7. Porosidad en epífisis proximal de clavícula procedente de la Unidad Superior del sitio Chenque I (código: D4-III-3-Nº 6).

Para el sitio Chenque I, Luna (2001 a y b, 2003 a) analizó las manifestaciones ostroartríticas en una muestra de los restos de la Unidad Superior. Detectó la presencia de esta patología en numerosos elementos, principalmente cuerpos vertebrales, epífisis proximales de costilla y huesos de la mano y del pie. En líneas generales, se concluyó que los individuos habrían realizado actividades que implicaban una importante demanda corporal. Baffi (2006) evaluó estas lesiones en una muestra de 13 individuos recuperados de la Unidad Inferior. Identificó una clara tendencia al incremento de las lesiones artríticas, preferentemente en los cuerpos vertebrales, con la edad. Las porciones anatómicas más afectadas son el tórax, la columna vertebral y las costillas, mientras que las manifestaciones en los miembros son mucho menores. Estas lesiones están presentes en individuos de ambos sexos, predominando en las vértebras dorsales y lumbares en los varones y en cervicales en las mujeres, lo que podría indicar diferentes esfuerzos físicos realizados por uno y otro sexo. Concluye que los 194


Capítulo 11. Evaluación del estrés metabólico y funcional. desarrollados actualmente por otros especialistas en el tema y aún no se generó la información necesaria para llevar a cabo estudios comparativos.

pueden ser muy similares en ubicación e intensidad (Kennedy 1998), por lo que su ubicación en el esqueleto es indicativa del uso general del cuerpo y de los movimientos recurrentes que se desarrollaron (Boyd 1996; Cunha y Umbelino 1995; Knusel 1993; Robb 1998).

11.4.1. Hipoplasia de esmalte e hipocalcificación dental. La muestra analizada está compuesta por 231 elementos dentales procedentes de la Submuestra A (Tabla 11.1.). Están representados individuos de ambos sexos y de edades variadas, desde perinatos hasta adultos maduros. Diente 1iS 2iS cS 1mS 2mS 1iI 2iI cI 1mI 2mI Total deciduos 1IS 2IS CS 1PMS 2PMS 1MS 2MS 3MS 1II 2II CI 1PMI 2PMI 1MI 2MI 3MI Total permanentes Total

Figura 11.8. Entesoexóstosis identificadas en la cara palmar de las diáfisis de falanges proximales de la mano, procedentes de la Unidad Superior del sitio Chenque I. Se ejemplifican las cuatro categorías definidas en la sección 11.4.4. De izquierda a derecha: grado 0 (código: D7-V-3-Nº 421), grado 1 (código: D7-V-3-Nº 441), grado 2 (código: E4-VI-1-Nº 612) y grado 3 (código: E7-VI-4-Nº 37).

En general, las investigadores que analizan las exostosis óseas identifican mayores demandas corporales en los grupos cazadores-recolectores respecto de los agricultores, aunque con grandes variaciones en lo que respecta a la ubicación y la intensidad de los marcadores (v.g. Cohen y Armelagos 1984; Eshed et al. 2004; Kennedy 1989, 1998). En los casos en que se dispone de información histórica o etnohistórica, fue posible identificar algunos casos en los que los tipos específicos de actividad y no los tipos generales de subsistencia, determinan la manifestación de estas lesiones y otros en los que no se identificaron patrones esqueletales relacionados con actividades claramente documentadas (v.g. Cunha y Umbellino; Kennedy 1989, 1998; Molinar 2006; Steene y Lane 1998). Respecto de las diferencias por sexo, se afirma en general que los individuos masculinos presentan mayor cantidad e intensidad de exóstosis (v.g. Eshed et al. 2004; Hawkey y Merbs 1995; Molnar 2006; Peterson 1998; Wilczak 1998), aunque también existen casos en los que las tendencias son opuestas o no identifican diferencias apreciables (v.g. Baffi y Torres 1993).

Subadultos n % 5 2,16 2 0,86 6 2,60 5 2,16 2 0,86 5 2,16 5 2,16 7 3,03 8 3,46 7 3,03

Adultos n % -

N 5 2 6 5 2 5 5 7 8 7

Total % 2,16 0,86 2,60 2,16 0,86 2,16 2,16 3,03 3,46 3,03

52

22,51

-

-

52

22,51

9 1 6 2 5 7 1 3 4 5 2 4 1 11 2 2

3,90 0,43 2,60 0,86 2,16 3,03 0,43 1,30 1,73 2,16 0,86 1,73 0,43 4,76 0,86 0,86

12 7 5 5 4 10 5 8 9 6 5 4 6 14 8 5

5,19 3,03 2,16 2,16 1,73 4,33 2,16 3,46 3,90 2,60 2,16 1,73 2,60 6,06 3,46 2,16

21 8 11 7 9 17 6 11 13 11 7 8 7 25 10 7

9,09 3,46 4,76 3,03 3,90 7,36 2,60 4,76 5,63 4,76 3,03 3,46 3,03 10,82 4,33 3,03

65

28,14

114

49,35

179

77,49

117

50,65

114

49,35

231

100

Tabla 11.1. Cantidad de dientes relevados pertenecientes a la Submuestra A. Para la definición de las abreviaturas de cada diente, ver Tabla 8.1. (página 120).

Una variable que influye en la cuantificación y caracterización de los defectos del esmalte es el grado de desgaste dental. Al remover los elementos que conforman la corona, niveles altos de desgaste producen una importante cantidad de datos perdidos cuya magnitud es imposible de estimar (King et al. 2005; Slaus 2000). Para decidir cuáles serían los dientes evaluados, se tuvo en cuenta que para toda la dentición, los defectos del esmalte son siempre más comunes en los tercios cervicales y medios de la corona dental (Goodman y Armelagos 1985; Larsen 2000; Powell 1988). De esta manera,

11.4. Material y métodos. Para desarrollar los análisis sobre los indicadores de estrés metabólico y funcional se relevaron exclusivamente los restos dentales y esqueletales pertenecientes a la Submuestra A, exceptuando los del Conjunto 8/9 (ver Capítulo 4). La Submuestra B no fue incluida dado que los análisis están siendo 195


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). del anterior (Goodman et al. 1980; Skinner y Goodman 1992). Por último, la propuesta del mejor diente se restringe a la evaluación macroscópica de todos o algunos de los incisivos y caninos de cada individuo, ya que el análisis en conjunto de ambos tipos de diente permite registrar casi la totalidad del período de desarrollo de la dentición (Skinner y Goodman 1992). Dado que este método requiere de la inversión de una menor cantidad de tiempo para el relevamiento y al mismo tiempo se pierde una mínima cantidad de información (Asociación de Paleopatología 1991; Goodman et al. 1980; HussAshmore et al. 1982), es el más usualmente utilizado (v.g. Blakey et al. 1994; Griffin y Donlon 2007; Lanphear 1990; Lovell y Whyte 1999; Malville 1997; Powell 1988).

si el desgaste afecta sólo el tercio distal de la corona, es probable que la pérdida de información sea poco importante (Cucina 2002). Varios factores influyen en esas diferencias en las manifestaciones de estrés en la dentición. Por un lado, a medida que se depositan nuevos planos de esmalte, aumenta el ángulo en el que éste intersecta la superficie de la corona, produciendo variaciones en el ancho de cada perikymata. Además, las perikymatas del tercio proximal presentan un espaciamiento mucho menor respecto de las del tercio distal, por lo que los defectos del esmalte se hacen más claramente visualizables. Otra variable que influye de forma importante es la tasa de depositación de los planos de esmalte, la cual es mayor en el tercio cuspidal de todos los dientes (Cunha et al. 2004; Hillson 2000; Hillson y Bond 1997; King et al. 2005). Por otro lado, una proporción de los planos de esmalte, denominada zona aposicional, queda oculta por el proceso de depositación posterior, lo que varía según el tipo de diente; por ejemplo, en los molares entre el 40 y el 50 % del total de los planos no puede se observado, mientras que para los dientes anteriores, la zona aposicional corresponde al 15-20 % del total (Dean y Beynon 1991; Hillson 2000; Hillson y Bond 1997; Skinner y Goodman 1992). Dadas estas características, sólo se evaluaron las coronas que presentaban desgastes menores a 4 (según la categorización de Molnar 1971 y Smith 1984).

En este caso se decidió aplicar el método de dientes múltiples, ya que aunque demanda de una gran inversión de tiempo en el relevamiento, permite obtener el mejor tipo de información dadas las características de mezcla y deterioro de la muestra analizada. Además, en general la dentición anterior suele presentar mayores frecuencias de pérdida postmortem por cuestiones tafonómicas respecto de la dentición posterior, lo que en este caso implica que el tamaño de la muestra se vería considerablemente disminuido. Por otra parte, autores como Wright (1997) proponen analizar toda la dentición porque, dado que existen diferencias en el umbral de sensibilidad de cada diente, la información diferencial que ofrece cada uno de ellos permite reconstruir más detalladamente los patrones de salud de los individuos de la muestra.

Con respecto a la elección del tipo de diente a evaluar, en general se sostiene que existen diferencias apreciables en el grado de sensibilidad entre ellos (Goodman y Armelagos 1985; Skinner y Goodman 1992). El proceso de amelogénesis de los dientes anteriores suele verse más fácilmente perturbado, registrando la mayor cantidad de episodios de estrés (Barrientos 1999 b; Goodman y Armelagos 1985; Goodman y Rose 1990; Lanphear 1990). A partir de este dato, se han desarrollado tres tipos de aproximaciones diferentes al análisis de los defectos de esmalte. La técnica del diente único prioriza el análisis de sólo un tipo de diente, generalmente el canino mandibular (Goodman et al. 1980; Hillson 2000) ya que tiene un período de desarrollo relativamente prolongado y una alta sensibilidad a las situaciones de estrés.

De todas formas, se buscó determinar cuál era en esta muestra el diente que registraba el mayor promedio de indicadores de estrés por diente, tomando separadamente las hipoplasias y las hipocalcificaciones. Para ello se obtuvieron los valores del Índice de Sensibilidad (Isen) para cada diente (Barrientos 1999 b), de la siguiente manera: Isen: nl/Nd En esa fórmula, nl indica la cantidad de marcadores de estrés por diente y Nd, la cantidad total de ese tipo de diente relevada. De esta manera es posible ordenar la muestra según el grado de sensibilidad que ofrece cada uno de ellos.

El principal inconveniente de esta técnica es que no permite identificar las hipoplasias producidas por causas no sistémicas, como por ejemplo el trauma local (Huss-Ashmore et al. 1982; Saunders y Keenleyside 1999). Para resolver dicho problema, se propuso un método más complejo, denominado de dientes múltiples, el cual evalúa todos los dientes presentes. En este caso, es posible aumentar el tamaño de la muestra analizada y evaluar un período más extenso del desarrollo dental, aunque su replicabilidad es menor respecto

Un aspecto recurrentemente analizado es la edad de formación de cada marcador dental de estrés. Este dato ha sido habitualmente obtenido midiendo la distancia existente entre la unión del esmalte con la dentina y cada defecto identificado, transformando posteriormente el valor en una estimación de la edad en que se habría producido, mediante el uso de tablas específicamente generadas para ello (Goodman et al. 1980; Rose et 196


Capítulo 11. Evaluación del estrés metabólico y funcional. previamente conocidas para cada uno de ellos; de esta manera se analizaron los dientes tratándolos a todos como un único conjunto muestral y según el sexo y la edad.

al. 1985). Este procedimiento permitió a muchos especialistas investigar la probable correlación del pico detectado con el momento del destete (v.g. Blakey et al. 1994; Cucina 2002; Hutchinson y Larsen 1995; Lanphear 1990; Malville 1997; MoggiCecchi et al. 1993, 1994; Ogilvie et al. 1989; Wright 1997). Recientemente se ha propuesto una aproximación microscópica más precisa, mediante la cual es posible identificar la cantidad exacta de perikymatas entre cada una de las lesiones y el cuello dental. Teniendo en cuenta que cada depositación se produce aproximadamente cada siete o nueve días (Hillson y Bond 1997; Ramírez Rozzi 1996; Reid y Dean 2000), los autores que presentan este procedimiento afirman que es posible obtener estimaciones altamente precisas de la edad en que se produjo la perturbación (Cunha et al. 2004).

Respecto del tratamiento efectuado a cada una de las variables, se analizaron separadamente las hipoplasias de las hipocalcificaciones, ya que se trata de indicadores de etiologías diferentes. El análisis se restringió entonces a la cuantificación relativa tanto de las hipoplasias como de las hipocalcificaciones. Todos los tipos de hipoplasias (líneas, pitting y planos) fueron tratados en conjunto, porque la variabilidad de las manifestaciones parecería estar pautada principalmente por diferencias en la ubicación y en la cantidad de ameloblastos que cesan su depositación y no serían dependientes ni de la duración ni de la severidad de la situación de estrés. Además, en cada diente los efectos pueden ser diferentes según la geometría diferencial de la formación de la corona (Hillson 1996; Hillson y Bond 1997). De esta manera, se considera que deben ser tratados todos juntos ya que no indican características cualitativamente diferentes del proceso de estrés.

Numerosas investigaciones desarrolladas en los últimos 15 años indican, sin embargo, que el proceso de formación dental es aún poco conocido y que la posibilidad de inferir las edades de ocurrencia de las hipoplasias se sostiene en premisas poco sólidas. El más importante de dichos presupuestos es el carácter constante del proceso de depositación del esmalte (Goodman y Rose 1990). Actualmente se reconoce que existen variaciones en las velocidades a lo largo del proceso de desarrollo de la corona, entre dientes de un mismo individuo y tanto intra como interpoblacionales, por lo que no es correcto afirmar que existan tasas poco variables de depositación (Cunha et al. 2004; Hillson 1996; Hillson y Bond 1997; Liversidge et al. 1993; Mann et al. 1991 b; Skinner y Goodman 1992; ver Barrientos 1997, 1999 b y Capítulo 8). Análisis llevados a cabo en poblaciones vivas indican que el método de conteo de las perikymatas no permite estimar la edad cronológica con un alto grado de confianza (Mann et al. 1991 b; Reid y Ferrel 2006). Todo este corpus de información hace imposible, dado el estado actual del conocimiento sobre el tema, arribar a resultados que puedan ser considerados confiables sobre las frecuencias de marcadores de estrés en diferentes momentos del desarrollo dental, por lo que no es un aspecto considerado en esta tesis.

Por último, dado el tamaño reducido de la muestra analizada, para realizar algunos de los análisis se decidió hacer agrupaciones según el tipo de diente (incisivos, caninos, premolares y molares), sin tener en cuenta ni la lateralidad ni si se trata de elementos maxilares o mandibulares y discriminando entre los deciduos y los permanentes. 11.4.2. Asociación entre indicadores de estrés, tamaño dental y edad de muerte. Para desarrollar este punto se utilizó la información previamente generada sobre la edad de muerte de los individuos a partir de la dentición (Capítulo 8) y los datos métricos sobre el tamaño dental utilizados para determinar el sexo probable (Capítulo 9). Para este último caso se restringió el análisis a las variables métricas de la corona (promedios de los diámetros bucolinguales y mesiodistales de cada diente). Se analizó la relación existente entre 1) tamaño dental y edad de muerte; 2) tamaño dental y cantidad de indicadores de estrés; 3) edad de muerte y cantidad de indicadores de estrés.

Tanto las hipoplasias como las hipocalcificaciones fueron relevadas macroscópicamente en la superficie labial de cada diente. Se utilizó una luz oblicua fuerte que permitió generar el contraste necesario para una correcta identificación. En los casos dudosos se visualizaron las coronas con aumentos de entre 8 y 20 X mediante el uso de una lupa binocular. Dado que no es posible establecer qué dientes pertenecen a cada individuo, todos los análisis se realizaron teniendo en cuenta a cada elemento como unidad de análisis. Se implementaron diferentes criterios de estudio teniendo en cuenta la combinación de las variables

11.4.3. Hiperostosis porótica y cribra orbitalia. Para evaluar estas variables se relevó macroscópicamente la superficie externa de 1119 fragmentos de bóveda craneana y 35 de órbita incluidos dentro de la Submuestra A. Se realizó el conteo de fragmentos que presentaban hiperostosis porótica (pertenecientes a los huesos frontal, temporal y occipital) o cribra orbitalia (techo de la 197


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). De esta manera las categorías son: cuello, tronco, cadera, hombro, brazo, mano, pierna y pie.

órbita), discriminando según la textura del hueso si estas lesiones eran activas o remodeladas (Buikstra y Ubelaker 1994; Stuart-Macadam 1985, 1987 b, 1991). Todos los fragmentos fueron analizados como un único conjunto, dada la imposibilidad de discriminarlos en función del sexo. Respecto de la edad, sólo fueron identificados como “adultos” o “subadultos”.

En los casos en que se detectaron entesoexóstosis, se consultaron manuales de descripción de la musculatura humana (v.g. Pauchet y Dupret 1969; Rouviere 1980; Stone y Stone 1990) para determinar los músculos que podrían haber estado involucrados en tal lesión. Se analizó la muestra relevada como un único conjunto, ante la imposibilidad de dividirla según el sexo y la edad, y se analizaron los grados de prevalencia para cada hueso, de manera de obtener información acerca de cuáles grupos musculares fueron más recurrentemente utilizados.

11.4.4. Indicadores de estrés funcional: artritis y extesoexóstosis. Respecto de la osteoartritis se relevó un total de 1471 elementos óseos postcraneales, correspondiendo exclusivamente a los individuos adultos de la Submuestra A y excluyéndose los pertenecientes al Conjunto 8/9. La muestra se dividió por porción anatómica, utilizando las mismas categorías que en el Capítulo 7. Dado que no fue posible estimar las edades de muerte a partir de estos restos y que el tamaño de la muestra conformada por aquellos de los cuales se pudo determinar el sexo probable era muy pequeño como para poder asegurar una evaluación confiable de los datos, no fue posible realizar comparaciones por sexo y por edad. La Tabla V.9. del Apéndice V resume la información sobre la cantidad de elementos de cada porción anatómica.

En este caso se utilizó la siguiente categorización (derivada de las propuestas de Hawkey y Merbs 1995 y Weiss 2004): 0) hueso suavemente redondeado, con ausencia de exóstosis, sin ningún tipo de cresta; 1) mínima expresión de la lesión, identificada principalmente al tacto; 2) exóstosis claramente visualizable (puede haber también pequeñas depresiones); 3) lesión muy manifiesta, que puede exceder los cinco mm de longitud (Figura 11.8.). Para desarrollar este punto la unidad de análisis fue el elemento óseo, es decir que se analizaron en conjunto toda la superficie del hueso, ya que el objetivo es identificar patrones generales de uso del cuerpo por porción anatómica. Es necesario tener en cuenta que en el análisis de estrés funcional las características de remoción y deterioro de la muestra analizada seguramente ha ocasionado alguna pérdida de información, por lo que para ambos tipos de variables se tuvieron en cuenta los valores del Índice de Fragmentación (IF) obtenidos en el Capítulo 7.

Se evaluaron por separado las manifestaciones osteofíticas respecto de las poróticas. Para las primeras, se creó una categorización con el objetivo de evaluar el grado de proliferación de la lesión. Las categorías se definen de la siguiente manera y no discriminan si la manifestación se produce en un sector acotado, en un sector extenso, o en toda la articulación implicada: 0) ninguna indicación de osteoartritis; 1) se evidencia una irregularidad incipiente en la zona periarticular; 2) los osteofitos son claramente visualizables y no exceden los cinco mm de longitud, tomando la medida en forma perpendicular al sector articular del cual parte la excrescencia; 3) los osteofitos tienen una longitud que excede los cinco mm, lo que se corresponde con una afección grave de la articulación. Se incluye en esta categoría cualquier tipo de anquilosis (parcial o total) y los casos de eburnación. Por otra parte, sólo se evaluó la presencia o ausencia de porosidad articular.

11.5. Resultados. 11.5.1. Indicadores dentales de estrés. Dado que los tamaños de las muestras analizadas son pequeños, sólo fue posible llevar a cabo un análisis descriptivo de los resultados obtenidos. Tomando en cuenta todos los dientes, la cantidad de elementos con hipoplasias es relativamente baja. Del total de dientes relevados (N: 231), el 21,21 % (n: 49) presenta al menos una hipoplasia y sólo en el 1,73 % (n: 4) se identificaron hipocalcificaciones (Tablas V.1. y V.2. del Apéndice V). Para los individuos subadultos, no se relevaron ninguna de estas dos lesiones en los dientes deciduos (n: 52; 22,52 %), mientras que en el caso de los permanentes la prevalencia de hipoplasias fue del 38,46 % (n: 25) de 3,07 % (n: 2) para las hipocalcificaciones (Tabla V.1.). Respecto de los adultos, el valor de prevalencia de hipoplasias es del 21,05 % (n: 24), mientras que sólo se

Todas las particularidades derivadas del grado de preservación ósea, remoción y mezcla, son también pertinentes en el análisis de las entesoexóstosis. Se relevó la misma cantidad de elementos del esqueleto postcraneal de la Submuestra A que los analizados para las osteoartrítis (N: 1471), excluyéndose el Conjunto 8/9 (Tabla V.10.). En este caso la muestra se dividió teniendo en cuenta la porción anatómica en la que se produce el movimiento derivado del accionar de cada músculo. 198


Capítulo 11. Evaluación del estrés metabólico y funcional. disminución de la cantidad de líneas al aumentar la edad de muerte, con valores muy bajos antes de los 3 años y durante la adolescencia. En el resto de la etapa subadulta, se registraron valores de entre 0,6 y 1,2 hipoplasias por diente. El valor correspondiente al rango 13,1-16 años no debe ser considerado ya que para este análisis sólo ha sido posible relevar un diente. Para los adultos, los valores no superan las 0,4 hipoplasias por diente por categoría de edad (Figura 11.14.).

identificaron dos dientes con hipocalcificaciones (1,80 %) (Tabla V.2.). Las Figuras 11.9. y 11.10. indican claramente que los dientes que arrojaron mayores frecuencias de hipoplasias (en este caso mayores al 50 %) fueron, en concordancia con numerosas investigaciones previas (i.e. Barrientos 1999 b; Goodman y Armelagos 1985; Goodman y Rose 1990; Lanphear 1990), los incisivos y los caninos definitivos, siendo en general los valores del resto, y especialmente de los molares, mucho menores. Los valores de Isen obtenidos para cada diente reflejan la misma situación, ya que aquellos mayores a 0,8 pertenecen a la dentición anterior (Figura 11.11.; Tabla V.3.). Por otra parte, la muy baja cantidad de hipocalcificaciones identificadas para todos los tipos de diente hace que este indicador ofrezca poca información (Figuras 11.12. y 11.13.), por lo que se descartó su análisis posterior.

1,8 1,6 1,4 1,2 1 Isen 0,8 0,6 0,4

Con hipoplasias

Sin hipoplasias

0,2

100 0 90

1IS

CS

CI

2II

2IS

1PMS 2PMI

1II

2MI

3MS

1PMI 2PMS 1MS

1MI

2MS

3MI

Tipos de diente

80 70

Figura 11.11. Valores de Isen para cada tipo de diente. Para la definición de la abreviatura de cada diente, ver Tabla 8.1. (página 120). Los resultados que permitieron generar esta Figura están incluidos en la Tabla V.3. (páginas 300 y 301).

60 % 50 40 30 20

Con hipocalcificaciones

10

S

90

C I 1P M 1P I M S 2P M 2P I M S 1M S 1M I 2M S 2M I 3M S 3M I

2I I

C

1I I 2I S

cI 1m S 1m I 2m S 2m I 1I S

2i I cS

1i I 2i S

1i S

Sin hipocalcificaciones

100

0

Diente

80 70 60

Figura 11.9. Prevalencias de hipoplasias de los dientes subadultos. Para la definición de la abreviatura de cada diente, ver Tabla 8.1. (página 120). Los resultados que permitieron generar esta Figura están incluidos en la Tabla V.1. (página 298).

% 50 40 30 20 10

2I I

C I 1P M I 2P M I 1M I 2M I 3M I

1I I

2I S

C S 1P M S 2P M S 1M S 2M S 3M S

2i I

cI 1m I 2m I 1I S

1i I

cS 1m S 2m S

100

2i S

0

Sin hipoplasias

1i S

Con hipoplasias

Diente

90 80

Figura 11.12. Prevalencias de hipocalcificaciones de los dientes subadultos. Para la definición de la abreviatura de cada diente, ver Tabla 8.1. (página 120). Los resultados que permitieron generar esta Figura están incluidos en la Tabla V.1. (página 298).

70 60 % 50 40 30 20

Por otra parte, no se identificó ninguna tendencia significativa en la relación entre cantidad de hipoplasias y los diámetros bucolinguales de las coronas, teniendo en cuenta el promedio de cada tipo de diente, ni para los individuos masculinos ni para los femeninos (Figura 11.15.; Tabla V.4.). Esto significa que estas medidas se mantienen relativamente estables, con variaciones aleatorias de escasa magnitud, con respecto al aumento en la cantidad de hipoplasias por diente, lo cual implica que no estarían influidas por la incidencia de las situaciones de estrés en el proceso de crecimiento del diente. Las mismas consideraciones también

10 0 1IS

1II

2IS

2II

CS

CI

1PMS 1PMI 2PMS 2PMI

1MS

1MI

2MS

2MI

3MS

3MI

Diente

Figura 11.10. Prevalencias de hipoplasias de los dientes adultos. Para la definición de la abreviatura de cada diente, ver Tabla 8.1. (página 120). Los resultados que permitieron generar esta Figura están incluidos en la Tabla V.2. (página 299).

Al analizar el promedio total de hipoplasias por categoría de edad, la tendencia indica valores bajos, es decir, relativamente pocas líneas por diente. Se observa una tendencia hacia la 199


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). pueden aplicarse a los diámetros mesiodistales (Figura 11.16.; Tabla V.4.). De manera similar, y aunque para algunos dientes la información es escasa, tampoco se identificaron tendencias generales hacia la reducción del tamaño dental cuanto menor es la edad de muerte. Esta afirmación es válida tanto para los masculinos como para los femeninos (Tablas V.5 y V.6.).

I

C

PM

1y2M

3M

12

10

8 BL 6

4

2 Con hipocalcificaciones

Sin hipocalcificaciones

100

0

90

0

1y2

3y4

M

M

M

5o+

0

1y2

3y4

5o+

M

F

F

F

F

Cantidad de hipoplasias

80 70 60

Figura 11.15. Promedios del diámetro bucolingual de las coronas dentales (en mm) según el sexo y la cantidad de hipoplasias detectadas. Referencias: I: Incisivos; C: Caninos; PM: Premolares; 1 y 2 M: Primeros y segundos molares; 3M: Terceros molares; BL: Diámetro bucolingual de la corona; M: Masculinos; F: Femeninos. Los resultados que permitieron generar esta Figura están incluidos en la Tabla V.4. (página 302).

% 50 40 30 20 10 0 1IS

1II

2IS

2II

CS

CI

1PMS 1PMI 2PMS 2PMI

1MS

1MI

2MS

2MI

3MS

3MI

Diente

I

Figura 11.13. Prevalencias de hipocalcificaciones de los dientes adultos. Para la definición de la abreviatura de cada diente, ver Tabla 8.1. (página 120). Los resultados que permitieron generar esta Figura están incluidos en la Tabla V.2. (página 299).

C

PM

1y2M

3M

12

10

8 MD 4

6

3,5

4

3 2 2,5 0 N

2

0

1y2

3y4

5o+

0

1y2

3y4

5o+

M

M

M

M

F

F

F

F

Cantidad de hipoplasias

1,5

1

Figura 11.16. Promedios del diámetro mesiodistal de las coronas dentales (en mm) según el sexo y la cantidad de hipoplasias detectadas. Referencias: I: Incisivos; C: Caninos; PM: Premolares; 1 y 2 M: Primeros y segundos molares; 3M: Terceros molares; MD: Diámetro mesiodistal de la corona; M: Masculinos; F: Femeninos. Los resultados que permitieron generar esta Figura están incluidos en la Tabla V.4. (página 302).

0,5

0 0-1

1,1-3,0

3,1-5,0

5,1-7,0 7,1-10,0 10,1-3,0

13,116,0

16,120,0

20,130,0

30,140,0

40,150,0

50,160,0

60,0+

Edad (años)

Figura 11.14. Cantidad de hipoplasias por categoría de edad. Los resultados que permitieron generar esta Figura están incluidos en la Tabla V.3. (páginas 300 y 301).

11.5.2. Indicadores de anemia por deficiencia de hierro.

Por último, cuando se observa la cantidad promedio de hipoplasias para cada sexo y categoría de edad (Figura 11.17.), se observan dos tendencias dependiendo de la edad de los individuos. Para los subadultos menores a los 16 años, la cantidad de hipoplasias aumenta con la edad, llegando a 2 en el rango 10,0-13 años, y es significativamente mayor entre los masculinos, en todas las categorías de edad. Por el contrario, luego de los 16 años las mayores cantidades pertenecen a los individuos femeninos y no exceden en ningún caso la cantidad de 0,7 hipoplasias. A su vez, se identifica una leve tendencia hacia la disminución en la cantidad de hipoplasias entre los femeninos adultos.

Los valores de prevalencia de los indicadores óseos de estrés por deficiencia de hierro son extremadamente bajos. De un total de 1154 elementos analizados, sólo se identificaron dos fragmentos de bóveda pertenecientes a individuos adultos que presentaban hiperostosis porótica activa, mientras que no se registraron casos de lesiones remodeladas, ni entre los adultos ni entre los subadultos. Respecto de la cribra orbitalia, no se registró ningún caso, ni activo ni remodelado, para ningún grupo de edad (Tabla V.9.). Aún teniendo en cuenta que los procesos de deterioro que ocasionaron la fragmentación de los elementos 200


Capítulo 11. Evaluación del estrés metabólico y funcional. valores muy bajos, menores al 3 %, para todas las porciones anatómicas. Los porcentajes más elevados corresponden en primer lugar a los elementos del tronco (2,10 %) y pie (1,90 %), seguidos por los de la mano (0,88 %) (Figura 11.19.).

analizados podrían haber destruido información relevante al respecto, el tamaño de la muestra relevada permitiría establecer que los valores de prevalencia de estas manifestaciones hiperostóticas serían extremadamente bajas para los individuos representados. M

N

Osteofitos Grado 0

F

2

100

1,8

90

1,6

80

1,4

70

1,2

60

1

% 50

0,8

40

0,6

30

0,4

20

0,2

10

Osteofitos Grado 1

Osteofitos Grado 2

Osteofitos Grado 3

Porosidad

0

0 0-1

1,1-3,0

3,1-5,0

5,1-7,0 7,1-10,0

10,113,0

13,116,0

16,120,0

20,130,0

30,140,0

40,150,0

50,160,0

Cuello

60,0+

Tronco

Cintura Escapular

Resto Miembro Superior

Mano

Resto Miembro Inferior

Pie

Porción anatómica

Edad

Figura 11.18. Porcentajes de artritis de los elementos de la Submuestra A, para las diferentes porciones anatómicas.

Figura 11.17. Promedio total de hipoplasias por sexo y categorías de edad. Los resultados que permitieron generar esta Figura están incluidos en las Tablas V.7 y V.8. (páginas 305).

2

11.5.3. Indicadores de estrés funcional. Artritis y exostosis óseas.

1,5

Los valores de prevalencia de las manifestaciones de artritis para cada elemento se ofrecen en la Tabla V.10. y se resumen gráficamente en las Figuras 11.18. y 11.19. Es destacable que no se han identificado casos de eburnación articular. Al analizar los porcentajes de prevalencia por categorías se observa una preponderancia de los elementos sin artritis en todas las porciones anatómicas. En ningún caso los elementos que presentan esa patología exceden el 10 % del total para cada unidad anatómica, exceptuando el grado 1 del tronco, con un 11,36 %. El patrón observado es uniforme independientemente del valor del Índice de Fragmentación (IF), el cual ofrece información sobre la pérdida relativa de integridad ósea de los diferentes elementos. Como se planteó en el Capítulo 5, los huesos que presentan valores altos son principalmente los de mayores dimensiones, entre los cuales se incluyen los huesos largos, y las zonas más afectadas serían las epífisis. Sería esperable entonces, para valores bajos de IF, una mayor pérdida relativa de información de estos huesos. De todas formas, no se observan variaciones importantes entre las porciones anatómicas denominadas “resto del miembro superior” y “resto del miembro inferior” por un lado y los huesos de la mano y del pie por el otro, los cuales presentan los valores de IF máximos (Figura 11.18.).

Respecto de las exostosis óseas, los resultados obtenidos se ofrecen en la Tabla V.11, los cuales indican bajas prevalencias de todos los elementos. En la Figura 11.20. se observan muy bajos porcentajes de entesoexóstosis al tomar en cuenta el total de elementos relevados. Los valores más elevados, correspondientes a la mano, no superan el 20 %. Por otra parte, cabe destacar que para la cadera y la pierna no se han identificado entesoexóstosis, hecho que seguramente es debido al alto grado de fragmentación de sus elementos constitutivos. Dentro de los elementos con exóstosis, la mayoría corresponde al grado 1; las manifestaciones con grados 2 y 3 se identificaron sólo en inserciones asociadas con movimientos del hombro, el brazo, la mano y el pie.

Por otra parte, el análisis de los porcentajes de elementos con alguna manifestación de artritis respecto del total de elementos relevados, muestra

Cuando se analizan los porcentajes de entesoexóstosis de cada porción anatómica en relación con el total de elementos analizados (N:

% 1

0,5

0 Cuello

Tronco

Cintura Escapular

Resto Miembro Superior

Mano

Resto Miembro Inferior

Pie

Porción anatómica

Figura 11.19. Porcentajes de elementos de la Submuestra A con alguna manifestación de artritis, respecto del total relevado, para cada porción anatómica.

201


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). porciones anatómicas y se analizó la relación entre el tamaño dental y la edad de muerte tomando categorías amplias (adulto y subadulto), no encontrándose variaciones significativas. Esta información indicaría que los individuos no habrían sufrido importantes situaciones socioambientales adversas durante el período de crecimiento y desarrollo, lo cual es consistente con los patrones observados para otros grupos cazadoresrecolectores (v.g. Larsen y Kelly 1995). El análisis de las hipoplasias y las hipocalcificaciones de esmalte ofrece resultados que avalan esta interpretación. Para los subadultos, su ausencia absoluta en los dientes deciduos indica bajos niveles de estrés durante la vida prenatal y postnatal temprana. Tanto para adultos como para subadultos, pudo observarse que los incisivos y caninos permanentes son los dientes que mayor cantidad de hipoplasias contienen, en concordancia con investigaciones previas que afirman que esos son los dientes que registran con mayor sensibilidad los eventos de estrés (Barrientos 1999 b; Goodman y Armelagos 1985; Goodman y Rose 1990; Lanphear 1990). Por el contrario, para los molares se identificaron prevalencias muy bajas. Esto indicaría que en general los individuos habrían sufrido situaciones de estrés de baja intensidad, de manera de afectar mayoritariamente a la dentición anterior y que, tales eventos no fueron recurrentes a través del tiempo, ya que los promedios de hipoplasias para cada diente tienden a ser bajas.

1325), se observan bajas prevalencias ya que ninguno supera el 9 % del total. Se identifica un pico para los movimientos de la mano (Figura 11.21.), cuyos elementos presentan un IF muy alto (Tabla V.11.). Los huesos que influyen significativamente en dicho porcentaje son las falanges de la mano, ya que aquellas con exostosis ascienden al 7,77 % del total de la muestra. Por otro lado, el brazo presenta un valor de 1,51 %, lo cual está influenciado por un IF bajo. Una tendencia similar ocurre con el hombro (Tabla V.11.). Respecto del pie, el porcentaje para la artritis de 1,13 % es muy bajo, sobre todo teniendo en cuenta que el IF de muchos de los elementos en los cuales se insertan los músculos que producen movimientos en él, es elevado, indicando un sesgo relativamente bajo ocasionado por el deterioro postdepositacional. EEX Grado 0

EEX Grado 1

EEX Grado 2

EEX Grado 3

100%

80%

60%

40%

20%

0% Cuello

Tronco

Cadera

Hombro

Brazo

Mano

Pierna

Pie

Porción anatómica

Figura 11.20. Porcentajes de entesoexóstosis de los elementos de la Submuestra A, para las diferentes porciones anatómicas en las que se producen los movimientos.

Respecto de las hipocalcificaciones, su ausencia prácticamente total en todos los dientes relevados indica situaciones de estrés mínimas durante el proceso de mineralización del esmalte. Por otra parte, la ausencia de cribra orbitalia y los bajísimos porcentajes de hiperostosis porótica indican buenos niveles de absorción de hierro, lo que podría implicar altos niveles de ingesta de alimentos ricos en dicho elemento químico (principalmente carne) y bajos niveles de enfermedades gastrointestinales e infección. Esta situación es usualmente identificada en muestras procedentes de grupos cazadoresrecolectores (v.g. Barrientos 1997; Cucina et al. 1999; Larsen y Kelly 1995).

9

8

7 6

5 % 4

3

2

1 0 Cuello

Tronco

Cadera

Hombro

Brazo

Mano

Pierna

Pie

Porción anatómica

En resumen, las bajas prevalencias podrían ser interpretadas como casos en los cuales los individuos sufrieron relativamente pocos problemas metabólicos. Es posible pensar que la mayoría de las muertes se habrían producido como consecuencia de situaciones de estrés agudo, como accidentes, sucesos de violencia, infanticidio, enfermedades de corto término, etc., pero no principalmente por procesos de malnutrición o enfermedades sistémicas de largo plazo como por ejemplo, infecciones intestinales.

Figura 11.21. Porcentaje de elementos con entesoexóstosis, incluidos en la Submuestra A, en relación con el total de elementos relevados.

11.6. Discusión. 11.6.1. Indicadores de estrés metabólico. Varias líneas de análisis permiten proponer niveles relativamente bajos de eventos de estés metabólico en los individuos que componen la Submuestra A. En primer lugar, en el Capítulo 9 se identificaron altos valores de dimorfismo sexual en diferentes 202


Capítulo 11. Evaluación del estrés metabólico y funcional. especialmente de la madre, es muy alto. Esta información, asociada con la referida a los altos porcentajes de individuos identificados para esos rangos de edad (Capítulo 8), indicaría la presencia de muertes por estrés de corta duración, los cuales no dejaron señales en la dentición. El patrón detectado, además de ser esperable para los individuos de esas categorías de edad, es compatible con una conducta de infanticidio selectivo como la propuesta en los Capítulos 10 y 13.

Respecto de la evaluación del promedio total de hipoplasias por categoría de edad, se identificaron prevalencias mayores para los subadultos (38,46 %) que para los adultos (21,05 %). Cuando se analizan los resultados en función de las categorías de edad, la tendencia indica una disminución progresiva de la cantidad de hipoplasias. Esta situación podría indicar algunas de las siguientes opciones (Cook y Buikstra 1979; Duray 1996; Goodman y Armelagos 1988; Guagliardo 1982; King et al. 2005): los individuos con mayor cantidad de hipoplasias y una edad de muerte más temprana serían a) individuos socialmente relegados, que sufrieron una mayor exposición a los estresores socioambientales; b) individuos que sufrieron eventos de estrés y por ello resultaron biológicamente afectados, con la resultante reducción de la capacidad para sobreponerse a episodios posteriores; esto indicaría que eventos de estrés durante las etapas tempranas de vida pueden tener consecuencias de largo plazo para la salud, lo cual ha sido documentado por Barker y Osmond (1986) y Cameron y Demerath (2002); c) individuos con una mayor susceptibilidad genética que el resto (en este caso, los individuos más susceptibles al estrés durante la niñez también lo son durante su adolescencia y adultez); y d) individuos que vivieron en épocas de escasez de recursos para la subsistencia, o que tuvieron acceso restringido a los recursos. Estas hipótesis asumen que los individuos que tienen altas prevalencias de hipoplasias son los menos aventajados desde el punto de vista biológico.

Luego de los 3 años de edad y hasta los 10 años, los valores son relativamente bajos y similares entre sí, oscilando entre 0,8 y 1,2 hipoplasias por grupo de edad. A partir de la categoría posterior y excluyendo el rango 13,1-16 años debido a que sólo se relevó un diente, la tendencia indica una disminución de la cantidad de hipoplasias, llegando a valores de entre 0,3 y 0,4 para los adultos. De esta manera, puede proponerse que los individuos que sufrieron menor cantidad de eventos de estrés vivieron hasta edades más avanzadas. Patrones similares han sido interpretados de la misma forma en muestras osteológicas de diversas procedencias (v.g. Goodman y Armelagos 1988; Rose et al. 1985). La evaluación de la cantidad de hipoplasias con la edad permite en este caso rechazar la propuesta de Wood et al. (1992), ya que disminuye con la edad. Por otra parte, no se ha registrado ningún ejemplo en poblaciones etnográficas o cosmopolitas en las cuales un grupo aventajado presente más lesiones que uno en desventaja (Goodman 1993; May et al. 1993). Por el contrario, las hipoplasias prevalecen en condiciones de bajo estatus socioeconómico, alta exposición a las enfermedades y bajo acceso a los recursos alimentarios y de salud básicos (Goodman y Rose 1990, 1991). Es posible seguir la línea interpretativa de Goodman (1993; Goodman y Armelagos 1985, 1988; Goodman et al. 1988) y Duray (1996), en el sentido de que esta relación se debería a alguna de las opciones arriba planteadas. Parecería más plausible aquella que propone que un posible daño biológico habría afectado el funcionamiento posterior del sistema inmune, o bien la que enfatiza en diferencias en la susceptibilidad individual para hacer frente a las situaciones de estrés. Esto indica que individuos que sufrieron estrés durante la subadultez están predispuestos a morir antes, indicando que continuaron en situación de estrés luego de esa etapa, o que han sufrido una disminución en la capacidad de hacer frente a situaciones desfavorables posteriores (Larsen 2000). De todas formas, no pueden por el momento descartarse las otras opciones, según las cuales las diferencias podrían deberse a la existencia de grupos sociales con un acceso diferencial a los recursos, o a la existencia de variaciones temporales en la disponibilidad de recursos, ya que

Wood et al. (1992), desde la perspectiva de la paradoja osteológica, agregan otra hipótesis opuesta, la cual establece que los individuos con mayor cantidad de hipoplasias fueron los menos débiles y los más ventajosos socialmente. En este caso los miembros del grupo ventajoso manifestarían altos porcentajes de hipoplasia asociadas a una mayor edad de muerte y el grupo en desventaja habría muerto tempranamente y no presentaría signos de estrés, ya que habrían muerto rápidamente, sin que se registraran señales en la dentición. La tendencia hacia la disminución de la cantidad de líneas al aumentar la edad de muerte es un patrón identificado en muestras bioarqueológicas de diferentes partes del mundo y variados patrones de subsistencia (v.g. Cook y Buikstra 1979; Duray 1996; Goodman y Armelagos 1988; Guagliardo 1982; Larsen 2000; Palubeckaite et al. 2002; Powell 1988; Rose et al. 1985; Slaus 2000; Steckel 2005; Stodder 1997). En la muestra analizada en este caso, los subadultos menores al año de vida no presentan hipoplasias, y en la categoría 1,1-3 años, las prevalencias son muy bajas. Este período coincide con la etapa de la vida en la cual la dependencia del niño respecto de los adultos y 203


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). idea de que las muertes se habrían producido por enfermedades agudas, accidentes y/o prácticas culturales como el infanticidio. Cabe destacar que se han documentado altas tasas de mortalidad por violencia contra los niños en algunas sociedades cazadoras-recolectoras actuales. Por ejemplo, una de las principales causas de muerte entre los niños de los grupos Ache del Paraguay e Hiwi de la sabana venezolana es el homicidio (Hill y Hurtado 1989).

no se cuenta con la información requerida para ello. Específicamente, posibles variaciones en la disponibilidad de los recursos podrían ser situaciones esperables en el marco del proceso de cambio climático denominado Anomalía Climática Medieval, ocurrido durante el Holoceno tardío (ver Capítulo 2), en cuyo marco pueden haberse producido sequías prolongadas y severas, con probables cambios medioambientales abruptos y extremos, que redujeron la cantidad y distribución del agua superficial.

Hasta los 13 años de edad y excluyendo a los menores de un año, la tendencia general indica que los individuos masculinos morían en frecuencias bajas (aunque levemente mayores que los femeninos), lo cual está asociado a cantidades mayores de hipoplasias en masculinos. Podría decirse entonces que los varones que morían eran aquellos que anteriormente habían sufrido eventos de estrés, mientras que gran parte de los restantes llegaban a la adultez. Además, las mujeres subadultas habrían sufrido menores niveles de estrés. Para el rango 13,1-16 años, no se observaron hipoplasias en ninguno de los sexos, aunque debe tenerse en cuenta que esa es la categoría de edad en la cual se registraron las menores frecuencias de individuos. Para el grupo siguiente de edad (16,1-20,0 años), la cantidad de individuos sigue siendo muy baja, pero el promedio de hipoplasias para las mujeres es relativamente alto. El inicio de la etapa reproductiva debe haber aumentado las posibilidades de morir con respecto a las etapas anteriores de vida. A esa edad, los nacimientos tienden a ser más riesgosos para la madre, por lo cual sería esperable una mayor cantidad de muertes de individuos femeninos. En este caso, las mujeres que ingresaron al perfil habrían sido las que presentaban mayores susceptibilidades al estrés reproductivo, es decir, aquellas que habrían sufrido anteriormente una mayor proporción de situaciones de estrés.

Respecto de la relación entre los diámetros bucolingual y mesiodistal de las coronas y la cantidad de hipoplasias, no se observaron tendencias de ningún tipo, de la misma manera que ocurre entre esas variables métricas y la edad de muerte (para ambos sexos). Esto indica que las situaciones de estrés no habrían influido en el tamaño de la dentición y permite proponer que en este caso la métrica dental, al no estar influida ni por las historias de estrés metabólico ni por la edad de muerte de cada individuo, puede ser utilizada con confianza para la evaluación de las relaciones biológicas, en relación con la posibilidad de que reflejen la existencia de representantes de dos poblaciones diferentes en el sitio Chenque I. Este análisis se desarrollará en el Capítulo 12. En relación con las diferencias sexuales en los niveles de prevalencia de las hipoplasias, la literatura bioantropológica incluye casos en los que se documentó una predominancia entre los masculinos (Palubeckaite et al. 2002; Saunders y Keenleyside 1999; Van Gerven et al. 1990), o entre los femeninos (Slaus 2000), o bien ninguna diferencia entre sexos (Duray 1996; Goodman et al. 1980; Lanphear 1990; Malville 1997; Novell y Whyte 1999), dependiendo del contexto socioambiental específicos de cada caso. Cuando se observa la cantidad promedio de hipoplasias para cada sexo, si bien todos los valores son relativamente bajos, se observan diferencias apreciables pero contrapuestas dependiendo de la edad. Entre los subadultos, los individuos masculinos presentan promedios mayores que los femeninos. Esta diferencia podría estar dando cuenta de la mayor sensibilidad biológica de los varones ante la incidencia de estresores ambientales. Para la etapa de la adolescencia, se identificó un valor de 0,7 hipoplasias por diente para las mujeres, tendencia que se mantiene, con una leve disminución, durante la adultez hasta los 40 años de edad. Por su parte, los valores obtenidos para varones en esos rangos de edad son mucho menores o nulos. Resulta relevante comparar estos datos con el perfil de mortalidad inferido en el Capítulo 10 (Figura 10.9.). En subadultos de ambos sexos menores del año de vida, la ausencia de hipoplasias está asociada a una alta frecuencia de individuos, lo que refuerza la

Para la etapa adulta, los individuos masculinos presentan una ausencia completa de hipoplasias salvo para el rango 21,1-30,0, en el cual el valor es bastante bajo (0,3), lo cual es compatible con la información previamente consignada por Aranda (2006, 2007). La autora menciona que en una muestra de 17 individuos procedentes de la Unidad Inferior del sitio Chenque I, ningún masculino adulto presentaba líneas de hipoplasias, en contraposición con su presencia en dos femeninos adultos, un femenino subadulto y un masculino subadulto. Asociando esa información con otra relacionada con las formas de entierro, planteó que habrían existido diferencias en las adscripciones sociales que separaban a algunos individuos masculinos del resto de los individuos. La información obtenida en este capítulo avalaría en principio la hipótesis que indica que habrían existido diferencias sexuales en 204


Capítulo 11. Evaluación del estrés metabólico y funcional. bien resulta evidente que el grado de fragmentación diferencial de los elementos ha influido significativamente en el patrón observado, resulta interesante resaltar que los porcentajes de artritis son relativamente uniformes independientemente del valor de IF. Esto indicaría un uso del cuerpo general poco demandante. Teniendo en cuenta los porcentajes de elementos con alguna manifestación de artritis respecto del total relevado, las prevalencias identificadas son diferenciales, siendo las del tronco y el pie las más elevadas. Para el primero, las lesiones se identificaron principalmente en las epífisis proximales de las costillas y las vértebras lumbares. Estas últimas son generalmente ejemplos de artritis degenerativa, es decir, lesiones que se producen en el esqueleto con la edad. Para el caso del pie, se identificaron artritis mayoritariamente en metatarsos y falanges. Un uso exigido de estos huesos por largas caminatas y/o el desplazamiento por ambientes con terrenos irregulares, como es el caso de las sierras de Lihué Calel, podría producir este patrón. El porcentaje para los huesos de la mano ocupa el tercer lugar y es bastante mayor que los del resto de las porciones esqueletales consideradas. Los elementos más afectados son las falanges de la mano, lo cual puede ser consecuencia del uso exigido de los dedos en actividades de precisión, como por ejemplo la confección de instrumentos y adornos, el uso del arco y la flecha y eventualmente el hilado.

lo que respecta a la historia de situaciones de estrés sufridas por los individuos que alcanzaron la adultez, ya que hasta los 40 años, los masculinos presentarían valores mucho menores que los femeninos. Es esperable que tiendan a llegar a la adultez los masculinos que presentan menores frecuencias de lesiones, ya que, al ser más sensibles al estrés, aquellos que sufrieron situaciones adversas habrían muerto durante la subadultez. Y por otra parte, también es esperable que, al ser más resistentes, lleguen a la etapa reproductiva mayor proporción de mujeres con indicadores de estrés, las cuales por su parte tenderían a morir durante la etapa reproductiva, es decir entre los 16 y los 40 años. Esta es la situación que se evidencia en este caso. 11.6.2. Indicadores de estrés funcional. Los datos de cronistas disponibles para la zona de estudio indican que las poblaciones pampeanas y norpatagónicas solían tener un patrón amplio de movilidad, recorriendo grandes distancias en sus movimientos residenciales y en sus incursiones logísticas. Estas apreciaciones son comentadas por varios de los primeros viajeros que incursionaron en la zona (v.g. Cox 1863; De la Cruz 1835; Falkner 1835; Musters 1964 [1871]). Imbelloni (1949), resumiendo los datos etnohistóricos disponibles para el área de interés, menciona que recorrían largas distancias hacia las costas de los océanos Atlántico y Pacífico para el aprovisionamiento y el intercambio de productos diversos, como materias primas líticas, valvas y caracoles, alimentos, vestimenta y objetos de prestigio. Respecto de las actividades cotidianas llevadas a cabo por los indígenas de la zona, las crónicas indican que las mujeres realizaban actividades relacionadas con las tareas domésticas y con la confección de instrumentos variados, implicando actividades de tejido, cocido, amasado, recolección, búsqueda de leña, preparación y cocción de alimentos, cuidado de los niños, etc. Por otra parte, los hombres se especializaban principalmente en las actividades de caza y acciones bélicas y también en la confección de instrumentos (Armaignac 1961 [1869-1874]; Cox 1863; De la Cruz 1835; Falkner 1835; Guinnard 1941 [1864]; Musters 1964 [1871]; Zeballos 1960 [1881]; ver también D`Orbigny 1944 [1839], 1945 [1837-1845]; Sarramone 1993; Vignati 1939, 1961). Por término general, estas actividades implicarían un uso exigido del cuerpo de los adultos.

Los antecedentes sobre el estudio de las artritis en muestras cazadoras-recolectoras indican una tendencia hacia prevalencias generales altas, respecto de muestras agricultoras (v.g. Bridges 1991; Cohen 1994; Cohen y Armelagos 1984; Jurmain 1977; Knusel 1993; Larsen 1984, 1995, 2000; Larsen y Kelly 1995). Por otra parte, los análisis realizados previamente con restos procedentes de la Unidad Inferior (Baffi 2006; Baffi y Luna 2005; Luna 2001 a y b, 2003 a) mencionan una mayor afectación del tórax, la columna vertebral y las costillas, y mucho menor de los miembros, es decir que los individuos hacían un uso más exigido de la columna vertebral respecto de sus miembros. Además, los grados de prevalencia identificados son mayores que los relevados en esta tesis. Debe subrayarse que, dados los bajos valores detectados en este caso para todos los elementos, las interpretaciones podrían aplicarse exclusivamente a un grupo acotado del total de individuos representado. Por todos los factores que han modificado la muestra y por la discrepancia observada entre los resultados del análisis de las dos unidades del sitio, se vuelve imprescindible llevar a cabo un análisis integral de todos los entierros, para de esa manera poder sopesar la influencia real de los factores tafonómicos en la distribución y prevalencias de las manifestaciones artríticas de los elementos de la Unidad Superior.

En este caso de análisis, los individuos de la Submuestra A presentan bajos niveles de exigencia articular, en todas las porciones esqueletales. Además de no haberse identificado casos de eburnación, los porcentajes de artritis (tanto osteofitos como porosidad) son muy bajos. La mayoría de los huesos con osteoartrítis presenta una manifestación inicial del proceso patológico. Si 205


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). ejemplo el tallado, el amasado de cerámica, la confección de cestos y tejidos, u otras probablemente asociadas al levantamiento o acarreo de objetos (Baffi y Torres 1993; Eshed et al. 2004). Respecto de los movimientos del pie, los datos permiten sugerir que parte del grupo podría haber realizado largas caminatas, o haber transitado sistemáticamente ambientes irregulares, aunque sería esperable porcentajes más elevados como para que esta afirmación pueda realizarse con mayor confianza. En este sentido, la información obtenida sobre los procesos degenerativos en la muestra indica una situación diferente, en la cual la evidencia de un uso exigido del pie es más fuerte.

Respecto de las exostosis óseas, es posible afirmar que los individuos de la Submuestra A, tomados en conjunto, habrían desarrollado actividades que no implicaban un uso muy exigente de la musculatura. Dentro de los huesos con entesoexóstosis, la mayoría presenta manifestaciones de grado 1. En este caso también es factible que el grado diferencial de fragmentación haya producido sesgos, aunque el grado de manifestación de este indicador es bastante similar para todas las porciones anatómicas. La mano es la que presenta la mayor prevalencia, siendo el cúbito, el radio y las falanges los elementos con mayor cantidad de lesiones. La porción anatómica ubicada en segundo lugar es el hombro, siendo la clavícula el elemento más afectado. En segundo orden de importancia aparecen el brazo y el pie. Para el primero de ellos, predominan las exostosis en cúbito, radio, húmero y clavícula y para el segundo, en el peroné y las falanges.

En definitiva, la información obtenida indica que los individuos representados en la muestra analizada no habrían experimentado altos niveles de demanda mecánica, salvo algunos casos puntuales en los que se infiere la sobreexigencia de la musculatura y articulaciones del miembro superior y de algunos músculos del pie. Debe tenerse en cuenta de todas formas que los restos han sufrido sesgos derivados del accionar de agentes naturales y culturales, por lo que los resultados seguramente reflejan en alguna medida la historia tafonómica de conformación de la muestra. El avance en el análisis de la osteoartrítis y las entesoexóstosis de la totalidad de los individuos recuperados de la Unidad Inferior del sitio permitirá analizar estas diferencias aparentes tanto con la información etnohistórica como con los grados de prevalencia identificados para los entierros analizados de la Unidad Inferior y profundizar en la evaluación del grado de afectación de la muestra de la Unidad Superior por parte de los agentes tafonómicos.

Los movimientos de la mano inferidos son principalmente los referidos a la flexoextensión de las falanges, y en segundo lugar, la flexión de la muñeca, siendo los músculos más utilizados el dorsal interossei, el palmar interossei, el flexor digitorum superficialis y el flexor digitorum profundus, todos los cuales se insertan en las falanges. Para el hombro, los más empleados son el pectoralis major y el deltoideus, los cuales asisten en numerosos movimientos, como la aducción, abducción, rotación, flexión y extensión del brazo, y depresor del hombro. Para el brazo, además de estos músculos, también importa mencionar el biceps brachi, supinador de la mano y flexor del antebrazo. Por último, para el pie se destacan múltiples músculos que producen la flexoextensión de las falanges y la flexión plantar del pie, como el flexor digitorum brevis, el flexor hallucis longus, el peroneus tertius y el peroneus brevis. Es llamativa la relativamente baja frecuencia de exostosis óseas en zonas de inserción de algunos músculos del pie implicados en los movimientos del miembro inferior al caminar, correr o trepar y transitar en zonas de topografía irregular, como por ejemplo el abductor hallucis y el tibialis posterior (al-Oumaoui et al. 2004; Eshed et al; Kennedy 1989; Rouviere 1980; Stone y Stone 1990).

11.7. Resumen. Las investigaciones sobre el estilo de vida identificaron relativamente pocos indicadores de eventos de estrés fisiológico. Junto con una expresión adecuada del dimorfismo sexual y con la ausencia de asociación entre el tamaño dental y la edad de muerte, esta información indica que los individuos no habrían sufrido altos niveles de perturbaciones metabólicas durante el período de crecimiento y desarrollo.

Teniendo en cuenta esta información es posible proponer que los individuos habrían hecho un uso más exigente del miembro superior, y en segundo lugar, del pie, con muy escasa o nula representación de exostosis en el resto del esqueleto. Los movimientos inferidos para las manos podrían indicar actividades que no requirieron una actividad física muy demandante, sino movimientos delicados y precisos, así como también continuos y prolongados, de los músculos flexores de los dedos, en actividades como por

Se identificó una relación inversa entre la cantidad de hipoplasias y la edad de muerte, lo que permite sugerir que los individuos que soportaron menor cantidad de eventos de estrés durante el período de crecimiento y desarrollo corporal vivieron hasta edades más avanzadas. Parecen más sólidas las interpretaciones que indican que los individuos con mayores prevalencias de indicadores de estrés habrían sufrido un posible daño biológico, o las que sugieren la existencia de diferencias en la 206


Capítulo 11. Evaluación del estrés metabólico y funcional. susceptibilidad individual para hacer frente a las situaciones de estrés. La propuesta derivada de la paradoja osteológica, que indicaría un escenario esperable en el cual los individuos de mayor edad deberían presentar mayores prevalencias de indicadores de estrés metabólico, no es compatible con la información obtenida, de manera que el enfoque biocultural es el que se adecua mas satisfactoriamente en este caso. También se observaron algunas diferencias en los promedios de hipoplasias según el sexo. Las mayores prevalencias entre los varones subadultos podrían ser un indicador de su mayor sensibilidad biológica. Desde los 16 años, las prevalencias de hipoplasias para las mujeres que murieron durante la pubertad son relativamente altas, lo que permite sugerir que las que ingresaron al perfil serían aquellas que habían sufrido anteriormente situaciones de estrés con mayor recurrencia. Para la etapa adulta, los indicadores de estrés dental son menores para los varones hasta los 40 años., lo que indica que aquellos que sufrieron situaciones adversas habrían muerto durante la subadultez. De la misma forma, también es esperable que lleguen a la etapa reproductiva una mayor proporción de mujeres con indicadores de estrés, las cuales tenderían a morir en ese período. Respecto de la evaluación de los indicadores de estrés funcional, fue posible identificar bajos niveles de exigencia articular. Los huesos más afectados son los pertenecientes al tronco y al pie. Respecto de estos últimos, sería un patrón derivado del desplazamiento por largas distancias y/o en ambientes con terrenos irregulares, como por ejemplo las sierras de Lihué Calel. Porcentajes un poco menores para los huesos de la mano indicarían un uso exigido de los dedos de algunos individuos en actividades de precisión. Siguiendo la misma tendencia, el análisis de las exostosis óseas indica que los individuos habrían desarrollado actividades que no implicaban un uso exigente de la musculatura. Algunos huesos de la mano son los que presentan las mayores prevalencias, indicando movimientos recurrentes de flexoextensión de los dedos y de flexión de la muñeca, pero que no requirieron una actividad física demandante sino movimientos delicados, precisos, continuos y prolongados. Posibles actividades implicadas en esos movimientos serían las relacionadas con actividades de tallado, el amasado de cerámica, la confección de cestos y tejidos, y otras probablemente asociadas al acarreo de objetos.

207


identificada regionalmente (Barrientos 2001, 2002; Barrientos y Pérez 2002).

CAPÍTULO 12 EVALUACIÓN DE LA DISTANCIA BIOLÓGICA A PARTIR DE LA MÉTRICA DENTAL.

Los mecanismos que dirigen la microevolución de estas unidades producen modificaciones genéticas de las poblaciones a través del tiempo2. Las contracciones poblacionales aumentan las posibilidades de que se produzcan cambios en la estructura genética de los grupos al disminuir su tamaño y aumentar su aislamiento (Barrientos 2002). En el caso de las poblaciones humanas de tamaño restringido, a los factores biológicos es necesario agregar aquellos derivados de las prácticas culturales, como la endogamia parcial y la exogamia preferencial con otros grupos. Las prácticas culturales pueden contribuir a la variedad de los cruzamientos, ya que la elección de la pareja está influenciada por condicionamientos pautados por ella. Además de las características físicas de los individuos, variables como la lengua, la posición social y cualquier otra característica étnica o social, suelen ser rasgos puestos en consideración en ese proceso (Luna 1989).

12.1. Introducción. La especie humana se divide en poblaciones, es decir grupos de individuos que tienden a reproducirse entre sí y conviven en el espacio y en el tiempo, por lo que pueden ser descriptas en términos de un conjunto particular de genes (Curtis y Barnes 2002). A su alrededor, existen diferentes tipos de barreras reproductivas, relativamente permeables, que hacen que las relaciones biológicas con otros grupos tiendan a ser mucho menores, aunque no necesariamente inexistentes. A su vez estas poblaciones pueden subdividirse en subpoblaciones, de iguales características generales pero menor tamaño. Por otra parte, el término metapoblación define un conjunto de poblaciones locales que están conectadas entre sí por algún tipo de dinámica de intercambio genético, es decir, por la migración de individuos1. La distancia biológica, o biodistancia, existente entre cada una de estas unidades, es entendida como la medida de la divergencia genética basada en el análisis de rasgos fenotípicos (Buikstra et al. 1990) y en los grupos humanos, es un derivado de factores tanto geográficos como sociales (Barrientos y Pérez 2002; Hammel y Howell 1987; Hillson 1986, 1996). Desde el punto de vista bioantropológico, las relaciones biológicas pueden ser inferidas mediante la evaluación de la magnitud de las semejanzas y diferencias entre dos o más conjuntos muestrales (Cocilovo et al. 1984, 19871988).

En el caso hipotético de que se produzcan entrecruzamientos recurrentes entre dos grupos poblacionales a lo largo de varias generaciones, se iniciará un proceso microevolutivo que podrá producir modificaciones tendientes a una homogeneización en el fenotipo. Por el contrario, los grupos que no intercambian información genética pasarán con el tiempo a ser divergentes, es decir que tenderán a diferenciarse fenotípicamente. De esta manera, mayores diferencias pueden indicar un aislamiento genético más importante entre esos grupos y por ende, una mayor distancia biológica (Curtis y Barnes 2002).

La dinámica poblacional indica que cualquier grupo puede mantenerse estable, expandirse, o contraerse, dependiendo principalmente de la interrelación existente entre las condiciones medioambientales y las características demográficas internas (tasas de fertilidad, morbilidad, mortalidad, migración) y de comportamiento social (v.g. tecnología, interacción con otras unidades poblacionales, etc.) (Lahr y Foley 1998). Los procesos de expansión poblacional promueven la interacción, con variados grados de tensión social posibles, entre grupos poblacionales, lo cual puede a su vez producir modificaciones en la diversidad tanto biológica como sociocultural (evidenciada arqueológicamente, por ejemplo, por las características del comportamiento mortuorio)

El flujo génico se produce cuando dos o más grupos intercambian información genética. En los casos en que existe algún tipo de exogamia, en cada generación un porcentaje de los individuos migra de una población a otra, transportando consigo sus genes, su cultura, su experiencia, su lenguaje y sus lazos sociales. La migración se produce cuando algunos individuos cambian de grupo de pertenencia, proceso influido fuertemente por los patrones de localidad postmarital, específicos de cada grupo. Este apareamiento preferencial provoca cambios en las proporciones de los genotipos y puede introducir nuevos alelos o alterar las proporciones de los alelos ya presentes en el grupo (Curtis y Barnes 2002). Los patrones derivados de la multiplicidad de nuevos lazos generados en cada generación, producirán con el tiempo una disminución de la distancia biológica entre ambos grupos y una mayor variabilidad

1

Específicamente, Barrientos y Pérez (2002: 43) establecen que “una metapoblación puede ser definida como un conjunto o grupo de poblaciones locales de una misma especie, caracterizadas por una dinámica relativamente asincrónica e independiente -debido a su separación geográfica- pero, en ultima instancia, vinculadas entre sí en forma significativa por la migración de individuos”.

2

Rothhammer (1982) estima que en muestras bioarqueológicas el período de tiempo mínimo necesario para que se manifieste la acción de los procesos microevolutivo es de alrededor de 500 años.

208


Capítulo 12. Evaluación de la distancia biológica a partir de la métrica dental. del área. Se afirma que los contactos sociales promovieron la circulación de gente, bienes y conocimiento, permitiendo el acceso a recursos alternativos (Berón 1994 b, 1997 b, 1999, 2004 a, 2007 b). Es decir que durante el Holoceno tardío, grupos poblacionales de diferentes procedencias interactuaron sistemáticamente dentro de un entramado social amplio y complejo que abarcaba zonas distantes. Recientemente, Berón (2004 a, 2007 b, c y d) propuso que dos poblaciones diferentes habitaron el sur pampeano durante el Holoceno tardío final. El primer grupo de población está representada principalmente por entierros sin modificación anatómica pertenecientes a individuos de gran contextura física, similar a los habitantes del norte de Patagonia y ubicados cronológicamente desde el Holoceno tardío inicial. Por otra parte, el segundo grupo, que migró hacia territorios ocupados por la población anterior, reutilizó el área de inhumación haciendo uso de prácticas mortuorias diferentes, más complejas, las cuales involucran la modificación anatómica de los cuerpos. Estos individuos presentan una contextura física menos robusta que los anteriores y están cronológicamente restringidos al Holoceno tardío final. A partir de ello, postula que dos poblaciones diferentes habrían enterrado a sus muertos en el sitio Chenque I, con modalidades de entierro propias de cada una de ellas, pero manteniendo un sentido de respeto por los cuerpos previamente inhumados en este cementerio.

genética de cada grupo receptor. De esta manera, con el paso del tiempo estas dos subpoblaciones tendrán características genotípicas cada vez más similares (Curtis y Barnes 2002; Fernández Piqueras 2002; Hammel y Howell 1987; Luna 1989). La deriva génica es otro mecanismo microevolutivo importante. Se percibe principalmente en poblaciones de pequeño tamaño que se encuentran aisladas de otras desde el punto de vista geográfico, biológico y/o cultural, aumentando o disminuyendo la frecuencia de los alelos y la predominancia de los caracteres sobre sus miembros. De esa manera se modifica la diversidad génica del grupo. Cuando una nueva población es fundada a partir de una pequeña muestra de una población original, las frecuencias alélicas en el grupo fundador pueden ser diferentes de las presentes en la población de donde proceden, es decir que algunos de los rasgos genéticos presentes en él no son representativos de la variedad presente en la población madre. Como consecuencia de ello, el reservorio génico de la nueva población tendrá una composición diferente al reservorio de la población originaria y con el paso de las generaciones el grupo en cuestión tenderá a poseer frecuencias de genes características de sí misma y diferentes del resto del grupo del cual se separó. A largo plazo el efecto es la reducción de la variabilidad al interior del grupo y la tendencia a la homocigosis. El mismo proceso se observa cuando el número de miembros de una población se reduce drásticamente por acontecimientos no relacionados con las presiones habituales de la selección natural (Curtis y Barnes 2002; Fernández Piqueras 2002; Hammel y Howell 1987; Luna 1989).

En este capítulo se propone aportar información al modelo a partir del análisis de la métrica dental. El estudio del tamaño y de la forma de la dentición brinda información que permite realizar análisis interpoblacionales para establecer distancias biológicas relativas. La dentición es una herramienta poderosa para indagar en estos aspectos, ya que se ha demostrado que en general está genéticamente condicionada y poco afectada por el medioambiente. Por lo tanto, permite acceder al estudio del grado de similitud genotípica entre los individuos analizados.

Desde el punto de vista de la dentición, cuando dos o más grupos humanos están aislados entre sí por un período de tiempo, sus rasgos dentales pasan a divergir dependiendo del tamaño de la población y de la duración temporal de ese aislamiento. Cuando poblaciones divergentes entran en contacto y se entrecruzan, los grupos derivados poseerán frecuencias de rasgos dentales convergentes. En otras palabras, estos rasgos polimórficos de la dentición se comportan como otras variables biológicas que son usadas para analizar la historia poblacional y los procesos evolutivos (Scott y Turner 2000).

12.2. La dentición biodistancia.

como

indicador

de

Las investigaciones sobre distancias biológicas a partir de restos bioarqueológicos han recibido una especial atención en los últimos 50 años (Buikstra et al. 1990), evaluando por término general el cráneo y la dentición. En ambos casos, los estudios estuvieron focalizados en el análisis de rasgos tanto morfológicos como métricos (v.g. Del Papa y Pérez 2007; Irish 1997, 1998, 2006; Irish y Konigsberg 2007; Hanihara e Ishida 2005; Harris y Lease 2005; Harris y Smith 1983; Howell y Kintigh 1966; Johnson y Lovell 1994; Kitagawa 2000; Manzi et al. 1997; Matsumura y Hudson 2005; Peretz y Smith 2004; Pietrusewsky 2000; Rodríguez Flórez 2005;

En este capítulo se desarrolla una investigación exploratoria que tiene por objetivo específico analizar el tamaño y la forma de la dentición para obtener información acerca de la existencia de subgrupos biológicos entre los individuos inhumados en el sitio Chenque I. A partir de las investigaciones arqueológicas previas realizadas en el área, se propuso un modelo de circuitos de movilidad (resumido en los Capítulos 3 y 4), a partir de la presencia de artefactos exóticos en los sitios 209


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). definitiva, el período de tiempo en el que pueden verse afectados por factores ambientales es relativamente corto si se lo compara con los tejidos esqueletales (Brace 1980). Por término general se afirma que la odontometría varía entre poblaciones humanas dependiendo de las relaciones biológicas entre ellos (Lease y Sciulli 2005; Mayhall 2000). De todas formas, para descartar la posible incidencia ambiental en el tamaño dental, en el capítulo anterior se ha investigado la relación entre esa variable y la cantidad de indicadores dentales de estrés para este caso en particular, no identificándose relación alguna entre ambas. Así fue posible asegurar que el procedimiento implementado a lo largo de este capítulo permite obtener información relevante acerca de la posibilidad de que dos o más poblaciones hayan depositado sus muertos en el sitio Chenque I.

Scout y Turner 2000; Smith 2002). Estos elementos son especialmente relevantes para identificar situaciones de coexistencia y contacto entre grupos biológicamente diferentes (Konigsberg y Buikstra 1995), ya que las características morfológicas y de tamaño de cualquier variable corporal varía dependiendo del grado de interrelación genética entre las poblaciones que las componen (Hillson 1986). Numerosos estudios que analizaron muestras de poblaciones contemporáneas indican que el tamaño y la forma dental son variables altamente heredables, es decir que las variaciones inter e intrapoblacionales pueden ser explicadas mayoritariamente por diferencias genéticas (Balciuniené y Jankauskas 1993; Hillson 1996; Larsen 2000; Mayhall 1992, 2000; Rodríguez Flórez 2004; Scout y Turner 2000; Ubelaker 1982). Su modo de herencia es poligénico, lo que significa que muchos genes actúan simultáneamente, pautando el grado de expresión de los rasgos en una baja proporción, pero con un efecto potenciador mutuo (Hillson 1996). Por ejemplo, Townsend et al. (1994) demostraron por estudios con gemelos, que entre el 80 y el 90 % de la variación en el tamaño dental es explicado por factores genéticos aditivos y que sólo una proporción baja puede ser atribuida a factores medioambientales (ver también Garn et al. 1965). A su vez, comparándose el tamaño dental en gemelos (hermanos monocigotas), que comparten tanto el genotipo como medioambiente, y en mellizos (hermanos dicigotas), en los cuales el genotipo es diferente pero el ambiente pre y postnatal temprano es el mismo, se observó que estos últimos muestran una variación mucho mayor en las dimensiones de la corona, lo que sugiere un componente genético importante (Osborne et al. 1958). Por otra parte Hanihara e Ishida (2005) analizaron las dimensiones dentales de numerosos grupos poblacionales a nivel mundial, observando un patrón de variación similar a los identificados mediante estudios craneométricos y genéticos previos, por lo que concluyen que pueden usarse con confianza para evaluar las relaciones biológicas entre grupos a diferentes escalas espaciales y temporales.

Para Pampa-Patagonia, las investigaciones se centraron principalmente en el estudio de las afinidades biológicas de poblaciones humanas cazadoras-recolectoras implementadas mediante la evaluación métrica y no métrica de múltiples rasgos del cráneo y la dentición. Para ello se relevaron muestras osteológicas procedentes de sitios ubicados en diferentes regiones del país. Para Norpatagonia y el Sudeste de la región pampeana, se identificaron diferencias temporales, principalmente entre las muestras del Holoceno tardío inicial y final. Estas diferencias permitieron plantear la existencia de tres pulsos de poblamiento para la zona, el último de los cuales es especialmente relevante para esta tesis, como se detalla más adelante. También se identificaron importantes similitudes entre la muestra del sudeste de la región pampeana asignables al Holoceno tardío final, con aquella procedente del valle del Río Negro (Barrientos y Pérez 2004, 2005; Barrientos et al. 2005; Bernal 2005; Del Papa 2004, 2005; Pérez 2002, 2003, 2006). Por otra parte, los análisis realizados sobre muestras procedentes de las sierras Centrales (Fabra 2005, 2006-2007; Fabra et al. 2005, 2007) indican una mayor similitud biológica con poblaciones de Patagonia (región del Golfo de San Jorge, valle del Río Chubut y precordillera) y Tierra del Fuego (grupos Onas y Yamanas), diferenciándose fuertemente de las series procedentes de Cuyo y del Noroeste y Noreste del país. Teniendo en cuenta que en algunos casos los análisis requerirían considerar parámetros cronológicos más precisos, los resultados obtenidos indican que las poblaciones de las sierras Centrales se aíslan lo suficiente del resto como para proponerse una diferenciación morfológica local relacionada con el aislamiento por distancia respecto a todos los otros grupos.

En general se afirma que las influencias ambientales en el tamaño y la forma dentales suelen ser relativamente pequeñas (Garn et al. 1965, 1979; Potter et al. 1983; Townsend 1980; Townsend y Brown 1978), aunque de importancia variable, ya que pueden verse influidos por diversos estresores como la insuficiencia placentaria, los niveles de salud de la madre, las situaciones de estrés fisiológico sufridas, etc. (Garn et al. 1979; Goodman et al. 1988). De todas formas, como los dientes son los elementos del sistema esqueletaldentario que más tempranamente adoptan su forma

Luna y Bernal (2005) realizaron una aproximación preliminar de la evaluación de las distancias 210


Capítulo 12. Evaluación de la distancia biológica a partir de la métrica dental. obtenida para el sitio Chenque I, el sitio La Lomita y el sitio 3 de la Localidad Tapera Moreira. Una de las variables tenida en cuenta se refiere a las características de los patrones mortuorios, para lo cual se la categorizó teniendo en cuenta dos tipos generales, uno que incluye los entierros sin modificación de la estructura anatómica y otro en el cual se agruparon aquellos que sí han sido manipulados posteriormente a la muerte. Dentro de este último tipo se incluyen los entierros secundarios y las disposiciones, junto con todas las combinaciones y variantes identificadas (Berón y Luna 2007 a; Berón et al. 2006). Las otras variables evaluadas son la estimación de la estatura para cada individuo, el sexo, el tipo de deformación craneana intencional y la cronología. De esta manera pudo identificar dos agrupaciones principales. Uno de los grupos se caracteriza por presentar estaturas mayores, con un promedio de 1,755 m para los masculinos y 1,68 m para los femeninos y por la inhumación en entierros primarios, desde por lo menos los inicios del Holoceno tardío, mientras que el otro posee estaturas menores, 1,71 m para los masculinos y 1,61 m para los femeninos en promedio, e inhumaciones con modificación de la estructura anatómica. Los entierros que componen este último grupo han sido identificados sólo en el sitio Chenque I, es decir que cronológicamente estas prácticas no aparecen antes del 1000 AP (Berón 2004 a, 2007 b y c). La autora menciona como información adicional que probablemente existan también diferencias en la composición de la dieta de ambos grupos (en base a los resultados de los análisis isotópicos) y en algunos de sus marcadores de identidad, ya que los tipos de deformación craneana intencional son diferentes, circular antes de 1000 años AP y tabular erecta después (Berón y Baffi 2003; Berón 2004 a).

biológicas interpoblacionales mediante el análisis de la variabilidad morfológica dental en rasgos no métricos de la corona en muestras del Holoceno tardío final (ca. 1000 a 400 años AP) procedentes del sur de la región pampeana y noreste de Patagonia. Para ello relevaron, además de una muestra de entierros recuperados del sitio Chenque I, otras procedentes de varios sitios del sudeste de la región pampeana, Península San Blas y valle inferior de los ríos Negro y Chubut (n: 519 dientes), todas asignables al Holoceno tardío final. Se relevaron 16 rasgos dentales tomados de la propuesta de estandarización de Turner et al. (1991). Los resultados preliminares indicarían que las muestras de Río Negro y Chubut presentan una distancia biológica menor entre sí, mientras que las de San Blas y del sudeste de la región pampeana tienen una biodistancia mayor y la del sitio Chenque I se ubicaría en un punto medio. Es necesario destacar que se trata de resultados preliminares y básicamente descriptivos, ya que la cantidad de dientes relevados para cada muestra es reducida y dispar, lo que podría afectar las relaciones biológicas observadas (Luna y Bernal 2005). Por estos motivos en estudios futuros se deberá priorizar el aumento de la cantidad de dientes relevados para cada muestra, de manera que sean estadísticamente comparables. 12.3. Modelo a evaluar mediante la métrica dental. El registro arqueológico del área, evaluado desde diferentes perspectivas analíticas, permitió proponer la existencia de contactos fluidos entre poblaciones de diferente procedencia, desde por lo menos los comienzos del Holoceno tardío. Los principales vectores de interacción se identificaron en sentido este-oeste, conectando el sur pampeano con la zona cordillerana de Norpatagonia y Cuyo y el Sistema de Tandilia. Se identificó la existencia de circuitos de movilidad amplia, con movimientos extra-regionales, a partir de la presencia de artefactos extrarregionales en la Localidad Tapera Moreira (Berón 1994 a y b, 1997 b, 1999, 2004 a), como instrumentos líticos confeccionados en materias primas procedentes de Tandilla (Berón 2004 a, 2007 a) y de la Meseta del Fresco (Berón y Curtoni 2003; Curtoni et al. 2004) y cerámica perteneciente al Complejo Vergel-Valdivia (Berón 1999, 2004 a). Los fluidos y recurrentes contactos sociales habrían promovido la circulación, control e intercambio de gente, bienes, información y conocimiento, permitiendo el acceso a recursos lejanos (Berón 1994 a y b, 2003, 2004 a; Berón y Migale 1991 a y b; Luna et al. 2004 a).

Esta propuesta fue contrastada mediante la aplicación de un análisis de ANOVA combinando las variables sexo, modalidad de entierro y estatura promedio de 24 individuos. Mediante el análisis de agrupamiento se identificaron cuatro clusters, los cuales indican que los entierros con modificación de la estructura anatómica incluyen a los individuos de estaturas más bajas, mientras que los primarios pertenecen a los individuos de mayor estatura. Este patrón se identifica independientemente del sexo de cada individuo. A partir de estos resultados se postuló como hipótesis que el primer grupo de individuos, de estatura mayor y que habría enterrado a sus muertos sin alterar anatómicamente el cuerpo, estaría más relacionado biológicamente con los habitantes del norte de Patagonia durante el Holoceno tardío. Por otra parte, el segundo grupo, que habría migrado hacia territorios ocupados por la población anterior, reutilizando su cementerio, habría empleado prácticas mortuorias diferentes y estaría constituida por individuos que tenían

El registro bioarqueológico del área contribuyó a este modelo desde otra perspectiva. Berón (2004 a, 2007 b, c y d) llevó a cabo un análisis combinado de la información tanto biológica como cultural 211


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). considerando ambos sexos (Barrientos et al. 1999; Berón 2003, 2004 a, 2007 c; Gómez Otero y Dahinten 1998).

menores relaciones biológicas con aquellos (Berón 2004 a, 2007 c). A este respecto, la autora toma en consideración que en los últimos años se ha planteado un modelo de poblamiento regional para el Holoceno tardío a partir del registro arqueológico y bioarqueológico disponible en la actualidad para el sudeste de la provincia de Buenos Aires, pero que podría abarcar zonas colindantes como la Pampa Seca, las sierras Centrales y Norpatagonia (Barrientos 1997, 2001, 2002; Barrientos y Pérez 2002, 2004, 2005; Pérez 2002, 2003, 2006; ver Berón 2004 a, 2007 c y d). El modelo evalúa la existencia de variaciones en las características de la demografía y de los rangos de dispersión geográficas de las poblaciones prehistóricas de la región. Se proponen tres pulsos principales de poblamiento prehispánico, el último de los cuales resulta relevante tanto para los objetivos planteados por Berón (Berón 2004 a, 2007 c) como los de esta tesis, ya que propone el ingreso de grupos del noreste patagónico hacia las llanuras que circundan el sistema serrano de Ventania, en la provincia de Buenos Aires. Específicamente, Barrientos (2001: 11) afirma que

12.4. Material y métodos. La conformación del sitio Chenque I como área formal de entierro habría estado asociada a un proceso de aumento de la complejidad en las redes de relaciones sociales, abarcando distancias espaciales amplias y mayor diversidad de grupos poblacionales. Con el objetivo de poner a prueba la hipótesis que indica que el sitio Chenque I fue utilizado como ámbito mortuorio por parte de dos poblaciones fenotípicamente divergentes, se utiliza la información métrica de la dentición permanente analizada en capítulos precedentes, para los entierros de la Unidad Inferior del sitio Chenque I y para los del sitio 3 de la Localidad Tapera Moreira y del sitio La Lomita, incluidos en la Submuestra B. La posibilidad de llevar a cabo este análisis se basa en el conocimiento previo que indica que los grupos que comparten un pool génico común son los que mayores similitudes morfológicas y morfométricas poseen (Larsen 2000; Ubelaker 1982). La existencia de diferencias en el tamaño y/o la forma dental pueden ser interpretadas desde el punto de vista poblacional en el sentido de que indica la presencia de más de un grupo, diferenciados fenotipícamente debido a la existencia de tasas de interacción genética bajas en relación con las existentes al interior de cada uno de ellos.

“para la última parte del Holoceno Tardío (ca. 1000 a 400 AP) hay evidencia arqueológica creciente acerca de la expansión de una población humana desde el área Nordpatagónica (sector inferior de la cuenca de los ríos Colorado y Negro y costa Sur Pampeana) hacia las llanuras situadas a ambos lados del sistema serrano de Ventania”.

Para incluir a los individuos de la Unidad Inferior analizados dentro de cada población se tuvieron en cuenta los resultados obtenidos por Berón (2007 c), quien denominó P1 al conjunto de entierros que contienen individuos de estatura más elevada depositados en posición primaria, y P2 a aquellos de menores estaturas, inhumados con modificaciones de la estructura anatómica (entierros secundarios y disposiciones). Además, en esta tesis se incluyen los entierros 17 y 24, los cuales no fueron incluidos en ese trabajo ya que no pudo estimarse la estatura. De todas formas, se sugiere aquí que dado que se trata de entierros primarios, es factible que pudieran pertenecer a P1. Además de ellos, los otros entierros pertenecientes a esta población son el entierro 1 del sitio 3 de la Localidad Tapera Moreira, el entierro 1 del sitio La Lomita y los individuos de los entierros 2, 6, 12, 13, 15, 19, 20, 22, 26 y 27 del sitio Chenque I. Son en total 15 individuos. Por otro lado, dentro de P2 se incluyen los entierros 1, 3, 4, 6, 7, 10 y 25, y el Conjunto 21/23, totalizando 11 individuos (Tabla 12.1.). La Tabla 12.2. muestra la cantidad de dientes relevados para cada grupo poblacional (N: 234). Se observa que los tamaños muestrales para cada tipo de diente son relativamente pequeños si se los compara con los analizados corrientemente en las

Para la zona considerada en esta tesis, la información disponible parecería indicar que dos poblaciones diferentes habrían interactuado durante el Holoceno tardío final, aunque la que habría ingresado posteriormente sería aquella que tendría características diferentes respecto de las que habitaban Norpatagonia y el sur pampeano para esa época. Esto indicaría la presencia inicial de un sustrato biológico común que abarcaría tanto el norte de Patagonia como el centro-sur de la provincia de La Pampa y una ingresión posterior de representantes de una población diferente, de menores estaturas y prácticas mortuorias más complejas, que interactuaron en esta última zona por lo menos desde los inicios del Holoceno tardío final (Berón 2004 a, 2007 c). Por otra parte, la información arqueológica y etnohistórica disponible para Pampa y Patagonia indica la existencia de dos conjuntos de poblaciones en lo que respecta a la estatura: por un lado los grupos denominados tehuelches, de alturas elevadas, que suelen superar en promedio 1,70 m, y por otro los araucanos, que presentan un promedio que no supera el 1,60 m, 212


Capítulo 12. Evaluación de la distancia biológica a partir de la métrica dental. Sexo

M

Fechado (años AP)

1

169 a 177

2630 ± 60

6 12 13 15 17 19 27 (1) 27 (2)

179 ± 6,50 183 ± 9,47 171 ± 8,94 180 ± 7,01 184 ± 8,94 167 ± 3,27 167 ± 3,27

830 ± 40 990 ± 60 370 ± 30 370 ± 30 2960 ± 50

Nº entierro

STM sitio 3

Chenque I

P1

Modalidad de depositación

Primario

La Lomita

1

-

Chenque I

2 20 22 24 26 1 3 16 Conj. 21/23 (Ind 1.) Conj. 21/23 (Ind 2.) Conj. 21/23 (Ind 3.) 4 7 10 Conj. 21/23 (Ind 4.) 25

169 ± 6,33 161 ± 3,72 171 ± 5,68 171 ± 5,61 173 ± 5,32 170 ± 4,00 165 ± 2,99 169 ± 6,12 174 ± 3,37 160 ± 4,39 166 ± 9,44 165 ± 3,55 152 ± 4,45 162 ± 3,66

F

M

Estatura (cm.)

Sitio

P2

F

Disposición

Secundario Disposición

730 ± 50 370 ± 40 320 ± 30 320 ± 30 320 ± 30 904 ± 43 320 ± 30

Tabla 12.1. Entierros analizados en este capítulo, divididos en las dos poblaciones hipotéticas (modificada de Berón 2007 c: Tabla 13). Referencias: P1: población 1; P2: población 2; M: Masculinos; F: Femeninos.

P1 P2 Total

I 44 25 69

Tipo de diente C PM 25 42 13 28 38 70

M 34 23 57

del cuello (Rc) para cada diente, multiplicando los diámetros correspondientes. Todas estas medidas han sido evaluadas previamente en el Capítulo 9 para la determinación sexual. Los resultados de cada variable se analizaron mediante la prueba estadística t de Student, la cual resulta una opción adecuada para evaluar si las diferencias en tamaño son significativas entre los dos grupos, y por lo tanto, si los dos conjuntos corresponderían o no a una misma población (Calcagno 1986; Norman y Streiner 1992). Los análisis se realizaron separadamente para cada sexo en aquellos dientes en los que se identificaron diferencias dimórficas (Capítulo 9), mientras que el resto fue evaluado en conjunto.

Total 145 89 234

Tabla 12.2. Cantidad de dientes relevados para cada grupo poblacional. Referencias: P1: población 1; P2: población 2; I: incisivos; C: caninos; PM: premolares; M: molares.

investigaciones sobre biodistancia, los cuales generalmente superan ampliamente la centena de individuos (v.g. Cucina et al. 1999; Irish 1998; Irish y Konigsberg 2007; Scott y Turner 2000), motivo por el cual los análisis efectuados sólo arrojaron resultados preliminares.

Para evaluar la forma dental se utilizó la información sobre el índice de la corona (IC) y del cuello (Ic), obtenida en el Capítulo 9. En este caso, se realizaron en primer lugar las pruebas de t para evaluar si existen diferencias en la forma dental entre sexos. Los resultados obtenidos indican que las diferencias no son estadísticamente significativas, es decir que la variación en el dimorfismo se referiría exclusivamente al tamaño dental y no a la forma. Por este motivo, se analizaron los dientes de ambos sexos en conjunto al aplicar la prueba de t entre las poblaciones hipotéticas. Tanto para el tamaño como para la

Estos dos conjuntos de entierros fueron comparados de acuerdo al tamaño y a la forma de la dentición. Se analizaron todos los dientes permanentes exceptuando el tercer molar, por su baja frecuencia de representación en las muestras bioarqueológicas y su relativamente alta variabilidad morfológica (Matsumura y Hudson 2005). Respecto del tamaño, por un lado se analizaron los diámetros mesiodistales y bucolinguales de la corona y del cuello de cada diente en forma aislada, sin considerar la lateralidad. También se utilizaron los datos del área o robusticidad de la corona (RC) y 213


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). Posteriormente se procedió a analizar la existencia de diferencias en los dientes de la Submuestra A. Para ello se tuvieron en cuenta los valores máximos y mínimos de cada variable de los entierros analizados de la Submuestra B (columna Min./Max. de las Tablas 12.3. a 12.5.) que no se solapan. Esto permitió discriminar los dientes de la Submuestra A en alguna de las dos poblaciones. Si bien la cantidad de casos para cada comparación son en general bajos, este procedimiento permite obtener información inicial sobre la magnitud de la divergencia de las características métricas de los dientes incluidos en la Submuestra A.

forma, las pruebas de t se hicieron cuando cada muestra contaba con al menos cinco casos. 12.5. Resultados. Los resultados de las comparaciones entre muestras se ofrecen en las Tablas 12.3 a 12.5. La Tabla 12.3. contiene la información referida al tamaño dental para aquellos elementos que presentan diferencias dimórficas, y la Tabla 12.4., la del resto de la dentición. Por otra parte, la Tabla 12.5. presenta los datos referidos a la evaluación de la forma de la dentición. En total se realizaron 46 pruebas estadísticas, de las cuales 31 (es decir, casi el 70 %) indican que existen diferencias significativas entre ambas poblaciones hipotéticas. De la misma manera, para las medidas en que se pudo relevar menos de cinco casos para cada grupo, fue posible identificar algunas diferencias al comparar los datos mínimos y máximos de cada medición. En total, diez variables ofrecen medidas que no se solapan entre ambos grupos.

La Tabla 12.6. resume la información sobre las variables relevadas y la cantidad de dientes identificados para cada población dentro de la Submuestra A. La estimación del NMI para cada población fue obtenida siguiendo el mismo procedimiento que para la muestra total, descripto en el Capítulo 10. Se observa que se pudieron identificar cantidades similares de individuos para cada grupo poblacional (11 para P1 y 12 para P2; Tabla 12.6.). Resulta interesante resaltar que cuatro de esos individuos, dos para cada grupo poblacional, son subadultos.

Teniendo en cuenta el tipo de diente, se observan diferencias entre P1 y P2 tanto en la dentición anterior como en la posterior y sólo para cuatro elementos (canino superior, primer molar superior, primer incisivo inferior y segundo premolar inferior) estas no pudieron ser identificadas. Analizando cada una de las variables, las mayores diferencias fueron observadas en la robusticidad y en el índice del cuello de los primeros premolares inferiores. Además, la única que no permitió detectar diferencias importantes entre P1 y P2 en ningún diente es el diámetro mesiodistal de la corona. Por último, es destacable que los dientes que mayores diferencias presentan entre P1 y P2, teniendo en cuenta todas las variables, son los primeros premolares superiores e inferiores, ya que de un total de ocho valores obtenidos para cada diente, el primero arroja cinco con diferencias estadísticamente significativas y el segundo, seis (Tablas 12.3. a 12.5.).

12.6. Discusión. La evaluación del tamaño y la forma dental permitió evaluar la posibilidad de que se hayan inhumado individuos procedentes de diferentes poblaciones, teniendo en cuenta propuestas previamente planteadas en ese sentido (Berón 2004 a y b, 2007 b). La investigación desarrollada en este capítulo tiene un carácter preliminar, ya que hasta el momento sólo ha podido analizarse una porción reducida del total de la evidencia recuperada, produciendo tamaños muestrales relativamente pequeños. De todas formas, la información obtenida es concordante con la generada a través de otras líneas de evidencia, mencionadas anteriormente. El corpus de datos disponible actualmente para la zona de estudio indica que durante el Holoceno tardío final al menos dos grupos poblacionales diferentes, procedentes de zonas geográficas separadas espacialmente, habrían interactuado socialmente, hecho evidenciado en la probable presencia de dos grupos fenotípicamente divergentes, en el sitio Chenque I, por lo menos en lo que respecta a la estatura corporal, la deformación craneana y el tamaño y la forma dentales. Casi todos los tipos de diente (salvo el canino superior, primer molar superior, primer incisivo inferior y segundo premolar inferior) permiten identificar diferencias entre ambas poblaciones hipotéticas.

Tomadas en conjunto, las medidas indican que P1 tendría una dentición de mayor tamaño, ya que para la mayoría de ellas, los valores de los promedios exceden aquellos correspondientes a los individuos de P2. Esto es evidente para todas las medidas de la corona. De todas formas, en algunos casos ocurre lo contrario, es decir, un tamaño mayor para los dientes de P2. Respecto del cuello dental, los resultados indican una situación menos dispar, con prácticamente la misma cantidad de casos que indican un mayor tamaño para cada muestra. De esta manera, y a pesar de esta paridad, el análisis aislado de cada medida permitió identificar diferencias en algunos casos puntuales.

214


Capítulo 12. Evaluación de la distancia biológica a partir de la métrica dental.

P1 Diente

CS

1MS

Variable MDC BLC MDc BLc RC Rc MDC BLC MDc BLc RC Rc

N 7 9 9 9 7 9 4 4 2 3 4 1

8,56 8,67 6,21 7,88 76,51 48,81 11,48 12,99 9,70 12,07 149,52 115,47

Masculinos Min/Max. 7,56/9,02 7,36/9,38 5,54/7,64 7,46/8,62 58,82/84,61 36,55/58,92 10,46/12,16 12,18/13,60 9,68/9,72 11,88/12,18 127,40/161,97 115,47

DS 0,52 0,72 0,67 0,56 9,17 7,40 0,75 0,62 0,03 0,17 16,36 -

P2 N 0 2 2 2 0 2 0 0 4 4 0 4

8,37 5,96 8,29 49,42 8,49 11,41 97,03

Femeninos Min/Max. 8,26/8,48 5,80/6,12 8,20/8,38 47,56/51,28 8,12/9,02 11,06/11,72 91,43/104,81

DS 0,15 0,23 0,13 2,63 0,39 0,31 6,64

N 1 1 0 1 1 0 2 2 0 0 2 0

8,48 8,84 8,78 74,69 12,20 12,27 149,72 -

Masculinos Min/Max. 8,48 8,84 8,78 74,69 11,82/12,58 12,18/12,36 143,96/155,49 -

DS 0,54 0,13 8,14 -

N 2 4 3 2 2 2 0 0 0 0 0 0

8,73 8,09 6,45 7,63 68,61 47,00 -

Femeninos Min/Max. 8,14/9,32 7,82/8,82 6,14/7,04 7,42/7,84 64,14/73,07 45,56/48,45 -

DS 0,83 0,49 0,51 0.30 6,31 2,05 -

Prueba de t (t; p) Masc. Fem. -

Tabla 12.3. Comparación del tamaño dental entre ambos grupos, para los dientes con dimorfismo sexual. Referencias: P1: población hipotética 1; P2: población hipotética 2; Min/Max.: Valores extremos mínimos y máximos relevados; MDC: diámetro mesiodistal de la corona; BLC: diámetro bucolingual de la corona; MDc: diámetro mesiodistal del cuello; BLc: diámetro bucolingual del cuello; RC: Robusticidad de la corona; Rc: Robusticidad del cuello; DS: desvío standard. Para la definición de las abreviaturas de cada diente, ver Tabla 8.1. (página 104). Para las pruebas de t, aparecen en negrita los valores que indican diferencias estadísticamente significativas entre ambas poblaciones hipotéticas (alfa: 0,05).

215


Estructura demogr谩fica, estilo de vida y relaciones biol贸gicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihu茅 Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

P1 Diente

2MS

CI

Variable MDC BLC MDc BLc RC Rc MDC BLC MDc BLc RC Rc

N 5 6 2 4 5 2 5 7 9 9 5 9

10,97 12,11 8,31 11,26 133,46 94,40 8,09 8,28 6,13 7,93 67,97 48,37

Masculinos Min/Max. 10,06/11,72 11,62/12,96 8,05/8,56 10,96/11,58 116,89/151,89 89,78/99,12 7,24/8,82 7,90/8,74 5,44/7,74 6,08/8,54 67,03/73,91 41,99/56,36

DS 0,70 0,61 0,35 0,27 15,71 6,60 0,57 0,28 0,73 0,76 6,00 5,11

P2 N 2 2 3 3 2 3 2 2 5 2 2 2

10,27 11,86 6,77 10,89 121,78 73,32 7,80 7,92 5,83 8,13 61,77 57,93

Femeninos Min/Max. 10,02/10,52 11,80/11,92 5,06/7,96 10,36/11,42 119,43/124,13 57,78/86,76 7,78/7,82 7,90/7,94 4,40/8,36 7,96/8,30 61,77/61,77 46,48/69,39

DS 0,35 0,08 1,52 0,53 3,32 14,60 0,03 0,03 1,60 0,24 0 16,19

N 4 5 0 0 5 0 0 2 2 5 0 2

Masculinos Min/Max. 10,87 10,50/11,38 11,7 11,22/12,58 128,19 122,09/134,74 8,43 8,34/8,52 5,71 5,56/5,86 7,56 6,48/8,44 45,08 40,69/49,45

Tabla 12.3. Continuaci贸n.

216

DS 0,41 0,54 6,16 0,13 0,21 0,85 6,19

N 2 2 4 3 1 3 0 3 1 1 0 1

10,34 11,29 7,30 10,83 117,25 79,98 7,36 4,72 5,96 48,13

Femeninos Min/Max. 10,34/10,34 11,24/11,34 7,06/7,52 10,34/11,08 117,25 76,10/83,32 6,24/7,94 4,72 5,96 28,13

DS 0 0,07 0,19 0,42 3,64 0,97 -

Prueba de t (t; p) Masc. Fem. 1,17; 0,27 0,76; 0,47 0,83; 0,43 -


Capítulo 12. Evaluación de la distancia biológica a partir de la métrica dental.

P1 Diente

2PMI

2MI

Variable MDC BLC MDc BLc RC Rc MDC BLC MDc BLc RC Rc

N 9 10 9 8 9 7 7 9 6 6 7 5

7,61 8,90 5,69 7,87 67,56 44,65 11,98 11,34 9,82 9,26 136,58 95,65

Masculinos Min/Max. 6,54/8,34 7,96/9,54 5,06/6,36 7,24/8,66 52,71/79,56 36,83/55,07 10,78/12,66 10,58/12,20 9,48/10,08 7,22/9,96 114,05/154,45 87,01/100,39

DS 0,61 0,60 0,48 0,49 9,60 6,85 0,80 0,71 0,48 1,04 16,97 7,56

P2 N 2 2 2 2 2 2 1 2 2 2 1 2

7,52 8,63 5,25 7,31 64,95 38,38 10,98 10,40 8,79 8,97 113,75 78,84

Femeninos Min/Max. 7,32/7,72 8,34/8,92 5,20/5,30 7,18/7,44 61,05/68,86 37,33/39,43 10,98 10,36/10,44 8,76/8,82 8,90/9,04 113,75 78,49/79,19

DS 0,28 0,41 0,07 0,18 5,53 1,48 0,71 0,04 0,10 0,49

N 2 2 3 3 2 3 3 2 1 2 2 1

7,16 8,46 4,97 7,08 60,57 35,19 11,10 10,59 10,78 9,77 118,29 114,05

Tabla 12.3. Continuación.

217

Masculinos Min/Max. 7,14/7,18 8,44/8,46 3,52/6,06 6,74/7,20 60,26/60,88 25,34/44,23 10,96/11,22 10,52/10,66 10,78 8,96/10,58 116,98/119,60 114,05

DS 0,03 0,03 1,31 0,30 0,44 9,47 0,13 0,10 1,14 1,85 -

N 2 2 2 2 2 2 2 2 3 2 2 3

7,28 7,99 5,50 6,71 58,19 33,93 10,31 10,39 9,61 10,39 107,12 91,03

Femeninos Min/Max. 7,02/7,54 7,88/8,10 5,33/5,68 6,46/6,96 55,31/61,07 34,43/39,53 10,28/10,34 10,34/10,44 8,82/10,14 10,34/10,44 106,29/107,94 76,38/99,78

DS 0,37 0,15 0,25 0,35 4,07 3,60 0,04 0,07 0,69 0,07 1,18 12,76

Prueba de t (t; p) Masc. Fem. -


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

Diente

1IS

2IS

1PMS

2PMS

1II

2II

1PMI

1MI

Variable MDC BLC MDc BLc RC Rc MDC BLC MDc BLc RC Rc MDC BLC MDc BLc RC Rc MDC BLC MDc BLc RC Rc MDC BLC MDc BLc RC Rc MDC BLC MDc BLc RC Rc MDC BLC MDc BLc RC Rc MDC BLC MDc BLc

n 5 11 12 11 5 11 5 11 12 12 5 12 5 8 8 8 5 8 7 9 8 8 6 8 6 9 9 7 6 7 5 11 11 11 5 11 9 10 13 13 9 13 6 5 5 4

8,86 7,79 6,46 7,02 69,31 44,92 7,96 6,95 5,71 6,44 56,74 37,82 7,48 9,48 5,14 8,40 71,69 43,34 7,34 9,16 5,26 8,02 67,29 42,37 5,27 6,05 3,70 5,78 31,85 21,31 6,14 6,35 4,42 6,23 38,89 27,60 7,29 8,03 5,49 7,17 58,87 39,52 12,07 11,86 9,67 10,11

RC

5

142,54

Rc

4

98,10

P1 Min/Max. 7,76/9,36 7,08/8,56 5,76/7,22 6,42/7,76 58,51/75,63 37,75/52,11 7,14/8,42 6,32/7,58 4,74/6,58 5,68/7,62 49,27/62,46 28,61/47,24 6,94/8,58 8,62/10,72 4,48/5,84 7,60/9,26 59,82/91,98 33,59/54,08 6,94/8,10 8,56/10,78 4,64/6,12 7,52/8,56 60,26/79,12 36,09/52,26 4,72/6,02 5,80/6,18 3,44/3,92 5,50/6,08 27,37/37,20 18,92/22,37 5,50/6,96 6,08/6,68 3,84/4,96 5,88/6,44 34,76/43,43 23,88/31,29 6,48/8,58 7,52/8,80 4,88/6,20 6,54/7,82 48,73/75,50 31,91/48,01 10,88/12,48 11,28/12,46 9,22/10,08 9,86/10,26 123,59/158,9 8 90,90/102,01

DS 0,65 0,43 0,53 0,40 6,77 4,93 0,55 0,39 0,61 0,49 5,02 5,44 0,66 0,68 0,42 0,62 12,78 6,02 0,45 0,70 0,57 0,42 8,78 6,30 0,53 0,13 0,15 0,20 3,82 1,26 0,63 0,18 0,37 0,19 3,55 2,78 0,69 0,43 0,35 0,42 8,53 4,65 0,67 0,54 0,34 0,18

n 1 5 7 6 1 6 3 7 6 7 3 6 7 9 6 7 7 6 4 6 6 7 4 6 0 1 4 3 0 2 3 5 6 7 3 6 6 7 7 7 6 7 3 5 6 5

8,82 7,61 5,85 7,05 67,21 41,52 6,51 6,96 4,98 6,47 44,46 32,68 7,55 10,29 4,85 8,76 79,48 44,32 7,29 9,64 5,11 8,08 72,54 41,06 6,80 4,10 5,29 21,74 5,38 6,15 4,18 6,39 31,26 26,63 7,34 8,52 5,62 6,90 62,56 43,31 12,15 10,99 9,81 9,17

14,53

3

142,55

5,18

5

91,56

P2 Min/Max. 8,82 6,96/7,88 5,04/6,58 6,28/8,22 67,21 31,65/54,08 6,10/7,12 6,48/7,54 3,90/5,46 6,08/7,12 39,16/53,25 23,71/38,30 7,24/7,77 9,38/11,12 4,30/5,42 8,24/9,38 75,09/82,82 39,55/50,83 6,72/7,66 8,80/11,20 4,74/5,82 6,28/9,42 60,21/85,79 30,27/50,49 6,80 3,42/5,80 3,52/6,06 20,41/23,05 4,94/6,02 5,26/6,78 3,48/4,82 5,70/7,12 31,02/31,66 20,25/34,31 6,86/7,92 8,06/9,34 4,76/7,44 5,50/7,92 55,29/73,97 36,12/65,58 11,88/12,38 8,02/11,80 9,20/10,52 6,94/9,84 135,90/146, 08 83,58/95,95

DS 0,44 0,65 0,73 7,66 0,54 0,46 0,59 0,48 7,67 5,33 0,17 0,57 0,45 0,36 2,72 5,08 0,52 0,94 0,41 0,97 12,65 7,57 1,13 1,54 1,87 0,57 0,57 0,54 0,59 0,35 4,78 0,40 0,55 0,86 0,74 7,82 10,38 0,25 1,67 0,46 1,25

Prueba de t (t; p) 0,85; 0,41 2,10; 0,06 0,10; 0,92 0,98; 0,36 0,07; 0,94 2,42; 2,11 0,12; 0,91 1,91; 0,08 0,25; 0,81 2,63; 0,02 1,26; 0,22 1,41; 0,18 1,34; 0,25 0,32; 0,75 1,04; 0,32 0,64; 0,55 0,17; 0,86 0,34; 0,76 0,72; 0,51 0,99; 0,35 0,69; 0,51 0,46; 0,66 0,21; 0,83 1,94; 0,08 0,38; 0,71 0,88; 0,40 0,86; 0,40 0,91; 0,39 1,09; 0,32 0,59; 0,57 -

5,76

-

4,86

-

Tabla 12.4. Comparación del tamaño dental entre ambos grupos, para los dientes sin dimorfismo sexual. Referencias: n: Número de dientes relevados: P1: población hipotética 1; P2: población hipotética 2; Min/Max.: Valores extremos mínimos y máximos relevados; MDC: diámetro mesiodistal de la corona; BLC: diámetro bucolingual de la corona; MDc: diámetro mesiodistal del cuello; BLc: diámetro bucolingual del cuello; RC: Robusticidad de la corona; Rc: Robusticidad del cuello; DS: desvío standard. Para la definición de las abreviaturas de cada diente, ver Tabla 8.1. (página 104). Para las pruebas de t, aparecen en negrita los valores que indican diferencias estadísticamente significativas entre ambas poblaciones hipotéticas (alfa: 0,05).

218


Capítulo 12. Evaluación de la distancia biológica a partir de la métrica dental.

Diente 1IS 2IS CS 1PMS 2PMS 1MS 2MS 1II 2II CII 1PMI 2PMI 1MI 2MI

Variable IC Ic IC Ic IC Ic IC Ic IC Ic IC Ic IC Ic IC Ic IC Ic IC Ic IC Ic IC Ic IC Ic IC Ic

n 4 11 5 12 7 11 5 8 6 9 4 5 7 5 6 7 5 11 7 11 9 13 11 9 5 4 8 7

0,89 1,10 0,90 1,06 1,04 1,31 1,22 1,64 1,25 1,53 1,13 1,32 1,12 1,56 1,15 1,57 1,04 1,40 1,03 1,28 1,11 1,31 1,15 1,39 0,99 1,04 0,95 0,99

P1 Min/Max. 0,85/0,97 0,98/1,29 0,82/0,96 0,41/1,27 1,03/1,06 0,79/1,52 1,13/1,27 1,51/1,83 1,16/1,46 1,35/1,67 1,09/1,16 1,22/1,39 1,07/1,18 1,35/2,25 1,02/1,26 1,48/1,67 0,89/1,14 1,25/1,61 0,95/1,11 0,78/1,45 1,02/1,27 1,22/1,40 1,10/1,23 1,35/1,47 0,95/1,04 1,00/1,07 0,89/0,98 0,93/1,02

DS 0,06 0,89 0,06 0,22 0,01 0,19 0,05 0,11 0,11 0,12 0,03 0,07 0,04 0,39 0,10 0,07 0,11 0,10 0,05 0,21 0,07 0,06 0,04 0,04 0,03 0,03 0,03 0,04

n 2 6 3 6 3 2 7 6 4 6 2 0 5 3 0 2 3 6 0 3 7 7 5 5 3 5 5 5

0,86 1,21 1,04 1,29 0,95 1,24 1,39 1,56 1,36 1,57 1,01 1,09 1,46 1,16 1,10 1,54 1,34 1,14 1,15 1,14 1,39 0,96 1,09 1,03 0,98

P2 Min/Max. 0,86/0,86 1,01/1,27 1,02/1,05 0,99/1,55 0,84/1,04 1,21/1,27 1,32/1,53 0,57/1,89 1,30/1,46 1,30/1,75 0,98/1,03 1,01/1,19 1,40/1,52 0,60/1,72 0,87/1,27 1,39/1,74 1,26/1,44 1,10/1,18 0,69/1,39 1,07/1,18 1,20/2,04 0,95/0,97 0,94/1,43 1,00/1,06 0,94/1,02

DS 0 0,16 0,02 0,20 0,10 0,04 0,07 0,50 0,07 0,17 0,03 0,07 0,05 0,79 0,20 0,21 0,09 0,03 0,31 0,05 0,37 0,01 0,19 0,28 0,32

Prueba de t (t; p) 0,58; 0,16 2,14; 2,11 4,52; 0,00 0,34; 0,54 0,44; 0,67 0,91; 0,40 1,32; 0,23 1,39; 0,19 1,33; 0,23 0,67; 0,72 0,03; 0,97 1,45; 0,20 0,54; 0,63

Tabla 12.5. Comparación de la forma de cada diente entre ambos grupos. Referencias: n: Número de dientes relevados; P1: población hipotética 1; P2: población hipotética 2; Min/Max.: Valores extremos mínimos y máximos relevados; MDC: diámetro mesiodistal de la corona; BLC: diámetro bucolingual de la corona; MDc: diámetro mesiodistal del cuello; BLc: diámetro bucolingual del cuello; IC: Índice de la corona; Ic: Índice del cuello; DS: desvío standard. Para la definición de las abreviaturas de cada diente, ver Tabla 8.1. (página 104). Para las pruebas de t, aparecen en negrita los valores que indican diferencias estadísticamente significativas entre ambas poblaciones hipotéticas (alfa: 0,05).

conocimiento alternativos (Berón 1998 c, 1999, 2003, 2004 a; Gamble 1991, 1992). La utilización del sitio Chenque I como cementerio pudo haberse establecido para legitimar el acceso a los recursos abundantes del área de Lihué Calel, probablemente cuando las condiciones medioambientales se tornaron más desfavorables en la región. El hecho de enterrar a los muertos en este sitio pudo servir para establecer vínculos, afianzar y legitimar las relaciones sociales entre grupos, consolidar determinadas estrategias políticas y legitimar redes de relaciones sociales y de poder nuevas o preexistentes (Berón 2007 d; Luna et al. 2004 a). Esta interpretación se vuelve más relevante teniendo en cuenta la presencia de representantes de dos poblaciones diferentes en el sitio, ya que el propio proceso de reutilización sistemática de esta área formal de entierro puede haber contribuido a reforzar el sentido de pertenencia de los grupos involucrados a las redes de interacción social.

También fue posible establecer a través de la métrica dental la presencia de individuos subadultos en ambos grupos poblacionales, incluidos dentro de la Submuestra A. En conjunto, es posible afirmar que se han inhumado individuos de ambos sexos y de diferentes categorías de edad, para ambas poblaciones. Teniendo en cuenta que hasta el momento sólo se consideraron los individuos adultos para poner a prueba la propuesta, la línea de investigación implementada en este capítulo contribuye a la identificación de individuos de poblaciones diferentes entre los inmaduros. Lamentablemente, la baja cantidad de dientes relevados para los individuos subadultos incluidos dentro de la Submuestra B no permite por el momento avanzar en este punto. Como se mencionó anteriormente, para el Holoceno tardío final se planteó un proceso orientado hacia la consolidación de una extensa red de relaciones sociales en escala amplia, abarcando zonas como Pampa Húmeda, Norpatagonia y el centro-sur de Chile. La profundización de los contactos sociales y biológicos entre poblaciones de procedencia geográfica diversa posibilitó el acceso a recursos y

Una situación recurrente en zonas de intensa aridez en las cuales los recursos son precarios e impredecibles, es que los grupos humanos poseen un patrón de descendencia que promueve la 219


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

Diente Medida Ad. Subad. Ad. Izq. Subad. Ad. NMI Subad. Ad. Der. Subad. Ad. Izq. Subad. Ad. NMI Subad. Total Total Der.

P1

P2

P1 P2

2IS MDC (ambos sexos) 2 0 2 0 3 1 3 0 5 0 6 2 4 8

CS MDc (fem.) 1 0 2 0 2 0 0 0 1 0 1 0 2 1

BLc (fem.) 1 0 2 0 2 0 2 0 3 0 4 0 2 4

2MS BLC (fem.) 0 0 0 0 0 0 1 0 4 0 4 0 0 4

2II MDC*BLC (ambos sexos) 3 2 4 0 7 2 1 0 3 0 3 0 9 3

2PMI BLc (ambos sexos) 3 0 4 2 5 2 6 0 7 1 9 1 7 10

1MI BLc (ambos sexos) 8 0 3 1 10 1 4 0 5 0 5 0 11 5

2MI MDc BLc (ambos sexos) (ambos sexos) 1 2 1 0 0 2 0 0 2 2 1 0 4 3 2 1 2 0 0 0 4 3 2 0 3 2 6 3

Total 8 2 6 2 10 2 6 2 7 1 9 2 12 11

Tabla 12.6. Cantidad de individuos para cada grupo poblacional identificado dentro de la Submuestra A. Referencias: P1: población hipotética 1; P2: población hipotética 2; MDC: diámetro mesiodistal de la corona; BLC: diámetro bucolingual de la corona; MDc: diámetro mesiodistal del cuello; BLc: diámetro bucolingual del cuello. Para la definición de las abreviaturas de cada diente, ver Tabla 8.1 (página 104).

220


Capítulo 12. Evaluación de la distancia biológica a partir de la métrica dental. De esta manera, la investigación desarrollada en este capítulo contribuye a sostener la propuesta que establece la presencia en el sitio Chenque I de dos grupos poblacionales. Uno de ellos posee estaturas estimadas parangonables con aquellas de los grupos rotulados como tehuelches desde una perspectiva etnográfica. Respecto del segundo grupo poblacional, su rango cronológico incluye los fechados obtenidos en el sitio 5 de la Localidad Tapera Moreira (760 ± 50 y 770 ± 59 años AP), asociado con fragmentos de cerámica Valdivia. Estas dataciones son similares a las que este estilo cerámico presenta en el centro-sur chileno, lo que es indicativo del la existencia de relaciones con transcordillera por lo menos desde el siglo XIII DC. Este proceso de interacción desembocó finalmente en la migración tardía de las poblaciones del centrosur de Chile hacia la llanura pampeana, siendo un derivado del avance y colonización europeas (Berón 1999, 2004 a, 2007 b y c). El proceso fue sin lugar a dudas favorecido por las relaciones sociales preexistentes entre los diferentes grupos, posibilitando la reutilización del sitio Chenque I, previamente conocido, como ámbito mortuorio por parte de este grupo poblacional ingresante, manteniendo el sentido de respeto hacia los cuerpos previamente inhumados (Berón 2004 a, 2007 b, c y d; Luna et al. 2004 a). El hecho de que las numerosas remociones antrópicas (concentraciones de restos humanos con diferentes grados de fragmentación, representatividad, ordenamiento y relación anatómica) identificadas en el sitio, estén ubicadas dentro del mismo y no hayan sido dispuestas fuera de sus límites, implica el reconocimiento de algún tipo de relación y/o respeto hacia los allí enterrados por parte de quienes realizaron dichas remociones (Luna et al. 2004 a; ver Capítulo 4).

interacción social intergrupal, ya que esa estructuración de las relaciones parentales implica un reaseguro ante situaciones desfavorables de captación de recursos (Cane 1990; Gamble 1991, 1992; Pardoe 1988). En un contexto caracterizado por un medioambiente inestable como son los desiertos, el mantenimiento de relaciones sociales garantiza el acceso a recursos y conocimientos alternativos que permiten disminuir los riesgos inherentes a la impredictibilidad de estas zonas (Luna et al. 2004 a). En este contexto, el reforzamiento de las alianzas sociales, derivadas tanto de diferentes motivaciones de índole económica como de la presencia de situaciones de tensión sociopolítica, permiten acceder a diferentes tipos de recursos necesarios para el mantenimiento del funcionamiento de la sociedad como tal, evitando situaciones de deterioro demográfico o extinciones locales. Berón (2004 a, 2007 b) afirma que la información bioarqueológica disponible para el área de estudio concuerda parcialmente con el planteo de Barrientos (2001, 2002) respecto al tercer pulso de poblamiento prehispánico. Propone que dos poblaciones diferentes habitaron el sur pampeano entre 4500 y 400 años AP, aunque sólo habrían coexistido en la última parte de ese período. Seguramente, el impacto de los cambios climáticos ocurridos durante el Holoceno debe haber producido cambios en las estrategias de interacción social, movilidad y uso del espacio. Partiendo del conjunto de información bioarqueológica y de comportamiento mortuorio disponible, Berón (2004 a, 2007 c) puso a prueba satisfactoriamente dos hipótesis complementarias. La primera de ella indica que la variabilidad de modalidades mortuorias presente en el área de investigación se correspondería con la presencia de diferentes poblaciones que, en el Holoceno tardío final emplearon el sitio Chenque I como lugar para inhumación. Por otra parte, la otra hipótesis establece que dicha diversidad estaría respondiendo a diferencias espacio-temporales entre el momento de la muerte y el momento de entierro de los individuos (Baffi y Berón 2001). En ese caso es esperable que cuanto mayor sea la distancia al sitio en el momento de la muerte, la modalidad de entierro será más compleja (Berón 2004 a, 2007 c). Sus análisis le permitieron concluir que es posible que ambas circunstancias estén estructurando el registro en el sitio Chenque I, ya que los entierros que presentan una mayor complejidad en las modalidades de depositación (entierros secundarios y disposiciones) corresponden a individuos que se ubican cronológicamente en los últimos 1000 años del Holoceno tardío y que también son diferentes fenotípicamente.

Barrientos y Pérez (2002), al discutir su modelo de poblamiento prehispánico, identifican similitudes morfológicas craneofaciales sólo entre las muestras del sudeste de la región pampeana pertenecientes al Holoceno tardío final, y las del noreste de Patagonia, mientras que las muestras pampeanas del Holoceno tardío inicial divergen significativamente de las de Norpatagonia. Ambos grupos corresponderían, desde esta perspectiva, a lo que ellos denominan Muestras de Poblaciones Localizadas (MPL) y podrían ser derivados de metapoblaciones diferentes. A partir de la información obtenida para el centro-sur pampeano, la MPL correspondiente a P1 estaría estrechamente relacionada con las identificadas por dichos autores en el noreste patagónico, que habrían migrado durante el final del Holoceno tardío hacia la zona del sistema de Ventania. Pero para el área de estudio de esta tesis, la población localizada a la cual pertenecería P1 habría ocupado el área continuamente durante al menos los últimos 3000 años, pudiendo ser adscripta a los tehuelches 221


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). etnográficos. Por otra parte, P2 sería una MPL incluida dentro de una metapoblación adscribible a los antepasados de los araucanos o mapuches de tiempos históricos, que habría tenido una distribución geográfica inicial que abarcaría el área delimitada aproximadamente por los paralelos de 34º a 42 º de L. S. y entre la costa del Océano Pacífico y el meridiano de 70º de L. O. (Berón 2004 a; Cooper 1946). 12.7. Resumen. Las investigaciones sobre biodistancia realizadas en esta tesis tuvieron por objetivo contribuir a una propuesta previa que indica la inclusión de representantes de al menos dos poblaciones procedentes de zonas geográficamente diferentes en el sitio Chenque I. La evaluación preliminar de la métrica dental permitió aportar información inicial desde una línea de análisis adicional a esta problemática. A partir de los resultados obtenidos mediante el análisis de la dentición permanente de los individuos de la Submuestra B, es posible proponer que existirían diferencias en el tamaño y la forma de la dentición entre ambas poblaciones hipotéticas, contribuyendo en forma positiva a esa propuesta. La tendencia observada indica que P1 (que contiene individuos de estatura más elevada, depositados en posición primaria), tendría una dentición de mayor tamaño que P2 (que contiene individuos de menores estaturas, inhumados en entierros que presentan modificaciones de la estructura anatómica). Mediante la metodología implementada fue posible obtener información para la Submuestra A, ya que se identificaron individuos de ambos grupos poblacionales, tanto adultos como subadultos. Los datos generados son especialmente importantes para los inmaduros, dado que la ausencia de variabilidad en los análisis en las modalidades de entierro no permitió evaluar la presencia de individuos de las dos poblaciones con los entierros de la Unidad Inferior. De esta manera, teniendo en cuenta los resultados generales es posible afirmar que se inhumaron individuos de ambos sexos y de diferentes categorías de edad, para ambas poblaciones.

222


previamente propuesto sobre la dinámica social de las poblaciones cazadoras-recolectoras que habitaron el área y aporta datos que lo refuerzan desde líneas de análisis adicionales. Varios tipos de evidencia recuperados en diferentes sitios del centro-sur pampeano, pero principalmente en la Localidad Tapera Moreira y el sitio Chenque I (cerámica, material lítico, chaquiras, instrumentos confeccionados en metal, restos humanos, etc.; ver Capítulos 3 y 4), avalan el modelo que, como se mencionó en otros capítulos, establece que durante el Holoceno tardío se desarrolló un proceso de consolidación de una fluida y extensa red de relaciones sociales que abarcaba poblaciones que habitaron zonas como el centro-sur pampeano, Pampa Húmeda, Norpatagonia y el centro-sur de Chile. El registro bioarqueológico y artefactual indica la existencia de sistemas de interacción y complementariedad social a nivel supraregional. El fortalecimiento de los sistemas de interacción a gran escala posibilitó el acceso a recursos y conocimiento alternativos, para de esa manera minimizar los mecanismos de deterioro demográfico de cada uno de los grupos implicados en ese entramado de relaciones. Se generó un sistema de relaciones sociales cuyo objetivo fue promover conductas de inclusión de grupos para garantizar el acceso a recursos fluctuantes y poco predecibles durante épocas de escasez (Berón 1998 c, 1999, 2003, 2004 a, 2007 b). De esta manera se buscó evitar situaciones de deterioro demográfico o extinciones locales. Este comportamiento es usualmente observado en poblaciones que habitan medioambientes áridos, ya que genera un reaseguro ante situaciones desfavorables de captación de recursos (Cane 1990; Gamble 1991, 1992; Pardoe 1988).

CAPÍTULO 13 CONCLUSIONES. A lo largo de esta tesis se implementaron múltiples estrategias metodológicas para obtener la mayor cantidad posible de información bioarqueológica a partir del análisis de la Submuestra A, la cual está compuesta por el conjunto de restos removidos y fragmentados procedentes de la Unidad Superior del sitio Chenque I y por aquellos presentes en las estructuras de entierro de la Unidad Inferior, pero que no pertenecen a los individuos incluidos en las mismas. A su vez, se incluyen los restos correspondientes al Conjunto 8/9, ya que no contiene las porciones anatómicas requeridas para aplicar las técnicas tradicionales para la estimación de la edad y la determinación sexual. También se tuvieron en cuenta para desarrollar los análisis, y a modo comparativo y de puesta a prueba, los restos de la Submuestra B, la cual incluye los entierros del sitio Chenque I de los cuales se disponía de información confiable sobre sexo y edad, y otros entierros de la zona, procedentes del sitio 3 de la Localidad Tapera Moreira y del sitio La Lomita (Capítulo 4). Como se verá en este capítulo, los resultados obtenidos permiten mejorar sustancialmente el conocimiento previo sobre los restos procedentes del sitio Chenque I y sobre algunas características de las poblaciones de cazadores-recolectores que poblaron el área de estudio. Específicamente, se analizan las características del perfil demográfico, los grados de prevalencia de los indicadores de estrés metabólico y funcional, y la presencia de inhumaciones de individuos de al menos dos poblaciones diferentes, en el marco de los procesos sociales previamente documentados. A su vez, se sugieren algunas prácticas sociales que pueden haber contribuido en la conformación de la estructura del registro y se integra toda la información generada con el objetivo de ponerla en consideración en conjunto para delinear explicaciones acerca de la dinámica social que se estaba desarrollando en el área de estudio durante el Holoceno tardío. Se subraya que el corpus de datos generado a partir del estudio de la muestra de restos humanos fragmentados y removidos contribuye a una adecuada caracterización de la muestra total, ya que, como se ha intentado subrayar a lo largo de los capítulos precedentes, la evaluación aislada de los restos incluidos en los entierros de la Unidad Inferior ofrecería una imagen incompleta del registro bioarqueológico procedente del sitio Chenque I.

En este contexto, la recurrencia en el uso del sitio Chenque I como ámbito mortuorio formó parte del conjunto de estrategias implementadas con el objetivo de fortalecer el sentido de pertenencia a la red de relaciones social entre grupos diversos y legitimar el acceso a los recursos acotados del área de Lihué Calel. Este proceso que tenía como objetivo la inclusión dentro de las redes de interacción social debe haberse sostenido principalmente a través del contacto directo y sistemático entre individuos y grupos, asociado a momentos específicos en los cuales se desarrollaban los rituales de inhumación en el sitio. Como se mencionó anteriormente, una serie de cambios climáticos seguramente han incidido en la modificación en los patrones de movilidad y asentamiento. Durante el período conocido como Anomalía Climática Medieval o Máximo Térmico medieval (ACM), entre 900 y 600 años AP (Stine 1994, 2000), se habría producido en el área un proceso de aridización que disminuyó significativamente la cantidad de fuentes superficiales de agua apta para el consumo

13.1. Contribución a la comprensión de los procesos sociales ocurridos durante el Holoceno tardío en el área de estudio. En términos generales, toda la información generada en esta tesis es congruente con el modelo 223


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). sociales, aunque ello implicara el traslado de los restos por distancias más o menos largas.

humano. En zonas semidesérticas, los puntos del paisaje que ofrecían aguas permanentes pasaron a ser lugares de uso recurrente por parte de las poblaciones humanas, produciéndose desplazamientos poblacionales hacia ellos (Berón 2004 a, 2007 d).

A su vez, el análisis de la métrica dental permitió fortalecer desde otra perspectiva el modelo previo que plantea la inclusión de integrantes de al menos dos poblaciones fenotípicamente divergentes procedentes de zonas geográficas separadas espacialmente (Berón 2004 a, 2007 b, c y d). Se trata de una línea de análisis adicional que indica la existencia de este fuerte entramado social intergrupal. Junto a individuos de un grupo poblacional que podría ser parangonable con los tehuelches etnográficos, se habrían enterrado en el sitio Chenque I otros pertenecientes a otra población, de características físicas y culturales diferentes. Estos últimos podrían pertenecer a grupos poblacionales relacionados con los mapuches etnográficos y habrían migrado al centro del país desde el centro-sur chileno, como consecuencia tanto de los cambios ambientales ocurridos durante el Holoceno tardío en la zona como de los procesos sociopolíticos prehispánicos (Berón 1999, 2004 a, 2007 b, c y d). El ingreso de los colonizadores europeos a la zona cordillerana desde el Pacífico impactó fuertemente en la dinámica social de los grupos del área, desencadenando procesos migratorios a gran escala que fueron facilitados y promovidos por las redes de interacción económica y social previamente establecidas y mantenidas desde hacía ya varios siglos (Berón 2004 a, 2007 c y d). Los dos conjuntos de individuos identificados podrían corresponder a dos Muestras de Poblaciones Localizadas (MPL) y ser derivados de metapoblaciones diferentes (en el sentido de Barrientos y Pérez 2002; Berón 2004 a). En el futuro este aspecto será investigado a partir de la confluencia de la información arqueológica con aquella obtenida a partir del análisis dental, analizando la totalidad de la muestra del sitio Chenque I y comparándola con otras procedentes de diferentes sitios de áreas colindantes con el centro-sur pampeano. Desde el punto de vista bioarqueológico, además de las características métricas se evaluará un conjunto de rasgos discretos de la dentición, de manera de mejorar la confiabilidad de los resultados obtenidos.

La elección de enterrar a los muertos en el sitio (en ocasiones transportándolos previamente durante largas distancias) tuvo como objetivo generar y consolidar el sistema de vínculos entre personas y grupos, afianzar las relaciones sociales, consolidar determinadas estrategias políticas y legitimar redes de relaciones sociales y de poder nuevas o preexistentes, ante probables situaciones socioambientales adversas (Berón 1999, 2003, 2004 a). Por otra parte, el hecho de que los procesos de reutilización hayan producido la redepositación de los restos removidos hacia el interior de la estructura mortuoria, es un indicador más del sentido de respeto que se daba a los individuos previamente inhumados, lo que refuerza la interpretación que subraya la importancia de este cementerio como instrumento de reproducción de las relaciones sociales entre grupos poblacionales diversos, en el marco de un medioambiente muy favorable para la obtención de recursos, respecto del presente a su alrededor (Berón 2004 a; Luna et al. 2004 a). Los resultados generados en esta tesis pueden ser interpretados teniendo en cuenta este marco referencial. En el sitio Chenque I se inhumó una gran cantidad de individuos completos, de ambos sexos y de todas las edades (ver discusión de los Capítulos 7 y 10). Las características del perfil de mortalidad inferido indican que no se realizaron exclusiones de ningún tipo, es decir que se pretendió inhumar allí a todos los individuos de los grupos involucrados. Estas conductas refuerzan la idea de uso comunal del sitio para reforzar lazos sociales, ya que en este caso probablemente individuos pertenecientes a todos los segmentos de las poblaciones están reunidos en el mismo lugar de inhumación. Se sugiere que de esa manera se desarrolló con el tiempo un sentimiento de pertenencia grupal relacionado con el acceso a recursos, conocimiento e información, dentro de ese entramado social en el cual se incluyó a grupos de cazadores-recolectores de diferente procedencia (Berón 2003, 2004 a; Luna et al. 2004 a). Además de todos estos datos, la presencia de numerosos casos de entierros con modificación de la estructura anatómica (entierros secundarios y disposiciones) indica por un lado una considerable inversión de tiempo y energía en la conformación de la inhumación, así como una planificación del destino final del individuo, y por otro una fuerte intención de incluir a los muertos dentro de un marco social que era usado para reforzar y reproducir las relaciones

13.2. Dinámica poblacional ante situaciones de presión demográfica en el área de estudio durante el Holoceno tardío. 13.2.1. Modelo explicativo general para cazadoresrecolectores. A partir del análisis de la diferencia en la representación de individuos menores al año de vida según el sexo, se planteó la posible existencia de una conducta de infanticidio indirecto que privilegiaba a los niños varones. Este dato, 224


Capítulo 13. Conclusiones. recolector ante una situación de presión poblacional. En este caso, los componentes principales de regulación del sistema son la limitación de la cantidad de mujeres que alcanzan la edad reproductiva y el tratamiento preferencial de los varones. También las mujeres adultas tienden a ser tratadas socialmente de diferente forma respecto de los hombres, hecho derivado principalmente de un control sociopolítico reglado y monopolizado fundamentalmente por estos últimos (Divale y Harris 1976; Harris 1992; Gat 2000).

asociado con otros previamente conocidos para el área durante el Holoceno tardío (Berón 2004 a, 2007 c; Berón y Baffi 2003), como el aumento de la densidad poblacional, la disminución de la movilidad residencial y la aparición de situaciones de violencia, es compatible con las propuestas del materialismo cultural acerca de la dinámica de aquellos grupos cazadores-recolectores cuyos patrones demográficos presionaron sobre los recursos medioambientales. Según el materialismo cultural, los procesos sociales de los cazadores-recolectores siguen un mecanismo diferente de los de las jefaturas y estados agrícolas. Para los primeros, el modelo que muestra al sistema social en funcionamiento podría resumirse de la siguiente manera:

El razonamiento parte del supuesto básico que indica la existencia universal de un defasaje entre la capacidad del ser humano de concebir niños respecto de la de obtener energía para su subsistencia. Por este motivo, se sugiere la tendencia hacia un aumento de la densidad poblacional, con tasas variables dependiendo de la dinámica interna de cada grupo y de las condiciones ecológicas del medioambiente en el cual habita, asociado en ocasiones a un proceso de presión poblacional sobre los recursos. A su vez, otros aspectos medioambientales, como un proceso de deterioro en la disponibilidad de recursos, y sociales, como la disminución en la cantidad de territorio potencialmente utilizable para obtener esos recursos, pueden colaborar en ese proceso de presión poblacional. Por otra parte, el aumento de la densidad poblacional puede producirse tanto por un desarrollo interno (mayor cantidad de nacimientos en relación a la cantidad de muertes) como por la ampliación de los procesos migratorios hacia el área. La presión demográfica se produce entonces por el desfasaje entre la cantidad de gente que habita un área determinada y la capacidad del medioambiente de darle sustento. Dentro de este proceso, la población tiende a consumir recursos a un ritmo que terminará degradando la capacidad de subsistencia del medio ambiente (Harris 1992).

“(…) en teoría, cuanto mas abundante sea la caza y mayor la efectividad de la lactancia prolongada como método de control de la fecundidad, menos comunes serán las vías alternativas de control como el aborto y el infanticidio. Asimismo, la abundancia de caza tendrá un efecto amortiguador sobre la hostilidad intergrupal, con lo cual la guerra será menos frecuente; esto a su vez apagará cualquier tendencia a sobrevalorar a los hombres e infravalorar a las mujeres. No se utilizará a las mujeres como recompensa a la valentía demostrada por los hombres en el combate, y la proporción de sexos estará equilibrada y prevalecerá la monogamia (…) cuando las fuentes de proteínas animales son menos abundantes, la lactancia prolongada tendrá que ser complementada con tasas mas elevadas de aborto e infanticidio, especialmente el infanticidio femenino. Los intervalos entre nacimientos se acortan, las mujeres quedan embarazadas con mayor frecuencia y su movilidad disminuye. Al propio tiempo, surgen tensiones intergrupales, aumenta la frecuencia de la guerra, se premia la crianza de varones prestos a combatir y se devalúa a las mujeres, educándolas para ser recompensas pasivas a machos agresivos. El matrimonio tiende a la poliginia, los territorios de las bandas se definen con mayor precisión (…)” (Harris 1985: 100101).

Se han identificado cuatro tipos de respuestas diferentes ante una situación de aumento de la presión poblacional: 1) fisión del grupo y migración hacia áreas disponibles; 2) limitación o control demográfico (restricción de la fertilidad y/o aumento de la mortalidad para ajustar la población a los ofrecimientos ecológicos; 3) intensificación de la explotación de recursos; y 4) declinación (empeoramiento de las condiciones de vida) (Hammel y Howell 1987). Teniendo en cuenta las características medioambientales del área de interés de esta tesis (ambiente de semidesierto con extensas áreas de escasos recursos y zonas acotadas con altas concentraciones de recursos para la subsistencia, asociadas a la disponibilidad de agua potable) y la tendencia identificada regionalmente hacia un aumento de la densidad poblacional y una disminución de la movilidad

Esta propuesta muestra los cambios esperados en la organización social a diferentes niveles en el marco de un patrón de subsistencia cazador225


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). residencial durante el Holoceno tardío1 (Berón 2004 a, 2007 c; Berón y Baffi 2003; ver más adelante), una solución como la fisión de los grupos locales y la migración hacia zonas alternativas no parece una situación plausible en este caso, ya que el proceso inferido daría cuenta de una saturación de las áreas de mayor concentración de recursos, en un nivel regional. Por el contrario, la probable presencia de individuos pertenecientes a al menos dos poblaciones diferentes, procedentes de áreas geográficas distantes, sugiere que se habría producido el contacto de grupos poblacionales a través del reforzamiento de las redes de relaciones sociales preexistentes, contribuyendo a un aumento de la densidad poblacional. Para la misma época se planteó para el sudeste de la región pampeana la probable expansión de una población humana desde el área Nordpatagónica (Barrientos 1997, 2001; Barrientos y Pérez 2002, 2004, 2005; Pérez 2002, 2003, 2006). De esta manera, parece probable, aunque las dinámicas migratorias específicas de ambas áreas sean diferentes, que todo el sur pampeano puede haber funcionado como un área de atracción de poblaciones humanas, con un consecuente aumento demográfico. Probablemente las tres respuestas restantes propuestas por Hammel y Howell (1987) hayan estado presentes dentro de la dinámica poblacional del área de estudio como consecuencia del proceso de aumento de la presión poblacional, contribuyendo a disminuir el desfasaje entre población y recursos: control demográfico, intensificación en la explotación de los recursos y malas condiciones de vida en determinados momentos del año o ciclos climáticos. Estas últimas están documentadas en el sitio Chenque I principalmente por la alta tasa de mortalidad en subadultos, aunque también debe tenerse en cuenta que estarían mediatizadas por las estrategias de minimización del estrés social arriba mencionadas.

Autores como Cohen (1984), Hassan (1973), Hayden (1972), Divale (1972) y Boserup (1984) afirman que los cazadores-recolectores limitaron el crecimiento poblacional en situaciones de presión demográfica fundamentalmente a través de medios culturales, entre ellos el uso institucionalizado del aborto, el infanticidio y prolongación de la lactancia. Birdsell (1968) propuso que el infanticidio puede haber sido el principal mecanismo de control poblacional usual y calculó que entre el 15 y el 50 % de los hijos nacidos vivos pueden haber sido eliminados por infanticidio sistemático durante el Pleistoceno como parte del mecanismo cultural para generar un equilibrio entre población y recursos. Divale (1972) ha sugerido, por su parte, la posibilidad de que existieran mecanismos recurrentes de control ante situaciones de aumento de la presión poblacional, entre los que destaca el infanticidio sistemático de las niñas y los combates entre grupos, que fueron muy comunes en las poblaciones humanas. Las prácticas de infanticidio han sido documentadas en todo el mundo y en muy diversos tipos de sociedades (v.g. Balikci 1967; Barbrooke Grubb 1911; Butt 1998; Dickeman 1975; Gat 2000; Green 1999; Huss-Ashmore y Johnston 1985; Karsten 1923; Lewis 2007; Spinelli 2005; Sussman 1972). Como menciona Harris (1993), esta práctica de control demográfico “(…) abarca una amplia gama que va desde el asesinato directo hasta la mera negligencia. El niño puede ser estrangulado, ahogado, golpeado contra una roca o abandonado a la intemperie. Más comúnmente, el niño `muere´ por negligencia: la madre lo cuida menos de lo necesario cuando enferma, lo amamanta con menos frecuencia, no trata de buscar alimentos complementarios o lo deja caer `accidentalmente´, de sus brazos” (Harris 1993: 30-31; ver también HussAshmore y Johnston 1985).

La información demográfica generada en esta tesis permite discutir las probables incidencias de las prácticas de control demográfico en la dinámica de los grupos de cazadores-recolectores del área y la calidad de vida a nivel grupal. Algunos aspectos del control demográfico pueden ser inferidos a partir de las particularidades del perfil de mortalidad subadulto para cada sexo, mientras que una alta mortalidad infantil, con casi la mitad de los individuos muriendo antes de llegar a la etapa adulta, es un indicador claro de eventuales situaciones críticas en las condiciones de vida.

De la misma manera, Harris y Ross (1987) resaltan la variedad de prácticas culturales asociadas a la definición de infanticidio, el cual no incluye exclusivamente los casos de muerte violenta (v.g. por inanición, deshidratación, abandono a la intemperie, asfixia y golpes). Además, debe tenerse en cuenta que el infanticidio indirecto implica aspectos tan variados como la mala alimentación, el destete prematuro, la exposición a temperaturas extremas y la crianza descuidada.

1

Como se mencionó anteriormente, Barrientos (2001) propuso un proceso similar de reducción de la movilidad e intensificación en el consumo de algunos recursos para el sudeste de la región pampeana durante el Holoceno tardío, por lo que la evidencia arqueológica parece estar dando cuenta de procesos similares que habrían abarcado áreas amplias.

En las sociedades cazadoras-recolectoras las prácticas de infanticidio son en general preferidas como método para la planificación familiar. 226


Capítulo 13. Conclusiones. de la dieta, etc.) en una forma importante de control de la fecundidad/mortalidad (Boserup 1984; Cohen 1984; Harris 1985, 1992, 1993; Harris y Ross 1987; Hassan 1973; Lee 1982; Mays 1999; Saunders 2000). En este sentido, Boserup (1984: 17) afirma que

Cualquier práctica abortiva podría provocar la muerte de la madre, por lo que es probable que sólo un grupo sometido a presiones económicas y demográficas muy fuertes recurriera a él como método habitual de control demográfico. Por otro lado, la prolongación de la lactancia no permite un control directo de la anticoncepción. De esta manera, el crecimiento demográfico bajo o nulo no puede lograrse, ni siquiera combinando los efectos producidos por todos ellos. Mediante la práctica del infanticidio, es posible elegir el sexo del niño y no se involucra la salud de la madre. Además, se ha documentado que en general se practica en niños de corta edad, lo que implica que la muerte de ese bebé sería menos costosa desde el punto de vista emocional, estructural y económico, que la muerte de sus madres o de niños de mayor edad (Divale y Harris 1976; Faerman et al. 1998; Sauer 1978).

”(…) una población en crecimiento agota poco a poco ciertos tipos de recursos naturales (…), viéndose obligada a reducir su numero por medio de la emigración o a cambiar su forma tradicional de utilizar los recursos y su modo de vivir. Algunos cazadoresrecolectores actuales restringen la cantidad de individuos del grupo mediante practicas que van desde la anticoncepción por medios naturales como la preparación de remedios vegetales, la abstinencia sexual o el aumento en la edad convencional para las primeras relaciones sexuales, pasando por el aborto, y hasta métodos más directos como el infanticidio directo o indirecto”.

En la mayoría de los casos etnográficos, las víctimas pertenecen al sexo femenino, las cuales suelen estar expuestas a mayores situaciones de estrés por un tratamiento cultural preferencial de los varones (Balikci 1967; Butt 1998; Freeman 1971; Gat 2000; Helm 1980; Hill et al. 2007; Mays 1995 b; Mays y Faerman 2001; Nordborg 1992). Por otra parte, los casos documentados en los cuales la proporción de masculinos iguala o excede la de los femeninos no están relacionados con situaciones de presión demográfica (v.g. Dickeman 1975; Faerman et al. 1998; Harris 1994; Lewis 2007; Smith y Kahila 1992).

También debe tenerse en cuenta la diversidad de las definiciones culturales acerca del momento en que un ser humano pasa a formar parte constitutiva de la sociedad como individuo, ya que algunos grupos entienden que la vida social de un recién nacido comienza recién varios días después del parto, mientras que en otros casos los niños no son considerados completamente incluidos hasta varios meses después del nacimiento. De esta manera, la muerte directa de un niño no deseado suele ocurrir antes de que se produzcan los rituales que señalan el inicio de la vida social de ese individuo (Faerman et al. 1998; Harris y Ross 1987). Es posible pensar en la posibilidad de que estos preconceptos culturales puedan haber variado en función del sexo y por lo tanto haber incidido en la representación diferencial de los subadultos masculinos y femeninos (Mays 1995 b; Saunders 2000).

Desde una perspectiva bioarqueológica, Cassidy (1984) identificó una posible práctica de infanticidio para disminuir la presión poblacional a partir del análisis de varios sitios del valle central del río Ohio (Estados Unidos), en conjunción con otras estrategias posibles como la disminución en la calidad y la cantidad de alimentos para las mujeres en etapas reproductivas y de amamantamiento, los dos grupos más sensibles al estrés. Esto potencia la malnutrición de los lactantes y disminuye la eficiencia reproductiva de la mujer. También Benfer (1984) sostiene una situación de infanticidio para la aldea precerámica de La Paloma, dada la disparidad en las frecuencias de individuos femeninos y masculinos alrededor de los 20 años (18 masculinos y 10 femeninos) y menores al año de vida (7 masculinos y 18 femeninos).

Por otra parte, el modelo original indica que el desarrollo de la guerra en sociedades cazadorasrecolectoras es otro mecanismo que conduce a una reducción de la población, pero no debido a las muertes directas en los eventos de violencia intergrupal, ya que la fecundidad de cada grupo está determinada por la cantidad de mujeres que viven en él y no de la de los hombres. De esta manera, en estos casos la guerra no regula la población a través de las muertes en combate sino mediante sus efectos indirectos sobre la proporción sexual, ya que estimular a la gente a criar a la mayor cantidad de niños varones. Así, se convierte en un medio de controlar el crecimiento demográfico, conservar los recursos y mantener

Comportamientos como este han sido identificados en contextos etnográficos caracterizados por el aumento de la densidad poblacional con la consecuente presión sobre los recursos y/o de los conflictos entre grupos, en cuyo caso se valoraban especialmente las aptitudes masculinas en actividades de caza y guerreras. De esta manera, esta práctica social se convirtió en esos casos y en asociación con otra serie de posibles alternativas (abortos, prolongación de la lactancia, modificación 227


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). que valoran especialmente tener la mayor cantidad de guerreros fuertes y agresivos. De esta manera, la guerra da motivación para el descuido de las niñas, fomentándose la crianza de los hijos varones, ya que se glorifica la masculinidad durante la preparación para la lucha. Los varones son preferidos para ser entrenados porque en los combates en los que se utilizan armas que necesitan de la energía muscular para funcionar, aspectos como la fuerza física y el tamaño muscular son decisivos para la supervivencia del grupo. A su vez, la falta de mujeres suele ser un justificativo cultural para promover por un lado la captura de individuos de ese sexo a través de incursiones violentas, y por otro el casamiento con mujeres procedentes de otros grupos para crear y fortalecer alianzas sociales. Esto suele estar asociado a estructuras poligínicas de residencia postmarital, lo cual intensifica aún más la falta de mujeres (Divale y Harris 1976; Gat 2000; Harris 1992, 1993). A su vez, la muerte en combate implica que los agentes responsables de la muerte de los guerreros son generalmente externos, lo cual por un lado favorece la reproducción del sistema de preferencia de varones para guerrear, y por otro provoca el aumento de los sentimientos de solidaridad del grupo local (Divale y Harris 1976).

altos niveles per cápita de subsistencia (Harris 1985). En las sociedades preestatales, la perspectiva materialista cultural plantea que la guerra suele fundarse en una causa practica, aún cuando sus participantes la desconozcan y actúen movidos por motivaciones emocionales. Aparece cuando no es posible mantener estable la cantidad de individuos que viven en un área en relación con los ofrecimientos medioambientales de su entorno. Sin la presión reproductora, la práctica de la guerra y el infanticidio no son prácticas sociales usuales (Gat 2000; Harris 1992, 1993). Divale y Harris (1976) afirman que en las sociedades cazadorasrecolectoras existe una tendencia hacia la supremacía y control del poder por parte de los hombres, cuyo componente más importante es la preferencia por los niños varones (ver también Butt 1998 y Gat 2000). Los perfiles demográficos de la mayoría de estos grupos están muy desbalanceados en favor de estos últimos. Los autores presentan numerosos datos etnográficos de sociedades de bandas y aldeas que apoyan la idea de que cuanto más usual es la práctica del infanticidio, la razón sexual en individuos subadultos aumenta, con 117 niños por cada 100 niñas (179 poblaciones censadas) en los casos en que se documentó la práctica usual del infanticidio, comparado con los 108 varones por cada 100 mujeres identificados en los casos en que no se practicaba el infanticidio (91 poblaciones censadas). También documentan una situación similar al evaluar a la vez la presencia de eventos de violencia intergrupal y la recurrencia en la práctica del infanticidio: las sociedades censadas que practicaban tanto la guerra como el infanticidio en el momento de la toma de datos presentan una razón sexual de 133:100 en individuos menores de 14 años y de 96:100 en mayores (110 poblaciones relevadas), mientras que aquellas en las cuales la guerra había terminado por lo menos 26 años antes de la toma de datos y en las cuales no se practicaba el infanticidio comúnmente, la razón es de 104:100 en menores de 14 años y 92:100 en mayores de esa edad. En el primer caso, la disminución de la cantidad de varones mayores de 14 años se debe al aumento de la mortalidad como consecuencia de los actos la guerra. En ambos análisis, las razones pertenecientes a las sociedades que no practicaban el infanticidio no son muy diferentes de las observadas al nacimiento (105 varones por cada 100 mujeres) (Divale y Harris 1976).

13.2.2. Operatividad del modelo general en relación con la información de cronistas y la evidencia arqueológica para el área de estudio. El modelo elegido está sustentado por información derivada del análisis de crónicas de viajeros y de las investigaciones arqueológicas desarrolladas en el área de interés de esta tesis. Respecto de las primeras, se realizó un relevamiento de escritos comprendidos entre los siglos XVI a XIX, focalizando en aquellos que dan cuenta de las características culturales de las sociedades indígenas que habitaron Pampa y Norpatagonia. La mayoría de las crónicas (v.g. Baigorria 1975; Cardiel 1835, 1956 [1748]; de Azara 1969 [1847]; De la Cruz 1835; Furlong 1938; García 1835; Lista 1885; Mansilla 1947 [1870]; Morris 1956 [1740]; Muñiz 1929; Musters 1964 [1871]; Pigafetta 1971 [1800]; Sánchez Labrador 1936; Tapary 1835; Zeballos 1878, 1960 [1881], 1998 [1890]) no hacen referencia a aspectos del perfil demográfico y de las prácticas sociales relacionadas con el control de la natalidad y la reproducción de las poblaciones que habitaron el área, sino que describen otros diversos aspectos, como la vestimenta, las características físicas, los modos de vida, las actividades desarrolladas por hombres y mujeres, las costumbres y rituales, las características de los contactos comerciales y alianzas, etc. También focalizan en la descripción de la personalidad de los principales caciques y en la narración de los acontecimientos más relevantes de los contactos

De esta manera, el desbalance a favor de los varones se logra principalmente a través del infanticidio, generalmente indirecto, derivado de un mayor cuidado y atención hacia los niños, en detrimento de las niñas. Esto ocurre en sociedades 228


Capítulo 13. Conclusiones. mujeres en estas tribus” (Schmidt 1964]: 182).

(tanto violentos como pacíficos) entre los grupos indígenas y los viajeros procedentes de Buenos Aires.

Otros cronistas, como Falkner (1835) y Cox (1863), también subrayan la poca cantidad de mujeres presentes en las sociedades del área en comparación con los hombres, lo que habría derivado en la asociación entre el prestigio social de estos últimos y la cantidad de esposas y concubinas que tenían (Hux 1999). De la misma manera, Bórmida y Casamiquela (1958-1959), al realizar una entrevista etnográfica a uno de los últimos indígenas representante de los tehuelches en Norpatagonia a mediados del siglo XX, refieren la misma tendencia. Respecto de la mayor valoración hacia los hombres, Lista (1894: 64) menciona que entre los grupos por él visitados, “nacen más varones que hembras”. Probablemente este dato no refleje directamente la cantidad de nacimientos para cada sexo, sino que esté indicando un desbalance socialmente producido.

Probablemente, la escasez de escritos que dan cuenta de las costumbres relacionadas directamente con el control demográfico se deba a que estas prácticas eran en general sancionadas cuando se las realizaba en forma explícita. Sin embargo, algunos cronistas (Armaignac 1961 [1869-1874]; Cox 1863; Falkner 1835; Hux 1999; Lista 1894; Schmidt 1964) aportan información sobre las pautas de reproducción y control de la natalidad. En términos generales, estos documentos apoyan la idea de que existió en esos grupos, bajo determinadas circunstancias, la necesidad de implementar diferentes mecanismos para controlar el crecimiento demográfico, lo que se llevó a cabo mediante la implementación de estrategias culturales variadas, tales como el aborto, la prolongación de la lactancia, la ingesta de sustancias anticonceptivas y el infanticidio. También dentro de este marco se describe el reforzamiento de alianzas entre grupos a través del casamiento y en casos puntuales, la matanza ritual de mujeres al interior del grupo. A continuación se analizan los aspectos de esos escritos que resultan más relevantes para este trabajo.

Falkner (1835: 32) comenta que si bien la práctica de la poliginia era socialmente aceptada y buscada, “rara vez sucede, no obstante, que un indio tenga mas que una mujer (aunque algunos han tenido dos o tres a la vez, especialmente los Ghúlmenes, o caciques), ocasionado de no haber muchas: y estas tan caras, que ni aún una quieren”.

Varios de los primeros viajeros mencionan un desbalance poblacional a favor de los hombres para las sociedades indígenas de la zona (v.g. Cox 1863; Falkner 1835; Guinnard 1941 [1864]; Lista 1894; Schmidt 1964; ver Bórmida y Casamiquela 19581959). Por ejemplo, Lista (1894) menciona que en varias tolderías

Otros cronistas, como Cox (1863), coinciden en afirmar que la escasez de mujeres las convirtió en un símbolo de estatus: dado que la práctica usual indicaba que debían ser compradas, esto implicaba que la cantidad de esposas y concubinas que tenía un hombre repercutía en su prestigio social (D`Orbigny 1945 [1837-1845]; Hux 1999). Por otra parte, habitualmente se menciona que una de las causas principales de la agresión intergrupal es, además del ingreso no autorizado a un territorio determinado para saquear o cazar y del robo de caballos, el rapto de cautivas jóvenes (de Azara 1969 [1847]; Guinnard 1941 [1864]; Vignati 1961).

“Lo que primero que llama la atención es el escaso numero de mujeres con relación a los hombres, a punto que puede decirse que para una de ellas hay tres de estos. He aquí, entre otras, una de las razones capitales de decrecimiento de la población indígena. Diríase que la mujer tehuelche resiste menos en la lucha por la existencia, lo cual se comprueba hasta cierto punto si se atiende a la mortalidad de estas, en las enfermedades epidémicas por ejemplo. Hace dos años se declaró la influenza en los toldos de Coy-Inlet, y el sexo femenino fue diezmado” (Lista 1894: 64).

Por otra parte, Hux (1999; ver también Armaignac 1961 [1869-1874] y González 1979) transcribe los escritos de Santiago Avendaño, en los cuales se describe su cautiverio entre los ranqueles a mediados del siglo XIX. Al documentar las características de los rituales mortuorios que se desarrollaron a la muerte del cacique Painé Guor en 1844, menciona que el nuevo cacique, hijo de Painé, ordenó sacrificar a un grupo de mujeres de diversas edades, acusadas de haber causado la muerte de su padre mediante actos de brujería. Habiendo sido el cadáver enterrado en una loma, en el trayecto entre ese lugar y las tolderías los jefes del grupo realizaron cuatro paradas, en cada

A su vez Schmidt (1964) indica que “(…) las familias de estos aborígenes no son nunca numerosas; en término medio, dos o tres hijos forman toda la prole. Según lo que hasta ahora he podido ver, hay mas varones que 229


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). También Bórmida y Casamiquela (1958-1959) documentan que los abortos eran frecuentes entre los tehuelches del norte de Patagonia, producidos por accidentes de caballo; y respecto de la supervivencia de los recién nacidos, Guinnard (1941 [1864]: 72) afirma que “está sometida a la apreciación del padre y la madre, que deciden sobre su vida o su muerte”.

una de las cuales eligieron a ocho de ellas, las cuales eran inmediatamente muertas a piedrazos y flechazos. Por último, la esposa principal del cacique también fue ejecutada mediante un golpe en la cabeza y colocada al lado del difunto. En total 33 mujeres murieron en el proceso, indicando una actitud social desarrollada en determinados contextos específicos, que puede haber contribuido al desbalance entre sexos. González (1979) explica este acontecimiento como una consecuencia de la expansión de un estado de violencia casi permanente, tanto intergrupal como con las avanzadas militares, por el cual la vida de estos grupos requirió de la implementación de una organización guerrera activa, con un jefe prestigioso que monopolizara el poder. De esta manera la perpetuación de la guerra dio estabilidad al poder de los jefes, lo cual derivó directamente en un aumento en el prestigio personal y en los niveles de obediencia y respeto de sus súbditos. Esta muerte masiva de mujeres, que contribuyó a reforzar y centralizar las relaciones desiguales de poder por parte de los caciques en un ámbito social caracterizado por el estado de guerra constante (González 1979), también estaría indicando que bajo determinadas circunstancias coyunturales se pueden haber producido situaciones de violencia al interior del grupo que habrían incidido en la desproporción entre sexos observada inicialmente por los cronistas, e inferida en este caso a partir del análisis demográfico de la muestra del sitio Chenque I. En definitiva, todos estos datos son compatibles con una tendencia a la mayor mortalidad general de las mujeres, situación derivada de prácticas culturales específicas, entre las cuales podrían mencionarse diferencias en la cantidad y tipo de alimentos consumidos por ellas y en la atención y cuidado dispensados por el resto de los miembros de la comunidad.

Por otra parte, además de estos métodos directos, también se ingerían brebajes preparados para evitar la concepción. A este respecto, Sarramone (1993: 75) menciona brevemente que “se combatía la fecundidad con infusión de carqueja verde que también se tomaba durante los 40 días posteriores al parto (…)”. Por último, datos referidos a las actitudes de los adultos respecto de sus hijos, mencionados por D´Orbigny (1945 [1837-1845]) y Falkner (1835) entre otros, refieren que los padres dan absoluta libertad a sus hijos, especialmente a los varones, consintiéndolo en todos sus gustos. D´Orbigny (1945 [1837-1845]) pudo observar que en ocasiones el traslado de un grupo de una toldería a otra se retrasó innecesariamente durante varios días debido al gusto del hijo varón del jefe. Por otra parte, también se han documentado diferencias en las actividades llevadas a cabo por los niños respecto de las niñas, con el objetivo de educarlos para las tareas adultas (Guinnard 1941 [1864]). Esto implica la perpetuación en el ejercicio de los hombres de prácticas socialmente valoradas, como la caza y la guerra. A este respecto, D`Orbigny (1945 [1837-1845]) menciona que “Desde su más tierna infancia, el padre los pasea (a los niños varones) a menudo a caballo, y a los 6 o 7 años, saben andar solos: algunos años después, acompañaban a sus padres en sus cacerías, aprendiendo a manejar las boleadoras y la flecha” (D´Orbigny 1945 [1837-1845]: 780).

Una mención puntual acerca de las estrategias de control del tamaño familiar es la de Cox (1863), quien comenta para los indígenas que habitaron el norte de Patagonia, que

Por su parte Armaignac (1961) afirma que

“(…) una cosa que reparé es el poco número de hijos que tienen los indios, creo que debe atribuirse esto a dos causas: la primera es que el infanticidio i el aborto son mui frecuentes entre las mujeres. Gabino me dijo que conocía una mujer Tehuelche que se hizo abortos hasta cuatro veces sin que su marido lo supiera. Pascuala la mujer de Paillacán, esto todos lo sabían, cada vez que se sentía embarazada se hacía también abortar apretándose el vientre con un cinturón” (Cox 1863: 171).

“(…) a los varoncitos se los ejercita desde su más tierna edad en la equitación y la caza (…) a los cinco años pueden andar al galope y arrojar con cierta habilidad sus pequeñas boleadoras” (Armaignac 1961 [18691874]: 138), mientras que respecto de las niñas, menciona que “(…) hasta los 12 o 13 años, la joven vive en el mismo cuarto con sus padres; en cuanto llegan a esa edad adquiere 230


Capítulo 13. Conclusiones. incorporación de nuevos alimentos, lo que implica una diversificación de la dieta. Estos indicadores estarían dando cuenta de una tendencia hacia una mayor concentración de poblaciones en la zona. (Berón 2004 a, 2007 c).

cierta independencia y empieza a considerársela como persona de importancia” (Armaignac 1961 [18691874]: 138). En definitiva, estos datos sugieren por un lado que se implementaron estrategias que buscaban controlar la cantidad de gente que vivía en cada grupo, y por otro la existencia de un entramado social que otorgaba una valoración preferencial a las actividades de los hombres. Un derivado de esa situación general puede haber sido una tendencia hacia la mayor mortalidad de las mujeres.

Por otra parte, una de las múltiples causas que puede haber incidido en la mayor visibilidad, diversificación y complejización de las características del registro arqueológico de la zona es el aumento de la densidad de la población, con la consiguiente presión sobre los recursos. La aparición de sitios de inhumación múltiple en contextos cazadores-recolectores ha sido interpretada como una derivación de procesos de reducción de la movilidad, sedentarización gradual y demarcación territorial con el objetivo principal de legitimar el acceso a recursos críticos para la subsistencia (Goldstein 1980, 1981; Saxe 1970). Estos cementerios son vistos como marcadores simbólicos de afiliación grupal y de propiedad de la tierra para afirmar en forma ritual el control de recursos (Charles et al. 1986; Goldstein 1981; Saxe 1970). Posteriormente, a las perspectivas económicas se incorporaron las dimensiones sociales, políticas, simbólicas y rituales (v.g. Buikstra y Charles 1999; Chattopadhyaya 1996; Hodder 1984, 1994; Miller y Tilley 1984; Parker Pearson 1982; Shanks y Tilley 1987; Williams 2004). Trabajos etnográficos han demostrado que los cultos a los antepasados fortalecen la cohesión de la comunidad y que poseen connotaciones tanto económicas como políticas (Dillehay 1995). A nivel supraregional, se han identificado varios cementerios de cazadores-recolectores en distintos lugares de Pampa y Norpatagonia para la etapa final del Holoceno tardío (1000-400 años AP) (Berón 2004 a, 2007 c). Además del sitio Chenque I, deben mencionarse Campo Brochetto, Laguna de Los Chilenos y Rinconada (sudeste de la provincia de Buenos Aires; Barrientos 2002; Barrientos y Leipus 1997; Barrientos et al. 1997), el cementerio de Añelo (noreste de la provincia de Neuquén; Bisset 1989) y Paso Alsina (sur de la provincia de Buenos Aires; Martínez et al. 2004, 2006, 2007). En todos los casos, estos sitios de inhumación están espacialmente asociados a fuentes de agua permanente (Berón 2004 a, 2007 c), y permiten inferir un proceso de aumento de la densidad poblacional y una complejización del comportamiento mortuorio. Dentro de esta tendencia general, el sitio Chenque I presenta algunas características compartidas con estos sitios, y otras específicas que lo diferencian del resto.

Todos estos datos pueden ser complementados por un lado con la información arqueológica previamente conocida para el centro-sur de la provincia de La Pampa y por otra con la generada en esta tesis. Es posible plantear que este modelo general puede ser efectivo para explicar el proceso de dinámica social de las poblaciones de cazadores-recolectores que habitaron el área durante el Holoceno tardío. En primer lugar, una tendencia hacia el aumento de la densidad poblacional y la existencia de conflictos entre grupos, son situaciones sugeridas por el registro arqueológico (Berón 2004 a, 2007 d; Berón et al. 2006). Roosevelt (1984) afirma que un indicador claro de presión poblacional es la presencia de altas tasas de mortalidad, principalmente entre los subadultos, tal como sugieren los resultados obtenidos para el sitio Chenque I. Por otra parte y tal como se mencionó en el Capítulo 3, Berón (2004 a) propone un proceso de aumento de la complejidad social, a partir de múltiples evidencias arqueológicas. En primer lugar, fue posible identificar indicadores que sugieren una fuerte disminución de la movilidad en sitios del área identificados como bases residenciales, asociados a los cuales aparecen los entierros del sitio La Lomita y del sitio 3 de la Localidad Arqueológica Tapera Moreira. En momentos posteriores (ca. 1000 años AP) este proceso derivó en la aparición de áreas formales de entierro, como es el sitio Chenque I. Una de las consecuencias derivadas de las condiciones de baja humedad durante el Holoceno tardío, con algunos períodos de sequías pronunciadas, fue la reducción de la movilidad residencial. En este proceso la distribución heterogénea del agua jugó un papel fundamental, ya que cada zona favorable actuó como un punto atractor de poblaciones. Esto produjo a su vez una mayor permanencia y/o una mayor recurrencia de uso de estas áreas de concentración de recursos. También identifica para el área de estudio una especialización artesanal en la elaboración de alfarería y el aumento progresivo en la utilización de la tecnología lítica de reducción bipolar (Berón 1994 a, 1997 b, 1999, 2004 a; Curtoni 1999). Además, la intensificación en la fabricación y uso de artefactos de molienda puede estar vinculada a la

Como se mencionó anteriormente, el registro bioarqueológico permite plantear la existencia de situaciones de violencia interpersonal en el sitio Chenque I, ya que cinco entierros (N° 17, 19 y 29, Conjunto 21/23 e individuo 2 del entierro 27) 231


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). el cual debió ser contrarrestado con la implementación de prácticas sociales de control demográfico. Este proceso habría estado asociado a su vez a una valoración especial de algunos individuos masculinos y a la aparición de situaciones de violencia interpersonal.

presentan puntas de proyectil alojadas en zonas vitales del cuerpo (Berón 2007 d; ver Capítulo 4). Berón (2004 a, 2007 d) propuso que en este marco de reducción de la movilidad y deterioro ambiental pueden haber surgido situaciones de competencia por el acceso a los recursos, inferibles a partir de estas particularidades del registro del sitio. También se identificaron entierros que estarían indicando la existencia de algún tipo de diferencia de estatus a favor de los varones, ya que todos los entierros que presentan abundante acompañamiento asociado pertenecen a individuos masculinos (entierros 15, 17, 18 y 41, e individuo 2 del entierro 27). Por otra parte, ningún entierro femenino está asociado a una cantidad elevada de elementos culturales. Aranda (2006, 2007) planteó que habrían existido, diferencias en las adscripciones sociales al interior de la categoría sexual. Además, para el caso específico del entierro 18 propuso que podría denotar la existencia de status de tipo adscripto para algunos individuos masculinos.

13.9. Palabras finales. Esta tesis pretende ser una contribución al conocimiento de algunos aspectos de la dinámica social de los grupos cazadores-recolectores que habitaron el centro-sur pampeano. Mediante el análisis de un conjunto bioarqueológico de características particulares en lo que respecta a la cantidad de individuos representados, fue posible obtener información valiosa acerca de diferentes aspectos demográficos y biológicos de las poblaciones involucradas. También se obtuvieron datos relevantes sobre el comportamiento social referido al uso del sitio Chenque I como ámbito mortuorio, complementando la información previa disponible y contribuyendo al modelo de interacción social y dinámica grupal de estas sociedades.

Respecto de la información generada en esta tesis, el registro bioarqueológico analizado da cuenta solamente de una de las estrategias implementadas para controlar la densidad poblacional. La disparidad de individuos menores al año de vida según el sexo puede ser visto como un probable indicador de algún tipo de práctica de infanticidio sobre las niñas, es decir que sería un correlato material de una situación de control demográfico. Si bien los restantes mecanismos no han sido detectados en este caso a partir del análisis del registro arqueológico, es probable, teniendo en cuenta la información obtenida de las crónicas, que también hayan sido implementados junto con el infanticidio indirecto, con el objetivo de disminuir la presión poblacional a partir de diversos mecanismos.

Las investigaciones que se efectúen de aquí en adelante con la totalidad de la evidencia procedente del sitio Chenque I en cada uno de los aspectos tratados en esta tesis, permitirá afinar los resultados, redireccionar los objetivos de las investigaciones bioarqueológicas y poner a prueba las ideas planteadas. Los estudios planificados en el corto plazo incluyen la evaluación complementaria de la información derivada del análisis métrico y no métrico dental de toda la muestra excavada en el sitio Chenque I y de otros entierros humanos procedentes del centro-sur pampeano y zonas colindantes, junto con la evidencia arqueológica y etnohistórica disponible, para identificar las características y la magnitud de los procesos de interacción biológica y social ocurridos durante el Holoceno tardío. Por otro lado, también se pretende profundizar en el estudio de los niveles de salud-enfermedad de las poblaciones desde una perspectiva general paleopatológica. Con este conjunto de análisis se espera poder contribuir al conocimiento de la dinámica social a través de variadas líneas de trabajo, las cuales se complementan a su vez con otras que están siendo desarrolladas por otros miembros del equipo de investigación en la actualidad.

También se sugiere la posibilidad de que la tendencia general hacia la mayor mortalidad de las mujeres pueda haber influido en las tasas de crecimiento poblacional de los grupos involucrados. A su vez el análisis de la métrica dental permite sostener el modelo previo que propone la interacción social de al menos dos grupos poblacionales durante este período. El inicio de este proceso debe haber contribuido a aumentar la densidad poblacional en la zona de estudio, a través del ingreso de grupos humanos procedentes de zonas distantes. En resumen, el modelo descripto es aplicable a la dinámica social inferida a partir del registro arqueológico. La información obtenida mediante el estudio de los restos materiales y humanos permite sostener que durante finales del Holoceno tardío se produjo un proceso de disminución de la movilidad residencial y un aumento de la presión poblacional, 232


APÉNDICE I Nº ent.

Modalidad

Tipo

Nº de individuos

Sexo

Edad

1

Disposición

Simple

Uno

Masculino

24-26 años

Estatura estimada (en cm) 173 ± 5,32

2

Primario

Simple

Uno

Femenino

Adulto

169 ± 6,33

Sin cráneo

3

Disposición

Simple

Uno

Masculino

40-44 años

170 ± 4,00

Tabular erecta

4

Secundario

Simple

Uno

Femenino

35-40 años

160 ± 4,39

Tabular erecta

5

Primario (debajo Del Ent. 4)

Simple

Uno

Masculino

6-8 años

-

Tabular erecta

1 caracol 1 núcleo pórfido

No

No

No

No

No

No

Deformación craneana Sin cráneo

Acompañamiento Ocre Quemado 5 cuentas valva 14 cuentas valva 1 caracol 2 cuentas valva 1 guijarro FndafB riolita gris 4 cuentas valva 1 raedera chert

6

Primario

Simple

Uno

Masculino

50-59 años

179 ± 6,50

Planolámbdica

5 cuentas valva 2 núcleos sílice

7

Disposición

Simple

Uno

Femenino

25-30 años

166 ± 9,44

No determinableC

7 cuentas valva

Femenino 20-30 añosD Masculino 45-55 años

173 ± 7,12

1 cráneo sin deformar

Puntas alojadasA

No

No

No

No

No

No

No

No

No

Estructura subcircular por encima

No

No

No

Estructura subcircular por encima y roca sobre cráneo

No

No

No

Estructura subcircular por encima y roca en la base

Indet.

0-2 meses 5-7 años

-

Sin cráneo

Uno

Femenino

30-39 años

165 ± 3,55

Tabular erecta

27 cuentas valva 3 caracoles 1 núcleo sílice 2 FndafB RBOE sílice 1 cuenta valva

Simple

Uno

Femenino

3-9 meses

-

No determinable

1 cuenta valva

No

No

No

Primario

Simple

Uno

Masculino

40-49 años

183 ± 9,47

Sin cráneo

2 cuentas valva

No

No

No

Primario

Simple

Uno

Masculino

40-44 años

171 ± 8,94

No determinable

1 cuenta valva 1 caracol

No

No

No

Conj. 8/9

Secundario

10

Disposición

Simple

11

Primario

12 13

Múltiple

Cuatro

Estructura de rocas

No

No

No

No

No

No

Rocas en la base Semicírculo en niveles superiores

Estructura subcircular en superficie, escasas rocas encima del cuerpo y roca sobre cráneo Rocas grandes en superficie y rocas en la base Estructura subcircular encima Escasas rocas en superficie Dos rocas en base de cráneo Escasas rocas alrededor en niveles anteriores Rocas alrededor superficiales y en niveles anteriores

Tabla I.1. Características principales de las unidades de entierro procedentes del sitio Chenque I analizadas en esta tesis. Información extraída de Berón et al. (2006). Referencias: A: Puntas alojadas son aquellas que fueron encontradas insertas en piezas óseas del esqueleto postcraneal; B: Fndaf: Fragmento indeterminado de artefacto formatizado; C: No determinable: se refiere a aquellos casos en que el mal estado de conservación no permitió evaluar esta variable; D: No ha sido posible establecer a cuál de los individuos corresponde cada rango de edad ya que las mismas han sido determinadas evaluando características internas y externas de algunos dientes (Luna 2006 b), que no presentan correspondencia con el esqueleto postcraneal; E: RBO: Filo con retoque en bisel oblicuo; F: No determinada: se refiere a aquellos cráneos en los que esta variable no ha sido aún relevada por hallarse en proceso de limpieza y/o remontaje; G: El artefacto no fue hallado debido a su total descomposición, pero quedó evidenciado por la presencia de una mancha de óxido de cobre en la zona temporal (Entierro 17) y en la zona parietal-occipital (Entierro 27, individuo 2); H: m.p.: Materia prima; I: Se trata de dos rizoconcreciones esféricas y una tubular ubicada en la zona del sacro del individuo, en un arreglo que asemeja los órganos genitales masculinos; J: De ese total, 116 cuentas estaban adheridas a un soporte fibroso teñido de rojo en el sector derecho y en la base del cráneo de este individuo.

233


Nº ent.

Modalidad

Tipo

Nº de individuos

Sexo

Edad

Estatura estimada (en cm)

Deformación craneana

14

Primario

Simple

Uno

Femenino

4-5 años

-

No determinadaF

15

Primario

Simple

Uno

1 Disposición

16

Múltiple

Seis

5 Primarios

Puntas alojadasA

Estructura de rocas

No

No

No

Estructura subcircular por encima y roca encima del cráneo

32 cuentas valva 1 cuenta hueso No No determinada 1 núcleo sílice 1 raedera riolita gris

No

No

Rocas alrededor en niveles anteriores

No

Estructura subcircular encima del conjunto

No

2 (1 de chert y 1 de sílice)

No

Si

No

Rocas encima, alrededor y por debajo

Masculino 22-24 años

180 ± 7,01

Masculino 30-39 años

165 ± 2,99

Tabular erecta

Perinato 0-5 meses 6-12 meses

-

No determinable

0-6 meses 3-9 meses

-

No determinable

3 subadultos femeninos 2 subadultos masculinos

Acompañamiento Ocre Quemado

No

259 cuentas valva

Si

1 pendiente metal 1 artefacto metalG 5 cuentas crisocola 1 cuenta valva No 2 cuentas hueso 1 caracol 1 FndafB sílice 35 cuentas valva 161 cuentas hueso Si 8 caracoles

Si

No estimable

No determinable

-

Tabular erecta

Masculino 40-49 años

184 ± 8,94

Tabular erecta

2 cuentas valva

No

No

2 de chert

No

Femenino 40-49 años

161 ± 3,72

No determinable

10 cuentas valva 2 caracoles

No

No

No

Rocas alrededor

17

Primario

Simple

Uno

Masculino 17-19 años

18

Primario

Simple

Uno

Masculino

19

Primario

Simple

Uno

20

Primario

Simple

Uno

1-2 años

Tabla I.1. Continuación.

234


Nº ent.

Modalidad

Tipo

Nº de individuos

Sexo

Edad

Masculino 30-39 años Masculino Conj. Disposición y Múltiple 21/23 secundario

Cinco

Femenino

Adulto Adulto

Primario

Simple

Uno

Femenino

24

Primario

Simple

Uno

Femenino 21-24 años

25

Disposición

Simple

Uno

Femenino 27-30 años

27

Primario

Primario

Simple

Doble

Uno

Deformación craneana

173 ± 9,03

Planolámbdica

Acompañamiento Ocre Quemado

No estimable

40-50 años Masculino > 60 añosD 20-29 años Masculino

22

26

Estatura estimada (en cm)

169 ± 6,12 174 ± 3,37

2 cráneos, no determinables

8 cuentas valva 2 cuentas hueso 1 guijarro sílice

No

No

Puntas alojadasA

Estructura de rocas

5 (3 de sílice, Lajas de gran tamaño 1 de chert, encima del conjunto 1 de calcedonia)

152 ± 4,45 1 cuenta valva No 1 cuenta hueso 1 cuenta crisocola 9 cuentas valva No estimable No determinable 2 cuentas óseas No 1 caracol 1 FndafB calcedonia 171 ± 5,68

162 ± 3,66

Femenino 40-50 años

171 ± 5,61

Masculino

25-28 años

167 ± 3,27

Masculino

40-49 años

167 ± 3,27

Dos

No determinable

Sin deformación

2 cuentas valva

Si

1 cuenta valva 1 cuenta m.p.H no Planolámbdica Si diferenciada I 3 rizoconcreciones 5 cuentas valva No determinable No 1 raspador sílice 1 punta sílice 127 cuentas valvaJ Si Sin deformación 1 cuenta turquesa 1 artefacto metalG

Tabla I.1. Continuación.

235

No

No

Lajas de gran tamaño encima

No

No

No

No

No

No

No

No

Dos rocas grandes y varias pequeñas en niveles anteriores

No

No

No

1 de sílice

No


APÉNDICE II1 II.1. Miembro superior de individuos adultos.

Total Nº Variables consideradas en la fórmula fórmula 1 Longitud máxima 2 Longitud funcional Perímetro mínimo 3 Perímetro en la mitad 4 5 Diámetro máximo en la mitad Diámetro mínimo en la mitad 6 Diámetro vertical cabeza 7 Diámetro transversal cabeza 8 9 Anchura epífisis distal Anchura epífisis distal y 10 diámetro vertical cabeza Diámetros transversal y 11 vertical cabeza Perímetros en la mitad y 12 mínimo

Masculinos DS

n

0,98 1,11 1,16 1,32 1,49 1,55 0,39 1,31 1,32

5 5 9 14 15 15 11 8 12

10 2,12 0,98

PCO

Masc.

Fem.

Total

PCN

Masc.

Fem.

Total

0,10 0,40 0,43 0,85 0,54 0,45 0,36 0,22 1,37

0,58 0,66 0,88 0,85 1,00 1,55 1,34 1,50 1,96

0,02174 0,07482 0,06612 0,06136 0,05564 0,05712 -0,05569 0,09807 0,01487

60,00 60,00 100 100 100 100 90,9 100 100

50,00 50,00 40,00 16,66 33,33 33,33 40,00 50,00 33,33

57,13 57,13 78,57 75,00 80,95 80,95 75,00 83,33 77,77

0,12485 0,07482 0,72368 1,88819 0,98149 0,60062 1,01374 0,59948 2,11219

40,00 60,00 100 92,85 93,33 100 81,81 100 83,33

50,00 50,00 80,00 100 66,66 83,33 80 75 66,66

47,15 57,13 92,85 95,00 85,71 95,24 81,25 91,66 77,77

Fórmula aceptada NO NO SI SI NO SI SI SI NO

4

1,40

1,20 0,11595

100

25,00

70,00

2,33963

66,66

75

70

NO

0,84

4

-0,18 1,79 0,07595

100

75,00

90,90

0,46353

100

75,00

90,90

SI

1,09

5

-0,24 2,15 0,06574

88,88

60,00

78,57

0,92488

44,44

60,00

50,00

NO

N

0,52 0,63 2,23 3,13 2,83 2,86 1,62 2,14 2,58

1,14 1,32 0,71 0,75 1,11 1,11 0,91 0,56 0,64

2 2 5 6 6 6 5 4 6

6

2,60

0,42

11 1,25 1,64

7

2,07

14 0,55 1,59

9

0,99

7 7 14 20 21 21 16 12 18

0,40 0,57 1,59 2,44 2,17 2,17 1,00 1,50 2,18

% asignaciones correctas con PCN

DS

DS

N

% asignaciones correctas con PCO

Femeninos

Tabla II.1. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en húmeros (Alemán Aguilera et al. 2000: Tabla 3), con información original y la generada en este trabajo. Nota: Los valores de los promedios y de los puntos de corte se refieren a los resultados de las fórmulas. Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PCO: Punto de Corte Original; PCN: Punto de Corte Nuevo, generado en este trabajo.

1 En este apéndice se resumen los resultados generados durante la puesta a prueba de los métodos seleccionados para determinar el sexo en individuos adultos y subadultos. En las Tablas II.1 a II.63 se incluyen los tamaños de las muestras utilizadas para testear cada fórmula y los casos y porcentajes de asignación correcta teniendo en cuenta el punto de corte ofrecido por la propuesta original. Se consignan también los nuevos puntos de corte generados siguiendo el procedimiento metodológico detallado en el Capítulo 9 y los porcentajes de casos correctamente determinados. Si la fórmula ofrecía porcentajes de asignaciones correctas mayores al 75 % fue aceptada para aplicarla a los restos de la Submuestra A.

236


Apéndice II.

Total Variable considerada Diámetro máximo Diámetro mínimo

N

Masculino DS

n

% asignaciones correctas con PCO

Masculino

DS

n

% asignaciones correctas con PCN

DS

PCO

Masc.

Fem.

Total

PCN

Masc.

Fem.

Total

Fórmula aceptada

12

22,76

1,16

7

23,43

0,72

5

21,83

1,04

22,50

100

75,00

90,90

23,00

85,71

80,00

81,81

SI

15

20,17

1,09

9

22,13

0,85

5

20,68

0,86

21,5

77,77

80,00

78,57

21,65

77,77

80,00

78,57

SI

Tabla II.2. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en la epífisis proximal de radios (Berrizbeitia 1989: 1206), con información original y la generada en este trabajo. Nota: Los valores de los promedios y de los puntos de corte se refieren a las mediciones directas y se expresan en mm. Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PCO: Punto de Corte Original; PCN: Punto de Corte Nuevo, generado en este trabajo. Total Nº fórmula 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12

Variables consideradas en la fórmula

N

Longitud máxima Diámetro máximo cabeza Perímetro mínimo en la mitad Perímetro mínimo diáfisis Ancho epífisis distal Perímetro cabeza Diámetro mínimo cabeza Diámetro mínimo en la mitad Ancho epífisis distal y ancho anteroposterior articular epífisis distal Perímetro mínimo y diámetro máximo cabeza Diámetros mínimo y máximo cabeza Diámetro mínimo cabeza y longitud tuberosidad bicipital

13 16 19 17 13 14 18 19

Masculino DS

n

2,21 1,64 1,90 1,87 3,76 1,23 1,61 1,32

1,53 1,14 1,33 1,28 1,90 1,05 0,99 1,15

10 11 13 14 9 10 13 13

13

4,09

2,13

16

1,77

15 13

Femenino

% asignaciones correctas con PCO

% asignaciones correctas con PCN

DS

Masc.

Fem.

Total

PCN

Masc.

Fem.

Total

1,02 0,56 0,63 0,03 1,96 0,35 0,64 0,36

0,18 0,91 0,72 0,73 1,34 1,18 0,82 0,99

100 100 100 100 100 100 100 100

00,00 40,00 16,66 33,33 00,00 50,0 00,00 50,00

76,92 81,25 73,68 88,23 69,23 85,71 72,22 84,21

0,75017 0,99758 0,72750 0,60475 3,45880 0,10238 0,68178 1,07991

80,00 100 100 100 77,77 90,00 100 69,23

00,00 80,00 66,66 100 75,00 50,00 80,00 66,66

61,54 93,75 89,47 100 76,92 78,57 94,44 68,42

Fórmula aceptada NO SI NO SI SI NO SI NO

4

2,05

1,52

100

00,00

69,23

1,78125

100

50

84,61

NO

1,03

3

-0,06

0,64

100

33,33

87,50

0,45825

100

100

100

SI

2,05

0,77

4

0,62

0,97

100

25,00

80,00

0,65605

100

75,00

93,33

SI

2,79

1,20

2

2

-0,39

100

100

100

0

100

100

100

SI

DS

N

2,57 2,13 2,48 2,27 4,56 1,58 1,98 1,77

1,58 0,88 1,13 0,99 1,55 0,80 0,78 0,95

3 5 6 3 4 4 5 6

9

4,99

1,71

1,32

13

2,19

1,67

0,64

11

2,30

1,62

11

Tabla II.3. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en radios (Trancho et al. 2000: Tablas 3 y 5), con información original y la generada en este trabajo. Nota: Punto de corte original para todas las fórmulas: 0,00. Los valores de los promedios y de los puntos de corte se refieren a los resultados de las fórmulas. Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PCO: Punto de Corte Original; PCN: Punto de Corte Nuevo, generado en este trabajo.

237


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

Total Nº Variables consideradas en la fórmula fórmula Diámetro máximo 1 subsigmoideo Diámetro mínimo en la mitad 2 4 Ancho olécranon Longitud epífisis superior 5 Diámetro anteroposterior 7 subsigmoideo

N

Masculinos DS

n

Femeninos

DS

n

% asignaciones correctas con PCO

% asignaciones correctas con PCN

DS

Masc.

Fem.

Total

PCN

Masc.

Fem.

Total

Fórmula aceptada

15

-1,48

1,57

12

-1,23

1,64

3

-2,51

0,61

8,33

100

33,33

-2,44423

83,33

66,66

80,00

NO

10 16 16

0,90 1,89 1,23

1,03 1,51 0,95

6 11 12

1,60 2,26 1,55

0,60 0,94 0,80

4 5 4

-0,14 1,06 0,28

0,36 2,27 0,72

100 100 100

50,00 60,00 25,00

80,00 87,50 81,25

0,51226 1,67552 0,93580

100 72,72 75,00

100 60,00 75,00

100 68,75 75,00

SI NO SI

15

-2,11

1,45

12

-1,95

1,58

3

-2,75

1,45

8,33

100

33,33

-3,2949

75,00

33,33

66,66

NO

Tabla II.4. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en cúbitos (López-Bueis et al. 2000: Tabla 3), con información original y la generada en este trabajo. Nota: Punto de corte original para todas las fórmulas: 0,00. Los valores de los promedios y de los puntos de corte se refieren a los resultados de las fórmulas. Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PCO: Punto de Corte Original; PCN: Punto de Corte Nuevo, generado en este trabajo.

Total Nº fórmula 1 2 3

Variables consideradas en la fórmula

N

Segundo metacarpo: longitud total, anchos 12 epifisiarios; ancho y espesor diafisiarios Cuarto metacarpo: longitud total, anchos 13 epifisiarios; ancho y espesor diafisiarios Quinto metacarpo: longitud total, anchos 12 epifisiarios; ancho y espesor diafisiarios

Masculinos DS

n

6,47

3,14

10

-0,07

2,23

4,61

1,61

Femeninos

DS

n

7,29

2,74

2

9

1,03

1,73

9

4,97

1,60

% asignaciones correctas con PCO

% asignaciones correctas con PCN

DS

Masc.

Fem.

Total

2,36

0,94

100

00,00

83,33 3,18737

4

-2,55

0,32

77,77

100

3

3,53

1,34

100

00,00

84,61

PCN

Total

Fórmula aceptada

100

100

SI

100

92,31

SI

66,66

66,66

NO

Masc. Fem. 100

88,88 2,12955

75,00 4,63030 66,66

Tabla II.5. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en segundos, cuartos y quintos metacarpos (Falsetti 1995: Tabla 1), con información original y la generada en este trabajo. Nota: Punto de corte original para todas las fórmulas: 0,00. Los valores de los promedios y de los puntos de corte se refieren a los resultados de las fórmulas. Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PCO: Punto de Corte Original; PCN: Punto de Corte Nuevo, generado en este trabajo.

238


Apéndice II.

Total Nº Variables consideradas en la fórmula N fórmula 1 Ancho anteroposterior y mediolateral base 4 2 Ancho anteroposterior y mediolateral cabeza 7 3 Ancho anteroposterior y mediolateral base y cabeza 4 Longitud máxima, diámetro diáfisis, ancho mediolateral base y ancho anteroposterior y 4 5 mediolateral cabeza Longitud máxima, diámetro diáfisis, ancho anteroposterior base y ancho anteroposterior y 5 4 mediolateral cabeza Longitud máxima, diámetro diáfisis, ancho 6 anteroposterior y mediolateral base y ancho 4 mediolateral cabeza Longitud máxima, diámetro diáfisis, ancho 7 anteroposterior y mediolateral base y ancho 4 anteroposterior cabeza

Masculinos DS

n

2,42 3,53 2,17

2,35 1,64 2,72

2 3 2

3,60

5,54

1,56

Femeninos DS

% asignaciones correctas con PCO

% asignaciones correctas con PCN

Total

PCN

50,00 00,00 50,00

75,00 57,14 75,00

1,99632 3,91552 2,62032

Fórmula aceptada 50,00 50,00 50,00 NO 66,66 50,00 57,15 NO 50,00 50,00 50,00 NO

50,00 33,33

40,00

4,81500

50,00 66,66 60,00

NO

50,00

75,00

1,96737

50,00 50,00 50,00

NO

100

50,00

75,00

1,48312

50,00 50,00 50,00

NO

100

50,00

75,00

1,64290

50,00 50,00 50,00

NO

DS

n

Masc. Fem.

2,38 3,57 2,25

2,14 1,51 2,63

2 4 2

1,99 3,49 2,09

3,35 1,96 3,90

2

4,48

6,82

3

3,01

6,06

2,06

2

1,80

1,85

2

1,31

3,01

100

1,18

1,62

2

1,58

1,44

2

0,79

2,27

1,16

1,60

2

1,52

1,08

2

0,80

2,44

100 100 100

Masc. Fem. Total

Tabla II.6. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en primeros metacarpos (Stojanowski 1999: Tabla 2), con información original y la generada en este trabajo. Nota: Punto de corte original para todas las fórmulas: 0,00. Los valores de los promedios y de los puntos de corte se refieren a los resultados de las fórmulas. Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PCO: Punto de Corte Original; PCN: Punto de Corte Nuevo, generado en este trabajo.

239


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

Total Nº fórmula 1 2 3 4

5

6

7

Variables consideradas en la fórmula Ancho anteroposterior y mediolateral base Ancho anteroposterior y mediolateral cabeza Ancho anteroposterior y mediolateral base y cabeza Longitud máxima, diámetro diáfisis, ancho mediolateral base y ancho anteroposterior y mediolateral cabeza Longitud máxima, diámetro diáfisis, ancho anteroposterior base y ancho anteroposterior y mediolateral cabeza Longitud máxima, diámetro diáfisis, ancho anteroposterior y mediolateral base y ancho mediolateral cabeza Longitud máxima, diámetro diáfisis, ancho anteroposterior y mediolateral base y ancho anteroposterior cabeza

N

Masculinos DS

n

Femeninos

DS

n

% asignaciones correctas con PCO

% asignaciones correctas con PCN

DS

Masc.

Fem.

Total

PCN

Masc.

Fem.

Total

Fórmula aceptada

19

0,57

1,25

12

0,80

1,42

7

0,18

0,84

66,66

28,57

47,37

0,27560

50,00

57,14

52,63

NO

12

0,29

0,83

9

0,47

0,70

3

-0,21

1,14

77,77

33,33

66,66

0,02360

77,77

33,33

66,66

NO

11

0,52

1,04

9

3,07

1,08

2

-0,22

0,47

66,66

50,00

63,63

-0,2253

66,66

50,00

63,63

NO

11

0,55

1,20

9

1,02

0,68

2

-1,52

0,68

88,88

100

90,90

-0,86122

100

100

100

SI

11

0,55

1,16

9

1,01

0,57

2

-1,54

0,32

88,88

100

90,90

-0,77377

100

100

100

SI

11

0,53

1,04

9

0,93

0,61

2

-1,25

0,13

88,88

100

90,90

-0,65857

100

100

100

SI

11

0,51

1,09

9

0,95

0,54

2

-1,46

0,39

88,88

100

90,90

-0,6974

100

100

100

SI

Tabla II.7. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en segundos metacarpos (Stojanowski 1999: Tabla 3), con información original y la generada en este trabajo. Nota: Punto de corte original para todas las fórmulas: 0,00. Los valores de los promedios y de los puntos de corte se refieren a los resultados de las fórmulas. Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PCO: Punto de Corte Original; PCN: Punto de Corte Nuevo, generado en este trabajo.

240


Apéndice II.

Total Nº fórmula 1 2 3 4

5

6

7

Masculinos

Femeninos

Masc.

Fem.

Total

PCN

Masc.

Fem.

Total

-0,87 0,04

0,93 1,08

75,00 100

85,71 50,00

80,00 75,00

0,14560 0,41540

75,00 66,66

85,71 66,66

80,00 66,66

Fórmula aceptada SI NO

5

-0,46

0,73

83,33

60,00

72,72

0,39750

83,33

100

90,9

SI

1,83

6

0,55

1,49

60,00

50,00

54,54

0,52390

60,00

50,00

54,54

NO

1,21

1,56

5

0,38

1,17

80,00

40,00

60,00

0,61410

60,00

60,00

60,00

NO

5

0,86

1,50

5

0,10

80,00

40,00

60,00

0,10895

80,00

40,00

60,00

NO

6

1,07

1,28

5

0,18

83,33

40,00

63,63

0,03725

83,33

40,00

63,63

NO

n

DS

n

-0,36 0,51

1,04 1,03

8 6

0,07 0,97

0,97 0,80

7 6

11

0,04

1,02

6

0,46

1,09

11

0,91

1,62

5

1,34

10

0,79

1,37

5

10

0,48

1,26

11

0,67

1,24

N

Ancho anteroposterior y mediolateral base Ancho anteroposterior y mediolateral cabeza Ancho anteroposterior y mediolateral base y cabeza Longitud máxima, diámetro diáfisis, ancho mediolateral base y ancho anteroposterior y mediolateral cabeza Longitud máxima, diámetro diáfisis, ancho anteroposterior base y ancho anteroposterior y mediolateral cabeza Longitud máxima, diámetro diáfisis, ancho anteroposterior y mediolateral base y ancho mediolateral cabeza Longitud máxima, diámetro diáfisis, ancho anteroposterior y mediolateral base y ancho anteroposterior cabeza

15 12

% asignaciones correctas con PCN

DS

DS

Variables consideradas en la fórmula

% asignaciones correctas con PCO

0,98

1,11

Tabla II.8. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en terceros metacarpos (Stojanowski 1999: Tabla 4), con información original y la generada en este trabajo. Nota: Punto de corte original para todas las fórmulas: 0,00. Los valores de los promedios y de los puntos de corte se refieren a los resultados de las fórmulas. Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PCO: Punto de Corte Original; PCN: Punto de Corte Nuevo, generado en este trabajo.

241


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

Total Nº fórmula 1 2 3 4

5

6

7

Masculinos

Femeninos

Masc.

Fem.

Total

PCN

Masc.

Fem.

Total

-0,88 0,28

0,50 0,79

100 87,50

100 33,33

100 64,29

0 0,03120

100 87,50

100 33,33

100 64,29

Fórmula aceptada SI NO

5

-0,18

0,65

87,50

80,00

84,60

0,31175

75,00

80,00

76,92

SI

1,02

5

-0,03

0,77

100

60,00

83,33

0,75590

85,71

80,00

83,33

SI

1,74

1,10

5

0,16

0,89

100

40,00

75,00

0,7680

85,71

60,00

75,00

NO

7

1,60

0,99

5

-0,32

0,57

100

60,00

83,33

0,55112

100

100

100

SI

7

1,56

0,98

5

-0,10

0,71

100

60,00

83,33

0,37127

100

60,00

83,33

NO

n

DS

n

-0,04 0,73

0,94 0,87

9 8

0,60 1,06

0,62 0,81

7 6

13

0,51

0,87

8

0,95

0,72

12

0,93

1,23

7

1,61

12

1,08

1,26

7

12

0,80

1,28

12

0,87

1,20

N

Ancho anteroposterior y mediolateral base Ancho anteroposterior y mediolateral cabeza Ancho anteroposterior y mediolateral base y cabeza Longitud máxima, diámetro diáfisis, ancho medilateral base y ancho anteroposterior y mediolateral cabeza Longitud máxima, diámetro diáfisis, ancho anteroposterior base y ancho anteroposterior y mediolateral cabeza Longitud máxima, diámetro diáfisis, ancho anteroposterior y mediolateral base y ancho mediolateral cabeza Longitud máxima, diámetro diáfisis, ancho anteroposterior y mediolateral base y ancho anteroposterior cabeza

16 14

% asignaciones correctas con PCN

DS

DS

Variables consideradas en la fórmula

% asignaciones correctas con PCO

Tabla II.9. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en cuartos metacarpos (Stojanowski 1999: Tabla 5), con información original y la generada en este trabajo. Nota: Punto de corte original para todas las fórmulas: 0,00. Los valores de los promedios y de los puntos de corte se refieren a los resultados de las fórmulas. Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PCO: Punto de Corte Original; PCN: Punto de Corte Nuevo, generado en este trabajo.

242


Apéndice II.

Total Nº fórmula 1 2 3 4

5

6

7

Masculinos

Femeninos

Masc.

Fem.

Total

PCN

Masc.

Fem.

Total

-0,06 0,59

1,87 0,46

88,88 100

40,00 20,00

71,43 66,66

0,4522 0,34655

88,88 88,88

40,00 20,00

71,43 60,00

Fórmula aceptada NO NO

4

0,25

1,29

87,50

25,00

66,66

0,59990

87,50

50,00

75,00

NO

0,74

3

6,66

1,04

100

00,00

72,72

6,8951

87,5

66,66

81,81

NO

1,52

0,74

4

0,50

1,30

100

50,00

83,83

1,15597

75,00

50,00

66,66

NO

8

1,82

0,56

3

0,65

1,95

100

33,33

81,81

1,23105

87,5

33,33

72,72

NO

8

1,91

0,59

3

0,62

1,88

100

33,33

81,81

1,09647

87,5

33,33

72,72

NO

n

DS

n

0,97 0,85

1,49 0,46

9 9

1,54 0,99

0,91 0,42

5 5

12

1,13

1,14

8

1,57

0,81

11

7,39

0,91

8

7,66

12

1,18

1,03

8

11

1,50

1,13

11

1,56

1,15

N

Ancho anteroposterior y mediolateral base Ancho anteroposterior y mediolateral cabeza Ancho anteroposterior y mediolateral base y cabeza Longitud máxima, diámetro diáfisis, ancho medilateral base y ancho anteroposterior y mediolateral cabeza Longitud máxima, diámetro diáfisis, ancho anteroposterior base y ancho anteroposterior y mediolateral cabeza Longitud máxima, diámetro diáfisis, ancho anteroposterior y mediolateral base y ancho mediolateral cabeza Longitud máxima, diámetro diáfisis, ancho anteroposterior y mediolateral base y ancho anteroposterior cabeza

14 14

% asignaciones correctas con PCN

DS

DS

Variables consideradas en la fórmula

% asignaciones correctas con PCO

Tabla II.10. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en quintos metacarpos (Stojanowski 1999: Tabla 6), con información original y la generada en este trabajo. Nota: Punto de corte original para todas las fórmulas: 0,00. Los valores de los promedios y de los puntos de corte se refieren a los resultados de las fórmulas. Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PCO: Punto de Corte Original; PCN: Punto de Corte Nuevo, generado en este trabajo.

243


Estructura demogrรกfica, estilo de vida y relaciones biolรณgicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihuรฉ Calel, provincia de La Pampa, Argentina). Total Nยบ fรณrmula 9

Variable considerada Longitud mรกxima

Masculinos DS

n

1,73

2

N 5

62,34

63,82

% asignaciones correctas con PCO

Femeninos

DS

n

0,24

3

61,35

% asignaciones correctas con PCN

DS

PCO

Masc.

Fem.

Total

PCN

Masc.

Fem.

Total

Fรณrmula aceptada

1,50

62,9

100

66,66

80,00

63,325

100

100

100

SI

Tabla II.11. Fรณrmula puesta a prueba para determinar el sexo en terceros metacarpos (Wilbur 1998: Tabla 2), con informaciรณn original y la generada en este trabajo. Nota: Punto de corte original: 0,00. Los valores de los promedios y del punto de corte se refieren a los resultados de las mediciones directas y se expresan en mm. Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvรญo standard; PCO: Punto de Corte Original; PCN: Punto de Corte Nuevo, generado en este trabajo.

Total Nยบ fรณrmula 1

2

3

4

5

6

Variables consideradas en la fรณrmula Segundo metacarpo. Longitud mรกxima, diรกmetro diรกfisis y anchos anteroposterior y mediolateral cabeza y base Primer metacarpo. Longitud mรกxima, diรกmetro diรกfisis y anchos anteroposterior y mediolateral cabeza y base Tercer metacarpo. Longitud mรกxima, diรกmetro diรกfisis y anchos anteroposterior y mediolateral cabeza y base Primer falange proximal. Longitud mรกxima, diรกmetro diรกfisis y anchos anteroposterior y mediolateral cabeza y base Quinto metacarpo. Longitud mรกxima, diรกmetro diรกfisis y anchos anteroposterior y mediolateral cabeza y base Cuarto metacarpo. Longitud mรกxima, diรกmetro diรกfisis y anchos anteroposterior y mediolateral cabeza y base

N

Masculinos DS

n

Femeninos

DS

n

% asignaciones correctas con PCO

% asignaciones correctas con PCN

DS

Masc.

Fem.

Total

PCN

Masc.

Fem.

Total

Fรณrmula aceptada

11

1,31

0,29

9

1,24

0,27

2

1,64

0,02

66,66

100

72,72

1,57269

100

100

100

SI

4

2,36

1,55

2

2,53

2,03

2

2,73

1,73

50,00

50,00

50,00

2,73823

50,00

50,00

50,00

NO

10

1,29

0,23

5

1,22

0,22

5

1,36

0,24

80,00

60,00

70,00

1,32552

80,00

60,00

70,00

NO

8

1,41

0,14

4

1,33

0,08

4

1,33

0,14

100

50,00

75,00

1,36854

75,00

75,00

75,00

SI

11

3,74

0,12

8

3,70

0,12

3

3,83

0,09

00,00

100

27,27

3,71376

62,50

100

72,72

NO

12

1,19

0,24

7

1,06

0,19

5

1,38

0,16

100

40,00

58,33

75,00

75,00

75,00

SI

1,26145

Tabla II.12. Fรณrmulas puestas a prueba para determinar el sexo en primera falange proximal de la mano y metacarpos (Scheuer y Elkington 1993: 773), con informaciรณn original y la generada en este trabajo. Nota: Punto de corte original para todas las fรณrmulas: 1,50. En este caso, si el valor final es mayor de 1.5, el individuo es femenino y si es menor, masculino. Los valores de los promedios y de los puntos de corte se refieren a los resultados de las fรณrmulas. Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvรญo standard; PCO: Punto de Corte Original; PCN: Punto de Corte Nuevo, generado en este trabajo.

244


Apéndice II. II.2. Miembro inferior de individuos adultos. Total Nº fórmula 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10

Masculinos

Masc.

Fem.

Total

PCN

Masc.

Fem.

Total

-0,05 0,31 3,80 -1,62 1,30

1,03 1,19 2,20 2,46 2,32

100 100 100 66,66 100

71,42 42,85 14,28 85,71 33,33

87,50 78,94 73,91 72,72 80,00

1,37952 1,75642 3,73600 -1,05394 1,77756

88,88 91,66 50,00 86,66 100

85,71 71,42 42,85 71,42 66,66

87,5 84,21 47,52 81,81 90,00

Fórmula aceptada SI NO NO NO NO

2

-0,27

0,14

100

100

100

1,43260

100

100

100

SI

0,52

2

-0,20

0,26

100

100

100

1,52035

100

100

100

SI

2,87

0,66

2

2,09

0,28

100

00,00

77,77

2,00511

100

100

100

SI

9

3,29

1,07

7

1,69

1,26

100

14,28

62,50

2,49048

77,77

71,42

75,00

NO

15

3,37

0,98

7

2,38

1,34

100

00,00

68,18

3,30171

60,00

71,42

63,63

NO

n

DS

N

1,04 1,67 3,58 0,28 2,73

1,22 1,16 1,96 2,46 1,57

9 12 16 15 7

1,89 2,31 3,48 1,17 3,35

0,37 0,48 1,92 2,12 0,66

7 13 7 7 3

8

2,67

1,87

6

3,65

0,55

7

2,57

1,94

5

3,67

9

2,26

1,36

7

16

2,59

1,39

22

3,06

1,17

N

Diámetro vertical de la cabeza Diámetro transverso de la cabeza Diámetro subtrocantérico anteroposterior Diámetro subtrocantérico transversal Ancho epicondilar Diámetro vertical de la cabeza y ancho epicondilar Diámetro transversal de la cabeza y ancho epicondilar Diámetro subtrocantérico anteroposterior y ancho epicondilar Diámetro vertical de la cabeza y diámetro subtrocantérico anteroposterior Diámetro transverso de la cabeza y diámetro subtrocantérico anteroposterior

16 19 23 22 10

% asignaciones correctas con PCN

DS

DS

Variables consideradas en la fórmula

% asignaciones correctas con PCO

Femeninos

Tabla II.13. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en fémures (Trancho et al. 1997: Tablas 2 y 4), con información original y la generada en este trabajo. Nota: Punto de corte original para todas las fórmulas: 0,00. Los valores de los promedios y de los puntos de corte se refieren a los resultados de las fórmulas. Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PCO: Punto de Corte Original; PCN: Punto de Corte Nuevo, generado en este trabajo. Total Nº fórmula 1

2

3

Variable considerada en la fórmula Diámetro superoinferior del cuello femoral (fórmulas para individuos de ancestros africanos) Diámetro superoinferior del cuello femoral (fórmulas para individuos de ancestros europeos) Diámetro superoinferior del cuello femoral (fórmulas para individuos de ancestros desconocidos)

N

Masculinos DS

n

Femeninos

DS

N

% asignaciones correctas con PCO

% asignaciones correctas con PCN

DS

Masc.

Fem.

Total

PCN

Masc.

Fem.

Total

Fórmula aceptada

22

1,38

1,31

15

1,98

1,02

7

0,28

1,11

100

42,86

81,81

0,70475

100

85,71

95,45

SI

22

0,75

1,12

15

1,25

0,88

7

-0,18

1,01

100

42,86

81,81

0,2998

86,66

85,71

86,36

SI

22

0,99

1,15

15

1,52

0,90

7

0,02

0,97

100

42,86

80,80

0,42850

100

85,71

95,45

SI

Tabla II.14. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en el cuello femoral (Seidemann et al. 1998: 308-309), con información original y la generada en este trabajo. Nota: Punto de corte original para todas las fórmulas: 0,00. Los valores de los promedios y de los puntos de corte se refieren a los resultados de las fórmulas. Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PCO: Punto de Corte Original; PCN: Punto de Corte Nuevo, generado en este trabajo.

245


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

Total Nº Variable considerada en la fórmula fórmula Diámetro superoinferior del 1 cuello femoral

N 22

2,56

Masculinos DS

n

1,26

15

3,08

% asignaciones correctas con PCO

Femeninos

DS

n

0,98

7

1,44

% asignaciones correctas con PCN

DS

PCO

Masc.

Fem.

Total

PCN

Masc.

Fem.

Total

Fórmula aceptada

1,06

-0,3755

100

00,00

68,18

1,98705

93,33

71,73

86,36

NO

Tabla II.15. Fórmula puesta a prueba para determinar el sexo en el cuello femoral (Ríos Frutos 2003: Tabla 3), con información original y la generada en este trabajo. Nota: Los valores de los promedios y del punto de corte se refieren a los resultados de las fórmulas. Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PCO: Punto de Corte Original; PCN: Punto de Corte Nuevo, generado en este trabajo.

Total Nº Variable considerada en la fórmula fórmula Ancho biarticular 2 3 Ancho articular del cóndilo medial Ancho articular del cóndilo lateral 4 Longitud articular del cóndilo 5 medial Longitud articular del cóndilo 6 lateral

Masculinos

% asignaciones correctas con PCO

Femeninos

% asignaciones correctas con PCN

14 16 16

5,02 1,42 2,34

1,93 0,61 1,30

11 12 12

5,62 1,58 2,79

1,67 0,57 0,97

3 4 4

2,81 1,91 0,98

1,40 0,49 1,31

15,95000 4,69700 7,52410

100 100 100

00,00 00,00 25,00

78,57 75,00 81,25

4,1300 0,95600 2,27739

90,90 100 83,33

100 50,00 75,00

92,85 87,50 81,25

Fórmula aceptada SI NO SI

15

2,91

1,34

11

3,17

1,49

4

2,22

0,33

-12,3956

90,90

00,00

71,43

1,95500

81,81

25,00

66,66

NO

14

4,22

2,14

10

4,70

2,17

4

3,01

1,75

-0,0604

100

00,00

71,42

3,05342

80,00

50,00

71,43

NO

N

DS

n

DS

n

DS

PCO

Masc.

Fem.

Total

PCN

Masc.

Fem.

Total

Tabla II.16. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en tibias a través de medidas aisladas (Bruzek 1995: Tabla 3), con información original y la generada en este trabajo. Nota: Los valores de los promedios y de los puntos de corte se refieren a los resultados de las fórmulas. Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PCO: Punto de Corte Original; PCN: Punto de Corte Nuevo, generado en este trabajo.

246


Apéndice II.

Total Nº fórmula 2 3 4 5

Variables consideradas en la fórmula Ancho biarticular, ancho y longitud de los cóndilos medial y lateral Ancho biarticular, ancho y longitud de los cóndilos medial y lateral Ancho y longitud articulares del cóndilo medial Ancho y longitud articulares del cóndilo lateral

Masculinos

N

DS

n

12 5,83

2,91

9

12 5,82

2,72

14 3,43 14 4,95

1,28 2,28

% asignaciones correctas con PCO

Femeninos

% asignaciones correctas con PCN

DS

Masc.

Fem.

Total

PCN

Masc.

Fem.

Total

Fórmula aceptada

3,10

2,14

100

00,00

75,00

5,50587

77,77

66,66

75,00

NO

3

3,19

2,03

100

00,00

75,00

5,58185

88,88

100

91,66

SI

3 4

2,63 3,19

0,25 2,01

100 100

00,00 00,00

78,57 71,42

2,95453 4,56053

81,81 90,00

100 50,00

85,71 78,57

SI NO

DS

n

6,74

2,61

3

9

6,70

2,39

11 10

3,64 5,65

1,37 2,05

Tabla II.17. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en tibias a través de medidas múltiples (Bruzek 1995: Tabla 4), con información original y la generada en este trabajo. Nota: Punto de corte original para todas las fórmulas: -0,0632. Los valores de los promedios y de los puntos de corte se refieren a los resultados de las fórmulas. Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PCO: Punto de Corte Original; PCN: Punto de Corte Nuevo, generado en este trabajo.

Total Nº Variable considerada en la fórmula fórmula Ancho biarticular 1 2 Ancho articular del cóndilo medial Longitud articular del cóndilo 3 medial 4 Ancho articular del cóndilo lateral Longitud articular del cóndilo 5 lateral Ancho y longitud articular del 6 cóndilo medial Ancho y longitud articular del 7 cóndilo lateral

Masculinos

Femeninos

% asignaciones correctas con PCO

% asignaciones correctas con PCN

14 16

1,00 1,42

0,29 0,22

11 12

1,09 1,58

0,25 0,21

3 4

2,81 0,95

0,32 0,18

90,90 100

33,30 00,00

78,57 75,00

0,87000 0,95600

90,90 58,33

100 75,00

92,85 62,50

Fórmula aceptada SI NO

15

0,71

0,19

11

0,79

0,21

4

0,65

0,05

90,90

00,00

71,43

0,61720

81,81

25,00

66,66

NO

16

0,82

0,33

12

0,93

0,25

4

0,46

0,34

91,66

75,00

87,50

0,90375

66,66

75,00

68,75

NO

14

0,80

0,27

10

0,86

0,27

4

0,65

0,22

100

25,00

78,57

0,74957

60,00

75,00

64,28

NO

14

1,74

0,27

11

1,81

0,26

3

1,52

0,17

100

00,00

78,57

1,71029

81,81

100

85,71

SI

14

1,53

0,38

10

1,66

0,32

5

0,95

0,34

100

00,00

71,43

1,54007

70,00

75,00

71,42

NO

N

DS

n

DS

n

DS

Masc.

Fem.

Total

PCN

Masc.

Fem.

Total

Tabla II.18. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en tibias (Holland 1991: Tabla 2), con información original y la generada en este trabajo. Nota: Los valores de los promedios y de los puntos de corte se refieren a los resultados de las fórmulas. Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PCO: Punto de Corte Original; PCN: Punto de Corte Nuevo, generado en este trabajo.

247


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

Total Nº fórmula 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11

Variables consideradas en la fórmula

N

Longitud máxima Perímetro mínimo bajo epífisis proximal Ancho máximo epífisis proximal Ancho máximo epífisis distal Perímetro mínimo bajo epífisis proximal y ancho máximo epífisis distal Perímetro mínimo bajo epífisis proximal y ancho máximo epífisis proximal Anchos máximos epífisis Longitud máxima y perímetro en la mitad Longitud máxima y perímetro mínimo bajo epífisis proximal Longitud máxima y ancho máximo epífisis distal Longitud máxima y ancho máximo epífisis proximal

9 12 12 18

Masculinos

Femeninos

% asignaciones correctas con PCO

% asignaciones correctas con PCN

DS

Masc.

Fem.

Total

PCN

Masc.

Fem.

Total

1,00 1,42 0,93 0,89

0,91 1,43 1,44 0,72

100 87,50 87,50 100

00,00 25,00 25,00 14,28

55,55 66,66 66,66 66,66

0,90507 1,72417 1,39168 1,37347

100 75,00 75,00 81,81

75,00 50,00 25,00 71,42

88,88 66,66 41,66 77,77

Fórmula aceptada SI NO NO NO

4

1,11

1,23

100

75,00

88,88

1,72241

80,00

75,00

77,77

SI

0,48

3

3,16

0,57

100

00,00

66,66

3,26772

66,66

33,33

55,55

NO

2,22 2,94

1,06 1,19

3 4

0,64 1,32

1,33 0,47

100 100

33,33 00,00

75,00 55,55

1,29068 1,85790

80,00 80,00

33,33 75,00

62,50 77,77

NO SI

5

2,98

0,76

4

1,40

1,14

100

00,00

55,55

1,60235

100

75,00

88,88

SI

1,18

5

2,39

1,09

4

0,99

0,81

100

00,00

55,55

0,85134

100

75,00

88,88

SI

1,39

4

2,53

1,37

3

0,71

0,41

100

00,00

57,14

1,17988

100

100

100

SI

DS

n

DS

n

1,67 2,30 1,61 1,76

1,28 1,55 1,30 1,12

5 8 8 11

2,21 2,74 1,94 2,32

1,36 1,49 1,17 0,97

4 4 4 7

9

1,90

1,35

5

2,53

1,16

9

3,47

0,53

6

3,62

8 9

1,63 2,22

1,35 1,23

5 5

9

2,28

1,21

9

1,77

7

1,75

Tabla II.19. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en peronés (Robledo et al. 2000: Tablas 3 y 4), con información original y la generada en este trabajo. Nota: Punto de corte original para todas las fórmulas: 0,00. Los valores de los promedios y de los puntos de corte se refieren a los resultados de las fórmulas. Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PCO: Punto de Corte Original; PCN: Punto de Corte Nuevo, generado en este trabajo. Total Nº fórmula 1

Variables consideradas en la fórmula Longitud máxima y ancho de la troclea

N 23

2,84

Masculinos DS

n

1,56

16

3,31

% asignaciones correctas con PCO

Femeninos

DS

n

1,55

7

1,79

% asignaciones correctas con PCN

DS

PCO

Masc.

Fem.

Total

PCN

Masc.

Fem.

Total

Fórmula aceptada

1,07

0,05864

93,75

85,71

91,30

1,79208

81,25

42,85

69,56

NO

Tabla II.20. Fórmula puesta a prueba para determinar el sexo en astrágalos (Murphy 2002: Tabla 3), con información original y la generada en este trabajo. Nota: Los valores de los promedios y del punto de corte se refieren a los resultados de las fórmulas. Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PCO: Punto de Corte Original; PCN: Punto de Corte Nuevo, generado en este trabajo.

248


Apéndice II.

Total Nº fórmula 1 2 3 4

Variables consideradas en la fórmula Longitud máxima Ancho de la tróclea Longitud máxima, ancho y largo de la tróclea Ancho y largo de la tróclea

Masculinos

% asignaciones correctas con PCO

Femeninos

% asignaciones correctas con PCN

23 23

4,03 1,01

1,55 1,44

16 16

4,52 1,33

1,49 1,46

7 7

2,91 0,26

1,07 1,15

0,04743 0,13685

100 68,75

00,00 14,28

69,56 52,17

2,97622 0,19724

81,25 68,75

71,42 14,28

78,26 52,17

Fórmula aceptada NO NO

22

3,02

1,56

16

3,40

1,52

6

2,01

1,26

0,05934

93,75

16,66

27,27

1,95591

87,50

33,33

72,72

NO

22

1,37

1,58

16

1,75

1,58

6

1,35

1,13

0

81,25

16,66

63,36

0,84589

62,50

66,66

63,63

NO

N

DS

n

DS

n

DS

PCO

Masc.

Fem.

Total

PCN

Masc.

Fem.

Total

Tabla II.21. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en astrágalos (Murphy 2002: Tabla 4), con información original y la generada en este trabajo. Nota: Los valores de los promedios y de los puntos de corte se refieren a los resultados de las fórmulas. Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PCO: Punto de Corte Original; PCN: Punto de Corte Nuevo, generado en este trabajo.

Total Nº fórmula 2 4 5 6 8

Variables consideradas en la fórmula Longitud máxima, ancho máximo y altura máxima Longitud y ancho máximos Ancho y largo de la tróclea Ancho máximo y longitud de la tróclea Ancho máximo

N

Masculinos DS

n

Femeninos

DS

n

% asignaciones correctas con PCO

% asignaciones correctas con PCN

DS

Masc.

Fem.

Total

PCN

Masc.

Fem.

Total

Fórmula aceptada

23

11,33

2,07

16

12,01

1,93

7

9,77

1,52

100

00,00

69,56

10,28753

85,7

71,42

82,61

NO

23 22

3,62 3,59

1,55 1,57

16 16

4,16 4,02

1,42 1,53

7 6

2,39 2,47

1,11 1,09

100 100

00,00 00,00

69,56 72,72

2,90052 2,93108

87,5 68,75

85,71 50,00

86,96 68,18

SI NO

22

3,61

1,73

16

4,13

1,62

6

2,23

1,29

100

00,00

72,72

3,22432

68,75

66,66

68,18

NO

23

2,90

1,64

16

3,48

1,50

7

1,56

1,14

100

00,00

69,56

2,25268

87,50

85,71

86,96

SI

Tabla II.22. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en astrágalos (Silva 1995: Tabla 4), con información original y la generada en este trabajo. Nota: Los valores de los promedios y de los puntos de corte se refieren a los resultados de las fórmulas. Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PCO: Punto de Corte Original; PCN: Punto de Corte Nuevo, generado en este trabajo.

249


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

Total Variable

N

Longitud máxima

23

60,03

Masculinos DS

n

3,66

16

61,19

% asignaciones correctas con PCO

Femeninos

DS

n

3,58

8

50,22

% asignaciones correctas con PCN

DS

PCO

Masc.

Fem.

Total

PCN

Masc.

Fem.

Total

Fórmula aceptada

2,57

52,00

50

00,00

69,56

58,05

81,25

85,71

82,61

SI

Tabla II.23. Fórmula puesta a prueba para determinar el sexo en astrágalos (Steele 1976: 584), con información original y la generada en este trabajo. Nota: Punto de corte original: 52,00 mm. Los valores de los promedios y del punto de corte se refieren a los resultados de las mediciones directas y se expresan en mm. Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PCO: Punto de Corte Original; PCN: Punto de Corte Nuevo, generado en este trabajo.

Total Nº fórmula 2 3

4

Variables consideradas en la fórmula Longitud y ancho máximos Longitud máxima, ancho/longitud máximas y ancho/longitud de la tróclea Longitud y ancho máximos, alto del cuerpo y ancho/longitud de la tróclea

Masculinos

% asignaciones correctas con PCO

Femeninos

% asignaciones correctas con PCN

23

43,97

2,85

16

44,99

2,59

7

41,65

2,11

38,75

100

00,00

69,56

42,43751

93,75

85,71

91,30

Fórmula aceptada SI

22

78,24

3,16

16

82,72

2,95

6

79,34

2,43

75,44

93,75

00,00

68,18

79,80612

93,75

83,33

90,90

SI

22

55,88

2,93

16

56,71

2,78

6

53,66

2,16

50,05

100

00,00

72,72

54,12264

93,75

83,33

90,90

SI

N

DS

n

DS

n

DS

PCO

Masc.

Fem.

Total

PCN

Masc.

Fem.

Total

Tabla II.24. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en astrágalos (Steele 1976: Tabla 4), con información original y la generada en este trabajo. Nota: Los valores de los promedios y de los puntos de corte se refieren a los resultados de las fórmulas. Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PCO: Punto de Corte Original; PCN: Punto de Corte Nuevo, generado en este trabajo.

250


Apéndice II.

Total Nº fórmula 4 5 6 7

Variables consideradas

N

Longitud máxima Longitud máxima de la tróclea Ancho Ancho de la tróclea

22 21 22 22

6,03 3,55 4,60 3,27

Masculinos DS

n

0,34 0,32 0,34 0,20

15 15 15 15

6,16 3,65 4,74 3,33

DS

n

0,29 0,26 0,27 0,19

7 6 7 7

5,74 3,30 4,29 3,15

% asignaciones correctas con PCN

% asignaciones correctas con PCO

Femeninos DS

PCO

Masc.

Fem.

Total

PCN

Masc.

Fem.

Total

0,28 0,31 0,27 0,16

4,65 3,52 4,06 3,05

100 60,00 100 93,33

00,00 66,66 14,28 14,58

68,18 61,90 72,72 68,18

5,82 3,39250 4,46750 3,13750

86,66 86,66 93,33 73,33

85,71 50,00 71,42 14,58

86,36 76,19 86,36 45,45

Fórmula aceptada SI NO NO NO

Tabla II.25. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en astrágalos (Wilbur 1998: Tabla 2), con información original y la generada en este trabajo. Nota: Los valores de los promedios y de los puntos de corte se refieren a los resultados de las mediciones directas y se expresan en cm. Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PCO: Punto de Corte Original; PCN: Punto de Corte Nuevo, generado en este trabajo.

Total Nº fórmula 2

Variables consideradas en la fórmula Longitud máxima y ancho y longitud de la tróclea

N 21

2,64

Masculinos DS

n

1,44

15

3,15

% asignaciones correctas con PCO

Femeninos

DS

n

1,23

6

1,35

% asignaciones correctas con PCN

DS

PCO

Masc.

Fem.

Total

PCN

Masc.

Fem.

Total

Fórmula aceptada

1,13

0,128

100

00,00

71,43

1,80923

80,00

50,00

71,42

NO

Tabla II.26. Fórmula puesta a prueba para determinar el sexo en astrágalos (Wilbur 1998: Tabla 3), con información original y la generada en este trabajo. Nota: Los valores de los promedios y del punto de corte se refieren a los resultados de las fórmulas. Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PCO: Punto de Corte Original; PCN: Punto de Corte Nuevo, generado en este trabajo.

251


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

Total Nº fórmula 1 2 3 4

5 6 7

Variables consideradas en la fórmula Longitud máxima, Load arm width y ancho de la facies atricularis talaris posterior Longitud máxima y ancho de la facies atricularis talaris posterior Longitud máxima y ancho y altura de la facies atricularis cuboidea Longitud máxima y anchos de la facies atricularis talaris posterior y de la facies atricularis cuboidea Longitud máxima, ancho de la facies atricularis talaris posterior y altura de la facies atricularis cuboidea Longitud máxima y altura del cuerpo Load arm width y altura del cuerpo

Masculinos DS

DS

n

19 36,49 1,98 14 37,35 1,34

5

19 39,13 1,85 14 33,69 1,33

% asignaciones correctas con PCN

Total

PCN

Masc.

Fem.

Total

Fórmula aceptada

00,00

73,68

35,44140

100

80,00

94,74

SI

100

00,00

73,68

31,15900

100

80,00

94,74

SI

25,72

100

00,00

62,50

29,31345 85,71

100

90,00

SI

1,50

28,78

100

00,00

70,59

31,22867

100

83,33

94,44

SI

31,57

1,24

29,24

100

00,00

66,66

33,36370

100

80,00

93,33

SI

25,91 25,74

2,15 1,04

25,65 25,30

100 100

28,57 80,00

90,48 94,74

27,84200 78,57 26,91287 85,71

100 80,00

85,71 84,21

SI SI

DS

PCO

34,09

1,43

31,89

100

5

30,86

1,52

28,75

16 29,62 1,68 10 30,57 1,31

6

28,04

0,73

17 33,08 7,26 12 33,92 1,46

5

31,06

15 33,69 1,96 10 34,75 1,23

5

21 28,18 2,15 14 29,31 1,52 19 28,59 2,38 14 29,60 1,82

7 5

N

n

% asignaciones correctas con PCO

Femeninos

Masc. Fem.

Tabla II.27. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en calcáneos (Introna et al. 1997: Tabla 3), con información original y la generada en este trabajo. Nota: Los valores de los promedios y de los puntos de corte se refieren a los resultados de las fórmulas. Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PCO: Punto de Corte Original; PCN: Punto de Corte Nuevo, generado en este trabajo.

Total Nº fórmula 1

Variables consideradas en la fórmula Longitud máxima, altura del cuerpo y load arm lengh and width

Masculinos

N

DS

n

17 3,96

1,72

13

4,64

% asignaciones correctas con PCO

Femeninos

DS

n

DS

1,20

4 1,76 1,72

PCO -0,21444

Masc. Fem. Total 100

% asignaciones correctas con PCN PCN

00,00 76,47 2,46030

Masc. Fem. 100

Total

75,00 94,11

Fórmula aceptada SI

Tabla II.28. Fórmula puesta a prueba para determinar el sexo en calcáneos (Murphy 2002: Tabla 3), con información original y la generada en este trabajo. Nota: Los valores de los promedios y de los puntos de corte se refieren a los resultados de las fórmulas. Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PCO: Punto de Corte Original; PCN: Punto de Corte Nuevo, generado en este trabajo.

252


Apéndice II.

Total Nº fórmula 1 2 3 4

Variables consideradas en la fórmula Longitud máxima Longitud máxima y altura del cuerpo Longitud máxima y load arm lengh and width Altura del cuerpo y load arm lengh and width

Masculinos

% asignaciones correctas con PCN

% asignaciones correctas con PCO

Femeninos

24

2,03

1,46

17

2,42

1,29

8

0,97

1,22 -0,21415

93,75

25,00

70,83

1,74638

81,25

75,00

79,16

Fórmula aceptada SI

24

3,91

1,88

16

4,84

1,36

8

2,03

1,88 -0,26245

100

00,00

66,66

2,81556

87,50

75,00

83,33

SI

17

2,59

1,62

13

3,09

1,42

4

0,95

1,10 -0,19153

100

00,00

76,47

1,18943

100

75,00

94,12

SI

17

3,60

1,88

13

4,29

1,49

4

1,39

1,23 -0,16616

100

25,00

82,35

1,93748

100

75,00

94,11

SI

N

DS

n

DS

n

DS

PCO

Masc.

Fem.

Total

PCN

Masc.

Fem.

Total

Tabla II.29. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en calcáneos (Murphy 2002: Tabla 4), con información original y la generada en este trabajo. Nota: Los valores de los promedios y de los puntos de corte se refieren a los resultados de las fórmulas. Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PCO: Punto de Corte Original; PCN: Punto de Corte Nuevo, generado en este trabajo.

Total Nº Variables consideradas en la fórmula fórmula Load arm width y altura 13 máxima

N 21

1,73

Masculinos DS

n

1,69

16

2,38

% asignaciones correctas con PCO

Femeninos

DS

n

1,32

5

-0,35

% asignaciones correctas con PCN

DS

PCO

Masc.

Fem.

Total

PCN

Masc.

Fem.

Total

Fórmula aceptada

0,77

0,0

100

80,00

95,24

0,50657

87,50

80,00

85,71

SI

Tabla II.30. Fórmula puesta a prueba para determinar el sexo en calcáneos (Silva 1995: Tabla 5), con información original y la generada en este trabajo. Nota: Los valores de los promedios y de los puntos de corte se refieren a los resultados de las fórmulas. Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PCO: Punto de Corte Original; PCN: Punto de Corte Nuevo, generado en este trabajo.

253


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

Total Nº Variables consideradas en fórmula la fórmula Altura del cuerpo y load arm 1 width

Masculinos DS

n

2,87

16

N 25

36,82

37,93

% asignaciones correctas con PCO

Femeninos

DS

n

2,24

5

33,29

% asignaciones correctas con PCN

DS

PCO

Masc.

Fem.

Total

Masc.

Fem.

Total

Fórmula aceptada

1,34

32,00

100

25,00

80,00 34,76589 86,66

80,00

88,88

SI

PCN

Tabla II.31. Fórmula puesta a prueba para determinar el sexo en calcáneos (Steele 1976: Tabla 4), con información original y la generada en este trabajo. Nota: Los valores de los promedios y de los puntos de corte se refieren a los resultados de las fórmulas. Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PCO: Punto de Corte Original; PCN: Punto de Corte Nuevo, generado en este trabajo.

Total Nº fórmula 1 2 3

Variables consideradas Altura del cuerpo Load arm width Longitud máxima

N 22 20 23

4,80 4,50 7,27

Masculinos DS

n

0,45 0,25 0,55

14 15 15

5,05 4,59 6,89

% asignaciones correctas con PCO

Femeninos

DS

n

0,35 0,21 0,50

8 5 8

4,36 4,23 7,97

% asignaciones correctas con PCN

DS

PCO

Masc.

Fem.

Total

PCN

Masc.

Fem.

Total

0,21 0,14 0,45

4,31 4,02 7,47

100 100 100

25,00 00,00 25,00

72,72 75,00 72,72

4,56750 4,32750 7,94750

78,57 86,66 92,86

75,00 60,00 50,00

77,27 80,00 77,27

Fórmula aceptada SI NO NO

Tabla II.32. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en calcáneos (Wilbur 1998: Tabla 2), con información original y la generada en este trabajo. Nota: Los valores de los promedios y de los puntos de corte se refieren a los resultados de las mediciones directas y se expresan en mm. Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PCO: Punto de Corte Original; PCN: Punto de Corte Nuevo, generado en este trabajo.

Total Nº Variables consideradas en fórmula la fórmula Altura del cuerpo, load arm 3 lenght y longitud máxima

N 19

2,95

Masculinos DS

n

1,60

14

3,63

% asignaciones correctas con PCO

Femeninos

DS

n

1,14

5

1,02

% asignaciones correctas con PCN

DS

PCO

Masc.

Fem.

Total

PCN

Masc.

Fem.

Total

Fórmula aceptada

1,01

0,109

100

20,00

78,95

1,48854

100

80,00

94,73

SI

Tabla II.33. Fórmula puesta a prueba para determinar el sexo en calcáneos (Wilbur 1998: Tabla 3), con información original y la generada en este trabajo. Nota: Los valores de los promedios y de los puntos de corte se refieren a los resultados de las fórmulas. Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PCO: Punto de Corte Original; PCN: Punto de Corte Nuevo, generado en este trabajo.

254


Apéndice II. Total Nº fórmula

Variables consideradas en la fórmula

N

1a5

Longitud máxima, diámetros mediolateral y anteroposterior de base y cabeza y diámetro diafisiario

60

21,56

Masculinos

Femeninos

n

n

38

23,19

22

% asignaciones correctas

18,73

Masc.

Fem.

Total

Fórmula aceptada

94,59

26,03

68,33

NO

Tabla II.34. Fórmulas para determinar el sexo en metatarsos de individuos de ancestros africanos (Robling y Ubelaker 1997: Tabla 4), con información original y la generada en este trabajo. Nota: Los valores de los promedios se refieren a los resultados de las fórmulas. Se ingresaron los valores de las medidas en fórmulas, una asignada por la propuesta original a individuos femeninos y otra a masculinos. El sexo inferido corresponde al de la fórmula que arrojó el resultado más elevado. Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados. Total Nº fórmula

Variables consideradas en la fórmula

N

1a5

Longitud máxima, diámetros mediolateral y anteroposterior de base y cabeza y diámetro diafisiario

60

29,33

Masculinos

Femeninos

n

n

38

31,43

22

% asignaciones correctas Masc.

Fem.

Total

Fórmula aceptada

100

21,74

70,00

NO

25,65

Tabla II.35. Fórmulas para determinar el sexo en metatarsos de individuos de ancestros europeos (Robling y Ubelaker 1997: Tabla 5), con información original y la generada en este trabajo. Nota: Los valores de los promedios se refieren a los resultados de las fórmulas. Se ingresaron los valores de las medidas en fórmulas, una asignada por la propuesta original a individuos femeninos y otra a masculinos. El sexo inferido corresponde al de la fórmula que arrojó el resultado más elevado. Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados. Total Nº fórmula

Variables consideradas en la fórmula

N

1a5

Longitud máxima, diámetros mediolateral y anteroposterior de base y cabeza y diámetro diafisiario

60

25,91

Masculinos

Femeninos

n

n

38

28,06

22

22,24

% asignaciones correctas Masc.

Fem.

Total

Fórmula aceptada

100

21,74

70,00

NO

Tabla II.36. Fórmulas para determinar el sexo en metatarsos de individuos de ancestros desconocidos (Robling y Ubelaker 1997: Tabla 6), con información original y la generada en este trabajo. Nota: Los valores de los promedios se refieren a los resultados de las fórmulas. Se ingresaron los valores de las medidas en fórmulas, una asignada por la propuesta original a individuos femeninos y otra a masculinos. El sexo inferido corresponde al de la fórmula que arrojó el resultado más elevado. Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados. Total Nº fórmula 4

Variable considerada Longitud máxima

N 9

76,74

Masculinos DS

n

0,33

5

77,26

% asignaciones correctas con PCO

Femeninos

DS

n

0,41

4

76,08

% asignaciones correctas con PCN

DS

PCO

Masc.

Fem.

Total

PCN

Masc.

Fem.

Total

0,24

70,8

100

00,00

55,55

76,00

60,00

50,00

55,55

Fórmula aceptada NO

Tabla II.37. Fórmula puesta a prueba para determinar el sexo en segundos metatarsos (Wilbur 1998: Tabla 6), con información original y la generada en este trabajo. Nota: Los valores de los promedios y de los puntos de corte se refieren a los resultados de las mediciones directas. Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PCO: Punto de Corte Original; PCN: Punto de Corte Nuevo, generado en este trabajo.

255


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

II.3. Resto del esqueleto de individuos adultos.

Total Nº fórmula 1 2 3 4

5

Variables consideradas en la fórmula

N

Longitud sagital máxima Longitud sagital máxima y diámetro sagital de la faceta superior Longitud sagital máxima y diámetros sagital y transverso de la faceta superior Longitud sagital máxima, diámetros sagital y transverso de la faceta superior y longitud del foramen vertebral Longitud sagital máxima, diámetros sagital y transverso de la faceta superior, longitud del foramen vertebral y altura máxima de la apófisis odontoides

8

Masculinos

Femeninos

% asignaciones correctas con PCO

% asignaciones correctas con PCN

DS

n

0,64

2,18

3

-1,65

0,76 80,00

100

87,50

-0,33536

80,00

100

Fórmula aceptada 87,50 SI

5

1,69

2,58

3

-0,76

0,56 80,00

100

87,50

0,17262

80,00

100

87,50

SI

2,21

5

1,96

2,43

3

-0,31

0,66 80,00 66,66 75,00

0,22764

80,00 66,66 75,00

NO

1,14

2,20

5

2,03

2,36

3

-0,35

0,68 80,00 66,66 75,00

0,73749

80,00 66,66 75,00

NO

0,96

2,42

5

1,71

2,49

2

-0,93

0,60 80,00

-0,08473

80,00

SI

DS

n

-0,22

2,07

5

8

0,76

2,35

8

1,11

8

7

DS

Masc. Fem. Total

100

87,50

PCN

Masc. Fem.

100

Total

87,50

Tabla II.38. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en segunda cervical (axis) (Wescott 2000: Tabla 6), con información original y la generada en este trabajo. Nota: Punto de corte original para todas las fórmulas: 0,00. Los valores de los promedios y de los puntos de corte se refieren a los resultados de las mediciones directas. Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PCO: Punto de Corte Original; PCN: Punto de Corte Nuevo, generado en este trabajo.

256


Apéndice II.

II.4. Íliones y mandíbulas de individuos subadultos.

Variable Prominencia mentoniana (Schutkowski 1993) Prominencia mentoniana (Loth y Henneberg 2001) Forma de la arcada dental anterior Forma del cuerpo mandibular (Loth y Henneberg 2001) Forma del cuerpo mandibular (Molleson et al. 1998) Ángulo mandibular Eversión de la región goniana Índice de la escotadura ciática Elevación de la superficie auricular Criterio del arco Posición de la profundidad máxima de la escotadura ciática mayor Ángulo de la escotadura ciática Curvatura de la cresta ilíaca

N 1 1 1 1 1 1 1 4 9 9 4 9 7

Masculinos Asig. % 3/3 100 3/3 100 3/3 100 3/3 100 3/3 100 3/3 100 3/3 100 4/4 100 22/27 81,48 22/27 81,48 3/4 75 19/27 70,37 8/21 38,09

n 6 6 6 4 4 1 1 14 10 10 14 10 7

Femeninos Asig. % 23/24 95,83 23/24 95,83 18/24 75,00 13/16 81,25 15/16 93,75 1/4 25,00 3/3 100 14/14 100 31/40 77,50 34/40 85,00 14/14 100 40/40 100 21/21 100

% asignaciones correctas n Asig. % 7 26/27 96,29 7 26/27 96,29 7 21/27 77,77 5 16/19 84,21 5 18/19 94,73 2 4/7 57,14 2 6/6 100 18 18/18 100 19 53/67 79,10 19 56/67 83,58 18 17/18 94,44 19 59/67 88,06 14 29/42 69,04

Tabla II.39. Variables evaluadas para determinar el sexo de individuos subadultos y porcentaje de casos coincidentes con la asignación final. Referencias: Asig.: Asignaciones coincidentes con la determinación final; n: Cantidad de elementos relevados.

257


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). II.5. Dentición permanente.

Total Nº Variables consideradas en N fórmula la fórmula Diámetro mesiodistal canino 1 5 superior izquierdo Diámetro bucolingual 9 2 superior izquierdo Diámetro mesiodistal canino 3 6 superior derecho Diámetro bucolingual 8 4 superior derecho Diámetro mesiodistal canino 5 5 inferior izquierdo Diámetro bucolingual 6 6 inferior izquierdo Diámetro mesiodistal canino 4 7 inferior derecho Diámetro bucolingual canino 7 8 inferior derecho

Masculinos DS

n

-0,27

1,05

4

-0,02

1,05

2,14

% asignaciones correctas con PCO

Femeninos

DS

n

DS

PCO

Masc. Fem. Total

-0,07

1,09

1

NO

-1,10

-0,058

50,00

5

0,33

1,13

4

-0,46

0,88

-0,085

0,98

4

2,08

0,69

2

2,25

1,83

-0,059

0,78

1,26

5

1,25

1,40

3

0,01

0,42

-0,074

2,31

1,71

3

2,97

1,75

2

1,32

1,52

-0,069

100

0,15

0,92

4

0,59

0,52

2

-0,73

1,04

-0,123

2,61

1,34

2

3,50

0,39

2

1,73

1,46

0,02

1,57

4

1,01

0,44

3

-1,28

1,61

% asignaciones correctas con PCN PCN

Masc.

60,00

-0,4760

50,00

60,00 50,00 55,55

-0,32200

00,00 66,66

80,00 66,66 74,99

100

Fórmula aceptada

60,00

NO

80,00

75,00 77,77

SI

2,44600

25,00

50,00 33,33

NO

0,91600

80,00

00,00 60,00

1,75800

66,66

100

50,00 83,33

0,01200

100

100

100

SI

-0,091

100

00,00 50,00

2,99500

100

100

100

SI

-0,123

100

66,66 85,71

0,37800

100

100

100

SI

100

100

Fem. Total

100

87,50

SI

50,00 60,00

NO

Tabla II.40. Fórmulas puestas a prueba para determinar el sexo en caninos permanentes (González Martín 1999: Tabla H), con información original y la generada en este trabajo. Nota: Los valores de los promedios y de los puntos de corte se refieren a los resultados de las fórmulas. Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PCO: Punto de Corte Original; PCN: Punto de Corte Nuevo, generado en este trabajo.

Total Nº Variables consideradas en la fórmula fórmula 2 Diámetro bucolingual canino superior Diámetro bucolingual primer molar superior 4

N 17 10

0,20 -0,064

Masculinos DS

n

1,15 3,52

10 6

0,62 1,60

Femeninos DS

% asignaciones correctas con PCO

% asignaciones correctas con PCN

DS

n

Masc. Fem.

Total

PCN

Masc.

Fem.

1,23 1,19

7 -0,39 0,73 70,00 71,43 4 -4,01 3,11 83,33 75,00

70,58 80,00

-0,45061 -0,06905

80,00 100

57,14 75,00

Fórmula aceptada 70,59 NO 90,00 SI

Total

Tabla II.41. Fórmula puesta a prueba para determinar el sexo en caninos y primeros molares superiores permanentes (Isçan y Kedici 2003: Tabla 4), con información original y la generada en este trabajo. Nota: Punto de corte original para todas las fórmulas: 0,00. Los valores de los promedios y de los puntos de corte se refieren a los resultados de las fórmulas. Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PCO: Punto de Corte Original; PCN: Punto de Corte Nuevo, generado en este trabajo.

258


Apéndice II.

Variables consideradas

N

Diámetro mesiodistal corona Diámetro bucolingual corona Índice coronal Robusticidad coronal Diámetro mesiodistal cuello Diámetro bucolingual cuello Índice cuello Robusticidad cuello

9 17 8 8 19 17 17 17

8,71 7,66 86,77 67,42 6,22 7,02 113,71 43,81

DS

n

0,56 0,77 4,56 5,90 0,67 0,52 13,86 5,99

4 9 4 4 11 11 11 11

8,85 7,78 88,98 69,55 6,33 7,03 11,79 44,72

DS

n

0,75 0,49 5,54 7,79 0,65 0,60 11,10 7,03

5 8 4 4 8 6 6 6

8,60 3,73 84,56 65,29 6,07 7,00 117,22 42,16

DS

PC

Masc.

Fem.

Total

0,43 0,93 2,17 2,91 0,61 0,38 18,37 3,29

8,93 7,38 85,61 63,43 6,15 6,96 121,09 38,19

75,00 77,7 75,00 75,00 54,54 54,54 36,36 81,81

100 50,00 50,00 50,00 44,44 50,00 71,43 16,66

88,88 64,70 62,50 62,50 50,00 52,94 50,00 58,82

Método aceptado SI NO NO NO NO NO NO NO

Tabla II.42. Información métrica del primer incisivo superior permanente (en mm). Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PC: Punto de Corte; Robusticidad: diámetro bucolingual * diámetro mesiodistal; Índice: diámetro bucolingual/diámetro mesiodistal * 100.

Total Variables consideradas

N

Diámetro mesiodistal corona Diámetro bucolingual corona Índice coronal Robusticidad coronal Diámetro mesiodistal cuello Diámetro bucolingual cuello Índice cuello Robusticidad cuello

11 17 14 14 17 17 16 17

7,06 6,78 90,07, 42,96 5,26 6,41 115,40 6,41

Masculinos DS

n

0,83 0,54 7,99 9,12 2,61 0,54 29,60 16,37

8 10 8 8 10 11 10 10

7,40 6,69 93,74 52,15 52,52 6,22 111,94 41,95

% asignaciones correctas con PC

Femeninos DS

n

0,91 0,28 7,98 8,77 3,27 0,31 33,62 19,69

3 7 6 6 7 6 6 11

6,75 6,90 85,17 34,42 5,27 6,76 130,84 20,60

DS

PC

Masc.

Fem.

Total

0,34 0,78 9,83 8,76 0,79 0,72 11,68 8,80

6,61 6,95 93,68 46,21 5,47 6,51 121,72 29,00

75,00 20,00 50,00 62,50 20,00 27,27 40,00 80,00

33,33 42,85 66,66 66,66 42,86 16,66 16,66 16,66

63,63 29,41 54,54 63,63 35,30 23,52 31,25 56,25

Método aceptado NO NO NO NO NO NO NO NO

Tabla II.43. Información métrica del segundo incisivo superior permanente (en mm). Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PC: Punto de Corte; Robusticidad: diámetro bucolingual * diámetro mesiodistal; Índice: diámetro bucolingual/diámetro mesiodistal * 100.

259


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

Total Variables consideradas

N

Diámetro mesiodistal corona Diámetro bucolingual corona Índice coronal Robusticidad coronal Diámetro mesiodistal cuello Diámetro bucolingual cuello Índice cuello Robusticidad cuello

11 13 11 11 11 10 9 9

8,52 8,27 100,16 73,51 6,03 8,06 134,67 47,50

Masculinos DS

n

0,53 0,91 6,21 9,05 0,53 0,46 10,70 4,96

8 6 8 8 5 6 5 5

8,55 8,46 104,02 76,32 5,86 8,12 137,21 46,94

% asignaciones correctas con PC

Femeninos DS

n

0,48 0,78 0,93 8,51 0,62 0,51 12,06 6,64

3 7 3 3 6 4 4 8

8,43 8,12 96,30 66,01 6,17 7,96 131,50 48,49

DS

PC

Masc.

Fem.

Total

0,78 1,16 8,02 6,33 0,46 0,42 9,35 2,38

8,44 8,09 100,94 72,89 5,97 7,92 132,68 48,61

62,50 66,66 100 75,00 33,33 66,66 60,00 40,00

66,66 62,50 100 66,66 60,00 50,00 50,00 75,00

63,63 64,28 100 72,72 45,45 60,00 55,55 55,55

Método aceptado NO NO SI NO NO NO NO NO

Tabla II.44. Información métrica del canino superior permanente (en mm). Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PC: Punto de Corte; Robusticidad: diámetro bucolingual * diámetro mesiodistal; Índice: diámetro bucolingual/diámetro mesiodistal * 100.

Total Variables consideradas

N

Diámetro mesiodistal corona Diámetro bucolingual corona Índice coronal Robusticidad coronal Diámetro mesiodistal cuello Diámetro bucolingual cuello Índice cuello Robusticidad cuello

13 15 11 11 12 14 12 12

7,53 9,80 131,45 74,84 5,04 8,57 169,67 43,00

Masculinos DS

n

0,42 0,73 10,70 9,93 0,40 0,55 12,97 5,51

5 7 5 5 5 7 5 5

7,57 9,73 129,87 74,93 5,17 8,58 163,83 44,05

% asignaciones correctas con PC

Femeninos DS

n

0,66 0,83 12,45 13,47 0,52 0,69 8,17 8,31

8 8 6 6 7 7 7 7

7,50 9,87 132,76 74,76 4,94 8,56 173,84 42,24

DS

PC

Masc.

Fem.

Total

0,21 0,68 8,01 7,21 0,29 0,42 14,67 2,83

7,37 9,69 133,45 71,32 4,89 8,17 172,11 43,66

60,00 42,85 33,,33 60,00 80,00 57,14 20,00 40,00

25,00 37,50 50,00 33,33 42,86 85,71 42,85 71,73

38,46 40,00 41,66 45,45 58,33 35,71 33,33 58,33

Método aceptado NO NO NO NO NO NO NO NO

Tabla II.45. Información métrica del primer premolar superior (en mm). Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PC: Punto de Corte; Robusticidad: diámetro bucolingual * diámetro mesiodistal; Índice: diámetro bucolingual/diámetro mesiodistal * 100.

260


Apéndice II.

Total Variables consideradas

N

Diámetro mesiodistal corona Diámetro bucolingual corona Índice coronal Robusticidad coronal Diámetro mesiodistal cuello Diámetro bucolingual cuello Índice cuello Robusticidad cuello

9 12 8 9 10 11 10 10

7,25 9,37 130,84 68,13 5,10 8,16 159,89 41,48

Masculinos DS

n

0,44 0,82 10,76 9,92 0,43 0,56 11,95 5,54

6 7 5 6 4 5 4 4

7,32 9,22 127,43 67,30 5,17 7,95 151,98 40,48

% asignaciones correctas con PC

Femeninos DS

n

0,45 0,78 11,29 8,78 0,68 0,46 14,73 7,05

3 5 3 3 6 6 6 6

7,12 9,58 136,54 69,79 5,04 8,34 165,17 42,14

DS

PC

Masc.

Fem.

Total

0,48 0,92 8,53 13,94 0,22 0,62 6,60 4,91

7,30 8,98 132,12 61,82 5,00 8,47 11,95 40,23

50,00 57,14 20,00 50,00 50,00 20,00 50,00 25,00

66,66 20,00 33,33 33,33 50,00 66,66 00,00 33,33

55,55 33,33 25,00 55,55 50,00 27,27 20,00 30,00

Método aceptado NO NO NO NO NO NO NO NO

Tabla II.46. Información métrica del segundo premolar superior (en mm). Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PC: Punto de Corte; Robusticidad: diámetro bucolingual * diámetro mesiodistal; Índice: diámetro bucolingual/diámetro mesiodistal * 100.

Total Variables consideradas

N

Diámetro mesiodistal corona Diámetro bucolingual corona Índice coronal Robusticidad coronal Diámetro mesiodistal cuello Diámetro bucolingual cuello Índice cuello Robusticidad cuello

11 8 11 11 12 9 8 8

11,33 11,58 105,78 136,12 7,95 10,53 126,26 96,42

Masculinos DS

n

0,47 0,90 7,30 19,06 1,17 0,88 18,76 11,74

9 6 9 9 4 3 2 2

11,52 11,68 105,39 140,16 8,45 9,39 102,20 109,46

% asignaciones correctas con PC

Femeninos

DS

n

0,68 1,01 7,81 18,63 1,06 1,88 28,32 8,50

2 2 2 2 8 6 6 6

10,47 11,26 107,53 117,91 7,70 11,10 134,29 92,07

DS

PC

Masc.

Fem.

Total

0,07 0,56 4,67 6,71 0,49 0,54 4,86 11,74

10,49 10,84 102,33 124,94 9,47 11,47 110,80 104,13

88,88 83,33 66,66 88,88 100 50,00 50,00 50,00

50,00 00,00 00,00 100 100 66,66 00,00 83,33

81,81 62,50 63,63 90,90 100 62,50 12,50 75,00

Método aceptado NO NO NO SI SI NO NO NO

Tabla II.47. Información métrica del primer molar superior permanente (en mm). Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PC: Punto de Corte; Robusticidad: diámetro bucolingual * diámetro mesiodistal; Índice: diámetro bucolingual/diámetro mesiodistal * 100.

261


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

Total Variables consideradas

N

Diámetro mesiodistal corona Diámetro bucolingual corona Índice coronal Robusticidad coronal Diámetro mesiodistal cuello Diámetro bucolingual cuello Índice cuello Robusticidad cuello

15 14 17 14 9 9 10 10

10,66 11,32 106,86 123,68 7,35 11,03 146,92 77,99

Masculinos DS

n

0,56 0,89 29,41 16,14 0,98 0,44 30,17 12,18

9 8 12 9 2 3 2 2

DS 10,93 11,67 107,53 131,12 8,31 11,36 136,75 94,46

% asignaciones correctas con PC

Femeninos

0,56 0,41 8,44 12,05 0,93 0,22 20,70 6,60

n 5 12,30 6 10,85 5 105,27 5 110,28 7 7,07 6 10,86 8 149,46 8 73,87

DS

PC

Masc.

Fem.

Total

0,23 1,17 50,31 14,39 0,93 0,43 33,84 10,19

10,29 11,57 104,09 120,51 8,33 11,70 143,60 88,28

77,77 62,50 66,66 88,88 50,00 00,00 00,00 100

33,33 66,66 33,33 80,00 100 100 50,00 100

73,33 64,28 55,55 85,71 88,88 66,66 37,50 100

Método aceptado NO NO NO SI NO NO NO SI

Tabla II.48. Información métrica del segundo molar superior permanente (en mm). Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PC: Punto de Corte; Robusticidad: diámetro bucolingual * diámetro mesiodistal; Índice: diámetro bucolingual/diámetro mesiodistal * 100.

Total Variables consideradas

N

Diámetro mesiodistal corona Diámetro bucolingual corona Índice coronal Robusticidad coronal Diámetro mesiodistal cuello Diámetro bucolingual cuello Índice cuello Robusticidad cuello

13 13 14 13 11 12 11 11

9,01 10,97 120,17 98,91 6,89 10,04 146,32 69,41

Masculinos DS

n

0,77 0,57 14,00 101,01 0,56 0,55 9,01 8,59

9 9 10 9 7 8 7 7

9,04 11,07 119,86 100,09 6,97 10,25 148,32 71,75

% asignaciones correctas con PC

Femeninos DS

n

0,73 0,55 16,34 8,54 0,53 0,31 10,79 6,27

4 4 4 4 4 4 4 4

8,92 10,74 120,94 96,23 6,75 9,62 142,81 65,32

DS

PC

Masc.

Fem.

Total

0,96 0,63 6,90 15,45 0,66 0,73 3,49 11,50

8,89 10,81 117,92 101,01 7,00 10,21 140,44 67,79

55,55 66,66 60,00 44,44 42,86 50,00 57,14 85,71

50,00 25,00 50,00 50,00 75,00 75,00 25,00 75,00

53,84 53,84 57,14 46,15 54,54 58,33 63,63 84,61

Método aceptado NO NO NO NO NO NO NO SI

Tabla II.49. Información métrica del tercer molar superior (en mm). Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PC: Punto de Corte; Robusticidad: diámetro bucolingual * diámetro mesiodistal; Índice: diámetro bucolingual/diámetro mesiodistal * 100.

262


Apéndice II.

Total Variables consideradas

N

Diámetro mesiodistal corona Diámetro bucolingual corona Índice coronal Robusticidad coronal Diámetro mesiodistal cuello Diámetro bucolingual cuello Índice cuello Robusticidad cuello

6 7 6 6 10 7 6 6

5,26 6,19 115,46 31,86 3,89 5,6 148,34 21,76

Masculinos DS

n

0,53 0,27 13,80 3,82 0,69 0,93 132,38 4,32

5 4 5 5 6 5 4 4

5,26 6,10 115,61 31,78 4,09 5,40 137,57 21,68

% asignaciones correctas con PC

Femeninos

DS

n

0,59 0,08 15,03 4,27 0,85 1,05 30,04 4,77

1 3 1 1 4 2 2 2

5,30 6,32 114,71 32,22 3,58 6,10 169,87 21,91

DS

PC

Masc.

Fem.

Total

NO 0,41 NO NO 0,07 0,28 3,19 4,44

5,01 6,39 100,89 29,80 3,54 6,01 132,38 21,74

40,00 00,00 83,33 60,00 83,33 20,00 75,00 66,66

00,00 66,66 00,00 00,00 50,00 50,00 00,00 66,66

33,33 28,57 71,42 50,00 70,00 28,57 50,00 66,66

Método aceptado NO NO NO NO NO NO NO NO

Tabla II.50. Información métrica del primer incisivo inferior permanente (en mm). Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PC: Punto de Corte; Robusticidad: diámetro bucolingual * diámetro mesiodistal; Índice: diámetro bucolingual/diámetro mesiodistal * 100.

Total Variables consideradas

N

Diámetro mesiodistal corona Diámetro bucolingual corona Índice coronal Robusticidad coronal Diámetro mesiodistal cuello Diámetro bucolingual cuello Índice cuello Robusticidad cuello

8 12 7 8 13 14 13 13

5,85 6,26 108,81 36,03 4,33 6,35 147,70 27,45

Masculinos DS

n

0,69 0,39 13,69 4,80 0,47 0,41 17,24 3,81

7 9 6 7 10 11 10 10

5,98 6,23 105,75 36,74 4,26 6,40 151,38 27,30

% asignaciones correctas con PC

Femeninos DS

n

0,63 0,29 12,10 4,70 0,52 0,43 17,20 4,38

1 3 1 1 3 3 3 3

4,94 6,36 127,12 31,02 4,55 6,15 135,43 27,95

DS

PC

Masc.

Fem.

Total

NO 1,21 NO NO 0,24 0,27 12,58 0,34

5,06 5,84 119,00 31,05 4,34 6,01 138,73 24,20

100 88,88 00,00 100 40,00 81,81 77,77 70,00

100 00,00 00,00 100 00,00 33,33 33,33 00,00

100 66,66 00,00 100 30,77 71,42 33,33 53,84

Método aceptado SI** NO NO SI** NO NO NO NO

Tabla II.51. Información métrica del segundo incisivo inferior permanente (en mm). Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PC: Punto de Corte; Robusticidad: diámetro bucolingual * diámetro mesiodistal; Índice: diámetro bucolingual/diámetro mesiodistal * 100; **: fórmula descartada por la baja cantidad de casos evaluados para el sexo femenino.

263


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

Total Variables consideradas

N

Diámetro mesiodistal corona Diámetro bucolingual corona Índice coronal Robusticidad coronal Diámetro mesiodistal cuello Diámetro bucolingual cuello Índice cuello Robusticidad cuello

9 11 9 9 16 13 11 11

7,75 7,82 103,47 62,34 5,82 7,65 128,04 47,62

Masculinos DS

n

0,66 0,74 4,38 9,14 0,66 0,91 20,79 10,28

5 6 5 5 8 10 8 8

8,09 8,33 104,12 67,97 6,09 7,72 130,82 47,48

% asignaciones correctas con PC

Femeninos DS

n

0,57 0,29 5,98 6,00 0,66 0,86 21,92 5,38

4 5 4 4 8 3 3 3

7,33 7,26 102,66 55,31 5,56 7,41 120,62 48,00

DS

PC

Masc.

Fem.

Total

0,54 0,69 1,38 7,47 1,28 1,26 19,15 20,67

7,90000 7,92000 99,54055 64,40500 5,79000 7,19000 132,85000 43,59

80,00 83,33 80,00 80,00 50,00 80,00 62,50 25,00

100 80,00 00,00 100 62,50 33,33 66,66 33,33

88,88 81,81 44,44 88,88 56,25 69,23 63,63 27,27

Método aceptado SI SI NO SI NO NO NO NO

Tabla II.52. Información métrica del canino inferior permanente (en mm). Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PC: Punto de Corte; Robusticidad: diámetro bucolingual * diámetro mesiodistal; Índice: diámetro bucolingual/diámetro mesiodistal * 100.

Total Variables consideradas

N

Diámetro mesiodistal corona Diámetro bucolingual corona Índice coronal Robusticidad coronal Diámetro mesiodistal cuello Diámetro bucolingual cuello Índice cuello Robusticidad cuello

16 15 16 16 17 17 17 17

7,29 8,20 112,26 59,82 5,86 7,10 124,64 41,40

Masculinos DS

n

0,56 0,58 6,53 8,18 1,16 0,59 20,76 7,60

10 8 10 10 10 10 10 10

7,30 8,14 111,16 59,15 6,02 7,30 125,37 43,71

% asignaciones correctas con PC

Femeninos DS

n

0,65 0,47 7,09 7,97 1,35 0,41 20,95 8,64

6 7 6 6 7 7 7 7

7,29 8,26 114,09 60,95 5,63 6,81 50,89 38,10

DS

PC

Masc.

Fem.

Total

0,42 0,73 5,59 9,16 0,85 0,72 22,10 4,51

7,20000 8,43000 110,74 61,35120 5,57 7,32 128,99955 41,868

60,00 25,00 50,00 20,00 33,33 60,00 50,00 40,00

66,66 71,43 16,66 66,66 71,43 85,71 28,57 85,47

62,50 46,66 37,50 37,50 50,00 70,59 41,17 58,82

Método aceptado NO NO NO NO NO NO NO NO

Tabla II.53. Información métrica del primer premolar inferior (en mm). Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PC: Punto de Corte; Robusticidad: diámetro bucolingual * diámetro mesiodistal; Índice: diámetro bucolingual/diámetro mesiodistal * 100.

264


Apéndice II.

Total Variables consideradas

N

Diámetro mesiodistal corona Diámetro bucolingual corona Índice coronal Robusticidad coronal Diámetro mesiodistal cuello Diámetro bucolingual cuello Índice cuello Robusticidad cuello

16 13 16 16 13 12 12 12

7,47 8,52 114,31 64,08 5,47 7,43 139,64 40,40

Masculinos DS

n

0,50 0,76 5,89 60,79 0,73 0,64 22,36 7,87

11 8 11 11 9 8 8 8

7,53 8,83 116,57 66,30 5,51 7,64 144,19 41,76

% asignaciones correctas con PC

Femeninos DS

n

0,58 0,66 3,57 9,03 0,89 0,65 25,91 9,41

5 5 5 5 4 4 4 4

7,35 8,04 109,33 59,19 5,37 7,01 130,55 37,68

DS

PC

Masc.

Fem.

Total

0,28 0,72 7,28 7,17 0,21 0,41 10,08 2,39

7,04 8,44 113,16675 60,78740 5,37 6,86 130,41970 37,76

72,72 75,00 81,81 72,72 66,66 85,71 75,00 62,50

20,00 80,00 60,00 40,00 75,00 25,00 50,00 50,00

56,25 76,92 75,00 62,50 69,23 72,72 66,66 58,33

Método aceptado NO SI NO NO NO NO NO NO

Tabla II.54. Información métrica del segundo premolar inferior (en mm). Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PC: Punto de Corte; Robusticidad: diámetro bucolingual * diámetro mesiodistal; Índice: diámetro bucolingual/diámetro mesiodistal * 100.

Total Variables consideradas

N

Diámetro mesiodistal corona Diámetro bucolingual corona Índice coronal Robusticidad coronal Diámetro mesiodistal cuello Diámetro bucolingual cuello Índice cuello Robusticidad cuello

14 13 12 13 15 12 12 12

11,86 10,87 94,29 132,48 9,57 9,48 104,72 88,29

Masculinos DS

n

0,66 1,23 5,24 17,36 1,57 0,90 13,01 18,15

11 9 9 10 10 7 7 7

11,94 10,85 95,11 135,27 9,54 9,54 109,83 86,74

% asignaciones correctas con PC

Femeninos DS

n

0,72 1,42 5,55 18,36 0,31 1,17 15,04 23,98

3 4 3 3 5 5 5 5

11,57 10,92 91,82 123,18 9,63 9,39 97,57 90,47

DS

PC

Masc.

Fem.

Total

0,27 0,81 3,98 11,01 1,21 0,42 4,05 5,71

11,38 10,53 91,98148 129,75 9,61 9,70 101,45102 93,24

81,81 77,77 66,66 60,00 40,00 71,42 71,43 42,85

33,33 50,00 66,66 66,66 60,00 60,00 80,00 40,00

71,43 69,23 66,66 61,53 50,00 66,66 75,00 41,66

Método aceptado NO NO NO NO NO NO NO NO

Tabla II.55. Información métrica del primer molar inferior permanente (en mm). Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PC: Punto de Corte; Robusticidad: diámetro bucolingual * diámetro mesiodistal; Índice: diámetro bucolingual/diámetro mesiodistal * 100.

265


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

Total Variables consideradas

N

Diámetro mesiodistal corona Diámetro bucolingual corona Índice coronal Robusticidad coronal Diámetro mesiodistal cuello Diámetro bucolingual cuello Índice cuello Robusticidad cuello

14 13 12 13 12 12 11 11

11,35 10,65 95,59 132,48 9,68 9,51 98,82 93,01

Masculinos DS

n

0,91 0,80 3,88 17,36 0,68 0,58 3,42 12,03

10 8 8 10 7 7 6 6

11,72 11,02 95,62 135,27 9,96 9,70 98,03 98,72

% asignaciones correctas con PC

Femeninos DS

n

0,78 0,60 1,74 18,36 0,57 0,54 3,38 10,11

4 5 4 3 5 5 5 5

10,42 10,05 95,51 123,18 9,28 9,25 99,76 86,16

DS

PC

Masc.

Fem.

Total

0,38 0,76 6,94 11,01 0,67 0,57 3,59 11,23

10,88 10,56 95,59 129,752 9,81 9,53 97,95331 93,40040

90,00 87,50 25,00 60,00 66,66 71,43 60,00 50,00

75,00 100 50,00 66,66 40,00 60,00 20,00 60,00

85,71 92,30 30,00 61,53 63,63 66,66 40,00 54,54

Método aceptado SI SI NO NO NO NO NO NO

Tabla II.56. Información métrica del segundo molar inferior permanente (en mm). Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PC: Punto de Corte; Robusticidad: diámetro bucolingual * diámetro mesiodistal; Índice: diámetro bucolingual/diámetro mesiodistal * 100.

Total Variables consideradas

N

Diámetro mesiodistal corona Diámetro bucolingual corona Índice coronal Robusticidad coronal Diámetro mesiodistal cuello Diámetro bucolingual cuello Índice cuello Robusticidad cuello

11 11 11 11 10 9 9 9

11,02 10,53 95,19 115,75 8,90 9,13 104,55 81,53

Masculinos DS

n

1,16 0,76 6,23 18,85 1,16 0,33 19,80 11,08

6 6 6 6 6 5 5 5

10,74 10,56 97,59 112,51 8,43 9,26 113,26 77,60

% asignaciones correctas con PC

Femeninos

DS

n

1,37 0,91 7,40 21,90 1,25 0,35 23,64 12,75

5 5 5 5 4 4 4 4

11,37 10,48 92,31 119,63 9,61 8,98 93,66 86,43

DS

PC

Masc.

Fem.

Total

0,87 0,65 3,11 15,92 0,58 0,27 4,06 7,25

10,36 10,24 92,65 114,72140 8,19 9,08 96,64722 78,8892

66,66 66,66 83,33 33,33 66,66 60,00 80,00 40,00

20,00 40,00 60,00 40,00 00,00 50,00 75,00 25,00

45,45 54,54 72,72 36,36 40,00 55,55 77,77 33,33

Método aceptado NO NO NO NO NO NO SI NO

Tabla II.57. Información métrica del tercer molar inferior (en mm). Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PC: Punto de Corte; Robusticidad: diámetro bucolingual * diámetro mesiodistal; Índice: diámetro bucolingual/diámetro mesiodistal * 100.

266


Apéndice II.

II.6. Dentición decidua.

Total Variables consideradas

N

Diámetro mesiodistal corona Diámetro bucolingual corona Índice coronal Robusticidad coronal Diámetro mesiodistal cuello Diámetro bucolingual cuello Índice cuello Robusticidad cuello

4 4 4 4 4 3 3 3

8,23 9,78 112,74 76,59 6,20 7,43 124,58 44,35

Masculinos DS

n

0,49 0,49 1,81 9,61 0,47 0,31 5,22 1,87

2 2 2 2 2 1 1 1

8,63 9,73 112,70 84,04 6,44 7,08 118,79 42,19

% asignaciones correctas con PC

Femeninos

DS

n

0,27 0,27 2,88 7,37 0,68 NO NO NO

2 2 2 2 2 2 2 2

7,83 9,84 112,78 69,14 5,97 7,61 127,48 45,43

DS

PC

Masc.

Fem.

Total

0,10 0,01 1,24 0,98 0,04 0,07 2,09 0,10

8,17 9,09 112,16165 74,33280 5,98 7,37 123,87 43,77

100 100 50,00 100 50,00 00,00 00,00 00,00

100 100 50,00 100 50,00 00,00 00,00 00,00

100 100 50,00 100 50,00 00,00 00,00 00,00

Método aceptado SI** SI** NO SI** NO NO NO NO

Tabla II.58. Información métrica del primer molar superior deciduo (en mm). Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PC: Punto de Corte; Robusticidad: diámetro bucolingual * diámetro mesiodistal; Índice: diámetro bucolingual/diámetro mesiodistal * 100; **: fórmula descartada por la baja cantidad de casos evaluados para cada sexo.

Total Variables consideradas

N

Diámetro mesiodistal corona Diámetro bucolingual corona Índice coronal Robusticidad coronal Diámetro mesiodistal cuello Diámetro bucolingual cuello Índice cuello Robusticidad cuello

3 3 3 3 4 4 4 4

9,84 10,31 105,20 101,55 6,79 8,65 127,43 59,09

Masculinos DS

n

0,78 0,79 7,33 9,36 0,57 0,77 6,06 9,47

1 1 1 1 2 2 2 2

8,96 10,16 113,39 91,03 6,36 8,24 129,35 52,62

% asignaciones correctas con PC

Femeninos

DS

n

NO NO NO NO 0,45 0,96 5,92 9,84

2 2 2 2 2 2 2 2

10,28 10,39 101,11 106,81 7,23 9,07 125,50 65,55

DS

PC

Masc.

Fem.

Total

0,28 0,28 2,64 3,08 0,10 0,44 7,78 2,27

9,72 10,32 108,18 100,01 6,67 8,47 128,08 56,41

00,00 00,00 100 00,00 00,00 50,00 50,00 50,00

00,00 00,00 100 00,00 50,00 00,00 50,00 100

00,00 00,00 100 00,00 25,00 25,00 50,00 25,00

Método aceptado NO NO SI** NO NO NO NO NO

Tabla II.59. Información métrica del segundo molar superior deciduo (en mm). Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PC: Punto de Corte; Robusticidad: diámetro bucolingual * diámetro mesiodistal; Índice: diámetro bucolingual/diámetro mesiodistal * 100; **: fórmula descartada por la baja cantidad de casos evaluados para cada sexo.

267


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

Total Variables consideradas

N

Diámetro mesiodistal corona Diámetro bucolingual corona Índice coronal Robusticidad coronal Diámetro mesiodistal cuello Diámetro bucolingual cuello Índice cuello Robusticidad cuello

4 4 4 4 4 4 4 4

4,95 4,00 81,11 19,81 3,56 3,42 69,40 12,19

Masculinos DS

n

0,37 0,17 6,54 1,90 0,18 0,39 11,68 1,54

2 2 2 2 2 2 2 2

4,65 4,03 86,67 18,74 3,41 3,33 97,65 11,35

% asignaciones correctas con PC

Femeninos

DS

n

0,01 0,01 0,56 0,01 0,04 0,04 0,03 0,29

2 2 2 2 2 2 2 2

5,25 3,97 75,57 20,87 3,71 3,52 95,15 13,03

DS

PC

Masc.

Fem.

Total

0,24 0,29 2,19 2,51 0,10 0,65 20,07 2,06

5,03 4,10 81,69 20,69 3,58 3,64 103,48 11,55

00,00 00,00 100 00,00 00,00 00,00 00,00 50,00

00,00 50,00 100 50,00 00,00 50,00 50,00 00,00

00,00 25,00 100 25,00 00,00 25,00 25,00 25,00

Método aceptado NO NO SI NO NO NO NO NO

Tabla II.60. Información métrica del primer incisivo inferior deciduo (en mm). Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PC: Punto de Corte; Robusticidad: diámetro bucolingual * diámetro mesiodistal; Índice: diámetro bucolingual/diámetro mesiodistal * 100.

Total Variables consideradas

N

Diámetro mesiodistal corona Diámetro bucolingual corona Índice coronal Robusticidad coronal Diámetro mesiodistal cuello Diámetro bucolingual cuello Índice cuello Robusticidad cuello

5 5 5 5 5 5 5 5

5,21 4,54 86,78 24,02 3,83 3,79 100,60 14,70

Masculinos DS

n

0,59 0,94 10,20 7,93 0,70 0,46 14,01 4,37

2 2 2 2 2 2 2 2

4,74 4,27 90,10 13,49 3,29 3,72 113,15 12,23

% asignaciones correctas con PC

Femeninos

DS

n

0,08 0,01 1,31 0,43 0,10 0,06 5,12 0,18

2 3 3 3 3 3 3 3

5,52 4,72 84,57 3 3 3,85 92,24 16,34

DS

PC

Masc.

Fem.

Total

0,57 1,28 13,73 26,54 4,18 0,64 10,84 5,29

5,42 5,64 94,74 29,00 4,11 4,07 106,90 13,34

100 00,00 00,00 00,00 00,00 00,00 100 00,00

66,66 66,66 66,66 66,66 66,66 66,66 100 33,33

80,00 40,00 40,00 40,00 40,00 40,00 100 20,00

Método aceptado NO NO NO NO NO NO SI NO

Tabla II.61. Información métrica del segundo incisivo inferior deciduo (en mm). Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PC: Punto de Corte; Robusticidad: diámetro bucolingual * diámetro mesiodistal; Índice: diámetro bucolingual/diámetro mesiodistal * 100.

268


Apéndice II.

Total Variables consideradas

N

Diámetro mesiodistal corona Diámetro bucolingual corona Índice coronal Robusticidad coronal Diámetro mesiodistal cuello Diámetro bucolingual cuello Índice cuello Robusticidad cuello

3 4 4 4 4 4 4 4

5,98 5,39 91,76 32,89 4,56 4,77 105,02 21,73

Masculinos DS

n

0,65 0,21 0,81 0,89 0,28 0,12 8,92 0,94

2 3 2 2 3 3 2 3

6,00 5,38 92,17 33,18 4,45 4,79 107,78 21,29

% asignaciones correctas con PC

Femeninos

DS

n

0,57 0,25 0,56 1,05 0,23 0,14 8,57 0,44

1 1 2 2 1 1 2 1

5,96 5,42 90,94 32,30 4,88 4,720 96,72 23,03

DS

PC

Masc.

Fem.

Total

NO NO NO NO NO NO NO NO

5,94 5,26 91,36 32,37 4,60 4,67 97,30 22,01

50,00 66,66 100 100 33,33 66,66 100 00,00

00,00 00,00 100 100 00,00 00,00 100 00,00

33,33 50,00 100 100 25,00 50,00 100 00,00

Método aceptado NO NO SI SI NO NO SI NO

Tabla II.62. Información métrica del canino inferior deciduo (en mm). Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PC: Punto de Corte; Robusticidad: diámetro bucolingual * diámetro mesiodistal; Índice: diámetro bucolingual/diámetro mesiodistal * 100.

Total Variables

N

Diámetro mesiodistal corona Diámetro bucolingual corona Índice coronal Robusticidad coronal Diámetro mesiodistal cuello Diámetro bucolingual cuello Índice cuello Robusticidad cuello

9 9 9 9 9 9 9 9

8,82 6,86 77,75 60,58 7,32 5,37 73,41 39,36

Masculinos DS

n

0,37 0,38 2,09 5,64 0,30 0,24 3,43 2,87

4 4 4 4 4 4 4 4

9,00 7,12 79,15 64,17 7,25 5,53 76,44 40,16

% asignaciones correctas con PC

Femeninos

DS

n

0,23 0,17 2,71 2,58 0,37 0,13 2,64 2,89

5 5 5 5 5 5 5 5

8,67 6,64 75,63 57,71 7,38 5,24 70,99 38,71

DS

PC

Masc.

Fem.

Total

0,41 0,37 1,15 5,96 0,26 0,23 1,37 2,99

8,99 6,99 78,10 62,82 7,31 5,60 73,36 39,85

50,00 75,00 50,00 75,00 50,00 25,00 100 50,00

60,00 60,00 80,00 60,00 40,00 100 100 50,00

55,55 66,66 66,66 66,66 55,55 66,66 100 50,00

Método aceptado NO NO NO NO NO NO SI NO

Tabla II.63. Información métrica del primer molar inferior deciduo (en mm). Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PC: Punto de Corte; Robusticidad: diámetro bucolingual * diámetro mesiodistal; Índice: diámetro bucolingual/diámetro mesiodistal * 100.

269


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

Total Variables

N

Diámetro mesiodistal corona Diámetro bucolingual corona Índice coronal Robusticidad coronal Diámetro mesiodistal cuello

7 6 6 6 4

10,53 9,10 88,09 94,33 8,33

Masculinos DS

n

0,71 0,57 6,51 9,25 0,16

3 2 2 2 2

10,37 9,39 96,11 91,75 8,22

% asignaciones correctas con PC

Femeninos

DS

n

1,05 0,15 0,34 2,71 0,05

4 4 4 4 2

10,64 8,96 84,09 95,62 8,44

DS

PC

Masc.

Fem.

Total

0,50 0,67 2,53 11,56 0,17

10,42 9,41 91,38 98,15 8,37

33,33 50,00 100 00,00 00,00

50,00 50,00 100 50,00 50,00

42,85 50,00 100 33,33 25,00

Método aceptado NO NO SI NO NO

Tabla II.64. Información métrica del segundo molar inferior deciduo (en mm). Referencias: N: Cantidad total de elementos relevados; n: Cantidad de elementos relevados; DS: Desvío standard; PC: Punto de Corte; Robusticidad: diámetro bucolingual * diámetro mesiodistal; Índice: diámetro bucolingual/diámetro mesiodistal * 100.

270


APÉNDICE III1 III.1. Tablas de Número Mínimo de Individuos (NMI) a partir de los elementos esqueletales. Edad (años) Subadultos Adultos NMI Total

Der. 4 11 15

Izq. 7 8 15

Indet. 2 1 3

Pares 2 6 8

NMI total 9 13 22

Tabla III.1. Número Mínimo de Individuos (NMI) según la clavícula.

Edad (años) Subad. indet. No nato 0-1 1,1-3 3,1-5 5,1-7 7,1-10 10,1-13 10,1-16 16,1-20 Total Subad. Adultos NMI Total

Masculinos Der. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 4 4

Femeninos Izq. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1

Indeterminados Indet. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

Pares 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1

NMI 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 4 4

Der. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 2

Izq. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 4 4

indet.. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1

Pares 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 2

NMI 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 4 4

Der. 2 0 0 0 0 0 0 0 0 1 3 2 5

Izq. 4 0 1 0 0 0 0 0 0 0 5 1 6

Indet. 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 1

Pares 2 0 0 0 0 0 0 0 0 0 3 0 0

NMI 4 0 1 0 0 0 0 0 0 1 5 2 7

NMI total 4 0 1 0 0 0 0 0 0 1 5 9 14

Tabla III.2. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el húmero.

Edad (años) Subad indet. No nato 0-1 1,1-3 3,1-5 5,1-7 7,1-10 10,1-13 13,1-16 16,1-20 Total Subad. Adultos NMI Total

Der. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 4 4

Izq. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 5 5

Masculinos Indet. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 2

Pares 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 3 3

NMI 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 6 6

Der. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 5 5

Izq. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 6 6

Femeninos indet. Pares 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 3 2 3

NMI 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 9 9

Der. 0 0 3 1 2 0 1 0 0 0 7 3 10

Izq. 4 0 1 2 2 0 1 0 0 0 10 5 15

Indeterminados Indet. Pares 2 0 0 0 2 1 0 1 0 2 1 0 1 1 0 0 0 0 1 0 7 5 3 0 10 5

NMI 4 0 3 2 2 1 2 0 0 1 14 6 20

NMI total 4 0 3 2 2 1 2 0 0 1 14 18 32

Tabla III.3. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el radio.

1 En este apéndice se consigna la información obtenida acerca del Número Mínimo de Individuos (NMI) para cada elemento óseo y dental analizado. Las variables consideradas son: tipo de elemento, lateralidad, sexo, edad y tamaño. Se consigna también la cantidad de pares de elementos que pudieron ser identificados. En algunas tablas se incluyen los elementos de adultos y subadultos ya que en esos casos se identificaron huesos de diferentes edades (i.e. los huesos largos), mientras que en otras sólo aparecen los datos de los individuos adultos porque no se identificaron esos elementos entre los subadultos (i.e. carpos). En los totales el valor de los individuos indeterminados corresponde a la cantidad de individuos estimados a partir de los elementos que sobrepasan los pares mínimos de los individuos de sexo conocido.

271


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

Edad (años) Subad indet. No nato 0-1 1,1-3 3,1-5 5,1-7 7,1-10 10,1-13 13,1-16 16,1-20 Total Subad. Adultos NMI Total

Der. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 6 6

Izq. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 5 5

Masculinos Indet. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1

Pares 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 4 4

NMI 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 8 8

Der. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 2

Izq. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1

Femeninos indet. Pares 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 4 1 4 1

NMI 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 4 4

Der. 2 0 2 0 2 1 0 0 1 1 9 1 10

Izq. 1 0 1 1 0 1 0 0 1 0 5 3 8

Tabla III.4. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el cúbito.

Edad (años) Subadultos Adultos NMI Total

Der. 0 10 10

Izq. 0 14 14

Indet. 0 1 1

Pares 0 6 6

NMI total 0 15 15

Tabla III.5. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el escafoides de la mano.

Edad (años) Subadultos Adultos NMI Total

Der. 1 15 16

Izq. 0 9 9

Indet. 1 0 1

Pares 0 9 9

NMI total 1 15 16

Tabla III.6. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el semilunar.

Edad (años) Subadultos Adultos NMI Total

Der. 0 7 7

Izq. 0 9 9

Indet. 0 1 1

Pares 0 6 6

NMI total 0 10 10

Tabla III.7. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el piramidal.

272

Indeterminados Indet. Pares 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 1 1 0 0 0 0 1 0 0 1 3 0 0 1 3

NMI 3 0 2 1 2 1 1 0 1 1 12 3 15

NMI total 3 0 2 1 2 1 1 0 1 1 12 12 24


Apéndice III. Edad (años) Subadultos Adultos NMI Total

Der. 0 6 6

Izq. 0 3 3

Indet. 0 0 0

Pares 0 3 3

NMI total 0 6 6

Tabla III.8. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el pisciforme.

Edad (años) Subadultos Adultos NMI Total

Der. 0 3 3

Izq. 0 6 6

Indet. 0 0 0

Pares 0 3 3

NMI total 0 6 6

Tabla III.9. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el trapecio.

Edad (años) Subadultos Adultos NMI Total

Der. 0 5 5

Izq. 0 5 5

Indet. 1 1 2

Pares 0 3 3

NMI total 1 7 8

Tabla III.10. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el trapezoide.

Edad (años) Subadultos Adultos NMI Total

Der. 0 12 12

Izq. 0 7 7

Indet. 1 2 3

Pares 0 6 6

NMI total 1 11 12

Tabla III.11. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el grande.

Edad (años) Subadultos Adultos NMI Total

Der. 0 11 11

Izq. 0 11 11

Indet. 0 0 0

Pares 0 8 8

NMI total 0 14 14

Tabla III.12. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el ganchoso.

Edad (años) Subadultos Adultos NMI Total

Der. 0 8 8

Izq. 0 9 9

Indet. 0 4 4

Pares 0 6 6

NMI total 0 13 13

Tabla III.13. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el primer metacarpo.

273


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

Edad (años) Subad indet. No nato 0-1 1,1-3 3,1-5 5,1-7 7,1-10 10,1-13 13,1-16 16,1-20 Total Subad. Adultos NMI Total

Der. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 7 7

Izq. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 3 3

Masculinos Indet. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

Pares 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 3 3

NMI 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 7 7

Der. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 2

Izq. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

Femeninos Indet. Pares 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

NMI 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 2

Der. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 12 12

Izq. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 7 7

Indeterminados Indet. Pares 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 1 0

NMI 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 12 12

NMI total 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 21 22

Tabla III.14. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el segundo metacarpo.

Edad (años) Subadultos Adultos NMI Total

Der. 0 3 3

Izq. 0 0 0

Masculinos Indet. 0 0 0

Pares 0 0 0

NMI 0 3 3

Der. 0 7 7

Izq. 0 3 3

Femeninos Indet. Pares 0 0 1 2 1 2

NMI 0 10 10

Der. 1 1 2

Izq. 0 1 1

Indeterminados Indet. Pares 0 0 0 0 0 0

NMI 1 1 2

NMI total 1 13 14

Indeterminados Indet. Pares 0 0 0 0 0 0

NMI 1 2 3

NMI total 1 20 21

Tabla III.15. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el tercer metacarpo.

Edad (años) Subadultos Adultos NMI Total

Der. 0 10 10

Izq. 0 5 5

Masculinos Indet. 0 0 0

Pares 0 5 5

NMI 0 10 10

Der. 0 5 5

Izq. 0 9 9

Femeninos Indet. Pares 0 0 0 3 0 3

NMI 0 10 10

Der. 1 2 3

Izq. 1 2 3

Tabla III.16. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el cuarto metacarpo.

274


Apéndice III.

Edad (años) Subadultos Adultos NMI Total

Der. 2 8 10

Izq. 0 9 9

Indet. 0 2 2

Pares 0 6 6

NMI total 2 11 13

Tabla III.17. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el quinto metacarpo.

Edad (años) Subadultos Adultos NMI Total

Der. 0 2 2

Izq. 0 1 1

Masculinos Indet. 0 6 6

Pares 0 2 2

NMI 0 5 5

Der. 0 1 1

Izq. 0 1 1

Femeninos Indet. Pares 0 0 7 2 7 2

NMI 0 5 5

Der. 0 0 0

Izq. 0 0 0

Indeterminados Indet. Pares 2 0 4 0 6 0

Tabla III.18. Número Mínimo de Individuos (NMI) según la primer falange proximal de la mano.

Edad (años) Subadultos Adultos NMI Total

Der. 1 6 7

Izq. 2 2 2

Indet. 31 127 158

NMI total 9 21 30

Tabla III.19. Número Mínimo de Individuos (NMI) según las falanges proximales de la mano (excepto la primera). Edad (años) Subadultos Adultos NMI Total

Der. 0 2 2

Izq. 0 2 2

Indet. 25 129 154

NMI total 6 20 26

Tabla III.20. Número Mínimo de Individuos (NMI) según las falanges medias de la mano.

Edad (años) Subadultos Adultos NMI Total

Der. 0 0 0

Izq. 0 0 0

Indet. 9 71 80

NMI total 5 8 13

Tabla III.21. Número Mínimo de Individuos (NMI) según las falanges distales de la mano.

275

NMI 1 2 3

NMI total 1 11 12


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

Edad (años) Subad indet. No nato 0-1 1,1-3 3,1-5 5,1-7 7,1-10 10,1-13 13,1-16 16,1-20 Total Subad. Adultos NMI Total

Der. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 2

Izq. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 3 3

Masculinos indet.. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

Pares 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 2

NMI 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 3 3

Der. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 2

Izq. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 2

Femeninos Indet. Pares 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 1

NMI 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 3 3

Der. 0 1 3 2 0 0 0 1 1 1 9 2 11

Izq. 0 0 3 1 1 0 0 1 1 0 7 1 8

Indeterminados Indet. Pares 0 0 0 0 0 3 1 1 0 0 0 0 2 0 0 1 0 1 1 1 4 7 2 1 6 8

NMI 0 1 3 2 1 0 2 1 1 1 12 4 16

NMI total 0 1 3 2 1 0 2 1 1 1 12 7 19

Izq. 9 0 1 0 0 0 0 0 0 0 10 4 14

Indeterminados Indet. Pares 5 5 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 5 5 0 1 5 6

NMI 9 0 1 0 0 0 0 0 0 0 10 4 4

NMI total 9 0 1 0 0 0 0 0 0 0 10 5 15

Tabla III.22. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el fémur. Edad (años) Subadultos Adultos NMI Total

Der. 0 7 7

Izq. 0 17 17

Indet. 0 12 12

Pares 0 7 7

NMI total 0 20 20

Tabla III.23. Número Mínimo de Individuos (NMI) según la rótula.

Edad (años) Subad indet. No nato 0-1 1,1-3 3,1-5 5,1-7 7,1-10 10,1-13 13,1-16 16,1-20 Total Subad. Adultos NMI Total

Der. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1

Izq. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

Masculinos Indet. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

Pares 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

NMI 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1

Der. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

Izq. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1

Femeninos Indet. Pares 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

NMI 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1

Der. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1

Tabla III.24. Número Mínimo de Individuos (NMI) según la tibia.

276


Apéndice III.

Edad (años) Subadultos Adultos NMI Total

Der. 0 1 1

Izq. 0 2 2

Masculinos Indet. 0 0 0

Pares 0 0 0

NMI 0 3 3

Der. 0 1 1

Izq. 0 1 1

Femeninos Indet. Pares 0 0 0 1 0 1

NMI 0 1 1

Der. 0 9 9

Izq. 0 4 4

Indeterminados Indet. Pares 2 0 4 4 6 4

NMI 2 9 11

NMI total 2 11 13

Izq. 2 9 11

Indeterminados Indet. Pares 0 1 0 1 0 2

NMI 4 9 13

NMI total 4 17 21

Izq. 0 7 7

Indeterminados Indet. Pares 0 0 0 3 0 3

NMI 2 8 10

NMI total 2 8 10

Tabla III.25. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el peroné.

Edad (años) Subadultos Adultos NMI Total

Der. 0 4 4

Izq. 0 4 4

Masculinos Indet. 0 0 0

Pares 0 2 2

NMI 0 6 6

Der. 0 4 4

Izq. 0 4 4

Femeninos Indet. Pares 0 0 0 1 0 1

NMI 0 7 7

Der. 3 3 6

Tabla III.26. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el astrágalo.

Edad (años) Subadultos Adultos NMI Total

Der. 0 1 1

Izq. 0 0 0

Masculinos Indet. 0 0 0

Pares 0 0 0

NMI 0 1 1

Der. 0 0 0

Izq. 0 0 0

Femeninos Indet. Pares 0 0 0 0 0 0

NMI 0 0 0

Der. 2 4 6

Tabla III.27. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el calcáneo.

Edad (años) Subadultos Adultos NMI Total

Der. 0 6 6

Izq. 0 4 4

Indet. 0 0 0

Pares 0 3 3

NMI total 0 7 7

Tabla III.28. Número Mínimo de Individuos (NMI) según la primera cuña.

Edad (años) Subadultos Adultos NMI Total

Der. 0 7 7

Izq. 0 5 5

Indet. 0 1 1

Pares 0 3 3

NMI total 0 9 9

Tabla III.29. Número Mínimo de Individuos (NMI) según la segunda cuña.

277


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). Edad (años) Subadultos Adultos NMI Total

Der. 0 18 18

Izq. 0 18 18

Indet. 1 3 4

Pares 0 10 10

NMI total 1 25 26

Tabla III.30. Número Mínimo de Individuos (NMI) según la tercer cuña. Edad (años) Subadultos Adultos NMI Total

Der. 0 9 9

Izq. 1 10 11

Indet. 0 1 1

Pares 0 3 3

NMI total 1 11 12

Tabla III.31. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el cuboides. Edad (años) Subadultos Adultos NMI Total

Der. 0 13 13

Izq. 1 11 12

Indet. 0 11 11

Pares 0 6 6

NMI total 1 19 20

Tabla III.32. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el escafoides del pie. Edad (años) Subadultos Adultos NMI Total

Der. 2 11 13

Izq. 3 14 17

Indet. 6 3 9

Pares 2 4 6

NMI total 6 16 22

Tabla III.33. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el primer metatarso. Edad (años) Subadultos Adultos NMI Total

Der. 1 6 7

Izq. 1 4 5

Indet. 0 2 2

Pares 1 2 3

NMI total 1 8 9

Tabla III.34. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el segundo metatarso. Edad (años) Subadultos Adultos NMI Total

Der. 2 9 11

Izq. 1 14 15

Indet. 0 0 0

Pares 0 6 6

NMI total 3 11 14

Tabla III.35. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el tercer metatarso. Edad (años) Subadultos Adultos NMI Total

Der. 1 9 10

Izq. 0 8 8

indet.. 0 1 1

Pares 0 5 5

NMI total 1 11 12

Tabla III.36. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el cuarto metatarso.

278


Apéndice III.

Edad (años) Subadultos Adultos NMI Total

Der. 1 19 20

Izq. 2 15 17

Indet. 1 1 2

Pares 1 9 10

NMI total 3 20 23

Tabla III.37. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el quinto metatarso.

Edad (años) Subadultos Adultos NMI Total

Der. 0 19 19

Izq. 3 11 14

Indet. 11 58 69

NMI total 4 12 16

Tabla III.38. Número Mínimo de Individuos (NMI) según las falanges proximales del pie.

Edad (años) Subadultos Adultos NMI Total

Der. 0 8 8

Izq. 0 2 2

Indet. 2 37 39

NMI total 2 8 10

Tabla III.39. Número Mínimo de Individuos (NMI) según las falanges medias del pie.

Edad (años) Subadultos Adultos NMI Total

Der. 0 0 0

Izq. 0 0 0

Indet. 0 28 28

NMI total 0 4 4

Tabla III.40. Número Mínimo de Individuos (NMI) según las falanges distales del pie.

279


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

III.2. Tablas de Número Mínimo de Individuos (NMI) a partir de los elementos dentales.

Edad (años) Subad indet. No nato 0-1 1,1-3 3,1-5 5,1-7 7,1-10 10,1-13 13,1-16 16,1-20 Total Subad. Adultos NMI Total

Der. 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 1 3 4

Izq. 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 1 3 4

Masculinos Indet. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

Pares 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 1 2 3

NMI 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 1 4 5

Der. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 5 5

Izq. 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 1 9 10

Femeninos Indet. Pares 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 5 0 5

NMI 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 1 9 10

Der. 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 1 13 14

Izq. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 12 12

Indeterminados Indet. Pares 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 5 6 5 6

NMI 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 1 15 16

NMI total 0 0 0 0 2 0 0 0 0 0 2 25 27

NMI 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 12 12

NMI total 0 0 0 0 2 2 2 0 0 0 6 12 18

Tabla III.41. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el primer incisivo superior permanente.

Edad (años) Subad indet. No nato 0-1 1,1-3 3,1-5 5,1-7 7,1-10 10,1-13 13,1-16 16,1-20 Total Subad. Adultos NMI Total

Der. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

Izq. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

Masculinos Indet. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1

Pares 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

NMI 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1

Der. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

Izq. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

Femeninos Indet. Pares 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

NMI 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

Der. 0 0 0 0 2 0 0 0 0 0 2 8 10

Izq. 0 0 0 0 0 2 2 0 0 0 2 10 12

Indeterminados Indet. Pares 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 6 1 6

Tabla III.42. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el segundo incisivo superior permanente.

280


Apéndice III.

Edad (años) Subad indet. No nato 0-1 1,1-3 3,1-5 5,1-7 7,1-10 10,1-13 13,1-16 16,1-20 Total Subad. Adultos indet. 20,1-30 30,1-40 40,1-50 50,1-60 +60 Total Ad. NMI Total

Der. 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 1 0 3 0 0 0 0 3 4

Izq. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 1 0 0 0 3 3

Masculinos Indet. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

Pares 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

NMI 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 1 0 4 1 0 0 0 5 6

Der. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 1 1

Izq. 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 1 0 0 2 0 0 0 2 3

Femeninos Indet. Pares 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 3 0

NMI 0 0 0 0 1 1 0 0 1 0 3 1 1 2 0 0 0 3 6

Der. 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 1 0 1 1 1 0 0 3 4

Izq. 0 0 0 0 0 3 0 0 1 1 5 0 4 3 0 0 0 7 12

Indeterminados Indet. Pares 1 0 0 0 0 0 0 0 1 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 3 0 0 0 0 1 1 1 2 1 0 0 0 0 3 3 6 3

Tabla III.43. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el canino superior permanente.

Edad (años) Subad. indet. 3,1-5 5,1-7 7,1-10 10,1-13 13,1-16 16,1-20 Total Subad. Adultos indet. 20,1-30 30,1-40 40,1-50 50,1-60 +60 Total Ad. NMI Total

Der. 0 1 0 0 0 1 0 2 5 1 0 0 0 0 6 8

Izq. 0 2 0 1 0 1 0 4 5 4 0 0 0 0 9 13

Indet. 0 0 0 0 0 0 0 0 4 0 0 0 0 0 4 4

Pares 0 1 0 0 0 1 0 2 4 1 0 0 0 0 5 7

NMI total 0 2 0 1 0 1 0 4 8 4 0 0 0 0 12 16

Tabla III.44. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el primer premolar superior.

281

NMI 1 0 0 0 1 3 0 0 0 0 5 0 4 3 2 0 0 9 14

NMI total 1 0 0 0 1 3 0 0 2 1 7 1 6 5 2 0 0 13 20


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

Edad (años) Subad indet. 3,1-5 5,1-7 7,1-10 10,1-13 13,1-16 16,1-20 Total Subad. Adultos indet. 20,1-30 30,1-40 40,1-50 50,1-60 +60 Total Ad. NMI Total

Der. 1 1 1 1 0 0 0 4 4 4 1 0 0 1 10 14

Izq. 1 0 0 1 0 0 0 2 4 2 3 2 0 0 11 13

Indet. 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 2 0 0 3 3

Pares 1 0 0 1 0 0 0 2 3 2 1 1 0 0 7 9

NMI total 1 1 1 1 0 0 0 4 6 4 3 2 0 1 11 15

Tabla III.45. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el segundo premolar superior.

Masculinos

Femeninos

Edad (años)

Der.

Izq.

Indet.

Pares

Subad indet. 0-1 1,1-3 3,1-5 5,1-7 7,1-10 10,1-13 13,1-16 16,1-20 Total Subad. Adultos NMI Total

3 1 3 1 0 2 2 0 0 12 2 14

2 0 2 0 0 2 0 0 0 6 3 9

0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1

0 0 0 0 0 2 0 0 0 2 1 3

NM I 3 1 3 1 0 2 2 0 0 12 4 16

Indeterminados

Der.

Izq.

Indet.

Pares

NMI

Der.

Izq.

Indet.

Pares

NMI

NMI total

0 0 1 0 0 0 0 0 0 1 2 3

0 0 0 1 1 1 0 0 0 3 2 5

0 0 0 1 0 0 0 0 0 1 0 1

0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 2

0 0 1 1 1 1 0 0 0 4 2 6

0 1 0 0 0 0 0 0 0 1 4 5

0 0 2 0 0 0 0 0 0 2 2 4

0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1

0 1 2 0 0 0 0 0 0 3 4 7

3 2 4 2 1 3 2 0 0 15 8 23

Tabla III.46. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el primer molar superior permanente.

282


Apéndice III.

Edad (años) Subad indet. 0-1 1,1-3 3,1-5 5,1-7 7,1-10 10,1-13 13,1-16 16,1-20 Total Subad. Ad. indet. 20,1-30 30,1-40 40,1-50 50,1-60 +60 Total Ad. NMI Total

Der. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 2 0 0 0 4 4

Izq. 0 0 0 0 1 0 0 0 1 2 0 0 1 0 0 0 1 3

Masculinos Indet. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

Pares 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 1 1

NMI 0 0 0 0 1 0 0 0 1 2 1 1 2 0 0 0 4 6

Der. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 1 1

Izq. 1 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 1 0 0 0 0 1 2

Femeninos Indet. Pares 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 2

NMI 1 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 1 0 0 0 0 1 2

Der. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 5 3 0 0 0 0 8 8

Izq. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 4 2 0 0 0 0 6 6

Indeterminados Indet. Pares 3 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 3 0 1 3 0 2 0 0 0 0 0 0 0 0 1 5 4 5

NMI 2 0 0 0 0 0 0 0 0 2 5 3 0 0 0 0 8 10

NMI total 2 0 0 0 1 0 0 0 1 4 6 5 2 0 0 0 13 17

NMI 0 0 1 0 1 2 5 7

NMI total 1 0 2 0 2 4 16 20

Tabla III.47. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el segundo molar superior permanente.

Edad (años) Subad indet. 7,1-10 10,1-13 13,1-16 16,1-20 Total Subad. Adultos NMI Total

Der. 0 0 0 0 1 1 9 10

Izq. 1 0 0 0 0 1 5 6

Masculinos Indet. 0 0 1 0 1 2 4 6

Pares 0 0 0 0 1 1 4 1

NMI 1 0 1 0 1 3 10 13

Der. 0 0 0 0 0 0 1 1

Izq. 0 0 0 0 0 0 2 2

Femeninos Indet. Pares 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 1 0 2 1 3 1

NMI 0 0 0 0 1 1 3 4

Der. 0 0 1 0 0 1 3 4

Izq. 0 0 0 0 1 1 4 5

Tabla III.48. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el tercer molar superior.

283

Indeterminados Indet. Pares 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 1 0 3 3 4 3


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

Edad (años) Subad indet. 0-1 1,1-3 3,1-5 5,1-7 7,1-10 10,1-13 13,1-16 16,1-20 Total Subad. Ad. indet. 20,1-30 30,1-40 40,1-50 50,1-60 +60 Total Adultos NMI Total

Der. 0 2 1 0 0 0 0 0 0 3 3 2 3 4 0 2 14 17

Izq. 0 0 1 0 0 2 0 0 0 3 2 1 3 4 2 0 12 15

Indet. 0 0 1 0 0 0 0 0 0 1 6 0 1 0 2 2 11 12

Pares 0 0 1 0 0 0 0 0 0 1 3 1 5 4 1 1 15 16

NMI total 0 2 2 0 0 2 0 0 0 6 6 2 5 4 2 2 18 24

Tabla III.49. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el primer incisivo inferior permanente.

Edad (años) Subad indet. 0-1 1,1-3 3,1-5 5,1-7 7,1-10 10,1-13 13,1-16 16,1-20 Total Subad. Ad. indet. 20,1-30 30,1-40 40,1-50 50,1-60 +60 Total adultos NMI Total

Der. 0 2 0 1 3 1 0 0 0 7 1 10 2 1 0 0 14 21

Izq. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 8 7 1 0 0 18 18

Indet. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 1 0 0 0 3 3

Pares 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 6 2 1 0 0 10 10

NMI total 0 2 0 1 3 1 0 0 0 7 2 11 7 0 0 0 18 25

Tabla III.50. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el segundo incisivo inferior permanente.

284


Apéndice III.

Edad (años) Subad indet. 0-1 1,1-3 3,1-5 5,1-7 7,1-10 10,1-13 13,1-16 16,1-20 Total Subad. Adultos NMI Total

Der. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1

Izq. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 4 4

Masculinos Indet. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

Pares 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1

NMI 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 4 4

Der. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 4 4

Izq. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 5 5

Femeninos Indet. Pares 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 4 2 4

NMI 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 6 6

Der. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 4 4

Izq. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 6 6

Indeterminados Indet. Pares 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 4 3 4 3

Tabla III.51. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el canino inferior permanente.

Edad (años) Subad indet. 1,1-3 3,1-5 5,1-7 7,1-10 10,1-13 13,1-16 16,1-20 Total Subad. Ad. indet. 20,1-30 30,1-40 40,1-50 50,1-60 +60 Total adultos NMI Total

Der. 0 0 1 1 1 2 0 0 5 6 2 0 0 0 0 8 13

Izq. 1 0 1 1 2 0 1 0 6 4 1 0 0 0 1 6 10

Indet. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

Pares 0 0 1 1 2 0 0 0 4 2 1 0 0 0 0 3 7

NMI total 1 0 1 1 2 2 1 0 7 8 2 0 0 0 1 9 16

Tabla III.52. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el primer premolar inferior.

285

NMI 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 8 8

NMI total 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 15 15


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

Edad (años) Subad indet. 3,1-5 5,1-7 7,1-10 10,1-13 13,1-16 16,1-20 Total Subad. Ad. indet. 20,1-30 30,1-40 40,1-50 50,1-60 +60 Total Ad. NMI Total

Der. 0 1 0 0 0 0 0 1 3 0 0 0 0 0 3 4

Izq. 0 0 1 1 1 0 0 3 1 0 0 0 0 0 1 4

Masculinos Indet. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

Pares 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 1 1

NMI 0 1 1 1 1 0 0 4 3 0 0 0 0 0 3 7

Der. 0 2 1 0 0 0 0 3 3 0 0 0 0 0 3 6

Izq. 1 0 1 0 0 0 0 2 2 1 0 0 0 0 3 5

Femeninos Indet. Pares 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 2 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1

NMI 1 2 1 0 0 0 0 4 3 1 0 0 0 0 4 8

Der. 0 0 0 0 0 0 0 0 8 1 0 0 0 0 9 9

Izq. 0 0 0 1 0 0 0 1 4 0 0 0 0 0 4 5

Indeterminados Indet. Pares 2 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 0 1 4 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 4 3 4

Tabla III.53. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el segundo premolar inferior.

Edad (años) Subad indet. 0-1 1,1-3 3,1-5 5,1-7 7,1-10 10,1-13 13,1-16 16,1-20 Total Subad. Ad. indet. 20,1-30 30,1-40 40,1-50 50,1-60 +60 Total adultos NMI Total

Der. 5 0 4 2 0 4 0 0 1 16 7 1 1 1 1 0 11 27

Izq. 1 0 1 1 0 1 0 0 0 4 6 3 0 1 2 0 12 16

Indet. 1 0 1 0 1 0 0 0 0 3 8 2 3 0 1 0 14 17

Pares 0 0 1 1 0 1 0 0 0 3 0 2 1 1 2 0 6 9

NMI total 5 0 4 2 1 4 0 0 1 17 11 4 2 1 2 0 22 39

Tabla III.54. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el primer molar inferior permanente.

286

NMI 2 0 0 1 0 0 0 2 8 1 0 0 0 0 9 11

NMI total 2 3 2 2 1 0 0 8 14 1 0 0 0 0 15 23


Apéndice III. Edad (años) Subad indet. 3,1-5 5,1-7 7,1-10 10,1-13 13,1-16 16,1-20 Total Subad. Ad. indet. 20,1-30 30,1-40 40,1-50 50,1-60 +60 Total Ad. NMI Total

Der. 0 0 0 0 1 0 0 1 0 1 0 0 0 0 1 2

Izq. 0 0 0 0 0 0 0 0 2 0 0 0 0 0 2 2

Indet. 0 0 0 1 0 0 0 1 0 1 0 0 0 0 1 2

Pares 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0

NMI 0 0 0 1 1 0 0 2 2 1 0 0 0 0 3 5

Der. 0 0 0 0 1 0 0 1 1 1 3 0 0 0 5 6

Izq. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

Indet. 0 0 1 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 1

Pares 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

NMI 0 0 1 0 1 0 0 2 1 1 3 0 0 0 5 7

Der. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

Izq. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 2 0 0 0 4 4

Indet. 1 0 0 0 0 0 0 1 14 2 16 0 0 0 32 33

Pares 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 1 0 0 0 3 3

NMI 1 0 0 0 0 0 0 1 7 2 10 0 0 0 18 19

NMI total 1 1 1 1 2 0 0 5 10 4 13 0 0 0 19 24

Indeterminados Indet. Pares 2 0 1 0 1 0 0 0 4 0 4 0 8 0

NMI 1 1 1 0 3 2 5

NMI total 1 1 1 2 2 13 15

Tabla III.55. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el segundo molar inferior permanente.

Edad (años) Subad indet. 10,1-13 13,1-16 16,1-20 Total Subad. Adultos NMI Total

Der. 0 0 0 1 1 3 4

Izq. 0 0 0 0 0 4 4

Masculinos Indet. 0 0 0 1 1 6 7

Pares 0 0 0 1 1 2 3

NMI 0 0 0 1 1 8 9

Der. 0 0 0 0 0 1 1

Izq. 0 0 0 0 0 2 2

Femeninos Indet. Pares 0 0 0 0 0 0 1 0 1 0 3 1 4 1

NMI 0 0 0 1 1 5 6

Der. 0 0 0 0 0 0 0

Izq. 0 0 0 0 0 0 0

Tabla III.56. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el tercer molar inferior.

Edad (años) Subad indet. No nato 0-1 1,1-3 3,1-5 NMI Total

Der. 0 0 1 2 1 4

Izq. 0 0 1 4 1 6

Indet. 0 0 0 0 0 0

Pares 0 0 1 2 1 4

NMI 0 0 1 4 1 6

Tabla III.57. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el primer incisivo superior deciduo.

287


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

Edad (años) Subad indet. No nato 0-1 1,1-3 3,1-5 5,1-7 NMI Total

Der. 0 0 1 2 0 0 3

Izq. 0 0 1 2 0 0 3

Indet. 0 0 0 0 0 0 0

Pares 0 0 1 2 0 0 3

NMI 0 0 1 2 0 0 3

Tabla III.58. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el segundo incisivo superior deciduo.

Edad (años) Subad indet. No nato 0-1 1,1-3 3,1-5 5,1-7 7,1-10 NMI Total

Der. 1 0 1 3 1 0 0 6

Izq. 1 0 0 1 1 0 0 3

Indet. 1 0 0 1 0 0 0 2

Pares 1 0 0 1 1 0 0 3

NMI total 1 0 1 3 1 0 0 6

Tabla III.59. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el canino superior deciduo.

Edad (años) Subad indet. No nato 0-1 1,1-3 3,1-5 5,1-7 7,1-10 NMI Total

Der. 0 0 2 1 1 0 0 4

Izq. 0 0 2 4 0 0 0 6

Indet. 0 0 0 0 0 0 0 0

Pares 0 0 2 1 1 0 0 4

NMI total 0 0 2 4 1 0 0 7

Tabla III.60. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el primer molar superior deciduo.

Edad (años) Subad indet. No nato 0-1 1,1-3 3,1-5 5,1-7 7,1-10 NMI Total

Der. 0 0 1 2 0 0 0 3

Izq. 0 0 1 0 0 0 0 1

Indet. 0 0 0 1 0 0 0 1

Pares 0 0 1 2 0 0 0 3

NMI total 0 0 1 2 0 0 0 3

Tabla III.61. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el segundo molar superior deciduo.

288


Apéndice III.

Edad (años) Subad indet. No nato 0-1 1,1-3 3,1-5 5,1-7 NMI Total

Der. 0 0 0 0 0 0 0

Izq. 0 0 1 1 0 0 2

Masculinos Indet. 0 0 0 0 0 0 0

Pares 0 0 0 0 0 0 0

NMI 0 0 1 1 0 0 2

Der. 0 0 2 1 0 0 3

Izq. 0 0 0 0 0 0 0

Femeninos Indet. Pares 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

NMI 0 0 2 1 0 0 3

Der. 2 0 2 2 0 0 6

Izq. 0 0 0 0 0 0 0

Indeterminados Indet. Pares 0 0 0 0 1 1 0 0 0 0 0 0 1 1

NMI 2 0 2 0 0 0 4

NMI total 2 0 5 2 0 0 8

NMI 0 0 2 0 0 0 2

NMI total 0 0 4 5 0 0 9

NMI 0 0 1 1 0 0 0 2

NMI total 1 0 2 3 2 1 0 8

Tabla III.62. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el primer incisivo inferior deciduo.

Edad (años) Subad indet. No nato 0-1 1,1-3 3,1-5 5,1-7 NMI Total

Der. 0 0 2 3 0 0 5

Izq. 0 0 2 0 0 0 2

Masculinos Indet. 0 0 0 0 0 0 0

Pares 0 0 2 3 0 0 5

NMI 0 0 2 3 0 0 5

Der. 0 0 0 0 0 0 0

Izq. 0 0 1 2 0 0 3

Femeninos Indet. Pares 0 0 0 0 0 1 0 2 0 0 0 0 0 3

NMI 0 0 1 2 0 0 3

Der. 0 0 1 0 0 0 1

Izq. 0 0 1 0 0 0 1

Indeterminados Indet. Pares 0 0 0 0 1 1 0 0 0 0 0 0 1 1

Tabla III.63. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el segundo incisivo inferior deciduo.

Edad (años) Subad indet. No nato 0-1 1,1-3 3,1-5 5,1-7 7,1-10 NMI Total

Der. 1 0 0 1 0 0 0 2

Izq. 0 0 0 1 1 1 0 3

Masculinos Indet. 0 0 0 0 0 0 0 0

Pares 0 0 0 0 0 0 0 1

NMI 1 0 0 2 1 1 0 5

Der. 0 0 0 1 0 0 0 1

Izq. 0 0 1 1 1 0 0 3

Femeninos Indet. Pares 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 1

NMI 0 0 1 1 1 0 0 3

Der. 0 0 1 1 0 0 0 2

Izq. 0 0 0 0 0 0 0 0

Tabla III.64. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el canino inferior deciduo.

289

Indeterminados Indet. Pares 0 0 0 0 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

Edad (años) Subad indet. No nato 0-1 1,1-3 3,1-5 5,1-7 7,1-10 NMI Total

Der. 0 0 0 2 0 0 0 2

Izq. 0 0 0 0 0 0 0 0

Masculinos Indet. 0 0 0 0 0 0 0 0

Pares 0 0 0 0 0 0 0 0

NMI 0 0 0 2 0 0 0 2

Der. 0 0 0 0 0 0 0 0

Izq. 0 0 0 0 0 0 0 0

Femeninos Indet. Pares 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

NMI 0 0 0 0 0 0 0 0

Der. 3 0 4 2 0 0 0 9

Izq. 2 0 2 2 1 0 0 7

Indeterminados Indet. Pares 0 2 0 0 2 2 0 2 0 1 0 0 0 0 2 7

NMI 3 0 4 2 1 0 0 9

NMI total 3 0 4 4 1 0 0 11

NMI 3 0 3 2 1 0 0 9

NMI total 3 0 9 4 3 0 0 19

Tabla III.65. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el primer molar inferior deciduo.

Edad (años) Subad indet. No nato 0-1 1,1-3 3,1-5 5,1-7 7,1-10 NMI Total

Der. 0 0 0 0 0 0 0 0

Izq. 0 0 0 0 0 0 0 0

Masculinos Indet. 0 0 0 0 0 0 0 0

Pares 0 0 0 0 0 0 0 0

NMI 0 0 0 0 0 0 0 0

Der. 0 0 6 2 0 0 0 8

Izq. 0 0 0 1 2 0 0 3

Femeninos Indet. Pares 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 1

NMI 0 0 6 2 2 0 0 10

Der. 3 0 2 2 0 0 0 7

Izq. 0 0 2 1 0 0 0 3

Indeterminados Indet. Pares 0 0 0 0 1 2 1 1 1 0 0 0 0 0 3 3

Tabla III.66. Número Mínimo de Individuos (NMI) según el segundo molar inferior deciduo.

290


Elemento CL HU

RA

CU ESCM SEM PIR PISC TR TRP GR GAN 1MC 2MC

3MC

4MC

Sexo IN M F IN Total M F IN Total M F IN Total IN IN IN IN IN IN IN IN IN M F IN Total M F IN Total M F IN Total

Subad indet. 9 0 0 4 4 0 0 4 4 0 0 3 3 0 1 0 0 0 1 1 0 0 0 0 1 1 0 0 1 1 0 0 1 1

No nato 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

0-1 0 0 0 1 1 0 0 3 3 0 0 2 2 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

1,1-3 0 0 0 0 0 0 0 2 2 0 0 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

Edad (años) 3,1-5 5,1-7 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 1 2 1 0 0 0 0 2 1 2 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

7,1-10 0 0 0 0 0 0 0 2 2 0 0 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

10,1-13 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

13,1-16 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

16,1-20 0 0 0 1 1 0 0 1 1 0 0 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

Total subad. 9 0 0 5 5 0 0 14 14 0 0 12 12 0 1 0 0 0 1 1 0 0 0 0 1 1 0 0 1 1 0 0 1 1

Adultos 13 4 4 2 9 6 9 6 18 8 4 3 12 15 15 10 6 6 7 11 14 13 7 2 12 21 3 10 13 13 10 10 2 20

Total 22 4 4 7 14 6 9 20 32 8 4 15 24 15 16 10 6 6 8 12 14 13 7 2 13 22 3 10 14 14 10 10 3 21

Tabla III.67. Número Mínimo de Individuos (NMI) de la Submuestra A para cada elemento esqueletal considerado, según sexo y edad. Referencias: Ver Tabla 7.1. (página 79).

291


Elemento 5MC

1FPM FPM FMM FDM HI 1COST AT AX VTC VTD VTL VTIN COC IL

FE RO TI

Sexo M F IN Total M F IN Total IN IN IN IN IN IN IN IN IN IN IN IN M F IN Total M F IN Total IN M F IN Total

Subad indet. 0 0 2 2 0 0 1 1 9 6 5 0 0 0 0 3 3 3 3 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 9 9

No nato 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 0 0 0 0 0

0-1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 0 0 0 0 0 0 0 0 5 0 5 0 0 3 3 0 0 0 1 1

1,1-3 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 2 0 0 0 0 0

Edad (a帽os) 3,1-5 5,1-7 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 0 1 0 0 0 3 0 0 0 0 1 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

7,1-10 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 2 2 0 0 0 0 0

10,1-13 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 0 0 0 0 0

Tabla III.67. Continuaci贸n.

292

13,1-16 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 0 0 0 0 0

16,1-20 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 0 0 0 0 0

Total subad. 0 0 2 2 0 0 1 1 9 6 5 0 3 0 0 3 3 3 3 0 3 6 0 9 0 0 12 12 0 0 0 10 10

Adultos 0 0 11 11 5 5 2 11 21 20 8 5 7 3 8 2 2 4 2 2 0 0 0 0 3 3 4 7 20 1 1 4 5

Total 0 0 13 13 5 5 3 12 30 26 13 5 10 3 8 5 5 7 5 2 3 6 0 9 3 3 16 19 20 1 1 14 15


Elemento PE

ASTR

CALC 1C 2C 3C CUB ESCP 1MT 2MT 3MT 4MT 5MT FPP FMP FDP Total

Sexo M F IN Total M F IN Total M F IN Total IN IN IN IN IN IN IN IN IN IN IN IN IN M F IN Total

Subad indet. 0 0 2 2 0 0 4 4 0 0 2 2 0 0 1 1 1 6 1 3 1 3 4 2 0 0 0 9 9

No nato 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1

0-1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 5 3 8

1,1-3 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 2

Edad (a帽os) 3,1-5 5,1-7 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 0 1 2 1 2 4

7,1-10 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 2 3

10,1-13 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1

Tabla III.67. Continuaci贸n.

293

13,1-16 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1

16,1-20 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1

Total subad. 0 0 2 2 0 0 4 4 0 0 2 2 0 0 1 1 1 6 1 3 1 3 4 2 0 3 6 23 32

Adultos 3 1 9 11 6 7 9 17 1 0 8 8 7 9 25 11 19 16 8 11 11 20 12 8 4 10 10 25 45

Total 3 1 11 13 6 7 13 21 1 0 10 10 7 9 26 12 20 22 9 14 12 23 16 10 4 13 16 48 77


Edad (años) Elemento

1IS

2IS

CS 1PMS 2PMS 1MS

2MS

3MS

Sexo M F IN Total M F IN Total M F IN Total IN IN M F IN Total M F IN Total M F IN Total

Subad No indet. nato 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 1 0 0 1 3 0 0 3 0 1 2 3 1 0 0 1 -

0-1

1,1-3

3,1-5

5,1-7

7,1-10

0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 1 2 0 0 0 0 -

0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 1 3 1 2 6 0 0 0 0 -

1 1 1 2 0 0 2 2 1 1 1 3 2 1 1 1 0 2 0 0 0 0 -

0 0 0 0 0 0 2 2 0 0 3 3 0 1 0 1 0 1 1 0 0 1 -

0 0 0 0 0 0 2 2 0 0 0 0 1 1 2 1 0 3 0 0 0 0 0 0 0 0

10,113 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 0 0 2 0 0 0 0 1 0 1 2

13,1-16 16,1-20 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 1 1 1 1 2

Total Ad. 20,1-30 subad. Indet. 4 0 1 9 0 1 15 0 1 25 0 2 1 0 0 0 0 0 12 0 6 12 0 6 0 4 1 1 1 3 0 4 5 1 6 7 8 4 4 6 4 4 4 0 12 2 0 4 4 0 3 8 0 15 1 1 2 0 1 1 5 3 2 6 5 4 10 0 3 3 0 1 5 0 2 16 0 4

30,140 0 0 0 0 0 0 0 0 1 2 3 5 0 3 0 0 0 0 2 0 0 2 0 0 0 0

40,1-50

50,1-60

+60

0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 2 0 2 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

Total Total ad. 4 5 9 10 15 16 25 27 1 1 0 0 12 18 12 18 5 6 3 6 9 14 13 20 12 16 11 15 4 16 2 6 4 7 8 23 4 6 1 2 8 10 13 17 10 13 3 4 5 7 16 20

Tabla III.68. Número Mínimo de Individuos (NMI) de la Submuestra A para cada elemento dental considerado, según sexo y edad. Referencias: Ver Tabla 8.1. (página 104).

294


Edad (a帽os) Elemento

Sexo

1II 2II

IN IN M F IN Total Total M F IN Total IN M F IN Total M F IN Total IN IN IN IN IN M F IN Total

CI 1PMI 2PMI 1MI 2MI

3MI 1iS 2iS cS 1mS 2mS 1iI

Subad No 0-1 indet. nato 0 0 2 0 0 2 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 1 2 3 5 0 0 0 1 1 0 0 1 1 0 0 1 0 0 1 1 0 1 0 0 2 0 0 1 0 0 1 0 0 2 2 0 2 2 0 5

1,1-3

3,1-5

5,1-7

7,1-10

10,1-13

13,1-16

16,1-20

2 0 0 0 0 0 0 4 4 2 3 4 2 1 1 0 2

0 1 0 0 0 0 1 1 2 0 3 2 0 0 0 0 1 0 1 1 0 0 0 0 0

0 3 0 0 0 0 1 1 1 0 2 1 0 1 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0

2 1 0 0 0 0 2 1 0 1 2 4 1 0 0 1 0 0 0 -

0 0 0 0 0 0 2 1 0 0 1 0 1 1 0 2 0 0 1 1 -

0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 -

0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 1 1 0 2 -

Tabla III.68. Continuaci贸n.

295

Total subad. 6 7 0 0 0 0 7 4 4 2 8 17 2 2 1 5 1 1 3 2 6 3 6 7 3 2 3 4 8

Ad. 20,1-30 Indet. 6 2 2 11 4 0 6 0 8 0 15 0 8 2 3 0 3 1 8 1 14 2 11 4 2 1 1 1 7 2 10 4 8 0 5 0 2 0 13 0 -

30,1-40

40,1-50

50,1-60

+60

5 7 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 0 3 10 13 0 0 0 0 -

4 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 -

2 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 0 0 0 0 0 0 0 0 -

2 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 -

Total Total ad. 18 24 18 25 4 4 6 6 8 8 15 15 9 16 3 7 4 8 9 11 15 23 22 39 3 5 5 7 18 19 19 24 8 9 5 6 2 5 13 15 6 3 6 7 3 2 3 4 8


Edad (a帽os) Elemento Sexo

2iI

cI

1mI

2mI

Total

M F IN Total M F IN Total M F IN Total M F IN Total M F IN Total

Subad No 0-1 indet. nato 0 0 2 0 0 1 0 0 2 0 0 4 1 0 0 0 0 1 0 0 1 1 0 2 0 0 0 0 0 0 3 0 4 3 0 4 0 0 0 0 0 6 3 0 3 3 0 9 3 0 2 1 0 6 5 0 4 9 0 12

1,13 3 2 0 5 2 1 1 3 2 0 2 4 0 2 2 4 3 2 4 9

3,1-5 5,1-7 7,1-10 0 0 0 0 1 1 0 2 0 0 1 1 0 2 1 3 1 2 2 5

0 0 0 0 1 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 3 5

0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 1 4 7

10,1-13

13,1-16

16,1-20

2 1 1 4

0 1 1 2

1 1 1 3

Total Ad. 20,1-30 subad. Indet. 5 3 2 9 5 3 2 8 2 0 9 11 0 10 9 19 15 10 4 16 9 1 25 15 11 56 34 16

Tabla III.68. Continuaci贸n.

296

30,1-40 2 3 10 15

40,150 0 0 4 4

50,1-60

+60

0 0 2 2

0 0 2 2

Total Total ad. 5 3 2 9 5 3 2 8 2 0 9 11 0 10 9 19 16 31 13 29 44 69 73 129


APÉNDICE IV1

M Edad (años) No nato 0-1 1.1-3 3.1-5 5.1-7 7.1-10 10.1-13 13.1-16 16.1-20 Total Subad. 20.1-30 30.1-40 40.1-50 50.1-60 60 + Total Ad. Total

n 0 1 0 0 1 3 1 1 1 8 7 2 4 4 0 17 25

% 0 4,00 0 0 4,00 12,00 4,00 4,00 4,00 32,00 28,00 8,00 16,00 16,00 0 68,00 100

F n 0 3 4 1 0 1 0 0 1 10 4 2 3 2 0 11 21

% 0 14,28 19,05 4,76 0 4,76 0 0 4,76 47,60 19,05 9,52 14,28 9,52 0 52,40 100

n 0 3 1 3 3 4 0 1 1 16 0 0 2 0 0 2 18

Indet. % 0 16,66 5,55 16,66 16,66 22,22 0 5,55 5,55 88,88 0 0 11,12 0 0 11,12 100

N 0 7 5 4 4 8 1 2 3 34 11 4 9 6 0 30 64

Total % 0 10,94 7,81 6,25 6,25 12,50 1,56 3,13 4,69 53,13 17,19 6,25 14,06 9,38 0 46,88 100

Tabla IV.1. Distribución por sexo y edad de los entierros recuperados en la cuenca del Salitroso (Sierra Colorada – SAC). Información extraída de Bernal et al. (2004: Tabla 1) y García Guraieb et al. (2006: Cuadro 1). Se incluyen los datos de todas las estructuras excavadas (chenques, nichos y entierros bajo bloque). Referencias: M: Masculinos; F: Femeninos; Indet.: Sexo indeterminado; n: Número de individuos; N: Número total de individuos.

M Edad (años) No nato 0-1 1.1-3 3.1-5 5.1-7 7.1-10 10.1-13 13.1-16 16.1-20 Total Subad. 20.1-30 30.1-40 40.1-50 50.1-60 60 + Total Ad. Total

n 0 65 25 25 14 21 15 15 21 201 104 135 18 0 0 257 458

F % 0 14,19 5,46 5,46 3,06 4,59 3,28 3,28 4,59 43,89 22,71 29,48 3,93 0 0 56,11 100

n 0 75 15 15 7 11 17 18 26 184 98 86 10 1 0 195 379

% 0 19,79 3,96 3,96 1,85 2,90 4,49 4,75 6,86 48,55 25,86 22,69 2,64 0,26 0 51,45 100

n 0 30 2 2 1 0 0 0 0 35 1 0 0 0 0 1 36

Indet. % 0 83,33 5,56 5,56 2,78 0 0 0 0 97,22 2,78 0 0 0 0 2,78 100

N 0 170 42 42 22 32 32 33 47 420 203 221 28 1 0 453 873

Total % 0 19,47 4,81 4,81 2,52 3,67 3,67 3,78 5,38 48,11 23,25 25,32 3,21 0,11 0 51,89 100

Tabla IV.2. Distribución por sexo y edad de los entierros recuperados en Indian Knoll, centro oeste de Kentucky (Johnston y Snow 1961: Tabla 1). Se incluye la información del análisis efectuado por los autores en el año 1959. Referencias: M: Masculinos; F: Femeninos; Indet.: Sexo indeterminado; n: Número de individuos; N: Número total de individuos.

1

En este apéndice se consigna la información sobre los perfiles de mortalidad elegidos para ser comparados con el obtenido para el sitio Chenque I.

297


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

M

F

Edad (años) No nato 0-1 1.1-3 3.1-5 5.1-7 7.1-10 10.1-13 13.1-16 16.1-20 Total Subad. 20.1-30 30.1-40 40.1-50 50.1-60 60 +

n 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 38 31 17 7 1

% 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 40,43 32,98 18,09 7,45 1,06

n 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 31 22 21 15 8

Total Ad.

94

100

97

Total

94

100

97

% 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 31,96 22,68 21,65 15,46 8,25 100

n 0 76 19 10 7 10 8 11 22 165 0 0 0 0 0 0

100

165

Indet. % 0 46,06 11,52 6,06 4,24 6,06 4,85 6,67 13,33 100 0 0 0 0 0

N 0 76 19 10 7 10 8 11 22 165 69 53 38 22 9

Total % 0 21,35 5,34 2,81 1,97 2,81 2,25 3,09 6,18 46,35 19,38 14,89 10,67 6,18 2,53

0

191

53,65

100

356

100

Tabla IV.3. Distribución por sexo y edad de los entierros recuperados en el sitio Carlston Annis, centro oeste de Kentucky (Mensforth 1990: Tablas 4 y 5). Referencias: M: Masculinos; F: Femeninos; Indet.: Sexo indeterminado; n: Número de individuos; N: Número total de individuos.

M Edad (años) No nato 0-1 1.1-3 3.1-5 5.1-7 7.1-10 10.1-13 13.1-16 16.1-20 Total Subad. 20.1-30 30.1-40 40.1-50 50 + Total Ad. Total

n 0 0 0 0 0 0 0 0 2 2 8 10 12 0 30 32

F % 0 0 0 0 0 0 0 0 6,25 6,25 25,00 31,25 37,50 0 93,75 100

n 0 0 0 0 0 0 0 0 2 2 4 5 5 2 16 18

% 0 0 0 0 0 0 0 0 11,11 11,11 22,22 27,78 27,78 11,11 88,89 100

n 1 2 4 6 8 7 3 1 0 32 2 0 0 2 4 36

Indet. % 2,78 5,56 11,11 16,67 22,22 19,44 8,33 2,78 0 88,89 5,56 0 0 5,56 11,11 100

N 1 2 4 6 8 7 3 1 4 36 14 15 17 4 50 86

Total % 1,16 2,33 4,65 6,98 9,30 8,14 3,49 1,16 4,65 41,86 16,28 17,44 19,77 4,65 58,14 100

Tabla IV.4. Distribución por sexo y edad de los entierros recuperados en el sitio Lokomotiv, Irkutsk central, región del Lago Baikal, Siberia (Weber et al. 2002: Tabla 3). Referencias: M: Masculinos; F: Femeninos; Indet.: Sexo indeterminado; n: Número de individuos; N: Número total de individuos.

298


Apéndice IV.

M Edad (años) No nato 0-1 1.1-3 3.1-5 5.1-7 7.1-10 10.1-13 13.1-16 16.1-20 Total Subad. 20.1-30 30.1-40 40.1-50 50 + Total Ad. Total

n 0 0 0 0 0 0 0 0 2 2 3 2 2 9 16 18

% 0 0 0 0 0 0 0 0 11,11 11,11 16,67 11,11 11,11 50 88,89 100

F n 0 0 0 0 0 0 0 0 2 2 1 1 1 4 7 9

% 0 0 0 0 0 0 0 0 22,22 22,22 11,11 11,11 11,11 44,44 77,78 100

n 1 1 7 9 7 8 6 2 0 41 0 0 0 1 1 42

Indet. % 2,38 2,38 16,67 21,43 16,67 19,05 14,29 4,76 0 97,62 0 0 0 2,38 2,38 100

N 1 1 7 9 7 8 6 2 4 45 4 3 3 14 24 69

Total % 1,45 1,45 10,14 13,04 10,14 11,59 8,70 2,90 5,80 65,22 5,80 4,35 4,35 20,29 34,78 100

Tabla IV.5. Distribución por sexo y edad de los entierros recuperados en el sitio Ust’-Ida, Irkutsk central, región del Lago Baikal, Siberia (Weber et al. 2002: Tabla 3). Referencias: M: Masculinos; F: Femeninos; Indet.: Sexo indeterminado; n: Número de individuos; N: Número total de individuos.

M Edad (años) No nato 0-1 1.1-3 3.1-5 5.1-7 7.1-10 10.1-13 13.1-16 16.1-20 Total Subad. 20.1-30 30.1-40 40 + Total Ad. Total

n 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 12 5 9 26 27

% 0 0 0 0 0 0 0 0 3,70 3,70 44,44 18,52 33,33 96,30 100

F n 0 0 0 0 0 0 0 0 2 2 14 8 9 31 33

% 0 0 0 0 0 0 0 0 6,06 6,06 42,42 24,24 27,27 93,94 100

n 0 6 8 0 3 7 6 1 1 32 4 3 0 7 39

Indet. % 0 15,38 20,51 0 7,69 17,95 15,38 2,56 2,56 82,05 10,26 7,69 0 17,95 100

N 0 6 8 0 3 7 6 1 4 35 30 16 18 64 99

Total % 0 6,06 8,08 0 3,03 7,07 6,06 1,01 4,04 35,35 30,30 16,16 18,18 64,64 100

Tabla IV.6. Distribución por sexo y edad de los entierros recuperados en la zona de Stillwater Marsh, Nevada. La información para generar esta tabla fue obtenida de Hutchinson y Larsen (1995 a: Tabla 6.5.), Larsen y Lambert (1995: Tabla B.1.), Larsen et al. (1995 a: Tabla 3.8.; 1995 b: Tablas 8.2. y 8.9.) y Schoeninger (1995: Tabla 7.1B.). Referencias: M: Masculinos; F: Femeninos; Indet.: Sexo indeterminado; n: Número de individuos; N: Número total de individuos.

299


APÉNDICE V1 V.1. Hipoplasias, hipocalcificaciones y tamaño dental. Hipoplasias n/N 0/2 0/1 0/4 0/3 0/2 0/4 0/2 0/4 0/3 0/5

% 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0

n/N 0/3 0/1 0/1 0/2 0/0 0/0 0/3 0/3 0/5 0/2

% 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0

n/N 0/0 0/0 0/1 0/0 0/0 0/1 0/0 0/0 0/0 0/0

% 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0

n/N 0/5 0/2 0/6 0/5 0/2 0/5 0/5 0/7 0/8 0/7

% 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0

n/N 0/2 0/1 0/4 0/3 0/2 0/4 0/2 0/4 0/3 0/5

% 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0

Hipocalcificaciones Izq. Indet. n/N % n/N % 0/3 0,0 0/0 0,0 0/1 0,0 0/0 0,0 0/1 0,0 0/1 0,0 0/2 0,0 0/0 0,0 0/0 0,0 0/0 0,0 0/0 0,0 0/1 0,0 0/3 0,0 0/0 0,0 0/3 0,0 0/0 0,0 0/5 0,0 0/0 0,0 0/2 0,0 0/0 0,0

0/30

0,0

0/20

0,0

0/2

0,0

0/52

0,0

0/30

0,0

0/20

0,0

0/2

0,0

0/52

0,0

4/4 0/0 3/3 0/0 0/2 1/2 0/0 0/2 0/1 3/4 0/0 1/2 0/0 1/7 1/1 1/1

100 0,0 100 0,0 0,0 50,00 0,0 0,0 0,0 75,00 0,0 50,00 0,0 14,28 100 100

3/5 0/1 1/1 1/2 1/3 1/5 0/1 0/0 0/2 0/1 0/1 1/2 0/1 0/2 0/0 0/1

60,00 0,0 100 50,00 33,33 20,00 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 50,00 0,0 0,0 0,0 0,0

0/0 0/0 1/2 0/0 0/0 0/0 0/0 1/1 0/1 0/0 0/1 0/0 0/0 0/2 0/1 0/0

0,0 0,0 50,00 0,0 0,0 0,0 0,0 100 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0

7/9 0/1 5/6 1/2 1/5 2/7 0/1 1/3 0/4 3/5 0/2 2/4 0/1 1/11 1/2 1/2

77,77 0,0 83,33 50,00 20,00 28,57 0,0 33,33 0,0 60,00 0,0 50,00 0,0 9,09 50,00 50,00

0/4 0/0 0/3 0/0 0/2 1/2 0/0 0/2 0/1 0/4 0/0 1/2 0/0 0/7 0/1 0/1

0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 50,00 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 50,00 0,0 0,0 0,0 0,0

0/5 0/1 0/1 0/2 0/3 0/5 0/1 0/0 0/2 0/1 0/1 0/2 0/1 0/2 0/0 0/1

0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0

0/0 0/0 0/2 0/0 0/0 0/0 0/0 0/1 0/1 0/0 0/1 0/0 0/0 0/2 0/1 0/0

0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0

0/9 0/1 0/6 0/2 0/4 1/7 0/1 0/3 0/4 0/5 0/2 1/4 0/1 0/11 0/2 0/2

0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 14,28 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 25,00 0,0 0,0 0,0 0,0

15/29

51,72

8/28

28,57

2/8

25,00

25/65

38,46

2/29

6,89

0/28

0,0

0/8

0,0

2/65

3,07

15/59

25,42

8/48

16,66

2/10

20,00

25/117

21,36

2/59

3,39

0/48

0,0

0/10

0,0

2/117

1,71

Der. Diente 1iS 2iS cS 1mS 2mS 1iI 2iI cI 1mI 2mI Total deciduos 1IS 2IS CS 1PMS 2PMS 1MS 2MS 3MS 1II 2II CI 1PMI 2PMI 1MI 2MI 3MI Total permanentes Total

Izq.

Indet.

Total

Der.

Total n/N 0/5 0/2 0/6 0/5 0/2 0/5 0/5 0/7 0/8 0/7

% 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0

Tabla V.1. Conteo de hipoplasias e hipocalcificaciones por diente y lateralidad, para los individuos subadultos. Referencias: N: Cantidad total relevada; n: cantidad de dientes con el menos una hipoplasia o hipocalcificación. Para la definición de cada abreviatura, ver Tabla 8.1. (página 104). 1

En este apéndice se consigna la información referida a los indicadores de estrés metabólico (hipoplasias e hipocalcificaciones dentales, hiperostosis porótica y cribra orbitalia) y de estrés funcional (artritis y entesoexóstosis).

300


Ap茅ndice V.

Hipoplasias Der. Diente 1IS 2IS CS 1PMS 2PMS 1MS 2MS 3MS 1II 2II CI 1PMI 2PMI 1MI 2MI 3MI Total

n/N 6/8 2/4 0/3 0/2 0/1 0/6 0/3 0/5 1/5 0/2 2/2 0/2 0/3 0/9 1/4 0/0 12/59

Izq. % 75,00 50,00 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 20,0 0,0 100 0,0 0,0 0,0 25,00 0,0 20,34

n/N 2/4 2/3 1/2 2/3 0/2 0/4 0/2 0/3 0/2 2/3 2/3 0/2 1/3 0/5 0/3 0/3 12/47

% 50,00 66,66 50,00 66,66 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 66,66 66,66 0,0 33,33 0,0 0,0 0,0 25,53

Indet. n/N % 0/0 0,0 0/0 0,0 0/0 0,0 0/0 0,0 0/1 0,0 0/0 0,0 0/0 0,0 0/1 0,0 0/2 0,0 0/1 0,0 0/0 0,0 0/0 0,0 0/0 0,0 0/0 0,0 0/1 0,0 0/2 0,0 0/8 0,0

Total n/N 8/12 4/7 1/5 2/5 0/4 0/10 0/5 0/8 1/9 2/6 4/5 0/4 1/6 0/14 1/8 0/5 24/114

% 66,66 57,14 20,00 40,00 0,0 0,0 0,0 0,0 11,11 33,33 80,00 0,0 16,66 0,0 12,50 0,0 21,05

Der. n/N % 0/10 0,0 0/4 0,0 0/2 0,0 0/2 0,0 0/1 0,0 0/6 0,0 0/3 0,0 0/5 0,0 0/5 0,0 0/2 0,0 0/2 0,0 0/2 0,0 0/3 0,0 0/9 0,0 0/4 0,0 0/1 0,0 0/61 0,0

n/N 0/4 1/3 0/1 0/1 0/2 0/4 0/2 0/3 0/2 1/3 0/3 0/2 0/3 0/5 0/3 0/3 2/44

Hipocalcificaciones Izq. Indet. % n/N % 0,0 0/0 0,0 33,33 0/0 0,0 0,0 0/0 0,0 0,0 0/0 0,0 0,0 0/0 0,0 0,0 0/0 0,0 0,0 0/1 0,0 0,0 0/1 0,0 0,0 0/0 0,0 33,33 0/1 0,0 0,0 0/0 0,0 0,0 0/0 0,0 0,0 0/0 0,0 0,0 0/0 0,0 0,0 0/1 0,0 0,0 0/2 0,0 4,54 0/6 0,0

Total n/N 0/14 1/7 0/3 0/3 0/3 0/10 0/6 0/9 0/7 1/6 0/5 0/4 0/6 0/14 0/8 0/6 2/111

% 0,0 14,28 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 16,66 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 1,80

Tabla V.2. Conteo de hipoplasias e hipocalcificaciones por diente y lateralidad, para los individuos adultos. Referencias: N: Cantidad total relevada; n: cantidad de dientes con el menos una hipoplasia o hipocalcificaci贸n. Para la definici贸n de cada abreviatura, ver Tabla 8.1. (p谩gina 104).

301


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). Edad (años)

1iS 2iS cS 1mS 2mS 1iI 2iI cI 1mI 2mI 1IS 2IS CS

0-1

1,1-3

3,1-5

5,1-7

0/1 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/1 0,0; 0,0 0/1 0,0; 0,0 0/3 0,0; 0,0 0/4 0,0; 0,0 0/2 0,0; 0,0 0/2 0,0; 0,0 0/3 0,0; 0,0 0/1 0,0; 0,0 0/1 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0

0/4 0,0; 0,0 0/2 0,0; 0,0 0/4 0,0; 0,0 0/3 0,0; 0,0 0/1 0,0; 0,0 0/2 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/5 0,0; 0,0 0/3 0,0; 0,0 0/2 0,0; 0,0 0/2 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 1/1 100; 1,0 0/0 0,0; 0,0 1/4 25,0; 0,7 0/0 0,0; 0,0

0/1 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/1 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/1 0,0; 0,0 0/2 0,0; 0,0 0/1 0,0; 0,0 4/4 100; 2,3 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/1 0,0; 0,0 0/1 0,0; 0,0 1/2 50,0; 0,5 0/0 0,0; 0,0

0/1 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 1/1 100; 1,0 0/0 0,0; 0,0 4/4 100; 2,7 0/0 0,0; 0,0 0/2 0,0; 0,0 0/1 0,0; 0,0 0/1 0,0; 0,0

-

-

-

1PMS

-

2PMS

-

1MS

0/0 0,0; 0,0

2MS

-

3MS

-

7,1-10

10,1-13

13,1-16

16,1-20

-

-

-

-

-

-

-

0/0 0,0; 0,0

-

-

0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0

-

-

-

0/0 0,0; 0,0

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 1/1 100; 4,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0

0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/1 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0

0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 1/1 100; 3,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 1/1 100; 2,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0

0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 1/2 50,0; 1,0

Total Subad. 0/7 0,0; 0,0 0/2 0,0; 0,0 0/4 0,0; 0,0 0/5 0,0; 0,0 0/2 0,0; 0,0 0/5 0,0; 0,0 0/4 0,0; 0,0 0/8 0,0; 0,0 0/7 0,0; 0,0 0/6 0,0; 0,0 6/9 33,3/1,1 0/1 0,0; 0,0 5/5 100; 2,6 1/2 50,0; 0,5 1/5 20,0; 0,2 2/7 28,6; 0,3 0/1 0,0; 0,0 1/2 50,0; 1,0

20,1-30

30,1-40

40,1-50

50,1-60

60+

Total ad.

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 2/3 66,7; 0,7 0/0 0,0; 0,0 0/1 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 1/1 100; 3,0 0/1 0,0; 0,0

0/0 0,0; 0,0 0/1 0,0; 0,0 1/1 100; 1,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/1 100; 0,0 0/0 0,0; 0,0

0/0 0,0; 0,0 2/2 100; 1,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/2 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0

0/0 0,0; 0,0 1/2 100; 1,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0

0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0

9/14 64,3; 2,3 4/7 57,1; 1,0 3/4 75,0; 0,7 0/0 0,0; 0,0 0/4 0,0; 0,0 0/10 0,0; 0,0 1/6 16,7; 0,2 1/10 10,0; 0,1

Total 0/7 0,0; 0,0 0/2 0,0; 0,0 0/4 0,0; 0,0 0/5 0,0; 0,0 0/2 0,0; 0,0 0/5 0,0; 0,0 0/4 0,0; 0,0 0/8 0,0; 0,0 0/7 0,0; 0,0 0/6 0,0; 0,0 15/23 65,2; 1,8 4/8 50,0; 0,9 8/9 88,9; 1,8 1/2 50,0; 0,5 1/9 11,1; 0,1 2/17 11,8; 0,1 1/7 14,3; 0,1 2/12 16,7; 0,2

Tabla V.3. Cantidad total de hipoplasias por categoría de edad. Referencias: Fila superior de cada celda: cantidad de dientes con al menos una hipoplasia/cantidad total de dientes relevados. Fila inferior de cada celda: porcentaje de dientes con al menos una hipoplasia y valor de Isen: nl/Nd (promedio de hipoplasias por diente). Los valores totales incluyen los dientes cuyas estimaciones de edad no pudieron realizarse. Para la definición de cada abreviatura, ver Tabla 8.1. (página 104).

302


Apéndice V.

Edad (años)

1II 2II CI

0-1

1,1-3

3,1-5

5,1-7

7,1-10

10,1-13

13,1-16

16,1-20

0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0

0/2 0,0; 0,0 0/1 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/1 0,0; 0,0 0/2 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0

0/0 0,0; 0,0 1/1 100; 6,0 0/0 0,0; 0,0 0/2 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 1/4 25,0; 0,2 0/0 0,0; 0,0

1/1 100; 2,0 0/1 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/1 0,0; 0,0 0/1 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0

0/0 0,0; 0,0 1/1 100; 3,0 0/0 0,0; 0,0 1/1 100; 2,0 0/0 0,0; 0,0 0/3 0,0; 0,0 0/1 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 4/8 50,0; 1,2

0/1 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/1 0,0; 0,0 1/1 100; 1,0 0/0 0,0; 0,0 2/5 40,0; 0,6

0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 1/1 100; 4,0

0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/1 0,0; 0,0

1PMI

-

2PMI

-

1MI

0/0 0,0; 0,0

2MI

-

3MI

-

-

-

-

Total

0/19 0,0; 0,0

2/39 5,1; 0,1

7/21 33,3; 0,8

6/14 42,8; 0,9

Total Subad 1/4 25,0; 0,2 2/4 0,5; 2,2 0/1 0,0; 0,0 1/3 33,3; 0,7 0/2 0,0; 0,0 1/11 9,1; 0,1 1/2 50,0; 0,5 0/0 0,0; 0,0 22/109 20,2; 0,4

Tabla V.3. Continuación.

303

20,1-30

30,1-40

40,1-50

50,1-60

60+

Total ad.

Total

0/1 0,0; 0,0 4/9 44,4; 0,9 0/0 0,0; 0,0 0/1 0,0; 0,0 1/1 100; 3,0 0/1 0,0; 0,0 1/2 50,0; 3,0 0/1 0,0; 0,0 9/22 40,9; 0,4

1/2 50,0; 0,5 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 2/5 40,0; 0,4

0/3 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 2/7 28,6; 0,3

0/1 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 1/3 33,3; 0,3

0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0 0/0 0,0; 0,0

1/8 12,5; 0,1 4/9 44,4; 0,9 5/6 83,3; 2,0 0/4 0,0; 0,0 1/6 16,7; 0,5 0/14 0,0; 0,0 1/8 12,5; 0,1 0/6 0,0; 0,0 40/116 34,5; 0,1

2/12 16,7; 0,2 6/13 46,1; 1,3 5/7 71,4; 1,7 1/7 14,3; 0,1 1/8 12,5; 0,4 1/25 4,0; 0,1 2/10 20,0; 0,2 0/6 0,0; 0,0 62/225 27,5; 0,2


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

Masculinos 0 Diente 1IS, 2IS, 1II y 2II CS y CI 1PMS, 2PMS, 1PMI y 2PMI 1MS, 2MS, 1MII y 2MII 3MS y 3MI Total

N

1-2

BL

MD

4

6,15

5,73

2

8,66

3

8,93

11

11,35

7 27

10,99 9,22

N

BL

MD

3

6,99

7,81

8,02

2

9,00

7,45

0

10,9 3 9,74 8,37

Femeninos 3-4

N

5o+

BL

MD

2

6,42

6,13

8,86

0

-

-

-

0

-

1

11,74

12,28

1

11,94

2 8

11,66 9,85

11,13 10,02

0 3

9,18

N

0

BL

MD

3

7,05

8,79

-

0

-

-

0

11,4 4 8,78

N

1-2

BL

MD

2

7,27

7,93

-

4

6,57

-

-

4

7,43

0

-

-

4

10,38

0 3

7,05

8,79

6 20

10,21 8,37

N

3-4

BL

MD

3

6,91

7,75

7,66

4

8,05

7,25

0

11,2 8 9,57 8,74

N

5o+

BL

MD

1

7,64

8,78

7,98

4

7,49

-

-

1

1

9,98

11,12

0 8

8,31

8,95

N

BL

MD

1

8,06

8,04

7,62

0

-

-

7,86

7,64

0

-

-

1

10,68

9,94

0

-

-

0 7

8,42

8,49

0 1

8,06

8,04

Tabla V.4. Tamaño de los dientes permanentes según cantidad de hipoplasias de esmalte. Referencias: BL; Diámetro bucolingual de la corona; MD: Diámetro mesiodistal de la corona. Para la definición de cada abreviatura dental, ver Tabla 8.1. (página 104).

304


Apéndice V.

Edad (años) 0-1 1,1-3,0 3,1-5,0 5,1-7,0 7,1-10,0 10,1-13,0 13,1-16,0 16,1-20,0 Total Subadultos 20,1-30,0 30,1-40,0 40,1-50,0 50,1-60,0 60,0+ Total Adultos Total

Medidas (promedios) BL MD BL MD BL MD BL MD BL MD BL MD BL MD BL MD BL MD BL MD BL MD BL MD BL MD BL MD BL MD BL MD

1iS, 2iS, 1iI y 2iI n 4,25 2 4,90 4,44 1 5,08

cS y cI n 0 1

5,48 6,56 5,78 6,06

1mS, 2mS, 1mI y 2mI n 0 5 1

8,28 8,14 7,66 9,24

Elementos dentales 1IS, 2IS, CS y CI 1II y 2II n n

1PMS, 2PMS, 1PMI y 2PMI n

0

-

0

-

-

0

-

0

-

1

2

7,45 9,63

0

-

1

8,46 7,22 8,78 6,54 8,86 8,60

1MS, 2MS, 1MII y 2MII n

n

0

-

-

-

-

-

-

3

0

-

1

0

-

0

-

0

-

0

-

1

8,64 8,96

1

0

-

0

-

0

-

2

6,42 6,13

0

-

0

-

-

0

-

0

-

0

-

0

-

-

-

-

-

-

-

0

-

0

-

-

-

-

-

-

0

-

0

3

4,34 4,99

2

5,63 6,31

6

8,17 8,33

4

-

-

-

-

-

-

4

-

-

-

-

-

-

0

-

0

-

2

-

-

-

-

-

-

0

-

0

-

0

-

0

-

-

-

-

-

-

0

-

0

-

0

-

-

-

-

-

-

-

0

-

0

-

0

-

-

-

-

-

-

-

4

3

4,34 4,99

2

5,63 6,31

6

8,17 8,33

8

6,93 7,88 6,26 6,25

6,26 6,25 6,59 7,06

1 3

3 4

1

11,77 11,77 11,74 12,28

3MS y 3MI

0

-

-

-

-

1

10,4 11,8

0

-

0

-

0

-

0

-

-

0

-

0

-

1

-

0

-

0

-

1

8,64 8,96 8,89 8,02

8,89 8,02 8,83 8,49

3 2

5 8

8,70 7,45 8,62 7,86 8,52 7,68

8,60 7,67 8,67 7,59

5 3 3

11,49 11,88 12,59 11,13 11,39 12,02

2 7

12,02 10,16 12,84 11,38 12,52 10,77 10,94 9,98

0

-

-

0

-

0

-

0

-

0

-

0

-

6 11

11,99 11,48 11,76 11,68

7 9

10,94 9,98 11,27 10,15

Tabla V.5. Tamaño dental por grupo de edad, para los individuos masculinos. Referencias: BL; Diámetro bucolingual de la corona; MD: Diámetro mesiodistal de la corona; n: Número de dientes relevados. Para la definición de cada abreviatura dental, ver Tabla 8.1. (página 104).

305


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

Edad (años) 0-1 1,1-3,0 3,1-5,0 5,1-7,0 7,1-10,0 10,1-13,0 13,1-16,0 16,1-20,0 Total Subadultos 20,1-30,0 30,1-40,0 40,1-50,0 50,1-60,0 60,0+ Total adultos Total

Medidas (promedios) BL MD BL MD BL MD BL MD BL MD BL MD BL MD BL MD BL MD BL MD BL MD BL MD BL MD BL MD BL MD BL MD

1iS, 2iS, 1iI y 2iI n 4,57 2 5,57 3,61 2 3,49

cS y cI n 0

-

3

5,38 6,33

1mS, 2mS, 1mI y 2mI n 8,37 3 10,38 8,39 4 9,09 9,23 2 10,17

Elementos dentales 1IS, 2IS, CS y CI 1II y 2II n n 0 2 1

9,40 7,93 7,06

1PMS, 2PMS, 1PMI y 2PMI n

1MS, 2MS, 1MII y 2MII n

3MS y 3MI n

0

-

-

-

0

-

-

-

0

-

0

-

0

-

-

-

1

8,02 -

0

-

1

-

-

-

-

11,22 11,66 10,11 11,15

0

-

0

-

0

-

0

-

0

-

0

-

0

-

0

-

3

0

-

0

-

0

-

0

-

0

-

0

-

0

-

0

-

-

-

0

-

0

-

0

-

0

-

0

-

1

9,98 11,12

0

-

-

-

-

-

-

-

0

-

1

7,28 7,62

0

-

0

-

0

-

-

-

-

-

-

-

0

-

0

-

0

-

0

-

0

-

4

4,09 4,53

3

5,38 6,33

9

8,57 9,76

3

9,40 7,64

2

0

-

-

-

-

-

-

-

0

-

1

6

10,21 9,57

-

-

-

-

-

-

0

-

2

-

-

-

-

-

-

0

-

-

-

-

-

-

-

0

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

4

4,09 4,53

3

5,38 6,33

9

7,65 7,62 8,06 7,46 -

0

-

5

10,30 11,25 9,94 10,68

0

-

1

0

-

0

-

0

-

0

-

0

-

0

-

0

-

-

0

-

0

-

0

-

0

-

0

-

0

-

0

-

0

-

0

-

-

0

-

0

-

0

-

0

-

0

-

8,57 9,76

3

9,40 7,64

5

7,73 7,62

0

-

6

10,24 11,15

6

10,21 9,57

Tabla V.6. Tamaño dental por grupo de edad, para los individuos femeninos. Referencias: BL; Diámetro bucolingual de la corona; MD: Diámetro mesiodistal de la corona; n: Número de dientes relevados. Para la definición de cada abreviatura dental, ver Tabla 8.1. (página 104).

306


Apéndice V.

0-1

1,1-3

3,1-5

0/2; 0,0 0/2; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/3; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0

0/0; 0,0 0/0; 0,0

0/1; 0,0 0/2; 0,0 0/1; 0,0 0/3; 0,0 0/5; 0,0 0/4; 0,0 0/0; 0,0 0/2; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/1; 0,0 0/0; 0,0 3/3; 1,0 0/0; 0,0

0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/1; 0,0 0/0; 0,0 0/1; 0,0 0/2; 0,0 6/2; 3,0 2/2; 1,0 0/0; 0,0 2/1; 2,0 0/1; 0,0 0/0; 0,0 1/1; 1,0 0/1; 0,0

-

-

-

0/2; 0,0 0/5; 0,0 0/7; 0,0

3/11; 0,27 0/11; 0,0 3/22; 0,1

7/6; 1,2 4/6; 0,7 11/12; 0,9

Sexo 1iS, 2iS, 1iI y 2iI cS y cI 1mS, 2mS, 1mI y 2mI 1IS, 2IS, 1II y 2II CS y CI 1PMS, 2PMS, 1PMI y 2PMI 1MS, 2MS, 1MII y 2MII 3MS y 3MI Total

M F M F M F M F M F M F M F M F M F M+F

-

Edad (años) 5,1-7 7,1-10 n/N; q 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 6/2; 3,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 2/1; 2,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/1; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/1; 0,0 0/3; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 2/2; 1,0 6/3; 2,0 0/3; 0,0 0/0; 0,0 2/5; 0,4 6/3; 2,0

10,1-13

13,1-16

16,1-20

-

-

-

-

-

-

-

0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0

0/1; 0,0 0/0; 0,0 0/1; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 3/1; 3,0 0/0; 0,0 0/1; 0,0 0/2; 0,0 3/2; 0,7 3/4; 0,7

0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 1/1; 1,0 2/1; 2,0 0/0; 0,0 2/1; 2,0 1/1; 1,0 3/2; 0,7

Total 0/3; 0,0 0/4; 0,0 0/2; 0,0 0/3; 0,0 0/6; 0,0 0/9; 0,0 12/5; 2,4 2/4; 0,5 2/2; 1,0 2/1; 2,0 0/3; 0,0 0/0; 0,0 4/5; 0,8 4/6; 0,7 2/1; 2,0 0/1; 0,0 20/27; 0,74 8/28; 0,3 28/55; 0,5

Tabla V.7. Cantidad de hipoplasias de los individuos subadultos, por sexo y edad. Referencias: n: cantidad de hipoplasias; N: Cantidad de dientes; q: cantidad de hipoplasias por diente. Para la definición de cada abreviatura dental, ver Tabla 8.1. (página 104).

I C 1y2M 3M Total

Sexo

20,1-30

30,1-40

M F M F M F M F M F M+F

6/4; 1,5 0/0; 0,0 0/2; 0,0 1/1; 1,0 0/1; 0,0 0/0; 0,0 0/2; 0,0 0/1; 0,0 6/9; 0,3 1/2; 0,5 7/11; 0,6

0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 1/2; 0,5 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 1/2; 0,5 1/2; 0,5

Edad (años) 40,1-50 n/N; q 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/1; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/1; 0,0 0/0; 0,0 0/1; 0,0

50,1-60

60+

0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0

0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0 0/0; 0,0

Total 6/4; 1,5 0/0; 0,0 0/2; 0,0 2/3; 0,7 0/2; 0,0 0/0; 0,0 0/2; 0,0 0/1; 0,0 6/10; 0,6 2/4; 0,5 8/14; 0,6

Tabla V.8. Cantidad de hipoplasias de los individuos adultos, por sexo y edad. Referencias: n: cantidad de hipoplasias; N: Cantidad de dientes; q: cantidad de hipoplasias por diente. Para la definición de cada abreviatura dental, ver Tabla 8.1. (página 104).

307


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

V.2. Hiperostosis porótica y cribra orbitalia.

Subadultos Adultos Total

n 0 2 2

Activa % 0 0,17 0,17

Hiperostosis porótica Remodelada Sin lesión n % n % 0 0 249 21,58 0 0 868 75,22 0 0 1117 96,79

Activa n % 0 0 0 0 0 0

Cribra orbitalia Remodelada Sin lesión n % n % 0 0 14 1,21 0 0 21 1,82 0 0 35 3,03

Total N % 263 22,79 891 77,21 1154 100

Tabla V.9. Valores de prevalencia de hiperostosis porótica y cribra orbitalia. Referencias: n: Cantidad de fragmentos que presentan el indicador; N: Cantidad total de elementos analizados.

308


Apéndice V.

V.3. Artritis.

Osteofitos 0 Elemento

IF

1

N

n

%

5 10 15 30

5 10 13 28

100 100 86,66 93,33

1°COST 1 COST VTD 0,71 VTL 0,64 Total tronco

14 62 28 28 132

14 41 25 21 101

100 66,14 89,29 75,00 76,52

CL 0,70 OM Total cintura escapular

20 25 45

16 24 40

80,00 96,00 88,89

HU 0,52 CU 0,45 RA 0,38 Total resto miembro superior

40 45 44

40 45 44

100 100 100

129

129

100

AT 1 AX 0,80 VTC 0,80 Total cuello

2

3

n

% n % Cuello 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 6,66 0 0 1 3,33 Tronco 0 0 0 0 12 19,35 4 6,45 1 3,57 1 3,57 2 7,14 3 10,72 15 11,36 8 6,06 Cintura scapular 2 10,00 0 0 0 0 0 0 2 4,44 0 0 Resto miembro superior 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

0

0

0

Total1

Porosidad n %

n

%

n

%

0 0 1 1

0 0 6,66 3,33

0 0 0 0

0 0 0 0

0 0 2 2

0 0 0,13 0,13

0 2 1 1 4

0 3,22 3,57 3,57 3,03

0 3 0 1 4

0 4,84 0 3,57 3,03

0 21 3 7 31

0 1,43 0,20 0,47 2,10

0 0 0

0 0 0

2 1 3

10,00 4,00 6,67

4 1 5

0,27 0,07 0,34

0 0 0

0 0 0

0 0 0

0 0 0

0 0 0

0 0 0

0

0

0

0

0

0

Tabla V.10. Prevalencias de artritis (osteofítica y porótica) para cada elemento óseo postcraneal de individuos adultos. Referencias: IF: Índice de fragmentación (ver Capítulo 7); n: Cantidad de fragmentos que presentan el indicador; N: Cantidad total de elementos analizados; Total1: Cantidad y porcentaje de elementos con alguna manifestación de artritis, respecto del total de elementos relevados (N: 1471). Nota: Se incluyen en cada celda los valores correspondientes a la cantidad total de superficies articulares de cada hueso. Para la definición de cada abreviatura, ver Tabla 7.1. (página 79).

309


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina).

Osteofitos 0 Elemento

IF

1

N

n

%

n

ESCM 1 SEM 1 PIR 1 PISC 1 TR 1 TRP 1 GR 1 GAN 1 1°MC 1 2°MC 0,97 3°MC 1 4°MC 0,92 5°MC 0,95 1°FPM 1 FPM 0,95 FMM 1 1°FDM 1 Total mano

26 25 17 9 8 11 20 21 21 22 17 20 17 18 137 133 28 548

26 24 17 9 7 11 20 21 21 22 17 20 17 17 134 128 26 537

100 96,00 100 100 87,50 100 100 100 100 100 100 100 100 94,44 97,81 96,24 92,85 97,64

0 1 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 4 2 10

FE 0,52 RO 0,77 TI 0,29 PE 0,46 Total resto miembro inferior

30 36 14 18

30 34 14 18

100 94,45 100 100

0 0 0 0

98

96

97,96

0

2

3

%

n % Mano 0 0 0 4,00 0 0 0 0 0 0 0 0 12,50 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 5,66 1,46 1 0,73 3,01 1 0,75 7,15 0 0 1,82 3 0,54 Resto miembro inferior 0 0 0 0 2 5,55 0 0 0 0 0 0 0

2

2,04

Tabla V.10. Continuación.

310

Total1

Porosidad n %

n

%

n

%

0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

0 1 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 1 3 5 2 13

0 0,07 0 0 0,07 0 0 0 0 0 0 0 0 0,07 0,20 0,34 0,13 0,88

0 0 0 0

0 0 0 0

0 0 0 0

0 0 0 0

0 2 0 0

0 0,13 0 0

0

0

0

0

2

0,13


Apéndice V.

Osteofitos 0 Elemento

IF

N

n

1 %

n

2 %

3

n

Total1

Porosidad n %

n

%

%

n

%

0 0 0 0 0 0 0 3,57 0 4,16 0 2,78 0 3,33 0 0 3,70 1,43

0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 6 0 3 10

0 0 0 0 0 0 0 3,57 0 0 0 0 0 0 12,50 0 11,11 2,05

0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

0 0 0 0 0 0 2 2 0 1 1 1 3 4 8 2 4 28

0 0 0 0 0 0 0,13 0,13 0 0,07 0,07 0,07 0,20 0,27 0,54 0,13 0,27 1,90

1,43

15

1,02

7

0,47

81

5,50

Pie ASTR CALC CUB ESCP 1°C 2°C 3°C 1°MT 2°MT 3°MT 4°MT 5°MT 1°FPP FPP FMP 1°FDP FDP Total pie

0,94 1 1 0,94 1 1 0,93 0,89 0,91 0,96 0,89 0,94 1 0,98 0,98 1 1

33 12 19 36 9 13 42 28 11 24 19 36 20 90 48 20 27 487

33 12 19 36 9 13 40 26 11 23 18 35 17 86 40 18 23 459

100 100 100 100 100 100 95,24 92,86 100 95,84 94,74 97,22 85,00 95,56 83,33 90,00 85,18 94,25

0 0 0 0 0 0 2 0 0 0 1 0 3 1 2 2 0 11

1471

1390

94,49

38

0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 4,76 0 0 1 0 0 0 1 5,26 0 0 1 15,00 0 1,11 3 4,16 0 10,00 0 0 1 2,26 7 Total 2,59 21

Tabla V.10. Continuación.

311


Estructura demográfica, estilo de vida y relaciones biológicas de cazadores-recolectores en un ambiente de desierto. Sitio Chenque I (Parque Nacional Lihué Calel, provincia de La Pampa, Argentina). V.4. Entesoexóstosis.

0 Porción anatómica en la que se produce el movimiento

Cuello

Tronco

Cadera

Hombro

Brazo

Hueso VTC VTD OM CL Total VTC VTD VTL OM CL COST COX Total VTL COX FE Total VTC OM CL HU Total OM CL HU CU RA Carpos MC Total

Entesoexóstosis 2

1

Total1

3

IF

N

n

%

n

%

n

%

nN

%

n

%

0,80 0,71 0,70

15 20 6 14 55 12 20 18 6 14 62 1 133 18 1 16 35 12 6 14 22 54 6 14 22 22 24 135 115 338

14 20 6 14 54 11 20 18 6 14 60 1 130 18 1 16 35 12 6 8 21 47 6 7 18 18 19 135 115 318

93,33 100 100 100 98,18 91,66 100 100 100 100 96,77 100 97,74 100 100 100 100 100 100 57,15 95,45 87,04 100 50,00 81,82 81,82 79,17 100 100 94,09

1 0 0 0 1 1 0 0 0 0 2 0 3 0 0 0 0 0 0 4 1 5 0 4 3 3 5 0 0 15

6,66 0 0 0 1,82 8,33 0 0 0 0 3,22 0 2,26 0 0 0 0 0 0 28,57 4,55 9,26 0 28,58 13,64 13,64 20,83 0 0 4,44

0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 1 0 2 1 1 0 0 0 4

0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 7,14 0 1,85 0 14,28 4,54 4,54 0 0 0 1,18

0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 1 0 1 0 0 0 0 0 1

0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 7,14 0 1,85 0 7,14 0 0 0 0 0 0,29

1 0 0 0 1 1 0 0 0 0 2 0 3 0 0 0 0 0 0 6 1 7 0 7 4 4 5 0 0 20

0,07 0 0 0 0,07 0,07 0 0 0 0 0,14 0 0,21 0 0 0 0 0 0 0,42 0,07 0,49 0 0,49 0,28 0,28 0,35 0 0 1,51

0,80 0,71 0,64 0,70 0,64 0,52 0,80 0,70 0,52 0,70 0,52 0,45 0,38 1 0,97

Tabla V.11. Prevalencia de entesoexóstosis para cada elemento óseo postcraneal de individuos adultos. Referencias: IF: Índice de fragmentación (ver Capítulo 7); Referencias: n: Cantidad de fragmentos que presentan el indicador; N: Cantidad total de elementos analizados; Total1: Cantidad y porcentaje de elementos con alguna entesoexóstosis, respecto del total de elementos relevados (N: 1325). Para la definición de cada abreviatura, ver Tabla 7.1. (página 79).

312


Apéndice V.

0 Porción anatómica en la que se produce el movimiento

Mano

Pierna

Pie

Hueso CU RA Carpos MC FM Total COX FE RO TI PE Tarsos MT Total TI PE Tarsos MT FP Total

Entesoexóstosis 2

1

Total1

3

IF

N

n

%

n

%

n

%

n

%

n

%

0,45 0,38 1 0,97 0,99

22 24 135 123 340 644 1 16 28 5 11 177 109 347 5 11 177 109 202 504

19 20 135 115 237 526 1 16 28 5 11 177 109 347 5 9 173 104 187 478

86,36 83,33 100 93,50 69,71 81,68 100 100 100 100 100 100 100 100 100 81,82 97,75 95,42 92,57 94,84

2 4 0 2 58 66 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 1 2 9 14

9,09 16,66 0 1,63 17,06 10,25 0 0 0 0 0 0 0 0 0 18,18 0,56 1,83 4,45 2,78

1 0 0 5 30 36 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 2 6 10

4,55 0 0 4,06 8,82 5,59 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1,13 1,83 2,97 1,98

0 0 0 1 15 16 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 0 2

0 0 0 0,81 4,41 2,48 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0,56 0,92 0 0,40

3 4 0 8 103 118 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 4 5 15 26

0,21 0,28 0 0,60 7,77 8,90 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0,14 0,28 0,35 1,13 1,96

0,52 0,77 0,29 0,46 0,97 0,92 0,29 0,46 0,97 0,92 0,99

Tabla V.11. Continuación.

313


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