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Bienestar Un giro menopáusico en la cultura
Texto: EMMA JACOBS
Los sudores nocturnos llegaron a los 43 años para la actriz Naomi Watts. La protagonista de películas como Mulholland Drive , King Kong y la reciente serie de Netflix, The Watcher, habló abiertamente de sus síntomas de menopausia porque estaba cansada del hermetismo. “Es el tema tabú del que nadie hablaba”, dijo a la revista InStyle en octubre. “Lo cual es ridículo porque es solo el final de la pubertad… Ahora compartamos la sabiduría y compartamos la conversación y arrojemos la cuerda a la generación más joven para que pueda estar mejor equipada”.
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¿Tabú? No si la charla entre famosos sirve de medida. Watts es solamente una de un número cada vez mayor de figuras públicas que hablan sin tapujos de sus menguantes niveles de progesterona y estrógenos durante la perimenopausia y la menopausia (que comienza 12 meses después de que se deja de menstruar), con una serie de síntomas como sofocos (Michelle Obama), palpitaciones (Oprah Winfrey), problemas de sueño, piel seca y molestias sexuales (Davina
McCall). Esta franqueza no siempre es totalmente altruista. Watts, que empezó la perimenopausia a los treintaitantos años, es fundadora y directora creativa de Stripes, una marca y foro comunitario que ofrece consejos sobre el sueño, la pérdida de peso y el sexo. También vende productos para la piel, pelo y cuidado vaginal a mujeres menopáusicas. No son baratos. El suero facial Power Move se vende por 85 dólares, la crema hidratante The Dew As I Do cuesta 80 dólares, mientras que los suplementos vitamínicos de nombre The Inside Addition valen 40 dólares por 60 pastillas.
Watts no es la única “menoemprendedora” que saca provecho de una floreciente categoría de productos dirigidos a las mujeres menopáusicas, algo que lleva a descripciones de una “fiebre del oro de la menopausia”. El minorista de fast fashion (moda rápida) Primark tiene una gama de ropa de dormir y lencería para la menopausia, diseñada para enfriar el horno interno. Las marcas de belleza No7 y Vichy, tan solo por nombrar a dos, tienen nuevos tratamientos para la piel, creados para hidratar, rellenar y refrescar la piel menopáusica. Y hay legiones de compañías de viajes que ofrecen retiros holísticos para el cuerpo y la mente. Stacy London, editora de una revista estadunidense convertida en personalidad de la televisión, convocó el año pasado una conferencia sobre el tema, The Menopause CEO Summit, con expositores de marcas de belleza y bienestar.
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Deborah Jermyn, profesora de estudios cinematográficos en la Universidad de Roehampton, está investigando el tema e identifica un reciente “giro menopáusico” en la cultura, apuntalado por celebridades que comparten historias personales. Esto se debe, en parte, al deseo de las mujeres de no “desaparecer de la escena pública, tal como muchas de sus predecesoras lo hicieron al envejecer, y de tener una plataforma para agitar el cambio”. Pero también refleja la creciente franqueza sobre cuestiones que antes eran privadas, como la salud mental.
Hay otras razones por las que estas mujeres reciben más atención.
Mridula Pore, cofundadora y codirectora ejecutiva de Peppy, un proveedor de atención de salud digital para la menopausia y la fertilidad, dice que cuando se lanzó la compañía en 2018, el trato que se le daba a la menopausia era de “nicho de atención sanitaria” cuando “estuvo oculta a la vista de todos durante años”. La compañía, entre cuyos clientes se encuentran Accenture y el Financial Times, recaudó 45 millones de dólares en financiamiento de serie B de inversores como el Sony Innovation Fund.
Eileen Burbidge, inversora y directora de Fertifa, un servicio digital de salud reproductiva, es optimista. “Cuando hay más atención y competencia, se obtienen productos más valiosos”, dice. “El vacío era tan grande, que hay espacio para muchas nuevas empresas”. Aunque es estupendo que las mujeres mayores sean más visibles en nuestras pantallas y en lugares de trabajo, hay algo bastante agotador en el cambio de imagen de la menopausia. A medida que me he ido haciendo mayor, el paso del tiempo no solamente ha estado marcado por los ritos de transición —adolescencia, carrera, relaciones, hijos—, sino por la creación de nuevas categorías de consumo. Ahora, se espera que las mujeres de mediana edad puedan capear los cambios corporales y, aparte, que les den una nueva imagen.
El artículo completo en chicmagazine.com.mx
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Ana Martorell
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La chef, autora y conferencista reflexiona sobre la importancia de visibilizar, impulsar y empoderar a las mujeres.
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“Que te digan la verdad: te va a costar más, pero ¡sí vas a poder! Creo que la mujer nace con una desventaja, simplemente por ser mujer, pero también creo que sí se puede llegar… Te va a costar más, no en todos lados tu voz va a sonar ni van a aceptar tus cualidades y capacidades. Lo he vivido: lo peor que pude llevar puesto en mi primer día al frente de una cocina de restaurante fue el ser mujer.
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Si nos vamos a los años cincuenta, como mujer no tenía cabida verte en una empresa ni fuera de la cocina, porque ese era el lugar de las mujeres: la cocina y cuidar a los niños… y de repente dijimos: ‘No, también quiero trabajar, quiero una independencia económica. ¡También quiero ser alguien!’ Ese es el punto. Como mujer se nace en desventaja, porque has tenido que luchar para que estas oportunidades se te den, no las tenías por sentadas al momento de nacer; nadie dijo: ‘Ella y él van a tener las mismas probabilidades y posibilidades de llegar’… No, nosotras tuvimos que luchar hasta para usar pantalón, para votar, para tener representatividad y equidad, algo que, hoy en día, aún buscamos. Para mí es bien importante que consideren que mi voz debe ser escuchada. Para romper con lo que nos detiene, la visibilidad y la representación son clave. Soy un ejemplo de que sí se puede y creo que es un incentivo para que otras mujeres digan: ‘Si ella puede, ¡yo también!’. Pero deben saberlo: no es de repente. Son muchos años, es mucha lucha, ¡es constancia! Es caerte, levantarte y seguirle… Sí pasa, sí te escuchan, sí puedes llegar a tener igualdad de oportunidades, como creo que tengo yo, pero para poder estar donde estoy, por supuesto que se sufrió. En todas las áreas se sufre. En la gastronomía podemos hablar de que hay 50 por ciento hombres y 50 por ciento mujeres, el problema es que son muy pocas las que logran pasar el escaloncito y dirigir una cocina. Estamos en desventaja. Entiendo a las que están atrás, a las que dicen: ‘Es que no lo logro’. ¡Síguele, lo vas a lograr!
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Para eso venimos muchas a este mundo: para seguir con esta lucha, para alzar la voz y alcanzar la igualdad. No vamos a llegar a ser la potencia que podemos ser, hasta que nosotras, como mujeres, aprendamos a apoyarnos. Ojalá diario nos apoyáramos como el 8 de marzo. Si todos los días fueran un ‘eres mujer: yo voy contigo’, si nos diéramos la mano entre mujeres, podríamos mostrar al mundo la potencia que somos”, nos contó la chef del restaurante El Contenedor AM, en el marco de la edición 11 de What a Women, donde participó con la charla La mujer a la cocina c
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