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LOS PUNTOS OSCUROS Tenemos que enfrentar todos de nuestra historia

Laurence des Cars no ha decepcionado. Sin grandilocuencia, la directora del Louvre desde 2021 ya emprendió grandes cambios en el museo y tiene planes de más. Algunos son prácticos, como el proyecto de una nueva entrada que aligere las filas en la entrada principal bajo la pirámide central para los casi 8 millones de visitantes que acuden cada año. Mientras tanto, impuso un límite de 30 mil visitantes al día.

Otros cambios reflejan sus ideas sobre lo que quiere que sea el museo en el siglo XXI. Intenta atraer a más lugareños a un espacio con una reputación anticuada, acoger más eventos musicales y ya implementó un nuevo departamento de arte bizantino y cristiano oriental que va a inaugurar en 2025.

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“El Museo de Louvre debería hablarle a todo el mundo”, dice. “Debería hablar con los niños que vienen de los suburbios. Debería dirigirse a los japoneses que llegan a París para disfrutar de las vacaciones, al público estadunidense, que es el principal visitante extranjero. Debería hablarle a absolutamente todos, porque es para que todos disfruten”.

Como la directora que supervisó la innovadora exposición de 2019 del Museo de Orsay, Modelos negros: de Géricault a Matisse , Laurence también es considerada la persona adecuada para modernizar lo que ofrece el Louvre y conectarlo con los debates contemporáneos sobre la diversidad, la cultura, la restitución del botín colonial y el cambio climático.

Des Cars no rehúye los problemas contemporáneos, ya sean guerras culturales o reales. A principios de año viajó a Kiev con el ministro de Cultura francés, y el Louvre ayuda a preservar colecciones en Irak y Líbano, así como en Ucrania. “Te enfrentas a cuestiones profundas que te conectan con la historia antigua y con memorias del mundo y del hombre. Y creo que en un planeta en el que las cosas son complejas y dramáticas en este momento, necesitamos lugares en los que podamos disfrutar, pero también enfrentarnos a la belleza, a grandes cuestiones como la muerte”, dice. “La muerte es una gran cuestión para las colecciones del Louvre”.

Le pregunto por uno de los temas más controvertidos para los museos del mundo actual: la restitución.

La decisión de devolver una obra de arte corresponde al propietario —en este caso, el Estado francés— y no al museo que la alberga, pero ella dice que no hay discusión sobre la necesidad de regresar cuadros robados, incluido el Gustav Klimt que ella devolvió del Museo de Orsay a los herederos de una mujer judía que lo perdió en Austria a manos de los nazis y murió en el Holocausto.

Lo mismo puede decirse de las antigüedades que resultan ser producto del tráfico, aunque ella no pueda comentar el caso de Abu Dabi porque el Louvre se sumó al caso como una de las partes perjudicadas. Y, pregunto, ¿el Louvre está bajo la presión de devolver las estatuas clásicas que Napoleón sustrajo de Italia, como hace el Museo Británico con los Mármoles del Partenón que se sustrajeron de Grecia?

Des Cars dice que pertenece “tal vez a una de las primeras generaciones de curadores que no tienen ningún problema en devolver las cosas que están ahí indebidamente”. Y agrega: “Esto es lo que debemos hacer. Son adquisiciones importantes, son restituciones importantes… entiendo perfectamente y respeto la indignación. Francia tiene un pasado colonial y debemos reconocerlo. Tenemos que enfrentar todos los puntos oscuros de nuestra historia”.

Des Cars quiere que el arte africano se vea en Nueva York, Estocolmo, Tokio o París, y que igualmente los impresionistas franceses se vean en el extranjero “porque es maravilloso poder descubrir las civilizaciones, las culturas, y abrir la mente de la gente también a la diversidad de la historia”.

Está orgullosa de haber comprado las primeras obras de arte africano para el Louvre de Abu Dabi y de que la Torá judía de Yemen se exponga allí junto a textos coránicos y cristianos.

“Creo que es muy importante porque habla sobre la tolerancia y el reconocimiento”, concluye antes de despedirnos. “Y el mundo necesita un poco de comprensión y respeto mutuos”.

©The Financial Times Ltd, 2023. Todos los derechos reservados. Este contenido no debe ser copiado, redistribuido o modificado de manera alguna. Milenio Diario es el único responsable por la traducción del contenido y The Financial Times Ltd no acepta responsabilidades por la precisión o calidad de la traducción.

Catalina

Álvarez y Mariana Hinestroza

Las amigas cumplen 20 años de haber fundado Agua Bendita y reflexionan sobre el poder de la sensualidad femenina.

“Celebramos 20 años de haber fundado Agua Bendita con esas mujeres que se sienten bien consigo mismas, que valoran lo hecho a mano, que quieren llamar la atención, que están en todos los lugares del mundo viviendo momentos inolvidables y sintiéndose sensuales. Ese es el ADN de la marca. Hemos descubierto que sentirte bien en tu propia piel es esencial para la experiencia humana, tanto como el aire que respiramos. Permitirte sentirte realmente así es un desafío mental y emocional en sí mismo.

Sentirte bien es una decisión intencional que estás tomando para dejarte ser completamente libre en tu cuerpo. Cuando llevas un lastre contigo que te limita ser dueña de ti misma, permaneces rígida en tu cuerpo y mente y dejas de experimentar la vida al máximo. A veces la vulnerabilidad de consentir que tu cuerpo y tu creatividad tomen el control es absolutamente aterradora para los humanos, pero nos impide vivir libremente.

Eso es lo que hemos aprendido ambas sobre encarnar la sensualidad. Te brinda un nivel completamente nuevo de alegría y empoderamiento, porque tienes que trascender las partes de tu mente que no se alinean con estas energías. Sentirte bien significa vibrar en una frecuencia alta. No puedes sintonizar esa frecuencia si llevas algo menos que amor propio y poder personal.

Vivir tu piel es también un momento de autorreconocimiento, de ser consciente del poder y la influencia que tenemos como mujeres y apreciar tu belleza natural. Sentirte bien emana confianza, autoestima y una energía única que impregna el entorno”, nos compartieron. c

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