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DISEÑO
LEIDY DAHIANA ROJAS
DIAGRAMACIÓN
LEIDY DAHIANA ROJAS
FOTOGRAFÍA
LEIDY DAHIANA ROJAS
ESCRITURA
LEIDY DAHIANA ROJAS
REDACCIÓN
LEIDY DAHIANA ROJAS
DISEÑO GRÁFICO
LEIDY DAHIANA ROJAS
REVISIÓN FINAL
LEIDY DAHIANA ROJAS
VOLÚMEN 1 NÚMERO 1 CIRCULACIÓN
MENSUAL
ABRIL 2014
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momento, algún lugar, un excelente paisaje, un atardecer y un sinfín de cosas que merecen ser plasmadas.
U
n enorme saludo a nuestros lectores en la publicación de esta revista se quiere mostrar lo maravillosa que es la fotografía, todo lo que puede significar y lo fácil que tener plasmados los momentos más importantes en nuestra vida.
La lectura de esta revista los llevara a lugares y a situaciones impresionantes y será de total agrado, bien dicen que una imagen vale más que mil palabras, y se puede asegurar que muchas de las imágenes y los temas que aquí se expondrán los dejarán sin palabras.
Mediante esta revista queremos incentivar y llamar la atención de ustedes para inculcar un poco de pasión por la fotografía, para que logre tener su acogida y su participación en este arte. Principalmente, esta revista está hecha, pensando en quienes aman capturar un buen
Encuéntranos en leidy.1097@gmail.com
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PAG CRÉDITOS
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EDITORIAL
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EL FOTÓGRAFO PERFECTO: TOCAR DE OÍDO.
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POR UNA NUEVA FOTOGRAFÍA DOCUMENTAL
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EL FIN DE LA INTIMIDAD O ALGO PARECIDO
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más, no fue suficiente la intuición. Todavía no estaba preparado para cansarme.
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omo tantas otras personas, en algún momento de mi infancia pensé que quería ser músico. No tenía claro si mi modelo era Pau Casals o Javier Gurruchaga. El caso es que me apuntaron a clases de música. Muy rápido comprobé que la cosa no era tan sencilla. El solfeo resultó ser una barrera demasiado alta para mi débil motivación. Alguien me dijo que había casos de gente, como Jimmy Hendrix, que eran capaces de desarrollar el sentido musical basándose en su oído y en su amor por la música. Pensé que ése podría ser mi caso: “no tengo fuerza de voluntad, pero tengo un talento natural desbordante, que se ocupará de llevarme al firmamento.”
Empecé a trabajar en una agencia de publicidad y entonces me enteré de lo que vale un peine. De pronto decenas de personas tenían por diversión personal el poner permanentemente en duda mi talento y capacidad artística. Mis sublimes creaciones sufrían las modificaciones constantes de personas que no estaban dotadas del genio divino necesario para opinar acerca de ellas.
Estudié pintura. Le dediqué algo de esfuerzo, pero todavía confiaba demasiado en mi capacidad natural para discernir lo bueno de lo malo. Una vez
Como resultado de estas dos aproximaciones antagónicas, decidí dedicarme a algo que había estado siempre en mi
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cabeza, pero a lo que no le había dedicado mucha atención. Abandoné mi trabajo y me hice fotógrafo. Pero esta vez había aprendido la lección y recordé las sabias palabras del bueno de Bismark: “Para los jóvenes sólo tengo tres consejos: trabajo, trabajo y trabajo.”
El tercero consiste en conseguir que tu vida familiar y afectiva, se mantenga en pie y que ninguna de las tres facetas devore a las demás. “Trabajo, trabajo y trabajo”. Efectivamente, ya no cuento con el muy escurridizo talento y sí con el irrefrenable poder del esfuerzo. He aprendido cosas que no sabía, he leído muchísimo, me he obligado a comprender lo que me resultaba incomprensible y he desarrollado una cierta desconf ianza hacia los que empiez an sus frases diciendo “Lo que tú tienes que hacer es…”
Desde entonces, y de esto hace ya casi diez años, tengo la inmensa fortuna de ganarme la vida haciendo fotos. Pero sabed que a casi nadie le gusta el trabajo que haces por encargo. Siempr e quieren saber qué es lo que haces cuando no tienes encargos, lo que resulta en que debes desarrollar dos carreras paralelas: una personal con la que das rienda suelta a tus inquietudes, sin rendirle cuentas más que a ti mismo y otra profesional en la que te dedicas, precisamente, a rendirle cuentas a todo el mundo, todo el rato. Y con estos, se cumplen dos de los “trabajos” que recomendaba el Kaiser.
Y después de esta parábola de Todo a 100, ahí va mi conclusión acerca de El Fotógrafo Perfecto. La cosa nace de la observación de que hay miles de fotógrafos profesionales o no, famosos o no, viejos y jóvenes de todos los sitios del mundo, que hacen un tipo de fotografía muy parecida entre sí. Y yo me digo: ¿cómo es esto? ¿cómo es posible que 6
tanta gente coincida en algo tan personal como es el trabajo personal?
cámaras de gran formato) han tomado las galerías al asalto. Cuando hace un año Stephen Shore dio una conferencia en Alcalá de Henares en el ámbito de Campus de Photoespaña, me quedé maravillado de oírle decir con cierto hastío que su fotografía respondía a unas necesidades ópticas específicas destinadas a estudiar el efecto visual por el cual nuestros ojos proceden a enfocar distintos planos, aunque recorran una superficie bidimensional. Nada de poesía del silencio. Nada de la belleza de lo vulgar. Nada intangible, todo razonado y explicado.
Porque las coincidencias de estilo en el ámbito profesional no son infrecuentes. Las empresas que se sirven de la fotografía para transmitir su imagen y su personalidad siempre juegan sobre seguro: reclaman imágenes hechas de manera que coincidan con códigos ya establecidos y reconocibles. Casi nunca rompen esquemas, sino que más bien buscan esquemas a los que adscribirse. Pero que eso ocurra en el ámbito de la fotografía artística me resulta bastante extraño.
Sternfeld con “Walking the Highline”, “Oxbow Archive”, o “Sweet Earth”, tiene un discurso conservacionista y ecológico. Un trabajo fotográfico al servicio de un fin específico.
La fotografía como expresión artística ha experimentado un impresionante auge en los últimos 10 años. Los años en los que la tecnología digital ha hecho la mayor parte de su camino. Este tiempo coincide con los años en los que ciertos fotógrafos como Shore o Sternfeld (que trabajan con antiguas
Es decir, eso que parece la foto de un parking vacío y punto, en realidad tiene una razón de ser que 7
trasciende el hecho fotográfico en sí.
se ocupan de fotografiar cosas que simpleme nte amplían las series de sus maestros, tengo sólo tres palabras: ”contenido, contenido y contenido.” No se puede fotografiar indefinidamente la melancólica angustia de las áreas semiurbanizadas de las periferias. Es importante que sepamos para qué sirve todo eso. Es importante saber que la fotografía no debería ser entendida exclusivamente como un atajo a través del cual podemos llegar a una posición social atractiva. Y también creo necesario subrayar que la actividad fotográfica dirigida sólo a uno mismo o a un número reducido de compañeros, es lo más parecido a un hobby (y aquí es donde me echan a los perros).
Yo creo que hasta cierto punto nos hemos sentido avalados y nos hemos lanzado a fotografiar todos los descampados de nuestros barrios, comprobando jubilosos, que vista en una pantalla de ordenador, nuestra foto de un descampado luce muy parecida a la de Sternfeld. Creo que estamos en una fase en la que confiamos demasiado en nuestro talento natural y sintiéndonos relajados porque lo que hacemos con muy poquito esfuerzo, se parece sorprendentemente a aquellos que pueblan las paredes de los museos del mundo. Creo que a veces nos conformamos con tocar de oído. Que nos da pereza seguir con el solfeo y confíamos en que la similitud formal de nuestro trabajo con el de los maestros haga de nosotros los artistas que soñamos ser.
La fotografía, como dice Ricky Dávila en esta maravillosa entrevista, es un arte, pero también es un oficio.
Para aquellos que copian los esquemas ajenos, aquellos que 8
La fotografía documental es una de las disciplinas fotográficas que más está sufriendo estos cambios. Quiero aclarar que cuando digo fotografía documental, en éste caso voy a referirme a esa fotografía que tiene como objetivo último la transmisión de información relativa a personas, situaciones o lugares. Hablo de fotografías que deben funcionar como evidencias de realidades de las que se quiere hacer partícipe al espectador, por lo que se presupone que éste debe ser ajeno a ellas, o al menos no conocer aquellos aspecto que describen las imágenes. Hablo de autores para quienes la transmisión de la información de la manera más directa y veraz debe ser lo más importante y cualquier otra característica será secundaria. Es por eso que no incluyo en este texto a todos aquellos que siguiendo a Robert Frank(por poner un ejemplo claro y conciso) realizan fotografía documental subjetiva, donde hablan de su punto de
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stá claro que la fotografía avanza hacia lo desconocido y que hay mucha gente intentando adivinar por medio de webs, exposiciones o encues tas que será lo próximo. Pero creo que para jugar a ser adivino es mucho más útil e interesante analizar primero qué es lo que está pasando ahora, ya que entiendo que la mejor manera de conocer el futuro siempre pasa por ser conscientes del presente. Soy de los que creen que la fotografía está viviendo un momento revolucionario interesantísimo. A pesar de que a mi también me toca sufrir la inestabilidad y la fragilidad de su vertiente comercial, prefiero centrarme en los nuevos usos y disfrutar de las nuevas representaciones fotográficas que se realizan en todo el mundo y que hoy tenemos la grandísima suerte de poder acceder instantáneamente gracias a esos avances. 9
vista sobre aquello que tienen delante.
conseguir las imágenes que podemos ver hoy en día. Cuando unos pocos años más tarde, en 1862, se vieron las primeras imágenes que mostraban a todos esos muertos esparcidos por el campo que Alexander Gardner y Mathew Bradley tomaron durante la Guerra de la Secesión Americana en la galería que éste último tenía en Nueva York, un crítico del New York Times escribió: “El señor Brady (Gardner trabajaba para Brady y era este último el que firmaba todas las imágenes) nos ha traído a casa lo terrible de la solemnidad y realidad de la guerra. Si no nos ha traído y colocado los cuerpos en las puertas de nuestras casas y a lo largo de las calles, ha hecho algo muy parecido....”. Tuvieron que pasar unos cuantos años para que alguien analizara las imágenes y empezara a sospechar fundadamente que habían sido escenificadas, percatándose de que el mismo soldado yacía muerto en varias fotografías. En cualquier caso, el público de aquella época era aún muy joven
Ésta es la "mochila" de material con la que Roger Fenton y su asistente se fueron a cubrir la guerra de Crimea en 1855
Volviendo a ese uso puramente documental, diría que los llamados fotógrafos de guerra son los que más se acercan a esa idea. El fotógrafo de guerra es una figura que ha acompañado a la fotografía desde sus inicios con autores como Roger Fenton que ya en 1855 se fue a la guerra de Crimea, cuando la técnica no permitía ni mucho menos 10
(fotográficamente hablando) y no era capaz de descifrar ni de poner en duda la cualidad documental de aquel trabajo, sino que simplemente lo aceptaba sin preguntar.
básicamente formarse un criterio que le permitirá poner en duda aquello que ve en función de sus conocimientos. El fotógrafo ya no tiene porque ser ese personaje casi mítico capaz de realizar imágenes de momentos y lugares exóticos que nadie nunca antes consiguió mostrar. Pudo simplemente haber contratado a alguien para escenificar ese momento, retocado la imagen para conseguir ese color en concreto o cortado y pegado otra foto para construir aquel escenario. Y el espectador lo sabe.
Este tipo de puestas en duda, como ha podido pasar con otras imágenes como la fotografía del beso parisino de Doisneau o la del republicano caído de Capa, no se han planteado públicamente hasta hace relativamente poco. Esto ha de tener una razón de ser que creo que se puede entender si prestamos atención a la evolución de la cultura visual y la implantación de la imagen en nuestras vidas; hace ya un par de generaciones que todo el mundo ve millones de imágenes desde el primer de su vida. Y no solo ve fotografías, sino que además las realiza, cosa que le permite conocer el medio desde dentro, desentrañar sus mecanismos, reinterpretar sus usos y
Por eso creo que la duda del espectador frente a una imagen es el gran cambio para la fotografía documental. A pesar de que en comparación a la pintura o escultura la fotografía es un medio de expresión muy joven, creo que ya se puede decir que el público fotográfico ha dejado de ser un niño y ha 11
pasado a ser algo parecido a un adolescente. Ha dejado de ser una persona inocente que todo
ya muy manido, creo que hay que volver a decirlo porque todavía hay gente que cree lo contrario ( lo irónico de todo esto es que aquellos que aún creen en la objetividad de la fotografía son fotógrafos en su gran mayoría...). También quiero dejar claro que con este texto no quiero decir que la cualidad de documento o evidencia de la fotografía deje de funcionar, sólo digo que el espectador será el que juzgue en cada caso qué es aquello que está viendo. Y tampoco hablo de un criterio sobre la calidad técnica o estética, ya que sólo estoy hablando de su uso como evidencia.
lo que le llega lo acepta, para pasar a ser alguien que juzga. Se ha convertido en alguien con criterio.
Y creo que justamente es ese criterio el que más le puede “doler” a la fotografía documental. El consumidor de fotografía actual es muy consciente de que una fotografía nunca más será objetiva ni antes (por la elección del material de cámara y luz y las especificaciones técnicas como abertura o velocidad entre otras), ni durante (por el encuadre y el momento en el que se aprieta el disparador), ni después (por la postproducción en laboratorio) del disparo. Y aunque sé que suena a discurso 12
personas que me rodean disparan y disparan unas sobre otras sin mostrar reparos aparentes. Doy por hecho que, a un nivel profundo, no saben qué están haciendo. Aunque eso tampoco resulta tranquilizante.
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s un asunto sobre el que no se habla mucho. Al menos no de manera especial, no de un modo adecuado a su importancia. La popularización de la fotografía que todos conocemos ha llevado a cada bolsillo una cámara más o menos grande o sofisticada, junto a un teléfono o separada de él, que permite a millones de personas tomar una instantánea en cualquier lugar o bajo cualquier
Los japoneses tienen una razón para acumular fetiches fotográficos: la falta de espacio. En sus pequeños apartamentos apenas caben ellos de manera que todo lo demás ha de ser documentado de forma detallada y almacenado en un soporte pequeño y fácil de mover. Los demás no tenemos esa excusa ni somos los líderes mundiales en la fabricación de cámaras. ¿Qué hacen millones de personas a cada segundo inmortalizando poses ante monumentos, fiestas, paseos, rostros de amigos y desconocidos?.
pretexto. Me pregunto qué significa eso, qué importancia tiene, dado que tengo por cierto como fotógrafo que retratar a otro ser humano es un acto de intimidad y no deja de asombrarme el exhibicionismo con que las
Creo que es algo que podríamos llamar síndrome de posesión desplazada y consiste
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en tomar fotos de lo que no se puede poseer, de aquello con lo que no podemos establecer una relación, de modo que la imagen se convierte en un fetiche, un símbolo que remplaza lo real, un mapa detallado de cada fracaso, un preciso organigrama de vidas que se cruzan y se invaden sin pudor y sin profundidad. Miles de millones imágenes almacenadas en discos duros que prueban que estuvimos en tal o cual lugar con tales o cuales personas pero que no significan nada porque fueron reemplazadas, apenas otros segundos después por otras y otras en una especia de ficción irreal en la que documentamos con el objetivo nuestras no-vidas.
Esta imagen (me parece una gran fotografía) captada por mi compañero Jesús Signeshace unos días me hizo darle vueltas al asunto y volver mis pasos hacia Susan Sontag en busca de respuestas. No las encuentro, al menos no en el sentido exacto de mis inquietudes. Pero me inquietan sus palabras cuando afirma que las fotografías no solo sirven para cerificar la realidad sino para rechazarla “cuando se confina a la búsqueda de lo
fotogénico, cuando se convierte la experiencia en una imagen, un recuerdo. El viaje se transforma en una estrategia para acumular fotos. La propia actividad fotográfica es tranquilizadora, y mitiga esa
Espectadoras en un concierto de Chayanne. Valencia. 15/09/2010. Fotografía de Jesús Signes. Las Provincias.
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desorientación general que se suele agudizar con los viajes. La mayoría de los turistas se sienten obligados a poner la cámara entre ellos y toda cosa destacable que les sale al paso. Al no saber cómo reaccionar, hacen una foto.” Presiento que algo anormal ocurre, aunque no hallo la forma de expresarlo. Resulta paradójico. Una de las formas más precisas de conocer a un ser humano consiste en tomarle un retrato y eso se ha transformado en un modo de pasar por su superficie, para guardarlo como un souvenir sin valor que acabará en la basura en la próxima mudanza.
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En nuestra siguiente edición trataremos temas tan interesantes como los tratados en la presente edición, pondremos más artículos sobre el manejo fotográfico, tips y algunas recomendaciones de fotógrafos muy reconocidos. Agradecemos su participación y acogida de esta revista que se hizo pensando en ustedes, personas que aman la fotografía y aprecian una buena toma, estaremos recibiendo sus comentarios y opiniones y muy pronto lanzaremos un curso de fotografía para aficionados. Gracias una vez más por leernos y estar pendientes de la edición que viene.
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