DIGLOSIA EN NUESTRO PAIS PRIMERO ENPEZEMOS HABLANDO QUE ES DIGLOSIA La diglosia (en griego antiguo: δίγλωσσος, „de dos lenguas‟)? es la situación de convivencia de dos variedades lingüísticas en el seno de una misma población o territorio, donde uno de los idiomas tiene un prestigio —como lengua de cultura, de prestigio o de uso oficial— frente al otro, que es relegado a las situaciones socialmente inferiores de la oralidad, la vida familiar y el folklore.1 Cuando hay tres o más lenguas, a tal situación se la denomina poliglosia o multiglosia.2 Existe diglosia cuando hay un reparto de funciones entre una variedad alta (A) y una variedad baja (B), de forma que cada una es usada solo en ciertos ámbitos o dominios: la variedad A, en situaciones formales y distantes, y la B, en contextos informales. Resultaría impropio o ridículo usar indistintamente ambas variantes. La comunidad diglósica considera que la variedad A es más prestigiosa que la variedad B. La variedad B suele adquirirse como lengua materna, en tanto que la A solo se aprende formalmente en contextos académicos. La variedad A posee unas categorías gramaticales que se reducen o desaparecen en la variedad B. La variedad A dispone de un léxico culto, técnico y especializado del que carece B. A su vez, esta cuenta con el vocabulario y las expresiones fraseológicas propias del ámbito familiar y popular. La variedad A está estandarizada gracias a la elaboración de gramáticas, diccionarios y normas ortográficas que permiten su conocimiento; tal proceso de estandarización no existe para la variedad B. Asimismo, existe un corpus literario en la variedad A que constituye la herencia literaria, inexistente en B. Las situaciones diglósicas pueden perdurar durante siglos, si bien la aparición de
subvariedades mixtas entre A y B, así como la progresiva confusión de funciones sociales durante ese tiempo, pueden evolucionar hasta hacer desaparecer la diglosia.
DIGLOSIA EN NUESTRO PAIS Según el Diccionario de la Lengua Española de la RAE (DLE), el bilingüismo es el “uso habitual de dos lenguas en una misma región o por una misma persona”. La diglosia, en cambio, es un “bilingüismo, en especial cuando una de las lenguas goza de prestigio o privilegios sociales o políticos superiores”. Estos dos conceptos son muy interesantes cuando se trata de contextos como el de nuestro país, en el que conviven varias lenguas, como lo demuestra el artículo 2 del primer capítulo de nuestra Constitución: “El castellano es el idioma oficial del Ecuador; el castellano, el kichwa y el shuar son idiomas oficiales de relación intercultural. Los demás idiomas ancestrales son de uso oficial para los pueblos indígenas en las zonas donde habitan y en los términos que fija la ley. El Estado respetará y estimulará su conservación y uso”. No obstante, ya desde nuestra Carta Magna, podemos ver que la situación lingüística de nuestro país no es bilingüe ni plurilingüe, propiamente dicha, sino diglósica, pues, aunque el kichwa y el shuar son idiomas oficiales de relación intercultural, al igual que el castellano, este último es el idioma oficial a secas. Sí, puede ser utópico que el nuestro sea un país completamente bilingüe o plurilingüe, en el que fuera obligatorio que todos los ecuatorianos domináramos, aparte del castellano, alguno de los otros idiomas oficiales de relación intercultural, y conociéramos alguna de las otras lenguas ancestrales que conviven en varias regiones de nuestro país. Utópico pero maravilloso, porque eso
significaría que Ecuador es, de verdad, un país intercultural. Me parece que es muy complicado entender la interculturalidad si no nos acercamos al elemento principal de comunicación del otro, que es la lengua (aunque hablar de „el otro‟ sea ya una manera de alejamiento). Si no conocemos alguna de las lenguas oficiales de relación intercultural aparte del castellano, es complicado que podamos comprender muchas otras manifestaciones culturales de los pueblos indígenas, como las relaciones interpersonales, la cosmovisión, la comida, el folclor, el vivir diario... Si no entendemos y no nos esforzamos por conocer las dinámicas lingüísticas, no podremos acercarnos, por más buenas intenciones que tengamos, a la „vida real‟ de los pueblos y establecer un diálogo verdaderamente intercultural. Se habla también de una educación intercultural bilingüe, que pretende, en el papel, que la educación que reciben los pueblos indígenas respete su cosmovisión y sus propios procesos de aprendizaje. Sin embargo, estos procesos y esta cosmovisión muchas veces aún son vistas desde la diglosia, desde el prestigio que tiene una lengua (o una cultura o una manera de ver el mundo) sobre otra. Además, no deberían ser „ellos‟ los obligados a acomodarse. La interculturalidad y el bilingüismo solo serán posibles si dejamos de mirar sobre el hombro a aquellas culturas que son parte nuestra, que nos configuran, que nos hacen ser los ecuatorianos que somos. Ahí está la riqueza, no en el sometimiento ni en la ignorancia del otro (que también somos nosotros).
CARACTERÍSTICA DE LA DIGLOSIA Por lo general, la variedad prestigiosa suele estar mejor descrita y codificada, es decir, existe una serie de tratados gramaticales, diccionarios,
prontuarios ortográficos, manuales de estilo, etc. En los que se explica cómo es la lengua y cuál es su uso correcto. Esto se suele interpretar ingenuamente en el sentido de una mayor bondad o complejidad intrínsecas de la lengua que acumula esa tradición gramatical. Así es como hay que entender, por lo general, juicios simplistas del tipo La lengua X tiene gramática, la lengua Y no tiene gramática (todas las lenguas tienen gramática, otra cosa es que alguien se haya tomado el trabajo de describirla y normalizarla).
EJEMPLOS DE DIGLOSIA Se puede encontrar en países como España diversos ejemplos de diglosia. Un caso histórico es el de la posición subordinada que tradicionalmente mantenía el gallego respecto del castellano en Galicia. Esto se vio corregido a raíz del reconocimiento oficial del primero en el Estatuto de Autonomía de Galicia. En el continente americano son también frecuentes las situaciones de diglosia en que participa el español. A pesar de los avances en el reconocimiento de las lenguas nativas americanas, el español mantiene por lo general una posición de ventaja allí donde convive con ellas. Un investigador alemán que acudió a Bolivia a estudiar el contacto del español y el quechua se percató de personas que niegan conocer el quechua, pero que lo hablaban cuando creen que no se les escucha. El motivo estaba en el diferente prestigio que creían que les confería ante aquel señor alemán el ser hablantes de lo uno o de lo otro. Pero no siempre el español sale favorecido en sus encuentros con otras lenguas. En Estados Unidos la balanza se inclina claramente a favor del inglés aun cuando hay gran cantidad de personas hispanohablantes. Para un árabe, en cambio, no es cierto que haya dos lenguas distintas. Para él "fino" y "basto" son dos extremos de una gradación de maneras de hablar, y usará todas las maneras de hablar mezcladas, según a
quién esté hablando, según lo que exija la situación, y según hasta dónde lleguen sus estudios y sus lecturas y hasta dónde calcule que llegan los estudios y lecturas de sus oyentes. Que es lo mismo que hacemos nosotros.
FENÓMENOS EN LA DIGLOSIA De acuerdo con C. Ferguson (1959), que fue quien acuñó el término, en las situaciones de diglosia estricta pueden observarse los siguientes fenómenos: Función: existe un reparto de funciones entre una variedad alta (A) y una variedad baja (B), de forma que cada una es usada sólo en ciertos ámbitos o dominios: la variedad A, en situaciones formales y distantes, y la B, en contextos informales. Resultaría impropio o ridículo usar indistintamente ambas variantes. Prestigio: la comunidad diglósica considera que la variedad A es más prestigiosa (bella, lógica, importante) que la variedad B. Adquisición: la variante B se adquiere como lengua materna, en tanto que la A sólo se aprende formalmente en contextos académicos. Sistema gramatical: la variedad A posee unas categorías gramaticales que se reducen o desaparecen en la variedad B. Léxico: la variedad A dispone de un léxico culto, técnico y especializado del que carece B. A su vez, ésta cuenta con el vocabulario y las expresiones fraseológicas propias del ámbito familiar y popular. Estandarización: la variedad A está estandarizada gracias a la elaboración de gramáticas, diccionarios y normativas ortográficas que permiten su conocimiento. Ese proceso de estandarización no existe para la variedad B. Herencia literaria: existe un corpus literario en la variedad A, inexistente, por el contrario, en B. Estabilidad: las situaciones diglósicas pueden perdurar durante siglos, si bien la aparición de subvariedades mixtas entre A y B, así como la progresiva confusión de funciones sociales durante ese tiempo, pueden evolucionar hasta hacer desaparecer la diglosia.
Por su parte, el concepto de diglosia amplia, utilizado por la sociología del lenguaje actual, se debe a J. Fishman (1972), para quien aquélla abarca todas las situaciones en las que existe una distribución funcional de dos variedades lingüísticas en una comunidad de habla tanto si son dialectos, sociolectos o registros de una misma lengua, como si se trata de dos lenguas diferentes. Concebida de este modo, la diglosia amplia comprende un conjunto de situaciones que van desde los supuestos en los que se usan lenguas diferentes (bilingüismo superpuesto) hasta los casos de mera variación estilística. Sin embargo, esta concepción amplia no ha estado exenta de críticas, porque, en esos términos, todas las sociedades son diglósicas y el concepto comprende entonces fenómenos de muy diferente naturaleza.
CONSECUENCIAS La diglosia puede precipitar la muerte de lenguas por deslealtad lingüística de los hablantes, que, ante un modelo con un estatus social más elevado, reniegan de la lengua de sus ancestros para pasarse a la competidora o, lo que es más frecuente, hacen que se pasen a ella sus hijos.