EL AUTOR: MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA
Es uno de los grandes genios de la literatura de todos los tiempos y está considerado el creador de la primera novela moderna. Nació en Alcalá de Henares (Madrid) en 1547. Fue el cuarto de los siete hijos de un humilde cirujano barbero y aunque tuvo estudios, en aquel tiempo pocos niños sabían leer, se cree que no fue a la universidad. Desde muy joven sintió un gran interés por escribir sus primeros poemas.
Tras vivir un tiempo en Italia decidió alistarse en la Armada Española y participó como un héroe en la batalla de Lepanto contra los turcos. En plena lucha fue herido por un arma de fuego en la mano izquierda y desde entonces le quedó inutilizada para siempre. Por este motivo, será conocido con el apodo El Manco de Lepanto.
Años más tarde, cuando regresaba a España, el barco en que viajaba fue atacado por los corsarios y Cervantes fue llevado prisionero a la ciudad africana de Argel, donde permaneció cinco años hasta que un fraile pudo pagar la fianza para poder liberarle.
Cuando por fin consiguió regresar a España, se casó e intentó vivir escribiendo obras de teatro, pero fracasó estrepitosamente. Decidió trabajar cobrando impuestos, pero con tan mala suerte, que el banco donde ingresaba la recaudación quebró, y como él era el responsable del dinero, fue enviado de nuevo a la cárcel. Se cree que allí empezó a escribir su obra maestra: “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha”. La novela fue publicada en 1605, y años más tarde, la completó escribiendo una segunda parte. El éxito de la novela fue enorme aunque escribió otras obras importantes, Cervantes no ganó dinero y siguió sumido en la pobreza y llevando una vida muy humilde.
Falleció el 23 de abril de 1616, curiosamente el mismo día que otro gran genio de la literatura universal, William Shakespeare. Actualmente, y por ser una fecha tan señalada, el 23 de abril de cada año se celebra en todo el mundo el Día Internacional del Libro.
CÓMO ERA DON QUIJOTE Y QUÉ OFICIO TENÍA (Cap. I) En un lugar de La Mancha* de cuyo nombre no quiero acordarme, vivía un hidalgo* llamado Alonso Quijano. Tenía unos cincuenta años; era muy flaco y de rostro alargado. Compartía casa con un ama*, una joven sobrina y un mozo que se ocupaba del campo. Su principal afición era la de leer libros de caballería, y de tanto leer y dormir poco, enloqueció. Alonso decidió hacerse caballero andante*. Se puso la armadura* de su bisabuelo, pensó un nombre para su rocín* y le puso Rocinante. También se cambió el suyo, llamándose a partir de aquél día “Don Quijote de la Mancha”. Por último eligió como dama por quien recorrer el mundo librando batallas, a una labradora llamada Aldonza Lorenzo, y la llamó Dulcinea del Toboso. Por fin, con todo preparado, marchó por los campos de Castilla a buscar aventuras. Ilustración: “Don Quijote leyendo libros de caballerías en su estudio”, de Adolph Schrödter (1805-1875)
DE CÓMO LO NOMBRARON CABALLERO (Cap. III) Una mañana empuñó la lanza y se subió a lomos de Rocinante dispuesto a comenzar su aventura. Ya en el camino se dio cuenta de que tenía que ser nombrado caballero para poder participar en batallas. Cansado de cabalgar, vio a los lejos una venta*, en la que creyó ver un castillo. Y allí fue. Al ventero* lo confundió con el señor del castillo y le dijo que no se iría de allí hasta que lo armara caballero*. El ventero se dio cuenta de que don Quijote estaba trastornado, y como era algo burlón, le siguió la corriente y le dijo que podía velar sus armas* en el patio. Allí pasó la noche don Quijote, en espera de ser nombrado caballero al amanecer. Y a todo aquel que iba al pozo a por agua y se acercaba a sus armas le daba un tortazo. El ventero reparó en la que estaba liando don Quijote con su confusión, y para no tener más complicaciones decidió armarlo caballero allí mismo; le dijo que se arrodillara, dio dos toques con la espada en los hombros del caballero y le recordó que necesitaría un buen escudero*, además de algo de dinero. Y así fue como don Quijote, siguiendo el consejo del ventero, decidió volver a su casa dispuesto a encontrar un buen escudero, su inseparable compañero de aventuras.
Ilustración: Mimoun Mimoun Abdelkader 1ºA
DE LO QUE LE PASÓ AL SALIR DE LA VENTA (Cap. IV) Después de ser armado caballero y volviendo a su casa, don Quijote se encontró con un hombre que pegaba a un chico por haber perdido una oveja. El chico, además, acusó a su amo de no pagarle lo que le debía. Entonces intervino don Quijote y le dijo que desatara al niño, que no le pegara más, y que le pagara lo que le debía. Más tarde vio a unos mercaderes, y tomándolos por caballeros, se colocó en mitad del camino y dijo: _ “No podréis pasar sin antes prometer que no hay doncella más hermosa sobre la Tierra que mi señora, Dulcinea del Toboso”. Ellos se negaron a hacerlo y uno de ellos insultó a su amada. El caballero arremetió contra él con su lanza, con tan mala suerte que en la embestida se cayó Rocinante y, tras él, salió rodando don Quijote. _ “¡No huyáis, cobardes, malandrines*!”_ gritaba el caballero tendido en el suelo. Uno de los mozos se acercó a don Quijote, cogió su lanza, la rompió en mil pedazos y empezó a golpear al indefenso caballero que quedó vencido en el suelo.
Ilustración: Kheyra Al Bakkal Homad 1ºB
DE CÓMO VOLVIÓ A SU GRANJA Y LO QUE PASÓ ALLÍ (Cap.VI) Don Quijote quedó un poco herido y llegó a la granja donde le esperaban el ama y su sobrina. También estaba el cura y Maese* Nicolás, el barbero. -¡Malditos libros! -exclamó el ama-. Ellos son los culpables de los males de mi señor. Y entró en la biblioteca y junto con la sobrina empezó a buscar todos los libros de caballería. El ama hizo una gran hoguera y empezaron a echar los libros al fuego, sólo se libraron un par de ellos. Poco a poco don Quijote se recuperó, y tan pronto como pudo ponerse en pie, fue en busca de sus libros. -¿Dónde está mi biblioteca? –preguntó. - Querido tío, durante su ausencia un mago entró en la casa, la llenó de humo e hizo desaparecer los libros. Comprendiendo que todo era obra de un hechizo, el hidalgo se enfureció, pero como buen caballero, aceptó la ofensa del mago enemigo.
Ilustración: Hajar Badr Boukhonous 2ºA
DE CÓMO CONSIGUIÓ UN ESCUDERO (Cap. VII) Después de muchas aventuras todo parecía haber vuelto a la calma, pero don Quijote pensaba en quién podría convertirse en su escudero*, y creyó encontrar al hombre adecuado en un labrador pobre, bajito y algo regordete llamado Sancho Panza. Fue en su busca y, para convencerlo, le habló de las aventuras vividas por los caballeros andantes y de la costumbre de premiar a los escuderos con el gobierno de alguna de las tierras que conquistaban. Sancho empezó a verse como un hombre rico, gobernador de una ínsula*, y aceptó la propuesta de convertirse en escudero de don Quijote. Cuando llegó el día acordado los dos hombres emprendieron el camino y cabalgaron hasta el alba, don Quijote en Rocinante y Sancho en su pequeña mula.
Ilustración: Silvia Tello El Kadi 2ºB
LA AVENTURA DE LOS MOLINOS (Cap. XVIII-A) Don Quijote y Sancho empezaron a caminar y llegaron a un campo en el que había molinos de viento. - ¿Ves aquellos gigantes? Me enfrentaré a ellos –dijo don Quijote. - Mire, señor, que son molinos –respondió Sancho. En esto se levantó algo de viento y las aspas de los molinos comenzaron a girar. Don Quijote se encomendó a Dulcinea, y a todo galope embistió el primer molino. La lanza fue a dar a un aspa, que levantó por los aires al caballo y al caballero. En su ayuda corrió el escudero, que exclamó: -¡Pero, señor! ¿Acaso no os he dicho que no eran gigantes, sino molinos de viento? -Calla, Sancho –respondió don Quijote-, que las cosas de la guerra están sujetas a continuos cambios. Sancho ayudó a su señor a subir a lomos de Rocinante y emprendieron la marcha hacia otra aventura.
Ilustración: Yasmin Mimoun Abdelkader 3ºA
LA AVENTURA CON LOS FRAILES (Cap. VIII-B) Don Quijote y Sancho siguieron cabalgando cuando aparecieron en el camino dos frailes y, detrás de ellos, un carruaje acompañado por cinco jinetes, pero don Quijote imaginó que eran magos que llevaban secuestrada a alguna princesa. -¡Gente endiablada, soltad ahora mismo a las princesas o preparaos para morir! Las explicaciones de los frailes no sirvieron al caballero, que arremetió contra uno de ellos y lo tiró al suelo, mientras el otro huía. Cuando Sancho se acercó al fraile para quitarle los hábitos y descubrir al mago, dos mozos fueron hacia él y le apalearon. Por su parte, don Quijote tuvo que vérselas con un escudero que acompañaba a la dama del carruaje, el cual rompió la armadura del hidalgo a la altura del hombro y le hizo un corte en una oreja. Don Quijote repelió el ataque, pero le perdonó la vida a cambio de que le prometiera visitar a Dulcinea del Toboso y contarle todo lo sucedido. Ilustración: Nerea Mª Álamo García 3ºB
LA AVENTURA DEL BÁLSAMO DE FIERABRÁS (Cap. XVII) Tan maltrecho quedó Don Quijote de su última aventura que al llegar a una venta* pidió a Sancho que le consiguiera los ingredientes para hacer el bálsamo de Fierabrás, un bebedizo de propiedades mágicas capaz de revivir a los muertos. Don Quijote se lo bebió de un trago, tuvo vómitos y sudores pero luego se quedó dormido, despertando bien. Sancho también probó el bebedizo, pero nada más hacerlo sintió que se moría. - Eso te pasa, querido amigo, por no ser caballero andante, pues ese licor solo es capaz de curar a quienes lo somos –dijo el caballero al bueno de Sancho. Con el nuevo día, decidieron retomar el camino en busca de aventuras y como don Quijote creía que había pasado la noche en un castillo y no en una venta, amo y escudero se fueron sin pagar al ventero. Pero un grupo de hospedados alcanzó a Sancho y, llevándole al corral de la venta, le mantearon una y mil veces hasta que se cansaron y, por fin, le dejaron ir en paz, aunque molido a golpes. Ilustración: Islam Ahmed Allitou 4ºA
LA AVENTURA CON LOS EJÉRCITOS DE OVEJAS (Cap. XVIII) Marchaban por la llanura don Quijote y su escudero Sancho, cuando el caballero dijo: -¿Ves aquella polvareda? Pues no es otra cosa que un enorme ejército. -Dos ejércitos deben de ser, mi señor -dijo Sancho-, pues en el lado contrario se divisa otra polvareda. Con Sancho casi convencido de que se aproximaban dos ejércitos enemigos y no dos rebaños de ovejas, se dispusieron a entrar en batalla. El caballero, lanza en ristre*, dio espuelas* a Rocinante y, al galope, cargó contra lo que creía un ejército. No tardó en rodar por el suelo y salir mal parado de las embestidas y patadas de los animales, gracias a las cuales perdió buena parte de sus dientes.
Ilustración: Badrudín Mahanan Ebnallal 4ºB
LA GANANCIA DEL YELMO DE MAMBRINO (Cap. XXI) Iban don Quijote y Sancho por los caminos cuando vieron venir a un jinete que llevaba en la cabeza algo muy brillante, y suponiendo que había encontrado al fin el yelmo* de Mambrino, se lanzó a la conquista de tan valiosa pieza. El jinete era, en realidad, un barbero que iba a atender a sus clientes en un poblado cercano y que se cubría la cabeza con la vasija de remojar las barbas, ya que en ese momento llovía. El barbero huyó despavorido y don Quijote se colocó la reluciente vasija a modo de yelmo; su aspecto era tan pintoresco y ridículo que provocó risa en Sancho. Este quiso quedarse con el caballo del barbero, pero sólo consiguió los aparejos porque el caballo huyó tras su dueño. Ilustración: Majdouline El Mousaoui El Gharib 5ºA
LA LUCHA CONTRA LOS ODRES DE VINO (Cap. XXXV) Llegaron don Quijote y Sancho al pie de una montaña, bajo la cual discurría un arroyo rodeado de un prado. Y El Caballero de la Triste Figura, que así llamaba Sancho a su amo, le dijo a su escudero que le llevara una carta a Dulcinea. En el camino Sancho se encontró a los amigos de don Quijote, el cura y el barbero, que lo estaban buscando y les contó la locura del hidalgo. Estos, alarmados, hicieron un plan para engañarle y llevarle así de vuelta a casa. Llegaron todos a la venta* y mientras estaban en el salón descansando oyeron los gritos de Sancho, quien aseguraba que su amo luchaba contra un gigante. Pero la realidad era que, don Quijote soñando se había levantado de la cama, y había comenzado a dar cuchilladas con su espada a unos odres* de vino, confundiéndolos con el gigante Pandafilando. Y lo que parecía sangre no era más que vino. Los amigos de don Quijote viendo que no recuperaba el juicio hicieron una jaula y lo encerraron allí para llevarlo de regreso a su casa.
Ilustración: Liliam Mohamed Mohamed 5ºB
LA ÍNSULA DE BARATARIA (Cap. XLV) Llegó don Quijote llegó a su aldea enjaulado. Estuvo casi un mes recuperándose hasta que recibió la visita de Sancho y del bachiller* Carrasco, que le habló de que se habían escrito sus aventuras. Tan contentos se pusieron que volvieron al camino. Primero viajaron a El Toboso, para que el caballero recibiera la bendición de Dulcinea. Finalmente don Quijote y Sancho conocieron a unos duques, que ya sabían de estos personajes por haber leído sus aventuras, y que decidieron dar al escudero el gobierno de la ínsula* Barataria.
Ilustración: Nasima Hamed Choukri 6ºA
Pero eso que Sancho había deseado no resultó como imaginaba, porque los duques solo buscaban burlarse del escudero, quien pasó todo el tiempo que estuvo allí a pan y agua. Un buen día, cansado de tanta hambre y ajetreo decidió dejar el cargo de gobernador e ir en busca de su señor para retomar juntos la aventura.
EL CABALLERO DE LA BLANCA LUNA (Cap. LXIV) Después de la última aventura don Quijote y Sancho marcharon hacia Barcelona. Allí se les acercó un caballero bien armado y a caballo. -Soy El Caballero de la Blanca Luna y vengo a probar la fuerza de tu brazo. Si yo venzo, te retirarás a tu aldea por un año. Si vences tú, será tuya la gloria de mis hazañas. El caballero se encomendó a su señora Dulcinea pero desafortunadamente salió vencedor El Caballero de la Blanca Luna. - Dulcinea del Toboso es la más hermosa mujer del mundo, y yo el más desdichado caballero de la Tierra –dijo don Quijote. Realmente El Caballero de la Blanca Luna era el bachiller* Carrasco, que se había disfrazado de caballero para lograr que don Quijote volviera a su casa y se curara de su locura. Desarmado, triste y vencido, regresó su casa. Y allí terminó sus andanzas como don Quijote, desde entonces sería Alonso Quijano “el bueno”.
Ilustración: Mohamed Bouchaouni Chilal 6ºB
VOCABULARIO BÁSICO Ama: criada principal de una casa. Armadura: vestidura de piezas metálicas que se ponía para luchar en las batallas. Armar caballero: era una ceremonia por la cual el rey o señor del castillo nombraba caballero al aspirante, después de varios requisitos. Bachiller: antiguamente persona que había conseguido el primer grado de los estudios universitarios. Caballero andante: héroe de los libros de caballería. Son caballeros que recorren el mundo para hacer justicia. Antiguamente los reyes, duques o señores nombraban caballeros a aquellos que, sin ser soldados, dominaban las armas para que los defendieran. Escudero: criado que acompañaba a un caballero para llevarle las armas y el escudo. Espuela: arco de metal que termina en una rueda dentada y que se ajusta a la bota del jinete. Sirve para picar al caballo y que corra más. Hidalgo: persona que podía vivir en sus tierras sin tener que trabajar. Tenía criados y se dedicaban a hacer lo que más le gustaba: leer, cazar, escribir, viajar… Ínsula: isla La Mancha: zona geográfica que está en el centro de España, en la comunidad de Castilla-La Mancha. Maese: tratamiento de respeto en los oficios que significa maestro Malandrín: persona malvada. Odre: especie de saco hecho de cuero o piel de un animal que servía para contener líquidos. Ristre: pieza que se colocaba en las armaduras para apoyar y sujetar la lanza cuando se atacaba. Rocín: caballo que se utiliza para trabajar en el campo. Velar las armas: estar toda la noche sin dormir cuidando las armas. Venta: posada antigua en la que, además de comer, también se podía pedir una habitación para dormir. Ventero: dueño de la venta. Yelmo: casco que utilizaban los caballeros para proteger la cabeza y el rostro. El yelmo de Mambrino era un casco de oro de un antiguo rey que tenía poderes y hacía invulnerable al que lo llevara.
HAN COLABORADO… ANIMANDO A LOS “PRIMEROS LECTORES”: 1ºA Mónica Rueda Bueno 1ºB Pepi Sarmiento González 2ºA Nené Vázquez Tortosa 2ºB Rosa D. Morales Patricio
ACOMPAÑANDO A LOS “LECTORES EN MARCHA” 3ºA Cristina Gómez Martínez 3ºB José Mª López Pozo 4ºA José Antonio Valverde Martín 4ºB Natividad Heredia Giménez
ESTIMULANDO A LOS “LECTORES AVANZADOS” 5ºA Laura Almécija Lahoz 5ºB Fco. Javier Guillot Rodríguez 6ºA Celia Rico Martín 6ºB Pilar García Hernández
¡¡GRACIAS A TODOS POR PARTICIPAR!!
Coordinación y edición: Ana Cristina Nieto Ramírez