12 CONSIDERACIONES PARA EL DISEÑO DE UN ESPACIO. Leopoldo Emperador, 1986-87
1.-
El ensueño del espejismo, espejo, reflejo móvil de un espacio físico, medible y deseable nos deviene el eterno juego de nunca acabar. Starting over Penélope.
2.-
Egipto, lugar común en la cultura occidental, mítico en la tradición judeo-cristiana, metáfora por excelencia del desierto: espacio carente de agua, alimentos y otras rarezas...
3.-
Contraponiéndose a las imágenes idílicas, las situaciones extremas: durante el día altas temperaturas, noches heladas. Inexistencia de referentes geográficos. Deriva. Laberinto. Sed. Hambre.
4.-
Paralelismo pues con el horizonte y por consiguiente paralelismo desierto-mar.
5.-
Aquí forma y entorno, la soledad, el retorno a la pura abstracción del paisaje no alberga más que, ocasionalmente, la mirada furtiva y silenciosa del hombre.
6.-
Sólo la imagen del oasis nos devuelve la posibilidad de lo exótico, de la aventura teñida de un cierto erotismo. Rodolfo Valentino o Mata-Hari según convenga.
7.-
El deseo transforma esa laguna de los recuerdos en algo tangible. Aquello inmerso en la aridez, devuelto a la órbita de los sentidos: tacto, olfato,... tiempo.
8.-
El lagarto aquí ya no es más un reptil.
9.-
Detener la mirada con humildad, aún sólo por un instante, en la sorpresa del redescubrimiento, del reconocimiento de una forma apegada a la memoria, ignorada, paralizada en la trágica realidad de su propio deslizamiento de significados: eje en rotación, utilidad primaria, memoria, juego de palabras.
10.-
El cono, la forma simple limitada en si misma por su loca rotación, sin especulación posible, sin error en la economía es, desde ahora, el centro del universo donde se conjuran los deseos y se evoca la memoria al calor del fuego.
11.-
Habitáculos en la imaginación de leyendas remotas, de seres curtidos bajo la transgresión de sus existencias. Presencia de la ausencia, ruina... huella.
12.-
En el oasis de nuestra mirada, el horno está cegado, la leña inútil -paradoja de sí misma-. Y sobre la mesa, el recuerdo de que alguna vez aquí, alguien sobrevivió en la práctica ancestral del canibalismo como apropiación ritual del conocimiento. O quizás sólo fue el ardor del deseo?