Letras Libres 258 Junio

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JUNIO 2020 • AÑO XXII

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JUNIO 2020, AÑ0 XXII REVISTA MENSUAL $70 PESOS

ISSN 1405-7840

LETRAS LIBRES

MAYO 2020, AÑ0 XXII REVISTA MENSUAL $70 PESOS

ISSN 1405-7840

GABRIEL ZAID Cantos de los paipai

Reseña de la autobiografía

JOSEPH ROTH Libro del mes

CARLOS MONSIVÁIS Relectura

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Cine del encierro

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Miguel Angel Asturias

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En el barrio había una piscina pública con una insFue uno de los internos más famosos de este campo. cripción en la puerta que decía: “Se prohíbe la entrada Primo Levi dijo en una ocasión que si esto pasó signia judíos.” Podría decirse: bueno, no es muy agradable, fica que puede volver a pasar, y también significa que pero hay muchos sitios en Berlín a los que puedes ir puede pasar en cualquier parte del mundo. a nadar, hay lagos y canales. Al mismo tiempo, podías Permítanme que comparta un recuerdo con usteleer en otros sitios un aviso que decía que a los judíos no des. En 1965, fui con una beca a Estados Unidos. El país se les permitía pertenecer a asociaciones de canto aleestaba en mitad de su lucha por los derechos humanos manas. Bueno, si los judíos quieren cantar y tocar músiy civiles para los afroamericanos. Fue un gran honor ca, pueden hacerlo en otro sitio. participar en una marcha con Martin Luther King de Lo que luego ocurrió es que se extendió una orden, Selma a Montgomery. Cuando la gente que participamás una orden oficial que una inscripción, que decía: ba descubrió que estuve en Auschwitz, me preguntaron: “Los niños no arios no pueden jugar con los niños arios ¿crees que es algo que pasó solo en Alemania o crees que alemanes.” Bueno, no pasa nada, pueden jugar ellos sopuede pasar en otro país? Les dije que también podía los. Más tarde se leían carteles que decían: “Solo venpasar en ese país, en esa tierra, cuando los derechos cividemos pan y comida a los judíos después de las 5 de la les son ignorados. tarde.” Vaya, bueno, esto te complica un poco la vida. Solo hay una manera de luchar contra eso. Si eres Pero, después de todo, puedes comprar una vez pasacapaz de defender tu Constitución, sus leyes y deredas las 5 de la tarde. chos, el orden democrático, que está basado en la proEntonces empiezas a ver un patrón que se asienta. tección de las minorías. Solo entonces podrás vencer La idea de que hay gente que es excluida, estigmatizatodo ese mal. da y alienada se integra en nuestras vidas. En Europa muchos provenimos de la tradición Así es como se hace, paso a paso. La gente comienjudeocristiana. Tanto los creyentes como los no creyenza a ver que es normal, tanto las víctimas como los pertes asumen un canon de la civilización y los diez manpetradores, los testigos y los observadores. Se acaban damientos. Mi amigo, mi querido amigo Roman Kent, acostumbrando a la idea de que la minoría que produpresidente del Comité Internacional de Auschwitz, jo a Albert Einstein, Nelly Sachs, Heinrich Heine, Erich que habló aquí hace cinco años, no ha podido venir Mendelsohn y muchos novelistas es diferente y puede esta vez. Está débil. Ha estado enfermo últimamente. Programa Programa Programa Programa Programa dede de apoyo de apoyo apoyo de de apoyo apoyo apoyo a los aa los los ael alos alos los ser empujada a los márgenes de la sociedad. SePrograma acaban Kent inventó undécimo mandamiento. Está influiacostumbrando a la idea de que son extrañosPrograma y extranporapoyo la experiencia la Shoah, del Holocausto, que Programa Programa dedoapoyo de de a los apoyo a los de a los jeros, es gente que porta gérmenes y causa pandemias. la experiencia de una época horrible de desdén. Ese Programa Programa Programa deesapoyo de apoyo de a los apoyo a los a los Los orígenes del horror están ahí. undécimo mandamiento es: No seas indiferente. No Programa Programa Programa de apoyo de apoyo de a los apoyo a los a los Programa Programa Programa deserás apoyo de indiferente. apoyo de a los apoyo a los a los Hay que tener en cuenta esto y recordar las palabras del presidente austriaco. Pero también hay que tener Y esto es lo que quería decirle a mi hija, a mis nieen cuenta qué otras políticas se llevaron a cabo. El 1 de tos. Quiero dirigirme a los jóvenes de su generación, mayo dejó de celebrarse pero se mantuvo el día festivo, vivan donde vivan, sea en Polonia, Israel o América. Es se introdujeron vacaciones para trabajadores. El poder especialmente importante aquí, en Europa del Este. No sabía cómo luchar contra el desempleo y jugaba la carta seas indiferente cuando veas mentiras, mentiras históde recuperar la dignidad de la nación. Recuperaron la ricas. No seas indiferente cuando veas que el pasado es dignidad tras el Tratado de Versalles. relegado para cumplir con demandas políticas actuales. El gobierno también vio que la gente estaba cada No seas indiferente cuando una minoría es discriminavez más insensibilizada frente a la maldad, y fue en ese da, porque la esencia de la democracia es que la mayoría momento cuando aprovechó para acelerar el proceso de gobierna pero la democracia depende de la protección maldad. Lo que ocurrió después se pudo desarrollar de las minorías. Al mismo tiempo, no seas indiferente de manera inmediata. Los judíos no podían obtener cuando cualquier poder o gobierno infringe el contratrabajos ni emigrar. Y entonces, rápidamente, fueron to social. Sigue los mandamientos, especialmente el unenviados a guetos. Y de esos guetos muchos de ellos décimo. No seas indiferente, porque si lo eres no te darás acabaron en Auschwitz, donde fueron asesinados con cuenta cuando a ti y a tus herederos les caiga desde el Zyklon B de una forma muy moderna, en esas cámaras cielo un Auschwitz. ~ de gas tan modernas. Y aquí es donde las palabras del Discurso pronunciado el 27 de enero en la ceremonia presidente austriaco se hacen realidad: Auschwitz no del 75 aniversario de la liberación de Auschwitz. cayó del cielo. Fue un proceso de pequeños pasos hasta Traducción del inglés de Ricardo Dudda. que pasó lo que pasó en este lugar. /@orgsoriana /@orgsoriana /@orgsoriana /@orgsoriana /@orgsoriana /@orgsoriana www.organizacionsoriana.com www.organizacionsoriana.com www.organizacionsoriana.com www.organizacionsoriana.com www.organizacionsoriana.com /@org.soriana /@org.soriana /@org.soriana /@org.soriana /@org.soriana MARIAN TURSKI (Druskininkai, 1926) es un historiador Queridawww.organizacionsoriana.com hija, querida nieta, gente de sus generacio- /@org.soriana y periodista polaco de origen judío. nes: no tienen www.organizacionsoriana.com quewww.organizacionsoriana.com conocerwww.organizacionsoriana.com el nombre de Primo Levi. /@org.soriana /@orgsoriana /@orgsoriana /@orgsoriana /@org.soriana /@org.soriana

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POESÍA 19 Carta a Notre Dame

Adolfo Castañón

LIBRO DEL MES 52 Años de hotel, de Joseph Roth

Juan Malpartida

29 Promesa de verano

Malva Flores

DIRECTOR

Enrique Krauze EDITOR (MÉXICO)

Christopher Domínguez Michael EDITOR (ESPAÑA)

Daniel Gascón

6

EDITOR RESPONSABLE (MÉXICO)

Eduardo Huchín Sosa SECRETARIA DE REDACCIÓN

Karla Sánchez COORDINADORA EDITORIAL

Angélica Olavarría

LETRILLAS 54 CINE:

EDITORA DE POESÍA

LETRAS LIBRES JUNIO 2020

Malva Flores REDACCIÓN

Ricardo Dudda, Daniel Krauze, Aloma Rodríguez, Zita Arenillas

CONVIVIO 34 Monsiváis para nuestro tiempo

Liliana Muñoz , Jezreel Salazar

CUIDADO EDITORIAL

Emmanuel Noyola EDICIÓN DIGITAL

Pablo Majluf, Emilio Rivaud CONSEJO EDITORIAL

38 Max Weber: modernidad

y racionalidad

Luis F. Aguilar

Aurelio Asiain, Roger Bartra, Humberto Beck, Carmen Boullosa, Carlos Bravo Regidor, Adolfo Castañón, Ricardo Cayuela Gally, Carlos Elizondo MayerSerra, Fernando García Ramírez, Hugo Hiriart, Julio Hubard, Ángel Jaramillo, León Krauze, Tedi López Mills, Guadalupe Nettel, Antonio Ortuño, Cynthia Ramírez, Rafael Rojas, Enrique Serna, Guillermo Sheridan, Fernanda Solórzano, Julio Trujillo, Juan Villoro

Verónica Bujeiro 58 IN MEMORIAM: Rubem Fonseca (1925-2020)

Soporte técnico

Christopher Fonseca

EDITOR RESPONSABLE

Eduardo Huchín Sosa EDITOR DE ARTE

Fernando del Villar Arias

42 Los paipai: cantos que se repiten

Gabriel Zaid LIBROS 44 La fabrique de l'écrivain national,

Letras Libres, S.A. de C.V. edita Letras Libres, revista men­sual, junio de 2020 • Redacción: 9183 7800 (con­­­muta­dor) • Pu­bli­ci­dad: 9183 7803 y/o 9183 7841 • Sus­crip­cio­nes: 9183 7822 (conmutador) • Fax: 9183 7836 • Co­rreo electrónico: cartas@le­tras­li­bres.com • Editor responsable: Eduardo Huchín Sosa • To­dos los de­re­chos de re­pro­duc­ción de los tex­tos aquí pu­bli­ca­dos es­tán re­ser­va­dos por Le­tras Li­bres • Nú­me­ro de re­ser­va al títu­lo en de­re­cho de au­tor: 04-1999-111913303300-102 • Nú­me­ro de cer­ti­fi­ca­do de li­ci­tud de tí­tu­lo: 10580 • Nú­me­ro de cer­ti­fi­ca­do de li­ci­tud en con­te­ni­do: 8030 • Do­mi­ci­lio de la pu­bli­ca­ción: Chilaque No. 9, col. San Diego Churubusco, delegación Co­yoa­cán, C.P. 04120, CDMX • Imprenta: SG Yhansa S.A. de C.V. en Av. Año de Juárez 343, col. Granjas San Antonio, CDMX • Distribuidora Intermex, S.A. de C.V., en Lucio Blanco 435, col. San Juan Tlihuaca, delegación Azcapotzalco, C.P. 02400, CDMX.

de Anne-Marie Thiesse

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Hugo Alejandro González PREPRENSA DIGITAL

Hasta siempre, Wolfgang Amadeus Mundstock

Mercedes Cebrián

DISEÑO GRÁFICO

Esteban Espinosa Zenteno

¿Por qué nadie quiere ser Beth March?

60 HUMOR:

Contabilidad

Lizbeth Pichú Barraza

Del convivio al tecnovivio

Eduardo Huchín Sosa

Leticia Gaona García

Rebeca Rodríguez

DIRECCIÓN ADMINISTRATIVA

Enlace administrativo

Fernanda Solórzano 56 TEATRO:

Renata Magdaleno

GERENCIA DE VENTAS

Teresa Alquicira

Sunset Boulevard siete décadas después

59 MÚSICA:

Mónica Villanueva Chiapas

Suscripciones

46 Linea nigra, de Jazmina Barrera

Karla Sánchez

47 Nuestro hombre,

de George Packer

David Mejía 49 La documentación de los

62 ENTRETENIMIENTO:

La mala reputación de los videojuegos

Rodrigo Díez

procesos, de Hernán Bravo Varela

64 ARCHIVO VUELTA:

50 El lugar, de Annie Ernaux

La cultura en una sociedad democrática

Cruz Flores

Aloma Rodríguez

Cornelius Castoriadis


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#258

LETRAS LIBRES JUNIO 2020

Iniciativa privada: tiempos difíciles A la crisis sanitaria y social que ha desatado la Covid se suma el golpe fulminante que el último mes ha sufrido la actividad económica. Los pronósticos son desalentadores y las medidas del gobierno, poco ambiciosas. En este número de Letras Libres buscamos discutir la estrategia económica en marcha, pero también darles voz a quienes deberían ser sus principales actores: ¿quiénes emprenden negocios en México, por qué lo hacen, a qué se enfrentan? Para Gabriel Zaid, la ideología de la iniciativa privada fue la “revolución cultural” de su momento. En esta difícil hora para el país, proponemos reivindicar su apuesta por la diversidad, la creatividad y la libertad.

Ilustraciones: Hugo Alejandro González, Manuel Monroy.

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LAS MÚLTIPLES CURVAS DE LA REALIDAD

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TRABAJADORES NO ESENCIALES ¿PARA QUIÉN?

Jorge Galindo

Cynthia Ramírez

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SALVAR LA CULTURA EN MÉXICO

La redacción

22

LAS VOCES DE LOS EMPRESARIOS CULTURALES

Selva Hernández, Mariana Hartasánchez, Guillermo Quijas, Mónica Lozano, Chris Sharp, Nicolás Cuéllar, Martha Sosa

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MERCADO Y CULTURA

Eduardo Cruz Vázquez “¿QUIÉN MANDA AQUÍ?” LOS EMPRESARIOS Y LA 4T

Francisco Valdés Ugalde


DOSIER

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LAS MÚLTIPLES CURVAS DE LA REALIDAD JORGE GALINDO

La actual crisis ha puesto a los gobiernos del mundo en la encrucijada de favorecer la economía o proteger la salud. Ninguna ideología, por muy definida que se presuma, apunta a una sola forma de hacer las cosas. ¿Cómo minimizamos las pérdidas de bienestar producidas por la pandemia entre nuestra ciudadanía? Esa es la pregunta central de política económica (de hecho, de política, punto) a la que se enfrentan todos los gobiernos del mundo hoy día. Renta, riqueza, salud y cualquier otro indicador que se nos pueda ocurrir para medir la calidad de vida se van a reducir en los próximos meses en todo el hemisferio occidental, y más allá. El trabajo del político electo se vuelve como el del repartidor de botes salvavidas en el Titanic. Ante semejante dilema no hay respuestas sencillas, aunque deseemos guiarlas por nuestros sesgos ideológicos previos. No: ni la forma del propio dilema está clara en nuestras mentes porque lo primero que ha hecho el virus es modificar los presupuestos para la toma de decisiones. Tenemos que reconstruir nuestra visión, desde abajo, desde las preferencias de cada uno, si queremos entender las posibles (y observadas) reacciones desde la cúspide de la pirámide política.

ilustración

HUGO ALEJANDRO GONZÁLEZ

EL CAMBIO EN LAS PREFERENCIAS

Tradicionalmente, la disciplina económica ha optado por asumir las preferencias de los agentes (tú, yo, electores, empresas, hogares, políticos) como dadas, exógenas a sus modelos. Pero en las últimas décadas la disciplina ha abierto la caja negra del cómo y por qué llegamos a querer lo que queremos. Un shock de las dimensiones que tiene esta pandemia supone una oportunidad única para analizar estos aspectos. Podemos partir de una hipótesis plausible: la epidemia ha modificado el orden de nuestras preferencias. Nos ha devuelto, al menos momentáneamente, a la base de la pirámide de Maslow: las necesidades básicas de salud, alimento, refugio que muchos dábamos por sentadas vuelven a estar en juego. La primera tiene un impacto mucho más simétrico que las otras dos. Al menos en el primer brote, el riesgo de contagio es relativamente independiente del nivel de ingresos y ahorro de que uno disponga. Nadie está a salvo de la enfermedad. Así que, como ese riesgo está distribuido de manera más o


LAS CURVAS

Una manera un tanto cruda pero útil de hacernos una idea de la creciente divergencia de perspectivas es dibujar una gráfica (véase la siguiente columna) con dos razones para la pérdida de bienestar, similar al que usó el economista colombiano Leopoldo Fergusson en su artículo “Eligiendo tragedias”:1* en el eje vertical ponemos las vidas perdidas o perjudicadas por la Covid-19; en el horizontal, las que salen dañadas por la crisis económica. Sobre el gráfico podemos dibujar dos posiciones opuestas respecto a la relación entre ambos valores. La línea roja equivale a asumir un dilema perfecto: cuanto más protejamos la salud frente al nuevo virus, mayor daño sufrirá el bienestar (también medido en otros efectos sobre la propia salud, de hecho) a causa de la pérdida de ingresos. La línea verde, que discurre en diagonal contraria, entiende que existe una relación virtuosa entre parar el virus y hacer lo propio con la economía. Cuando escuchamos a algunos epidemiólogos *  La República, 16 de abril de 2020 (bit.ly/2T3bdlY).

Tres maneras de ver la relación entre salud y economía durante la pandemia Dilema perfecto, círculo virtuoso, postura intermedia Todo abierto

Bienestar perdido por la salud

menos equitativa entre la sociedad, durante las primeras semanas el cambio de preferencias y también de actitudes es casi unísono: todos aumentamos precauciones, reducimos nuestro contacto con el mundo fuera de nuestro hogar, consumimos menos, no invertimos nada, nos quedamos a la expectativa. Pero a partir de ese momento se hace evidente que nuestras capacidades para cubrir las otras dos necesidades básicas (alimento, refugio) son bien distintas, correlacionando lógicamente renta y riqueza. En paralelo, lo que era precaución individual se convierte en ley: los gobiernos, ante la dificultad de frenar al virus mediante el aislamiento individualizado de casos, y observando el desborde que viven las zonas de contagios inadvertidos hasta que fue demasiado tarde (Wuhan, norte de Italia, Madrid, Guayaquil, Nueva York), sopesan y, en la mayoría de los casos, imponen fuertes restricciones a la movilidad, cuyo formato último es el confinamiento generalizado de la población. Además de su efecto esperado sobre el propio virus, esta medida también tiene efectos sobre las preferencias de la ciudadanía. Por un lado, confirma que estábamos en lo cierto cuando cambiamos nuestro orden de prioridades: efectivamente, si se toman este tipo de medidas en el mundo, pensamos, la situación debe ser bastante grave. En ese sentido el virus trae consigo una profecía autocumplida de contracción de la oferta y la demanda, de retraimiento económico inevitable. Pero por otro lado acentúa las diferencias sobre cómo cubrir dichas necesidades. Llegando a cierto punto deja de estar claro que esta profecía autocumplida (el remedio y sus efectos secundarios) no sea peor que la propia enfermedad.

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Todo cerrado Bienestar perdido por la economía

batiéndose a capa y espada con opinadores que hablan de poblaciones enteras asfixiadas por una especie de dictadura de las medidas sanitarias, realmente lo que hay detrás es una discusión sobre cuál de estos dos modelos representa de manera más fidedigna la realidad. Entre medias se encuentra una posición que yo mismo he defendido en las últimas semanas: la de la curva amarilla. Este supuesto acepta, como la verde, que la economía sufriría particularmente con una crisis sanitaria sin precedentes. Al mismo tiempo, asume en conjunto con la roja que la salud también sufre con una cuarentena estricta, completa y continuada. La economía, por su parte, sufre en cualquier caso. Ya sea por las propias medidas de cuarentena, ya sea por la caída de la demanda y de la inversión. Hay un punto en esta curva que representa el momento relativo en el que la pérdida de bienestar es la menor posible. Para las dos opciones extremas ese punto es, por lógica, la cuarentena total (verde) o la apertura completa para, digamos, dejar que el virus corra libre hasta agotarse (roja). La primera llevaría aparejados importantes apoyos inmediatos para compensar la falta de actividad, mientras que, para la segunda, la política económica ideal es la reactivación de la marcha económica normal. La opción intermedia sitúa el punto entre las dos, en un lugar indeterminado pero no identificado con ninguna de ambas alternativas y, por tanto, trataría de equilibrar la minimización de pérdidas con el flujo de ayudas. El párrafo anterior incluye el participio porque, tras un breve intercambio en redes con el propio Fergusson, y leyendo a personas particularmente sensibles al posible dilema duro que implican las cuarentenas (por ejemplo, a Marcela Meléndez, economista jefe del pnud en América Latina y el Caribe), mi perspectiva se ha modificado: ya no veo solo una curva, sino varias. Para aquellas personas

LETRAS LIBRES JUNIO 2020


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LETRAS LIBRES JUNIO 2020

menos expuestas a los riesgos sanitarios, pero más vulnerables a la pérdida de ingresos, la curva roja tendrá más sentido. Por el contrario, para quienes no vayan a sufrir una caída económica importante, o que sí están en peligro de enfermedad grave por contagio de sars-cov-2, la curva verde es mucho más cercana a sus intereses. Lo interesante es que esta exposición variable a riesgos se traduce mal a las divisiones clásicas de coaliciones socioeconómicas de votantes que influyen las políticas en una decisión o en otra. Las personas con ingresos menores, o menos estables, con trabajos informales, o precarios (por ejemplo, con contratos temporales), sin capital humano acumulado, sin ahorros observan la crisis como una amenaza mayor que el virus. Pero también es cierto que inversionistas y propietarios de negocios, grandes o pequeños, pueden enfrentarse a un problema imprevisto de solvencia. Empresarios y trabajadores de base están del mismo lado: el de preferir un daño mínimo a la economía, suplido si es necesario con ayudas destinadas a proteger sus pérdidas. En el otro, encontramos a profesionales que puedan teletrabajar con facilidad, a quienes se ocupen en sectores que van a verse menos afectados por la bajada de demanda, o empleados con contratos indefinidos y empresas grandes listas para enfrentar la falta de liquidez por largo tiempo. Todos ellos, sobre todo quienes dispongan de ahorros, familiares con ingresos relativamente estables o capital humano del que habrá demanda en el futuro, pueden permitirse una mayor preocupación epidemiológica, e idealmente deberían estar dispuestos a pagar por sus costes, sanitarios y en transferencias sociales, a través de los impuestos correspondientes. La cosa se complica todavía más cuando tenemos en cuenta factores sociodemográficos. Como mostró Claudia Hupkau en un análisis publicado en EsadeEcPol (think tank de cuyo equipo formo parte), “las mujeres tienen mayor probabilidad que los hombres de haber perdido su empleo desde el inicio de la crisis de la Covid-19 porque están sobrerrepresentadas en sectores cerrados por la cuarentena”. A ello añade que “las medidas de confinamiento pueden tener consecuencias en el reparto de responsabilidades en el hogar y el cuidado de los hijos. Las mujeres son más propensas a ser las únicas provisoras de cuidado infantil, lo que podría acentuarse durante la crisis sanitaria”. Esto apunta a una división no solo de género, sino también en hogares con o sin hijos. La combinación de teletrabajo con cuidados y educación en casa es, esencialmente, insostenible. Y, como enuncia Hupkau, la carga no se reparte de manera simétrica entre sexos. Con la edad de nuevo se introduce otra variable divisoria de preferencias. Las personas mayores están en alto riesgo ante el virus, y es posible que ello les lleve a pedir medidas más severas. Sobre todo si sus ingresos están protegidos por una pensión suficiente. Pero para

quienes necesiten seguir trabajando para vivir, a pesar de haber cumplido la edad de vida laboral, la visión será la contraria. De igual manera, las políticas diferenciadas para la protección de las personas mayores (por ejemplo, la imposición de cuarentenas estratificadas por edad) no parecen haber sentado del todo bien en estos segmentos, que las ven como una reducción paternalista de autonomía. PARTIDOS Y GOBIERNOS ANTE UNA DECISIÓN POCO CLARA

En resumen, aunque el campo de juego de formación de preferencias esté claro, y las distintas visiones que se pueden producir sobre él también (acumulando un abanico de curvas distintas en cada sociedad), la interpretación de todo ello por parte de quien toma las decisiones sujetas al voto no está nada clara. Y lo peor es que las plataformas partidistas tradicionales tampoco sirven demasiado. Los politólogos Christopher H. Achen y Larry M. Bartels mostraron en su Democracy for realists el enorme peso que tienen las posiciones de dichas plataformas para que cada uno de nosotros nos formemos una opinión sobre tal o cual tema: muchas veces, miramos qué piensan nuestros referentes ideológicos y nos ubicamos en consecuencia. Pero esto es mucho más difícil ante un problema nuevo, poco explorado por cualquier político occidental en el pasado reciente, y que, como hemos visto, no tiene una división fácil entre coaliciones preconcebidas. Así que por ahora el correlato con la división izquierda-derecha de las medidas tomadas es más bien difuso. Las posiciones de los gobiernos de Argentina, Colombia, España y Perú son más parecidas entre ellas de lo que sugeriría la variada tendencia ideológica de sus gobernantes. En todos estos países se han combinado cuarentenas de largo alcance con una ampliación de las ayudas destinadas a proteger a familias y empresas de la pérdida de ingresos. El contraste con Brasil y México, las dos grandes referencias de los populismos hispanoamericanos, es evidente. Tanto Andrés Manuel López Obrador como Jair Bolsonaro han asumido plenamente la hipótesis del dilema perfecto entre salud y economía: están en la lógica de la curva roja, apostando (en esto, junto a Donald Trump) porque la marcha productiva resurja cuanto antes. Esa es la ayuda que ofrecen a su población, ninguna más: simplemente, la promesa de que las muertes que produzca el virus valdrán la pena. Sin embargo, no es que uno pueda establecer una relación exclusiva entre populismo y preocupación por la economía. Como ejemplo están los casos de Italia y El Salvador, ambos con políticas que parecen pensadas para encajar con la “curva verde” y ambos con gobiernos encabezados por nuevos liderazgos más cercanos al populismo que a ningún otro polo ideológico.


Dada la enorme novedad del reto, su imposible encaje con ninguno de los ejes existentes (ni siquiera en el más novedoso de todos, la dicotomía abierto-cerrado personificada por el dueto Macron-Trump que alimenta miedos y esperanzas liberales de nuestro tiempo), para entender las decisiones de cada gobierno debemos completar nuestra caja de herramientas con la economía política, la psicología y la historia. Por ejemplo, en esta coyuntura, la mera limitación ideológica permite que un gobierno de izquierda pueda decidir entre una política antipobreza basada en la necesidad de garantizar el trabajo a los segmentos más vulnerables aun a costa de una mayor tasa de contagios, y activar mecanismos redistributivos junto a cuarentenas masivas para proteger el bienestar de quien se quede en casa. Si su limitación fiscal es mayor (economía política), o si el gobernante ha mantenido una actitud que dificulta el uso amplio de las vías de gasto público existentes y bajo ningún concepto desea entrar en tensión con su yo de hace unos meses (psicología), será más probable que se encalle en la primera posición, propia de la curva roja. Así es como podríamos explicar las decisiones de amlo: un presupuesto de escasa profundidad, unido a una retórica constante de oposición austera a lo que él considera como “poderes establecidos” dentro y alrededor del Estado, le dejan sin espacio de maniobra para apoyar a su propia población. En España, en ausencia de ambas barreras u otras similares, y dada la magnitud que adquirió el brote, la decisión por el modelo de círculo virtuoso y protección a cualquier precio era la consecuencia más lógica. Aun así, hubo y hay tensiones dentro de la coalición de gobierno, que reúne a la vieja centroizquierda con la nueva izquierda escorada al extremo, a la hora de decidir cómo y hacia quién redistribuir. Para explicarlas, podemos atender a las diferentes audiencias del psoe de Pedro Sánchez y el Podemos de Pablo Iglesias. Es cierto que la unión de jubilados, trabajadores indefinidos, funcionarios y jóvenes profesionales liberales (los perfiles más significativos entre los votantes de izquierda españoles) es casi perfecta para dirigir a un gobierno hacia la curva verde. Pero mientras los primeros tres segmentos poblacionales van a demandar que se amplíen los sistemas de ayuda que ya existen, que les benefician sustancialmente porque el Estado de bienestar español se basa en la protección por categoría de empleo pasado o presente, la juventud urbana aspira a que se consoliden nuevos canales que les alcancen: ayudas para autónomos, compensaciones y moratorias de alquileres, o incluso una renta básica que encuentra reticencias entre los sectores más anquilosados de la vieja izquierda, pese a contar con nítidos apoyos entre personas que estarían normalmente a la derecha del actual gobierno. De hecho, en el centro y la derecha las distinciones son igualmente complejas e informativas de los mati-

ces que muchas veces se escapan ante las comparaciones ideológicas toscas que normalmente usamos, o que usábamos antes de la pandemia. Martín Vizcarra e Iván Duque no son ni parecidos entre sí, ni mucho menos similares a Alberto Fernández. Y, sin embargo, Perú, Colombia y Argentina están poniendo en marcha programas de transferencias con vocación particularmente inclusiva (la dificultad aquí estriba a nivel operativo: no es nada fácil hacer llegar ayudas a millones de personas que no disponen de cuenta bancaria ni rastro fiscal distinguible). Todos contrastan fuertemente con la referencia más extrema de la derecha en la región: Bolsonaro, cuyos principales legitimadores ante el liberal-conservadurismo moderado (los ministros de Salud y Justicia) lo han abandonado en estas semanas. En un espectro ideológico similar al colombiano, el gobierno chileno ha mantenido una posición mixta bastante distintiva, que de hecho tiene mucho que ver con la curva amarilla (algo anaranjada, es cierto), tratando de encontrar un punto intermedio entre la necesidad de distancia social que afecta a la marcha normal de la economía y la provisión de puntos de apoyo a ciertas porciones vulnerables de la población. Incluso dentro de Colombia, por ejemplo, se da la circunstancia de que una alcaldía socioliberal, como la de Bogotá, coincide en este tipo de medidas con un gobierno conservador (aunque el propio Duque es probablemente el menos conservador de todo su entorno). ¿UN NUEVO PARADIGMA?

Más allá de ejemplos concretos, ¿hay algún hilo conductor que podamos intuir en esta variedad de respuestas? ¿Hay algo que defina a aquellos gobiernos que, efectivamente, son capaces de ver el abanico de curvas distintas entre la roja y la verde, identificando la estratificación de necesidades de su población como algo a atender de manera diferenciada? El lector pensará que dicha aproximación es más probable entre aquellos que se ubican alrededor de la moderación ponderada (socioliberales, socialdemócratas abiertos, liberal-conservadores en ese orden de factores) que hoy día encarnan líderes como Angela Merkel, Jacinda Ardern, Emmanuel Macron o Claudia López. Es posible, pero también es temprano para observar nada más allá de las trayectorias individualizadas de cada país, y a veces incluso de cada región o de cada ciudad. La tentación de adivinar un nuevo paradigma de respuesta equilibrada es grande, pero quizá la prisa y los sesgos le jueguen una mala pasada al lector. A la mente le encanta observar patrones donde solo hay caos. Y en la respuesta tan variada, en tan corto tiempo, a un reto tan grande, el patrón más probable es el caos. ~ JORGE GALINDO es doctor en sociología y columnista

de El País.

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LETRAS LIBRES JUNIO 2020


NO TRABAJADORES

DOSIER

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ESENCIALES

LETRAS LIBRES JUNIO 2020

¿PARA

QUIEN? CYNTHIA RAMÍREZ La suspensión de labores no prioritarias ha dejado a la deriva a millares de trabajadores por cuenta propia y pequeños empresarios, que han tenido que adaptarse a una crisis de dimensiones inéditas. Sus historias permiten ver los desafíos de una “nueva normalidad” en materia económica.

ENERO 24 El gobierno federal empieza a publicar los “Comunicados técnicos diarios”. ENERO 29 Comienzan las conferencias vespertinas con Hugo López-Gatell Ramírez, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud.

29 DE FEBRERO

Se reportan los primeros 4 casos confirmados de Covid-19.

18 DE MARZO México registró su primera muerte debido a la enfermedad Covid-19. Se trató de un hombre de 41 años. 20 DE MARZO Presentación

en sociedad de Susana Distancia.


para Lluvia y la Tlacuacha librería y café

El 30 de marzo, el Consejo de Salubridad General declaró como “emergencia sanitaria por causa de fuerza mayor” a la epidemia de enfermedad generada por el virus sars - c o v -2 (Covid-19). Al día siguiente se establecieron una serie de acciones extraordinarias para contenerla, entre ellas la suspensión inmediata de las actividades no esenciales, “con la finalidad de mitigar la dispersión y transmisión del virus sars-cov-2 en la comunidad, para disminuir la carga de enfermedad, sus complicaciones y la muerte por Covid-19 en la población residente en el territorio nacional”. La edición del Diario Oficial de la Federación en la que se publicaron estas medidas enunciaba cuáles son las actividades esenciales, una lista necesariamente corta: ¿cómo no entender lo que haces día a día como esencial si de eso depende que tu familia coma, que pagues la renta o que puedas mantener a flote tu negocio?

Luis, albañil “¡Que le digan que no soy esencial a mi mujer e hijos! ¿Quién va a llevar para la papa si no trabajo?” Esto es lo primero que me suelta Luis cuando le pregunto por qué sigue trabajando en la remodelación de un departamento en la colonia Del Valle en plena pandemia. Luis lleva más de veinte años en la construcción y ha sido de todo: media cuchara, cuchara, ayudante, albañil y ahora maestro albañil. Con este oficio ha podido ofrecer educación a sus dos hijos: una chica que cursa la preparatoria en el cch y su hijo mayor que estudia para ser ingeniero mecánico electricista y se hace tiempo los fines de semana para ayudar a su padre y aprender el oficio.

23 DE MARZO El Consejo de Salubridad General reconoce la epidemia de enfermedad por el virus sars-cov-2 como una enfermedad grave de atención prioritaria. Inicia la Jornada Nacional de Sana Distancia, que en un primer momento estaría vigente hasta el 19 de abril.

El 8 de abril la obra en el rumbo de San Ángel, en la Ciudad de México, en la que Luis había estado trabajando los últimos cuatro meses, y en la que cobraba por semana, lo mandó a él y a toda la cuadrilla, unas quince personas, a descansar. Les pagaron la media semana que ya habían acordado pagarles porque era Semana Santa, y las únicas instrucciones que les dieron fueron “llévense sus chivas [herramientas y ropa de trabajo que solían dejar en la obra] y ahí les hablamos cuando se pueda volver al jale”. Luis, como el 86% de los albañiles, trabaja sin prestaciones ni seguridad social, así que no hubo liquidación ni salario solidario. Por eso la “enchuladita” del departamento en la que trabaja ahora junto con su hijo, y a veces el compadre que también ha perdido su trabajo, ha sido un salvavidas.

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LETRAS LIBRES JUNIO 2020

El 1 de abril, un día después de decretarse el “resguardo domiciliario corresponsable” de todos los trabajadores no esenciales, la Secretaría de Hacienda presentó los “Pre-Criterios 2021” sobre las perspectivas económicas y de finanzas públicas para el cierre de 2020 y el ejercicio fiscal de 2021. La alquimia del optimismo permitió que, al combinar los efectos negativos de la pandemia sobre la actividad económica con una fuerte caída en la demanda por petróleo, Hacienda proyectara un “crecimiento” del pib para 2020 de entre -3.9% y 0.1%. Una estimación desoladora, pero todavía alegre en comparación con las que previamente habían hecho diversas agencias calificadoras. En el anexo macroeconómico de ese mismo documento, el precio de barril de petróleo se soñaba a veinticuatro dólares para 2020 y treinta dólares para 2021. La ocde ha dicho que es extremadamente difícil cuantificar la magnitud exacta que estas medidas de

26 DE MARZO amlo

participa en la cumbre virtual de líderes del G20 por Covid-19.

27 DE MARZO Se declaran acciones extraordinarias en las regiones afectadas de todo el territorio nacional por Covid-19. La ocde publica la evaluación del impacto inicial que tendrán las medidas de contención de la Covid-19 en la actividad. bit.ly/2zQAvNm


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contención de la pandemia tendrán en el crecimiento del pib, pero está claro que “implicarán contracciones agudas en el nivel de producción, gasto de los hogares, inversión corporativa y comercio internacional”. En un ejercicio con 47 países de economías avanzadas y de mercados emergentes, ese organismo estima que el impacto en el pib de México será de un 30% en el corto plazo, solo superado por Grecia (-34%). Pero si, como a López Obrador, el pib les parece “un término que debe entrar en desuso”, hablemos entonces de “bienestar”. ¿Pueden 97,730 millones de personas que están en situación de pobreza o en alguna condición de vulnerabilidad “estar bien”, ser felices y en lugar de en lo material “pensar en lo espiritual”, en medio de una crisis económica que ya estamos viviendo y que no hará más que recrudecerse?

POBLACIÓN POR CONDICIÓN DE POBREZA. 2018 números en millones

125.08

27.35 52.42

36.68

8.63

Población en situación de pobreza

Población no pobre y no vulnerable

Población vulnerable por carencias sociales

Población vulnerable por ingresos

Fuente: Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares, Inegi.

Eulogio, secretario general de la Unión Mexicana de Artistas Populares

Días antes de la primera marcha que organizó la Unión Mexicana de Artistas Populares, que reúne a payasos, zanqueros, artesanos y músicos de la zona metropolitana, para entregar a López Obrador un pliego petitorio exigiendo, entre otras cosas, apoyo económico “y alimenticio”,*1 revisé los resultados del último trimestre de 2019 de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo. Ingenuamente pensé que algo de lo que leería en ese reporte tendría sentido el día de la marcha. *  Además, pedían espacios para realizar su trabajo, reconocimiento como gremio con los mismos derechos y obligaciones que el resto de los trabajadores de nuestro país y la creación de un fondo emergente de apoyo para los artistas populares que no fueron contratados en la temporada de eventos especiales, que incluye el Día del Niño, 1 de mayo, 5 de mayo, Día de las Madres y Día del Maestro.

30 DE MARZO El

Consejo de Salubridad General declara como emergencia sanitaria, por causa de fuerza mayor, a la epidemia de enfermedad generada por el virus sars-cov-2.

31 DE MARZO Se establecen acciones extraordinarias para atender la emergencia sanitaria generada por el virus sars-cov-2. Se ordena la suspensión inmediata, del 30 de marzo al 30 de abril de 2020, de las actividades no esenciales.

Entiendo el deber institucional del Inegi de organizar la precariedad en categorías económicas: ¿eres un desocupado o estás subocupada? ¿Eres parte de la población ocupada informal, de la ocupada en el sector informal o te sientes como un trabajador independiente? Pero en medio de payasos, superhéroes y botargas de personajes de Disney todas esas categorías se vacían de contenido: “Soy un payaso que busca unas monedas y no las encuentra.” ¿En qué glosario metes eso? Eulogio González, alias “El payaso Moño Toño Bobo”, es parte de la Unión Mexicana de Artistas Populares. Y me cuenta que el mismo día de su fundación, el 21 de abril, comprendieron que los objetivos de esta unión deberían ser de largo plazo. Lo que los llevó a organizarse fue el parón en el que entró la economía: ya no hay gente en las calles, los restaurantes están cerrados y ellos, los artistas callejeros (“callejeros”, me explica, “no en el mal sentido, sino porque nuestro sustento está

1 DE ABRIL La

Secretaría de Hacienda presenta los Pre-Criterios 2021.

5 DE ABRIL En su “informe al pueblo de México”, amlo dice que los programas sociales se mantienen. Sigue en marcha la construcción de Dos Bocas, Santa Lucía y Tren Maya. Como medidas para reactivar la economía anuncia:


m uje re st ea ho m br es te a

to ta lt ea

MÉXICO. MOTIVACIONES PARA EMPRENDER UN NEGOCIO números en porcentajes Para hacer una diferencia

65.1 65.5 64.7

Construir una gran riqueza

51.9 46.9 56.8

Continuar con la familiar tradición

48.0 45.3 50.6

Ganarse la vida

85.0 88.8 81.3

Fuente: Global Entrepreneurship Monitor 2019/2020. TEA: Total de actividad empresarial en etapa temprana

en la calle”), no tienen de dónde echar mano para subsistir. Por eso decidieron organizarse no solo para sortear esta crisis sino para conseguir que, en los meses por venir, se les reconozca como un gremio, pues cuando trabajan en las plazas públicas, al no ser reconocidos como artistas populares, no hay manera de que obtengan un permiso y terminan siendo “tolerados”, lo que implica el frecuente pago de refrescos para los policías que siempre andan merodeando por ahí. ¿Es esencial lo que hacen?, le pregunto. “Tanto como reír”, me contesta. Pero, ya más serio, añade: “Lo que hacemos es algo creativo, es parte de la cultura popular. Me gusta pensar que todos los lugares que han sido nombrados Patrimonio de la Humanidad, como Coyoacán, se lo deben en parte a los artistas populares que son parte del lugar. La creatividad y la cultura siempre van a ser esenciales. Pero, como decimos siempre en nuestro show, ‘no participará todo payaso que no quiera participar’.”

“Decidimos no aumentar los precios de los combustibles.” Fondo de 35 mil millones de pesos del issste para entregar créditos personales que van de 20 mil a 56 mil pesos. El Fovissste y el Infonavit destinarán 175 mil millones de pesos para otorgar créditos de vivienda. No aumentarán impuestos ni se crearán nuevos. Devolver el iva con prontitud a los contribuyentes. Entregar a los medios de comunicación el tiempo fiscal dedicado a publicidad del gobierno.

Rosa María, La Texcocana

De acuerdo con el Global Entrepreneurship Monitor 2019/2020, que entre otros tantos indicadores mide las motivaciones para embarcarse en un negocio, en México el 48% de los emprendimientos buscan darle continuidad al negocio familiar. Ese es el caso de León Sánchez Ríos, nieto de León Sánchez Vázquez, fundador de La Texcocana. La historia me la cuenta Rosa María Rivera, su esposa. La Texcocana empezó con un jovencísimo don León, avecindado de Texcoco, vendiendo ahuautle y castaña dorada en Puebla. Pocos años después empezó a vender, mesa de tijera y charola en mano, tortas en las calles de la Ciudad de México y hacia 1936 pudo rentar un local en el número 87 de la calle de Independencia para poner una miscelánea. Pero como lo más exitoso del negocio seguían siendo las tortas –porque “siempre han sido anatómicamente perfectas”, me dice Rosa María–, se decidieron a dedicarse solo a ese ramo. Así nació La Texcocana, una tortería con decoración que evoca la talavera poblana, consagrada a sus clientes, que se alegra de nunca haber sucumbido a la moda de la torta caliente y de haber sido recomendada por The New York Times en “36 hours in Mexico City”, un artículo de 2007. Al momento de escribir esto, las dos sucursales de la tortería se mantienen abiertas, pero solo con servicio a domicilio. Danaé, la hija de León y Rosa María, sigue alimentando las redes sociales para que las ventas no se desplomen. Considerando que La Texcocana ha vivido prácticamente todas las crisis económicas, tanto las locales (las de 1976, 1982,

6 DE ABRIL El Consejo Coordinador Empresarial presenta un plan de noventa días para enfrentar la contingencia económica provocada por la Covid-19.

8 DE ABRIL Último día que Luis asiste a la obra en la que había trabajado los últimos cuatro meses.

7 DE ABRIL Dolores Padierna, diputada por Morena, externa su preocupación por “el ánimo golpista de algunos empresarios que esperaban los onerosos rescates financieros que solo les beneficiaban a ellos a costa del bienestar de los más vulnerables”.

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LETRAS LIBRES JUNIO 2020


Hasta 2 trabajadores De 3 a 5 trabajadores De 6 a 10 trabajadores

po rc en ta je

nú de me em ro pr es as

pe rs oc ona up s ad as Micro Pequeña

Siempre me han atraído los procesos que hacen que una palabra se sature a tal punto que termina vaciándose de contenido o cambiando de significado. Por ejemplo, la palabra empresario. Las primeras quinientas imágenes que me arroja Google cuando tecleo la palabra “empresarial” son de hombres blancos de corbata, firmando documentos con plumas fuente o poniéndole mucha testosterona a un apretón de manos. Si busco en la sección de noticias, los primeros resultados hacen referencia a la abierta hostilidad que López Obrador les profesa a los empresarios: “Si quiebra empresa que asuma empresario”, “No habrá rescates para potentados”, “No estoy en contra de empresarios, solo de los que tienen riqueza mal habida”. Pero ni el estereotipo de Google ni el constante ánimo de amlo por antagonizar con “los empresarios

Mediana

LETRAS LIBRES JUNIO 2020

TAMAÑO DE EMPRESAS EN MÉXICO

Grande

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1987 y 1994) como las globales y una pandemia (la de 2009), le pregunto a Rosa María cómo sobrellevan esta. No duda: “Esta es la peor. Empezamos a dejar de tener clientes porque tenían miedo y en sus trabajos ya los habían mandado a sus casas, aunque el gobierno no había dicho nada. Después el gobierno fue anunciando muy lentamente nuevas medidas y ahora estamos así: sin clientes y sin claridad de cuándo va a acabar esto.” Desde el fondo de la tortería, Danaé sigue revisando los comentarios que llegan a las cuentas de Facebook e Instagram de La Texcocana y Rosa María me cuenta que fue su hija quien trajo “la modernidad digital” al negocio. En la cuenta de Instagram hay una leyenda que dice: “Somos una tortería de cuatro generaciones.” Danaé está segura de que los nubarrones económicos de los años por venir no serán el final del negocio familiar. Y que en unos años, “cuando nos levantemos de esto”, esa leyenda dirá “Somos una tortería de cinco generaciones” y ella estará al frente.

3,319,253

69.53

942,087

19.73

273,870

5.74

De 11 a 15 trabajadores De 16 a 20 trabajadores De 21 a 30 trabajadores

78,661

1.65

39,172

0.82

38,399

0.80

De 31 a 50 trabajadores

32,139

0.67

De 51 a 100 trabajadores De 101 a 250 trabajadores

22,707

0.48

16,907

0.35

5,909

0.12

3,038

0.06

1,853

0.04

De 251 a 500 trabajadores De 501 a 1,000 trabajadores De 1,001 y más trabajadores

Fuente: Confederación de Cámaras Industriales de los Estados Unidos Mexicanos (Concamin).

gobierno federal presenta los programas “Apoyo a Empresarios 24 DE ABRIL Se publican los lineamientos para la Operación del Solidarios” con un universo potencial de 645,102 candidatos elegibles Programa de Apoyo Financiero (patrones que al 15 de abril no hubieran despedido a nadie) y “Crédito a la a Microempresas Familiares. Palabra: Programa de Financiamiento a Empresas Familiares”. 23 DE ABRIL El

21 DE ABRIL Se declara la fase iii en México y se modifican las acciones extraordinarias para atender la emergencia

sanitaria generada por el virus sars-cov-2, publicadas el 31 de marzo de 2020. La Secretaría de Economía establece que la suspensión de las actividades no esenciales se extiende hasta el 30 de mayo. Se funda la Unión Mexicana de Artistas Populares.


conservadores” refleja la realidad de las empresas en México. De acuerdo con la Confederación de Cámaras Industriales de los Estados Unidos Mexicanos (Concamin), el 95% de las y los empresarios de México están al frente de una microempresa con entre dos y diez trabajadores.

ntes.mx Marcela, Apu

Apuntes.mx es una microempresa, la empresa de libretas de Marcela Garza. “Apenas desde el año pasado me refiero a ella como ‘empresa’”, me dice Marcela. Todos los años anteriores decía que era “un proyecto”. Marcela fue productora de cine hasta que su perenne búsqueda por hobbies la llevó a un taller de encuadernación en la extinta librería Conejo Blanco. “Siempre me han gustado las libretas y ese taller me abrió los ojos: ¡Ahora podía fabricarlas!” Por un instante dejo de verla en Zoom porque en primer cuadro de mi computadora aparece una libretita verde. Su primera libreta, su primera experiencia creando una. A partir de ese momento, desde casa, empezó a practicar y experimentar con distintos formatos y materiales, y a vender las libretas que podía hacer en sus tiempos libres. En 2014 nació oficialmente, con un primer asistente incluido, I make notebooks, su taller de encuadernación especializado en pedidos de cuadernos personalizados para empresas, museos, arquitectos y artistas. Dominados los formatos y el trabajo que implica coordinar el trabajo del taller, Apuntes.mx llegó de manera casi natural, en 2015. Ese mismo año Mac anunció el lanzamiento de la cuarta generación de

26 DE ABRIL bid Invest y el Consejo Mexicano de Negocios unen esfuerzos para lanzar un programa para dar créditos por hasta 12,000 millones de dólares a 30,000 mipymes de México y hacen un llamado a financiadores locales e internacionales para unir esfuerzos.

iPad Mini. ¿Libretas hechas a mano en la era del iPad? ¡Claro que sí! Y tan sí que el año pasado su marca participó en dos ediciones del ny now, y fue seleccionada como diseñadora emergente dentro de la sección del National Stationery Show. La participación en este evento consolidó su presencia en nueve puntos de venta en Estados Unidos, incluida la sección de Good for the study de McNally Jackson Books. 2020 se veía prometedor. El año pasado invirtieron trescientos mil pesos para tener una impresora propia, había planes de consolidar la parte comercial e internacionalizar de manera más sistemática la marca. Pero los estragos económicos de la pandemia cambiaron rápida y drásticamente esos planes. Marcela tiene claro que la dinámica del taller exige pedidos por volumen y no los tiene ni sabe cuándo los tendrá. Los créditos de veinticinco mil pesos, a una tasa de interés de 6.5% anual, que ofrece el gobierno le parecen una burla y una deuda innecesaria. Por otro lado, no está segura de que su empresa sea parte de la “cadena de valor” de las grandes empresas para aplicar por las alternativas de financiamiento del bid, vía factoraje inverso, una operación financiera que permite a las micros, pequeñas y medianas empresas adelantar sus cuentas por cobrar. La última semana de abril, Marcela anunció en la cuenta de Instagram de Apuntes.mx que ella y su socia habían decidido destinar el dinero que pensaban invertir para crecer a dar indemnizaciones de tres meses de sueldo para el personal operativo. Apuntes “es un barco muy chiquito”, me cuenta. “Si nos quedábamos nos íbamos a hundir con él, por eso decidimos darle una tabla de flotación a cada uno de nuestros compañeros, para que por lo menos tengan una reserva, y entrar en modo de supervivencia. Necesitábamos volver a ser pequeños para ser ágiles.” Cuando hablamos, después del anuncio de hibernación indefinida en la que entraba su empresa, no había en ella un dejo de tristeza ni frustración. Me dijo que no quería ser una mártir que se aferra a un

27 DE ABRIL La Unión Mexicana de Artistas Populares marcha del Monumento a la Revolución al Zócalo para exigir apoyos. Marchan cerca de ochenta artistas.

29 DE ABRIL Apuntes.mx

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LETRAS LIBRES JUNIO 2020

6 DE MAYO Segunda marcha de la Unión Mexicana de Artistas Populares, ahora parte de la Confederación de Artistas Mexicanos. En esta ocasión marchan ciento cincuenta personas.

anuncia el fin y el principio de una etapa más.

12 DE MAYO El imss anuncia que en abril se perdieron 555,247 puestos de trabajo.


proyecto, que honraba las pérdidas y agradecía lo aprendido. No sabía si en la era pos-Covid-19 las libretas serán un producto esencial, pero tampoco importaba, “Because I’m the producer!”, me dijo entre risas. Ya estaba ideando nuevos planes. Al final de su post en Instagram, Marcela añadió una nueva línea a su síntesis curricular que parece escrita desde el futuro: “Sobreviviente de la era Covid-19.”

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LETRAS LIBRES JUNIO 2020

El 13 de mayo, durante la conferencia matutina de López Obrador, el secretario de Salud presentó el plan “La nueva normalidad: Estrategia de reapertura de las actividades sociales, educativas y económicas”. Durante su presentación tuvo un lapsus que yo no atribuiría a un olvido o falta de atención, sino a un exceso de realidad. Dijo: “pues, vayamos hacia esa nueva mortalidad...” y, aunque corrigió de inmediato, lo que dijo es apabulladoramente cierto, pues sin una vacuna de coronavirus hay poco que podamos hacer para evitar su propagación. Las medidas para aplanar la curva solo empujan los casos graves hacia el futuro, y en el mejor de los escenarios los distribuye en el tiempo, pero no los evitará. Sumada a la nueva mortalidad, la “nueva normalidad” será una crisis económica global que en México, de acuerdo con el Coneval, puede significar 9.8 millones de personas cuyo ingreso será insuficiente para adquirir una canasta alimentaria, bienes y servicios básicos. El número total de personas en situación de pobreza extrema por ingresos (las personas cuyo ingreso es insuficiente para adquirir una canasta alimentaria) puede incrementarse entre 6.1 y 10.7 millones de individuos y “la crisis podría provocar que la población que en 2018 no era pobre ni vulnerable, tenga afectaciones que los lleven a encontrarse en alguna de estas condiciones”. Y, desafortunadamente, hay pocas noticias para los empresarios, salvo quizá que el mismo 13 de mayo se publicó una modificación a los lineamientos para la operación del Programa

13 DE MAYO Se presenta “La nueva normalidad: Estrategia de reapertura de las actividades sociales, educativas y económicas”. Se publican las modificaciones para ampliar la población beneficiaria del Programa de Apoyo Financiero a Microempresas Familiares.

de Apoyo Financiero a Microempresas Familiares y ahora los potenciales beneficiarios de un crédito de 25,000 pesos eran, además de las “personas microempresarias”, las personas que trabajan por cuenta propia, las prestadoras de servicios, las trabajadoras del hogar, las trabajadoras independientes y las empresas solidarias del sector formal. No hay soluciones únicas ni sencillas. Diversos economistas, grupos empresariales y organizaciones de la sociedad civil han presentado propuestas para tratar de sortear una recesión económica que encontrará terreno fértil en un Estado con instituciones débiles para proveer servicios básicos y altos niveles de desigualdad, pobreza y violencia. El Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (ciep) ha compartido algunas consideraciones de política fiscal ante la Covid-19 que pasan por incrementar el presupuesto para la Secretaría de Salud (en los últimos diez años, el gasto público en salud ha oscilado entre 2.5% y 2.9% del pib, cuando debería ser por lo menos el doble), condonación del pago de cuotas obrero-patronales, transferencia monetaria a personas mayores de dieciocho años y la suspensión temporal de proyectos prioritarios. Pero no hay una bala de plata y ninguna de estas acciones funcionará de manera aislada. Solo para poner un ejemplo: si se suspendieran temporalmente el Tren Maya, el corredor en el Istmo de Tehuantepec, la refinería Dos Bocas y el aeropuerto de Santa Lucía que llevan, lo que va del sexenio, enconando el ambiente político en México, podrían liberarse 43 mil 197 millones de pesos. ¡Eso es el 0.17% del pib! Nada comparado con lo que se avecina. Por ello insistir exclusivamente en que se suspendan estos “proyectos prioritarios” es inútil, pero me sorprende que López Obrador, siempre hábil para entender el valor de los símbolos, no vea que en esta crisis sanitaria y económica todos estamos renunciando a algo. Luis, Rosa María, Eulogio, Marcela y miles de empresarios se ven forzados a pausar sus proyectos, aprenden “el arte del desapego”, ¿por qué no esperar lo mismo del presidente? ~ CYNTHIA RAMÍREZ es politóloga, periodista y editora.

15 MAYO Termina el plazo para inscribirse al programa “Apoyo a Empresarios Solidarios”.

2036 La 16 MAYO Zoé Robledo, director Texcocana general del imss, anunció que se aprobaron 191,981 solicitudes cumple cien años. de “Apoyo a Empresarios Solidarios”, 29.7% de la meta anunciada el 23 de abril.

14 DE MAYO La Secretaría de Salud publica la estrategia para la reapertura de las actividades sociales, educativas y económicas, así como un sistema de semáforo por regiones para evaluar semanalmente el riesgo epidemiológico relacionado con la reapertura de actividades en cada entidad federativa.


Carta a Notre Dame Adolfo Castañón para Gladis Yurkievich (28 de diciembre de 1932-9 de febrero de 2020) Te conocimos, cuánta suerte, antes del incendio, antes de que fuera necesario apagar con agua y agua la torre estremecida por las llamas. ¿Quién lo hubiera pensado? Eso que te salvaba extinguiría tu asombrosa arquitectura. Eras una vasta bóveda de piedra, gruta suspendida en el tiempo a través de las edades... Te levantaron manos y brazos de los iniciados, esos que sabían dialogar con las piedras y elevarlas hacia lo alto como los antiguos constructores de pirámides o menhires. Milagrosa. Flor, florero de piedra donde se tejían los santos y los símbolos, los bestiarios, las rosas y los relámpagos, los profetas y los corderos... Tu penumbra nos alimentaba. No era necesaria la comunión, íbamos a visitarte cada vez... Nos aliviaba trasponer tus umbrales y escuchar adentro la música abismal deletreada por los órganos como arpas: voz de mar. Ahora agonizas, estás cubierta de tarimas como sargazos adentro, tus cuadros enormes se pudren entre hongos y moho... Eres una muerta en vida y nunca serás la misma. Un signo oculto se alza entre tus ruinas. No tan oculto. ¿Quién lo sabrá leer? No hay lugar para un espacio como el tuyo en nuestro mundo. Antes decíamos nuestras oraciones bajo tu techo. Ahora rezamos por estas piedras como quien pide por la salvación de su alma de náufrago. Notre Dame, Notre Dame de París... El río Sena vaga a tu alrededor –ya no es el mismo. El agua tampoco es la misma. Dueles en la piedra hecha poesía... Tu precario destino es nuestro. ~ ADOLFO CASTAÑÓN (Ciudad de México, 1952) es poeta, traductor, ensayista y miembro de la Academia Mexicana de la Lengua. Entre sus libros más recientes se encuentra La magnolia entre bambalinas. Escritos en torno a Saúl Yurkievich (Universidad Veracruzana, 2019).

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DOSIER

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SALVAR LA CULTURA ´ EN MEXICO La actividad de editoriales, compañías de teatro, casas productoras, sellos discográficos y un sinfín de empresas más se ha detenido casi por completo debido a las medidas de distanciamiento social y al cierre de los establecimientos donde los creadores y el público convergen: librerías, cines, teatros, salas de conciertos, galerías y museos. Los 1.4 millones de empleos que generan las industrias culturales están en riesgo y el sector se encuentra en una situación de extrema fragilidad. El 6 de mayo, el Consejo Coordinador Empresarial (cce) dio a conocer sus “Recomendaciones para el Acuerdo Nacional: 68 ideas para México”, destinadas a detener el contagio de la Covid-19, proteger los empleos, reactivar y estimular la economía tras la emergencia. Si bien el documento no hace mención explícita de las medidas que requiere el sector cultural, quienes lo conformamos debemos aprovechar la oportunidad abierta por el cce e incluir en

+ Nicolás Cuéllar

ese ideario las urgencias que aquejan a las empresas culturales, a los centros docentes de investigación científica y cultural con sus becarios dejados sin ingresos, a los artistas y ejecutantes desempleados y a las instituciones que preservan el pasado y el presente de nuestra cultura y que han sido asfixiadas por la austeridad. Muchas ideas e iniciativas prácticas, de distinta naturaleza y magnitud se han puesto en marcha a lo largo de estas semanas para mantener a flote el sector cultural. Por ejemplo, Almadía, Era y Sexto Piso, tres de las principales editoriales independientes del país, han emprendido una campaña para recaudar donativos que les permitan seguir operando. La Red de Espacios Culturales Independientes Organizados propuso veinticinco medidas económicas para atender el impacto de la crisis sanitaria en las artes escénicas. La Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, en unión con Netflix, lanzó un fondo para apoyar a mil trabajadores de la industria cinematográfica y audiovisual. Desde Palacio Nacional solo se invocan rutinariamente nuestras tradiciones mientras se ignora la diversidad y el rigor de la cultura mexicana de hoy. Frente


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+ Guillermo Quijas

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+ Mariana Hartasánchez

al silencio gubernamental, estas son algunas medidas que, consideramos, podrían aplicarse para apoyar al sector cultural: • Las empresas de la cadena del libro podrían beneficiarse con medidas fiscales, como la modificación en el pago de iva, pues, si bien los libros están exentos, los gastos operativos que genera producirlos no. • Los estímulos fiscales Eficine y Efiartes podrían incrementar el límite máximo para contribuyentes de manera que estos puedan apoyar proyectos de diversas disciplinas y obtengan más beneficios al invertir en la creación y producción de artes visuales, danza, música, teatro y en la edición de obras literarias. • Las plataformas digitales han confirmado su lugar esencial como espacios de producción y exhibición de contenidos culturales. Se debe apoyar a las que ya existen, en particular a las independientes. • La extinción del Fonca ha incrementado el clima de incertidumbre dentro de la comunidad artística. Es urgente que se definan sus

nuevos mecanismos de operación y que conserve su independencia de la Secretaría de Cultura. • En lo inmediato se encuentra la reapertura económica. Debe definirse con la mayor anticipación posible en qué condiciones podrán reabrir teatros, salas de cine, bibliotecas y librerías, y coordinarse la reprogramación de los eventos que fueron suspendidos por la contingencia. Las industrias culturales y creativas demostraron su valor durante el periodo de confinamiento al brindar entretenimiento, pero no podemos ignorar su naturaleza económica, que genera riqueza y empleo. Por lo que es crucial que la comunidad cultural participe en la discusión sobre las medidas que hay que tomar para sacar adelante el país. En este número abrimos el espacio a los empresarios culturales para que compartan sus preocupaciones ante la crisis sanitaria y económica. El panorama no es alentador, como señala Eduardo Cruz Vázquez. Para ello es necesario que el Estado pero también la iniciativa privada asuman con el sector cultural un compromiso a la altura de las actuales circunstancias. Es hora de salvar la cultura en México. ~ –La redacción


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Gabriel Zaid dice que los libros sirven para poner conversaciones sobre la mesa. En ese sentido las librerías –sobre todo las pequeñas– sirven como un lugar de encuentro entre las comunidades locales interesadas en el conocimiento, no solo el literario. La gran diferencia entre las cadenas y las pequeñas librerías de barrio es que estas últimas están atendidas casi siempre por sus dueños, que funcionan como un librero tradicional, una persona con la que platicas, a la que le pides cosas, que genera espacios, talleres, lecturas, puntos de encuentro, conversaciones. Si quisiéramos hacer buenos negocios nos convendría mucho más abrir una pozolería, pero nos dedicamos a esto porque nos gusta mucho. Para mí el momento más bonitos de mi actividad como librera es cuando llega un cliente y pide un libro ¡y lo tenemos! Yo les digo a las personas que me venden su biblioteca que el mejor destino para los libros en desuso son las librerías de viejo. Ahora, las bibliotecas públicas no están recibiendo archivos y, en cambio, en las librerías de viejo los libros continúan con una vida propia. Hace unos días estaba promoviendo libros en mis redes y subí una serie de libros comunistas que tenía guardados. Unos libros con portadas muy bonitas. De pronto cayeron investigadores y personas interesadas porque encontraron libros de los que habían oído hablar, pero nunca habían visto. Esa parte es muy satisfactoria y trabajar con los libros en sí es muy bonito. Si yo pudiera, me dedicaba solamente a arreglar libros. Las librerías siempre han sido un sector muy vulnerable. En la Red de Librerías Independientes (Reli), mantenemos mucha comunicación y nos encontramos en este

momento muy unidos. Estamos conscientes de que, debido a la crisis de la Covid-19, muchas librerías van a tener que cerrar. Es lo que va a suceder con mi librería A Través del Espejo, que mi mamá abrió hace veinticinco años y que yo heredé. Vamos a cerrar principalmente porque las rentas en la colonia Roma son ya impagables. Debido a la emergencia del coronavirus, no he podido pagar la renta y el dueño ya quiere su local. No lo critico ni lo juzgo; son sus cosas, yo haría lo mismo. Van a cerrar bastantes librerías de nuestra red y estamos muy tristes viendo cómo estos negocios a los que les hemos entregado nuestra vida, nuestro amor, nuestro trabajo y nuestra pasión están cerrando. Siempre insisto en que lo que nos debe el gobierno –y sobre todo las instituciones culturales– son estudios serios sobre el libro: ¿Qué es? ¿Quién lo consume? ¿Cómo son esos lectores? ¿Cuánto gastan? ¿Qué quieren? No sabemos nada de eso. Los libreros trabajamos misteriosamente. Conocemos a nuestra comunidad local, a nuestros clientes fijos, pero nada más. Como editora de una pequeña editorial independiente, siempre espero que detrás de cada libro haya un lector interesado que quiera gastar doscientos pesos en él y siempre es una apuesta al aire. De entrada, yo pediría que se hicieran análisis serios, sobre todo ahora que hay métodos increíbles para estudiar públicos, usuarios y tejes y manejes del mercado. Hay metodologías maravillosas que se pueden aplicar al ecosistema del libro para que todos los que formamos parte de él lo podamos entender. Y a partir de ese entendimiento se podrían hacer políticas responsables que tengan que ver con nuestro país y nuestro consumo. Respecto al libro, por lo general, adoptamos

políticas del extranjero, como el precio único, la tasa cero, la adquisición de ejemplares para bibliotecas. Lo que no estamos haciendo es entender el sistema mexicano del libro, que es peculiar. Yo siento que las librerías son cada vez más centros de comunidad que de compra y venta de libros. Eso es lo que habría que ver para saber cómo cambiar nuestros negocios, para adaptarlos a los tiempos actuales. Una política urgente ante la crisis actual podría ser la condonación de impuestos a quienes tenemos librerías. La tasa cero que tenemos es ridícula: nos ayuda, y al mismo tiempo no, porque todo se complica si, además de libros, vendes café o chilaquiles o papelería o libretas. Otra cosa que estamos pidiendo –no solo los libreros sino los negocios independientes– es apoyo para la renta y la nómina. De las librerías dependen bastantes familias y mucha de la gente que trabaja conmigo son estudiantes. Esa es la parte que más me duele de haber cerrado mis librerías: no tener las posibilidades para sostener esta maquinaria que involucra a tantas personas. ~ SELVA HERNÁNDEZ es diseñadora, editora y librera. Es dueña de las librerías A Través del Espejo y La Increíble Librería, así como fundadora de Ediciones Acapulco.

teatro A diferencia de los grupos teatrales concentrados en la Ciudad de México, las compañías independientes radicadas en otros estados contamos con más libertad para trabajar de manera continua. En Querétaro, tenemos en el Museo de la Ciudad un espacio maravilloso y abierto a cualquier propuesta alternativa. También hay varios espacios independientes que permiten la circulación de los grupos


LAS VOCES DE LOS EMPRESARIOS CULTURALES invitados y compañías que cuentan con sus propios espacios. Sin embargo, como todos, tenemos problemas al momento de acceder a los presupuestos porque están restringidos. Hay veces en que hacemos las cosas sin dinero, otras con un poco más, hemos contado con apoyos del Fonca y de las secretarías municipales y estatales de Cultura. Entonces hay una especie de intermitencia en relación con los apoyos y los presupuestos. Es vital que exista el teatro independiente porque ofrece un discurso artístico mucho más libre. El teatro de interés estrictamente comercial tiende a abordar ciertas temáticas que están restringidas hacia el gusto general y lo que importa no es el talento sino contar con celebridades que puedan atraer a más gente para vender boletos más caros. Hay otro teatro que transita entre los dos universos: que es de calidad, que tiene una propuesta de base interesante y que también quiere atraer a un gran número de espectadores. El teatro independiente no tendría tampoco que pensarse como algo raro que no le gusta a nadie. En Sabandijas de Palacio trabajamos para encontrar temas que sean de interés general y que tengan muchas capas que diviertan y despierten la reflexión de los espectadores. Ahora, además de la crisis sanitaria, hay preocupación por el futuro del Fonca. Es muy desgastante tener que explicarles a los funcionarios el papel relevante del arte y la cultura. Debería ser una discusión superada. Las instancias culturales deberían estar más atentas a lo que la comunidad cultural propone. Por lo menos, al interior de los estados, la comunidad nunca tiene acceso a información que es prioritaria, no sabemos cuál es el presupuesto real ni cómo se divide. No tenemos una verdadera

injerencia en las determinaciones relativas al presupuesto y eso termina afectándonos. La vía privada es una opción, pero muchas veces no tenemos idea de cómo hacerlo ni contamos con los enlaces con el sector empresarial. Las compañías también somos responsables porque nos quejamos de que las personas no van al teatro, pero no hacemos nada para atraerlas. Tenemos que crear redes de colaboración entre grupos teatrales para que los espectadores conozcan nuestro trabajo. Para los teatreros el panorama ante la pandemia es totalmente desalentador. Los espacios independientes cerraron sus puertas y la incertidumbre es horrible porque no tenemos idea de cuándo la gente se va a volver a congregar en los espacios escénicos. En mi caso, yo estaba a punto de iniciar uno de los proyectos más importantes de mi carrera como la primera directora del Carro de Comedias de la unam, pero hemos tenido que posponer la temporada. Con Sabandijas de Palacio teníamos estrenos programados en marzo,

abril y junio y ahora están postergados por tiempo indefinido porque no sabemos cuándo se van a abrir los espacios y cómo se van a reagendar las obras que estaban programadas. Vamos a vivir con el virus por el resto de nuestros días y no sabemos si habrá un rebrote de la epidemia o si tendremos que volver a encerrarnos en nuestras casas. En realidad no tenemos idea de cómo va a funcionar la actividad teatral, por lo que solo podemos recurrir a los espectadores. Es necesario que la gente le dé una oportunidad al teatro porque es una experiencia única y un fenómeno vivo que apela a la imaginación del espectador. La educación es un camino para formar nuevos espectadores, pues les permite experimentar la pulsión de estar en el escenario y de interpretar a alguien que no son. Hay que hacer que la gente recupere el amor al teatro. ~ MARIANA HARTASÁNCHEZ es actriz, dramaturga y directora de la compañía Sabandijas de Palacio. Sus obras se han montado en Buenos Aires, Madrid y Bucarest.

libros Proyectos como Almadía son parte de un sector cultural y económico muy complejo, donde lo más importante es la diversidad de propuestas. Más que hablar de la importancia que Almadía tiene en el panorama editorial, yo hablaría de cómo todas las editoriales –independientes, estatales, transnacionales– formamos un grupo que, de alguna u otra forma, convive y se ayuda entre sí. Por ello considero que en la medida en que exista mayor bibliodiversidad, podremos construir una sociedad un poco más informada así como una industria más sólida. Por lo general, nuestras dificultades están relacionadas con que

la circulación de los libros todavía es muy deficiente. Es verdad que conforme han pasado los años existen nuevos mecanismos para llevar los títulos a los lectores, sin embargo sigue siendo complicado distribuir los libros físicos, los cuales todavía representan nuestro mayor volumen de ingresos. También es cierto que hay una oferta excesiva de títulos en relación a los pocos lugares de exhibición; las librerías son el canal más importante para llegar a los lectores pero hay muy pocas en el país. Ante este panorama ahora estamos explorando otras opciones, como los libros digitales y las

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plataformas por suscripción. Este es un mercado en desarrollo cuyo comportamiento estamos entendiendo sobre la marcha, pues la contingencia nos ha obligado a considerarlo como un canal viable para generar un ingreso. Estamos probando, no tenemos certezas de ningún tipo en ese sentido y seguramente iremos ajustando el camino en los próximos meses. También me parece necesario subrayar que la publicación de libros trae consigo satisfacciones cuya naturaleza depende del perfil o la filosofía de cada empresa. Hay editoriales que buscan producir dinero y entonces el aumento de ganancias es su satisfacción; pero en el caso de Almadía, lo más valioso para nosotros ha sido construir relaciones estrechas con autores y lectores. La crisis de la Covid es muy compleja. La acción más evidente que el Estado puede emprender son los financiamientos a fondo perdido o de pocos intereses, pero la realidad es que ante una contingencia de este tipo no hay dinero que alcance para apoyar a todas las industrias ni a todos los grupos y empresas. Yo pienso que, por un lado, sí es importante echar a andar políticas públicas pero, por el otro, es necesario consolidar acuerdos

a nivel gremial. Los actores más importantes del gremio tenemos que encontrar medidas y acuerdos para mejorar los convenios entre imprentas, librerías, editoriales y autores y autoras, porque al final somos nosotros quienes continuaremos interactuando para llevar nuestro trabajo a buen puerto. Veo muy difícil que el gobierno haga un rescate general, y más aún en la industria editorial. Por lo tanto, el único lugar al que tenemos que voltear a ver es a los mismos editores y, concretamente, la relación que se tiene con las librerías. Es esencial, por ejemplo, coordinarnos para hacer eficientes los procesos de exhibición, compra y pago, porque son demasiado lentos y, si permanecen como están, solo agravarán la situación que ya es crítica por la pandemia. No podemos ignorar que en cuanto las cosas puedan volver a la normalidad quienes serán capaces de ingresar recursos al mundo editorial serán las librerías, por eso es imprescindible avanzar con acuerdos gremiales. GUILLERMO QUIJAS es director de editorial Almadía y presidente de la Feria Internacional del Libro de Oaxaca. Con quince años de vida, Almadía es una de las editoriales mexicanas más conocidas.

cine La participación de la iniciativa privada dentro del sector cinematográfico es importante porque en 2019 más de la mitad de las películas mexicanas no contaron con apoyo del gobierno. Las películas que se producen completamente con capital privado pasaron del 14% en 2009 al 51% en 2019. Incluso las películas apoyadas por el Estado atraen inversiones privadas, ya que ninguna obra puede ser financiada en su totalidad con recursos públicos.

Actualmente en México se producen más de doscientas películas al año, lo que ofrece una gran variedad. Pero sin la inversión del sector privado no sería posible contar con una producción estable como la que estamos viendo actualmente. El resto de los sectores de la industria no operarían sin la iniciativa privada, ya que existen pocos apoyos públicos a la distribución, promoción y exhibición. Para hablar del impacto de la cinematografía, resulta impres-

cindible tener en cuenta su doble naturaleza: tanto su aspecto cultural y artístico como el industrial. Con respecto a este último, debemos considerar los efectos directos, indirectos e inducidos que tiene la producción cinematográfica sobre la economía nacional. Los efectos directos corresponden al valor agregado bruto y el empleo que se deriva del rodaje y la posproducción de las películas, así como su distribución y exhibición en las diferentes ventanas. De acuerdo con el Inegi, la industria cinematográfica genera casi 31 mil empleos anuales. Además, esta cifra se ha incrementado año con año desde 2008. Sin embargo, según datos de la propia industria, se calcula que el sector cinematográfico genera al menos 75 mil empleos directos y 150 mil indirectos. A su vez, la industria repercute en múltiples y diversos sectores que se benefician indirectamente de la realización de películas, como la industria hotelera, la alimentación o la construcción. Cada peso gastado en cine genera una derrama económica importante. Como está establecido en el artículo 4º de la Constitución, el Estado tiene la obligación de impulsar la cultura y de garantizar que toda la población tenga acceso a ella. Si analizamos la historia del cine mexicano desde sus inicios, podemos observar que el nivel de producción a lo largo de los años ha estado fuertemente ligado a las políticas públicas en materia cinematográfica, pero estas medidas han sido impulsadas por la propia comunidad cinematográfica. Adicional al apoyo a la producción, resulta fundamental el papel del Estado en la regulación de la industria cinematográfica, ya que debería establecer condiciones equitativas de competencia en una industria que, por su naturaleza, cuenta con diversas fallas de mercado.


LAS VOCES DE LOS EMPRESARIOS CULTURALES Será hasta el final de la crisis sanitaria derivada de la Covid-19 que se podrán cuantificar las pérdidas en el sector, sin embargo, el rodaje de cuarenta proyectos se canceló, lo que representa la pérdida de 3 mil 500 empleos. Junto con esto, se postergaron festivales de cine, se cerraron los espacios alternativos de exhibición y se han tenido que recalendarizar los estrenos de numerosas películas. Probablemente los efectos se verán a mediano plazo, pero las pérdidas serán millonarias. A pesar de esto, resulta paradójico que durante el confinamiento se ha vuelto evidente la necesidad de contar con una oferta cinematográfica diversa. Ha incrementado el número de suscriptores de las plataformas de streaming y el tiempo que los usuarios destinan al consumo de sus productos audiovisuales. Para mitigar los efectos negativos de la Covid-19, resulta imprescindible que tanto el sector público como el privado trabajen de la mano. Desde la amacc impulsamos un programa de apoyo a los trabajadores técnicos, manuales y profesionales de la industria cinematográfica y audiovisual que enfrentan una situación de paro laboral, así como a las micro y pequeñas empresas independientes de producción, distribución y exhibición. Dicho plan busca garantizar los recursos públicos destinados al cine, crear un Fondo de Emergencia del Sector Cinematográfico, con capital público y privado, y establecer líneas de crédito destinadas tanto a profesionales de la industria como a empresas independientes. ~ MÓNICA LOZANO es productora de cine y desde 2019 es presidenta de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas. Algunas de las cintas que ha producido son Amores perros, Voces inocentes, Arráncame la vida y No se aceptan devoluciones.

arte La crisis sanitaria ha brindado al mundo del arte una quietud perfecta y está afectando a las galerías de maneras diferentes. Pero, en términos generales, casi nadie está vendiendo arte. Esto está obligando a todos a reconsiderar radicalmente el modelo de la galería y, especialmente, el de la feria de arte, algo que muchas personas habían querido hacer desde hace un tiempo. Hasta donde sabemos, esta crisis podría ser una bendición disfrazada en el sentido de que tal vez el mundo del arte estaría obligado a ir más despacio y a reflexionar más sobre lo que está haciendo. Sin embargo, las galerías independientes son espacios importantes porque los canales fundados por el Estado no tienen lugar para la idiosincrasia. Lo que hace a espacios como Lulu independientes y valiosos es precisamente su visión inconformista. Estas iniciativas ayudan a pensar y producir arte de maneras heterodoxas. En un mundo ideal el Estado y la iniciativa privada serían fuerzas complementarias para impulsar la exhibición de arte, pero esto depende del contexto y visión de la galería o espacio. Lulu es demasiado peculiar para satisfacer las exigencias históricas convencionales requeridas para tener una relación cercana con el Estado. Dicho esto, no creo que se pueda tener arte sin idiosincrasia, y el Estado tiende a ser intolerante, al menos en un principio (consideremos, por ejemplo, las carreras y trayectorias de Diego Rivera –el Estado– y Frida Kahlo –idiosincrasia casi pura– durante sus vidas). Por lo tanto, el valor de la idiosincrasia, tanto por sí misma como en relación con el Estado, es mucho más difícil de determinar. Se tiene la idea de que las galerías deben poner el arte al alcance de todos. Pero no creo que el arte

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sea para todos, sino para aquellos que lo quieren o lo necesitan. El “arte para todos” generalmente termina en un populismo estético o, en el caso de la mayoría de las instituciones o museos en México, en una aproximación muy didáctica y pedagógica que acaba eclipsando las obras que se presentan. En ambos casos, el arte sufre una terrible, casi fatal disolución. En el primer caso, se diluye para referir al mínimo común denominador, y en el segundo, es tan ideológicamente instrumentalizado que infantiliza a su audiencia. Adicionalmente, creo que en las profundidades de esta noción hay una suposición utópica de que el arte te va a convertir en una mejor persona o ciudadano. Creo que esto es un mito, el cual, incidentalmente, el movimiento Me Too tuvo algo de éxito en exponer. Lejos de un parangón de rectitud, el mundo del arte está lleno de individuos moralmente cuestionables y seriamente sospechosos. Dicho todo esto, soy un gran creyente en la capacidad del arte para enriquecer profundamente la vida, darle sentido y abrirla a horizontes desconocidos hasta ahora. ~ CHRIS SHARP es escritor, curador y cofundador de la galería Lulu, la cual ha exhibido obras de Abraham Cruzvillegas, Nina Canell, Hayley Tompkins, Lewis Hammond y muchos otros artistas.


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La importancia de los proyectos editoriales independientes radica en la intención seminal del negocio: no es volverte rico, como bien afirmaba Claudio López Lamadrid, sino editar libros hasta donde la literatura y la poesía te lo permitan para, entonces, ofrecer lo mejor que tienes al lector. Es decir: ¿cuántas obras realmente rescatables, potentes y valiosas puedes editar al año? Nosotros todavía no lo sabemos y creo que eso es parte de ser independientes. Claro que el negocio es importante, y más en momentos como este, cuando uno quisiera tener un bestseller motivacional en el catálogo que ayudara a capotear la tormenta. Pero la importancia de los proyectos editoriales más pequeños es que el catálogo se forma también desde las coyunturas sociales e históricas, lo que les permite generar una identidad, una línea que va más allá de los caprichos de sus editores. Coincido con lo que dice Carlo Feltrinelli: “leer hoy en día es casi un acto revolucionario”. Un catálogo independiente convive y respira con sus aciertos y equivocaciones en términos económicos mucho más que los consorcios. La importancia de no pertenecer ni a los grandes sellos ni al Estado radica en que le perteneces mucho más al lector, y te debes a ellos. ¿Por qué? Porque le destinas un mes entero a cuidar la edición, a innovar tu diseño editorial, a revisar pruebas de máquina. Dos de las dificultades a las que se enfrenta un proyecto editorial independiente son la distribución y la liquidez. Tener una distribución eficaz, costeable y honrada es casi una utopía en este país. Quienes lo han logrado es porque tienen el capital

o el tamaño para hacerlo, pero ir con una distribuidora y que tus libros se resurtan constantemente, que las cadenas libreras te liberen las facturas a tiempo, y todo lo demás, es algo que quizá me toque ver cuando el Atlas sea campeón. El tema de la liquidez es otro: los noventa días que las librerías se tardan en pagarte te obligan a no depender de ese recurso para capitalizar tus costos fijos. Ojalá todas fueran como las librerías independientes, que te pagan a tiempo y cada mes, pero reconozco que no es el mismo proceso para una cadena respecto a la cantidad de notas que tienen que contabilizar. Ante el problema que significa capitalizar la literatura, terminas recurriendo a los servicios editoriales: esos que nadie quiere hacer pero que todos tenemos que realizar hasta cierto punto. En materia fiscal, en México te cuesta lo mismo tener una pequeña editorial que una transnacional, y eso es ridículo. Las becas a las que podemos acceder son mínimas y alcanzan para tirar un libro cuando mucho. El gobierno, fuera de las librerías del fce, no tiene el interés de que los libros producidos en México encuentren una casa en otros países. Antes creía que plataformas de lectura, tipo Bookmate o Scribd, y formatos como el ebook eran nuestro enemigo. Hoy, que tenemos que recurrir a ellas, veo que no es algo que deba quitarme el sueño. Las plataformas no están para perjudicarnos, porque los lectores de Dharma siempre van a comprar el libro físico, aunque lo hayan leído en electrónico. La experiencia es completamente distinta. Por otro lado, los beneficios

del ebook también son numerosos. Nuestros libros llegan a más manos, más rápido, en más rincones y países. Y, en el mundo moderno, se vuelven una puerta a las traducciones y a facilitar la venta de derechos internacionales. La labor de scouting, que también es importante para una editorial, se vuelve mucho más sencilla gracias a los ebooks. Aunque estamos entrando a una crisis que ni los grandes economistas saben cómo atajar, sí podría decir que el tema fiscal y crediticio ayudaría mucho a las empresas editoriales. Otorgar deuda a tasas bajas e incentivos fiscales para que los costos sean los menores posibles. Se debería redirigir el presupuesto si no se quiere adquirir más deuda. Una vez que el gobierno apoye con créditos, lo que sigue es que compren material para bibliotecas y librerías públicas, que incentiven así la producción de catálogos más grandes, que abran licitaciones transparentes para libros por encargo para las dependencias de gobierno. La Secretaría de Cultura debe exigir más presupuesto en lugar de absorber al Fonca. Cultura debe abogar por programas para las editoriales independientes, hacer talleres con expertos sobre negocios, controlar el tema de los precios y descuentos en las librerías y vigilar las prácticas de las distribuidoras. Uno es empresario cultural en este país no gracias sino a pesar del gobierno. ~ NICOLÁS CUÉLLAR es director editorial de Dharma Books. En casi cuatro años, la editorial ha publicado dieciocho libros, entre ellos El caníbal ilustrado, de Antonio Ortuño, Un montón de escritura para nada, de Sara Uribe, y Évelyn, de Inti García Santamaría.


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cine El productor de cine es un facilitador y un cómplice. Debe tener una inmensa curiosidad por el proceso creativo del otro y entrar con respeto facilitando la visión del director. No estorbar, acompañar. El productor es el primer espectador que se sienta en una butaca hipotética que algún día va a existir. Si a ese productor le importa lo que está diciendo la película y se emociona con ella, es muy probable que haya más seres humanos que se sientan así. La película encontrará una audiencia. La pandemia nos ha afectado de muchas maneras, pero a unas casas productoras más que a otras, sobre todo a aquellas que ya estaban a punto de lanzar sus películas en salas comerciales o que se encontraban en pleno rodaje. Los procesos de hacer cine o series son muy largos. Hay ciertas etapas en las que trabajamos desde casa, como en la escritura o en la edición. Pero las producciones que estaban trabajando en set al inicio de la cuarentena son las más afectadas porque tuvieron que despedir a mucha gente –técnicos, maestros carpinteros, electricistas y de la construcción– y cerrar sus proyectos hasta nuevo aviso. Toda esta incertidumbre de no saber si el gobierno va a apoyar a las pequeñas empresas nos preocupa. Nosotros somos pequeños empresarios, pero dependemos de otros

empresarios más grandes que quieran aprovechar los incentivos fiscales para la creación de películas, pero ahora todos tenemos miles de dudas. En marzo estaba corriendo la primera convocatoria de los incentivos fiscales Eficine 189 y yo tenía confirmados desde hace mucho tiempo los contribuyentes que participarían en la posproducción de la película en la que estoy trabajando actualmente y, a causa de la crisis sanitaria y económica, me dijeron que ya no podrán participar porque no saben cuáles serán las perspectivas del siguiente ejercicio fiscal. Los fideicomisos son otros mecanismos que ayudan a la realización de más películas. No digo que sean perfectos, pero me preocupa que estos instrumentos desaparezcan. He sido jurado de Foprocine cuatro veces, sé cómo funciona y puedo asegurar que tiene la mejor intención de premiar a los mejores proyectos. Es un examen muy riguroso porque tus mismos pares evalúan cómo vas a resolver tu película. Pero Foprocine y Fidecine tienen distintas naturalezas y ahora nos dicen que se van a volver un solo fideicomiso. Los funcionarios no tienen claro lo que implica fusionarlos y esta iniciativa no tiene sentido porque hemos probado que son un mecanismo eficiente que permite garantizar la libertad creativa para que los realizadores puedan hacer

sus películas como quieran. Estos instrumentos han logrado que los artistas audiovisuales trabajen con toda la libertad posible para que sus películas digan lo que ellos desean. Son herramientas sólidas que no se han valorado, pero le han dado al cine mexicano una salud que no tenía hace quince años. A raíz de esta crisis es importante que reconozcamos el lugar que las industrias creativas tienen en nuestras vidas y asumirnos como sus beneficiarios y usuarios. Dependiendo de las posibilidades y del compromiso de cada uno, hay que hacernos presentes y tender un lazo a los creadores. Afortunadamente, el contenido sigue teniendo una gran cantidad de demanda porque quienes tienen la posibilidad de quedarse en casa están viendo películas y series, lo que a mí me da esperanza. Pero me pregunto cómo será la vida pública de las películas a partir de este momento. ¿Seguirán existiendo los festivales? ¿Seguiremos viajando con nuestras películas a otros países? ¿Cómo se va a crear ese deseo de ver esa película, de que se exhiba, de que encuentre audiencias? Me parece que mientras siga existiendo una amenaza de salud, los exhibidores tendrán que transformarse, pero me cuesta imaginarme el mundo sin salas de cine. No sé qué cambios habrá en los siguientes meses, pero lo que es un hecho es que la necesidad de expresarse, de contar historias, de leerlas y de verlas va a seguir. Solo tendremos que encontrar nuevas formas para acceder a ellas. Aquellos que creamos las películas, pero también quienes las consumimos, somos parte de esa conversación que tendrá que buscar soluciones para los desafíos que plantea el futuro. ~ MARTHA SOSA es productora de cine. Algunas de las cintas que ha producido son Amores perros, Nicotina, Presunto culpable y Cindy la regia.

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MERCADO Y CULTURA EDUARDO CRUZ VÁZQUEZ

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El componente más importante del sector cultural es el mercado. Desde que contamos con información de la Cuenta Satélite de la Cultura realizada por el Inegi sabemos que la menor aportación al pib cultural es el gasto público. Mientras este se mantiene en un 0.2 por ciento entre 2008 y 2018, en el mismo periodo el mercado aporta un 2.7 por ciento. En consecuencia, todos los esfuerzos deben centrarse en cómo salvar el mercado cultural, que es donde se encuentra el mayor número de empleos. Por el lado de la intervención pública, la batalla está perdida. Aunque simbólicamente las instituciones culturales son fundamentales para enarbolar la idea de nación, no hay fórmula que haga cambiar de parecer, desde el presidente de la república hasta el último alcalde, sobre lo indispensable que es su viabilidad financiera. De tal manera que se dará un proceso de socialización de la pobreza. En virtud de lo anterior, las alternativas tendrán que venir del empresariado cultural, en cualquiera de las maneras de su constitución. Lo que está en juego son dos vías posibles. Por un lado, los acuerdos entre hacedores de las actividades económicas que faciliten el acceso a la oferta, una suerte de autorregulación para evitar la depredación entre ellos mismos en pos del consumo que bien o mal habrá en el segundo semestre de 2020. Para ello se requerirá de organización, de echar mano de representaciones gremiales, de generar otras. Lo ideal sería el surgimiento de una Cámara Nacional de la Empresa Cultural, un largo anhelo de quien esto escribe. La otra vía es la dolorosa y la que seguramente prevalecerá, me lamento. Se resume en los dichos populares: “Cada quien se rasca con sus uñas” y “Sálvese quien pueda”. Atados a la economía nacional, lo más probable es el efecto “U”. Una estrepitosa caída del mercado cultural, con una larga estancia en la precariedad y luego, quién sabe en qué año, una salida con los que sobrevivieron. Las actividades vinculadas a la cultura digital ofrecerán el mayor número de oportunidades de empleo. La mortandad en el sector cultural será muy alta, la esperanza es la innovación que vendrá. ~ EDUARDO CRUZ VÁZQUEZ es coordinador del Grupo de Reflexión en Economía y Cultura (Grecu) y editor de pasolibre.grecu.mx.


POESÍA

Promesa de verano

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Malva Flores

1 Afuera el sol se extiende como una promesa de verano. Pájaros que no he escuchado nunca se ven desde el balcón en donde espero. ¿Son los mismos de antaño? ¿Qué canción cantan esta tarde de abril larga como mi sombra en la pared del cuarto?

2 Dicen que una tigresa tose en Nueva York. Una tigresa hermosa con sus franjas doradas tras la domesticadura de las rejas. Dicen que hay cisnes paseando por Venecia delfines en Sicilia coyotes en Chicago jabalíes en Navarra venados en Berlín.

Un par de pandas se aparean en Hong Kong mientras mis gatos sueñan: es ansia de alas.

3 Quizá nunca el roce de los labios vuelva a ser como antes. Quizá ya para siempre usemos mascarilla: máscara sobre la máscara que se rindió a su tiempo. Máscara de lo que fuimos sin saberlo. Un remedo de boca se asoma por la calle y corremos al lado de la sombra porque aún nos apena la condición de simios balbucientes con su máscara azul atada a las orejas y un late late de miedo primitivo que no encuentra su árbol ni su arrojo.

4 Afuera el sol se extiende: promesa de verano ¿llegaré? ~

MALVA FLORES (Ciudad de México, 1961) es poeta y ensayista. Su libro más reciente es A ingrata línea quebrada (Literal Publishing, 2019).

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DOSIER

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¿QUIEN MANDA AQUI?

LOS EMPRESARIOS Y LA 4T

¿Qué significa la separación del poder económico y político en el “cambio de régimen” de la 4T? El trato hacia los empresarios ha sido ambivalente y el lema parece ser: harás negocios si aceptas las nuevas condiciones.

FRANCISCO VALDÉS UGALDE A finales de octubre de 2018 Andrés Manuel López Obrador explicó la suspensión del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México días después de que se celebrara la parodia de “consulta popular” para el efecto. Lo hizo en un video de circulación profusa en que aparece junto a un altero de libros coronado con uno titulado ¿Quién manda aquí? La crisis global de la democracia representativa,1 escrito, entre otros, por el expresidente español Felipe González. El presidente electo daba una respuesta categóricamente populista a la pregunta: “aquí mando yo”, que poco o nada tuvo que ver con el contenido del opúsculo que aborda nuevas vías del oficio de gobernar con arreglo a la democracia representativa y al Estado de derecho. La parte oral del mensaje justificó la cancelación del aeropuerto en construcción por ser un ícono de corrupción 1  Editorial Debate, 2017.

e impunidad en los negocios entre sector público y privado. “No estoy de florero [...] yo tengo un mandato [...] quieren los mexicanos que se destierre, que se acabe la corrupción y la impunidad. Y me canso ganso, vamos a acabar con la corrupción.” Anécdota aparte, un mes antes de asumir el poder, el mensaje podía adoptar innumerables dimensiones, pero una quedaba clara: apuraremos la voluntad del pueblo –por él consultado y representado– para revertir el contubernio entre poder económico y político que se habría mantenido durante el “período neoliberal”. Esta voluntad sedienta de justicia, como es interpretado el apoyo masivo que recibió en las urnas, se ha traducido en acciones del presidente en favor del “pueblo” y para anular a sus “adversarios”. Cada vez un mayor número de estas acciones se ha dado por encima de las previsiones constitucionales y legales. La justicia primero; la legalidad después (amlo dixit).2 Esta convicción inadmisible desde el constitucionalismo democrático perdura 2  El 17 de abril de 2019 declaró: “La ley es para las mujeres y los hombres, no los hombres y las mujeres para la ley. La justicia está por encima de todo, la justicia. Si hay que optar entre la ley y la justicia, no lo piensen mucho, decidan a favor de la justicia.”


y se profundiza a medida que su gobierno transcurre. Combatir la corrupción atribuida al neoliberalismo, desarmar el entramado concupiscente entre Estado y capital para restaurar la supremacía de la autoridad. El punto de llegada del cambio permanece en la espesa bruma esparcida por la tenaz locuacidad presidencial y la obsecuencia de la mayoría que le acompaña. LA HISTORIA

El estilo empresarial de vincularse con el poder político tiene hondas raíces en la historia de México.3 Sin ir más allá del siglo xx, a partir del gobierno de Lázaro Cárdenas se instituyó una forma de relación corporativa con las clases sociales al cobijo de la ideología del régimen: el nacionalismo revolucionario. Se crearon organizaciones de obreros, campesinos, maestros y otras que terminaron incorporándose al Partido de la Revolución Mexicana. Los empresarios quedaron formalmente fuera de ese esquema, pues era claro que la economía pública era la preferencia del poder político unificado bajo el presidencialismo de partido hegemónico. La empresa privada no formaba parte de las “fuerzas vivas” del sistema, pero a cambio de ello practicaban otras modalidades de representación, consultas corporativas e individuales y, desde luego, los grandes beneficios de la connivencia cleptocrática, incluido el engrosamiento de sus filas con los hijos y los nietos de la clase revolucionaria.4 Sus diferentes grupos crearon cámaras de representación de intereses sectoriales o sindicatos patronales y en la década de 1960 formaron la cúpula de cúpulas, el hoy Consejo Mexicano de Negocios. En los veinte años siguientes, estas atalayas empresariales desplegaron una intensa campaña para dar legitimidad a su participación en las decisiones políticas y combatir abiertamente el estatismo económico oficial. No podían exhibir públicamente su influencia política, que abundaba en la forma de interlocución directa, de jugosos negocios con la obra pública y de cabildeo, pero actuaban cada vez más abiertamente contra esta regla no escrita para exigir un rumbo alternativo. Dos décadas de esta esquizofrenia de conflictos abiertos y acuerdos privados fomentaron la unidad del gremio y la presencia de sus representantes e ideólogos en la política nacional.5 No obstante, las cosas cambiarían gracias a la estrepitosa crisis económica de 1982, seguida por el viraje radical del Estado en materia económica: apertura externa (culminada en 3  Véase mi libro Autonomía y legitimidad. Los empresarios, la política y el Estado en México, unam/Siglo XXI, 1997. 4  Quizás el mayor ejemplar de esas camadas fue el profesor Carlos Hank González –“Un político pobre es un pobre político”–, cuya influencia en la política nacional creció a la par de su legendaria riqueza. 5  Véase Estudios Sociológicos, El Colegio de México, núm. 15, vol. 5, 1987.

el tlcan-tmec), modernización productiva (muerte de los ineficientes) y privatización de las onerosas empresas del Estado (venta masiva de activos gubernamentales). Last but not least una política de ayudas sociales para reducir la pobreza. Este cambio de las reglas del juego aceleró también la transición pluralista del sistema político que gran parte del empresariado apoyó. El viraje modificó el trato gubernamental con los diferentes intereses económicos. El capital privado nacional que pudiera sobrevivir a la exposición al mercado internacional y el extranjero tendrían un papel preponderante en la construcción del nuevo capitalismo de mercado mexicano. Pero lejos de asumir el papel rector y regulador que le asigna la Constitución y que recomendó la propia propuesta neoliberal,6 el viejo modelo económico trasfundió sus genes en el nuevo; si el nacionalismo económico había diferido de su propia doctrina volviéndose un estatismo de cuates, otro tanto ocurrió con las políticas de liberalización y desregulación: instituyeron la nueva oligarquía del capitalismo mercantil de cuates. NATURALEZA DEL CAMBIO

¿Qué ha significado la separación del poder económico y político en el “cambio de régimen” emprendido por la 4t? La prioridad anticorrupción –sumada a la identificación de esta con los vínculos público-privados heredados de gobiernos anteriores– ha guiado las políticas del gobierno que han desafiado el statu quo empresarial. Vaya una breve relación de agravios: clausura del naicm; terminación abrupta de la publicidad gubernamental; suspensión de obras y contratos preexistentes –especialmente notable en insumos para la salud pública–; cancelación del Seguro Popular; investigación de empresas sospechosas de fraude o evasión fiscal; cancelación de las reformas energética y educativa; desacreditación obsesiva del “modelo neoliberal”; presencia de grupos radicales y “bolivarianos” en el gobierno y su partido y en el Congreso; críticas agresivas a la prensa “conservadora” y a los “adversarios” de la 4t, asimilados con las reacciones críticas de grupos empresariales a medidas gubernamentales. En lo que va del presente año se agregan la colecta para la “rifa” del avión presidencial, coronada con la cena con la cúspide privada en Palacio Nacional, y un ominoso nuevo decreto de “austeridad”. Como resultado de todo lo anterior, se ha lastimado el clima de inversión,7 la fuga de capitales ha sido copiosa y el 6  Vale recordar que el “Consenso de Washington” incluía prescripciones incumplidas como disminución gradual de los privilegios fiscales, ampliación de la base fiscal y aseguramiento de los derechos de propiedad, incluyendo los de las clases trabajadores, i. e. el salario. 7  0.1% de crecimiento del pib en 2019 y caída a -1.6% del pib en el primer trimestre de 2020 respecto al trimestre previo.

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interlocutor del presidente con el sector empresarial, Alfonso Romo, ha fracasado en la misión imposible de “vender” la 4t a los grupos privados. El contundente rechazo a la propuesta empresarial de un pormenorizado acuerdo nacional ante la doble crisis económica y pandémica podría ser un punto de no retorno que, de sostenerse, dejaría a los empresarios al margen por completo de la interlocución en el enfrentamiento de la que posiblemente será la más grave crisis que ha encarado México desde los años treinta.8 La peligrosidad de esta decisión no consiste en desatender a un grupo, sino a muchos más considerando que las empresas implican a trabajadores al por mayor, a las cadenas de producción y comercialización y terminan por impactar a toda la sociedad. Si los golpes de timón han subordinado algunos intereses, el presidente ha encumbrado a otros capitalistas al rango de asesores personales. El 15 de noviembre de 2018 amlo anunció su Consejo Asesor Empresarial. Grandes empresarios figuran en él y algunas de sus empresas son beneficiarias de nuevas inversiones y gastos.9 De este modo se estimula la transfiguración empresarial combinando viejos y nuevos beneficiarios. El lema parece ser: harás negocios si aceptas las nuevas condiciones. En abono de esta hipótesis se podría conjeturar que hay un quid pro quo en el reacomodo: disciplina fiscal sin reforma impositiva o expropiaciones “arbitrarias” a cambio de adaptación al nuevo entendimiento. Si este camino será intransitable para el capital, es imposible aún saberlo. Así pues, el distanciamiento gubernamental respecto del empresariado es ambivalente y la variada reacción de sus sectores lo refleja. Uno es el “voto con los pies” de empresas y empresarios que retiran inversiones e incluso su residencia del país, como ha ocurrido en Venezuela. Pero este no es el caso hasta ahora de las figuras mayores que siguen haciendo negocios y conversan, aun a regañadientes, con el presidente y el gobierno en numerosas y notorias ocasiones. Al menos mantienen una lucrativa pero incierta presencia en México. Se antoja entonces que el interés del presidente es el cambio del arreglo “neoliberal” –que, como se ha documentado extensamente, ha sido más bien un dogmatismo mercantil abrigado por pactos cleptocráticos– por algún modo de estatismo que hasta ahora parece más bien pragmático e intuitivo que programático.10 8  “Con todo respeto, nosotros no vamos a continuar con más de lo mismo, no van a haber (sic) rescates para los potentados” (amlo, 06/05/20). 9  Por ejemplo, Banco Azteca (transferencias de programas sociales), Grupo Banorte (seguros, Ferrocarril del Istmo), Grupo Carso (Tren Maya y otros) o empresas privadas de telecomunicaciones a las cuales se les hizo la “devolución” de tiempo oficial del Estado. 10  Recuérdese la controversia en torno al Plan Nacional de Desarrollo (30/04/2019) que constituye ante todo un manifiesto

La reacción empresarial dista mucho de la campaña ideológica antiestatista de los años 1970-1982 que se caracterizó por la presencia de dirigentes de peso completo como Juan Sánchez-Navarro o Manuel J. Clouthier (el Maquío).11 En las filas del empresariado mexicano predominó la inercia del acomodo con el poder y se desvaneció el ímpetu de su autonomía e influencia social. Descuella el vacío de figuras intelectuales o políticas relevantes, así como el de sus vínculos orgánicos con los partidos políticos. El arreglo liberal originó un nuevo “modelo” de negocios altamente corrupto y rentista, con baja capacidad de innovación y arraigo y con mala reputación. Nunca convencieron a nadie de haber producido el beneficio general que se esperaba de una economía de mercado con un Estado “de derecho”. CORTE DE CAJA

En suma, a menos que el gobierno de la 4t hiciera patente –más que simplemente declarase– una política anticapitalista, lo que no puede descartarse, el problema de la iniciativa privada es aceptar o rechazar adentrarse en el camino de restaurar el capitalismo estatista, con pretensiones hegemónicas y en ruptura con la institucionalidad democrática pluralista (un formato neohegemónico). Hasta ahora, más allá de expresiones de inconformidad, de intentos de reorganizar en forma independiente los intereses económicos de un empresariado demasiado variopinto para admitir un liderazgo inexistente, todo parece indicar que la nueva oferta política revive la memoria corporativista de la posrevolución, a pesar de que la evidencia disponible hace muy dudosa la probabilidad de erradicar el penetrante patrimonialismo de una clase económica genéticamente inseparable del poder discrecional de la cúpula del Estado, la que en verdad “manda aquí”. Así como el “neoliberalismo” fue la nueva manera de vestir a la oligarquía, el “cuatroteísmo” podría ser su siguiente transfiguración. No obstante, este neopopulismo mexicano aún camina en el filo de la navaja y su aún incierta consolidación podría prolongarse como farsa o convertirse en la cuarta gran tragedia nacional. ~ FRANCISCO VALDÉS UGALDE es doctor en ciencia política por la unam. Mantiene una columna en El Universal.

político carente de estructura o ingeniería de política pública. En el Primer Informe de Gobierno ante el Congreso se reafirma la prioridad de la separación entre poder político y económico aunada al destierro de la corrupción, pp. 24-27. 11  Sánchez-Navarro ideó el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, padre del actual cmn, y el Maquío catalizó, junto con otros líderes, una gran parte de la insurrección civil que condujo a la transición democrática de los noventa.



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Monsiváis para nuestro tiempo LILIANA MUÑOZ JEZREEL SALAZAR

intercambio advierten aquellos aspectos de la actualidad que podrían haber interesado al escritor y reflexionan sobre su legado literario y cultural. Jezreel Salazar (js): En medio de tanta incertidumbre sobre el futuro pospandemia, me he preguntado qué habría dicho Carlos Monsiváis respecto a las nuevas experiencias que estamos viviendo y cómo habría hecho la crónica de una ciudad semiparalizada, cuya vitalidad depende tanto de la aglomeración y el paroxismo. Imagino que habrían llamado su atención los modos de control social que se han implementado para contener el contagio, así como los imaginarios del miedo y la vigilancia que hoy nos rodean. Sus apuntes sobre las nuevas dinámicas virtuales y las interacciones cada vez más complejas entre el afuera y el adentro quizá le habrían llevado a cronicar una ciudad

Ilustración: Hugo Alejandro González

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ronista irónico, crítico de cine, arte y literatura, apasionado coleccionista y el más irreverente de los intelectuales, Carlos Monsiváis es una figura única dentro de las letras mexicanas. Por una década hemos echado de menos el humor con que analizaba el presente, a pesar de las diferencias políticas e ideológicas que llegaron a separarnos de él, su mirada lúcida que le permitía ver la realidad y al mismo tiempo leer literatura, cómics y fotonovelas, su lenguaje transgresor que formó a varias generaciones y su manera peculiar de vincular lo culto con lo popular. Para dialogar sobre la trascendencia de su obra, reunimos a dos críticos de distintas generaciones: Liliana Muñoz y Jezreel Salazar. En su


intramuros, en donde lo público (su gran pasión intelectual) ha invadido arteramente la esfera de lo íntimo, creando realidades acotadas entre el intensivo quehacer doméstico, los perpetuos mensajes que no respetan ningún horario laboral, y las diversas tensiones familiares derivadas de la pérdida de empleos, la postergación de amoríos clandestinos y el estruendo constante de noticias, canciones, videollamadas y series. En cualquier caso, la sensación de que la mirada monsivaíta nos hace falta es algo que detecto como eco repetido en conversaciones y redes, tanto en otras coyunturas como en este peculiar momento. Se debe, supongo, en buena medida a la capacidad que Monsiváis tenía para analizar y sintetizar sucesos, personajes o comportamientos sociales, con privilegiada lucidez. La clarividencia que poseía a la hora de observar el mundo quizá se derivaba del lugar que ocupó en un país tan jerarquizado y oficialista como lo era el México de los años sesenta, cuando se dio a conocer: asumió la crítica, la marginalidad y el autodidactismo como valores y lugares de enunciación, de modo que su imagen presumía frescura creativa, libertad de pensamiento e independencia política. Además, su capacidad para trastocar fronteras culturales antes inamovibles le permitía tender puentes entre los ámbitos más disímiles: a la política la analizaba desde la esfera de lo simbólico, escribir crónica era otra manera de hacer coleccionismo o historia cultural, su propuesta estética estaba ligada de modo inseparable con su proyecto político. No obstante, todo esto habría sido acaso intrascendente si no hubiese estado acompañado de un lenguaje único. Frente al tono demagógico y solemne de aquella época, su humor cáustico y sus sarcasmos constituían la amalgama que permitía que esa diversidad de enfoques adquiriera consistencia y generara una voz sui generis, que proponía acercamientos excepcionales a la realidad, nunca desvinculados de un implícito proyecto de nación. Quiero creer que ese sello personal, inscrito tanto en su singularísimo modo de expresión como en la manera de observar y abordar fenómenos de todo tipo, ha hecho que su mirada sea hoy tan anhelada como irrepetible. Pero claro, eso les ocurre a quienes como yo lo leyeron o escucharon reflexionando sobre acontecimientos, libros o circunstancias que eran relevantes en cierto momento. No sé si a ti, que eres de una generación distinta a la mía, te pase lo mismo. No estoy seguro de si hoy a Monsiváis lo leen y lo estiman como en otras épocas. Liliana Muñoz (lm): En Barcelona poco a poco, sin embargo, comenzamos a acostumbrarnos a lo que hemos dado en llamar “la nueva normalidad”, caracte-

rizada, sobre todo, por la incertidumbre, por la perplejidad absoluta hacia lo que nos depara el futuro. Por eso, cuando leo –con horror– la prensa mexicana, no puedo evitar preguntarme, como tú mencionas, qué diría Monsiváis ante esta situación sin precedentes, ante este fin del mundo tal como lo conocemos. Y quizá porque por estos lares les llevamos algunas semanas de ventaja en la lucha contra el virus, veo las medidas implementadas por el gobierno de México, la actitud felizmente irresponsable de la gente, el desafortunado trato de la población hacia el personal sanitario, y echo en falta la mirada de aquel “documentador de la fecundísima fauna de nuestra imbecilidad nacional”, como llamó Sergio Pitol a su querido Carlos Monsiváis. Me resulta curioso que aquí no haya ningún “cronista de España”, es decir, un cronista por antonomasia, como lo fue Monsiváis para México. Hay, sí, muchos autores agudos que se tildan a sí mismos de “periodistas culturales”, pero cuyo quehacer dista del que Monsiváis asumía diligentemente en nuestro país: la crítica del presente con un pie en el pasado, el rechazo del autoritarismo desde la fina ironía, la fascinación por los fenómenos culturales y políticos, la reivindicación de las minorías. Pensando en esta gran ausencia en España, vuelvo al tema de la orfandad que Monsiváis dejó en México, a esa constante nostalgia de su mirada. Más aún, me cuestiono si hoy, en medio de la vertiginosa proliferación de opiniones en la red, tendría cabida una voz como la suya; si sería aún posible una figura así, entre la marabunta de tuits, posts y videos de influencers, o si, por el contrario, quedaría sepultada bajo la horda de información que abunda en internet. Porque incluso su lenguaje –irónico, mordaz–, ese newspeak que muchas generaciones asumieron como transgresor, ha dejado de ser la excepción para convertirse en la norma. Carlos Monsiváis fue, precisamente, un hombre de su tiempo, ligado a la inmediatez de los acontecimientos. Fue un polemista, crítico y autocrítico, que intentó leer la realidad desde todos los ángulos posibles. En este sentido, es, para mí, un verdadero ejemplo de lector, no solo de libros sino también del mundo que lo rodeaba. Tal vez por eso, sospecho que perdurará más el personaje que la obra, más su entrañable mirada que sus crónicas, más su legado (el “género Monsiváis”, ese híbrido entre relato, crónica y ensayo) que sus propios escritos. Yo, que nací en 1989 y no fui testigo de primera mano de ese Monsiváis omnipresente, requerido por igual en obras de teatro que en conciertos de Gloria Trevi, creo que quizá pase a la historia de la literatura como una suerte de animador cultural, como un agudo defensor de la opinión pública, como un intelectual de su momento

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histórico, como un periodista. ¿Pero sería esto suficiente para trascender como literatura? Algo que me inquieta, en particular en este contexto –una pandemia que tiene en jaque al mundo–, es qué habría dicho Monsiváis de la gestión de López Obrador durante esta crisis sanitaria. Hoy, el político que apoyó está en el poder, pero no parece ser ya “el líder responsable” que tanto admiró. ¿Se habría retractado Monsiváis al ver que amlo repartía besos, abrazos y estampas como método para lidiar contra el virus? ¿Habría ido a la caza de sus declaraciones, como lo hizo con Fox en su momento? Tú, que lo conociste en persona, seguro tendrás una respuesta más precisa a estas preguntas. js: Me interesa mucho lo que dices sobre si una figura como la de Monsiváis sería aún posible en nuestros días. Yo diría que se trata de un personaje insustituible porque las múltiples profesiones que practicó (cronista, crítico de arte, conferencista, historiador cultural, polemista, cinéfilo, ensayista, actor, coleccionista, creador de opinión pública, prologuista...) no las puede hermanar nadie que no esté dedicado de tiempo completo a la exégesis de la vida pública y que no tenga la capacidad escritural y la obsesión acumulativa que él poseyó. Existe una razón aún mayor: en la actualidad la voz de los intelectuales ha perdido el peso simbólico que un día tuvo. La ciudad letrada es un cascarón que apenas se sostiene en un mundo donde el valor de la literatura ha sido sustituido por el universo de la imagen, la ganancia exponencial y la velocidad del hipertexto. Y también por la desconexión que tienen las humanidades respecto al espacio público y su cada vez mayor irrelevancia en la construcción de discursos que importen a las mayorías. Para no hablar de las redes, cuyas retóricas cínicas, individualizantes y ajenas a toda responsabilidad, no son propicias para una ética de la escucha y una cultura democratizadora como la que detentaba Monsiváis. Y, sin embargo, hoy como nunca, su optimismo programático me parece cardinal. Más que la enunciación de una verdad mesiánica, creo ver en su voz la necesidad de construir sensibilidad crítica casi siempre desde la complejidad. En su pluma se debaten, una y otra vez, la exégesis y el juicio ético, el intérprete y el militante. Su idea de la crónica era por ello contraria al efecto Rashomon: sí daba cuenta de la realidad y los personajes, pero a partir de un punto de vista propio que sustentara independencia política. Por eso estoy seguro de que, así como lo hizo en los sexenios anteriores, no habría tenido tapujos a la hora de satirizar lo que ocurre hoy con Morena y López Obrador. Algo que se nos olvida es que Monsiváis fue, además de un defensor de las posiciones de izquierda, uno de

sus más acérrimos críticos. Lo hizo durante el 68 en que abrazó la movilización estudiantil al mismo tiempo que denostaba las demagogias que se multiplicaban en su seno. Y durante el conflicto poselectoral del 2006, no dudó en criticar los métodos de protesta de amlo, lo que no lo llevaba a ser aliado del calderonismo como muchas mentes maniqueas quisieron sostener. Monsiváis conocía los defectos de López Obrador. Un día me dijo, con mucha convicción, pero también con mucha reticencia: “Por el momento es todo lo que hay.” Eso le pasaba siempre: su postura crítica satisfacía a todos y a ninguno. Aunque fue ganando poder al interior del campo cultural, nunca dejó de incomodar. Voy a disentir del Monsiváis futuro que imaginas: intelectual de coyuntura, animador cultural, periodista (casi se te sale decir “escritor menor”). Tengo la impresión de que lo lees desde ese tradicional enfoque vinculado a la vieja y muy mexicana noción de alta cultura. Para entender a Monsiváis creo que hay que escapar a las categorías convencionales con las cuales se mide el valor literario: la unidad de la obra, la autonomía estética, la trascendencia temporal, la originalidad del autor. Ese conservadurismo estético fue justo uno de los blancos contra los cuales constituyó todo su proyecto de escritura, desde que salió a la luz su Autobiografía en 1966, cuando tenía apenas veintiocho años, y en la cual se describió a sí mismo como “una mezcla de Albert Camus y Ringo Starr”. Su biblioteca es una prueba fehaciente de que veía la cultura en otros términos, más amplios y sin la necesidad de pensar disciplinariamente la realidad: si la comparamos con el resto de las bibliotecas que integran la Ciudad de los Libros ubicada en Balderas, es la única que incluye psicoanálisis, religión, feminismo, teoría cultural o cómics, a la par de historia, filosofía y literatura. Las fronteras entre alta y baja cultura, así como la jerarquía entre ciertos saberes y diversos objetos culturales, siguen operando en algunos círculos literarios mexicanos, cuando en otras latitudes eso carece de todo sentido. Monsiváis se dio cuenta muy tempranamente de eso y apostó a la fugitiva crónica y a otras formas disidentes de escritura no solo para remarcar su heterodoxia vital y su voluntad anticanónica, sino para desacralizar la devoción religiosa que les tenemos a los libros. Para él, estos debían ser medios para problematizar el mundo, no fines en sí mismos. En cualquier caso, lo considero uno de los grandes escritores mexicanos y creo que nunca como hoy sus textos dialogan con los libros del presente. Y es que muchas de sus posiciones críticas, operaciones literarias y puntos de vista se han difundido en la literatura actual: la disidencia como motor de la escritura, el derecho a la expresión irreverente a partir de


la primera persona, la recuperación de lo marginal como espacio renovador, el uso de la ironía para dar cuenta de versiones no oficiales de la historia, la creación literaria como entramado político. Quizá lo que ocurre es que a Monsiváis le jugó mal la fama: su éxito cultural fue tal que se volvió un personaje tan icónico como Pedro Infante, Frida Kahlo o Juan Gabriel y las leyendas en torno a su vida son un muro que rodea a sus obras. Además, como otro de los prejuicios que dominan el escenario nacional es que literatura equivale a ficción, no se le ve como el gran narrador que fue, capaz de recrear atmósferas complejas, construir personajes significativos, fincar sólidas arquitecturas del relato en breves páginas, generar sentido de la intriga, reinventar el habla popular a través de la oralidad, volver personaje la voz compuesta del espacio público. No sé, Liliana, a lo mejor peco de fan. lm:

Confieso que tu entusiasmo por la obra de Monsiváis resulta contagioso: lo ves como un escritor, pero también como alguien cercano, casi como un amigo, cosa que yo no tuve la oportunidad de ser. En mi caso, lo leo desde la distancia, con increíble atención, pero con los sesgos y beneficios que ello acarrea. Respecto a lo que comentas sobre las redes, tengo sentimientos encontrados. Por una parte, concuerdo en que las retóricas son, como tú dices, “cínicas, individualizantes y ajenas a toda responsabilidad”, algo que, dicho sea de paso, me produce cierto temor, pues cualquier idea, cualquier traspié o cualquier aspecto de tu vida privada puede volverse público de un momento a otro y dar lugar a un linchamiento colectivo y anónimo. Por otra, es perfectamente imaginable un “Monsiváis millennial”, tuiteando y posteando sin cesar en el reino de la opinología; le habrían fascinado la conversación, el debate y la participación inmediata, y sus argumentos, como bien mencionas, habrían satisfecho a todos y a ninguno. Me muevo en el terreno de la conjetura, desde luego, pero quiero creer que no se trata de una suposición tan descabellada. Sobre el hecho de que casi se me escapa referirme a Monsiváis como un “escritor menor”, y sobre que eso obedece a una especie de conservadurismo cultural, no estoy tan segura de ello. Es más: no creo que se trate de una cuestión de alta o baja cultura. Todos estamos hechos de cultura popular y admito que es precisamente por eso que leo a Monsiváis con interés: me intriga, y a la vez me fascina, su necesidad de abarcarlo todo, de entenderlo todo, sin hacer distinción entre fenómenos mayores o menores. Que su pasión por Salvador Novo sea equiparable a la que experimentaba en un concierto de Juanga solo reafirma su vocación por el saber, su necesidad de comerse el mundo y escribir sobre él, su feliz condición de grafómano.

A lo que yo me refiero, sin embargo, es a la trascendencia literaria, al “duro deseo de durar” que diría Éluard, a la posibilidad de que Monsiváis se convierta en uno de nuestros clásicos mexicanos. Tal vez su destino sea otro, tal vez se aproxime más a lo que tú dices, que guarda estrecha relación con su legado –al espíritu de disidencia, la expresión irreverente, la recuperación de lo marginal o el uso de la ironía, imprescindibles hoy en nuestro entramado cultural–. Tal vez su posteridad sea como la de aquellos autores que fueron muy influyentes en su momento y que perviven más por lo que heredaron –modos culturales, formas de leer la realidad– que por obras concretas. En todo caso, es una tarea que concierne a los historiadores literarios del futuro... o quizá, también, a los lectores del presente: ¿lo leerán los jóvenes de veinte años, ajenos a buena parte de sus referencias culturales? No lo sé, pero el hecho de que nosotros dos estemos discutiendo críticamente su legado ya es de alguna forma una prueba de su vigencia. ~ LILIANA MUÑOZ es crítica literaria y colaboradora de la revista Criticismo. JEZREEL SALAZAR es autor, entre otros libros, de La ciudad como texto. La crónica urbana de Carlos Monsiváis (uanl, 2006).

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Max Weber: modernidad y racionalidad LUIS F. AGUILAR Para Weber, la modernidad no podía explicarse sin el proceso de racionalización, cuyo punto culminante es la burocracia estatal. Conceptos como efectividad, conocimiento y dirección son centrales para entender nuestra era.

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s una coincidencia desconcertante que Max Weber haya muerto de una neumonía hace un siglo y hoy el mundo sea víctima de un virus que extermina a decenas de miles por fallas pulmonares y tiene confinados a millones ante su amenaza mortal. Todos tenemos autores, maestros y amigos que, fallecidos, siguen con nosotros, inolvidables, son parte de nuestra vida. Para mí y otros muchos, Max Weber es una referencia fundamental de nuestra vida intelectual y ha influido en nuestro modo de entender la sociedad, sin que por ello caminemos por la vida con un manual weberiano bajo el brazo para entender los acontecimientos. Lo imperecedero de Weber es su interpretación del mundo moderno, la explicación de su origen, la caracterización de su desarrollo, el análisis de sus tensiones y la proyección de su futuro probable. Su lectura del tiempo moderno, centrada en la racionalización de la sociedad, hace que Weber sea aún hoy sugerente, también criticado, aun si ahora tienen

poco sentido las descalificaciones de hace medio siglo que lo convertían en el supremo exponente de la “sociología burguesa”. Me marcó su interpretación de la modernidad como proceso y resultado de la racionalización de la sociedad. Recordaré en este texto sus características y desarrollo y esbozaré al final los límites de la racionalidad del cálculo y del control, que es la protagonista del relato de Weber sobre el mundo moderno.

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La tesis central de Weber es que en la raíz de la modernidad de Occidente está la formación y afirmación de la acción racional, personal y social. La acción racional es intencional, tiene un sentido subjetivo, se enfoca en fines precisos, y es causal, porque sus efectos y resultados son la realización del fin intencionado. Dos son los tipos de la acción racional: “la acción racional con referencia a fines” (zweckrational) y “la acción racional con referencia a valores” (wertrational), que no suprimen las acciones “afectivas” y “tradicionales”, pero minimizan su importancia en los tiempos modernos. Por la conformidad plena con sus objetivos valorados, por su conocimiento de los


efectos que la acción puede causar y por el control de su ejecución, el atributo esencial de la acción racional es la efectividad. La formación de la conducta racional tuvo su inicio con los capitalistas originarios, que se comportaban de acuerdo a las normas éticas de un ascetismo mundano, de derivación religiosa, que entendía la actividad económica como “vocación” (Beruf) y exigía ejercerla metódicamente con acciones dedicadas enteramente a la realización plena de sus fines, sin distracciones y sin pausa. (Son interminables las discusiones académicas en este punto.) El “espíritu del capitalismo” fue el origen de la aparición y difusión de “una vida racional en el mundo”, “una conducción racional de la vida” y “la organización racional del trabajo”, que se extendió progresivamente por todos los ámbitos y alcanzó al mismo Estado moderno, que es “una empresa” que organiza racionalmente sus poderes y acciones a fin de realizar efectiva y sistemáticamente sus fines. La expansión de la acción racional motivó la invención, la adquisición y el aprovechamiento de otros elementos que moldearon racionalmente las conductas sociales, como las aplicaciones tecnológicas de las ciencias, la contabilidad racional, la administración racional y el derecho racional, dicho con Weber. El original espíritu racional de la profesión capitalista desapareció cuando se extinguieron sus raíces religiosas (“La raíz religiosa del hombre económico moderno ha muerto”) y evolucionó hacia la burocracia, la forma de organización racional del trabajo asociado. No es realmente importante lo que ocurrió con el capitalismo original y lo que podrá ocurrirle en el futuro, porque no es el asunto histórico decisivo. Lo que importa es la afirmación de la conducta racional a la que ha dado origen y que se exige ahora a todos en todos los ámbitos de la vida social. “Puede concebirse una eliminación del capitalismo privado, pero no significaría en modo alguno una ruptura de la estructura de hierro del moderno trabajo industrial.” La burocracia culmina el proceso de racionalización. Es el arreglo organizacional de la máxima efectividad, porque el trabajo se distribuye entre individuos que poseen conocimiento experto, son capaces de calcular los efectos de las acciones y de ejecutarlas sin defectos, y además obedecen las reglas conductuales y los estándares operativos establecidos. Cálculo y control son las condiciones fundamentales de la racionalidad de la burocracia y son posibles a su vez por el conocimiento y la dirección. La efectividad implica causalidad y la causalidad se sustenta en el conocimiento que conjetura, descubre y valida los nexos causa-efecto existentes en la realidad

y hace posible calcular los efectos de las acciones que se deciden. Pero el conocimiento causal es insuficiente para asegurar la efectividad. Se requiere también calcular el desempeño del sujeto conocedor (el productor, el administrador), estar seguros de que obedecerá las directrices y los estándares establecidos para asegurar la ejecución de las acciones. Lo sorprendente es que el control y la dirección, condiciones necesarias de la efectividad de las organizaciones, son resultado de un proceso de expropiación y concentración, que Weber formula con crudeza. La organización burocrática, normal en nuestros tiempos e inevitable en el futuro, es resultado de que siglos atrás los productores independientes –propietarios de sus medios de producción material o intelectual, de sus armas, utensilios, materiales y recursos monetarios– fueron despojados de ellos por los propietarios de empresas y por los gobernantes a través de varias acciones, desde su eliminación mediante la competencia industrial de productos y precios hasta acciones militares o judiciales de expropiación forzosa. La expropiación de los medios de trabajo de los productores independientes y la consiguiente concentración del mando son “el fundamento decisivo común tanto de la empresa político-militar estatal moderna como de la empresa capitalista privada”. Hubo expropiación y subordinación, no solo ética profesional. Weber llega a la exaltación de la racionalidad de la vida social moderna cuando afirma que su efecto radical es “el desencantamiento del mundo” (die Entzauberung der Welt). La expansión de la acción racional en la vida social ha hecho que los acontecimientos del mundo sean entendidos como obra de las acciones humanas que determinan su sentido, su propósito, y lo realizan por saber calcular los efectos de sus acciones y controlar su ejecución. El mundo es obra humana, no de agentes o fuerzas trascendentes, acaso providenciales. “Se ha excluido lo mágico del mundo.” Sin embargo, en sentido contrario, el desencantamiento significa que la triunfadora racionalidad instrumental, campeona de la efectividad, es incapaz de definir y prescribir el sentido del mundo y el sistema de valores que lo inspira. La ciencia y la tecnología triunfadoras pueden calcular qué hechos son consecuencia de las acciones emprendidas, pero no tienen la posibilidad de establecer los valores que dan sentido a las acciones de la vida personal y social y prescribir su obligatoriedad. Su efectividad se limita a la realización del sentido de la acción, no a la validación de su sentido. Mucho y poco. El resultado final de la modernización desencantadora es un mundo carente de sentido. Con la caída de la visión religiosa y filosófica de la historia humana

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y con la imposibilidad de que la razón técnica instaure el sistema de valores que da sentido a la acción humana, circulamos por la vida en medio de una pluralidad optativa de valores, diferentes y antagónicos, calificada por Weber como “politeísmo”, que se enfrentan en una batalla a muerte en la arena de la política y es la razón de ser de la política. Es discutible el monoteísmo de una razón verdadera, teológica o filosófica, que da un sentido unitario y único a la existencia humana, pero es refutable un politeísmo de valores y sentidos sociales sin asidero racional y que se imponen unos sobre los otros por la fuerza de una mayoría política más o menos ilustrada o por la coacción física. Muchos no apreciarán este desemboque irracional de la racionalización moderna del mundo.

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Un esbozo de reflexión es obligado. La racionalidadefectividad de la acción es algo que nos importa y mucho. Queremos resultados, realizaciones, y no solo visiones y proyectos en las organizaciones en las que trabajamos. En el terreno político, la cuestión de la efectividad directiva de los gobiernos democráticos es hoy central. La instauración del Estado de derecho y la democratización de los regímenes autoritarios, a la vuelta del milenio, resolvieron razonablemente bien la cuestión de la legitimidad política del cargo y la actuación del gobernante, pero no la de su efectividad directiva. La cuestión no se centra hoy en la indiscutible superioridad axiológica y política del régimen democrático liberal sobre los demás regímenes, sino en la capacidad (financiera, informativa, cognoscitiva, técnica) de los gobiernos democráticos para dirigir a la sociedad. La cuestión se ha desplazado de la legitimidad política del gobierno hacia la eficacia directiva del gobierno legítimo. El conocimiento científico-técnico, una auténtica organización burocrática y una inteligente gestión financiera son las condiciones necesarias de la efectividad del gobernar, que es una acción performativa, de efectuación de resultados, y no solo discursiva. Estamos cansados de gobiernos que hablan todos los días, pero son incapaces de dirigir satisfactoriamente a la sociedad, resolver sus problemas, responder a sus requerimientos, porque sus decisiones directivas no incorporan los elementos esenciales de la acción racional: fines ordenados, conocimiento causal, cálculo, control, personal experto, tecnologías... Hay algo nuevo en nuestro tiempo, la exigencia de un concepto de racionalidad más amplio, que incluya el sentido de la acción y no solo su efectuación. Un gobierno no puede considerarse efectivo si la sociedad rechaza o es indiferente a los objetivos

que realiza, al juzgarlos injustificados, innecesarios, clientelares, obsesiones del gobernante. Es una efectividad que, al carecer socialmente de sentido, es inefectividad en los hechos. El concepto nuevo de racionalidad comprende el sentido de la acción y no solo su proceso de realización. Crece la exigencia de que los gobiernos ofrezcan razones sobre el sentido de sus acciones, sobre los fines en los que enfocan su gasto y recursos. Equidad de género, bioética, trabajo digno y seguro, libertades privadas y públicas, inclusión, control del cambio climático, son algunos de los fines que los ciudadanos exigen a los dirigentes políticos por considerarlos valores humanos genuinos, racionalmente fundamentados y defendibles. Es inaceptable que los fines de las acciones de los gobiernos no pasen por un examen racional y que su afirmación social sea el desenlace de la guerra entre los dioses antagónicos (partidos, líderes, ideologías, naciones) que abanderan valores diferentes y opuestos, en la que unos ganan y otros pierden, pero no por la fuerza de sus razones, como piensa Weber. La razón científica y tecnológica triunfadora no agota las posibilidades y exigencias de la razón humana. Es una de sus operaciones más importantes, no es la única ni la suprema, ni es la Razón sin más. Que no les sea posible a la ciencia y a la técnica dar respuesta a la cuestión del sentido y los valores de la sociedad no significa que otro tipo y nivel de razonamiento no pueda ofrecer las respuestas que buscamos, sin por ello menospreciar la importancia que tienen la ciencia y la tecnología para resolver los problemas de nuestras vidas y producir condiciones preciadas de vida. Por ejemplo, sus intervenciones en la pandemia que padecemos. Me parece ver un despertar en el tiempo actual que demanda una razón que no sea exclusivamente instrumental. Por dentro de los big data, la informatización, los procesos de inteligencia artificial, las incesantes innovaciones científicas y tecnológicas, las cadenas productivas internacionales, que mucho nos importan, estamos en busca de principios éticos y jurídicos universales, racionalmente sustentados, que ordenen la vida social contemporánea y que para tener sentido y afirmarse requieren otro tipo de razonamiento, más allá de la pulsión actual por la efectividad. Si este escenario social es imposible, entonces hay que decir con Weber que la política consiste en “reintentar lo imposible” y, más aún, que en eso consiste y se va la vida. ~ LUIS F. AGUILAR es doctor en filosofía por la Pontificia Universidad Gregoriana. Es autor, entre otros libros, de Weber: la idea de ciencia social (unam/Miguel Ángel Porrúa, dos volúmenes, 1988 y 1989).



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Los paipai: cantos que se repiten GABRIEL ZAID Hay quien dice que el nombre paipai –no bautizado– hace referencia a la rebeldía de aquel pueblo. Se volvieron sedentarios, pero no agricultores. Su poesía algo tiene de liturgia de las horas.

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os paipai viven en el norte de Baja California desde hace milenios. Ocupaban una franja que iba del océano Pacífico al mar de Cortés, pero fueron despojados de casi todo su territorio. Ahora se concentran en Santa Catarina, en la falda sur de la Sierra de Juárez, en el municipio de Ensenada, a 1,220 metros sobre el nivel del mar. El despojo empezó en el siglo xix, por el vacío de poder central que siguió a la Independencia. Luego, por la juarista Ley de Terrenos Baldíos, que puso en el mercado tierras indígenas. Continuó en el xx. Hay una crónica de 1913 a 1975 de cómo la Revolución y sus gobiernos atropellaron la resistencia pacífica y legal de los paipai al despojo de sus tierras, declaradas deshabitadas: Robert R. Álvarez, “The Paipai of Jamau. A test case for constitutional reform”, Cultural Survival Quarterly Magazine, December 1990, en la web. Los expedicionarios y misioneros que trataron a los paipai en los siglos xvii y xviii estimaron que eran unos 1,800. Según el Conteo de Población y Vivienda 2005

eran cuatrocientos, de los cuales doscientos hablaban su lengua. Según el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (México: Lenguas indígenas en riesgo de desaparición, 2012), los hablantes de paipai censados en 2000 fueron 223, que se redujeron a 199 en 2010. Según la Encuesta Intercensal 2015, había 216 hablantes de paipai. El paipai, el kiliwa, el cucapá, el cochimí y el kumiai son lenguas afines del grupo yumano de la familia lingüística hokana. Sus hablantes son vecinos en Baja California. Han guerreado entre sí, pero se sublevaron juntos en 1840 para destruir las misiones. Santa Catarina fue fundada como misión de los padres dominicos en 1796, destruida en 1840 y refundada al lado, sin misión. Tiene ventajas: lluvias estacionales de la sierra y agua de pozo; electricidad (eólica), escuela, régimen comunal (que no permite vender tierra, como en el régimen ejidal), sólida tradición de que todos cuidan todo. La gente no se va, excepto como jornaleros temporales (para la pisca de algodón, por ejemplo). Prefieren vivir ahí y conservar sus tradiciones. Combatieron a los frailes “encomenderos” que los retenían en las misiones y sus tierras. Hay quienes dicen que su rebeldía llegó hasta el nombre paipai,

Ilustración: Manuel Monroy

CONVIVIO


que quiere decir: no lavado (no bautizado). Antes, su nombre era akua’ala. Ahora son católicos a su manera. Se han vuelto sedentarios, pero no agricultores. Cazan conejos y liebres con arco y flecha, honda y piedras. Colectan piñones, bellotas, flores de biznaga, berros. Cuando tenían acceso a la costa, pescaban abulón. Edward W. Gifford y Robert H. Lowie entrevistaron repetidamente a un curandero paipai y publicaron sus “Notes on the Akwa’ala indians of Lower California” (American Archaeology and Ethnology número 23, 1928, en la web). Entre muchas cosas interesantes dicen que las parejas se eligen mutuamente, pero son monógamas y no hay divorcio. Esta independencia de sus padres se refleja en que no existe palabra para ‘suegros’ en paipai. Juegan piak con bastones, a tres goles (véase Jugar piak en YouTube). Producen cerámica (de barro), cestería (de ixtle y palma) y otras artesanías para su uso y para vender. Hay páginas de la Wikipedia (“Paipai”, “Idioma paipai”, “Misión de Santa Catarina, virgen y mártir”) en español y otros idiomas. Pero no mucha literatura. No están en la Enciclopedia de México ni el Diccionario Porrúa. Afortunadamente, hay documentales muy ilustrativos en YouTube. El pueblo pa ipai [sic] de 49 minutos (14 de agosto de 2017), de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas. Paipai, de la serie Entre Lenguas del Cepropie (Centro de Producción de Programas Informativos y Especiales de la Secretaría de Gobernación), de quince minutos (29 de diciembre de 2017). Los cantos reiterativos de los paipai tienen algo de maitines y vísperas. Son como una liturgia de las horas y el amor a los ciclos de la naturaleza.

El primer cántico del gallo. El primer gallo cantó, cantó. El primer cántico, el primero. El primer lloro del primer gallo, el primer lloriqueo, el primero. El primer primer gallo. El primer lloro, el primer lloriqueo. El lloro del primer gallo, el primero, el primero.

43 el levante del sol

nña chipaket

El sol sale y alumbra la tierra. El sol sale y alumbra la tierra. El tapacamino encuentra la claridad. (Se repite una vez.) El tapacamino encuentra la claridad. El tapacamino encuentra la claridad. El sol sale y alumbra la tierra. (Se repite una vez.) El tapacamino encuentra la claridad.

la puesta del sol

nña jaw

El sol sol se oculta y se apaga. El sol sol se oculta y se apaga. Siempre repitiéndose. Siempre repitiéndose. Siempre repitiéndose, repitiéndose.

la madrugada

bitchkware media noche

Llega la claridad del alba y yo me voy. Me voy cargando la claridad. (Se repite cinco veces.)

tiñab xub luy

La oscuridad nos envuelve. Se ha escapado la luz: oscuridad. (Se repite veinticuatro veces.)

primer cántico del gallo

jama mi xibo

El primer gallo, su primer lloro el primer lloriqueo, el primero. (Se repite cuatro veces.) El primer primer primer primer primer gallo, su primer lloro.

Fuente: Alonso Vidal, Los testimonios de la llamarada. Cantos y poemas indígenas del noroeste de México y de Arizona, Hermosillo: Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Sonora, 1997, pp. 22-24. ~

GABRIEL ZAID es poeta y ensayista. Su libro más reciente es El poder corrompe (Debate, 2019).

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Anne-Marie Thiesse

l LA FABRIQUE DE L’ÉCRIVAIN NATIONAL. ENTRE LITTÉRATURE ET POLITIQUE

Jazmina Barrera l

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LINEA NIGRA

George Packer

l NUESTRO HOMBRE: RICHARD HOLBROOKE Y EL FIN DEL SIGLO AMERICANO

ENSAYO

Se fabrican escritores nacionales

Anne-Marie Thiesse LA FABRIQUE DE L’ÉCRIVAIN NATIONAL. ENTRE LITTÉRATURE ET POLITIQUE París, Gallimard, 2019, 448 pp.

Hernán Bravo Varela LA DOCUMENTACIÓN DE LOS PROCESOS

l

Annie Ernaux l

EL LUGAR

LIBRO DEL MES

Joseph Roth

l AÑOS DE HOTEL. POSTALES DE LA EUROPA DE ENTREGUERRAS

CHRISTOPHER DOMÍNGUEZ MICHAEL

Aunque carece de la originalidad precursora de obras anteriores como La coronación del escritor (1973), de Paul Bénichou, o La República mundial de las Letras (1999), de Pascale Casanova, La fabrique de l’écrivain national, de AnneMarie Thiesse, es un compendio muy útil para averiguar cómo los escritores medievales, tenidos por copistas o copleros, se transformaron, gracias al nacimiento de las naciones, en las encarnaciones de su espíritu e, incluso, a veces fueron inventados para fortalecer su pretendida identidad. Es de sobra conocido el caso de James Macpherson (1736-1796), quien se inventó al bardo gaélico

Ossian, engañando a media Europa (J. G. Herder, Goethe, lord Byron y Napoleón) pero no al doctor Samuel Johnson, quien dictaminó que aquel nuevo Homero en realidad era el resultado de la hábil recreación de antiguas leyendas por una pluma distinguida y ambiciosa, la de Macpherson. Sin necesidad de recurrir a la impostura autoral, las oleadas que multiplicaron las naciones en el planeta (1776, 1821, 1848, 1918, 1950, 1989, 1991) recurrieron, antes o después, a la recuperación de una canción de gesta que fuese la médula de la nueva nación, siendo el caso más estudiado la Kalevala finlandesa, recopilada a lo largo del siglo xix, inspiración de muchas otras sagas. A la recolección de esos cantares, según explica Thiesse, se agregó, de manera paralela, el nacimiento del escritor nacional capaz de encarnar a su patria. Si Homero es colectivo y responde al demos, ese nuevo tipo de demiurgo se debe al ethos y disuelve la querella de los antiguos contra los modernos. Esa dualidad tormentosa fue, por ejemplo, muy problemática para los franceses, porque si la Francia del Gran Siglo y de la Ilustración encarnaba a la universalidad, ¿cómo podía entregarse al nacionalismo sin dispararse un tiro en el pie? El vizconde de Chateaubriand lo resolvió rescatando al cristianismo del estado comatoso en que lo habían dejado la Revolución y el Terror, mientras Victor Hugo abrazó el humanitarismo del siglo xix. Ambos casos no hicieron mella en una derecha antirromántica creyente de que, abandonando su clasicismo, la civilización francesa renunciaba a sí misma. Y cuando el romanticismo heredó el respeto por las lenguas regionales, ello resultó intolerable para el centralismo parisino y sus academias, las cuales tomaron como una afrenta


el Premio Nobel concedido en 1904 al poeta Frédéric Mistral, promotor de la lengua occitana o provenzal. Mediante “la innovación retrógrada” acuñada por Abel Villemain, a quien Thiesse no cita, el proceso de modernización de la literatura requiere de los antiguos (incluso si se localizaban en el medievo). Walter Scott no solo modeló la figura patricia del escritor nacional (y del empresario editorial), sino inventó a la novela como el medio privilegiado para que este se expresase y la vanguardia misma hubo de doblegarse al nacer los totalitarismos del siglo xx: un Filippo Marinetti, futurista que llamaba a la destrucción de todo pasado cultural, aceptó la consigna mussoliniana de asociar al fascismo con el imperio romano. Pese a los precedentes de Dante y Shakespeare (del cual “el espíritu germánico” pretendió adueñarse por las buenas y por las malas), sin novela nacional y popular, leído por una ciudadanía decimonónica crecientemente alfabetizada y encabezada por las mujeres, no hay “escritor nacional” que valga. Sin Los novios (1842), del afrancesado Alessandro Manzoni, la unidad italiana habría tomado otro tenor lingüístico. Y no hubiera sido compuesto en su honor el Requiem, de Giuseppe Verdi. Como lo muestra, didáctica, Thiesse, la globalización no ha resuelto el problema de las literaturas nacionales y de sus escritores: la justicia israelí dictaminó, contra las herederas de Max Brod, su albacea, que el archivo de Franz Kafka le pertenecía, aunque el autor en lengua alemana de El proceso haya sido un judío ambiguo ante el sionismo y muriese como ciudadano de Checoslovaquia, antes de la existencia del Estado de Israel. Las literaturas nacionales africanas, nacidas

después de la Segunda Guerra, fracasaron –las más– en hacerse de una lengua nativa de uso literario, utilizando el francés y el inglés de sus colonizadores, lo cual volvió anacrónico el apotegma de Herder: la literatura nacional resulta de la suma de lengua + territorio. Ello no ha impedido que la escritura de historias de la literatura nacional sea, desde el siglo xix, un hábito académico y una necesidad patriótica. En casos excepcionales, como el del hebreo, se dice en La fabrique de l’écrivain national, hubo de realizarse la hazaña de crear primero una lengua nacional antes de que tuviese un hogar y, desde luego, una historia literaria. Los hispanoamericanos –pero también, se olvida, los estadounidenses–, no pudiendo sino apoderarse del español y del inglés, se sirvieron de las fantasías de la identidad nacional para distanciarse del Reino Unido y de España. Casos como el de Jicotencal (1826), la novela histórica sobre el héroe tlaxcalteca atribuida a José María Heredia, se multiplicaron en las nuevas naciones, agrego yo como nota al pie de La fabrique de l’écrivain national. Mientras que en el continente americano a nadie le ha parecido sensato –salvo durante 1940-1945 cuando la Europa libre parecía colapsarse– dibujar un perfil de la literatura del Nuevo Mundo contra la del Viejo, actualmente los africanos discuten con vigor si puede hablarse, en general, de una literatura africana, pese a la diversidad de sus lenguas, cuya naturaleza la definiría más allá de la descontinuada negritud. El culto al escritor nacional revaloró los manuscritos, inauguró museos donde nacieron o murieron esos héroes laicos o santos culturales, y sigue dando como resultado la erección de estatuas y monumentos, festivales literarios y recorridos

turísticos. Los totalitarismos deformaron vidas enteras, como la de Lu Xun, convertido de manera póstuma y equívoca en símbolo de la China comunista, mientras que la ambigüedad de Máxim Gorki en la urss y de Gottfried Benn en la Alemania nazi les salió cara, a ellos y a sus lectores: el primero, antibolchevique, se hizo del rogar para sumarse a la dictadura de Stalin y convertirse en gurú del realismo socialista hasta morir, acaso, envenenado; el poeta expresionista alemán pagó su inicial entusiasmo por la esvástica con un amargo arrepentimiento que lo condujo a un campo de concentración. Naturalmente, querellas y guerras hicieron del escritor nacional enemigo, un mártir. Émile Zola fue la bestia negra de los antisemitas y también, probablemente, lo mataron, cerrando el tiro de su chimenea para asfixiarlo. Antes de su exilio, los nacionalsocialistas planearon

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asesinar a Thomas Mann y “grandes” escritores soviéticos, verdaderos o falsos, cayeron de la gracia del Partido y fueron liquidados durante el Gran Terror o calumniados sin miramientos, como André Gide al regresar decepcionado de la urss en 1936. Pero no solo las dictaduras movilizaron a los escritores. F. D. Roosevelt empleó a centenares de escritores como parte del esfuerzo bélico propagandístico de los Estados Unidos, desmintiendo la imagen dada por Jean-Paul Sartre del “escritor americano” como un tipo de la calle ajeno a las comodidades pequeñoburguesas del letrado francés. Y con Sartre, verdadera paradoja del escritor nacional durante el siglo xx, hemos topado. Quien se orinase de joven en la tumba de Chateaubriand, su ilustre precursor, tuvo en 1980 un cortejo fúnebre majestuoso, como el de Hugo casi cien años atrás, en contraste con el desolado entierro de otro escritor nacional, Pablo Neruda, días después del golpe militar de 1973. Sartre rechazó el Premio Nobel –la más alta consagración internacional para una nación literaria– y sus restos nunca fueron llevados al Panteón donde descansan André Malraux (hace una década la familia le negó la autorización al presidente Sarkozy para inhumar allí a Albert Camus) y los filósofos empelucados del siglo xviii. Su verdadera “panteonización”, concluye Anne-Marie Thiesse, fue la célebre respuesta de Charles de Gaulle. Interrogado sobre la beligerancia política del filósofo existencialista ante la guerra de Argelia, el general respondió: “No se puede meter a Voltaire en prisión.” Luis XV, por cierto, ordenó en 1734 la detención de Voltaire ultrajado por las Cartas filosóficas. El general

De Gaulle no podía darse ese lujo experimento “sin compromisos ni porque Sartre era, le gustase o no, el clímax ni tramas ni extensiones”, pero, sin querer, terminó contando escritor nacional. ~ un relato: “El embarazo es transforCHRISTOPHER DOMÍNGUEZ MICHAEL mación en el tiempo, es cuenta regrees escritor y crítico literario. El año siva, y en eso, quiera o no, hay trama, pasado publicó Historia mínima de la hay relato.” Sin embargo, el libro literatura mexicana del siglo xix bajo el sello de El Colegio de México. escapa de la etiqueta de novela porque nada de lo que cuenta es ficción: los miedos, las angustias y los dolores son reales, aunque la sociedad haya ENSAYO intentado ocultarlos. Desde hace algunos años, la Maternidad narrativa mexicana ha mostrado un y escritura creciente interés por los claroscuros Jazmina Barrera de la maternidad. Linea nigra puede LINEA NIGRA México, Almadía, 2020, ponerse en el librero junto a El matri168 pp. monio de los peces rojos, de Guadalupe Nettel, y Casas vacías, de Brenda Navarro. Los tres libros cuestionan los roles femeninos y los motiva el deseo de dejar atrás las edulcoradas KARLA SÁNCHEZ imágenes de las madres abnegadas. Uno de los consejos que brinda la Sin embargo, su genealogía literaguía del embarazo más vendida, Qué ria podría rastrearse en otras latituse puede esperar cuando se está esperando, des y épocas. Rosario Castellanos, es escribir un diario para documen- Margaret Atwood, Maggie Nelson, tar todo lo que pasa por la mente y el Alice Munro, Marie Darrieussecq, cuerpo de la futura madre. Es tan tri- entre muchas otras que Barrera enlisllado, dice Jazmina Barrera, que cuan- ta al final de su libro, han explorado do su pareja le recomienda que escri- las facetas agridulces de la materniba las cosas que le pasan para no olvi- dad y han tratado de sacar de la oscudarlas le da pena admitir que ya ha ridad esta etapa que sigue rodeada empezado su propio diario. Linea de mitos. Barrera establece un diálonigra cuenta las transformaciones go con ellas y en algunos momentos que su cuerpo –como la línea verti- le sorprende que sus temores y descal que atraviesa su abdomen y que cubrimientos ya hayan sido descritos da nombre a este libro– y vida expe- por otra persona. Es “imposible ser rimentan desde la gestación hasta el original”, reconoce, “somos tantas y destete de su hijo Silvestre. tantas, y nuestras experiencias tienen A medio camino entre el ensayo, todo en común, muchísimas diferenla crónica y las memorias, Barrera va cias, y a la vez todo en común”. No urdiendo sus pensamientos y emo- le parece algo negativo que las conciones sobre el embarazo, el parto fesiones maternales se hayan puesy la crianza con lo que sucede en to de moda porque no hay suficiente el mundo –temblores y eclipses– literatura sobre el tema: “Quiero que y su mundo –la enfermedad de su sobren los libros, que los haya buenos madre y el proceso de escritura de un y malos. Quiero un canon, una tradilibro por el que le concedieron una ción. Y también una ruptura, libros beca–. Barrera quería escribir un en contra del canon”, afirma. Linea


nigra forma parte de la tradición y a la vez escapa del cliché al ofrecer, junto con las reflexiones sobre la maternidad, una aproximación al proceso de escritura. El relato fragmentario es el recurso que Barrera emplea para capturar la manera en que fluyen sus pensamientos durante el embarazo y el posparto. No por una falta de atención –aunque en cierto momento la escritora describe con humor que tiene cerebro de placenta porque confundió la tetera eléctrica con una normal y la quemó en la estufa– sino debido a las constantes interrupciones por parte del mundo exterior y del interior. Siempre hay algo más importante que la escritura: las consultas con el ginecólogo, los malestares, las listas de compras de los objetos que necesita el bebé y el propio bebé. Lo desafiante no es escribir durante el embarazo mientras se lucha contra la somnolencia y las náuseas, sino después del parto cuando se está aprendiendo a ser madre y la sociedad espera que ponga su vida en pausa para dedicarse al cuidado y la crianza de su hijo. Ser madre y escritora sigue siendo objeto de asombro, pero si un hombre es padre y escritor no hay un interés particular en saber cómo compagina sus actividades. “Los bebés se comen los manuscritos”, recuerda que dice Ursula K. Le Guin, mas Barrera agrega “pero escupen fragmentos que pueden ser unidos después”. Contra todo pronóstico, la ensayista se mantiene firme en su propósito de seguir escribiendo después de dar a luz, tanto el libro por el que le concedieron una beca como este otro que escribe en su celular mientras amamanta a Silvestre. Su acto defiende el derecho de las madres a ser independientes y a tener el control de sus vidas. Esta idea atraviesa Linea nigra

y se refuerza cuando, a partir de un ensayo de Natalia Ginzburg, Barrera se pronuncia a favor de la despenalización del aborto y de que las mujeres decidan sobre sus cuerpos. El desgaste físico y emocional solamente puede tolerarse si la maternidad es deseada. Como quedó manifiesto en Cuerpo extraño (2013) y en Cuaderno de faros (2017), los libros de Barrera son las bitácoras de sus obsesiones. En aquellos entonces eran los pliegues de su anatomía y los faros, ahora son las madres y sus cuerpos. Esta búsqueda de ecos de su propia experiencia la lleva al mundo del arte. Hija de la pintora abstracta Teresa Velázquez, no es de extrañar que tenga interés en las pinturas, esculturas y fotografías de Frida Kahlo, Marlene Dumas, Catherine Opie y Marie Louise Élisabeth Vigée Lebrun, en las cuales el cuerpo de las mujeres se expone sin tapujos y la maternidad no es retratada de manera apacible. A propósito de estas indagaciones pictóricas, Barrera cuenta la historia de un personaje fascinante: Luz Jiménez, la indígena náhuatl que posó para Orozco y Rivera y a quien Modotti retrató mientras amamantaba a su hija Conchita. Jiménez aparece en varias ocasiones dentro del diario para destacar la intensidad del vínculo corporal y emocional que hay entre la madre y su hijo. De manera paralela a su rastreo por la literatura y el arte de la maternidad, transcurren múltiples eventos que Barrera registra en su diario. En la planeación de su libro, confiesa la autora, el arco narrativo iba de la gestación al destete y no contemplaba el cáncer de su madre ni los terremotos que en 2017 derrumbaron varios edificios en la Ciudad de México. Una vez más, la realidad dolorosa y cruel interrumpe su relato.

Linea nigra no es otro libro más sobre maternidad. Aquí no hay consejos ni lecciones, pero sí un acompañamiento. Es, en palabras de su autora, un libro microquimérico porque “está hecho de los otros”. Yo agregaría que también por las otras, por las que Barrera leyó y le hicieron sentir menos sola durante su travesía, pero al mismo tiempo por aquellas que están viviendo sus propias transformaciones y las están tratando de dotar de sentido. ~ KARLA SÁNCHEZ estudió literatura latinoamericana en la Universidad Iberoamericana y es secretaria de redacción de Letras Libres.

BIOGRAFÍA

Casi un gran hombre

George Packer NUESTRO HOMBRE: RICHARD HOLBROOKE Y EL FIN DEL SIGLO AMERICANO Traducción de Inga Pellisa y Miguel Marqués Barcelona, Debate, 2020, 664 pp.

DAVID MEJÍA

Tras el éxito de El desmoronamiento. Treinta años de declive americano (2013), el ensayista y novelista George Packer regresa con una imponente biografía de Richard Holbrooke, uno de los diplomáticos más influyentes de la historia reciente de Estados Unidos. A lo largo de más de seiscientas páginas, Packer traza el retrato en movimiento de un hombre singular, y guía al lector en un viaje fascinante por cincuenta años de diplomacia americana (1960-2010). Packer despliega un gran talento narrativo para articular una obra que funciona al tiempo como una semblanza personal –que se adentra en los rincones íntimos de un hombre ambicioso y

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excesivo–, una disección del poder político y una detallada crónica de los conflictos diplomáticos que marcaron a varias generaciones. Nacido en Nueva York, hijo de refugiados judíos, Richard Charles Albert Holbrooke aspiró desde muy joven a adquirir notoriedad y a consolidarse en el establishment wasp. No obstante, su historia no es la de un héroe, sino la de un hombre que casi llegó a serlo. En palabras de Packer, Holbrooke fue “casi un gran hombre”: nunca alcanzó el puesto de secretario de Estado –máximo responsable de la política exterior– que anheló desde que ingresó en el servicio exterior con poco más de veinte años. La tesis de Packer es que Holbrooke fue víctima de su difícil personalidad, la misma que, por otra parte, lo dotó del arrojo y ambición que le hicieron llegar hasta donde llegó. Packer mantuvo una relación cercana con Holbrooke hasta su fallecimiento en 2010, cuando este trabajaba a las órdenes de la secretaria de Estado Hillary Clinton, como representante para Afganistán y Pakistán, y ha tenido acceso a los diarios íntimos y correspondencia personal de Holbrooke, así como a centenares de entrevistas concedidas a lo largo de varias décadas. Sin embargo, su cercanía con Holbrooke no le impide ofrecer un retrato honesto y descarnado ni convertirlo en el epítome de la hegemonía decadente de su país: “No fue una edad de oro, pues se cometieron estupideces y se hicieron cosas mal, pero la echo de menos: lo mejor de nosotros fue inseparable de lo peor.” El lector advierte pronto que Packer no aspira a la neutralidad: añora la época que ha quedado atrás, y el libro desprende ese aroma anglonacionalista, tibio y nostálgico, que ya es una seña inequívoca de nuestro tiempo.

Packer entona un canto insigne para despedir (y redimir) una era y a sus protagonistas. La estructura de Nuestro hombre sigue la trayectoria profesional de Holbrooke: Vietnam, Bosnia, Afganistán. Es de agradecer que al comienzo de cada apartado el autor ofrezca una introducción histórica, precisa y clarificadora, de cada conflicto. Y no es casualidad que en todos ellos, pese a sus evidentes diferencias, esté presente el mismo dilema moral: el interés nacional frente a los derechos humanos; una dicotomía, todavía irresuelta, que inquietó a Holbrooke. La obra comienza con su llegada como oficial del servicio exterior a Saigón en 1963 y concluye con su súbita muerte en 2010 en un hospital de Washington D. C. Entre Vietnam y Afganistán hallamos la cima de su éxito diplomático: los acuerdos de Dayton de 1995, que orientaron el fin de la guerra de Bosnia, y en los que Holbrooke tuvo gran protagonismo. Packer ve en su mediación en los Balcanes su mayor momento de gloria. A su juicio, Estados Unidos interviene, ante el silencio de Europa, para ejercer un liderazgo que algunos consideraban perdido. Corrían los años noventa, momento en que Holbrooke y Estados Unidos tocaron techo antes de empezar a decaer. Algunas de las páginas más fascinantes del libro son las que diseccionan la personalidad de Holbrooke, sus conflictos como amante, como marido –se casó tres veces– y como padre. Una vez más, en su temperamento encontramos la causa tanto de sus éxitos como de sus frustraciones, y Packer retrata inmisericordemente esta personalidad, enfatizando su voracidad política, sexual y hasta gastronómica. Fue un padre ausente y un marido desatento, incluso para los estándares de su

época. Muchos de sus amigos y compañeros se distanciaron de él, tal es el caso de Anthony Lake –a quien conoció en Vietnam y fue después asesor de seguridad nacional– o de Warren Christopher, secretario de Estado con Bill Clinton. Holbrooke nunca fue capaz de mantener una relación de amistad desinteresada y, sin embargo, su funeral congregó a miles de personas. Nuestro hombre debe leerse como una novela: sin miedo y dejándose guiar por la embaucadora prosa de Packer a través las complejas guerras de poder estadounidense y los rincones más personales de un hombre perturbador. Es una precisa disección de la ambición política, pero también el testimonio vivo de cómo la autoestima de una nación se erosiona lentamente al sentirse cada vez más prescindible. La historia de Holbrooke es una manera excelente de adentrarse en la enmarañada política exterior de Estados Unidos de las últimas décadas porque, como dice Packer, era “nuestro hombre”: todas sus contradicciones, su idealismo y egolatría, definían también a los Estados Unidos. ~ DAVID MEJÍA es licenciado en filosofía y teoría de la literatura y teaching fellow en Columbia. Es columnista de The Objective.

@letras_ libres


POESÍA

La memoria como pulso

Hernán Bravo Varela LA DOCUMENTACIÓN DE LOS PROCESOS Ciudad de México, Ediciones Era, 2019, 64 pp.

CRUZ FLORES

Un hombre sentado en medio del desierto revisa su propia vida. No percibe la diferencia entre presente, pasado y futuro: los recuerdos y el porvenir giran alrededor de él simultáneamente, se traspasan, se combinan, aunque nunca deja de suceder lo mismo. Cada acción conlleva una reacción, pero es difícil precisar qué sucede primero y qué después: acaso todo orden sea ilusorio. Este hombre es Dr. Manhattan en la novela gráfica Watchmen (1987) de Alan Moore y Dave Gibbons, y su omnisciencia privada (solo puede ver los fragmentos de su propia historia) nos recuerda que cada línea es una sucesión de puntos, que el presente está condicionado por los acontecimientos que lo rodean. En el predicamento de este personaje podríamos localizar una de las grandes ambiciones de la literatura, y sobre todo de la poesía: escribir un presente desde la capacidad reflexiva de la memoria conservando, al mismo tiempo, la urgencia del impulso que nos ha llevado a esto. La documentación de los procesos, de Hernán Bravo Varela, exhibe esta ambición al diseccionar un conjunto de experiencias por medio de la escritura. El resultado no dista mucho de la percepción fragmentada del Dr. Manhattan, pues el libro se

pasea en diferentes temporalidades, voces distintas y situaciones contrastantes para generar una estructura no lineal, donde constructos imperantes en los libros de poesía mexicana reciente (con vocación de narrativa) como “principio”, “desarrollo” y “desenlace” quedan suspendidos en un mar de indeterminación, dentro del cual se pueden distinguir situaciones de erotismo, de nostalgia y de contemplación naturalista moduladas por un verso libre, a veces telegráfico o entrecortado, que parecen negar sus propias resoluciones. Nos muestra, en diferentes momentos, un recuento de la juventud, la historia de un vínculo amoroso equívoco, y el proceso de una enfermedad; su estructura, sin embargo, impide que se trate de algo específicamente: siendo que se propone a sí mismo como “documentación”, el poemario utiliza los lugares de la experiencia como móviles para generar una reflexión sobre la escritura misma, sus espacios y la imposibilidad de fijar en ella “lo real”. Partiendo del postulado del arte contemporáneo en el cual los materiales no contienen la obra, sino que esta consiste en todo su proceso de creación, aquí la experiencia funciona como un móvil para fijarse en las estructuras, en lo intersticial, como el verdadero motivo de la escritura poética. Este poemario pertenece a una estirpe de libros que buscan problematizar la escritura desde sí misma, y los recursos que utiliza remiten a Wallace Stevens (por abordar un objeto desde todos los ángulos posibles), a Olvido García Valdés (por integrar el discurso teórico con la intensidad lírica), a Gerardo Deniz (por su concepción del poema como espacio de juego) y, someramente, a David Huerta, cuya influencia en la prosodia de Bravo Varela, así como en su construcción de imágenes, es

innegable. También recuerda a Marosa di Giorgio, cuya atención a la imagen y a la memoria, así como el pulso de su verso, se filtran en varios momentos. La reunión de estas voces en la poesía de Bravo Varela, puestas en el contexto de la práctica curatorial a la que alude el título, sirve como móvil para la pregunta eje del libro: ¿qué distingue al poema del proceso de su escritura? Todas estas características abundan, al mismo tiempo que generan variaciones, sobre las propuestas que exhibe la obra anterior de Bravo Varela. Si en Hasta aquí (2014) el poeta separaba los dos horizontes de su práctica, el lirismo formalista y la reflexión teórica, en poemas y juguetonas “notas explicativas” de los mismos, La documentación de los procesos parece bordear su afluente ensayístico: en lugar de explicarse a sí mismo, de marcar algún propósito o caudal para lo que nos presenta, el libro exige que nos involucremos con el contenido, que indaguemos las relaciones entre cada imagen y construyamos sus significados posibles desde nuestra intimidad lectora. Esto se presenta desde el epígrafe de Juan Rodolfo Wilcock, sustraído de La sinagoga de los iconoclastas, donde ofrece que “estos juegos [...] consisten en describir el aspecto de un objeto, referir un acontecimiento, comentarlo, formular hipótesis [...]”; por lo tanto, los “juegos” poéticos que proceden al epígrafe deben ser leídos en tanto esbozos, formas de abordar una experiencia que nunca podrá encontrarse dentro de los poemas, sino que solamente corresponde a nuestra lectura de los mismos. Donde Wallace Stevens dijo “No puedo convocar un mundo entero, / no obstante lo remiendo como puedo”, Bravo Varela niega incluso la posibilidad de remendarlo, porque es imposible resolver la distancia entre el poema

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LIBROS

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y su detonante en la experiencia: “Entonces, aunque no haga falta ni sentido, / sabremos que hubo algo. Antes.” Vistos como trace derridiana o como puntas de un iceberg, los poemas desafían la interpretación. Por su estructura formal y la disposición de elementos que lo conforman, La documentación de los procesos da para mucho en calidad de objeto de estudio: es una obra poliédrica por necesidad, cuya hechura indeterminada permite una gran variedad de salidas, de lecturas y de posibilidades para un lector entrenado, sea en la academia literaria, en la historia del arte o en el estudio de lo retórico. Sin embargo, esto conlleva un gran riesgo para los poemas que contiene. A lo largo de sus páginas, el libro presenta secciones memorables, como el poema de la página 16, que refiere a un cuerpo danzante con precisión y cadencia desde el inicio hasta el final de un movimiento, o el de la 45, que yuxtapone a la naturaleza en forma de una paloma con la tensión de un cuerpo sufriente. Sin embargo, la intensidad de escritos como estos se ve interrumpida por momentos en que el propósito de la obra gana sobre su ejecución, como en las páginas 38 y 39, al centro del libro, donde se encuentran varios discursos (el viaje de los amantes, la naturaleza cristalizada en aves, las imágenes católicas) en una escritura críptica que parece apuntar hacia algo, pero se detiene antes de decirlo. Como levantando una piedra sin lanzarla, el poemario bordea sus momentos más intensos con otros que parecieran servir como atenuantes, formas de evitar la concentración temática. El mismo autor parece estar consciente de ello: en la página 36 leemos: “Por qué / mi intimidad es tan cuidadosa / que la tengo en mi vestidor junto con los ahorros, / los álbumes y el testamento.”

Si la poesía, como todo en el lenguaje, es eco, marca de algo que no está, La documentación de los procesos da testimonio, a fin de cuentas, de la tensión entre querer y no querer decir. Ciertamente evita los lugares comunes, el pathos al que es fácil acudir para generar golpes de efecto, y la agotadora búsqueda de “claridad” que exige una cultura literaria dependiente de estímulos y premios; pero también interrumpe su propósito, al presentar versos como callejones sin salida que no sostienen la unidad formal de la obra, y poemas como el de la página 46 (“¿Qué con la piedra, perro?”), que atentan contra la solidez de la propuesta del libro al no corresponder con alguno de los tres núcleos a los que recurre continuamente. Si, tomando el ejemplo del Dr. Manhattan, la existencia se concibe como una continuidad cerrada, aunque infinita por la cantidad de minucias que se pueden sustraer de cada vivencia, el libro de Bravo Varela no termina de exprimir los espacios de memoria a los que alude. Pierde la concentración en numerosas ocasiones, favoreciendo imágenes laberínticas que se perciben colocadas para aumentar la impresión de no linealidad y de exploración en el texto, lo que provoca momentos distantes y fríos. A pesar de esto, el libro aborda un reto particular para nuestra literatura: ¿es posible escribir un libro que funcione teóricamente sin la necesidad de “teorizar” en el mismo?, ¿cómo ir en búsqueda de “la experiencia poética” sin caer en lugares comunes, espacios desgastados y recursos formales que solo reciclan el discurso?, y, a fin de cuentas, ¿qué sacamos de nosotros mismos al escribir? La documentación de los procesos, en fin, marca una nueva etapa para el oriundo de la Ciudad de México.

A lo largo de su obra como poeta, ensayista y traductor, trasluce una búsqueda de las intensidades del lenguaje, de sus límites, de los espacios parentéticos donde algo significa una cosa o la otra. Sin embargo, su trabajo lírico siempre ha desembocado en una vertiente más bien ensayística: abundar en guiños, vueltas referenciales y juegos epigramáticos, que otorga una textura muy especial a su trabajo, también sirve como una forma de distanciamiento no siempre efectiva. Celebro que este nuevo libro indique una voluntad por complejizar las estrategias textuales que abundan en la ya vasta obra del escritor, al abandonar el juego metatextual en pos de la compresión y el sujeto lírico indeterminado. Quizás al mirar más de cerca, al incluir un yo más firme en la documentación de su proceso, Hernán Bravo Varela podría llegar a conclusiones nuevas y estimulantes. ~ CRUZ FLORES (Naucalpan, 1994) escribe poemas y ensayos. Fue becario de la flm (2018) y actualmente lo es del Fonca (2019-2020) en el área de poesía.

MEMORIA

El rostro del padre

Annie Ernaux EL LUGAR Traducción de Nahir Gutiérrez Barcelona, Tusquets, 2020, 112 pp.

ALOMA RODRÍGUEZ

En 1967, Annie Ernaux (Lillebonne, 1940) era todavía una escritora secreta. Faltaban siete años para que publicara su primera novela, Los armarios vacíos, a la que siguieron Ce qu’ils disent ou rien (1977), La mujer helada (1981) y


El lugar (1983), donde da con lo que será parte de su huella: un estilo áspero que no nace de la literatura, sino que es un recuerdo de la manera en que escribía las cartas a sus padres. En 1967 Ernaux, que estaba casada y tenía un hijo, aprobó el examen práctico de aptitud pedagógica. Era el certificado de acceso a otra vida y a otra clase: era la confirmación oficial de que se convertía en burguesa. Era el certificado oficial, también, de lo que ella sentía como una traición a su padre, que murió dos meses después de que ese examen tuviera lugar en Lyon. Así empieza El lugar, que se abre con una cita de Jean Genet: “Se me ocurre una explicación: escribir es el último recurso cuando se ha traicionado.” El padre murió en la cama, hubo un velatorio y un funeral y gente que dio el pésame. Ernaux vuelve a su vida en tren con su hijo, viajan en primera, y ella piensa: “Ahora sí que soy una auténtica burguesa” y “Es demasiado tarde.” El lugar es un libro breve e implacable que funciona como retrato del padre, como intento de atrapar una vida que ya no está, y también pretende explicar la naturaleza esencialmente dialéctica entre ese padre y su única hija. Al mismo tiempo, es el relato de cómo se construye el libro, de cómo se va buscando a sí mismo. Escribe Ernaux: “Poco después me doy cuenta de que la novela es imposible. Para contar una vida sometida por la necesidad no tengo derecho a tomar, de entrada, partido por el arte, ni a intentar hacer algo ‘apasionante’, ‘conmovedor’. Reuniré las palabras, los gestos, los gustos de mi padre, los hechos importantes en su vida, todas las señales objetivas de una existencia que yo también compartí. Nada de poesía del recuerdo, nada de alegre regocijo. Escribir de una forma llana es lo que me resulta

natural, es como les escribía en otro tiempo a mis padres para contarles las noticias más importantes.” El lugar cuenta cómo el padre dedicó todos sus esfuerzos a un ascenso social que se verá cumplido en su hija –él, que logra ya un primer avance, de campesino a obrero, primero trabajando en una fábrica donde conocer a su mujer, y luego dueño de su pequeño comercio: un bar-tienda–. Él lo fía todo a ese cambio de clase. Su hija será una burguesa por su posición socioeconómica, pero también por sus conocimientos. La manera de lograr el ascenso social se produce por los estudios y eso también la alejará de su padre, que temía todo lo que le recordaba su condición de obrero, y eso incluía a las palabras. La única lengua de los abuelos paternos de Ernaux había sido el patois. El padre de su padre nunca aprendió a leer ni a escribir. “Para mi padre, el patois era algo viejo y feo, un signo de inferioridad. Estaba orgulloso de haberse desembarazado de él en parte, incluso si su francés no era perfecto, era francés.” Las palabras de su padre son importantes, dice Ernaux: “esas palabras y esas frases dibujan los límites y el color del mundo donde vivió mi padre, donde también viví yo. Y donde jamás se tomaba una palabra por otra”. Al mismo tiempo, el padre era alegre, hacía bromas con las clientas del bar, tenía un huerto y era casi servicial con las amigas de su hija que acudían a pasar un fin de semana. Hay un momento que recupera el libro y que resulta especialmente enternecedor. Ella ya casada va a verlos y le lleva un regalo a su padre: “Un frasco de aftershave. Apuro, risas, ¿y esto para qué sirve? Después: ‘Voy a oler como una fulana.’ Pero promete ponérselo.” Al final del libro recupera otros momentos entre la nostalgia y la decepción: cuando la lle-

vaba en bici a la escuela o la única tarde en que fueron a la biblioteca. El lugar es un libro corto que contiene muchas capas e hilos de los que tirar: la historia del padre condensa la historia del país y del paso de un mundo rural y agrícola a otro industrial y urbano. Contiene la historia de las dos guerras, demasiado mayor para acudir al frente en la segunda; demasiado joven en la primera. Con este libro Ernaux entra ya de lleno en lo que desde entonces ha ido consolidando como su proyecto: contar libro a libro la historia de Francia a través de la historia de una vida particular, en este caso, la suya, porque es la que mejor conoce. Esa ambición se ve claramente en Los años, que publicó en 2008 y Cabaret Voltaire reeditó hace unos meses con una nueva traducción. Como en muchos de sus libros, en El lugar está incorporada la propia escritura del libro y también la reflexión sobre el valor de la escritura: “Han pasado varios meses desde que, en noviembre, empecé este relato. Me ha llevado mucho tiempo porque poner al día hechos olvidados no me resultaba tan fácil como inventar. La memoria se resiste. No podía contar con los recuerdos que me trajeran el chirriar de la campanilla de una tienda vieja o el olor del melón demasiado maduro, porque en esas cosas solo me encuentro a mí misma; y mis vacaciones de verano en Y...; el color del cielo, el reflejo de los álamos en las aguas del cercano Oise no tenían nada que enseñarme. Es en la manera en que la gente se sienta y se aburre en las salas de espera, se dirige a sus hijos o se dice adiós en los andenes de las estaciones donde he buscado el rostro de mi padre.” ~ ALOMA RODRÍGUEZ es escritora y miembro de la redacción de Letras Libres.

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LIBRO DEL MES PERIODISMO Joseph Roth AÑOS DE HOTEL. POSTALES DE LA EUROPA DE ENTREGUERRAS Selección de Michael Hofmann, traducción de Miguel Sáenz Barcelona, Acantilado, 2020, 320 pp.

LIBRO LIBROS DEL MES

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Roth, ligero de equipaje JUAN MALPARTIDA

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El escritor austriaco Joseph Roth (Brody, Galitzia, 1894-París, 1939) fue un tránsfuga, un exiliado desde la Primera Guerra Mundial que tuvo por patrias los hoteles, por los que llegó a tener un afecto hecho de observaciones y matices, de costumbres sostenidas por la profesionalidad en las que él veía también una dimensión humana entrañable. Roth vivió algo más de 44 años, marcados por la Primera Guerra Mundial, en la que vio desaparecer el Imperio austrohúngaro, añorado y elaborado como mito y al que dedicó tal vez su novela más perfecta, La marcha Radetzky. Roth fue periodista y narrador por igual, fiel en los dos géneros a una pulsión descriptiva con fuerte valor imaginativo y un gusto por la narración que, en ocasiones, como lo vio Robert Musil, entre otros, estaba tocado por la poesía. Él diría que si eso ocurría era sin que se diera cuenta. Fue, no también –como iba a escribir– sino al mismo tiempo y de manera inextricable a su vida, un bebedor, santo y profano, encantador y canalla. La bebida lo acompañó, en un grado creciente acentuado a partir de finales de los veinte, y en muchas ocasiones él acompañaba a la bebida. Años de hotel. Postales de la Europa de entreguerras, textos seleccionados por Michael Hofmann, reúne artículos y apuntes de viaje, crónicas políticas y de

ciudades, semblanzas de gente conocida y de figuras insoslayables para Roth, como eran los conserjes de hoteles que frecuentaba, los camareros y camareras, botones, patrones, es decir, este libro contiene buena parte de sus mejores cosas, que fueron a menudo artículos de prensa, descripciones de ciudades, observaciones sobre hechos y personas que solo gracias a su capacidad literaria hoy siguen viviendo. Roth fue un gran periodista porque era un gran escritor. Le gustaba viajar (lo hizo como corresponsal del Frankfurter Zeitung durante algunos años) y contar lo que veía, muchas veces de mundos desconocidos para él hasta ese momento. Muchos lo admiraron, tantos como lo envidiaron, porque era capaz de escribir de manera personal y brillante, además de inimitable. Era un prosista cuidadoso, pulcro, claro y, al mismo tiempo, inspirado. Poseedor de algo que los mejores le elogiaron en vida: su enorme y peculiar capacidad de observar. Pero por mucho que su realismo fuera intenso y amargo, nunca se supeditó a él si podía mejorar la realidad, es decir, si podía hacerla más real narrativamente. No era exactamente un mitómano, aunque podía mentir casi metódicamente, sino un fabulador al servicio de una buena historia. No le gustaban mucho los escritores pensadores, incluso los detestaba (como a Hermann Broch y Walter Benjamin), aunque era lector ocasional de filosofía. Él pensaba con personajes, anécdotas, actitudes. Tampoco sentía especial admiración por los literatos/literatos, como su amigo y benefactor Zweig, un liberal moderado en política y cuyo final fue trágico. Tenía algunas reservas con los escritores que eran para literatos, y en ese saco metía a Kafka. Su posición como judío también fue compleja, porque, era antisionista (no soportaba la mitología y teleología judías) e incluso tuvo coqueteos con el catolicismo, tal vez algo interesados, pero sin llegar a convertirse. No se bautizó, aunque dos curas católicos manipularon su entierro. En política, pasó de cierta ilusión socialdemócrata de juventud a un monarquismo que, en ocasiones, llegó a ser pintoresco y casi una invención de Roth. Por otro lado, fue el primero y el más lúcido en detectar el significado del nazismo, a diferencia de Karl Kraus, por ejemplo. Además, desde que Hitler llegó al poder pensó que había que declararle la guerra a Alemania, en una Francia que en buena medida, en el mundo intelectual, proclamaba que “mejor Hitler que Blum”. También fue crítico con el fascismo y con el comunismo, que emparentaba con el nacionalsocialismo. Era un hombre de una cultura


peculiar, de esas que solo trabajan para su convento, y ahí podía ser brillante como el que más. Pero, a diferencia de la mayoría de los escritores austriacos de su tiempo, fue ajeno a la música, aunque contó algunas veces que había sido segundo violinista de no sé qué orquesta... Al parecer nunca fue a un concierto. Tampoco amó el cine, porque le costaba seguir las historias. No le gustaban Freud y el psicoanálisis, y dijo que en realidad no creía que hubiera curado a nadie, pero que había logrado crear un personaje curioso sobre el que todo el mundo hablaba: Freud. De paso: Mircea Eliade pensaba casi lo mismo. Los artículos de viajes, las estampas y retratos, corresponden a un periodo en que Europa dio un número inmenso de obras notables y a veces geniales, en todos los géneros, desde el teatro a la novela y la poesía. Las décadas de los veinte y los treinta fueron caóticas, de gran escasez y falta de continuidad en los logros económicos y sociales, y en general fue un tiempo oscuro en la política europea. Hoy lo sabemos bien. Es el periodo en que fueron escritos no solo estos textos periodísticos de Roth sino también sus novelas. A diferencia de algunas de sus narraciones, no siempre sostenidas en su calidad, aquí encontramos historias perfectas, como la de “Rose Gentschow”. A veces Roth, que decía cuidarse de ser poeta escribiendo prosa, lo es a pesar suyo o tal vez sin querer confesarlo, como al final de “Dos jóvenes gitanas”. Roth podía escribir un artículo sobre el inicio de la Gran Guerra recordando ese verano de Sarajevo, cuando él era estudiante y fue a verlo una chica una tarde. “Llevaba en la mano un gran sombrero de paja amarillo y era como si hubiera venido a verme el verano, con el heno, los grillos y las amapolas.” Luego dice que “la chica era azul celeste”. El resto tiene que ver con la ciudad y su significado. Encontramos un pasaje extraordinario sobre las moscas en “Las maravillas de Astracán”. En otro orden, su fuerza para observar a los políticos (y gente no significativa) y para decir lo que pensaba se muestra con rotundidad en su visita a Albania en el texto “Con el presidente Ahmed Zogu”. El estilo de Roth está hecho de contrastes irónicos. Comienza así un artículo: “Albania es hermosa, desgraciada y, a pesar de su situación actual, aburrida.” Y termina: “La vida de los albaneses está deserotizada, el amor se ha degradado a virtud doméstica y un paseo es tan desalentador como la perspectiva del domingo.” Ya nadie escribe así una crónica, un artículo de periódico.

Varios de los textos que prefiero de este libro son los dedicados a los hoteles, verdaderos crisoles para Roth, que fue un hombre en fuga que siempre parecía parado. “Tal vez otros regresen a sus casas y al hogar, al encuentro de la mujer y los hijos, pero yo vuelvo a la luz del vestíbulo, a la camarera y al conserje.” Es un ciudadano del hotel, una plaza casi privada, ritual y estricta. Describe la inmovilidad del conserje, o sus movimientos exactos, medidos. Se admira de su quietud, a la espera del momento de acción, y nos hace ver que “se entrega a la absorta contemplación del aire”. En otros artículos describe al camarero anciano, al chef de cocina, “bajo su delantal blanco se curva su espaciosa y benevolente panza en la que cabría un segundo corazón especial”. Magnífico. Ama los cuartos de hoteles porque, curiosamente él, que aprecia como nadie el espesor de las costumbres y las cosas porque tienen memoria e historia, ve en ellos una ausencia de individualidad, de recuerdos. Percibe en la habitación de hotel una ascética honestidad. “Esta habitación no se engaña, ni me engaña a mí ni a nadie. Cuando le eche una última ojeada ya no será mi habitación. El día será largo porque no habrá melancolía para llenarlo.” Antes he dicho que pocos vieron tan pronto y con tal seguridad lo que se avecinaba con el nacionalsocialismo. Hay un artículo de julio de 1934 que contiene una visión lúcida y moralmente admirable. Ve una realidad que le fue ajena a Sartre cuando vivió en Berlín, una realidad que un hombre de la calaña de González Ruano exaltó en sus crónicas para la prensa de Madrid. “Ningún reportero está a la altura de un país donde, por primera vez desde la creación del mundo, se producen anomalías no solo físicas sino también metafísicas: monstruosos engendros infernales, lisiados que corren, incendiarios que se queman a sí mismos, fratricidas, diablos que se muerden la cola. Es el séptimo círculo del Infierno, cuya filial en la tierra se conoce con el nombre de Tercer Reich.” Roth animó a muchos amigos, judíos y no judíos, a que se pusieran a salvo en Londres o América. Tenía percepción de profeta. No se equivocó. Murió un poco antes de que la Segunda Guerra Mundial comenzara, algo que para él no habría sido ninguna sorpresa, no el que estallara sino todo su infierno. Pero nos dejó un pequeño paraíso, a un tiempo irónico y compasivo con la múltiple realidad. ~ JUAN MALPARTIDA es escritor y director de Cuadernos Hispanoamericanos. Su libro más reciente es Mi vecino Montaigne (Fórcola, 2020).

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LETRILLAS

CINE

Sunset Boulevard siete décadas después na mujer con expresión demente baja por una escalera. Su sentido de realidad sigue un trazo tan sinuoso como la FERNANDA herrería del baSOLÓRZANO randal. La observan decenas de reporteros, fotógrafos y policías que han invadido su casa. Alguna vez Norma Desmond fue una estrella de cine, pero en esta ocasión la acosan por haber cometido un crimen. Aun así, todos guardan silencio y la miran hipnotizados. Han comprendido que la actriz delira: se ha convencido a sí misma de que la multitud y las cámaras son parte del equipo de rodaje de la película que marcará su regreso. Al pie de la escalera, la espera su mayordomo, coautor de esa mentira. “Muy bien, señor

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De Mille. Estoy lista para mi close-up”, dice Desmond, confundiendo a su empleado con el famoso director de cine. Conforme se acerca a la cámara, el rostro de Desmond pierde foco. Se abandona a la locura, una opción que prefiere a vivir en el anonimato y en la grisura de la “mediana edad”. Con Sunset Boulevard (1950), el austriaco Billy Wilder logró algo contradictorio. Por un lado, pintó a la industria del cine como un monstruo que devora gente y un día, sin más, la escupe. Por otro, filmó una de esas películas que hacen que el resto del mundo sea cómplice del monstruo. Igual que los periodistas paralizados ante el delirio de Desmond, ante cintas como Sunset Boulevard somos incapaces de mirar hacia otro lado. Y, como le sucede a la actriz, preferimos habitar la “gran mentira” del cine por encima de la realidad.

Las películas que hablan del lado oscuro del Hollywood clásico hoy se cuentan por decenas. Pocas, sin embargo, son tan audaces como Sunset Boulevard. Wilder no se refugió en la seguridad que da la distancia temporal –no existía esa distancia–, ni explotó la nostalgia del público por una era cinematográfica previa: la del cine silente, a la que pertenecía Norma Desmond. Y es que la transición a los talkies sepultó la carrera de decenas de actores cuyas voces no estaban a la altura de su propio mito. Algunos pasaron la prueba vocal, pero no se adaptaron a la tecnología del sonido (cuando en Sunset Boulevard Desmond visita un set sonoro, ahuyenta un micrófono boom como si fuera una mosca). Otros más se resistieron a abandonar la gesticulación extrema que compensaba la ausencia de diálogos. Si el personaje de Desmond es estrafalario, se debe, entre otras cosas, a que pone palabras a aquello que expresan sus ojos desorbitados y sus manos inquietas de dedos largos. Sunset Boulevard apunta hacia el pasado, pero solo para sustentar la amargura de la protagonista. No sugiere que fue mejor. Desmond añora el cine silente, pero se infiere que no fue solo JUNIO 2020

Fotograma: Sunset Boulevard, de Billy Wilder.

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LETRAS LIBRES

la transición al sonido lo que apagó su popularidad. Según las claves que da la película, cuando llegaron los talkies ella había cumplido treinta años. Para los estándares de Hollywood, ya era una mujer “madura”. Uno de los dardos de Wilder se dirige a esas normas tan vigentes en los años treinta como en los años en los que transcurre la historia. Pero el tango se baila entre dos y Desmond no es solo una víctima: es la primera en negar su edad. Sunset Boulevard señala a una industria que crea y desecha ídolos, pero también a aquellos que siguen su juego. No solo actrices y actores sino todos los que cruzan límites con tal de figurar. El ambicioso central de esta cinta es un escritor de guiones. Joe Gillis (William Holden) narra su propia historia a través de una voz en off técnicamente imposible (o bien, desde el más allá). En las primeras secuencias, Gillis describe aquello que ha convocado a policía y prensa a la casa de Desmond: un hombre flotando de bruces en la alberca. El muerto, dice Gillis, es solo un guionista (“nadie importante, en realidad”). Lo que sigue es un largo flashback que explica por qué ese JUNIO 2020

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don nadie –él mismo– terminó siendo el sujeto de una nota de tabloide. Al comienzo de este flashback (advierto que siguen spoilers) se sugiere que Gillis también ha llegado a su fecha de caducidad. Trabaja para los estudios Paramount, y parece que los productores han dejado de interesarse en sus guiones. Agobiado por las deudas, huye de los acreedores que lo amenazan con quitarle su auto. Esto lo lleva a esconderse en el garaje de una casona que describe “como de otra era”. Pronto descubrirá que eso también define a la mujer que la habita: la ya mencionada Desmond, que lo observa desde una ventana. Creyendo que es alguien más, Norma le ordena que entre. En la puerta lo recibe un mayordomo solemne (Erich von Stroheim), quien lo lleva a la habitación de la actriz. Joe reconoce a Norma y esta le comparte sus intenciones de volver al cine con un guion escrito por ella. Fascinado por la decadencia de todo lo que lo rodea, Joe acepta leer el guion. Le parece abominable, pero intuye las ventajas de alimentar las esperanzas de Norma y le dice que él podría pulir el borrador. Desmond acepta y, sin consultarle, lo instala dentro de su casa. A Joe le incomoda depender de ella, pero pronto le encuentra el gusto a recibir regalos como cigarreras de oro y un guardarropa a la medida. Gillis tarda en entender que la actriz se ha enamorado de él –y que no será fácil dejarla–. El mayordomo Max le cuenta que la mujer tiene tendencias suicidas y confiesa ser el autor de las cartas que la hacen creer que aún tiene fans. Eventualmente, Max también le revela el origen de su adoración por ella: él fue su primer marido –y el director de cine que la descubrió. Joe no consigue escapar de la telaraña de Norma y se resigna a ser su mantenido. Eso lo hace testigo de otro ciclo de autoengaño, cuando la actriz visita al director Cecil B. de Mille (interpretado por él mismo), quien no se atreve a decirle la verdad sobre su guion. Eventualmente ella se entera de que nadie en Paramount la to-

ma en serio, a la vez que descubre que hay una mujer cercana a los afectos de Joe. La idea de perder a Gillis lleva a Norma a cometer el crimen con el que abre la cinta. Enloquecida del todo, la actriz se abre paso entre curiosos y detectives. Histriónica y entusiasmada, cree que se encuentra en un set. No hay sinopsis que haga justicia al guion de Charles Brackett y el propio Billy Wilder, aunque el tramado de la historia es solo uno de los porqués de la mordacidad de la cinta. Igual de poderosa es la elección de los actores protagonistas. Si hiciera falta otro juicio absoluto, podría decirse que Sunset Boulevard es la película con el casting más brillante en la historia del cine. Wilder había pensado en Mae West, Mary Pickford y Pola Negri para el rol de Norma, pero las tres impusieron condiciones imposibles (West, por ejemplo, quería reescribir los diálogos). Después de que el director George Cukor sugirió considerar a Gloria Swanson, todo cayó en su lugar. Swanson había recorrido el mismo camino que Desmond: fue la actriz mejor pagada de la era silente, famosa por su extravagancia y, como Norma, actriz recurrente de Cecil B. de Mille. Aunque Swanson siguió trabajando en teatro y televisión, su carrera en cine terminó con la llegada del sonido. Se debió, sobre todo, a la producción catastrófica de su última película muda: Queen Kelly (1929), producida por el entonces amante de Swanson, Joseph P. Kennedy Sr. El rodaje se vino abajo cuando Swanson le pidió a Kennedy que corriera al director: nada menos que Erich von Stroheim (de los más grandes directores de la era silente, quien también dejó de hacer cine como consecuencia del episodio). Para cuando se filmó Sunset Boulevard, Von Stroheim y Swanson ya habían limado asperezas. Aún así, la idea de Wilder de asignarle a Von Stroheim el rol de mayordomo al servicio de una actriz neurótica (interpretada por la actriz que en la vida real truncó su carrera) es de una genialidad casi sá55


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FERNANDA SOLÓRZANO es crítica de cine. Mantiene en letraslibres.com la videocolumna Cine aparte y conduce el programa Encuadre Iberoamericano. Su libro Misterios de la sala oscura (Taurus) acaba de aparecer en España. 56

TEATRO

Del convivio al tecnovivio Toda la vida humana representación es. Pedro Calderón de la Barca, El gran teatro del mundo

l pasado mes de marzo, a una escasa semana de su estreno, la obra El gran teatro del mundo de Calderón de la VERÓNICA BUJEIRO Barca dirigida por el cineasta español Carlos Saura (con producción de la udg y apoyo del programa Efiteatro) logró presentarse en el Teatro Helénico de la Ciudad de México bajo un ánimo celebratorio y espectacular, pero no exento de tristeza y de cierta tensión, ya que tanto público como actores sabíamos que

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esa sería la última representación que veríamos en vivo por un buen tiempo. La crisis desatada por la pandemia del coronavirus y sus reglas de distanciamiento social se instalaron desde un inicio como una declaración de guerra para el arte teatral en forma de cancelaciones de obras, giras, festivales y demás eventos relacionados, sembrando un clima de incertidumbre y ansiedad concentrada en la economía y seguridad social de los artistas escénicos, quienes en México subsisten en la raya de la precariedad y el trabajo remunerado en el día a día. Ante los primeros días del nuevo orden pandémico, el teatro comenzó a pensarse fuera de su ámbito natural, no sin cierto recelo y desconfianza por ser un arte que requiere del convivio, definido este por Jorge Dubatti JUNIO 2020

Fotografía: Obra en línea Duodécima noche, Teatro UNAM.

dica. Queen Kelly, además, es la película que se proyecta dentro de Sunset Boulevard, cuando Norma le muestra a Joe una de las películas que le dieron gloria. Más punzante, imposible. Si bien es cierto que Billy Wilder retrata al Hollywood de su tiempo como un altar en el que se sacrifican la cordura o la vida, nadie podía decir que su acidez venía del fracaso. Asentado en Estados Unidos tras huir de la amenaza nazi, el austriaco se convirtió en uno de los directores más celebrados de la época. Su estatus dentro de la industria y el éxito de sus películas, tanto comercial como crítico, se reflejaron en las veintiún nominaciones a los premios Óscar que recibió a lo largo de su vida –trece al mejor guion; ocho a mejor dirección– y en las seis ocasiones en que resultó ganador. En los días que escribo esto, la serie de televisión Hollywood busca desmitificar la era de los grandes estudios: denunciar su sexismo, homofobia, racismo y poco espíritu de riesgo. Su creador, Ryan Murphy, traza personajes ficticios (algunos basados, libremente, en reales) que padecen estas prácticas hasta el día en que deciden mandar al diablo a quienes los oprimen. Los últimos capítulos de Hollywood reescriben la historia de esos años cuando nadie, según Murphy, se atrevió a levantar la voz. A setenta años de Sunset Boulevard dejo al lector una anécdota que pone en su lugar a Murphy y a sus ínfulas de trasgresor. A la salida de la primera proyección de la cinta, el legendario Louis B. Mayer –fundador de la mgm– dijo indignado que “¡Ese Billy Wilder debía ser enviado de vuelta a Alemania! ¡Muerde la mano de quien le da de comer!”. Wilder escuchó. Desde el lado opuesto del lobby, le dijo: “Yo soy el Sr. Wilder –y váyase usted a la mierda.” ~

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como “la exigencia del cuerpo presente de artistas, público y técnicos en una encrucijada espacio-temporal”, aunque tuvo que integrarse como muchas actividades cotidianas a la dinámica de encuentro que se vale de la intermediación tecnológica, un tecnovivio, en palabras del investigador argentino, con las dificultades y retos que esto representa. Iniciativas por parte de la dramaturga Mariana Hartasánchez, quien se ofreció a escribir veinte monólogos destinados a igual cantidad de histriones para representar su evento por medio de una llamada de Skype, o el programa de clases magistrales “Títeres resistiendo al coronavirus”, organizado por Jimena Montes de Oca y Paolina Orta, surgieron como una primera oleada a la que diversas instituciones culturales se unieron rápidamente para atenuar la inevitable crisis. Ya sea en función de un ejercicio de presupuesto destinado a actividades canceladas o como ayuda directa, las convocatorias por parte de la Secretaría de Cultura, Teatro unam y el Centro Cultural Helénico han permitido a la comunidad de artistas escénicos la oportunidad de contar con una vía de subsistencia pasajera y de experimentación con el medio virtual. Los resultados mostrados por la convocatoria “Contigo en la distancia” de la Secretaría de Cultura presentan escarceos de cierto interés con un modo de relación a este ámbito, pero sufren mayoritariamente por presentar productos realizados sin cuidado y bajo la presión de la fecha de entrega, desatendiendo las posibilidades que estos espacios de interacción ofrecen y con las que podría jugarse más allá de la relación frontal o los usos convencionales. Los productos ofrecidos difícilmente pueden competir tanto en calidad como en contenido con productos de consumo espectacular familiarizados a estos medios, lo que nos lleva directamente a la polémica que despierta el teatro en video. Si bien la grabación de representaciones teatrales fue una de las priJUNIO 2020

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meras opciones en las que se pensó ante el confinamiento, este formato ha existido siempre en una querella constante entre los que defienden a ultranza el teatro como presencia y los que ven en el video la posibilidad de conocer obras a las que de otra forma difícilmente se podría acceder. Más allá de los purismos, es una realidad que el teatro grabado no puede de ninguna manera ser comparado con la experiencia presencial, simplemente por los límites que un espacio escénico impone al registro audiovisual. Sin embargo, compañías y teatros como el National Theatre de Londres, el Teatro Cervantes de Argentina, el Teatro Schaubühne de Berlín, The Wooster Group de Nueva York, entre muchos otros, han abierto para el espectador asiduo y a los estudiosos del teatro un arca de contenidos invaluables que han funcionado como un ejercicio de memoria del cual seguramente vendrán reflexiones y trabajos interesantes a partir de una revisión exhaustiva que no hubiera sido posible bajo otra circunstancia. La oferta mundial de la que se ha provisto la etapa de confinamiento es inmensa y variada. En el caso que ocupa a nuestro país es importante mencionar la urgencia que requiere valorar la preservación del teatro como registro audiovisual, ya que los productos mostrados en las obras del Festival Cultural Digital Zacatecas 2020 o los archivos de la Compañía Nacional de Teatro, por mencionar dos ejemplos, no compiten con la calidad y el cuidado mostrado a nivel mundial. Ya no digamos en las formas espectaculares con las que el National Theatre graba sus producciones, dado el negocio alterno que esta empresa sostiene con las transmisiones a nivel mundial, pero sí con una atención al detalle de una perspectiva visual más comprometida a la acción en escena y una calidad de audio que permita percibir adecuadamente la representación. Los tiempos de pandemia también han registrado la aparición del “tea-

tro desde casa” con funciones en vivo vía Zoom. Sus resultados han sido desiguales porque intentan empatar el acontecimiento teatral a un medio que no le es natural. Habrá que seguirle la pista para ver si puede evolucionar o si solo fue un mero ejercicio contingente. Digno de mención es el ciclo presentado por Teatro unam “Acción + Aislamiento: 15 ejercicios de liberación virtual”. En él artistas de diversas procedencias ofrecieron una interesante colección de perspectivas sobre el cuerpo bajo condición de encierro en videos de corta duración y con muy buena calidad de grabación. Además de los ejercicios, los espectadores pudieron observar un comentario crítico de la filósofa y artista de performance Miroslava Salcido y de la responsable de la curaduría de dicha propuesta Zavel Castro. Si bien al momento de la redacción de este artículo los resultados de algunas convocatorias nacionales aún no se encontraban en circulación, el clima de saturación de productos culturales en línea como distracción a la emergencia sanitaria ya comenzaba a ser también extensivo al quehacer teatral virtual. Puestas en una encrucijada de funcionar como dispersión, circulando contenidos de bajo costo que no pueden ser remunerados en un futuro inmediato, o en calidad de ayudas provisionales, algunas de estas iniciativas se han mostrado como una mera cortina de humo a la debacle financiera y social que impactará a los integrantes de la comunidad escénica sobre cuyo futuro prevalece una incertidumbre desalentadora en lo referente a la convivencia y sus nuevos condicionamientos. En el tiempo que sigue a esta crisis sanitaria, el arte teatral tendrá que ubicarse dura y lentamente dentro de ese nuevo modo de relación y cambio que afectará a todos los espacios y costumbres de la vida cotidiana. ~ VERÓNICA BUJEIRO es dramaturga, docente y crítica de teatro. Actualmente pertenece al Sistema Nacional de Creadores-Fonca. 57


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IN MEMORIAM

Feliz Año Nuevo (1975) fuera censurado por la dictadura militar. A partir de la década de los ochenta, publicó novelas como El gran arte (1983), protagonizada por el abogado criminalista Mandrake, personaje que marcó la memoria de sus lectores, circulando por otros de sus relatos y narrativas; Bufo & Spallanzani publicada en 1986; y Agosto (1990), que tiene como contexto los acontecimientos que ntes de que la pa- llevaron al suicidio del presidenlabra reclusión se te Getúlio Vargas en agosto de 1954. transformara en Leer sus textos es también adensinónimo de los trarse a los submundos de los paisajes tiempos actuaurbanos. Fonseca pudo haber naciles, en los que el do en 1925, en la ciudad de Juiz de mundo observa Fora, en el estado de Minas Gerais, RENATA MAGDALENO la pandemia de la pero sus personajes serán siempre reCovid-19 a través cordados por sus recorridos en las cade las ventanas de sus casas, el sustanlles de Río de Janeiro. Como escribió tivo ya estaba asociado al escritor brasi- y publicó durante un amplio perioleño Rubem Fonseca. Pasaron más de do de tiempo (su último libro pucincuenta años sin que Fonseca conce- blicado fue la colección de cuentos Carne cruda en 2019), logró retratar diera entrevistas. Para los lectores, su un paisaje urbano que se transforimagen estaba rodeada de misterios. Escritor recluso que andaba de incógmaba a lo largo de los años granito por las calles de Leblon, barrio de cias a los avances tecnológicos. Río de Janeiro en el que vivía, sin esEsta evolución también es notoria cucharlo de manera directa, teníamos en los cambios de hábitos de sus peracceso a su palabra a través de más de sonajes: además de los trayectos por treinta libros publicados. Su muerte, el las calles de la ciudad en caminatas pasado mes de abril, hizo que muchos que parecían no tener fin, explorade sus fans volvieran a los estantes. ron el mundo virtual. Eso ocurre, por Fonseca se hizo famoso por sus ejemplo, con el abogado Mandrake, historias que desvelaron la violencia personaje que aparece en libros de de las ciudades y la miseria humana diferentes décadas. En El gran arte, con un lenguaje directo y crudo. Lla- por ejemplo, es la personificación del mó la atención por las temáticas que investigador que necesita tener asabordaba y por un estilo que hizo que tucia, pero también buenas piernas. el crítico literario Alfredo Bosi lo ca- Su labor lo obliga a recorrer diferentes barrios, entrevistando a soslificara, en la década de los setenta, como uno de los autores que inaugu- pechosos, al tiempo que registra un paisaje urbano que se transforma. En raron la llamada corriente brutalista en Brasil. Bosi destacaba su retrato de Mandrake, la Biblia y el bastón (2005) el abogado reaparece. Pero ahora se una realidad marginal, con un lenencuentra con una ciudad globalizaguaje impuro, obsceno y sin rodeos. da y está obligado a seguir a los sosSus libros de cuentos Los prisioneros (1963), El collar del perro (1965) pechosos más allá de las fronteras y Lucía McCartney (1967) fueron bien de la ciudad, incluso, más allá de las recibidos por la crítica y atrajeron fronteras del país. Las piernas entrelectores. Pero también sus narrativas nadas ya no son suficientes. Las inrepletas de sexo, violencia y conflicvestigaciones de Mandrake también tos de clase provocaron que su libro se trasladan al mundo virtual de las

Rubem Fonseca

(1925-2020)

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computadoras. Lo que no se transforma es la naturaleza de los personajes: individuos desilusionados, corruptos, violentos, que actúan sin ninguna sensibilidad. Los crímenes son siempre crueles, la naturaleza humana es siempre perturbadora y cuestionable. Por las tramas urbanas, los crímenes y los personajes investigadores que marcan su obra, Fonseca es también recordado como uno de los escritores que estimularon el género policíaco en Brasil. A pesar del éxito en todo el mundo, este género ganó adeptos entre escritores y lectores brasileños hacia el final del siglo xx. Son varias las teorías para explicar este éxito tardío, entre ellas que las novelas que tienen más seguidores son las que se aproximan al noir y se valen del género para reflexionar sobre la realidad urbana. Lo que es un hecho es que las narrativas de enigma, enfocadas en la deducción de un misterio, no se consolidaron en el país. Rubem Fonseca fue una inspiración para los escritores que vieron en la narrativa policíaca una manera de discutir cuestiones paralelas. El propio autor trató las transformaciones del género en el cuento “Novela negra”, que forma parte del libro con el mismo nombre publicado en 1992. En la trama, un famoso autor de novelas policíacas, Peter Winner, revela durante un encuentro de escritores del género que es un farsante. En realidad él habría asesinado al verdadero Winner y asumido su identidad. Es por esta razón que su obra, ya decadente y ultrapasada, sufre un cambio brusco a partir de determinado momento de su carrera, y aparece renovada para sus lectores. Él mata al escritor de textos de enigma y hace nacer al escritor de novela negra porque era necesario acompañar las transformaciones del mundo. La vinculación con el género también se justifica por la propia trayectoria de vida del escritor. Fonseca trabajó como delegado de policía y, a pesar de haber pasado gran parte JUNIO 2020


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de su tiempo lejos de las calles y dentro de las oficinas, las historias que vivía y los personajes que se cruzaban por su camino inspiraron las tramas que posteriormente llevó al papel. No obstante, sería reduccionista encasillar su obra dentro de una definición estricta de género. Es cierto que el crimen y la violencia ocupan un lugar central en su narrativa, pero el alcance de su obra extrapola las características usualmente asociadas a una literatura de género para acercarse de manera más amplia a una

MÚSICA

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exploración cruda de los mundos urbanos contemporáneos. No es exagerado afirmar que su obra influyó en varias generaciones de escritores y escritoras de Brasil y América Latina y que, seguramente, seguirá influyendo en muchas más. ~

Está, desde luego, el asunto de que muere de escarlatina en la segunda novela de la serie, Aquellas mujercitas (1869), pero es quizás la forma en que Louisa May Alcott dibuja sus fracasadas aspiraciones artísticas lo que vale la pena atender. Una mezcla de perseverancia y derrotismo puede verse Traducción del portugués en varias escenas, como aquella en la de Rafael Gutiérrez. que Beth practica “tan pacientemente en el viejo y desafinado instrumenRENATA MAGDALENO es profesora, crítica to de la familia que parecía obligado literaria y periodista. Su libro más reciente que alguien (por no decir la tía March) es Uma literatura que se quer crítica. Diluição acudiese en su ayuda”. Sobra añade fronteiras entre a crítica literária e a ficção contemporânea (Papéis Selvagens, 2019). dir que nadie –mucho menos la tía March– llega para salvarla, ni tampoco nadie la ve “secar las lágrimas que caían sobre las teclas amarillentas y desafinadas cuando ensayaba sola”. No podemos atribuir todo este melodrama a su personalidad abnegada, más propia de una santa que de una niña común y corriente, o al deterioro físico y emocional que la identifica. Existe además, acorde a la época, un desprecio casi descarado por la música como actividad remunerada, que contrasta con las oportunidades profesionales que ofrece, por ejemplo, la literatura. Jo lleva sus manuscritos con este o aquel editor, a la luz del día o a escondidas, con resultados agridulces o satisfactorios, pero la mayor recompensa que recibe Beth es un piano afinado para tocar en casa. La popularidad del piano como instrumento “femenino” del hogar es parte del problema. Una vez que, a finales del siglo xviii y principios del xix, el piano encontró su lugar en las viviendas de la clase media, lo natural era que las mujeres se enMarch–, pero es Jo quien, por lo cargaran de él. Un panfleto de 1778 general, acapara el entusiasmo. De explicaba que los instrumentos musiSimone de Beauvoir a Jennifer cales impulsaban a las jóvenes a “enWeiner, escritoras de diversas épocas tretener a su propia familia” al tiempo y edades han visto en Jo un modelo, que fomentaban “el confort domés“un rostro y un destino”. Nada tico que la Providencia les ha encocomparable a lo que suscita mendado promover”. No obstante, Beth: pese a su incondicional amor abrirle la puerta a cualquier instrupor el piano, no sé de ninguna piamento podría ser peligroso. En su linista que haya salido a agradecerbro El comportamiento de las damas jóvenes, o reglas de educación en varios le a la joven March su inspiración.

¿Por qué nadie quiere ser Beth March? e todos los personajes de Mujercitas (1868), acaso sea Beth la que despierte menos interés. Hay, por supuesEDUARDO to, gente rara por HUCHÍN SOSA ahí –como Susan Beth Pfeffer, que ha publicado un par de libros sobre la tercera hija de los

Fotograma: Mujercitas, de Greta Gerwig.

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capítulos; con instrucciones sobre el vestuario para antes y después del matrimonio, y consejos para jóvenes esposas, John Essex cataloga la flauta, el violín y el oboe en el apartado de objetos “impropios del bello sexo”, en particular el oboe, que le parece “indecente en la boca de una mujer”. El piano ofrecía una posición idónea para que las jóvenes conservaran el decoro y, de paso, cultivaran algunas habilidades propias de su género. A decir del reverendo Hugh Reginald Haweis –autor de Música y moral, entre otros libros–, “el piano hace que una chica se siente erguida y preste atención a los detalles” y tiene la impagable virtud de convertir en horas de práctica lo que en el pasado era “una buena llantina en el piso de arriba”. Como afirma Stuart Isacoff en su muy documentada Historia natural del piano, en el siglo xix “las jóvenes que deseaban encontrar marido sabían que aprender a montar a caballo, leer y, sobre todo, tocar música hacía que aumentaran mucho sus posibilidades”. Era indispensable, dicho sea de paso, que todo ese talento quedara limitado al ámbito doméstico. “Beth, busca consuelo en la música”, le había aconsejado su madre a la joven March, “pero no desatiendas las labores del hogar”. El mundo profesional era exigente, malagradecido, pero sobre todo hostil. De hecho, los críticos del Allgemeine Musikalische Zeitung –la publicación de mayor prestigio en Alemania por varias décadas– habían acuñado una palabra para describir la música “de aficionados” que de repente llegaba a oídos del público: Damenmusik, ‘música de mujeres’. El término repercutía en la confianza de muchas ejecutantes. Pianistas de primer nivel, como Fanny Hensel, tuvieron serias dudas de si debían o no hacerse de un nombre en la escena musical de sus ciudades. El padre de Fanny le había dicho en una carta que la música debía “ser únicamente un adorno y no el fundamento de tu ser y de tu obra”, no obs60

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tante, líneas antes había elogiado las aspiraciones profesionales de su hijo varón, el también excepcional Felix Mendelssohn. Para la historiadora Anna Beer, Fanny vivió en el sistema de valores protestantes, que llegarían a dominar la música decimonónica: a diferencia del pasado, las compositoras ya no serían relegadas al silencio ni tendrían ese aire cortesano a lo Jacquet de La Guerre, pero su “creatividad quedaría confinada en el hogar: un acompañamiento, real y metafórico, de la vida familiar”. Esa era la tragedia de Beth, que Alcott a menudo delinea en episodios de patetismo gracioso –“Una vez conocí a una niña que tenía un gran don para la música pero no lo sabía”, le comenta su vecino Laurie en cierta ocasión. “No sospechaba cuán maravillosas eran las composiciones que creaba cuando estaba sola y, de habérselo dicho alguien, no lo hubiera creído” y Beth, incapaz de darse cuenta de que se refiere a ella, le responde: “Me hubiese encantado conocer a esa niña, tal vez podría ayudarme”– y que vuelve verosímil que ni siquiera morir le importe demasiado. Algunos compositores contemporáneos, como Mark Adamo, han tratado de imaginar lo que Beth tocaría, sin recurrir a piezas existentes. En su ópera Mujercitas (1998) pone a Beth al piano y en distintos momentos su música guía la partitura general. Al final de la segunda escena del segundo acto, mientras una de sus melodías acompaña los diálogos entre Jo y Bhaer, y entre Amy y Laurie, que residen en ciudades distintas, sus sobrios pasajes van dando paso a violentas disonancias. El último acorde que toca dentro de la historia suena casi a un puñetazo. Sugiere una renuncia de su arte, pero no es sino la continuación de una música que la trasciende. ~ EDUARDO HUCHÍN SOSA es músico y escritor. Forma parte de la redacción de Letras Libres. Tiene un libro próximo a aparecer (si encuentra antes una editorial).

HUMOR

Hasta siempre, Wolfgang Amadeus Mundstock esde el 22 de abril de este año, la voz de Marcos Mundstock, integrante de Les Luthiers, solo se podrá esMERCEDES cuchar grabada. CEBRIÁN Cinco años antes, se había apagado también la de Daniel Rabinovich, otro miembro muy querido del grupo, pero la de Mundstock era la voz por excelencia de Les Luthiers, la del narrador que, con la modesta excusa de anunciar los números musicales que venían a continuación, nos proporcionaba no solo el placer sensorial de su fabuloso timbre vocal, sino también el de su ingenio lingüístico. Como homenaje personal a Les Luthiers, y también como ayuda para escribir este texto, acudo de nuevo a los videos de sus espectáculos más antiguos, pero con cautela, pues me remiten a mi adolescencia y juventud y temo que una bocanada de pasado tan intensa pueda resultarme traumática. Les Luthiers pertenecen a mi formación y, me atrevería a decir, a la de toda la muchachada de habla hispana con veleidades artisticoculturales. Al reírme y tararear con ellos sus canciones, me surge de nuevo esta pregunta, a la que llevo años dando vueltas: ¿Podríamos hablar de un humor panhispánico, facilitado por la lengua común? Si bien la existencia de Les Luthiers debe-

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Fotografía: lesluthiers.org

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ría llevarme a responder afirmativamente, un “no” enorme en letras de molde se me viene a la cabeza como respuesta. El humor es un fenómeno tan local y tan vinculado al momento en el que se produce que cautivar a un público de diversos países y edades en un mismo espectáculo humorístico es una tarea casi imposible. Sin embargo, Les Luthiers lo logran, entre otras muchas razones, por emplear la música y su intrínseca capacidad para mover los afectos de inmediato. Por eso no es de extrañar que unos musicomediantes como ellos hayan recibido el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades, si bien tampoco habría sido un error premiarles en la categoría de Concordia. Mis anhelos panhispánicos, ingenuos, pero bienintencionados, me llevaron hace tiempo a rastrear posibles fósiles de algún tipo de humor producido para todos los hispanohablantes. En concreto, mis pesquisas se dirigieron a un viejo programa televisivo de finales de los años setenta del siglo pasado: 300 millones. Se emitía vía satélite –la idea más cercana entonces al streaming– y su nombre hacía referencia al número de hispanohablantes que había en aquel momento, así contados a ojo. Todos los países de habla hispana éramos hermanos: este venía a ser el mensaje del programa, cuya misión era acercar el folclore, la gastronomía y el legado histórico-artístico de cada país a los demás. Como no recordaba si le dedicaban algún espacio al humor, y puesto que en un programa de variedades parece inevitable buscar la risa de los espectadores, accedí a los archivos de Televisión Española para averiguarlo. Tras verme varias cintas en formato Betamax, comprobé que solo se incluyeron sketches humorísticos en las tres primeras semanas, aunque el programa se emitió durante seis años. Después de sufrir esos tres números cómicos, a cargo de humoristas de ambos lados del Atlántico, comprendí que hubieran tomado la decisión de suprimir la sección humorística del programa. Había fracasado JUNIO 2020

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el intento de compartir el humor entre naciones supuestamente hermanas. Vuelvo en estos días a hacer un breve trabajo de campo y me expongo a hitos del humor latinoamericano que hasta ahora ignoraba. Mi desconocimiento del parque móvil de humoristas peruanos, chilenos, venezolanos, colombianos o nicaragüenses me producía sonrojo, así que tras una encuesta informal entre amigos latinoamericanos obtengo nombres tan diversos como La Cuatro Dientes y Coco Legrand en Chile; los peruanos La Guardia Serafina, Felpudini y Patacláun, los venezolanos Pepeto y Emilio Lovera y, en Colombia, La Nena Jiménez y Jaime Garzón, este último asesinado en 1999 por motivos políticos. Comienzo el visionado intensivo de sus números de humor y detecto en ellos el clásico horror vacui sonoro, también muy español: mejor hablar atropelladamente que permitir unos segundos de silencio. Abunda también la cachetada, la persecución final y el chiste zafio perteneciente al viejo paradigma. Todos los sketches tienen un aire pasado de moda, como esos sacos de mullidas hombreras que nos teletransportan directamente a los años ochenta. Me hacen más gracia las peculiaridades lingüísticas de las escenas

(escuchar decir “zancudo” por “mosquito” o “bolos” por “bolívares”, en el caso del venezolano Pepeto) que cualquier otro aspecto del guion o la actuación. Conecto algo más con La Nena Jiménez y sus chistes verdes. Al ver los espectáculos de La Cuatro Dientes (“Cuatrito”) y Coco Legrand, ambos estrellas del multitudinario Festival de Viña del Mar, me siento como si me hubieran invitado a una fiesta donde todos se divierten mientras yo miro las estanterías del anfitrión haciendo tiempo para no quedar muy mal por retirarme demasiado temprano. Así que regreso a Les Luthiers como a una casa soñada y entiendo algunas claves de su éxito internacional: para empezar, se libraron de la esclavitud de la televisión, de producir risas a destajo semanalmente, muy a menudo enlatadas como la carne de peor calidad. Las únicas carcajadas que se oyen en sus espectáculos son en directo, algo enormemente valioso. Otra de las esclavitudes que no se autoimpusieron fue la de imitar a personajes célebres, tan vinculados a la cultura local y al mismo tiempo tan efímeros. Tampoco su caracterización es estrafalaria o llamativa, si bien algunos quizá afirmen que su atuendo estilo Men in black es en sí un disfraz. 61


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A su adicción por los juegos de palabras, especialmente por los calambures, le sacan un partido inmenso gracias al seseo. Los títulos de sus espectáculos están llenos de ellos: Les Luthiers unen canto con humor, Todo por que rías... La rima consonante fácil pero encantadora es otro de sus rasgos distintivos: “Aunque el turco nos deteste, marcharemos hacia el este”, dice parte de la letra de la canción “El cruzado, el arcángel y la harpía”. Esto a veces genera un humor algo previsible, que al mismo tiempo nos resulta extremadamente reconfortante. Y no es de extrañar, pues Les Luthiers beben de una tradición retórica que data de tiempos de Garcilaso –“El dulce lamentar de dos pastores” es uno de los calambures más célebres de la poesía en castellano– y de Quevedo (recordemos su verso memorable: “Entre el clavel blanco y la rosa roja, su majestad escoja”, con el que ganó una apuesta por llamar renga en su cara a la reina Isabel de Borbón). Por algo Marcos Mundstock fue uno de los invitados al Congreso Internacional de la Lengua en Córdoba (Argentina) en 2019, donde ofreció una videoconferencia en la que desmenuza la mucha o poca lógica de las expresiones cotidianas que empleamos en castellano. Mi conclusión, a modo de moraleja, es que exponerse al humor ajeno puede ser una experiencia violenta, ante todo de exclusión, y a menudo produce una incómoda vergüenza. Sin embargo, este texto nació justo de lo contrario: de celebrar la inclusión, de festejar el milagro de que Les Luthiers encandilen tanto a la señora porteña de sesenta y tantos como al joven clarinetista de Logroño. Y quizá todo se lo debamos a la omnipresencia invisible en sus espectáculos del gran Johann Sebastian Mastropiero, ese compositor creado al alimón por Les Luthiers que ya es tan inmortal como Beethoven o Mozart. ~ MERCEDES CEBRIÁN es escritora. En 2019 publicó Muchacha de Castilla (La Bella Varsovia). 62

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ENTRETENIMIENTO

La mala reputación de los videojuegos The rabbit-hole went straight on like a tunnel for some way, and then dipped suddenly down, so suddenly that Alice had not a moment to think about stopping herself before she found herself falling down a very deep well. Lewis Carroll, Alice’s adventures in Wonderland os videojuegos, en tanto mecanismos lúdicos, ponen en suspenso lo que sucede más allá de sus fronteras, RODRIGO DÍEZ pero sus efectos no se detienen ahí: al incorporar la ficción, nos llevan a otros parajes, nos permiten vivir en ellos. De ese modo es posible habitar distintas realidades y esa cualidad puede ser su mayor virtud. Al mismo tiempo, es la causante de buena parte de la animadversión de que son objeto. ¿De dónde viene la incomodidad frente a ellos? Hay dos frentes muy visibles. En un bando están quienes, desde una pretensión de superioridad moral, los acusan de ser un entretenimiento superfluo, irrelevante; en el otro, quienes reniegan de ellos por su proclividad para aislarnos. Así, sin matices, ninguna de estas posturas conduce a una mejor comprensión del medio. La primera se muestra como una actitud con la cual algunos pretenden aumentar su prestigio exhibiendo su desdén por tal o cual entretenimiento: un desplante que rara vez se relaciona con la cosa atacada. Esto dice más del agresor que de la víctima. ¿Cuántas veces no se ha escuchado a alguien afligirse, casi hasta el llanto,

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porque las personas ven futbol o juegan Fortnite en lugar de atender cuestiones más trascendentes? La segunda postura se muestra desconfiada frente a lo “virtual” y tampoco es muy acertada. Los juegos, advierten los desinteresados bienhechores, aíslan y confinan. La condena siempre me ha generado desazón. No veo lo negativo en ausentarse de lo que ocurre de este lado de la pantalla. Denunciar la “falsedad” de estos sitios pasa por lo elusivo del término “realidad”. Sobre él se han preocupado sociólogos, escritores y filósofos, y muchos suelen coincidir en que esta no es tan sólida como creemos. Para Berkeley, allá por el siglo xviii, solo existe cuando es percibida: “...es imposible que esas cosas tengan ninguna existencia fuera de los espíritus o cosas pensantes que las perciben”. Algo similar diría Kant unos años después. Según el filósofo alemán, los fenómenos son representaciones que nosotros hacemos de las cosas. En opinión de los sociólogos Peter Berger y Thomas Luckmann, la realidad se construye socialmente, entre todos. Daniel Dennett, filósofo de la Universidad de Tufts, comenta en su libro Consciousness explained que todas las percepciones están sujetas a numerosos procesos interpretativos y a una continua reelaboración por medio de la cual no solo captamos sino que reconstruimos. Por eso, de acuerdo a Dennett, la información entra a nuestro sistema nervioso y luego se somete una “revisión editorial”. Parece una afirmación sensata pero es conveniente no ser un escéptico absoluto frente a la realidad y asumirnos como ciudadanos de la Matrix. Basta con reconocer lo escurridizo del término y no olvidar la arbitrariedad de la línea entre lo real y lo imaginario. JUNIO 2020


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Para entender los videojuegos no es necesario hacer un recuento de las dificultades científicas o filosóficas del término “realidad”. Ni siquiera emprender una odisea y dar con una definición relativamente precisa. Digamos que, sin ánimo de provocar una polémica innecesaria, lo “real” aplica a los sucesos de este lado de la pantalla. Por una parte está lo que podemos tocar a diario; por la otra, lo que acontece al interior de una consola o una computadora. No son lo mismo, pero son igual de reales. Curiosamente, la reacción frente a los dominios pixelados es de recelo, acaso alimentada por el temor a la “adicción” y a otros efectos nocivos como la falta de movimiento o la reclusión. La mayor parte de las veces ese malestar tiene su origen en un miedo más bien abstracto y un tanto desmedido. La preocupación es legítima y también tiene mucho de prejuicio. Desde luego resulta desafortunado ver a una persona agotar su día jugando frente al televisor, pero eso podríamos decirlo de básicamente cualquier otra actividad que acapare la atención hasta poner en riesgo la cordura. Recientemente la Organización Mundial de la Salud reconoció al gaming disorder como un patrón de comportamiento caracterizado por darles una preferencia a los videojuegos al grado de que adquieren una prioridad sobre los demás intereses u ocupaciones diarias. La definición parece sensata pese a su amplitud: en ella caben el dominó, leer un cómic o resolver crucigramas, y aplicaría también a leer literatura o tocar un instrumento musical. Para algunos no es lo mismo, solo porque le confieren un valor más alto a tocar la guitarra o a leer, pero ese juicio obedece a inclinaciones personales y a la preferencia de unas faenas por encima de otras. Hoy, ciertamente, los videojuegos no ocupan un escaño muy alto en la jerarquía de actividades relevantes. Por eso, cualquier incidente se exagera hasta el paroxismo. Simon Parkin, JUNIO 2020

LETRILLAS

crítico de The New Yorker, comenta un episodio escalofriante en su libro Muerte por videojuego: la muerte de Chen Rong-Yu, joven jugador que a sus veintitrés años se desplomó en un cibercafé luego de pasar más de veintitrés horas en League of legends, un título en línea en el que equipos de “campeones” (personajes con fortalezas y debilidades propias) se enfrentan entre sí con la intención de destruir la base del contrario: “Jugó durante veintitrés horas sin más descansos que alguna cabezadita frente al monitor de vez en cuando, apoyado en la mesa. Apenas se despertaba retomaba el juego donde lo había dejado, hasta que no volvió a levantar la cabeza. Y así permaneció durante nueve horas. Un empleado del cibercafé intentó despertar a ese hombre inmóvil para decirle que se le había acabado el tiempo y descubrió un cuerpo rígido y frío.” El suceso pareció confirmar la angustia de padres temerosos de encontrar a sus hijos inertes o sin círculo social después de un fin de semana maratónico de Overwatch o Splatoon. Como era de esperarse, no hubo una oleada de muertes. Aún así, la reacción por el fallecimiento de Chen Rong-Yu (y otros más) fue muy airada. Esto se debe, conjeturo, a la escasa respetabilidad de este pasatiempo. Basta con ver cuántas personas han fallecido en Japón por exceso de trabajo (karoshi) y, hasta ahora, nadie ha dicho que trabajar mate. Por eso decía que los supuestos peligros que generan los videojuegos representan un temor gratuito, pues se asume de manera equivocada que estos nos confinan a un limbo donde flotamos insensibles a cualquier estímulo. El problema es que, más allá de si son opiniones atrabancadas o miedos disfrazados, desde estas posiciones es difícil entender de qué van los videojuegos. En sus Historias, Heródoto dice que, durante el reinado de Atis, los lidios idearon juegos para encarar una época de escasez de alimen-

tos. Así podían olvidar su hambre, al menos por un rato. Bien visto, ese “enfrentamiento” parece más bien una evasión. Lo mismo suele decirse de la serie de Metal gear y compañía: provocan aislamiento y una suerte de indiferencia por los acontecimientos diarios. Es una descripción acertada pero incompleta, parcial. Para evadir la realidad basta con dormir, encerrarse en un cuarto oscuro o ver infomerciales por la madrugada. En cambio, gracias a la ficción, jugar significa algo más: alejarse, sí, pero con el propósito adicional de irrumpir en otra realidad, nueva, incierta. Hablando del arte como una herramienta evolutiva, Brian Boyd asegura que la ficción nos entrena para pensar más allá de lo inmediato y reflexionar dentro de una variedad de cosmos posibles (On the origin of stories). Esa aptitud de proyectar múltiples universos se materializa de manera contundente en los videojuegos. ¿Por qué habríamos de limitarnos a un solo mundo? ¿Algo impide habitar varios simultáneamente y pasar de uno a otro con absoluta libertad? No. Como decía Borges: “Felizmente, no nos debemos a una sola tradición; podemos aspirar a todas.” Los videojuegos no son un sedante que anula los sentidos y suspende la conciencia; no son una pausa ciega de la existencia, no, más bien funcionan como un agujero de gusano hacia otros destinos: ignorados, fantásticos tal vez, pero no menos reales. Las experiencias adquiridas en estos territorios virtuales pueden ser tan intensas y memorables como cualquier otra, y en ese instante ocurre un punto de encuentro entre esta y aquella realidad. Por eso, los fragmentos de una se cuelan fácilmente en la otra. ~ Fragmento de Ficciones lúdicas, que Dharma Books pondrá en circulación este mes. RODRIGO DÍEZ es escritor, abogado y video-

jugador.

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Los siguientes son algunos fragmentos de una conferencia que el filósofo greco-francés pronunció en marzo de 1994 en Madrid. Fue publicado en Esprit en octubre de ese año y su versión en español apareció en enero de 1995, en el número 218 de Vuelta. Esta sección ofrece un rescate mensual del material de la revista dirigida por Octavio Paz.

Para quienes creen vivir en una sociedad democrática, ¿hay algo más inmediato que interrogarse sobre el lugar que ocupa la cultura en su sociedad –sobre todo cuando al parecer asistimos a una difusión sin precedente de lo que se llama cultura, al mismo tiempo que a la intensificación de las preguntas y de las críticas acerca de sus modos de difusión? Hay una manera de responder a esta pregunta, que en realidad es una manera de evadirla: ha consistido, desde hace casi dos siglos, en afirmar que la especificidad del lugar de la cultura en una sociedad democrática estriba únicamente en que la cultura es para todos y no para una élite definida de tal o cual modo. Ese “para todos”, a su vez, puede considerarse simplemente en un sentido cuantitativo: la cultura existente debe ponerse cada vez a la disposición de todos, no solo “jurídicamente”, sino sociológicamente, en el sentido de una disponibilidad efecti64

va –para lo que supuestamente sirven además hoy la educación universal, gratuita y obligatoria, así como los museos, los conciertos públicos, etc. Tanto el término de cultura como el de democracia plantean de inmediato preguntas interminables. Llamemos cultura a todo lo que, en el dominio público de una sociedad, va más allá de lo simplemente funcional o instrumental y presenta una dimensión invisible o, mejor, imperceptible, positivamente investida por los individuos de esa sociedad. Dicho de otro modo, lo que en esa sociedad se refiere a lo imaginario stricto sensu, a lo imaginario poético, tal como se encarna en las obras y en las conductas que sobrepasan lo funcional. Desde luego, el término democracia se presta, infinitamente, a más discusiones, por su misma naturaleza y porque ha sido desde hace mucho lo que está en juego en debates y luchas políticas. En nuestro siglo todo el mundo, incluyendo a los tiranos más sangrientos, exceptuando a nazis y fascistas, la reivindica. Podemos intentar salir de esta cacofonía remitiéndonos a la etimología: democracia, el kratos del demos, el poder del pueblo. Cuando el hombre organiza racionalmente no hace sino reproducir, repetir o prolongar formas ya existentes. Pero cuando organiza poéticamente le da forma al caos, y ese darle forma al caos es, probablemente, la mejor definición de la cultura. Esta forma es el sentido o la significación. Significación que no es una simple cuestión de ideas o de representaciones, sino que debe reunir, ligar en una forma, representación, deseo y afecto. Dicho brevemente, en una sociedad democrática la obra de cultura no se inscribe necesariamente en un campo de significaciones instituidas y colectivamente aceptadas. No encuentra en ella sus cánones de forma y de contenido, como tampoco el autor puede extraer de ella su materia y los procedimientos de su trabajo, o el público el apoyo de su adhesión. La colectividad crea ella misma, abier-

tamente, sus normas y sus significaciones –y el individuo está llamado, o al menos tiene derecho a hacerlo, a crear el sentido de su vida en marcos formalmente amplios y, por ejemplo, a juzgar de veras por sí mismo las obras de cultura que se le muestran. Las profecías más pesimistas se están realizando –desde Tocqueville y la “mediocridad” del individuo “democrático”, pasando por Nietzsche y el nihilismo, hasta Spengler y Heidegger y lo que sigue–. Si estas constataciones son, aun parcialmente, exactas, la cultura en tal sociedad “democrática” corre los mayores peligros –ciertamente no en su forma erudita, museística o turística, sino en su esencia creadora. Y como la sociedad forma un todo, ciertamente fragmentado, hipercomplejo y enigmático, igual que la evolución actual de la cultura no deja de relacionarse con la inercia y la pasividad social y política que caracterizan a nuestro mundo, el renacimiento de su vitalidad, si ocurre, será indisociable de un gran movimiento social-histórico nuevo, que reactivará la democracia y le dará a la vez la forma y los contenidos que el proyecto de autonomía exige. La filosofía nos enseña que sería absurdo creer que nunca hubiéramos agotado lo pensable, lo factible, lo formable, como sería absurdo también poner límites al poder de formación que siempre yace en la imaginación psíquica y el imaginario colectivo social-histórico. Pero no nos impide comprobar que la humanidad ha atravesado periodos de decaimiento y letargo, tanto más insidiosos cuanto que se han acompañado por lo que se conoce convencionalmente como “bienestar material”. En la medida, débil o no, en que eso dependa de los que tienen una relación directa y activa con la cultura, si su trabajo ha permanecido fiel a la libertad y a la responsabilidad, podrán contribuir a que esta fase de letargia sea lo más corta posible. ~ CORNELIUS CASTORIADIS fue filósofo, sociólogo, economista y psicoanalista. JUNIO 2020




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