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P
ablo y Timoteo, siervos de Cristo Jesús, a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, junto con los obispos y diáconos:
Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les concedan gracia y paz. 2
Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de ustedes.4 En todas mis oraciones por todos ustedes, siempre oro con alegría,5 porque han participado en el evangelio desde el primer día hasta ahora.6 Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús. 3
Es justo que yo piense así de todos ustedes porque los llevo en el corazón; pues, ya sea que me encuentre preso o defendiendo y confirmando el evangelio, todos ustedes participan conmigo de la gracia que Dios me ha dado.8 Dios es testigo de cuánto los quiero a todos con el entrañable amor de Cristo Jesús. 7
Esto es lo que pido en oración: que el amor de ustedes abunde cada vez más en conocimiento y en buen juicio,10 para que disciernan lo que es mejor, y sean puros e irreprochables para el día de Cristo,11 llenos del fruto de justicia que se produce por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios. 9
En tiempos de Pablo, las cartas solían empezar con el nombre del remitente, el nombre del destinatario y un breve saludo. De vez en cuando, después de esas frases iniciales, el remitente mencionaba su gratitud a los dioses y sus continuas oraciones por el bienestar de los receptores. Las cartas de Pablo siguen el esquema acostumbrado, pero el apóstol modifica de forma radical los elementos de dicho esquema, convirtiéndolos en herramientas que le sirven para presentar los grandes temas teológicos que son los que darán a las iglesias un sólido fundamento para enfrentar los problemas que están viviendo. Pablo adapta las costumbres de la escritura epistolar de sus días de una forma tan habilidosa que, con frecuencia, el lector observador puede descubrir los temas principales de sus cartas examinando tan solo los párrafos introducto-
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rios. Eso significa que en una carta paulina los primeros párrafos no son mera cortesía, como “Estimado Juan”, o “Atentamente”, sino que son expresiones vivas del evangelio y, también, guías imprescindibles para una correcta compresión de la carta. De todo el corpus paulino, Filipenses 1:1-11 es uno de los mejores ejemplos de este principio. El pasaje se puede dividir en tres párrafos: un saludo (1:1-2), una oración de acción de gracias (1:3-8) y una oración de intercesión (1:911). En el primer párrafo, Pablo modifica el formato estándar del saludo para ofrecer un modelo del tipo de humildad que va a demandar de los filipenses en futuras secciones de la carta. En el segundo y en el tercer párrafo, el apartado de la oración, Pablo le da un nuevo contenido a la sección describiendo la preocupación de los filipenses por el avance del evangelio y su propia preocupación por el progreso de estos en la fe. Más adelante, quedará muy claro que estos temas están entre las principales preocupaciones del apóstol. Humildad, Unidad, Santidad, y Hola (1:1-2). Las palabras introductorias de las cartas del siglo I casi siempre seguían este patrón: “[Nombre] a [Nombre]: Saludos (charein)”. Por ejemplo, los líderes judíos de la iglesia en Jerusalén empezaban su carta a los cristianos gentiles de la siguiente forma: “Los apóstoles y los ancianos, a nuestros hermanos gentiles en Antioquía, Siria y Cilicia: Saludos” (Hch 15:23). El comandante de Jerusalén que estaba al cargo de Pablo también empezó la carta al gobernador de Judea del siguiente modo: “Claudio Lisias, a su excelencia el gobernador Félix: Saludos” (Hch 23:26). Y en el año 40 d.C., las cuatro cartas del egipcio Amonio a su socio Afrodisio que han llegado hasta nuestros días empiezan diciendo: “Amonio, a su muy apreciado Afrodosio: Saludos”.1 Pablo sigue este patrón en los versículos 1-2 pero, a diferencia de otras cartas de su tiempo, lo alarga para darle al saludo típico una importante carga teológica. En primer lugar, en el versículo 1 Pablo no solo menciona su nombre y el de Timoteo, sino que incluye una proposición descriptiva: son “siervos de Cristo Jesús”. La palabra que traducimos por “siervos” (douloi) no se refiere a los sirvientes del servicio doméstico, sino que se trata de un término que en tiempos antiguos se usaba para referirse a los “esclavos”. Aunque en el Antiguo Testamento el término “esclavo” aparece a veces como un título de honor indicando la relación especial que los grandes héroes como Moisés, Josué y David tenían con Dios 1. El texto de estas cartas aparece en John L. White, Light From Ancient Letters (Philadelphia: Fortress, 1986), 121-24.
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(Jos 14:7; 24:29; Sal 89:3), en el contexto grecorromano de Pablo y los filipenses tenía connotaciones de humildad y sumisión.2 Con toda probabilidad, lo que los receptores de la carta entendieron es que Pablo usa aquí este término para referirse a personas que, en lugar de estar al servicio del pecado, han decidido entregarse al servicio de Cristo (cf. Ro 6:16-23; Gá 4:1-9, 5:1). Tenemos evidencias de que Pablo quería enfatizar ese aspecto del término “siervos” si observamos también las palabras introductorias de Romanos 1:1 y Tito 1:1. Estas son las otras dos cartas en las que Pablo empieza llamándose a sí mismo esclavo, y en ambos textos continúa la descripción haciendo referencia a su cargo apostólico. En Romanos 1:1 dice: “Pablo, siervo de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol, apartado para anunciar el evangelio de Dios”; y en Tito 1:1: “Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesucristo”. Sin embargo, aquí en Filipenses la única posición que Pablo menciona, tanto cuando habla de sí mismo como cuando habla de Timoteo, es la de “siervos de Cristo Jesús”. No menciona el título de “apóstol”. En segundo lugar, Pablo modifica el formato de la carta estándar al referirse no solo a “los creyentes en Filipos” (cf. Hch 15:23), sino “a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, junto con los obispos y diáconos”. Quiere que los filipenses sepan que la carta está dirigida a todos, aunque incluya una mención especial a los líderes de la iglesia.3De las trece cartas paulinas que aparecen en el canon, tan solo otras tres (Romanos, 1 Corintios y 2 Corintios) usan el término 2. Ver Dale B. Martin, Slavery as Salvation: The Metaphor of Slavery in Pauline Christianity (New Haven: Yale University Press, 1990), xvi-xviii; Witherington, Friendship and Finances in Philippi, 30-31. Encontrará una descripción fácil de leer sobre la esclavitud en el Imperio romano en el ensayo de Paul Vayne “The Roman Empire”, A History of Private Life From Pagan Rome to Byzantium, ed. Paul Veune (Cambridge, Mass.: Harvard University Press, 1987), 51-70. 3. Es probable que los términos “obispos” (episkopoi) y “diáconos” (diakonoi) hagan referencia a dos cargos de liderazgo distintos dentro de la iglesia filipense (cf. 1Ti 3:3-13), aunque no quede claro cuál era exactamente la diferencia en esa iglesia. Dado que en todos los demás lugares el “obispo” se describe como alguien “capaz de enseñar” (1Ti 3:2; cf. 5:17; Tit 1:9; cf. Hch 29:28-31), algo que no era requisito imprescindible para los diáconos (1Ti 3:8-10), y dado que la palabra “diácono” en su sentido no eclesial se refería a quien servía las mesas, es posible que los obispos tuvieran la tarea de enseñar y guardar la doctrina cristiana mientras que los diáconos se encargarían de las cuestiones administrativas. Ver Hermann Wolfgang Beber, “diakone,w ktl.” y “evpisko,ptomai ktl.”, Theological Dictionary of the New Testament, ed. Gerhard Kittel, 10 vols. (Grand Rapids: Eerdmans, 1964-76), 2:81-93, 599-622.
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“todos” en el saludo, y Filipenses es la única carta que en la introducción menciona a los líderes de la iglesia usando los títulos oficiales.4 Como acostumbra en la mayoría de ocasiones, Pablo llama a sus lectores “santos” (hagioi). Este término hace referencia al estado que esos creyentes tienen como pueblo que Dios ha llamado y ha apartado, una posición que conlleva las responsabilidades éticas del nuevo pacto, del mismo modo que en tiempos anteriores conllevaba las responsabilidades éticas del antiguo pacto (Éx 19:5-6; Lv 11:45; Ef 4:1; 5:3). ¿Cómo explicar la combinación de elementos que aparece en la descripción que Pablo hace al principio de la carta a los Filipenses, especialmente la referencia sin precedentes a los “obispos y diáconos” de la iglesia? Podemos obtener una respuesta si unimos la descripción que Pablo hace de la iglesia filipense en el saludo con la descripción que hace de sí mismo y de Timoteo. Pablo ofrece un modelo de humildad y de preocupación por los intereses de los demás, características que pedirá a sus lectores unas líneas más adelante (2:1-11). Aunque Pablo es un apóstol de Dios, apartado y llamado por él para una privilegiada tarea (Ro 1:2; Gá 1:1, 15), y aunque Timoteo es un obrero aprobado que colabora con Pablo en esa importante labor (Fil 2:22; cf. 1Co 4:17), Pablo decide no hacer ostentación de ello en la introducción de la carta. En cambio, prefiere enfatizar su rol y el de Timoteo como esclavos de Cristo Jesús. Por otro lado, honra a los líderes de la iglesia haciendo mención de los cargos que se les han concedido. Al elaborar el saludo de esta forma, en cierto sentido muestra que se preocupa más por los intereses de los demás que por los suyos propios (cf. 2:4). Como vemos en el resto de la carta, Pablo espera que cuando los filipenses adopten esa actitud de humildad y servicio, sus “quejas” y “contiendas” (2:14) cesarán, y los miembros de la iglesia que están enfrentados, como Evodia y Síntique, “se pondrán de acuerdo en el Señor” (4:2). La mención de que escribe a “todos los santos” en Filipos refuerza, aunque sea de forma sutil, este poderoso mensaje. Aunque menciona de forma especial a los líderes de la iglesia, no solo escribe para ellos, y aunque tanto Evodia como Síntique hubieran estado encantadas de que Pablo se decantara por ellas, el apóstol se niega a entrar en el juego de los favoritismos. Así, la carta está dirigida a toda la iglesia. Además, el término “santos” recuerda a los filipenses que están 4. Quizá tenga importancia recordar que las iglesias en Roma y en Corinto, al igual que la iglesia en Filipos, estaban teniendo problemas de división. Ver, por ejemplo, 1Co 1:1213, 3:4; 6:1; 8:10-12; 11:17-19; 12:12-26; y Ro 14:1-15:13.
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unidos los unos con los otros no porque ellos así lo hayan decidido, sino porque Dios los ha escogido de entre todos los pueblos de la tierra para ser su propiedad exclusiva (cf. Éx 19:5-6). En tercer lugar, como en todas sus demás cartas, a excepción de dos de ellas, Pablo amplía el saludo típico cambiando el término “saludos” (charein) por los términos “gracia” (charis) y el saludo judío “paz” (v. 2).5 Este cambio de charein por charis muestra que Pablo no quiere que las palabras que usa hagan solo la función de saludo; él quiere que contengan un significado profundo. Al usar la palabra “gracia”, Pablo tiene en mente “la gracia de nuestro Señor Jesucristo”, que “aunque era rico, por causa de ustedes se hizo pobre, para que mediante su pobreza llegaran a ser ricos” (2Co 8:9). Esta es la “gracia” por la que los creyentes se mantienen firmes, dado que a través del sacrificio de Cristo en la cruz Dios ha expiado sus pecados y ha puesto fin a la enemistad entre Dios y su creación (Ro 3:24-25; 5:2). De forma similar, la “paz” que Pablo menciona en el saludo hace referencia a la reconciliación que ha sido posible gracias a la obra misericordiosa de Dios por ellos (Ro 5:1). Por tanto, en los dos primeros versículos de esta carta, parte que podría haber sido simplemente formal y vacía de significado teológico, Pablo recoge los elementos principales del profundo mensaje que va a desarrollar en el resto de la carta. Ha ofrecido un modelo de lo que significa poner los intereses de los demás y del evangelio antes del suyo propio (cf. 2:3-4; 21-22), ha recordado a los filipenses que su estatus como “santos” implica unidad, pues son parte del pueblo que Dios ha llamado para ser su preciosa posesión (cf. 1:27; 2:14-16; 3:20; 4:2), y ha recordado la esencia del evangelio por el cual está en prisión, destacando que los filipenses han respaldado dicho avance, y transmitiéndoles que espera que sigan luchando por ello (1:5, 7; 2:27; 4:3, 15). Esta manera de apuntar a los temas que aparecerán en la carta continúa de una forma aún más evidente en las oraciones de acción de gracias y de intercesión que encontramos a continuación. Gratitud por la colaboración de los filipenses (1:3-8). En el año 168 a.C., una mujer egipcia escribió a su esposo, Hefestión, pidiéndole que regresara de su reclusión religiosa en el templo de Menfis. Después de saludar a su esposo usando la forma habitual, escribió:
5. En 1Ti 1:2 y 2Ti 1:2, Pablo cambia su costumbre levemente, pues inserta el término “misericordia” entre “gracia” y “paz”.
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Si te encuentras bien y todos tus demás asuntos se encuentran del mismo modo, esa era mi continua petición a los dioses; yo también me encuentro bien, y tu hijo y todos los que aquí están pensamos en ti constantemente.6 En tiempos de Pablo, en la correspondencia privada era habitual mencionar las oraciones a los dioses que se hacían por el receptor de la carta. Como en su saludo inicial, Pablo sigue el patrón convencional (vv. 3-11), pero una vez más lo transforma con el evangelio. En la primera parte de esta sección (vv. 3-8) informa a los filipenses de que de forma continua da gracias a Dios por ellos y explica las razones por las que está agradecido. En la segunda parte le dice a la iglesia que intercede por ellos y describe el contenido de su oración intercesora (vv. 9-11). Como en el saludo, el contenido de la oración de Pablo apunta a los temas más importantes de la carta.7 Pablo empieza la descripción de sus oraciones de gratitud en los versículos 3-4 con el comentario de que ora por los filipenses “con alegría”. La intención principal de esta descripción es subrayar su afecto por los filipenses; pero también anuncia un tema que va a aparecer a lo largo de toda la carta: el creyente debería ser alguien lleno de gozo (1:18, 25; 2:17-18, 29; 3:1; 4:4; cf. 2:2; 4:1). Una vez más, vemos que Pablo es un ejemplo de algo que, más adelante, va a pedir de los filipenses (3:1; 4:4). Para Pablo, el gozo no es el resultado de encontrarse en circunstancias favorables, sino de ver cómo el evangelio avanza a pesar de sus circunstancias y de las circunstancias de los filipenses, sean las que sean (1:18; 2:17). Así, Pablo se goza cuando se acuerda de los filipenses en oración, porque Dios está obrando en medio de ellos para el avance del evangelio. Las dos razones que Pablo menciona como la causa de su gozo así lo demuestran. La primera razón es que los filipenses han colaborado con él en la obra del evangelio desde el primer día en que él les predicó hasta ahora (v. 5). El término koinonia, que traducimos por “colaboración”, “participación” o “comunión” significa mucho más que un simple com6. White, Light From Ancient Letters, 65. Sobre la función de las oraciones de gratitud que aparecen al principio de las cartas de Pablo, ver Paul Schubert, Form and Function of the Pauline Thanksgivings (Berlin: Töpelmann, 1939); Peter Thomas O’Brien, Introductory Thanksgiving in the Letters of Paul (Leiden: Brill, 1977). 7. Schubert, Form and Function, 161-64, 180, dice que las oraciones de gratitud de las cartas de la antigüedad ya solían avanzar el tema de la carta. Pero podemos decir que las oraciones de gratitud de Pablo lo hacen de una forma mucho más detallada que las oraciones de gratitud que aparecen en la correspondencia privada coetánea del apóstol.
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pañerismo. Hace referencia al apoyo práctico que los filipenses han brindado a Pablo en sus esfuerzos por proclamar el evangelio, y a otros creyentes que suplen sus necesidades. Así, más adelante Pablo usa la forma verbal de este sustantivo para alabar a los filipenses por participar (synkoinoneo) con él en su angustia enviándole ayuda económica mientras estaba en prisión (4:14). También lo usa para recordar su disposición a participar (koinoneo) “en mis ingresos y gastos” durante su ministerio en Tesalónica y otros lugares (4:15; cf. 2Co 8:2). Por tanto, la “participación” de los filipenses por la que Pablo da gracias a Dios en el versículo 5 hace referencia a su ayuda práctica a sus esfuerzos de proclamar el evangelio.8 Además, el apóstol está agradecido porque el apoyo ha sido continuo y constante. Le han ayudado desde “el principio”, aun cuando ninguna otra iglesia le ayudó (4:15), y aunque no era una iglesia rica (2Co 8:2-3). La segunda razón de gozo y gratitud a Dios es su confianza en que Dios completará la buena obra que ha comenzado en los filipenses (v. 6). Esa obra, que se debe identificar con la salvación de los filipenses, no se consumará hasta “el día de Cristo Jesús”. Se trata de una obra que solo Dios puede hacer, pero la idea de que aún no ha sido completada muestra que esa obra implica una transformación progresiva de la vida de los creyentes. Así, la “buena obra” de salvación incluye un regalo de Dios que consiste tanto en el deseo como en la capacidad de hacer buenas obras. La presencia de estas buenas obras es, a su vez, evidencia de una fe verdadera, de que Dios ha comenzado y completará la obra de salvación en la persona que muestra buenas obras. Por eso Pablo dice en 1:28 que la firmeza de los filipenses en medio de la persecución sirve de señal de su salvación futura; y en 2:12-13 afirma que, aunque los filipenses deben “llevar a cabo” su salvación “con temor y temblor”, Dios es el poder motor detrás de esa obra. Esta es la idea que también está detrás de la confesión que aparece en 3:12: “… sigo adelante esperando alcanzar aquello para lo cual Cristo Jesús me alcanzó a mí”. La única razón por la que los creyentes pueden “alcanzar” la salvación en “el día de Cristo Jesús” es que Dios en su gracia ha alcanzado a los creyentes y obra en ellos para producir una vida coherente con el evangelio. Dicho de otro modo, los que serán salvos en el futuro viven vidas santas en el
8. Ver J. Hainz, “koinwno,j”, Exegetical Dictionary of the New Testament, ed. Horst Balz y Gerhard Schneider, 3 vols. (Grand Rapids: Eerdmans, 1990–93), 2:303-5; Witherington, Friendship and Finances in Philippi, 37-38.
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presente, pero la santidad que caracteriza sus vidas es obra de Dios de principio a fin.9 Si lo que hemos comentado es una comprensión acertada del versículo 6, entonces esas dos primeras razones por las que Pablo da gracias a Dios podrían estar unidas por una profunda verdad teológica. Pablo da gracias a Dios por la participación de los filipenses en el evangelio no solo por la ayuda práctica, sino porque es una confirmación de que Dios está obrando en las vidas de los filipenses (cf. 4:17). Además, Pablo sabe que si Dios ha empezado una obra de gracia en los filipenses la completará, porque tiene el poder de “someter a sí mismo todas las cosas” (3:21); el apóstol está, por tanto, seguro de que Dios guiará a los filipenses al reino de la salvación el día de Cristo Jesús. Y eso es un motivo de gran gozo.10 Pero aún hay otra razón mucho más personal por la que Pablo puede dar gracias. En los versículos 7-8 Pablo afirma que su gratitud a Dios nace también de su amor por los filipenses. Los lleva en el corazón (v. 7a) y los quiere “con el entrañable amor de Cristo Jesús” (v. 8). Su afecto se debe a que los filipenses han participado con él en su ministerio en toda situación, aun en la dificultad (v. 7b). En esta descripción del fiel compromiso de esa iglesia, vemos también cuál es la situación del apóstol en ese momento: está en prisión a causa del evangelio. Ya sea estando en cadenas, o “defendiendo” o “confirmando” el evangelio, los filipenses han estado con él. Los términos que nosotros traducimos por “defendiendo” (apología) y “confirmando” (bebaiosis) son términos jurídicos que hacen referencia al discurso de defensa ante un oficial (Hch 22:1; 2Ti 4:16) y a la garantía que se da para atestiguar que algo es verdad (Heb 6:16). Como muchos comentaristas creen, es posible que Pablo usara estos términos por la situación en la que se encontraba: encarcelado y pendiente de un juicio inminente (1:13, 17, 19-26). Pero los filipenses no solo le han ayudado cuando estaba en esta dura situa9. Los comentarios de Silva, Philippians, 50-52, sobre este aspecto del v. 6 son especialmente útiles. 10. Ver 2Co 9:6-15, que nos aporta información importante. En ese texto, Pablo anima a las iglesias en Acaya a que den para la colecta que él está reuniendo para los creyentes necesitados de Jerusalén, y lo hace recordándoles que Dios en su gracia les dará tanto los recursos como el deseo de “abundar en toda buena obra” (v. 8). Según Pablo, el resultado no consistirá en cubrir las necesidades de los creyentes, sino en “abundantes acciones de gracias a Dios” (v. 12; cf. v. 11). Este tipo de obediencia, que los de Acaya están dispuestos a asumir, los filipenses ya la asumieron, y según Fil 1:3-8 ya ha llevado al apóstol a expresar de forma abundante su gratitud a Dios.
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ción, así que no podemos limitar el significado de esos términos. Pablo dice que, estuviera en la cárcel o predicando el evangelio fuera de la prisión, los filipenses han estado a su lado. Los filipenses han sido, literalmente, “partícipes [synkoinonoi] conmigo de la gracia”. La nvi, junto con la mayoría de traducciones, entiende esta frase de la siguiente forma: los filipenses participan también, juntamente con Pablo, de los beneficios de la gracia de Dios, presumiblemente, la gracia salvífica. Pero dado que Pablo acaba de describir las ofrendas que los filipenses le han enviado como su “participación” (koinonia) con él en su ministerio de la predicación del evangelio (v. 5), y dado que frecuentemente usa la palabra “gracia” para referirse a su llamado a predicar el evangelio a los gentiles (Ro 1:5; 12:3; 15:16; 1Co. 3:10; Gá 2:7-9; Ef 3:2), también podría ser que en el versículo 7 Pablo se estuviera refiriendo a la ayuda práctica que los filipenses le han brindado para apoyar su ministerio.11 Debido a este apoyo, ofrecido en todo tipo de situaciones, parece que Pablo tiene un cariño especial por los filipenses, puede que un cariño más sentido que por las demás iglesias. Intercesión por el crecimiento espiritual de los filipenses (1:9-11). A continuación, Pablo les explica a los filipenses cuál es el contenido de sus oraciones cuando intercede por ellos: que crezcan espiritualmente, y que, así, Dios reciba la gloria y la alabanza. Primero expresa su petición básica por los filipenses y luego menciona el resultado que espera que Dios produzca en ellos en respuesta a sus oraciones. Su petición básica es que el amor de los filipenses crezca “en conocimiento y en buen juicio”. El término “amor” no aparece definido de una forma concreta, pero, si tiene el mismo significado que en el resto de la carta (1:16; 2:1-2), hace referencia al amor que los creyentes deben tener los unos por los otros. Dado que este significado encaja con el tema de la unidad que aparecerá en diferentes momentos de la carta, y ya ha aparecido en 1-2, lo más probable es que sea correcto decir que en este versículo el término “amor” tiene ese mismo significado. Pablo pide que el amor que los filipenses se tienen crezca primeramente en “conocimiento” (epignosis), un término que en el resto 11. La antigua traducción inglesa King James entiende la expresión “conmigo” como pronombre posesivo, así que traduce: “… todos ustedes son copartícipes de mi gracia”. (N. de la T. Ver también la traducción de la Biblia Textual: “sois todos vosotros copartícipes de mi gracia”). Aunque quizá esta no es la mejor traducción del texto original (“gracia” debería ir con “partícipes”), sí recoge lo que Pablo quería decir.
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de sus cartas siempre se refiere a conocimiento religioso, ya sea conocimiento de Dios (Ro 1:28; Ef 1:17; Col 1:10; cf. 3:10), de la justicia de Dios (Ro 10:2), de su Hijo (Ef 4:13; cf. Col 2:2), de su voluntad (Col 1:9), del pecado (Ro 3:20), de la verdad (1Ti 2:4; 2Ti 2:25; 3:7; Tit 1:1) o de todo lo que es bueno (Flm 6). Puede que Pablo no especifique aquí de qué tipo de conocimiento está hablando para referirse al conocimiento espiritual en general. Si es así, está pidiendo que los filipenses puedan entender cómo obedecer el mandamiento divino de que los creyentes deben amarse los unos a los otros. La palabra que traducimos por “buen juicio” o “discernimiento” (aisthesis) no aparece en ningún otro lugar del Nuevo Testamento, pero en otros textos griegos antiguos se refiere a “percepción moral”, es decir, a la habilidad de saber cuál es la acción correcta en una situación dada. Dicho de otro modo, la petición que Pablo hace pensando en los filipenses es que puedan expresar su amor de un modo que muestre por un lado un conocimiento de cómo obedecer la voluntad de Dios de forma general y, por otro, de forma más concreta, de cómo tomar decisiones morales basándose en la voluntad de Dios en las vicisitudes de la vida diaria. La expresión que Pablo utiliza a continuación describe el resultado de poseer dichas cualidades; utiliza dos proposiciones, y la segunda depende gramaticalmente de la primera (vv. 10-11). Si las características mencionadas arriba describen a los filipenses, serán capaces de discernir “lo que es mejor” y de ser “puros e irreprochables para el día de Cristo, llenos del fruto de justicia que se produce por medio de Jesucristo”. La expresión “disciernan lo que es mejor” se refiere a la capacidad de distinguir entre “las cosas que realmente importan” y todo lo demás.12 Es muy probable que Pablo tuviera en mente las falsas enseñanzas a las que hace referencia en 3:1−4:1, donde advierte a los filipenses de los problemas que han afectado a las otras iglesias, como las tendencias judaizantes que hicieron tropezar a los gálatas cuando iban por el buen camino (Gá 5:7; cf. Fil 3:1-11) o la errónea comprensión de la relación entre lo espiritual y lo físico que se extendió en la iglesia de Corinto (1Co 5:1-13; 6:12-20; 15:1-58; cf. Fil 3:12-21). La oración de Pablo es que los filipenses, protegidos por el conocimiento y el buen juicio que les ayuda a discernir qué es lo mejor, no caigan en ninguna de esas trampas; dicho de otro modo, su deseo es que lo con12. Ver Walter Bauer, A Greek-English Lexicon of the New Testament and Other Early Christian Literature, 2a ed., traducción, adaptación y revision de William F. Arndt, F. Wilbur Gingrich y Frederick W. Danker (Chicago: University of Chicago Press, 1979), 190.
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