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Entrevista de la escritora Yuliana Marcillo al poeta
from Casapalabras 50
Peso pluma, la levedad del poema
Yuliana Marcillo
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Pedro Rosa Balda me cita en el muelle del Gremio Náutico de Manta o ‘Capitalísima’, como lo llama. En diciembre de 2020 publicó con la editorial La Caída el libro Peso pluma, su tercera obra poética. Estamos rodeados de barcos pequeños y lanchas. Más allá el azul del mar. Un poco más allá los pájaros dándose chapuzones en el agua. Y un tanto más lejos los pescadores y la ciudad.
Esta entrevista propone un acercamiento a su obra poética, a propósito de Peso pluma y otras leguas de trabajos literarios que se trabajan en su propio ritmo y tiempo, que oscilan entre pensamientos filosóficos, haikus, pintura y prosa poética.
Pedro publicó su primer libro en 2017, Veladuras, con la editorial El Conejo. Su segundo poemario se titula Uves como cuervos, impreso en 2013 por El Ángel Editor, traducido al francés como Les Corbeaux por Rémy Durand y publicado en Francia en 2017 por la editorial Villa Cisneros Tolón. Sus textos han aparecido en revistas de papel y virtuales de Ecuador y Francia.
La vida en Francia
Nació en Manta, en la calle América. Aprendió a nadar en el mismo lugar donde nos hemos encontrado, cuando no existía el muelle y en su lugar había un rompeolas. El agua era cristalina, los peces se veían desde la superficie.
«Para mí el mar es muy importante, no sé cómo lo traicioné tantos años viviendo en París; allá, cuando iba al mar, descubría que me hacía falta, ahora me costaría mucho alejarme; es como una presencia, está en todas partes. Manta es una ciudad pequeña y manejable, no ando en carro, voy a pie, me gusta caminar, de esa forma revivo el Centro un poco, por ejemplo, todavía está en pie la casa donde nací».
Cuando tenía 23 años ganó una beca en la Alianza Francesa y se fue a Francia. No dudó en hacerlo. En Ecuador estaba siendo para otros y no para él mismo. Entonces, voló. Vivió en París alrededor de 34 años, mucho más de lo que ha vivido en Manta. Después de estudiar francés se dedicó a la docencia y a la traducción.
«Me interesaba cambiar de idioma; los idiomas tienen diversas implicaciones, al cambiar de idioma también cambias todo. La bohemia me atrajo cuando era joven, pero luego me fui alejando, al final te das
cuenta que estás perdiendo el tiempo, pasé mucho tiempo buscándome y por suerte todavía lo sigo haciendo. Quería traducir a Baudelaire, era como mi héroe de la época, quería vivir en su ciudad y estar en los lugares donde él estuvo, finalmente nunca lo llegué a traducir. Aquí en Ecuador estaba en el ruido, necesitaba estar solo, no fue fácil al principio. Siempre me he sentido marginal aquí o allá».
El poema y Zapaquilda
Pedro regresó a Ecuador en el 2014. Actualmente vive solo, bueno, no tan solo, su gata Zapaquilda de 8 años lo acompaña. A su regreso ha conseguido tener equilibrio, algo que le ha permitido la edad, la experiencia y el tiempo. Tiene algunos proyectos de publicación en mesa, aunque no tiene prisa en publicar, se considera un escritor tardío.
«Soy bastante solitario, no frecuento mucha gente, me siento mejor en compañía de los animales. Y esto también ocurría allá. París es una ciudad tan grande que te permite cierta soledad. Nunca he sido sociable. No ha sido fácil reintegrarme, he tenido que hacer mi espacio a la fuerza. Quizás en algún momento regrese a la traducción, por ahora estoy haciendo lo que siempre quise hacer: escribir, pintar y vivir tranquilo. A mí la soledad siempre me ha gustado, me gusta estar conmigo mismo, reflexionando, escribiendo, meditando».
Peso pluma es el resultado de un proyecto de silogismos y haikus. Está constituido por grabaciones, frases cortas, pero de gran densidad, imágenes y pensamientos. Pedro lo cataloga como un libro diverso. Hay una especie de descontento lúcido, hay un existencialismo que es bastante bien resuelto con humor negro.
Filosofía y proyectos
Actualmente se encuentra trabajando en un libro de pensamientos titulado Cuaderno de la ira, obra que también tendrá una sección de silogismos, prepara asimismo otro libro de prosa poética y otro de poemas un poco más extensos, pero ninguno con fecha de publicación, los textos que va escribiendo los ubica en estas secciones como una forma de ir ordenando las ideas.
Dolor, hambre, muerte, felicidad, llanto, enfermedad, artista, arte, son algunas de las imágenes que se ahondan en Peso pluma con una levedad que invita a la duda, a manera de preguntas o reflexiones filosóficas.
«La filosofía siempre me ha interesado, soy un filósofo frustrado, no la he estudiado, pero leo mucha filosofía. Colecciono pensamientos, opiniones, críticas. Me gusta trabajar con pocas frases, tengo tendencia a ser muy corto, me gusta el haiku. Quería hacer algo diferente a los otros dos libros, los poemas cortos tampoco son tarea fácil, es difícil darle el sentido. La poesía actual peca porque dice mucho, hay una exageración de la metáfora que pretende decir mucho pero no dice nada, estoy cansado de la poesía que habla demasiado y este libro también es una reacción a eso.
»Mucha gente dice que mi escritura es pesimista, yo les digo que no es pesimista sino lúcida, hay un desencanto, pero es un desencanto creativo, a la literatura le afecta mucho la literatura de autoayuda, el arte no está para salvar a nadie ni la literatura para decirte cómo ser feliz en diez pasos. El arte tiene su propio tiempo y está fuera de ese tiempo comercial y utilitario».
Rosa Balda parafrasea a Jorge Luis Borges: «hay que publicar para olvidarse del libro o para que el libro se olvide de uno». Peso pluma ha sido escrito hace mucho, pero Pedro decidió publicarlo hace dos años aproximadamente. Realizó un proceso de edición y selección de todas las anotaciones y textos que tenía en borrador. Su escritura se dio en la calle, en cualquier lugar donde pudiera tomar una pluma y un papel. Luego en casa pulía y clasificaba. La portada del libro es un cuadro de su autoría.
De roles y actuación
El libro también contiene una serie de reflexiones sobre el arte, el rol del artista y la poesía. Hace varios años, Pedro no asiste a encuentros literarios ni lee poesía en público. Huye de los escenarios y tampoco lee para tratar de agradar o ser aceptado. «Los poetas siempre están en actuación, les gusta estar bajo los proyectores, ser los mejores, los primeros, el centro de atención y se creen muy importantes. Yo creo que el poeta tiene que ser un niño siempre, cuando se vuelve adulto o adusto, pierde lo principal. El encanto del artista es conversar la inocencia, una especie de lucidez, porque hay una forma de inocencia en el arte. »El medio del arte se ha vuelto competitivo y se encuentra bajo las luces de los reflectores, es demasiado actuado. Me molesta el lado de la representación. Hay mucho populismo, los escritores le dan al público lo que quiere escuchar, en ese sentido el texto tiene que agradar al público, yo creo que el poeta no tiene que agradar a nadie, el poeta tiene que escribir lo que necesita escribir y punto, eso de querer buscar
una aprobación del público no va conmigo».
Sobre los poetas, Pedro anota en Peso pluma:
«Para llegar a decir lo indecible, si es que consigue decir algo indecible, si es que se puede decir algo indecible, ¡cuánto decible dice el poeta!».1
Palabras en la pintura
De niño, Pedro fue enfermizo, frágil. Esa condición lo llevó
1 A menudo un poeta se salva por lo que no dice. a acercarse a los libros. Siempre leía y mucho. Fue pésimo en matemáticas y bueno en humanidades. Escribe por la noche, se levanta muy tarde. Empieza a ser feliz a partir de las 16h00, cuando baja el ruido, el ritmo de la ciudad. Nunca le ha gustado la mañana, dice, despertar es como volver otra vez al mismo lugar, es como empezar a actuar, a vestirse, ser y participar en esta representación que es la vida.
La pintura la descubrió en Francia, «es una prolongación de la escritura: cuando no me salen las palabras, pinto», señala.
Mezcla pasteles, tizas, óleo. También es un aficionado a la fotografía.
«La pintura con respecto de la poesía me relaja, la poesía es más tensa, es un momento conmigo mismo de exigencia, en la pintura estoy como jugando siempre. Me gusta trabajar con los dedos e ir probando texturas y colores. Espero en algún momento poder hacer una exposición».
A propósito de la pintura, Pedro dice:
«Cuando la escritura se me queda sin palabras, pinto no sé pintar, pero pinto, pintando escribo mis silencios para exorcizar el miedo a la hoja blanca, pinto una hoja negra».
Versos de Peso pluma
Estar muerto, terriblemente muerto, y saludar todavía. e Con la luz apagada nada sostiene al mosquitero, solo el silencio.
e
(PUERTA) ¿Cuál de mis sombras de dentro o de fuera, me sale al encuentro al abrir yo la puerta? e ¿Qué parte de tu cuerpo culparás hoy de tu fealdad? e Mi felicidad es muda, mi tristeza habla hasta por los codos. e ¿Es el hombre un error de dios o dios un error del hombre? ¿quién es la equivocación de quién? e Respiras, es todo lo que necesita tu vida para doler. e Más difícil que lidiar con la propia desesperanza, es lidiar con la esperanza de los demás. e Siempre que puedes escoger entre la enfermedad y el mundo, escoges la enfermedad.