Salamandra 21-22 Índice y Editorial de la revista

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SALAMANDRA Intervención surrealista — Imaginación insurgente — Crítica de la vida cotidiana

21-22

2014 - 2015

Índice

• A modo de presentación

Grupo Surrealista de Madrid

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Crítica y onirocrítica de la ciudad • Bright Lights, Big City. Luces de Gamonal y derecho a la ciudad José Manuel Rojo • La evolución de las conurbaciones Miquel Amorós • Móstoles: un tigre sin dientes o unos dientes sueltos a los que les falta un tigre Emilio Santiago • Hacia la solidificación y relativización de la teoría del atopos Erik Bohman y Mattias Forshage • Ruido de muros Javier Gálvez y Bruno Jacobs • Encuesta sobre la ciudad onírica

10 15 18 34 40 43

Poemas Leticia Vera Pablo Cobollo Lara Vicente Gutiérrez Escudero

68 70 72

• Ante la descomposición del capitalismo. Sobre la crítica del valor Jordi Maiso • Cambiar de caballo Anselm Jappe • Jacques Camatte y el eslabón perdido de la crítica social Federico Corrientes

76 86 89

Poemas Ángel Zapata Belén Sánchez y Eugenio Castro

102 104

• La lucha de Gamonal: destellos de una vida otra • La marea melancólica • ¿Aquiesciencia mutua o apoyo mutuo?

Jesús García Rodríguez

107

Luis Navarro

112

Ron Sakolsky

118

Laboratorio de lo imaginario * Galería 13 * No espiéis los juegos de los niños * Fetiches * Revelación nocturna * Construcción de un objeto no-rizomático * Obras inconclusas * Paisajes recompuestos

Eugenio Castro y Bruno Jacobs Eugenio Castro Leticia Vera Antonio Ramírez Vicente Gutiérrez Escudero Niklas Nenzén Bruno Jacobs

136 138 140 143 147 151 154

Más realidad * Los ojos abiertos en la ciudad * La Gándara, barrio sumergido * Espejismos * Saqueadores de espuma * La estrella de Nadja

Julio Monteverde Noé Ortega Bruno Jacobs Lurdes Martínez Eugenio Castro

158 162 165 169 175

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Índice

• De un mundo que se piensa cerrado y sus fisuras Andrés Devesa • Espacio tiempo y surrealidad Bruno Jacobs • Jerez es un western Uriel Garrán • Al final de Oceanía Eugenio Castro • Los inspirados del borde del mar Lurdes Martínez

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Poemas Ernesto Sampaio Alba Pascual

204 208

• El objeto humillado Los amigos de la negación • Espejismo y materialización del objeto fantasma José Manuel Rojo • Sobre el anhelo de encontrar fantasmas María Santana • Ruinas publicitarias Antonio Ramírez • Huelga de basureros: apuntes para el reencantamiento de la vida cotidiana Jesús García Rodríguez

211 220

Poemas Andrés Devesa Jesús García Rodríguez

238 240

• La subversión onírica • El espejo de los sueños • La estancia • Compendio de historia universal en sueños

Vicente Gutiérrez Escudero

243

Olvap Oyovok

253

Leticia Vera

256

Guy Girard

258

190 192 196 198

214 226 231

Poemas Noé Ortega Lurdes Martínez Laurens Vancrevel

264 266 268

Sobre el materialismo poético • Colapso capitalista y reencantamiento civilizatorio Emilio Santiago • Notas sobre el materialismo poético Julio Monteverde • Aproximaciones a una indagación sobre el materialismo poético Jesús García Rodríguez • Materialismo poético a contracorriente de existencia virtual Eugenio Castro • Materialismo poético y existencia Bruno Jacobs • Lo que une o desune. Método científico y materialismo poético José Manuel Rojo y Javier Gálvez

272 284 290 298 303 304

• El juego del surrealismo • Delirio transductivo

Kenneth Kox

316

Jesús García Rodríguez

324

Ana-crónicas

332

Exenciones

338 Fotografías de: Almudena Rubio, Andrés Devesa, Antonio Ramírez, Bruno Jacobs, Daniel San Juan Moreno, Emilio Santiago, Eugenio Castro, Javier Gálvez, Jesús García Rodrígez, Juan Carlos Pascual, Julio Monteverde, Leticia Vera, Lurdes Martínez, María Santana, Noé Ortega, Uriel Garrán, y Vicente Gutiérrez Escudero.

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A modo de presentación

Como algunos de nuestros lectores sabrán, el último número de la revista Salamandra data del lejano otoño de 2010, lo que implica un lapso temporal de cuatro años entre esa entrega y la que ahora presentamos. Este retraso, inusual y excesivo hasta para el ritmo editorial tradicionalmente lento que nos caracteriza, no debe interpretarse como una desaparición de la actividad del Grupo Surrealista de Madrid1, sino como una manifestación más de su razón y forma de ser, en tanto que no tenemos ni la vocación ni el deber ni la especialización profesional de lanzar una revista al mercado con una regularidad determinada, sino solo cuando se considera que es necesario publicarla, y que su publicación lleva a alguna parte en todos los planos de la realidad y de la vida individual y colectiva. Dicho esto, hay que señalar también que un inesperado y buen día quince de mayo, seis meses después de la edición de aquel número 19-20 de Salamandra que consagraba un amplio espacio a la utopía, se dio un acontecimiento utopista, o ensayo de comunidad utópica, que no podía dejarnos indiferentes a pesar de sus límites obvios y de las críticas que merece y es necesario hacer. Como consecuencia, desde el 15M hasta hoy, nuestra mayor y principal actividad ha sido participar en la revuelta generalizada que se ha expresado y expresa por medio de las asambleas, las manifestaciones, las Mareas y las huelgas, la lucha contra los desahucios, los proyectos de autonomía económica y social, los estallidos de la calle. Pero tal actividad, por muy urgente y gozosa que sea, ha interferido inevitablemente en la dinámica habitual del grupo de dos formas bien distintas. Por un lado, la influencia de la onda larga del 15M ha sido para bien, pues ya no se podía ser ni actuar como el 14 de mayo de 2011, dándose por ello una apertura, empatía y colaboración con todas las personas, de muy distintas procedencias, tendencias y trayectorias, que se han reconocido en la pasión de un mismo rechazo. Hay que matizar que, evidentemente, a lo largo de la pequeña historia del Grupo Surrealista de Madrid se han dado muchas y variadas alianzas con otros colectivos «radicales», pero la luz negra que ha brillado estos años, y que pensamos nos ha iluminado y transformado en mayor o menor grado a todos, contiene una energía nueva que apunta a la superación, hasta cierto punto al menos, de las viejas relaciones de organización a organización, de colectivo a colectivo, de cuota de poder, prestigio o audiencia mediática a cuota de poder, prestigio o audiencia mediática. Son estas relaciones bilaterales e ideológicas, circunstanciales y controladas, que como un telón de acero evitaban los contagios y los mestizajes, las que a partir del 15M se han resquebrajado, surgiendo la semilla de otro tipo de cooperación basada en la lucha concreta y en la discusión abierta entre cómplices dispuestos a escucharse, aprender e influirse mutuamente, dejando a un lado, hasta cierto punto decíamos, los prejuicios e indiferencias del patriotismo de partido. Por otro lado, nuestra actividad cotidiana, mayor o menor, más o menos intensa y fecunda o débil y estéril, ha sido alterada también «para mal», en tanto que las reuniones y debates de nuevos proyectos y publicaciones se han visto irremediablemente trastornados y hasta interrumpidos. Y es la publicación que más trabajo, esfuerzo, concentración y deseo exige por su volumen y ambición, la revista Salamandra, la que se ha visto más afectada. Naturalmente, éste no ha sido durante mucho tiempo un grave problema, ya que lo más urgente, y la poesía del día y de la noche, se encontraban, descubrían y hacían sobre todo en la calle y en la asamblea, y en toda la tormenta no solo ni exclusivamente «política» sino también afectiva, simbólica, imaginaria y poética que se ha desencadenado. 1.  Valgan como ejemplos las ediciones de El Rapto nº 7 (dedicado a la convulsión del 15M) y Crisis de la exterioridad en 2012, y de Las mercancías mueren, las cosas despiertan al año siguiente.

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Pero llega un momento en el que las experiencias, discusiones e investigaciones que se han vivido de forma quizás atropellada e impulsiva piden cristalizarse, cuando llega el tiempo de la reflexión y el balance siquiera provisional, un tiempo que es también de utopía del hoy insatisfecho para el mañana insaciable, más allá de monarquías y repúblicas, del collar centralista y del collar separado del mismo y perro Estado, de elecciones y viejos y nuevos partidos, de mercados y sectores públicos, de salarios mínimos y rentas básicas, de constituciones muertas y procesos constituyentes de la muerte, hacia los cielos que quedaron por asaltar para salir por fin del subsuelo infernal en el que vegetamos. Este tiempo ha llegado, y es lo que nos ha llevado a preparar este nuevo número donde, una vez más, se encontrarán las aportaciones de crítica de la dominación y de experimentación y creación de lo imaginario y la poesía, que aparecen juntas y revueltas en un mismo plano de importancia para que dejen de ser contradictorias de una vez por todas. Por si acaso, por si esa reconciliación entre los universos de la acción y del sueño (¿acaso no son lo mismo?) no se impusiera todavía por su propio peso, tenemos que decir que si los testimonios, investigaciones y propuestas relacionadas con la poesía, los estados oníricos, la creatividad, etc., han sido siempre prioritarios para Salamandra, en esta etapa histórica convulsa e insurgente lo son aún más, y precisamente por cómo se desarrolla y qué pide tal etapa para no perecer en su intento de transformación, o de salvación ante el derrumbamiento del Estado, de la economía y de sus formas de no-vida. Por ello, esta Salamandra recoge una serie de colaboraciones y aportaciones que merecen la pena plantearse por su peso objetivo, y también porque deseamos que se planteen para que la lucha, la revuelta, la resistencia, la revolución, o lo que salga de ellas, no corra el peligro de ser incompleta, ciega, frustrante y finalmente ineficaz. Por todo ello, proponemos dos grandes bloques o ejes de reflexión y experimentación acerca de aspectos que consideramos cruciales. El primero, Crítica y onirocrítica de la ciudad, está dedicado al espacio físico, económico, social, ideológico, antropológico y poético en el que vive la mayoría de la población, y donde se han dado y se darán algunos de los movimientos más determinantes del Gran Juego que decidirá el destino. Así, este bloque conjuga la crítica del urbanismo y la reflexión sobre las resistencias que genera con la exploración de la ciudad onírica, o de la poesía de la ciudad que late todavía enterrada bajo la megalópolis, y que aún alienta en nuestros sueños y despertares individuales y colectivos. Es en tal dirección donde apunta la Investigación surrealista sobre el imaginario de un barrio, realizada en Móstoles, y la Encuesta sobre la ciudad onírica que se pregunta por «las influencias mutuas que se dan entre el onirismo y nuestra experiencia de la urbe». El segundo bloque, Sobre el materialismo poético, ofrece el resultado siempre provisional de un largo debate interno que desde 2001 aborda tal cuestión. Como se verá, este concepto, o mejor práctica intuitiva y pasional, lejos de estar cerrado admite definiciones tan variadas como complementarias, sea la «experiencia material fundamentalmente poética de la realidad», la «reconstrucción de la vida concreta a partir de las relaciones poéticas particulares que se producen en ella», o, en fin, el «intento radical de transformar la realidad dada y crear otra cosa, partiendo del deseo como realidad inalienable que conjuga voluntad, fantasía y erotismo». Ni juego estético ni divagación filosófica, querríamos plantear el materialismo poético como una cuestión urgente y trascendental ante el colapso del capitalismo industrial y su hedonismo consumista, que generará un vacío de nihilismo y desesperación psicológica y vital que deberá ser colmado, entre otras formas y prácticas de libertad y autonomía, con el deseo de levantar colectivamente una nueva civilización reencantada. Pero si de algo se reclama el materialismo poético es de lo concreto, y de las prácticas y fenómenos concretos en y por los que vive la poesía. Dos secciones habituales de la revista, Más Realidad y Laboratorio de lo imaginario, dan respuesta a tal exigencia. La primera documenta ciertas señales de la irrupción de lo maravilloso en la vida cotidiana, por medio de experiencias cuya densidad poética fuerte desafía la vida amarga del capital. En cuanto a la segunda, acoge algunos ejemplos de la imaginación creadora, invitando a que el juego experimental con la imagen de una persona se contagie a otras muchas. Tal proceso de creación abierta y de comunismo del genio, que siempre ha defendido y estimulado Salamandra, nos parece ahora

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aún más decisivo, cuando la reivindicación de una creatividad y una imaginación contrapuestas a las de la mercancía es un clamor, y casi un lugar común, entre tantos y tan distintos movimientos y colectivos; y sin embargo, tal aspiración liberadora suele traducirse en formas y contenidos políticos, generando un imaginario que es solo radical en tanto que militante, y olvidando tanto las temáticas como las estéticas verdaderamente autónomas, es decir, propias de la subjetividad ingobernable e imprevisible de cada individuo que de ninguna manera puede agotarse o limitarse a la lucha contra el poder, o a los lenguajes formales heredados de la publicidad, el museo o el repertorio iconográfico y lingüístico que esté de moda en el ghetto. Naturalmente, si pasamos de las imágenes a las palabras encontraremos la misma exigencia y el mismo deseo, pues tal es el objetivo inactual y la inútil inutilidad de los Poemas que presentamos: abrir los vasos comunicantes entre el lenguaje y la vida para que la misma boca de sombra se manifieste en el poema y en la experiencia poética, y contagiar su oráculo, pues en efecto el mensaje interior siempre ha estado al alcance de todos los inconscientes. Por otro lado, el lector volverá a encontrar un amplio abanico de textos que pretenden ajustar cuentas con la dominación: desde un punto de vista más teórico, los ensayos de Teoría del valor, del trabajo y de la revolución abordan estos problemas a partir de las aportaciones del Grupo Krisis, Anselm Jappe o Jacques Camatte, y en un plano más inmediato las colaboraciones de Focos de incendio analizan el fuego y el apoyo mutuo que han prendido en la revuelta de Gamonal, las variopintas Mareas u Occupy Wall Street. Por último, hay ciertas luchas, conflictos y acciones, y determinados fenómenos de descomposición de la economía, que se corresponden con las exigencias y expresiones de la poesía por otros medios, como sugieren los textos de Objetos, fantasmas, basuras y otras huelgas. Un impulso análogo de resistencia y utopía atraviesa las Experiencias de la exterioridad, que insisten en la brecha abierta en el anterior número sobre la fuerza revolucionaria de la exterioridad, o «aquello que no ha sido aún humanizado, culturizado, modificado ni tecnificado por el capital, y que por tanto es aún capaz de fecundar la capacidad de maravillamiento desde afuera». Sin duda, un ingrediente de tal maravillamiento es su dimensión e intensidad onírica, y precisamente las intervenciones de Subversiones, reflejos y ucronías del sueño ofrecen una inmersión en el mismo y en su centralidad existencial irreductible que el sentido común de derechas e izquierdas desprecia escandalosamente por igual, quizás porque excede la buena digestión de ambos. Y si hay algo cercano al sueño es el juego, sobre el que Kenneth Cox reflexiona dando varios ejemplos de cómo es experimentado por los grupos surrealistas en El Juego del Surrealismo. Por último, la sección de Ana-crónicas toma el pulso de algunos libros y revistas que por su interés merecen rescatarse de la conspiración de silencio que suelen sufrir, mientras Exenciones levanta acta de algunas acciones, escenarios y modelos de la guerra social, destacando en esta entrega la inflación delirante de la dominación tecnocientífica, ejemplificada en el gobierno de los drones y la manipulación mediática del atentado de Boston de 2013.

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