J^U
Las
Mejores
Poesías'"^ t-
de
Víctor
Domiiifro Silva
^- ásperos o armoniosos, lánguidos o bravios,
oscuros pero
libres,
groseros pero míos!í>
O*:',
Soc.
Imprenta -
i
Galería
Litografía
Universo
Alessandri. 20
SANTIAGO de CHILE 1918
.
índice
Prólogo Profesión de
I.
fe
Canciones de amor
i
de dolor
Acción de gracias
Por
los barrios lejanos.
Obsesión
El soneto de
"3 25
la
tarde..
27
Pobre ilusión
29
Diálogo
33
Rostros de mujeres
33
Oh
39
tú!
VÍCTOR DOMINGO SILVA
4
T^.l
beso
Desde
Z|I
lejos
45
Solos
51
El
53
regreso......
Armonía de otoño
55
Carta
61
filial.
>
La oración olvidada
67
Canción de
73
estío
Sonata de invierno....
79
El dolor de morir
85
La cuna vacía
89
¿Nunca ya?
93
Perfil
99 103
Cartas de allá
T raga me Balada del
Tema
:
117
violín
para una poesía
11
•••
119
Los aventureros.
123
Las tristezas de John
127
Cristo en el cementerio de los niños...
133
Tony
^37
está triste
Música en
la
Plaza
14^
ÍNDICE
II.
Voces de
la
Tierra
la luz lejana
145
Por los mares
cU^I
sur........
155
VA circo pobre
Eu
cumbre
la
169
Evocaciones de
Mirando Lo quü Bajo
163
;
al
me
tierra natal
177
Río
181
dijeron las espií^a^
191
Pampa
199
el sol
Merlín en
la
de
el
la
bosque
215
Parábola olvidada
223
Don
El Viernes Santo de
Quijote
231
Oracivón
273
III.
Odas
i
Arengas
Gloria
243
Ton su sombra
249
Al pie de
la
bandera
,
257
Sursum Corda
263
Canto secular
269
La nueva Marsellesa Tríptico
Moderno
A Jack Johnson
=
277 283 291
VÍCTOR DOMINGO SILVA I nitccl
States, for cvcr!..
207
Allons, i'iifants de la Patrie!
3(v]
l^^xcelsior
309
Maro nostrum
315
Rule, Britaniiia!
325
Béljica Mártir
331
Eisen uncí blut.
339
Nuestro Siglo
345
k^
I.
11.
111.
Canciones de
Voces de
Odas
i
la
Amor Tierra
Arengas
i
de Dolor
A un Poeta de Chile
¿Nu habrá para
la
pluma gastada
que en la cotidiana labor,
como arado por guiamos
tierra
de guijarros
sembrada
con un suspiro de dolor,
una hora de fuga por rampantes de
la
los
senderos
juventud,
cuando eran comunes nuestros derroteros i
la Poesía
nuestra virtud?
Poeta, llama, a los nuestros,
i
emboca
de nuevo tu áureo clarín;
que la Patria
i
del lino hasta
el
el
mensaje con
a que la
mi
Raza oigan de
tu boca,
otro confín, la
verdad nueva
voz no alcanza a dar
cadencia
pon en
la
i
el
tu verso
brío que las
mi
cantar.
almas eleva;
J^R()LO(iO
Que
el
mundo
bajo la zarpa del Odio
que desangra su corazón,
un
vuelve a escribir
marjen de
al i
la
salvaje episodio
Civilización,
hasta en estos bíblicos lares
donde hoi
la
paz fué diosa ayer,
hermanan sus
bienes los leaders populares
con arrullos de engañosa mujer.
Los sabios
—
oh,
niños graves!
los
—pensaron
haber embalsamado al gladiador; los i él
muros de su tumba de pronto vacilaron, resurjió, de ciencia
La
i
tiempo vencedor.
refinada jente del siglo,
un
calofrío
sintió en su frájil espina dorsal, {i
había en esto miedo,
algo
i
como voluptuosidad
Era
también, oh. Dios mío, carnal.)
la intuición de la trajedia, que crispa
los nervios
con sádico poder;
más que
placer, era
que
el
al árbol viejo
como
la chispa
hace estremecer.
A l^M
¡Fuera Sentía i
el
POHTA
máscaras contritas!
las hipócritas
mundo ansia
todos azuzaban,
fin LE
Di:
de guerrear,
como en
hombres de las cavernas con
Cada
sed del rojo licor. el
i
es
(Danse citas
los del bulevar.)
débil en torno piensa que se
al olor de la sangre,
hasta
arena.
la
desmaya
que muere de sed:
Para que vaya
borde, precisa que
ordenen: bebed!
le
I entonces otros, la codicia
i
el
miedo
por espuelas, veránse sobre muertos pasar tras el botín.
La Europa
será
un ruedo
de fieras en anacrónico avalar.
¡A se
las
armas, cristianos!
La
Escritura
resume en una traición;
Huerto de
los Olivos,
emblema de amargura,
etapa de la Crucifixión.
¡Es la
lei,
es la lei!
De
st{
lo
implacable pensáis rehuir.
O
esplotáis
o
mandato en vano
como fuertes a vuestro propio hermano,
aprendéis de su fuerza
el
deber de morir.
PROLOGO
La palabra
del débil
podrá
la del fuerte lo es dos veces.
La espada
bajo
el
la bala de co.ñón.
indio perdió su libertad antaño
el
una
brazo criollo que fué recio
hombres rubios son
los i
el
¿Razón?
del antiguo caballero
no hará desviar
Así
pero
ser justa,
valor no es
ya
vez;
ogaño,
los fuertes
juez.
Los Estados Unidos [Washington
el
Patriarca,
desposar la Libertad
al
de fecunda projenie, creyó sellar
el
arca
de la guerra para esta su heredad) hoi
con i
empuñan el
el
guante de hierro que anonada
vencido al vencedor,
como aguiluchos que dejan
la
nidada
vienen los nuestros en redor.
He
aquí la sentencia,
el
juicio de las
armas
para nuestra América feraz: probad que que contajia
os pertenece lo que tenéis.
un miedo
falaz?
—¿Alarmas
A UN
poi- lA
Nó, licnnanos! Hs sobre
el
Presente,
proyecta hacia
con
el
el
i
que
que jira
Ayer
el
Futuro. Hacha,
o pira,
eterno morir o vencer.
a defender el
ciliLi:
la historia
Que cada cual posea
que
nr:
i
que su brazo alcance
lo
a cultivar;
pueblo que se duerma, ha de verse en
desnudo, herido
Ni aún
i
sin hogar.
ya verdad que
es
el
las batallas
decidan la suerte final, sino la raza fuerte que traspasa las vallas del huerto del
para otro
Bien
i
del
Mal,
cojer el fruto que indolente
no supo defender...
¿Queréis que os diga brutalmente la
parábola de
La
tierra,
Mañana
hembra que
i
de Ayer?
el
desvío llora
de su dueño, vendrdse a entregar a quien de veras muestre que la adora,
a quien la sepa fecundar!
trance
PR0L0(;0
La Raza
cubre, inconsútil manto,
a la Patria;
temed que al
mezquino
si
es,
con fácil encanto
tiente
Conquistador su desnudez..
Poned
oido a la tierra, donde hablan
las cenizas de la Tradición,
que a i
con
solas,
marchad con
Velad sobre
anuncien que mellaron al
los poetas,
sus diálogos entablan,
la Civilización.
las
los
armas, hasta que las fanfarras
Hijos de
los colmillos
i
la Libertad
arrancaron las garras
Cancerbero de la Divinidad.
Ernesto Montenegro. Nueva York,
Abril de 191 7.
* *
—
de Te
Profesión
Aquí i
estoi. Soi el
canto
al par.
rapsoda. Camino
Me absorbo en
lo
profundo
de la naturaleza. Peregrino
meditabundo
del pensamiento, voi,
entre la hostilidad de los odios,
—
humanos
esos, oscuros salteadores
esparciendo mis sueños
como
deshojando mis versos como
granos, flores...
Así voi, visionario de la vida,
amando
lo
dejándome
que vibra llevar,
i
lo
que
late,
tendiendo brida
a mis íntimas ansias de combate;
soñando con
el
bien,
como
Quijote,
VÍCTOR DOMINGO SILVA
lO
odiando
mal
el
provocando
i
de las jentes beatíficas,
menguado
del
Nací
así.
rocín de
el
pasmo
al trote
mi entusiasmo.
¿Qué he de hacerle? Soi un
Nací para luchar. Por eso vivo, i
tengo algo de Dios cuando desflocó
a todo viento mi penacho altivo.
Vivo para
los
sueños que fecundo,
vivo para los versos que derramo i
no comprendo
la
mundo
razón del
sino por la virtud de lo que amo...
Así voi, saludado por la gracia
de mi propia ilusión.
más
fuerte ni
No
es
más noble que mi audacia. mi brazo
Mi
fe
mi
solo culto la belleza.
está en mí,
tengo,
como Pan,
es
mi bandera-
Vivo
por la divina fiebre en que
No
mi quimera
me
los pies
abraso.
de chivo;
pero calla la selva cuando paso...
Porque
la selva, ese
órgano sonoro,
sabe de la armonía de mis voces i
yo entiendo su lengua, que
Habla
la selva,
i
es
de oro.
son los tenues roces
loco,
PROFESIÓN DE FE
de la fronda en
la
procreador
(jiic
los pistilos
el clorófilo
verde,
amor de
el
Como la
fronda, es
el
diluvio
baña,
polen rubio,
el
la tierra
hecho montaña...
la selva soi.
Siento que vibra
vida en mí,
c(
mo
en la selva, en ruidos,
que de cada nervio
i
I
i
cada
fibra
arrancándome va desconocidos acordes, al pasar: unos violentos, otros plácidos, vagos o profundos. Si los
créala vida, mis acentos
como
fuerza es que sean,
Adoro en mi
ideal.
yo, errabundos,
La primavera
no vale menos porque esté perdida,
ya que la
se ve el azul
como
si
fuera
primera mañana de la vida.
Adoro en mi solicita
mi
ideal.
espíritu con
recojimiento...
mi corazón
Adoro en cuanto
es
mudo
¡Pleno de su encanto,
ccmo un
dios desnudo!
Mi raza vive en mí, como yo en Quiero ser el
el
ella.
poeta primitivo,
que arrancó su horóscopo a
la estrella.
I
12
VÍCTOR DOMINGO SILVA
,
el
que, ceñidas de laurel
las vastas sienes, arrojó
olivo
i
en la sombra
todos sus himnos en un haz de lampos i
al tacto
de sus pies tendió una alfombra
de milagrosas
Quiero ser
por los campos.
flores
poeta, hijo
el
i
hermano
de la tierra feraz, robusto brote
que
Bardo i
con
se abre
el
profeta, artista
i
todo!...
Que
se
una mano...
jesto de i
sacerdote,
pierdan en
el
viento
mis frenéticas voces, siempre llenas de este amor de la raza, que yo siento crispar mis nervios
i
Rudos mis versos
espandir mis venas!
son; pero en su aliento
hai algo de las ansias intranquilas i
algo del colosal deslumbramiento
que produce en de la raza,
las vírjenes pupilas
augusta, la increada
la
visión del porvenir...
¡Alondra i
amo La
La
soi
la luz
su éxodo.
que canto en su alborada
porque
luz es lo
luz,
Yo hago
más
la luz es todo!
alto, lo
sombra de Dios,
es
más
libre.
mi quimera.
Por eso quiero que en mis versos vibre,
3
I'ROFESIÜN DE
juventud inmortal, i
la luz,
¡Yo
La noche sin luna
es bella, i
se derroche...
como amo
la claridad
sí;
1
primavera
la
hecha prisma,
amo
l'K
pero
sin estrellas
el
día!
noche
la
¿qué sería?
¡Sueño con estinguirme entre los míos!
Aguardaré i
crepúsculo cantando
el
cuando lleguen
los
primeros
a aterirme los músculos, se
fríos
cuando
i
hundan mis plantas en
Selva Oscura
la
de donde nadie ha vuelto, ya vencido, he de pedir a estrecha sepultura la quietud,
i
el silencio,
Quietud, silencio, olvido!
para mi vida aun. Creo en mi I
sólo con
fe el
i
Amo
olvido...
el
i
i
No
los quiero
admiro.
en mi esperanza espero.
último suspiro
dejaré de cantar... Mi alma se abraza a su divino ideal. Sigue su huella; i
con honda emoción ve que
busca
la luz
para bañarse en
^ *
la raza ella.
Acd ón de Crdcías A
tí,
mujer,
ciue
me amaste
un minuto de in vida, cuando a mi alero
llegaste
como una alondra
perdida;
i
a
tí,
amable vendedora
de besos, que no quisiste
con tu boca pecadora beber de mi vino
i
a
tí,
triste;
musa de mi infancia
que siento en mi alma vibrar con la dulce resonancia de una
campana
escolar;
VÍCTOR DOMINGO SILVA
1
'.
<fe-i-
i
a
muda
con
sorpresa oí
una poesía
decir
antaño por mí;
escrita
a
i
i
a
hermosa, a quien un día
.tí,
suave
tí,
traviesa
tí, i
i
soñadora;
i
a
tí,
por tu alta silueta;
i
a
tí,
por tu tez de aurora;
i
a
(k)queta;
tí
por saber
i
a
tí
por saber cantar;
i
a
tí
por saber sentir;
i
a
reir;
por saber soñar;
tí
i
a todas, por haber puesto
en mi vida vagabunda
un rayo, una nota, un que
la
jesto
tornaron fecunda;
a todas por haber sido
como
el
arroyo que pasa
cantando gloria del viajero
que
al
oído
se abrasa;
ACCIÓN
nii
GKACIAS
I "
-^r*
por haber hecho brotar
en mi alma una luz de
como vierte
la
estrella,
arena del mar
agua bajo
la huella;
.
\
por haber, un solo instante, ion
un soplo de pasión
sacudido liorror de
.
mi corazón;
os i
desolante'
el
debo un voto de gracias
os entrego lo que os debo... '
Brida quieren mis audacias i
para lanzarse de nuevo!
Al insecto diminuto
que poliniza las
flores
debe algún árbol su fruto: así os
debo mis dolores,
i
mis dolores han sido
mi vida, pues me todo,
menos
el
lo
han dado
olvido;
nada, fuera del pecado!
7
VÍCTOR DOMINGO SILVA
l8
Pero, entre, todas, a
noble amiga
tí,
compañera,
i
que eres siempre para mí la
más
alta, la
a
hai
de
tí,
primera;
que no ignoras cuanto
miseria
en
mis
días:
mi incurable desencanto i
mis raras alegrías;
que no ignoras una sola de mis íntimas torturas: ni el orgullo
que
me inmola
en la cruz de mis locuras;
ni los callados terrores
de mis lúgubres tormentos, ni los
hondos estertores
de mis grandes desalientos;
tú que llorando conmigo te
has uncido a mi fracaso,
recojiéndome
al
abrigo
de tu bendito regazo;
ACCIÓN DE GRACIAS
tú
acallas
(.[xw
I9
mis sollozos
con tus palabras ardientes en
los vastos alborozos
de las horas ronñdentes;
tú,
de mis luchas testigo;
tú que nunca te has cansado
de soñar junto conmigo... ¡tú
que siempre has perdonado!
tú que con tus claros ojos
has visto bien ccmo i
soi
vas limpiando de abrojos
la
senda por donde
tú que,
al
voi;
borde de
la
cuna
de nuestro ánjel, has vertido
rayos del
sol
siglos de
amor
tú,
mi corazón,
de luna,
i
en
i
de olvido;
fin,
libro
a cuya mirada abierto,
no podría ocultar nada... ¡ni
siquiera que está muerto!
VÍCTOR DOMINGO SILVA
iO
A
tí
matar en mí
que siempre has sabido la
blasfemia
haciendo en tu pecho un nido para mi musa bohemia;
a i
tí
por tu inmenso amor
por todas tus virtudes,
he de deber la mayor
de todas mis gratitudes.
Por nadie, está
mi selva
¡Por
tí
la
si
florida...
tiembla
i
no por
tí
.
sangra
allí
mitad de nuestra vida!
Es
hijo del
corazón
este libro algo sombrío: lo i
comenzó
la ilusión
ha de acabarlo
el hastío.
Tómalo, pues, en ofrenda de gracias. Dale tu palma,
ya que
él
conoce la senda
que va derecha a tu alma.
ACCIÓN DE GRACIAS
Lleno de temor
lo envío:
\
mas
si
lo
objetas, te arguyo
(jue
si
es tuyo, es por ser mío;
que
si
es bello, es por ser tuvo.
j^
^
21
\^r
lo:s
fían ios Lejci nos
Paseo mis tristezas por los barrios lejanos. 3e pronto, por la clara lacia la [ue
paz nocturna,
ventana
la clásica
en su temblor denuncia
la
desata
se
sonata
inquietud de las manos.
¡Oh, idilios familiares en que los viejos
on cómplices que guiñan a
la
luna de plata!
íQué candidas ternuras son esas? [ue se oye,
'.
el
me
luna...
La
más que una sombra.
en
Don
estuviera la que
los labios
me nombra,
Juan, suspira: amor...
ventana... Silencio
— Ah, —pienso — si os labios
quieres? no soi
clamor de una alma lejana que
ni corazón, eterno
La
Ese «ingrata»
¿no lo dicen unos celos tiranos?
Recuerdol qué
ante
pianos
i
en
i
poesía.
me puso un
el ojal la flor!
día
4
•¿\mé¡mMimA&
Obsesión Hasta aquí me persigue?! Es en vano que huya
me
i
La mustia
flor
oculte con medroso tiento.
me acecha
está lleno de tu alma
En en
el
;Ah,
la
el
desde
el
piano,
aposento.
hoja de un libro, arde tu mano;
quieto marfil, duerme tu acento. si
cual nos
vengamos de un
tirano,
pudiese estrangular mi pensamiento! Morir!
I a qué?...
mi brazo, ante ¡Es que
me
el
No
es
que
espanto de
se torne inerte
la
muerte.
acusarían mis despojos,
pues sé que, aún más allá de mi agonía, tu luminosa imajen surjiría
sobre
el
ópalo turbio de mis ojos!
5oneto de
tarde
la
¿Por qué estoi melancólico? Es la hora del vermouth, del fastidio
la neblina,
i
cuando de nuestro espíritu en
la
ruina
cada recuerdo es una trepadora.
Sobre la urbe espléndida
va i
la
el
cielo,
Dejo
Xo Me
sonora
sombra a tender su muselina con su estrella vespertina,
una inmensa soledad que
es
la
copa
i
llora.
pienso... Pienso
sé que hacer...
mucho.
La charla me
contrista,
parece de súbito que escucho
las i
i
confidencias de
cuando en
hallo,
el
un dolor
secreto,
papel clavo la vista
en vez de una lágrima, un soneto.
'jiV*ií
Pobre
Ilusión
Diviso un sombrero, una pluma
coronando una
La i
mis ojos
se
grácil silueta.
me
ilusión
engaña,
van persiguiéndola...
Pero mi corazón habla,
— No
i
me
dice:
es ella...
Contemplo unos ojos profundos sobre dos amorosas ojeras.
La i
los
míos
se
me engaña
ilusión
avanzan a
Pero mi corazón, habla
—No
verla...
i
me
es ella..,
dice:
o
VÍCTOR DOMINGO SILVA
3
Escucho una voz en que
se
unen
alegrías, ternuras, tristezas.
La el
i
me engaña
ilusión
oído aguardando se queda...
Pero mi corazón, habla
—No Admiro
el
i
me
dice:
es ella...
fantástico brillo
de una blonda, imperial cabellera.
La i
las
manos,
me
ilusión
me
febriles,
Pero mi corazón habla,
— No
engaña,
tiemblan...
i
me
dice:
es ella!
Escucho unos pasos levísimos i
un frufrú de mujer
La i
llena
i
de seda.
me engaña
ilusión
un perfume mi boca entreabierta
Pero mi corazón habla,
—No
i
me
dice:
es ella, no,
no es
ella
,
POBRE ILUSIÓN
Tumbado
rn mi mesa trabajo.
Suspirando, abandono
La
Cuándo será que
me engaña
las pajinas trémulas...
corazón
el
— Es
poema.
el
ilusión
anima su imajen
¡
ella,
al
me
diga:
ñn, es ella!
Ella que habla, que canta, que
me
que en un rayo de
sol se
que es fragancia en
las flores
i
31
encendido temblor en
ríe,
acerca,
que beso
la estrella.
Ella que anda, divino trasunto
de la primavera, ráfaga imprevista,
mariposa inquieta, golondrina de amor que
me anuncia
la
dormida pasión que despierta,
la
fugaz juventud que renace,
la
dicha perdida que
al
cabo
regresa!...
Diálogo
— Poeta, — Oh,
los espejismos
tan vagas
Oh,
el
¿qué adoras?
i
estrañas
raudo
desfile
— Poeta, — Oh,
los
de aquellas auroras
como encantadoras. de todas las horas...
¿qué sueñas?
grandes ojos, las bocas risueñas,
los dientes perlados, las los largos cabellos
—Poeta, — Oh, Oh,
el
el
manos pequeñas,
de trenzas sedeñas...
¿qué cantas?
sonoro estruendo de locas gargantas!
peso divino de tantas
cadenas de
flores
i
tantas
que arrastro a mis
plantas,
VÍCTOÜ DOMINGO SILVA
34
— Poeta,
¿qué lloras?
-Oh, los espejismos de aquellas auroras
tan crueles
Oh,
el
i
tristes
como engañadoras.
lento desfile de todas las horas.
^ 2¡í6.
Postros de Mujeres De tedas mis andanzas como un
i
peregrinaciones,
guardo
licor celeste
las
emociones.
Cansado a veces, harto de vivir esta vida vulgar, siempre tirana, pero siempre aburrida
vuelvo los ojos mustios a los días tempranos
en que erré por cien pueblos distintos
I
las
siempre son
las
que van, como
mismas
flores
i
lejanos.
visiones femeninas
en medio de las ruinas,
surjiendo, sin contornos precisos, del pasado
para hacerme de nuevo soñar lo ya soñado.
¡Amables rostros, jestos dulces, suaves sonrisas de adolescentes, tenues miradas indecisas, os juro que, al sentiros,
no acarició siquiera
la
mi corazón gastado
scmbra de un pecado!
VÍCTOR DOMINGO SILVA
36
¡Cuántas veces,
al
paso del tren, entre
el
tumulto
de las jentes viajeras, divisé medio oculto por
el
celoso alero,
un rostro
curiosillo
como una golondrina moviendo una
Los dos diamantes negros, entre sonriendo i
al
me
desvariar con
¡Cuántas veces
i
al
se ajitó
el florido
encaje
seguían a lo largo del viaje, ellos, ni el
mordían, como suelen,
que
cortina!
el
el
ansia ni
el
hastío
pensamiento mío.
vago tremolar de un pañuelo
por otro, fué para mí un consuelo;
temblor de una lágrima sobre un rostro abatido
correspondió, en
el
fondo de mi pecho, un latido!
Oh, los amables rostros que nunca he conocido!
En
horas melancólicas, ha bastado
de un piano,
el
el
sonido
eco vago de una voz arjentina
para crear en mi alma la visión femenina.
I
con algo tan suave dentro de mí, tan puro
como un sueño de de mi alma
i
virjen,
he cantado, en lo oscuro
de la noche, alguna de esas bellas
canciones sin palabras que escuchan las estrellas,
ROSTROS DE MUJERES
No saben ideal,
mismas,
ellas
37
las miijere'^,
que nuevo aliento de espiritual
qué encanto i
í^anto,
recibe acariciando su imajen fujitiva
mi corazón, que sangra como una perla viva!
Yo
os adoro, visiones, con
amor de mendigo.
Entre mis horas muertas, os busco i,
i
os persigo
llena del encanto de las cosas sencillas,
ante vosotras mi alma se pone de rodillas.
«Gracias! Gracias!» murmuro, sintiendo que en se I
ha aplacado una angustia,
se
mi vida
ha cerrado una herida.
en un fondo glorioso, lejos de los placeres
tiubadores, diviso los rostros de mujeres:
unos risueños, otros melancólicos, finos todos,
i
con la gracia de unos ojos divinos
que miran hondo con
el
amor que
i
lejos,
que están soñando acaso
viene,., pero
que va de paso!
¡Amables rostros, jestos dulces, suaves sonrisas de adolescentes, tenues miradas indecisas, os juro que, al sentiros,
no acarició siquiera
la
mi corazón gastado
sombra de un pecado!
iOh Tú!
Arrastrarme hasta
tí;
tener las tuyias
entre mis manos; escuchar tu acento;
besar tus ojos; respirar tu ahento; lograr que no te mofes ni
me huyas
antes de oirme; saborear contigo la
paz de
los crepúsculos
de antaño,
cuando, rodeados de un silencio amigo,
llenábamos de
flores el
escaño
confidencial; sentir que poco a poco
sube a
la
boca
el
mirarnos mucho,
corazón opreso; i
al
impulso loco
de la pasión, fundirnos en un beso... Ai! pensar
que todo eso
es lo
que invoco
en mi inconmensurable desvarío, i
es lo
pensar que todo eso
imposible para mí. Dios mío!
VÍCTOR DOMINGO SiLVA
40
II
nombre
Seguirte amando; recordar tu i
estarlo repitiendo eternamente;
vivir
muriendo de
la sed ardiente
de tus caricias cálidas; ser hombre
como un
niño; a todas horas
i
llorar
i
en todas partes evocar tu imájen
i
no evocarla sin que abrasadoras
lágrimas
—
ríos
de amargura
hasta mis labios; concihar
—bajen el
para soñar contigo;
i
al despertar, sentir
nublado
sueño
luego, triste, el
ceño
por la inquietud de lo que ya no
Ay! pensar que todo
existe..,
eso, esta
agonía
sobre la cual, divinizada, flotas, es la verdad, es la
jl
cómo no ha de
verdad sombría!
ser
mi poesía
mi vida entera que desangra a
gotas!...
El
Beso
¡Luz de los infinitos horizontes,
cómo i
el
te siento huir!
Pasó
la siesta
día va en derrota... Están los montes
vistiéndose su túnica de fiesta:
sobre las cumbres se estremece un lampo
de
sol,
En i
como una lágrima que
torno mío se entristece
está tan triste
¡Tan
triste
como yo
como
de la ciudad que
yo!
me
el
arde...
campo
la tarde.
Vengo de huida
odia
i
que rechazo;
vengo a buscarte, a hundir mi dolorida cabeza en tu regazo, fuente eerena
en donde quiero renovar mi vida...
VÍCTOR DOMINOO SILVA
42
¡A ver
si
llena
la esencia virjen de tu
edad
mi corazón, que apuñaleó
Huyo
de todos
No
o hastío?
pero,
me
al
la
pena!
de todo. ¿Es miedo
lo sé.
seguir viviendo
digo
i
florida
Pero no puedo
como
vivo... «¡Fuera!»
espectro de mis malos días;
aun
al sol,
en plena carretera,
siguen persiguiendo
como
a fiera
las ideas sombrías.
...Ah,
defiéndeme
tú!
Tus manecitas
son milagrosas.
Defiéndeme con
ellas;
lucha con mis quimeras inauditas; apártalas de aquí... Son horrorosas. ¡Lleno está mi camino con sus huellas!
Mustio, vencido, sin voluntad, sin voz,
heme
a tu lado.
Los años que he vivido son como abismos por donde he rodado, ¡Necesito de
tí!
paz de virtud lo
Calor de nido,
es lo
que tienes,
i
eso
que mi corazón desconsolado
busca en tu boca: ¡olvido!
EL BESO
¡Tn beso! Cede (le la
al
43
ímpetu inconfeso
pasión... l'n beso!
Yo
lo pido,
a tu ternura.... ¡un beso!
jl'n beso!
Dame un
beso.
Vuelca tu corazón, déjalo impreso sobre mi boca torva
recojida,
i
¡Dame tu corazón! Dámelo, con
él
tu amor;
i
Que
i
dame
con tu amor, se
la vida...
derrame
tu juventud sobre mi frente, en
flores;
que de tu boca fluya tu juventud sobre mi angustia...
de la suprema confesión
«¡soi
i
luego
tuya!»
vayanse consumiendo mis dolores
como en una
¡Un beso!
vorájine de fuego...
Dame un
beso!
Jesto de gloria en actitud de gracia;
signo que sella
el
íntimo embeleso
de dos almas; hoguera
que va alumbrando nuestros pasos, hacia la
eternidad de amor que nos espera!...
^
¿*t
Desde
lejos
Niña
como
jentil
la
que ante mis ojos pasas
sombra de mi am(>r primero,
¡qué dulce es
el
ensueño en que
te
abrasas!
•qué crueles las angustias en que muero!
Pasas ante mis ojos encendida de adorable rubor. Eres hermosa
con
en
la
hermosura que hace amar
la estrella,
en la perla,
i
en la rosa.
Se abren tus ilusiones ante
que i
te
cual
sin
dá su si
la vida
cielo
el
alegría. Tienes alas,
fueras a
movimiento
ni
emprender
rumor
el
vuelo
resbalas.
VÍCTOR ÜOMINGO SILVA
40
Aun
Esos quince años
pura tu edad!
es
con que todo
encantas
lo
ante mis días lóbregos
i
alborozas,
i
huraños
pasan como otras quince mariposas.
Mariposas de luz que en torno mío
rondar zumbando
i
cabrilleando siento
cuando, solo con tu alma, desvarío i
echo hacia
Aun I,
es
tí
a volar
pura tu edad!
mi pensamiento!
Amas
las flores.
en medio de mi trájico infortunio
llegan hasta alegrarme los amores
que
te
canta
Sabes
reir.
como un
al
oido
Es diáfana tu
cristal.
llega hasta
el plenilunio.
mí
la
En
risa
sus eternos jiros,
vagabunda
brisa
a repetirme todos tus suspiros...
¡Los tímidos suspiros que te arranca
en medio de tus horas más risueñas, la visión auroral, mística
de
la cita
i
blanca,
romántica en que sueñas!
DliSDE Ll.JOS
Tú pasas por i
la
la
vida entre esplendores
haces resonar bajo tus huellas.
Buscan tu dulce plática i
te
47
las llores,
llaman su hermana
Mientras que yo
¡ni
his estrellas...
imajinarlo puedes!
huérfano de la gloria que persigo, vivo muriendo en las eternas redes de una pasión que acabará conmigo.
¡Salve a tu vida en
con la quimera
sueño con
el
al
flor!
hombro
Yo que todavía,
temblor del primer beso
que incendiará tu adolescencia un
¡Henos aquí a
marchamos
los dos!
juntos...
I
la brizna o se
Tú no puedes
después, quién sabe!
cuando tras el
el
remonta
saber
día.
Por un momento
¡Quién sabe a dónde, bajo un
rueda
atravieso
mismo el
viento,
ave!
cómo combato
tropel de mis nostaljias suelto
fantasma de un amor ingrato
que partió un
dia,
i
que ya nunca ha vuelto!
VICTOk DOMINGO SILVA
Ah!
si
como son mis no (lies,
supieras
Aquel amor desventurado evoco, i,
se
entregado a suspiros
me
Aun pero
más
más
me
figura c^ue
deliro por
él!
le hallo, .en el
i
vuelvo loco!
Deliro en vano,
fondo de mi olvido,
mientras
adorable
mientras
delicioso
reproches,
más más
perdido...
¿Por qué, pues sabes alegrar
no endulzas desde ¡Yo sé que
las
lejos
mi
lejano,
el
nido,
tristeza?
mujeres no han nacido
sino para encantar con su belleza!
Ojalá que, a la tarde cuando leas esta canción, bajo la lluvia de oro
de la apoteosis vespertina, veas
cómo en tu ausencia me atormento
i
Ojalá que tus ojos en que anida la
pubertad, a la desdicha estraños,
viertan siempre a lo largo de tu vida al
esplendor
de los
primeros
años!
lloro!
DESDE LEJOS
l\quo
vi(türi()sa
la
con que un
primavera
día, al pasar,
despártame su
luz,
ella
.|9
me
sorprendiste
siquiera,
por mi horizonte eternamente *.
*
Al través de
como un te i
repito
triste!
la-
bruma en que me
pierdo
pálido espectro de amenaza, nii-
adiós...
Yo amo un
tú eres vid.a que se asombra...
recuerdo, i
pasa!
SQI05
Aquí, bien junto a mí. Su hombro en mi hombro su mejilla en mi mejilla...
i
¡Oh, pena!
Te desafío. Riéndome i
asalta
nombro
La vida
te incito a venir...
Ya no me
te
es buena.
el tedio, ni el
cuidado
de nuestro porvenir.
Ya no
estoi triste.
Ah! solos otra vez,
ella a
mi
i
lado...
Nó, solos nó; la soledad no existe.
La soledad no el
pensamiento en vaguedades de oro; bajo
el
crepúsculo, en
el
oyendo
el
repicar claro
sonoro
así, i
Así, perdido
existe...
i
nido
de una risa infantil junto a la cuna;
VÍCTOR DOMINGO SILVA
¿2
así,
ante
que
se
plácido
el eielo
baña en un
i
profundo
éxtasis de luna,
¿qué puede ser la soledad del mundo?
¿Qué puede
del vacío esterior?
porque todo no
En
el
miedo
En
lo somos...
la
sombra
dedo
de la dicha que añoramos.
En medio con
el
tcdo estamos
erije ya, trájicamente, el
la visión
qué
ser la soledad,
del silencio, alguien ncs
nombra
acento de una voz amada:
no sabemos quién
es,
i
nos miramos
i
sonreimos, llenos de ternura,
i.
nos besamos sin decirnos nada...
¿De dónde aquella voz? Surjió evocada por la propia emoción: la oimos pura i
un reproche,
nítida vibrar: no fué
sino
un
suspiro...
En cada
estrella es
sobre
el
celeste
la
remota altura
un ansia que perdura sueño de la noche,
mientras, en nuestros labics, las dehcias
de estas inmensas horas
ponen
frases de
solitarias,
amor que son
pero que escucha Dios
como
caricias,
plegarias.
Éli 1^
B
^^í nv^vrv^-^
y^PuP
líegrcso
Me
acosté llorando por mi hogar desierto,
por mi infancia ida, por mi padre muerto. Dias, meses, años i
en
la
han pasado ya
casa en ruinas, desde los cimientos
hasta las cornisas de los aposentos,
todo que distinto, qué cambiado está!
Me
acosté llorando por las viejas horas
(mañanas
alegres,
perezosas siestas!)
que
«él»
tardes soñadoras,
Me dormí
i
soñé
había vuelto de un viaje lejano,
curvas las espaldas
También mui
i
el
cabello cano...
distinto de
cuando
se fué.
VÍCTOR DOMINGO SILVA
54
Aguardando siempre, siempre! su
regreso,
no nos estrañamos. Sentimos su beso .sobre nuestras frentes, tibio
Mi madre suspira.
Los
i
familiar.
sirvientes
viejos
tienen a su vista jestos reverentes i
el
can favorito
se
pone a brincar.
¡Qué viaje tan largo, tan largo. Dios mío!
Durante su ausencia, qué rachas de
hastío,
qué sombras de pena, qué nieblas de El
calla.
la tristeza i
Parece que
en unos,
mundo
en todos un
Qué Ante
viaje
el
lee
en nosotros:
cansancio en otros
de ensueño
la ceniza del
hogar ya
frío,
—
;mui viejo me encuentran? Hablen Sí,
I
él:
padre
dolor.
i
tan largo, tan largo. Dios mío!
rodeado de todos, nos pregunta:
—
horror!
I
bien, sin cuidado,
(decimos) estás mui cambiado.
— iPobres
muchachos! Ustedes también!
S i B¡M 1
Arn^onia de Otoño
Vamos
al
campo, dulce niña! Vamos...
¡Que sean unas mismas nuestras huellas! ¿Ves?
Las hojas
marchitas
forman ramos
para que pases por encima de
ellas...
¿Ves? Las hojas marchitas caen solas. Se ciñen ya los árboles sus lutos i,
hundidas en
el
fango, las corolas
abren como abanicos diminutos.
se
Ven! Parece que
No
ves?
No
el
escuchas?
nos dice que dejemos i
que tomemos
el
campo nos
Un la
convida...
gorrión parlero
avenida
primer sendero,
VÍCTOR DOMINGO SILVA
3(^
No
Ven! ni I
parece respirar la tierra
un vaho de humedad. Hai hace sus flancos cabrillear
medio garabateados por
No
sol.
la
llueve,^.
sierra,
la nieve!
Los humos de una fábrica a
lo lejos
amotinan su oscura polvareda, i
parece, aureada de reflejos,
que
fuera estrechando la alameda...
se
Cuchichean
los árboles, se enfilan
para vernos pasar, solos, I
lentamente su ramaje oscilan
como
si
celebraran lo que dices!
Vamos, niña! ¡Qué Suelta i,
un
zorzal
un
alegre está el camino! solo improvisado,
moviendo sus aspas, un molino
chilla
como un
Oye! El
violín desafinado...
campo nos
Se va abriendo i
felices...
el
dice:
«les
espero. ..»>
camino a nuestro paso
corre hacia nosotros el estero
abierto en dos
como un inmenso
abrazo.
— ARMONÍA DE OTOÑO
Bajo
los
olmos que
el
57
qiiintral invade,
entre
una
te irá
desmenuzando mi saudade
lluvia
de hojas amarillas,
charlas sentimentales
A
sencillas.
nuestro paso, crujirá
húmeda
de
i
la
arena... Asidos
alfombra
por
las
manos,
será una sola nuestra doble sombra:
conversaremos como dos hermanos!
Hablaremos de todo,
— de
la
ausencia,
del amor, del olvido, del orgullo...
con esa encantadora incoherencia
que hace a
la frase
parecer arrullo.
Te hablaré torpemente, vagamente,
cuando con tu
silencio a hablar
me
impulses,
esas cosas que brotan de repente i
que por eso mismo son más
I
callaré
cuando me
dulces...
digas: «tonto...»
Serán tus ojos como dos abismos, i
ávidos, deteniéndonos de pronto,
nos reiremos de nosotros mismos...
—— VÍCTOR DOMINGO SILVA
¡Subiremos
al
puente!
Yo
primero,
para poder mirar, mientras tú subes, sobre
el
pálido fondo del estero
la indecisa
Luego...
mui junta
regata de las nubes...
por a
camino! Siempre junta,
el
mí querré
tenerte.
I
luego
titubeará en mi boca una pregunta
tímida
I
i
dolorosa
como un
en ritmo suave
ruego.
se alzará tu seno...
dejarás que tu cabello enrosque
I
algo de ese aire con olor a heno
que
es el olor del corazón del bosque!
Por
el
campos
paisaje gris, tan bello ahora,
sin viñas, viñas sin retoño,
seremos vida, juventud, aurora... ¡la
primavera en medio del otoño!
Entre
me I i
la lluvia
irás diciendo
de hojas amarillas
que no
te
hable de eso.
habrá para un sonrojo dos mejillas cuatro labios para un solo beso!
ARMONÍA DE OTOÑO
I
esa csplosión de besos
5«J
soniojüs
i
pondrá maravillosos resplandores entre los claroscuros de tus ojos
maravillosamente arrulladorcs...
Dejaremos
oyendo
i
el
la
sombra
claro tararear de
sentiremos caer sobre llanto de
el
I
del boscaje,
un
grillo
paisaje
el
un crepúsculo
amarillo...
por los campos solos, ya de vuelta,
entre estas nieblas últimas de junio,
arjentará tu cabellera suelta la caricia
de luz del plenilunio.
Después?... Adiós! se erguirán
Un
mi pereza
i
beso...
habrá un rumor de briznas en
i
una fuga de alondras en
un I
al cielo,
tu donaire,
i
De
Frente
el
suelo
el aire.
entre los sauces que la senda orillan,
suspiro,
luego,
una lágrima, un pañuelo...
—adiós! —parecerá
miles de estrellas nuevas en
ft
9t
que brillan el cielo!
mLwmM
Carta rural
Madre! de tu tristeza yo sé
el secreto:
todas las mañanas
observo con dolor que en tu cabeza nievan, i
como
más que sé
la víspera, las
también que no
la ancianidad, a
canas
te aflije
mi pesar evoco
esa tarde tan triste en que te dije
que todo
el
mundo me
creía
un
loco,
¿Recuerdas? Fué a la puerta del hogar.
Tú
llorabas la partida
del noble
que con te
el
alma
compañero a tu cariño abierta,
adelantó en la senda de la vida.
V.CTOR IJOMINGO SILVA
62
— No
llores.
yo no puedo
Yo no
quiero,
ver
(te dije)
el
llanto
en tus ojos amados, madre mía. I
tú
me
respondiste:
— ¡Pero La
triste
si
sufro tanto!
soledad de la bahía
a nuestros ojos pareció el
i
más
triste
último fulgor crepusculario
hizo que
pareciera
el
pueblo solitario
más pobre
i
pobre
i
solitario.
El viejo campanario fué deshilando su tin-tin de cobre
toque de oración... Doblé
al
la frente
unimos nuestras lágrimas. ¡Oh,
i
Aun me
instante!
parece oir tu voz, velada
de infinita emoción, como una fuente
trémula
— Calla, I es
i
desbordante:
hijo mío!
No me
cuentes nada!
que tú adivinabas mi secreto;
tú leías en mí; tú conocías esta ansiedad, este vivir inquieto i
estas penas de ¡tan
—
amor que son tan hondas
hondas
«Calla! Calla!
Es
i
tan mias!...
lo
mismo que me esconda^
CARTA FILIAL O te
me
63
reveles tu penar...» Mis ojos
hablaban del
delirio de
de mis sueños violados
i
mis noches, dispersos,
de mi vida hecha abrojos,
más que
las
¡más que
t(xla la
más que
quejas,
los reproches,
angustia de mis versos!
Te hablaban del fracaso de mi continuo aventurar, mi paso
mi palidez;
torpe;
el
ansia incierta
con que mi pensamiento vagabundo, creía ver, tras la
como una I
me
fiera
entornada puerta,
muerta de hambre,
hablaste de
tí,
lo
que ha sido
sol o niebla entre la oscura
ramazón que sostuvo nuestro
Me
hablaste de
«él»
i
nido.
sollocé contigo.
Comprendí que, aunque en el
mundo.
de tu ternura,
de tu orfandad, de todo
rayo de
al
ruinas,
nido familiar era un abrigo
para nuestro desvelo. I,
— ¡Felices
(pensé) las golondrinas
que saben dónde han de posar su vuelo!
Me
sentí aniquilado,
como una oscura i
golondrina, inerme,
escondí mi cabeza en tu adorado
VÍCIOR DOMINGO SILVA
Ó4
madre mía,
regazo,
como cuando,
a tu dulce «duerme!
conversar con los ánjcles
Hoi nada queda en
el
ya!
creía...
Todo ha
tiempo, en la sombra, en
A
duerme!»
caído, el olvido...
los golpes adversos,
del azar, ese viento despiadado, los hijos
de tu amor, todos dispersos,
todos buscando
Ya no
pan, se han alejado.
están a tu lado
para besar tus i
el
ojos,
madre mía,
trasformar tu soledad de pena,
en bullicioso encanto de
alegría.
Forzado del trabajo todavía cada cual va arrastrando su cadena.
Recordamos, a
solas, tus consejos
que eres tan buena,
i
lloramos por
i
estás siempre tan lejos!
Perdona
tú,
tí,
perdona,
(perdonar es de madre)
si
te
abrumo
con tanta queja. Mi penar me abona.
Mi vida
es
un cadáver que yo exhumo,
CARTA FILIAL
pero para quemarlo... Es sólo un poeo
de ceniza de un niño
la fé
No el
i
i
de humo:
la anibic
ion de
te asuste el silencio,
no
un
te
loro...
alarme
no saber de mí. Corriente arriba,
he de bracear hasta poder echarme sobre
el
verdor de
como toda a
ilusión.
¡Es la postrera
que prestó mi corazón
Sé que
esquiva
la ribera,
me aguardas
abrigo!
tú, sé
que me espera
tu corazón contigo!
Aun me
parece que tu voz
a confiar en tu
¿Que si
sé
amor
i
me exhorta
en tu cuidado...
mundo no me entiende? ¡I qué me importa que tú me entiendes demasiado! el
^
^
.d
olvidddd
oi'acióiA
Ha
en matices violáceos i
Lentamente
caído la tarde.
se
esfuma
romántica bruma
la
se estinguen las charlas del follaje locuaz.
Ha
caído la tarde,
desvanécese de cien
el
liras
La hora Estremecen
i
en la luz
día con
i
en
el
viento
vago lamento
el
tañidas en un sólo compás.
triste
me
cerca!
horribles
Lahora lánguida
calofríos
de
i
mustia
angustia
a esas hojas de otoño que estoi viendo caer.
La hora ¡Siga,
triste
me
cerca!
La hora mística
i
honda
pues, la doliente, la fatídica ronda
de las hojas hoi secas
i
lozanas ayer!
VÍCrOR DOMINGO SILVA
68
Un murciélago errante me ha rozado con Un lagarto imprevisto por las tejas resbala i
se
su
ala,
queda en inmóvil actitud de escuchar...
Estoi sólo conmigo,
con mi eterno tormento!
Estoi sólo conmigo,
i
en tantísima cosa que
En
fatal
el
pensamiento
quisiera
olvidar!
la torre sollozan las vetustas
campanas
con acentos que saben a leyendas lejanas... Incitados
van
por
esta
media luz conventual,
al baile los grillos,
hasta alguna lechuza,
i
desgarrando la malla de
árboles,
los
cruza
con un vuelo confuso de visión espectral.
En
el
tronco de un árbol,
como un
viejo,
sentado
hace rato que miro cómo vibra a mi lado la tristeza de
Hace
un día más atroz que
rato que lucho con
el
de ayer.
mi propio recuerdo;
hace rato que, a solas con mi sombra,
me
pierdo
en las horas que huyeron para nunca volver.
Me
obsesiona de lejos cbn su trémulo henchido
de
nostaljias
del
estero
Me
entristece,
de
filósofo
profundas,
el
profundo alarido
que pasa por detrás del tapial. i
mis acres pesimismos desata
humilde, la
cerril
serenata
de los sapos ventrílocuos en algún lodazal,
LA ORACIÓN OLVIDADA
Hace rato i
filósofo
por
la
paz de
el
me estremezco
la infancia
por los días lejanos i
con mi sombra, deliro
qiio, a solas
humilde,
69
el
i
suspiro
i
amor
del hogar,
me
evocar no
(|ue a
atrevo
en que dentro de mi alma resonaban a nuevo
rumor de
Qué Qué
las
hojas
estruendo del mar.
el
i
auroras?
se hicieron aquellas apacibles
se hicieron aquellas cabalgatas sonoras,
aquel júbilo eterno de la vida infantil?
Qué
se hicieron las charlas, i la risa,
Qué
se hicieron las tardes
timoneaba I
los
cambios
los días de asueto!
i
i
el
beso}
en que, niño travieso,
desviaba
Las
el
carril!
alegres cimarras!
Los estraños heléchos! Las sonoras chicharras!
Las carreras forzadas bajo Los acechos i al
al
humo
el
rayo de sol!
de la gran chimenea,
caer de la tarde con la baja marea,
pujilatos furiosos por algún caracol!
¡Quién dijera que todo para siempre ha caído en la ruin telaraña de versátil olvido! Oh,
el
sereno paisaje de la tierra natal!
Oh,
el
camino
del templo, del hogar
i
la escuela!
Oh, la rada en que ansiaba navegar a la vela! Oh, las rocas abruptas,
i el
inmenso arenal!
VÍCTOR DOMINGO
70
SILVIA
/ en un súbito instante, la pasión prematura, el
anhelo imposible de imposible ternura,
la
mirada encendida
El papel que I
i
estraño temblor...
el
La emoción que
se rompe...
ensueño que vuela junto
el
porque a un tiempo en dos almas
I
hoi
al
verme aquí
como un huérfano,
amparo de madre,
sin
en
el
el trájico
estalla,
nacido
amigos,
el
amor!
al
verme
como un náufrago, inerme
ni refujio de Dios,
alma un cansancio
pruebo
lia
sólo, sin
triste;
que
al beso
se calla...
en
i
goce de
una arruga,
la frente
fuga
asistir a la
de los sueños que pasan, unos de otros en post
Siento en torno
¿Qué me importa? Es tan de la
fé
se
cierta
como
i
vida...
atroz la caíc
tan fuerte como yo mi quebranto
un paria en
me sube
a los ojos
i
me
como cuervos hambrientos desgarran
de llanto
la vida! I rgia ola
obliga a estallar.
Estoi sólo conmigo! Taciturnos
i
la
con que entonces emigré del hogar.
Es tan viejo Soi
removerse
ajitarse,
las carnes
se
me
huraños
i
vienen los años
de mis sueños en
Es en vano que evoque
flor.
la infantil alegría
de la edad en que, lleno de piedad por María, la cubría
de ofrendas de inocencia
i
de amor,
LA ORACIÓN OLVIDADA
Todo ha inuorto. Dios \\\c
me
de
infancia, ni
la
salta entre
—Dios
I
Ya no
hai
nada en mi
vicia,
ropudio ron asco pues se arrastra perdida
in la fé
Jios
iníol
71
te
me
te
salve,
sal^'e,
t'l
rl
amor
del hogar.
llanto ]ior la boca r(>acia:
María, llena
María, llena
eres de í^racia...
eres de gracia...
aprieto his sienes, sin poder continuar!
Canción de esfío amada
Cójete de mi brazo, i
vamonos. Sé tú por
fin la
mía,
hermosa
un día
llena de placidez, que soñé
coronar de canciones... Ven,
posa
i
en mi cabeza tu cabeza. Sabes,
aunque injenua
i
cuando vienes a charlarán con
feliz,
mí...
más
cómo
Nunca
gracia
i
te siento
las
aves
más contento
que ya, cuando a mi brazo abandonada,
me llenen de deseo me embriaguen de
i
los
tus sonrojos, lu¿ con su mirada
pedazos de gloria de tus
ojos...
Vamonos, pues, cantando, echando fuera nuestros tormentos íntimos! Al paso
que cantemos,
irá la
primavera
VÍCTOR DOMINGO
74
SIT.VA
para nosotros desbordando de sus nubes errantes;
con que pasa a
i
colores
i
lo largo del
de pájaros, de
la alegría
de insectos;
el
de sus frondas,
raso
divino
el
festín de efluvios, notas
el
camino
flores
vivido esmeralda i
el
hálito travieso
de ese viento que juega con tu falda i
hace en tus labios dibujarse un beso.
¿No ves?
A
nadie estraña, a nadie inquieta
nuestra presencia aquí. Somos amigos
de la tierra
i
el sol.
de las pircas, la
que las
Desde
la grieta
mancha de
los trigos
barniza con ardiente lampo,
el sol
perezosas bestias,
i
el
recodo
de nuestras conñdencias, en
nos reconoce
i
el
campo
nos sonríe todo:
ni los burlescos pájaros se
mofan,
ni los austeros árboles, perplejos
de nuestras entrevistas, filosofan o parecen llamarnos desde lejos...
Allí
el
arroyo...
¿lo
recuerdas...?
sueño, cuánto deliro todavía
con repetir
el
estupendo encanto
que nos hizo estraviarnos aquel
día!
Cuánto
CANCIÓN DE ESTÍO
75
Sus ondas turbias guardan nuc-tra histoiia Flota nuestro rociuMtlo vn i,
como una
pasa
la
barranca;
la
visión por la mcmoiia.
sombra luminosa
blanca
i
de tus primeros años, por
arena
la
que en aquellos románticos estíos iba
como formando una cadena
entre tus pasos
i
los
pasos míos...
Apóyate en mi brazo. Así apasionada si
i
te
(|uiero.
gráeil. Sacia, sacia
puedes, estas ansias en que muero...
pero llénalo todo con tu gracia! Llénalo todo con tu amor... Sé mía
como
Embriágame en
soi tuyo.
Sea tu amor delirio i
éxtasis
fiebre
i
paraíso;
el
que turba, ensueño que embelesa, i
risa
de ternura,
delicioso vértigo que besa
que lleva en su beso
Porque
Adoro en que i
agonía,
que trasporta
llanto de gozo i
i
tu hechizo.
se
eres joven, tí la
la
como
juventud,
la
locura...
yo, te adoro.
vida
deshace en tus cabellos dé oro
en tu diáfana cutis encendida.
VÍCTOR DOMINGO SILVA
76
Adoro en de tu
música,
voz que
lírica
para que
la
tí
el
rie o charla,
me sacuda
pensamiento
el
de oiría eternamente,
i
como adoro
el
la luz
i
Te adoro como adoro i
me
acento
adorarla aire libre...
las auroras,
dejo arrullar para que vibre
toda tu juventud sobre mis horas!
Soi
un devoto de
con que júbilo
Tú
la luz.
grito,
admiras
ante la clara
luz estival,
cuando
los ojos jiras
para mirar
al cielo
cara a cara.
¡Yo
mirar! Fuera mi
te incito a
empeño
fundirnos de la luz en la armonía: ser
en
amor, ser belleza, ser ensueño
Tiéndome i
de la luz del día.
la apoteosis
al fin al
borde del camino,
ebrio de amor, de ensueño
cuando
cierro los ojos,
que llevo todo
el
¡Qué bella estás se recorta a la luz.
rueda
la
luz
de
sol
así!
me en
i
de belleza,
imajino la
cabeza...
Tu cuerpo
esbelto
Por tu cadera tu cabello suelto...
Salve a tu luminosa primavera! Salve a tu juventud embriagadora,
CANCIÓN DE
chispa, trino
I.SIÍO
77
temblor, perfume
i
savia del suelo
i
que estalla bajo
alma de cielo
el
i
ampo,
la flora i
sobre
el
campo!
Aquí estás á mi amor abandonada...
Llénenme de deseo tus sonrojos i
embriáguenme de
los
luz con su mirada
pedazos de gloria de tus ojos!
El camino toda
la vida,
He aquí
se alarga...
que nos
la vida,
sale al paso.
Saludémosla. Es nuestra conocida... I
sigamos sin rumbo
Hartémonos de
i
al
acaso
luz en el paisaje.
Alguna vez sintamos que nos baña todo
lo
puro, todo lo salvaje,
que respiran
Ámame
el
siempre
bosque así.
Si
i
la
montaña.
en mi camino
preside mi recuerdo tu memoria,
pasaré por encima del destino i,
ájil
i
audaz, cabalgaré, en
^
la gloria...
Sonata de Invierno
¡Qué tristeza más honda! Frente
que languidece, desmayante languidece también
el
al
día
flácido,
i
alma mía.
Cae en mí tu recuerdo como un ácido de acritud corrosiva.
con ideas i
hallo
en
el
En
Me enveneno
Estoi triste
hostiles.
un sabor sensual
último beso que
el
i
me
casi
obsceno
diste.
último beso! Se diría
que derramaste en
él
todo
el
deseo
de eternidad de nuestro amor de un día,
Todo
lo
evoco:
i.
como entonces veo
VÍCTOR DOMINGO SILVA
8o
til
rostro oval, tus senos ajitados
de angustioso temblor,
i
el brillo
ardiente
de tus rubios cabellos desatados
como una tempestad
Aun en mi
mi
í-obre
siento el calofrío de tu
mano
frente...
mano
ardorosa. Todavía
me contemplo
como un gusano,
a tus pies,
pidiéndote perdón por la agonía
de nuestro
todo
el
idilio;
echándote a
los
ojos
horror de un alma, hecha de
de pereza
i
frío,
de angustia: los despojos
de una vida estraviada en
el vacío!
Tu imajen, vaga como un jirón de niebla, me ha rozado... Hai algo en tu recuerdo, que me halaga: Estoi pensando en
ti!
acaso lo agrid,ulce del pecado,
acaso lo auroral, lo fujitivo
de aquel amor... Mi
mano
se resiste;
pero, jugando con la pluma, escribo i
ya no
me lamento
de estar
triste!
II
...La
tarde se despide dulcemente.
Se va la luz. Suspira la arboleda i
de los surtidores de
la
fuente
SONATA DE INVIERNO
Í>I
caen fugaces lágrimas de seda. El día va a morir. Voces est rañas...
Temblores de pavor... Para
de violeta las montañas
se visten i
se
ilumina triunfalmente
De
se
absorber en su mirada
lontananzas mudas
Se hastiaron i
el cielo!
frente a la ventana, mis pupilas
se hastiaron de las
gran duelo,
el
ai!
de escudriñar
han vuelto hacia
vuela sobre
la
tranquilas.
i
mí,
nada
la
cuando tampoco
desolada
estepa
de mis ideas, más que un verso loco
como una golondrina Oh,
fatigada...
invierno del alma!
el
abro con jesto trájico
como
si
la
En
vano, en vano
mano,
pretendiera en mi caída
perpetuar
para todas
el
horror de una blasfemia
las cosas
de
la
vida
hoi que arrastrando voi, torvo lejos de
i
callado,
mi romántica bohemia
mis nostaljias de príncipe espatriado...
I
empero, recordando, entre
vaciedad de mis años,
la
la
oscura
ternura
del viejo idilio, la ansiedad secreta,
VÍCTOR
I)OiMIN'C;0 Sil, VA
íntima angustia,
la
el
grito de alegría
con que a mis confidencias respondía;
hurgando
rastro de
el
mi vida inquieta,
siento que todavía soi poeta
porque no he envejecido todavía!
III
Ya
la
noche ha caído! Arden
de la ciudad.
rompe en horadan
A
la distancia,
sollozos...
la
Cúpulas
las luces
un piano i
cruces
penumbra. Hai un lejano
halo de poesía
i
misticismo:
atmósfera ideal en que persiguiendo
el
me
pierdo
fantasma de mi mismo
por los viejos caminos del recuerdo...
¡Recordar es morir! Placer de viejos, querer ser niño, desandar lo andado...
Recordar
es
bañarse en los reflejos
de un crepúsculo: hundirse en para engañar sofiarse ai! i
el
el
pasado
asco del presente:
en días de verdor eterno
para no advertir que en nuestra
en nuestro corazón,
—está
frente,-
el invierno...
SONAIA
Tu
Invierno, estás a(|uí!
tu beso
aflije,
aliento es frío,
tu eontacto enferma.
VA c\c\o, antes seri^no.
sombrío.
(^stá
Loeas ráfagas silban. Algo sobre
la tierra
^^
INVII-.RN'O
ni:
desolada
i
flota
yerma,
pues ya siento sonar dentro del peeho la infinita tristeza
de
la
gota
que cae sordamente sobre
Déjame en
paz, recuerdo! Calla, piano...
¿A qué angustiarse con ¿Por qué a
que ya
a lo lejano,
se
ha
ido,
volar, temblando, nuestras quejas?
de nuestra suerte avara?
¿Tal es la
lei
¡Mísero
corazón,
i
las cosas viejas?
lo inalcanzable,
a lo imposible, a lo
han de
el techo...
el
más mísero aún
fcilfc
si
si
espera olvido
no esperara!
^
El
Dolor de Morir
No
Yo
lo crees?
vivo
perpetuamente enfermo del
miedo de morir;
escapo a
Me
me
la obsesión, ni
siento tan inerme
Yo, que
cuando escribo
ni
fui
i
cuando duermo.
tan desnudo!
tan rebelde
tan altivo,
i
sorprendo a menudo
llorando sin motivo.
Sin motivo? No... no. Porque vo siento
dentro de mí
el
tormento
de una pena mui íntima que, ansia de lo
i
más puro
muí i
lo
vieja
más
santo,
cuando
llega a
mis labios
cuando
llega a
mis ojos se hace llanto.
se
hace queja,
VÍCTOR DOMINGO SILVA
86
No
que
sé lo
Quizás
será.
peso
el
de los días lejanos... Quizás nada: perfume' de un beso,
el
la luz
de una mirada, furtiva
caricia
la
con que soñé,
al calor
que he adorado,
lo
cuando bajo
esté
— cuando
ya no viva!-
la tierra helada,
voraz como
Yo no tal
que habré perdido
lo
muerto
de una velada;
como
el olvido...
quiero morir. existe, tal
Yo amo
como
la
vida
la veo,
inaccesible, varia, dolorida,
brutal; hoi ascensión, luego caída;
hecha mitad de hastío
La
de deseo...
i
ilusión que rió junto a
junto a mi
tumba ha de
mi cuna
llorar.
que, obra de esa ilusión, se irá
en un
Yo mi
.
siento aliento
ra\^o de luna,
en un soplo de viento...
Y
nada más.
de una pena sin el
raudal de
I
mientras tanto, peno fin.
la vida,
ya desencadenado.
Pasa a mi lado ya sereno,
i:l
Pasa, mientras cautivo en
yo miro en
S7
dolor de morir
la
ribera
deslizarse la corriente
actitud de aquel que cuando espera
la
sabe que ha de esperar eternamente.
La vida en
en mi redor. Borbota
fluye
chorro temblante
el
Hecha perfume en i
hecha luz
es,
tinte
en
Yo
la flor
i
i
el
i
cristalino.
ambiente
flota
nota,
música en
el trino.
la siento, la siento!
Quisiera retenerla, hacerla mía
para que fuese claridad de día sobre mi pensamiento:
eternidad de
amor
i
de alegría
sobre mi corazón siempre sediento.
No
le
temo a
la horrible
como como
i
sí
a la muerte;
muerte que vendrá algún día
el terror, el
la vida,
sombría,
hastío, inerte.
Sufro de envejecer, porque
si
he
amado
puse en amar mi corazón entero; llámalo tú pecado, yo,
lo
llamo pasión...
Ya
sé
que muero^
•
88
VÍC'IOU ])OMlX(iO SILVA
ya ^é que
me
despido
melancólicamente;
ya sé que viene prematuro olvido a aletear en torno de mi frente; pero,
—alma
que, en
el
a flor de labio,
—
te
confieso
horror de la agonía, nada
pondrá tanto esplendor en mi mirada
como sobre
el
recuerdo del sabor de un beso
una boca ardiente
#
#
i
adorada!
—
\Tñ^
La Cuna X^acía
Xo ha muerto,
nó,
no ha muerto. Ni siquiera se ha
ido.
Siempre está con nosotros, aunque no haga ruido, ni sus ojos
enormes nos sonrían como antes.
¡Siempre está con nosotros!
Xo que
algo,
en que,
al
Dormía, e
en
hai horas, no hai instantes
la
verle
sí,
casa muda, no nos recuerde
el
día
en su cuna, creímos que dormía.
en efecto,
los ojos
inmóviles, los labios secos
i
entornados
amoratados.
;Era su sombra sólo! su sombra taciturna
VÍCTOR DOMINGO SILVA
90
que noble mano amiga depositó en
Su cuerpo, no su el
vaso miserable, no
Porque Coje
Entre i
él
i
ser ideal:
efluvio inmortal.
el
vive en nosotros. Preside nuestras charlas.
nuestras ella
no su
espíritu,
urna,
la
ardientes
manos para
yo, vacía, su sillita
cada tarde un rayo de
le
cual
sol,
besarlas.
espera, si
quisiera
borrar con su tibieza la pena del hogar
ocupa tembloroso su
sitio familiar.
Está presente en todo.
Nada hablamos sin recordarlo,
nada...
ni
hacemos
Los silencios supremos
de las meditaciones, las frases indecisas de un diálogo, i
los suspiros,
al
hojeo de un
todo
le
libro, las sonrisas
pertenece.
Es dueño
de nuestro afán, de nuestra quietud, de nuestro sueño.
¡Lleno está siempre
el
nido de su presencia!
pomo Como
El
conserva siempre si
el
alma de su perfume...
siempre nos citáramos para hablar de
lo
mismo,
LA CUNA VACÍA
recordamos sus
QF
su gracia, su egoísmo,
jestos,
su infantil inconciencia.
T.
ahondando nuestra
herida,
nos parece que en torno se ensanchara hi vida.
Nos sentimos más buenos. Nos
hiere en lo profundo
como
tristeza propia la tristeza del
Es
su dulce imajen
I
él,
que
la
el
mundo.
hogar invade.
esa dulzura íntima, romántica saudade,
que
el
corazón nos llena de amor
debemos a
ánjel! te la
A
tí
de induljencia,
i
a tu presencia.
i
tu presencia que habla sin hablar,
que nos guía,
que envuelve nuestras almas, en esa poesía melancólica
No
estás,
i
i
tierna
estás en todo.
guarda intacto ¡Si
como un rayo de
el relieve
luna.
La oquedad de tu cuna
de tu cuerpo bendito...
hai veces que saltamos creyendo oír tu grito!
¡Qué grotesca es ante
el
amor que
la
muerte, comedianta sombría
triunfa!
Todo
estrangulara nuestro corazón,
el
terror que
un día
ya ha pasado.
El hijo que perdimos ya no está a
nuestro lado:
está en nosotros mismos! Su alegría inocente
pasa
por
nuestras
almas
cantando eternamente,
VÍCTOR DOMINGO SILVA
92
Bendito
tú,
que vives de nuestro amor! Benditas
tus risas gorjeadas,
Cuando
tus blancas manecitas. ella
duerme, es sólo
contigo con quién sueña.
Tú I
eres quien hace jestos
en su boca risueña!
yo, mientras escribo, loco de tu cariño,
me
digo:
(«Chit!
Recuerda que está durmiendo
* *
el
niño!»
:Nunca ya?
Nunca va tu mano
breve,
mitad ámbar, mitad nieve,
me
enviará
otra dulce carta escrita
con su letra menudita?
¿nunca ya?
En
la
tarde visionaria,
la casita solitaria,
siempre está?
Siempre está Siempre
el
la
por la huerta
aire
viene
blanca puerta?
i
va?
VÍCTOR DOMINGO SILVA
94
A
camino
lo largo del
suelta
un pájaro, un divino trino en la?
En un
chorro de armonía
torreón despide
el
que
se
al
va?
El jardín con sus
Ah,
violetas...
las puras, las discretas flores!
los
día
¡Ah,
ramitos que tú hacías!
I esas fucsias
que eran mías,
¡todo está!
El rosal que hoi tú despojas
ya no da sus gracias
rojas,
ya no da. I la
oscura madreselva
ya no espera que yo vuelva por
allá!
El nogal junto a la
El sendero que se
aleja...
— «Vamos Luego
reja...
ya?»
arriba, entre gorjeos,
inauditos cuchicheos:
— «Bésala!
•
>>
»
NUNCA YA
Esa
risa,
alborozo,
t^sc^
esa charla junto
—
<}5
« ¿
pozo:
al
Qu
i
ércs ? »
—
«1 ^)ah
!
¡Esa charla tan sin (iiarla
no podremos reanudarla
nunca ya!
— «Cuenta
— «¡Qué
un cuento!»
capricho
más
— «Allá
va!»
jAun recuerdo
la
estupenda
májica,
de
Flor del Liloldl
I
tu
flor, la
perverso!»
leyenda
bella, la
— «Dime
favorita,
la fragante, la esquisita
resedá, sola acaso, acaso mustia i
abatida por la angustia
¿qué dirá?
Yo
era bueno.
;Ouién
al
Tu
eras niña.
alto de la viña
subirá
como entonces nos subimos a jugar
con los racimos? ¿Quién
lo
hará?
un
vers()!«
VÍCTOR DOMINGO SILVA
96
Las I
palomas
siempre
en
fiesta.
aquel gallo de alta cresta
¿dónde está?
¿No conversa ya
contigo,
no pregunta por su amigo Monsieur
me
Ojalá
de aquel
K...?
hables de todo:
sol,
de aquel recodo
que iba
allá;
de tus aves, de tus i
flores...
ojalá escribiendo llores, ojalá!
I i
tu carta cuando llegue
a mis ojos se despliegue,
me que
la.
dirá
novia de otros días
eres tú que
me
— «Ven
decías:
acá!
«Ven acá, mi amor
En mi amor
la
siempre
te espera.
primavera está...»
¿Dónde está que no me invita? ¿Que será de mi aldeanita, que será?
NUNCA
YA
Nunca ya mi amor del
97
^c
olvide
perfume que despide
tu recuerdo: resedĂĄ... I
en los ĂŠxtasis supremos
nunca ya nos separemos, nunca
#
3'a!
fcdfe
Perfil
Faltabas tú en mi vida, tú con todo lo i
i
que fluye de
ti.
con tu idealidad.
Tú, con tu gracia
Tú
con tu modo
tu fina espresión de aristocracia.
Tú con
el
ritmo de tu sangre ardiente,
con tus estraños ímpetus nerviosos,
con tu voz cariciosa i
i
confidente
tus inmensos ojos dolorosos.
Tú con
la sed
abandonarte con
el
al
de amar que
te
hace inerme
labio que te espera;
celoso afán que en tu
alma duerme.,
pero que tiene un despertar de
fiera.
VÍCTOR DOMINGO SILVA
TOO
TÚ
divina
i
humana: femenina!
Tú, fuerte a un mismo tiempo
con algo, en i
el
i
delicada;
zarpazo, de felina
algo de anjelical en la mirada.
Tú, indefinible,
rara,
i
Capaz de
impura
i
superior!
i
virtuosa a la vez, fácil
i
muriendo de miedo
Así te presentí,
rayo de luz de dulce
i
consolatriz
soñadora
i
sensual
i
así
i
sol
ser
i
sensitiva,
i
esquiva,
i
de ternura...
has venido,
luz de luna,
como
el
olvido,
como ninguna.
Gracias te da mi corazón.
Tú
fuiste
alondra matinal, a cuyo acento
huyó
el
espectro de la noche triste
en que iba a sucumbir mi pensamiento,
¡Gracias
Yo te
el
por tu milagro. Encantadora!
estraño,
el
nostáljico, el sombrío,
he de amar mientras sepas, como ahora,
matar a besos mi incurable
hastío,
PERFIL
¡Huyeron ya
¡Huyó
la
los
lOI
tenebrosos ceños!
mueca torva
i
recojida!
¿Quién como tú para encender mis sueños? ¿Guión como tú para
^
ale^e^rar
^
mi vida?
Callas de
Allá...
Cuando en que
hai
más
ruido, en las horas
hier\'c la ciudad,
dejo las calles sonoras i
busco
la
la soledad;
soledad de mi cuarto
de hotel anónimo, en donde,
como en
la grieta el lagarto,,
mi eterno hastío
se esconde.
VÍCTOR DOMINGO SILVA
104
nostáljico
I allí,
i
mudo,
evo "ando tiempos viejos envío un vago saludo a las cosas que están lejos.
Queridas cosas ausentes por las que
mis solas peno,
a-
cosas tiernas
i
dolientes
que me incitan a
Lo que un pues por i
ahora
exhumando
bueno!
día adoré tanto
ello
voi,
ser
he padecido,
deshecho en llanto, del olvido.
Pienso en la enferma querida
que i
me
dio «su último beso»,
que hoi
se
pasa la vida
soñando con mi regreso.
Pienso,
cómo la
i
sin causa
alegrará
el
me
aflijo,
hogar
media-lengua de un hijo
que ya
me
sabe nombrar...
CAIMAS
Pi lu'bo
no sé
si
Di:
ALLÁ...
ansiedades bien crueles;
rio o
si lloro,
hasta que hallo unos papeles
son mi único tesoro,
(jue
trémulo, enloquecido,
i,
contra la faz los estrecho
pues
que
me hablan
ellos la
de un nido
desgracia ha deshecho;
de unas tranquilas veladas, de un noviazgo, de una cuna i
unas charlas enredadas
a los rayos de la luna;
del infinito desvelo
de un
idilio
vagabundo
que tuvo mucho del i
mui poco de
este
cielo
mundo;
de todo un dulce poema de amor
i
melancolía
que aun no he
no
escrito,
lo dio la fantasía...
i
cuyo tema
IO5
— VÍCTOR DOMINGO SILVA
I06
II
estamos en Primavera...
<(Ya ¡Si
vieras que lindo
está!—
me
dice la
¡Si
tú estuvieras acá!
compañera
«El huerto
ya ha
florecido...
Son de
sol
Bebé
ha puesto un
se
todos los
días...
perdido...
Si lo vieras, te reirías.
«Yo engordo. También
el
niño.
.
me ve llorar, se asombra. Aún te tiene algún cariño, pues a menudo te nombra. Si
«Ayer estuvo con ñebre por mojarse.. Fué un capricho. I
aun quiere que
¡Si es
«Si i
le
celebre...
un hombre! ¿No
todo lo echa a
te
la risa
hace cada travesura...
Ayer, de vuelta de misa, se
puso a imitar
al
he dicho?
cura.
CARTAS DE
regañó
v^Lc
poro i.
lo
i\'
lo lino;
halló encantador
¡(jué (luicres!
que va
ALLÁ...
me
iniajino
a salir orador...
«Es un hurguete tremendo.
Es un que
terrible
se entretiene
todo
lo
que
«Como i
tirano
es
rompiendo mano.
pilla a
tan voluntarioso
se ería a su placer,
no da punto de reposo... A. veces no sé qué hacer.
«A menudo me rechaza las
sopas «porque están
frias»,
pero hoi cedió a la amenaza
de que tú no volverías.
«Pero no es malo, no creas. Llora, i
si
me
ve sufrir
tiene tales ideas
que me tengo
cj^ue
reir.
1
07
VÍCTOR DOMINGO SILVA
Io8
«En una revista un día se i
encontró con tu retrato, ¡vieras
que
Hubo en
algarabía!...
casa para rato.
«Te reconoció e iba
momento,
al
de aquí para
allá,
vuelto loco de contento gritando: «Papá... Papá!...»
«Corrió i
i
jugó hasta que quiso
con su eterno tupé
me preguntó
de improviso:
«¿Dónde está? ¿Por qué
se fué?...>>
III
almas piadosas
Vosotras,
que sabéis
del
decid, decid,
si
mal ajeno, estas cosas
no son para hacerse bueno.
Si todas estas
que de tan
ternuras
lejos recibo
no han de aplacar
las torturas
en que agonizando
vivo...
CARTAS DE
ALLÁ...
\"
Casita
lugarcjo
dv\
incrustado en
montaña,
la
no sabéis cómo ostoi viejo vi\ir en tierra c^traña.
(]c
Brisas, ponedla contenta.
Rayo de
sol claro
haced que
cómo
le
i
tibio,
enferma sienta
la
dais
el
alivio...
Dadle, árboles, vuestra sombra;
vuestra agua, límpido arroyo; césped, dadle vuestra alfombra; dadle, bestias, vuestro apoyo.
Viejos naranjos nevados,
habladle con vuestras flores
de los tiempos no olvidados de los primeros amores.
I
de ese pobre pequeño
que ya velad
el
se está
haciendo un hombre,
candido sueño
repitiéndole
mi nombre...
1
og
VÍCTOR DOMINGO SILVA
lió
Yo
aquí suspiro, entre tanto,
con mis penas, que son hartas, i
el
voi regando con llanto
tesoro de sus cartas.
Dulces mensajes lejanos
que alegran mi vida yerma i
i
algo traen de las del
manos
alma de mi enferma.
Signos que sólo alegría i
amor me guardan impresos
i
yo enciendo noche
con
el
i
día
calor de mis besos...
^
ií
Tragante Vuelvo del campo. Bajo el
sombras
tren avanza lanzado a escape,
entre i
las
el
el
zumbido locuaz
del viento
traqueteo de los herrajes.
En un
desfile
de pesadilla
trotan los árboles,
pasan
los ranchos, las piedras, jira
todo
En
lo
más
el
alto, la
paisaje.
luna nueva
bruñe su i
las estrellas
alfanje,
son niñas jóvenes
que van a un
baile...
VÍCTOR DOMINGO SILVA
112
La noche I al
(fuer me.
La noche duerme..
tren que avanza lanzado a escape,
ladran los perros de los cortijos,
graznan
sapos de los estanques.
los
Voi hacia
el
Puerto. Por una noche
dejaré
de las campiñas
que
es
el
aire
alegre
el sol
i
como un
padre.
Por una noche dejaré
el
ruido
de los boscajes, dejaré
el
polvo de los caminos, la
risa
amable
de las muchachas que encuentro los
viejos bueyes
i
los trigales
que en ratos de ocio bosquejo a
lápiz.
Por una noche cambiaré de
mis
el
curso
errantes
divagaciones... Cambiaré el sueño
por los insomnios espeluznantes;
mis caminatas
i
mis paseos
hacia los valles o las colinas, el loco júbilo
de los insectos el libre
i
de las aves,
vuelo de mis quimeras
al
paso,
113
jrAc.ami:
el
i
\
por
eco alegre de mis cantares la
rabiosA chachara imbécil
que conjestiona plazas
calles...
i
El tren avanza bajo
noche
la
lanzado a escape.
Los pasajeros duermen o
leen...
Rostros vulgares
de campesinos
funcionarios
i
o comerciantes,
¿que es
lo
que alienta tras de esos ojos?
¿qué es lo que sueñan? ¿qué es lo que saben,
que
así sus
formas de paquidermos
echan encima de
los sofaes?
El tren avanza bajo la noche... Se pasa un túnel. Ensarta
el aire,
brusco silbido. Se para un punto, se i
ordena
nuevamente bajo
el
De
<<avance»,
las
sombras
tren avanza, lanzado a escape!
pronto,
un
vuelco. Brinca
Se desestiban los equipajes.
Todos
los ojos dicen
que llega
el fin del viaje.
un
pitazo.
—— VFCTOR DO.MIXíxO SILVA
TI 1
Cansado
i
torpe, siempre miedoso
aquel instante,
de
subo
el
endeble postigo,
por los I i
un viento
miro
i
cristales.
me da en
fresco
el
rostro,
a mis oídos llega el jadeante
rumor de penas con que en muere
el
la
playa
oleaje.
¡El Puerto! El Puerto! Sobre las olas
sueñan barcas,
toda
la
goletas flota
i
las naves:
pailebotes,
del cabotaje.
I al frente, al frente,
civilizada
sobre la costa
pero salvaje,
con su estupendo millar millar
de
ardientes
ojos
de luces, fatales,
formidable visión feérica
la
del
I
Puerto augusto
i
abominable.
entonces, harto de sus miserias,
desengañado de sus mirajes, bajo
la
noche
del tren que
i
entre
el
tumulto
avanza lanzado a escape,
!
TrAgami:
V
1
echo mis ojos sobre su (>spcctro c^on ol cioliont(' \'alor (U^ i
cicM'ro el
puño para
^jTr ága me
!
'Irá i;a
*
\in
mártir
decirle:
me
í
Balada
del VIolín
Aquel mozo enfermo tocaba
el
flaco
i
violín al sol
por un sorbo de alcohol o
un puñado de tabaco. buen
I
dar!
cuando tocaba
algún rondel español o alguna sonata eslava...
Aquel mozo enfermo salía i
a buscar
el
i
sol
a llenar su viejo saco
por un sorbo de alcohol o
flaco
un puñado de tabaco.
,
VÍCTOR DOMINGO
Il8
Salía a
matar
cuando tocaba
.^u
el
SILVIA
esplín
violín,
cuando como un caracol salía
el
buscar
el sol...
Aquel mozo enfermo
murió tocando
el
i
flaco
violín.
¿Qué queréis? Halló su
fin
en un sorbo de alcohol i
un puñado de tabaco.
Le hallaron tendido i
abrazado
a
su
al sol
violín...
D
Ten^Q para una Poesía Yo que
siento el encanto de las cosas no escritas,
voi a apuntar
un tema
piira
un poema raro
que no escribiré nunca:
Dos muchachas bonitas se
van una mañana de
cielo limpio
claro
i
por un camino inmenso. (La Reina Primavera llegó del bosque, i
ríe
en
el
todo con su gracia
lo
cubre
risueño verdor de la pradera
seguido de su paje que es un poeta: Octubre.)
...Aquella brilla al sol i
olean bajo
mañana como nácar un viento
la
montaña lejana
lírico,
las
campiñas
— VÍCTOR DOMINGO SILVA
I20
húmedas de vagan por asidas,
rocío
i
hartas de luz.
—Las
inmenso camino: con
el
niñas
manos
las
a manera de ensueños sobrehumanos
pasan sonriendo... La ancha pradera a su paso con
se
colora
una decoración de aurora.
Se diría que todo
—
la tierra,
cielo,
el
el
mar,
en estática actitud de adorar
se inclinan la claridad
amable de su mirar, su paso
que
un vuelo de hadas sobre un césped de
es casi
Las besa
viento, henchido de silvestre fragancia;
el
con su rumor
Vencida por
como una En
dan
los árboles les
la gloria
la
bienvenida.
de su divina infancia
bestia humilde se les tiende la vida.
su propia inocencia, que a
un tiempo
es fuerza
i
hai no sé qué sereno pudor de aristocracia.
Hermanas por
el
por
Flotan iguales
la belleza.
cuerpo
i
el
alma, son jemelas
que detras de sus pasos, en
va dejando
las estelas el
aire celeste,
suave tremolar de su veste.
el
Verlas es detenerse para evocar visiones vernales,
más
aurórales,
dulces,
más
en que vieron es rubia
raso.
la
i
los
dones
graciosos cayeron en la cuna
vida las dos: sólo que una
como un
tiene el pelo
matutinas:
ánjel;
i
la otra,
los ojos del color
morena, de
la
pena.
gracia,
TEMA PARA UNA POESÍA Sonríen,
i
la
vida
Guardan intacto
Son puras.
virjen ]-udor de las alturas
el
donde vienen. Miran, con ojos absorbidos,
ñe a
les sonríe.
121
su redor
escuchan con éxtasis
i
los ruidos
de la naturaleza: la fuente que borbota
>u canción, o el alegre gorrión que da su nota.
Ni aman, ni piensan, ni hablan. Su espíritu sedeño sale
como
del
vago crepúsculo de un
Pero, de pronto, cruza por al
el
trote de su potro magnífico,
juvenil,
mismo sendero un guerrero
un hermoso paladín, un muchacho
de espada al cinto, de alta cimera al
viento.
sólo
un instante
tan joven
de
i
sol,
de penacho
i
Es un gallardo doncel. Las mira, duda
i
luego,
i
Nunca
¿Quién es?
piafa
sueño...
galante, las saluda.
fijaron las
hermanas en otro
tan bello, sus pupilas... El potro
relincha.
cubre
el
En
nubes,
el
polvo, orificado
camino por donde ya ha pasado
aquel desconocido, de tan jentil figura
aun bajo
el
siniestro fragor de su
Las hermanas
se
ya no palpita en
miran a
armadura.
los ojos.
ellos la luz
Ahora
encantadora
de antes, esa radiosa diafanidad que hacía palidecer ante ellos
el
resplandor del día.
Sin hablar, sin decirse siquiera adiós, sin nada
VÍCTOR UOMINGO SILVA
122
que
las retenga,
suéltanse las manos.
Con mirada
de hostilidad se observan, con algo de felino
que no tenían
mas i
Es inmenso
el
camino;
hace estrecho... .Quieren hablarse:
se les
torpe
antes...
el labio,
sienten que se les sube un
mudo
nudo
a la garganta... I luego,
sepáranse
i
como
el
se alejan las dos,
mentir
les pesa,
campo
atraviesa...
Los Aventureros
ÂŤTaberna de
Eramos
tres
i
la EstrellaÂť
estĂĄbamos borrachos
en
el
fondo de aquella
taberna: tres
muchachos
taciturnos, de espesa
barba
gris,
rebeldes...
mostachos
i
En
traviesa
cabalgata de espuma galopaba, chirriando, la cerveza, i
en
las
muecas
del
humo,
la tristeza
pintaba cuadros de color de bruma.
.
VÍCTOR DOMINGO SILVA
124
II
Uno
dijo:
— He
rodado
tierras desconocidas;
mi ruda planta ha hollado pantanos homicidas, selvas profundas, ásperas laderas, i
cumbres eminentes.
Cuerpo a cuerpo he luchado con i
atravesado ríos
i
las fieras
torrentes.
He sido aventurero. Ansia de conocer me echó al azar. Hoi cazador, mañana bandolero, nada
hai, sobre la tierra o sobre el
mar,
que mi ojo escrutador no haya medido, ni
mi mano robusta
Pero, al
fin,
pulseado...
¿qué queréis? estoi vencido..,
III
Viéndole melancólico el
otro habló:
Ella ha sido
— ¡La
i
callado,
ciencia!
mi amor, por
a rodar a los vientos
He lanzado mi mente de
mi
ella
he echado
existencia.
a los arcanos
la tierra
i
del cielo,
AVENTUREROS
I.ÜS
i
hasta
lia
habido un momento
desganaron que separa
muerte de
la
I25
cmi (juc
mis manos
velo
el
vida
la
humanos.
a los ojos
Hasta ha habido un momento en que, tendida
mirada hacia
la
ámbito
el
infinito,
percibí el polvo de oro de las huellas del
mismo
Dios,
en que
i
por encima de todas Ah,
las estrellas...
pero no hai
como Parodia
oyó mi grito
se
el
tormento
del pensamiento!
de Luzbel caído,
triste
ruedo ahora sin brío
i
¡También
sin aliento...
un
soi
vencido!...
IV
I yo:
— No
he aventurado
no he sido peregrino
ni allá ni acá:
ni pensador, ni nada. Si, he rodado...
pero
como
Menos
la
feliz
piedra de un molino.
que ustedes, en mi vida
no hai nada de fantástico o de estraño;
mas no deja también de
estar
perdida por
engaño,
inútil
para
la el
envidia
i
el
bien, mustia
i
perdida,
raída.,,
VÍCTOR DOMINGO SILVA
120
Sin echarme i
luchó con
al azar,
pagué mi soñar, con
el
fieras,
hastío.
Huérfano de quimeras, no hallo en mi rededor más que
el
vacío,
¡vencido estoi también!
V Era un fracaso total.
Míseros reyes sin corona,
miramos I
llevamos a
la
al
acaso.
con mano temblona
boca nuestro vaso.
H
i^^^H
as tristezas de John
Sola
i
sin luz la bodega!
Viejo dolor redivivo a saetearme el espíritu llega
mientras escribo.
La
cabellera se aliña
de hebra odorífera i
me pregunta
i
flava,
«qué quiero»
la
niña
escandinava.
Hai un estraño capricho en sus ojazos perversos... Niña! Te ríes? Acaso te han dicho
que yo hago versos?
i
VÍCTOR DOMINGO
128
O
ya sabrás que
S1LV,\
envidio
te
porque has llegado de Europa... Niña!
No
me mata
ves que
Dame una
el
fastidio?
copa!
II
La draga en
Mira!
muelle
el
bufa, jadea, crepita...
Da un
formidable soplido de se
para
i
grita.
Mientras revuélvese
que
la
fuelle,
el
barro
ancha válvula chupa,
cimbra, no
lejos,
su casco bizarro
una chalupa.
Humo
i
más humo,
sube en un tráfago I el
del caño
incierto...
fogonero, tiznado
i
huraño,
quédase inmóvil mirando hacia
el
puerto!
III
Brumas de un van sobre
el
tinte violado
agua quieta
como brochazos que hubieran de la paleta.
saltado
LAS TRISTEZAS DE JOHN
Hai I,
f^^ritos
desde
el
trémulos...
I29
«Iza!»
dique, la fragua
hace eorrer una
rampa cobriza
por sobre
el
agua.
Para engañar un ayuno que
ni
en
la luz se disipa,
entre unos seis atorrantes, alguno
fuma su
pipa.
Mientras un viejo de barba blanca, en confuso patuá,
sus i
más añejos recuerdos escarba
cuenta historias de cosas de
«allá!»
IV Pálidas nubes errátiles
baten pañuelos de niebla, i
una caterva de hambrientos
volátiles
los aires puebla.
Tardo pelícano pasa
rumbo I
hacia afuera, sin rumbo...
entre los bloques de hidráulica
revienta un tumbo. 5
masa
VÍCIOR DOMINGO SILVA
13o
Roto
pesado aparejo,
el
derrochando humaredas;
i
pasa, risible por
un
fósil,
viejo
vapor de ruedas...
V Suéñase acá un ballenero entre los lances pasados, allá
i
espejean los flancos de acero de los blindados
Una bandera hace en
i
I
el aire
saluda
una
Z...
hiere el aire la lírica
aguda
de una corneta.
Borran undívagas manchas la soñolienta bahía...
Fijas las boyas... Vacías las lanchas.
Floja la espía!
Cruje la I
el
pescante en que cuelga
perezosa falúa...
como en
yergue
i
trájico jesto de huelga
empuña
su brazo la grúa!
JOHN
LAS TRISTEZAS DI
Fuma
gran chimenea
la
de un trasatlánticu...
— Niña!
131
No
Europa!)
(a
me
ves que
falla la idea?
Llena otra copa!
Futre
los
átomos de humo
que hacen piruetas de diablo,
cuando ya
el
último sorbo consumo
ni sé lo
Porque
estoi solo
que hablo.
i
mui
triste,
porque no tengo querida, quiero escuchar de tus labios un chiste
de esos que ponen alegre
la vida!
VII Qué? ¿Qué por qué no me alegro? ¡Si la
tristeza
me nimba!
Pásame, niña, mi lápiz más negro i
Porque con
mi cachimba...
estoi triste
enfermo
de Europa...
las nostaljias
Niña! ¿No ves que Sirve
i
me aburro
otra copa!
i
me duermo?
— VÍCTOR DOMINGO SILVA
\1,2
Ya
una brizna
cojeras
de estas tristezas de abajo...
¡Burdo es i
agrio es
que
el dril
la fábrica tizna,
pan que devora
el
el
trabajo!
VIII Niña!
porque
No
sufras ni llores
no me
reir
¡A nadie culpo,
hiciste...
no a mis dolores,
si
de estar tan
Pásame, i
—pues
la tristeza
triste!
no me alegro
me nimba,
pásame, niña, mi lápiz más negro i
mi cachimba!
(La cabellera se aliña
de hebra odorífera i
melancólica
ríe la
flava,
i
niña
escandinava.
Entra, a la oscura bodega, viejo dolor redivivo; i
a saetearme
el espíritu,
llega,
mientras escribo.)
—
jisto en
el
Cenienrerío de los Nino^
Cristo el
el
Divino ^\1ga.bundo
milagroso Redentor
se despedía
Iba a
los
ya del mundo.
Reinos del Señor
cuando de pronto en su camino dio con
un grupo femenino
deshecho en muestras de dolor.
Todo aquel haz de caras de llanto le
-
pareció un
i
caras mustias,
emoción
montón de angustias
sobre una gran desolación.
Todas lloraban por un niño en quien pusieron
el
cariño
de su doliente corazón.
— VÍCTOR DOMINGO SILVA
134
Iban en marcha
camposanto
al
pequeñuelo a sepultar.
el
El, fué la gloria
entre
no ve ni
el
quebranto
hastío de su hogar,
el
ahora,
i
i
—masa
inerte
fría,
i
la clara luz del día
oye
materno
el
sollozar.
Cristo siguió tras
cortejo
el
a impulsos de ávida piedad.
Ensombrecido i
que el
al
eterna
la
el
Pensó que liai
frío
el
como
la estrella
i
i
la tierra
orfandad.
la
niño es la simiente
el
el
porvenir
fondo de su mente
en
él
cruda guerra
que cuidar, que
brilla
por
i
mueven en
niño
hambre,
que
entrecejo
alma de ansiedad,
llena el
pensó en
el
en
el zafir:
existe cuanto existe
nunca
el
mundo
más
está
triste
que cuando un niño va a morir.
Vio luego abrirse en donde todo tiene
la
ancha huesa
fin,
CKiSrO
IvN
vio en
EL CEMENTERIO UK
el
\X)S
NIÑOS
cadáver hacer presa
al gusanillo
torvo
ruin;
i
pero no vio en las tumbas solas
siemprevivas
ni i,
ni
amapolas
a su pesar, pensó en Caín...
entonces Cristo, dolorido
I
de ese abandono, hizo nacer en medio del olvido
flores
que hozó
las
tumbas hasta
¡I
no ha de ser su
si
las dejó el calor
ayer.
brillo eterno
materno
del corazón de la mujer! I
de
prometió que nunca habría regresa.r,
sin
que también
tuviesen ellos su alegría...
!Nada
desden
les llega del
de los humanos, porque ahora dulce aurora
es
para
la
Nochebuena de Belén!
ellos
¡Madres que nutren con sus pechos,
que dan su sangre
i
su virtud
a tantos niños contrahechos, a tantos hijos sin salud!
Madres que sufren
la tortura
de amamantar su criatura para
el
horror del ataúd!
T35
VÍCTOR DOMINGO SILVA
136
Por vuestra
fé subió al Calvario,
por vuestro amor murió Jesús.
Su cruz de inmenso visionario ha precedido a vuestra cruz,
cuando
que os brinda
la luz
es superior a
Cristo el
vuestro hijo
lloráis a
el
toda
luz.
Divino Vagabundo,
milagroso Redentor,
todos los años viene I
se
el crucifijo
El, el
Maestro
los niños
los predilectos
No
mundo...
del dolor,
vá a un rincón
porque
al
del
camposanto
son su encanto,
de su amor.
padezcáis por los
pequeños
a quienes disteis vuestro adiós.
Nunca
se turben vuestros sueños,
porque hai quien de
ellos
marcha en
¡No duermen faltos de cariño,
porque en sus tumbas, hecho niño, juega con ellos
el
buen Dios!
pos.
Tonv
está triste
Tonv Tony, El,
está enfeniio
el
i
Tony
eterno imbécil, no es
que con uniformes
de pie sobre
Tony
triste.
la pista
ridí(
i
la
triste!
\'egua está.
Su gran corbata blanca al sol.
Sus enguantadas manos golpean sobre
el
que
brilla
anca
con toques de charol.
Pobre Ton}'! ¡Quién sabe de donde
Honda Honda
tristeza viva,
Humor
de malos días, pero tristeza,
tristeza viva
triste
imbécil ya.
parece un floripondio medio marchito
del animal,
i
ulos se viste,
junto a
está enfermo
el
está enfermo
no modorra ni
es su tristeza! esplín.
que aturde su cabeza... al fin!
VÍCTOR DOMINGO SILVA
138
II
Tony
está
Tony no
enfermo
tiene,
el
i
se despierta
los terciopelos, los brillos
qué?
Tony
i
el
chiste.
el
el cordel.
está enfermo
enfermedad también.
pobre, de todos sus bríos se reviste
ensaya unas cabriolas que no
En vano
la
le salen
bien.
charanga chirría sus trompetas;
en vano se desgonzan los brazos de
la claq.
Estúpidas resultan sus clásicas piruetas,
no tiene ya facundia su enmohecido
frac.
III
¡Pobre Tony! Es seg*uro que Nerón-empresario le
.
los talcos
Tony
está triste.
tristeza es filósofa, la
Tony, i
reir.
se clavan en él.
de alguna equilibrista que baila en
La
triste
los elegantes palcos
donde haí muchos jemelos que
¿I
i
tiene rabiosos deseos de dormir.
Mira con ojo idiota
Mira
está enfermo
pobre, ganas de hacer
Entre sus labios mudos no
Tony
Tony
triste.
ajustará las cuentas
i
le
despedirá.
¡Bien! que le dejen sólo su traje estrafalario..,
¡Todas esas miserias nada
le
importan ya!
i
triste...
TONY ESrA TRISTE Pone en su boca un
rictus
Hace ya mucho tiempo Jn perro que tenía se
una muchacha buena
A
i
arruga
(^uc le
le
agarró
139
entrecejo.
el
el dolor!
nuirió de viejo
se Je
murió de amor.
su desconocida tristeza se abandona.
;Vejez de perro!>^ piensa. as ajiles
Todo
elásticas piernas de la
i
causa horror:
le
amazona
descomunales bíceps del luchador.
los
De
pronto, al ver
el
torpe saludo de un payaso
[we con su cucurucho repite: una, dos, tres,
•ecuerda que es su oficio tontear... Intenta un paso, 3ero se vuelve al punto. ¡Que le celebren pues!
IV
I
desde su ancha boca pintarrajeada
inverosímil crencha de su tupé,
lasta la
Dasa
hosca
i
una mueca horrible que
salta
i
que
se enrosca,
.m jesto de fatiga, de rabia, o no sé qué.
Jamás, en noche alguna, brotó de su inventiva un guiño
más
fantástico ni
El público que i
estalla
en
el
más
orijinal.
paga rompe su espectativa
delirio
de un hurra colosal.
VÍCTOR DOMINGO SILVA
140
I el
pobre Tony
(el
pobre, enfermo, viejo
con su corbata lánguida
i
i
triste!)
su chistera atroz,
de pie bajo un trapecio, como un peñón, resiste la
tempestad de aplausos, salvaje,
Entre
los
palmoteos chirría
Se anuncia a I i
la
amazona que en
Tony se enjuga los piensa como en sueños: qué?
la
cruel, feroz..
charanga. triunfo va a salir.
ojos con la
manga,
Dormir... dormir... dormir
— —
im
Música en
la
plaza
I
¿Habéis visto nada más triste?
La Plaza los i
es
jazmines
las rosas se
una inmensa desolación: se
amustian— cenobitas
mueren de
cstáticos-
dolor.
El encanto de las mujeres delicada? sonrisas de se
primavera
ha ausentado de
miran
a sus
i
miradas de
los jardines: las
sol
mujeres
hermanas con horror.
Para nadie, sino para algunos señores que en los escaños hacen la dijestión, o para algunos obreros taciturnos
— VÍCTOR DOMINGO SILVA
142
que presiden
para nadie brillan aquí ni la
de un cachorrillo o dos,
los juegos
las estrellas
luna con su luz romántica habla del buen Dios.
En
de la Plaza
la soledad
huérfana del primor de
las
beldades
—juventud,
gracia,
opulencia,
todo lo que es aristocrático blasón la
música de
vibra
las retretas
como un
militares
sollozo desgarrador...
¡Notas
i
acordes trémulos;
gritos de piedad o rebelión;
quejas nacidas de una nostaljia indecible o de
un comprendido amor; voces innumerables
que
se
anudan en una
murmullo potente
sola voz;
tumultuoso
i
de los instrumentos en conjunción; repiques líricos en
el
rujidos de bronce en
címbalo el
trombón,
tímidos llamamientos del oboe
impacientes redobles del tambor!... II
— Niño —
le dije al
pequeño músico—
¿no te da pena fatigar
el
pulmón
tocando para que nadie escuche
MUSICA
^
LA PLAZA
líN
43
siquiera de favor?
llevando a
I él
nrano ron
la
un
una
i
la chorra
jesto de héroe o de lord,
—Tengo una madre
anciana
n(n'ia por (}uien deliro
que suena mejor
— respondió.
cuando
estoi
la jente
instrumento
el
cuando más es
cjuiere
mi corazón!
sino para I sé
me
(}ue
¡Yo no toco para
i
1
más
triste estoi
cuando
triste,
sufro,
cuando toco mejor, porque no es
el
instrumento
llora,
¡Qué no I
me
1
las
(jue
canta
o se queja... sino yó!
oyen!... I la
las flores
el
luna que sonríe en lo alto?
que me acarician con su
cuando
olor?...
soplo, llenas
pupilas de lágrimas
el
i
alma de
ilusión,
me
están recordando,
cómo no enternecerme cuando
sé quienes son!...
cómo
olvidar a aquéllas que
III
Artistas!
Aprended i
La soledad no
del
pequeño músico
tened resignación. existe: sólo aquéllos
que no aman,
aquéllos que padecen del incurable horror
VÍCTOR DOMINGO SILVA
144
del hastío de todo,
pueden decir que mueren de desesperación. Si
en
la
música de
un clamor,
se deja oir
es
las retretas militares
porque existe una alma que
una complicidad es porque, por
o
busca en otras almas
una bendición;
encima
del
tiempo
i
la distancia,
va desde un corazón a otro corazón, entre
un temblor
celeste de
¡un mensaje
^
alas anjelicales,
de amor!...
^
La luz
leja Reí
Cuando ha caído sobre i
la
la
noche
dormida
ciudad
sólo el ruido de
un coche
hace un último derroche de actividad
cuando
el
i
de vida;
mar ronca
o bosteza
con soñolienta modorra i
la i
confunden su
nube que la estrella
se
que
tristeza
espereza se borra;
VÍCTOR DOMINGO SILVA
1^6
I
cuando suena del
el
tras de la neblina
toc-toc taciturno
vendedor que camina
o del guardián que en la esquina
hace
servicio de turno;
el
cuando en
más
vieja
canta las doce
el reloj i
la torre
pasan por
la calleja
algún ebrio que se queja o algún
enfermo que
tose;
Salgo a la abierta ventana i
en
los rincones
veo, pálida
más
turbios
lejana,
i
una luz que
desgrana
se
por la paz de los suburbios.
La
veo, clara
que alarga en i
palidece
i
la
i
tranquila,
sombra un trazo
vacila,
no a modo de una pupila sino a
¿I
Yo
modo
qué
de un brochazo.
es esa luz lejana?
lo ignoro,.,
yo
lo ignoro,..
LA LUZ LEJANA
Poro
olla
ardo on
vontana
la
\
en
i
la
nocho
desgrana
se
(^omo nna ointa de oro.
I
me
algo estraño
sujiere.
Tristeza? Melancolía?...
¡Nadie sabe lo qno (juioro osa luz que no so i
muero
está en eterna agonía!
Esa luz que
así
vislumbra
del arrabal soñoliento
sobre la muerta penumbra,
no puedo saber taller,
si
alumbra
tugurio o convento....
II
Acaso
es la
compañera
que, sin pesar ni reproche,
sobre la gran mesa espera
que
la
joven costurera
termine su obra esa noche.
Lámpara de tonos de pie en
la
rojos,
gran mesa, acaso
I47
VÍCTOR DOMINGO SILVA
148
da
sonrojos
artificiales
a la que clava sus ojos
en
las labores
de raso.
Entre los dedos la
pobre en silencio cose,
plega, hilvana I
i
encarruja...
una sonrisa dibuja
porque
Un I
aguja,
la
grito.
i
no
tore!
¿Qué? Se ha pinchado!
opulentos ruedos
los
que
es tan tarde
ella
temió haber manchado,
con su rico encarrujado
hacen fru-fru entre sus dedos.
(¡No te afanes, costurera!
Hace mal i
la
'que se afana
sufre de esa manera:
otra mujer hechicera lucirá el traje mañana!)
III ¿I
qué
es esa luz lejana?
Quizás, con la madre, espera fijo el
ojo en la ventana,
LA LUZ LEJANA
a algún hijo
1
tarambana
noche duerme afuera...
(]nc esa
¡Cuánto tarda! Cuánto tarda! Tic-tac...
Las
Tic-tar...
tic-tac.
i
ni
cl
ni el
frío
Tu
Pero cguarc'a,
Tú no Pobre
cosas...
ignoras cosas
más
te
ha robado hasta
el
miserable,
— ¿Por
el
beso
te
han robado su
que
Un i
el
las llaves
se
aparta
estarás harta:
copa,
lo
graves:
pobre niño?
la
Tú no
vieja!
— preguntas —
Ya mui pronto el
sabes
te deja...
i
qué
de mi lado
esfera.
la desespera.
(Pobre madre!
muchas
la
acobarda
la
tiempo
en
tres
i
la carta
cariño!
sabes, pobre vieja,
es
ahora
el
muchacho...
borracho es su pareja
borracho
le
aconseja
que siga siendo borracho.
49
J
VÍCTOR DOMINGO SILVA
50
No
madre, no esperes.
sufras,
Cierra, cierra la ventana...
¡En brazos de otras mujeres, esc hijo que tanto quieres
no volverá hasta mañana!)
IV
Aquella luz mortecina
que
se
asoma
¡quién sabe
a la ventana,
en
si
la cortina
de una alcoba femenina su lluvia de oro desgrana!
¡Quién sabe
si
adolescente
niña en su libro se arroba, i
es su única confidente
esa luz auriluciente
que
se
desmaya en
Sonríe acaso a
la alcoba!
un ensueño
que por su espíritu pasa.
Enarca i
el
labio risueño
arde su cutis sedeño
con
la fiebre
que
la abrasa.
LA LUZ LKJANA
La
luz desde
el
velador
envuelve en vivos destellos aquel cuadro encantador...
¿Dónde estará quv
la
bese en los cabellos?
Deja del i
se
trovador
el
el
libro.
A
los
paisajes
muro, sonriendo queda absorbe en sus mirajes
mientras crujen los encajes
con cuchicheos de
seda...
(No sueñes más, burguesita, con amores medioevales.
Por más que seas bonita, no hai luna para
la cita
ni caballeros feudales...
Duerme,
i
piensa en cosas graves,
en un nido, en un esposo
que i
te
que
engaña
te
i
tú lo sabes,
deja las llaves
porque no
es
nada
celoso.
Sueña con un millonario que use sombrero de copa
I51
VÍCTOR DOMINGO SILVA
i
viva por formulario,
i
que, en caso necesario,
podría llevarte a Europa.
Duerme, duerme! Tu quimera es tan dulce
como vana.
Duerme! La pálida cera que hoi
brilla a tu
cabecera
seguirá ardiendo mañana!)
V ¿Qué inquietudes, qué desvelos preside esa luz lejana?
¿Qué goces, qué desconsuelos?
¿Qué esperanzas
i
qué anhelos
de alguna pobre alma humana?
¿Es un padre que agoniza, o es
un pequeño que nace?
¿Surje
allí el
llanto o la risa?
¿Es sueño que
se realiza
o ilusión que se deshace?
¿Es un obrero encorvado
que lucha con su pobreza? ¿Es un
fraile
atormentado
LUZ LEJANA
L.\
que,
crucifijo abrazado,
al
trémulas plegarias reza?
¿Es un inventor que busca X desconocida?
la
¿O
un pobre que
es
^e
ofusca
empuña con mano brusca
i
el
revólver del suicida?
¿Es un amante que vela los despojos de la
que en su mortaja
amada se hiela?
¿Es un pintor que en su tela
hunde
febril la
mirada?
¿Es un poeta que escribe entre el frenético enjambre
de imájenes que concibe?
¿Es un bohemio que vive de
la gloria
La junto
i
para
un
hambre?
luz lejana, tranquila al
alma que acompaña,
ya no tiembla es
el
ni vacila:
faro que vijila,
no fuego fatuo que engaña.
1
53
VÍCTOR DOMINGO SILVA
154
Desde sus rincones turbios brinda amor, incita
pone paz en i
aunque
es
Duermo se
sueño,
los disturbios
brilla
todo un
al
en
los
suburbios
mundo en pequeño.
ya,
i
la luz
lejana
derrama compasiva
sobre la miseria humana:
humilde
estrella, es
hermana
de las que brillan arriba...
¡Pobre faro que destellas
en
la
sombra, luz lejana!
Tus hermanas saben bien que
las estrellas tú,
como
arderás hasta mañana!
.^
ellas,
:^'
JiMfciV
Por lo5 mares del s ur
Crepúsculo! Alta mar!...
Un me
viento frío
saetea los músculos.
es el
;Oué sueño
que viene, pájaro zahareño,
a aletear
en torno del navio?
El pasado?
Lo
siento en
cada vez mas lejano
i
el
vacío,
más pequeño.
El porvenir? El porvenir no es mío!
Delante de e¿e
sol
en agonía
que en inquietos relámpagos de oro desangra sobre se
mar, mi fantasía
el
echa a volar..
I
entonces rememoro
VÍCTOR DOMINGO SILVA
156
mar que en mi niñez
cosas del
romances de ambición viejas leyendas,
leía:
de osadía,
i
tentador tesoro
para mi eterna sed de poesía!
Oh, huracanes del sur, rachas cortantes
que por
vasto mar desconocido
el
con los primeros navegantes
fuisteis
repitiendo los gritos de su jerga
hecha de interjección Ah,
sois los
mismos,
soplos salinos que
i
de alarido!
mismos de
sois los
al
arquear
arrancabais un hurra áspero
que
elevaba
se
desde
el
como himno
la i
verga
fiero
sólo
fondo de un barco aventurero
hacia la inmensa plenitud del polo..
Ah! los i
sois los
mismos, ábregos
mismos vientos que
ansia en
el
i
notos;
pusisteis brío
corazón de los pilotos,
erguidos en sus
bajeles
frájiles
frente a la inmensidad... ¡Sí,
ante
el
olear
yo sonrío
monótono
i
bravio;
pero vosotros nó, filibusteros, vosotros nó, piratas
que
al
i
corsarios,
hollar inviolados derroteros
antes,
POR LOS MAUKS DEL SUR
por nuevos climas
mar, estrafalarios
irais hijos del
:omo
el
mar,
por nuevas zonas,
i
sentíais los afanes
i
espuma hasta
:on que alzaban la
las lonas,
abrios de libertad, los huracanes!
Oh, ilusión ]ue
tiempo es
el
que nada
tiempo! ¿Quién ha dicho
la del
verdugo de
el
la
vida
resiste a su capricho?
El tiempo es la ilusión desvanecida jue nos hace llorar! Por eso es triste.
Pasa sin movimiento ^ío
En
deja huella.
;ólo es
quietud,
i
sin ruido,
i
realidad no existe:
soledad,
¡Quietud, olvido
i
olvido...
soledad! Es eso
i
o que en este crepúsculo gravita Dor
encima del mar... Nada hai impreso
le la
epopeya audaz que año
le jara el
hombre sobre
el
tras
mar
año
escrita:
lada entre los abruptos farellones, londe hoi sestea le
el
plácido rebaño
pingüinos; ya han muerto Jos alciones
lue podrían hablarnos de esas cosas. El
tiempo, alción incontenible, vuela
ni siquiera
en golfos
solitarjoís
157
VÍCTOR DOMINGO SILVA
158
ni
en
la
oquedad de grutas misteriosas
queda un espumarajo de
la estela
de aquellos barquichuelos temerarios...
El mar, i
la
i
siempre
que viene en
el
mar! La ola que pasa
pos...
sube del fondo de
la
Rumor inmenso
inmensa masa
de las aguas profundas. ¿Es de los dioses del mar?
mas i
siento en
ante
el aire
No
el
sé
canto
en qué pienso;
*
mí desconocido encanto,
poblado de visiones,
sube a mis ojos humedad de llanto i
a mis labios fragmentos de oraciones...
¿A qué tanta inquietud? ¿Qué fuerza estraña
empujaba hacia acá
las escuadrillas
conquistadoras o corsarias? ¿Era grabar los mares la ambición de España
con
el
buril de sus gloriosas quillas?
¡Oh, locura de siglos! Oh, quimera!
Fueron
las
de valor
i
No hubo
de sus hijos maravillas de
fe:
lo
playa, peñón ni torrentera
donde no ondeara Pero i
ai,
lei
hicieron todo.
pabellón del godo.
el
de conquista es
del águila real,
i
ai
lei
de presa:
de su nido,
Por los MARI
ú
el
hambre astuta
Es gran desgracia
os llegan a cercar... ^iie
diga
porque :ontra
vencedor:
el
vencido!
ai del
de conquista es
lei
lei
de audacia:
águila audaz se alzó reacia
el
vagabundos
a caterva de halcones lábiles
venganza aviesa
la
i
sur
di:l
s
en
el
vuelo
en
i
la riña,
demonios venidos de otros mundos, lecjios a cabalgar las tempestades,
pasearon
degüello
el
i
la
rapiña
3or la naciente paz de las ciudades...
Rojos herejes, ávidos de vino, ie
sangre
de mujer, fué su divisa
i
orgullo felipino,
ibatir el
lacer jirones de su
Drofanar /iolar el
manto
rejio,
hogar en son de
el
templo
i
reemplazar
risa,
la
misa
por la brutalidad del sacrilejio!...
Drama de
siglos! Trájica odisea
raguada en ie [
,
íl
mi
raza,
los
comienzos de
la historia
no hai nadie que hoi mar,
oyóla
su teatro fué
el
fulgura en
nimbo de su
el
i
el
la vea...
viento,
gloria
nocturno esplendor del firmamento!
Mudas estrellas
constelaciones,
luminosas
de esta latitud, qué diera
por saludar, pirata
como
ellos,
159
— VÍCTOR DOMINGO SILVA
IDO
vuestro lejano florecer de rosas!
Qué
diera,
navegando mar afuera,
me envuelve en
por sentir que
toda
la luz
sus destellos
de la celeste esfera!
Oh, mi raza inmortal! ¿No ha de ser fuerte si
se
se nutrió
de sangre,
i
en su cuna
si
detuvo, arrullándola, la muerte?
¡Manes de mis abuelos primitivos, bárbaros sin dominio
i
sin fortuna,
hordas de hombres cobrizos
desnudos,
i
toquis gallardos, ulmenes altivos
de rudas testas
de miembros rudos:
i
vosotros no sabíais,
al
poneros
frente a los aguerridos caballeros
respondiendo con mofa a su amenaza,
que era un signo jenésico
el
que hacía
al
mecerse en
ni
que iba a realizar vuestra enerjía
el
el
aire vuestra
bautismo de sangre de
maza,
la raza!
Vosotros no sabíais que del recio
choque de vuestras armas, nacería la raza
de hoi
—
que en vuestro
¡oh, idilio portento/so!
sacrificio
de esta jeneracion fuerte que, con
el
estaba i
el
precio
bravia
amplio jesto de un coloso,
abre los brazos
i
se
baña en
día!..
POR LOS MARES DEL SUR
Ah! do do
la
la cordillera al
montaña
al
océano,
mar, siompro
la guerra:
siempre hecha zarpa de águila,
siempre en i
el
pie
mano,
la
las altitudes la pupila
elevando a pedestal
La vela que
la tierra..
a lo lejos se perfila
¿no habla de la codicia del pirata,
ladrón del mar, que sueña en
La
ola,
el
el
malón
Raza! tuyo es Sube,
saqueo?
con su rumor de catarata
¿no nos repite
con que
el
como
el
ah! del chivateo del indio se desata?...
mar, tuyo es
el
monte!
tus padres, a la cumbre;
despliega por los ámbitos la vista; llena con tu silueta i
el
horizonte,
alza los brazos, coronada en lumbre...
Raza!
Tu
porvenir es la conquista!
Crepúsculo! Alta mar!...
l6l
circo pobre
1:1
I
ensueño
bien, tú, caballero del
la
i
angustia,
poeta de los nervios endiablados, que vas
atesorando rimas para tejer con
ellas
guirnaldas de amargura
entra también al
al circo
que
i
de piedad;
murga pregona,
la
pobre circo de arrabal
donde muequea
el
tony bajo
el
fulgor fosfórico
de lámparas de gas,
donde caballos i
éticos parodian gallardías
hace diabluras
Entra también
el
al circo...
juglar.
Deja de
ser ñlósofo
un instante no más, i
ríe
con
los chicos
que dejan ver
la gloria
VÍCTOR DOMINGO SILVA
164
en
los pueriles jestos
Ríe, poeta, ríe
que es
de su cara escolar.
con ese niño grande
pueblo: sus ojos, se encienden
el
al
compás
de la charanga, mientras su alma plebeya estalla
en una carcajada estomacal...
Truenan Es
galerías.
las
la felicidad
que bate a todo son sus cascabeles de plata
de
i
cristal.
El payaso pellizca sus calzones
para mostrar
el sol
que lleva atrás:
su cucurucho inverosímil se esfuerza
mondo de mimo
por pescarse del i
su jeta
chocarrero
como un
tajo sangriento el
le
procaz
i
divide
rostro por mitad.
Tony
está
pensativo
debajo de su su chistera minúscula junto
al
frac:
tupé resbala,
su corbata estupenda hace i
occipital
llorar,
su bastón de nudos tiene todas las curvas
de una espina dorsal...
Ríe, poeta, tristezas
ríe...
Para
los
que llevamos
que desgarran, recuerdos que hacen mal;
EL CIKCO POBRE
l6-
para lo< que lloramos por lo que no >abemos, es
reir
poeta, ríe
Ríe.
como
olvidar.
pobres
los niños:
o ricos, no hai afán
que en ante
el
¡La
haga presa
ellos
vuelo del cóndor, o ante
amazona
el
salto mortal.
es la diosa de los aires, el
i
atleta
un
titán;
tiene el payaso cada chiste
que
se
arma un ventarrón de hilaridad el
i
perro sabio es tan ladino
que no parece un animal!... Ríe, poeta,
¿No
ríe...
más
gracioso
el circo,
pobre circo de arrabal
el
que
¿Más impúber
grotesca feria
la
por donde casi a ciegas
del literato
es
la
i
dando tumbos, vas?
te divierte
acaso
chachara banal,
o la palabrería del político que
anda
poniendo a sus ideas antifaz, o la sonrisa hipócrita con que pasión se
Julietas eterómanas
i
Romeos de
¿Hallas
más
rastacueril del que
debe a
los i
i
mienten
clac?
gracia al jesto
audaz
rábulas su barriga de ogro
su sillón senatorial?
—
— VÍCTOR DOMINGO SILVA
l66
el
gomoso
— creación
más cómico
parece
¿Te
de bric-a-brac
que barnizó en Europa su mollera épicamente asnal i
hoi se la pasa entre un rondar de moscas a las puertas del bar?...
Poeta: sé sincero i
aún desde
confiesa que envidias,
el
regocijo popular.
¡Viva
en
el
de
obrero que no piensa
el
aumento de
¡Viva
el
irse
Ríe... si
hogar,
democrática alegría
la i
el
jornal!
granuja que se olvida
de juerga o pedir pan!
Mas
si
no puedes;
en medio del estruendo colosal
con que
la plebe
—agradecida
a ratos
hace la carpa reventar, tu alma
de lecturas imbéciles por
no i
ríe
(prostituida el
de
filtro fatal) sí
misma
de la Humanidad,
es
porque estás perdido,
poeta,
porque ya
no sirves para nada
(jiu'
— l£L
iiKMcv.i'a
?n que
muí
CIRCO POBRK
o
ocla
una
es porciuc
sátiici
107
más;
ya es preciso
por tu cuenta pensar
— falso
cadáver, necrolojía andante, fósil
necesitas
intelectual,
un párrafo biográfico
hecho en
estilo
harto vulgar
cuatro palmos de tierra, dos flores i
(si
hai a
un buen «descansa en
* *
mano)
paz!»
lin la
cumbre x\l
Al
fin!
fin estoi
sobre la cumbre
Cumplí mi empeño:
del cerro mineral...
de breñal en breñal, de risco en risco
Bañóme en lumbre,
he logrado trepar.
grito a pleno pulmón... Estoi risueño, casi feliz...
Hacia
magnífico del
Húndese i,
el
erizado
i
sol,
el
ocaso, el disco
cae de plano.
llano en el sopor del sueño
tortuoso, cada quisco
parece agazaparse sobre
el llano.
Cuánto tiempo soñando en ¡Cuántas veces, tendida la
mirada
infantil,
al
este día!
horizonte
mi fantasía
VÍCTOR DOMINGO SILVA
170
echó a volar hasta este abrupto monte
se
perdido en
borrosa
la
me
Alcanzar, hasta aquí,
sueño de
el
Oí en i
la
los sueños...
cuna
siempre,
lejanía!
al
la
parecía
¡Oh quimera!
canción minera
repetirme las estrañas
leyendas del picado
i
la cantera,
tembló mi corazón cual
tuviera
si
algo del corazón de las montañas!
Ya
estoi aquí. Jadeante, fatigado,
a punto de ceder, puse la planta sobre i
un
el
peñón mas hosco
grito se escapó de
Esplayé por i
el
brazo con jesto de conquista
sentí engrandecerse
arriba
el cielo,
de granito los i
el
la vista
di gracias a Dios. Hacia la altura
tendí i
mi garganta
ámbitos
los
escarpado
i
i
figura:
a mis pies la falda
i
mi espalda
basalto; hacia
macizos de
al frente,
mi
la alta cordillera
entre
el
espacio
i
la ribera,
mar como un ensueño de esmeralda!
jOh, infinita dulzura!
En
los
poblachos
arden luces de hogar; escucho quejas
tN La cumBrk de mujeres,
j
17
émidos de borrachos
perros que ladran, gritos de muchachos; balidos, (pie tal
como
súplicas, de ovejas
tornan en rebaño, maní- a mente; toque de campana;
estridente
el
rebuzno de un pollino melancólico; concierto
el
que ejecuta i
monótono la brisa
los suspiros de
que por
la
un
en
i
doliente
la
arboleda
flautín bucólico
paz de los caminos rueda...
Hai paz en los caminos: polvareda de tropas, vagabundos canturreos...
¡Envuelta en su amplia túnica de seda viaja, del valle por la verde florida la
i
alfombra
por los áridos faldeos,
dulce peregrina que es la sombra!
¡Paz en la tierra, pero no en su seno! jPaz en los campos, pero no en las grietas
de sus entrañas, donde
no alcanza con su
luz,
el sol,
que es
tan bueno, alegría,
a iluminar la faz de los atletas:
de los miles de atletas que, en porfía titánica, persiguen el
noche
i
día
raudal milagroso de las vetas!
;Brava persecución! ;Lucha sombría!
Muerde
el
hierro a la piedra a golpe bruto.
r
DOMINGO SILVA
\^ICrOR
\yz
le
abre un tajo que llena
truena
tiro,
el
como un microbio e insaciable como
ante
hombre
el
como
ni ella se
cede la tierra i
el
i
el
el
peñón, furtivo
va royendo...
lo
él,
Es fantástico drama entre
esplosivo;
hombre, diminuto
el
i
el
de la guerra
la tierra, es
agota ni
al fin
estupendo:
él se
sacia,
con lo que encierra
hombre, ávido de
oro, se lo vacia
para hacerlo sonar sobre la tierra!
Siglos
siglos hace! El indio, presa
i
del señor estranjero a quien debía
obediencia
i
amor, dejó aquí impresa de sus pies desnudos.
la roja huella
Algún
vestijio
queda todavía
de su trabajo bárbaro en los rudos riscos del peñascal... Ai!
nada de sus
Pero ¿nada,
sollozos ni su pena,
nada de su dolor
ni de la herida
que abrían en su carne atormentada el látigo,
¿a tal
i
el
cepo,
estremo
la
Al esclavo desnudo, el
la
cadena?
se invirtió la vida?
No! La vida es
ha sucedido
i
misma, al
la
de entonces!
yanacona
peón; pero los bronces
— EN LA CUMBRE
que orifican los rosicleres
orgullo
no ceden no a
si
las colpas, los zafires,
los cobres
i
privilejio
i
al
1
de
todos zona,
la
tesón de los apires
pr(M io
de sangre...
ante quienes se doble
ya no existe
el
Ya no
hai godos
la rodilla;
señor de horca
— otro derecho, —
i
cuchilla;
pero hai otro derecho,
el
de la garra
pero hai
el
de la usura
(]ue eterniza ;la
en
los siglos la
civilización— hoja de
cubre
la llaga...
Oh, tristeza
pero no
impostura:
parrala
cura!
infinita! Pienso,
— ahora
que, ante la paz de los caminos, cierra
una noche profunda sobre los campos,
i
—en
soñadora la
dulce aurora
que un día ha de llegar para
En
las jeneracioncs
que lucharon también, los
que
en
la
en
los
se
la tierra!
de vencidos i
hoi son los idos,
hundieron para siempre
sombra de anónimos
i
nunca
olvidos;
que ahora mismo, entre
sordidez de la lóbrega espelunca,
la
hedionda
73
—— VÍCTOR DOMINGO SILVA
174
hijos bastardos de la suerte esquiva,
viven sin que
mueren
En
la
que
sin
vida
la
responda,
les
muerte
los reciba!
esas existencias ^olorosas
vestijios tristes de
una edad pasada
a las que nunca inquieta ni confunde la
ansiedad del misterio de las cosas;
que,
son
fija el
en
el
abismo
la
mirada,
agua estancada que
se
hunde
filtrándose en la tierra hora por hora
como en una agonía
anticipada...
¡Cómo, Dios mío, no pensar,
—ahora
que, ante la paz de los caminos, cierra
una noche profunda sobre los campos
soñadora
i
—en
la
dulce aurora
que un día ha de llegar para
¡Yo sé que ha de
llegar!
la tierra!
Irán mis huesos
de cantor vagabundo, a hacerse nada a la fosa
común. Ya,
vivirá, ni
mi imajen,
ni
mi nombre
ni los
besos
que di o bebí sobre una boca amada. Pero ¿qué es una vida?
Olvidado también,
tal
.
¿qué es un hombre?
como
esos,
EN LA CUMBRE
yo sé que ciré deede
la tierra
1
helada
un canto de niñez alborozada: será
el
canto de
q^loria
que
se eleva
de cada corazón, a esa alborada
que vendrá derramando una luz nueva sobre
la
Humanidad
fcáfe.
fraternizada!
75
Evocaciones de
Heme
la
aquí suspirando por tu recuerdo ¡oh vieja
ciudad de los claveles! la visión
tierra natal
^li espíritu refleja
polvorosa de tus torres erguidas
en magníficos
estos,
j
i
de tus avenidas
solemnes que dibujan en la deliciosa
Desde
las
el aire
sonoro
danza de sus hojas de
oro!
anchas mar j enes del mar, en donde
llena de errantes hipos el colosal fermento
del
agua entre
del horizonte,
las rocas, absorto i
en
lo infinito
ebrio de inspiración, medito
para dejar que vuelen en banda migratoria
el
viento
VÍCTOR DOMINGO SILVA
178
todos mis pensamientos en pos. de
mista de gracia tienta
mi
ocio, de
i
Tu
fantasía.
tí!
ensueño
i
— Tu
gloria,
opulencia,
gloria es la alta herencia
de los abuelos idos, de esos conquistadores,
padres de nuestra raza, p'ebeyos o señores
que amaron más
el
a fuer de godos,
i
oro que su conciencia, fieros
ávidos a fuer de aventureros.
Dormitan cuatro siglos sobre tu augusta sombra Cuatro siglos que el río tus suburbios alfombra de verdor, se
que
i
embriaga con
viento, señor de los verjeles,
el el
hálito de
amor de
tus claveles;
cuatro siglos que lanzan desde los campanarios tus
campanas vetustas sus toques
cuatro siglos que sueñas i
ante
el
de
al pie
lejendarios;
las colinas
arrullo eterno de las aguas
Pero no es por tu historia poi Prez de mi
tierra,
porque eies mía, porque en
tí
que yo suspiro.
lo
joya de mis lares, te admiro
amo porque
te
en mí mismo existes;
está la imajen de mis años, tan tristes,
tan graves, tan dolientes; porque en solitaria,
porque
errabunda,
allí
marinas
nostáljica,
tí
está
mi vida
perdida;
están mis sueños de las aulas, amores
románticos, manojos de besos
i
de
flores,
sonrisas temerosas, suspiros acallados,
balbuceantes rimas
i
versos olvidados...
EVOCACIONES DE LA tIERRA NATAL
\
I-iajo
tus altob árboles nacieron mis quimeras.
Desconocido, huérfano, sentí ambiciones... Soi tuyo.
Tú
mis ])rimeras
allí
has sentido mi })aso
cuando, niño estudian h\ divagaba
Zumbó como un
acaso.
al
insecto, corriendo por tu vega,
mi alma de adolescente, diáfanamente
Me
cantaron las olas de tu mar
Sus playas
me
i
tu
ciega.
río. el
mío!
trémulo coro de tus campanas
Yo he
despertó.
i
conocen... ¡Su rumor es
El cotidiano
me
1
mañanas
visto la luz de tus
bruñir las coloniales techumbres.
Yo
*
he sentido
que, al caer de tus suaves crepúsculos, hundido
como
tú en
el
océano de
sangraba en mí
He de
el
la
sombra
inmenso corazón de un poeta.
volver a verte! Pisaré tus riberas,
hollaré tus colinas...
De nuevo
las
revolarán en torno de mis pasos.
sentiré encantado de la vida,
fuerte, sano,
quimeras
De nuevo
que en mi espíritu
estallará la flora
Me
discreta,
amoroso de
las
llevo.
como
antes,
horas distantes
del porvenir, ajeno ¡Dios mío! a esta tristeza
que,
mucho antes que
Ciudad noble
Xo
i
el
tiempo, nevará mi cabeza,
amiga! Ciudad mía!
crispará mis dedos
el
no agostarán mi última
He
de verte.
hielo de la muerte,
ilusión los dolores
70
VÍCTOR DOMINGO SiLVA
l8o
sin respirar el
Fuerza
es
que
Estoi lejos,
Ojalá que
me
el
celeste de tus flores.
ave errante suspire por
te hablo... Soi tuyo...
el
i
no
el
nido.
te olvido!
descanso del postrimer abrazo
sorprendiera ¡oh noble ciudad! en tu regazo;
que tras quisiera i
i
alma
los sobresaltos allí
una
grieta
de mi última aventura
brindarme sepultura,
que en mi cruz humilde cada año
floreciera
mi pálido recuerdo como una enredadera!
D
D
Mirando
al
Pío
ORILLAS DEL MAPOCHO
MAYO DE
190...
Rueda, rueda, turbio
En
la alta
río!
noche serena
tu largo rezongo suena
como un gran cuerno Con
vacío.
lívido escalofrío
tiemblan lejanas siluetas bajo tus aguas inquietas, por sobre cuyo zig-zaj la luna,
como un
carcaj,
desparrama sus saetas.
1
VÍCTOR DOMINGO SILVA
82
Estoi solo sobre un puente.
Desde sus arcos de hierro con largas miradas erro por
la
revuelta corriente.
jNada! Ni un soplo se siente del resollar de la vida.
Por un instante vencida,
ha estrangulado de su miseria la
i
murmullo
el
su orgullo
metrópoli dormida.
Te miro
i
Tus vagos
te oigo.
monólogos
sin palabras
me hablan
de historias macabras
i
de espantosos estragos.
Ya
que
sé
los días;
te
son aciagos
que tu alma ciega
perpetuamente navega hacia
el
perdido miraje
de un río hozando i
alborotando
Hacia
el
paisaje
la vega!
los días lejanos
en que eras
libre,
i
solías
correr con ansias bravias
desde la selva a los llanos;
en que
los robles ancianos
MIRANDO AL RÍO
daban sus
te i
183
rabellcias
por sobro tus riberas de hombres desnudos
las tribus
ataban con recios nudos sus lanzas a sus banderas.
Tu sueñas con
el
tesoro
de tus días primitivos;
con tus bárbaros esquivos i
con tus arenas de oro.
Nunca tu caudal sonoro empujó
las
aguas sordas
que hoi entre charcas desbordas, sino la balsa de boqui
en que ir
solía
algún toqui
a arengar a sus hordas!
Sueñas con que fundaron
los la
hombres ciudad:
esos que eran por mitad
bandidos
i
caballeros.
Trájicos aventureros
—encima del arcabuz espada — formaron cruz:
que la
fanatismo sobrehumano,
mitad rigor castellano,
mitad injenio andaluz.
fieros
VÍCTOR ÜOMINCiO SILVA
184
I
recuerdas los sangrientos
combates,
las iras bravas,
los heridos
que arrastrabas, lamentos
los alertas, los i
los gritos turbulentos;
las testas fuera del tronco,
los golpes
de hacha,
retumbar de
las
i
el
bronco
cureñas
entre las huestes zahareñas del viejo Michimalonco.
Como en
fantasmagoría
ves las proezas que hizo
Lautaro
el
caballerizo
contra sus amos de un día.
Sombras de melancolía pasan sobre tu alma inquieta i
aún tu lenguaje interpreta
los portentos
en
que escuchabas
las soberbias
de don Alonso
I la
octavas el
poeta.
Colonia vetusta:
el
caserón solitario,
el
ta-lán! del
en
campanario
la catedral augusta...
MIRANDO AL RÍO
185
La autoridad siempre adusta; una calesa que rueda en mitad de el
la
correjidor, la niña
de blanca toca i
vereda;
el
i
basquina
lento golpe de queda...
¡Tú eras libre todavía!
Aun
bajo
el cielo
nocturno
tu torrente taciturno abrirse paso podía.
Aun el i
a tu
mar jen venía
honor a aventurar
mas de una
vez, al par
de dos bravas estocadas,
quedaron hombres en medio
i
espadas
del tajamar.
¡El tajamar!
Ni eso
existe...
Por tus ahorcadas riberas pasean hoi
las
rameras
su lujuria hambrienta I el
vulgo, que rumia
i
un
triste.
chiste
para tus tardas corrientes,
con ojos indiferentes
VÍCTOR DOMINGO SILVA
iSó
contempla, porque olvida
te
que eres tú toda una vida que
llora bajo los puentes.
Nunca
¡oh río!
en tus oscuros
dias de vida salvaje
ansiaras
el
de pretiles
vasallaje i
de muros.
¡Son hoi tus dias bien duros!
Estás como emparedado sobre tu cauce empedrado, te querellas
i
gritas
i
aullas a las estrellas
i
como un
perro encadenado!
Nunca pensaras que ahora
como una
sucia culebra,
te arrastrarías
lamentable
En
el
i
en hebra
hastiadora.
temor que
azora
te
tu vida entera se apaga i
parece que te halaga,
arrastrar por entre ruinas fetideces mortecinas i
podredumbres de
llaga.
MIRANDO AL KÍO
Bajan hasta
tí
indiscretos
clamores del suburbio.
los
Flotan por tu lecho turbio andrajos, visceras, Ai!
i
fetos....
hasta los parapetos
que tus mar j enes oprimen, llega
a
pensarse que jimen
cuando ven con
las
llenarse el
agua
vergüenzas que fragua
entre las sombras
el
crimen.
Vienes desde la montaña i
te
hundes en
el
bochorno
de la ciudad. Hierve en torno
ciudad
la
como una araña
torva, cruel, inquieta, huraña..
Tú
pasas.
Recojes todas
sus pasiones, juegos, modas:
sus caprichos inauditos, sus infames apetitos i
sus ternuras beodas!
I sigues...
Sigue tu cinta
rodando hacia
las afueras:
ranchos, chacras, carreteras los
encantos de una quinta!
1
87
VÍCTOR DOMINGO SILVA
l88
El cielo en ella se pinta,
saluda un aldeano,
la
por
i
ella sigue
i
sigue, hasta
en
la
el
llano
que
majia azul
i
se pierde
verde
del horizonte lejano.
Lejos queda, mientras corres, la metrópoli opulenta;
tormenta
lejos la eterna
que sopla sobre sus Antes,
mucho
torres.
antes que borres
tu marcha en la perspectiva,
miras la ciudad altiva,
pompa miseria albergue, cómo sus cien torres yergue, de
i
amenazando hacia
Pobre
soñando
i
también tú sueñas:
ruin,
estás,
arriba!
cuando
lloras,
con mas brillantes auroras i
con noches mas risueñas.
Otros hombres te
i
otras breñas
abrirán mejor sendero...
Infatigable
viajero,
lograrás ver de improviso
MIRANDO AL RÍd
l8()
crepúsculo indeciso
el
de tu último derrotero.
Alégrate,
Da
No
pues!
llores...
paso a tus alegrías,
que ya vendrán nuevos
dias,
nuevos vientos, nuevas
flores.
Este hervidero de horrores
en que
la
virtud encalla,
ya no será una batalla; ni tu corriente rastrera
se irá llevando hacia afuera la lepra
de la canalla!
Como un gran cuerno
vacío
tu largo rezongo suena
en
la alta
noche
serena...
¡Rueda, rueda, turbio Estoi
Siento
sólo...
Lejos, el rodar de I
al
río!
frío...
un
coche...
doloroso reproche
de tus roncas letanías, se
unen
bajo
las
rapsodias mías
el cielo
de la noche.
—
me
que
.0
dijeron
la.s
espigas
Las espigas de oro endidas
i
oleantes en
me
el
trigal
dijeron:
sonoro
— Amigo,
oncédenos un rato para charlar contigo.
(En aquel tiempo no era
ma
cosa mui digna de
En ^a
amor
la
Primavera.
aquel tiempo,
—ido
por los polvorosos caminos del olvido, yo, junto a la laguna,
olía
por la noche conversar con la luna.
VÍCTOR DOMINGO SILVA
T92
En
aquel tiempo,
jugaba con mis trenzas i
a los alegres pájaros,
i
a las divinas flores,
les I'
el sol, el
al
i
monte,
a la niebla,
buen padre
'
viento
con mi pensamiento,
i
gustaba conmigo saludar
hasta
me
i
el
i
i
al follaje,
al río
paisaje...
al
era amigo mío),
sol,
Las espigas de oro
dijeron, pulsadas por el viento sonoro:
— Escúchanos, Queremos
sólo
amigo.
un rato para charlar
— Sin
pena,
(a
contigo.
las espigas
respondí) sin cuidado podéis hablar, amigas. I
las espigas
hablaron
al
de oro batidas por
el
momento viento.
II
— Muchacho,
(me dijeron
las
espigas)
muchacho;
tú que siempre has andado corriendo vivaracho, sin mirar
nunca
por sus nubes
al
lado del camino; tú que amas
el cielo,
por sus flores las ramas,
por sus alas las aves, por su aroma las rosas, por su invisible pe pío de por nosotras, espigas, i
el
el
iris las
sonoro
mariposas, trigal,
cristalino arroyo por su claro cristal,
^^
i
I
QUE ME DIJERON
LO
¿nunca
que nos hiera de muerte?
tras el golpe del hierro
has preguntado por qué nos guillotinan?
te
que por qué en
el
bochorno de
a pleno sol
viento con nosotras a cuestas?...
i
— Cómo bajo
la
Cuando caen
fstá
mui
mui
alegre,
i
ranchos
i
Está alegre
La
las llevan...
las pircas, la
i
chacra
la
i
pámpano de
el
i
el
sol
arboleda,
seda.
entonces la campiña.
se ríe
como una virjen niña sahuman ce polvo los caminos.
Se
el sol...
sólo...
Los pájaros, los atacan un
los pasos
Xo me el
los molinos...
esponjan
líricos,
i
la
garganta
tienen los bueyes pensativos
más seguros
perdonaría
Quién no sabe que en
Bracean
brioso... Chilla la vieja llanta
de la carreta...
la
¡quién no sabe! El cielo
bruñe todo de tornasol:
lo
perlas,
El río brinca
i
I,
el suelo,
tierra entera canta
bajo
i
granadas espigas
claro entonces, entonces está
racimo de
el
las
mis amigas!
nó,
ruda echona del gañán por
vo sé a donde
los
las estivas siestas
¿qué a dónde se encaminan
nos siegan los gañanes?
(les dije).
193
has preguntado cuál será nuestra suerte
te
¿nunca
LAS ESPIGAS
el
i
si
los ojos
aún no
trigo se
sagrado fuego del
más
vivos.
lo supiera!
amontona en
sol, brilla
i
la era
rebrilla
gran nota pomposa de su mancha amarilla! (7)
VÍCTOR DOMINGO SILVA
104
Luego...
recio golpe de las nerviosas yeguas,
el
guasos que jalean,
los
mantas, los gritos
las pintorescas
estrépitos de cascos
En
torno de
las caídas, las treguas,
i
la era, la
chasquidos de hoces. turba que pulula
de pájaros borrachos de alegría la
brizna que estalla cuando en
¡Jala!
¡Jala!
canta en
el
La
Y
vuelta!...
al
— ¡Pobre Aún
las cosas
cuando ni el
los
cuando en
el trigo
el
eso.
mucho perfume si
beso
el
tú dices
que aún son
felices!
campo termina
.
la faena,
de oro ya las eras no llena,
sagrado fuego del
sol brilla
i
rebrilla
gran nota pomposa de su mancha amarilla;
cuando está todo
solo,
cuando
del sol de estío, es cierto i
mui inocente!
¡Inocente muchacho,
como todos
...Después,
grano
el
lentamente.
sabíamos que ibas a decir
tiene en tus mejillas
maternal...
derramarse,
tallos,
niño! (dijeron) Si eres
Si nosotras
aire brinca...
el
día claro la gloria del verano!
Las espigas movieron sus
la
de gula;
i
tridentada horqueta que en las parvas se hinca la
i
las voces,
i
se alargan, fe
el trigo, el trigo
que
alargan hasta
al
último lampo
se entristece el allá, los
campo,
caminos,
de oro, va a llenar los molinos
cuya desmesurada
i
hambrienta dentadura
entre sus grandes muelas lo
muerde
i
lo tritura;
LO QUE ME blJKRON LAS ESPIGAS.
O en gavillas,
paso de los tardos rumiantes,
al
carretas desbordantes
chillonas
repleta las
195
por la ancha carretera del valle o del faldeo,
mismo
por donde el
pasa, latigueando su arreo,
guaso taciturno, camino de
¡Tú no has pensado nunca que
no
es de trigo;
menos
Aún
pan de
fauce hambrienta del errante
la
vértigo de la
el
trilla
su propio trigo también con
tiene
;
gañán!
el
galopa,
ajeno,
us alegrías, tiene su tiempo bueno.
veces,
alegran
pan blanco
el el
el je ñero?
i
o vino
humilde mantel del inquilino.
la alegría a veces a golpear a su
a visitar la huerta,
esperanza del
la
miseria
la
ese pobre guaso que va arreando su tropa
trilla
Va
el
que todos saborean ^u pan,
como, cuando en
A
la feria...
en
a pintar
i
rancho,
gancho
el
fruto...
Pero ese hombre, eee roto
que ayer llegó a ([ue
la
hacienda desde un punto remoto,
trabajó muchísimo,
cuando aún no suene ese desheredado,
ese
como
batido por
vagabundo
las bestias,
el
que
viento
i
a quien nadie conoce
i
mañana
como
la
campana;
descalzo,
hospital
el sol, i
te irá
último ta-lan! de
el
montón de carne de
torvo
si
i
i
cadalso,
las bestias
mudo,
medio desnudo,
a quien* nadie pregunta
sabe abrir un surco o enyugar una ^amta,
— VÍCTOR DOMINGO SILVA
196
para ¡i
trabajo ajeno píxsta
el
esfuerzo propio
hasta la propia vida para
el
ajeno acopio!
el
Ese pedazo de alguien, ese Fulano Andrajo, cuando, ya no lo compren porque falte trabajo, se irá después, hoi
túnel o a las minas,
al i
mar
al
I
un
lo
que
día,
o a la
montaña,
él,
el
tiene: sus músculos, su brazo.
cualquier día, después de la faena,
cuando todo en
la tierra se
despida del
sol,
desventurado, para pasar la pena,
entregue a la caricia brutal del alcohol,
se
encontrará, sin duda, tras el
tierra estraña,
por un sorbo de agua, de pan por un pedazo,
venderá
i
mismo, a otra
puño de un amigo
o el
el filo
último sorbo, de su corvo...
Encontrará, sin duda,
la violencia del hierro,
palanca, tope o rueda,
— que,
del
rudo
tren, lo deje tendido
hecho sangrientas
trizas
entre la algarabía
como un
en medio de
Encontrará, sin duda, la piedra sorda el
fogonazo súbito,
la
mina que
Encontrará, sin duda, la abrupta
perro,
la vía... i
ciega,
se aniega... i
solitaria
barranca, donde nunca se alzará la plegaria del recuerdo materno;
con
las fieras
donde tendrán su riña
de presa las aves de rapiña,
LO
i
QU1-:
ME DIJERON
donde nunca, nunca, podrá alumbrar
amor de un
ni el
>udario. ni la
Se alegrarán de nuevo con los campos... I
Que hermosa la
LAS TISPIGAS
qué hermoso
entre
la luz
de una cruz!
fe
nuevo verano
el
el
Kjy
diluvio del grano!
alegre bullicio de la trilla
el
gran nota gloriosa de su mancha amarilla!
Entre
el
concierto estraño de gritos
de estrépito de cascos
del pájaro
i
el
i
un nuevo
otro gañán,
del
perro que ulula;
la tierra i
viento,
su gula,
i
entre la orquesta enorme de ese
que va pasando sobre
i
vivo movimiento
que sacia su alegría
del potro que relincha,
de voces,
chasquidos de hoces,
i
de pintorescas mantas a pleno sol del incienso de polvo
i
himno de
la
vida
estremecida,
ruin Fulano Andrajo,
gastará esfuerzo propio para ajeno trabajo sin pensar
un momento en
que duerme
allá
en
la
el
otro,
en
el
abrupta barranca
paria solitaria
donde no hai un recuerdo, donde tienen su riña con i
las fieras
de presa las aves de rapiña,
donde nunca, nunca, podrá alumbrar
ni el
amor de un
sudario, ni la
fe
la luz
de una cruz...
VÍCTOR DOMINGO SILVA
igS
III
Callaron
Una de I
espigas.
las
última ráfaga ajitó su pereza
estío...
me
— ¡Adiós!
alejé
La tarde temblaban de oro
i
Adiós, buenas amigas.
dije)
(les
con una embriaguez de
vestía de las
En
púrpura.
estrellas.
seda caía sobre
Una
tristeza.
el
melancolía
el trigal.
Un
vuelo
de rimas opulentas en mi alma decía
un adiós doloroso a
la
muerte del
^
cielo
^
día.
Bajo
sol cíe
el
Bajo que ya
el
sol
la tierra el
como
i
la
\X\m\)Q
de
la
el
Pampa, en
aire
bochorno
contamina,
trabajo empezó. Se alzan en torno,
vivaquearan
pí
la
áridos edificios de ancho i
el
Oficina
muro
techo horizontal de calamina.
Era temprano aún, estaba oscuro el
cielo
i
pestañeaban
cuando, en grupos o a
las estrellas solas, los obreros
fueron dejando sus dispersas huellas por sobre aquella tierra sin senderos.
VÍCTOR DOMINGO SILVA
200
hombro
I al
por la
el hierro,
Pampa
hirsuta
partieron todos... ¡Oh, la eterna guerra, la
guerra eterna
la fuerza el
i
en que
cruel
se aferra
bruta con la fuerza bruta,
músculo
Aquí en
hombre con
del
la tierra!
Pampa, donde
la
el
aire asedia
como un incendio; aquí en la Pampa donde un bostezo interminable atedia al proletario que su mano estampa
la
piel,
sobre esta muerte viva, todo late,
con ansias de suplicio con fiebres de trajedia
Es
el
de trajedia,
i
i
de combate.
triunfo del músculo bravio
sobre la tierra heroica. Desde
hasta
la tarde,
como
el
alba
más, aquí se escucha
i
inmenso clamorear de un
Sobre esta tierra
que escarbada se
el
gris,
abrupta
i
río...
calva,
revuelta por la lucha
i
desenvuelve como un mar de hastío,
hierve la actividad de la faena es
un inacabable Algo como
el
vocerío.
fragor de cien fragores
surje desde esta colosal colmena.
Entre los fatigados estertores
RáJO
SOI.
I.L
LA
ni:
l'AMI'A
2(>I
de las máquinas, saltan los chirridos de las correas,
silbid(js
ajiles
que rebotan, relinchos de motores (¡ue
se
van alargando estremecidos...
más
de pronto,
I
áspera,
más
fuerte,
revolucionaria dinamita
la
ante cuya esplo-ión la
Pampa
parece que crujiera en
la infinita
i
epiléptica angustia de la muerte!
¿Quién enciende
la
mecha?
cartucho fatal? Se escucha
el
que retumba, mas nadie ve que, a pleno
sol, el calichal
ni siquiera se
especie de
piensa en
el
¿Quién
el
la
empuña
tiro
mano
rasguña; suspiro,
bramido sobrehumano,
que junto con i
inerte
el
soplo que levanta
hace brincar los prismas de caliche,
parece atropellar una garganta...
La misma oscura voluntad, que empuja
que blande
el
el
macalate
combo
o
lucha aquí, vence aquí:
en i
la
todo
i
el
trapiche,
mueve si
misma
la
la palanca,
allá se
abisma
profundidad de una caverna el
aquí alza
cobre o i
el
carbón
le
arranca,
baja sin cesar los brazos
VÍCTOR DOMINGO SILVA
¿OZ
como obsediado por
el
ansia eterna
de auscultar la agonía del desierto i
abrirle el
corazón a martillazos!
El brazo fuerte junto
^uelo
al
magro
hace pensar en un montruoso injerto:
en un apocalíptico milagro
que injertara
Es
el
vivo entre lo muerto.
lo
triunfo del músculo que vibra
yermo que niega su
sobre
el
Es
nervio, es la viscera, es la fibra
el
tendida sobre
el
páramo,
cjue si olfateara la
¡El el
hombre
lo
tesoro.
mi^mo
preñez del poro...
es el microbio del abismo,
eterno parásito del oro!
II í*-
¡Hora del medio día! El mismo aliento baja del cielo
i
sube de la
tierra:
calor de horno, resuello de calcina,
ígnea quietud, tregua total del viento..
No
sopla un aire. El horizonte cierra
su.jesto enorme...
Todo en
la Oficina
SOL DE LA PAMlA
líAJO EL
\'ibra
cu
(^)ni()
si
el
aii-ia ('o
un sollozo interno,
en cada brazo, cada mina
inora una miniatura drl infierno.
¡Es bien triste, bien triste! El aire enerva
rom(^ asfixiado por un sol (jue arde
en eterna canícula. Es sin frescor de
agua
ni
el
yermo
verdor de yerba,
feo a la aurora, lúgubre a la tarde,
que
se
amodorra
de horror o de fastidio. fatigadora baja sobre la
al
i
pereza
tedio,,
una
tristeza,
mitad melancolía.
¡Qué paisaje! La
duerme
Una
medio día
Pampa: un
mitad rabia
tierra gris
infinitamente...
torva
i
Ubre
sin jugo,
ni se arruga, ni se hincha, ni se
sólo tarja la el tísico perfil
enfermo
se aspereza,
i
encorva:
inmensa perspectiva, de un tamar.ugo
que abre sus ganchos flacos hacia arriba
como
el
Sólo
asta de
el
un toro bajo
costrero brega
medio desnudo en pleno
al
el
sol.
suelo.
yugo...
Se postra
Cada
golpe suyo se pierde entre la costra
2<j
!,
VÍCTOR DOMINGO SILVA
204
del inhóspite erial,
sin
allá,
i
i
seco
como una puñalada.
se repite
Aquí
ávido
i
multiplica
se
el
eco
compás. Son estraños labradores
mano
estos hombres: su
fuerte
i
fiera
desata los jenésicos temblores de la la
tierra, la
muerda,
la tortura,
hace pedazos... pero nunca espera
sembrar ¡en su
grano
el
ni cojer las flores:
inconmensurable desventura,
ni alcanza a presentir la
¡Cuántas veces
monótono
i
tenaz sobre la dura
hace brotar en
algo
dar su toque
hierro, al
el
pasta del calichal, i
primavera!
el
mengua su
brío
ardiente bloque
como un estraño
calofrío!
Hace brotar como un temblor de compasión por
el
incierto
.
horrendo choque
de un cuerpo vivo contra un cuerpo muerto!
El pulso firme deja
vivaz se clava sobre i
arma. El ojo
el el
tajo abierto,
se abre horrorizado ante
mortal,
el
un despojo
esqueleto de algún hombre
a quien dieron los cuarzos del desierto
un sepulcro
sin lápida ni
nombre.
BAJO KL SOL
DT-:
LA PAMPA
205
¡Quién sabe desde cuándo aquel oscuro
mortal reposa
allí!
Quizás
la
guerra,
aquel fantasma colosal que un día
pasó violando con su aliento impuro los vírjenes silencios de la tierra i
echando sangre en donde aún no
mas que
llanto
i
liabía
sudor, la guerra impía
dejó para siempre abandonado
le
en medio del horror de su martirio sobre
el
inmensurable despoblado...
¿Es aquel esqueleto
muerto en o
el
que
la
de un soldado
el
borrachera del
delirio,
de algún cateador infortunado se riñeron el león
o bien
el
fósil
i
buitre,
el
de algún indio errante
de las mesetas, que cayó jadeante
náufrago del mar-muerto de
;
Quién quiera que haya
salitre?
sido,
allí
está ahora!
Sin duda un pobre diablo a quien la muerte
descargó de una vida abrumadora,
eternamente en lucha con él
se
dejó morir.,
del sol, en plena
surje otra vez,
i
la suerte,
hoi, a los besos
Pampa
abrasadora,
hecho un montón de huesos!
VÍCTOR DOMINGO SILVA
206
¡Ah!
cómo
pudiera contemplar en torno
él
vSi
multiplica la tarea.
se
La faena
febril
es
como un horno
con estrépitos sordos de marea i
sordas conjestiones de
La
bochorno..
faena, tendiendo su engranaje
por la llanura polvorosa
ancha,
i
triunfa siempre, magnífica
i
salvaje,
con sus apoplejías de avalancha i
sus efervescencias de oleaje...
Es bien los
a
triste,
forzados
domar
del
bien
¡Cuántas veces
triste.
hambre,
condenados
las bravias hirsuteces
de la Pampa, rabiosos de fastidio,
dejan de ser los brutos fatigados i,
como
los malditos de Siberia,
sienten que les la
empuja hacia
el
suicidio
desesperación de su miseria!
¡Cuántas veces
la
misma dinamita,
presta siempre a rnatar, oye
el
acento
de su cansancio, escucha sus clamores i,
anárquica
tal
vez, pero bendita,
exalta hasta la muerte su tormento,
pero acaba con todos sus dolores!
BAJO
ICL
SOL
ni-:
207
LA l'AMl'A
Jli
Suona un silbido para.
se
— ;Adiós!
trrmiilo.
Sombreros
La jcntr aletean,
(luc
brazos que se levantan vivamente, eharlas
risas,
gritos..
i
La
los hierros.
feroz locomotora
da su grito de bestia con i
fuego en
el
en
aceite
el
Salta
i
los
la
a los espacios,
viscera sonora
músculos reacios.
un chisguete de
que cierra
la
Traquetean
aire: es el silbido
neumática palanca,
monstruo de vapor enfurecido
el
sobre los rieles
Débil es
para
el
el
como un potro
fró-fró de sus
arranca.
pulmones,
trac-trac de sus robustos brazos.
Sube multiplicando contorsiones, el i
humo a
negro... I sube, sube, sube,
compás de
se apiña, se i
hace en
Un
los
bruscos barquinazos
aglomera en una nube
el aire
diabolescos trazos.
chorro de vapor... Blanco
como un
i
ardiente
hilo de geisser, ese chorro,
VÍCTUK DOMlNCxO SILVA
2o8
cuando ya pasa
infernal
el
torrente
va desvaneciendo lentamente
se
como una gran bandera de
socorro!
¿A dónde va? ¡Que hermoso! ¡Cuántos Repleto de
mar
al
salitre,
va hacia
Puerto,
~
alegre, lleno de bizarros
barcos, ansiosos de zarpar. i
el
carros
bravo
calichal,
—Desierto
tierras hurañas,
adiós! quedáis atrás. El tren os deja...
¡Pampa ardiente i
se lleva
en
las
i
fecunda! El tren se aleja,
suyas tus entrañas!
El tren se aleja más
con nostáljicos
Unos bajan cuan
¡Ah,
i
más. Le miran
ojos, los^ obreros.
la vista,
otros suspiran...
lejos los dias bullangueros
Los ojazos zalameros
del Puerto!
de aquellos tiempos de la buena paga, i
aquellos desalmados marineros
que
se
empeñaron en sacar
Impávido
i
la daga...
veloz, el tren avanza.
Se pierde ya su traquetear de hierros
en
la
Ya
sólo es
desvanecida lontananza...
un gusano
entre los cerros
!...
'
|
BAJO
de
la costa...
1
SOI.
1.
Se ha ido.
el
flotando en
el es])ari() la
VA tren va
ensueño
al
llevarán
que ya
salitre
el
se
esperanza,
la
i
Pmrto
que otros hombres
sólo queda,
I
vaga como
humareda.
bullicioso. El sabe
aguardan. Otr(js brazos
le
hasta
balancea en
nave
la
bahía
la
saluda con líricos pitazos
i
al
tren que
asoma por
¡La nave partirá!
inmensa
la
Rayando
dirá adiós a estas playas... le
209
l'AMl'A
l.A
DJ-:
escoltará la turba
el
]\Iar
vía...
día
afuera
vocinglera
de pájaros con sorda gritería. •A'iajeros!
¿qué miráis en
la ribera?
El viento jugueteando en la bandera os hablará quizás de tierra,
una lejana
de un nuevo cielo que os espera,
de otro mar, de otro
sol,
El salitre amasado en por i
el
para
de otro mañana...
el
desierto
sudor del músculo criollo
arrancado a
de un
/
mundo
ir,
las torvas avaricias
mineral, sale del Puerto
entre júbilos de albricias,
VÍCTOK DOMINGO SILVA
210
dando empuje de vida
desarrollo
al
de un minudü vejetal, ya casi muerto.
El va a ser nueva savia
va a
él i
ser vida
i
nueva en
sangre nueva;
exhaustos
los
envejecidos vientres de otra gleba...
Usurpado
Pampa
a la
i
a la
híbrido enjendro del dolor será fortuna, del Vicio
-
i
pagará
espiga en
el trigal,
luz en
sol,
canto
en
el i
los
encaramado en
El será polen en
la
el
faustos
Fortuna!
soplo en
el
viento,
fragancia en la corola,
vuelo en
en
élitro
hambre
el
nuevo estambre,
el
el
ave,
movimiento
nube fugaz, beso en
la
i
Puna,
la ola,
insecto diminuto,
inefable susurro en
follaje,
el
polvo en la senda, púrpura en
mancha inmensa de
la
vida en
el fruto, el
paisaje!
El colmará la troj en los acervos.
Será fécula blanca en las harinas, leche
i
pan en
la isba
de los siervos,
regocijo en las fiestas campesinas. I
en
la brisa
que viene de
las vegas,
BAJO EL SOL DE LA PAMPA
preñada de |XTfumc. hasta
2ll
minas
las
sentirán retozar entre sus ruinas la alegría
de granjas
Mientras tanto,
éxodo del trabajo,
mordiendo
i
bodegas!...
aquí están, en
férula
la
Pampa
nefando
los obreros,
odio del mastín que lame
el
brutal; siempre
la
el
estrechando
hirsuta entre sus brazos fieros,
semejando con su oprobio infame
i
una
lejion de atletas prisioneros...
Mientras tanto aquí están con sus fatigas
con su dolor
i
amontonando
su vergüenza... ;todo! el
oro,
como hormigas
de estos descomunales hormigueros
bórax o del yodo.
del salitre, del
Aquí están, jenerosos, tesoneros, haciendo pan
i
recojiendo migas
para Su Inicua Majestad i
el
Ajio
su séquito audaz de aventureros!
¡Aquí están, aquí están! Bajo
el
presajio
de su fatalidad, ni oyen, ni jimen,
haciendo hablar sobre
el
al
hierro del
músculo
combo
i
la arteria
o de la lampa,
VÍCTOR DOMINGO SILVA
212
porque ven, amparada por la i
el
Crimen,
Barbarie venciendo a la Miseria
haciendo
la
conquista de la Pampa...
IV
Ha
caído la tarde! Lentamente
por distintos caminos, los obreros
van tornando, a
la luz
de la puesta solar, en
el
evanecente
profundo
recojimiento vespertino, meros
toques de gris en
un
Arriba, hai
de nubes que
el
el
azul muriente.
desfile
vagabundo
crepúsculo arrebola.
¡Son jirones de aquella camanchaca
que con un lúgubre silencio de viene avanzando jigantesca i
i
ola
sola
sobre las techumbres se destaca!
Todo parece
desolado, inerme,
en este instante. La penumbra borra los contornos...
como para
La Pampa
dormir...
I
se
amodorra
duerme, duerme
a los primeros tímidos reflejos
—
BAJO
sol dk la pampa
i:l
«
de las estrellas, mientras a lo lejos largan sns toques últimos los bron(H^s, i
con sn
la
mo\'in"iient()
aí'ompasado
vaporosa camanchaca enreda
un último
jirón...
La Pampa es
como un peregrino fatigado
que i
entonces
al borde
mismo
del sendero
rueda
se tiende de espaldas contra el suelo,
que abre los brazos
i
la boca,
con los ojos clavados en
^
i
queda
el cielol
^
213
mmMm
AAerlín
en
el
Dosciiie
t
En
la Biblioteca
Pedro
A.
González
de un rancio erudito
con otros infolios yo hallé un manucrito i
en
el
manuscrito
que aquí copio
al
la
estraña leyenda
punto para quien
Es una leyenda de cosas que suena
al
oído
como
esas
que, después de siglos que allá
en
las
la entienda.
lejanas,
campanas
han estado mudas
añosas torres puntiagudas,
VÍCTOR DOMINGO SILVA
2l6
sueltan de repente la lengua sonora
saludando
al
triunfo de luz de la aurora.
Este cuentecillo que yo he saboreado es
como
abandonado
ese viejo vino
a las telarañas de alguna bodega i
o
que algún perito catador trasiega,
como
un
esas charlas en que
viejo narra
alguna aventura pueril o bizarra...
II
Merlín, aquel
mago de
larga varilla,
pontífice augusto de la maravilla,
iba una
mañana por
soplo
enredaba
le
el
bosque.
Un
leve
barba de nieve
la
a los niveos grumos de la cabellera.
Ido era ya ido ya
el
el
tiempo de
verano. Por
la
primavera,
el gris
del cielo
sólo zigzajeaban las curvas del vuelo
de algún aturdido pájaro, bisoño
cazador de insectos. Ido era
El noble,
el
otoño.
egrejio padre de la alquimia,
soñaba en
la gloria
en que
junto
él,
el
al
de aquella vendimia
borde de
las
grandes cubas,
Ml.RLÍN EN EL BOSQUE
21^
palpó con su vara las panojas de uvas i
(mando
pobres fueron a
l(^s
vieron (jue las uxas (»ran todas
estaba
Triste
Todo estaba del
humus,
el
flora
pátina flava
desnuda, los charcos
de agua muerta... Abría
más
]X'rlas...
bosque que Merlín cruzaba
triste: la
la
(^ojerlas
la niebla los
arcos
estra vagantes de su arquitectura.
Cernía
invierno sobre la espesura
el
todas las nostaljias, todas las tristezas
con
inviernos nievan las cabezas.
c[ue los
Como en
el
Merlín miró
al
delirio de
sesgo los ramajes. Hizo
bajo sus sandalias i
un sueño enfermizo,
tiritar la
escarcha
en mitad del bosque detuvo
Puso atento oído
la
marcha.
a la distancia. El cierzo
pasaba a su lado sollozando un scherzo doloroso: un largo solo de violín
que hería
el
silencio diáfano... Merlín
evocaba todos sus triunfos de mago,
mirando
la tersa
lámina de un lago
que en su superficie de viejo metal plajiaba acjuel
muerto paisaje invernal.
VÍCTOR DOMINGO SILVA
2l8
Al zarpazo inmenso de su inmensa angustia
mano por la frente mustia pálida. El ampo de su cabellera resbaló como una caricia postrera pasó
se
la
i
por sobre su rostro taciturno
magro...
i
¡Para siempre secas eran del milagro las divinas fuentes!
no obraba su^verbo
Roto ya ni
un
el
sólo prodijio!
Muerta ya su majia, su vieja no arrancaba
al cielo ni
prestijio,
varilla
una maravilla!
Merlín, con los ojos puestos en
sí
mismo
caminaba como por sobre un abismo. Los árboles bruscos, sombríos
i
escuetos.
eran a sus ojos torvos esqueletos,, i
le
parecía que de los ramajes
diabolescos duendes
le
hacían visajes.
Lejos para siempre ~de ósculos de ojos cristalinos lejos
al
efluvios,
de bucles rubios,
para siempre de risas
Merlín echó i
i
i
i
alegros,
viento sus recuerdos negros
con sus recuerdos sus melancolías:
Merlín cantó un canto... (Las filosofías de que estas historias están siempre llenas, dicen que cantando se olvidan las penas).
MEkl.IN
¡olí
I
poder
limó
l.N
1
I,
HOSOI'K
luimrn! Fué
(k'I
_>
tal
v\
cik
v]
bosciiic su ciix'iuo lanto,
([uc v\ tcuiblor
cstraño do un escalofrío
dv
(jiK'
sacudió i
compás
al
ritmo del canto sonoro
del
arrancó una lluvia de manzanas de
le
Pasó por
el
bosque como una
oro...
oriflama...
Cada árbol desnudo desde cada rama iba salpicando de oro
le
a
compás de ritmo
I
a
compás
se le
como
del
del
el
camino,
canto divino.
ritmo del sonoro canto,
iban los ojos anegando en llanto si
pasaran por sobre
los éxtasis
hondos
c'e
]\Ierlín
un sueño
sin
fin...
III
Tú, que por ascendiste
cuesta de tu agrio calvario
la
solo;
gran visionario,
tu,
que probaste en medio de agonías crueles todas las espinas tú, a
i
todas las hieles;
quien asaltaron en su desventura,
todos los horrores de la Selva Oscura; tú,
que con tus ojos de apóstol
viste abajo el Jnri
i
arriba
el
i
vate Lasciate...
»j
auto
hirsuto ramaje sombrío,
el
I
VÍCTOR DOMINGO SILVA
220
TÚ, que en la tiniebla de tu noche .
triste
perderse a lo lejos, para siempre, viste
como en una estraña fantasmagoría símbolo augusto de tu poesía;
el
tú,
que delirando violar su misterio,
echaste hacia
bajo
el
el
linde de ideal imperio,
fausto inmenso de cien arcos íricos,
gran cabalgata de tus sueños
la
Tú, que doblegado bajo
el
líricos...
hosco ceño
de la reina negra del Pais del Sueño, tendiste a su hachazo la cabeza trájica; tú,
que poseíste
la virtud, la
virtud de un heroico tú,
que ante
viste
en
la
i
májica
opulento
estilo;
puerta del último asilo
las pupilas
de una dulce
Hermana
brotar las estrellas de tu gran mañana...
Tú, pobre tú,
que ya
Mientras
el
verás desde
i
te
glorioso príncipe del estro;
has
ido...
Maestro! Maestro..
nirvana tu apostrofe ahonde, el
fondo del nirvana, en donde
sobre su arco de oro tu lira-paleta sostiene tu excelsa frente de poeta;
desde lo más alto de tu apoteosis
—ya
desvanecidas todas tus neurosis
— MEKLÍN UN EL BOSQUE bajo
el
óleo sacro de
un sueño
221
sin fin,
verás los sombríos árboles hirsutos,
trémulos de vida, desgranarse en frutos,
como
al
son del canto del viejo Merlín...
Paml)ola
olvídaclcí
Cristo cojió su báculo.
En
suave
la
claridad de la tarde su cabeza tenía algo de grave, algo de grave
que hacía más profunda
la
belleza
de su jesto inmortal. Era tan honda la
atención en
que
se
el
grupo que
le
habría escuchado hasta
murmullo de
oía el
doliente
la brisa entre la fronda.
¡La voz de Cristo en
el
morir del día
vibraba como un himno hecho torrente
todo misericordia
Era un
i
poesía!
bello jardín
i
un jardinero.
Nunca cultivador en tiempo alguno
VÍCTOR DOMINGO SILVA
224
cuidó SUS flores con mayor esmero.
Nunca
fué su cuidado inoportuno
i
jamás a sus plantas
i
así
faltó el riego;
aquel hombre humilde
sin fortuna
i
podía complacerse en vez sus trémulas de alegría bajo
flores,
fuego
el
del sol o bajo el rayo de la luna.
Nunca tuvo,
como eran él
en broma, otros amores:
ni
jardineros sus mayores
sintió aquel
Amor
amor desde
sí,
no pasión. Porque
no cabía en esa alma,
como i
el
gusano
la cuna.
vil
el
ni pudiera:
roe
capullo
el
destruye en botón la primavera,
las pasiones, famélicos gusanos,
devoran
la virtud
de los humanos
corazones... I bien: el
jardinero
tenía en su jardín puestos los ojos i
era su gloria estarse
el
limpiándolo de insectos
¡Delicia de jardín, flores,
día entero i
de abrojos.
con sus hermosas
con sus campánulas pomposas,
sus lirios melancólicos, sus suaves
orgullo
PARÁBOLA OLVIDADA
gardenias, sus radiosos terebintos
que parecen en roja sangre tintos; sus
anémonas pálidas
graves,
i
sus galanes de amor, sus alcanfores orientales, sus blancas tuberosas,
sus claveles, heraldos de alegría,
sus nobles rosas, reinas de las flores, i
reinas de las rosas, sus famosas
rosas de Jericó
En i
la tarde,
i
Alejandría!
sentado en un banquillo
frente a su jardín,
jardinero
el
embriagaba sus ojos en
el brillo
multicolor de sus queridas flores.
Cada
flor se diría
un pebetero
encendido en su honor: gratos olores que llegaban a su alma
i
iban a recibir hasta
sendero
el
que
al
viajero
haciéndole soñar tiempos mejores!
La fama de aquel hombre, en del viento, erraba por
I
el
los
mundo
rumores
entero.
aquel buen jardinero era piadoso,
i
estaba siempre en paz con su conciencia
i
no dudó jamás de
i
la (8)
bondad
del
la
clemencia
Todopoderoso.
2±
— VÍCTOR DOMINGO SiLVÁ
2^6
— No
mío mi jardín
es
sino de Dios.
I
solía
orando cada día
con tierna unción
daba gracias
— decir
i
con acento tierno
al ciclo
que vestía
todas sus flores de esplendor eterno.
I
amargábale a veces
de morir, por sus
la tristeza
flores.
¿Qué
sería
de sus flores después de su agonía?
Cuando ya ¿quién I
doblara la cabeza,
él
como
él
de sus
flores cuidaría?
oraba entonces más, porque creía
ver en tan dolorido pensamiento
mortal tentación del Enemigo,
la i
decía,
apurando su tormento:
—Perdóname,
Señor, yo te bendigo!
Sintiéndose morir, llamó a su lado a sus hijos. les
declaró
—Vosotros
— sois
todo
i
lo
mis
flores
que dejo.
Mientras viví, bien visteis
el
cuidado
con mis sudores,
con que
las cultivé
como
ordena Dios. Más ya estoi viejo.
La
lo
fatiga
me
vence. Dios
Escuchad, pues,
el
me
llama.
último consejo
de im padre que os previene porque os ama,
PARÁBOLA OLVIDADA
¡Cuidad mis pobres
No
dejéis
que
Háganse en
invierno las destruya.
el
ello
vuestras manos, diestras.
Amadlas much(\ mucho. busque
pero cuide también
Como
I
más aún
a todas
no
amad
florece!
a cada una. flores...
ha sentido su amor desde
i
la
los consejos del padre, la familia, unión.
cada muchacho i
el
el
seno
vario< días
en ser bueno
se esforzó
el
i
alegrías.
;ai!
la sierra:
Jardín Maravilloso
pues era como un
cielo a flor
de
tierra.
no duró mucho aquel concierto
del corazón de los hermanos.
quien descuidó sus i
fijos
prestijio del jardín glorioso
llamó
Más
cuna.
mente
Aun
llegaban peregrinos de se le
la
hubo en
en compartir angustias
Tras
Este anciano
murió. Lloráronle sus hijos.
Mientras tuvieron en
de
os parece,
hermano,
la del
si
Cuidad mis pobres
Dijo
si
escoja cada (ual la suya...
i
¡cuídela
que son vuestras!
flores,
Hubo
flores, inesperto,
presa de en\4diosa fantasía
22/
— VÍCTOR DOMINGO SILVA
228
se lanzó a aventurar,
i
anduvo, anduvo.
Otro cercó la
i
dijo:
tierra,
Nadie toca mis
flores.
castigadas del frío
—
mostrando sus
Ya
mía.
sus flores
I
de los vientos
i
fueron perdiendo aromas i
—Es
i
colores
tallos macilentos.
voz del buen viejo no sonaba
la
dentro del corazón de los hermanos. El cultivo murió. La hierba brava invadió los cercados. Fué una pena
para
el
ocio fatal de aquellas manos:
una pena, un
un
dolor, casi
Todo, todo acabó. Guijas
quedan tan i
sólo
a ver
Id a ver
En
el
arena
donde ayer abrigo
solaz encontraba
—Id
i
castigo!
una alma buena.
jardín
—terminó
Cristo
Jardín Maravilloso.
el
verdad, en verdad, yo que lo he visto,
bien os puedo decir que nada existe
bajo
más estraño
el sol
Aquel viejo
el
doloroso.
jardín, gloria del dueño,
hoi llamarse podría
Roído por
i
hongo
el i
jardín triste.
la polilla,
aquel jardín era un celeste sueño i
hoi es una siniestra pesadilla!
PARÁBOLA OLVIDADA (listo calló. Mac'stio. no iv onticiiíU»
objrlú IVclro
replicó Jesús
le
])oscador.
v\
—día
día dv espiación
— Un
día-
tremendo,
(iiie
no
(juerría
para vosotros, día de amarguras
en
t}ne estaré
clavado en un madero
tal
cual dicen las Santas I^scrituia-,
tú,
Pedro, compañero de avenluia-,
te
acordarás de mí
Yo
del jardinero.
i
moriré! Benditas son las flores
que he cultivado, jardinero amante. Cuidadlas mucho, pobres pecadores.
Yo no
os diré otra cosa
en
el
instante
de sucumbir, envuelto en estertores
mi labio de aÜTutado agonizante.
Ya
la
noche
En
caía.
el
camino
de Nazareth, en medio del sosiego de un hermoso crepúsculo,
el
divino
raudal de la parábola, vertía >obre las almas el frescor de
un
ntre los surcos de .a
voz de Cristo, en
el
un riego
erial ardiente...
morir del día,
braba como un himno hecho torrente
do misericordia
i
poesía!
2^9
Mernes Santo de don
El
Fué una dulcemente El
visión tan rara la
tarde del
como
bañaba con sus oros
el
fugaz. Caía
más hermoso
sumerjirse por entre
sol, al
Quijote
día.
un mar de
fuego,
paisaje manchego.
Era en Abril. Los pájaros volaban a millares, batía i
de
un viento alegre
la esquila al eco
pasaban
De
los
pie,
los viejos encinares;
dulzón, entre los riscos
rebaños buscando sus apriscos.
bajo una encina secular, don Quijote
gvocaba sus lances más famosos.. El mote ie su blasón corría sin L
él
Sin
duda por
el
mundo
era para todos el héroe sin segundo.
duda
la
memoria de aquellos caballeros
ie los pasados siglos, tan bravos
como
ñeros.
¿3^
VÍCTOR DOMINGO SILVA
.
como bravos, ([uedaba oscurecida
tan nobles
ante los esplendores de su gloriosa vida.
¿Oué espada haber podía más firme que su espada vencedora de todo? ¿Qué mano más templada
que su incansable mano? ¿Qué ánimo más brioso que su ánimo, enemigo del sueño
que
arrolló en hora aciaga
ejércitos de ovejas
E] era
el
i
i
del reposo,
cuanto halló en su camino,
lanzas de molino?
Caballero de la Triste Figura,
que desde luengos se iba por
días, en eterna aventura,
donde quiera pregonando
de su Dios
su tierra, de su rei
i
El era quien cansaba con sus hechos,
el
la
voz de
mismo que en
i
su la
la
fama
dama.
leyenda
singular contienda
venció a aquel Caballero del Bosque, (caballero notable por
la
El era quien
enorme nariz de su escudero).
al
pálido fulgor de las estrellas
noche sus íntimas querellas
lanzaba hacia
la
de amor,
quedaba llorando
i
se
sin reposo
mientras partía Sancho, camino del Toboso...
El era
el
más
valiente
i
el
más enamorado.
Intrépido, animoso, gallardo, fino, osado,
no había fama alguna de caballero andante con
él
I el
cuando agredía,
jinete en Rocinante.
bravo caballero sonreía
al arrullo
de tantos pensamientos que halagaban su orgullo. Célebre en todo él
era
el
orbe, triunfante en toda guerra,
como un brazo de Dios sobre
la tierra.
VIERNES SANTO DE DON QUIJOTE
líL
l'n
áspera ronquido de profundos ronrones
irrancóle de súbito a sus divagaciones.
Jancho dormía. Echado
l)aj()
jozaba de su sueño con
la
bocinante
i
n un cariño
ansadas de
cpüetud del justo,
el
sueño, sin penas ni cuidado,
mutuo juntaban oír
sus orejas
siempre desafíos
El viento rumoroso jugaba en tal dulzura, tal
había jue
don Quijote,
calma en
lleno de la
iuspiró largamente,
quejas.
el follaje, el
paisaje,
emoción más pura,
asió la
i
i
empuñadura
su espada, pensando sin duda, en Dulcinea,
ie
;an bella
como
ingrata...
De
vecina aldea
la
como una caravana
legaba en ese instante, ,e
arl)usto.
rucio yacían a su lado,
el
por
i^encidos
un frondoso
trémulos sonidos,
Don
sones largos, sonámbulos, perdidos,
que eran
los días
jue aquella era la
Aquella fesús.
voz de una campana!
Quijote, sintiendo temblar en sus oídos
.quellos
lensó
la
que
él
veneraba tanto,
inmensa tarde del Viernes Santo.
era la hora de la Pasión. Gloría
Hijo del Hombre. Su trájica agonía
uraba largas horas. El pueblo sublevado
pzábase de su angustiada Gran Crucificado.
23.^
VÍCIOR DOMINGO SILVA
2 34
El pueblo redimido por El, rujia ahora,
hambriento de su muerte, como una arrolladora marea. El pueblo alzaba sus manos asesinas riendo de ver a un Cristo coronado de espinas...
La campana
seguía sollozando. Sus sones
temblaban como estraños fragmentos de oraciones, i
erraban estraviados, dispersos por los vientos
como despavoridos enjambres de lamentos.
Don sintió
Quijote, llevado de sus sueños lejanos,
que
Tendió i
le
embriagaban éxtasis sobrehumanos.
la vista
vio lejos,
mu
inquieta por lejos,
i
el
vasto horizonte
sobre un abrupto
monte
perdido entre arreboles, a las ambiguas luces del crepúsculo, alzarse tres solitarias cruces.
Cristiano viejo, el épico hidalgo visionario
hallábase en presencia de
Era
Cristo!
un sangriento
Calvario.
El oía sus voces de esperanzas,
veía sus costados abiertos por las lanzas; oía los insultos
i
las
imprecaciones
del pueblo, ante la cólera de escribas las plegarias
de Dimas,
las
i
sayones,
blasfemias de Jestas;
veía a las mujeres subir las agrias cuestas del Gólgota,
entre lágrimas, bajo
brutal sarcasmo
el
de las turbas rabiosas, con sus hijos en Veía, en
toda
la
fin,
suspenso de admiración
dolorosa crucifixión de Dios.
i
pos...
pasmo,
EL VIKRNES SANTO DE DON QUIJOTE Vvvo dv
Járonte) ¡oh rara
oh ospeluznanto
Era
sufría el
él,
el
estaba
!
estraña maravilla!
trájica visión
Caballero de
3ra él, el
:iuien
i
i
de pesadilla!
Triste Figura,
la
vejamen de aquella atroz
invencible,
el
235
tortura.
par caballero,
sin
desnudo, clavado en un madero,
allí
nerme, desvalido, doliente, ensangrentado, t)efado
por
hombres, de Dios abandonado.
los
Fenía sed, pedía, brindábanle las heces,
Sancho, su escudero,
.
le
negaba
tres veces...
Furbas abyectas, ebrias de un colosal :iuerían
por
mismas consumar
sí
Miserables que e llenaban
él
mismo con
de escarnio,
Qué vergüenza! ¡Qué soportar, e
le
el
impetuoso manejó
martirio.
su brazo amparara
escupían
oprobio!
delirio,
Don el
la cara.
Quijote no pudo
ancho escudo
sintiéndose con bríos de diez mil paladines
para acabar con todos aquellos malandrines,..
I
todo en aquel punto despareció. Caía
dulcemente [
1
él sólo
la
tarde del
vio a lo lejos venir por
Cristo con su agreste
Era Jesús,
ms
más hermoso
él
el
día.
camino
bordón de peregrino.
mismo! Su dulce faz serena,
claros ojos bellos, su barba nazarena.
Era Jesús,
él
mismo
divino vagabundo
^ue bajó de 'os cielos a redimir 5u túnica flotaba
como sobre
Sus labios sonreían... Era
el
el
el
mundo.
abismo...
mismo! Era
el
mismo!
VÍCTOR DOMINGO SILVA
236
I
don Quijote, a punto de arrebatarse,
oía
sus pasos armoniosos en la quietud del día.
Jesús se aproximaba mirándole. Sus ojos
humildes él
i
le
invitaban a templar sus enojos,
oyó que decían, aunque mudos, sus
«despreciad las injurias
|Cómo encantaba sentía en
él
Jamás
el
el
labios:
olvidad los agravios».
i
de su mirada! Ahora
el brillo
alma como una luz de
aurora*.
Caballero de la Triste Figura
había paladeado semejante dulzura.
¡Cuan
lejos sus ardores
su melancolía!
i
El contemplaba a Cristo
Cristo le atraía...
i
Después llegado apenas, Jesús i
él
cayó de rodillas
i
besó
le
Era de noche. Ahora
la
le
la
dijo:
«¡Hermano!»
mano.
voz de
la
campana
huía entre las sombras, cada vez má.s lejana,
hasta cesar del todo. El bravo caballero despertó de sus éxtasis
— «¡Vamos!»
le dijo.
quiso alegrar a su
Don
Sancho, venciendo su pereza,
amo con alguna
simpleza.
Quijote, severo, le hizo callar... (El viento
bailaba en
I
llamó a su escudero.
i
el follaje
ambos,
montaron
i
el
uno
con un compás mui lento).
triste
i
partieron por
el
el
otro algo mohíno,
primer camino...
S
Oración t
Delante de esta muerte que es
de todo
el
ante esta la
el
Rubén Darío
duelo
pensamiento americano;
tumba en que
detiene
el
vuelo
Eternidad, para escribir un nombre
que
sale
en luz de su estendida mano;
junto a la piedra en que descansa ese hombre de las angustias de alas a la oración
pura
que en rendirse a de
la
humana
la vida, i
demos
sencilla,
los arbitros
supremos
existencia, no hai mancilla:
¡baja la frente, en tierra la rodilla,
hermanos melancólicos, oremos!
VÍCTOR DOMINGO SILVA
238
Oremos,
por
sí,
por su memoria
él;
de rapsoda inmortal; por
el
martirio
de su doliente juventud, por todo: por la luz de su jenio
por su ansia,
i
de su gloria,
su piedad
i
su delirio;
i
por su vida de azar, cisne entre
el
lodo;
por su estro enorme, que fué albor de luna i
ancho incendio de
i
dulce madrigal,, canción de cuna
i
toque de
clarin, hierro
i
por la
que reanimó su ensueño*
¡fe
fe
sol, grito
zahareño
armiño;
i
de jigante en corazón de niño!
Oremos, los que,
sí,
como
por todos los poetas; unjidos por la gracia
él,
de la ilusión, chispeantes las inquietas pupilas a la luz, conquistadores del Ideal, cabalgan en su audacia i,
magos a
que trovadores,
la par
atan sus rimas en un haz de
con i,
al
el
flores
luto sutil de la armonía;
borde de
la
noche honda
i
sombría,
interrogan la esfinge pavorosa
que preside, en cada
ser,
el
vértice del
mundo,
cada vida, cada cosa;
o asisten al
monólogo profundo
de las frondas, las aguas
i
los vientos
ORACIÓN
II
do
la
montaña;
la tierra
i
i
239
llenan los abismos
del mar,
con
los
aeentos
de que se sienten ebrios ellos mismos;
andan, como la luna, entre
•
i
del rústico idilio ante
el
sombra,
la
encanto
traducen la emoción que no se nombra con un suspiro que consagra alzan
i
un himno
que a un i
en
que,
de i
i
mismo
u)i jiiisnio
llanto;
el
a ¡a primer mirada
tieinpo de dos ojos brota
volcán sus alas
quema
tornando la noche en alborada,
un corazón hace una dulce nota
de dos corazones
sorprenden
la
un poema;
escena primorosa
del tibio hogar, la cálida fragancia
de una camita hecha de nieve
para o
el
celeste
empujan
como
sueño de
la infancia;
los guerreros al
Tirteo, o
rosa
i
combate
van contra im verdugo
de pueblos, con canciones en que late
no un pueblo, no,
la
Humanidad opresa
que hace. pedazos para siempre
como
el
yugo,
aquella gloriosa Marsellesa
que arrulló en su niñez a un Víctor Hugo; o logran, buzos de almas, portentosos
intérpretes de Dios, cuyas siluetas se
empinan como
cúspides, colosos
VÍCTOR DOMINGO SILVA
240
de
la imaginación, héroes, profetas,
representar
universo entero
el
en estrofas de acero viviendo en las
tiniebla^^
por todos los caídos:
sí,
que soñaron
los
i
lucharon, llenos,
también, de aliento,
de horror,
i
como Homero
como Dante!
o bajando al inñerno
Oremos,
de diamante,
i
i
cuyos alaridos
cuyos formidables trenos
triunfan de indiferencias
por los artistas que, ebrios de ensueño
i
i
de olvidos:
al hollar la
vida,
de esperanza ufanos,
corren tras la visión de un pensamiento
que i
les
mostró
encuentran
un polvo de
la
senda
florecida,
sólo, al entreabrir las
que deshace
iris
por todos los Quijotes
i
el
manos
viento;
Cyranos;
por todos los idólatras que mueren
bendiciendo i,
afán que los tortura,
el
bebiendo sus lágrimas, prefieren
morir, a claudicar de su locura;
por los que acarició con su ala májica el
dulce frenesí de la Belleza;
por los amantes de la
de boca torva
i
por Byron loco
musa
trájica
pálida cabeza; i
por Musset sombrío;
ORACIÓN
por Lcopardi, royéndose su
241
hastíf);
por Bécquer, pastoreando su tristeza,
poT Poe que llora ;por
Honrik Heine
¡Aventureros de alas a la oración
la
humana
¡baja la frente,
i
por
Rubén
la gloria!
pura
que en rendirse a de
por Veri ai nc que reza...
i
i
Darío!
Demos
sencilla,
los arbitros
supremos
existencia, no hai mancilla:
en
tierra la rodilla,
hermanos melancólicos, oremos!
Gloria
cuando espoleado mi intinto vagabundo
Ayer,
por locos pensamientos de conquistar dejé
el
rincón paterno, lo mejor del bagaje
de ensueños
i
quimeras que a
fué la ambición
la
¿Qué llenó de
ilusión
espalda
me
traje
suprema de consagrarme un día
poeta de la tierra de mis padres,
ni hizo
mundo,
el
i
mía.
más hermosa? Nunca esperanza alguna
más dulzores
el
vaivén de mi cuna
temblar, en raptos de
más puro
como una gota de agua mi corazón de
cariño,
niño.
— VÍCTOR DOMINGO SiLVA
;¿44
Porque yo amé con ciega pasión, con ansia ardiente
mar
tu
azul ¡oh Patria! tu cielo trasparente;
la
brega de tus pueblos, la paz de tus alcores;
tu
sol,
campos pródigos de
tus
efluvios
colores;
i
tus lagos pintorescos, tus gráciles colinas, tus
pampas
toda
tú,
i
tus selvas, tus granjas
i
tus minas;
cada palmo de suelo, cada poro,
desde tus
islas
de ámbar a tus montañas de oro!
¡Con qué vibrante júbilo, con qué injenua alegría,
pensaba en
la
primera canción que entonaría
como ofrenda de amores pero adorable
tal vez,
i
a la Patria! Quimera
adorada, yo hubiera
querido que mis versos, tronando en mi garganta, ardieran
chispearan
i
para rociarte
— ¡oh
como con una
Más,
como una hoguera santa
cara visión de mis mayores!-
lluvia de luminosas flores!
como palomas que
ai!
despueblan de improviso así,
a la crueldad del viento
los altos
campanarios
cuando empezaban a desgranar su acento,
huyeron esparcidos mis versos veintenarios.
¿En donde
—imajen la
hallar refujio?
de una
La Patria no
existía
imajen—más que en mi
cuna de mis padres,
el
fantasía:
nido de mi raza
todo lo hallé a mi vista como una sombra,
inerte...
GLORIA
enmudecí, sintiendo
:I
amenaza
la invisible
de espantosos tambores
I
245
tocaran a muerte!
(¡ue
sabe Dios que nunca mi corazón tornara
a acariciar la ofrenda que hoi dejo ante tu ara oh, Patria! oh, dulce Patria!
una
si
ilusión tan bella
no hiciera como entonces resplandecer tu si
un nuevo
juventud
soph), lleno de
no orease tu bandera;
si
amortajó tus cumbres
i
Hai Patria, pues! La tribu varón
¡Salud,
echáis
al
surco
el
el
ocio
i
velo
el
ennocheció tu
se
pone en
ilustre! Salud, viril
que, despreciando
brío
ígneo escalofrío
el
de una jigante aurora no desgarrase t]ue
i
estrella;
pie,
cielo!
de nuevo.
mancebo
huyendo
la fatiga,
grano que ha de tornarse espiga!
II
Átomo de un gran devuelve todo ruido... i
el
Yo
mi
espíritu sonoro
canto a un tiempo
hierro que lo bruñe; la lumbre
la perla
Yo
siglo,
como
canto
el
al sol
cuarzo; la pez
i
como
la
el
oro
humareda;
la seda.
que deja su irradiación en cuanto
bajo la inmensa cúpula gravita
i
vuela;
i
canto
— VÍCTOR DOMINGO SILVA
246
al
mar, que hace
fecundador;
al
i
hecho caudal
i
donde bosteza lo
mismo
que
el
las nubes; río,
a las nubes;
i
al
viento
que parece un tormento
música; el
i
i
a las selvas;
lodo
al
i
agrio reptil... lo canto todo:
soplo lleno de
amor de
las
montañas,
vértigo que viene violando las entrañas
el
de las modernas urbes,
—
el
vértigo homicida
que en medio de cadáveres hace saltar
Todo
lo canto.
Todo retumba en
de mis robustos nervios. La vida, brutal,
— me
la vida!
cordaje
el
—ese
oleaje
arrastra a veces. Al borde del abismo,
«¿Quién eres? De qué sirves?» preguntóme a mi mismo i
al
punto ese estallido de mis angustias
mi propio
instinto,
sella
alzando su grito de victoria:
«¡Te debes a la Patria, poeta, sólo a ella,
como que tú has nacido para cantar
I alzo
entonces los ojos,
i
siento en
su gloria!»
mi alma,
alerta
a las profundas voces del porvenir, en cierta i
fecundante jénesis,
que alumbra
i
la fe, la fe
bendita
enaltece, que alienta
Despliego la mirada,
i
i
resucita.
estremecido, veo
la Patria
de mi infancia que vuelve a erguirse... Creo
que
virtud por éjida, la gloria por destino
—
la
f.I.OKIA
ya es tiempo de
echemos a andar por
t^ue
de todos los progresos. a nuevos ideales
el
Ya
camino
el
siento que se abraza
alma de
la
raza;
que algo sagrado, un 铆mpetu de redenci贸n,
se lleva
hacia la luz los sordos clamores de la gleba;
que i
el
pueblo, siempre joven, se yergue desde abajo
hace chispear de nuevo
que
la
bajo
armas del trabajo;
concordia barre los odios fratricidas;
que avanza i,
las
el
el
sol
forman un
riel
que
pasando por sobre rie,
las
las fronteras
manos estendidas
arco- iris de todas las banderas!...
}*
Con su sonM)ra Al pie del monumento a
Manuel Antonio Matta, en Copiapó.
¡Oh tú maestro
más puro que tu pero veraz
i
i
procer!
Tú que en
gloria, deja a
mi
fuerte desde que a
la tierra fuiste
labio, triste
tí
te
nombra,
vibrar su verbo lírico para evocar tu sombra.
Aun
creo verte unjido de la virtud, que es ima,
vencer en las tormentas del foro
i
la
tribuna,
VÍCTOR DOMINGO SILVA
250
tender i
ancho espíritu hacia
el
los
cuatro vientos
alzar al sol las haces de augustos pensamientos.
Aun
creo verte, hermoso con la hermosura fuerte
de un dio?, bajo
armado con
el
decir a Judas:
ínclito
la
aureola de un dios.
creo verte
rayo de luz de tu doctrina,
muere!
noble viejo!
i
Aun
i
a Lázaro: camina!
Yo
creo en
tí.
Por eso
creo en los formidables empujes del progreso i
siento los temblores sagrados con que abraza
en jénesis
la libertad
el
alma de mi raza.
II
Hijo de las montañas, tenías algo de
Amabas probaron
Como
si
atraías la tempestad.
i
la
ellas.
Tus huellas
rudeza del páramo en la cuna.
hollaras cumbres, pisabas la tribuna.
Bilbao, ese poeta de espíritu romántico,
fué
un pastor de quimeras. Fué su palabra un cántico
de amor crispó
i
de esperanza. La luz de la Jironda
como una
selva su cabellera blonda.
1
CON SU SOMBRA
Fué
iin místico,
abiertos por
amado
I
25
un vidente cuyos azules
ojos,
éxtasis, brillaron entre abrojos.
el
de los dioses,
el
tedio
i
la tristeza
segaron, con su ensueño, su juvenil cabeza.
Gallo, ese formidable cachorro del desierto,
soberbio por lo joven, audaz por lo inesperto, alzó banderas nuevas
rompió su acero
Magnífico triunfar
i,
Tú Ni
el
bravo entre
al frente
brillante
los bravos,
de su lejión de zuavos,
como un
pudo
príncipe,
gran caudillo, cayó sobre su escudo.
Blandiendo selló
i
i,
la
palabra lo
con su holocausto
fuiste
mismo que
la fe
la
espada,
de su cruzada.
más, tú fuiste como Jesús, maestro.
fausto sol del éxito, ni
el
huracán
siniestro
de la pasión, ni nada, desvió jamás tu paso: te hallaron
Tu
fuiste
siempre
mismo
ocaso.
un formidable propagador de
ideas.
Vertíaslas en diarios, estrados i
las ideas eran,
como
el
aurora
el
el'
la
i
i
asambleas
goteando de tu mano,
feraz rocío del corazón
humano.
VÍCTOR DOMINGO SILVA
III
Abajo
la vorájine
i
arriba
horizonte,
el
ante tus pies tenías la cúspide bifronte.
Bebías luz,
punto, para que jerminara,
al
i
derramabas toda sobre
la
Nadie cual tú
turba ignara.
la
se atrajo los odios del
abismo.
El Dogma, acaso entonces más fuerte que, tú mismo,
oyó desde su noche tu alerta jeneroso i
contra
¿I
tí
rehizo su inercia, ese coloso.
qué? Bastó que abrieras, para triunfar,
en un supremo jesto de apóstol
En vano que amó ínclito
Ni
te acosaron: era
como
i
el
labio
de sabio.
la
palma
Jesús, la austera virjinidad de tu alma.
i
noble viejo!
Aun
la atracción del oro fué
creo oir tu acento.
nunca tu tormento,
ni te arrastró el delirio fatal de las ciudades...
¡Volaste,
como un
Hablabas,
Tu
i
cóndor, sobre las tempestades!
te oía
de pie
la
muchedumbre.
índice de profeta mostrábale la cumbre.
¡Excelsior!
pasaba por
i
al influjo
las
de tu potente grito
almas un vértigo inñnito.
CON SU SOMBKA
253
IV'
Hoi que
huérfana de sus mejores hijos,
la Patria,
vive de incertidumbres,
en la
los indicios
mano
el i
la Patria
dedo que
un
empuñe su bandera;
aguarda, presa de ambigua duda
la guíe, la
que, barriendo
ate en
sólo
los ojos fijos
vagos del porvenir, espera
vigorosa que
Hoi que
con
i,
el
voz que
sacuda
la
áspero breñal por donde avanza,
nudo su
fe
con su esperanza;
Hoi que por donde quiera
se cree ver
un Hombre,
yo admiro como un símbolo de redención, tu nombre.
como un
Poeta, yo fulmino i
conjuro,
oso evocar tu sombra de apóstol
Porque yo sé que tu alma,
cómo
los pies del
cómo en
la
el
maestro.
misma siempre, observa
bárbaro hacen morir
la carne
la hierba;
santa de la justicia imprimen
sus lívidos tentáculos, la crápula
Yo
i
el estro,
i
crimen.
el
sé que tú divisas pasar, desde lo alto,
vuelo de los cuervos que avanzan
al asalto;
mientras están, por obra de cínicos disfraces,
en proscripción
los
buenos
i
en triunfo
los audaces.
VÍCTOR DOMINGO SILVA
254
TÚ
miras
cómo
avance de
la traición.
amparo inicuo de
al
ya nadie i
el
se
Tú
miras
hipócritas mentiras,
avergüenza del beso de Iscariote
Sancho monta
noble rocín de don Quijote!,
el
V VengSi,
pues,
tu palabra fecundadora.
Venga
tu voz, que tuvo arranques de gloria en cada arenga; tu voz apocalíptica que,
como
triunfó de la calumnia, del odio
¡Alumbra desde
lo
alto!
tu alma, fuerte,» i
de
la
muerte.
Fulgura! Vuela! Vibra!
Da luz a algunos ojos! Conmueve alguna fibra! Exhuma los recuerdos, ausculta los olvidos, i
haz palpitar de nuevo
entusiasmos idos.
los
De nuevo di a las almas que el ideal no ha muerto; que él duerme en las entrañas de aquel futuro incierto que, entre la apoteosis de ardientes profecías,
con
fe
clarividente,
Encarna en un
soñabas
i
sentías.
espíritu tu amor, tu
fe,
tu aliento.
Llénele de su fuerza tu propio pensamiento, i
sea suyo
el
grito
que exalte una doctrina,
que diga a Judas: muere!
i
a Lázaro: camina!
— CON SU SOMBRA Entonces, brillar
sí,
de
niuvo
en su alma oscura
Habría patria entonces i
se pc^ndría
Entonces, cantar i
al
nuestra
luz de
—le3'enda,
en marcha bajo
sí,
multitud
la
la
querrían,
255
v\
por
un nuevo raza,
inmenso
la
vería día.
suelo cielo.
pasión pulsadas,
par de todo las liras hoi calladas;
voz profunda, vibrante, estremecida,
haría en torno nuestro repercutir la vida!....
Al pie
de
la
bandem Ciudadanos! este instante, quién nos llama,
¿Qué nos une en
encendidas las pupilas
¿A qué viene
i
frenéticas
las
manos?
ese clamor que por el aire se i
retumba en
No no
es el es el
el
derrama
confín?
trueno del cañón, canto del clarín:
es el épico estandarte, es la espléndida oriflama,
es
el
pabellón
patrio
que halla en cada ciudadano un paladín. Oh, bandera!
La querida,
la sin
mancha,
la
entre todas las que he visto! (9)
primera
Cómo
siento resonar
— VÍCTOR DOMINGO SILVA
258
no en mi
—
oído, sino dentro de
mi ardiente corazón,
tu murmullo
que tu i
es alerta
murmullo que.es consejo en
que en medio de
es arrullo,
i
hogar
la tertulia del
las balas es rujido de león!
¡Cómo siento que fulgura, con qué ardores, la gloriosa flor
conjunción de tus colores,
de majia, hecha de fuego, de heroísmo, de
La soñamos inmortal
¡La bandera!
con su blanco, con su rojo
i
con su azul en que descuella,
perla viva
esa
i
colosal,
estrella
arrancada para al
océano de luz del
La hemos
ideal!
ella
cielo austral!
visto desde niños, la
como amamos
queremos
a la novia, con supremos
arrebatos, con ternura, con unción.
Ella vive palpitante en las visiones familiares
de i
al
que
los
días
escolares,
mirarla hecha jirones nos parece ella grita al
desgarrarse porque mece
loque aun queda nuestras almas de esperanza, de
ilusión,
AL PIE DE LA HANl)i:RA
Todo pasa! usurpa
iu)s
trájiro
\'icnt()
lo (pie
amamos,
25<)
siniestro
i
lo
que es nuestro:
padre noble, dulce madre, tibio hogar.
Somos huérfanos; erramos, dolorosos por
¡Sólo tú,
caminos
insólitos azar...
al
i
peregrinos,
bandera (piedas; sólo
tú. (pie
nunca mueres
porcjue tú eres
toda
el
alma de
la patria,
bajo
o sobre
el cielo
el
mar!
bandera! ¿Quien olvida
;T.a
cpie ella
ha sido como una hada pava nuestra edad florida?
¿Quién
al
no
la
verla que, a pleno aire, se levanta
advierte
como una alma enamorada de ¿De
en
los
qué trémula garganta,
grandes días patrios, se escapó una nota sola, a
que
como la
en
la vida?
lo alto
no haya respondido el
eco
más
sentido
bandera que tremola
de un madero carcomido
de la escuela, del cuartel o del torreón?
¿Qué muchacho, entre
la gresca vocinglera
de Septiembre, malamente disfrazado de soldado,
no ha jurado
VÍCTOR qOMlNGO SILVA
26o
convertirse en héroe patrio
hasta
el
defender de su bandera
i
último jirón?
¡Oh, bandera!
Hai ingratos que
Trapo santo!
niegan que se burlan del encanto
te
con que envuelves fascinas, que no entienden el lenguaje i
de tu risa
de tu llanto.
i
Mientras tanto
yo
sé bien
Yo toda
que no hai ninguno que, nostáljico,
sé bien el
i
no tiemble,
i
no
llore
i
te
no suspire,
en tu homenaje!
que a más de un pobre desterrado
alma en un
cual se arranca
el
sollozo has arrancado
duro hierro de una herida,
cuando errante por naciones estranjeras con su fardo de dolor,
ha observado que entre un bosque de banderas sólo falta la que
Yo
sé bien lo
amó toda
su vida,
¡la
bandera
tricolor!
que
se siente
cuando a
solas
desde un barco, mar afuera, entre las olas se percibe la silueta i
sobre
él;
de un peñón
a todo viento, la bandera,
mire
— 1
AL PIE DE LA BANDERA
I
la
bandera qno saluda cariñosa,
la
bandera que es
la
el
madre, que
hogar,
26
es la esposa,
patria entera,
la
va oculta en nuestro propio corazón!
(|ue
Yo no
sé
cuando si
es
más grande
en
bandera:
la
(^ampo de batalla,
el
inflamada por relámpagos de cólera guerrera
deshecha por
i
en
o
(|ue
i
la metralla,
levanta en plena urbe su armazón, es
porque no que
del
plomo
alto tijeral del edificio
el
donde
i
el
como un heraldo de se
rije,
ha consumado
el sacrificio
con heroica bizarría,
compás de su martillo por
el
alegría
el
ritmo del pulmón.
Sólo sé que para ella es siempre
el
mismo
cualquier jesto de heroísmo;
que
ella
si
misma majestad madre
otros...
La bandera
es
en medio de
los vivos a
menudo
a unos i
cubre con la
i
—
el
es
hembra!
odio siembra,
por encima de los muertos sólo arroja la piedad.
Ciudadanos!
Oue no ni
un
sea la bandera en nuestras
ridículo juguete,
ni
manos
una estúpida amenaza,
VÍCTOR DOMINGO SILVA
202
ni
un hipócrita
fetiche, ni
una insignia
Veneremos
como
al
símbolo divino de
la
baladí.
bandera
la raza:
adorésmosla con ansia, con pasión, con i
no ataje nuestro paso, mina,
cuando oigamos que nos «¡Hijos míos!
foso, ni trinchera
grita la bandera:
Defendedme! Estoi aquí!»
#
frenesí,
«
&[
Siirsuín
Corda
En una
velada estudiantil,
con motivo
del
sacrificio
de Marcos Nlacuada.
¡Salud,
brillante
terrón a que
yo amo
sol
el
me i
pléyade,
adhiero
la vibración, el ruido,
la
i
como
la
hiedra
oscuro
el
muro,
al
suspiro por la racha de viento...
Hoja de hierba, admiro que fluye
Desde
salud!
se espereza
la luz, el
movimiento,
como que son
vida
la
con amplia sacudida:
vida que en tus ojos, juventud, centellea;
en tus venas sangre
en tu cerebro idea,
que
es
risa
en tus labios, ímpetu en tus miembros,
en tu alma
c^ue
ve
el
i
mundo, para su
fé,
i
ensueño
pequeño.
VÍCTOR DOMINGO SILVA
264
Salud, brillante pléyade en cuya ardiente vista hai
una chispa que habla de fuerza
de conquista!
i
Salud por tus afanes! Salud por los asombros
que
te
circundan, mientras sostienes en los hombros
Salud por tus arrestos
los ideales patrios!
de lucha; por
el
brío que en tus gallardos jestos
palpita; por el ansia con que
indiferente al triunfo lo
Poeta de
la raza,
rompes
mismo que
el
al fracaso!
¿no he de cantar tu empuje?
¡Oh, juventud! mis versos, en los que i
la tristeza llora,
i
paso,
hasta
murmura
el
el
odio ruje
ruego,
quisieran ser de bronce, quisieran ser de fuego
para que así escucharas
con que la
poderoso alerta
el
van mostrando, soberbiamente
te
senda que, a
lo largo del
tiempo
i
abierta,
de la historia,
debieras hollar siempre para tu propia gloria!
Porque
de la raza,
i
tú cantas en
de mis arengas, i
i
estallar
viril
el
el
aliento
acento
algo de tus ensueños vibra
ondula en mis ensueños,
que hace
porque eres tú
eres tú la fuerza,
i
eres
mis versos
nubadas de suspiros
i
i
como
la fibra
arroja en mis
truenos de anatemas!
poemas
SURSUM CORDA
Te siento mía. Tenido de c[ue arrostra los peligros
tí
las
i
26-
la fé del
tormentas calma,
los nervios herlios rayos, la sangre
mente soñadora
la
No
temas.
No
i
ni las espinas.
para qne (^ue
Anda! Se
la fecnndes.
no conoce
Recorre con los ojos
No
horizonte inmenso.
el
adviertas los abrojos
te ofrece la
Sé siempre
miedo
el
ni
bien:
nada
es la
el
vida
alma
fuerte
piensa en la caída...
¡Tu fé está por encima del vicio
I
hecha torrente,
corazón ardiente!
el
vaciles.
alma
muerte para
de la muerte!
i
el
que hace
la
vida
abriendo surcos donde sembrar, en sostenida labor, sueños o ideas. Tal
muerte
es sólo
un paso
de triunfo hacia la gloria: la sombra de un ocaso a cuyo tacto el
el cielo se
ha de
vestir de fiesta:
turbión que bautiza los páramos hirsutos:
o la inclemente ráfaga que azota la floresta
para que
el
polen vaya desparramando frutos...
La muerte es de la
tierra
la
muerte
ya
no envidia del
ese
anónimo sin f é que hoza
fructífera,
i
escarba
como una hambrienta
larva;
es del que, presa del ocio o la fatiga, el
que mira
vuelo la
al
vida
cóndor
como
al
ni el tesón a la
través de
hormiga;
un sueño;
VÍCTOR DOMINGO SILVA
266
hediondas supersticiones, medra;
del que, a favor de
del que
en
en
el
las alturas
lago es fango, parásito en
humo,
en
i
los
abismos
leño,
el
piedra...
El hombre que prodiga su actividad,
brío
el
de su carácter, todo: su corazón bravio su cerebro ardiente; que alienta; que se libra
i
como un campeón sufre,
i
ama,
i
i
al
medio de
odia,
i
siente pasar la vida por
hombre
el
que,
hace flamear anhelos,
el
vibra,
haz de sus nervios;
venciendo bestiales apetitos,
al viento,
i
al sol sus inauditos gloria,
i
que conquista
horizontes a su insaciable vista;
hombre que, braceando de
el
i
entre ímpetus soberbios
como enseñas de
más amplios
la palestra,
frente en el proceso
de las razas, se pone del lado del progreso;
hombre
el i
a quien lo incierto del porvenir tortura
a la infecunda calma la ajitación prefiere;
hombre que
el
podrá, llegando
es el ánjel proscrito de la altura, el
día,
caer...
pero no muere!...
¡Salud brillante pléyade, salud!
que seas tú quien
De
tí se
de que i
alce
i
ajite
La Patria espera
su bandera.
espera todo, juventud,! Es ya hora el
espacio surquen relámpagos de aurora
que con amplio jesto de sembrador tu
mano
arroje a todo viento la plenitud del grano!
SURSUM CORDA
ruando la
cerrarte (luieraii
envidia subterránea,
¡arróllalos! tjue
desde
i,
el
dueña
del
el
la
paso,
267
el
ocio inerte,
sórdida mentira,
por\'enir,
adviíMtc^
alto polo la C'ruz del Sur nos mira.
jl
#
Lcinto secular
En la
Proceres: despertad! Dejad la Si
por
todo
lei
implacable de
se acaba,
es lei del
que
no
el
la Historia,
derrumba,
sirve a vuestra gloria.
os invoco: mirad!
libertasteis,
ante
se
tumba
corazón que no sucumba
nada de cuanto
Yo
todo
primer centenario de República. el
que
Mirad
la tierra
quisisteis tanto:
tesoro de ideal que encierra,
diréis
que fué bárbara
la
guerra
que nuestros lares bautizó con llanto.
VÍCTOR DOMINGO SILVA
270
Nada de vuestro ensueño
ha perdido.
se
Mientras en nuestra Patria aliente un hombre
que en su alma brinde a
nunca
la virtud
nunca
la ingratitud,
el
un
nido,
olvido
coronarán de espinas vuestro nombre.
Ved a
Contempladla erguida
la Patria!
•
«lucir al sol las juveniles galas»,
bañarse en lumbre, saludar la vida, i,
sin
miedo
al
error ni a la caída,
tender, henchidas de huracán, las alas.
Vedla con qué emoción, con qué entusiasmo se
dispone a ascender. Firme, tranquila,
no
le
i,
importan
befa ni
la
ajena a la fatiga
mide con
I
al
i
ostenta
así,
Plena de
fé,
teme
acósenla,
i
I
eso es
veréis
el
raza,
tesón de hormiga.
i
i
la pupila,
como blasón de
bríos de cóndor ni
sarcasmo;
marasmo,
inmensidad con
la
oféndanla,
el
ni
cómo
veréis
amenaza: rechaza;
cómo
castiga!
fruto vuestro, es vuestra herencia,
Vosotros mismos,
al
decirle
un día
CANTO libro!
¡oros
de
sil ser...
es
el
sería
conciencia
¡La razón de su existencia
Nada
os lo debe ("hile.
hazaña de Colón
sin vuestra
fuera
hazaña.
vuestra espléndida (luimera,
sin
Chile,
aun
la
última frontera
imperio colonial de España.
del vasto
Sería la el
disteis la
horror por toda tiranía!
Todo la
le
J71
SFXl'I.AK
más pobre
factoría,
rincón de esta «América inocente».
Tierra inquisitorial, hosca
i
sombría,
no habría recibido todavía el
ósculo de Dios sobre la frente!
***
I el
la sí,
ósculo de Dios es
muchedumbre de pero
¿callaría
si
el
hoi! El
que espera pueblo
pudiera
protestar sin peligro?... Si no fuera
para los poderosos, la canalla?
¿Callaría
el
rebaño,
si
la ira
de los malos pastores lo dejase?
calla,
VÍCTOR DOMINGO SILVA
272
Por algo
ha inventado
se
de que
el
¿no es
¡ai!
pueblo
la
I si delira
delira...
por la mentira de una frase?
iJenerosa ilusión la que
Por
le
pueblo agotará
ella el
por ella
mentira
alienta!
vida,
s.u
pueblo morderá su afrenta
el
sin exijir a los felices cuenta
de los antros sin luz en donde anida.
que
¡Sin exijir llevar,
que
se le
diga a donde
su reclamo;
se le escuche,
que en su abyección
sin exijir
porque, aunque es cierto que la
sabe que está sobre la
El pueblo sufre,
¿Por qué i
es
ájil,
i
le
Sufre
amo!
i
es robusto,
en lechos de Procusto túnicas de Neso?
trabaja. Sus fecundas
talan las selvas,
rompen
los
responde,
su dolor no es justo.
i
es valiente,
quema en i
el
lei
está en la infancia del progreso,
si
se le tortura
o se
lei,
ahonde
se
mueven
manos
las turbinas,
montes, secan los pantanos,
cubren del oro de vacian del oro del
la
mies los llanos,
filón las minas...
CANTO SECILAR
273
Ashaveiiis licroico, su pie inquieto
vadea
no se qué fatalidad sujeto,
a
i.
atraviesa punas;
ríos,
ese pueblo infeliz es
gran forjador de
el
qué
'¿de
las fortunas.
que ese pueblo crea
las fortunas
I
analfabeto
i
sirven? ¿le procura ese oro
le
auras de redención, rayos de idea? I
en cambio en
como
mazazo en
el
sociedad golpea
él la
el
testuz del toro...
Su3^a es la esclavitud de las faenas
en
el
Para
campo, en
;No eS las
no
él
que
el
se
el
han roto
vino: es
le
mar, en las montañas.
el
las cadenas...
hambre, son
las
penas
están royendo las entrañas!
^^i'fi
Proceres:
Tarda en
vuestra acción no se ha cumplido.
llegar la luz.
de reivindicación para
para
el
que,
al
Tarda el
la
hora
caído;
dar a vuestra voz oído,
oyera un dulce rumorear de aurora.
VÍCTOR DOMINGO SILVA
¡74
¡Qué hermoso vuestro
ideal,
i
cuan sagrada
vuestra misión! ¿En donde heroica jesta,
como
la
que hizo de
la
emprende su jornada
esta Patria que
entre gritos de triunfo
Nos
antigua indiada
i
de protesta?
disteis patria: la actitud
que inviste
provoca asombros.
despierta celos
i
Hai
pero ¿por qué no existe
patria,
ni
para
ni
para
el el
sí;'
indio mansurrón
pan
del trabajo; I
el
pueblo es
ni luz, el
en
el
los
huérfano que apura
éxodos
sin patria, el sin ventura?
no, la Patria no
ha de
la Patria, si hai, tiene
Hai que decir I
triste,
roto que la lleva en hombros?
¿Por qué días sin
i
al
ser la altura;
que
ser
de todos!
pueblo: lee! piensa!
en marcha, ya sin inquietud alguna,
ha de tener esa falanje inmensa su nuevo Apocalipsis en la prensa i
su nuevo Tabor en la tribuna.
Hai que bajar hasta sus propios males; luchar contra ia atroz supervivencia
CANTO SECULAR
do prejuicios absurdos
i
275
bestiales;
derribar esas losas sepulcrales al
írrito
de ¡LEVÁNTATE, conciencia!
Hai que
Iukxm'
de ese pueblo, de esa altiva
fuerza social eu trájica odisea,
alma
([ue irradie, (^spíritu (jUe
viva...
jl
pues es justo levantarlo: arriba!
¡I
pues es bello redimirlo: sea!
¿Ki
«^
Lq Nueva /Wcirseilesa
j
en i,
Hermanos en el
dolor
i
la
vida
i
en
trabajo!
el
en todo: estrechemos
las
Hermanos
manos
pnes marchamos todos por un mismo camino,
vamos
a la conquista de nuestro gran destino!
Todos
que sufrimos debemos
los
ser
iguales.
Si todos recibimos los azotes brutales
de la maldad,
si
todos formamos los racimos
de vieja carne an贸nima, por qu茅 no nos unimos i
apretados en torno de la
saludamos i
en esta
clavamos
la
nueva, fecunda Primavera
tierra, llena el
com煤n bandera
de horror
i
augusto pend贸n de
de impudicia, la justicia!
VÍCTOR DOMINGO SILVA
2yS
Hermanos en de erguirse del
.i
la
vida
i
en
el
dolor!
es
gran advenimiento de los días supremos
por conquistar
luchemos
fé,
trozo de pan que se nos niega.
el
Nunca! Jamás roguemos
— sólo
mendigo ruega-
el
ante la puerta de oro de ahitos Baltasares,
hermanos, escribamos
En
el
Mane-.Tecel-Fares!
esta gran catástrofe, hasta
se pierde
estrangulado por
el
verbo de Cristo
la pasión...
.
Yo allá
a
en
muchos pobres hombres desgarrar
como con
el reptil,
i
combazos hacer
i
al roto,
más hondo,
el
fondo
el
parir la piedra!
bochorno de aridez de
la
Pampa,
a pecho abierto junto a la abierta rampa,
el
vientre
enorme de esa opulenta
que llenó de cadáveres otro tiempo hendir aquella tierra pródiga i
entrañas
las
hundirse en lo
hundirse hasta tocar
he visto, en
hendir
"
heroísmo de aquél que nada arredra
el
a tiros
Yo
he visto
de mis viejas montañas
la lejanía
de las ásperas sierras
i
hora
rebelarse. Despierta ya la aurora
de -redención! Hermanos: llenos de
i
Ya
arrancarle
el salitre
ele
tierra
la guerra;
tesoro,
que vale más que
el
oro!
LA NUEVA MARSELLi:S\
Yolio visto allá
(MI
los
campos bajo
a mil desventurados soportar
de hozar i
en
propia para
tierra
arado ajeno rendir
el
Yo
la
gastar
allí
el
tormento
el
ajeno í^rano
las
viento
fondo del abismo,
al
i
Yo he visto allá en
los
tierra heroica,
i
heroísmo,
arrojar hacia
carbón redimido que es luz
en esa
sombras eternas,
sus vidas de oprobio
ser hijos de la noche,
i
como
sus
día
el
es alegría.
bosques de
que nunca hollar pudieron
sur,
en
hombres
la frontera,
fiera,
los tercios de Castilla
cantó en su epopeya don Alonso de Ercilla;
yo he visto
al
indio viejo,
decir, llorando a mares,
regar con sangre
i
desamparado
ante
el
i
triste,
que «Arauco ya no
lágrimas
el
existe»;
sueño del terruño,
decir adiós al rancho, mostrar al cielo i,
el
propia mano!
la
bajar también los hombres
i
sol.bajo
he visto allá en las minas del sur, en las cavernas,
en ese horrible imperio de
el
el
279
el
puño,
recuerdo horrible del último episodio,
lanzar hacia la selva los fantasmas del odio!
I
yo
los
que
los
que
me
he preguntado
así se debaten; si
así caen,
como
si
son seres humanos
son nuestros hermanos
forzados de galera,
VÍCTOR DOMINGO SILVA
28o
luchando para otros en plena carretera; que
los
así
tan cruelmente la ambición crucifica
sobre esta tierra virgen, exuberante
¡Ai! e
i
colocando encima del corazón
invocando
los fueros
de
la justicia:
rica.
las
manos
hermanos!
¿no es cierto que es preciso ser en la vida un muerto
para no condolerse con nosotros?
que
es triste,
justifica al
Caín, la
el
que
¿no es cierto
es bien triste la vida así? iTal vida
blasfemo
fatricida,
i
enaltece al suicida!
blande aún en
la
mano
quijada sangrienta con que mató a su hermano.
Caín, que
no siente ya
no marcha contra
yd.
los elementos,
azote de los remordimientos.
el
Caín, que ya no escucha de su víctima
puso entre
él
i
las
i
la vida
i
en
el
multitudes entusiasma
Conmuévenle
lloro,
su crimen una muralla de oro!
Hermanos en voz de
el
las
dolor! al
La inquieta
poeta.
voces que suben del abismo
por pensar en todos se olvida de
sí
mismo.
y
LA NUEVA MARSI-LLKSA
28
humana,
¡Sus versos, doloridos de la mis(MÍa \
an. por la no(
de alarma I
en
que
el
se
lio.
a vtM^^s a
sacudo
(juc
:
onar
nuicrtc del suburbio.
la
vivac del hambre, junto arrastra sangrando
la tristeza
como una
murmuran de
i
oyen
que
se
la
yergue
la
miseria;
hacen sonora
los ecos de allá
i
abajo
eterna trajedia del trabajo
la jenerosa pulsación
¡Hermanos en
de una raza
protesta, que grita
la
vida
i
misión del artista que
la
odi(j
i
rota arteria
esperanza, de redención, de aurora;
ponen oído a todos donde hierve
el
i
arro^'o turbio
al
todas las podredumbres del vicio
con voz que
campana
la
en
el
i
amenaza!
trabajo!
Es esa
la tierra atraviesa.*
El poeta egoísta que ante la infamia calla i
calla ante el
humano
un
dolor, es
canalla.
En
las
los
estremecimientos de las supremas
horas supremas, deben tener las
liras iras.
El gran poeta debe tremolar su bandera i
lanzar sus estrofas por sobre la trinchera;
romper
los viejos ídolos;
marcar
salvar las marejadas de rayos
i
los
nuevos rumbos;
de tumbos;
llevar la frente altiva sobre los firmes
hombros;
alzar a los caídos; pisar por sobre escombros;
hacer vibrar las almas; mostrar espuesto
el
pecho
VÍCTOR DOMINGO SILVA
2ÍÍ2
a los azotes trájicos del huracán deshecho i
en una misma ráfaga,
en un mismo delirio
i
mar(4iar con sus hermanos
¡Hermanos en
Juntemos i
las
la
vida
banderas,
apretados en torno del
salvemos
la
i
triunfo o al martirio!
al
en
el
dolor humanos!
estrechemos
común
las
manos,
estandarte
barrera del último baluarte.
Unámonos, hermanos! Oue mi misión cantar para vosotros la
#
Nueva
^
es esa:
Marsellesa!
Trí|)tico
moderno I
¡Europa! Vieja Europa! Tierra de los abuelos Conquistadores! Cuna de razas que en los cielos
han estampado crisol
en que
pasiones,
signo de su progreso!
el
funde
se
cultos,
guerras,
la
Edad
la
Edad Moderna,
la fuerza,
la
vida multiforme; arte,
antigua, bárbara; la
—esa
grande,
gran
ola!
i
Enorme
sabiduría;
Edad Media, sombría;
como que son su el
jenio,
—ese
gran viento!
¡Europa, predilecta de Dios! Eje del mundo!
En
tí
nutrió sus sueños
el
loco, el
de cuyo cráneo habría de surjir
más
bella de los siglos: la
la
mitad de
aliento
vagabundo quimera la esfera!
VÍCTOR DOMINGO SILVA
284
Dante, de un solo vuelo, trashendió los abismos;
Miguel Anjel,
el
mago, plasmó
heroísmos
los
de la emoción; Cervantes, Señor de la Aventura, creó su Caballero de la Triste Figura;
Shakespeare,
buzo sublime, convirtió en océano,
para hurgar sus Colón, completó
pupila tuvo Cristo
si
tesoros, el
corazón humano;
de las del Gran Profeta:
el
verbo sobre
Colón descubrió un
{Grecia! ¿Quién
el
libro del Jénesis: su inquieta
el brillo
sembró
—
que
mundo
la
mundo
el
para
el
pagano,
verbo cristiano!
nombre no evoca
el
centelleo
del sol heleno sobre las ondas del Ejeo, los
mármoles pentélicos
que es
el
¡Italia!
Dulce
i
toda aquella gracia
instinto armónico sofrenando la audacia?
Prez del Renacimiento,
Italia!
que enseña un haz de glorias en cada monumento; Maestra de imperios seculares
Inglaterra!
que aprieta en sus tentáculos i
Alemania
bajo i
el
la sabia;
i
la di vana.
i
los mares;
Rusia balbuceante
cetro autocrático
Francia
las tierras
como un niño
jigante;
República estupenda,
en cuya historia hai tanto de majia
i
de le^'cnda.
Patria de Víctor Hugo! en cuya frente aun brilla
un rayo de i
la tea
que incendió
la Bastilla;
España, Madre España, tierra del
sol,
fecunda
por la fé que la enciende, por la luz que la inunda,,.
TRÍPTICO
MODERNO
285
Mas, séllese este labio, deténgase esta mano:
" para cantar
a España,
no hai otro Romancero;
para cantar a España, mi verso americano
no tiene
el
son del bronce ni
España era
la
cumbre
del
el
temple del acero!
mundo,
desde España
i
partir debieron todos los que algún ansia estraña traía hacia estas pla^-as a clavar sus banderas:
tocar debió a su^ hijos ensanchar las fronteras ;
del i
mundo, hacer
mundo
al
conocer sus destinos
echarlo, cara al cielo, por los nuevos caminos!...
II
Xo en vano
¡América!
las tardas carabelas
tendieron a los vientos oceánicos sus velas.
Tú que
eras el
más grande, mucho más
sueño que albergaron
Naciste en
el
contigo...
¡oh, tierra
atravesar de rieles ni entretejer, la
de Pavía.
las aulas
cerebro de un vagabundo,
que dio en soñar tu porvenir
bella todavía
el
Mas
él
un loco
no vio tampoco
de mis padres!
ni
pudo
páramo desnudo
en donde crujieron
red de puentes férreos
i
los bohíos,
túneles sombríos.
El suelo que entre brumas se desplegó a su vista era la tierra bárbara, propicia a la conquista.
Edén
desconocido,
maravillosa
tierra
VÍCTOR DOMINGO SILVA
286
que
la codicia,
— madre
del odio
llenó,
durante
nidal
de abyectos subditos
mas no
siglos,
de angustias i
i
de horrores;
espléndidos señores,
este Continente que hoi riega
i
fecundiza,
magnífico esfuerzo de la sangre meztiza,
el
que arrulla
ni este collar de patrias i
de la guerra,
i
en donde alienta
el
ni
el
océano
alma de un pueblo
ni este vibrar de usinas
con que
el
i
libre
i
sano;
humear de chimeneas,
la inquieta industria trasforina las aldeas;
orgulloso paso de flotas colosales
por entre aquellos mismos islotes
i
que bordeara
piragua;
ni este
de la
la quilla
frájil
canales
endiablado vértigo que las ciudades crispa
descubrir mil vidas en una gota de agua
al
o estremecer los
También
mundos por medio de una
Nuevo Mundo
el
vive una
chispa!
vida nueva,
Las fábulas absurdas deben morir. El pruebaque no la
es sólo
una
estéril e
que sus hijos hacen:
que inquiere pero veraz
i
i
es
informe tentativa
una fuerza viva
busca, ciega tal vez, tal vez oscura,
ardiente. Bríndanle su cultura
las viejas razas. Ella
no
es a su influjo estraña.
Su innato jenio todo
lo
absorbe
que, ya hace
no
se oye el
mucho
tiempo, del
i
asimila,
mar
a la
montaña,
ronco estrépito de los cascos de Atila!
í
[
MODERNO
TRÍPTICO
Tengamos
Templando
el
alma
nada nos
a
la
podremos
a todo,
el
hombro.
ser
asombro
tarca
Raza, earáeter, suelo, historia,
Universo...
del
Pongamos
íV\
2S7
falta,
nada, para asaltar
la
gloria,
"lepamos ver en lo hondo del porvenir. Alcemos la voz: hoi
no hai instantes que no sean supremos.
Que no
arrastre
se
Renuévese
brío...
el
el
ensayo
de aquella unión que un día no se creyó quimérica, i
habrá de 'bra
ser, si
de nuestras
alzamos
manos
la fé
el
sobre
el
desmayo,
porvenir de América!...
III
I
tú, verjel del
mundo, patria de
la
leyenda,
Asia inmortal, oculta por tenebrosa venda
de
a los ojos del Occidente; imperio
siglos,
de majia
i
también a triunfal,
de opulencia, de amor tí
i
de misterio,
ha llegado vibrando, en sacudida
como una tromba de
luz, la
nueva vida!
Tu nombre evoca visiones portentosas de piedras como estrellas, de estrellas como rosas. Por algo Dios— Poeta de los poetas quiso •
Asia!
—
llenarte de su gracia,
dentro de
tí;
i
puso
el
Paraíso
por algo tu augusta poesía
tiene todos los irises del sol, padre del día;
VÍCTOR DOMINGO SILVA
lS8
i
por algo recibes
—divina
pincelada
antes que tierra alguna la luz de la alborada.
Fakires
i
profetas, astrólogos
las
cumbres más excelsas;
los
más estraños monstruos;
las sedas
en oleadas;
más profundos
los las
magos;
i
lagos;
hembras más ardientes;
las perlas a torrentes;
sátrapas sanguinarios; parias envilecidos; esclavos sublevados tal
i
cesares caídos:
Mas ahora que
fuiste...
naves de hierro han puesto i
—audaces
mensajeras
proa en tus riberas
la
que exóticas plantas hollaron tus pagodas,
tú eres una Asia nueva también; tú pruebas todas las infinitas ansias
que empujan a
las razas
del porvenir: te sientes vivificada al beso
de las nuevas ideas a que por ji
te hinchas,
fin te
abrazas,
en una alta-marea de progreso!
¡Cómo no ha de
sentirse la
la fé
fé,
sagrada
en tus grandes destinos. Humanidad! para
el
mal
bien, castigada del
caes, pero al erguirte, se te
i
— Creada
de la muerte,
admira más
fuerte.
Herida del cansancio, mordida del deseo,
enferma de odio o plena de concordia, con
las alas
coronada de
tendidas flores
de redención...
i
al
en
la
te
veo
espacio infinito,
garganta un grito
lUlPiiCÜ AIODEKNO
;Maxana\ \\v aciiií la la
\oz de
la
\()z
(pie
1
\ o/.
la
(j\u'
esperanza
de Dios
(jne
voz sublimo.
\{c d(\ui hi
imkíc'ik'c, (lui'
(jiic
J.^íJ
exalta, (inc
inmortaliza
potencias
ajita
hace de una nébula sin órbita
i
i
al
i((
lujmbic;
sentidos
mu nombre
nuevos mundos en jéinien, astros desc^onoeidos!
¡Humanidad futun Paz.
Tu
!
Libertad. Trabajo.
e\'an3eli()
se
inicia.
Fraternidad. Justicia.
;0h trájico naufrajio de mitos encéntrales! ;0h nuevo apocalipsis! ;\^asto
i^loria
encadenamiento de todos
eterna eucaristía de
lO
Oh
la
de maiíana! los ideales,
conciencia
imc
humana!...
'W'
K\ú\ Johnson
í\
¡Jack Johnson,
tú eres grande!
Desde un rincón
me i
del
mundo
atrevo a saludarte, boxeador sin segundo,
a unir mis parabienes a los del
mundo
entero,
robusto semidiós de músculos de acero.
Durante largos días tu nombre ha resonado por ambos hemisferios con ruido inusitado.
Valiendo más que reyes, que sabios
i
que
artistas,
tuviste opción al logro de todas las conquistas:
modo de
sorpresas,
trofeos, oro, aplausos...
i,
injurias de envidiosos
besos de duquesas.
i
a
VÍCTOR DOMINCxO SILVA
292
Han
sido de aturdirte las Imrras
del público, ¡oh cachorro de
i
bravos
los
una raza de
esclavos,
hermosa bestia bípeda en cuya frente obtusa sólo la
más hermética estupidez
se acusa!
como
Hijo del siglo práctico en que vivimos,
que tienes entre todos i
los
puños más
de tus pasos... en
el
¿I tú?
puesto más
Tú
decir: «¡Soi
más romo
mundo
i
estás bien
detrás
donde
estás:
alto, pújil maravilloso,
hombros de
los
coloso.
nombre de todos conocido.
estás bien con tu
Gracias al cable
cerebro
fuertes, he ahí al
cargado de laureles
Tu
el
gracias a la prensa, has podido
hombre
célebre!» a
tiempo que, entre
chanzas, ibas sorbiendo cascadas de esterlinas.
Hércules negro de
ájil
pupila
tú has sido por las turbas
En
las
i
armado
modernas justas en que
el
tintos en sangre hirviente, son el
de
la
cultura
sino por lo la
humana,
i
porte
fiero,
caballero.
bíceps
más
i
el
bello
en que no vale
el
puño,
cuño
hombre
que pega, tú has hecho de tu nombre
enseña de
tí
mismo, príncipe de
los
brutos
que tienen en sus brazos .todos sus atributos.
finas
JACK Jt>nXSON
A
Til
has
vn h)s
visti) (\nc tu noiubii'
más
,í:;i"aii(h'S
(harios. a!
un hóroc
iK'l
i^lobo: tal
tal
un poeta, oiiCbío
f^urna
uno
i
un jenio
;al
(|ue
ha estampach)
otro lado
a (|uii'U licbenios ])ahnas¡
del xi-rso.
buzo dv almas,
un sportman que obra temerarias
d
si'
arrebatándoU's rcciHulitas bellezas;
']uo \'ive '
cli'
-'»>
])roezas;
un })ensador profundo
político o
\an desentrañando
la
evolución del mundo...
II
como
Si así si
eres fuerte, fueras
también astuto;
hirvieran dos ideas bajo tu cráneo hirsuto,
ya habrías prestado alas a este audaz pensamiento: solicitar sufrajios
Tú no
i
entrar
al
Parlamento.
has discurrido; pero entre tus hermanos
lo
no faltarán algunos que riéndose ufanos, con sus jetas enormes
i
el
fantástico brillo
de sus dientes, proyecten proclamarte caudillo i
echar
al
diablo al pobre Booker \\'áshington, cuya
debilidad consiste en que ¡Al diablo
el
negro se instruya.
Booker Washington con todas sus
escuelas!
¡La tinta es un veneno! Los libros son gabelas! l'n golpe de i
un match
Jack Johnson vale por cinco diarios tiene la ciencia de ochenta diccionarios!
VÍCTOR DOMINGO SILVA
2<)
La verdad, yo he perdido Detesto
de
las letras.
las
palmas académicas
la fé
toga
la
interesa ahora, saber, sin
dar la bofetada certera
es
¿Qué importan i
tú,
si
las ideas?
i
•
superficies.
duda alguna,
oportuna.
Booker andaba errado
Jack Johnson, negro sublime,
no, que nos lo diga
propaganda
hopalanda,
la
que quién sabe qué ocultan bajo sus
Lo que
la
doctas calvicies
las
i
i
en
Tommy
lo
has probado:
Burns que en su vida
pensó que iba en tus miembros a encontrar su medida,
III
Después de todo, tú eres un vengador. Tu vengas a tu raza, a la prole de la primacía,
la
Cam. Mientras mantengas
mientras no nazca quién azote
arena con tu cuerpo,
tú, nieto
de hotentote,
paladín semibárbaro, sostendrás en tu «diestra el
escuálido orgullo de esa estirpe siniestra
en cuya piel se observan aún las cicatrices
de heridas que sufrieron millares de
Tu nombre,
A
Jack, es seco
infelices...
como una bofetada.
cada nueva hazaña de tus manos, a cada
nuevo triunfo que
logras, los huesos
carcomidos
de algún lejano abuelo sienten, estremecidos de rencoroso júbilo, que alguien toma venganza (le
sus humillaciones... I
un hipo de esperanza
A JACK JOHNSON
iide las
entrañas de
la
295
raxa maldita
Patriarca, al través de la edad infinita:
icl ,1()S
blancos los eternos vencedores, vencidos,
tundidos, magullados: de un negro de fornidos
tendones, es la obra: batalla,
un negro, de
I
—o de
ha puesto
lyncha, no
raza negra, en franca
pie sobre la raza blanca!
el
la serie
que anualmente asesina
me opongo—*la
secular inquina
honrados yanquis; un negro, hijo del odio
los
como
tú,
renaciendo del trájico episodio
que acabó con sus I el
la
dias, se sentirá
vengado.
gozo hará temblar su espíritu atrofiado
cuando sepa que en cada corazón negro, brota la
sed de represalias del paria
i
del ilota,
que un ansia de esterminio pone ímpetus salvajes en esas almas llenas de oprobios
i
de
ultrajes...
IV
Dicen que un hombre blanco, que es un matón
como tú
jigantesco,
en prometer
i
como
\'ictorias,
tú magnífico
tozudo veterano
a quien nadie hasta ahora puso en la faz la
va a hacerte de dos saltos medir
Dudar
científico,
el ring.
mano,
¡Quién sabe!
es de prudentes, en conflicto tan grave.
Cuestión:
¿Quién
es el
bruto
más grande? Como
quiera
vieron dominoo silva
2<j6
([uv sea,
tú,
i
aiui
jorobando
derrota primera,
la
Jaek Johnson, saldrías ^^anando en
— ¡paso
te arrancaría el cetro (pie otro
I la
— como
a la i)aradojal
hombre,
historia del
de
alí^o
la
partida,
(¡ue tu caída
barbar
más bruto
mundo
la
e,
para
(pie tú, lo
guardaría-
manejara,
memoria
*
de tu raudo apojeo, de tu efímera gloria;
durante largos de
luz,
días,
en pleno
de maravillas sin
siglo
fin, tú"
de oro,
oíste el coro
del gran rebaño, en torno de tu cabeza chata;
gustaron miel tus labios de sangrienta escarlata; mordiste lindas carnes con tus dientes bestiales; lloviéronte los retos de insidiosos rivales;
supiste de dominio;
i,
del triunfo, te sentiste
adormido
al arrullo
más grande
(]ue tu orgullo....
United
Alta
pones
.Skites, for
la frente, el el
ever
dorso vibrante,
pie en la liza, formidable
En
paso rítmico
campeón.
tus cabellos rubios
juegan los huracanes de dos mares,
deshace en relámpagos sobre
se
el
el
i
el sol
haz de tu espada.
Cincuenta estrellas radian sobre tu corazón.
Se imponía
el
Harto estaba ya
auxilio de tu brazo el
i
tu jenio.
mundo de vergüenza
i
horror.
La
trajedia de sangre de la Europa, se hacía
de
tal
modo
clamaba por
la
fatídica, algo
al cielo
de tan atroz
desde las campiñas hozadas
docta barbarie de las hordas de Thor, eran tan inauditos
VÍCTOR DOMINGO SILVA
298
aquel grito de guerra i
aquel hondo estertor
i
aquel bullir de quejas
i
blasfemias, en medio
de las trombas de fuego de
la
conflagración;
era tan de otro tienpo ese espectáculo
de esterminio brutal
arrollador;
i
degüello de inocentes^ violaciones, incendios,
pueblos agavillados por flamíjera hoz, burla de los principios que consagró i
con que se enaltece
la historia
la civilización;
(mascarada que habría parecido grotesca si
no fuese de luto
que todas
i
de dolor)
las pupilas se
tornaron de pronto
mundo de Colón, moderna Atlántida, más libre i más hermosa
tras la visión feérica del tras la
que
la
que en sus ensueños vislumbrara Platón,
i
aguardaron ansiosos que tú alzaras
i
rotundo
i
el
índice
enérjico, pronunciases tu ¡No!
I
tuviste
que fué
el
ese jesto jesto de
un
Nubes negras, cargadas de carniceros nubes amarillentas de angustia
nubes enrojecidas por
la
corrían en el vértigo de
Subía de
sangre
i
i
dios.
odios;
de pavor; el
un lúgubre
fuego ciclón.
la tierra, floreciente otros días,
un nefando vapor,
miasmas de podredumbre en.tre olorosas
ráfagas de incienso
i
de oración.
VNllKD STAIES FOR KVER I
bajaba del
cielo,
—de ese
200
cielo glorioso
en que estampó su niájica rúbrica
la
aviación,
un diluvio de lágrimas de sangre (jue oscurecía el sol.
¡Como en remotos tiempos de leyenda
mundo
el
librado a sus instintos de
de
estaba hoi
fiera...
abandonado
gracia de Dios!
la
Sombras de Apocalipsis! Pesadilla dantesca! Torturante visión!
Todas
las furias sueltas sobre la tierra exhausta...
La
alegría proscrita... Claudicante el amor...
De
entre
el
tumulto horrendo de el
i
de bombas
i
la
jente homicida
siniestro fragor
torpedos, taubes
i
zepelines,
se alza estentórea voz:
—-¡Aquí
amo. Soi
estoi! Soi el
Soi
el
la fuerza
que
triunfa.
conquistador!
¿Quién se opone a mi paso? I
sacando
la
frente
desde tras de los mares, circuida de esplendor, tú,
República nueva, Democracia triunfante, gritas al punto:
I
— Yo.
arde como una aurora boreal en los
¿De dónde que ilumina de súbito todos
ese
cielos.
fulgor
los horizontes?
VICnOK DOMINGO
3ü')
Es
([uc
¡tu
pabellón de franjas en
Sir.VA
en los fórreos brazos alzas tu pabellón:
puñado de diamantes— una
—
que resplandece
el
constelación!
¡Oh, República nueva, Democracia triunfante,
vasto laboratorio de enerjías; crisol
de pueblos
de razas; organismo estupendo
i
como no hubo en
los siglos: libérrima nación!
¡Patria de Jorje \\'áshington, de
de Emerson
\\'alt
i
Frankhn
i
un
foco de iniciativas en que
el
de Poe;
tesón;
esfuerzo propio
el
gran secreto del dólar redentor,
potente en las usinas, en
los placeres ávido,
en
en
el ajio
i
\Iorse;
escenario en que surje, no la alcurnia,
el
de Lincoln
AMiitman, de Longfellow
cuna maravillosa de un Edison
descubre
i
insaciable
i
ájil
el
sport!
¡La libertad fué un día quién trajo hasta tus playas
May
al i
Flower
es ella la
—
-la
un tablón
Biblia salvada en
que hoi baña de
luz los hemisferios
desde las jigantescas puertas de Nueva York! '¡Hai sangre de las Gallas en tu fé de bautismo! ¡Si
Lafayette en tu ara su acero desnudó,
más puro acento de su Mctor Hugo a tus hombres, con
el
Nadie cual
tií
lira i
han cantado
a tu bandera
Edmond!
pudiera, de entre las cien naciones
del orbe, hacer la
hazaña de David
el
pastor
que, con certero impulso volteando su honda,
derribó por los suelos al Coloso feroz.
UNITKD STATl-S
30I
EVlCR
FOIÍ
Natlie cual tú pucliora reivindicar los fueros
violados por la guerra: tú eres coino nu(^\as ideas
i\c las
piedad
(le
tú eres
como
es })osible (jue los
como
el
razón; i
viviente
l^"^austo
Terror
el
ni
derechos del hombre
una torpe
ilusión:
tuvieron su Sinaí en
(pie ellos
i
prueba de que tampoco son
la
una vaga utopía
i
i
lomos de envilecidas turbas;
los
como
nociones nuevas
prueba magnífica
la
cabalguen en tú eres
las
cultura, de justicia
i
que ya no
d'>
i
flor
la
Francia
en vosotros, Estados Unidos, su Tabor!
¡United States,
for ever!
Ya
veo esas lejiones
de atléticos righ-ridders, de aguerridos cow-boys
cantando
el
himno
patrio, con voz plena
en ¡burras! formidables distendiendo
Con
entrarán
los
al
i
pulmón.
los
docks
combate llevando en su mochila
zapatos de foot-ball
Libre
robusta,
en los labios dejarán sus labores,
la risa
con gimnástico paso llegarán a i
el
i
i
los
guantes de box...
republicano, mi corazón se exalta
cantándote,
¡oh,
¡Qué arranque
el
cachorro del británico león!
que has tenido!
Yo
lo siento
i
lo
ensalzo
con mi sangre araucana, con mi verbo español.
Xo
hai en
el
mundo impulso motor como
el
del Niágara;
VÍCTOR DOMINGO SILVA
3Ü2
no hai loco tropel de águilas como Carrel multiplicando músculos;
diciendo desde
lo alto
de su
las
de
la
Union;
Woodrow Wilson
solio:
¡Come-on'
Carnegie descubriendo su gruta de Aladino,
Roosevelt sobrepasándose en patriótico ardor,
no aparecen más grande, ni hacen nada más bello que i
el
voluntario armándose
toque del tambor
cantando, con gritos en que palpita, ansioso
de morir por
— ¡Granero i
al
un pedazo
la Patria,
todo su corazón:
son mis campos para del cielo llevo en
el
hambre
mi pabellón!
del
mundo,
Mons enfdí^bde
Pcihle!.
ici
¡Gloria a la dulce Francia de la gracia
del
El odio
con todo
lis
lo
monstruoso, con todo
lo
modeló Luzbel
se revuelve
lo
en
pero hai que sentirlo, profundo
para la
—
vil
enjendro
el
que holló
la
del verbo,
del laurel!
—
que Sí;
i
i
i
protervo él...
entrañable
Francia rompiendo con su sable
dignidad del mundo, no un trozo de papel.
¡Gloria para
Para
tí
para
tí
que eres
arte,
que eres ritmo
dulzura i
tí, i
Francia!
elegancia,
esplendor
¡vaya a
tí
mi
loor!
304
VRIOK DOMINGO
•
como
Francia! te he de cantar perla por
SUA'A
te siento:
tersura; rosa por la fragancia;
la
luz contra to{k\ sombra; fé contra todo error
¡hambre de pensamiento; sed de justicia, libertad
amor!
i
\'uelos de águila hai siempre bajo" tus vastos cielos.
Reino, Imperio, República, ha habido siempre un sol sobre tus anchas sienes... ¡Francia de los desvelos,
Francia de
las angustias,
Francia de los anhelos!
¡Tu espíritu, crisol del jenio, tiene
el
fuego de
en
Carlomagno,
el
Juana de Arco,
el
la
zarza encendida,
que hallaron vida
patriarca de la barba florida; la virjen;
i
Mcente de
Paul!
¡Francia! ¡Francia divina! ¡Francia májica!
Tienes una alma trájica.
Sobre tu historia hai siempre vientos de tempestad, Se ven pasar por
ella
todas las fantasías,
todos los esplendores, todas las bizarrías:
San Juan, Tácito, Homero, Dante, Esquilo,
Humanidad!
sangre, luz, hierro, lágrimas ¡toda la
La Humanidad en marcha la
Humanidad
desesperada,
— i
-Sísifo
Isaías:
con su roca,
loca
de orgullo, de esperanza, de hastío: eso eres
tú.
^
La
J
lui\ianitla(i
con C^^rn^lle
11
\
I
la
carcajada
la
frase sublime: (Ju'il t)iuunit!
¡Francia dejla Bastilla dcniolida; del ncr\ j)()pular
que
se .yergue; del
de
los
de
la
Pasión!
derechos hechos polen fecundo
cpie el libro lleva a
fodos los ámbitos del mundo! debiera
¡l'n arco-iris
cruzar, de
io
ímpetu soberbio
(pie derriba los tíonos! ¡FranciJi
¡L^rancia
3O5
l'ATKll-
suspira por tu boca;
tiour coiT\ Rahclais i
J'.MAN1>
\I.l.i>N>,
campo
a
campo, tu bandera
encima de un inmenso
coraz(')n!
¡Oh, quién podrá no amarte, Francia! Si es algo
íntimamente humano, Si
lo
que nos lleva a
humano
tí...
cabe en corazón republicano algo de frenesí,
yo en
madre de
libertades,
el
mío
lo siento,
porque es tuyo
el
aliento
que me hizo visionario, i
porque
al fin es
que desde
lo
tuyo
más hondo
Yo que amo
la
revolucionario, se desenrosca
en
mí...
bandera de mi patria, en que la
yo,
lo
dulce estrella austral;
que para besarla, doblego con ternura
sé del sagrado orgullo de
la rodilla filial,
contemplar en
ella
brilla
VÍCTOR DOMINGO SHA'
306
mismos
los
enseña inmortal,
tres colores de tu
Patria entre todas grande!
Patria entre todas bella,
por tus perpetuas ansias de
ideal!
Gloria a la noble Francia, noble hasta en sus caídas;
áurea con los Orleanes, férrea con Napoleón.
Francia de
la
epopeya
de las naciones a tu carro uncidas; Francia de la vorájine plebeya
de
Francia de los artistas Francia de los obreros ¡fuerza es
Porque
Revolución;
la
de
i
i
los
pensadores;
de los oradores;
que todavía, sangre tu corazón!
si
fuiste
grande con tus Emperadores;
grande con tus Cruzadas; grande con tu Trian ón; grande con tus prelados; grande con tus señores de empolvadas pelucas
grande en
i
pulido tacón;
la guillotina que,
doblegando
treparon, tras los reyes, Robespierre i
que halló eres
la
grande con
el
i
el
dorso,
Dan ton;
Corso
Europa entera pequeña a su ambición;
mucho más grande con Hugo,
tu poeta,
nuevo San Juan, irguiéndose en sus rocas de Albión i
recibiendo con unción secreta
de
tí,
su Madre Augusta, inspiración.
Eres mucho más grande, por humana,
AI.i.onS,
\
ahora, repeliendo
kma.\i>
1)1-:
LA PATKii;
307
la invasi(')n,
democrática Francia, Francia republicana, ¡salvando con tu sangre
la civilización!
¡Francia republicana, democrática Francia!
Eres más grande
oyendo
el
grito
unánime con que responde
de todos los tranceses a tu reclamo:
mientras hincha
que truena en
así
los
el
ansia
«¡Sí!»
pechos esto clamor de guerra
los espacios
i
estremece
— ¡Allons,
la tierra:
enfants de la Patrie!...
^
I
rxcelsior
Homenaje a España con de
Río que
se
la
nioÜN'O
Raza
Fiesta de la
desborda vaciándose en mil brazos;
árbol que forma bosques para llegar a selva; luz
que nos brinda
¡eso la
no
es
¡va
España ha
el iris,
sido!
haciéndose pedazos;
Sangre multiplicada,
de esperar, que nunca se agote o se disuelva:
que en
el
mundo
físico
nada torna
fuerza es que aquella sangre sobre
¡España! ¡España! los
Xunca
estremecimientos de
Será
lo
que
la
se quiera, pero
sí
siento,
a la nada,
misma
como
vuelva!
al
emoción. ¿Orgullo?
también
es arte.
cantarte,
VÍCTOR DOMINGO SILVA
^lO
Es
arte,
pues no olvido
trino, rujido
lo
que debo a tu lengua
beso; risa, clamor
i
la gracia del latino
i
arrullo;
i
esplendor del moro;
el
tu lengua, maravilla que
no ha sufrido mengua;
verbo de diamante que es tu mejor tesoro!
¡tu
Madre:
No
con
es
de
flor
la
la prole! ]Madre: alba
voz del odio, ni
cómo habré de
es en son
por
que
el
el
de amenaza
viejo tronco, sin decaer, perdura:
que en tu idioma
escribo, sé
vibra tu inmenso espíritu...
de corazón, no olvido
lo
pompa
¡I
llevo,
que en mi oscuro nombre puesto que soi hombre
que a mi madre debo!
Patria de mis mayores! la
la raza!
renuevo
poeta americano, sé que tu sangre
con
de
cantarte, sino con la ternura
del hijo, del cachorro pujante, del
sé
—
No ha
nacido quien cante
del Jénesis, la leyenda jigante,
la
epopeya de
de
la
la
Humanidad. La América,
hierro,
Conquista.
de luz
Nunca
i
fanatismo
despilfarró
más
jenio
surjida del abismo
a la presión del índice de
un nauta vagabundo,
fué sólo en luengos siglos,
el
de
la
colosal proscenio
Aventura a rastras sobre
la faz
de un mundo.
Quizas se mire ahora como una pesadilla toda esa maravilla. ¡Pero por algo
con
la
magnificencia de un símbolo rotundo,
junto al ardor sublime la
brilla
de' Isabel
de Castilla
majestad sombría de Felipe Segundo!
i:Xci:ls!OR
^
Porque esas almas fueron, como su La
grandes.
raza, vencedora de Xápoles a Flandes,
necesitaba un cerco
augusto
i
menos
estrecho. El brío,
astucia, la audacia,
la fé, el valor, la lo
siglo,
enorme
lo irrisorio, lo
i
desvarío;
el
lo
pequeño
¡todo cabía dentro del Arca de su sueño!
Nadie tuvo en su vida
Golón... ¡destino trájico!
más vivido apojeo
ni
más honda
caída.
¡Oh, pálidas quimeras! Oh, huérfana esperanza
de dar con tierras nuevas tras de
la
lontananza!
¡Oh, inquietud, a lo largo de las islas, delante
de una ave emigratoria, de un madero flotante arrastrado de lejos
—como
aquel cuerpo
de que también se hablaba
—por
el
humano
inmenso océano!
;Oh, errar entre los hombres, escépticos \'ulgares,
trémulos ante
el
¿Quién pudo a
más corazón i
la
los mares!
jentuza que iba en las carabelas
pedirle que a la de las Escuelas
de las Cortes? Sólo Colón, jenio profundo,
seguir podía i,
vago misterio de
bajo
la
el
vuelo de sus propias visiones
mirada de
las constelaciones,
sentir en su cerebro la rotación de
¡Viento bendito
el
un Mundo...
viento que empuja
la flotilla
de naos, ignorantes de su propio destino, en épica aventura desde ¡A'uelo
bendito
el \'uelo
la
hispana
orilla!
del pájaro marino
que, al distraer los ojos, hace callar la grita
i
i
VÍCiük
^12
de
la
SILVA
l)OMIiN(iÜ
chusma! ¡I^endito tronco de árbol! ¡Bendita
mar tendida como
ílora del
de los errantes barcos ante
oj^ulenta alfombra triple S()nd)ra!
la
¡Bendita luz del tremido fanal que en
noche
ve a
se
lo lejos
como
nuevo
serena
sutil falena!
¡Bendita voz de ¡tierra! que se escapa i
la
al \'ijía
fondo del misterio
¡sea! estrae del
mundo, otro hemisferio!
otro mar, otra zona del
¡Bendita espera aquella del despuntar del día
que viene como en sueños desde
mañana bendita
¡I
que i
se
la del
Doce de Octubre
derrama en oros sobre
a cu3^o beso
el
agua,
la
la lejanía!
añil del cielo
el
playa,
el
bosque,
el
suelo
de Guanahani, todo, de púrpura se cubre
como una
casta virjen que se arrancase
el
velo!...
Dicen que estás enferma, que sufres de
fatiga,
que de tus manos caen i
que
con
la
te
la
lanza
i
la loriga
duermes, presa de místicos resabios,
muerte en
I bien: si
el
alma
i
el
silencio en los labios
fuese cierto, tendrías
del labrador rendido
que
el
derecho
se recoje al lecho,
en paz con su conciencia, después de haber dejado bajo los cobertizos
la bestia
i
el
arado.
la
faena.
Sí;
porque fué de
Te
diste sin reservas a tu trabajo, en plena
siglos
para
tí
virilidad. Pusiste tu vida en la simiente.
Se te escapó
la
sangre
como por ancha vena
1
licicia
las
tirnas xírjciu'S del ro noto occidente,
no como un
de
liilo
ñn. he aquí
¡I
al
el
haz de
...Tendrías Callas, pero
desde
el
el
aijiia
el
como un torrente... más grande de la Historia: Nuevo Continente;
sino
prodijio
repúblicas del
las
los sólidos pilares
I
^i^
:>cci;lsiou
de tu solar de gloria!
derecho, pero no te es preciso.
no duermes; duermes, pero no has muerto.
propio fondo de tu jenio insumiso,
de tus arranques épicos, de tu espíritu abierto a las
huracanadas del mar, saldrá un incierto
clamor que
irá
creciendo
como una
alertas de clarines, repiques de
atronador concierto de vítores al i
que harán eco
el
el
estrofa homérica:
campanas, i
hosanas
canto de las playas de América
hurra de millones de almas republicanas!
Mcire nosti uín
?21
Mar Mediterráneo
es la
ancha copa
de juventud con que se embriaga Europa.
I
Grecia e Italia eon
Boca toda de
miel,
como sus Hebes.
húmeda
i
rosa.
Cabellera profusa. Pechos breves.
Paso como una danza melodiosa.
I i
su sonrisa un triunfo de
una sonrisa de
la gracia,
la luz sus_ ojos:
eterna tentación para la audacia
de reyes negros
i
piratas rojos!
VÍCTOR DOMINGO SILVA
3l6
Este, pues, es
el
Azul, azul, azul...
mar
^reco-latino.
I-las.
Espumas.
Costas que disimula un esfumino.
Pájaros que son góndolas de plumas.
I velas.
Velas que abullona
que barniza
i
sol.
el
que evocan, entre
el
\ient()
él
Cándidas velas
mar
i
firmamento,
el
motivos de inefables acuarelas.
Mar
del mito pagano.
de heptacordios,
i
Aun
címbalos,
se
oye
el
coro
flautas
i
que, yendo en pos del vellocino de oro, se
daban
a tañer los argonautas.
Flotan trémulos cantos de sirenas
en i
las brisas de exóticos países
hasta, sobre las
se
ven
las huellas
húmedas
de los pies de Ulises.
Pasan con vuelo rítmico los íbises,
arenas,
i
tranquilo
en banda peregrina,
desde las quietas márjenes del Xilo a los huertos de Arabia
i
Palestina.
MARE NOSllUJM ¡Májií^os
sueños dol Oriente! ¿Cómo
no divagar,
aspñra nuestro aliento
si
hálitos de aleanfor
humos
i
317
opio
d(*
i
i
einamomo
de sándalo en
Toques de bermellón en
la
(^1
\'iento?
verdura,
impulso de ráfaga propicia
al
inician su derrota de aventura
barcos de
los
de Fenicia.
la flota
Llenos de especias, púrpura perlas, oro
i
marfil, de
van bordeando
rumbo
las rías
i
esclavos,
proa a popa, i
los cabos,
a las tierras del confín de Europa.
Mientras por las riberas del Ejeo los sutiles filósofos del
Ática
van, en los dulces ocios de un paseo,
desenredando su armoniosa
plática;
hablando, con un tono en que se advierte la
suavidad a
del
que
la certeza unida,
amor, del dolor,
i
de la muerte
es el principio de la eterna vida.,.
VÍCTOR
3I.S
Ruedan por su
í>()M!N(;o SILVA
cabe/.a descubierta
hojas de mirto, pámpanos, laureles;
de su boca, en discurrir esperta,
i
fluyen razones con sabor de mieles.
I se
ve de repente la galera
de la trájica Reina, cuya hiere con el
mano
un zarpazo de pantera
corazón del jeneral romano.
Tez de bronce.
Perfiles de escultura.
Ojos inmensos, de espresión sombría.
Reina
i
la gloria
hembra i
el
fatal, es
su hermosura
terror de Alejandría.
¡Ah! Quién viera otra vez, desde
el
esbelto
mástil de su bajel, hasta la amura,
bajar un áureo pabellón envuelto
en frases de pasión
Cesan
los
i
de ternura!
remos de
batir...
¡Quién viera,
trémulos de emoción a los amantes i
encima
la
i
en redor de
la galera
noche constelada de diamantes! t
'>'
T
XOSiKlM
\!AUK
I
^rO
quién viera otra vez, en triunfo pleno,
brote de las repúblicas de Grecia, pasearse del Adriático las juveniles
I
armas de ^Vnecia!
armas de todas
las
Tirreno
al
áureo joyel del
cuyo recuerdo
latino
litf)ral
brilla
las ciudades-
en
las
edades
con chispazos de oriente diamantino.
Hacia
los cuatro
puntos cardinales,
velas, cascos, banderas...
mirándose del mar en
como en
¡Es
la
Toda
Italia
•
los cristales
propia fuente de Castalia.
Renacimiento que ya asoma!
el
Jenio, ciencia, pasión, arte, opulencia.
Miguel
i
Rafael triunfan en
Piensa en Beatriz
I
el
Roma.
bardo de Florencia.
mientras baja a los Infiernos Dante,
da Galileo a luz que en
el
la teoría
cerebro de un piloto errante
va a florecer ¿gloriosamente un
día.
VÍCTOR DOMINGO SILVA
320
I
con
Leonardo,
magníftco,
el
fecundo,
el
arranque entre su fiebre ahonda
tal
que halla
eternidad en un segundo.
la
pinta la sonrisa de Gioconda!
jl
***
Italia! Italia
Lírica,
por
el
para amar nacida.
voluptuosa,
i
Supremo
Artífice tendida
través de las aguas
al
Blanco
frío es el
i
soñadora
la
pero a tus rujen
sien,
pies,
como
Te adora
vehemente,
i
como un puente.
monte en
en tálamo de
el sol.
como
Contémplase en
se
echa
el
i
uvas
las
faldeos
las soberbias cubas,
diabólicos deseos...
Enamorado de fiesta del
rosas,
leones tus volcanes.
que más tarde, en
hierven
reposas
harta de afanes;
que decoran barrancas i
c^ue
corazón
tu eterna infancia, i
^
los sentidos,
viento a dormir en la fragancia
de tus risueños cármenes floridos.
MARE NOSTRl^M Mientras i
al
mar,
el
.^li
mar que
el
te retrata
a los siglos voceó tu histoiia,
(juí'
arrullar tus sueños se desata
en formidables cánticos de
gloria!
i(cit;^
Suena aún en
el
viento
de los cautivos del Islam. el
^uena
I
golpetear del remo, entre
del látigo,
I el
la
alarido
el
i
el
son de
el
chasquido
la cadena...
canto en que recuerda
el
desdichado
dulce tierra que albergó su cuna,
mientras sacude un viento huracanado
Media Luna!
los estandartes de la
I
odio
suena i
el
clamoreo todavía
orgullo, júbilo
i
espanto
que coronó soberbiamente el
el
día,
portentoso día de Lepanto.
I se
oyen rechinar
jarcias
i
cables
en Palos de Moguer: oscuramente zarpan tres barquichuelos miserables a merced del azar, II
rumbo
a occidente,
VÍCTOR DOMINGO SILVA
y22
para luego tornar,
que
se
i
al
vulgo impío
burló del nauta vagabundo
probar que es realidad
desvarío...
el
¡que se ha estraído de la
sombra un mundo!
***
¿Qué que
Es
es ese acento de doliente lira
un perfume de azahares?
surje, entre el artista,
de tristeza
i
es Chópin,
que suspira
de amor, en las Baleares.
Vino del fondo de su estepa yerma
buscando
el sol
herida
alma, hasta
en
el
meridional. I ahora,
los acordes de su
el
delirio enferma,
piano
¿Qué sollozo despierta
llora...
los Canales
de su sueño de amor, en la alta noche? (
Es Musset que en sus dulces madrigales vierte la hiél de
un áspero reproche.
¡Pobre poeta! Descolgó su nido
de su boharda de París. siervo de lo adorado
en
la
i
I
ahora,
lo perdido,
armonía de sus versos
llora...
NOSTKIM
MAKi:
¿Qué dolor
es aquel
3¿3
que ya no sabe
de llanto, de suspiro ni de queja?
¿Es un dios o un demonio
el
que en su nave
hacia los archipiélagos se aleja?
Yino Busca I
del Xorte, de la Albión sombría. al
cansancio del vivir, remedio.
no hai nada,
más hondo
no su poesía,
si
más
i
terrible
que su tedio.
¡Byron! Su delirante carcajada
ya no es befa I es
ni injuria: es miserere...
digno de su
lira
i
de su espada
quien batallando por los
libres,
muere.
¡Mar azul, vasto mar greco-latino!
Mar de leyenda! Vivo como
como
la luz
Amor, i
la luz i
i
como
guerras,
como el
el
vino
placer,
vino, brillas...
sombra, trajedia
esplendor: eso has sido. Te hizo hermoso
la i
^lar de maravillas!
Antigüedad, soberbio los siglos
la
Edad Media;
modernos, luminoso!
i
Pule. BrítcinníQ
¡Águila de los mares, Inglaterra! ¡Agrio
i
romántico peñón,
fuerte en la paz, fuerte en la guerra;
nido de alciones, nebulosa Albión!
Tus
islas
melancólicas han sido
cuna de una projenie
sin igual,
que más arrullo no ha tenido ni
de
las
más bautismo que
el
rujido
tormentas sobre tu abrupto
Algo de tus montañas hai en la rijidez de tu actitud,
litoral!
VÍCTOR DOMINGO SILVA
326
Pero guardas
el
fuego en las entrañas.
esa es
¡I
una
virtud!
¡Frente a los elementos tus hijos aprendieron a luchar, a hacerse i
más temidos que
más
recios
que
los vientos
el
mar!
Inglaterra! Inglaterra!
Llega hasta
de alarma...
ti
de súbito
el clarín
I al instante, te alzas
en pie de guerra,
¡Vibras hasta en el último confín!
Patria del Rei Arturo i
de sus compañeros de ideal!
No hubo
ni
pecho más
leal,
como no hubo en lei
de
más providencia que ni
que
la de la
hubo más
la
Historia
su
lei,
alta gloria
corona de tu Rei!
¡God save de
más puro
en los siglos corazón
the
la libre Inglaterra:
King! Poetas saludad!
¡Huestes de Rudyard Kipling, embocad las trompetas!
Kn medio
deUfragor de esta gran tempestad
uull:
de sangre, lip.ced i
i
327
de liieno,
como un
que surque
i
llene los
que
es el
que
se
mismo
¿Es mito
abandona,
le
i
por su hogar!
de San Jorje
el
i
matando
al
dragón?
Pero que venga quien otro igual nos
San Jorje
es el
ensueño. San Jorje es
San Jorje
i
segundo
sin
caudillo secular;
desafiando en sus antros
el
mar
hará matar por su corona
por su bandera
sé.
mundo
ha lanzado de nuevo a pelear;
que su alma colosal no
Xo
el
no haya quien ignore que aquel Rei
se
i
veloz
ámbitos del
los valles, las sierras, i
de oro,
trueno, sonoro,
como un relámpago, pí\ra
i
retiimbí\r vuestríi voz
N'iiestro Cíuito
seíi
bruannia
forje.
la pasión.
es la esperanza,
valor, la piedad, la a.bnegación.
no valió su escudo, su yelmo
lo cjue
a
a
tí,
que
tí,
que no veneras
que se
lanza
en los siglos vale su inmenso corazón.
Oh, Rei! Su nombre I
ni su
te
la
llevas...
sombra de Caín;
has nutrido de las ideas nuevas
repudian más
allá del
Rhin;
VÍCTOR DOMINGO SiLvA
328
a i
tí,
de
que la
¡(piizás
mundo
el
lia
unjido paladín del Derecho
Democracia paladín, te
toque traspasar
Dragón de
al
Inglaterra!
el
]:)eclu.)
Berlín!
Inglaterra!
Hospitalaria
gran nación,
i
fuerte en la paz, fuerte en la guerra,
nido de jenios, nebulosa Albión!
Ningún poder
hubo como
ni
majestad alguna
los tuyos.
del globo en
No
rincón
liai
que no empuje
la
fortuna
con ráfagas propicias tu invicto pabellón.
Roma el
fué formidable,
i
fué España:
lo
orbe entero se postró a sus pies.
mundo
Pero tu imperio, base del
admiración
i
ejemplo para los
¡Eso es lo que tu raza
en los Polos i
lo
siglos es.
— que
mismo que en
en las selvas del Trópico
Gran Bretaña!
¡oh
el
sus huellas ha impreso
Gaurisankar
—busca
i
persigue: es eso!
¡Civilizar! ¡Civilizar!
¡Raza inquieta raza intrépida
i
i
activa,
viva,
que a todas partes lleva su amor por i
el
su sed infinita de triunfar!
progreso
1?KIIANNI\
KM 'LE
Vvvo
iv íulniiro
bii'ii
si
i\\\c \M)V tí
solo í\l(\\nz:is
si
me
la
rosa de los vientos
í\
},2()
por tu esplendor ¡oh Imperio!
más de un
hemisferio;
p:ireces gr.Mide reteniendo en tu nuuio
como brida
de tu áureo carro vencedor,
rapsoda de mi pueblo, poeta americano, te
admiro mucho más dando
la
vida
en los sangrientos campos del honor.
Raza que ha dado un Shakespeare al i
un Newton a
a su bandera
pensamiento humano,
números,
los
un Cromwell a sus
i
un Wéllington
i
un Nelson a
pueblo en que cada subdito es más que un
los
lares,
mares;
ciudadano,
pueblo que en sus remotos avatares recibió
como
la
lei
dignidad,
no ha de ceder un palmo de terreno,
ha de seguir luchando como bueno, ha de morir matando
sin piedad,
hoi que las hordas bárbaras de Guillermo
violan todos los fueros... ¡hoi que se juega
su civiliza.ción, su libertad!
Rule,
Britamiia! Heroica, engrandecida
por de tus soldados,
el
titánico valor
— tu
projenie en
flor!
Rule, Britannia! Acaso herida.
Segundo el
mundo
33"
Vร CTOR DOMINGO SILVA
pero ni muerta ni vencida... ยกtoda entereza, toda vida,
toda esperanza, toda amor!
*
^
\mwMNMiMmi\\l
Réljícd
irartir
¡Béljica, Béljica mártir!
Blanca nación de
la
paz
el
i
trabajo,
roja nación del ideal socialista,
noble nación de los reyes magnánimos!
Nunca podría sin delinquir,
la historia,
perdonar a
bárbaros
los
que, faltando con fé de piratas a la fé del
honor esculpida en
los
pactos
invadieron tu suelo bendito,
profanaron tus viejos santuarios, destrozaron tus anchos caminos hicieron cenizas tus próvidos campos, te
usurparon escuelas
i
fábricas
troncharon tus puentes, hundieron tus barcos.
VÍCTOR DOMINGO SILVA
332
violaron tus santos hogares
¡Voe Víciisf gritando,
hembras quitaron
honra,
i
a tus
i
a tus reyes
i
a tus madres dejaron sin hijos
el
arrancándolos i
hi
cetro quitaron,
¡ai!
de sus brazos,
nadie ante quien vacilasen,
sin
ni inermes, ni heridos, ni enfermos, ni ancianos,
hicieron ¡oh Dios! tus gloriosas banderas servir de estropajos, i
fueron de toda inocencia
i
de toda justicia
el
azote
el
escarnio!
n Yo no puedo pensar
en tu suerte
¡oh doliente nación! sin
desde
el
fondo de mi alma
en amarga
He se
que vengan
i
perdido
las
lágrimas
callada protesta. la fé
de otros años,
ha deshecho en mi espíritu toda creencia i
quizás la plegaria se haría
en mis labios rebeldes satánica mueca;
pero ante tus iras
como ante
tus penas,
ante tus arranques
de madre
i
i
ante" tus angustias
de reina,
¡ante el espectáculo
1
BÍljica mArtir
de tu pueblo en \unta como en
yo
te juro, a la faz
([ue
yo (lue
^-^^
las galeras!
de mi Patria
también, ha tres
siglos,
te juro ([ue hai algo en
fué sierva,
mi alma
i^omo borrasca se desencadena i
por
la
garganta,
a los estallidos del dolor estrecha,
entre imprecaciones de horror se oraciones, suspiros
i
me
escapan
(piejas...
¡Béljica, Béljica mártir!
¡Melancólica Béljica!
¡Qué se inspiren en en
la
tí
los
gran democracia de América!
Que aprendan de
con qué jesto se rinde
tí
homenaje de amor a una a
una
que
idea, a
es color
un
heroísmo
i
idea:
principio, a
en
la
honor en
la
un derecho
patria bandera,
voluntad colectiva en i
nacidos
las leyes,
propia conciencia!
III
Aceptemos que que, aplastada
quede
al fin sin
autor de esta
el
los i
i
triunfe
sin
voz
el
malvado;
la justicia,
sanción ni castigo lid fratricida:
verdugos riendo su crimen,
clamando venganza
las víctimas!
VÍCTOR
-^^4
Supongamos que
i)OMHsrr/o
el
silva
águila vuelva
entre gritos de triunfo a su negra guarida
después de pasear por Europa
como un estandarte
sombra más
esas alas de
que
la
de
sus alas sombrías, tétrica
bruto de
los cascos del
Atila...
Siempre habrá una mancha profunda
—más horrible que
el
i
horrible
resto de tus fechorías,
en las hojas que ¡oh César! por batirte incienso palaciegos serviles escriban;
siempre habrá una piedra de
brillo nefasto
entre los florones que tus sienes ciñan;
siempre habrá en tus sueños un remordimiento, siempre habrá en tus noches una pesadilla!
¡Será la falsía sin
nombre,
será la increíble impudicia
con que desgarraste
los
que a tus huestes
votos solemnes el
paso obstruían*
el
cinismo de ogro con que encarneciste,
la
promesa dada,
la fé
de tu firma!
IV
¡Béljica,
Aun
Béljica mártir!
huellan tu suelo las hordas,
aun jimen tus pueblos,
I
I
I
BÉLJICA MARTÍ K
aún do
los incendios la
humareda
Presentan iglesias
flota,
casiS
i
caries monstruosas; las vigas
toman un en
i
negruzcas
fat'dico aspecto de horcas
los
campos inmensos, talados
a tea
i
bomba —
a
donde ayei sonaran de faenas rústicas las alegres
notas
sólo blasfemias, injurias
i
azotes
i
se escuchan ahora,
últimos restos de los viejos bosques
los
-.emejan fragmentos de osamentas rotas:
de los troncos torcidos en trájicos j estos o en vagas posturas de acróbatas,
uno
es
una pierna de cuajo arrancada, otro un brazo en que
otro
otro
golpe rebota,
el
un pecho a cercén rebanado,
un cráneo, una vértebra, un
tórax...
¡Vestijios informes,
lívido
mar muerto,
ruina pavorosa
entre cuyas grretas renace i
la
vida
oh milagro! a cada primavera asoman
más blancos más
ricas en gracia
i
i
puros los
lirios,
en color las rosas!
Esos bosques caídos, mordidos del_fuego, de cuyas raíces
la
esperanza brota,
esos bosques heridos de muerte
3.^5
VfciOR DOMINGO SILVA
33^>
como
el
símbolo augusto ¡oh
(le
los
mira
la
Historia
Bcljica mártir!
la resistencia
de tu raza heroica.
Ya tendrá de nuevo hbertad
tu pueblo;
tus reyes, corona; i
sobre los
campo que ha hozado
entre himnos de triunfo pasará
guerra
la
.
la gloria!
V Libertad! Libertad!
Tu que
has sido
mi gran manantial de Juvencia, mi musa; tú que diste al arquero de Suiza el
ojo certero, la
mano
segura;
tu que a Cromwell, Bolívar
cantaste canciones de amor en tú que ardes i
i
eres rayo en sus versos
eres
la
cuna;
vibras en la Marsellesa i
trueno en su música;
tu que abrazas montañas i
\\'áshington
i
i
madre amorosa de veinte
océanos repúblicas;
Libertad! Libertad! presta aliento a los hijos de Béljica en lucha;
escarba en su herida, recuérdales todas sus horas de duelo, el
templo incendiado,
una a una:
la fábrica
en
tierra,
los claustros desiertos, las aulas a oscuras,
tesoros de libros lanzados al viento,
hogares violados, familias en fuga, tristes
caravanas de ánimas en pena
MÁRllU
ÜIÍLJ ICA
poiyos campos yertos, por
espeusmos torvos cu i
en
i
en
el
su grupa:
frío a
el
i
de cresta sangrienta
elíiire buitres
uateando
horizonte
v\
l^imbro, las pestes
ol
laudas mustias,
las
la
carne insepulta,
suelo buitres de casco prusiano
cl^poteando en un charco de púrpura...
ibertad!
tus llamas enciendan
verbo de treno
los poetks su i
Que en
i
angustia,
a (ejemplo del gran Verhaeren
hablen hondo
que den
i
ardiente a las turbas;
sus cantos
la
ritmo de hierro
el
I
que a
hechos heroicos impulsa,
loj
vibren,
[ue
[ue griten, i
que canten, que rujan
Béljica, Béljica mártir
asíl
será libre otra vez, será augusta:
¡sangradaí
i
deshecha por sus
sacrificios,
pero acri^lada por su desventura! Béljica,
í así
Béljica mártir,
1
homérica,
Béljici
Béljica
única,
será libre ptra vez al sumarse
a la blanc^ lejión de las patrias futuras,
con una i
en
tristeza infinita
en cada sendero
la
nunca
ipeto
\
alma
cruz de una tumba, feliz
merced de
ni a
el
bajo
los
*
el
yugo
bárbaros nunca!
«.
337
üben
uncí
bluL..
Xo, IVilhelm!
Xo me importa
Yo no puedo el
celebrar tu grandeza.
perímetro de tu imperial cabeza,
mostachos, ni tu
ni tus recios
de tus augustas fauces, ni
con que mirar
Xada Xerón a
de la
tí
solías el
me
anquilótica
fama estrambótica.
ni tus pujos artísticos, ni tu
Xo me importa— aunque que preíedió a menudo tus
mano
— todo
fuese pagado-
viajes, ni el bufido el
jesto de arrogancia
camino de Francia.
importa, Xapoleón de pega,
alemana, fantástico estratega,
astrónomo, poeta,
filósofo,
marino
el
ruido
VÍCTOR DOMINGO SILVA
34í>
que
lo
mismo revuelves
que
el
almanaque Gotha
Sólo
La
me importa
i
el
alfabeto chino...
nada hai de
tí
en
la
Enano
más duro que un
te veías junto a su talla
¿Le era preciso
el
loco)
obra del Canciller de Hierro,
creador de los Hohenzollern, a quien, decretaste un eclipse
blut.
Tampoco
atrapaste sin reparo.
la
und
¡oh César! tu lema: Bisen
no era tuya (no era de ningún
frase
pero te
de acimut
las tablas
por
recompensa
destierro.
inmensa.
ámbito del globo
i
del espacio
a tu jenio, en conserva dentro de tu palacio,
como i
esos fieros bichos
que a
los rapazuelos
que
el
zoólogo diseca
arrancan una mueca?
¡Quién sabe! Son terribles estos hombresde jenio. I
tú necesitabas, sin duda, de un proscenio
más vasto que tu propio país. No chispea como entonces chispeó tu
la
pupila:
— ¡Yo
he de ser otro azote de Dios!
— ¡Yo
he de aventar tus huesos!
-
Dejo que otros describan
Nunca
así
nunca
así se
con
la fiera se
ha abonado
—
de Marte
—
dijiste a Atila;
dijiste a
la trajedia sin
ha confundido la
ya escuálida
con todos los sangrientos detritus de
Bonaparte.
nombre.
el
hombre;
tierra
la guerra;
UND
r.lSKK
minea
nuiyor para las bellas artes
i
violador
espía, sacrilego
i
tino
\u\
asesino.
tlel
Es poco, pues ha
¿Dije asesino?
341
hombro tiuo
intolijenria del
la
hLUT...
incendiario,
siilo
falsario,
i
Caín injerto en judas, ladnni, traidor, verdugo...
I eso,
a
debemos porque
lo
tí
Pero yo dejo
Mi ineptitud por
lo
demás,
t[ue otros describan la trajedia.
confieso. i
a tu jenio plugo.
Xo
enciclopedia
soi
es fácil leer los
buques hundidos; templos
i
cablegramas:
hospitales en llamas,
éxodos de familias hambrientas; centenares de pueblos hechos ruinas; desiertos los hogares, las aulas, las usinas...
entre i,
la
Desmanes de
masa inerme— lo
inicuo, lo
tropa
la
nefando
en competencia trájica, los aviones trazando
parábolas de fuego bajo
el cielo
...Yo te reprocho ¡Oh, César!
una
ilusión
como una
mui grande, que
de Europa.
el
queme hayas
deshecho
mi pecho
brillaba en
estrella májica.
Yo amaba
la
cultura
jermánica, su espíritu soñador; yo creía en sus príncipes muertos de amor
i
en
la
dulzura
romántica que fluye su estraña poesía.
Yo amaba
la
Alemania de Gutenberg;
arranque
la
odisea del gran fraile Lutero;
i
el fiero
VÍCIOR DOMINGO bILVA
342
Alemania de Klopstock
la
de
Schiller, las dolientes
Más de una
mc i
lloré
baladas alemanas...
vez, con Heine^
pareció que
— que
es el ^lusset
jermano-
palpitaba en mi mano;
el libro
oyendo a todos
de Goethe, Las Campanas
i
los
magos
del sonido
cuya memoria, dentro de mi alma, he bendecido. Creía en la Alemania científica. Creía
en sus laboratorios
i
en su
filosofía.
Sus universidades eran como de eruditos doctores, pálidos
En mi
astilleros
severos.
i
entender, un sabio jermano era la
de todos sus colegas:
suma
que aplasta
i
abruma,
como aquel Topsius miope, rotundo
i
candoroso
lo
que conoció en Oriente Teodorico Raposo.
I
I
ahora, por tu causa, yo
ahora, con la
me
siento tan triste!
misma mano con que rompiste
aquello que llamaste «miserable cuartilla
de papel»,
me
la estrella
que llevaba desde niño en
has quitado mi
¡Xo, Wilhelm, yo no
puedo celebrar
Xi puedo perdonarte, como
Porque
es a tí a
quien debo
filósofos, poetas, sabios
Ya no
ilusión...
la
lo
el
brilla
pecho...
lo
que has hecho!
haría Cristo.
pena de haber
visto
(toda la Kúltur
jermánica) en un vuelo de famélico vúltur \Eisen itnd hlut! cantando tras de las imperiales huestes,
como
ellas
mismas,
frenéticos, brutales;
instándolas a que usen, para con los que oprimen,
eisi:n i'Ni) BiA'T...
todas sus arterías ¡loando
la
i
343
sus crueldades todas;
barbarie, justificando
con sus doctrinas cínicas
i
el
crimen
sus salvajes odas!,
Emperador! Emperador! Tu ceño de neurótico César ya a nadie quita
el
sueño.
Tu megalomanía cuesta a la Europa, al ^lundo Moderno,
de un
siglo.
Escrita tu sentencia está.
¡Eisen und hhit! a hierro
¡Ya
un i
la encrjía
i
Tu
dinastía
sangre caerá...
estoi viendo, al azote -de
anchas huracanadas,
águila bicéfala con las alas tronchadas
una
ilusión de niño
que no renacerá!
D
Nuestro siglo
Amo
este siglo inquieto, neurótico,
i
luminoso; siglo de
i
de
i
de las bibliotecas; de
i
de
la
las
sombrío
la electricidad
dinamita; siglo de los deportes la
Guerra Mundial
fundaciones de filántropos para
combatir
los estragos
de
la
mortalidad;
siglo carnavelesco, siglo
íunambulesco,
hórrido
de gracia
i
i
pintoresco,
de enerjía, de egoísmo siglo
del sufrajismo,
siglo del futurismo,
del parlamentarismo i
de las convenciones de
la paz;
i
piedad;
VÍCTOR DOMINGO SILVA
34^
de reyes mártires como Alberto de Béljica,
siglo
de aventureros trájicos como Bolo Bajá, de poetas-soldado.s como Gabriel D'Annunzio i
de poetas místicos como Rabindranath;
siglo del trust
raras
i
el
serum! Siglo de las hipótesis
abracadabras! Siglo paradojal!
i
Siglo de tiranías
i
de revoluciones!
Siglo del super-hombre! Siglo del salvarsán!
Lo amo Con todas
lo
i
admiro ex-corde porque en
él
vibro
i
canto.
sus locuras, con toda su maldad,
con su histeria
i
sus vicios,
con su incurable afán de renovarse entero, de trasmutar valores, lo veo,
entre los siglos, colosal.
Se diría i
Es
el
Es un
el
la
aurora
trueno de un volcán.
deslumbramiento del jénesis de un
Apocalipsis,
i
es
siglo.
una Navidad.
Sopla un viento de vértigo sobre ¡pobre ciega
la
íé
la
Humanidad, —
que viene del fondo de los tiempos por los caminos del azar,
— bordón
endeble
—perdida, —
su perro lazarillo, I
el
i
estraviado Ideal!
ese viento de vértigo,
torbellino dantesco, frenético huracán,
i
NUKSTKO SIGLO
sube a tales alturas
trazada en
por
la
horror de las tinieblas
el
Humanidad
luz,
en niarclia! Siglo de oro
de hierro, de hambre...
que hoi azota revuelve en las almas
.como i
espiral
Rei de los reprobos: Satán!
el
¡La
de
recuerda
(jue
trájiea
la
^4/
la
Xo ha habido tempestad
los
rebaños humanos
el
légamo ancestral:'
Europa sumerjiéndose en un baño de sangre
ante
el
que temblarían Atila toda
absorbida en
la
la
i
Tamerlán;
intelijencia de los
hombres
estúpida tarea de matar;
los pájaros
mecánicos en
lo alto,
los siniestros nautilus bajo el
laboratorios,
fábricas,
no son más que
que
las fraguas
al
mundo
que
por todos
la Historia
vosotros,
los senderos,
Sonreíd, oh tiranos
nos hizo abominar;
filósofos
que
buscando
decid qué se persigue con desolar
con aplastar en de
de un titán
entero contajió su mal.
Humanidad en marcha!
i
usinas,
alquimias de un brujo vuelto loco
las
¡La
mar;
las razas,
flor la
con darse
la
errasteis
verdad,
la tierra
mocedad a la
matanza
para ofrecer en aras de qué altar coronas sin cabezas, cabezas sin corona,
VÍCTOR DOMINdO SILVA
348
coronas sin cabezas, cabezas
sin corona,
ciudades sin familias, familias sin hogar,
campos
talleres sin labor,
muchedumbres
la
superior,
que i
en
lei,
bocas sin pan!...
embargo,
sin
(I
Creo en
sin
Humanidad
como
de todo
creo en lo divino
sueños de amor,
humano
cómo
al fin
cómo
el
en
i
deseo,
el
en
i
la
esperanza
corazón. ¡Dios sabe
nos repugna
la
odio es infausto,
soñar en esa
creo...
en su destino
i
late en la inquietud, los
sin trigo,
hiz,
—astro
i
venganza,
cómo
sobre
el
Amo
día,
suave
naciente
de una constelación desconocida
que rodará algún
es
—
hecha torrente,
páramo inmenso de
la vida!...)
este siglo inquieto, neurótico, i
luminoso
al par.
Acaso sea porque, contradictorio, ¡por
sombrío
no romper a
río...
sollozar!
Sentimental, vibrante, piadoso hasta en
lo
impío,
incorrejible soñador,
enfermo de
amo
ilusión,
muerto de
hastío,
este siglo ardiente ¡porque lo siento
en
la
verdad
i
en
el error!
mío
Las mejores poesĂas
compuestas
por VĂctor Domingo Silva han sido editadas por la Casa Minerva, e impresas en los talleres de la Sociedad Imprenta i LitografĂa '*
Universo
^
en 18 de Agosto de 1918,