Microcuentos por la diversidad

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Al igual que otras fechas conmemorativas, el 28 de junio nos invita a hacer memoria y reflexionar sobre los desafíos que enfrentamos como sociedad para que la comunidad LGBTIQA+ pueda vivir en igualdad de derechos y oportunidades, es un llamado a la acción. Requerimos de un cambio cultural que atraviese las familias, las escuelas, las calles y los barrios, que transforme cada institución que hoy reproduce violencias y discriminaciones de género.

El Concurso “Microcuentos por la diversidad” fue una iniciativa de sensibilización y visibilización de la comunidad LGBTIQA+ en la Universidad de Los Lagos. El resultado de este concurso son los 12 microcuentos que componen este libro; relatos realizados por estudiantes de nuestra universidad que fueron ilustrados por profesionales de esta casa de estudios.

Cada microcuento aborda de una u otra manera la aceptación, el amor, la tolerancia, en definitiva, la inclusión. Se puede leer en estos relatos el camino a transitar desde la valoración que cada persona hace de sí misma, de su identidad, hacia el rol que cumplen en esa valoración los ambientes familiares, las amistades y relaciones amorosas, el barrio, la discoteque. Se trata de relatos en primera persona que nos acercan a la pregunta ¿son todas las vidas igualmente vivibles?, o bien, ¿son todas las identidades vividas libremente?

Desde una perspectiva queer, la respuesta a las preguntas anteriores tristemente aún es negativa. Dice Judith Butler que nos relacionamos desde un patrón patriarcal-heteronormado, que determina a su vez nuestras posibilidades. Entonces, estamos llamadxs a impulsar nuevos términos y relaciones, a generar nuevos relatos, otros conceptos que legitimen la complejidad del género con la que hemos estado viviendo desde hace tiempo, abriendo espacio a aquellos géneros que han existido hace mucho tiempo para quienes los encarnan, pero que no han sido admitidos entre los términos que gobiernan la realidad. Estos microcuentos aportan mucho en esa línea y por ello celebramos la publicación de este libro. Cada relato que aparece en las páginas siguientes nos invita a sacudir nuestros prejuicios y avanzar en mayor tolerancia e inclusión. Desde una perspectiva de derechos humanos, estos relatos nos convocan a seguir transformando nuestra sociedad para que todas, todos, todes y todxs podamos vivir en dignidad y armonía.

prólogo

El libro Microcuentos por la Igualdad es resultado del 1° Concurso literario para la visibilización de la diversidad sexual y de género: Una historia en 250 palabras, realizado en la Universidad de Los Lagos el año 2022. Esta iniciativa surge de la colaboración entre la Dirección de Formación Integral, Dirección de Igualdad de Género, Academia de Artes y Departamento de Humanidades y Artes.

Edición

Claudia Saldía Álvarez

Patricio Cuevas Astudillo

Diagramación e ilustraciones

Unidad de Imagen Corporativa ULagos

Dirección de Comunicaciones Estratégicas

Evaluadores y revisores

Diego Gerter Rojas

Patricio Cuevas Astudillo

María José Navarro Carvajal

Antonella Martire Molina

Claudio Yáñez Valenzuela

Catalina Montenegro González

Universidad de Los Lagos

Junio de 2023, Osorno, Chile

ISBN digital: En trámite

www.ulagos.cl

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índice
etapa
aceptación daniel-a la metamorfosis
amor el
la
bailarina fantasma necesidad de saber por qué recuerdos de días de lluvia labial rojo ¿te cuento un cuento? 5 7 9 11 13 15 17 19 21 23 25
a la vuelta de la esquina
de
del
despertar de un nuevo yo
nueva

Estábamos esperándola afuera del parque, como acordamos por WhatsApp la noche anterior. A pesar de la inmensa seguridad que pululaba por el concierto de ese día, caminar sola por la elipse del Parque O’Higgins a esa hora de la tarde era demasiado peligroso para cualquier mujer. Antonia se notaba nerviosa, como si quisiera sacar algo de su cabeza y su boca no la acompañara. Le pregunté si se sentía bien o si estaba nerviosa por ver, por fin, a su banda favorita junto con sus amigas de toda la vida; solo negó con su cabeza y dijo que era mejor esperar para entenderla. En eso escuché que alguien me llamaba por mi nombre, volteé y escuché una voz familiar, pero en un cuerpo diferente. Solo se acercó y se presentó como si fuera la primera vez que lo veía: “Es difícil de explicar. Solo dime Nicolás”. Me inundó una enorme tristeza por la pérdida. Sin embargo, la alegría fue tan mayor, que se me llenaron los ojos de lágrimas y fui a abrazar al desconocido. Allí supe, que en el fondo, siempre sería mi mejor amigo.

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a la vuelta de la esquina gianinna macarena muñoz frías

etapa de aceptación

autor: joaquín esteban naranjo zúñiga

Hoy me vi al espejo, y nuevamente lo ví. Aquel que había abandonado me veía fijamente desde ahí. Trataba de olvidarlo, pero no desaparecía, aunque sea una persona distinta, él no se alejaba. Hasta en la escuela me aceptaban, pero yo aún no podía aceptar lo que ahora era. Tenía el cabello largo y me vestía como debía, actuaba diferente y seguía con mi día a día, pero él aún me veía, del otro lado del espejo.

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daniel - a

Y vestida de vergüenzas caminó por el estrecho pasillo que separaba las habitaciones. No sabía qué pensar, la mente colapsó al evocar los últimos recuerdos. Trataba de entender cómo es que el castellano se podía distorsionar tanto, siendo capaz de transformar las palabras al punto de convertirlas en espadas filosas y cortantes.

Las débiles piernas hicieron su mayor esfuerzo por mantener el cuerpo estoico, pero sucumbieron ante el dolor y la decepción. El tesón característico se había derrumbado.

¿Fue así siempre el amor? ya no lo recordaba. Una profunda amnesia consolaba su tristeza.

El dolor se vestía con traje de etiqueta, mientras que su grito de auxilio se perdía detrás de unas cuerdas vocales impávidas, congeladas por el tormentoso invierno de la ignorancia. El padre gritaba “la puerta es bien ancha”. La madre, desconsolada, decidió no actuar, como si la conciencia moral fuese más poderosa que el instinto materno. Un cúmulo de sensaciones le envolvieron mientras temblaba al oír resonar su nombre

- ¡Daniel!, ¡Daniel!, ¿Te has vuelto loco?, ¿Qué pensará la gente?... ¡Por Dios, un maricón en la familia!... Más vale hubieras muerto.

- Más vale te hubieras ido.

El útero, desgarrado de dolor, reclamaba su sangre. Ese era su hijo, su hija… ese era su ser. Más el amor no siempre puede contra los dogmas ancestrales.

De rodillas, con la carita empapada en sangre; con los ojitos en lluvia y con el alma quebrada, Daniela, simplemente, lloró.

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yubiza marisol orrego de la torre

la metamorfosis del amor

ariel alejandro smith cardenas

Amor, reprimido, avergonzado, ¿soy incapaz de soñar? Odiar y blasfemar, gritar y aborrecer, la abominación consciente incapaz de amar por eso odian, no pueden soñar, mi balcón me espera, una metamorfosis, con ella podré amar, podré soñar. Mi amor me espera, a los ojos del mundo, un abismo, a mis ojos, libertad de amar, de soñar, de ser yo.

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el despertar de un nuevo yo maría josé muñoz muñoz

Él todas las noches lloraba rogando por un día en el que ser libre sea una realidad, que no sea una simple fantasía, y pueda mostrar sus sentimientos, esos que tanto tiempo lleva escondiendo. Lo sorprendente era que, a pesar del dolor y de la nula aceptación, todo cambiaba cuando lo observaba a la distancia, cuando le veía ser tan libre y feliz, cuando simplemente le miraba sonreír. Sus sentimientos por él crecían cada vez más y no sabía cómo aceptar aquella realidad, ¿Cómo aceptar que amaba a alguien de su mismo sexo si toda su vida le demostraron que eso estaba mal? Las preguntas atosigaban su mente, él quería respuestas pero estas solo se convierten en interrogantes sin final. Por momentos quería volver hacia atrás hacia esos momentos en los que nada parecía ir mal, pero solo sería para engañarse a sí mismo y eso no tenía sentido. No había mucho más que hacer, el tiempo pasaba y los sentimientos por el chico no cambiaban. Así que decidió cambiar su futuro y dejar de ser un simple espectador. Enfrentó sus sentimientos, los que fueron correspondidos con la misma intensidad y en el fantástico momento en el que, por primera vez, pudo rozar sus labios con los suyos, todas sus inseguridades se desvanecieron. ¿Qué importaba la opinión del resto si al besar esos labios todo quedaba en el olvido y lo demás perdía sentido?

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la nueva bailarina

catalina belén lagos ortíz

Hoy mi delineado no quedó como me gusta, sin embargo, mi vestido se me ve mejor que nunca. El show comienza en 15 minutos y aún no hay tanto público. Hoy es mi debut, estoy un poco nerviosa, pero nunca me había sentido tan segura. Aquí puedo ser yo, aquí estoy permitida. El público que frecuenta la discoteque sabe que hoy se presenta una nueva bailarina y tienen ansias de conocerme. Mi familia no sabe que este será mi trabajo, se mueren si se enteran, solo mi mejor amiga sabe. Desde pequeña conozco los shows Drag y me fascinan, desde el maquillaje y vestuario hasta el show.

Cada día el miedo me invade, debo vestirme como un chico normal y actuar según la heteronorma impuesta por el patriarcado. Pero ahora estoy aquí, fluyendo desde mi sexo al género que me identifica, mostrando al mundo mis talentos y exacerbando todo lo que siempre me ha gustado sin miedo al rechazo. Hoy más que nunca me siento activista Queer, pues estoy segura que el género es performativo, abierto a transformaciones. Me entristece no ser yo misma en la sociedad y tener que limitarme a este espacio, pero me llevo la sorpresa de que no soy el único.

Veo a través de la cortina que la discoteque comienza a llenarse. Mi padre, quien supuestamente se quedaría en la oficina trabajando un par de horas más, está en primera fila tomando una cerveza, esperando la performance de la nueva bailarina.

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fantasma

any stephania salazar guerrero

Me dicen fantasma, como los de caricatura, que se cubren con una sábana. Y al igual que uno, causo confusión sobre “quién” o “qué” soy. Siempre he sentido que encajo y desencajo en este mundo ¿Cómo puede ser que me sienta identificada con identificarme con nada? Al igual que todos, no me reconocía. Al llegar a casa, cansado por el peso de la sábana, me miré al espejo. No podía seguir soportando el dolor, la angustia, la presión. Y con los antebrazos apoyé todo mi peso encima del espejo, rompiéndolo en miles de pedazos. Miré hacia abajo y vi mi reflejo en uno de los trozos, pero no me veía como siempre. Del susto, desvié la mirada, solo para toparme con otro trozo, el cual me daba un reflejo distinto al anterior. Comencé a dar vueltas y en cada trozo veía un reflejo distinto, pero en todos era yo. Miré con mayor detenimiento y me di cuenta que los trozos del espejo rasgaron la sábana. Al ver que no llevaba puesta la sábana, volví a respirar; tenía un cuerpo debajo de la sábana. Recogí uno por uno los trozos, me miraba en ellos y aceptaba cada reflejo. Una vez los obtuve, tomé el trozo más grande y vi al fantasma de la sábana, apoyé mi mano en el reflejo, asintió y tenía la seguridad de que todo estaría bien. La sábana ya no estaba, solo yo, una persona que se identifica con no identificarse con nada.

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Como cada día, quise despertar rodeado por sus fuertes brazos, sintiendo como estos me otorgaban esa sensación de bienestar y cariño. Abrí las cortinas, era un día de lluvia, uno de esos en donde sólo gustas quedarte en la cama, compartiendo junto a tu persona favorita. Siempre estuve enamorado de él, mas mi familia no lo sabe, y quizás nunca lo sepa.

Mi futura esposa está ilusionada en tener una familia conmigo y, solamente, no le he dicho que no porque llevo guardando mis preferencias y sentimientos toda mi vida…

¿Por qué? ¿Por qué tengo miedo de admitir que me encantaría sentir los labios de mi mejor amigo el día en que me case? No es malo ¿verdad? La gente se acostumbró tanto a la cotidianeidad de una pareja compuesta por un hombre y una mujer que me asusta la idea de ser atacado e insultado en la calle.

Siento que solo juego con mi novia, que solo la utilizo para hacer ver que mi sexualidad es la que la sociedad considera “adecuada”.

¿Por qué la religión me impide amar a quien yo amo? ¿Por qué la familia juzga sin medir palabras? ¿Por qué cada mañana me atacan estos pensamientos mientras me levanto y veo al espejo para ver cómo es mi imagen, preocupándome de verme lo suficientemente varonil y “macho” como dice mi padre?

Estoy harto de todo y solo él me puede aliviar. Lástima que los sentimientos tampoco sean mutuos.

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necesidad de saber por qué aarón elías aravena arias

recuerdos de días de lluvia

Voy camino a casa, las gotas de lluvia resbalan en la ventana y la nostalgia me abruma, mi niñez viene a mi mente, aumenta mi ansiedad y recuerdo. La ingenuidad de mi mente, el no entender porqué me sentía diferente sin poder estar aquí o allá, siempre dando vueltas en una nada.

El primer día de lluvia que recuerdo, 5 años y un infante que quizá ya no recuerda que me lanzó a un charco por hacer preguntas que su mente aún no entendía. Ese día aprendí a quedarme en silencio y lo que era la vergüenza.

Ese árbol lo conozco, “ya casi llego” me digo, pero al ver aquel Sauce sonrío, su rostro viene a mí como un flashback del momento en que fui feliz. Aquel tiempo en que la vergüenza no existía, aquella libertad que sólo me brindaba su presencia, como extraño estar a su lado. Lamentablemente, aquellos infantes agresivos se vuelven adolescentes insensatos e intolerantes, y si no entienden algo, como aquel niño, te empujan a un charco, o a una escalera, y pierdes no sólo la inocencia, sino una vida, su vida.

La parada está cerca, me levanto, me cubro de la lluvia y camino a casa. En un parque cercano diviso a unos jóvenes; dos niños escapando de la lluvia bajo un árbol que poco los cubre, se miran atentos y siento su nerviosismo. Me da curiosidad saber cual de los dos hará el primer movimiento, pero sigo y pienso, “ojalá ellos sí lo logren”.

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labial rojo

brihana polett peña silva

Yo era una niña que iba al colegio solo para poder comer, pocas cosas me sorprendían y dentro de esas cosas estaba mi vecina Monroe, siempre con esos vestidos apretados que le remarcaban sus huesitos, su labial rojo, base para disimular la barba y su cigarro. Yo le tenía miedo, hasta asco, pero siempre que regresaba a casa lo saludaba, al fin y al cabo, era parte de la pobla’.

Un día me lo pillé botado estaba todo meado. Lo acompañé a su casa y, entre su curadera, se puso a llorar y a pedirme perdón. Me decía que ya lo iban a venir a buscar y que todo iba a cambiar para él, ¡puta’ que habla tonteras la gente cuando está curá!.

Igual le tenía algo de aprecio, de alguna forma era de las pocas personas que tenía permanencia en mi vida, pero un día volví del colegio y no lo vi más, pasaba por afuera de su casa y no había señales de su presencia.

En un negocio escuché la conversación de dos personas que decían que a putas como él las mataban y nadie le importaba. Se terminaba la escuela, por fin, llegué a mi casa y había una caja botada, pensé que era basura, pero mientras me acercaba veía que no era una caja cualquiera. La abrí y era una postal de Brasil, Río de Janeiro con una nota que decía “la próxima serás tú”. La di vuelta y tenía marcado un labial rojo.

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“Había una vez”. Mi breve relato no comenzará como todos los cuentos que estamos acostumbrados a leer. Realmente, busco que estas palabras cobren vida más allá del concurso literario. Cuando me dedico a observar las flores en el campo (donde vivo hay demasiadas), puedo notar la infinita diversidad que existen entre ellas, en todo ámbito: desde color, textura, forma, comportamiento con el ambiente y con nosotros los seres humanos. Con este simple ejemplo quiero decir que todos nosotros somos diferentes con nuestra sexualidad y género, desde lo más profundo de nuestra esencia. Aun en estos tiempos, el género no binario o las personas que no se sienten parte de los tradicionales estereotipos son como una flor que es invisible ante nuestros ojos, no porque no la veamos, sino porque no queremos verla y la discriminamos, ignoramos, la hacemos sufrir por el solo hecho de ser diferente o única y se termina marchitando y quedando en el olvido.

Personalmente, si Usted está leyendo este texto, sea del género que sea o no sea de ninguno, lo invito a reflexionar sobre la diversidad, el género, la sexualidad, los estereotipos, sesgos y más.

Una manera de ayudar al mundo para ser un lugar mejor “es mirarse al espejo y hacer un cambio” (Lo vi en una película, por cierto). Además, una manera de darse cuenta de este tema es el lenguaje inclusivo y cuestionar lo que usted lee, así podremos ver el mundo desde una nueva mirada.

27
¿te cuento un cuento? diego enrique ulloa alvarado

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