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Devocionales - Semana 1
Hacia la meta
Día 1
Reconoced que Jehová es Dios; Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado (Sal. 100:3).
¿Qué pensamientos vienen a tu mente cuando piensas en las palabras «Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado?».
Esto es tanto una bendición como una responsabilidad. Es una bendición porque podemos estar seguros de que, como creación y propiedad de Dios, Él nos conoce a la perfección y sabe lo que podemos resistir física y emocionalmente; conoce nuestras habilidades e incapacidades y es por eso que cada día nos provee la fortaleza necesaria y nos da la oportunidad de cumplir Su voluntad. También es una bendición porque expresa que somos pueblo Suyo y ovejas de Su prado. En otras palabras, estamos protegidos por Él, estamos bajo Su cuidado perfecto. Dios no solo es nuestro Dios porque nos ordena obedecerlo, sino que también lo es en un sentido paternal; Él cuida de nosotros, nos protege, nos ama y vela por el bien de nuestras almas. Por eso, también es nuestro Padre celestial.
Pero también es una responsabilidad porque debemos reconocer esa verdad y vivir de acuerdo a ella. Cuando nos falte dinero para cubrir las necesidades de la casa, confiemos en que Dios cuidará de nosotros. Cuando enfrentemos críticas injustas de otros, confiemos que estamos en las manos de Dios. Cuando nos quedemos sin empleo, cuando todo parezca salir mal, cuando nos enfermemos de gravedad, cuando perdamos a un ser querido, cuando tengamos un accidente, cuando el negocio no salga bien, reconozcamos que Dios es Dios sobre todo, que Él nos hizo y somos pueblo y ovejas Suyas. Si te sientes tentado a quejarte o ponerte ansioso porque las cosas no salen como entiendes que es mejor, entonces recuerda que Dios es Dios y Él fue quien te hizo, no tú a Él.
Padre Santo, ayúdame cada día a reconocer que solo tú eres Dios, que todo lo que soy te lo debo a ti. Te alabo porque aunque eres todopoderoso y Dios del universo, aun así te has acordado de mí. Amén.
Devocionales - Semana 1
¿QUÉ HAGO CON ESTO? Si el salmo 100:3 dice: «Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos», ¿crees que estás administrando tu vida conforme a su dueño?
Día 2
Así dice Jehová Dios, Creador de los cielos, y el que los despliega; el que extiende la tierra y sus productos; el que da aliento al pueblo que mora sobre ella, y espíritu a los que por ella andan (Isa. 42:5).
Algunos científicos atribuyen el origen del mundo y lo que en él hay a varias causas: la gran explosión cósmica o big bang. Le atribuyen la vida del hombre a la evolución; afirman que procedemos del mono y aducen que todo lo que ahora disfrutamos se debe a la habilidad del hombre. De hecho, este es un problema que caracteriza al hombre desde su primer pecado; Romanos 1:21-23 nos dice:
«Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles».
Desde sus inicios el ser humano ha tratado de vivir y de explicar la vida sin un Dios soberano. En la antigüedad se creaban sus propios dioses de piedra y madera; hoy la idolatría se ha trasladado al individuo, pero se sigue negando la existencia de un Dios soberano. Sin embargo, a pesar de todas las versiones o teorías filosóficas de ayer y de hoy, la Biblia nos da una respuesta absoluta a tan antiguo acertijo: nos dice que tú, yo y todo el universo somos producto de la mente y la obra creativa de Dios. Él nos hizo y, además, sostiene a toda Su
Hacia la meta
creación por el poder de Su Palabra.
Así como la desgracia del hombre ha sido olvidar y despreciar a su Creador, así mismo la bendición, la sabiduría y el gozo están en reconocer que Dios es el Creador de todo y, por tanto, el único que da razón y propósito a la vida. Eso debe llenarnos no solo de alegría, sino también de tranquilidad y esperanza.
Señor, ayúdame cada día a entender el lenguaje de la creación que a una canta reconociendo tu gloria. Quiero ver tu gloria en la revelación de la creación. Amén.
¿QUÉ HAGO CON ESTO? Según lo aprendido en nuestro devocional de hoy, ¿cómo afecta tu estilo de vida saber que Dios es el Creador?
Día 3
Tus manos me hicieron y me formaron; hazme entender, y aprenderé tus mandamientos (Sal. 119:73).
En una ocasión, alguien compra una sierra moderna de última tecnología, lo último en el mercado. El comprador muy feliz se dispone a usarla y, para su decepción, la sierra no funciona. Vez tras vez da con fuerza a la palanquita de encendido sin resultado alguno. Frustrado ve que su vecino viene de camino hacia él y amablemente le dice que debe presionar un botón de seguridad que elimina el bloqueo y permite que encienda. Pero el comprador ignora su consejo y le dice:
—Esta sierra está dañada. —No, está bloqueada.
—Yo llevo más de quince años trabajando con sierras y usted trabaja
Devocionales - Semana 1
en una oficina ¿Por qué cree que sabe más que yo para decirme cómo encender la sierra?
El vecino amablemente responde:
—Porque yo fui el que la hice. Yo soy el creador de esa nueva sierra.
El salmo de hoy nos habla de alguien que le suplica al Señor que esas manos divinas que lo formaron lo ayuden a entender y aprender los mandamientos de Dios y las leyes divinas. Dicho de otra manera, el autor está reconociendo que Dios es quien lo ha hecho y que, por lo tanto, desea que Él lo instruya.
Dios, como buen alfarero, nos tomó del polvo y con Sus manos nos formó. Nos dio Su imagen, la forma más perfecta que encontró, y luego sopló en nosotros el aliento de vida. Como Creador nuestro, Él es quien conoce la mejor manera de vivir y lo que más nos conviene. Es quien conoce el botón de seguridad para que podamos funcionar correctamente. Por lo tanto, busquemos siempre la guía de nuestro Dios en todos nuestros caminos y solamente en Él encontraremos entendimiento y aprenderemos a vivir vidas mejores cada día haciendo Su voluntad.
Señor mi Dios, gracias por tu gran amor. Guíame en todo momento a guardar tus palabras para así limpiar mis caminos. Amén.
¿QUÉ HAGO CON ESTO? El Salmo 119:73 dice: «Tus manos me hicieron y me formaron…». Este texto muestra que Dios nos conoce profundamente. ¿Te esfuerzas tú en conocerlo personalmente a través de los medios que ha provisto?