BIBLIA DEVOCIONAL PARA MUJERES
Introducción ¡Nos llena de gozo que tengas en tus manos la Biblia devocional para mujeres RVR1960 «Centrada en Cristo» En este recurso encontrarás 366 devocionales escritos por mujeres hispanohablantes. La misma Palabra nos dice en Juan 5:39: «Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí». Cada página de las Escrituras se trata de Jesús, desde Génesis, donde lo vemos como el creador y el sustentador, hasta Apocalipsis, donde Él mismo restaurará Su creación y volverá en gloria. La Biblia exalta a Cristo de principio a fin, y queremos que puedas ver cómo ese hilo conductor atraviesa todas las Escrituras. En la medida en la que entendamos esta verdad, Su imagen crecerá en nuestras mentes, y la profundidad de la obra maravillosa que Él hizo por nosotras nos será más evidente. En cada uno de estos devocionales Jesús es exaltado. Queremos que a lo largo de la lectura tu corazón sea cautivado al conocerlo, tus ojos sean abiertos a la grandeza de Su ser y Su obra redentora, tus pies estén dispuestos a vivir una vida que lo agrade en todo y tus manos estén siempre dispuestas para servirlo. Oramos para que al terminar esta Biblia devocional tu corazón tenga un mayor amor por nuestro Señor Jesucristo, de manera que resulte en una vida centrada en Cristo, una vida transformada que testifique de Él para la gloria de Su nombre. Con amor, Catherine y Patricia
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¡Buenas nuevas de salvación! Estimada lectora: antes de que empieces a leer este libro milenario, debemos decirte que el ejemplar que tienes en tus manos está lleno de ¡buenas nuevas! Muchos entienden que se trata de un libro religioso, pero en realidad es una historia: la historia de Dios y Su relación con los seres humanos. Es una historia que comienza con Dios creando el inmenso cielo y una tierra pródiga y fructífera, y culmina con la creación de nuevos cielos y nueva tierra donde el Señor y los seres humanos redimidos vivirán por la eternidad en plena comunión. Podríamos decir, entonces, que tienes entre tus manos toda la historia humana de principio a fin. ¡Fascinante!, ¿no es cierto? Esta historia tiene una peculiaridad. No es solo un recuento de múltiples circunstancias y eventos pasados y futuros al azar en un prolongado período de tiempo. Por el contrario, en toda la Biblia podemos encontrar un plan inquebrantable que ha sido establecido únicamente por el Dios Soberano. En las páginas de la Biblia descubrimos cómo, desde la eternidad, el Señor demuestra Su propósito de buscar a los suyos para restituirlos a una plena comunión y cercanía con Él. La Biblia demuestra con muchas evidencias y pruebas irrefutables que el ser humano, desde sus orígenes, se ha apartado del Señor y Sus normas, y vive en absoluta rebeldía contra su Dios. Lo anterior podría sonar como verdaderas malas noticias, porque realmente lo son. No vivimos como al Señor le gustaría que viviéramos. Justamente, las buenas noticias vienen de parte de Dios y no de nuestra propia historia. Dios ha desarrollado un plan de salvación que está bajo Su completo control y que depende absolutamente de Él. ¿Cuál es ese plan? Que Dios mismo se hizo hombre, en la persona de Jesucristo, para pagar el precio que merecíamos por nuestra separación de Dios, yendo a la cruz del calvario para morir a nuestro favor y resucitar para que vivamos con Él una vida nueva. Dios el Padre nos llama, el Hijo ocupa nuestro lugar y el Espíritu Santo mora con nosotros y nos guía a la verdad. ¿No son esas excelentes buenas nuevas? Finalmente, la Biblia es un libro precioso, riquísimo en contenido, milenario y abundante en géneros literarios. En sus páginas hay muchas historias impactantes, personajes inolvidables con los que podemos identificarnos, poemas vibrantes, consejos prácticos, frases célebres, lecciones inolvidables, y mucho más. Sin embargo, por encima de todo eso, este libro es Palabra de Dios viva, única y perfecta, en donde el Señor nos muestra Su corazón y voluntad para con nosotros. Por eso, al conocer la unidad de su propósito y de su inmenso contenido, nos unimos con el salmista para decir, al momento de empezar a leer esta Biblia: «Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley» (Sal. 119:18).
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lico
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Plan de lectura devocional JesÚs en…
DÍA
REFERENCIA
TÍTULO
AUTORA
PÁGINA
Génesis: es el Creador y la simiente de la mujer 1
1:1-26
En el principio
Susi Bixby
2
2
3
La caída y la gracia
Chárbela de Salcedo
7
3
7
Él es nuestra arca
Violeta Guerra
11
4
15:1-6,17
Le fue contado por justicia
Jenny Burkholder
19
5
22
Un sacrificio mayor
Ana Ávila
27
6
28:12-17
Nuestra escalera al cielo
Rosita Villanueva
36
7
32:24-30
Rendición a Dios
Vivienne Birch
43
8
35:1-15
El Dios que cumple Sus promesas
Patricia Namnún
46
9
39
Su presencia en la adversidad
Angélica Rivera
52
10
49:8-12
El León de la tribu de Judá
Gabriela de Morales
65
11
50:15-21
Dios lo obra para bien
Jeanine Martínez
67
Éxodo: es el Cordero pascual 12
1:1-22
Fidelidad en medio de la opresión
Liliana Llambés
70
13
2:1-10
Cada detalle está bajo Su control
Wendy Marín Ortiz
73
14
3:1-6,13-15
Un encuentro glorioso
María Fernanda Agudelo 75
15
12:1-28
Nuestro Cordero pascual
Catherine Scheraldi de Núñez
84
16
13:17-22
Guiadas en todo tiempo
Wendy Bello
87
17
14
Nuestro gran Libertador
Gabriela Galeano
89
18
16
La provisión de Dios en el desierto
Juliana de Armel
92
19
17:1-7
Roca de mi salvación
Aixa de López
95
20
25:10-11,22
El arca del testimonio
Milka de Elizondo
105
21
26:31-33
El velo que nos separaba
Marcela de Montemayor 108
22
27:1-8
El altar de bronce
Pilar Herrera
110
23
33:12-23
Conocidas por nombre
Karla Fernández
119
24
40:34-38
Él está con nosotras
Patricia Namnún
127
Levítico: es nuestro Sumo Sacerdote
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25
1:4-5
El sacrificio por nuestro pecado
Violeta Guerra
130
26
2
Ofrenda de gratitud
Jeanine Martínez
132
27
4:1-21
Ofrenda por el pecado
Patricia Namnún
135
28
8
Dios proveyó sacerdotes
Rosita Villanueva
139
29
10:1-7
La santidad en hecho y en verdad
Angélica Rivera
143
30
16
Pecado limpiado y perdonado
Vivienne Birch
153
31
20:7-8
Cristo el Santo
Gabriela de Morales
158
32
26
Bendiciones de la obediencia
Chárbela de Salcedo
167
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Números: es la columna de nube durante el día, la columna de fuego durante la noche y el agua en el desierto 33
9:15-23
Su presencia continua
Gabriela Galeano
185
34
10:1-3,8-10
La trompeta de Dios
Wendy Bello
186
35
14:1-25
Uno más digno de gloria
Wendy Marín Ortiz
192
36
14:40-45
Un atajo pecaminoso
Karla Fernández
195
21:4-9
La serpiente de bronce y el Hijo del Hombre
Liliana Llambés
203
37
Deuteronomio: es quien se hizo maldición por nosotros 38
1:34-46
Hemos pecado contra el Señor
Jenny Burkholder
226
39
4:32-40
No hay otro
Ana Ávila
231
40
6
Transmitiendo la fe a la siguiente generación
Gabriela de Morales
235
41
7:1-2
Cuando Dios pide destruir
Aixa de López
237
42
8:2-3
Un corazón puro
Catherine Scheraldi de Núñez
239
43
18:9-18
Levantaré un profeta
Jeanine Martínez
250
44
21:22-23
Sobre el madero
Pilar Herrera
254 265
45
30:1-6
Nuestra esperanza
Catherine Scheraldi de Núñez
46
32
La canción de nuestra fe
Susi Bixby
269
47
33
Últimas palabras
Chárbela de Salcedo
274
Josué: es el Príncipe del ejército de Jehová 48
1:1-9
Él está contigo, sé fuerte y valiente
Wendy Marín Ortiz
278
49
2:18-21
Redimida por fe
Karla Fernández
281
50
5:13-15
El Príncipe del ejército de Jehová
Liliana Llambés
284
51
10:1-15
El Dios que controla Su creación
Juliana de Armel
291
52
21:44
Jesús nos lleva al lugar de descanso Violeta Guerra
305
53
24:14-28
Elige a quién vas a servir
Angélica Rivera
309
Jueces: es nuestro Juez y Legislador 54
1:1-2, 18-20
El León de Judá
Vivienne Birch
312
55
2:1-5
Su amor y nuestra respuesta
Rosita Villanueva
315
56
6:11-14
Transformadas
Jenny Burkholder
321
57
7
El honor de Dios y Su constante amor
Gabriela Galeano
323
58
13:1-14
El Señor provee un Salvador
María Fernanda Agudelo
332
59
16:23-31
Una vida desperdiciada
Chárbela de Salcedo
337
60
21:25
Las consecuencias de vivir sin Dios Ana Ávila
344
Rut: es nuestro Pariente redentor
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61
1
Dios es todo lo que necesitamos
Susi Bixby
347
62
2:8-23
El encuentro de gracia
Liliana Llambés
349
63
3
Bendita del Señor
Angélica Rivera
350
64
4:13-17
Historia de redención
Wendy Marín Ortiz
352
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1 Samuel: es el Profeta, el Sacerdote y el Rey 65
2:1-11
Un cántico de adoración al Salvador
Gabriela de Morales
356
66
3
Habla, Señor, que tu siervo oye
Chárbela de Salcedo
359
67
8:5-6
¿Es Cristo el Rey de tu vida?
Juliana de Armel
364
68
12
El Dios que no abandona a Su pueblo
Jenny Burkholder
369
69
14:1-23
El Señor y Su victoria
Rosita Villanueva
372
70
17
¿Quién desafía al Dios viviente?
Vivienne Birch
379
2 Samuel: es nuestro Rey de gracia y amor 71
7
Un reino para siempre
Violeta Guerra
404
72
7:14-29
Promesa a un rey
Ellelein Kirk
406
73
9
En la mesa del Rey
Wendy Marín Ortiz
409
74
12:1-25
¿Cómo está tu conciencia?
Karla Fernández
411
75
15:4-12
Una traición cercana
Angélica Rivera
417
76
22
La historia de Su fidelidad
Pilar Herrera
429
La sabiduría que Dios concede
Ana Ávila
438 442
1 Reyes: es nuestro Gobernante mayor que Salomón 77
3
78
6:11-12
El Señor habita en el templo
María Fernanda Agudelo
79
8:41-43
El Dios de toda creación
Liliana Llambés
449 454
80
11
Un corazón robado
Catherine Scheraldi de Núñez
81
14:25-26
¿Dónde está tu tesoro?
Vivienne Birch
459
82
18:20-40
Para que sepan que Tú eres Dios
Rosita Villanueva
466
2 Reyes: es el Profeta poderoso 83
2
¿Dónde está tu señor?
Violeta Guerra
476
84
5:1-15
Aquel que cura nuestra lepra espiritual
Jenny Burkholder
481
85
8:16-29
Él es la luz
Aixa de López
486
86
17:6-23
La ira de Dios
Ellelein Kirk
498
87
21:1-18
El Dios que no olvida
Patricia Namnún
505
88
23:1-27
Arrepentimiento en acción
Juliana de Armel
508
89
24:8-14
Las consecuencias del pecado
Angélica Rivera
511
1 Crónicas: es el Hijo de David que viene a gobernar
notetaking.indb 12
90
16
Adoración a nuestro Dios
Cornelia Hernández
530
91
17:23-24
El Dios justo de toda paciencia
Catherine Scheraldi de Núñez
533
92
21
Dale lo mejor
Pilar Herrera
537
93
22:6-19
Esta es la casa del Señor
Karla Fernández
539
94
23:1-27
Obediencia verdadera
Liliana Llambés
541
95
29:1-22
Un corazón entregado al Señor
Ellelein Kirk
548
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2 Crónicas: es el Rey eterno 96
6:1-21
Dios habita con los hombres
María Fernanda Agudelo
556
97
20
Busca al Señor
Angélica Rivera
571
98
21
Una lámpara para siempre
Patricia Namnún
573
99
28
Gente pecadora y un Dios redentor
Wendy Marín Ortiz
580
100
29—30:1
Recordar quiénes somos
Aixa de López
583
Esdras: es el Sacerdote que proclama libertad 101
1
Viendo la mano de Dios
Gabriela de Morales
596
102
2:68—3:13
Paz en lugares inesperados
Liliana Llambés
598
103
3:8-13
Restaurar lo que se había perdido
Cornelia Hernández
600
104
6
La soberanía de Dios
Chárbela de Salcedo
605
Nehemías: es nuestra fuerza y protección 105
1
La oración en acción
Gabriela Galeano
611
106
4
Acuérdense del Señor
Ellelein Kirk
614
107
8
Oídos atentos a la Palabra del Señor Wendy Marín Ortiz
620
108
9
Una respuesta en confesión
Jeanine Martínez
623
13
Promesas rotas, promesas cumplidas
Aixa de López
629
109
Ester: es el que intercede por Su pueblo 110
2
Para un tiempo como este
Liliana Llambés
633
111
4
En busca de intercesión
Ellelein Kirk
636
112
6:1—7,10
Tragedia transformada en victoria
Wendy Bello
638
113
8
Día de luz y alegría
Rosita Villanueva
641
Job: es nuestro Mediador entre Dios y el hombre 114
1:1—2:10
¿Recibiremos de Dios solo lo bueno? Gabriela de Morales Catherine Scheraldi de Núñez
645 655
115
9:32-34
El árbitro perfecto
116
14
Una promesa más allá de la muerte Aixa de López
661
117
16
¿Alguien obra a nuestro favor?
Patricia Namnún
664
118
18
El que no conoce a Dios
Ellelein Kirk
667
119
19:1-25
Mi redentor vive
Angélica Rivera
669
120
23:3-7
El Dios que se ha dejado alcanzar
Karla Fernández
675
121
26
Ayuda para el débil
Ana Ávila
678
122
42
Ahora mis ojos te ven
Chárbela de Salcedo
700
Salmos: es nuestra eterna canción
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123
2
El Hijo de Dios
Milka de Elizondo
703
124
22:1-21
¿Por qué me has desamparado?
Jeanine Martínez
720
125
23
Mi buen Pastor
Jenny Burkholder
723
126
40:6-8
Me deleito en hacer Tu voluntad
Cornelia Hernández
741
127
41
Ten piedad y levántame
Catherine Scheraldi de Núñez
743
128
45
Un trono eterno
Karla Fernández
747
129
56
Confío en Dios
Wendy Bello
757
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130
68
Regocíjense delante de Él
Angélica Rivera
768
131
70
Ven pronto a mí
Cornelia Hernández
772
132
89
¿Quién como Tú?
Gabriela Galeano
793
133
110
Un sacerdocio para siempre
Violeta Guerra
818
134
118
Porque para siempre es Su misericordia
Ellelein Kirk
823
135
130
¿Quién pudiera permanecer?
Patricia Namnún
838
136
142
A ti llevo mi angustia
Gabriela de Morales
847
Proverbios: es nuestra sabiduría 137
2
La fuente de la sabiduría
Ana Ávila
857
138
3:1-8
No te olvides de mi enseñanza
Karla Fernández
859
139
8
Aprendan sabiduría
Rosita Villanueva
868
140
15:33
La humildad: el camino hacia la gloria
Juliana de Armel
878
141
27:19
El reflejo del corazón
Vivienne Birch
894
142
31
Mujer virtuosa
Susi Bixby
901
Eclesiastés: es el significado para nuestra vida 143
1:12-18
La búsqueda de la sabiduría
Violeta Guerra
904
144
3:9-15
Con miras a la eternidad
Jenny Burkholder
907
145
9:11-18
Una vida impredecible pero no incierta
Wendy Bello
912
146
12:9-14
La conclusión de todo
Gabriela de Morales
914
Cantar de los Cantares: es el Novio amoroso 147
2:8-9
¡Él viene!
Cornelia Hernández
918
148
2:16-17
Soy suya
Karla Fernández
920 923
149
4:1-7
¡Eres hermosa!
María Fernanda Agudelo
150
8:6-7
Un sello sobre su corazón
Aixa de López
926
Isaías: es el Siervo sufriente y el Príncipe de paz
notetaking.indb 14
151
1:1-18
Blanco como nieve
Wendy Bello
929
152
4:2-6
Una gloria futura
Vivienne Birch
933
153
6:1-13
Tu iniquidad ha sido quitada
Jenny Burkholder
935
154
9:6-7
Una promesa de esperanza
Gabriela de Morales
938
155
11:1-5
Un reinado glorioso
Patricia Namnún
942 948
156
19:16-25
En aquel día
Catherine Scheraldi de Núñez
157
25
El Señor es nuestra muralla
Catherine Scheraldi de Núñez
953
158
42:1-4
El escogido de Dios
Violeta Guerra
968
159
43
Yo soy el Señor
Gabriela Galeano
971 974 981
160
45:21-22
Dios vive en nosotras
María Fernanda Agudelo
161
53
El siervo sufriente
Chárbela De Salcedo
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Jeremías: es la rama justa 162
1
El llamado de Jeremías
Angélica Rivera
994
163
3:6-24
Vuelvan a Él
Susi Bixby
997
164
7
Dos tipos de justicia
Aixa de López
1003 1007
165
10
Él es el Dios verdadero
Catherine Scheraldi de Núñez
166
15:10-21
Gozo en Su Palabra
Pilar Herrera
1013
167
17:1-13
El corazón del problema es el problema del corazón
Juliana de Armel
1016
168
23:1-18
El buen Pastor reúne a Sus ovejas
Jeanine Martínez
1023
Lamentaciones: es el Profeta que siente nuestro dolor 169
3
Grande es Su fidelidad
Jenny Burkholder
1067
170
5
Acuérdate, Señor
Wendy Bello
1071
Ezequiel: es el Hijo del hombre 171
1
Una visión gloriosa
Violeta Guerra
1074
172
3
Habla mis palabras
Ana Ávila
1077
173
11:14-25
El pueblo de un solo Dios
Rosita Villanueva
1084
174
18
Arrepiéntete y vive
Juliana de Armel
1093
175
34
Él buscará Sus ovejas
Chárbela De Salcedo
1113
Un nuevo corazón
María Fernanda Agudelo
1117
176
36:24-27
Daniel: es quien camina con nosotros en el «horno de fuego» de la vida 177
1:8-16
Los caminos de Dios
Catherine Scheraldi de Núñez
1134
178
2
Sea Su nombre bendito por los siglos
Patricia Namnún
1137
179
4
Orgullo y humildad
Susi Bixby
1140 1143
180
5
Dios resiste a los soberbios
Catherine Scheraldi de Núñez
181
6
Sin importar las consecuencias
Wendy Bello
1146
182
7
Un reino que nunca pasará
Gabriela Galeano
1149
183
9
¡Por tu gran compasión!
Jeanine Martínez
1152
Oseas: es el Marido fiel a pesar de nuestra infidelidad 184
1
La fidelidad espiritual
Juliana de Armel
1158
185
6
Arrepentimiento
Pilar Herrera
1161
186
11:1—12:1
No seremos abandonadas
Ana Ávila
1165
Corazones adúlteros
María Fernanda Agudelo
1167
Jeanine Martínez
1171
187
14
Joel: es quien manda el Espíritu a Su pueblo 188
2
¡Convertíos al Señor!
Amós: es quien hace justicia al opresor
notetaking.indb 15
189
3
El León ha rugido
Catherine Scheraldi de Núñez
1176
190
9:11-15
Restauración
Pilar Herrera
1181
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Abdías: es el Juez justo 191
Juicio y bendición
Jeanine Martínez
1184
Jonás: es nuestro gran Misionero 192
1
La bondad de nuestro Dios
Susi Bixby
1187
193
4
Un Dios soberano y compasivo
Karla Fernández
1189
Miqueas: es el Juez justo y nuestra esperanza 194
6:1-8
Me has declarado lo que es bueno
Juliana de Armel
1195
195
7:7-20
En Él esperaré
Pilar Herrera
1196
Nahum: es el Vengador de los elegidos de Dios 196
1
La ira de Dios contra Sus enemigos
María Fernanda Agudelo 1199
Habacuc: es quien salva al justo por la fe 197
3:17-19
Me alegraré en el Señor
Wendy Marín Ortiz
1203
Pilar Herrera
1207
Susi Bixby
1210
Sofonías: es quien aplasta la injusticia. 198
3
Una respuesta de adoración
Hageo: es el Restaurador de la herencia perdida de Dios 199
2:1-9
No teman, yo estoy con ustedes
Zacarías: es el Mesías traspasado por nosotros 200
1
Vuelvan a mí y yo volveré a ustedes Karla Fernández
1213
201
9:9-13
El Rey de Sion
Jeanine Martínez
1219
Malaquías: es el Sol de justicia que trae sanidad 202
2:1-16
El mediador de un Nuevo Pacto
Pilar Herrera
1225
203
4
El día del Señor
Vivienne Birch
1227
Mateo: es el Rey de los judíos 204
1:18-25
Emanuel, Dios con nosotros
Chárbela De Salcedo
1232
205
5:17-20
Jesús y la ley
Violeta Guerra
1237
206
7:24-29
Sobre la roca
Gabriela Galeano
1241
207
9:9-13
¡Ven y sígueme!
Patricia Namnún
1243
208
11:25-30
Vengan a Mí
Liliana Llambés
1247
209
12:15-21
El siervo escogido
Catherine Scheraldi de Núñez
1250
210
14:22-36
Yo soy, no temáis
Wendy Bello
1254
211
15:10-20
Lo que sale del corazón
Juliana de Armel
1257
212
16:13-20
Tú eres el Cristo
Susi Bixby
1258
213
18:15-20
Pecado y reconciliación
Marcela de Montemayor 1261
214
22:34-40
El amor por encima de todo
Angélica Rivera
1268
215
26:6-13
Un hermoso desperdicio
Aixa de López
1274
Marcos: es el Siervo
notetaking.indb 16
216
1:1-8
Uno más digno
Jenny Burkholder
1281
217
4:26-29
El reino de los cielos
Milka de Elizondo
1286
218
6:1-6
¿Quién es este?
Marcela de Montemayor 1289
04/08/2020 07.17
219
10:35-45
Grandeza en el servicio
Pilar Herrera
1297
220
11:1-11
¡Hosanna!
Gabriela de Morales
1299
221
14:32-42
Que se haga Tu voluntad
Ellelein Kirk
1305
Verdaderamente era Hijo de Dios
María Fernanda Agudelo
1307
Una gloriosa resurrección
Catherine Scheraldi de Núñez
1308
222 223
15:33-41 16:1-8
Lucas: es el Hijo del hombre 224
1:39-56
Engrandece mi alma al Señor
Karla Fernández
1313
225
2:41-52
Crecía en sabiduría y estatura
Wendy Bello
1317
226
4:1-13
Escrito está
Patricia Namnún
1319
227
4:16-30
Hoy se ha cumplido esta Escritura
Aixa de López
1321
228
5:17-25
Pecados perdonados
Liliana Llambés
1324
229
10:21-24
Dichosos ustedes
Gabriela Galeano
1334
230
12:22-34
No temáis
Chárbela De Salcedo
1339
231
18:9-14
En quién confías tú
Angélica Rivera
1347
232
23:26-49
El gran misterio de la cruz
Violeta Guerra
1356
El Verbo
Ana Ávila
1360 1362
Juan: es el Hijo de Dios 233
1:1-18
234
2:23-25
Él los conoce a todos
Catherine Scheraldi de Núñez
235
3:1-15
Nacer de nuevo
Gabriela de Morales
1364
236
3:16
La mayor muestra de amor
Milka de Elizondo
1366
237
5:19-29
Porque Él es Dios
Vivienne Birch
1371
238
6:22-51
Yo soy el pan de vida
Patricia Namnún
1373
239
8:1-11
¿Quién está libre de pecado?
Marcela de Montemayor 1377
240
10:1-18
Yo soy el buen Pastor
Rosita Villanueva
1381
241
13:12-20
Jesús, el mayor ejemplo de humildad
Jenny Burkholder
1386
242
14:1-14
Yo soy el camino, y la verdad, y la vida
María Fernanda Agudelo
1389
243
15
Jesús, la vid verdadera
Jeanine Martínez
1391
244
21:15-25
¿Me amas?
Susi Bixby
1399
Hechos: es el Salvador del mundo
notetaking.indb 17
245
1:6-12
Equipado para la tarea
Catherine Scheraldi de Núñez
1401
246
2:1-13
Llenos del Espíritu
Liliana Llambés
1404
247
2:14-36
Señor y Cristo
Violeta Guerra
1406
248
6:8—7:60
Un testimonio de entrega al Señor
Pilar Herrera
1412
249
9:1-9
Yo soy Jesús, a quien tú persigues
Jeanine Martínez
1417
250
13:13-52
Los que teméis a Dios, oíd
Chárbela De Salcedo
1423
251
18:24-28
La evangelización bíblica
Milka de Elizondo
1432
252
20:18-36
Lo que verdaderamente vale
Angélica Rivera
1435
253
26:12-23
¿Por qué me persigues?
Karla Fernández
1444
254
28:17-31
Abiertamente y sin impedimento
Aixa de López
1447
04/08/2020 07.17
Romanos: es la justicia de Dios 255
1:16-32
La necesidad del evangelio
Ana Ávila
1450
256
3:9-31
¡Justificadas por Su gracia!
Rosita Villanueva
1453
257
5:1-11
Por medio de Él
Jenny Burkholder
1456
258
5:12-21
Un mejor Adán
Milka de Elizondo
1457
259
8:1-11
No hay condenación
Gabriela de Morales
1460
260
10:5-15
Entonces serás salvo
Jeanine Martínez
1464
261
12:3-8
Según la gracia que se nos ha dado
Patricia Namnún
1467
262
14:1-23
Si vivimos o morimos es para el Señor
Susi Bixby
1469
263
16:25-27
Al único y sabio Dios
Gabriela Galeano
1472
1 Corintios: es la Roca espiritual 264
1:18-31
Cristo, sabiduría de Dios
Karla Fernández
1475
265
3:10-15
El único fundamento
Aixa de López
1478
266
6:12-20
El templo del Espíritu
Pilar Herrera
1481
267
10:1-22
Un ejemplo para nuestra vida
Angélica Rivera
1485
268
12:12-31
El cuerpo de Cristo
Chárbela De Salcedo
1488
269
13
¿Quién pudiera amar así?
Wendy Marín Ortiz
1490
270
15:50-58
¡Victoria en Jesús!
Liliana Llambés
1494
2 Corintios: es el Mesías traspasado por nosotros 271
1:3-11
Consuelo en Cristo
Rosita Villanueva
1497
272
2:14-17
El olor de Su conocimiento
Violeta Guerra
1499
273
3:12-18
De gloria en gloria
Susi Bixby
1500
274
4:16-18
Mirando lo invisible
Pilar Herrera
1502
275
5:16-21
¡Nuevas criaturas!
Patricia Namnún
1504
276
12:1-10
Fortaleza en la debilidad
Ana Ávila
1510
Gálatas: es nuestra libertad 277
2:15-21
Solo por fe
Jenny Burkholder
1513
278
3:15-29
Identidad en el evangelio
Aixa de López
1515
279
4:1-7
Adoptadas para vida
Vivienne Birch
1517
280
5:13-15
Sirviéndonos en amor
Karla Fernández
1519
281
5:22-26
El fruto del Espíritu
Juliana de Armel
1520
En Él
Gabriela de Morales
1523 1525
Efesios: es la cabeza de la Iglesia 282
1:3-14
283
2:1-10
De muerte a vida
María Fernanda Agudelo
284
3:14-19
Cimentadas en amor
Rosita Villanueva
1526
285
4:17-32
Despojadas, renovadas y vestidas
Gabriela Galeano
1528
286
5:22-24
Como al Señor
Patricia Namnún
1530
287
6:10-20
Una lucha espiritual
Liliana Llambés
1532
Filipenses: es nuestro gozo
notetaking.indb 18
288
1:3-11
Él la terminará
Susi Bixby
1535
289
2:1-11
Exaltación a través de la humildad
Jeanine Martínez
1537
04/08/2020 07.17
290
3:1-15
Un conocimiento de incomparable valor
Ana Ávila
291
3:20-21
Ciudadanas de otro mundo
Marcela de Montemayor 1539
292
4:4-7
Sin lugar para el afán
Juliana de Armel
1541
293
4:10-13
La clave del contentamiento
Wendy Marín Ortiz
1542
1538
Colosenses: es supremo sobre todo 294
1:15-23
Cristo sobre todo
Rosita Villanueva
1545
295
2:1-7
Anden en Él
Wendy Bello
1547
296
3:1-4
Busquen las cosas de arriba
Karla Fernández
1548
297
3:12-14
Un andar acorde a nuestra identidad
Angélica Rivera
1549
298
4:2-4
Perseveren en la oración
Ellelein Kirk
1551
1 Tesalonicenses: es nuestro consuelo 299
1:2-10
Vidas ejemplares
Pilar Herrera
1554
300
2:13-16
El obrar de la Palabra
Jeanine Martínez
1555
301
3:11-13
Corazones afirmados en santidad
Liliana Llambés
1557
302
4:13-18
¡Jesús vuelve!
Aixa de López
1558
303
5:4-11
Confortándonos en la espera
Wendy Marín Ortiz
1560
304
5:23-24
Fiel es el que lo hará
Ana Ávila
1561
2 Tesalonicenses: es nuestra esperanza y el Rey que regresará 305
1:3-5
Perseverancia en la aflicción
Violeta Guerra
1564
306
2:1-17
Pronto pero todavía no
Patricia Namnún
1565
307
3:1-5
Perseverancia en Cristo
Karla Fernández
1566
308
3:16
La fuente de la paz
Wendy Bello
1567
1 Timoteo: es nuestra fe 309
1:15-17
Yo soy la primera
María Fernanda Agudelo 1570
310
2:5-7
Un solo Mediador
Catherine Scheraldi de Núñez
1571
311
3:14-16
El misterio de la piedad
Liliana Llambés
1573
312
4:7-9
Disciplinadas para la piedad
Ellelein Kirk
1574
313
6:6-10
El contentamiento: la ganancia de la piedad
Pilar Herrera
1576
2 Timoteo: es el líder de líderes 314
1:3-10
Sin temor
Patricia Namnún
1579
315
2:1-4
Fortalecidos en la gracia
Catherine Scheraldi de Núñez
1580
316
2:14-16
Mujeres aprobadas
Pilar Herrera
1582
317
3:14-17
Persistiendo en la Palabra
Wendy Marín Ortiz
1583
318
4:1-5
Cumple tu ministerio
Jeanine Martínez
1584
Tito: es la verdad
notetaking.indb 19
319
1:10-16
Palabras sin hechos
Ellelein Kirk
1587
320
2:3-5
Instruir en la piedad
Susi Bixby
1588
321
2:11-15
La manifestación de la gracia
Violeta Guerra
1589
322
3:3-7
Por Su misericordia
Wendy Bello
1590
04/08/2020 07.17
Filemón: es nuestro Mediador 323
El poder del evangelio
Jeanine Martínez
1593
Hebreos: es nuestro perfecto Sumo Sacerdote 324
1:1-4
Cristo, la Palabra encarnada
Patricia Namnún
1595
325
2:5-18
Por encima de nosotras, pero cercano
Karla Fernández
1597
326
3
Uno digno de más gloria
Violeta Guerra
1598
327
4:14-16
Acerquémonos con confianza
Wendy Marín Ortiz
1601
328
6:13-20
Él garantiza Sus promesas
Jeanine Martínez
1603 1604
329
7:11-19
El eterno sacerdote
Catherine Scheraldi de Núñez
330
9:11-22
Un nuevo y mejor pacto
Liliana Llambés
1608
331
10:19-25
Perseverancia por Su fidelidad
Gabriela Galeano
1610
332
11
Por la fe
Susi Bixby
1613
333
12:1-13
¡Corre, y hazlo bien!
Chárbela De Salcedo
1614
Santiago: es el poder detrás de nuestra fe 334
1:19-27
Hacedoras de la Palabra
Juliana de Armel
1618
335
2:14-26
Fe sin obras
Jenny Burkholder
1620
336
3:13-18
Sabiduría de lo alto
Wendy Bello
1621
337
4:1-12
Amigas del mundo, enemigas de Dios
Cornelia Hernández
1623
338
4:13-17
Si el Señor quiere
María Fernanda Agudelo
1624
339
5:7-11
Pacientes hasta Su venida
Patricia Namnún
1625
1 Pedro: es nuestro ejemplo y esperanza en el sufrimiento 340
1:13-25
El mandato a ser santas
Gabriela de Morales
1628
341
2:1-10
De las tinieblas a la luz
Vivienne Birch
1630
342
3:1-6
El llamado de la esposa
Chárbela De Salcedo
1632
343
3:13-22
Santificando a Cristo en nuestros corazones
Karla Fernández
1633
344
4:12-19
Gozo en medio de la tribulación
Angélica Rivera
1635
345
5:6-11
Él tiene cuidado de nosotras
Ellelein Kirk
1636
2 Pedro: es nuestra pureza 346
1:3-7
Para la vida y la piedad
Aixa de López
1639
347
1:16-18
Testigos de Su majestad
Pilar Herrera
1640
1 Juan: es la fuente de comunión con los santos
notetaking.indb 20
348
1:5-10
Dios es luz
Jenny Burkholder
1644
349
2:1-6
¡Él es nuestro intercesor!
Juliana de Armel
1645
350
3:1-3
Su gran amor
Cornelia Hernández
1647
351
3:10-18
Con hechos y en verdad
Vivienne Birch
1648
352
4:13-17
Dios es amor
Chárbela De Salcedo
1650
353
5:1-5
La fe que vence
Violeta Guerra
1651
354
5:18-21
Somos de Cristo y Él nos guarda
Patricia Namnún
1652
04/08/2020 07.17
2 Juan: es nuestro patrón 355
4-11
Sin desviarnos
Jeanine Martínez
1655
Wendy Bello
1657
3 Juan: es nuestra motivación y fuente de verdad 356
5-12
Un buen testimonio
Judas: es el fundamento de nuestra fe 357
17-23
Perseverar en la batalla
Ellelein Kirk
1659
358
24-25
Poderoso para guardarnos
Angélica Rivera
1660
Apocalipsis: es nuestro Rey venidero, Rey de reyes y Señor de señores
notetaking.indb 21
359
2:1-7
Perder el primer amor
Pilar Herrera
1664
360
5
¿Quién es digno?
Gabriela de Morales
1667
361
7:9-17
¡Digno es el Cordero!
Violeta Guerra
1670
362
12
Por la sangre del Cordero
Patricia Namnún
1675
363
15
El final de la historia
Vivienne Birch
1678
364
21:1-8
El hará todo nuevo
Marcela de Montemayor 1684
365
22:6-21
¡Él vuelve!
Jeanine Martínez
1686
04/08/2020 07.17
El Antiguo Testamento
notetaking.indb 27
04/08/2020 07.17
LIBRO PRIMERO DE MOISÉS
GÉNESIS
1
En el principio creó Dios los cielos y la tierra. 2 Y la tierra estaba desorde- La creación nada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. 3 Y dijo Dios: Sea la luz;a y fue la luz. 4 Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. 5 Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día. 6 Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas. 7 E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así. 8 Y llamó Dios a la expansión Cielos.b Y fue la tarde y la mañana el día segundo. 9 Dijo también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco. Y fue así. 10 Y llamó Dios a lo seco Tierra, y a la reunión de las aguas llamó Mares. Y vio Dios que era bueno. 11 Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así. 12 Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno. 13 Y fue la tarde y la mañana el día tercero. 14 Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años, 15 y sean por lumbreras en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así. 16 E hizo Dios las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la noche; hizo también las estrellas. 17 Y las puso Dios en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra, 18 y para señorear en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno. 19 Y fue la tarde y la mañana el día cuarto. 20 Dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos. 21 Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que era bueno. 22 Y Dios los bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra. 23 Y fue la tarde y la mañana el día quinto. 24 Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue así. 25 E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno. a
1:3 2 Co. 4:6 b 1:6-8 2 P. 3:5
notetaking.indb 1
04/08/2020 07.17
En el principio GÉNESIS 1:126
T
oda historia requiere un principio. Llegar a la mitad de ella e intentar comprender a los personajes y los sucesos puede ser frustrante y llevar a conclusiones erróneas. Moisés, el autor humano de los primeros cinco libros de la Biblia, comienza a narrarle al pueblo de Israel la historia de su origen. Y empieza «en el principio», donde nos conviene a todas empezar. El eterno Dios Creador siempre ha existido, así que este no es el comienzo de Su historia. El primer capítulo de la Biblia relata la tierna y magnífica realidad de que el Trino Dios santo, que existe por sí mismo, en perfecta comunión el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, sin necesidad de nada ni nadie que llenara y le diera propósito a Su existencia, escogió crear un mundo físico. Este mundo reflejaría Su infinita creatividad y hermosura, y, es más, reflejaría de forma específica Su propia imagen en la creación del ser humano. El Nuevo Testamento nos revela cuál miembro de la Deidad habló las palabras en Su obra creadora: Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten (Col. 1:1617). Tú y yo sabemos quién es esta Persona de la Deidad, ¿no? Él es el Verbo, literalmente la «Palabra», de quien habla Juan 1: esta «Palabra» hizo todo lo que existe, y Él es la vida y la luz de la humanidad que Él creó ( Juan 1:1-5). ¿Captas el peso de lo que esto significa? Jesús, el Hijo de Dios, la segunda Persona de la Trinidad creó a los mismos seres humanos que más tarde lo colgarían en una cruz. En el principio Él separó la luz de las tinieblas físicas, y separaría después la luz de las tinieblas espiritualmente con Su muerte en sacrificio. Al crear la luz y separarla de las tinieblas ese primer día, Cristo ya sabía que tendría que dar Su vida para separar para Sí un pueblo de luz. Cada día, a nosotras nos toca reflejarlo delante de los demás porque fuimos creadas para andar en Su luz y reflejarla. «Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén» (Rom. 11:36).
2
notetaking.indb 2
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GÉnesIs 2:21
26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen,a conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. 27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.b 28 Y los bendijo Dios,c y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. 29 Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer. 30 Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así. 31 Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto. Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos. 2 Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo.d 3 Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó,e porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación. 4 Estos son los orígenes de los cielos y de la tierra cuando fueron creados, el día que Jehová Dios hizo la tierra y los cielos, 5 y toda planta del campo antes que fuese en la tierra, y toda hierba del campo antes que naciese; porque Jehová Dios aún no había hecho llover sobre la tierra, ni había hombre para que labrase la tierra, 6 sino que subía de la tierra un vapor, el cual regaba toda la faz de la tierra. 7 Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.f 8 Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado. 9 Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vidaG en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal. 10 Y salía de Edén un río para regar el huerto, y de allí se repartía en cuatro brazos. 11 El nombre del uno era Pisón; este es el que rodea toda la tierra de Havila, donde hay oro; 12 y el oro de aquella tierra es bueno; hay allí también bedelio y ónice. 13 El nombre del segundo río es Gihón; este es el que rodea toda la tierra de Cus. 14 Y el nombre del tercer río es Hidekel; este es el que va al oriente de Asiria. Y el cuarto río es el Éufrates. 15 Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. 16 Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; 17 mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás. 18 Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él. 19 Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre. 20 Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él. 21 Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras este dormía, tomó una
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a f
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1:26 1 Co. 11:7 2:7 1 Co. 15:45
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1:27 Mt. 19:4; Mr. 10:6 2:9 Ap. 2:7; 22:2,14
G
c
1:27-28 Gn. 5:1-2
d
2:2 He. 4:4,10
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El hombre en el huerto de Edén
2:2-3 Ex. 20:11
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Desobediencia del hombre
GÉNESIS 2:22
de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. 22 Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. 23 Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; esta será llamada Varona,a porque del varónb fue tomada. 24 Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.c 25 Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban. Pero la serpiented era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? 2 Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; 3 pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. 4 Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; 5 sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. 6 Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. 7 Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales. 8 Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. 9 Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? 10 Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. 11 Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol del que yo te mandé no comieses? 12 Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí. 13 Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó,e y comí. 14 Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. 15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar. 16 A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido,f y él se enseñoreará de ti. 17 Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. 18 Espinos y cardos te producirá,g y comerás plantas del campo. 19 Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás. 20 Y llamó Adán el nombre de su mujer, Eva,h por cuanto ella era madre de todos los vivientes. 21 Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió. 22 Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del
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a 2:23 Heb. Ishshah b 2:23 Heb. Ish c 2:24 Mt. 19:5; Mr. 10:7-8; 1 Co. 6:16; Ef. 5:31 d 3:1 Ap. 12:9; 20:2 e 3:13 2 Co. 11:3 f 3:16 O, tu voluntad será sujeta a tu marido g 3:17-18 He. 6:8 h 3:20 El nombre en hebreo se asemeja a la palabra que se usa para viviente
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GÉnesIs X:X
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GÉnesIs 3:23
árbol de la vida,a y coma, y viva para siempre. 23 Y lo sacó Jehová del huerto de Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado. 24 Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida. Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo: Caín y Abel Por voluntad de Jehová he adquiridob varón. 2 Después dio a luz a su hermano Abel. Y Abel fue pastor de ovejas, y Caín fue labrador de la tierra. 3 Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. 4 Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda;c 5 pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante. 6 Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante? 7 Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él.d 8 Y dijo Caín a su hermano Abel: Salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató.e 9 Y Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano? Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano? 10 Y él le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra. 11 Ahora, pues, maldito seas tú de la tierra, que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano. 12 Cuando labres la tierra, no te volverá a dar su fuerza; errante y extranjero serás en la tierra. 13 Y dijo Caín a Jehová: Grande es mi castigo para ser soportado. 14 He aquí me echas hoy de la tierra, y de tu presencia me esconderé, y seré errante y extranjero en la tierra; y sucederá que cualquiera que me hallare, me matará. 15 Y le respondió Jehová: Ciertamente cualquiera que matare a Caín, siete veces será castigado. Entonces Jehová puso señal en Caín, para que no lo matase cualquiera que le hallara. 16 Salió, pues, Caín de delante de Jehová, y habitó en tierra de Nod,f al oriente de Edén. 17 Y conoció Caín a su mujer, la cual concibió y dio a luz a Enoc; y edificó una ciudad, y llamó el nombre de la ciudad del nombre de su hijo, Enoc. 18 Y a Enoc le nació Irad, e Irad engendró a Mehujael, y Mehujael engendró a Metusael, y Metusael engendró a Lamec. 19 Y Lamec tomó para sí dos mujeres; el nombre de la una fue Ada, y el nombre de la otra, Zila. 20 Y Ada dio a luz a Jabal, el cual fue padre de los que habitan en tiendas y crían ganados. 21 Y el nombre de su hermano fue Jubal, el cual fue padre de todos los que tocan arpa y flauta. 22 Y Zila también dio a luz a Tubal-caín, artífice de toda obra de bronce y de hierro; y la hermana de Tubal-caín fue Naama. 23 Y dijo Lamec a sus mujeres: Ada y Zila, oíd mi voz; Mujeres de Lamec, escuchad mi dicho: Que un varón mataré por mi herida, Y un joven por mi golpe. 24 Si siete veces será vengado Caín, Lamec en verdad setenta veces siete lo será.
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3:22 Ap. 22:14 b 4:1 Heb. qanah, adquirir c 4:4 He. 11:4 4:8 Mt. 23:35; Lc. 11:51; 1 Jn. 3:12 f 4:16 Esto es, Errante
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4:7 O, a ti será sujeto
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La caída y la gracia GÉNESIS 3
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énesis 3 relata lo que muchos teólogos llaman el día más oscuro de la humanidad. Es el día en que Adán y Eva deciden por su propia voluntad creer las palabras de Satanás en vez de las de Dios. Satanás se acerca a Eva y básicamente le dice dos cosas: 1) Dios es mentiroso, y 2) Dios te está prohibiendo algo bueno que Él ya disfruta. Su objetivo era hacerlos caer en el mismo pecado en el que él ya había caído: desear ser como el Altísimo (Isa. 14:14), buscar tener la misma sabiduría de Dios y ser su propio amo y señor. Adán y Eva sintieron el mismo deseo, consintieron en desobedecer y comieron del fruto. Sí, sus ojos fueron abiertos, pero no a un mayor conocimiento. Más bien, a un conocimiento nuevo para ellos: el conocimiento del mal, algo totalmente ajeno y distante de la realidad que habían vivido. Ese día entró el pecado en los seres creados a la imagen de Dios, y con el pecado entró la muerte, física y espiritual. Adán y Eva se percataron del cambio y quisieron resolver las consecuencias de su pecado al cubrirse con hojas de higuera (v. 7). Pero Dios tenía otro plan, uno más excelso, el cual le comunicó a Satanás (v. 15): de la simiente de la mujer saldría Aquel quien destruiría al diablo para siempre. A este versículo se le llama «el protoevangelio», la primera promesa de que un Salvador vendría a restaurar lo que en el huerto de Edén se había perdido: el disfrute de la presencia de Dios, la ausencia el pecado y la vida eterna. En el versículo 21, Dios da otro pincelazo de cómo se lograría. Él los vistió con ropas de piel que les proveyó. Estas ropas de piel implicaban que un animal había muerto. Así como Él proveyó para que Adán y Eva se cubrieran, así proveería el Cordero perfecto que vendría a morir para que todo volviera a ser como era antes. En la cruz Él recibió una herida en el calcañar, pero Satanás recibió una herida mortal. Su resurrección prueba que el pago fue aceptado y la deuda pagada. La resurrección anuncia que por medio de Él tenemos salvación y vida eterna. Su sacrificio ha restaurado todo lo que se perdió en el huerto de Edén.
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Los descendientes de Adán
La maldad de los hombres
GÉNESIS 4:25
25 Y conoció de nuevo Adán a su mujer, la cual dio a luz un hijo, y llamó su nombre Set:a Porque Dios (dijo ella) me ha sustituido otro hijo en lugar de Abel, a quien mató Caín. 26 Y a Set también le nació un hijo, y llamó su nombre Enós. Entonces los hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehová. Este es el libro de las generaciones de Adán. El día en que creó Dios al hombre, a semejanza de Dios lo hizo. 2 Varón y hembra los creó;b y los bendijo,c y llamó el nombre de ellos Adán, el día en que fueron creados. 3 Y vivió Adán ciento treinta años, y engendró un hijo a su semejanza, conforme a su imagen, y llamó su nombre Set. 4 Y fueron los días de Adán después que engendró a Set, ochocientos años, y engendró hijos e hijas. 5 Y fueron todos los días que vivió Adán novecientos treinta años; y murió. 6 Vivió Set ciento cinco años, y engendró a Enós. 7 Y vivió Set, después que engendró a Enós, ochocientos siete años, y engendró hijos e hijas. 8 Y fueron todos los días de Set novecientos doce años; y murió. 9 Vivió Enós noventa años, y engendró a Cainán. 10 Y vivió Enós, después que engendró a Cainán, ochocientos quince años, y engendró hijos e hijas. 11 Y fueron todos los días de Enós novecientos cinco años; y murió. 12 Vivió Cainán setenta años, y engendró a Mahalaleel. 13 Y vivió Cainán, después que engendró a Mahalaleel, ochocientos cuarenta años, y engendró hijos e hijas. 14 Y fueron todos los días de Cainán novecientos diez años; y murió. 15 Vivió Mahalaleel sesenta y cinco años, y engendró a Jared. 16 Y vivió Mahalaleel, después que engendró a Jared, ochocientos treinta años, y engendró hijos e hijas. 17 Y fueron todos los días de Mahalaleel ochocientos noventa y cinco años; y murió. 18 Vivió Jared ciento sesenta y dos años, y engendró a Enoc. 19 Y vivió Jared, después que engendró a Enoc, ochocientos años, y engendró hijos e hijas. 20 Y fueron todos los días de Jared novecientos sesenta y dos años; y murió. 21 Vivió Enoc sesenta y cinco años, y engendró a Matusalén. 22 Y caminó Enoc con Dios, después que engendró a Matusalén, trescientos años, y engendró hijos e hijas. 23 Y fueron todos los días de Enoc trescientos sesenta y cinco años. 24 Caminó, pues, Enoc con Dios,d y desapareció, porque le llevó Dios. 25 Vivió Matusalén ciento ochenta y siete años, y engendró a Lamec. 26 Y vivió Matusalén, después que engendró a Lamec, setecientos ochenta y dos años, y engendró hijos e hijas. 27 Fueron, pues, todos los días de Matusalén novecientos sesenta y nueve años; y murió. 28 Vivió Lamec ciento ochenta y dos años, y engendró un hijo; 29 y llamó su nombre Noé,e diciendo: Este nos aliviará de nuestras obras y del trabajo de nuestras manos, a causa de la tierra que Jehová maldijo. 30 Y vivió Lamec, después que engendró a Noé, quinientos noventa y cinco años, y engendró hijos e hijas. 31 Y fueron todos los días de Lamec setecientos setenta y siete años; y murió. 32 Y siendo Noé de quinientos años, engendró a Sem, a Cam y a Jafet. Aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron hijas, 2 que viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas. 3 Y dijo Jehová: No contenderá mi espíritu con el hombre para
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4:25 Esto es, Sustitución b 5:2 Mt. 19:4; Mr. 10:6 c 5:1-2 Gn. 1:27-28 d 5:24 He. 11:5; Jud. 14 5:29 Esto es, Consuelo, o Descanso
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GÉnesIs X:X
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GÉnesIs 6:4
siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento veinte años. 4 Había gigantes en la tierra en aquellos días,a y también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos. Estos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre. 5 Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. 6 Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón. 7 Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho. 8 Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová.b 9 Estas son las generaciones de Noé: Noé, varón justo,c era perfecto en sus Noé construye el arca generaciones; con Dios caminó Noé. 10 Y engendró Noé tres hijos: a Sem, a Cam y a Jafet. 11 Y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia. 12 Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra. 13 Dijo, pues, Dios a Noé: He decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos; y he aquí que yo los destruiré con la tierra. 14 Hazte un arca de madera de gofer; harás aposentos en el arca, y la calafatearás con brea por dentro y por fuera. 15 Y de esta manera la harás: de trescientos codos la longitud del arca, de cincuenta codos su anchura, y de treinta codos su altura. 16 Una ventana harás al arca, y la acabarás a un codo de elevación por la parte de arriba; y pondrás la puerta del arca a su lado; y le harás piso bajo, segundo y tercero. 17 Y he aquí que yo traigo un diluvio de aguas sobre la tierra, para destruir toda carne en que haya espíritu de vida debajo del cielo; todo lo que hay en la tierra morirá. 18 Mas estableceré mi pacto contigo, y entrarás en el arca tú, tus hijos, tu mujer, y las mujeres de tus hijos contigo. 19 Y de todo lo que vive, de toda carne, dos de cada especie meterás en el arca, para que tengan vida contigo; macho y hembra serán. 20 De las aves según su especie, y de las bestias según su especie, de todo reptil de la tierra según su especie, dos de cada especie entrarán contigo, para que tengan vida. 21 Y toma contigo de todo alimento que se come, y almacénalo, y servirá de sustento para ti y para ellos. 22 Y lo hizo así Noé;d hizo conforme a todo lo que Dios le mandó. Dijo luego Jehová a Noé: Entra tú y toda tu casa en el arca; porque a ti he El diluvio visto justo delante de mí en esta generación. 2 De todo animal limpio tomarás siete parejas, macho y su hembra; mas de los animales que no son limpios, una pareja, el macho y su hembra. 3 También de las aves de los cielos, siete parejas, macho y hembra, para conservar viva la especie sobre la faz de la tierra. 4 Porque pasados aún siete días, yo haré llover sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches; y raeré de sobre la faz de la tierra a todo ser viviente que hice. 5 E hizo Noé conforme a todo lo que le mandó Jehová. 6 Era Noé de seiscientos años cuando el diluvio de las aguas vino sobre la tierra. 7 Y por causa de las aguas del diluvio entró Noé al arca,e y con él sus hijos, su mujer, y las mujeres de sus hijos. 8 De los animales limpios, y de
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6:4 Nm. 13:33 Lc. 17:27
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6:5-8 Mt. 24:37; Lc. 17:26
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6:22 He. 11:7
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7:7 Mt. 24:38-39;
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Él es nuestra arca GÉNESIS 7
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a historia de la gracia de Dios empieza de nuevo con Noé. Ante la gravedad del pecado, vemos la respuesta de Dios que se expresa en juicio consumidor y gracia salvadora. El escenario se presenta de inmediato. Génesis 6 inicia con una descripción del nivel de maldad y pecado que había en la tierra, el dolor que esto le causó a Dios y Su determinación de borrar al ser humano y a todo animal de la faz de la creación. Mas no podía faltar la maravillosa expresión de Su gracia. Los versículos del 9 al 12 se centran en un hombre, Noé, y la razón por la cual Dios lo escoge como instrumento para salvar su descendencia. Era un hombre justo y honrado, que siempre anduvo fielmente con Dios. Con él, Dios compartió Sus planes para la humanidad, estableció Su pacto, y le impartió instrucciones precisas sobre la obra que realizaría en favor de su descendencia. El pasaje cierra afirmando que Noé «hizo conforme a todo lo que Dios le mandó» (Gén. 6:22; 7:5; comp. Heb. 11:7). Empezó pues Noé la construcción del arca conforme a las instrucciones que Dios le había dado. Cuando se reventaron las fuentes del mar profundo y se abrieron las compuertas del cielo y fue destruido todo ser viviente, «quedó solamente Noé, y los que con él estaban en el arca» (v. 23). Noé es un tipo de Cristo. Es decir, nos apunta a Jesús, pues por medio de Noé su descendencia fue salva, y por medio de Cristo es salvo todo aquel que cree. El arca es también símbolo de Cristo, pues le brindó a Noé refugio, seguridad y salvación del juicio que condenó al mundo. Aunque el arca sufrió los embates de la tempestad, como Cristo los del pecado en la cruz, los que se refugiaron en el arca fueron salvos por gracia mediante la fe. De Cristo y Noé aprendemos la importancia de confiar y obedecer la Palabra de Dios. ¡Bendito sea Dios! En medio de las tempestades de la vida y la muerte, la firme y segura ancla de nuestra alma es Cristo.
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Melquisedec bendice a Abram
Dios promete a Abram un hijo
Agar e Ismael
GÉnesIs 14:17
17 Cuando volvía de la derrota de Quedorlaomer y de los reyes que con él estaban, salió el rey de Sodoma a recibirlo al valle de Save, que es el Valle del Rey. 18 Entonces Melquisedec,a rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino; 19 y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; 20 y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo. 21 Entonces el rey de Sodoma dijo a Abram: Dame las personas, y toma para ti los bienes. 22 Y respondió Abram al rey de Sodoma: He alzado mi mano a Jehová Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra, 23 que desde un hilo hasta una correa de calzado, nada tomaré de todo lo que es tuyo, para que no digas: Yo enriquecí a Abram; 24 excepto solamente lo que comieron los jóvenes, y la parte de los varones que fueron conmigo, Aner, Escol y Mamre, los cuales tomarán su parte. Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram en visión, diciendo: No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande. 2 Y respondió Abram: Señor Jehová, ¿qué me darás, siendo así que ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno Eliezer? 3 Dijo también Abram: Mira que no me has dado prole, y he aquí que será mi heredero un esclavo nacido en mi casa. 4 Luego vino a él palabra de Jehová, diciendo: No te heredará este, sino un hijo tuyo será el que te heredará. 5 Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia.b 6 Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia.c 7 Y le dijo: Yo soy Jehová, que te saqué de Ur de los caldeos, para darte a heredar esta tierra. 8 Y él respondió: Señor Jehová, ¿en qué conoceré que la he de heredar? 9 Y le dijo: Tráeme una becerra de tres años, y una cabra de tres años, y un carnero de tres años, una tórtola también, y un palomino. 10 Y tomó él todo esto, y los partió por la mitad, y puso cada mitad una enfrente de la otra; mas no partió las aves. 11 Y descendían aves de rapiña sobre los cuerpos muertos, y Abram las ahuyentaba. 12 Mas a la caída del sol sobrecogió el sueño a Abram, y he aquí que el temor de una grande oscuridad cayó sobre él. 13 Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años.d 14 Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza.e 15 Y tú vendrás a tus padres en paz, y serás sepultado en buena vejez. 16 Y en la cuarta generación volverán acá; porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí. 17 Y sucedió que puesto el sol, y ya oscurecido, se veía un horno humeando, y una antorcha de fuego que pasaba por entre los animales divididos. 18 En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra,f desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Éufrates; 19 la tierra de los ceneos, los cenezeos, los cadmoneos, 20 los heteos, los ferezeos, los refaítas, 21 los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos. Sarai mujer de Abram no le daba hijos; y ella tenía una sierva egipcia, que se llamaba Agar. 2 Dijo entonces Sarai a Abram: Ya ves que Jehová me ha hecho estéril; te ruego, pues, que te llegues a mi sierva; quizá tendré hijos de ella. Y atendió Abram al ruego de Sarai. 3 Y Sarai mujer de Abram
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14:18-20 He. 7:1-10 b 15:5 Ro. 4:18; He. 11:12 c 15:6 Ro. 4:3; Gá. 3:6; Stg. 2:23 Hch. 7:6 e 15:14 Ex. 12:40-41; Hch. 7:7 f 15:18 Hch. 7:5
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15:13 Ex. 1:1-14;
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Le fue contado por justicia GÉNESIS 15:16,17
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n Génesis 12, Dios prometió a Abraham que haría de él una gran nación y lo bendeciría. Dios confirma esto en Génesis 15:5: «Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia». ¿Cómo podría un hombre de 90 años tener un hijo, un heredero de su propia sangre? En vez de dudar o cuestionar a Dios, Abraham «creyó a Jehová, y le fue contado por justicia» (v. 6). Hubiera sido fácil ver su cuerpo frágil y su edad como obstáculos a esta promesa. Sin embargo, Abraham puso su fe en Dios, porque sabía que Dios cumple Sus promesas. Abraham no tuvo que hacer nada para ganar este favor. Él era un hombre pecador, incapaz de salvarse a sí mismo, pero Dios lo trata como justo, por su fe. Su fe le fue contada por justicia. Esto es completamente por gracia. En Romanos 4:5, Pablo declara: «mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia». Abraham, siendo malo, no hizo nada especial para ganarse la justificación. Él creyó en la promesa y en el dador de ella. Lo asombroso de todo esto es que Dios fue quien inició este pacto con Abraham. El Señor se le acercó (v. 1), le prometió que tendría un heredero (v. 4) y que este pacto dependería solo de Él. ¿Cómo sabemos eso? En el versículo 17 leemos que «se veía un horno humeando, y una antorcha de fuego que pasaba por entre los animales divididos». Era Dios. Usualmente, cuando se celebraba un pacto en los días del Antiguo Testamento, las partes que participaban pasaban juntas entre los animales, lo que significaba que, si una de las partes no cumplía lo estipulado y por lo tanto violaba el pacto, sufriría maldición o destrucción. Aquí, vemos que solo Dios pasa entre las partes de los animales. Dios mostró así Su disposición a guardar el pacto, aun si Abraham fallaba. Lo único que Abraham hizo fue creer. Dios sabía que nosotras fallaríamos y que no cumpliríamos la ley. No podemos ganarnos Su favor. Jesús vivió la vida perfecta que nunca podríamos vivir y llevó la maldición por nuestros pecados. Dios nos invita a creer en Jesús para ser declaradas justas. Este favor no es algo que ganamos, sino que Dios nos lo otorga por gracia, por medio de nuestra fe.
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GÉnesIs 21:32
Beerseba;a porque allí juraron ambos. 32 Así hicieron pacto en Beerseba; y se levantó Abimelec, y Ficol príncipe de su ejército, y volvieron a tierra de los filisteos. 33 Y plantó Abraham un árbol tamarisco en Beerseba, e invocó allí el nombre de Jehová Dios eterno. 34 Y moró Abraham en tierra de los filisteos muchos días. Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le dijo: Dios ordena a Abraham que Abraham. Y él respondió: Heme aquí. 2 Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu sacrifique a Isaac único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré. 3 Y Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo. 4 Al tercer día alzó Abraham sus ojos, y vio el lugar de lejos. 5 Entonces dijo Abraham a sus siervos: Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a vosotros. 6 Y tomó Abraham la leña del holocausto, y la puso sobre Isaac su hijo, y él tomó en su mano el fuego y el cuchillo; y fueron ambos juntos. 7 Entonces habló Isaac a Abraham su padre, y dijo: Padre mío. Y él respondió: Heme aquí, mi hijo. Y él dijo: He aquí el fuego y la leña; mas ¿dónde está el cordero para el holocausto? 8 Y respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío. E iban juntos. 9 Y cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho, edificó allí Abraham un altar, y compuso la leña, y ató a Isaac su hijo, y lo puso en el altarb sobre la leña. 10 Y extendió Abraham su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo. 11 Entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí. 12 Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único. 13 Entonces alzó Abraham sus ojos y miró, y he aquí a sus espaldas un carnero trabado en un zarzal por sus cuernos; y fue Abraham y tomó el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo.c 14 Y llamó Abraham el nombre de aquel lugar, Jehová proveerá.d Por tanto se dice hoy: En el monte de Jehová será provisto. 15 Y llamó el ángel de Jehová a Abraham por segunda vez desde el cielo, 16 y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo; 17 de cierto te bendeciré, y multiplicarée tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar;f y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos. 18 En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra,G por cuanto obedeciste a mi voz. 19 Y volvió Abraham a sus siervos, y se levantaron y se fueron juntos a Beerseba; y habitó Abraham en Beerseba. 20 Aconteció después de estas cosas, que fue dada noticia a Abraham, diciendo: He aquí que también Milca ha dado a luz hijos a Nacor tu hermano: 21 Uz su primogénito, Buz su hermano, Kemuel padre de Aram, 22 Quesed, Hazo, Pildas, Jidlaf y Betuel. 23 Y Betuel fue el padre de Rebeca. Estos son los ocho hijos que dio a luz Milca, de Nacor hermano de Abraham. 24 Y su concubina, que se llamaba Reúma, dio a luz también a Teba, a Gaham, a Tahas y a Maaca.
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21:31 Esto es, Pozo de siete, o Pozo del juramento b 22:9 Stg. 2:21 c 22:1-13 He. 11:17-19 22:14 Heb. Jehová-jireh e 22:16-17 He. 6:13-14 f 22:17 He. 11:12 G 22:18 Hch. 3:25
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Un sacrificio mayor GÉNESIS 22
U
n paso, otro paso, otro más. Tres días de camino. ¿El destino? Un monte en donde Abraham sacrificaría a Isaac. La bendición de un hijo es un gozo que no puede traducirse en palabras. Ponerme en el lugar de Abraham en este pasaje me resulta increíblemente difícil. ¿La razón? Su silencio. Dios llama, Abraham responde. Dios ordena, Abraham obedece. Abraham conocía a Dios. Había caminado con Él y había escuchado Su voz. El Señor lo llamó, le mostró que su descendencia sería numerosa e hizo pacto con él. Dios también conocía a Abraham, por supuesto. La manera en que prueba al patriarca casi parece una broma pesada: «Toma ahora a tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas…». El Señor sabía que para Abraham no sería fácil entregar al hijo de la promesa. Dios llama, Abraham responde. Dios ordena, Abraham obedece. La tensión de estos momentos se percibe en el silencio. El grupo salió de madrugada sin un destino preciso. Durante los tres días de camino no se registra palabra alguna de los viajeros. Finalmente, el silencio se rompe: «Yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a vosotros» (Gén. 22:5). Abraham obedeció a Dios porque confiaba en Él. Y Abraham confiaba en Dios porque lo conocía. Él había prometido que la descendencia de Abraham sería establecida por medio de Isaac (Gén. 21:12). El patriarca no tenía idea cómo lo haría, pero sabía que Dios cumpliría Su palabra (ver Heb. 11:17-19). Abraham no fue el único que no abrió la boca. Después de preguntar por el cordero y escuchar que Dios lo proveería, Isaac permaneció callado. Aun cuando fue atado sobre la leña y vio la mano de su padre alzarse sobre él con el cuchillo. El pasaje de Génesis 22 es un vistazo a lo que sucedería muchos años después. Un Padre que entrega a su Hijo. Ese Hijo que obedece en silencio, esta vez, hasta la muerte. Dios detuvo la mano de Abraham, pero no detuvo la Suya cuando puso sobre Jesús todo el castigo por nuestra maldad. Dios proveyó dos veces en un monte. Abraham e Isaac recibieron un carnero, y nosotras recibimos el cordero de Dios, que quita los pecados del mundo ( Juan 1:29). Hoy tú y yo, como Abraham, podemos obedecer a Dios porque podemos confiar en Él. Y podemos confiar en Él porque, a través de Jesús, podemos conocerlo. 27
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sAlmos LIBRO I Salmo 1 El justo y los pecadores
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Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,a Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará. No así los malos, Que son como el tamo que arrebata el viento. Por tanto, no se levantarán los malos en el juicio, Ni los pecadores en la congregación de los justos. Porque Jehová conoce el camino de los justos; Mas la senda de los malos perecerá.
Salmo 2 El reino del ungido de Jehová
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¿Por qué se amotinan las gentes, Y los pueblos piensan cosas vanas? Se levantarán los reyes de la tierra, Y príncipes consultarán unidos Contra Jehová y contra su ungido,b diciendo: Rompamos sus ligaduras, Y echemos de nosotros sus cuerdas. El que mora en los cielos se reirá; El Señor se burlará de ellos. Luego hablará a ellos en su furor, Y los turbará con su ira. Pero yo he puesto mi rey Sobre Sion, mi santo monte.
Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy.c Pídeme, y te daré por herencia las naciones, Y como posesión tuya los confines de la tierra. Los quebrantarás con vara de hierro;d Como vasija de alfarero los desmenuzarás. 1:3 Jer. 17:8
b
2:1-2 Hch. 4:25-26
c
2:7 Hch. 13:33; He. 1:5; 5:5
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2:9 Ap. 2:26-27; 12:5; 19:15
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El Hijo de Dios SALMO 2
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l Salmo 2 fue escrito por David y es un pasaje mesiánico, es decir, es un salmo sobre Jesús. De hecho, este salmo se cita varias veces en el Nuevo Testamento (Hech. 4:25-26; 13:33; Heb. 1:5; 5:5; Apoc. 2:26-27; 12:5; 19:15). David exhorta a las naciones paganas y rebeldes a que abandonen los planes contrarios al Señor y a que se sometan a la autoridad del Rey, que es Jesús. Los primeros versículos hablan de la rebeldía de las naciones. Al inicio aparece una pregunta retórica: ¿cómo pueden las gentes sublevarse ante Dios, si su plan está totalmente destinado al fracaso? Según ellos no podían soportar estar «encadenados», pues querían «ser libres» del gobierno del Mesías. ¿Cómo responde Dios? El Señor mora en los cielos y se sienta en Su trono. ¡Cuán necio es resistirse a Él! Nosotras debemos igualmente someternos a nuestro Dios misericordioso, quien ha dado a Su Hijo (vv. 7-8). El versículo 10 es una amonestación de parte de David hacia los pueblos rebeldes: ¡sean prudentes y sirvan al Hijo! Aquellos que están a cargo de un pueblo, nación o gente, para ver bendición, sin duda alguna deben obedecer y tener un temor reverente. Los versículos 11 y 12 hacen claro que para servir a Dios se debe honrar a Su Hijo. Al final hay una bendición (v. 12). Confiar o refugiarse en el Señor se repite constantemente en los salmos, y este no es la excepción. Someterse al Hijo es encontrar refugio en el ungido del Señor, y por ende en Dios mismo. En este salmo vemos la exaltación de Cristo. En la segunda venida del Señor Jesús habrá ira contra aquellos que se rebelan contra Dios, pero al mismo tiempo será un tiempo de alegría y refugio para aquellos que se someten y han puesto su fe en el Señor. Gloria a Dios por Su gracia que aun en rebeldía y en pecado, Él nos salvó y, sin merecerlo, nos dio vida eterna.
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Salmos 22:17
Salmo 22 Al músico principal; sobre Ajelet-sahar. Salmo de David.
1 Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?a ¿Por qué estás tan lejos de mi salvación, y de las palabras de mi clamor? 2 Dios mío, clamo de día, y no respondes; Y de noche, y no hay para mí reposo.
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Un grito de angustia y un canto de alabanza
3 Pero tú eres santo, Tú que habitas entre las alabanzas de Israel. 4 En ti esperaron nuestros padres; Esperaron, y tú los libraste. 5 Clamaron a ti, y fueron librados; Confiaron en ti, y no fueron avergonzados. 6 Mas yo soy gusano, y no hombre; Oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo. 7 Todos los que me ven me escarnecen; Estiran la boca, menean la cabeza,b diciendo: 8 Se encomendó a Jehová; líbrele él; Sálvele, puesto que en él se complacía.c 9 Pero tú eres el que me sacó del vientre; El que me hizo estar confiado desde que estaba a los pechos de mi madre. 10 Sobre ti fui echado desde antes de nacer; Desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios. 11 No te alejes de mí, porque la angustia está cerca; Porque no hay quien ayude. 12 13
Me han rodeado muchos toros; Fuertes toros de Basán me han cercado. Abrieron sobre mí su boca Como león rapaz y rugiente.
14 15
He sido derramado como aguas, Y todos mis huesos se descoyuntaron; Mi corazón fue como cera, Derritiéndose en medio de mis entrañas. Como un tiesto se secó mi vigor, Y mi lengua se pegó a mi paladar, Y me has puesto en el polvo de la muerte.
16 17
Porque perros me han rodeado; Me ha cercado cuadrilla de malignos; Horadaron mis manos y mis pies. Contar puedo todos mis huesos;
a
22:1 Mt. 27:46; Mr. 15:34 b 22:7 Mt. 27:39; Mr. 15:29; Lc. 23:35 c 22:8 Mt. 27:43
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salmos X:X
¿Por qué me has desamparado? SALMO 22:121
E
n este salmo vemos el clamor del que se siente desamparado. También vemos una respuesta, un reposo y una esperanza. El salmista presenta este salmo de manera profética, y Cristo mismo cita estas palabras cuando agonizaba en la cruz (Mat. 27:46). El clamor de Cristo es un grito de agonía que conlleva el sufrimiento profundo y la angustia por la ira divina que se derramaría sobre Él. La respuesta y el reposo son dos necesidades profundas del corazón humano. Y solo pueden hallarse en un encuentro con Cristo. Cuando el salmista se pierde en sus propias emociones y palabras, vuelve a enfocarse en el carácter de Dios que había conocido en tiempos no tumultuosos. Dios es nuestro eterno cuidador. Dios el Padre es la esperanza del que ha sido abandonado, del que ha tenido padres negligentes, del padre que se siente incapaz. Todos, antes de estar bajo el cuidado humano, hemos estado bajo el cuidado de Dios. Cristo sabía esto. Él fue desamparado en la cruz para que los que estamos en Él nunca experimentemos el desamparo de Dios. En esto podemos descansar. Él experimentó en la cruz quebranto físico y emocional, el fin de Sus fuerzas humanas. Ahora, todos los abatidos pueden tener un Sumo Sacerdote, un Varón de dolores, experimentado en quebranto. El quebrantado encuentra consuelo en las manos perforadas del Salvador. Esas manos contienen esperanza, y ellas secarán toda lágrima cuando no habrá más quebranto, ni abandono, ni dolor. Cristo padeció el insulto de Su propio pueblo a un grado mayor que cualquier profeta, sacerdote o rey. Soportó la humillación de los que Él había creado para Su gloria, las golpizas inmisericordes de las manos que Él formó, la vergüenza de la desnudez, los insultos inmerecidos, la traición de los que le habían prometido fidelidad y de los que había llamado amigos. Pero Cristo esperó la respuesta y la vindicación en la resurrección. Esta es nuestra esperanza en Cristo: todos los que estamos en Él resucitaremos y seremos glorificados. Tenemos la certeza de que el mismo poder que levantó a Cristo de los muertos es el que actúa en cada una de nuestras vidas para ayudarnos a serle fiel.
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salmos 23:3
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Entre tanto, ellos me miran y me observan. Repartieron entre sí mis vestidos, Y sobre mi ropa echaron suertes.a Mas tú, Jehová, no te alejes; Fortaleza mía, apresúrate a socorrerme. Libra de la espada mi alma, Del poder del perro mi vida. Sálvame de la boca del león, Y líbrame de los cuernos de los búfalos. Anunciaré tu nombre a mis hermanos; En medio de la congregación te alabaré.b Los que teméis a Jehová, alabadle; Glorificadle, descendencia toda de Jacob, Y temedle vosotros, descendencia toda de Israel. Porque no menospreció ni abominó la aflicción del afligido, Ni de él escondió su rostro; Sino que cuando clamó a él, le oyó. De ti será mi alabanza en la gran congregación; Mis votos pagaré delante de los que le temen. Comerán los humildes, y serán saciados; Alabarán a Jehová los que le buscan; Vivirá vuestro corazón para siempre. Se acordarán, y se volverán a Jehová todos los confines de la tierra, Y todas las familias de las naciones adorarán delante de ti. Porque de Jehová es el reino, Y él regirá las naciones. Comerán y adorarán todos los poderosos de la tierra; Se postrarán delante de él todos los que descienden al polvo, Aun el que no puede conservar la vida a su propia alma. La posteridad le servirá; Esto será contado de Jehová hasta la postrera generación. Vendrán, y anunciarán su justicia; A pueblo no nacido aún, anunciarán que él hizo esto.
Salmo 23 Salmo de David.
1 2
Jehová es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará.c Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.
3
a
22:18 Mt. 27:35; Mr. 15:24; Lc. 23:34; Jn. 19:24
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b
22:22 He. 2:12
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Jehová es mi pastor
23:2 Ap. 7:17
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salmos 23:4
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Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y en la casa de Jehová moraré por largos días.
5 6
El rey de gloria
Salmo 24 Salmo de David.
De Jehová es la tierra y su plenitud;a El mundo, y los que en él habitan. Porque él la fundó sobre los mares, Y la afirmó sobre los ríos.
1
2 3
¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo? El limpio de manos y puro de corazón;b El que no ha elevado su alma a cosas vanas, Ni jurado con engaño. Él recibirá bendición de Jehová, Y justicia del Dios de salvación. Tal es la generación de los que le buscan, De los que buscan tu rostro, oh Dios de Jacob. Selah
4 5 6 7 8 9 10
David implora dirección, perdón y protección
Salmo 25 Salmo de David.
1 2 3
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Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, Y alzaos vosotras, puertas eternas, Y entrará el Rey de gloria. ¿Quién es este Rey de gloria? Jehová el fuerte y valiente, Jehová el poderoso en batalla. Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, Y alzaos vosotras, puertas eternas, Y entrará el Rey de gloria. ¿Quién es este Rey de gloria? Jehová de los ejércitos, Él es el Rey de la gloria. Selah
A ti, oh Jehová, levantaré mi alma. Dios mío, en ti confío; No sea yo avergonzado, No se alegren de mí mis enemigos. Ciertamente ninguno de cuantos esperan en ti será confundido; Serán avergonzados los que se rebelan sin causa.
24:1 1 Co. 10:26
b
24:4 Mt. 5:8
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Mi buen Pastor SALMO 23
S
olemos creer que somos capaces de cuidarnos a nosotras mismas. Si nosotras no lo hacemos, nadie más lo hará. Creemos que Dios existe, pero vivimos como si todo dependiera de nosotras. El rey David, quien escribió este salmo, había sido un pastor de ovejas en su juventud. Entendía bien el cuidado y la protección que requerían las ovejas, quienes dependían totalmente del pastor. En este salmo, David reconoció a Dios como su Pastor y se refirió a Él en términos de una relación íntima y personal. Había conocido Su bondad, Su protección y Su fidelidad. En el Salmo 22 David predijo la vida y la muerte del buen Pastor. Luego, en Juan 10:11, Jesús afirmaría: «Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas». El buen Pastor sacrificó Su vida por nosotras, Sus ovejas. Es algo asombroso y hermoso. El buen Pastor nos amó tanto que dio Su vida para que nuestras almas fueran satisfechas en Él y para que encontráramos vida solo en Él. El Salmo 23 es un pasaje refrescante que se escribió para aquellos que han puesto su fe en el buen Pastor. Nada nos faltará. No significa que Él nos dé todo lo que queramos, sino que el creyente encuentra todo lo que necesita en Cristo. Hay un contentamiento en saber que Dios camina con nosotras. Aun cuando andemos «en valle de sombra de muerte», Él no nos dejará. Nos guardará, nos cubrirá y nos protegerá. David no solo se refirió a Dios como su Pastor, sino también como un anfitrión que prepara todo para agradar a Su invitado. Dios suplió cada una de sus necesidades, le trajo paz, y prometió que Su bondad y Su amor siempre lo acompañarían. Por si eso no fuera poco, gozaría de la presencia del Señor para siempre, tanto en sus días en la tierra como después. Pensamos que todo depende de nosotras. Pensamos que el temor que nos abruma es más grande que nuestro Salvador, Jesucristo. Pero podemos confiar en que hay reposo en Él. Cristo es nuestra fuerza aun cuando nos sentimos débiles. Él usa esos momentos de incertidumbre y temor para que confiemos en el buen Pastor que dio Su vida por nosotras. En vez de enfocarnos en lo que nos rodea, enfoquémonos en el Cristo que camina con nosotras. Él dio Su vida para que disfrutáramos Su salvación, protección y provisión. Gocémonos en Su presencia para siempre, tanto en nuestros días aquí en la tierra como después.
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Salmos 40:5
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En tanto que el impío esté delante de mí. Enmudecí con silencio, me callé aun respecto de lo bueno; Y se agravó mi dolor. Se enardeció mi corazón dentro de mí; En mi meditación se encendió fuego, Y así proferí con mi lengua:
4 Hazme saber, Jehová, mi fin, Y cuánta sea la medida de mis días; Sepa yo cuán frágil soy. 5 He aquí, diste a mis días término corto, Y mi edad es como nada delante de ti; Ciertamente es completa vanidad todo hombre que vive. Selah 6 Ciertamente como una sombra es el hombre; Ciertamente en vano se afana; Amontona riquezas, y no sabe quién las recogerá. 7 Y ahora, Señor, ¿qué esperaré? Mi esperanza está en ti. 8 Líbrame de todas mis transgresiones; No me pongas por escarnio del insensato. 9 Enmudecí, no abrí mi boca, Porque tú lo hiciste. 10 Quita de sobre mí tu plaga; Estoy consumido bajo los golpes de tu mano. 11 Con castigos por el pecado corriges al hombre, Y deshaces como polilla lo más estimado de él; Ciertamente vanidad es todo hombre. Selah 12 13
Oye mi oración, oh Jehová, y escucha mi clamor. No calles ante mis lágrimas; Porque forastero soy para ti, Y advenedizo, como todos mis padres. Déjame, y tomaré fuerzas, Antes que vaya y perezca.
Salmo 40 Al músico principal. Salmo de David.
Alabanza por la liberación divina
1 Pacientemente esperé a Jehová, Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. 2 Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. 3 Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, Y confiarán en Jehová. 4 Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza, Y no mira a los soberbios, ni a los que se desvían tras la mentira. 5 Has aumentado, oh Jehová Dios mío, tus maravillas;
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salmos 40:6
Y tus pensamientos para con nosotros, No es posible contarlos ante ti. Si yo anunciare y hablare de ellos, No pueden ser enumerados. 6
Sacrificio y ofrenda no te agrada; Has abierto mis oídos; Holocausto y expiación no has demandado. Entonces dije: He aquí, vengo; En el rollo del libro está escrito de mí; El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, Y tu ley está en medio de mi corazón.a
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He anunciado justicia en grande congregación; He aquí, no refrené mis labios, Jehová, tú lo sabes. No encubrí tu justicia dentro de mi corazón; He publicado tu fidelidad y tu salvación; No oculté tu misericordia y tu verdad en grande asamblea. Jehová, no retengas de mí tus misericordias; Tu misericordia y tu verdad me guarden siempre. Porque me han rodeado males sin número; Me han alcanzado mis maldades, y no puedo levantar la vista. Se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza, y mi corazón me falla. Quieras, oh Jehová, librarme; Jehová, apresúrate a socorrerme. Sean avergonzados y confundidos a una Los que buscan mi vida para destruirla. Vuelvan atrás y avergüéncense Los que mi mal desean; Sean asolados en pago de su afrenta Los que me dicen: ¡Ea, ea! Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan, Y digan siempre los que aman tu salvación: Jehová sea enaltecido. Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mí. Mi ayuda y mi libertador eres tú; Dios mío, no te tardes.
40:6-8 He. 10:5-7
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Me deleito en hacer Tu voluntad SALMO 40:68
N
uestra cultura enseña que, para conseguir el favor de Dios y recibir Su perdón, debemos sacrificarnos y vivir cargadas de culpa. Sin embargo, Dios no espera que hagamos actos externos de sacrificio. Si nos acercamos a escucharlo y abrimos nuestro corazón a Sus palabras, podemos conocerlo y deleitarnos en vivir para Él. Como cristianas que deseamos agradar a Dios, podemos desenfocarnos y distraernos con lo externo. Es frecuente evaluar la vida espiritual de alguien por lo que se puede ver: cómo luce o qué hace. Por ejemplo, si es una mujer esforzada, una madre sacrificada o quizás una esposa abnegada. No podemos negar que todo eso tiene valor. En el Antiguo Testamento, bajo el pacto mosaico, Dios instituyó los sacrificios y holocaustos. Pero estos debían hacerse con fe y en los términos que el Señor instruyó. Los sacrificios por obligación y sin observar lo establecido eran abominables para Dios. Pero nosotras ya no tenemos que hacer sacrificios para pagar por nuestros pecados. Entonces, ¿qué espera Dios de nosotras? ¿Podemos vivir como nos plazca? Por supuesto que no. La vida cristiana está llena de sacrificios externos que se originan de un corazón agradecido. Nuestro deleite debería ser vivir agradando a Dios en lugar de agradarnos a nosotras mismas. Necesitamos acercarnos a Él y pedirle que abra nuestros oídos a Su voz y los cierre a otras voces. Hay mucho ruido alrededor de nosotras, incluso más dentro de nosotras. Necesitamos hacer silencio y escucharlo. Tal vez mucho de lo que haces no viene de un corazón que se deleita en tener una relación con Dios. Es posible que Su Palabra no habite en tu corazón, aunque tu mente la conozca. Si no tienes una relación viva con Él, nunca encontrarás gozo en la vida. Por el contrario, te parecerá muy pesada y difícil. El deleite en hacer la voluntad de Dios viene de un corazón que atesora Su Palabra y lo ama con todo su ser. He aquí el secreto: Cristo se ofrendó como sacrificio por tus pecados. Si te acercas en arrepentimiento y fe, Su Palabra será implantada en tu corazón y anhelarás, desde dentro de ti, hacer Su voluntad y vivir para Él. Su Palabra será la que guíe tus pasos al gozo de rendirte a Él y hacer Su voluntad.
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04/08/2020 07.20
salmos 41:1
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Oración pidiendo salud
Salmo 41 Al músico principal. Salmo de David.
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Bienaventurado el que piensa en el pobre; En el día malo lo librará Jehová. Jehová lo guardará, y le dará vida; Será bienaventurado en la tierra, Y no lo entregarás a la voluntad de sus enemigos. Jehová lo sustentará sobre el lecho del dolor; Mullirás toda su cama en su enfermedad.
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Yo dije: Jehová, ten misericordia de mí; Sana mi alma, porque contra ti he pecado. Mis enemigos dicen mal de mí, preguntando: ¿Cuándo morirá, y perecerá su nombre? Y si vienen a verme, hablan mentira; Su corazón recoge para sí iniquidad, Y al salir fuera la divulgan.
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Reunidos murmuran contra mí todos los que me aborrecen; Contra mí piensan mal, diciendo de mí: Cosa pestilencial se ha apoderado de él; Y el que cayó en cama no volverá a levantarse. Aun el hombre de mi paz, en quien yo confiaba, el que de mi pan comía, Alzó contra mí el calcañar.a Mas tú, Jehová, ten misericordia de mí, y hazme levantar, Y les daré el pago. En esto conoceré que te he agradado, Que mi enemigo no se huelgue de mí. En cuanto a mí, en mi integridad me has sustentado, Y me has hecho estar delante de ti para siempre. Bendito sea Jehová, el Dios de Israel, Por los siglos de los siglos.b Amén y Amén.
LIBRO II Mi alma tiene sed de Dios
Salmo 42 Al músico principal. Masquil de los hijos de Coré.
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2 3
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Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios? Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, Mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios?
41:9 Mt. 26:24; Mr. 14:21; Lc. 22:22; Jn. 13:18; 17:12
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41:13 Sal. 106:48
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Ten piedad y levántame SALMO 41
D
esde Génesis 3, vivir en este mundo caído ha sido difícil. La tierra fue maldita y, por lo tanto, el diario vivir cuesta mucho esfuerzo. Aunque Dios está en control de todo, debido a la rebelión del hombre, Satanás es quien dirige a aquellos que viven sin Dios, quienes tienen una cosmovisión contraria a Dios y a Sus designios. Jesús mismo dijo a Sus discípulos que tendrían tribulaciones; sin embargo, no nos dejó sin esperanza, porque Él también les dijo: «confiad, yo he vencido al mundo» ( Juan 16:33). El Salmo 41 no solamente expresa lo que sentimos en medio de las tribulaciones, sino que también nos explica lo que el Varón de dolores sentía mientras caminó por esta tierra. Según Isaías 53:3, Él fue «despreciado y desechado entre los hombres». ¿Cómo es posible que el Dios del universo, el Creador de todo ( Juan 1:3), vivió y no fue reconocido, sino que fue rechazado por Sus criaturas? ¡Porque ese era el plan de Dios! En Génesis 3:15 Dios le advierte a la serpiente sobre alguien que vendría y representaría a la raza humana pecadora, y que ese descendiente de la mujer, el Mesías, heriría a la serpiente con un golpe mortal. Cuando el Mesías muere, pareciera que Satanás triunfa. Sin embargo, el sacrificio de Jesús causa la derrota del enemigo y de la muerte. Jesús vivió una vida perfecta llena de amor, pero el pueblo lo rechazó. Aún peor, los líderes, aquellos que representaban a Dios delante del pueblo, lo odiaron y tramaron Su muerte. Sin darse cuenta cumplieron la sentencia contra Satanás. A los líderes políticos no les importó Su muerte, y de Sus amigos íntimos, aquellos que caminaron con Él por tres años, uno lo negó tres veces, otro dudó de Él y el otro lo traicionó (Sal. 41:9). Dios protegió a Jesús hasta la hora apropiada, y el Padre mismo entregó a Su Hijo para pagar el precio de Sus enemigos. Al morir, Cristo venció y rescató para sí mismo un pueblo. Desde entonces, aquellos rescatados son perseguidos por el mundo. Cristo mismo dijo que así como el mundo lo odiaba a Él, también nos odiaría ( Juan 15:19). El evangelio es el anuncio de que ya Cristo venció la guerra espiritual, pero esta no terminará hasta cuando Satanás sea arrojado al lago de fuego (Apoc. 20:10). Mientras tanto, como en cualquier guerra, hay batallas y sufrimientos (Col. 1:24). Sin embargo, el éxito está garantizado. ¡No desmayes! Dios tiene reservado un galardón para quienes se mantienen fieles en medio de la tribulación.
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EL SANTO EVANGELIO SEGÚN
SAN JUAN
1
En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. El Verbo hecho carne 2 Este era en el principio con Dios. 3 Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. 4 En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. 5 La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella. 6 Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan.a 7 Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él. 8 No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz. 9 Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. 10 En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. 11 A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. 12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; 13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. 14 Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. 15 Juan dio testimonio de él, y clamó diciendo: Este es de quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí; porque era primero que yo. 16 Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia. 17 Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. 18 A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer. Testimonio de Juan el Bautista 19 Este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas para que le preguntasen: ¿Tú, quién eres? 20 Confesó, y no negó, sino confesó: Yo no soy el Cristo. 21 Y le preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres tú Elías?b Dijo: No soy. ¿Eres tú el profeta?c Y respondió: No. 22 Le dijeron: ¿Pues quién eres? para que demos respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo? 23 Dijo: Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías.d 24 Y los que habían sido enviados eran de los fariseos. 25 Y le preguntaron, y le dijeron: ¿Por qué, pues, bautizas, si tú no eres el Cristo, ni Elías, ni el profeta? 26 Juan les respondió diciendo: Yo bautizo con agua; mas en medio de vosotros está uno a quien vosotros no conocéis. 27 Este es el que viene después de mí, el que es antes de mí, del cual yo no soy digno de desatar la correa del calzado. 28 Estas cosas sucedieron en Betábara, al otro lado del Jordán, donde Juan estaba bautizando. 29 El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero El Cordero de Dios de Dios, que quita el pecado del mundo. 30 Este es aquel de quien yo dije: Después de mí viene un varón, el cual es antes de mí; porque era primero que yo. 31 Y yo no le conocía; mas para que fuese manifestado a Israel, por esto vine a
1:6 Mt. 3:1; Mr. 1:4; Lc. 3:1-2 b 1:21 Mal. 4:5 c 1:21 Dt. 18:15,18 d 1:23 Is. 40:3
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El Verbo JUAN 1:118
¿Q
uién es Jesús?
Esa es la pregunta más importante de la historia. Esa es la pregunta que, tarde o temprano, todos tendrán que responder. ¿Quién es Jesús? En los primeros versículos de su Evangelio, Juan describe una imagen gloriosa de Jesús: «En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios» (v. 1). En unas pocas palabras se nos revela que el Verbo es eterno, que es una persona distinta a Dios Padre, y que a la vez es Dios. El Verbo, Jesús, supera todas nuestras expectativas. Irónicamente, este Ser tan glorioso, la Luz verdadera, fue rechazado por el mundo que Él mismo creó. ¿Cómo es posible? Si «todas las cosas por él fueron hechas» (v. 3), ¿cómo pudo ser despreciado? La gloria de Jesús no se manifestó como «los suyos» esperaban (v. 11). El apóstol Juan registra que Juan el Bautista proclamó la superioridad de Cristo. Sin embargo, el mundo no lo reconoció. Miró a un hombre humilde y, a pesar de Sus extraordinarios milagros y palabras, terminó burlándose de Él y clavándolo en una cruz. Pero ese hombre no era un hombre cualquiera. Era el Verbo eterno hecho carne que habitó entre nosotros. Era Dios que se humilló al no ejercer muchos de Sus atributos y se limitó al tomar forma de siervo, llegando hasta la muerte de cruz (Fil. 2). Él pagó por el pecado de Su pueblo y lo rescató de las garras de la muerte. ¿Quién es Jesús? La respuesta correcta no es repetir de memoria lo que aprendimos en la escuela dominical. La respuesta brota de un corazón como el de Juan, quien reconoce con gozo que Cristo es superior. Se trata de tener ojos para ver la gloria de la Luz verdadera y ser testigos de Su poder para salvar. ¿Conoces al Verbo o has creado a un Jesús diferente en tu imaginación? ¿Rechazas la gloria del Hijo porque no se manifiesta como esperabas? Él es el Hijo unigénito que vive en comunión íntima con el Padre. Solo los que lo reciben, los que creen en Su nombre, pueden ser contados como hijos de Dios. El Verbo que estaba en el principio es el único que puede mostrarnos al Padre. ¡Esas son buenas noticias! Existe un camino a Dios, un camino en el cual permanecer… Jesús. ¡Búscalo!
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san juan 2:11
yo bautizando con agua. 32 También dio Juan testimonio, diciendo: Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre él. 33 Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, aquel me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ese es el que bautiza con el Espíritu Santo. 34 Y yo le vi, y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios. 35 El siguiente día otra vez estaba Juan, y dos de sus discípulos. 36 Y mirando a Jesús que andaba por allí, dijo: He aquí el Cordero de Dios. 37 Le oyeron hablar los dos discípulos, y siguieron a Jesús. 38 Y volviéndose Jesús, y viendo que le seguían, les dijo: ¿Qué buscáis? Ellos le dijeron: Rabí (que traducido es, Maestro), ¿dónde moras? 39 Les dijo: Venid y ved. Fueron, y vieron donde moraba, y se quedaron con él aquel día; porque era como la hora décima. 40 Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan, y habían seguido a Jesús. 41 Este halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que traducido es, el Cristo). 42 Y le trajo a Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás; tú serás llamado Cefasa (que quiere decir, Pedrob). 43 El siguiente día quiso Jesús ir a Galilea, y halló a Felipe, y le dijo: Sígueme. 44 Y Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y Pedro. 45 Felipe halló a Natanael, y le dijo: Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la ley, así como los profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret. 46 Natanael le dijo: ¿De Nazaret puede salir algo de bueno? Le dijo Felipe: Ven y ve. 47 Cuando Jesús vio a Natanael que se le acercaba, dijo de él: He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño. 48 Le dijo Natanael: ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús y le dijo: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi. 49 Respondió Natanael y le dijo: Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel. 50 Respondió Jesús y le dijo: ¿Porque te dije: Te vi debajo de la higuera, crees? Cosas mayores que estas verás. 51 Y le dijo: De cierto, de cierto os digo: De aquí en adelante veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios que suben y desciendenc sobre el Hijo del Hombre. Al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús. 2 Y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos. 3 Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino. 4 Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora. 5 Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere.d 6 Y estaban allí seis tinajas de piedra para agua, conforme al rito de la purificación de los judíos, en cada una de las cuales cabían dos o tres cántaros. 7 Jesús les dijo: Llenad estas tinajas de agua. Y las llenaron hasta arriba. 8 Entonces les dijo: Sacad ahora, y llevadlo al maestresala. Y se lo llevaron. 9 Cuando el maestresala probó el agua hecha vino, sin saber él de dónde era, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo, 10 y le dijo: Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces el inferior; mas tú has reservado el buen vino hasta ahora. 11 Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él.
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a d
1:42 De la palabra piedra en arameo 2:5 Gn. 41:55
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b
1:42 De la palabra piedra en griego
c
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Los primeros discípulos
Jesús llama a Felipe y a Natanael
Las bodas de Caná
1:51 Gn. 28:12
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san juan X:X
Él los conoce a todos JUAN 2:2325
E
n Juan 2 Jesús está iniciando Su ministerio. Él había elegido ya a Sus discípulos y acababa de hacer Su primer milagro de convertir agua en vino en la boda de Caná. Leemos que Él «manifestó Su gloria, y Sus discípulos creyeron en Él» (2:11). De Caná, Jesús pasa por Capernaum y llega a Jerusalén para la Pascua. Allí lo vemos limpiando el templo de los mercaderes, antes de comenzar su ministerio sacerdotal. La segunda vez que limpió el templo fue justo antes de Su crucifixión. Él no tenía que limpiarse a Sí mismo, como los sacerdotes humanos, sino únicamente al templo, esto así, por Su pureza moral y Su vida sin pecado. Al limpiar el templo, Jesús se comporta como el verdadero Sumo Sacerdote. Cuando las personas vieron los milagros que hizo, algunos comenzaron a creer en Él. Sin embargo, es claro que Jesús no confiaba en ellos. ¿Por qué? «Él sabía lo que había en el hombre» (v. 25). ¿Por qué no aceptó la fe de la multitud? Sabemos que Dios no hace acepción de personas (Rom. 2:11). Entonces la pregunta es: ¿en qué creyó la multitud? Puesto que Dios es omnisciente (Sal. 139:1-4), Jesús como Dios tenía un entendimiento sobrenatural no solamente de lo que ellos pensaban, sino también de la complejidad y la pecaminosidad de la naturaleza humana. La repuesta es sencilla: la multitud no tenía una fe verdadera. A diferencia de los apóstoles, quienes creyeron en Él como Mesías, la mayoría de Sus seguidores creyeron en Él solo como un gran maestro, como alguien que podía hacer sus vidas más fáciles, que podía liberarlos del dominio romano, alguien que podía servirles ( Juan 6:66). El mandamiento más importante de todos es: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas» (Mar. 12:30). No se trata de utilizar a Dios para nuestro beneficio, sino de vivir una vida dedicada totalmente a Su causa, al reflejar Su carácter a un mundo en oscuridad (Fil. 2:15). Debemos transformar nuestras mentes (Rom. 12:2) para traer luz a las tinieblas (2 Cor. 4:6). ¿Qué crees sobre Jesús? ¿Estás asistiendo a la iglesia para no irte al infierno cuando mueras? ¿O estás sirviendo al Dios del universo que es digno de todo y conoce todo? Él no solamente merece toda la gloria, sino toda tu vida también.
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san juan 3:19
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12 Después de esto descendieron a Capernaum,a él, su madre, sus hermanos y sus discípulos; y estuvieron allí no muchos días. Jesús purifica el templo 13 Estaba cerca la pascuab de los judíos; y subió Jesús a Jerusalén, 14 y halló en el templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas allí sentados. 15 Y haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos, y las ovejas y los bueyes; y esparció las monedas de los cambistas, y volcó las mesas; 16 y dijo a los que vendían palomas: Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado. 17 Entonces se acordaron sus discípulos que está escrito: El celo de tu casa me consume.c 18 Y los judíos respondieron y le dijeron: ¿Qué señal nos muestras, ya que haces esto? 19 Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.d 20 Dijeron luego los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás? 21 Mas él hablaba del templo de su cuerpo. 22 Por tanto, cuando resucitó de entre los muertos, sus discípulos se acordaron que había dicho esto; y creyeron la Escritura y la palabra que Jesús había dicho. 23 Estando en Jerusalén en la fiesta de la pascua, muchos creyeron en su Jesús conoce a todos los hombres nombre, viendo las señales que hacía. 24 Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos, porque conocía a todos, 25 y no tenía necesidad de que nadie le diese testimonio del hombre, pues él sabía lo que había en el hombre. Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal Jesús y Nicodemo entre los judíos. 2 Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. 3 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. 4 Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? 5 Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. 6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu,e espíritu es. 7 No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. 8 El vientoe sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu. 9 Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto? 10 Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto? 11 De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio. 12 Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales? 13 Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo. 14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto,f así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, 15 para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigé- De tal manera amó nito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Dios al mundo 17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. 18 El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. 19 Y esta es la condenación: que la luz vino al
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a e
2:12 Mt. 4:13 b 2:13 Ex. 12:1-27 c 2:17 Sal. 69:9 d 2:19 Mt. 26:61; 27:40; Mr. 14:58; 15:29 3:6,8 La misma palabra griega significa tanto viento como espíritu f 3:14 Nm. 21:9
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san juan X:X
Nacer de nuevo JUAN 3:115
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l corazón de este pasaje se centra en que, para entrar en el reino de Dios, uno debe nacer de nuevo. Esto no es opcional. No importa si es hoy o 2000 años atrás en los días de Nicodemo. Hasta que nos damos cuenta de que debemos nacer de nuevo, y del porqué, vemos cuán terrible es nuestra existencia sin Cristo. Muchos creyeron en Jesús durante la fiesta de la Pascua (2:23-25), pero no se menciona que nacieran de nuevo. Las señales y los milagros que Jesús realizó en Jerusalén los asombraron. Sin embargo, Jesús no confió en ellos porque sabía lo que había en ellos (v. 25). Su fe no era fe para salvación. Creían que Jesús era extraordinario, pero no que era su Salvador. Jesús conocía el corazón de cada hombre y mujer. Sabía que necesitaban nuevos corazones. Primero, debemos nacer de nuevo porque Jesús dijo que era necesario. El Rey del reino decide quién y cómo las personas entrarán en Su reino, y nadie puede decir lo contrario. Segundo, nuevos corazones son necesarios porque nuestros corazones son perversos y enemigos de Dios. Para corregirnos, el Creador de la vida debe crear vida en nuestros corazones. Si esto no sucede, el resultado es claro: no podemos entrar al cielo. No podemos estar en la presencia de un Dios santo con la naturaleza pecaminosa con que nacemos. El nuevo nacimiento es un don de Dios que resulta de la muerte, sepultura y resurrección de Cristo: «según su grande misericordia nos hizo renacer» (1 Ped. 1:3). No hay nada que podamos hacer, nada en nuestras propias fuerzas que nos permita ver el reino de Dios. Es solo por el poder de un Dios que ama y perdona que podemos ser salvos ( Juan 3:16). Y Jesús afirmó que nunca rechazaría a quien lo buscara (6:37). Nicodemo era un fariseo y su celo religioso sustituyó su necesidad de un nuevo corazón dado por gracia. Mientras afrontas tu día piensa en que, si Dios te ha dado un nuevo corazón ( Jer. 31:33; Ezeq. 11:19-20), ¿cuánto más debes depender de Él para todo lo demás?
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La mayor muestra de amor JUAN 3:16
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s el versículo más conocido de toda la Biblia y sin duda el mensaje más importante que existe: el evangelio. El versículo empieza con la exaltación del amor de Dios hacia el mundo, y nos da el mayor ejemplo posible: el Padre entrega a Su único Hijo, quien muere colgado en una cruz, sin tener falla alguna. Jesús muere por los pecados del mundo, muere en beneficio y representación de personas pecadoras. El Padre amó tanto a los pecadores que decidió dar el regalo más costoso que se puede imaginar: Su Hijo unigénito. Amó tanto al mundo no porque el mundo fuera digno de ser amado, ni porque lo haya amado a Él primero. ¡No! Dios mostró Su amor extraordinario siendo aún el mundo malo. Cristo murió por nosotros. Dios, cuyo deseo es que ninguno se pierda, sino que todos procedan a arrepentirse (2 Ped. 3:9), envió a Cristo con este propósito. En la primera venida, observamos en los Evangelios cómo Jesús no vino a condenar al mundo ( Juan 3:17), sino todo lo contrario, tuvo compasión y misericordia hacia los pecadores (Mat. 9:36). Cuando Dios entregó a Su Hijo, Su propósito era darnos el mejor regalo que puede encontrarse: la vida eterna a toda persona que crea en la obra y la persona de Jesucristo. Eso quiere decir que todo aquel que confía en Jesús como su Salvador personal, tendrá vida nueva y recibirá la vida eterna. Confiar personalmente en Jesús distingue a los que no están condenados de los que sí lo están ( Juan 3:18). El versículo continúa diciendo que los incrédulos están en la oscuridad y aborrecen la luz, y no se acercan a ella (v. 20). No se acercan a la luz porque aman su pecado y no desean que sea conocido. En cambio, el creyente desea que sus buenas obras salgan a la luz, porque son hechas por el poder de Dios (v. 21). Que Jesús haya sido levantado en la cruz tiene como base el amor de Dios. En la cruz, Dios demostró Su enorme amor para todo aquel que crea en Su Hijo. Dios lo envió a morir por nosotras y derramó Su sangre para que no nos perdamos sino tengamos vida eterna en Él.
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san juan 4:15
mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. 20 Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. 21 Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. 22 Después de esto, vino Jesús con sus discípulos a la tierra de Judea, y estuvo allí con ellos, y bautizaba. 23 Juan bautizaba también en Enón, junto a Salim, porque había allí muchas aguas; y venían, y eran bautizados. 24 Porque Juan no había sido aún encarcelado.a 25 Entonces hubo discusión entre los discípulos de Juan y los judíos acerca de la purificación. 26 Y vinieron a Juan y le dijeron: Rabí, mira que el que estaba contigo al otro lado del Jordán, de quien tú diste testimonio, bautiza, y todos vienen a él. 27 Respondió Juan y dijo: No puede el hombre recibir nada, si no le fuere dado del cielo. 28 Vosotros mismos me sois testigos de que dije: Yo no soy el Cristo,b sino que soy enviado delante de él. 29 El que tiene la esposa, es el esposo; mas el amigo del esposo, que está a su lado y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi gozo está cumplido. 30 Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe. 31 El que de arriba viene, es sobre todos; el que es de la tierra, es terrenal, y cosas terrenales habla; el que viene del cielo, es sobre todos. 32 Y lo que vio y oyó, esto testifica; y nadie recibe su testimonio. 33 El que recibe su testimonio, este atestigua que Dios es veraz. 34 Porque el que Dios envió, las palabras de Dios habla; pues Dios no da el Espíritu por medida. 35 El Padre ama al Hijo, y todas las cosas ha entregado en su mano.c 36 El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. Cuando, pues, el Señor entendió que los fariseos habían oído decir: Jesús hace y bautiza más discípulos que Juan 2 (aunque Jesús no bautizaba, sino sus discípulos), 3 salió de Judea, y se fue otra vez a Galilea. 4 Y le era necesario pasar por Samaria. 5 Vino, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, junto a la heredad que Jacob dio a su hijo José.d 6 Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta. 7 Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber. 8 Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer. 9 La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí.e 10 Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva. 11 La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva? 12 ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados? 13 Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; 14 mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. 15 La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla.
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3:24 Mt. 14:3; Mr. 6:17; Lc. 3:19-20 b 3:28 Jn. 1:20 Jos. 24:32 e 4:9 Esd. 4:1-5; Neh. 4:1-2
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3:35 Mt. 11:27; Lc. 10:22
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El amigo del esposo
El que viene de arriba
Jesús y la mujer samaritana
4:5 Gn. 33:19;
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SAN JUAN 4:16
Jesús sana al hijo de un noble
16 Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá. 17 Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; 18 porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad. 19 Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta. 20 Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar. 21 Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. 22 Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. 23 Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. 24 Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren. 25 Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas. 26 Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo. 27 En esto vinieron sus discípulos, y se maravillaron de que hablaba con una mujer; sin embargo, ninguno dijo: ¿Qué preguntas? o, ¿Qué hablas con ella? 28 Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres: 29 Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será este el Cristo? 30 Entonces salieron de la ciudad, y vinieron a él. 31 Entre tanto, los discípulos le rogaban, diciendo: Rabí, come. 32 Él les dijo: Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis. 33 Entonces los discípulos decían unos a otros: ¿Le habrá traído alguien de comer? 34 Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra. 35 ¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega. 36 Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra goce juntamente con el que siega. 37 Porque en esto es verdadero el dicho: Uno es el que siembra, y otro es el que siega. 38 Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis; otros labraron, y vosotros habéis entrado en sus labores. 39 Y muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer, que daba testimonio diciendo: Me dijo todo lo que he hecho. 40 Entonces vinieron los samaritanos a él y le rogaron que se quedase con ellos; y se quedó allí dos días. 41 Y creyeron muchos más por la palabra de él, 42 y decían a la mujer: Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente este es el Salvador del mundo, el Cristo. 43 Dos días después, salió de allí y fue a Galilea. 44 Porque Jesús mismo dio testimonio de que el profeta no tiene honra en su propia tierra.a 45 Cuando vino a Galilea, los galileos le recibieron, habiendo visto todas las cosas que había hecho en Jerusalén, en la fiesta;b porque también ellos habían ido a la fiesta. 46 Vino, pues, Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino.c Y había en Capernaum un oficial del rey, cuyo hijo estaba enfermo. 47 Este, cuando oyó que Jesús había llegado de Judea a Galilea, vino a él y le rogó que descendiese y sanase a su hijo, que estaba a punto de morir. 48 Entonces Jesús le dijo: Si no viereis señales y prodigios, no creeréis. 49 El a
4:44 Mt. 13:57; Mr. 6:4; Lc. 4:24 b 4:45 Jn. 2:23 c 4:46 Jn. 2:1-11
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SAN JUAN 5:25
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oficial del rey le dijo: Señor, desciende antes que mi hijo muera. 50 Jesús le dijo: Ve, tu hijo vive. Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se fue. 51 Cuando ya él descendía, sus siervos salieron a recibirle, y le dieron nuevas, diciendo: Tu hijo vive. 52 Entonces él les preguntó a qué hora había comenzado a estar mejor. Y le dijeron: Ayer a las siete le dejó la fiebre. 53 El padre entonces entendió que aquella era la hora en que Jesús le había dicho: Tu hijo vive; y creyó él con toda su casa. 54 Esta segunda señal hizo Jesús, cuando fue de Judea a Galilea. Después de estas cosas había una fiesta de los judíos, y subió Jesús a Je- El paralítico de Betesda rusalén. 2 Y hay en Jerusalén, cerca de la puerta de las ovejas, un estanque, llamado en hebreo Betesda, el cual tiene cinco pórticos. 3 En estos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento del agua. 4 Porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque, y agitaba el agua; y el que primero descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese. 5 Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. 6 Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano? 7 Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo. 8 Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda. 9 Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo. Y era día de reposoa aquel día. 10 Entonces los judíos dijeron a aquel que había sido sanado: Es día de reposo;a no te es lícito llevar tu lecho.b 11 Él les respondió: El que me sanó, él mismo me dijo: Toma tu lecho y anda. 12 Entonces le preguntaron: ¿Quién es el que te dijo: Toma tu lecho y anda? 13 Y el que había sido sanado no sabía quién fuese, porque Jesús se había apartado de la gente que estaba en aquel lugar. 14 Después le halló Jesús en el templo, y le dijo: Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te venga alguna cosa peor. 15 El hombre se fue, y dio aviso a los judíos, que Jesús era el que le había sanado. 16 Y por esta causa los judíos perseguían a Jesús, y procuraban matarle, porque hacía estas cosas en el día de reposo.a 17 Y Jesús les respondió: Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo. 18 Por esto los judíos aún más procuraban matarle, porque no solo quebrantaba el día de reposo,a sino que también decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios. 19 Respondió entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No pueLa autoridad del Hijo de el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente. 20 Porque el Padre ama al Hijo, y le muestra todas las cosas que él hace; y mayores obras que estas le mostrará, de modo que vosotros os maravilléis. 21 Porque como el Padre levanta a los muertos, y les da vida, así también el Hijo a los que quiere da vida. 22 Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo, 23 para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió. 24 De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida. 25 De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos
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5:9,10,16,18 Aquí equivale a sábado b 5:10 Neh. 13:19; Jer. 17:21
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san juan 5:26
oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán. 26 Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo; 27 y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre. 28 No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; 29 y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación.a 30 No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio Testigos de Cristo es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre. 31 Si yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio no es verdadero. 32 Otro es el que da testimonio acerca de mí, y sé que el testimonio que da de mí es verdadero. 33 Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él dio testimonio de la verdad.b 34 Pero yo no recibo testimonio de hombre alguno; mas digo esto, para que vosotros seáis salvos. 35 Él era antorcha que ardía y alumbraba; y vosotros quisisteis regocijaros por un tiempo en su luz. 36 Mas yo tengo mayor testimonio que el de Juan; porque las obras que el Padre me dio para que cumpliese, las mismas obras que yo hago, dan testimonio de mí, que el Padre me ha enviado. 37 También el Padre que me envió ha dado testimonio de mí.c Nunca habéis oído su voz, ni habéis visto su aspecto, 38 ni tenéis su palabra morando en vosotros; porque a quien él envió, vosotros no creéis. 39 Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; 40 y no queréis venir a mí para que tengáis vida. 41 Gloria de los hombres no recibo. 42 Mas yo os conozco, que no tenéis amor de Dios en vosotros. 43 Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viniere en su propio nombre, a ese recibiréis. 44 ¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene del Dios único? 45 No penséis que yo voy a acusaros delante del Padre; hay quien os acusa, Moisés, en quien tenéis vuestra esperanza. 46 Porque si creyeseis a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él. 47 Pero si no creéis a sus escritos, ¿cómo creeréis a mis palabras? Después de esto, Jesús fue al otro lado del mar de Galilea, el de Tiberias. Alimentación de los cinco mil 2 Y le seguía gran multitud, porque veían las señales que hacía en los enfermos. 3 Entonces subió Jesús a un monte, y se sentó allí con sus discípulos. 4 Y estaba cerca la pascua, la fiesta de los judíos. 5 Cuando alzó Jesús los ojos, y vio que había venido a él gran multitud, dijo a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman estos? 6 Pero esto decía para probarle; porque él sabía lo que había de hacer. 7 Felipe le respondió: Doscientos denarios de pan no bastarían para que cada uno de ellos tomase un poco. 8 Uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, le dijo: 9 Aquí está un muchacho, que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; mas ¿qué es esto para tantos? 10 Entonces Jesús dijo: Haced recostar la gente. Y había mucha hierba en aquel lugar; y se recostaron como en número de cinco mil varones. 11 Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias, los repartió entre los discípulos, y los discípulos entre los que estaban recostados; asimismo de los peces, cuanto querían. 12 Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada. 13 Recogieron, pues, y llenaron doce cestas de pedazos, que de los cinco panes de cebada
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a
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5:29 Dn. 12:2
b
5:33 Jn. 1:19-27; 3:27-30
c
5:37 Mt. 3:17; Mr. 1:11; Lc. 3:22
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Porque Él es Dios
san juan X:X
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JUAN 5:1929
D
espués de sanar a un paralítico, los líderes judíos estaban indignados porque Jesús lo había sanado en un día de reposo. Y «por esto […] procuraban matarle, porque no solo quebrantaba el día de reposo, sino que también decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios» ( Juan 5:18). En los versículos siguientes, Jesús no solo defendería Sus acciones, al afirmar que tanto Él como el Padre trabajaban en el día de reposo, sino que establecería Su relación filial con el Padre (v. 17) y Su naturaleza divina (v. 18). Por la naturaleza de Su relación con el Padre, Jesús posee un conocimiento privilegiado, sin comparación, de cómo obra Su Padre. Jesús afirma que cualquier cosa que hace el Padre, la hace Él también, no como una mera imitación. Si Jesús conoce y entiende lo que hace Dios, y hace lo que hace Dios, es igual a Dios. Los prodigios que hace el Padre, como Creador y Dador de vida, los hace también el Hijo, en las resurrecciones durante Su ministerio, en Su propia resurrección, y en la de los muertos al final de los tiempos. ¿Cómo puede hacer estas maravillas? Él, al igual que el Padre, tiene «vida en sí mismo» (v. 26). No solo crea vida, Él es la vida. Y por eso la puede dar. Dios le ha dado la autoridad para juzgar para que todos lo honren. Esto solo le compete a Dios (Gén. 18:25). Sería una blasfemia, si Él no fuera Dios. El rol de Jesús es afirmado en declaraciones como «no puede el Hijo hacer nada por sí mismo» ( Juan 5:19); «he descendido […], no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió» ( Juan 6:38); «así también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo; y […] autoridad de hacer juicio» (vv. 26-27). Estas palabras no hablan de una supuesta inferioridad de Jesús, sino de Sus funciones dentro de la Trinidad, y de Su humillación al hacerse humano. Por último, Jesús afirmó que los que escucharan Su Palabra tendrían vida eterna. Con estas palabras, se colocó a Sí mismo por encima de todo hombre porque Él es Dios. Toda la evidencia apunta a que Jesús es Dios y, por lo tanto, digno de nuestra adoración. Cuando muramos, Él nos despertará y nos otorgará la plenitud de la vida eterna que recibimos cuando oímos Su Palabra y creímos en Él.
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san juan 6:14
sobraron a los que habían comido. 14 Aquellos hombres entonces, viendo la señal que Jesús había hecho, dijeron: Este verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo. 15 Pero entendiendo Jesús que iban a venir para apoderarse de él y hacerle rey, volvió a retirarse al monte él solo. 16 Al anochecer, descendieron sus discípulos al mar, 17 y entrando en una Jesús anda sobre el mar barca, iban cruzando el mar hacia Capernaum. Estaba ya oscuro, y Jesús no había venido a ellos. 18 Y se levantaba el mar con un gran viento que soplaba. 19 Cuando habían remado como veinticinco o treinta estadios, vieron a Jesús que andaba sobre el mar y se acercaba a la barca; y tuvieron miedo. 20 Mas él les dijo: Yo soy; no temáis. 21 Ellos entonces con gusto le recibieron en la barca, la cual llegó en seguida a la tierra adonde iban. 22 El día siguiente, la gente que estaba al otro lado del mar vio que no había La gente busca a Jesús habido allí más que una sola barca, y que Jesús no había entrado en ella con sus discípulos, sino que estos se habían ido solos. 23 Pero otras barcas habían arribado de Tiberias junto al lugar donde habían comido el pan después de haber dado gracias el Señor. 24 Cuando vio, pues, la gente que Jesús no estaba allí, ni sus discípulos, entraron en las barcas y fueron a Capernaum, buscando a Jesús. 25 Y hallándole al otro lado del mar, le dijeron: Rabí, ¿cuándo llegaste acá? Jesús, el pan de vida 26 Respondió Jesús y les dijo: De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis. 27 Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a este señaló Dios el Padre. 28 Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? 29 Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado. 30 Le dijeron entonces: ¿Qué señal, pues, haces tú, para que veamos, y te creamos? ¿Qué obra haces? 31 Nuestros padres comieron el maná en el desierto,a como está escrito: Pan del cielo les dio a comer.b 32 Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo. 33 Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo. 34 Le dijeron: Señor, danos siempre este pan. 35 Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. 36 Mas os he dicho, que aunque me habéis visto, no creéis. 37 Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera. 38 Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. 39 Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero. 40 Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. 41 Murmuraban entonces de él los judíos, porque había dicho: Yo soy el pan que descendió del cielo. 42 Y decían: ¿No es este Jesús, el hijo de José, cuyo padre y madre nosotros conocemos? ¿Cómo, pues, dice este: Del cielo he descendido? 43 Jesús respondió y les dijo: No murmuréis entre vosotros. 44 Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le a
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6:31 Ex. 16:4,15
b
6:31 Sal. 78:24
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Yo soy el pan de vida JUAN 6:2251
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l principio de este capítulo Jesús hizo uno de los milagros más increíbles: la alimentación de los 5000. Luego de este milagro las multitudes comenzaron a seguirlo. Pero Jesús conocía muy bien sus corazones y sabía que ellos lo estaban buscando por el beneficio físico que habían recibido (v. 26). Buscaban lo dado en lugar de al Dador. Y la verdad es que tú y yo no somos muy diferentes a estas multitudes. Muchas veces queremos las bendiciones de Dios sin tener una relación con Él. Nuestro Señor es tan increíble que nos exhorta por nuestro pecado, y eso hizo con las multitudes. Jesús los confrontó sobre su deseo de bendiciones físicas al mostrarles que el propósito del milagro era que ellos pudieran ver más allá de lo físico y se asombraran por el poder de Dios. El objetivo era que sus ojos fueran abiertos al Hijo de Dios, quien tiene el poder de suplir cada necesidad. En lugar de buscar la comida que perece, debían ir detrás de la que lleva a vida eterna, y esa solo puede darla el Hijo del Hombre. La multitud le preguntó a Jesús qué debían hacer ellos para poner en práctica las obras de Dios y Jesús les muestra que no era una cuestión de hacer sino de creer. Pero ellos querían otra cosa. Le piden una señal para que pudieran creer en Él. Se habían olvidado del milagro que sus ojos acababan de presenciar. No sé tú, pero yo me veo reflejada en la multitud incrédula. Muchas veces tiendo a olvidar lo que el Señor ha hecho en mi vida. Aquí vemos cómo Él, con amor, nos recuerda lo que hemos perdido de vista. En medio de la incredulidad, Jesús les muestra que Él es el pan de vida y que aquel que coma de Él será saciado para siempre. Jesús es mejor que el pan que Él mismo provee. Él es mejor que el maná que comieron sus padres. Pero nadie puede ir a Él si el Padre no lo trae (v. 44). No hay búsqueda humana o reglas religiosas que puedan abrir nuestros ojos a Jesús. El Padre debe traernos, y esta es una verdad que trae descanso y seguridad, porque Él no perderá ninguno de los que el Padre le ha dado (v. 39). Jesús es el pan de vida, en quien encontramos redención y seguridad en medio de nuestros pecados, y quien sacia nuestras almas para que no tengamos hambre jamás.
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SAN JUAN 7:45
Palabras de vida eterna
Incredulidad de los hermanos de Jesús
resucitaré en el día postrero. 45 Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados por Dios.a Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de él, viene a mí. 46 No que alguno haya visto al Padre, sino aquel que vino de Dios; este ha visto al Padre. 47 De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna. 48 Yo soy el pan de vida. 49 Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron. 50 Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera. 51 Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo. 52 Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede este darnos a comer su carne? 53 Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. 54 El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. 55 Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. 56 El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él. 57 Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí. 58 Este es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres comieron el maná, y murieron; el que come de este pan, vivirá eternamente. 59 Estas cosas dijo en la sinagoga, enseñando en Capernaum. 60 Al oírlas, muchos de sus discípulos dijeron: Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír? 61 Sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto, les dijo: ¿Esto os ofende? 62 ¿Pues qué, si viereis al Hijo del Hombre subir adonde estaba primero? 63 El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida. 64 Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar. 65 Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre. 66 Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él. 67 Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros? 68 Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. 69 Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.b 70 Jesús les respondió: ¿No os he escogido yo a vosotros los doce, y uno de vosotros es diablo? 71 Hablaba de Judas Iscariote, hijo de Simón; porque este era el que le iba a entregar, y era uno de los doce. Después de estas cosas, andaba Jesús en Galilea; pues no quería andar en Judea, porque los judíos procuraban matarle. 2 Estaba cerca la fiesta de los judíos, la de los tabernáculos;c 3 y le dijeron sus hermanos: Sal de aquí, y vete a Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces. 4 Porque ninguno que procura darse a conocer hace algo en secreto. Si estas cosas haces, manifiéstate al mundo. 5 Porque ni aun sus hermanos creían en él. 6 Entonces Jesús les dijo: Mi tiempo aún no ha llegado, mas vuestro tiempo siempre está presto. 7 No puede el mundo aborreceros a vosotros; mas a mí me aborrece, porque yo testifico de él, que sus obras son malas. 8 Subid vosotros a la fiesta; yo no subo todavía a esa fiesta, porque mi tiempo aún no se ha cumplido. 9 Y habiéndoles dicho esto, se quedó en Galilea.
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6:45 Is. 54:13 b 6:68-69 Mt. 16:16; Mr. 8:29; Lc. 9:20 c 7:2 Lv. 23:34; Dt. 16:13
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