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Introducción
Solo basta con ver las noticias de los últimos días para darte cuenta de que las cosas no funcionan como deberían y como quisiéramos. Dos mujeres jóvenes discuten con otro joven invitado a la fiesta pidiéndole que no maneje en estado de ebriedad, y por su enojo en el momento, decide atropellarlas con su carro y arrastra a una de ellas debajo del carro por dos cuadras. Esa joven pierde la vida después de varias semanas en el hospital. Un edificio de departamentos colapsa una madrugada en Miami, matando a cientos de residentes mientras dormían. Ciudades en Alemania se inundan y miles pierden sus casas, cientos mueren ahogados. Colombia, Cuba y Sudáfrica han experimentado protestas contra el gobierno que han terminado en violencia y en muertes.
Este es solo el resumen de algunas cosas que he visto en las noticias en las últimas semanas antes de comenzar a escribir este capítulo. Si quisiera regresarme a hacer un recuento del 2020, podría escribir varios libros. Entiendes mi punto. Estamos rodeados del mal todos los días. Sufrir las consecuencias del mal es inevitable y queremos que alguien sea responsable, o por lo menos queremos tener alguna explicación que tenga sentido.
La pregunta más común que nos podríamos hacer es ¿dónde está Dios? ¿Qué está haciendo sobre todas estas cosas? De acuerdo con las realidades del mundo que nos rodea, es más fácil adoptar el deísmo, que afirma que Dios creó todas las cosas, pero no interviene en los asuntos del hombre. Nos ha dejado a nuestro propio destino. También sería más fácil pensar que no hay ningún Dios detrás de este universo y que todo es el resultado de
accidentes naturales sin ningún Originador, Causa, o Diseñador eterno.
La Biblia nos habla sobre un Dios que hizo todas las cosas, que es bueno y que también es soberano. Pero ese mismo Dios puso un árbol en medio de la creación original para probar a los primeros seres humanos, sabiendo que fallarían. Es un Dios que ordenó a Su pueblo exterminar naciones, junto con mujeres, niños y animales. Y finalmente, es un Dios que dice que si rechazamos Su oferta de salvación, seremos condenados eternamente a un lago de fuego.
Para la mayoría de los escépticos, esta es su principal objeción al cristianismo. Muchos han decidido rechazar por completo al Dios de la Biblia, o crear un nuevo dios que cumpla con las características que desean que tenga. Si alguna de estas categorías te describe, este libro es para ti. Es importante que los que hemos creído firmemente y puesto toda nuestra esperanza en el Dios de la Biblia, tengamos una conversación honesta en torno a las preguntas difíciles que todos debemos responder. Abordaremos ahora esas preguntas.