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RECONOCE A DIOS COMO EL DUEÑO DE TODO

En las Escrituras, Dios usa más de 250 nombres para referirse a sí mismo. Pero el nombre que mejor describe la parte de Dios en el área del dinero es «Señor». Esta es la parte más importante de todo este estudio, ya que la manera como vemos a Dios determina nuestra forma de vivir. Por ejemplo, ¿por qué después de haber perdido a sus hijos y todas sus posesiones, Job aún fue capaz de adorar a Dios? Él conocía al Señor y conocía el papel del Señor como dueño de todas sus posesiones. ¿Por qué prefirió Moisés sufrir con el pueblo de Israel, abandonando todas las riquezas de Egipto? Porque Moisés conocía a Dios y lo aceptaba como su Señor. Existen tres facetas de Dios como «Señor» en el área de recursos materiales.

1. Dios es el dueño de todas las cosas

El Señor es dueño de todas nuestras posesiones. «He aquí, de Jehová tu Dios son los cielos, y los cielos de los cielos, la tierra, y todas las cosas que hay en ella» (Deut. 10:14). «De Jehová es la tierra y su plenitud; el mundo, y los que en él habitan» (Sal. 24:1).

El Señor es el Creador de todas las cosas y Él nunca ha transferido la propiedad de Su creación al hombre. Colosenses 1:17 nos dice: «Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten» . En este mismo instante todas las cosas subsisten porque el Señor las sostiene con Su poder. En este estudio nos daremos cuenta de que reconocer el dominio de Dios sobre todas las cosas es un elemento clave que nos permitirá dejar que Jesucristo sea el Señor de nuestro dinero y nuestras posesiones.

Dios es el Señor sobre cada cosa y decisión Si vamos a ser verdaderos seguidores de Cristo, debemos entregarle el control de todos nuestros bienes a Él. «Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo» (Luc. 14:33). Debemos renunciar al derecho de propiedad de todas nuestras posesiones. El Señor a veces nos prueba pidiéndonos que renunciemos a aquello que es la posesión más valiosa para nosotros.

Lee Génesis 22:12 y escribe cómo te reta el ejemplo de Abraham para renunciar a lo que crees es tu posesión más preciada:

Cuando reconocemos que Dios es dueño de todo, cada decisión que tomamos al efectuar un gasto viene a ser una decisión espiritual. Ya no le preguntamos: «Señor, ¿qué quieres que haga con mi dinero?», sino que decimos: «¿Señor, ¿qué quieres que haga con Tu dinero?». Al manejar Su dinero desde esta perspectiva, orando de acuerdo con Su voluntad, cada decisión de gastar y ahorrar se convierte en algo tan espiritual como el ofrendar.

El hecho de que Dios es el dueño de todo también influye en la manera como cuidamos las posiciones. Porque Él es dueño de la casa donde vivimos, debemos complacerle al cuidar Su casa y tenerla más limpia y mejor mantenida.

Reconoce que Dios es el dueño

Reconocer constantemente que Dios es el dueño de todo puede ser difícil. Podemos afirmar intelectualmente que Dios es el dueño de todo lo que poseemos, y sin embargo, podríamos seguir viviendo como si esto no fuera verdad. Para esto necesitamos experimentar un cambio total de nuestra mentalidad.

Las siguientes son algunas sugerencias prácticas que nos ayudarán a reconocer a Dios como el dueño de todo: a. Durante los próximos 30 días, medita en 1 Crónicas 29:11-12 al despertarte y antes de acostarte. b. Ten cuidado con el uso de los pronombres personales. Sustituye «mi», «mío» o «nuestro» por «Suyo», «de Él» o «del Señor». c. Durante los próximos 30 días, ora constantemente pidiéndole al Señor que te haga consciente de que Él es el dueño de todo y de que debes estar dispuesto a renunciar a todas tus posesiones. d. Cada vez que adquieras alguna cosa, acostúmbrate a reconocer que no te pertenece, sino al Señor.

2. Dios tiene el control sobre cada circunstancia

La segunda cosa que Dios se reservó como Su responsabilidad es el control absoluto de todas las cosas que ocurren sobre la tierra. «Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos» (1 Crón. 29:11). «Todo lo que Jehová quiere, lo hace, en los cielos y en la tierra, en los mares y en todos los abismos» (Sal. 135:6).

Para los hijos de Dios, es importante darse cuenta de que Su Padre celestial toma aun las circunstancias que parecen devastadoras para que sean de bendición a aquellos que lo aman. «Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados» (Rom. 8:28).

3. Dios es el Proveedor de toda necesidad

El tercer elemento en la parte de Dios es la provisión. El Señor promete proveer para satisfacer nuestras necesidades. «Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas» (Mat. 6:33).

En muchos hogares se ha enseñado que «el varón es el proveedor del hogar». Sabemos que eso es algo que nos enseñaron de niños y es algo muy cultural. Sin embargo, si alguna mujer todavía piensa que su esposo es el proveedor de su hogar, un día de estos ¡se llevará una gran sorpresa!

En Génesis 22:14 uno de los nombres de Dios es «Jehová proveerá». Entonces, el Señor es nuestro proveedor y Él provee algunas veces a través de la mujer, otras a través del varón, algunas veces a través de los dos y otras a través de ninguno de los dos.

Los varones no deberíamos deprimirnos cuando perdemos nuestros trabajos, porque «se supone que somos los proveedores del hogar». Deberíamos confiar en Dios para la provisión que necesitamos. Tampoco deberíamos deprimirnos si nuestras esposas ganan más que nosotros, porque no está en el varón el decidir cómo el Señor proveerá para nuestra familia, Dios cuida de Su pueblo, y no necesita una situación económica próspera para satisfacer sus necesidades.

–Juan Calvino

Dios usa formas diferentes y a veces sorprendentes para atender nuestras necesidades. Podría tratarse de un aumento de salario, o un regalo, o de una oferta que nos permita ahorrar dinero. Independientemente de la forma que elija, podemos confiar totalmente en Él.

Dios, tal y como se revela en las Escrituras, es muy diferente a como mucha gente se lo imagina. Con mucha frecuencia la gente no reconoce Su amor y la grandeza de Su poder. Tenemos que cambiar nuestra imagen mental de Dios procurando entender lo que la Biblia nos dice sobre Él.

Distingue entre una necesidad y un deseo Es importante entender la diferencia entre una necesidad y un deseo. Necesidad es todo aquello que satisface lo más básico en la vida, como la comida, el vestido y el techo. Deseo es todo lo que excede a nuestra necesidad. El Señor puede proveer también para nuestros deseos, pero lo hará a Su tiempo y en la manera en que somos obedientes y nos deleitamos en Él (Sal. 37:4)

Pregunta De Reflexi N

¿Qué elementos de tu vida crees que deberían ser cambiados ante la realidad bíblica de que Dios es el proveedor, dueño y tiene el control sobre todas «nuestras» posesiones?

«Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón». (Sal. 37:4 NVI)

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