Great second advent movement spn preview

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ÍNDICE DE CONTENIDOS Prefacio ………………………………………………………………7 Prefacio a la Edición de 1992………………………………………. 9 Capítulo 1 – Introductorio…………………………………………. 17 Capítulo 2 – El Plan de Salvación Expuesto………………………. 33 Capítulo 3 – La Venida de la Simiente Prometida………………… 49 Capítulo 4 – El Tiempo del Fin……………………………………. 67 Capítulo 5 – El Mensaje de la Segunda Venida…………………… 81 Capítulo 6 – El Mensaje y los Mensajeros………………………… 93 Capítulo 7 − El Rápido Avance del Mensaje…………………….. 107 Capítulo 8 – La Cena de Bodas del Cordero……………………... 113 Capítulo 9 – La Demora………………………………………….. 125 Capítulo 10 – El Clamor de Medianoche………………………… 135 Capítulo 11 – El Mensaje del Segundo Ángel……………………. 145 Capítulo 12 – El Chasco – El Libro Amargo……………………... 157 Capítulo 13 – Señales de la Conducción Divina…………………. 169 Capítulo 14 – La Puerta Cerrada…………………………………. 183 Capítulo 15 – Luz Creciente y Mayores Maravillas……………… 201 Capítulo 16 – El Mensaje del Tercer Ángel……………………… 211 Capítulo 17 – La Verdad Avanzó Bajo Dificultades……………... 227 Capítulo 18 – La Providencia de Dios en la Obra de Publicaciones…... 241 Capítulo 19 – “Por Sus Frutos los Conoceréis”………………….. 257 Capítulo 20 – Sacrificios en la Obra Temprana………………….. 267 Capítulo 21 – La Mano Guiadora en la Obra…………………….. 277


6 | El Gran Movimiento Adventista

Capítulo 22 – La Organización…………………………………… 295 Capítulo 23 – Instituciones de Salud……………………………... 307 Capítulo 24 – Cumplimiento de Otras Predicciones……………... 323 Capítulo 25 – Instituciones Educacionales……………………….. 335 Capítulo 26 – Nuestras Misiones Extranjeras…………………….. 345 Capítulo 27 – Se Confirman Otros Testimonios…………………. 377 Capítulo 28 – Una Puerta que Nadie Puede Cerrar………………. 393 Apéndice A – Alguna Experiencia Individual……………………. 403 Apéndice B – Resumen de Fechas……………………………….. 469 Apéndice C – Observaciones en 1992 a este libro……………….. 471


CAPÍTULO 1 – INTRODUCTORIO

C

uando hablamos de la segunda venida de Cristo, estamos tocando un

tema que en realidad ha sido la esperanza del pueblo de Dios desde la expulsión de nuestros primeros padres del huerto de Edén. En las palabras a la serpiente, que la simiente de la mujer aplastaría su cabeza, había una seguridad de que vendría el restaurador, que derrotaría las usurpaciones de Satanás, y realizaría el propósito de Dios en la tierra. La suposición es que Adán y Eva pensaron que esta tarea se realizaría muy pronto, y que un descendiente inmediato de ellos sería el vencedor. No obstante en el plan de Dios, la promesa del Salvador de la ruina aparente incluye todo lo que se ha desarrollado al llevar a cabo “el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos”.1 Si se les hubiese dado a Adán y Eva una visión de la miseria y los males que llenarían el mundo durante las largas edades que intervienen entre su ruina y su restauración, su dolor había sido insoportable. El Dios del cielo, en su tierna misericordia y compasión, escondió esta visión de ellos, dejándolos acariciar la cara esperanza de ser restaurados pronto a la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Abrigar el pensamiento de que la redención estaba cerca, naturalmente los incitaría a un mayor fervor en su preparación para encontrarse con el evento. De la misma manera ha ocurrido con el pueblo de Dios en todas las generaciones desde los días de Adán. Estaban seguros de que un evento grande e importante ocurriría en algún momento futuro: que Cristo finalmente vendría y establecería su reino. Ellos también, al igual que Adán y Eva, creyeron que el evento estaba muy cerca, y como ellos, eran inconscientes de lo que pasaría entre su propio tiempo y el evento; de otro modo, podrían haberse desanimado al avanzar hacia la meta del premio. Este pensamiento puede ilustrarse por el uso de eventos ocurridos en camino a grandes descubrimientos. Los hombres que los originaron, aunque no se daban cuenta de ello, estaban realmente cumpliendo el propósito de 1

2 Timoteo 1:9.


18 | EL GRAN MOVIMIENTO ADVENTISTA Dios; no obstante, los animaban ideas que no demostraron estar en todos sus aspectos en armonía con sus propias teorías que los movieron a la acción.

EFECTOS DE LA RGO ALCA NCE DE LOS DESCUBRIMIENTOS DE COLÓN Montgomery, en su Historia Norteamericana,2 hablando de la teoría que impulsó a Colón a comenzar su viaje, y de la realización de su plan de alcanzar las Indias Orientales navegando hacia el oeste, dice: “Colón pensó que podía mejorar el proyecto del rey de Portugal. Sentía que seguramente había una manera más corta y mejor de llegar a las Indias que el camino que había marcado Díaz. El plan del marino genovés [Colón] era tanto atrevido como original. En lugar de navegar hacia el este, o al sur y al este, él propuso navegar directamente hacia el oeste. Tenía, creía él, tres buenas y sólidas razones para tal emprendimiento: Primero, en armonía con las mejores geografías de sus días, Colón estaba convencido de que la tierra no era plana, como suponía la mayor parte de la gente, sino que era un globo. Segundo, él suponía que este globo era mucho más pequeño de lo que es, y la mayor parte era tierra en lugar de agua. Tercero, como no sabía nada, ni sospechaba nada de la existencia del continente americano o del Océano Pacífico, imaginaba que la costa de Asia o las Indias estaba directamente opuesta a España y la costa occidental de Europa. Toda la distancia hasta Cipango, o Japón, él estimaba que probablemente no excedería unas cuatro mil millas [unos 6.500 km]. “Su plan era este: Partiría de Europa; dirigiría sus naves hacia el oeste, hacia Japón, y seguiría la curva del globo hasta que lo llevara a lo que buscaba. En su mente parecía tan seguro y sencillo como para una mosca caminar alrededor de una manzana. “Si su expedición tenía éxito, tendría esta ventaja inmensa: Entraría a las Indias directamente por la puerta delantera en lugar de alcanzarlas de una manera tortuosa, y por una especie de puerta lateral, como debían hacerlo los portugueses. “Vemos que este hombre, que entendía las matemáticas prácticas, la geografía y la navegación como cualquiera en sus días, estaba en lo correcto en el primer punto –la forma de la tierra−, pero totalmente equivocado en los otros dos. UN ERROR AFORTUNADO “No obstante, en forma muy singular, sus errores le ayudaron en un aspecto. El error que él cometió con respecto a la distancia fue muy afortunado. Si Colón hubiera estimado correctamente el tamaño del

David H. Montgomery, The Leading Facts of American History, 1902 ed., pp. 8, 9. 2


CAPÍTULO 1 – INTRODUCTORIO | 19 globo, y la verdadera longitud de tal viaje, probablemente no habría zarpado, ya que habría visto de inmediato que la ruta propuesta por los portugueses era mucho más corta y económica. También, si hubiera podido imaginarse, o de alguna manera previsto que el Continente Americano estaba directamente en su camino, esto, de por sí, podría no haberlo inducido a comenzar un viaje de descubrimiento, ya que su objetivo no era encontrar un país nuevo, sino un camino nuevo a un país conocido”. LA GRAN ESPERANZA DE LOS SIGLOS Así, el pueblo de Dios, avanzando a través de los siglos, ha tenido siempre ante ellos la esperanza de la venida de Cristo “como segura y firme ancla del alma”.3 Aunque a menudo en medio de tristezas y aflicciones, angustiados claman: “¿Cuánto tiempo pasará, oh Señor, hasta que venga la liberación?”, y sin embargo, siguieron avanzando, y como Pablo dijeron, y dicen todavía: “¿Cuál es nuestra esperanza, o gozo, o corona de que me gloríe? ¿No lo sois vosotros, delante de nuestro Señor Jesucristo, en su venida?”4 PABLO SE SOSTUVO CON LA ESPERANZA Unas pocas ilustraciones del poder sustentador de esta esperanza, en relación con esto, deben ser suficientes. Cuando Pablo fue emplazado ante Félix, y se le permitió hablar, dijo: “Según el Camino que ellos llaman herejía, así sirvo al Dios de mis padres, creyendo todas las cosas que en la ley y en los profetas están escritas; teniendo esperanza en Dios, la cual ellos también abrigan, de que ha de haber resurrección de los muertos, así de justos como de injustos”.5 En su hábil argumento cuando fue llevado ante Agripa, Pablo dijo: “Y ahora, por la esperanza de la promesa que hizo Dios a nuestros padres soy llamado a juicio; promesa cuyo cumplimiento esperan que han de alcanzar nuestras doce tribus, sirviendo constantemente a Dios de día y de noche. Por esta esperanza, oh rey Agripa, soy acusado por los judíos. ¡Qué! ¿Se juzga entre vosotros cosa increíble que Dios resucite a los muertos?”6 Cuando por fin estuvo en Roma para aparecer ante César, les dijo a los judíos: “Por la esperanza de Israel estoy sujeto con esta cadena”.7

Hebreos 6:19. 1 Tesalonicenses 2:19. 5 Hechos 24:14, 15. 6 Hechos 26:6-8. 7 Hechos 28:20. 3 4


20 | EL GRAN MOVIMIENTO ADVENTISTA Pablo habló libremente de esa esperanza en su carta a Tito: “Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándoles que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo”.8 PEDRO SE REGOCIJA EN LA ESPERANZA Pedro habla de la misma esperanza como sigue: “Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero. En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, se halla en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo”.9 EL PROPÓSITO DE DIOS EN LA CREAC IÓN Las Escrituras revelan el propósito de Dios al crear el mundo; y por la palabra de la profecía también aprendemos su plan con respecto al futuro: “Porque así dijo Jehová, que creó los cielos; él es Dios, el que formó la tierra, el que la hizo y la compuso; no la creó en vano, para que fuese habitada la creó”.10 Cuando la hubo formado, la dio al hombre. El salmista dice: “Los cielos son los cielos de Jehová; y ha dado la tierra a los hijos de los hombres”.11 Pero cuando la dio al hombre, el hombre era recto, como lo expresó el sabio: “He aquí, solamente esto he hallado: que Dios hizo al hombre recto, pero ellos buscaron muchas perversiones”.12 Leemos del trato del Señor con la raza, que “cuando hizo dividir a los hijos de los hombres, estableció los límites de los pueblos según el número de

Tito 2:11-13. 1 Pedro 1:3-7. 10 Isaías 45:18. 11 Salmos 115:16. 12 Eclesiastés 7:29. 8 9


CAPÍTULO 1 – INTRODUCTORIO | 21 los hijos de Israel”,13 es decir, de acuerdo con el número del verdadero Israel que al fin será reunido sobre la tierra como súbditos de su reino futuro. Pablo lo expresa en estas palabras: “De una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación; para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros. Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos”.14 Cuando este propósito original respecto de la tierra se cumpla, “y tu pueblo, todos ellos serán justos”.15 De ellos, en ese estado, también se dice: “No dirá el morador: Estoy enfermo; al pueblo que more en ella le será perdonada la iniquidad”.16 Ese será el tiempo cuando “los mansos heredarán la tierra, y se recrearán con abundancia de paz”. LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO NO ES UNA FÁBULA Se afirma en la segunda epístola de Pedro que “no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad. Pues cuando él recibió de Dios Padre honra y gloria, le fue enviada desde la magnífica gloria una voz que decía: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia. Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos con él en el monte santo. Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones”.17 En esta escritura el apóstol se refiere a la transfiguración en el monte como una prueba de la segunda venida de Cristo. Antes de esta escena nuestro Salvador había dicho a sus apóstoles: “Hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino”18, o como lo registró Lucas: “algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que vean el reino de Dios”.19

Deuteronomio 32:8. Hechos 17:26-28. 15 Isaías 60:21. 16 Salmos 37:11 (sic). [ver Isaías 33:24]. 17 2 Pedro 1:16-19. 18 Mateo 16:28. 19 Lucas 9:27. 13 14


22 | EL GRAN MOVIMIENTO ADVENTISTA Esta promesa se cumplió literalmente en la transfiguración misma. En esta “visión” vieron sobre el monte a Jesús glorificado, como aparecerá cuando venga en su reino. Vieron a Elías, quien fue llevado al cielo sin gustar la muerte, representando a aquellos que serán trasladados – transformados de mortales en inmortales− “en un momento, en un abrir y cerrar de ojos” cuando venga el Señor.20 También estuvo Moisés, uno que murió, representando a aquellos que serán resucitados de los muertos para encontrarse con el Señor. Así en esta “visión” pudieron ver a Cristo que viene en su reino, como les había prometido. LA PROFECÍA, LA PALA BRA MÁS SEGURA Aunque los apóstoles habían visto esta gloriosa imagen en el monte de la transfiguración, y habían oído la voz de aprobación de Dios, el apóstol Pedro afirma: “Tenemos también la palabra profética más segura”. Con esta afirmación no está rebajando lo que había visto y oído en esa occasion memorable. Ellos entonces oyeron la voz de Dios una vez, pero en las grandes líneas de la profecía, que se extienden hasta la segunda venida de Cristo, tenemos la voz de Dios repetida a menudo. En realidad, cada predicción profética cumplida o registrada en la historia es la voz de Dios a nosotros. Debe ser en este sentido que la palabra de la profecía es “más segura”. La Biblia de Jerusalén lo traduce: “nos hace más firme”. La profecía se hace más firme con cada especificación cumplida y con todas ellas. Cada evento predicho, cuando se cumple, es una afirmación de que los eventos predichos que restan seguramente sucederán. LA NATURALEZA DE LA PROFECÍA Los siguientes testimonios de eminentes estudiosos de la Biblia sobre la naturaleza de la profecía son convincentes: Thomas Newton afirma que “la profecía es la historia anticipada y comprometida; la historia es la profecía realizada y explayada. En el mundo ha habido oráculos mentirosos; pero todo el ingenio y la malicia de hombres y demonios no pueden producir ninguna profecía como las que están registradas en las Escrituras”. Sir Isaac Newton testifica de que “el prestar oído a los profetas es una característica fundamental de la verdadera iglesia”.

El Dr. A. Keith dice que “la profecía es equivalente a cualquier milagro, y por sí misma es milagrosa… La voz de la Omnipotencia sola podría

20

1 Corintios 15:51, 52.


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