DÍA DE LA TIERRA
2070
LA CRISIS ES GLOBAL: UN CLIMA QUE SE CALIENTA CON RAPIDEZ, TASAS DE EXTINCIÓN ACELERADAS Y UNA POBLACIÓN CRECIENTE QUE INVADE CADA VEZ MÁS LA NATURALEZA.
EN LOS PAÍSES RICOS, EL AIRE, EL AGUA Y LA TIERRA ESTÁN MÁS LIMPIOS QUE HACE 50 AÑOS. NUESTRA TAREA: EXPANDIR ESE ÉXITO, DESARROLLAR ENERGÍA LIMPIA Y CONSERVAR COMO NUNCA ANTES.
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N AT I O N A L G E O G R A P H I C
1970
“CARTA MAGNA AMBIENTAL” La Ley de Política Ambiental Nacional entra en vigor en Estados Unidos. Exige evaluaciones de impacto ambiental para los proyectos con permiso federal, como carreteras y presas.
POBLACIÓN MUNDIAL EN 1970
3 700 MILLONES
1972
LIMPIEZA DE RÍOS La Ley de Agua Limpia regula la contaminación y lleva a la limpieza de ríos, arroyos, lagos, humedales y costas en EUA. Algunos han vuelto a ser aptos para la pesca o natación.
1970
PRIMER DÍA DE LA TIERRA El 22 de abril, casi 20 millones de personas marchan en EUA para llamar la atención sobre la urgencia de una mayor protección ambiental.
1972
NO AL DDT El libro Primavera silenciosa lo había pedido; la Agencia de Protección Ambiental de EUA lo hace: el DDT es declarado peligroso para la vida silvestre, el ambiente y, en potencia, los humanos.
1972
DEFENSA DE MAMÍFEROS MARINOS La Ley de Protección de Mamíferos Marinos protege las poblaciones menguantes –de ballenas, delfines, focas y manatíes– de la caza y el acoso en aguas estadounidenses. Las cifras comienzan una recuperación de décadas.
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1.0
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Diferencia global en la temperatura del promedio del siglo XX en grados Celsius
1979
1978
1977
1976
1975
1974
1973
1972
1971
1970
1976
ACCIDENTE EN UNA PLANTA QUÍMICA EN SEVESO, ITALIA Los vapores tóxicos exponen a miles de personas ante uno de los niveles más altos de dioxinas que se hayan registrado.
1978 1973
SALVAR ESPECIES La Ley de Especies en Peligro de Extinción limita la invasión a los hábitats en la lista. Previene la extinción, pero es atacada por infringir derechos de propiedad.
LOVE CANAL Sustancias químicas enterradas enferman a cientos de residentes de la comunidad de Love Canal, cerca de las cataratas del Niágara, Nueva York, lo que subraya los peligros de los desechos industriales.
1979
THREE MILE ISLAND Una fusión parcial en la planta nuclear de Pensilvania no mata a nadie, pero pone a muchos estadounidenses en contra de la energía nuclear.
DÍA DE LA TIERRA 2070
3
1980
1980
ALASKA PROTEGIDA La Ley de Conservación de Tierras de Interés Nacional de Alaska aparta más de 40 millones de hectáreas de tierra silvestre en parques nacionales, reservas ecológicas y refugios.
SE LANZA EL PROGRAMA SUPERFUND El fondo permite que la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos limpie lugares con presencia de desechos peligrosos. Los contaminadores deben realizar la limpieza o pagar por ella.
POBLACIÓN MUNDIAL EN 1980
4 500 MILLONES 1985
1986
DESCUBRIMIENTO DEL AGUJERO EN LA CAPA DE OZONO Por encima de la Antártida, los científicos detectan una disminución severa (rojo) de la capa de ozono protectora. Los culpables: clorofluorocarbonos y otras sustancias químicas.
ACCIDENTE NUCLEAR DE CHERNÓBIL Un reactor nuclear explota en la planta de energía de Chernóbil, en la Unión Soviética. La explosión y la radiación matan a 30 personas y fuerzan la evacuación de casi 2 800 km2, lo que crea más dudas acerca de la energía nuclear.
1987
PROTOCOLO DE MONTREAL Líderes mundiales acuerdan eliminar gradualmente las sustancias que dañen el ozono, apenas unos años después de que se descubre el agujero sobre la Antártida. Todos los países ratifican el tratado.
1.5
1.0
0.5
0.0
-0.5
Diferencia global en la temperatura del promedio del siglo XX en grados Celsius
1989 1979
1988 1978
1987 1977
1986 1976
1985 1975
1984 1974
1983 1973
1982 1972
1981 1971
1980 1970
1988
EFECTO INVERNADERO James Hansen, climatólogo de NASA, le dice al Congreso de Estados Unidos que el bióxido de carbono y otros gases que atrapan el calor producido por la quema de combustibles fósiles están calentando el planeta.
1987
VIDA AL CÓNDOR Se traslada a los últimos 27 cóndores de California a cautiverio para su reproducción. Comienza una larga recuperación; hoy, más de 200 viven libres de nuevo.
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N AT I O N A L G E O G R A P H I C
1989
EXXON VALDEZ El superpetrolero derrama 42 millones de litros de petróleo crudo en el estrecho del Príncipe Guillermo, en Alaska.
POBLACIÓN MUNDIAL EN 1970
5 300 MILLONES
1990 INFORME DEL IPCC
1990 LLUVIA ÁCIDA
Este grupo emite su primer informe sobre el calentamiento global. En el siguiente cuarto de siglo, gran parte de sus predicciones se vuelven realidad.
Las enmiendas a la Ley de Aire Limpio reducien la lluvia ácida y frenan la disminución de ozono, exigen gasolina limpia y se enfocan en las emisiones y la contaminación.
AL COMERCIO INTERNACIONAL DE MARFIL DE ELEFANTE 1990 NO Se detiene brevemente la cacería ilegal de elefantes africanos. Para 2016, Kenia quema el marfil para desalentar la cacería ilegal.
1991 INCENDIOS DE KUWAIT
VUELTA 1991 LA DEL HURÓN Científicos estadounidenses reintrodujeron al hurón de patas negras, alguna vez extinto en estado silvestre, tras un programa de reproducción en cautiverio. Sigue en peligro de extinción.
Cuando la Guerra del Pérsico pierde intensidad, Irak incendia más de 600 pozos kuwaitíes. Se queman o se derraman unos 1 500 millones de barriles de petróleo.
LOBOS 1995 LOS REGRESAN
A YELLOWSTONE Reintroducidos en el parque nacional, los lobos grises ayudan a reequilibrar un ecosistema que padecía sobrepoblación de uapitís.
DEL AMAZONAS 1995 PÉRDIDA La deforestación se eleva para crear tierras de pastoreo, lo que presagia un incremento en la exportación de carne de res brasileña, la causa principal de la destrucción de la selva.
ÁGUILA CALVASE RECUPERA 1995 ELReclasificada de “en peligro” a “amenazada”. Luego queda “fuera de la lista”; hasta ahora, solo una de cada 90 especies de animales o plantas lo ha logrado.
1999
1998
1997
1996
1995
1994
1993
1992
1991
1990
SIS 1997 APOCALIP 1999 ARROZ DORADO ANFIBIO Propagado por humanos, el hongo quitridio ha ocasionado que 90 especies se hayan extinguido hasta la fecha.
El arroz se modifica genéticamente con vitamina A para mejorar la nutrición en la dieta de africanos y asiáticos.
1997 PROTOCOLO DE KIOTO 1996
GASOLINA SIN PLOMO Así culmina una baja paulatina que logró una gran reducción del plomo en sangre. La mayoría de Europa siguió en 2000.
Para atender el cambio climático, 37 países y la CE se comprometen a reducir las emisiones de CO2. Luego, EUA falla en la ratificación del tratado.
DÍA DE LA TIERRA 2070
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2000
POBLACIÓN MUNDIAL EN 2000
6 100 MILLONES
2002
MUNDO HÍBRIDO El Prius de Toyota, el primer auto de producción masiva con un motor tanto de gasolina como eléctrico, llega a Estados Unidos y se convierte en un icono de eficiencia en cuanto a consumo de combustible.
2002
COLAP SO DE LARSEN B Un satélite de NASA documenta el rompimiento, en un mes, de una barrera de hielo de 3 250 km2 cuadrados, la cual aleja flotando de la península Antártica, que rápidamente se calienta.
2005
HURACÁN KATRINA La tormenta más costosa de EUA mata a 1 833 personas e inunda 80 % de Nueva Orleans.
2006
CORTE DE ALETAS DE TIBURÓN Se calcula que al año se matan entre 26 millones y 73 millones de tiburones por su aleta dorsal. Estos números impresionantes activan las alarmas sobre las poblaciones de tiburones.
2006
CALIFORNIA SE VUELVE SOLAR El estado se compromete a obtener 20 % de su electricidad a partir de energías renovables para 2017. Excede la meta y la eleva a 100 % para 2045.
2006
2006
VERDADES MOLESTAS Una verdad incómoda ayuda a crear conciencia pública sobre la amenaza del cambio climático y gana un Premio de la Academia por mejor documental. Pero el momento pasa sin alcanzar un progreso significativo en la atención a la amenaza.
COLAP SO DE COLONIAS DE ABEJAS MELÍFERAS Apicultores empiezan a reportar la desaparición misteriosa de abejas obreras, lo que lleva al colapso de muchas colonias.
DESECHOS EN COSTA DE MARFIL Desechos que contienen ácido sulfhídrico y otras sustancias son arrojados cerca de la ciudad portuaria de Abiyán. Matan a 15 personas y enferman a 100 000.
2006
CHINA AL ALZA Con el uso enorme de carbón para impulsar su economía, China sobrepasa a Estados Unidos y se convierte en el mayor emisor de CO2. Sus emisiones per cápita permanecen mucho más bajas.
2006
SÍNDROME DE LA NARIZ BLANCA Un hongo empieza a matar millones de murciélagos, incluido el pequeño murciélago pardo, en peligro de extinción.
1.5
1.0
0.5
0.0
-0.5
Diferencia global en la temperatura del promedio del siglo XX en grados Celsius
1979 2009
1978 2008
1977 2007
1976 2006
1975 2005
2004 1974
2003 1973
2002 1972
2001 1971
2000 1970
2008
LOS AUTOS AL ALZA Tesla Motors lanza su primer auto completamente eléctrico, el Roadster de dos puertas. En pruebas de la compañía, el auto deportivo viaja 400 km con una sola carga, una distancia inédita para un auto eléctrico de producción masiva.
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2008
BANCO GLOBAL DE SEMILLAS La Cámara Global de Semillas de Svalbard queda abierta en las profundidades de una montaña en el Ártico. Operada por Noruega, puede almacenar las semillas congeladas de hasta 4.5 millones de cultivos, como una póliza de seguros para generaciones futuras.
N AT I O N A L G E O G R A P H I C
POBLACIÓN MUNDIAL EN 2018
7 600 MILLONES
2011
CAOS EN FUKUSHIMA Un terremoto y un tsunami desatan la fusión parcial de tres reactores en una planta de energía japonesa, lo que produce descargas masivas de material radiactivo en el aire y el mar.
2012
2015
HURACÁN SANDY Daños por 73 000 millones de dólares.
2014
HIELO ÁRTICO MARINO En septiembre llegó a un récord, más de tres millones de km2 menos que el promedio.
ACUERDO CLIMÁTICO DE PARÍS Líderes de 195 países acuerdan poner un tope al calentamiento global de dos grados Celsius. Muchos países anunciaron después la reducción de emisiones, aunque no la suficiente para alcanzar esa meta. El presidente Donald Trump avisa que EUA se retira.
2017
2010
DEEPWATER HORIZON La explosión de una plataforma petrolera mata a 11 trabajadores y derrama más de 490 millones de litros de petróleo en el golfo de México, el derrame más grande en la historia de EUA.
DESCENSO DEL CARBÓN EN REINO UNIDO Por primera vez desde los años ochenta del siglo xix, el hogar de la Revolución Industrial pasa un día sin producir electricidad obtenida del carbón. El gobierno aspira a cerrar todas las plantas de carbón para 2025.
2016
EXTINCIÓN DE UN MAMÍFERO Primera causada por el cambio climático: el melomys de Bramble Cay, roedor australiano.
2016
LARSEN C SE QUIEBRA Después del colapso de la Larsen B en 2002, la siguiente barrera de hielo masiva de la península Antártica se empieza a quebrar, tal como se esperaba por el cambio climático.
INCENDIOS FORESTALES EN AUSTRALIA Cubren un área mayor que Islandia y matan 1 000 millones de animales.
EL DÍA DE LA TIERRA CUMPLE 50 AÑOS
2020
2019
2018
LAS HAMBURGUESAS SIN CARNE … llegan al mercado masivo.
2017
2019
2020
2016
INCENDIOS EN EL AMAZONAS Incendios relacionados con la deforestación cubren gran parte de Brasil con humo, lo que fundamenta los temores de que la selva se convierta en una sabana seca.
2015
2014
2013
2012
2011
2010
2019
2019
EL DÍA DE LA TIERRA CUMPLE 50 AÑOS
FOTOS (DE LOS SETENTA): NASA (TIERRA); JAMES P. BLAIR (DDT); ALASKA STOCK IMAGES/NATIONAL GEOGRAPHIC IMAGE COLLECTION (BALLENA); JIM Y JAMIE DUTCHER, NATIONAL GEOGRAPHIC CREATIVE (LOBO); MARKA, GETTY IMAGES (PLANTA PESTICIDA); MICHAEL MELFORD (SUPERFUND); JOEL SARTORE, NAT GEO PHOTO ARK (CÓNDOR); AP IMAGES (CHERNÓBIL); NASA (OZONO); NATALIE B. FOBES (EXXON); CHARLIE HAMILTON JAMES (MARFIL); YVA MOMATIUK Y JOHN EASTCOTT , NGIC (ÁGUILA); SARAH LEEN (BOMBAS DE GASOLINA); JOEL SARTORE, NAT GEO PHOTO ARK (HURÓN); CRAIG CUTLER (ARROZ); JOEL SARTORE (RANAS); PARAMOUNT CLASSICS, PHOTOFEST (AL GORE); DAVID GUTTENFELDER (PANELES SOLARES); NATIONAL MOTOR MUSEUM, GETTY IMAGES (TESLA); JIM RICHARDSON (BANCO DE SEMILLAS); INGO ARNDT (ABEJA); STEPHEN ALVAREZ (MURCIÉLAGO); LAURI PATTERSON, GETTY IMAGES (HAMBURGUESA); CHARLIE RIEDEL, AP PHOTO (DERRAME PETROLERO); OBSERVATORIO DE LA TIERRA DE LA NASA, JOHN SONNTAG (LARSEN C); MATTHEW ABBOTT, THE NEW YORK TIMES (AUSTRALIA); VICTOR MORIYAMA, GETTY IMAGES (AMAZONAS) GRÁFICA: NGM. FUENTE: NASA
DÍA DE LA TIERRA 2070
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GUÍA DEL O P T I M I S TA PA R A E L
HACE 50 AÑOS CELEBRAMOS EL PRIMER DÍA DE LA TIERRA. ¿CÓMO ESTAREMOS DENTRO DE 50 AÑOS? PRONÓSTICO: LUMINOSO.
2
50 AÑOS DE PROGRESO El aire, el agua y la tierra en los países ricos son más limpios que hace 50 años. El reto: hacer que esto aplique para todos.
20
LAS RAZONES TRAS LA RENOVACIÓN Ya tenemos las herramientas para alimentar a una población mayor, proveer energía y comenzar a revertir el cambio climático. POR EMMA MARRIS
30
EL CAMINO A 2070 Un viaje de 6 400 kilómetros por Estados Unidos pretende descubrir si en realidad podemos privarnos de los combustibles fósiles. P OR CRAIG WELCH F OTO G RA F Í A S D E D AV I D G U T T E N F E L D E R
I M Á G E N E S D E S A LVA C I Ó N . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 2
E N P O R TA D A
E N E R G Í A L I M P I A , C O N A G U A ........................................................................................... 2 8
Una ilustración de los dos posibles futuros de nuestro planeta en 50 años.
C R I AT U R A S E N R E C U P E R A C I Ó N ....................................................................................... 2 9
IMAGINARY FORCES
NATIONAL GEOGRAPHIC SOCIETY
es una organización mundial sin fines de lucro que extiende los límites de la exploración para incrementar el entendimiento de nuestro planeta y generar soluciones para un futuro más sostenible.
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El Audi e-tron se fabrica en la planta de Bruselas, que es neutral en términos de emisiones de CO2.
LA NUEVA ERA DE LA CONDUCCIÓN La marca de los cuatro aros presenta su primer modelo de producción completamente eléctrico, el Audi e-tron.
E
ste SUV de gran tamaño es deportivo y apto para uso diario. Sus dos motores eléctricos, junto a la tracción integral eléctrica quattro, logran prestaciones increíbles y una dinámica muy ágil. La batería de alto voltaje es la base para una autonomía de más de 400 kilómetros y puede recargarse en casa o en la vía pública. El Audi e-tron puede cubrir más de 400 kilómetros con una sola carga. Su innovador sistema de recuperación de energía tiene mucho que ver a la hora de lograr esta cifra, ya que es responsable del 30% de la autonomía total. El SUV eléctrico puede recuperar energía
de dos maneras: circulando por inercia mientras el conductor levanta el pie del acelerador o cuando se hace uso del pedal del freno. En ambos casos, los motores eléctricos funcionan a modo de generador y convierten la energía cinética del Audi e-tron en energía eléctrica. El sistema de navegación es capaz de realizar sugerencias de destino inteligentes basándose en rutas previas y con la ayuda del planificador de rutas e-tron. El sistema de navegación considera no solo el estado de la batería, sino también las condiciones de tráfico para sugerir los puntos de recarga óptimos. El mejor de los futuros, sin duda, ha llegado y ahora lo podemos conducir.
Dos motores eléctricos mueven al SUV con gran fuerza, sin emisiones y con un silencio absoluto. La batería de alto voltaje puede almacenar hasta 95 kWh de energía y es la gran responsable de la elevada autonomía. En modo boost, solo necesita 5.7 segundos para alcanzar los 100 km/h. La velocidad máxima está limitada electrónicamente a 200 km/h.
CORTESÍA AUDI
PU B L I R R E P O RTA J E
AGRICULTURA ALTERNATIVA Un buzo en Noli, Italia, cosecha jitomates en Nemo’s Garden, una granja subacuática experimental donde las plantas crecen sin tierra ni pesticidas. Se trata de una posible solución para sitios que no cuentan con tierra para arar. ALEXIS ROSENFELD, GETTY IMAGES
PODEMOS CON ESTO EL INGENIO, LA PERSISTENCIA Y LA COMPASIÓN NOS AYUDARÁN A IDEAR SOLUCIONES PARA LOS PROBLEMAS MÁS GRAVES DEL PLANETA
ENERGÍA RENOVADA Treinta y cinco países construyen un ITER (reactor experimental termonuclear) en el sur de Francia para aprovechar la fusión nuclear: el proceso que proporciona energía a las estrellas y una fuente de energía libre de CO2 prácticamente infinita. ITER ORGANIZATION/EJF RICHIE
VIVIR CON EL AGUA Tras décadas de controlar los índices de contaminación, el agua en el puerto industrial de Aarhus, Dinamarca, es tan limpia que ahora la gente nada en piscinas de agua salada. Un nuevo complejo flotante les permite a los residentes disfrutar la ribera. RASMUS HJORTSHØJ
LA VIDA RESURGE El musgo coloniza la cabeza de una muñeca en el Parque Freshkills en Staten Island, Nueva York. Alguna vez, este espacio de 890 hectáreas fue el basurero más grande del mundo. Ahora se transforma en una zona recreativa casi tres veces más grande que Central Park. LAURA WOOLEY
EN EL ANIVERSARIO 50 DEL DÍA DE LA TIERRA NOS PREGUNTAMOS DÓNDE ESTAREMOS EN 2070
G U Í A D E L O P T I M I STA
P. 20
E N E S TA S E C C I Ó N : A N I M A L E S , Q U É H A C E R , E L P O D E R D E L A S O L A S N AT I O N A L G E O G R A P H I C
LA VIDA SERÁ DIFERENTE –Y MÁS CÁLIDA– EN 2070. AUN ASÍ, ENCONTRAREMOS FORMAS DE LIMITAR LAS EMISIONES DE CARBONO. POR EMMA MARRIS
VO L . 4 6 N Ú M . 4
madre es largo y está peinado de raya en medio. Ella cose unas vainas de eucalipto en un vestido hecho de tela de cortina verde pálido y ríe con sus amigas. Tiene 19 años. Es febrero de 1970, unos cuantos meses antes del primer Día de la Tierra, y los estudiantes de la Universidad Estatal San José en California hacen una “Feria de Supervivencia”, en la que planean enterrar un Ford Maverick amarillo nuevo. El Maverick y todos los motores de combustión serán declarados muertos, porque vomitan los contaminantes que han ayudado a crear un esmog nauseabundo
E L C A B E L LO C A F É D E M I
G U Í A
D E L
O P T I M I S TA
¿Te late la onda? Previo al Día de la Tierra, en febrero de 1970, estudiantes de la Universidad Estatal San José en California compraron un Ford Maverick nuevo, lo empujaron hasta el centro del campus y lo enterraron 3.5 metros bajo tierra. La ceremonia fue una declaración antiesmog como parte de la “Feria de Supervivencia”, una semana que originó uno de los primeros departamentos de estudios ambientales en una universidad estadounidense. STAN CREIGHTON, SAN FRANCISCO CHRONICLE/POLARIS
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REFLEXIONES
que envuelve San José y otras ciudades del mundo. El Maverick, escribió Paul Avery, del San Francisco Chronicle, “fue empujado por el centro de San José en un desfile encabezado por tres ministros, la banda de la escuela y un grupo de atractivas estudiantes envueltas en velos verdes”. Mi madre recuerda bien esos velos 50 años después. Los estudiantes de ese entonces se preocupaban por el agua sucia y la sobrepoblación, así como por el aire contaminado, pero mi madre era optimista. “Suponía que los seres humanos daríamos un paso al frente cuando fuera necesario”, me dijo. Y hasta cierto punto lo hicimos: los autos en Estados Unidos son 99 % más limpios que entonces, gracias a las leyes contra la contaminación. No heredé el cabello café de mi madre ni su habilidad para coser. A los 41, todavía le llevo mi ropa para que la arregle, pero tengo su optimismo y, en estos días, hay nuevos motivos para dar un paso al frente. Después de 15 años de reportar sobre el medio ambiente para publicaciones científicas y de divulgación, y para un libro sobre el futuro de la conservación, a menudo todavía me siento abrumada por la red de problemas que enfrentamos: cambio climático, poblaciones decrecientes de plantas y animales silvestres, injusticia ambiental extendida. Son más difíciles de arreglar que el esmog. ¿Qué me da esperanza? Tenemos el conocimiento y la tecnología que necesitamos para alimentar a una población más grande, proveer energía para todos, empezar a revertir el cambio climático y prevenir la mayoría de las extinciones. El deseo público de acción está en el aire y estalla en las calles. En septiembre pasado, cerca de seis millones de personas en todo el mundo se declararon en “huelga climática”. Creo que construiremos un buen 2070. No se parecerá a 2020 o a 1970. No podemos deshacer lo que ya está hecho, ni retroceder en el tiempo. El cambio –ecológico, económico, social– es inevitable. Una parte será trágica; perderemos cosas que amamos: especies, lugares, relaciones con el mundo no humano que han durado milenios. Algunos cambios serán difíciles de predecir. Los ecosistemas se redistribuirán, las especies evolucionarán. Nosotros también cambiaremos. Muchos aprenderemos a vernos de manera diferente, como una especie entre muchas, parte de la naturaleza, no en oposición a ella. Predigo que voltearemos a ver el final del siglo xx y el principio del xxi como una transición dolorosa, turbulenta, en la que la humanidad aprendió a prosperar gracias a relaciones ecológicas positivas mutuas y con las especies que nos rodean. es el cambio climático. Si parece abrumador, es en parte porque nosotros, como individuos, no podemos pararlo. Incluso si fuéramos consumidores verdes perfectos –nos rehusáramos a tomar vuelos, reutilizáramos las bolsas de las compras, nos hiciéramos veganos–, estamos atrapados en un sistema que hace imposible dejar de contribuir al problema. Para vivir se necesita comer, ir al N U E S T R O M AYO R R E T O C O M PA R T I D O
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trabajo, mantenerse lo suficientemente cálido en invierno y fresco en verano para trabajar y dormir. Por ahora, en la mayoría de los lugares resulta imposible hacer estas cosas sin emitir carbono. Pero el cambio puede ocurrir más rápido de lo que muchos podrían apreciar. En muchos lugares, los automóviles reemplazaron a los caballos en 15 años. Durante miles de años sobrevivimos sin plástico y después, en unas cuántas décadas, ya estaba en todas partes. A lo largo de la historia hemos sido al mismo tiempo inventores ingeniosos y rápidos para adoptar tecnologías nuevas. Con voluntad popular y las políticas correctas no tendremos problemas para crear fuentes de energía nuevas e infraestructura de transporte, bienes hechos sin toxinas o emisiones de bióxido de carbono, sustitutos de plástico biodegradables. Como individuos es mucho más efectivo emplear nuestra energía en exigir esas políticas, las cuales harán que ser verde sea un camino más barato y fácil que comprar las opciones ecológicas disponibles en un nicho de mercado hoy día. Cada vez más, veo que las personas se dan cuenta de esto, y eso también me da esperanza. No podemos resolver la crisis climática siendo “buenos” consumidores, pero en definitiva podemos mejorar mucho las cosas al ser buenos ciudadanos. Una cuarta parte de las emisiones proviene de la electricidad y la generación de calor. Por fortuna, con voluntad política, estas emisiones también son las más sencillas de eliminar. “Fácilmente podríamos reducirlas a la mitad en 10 años”, explica Jonathan Foley, director ejecutivo del Proyecto Drawdown, que realiza análisis sobre el costo-beneficio de las soluciones frente al cambio climático. Las energías solar y eólica están lo suficientemente maduras como para implementarse a escala masiva, y las baterías para almacenar energía –tanto de manera central como de casa a casa– mejoran y se abaratan. Mientras tanto, las compañías de carbón se van a la quiebra. La agricultura, la silvicultura y el uso de la tierra son más problemáticos, pues producen otra cuarta parte de nuestras emisiones, sobre todo de óxido nitroso proveniente del abono o del fertilizante sintético, metano producido por el ganado y CO2 de la quema de combustibles o campos. Para 2070 quizá sean más de 10 000 millones de personas a las que haya que alimentar. ¿Cómo reducir nuestra huella climática y agrícola y aun así producir las calorías suficientes para sobrevivir? Una solución es dejar de subsidiar la producción de carne y alentar más un cambio social hacia alimentos a base de plantas. La carne de res, en particular, consume la mayoría de la tierra y el agua; para obtener un kilogramo de carne hay que darle de comer al animal unos seis kilogramos de plantas. Por suerte hay esperanza, con alternativas nuevas y con sabor a la carne, como la Impossible Burger [hamburguesa imposible] o la Beyond Meat [más allá de la carne]. No imagino que todo el mundo se vuelva vegano en 2070, pero la mayoría de la gente comerá mucha menos carne que hoy… y tal vez no la extrañará. ¿Y que hay de las granjas en sí mismas? Los ambientalistas tienden a caer en dos campos. Uno dice que la agricultura debe intensificarse con el
NO PODEMOS RESOLVER LA CRISIS CLIMÁTICA SIENDO “BUENOS” CONSUMIDORES, PERO PODEMOS MEJORAR MUCHO LAS COSAS AL SER BUENOS CIUDADANOS.
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Inhalar, exhalar Preservar selvas como esta, parte de la Reserva Natural de las Montañas Arfak en Papúa Occidental, Indonesia, es crucial para el bienestar del planeta. A medida que los árboles crecen en estas selvas –lo que representa 60 % de toda la actividad fotosintética de la Tierra– absorben miles de millones de toneladas de bióxido de bióxido de carbono cada año, incluyendo parte del emitido por los humanos al quemar combustibles fósiles. Pero cuando los bosques se talan o queman, liberan el carbono. Salvaguardar estos inmensos contenedores de CO2 quizá la solución más rentable ante el cambio climático. TIM LAMAN
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uso de robots, organismos modificados genéticamente y macrodatos, de manera que se produzca una cantidad astronómica de comida con una huella ecológica mínima. El otro indica que la agricultura debe volverse más “natural”: mezclar cosechas y reducir el uso de sustancias tóxicas al tiempo que deja los bordes de los campos como hábitats para la vida silvestre. Después de años de informar sobre esto, me pregunto: ¿por qué no podemos hacer las dos cosas? Podemos tener algunos “huertos verticales” urbanos en rascacielos que funcionen con energía renovable. También podemos tener cultivos grandes al aire libre de alta producción y alta tecnología, amigables con la vida silvestre, y que almacenen activamente el carbono en sus suelos. El resto de nuestras emisiones de bióxido de carbono proviene de la industria, el transporte y los edificios. Estos son los que le quitan el sueño a Foley. ¿Cómo vamos a actualizar miles de millones de edificios y sustituir los hornos de gas y petróleo? ¿Cómo vamos a sacar 1 500 millones de automóviles de las calles? No podemos contar con estudiantes hippies que los entierren a todos. La única opción real es que los gobiernos dirijan el cambio con reglas e incentivos fiscales. Hoy día, la mitad de los autos nuevos registrados en Noruega son eléctricos, en parte porque el gobierno los exenta de impuestos de venta, lo que los hace tan baratos como los autos de gasolina, cuya venta quedará prohibida en 2025. La primavera pasada, en la ciudad de Nueva York, el ayuntamiento adoptó una ley que exigirá que los edificios de tamaño medio y grandes reduzcan sus emisiones de carbono más de una cuarta parte para 2030. Llevar a un país entero como Estados Unidos al uso de edificios eficientes, tránsito masivo fácil y autos eléctricos no será barato, pero mantengamos los gastos en perspectiva. “El dinero del que hablamos no es más de lo que se ha usado para el rescate bancario”, anuncia Foley, en referencia a la respuesta federal ante la crisis financiera de 2008. Para combatir el cambio climático, incluso si redujéramos las emisiones globales a casi cero, todavía necesitaríamos invertir en métodos para remover algunos gases de efecto invernadero que ya están en la atmósfera. Las tecnologías para lograrlo son promisorias, pero la mayoría está en pañales…, salvo por los árboles que, por lo menos en el corto plazo, son buenos para absorber el bióxido de carbono. Además presentan otra ventaja: crean bosques, donde el liquen crece, los lagartos duermen y los monos gritan aquí y allá mientras se sacian de higos. He pasado tiempo en bosques como esos y la escueta palabra “biodiversidad” no logra transmitir todo su valor. que estamos en la sexta extinción masiva. Esta aseveración se basa en una elevada tasa de extinción, no en las pérdidas totales hasta la fecha. Menos de 900 extinciones documentadas han ocurrido desde el siglo xvi, en definitiva demasiadas, y tal vez sea una estimación muy baja. Sin embargo, dado que los científicos han evaluado más de 100 000 especies hasta el momento, difícilmente podríamos llamarla una extinción “masiva”, pues los paleontólogos la definen como un periodo en el que al menos tres cuartas partes de todas las especies se extinguen. Investigaciones nuevas sugieren que la mayoría de las especies se pueden salvar y la vida silvestre se puede restaurar en abundancia con una combinación de más parques y zonas protegidas, la restauración de algunos ecosistemas y la reducción de las tierras de cultivo. Actualmente, la agricultura utiliza un tercio de la tierra del planeta, pero, si redujéramos a la mitad el consumo de carne y el desperdicio de comida, incrementáramos Q U I Z Á H AYA S E S C U C H A D O
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Lugares seguros para el kiwi El kiwi, que no vuela y es nativo de Nueva Zelanda, sufre por la creciente sequía y la depredación por parte de armiños y perros. Los polluelos son los más vulnerables, así que grupos conservacionistas, como Kiwi for Kiwi, recogen huevos o recién nacidos y los crían en refugios seguros, hasta que puedan comer por sí mismos y protegerse de los depredadores. JOEL SARTORE, NATIONAL GEOGRAPHIC PHOTO ARK
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la producción de las cosechas y comerciáramos de manera más eficiente la comida, prevén los investigadores, podríamos cultivar toda la comida que necesitamos en menos tierra. Eso crearía más espacio para otras especies. El naturalista E. O. Wilson y otros exigen un enfoque de “media Tierra”, en el que la mitad del planeta esté reservada para la vida silvestre y donde la actividad humana sea cuidadosamente limitada. Los grandes parques son maravillosos y necesarios para algunas especies, pero el esfuerzo corre el riesgo de desplazar a muchas personas. “Por supuesto que son necesarios, y tal vez necesitemos 20 % o más –dice Georgina Mace, experta en biodiversidad en el University College de Londres–. También debemos tener gente que viva con y entre la vida silvestre”. En su visión del futuro, las personas y otras especies comparten el espacio casi en todas partes. “Soy una persona de toda la Tierra, no solo de la mitad”, explica. Creo que un pensamiento híbrido como ese será la norma en 2070. Los lugares silvestres todavía existirán, y la gente aún se enamorará de ellos, pero podrían lucir muy diferentes de como se ven hoy. A medida que las especies se mueven en respuesta al cambio climático, tratar de evitar que los ecosistemas cambien será imposible y, en algunos lugares, contraproducente. En vez de eso, nos enfocaremos en asegurar que el planeta conserve poblaciones robustas de la mayoría de las especies. La idea purista de que todas las especies pueden clasificarse en “nativas” o “invasivas” se eliminará. De todos modos, nunca tuvo mucho sentido. Los ecosistemas siempre están en flujo y la mayoría ha sido influida por los humanos durante miles de años. El manejo no consistiría solo en no meter las manos. En Nueva Zelanda y otras islas, donde las especies no nativas son la principal amenaza para las locales, podríamos usar trampas compasivas o ingeniería genética para retirar a los recién llegados. En otros lugares, las especies amenazadas necesitarán ayuda para adaptarse; quizá un aventón hacia hábitats nuevos que no sean tan cálidos. Se requerirá una administración intensiva a corto plazo para muchas especies. Para 2070, grandes extensiones de tierra serán administradas por grupos indígenas, a medida que su soberanía sea finalmente tomada en serio. Eso beneficiará la vida silvestre, pues resulta que las tierras administradas por indígenas tienen en promedio más especies que los parques nacionales. En algunos casos, los métodos tradicionales perfeccionados a lo largo de milenios podrían revivir, esos que crearon los paisajes bellos y prósperos que los colonizadores encontraron en sus primeras invasiones, y que consideraron equivocadamente como naturaleza “salvaje”. me concentré en la ciencia de la extinción y del cambio climático, y busqué soluciones tecnológicas y políticas, como paneles solares o más parques. Mientras tanto, en mi vida privada, luché por la justicia para los pobres y oprimidos. Tardé mucho en conectar esas DURANTE MUCHOS AÑOS
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batallas, en darme cuenta de que fuerzas como el colonialismo y el racismo son parte de la crisis climática, y necesitan atenderse como parte de la solución. Aquellos que se benefician más de los combustibles fósiles no suelen ser los que más sufren por su uso. Las plantas de energía y sus emanaciones tóxicas, por ejemplo, se encuentran de manera desproporcionada en vecindarios pobres, donde la población no es rica ni blanca. La inequidad cruza fronteras: un análisis sugiere que la brecha del PIB entre los países más ricos y los más pobres ya es 25 % mayor de lo que sería sin el cambio climático, en gran parte debido a que el incremento de las temperaturas en los países tropicales reduce la productividad agrícola. Tormentas, sequías e inundaciones más largas ya lastiman a los más pobres del mundo. La verdadera justicia climática haría a la Tierra más resiliente e incluso ayudaría a la humanidad a curarse del dolor y trauma históricos. De alguna manera, el cambio climático es una oportunidad para que salgamos adelante –y crezcamos– como especie. en mi familia. A mi hija de 10 años le encanta coser. Me gusta imaginar la vida que tendrá cuando cumpla 60. Lo primero que nota cuando despierta en su departamento citadino de 2070 es el canto de los pájaros: un escandaloso coro al amanecer, un reloj despertador sinfónico multiespecie. Es fácil oírlo porque no hay ruido de tránsito. Ella enciende la luz alimentada por las celdas solares que cubren casi todos los techos de la ciudad. Su edificio está construido con “bloques drawdown”, hechos del bióxido de carbono capturado de la atmósfera. Se levanta, toma un poco de café. No tiene que buscar café de “comercio justo” o “amigable con las aves”, porque todo lo que hay en la tienda cumple estos requisitos. Aborda un tren de cero emisiones que se detiene automáticamente por dos minutos, porque las cámaras inferiores detectan una familia de zorros que se acerca a las vías. El cielo es azul brillante, sin que lo opaque el esmog, aunque un poco más cálido que en 1970. A la distancia puede ver girar elegantes molinos de viento. Mi hija recibe un mensaje: la invitan a una fiesta para celebrar el centésimo Día de la Tierra…, una fiesta, no una protesta. Ya no hay políticos reticentes que convencer. No hay autos de gasolina que enterrar. Hay música y baile, seis variedades de tacos sin carne y ‘ehpaa –nopal– importado del pueblo de Kumeyaay, cerca de San Diego. A medida que camina por la calle, se detiene y recoge media docena de vainas de eucalipto; recuerda vagamente que a principios del siglo xxi alguna vez se habló de cortarlos todos, porque no eran una especie nativa de América. Al sostenerlas en su mano, decide coserlas alrededor del cuello del vestido que usará en la fiesta. Otro mensaje: ¡soy yo! Tengo 91 años y también quiero ir a la fiesta. j H AY U N A N U E VA C O S T U R E R A
DE ALGUNA MANERA, EL CAMBIO CLIMÁTICO ES UNA OPORTUNIDAD PARA QUE SALGAMOS ADELANTE –Y CREZCAMOS– COMO ESPECIE.
Emma Marris es autora de Rambunctious Garden: Saving Nature in a Post-Wild World. Ha escrito para la revista artículos sobre ratas urbanas y el Parque Nacional Manú en Perú.
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HALLAZGOS
A un lado, Edison
ENVÍOS DESDE L A VA N G U A R D I A DE LA CIENCIA Y L A I N N O VA C I Ó N
Los diodos emisores de luz, o led, son las bombillas del futuro. Pueden permanecer encendidos 25 veces más que las incandescentes y usan hasta 80 % menos electricidad. Para 2035 se espera que los led reduzcan en más de tres cuartos el consumo de energía por iluminación en Estados Unidos. —DANIEL STONE
AG UA L I M P I A
PINTURA CON CONTAMINANTES
ENERGÍA LIMPIA
CÓMO APROVECHAR EL PODER DE LAS OLAS UNA COMPAÑÍA SUECA CREÓ UN DISPOSITIVO QUE PUEDE PRODUCIR ENERGÍA LIMPIA Y BARATA CON LAS OLAS DEL MAR.
FOTOGRAFÍAS (DESDE ARRIBA): MARK THIESSEN (NGM) (COMPOSICIÓN DE DOS IMÁGENES); ECO WAVE POWER; REBECCA HALE (NGM)
E L A PA R ATO D E A R R I B A obtiene energía del ascenso y la caída de las olas del mar, y la convierte en electricidad. Esta tecnología, de la compañía sueca Eco Wave Power, utiliza un sofisticado sistema de flotadores y pistones hidráulicos. Cuando una ola pasa por la máquina, sus flotadores se mueven hacia arriba y hacia abajo para comprimir y descomprimir los pistones. Esta presión de bombeo acciona un motor hidráulico; su energía mecánica se aprovecha por un generador y se convierte en electricidad. Debido a que el aparato está diseñado para unirse a estructuras costeras, como los rompeolas, tiene un costo inicial mucho más bajo que otros similares utilizados en alta mar. —A N N I E R OT H
En la zona de los Apalaches en Ohio, Estados Unidos, muchas corrientes de agua se han contaminado con hierro y otros minerales de la escorrentía proveniente de minas de carbón abandonadas. Eliminar los metales de las vías fluviales es costoso, pero dos profesores de la Universidad de Ohio encontraron una manera de ayudar a que el proceso se pague por sí mismo. Guy Riefler, ingeniero ambiental, extrae el hierro del agua contaminada. Cuando el material resultante es calentado a diferentes temperaturas por el profesor de arte John Sabraw, cambia de color y puede usarse en pigmentos (abajo) que Sabraw y otros artistas emplean en su trabajo. —A R
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ANIMALES
CRIATURAS EN RECUPERACIÓN FOTOGRAFÍAS DE JOEL SARTORE
del siglo xx, el número de pandas gigantes en China rondaba 1 100 individuos. Ahora fueron retirados de la lista de animales en peligro de extinción. La conservación del hábitat, los esfuerzos contra la caza furtiva y los avances en los programas de cría en cautiverio pueden ser un salvavidas para los miembros más vulnerables de la biosfera. En 2019, un total de 10 criaturas mostraron una mejora en la lista de especies amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Muchas más necesitan ayuda, incluidos estos animales que los conservacionistas intentan regresar de una situación límite. — N I N A S T R O C H L I C E N L O S A Ñ O S O C H E N TA
EN PELIGRO CRÍTICO
Rinoceronte de Sumatra
La caza furtiva y la invasión humana dejaron menos de 80 rinocerontes de Sumatra en el mundo. Para evitar su extinción, los grupos conservacionistas, incluida National Geographic Society, intervinieron para reubicarlos en santuarios y monitorear los últimos rinocerontes silvestres en Indonesia. Los nacimientos en cautiverio traen la esperanza de que más programas de reproducción puedan salvar la especie.
EN PELIGRO CRÍTICO
Tití cabeza blanca
Este pequeño mono de pelo largo solamente vive en las selvas de Colombia, donde el crecimiento agrícola y urbano causó una caída significativa de su población. El Proyecto Tití se esfuerza por revertirla: de 2011 a 2018, esta organización, financiada por el Fondo para la Conservación Disney, protegió alrededor de 5 600 hectáreas de hábitat del mono, lanzó programas educativos y abrió nuevas reservas y sitios de campo para aumentar su población (The Walt Disney Company es el dueño mayoritario de National Geographic Partners). FENÓMENO AMENAZADO
Migración de las monarcas
El viaje anual al sur de la mariposa monarca es espectacular. Hace unos 20 años, los insectos comenzaron a disminuir, quizá debido al cambio climático y la pérdida de hábitat. En 2014, Canadá, México y Estados Unidos formaron un grupo de trabajo para proteger su ruta. Parece que funcionó: en 2019, el número de mariposas creció y abarcaron 144 % más de la zona forestal que en 2018.
Los alerones traseros apuntan hacia la lluvia en Cadillac Ranch, un parque de casas rodantes en Amarillo, Texas. Durante el último siglo, el automóvil se ha convertido en un emblema estadounidense, pero, en un planeta donde más de 1 000 millones de vehículos contribuyen al cambio climático, el motor de combustión interna enfrenta su momento de la verdad.
DÍA DE LA TIERRA 2070
POR CRAIG WELCH FOTOGRAFÍAS DE D AV I D G U T T E N F E L D E R
UN RECORRIDO EN VEHÍCULOS ELÉCTRICOS POR ESTADOS UNIDOS DESVELA NUEVAS IDEAS QUE PODRÍAN ENERGIZAR NUESTRO VIAJE HACIA UN FUTURO SOSTENIBLE. N AT I O N A L G E O G R A P H I C
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En el condado de Kern, California, turbinas eólicas y módulos solares tapizan el desierto de Mojave en una de las instalaciones de energía renovable más densas del país. Las industrias solar y eólica han crecido a pasos agigantados y ahora suministran energía a millones de hogares. No obstante, aún representan menos de 10 % de la generación.
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En Montpelier, Iowa, los hornos de la acería SSAB Americas operan con electricidad, misma que la compañía pretende obtener de fuentes renovables hacia 2022. El sector del hierro y el acero produce casi 7 % de las emisiones globales de CO2. Será muy difícil que la industria pesada renuncie al calor barato que proporcionan los combustibles fósiles.
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entre cabinas fotográficas, puestos de pretzels y un hombre que moldea bustos en plastilina para los turistas, una rueda de la fortuna gira con la electricidad que obtiene del sol. A unos 100 metros de allí, un letrero señala el final de la célebre Ruta 66. La energía verde colisiona con la historia automotriz en el embarcadero de Santa Mónica, el sitio perfecto para iniciar un viaje por carretera en autos eléctricos. Una de las primeras autopistas de Estados Unidos que permanece abierta durante todo el año, la Ruta 66 se origina en la ciudad de Chicago y, desde la década de los treinta hasta que las interestatales la volvieron obsoleta, condujo a millones de migrantes del medio oeste estadounidense por paradores y tiendas de chucherías hasta las luminosas costas de California, lo que contribuyó a transformar ese estado de un paraíso rural a una colección de extensas urbes. Mientras esto ocurría, la Ruta 66 se convirtió en símbolo de muchas cosas: el poder transformador de los automóviles, la libertad de los caminos abiertos y la mágica combinación de ambos en un viaje por carretera. Hambrientos de cultura y tradiciones locales, muchos viajeros modernos recorren sus 3 600 kilómetros solo para hacer fila en una cabaña de madera del embarcadero de Santa Mónica y recibir sus certificados de viaje. El muelle es también un lugar muy propicio para reflexionar sobre el mundo que hemos creado; en gran medida, debido a nuestro romance con el motor de combustión interna. Al oriente de Santa Mónica se alza Los Ángeles, cuyos siete millones de adictos a la gasolina emiten más bióxido de carbono que 36
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La ciudad de Chicago y el embarcadero de Santa Mónica están conectados por la Ruta 66, y también por una rueda de la fortuna que opera con energía solar. En 1893, la Feria Mundial de Chicago exhibió el primero de estos juegos mecánicos, junto con una nueva forma de energía: la electricidad. L A R U TA H AC I A 2 0 7 0
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una docena de estados en conjunto. Al sur yace Venice Beach, ciudad que, en la década de los cuarenta, estuvo abarrotada de torres petroleras y en la que, en años recientes, lobos marinos famélicos emergieron del mar, víctimas de las aguas que ha calentado el cambio climático. Al oeste y el norte se extienden las altas colinas de Malibú, donde, en noviembre de 2018, se desató un incendio como resultado de años de sequías y de temperaturas cada vez más altas. Los vientos de Santa Ana “extendieron el fuego con tanta rapidez que alcanzaron la costa en un día”, recuerda Dean Kubani, un caluroso día 38
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del otoño pasado, mientras conversamos al pie de la rueda de la fortuna. Recién jubilado, tras 25 años como director de sostenibilidad de la ciudad de Santa Mónica, Kubani había observado las llamas del incendio desde la playa. “La temporada de incendios habitual es en septiembre u octubre”, añade. Pero ahora ese periodo se ha prolongado “porque no llueve y el clima no refresca”. Este es un momento crítico –y confuso– para cualquiera que se pregunte cómo será la vida en el mundo en 2070. A decir del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas (IPCC), si queremos evitar un
desastre climático, tenemos que reducir a cero las emisiones de gases de efecto invernadero en los próximos 50 años, incluso antes. En vez de ello, estamos produciendo más combustibles fósiles, no menos. De hecho, las compañías de petróleo y gas de Estados Unidos –el mayor productor del mundo– tienen proyectado incrementar su desarrollo en 30 % para 2030. Y, encima, el presidente Donald Trump ha retirado el país del acuerdo climático de París, cuyo objetivo es destetar el mundo de los combustibles fósiles. Con todo, la revolución de la energía verde está cobrando impulso. Se espera que, en los próximos
Oatman, antiguo asentamiento minero donde extraían oro y plata de las colinas, en Arizona (izq.), se transformó en una estación de paso para los viajeros de la Ruta 66. Hoy es una atracción turística, donde los burros silvestres duermen a la sombra. En otro punto del condado de Mohave continúan las obras para un centro de datos que funcionará con energía solar.
En este restaurante de Tucumcari, Nuevo México, un mural muestra a una pareja que “ocupa” una mesa de verdad. Sobre los personajes, una pintura muestra un paisaje cuando solían reunir el ganado en las inmediaciones de un pozo de agua. Los paisajistas del futuro pintarán turbinas eólicas y parques solares, sobre todo si abandonamos la energía nuclear.
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cinco años, la energía renovable producida en todo el mundo aumente en una proporción equivalente a la capacidad de generación eléctrica de Estados Unidos. Ciudades y estados de todo el país se han comprometido con el cambio. Este año, California estableció el requisito de instalar paneles solares en todas las viviendas nuevas. Los Ángeles se ha puesto el objetivo de instalar 28 000 estaciones de carga para vehículos eléctricos en escasos ocho años y Santa Mónica contempla instalar 300 de ellas durante el presente año. “Cuando llegué aquí, la ciudad solo tenía un auto eléctrico –recuerda Kubani, acerca de aquel vehículo con paneles solares en el techo–. Podías conducirlo unos 16 kilómetros”. El fotógrafo David Guttenfelder y yo pretendemos cubrir más de 7 000 kilómetros en una serie de autos eléctricos. Nos despedimos de Santa Mónica y emprendemos el camino hacia la costa este de Estados Unidos, en busca de la respuesta a una pregunta apremiante: ¿podremos, como nación, alcanzar nuestro objetivo? Es decir, ¿podremos prescindir de los combustibles fósiles con la rapidez necesaria para que 2070 aún sea habitable? el crudo sigue manando de los extensos campos petrolíferos del condado de Kern. Pero al este de Bakersfield –la capital petrolera de California–, más allá de la sierra de Tehachapi, un futuro más limpio titila bajo el calor. Nuestro Hyundai Kona de alquiler nos ha conducido hasta la ciudad desértica de Mojave. Vemos turbinas eólicas que se alzan sobre campos de paneles solares, en lo que podría ser la instalación de energía renovable más densa del país. Ben New, vicepresidente de construcción de la empresa 8minute Solar Energy, nos guía hasta un grupo de módulos solares que abarca 200 hectáreas y produce 60 megavatios de energía, suficiente para abastecer 25 000 viviendas californianas. “Hace 20 años, un panel solar era tan costoso que nadie habría pensado en hacer algo similar”, asegura New. Pero ahora la energía solar es casi regalada. Gracias a las políticas públicas y las investigaciones hechas en Alemania, Japón, China y Estados Unidos, el costo de los módulos fotovoltaicos se ha desplomado 99 % desde los años setenta y la demanda se ha disparado conforme los gobiernos presionan a los proveedores de servicios públicos para que impulsen las energías renovables. Ya AL NORTE DE LOS ÁNGELE S,
que la producción se ha vuelto más eficiente, los precios siguen cayendo, al extremo de que instalar un vatio de energía solar cuesta hoy apenas la quinta parte que hace 10 años. Y, además, las instalaciones ocupan la mitad del espacio requerido antes. Si bien hicieron falta cuatro décadas para que, en 2016, Estados Unidos instalara un millón de sistemas de energía solar –desde tejados domésticos hasta granjas solares de escala industrial–, bastaron tres años para instalar el segundo millón en 2019. Y se espera que la cifra vuelva a duplicarse hacia 2023. En estos momentos, el país genera suficiente energía solar para 13 millones de hogares y las nuevas iniciativas son cada vez más grandes: la compañía de New acaba de anunciar un acuerdo por otros 400 megavatios, el cual incluye un centro de almacenamiento para 300. Ese y otros proyectos de 8minute proporcionarán energía limpia a un millón de angelinos. A pesar de lo impresionantes que puedan parecer estas cifras, ni por asomo son suficientes. Hoy día, menos de 2 % de la electricidad de Estados Unidos proviene del sol, en tanto que el viento aporta apenas 7 % adicional. Y las cantidades del resto del mundo son más o menos equivalentes. Ahora bien, un informe reciente de la ONU precisa que, a fin de limitar el calentamiento a 1.5 °C, las emisiones globales deben reducirse en 7.6 % cada año durante la próxima década (el año pasado aumentaron de nuevo) y añade que, para alcanzar ese objetivo, habría que sextuplicar el desarrollo de las energías renovables. A tal fin, harían falta movilizaciones inmensas y fuertes inversiones en infraestructura que permitan expandir la capacidad de producción de acero, cableado, baterías y tendidos conductores. En lo que toca a Estados Unidos, cuya red eléctrica está dividida en tres líneas independientes –una que da servicio a la costa este, otra a la oeste y una para Texas–, semejante esfuerzo requeriría modificaciones enormes para llevar energía de la soleada Arizona a la carbonífera Virginia Occidental. Por lo pronto, New propone que produzcamos muchos gigavatios “en zonas del país que jamás lo han hecho”. Sin embargo, eso entrañaría obstáculos legislativos en lugares donde los combustibles fósiles son muy populares. De ahí que, pese a su entusiasmo por acelerar la transición, el ejecutivo de 8minute dude que podamos adoptar la energía solar a tiempo. ¿Es posible que un estímulo adecuado ayude a diseminar la energía solar con la celeridad
necesaria? Muchos expertos han subestimado su potencial. Ya en 2008, David Keith, profesor de física aplicada en Harvard, auguró que tendríamos mucha suerte si, para 2030, el vatio de energía solar llegara a costar 30 centavos de dólar. No obstante, se espera que alcance ese precio durante el presente año. “Nos equivocamos –reconoció Keith hace poco–. La energía solar barata es una realidad. Estoy muy impresionado”. Esa noche, al conectar nuestro Kona, el tablero despliega un mensaje: la carga demorará casi seis horas. Dejamos allí el auto y caminamos casi dos kilómetros al motel más cercano, en la oscuridad de la noche e inclinando las cabezas contra el viento arenoso. las carreteras estadounidenses comenzaron con una apuesta. En 1903, antes de que hubiera autopistas interestatales y estaciones de servicio, un socio de un club privado californiano apostó 50 dólares a que el médico Horatio Jackson no podría conducir un auto hasta la costa este. Cuatro días después Jackson y su mecánico partieron de San Francisco en un Winton Tourer, modelo turístico con 20 caballos de fuerza. Cruzaron pasos montañosos por caminos sin pavimentar, vadearon arroyos, sufrieron averías, tuvieron que utilizar caballos para remolcar el vehículo y perdieron mucho tiempo a la espera de trenes que transportaban refacciones. Aun así, Jackson llegó a Nueva York 63 días más tarde, con lo que concluyó el primer recorrido en auto por Estados Unidos. Los viajes por carretera han arraigado profundamente en la mentalidad estadounidense. Originarios ambos del medio oeste –el fotógrafo es oriundo de Iowa y el que escribe nació en Kansas–, Guttenfelder y yo recorrimos el país en nuestra juventud. Con todo, cruzar el país en autos eléctricos exigía que modificáramos nuestras expectativas. Para empezar, una carga completa puede tardar desde una hora hasta todo un día, dependiendo de la batería y el cargador. Además, aun cuando los conductores cuentan con casi 150 000 estaciones de gasolina, Estados Unidos ofrece muy pocas opciones para agilizar el proceso de recarga eléctrica, excepto por las más de 750 estaciones de supercarga propiedad de Tesla. Por supuesto, LOS VIA JE S POR
siempre hay la opcion de cargar la batería en casa durante la noche. Al salir de Mojave, cruzamos velozmente por las salinas y entramos en el estrecho valle de Panamint. En condiciones idóneas, nuestro Kona habría cubierto 415 kilómetros con una sola carga, pero estábamos subiendo por pasos de montaña y llevábamos encendido el aire acondicionado. Y como había leído que ambas cosas pueden acortar la vida de la batería, sufrimos el primero de muchos episodios de “angustia de cobertura”. Nuestra crisis cedió al llegar a Death Valley, donde encontramos un lujoso alojamiento con un centro de carga. Un requisito indispensable para que Estados Unidos y el mundo abandonen los combustibles fósiles es que autos y camiones formen parte de
¿LA ENERGÍA SOLAR SE DISEMINARÁ CON LA SUFICIENTE CELERIDAD? AUNQUE EXPERTOS HAN SUBESTIMADO SU POTENCIAL, ESTA PUEDE PRECIPITAR CAMBIOS RÁPIDOS.
la red eléctrica. En otros tiempos, el sector energético habría respondido con más centrales eléctricas que operaran con carbón. Pero eso se acabó, como lo demuestra el nuevo proyecto con el que 8minute llevará energía a Los Ángeles, por menos de dos centavos el kilovatio-hora, mucho más barato que el carbón. a Russell Benally revisando su caballo en un mirador rocoso a las afueras de LeChee, Arizona, una comunidad navaja próxima al lago Powell. A lo lejos, recortada por el sol agonizante, se alzaba la Estación Generadora Navaja, la planta eléctrica alimentada por carbón más grande al oeste del Misisipi. La producción anual de esta instalación, construida hace 45 años, ha bastado para abastecer dos U N A TA R D E E N C O N T R A M O S
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En 2019, al cabo de 40 años de la fusión parcial de un reactor, la central nuclear de Three Mile Island, Pensilvania, fue cerrada de manera definitiva. Si bien es muy costoso construir y operar una planta nuclear, esas instalaciones trabajan ininterrumpidamente para generar electricidad sin emitir bióxido de carbono y aportan casi 20 % de la energía eléctrica de Estados Unidos.
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millones de hogares. Sin embargo, la estación generadora está próxima a cerrar porque ya no puede competir contra el gas barato ni las energías renovables. Y su clausura acabará con cientos de empleos, casi todos en manos de nativos americanos, quienes, si bien no son propietarios del sitio, han percibido millones de dólares en regalías y arrendamiento, ingresos que no podrán compensar fácilmente. Nadie discute que la central eléctrica sea muy contaminante, ese aire nocivo provenía de la energía destinada a otros lugares. “Aquí hay mucha gente que todavía no tiene electricidad”, protesta Benally, fontanero navajo ya jubilado. 44
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Lo seguimos hasta su casa para conocer a su esposa. Sharon Yazzie creció en LeChee y recuerda claramente cómo era la vida antes de la planta eléctrica, por lo que asegura que no la echarán de menos. “Siempre ha servido a otros más que a nosotros”, reprocha Yazzie. La clausura de esta central eléctrica es parte de una tendencia que parece irrefrenable. Más de 500 plantas de carbón estadounidenses han dejado de operar desde 2010 y se espera que varias decenas más corran la misma suerte. En 2019, el consumo estadounidense de ese combustible fósil cayó al nivel más bajo en 40 años y, por
primera vez, en abril de ese año las energías renovables generaron más electricidad que el carbón. Aunque China e India aún construyen centrales eléctricas de carbón, hay indicios de un cambio en esos países. Por ejemplo, muchas plantas chinas han empezado a operar de manera esporádica y, en 2018, India empleó más energías renovables que carbón. de Utah, conducimos por las apartadas terrazas del Monumento Nacional Grand Staircase-Escalante, el último rincón del territorio continental inscrito en el AL CRUZAR HACIA EL SUR
Una bomba de varilla (izq.) extrae petróleo en un sembradío de algodón próximo a Lubbock, Texas, en el extremo norte de la cuenca pérmica. El fracking de las capas profundas de lutita permitió que esta región aportara más de la tercera parte del petróleo estadounidense extraído durante 2019. La imagen fue captada en septiembre pasado.
Un entramado de varillas servirá de cimiento a una de las 120 turbinas del parque eólico de Sage Draw, en la cuenca pérmica. Texas genera más energía eólica que cualquier otro estado, lo que le permite reducir costos. La electricidad producida con el viento es tan barata que ExxonMobil comprará la mayor parte de lo que producirá esta granja.
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A fin de explorar nuestro futuro energético, dos colaboradores de National Geographic recorrieron los caminos del territorio continental de Estados Unidos en una serie de autos eléctricos. Fue un viaje sin gasolina, en el que corrieron innumerables aventuras y hallaron nuevas respuestas a una pregunta: ¿cuán cerca estamos de abandonar los combustibles fósiles? El potencial de las llanuras Se espera que, para 2050, la producción de energía eólica en llanuras de Estados Unidos aumente de 22 a 38 por ciento.
Región de mercado de electricidad de EIA** SPPN
WASHINGTON
MONTANA
OREGON OREGÓN
DAKOTA DEL NORTE
MINESOTA
IDAHO
WIS.
DAKOTA DEL SUR WYOMING
NEVADA
CALIFORNIA
San Francisco
UTAH
Torres de turbinas eólicas sobre instalaciones solares en el Desierto de Mojave
Autobuses eléctricos no tripulados transportan a los trabajadores del Laboratorio Nacional de Energía Renovable en Golden, Colorado
Santa Mónica
CASO
Líder del oeste
Los Ángeles es una de más de un centenar de urbes estadounidenses que se han comprometido a usar energía 100 % renovable; en su caso, hacia 2045.
Des Moines
COLORADO
Oatman
Greensburg, Kansas arrasado por un tornado en 2007, se reconstruye para ser carbono neutro
Greensburg ARIZONA
Cierra planta de carbón en la reserva navajo cerca de Page, Arizona
NUEVO MÉXICO
Tucumcari Extensión de la cuenca pérmica
OKLAHOMA
Lubbock ExxonMobil planea usar energía eólica para extraer combustibles fósiles en la cuanca pérmica
La transformación de Texas
Pensar en Texas nos remite al petróleo. Pese a ello, ese estado genera la cuarta parte de la energía eólica de Estados Unidos.
TEXAS
ENERGÍAS MÁS LIMPIAS El gobierno estadounidense pretende que, para 2050, la contribución de la energía renovable a la red eléctrica del país aumente de 19 a 38 %. Un incremento notable, pero no suficiente para alcanzar los objetivos climáticos. Gracias a la abundante generación hidroeléctrica, Occidente se erigió como líder mundial de este sector. Sin embargo, a futuro, la expansión de la energía renovable dependerá del viento y el sol.
ELECTRICIDAD GENERADA CON FUENTES DE ENERGÍA RENOVABLES POR REGIÓN EIA**
20 40 60 80 %
N AT I O N A L G E O G R A P H I C
MISURI
KANSAS
TRE
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ILL.
Golden Page
SALIDA
NEBRASKA
Mitin con Greta Thunberg y visita a una granja eólica en Iowa IOWA
2019
ARKANSAS
LUISIANA
MIS.
PRONÓSTICO PARA EL SECTOR RENOVABLE
E
BU Ó L EN I C O A Ó PT IM O
POTENCIAL DE ENERGÍA RENOVABLE
Según cálculos, la energía renovable terminará por eclipsar todas las fuentes de electricidad para 2045 gracias a las legislaciones estatales y a la reducción de costos.
O
SO
EN BU
Máximo potencial combinado
R
O IM PT Ó
LA
Road trip de los corresponsales
Generación de electricidad en EUA por fuente principal, 1950–2050 en miles de millones de kw/h
Recarga vehicular
Renovables 2 064
Pico de carbón en 2007
Estaciones de carga eléctrica
Gas natural 1 976
MAINE VT. N.H. N. H.
Rivian, el fabricante de autos eléctricos en Detroit, recibe MÍCHIGAN un pedido de Amazon Detroit por 100 000 furgonetas de reparto
Perrysburg
NUEVA YORK
MASS.
CONN. R. R.I.I.
Three PA. Mile Island
OHIO
Visita a First Solar, el mayor fabricante de
MD.
INDIANA páneles solares en
Nueva York
VIR. OCC.
VIRGINIA
DEL.
PJME
Washington, D. C.
La proporción de energía eólica es mayor que la solar, pero está previsto que la participación solar se triplique para 2050 y sea la fuente principal de energía renovable.
1995
TENNESSEE
GEORGIA
Adictos a los combustibles fósiles
Está previsto que la región de Pensilvania-Nueva Jersey consuma más energía renovable, pero los combustibles fósiles y nucleares dominarán.
Un sol radiante
El potencial de Florida es excelente. Su producción de energía solar podría aumentar 18 veces para 2050.
200 km 200 mi
FLORIDA FRCC
2050
2050
PARTICIPACIÓN DE ENERGÍA RENOVABLE POR FUENTE
C. DEL N.
C. DEL S.
2019
N.J. N. J.
KENTUCKY
ALABAMA
Petróleo 27 1950
Filadelfia
META
Perrysburg, Ohio
Carbón 719 Nuclear 642
Boston
Hidroeléctrica 81 %
Biomasa 15 % 38 %
2019 2050 Geotérmica
33 % Eólica
ESTACIONES DE CARGA ELÉCTRICA EN EUA
15 %
46 % Solar
78 301
En la década de los noventa, las estaciones de carga eléctrica eran contadas. Eso ha cambiado. Hoy día decenas de miles operan en el territorio de Estados Unidos, aunque la mayor parte proporciona cargas lentas. 188 1995
2019
RYAN MORRIS (NGM); SCOTT ELDER *SIN DATOS PARA ALASKA Y HAWÁI **ADMINISTRACIÓN DE INFORMACIÓN ENERGÉTICA DE ESTADOS UNIDOS FUENTES: VAISALA; ADMINISTRACIÓN DE INFORMACIÓN ENERGÉTICA DE ESTADOS UNIDOS (EIA); OFICINA DE EFICIENCIA ENERGÉTICA Y ENERGÍA RENOVABLE, DEPARTAMENTO DE ENERGÍA DE ESTADOS UNIDOS
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mapa de Estados Unidos. Tras una prolongada escala en una estación de carga lenta en Boulder, Utah (con 240 habitantes), continuamos hacia Colorado. En las afueras de Denver, en el Laboratorio Nacional de Energía Renovable (NREL), David Moore usa un pincel para aplicar un líquido en un pequeño rectángulo de vidrio conductor, transformándolo instantáneamente en una diminuta celda solar. El líquido contiene perovskita, mineral semiconductor muy eficaz para captar la luz del sol. Algunos opinan que la perovskita tiene un potencial tan transformador como el iPhone, pues podría reducir el costo de la energía solar y volverla ubicua. “Puedes depositar este material en una pared de ladrillos, de madera, en un muro orientado al sur…, en cualquier cosa que reciba luz solar –explica Moore–. El techo de un auto, ropa, mochilas”. El científico imagina celdas solares impresas en rollos de película delgada que podrían producirse a escala masiva, como periódicos que salen de las prensas. Aunque la propuesta intriga a los expertos de la industria, muchos se mantienen escépticos, porque logros de este tipo suelen fracasar al salir del laboratorio. Aunque no hay duda de que habrá grandes adelantos en las próximas décadas, mucho dependerá de que los intereses establecidos se den prisa en abandonar las tecnologías anacrónicas. Una mañana húmeda, al sureste de Lubbock, Texas, observamos un camión de plataforma que transportaba un componente para turbina de viento entre sembradíos de algodón. Igual que nosotros, aquel vehículo acababa de cruzar las llanuras texanas para llegar a Sage Draw, instalación eólica que, una vez concluida, abarcará una superficie de 16 500 hectáreas. Protegidos con cascos, caminamos alrededor de una profunda excavación, donde un entramado de varillas pronto sustentará una de las 120 torres que habrán de generar 338 megavatios. Asociado con el petróleo, Texas produce hoy más energía eólica que cualquier país, excepto cuatro. Por esa razón, una legislación estatal ordena que las compañías de servicios públicos desembolsen miles de millones de dólares para actualizar la red eléctrica con miles de kilómetros de líneas de transmisión nuevas, a fin de que los proyectos que aprovechan los fuertes vientos texanos puedan vender energía a las ciudades del este, como Dallas. El resultado ha sido espectacular. Para 2017, el “estado de la estrella solitaria”
producía la cuarta parte de la electricidad eólica de Estados Unidos. Al mismo tiempo, y gracias a los adelantos en la tecnología de fractura hidráulica o fracking, la cuenca pérmica del oeste de Texas y Nuevo México empezó a surgir como una de las regiones petroleras más importantes del mundo. En estos momentos, Texas ha más que duplicado el pico de producción que alcanzó Alaska en 1988. De hecho, Rystad Energy asegura que es tal el excedente de gas natural, y tal la escasez de gasoductos para comercializarlo, que muchas compañías queman o liberan al aire más de 22.5 millones de metros cúbicos diarios de gas, suficiente para satisfacer la demanda del estado de Washington. Ahora bien, el inconveniente es que el gas quemado emite CO2, en tanto que la mayor parte del gas natural ventilado es metano: poderosa combinación que agrava el calentamiento del planeta. La bonanza eólica y petrolera de Texas se conjunta en Sage Draw. Sucede que ExxonMobil proyecta aumentar en 80 % la extracción de la cuenca pérmica en los próximos cuatro años y, a fin de energizar esas operaciones, ha suscrito un acuerdo para comprar la mayor parte de la electricidad renovable producida en Sage Draw y una granja solar vecina: la energía limpia de Texas está ayudando a extraer más combustibles fósiles, cuando lo que hace falta es abandonarlos por completo. la mayoría seguimos comprando productos de ExxonMobil. Y este recorrido por una nación dividida deja claro que algunos estadounidenses aún no quieren a cambiar. Con todo, la actitud general empieza a hacerlo. Y la razón es que los estadounidenses se entusiasman con la transición energética cuando esta conlleva beneficios. Si bien una nueva legislación de Nevada ha decretado que, para 2030, la mitad de la electricidad del estado debe proceder de fuentes de energía renovables, mientras paseamos por el relumbrón de Las Vegas, entre sus fuentes iluminadas y los reflectores que encienden el cielo nocturno, no puedo menos que asombrarme ante semejante derroche de energía. Nos detenemos en un centro de carga de Colorado, donde conocemos al ingeniero de software Kevin Li, quien cargaba la batería de su Tesla Model 3, 2018. Acababa de recogerlo en California e iba de camino a su hogar en Carolina del Norte. ¿Compró un Tesla porque le preocupaba el calentamiento global? P O R S U P U E STO,
“No”, contestó Li. Entonces, ¿por qué? “Por su velocidad –respondió–. Es rápido. De veras rápido”. En el oeste de Kansas, pasamos el día en Greensburg, población agrícola de 790 habitantes y donde, en 2007, un tornado arrasó con más de 90 % de las estructuras y causó la muerte de 11 personas. Llegado el momento de reconstruir, algunos sugirieron que Greensburg debía volverse sostenible –un “burgo verde”–, propuesta que el ex alcalde Bob Dixson encontró muy hippie. Pese a todo, Dixson reconoce que terminó por visualizar el proyecto como un rescate de los valores de sus antepasados: los pioneros de las praderas de Kansas que construían molinos de viento para operar sus pozos, habitaban casas de adobe –las primeras estructuras con tejados verdes– y almacenaban alimentos en bodegas subterráneas. Hoy día, la nueva escuela de Greensburg ostenta un sistema de calefacción solar y geotérmico, y la comunidad reconstruida produce electricidad con el viento, de modo que la red eléctrica de Greensburg genera cero emisiones de carbono. a Des Moines, Iowa, y Guttenfelder me envía un mensaje de texto desde su cuarto, al otro lado del pasillo. Al día siguiente, una visitante inesperada daría una conferencia a dos horas de allí: la adolescente sueca Greta Thunberg. Resulta que la activista climática también recorría Estados Unidos en un Tesla, pero en la dirección contraria. Conducimos hasta Iowa City para sumarnos a una concurrencia multitudinaria. Tan pronto toma el escenario con un grupo de estudiantes locales, Thunberg declara: “Los líderes del mundo están actuando como niños, así que alguien tiene que ser el adulto”. El público estalla en aplausos y vítores. En vez de viajar en avión, Thunberg navegó a Estados Unidos en velero. Su justificación: un vuelo produce más CO2 que el que emiten varias personas en un solo año. Dadas la inminente amenaza climática y la creciente popularidad de los viajes aéreos, algunos europeos y estadounidenses –incluidos varios científicos– están reduciendo los traslados en avión. Guttenfelder y yo salimos del mitin hablando del profundo efecto que los combustibles fósiles tienen en nuestras vidas. LLEGA MOS DE NOCHE
A poco de iniciar nuestro viaje, volé a casa para celebrar el cumpleaños 11 de mi hija, lo que me hizo sentir culpable de contribuir a un planeta cada vez más inhabitable para ella. Fue muy irritante tener que elegir entre su presente y su futuro, cuando nuestro objetivo debe ser construir un mundo en que podamos viajar sin “culpa de carbono”. Tal es la finalidad de los científicos del laboratorio NREL en Denver, quienes desarrollan combustibles para motores a reacción hechos a base de algas o desechos alimentarios, y también la del primer avión comercial eléctrico (un hidroplano de seis plazas) que, en diciembre pasado, realizó una prueba de vuelo exitosa en Canadá. Gracias a créditos fiscales que las han convertido en importantes fuentes de ingreso para los
UN TORNADO ASOLÓ GREENSBURG, KANSAS, EN 2007. LA CIUDAD RECONSTRUIDA FUNCIONA CON ENERGÍA RENOVABLE, CON LO QUE SE RESCATA LOS VALORES DE LOS PIONEROS.
agricultores, las turbinas eólicas giran sus aspas en los maizales de Iowa, estado solo superado por Kansas en términos de generación de electricidad renovable. Con cerca de 15 000 habitantes, la ciudad de Newton, Iowa, produce torres de turbinas en la antigua fábrica de lavadoras Maytag. Y en Montpelier, la siderúrgica sueca SSAB forja refacciones para turbinas. El calor sofocante de esa planta no se debe solo al carbón coquizable que utilizan casi todas las acerías, sino a sus hornos de arco eléctrico. Chuck Schmitt, presidente de SSAB Americas, nos dijo que, en dos años, sus hornos operarán solo con energía limpia. Nos pareció un logro tremendo una fábrica de acero que utiliza el viento para hacer refacciones de turbinas eólicas en el corazón de Estados Unidos. L A R U TA H AC I A 2 0 7 0
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I Z Q.
Trabajadores lijan, pintan y pulen aspas de turbinas eólicas fabricadas en la planta de TPI Composites, en Newton, Iowa. La energía renovable ha revitalizado la ciudad. TPI ha aprovechado un antiguo edificio de Maytag para producir carrocerías de autobuses eléctricos y en otro fabrica torres de aerogeneradores. SIGUIENTE FOTO
Brian Caltrider cosecha maíz en una granja familiar próxima a la ciudad de Adair, Iowa. Desde 2018, MidAmerican Energy, la empresa de servicios públicos del condado de Adair, ha instalado cientos de turbinas eólicas que producen ingresos muy necesarios para agricultores como los Caltrider. La producción de maíz se retrasó en 2019 a causa de las torrenciales lluvias de primavera. L A R U TA H AC I A 2 0 7 0
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en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, Robert “RJ” Scaringe decidió minimizar su huella de carbono colgando tendederos en su departamento y haciendo otras cosas “laboriosas y complicadas”, pues había llegado a la conclusión de que sería inútil tratar de persuadir a los demás para que prescindieran de las comodidades modernas. “Es muy difícil”, asegura. Scaringe ahora dirige Rivian, una start up que lanzará al mercado un auto y una camioneta eléctricos este año. Y no solo eso, la compañía también firmó un acuerdo con el gigante minorista Amazon para construir 100 000 camiones de reparto hacia 2030. Todo lo que se dice sobre las energías renovables aplica también a los vehículos eléctricos: se avizora un cambio, pero no con la celeridad requerida. Hoy tenemos cinco millones de autos eléctricos en todo el mundo, cantidad que se incrementa en dos millones de unidades cada año. Aun así, esa cifra es una gota en un océano de alrededor de 1 500 millones de autos y camiones. Y, por lo pronto, el sector de vehículos eléctricos (VE) representa apenas 2 % del mercado estadounidense. Tesla no es el único fabricante empeñado en crear VE geniales. Pese a ello, los conductores de todo el mundo siguen favoreciendo los SUV pesados y más contaminantes, de modo que ahora tenemos más de 200 millones de ellos circulando, seis veces más que en 2010. Es justo ese mercado en el que Scaringe tiene puesta la mira. En Plymouth, Míchigan, recorremos la planta de ingeniería y diseño de Rivian, esquivando empleados que pasan volando en patinetas. Con 37 años, Scaringe tiene un interés especial en los vehículos para estilos de vida activos y nos cuenta que trabaja con sus socios para instalar estaciones de carga de alta velocidad en lugares poco transitados, “a orillas del sendero”. Así como los adolescentes modernos no pueden imaginar la vida antes de las redes sociales, Scaringe aspira a que sus hijos –todos menores de cinco años– conozcan un mundo donde “cargar la batería del auto sea la norma”. C UA N DO E STU D I A BA
pasamos los siguientes días conduciendo hacia nuestro destino final: Washington, D. C. Hacemos una parada en Ohio para visitar las instalaciones de First Solar, el fabricante de paneles solares más importante de Estados Unidos. Y, al llegar a Pensilvania, visitamos la planta nuclear Three Mile Island, donde, al cabo de 40 años del funesto accidente ocasionado G U T T E N F E L D E R Y YO
por la fusión parcial del núcleo de su primer reactor, acaban de apagar el segundo, ya que los costos de operación son excesivos. Desde 2013, otras siete plantas nucleares estadounidenses han cesado sus actividades y siete más quedarán clausuradas para 2025. Gran parte de esa producción eléctrica libre de carbono será sustituida por gas natural contaminante. A todas luces, el debate sobre el futuro de la energía nuclear es muy complejo y cada vez más ideológico. También lo es el debate sobre el cambio climático. “Por razones difíciles de entender, la sostenibilidad se ha convertido en un tema muy politizado”, me dijo Scaringe. Pero, para acelerar la transición a la energía limpia, es necesario que las políticas cambien en todos los niveles gubernamentales. ¿Será posible unificar a una nación polarizada para encontrar soluciones? Días antes de iniciar nuestro viaje visité a un hombre que se postuló a la presidencia de Estados Unidos con la propuesta de hacer justo eso. Salí de Seattle en un Nissan Leaf y conduje hasta Olympia, la capital del estado de Washington, para entrevistarme con el gobernador. Jay Inslee tenía planes para todo, desde una política nacional de energía renovable dirigida a los servicios públicos hasta un estándar de construcción de cero bióxido de carbono. A pesar de ello, su campaña presidencial nunca cobró impulso, así que decidió retirar su candidatura. Es obvio que el fracaso no lo desalentó, ya que el gobernador me cuenta una anécdota sobre la capacidad de los estadounidenses para responder de inmediato cuando están motivados. En 1940, el ejército estadounidense les pidió a las compañías automotrices que diseñaran un vehículo de “reconocimiento ligero” y, cinco años después, hacia el final de la Segunda Guerra Mundial, los obreros de aquellas empresas habían construido alrededor de 645 000 jeeps. “Estamos viviendo una película cuyo último carrete no hemos visto –agregó Inslee–. Y tenemos la capacidad para filmar un final feliz”. Un mes después de haber salido de Santa Mónica, Guttenfelder y yo llegamos a Washington, D. C., y, al entrar en el Museo Nacional de Historia Estadounidense, veo el Winton rojo de Horatio Jackson. A solo un cuarto de siglo del viaje de Jackson, los automóviles se habían vuelto indispensables para la vida estadounidense. Para 1930, mientras seguían pavimentando la Ruta 66, 23 millones de vehículos circulaban ya por todo el país y la mitad
de las familias estadounidenses tenía un auto, incluso algunas que inicialmente los denostaron como “carretas del demonio”. Una vez convencido de que el cambio es necesario, e incluso útil, el pueblo estadounidense se adapta con facilidad. Tal vez vuelva a hacerlo. Es posible que, llegado 2070, las nubes del “carbón rodante” no sean más que hilillos de humo flotando en el viento de nuestros recuerdos. j Craig Welch ha escrito sobre el medio ambiente desde hace 25 años. El fotógrafo David Guttenfelder documentó el artículo sobre la crisis de opioides en Filadelfia para nuestra edición de enero de 2020.
Instalado en 1934, este letrero en Menlo, Iowa, se alza en lo que fuera la Ruta 6 federal. En su infancia, el fotógrafo David Guttenfelder solía pasar por allí para visitar a sus abuelos. Si bien la estación de servicio fue clausurada, el letrero –restaurado en 2008– mantiene su saludo marcial, como si despidiera la antigua cultura del automóvil y diera la bienvenida a algo nuevo. L A R U TA H AC I A 2 0 7 0
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GUÍA
DEL
P E S I M I S TA PA R A E L
HACE 50 AÑOS CELEBRAMOS EL PRIMER DÍA DE LA TIERRA. ¿CÓMO ESTAREMOS DENTRO DE 50 AÑOS? PRONÓSTICO: NO TAN BIEN.
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50 AÑOS DE PERJUICIOS Los incendios recientes en Australia son una de las muchas señales de que la Tierra y sus habitantes han estado en medio de una crisis en las últimas cinco décadas.
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LAS RAZONES TRAS LA CATÁSTROFE
UN MUNDO PERDIDO
El mundo será un lugar más peligroso donde las inundaciones, las sequías y el fuego obligan a millones de personas a abandonar sus hogares.
T E XTO Y F OTO G RA F Í A S
Perder un paisaje –por el cambio climático, el desastre o el desarrollo– tiene un costo emocional. DE PETE MULLER
P O R E L I Z A B E T H KO L B E RT
I M Á G E N E S D E L A D E VA S TA C I Ó N . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5 8
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S E Ñ A L E S D E A L E R TA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7 6
Una ilustración de los dos posibles futuros de nuestro planeta en 50 años.
C L I M A V S . C O M I D A . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .8 0
IMAGINARY FORCES
COMPLICACIÓN NUCLEAR Un turista en Chernóbil, Ucrania, lleva una máscara para tomarse una selfi cerca del cerco de contención alrededor del reactor que explotó en 1986. Los materiales contaminados aún emanan radiación –lo que se revela en esta imagen compuesta tomada con una cámara gamma–, pero es seguro visitar la zona por periodos breves. Tras Chernóbil, se frenó el plan de explotar la energía nuclear, una fuente de energía libre de CO2. MIKE HETTWER (CON WILLY KAYE, H3D)
ESTAMOS EN PROBLEMAS DEBIDO A NUESTRO CONSUMO IRRESPONSABLE Y ABUSO DE LOS RECURSOS, EL MUNDO SE HA VUELTO UN SITIO LETAL PARA NOSOTROS Y PARA TODOS LOS SERES VIVOS EN ÉL.
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AMENAZA PLÁSTICA Sargentos mayores del Pacífico nadan en torno a una bolsa de plástico cerca de Taiwán. Se estima que, cada año, ocho millones de toneladas de desperdicios plásticos terminan en los mares y matan millones de animales marinos. MAGNUS LUNDGREN, NATURE PICTURE LIBRARY
FUEGOS MÁS EXTENSOS Hombres intentan salvar una casa en Ventura, California, durante el incendio Thomas de 2017, que arrasó con miles de estructuras y 1 130 kilómetros cuadrados de terreno. Entonces fue el incendio más dramático del estado, pero el clima seco y cálido alimenta incendios cada vez más grandes. MARCUS YAM, LOS ANGELES TIMES
PÉRDIDA DE HÁBITAT
La imagen de un jaguar se proyecta en una reja que bordea la frontera entre México y Estados Unidos. El fotógrafo busca subrayar que ese tipo de muros pone en peligro a los animales, pues les bloquea el acceso a su hábitat. Un cuarto de los mamíferos del mundo está en peligro de extinción. ALEJANDRO PRIETO
EL EFECTO DEL CARBÓN Una familia celebra una boda a la sombra de una planta de carbón en Datong, China. El carbón supone la mayor fuente para el incremento en las temperaturas globales. Cada año, China es responsable de la mitad del consumo global. ADAM DEAN, PANOS
EN EL ANIVERSARIO 50 DEL DÍA DE LA TIERRA NOS PREGUNTAMOS: ¿DÓNDE ESTAREMOS EN 2070?
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I N U N DAC I O N E S H I S TÓ R I C A S , LU C E S B R I L L A N T E S , T E MO R E S A L I M E N TA R I O S N AT I O N A L G E O G R A P H I C
FRACASAMOS FRENTE AL CAMBIO CLIMÁTICO. LA INNOVACIÓN PODRÍA SALVARNOS, PERO NO SERÁ AGRADABLE. POR ELIZABETH KOLBERT
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estadounidense llega a su fin”, decía Walter Cronkite en el noticiero CBS Evening News el 22 de abril de 1970. La celebración inaugural del Día de la Tierra llevó a cerca de 20 millones de personas a la calle: uno de cada 10 estadounidenses y una multitud mucho más grande de la que hubiera anticipado el senador Gaylord Nelson, el hombre que soñó con el evento. Los participantes expresaron su preocupación por el ambiente de maneras exuberantes y a menudo idiosincráticas. Cantaron, bailaron, llevaban máscaras antigás y recogieron la basura. “ U N D Í A Ú N I C O E N L A H I STO R I A
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la obra del artista californiano Shane Grammer adorna las ruinas de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Paradise, California. El incendio forestal de noviembre de 2018, avivado por los vientos, pasó de un pequeño incendio a un infierno y destruyó casi toda la ciudad. A medida que el clima cambia, temperaturas más cálidas, menor cantidad de hielo y deshielos de primavera anticipados crean temporadas secas más largas que afectan las plantas y los árboles. Bosques y maleza secos contribuyen a alimentar incendios forestales más grandes, lo que hace más vulnerables las comunidades cercanas a zonas propensas a incendios.
PÁ G I N A A N T E R I O R :
STUART PALLEY
Lecciones por aprender Un estudiante con una máscara de gas “olfatea” una magnolia en Nueva York como parte de una protesta el 22 de abril de 1970, el primer Día de la Tierra. Los acontecimientos buscaban educar y crear conciencia sobre cuestiones como la contaminación y la eliminación de desechos tóxicos. Según una encuesta de la Casa Blanca realizada un año después, 25 % del público estadounidense decía que proteger el ambiente era una meta importante. En 1969, la cifra era casi cero. AP PHOTO
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REFLEXIONES
En la ciudad de Nueva York arrastraron peces muertos por las calles. En Boston escenificaron una muerte masiva en el Aeropuerto Internacional Logan. En Filadelfia firmaron una “Declaración de Independencia” gigante de todas las especies. “El Día de la Tierra fue exactamente lo que esperaba –dijo más tarde Nelson, demócrata de Wisconsin–. Fue una explosión sorprendente de las bases políticas comunitarias”. Soy lo suficientemente mayor como para haber estado en el primer Día de la Tierra y, aunque no recuerdo haberme unido a los festejos, en gran medida soy producto de ese momento “único”. Pasé los setenta en protestas bajo la lluvia, mientras trataba de persuadir a mis compañeros de escuela para que reciclaran las latas de sus refrescos, usaba pantalones acampanados estampados con flores púrpura gigantes y me preocupaba por el futuro del planeta. Como adulta, me volví una periodista cuya especialidad es el ambiente. De alguna manera, convertí mis preocupaciones de la juventud en una profesión. He viajado a la Amazonía para reportar la deforestación, a Nueva Zelanda para ver el efecto de las especies invasivas y a Groenlandia para acompañar a científicos que taladraban las capas de hielo que se derriten. Cada año, en el Día de la Tierra, trato de dar una caminata en el bosque cerca de mi casa. Busco renacuajos y admiro los fenómenos efímeros de la primavera. Y cada año me preocupo más por el futuro del planeta. “calentamiento global” no se había acuñado. Los científicos sabían que ciertos gases, incluyendo el bióxido de carbono, atrapaban el calor cerca de la superficie de la Tierra; esto se había entendido desde la era victoriana, pero solo unos cuantos habían tratado de calcular cuál sería el daño por quemar combustibles fósiles. Los modelos climáticos estaban en pañales. Desde entonces, los modelos se han vuelto más sofisticados. Y aunque muchos estadounidenses se han resistido obstinadamente a aceptar la ciencia del cambio climático, todos vivimos las consecuencias. La capa de hielo perenne del Ártico –el hielo marino que persiste todo el invierno y el verano– se está consumiendo. En el último medio siglo se ha reducido más de tres millones de kilómetros cuadrados. Los niveles marinos se elevan más rápido, en gran parte gracias al deshielo acelerado en Groenlandia y la Antártida. Cada vez más, las ciudades costeras a nivel del mar de Estados Unidos experimentan lo que se conoce como inundaciones en días soleados, cuando lo único que se necesita es una marea alta para llenar de agua las calles. Para 2050 se espera que Norfolk, Virginia, experimente inundaciones de marea alta casi la mitad de los días del año. Y el tipo de aumento en el nivel del mar que hará la vida difícil en lugares como Norfolk tal vez la hará imposible en otros, como Islas Marshall o las Maldivas. Un estudio reciente de investigadores estadounidenses y neerlandeses predijo que para mediados de este siglo la mayoría de los atolones serán inhabitables. Mientras tanto, las inundaciones son apenas una de las desafortunadas consecuencias de E N 1 970, E L T É R M I N O
manipular el termostato del planeta. Un mundo más caliente también se ve azotado por sequías más severas, tormentas más feroces y monzones más erráticos. Es un mundo en el que la temporada de incendios forestales dura más y los fuegos son más grandes e intensos. Antes de 1970, los megaincendios –los incendios que consumen más de 40 000 hectáreas– eran raros en Estados Unidos. Desde la década pasada ha habido docenas. En el verano de 2019, los incendios forestales quemaron más de siete millones de hectáreas en Siberia, un área casi tan grande como Irlanda. El humo envolvió la región en una neblina enfermiza e hizo que las autoridades de salud aconsejaran a los residentes de ciudades como Krasnoyarsk que salieran solo si era absolutamente necesario. A finales de 2019 y principios de 2020, los incendios en Australia destruyeron más de 9.5 millones de hectáreas. Y eso no es todo, la degradación de la tierra, el blanqueamiento del coral, ondas de calor cada vez más mortales, la expansión de zonas marinas muertas… están ocurriendo ya. Ya estamos ante un daño enorme y se incrementa año con año. En 2070, cuando el Día de la Tierra cumpla 100 años, ¿cómo se verá la Tierra? Claramente, esto depende de cuánto bióxido de carbono hayamos emitido entre hoy y entonces (tan solo en los 10 minutos que se necesitan para leer este artículo, cerca de medio millón de toneladas de CO2 se añadirán a la atmósfera). Sin embargo, hasta un punto perturbador, el futuro ya ha sido escrito. fue una explosión tal de movimientos políticos comunitarios que casi todos los medios querían ser parte de ella. El programa Today transmitió una semana de programación especial con el tema “Mundo nuevo o mundo inexistente”. Hugh Downs, el conductor el programa, abrió la semana con esta evaluación: “¿Tenemos la voluntad para dar a nuestra vida un giro de 180 grados? Porque eso es lo que se necesitará –continuó Downs–. ¿O nos seguimos reproduciendo y exigimos más y más poder, más de todo hasta que nos sofoquemos o muramos de peste o hambruna? ¿Probablemente dentro del próximo siglo, quizá dentro de un par de décadas?”. En 1970, el planeta era el hogar de 3 700 millones de personas. Había unos 200 millones de autos y camiones en los caminos; el consumo de petróleo era de alrededor de 45 millones de barriles al día. Ese año, las personas en conjunto criaron cerca de 30 millones de toneladas de carne de cerdo y cerca de 13 millones de toneladas de carne de pollo, y cosecharon alrededor de 65 millones de toneladas de mariscos. Hoy hay casi 8 000 millones de personas y unos 1 500 millones de vehículos sobre el planeta. El consumo global de petróleo es más del doble, así como el uso de electricidad. El consumo de carne de cerdo per cápita casi se ha duplicado y el de pollo casi se ha cuadruplicado. La pesca global de peces silvestres se ha incrementado casi 50 %, incluso cuando la sobrepesca ha hecho más difícil hallar peces. Y, aun así, las personas no solo han sobrevivido; desde muchos puntos de vista, han prosperado. A escala mundial, la expectativa de vida se ha incrementado de 59 años en 1970 a 72 hoy día. Incluso, a medida que el número de personas en el planeta ha aumentado más del doble, el de personas que viven en pobreza extrema se ha reducido a la mitad. En retrospectiva, es fácil ver por qué las predicciones de Downs no fueron correctas. No anticiparon avances como la revolución verde, que EL PRIMER DÍA DE LA TIERRA
Derretimiento en Groenlandia A medida que el verano se calienta, los lagos de agua de deshielo se multiplican en la capa de hielo de Groenlandia. Estas imágenes de dron de antes y después muestran cómo un lago de 125 hectáreas casi se drenó por completo en 2018, cuando se abrió una grieta en el hielo. El agua de ese tipo de lagos fluye hacia el fondo de la capa de hielo, donde lubrica el lecho de roca y acelera el flujo de hielo hacia el mar, lo que contribuye al aumento del nivel de los mares. IMÁGENES COMPUESTAS: TOM CHUDLEY, UNIVERSIDAD DE CAMBRIDGE
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Los pingüinos emperador generalmente se crían en el hielo marino y el cuidado de sus polluelos les toma más de ocho meses. Cuando el hielo marino es inestable o se rompe antes de que el polluelo eche plumas, los pingüinos emperador se mueven hacia las capas de hielo más estables en el continente. Entonces, los polluelos tienen que saltar desde una altura mayor para alimentarse en el mar. Se prevé que el hielo marino disminuya a medida que los mares se calienten. Si los pingüinos no se adaptan, su población podría desplomarse de manera dramática. STEFAN CHRISTMANN
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REFLEXIONES
distribuyó variedades de plantas nuevas y técnicas de cultivo que permitieron el incremento de la producción de granos en los últimos 50 años para sobrepasar el ritmo del incremento en la población. En 1970, la acuacultura casi no existía; actualmente produce unos 100 millones de toneladas de peces al año. El mismo Día de la Tierra aceleró el cambio. Muchas de las principales leyes ambientales del país, incluyendo la Ley de Agua Limpia, la Ley de Especies en Peligro de Extinción y las enmiendas clave de la Ley de Aire Limpio, se aprobaron por el congreso en los años siguientes. Estas, a su vez, llevaron al desarrollo de tecnología, como los lavadores para limpiar los gases de las chimeneas en las plantas de energía. Así que, ¿por qué no suponer que el mismo tipo de innovaciones –tanto tecnológicas como sociales– nos liberará de un futuro miserable por el calentamiento global? Creo que habrá muchos avances entre hoy y 2070. En el transcurso de mis reportajes he conducido autos que solo emiten vapor de agua como producto de desperdicio y he visto máquinas que absorben el bióxido de carbono del aire. Sin duda, hay en camino invenciones que no puedo ni imaginar. Desafortunadamente, el cambio climático es un problema de tipo especial. El bióxido de carbono se mantiene suspendido en la atmósfera durante siglos, incluso milenios. Eso significa que si empezáramos a cortar las emisiones hoy, la cantidad de CO2 en la atmósfera y el problema del cambio climático seguirían creciendo, así como el nivel de agua en una bañera seguiría subiendo si se redujera pero no se cortara el flujo de la llave. La Tierra continuará calentándose hasta que eliminemos las emisiones por completo. Mientras tanto, tendremos que experimentar los efectos completos del CO2 que ya emitimos, sobre todo porque a los grandes océanos les toma mucho tiempo calentarse en respuesta a un nivel dado de CO2. Las temperaturas globales promedio han aumentado cerca de un grado Celsius desde los años ochenta del siglo xix, pero, debido a un desfase en el sistema, los científicos calculan que estamos comprometidos con más o menos otro medio grado Celsius. En lo que se refiere a cambio climático, siempre es más tarde de lo que parece. ¿Qué tan caliente se puede poner antes de que los cambios en verdad catastróficos (para citar uno de esos cambios potenciales, si la capa de hielo de Groenlandia se derritiera completamente, los niveles globales del mar se elevarían unos seis metros) se pongan en movimiento? Los científicos advierten que el umbral es de unos dos grados Celsius más caliente que en la era preindustrial, quizá solo 1.5 grados. Puesto que las temperaturas ya subieron cerca de un grado y hay otro medio grado de “compromiso”, estamos más que seguros de pasar los 1.5 grados. Para mantener las temperaturas debajo del umbral de los dos grados, las emisiones globales tendrían que disminuir al menos a la mitad en las próximas décadas y llegar a cero alrededor de 2070. En teoría, esto es posible. La mayoría –quizá toda– de la infraestructura de combustibles fósiles del mundo podría reemplazarse con celdas solares,
INCLUSO SI EMPEZÁRAMOS A CORTAR LAS EMISIONES HOY, EL PROBLEMA DEL CAMBIO CLIMÁTICO SEGUIRÍA CRECIENDO.
Un clavado para sobrevivir
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turbinas de viento y plantas de energía nuclear. En la práctica, el tremendo boom de energía solar y eólica que está en marcha no ha reducido nuestro uso de combustibles fósiles, porque seguimos exigiendo más y más energía. Incluso a medida que los efectos del cambio climático se vuelven cada vez más vívidos, las emisiones globales siguen en aumento. En 2019 alcanzaron un nuevo récord de 43 100 millones de toneladas. En Madrid, en diciembre, las negociaciones sobre el clima auspiciadas por la Organización de las Naciones Unidas volvieron a terminar en un fracaso. Si las tendencias actuales continúan, el mundo de 2070 será un lugar muy diferente y mucho más peligroso, uno en el que inundaciones, sequías, incendios y, probablemente, agitación social relacionada con el clima habrán forzado a millones de personas a abandonar sus hogares. escribí un obituario para un caracol llamado George en Honolulú. Los investigadores de la División de Silvicultura y Vida Silvestre de Hawái habían tratado de encontrarle pareja –George era hermafrodita, pero necesitaba un compañero para reproducirse– y, cuando fracasaron, concluyeron que tal vez George fuera el último de su tipo, Achatinella apexfulva. Unos días después de la muerte de George, la división publicó una elegía con el encabezado “Adiós a un querido caracol… y a una especie”. El Achatinella apexfulva se unió a una larga lista de extinciones desde 1970. Otras incluyen al zampullín colombiano, el tritón del lago Yunnan, el sapo de Monteverde, la rana incubadora de Australia y la gacela saudí. Varios cientos de especies más, como el delfín chino de río, se encuentran enlistadas como “posiblemente extintas” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). A la mayoría de ellas no se las ha visto en décadas. La lista solo cubre especies que la UICN ha valorado, quizá menos de 2 % de lo que hay allá afuera. Las tasas de extinción actuales son cientos –para algunos grupos, probablemente miles– de veces más altas de lo que han sido a lo largo de la mayor parte de la historia geológica. Y por cada especie que se balancea en el borde del olvido, pareciera que muchas más se dirigen en esa dirección. Un estudio publicado el otoño pasado encontró que en América del Norte hay unos 3 000 millones de aves menos de las que había hace 50 años, un descenso de casi 30 %, y que algunas de las caídas más pronunciadas han sido entre especies tan comunes como los mirlos y los gorriones. “Es abrumador”, señaló Ken Rosenberg, científico de la conservación en el Laboratorio de Ornitología de Cornell y autor principal del estudio. Parece que también los insectos menguan. Un estudio de investigadores europeos publicado en 2017 encontró que la biomasa de insectos voladores en un conjunto de áreas protegidas alemanas se había desplomado un alarmante 76 % en las tres décadas previas. Si a las personas les va mejor de lo como les iba en 1970, es claro que lo contrario es cierto para la mayoría de otras criaturas. Ambas tendencias se pueden rastrear hasta la misma fuente. Con el fin de alimentar, albergar y proporcionar energía para nuestra propia población creciente nos hemos apropiado cada vez más de los recursos del planeta. Las personas ya han alterado de forma E L A Ñ O PA S A D O
¿Podemos salvar una especie en el laboratorio? Barbara Durrant extrae muestras de células de un refrigerador en el Instituto para la Investigación sobre Conservación del Zoológico de San Diego. El Zoológico Congelado alberga 10 000 líneas celulares vivas de más de 1 100 especies y subespecies. Aunque la conservación de hábitats y evitar la caza legal o ilegal son las mejores maneras de salvar especies, la ciencia de laboratorio podría ser la única esperanza para algunas. BRENT STIRTON
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significativa algo así como tres cuartas partes de la tierra sin hielo del planeta. Más de 85 % de la superficie de humedales ya se perdió. En todo el mundo, la agricultura se ha vuelto más intensiva, con más hectáreas de monocultivo y menos zonas de maleza que proporcionaban el sustento a los insectos nativos, los cuales, a su vez, eran el sustento de las aves. Incluso en lugares como los parques nacionales, el hábitat apropiado para muchas especies disminuye debido a factores como el cambio climático y las especies invasivas. “Las criaturas silvestres, como el hombre, deben tener un lugar para vivir”, observó la difunta conservacionista Rachel Carson. La gran pregunta para los próximos 50 años es si las tendencias del último medio siglo continuarán. Las personas podrían decidir colectivamente reducir su repercusión en otras especies, por ejemplo, al poner un alto a toda la deforestación y reconectar los hábitats fragmentados. Sin embargo, así como con la reducción de las emisiones de bióxido de carbono, no hay evidencia de que esto vaya a pasar. Por el contrario, las tasas de deforestación tropical se han disparado en los últimos años. Un informe del año pasado por parte del cuerpo internacional encargado de monitorear los ecosistemas y la biodiversidad advirtió que la humanidad no podía seguir prosperando mientras tantas otras criaturas sufrían. “La naturaleza es esencial para la existencia humana”, señalaba. Cerca de tres cuartas partes de todas las cosechas de alimentos, por ejemplo, dependen de polinizadores: aves, murciélagos o, en la gran mayoría de los casos, insectos. Los humanos simplemente no podrían vivir sin esos animales. “La interconexión de la red esencial de la vida sobre la Tierra se vuelve cada vez más pequeña y está más desgastada”, anunció el ecólogo Josef Settele, del Centro Helmholtz de Investigación Ambiental, copresidente del informe. Por supuesto, Settele y sus colegas podrían estar equivocados, y por la misma razón que Downs. Quizá las personas perfeccionarán los drones que transportan polen (ya están en pruebas). Quizá encontraremos maneras de lidiar con el aumento de los niveles del mar y con las tormentas más feroces y las sequías más severas. Quizá cosechas nuevas manipuladas genéticamente nos permitirán seguir alimentando a una población creciente conforme el mundo se calienta. Quizá encontraremos que, después de todo, “la interconexión de la red de la vida” no es esencial para la vida humana. Para algunos, esto podría ser un resultado feliz. En mi opinión, es una posibilidad todavía más aterradora. Significaría que podríamos continuar de forma indefinida por el camino en que vamos: alterando la atmósfera, drenando los humedales, vaciando los mares y eliminando la vida de los cielos. Una vez que nos halláramos libres de la naturaleza, podríamos encontrarnos cada vez más solos, excepto, quizá, por nuestros drones insectos. j
EL GRAN BOOM DE ENERGÍA RENOVABLE NO HA REDUCIDO NUESTRO USO DE COMBUSTIBLES FÓSILES, PORQUE EXIGIMOS MÁS Y MÁS ENERGÍA.
Elizabeth Kolbert es escritora de The New Yorker y colaboradora frecuente de National Geographic; escribió sobre genética humana en la edición sobre las razas de abril de 2018. Es autora de La catástrofe que viene, un libro sobre el cambio climático, y La sexta extinción, que ganó el Premio Pulitzer por literatura de no ficción en 2015.
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HALLAZGOS
Los cangrejos liberan carbono ENVÍOS DESDE L A VA N G U A R D I A DE LA CIENCIA Y L A I N N O VA C I Ó N
Las marismas almacenan millones de toneladas de CO2, pero puede que los cangrejos violinistas lo dejen salir al escarbar. Sus túneles crean agujeros en el suelo, los cuales exponen la materia orgánica que libera CO2 en Brasil, Tanzania y China. Los investigadores dicen que las almejas y los camarones pueden causar un daño parecido. —DANIEL STONE
INCREMENTO EN EL NIVEL DEL MAR
INUNDACIÓN HISTÓRICA EN VENECIA L O S T U R I S TA S CONFORMARON LA P R I M E RA O L E A DA QUE GOLPEÓ LA C I U DA D. E L M A R PODRÍA SER LA Ú LT I M A Y M Á S D E S T R U C T I VA .
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y después de casi cada lluvia, la noticia es la misma. Venecia se inunda y se hunde al mismo tiempo, lo cual lleva a un resultado igual de húmedo: más agua que llena sus calles, de 1 200 años de antigüedad, con más frecuencia y durante periodos más largos. El alcalde de Venecia, Luigi Brugnaro, asegura que la ciudad “volverá a brillar”, pero, ¿tendrá esta isla la posibilidad de sobrevivir a un mundo en calentamiento? El nivel del mar en la laguna de Venecia es 10 centímetros más alto que hace 50 años. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU espera que las llamadas inundaciones de 100 años ocurran cada seis para 2050, y cada cinco
C A DA A Ñ O,
meses para 2100. Una de esas inundaciones, en noviembre pasado, dejó sumergido 70 % de la ciudad. La prioridad más urgente sería salvar los tesoros y artefactos de Venecia. Expertos en arte y estudiantes universitarios visitaron los museos para mover los objetos a pisos más altos. En algunos casos, su intención fue encontrar un nuevo hogar para las piezas, fuera de Venecia. Esto es solo provisional, hasta que llegue MOSE, el plan de defensa del gobierno italiano, que utilizará diques gigantes para sellar la laguna. Programado para completarse en 2011, el proyecto se retrasó. Ahora, las autoridades esperan que MOSE comience a proteger Venecia para 2022. —DS
FOTOGRAFÍAS (EN SENTIDO HORARIO, DESDE ARRIBA A LA IZQ.): JOEL SARTORE, NATIONAL GEOGRAPHIC PHOTO ARK; DUNCAN CLARK, PROYECTO NORTHWEST PASSAGE, FINANCIADO POR NATIONAL SCIENCE FOUNDATION Y HEISING-SIMONS FOUNDATION; JEFF DAI (PANORÁMICA COMPUESTA POR CUATRO IMÁGENES); GIUSEPPE CACACE, AFP VÍA GETTY IMAGES; MIGUEL MEDINA, AFP VÍA GETTY IMAGES
Jaguar
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10 000
Más de
partículas de microplásticos por litro de hielo marino en el Ártico
Los plásticos ya colonizaron incluso los ambientes más prístinos de la Tierra. Los investigadores encontraron que las aguas y el hielo polares tienen las mayores concentraciones de microplásticos entre los mares del planeta. Se espera que los desechos plásticos se cuadrupliquen en los próximos 30 años. —DS
C A L E N TA M I E N T O GLOBAL
ALERGIAS EN AUMENTO Si no sufres de alergias primaverales, podrías tenerlas pronto. Y si ya las tienes, podrían empeorar. La Evaluación Nacional del Clima en Estados Unidos 2018 advierte que las enfermedades alérgicas, como el asma y la fiebre del heno, pueden afectar a más personas en medio del cambio climático. Las temperaturas más elevadas y las primaveras anticipadas se combinan para estimular a las plantas y hacerlas liberar más polen durante una temporada más larga, lo que irritará tu nariz, garganta y ojos. —DS Las flores producen polen, pero también los árboles, la hierba y la maleza. Como este es fino, el viento lo recoge y lo lleva hasta los conductos nasales.
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LU C E S A RT I F I C I A L E S
NUESTRAS NOCHES SE VUELVEN MÁS BRILLANTES LOS CIELOS OSCUROS S O N C A DA V E Z M Á S RAROS Y ESO TIENE U N C O S T O O C U LT O .
L A C O N TA M I N AC I Ó N lumínica es hoy una de las perturbaciones ambientales más crónicas en la Tierra. En 2016, científicos estimaron que 99 % de la parte contigua de Estados Unidos y Europa sufre de esta polución. Su estudio encontró que un tercio de la humanidad, incluido casi 80 % de los norteamericanos, no puede ver la Vía Láctea. Y los datos del satélite Suomi NPP sugieren que la contaminación lumínica tuvo un aumento de casi 2 % anual de 2012 a 2016 en todo el mundo. Todas las luces, pero en especial los led, son culpables. Debido a que son mucho más eficientes que las bombillas incandescentes y LFC, las luces led se dejan encendidas durante periodos más largos para emitir luz barata en todas direcciones. La falta de oscuridad puede afectar a cualquier animal cuya biología dependa de los ritmos circadianos, según Amanda Gormley, de la Asociación Internacional del Cielo Oscuro. “Perdemos una parte de nosotros mismos cuando perdemos el acceso al cielo nocturno”. — N A D I A D R A K E
Mariposa Monarcar Danaus plexippus
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DECODIFICADOR
CLIMA VS. COMIDA TODO SOBRE LOS ALIMENTOS FAVORITOS DEL MUNDO PODRÍA ESTAR SUJETO A CAMBIOS EN UN MUNDO MÁS CÁLIDO. 1. CAFÉ
El clima más cálido y las enfermedades de las plantas pueden elevar el precio.
2. AGUACATES
4. SALMÓN
El calentamiento del agua amenaza a este pez. Una menor reproducción silvestre puede promover su cultivo.
A estos árboles no les gusta el calor. Si los productores se mudan a un entorno más amable, las distancias de envío aumentarían.
5. VINO
3. CAMARÓN
6. ACEITUNAS
La acidificación del mar afecta el sabor de los crustáceos. Los camarones del futuro podrían ser menos sabrosos.
Los cambios en los viñedos obligarán a los viticultores a encontrar maneras de mantener sus sabores característicos.
POR DANIEL STONE
7. PLÁTANOS
Hasta ahora, el calentamiento expandió la zona de cultivo de esta fruta y ha aumentado el riesgo de que aparezcan hongos que devasten las plantas.
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Fenómenos ciimáticos adversos redujeron a la mitad la producción de Italia. Esto podría limitar los cultivos en muchos sitios.
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FOTOGRAFÍA: REBECCA HALE (NGM)
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mejores condiciones de cultivo, es difícil producir comida. Agrega volatilidad climática, inundaciones erráticas y sequías frecuentes, y todo el sistema alimentario se vuelve una ecuación de ansiedad, esperanzas y, en algunas regiones, temor. “Tenemos la amenaza del cambio climático para nuestro sistema alimentario y no muchas estrategias para enfrentarlo”, asegura Michael Puma, del Instituto de la Tierra de la Universidad de Columbia. ¿Qué significará eso para nuestros platillos? Las materias primas globales como el maíz y el trigo son susceptibles a cambios dramáticos en las regiones productoras. La ONU dice que, sin estrategias de adaptación, la baja en las cosechas principales conducirá a una escasez y a un aumento de los precios para el consumo humano y ganadero, lo que golpeará más fuerte a los países tropicales en desarrollo. Los alimentos más carismáticos, como los que se muestran aquí, se transformarán en apariencia, valor nutricional, disponibilidad y precio. Las temporadas INCLUSO EN LAS
de crecimiento más largas por lo general son buenas noticias para los agricultores y las plantas, pero la falta de lluvia o un clima frío insuficiente podrían obstaculizar incluso las semillas y los planes mejor plantados. La innovación será parte de la evolución de los alimentos, en el campo y en el laboratorio. La reproducción de semillas y la edición de genes ayudan a que algunas frutas y verduras crezcan más rápido y de mayor tamaño para superar la creciente probabilidad de inundación o sequía de temporada. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU proyecta que el planeta no perderá mucha de su tierra cultivable antes de 2050 y que pocos alimentos desaparecerán, pero los cultivos y las dietas evolucionarán. Retener los víveres favoritos del mundo y hacerlos accesibles para más personas requerirá comer de manera más inteligente. Esto significa menos carne, más plantas y obtener todo lo que puedas lo más cerca posible. j
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TEXTO Y FOTOGRAFÍAS DE PETE MULLER
CONFORME LOS LUGARES QUE QUISIMOS VAN CAMBIANDO, LOS ESTRAGOS EMOCIONALES QUE SUFREN LAS PERSONAS “SE ASEMEJAN A LA NOSTALGIA POR EL HOGAR”. UN TRAMO DEL MAR DE CHUKOTKA EN EL VERANO. EL PROMEDIO DE LA EXTENSIÓN DEL HIELO MARINO EN 2019 FUE EL MENOR DESDE QUE SE COMENZÓ A RASTREAR EN 1978. SIN ÉL, LOS POBLADORES DE LA COSTA NO PUEDEN CAZAR MUCHOS DE LOS ANIMALES DE LOS QUE SE HAN ALIMENTADO DESDE HACE AÑOS.
La mina de carbón del monte Thorley Warkworth es una de varios yacimientos conectados que forman una zona minera enorme en el valle de Hunter en Australia. Opera 365 días al año y emplea a unas 1 300 personas. El dueño contempla expandirla. Sin embargo, muchos residentes afirman que la mina ha originado pena entre la gente. “No es solo la aflicción por el pasado –asegura un residente–. También por lo que pudo haber sido y ya no será”.
Para realizar este retrato, el fotógrafo Pete Muller le pidió a John Lamb, residente del valle de Hunter, que le mostrara la carretera que toma –a kilómetros de su camino– para evitar las minas de carbón que dominan la zona. “La devastación de la mina es visible, esto se ha vuelto una especie de paisaje lunar.
A M E D I DA Q U E L A S M I N A S S E E S PA R C E N C O M O G R I E TA S
por el valle de Hunter, en Australia, empezó a sonar el teléfono de la oficina de Glenn Albrecht. Eran los primeros años de este siglo y Albrecht, profesor de estudios ambientales, analizaba el efecto emocional que la minería producía en las comunidades locales. A lo largo de generaciones, la región fue conocida por sus bucólicos campos de alfalfa, ranchos de caballos y viñedos. La extracción de carbón siempre había sido parte de la economía, pero aumentó en respuesta a la demanda global y el desarrollo de nuevas tecnologías de extracción que propiciaron la proliferación de instalaciones mineras en todo el valle. Se corrió la voz del estudio de Albrecht y muchos residentes consternados quisieron compartir sus historias. Describieron explosiones que causaban temblores, el ruido constante de maquinaria, el brillo inquietante de las luces de la obra que iluminaban la noche, una capa de polvo negro invasivo que cubría sus casas por dentro y por fuera. Les preocupaba el aire que respiraban y el agua que tomaban. Su hogar se les iba de las manos y se sentían impotentes frente a la destrucción. Algunos habitantes del valle comenzaron una batalla legal para intentar mantener a raya las minas, pero muchos necesitaban los empleos que estas proporcionaban. En última instancia, se impusieron los intereses de la potente industria minera. El paisaje y buena parte del tejido social que ya formaba parte de él se convirtieron en daños colaterales. Las minas se extendieron por la zona y Albrecht empezó a identificar un tema recurrente en las respuestas emocionales 88
N AT I O N A L G E O G R A P H I C
AUSTRALIA Valle de Hunter OCÉANO ÍNDICO
N. G. del S.
Glenn Albrecht y su esposa Jill posan para una foto en su hogar en el valle de Hunter. Glenn acuñó el término solastalgia a principios de siglo para describir el trastorno emocional que provocó la explotación minera en la región. La palabra se difundió por internet para describir la pérdida de algo querido debido a los cambios ambientales.
de algunos de los habitantes. Sabían que las minas eran el origen de su angustia, pero se les dificultaba encontrar las palabras precisas para expresar sus sentimientos. “Era como si experimentaran algo similar a la nostalgia por su hogar, pero ninguno se había mudado”. Lo que sucedía, concluyó Albrecht, era que el deterioro físico del valle minaba el solaz que este transmitía a sus habitantes. Así que, conforme las minas agrisaban el hasta entonces verde paisaje, Albrecht nombró el sentimiento que los residentes describían como solastalgia, el dolor de perder el solaz del hogar. Más de una década después, escuché esta palabra inusual mientras veía un documental sobre sequías. La anoté, sin saber muy bien cómo escribirla. Gracias a que Google corrige la escritura de las búsquedas, descubrí miles de resultados
relacionados: artículos académicos, conferencias, artículos de prensa. El mundo del arte también se había apropiado del concepto. Encontré una exposición de esculturas en Nueva Jersey, un disco de música pop en Australia, un concierto clásico en Estonia, todos inspirados por la palabra de Albrecht. Se me ocurrió que el concepto solastalgia parecía marcar una nueva frontera en nuestra relación con el medio ambiente, pues reconocía esa extraña mezcla de emociones que cada vez más personas sentían frente al cambio irreconocible de paisajes familiares. Todos sabemos que los seres humanos modificamos el planeta, pero en esta palabra nueva había una traza de cómo esos cambios nos están modificando. “Si al lenguaje le falta la riqueza para permitirnos describir y entender todos estos fenómenos UN MUNDO PERDIDO
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de forma adecuada, carajo, entonces tendremos que crear palabras –enfatizó Albrecht cuando lo visité en su casa en el valle de Hunter–. ¿Por qué no tenemos una sola palabra que corresponda a un sentimiento humano?”. Sobre todo, a un sentimiento “profundo, evidente, que se percibe en todo el mundo en distintos contextos, y que probablemente muchos individuos hayan experimentado desde hace miles de años en circunstancias similares”. Parecía una pregunta válida. En el curso de la historia, inundaciones, incendios, terremotos y volcanes –así como civilizaciones en expansión y ejércitos conquistadores– han alterado de manera permanente los paisajes que atesoramos y con esto han trastocado sociedades. Los nativos americanos lo experimentaron cuando los
“NO PUEDO EVITAR EXPRESAR LA TRISTEZA QUE ME INVADE CUANDO LA BELLEZA DE ESOS PAISAJES SE EXTINGUE TAN RÁPIDO”. THOMAS COLE, PINTOR DE LA ESCUELA DEL RÍO HUDSON
europeos transformaron América del Norte. “Esta tierra les perteneció a nuestros padres –dijo Satanta, líder kiowa del siglo xix–, pero cuando subo por el río [Arkansas], veo campamentos de soldados en la ribera. Estos soldados talan mi madera, matan mis bisontes. Cuando veo eso, se me rompe el corazón”. La Revolución Industrial supuso cambios radicales en los paisajes debido a la expansión de las metrópolis, los ferrocarriles y las fábricas en ciernes. Se taló el valle del Hudson en Nueva York para abrir paso a la agricultura y alimentar la floreciente industria de la talabartería. Thomas Cole, pintor del siglo xix, lamentó la destrucción de sus queridos bosques: “No puedo evitar expresar la tristeza que me invade cuando la belleza de esos paisajes se extingue tan rápido”, escribió. 90
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Mi madre experimentó una versión menos severa de este sentimiento a mediados del siglo xx. Se crio en la isla Long Beach, un cordón litoral estrecho y aislado frente a la costa del sur de Nueva Jersey. En sus ciénegas impolutas descubrió su amor incondicional por la biología y el mar. Pero, en los cincuenta, se aceleró el desarrollo inmobiliario a medida que los visitantes adinerados del continente compraron terrenos y casas de verano. “De inmediato me di cuenta de lo que sucedía –cuenta–. Estaba furiosa. Me dedicaba a retirar los estadales de los topógrafos”. La naturaleza de nuestra especie dinámica es reconstituir paisajes que satisfagan nuestras necesidades y deseos, pero la escala y el ritmo de la transformación del siglo xxi no tienen precedentes. La población mundial se acerca rápidamente a los 8 000 millones de habitantes y, en consecuencia, los seres humanos alteramos el planeta mucho más que en cualquier otra época. No dejamos de deforestar, de emitir bióxido de carbono y de echar sustancias químicas y plásticos en la tierra y el agua. Los estragos son olas de calor, incendios devastadores, marejadas ciclónicas, glaciares que se derriten, incrementos del nivel del mar y otras manifestaciones de la destrucción ecológica. Todo esto provoca una perturbación política, logística y financiera. También, retos emocionales que solemos ignorar. Tan solo en años recientes, los científicos comenzaron a destinar recursos importantes a estudiar los daños que provocan las alteraciones ambientales en la salud mental. En el estudio empírico más grande realizado hasta ahora, investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts y Harvard dirigieron a un equipo que midió, entre 2002 y 2012, los efectos de los cambios climáticos en la salud mental de casi dos millones de residentes estadounidenses seleccionados al azar. Entre otras cosas, descubrieron que la exposición al calor y las sequías aumentaba el riesgo de suicidio y las visitas a los hospitales psiquiátricos. Además, era más probable que las víctimas de los huracanes y las inundaciones sufrieran depresión o trastorno de estrés postraumático. Para quienes han perdido su entorno, expresarlo puede ser muy doloroso. “El dolor de perder un territorio es distinto de otros tipos de dolor, porque es difícil compartirlo”, me cuenta Chantel
Comardelle cuando visito su comunidad en la costa de Luisiana, donde el nivel del mar aumenta a un ritmo alarmante e inunda tierra firme. Comardelle nació en Isle de Jean Charles, una isla menguante que ha perdido 98 % de su territorio desde 1955. En la generación de sus padres, los habitantes, en su mayoría nativos americanos, cazaban y trabajaban la tierra. Ahora, muchos se han ido. La comunidad se ha fragmentado. “No es como perder a un ser querido, ni algo que quien no lo haya vivido entienda”, cuenta. Sin embargo, en la era del cambio climático, más personas lo entienden. A medida que Isle de Jean Charles se desintegraba, Comardelle y algunos líderes decidieron acercarse a otros que afrontaban retos similares. “Hay una comunidad en Alaska que experimenta lo mismo –comenta, en referencia a la aldea yupik de Newtok, que también afronta una subsidencia aguda y pérdida de tierra–. Nos sentamos a hablar… y compartimos prácticamente los mismos sentimientos y emociones. Me di cuenta de que no estoy sola. No es una situación que esté inventando. Es real”. En el transcurso de los últimos años he visitado lugares –desde el Ártico hasta los Andes– en los que la transformación del paisaje ha sido drástica. Quería comprender mejor no solo los cambios MUSEO METROPOLITANO DE ARTE, NUEVA YORK/ART RESOURCE, NY
En The Oxbow (arriba), el pintor del siglo xix, Thomas Cole, retrató un valle fluvial deforestado en Massachusetts.
En Nueva York, lamentó la pérdida de los bosques en el valle del río Hudson para darle paso a la agricultura.
físicos de la tierra, sino también los efectos en las vidas de sus habitantes. Solo un puñado de las personas a las que conocí había oído la palabra solastalgia, pero muchas compartían las inquietantes descripciones de la experiencia que esta quiere definir. Se enfrentan con los retos prácticos que supone la pérdida de un territorio y el complejo estrés emocional tras perder la sensación de pertenencia en el mundo. Por ahora, aunque la palabra solastalgia revolotea en los bordes del lenguaje –casi exclusivamente en inglés–, cada vez se emplea más y Albrecht espera que así continúe. “Es una palabra que no debería existir; se creó a partir de circunstancias difíciles –menciona–. Ahora se ha vuelto global. Es horrible… Deshagámonos de ella. Prescindamos de ella. Deshagámonos de las circunstancias, las fuerzas, que crean la solastalgia”. j El fotógrafo Pete Muller retrató a niños de todo el mundo durante su transición a la adultez para la edición de enero de 2017. Este proyecto recibió una beca de National Geographic Society. UN MUNDO PERDIDO
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DER.
Stanislav Vykvytke caza una morsa con un arpón al sur del poblado de Lorino, en Rusia. Los cazadores chucotos cruzaban la banquisa a bordo de trineos tirados por perros, pero ahora el hielo es demasiado delgado. “Por eso empezamos a usar botes en el invierno”, dice. La caza es central para la identidad de los chucotos. “Es una tradición generacional –explica Eduard Ryphyrgin–. Los hombres mayores les enseñan a los menores, siempre ha sido así”. ABAJO
Inna Tynelina (izq.) alimenta a su familia con carne de ballena y sopa de verduras importadas. Los mamíferos marinos constituyen la mayoría de las calorías en la dieta de las comunidades chucotas; más de la mitad de sus pobladores vive de lo que se puede obtener del mar. “La comida en las tiendas es muy cara… No podemos sobrevivir sin nuestros cazadores”, dice Teyu Nelia Vasilievna, cocinera local.
P. 92
6 5 . 5 0° N , 1 7 1 .70° O
“NO PODEMOS CULTIVAR VERDURAS. VIVIMOS DE LO QUE NOS REGALA EL MAR. NUESTROS ANCESTROS PRESENCIARON PERIODOS DE CALENTAMIENTO Y ENFRIAMIENTO. ES DIFÍCIL DETERMINAR QUÉ ESTÁ PASANDO”. ALEXÉI OTTOI, CAZADOR
RUSIA
Lorino
ASIA OCÉANO PACÍFICO
Cazadores chucotos destazan una ballena gris en la costa cercana a Lorino, Rusia. Distribuirán la carne entre la comunidad. Gracias a la caza, los chucotos han sobrevivido a épocas difíciles, como el colapso de la Unión Soviética y la escasez en las tiendas. Pero el
suministro podría desaparecer a medida que el borde de hielo costero que se forma en el invierno disminuye en virtud del cambio climático. “Los animales de los que nos alimentamos necesitan esta orilla –destaca Ryphyrgin–. Nosotros necesitamos esta orilla”.
DER.
Una comunidad de caravanas en la carretera Honey Run, en Paradise, California, fue uno de varios vecindarios destruidos por el denominado “incendio de Camp” de 2018. A la fecha, se trata del incendio más destructivo y letal, pues se cobró la vida de 86 personas, desplazó a decenas de miles en la región y casi arrasó por completo con el poblado de Paradise (26 800 habitantes). ABAJO
Muller tomó este retrato de Don Criswell mientras tocaba el piano para su esposa Debbie en su casa, una de las pocas que sobrevivieron. Antes del incendio, Don tocaba hasta cinco noches por semana en ese poblado. Los Criswell están agradecidos de que su casa no se haya quemado, pero el Paradise que conocían desapareció. Debbie cuenta que en su casa “más o menos puedes fingir que todo está bien. Pero, cuando sales, recuerdas que el pueblo ya no está”.
P. 96
3 9.7 5 ° N , 1 2 1 . 6 1 ° O
“SI LO BUSCAS EN UN MAPA, VAS A ENCONTRAR PARADISE, CALIFORNIA 95969, PERO TODO ESTÁ CAMBIADO… TE SIENTES PERDIDO EN TU PROPIO PUEBLO. Y ESO ES ALGO MUY DIFÍCIL DE DIGERIR”.
KAYLA COX, AMA DE CASA
AMÉRICA DEL NORTE
Paradise, California EUA
Gwen Nordgren posa para un retrato junto a la alberca, a un lado de las ruinas carbonizadas de su antigua casa en Paradise, California. Dos meses después del incendio, Nordgren le permitió a Muller que la acompañara a despedirse de “la casa de jubilación perfecta”, un lugar
con 15 años de recuerdos. Le tiene especial cariño a la alberca. “En las mañanas me metía sola–recuerda Nordgren–. Me ponía el traje de baño y me metía en esta hermosa alberca. Me sentía como una reina. Veía hacia arriba el hermoso cielo azul de California”.
DER.
Hombres de Paruro, en Perú, rezan ante un glaciar durante el festival anual de Qoyllur Riti, “estrella de la nieve” en quechua. Todas las primaveras, cientos de miles de peruanos acuden a estas montañas de Cusco a cantar, bailar y rezar a las Pléyades, el cúmulo estelar que se revela en esa temporada. ABAJO
Norberto Vega, presidente del festival, abraza a un joven tras la ceremonia al pie de un glaciar. “Cada año, cuando me doy cuenta de que los glaciares se alejan cada vez más, me dan ganas de llorar. Me siento indefenso… Hemos llevado a especialistas al glaciar para que estudien maneras de mantenerlo o controlar su desaparición, pero no encontraron una solución. Es muy triste, porque sé que tarde o temprano no podré practicar los rituales en este santuario en el hielo”.
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1 3 . 5 4° S , 7 1 . 2 3 ° O
“NOS PREOCUPA MUCHO PORQUE SOMOS AGUA, ¿NO? LOS SERES HUMANOS SOMOS AGUA. NOS LO ENSEÑAN DESDE LA ESCUELA. QUE LOS GLACIARES SE EXTINGAN ES SEÑAL DE QUE NOSOTROS TAMBIÉN LO HAREMOS DE ALGÚN MODO”.
CLARK ASTO, BAILARÍN QUISPICANCHI
PERÚ
AMÉRICA DEL SUR
Glaciar Colque
OCÉANO Punku PACÍFICO
Hombres de la nación Quispicanchi se reúnen en torno a velas para celebrar el Qoyllur Riti junto a un glaciar. Los peregrinos creen que los glaciares tienen propiedades curativas. Como el hielo ha retrocedido de manera drástica, ahora está prohibido cortar fragmentos de él. “Lo usábamos como medicina. Al pasar el hielo [por el cuerpo] uno se sentía mejor; es una cuestión de fe”, cuenta Norberto Vega.
I Z Q.
Es común que las mareas y las tormentas inunden la única carretera que conecta Isle de Jean Charles con la zona continental, lo cual deja incomunicados a los cerca de 60 habitantes que quedan en la zona, la mayoría de origen nativo americano. Alguna vez, la isla comprendió 8 900 hectáreas. Ahora son 130. “No te das cuenta cuando la tierra alrededor desaparece… Se va poco a poco y, ¡de pronto ya no está!”, dice Albert Naquin, jefe de la banda que pertenece a la tribu Biloxi-Chitimacha -Choctaw. ABAJO
Bayah Bergeron, de ocho años, recolecta moras cerca de una casa abandonada cruzando la calle frente a su casa. La familia de Bayah es una de muchas que contemplan salir de la isla y empezar de cero en la zona continental. Pero a Bayah le preocupa su amiga Avery, cuya familia piensa quedarse. “A lo mejor no se muda y los demás sí, y es muy triste dejar a mi amiga”.
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2 9. 4 0 ° N , 9 0 . 4 9 ° O
AMÉRICA DEL NORTE
EUA Isle de Jean Charles, Luisiana OCÉANO PACÍFICO
“TODOS LOS ÁRBOLES ESTÁN MUERTOS. QUERÍA VIVIR AQUÍ, PERO, A MEDIDA QUE ENVEJEZCO, ME DOY CUENTA DE QUE NO SERÁ POSIBLE. LA MADRE NATURALEZA LO ESTÁ RECLAMANDO. DUELE EN EL ALMA. ES COMO PERDER A UN SER QUERIDO”. VOSHON DARDAR, PESCADOR
Chantel Comardelle y su familia posan para un retrato en casa de sus abuelos en Isle de Jean Charles. Sus ancestros llegaron aquí en los años veinte del siglo xix, pero ahora el golfo de México se está tragando la isla. Chantel (sentada a la mesa) ayuda a reubicar a los residentes en la zona continental. Relata que es difícil explicar sus sentimientos. “No lo puedo comparar con el dolor de perder a un ser querido. La pérdida de la tierra y lo que esta comprende es muy distinta”.
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