el arte de vivir

blancos y acentuados con color bronce, como la “ceja” de fibrocemento que enmarca el volumen superior de dos pisos. El lenguaje de planos horizontales y verticales que caracteriza la arquitectura continúa hacia el interior, donde paredes, mamparas y armarios también se leen como planos simplificados. Los detalles se han reducido a superficies limpias, gabinetes perfectamente integrados, techos continuos y grandes baldosas de piedra arenisca.

El interior se abre a una terraza envolvente, protegida por un delgado techo flotante. La terraza incluye una piscina al ras con un piso de piedra arenisca. Las pérgolas en voladizo de una sola columna colocadas simétricamente brindan refugio para cenas al aire libre, asientos y entretenimiento junto a la piscina. Las pantallas semipermeables envueltas alrededor de los lados de la terraza manejan cuidadosamente el equilibrio entre la privacidad, el clima y las vistas, con sus persianas en ángulo para dejar entrar las vistas donde sea posible. Las balaustradas de vidrio aseguran que las vistas del océano hacia el frente sean ininterrumpidas.

Este enfoque riguroso y disciplinado de la arquitectura y el diseño de interiores realza la claridad de los volúmenes y crea una sensación de sofisticación en todas partes. La paleta restringida y los tonos sutiles crean un ambiente minimalista discreto. La sensación de libertad sin trabas resultante parece una respuesta arquitectónica adecuada a la belleza mediterránea natural del entorno del apartamento.