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DON BARTOLO:
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EL GRAN FALSARIO
genocida de la infame Guerra del
Paraguay (o Guerra de la Triple Alianza), porteñista recalcitrante, general
"semidiós del Parnaso
golpista, fundador del diario La Nación,
oligárquico", porteño",
"historiógrafo
"historiador
Don Bartolomé Mitre es uno de los forros que se colaron en nuestra galería de próceres (galería con la que se van moldeando modelos de conducta en las escuelas). En su caso, fue él mismo quién hizo todo para colarse.
del
cuasi
separatismo
mítico
de
la
oligarquía argentina y de sus aliados
de
izquierda
y
derecha", "subyugado por las "luces europeas" y "tan incapaz de
matar
crearlas". hombre
de
ideas
como
de
Ese fue don Bartolo Mitre. Un la
burguesía
comercial
probritánica, profundamente adverso a la unión
latinoamericana,
precursor
de
los
historiadores ingleses en la injuria contra Artigas, separatista enemigo del unificador Bolívar
("Historia de la Nación Latinoamericana", Jorge Abelardo Ramos).
Mitre era
"en su librecambismo ortodoxo, su odio a Bolívar y a los gauchos, su respeto lacayuno por los embajadores de las cortes europeas" Ramos)
("Historia de la Nación Latinoamericana", Jorge Abelardo
un perfecto incompetente.
Como militar, jamás ganó una batalla. Era masón (lo que per se no dice nada; San Martín también lo era). Y como historiador, contó sólo lo que le convenía y ocultó lo que no, es decir, FALSIFICÓ EN SU ETAPA
FUNDACIONAL NUESTRA HISTORIA (etapa fundacional que por detentar el poder don Bartolo se arrogó junto a Vicente Fidel López, historiador unitario).
federalistas no
solo quieren que Buenos Aires no sea la capital sino que como perteneciente a todos los demás pueblos divida con ellos el armamento los derechos de aduana y
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Ese fue Mitre, el que como oliendo bosta decía (escribía): “Los
Página
D
on Bartolomé Mitre es el
demás rentas generales; en un palabra que se establezca una igualdad física entre Buenos Aires y las demás provincias, corrigiendo la naturaleza que nos ha dado un puerto, unos campos, un clima y otras circunstancias que le han hecho físicamente superior a otros pueblos, y a la que por las leyes inmutables del orden del universo está afecta cierta importancia moral de un cierto rango” (La Gazeta de Buenos Aires, 15/12/1819).
JulioArgentinoRoca (otro despreciable personaje al que nos han enseñado a llamar prócer) le decía al burrito cordobés que había colocado en la presidencia (esto es, a Juárez Celman) con respecto a Mitre: “Yo también soy del mismo parecer: Mitre sería la
ruina para el país. Su partido es una especie de casta o de secta que cree tener derechos divinos para gobernar la República”. “Las Presidencias Históricas. Mitre. Sarmiento. Avellaneda”, nos enseñan y les dicen a generaciones enteras de niños en las escuelas. Un verdadero escándalo moral al que generaciones y generaciones han asistido sin alzar la voz. Un farsante don Bartolo Mitre. Y además, falsificador de la Historia. “Sólo Mitre, no reelecto, y derrotado en sus nuevas tentativas de
rebelión, fue superior a todos los fracasos. Excluido de la política, politiqueó con la historia, exigiendo un anticipo de gloria para hacerle coacción a la posteridad. Es el caso más notable que se conoce de voluntad perseverante para la propia glorificación. Napoleón falsificando la historia en Santa Elena, es un infeliz comparado con Mitre. Napoleón
megalómano” (“Francisco Solano López”, Carlos Pereira, nota al pie p.118 / AGM.t.I.p.72).
Página
Toda su vida política, militar y literaria es la sugestión imperiosa de un
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disponía de una epopeya y de un Memorial. Mitre se inventó a sí mismo.
La
“Siempre existió la idea de desmitificar la historia. Sin embargo, muchas veces los mitos no son tales, entonces no hay nada que desmitificar. Otros se olvidan del contexto, pretenden criticar a los personajes con los criterios de hoy y se olvidan de cómo se pensaba en esa época. Las consignas y los problemas de una época determinada son las que van forjando a los
dice que
personajes. No se puede juzgar a un inquisidor del siglo XVI con los criterios de hoy, pero comprendiendo el contexto de la época, el poder de la religión como herramienta política, uno entiende, no justifica, pero
formado
por
Justo José de Urquiza para
derrocar
a
Juan
Roca propuso respecto de los indígenas. Nadie propuso mandar maestros, curas, ni dijo "hagamos escuelas". En ese tiempo se creía que había razas inferiores, que el progreso tenía un costo y que ese costo había que pagarlo”. Felix Luna, entrevista publicada en la revista Ñ del diario Clarín (http://edant.revistaenie.clarin.com/notas/2009/04/18/_-01900210.htm)
Manuel de Rosas; esa
Nosotros le contestamos a Luna y declaramos:
misma historia dice que
pragmatista el argumento del “contexto histórico” como filtro para justificar
su
participación
en
PRIMERO, no aceptamos por considerar inmoral e intolerablemente
cualquier acción perpetrada desde el poder; no nos resulta aceptable, sobre todo a partir del hecho –que damos por cierto, fijando nuestra posición al
Caseros (tal el nombre
respecto en este sentido– de que la construcción del relato histórico se
con el que se recuerda a
SEGUNDO, aun cuando aceptáramos el argumento del contexto histórico (y
la batalla en la que el Ejército
proyecta hacia el futuro modelando las conductas de la comunidad;
no lo aceptamos), bueno sería tener presente que durante la época de Rosas prácticamente se habían terminado los malones o se reducían a pillajes sin
Grande
importancia, por los tratos que Rosas había hecho con los indios en 1833
urquicista puso fin al
yerba y caballos. Dirá el cacique pampa Catriel: “Juan Manuel es mi amigo.
gobierno
fue
Nunca me ha engañado. Yo y todos mis indios moriremos por él. Si no
heroica. Sin embargo, no
con los cristianos y entre ellos. Mientras viva Juan Manuel todos seremos
rosista)
es lo que cuentan algunos testigos
presenciales:
“Vive en Entre Ríos un anciano coronel Espíndola, a quien en otro tiempo le oí decir
que
encontró
al
en
Caseros
comandante
Mitre, con su batería, detrás
(luego de incursionar él mismo en el desierto) entregándole mercaderías,
hubiera sido por Juan Manuel no viviríamos como vivimos en fraternidad
felices y pasaremos una vida tranquila al lado de nuestras esposas e hijos. Todos los que están aquí pueden atestiguar que lo que Juan Manuel nos ha dicho y aconsejado ha salido bien...” (discurso del cacique pampa Catriel en Tapalqué celebrando la llegada de Rosas al poder en su segundo gobierno; extraído del libro “Partes detallados de la expedición al desierto de Juan Manuel de Rosas en 1833. Recopilado por Adolfo Garretón. Edit. EUDEBA. Bs. As. 1975)
.
TERCERO: no aceptamos la agachada científica de Félix Luna, quien al ser entrevistado por Clarín –Revista Ñ– en el 2009 ya era un hombre mayor; el mismo hombre que, 16 años antes escribió: “…a lo largo de estos capítulos trataremos de seleccionar algunos hechos significativos, confiando en echar luz sobre los momentos históricos adecuados. (…) Cuando digo que “selecciono”, es porque estoy usando ese fascinante poder que tiene el historiador al afirmar: “La historia es tal como yo la cuento”. Es decir que hago uso de esa facultad que tiene el que hace historia para establecer que
que
ciertos hechos son relevantes y otros no. (…) El historiador, entonces, se ve
habiéndole preguntado por
no. Su elección es relativa y también arbitraria, porque siempre depende de
de
un
monte
y
lo que allí hacía, Mitre le contestó: economizando
Estoy sangre”
necesariamente obligado a seleccionar y descartar hechos según le sirvan o
una ideología, de una tabla de valores y de un modo de mirar el pasado, que permiten que algunos piensen que determinados hechos son relevantes y otros, en cambio, desechables” (Breve historia de los Argentinos, Félix Luna, Booket, p.7/8).
5
Grande
entiende. Y lo mismo pasa con Roca. No hubo ningún plan distinto al que
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participó en el Ejército
(Alfredo F. de Urquiza. “Campañas de Urquiza. Rectificaciones y ratificaciones históricas”. Buenos Aires. 1924 AGMK.PLA.p.301).
Apareció en Buenos Aires después de Caseros henchido de ideas liberales y patrioterismo. Su pluma hábil y sus discursos, su pálida figura flaca y alta, (…) su traje de gabardina inglesa, su barba y melena larga le dieron cierto renombre de joven romántico, una especie de Don Quijote adaptado al Buenos Aires de la época, que provocó la adhesión y admiración de los jóvenes románticos que
festejaban
sus
discursos
ampulosos
(...)
(http://www.lagazeta.com.ar/mitre.htm).
Este glorioso militar opinaba que los pueblos originarios debían ser aniquilados pues “jamás el corazón del pampa se ha ablandado con el agua del bautismo (…). El argumento acerado de la espada tiene más fuerza para ellos, y éste se ha de emplear al fin hasta exterminarlos o arrinconarlos en el desierto”
(Los Mitos… Vol.2, Felipe
Pigna, Booket, p.363).
, no tuvo mejor idea que proponer un plan sistematizado de operaciones que sirvan de baluarte al interés particular que vaya posesionándose de los campos conquistados, teniendo siempre por vista el objeto primordial de la conquista de las tierras en que hoy dominan los indios, poniendo bajo el amparo de los fuegos del cañón civilizador el terreno que se desenvolviese a su vanguardia
(Los Mitos… Vol.2, Felipe Pigna, Booket, p.363)
. El
deseo se le cumplió a este glorioso militar que puso su cara al (hoy inservible)
billete de
y mientras se conformaba aquél ejército de
propietarios, el gobierno provincial decidió en 1855 enviar al propio coronel Mitre, en su carácter de Ministro de Guerra, hacia la zona del Azul a cumplir con su palabra. (…) El un
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minúsculo grupo de indios mal armados que –según dicen– con la tercera parte
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desastre fue total. En Sierra Chica, la división fue cercada y diezmada por un ejército de proletarios: los lanceros del cacique Cafulcurà
(Los Mitos… Vol.2, Felipe Pigna, Booket, p.364),
de las fuerzas le comieron hasta los caballos a Mitre y sus cómplices. Fueron como caballería, volvieron a pie… como infantería.
La
ha querido legarnos un Mitre genial en tanto
estudioso de la artillería y las modernas tácticas de guerra europeas. La verdad, en cambio, parece haber sido otra. Incapaz en el campo de batalla (...) pero dotado de un optimismo enfermizo que lo hacía avanzar en el campo de batalla <<hacia ningún lado>>, como cuando las tropas enemigas se le habían esfumado en Cepeda y su terquedad no le dejaba ver que estaba totalmente derrotado, casi solo, de noche en el medio del campo y totalmente rodeado por el enemigo que le daba la oportunidad de escabullirse (http://www.lagazeta.com.ar/mitre.htm). Hay dos batallas de Cepeda en nuestra historia; en 1820 se enfrentaron allí unitarios y federales; y en 1859 se enfrentaron en ese mismo lugar el ejército de la Confederación Argentina, comandado por Urquiza, y el ejército porteño, comandado por el brillante militar científico Mitre. Algún historiador mal intencionado dice que Mitre se instaló ahí, justo en Cepeda, para vengar la victoria del caudillaje, en ese mismo campo, en 1820 (cuando Ramírez y López vencieron a Rondeau): “Aquí fue la cuna
del
caudillaje,
aquí
(http://www.lagazeta.com.ar/mitre.htm).
será
su
tumba”
diría
Mitre
pomposamente
Pero no se le dio y, una vez más, fue derrotado en
el campo de batalla y tuvo disparar, en franca huida, a Buenos Aires. Urquiza, vencedor, avanzó sobre Buenos Aires (separada por entonces del resto del país) pero se detuvo en San José de Flores, donde se firmó el (tan mentado en nuestros libritos de historia escolar) Pacto de San José de Flores
A cambio del reingreso de Buenos Aires a la Confederación se le permitió a los porteños formar una Convención que revisara la Constitucional Nacional
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Buenos Aires a la República Argentina.
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(noviembre de 1859) que representó la reincorporación de la provincia de
sancionada en 1853. En la práctica, la reforma garantizaba a Buenos Aires la continuidad de las rentas de su aduana por seis años, y cierto control económico sobre el resto del país. Además, algunas de sus instituciones, como el Banco de la Provincia de Buenos Aires, quedaban perpetuamente libres de impuestos nacionales. El interior no quedó muy contento, Buenos Aires (obviamente) no cumplió lo acordado en el Pacto y la cuestión volvió a resolverse por las armas, esta vez en Pavón, donde se produce el primer Golpe de Estado militar de nuestra historia, perpetrado por don Bartolo. Aquélla batalla es un punto crucial de nuestra historia: marca, sin dudas, el inicio definitivo del predominio (económico y político) porteño sobre el resto del país, que podemos ilustrar con Mitre haciéndose elegir Presidente de la Nación en 1862. Suele decirse que luego de la batalla de Pavón quedó acéfalo el gobierno de la nación al renunciar las autoridades ejecutivas y legislativas residentes en Paraná. La verdad es que no renunciaron, fueron renunciadas, por decirlo de alguna manera. Es decir, lo que suele ocurrir frente a un golpe de Estado militar. Por supuesto, Mitre aprovechó la acefalía para asumir el gobierno nacional y el de la provincia de Buenos Aires y convocó a los representantes de todas las provincias a una asamblea para elegir autoridades nacionales y resolver sobre el lugar de residencia y financiamiento del ejecutivo. Ahí, en esa Asamblea, en octubre de 1862 se hizo elegir Presidente. Antes de llegar a la Invasión de la Triple Alianza contra el Paraguay, dejemos que Felipe Pigna resuma los años de Mitre Presidente previos a la invasión: “Los nuevos mandatarios asumieron en octubre de 1862 y pronto tropezaron con el primer obstáculo. El problema de la federalización de la provincia y de la residencia de las autoridades nacionales, pudo resolverse transitoriamente a través de la Ley de Compromiso, por la cual los miembros del poder ejecutivo podrían residir en Buenos Aires hasta tanto se fijase la capital definitiva de la república. En el transcurso del debate de la ley, quedaron claramente manifiestas las dos tendencias del liberalismo
porteño;
los
nacionalistas
o
mitristas,
llamados
"cocidos"
"crudos",
pretendían
conservar
los
privilegios
de
Buenos
Aires,
particularmente las rentas aduaneras. Estos nuevos partidos representaban en
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llamados
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continuadores de la política de Pavón y los autonomistas, liderados por Adolfo Alsina,
realidad a la misma clase social y tenían como objetivo casi exclusivo la toma del poder para usufructuar el aparato estatal. En este período se produjo una creciente centralización del poder político donde el uso de la fuerza fue determinante. El gobierno nacional se fue imponiendo a través de la violencia organizada por sobre otros poderes como los de las provincias, centralizando funciones como la recaudación impositiva, la emisión monetaria, la educación y la represión. La verdadera institucionalización de un ejército nacional ocurrió a través de las distintas formas de enfrentamiento asumió ese ejército nacional. El ejército implicó, además, un enorme gasto público que llegó a representar en algunos años más del 50 % del presupuesto” (http://www.elhistoriador.com.ar/biografias/m/mitre.php). La negrita y el subrayado son nuestros.
Mitre fue un terrorista de estado
que no
escatimó método alguno para imponer sus ideas; hagamos, amigo lector, un ejercicio simple: ¿qué dice Wikipedia de la presidencia de Mitre? “Durante su mandato se extendió el sistema ferroviario, organizó el ejército [ya vimos más arriba qué quiere decir entrelíneas esto], difundió la enseñanza en todos los niveles [veremos más abajo esto como herramienta de unificación ideológica], mejoró el servicio postal, organizó la Suprema Corte de Justicia, saneó la moneda [también lo veremos más abajo], regularizó la deuda pública, se adoptó el sistema métrico decimal y se fundó el crédito público. Además se desarrolló la Guerra de la Triple Alianza, donde la Argentina, aliada al Brasil y al Partido Colorado de Uruguay al que perteneció Mitre en Montevideo invadieron al Paraguay y combatieron al Partido Nacionalista o Blanco
aliado
de
Paraguay”.
Básicamente
para
la
, la que durante años nos metieron sin cuestionamiento ni
espíritu crítico, don Bartolo es el gestor de la Unidad Nacional. Sí, claro, es
debe entenderse imposición del modelo liberal
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“Unidad Nacional” Página
cierto; siempre y cuando aclaremos que por
porteño a sangre y fuego. Pero dejemos que lo explique –mucho mejor que nosotros– José María Rosa: “Su manera de hacer la unión nacional en el 61 después de Pavón me parece nefasta, porque esa unión no se forma por la unión de todas las provincias con Buenos Aires sino mediante el apoderamiento del interior, claro que con la complicidad de Urquiza que está entregando el partido federal –él se queda en Entre Ríos–. Entonces va el ejército de línea y masacra; la idea de acabar con los criollos, los criollos producían caudillos, y viene esa guerra tremenda que es la página más negra de la historia argentina: la ocupación del interior que provocará el levantamiento del Chacho. Todas esas guerras causan hasta 50.000 muertos. Y
Mitre
pasa por un hombre bondadoso y es bondadoso, no me cabe la menor duda”. Y se ocupa don José María Rosa del cuento ese de que las cosas deben analizarse en su contexto cuando le preguntan si acaso era posible lograr la Unión Nacional de otro modo que no sea el elegido por Mitre: “Sí [podía hacerse de otro modo], como se había hecho en el 59, Mitre pudo haber seguido la unión del 59, no haber llegado a
. Claro que allí estaba Urquiza y yo no estoy
muy de acuerdo con el Pacto de San José de Flores porque Urquiza debió dejar que el partido Federal tomara el gobierno de Buenos Aires donde era mayoría. El mantuvo a los liberales temiendo que viniera un gobernador federal que le hiciera sombra. . Después de ella, en la presidencia de Sarmiento, impone la revolución del 74 cuya conducción militar es una calamidad: es la única revolución de toda la historia del ejército que la pierde el ejército frente a milicias. ¡Y esto le ocurre a Mitre! Porque él se levantó con casi todo el ejército, que era mitrista salvo algunas divisiones que quedaron a la expectativa como siempre pasa y después de la derrota de La Verde se pliegan al gobierno”. Volvamos al resumen de la
mitriste
gestión (perdón, mitrista) pre-
invasión al Paraguay: “Como elemento de unificación ideológica se crearon los 14 ”Era imposible llevar adelante la política centralizadora sin terminar con el caos
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fiscal y la anarquía monetaria: en algunas provincias se superponían impuestos y
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colegios nacionales y sus respectivos profesorados, uno para cada provincia.
circulaban tres y hasta cuatro monedas diferentes. La creación de un aparato recaudador nacional fue condición necesaria para financiar las reformas que requería la concreción del programa liberal mitrista. ”Durante su mandato, Mitre fue urdiendo una política de alianzas con los sectores conservadores del interior buscando subordinar a las provincias a los intereses porteños. Esta política provocó levantamientos armados como el de los montoneros acaudillados por el riojano Ángel Vicente Peñaloza,
, en 1863, que
culminarán en violentas acciones represivas por parte del ejército nacional” (http://www.elhistoriador.com.ar/biografias/m/mitre.php).
Muy brevemente tenemos en los párrafos precedentes una descripción y, sobre todo, una mirada, una lectura (en cierto modo, prospectiva si la vemos a la distancia) del legado mitrista para la configuración de la Argentina. Y todo esto sin considerar un hecho relevante (y vergonzante) de su actuación pública: la invasión al Paraguay, más conocida en nuestros libritos escolares de historia como “Guerra de la Triple Alianza”. En un reportaje que le hizo María Sáenz Quesada (historiadora radical, como Félix Luna, por ejemplo) en 1971, le preguntan a José María Rosa por Mitre y responde que su único aporte a la Argentina actual es el diario La Nación (nosotros no estamos de acuerdo: Mitre está en la base misma de la conformación de la Argentina liberal, es mucho peor que sólo La Nación) y dice: "Mitre
para mí constituye un enigma. Uno lo analiza como militar y como político y
encuentra un hombre que no tiene visión, que no tiene ningún alcance. Como militar es algo peor que un mal militar, es un desastre, y es ¡el único oficial que perdió hasta un desfile! El famoso desfile en la calle Florida que dispuso en "orden oblicuo" y nadie entendió nada... Cuando quiso utilizar el mismo "orden" en la batalla de Cepeda salió derrotado. Porque Mitre es el hombre teórico, de libros, que no ve la que triunfa, es la única en que se cree derrotado y se retira... Y sin embargo lo apoya
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una cantidad de gente muy capaz y tiene, sino una popularidad mayoritaria en
Página
realidad. Todas sus campañas son objetables. En la batalla de Pavón donde no diré
Buenos Aires, al menos un grupo de cierto valor que cree en Mitre –universitarios, intelectuales– cosa que no me la explico. A no ser que el medio intelectual argentino en el año 80 fuera muy bajo; única explicación posible". Juan Bautista Alberdi escribía en 1878: “Don Basilio [es decir, Bartolomé Mitre] es poeta, historiador, y traduce libros italianos. Se ocupa de todas las libertades de este mundo, menos de las libertades del suyo. Es también un mazzinista, un garibaldino acérrimo, pero vive de negrero al servicio de los dos únicos países que mantienen la esclavitud en su territorio. Don Basilio se sirve del odio, de la mentira, del asesinato, del robo para hacer el bien y la felicidad de los demás; y en su boca la calumnia es calumnia de civilización y progreso”.
Pero a este siniestro y execrable personaje concebido por nuestro suelo, don Bartolo Mitre, todavía le queda un infame honor: él y sus cómplices invaden Paraguay y montan un genocidio vergonzante para la condición humana en nombre de los apóstoles del librecambismo. Recordemos: en 1860 Mitre da un golpe de Estado y consigue, en 1862 hacerse elegir Presidente de la Nación. De modo que en 1865 Mitre era el Presidente de la Argentina. Ese año, precisamente, estalló la Guerra del Paraguay (o Guerra de la Triple Alianza) y Mitre fue designado General en Jefe de las Fuerzas Aliadas de Argentina, Uruguay y Brasil. En carta dirigida al mariscal paraguayo (y colega de Mitre en aquello de presidir el gobierno de un país) Francisco Solano López, Mitre elogiaba al pueblo paraguayo: “…Un pueblo tranquilo y laborioso que se va engrandeciendo por la paz y llamando en este sentido la atención del mundo; con medios poderosos de gobierno que saca de esa misma situación pacífica, respetado y estimado por todos los vecinos que cultivan con él relaciones proficuas de comercio; (…) sus vapores
Y es que hasta la Guerra de la Triple Alianza, Paraguay era una nación próspera que construía astilleros, fábricas metalúrgicas, ferrocarriles y líneas
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comercio”.
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suben y bajan los ríos interiores enarbolando la bandera pacífica del
telegráficas. El Paraguay era la única nación de América Latina que no tenía deuda externa. (…) En el Paraguay no había desocupados ni grandes terratenientes porque no había latifundios, por ende no había grandes fortunas con excepción de la familia López. (…) El Paraguay fomentaba la educación pública y gratuita y el porcentaje de analfabetos era uno de los más bajos de la región”
(Los Mitos… Vol.2, Felipe Pigna, Booket, p.290/92).
Capaz por eso Mitre elogiaba al
Paraguay y su pueblo en aquélla carta al mariscal Solano López que citamos. Pero había un problema: …desde la época del doctor Gaspar Rodríguez de Francia, el Paraguay intentó establecer un comercio directo con las potencias europeas, pero debió enfrentar la oposición porteña (Los Mitos… Vol.2, Felipe Pigna, Booket, p.290).
El modelo (como se ve, eso de“el modelo” no es cosa nueva)
paraguayo, un modelo de desarrollo autónomo,
independiente, que se contraponía al elegido por la oligarquía agroexportadora porteña que había decidido hacía tiempo entregarse de pies, manos y cabeza al imperialismo británico (Los Mitos… Vol.2, Felipe Pigna, Booket, p.294/5) , podía sentar
un mal
ejemplo, un ejemplo que no era conveniente para las clases bien pensantes y decentes de nuestro país, que golpe de estado mediante y con don Bartolomé Mitre por representante, se habían adueñado del gobierno. No hace falta mentir sobre la lucha entre modelos económicos contrapuestos: Mitre lo confiesa solito, tosca y desvergonzadamente: “(…) todos los intereses del Río de la Plata y del comercio extranjero están en contra del dictador. (…) El comercio no verá abierto el importante mercado del Paraguay sino cuando López deje de ser el dictador de aquel desgraciado país” Mitos… Vol.2, Felipe Pigna, Booket, p.295).
(Los
Además había un interés político, a saber: Mitre y
Paraguay era (…) un peligro político para los hombres de la “clase decente” de Buenos Aires. Recuérdese que el gobierno de Asunción había dado asilo
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de la derrota final del Litoral y las provincias argentinas. En este sentido, el
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los suyos veían en la guerra contra el Paraguay la continuación y la posibilidad
político durante 30 años al mejor enemigo del centralismo porteño, José Gervasio Artigas y era un referente de atracción y reagrupamiento para las derrotadas provincias adonde podían recurrir durante sus conflictos con los porteños (Los Mitos… Vol.2, Felipe Pigna, Booket, p.295). Dejemos que lo don
Juan Bautista Alberdi
–que tuvo la
”No es el Paraguay, es la República Argentina. No es una nueva guerra exterior: es la vieja guerra civil ya conocida entre Buenos Aires y las Provincias argentinas, si no en las apariencias al menos en los intereses y miras positivas que la sustentan”.” oportunidad de ser testigo presencial de aquélla coyuntura–:
(Los Mitos… Vol.2, Felipe Pigna, Booket, p.295).
Entre 1860 y 1863, Uruguay era gobernada por Bernardo P. Berro (del Partido Blanco), que trató de mantener a su país alejado de los problemas internos de sus vecinos; su más férreo opositor, el general Venancio Flores (líder del Partido Colorado) vivía en Buenos Aires bajo la protección de Mitre, con la permanente y no disimulada intención de regresar a su país a deponer al gobierno legal de Berro (Los Mitos… Vol.2, Felipe Pigna, Booket, p.297/8). El Uruguay de Berro era el único aliado con el que contaba el Paraguay en la zona, de modo que teniendo en vista el problema económico y peligro político que representaba Paraguay para los porteñistas encabezados por Mitre, Venancio Flores y sus colorados eran un aliado estratégico clave para el mitrismo: así, la Argentina de Mitre (o lo que es lo mismo, Buenos Aires) financió y apoyó la expedición golpista de Flores que en 1863 depuso al gobierno de Berro, mientras Brasil invadía Uruguay desde el norte por mar y tierra. Paraguay intervino en defensa de su aliado y su gobierno depuesto, declarándole la guerra a Brasil. Mitre se había declarado neutral pero no permitió el paso por Corrientes de las tropas
El tratado de la Triple Alianza (el mitrismo, Brasil y el ilegítimo gobierno uruguayo encabezado por Venancio Flores –apoyado en y por don Mitre-) se
Página
guerra a la Argentina (Los Mitos… Vol.2, Felipe Pigna, Booket, p.299/300).
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comandadas por Solano López, quien, en consecuencia, declaró también la
firmó el 1º de mayo de 1865 en Buenos Aires, con la idea de que permaneciera secreto. ¿Por qué secreto? Juzguen ustedes:
Paraguay la soberanía de sus ríos (cláusula 14);
también,
(cláusula 11)
y de paso,
se acordaba
–por ejemplo–
quitarle a
y hacerlo responsable de la deuda de guerra
se repartían los aliados el territorio en litigio o
exclusivamente paraguayo entre la Argentina y Brasil
(cláusula 16).
Capaz por eso –y por
otras cosas a decir verdad– resultaba conveniente mantener el documento en secreto. Como de costumbre, el
afrancesado general Mitre
erró
su pronóstico groseramente: "En 24 horas en los cuarteles, en 15
días en campaña, en tres meses en la Asunción" dijo. Al final de cuentas los 3 meses y medio y un día de Mitre se convirtieron en una masacre de cinco años de duración que le costaron al país más de 500 millones de pesos -de aquélla época, claro- y 50.000 muertos. Del millón trescientos mil habitantes que tenía el Paraguay, sólo sobrevivieron 300.000, la mayoría mujeres y niños. El General en Jefe del ejército aliancista no gana una sola batalla –no podía de ser de otra manera, completamente inepto e incompetente como siempre fue- y es reemplazado por oficiales brasileros. Y no es que todo esto pueda ser visto sólo a la distancia, como suelen deslizar los defensores del argumento de la interpretación contextual como criterio de indemnidad histórica. Muchos fueron los contemporáneos de Mitre que
en
tiempo
atrocidades
real
denunciaron
diversas.
sus
patrañas, embustes y
Alberdi,
por
ejemplo.
José
Hernández, por ejemplo. El autor del Martín Fierro escribió en un artículo sobre Mitre (intitulado “La administración Mitre”), refiriéndose a la Guerra Santa emprendida contra el Paraguay: "Ahogó
en sangre las resistencias
esta sección americana, Mitre ha sido un cometa de
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debía dar por resultado la devastación del Paraguay. En
15
de la Patria, para prepararse el camino de la Alianza, que
sangre, un flagelo devastador, un elemento de corrupción y de desquicio y dan testimonio de su existencia los huérfanos, las viudas y los inválidos". Será por eso que supo llamar a
Mitre
Hombre
"
funesto
para tres Repúblicas". Juan Bautista Alberdi decía por entonces: “Para
gobernar a la
República Argentina vencida, sometida, enemiga, la alianza del Brasil era una parte esencial de la organización Mitre-Sarmiento; para dar a esa alianza de gobierno interior un pretexto internacional, la guerra al Estado Oriental y al Paraguay, viene a ser una necesidad de política interior; para justificar una guerra al mejor gobierno que haya tenido el Paraguay, era necesario encontrar abominables y monstruosos esos dos gobiernos; y López y Berro han sido víctimas de la lógica del crimen de sus adversarios”. Con respecto a la mención a Berro que hace Alberdi, digamos –para no perder claridad expositiva– que se refiere al golpe de estado perpetrado en Uruguay por Venancio Flores (conocido como “
el degollador
de Cañada de Gómez”, no es difícil imaginar por qué),
, decía por entonces que
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Uno de sus –realmente- notables contemporáneos,
16
financiado y apoyado por Bartolomé Mitre.
”
[refiriéndose al gobierno
uruguayo y paraguayo]. Era necesario encontrar abominables y monstruosos esos dos gobiernos dice
.
(La Nación, 24 de diciembre de 1864)
(La Nación, 23 de diciembre de 1864)
(La Nación Argentina. 3 de febrero de 1865).
He ahí –en franca confesión de parte– la verdadera motivación de
y
cómplices
sus
para
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compinches
y
Página
Mitre
emprender
la
masacre
.
Por supuesto que la guerra fue una .
La guerra benefició a comerciantes y ganaderos porteños y entrerrianos cercanos al poder que hicieron
grandes
negocios
abasteciendo
a
los
ejércitos aliados. El jefe de las tropas brasileñas decía: “
” (Los Mitos… Vol.2, Felipe Pigna, Booket, p.316).
Bartolo
confesó
explícita
y
hasta
candorosamente –pues al fin y al cabo era un tonto, un pelele, un zoquete– los
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motivos de la invasión al dirigirse al Senado de la Nación el 1º de mayo de 1868:
(Los Mitos… Vol.2, Felipe Pigna, Booket, p.307).
Un verdadero adelantado este Mitre: más de un centenar de años adelantado al clan Bush explicando sus invasiones. Aunque debemos reconocerle a Bartolo más sinceridad que los Bush; al terminar la guerra, en un rapto de sinceridad, declaró:
” p.319).
(Los Mitos… Vol.2, Felipe Pigna, Booket,
Hasta un despreciable irredimible como
habría derramado un lagrimón frente a este sincero gesto verbal (de notable
estupidez, por cierto) de
Bartolomé
Mitre
.
Mitre
, dejemos que el
Página
era nuestro oligarca don
19
Por si alguno de ustedes todavía duda con respecto a qué clase de persona
Marqués de Caxias
(al mando de las fuerzas brasileñas por
entonces) nos cuente algo sobre nuestro prócer:
(Nota del Marqués de Caxias al emperador fechada el 18 de noviembre de 1867, citada en Los Mitos… Vol.2, Felipe Pigna, Booket, p.319).
Es decir, dicho derechamente:
Mitre
,
pionero de la
guerra bacteriológica, pero contra su propio pueblo (Los Mitos… Vol.2, Felipe Pigna, Booket, p.319).
Dejemos descansar en paz a Mitre. Volvamos, para terminar, a aquélla entrevista que le realizó Sáenz Quesada a José María Rosa (dicho sea al pasar: uno de los tipos que viajaban en el avión que trajo de regreso al país al tercer Perón, el Perón degradado) a la que referimos arriba. Quesada le pregunta a Rosa: –¿Hay responsabilidad de Mitre en los orígenes de la guerra del Paraguay?
Página
–
20
Y el historiador (revisionista, sí) contesta:
Página
No hace falta agregar mucho más.
21
”.
Excepto la pregunta del final: ¿Merece
Mitre
la
jerarquía que tiene entre nuestros próceres? Lapidario, José María Rosa responde a eso del siguiente modo:
Página
22
”.
: en 1868
Mitre
culminó su
período presidencial; en 1869 compró el diario La Nación Argentina y lo convirtió en La Nación, cuyo primer número salió a la calle el 4 de enero de 1870, mientras se libraban los últimos combates de la Guerra del Paraguay, con una tirada de mil ejemplares. En 1874 se presentó nuevamente como candidato a la presidencia; perdió frente a Nicolás Avellaneda, denunció fraude y se sublevó contra las autoridades electas pero fue derrotado por las tropas leales, dirigidas por el coronel Julio A. Roca. En 1890 volvió a su actividad conspirativa, esta vez en frente común con Leandro N. Alem. Juárez Celman y su terrible gestión al frente de la presidencia de la nación, fomentaron la unión de la oposición en un gran frente conocido como la Unión Cívica, bajo la conducción de Bartolomé Mitre y Leandro N. Alem. El 26 de julio de 1890 la Unión Cívica actúa y estalla la "Revolución del Parque", conducida
por
Alem:
don
Mitre,
ausente.
Había
decidió
–
convenientemente– ausentarse del país. Pero fiel a su maña de siempre, transformó la derrota en el campo de batalla en una victoria de escritorio: negoció con Roca la salida de Juárez Celman y la asunción de Carlos Pellegrini. Por supuesto, Alem se sintió con toda razón traicionado y la Unión Cívica se transformó en Unión Cívica Nacional – encabezada por Mitre– por un lado, y Unión Cívica Radical – encabezada por Alem– por otro lado. Fue elegido nuevamente senador nacional en 1894. En 1901, al cumplir 80 años, se le tributaron grandes homenajes y festejos. El conocido
“
Página
19 de enero. Era el año 1906 y una multitud acompañó sus restos hasta
23
” (José Hernández dixit) murió a los 84 años un
la Recoleta. Ese fue, ese es el señor que –entre otras cosas– le puso su
Página
24
cara a nuestro billete de dos pesos.