LA BAHÍA EN LA MEMORIA. Arquitectura y paisaje

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La BahĂ­a en la memoria

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La Bahía en la memoria

LA BAHÍA EN LA MEMORIA

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La Bahía en la memoria

Litoral Atlántico

EDITA Asociación para la Conservación de la Arquitectura Tradicional. Tajamar c/Pedroso 9 39180. Noja. Cantabria. litoralatlantico@gmail.com

PRIMERA EDICIÓN Diciembre de 2019

DISEÑO DE PORTADA Luis Azurmendi FOTOGRAFÍA José Cobo Calderón ESCULTURA Los Raqueros José Cobo Calderón MAQUETACIÓN Y DISEÑO Estudio Arquitectura AZG Depósito Legal _SA_855-2019 ISBN 978-84-930974-8-6

De la editorial y autores Queda prohibida cualquier reproducción sin la autorización de la editoral

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La Bahía en la memoria

ÍNDICE PRESENTACIÓN

Memoria del patrimonio.....................................................................7 Luis Azurmendi Mª Angeles Gómez Carballo Arquitectos

BAHÍA : MAR Y MONTAÑA

La bahía de Santander: arquitectura de un paisaje vivo.........13 Juan Carlos García Codrón Geógrafo. Universidad de Cantabria

Actividad naval en la bahía.............................................................19 Juan Manuel Castanedo Galán Dr. Ciencias del mar

Paisaje bajo la pleamar.....................................................................27 Gerardo García Castrillo Biólogo. Director del Museo Marítimo del Cantábrico

Los paisajes de la memoria. Identidad y Patrimonio...............33 Mary Roscales. Antropóloga.UNED

Montes del Pas....................................................................................41 Manuel Gutiérrez Aragón Director de cine

Coloquio..............................................................................................43 Documental Montes del Pas

ARQUITECTURA, ARTE Y LITERATURA EN TORNO A LA BAHÍA De Arquitectura tradicional y paisaje..........................................49 Annibal González de Riancho. Arquitecto.

La restauración del entorno de la Catedral................................53 Clemente Lomba Arquitecto

Los pintores Regionalistas..............................................................57 Joaquín Martínez Cano Artista

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La tertulia de Pombo. Gutiérrez Solana......................69 Mª Dolores Cabrero Rodríguez Jalón Drª Filología Hispánica

Las dos orillas de la Bahía..............................................75 Gonzalo Calcedo Juanes Escritor

Reflexiones al borde de la Bahía...................................79 José Cobo Calderón Artista

Coloquio..............................................................................85 Los nuevos paisajes de la ciudad...................................91 José Cabrero Cabrera Arquitecto

Plaza y fachada de las bahías.........................................95 Gabriel Ruiz Cabrero Arquitecto. Cátedra ETSAM

Coloquio..............................................................................99 La Bahía y la ciudad......................................................103 Jesús Molinero Arquitecto

El paisaje de Santander................................................115 Jesús Ruiz Mantilla Escritor

Coloquio............................................................................ Documental: La bahía de Santander. Memoria y desarrollo de la Bahía Mario Camus Director de cine

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Además de los autores señalados han participado en comunicaciones y coloquios el arquitecto Domingo Lastra, los arquéologos Javier Marco y Lino Mantecón, el escritor Guillermo Balbona y los artistas Juan Carlos Fernández Izquierdo y Fernando García Valdeón.

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La Bahía en la memoria

PRESENTACIÓN Jornadas de Arquitectura y Paisaje

LA MEMORIA DEL PATRIMONIO Luis Azurmendi y Maria Ángeles Gómez Carballo Arquitectos Esta publicación recoge los coloquios y comunicaciones de las Jornadas de Arquitectura y paisaje, celebradas en Santander. Es una experiencia que trata, a través del arte, la arquitectura, la literatura y el cine, de dar una visión cultural de los paisajes, y en especial de la bahía de Santander, única ciudad de la cornisa cantábrica orientada al sur y enfrentada a la ribera norte sobre la que se alza una espectacular cadena montañosa que conforma una escenografía excepcional. Es un conjunto cuya historia y desarrollo territorial nos ha legado un inmenso patrimonio cultural que requiere especial atención para su conocimiento y conservación. El concepto de patrimonio cultural y su conservación se inició por la necesidad de conservar o restaurar edificios monumentales heredados de otras civilizaciones. Las teorías más antiguas exclusivamente sobre el propio edificio o monumento. Con el tiempo se incluyó, además del monumento, sus circunstancias naturales, históricas, ambientales y sociales, materiales e inmateriales, que van más allá de la arquitectura, hacia su propio entorno, en lo que ahora entendemos como Paisaje Cultural. La memoria es el nexo de unión con nuestro pasado y explicará, también, la razón de nuestros rasgos más característicos. La memoria queda retenida con mayor precisión en relación al espacio que al tiempo. La conciencia del tiempo en que sucedieron los acontecimientos se pierde con más facilidad: son más nítidos, por ejemplo, los

recuerdos de la infancia que los de ayer mismo. Y esos espacios aún más lejanos en el tiempo, y las sensaciones que les acompañan, tienden a una mayor fijación en nuestro recuerdo. Esos espacios no son otra cosa que los lugares donde sucedieron y suceden nuestros acontecimientos más importantes. Su recuerdo nos hará tomar conciencia de nuestra propia existencia. El recuerdo es la forma creativa de la memoria, la forma de interpretar los acontecimientos. Recordar y testimoniar en común desde las diferentes sensibilidades profesionales y la de los propios habitantes, como en estos coloquios realizamos, puede proporcionarnos una imagen diferente a la suma de las percepciones individuales sobre un lugar. Esa nueva imagen colectiva es la caracterización del lugar o lugares y de la propia sociedad que los habitó. Es la identidad del paisaje cultural. En estas Comunicaciones y Coloquios se manifiesta que los paisajes son “resultado de varios milenios de interacciones entre la sociedad y el medio natural” como lo define en su comunicación el geógrafo García Codrón o que el “Clima y paisaje son el momento de la subjetividad humana...Producto de la interacción social sobre el territorio” como lo trata la antropóloga Mary Roscales en la suya. Pero también nos advierten los autores de los peligros que acechan a nuestros paisajes, si en su desarrollo no se toman medidas de equilibrio

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La Bahía en la memoria entre el medio natural y la actividad humana. “Para ello deberán manejarse escenarios socialmente aceptables que tengan en cuenta las tendencias previstas o deseables de los hechos humanos y las relacionadas con el medio natural” como insiste el profesor García Codrón. Recordemos que el paisaje ya fue protagonista fundamental en la historia del Arte. En el siglo XVI las pinturas de Patinir ya magnificaban los escenarios naturales. En los siglos XIX y XX, los paisajes llegaron a sublimarse como símbolo de movimientos ideológicos vinculados al regionalismo y nacionalismo con la exaltación de “lo propio” y tradicional, a nivel regional o nacional. Parecería que, no solo el arte, sino la arquitectura y la literatura formarían parte de las singularidades de sociedades que junto a lengua y costumbres le caracterizarían como identidades sociales diferenciadas. El romanticismo, desde las propuestas del arquitecto Montaner rescatará el ideal de la arquitectura tradicional: las torres y palacios medievales darán origen a la interpretación de la “casona” o “palacio montañes” de Santander que llegó a proponerse como modelo de la identidad de la región o de la nación impulsada por Leonardo Rucabado (Primer salón de arquitectura 1911) y que tuvo, curiosamente, menor arraigo en la ciudad de Santander frente a la obra en Bilbao y Castro Urdiales o Madrid (casa Allende 1916-1920). Dramáticos episodios, como el regreso y desembarco de las tropas derrotadas en las guerras coloniales, como la de Cuba, a los puertos cantábricos (Agosto 1898), al Lazareto de La Isla de Pedrosa en la bahía de Santander, fueron no solo un fuerte impacto social sino también económico que dió al traste con una floreciente burguesía que dominaba el sector de comercio marítimo con ultramar. Aquella crisis impulsaría, en el arte y literatura, dos movimientos antagónicos dirigidos, uno a la búsqueda de mayores horizontes estéticos en las vanguardias europeas, y el otro, que vuelve

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la mirada hacia atrás, en busca de una identidad perdida, como como analiza en su comunicación el artista J. Martínez Cano y en los coloquios que se recogen en esta publicación. Otro fenómeno singular son las tertulias artísticas y literarias que aquí recordaremos con cierto detenimiento. Fueron, entonces, encuentros culturales realizados en reconocidos locales que tenían una importante repercusión. Reunían a artistas, escritores, actores y un largo etcétera de la vida intelectual y económica del país. También participaron políticos y hombres de negocios o empresariales cercanos a los círculos del poder centrado en Madrid. Y aquí nos encontramos con un caso singular como es la Tertulia del café de Pombo, tratado aquí por la filóloga Mª Dolores Cabrero, que será reflejo fiel de las inquietudes culturales del momento. Las montañas, que son el impresionante fondo de escenario de bahía de Santander, serán objeto de estudio de “sesudos” investigadores que encontraron allí la teoría de la existencia de pueblos exóticos y diferentes, de origen enigmático, como los Pasiegos que fueron, como consecuencia, socialmente marginados. Aquello fue un mito, porque su origen no fue otro que su emancipación de la explotación de los “señores” de la montaña que habitaban, precisamente, aquellas torres y palacios. Fueron ellos, los Pasiegos, quienes implantaron nuevas formas de explotación del territorio y roturaron paisajes diferentes, como muy bien lo explican el director de cine M. Gutiérrez Aragón y la antropóloga Mary Roscales, y vivamente debatido por los participantes en el coloquio “Las montañas pasiegas”. Y en aquellas montañas existían bosques que durante siglos serán protagonistas de la mayor tranformación del paisaje. Se talan los bosques para conseguir la madera para construir navíos en los astilleros de la bahía, el combustible en la fundición del hierro en las ferrerías y hornos altos y las casas, herramientas o máquinas de trabajo de los propios habitantes. Fue tan intensa la deforestación para la construcción naval que bien podría decirse que los bosques de Cantabria


La Bahía en la memoria “están en la mar”. Deforestación que favoreció, además, el crecimiento de las praderías de montaña y la explotación ganadera. En torno a las montañas y bosques las intervenciones de los participantes en los coloquios han relatado, además, la perversidad de los mitos y misterios de los bosques en la mentalidad campesina. Y no serían los únicos. En la ciudad otros grupos como los pescadores serán considerados como un grupo marginal que, ya recientemente, se verá abocado a un continuo traslado fuera de la ciudad a veces con una justificación paternalista, como el último y ya reciente Barrio Pesquero, para que la ciudad desarrolle la nuevas economías mercantiles y balnearias como explicó G. García Castrillo. A lo largo de los siglos XIX y XX surgió una incipiente globalización económica: los mercados, las comunicaciones y la industria fueron imponiendo otros modelos culturales ajenos a los tradicionales. Pero nos engañaríamos si pensásemos que, hasta entonces, nunca hubo una relación global entre la bahía y otros territorios y países. Observando las instalaciones y actividades en la bahía en una época que culmina en el siglo XVIII, podemos constatar la existencia de ingenieros flamencos trabajando en la construcción de los primeros hornos altos en la península, en Liérganes, para la fabricación de cañones para la Marina con embarque dentro de la bahía. Su destino era armar los navíos que se construían en los astilleros de Guarnizo, al fondo de la bahía. Navíos que se construían “en línea” siguiendo un modelo de tecnología inglesa como muy bien nos explica J. M. Castanedo en su comunicación. También conocemos contratos y arribada de salineros bretones para construir salinas en la bahía de Santoña en el siglo XVII. Y ya más recientemente la explotación minera de mano de compañías extranjeras cuya actividad transformó drásticamente los paisajes de la bahía. Pero, por el contrario, cuando una burguesía

se siente amenazada recurrirá a modelos identitarios con los que identificarse y lo hará en base a los que se desarrollaron en épocas de esplendor tomados del medio rural, dando origen, en el caso de Santander, a la arquitectura romántica, o a la regional montañesa, que, paradójicamente, también se propone como arquitectura nacional. A imitación de las residencias veraniegas de los monarcas en las costas y playas europeas, San Sebastián y Santander se turnan en agasajarlos con la donación de suntuosas villas y palacios veraniegos, como fue la construcción de la arquitectura romántica del palacio de La Magdalena de Santander (1907-1913). Esta iniciativa favorece una mayor cercanía de la burguesía local a la monarquía y a los centros de poder. Y el agasajo se completa en brindar a los monarcas con espectáculos exóticos de un folklore popular de deportes de competición náuticos y rurales como son las regatas en las incomparables bahías de Santander (1878) y San Sebastián (1915) y los juegos de “pelota vasca”. Como reflejo algunas tertulias culturales regionales se crean también en la capital y no es de extrañar, también, la apertura de un significativo número de frontones en Madrid como Jai Alai (1891) o Beti Jai obra, ésta, del arquitecto cántabro Rucoba, de mano de promotores vascos. Se iniciaba así una actividad basada en los periodos vacacionales de los reyes a quienes acompañaron gran parte de su cortejo e interesados en la provechosa cercanía al poder. El ocio, los baños de “ola”, los casinos, el golf, tenis, fueron el impulso de una verdadera ciudad balnearia, el Sardinero, que en pocos años vió construir La Magdalena (1913), el Casino (1913), el Hotel Real (1916) y el teatro Pereda (1919) en el centro de la ciudad. Tras estas actividades “de clase”, ya en el primer tercio del siglo XX, fueron surgiendo propuestas de actividades vacacionales para las clases más populares, con una expansiva propaganda de las excelencias del medio natural, la cultura, el patrimonio y el clima de Santander. Pero si en la montaña se conservan más los usos tradicionales y por lo tanto los modelos para sus arquitecturas, en la costa, por el influjo del intercambio marítimo, las sociedades serán más

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La Bahía en la memoria permeables a las tendencias contemporáneas y al intercambio cultural. No es extraño que los edificios modernos aparezcan antes en las ciudades portuarias que en los valles del interior. Nuevos movimientos arquitectónicos, como el Racionalismo (GATEPAC), se alinean con las tendencias internacionales, abandonando ya los modelos regionalistas. Son ejemplo, en la fachada marítima de Santander, edificios como Siboney (1931. J. E. Marrero) o el Club Náutico en Santander (1934. Bringas). Dos acontecimientos catastróficos, la explosión del barco Machichaco y el pavoroso incendio de Santander en 1941 dan origen a la reconstrucción y reordenación de una nueva ciudad como comentará el tertuliano y escritor Jesús Ruiz Mantilla. La ciudad fue creciendo y desagregando su territorio por zonas, polígonos residenciales, industriales, comerciales, o de grandes infraestructuras portuarias y aeroportuarias. Una ciudad que segregará a su población según gupos sociales de diferentes origenes y economías. Nace una nueva ciudad colonizadora de la bahía y segregadora de su cuerpo social como expone el arquitecto Jesús Molinero en su comunicación. La ciudad de Santander, en su expansión urbana, puerto, aeropuerto e industria, llegó a devorar más de la mitad de la extensión de las aguas de la bahía, con graves problemas para su equilibrio hidráulico que alcanzan a los tiempos actuales. Avanzado el siglo XX se produce un acontecimiento importante para nuestro relato del paisaje de la bahía y su caracterización. Se ensayó con éxito una política de turismo de masas con la creación del ministerio de Turismo que enseguida chocó con la interpretación cultural de la bahía y una pretendida imagen de una ciudad de paz, sol y playas. Eso ocurrió con el documental promocional encargado a Mario Camus que, rodó con el título de “La bahía de Santander” con la descripción de la identidad de la bahía desde consideraciones estéticas del paisaje, el clima, y las actividades productivas. El documental fue bruscamente rechazado, silenciado y sustituido y su autor largamente vilipendiado. La razón

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fue que presentó una imagen de la ciudad bajo cielos grises, una ciudad donde incluso llovía. Una imagen que protagonizaban personajes de la cultura y el mundo del trabajo. Posiblemente lo contrario de lo que se esperaba. En estas páginas recogemos los relatos del propio director Mario Camus recordando aquel episodio y un sugestivo coloquio que se convirtió en un espontáneo homenaje al cineasta. Y aunque los límites temporales a tratar en estas Jornadas no pretendían alcanzar a tiempos contemporáneos ha habido cuestiones, como hemos visto, que en un formato tan abierto, han trascendido esos límites. Así, también desde la crítica arquitectónica, José Cabrero apelará al buen criterio de la arquitectura contemporánea y de futuras intervenciones como una cuestión ya de una simple “buena educación”. El artista José Cobo, desde su propia obra de esculturas al borde de la bahía, en el cantil del muelle, extiende su estética a la apertura histórica de la bahía con los océanos exteriores y con otros pueblos, con otros mundos apenas imaginados. Y desde la literatura el escritor Gonzalo Calcedo, nos deleitó con la lectura de sus reflexiones sobre las dos orillas de la bahía en alusión a la ciudad orientada al sur y lo rural y aislado al norte En el lado opuesto en el tiempo y la historia, Gabriel Ruiz Cabrero nos traslada al escenario romano del Portus Iulius y Baya, cerca de Nápoles, para suscitar la idea permanente de que las bahías eran escenarios y que disponían de fachadas y plazas de fuerte actividad como lo son también hoy las bahías actuales y sus frentes marítimos. En otro orden de cosas y volviendo sobre los temas de conservación del patrimonio cultural, el año pasado diversos organismos europeos de la cultura llamaron la atención sobre necesidad de la recuperación de la atención al patrimonio re-


La Bahía en la memoria gional. No se nos escapa la coincidencia, hoy día, en una crisis generalizada, que nuevas identidades territoriales son reclamadas por movimientos emergentes en Europa. En esta situación las reflexiones sobre el paisaje de artistas, escritores, profesionales y ciudadanos ayudarán a comprender que la identidad cultural, no es algo inmutable y exclusivamente heredado por sectores sociales determinados, como tampoco lo es una homogeneización general ajena a la singularidad de los territorios y sus habitantes. Los coloquios entre diferentes profesiones, desde diferentes actividades de la vida, como aquí les presentamos tiene la doble virtud del valor y disfrute del propio mecanismo, el diálogo, y su resultado que suele ser, a veces, inesperado y enriquecedor. El diálogo tiene la virtud de convertirse en un modo múltiple de expresión individual. Pero es que, además, el encuentro de diferentes experiencias individuales se convierte en una forma colectiva de compartir lo propio. Si el objetivo del encuentro es un tema común las diferentes expresiones pueden producir un significado nuevo y diferente de las individuales que lo iniciaron. Esperemos que estas Jornadas y coloquios, ayuden a recuperar la imagen patrimonial heredada y actualizarla como referencia de calidad en todos los sectores incluso a los de la economía territorial. Ha sido un recorrido fascinante, ya lo verán, Esperamos continuar en nuevas versiones sobre la situación actual y el futuro de nuestros paisajes. Luis Azurmendi y Mª Ángeles Gómez Carballo Arquitectos

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“...la evolución es muy rápida y dependiendo de nuestras decisiones, el paisaje de la Bahía será o puede dejar de ser en muy poco tiempo...”

La ribera orientada al norte. Pedreña

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LA BAHÍA DE SANTANDER Juan Carlos García Codrón GIMENA, Grupo de Estudio y Gestión del Medio Natural Departamento de Geografía, Urbanismo y Ordenación del Territorio Universidad de Cantabria El paisaje no es un mero conjunto de formas y colores determinados por la naturaleza sino que debe entenderse como el resultado de un encuentro entre las personas y el medio que las rodea. De este modo, la lectura que se ha hecho del mismo ha ido evolucionando a medida que lo hacían el conjunto de interacciones entre los sucesivos grupos humanos y sus entornos respectivos. Los paisajes están vivos y cambian continuamente pero todos ellos, los antiguos y los actuales se han ido superponiendo hasta conformar la actual imagen de la Bahía de Santander, uno de los paisajes más emblemáticos de Cantabria y uno de sus más importantes elementos patrimoniales.

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l pensar en Santander inevitablemente acabamos evocando la imagen de la Bahía y de los sucesivos planos de su telón de fondo montañoso. Este fastuoso marco, con todos sus elementos y detalles “está siempre ahí” y nos resulta difícil concebir que en algún momento las cosas puedan haber sido o puedan llegar a ser de otro modo. Sin embargo, pese a su aparente inmutabilidad, este paisaje tiene un origen muy reciente y su evolución, hasta adquirir la conformación que hoy conocemos –que no deja de ser pasajera y dará inmediatamente paso a otras diferentes-, se ha producido de manera sumamente rápida. Durante los periodos fríos del Cuaternario el nivel del mar se situó muy por debajo del actual y la costa se localizaba varios kilómetros al Norte de su posición actual. A causa de ello, el espacio hoy ocupado por la Bahía de Santander pudo presentar el aspecto de un amplio valle de formas suaves, recubierto por bosque mixto o caducifolio y surcado por pequeños arroyos, prolongación de los que hoy desembocan en las rías de Boo, Tijero y Solía. Este es el paisaje que acogió y que debió parecer “normal” a los primeros habitantes de la región. Al producirse el calentamiento postglaciar el nivel de los océanos subió anegando las zonas más bajas y dando lugar a las rías y bahías actuales. De ahí que la línea de costa que hoy conocemos no quedara definida hasta hace unos 6000 años, una vez que el clima, y con él, el nivel del mar, quedaron relativamente estabilizados. Sólo entonces se inició un lento aunque inexorable proceso de relleno por sedimentos aportados por los ríos y removilizados por la dinámica marina y, a través de ello, la progresiva diferenciación de los diversos ambientes

que definen la interfaz tierra-mar en el interior de la Bahía. Las mareas introducen cambios cíclicos en el nivel de las aguas y conllevan una continua variación de la superficie sumergida y de la posición de la costa a escala de la Bahía. De este modo durante la pleamar el agua cubre la totalidad de la misma mientras que en bajamar una buena parte de su superficie queda descubierta y expuesta al aire y a la radiación solar. La repetición ininterrumpida de estos ciclos semidiurnos permitió una diversificación del entorno en el interior y en las márgenes de la Bahía dando lugar a un rico mosaico en el que, entre otros ambientes menores, alternan canales de diversa entidad, llanuras arenosas y fangosas, marjales, playas, campos de dunas y costas e islotes rocosos. Las continuas alternancias entre sumersión y emersión, los bruscos cambios en la salinidad y temperatura del agua, el predominio de sustratos blandos y poco favorables o la exposición a fuertes corrientes son factores limitantes para la mayoría de las especies y muy pocas son capaces de soportar las condiciones de las marismas, fangales o arenales costeros. De ahí que la biodiversidad de estas áreas sea relativamente reducida y que sólo abunden animales y plantas especializados en esta clase de ambientes. En cambio, estos lugares cuentan con dos circunstancias muy importantes a su favor: su eficacia para retener los nutrientes aportados por los ríos y lo luminosas que son sus aguas y fondos gracias a la escasa profundidad del mar. La conjunción de ambos hechos favorece la actividad bacteriana y fotosintética y determina una excepcional producción primaria. Gracias a ella, los estuarios son muy ricos en fitoplancton, base de las distintas cadenas

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Ribamonta al Mar, Somo en bajamar viva

tróficas, y son capaces de generar una importante biomasa. Así, aunque el número de especies sea relativamente limitado, la abundancia de individuos es muy elevada propiciando que estos lugares alberguen una extraordinaria riqueza biológica y permitiendo que varios grupos de animales, como las aves, varios tipos de peces, moluscos u otros pueden llegar a ser asombrosamente abundantes constituyendo importantes fuentes de recursos para los grupos humanos. TRANSFORMACIÓN DE LA BAHÍA. LA COMPONENTE HUMANA DEL PAISAJE Desde su origen la Bahía ha proporcionado diversas ventajas a la población tanto en forma de recursos fáciles de aprovechar (ya sea en forma de caza, pesca, recolección de moluscos, plantas o minerales...) como, también, ofreciendo emplazamientos particularmente favorables para los asentamientos y actividades humanas. Dado que su formación se produjo en un momento en el que el litoral de Cantabria ya estaba habitado y que las acciones humanas mencionadas inevitablemente generan impactos ambientales de diversa entidad, no es extraño que la evolución de la Bahía y la de los sucesivos grupos humanos que han frecuentado su entorno se haya producido siempre en paralelo y que las interacciones entre los aspectos físicos y sociales del territorio hayan sido continuas. En este

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sentido, no es posible hablar de una “evolución natural” de la Bahía de Santander independiente de la “evolución cultural” de sus habitantes, como no es posible hablar en ella de la existencia de procesos o de paisajes puramente naturales frente a otros estrictamente artificiales, ya que ambos aparecen estrechamente imbricados desde los primeros momentos. Es evidente, no obstante, que, si bien durante los primeros milenios la capacidad de intervención humana fue muy limitada y el paisaje de la Bahía dependió casi exclusivamente de la dinámica natural, la presión antrópica no ha dejado de aumentar a lo largo del tiempo y, en la actualidad, los procesos inducidos se han impuesto sobre los naturales hasta el punto de convertir a la Bahía en un espacio muy transformado y tributario de diversos tipos de intervenciones artificiales (lo que no impide la pervivencia de importantes valores naturales). Los primeros aprovechamientos soportados por la Bahía y su entorno inmediato debieron consistir en la explotación de recursos minerales, forestales y, sobre todo, bióticos a través de la caza, pesca, marisqueo u otros tipos de recolección destinados a la alimentación humana o animal o a proporcionar materias primas. Esta extracción debió producirse a pequeña escala pero sin duda fue muy selectiva, afectando a unos recursos más que a otros, y muy prolongada en el tiempo por lo que es


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L’illustration-journal-universel-Santander

verosímil que produjera alteraciones significativas en los ecosistemas y, con ellas, unas primeras alteraciones paisajísticas. Por otra parte, la Bahía de Santander constituye un excelente puerto natural, tal vez el mejor de toda la costa cantábrica, y en sus márgenes existían localizaciones muy favorables tanto para los asentamientos como para el desarrollo de las actividades portuarias y la construcción naval. En este sentido destacan sobremanera el emplazamiento ocupado por el primer núcleo de Santander, abierto al mar pero orientado al Sur y, por tanto, defendido de los vientos más fríos y de los grandes temporales cantábricos, los de Maliaño Alto o Pontejos, que dominaban todo el fondo de la Bahía, o algunos otros que han quedado más desfigurados con el paso del tiempo pero que nos hablan de un proceso continuo de apropiación humana del territorio. La aparición de testimonios arqueológicos que evidencian una ocupación romana o anterior en muchos de estos lugares demuestra que las ventajas asociadas a la localización no pasaron desapercibidas y que la transformación del entorno de la Bahía asociada a la urbanización e implantación de actividades agrarias se inició en época muy temprana. No obstante, durante todo este tiempo las actividades humanas se adaptaron a las características del litoral de la Bahía y no se realizaron intervenciones conscientes significativas tendentes a su modificación. La profundidad de la canal principal era suficiente para permitir el movimiento de los buques más importantes y la mayor parte de las embarcaciones, de dimensiones y calado reducidos, se conformaban con pequeñas dársenas o muelles

o, incluso, acostaban sin problema en las playas. De ahí que durante mucho tiempo los impactos ocasionados por el puerto y los astilleros fueran poco relevantes para el trazado de la costa y la Bahía mantuvo prácticamente intactos sus rasgos naturales. Sin embargo, “en el interior” la intensificación de las actividades agrarias y la explotación inmisericorde de los bosques fueron introduciendo una fuerte componente cultural a los paisajes. A partir de la segunda mitad del siglo XVIII la situación empezó a cambiar ya que desde este momento se registra un rápido desarrollo de actividades causantes de importante transformaciones ambientales, tales como la minería del hierro en el área de Peña Cabarga. Pero además, se produce un cambio de actitud frente a las limitaciones impuestas por el medio natural y empiezan a proponerse distintos tipos de actuaciones con el fin de modificar aquellos rasgos de la Bahía que, con mayor o menor fundamento, se consideraban perjudiciales para el desarrollo de Santander y de su puerto o, de forma más general, a los intereses generales del momento. Ello queda de manifiesto en los proyectos de Llovet, Escofet, Colosía u otros posteriores en las que se proponen, y a veces ejecutan, modificaciones de la línea de costa para facilitar el desarrollo urbano, renovar las dársenas del puerto o “mejorar el fondo” de la canal principal de acceso a la Bahía. En ese contexto llega incluso a sugerirse un desvío de la desembocadura del Miera para evitar el aterramiento y pérdida de calado del Puerto que se atribuían a los sedimentos aportados por el río. La consecuencia de esa nueva situación, propiciada por el fuerte crecimiento que experimentaron

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Santander, zona portuaria desde Valdecilla

Santander y su área de influencia y por las posibilidades que ofrecían los continuos avances técnicos, es que desde aquel momento, y hasta el último cuarto del siglo veinte, la Bahía sufrió continuos rellenos, vertidos, dragados, cambios de la cubierta vegetal, introducción de especies foráneas u otras actuaciones voluntarias o imprevistas que han supuesto una reducción sustancial de su superficie y volumen, una fuerte alteración de sus ecosistemas, impactos irreversibles en la dinámica estuarina y una radical transformación de sus paisajes. La promulgación casi simultánea de las leyes 22/1988, de 28 de julio, de Costas y 4/1989, de 27 de marzo, de Conservación de los Espacios Naturales y de la Flora y Fauna Silvestres, permitió paralizar los rellenos en la Bahía de Santander que, hasta ese momento y en el plazo de un par de siglos, había pasado de sus 4.434 ha iniciales a ocupar una superficie de tan solo 2.445. La alteración de la costa, con la creación de orillas artificiales, rectilíneas y bien delimitadas, y el cinturón de industrias, infraestructuras y “no lugares” que se ha ido generando en torno a la Bahía ha supuesto una banalización -cuando no una degradación- de amplios sectores de su paisaje. Al tiempo, su pérdida de superficie y volumen ha reducido la cantidad de agua que entra y sale al ritmo de las mareas rompiéndose el equilibrio del que dependía su propia existencia comprometiendo seriamente su sostenibilidad no sólo ambiental sino, también, paisajística.

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EL RETO DE CONSERVAR UN PAISAJE SOBRESALIENTE La Bahía de Santander es un área de carácter multifuncional, densamente poblada pero de gran valor ambiental y con un paisaje sobresaliente donde los rasgos naturales y los elementos resultantes de la actividad humana se imbrican tanto que acaban amalgamándose en un todo indisoluble. Centro de gravedad de intereses dispares y dotada de una gran carga emotiva e identitaria, plantea complejísimos problemas de gestión ya que se enfrenta hoy a retos sin precedentes que requieren actuaciones que van a repercutir tanto en el medio ambiente como en la sociedad y que inevitablemente van a condicionar la evolución futura del paisaje en su conjunto. No se discute que la Bahía y su entorno costero inmediato constituyen un escenario vital privilegiado, un bellísimo marco en el que se desenvuelve a diario cerca de la mitad de la población de Cantabria y con el que esa población se siente profundamente identificada (al menos en lo que respecta a los aspectos visuales, los más fáciles de aprehender). Desde este punto de vista, el paisaje de la Bahía observada desde los muelles de Santander, con su telón de fondo montañoso y sus cielos permanentemente cambiantes, es una de las señas de identidad de la región y un potente reclamo turístico que todo el mundo desea preservar. Por otra parte, la Bahía encierra un buen conjunto de ambientes naturales, muy mermados y mucho menos esplendorosos de lo que fueron en el


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Santander, raqueros-Bahía

pasado, pero que aún incluyen buenas áreas de marisma, extensos arenales, algunos islotes y acantilados rodeados por fondos de una gran riqueza biológica, o algunos tramos de costa, no siempre bien conocidos pese a su interés y belleza y que hoy son objeto de protección dentro de la Red Natura 2000 o a través de distintas figuras e instrumentos de gestión autonómicos o municipales. Dicho lo anterior, a nadie se le oculta que la Bahía es, ante todo, un espacio artificializado y que los paisajes que conocemos hoy muestran una construcción resultado de varios milenios de interacciones entre la sociedad y el medio natural. En la actualidad el territorio de la Bahía soporta todo tipo de usos derivados de la gran diversidad de funciones que le corresponde desempeñar. Un buen número de ellos puede considerarse como problemático, cuando no incompatible, en relación con los valores paisajísticos que deseamos preservar y genera situaciones conflictivas susceptibles de alimentar ese círculo vicioso presión/ deterioro/ problema/ presión... que, paso a paso, ha alimentado la banalización y degradación de algunos sectores. Las pinceladas anteriores, forzosamente esquemáticas, bastan para evocar la complejidad de la situación: el paisaje de la Bahía es como un organismo vivo y es inútil pretender “congelarlo” en un estado determinado porque evoluciona muy deprisa ante cualquier cambio. Pero este organismo es también frágil y muy complejo y su estado de salud depende de que numerosos procesos de tipo natural y, cada

vez más, humano, se combinen adecuadamente y mantengan un perfecto equilibrio de fuerzas entre ellos. Sin embargo, lograr la armonización de los procesos naturales y de los inducidos por la creciente presión humana resulta sumamente difícil ya que mientras que los primeros se prolongan durante periodos que van desde los millones de años en el caso de la geología al orden del milenio en el del clima o de la vegetación y sus efectos se van haciendo notar de manera muy progresiva, las intervenciones humanas distorsionan esos ciclos naturales alterando su ritmo o rompiéndolos de forma prácticamente instantánea. De ahí que el futuro de esa Bahía que deseamos conservar como una de las señas fundamentales de identidad de Cantabria, pasa imperativamente por el diseño y puesta en práctica de políticas que permitan conciliar la satisfacción de las demandas sociales, garantizar la conservación de los valores naturales del entorno de la Bahía y poner adecuadamente en valor su patrimonio. Para ello deberán manejarse escenarios socialmente aceptables que tengan en cuenta las tendencias previstas o deseables de los hechos humanos y las relacionadas con el medio natural. El reto es complicado pero lo que nos jugamos es demasiado importante y no tenemos derecho a ignorarlo. En la situación actual la evolución es muy rápida y dependiendo del sesgo de nuestras decisiones, el paisaje de la Bahía será o puede dejar de ser en muy poco tiempo. Juan Carlos García Codrón

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Navío español de 112 cañones del siglo XVIII. Museo Naval de Madrid.

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ACTIVIDAD NAVAL EN LA BAHÍA DE SANTANDER Juan Manuel Castanedo Galán Doctor en Ciencias del Mar

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uenas tardes a todos, gracias a los organizadores y fundamentalmente a Luis por invitarme a esta jornada.

Voy a hablar de un tema que desarrollé en un momento pasado en el que fui director del Centro de Estudios Astillero Guarnizo, desde donde promoví la recuperación de la actividad del astillero; estoy hablando de los años de 1993 a1999. En la actualidad, y por motivos profesionales, navego habitualmente por la bahía de Santander casi todos los fines de semana y esto me ayuda a tener una visión más marítima o con “salitre” de la bahía y sus épocas pasadas, objeto de mi presentación. Como muy bien dice Luis, soy marino, aunque en mi trayectoria universitaria y académica he tenido una vinculación estrecha durante 19 años con el área de ingeniería e infraestructura de los transportes, tengo acreditación ANECA de profesor titular de universidad en esa área y mucha gente me asocia con ella. Pues bien, me voy a centrar en la actividad constructora naval en la bahía de Santander desde la perspectiva de la producción naval y el destino de los buques construidos en un momento muy concreto, que surge por la necesidad de buques para la navegación oceánica hacia las Indias Occidentales y que rompe con la tradicional construcción de barcos costeros de comercio y guerra construidos intramuros de la villa de Santander o en sus arrabales. Esta nueva actividad de construcción naval encargada por la Corona donde ya había cultura y conocimiento para construir

barcos, necesitará de nuevos emplazamientos para construir estos barcos de alto bordo y una ampliación de la villa de Santander para acoger a los nuevos comerciantes que aportan aprestos a las naves y alojamiento a sus tripulaciones, nuevos núcleos de población que no se entienden sin la actividad del nuevo astillero de los barcos oceánicos a Indias. Realizando un breve repaso de los principales centros de producción naval cantábricos en el momento que se inicia la llamada Carrera de Indias en el siglo XVI y se necesitan estos barcos oceánicos, las villas cantábricas que contribuirán con barcos y gente de mar son: la Provincia de Guipúzcoa, Señorío de Vizcaya, las Cuatro Villas de la Costa del Mar (Cantabria) y el Reino de Galicia, donde están los principales astilleros suministradores de barcos para comerciar con el norte de Europa, defender la costa y realizar pesquerías con instalaciones modestas y temporales. Para construir galeones destinados a la Armada de los Galeones se busca un emplazamiento nuevo en la Bahía de Santander y se elige el paraje de Potrañés en el lugar de Guarnizo en la década de 1580, comenzando así una intensa actividad asociada a la construcción de barcos de alto bordo que influirá en el desarrollo comercial y marítimo de la villa de Santander y el asentamiento de la nueva población del Astillero de Guarnizo (actual municipio de El Astillero) íntimamente ligado con la villa de Santander. Además, la Corona a comienzos del siglo XVII pedirá contribución naval de las villas cantábricas para defender las costas y mantener el tráfico comercial con el Flandes español con hombres de mar y barcos y para esta

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La Bahía en la memoria nueva formación naval conocida como la Armada del Mar Océano, las Cuatro Villas de la Mar contribuirán con la Escuadra de Cantabria cuyo astillero principal estará ubicado en Colindres. Las penurias o crisis económicas de la Corona en el siglo XVII reducirán los encargos reales en Guarnizo para Indias, mientras que la contribución naval de Cantabria para la defensa de sus costas y el comercio con Flandes se intensificará con la producción de galeones en Colindres. Pues bien, durante los siglos XVI y XVII, reinado de los Austrias, la construcción naval para la Armada del Mar Océano se realiza en el astillero de Colindres y los galeones se pertrechan en Santoña. Por otro lado, la construcción de los galeones de la Carrera de Indias se centraliza en Guarnizo y después estos galeones se aprestan en Santander. Esto se debe a que la aportación naval a la Corona de las Cuatro Villas de la Costa de la Mar se hace desde el Corregimiento de Laredo y los galeones que van a América construidos en Guarnizo los paga la Corona con el dinero que se guarda en el castillo del Ano en la península de La Magdalena y se construyen con técnicos de confianza real que se alojan en la villa de Santander y se desplazan a Guarnizo para dirigir y hacer un seguimiento del avance de las obras de los galeones que van a ir a América o proteger las flotas que vienen de América. En el siglo XVIII la estructura del Estado cambia con la nueva dinastía borbónica y cambia el sistema de contribución naval con flotas y armadas de las villas costeras del período de los Austrias, porque se crea la Armada Real integrada por todos los buques de guerra construidos en las Reales Fábricas de Bajeles con personal dependiente de la Corona. Como Guarnizo ha sido el astillero donde se han construido los barcos por encargo real en los siglos anteriores, se decide crear un astillero real dependiente de la Corona bajo la responsabilidad de las autoridades de Marina convirtiéndolo en Real Fábrica de bajeles con dependencias propias y personal de Marina para la fabricación de navíos para la Armada Real, que una vez construidos se aprestarán en la villa de Santander antes de incorporarse a su destino. La ubicación de la Real Fábrica de Bajeles de Guarnizo a comienzos del siglo XVIII se repre-

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Fig. 1.- Mapa de la Villa de Santander y sus contornos que comprende parte de la Ría, Puerto y el Astillero de Guarnizo, donde se fabrican los navíos de S.M. Servicio Geográfico del Ejército.

Fig 2.- Plano de la Villa de Santander y sus contornos comprende Ría, Puerto y Astillero de Guarnizo donde se fabrican los navíos de S.M.

Fig. 3.- Croquis de la bahía de Santander y sus fortificaciones incluidas la trinchera del astillero de Guarnizo. Archivo General de Simancas


La Bahía en la memoria

Fig. 4.- Mapa del astillero de Guarnizo y sus contornos por Luis Langots 1726. Servicio Geográfico del Ejército.

senta en este mapa marítimo de la época (fig. 1) que aporta información al navegante del canal navegable de la bahía de Santander con una perspectiva marítima, es decir cómo lo ve cuando se aproxima a tierra desde el mar. Una versión de este mapa “a mano” se encuentra reproducida en “La memoria del territorio. Atlas Histórico de Santander y su Puerto”, publicado en 1998 por la Autoridad Portuaria de Santander. En este mapa se aporta información detallada de la ubicación y disposición del astillero y de cómo se navega de forma segura hasta sus instalaciones desde la bocana de la bahía, también se realizaron varios croquis esquemáticos de las fortificaciones que debieron servir de base para este completo mapa (fig. 2 y 3). Es importante destacar la visión marítima de esta cartografía y el detalle de las poblaciones marítimas que se asientan en la franja costera de la bahía de Santander, así muchos núcleos con una importancia poblacional en la época están poco representados y si se representan otros lugares como “Paraje donde vienen a aparejarse los navíos de S.M.” y las numerosas fortificaciones costeras para la defensa de la bahía que ponen de manifiesto la importancia estratégica de las construcciones navales que se realizan en el astillero de Guarnizo. La decisión de centralizar todas las construcciones cantábricas en el astillero de Guarnizo a comienzos del siglo XVIII posiblemente

se debió a numerosos factores como: que nunca fue asaltada en siglos anteriores aunque hubo intentos, las excelentes condiciones del astillero de Guarnizo para la construcción naval con el amplio y navegable canal de la bahía hasta sus instalaciones, la protección natural de la bahía con el puntal y península de la Magdalena que cierra la bocana y facilita su defensa con los fuertes de la entrada como el de San Martín y de la Zerda en la península de la Magdalena. A estas excelentes condiciones para convertir la bahía en el principal centro de producción naval de la Corona a comienzos del siglo XVIII se une la pujanza de la villa de Santander para abastecer de pertrechos y alojar la marinería de los buques antes de hacerse a la mar. En 1726 se comisiona a Luis de Langots (francés que vino a España por orden del rey de Francia para cartografiar lugares estratégicos como fortalezas, puertos, baluartes, …,) para cartografiar el astillero de Guarnizo y la bahía de Santander, elabora tres planos donde ubica las gradas del astillero (fig. 4), sus núcleos de población y la trinchera realizada para su defensa, de la que en el vuelo fotogramétrico americano todavía se conserva el perfil y puede verse sin mucha alteración, así como el primitivo perfil de costa y dónde se ubicaron las gradas del astillero de Guarnizo.

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La Bahía en la memoria Esta detallada información cartográfica sobre la disposición espacial del astillero de Guarnizo permitió la realización de dos maquetas, una a escala realizadas desde el Centro de Estudios Astillero Guarnizo bajo mi dirección. La primera se construyó con motivo de la Expo 92 de Sevilla (se conserva en el Museo del Real Astillero, El Astillero, Cantabria) y la segunda con motivo de la inauguración del Museo Naval en Ferrol centrado en la construcción naval, por encargo del Arsenal de Ferrol (fig. 5), donde se puede ver la complejidad de un navío en grada y la movilización de materiales y personas Fig. 5.- Detalle de la maqueta del astillero de Guarnizo con navío en para su construcción. construcción en grada. Museo del Arsenal de Ferrol,

Contextualizando la situación e importancia del astillero de Guarnizo, quiero destacar ahora que trabajaba mucha gente humilde procedentes de otras regiones, éstas permanecían en el astillero mientras había trabajo junto con los técnicos y personal de Marina encargados de mantener las dependencias del astillero y las obras de construcción naval, que a diferencia de lo que ocurre ahora en un astillero hay una plantilla importante de trabajadores fijos, desempeñando una profesión estable. En aquella época en el astillero de Guarnizo los trabajadores desempeñaban trabajos penosos y/o peligrosos, residiendo en dependencias separadas de la población estable de

Guarnizo. Casi todas las construcciones en esta época se realizaban por asiento, es decir Marina pone el astillero a disposición de la persona que tiene el contrato o asiento y éste construye los barcos con técnicos de Marina con el compromiso de entregarlos en unos plazos establecidos y las calidades acordadas. La villa de Santander se convierte en el centro comercial de decisión, donde residen los responsables comerciales que suministran materiales y pertrechos para las construcciones que se realizan en el astillero de Guarnizo y se alojan las tripulaciones que necesitan los barcos de S.M., porque estos se constru-

Fig. 6.- Plano de la villa de Santander a comienzos del siglo XVIII. Servicio Geográfico del Ejército

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Fig. 7.- Plano de la ciudad de Santander y su puerto con el proyecto del nuevo barrio para casas de comerciantes en 1766. Archivo General de Simancas.

Fig. 8.- Plano del nuevo barrio aprobado por S.M. para casas de comerciantes en el Puerto de Santander. Francisco Llobet 1766. Archivo General de Simancas.

yen en Guarnizo y se bajan hasta Santander con lo imprescindible para navegar donde se acaban de pertrechar, equipar y dotar con tripulación suficiente para salir a la mar.

se puede apreciar que las bocacalles del principio son más estrechas que las del final del Paseo Pereda. Pues bien, este barrio para comerciantes a extramuros de la villa y el avance de sus construcciones se encuentra documentado en el libro “El navío San Juan Nepomuceno y la ciudad de Santander a finales del siglo XVIII” publicado en 1996 por el Ayuntamiento de Santander, que incluye el avance de las obras de las cinco casas de piedra para el comercio (fig. 7 y 8). Años más tarde Sabatini establecerá una mayor separación de las calles entre los edificios que se construyeron hasta Puertochico.

Se constata la importancia del astillero de Guarnizo a comienzos del siglo XVIII porque existen unos planos muy detallados de cómo es su distribución espacial: el núcleo de población del Astillero y de Guarnizo y con una trinchera defensiva que los separa de la población de Camargo; es decir, en el Astillero de Guarnizo están los trabajadores, la guarnición para su defensa y el personal de Marina, creando un grupo de población estable y distinto del concejo donde se asienta como ocurre en Ferrol, Cádiz y Cartagena, donde el personal del astillero tiene una identidad distinta al de la región donde se asienta. Como consecuencia de esta actividad constructora naval del astillero de Guarnizo, la villa de Santander se verá influida por la actividad comercial de acopiar víveres, equipamiento naval, pertrechos, jarcia de todo tipo y alojamiento de las tripulaciones que se embarcan en los buques antes de partir a su destino. Para ubicar estas nuevas actividades comerciales marítimas en la villa se destina un terreno a extramuros en los antiguos arrabales de Santander hasta el río Molnedo y se planifica un barrio para comerciantes por Marina (fig. 6), que años más tarde será el ensanche de la ciudad con cinco casas de piedra al frente marítimo, que se conservan entre el que hoy es edificio de Hacienda y el Banco Santander, arranque del actual Paseo de Pereda, donde

La actividad constructora naval en el astillero de Guarnizo se detiene para la Corona a finales del siglo XVIII, pero continúa para suministrar los barcos que el comercio santanderino necesita y son numerosos los navieros y armadores privados que pagan el cánon por el uso de las instalaciones de Marina en el astillero de Guarnizo para construir sus barcos de comercio hasta que el 3 de Diciembre de 1834 se promulga Real Orden por la que el Estado cede sus dependencias al Consulado del Mar de Santander, reservándose Marina el derecho de construir o carenar algún barco y posteriormente por Real Orden de 25 de Mayo de 1835 se realiza el traspaso efectivo al Consulado de Mar de Santander. En la carta náutica de 1840 (fig. 9) se aprecia el crecimiento de la Ciudad de Santander, las cuatro gradas del astillero Guarnizo donde se construyen barcos privados para el comercio y el importante núcleo de población en torno al astillero de Guarnizo, desarrollado al calor de la actividad de construcción naval.

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Fig. 10.- Visita de Isabel II al astillero de Guarnizo en 1861. Propiedad Bernardo Riego.

En 1861 la reina Isabel II hace una visita a las instalaciones de las antiguas dependencias del astillero de Guarnizo (fig. 10), que aún conserva los viejos tinglados y sus gradas donde se siguen construyendo barcos para el comercio enfrente

En la transición del siglo XIX al XX en la ría de Astillero se intensificará la actividad de exportación marítima de mineral y se crearán en sus ribera nuevas infraestructuras como cargaderos de mineral, depósitos de combustible para suministrar a los buques de propulsión mecánica que llegan, capitanía marítima y talleres de reparación naval; además el trazado del ferrocarril discurrirá atravesando las antiguas dependencias del astillero de Guarnizo (fig. 11), respetando algunos enclaves como el “reducto del cañón” y creando una barrera de acceso al mar, esta barrera se intensificará con la construcción de la carretera nacional por el borde costero de la ría de Astillero trazada sobre un relleno realizado a la ría sobre las antiguas gradas del astillero de Guarnizo. La actividad minera será la principal actividad marítima de la ría del Astillero sustituyendo a

Fig. 9.- Plano geométrico del Puerto de Santander por Antonio Arévalo 1840 donde se aprecia el detalle de las gradas del astillero de Guarnizo

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Fig.11.- Plano de 1898 donde se detalla el trazado del ferrocarril en la zona del Astillero de Guarnizo a partir del “reducto del cañón”.


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la construcción de buques mercantes para el comercio; no obstante las necesidades de reparación que tiene toda la maquinaria utilizada en la explotación del mineral de Cabárceno y las minas de Camargo crea las condiciones para que Bernardo Lavín abra un modesto taller de forja en 1872, que ampliará su actividad a todo tipo de reparaciones incluida la naval. Tras su fallecimiento en 1902 la actividad de este taller continuará a través de su viuda y sus hijos con el nombre de Talleres del Astillero, Herederos de Bernardo Lavín, que en 1952 pasa a denominarse Talleres del Astillero (TASA) origen del actual ASTANDER centrado en la reparación naval, pero que en el periodo que perteneció al grupo Astilleros Españoles realizó construcción naval en el siglo XX.

Fig. 12.- Vista aérea de la ría de astillero a mediados del siglo XX 1.- Cargadero de mineral de “La Correa” para exportar mineral de Camargo. 2.- Astillero de reparación naval TASA- ASTANDER. 3.- Trazado de la carretera sobre las gradas del astillero de Guarnizo. 4.- Cargadero de mineral de los “Ingleses” para exportar mineral de Cabárceno. 5.- Atraque para descarga de productos petrolíferos (CAMPSA)

Juan Castanedo Galán

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La BahĂ­a en la memoria

Imagen de Google Earth de la bahĂ­a de Santander

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La Bahía en la memoria

PAISAJE BAJO LA PLEAMAR Dr. Gerardo García Castrillo Museo Marítimo del Cantábrico

Debemos felicitar a la Asociación para la conservación de la arquitectura tradicional, Tajamar y al Colegio de Arquitectos de Cantabria por organizar unas jornadas centradas en la interpretación del paisaje y agradecer su invitación para participar en las mismas, así como a Caja Cantabria por permitir expresar distintos puntos de vista sobre el concepto del paisaje, su análisis y su conservación. Cuando Luis Azurmendi me propuso concretamente este tema, sobre mi percepción del paisaje de la bahía de Santander no cabía ninguna duda de que el relato iba a ir enfocado al entorno natural acuático que todos los días observamos, más que nada por motivos profesionales, tanto científicos como de difusión, proponiéndole el título del “Paisaje bajo la pleamar”, pienso que sugerente, algo inquietante e incluso poético. Muchos son los turistas, procedentes del interior y otras costas, que aún se asombran ante la visión de la Bahía repleta, con una lámina de agua amplia ocupando su superficie, donde buques y pequeñas embarcaciones navegan en un aparente desorden. Cuando al cabo de las horas esta lámina líquida se ha reducido, dejando ver otro paisaje muy diferente: menos superficie de agua, muelles y rocas, poblados de organismos y llanos, o páramos o altos como los conocen los mariscadores locales y asiduos de la Bahía, con personas caminando sobre ellos y las embarcaciones tienen menos espacio para maniobrar. Un paisaje cambiante al cabo de las horas, también diferente del de hace unos años y muy distinto del de unos siglos, cuando su aspecto era más parecido al previo del asentamiento de las comunidades humanas en su orilla. Paisaje histórico que es otra historia.

Lo que vemos desde cualquier punto de la costa de la Bahía es su lámina de agua extensa, una de las mayores de la cornisa Cantábrica, un paisaje que no solo cambia dos veces al día por el efecto de las mareas, sino también por los vientos que la azotan. Aún estando protegida de los temporales costeros, son los vientos de componente sur y suroeste los que alteran su superficie, produciendo fuerte oleaje cuya violencia ha llevado a producir incluso naufragios. Bajo la superficie, tanto en pleamar como en bajamar, la masa de agua que cubre todo el cuenco o vaso de la Bahía, fluye por y al ritmo de las mareas, con corrientes más o menos intensas distribuidas según la orografía y una dinámica compleja, transportando miríadas de especies plantónicas que pasan desapercibidas, acompañadas de cefalópodos y peces, desde la bocana de la Bahía hasta las rías, como la de Solía y del Cubas que conforman el entorno. Nubes de organismos, que durante las épocas de reproducción se cargan de gametos y larvas de otras especies habitantes locales, como almejas y otros bivalvos, favoreciendo la dispersión y colonización de estas poblaciones incluso en las aguas costeras cercanas. Una masa o volumen de agua en movimiento tridimesional diferente de la superficie al fondo y cargada de vida, tanto de organismos adultos como formas larvarias. Desde una visión cenital en pleamar y dependiendo de la transparencia del agua, se observan distintos tonos más o menos oscuros asociados con la profundidad de la masa de agua. Las primeras en zonas someras marcan los espacios que se descubrirán durante la bajamar, un poco más oscuras las venas o canales por donde fluye

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La Bahía en la memoria el agua en su eterno movimiento vertical y horizontal, dibujando todo un sistema serpenteante de vías de drenaje y llenado del cuenco como un sistema circulatorio. Las más oscuras, correspondiendo a las zonas de mayor profundidad, cercanas a la línea de muelles y en el canal de navegación definido por las boyas o balizas de señalización, como otros elementos de este paisaje. Esta imagen de la masa de agua, más o menos translúcida, dibujando el paisaje bajo la pleamar, se ve afectada por una de las condiciones naturales de la Bahía como es su carácter estuarino. Donde el aporte de agua dulce, con bajo contenido salino, procedente de los ríos, fundamentalmente por la cuenca del Miera través del Cubas, dado que las otras rías están prácticamente anuladas en cuanto a caudales terrestres, se encuentra con el agua marina que accede por la bocana. Unos aportes continentales cargados de sedimentos, especialmente en momentos de fuertes lluvias, dando a la Bahía un aspecto “achocolatado”, pero también el efecto cromático de estas dos masas de agua visibles enfrentadas en la propia dinámica de la Bahía. En estos bordes de contacto se produce un conjunto de procesos que facilitan o favorecen la vida en los estuarios. Enfrentamiento o choque energético de dos masas con diferente contenido salino y por ende densidad, produciendo una serie de efectos físico químicos que propician la sedimentación. Una lluvia fina de partículas orgánicas, nutrientes para los organismos del fondo, que al mismo tiempo se va moviendo por todo el entorno dispersando su beneficio. Paisaje físico y cromático diferente con las mareas, las condiciones meteorológicas y oceanográficas. Mareas con cadencia, también cambiante dos veces al día y ciclos de mayor y menor amplitud marcado desde fuera del propio entorno, pero con marcada impronta en su génesis, sinecología y plasticidad. Mareas que además proporcionan un patrimonio marítimo cuasi desconocido, inserto en el paisaje, concretado en los mareógrafos y molinos de marea. Los primeros, instrumentos para medir la altura de la lámina de agua, registrándose el proceso en todos sus ciclos diarios y mensuales. Aparatos con rastro en dos puntos de la Bahía, el primero en la península de la Magdalena, concretamente en el embarcadero del Rey, hoy en desuso, deshabilitado y olvidado, por falta de atención, conservación y la acumulación de arena en su pozo de registro. El segundo en la

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Masas de agua enfrentadas

zona de la parrilla del puerto, también desafectado. Casi en su misma ubicación pasando, desapercibido para el público funciona el último, atendido por el Instituto Español de Oceanografía, aporta información precisa y continua sobre los movimientos de las mareas y otras ondulaciones de la lámina de agua. Un paisaje cambiante tanto bajo la pleamar como desde la superficie de la mañana a la tarde. Donde hace unas horas el agua ocultaba la superficie de un muro, una roca o un páramo, ahora está al aire. Donde la corriente del agua era lenta, en unos minutos se torna fuerte e intensa. Donde antes la luz se filtraba por la columna de agua hasta el fondo, ahora el sol deshidrata la superficie por su ausencia o casi no llega porque ha aumentado la profundidad. Arenales, páramos, altos o sables, con una riqueza toponímica vernácular que se va perdiendo, cambian con los ciclos anuales de la naturaleza, no tan visible como en los bosques caducifolios del interior, aquí matizado por las diatomeas, algas microscópicas, que tapizan los granos del sedimento y tiñen de tonos verdosos y amarillentos estos espacios. O como los cambios en las praderas de porreto, otro nombre olvidado en aras de las denominaciones foráneas, planta que no alga cercana botánicamente a las “hierbas”, que aumenta su densidad de población en las épocas de mayor intensidad solar y luego desprende sus hojas acintadas. Praderas que definen paisajes característicos y distintos, en ambas situaciones de la marea, visibles en la zona de la Barquería, entre Pedreña y el Puntal, ambientes de cobijo y cría de organismos y filtros naturales. Arribazón natural del porreto, que ocasiona la protesta de bañistas en playas cercanas, sin saber que se trata de un proceso natural del medio y por tanto del propio


La Bahía en la memoria

Arenales y páramos

Formaciones rocosas

paisaje, en el cual el hombre debe integrase y no al revés. Altos, páramos y canales, aparentemente yermos. Un ambiente sedimentario con fondos blandos y plásticos, incluso arcillosos de color negruzco y olor a huevos podridos que alberga sobre su superficie una vida microscópica y en su interior un conjunto de poblaciones, mayoritariamente de moluscos bivalvos diversos, anélidos y otros invertebrados menos conocidos. El reino de las almejas, amayuelas y sus parientes, un importante recurso vivo natural, tanto económico como social y cultural, para las poblaciones ribereñas. Pero también formaciones rocosas que van velando con la marea. Rocas de mayor o menor entidad, incluso islas, que aportan a su vez una rica toponimia. Formaciones pétreas que la naturaleza y la historia de la presencia humana ha ido alterando o mitificando, como la Horadada. En otros puntos los roqueros que aparecen, como en la playa de Biquinis y ya mucho menos en la de la Magdalena o Peligros, han ido desapareciendo, en este caso por la acumulación de arena con fines lúdicos pero que la naturaleza vuelve casi a su ser, confieren nuevos aspectos del paisaje. Formaciones artificiales entre momentos de la marea que han ido ganando espacio vital a la Bahía, estructuras diferentes a lo largo de la historia. Muelles de pontones de madera, machinas y bloques de hormigón. Superficies duras como las naturales, donde las comunidades biológicas se asientan sobre su superficie en una estrategia de supervivencia o de reclamación, dependiendo de los tiempos de permanencia fuera del agua y las intensidades de la corriente. Muros verticales, a los que se suma otros más complejos, en cuanto a recovecos, como las escolleras. Otros elemen-

tos de este paisaje, con una contextualización muy importante, tanto biológica, como histórica y económica. Biológica por la superficie artificial y no autóctona que se ofrece a las comunidades de algas e invertebrados, facilitando su desarrollo, pero a costa de la pérdida de las afectadas y por los nuevos parámetros ambientales que modifican por tanto del paisaje. Escolleras y cercados que tuvieron su historia para los molinos de marea y luego dejaron secuelas en el sistema natural, incluso aprovechándose para futuros rellenos. Paisajes de pleamar a bajamar, pero que bajo esta última cota se continúan conformando sobre el cuenco sumergido permanentemente, cubierto por la masa de agua que mantiene los mismos condicionantes dinámicos que el prisma entre los límites de ambas mareas. Las zonas de páramos con distinto tipo de sedimentos según la zona de la Bahía, se continúa hacia las profundidades. Sedimentos de granos más gruesos y arenas marinas como en el Puntal y la Magdalena, hasta muy finos, casi un lecho fluido que se resuspenden fácilmente, en los canales de las rías. Aguas también más oscuras cargas de partículas, donde la luz pasa a duras penas en algunas zonas y la fauna nocturna campa a sus anchas las veinticuatro horas del día. Por el contrario las formaciones rocosas, como la isla de Latorre, cuyas laderas se continúan hasta el lecho entre rocas y arenas, conforman un paisaje submarino rico y complejo de crestas, valles, pequeños montes y cordilleras siguiendo la estructura geológica y fruto de la dinámica de las aguas. Rocas cubiertas de algas, densas poblaciones de invertebrados, entre los cuales, los peces, crustáceos y cefalópodos constituyen unas comunidades propias en constante conflicto con las actividades humanas. Otras

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Arenales en la bajamar

Paisaje del fondo

formaciones rocosas submarinas han tenido otra historia, consideradas en muchos casos un peligro para la navegación, han ido siendo dinamitadas y convertidas en escombros y las cercanas a la orilla, como las Dos hermanas sepultadas por los rellenos en busca de mayor calado en los muelles. Fondos de la Bahía donde se encuentran una amplia tipología de residuos antrópicos, fuera de las propias estructuras portuarias o de otro tipo. Basurero histórico de desechos, en algún caso accidental, pero muchos intencionados, pues es muy raro que un inodoro se caiga accidentalmente por la borda de un barco o un carrito de supermercado ruede solo hasta los fondos de la Bahía. Sin dejar de mencionar los muelles, restos del propio colchón que algún día estuvo entero, matrículas de coches, bicicletas, latas y un sinfín de utensilios nada naturales para el entorno submarino. Que por otra parte y con el tiempo constituyen un patrimonio arqueológico subacuático, aunque los actuales forman un triste relato de la consideración y uso del medio natural. El paisaje del fondo, especialmente de la

canal de navegación, cuenta poco de su pasado, pues su historia está ligada a la necesidad del dragado constante para mantener la profundidad adecuada que facilite el tránsito de buques. Historia extractiva que se aprecia perfectamente en los perfiles que dibujan las sondas. Un sistema y un paisaje donde el hombre también es un elemento más, formador que ha dejado un rastro, no solo de alteraciones naturales, sino histórico, etnográfico, social y económico. Un patrimonio material e inmaterial olvidado intrínseco con la personalidad y la memoria de este paisaje. Topónimos, nombres vernáculos de especies, actividades artesanales, industriales y lúdicas. Patrimonio a reintegrar en el paisaje, al menos de su memoria, e ir a coger “chamarucas” o “amajuelas”. Muergos, burriones, corrunchos, gurriaños o barbines entre otros muchos nombres han sido fagocitados por términos foráneos de una globalización incidente en la sociedad y su paisaje. Paisaje actual de la orilla y bajo la pleamar, resultado del conjunto de usos que suelen entrar

Paisaje del fondo rocoso

Paisaje del fondo arena

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En amarillo zona intermareal desecada

en conflicto de la sociedad humana en un modelo manido de gestión sostenible. Usos que han ido cambiando a lo largo de la historia y dejando su impronta en este entorno natural, según necesidades estratégicas, económicas y sociales en el marco del desarrollo tecnológico e industrial de sus pobladores, no solo localmente, como pudo ser en origen y se mantiene hasta nuestros días, sino también a mayor escala, reflejo también de los aconteceres y la historia. De un paisaje natural incólume, sin presencia humana, hasta hoy, donde se ha perdido cerca de la mitad del volumen original de agua de la Bahía y la mayoría de la orilla se ha modificando, desapareciendo gran parte de los ambientes que la marea cubre y descubre, alterando su dinámica original. Un paisaje actual también en cambio por el hombre y sus necesidades, una presión a minimizar, reflexionando sobre lo que ha perdido la Bahía y ha ganado el hombre. Quedan más relato por desarrollar y otros aspectos del paisaje bajo la pleamar. Muchas gracias. Gerardo García Castrillo

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La Bahía en la memoria

Las montañas de la bahía de Santander. Fragmento del grabado publicado por Braum siglo XVI

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LOS PAISAJES EN LA MEMORIA La montaña Identidad y patrimonio cultural: Los pasiegos Mary Roscales Antropóloga

L

a través de procesos sociales específicos (Berger y a vida humana transcurre en el marco de Luckmann, 1986). Por eso la cultura es un recurso unos territorios determinados, cuyo amdel que se valen los individuos para crear, mediante biente nos circunda. Este entorno natural sus prácticas sociales, una determinada organizase describe como un conjunto de fenómenos variación formal, simbólica y convencional de la diversidos y por ello pretendo analizar el influjo que ejerce dad de las ideas, valores, papeles, comportamientos sobre el estilo de los habitantes (Watsuji, 2006:23). e interacciones de los individuos (Moreno, 2002). Eso sí, partiendo de que un territorio humano es Voy a abordar el término “clima y paisamás que geografía física, lo que nos lleva a definir je” como ambientalidad constitutiva de la vida al territorio como compuesto de “representaciohumana. Con él designaré el espacio existencial, nes imaginadas y de objetivaciones burocráticas” dónde transcurren las actividades y relaciones in(Díaz de Rada, 2019:104). Con estas herramientas terpersonales. Como “un proceso” derivado de las trataré de abordar el estudio de algunas realidades relaciones sociales, que a la vez, las configura y que ecológicos-culturales de los pasiegos. Los pasiegos se refleja en la literatura, el arte, las costumbres, constituyen una comunidad espacial y socialmente diversificada. Su geografía se asienta “...la cultura es un recurso del que se valen los inen un territorio limítrofe que comprende una parte de la Cantabria dividuos para crear, mediante sus prácticas sociales, suroriental y una parte del Noroeste una determinada organización formal...” de la provincia de Burgos. El hábitat ultradisperso y de alta montaña de en definitiva, en todas las expresiones de la vida los denominados Montes del Pas, posee un clima humana, no como meras circunstancias naturales atlántico que favorece la riqueza de sus pastos y las considerables objetivamente sino en la orientaactividades ganaderas. ción definitiva para analizar la estructura de la vida Antes de entrar en lo medular de mi análisis, humana, porque el paisaje es una interrelación esla comunidad pasiega, quisiera hacer, brevemente, pacial de elementos físicos y de la acción humana. una reflexión acerca de los conceptos identidad y “Clima y paisaje son el momento de la subjetividad paisaje porque son de suma importancia para anahumana” (Watsuji, 2006: 17-42). Por ejemplo el lizar como se configuran las redes de interacción de vestido con que nos cubrimos tuvo su origen en la las personas, los grupos y, por supuesto, la propia defensa contra el frío. construcción social de la realidad y del individuo. La identidad de estos lugares está en relación Parto de un enfoque constructivista que niega la con el sentido compartido que las personas les asoexistencia de una realidad objetiva, exterior e indecian, que no es una cualidad del entorno en sí, sino pendiente de nuestra volición y que sostiene por el que se encuentra asociado a significados culturacontrario, que la realidad se construye socialmenles que identifican a las personas que comparten te, esto es en estrecha relación con un contexto y

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La Bahía en la memoria “Existe un mito generalizado que hace a los pasiegos descendientes de esclavos, moros o judíos, ...un etiquetaje social que les sitúa entre los denominados “pueblos marginados” o “razas malditas” del Norte peninsular” sus vivencias en un mismo lugar, así la identidad humana, que está tejida de muchos hilos, presupone la identidad del lugar, lo que implica que la identificación está ligada a un sentimiento de pertenencia, a un habitar en un lugar físico, concreto y experimentable de interrelaciones en las que existimos. El marco en el que se asientan los pasiegos es fronterizo, entre Cantabria y Burgos. La zona septentrional incluye los valles altos de los ríos Pas y Miera, en los que se ubican las Villas Pasiegas cántabras: San Roque de Riomiera, La Vega de Pas y San Pedro del Romeral. Mientras que en la parte Sureste, al lado burgalés de la cordillera, se hallan las Machorras, formadas por los “cuatro ríos pasiegos”, pertenecientes al municipio de Espinosa de los Monteros. Con el fin de demostrar cuáles han sido los factores decisivos, capaces de condicionar la organización del espacio, del sistema productivo, de su arquitectura y del universo mental de los habitantes que conforman esta comunidad, el objeto principal del análisis será la demostración de cómo el medio geográfico y el paisaje, han sido estos factores decisivos.En el caso de los pasiegos ha sido su particular modalidad de adaptación al entorno y en su desarrollo y consolidación, donde se deben buscar las causas de la conformación de los pasiegos como grupo étnico, de su identidad social y de la marginación social a la que, históricamente, se han visto sometidos. Al hablar de “grupo en la expresión grupo étnico, me refiero a un tipo específico de constituyente social: un conjunto empírico de personas vinculadas que se encuentran –así vinculadas- en cualquier clase de entorno de actividad común” (Díaz de Rada, 2019:94). Para el conocimiento de la realidad ecológico-cultural de los pasiegos, he prestado atención a la dialéctica establecida entre el medio ambiente y la comunidad, así como a los principales componentes del sistema ecológico, es decir, la población, la cultura tecnológica, las costumbres, creencias y los recursos naturales del hábitat. Siempre teniendo en cuenta que, la interacción de estos factores, es la causante del mantenimiento del, por otro lado, inestable, equilibrio biótico y social existentes. Por ello se va a reconocer la comunidad como parte de un todo interconectado en el que el cambio se de-

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termina por factores económicos y tecnológicos de la estructura social global (Sevilla Guzman, 1989: 367). Existe un mito generalizado que hace a los pasiegos descendientes de esclavos, moros o judíos, lo cual les ha conferido un etiquetaje social, que les sitúa entre los denominados “pueblos marginados” o “razas malditas” del Norte peninsular (Tax Freeman, 1976:223). Esta construcción social adquirió arraigo durante el siglo XIX, debido a una corriente historicista y folklorista tardorromántica, en la que lo ideológico primaba sobre la científico, incapaz de explicar adecuadamente lo que ha sido la realidad histórico-antropológica de la formación étnica de la pasieguería, cuya identidad ha de entenderse teniendo en cuenta el triple proceso de adaptación tecnoecológica, social e ideológica (Radcliffe-Brown, 1974: 17-18). A lo largo del siglo XVI se iba a producir una gran transformación (revolución agraria) en la vertebración del espacio ganadero, y en la estructura socioeconómica, decisiva para la cristalización del sistema pasiego, a partir de entonces, radicalmente diferenciado de las restantes modalidades campesinas pertenecientes al tradicional mundo pastoril septrentrional (Roscales, 1996: 59). Los vaqueros a cuyo cuidado estuvieron los rebaños señoriales, y los campesinos que pastoreaban su propio ganado en los comunales, iniciaron el desarrollo de un original paisaje agrario que tuvo su fundamento en el cercado (Ortega, 1975:875). El mecanismo primordial y determinante del cambio fue la práctica de la cerrada, o cerramientos de praderías para su utilización intensiva por los ganados (Ortega, 1974: 182). Este sistema de explotación, y aprovechamiento del nicho ecológico, supuso una nueva forma de organización (transformación de un espacio pastoril, que, ya en el primer tercio del siglo XVII, había consolidado sus aspectos estructurales básicos), que desafiaba las construcciones económicas-sociales de los modelos agrarios extensivos dominantes, lo cual originó el surgimiento de unos mecanismos de segregación y diferenciación social de esta comunidad respecto a otras de su entorno geográfico (Ortega, 1975:879-880), con la consiguiente estigmatización, a través de un etiquetaje social negativo (Montesino; Roscales, 2001:14).


La Bahía en la memoria “... Una “revolución agraria”, económica, social e ideológica, en la España de los siglos XVI-XVII, que les permitió emanciparse, económica y socialmente del poder señorial”. Ortega Valcárcel, califica a estos cambios, y una colectividad los que deciden objetivar su subestoy totalmente de acuerdo con él, como verdajetiva voluntad de distinción, utilizando categorías, deramente revolucionarios. Una “revolución agraarbitrariamente creadas, de inclusión y exclusión, ria”, económica, social e ideológica, en la España capaces de establecer un sistema de fronteras étnide los siglos XVI-XVII, que les permitió emancicas (Barth, 1976:15). parse, económica y socialmente del poder señorial La característica topográfica más sobresalien(Ortega, 1975: 877). Esta ruptura con los moldes te de los Montes de Pas es la marcada variación agrarios medievales, en una coyuntura de fuerte de sus altitudes y la existencia de un terrazgo percompetitividad respecto a los restantes grupos manente de uso ganadero, explotado en régimen campesinos que se disputaban el usufructo de exde propiedad privada individual, donde persiste la tensas zonas ricas de pastos, supuso importantes trashumancia, distribuida por las vertientes de los cambios en el uso y en la propiedad del espacio. montes, sobre una base de prados cercados de paEn este sentido, se podría afirmar que han sido redes de piedra y cabañas con sus establos y henila concreta modalidad histórica de adaptación tecles. La célula básica del terrazgo es el prado cercado noecológica y el cambio económico, social e ideo(cerrada), que va asociada siempre a la cabaña o lógico, protagonizado por los pasiegos, y no sus suterritorio básico del hábitat familiar. El prado es el puestos orígenes semíticos, el conjunto de factores espacio productor de la hierba, base de la alimencausantes de su constitución como grupo étnico tación del ganado vacuno. En él se halla la cabaña dotado de una cultura y una identidad distintiva. donde se estabulan los rebaños y se almacena el Una categoría de identidad como poderoso aglutiheno (Roscales, 1996:59). nante social, que tiene un gran poder para unir a La presencia de un hábitat disperso y una todos los miembros del grupo, aunque sea en torno transhumancia, ininterrumpida y cíclica, distribuia una comunidad ima“...adaptación tecnoecológica y el cambio económico, social ginada, como señala Anderson al analizar e ideológico...y no sus supuestos orígenes semíticos, el conjunel nacionalismo (An- to de factores causantes de su constitución como grupo étnico derson, 1993). Porque dotado de una cultura y una identidad distintiva”. cada una de las “culturas identitarias poseen una forma característica, un cierto ´estilo´ en la da por las vertientes de los montes, que recorre nuforma en que es imaginada. Aunque considerarlas merosas cabañas con sus establos y heniles, en los construcciones sociales e imaginadas no excluye el que cohabitan grupos domésticos y animales, hasta potencial práctico como mecanismos de inclusión, que, una vez agotados los recursos pastoriles de la que, a menudo, han desarrollado redes sociales que correspondiente “cerrada” se produce la “muda” o canalizan relaciones tan vitales para cualquier cotraslado íntegro (ganado, enseres y útiles de trabamunidad como son la solidaridad y la reciprocijo) a otra cabaña de la base de operaciones de la fadad” (Moreno Feliu, 2014: 241). milia, constituye un ciclo constante, e ininterrumLa identidad comunitaria no posee una naturapido acomodaticio y estacional. leza esencialista y ontológica (Montesino, 1995:20). La diversas condiciones de vida dentro de la Lo que define a una etnia o pueblo, no es la correcomunidad pasiega dan lugar a dos “maneras de ser lación “objetiva” de una serie de rasgos socio-culpasiego” (Tax Freeman, 1976: 235): los pasiegos de turales propios y diferenciales, sino la oposición arriba (de los barrios) y los pasiegos de abajo (de “subjetiva” a otro, u otros pueblos y colectividades. la plaza). En la villa, o plaza, se pueden apreciar un Su autoconciencia es siempre heterogenética, no proceso creciente de sedentarización y estratificanace de dentro, sino que es inducida desde fuera y ción social, donde se forman núcleos concentrados necesita de la “otredad” para conservarse (Aranzade población, dedicada, sobremanera, al comercio, di, 1994: 191-192). Por lo tanto, son los actores de los servicios y el turismo. En oposición a la plaza

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La Bahía en la memoria “Cambios sociales,... a tenor de la progresiva inserción del mundo rural en las formas de vida de la globalización, proceso este que es consustancial a toda sociedad” aparecen barrios, que están formados por un conjunto de cabañas, con sus correspondientes fincas de verde o prados. Los habitantes de los barrios se distinguen por la dedicación a la cultura del trabajo ganadera (Rivas, 1991: 190-193). La familia es una institución social básica entre los pasiegos. El tipo predominante es el nuclear, observándose un bajo índice de familias extensas (Rivas, 1991: 46). El sistema de herencia es bilateral. El territorio del domus, es un ámbito articulado en un sistema de valores, roles, símbolos y obligaciones político-morales que clasifican y condicionan a los individuos, lo que hace que se conviertan en los portadores, por adscripción de una identidad social, de la que se espera sea la consecuencia de sus conductas en las relaciones familiares y comunitarias (Lisón Tolosana, 1976: 185-186). Por lo que se refiere a la estructura social, esta comunidad se ha ido vertebrando en torno a un conjunto de instituciones, grupos e individuos, internamente diferenciados con arreglo a las pautas establecidas que han permitido a ciertos autores hablar de una “lógica social del sistema doméstico-comunitario” (Montesino, 1995: 419), y por sus correspondientes sistemas de diferenciación social, articulados en torno a la asignación de roles individuales y sociales, fundamentados en el sexo, la edad, el estado social, la profesión y la posición económica. En lo que se refiere a las relaciones sociales de producción dentro de la cabaña, como substrato que es del sistema económico, es preciso señalar que éstas vienen establecidas por la propia estructura androcéntrica y jerárquica de la familia, donde es el padre-varón, jefe del grupo doméstico, quien organiza y dirige la explotación, al tiempo que orienta interrelaciones con el resto de la comunidad. La mujer-madre que participa activamente en muchas tareas de la explotación agraria, cuyo desarrollo exige un considerable esfuerzo, es también la responsable de atender a los miembros del grupo doméstico. La mujer pasiega, perfectamente integrada en el equipo productivo familiar, tiene un papel destacado en la supervivencia de éste, si bien su complementariedad técnica oculta subordinación y una desigualdad, socialmente atribui-

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da, de estatus entre géneros, que se traduce en un poder del hombre sobre la mujer, ya que la mujer suele desarrollar un trabajo más intensivo mientras que los hombres tienen el reconocimiento oficial del esfuerzo de toda la familia. Este poder utilizado por el varón para reproducir y mantener su condición de superioridad y autoridad, considero que es una “violencia moral”, constante que se vehiculiza a través del status subalterno que ésta ocupa en ambos polos espaciales de la actividad: el privado y el público, como corresponde a una relación asimétrica, injusta y desigual; este punto de vista pudiera ser de gran utilidad a la hora de explicar la tradicional existencia de madres solteras en la comunidad pasiega (Montesino; Roscales, 2001:81). “La pasieguería, en la últimas décadas, ha experimentado importantes cambios socio-económicos que han supuesto la progresiva desarticulación de sus formas tradicionales de vida, la desarticulación del espacio campesino de herencia precapitalista y la temprana articulación del espacio de ocio y su progresivo desarrollo dominante” (Ortega, 1983:368-371). Cambios sociales que se ponen de manifiesto en la adopción de nuevos valores y formas de comportamiento, a tenor de la progresiva inserción del mundo rural en las formas de vida de la globalización, proceso este que es consustancial a toda sociedad, aunque hay que decir que estas comunidades siempre han realizado continuos desplazamientos en busca de pastos, mercado y trabajo (emigración temporal, trajinería, ferias de ganados etc.). Para finalizar, añadir que dado que ninguna cultura se puede preservar, más allá del ciclo sociohistórico de su vigencia, lo que sí se puede es conservar y transmitir su conocimiento, en el caso analizado, lo que ha permitido al hombre, en situaciones ecológicas muy diversas y en situaciones socio-históricas muy cambiantes adaptarse a la vida en el planeta y a la convivencia con sus semejantes. Este es el verdadero patrimonio cultural que la humanidad puede transmitir. (Prats, 2000: 131). La cultura no se puede conservar, pero se puede recuperar su conocimiento. Es así que el patrimonio cultural no es una colección de objetos o bienes museables, ya que estos no son otra


La Bahía en la memoria “También el paisaje es un patrimonio común por su naturaleza de bien cultural, por ello se deben limitar las edificaciones y construcciones que tengan un impacto sobre el medio,” cosa que manifestaciones de la cultura. También Por ello respetar de la cultura el residuo misel paisaje es un patrimonio común por su naturaterioso que resiste todo tipo de análisis no signifileza de bien cultural, por ello se deben limitar las ca caer en el embeleso estúpido de lo exótico y lo edificaciones y construcciones que tengan un imincomprensible, como ver La Montaña percibida pacto sobre el medio, es decir evitar que pagando como la vida agreste y natural, representativa de la se consiga “mercantilizar el medio ambiente, utilitradición y los verdaderos valores, frente a la urbe, zando el paisaje como mercancía en lugar de patricomo un territorio abierto (Montesino, 1995). monio de todos” (Picornell; Ramis; Arrom; CànoNada de lo que se verifica se pierde para la historia. ves: 2015:1186). Como dice, acertadamente, Robert Recordaba el filósofo Walter Benjamín, más solo Bevan: “Los edificios no son políticos, sino que son la humanidad redenta toca plenamente su pasado, politizados mediante el porqué y el cómo son consllega a poseerlo. Redenta quiere decir, liberada. truidos, comprendidos y destruidos” (Bevan, 2019: Cuanta más libertad goza una sociedad, mayor es 17). Cada vez más la percepción de los “patrimonium significa también, cultivar la bienes culturales es que sean actividades, memoria, sean bienes, que produzcan beneficios. Por tanto, hoy, lo que hemos perdido es la idea de que patrimonium que no significa solo ganar dinero, sino que patrimonium el grado en el que consigue apropiarse del pasado, también significa, a través de los monumentos, culhay que dejarlo pasar, hacerlo nuestro con fidelitivar la memoria, comprender que estos monumendad, con las menores distorsiones, en el presente. tos nos hablan de la belleza nos hablan de la gratuiCuando perdemos la relación con la memoria nodad (Ordine, 2013). “La política cultural respecto sotros perdemos la relación con nuestra identidad. del patrimonio no tiene por tarea rescatar sólo los Porque si tú no sabes qué hay antes, no puedes objetos ´auténticos´ de una sociedad, sino los que comprender tu presente. Y no puedes prever tu son culturalmente representativos. Nos importan futuro. Por eso la historia es fundamental, porque más los procesos que los objetos, y nos importan no es siempre un instrumento que –críticamente- nos por su capacidad de permanecer ´puros´, iguales a hace comprender cosas. La memoria es la madre sí mismos, sino porque representan ciertos modos de todos los saberes. Perder esa memoria significa de concebir y vivir el mundo y la vida propios de permitir –todavía más- que pueden suceder ciertas ciertos grupos sociales” (García Canclini, 1993: 33). cosas. He aquí porqué la vida civil, la democracia, Por eso insisto se trata de recuperar los escey al mismo tiempo la libertad tienen necesidad de narios anteriores como valor patrimonial a conserrelación con el pasado. var, como he dicho como materia de conocimiento. Confiemos en que se realice una distancia cautelar y crítica respecto a los nuevos procesos socio-idenMary Roscales. Santander Junio 2019 titarios de narcisismo étnico-colectivo. Ya que todos tenemos una identidad compuesta, con múltiples pertenencias (Maalouf, 1999). Esto último es lo que puede contribuir a tener una visión menos paradísiaca de un mundo campesino, con una profunda desarticulación de sus modos de vida, que hoy necesita (como siempre), que de una vez por todas, se aborden con seriedad sus graves problemas de desarrollo y bienestar económico, político, social y cultural.

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La Bahía en la memoria

Fotografia de los Valles Pasiegos. Fotografía de J. L. García Grinda

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“ ...era uno de los pueblos malditos, como los Agotes en el País Vasco o los Vaqueiros de Alzada en Asturias”

Proyección del documental Montes del Pas comentada por su autor

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VALLES PASIEGOS Gutiérrez Aragón Director de cine

*Transcripción directa de la grabación corregida y supervisada.

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uenas tardes. Durante este documental que acabamos de ver, me preguntaba a mí mismo que de cuándo era, no me acordaba de las fechas, pero si, era de 1990. Han cambiado las condiciones de los pasiegos desde entonces, por ejemplo tienen luz eléctrica, pero el ritmo de los días, el ritmo de la vida, el cuidado del ganado, sigue siendo igual. Lo que sí ha cambiado, y mucho, es la consideración del pasiego. No cabe duda. Cuando yo era niño se insultaba. En el Instituto cuando uno hacía una cosa, no sé, por ejemplo no prestaba un lápiz, o que era un roñoso o que era zurdo, le decían: ¡que pasiego eres! Eso ha cambiado. Ha cambiado la consideración de ser pasiego. Cómo se cita en el documental era uno de los pueblos malditos, como los Agotes en el País Vasco o los Vaqueiros de Alzada en Asturias. Eran de esas razas, que así se les consideraban, por desconocimiento, que venían de un origen remoto y desde luego, sin “limpieza de sangre”. Unos sesudos antropólogos decían que si venían de Israel, otros que venían de los moros. Cosas absurdas pero, en cualquier caso, para mí lo que sí ha cambiado es que antes nadie quería ser pasiego y ahora todo el mundo quiere ser pasiego. Eso sí que ha cambiado y es una cosa que me parece algo fundamental. Ellos siguen guardando las tradiciones. Ahora lo enseñan con orgullo. Además y sobre todo sin entrar en detalles, ya el documental se comenta a sí mismo, lo que es muy curioso es que esta manera de tratar el campo, el ganado, la explotación agraria y ganadera, ahora sí que ha sido motivo de estudio ejemplar; sobre todo por unos etnógrafos norteamericanos que han publicado muchísimo sobre ello. Porque lo que cuenta es un respeto por la naturaleza, ahora de lo que tanto se habla, un equilibrio en la explotación de los recursos y el respeto por el paisaje, que es ejemplar. O sea que ha pasado de ser un sitio remoto escondido y legendario. Para mí desde luego, de niño era, como decía Luis, un mundo totalmen-

te distinto que estaba a unos pocos kilómetros de nuestras casas. Es lo próximo desconocido. O lo misterioso cotidiano. Estaba aquí mismo y sin embargo era tan distinto. Ahora, sin embargo, pasa a ser un modelo de equilibrio y respeto ecológico. Ya los pasiegos yo creo que han trascendido. Cuando hice una película sobre ellos, hace tiempo, que era una ficción, en el Festival de Berlín, el éxito de la película era la pregunta ¿Pero quiénes son los pasiegos? A veces lo más cercano, lo más pequeño se convierte en lo más universal justamente porque despierta una enorme curiosidad y tiene eco en todas partes, como los Amish, qué es un pueblo que hacen más o menos esto o los rusos que decían que en Siberia también había un pueblo que hacían lo mismo, que llevan un cuévano. A veces lo más pequeño despierta una gran curiosidad, como a nosotros seguramente cuando éramos niños nos la despertaba el mundo pasiego; mi padre nos llevaba casi como si fuera una excursión “a ver pasiegos”. Porque allí entre la niebla iban con un cuévano haciendo la “muda” que siguen haciéndola ahora. Y sigue siendo un pueblo ejemplar en eso, pero que ha pasado de lo negativo a lo positivo. Esa es la gran lección del mundo pasiego. El documental se hizo en los años 90 y entonces aquello era la cosa más normal; yo recuerdo que en un curso de la Menéndez Pelayo estaba aquí Saramago y yo le llevé a ver el mundo pasiego pensando que, claro, le interesaría como le interesó. A mí me parecía de lo más normal y a él le pareció que eran unas condiciones de vida tremendas. Para mí los pasiegos, que cambiaran de sitio y vivieran en cabañas me parecía de lo más normal. Sin embargo, a veces, todavía sorprende la parquedad en la que vive esta gente, quizás ahora menos, pero ellos ahora luchan por mantenerse y quién les iba a decir qué son un ejemplo mundial. Bueno yo no tengo mucho más que comentar. Ya bastante largo se hace con el documental.

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... en Cantabria esa competencia por la madera ... por una parte la Corona, los habitantes, las ferrerías, los pescadores, todo el mundo tiraba de ese recurso que era necesario ...”

Participan Juan Manuel Castanedo Galán Juan Carlos García Codrón Mary Roscales Sánchez Gerardo García Castrillo Manuel Gutiérrez Aragón

Transcripción revisada de las grabaciones de los coloquios 42


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COLOQUIO La bahía y la montaña BOSQUES AL MAR

MANUEL GUTIERREZ ARAGÓN Yo tengo que decir que si los montes del Pas son como son, es porque en torno a la bahía y la costa se deforestó aquello de árboles para hacer las fundiciones de cañones y los astilleros; los montes ahora son “pastos” y son fruto de los que se hizo entonces. JUAN MANUEL CASTANEDO Al hilo de lo que estás diciendo, yo he hablado del astillero de Guarnizo y de los astilleros navales. Como sabéis, la materia prima para hacer los barcos, era la madera. En la Ordenanzas de Montes había una norma que se mantuvo durante muchísimo tiempo: el suelo era del Concejo pero el vuelo era del rey, y el rey, sin expropiar, podía aprovecharse de los montes, y a lo largo del siglo XV, XVI y XVII eso se hacía de una forma manual; los astilleros estaban al pie de los montes, pero en el siglo XVIII, sobre todo los ingleses, ya tienen agotado sus recursos y es una potencia marítima y necesitan hacer barcos y no tienen materia prima en las islas Británicas y entonces desarrollan un sistema de definición de las piezas de los barcos, el navío de línea inglés, que es un barco que se construye en serie y se desarrolla con toda una metodología de definir las piezas para traerlas de las colonias a Inglaterra y poder fabricar los barcos y montarlos. Esta

moderna técnica de construcción naval en serie es copiada por los españoles. La corona española manda a Jorge Juan y a Ulloa a espiar a los ingleses y precisamente contrata a técnicos navales ingleses que vienen a los astilleros de Guarnizo, porque la corona toma la decisión de construir en el Ferrol y los montes de explotación de la madera son los bosques cantábricos y entonces un asentista muy famoso hace talleres, almacenes, para conservar esta materia prima; es el caso de Juan Fernández Isla, este hombre con los modelos de navío, las piezas, los despieces son los de los Montes de Cantabria bajan las maderas hasta de San Vicente, Santander y los llevan a Ferrol con una decisión política de construir en el arsenal de Ferrol y que Ferrol sustituya a Guarnizo donde estaba montado todo el sistema anteriormente. Entonces no solamente las ferrerías, sino la construcción naval, abre camino para una actividad posterior que es “el pasto”. JUAN CARLOS GARCIA CODRÓN Por otra parte comentabas que hemos hablado de temas de áreas distintas, en realidad hemos hablado de lo mismo, y lo expresaba muy bien Mary Roscales, el paisaje es una construcción humana, una relación dialéctica entre las personas y el medio y la conceptualización del paisaje la identificación con nuestro paisaje no deja de ser una construcción humana y al final, da igual que es-

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La Bahía en la memoria temos en la bahía de Santander o en un entorno aparentemente no se si opuesto o muy distinto, al final es lo mismo, por supuesto que esa complementariedad económica o histórica estaba a 26 ó 30 Km. De lo que estamos hablando es de un patrimonio, que es el paisaje, en los últimos años ha dado, se le está dando la importancia que tiene, los convenios internacionales el paisaje en la ordenación del territorio…ya el paisaje no es solo una concepción estética, es algo muy importante en la calidad de vida de las personas y ese patrimonio muy difícil de gestionar y difícil de manejar entre otras cosas afecta a las formas de vida y que es cambiante como son otros valores… MARY ROSCALES Es que nosotros formamos parte del paisaje, somos paisaje… JUAN CARLOS G. CODRON ¡Claro que sí! Incluso más que el oso. MARY ROSCALES Juan Carlos lo que tú al final has expuesto “… la bahía y como la naturaleza…se vuelve contra nosotros” estaba pensando eso que dice Francis Bacon, “solo se domina la naturaleza obedeciéndola” y que se nos ha olvidado que somos nosotros somos naturaleza…que nos creemos los más antropocéntricos, además de soberbios dentro de la naturaleza pero que somos naturaleza y entonces todas estas cosas que hacemos se nos vuelve en contra de nosotros. PUBLICO Para Gutiérrez Aragón. ¿Supongo que la película a la que se ha referido antes es “la vida que te espera”? Si

MANUEL GUTIERREZ ARAGON

PUBLICO Bueno, aquí genero un éxito muy grande, fue difícil conseguir entrada para verla otra vez y se generó aquello que decís de que los pasiegos “son otra cosa”. Pues mira no tanto ¡porque eran nuestros pasiegos!, según desde donde miremos al otro, como aquí lo estábamos mirando desde cerca, no éramos de allí. Quizás se suscitó

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un sentimiento de cómo nos muestra la violencia, la vida cotidiana de los pasiegos. Pero hay también otra manera de verlo. Mira: en aquel momento que yo creo que era decisión, como he dicho antes, era mostrar la realidad. Mira: la vida pasiega es una vida durísima que…..sometida a aislamiento y todo eso, una cierta violencia familiar, en según qué momentos, y aquí se suscitó ya os digo, esa cosa de defender al pasiego de esa imagen que no nos gustaba, porque también era nuestro y, sin embargo quiero recordar un sentimiento muy positivo de aquella niña que, a pesar de la dureza, consigue salir de aquel entorno y bajar a Torrelavega, y empezar una nueva vida. La cosa era que si ella podía salir de aquel entorno, todos podíamos. Así que tengo la ocasión de preguntártelo y quiero darte las gracias por aquello. MANUEL GUTIERREZ ARAGON De todas maneras el exceso de conocimiento, el exceso de información, a veces, también nos hace perder perspectiva. Yo me acuerdo una de las polémicas de eso que tú dices es que en la familia se habían comido magdalenas de desayuno pero que es esto ¡tienen que ser sobaos! Pues no, no, los sobaos los venden, compra magdalenas que son más baratas que los sobaos para desayunar y los sobaos los vendes… hay una distorsión por exceso de veracidad. Y como has dicho al principio aquella película es, sobre todo, una ficción seguramente llama más la atención en otros sitios que en Cantabria la parte antropológica pero no deja de ser una ficción. Y si, también me gusta, que también lo has dicho, hay muchas cosas de los pasiegos que están deformadas pero también otras que son verdad, debajo de ese hermetismo, al rodar la película, vimos que había una violencia mal contenida a veces mucho más grande que la que aparece en la película. Justamente por el secretismo de la familia, “que no salga de la familia…” eso supongo que encubre violencia. – dirigiéndose a Mary- Tu eres la que sabes de la violencias; yo lo que no vi allí fue nacionalsocialistas. ¡Bueno! hasta cierto punto porque el túnel de la Engaña era un campo de concentración… MARY ROSCALES No, cuando digo lo de nacionalsocialista he explicado que los Pasiegos llevan a cabo una revolución agraria frente a otros grupos que tienen


La Bahía en la memoria una agricultura extensiva, los otros grupos los construyen porque siempre construimos “nosotros-ellos” y les dan una inscripción, por eso recordaba un poco a los judíos igual que los alemanes, que también construyen a ese grupo, los judíos, pero los alemanes que vivían en ese momento no se distinguían, no se sentían judíos. Primo Levi se enteró que era judío después. Bueno, no voy a seguir por aquí porque es mi tema y me gusta pero en el caso de la violencia yo he estudiado la violencia en los pasiegos y no hay tal violencia, para nada, como en otros grupos los conflictos en este tipo de comunidades, se heredan de padres e hijos, no puede destacarse de ellos ninguna especial violencia. Todo eso del aislamiento, de si son raros cerrados…, yo he estado con ellos y tampoco…Si leéis por ejemplo a Escagedo Salmón, a Larreta ahí entenderéis donde se ha construido todo este mito sobre los pasiegos, ellos son los que han construido ese mito. Es un mito. Ellos son los que hablan de rabudos, de que no comían cerdo. … Toda esta literatura de estos autores han construido el mito del judío que todo el mundo se cree. Es una de las cosas que he estudiado. Los pasiegos no son más violentos que tú y yo. MARY ROSCALES No han estado aislados. Lo de que están aislados es otra construcción social. Eso es otro mito: han comerciado, se han convertido en comerciantes, jardineros, han llegado con sus helados, cuando hacían comercio traían seda. Traían artículos de comercio, puede decirse que eran un poco más individualistas porque están las cabañas alejadas, porque pasan mucho tiempo haciendo “las mudas”; insisto en que el entorno no deja aislado, es otra construcción social; el aislamiento y tenemos que ver los grupos. A mí una frase que me gusta mucho de Paul ------“todos tenemos los mismos problemas y les damos distintas soluciones”, entonces ahí está la diversidad de los grupos, cada uno lo construimos en función del medio. Esto de los pasiegos es un mito. MANUEL GUTIERREZ ARAGON Yo recuerdo de pequeño el hasta entonces vigente mito de los pasiegos, ahora ya no, que eran de origen judío o de origen árabe…las dos cosas no parecen que se puedan, entonces alguien me contó que en la Iglesia de Vega de Pas eran mahometanos, y uno cuando levantó la hostia el cura empezó a

gritar ¡Ala! ¡Ala! A mi aquello luego me encantó yo iba la Vega de Pas pensando oír ¡Ala ¡Ala! entonces sufrí una gran decepción porque aquello no…. LUIS AZURMENDI Volviendo sobre algo que habéis dicho y podemos tratar mañana. Hay algo que tiene relación con todas las ponencias. Una cosa puede servirnos para continuar y es el bosque; la apropiación del bosque para obtener la madera. Para los astilleros significaba unas “marcas“ o reservas de cortas de bosque que entraba en contradicción con el uso tradicional doméstico de los pueblos- casas, muebles, cocinas…significaba para los que necesitaban prados, su eliminación, con los incendios por ejemplo, o para asentamientos como los “seles” en el País Vasco. Para los oficios también, en Normandía las viejas embarcaciones se volteaban y se utilizaban como cubiertas de almacenes. Hay un debate en cuanto a la arquitectura, por ejemplo en los oficios, si los carpinteros de ribera son los mismos que construyen los edificios. El bosque, la madera, ha dado una serie de relaciones entre comunidades y oficios que está por desentrañar. Y aquí una pregunta. Tú tienes una relación muy directa con el bosque tus películas, no sé si surgen de todo lo visto en el documental o es una relación muy sublimada….o no. MANUEL GUTIERREZ ARAGÓN Me ves un poco….Quiero decir es una relación hasta bastante literaria. Es decir; no obedece a otra cosa más que al origen con cuentos infantiles, por un lado, y luego que en Cantabria como habéis dicho vosotros todavía quedaban bosques cuando era pequeño, todavía había “maquis”, bueno había dos, Bedoya y Juanín y es verdad que el cuento tenía una realidad, es donde existe el peligro... en este caso no solo era una construcción social sino que la gente no iba porque… aquí ha habido una concomitancia literario realista grande. LUIS AZURMENDI Parece entonces que pueden ser descripciones más literarias que cinéfilas MANUEL GUTIERREZ ARAGON No, No, Siempre han ido juntos porque contar historias las cuentan igual los cineastas que los escritores.

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La Bahía en la memoria LUIS AZURMENDI Pero el texto de “El ojo del cielo”…

con lo que habéis comentado respecto al patrimonio, con respecto al bosque y la construcción.

MANUEL GUTIERREZ ARAGON El ojo del cielo es un abuso de los pasiegos en la utilización…, las películas tienen que estar por encima de la voluntad de los autores, las películas retratan y hay películas de una orientación ideológica además muy distintas a otras pero que sin embargo la cámara refleja cosas por encima de la voluntad de los autores, como la moda, el pelo, incluso las relaciones sentimentales; en el caso de una novela es un poco distinto. Yo tengo que confesar que yo he utilizado el mundo de los pasiegos desde pequeño me parecía un mundo muy, muy atractivo desde el punto de vista de los cuentos y las leyendas, incluidas las que eran mentira, por algo sería, entonces eso me ha quedado y lo he utilizado más veces, pero en fin, no podía utilizarse “El ojo del cielo” como para hacer un análisis sociológico, sería un abuso, un abuso, pero sí es verdad que esas formas, y no pararé de insistir en lo de antes... que cuando era pequeño eran peyorativas ahora son…los pobres pasiegos que vas a Selaya y te dicen “no no, esos no son pasiegos” Cuando esas cosas antes se ocultaban, no sé el tipo de ejercicio tenían que hacer, debía de ser muy grande; es verdad que los pasiegos que salían fuera …igual que pasa ahora con los emigrantes que se ahogan en el Estrecho, hay una selección de los que vienen... O los más preparados son resistentes a la aventura y es verdad que los pasiegos que han salido por el mundo han sido un ejemplo de éxito.

JUAN CARLOS GARCIA CODRON Vamos a ver nuestra cultura se ha construido en torno al bosque previamente todo estaba cubierto de árboles, si la humanidad ha progresado ha sido a base de “cargarse” el bosque, ahora paradójicamente el bosque es la primera fuente de recursos la palabra materia y la palabra madera es la misma palabra, en latín y muchos idiomas, entonces el bosque ha hecho falta, el bosque ha sido necesario al mismo tiempo la Humanidad se iba organizando en entornos humanizados, que les daba seguridad, unos pueblos, unas villas que se rodeaban de murallas, el que venía de fuera daba miedo, era el forastero. Por cierto para el italiano y muchos idiomas forestier es el habitante del bosque igual que forastero, de fuera es el que viene del bosque, entonces se contraponía. Lo que se consideraba el mundo que se consideraba culto y la palabra cultura que en muchos idiomas de Europa sirve para cultura y agricultura son las dos cosas a la vez, lo que está cultivado, lo culto, y es lo que está asociado a la ciudad , a la humanidad a la educación, frente a lo salvaje, selvaje, selvage, que vive de la selva. En el bosque, ¿qué podemos encontrar?: con emboscadas...todo lo que es peyorativo y desconocido se llevaba a ese mundo de lo no cultivado de lo no urbanizado, y daba miedo y las personas que vivían allí eran las brujas o los brujos, los bandoleros, los salvajes. Al mismo tiempo esa madera era la materia prima por la que todo el mundo competía. La materia prima la madera era imprescindible, que la palabra madera y materia prima es la misma pero si vamos a la etimología nos lleva a la palabra madre, entonces en concordancia de la importancia que ha tenido. Entonces en Cantabria esa competencia por la madera por el recurso por una parte la Corona, los habitantes, las ferrerías, los pescadores, todo el mundo tiraba de ese recurso que era necesario y al mismo tiempo estaba esa imagen de todo Europa de que Caperucita no se pierda en el bosque , no se pierden en el metro de Madrid, que es mucho más peligroso, es el bosque y si vamos a la toponimia nos metemos por la Canal del Infierno y llegamos justo al Infierno de los Molinucos donde, en lo más bonito de la reserva del Saja, están todos los demonios del mundo metidos en la toponimia, son miedos que han llegado hasta tiempos recientes ahora no hay una revitalización neorromántica del monte y del bosque y se ve de otra forma pero todo

GERARDO GARCIA CASTRILLO Yo quería comentar una cosa hablando de la madera relacionado con otro sector social un poco marginado, porque para los barcos se utilizaba mucha madera...los pesqueros utilizan mucha madera por tanto hay un sector que utiliza esos recursos. Es un sector social que como en el caso de los pasiegos, es el sector de la pesca, el sector de la mar, la gente de la mar, pues también es un grupo social marginado que siempre está en los arrabales, siempre se le ha ido desplazando de sitio. Se les ha considerado violentos, gente de mal vivir. Y realmente, luego, cuando convives con ellos, tampoco ves esa ….Pero es que lógicamente también es una vida muy dura. Hay que acordarse del dicho este de “barco sin cubierta, sepultura abierta”. También puede encadenarse

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La Bahía en la memoria eso forma parte de nuestra cultura y de nuestra lectura del paisaje JUAN MANUEL CASTANEDO Normalmente se habla de la explotación del bosque para la construcción de barcos y de las ferrerías y aquí tengo que decir que para los barcos no vale toda la madera, para quemar vale toda, pero como la corona y los pescadores son conscientes de que no hay toda la madera la Ordenanza de Montes de Marina es muy cuidadosa porque cuida los bosques, o sea hay ciertos árboles que no se deben de talar, que son muy tempranos, que no tienen las formas que necesitan los barcos y eso se respeta y no se talan los bosques de una forma intensiva, sino que se talan de una forma selectiva, sin embargo la explotación de los bosques para las ferrerías y hornos de Liérganes y La Cavada es terrible porque meterse en el siglo XVII y XVIII en adelante la construcción naval en Guarnizo es muy intensiva hasta que se acaba ese recurso. El siglo XVIII Trafalgar es el ocaso de la navegación a vela y empiezan ya los barcos mixtos, como el uso de las chapas de cobre, o sea que hasta el siglo XVIII todo es madera y Marina cuida exquisitamente los bosques. Hay un documento que se conserva el Museo Naval de Madrid y se ha hecho un facsímil, es la colección del Marqués de la Victoria, donde se explica cómo se debe de cuidar esa madera antes, por ejemplo, en la ría de Solía en la ría de Tijero, estoy convencido, que se hacían riberos, cerramientos en las bajamares para tener la madera que se había talado, en el agua para que la savia, que pudría la madera, la madera en agua salada se mantiene, entonces la madera no podía estar en el astillero, al sol, secándose tenía que estar en los riberos y esos cercos que se hacían se empezó sedimentar, a rellenarse y luego Cantabria y también en Asturias y algunos de Galicia tienen unos ríos que permitían una penetración en el bosque mucho mejor que otras comunidades y había una sociedad capitalina, una sociedad económica pudiente que permitía esta explotación intensiva del bosque, hay una película “los cacheros” que bajan las madera del monte hasta la desembocadura de las rías. Todo este montaje para una explotación racional de la madera de los bosques que nada tiene que ver con la explotación que se hace a partir del siglo XVIII.

LUIS AZURMENDI Bueno, desde aquí os invito a que esta visión general del bosque pueda publicarse próximamente. Sobre lo que comentas hay una tesis en Galicia que trata de esos riberos, de cómo se descorteza la madera, y trata contra el Tederus Navalis o la “broma de los barcos…” Es interesante ver este tema de la madera desde aspectos tan diferentes. También los arquitectos nos interesa qué significa la madera, que artífices la trabajaban, que fue el pleito de los valles… Espero que en la revista que publiquemos este otoño podamos ver todo esto con las aportaciones tan valiosas que habéis hecho. Bueno podemos dar por acabado este coloquio. Muchas gracias.

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La BahĂ­a en la memoria

Grabado de Santander. Autor(es): [Joris Hoefnagel ; Franz Hogenberg]. PublicĂł George Braum. 1574.

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ARQUITECTURA, ARTE y LITERATURA Convenio Europeo del Paisaje Annibal González de Riancho, arquitecto

El Convenio Europeo del Paisaje (Florencia 20.X.2000), dice: “por paisaje se entenderá cualquier parte del territorio tal como la percibe la población, cuyo carácter sea el resultado de la acción y la interacción de factores naturales y/o humanos” La palabra paisaje, en español, está asociada a una vista amplia de un lugar, comarca. La RAE en su diccionario dice: “Parte de un territorio que puede ser observada desde un determinado lugar” o “Espacio natural admirable por su aspecto artístico” o “Pintura o dibujo que representa un espacio natural admirable.” En lenguaje coloquial el término paisaje no significa lo mismo en una conversación, que lo que significa para la ciencia. Sin embargo está claro que cuando se nos habla de un lugar somos capaces de sentir ese paisaje, aunque no sea un lugar admirable. Cuantas veces nos han hablado de algo ocurrido en una playa, o en un monte, o en campo de Castilla y no nos hace falta que nos expliquen cómo es ese paisaje, lo tenemos grabado en nuestra memoria; es nuestra playa, nuestro monte y nuestro campo de Castilla, y no será igual para cada uno, pues cada uno tiene su percepción de estos lugares según haya sido su experiencia y su interacción con él. Si dispusiéramos de una máquina del tiempo y la colocáramos a la orilla de la bahía de Santander y fuéramos parándola cada 100 o 150 años para contemplar el “paisaje” durante un tiempo, seriamos capaces de ver los diferentes paisajes por los que ha ido transcurriendo y transformándose este estuario, bien es verdad que nos haría falta para percibirlos algo esencial, deberíamos

identificarnos en cada época en que parásemos la máquina, con la población de ese momento. Los gustos cambian, la forma de trabajar, los medios de transporte, la industria... cambia casi todo, y cambia la mentalidad con que se mira este paisaje, solo es inamovible el lugar, pero su percepción cambia constantemente, es la generalización del inexorable principio de incertidumbre de Heisemberg. La simple observación de un sistema físico, altera su estado de tal forma que la imagen que recibimos de ese sistema ya no es la misma que era antes de la observación. Creo que la forma de contemplar un paisaje, cada vez se está haciendo más global. Hace tiempo el espacio urbano y su paisaje, era sorprendente para una persona del medio rural, y lo mismo pasaba al revés, actualmente eso no ocurre. Existe una gran cantidad de información mediática visual, que hace que cualquier persona indistintamente del medio, del país, del continente, en definitiva, del lugar que sea su residencia, tiene la suficiente información como para no sorprenderse ante la vista de cualquier paisaje, en este caso no se debe confundir sorpresa con admiración. Cuando en el XVI se descubre en Roma el torso del Belvedere, se produce una corriente de admiración, tanto como para influir decisivamente en artistas de la talla de Miguel Ángel o Rafael. Acaso estos artistas y el resto de admiradores de la estatua ¿no estaban viendo el paisaje de una Grecia en su apogeo helenístico? Hacía falta decirles como era Grecia. No lo creo, Apolonio de Atenas, su creador porque la estatua existente es una copia, había expresado ese paisaje cultural,

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Vista de la catedral según grabado de Braum del siglo XVI

Vista de la catedral según Laurent

artístico, temporal... en esta extraordinaria estatua. Esa es la grandeza del artista y como se verá más adelante su función. Continuando con la contemplación de la bahía de Santander, en cada momento que parásemos nuestra máquina del tiempo, seríamos capaces de ver una escena marinera, pero no sería la misma en el siglo XIII, que en el XV, en el XVIII o en el XX. Esto es importante, porque aquí es en donde entran las artes. Son ellas las que nos informan del paisaje de un lugar. Sin ninguna duda los pintores, los escritores, los escultores, los arquitectos... nos hablan del paisaje, es el arte el que nos facilita esa visión. Qué difícil es captar la esencia de un paisaje en una obra, pero qué fácil es entender el paisaje cuando contemplamos un cuadro de un artista, como Solana, Riancho, cuando leemos una novela de Pereda o de Blasco Ibáñez, o cuando escuchamos una obra de Falla o de Granados, o cuando admiramos un edificio sezession, regionalista o racionalista. Esa es la función del artista, obtener toda la información posible y transmitirla con toda su carga de emoción y percepción de su “paisaje”. Nuestra máquina del tiempo se ha parado en el XVI y vemos a Georges Höfnagel, dibujando el “paisaje” de la ciudad de Santander, también dibuja algunos “paisanos”, y nos da la suficiente información para situar a la ciudad en un tiempo y lugar que es reconocible y nos sirven de coordenadas culturales para situar a la ciudad, su entorno y su sociedad en su justo paisaje. En la bahía veríamos los barcos de época que dibuja, lo mismo que los edificios “sin arquitecto” característicos de ese momento y su paisaje está entendido.

Si nuestra máquina se parase en XIX veríamos otros barcos distintos, otros edificios con otros estilos, veríamos el ensanche de la “Rivera”, habría otros artistas con unas técnicas y estilo distinto creando obras diferentes, otra población, otra cultura, es decir otro “paisaje”. Son esos artistas los que nos informan de él, y sin ellos no sabríamos como era el paisaje de la bahía en el XIX. Esa es la gran contribución del arte al paisaje. Si en el caso de las sociedades cultas, entre los diferentes grupos de intelectuales y artistas no existe la comunicación horizontal, unos y otros no serían capaces de producir todo lo son capaces, les faltaría información y por lo tanto objetividad, esta faceta de informar y formar, lo cumplían las tertulias. Actualmente la función que antes realizaban estas tertulias, ha sido sustituida, a mi modo de ver, por actividades que se producen en los medios de comunicación y redes sociales. Son actividades de información brutal. Crean y difunden todo tipo de información, de opinión, de actividades... de arte, cultura, economía, política...Es una sobreinformación absoluta. El momento en que más se valora esta característica del arte, me refiero a la intervención del paisaje en la obra exaltando las virtudes del lugar, tratándolo como una escenografía de la obra, es a finales del XIX y comienzos del XX, época en la aparecen los movimientos regionalistas y nacionalistas en Europa. Este estilo regionalista en las artes se produce también en Cantabria. Es cuando aparecen los pintores paisajistas, los arquitectos regionalistas, los novelistas peredianos, los músicos regionalistas... ¿hay alguna duda que

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Vista del Palacio de la Magdalena 1968

Vista actual del Palacio de la Magdalena

el paisaje ha influido en todos ellos?, y cuando digo “paisaje” me estoy refiriendo a lo que el Convenio Europeo del Paisaje define como tal. En la costa Cantábrica, en casi toda ella, salvo algunos pueblos gallegos, la arquitectura de sus núcleos urbanos tiene muy poco que ver con la arquitectura rural del lugar, provincia o región. Dicho de otro modo la arquitectura popular de costa no encuentra continuidad en el medio rural. Es posible que la arquitectura regionalista tratara de realizar esa conexión. Quizás los regionalistas sin proponérselo trajeron la arquitectura rural a las ciudades y de paso a la costa. No soy capaz de entender como una arquitectura de puerto de mar o de pescadores, desde un punto de vista estilístico, se puede trasladar a la montaña. Sin embargo se realizó la operación contraria, y la costa, en este caso la bahía, se encontró que tenía una nueva opción estilística que provenía del interior. A mi parecer eso fue su canto del cisne, no se encontró ninguna solución de continuidad de paso de la vivienda unifamiliar regionalista al edificio de vivienda colectiva, opción claramente preferida por esta época en las ciudades. Sin embargo este estilo sí que se podía usar en el paisaje de la bahía, El Promontorio y otros ejemplos más, así lo confirman. Por otro lado esto no debería sorprendernos, pues un palacio estilo inglés, estilo traído de un lejano país, también se adapta a su paisaje. Me surge la pregunta ¿la arquitectura, es el arte que más influye en la transformación del paisaje? Digo arte con sus consecuencias y no digo actividad humana ¿Se podría usar cualquier estilo de arquitectura para ello? Los ingleses usaban el arte clásico para componer sus paisajes pintorescos,

pero los franceses usaban el barroco y los italianos el neoclásico, ¿Vale cualquier estilo en el paisaje? Pienso que sí, pero ha de ser arte. Desgraciadamente en nuestra bahía tenemos ejemplo de lo dicho, también hemos de hablar de ellos, de lo que deteriora el paisaje, aquello que no es arte, pero que forma parte de él. Nuestra máquina del tiempo se ha parado a la vera de la bahía en el siglo XXI. Ahora la contemplación de nuestro estuario es una visión actual, con elementos nostálgicos, la Grúa de Piedra, los Raqueros, El Palacete del Embarcadero. Estos no nos hablan del paisaje actual, este es un paisaje moderno, reciente, así que hay elementos actuales, como los pueblos que bordean la ribera, los muelles de Raos, con sus horrorosos almacenes, el Palacio de la Magdalena, la Duna de Zaera, el edificio de Renzo Piano, el frente de la ciudad, el conjunto del Paseo de Pereda... Los barcos son los actuales, ya no se ven Orconeras ni Paquebotes, ni traineras. Es otro paisaje, como corresponde al momento. Mi pregunta es ¿qué paisaje nos trasladarán los artistas que están por llegar? ¿Cómo verán la bahía y su paisaje? Es una pena que nuestra máquina del tiempo no pueda avanzar en él, nos enseñaría como vamos a verla en tiempos venideros. Aníbal González de Riancho Mariñas Arquitecto Colegiado nº 2510 del COACan Santander 21 de Octubre de 2019

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FotografĂ­a del puerto de Santander, obra de Juan Laurent en 1867

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La restauración del entorno de LA CATEDRAL EXTRACTO DEL PROYECTO ARQUITECTÓNICO Clemente Lomba Arquitecto

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e trata de construir una plataforma de acceso desde la parte baja de la ciudad, Calle de Somorrostro, hasta la Calle de los Azogues, resto de la vieja calle sobre el promontorio de San Felipe, por lo que estructuralmente el proyecto contempla: 1. Retirada de la escalera urbana. 2. Plataforma urbana intermedia para conexión. 3. Construcción de la estructura de la escalera y rampa. El proyecto fue presentado en su momento como una fase de la remodelación de LA PLAZA DE ATARAZANAS Y ENTORNO DE LA CATEDRAL DE SANTANDER, y contó con oportuno informe favorable de la Comisión de Cultura del Gobierno de Cantabria. DESCRIPCIÓN DEL PROYECTO Se trata de remodelar la situación urbana actual a base de construir una plataforma de acceso desde la parte baja de la ciudad que conecte la calle de Somorrostro hasta la Calle de los Azogues. El desarrollo, a manera de bastión, soluciona la conexión funcional entre ambas, y a su vez reconstituye la vieja condición del promontorio como soporte de la Catedral, cuya esquina nunca llegó hasta el plano de la ciudad. La plataforma intermedia, a manera de atalaya, permitirá el ascenso al cerro y un espacio de quietud para contemplar la ciudad ajeno a la congestión contemporánea. José Luis Casado Soto decía que este lugar era el sitio para entender Santander, para iniciar su visita.

Se dispondrán dos recorridos : • Rampa de ascenso desde Somorostro, • Escalera a la calle Juan Plaza, en relación con las que bajan del Claustro. El bastión En el interior del bastión se habilitará un espacio, cuyo programa puede valer para talleres de arqueología, exposiciones y ventas. Se construye al amparo del muro curvo que lo cierra a la ciudad, y su interior se cierra a base de vidrio, permitiendo la presencia directa del muro a conservar y el recinto arqueológico Dispone de una puerta independiente para acceso desde la calle y al interior; sus paramentos de vidrio permiten ver tanto el muro como el recinto arqueológico a desarrollar. Contará con servicios higiénicos y acondicionamiento técnico cualificado. En el recinto acotado exterior se pueden disponer piezas arqueológicas provenientes de las excavaciones. El bastión se construirá a base de piedra caliza con un aparejo de sillería lo más similar posible al existente en el conjunto Catedralicio con el fin de completarlo. La materia de su volumen será la misma que la del Conjunto: la piedra caliza. Así mismo los suelos, tanto interiores como exteriores serán de la misma piedra caliza. Los elementos del proyecto 1.-La rampa desde Somorrosto a la plataforma del bastión. 2.- La escalera lateral.

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3.- La adecuación de la calle de los Azogues. 4.- La construcción del recinto del bastión. El sentido de todos ellos, en conjunto, es reconstruir la presencia del promontorio de San Felipe y resolver la incorporación a la ciudad de su calle seguramente más antigua, la de los Azogues. Además se trata de, al hacer presente el promontorio, aclarar el plano de apoyo de la Catedral, que siempre fue en alto, sobre la ciudad baja. Los recientes muros, tras el incendio de 1941 distorsionan esta presencia, haciendo apoyar el volumen de la Catedral en la cota inferior de la ciudad. 1.- La rampa cuenta con una pendiente pronunciada como consecuencia de la diferencia de altura a salvar, lo que hace prácticamente imposible cumplir las condiciones de accesibilidad universal contemporáneas. Para dar solución a la pendiente total ( 27 % ) se ha elegido una escalera/rampa a la romana en

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la que se resuelven a través de pasos en pendiente escalonados, a la manera de la magistral escalera del Capitolio en Roma. Sus peldaños tiene un ritmo de 60 cm (dos pasos ) suben 16,2 cm de pendiente total, de los que la pendiente absorbía 6 cm ( 10 % ) y el peldaño tiene 10.2 cm. Al exterior se cierra con murete de piedra caliza y al interior con barandilla metálica. 2.- La escalera lateral contará con un trazado igual en peldaños que la que desciende desde el claustro de la Catedral. 3.- La adecuación de la calle de los Azogues ha de partir necesariamente de la retirada de la gran capa de rellenos y de hormigón (arqueología) y la sustitución de esta losa de hormigón por un suelo de adoquines dispuesto a la manera de la vieja calle, con canal central de escorrentía de aguas y lateral en adoquín de granito. Se rebajará la cota actual del relleno para si-


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tuarla unos 90 cm por debajo de la coronación del muro y se sustituirá el suelo por uno que aluda a la vieja construcción de las ruas : 1. Canal central para la escorrentía de agua. 2. Dos lienzos de adoquín de granito o canto. 3. Borde de acera, encuentro con los paramentos. Tomando como modelo los documentos disponibles. Una diáfana barandilla de pletina de acero, común al desarrollo del conjunto que ha de recorrer la rampa, la escalera y la calle de los Azogues MEMORIA URBANISTICA La antigua calle de Los Azogues (y su muro) tuvo un papel fundamental en la definición del asentamiento de la ciudad. Definía la plataforma superior y su relación con el relleno inferior en lo que serían Las Atarazanas.

Al desaparecer recientemente el bloque que tapaba el viejo muro originario de la ciudad, la escalera en esquina prevista en el Plan de Reconstrucción de la Ciudad, se puede reelaborar. La fractura en la directriz de la vieja calle de los Azogues, que se abría hacia la bahía se sustituye por su llegada al bastión, del que luego se baja a la ciudad ( Puerto ). El Plan General de Ordenación Urbana de Santander ordena la superficie como suelo libre de uso público. El PGOU en su titulo 6. Protección del Patrimonio Cultural remite a la ley 16/1985 de Patrimonio Histórico Español y a la ley11/1998 de Patrimonio Cultural de Cantabria. En este caso la Catedral cuenta con el máximo nivel de protección monumental por lo que la adecuación y el respeto a la pieza han de ser máximas, y el planteamiento del proyecto, tanto en materiales y en formas así lo contempla Así mismo se exige la aportación de un informe arqueológico, y la necesidad de ser conservados in situ los restos arqueológicos. La zona ha sido estudiada por diversos arqueólogos, y se incluye un informe de Joaquin González Echegaray y José Luis Casado Soto ( septiembre 2009 ) sobre esta última fase de sus trabajos arqueológicos para la recuperacion de la Catedral de Santander. Clemente Lomba Arquitecto

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“... se muestran de acuerdo en negar la existencia de una Escuela Montañesa de pintura.” “...la individualidad como el único nexo, a pesar de la influencia del costumbrismo Perediano”.

Navarro Baldeweg. Paisaje 1991

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PINTORES REGIONALISTAS Joaquín Martínez Cano Artista

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l paisaje de la Bahía y su entorno han tenido un importante protagonismo en la obra de los paisajistas cántabros de finales del siglo XIX, pero también han sido motivo de referencia e inspiración en los artistas del siglo XX y en gran parte de los artistas contemporáneos. Vamos a realizar un breve recorrido por las obras de algunos de los pintores más representativos del paisajismo en Cantabria. Partiremos de los autores de los primeros momentos de reconocimiento y exaltación de la pintura de paisaje para a continuación observar el trabajo de otros artistas que sin ser específicamente paisajistas percibimos en su obra una importante presencia de referencias al medio natural en donde viven. Quiero comenzar mi exposición con las imágenes de unos dibujos infantiles en los que se muestra un paisaje de manera esquemática. Para encajar esta exposición entre los parámetros de: ARTE INFANTIL (origen de la expresión) e HISTORIA DEL ARTE (contexto histórico e influencias). El reconocimiento del entorno y su representación están entre los primeros motivos de interés expresivo, tanto para el artista como para el niño. 1º En la primera obra la representación del espacio, va desde la línea de base hasta el horizonte, estableciendo dos grandes superficies coloreadas para definir el espacio intermedio. Se representa

un río mediante un potente trazado azul y se interconecta con unas arquetípicas imágenes de las montañas, que determinan el límite espacial superior del papel y de la obra. 2º En el segundo dibujo es de destacar la potente presencia de la montaña puesta sobre la línea de base y que al estar en primer término diversifica su función espacial de horizonte. La representación del grupo familiar parece haber sustituido la casa por la montaña, y a pesar de su esquematismo un tanto estereotipado parece expresar una relación de proximidad y confianza como si se desprendiese de una vivencia de cercanía y familiaridad con un entorno o paisaje determinado. Esos espacios de tanteo y visualización de la primera infancia van a constituirse en hitos y lugares de referencia para toda nuestra experiencia vital. Cuando la presencia de los accidentes geográficos en un lugar es muy potente, el observador los percibirá con mayor claridad y el recuerdo de su imagen podrá influir de manera decidida en la representación de este espacio. En estas representaciones infantiles ya podemos apreciar los principales elementos con los que se lleva a efecto la representación del espacio paisajístico: El concepto. La idea de lo que se quiere representar, si es el entorno próximo que puede observarse visual-

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La Bahía en la memoria mente o si responde a la imagen recordada de un paisaje o lugar en el que se ha estado físicamente, si responde a una imagen gráfica de representación de un paisaje, o si es fruto de la observación del espacio en una pantalla, también podría ser consecuencia de un relato o propuesta verbal. El momento. En qué contexto temporal se plantea, si hay inmediatez y premura para realizar el trabajo. Pero sobretodo en qué etapa, a qué edad y situación de madurez se realiza la obra. La motivación. Cuál es el requerimiento y la implicación emocional con el tema. Los medios. Cuáles son los recursos materiales y técnicos con los que va a realizarse el trabajo. Desde estos presupuestos básicos que se dan en los inicios de nuestro mundo de la expresión y representación plástica, quiero trasladar la situación al artista adulto para tener unos puntos de reflexión sobre los que aproximarnos a la comprensión de la obra y ver la importancia del entorno físico y cultural en su trayectoria. Para el estudio de los paisajistas cántabros, nos trasladaremos a finales del siglo XIX que es el momento de gran auge de la pintura de paisaje en España. Bajo la influencia de las corrientes de pensamiento positivistas y la Institución Libre de Enseñanza que preconizan el interés por la geología y las ciencias naturales, animan a estudiantes y artistas a salir al campo. Como artista representante y gran maestro de ese momento presentamos al pintor belga Carlos de Haes (1826- 1896), profesor de la Cátedra de Paisaje de la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. La mayoría de los artistas cántabros de ese momento estuvieron influenciados por su magisterio y su obra. De entre las excursiones y campañas veraniegas que promovió para pintar al aire libre frecuentó el paisaje litoral del Norte y los Picos de Europa. “Nieblas” Picos de Europa. Liébana. Óleo. 37x59 cm. 1874. Casimiro Sainz(1853-1898). Matamorosa. Es junto con Riancho uno de los más importantes representantes del género del paisaje en Cantabria. Alumno de Haes será de los paisajistas que frecuenten la Sierra Madrileña y las riberas del Manzanares para cultivar su formación artística. Su pintura es esencialmente narrativa pero no anecdótica interesándose por los valores más ob-

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Superior: Carlos de Haes “Nieblas” Picos de Europa. Liébana. 1874

Medio: Casimiro Sainz: “Nacimiento del río Ebro”. 1886

Inferior: Agustín Riancho. “Puerto de Santander.”


La Bahía en la memoria jetivos y perennes de los lugares elegidos, trata de transmitir lo esencial de las calidades de luz y color de la naturaleza. Fue bien reconocido en las Exposiciones Nacionales, a pesar de su corta trayectoria vital. “Nacimiento del Ebro”. Óleo. 95x85cm. 1886. Obtiene medalla de segunda clase en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1890. Agustín Riancho (1841-1929) Entrambasmestas. Es quizás el mayor representante de los paisajistas cántabros por la singularidad de su obra y su trayectoria personal. Riancho además de estudiar con Carlos Haes viaja a Bélgica y tiene contacto con Corot y la Escuela de Barbizon. El estudio del paisaje de bosque y montaña son sus temas más característicos, con obras realistas como La Cagigona o sus últimos paisajes de carácter expresionista, pero también realizó pinturas de temas marinos como esta obra del “Puerto de Santander”. Donato Avendaño (1840-1912) Laredo. Fue también alumno de Haes y contemporáneo de Agustín Riancho. “Marina”. 1891. Tomás de Campuzano: “Marina”. 1885

Ricardo Pacheco: “Astillero” 1900.

Fernando Pérez del Camino: “Jesús y adentro” 1885

Ricardo Pacheco (¿1840-1917?) Santander. “Astillero”. 1900. MAS. Aunque no es exclusivamente un paisajista sino un pintor de género. Crea una academia de pintura en Santander. Participa con paisajes de marinas en las Exposiciones Nacionales de 1884 a 1906. Tomás de Campuzano y Aguirre (1857- 1934) Santander. Marina 1885. Óleo sobre tabla. Era un especialista en marinas y un excelente grabador, con ambas técnicas participa en las Exposiciones Nacionales. Fue Director de la Escuela de Artes Gráficas y de la Calcografía Nacional. Aunque su obra construida desde un exquisito dibujo no deja de ser realista, busca frecuentemente una cierta idealización. También es conocido como escritor por obras como “Marinucas” Y “El Cabo Pérez”. Fernando Pérez del Camino (1859-1901) Santander. “Jesús y adentro”. 1885. Inspirado en la novela “Sotileza” de Pereda. Junto con Victoriano Polanco serían los más representativos de la pintura inspirada en la literatura. Los que José Simón Cabarga denomina “pintores de cámara” del círculo Perediano. Este cuadro épico lo realiza por encargo para regalárselo a Pereda.

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Luis Cuevas Mons: “dos boniteros”

Puede recordarnos “el naufragio” de W. Turner, o “El pundonor del capitán Desse” de Théodore Gudin, fue una obra de referencia para otros autores que en las Exposiciones Nacionales tomaron este tema. En 1892 obtuvo tercera medalla por el lienzo titulado “la Señal”. Victoriano Polanco (1853-1890). Santander. “La siega”.1880. Un Óleo costumbrista depositado en el MAS Estudió en Madrid en la Escuela Superior de Pintura, Escultura y Grabado. Participó en la exposición Nacional de 1881. Fue con Fernando Pérez del Camino autor de un libro “La Montaña” que ilustraba diferentes costumbres y estampas regionales. Luis Cuevas Mons. (1851-1943) Santander. “Dos Boniteros”. Puede recordar este cuadro por su tema y tratamiento a los pintores de Marinas del barroco holandés. También estudió en Madrid en la Escuela Superior de Pintura, Escultura y Grabado. Pasó gran parte de su vida en Inglaterra y Holanda retratando mares y bosques. Su mayor éxito lo consiguió en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1887, con las marinas: “Balandras pescadoras de Seigh” y “Lanchas pescadoras de Kingston” La participación en las Exposiciones Nacionales (1876-1910) supone para los pintores un gran escaparate para darse a conocer como artistas y la oportunidad de ofrecer una imagen de Cantabria

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Ricardo Bernardo: “Bodegón ante la bahía”. 1932.

en su paisaje costumbres en un momento del auge de la conciencia regionalista en España. A propósito de este fomento de lo identitario y ante la creación de movimientos de artistas agrupados en torno a inquietudes y localizaciones comunes. Nos preguntamos si se puede hablar de la creación de una Escuela Montañesa de Pintura. Los estudiosos del tema: Lafuente Ferrari, Simón Cabarga, Benito Madariaga, Fernando Zamanillo y más recientemente Manuela Alonso, se muestran de acuerdo en negar la existencia de una Escuela Montañesa de pintura. No existe un centro local para la formación artística, ni centros de exposición y difusión de la obra, tampoco existe una crítica que comente y ponga en valor el hecho artístico. Dándose una situación de escaso interés y falta de preparación por la mayor parte de la población. Lafuente Ferrari en su artículo “Esquema y nexo de los pintores montañeses” plantea la individualidad como el único nexo, a pesar de la influencia del costumbrismo Perediano. Ricardo Bernardo (1897-1938) Solares. “Bodegón ante la Bahía”. 1932. Artista de amplio espectro y no suficientemente reconocido. Discípulo en la Escuela de BB.AA. de San Fernando del Pintor Valenciano Muñoz Degrain, se aprecia su influencia en los paisajes románticos de la primera época. Expone en el Ateneo de


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Pancho Cossio: “Regata de bacaladeros” 1955

Gerardo de Alvear:“Bahía”

Santander en el 1918, junto con Solana, Alvear y Flavio San Román. A raíz de la exposición individual realizada en la misma sala el año siguiente con obras de carácter costumbrista, con ciertas influencias de Zuloaga, sería designado como “el Pereda del Lienzo”. Después de sus estancias en Francia y sobre todo a la vuelta de Cuba, su obra adquiere una nueva orientación y personalidad. Gerardo de Alvear. (1887-1964) Castillo de Siete Villas. “Bahía”. Escogió como tema de su pintura en muy diferentes momentos la Bahía. Luis Salcines tiene publicado un libro con el título de “Gerardo de Alvear el pintor de la Bahía”. Estudió en la Academia de Bellas Artes de San Fernando donde tuvo como compañero a Gutié-

rrez Solana. Su formación se orientaría por las enseñanzas del impresionismo levantino, con Cecilio Pla, Emilio Sala y Sorolla. En una primera etapa realiza una obra costumbrista pero la obra más conocida y significativa es la que realiza a la vuelta de su estancia en Buenos Aires donde además de pintar retratos y paisajes ejerció de profesor de dibujo y pintura. En su última etapa viaja continuamente de Santander a Alicante y pinta paisajes del natural, captando la diferente luminosidad del norte y de levante. José Gutiérrez-Solana (1886-1945) Madrid. “La rampa de Puerto Chico”. 1934. Pintor-escritor, escritor-pintor, artista con un mundo propio, tan personal en su obra como para crear el término “Solanesco”. Ramón Gómez de la Serna dijo de él “Es el ángel de lo destartalado”. La obra Representa una de las escenas costumbristas observadas tantas veces por Solana desde el muelle, mostrándonos su personal visión y estilo. En su libro “La España Negra” nos hace un relato muy aproximado a lo que cuenta en el cuadro. “Se veía la enorme animación de Puerto Chico: Las mujeres con las piernas desnudas, abrumadas por el enorme peso de los capachos llenos de plateadas sardinas, por cuyas rendijas iba todavía escurriendo agua y escamas que se les pegaban en el pelo; otras iban cargadas con bonitos azulados y con reflejos metálicos, con las agallas todavía chorreando sangre, enormes y panzudos”. J.L. Gutiérrez Solana: “La rampa de Puerto Chico”1934

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Antonio Quirós: “Pedro ladrando a la luna”. 1935

Pancho Cossío (1894-1970) Cuba. “Regata de bacaladeros”. 1955. El mar y las embarcaciones eran uno de sus temas favoritos. Era propietario de una lancha de motor. Las escenas marinas de fuertes fenómenos meteorológicos como: tormentas, marejadas, galernas, naufragios servían muy adecuadamente a una manera de componer y aplicar su personal técnica pictórica, de gruesos empastes y veladuras. Superpone atrevidas capas cromáticas a base de raspaduras y movimientos gestuales. Hijo de indianos. Pasó su infancia en Renedo de Cabuérniga, tierra de sus padres y realizó sus estudios de pintura en Madrid con el pintor Cecilio Pla. En el 1923 Se traslada a Paris integrándose en la llamada Escuela Española de París, dejándose influir por el postcubismo y comenzando a elaborar una personal manera de preparación de la obra que madura y desarrolla a su vuelta a España y culmina con su exposición, en el Museo Español de Arte Moderno en 1950. Antonio Quirós (1912-1984) Santander. “Perro ladrando a la Luna”. 1935. Obra de carácter surrealista, en la que el artista toma como referencia la imagen de la bahía que ve desde su domicilio de Santander. Tiene otra

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Eduardo Sanz: “Mouro”

obra de esta época titulada “Viento Sur”. La obra posterior y más conocida de Antonio Quirós da más protagonismo a la figura, pero en los fondos e incluso en los títulos y gamas cromáticas están muy presentes los elementos marinos. Eduardo Sanz (1928-2013) Santander. “Mouro”. Obra muy representativa del autor por cuanto tiene de lo más auténtico y anecdótico de su pintura y experiencia vital. El faro, el horizonte, el mar en movimiento y la entrada en la bahía. Artista- investigador. Desde una primera etapa realista que sucede a sus estudios en la Escuela de BB. AA. de Madrid. Trabaja en el informalismo experimentando con múltiples materiales y soportes, llegando a utilizar el cristal y pasando del collage a la construcción tridimensional. Pasa por la abstracción geométrica y por el Pop. Elabora una personal obra utilizando códigos de señales marítimas. Después de una aventura de viajar catalogando faros por toda España, se sumerge en este mundo marino en el que quiere reencontrarse.


La Bahía en la memoria CENTROS DE FORMACIÓN En 1950 el catedrático valenciano José Cataluña, crea el estudio de Bellas Artes y Arquitectura en Santander donde preparar alumnos de Dibujo para el ingreso en estos centros. Por allí pasarán artistas como: Eduardo Sanz, Enrique Gran, Agustín de Celis, Enrique González, Jerónimo Gómez Cagigas, Eduardo Anievas y Roberto Orallo. En los años 70 será otro Valenciano Miguel Ruiz Massip quien preparará para los exámenes de ingreso. En el curso 1971 inicia su andadura la Escuela de Bellas Artes de Bilbao. Lo que supondrá una mayor aproximación a un centro de formación artística y será el lugar más demandado por las nuevas generaciones de artistas. Escuela Municipal de Arte e Torrelavega. 1978. Centro La Vidriera Camargo. 1989. Escuela de Arte Nº1 Puente San Miguel. 2008.

ARTISTAS CONTEMPORÁNEOS.

Julio de Pablo (1917-2009) Revilla de Camargo. “Mi Bahía”. 1980. Tema muy frecuentado, por el artista entusiasta de Riancho en 1ª época

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Enrique Gran (1928-1999) Santander. “El lago de Mercurio.” 1974. El Informalismo está en lo más característico de su obra. Cossío apadrinó su exposición en el Circulo 1959. 1960. Beca Juan March. Bienal de Venecia

Esteban de la Foz (19282007) Santander. S/T. 1995. Expresionismo abstracto, de síntesis. Inspirado en el paisaje

Agustín de Celis. 1932. Comillas. “Cabo Mayor”. 1970. Premio Nacional 1971. En sus inicios y en su última obra está el mar.

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Gloria Torner. 1934. Arija. “La bahía desde mi ventana. 1975”. El paisaje colorista y poético de la Bahía una constante.

F. García Valdeón. 1945. Nueva Montaña. “Embarcadero”. 2014. Frecuente Grabador de la Bahía. En etapa de búsquedas abstractizantes recala en elementos instalados en la bahía.

Eduardo Gruber. 1945. Santander. “Pacifico”. 1999. 260x240. “Atlántico”, Colección Norte. “Vista del puerto”.1970. Colección artista. .

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Roberto Orallo. “Mi puerto”. 2016. Expo Palacete Embarcadero.

Juan Martínez-Moro. Santander. “Muellear”.2010

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J. Luis Mazarío. “Castel de Cabra “ (Teruel)1963 .


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Joaquín Martínez Cano. Noja.1953 “Recieza Portuaria” 1999.

Juan Uslé. 1954. Santander. “Sur Cubas”. 1986

Juan Navarro Baldeweg. 1939. Santander. “Paisaje”. 1991. Una pintura esquemática que recuerda la etapa infantil. Una caligrafía de signos y señales entre abstracción y figuración.

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La Bahía en la memoria

“...el personaje que está a la izquierda, en una esquina, un autorretrato del pintor Solana y la figura que está sentada a la derecha de Ramón Gómez de la Serna, el pintor José Cabrero y Mons (Santander)...”

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La Bahía en la memoria

EL CAFE DE LA TERTULIA DE POMBO de Gutiérrez Solana María Dolores Cabrero Dra. en Filología Hispánica

L

a bahía de Santander no responde únicamente a un entorno paisajístico, urbano o cultural, participa también en el imaginario artístico y colectivo. Las recreaciones plásticas y literarias sobre esta bahía muestran una serie de instantáneas de momentos históricos, como si fueran hechos cristalizados en el espacio y en el tiempo. Tanto es así, que el estudio de esas instantáneas cristalizadas nos revela el fluir de la historia1. Las obras artísticas son objetos materiales, soportes para la expresión artística pero también vehículos de transmisión histórico-cultural que invitan a descubrir las claves que encierran. En el cuadro La tertulia del Café de Pombo pintado por José Gutiérrez-Solana en 1920 se ha descubierto una de esas claves relacionada con la bahía de Santander, la historia de una amistad. José Gutiérrez-Solana (Madrid, 1886-1945) con su pincelada, gruesa y temperamental, y siguiendo modelos previos como el de Henri Fantin-Latour (Grenoble, 1836-1894) retrató esa cita imprescindible de las artes y las letras de la vanguardia española en la que se discutían y compartían las nuevas formulaciones estéticas. En el lienzo aparecen ocho figuras inmortalizadas, hieráticas y graves de la intelectualidad española del siglo XX. De entre ellas, destacamos dos: el personaje que está a la izquierda, en una esquina, un autorretrato del pintor Solana y la figura que está sentada a la derecha de Ramón Gómez de la Serna, el pintor José Cabrero y Mons

(Santander, 1871-1954). Ambos habían pasado un tiempo en París, en la ciudad de las grandes sorpresas, pero se habían conocido en Santander, probablemente en 1909. En el Madrid de los años veinte, la tertulia de Pombo, bajo la mirada atenta y creativa de Ramón Gómez de la Serna (Madrid, 1888-1963), vuelve a reunir a estos dos amigos que, a pesar de la diferencia de edad — quince años—, de carácter y de estilo pictórico, se comprendían, admiraban y respetaban en materia plástica. José Cabrero y Mons había nacido en Santander en 1871 y en el verano de 1891 se fue a estudiar ingeniería a la Universidad Católica de Lovaina, en Bélgica. Sin embargo, el contacto con otros artistas como Iturrino o Darío de Regoyos inclinó su vocación hacia la pintura y se trasladó a París en donde residió hasta 1909, fecha en la que regresa a Santander. Su padre, Antonio Cabrero Campo, era un importante empresario y armador. Mientras, José Gutiérrez-Solana recibía clases de pintura en Madrid, su ciudad de nacimiento hasta que su familia decidió trasladarse a Santander en 1909. Decía el filósofo José Ortega y Gasset que el hombre es heredero de una serie de circunstancias históricas y que eso le confronta con la responsabilidad, tanto individual como generacional, de aportar su visión personal sobre lo que le ha tocado vivir y contribuir con ello a que su generación comprenda las razones que suscitaron esos cambios2. En el caso que hoy nos ocupa,

1 José Ortega y Gasset: «Sobre el punto de vista en las artes», en Revista de Occidente (Madrid), núm. VIII (febrero de 1924), p. 129.

2 Carlos E. García Lara, «Schopenhauer en la perspectiva de Ortega», en Anales de Literatura Española, núm. 12 (1996), pp. 217-219.

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La Bahía en la memoria tres circunstancias importantes como son: el fin de siglo, el desastre del 1898 y el arranque de las vanguardias; formaron de un lado, una serie de circunstancias vividas o sentidas en la particularidad y por otro, un conjunto de experiencias emocionales y estéticas que influyeron decisivamente en toda una generación de artistas y de escritores. Las interdependencias entre el arte y la literatura tan características de este periodo, pueden ayudar a recuperar esa profunda unidad que más allá de la razón histórica, otorga la razón estética. Por tanto, para comprender los cambios sucedidos en Santander, permítanme que les proponga que me acompañen en un viaje por la ciudad a través de esas instantáneas, literarias y artísticas, que Solana y Cabrero conocieron. Un viaje figurado que comienza en el verano de 1891, cuando José María de Pereda publica su novela Nubes de estío3. Si una agradable mañana de verano santanderino, estuvieran paseando por el Muelle y decidieran entrar en el café más señorial, el Café Suizo, podrían encontrarse con Casallena y su interlocutor, referentes literarios de Enrique Menéndez Pelayo y de José María de Pereda charlando en torno a una distendida tertulia. En el café penetra un olor a mar atravesado por las bocanadas de tabaco y miel que las pipas de los marineros van dejando a su paso. Eso despierta en los contertulios: “[…] nuevas y más fuertes ansias de contemplar el panorama grandioso que tenían delante en cuanto miraban hacia afuera, saltando por el estorbo de la abigarrada muchedumbre que hormigueaba en la empedernida faja que sirve de divisoria entre los edificios enfilados con el del café del que se trata, obras mezquinas de los hombres, y aquella incomparable marina, obra maravillosa de Dios”4.

«El mejor puerto del Cantábrico5» está

3 Aunque la novela comenzó a escribirse en 1889, Pereda la ambienta en el verano de 1891, año de su publicación. José Manuel González Herrán en «El Santander de Pereda: Sotileza (1885) y Nubes de estío (1891)», en Anales, núm. 24 (2012), pp. 111-124, analiza las diferencias entre Sotileza y Nubes de estío. 4 José María de Pereda: Obras completas de José María de Pereda de la Real Academia Española, t. XIV: Nubes de estío. Madrid: Est. Tip. De los Hijos de Tello, 1913, p. 24. 5 José María de Pereda: Escenas montañesas. Madrid:

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Fragmento de foto local del café Suizo en 1917

resguardado de los vientos del litoral y permite fondear incluso a los barcos de gran calado; por eso Santander alberga un importante tránsito portuario internacional. Regularmente llegan buques y fragatas procedentes de las colonias cargados de azúcar, canela, café, cacao… Y parten de vuelta llevando harina, trigo, lana… Además, un animado tráfico interno de navegación de cabotaje exporta y distribuye entre los diferentes puertos de la cornisa cantábrica carbón de Asturias, hierro de Vizcaya, productos agrícolas y ganaderos de la meseta o cítricos de Levante6. Las estilizadas goletas y los bergantines son, por su parte, los encargados del tráfico de pasaje, mientras que un surtido de rudas barcazas, traineras, lanchas boniteras y sardineras, entre otras embarcaciones de pesca, atraviesan la bahía con la agilidad de los marineros, para quienes el mar es su única fuente de recursos. Esta visión de un gran bosque de mástiles y velas, desplegadas o arriadas, en el que las banderas que ondean a merced de la brisa del Cantábrico añaden unos trazos de color, recala en la mirada artística de Tomás Campuzano y Aguirre, célebre en el género de las marinas y por sus instantáneas artísticas de una refinada sensibilidad. Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros, 1990, p. 376. 6 Luis Sazatornil, Begoña Alonso Ruiz y Ana Martín Huescar: Vistas y visiones. Imagen artística de Santander y su puerto, 1575-1950. Santander: Autoridad Portuaria de Santander, 1995, pp. 18-19.


La Bahía en la memoria

LLuvia sobre la bahía. Dario Regoyos

Sus barcos navegan por un mar en calma, de aguas mansas y cálidos reflejos. Sin embargo, al margen de este paisaje idealizado, heredado de un cierto romanticismo, desde el Muelle, el apacible trasiego de barcos, marinos extranjeros, comerciantes y pescadores no es tal. A pesar de que la bahía está muy resguardada, los temidos temporales del Cantábrico, sobre todo los protagonizados por la galerna, arrastran hasta la playa embarcaciones deshechas tras las furiosas embestidas del mar. Los acantilados, con sus escollos, tan bien reflejados por el pintor belga Carlos de Haes, castigan con crueldad a los marineros por un viraje equivocado. Benito Pérez Galdós lleva varios veranos yendo a su villa de San Quintín porque, como él mismo decía, «aquí se está en la gloria7». Sus descripciones no dejan lugar a dudas: “El clima y el suelo son ideales en este privilegiado rincón de la costa, cubierto de vegetación amenísima, jardín suspendido sobre las olas, que disfruta la doble frescura de los arroyos y del mar. Las praderas terminan interrumpidas bruscamente por las peñas cubiertas de mariscos, y las flores descienden hasta la arena, confundiendo sus hojuelas con las conchitas nacaradas y de mil 7 Ruth Schmidt: Cartas entre dos amigos del teatro: Manuel Tolosa Latour y Benito Pérez Galdós. Las Palmas: Edición del Cabildo Insular de Gran Canaria, 1969. Cfr. la carta 65 del 21 de octubre de 1895, p. 94.

Chimeneas de Bilbao. Dario Regoyos

colores que ávidamente recogen y coleccionan los niños”8. La ciudad compite con San Sebastián por ser la capital del verano elegante porque, como afirma Pereda: Santander es «aquella ciudad, cuya playa no tiene semejante en España por su hermosura 9». Pasa por aquí Rubén Darío en 1892 10. También Émile Verhaeren y Darío de Regoyos visitan la costa cantábrica, marcando sus impresiones en la España Negra. Santander, a través de su bahía, está abierta al mar, al extranjero, al viaje y al descubrimiento. Vuelven los indianos, que han pasado mil penurias, y los marinos, que se han curtido en las zozobras. Los pintores José Cabrero y Mons, que vive en el Muelle 7 y 8 —actual Paseo de Pereda— y José Gutiérrez-Solana, que vive en el antiguo Paseo de la Concepción —ahora Paseo de Menéndez Pelayo—, pueden cruzarse con esos capitanes de cara roja y cuello curtido que mascan unas pastillas de tabaco muy duro y muy negro, gente de mucha sangre fría y valor. Lo recordaba Solana en su España Negra (1920) y por eso, le escribía a 8 Benito Pérez Galdós: Cuarenta leguas por Cantabria y otras páginas. Santander: Tantín, 1996, p. 70 9 José María de Pereda: Obras completas de José María de Pereda de la Real Academia Española, t. XIV: Nubes de estío, op. cit., p. 16. 10 Rubén Darío: Autobiografía. Madrid: Tipografía Yagües, 1918, pp. 86-87.

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La Bahía en la memoria Cabrero lo siguiente: «En los primeros artículos de él me refiero a Santander. Quizá alguno quiera ver en ellos algo de crueldad o crítica, pero no es así, yo quiero a Santander y lo miro más en su parte antigua y pintoresca11». Ortega y Gasset, también reflexionaba acerca de que la historia de cada hombre está inmersa en un precipitado de fuerzas históricas que condicionan y obran dialécticamente en su circunstancia 12. Por esa razón, si en nuestro viaje, visitáramos de nuevo Santander en aquel mes de mayo de 1898, podríamos comprender de qué modo, la ciudad ya no volverá a ser la misma. Desde las ventanas del Muelle, no se avista el ajetreo portuario. Una quietud forzosa lo envuelve todo: el tráfico comercial, el negocio naviero y el correo están paralizados. La bahía ha enmudecido y tan solo recoge el lento batir de las olas. Santander, tradicional puerto de harinas de Castilla, no puede proporcionar el grano tan necesario, tampoco el cacao ni el tabaco. Todo es consecuencia de la guerra, de las malas cosechas y del consiguiente disparatado aumento de los precios. Casi cinco mil personas peregrinan diariamente a la Cocina Económica que ha tenido que doblar sus esfuerzos13. El 27 de mayo, el gobierno crea la Junta de Defensa y la ciudad se vuelca al mar para establecer medidas militares. Los ingenieros ordenan un replanteo que cambia la configuración original del puerto, llegan los cruceros auxiliares y cuatro cañones Krupp. La población se siente en permanente estado de alerta y aun siendo verano, la bahía está gris y mortecina. Con el armisticio del 12 de agosto, el puerto de Santander es uno de los designados para la repatriación de soldados, así que vuelve a cambiar su configuración. Ahora, al mirar hacia el mar y a la bahía, ya no se espera como antes de la guerra la llegada del grano americano ni, durante el conflicto, la aparición 11 Carta de José Gutiérrez-Solana a José Cabrero, 20.12.1920. Archivo Cabrero 12 Carlos E. García Lara, «Schopenhauer en la perspectiva de Ortega», en Anales de Literatura Española, núm. 12 (1996), pp. 217-219. 13 Agustín Ramón Rodríguez González, «Santander en la crisis de 1898», en Altamira. Revista del Centro de Estudios Montañeses, t. LXXXIV (2013), pp. 7-29. Este estudio, junto con el de Rafael González Echegaray, «Por más valer en Santander», en Alfredo Nárdiz Uribarri: Santander y la guerra hispano-americana de 1898 (Santander: Estudio, 2014, pp. 81-87) son referencias fundamentales.

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Grabado de Pio Baroja caminando por Ricardo Baroja

Portada de La Ilustración Española y Americana con la imgen del desembarco de combatientes de Cuba

sorpresa del enemigo. Lo que la ciudad aguarda con inquietud es el tambaleante desembarco de una comitiva de espectros. Enfermos o cadáveres, demacrados y pálidos, los soldados descienden con el alma rendida y rota. Desde su llegada, en la bahía retumba un sordo eco de lamentos. El 98 supuso la destrucción de todo aquel estrecho vínculo —familiar, económico y afectivo— que se había establecido entre la ciudad de


La Bahía en la memoria Santander y América y las familias de Gutiérrez-Solana y de Cabrero y Mons sufren un duro golpe. Pereda se deprime y Menéndez Pelayo escribe desolado: “Los tiempos son tristísimos, […] y sólo en el quieto asilo de la ciencia desinteresada de todas las pasiones y quimeras de este mundo, puede encontrar refugio y consuelo el espíritu atribulado por la inmensa calamidad presente, que no lo es sólo para España, sino quizá todavía más para sus descendientes en América” 14

esta bahía como su bahía natal, como un lugar plástico y literario que recala en nuestra memoria. Con su recuerdo, concluimos, como lo haría el poeta, con aquellos versos en los que se sentía: «agua en tu agua, arena de tu arena 17». María Dolores Cabrero Rodriguez Jalón

No obstante, la entrada del siglo XX llega con cambios y con el arranque de las vanguardias. En el verano de 1909, Cabrero vuelve de París y Solana de Madrid. Menéndez Pelayo es nombrado, en 1910, director de la Real Academia de la Historia y sus amigos y allegados acuñan una moneda de bronce para homenajearle. Pereda, fallece en 1906 y el 23 de enero de 1911 también es homenajeado con gran solemnidad al descubrirse su monumento justo en frente del Muelle. Ese mismo año de 1911, el joven pintor Gerardo de Alvear recibe una beca para visitar París y lleva recomendaciones de Cabrero para visitar a sus amigos Iturrino y Durrio, entre otros 15. Pancho Cossío, también visita París en 1923 y se queda allí hasta 1932. Por otra parte, el poeta Gerardo Diego decide embarcarse en la vanguardia poética y le dedica a su amigo Cabrero y Mons, su primera edición de Imagen: «A José Cabrero, artista selecto, fino espíritu 16 […]». Ha llegado el momento de regresar de este viaje en el que las instantáneas plásticas y literarias nos han permitido acceder a una comprensión mayor de la bahía de Santander. Más allá de su contemplación estética, podemos entender que la bahía ha sido, desde siempre, el eje de esta ciudad. Gerardo Diego comprendía 14 Carta de Marcelino Menéndez Pelayo a Francisco Sosa, vol. 14, carta núm. 766, 13 de septiembre de 1898. Su desánimo y apatía pueden deducirse también en Carta de Marcelino Menéndez Pelayo a Juan L. Esterlich, vol. 14, carta núm. 777, 22 de septiembre de 1898. 15 Gerardo de Alvear: Santander en mi memoria, Santander: Estudio, 2001, pp. 49-53. 16 Gerardo Diego: Imagen. Poemas (1918-1921). Madrid: Gráfica Ambos Mundos, 1922

17 Gerardo Diego: Alondra de verdad, Madrid, Ediciones Escorial, 1941, p. 54.

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La BahĂ­a en la memoria

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LAS DOS ORILLAS Gonzálo Calcedo Juanes escritor

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olver sobre lo caminado y saldar cuentas con uno mismo siempre incomoda. Para alguien enamorado de la ficción, la autobiografía es un terreno literario comprometido que induce a la desconfianza. Podemos llamarlo pudor, también timidez. Pero si salto sobre mi retraimiento y hago balance, inevitablemente me encuentro con la miniatura de un océano y sus dos orillas. Mi apócrifo océano es, naturalmente, la bahía. Sus dos orillas –evito el punto de fuga en el que confluyen bajo un cielo cosido por docenas de estelas-, las que todos conocemos. La verde y campestre de un lado, la próspera y erudita del otro. Ambas permiten el acomodo, sin demasiados codazos, de los recuerdos. El cómputo de la edad más allá de las sibilinas cifras. Curiosamente, una orilla miró siempre a la otra sin saber que al final, por azares inmobiliarios, terminarían encontrándose. Entre medias se ha desarrollado una vocación de escritor, una obra salitrosa -primero imberbe y descastada, con el tiempo equívocamente madura, menos romántica-, que no voy a juzgar ahora. Dos etapas que encuentran su molde en estos dos abrigos costeros. Con once años recalé en una Santander que miraba recatada hacia el arco sur. La urbe fue mi primera orilla, la digna y provinciana, como si el boato del Paseo Pereda amansase también los modales de las aguas. Decir que era un chavalote del norte hecho y derecho sería faltar a la verdad. Venía de tierra adentro, un lugar donde los barcos aparecían en los calendarios de las contadas pescaderías y el barbecho pautaba la vida. Incluso viviendo en una ciudad como Pa-

lencia, el campo baldío asomaba a las primeras de cambio; bastaba con adentrarse en bicicleta por una calle y pedalear hasta sentir cómo el asfalto se hacía grava bajo las ruedas. Su despejado final no tardaba en aparecer entre fábricas de harina que mi imaginación trocaba en hangares. Santander, a la que llegué turbado por la lluvia, como si los cielos se desplomasen a diario, carecía felizmente de ese final. O sí, pero en forma líquida, una frontera de agua que te salpicaba los zapatos los días de viento sur y era una invitación permanente a la aventura. Calles en cuesta, toboganes que, irremediablemente, acababan en el mar. No tenía demasiados amigos por entonces, así que mis piernas buscaban ansiosas la escapada de los muelles. Recorrerlos aliviaba mis inseguridades, el no sentirme ubicado tras tantos traslados. Por entonces el distingo entre el puerto y la ciudad no era tan determinante como ahora, un presente en el que la arrogancia metropolitana sobrevuela las aguas, simbólicamente, con un moderno santuario del arte y se impone la retórica de lo “nuevo”. En aquellos días la ciudad se descascarillaba al juntarse con los muelles. Perdía su seguridad, su altanería de aceras y portales. Si la marea estaba alta, la mole de los mercantes mixtos daba sombra, sus ociosos marineros negros -artillados con cigarrillos y gorra de visera- acodados en el puente, las grúas chirriando al fondo. La carga y descarga carecía de fronteras. Estaba en el aire, en los tejados y los alfeizares, en los toldos y mesas de las cafeterías. Pisabas los fosfatos mojados por la lluvia como si fuese el barro de senderos recónditos. Los perezosos trenes portuarios obligaban a largas esperas que

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La Bahía en la memoria reducían a papel de chocolatina las pesetas depositadas en las vías. Jamás osé colgarme de un vagón, algo que otros hacían con la naturalidad morena de la chiquillería habituada al menudeo. La condescendencia de la parroquia de habituales (pescadores de dos palabras, vendedores de cebo y antologistas de refranes) hoy hubiera provocado denuncias. Esquivando contenedores que formaban desfiladeros y laberintos, llegaba a la dársena de mis desvelos, un Puerto Chico con más contrachapado marino a flote que poliéster. Pasaba revista a las embarcaciones tomando nota mentalmente de las colchonetas oreándose, los motores en marcha o las velas aireadas en la calma. Sabía sus nombres, su eslora y manga en vez de los deberes de clase. Sentado con los pies colgando gastaba las horas, cada detalle una anotación en mi haber literario, un futuro cuento, un desvelo. La tolva de arena de las dragas determinaba, según el viento, cuál era el rincón idóneo para sentarse. Su velo permanente te salaba los labios a las primeras de cambio, dejándote ciego durante unos instantes de lágrimas. En verano el sol no rendía nunca el alma y, camino de la playa de Los Peligros, me internaba en los astilleros, donde los capataces te advertían con silbidos que te apartases. Por el camino, las cabinas de los balandros recostados contra el talud de San Martín –el tingladillo del casco metalizado por la intemperie, las grietas filtrando la luz, el lastre de fundición hundido en la tierra suelta- escondían los primeros cigarrillos y cervezas. Sin juzgarlo, cuán diferente es hoy todo de cómo era en aquellos días. Ya nada se pudre a la vista. El abandono no es más que circunstancial, en ningún caso la estampa de un barco que se sabe perdido, apartado del mar. La pretendida continuidad actual entre las playas de ese lado de la bahía entierra hasta sus nombres. Hace décadas, incluso entre una playa y la siguiente existía una cala de piedras, el yacimiento prehistórico origen de varias de mis escaramuzas y una colección de falsos fósiles. El hundido merendero forrado de tablones que el tiempo achataba estación tras estación, inspiró mis primeros cuentos. En mi imaginación, vivía en ellos gente maltrecha, desconfiada u hosca, hombres y mujeres que se comunicaban con frases de tres palabras. Como si el elemental paisaje trazase sus rasgos y desnudara su intimidad. No faltaban perros ladrando, mallas de gallinero, somieres ejerciendo de portillas y ca-

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denas y candados esquilmados por la herrumbre. Fue una época salvaje, que tuvo una prolongación en la adolescencia y la primera juventud, cuando buscaba el sol incluso en invierno y tomé contacto con la crepuscular sociedad que habitaba la playa fuera de temporada. El clan de la puerta verde, gente que se fabricaba un flotador con bidones de plástico amarradas a la cintura y sabía leer las nubes. Como ellos, yo me sentía inmune a los resfriados, era un Hemingway de postín que había ganado un concurso de relatos. Uno solo. Mi espejismo. A veces iba hasta Los Bikinis como un Marco Polo cualquiera. Traspasaba los arcos venecianos de su malecón y me dejaba acorralar por el flujo marino. Había que terminar la excursión trepando por las rocas. Eran playas de marea, hechizadas por la mudanza diaria de sus aguas. Lo que aparecía y lo que desaparecía cada seis horas. Entonces me resultaban tan originales en su esencia, en sus caprichos, que la terquedad turística de hoy, el ansia primaveral por mantenerlas colmadas de una arena cuasi mediterránea, me hace sonreír. Esa clase de desafíos, logros de la ingeniería aparte, son el peaje de la grandilocuencia hostelera. El turismo se ha convertido en un mastodonte que todo lo pisa y que necesita continuamente nuevos pastos. Una suerte de neo colonialismo expandido bajo las banderas del ocio. Contaba al principio que no acostumbraba a volver sobre mis pasos. Saltar páginas hacia atrás siempre desvela un nuevo bocado al pan rancio de la memoria. Supongo que hablamos de nostalgia. El ímpetu corrector urbanístico terminó por derribar los astilleros, suavizó relieves, esparció aceras y paseos. Depositó como grandes luciérnagas incontables puntos de luz. Borró los trazos industriales encumbrando un pragmatismo de liso hormigón y parterres móviles. La maleza condenada. Las madreselvas de las laderas de antaño mudadas en jardineras. Hoy ni siquiera puedes encontrar en esta domesticada orilla de la ciudad un puñado de grava que arrojar al agua encadenando pensamientos. Nada está suelto, todo encajado. La lógica de los tiempos ha vallado el puerto, aunque la melancolía se lleva por delante cualquier alambre de espino. Quizás deba ser así, no me quejo. Aunque la especulación acostumbra a guardar rencor a los solares vacíos y se ha aposentado con una confianza pasmosa en el paisaje. Sentado de nuevo en algún muelle, soñando los petroleros de dos puentes fondeados de


La Bahía en la memoria antes –una imagen ya de litografía- cuesta reencontrarse con la bahía que fue. Salvo mirando a la otra orilla, claro, donde el ecosistema de la bahía conserva su potestad y la anomalía neoyorkina de los edificios Gorostegui semeja el túmulo de una civilización perdida. Allí acabé, viviendo cerca del muro de piedra –la finca de la condesa y sus amantes remeros- que era el último lugar donde el sol, al ponerse, arrancaba destellos a las extraviadas vetas de cuarzo. Con la marea alta, la desconocida orilla del sur de la bahía, me atraía como si al cruzarla llevara a cabo una larga travesía. Hasta su territorio no había llegado el Dorado del metro cuadrado construido. Las promesas de otro aliento quedaban apenas a un cuarto de hora de viaje en barco. Otra mudanza, una más, estaba servida. Sucedió, como tantas cosas que ocurren sin más explicación que un leve encogimiento de hombros. Gonzalo Calcedo

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La Bahía en la memoria

“El muelle es el límite entre lo conocido y el agua que conecta todos los puertos del mundo. Cuando existían los raqueros el mar parecía mas grande ... Guardaban mas secretos, revelaciones y seres inimaginables”.

foto 1a: La obra escultórica de “Los Raqueros” frente a la bahía

foto 1b: “Los Raqueros” al borde de la bahía de Santander

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foto 2a: “Los Raqueros”


La Bahía en la memoria

REFLEXIONES AL BORDE DE LA BAHÍA José Cobo Calderón artista

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as siluetas de los raqueros se recortan sobre la superficie de la bahía de Santander. Bahía engañosa ya que hace pensar el sur en el norte y el norte en el sur. Se sustentan sobre el pesado muro de piedra creando una desproporción de masas muy útil para la expresión artística. (foto 1) Los Raqueros miran desde el muelle a su pequeña bahía, espejo de las aventuras relatadas por sus mayores. Zambullidas domésticas alucinógenas que serán premonitorias de determinación e ingenio en el futuro. Bahía, lugar de juego y aprendizaje. El cuerpo entero inmerso en el agua. Todo el campo de visión verdoso o azulado y los bordes de las cosas borrosas. Menos aire en el cerebro. Sensaciones ahogadas en la inmersión y el cambio de temperatura. Flotando ingrávido entre dos aguas, o mejor dicho con la gravedad invertida empujando hacia la serenidad de la superficie. Rodeado de un elemento mas frio y refrescante que el habitual. Acariciado por las pequeñas burbujas de

foto 2b: Raqueros vistos de espalda

aire que en su ascenso rozan la piel del raquero. Inmersión iniciática. Bautismo de coraje con los compinches como testigos. Lo blando y perecedero de los pequeños cuerpos contrasta con la dureza de las inmensas piedras, ahora de granito. Hace unos años hasta justo antes de inaugurarse la escultura el muelle era de piedra de Escobedo. Me hubiera gustado que se quedara esta piedra centenaria. Quiero mencionar una escultura de raqueros muy anterior a la de Santander, que me encargó el inolvidable Víctor Merino para la entrada del Restaurante Cabo Mayor de Madrid. Estaba compuesta de 5 figuras de raqueros a tamaño natural. (fotos 2a y 2b) Los raqueros de Víctor Merino contaban con elementos más costumbristas que los del muelle de Santander. En Madrid, un raquero gritaba a otro situado en el lado opuesto del grupo (foto 2c). Quería con “esta diagonal imaginaria trazada entre sus rostros dinamizar la composición y

foto 2c: Raquero gritando

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La Bahía en la memoria

foto 3: Oleaje en la bahía

con sus expresiones fugaces transmitir una sensación de realismo documental”. Es una escultura de 1979. Había un cesto con peces y los semblantes de los raqueros apuntaban a caracteres singulares, incluso pintorescos. Una escalera adosada al muro para bajar a alguna embarcación resaltaba aún más el carácter narrativo del grupo escultórico. Quizás realicé de esta manera mi escultura en aquel momento por la influencia de escritores como Clarín o Pérez Galdós, con quienes aprendimos a amar la vida en la imperfección de sus detalles y con cuyas descripciones de retratistas magistrales aprendimos a apreciar mas las diferencias que las semejanzas entre los humanos. Los raqueros de Santander, aunque ya acaban de cumplir en mayo su vigésimo aniversario, son muy posteriores, de 1999. Mi motivación en cuanto se refiere a la expresividad y relación entre las figuras fue muy diferente después de mi segunda larga estancia en EEUU. No he trabajado los rasgos de los raqueros de Santander de manera realista ni he buscado la singularidad del retrato acentuando las diferencias anatómicas que caracterizan a los tipos. Quería alejar el grupo del costumbrismo del XIX que, enmendando en su denuncia social la

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foto 4: Oleaje en la bahía

intención de autores tan grandes como los mencionados anteriormente, servía para consolidar estereotipos humanos, proyectando una imagen romantizada demasiado benévola sobre la infancia y la pobreza. El emplazamiento es esencial por la gran oportunidad añadida de integrar mi escultura en un paisaje cambiante de gran belleza, donde se aprecia aun mas la vulnerabilidad de los pequeños cuerpos confrontados con los elementos y con la piedra imponente, que solo se deja erosionar por el trabajo incesante del agua, el mismo agua que atraviesan con gran facilidad los niños en cada “cole” (fotos 3 y 4). Quería con mi diseño activar las líneas verticales y horizontales que serían las prolongaciones del muelle, formando un segmento de círculo que se aprecia cuando vemos la escultura desde sus laterales (foto 5). Las cuatro figuras juntas podrían sugerir una sucesión de movimientos de la misma persona en su proceso de zambullida que acaba con la figura saltando. Metafóricamente un salto hacia la incertidumbre del futuro. Cuando nos acercamos a la escultura desde atrás (foto 6a), a medida que nos alejamos de los laterales, la escultura se despliega. Se extiende apreciándose una distancia mucho mayor entre cada uno de los raqueros.


La Bahía en la memoria El vínculo composicional entre ellos que se apreciaba desde los laterales parece haberse fragmentado, dotando al grupo de nueva forma de aire mas existencial (foto 6b). Una idea mas determinista del ser humano, su posibilidad de comunicación y su destino, disociado del concepto de individualidad por relación en la disparidad con los otros, paradigma de la libertad desde los tiempos de la Ilustración. Curiosamente en la época de más diversidad, como es la actual, la tendencia es hacia más homogeneidad. La lucha por la búsqueda de algo distintivo, personal, que nos identifique y nos diferencie, en vez de diferenciarnos nos convierte cada vez mas en objetos de la estadística (foto 7). foto 5

Todos los tipos humanos ordenados en un gráfico donde las variables son previsibles porque están “mapeadas” respondiendo a datos recolectados y ya computados. Como la misma geografía del planeta. Cartografiada y publicada extensamente en latitud, longitud y profundidad hasta los fosas abisales mas ocultas. La bahía es pequeña y el puerto también, pero relativamente grandes para un joven inquieto. Encierran lugares recónditos, prohibidos en su imaginación, que requieren un derecho de paso, cuyo conocimiento y acceso son pruebas de valor e intrepidez.

foto 6a

foto 6b

El muelle es el límite entre lo conocido y el

foto 7

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La Bahía en la memoria su pequeño mar que conectaba las costas de sus reinos. Odiseo, cuyo nombre define un viaje largo en el cual abundan las aventuras adversas y favorables al viajero, es también el héroe cuyo sueño es el retorno a sus orígenes. A las primeras luces que iluminaron sus ojos y a las primeras aguas que lo bañaron. Realidad íntima que se convierte en su única ambición, rechazando incluso las caricias de la bellísima Calipso e incluso su oferta de inmortalidad. foto 8

agua que conecta todos los puertos del mundo. Cuando existían los raqueros el mar parecía mas grande que en la actualidad. El mundo y sus aguas eran mas vastos y grandiosos. Guardaban mas secretos, revelaciones y seres inimaginables. Uno de los viajes narrados como mas largo y tortuoso de la historia es la Odisea. Se cuenta la llegada de Odiseo a los lugares mas insospechados y su encuentro con los seres mas extraños. La aventura llevó varios años a Odiseo, y sin embargo, este gran periplo, una vez dibujado en el mapa, abarca un recorrido reducido siempre dentro del mar Mediterráneo (foto 8). El gran poema épico parte de una disputa local entre reyes semejantes y ambiciosos de mas poder en

En su largo viaje de vuelta a su patria confronta múltiples peligros. Se enfrenta a semidioses y a seres mitológicos. Incluso provoca la furia de Poseidón señor de los mares y visita el inframundo griego de Hades donde los muertos residen eternamente sin esperanza de redención ya que este concepto no existía mas allá de la vida y tan solo por medio de la venganza. En una mezcla de realidad y fantasía, Homero describe con gran precisión las tierras en las que en su errar desembarcó Odiseo y los habitantes que las poblaban. Tan preciso es su relato que aún hoy se pueden reconstruir las escalas del héroe en los países actuales basándose en sus descripciones topográficas. El olor de las lejanas orillas donde arribó Odiseo, sin duda reavivaría el recuerdo de su amada Ítaca. El mismo murmullo de olas y el

foto 9

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La Bahía en la memoria mismo horizonte, la infinitud y la cercanía. Los habitantes de las costas miran hacia afuera. Reconocen su puerto en otros puertos y a sus gentes en otras gentes. Con el paso del tiempo el mundo creció en los mapas. Los mares encogieron en nuestra imaginación y aumentó la capacidad de atravesarlos. Pero la añoranza por la tierra, o mejor dicho, por el mar cercano nunca decreció. Por lo menos en la época en la que el Pequod capitaneado por Acab surcaba todos los mares del globo en su caza obsesiva de Moby Dick. (foto 9). A mediados del XIX, la variedad humana también se hizo mas patente y no solo por medio de relatos sobre gentes dispares, sino también por la convivencia con dicha diversidad en algunas ciudades y profesiones. Ya no separaban los reinos, sino que se juntaban las tribus para, compartiendo sus tareas subsistir en la nueva era de conquistas para el comercio. Los tipos, eran tipos raciales tallados en las descripciones con los rasgos duros de sus diferencias. Las barreras entre razas estaban bien establecidas, al igual que se hacían cada vez mas evidentes las semejanzas entre todos los hombres en su convivencia. Y esto a pesar de la influencia de la eugenesia y de la insistente publicación sesgada de la época que se esforzaba en “medir científicamente” e implantar las diferencias. Moby Dick es una novela de dimensiones épicas, un tratado de biología marina y de artes de pesca. Del procesamiento de la carne de las ballenas en el barco y de las transacciones mercantiles en los puertos. Una vez mas se funde la realidad con la fantasía lo que inevitablemente produce un cierto tipo de realismo mágico que aflora de la superstición sobre un sustrato de creencias en un medio endurecido. La fantasía se nutre tanto de la realidad que llega a ser creíble. Se funden para generar una hiperrealidad que transciende a ambas. Melville recrea imágenes mitológicas memorables como cuando pinta la escena de un centauro bicéfalo formado por la silueta del Pequod recortada en el horizonte con dos cabezas de

cachalotes suspendidas de los mástiles a ambos lados del barco. Predicadores apocalípticos, que interpretan la crueldad de la vida como la ira de un Dios por otro lado misericordioso. Hombres toscos y viudas austeras. Grandes regocijos en el puerto con la arribada de los navíos con sus bodegas llenas después de años en la mar. ¿Cómo no reconocer nuestros antiguos puertos y las gentes que los poblaban en las descripciones de Nantucket, sus industrias, sus casas, y sus calles humedecidas por la niebla? ¿Cuánto hemos aprendido de escritores extranjeros para conformar el concepto de nuestra propia casa? Los marineros y arponeros rezaban a sus ídolos o dioses. Todos ellos, entendían que Moby Dick era la encarnación del mal. Rogaban por sus vidas a fuerzas poderosas a menudo indiferentes a sus plegarias. Ismael emerge del agua después del ataque devastador de la gran ballena blanca, y se salva flotando en el ataúd que su amigo Queequeg, indígena de los mares del sur, había construido para si mismo como respuesta a una premonición fatalista. Ismael deriva hacia cualquier puerto o hacia cualquier barco que se cruce en su camino. Renacido de la muerte de entre todos sus compañeros que debía haber sido la suya propia. Vidas engullidas por las aguas, arrebatados los cuerpos del descanso en la tierra de algún puerto patria de marineros. Los raqueros y sus hazañas locales fueron objetos literarios. Pereda escribió sobre ellos. Algunas historias no escritas habrán pervivido oralmente quizás un par de generaciones. Pero los raqueros no soñaban, solo actuaban. Su vitalidad y desenfado enciende nuestra añoranza de libertad. Las mentes jóvenes generan fantasía sin dotarla de forma artística. Pérez Galdós y otros escritores contemporáneos a los raqueros formaron caracteres aun mas verosímiles que los reales. Rostros que se completan con su impecable modelado literario. Descubrimientos o construcciones de realidades subyacentes o inexistentes hasta que son relatadas, de seres que transcienden una vez re-

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La Bahía en la memoria gistrados 2 o 3 de sus rasgos físicos o morales en palabras. Quizás algún día las aventuras y amoríos exóticos (¡que concepto!) del raquero ya crecido y convertido en navegante queden plasmados en poemas, o tan solo registrados en el agua del mar o en la red, el internet de las cosas, que codificado en números abarcará el todo. Quizás individual o colectivamente, con acciones heroicas o sin ellas converjan con el resto las mentes y la tecnología, apuntando hacia la colonización del universo (foto10). José Cobo Calderón

foto 10.

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La Bahía en la memoria

COLOQUIO Arte, literatura y arquitectura Intervienen Gonzalo Calcedo José Cobo Calderón Domingo Lastra. Joaquín Martínez Cano María Dolores Cabrero Rodríguez Guillermo Balbona Moderan: Annibal González de Riancho Luis Azurmendi.

LUIS AZURMENDI A modo de introducción, a la vista de los temas que habéis expuesto, ¿que pregunta sobre paisaje os gustaría que os hubieran hecho y no os la hicieron nunca o, a la inversa, qué pregunta os hubiese gustado hacer?. Con vuestras ponencias saldrán algunos temas que luego podamos debatir con el público. Podemos empezar con alguna cosa que os habéis dejado en el “tintero” en vuestras comunicaciones. DOMINGO LASTRA Yo creo que lo más interesante es debatir y compartir. Al final cada uno hace siempre lo que

es capaz de hacer por sí mismo. Entonces confrontarlo con lo que están pensando otras personas. Es que, además, cada uno de nosotros, trabajamos aún en un determinado aspecto. Entonces se completa mucho más el discurso. En ese itinerario que va, por explicarlo de alguna manera, del sentimiento a la intuición, de la intuición al pensamiento, del pensamiento a la palabra, de la palabra al hecho. El paisaje yo creo que aparece como una escala más del pensamiento; se puede cerrar un espacio más en ese escalafón. Como arquitectos trabajamos en acciones, pero sé que hay un pensamiento más alto que está fraguándose; quizás para eso necesitamos una colabo-

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La Bahía en la memoria ración que todavía no estamos manejando como hecho de reflexión. Precisamente estos foros dan escala al objeto que estamos encontrando porque cada uno trabajamos demasiado aislados, pero en el fondo ese aislamiento tiene que sostenerse sobre todos los demás. Me ha encantado escuchar a Gonzalo porque esa especie de nostalgia que todos agradecemos profundamente, es un ejercicio de introspección y compromiso muy prudente, pues cómo hacer de eso, construir un pensamiento un corpus, al final el paisaje significa un mundo y también la nostalgia, nostalgia del futuro, los que estamos aquí, preocupados, hay un anhelo demasiado cargado de pasado para no llamarlo nostalgia. GONZALO CALCEDO El punto de vista de un escritor es muy diferente al de un arquitecto. Nosotros manejamos las palabras, que son más volubles y es un lenguaje más perecedero En el fondo y más…. la arquitectura permanece, yo sí distingo entre lo que es el paisaje, lo verde, y lo demás. En el caso de la bahía no sé si lo he conseguido dejar claro antes, que, básicamente, es un estado de ánimo, aquí hay tantas bahías como gentes que la miran, la contemplan, es una gran ventana, es un espejo. Lo que ocurre es que a veces la ciudad, sin querer discutir sobre el asunto de las escolleras... es una retórica demasiado agresiva y no sé hasta qué punto técnicamente tiene utilidad. Tengo un barco que navego por la bahía, y tengo mis dudas absolutas que eso no se vaya convertir, la playa que se pretende proteger, en un estercolero. Yo cuando escribí ese texto que os he leído estaba en una situación difícil personal relativamente complicada por eso era un poco confesional. Pero, también pesa, pesa ese poso que queda, como decía Guillermo, algo provinciano, una ciudad demasiado tranquila, que hace cosas, como el Centro Botín; siempre uno tiene la sensación de que la ciudad permanece, no cambia en su esencia, y que va a ser muy difícil----si queremos cambiar...no sé si es algo inherente a la condición de santanderino. Y viviendo yo ahora en Pedreña, allí, en lo alto, aparece el fantasma de Severiano Ballesteros, el golfista, que del más allá parece que nos vigila a todos. El hablaba de los santanderinos como la generación del “tu”: “mi padre tuvo”, tuvo…. ¿cuál es la regla, cual es el sentido del Centro Botín, es una ciudad constreñida en lo cultural y en otras actividades.

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JOSE COBO Yo estoy de acuerdo con lo que ha dicho Domingo que cada uno estamos en un espectro completamente diferente, pero también es cierto que hay unas conexiones tremendas, yo estoy sorprendido porque parece como que nos hemos coordinado previamente. Que cada uno está en un espectro, hay temas que se tocan y en mi caso lo que hay detrás de lo que he presentado aquí es exactamente lo mismo que hay cuando hago una escultura, no hay diferencia. Estamos empeñados, vivimos empeñados en cuatro ideas que cada uno plasmamos de formas muy diferentes. En relación al futuro para mi es muy difícil predecir lo que puede pasar, aparte que a lo largo de la historia las predicciones, la mayor parte de las veces, no se han realizado. GUILLERMO BALBONA Estoy de acuerdo con lo que ha dicho Gonzalo…. Cada uno intenta construir aquello que no siempre se corresponde, o que no debe de serlo, con lo inmediato, con lo que tienes enfrente; es, más bien, como una fragmentación de cosas…. Recordando el homenaje al grupo de teatro La Machina hablando de la nostalgia y de cómo han transcurrido 25 años de teatro y, sin embargo, se sigue en la zozobra, en la incertidumbre permanente de cara al futuro... que vale mucho como lema de “camiseta” del presente que estamos viviendo, y luego, sobre lo que decías de conservadurismo de ésta burguesía inamovible, de magma de película de terror que lo invade todo y que es muy pegajosa pero es que, además, hay un sentido privado de lo público. Todo el mundo se apropia de su Santander. Durante ocho meses hemos estado en un debate sobre el autobús... eso no puede ser, no puede ser, creo que hay cosas mucho más importantes, hay una gente mayor, es la vida cotidiana, no puede ser ese debate el pulso de la ciudad; eso no es una ciudad moderna, eso es otra historia que nos buscamos, y creo que sucede o que se extiende muchas veces al terreno cultural. En vez de nostalgia estamos hablando de melancolía al modo de Lars Von Trier, esto es el “Apocalipsis”. Yo vivo en un continuo pesimismo, todos estos proyectos puntuales de la ciudad de los que se habla creo que no se van a terminar; bueno, yo no creo que este aquí, aunque haya escrito 25 años sobre ello.


La Bahía en la memoria LUIS AZURMENDI Gonzalo hablaba de que la escritura tiene un contexto diferente a la arquitectura. Ha habido una intervención, creo que ha sido de Lola, que recoge un momento en que los escritores, los pintores, los arquitectos, utilizaban las tertulias en el siglo XIX y XX. Se encontraban en un mundo convulso, con una ansiedad de cambio por sus ciudades, por sus países…. en ese momento no me imagino yo cómo eran las conversaciones, qué tenían de común porque luego, cuando sucedió la diáspora de la Guerra Civil, unos tuvieron que emigrar, otro fue fusilado, otro se quedó y triunfó. Eran políticamente diferentes y sin embargo en aquel momento desde diferentes técnicas y oficios podían hablar de la pintura, de la literatura, a mí eso me parece que sería el germen de lo que estamos haciendo aquí aunque sea de una forma más... improvisada, si se quiere, esas conversaciones no me las imagino; tú, Lola, habrás tenido acceso más directo. No se si nos puedes comentar algo…. LOLA CABRERO En esas tertulias pasa lo que ha pasado aquí, al pensar cada uno en nuestros diferentes discursos y los siguientes aspectos, cada uno se obliga luego a compartirlo, primero reflexionar sobre ello y luego compartirlo, es lo que sucedía en las tertulias, de esa manera todos estaban en comunicación y con el interés de innovar, de ir más allá, reconociendo el pasado pero estando pendiente de lo que va a suceder; es muy importante, lo que ahora se ha perdido un poco esas tertulias y por eso era tan enriquecedor, como comentabas tú. Respecto al inmovilismo de Santander hay como una contradicción: ¿porque Santander siendo una ciudad que desde siempre está abierta al extranjero, y lo comenta además Solana en la España Negra, donde era más fácil ir Burdeos en barco que ir a Madrid, llama la atención ¿por qué se critica su inmovilismo?. Es una cosa muy curiosa. En esas tertulias sucede lo contrario: se busca la nueva mirada, se imita a los extranjeros, hay un deseo por conocer mundos diferentes. Con respecto a la política pasa lo mismo, tienen caracteres diferentes, muy diferentes, en momentos de cambios muy importantes, pero todos se respetan en materia política y son capaces de prescindir de todas las ideas políticas y unirse por el amor al arte y elevarse de toda esa superfluidad

del mundo que conocen para encontrar una idea más bonita y, decía Gómez de la Serna sobre la tertulia de Pombo, que “la gobernaba una exquisita ironía amable” ANNIBAL GONZALEZ DE RIANCHO Una cuestión que os planteo: si miramos la cornisa cantábrica las sociedades gallega, asturiana, vasca, incluso catalana, están más conectadas con el interior agrario y con el exterior, con la zona costera y zona de pesca, que en Cantabria. En Santander la sociedad burguesa está muy desconectada de la bahía y muy desconectada del interior y eso produce mucha inercia y que no deja que la sociedad se pueda mover en el sentido cultural que debía de moverse. No sé qué opináis ¿qué os parece? GUILLERMO BALBONA Lo comentaba antes. Es más, yo creo que es culpa de todos. Lo que nos está uniendo en esta parte del foro todavía es más escandaloso porque ha habido loables, pero muy pocos intentos, de descentralización cultural, Santander prácticamente lo abarcaba todo,…….es donde se concentran todos los elementos importantes, pero luego se recurre al tópico de Santillana; ha habido intentos, como Sianoja, hechos aislados desde el punto de vista cultural, son como pequeñas islas, pero no se consigue, y creo que es culpa de todos, que haya un sentido de descentralización cultural y luego creo que en las cuestiones sociales y políticas sucede lo mismo. Hay una paradoja Santander es un escaparate para lo bueno y lo malo. No olvidemos que esta región está dominada políticamente por el PRC qué dejando lo que critica a los nacionalismos, es un partido nacionalista también, que está envuelto en un maquillaje bastante hipócrita y, además, muy provinciano y muy poco cosmopolita frente a otros movimientos nacionalistas. Y luego, como paréntesis a lo que comentabas tú, esas tertulias no hay que olvidar sus vertientes literarias y cinematográficas en sí mismas, y ante una conciencia… o sea se ha perdido conversación y esto es en toda España y en la sociedad moderna y además hay un déficit claro y es que nadie escucha, nadie escucha y ese es el mayor déficit, si nadie escucha encadena que todo sea pobre. JOAQUIN MARTINEZ CANO En mi exposición quería unir historia y educación, creo que el déficit de lo que ocurre en

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La Bahía en la memoria Cantabria viene de la educación. En algún momento se hizo la Universidad de Cantabria pero lo que es en el ámbito humanístico hay muy poco trabajo, hay que darle más importancia a las artes plásticas. Queremos hablar de creatividad, de muchas cosas, la Fundación Botín que está hablando de enseñanza de la creatividad, se están metiendo una serie de cosas desde los “carteles”, igual que se hace un taller o unas exposiciones, o se hacen festivales, hablamos de “carteles” pero no llegamos nunca a la raíz, no tenemos una raigambre, una cantera, una base donde esté implicada la gente de aquí, porque también la costumbre es traer gente de fuera, como hace la Fundación Botín, que trae figuras para que hagan una exposición, para que creen unos talleres y hablen de creatividad; siempre están diciendo los mismos eslóganes pero no llegan nunca a la esencia de lo que es la creatividad: la creatividad hay que trabajarla todos los días, la creatividad es que tenemos que volver, otra vez, al momento histórico de “salir a la naturaleza”. No se trata de utilizar la bahía como tópico, se trata de salir al campo y se trata de “tocar” el campo, se trata de reconocer nuestro entorno y, desde ahí, cada individuo, no que haga soluciones bonitas, sino que entre en procesos creativos, que elabore proyectos, esquemas, figuras, vamos siempre a la exposición y lo que falta es creación y proceso, implicación en la educación. No vamos a hacer tanto escaparate y tanta exposición de edificios, de salas, sino que tendremos que entrar más en temas de formación y en temas de implicación a gente del territorio. Como decía antes Guillermo ha habido un tiempo en que la gente de la literatura y las artes, participabamos en los proyectos; la gente del teatro acudían a los artistas a que hiciésemos las escenografías y participábamos de todas las actividades, unos de los que hacían los otros; hoy eso es mucho más difícil de encontrar esa gente en cualquier exposición o reunión que se hace; hay muchas actividades pero estás muy de “prestado”, pero gente realmente para entregarse, para implicarse en ello, hay muy poca. GONZALO CALCEDO Guillermo, tu decías que no se escucha. Escuchar requiere un esfuerzo y hablabas de compartir, y compartir es poner algo en la opinión de alguien, yo creo que son tiempos que están pasando demasiado deprisa. Por ejemplo, algo que yo observo, como escritor tengo la manía, el

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vicio de observar a la gente, cruzo la bahía en lancha todos los días, antes la gente leía libros, ahora todos miran la pantalla del móvil, es que no es solo que nadie mire el paisaje, es que cuando lo miran, lo miran a través de la pantalla del móvil …. Sí, los tiempos están cambiando sin que la ciudad cambie.... GUILLERMO BALBONA Al hilo de lo que decía Joaquín. Venia ahora de la exposición de Calder, que es una exposición maravillosa, pero es un apagón en esta ciudad con respecto a lo que tu decías, porque es una especie de cúspide de Kilimanjaro, pero ¿dónde está la base?, es que aquí todas las cosas se hacen al revés; lo que decías, hay una especie de papanatismo, “lo de fuera es lo mejor”, que cuando se recurre a lo de aquí es que es provinciano, faltan conceptos de equilibrio que debía de ser de lo más natural... ¿por qué la Fundación Botín en dos años que lleva de vida, no se ha hecho ninguna exposición de Juan Navarro Baldeweg o de Juan Usle? no lo sé, ¿se acabarán haciéndolo? Vale, para ellos seguramente en su mentalidad se han puesto un plazo, y estoy seguro no menos de 5 años, aquí hay que ir “a lo más”, al escaparate, y nosotros somos los más elegantes, si, si, de Calder la exposición es acojonante, pero ¿dónde está la otra parte? y luego no sé hasta qué punto hay ya un déficit, un periodo de un paréntesis de vacío donde está educación va a ser muy difícil de restituir. Hay que tener una educación artística más allá de la sensibilidad de cada uno,...y ese proceso no se ha hecho. JOSE COBO En relación a las tertulias y el lenguaje podemos sentir cierta añoranza, pero es que en realidad es el signo de los tiempos, igual que admiramos a los artistas que se reunían y compartían ideas, los aristócratas en los salones utilizaban lenguajes extraordinarios, un juego de palabras ingeniosos, como Oscar Wilde o Proust, es algo relacionado con el tiempo; en la pintura ocurría lo mismo. Hoy en día ese tipo de tertulias por muy deseables que sean, incluso si existieran, serían anacrónicas. Es difícil imaginar un pintor realista hoy en día representando con ese tipo de virtuosismo. DOMINGO Hay una palabra que ha salido aquí y que para mí es algo que hay que poner en entredicho,


La Bahía en la memoria en su sitio, y es la palabra tópico, la cultura que se alimenta de tópicos ----- a mí me pareció muy hermoso la evolución de los Raqueros de la escultura de José Cobo que eran personajes proscritos y ahora desde el presente les ha hecho cambiar de actitud les ha vuelto contemplativos. Yo soy un enamorado de la bahía porque el que trata mal a la bahía ... Tomar la bahía como tópico como debate destruye ese valor contemplativo para encontrar ese futuro que tanto pensamos en él. LUIS AZURMENDI Bueno, conviene dejar fuerzas para la tarde. Vamos a cerrar este coloquio. Muchas gracias. *Texto transcrito de grabación revisado

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“...es un problema ...simplemente de urbanidad, de “buena educación” ciudadana, de respeto por una mayoría social que llegó antes y pervive con sus referencias de relación y sentimientos.”

Los Muelles de Santander, en primer término la Grúa de Piedra, detrás El Palacete del Embarcadero, al fondo el Club Náutico y el Palacio de Festivales. Foto L.A. Asociación Tajamar. 2011.

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La Bahía en la memoria

NUEVOS PAISAJES URBANOS & NUEVA URBANIDAD José Cabrero Arquitecto

C

omo introducción a mi intervención, decir que, si bien el título de las jornadas que hoy inauguramos es, LA BAHIA EN LA MEMORIA, no me voy a referir específicamente a ella, o a los paisajes urbanos y naturales que la configuran y distinguen, sino al problema de renovación o actualización que se presenta común con otros lugares o ciudades. Problema que, la bahía y su entorno, sigue manteniendo y además le viene afectando con desafortunada vigencia hoy en día. Es sabido, pero todavía es tiempo de insistir. En los paisajes urbanos de cierto valor, sigue siendo posible intervenir renovando espacios y objetos arquitectónicos, sin necesidad de destruir los significados con los que se convive. No solo es un problema de preservación del conocimiento cultural adquirido, sino simplemente de urbanidad, de “buena educación” ciudadana, de respeto por una mayoría social que llegó antes y pervive con sus referencias de relación y sentimientos. El progreso ya no se quiere entender abriendo camino entre los escombros de nuestra ciudad, o nuestro barrio, y aunque solo sea precisamente por ello, porque es nuestra/o y no suya/o. En los tiempos que corren y a pesar de las abundantes reflexiones críticas y legislación vigente acerca de cómo intervenir en la ciudad, estableciendo límites a ciertas tendencias interesadas, que muchas veces, acaban resultando de carácter entrópico, o caótico, es decir de “progreso hacia la destrucción” que diría Walter Benjamín. No obstante, y a pesar de ello, el hombre contemporáneo, sigue imponiendo lo particular

frente a lo general, lo individual a costa de lo ciudadano y en definitiva anteponiendo el interés propio contra, el civismo, el respeto por lo otro, la buena educación y en definitiva, la necesaria urbanidad. Ante esta actitud crítica con “la disolución de los vínculos, entre las acciones individuales y los proyectos públicos”, lo que sintéticamente el sociólogo Zygmunt Bauman denomina “modernidad liquida” hoy en día se la tilda de anticuada, conservadora, así como de peligrosamente conculcadora de las libertades individuales y artísticas. Pero, sin ironías, hay que decir que, lo realmente antiguo, es continuar con nuestra ancestral actitud denominada por los antropólogos “conquista de recursos” antes alimenticios y ahora financieros. En un principio conquista de recursos alimenticios para su propia y escasa supervivencia y hoy día “financieros”, también para la supervivencia propia, pero de la representación social o política. Por tanto, se hace necesario seguir repitiendo, que la excesiva tendencia a la individualización de las principales operaciones de intervención en la ciudad, de carácter económico y de representación, se encuentra inmersa en nuestro mismo filum evolutivo y en consecuencia harto antiguo. Además, tampoco es “moderno” en el sentido todavía prestigioso asociado al término, ya que aunque la primera modernidad o en palabras de Bauman la “modernidad sólida” participando de la industrialización, la productividad y de la ciencia, se manifestaba de modo bastante ahistórico, sí defendía, en términos urbanísticos y

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Museo Ontario. Reforma. Arquitecto: Daniel Libeskind

Caixa Forum. Madrid Arquitectos: Herzog y De Meuron.

arquitectónicos, con mucha pasión y claridad, conceptos de refundación de nuevos proyectos colectivos y de futuro, planteados en los diferentes CIAM, Congresos Internacionales de la Arquitectura Moderna, Carta de Atenas, La Ciudad Radiante de Le Corbusier, Ciudad vertical de Hilberseimer etc.. y donde la defensa de la urbanidad y la consideración del espacio público como esencia de la ciudad se planteaban de forma constante. Pero así mismo, no debemos olvidar, que también, todo ese entramado moderno, se iba a desarrollar en el siglo de su nacimiento y culminación, el XX, a través de una inmensa carrera de demoliciones y desnaturalizaciones de nuestro patrimonio arquitectónico, paisajes naturales, etc. Y por la rapidez de su desarrollo, a caballo de las nuevas tecnologías, de forma huracanada. Lo cual, a su vez, nos permite recordar, como pionero, a W. Benjamín y su tesis, a propósito del cuadro que compra a Paul Klee “El Ángelus Novus” cuando dice aquello de:

da, mientras los escombros se elevan ante él hasta el cielo, es lo que nosotros llamamos progreso”.

“Ese huracán que le empuja (al ángel) irreteniblemente hacia el futuro, al cual da la espal-

Para contrarrestar dicha ansiedad, Beck propone corregir la fuerte individualización contem-

Muchos autores actuales se preguntan por el porqué del mantenimiento aún, de esta carrera tan destructiva y de ribetes incluso hasta suicidas. El también prestigioso sociólogo alemán Ulrich Beck, considera que desde la “primera modernidad” que comentábamos anteriormente, hoy en día, se asiste a una “segunda modernidad”, que pone en cuestión todo el sistema en el que se ha basado la primera, el progreso como continuum infinito, la industrialización y la ciencia. Todo ello, es objeto de revisión, pero en paralelo se observa que en el grueso de nuestras sociedades actuales se participa de un fuerte sentimiento del riesgo y de la incertidumbre, conduciéndose a su vez según una especie de huida hacia adelante, a través de un desenfrenado nihilismo y consumismo, que igualmente y contradictoriamente, le renueva todos los días en su inseguridad y ansiedad de las que pretende huir.

Centro Botín Santander Arquitecto: Renzo Piano

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Banca Populare de Verona Arquitecto: Carlo Scarpa.

poránea, ampliando el círculo social y cultural del mismo individuo, con el objetivo de alcanzar un equilibrio y disminuir esa incertidumbre. Lo que, en nuestro caso, tiene su traducción inmediata al tema que hoy tratamos, es decir, renovar los paisajes urbanos, los espacios públicos o de relación y la arquitectura que contienen o aquellas que se proponen como nuevas, pero siempre cualificándolos y respetando su urbanidad.

Bankinter. Madrid Arquitecto: Rafael Moneo

sobrevivir satisfactoriamente a la necesaria actualización de nuestros paisajes, si no olvidamos el principio Aristotélico de que, la finalidad única de los humanos es convertirse en un buen ciudadano que respeta la coexistencia pacífica y necesaria con los demás, sin imponer sus reglas. Santander 28 de junio de 2019 José Cabrero

¿Es posible actuar de esa manera? Sí, si sabemos trabajar con la pretendida intención de preservar dicha coexistencia con el lugar y las arquitecturas prexistentes. Todo ello sin necesidad de caer en mimetismos o pastiches, y sin renunciar a construir con las tecnologías, materiales y programas de uso, que significan el tiempo que nos ha tocado vivir. Sepamos seleccionar y manejar la volumetría, la escala, el color, los diferentes puntos de vista y siempre teniendo en consideración que la importante presencia de la arquitectura y los espacios públicos que condiciona, le guste o no le guste, siempre resulta de obligatorio consumo para el viandante. Entonces, solamente podremos hoy en día,

Edifício Siboney. Santander Arquitecto: José Enrique Marrero Regalado.

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“yo creo que la bahía de Santander también es una escena muy poderosa; no solamete es la escena de una vida mercantil y de transporte”

Puerto Romano de Trevere. Copia del grabado de Antonio Basoli. La interpretación tardía de 1810 del puerto, o la bahía, como escenario, como plaza, tal y como se interpreta por el autor en el presente artículo referido al puerto de Roma.

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La Bahía en la memoria

PLAZA Y FACHADA en las bahías Gabriel Ruiz Cabrero Arquitecto

L

es voy a llevar a ustedes casi hasta la prehistoria, pues después de esto tan fantástico que hemos seguido, muy de futuro, voy a hacer una cosa muy “antigua”. Quería hablar de la bahía como una plaza, como una plaza urbana dónde ocurren las cosas importantes de la ciudad. Esto último que acabamos de escuchar sería un ejemplo de cómo ahora se puede dar a la bahía ese tono de plaza

Puteoli, Miseno y Baiae. con Portus Iulius en el centro y lago del Averno

urbana donde ocurren las cosas, plaza en el sentido de escenario Y para que vean que es verdad, que me voy hacia lo antiguo, voy a decir que en el año 29 A.C. el emperador Augusto inició lo que ahora llamamos las guerras cántabras; estuvo más de 3 años aquí aunque las guerras duraron todavía más. En el año 27 por orden suya dada desde estas tierras, se inició la construcción del Portus Iulius también llamado Classis Misenensis, es decir, el puerto de la Marina de guerra del Imperio, que por orden, como digo, de Augusto, el general Agripa construyó en Miseno. Estaba al lado de Nápoles, en un lugar que se llamaba Baias. Y de ese lugar viene el nombre de bahía que se generaliza y permite llamar bahía de Santander a este lugar de la costa o a la de Sídney, de la que también hemos visto aquí hoy algunas cosas; podemos llamar así a todas las bahías. Hablo de Baias no por ser base militar de la Marina de Guerra de Roma, establecimiento contemporáneo a un momento crucial de esta tierra, fundacional tras las guerras cántabras, sino como lugar geográfico que es muy hermoso. Es perfectamente circular, un antiguo cráter volcánico. Y en un extremo, al nordeste cerrando la bahía, se encuentra la Ísola Pennata, una isla muy estrecha dónde construyó Tiberio un teatro, siendo ya emperador. En este teatro, que tenía como fondo de escena el Portus Iulius lugar como imaginan dramático donde fondeaba la flota, se asistía a las ceremonias teatrales. La bahía era pues un escenario. Tiberio llegaba al teatro por detrás, desde el norte, en un barco, la trirreme imperial. Tras desembarcar atravesaba un túnel y aparecía con gran

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La Bahía en la memoria

“Explicatio aliquot I courum quae Puteolis” Siglo XVII.

“aparato imperial”, ante sus súbditos y con la bahía delante. Aquellos movimientos de las naves de guerra y la aparición de emperador eran actos absolutamente teatrales. Yo creo que todas las bahías tienen está condición escénica. Entre otras cosas por el movimiento de las aguas en las bahías. Quiero decir que una ciudad como Nueva York, que está en la boca de un río, ve cómo el agua circula siempre en la misma dirección, con mucha violencia. Y es imposible plantear el lugar con la tranquilidad de la escena como ocurre en las bahías. Hemos visto como la Ópera de Sídney es el centro de una vida social intensísima. Y yo creo que la bahía de Santander también es una escena muy poderosa; no solamente es la escena de una vida mercantil y de transporte. Fue más intensa en tiempos pasados como hemos visto esta mañana, pero aún hoy sigue teniendo vida industrial y también una vida social. Yo nunca he tenido barco pero cuando he viajado por la bahía, en la “Pedreñera” o con amigos míos, que si tenían barco, cuando

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se cruzaban con otros barcos, siempre sabían de quién era. Recuerdo de niño cuando salían las lanchas de pesca, todo el mundo sabía de quiénes eran, cuando volvían y cómo volvían. Sí, ha sido un escenario. Y ha sido escenario para lo bueno y para lo malo. Santander ha dado grandes directores de cine. A mí me gustaría que se hiciese una película que se llame Machichaco, nombre del barco que, como todos recuerdan, marca uno de los momentos más trágicos de la historia de Santander. La explosión del barco Machichaco que, como ustedes saben, fueron dos: una en octubre y otra en marzo. Allí estuvo durante todos aquellos meses ese barco; era como la muerte, la muerte varada, la muerte matando y la muerte anunciada que iba a seguir matando cuando se produjo la dramática segunda explosión. En ese escenario había unos héroes qué morían, que eran los buzos que realmente trabajaban con un dramatismo espantoso, buzos que utilizaban la tecnología más potente del momento


La Bahía en la memoria para sumergirse intentando rasgar la “barriga” del Machichaco, sacar una dinamita, material entonces novedoso que no se sabía manejar y que hacía explosiones tremendamente criminales. La ciudad de Santander estuvo durante todos esos meses tensionada por la muerte, por esa especie de castigo injusto. Yo creo que Santander tendría que seguir construyendo el fondo de escena de ese lugar, seguramente con acciones como la que acaban de presentarnos pero también con arquitectura. Creo que Santander no ha tenido suerte en los últimos años con la arquitectura que se ha asomado a la bahía: el edificio de Saénz de Oiza, el Palacio de Festivales, obra de un arquitecto magnífico pero que es una lástima que no lo metiera más en el agua. Habría sido quizás más criticado todavía de lo que lo ha sido, pero si hubiese estado casi encima del agua, como está la Ópera de Sídney, ese lugar de acción hubiese sido hermoso y hubiese dejado, además, la plaza de San Martín más desahogada. Y tampoco ha tenido suerte yo creo con el Centro Botín colocado donde está; el Centro Botín a mí me recuerda a esos pintores que cogen un lienzo que tiene una buena pintura y pintan una cosa encima que es peor. Estaba mejor el lugar sin ese repinte que le han hecho y a mí juicio han destrozado el lienzo en ese punto. Pero yo creo que Santander tiene otros momentos, como José Cabrero ha apuntado, Siboney es un momento conseguido. Santander tendría que prolongar ese fondo escénico que creemos que es una mezcla de naturaleza y arquitectura, aunque en realidad es todo obra humana. Los montes y los accidentes que en una primera aproximación podríamos llamar naturales, no son naturales; Peña Cabarga es una construcción de los seres humanos, no solo por las construcciones que la rematan, sobre todo por el significado con el que los habitantes de Santander desde la prehistoria le han atribuido. Y otros montes, como Peñacastillo, que es más que una peña una destrucción. Pero la boca del puerto también es una construcción humana; todo el perímetro ya no es natural, es artificial. Yo recuerdo que un profesor de paisaje en la Escuela de Arquitectura nos hizo reír a los estudiantes porque dijo una cosa, que parecía una tontería, pero yo creo ahora que estaba bien, dijo: “paisaje natural es aquel en el que la mano del hombre no ha puesto el pie”. Aquello nos parecía muy chusco, pero es verdad. Yo voy a decirlo de otra manera: espacio natural es aquel que no ha sido mirado por

los seres humanos. No hace falta que los humanos toquen algo para que deje de ser natural, basta con que lo miren. Ya no existen, no quedan paisajes naturales. Todos los paisajes son antrópicos. Todos están construidos por la humanidad. Y especialmente la bahía de Santander que es una construcción y tiene que ser entendida como una construcción. A mí me parece que el frente de Santander a la bahía, es espléndido en algunos tramos como el Paseo de Pereda -que se llamaba antes el muelle- o el primer tramo de Castelar, roto totalmente a la altura del no sé si es el número 20 ó 22 donde se levanta una pieza altísima o el Paseo de Reina Victoria. No está terminado ese fondo escénico de la bahía, debería de continuarse hasta llegar al Barrio Pesquero y más allá. A la altura del Astillero, vuelve el fondo a estar bien, porque es un foco escénico industrial, pero hasta ahí la ciudad tiene que prolongarse. A mí me parece que la ciudad de Santander debería hacer un esfuerzo por construir ese resto y entenderlo como fachada. He tratado de acercarme al concepto de fachada consultando el diccionario de la lengua española que dice: “facia del latín facio” Y lo define como “Con la cara dirigida a tal sitio” La fachada de Santander es la cara de la ciudad dirigida a tal sitio que es la bahía, esa es la facia de la bahía de Santander. Luego el diccionario sigue “facial perteneciente o relativo al rostro”. Las ciudades como Santander como se ven mejor es cuando se llega por el mar; las ciudades marineras se ven desde el mar. Yo tengo el recuerdo de haber llegado por mar a grandes y pequeñas ciudades como Palma de Mallorca o Ibiza, Estocolmo o Venecia. Es cuando se entra desde el mar cuando la ciudad muestra su facia. Y continua el diccionario: ¨Fachada, paramento exterior del edificio” y también “presencia, aspecto y figura del cuerpo humano. Hacer fachada, confrontar, dar frente” Y también dice el diccionario lo que es para mí el Centro Botín: “fachoso que se dice o hace cosas con descuido”. Creo que no hay que ser fachoso y hay que poner una buena “facio” hacia la bahía qué es la Plaza de la ciudad, la plaza por donde se recibe a los visitantes importantes que vienen con banderas y con himnos. Nada más. Muchas gracias. Gabriel Ruiz Cabrero

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La Bahía en la memoria

COLOQUIO Nuevos Paisajes Urbanos José Cabrero Juan Carlos Fernández Izquierdo Gabriel Ruiz Cabrero

GABRIEL RUIZ CABRERO Lo bueno de estas intervenciones lumínicas que has proyectado es que se terminan y nunca pueden hacer daño. No como la arquitectura que a veces es muy peligrosa, es permanente y hace grandes daños, eso anima a que siguieras adelante con esos trabajos. JUAN CARLOS FERNANDEZ IZQUIERDO Antes comentando, sin micro, José y yo, reflexionábamos un poco eso que dices, que no es agresivo y que si quieres cambiar el dispositivo lo cambias y ya está. Y pueden surgir nuevas ideas, nuevas visiones, nuevas formas de enfrentarte a ese espacio. Pero está muy bien porque he tenido esta oportunidad, tenía algún temor, a Luis se lo comentaba, si sabríamos estar en este hilo conductor que ha surgido de una forma muy natural, con esas imágenes que nos has puesto, en la parte física en esa agresividad de la arquitectura mal pensada, no

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soy especialista, me encanta la arquitectura, y bueno se puede hacer algo más amable ¿no? Al final la luz del día es muy plana, se desvanece en cierto modo, y la noche es un elemento muy curioso. Yo suelo asistir a estos festivales, es muy curioso ver a la gente deambular de un sitio a otro, imaginarte ese mundo que se abre delante de ti,… JOSE CABRERO Yo antes te comentaba que ésto de la iluminación de los edificios es una técnica que también puede ayudar, por ejemplo, a barrios degradados de las ciudades que por la noche son terroríficos, puede dignificar el lugar y pueden ser incluso agradables, cosa que es imposible por el día como no sea ajardinando o pintando… incluso el puente de Sídney, hay puentes por ahí desastrosos que podrían tener por la noche una visión mucho más agradable. Aunque siempre se ha hablado en sentido contrario a opinar de los edificios que se


La Bahía en la memoria iluminan…pues depende como se ilumine, puede manifestarse de una manera muy interesante porque muchas veces, precisamente a través de la iluminación, se reduce un poco ese volumen… GABRIEL RUIZ CABRERO La iluminación de los monumentos es de las cosas más difíciles que hay, por una razón que dicen todos los especialistas: en realidad los edificios están hechos para iluminar por la luz del sol, un foco luminoso que esta lejísimos, y muy arriba, y tu cuando iluminas por la noche difícil es que ilumines de esa altura, muchas veces se ponen los focos en el suelo con lo cual la luz viene en sentido contrario, es como cuando a una persona la iluminas desde abajo, y se deforma todo: la nariz da sombra hacia arriba,…se altera la fisonomía de la persona, se deteriora la fisonomía del edificio. Hay que pensar que iluminar un edificio de noche tiene que plantearse presentar ese edificio como de una manera distinta a como es de día; no puedes intentar repetir la luz del sol, es otra cosa distinta. Pero yo creo que lo que tú haces es otra cosa completamente distinta que iluminar un edificio, es otra historia, que no tiene la pretensión de… tu no estabas intentando enseñarnos la grúa de piedra de noche, tú estabas utilizándola como un fondo sobre el que proyectar unas historias. Es otra cosa diferente es otra pretensión, a mí me parece que es…otro arte distinto que tiene la ventaja de que hay creaciones nocturnas que todas las noches- yo tengo un problema por la Mezquita con el que hemos luchado mucho, el Ayuntamiento quiere iluminarla para el turismo nocturno, quieren que la vean y es espantosa la iluminación: focos grandísimos que iluminan y deforman totalmente el edificio. Además la arquitectura está pensada para que las cornisas arrojen una determinada sombra. La Mezquita de Córdoba lo que tiene de bonito por la noche es el silencio, la poca luz. Pero lo que tú haces son cosas efímeras, entra dentro del “arte efímero”, que es muy bonito porque es una cosa que ocurre y ya no vuelve a ocurrir. Puedes repetirlo pero ya no en el mismo momento. Alguna Pregunta?

LUIS AZURMENDI

DOMINGO LASTRA A Gabriel. Cuando hablamos de ciudad no es posible hablar de paisaje, el paisaje como patrimonio… la ciudad es ser dinámico que cada vez que actuamos sobre el, Palacio de Festivales, Fundación Botín….vuelve otra vez a ponerse en tela de juicio el paisaje de la propia ciudad, si en realidad esa es la prioridad contemporánea no somos capaces de deliberar, debatir, sobre el paisaje como un concepto que podamos mantener o hacerlo evolucionar a través del tiempo. A Juan Carlos. En el sentido de utilizar el arte, en este caso tan flexible y adaptable como elemento plástico y también como comportamiento urbanístico. Estas propuestas vislumbran otras posibilidades, hacen descubrir situaciones urbanas, no solo en el centro de las ciudades, sino aplicable a barrios para provocar diferentes ensoñaciones Por cuestiones que han pasado desapercibidas o simplemente lo vemos con otros ojos, cabría utilizarlo con más ambición en ese sentido, creo que hay mucha ciudad por descubrir. Aquí se ha dicho de los murales, esto está abierto a más expectativas de aplicación urbana. JUAN CARLOS FERNANDEZ IZQUIERDO Poco tengo que decir, si. Es así. Hay actuaciones de fachadas muy espectaculares, como cuando salió lo de (ilegible) que es un tipo de historia que no me interesa demasiado porque estamos casi en un parque temático. Pero cuando suceden esos pequeños descubrimientos como aquel caso en 2014, en Barcelona, que era en un solar abandonado y se proyectaba en una superficie de arena en el suelo que se llamaba “huellas”. Con el paso del tiempo, la gente que había circulado por ese sitio como iba cambiando con la luz, con las sombras. Si yo creo que por ahí pueden ir “los tiros”. Nosotros cuando hicimos lo del festival de la grúa de piedra, pretendíamos eso. Bueno tengo que decir que quisimos iluminar el faro y no se pudo hacer, quisimos intervenir en otro espacio grande, que fue el Dique de Gamazo, tampoco se pudo hacer; os imagináis por qué no se pudo hacer: porque no había dinero. Ya al final salió la Grúa de Piedra porque tenían que ser elementos que estuvieran en el puerto porque el Puerto participaba, y queríamos que fueran lugares más pequeñitos. La

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La Bahía en la memoria Grúa que siempre ha estado ahí, pero hostis de repente sucedió algo: con la proyección era como otro valor, otra visión… JOSE CABRERO Si, contestando a Domingo, decía no sé quién, que la mejor ordenanza urbanística es el lápiz. Sea arquitecto o ingeniero, todo es posible haciéndolo bien. Lo que ocurre es que hay un componente y es que hay que entender el asunto y recuperar las construcciones existentes. Con prioridad y recuperar aquellos paisajes destruidos, yo creo es cierto, es posible, perfectamente lo que decía Gabriel: construir una fachada al sur que se vea desde el muelle, perfectamente adaptada correcta y bonita. También puede darse una barbaridad también es verdad, pero piensas: ya no son tiempos para estar construyendo sin recuperar, hemos construido mucho, pero evidentemente habrá que seguir construyendo en función del crecimiento poblacional, pero tampoco es lo que pasaba con la burbuja inmobiliaria que todo lugar ha sido sacrificado. GABRIEL RUIZ CABRERO Yo creo que hay que pensar que la ciudad se tiene que construir continuamente, no sabemos cuál va a ser el futuro de Santander si va a demandar mucha construcción o menos pero parece indiscutible que una ciudad como Santander, sobre todo por donde está la bahía que tiene y va a tener siempre una utilidad; tuvo una época brillantísima con Fernando VI que abrió el comercio con América de todos los puertos que antes solo era Sevilla y Cádiz, arranca un periodo brillantísimo de Santander que se cierra dramáticamente como esta mañana hemos oído con la pérdida de Cuba, que resultó tan sensible aquí, lo recuerda mi familia… Pero en cualquier momento Santander tendrá que seguir construyéndose pero será con formas distintas. Si ahora nos vamos hacia atrás y volvemos a la bahía de Santander en época romana debió ser una cosa distinta a lo que vemos hoy. Hubo asentamientos romanos fijos, entre otras cosas porque Cabárceno era una explotación de mineral de hierro importantísima ¿Cómo sería la bahía de Santander cuando vinieron las barcazas llenas de mineral de hierro desde Cabárceno? Estoy seguro que el agua llegaba a los pies de Cabárceno, no transportaban el mineral en carretas que sabían ellos que eso era fatal…Si, hubo una ingeniería

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del agua que fue la minería romana y ha llegado hasta muy recientemente. En la ciudad medieval (yo antes hablaba de la cara, de la facia …) veríamos, como en tantas ciudades, una fortaleza, que era la catedral en una roca, que te recibía y te metías por detrás de la roca… todos hemos oído de un puente entre la Compañía y la Catedral, esto ha sido hasta hace poco, el agua entrando hasta el actual Ayuntamiento. La ciudad ha cambiado muchísimo, y va a tener que ir cambiando, yo creo que lo que es importante es estar alerta y preparado para ese crecimiento, por eso digo que el frente, la fachada de la bahía, es importantísimo, se pierden cosas…. Yo recuerdo de niño en la lancha…. (Por cierto no hay mejor viaje en el mundo, calidad precio que ir en lancha al Puntal y volver) todo el alto de Miranda era verde, no se había construido, y era verde y era hermosísimo ver que la ciudad estaba entre el mar y el monte. Qué pena, todo eso se ha perdido, yo creo que mejor que el Centro Botín… pero la ciudad tiene que seguir construyéndose hay edificios magníficos como Siboney y todo el muelle…hay que pensar que hay que hacerlo bien pero hay que pensar que se tiene que seguir construyendo la ciudad, como dice José, reutilizando cosas, mejorándolas, escogiendo donde se construye; el barrio pesquero a mí me parece que es un barrio extraordinario, con un futuro igual, pero me parece una lástima que la calle Marqués de la Hermida (no se como…. yo no conozco ningún piso alto, pero tienen que tener unas vistas extraordinarias) tenía que ser tan bueno como el Paseo de Pereda, no entiendo que no lo sea. MIGUEL ANGEL MONTES El Sr. Cabrero ha hecho un comentario sobre esos edificios escalonados ha hablado al principio sobre Caixabank en Madrid en el paseo del Prado, esa actuación sobre una antigua instalación industrial, y luego ha proyectado otros muy exagerados y el ultimo conferenciante ha hecho algún comentario sobre el edificio de Renzo Piano del Centro Botín. Yo creo que habría que pedir alguna postura como de espera, que nos fuéramos acostumbrando a esos edificios en algún caso son muy desproporcionados, como ha dicho el sr Cabrero, que está en el centro, aquí en Santander por ejemplo nos hemos familiarizado con el Palacete del Embarcadero que nos corta el paisaje, nadie dice que el marítimo de Bringas


La Bahía en la memoria nos corta el paisaje, nadie dice que la Estación Marítima de Lorenzo corta el paisaje. Pero además tenemos la suerte de que si paseamos por el cantil Santander esta denostada y no nos quita en absoluto el paisaje. Nos hacía más daño el monte de Solares con aquella cantera, eso sí que hacía daño, el edificio de Oiza el palacio de festivales ya hemos más que aceptado y la grúa de piedra que se dice aquí, la máquina, la machina, pues es un elemento que hicieron un artista y la recrea con esas proyecciones. Hay un frente también a la bahía que es ese Paseo de Pereda y la plaza porticada que está en una primera línea de bahía, y habrán observado Uds. como el monumento del héroe Velarde, yo en un centenario que se celebró hace unos años, escribí al Sr. Alcalde, que era Iñigo de la Serna, y le dije ¿cómo es posible que a este hombre lo tienen Uds. en un monumento castigado mirando a la pared ¡y a la pared del “fisco”, además! ¿Porque no lo giran Uds.? Y además Uds. que son de derechas, es solo una pequeño un cuarto de giro. Ud. que es ingeniero sin mover el pedestal, una noche, llega una grúa, cuelga la estatua de fundición de bronce de este pobre héroe de Madrid le hacen Uds. y póngales Uds. mirando a la bahía y a Peña Cabarga ¡que menos para un héroe! Pues con el ingeniero me ocurrió lo que yo ya he llegado a tener como cierto que para acometer… no hay como los ingenieros de caminos.

zona, porque donde esta no hacia ninguna falta. Estoy de acuerdo en que la ciudad y el paisaje, y aprovecho para decirle a Domingo, yo creo que no hay distinción o es muy difícil hacer la distinción entre la arquitectura y el paisaje, o sea la arquitectura forma parte del paisaje y los seres humanos intervenimos constantemente sobre el paisaje, cuando hacemos arquitectura, cuando plantamos un monte con árboles, o los cortamos, o se prohíbe que se plante un árbol en el plan de la bahía se está interviniendo y es todo continuo, es la concepción antrópica del paisaje, todo es paisaje, la arquitectura es una cosa pequeña del paisaje y tenemos que saber que estamos interviniendo en ello continuamente y además lo tenemos que hacer para seguir construyendo nuestro entorno, nuestra ciudad. LUIS AZURMENDI Nos vamos a tomar cinco minutos de descanso mientras preparamos la siguiente proyección.

GABRIEL RUIZ CABRERO Estoy totalmente de acuerdo con Ud., está el hombre, el héroe Velarde, dirigiéndose…, animando a la rebelión y se está dirigiendo a una pared, es una arenga perdida. Estoy de acuerdo con podía estar un poco más delante, mirando de otra manera… Es verdad que nos acostumbramos a todo, lo bueno que tiene la ciudad… voy a decir algo que parece contradictorio con lo que he dicho: a mí en las ciudades me gusta todo, me gusta toda la arquitectura, me gustan todas las ciudades, me preguntaron ¿Qué es lo que más te gusta de la arquitectura y dije que las ciudades feas, yo estoy convencido de que al Centro Botín nos acostumbraremos, y nos parecerá bien; como se acaba de construir y yo creo que es una lástima que este ahí, que no esté un poco más allá, podría haberse utilizado el Centro Botín para recuperar una zona, más allá de la Comandancia de marina, había que haberlo llevado allí para revalorizar esa

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“la bahía da a Santander ese horizonte, esa luz, y ese paisaje. Me gustaría saber si alguien es capaz de decirme que le da Santander a la Bahía. La bahía es muy bonita pero, si te das la vuelta, lo que hay detrás te hace dudar”.

La bahía desde Santander. Foto del autor

Santander desde la bahía. Foto Tajamar

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LA BAHIA Y LA CIUDAD Jesús Molinero Arquitecto

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n principio hay muchas definiciones del paisaje, pero a mi la que más me gusta es aquella que considera el paisaje, no solo el espacio que se ve, sino el ojo que mira. Es decir hay una parte objetiva y una parte subjetiva. No todos vemos lo mismo, ni los mismos valores mirando el mismo paisaje. Depende de nuestros conocimientos, de nuestras sensibilidades y de nuestro estado de ánimo, por tanto es muy difícil ponerse de acuerdo y coincidir en las valoraciones de paisaje. Sin embargo hay una parte objetiva y en ese punto de vista, Santander es una de las ciudades que tienen un territorio maravilloso para haber hecho una ciudad preciosa. Y desgraciadamente, lo siento, no lo es. Y la prueba es muy sencilla. Cuando vives en Santander te dicen “¡oh que

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suerte de vivir en Santander, qué bonito es, tiene una inmensa bahía!”. Si, pero es que la bahía no es la ciudad. Como decía Oiza las casas acaban en las ventanas y de las ventanas para afuera está el exterior, el interior está desde la ventana para adentro. Del cantil del muelle hacia el sur está la bahía y hacia el norte está la ciudad, y la bahía es otra historia distinta de la ciudad. La ciudad se aprovecha de esta bahía, por supuesto. Una bahía con 30 kilómetros de profundidad visual, con una sucesión de paisajes, de cadenas montañosas que van dando una perspectiva escalonada y una lámina de agua, que desgraciadamente hoy en día es menos del 50 por ciento de la original, donde se reflejan las luces, los vientos y las nubes. Eso es lo que es bonito, pero eso no es la ciudad. La ciudad podría haber sido igual de bonita que la bahía y es un poco lo que quisiera comentar ahora. En esta imagen (fig. 1) se plantea la primera cuestión que es el territorio. Santander ha crecido al borde de la bahía y tiene detrás todo lo que es la ladera del Alta con unos 30 metros de altura y detrás ya está la Vaguada de Las Llamas, le sigue otra cresta y luego el Cantábrico otra vez. Ahí vemos el primer emplazamiento con la orografía más o menos marcada. Las ciudades no crecen ellas solas, las hacen crecer los hombres. Este primitivo asentamiento tenía sus barrios, Cabildo de Arriba y Cabildo de Abajo, los arrabales y el antiguo puerto. Estos dos cabildos tenían dos historias distintas, dos sociedades diferentes y un problema común: no se llevaban bien. El de arriba era de los hidalgos viejos y el de abajo de los comerciantes, los propietarios de

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La Bahía en la memoria barcos, burgueses y comerciantes. A la hora de discutir quien dirigía al Cabildo en el municipio, siempre los hidalgos tenían preferencia. Sin embargo los hidalgos tienen la contrapartida de que están en un espacio territorial mucho más pequeño, mientras que los de abajo, siempre pueden ir creciendo contando con la mayoría que les apoye. En esta imagen (figura 2) de la bahía, hay que decir que no se puede hablar de Santander sin tener conciencia que, durante siglos, esta bahía tenía más del 50 por ciento de la superficie actual. No se entiende la bahía y su importancia histórica de funcionamiento social y económico, si no tenemos en cuenta las fundiciones de Liérganes y la Cavada y los astilleros de Guarnizo. Lo producido en los astilleros de Guarnizo y en las fundiciones de la Cavada salían por la bocana de la bahía. El castillo de San Felipe era el almacén de las balas y bombas con los que se armaban los buques que salían de Guarnizo. Es por tanto toda una estructura de actividad en el territorio. La bahía tampoco se entiende sin estas dos actividades fabriles que, por otro lado, arrasaron completamente los bosques del entorno para conseguir la madera y que produjeron unas erosiones fortísimas en los terrenos cuyos sedimentos son los que rellenaron después toda la bahía y que transforman el paisaje del fondo, que ya no se ha recuperado, lo que en su día seguramente sería bosque atlántico, de hayas y robles. Luego el paisaje de la bahía ya se transformó sin que creciese la ciudad; llevamos siglos transformando la bahía. La siguiente transformación de la ciudad fue la construcción de los famosos muelles del siglo XVIII (figura 3). Se conoce como Ensanche de Santander, pero no, no lo era. Fue una Orden Real para construir unos muelles en Santander. No es un crecimiento ni un ensanche asumido por la población, es una obligación real que decide tener un puerto en el Cantábrico para impedir que las mercancías salgan por Bilbao, porque en Bilbao pagaban las tasas al Señorío de Vizcaya y no pagaban tasas a las arcas reales. Es una operación económica y fiscal, no es un crecimiento de la ciudad por su capacidad de crecimiento o actividad emprendedora. Esto conviene saberlo porque, entre otras cosas, el Ayuntamiento, al que se obliga a hacer la obra con las cifras de los desembarcos, se queja de los sobrecostos que se están produciendo y por eso estas obras tardaron muchísimo en realizarse, fueron costosas y en el tiempo que duraron tuvieron que intervenir los particulares con concesiones. A este

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Figura 2

Figura 3

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puerto, que se forma ya en el siglo XVIII, se le da autorización para comerciar con América, mientras que se le prohíbe a Bilbao. Eso significó que muchos armadores y marinos vascos se instalaron en Santander. Ya tenemos tres grupos sociales dentro la misma ciudad: Cabildo de Arriba, Cabildo de Abajo y el muelle con el ensanche, que sigue manteniendo el nombre, el barrio de los co-


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merciantes y armadores de ultramar, en principio mayoritariamente vascos, pero también se hace el Camino de Castilla, se ha acabado el comercio de la lana y comienza la exportación de la harina a gran escala y entonces viene gente procedente de Palencia y Valladolid. Al final ya tenemos este resultado (figura 4) de Santander. Son tiempos de la ilustración y hombres como el Conde de Isla impulsaron la vinculación de Santander con la Marina: se construyeron naves, cordelería, astilleros, se ampliaron las fundiciones de La Cavada. Los barcos que armaba el Conde de Isla había que artillarlos y había que municionarlos. A esta gente no le interesaba la bahía como un espacio de paisaje y belleza sino que era un sitio seguro de fondeo de barcos. El puerto era la propia bahía. Los barcos fondeaban, pero no se pueden arrimar al muelle salvo que lo arrimes a base de remos y tirar de ellos. Eso significa todo un trasiego para cargarlos y descargarlos y por tanto una gran población de jornaleros en Santander y una clase social alta que organiza a esas clases de jornaleros. Pasan los siglos (figura 5) pero Santander no cambia mucho en su imagen física, el muelle y el casco del Cabildo de abajo, la Catedral, lo que queda del Castillo, los barcos están fondeados en la bahía, luego la gente de Santander, cuando miraba la bahía, no veía si era plata o si era estaño, qué pasa con las nubes, miraba cuantos barcos había y si iba a haber trabajo o no, si había llegado el barco tal o cual, era su sitio de trabajo, era su interés económico, sigue siendo la misma bahía físicamente objetivamente pero subjetivamente el interés económico de supervivencia era más importante. En el interior el famoso puente de Vargas(figura 6), aquí estaba antes la ría de Becedo, el tranvía, todo el frente de lo que ahora es Calvo Sotelo, también la plaza de las Farolas, la ciudad sigue creciendo pero vinculada a esa actividad portuaria que tiene delante. El muelle con sus características (figura 7), que se queda en seco cuando baja la marea, por eso hay que hacer esos pantalanes de madera, para poder llegar a los barcos y la cantidad de botes de todo tipo, embarcaciones auxiliares para cargar y descargar y surtir a esos barcos fondeados. Eso significa gente remando, multitud de jornaleros. La siguiente transformación (figura 8) sucede cuando se decide, con una concesión denominada Wisock, a unos industriales que proyectan crear un dique, pasar la isla de Oleo y llegar hasta Marben. En este plano se ve que esta hecho el muelle, el

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Figura 9

muro pero no se ha rellenado y esto es así porque pesa otro acontecimiento de Santander que es la llegada del ferrocarril. Hasta ese momento Santander se ha estado surtiendo de mercancías a base de carretas de bueyes fundamentalmente y caballerías que se quedaban en lo que se llamaba la “mies de arriba”. En cuanto llega el ferrocarril se transforma en la Alameda Segunda. Eso si va hacer la población de Santander, embellecer su ciudad con la Alameda Primera y la Alameda Segunda, entre otras cosas para evitar que el ganado de tiro entre en la ciudad y por tanto ganar salubridad y ornato y tener un espacio de disfrute y de convivencia social, de encuentro, tener unos jardines, porque la ciudad no tenía ningún jardín; la Primera Alameda y la Segunda la terminan presos carlistas de la batalla de Vargas. Se hace precisamente para eso para que todos los animales de tiro que vienen trayendo carros hacia el puerto, no entren en la ciudad. Esto de la concesión de Wisock al final quien la compra y se queda con ella es un personaje que no es santanderino. Es el Marqués de Manzanedo y Duque de Santoña, uno de los capitales más importantes de este país, en su momento, socio del Marqués de Salamanca en Madrid con muchos intereses en común, entre otras cosas los ferrocarriles. Se queda con muchísimas concesiones, sobre todo portuarias, como estos muelles que se llamaron de Manzanedo donde plantean un nuevo Santander con la excusa de la llegada del tren, que financia él de alguna manera, La idea de que ya Santander está constreñido, no se puede seguir hacia arriba, porque toda esta ladera del alta está ocupada por viñas y huertas de suministros propios de la ciudad, son las huertas que es el suministro inmediato de comida. Los militares han hecho la carretera del alta

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que es puramente defensiva que se comunica a través del Paseo de la Consolación donde vivía Menéndez Pelayo y que tiene una pendiente uniforme que puede soportar un tiro de caballos arrastrando un cañón, precisamente para poder defender la ciudad por la zona norte. El Marqués de Manzanedo se plantea esta historia, y hace una cesión para la estación, cesión para el nuevo ayuntamiento, para el servicio público etc.. Esto pone en cuestión los posibles crecimientos hacia otras zonas de la ciudad, hacia otros poderes económicos con lo que tiene controlado el territorio. Y ahí viene el episodio del Machichaco que frustra esta idea. Si se dan cuenta, en esta imagen (figura 8) la gente está en la machina, estaba viendo el espectáculo cuando explota el barco y se produce una masacre. Y eso ya impide para Santander que la ciudad y el puerto puedan crecer al mismo tiempo. En esta ocasión la ciudad y el puerto se separan. En un plano (figura 9) que está en las paredes del mercado del Este se observa la ocupación de la ciudad de Santander. No solamente por su cartografía sino por toda la obra que tiene de comercios, de profesionales, de riqueza, de actividad, que están orgullosos de su ciudad. Orgullosos de su posible ensanche del Este, hacia Maliaño. Como expectativa industrial está la dársena del Cuadro que cambia varias veces de forma, que está previsto que sea toda la trastienda del puerto. Un puerto, desde el punto de vista práctico, es un lugar de ruptura de carga. Hay que pasar del barco, del transporte marítimo al transporte terrestre, entre medias lo que hoy diríamos área logística. Media tener la capacidad de tener la mercancía almacenada, y por lo tanto el Puerto de Santander tenía un transpuerto


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muy importante. Al mismo tiempo, al abrirse el puerto para atrás, la dársena vieja era un pudridero, se cierra y se rellena (figura 10). Es una historia que a mi me encanta porque vuelve a ser otra toma de conciencia de la ciudadanía de Santander. Ante la sospecha de que el puerto utiliza esto como su emplazamiento para almacenar mercancías o para las instalaciones, los vecinos de Santander se echan a la calle y plantan jardines, regalan plantas, regalan árboles y así, más o menos, se empiezan a hacer los Jardines de Pereda, por voluntad popular. Exigen que eso es un espacio libre y lo construyen ellos mismos. Es el único jardín que tiene la ciudad durante varios siglos antes de 1900. Por otro lado estamos también en la época en que los reyes frecuentan Santander en sus veraneos (figura 11). También toma iniciativas otro cántabro, que tampoco era santanderino, el Marqués de Valdecilla que crea uno de los mejores hospitales, no solo de España sino de Europa. También paga prácticamente el 50 por ciento del Palacio de La Magdalena y un millón de pesetas de aquel entonces para la Ciudad Universitaria de Madrid. Ese es el Marqués de Valdecilla. Pero no era santanderino. Santander sigue creciendo. Se ve una planificación del Sardinero en este plano (figura 12) de alguna manera y como más o menos se va ocupando el territorio. Esto es todo lo de la Alfonsina que se regaló en su momento a Isabel II, luego vino la primera república y se expropió otra vez. Aquí hay un personaje también importante, tampoco santanderino, que es Don Benito Pérez Galdós, que ahí tenía su casa, que la diseñó él y dirigió la construcción. La denominó San Quintín y pasó bastantes más meses aquí que en Madrid, pero que prácticamente no queda huella de él en Santander. De hecho los muebles y los útiles que tenía la casa de San Quintín, son lo que compone ahora el material expositivo de la casa de Benito Pérez Galdós en Canarias. Estamos ya en el año 1937. Esta es la famosa foto aérea de la Legión Cóndor (figura 13). Santander tiene otra cuestión determinante. Teóricamente tenía que haberse alzado en el golpe de Estado del 1936. Estaba comprometida. Pero debido a que le cortan las comunicaciones al comandante del cuartel de Valencia no controlan las calles y sin la ayuda de parte de los militares que estaban destinados en Santoña, así el alzamiento fracasa en Santander. Tras la guerra recibirá la denominación de “ciudad traidora”. Estamos en agosto del 1937. La represión

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La Bahía en la memoria fue bastante fina por la obligación de ir a combatir al frente, pero dentro de las unidades del Ejército Nacional sabiendo que tu familia se queda en Santander y que va a estar vigilada y controlada. Estos son los mejores pisos de la Atarazana más o menos en la plaza frente a la Iglesia, y estos son los derribos que hacía el alcalde de la República Bordenave, que se le llama “piqueta”. Fue idea de él hacer toda una avenida recta sin estrechamientos desde el paseo de Pereda hasta Cuatro Caminos. También derriba un ala de la Iglesia de la Compañía para que la calle Santa Lucía fuera recta y limpia. Estas ideas de intentar la limpieza de calles, la ortogonalidad, ya empezaban en el año 1936 a estar presentes en Santander. También este hombre es el que empieza las obras de el pasaje que luego se llama el Pasaje de Peña porque era como se llamaba el ministro de Obras Públicas de ese momento. Y esta es una parte importante de Santander. Este es un dibujo de edifício típico de los libros de urbanismo (figura 14). No había ascensor y por lo tanto tampoco habría propiedad horizontal tal como lo conocemos ahora. Un propietario se hace un edificio, en donde abajo tenía su negocio, sus almacenes o lo que fuera, en el principal, que podía ocupar la totalidad de la planta, vivía él, y los demás pisos los arrendaba. Según se va subiendo el nivel de altura como es más costoso subir viven menos propietarios hay más inquilinos y más y más rentas que cobrar. Eso era una manera de utilizar el suelo. Lo más rentable posible y sacarle el mayor beneficio posible del edificio que se hacía. En la práctica significa una mezcla social. Porque en el mismo portal, en la misma escalera podría vivir un armador y arriba podría vivir un simple maestro de escuela o sencillamente un lisiado o un ciego o un bohemio. Vivían todos, no en el mismo barrio, sino en la misma escalera, la mezcla social por tanto es muy grande. Bien es cierto que en las casas del muelle no se da con tanta frecuencia porque una de las condiciones que tenían, era que por cada manzana no podía haber más de cuatro viviendas por planta para que fueran suficientemente grandes y que no las puedan comprar gente de renta baja. Así se controla el nivel social del Ensanche mientras que en el resto de la ciudad la mezcla social es muy grande. En 1941 se desata la tragedia de un gran incendio que arrasa no todo Santander sino una gran superficie de la parte más densamente poblada de

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la ciudad (figuras 15 y 16). Y con mayor mezcla social. Fueron aproximadamente diez mil personas que se quedan sin casa de una población de unos 80.000. La guerra ha acabado en el 39. Europa sigue en la guerra mundial y la economía está muy deprimida y sobre todo la navegación por el acoso de los submarinos alemanes, a pesar de que España es neutral. En la imagen se puede ver como a la Iglesia


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de la Compañía le falta medio ala. Se ve una casa que existe todavía y está en la esquina de Calvo Sotelo con Lealtad. Es de hormigón, igual que el Cinema y mas o menos como Santa Clara que es hasta donde llegó el incendio. Y aquí tenemos imágenes ya de la reconstrucción (figuras 17 y 18), se empieza por reconstruir la iglesia, la Catedral es imposible está muy deteriorada y puestos a componer pues aprovechan y sacan la calle Lealtad y la calle Isabel II, con lo cual la estructura orgánica y tradicional de Santander, de la Catedral al Castillo al final del promontorio, se corta. Y se desvirtúa la estructura histórica de Santander completamente. La Catedral queda separada de su original enlace con el núcleo histórico y se vincula más con el Ensanche. Hay que tener en cuenta también que en su momento los comerciantes, pretendían hacer una catedral nueva pero no consiguen las autorizaciones de la Iglesia y hacen la iglesia de Santa Lucía, pero su idea era haber hecho allí una catedral nueva y haber tenido el centro de

la ciudad y con esta historia consiguen que la catedral, visual y espacialmente, parece que está más vinculada hacia el ensanche del este. De hecho con la apertura de la calle Lealtad y la calle Isabel II, se corta y además se tapa con los edificios colocados en el lateral, el casco viejo, lo que queda de él , que estará detrás de toda la cadena de edificios de nueva planta; tal y como viene en la normativa de la construcción, su misión es tapar el barrio degradado y de bajo estilo existente. Se oculta el casco viejo de Santander. Al Cabildo de Arriba, una de las cosas que se hace es taparlo. Si paseáis, si vais por el cine Los Angeles se ve cómo están colocados los edificios para que no se vean las casas antiguas del Cabildo de Arriba las pocas que quedan hoy en pie. Esta reconstrucción se hace con mucha rapidez. En el 54 o 55, ya está prácticamente acabada. Y esta reconstrucción, es la que genera la cuarta tragedia de Santander. Con la reconstrucción de Santander se genera un nuevo grupo social y económico que no existía antes y que coge una gran fuerza y que todavía la mantiene: son los promotores inmobiliarios, en su momento maestros de obras o empresarios de la construcción, hoy día mucho más estructurados. Sobre todo además, porque se aprueba la ley de financiación hipotecaria con lo cual se puede invertir en la construcción a base de créditos que se transfieren a los compradores de las viviendas. Por tanto es muy fácil, teniendo buena relación y teniendo buenos contactos conseguir financiación económica para construir, para promover y para entrar en el mercado inmobiliario. Esa es la nueva característica que aparece con la reconstrucción de Santander y que hasta ese momento no existía. Al tiempo que se reconstruye Santander, evidentemente los 10.000 habitantes que se quedaron sin casa no vinieron a vivir aquí, al nuevo ensanche, qué, por cierto, se hace con manzanas mucho más grandes que las existentes para que ningún antiguo propietario pueda comprar directamente su parcela, sino que tiene que entrar a subasta de las parcelas resultantes que son más grandes que las originales, y por lo tanto tiene que aportar dinero, porque lo expropia todo Ayuntamiento y luego lo saca a subasta, pero lo que saca subasta, no son solares con la estructura propietaria antigua sino que son los solares resultantes en función de planeamiento Urbanístico. Pero además es una zona en donde se duplica la edificabilidad, y por lo tanto lo que saca a subasta como solar edificable, vale más del doble de lo que valía el terreno cuando se expropió como

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La Bahía en la memoria solar quemado, porque tienen más aprovechamiento urbanístico. Eso echa de la propiedad del suelo a bastantes familias. Los que se habían quedado sin casa y que eran de alquiler, se les aloja en algunos barrios de casas humildes, por ejemplo los Santos Mártires, unos cuantos barrios de vivienda protegida que son los primeros que se construyen y que de alguna manera se meten en los huecos que hay por la ladera. Generando ya de esta manera una especie de ocupación de la ladera de la calle del Alta de manera descontrolada. A todo esto se hace el Plan Bahía que teóricamente ordena toda la vega, es un plan de zonificación, no es un plano urbanístico, que tiene un enfoque territorial y deja condicionadas las zonas damnificadas a su desarrollo mediante ordenanzas y directrices municipales. Un plan que todo el mundo criticó pero que duró más de 30 años, porque el siguiente plan se hace en el año 87. Luego tan malo no debería de ser para algunos. Ese plan lo que genera es esta especie de destrozo. Se empieza a construir grupos viviendas que son viviendas de protección oficial y están subvencionadas. En la decada de 1980 seguimos creciendo y ya hemos llegado al siguiente límite donde está la construcción, que es la Avda. de las Castros, que se empieza a hacer precisamente para dar acceso a las instalaciones de la iglesia, pero sirve como última frontera para todo el crecimiento de Santander hacia la Vaguada de las Llamas. En el 2010 ya esta hecha la autovía. Y entonces se coloniza toda la ladera de enfrente. Empezamos a crecer hacia Santander como mera ocupación de suelo. Se genera ciudad pero sin una estructura. Se abre el túnel de Tetuán. Pero mientras tanto las conexiones norte sur siguen siendo muy complicadas. En el Plan de 2012, que está anulado por sentencia judicial, el problema es que no se quiere hacer ciudad, solo viviendas, se quiere hacer edificación, se quiere hacer negocio. Y esto es lo que propone el Ayuntamiento: 1.000 viviendas de VPO y un millón de metros cuadrados de suelo productivo. Plantea un crecimiento de Santander de más de 200.0000 habitantes. Duplicar la población. Además se propone construir en cualquier rincón de la ciudad densa, de la ciudad construida, que vaya a ser objeto de transformación; se construye y se densifica. Sin embargo podría aprovechar para reordenar, se podrían aprovechar para colocar espacios libres que podrían utilizar para generar una imagen paisajística de Santander un poco más

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amable. No, se densifica. También la zona norte se densifica. Se plantean nuevos suelos urbanizables con estructura a base de bloques que han llegado hasta el borde del espacio protegido por el POL. Los núcleos regionales existentes se quedan englobados dentro de esta trama ortogonal. Luego están las operaciones emblemáticas que también son otra oportunidad para conseguir que esta ciudad fuera paisajísticamente mucho más interesante, pero también se pretende que sean viviendas. Hoy día ya no se puede hablar de Santander como ciudad, hay que hablar de la bahía y el entorno urbano. Teniendo en cuenta que según la Unesco, de aquí al 2.050 ó 2.060 el 90 por ciento de la población va a vivir en ciudades, la mayoría de ellas en litorales, como Santander, el entorno urbano va a seguir creciendo y habrá que ordenarlo. Por último esta reflexión: la bahía da a Santander ese horizonte, esa luz, el paisaje. Me gustaría saber si alguien es capaz de decirme que le da Santander a la Bahía (figura 24). Esa es la imagen de Santander hacia la bahía, hacia ese sitio tan maravilloso la ciudad responde con esto. La bahía es muy bonita pero si te das la vuelta lo que hay detrás te hace dudar. Vamos a dar un paseo. Desde la bahía, entraremos a Santander como una buena puerta urbana por los jardines de Pereda. Pasaríamos por el arco emblemático (figura 25) por antonomasia, para entrar hacía la “almendra” de la ciudad. Al fondo ya vemos un edificio que empieza a ser un poco discutible. Seguimos andando por esa calle y seguimos teniendo el mismo fondo. Cuando nos damos la vuelta vemos que el propio arco nos impide ver la bahía de la que venimos. (figura 26). Y vamos a la plaza y nos encontramos con una estructura rara, mezcla de tipologías y de restos construidos bastante caprichosos. Si miramos por esa calle que es el Rio de la Pila hacia arriba nos encontramos que aquí hay un cierto “sabor” pero lo que hay allí arriba la verdad es que asusta. Por su tamaño o su calidad o su situación. Seguimos subiendo, de vez en cuando conviene darse la vuelta y mirar para abajo a ver si lo de abajo es mejor que lo de arriba. Aquí todavía estamos al menos a nivel horizontal, no hay cuestas pero la calidad de la construcción ha desmerecido muchísimo, son incluso desde el punto de vista ar-

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La Bahía en la memoria quitectónico de mejor calidad como composición y como imagen los edificios antiguos que los modernos. Seguimos subiendo y empezamos a tener calles “ortopédicas” (figura 27) con mecanismos para desplazamientos, pero los edificios son los mismos. Cuando hay alguno moderno de alguna manera desentona y los antiguos, si se arreglaran y se tuvieran en cuenta, darían más calidad ambiental. Aparte mantienen una escala entre la altura y el ancho de la calle bastante proporcional. Llegamos al final. Las casas antiguas han desaparecido. Esa zona empieza a valer mucho dinero, que antes era desprestigiada ya que tiene muy buenas vistas. Y es accesible desde el centro con los mecanismos (figura 28). Existe el riesgo de que esos barrios se transformen, con edificios de mayor volumen y mayor altura y por lo tanto de mayor impacto paisajístico. Lo curioso es que cuando llegas a este sitio en el funicular, al punto más alto, tienes toda la bahía ahí, al fondo, en todo su esplendor (figura 29). Esto sigue siendo una ciudad inconexa. Parece que los edificios los han “tirado” donde han podido, ha sido un urbanismo de parcela, “está es mi parcela y aquí me coloco”. “Cumplo los 5 metros del Código Civil y carretera”. Como veis eso son escaleras para acceder a viviendas de promoción pública y de protección oficial. No sé yo el día que haya un incendio por donde entrarán los bomberos. Ahora también hay viviendas de lujo. Este es el paisaje de Santander, de la ciudad de Santander. Lo otro es el paisaje de la bahía pero Santander es esto. Estas son las casas y los vecinos de Santander. Llegamos al Alta y vamos a empezar a bajar y nos encontramos con la Avenida de los Castros. Y eso que hay enfrente es la autovía (figura 30). Podría ser Palencia, Valladolid, Madrid, Albacete, Murcia. Ciudad sin ningún carácter solamente bloques exentos con urbanizaciónes privadas. Eso es el futuro que ya está en

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construcción. Por cierto, un futuro que cuando llega a Cueto, sigue igual, no hace ninguna articulación entre el pueblo y lo nuevo, los bloques llegan hasta el límite de las parcelas, si al lado hay una casita de pueblo pues que se quede con ella. Sigue el desorden, también con una buena altura, construcción más cara y con unas calles sin servicios. Esta es otra imagen del nuevo Santander que se está haciendo, el nuevo paisaje de Santander ciudad. Este es un paseo por Santander. Y con esto acabamos. Muchas gracias Jesús Molinero

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Incendio del vapor “Cabo Machichaco” en el puerto de Santander Noviembre 1893. DM.

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UNA CIUDAD ENTRE DOS INCENDIOS Jesús Ruiz Mantilla Escritor y periodista

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stoy aquí como escritor de dos novelas que han tenido mucho que ver con la ciudad, sobre todo que tratan de reflejar el espíritu colectivo de la ciudad. El personaje central es la ciudad, sobre todo en el caso de “Ahogada en llamas”. Cuento la historia, (hago un resumen para quien no la haya leído y por si los que la han leído no lo recuerdan), de los avatares de una familia, entre la explosión del Machichaco y el incendio de Santander; son sucesos apocalípticos, como no hay otros igual. Siempre digo que en el medio de la novela hay mucho amor, mucha comedia y mucha evasión, pero probablemente el principio y el final son dos episodios absolutamente traumáticos que cambian y transforman la ciudad para los siglos. Tengo una anécdota con Renzo Piano cuándo inauguró el Centro Botín. Yo lo que aprendí escribiendo “Ahogada en llamas”, sobre todo, es que esta ciudad se ha ido conformando por los elementos fortuitos, como el fuego, y por algunas catástrofes naturales que han provocado la transformación urbanística de la ciudad. Entonces yo tenía curiosidad por saber sí Renzo Piano era consciente de la radical transformación de la ciudad que había supuesto la construcción del Centro Botín y que es la primera vez que el hombre toma una decisión sin estar sujeto a los elementos y si esto le había influido en el diseño de la obra. Esto es una cosa muy importante y para mi sorpresa nadie le había preguntado eso, nadie había hecho ese análisis Realmente hay cuatro grandes transformaciones en la ciudad: Una es la del siglo XVIII que origina el muelle y la extensión de la ciudad. Otra es la explosión del barco Machichaco que destroza los alrededores, otra el incendio que destruye el centro histórico y la cuarta es la depredadora de la

corrupción, que es otro elemento incontrolable de los años 80, con Hormaechea y otros alcaldes, que devoraron la ciudad. En un congreso de arquitectos, tampoco me puedo morder la lengua, y es un debate continuo que tengo con mi tío Joaquín Mantilla, que es arquitecto también conocido de muchos de Uds. En esa demolición carnívora que ha tenido efecto la corrupción política, los arquitectos también habéis sido los responsables, porque habéis hecho proyectos memorables y feos. Viajar por las ciudades de muchos países y entender la proporción en equilibrio, la belleza como fin y venir a Santander y ver Valdenoja es espantoso, lo mismo lo que vemos ahora desde el Centro Botín: una perspectiva que no conocíamos de la ciudad, vemos esas lomas intercaladas en el cabo que dejan bastante que desear Hay una responsabilidad colectiva, absoluta, en el diseño, en la forma y en el aspecto de la ciudad y eso pertenece al hombre. Los elementos han hecho su papel y no conservamos mucho. Estas jornadas vienen perfectamente a hacer un gran canto a nuestro “útero”, que es la bahía, y que es la única contra la que no hemos podido. Pero no insistamos, yo lo único que me gustaría es que de estas jornadas maravillosas, que aplaudo, salga una conciencia activa para conservar lo bello, el entorno natural, pero no a la agresión, que es lo que toca a la acción del hombre, añadiendo más fealdad y más horror de diseño en lo que nos queda. Eso es todo lo que tenía que decir y pasó la palabra a Jesús. Muchas gracias Texto transcrito de la grabación, supervisado y corregido.

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Documental realizado por RTVE en el año 1969. Dirigido por Mario Camus Intervienen locución: Fernando Rey y Julio Nuñez Asesores: Joaquin González Echegaray Emilio García Guinea Rafael García Echegaray José Simón Cabarga Participan: José Hierro. Poeta. Pancho Cossío. Pintor

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COLOQUIO Memoria y desarrollo de la ciudad 1ª parte

“La bahía de Santander” de Mario Camus Participan los ponentes Jesús Molinero. Arquitecto Mario Camus. Director de cine Jesús Ruiz Mantilla. Escritor y periodista

Extracto del coloquio referido a la proyección del Documental LA BAHÍA DE SANTANDER dirigida por Mario Camus Finalizada la proyección se da paso al coloquio ______________ LUIS AZURMENDI Vamos a comenzar el coloquio. Nuestro agradecimiento a los ponentes y a Mario Camus autor del documental que acabamos de ver y que podría interpretarse como una base para estas Jornadas. No significa un halago a la tradición por si misma sino porque nos hace conocer lo que hemos sido y si lo ignoramos, difícilmente vamos a tener conciencia de nuestra vida. Esto es lo que podemos agradecer a un artista como Mario Camus, que se merece todo un homenaje. APLAUSOS

LUIS AZURMENDI Mario, a mí me gustaría saber ¿cómo se gestó la película y que repercusión tuvo en la gente? ¿Puedes comentar algo? MARIO CAMUS Esta película no venía en los títulos de crédito, pero forma parte de una serie que hubo, la serie que hicieron en televisión que tenía características particulares…el ministro D. Manuel Fraga se inventó la segunda cadena con personas que habían trabajado en carteles … A continuación se inventó este programa que se llamaba Conozca Usted España. La edición, naturalmente, se confió a un alto funcionario del Ministerio y partió de que todos los “cortos” que se hicieran, los hicieran gente de la Escuela de Cine, pero no cineastas profesionales sino gente de la Escuela de Cine. Yo hice uno de los primeros que recuerdo, el de la aceituna…ahí trabajaron todos, Pedro

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La Bahía en la memoria Olea, Borau, todo el mundo más o menos hizo su “Conozca España”; se hizo uno detrás de otro, un montón de ellos, interesantes. A mí me ofrecían y me ofrecían, después de los dos primeros que hice, pero estaba a otras cosas, yo siempre decía “quiero hacer la bahía de Santander” pero decían “eso no está en la lista, fuera, no”. …volvía nuevamente a proponer la bahía de Santander: ¡eso no está en la lista! Hasta que finalmente dijeron ¡bueno haz la bahía de Santander! Y yo fui a Santander y consulte con maestros de aquí. Al final hicimos La bahía de Santander. Entonces a esperar a ver que va a pasar, a ver qué ocurría. …… Un día que estaba programado, la pusieron. Yo estaba en Madrid y sonó el teléfono y había una cierta ilusión de que alguien dijese: ¡oye me ha gustado…! Y una señora durante media hora me insultó y me llamó de todo, palabras de todo ¡que había sacado Santander lloviendo! - risas¡que era un desastre! Y esa fue la tónica; hubo una campaña monstruosa, terrible, insultaban a mi familia por la calle, me escribían unas cartas alucinantes como si yo hubiera hecho…un triple pecado mortal. Recuerdo que hubo personas que, más o menos, escribieron a favor, Alfredo Piris y Sandoval, lo recuerdo perfectamente. Mi amigo- ilegible-se hizo amigo después. Era terrible, terrible, hasta el punto terrible de que entonces había un señor llamado Riancho, director de Radio Nacional de España, este ya estaba absolutamente… como contrariado… hubiese querido…¡no lo sé!… (El documental) no obedecía a lo que creía que se debía hacer y la gente seguía protestando. De manera que, previsión, entonces para acallar todo esto, hasta este punto llegó, que editasen otro Santander y llamaron a otros, a Fernando y a Cesar (ilegibles), e hicieron otro documental, un poco para quitar aquella pena. Esa es la pequeña historia de este documental. Quise borrarlo ya como si no existiese, para mí y para estos cinco amigos que más o menos estaban conformes y esa es la historia y así ha seguido durante el tiempo y eso quedó. Había uno, recuerdo, que escribía para la Machin y quería que…- ilegible- Eso pasó. Y eso que estaban Maruri, Pancho Cossio, Jose Hierro… JESUS RUIZ MANTILLA. ¡Pero si es un canto maravilloso a la ciudad!

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MARIO CAMUS Si, pero resultó que… llovía. Llovía. JESÚS RUIZ MANTILLA Eso justifica que yo, la última palabra que pongo en la novela “Ahogada en Llamas” es una frase y es: ¡llovía! Yo no sabía qué me tenía que inventar, pero sabía que la última palabra era ¡llovía! JESUS RUIZ MANTILLA Es curioso reivindicar la figura de Galdós comos escritor santanderino pero tú tienes justificación- se dirige a Camus- porque tú hiciste una adaptación de Fortunata y Jacinta … Pero es verdad que Galdós que vivía muchos meses al año aquí, tanto o más que en Madrid. Balzac que se hubiese parado para tirarse un pedo én un pueblo de Francia tendría una casamuseo. Aquí no, Galdós quedo completamente enterrado en el olvido. MARIO CAMUS Hay una anécdota. En una tertulia que acudía el marqués de Comillas propietario de los trasatlánticos, que iban…….hasta que D. Benito se enteró de que sus libros estaban prohibidos en las bibliotecas de los barcos… partir de ahí no quería verle y dijo que había sacado los libros de los barcos porque eran atrevidos … JESUS MOLINERO Yo quería….sobre el marqués de Solares de--------era un librepensador, el doctor Madrazo a mí me parece una figura tristísima, siendo un hombre de una importancia, en su momento, europea y sin embargo aquí… JESUS RUIZ MANTILLA Pero hay una cosa mucho más importante y más trágica en el tema de Galdós pero que sin embargo habla muy bien…. porque se produce todo esto, yo metí a Galdós en “Ahogada en Llamas”,…porque se produjo en Santander uno de los hechos de ejemplaridad y de tolerancia más fascinante…las tertulias de Galdós, Pereda y Menéndez Pelayo. Amigos en el Suizo, paseando por el muelle o en su casa en San Quintín, démonos cuenta que eran el inspirador del nacionalcatolicismo y un tipo que llegó a ser diputado socialista, es decir que también era un referente y


La Bahía en la memoria un inspirador moral intelectual de la España republicana- y convivieron y tertuliaron y se llevaron bien y conspiraron juntos y forjaron alianzas y eso ocurrió en nuestra ciudad. Eso es un ejemplo fascinante, maravilloso, que luego este país se fue por el barranco y me pregunto muchas veces si ellos hubiesen vivido para verlo ¡qué horror! ¿No? Eran, pese a ser cada uno, personajes que dialogaban disfrutaban, de la conversación y que se relacionaban de una manera… JESÚS MOLINERO A lo mejor, haciendo un símil, a esa gente no le importaba que lloviera. Tenían una mentalidad mucho más abierta. DOMINGO LASTRA Una cuestión que también aparece o desvela tras las intervenciones vuestras esta tarde y el propio documental, que yo creo que tiene mucho que ver con el paisaje también y con el urbanismo y con el patrimonio, sobre todo a la hora de interpretar y después de interpretar y observar y plantear el futuro de nuestros paisajes, de nuestra bahía, que es el patrimonio inmaterial, digamos que creo que es el propio documental hablaba de hay una serie de nombres de pescadores o rostros, algunas músicas al final. Yo creo que la perdida tan importante de patrimonio inmaterial, en nuestra ciudad, a nivel de tradiciones, de coros por ejemplo o de canciones, esa pérdida de identidad de alguna manera que nos ha hecho en el mundo contemporáneo tan homogéneos. Yo creo que es una de las carencias importantes a la hora de poder interpretar cómo hacer nuestra sociedad, cómo tratarla como y cómo podemos pensar sobre nuestros lugares. Yo creo que también es una pérdida de orientación. JESÚS RUIZ MANTILLA Si, precisamente eso es lo que nos llevó, lo que le ha llevado a Mario a hacer esa película para reflejar, destacar y poner en valor todo ese mundo que no tiene precio. Eso es un valor porque es patrimonio inmaterial impresionante, pero que nos define y que conforma una identidad muy especial. Incluso la lluvia, la lluvia, conforma una identidad absolutamente y eso es lo que Mario lo borda,

MARIO CAMUS Es complicado elegir… lo que yo intentaba era….Yo nací en Santander, me fui cuando el incendio, tuve que salir, volví en el 44-45 y ya estuve aquí hasta que me fui a Madrid a estudiar … yo siempre llevaba el recuerdo de la bahía y otras cosas de Santander: iba a la biblioteca Menéndez Pelayo con cierta asiduidad, a estudiar allí, a leer, en aquella soledad inmensa de aquel señor que te recibía con su … Tantas cosas que llevas en la cabeza cuando te vas y que retienes a lo largo de viajes que por el oficio, por la profesión he tenido que hacer, siempre estaba… Esto forma parte de un patrimonio JESÚS MOLINERO Vamos a ver, hay una cosa que siempre me ha sorprendido dentro de mis recorridos por Santander y otras urbes. Es una ciudad que no tiene un museo de la ciudad como es debido. No tener un sitio donde se vean que eran los carpinteros de ribera, que es un marisquero… eso es muy contradictorio en esas cosas, o sea los patronos de Santander son la Virgen del Mar y los Santos Mártires pero la fiestas son Santiago. Que no dan dinero No lo entiendo y cuando tenemos que hacer algo material una casa por Calvo Sotelo que acaba con la siguiente, si aquí nunca se ha hecho pasar vacas tudancas por Santander, eran los carros con la harina, pero bueno, son ocurrencias. MARIO CAMUS Una de las cosas que sale en el corto, es el pequeño taller que tenía Popeyo (sale muy joven), han pasado unos años, y ya no está, y lo han quitado, me parece un error…no por lo que significaba industrialmente… JESÚS MOLINERO …no, pero eso en cualquier ciudad de Europa estaría protegido. DOMINGO LASTRA …y visto como una oportunidad. JESÚS RUIZ MANTILLA ¡bueno, como la casa de Galdos! La tiraron y los muebles están en Canarias Y se podía haber hecho un museo. Todavía queda un muro… pero ni siquiera han puesto una placa “Aquí vivió…” JESUS MOLINERO

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La Bahía en la memoria Igual ocurre con la clínica del Dr. Madrazo donde estaba tampoco hay ningún recuerdo de esa clínica y de lo que significaba ese señor en la medicina en general. JESÚS RUIZ MANTILLA Un Museo sería maravilloso. Además sí que hay una tradición de grandísimos cronistas de la ciudad Es decir, cuando preparé las novelas, fue fundamental leer a Simón Cabarga, a Benito Madariaga, a José Manuel Sáez Viadero, a Pic, a Casado Soto, que está aquí su viuda y merece un homenaje especial, que son realmente los que han mantenido esa relato de la ciudad, ese contarnos la ciudad, para que nosotros hoy podamos estar hablando con un poco más de conocimiento de causa. Sí, ha habido esa tradición que no se ha correspondido luego con lugares “a la altura”. Y luego ¡la cultura de los años 50! “Proel”, todo los movimientos artísticos pictóricos y poéticos eran referencia absoluta de la España de la postguerra y como vanguardia ¡era una tarea vanguardista! LUIS AZURMENDI Solo nos quedan unos minutos….. MIGUEL ANGEL MONTES A propósito del paradójico liberalismo de Santander o de Cantabria yo agradezco que Mario Camus haya utilizado dos personas en su reportaje que hablan, y es un caso también de liberalismo, Pancho Cosio que era un pintor de derechas, valedor de la Falange en Santander, y ha aparecido también el poeta José Hierro, que era un hombre que muy joven estuvo en la guerra y después en la cárcel. Es decir, que hubo una aportación liberal. Era a propósito de lo que hablaban ustedes sobre Menéndez Pelayo, Pereda y de Galdós. Sigo un momentito nada más… En la provincia de Santander somos unos 500.000 habitantes, menos población de la que puede tener un barrio modesto de Madrid como Puente Vallecas…somos menos habitantes que los que tiene la conurbación de Bilbao. Aquí, en Santander, hay cerca de 200.000 el resto estamos en “Santanmontes” esparcidos por todas partes, como las cabañas pasiegas, pero ha habido casos de liberalismo: después de la guerra un gobernador civil, que era Reguera Sevilla, tuvo un grupo cultural, la revista Proel, que comisionaba exposiciones y publica-

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ciones y la que abrigó a toda la intelectualidad de izquierdas, porque estábamos en-------- y otros muchos,… a eso voy, …..nos llaman muy indolentes, y Santander que es una ciudad con cierta burguesía muy carca, unos la llamaban “carcander”, pero fíjate que hay que esperar que surjan personajes liberales…

la…

JESUS RUIZ MANTILLA Desde luego así es y así lo recoge la pelícu-

MARÍA DOLORES CABRERO Lo mío no es una pregunta, es una apreciación muy breve. Es simplemente decirle al Sr. Camus que puede estar orgulloso del documental y porque las cosas a veces no se entienden en su tiempo, pero sólo una persona, no que conoce, sino que comprende Santander, podría hacer un documental como el que usted ha hecho. Yo hablo por mí, pero creo que hay mucha gente que estará de acuerdo conmigo, en que puede olvidar definitivamente a la señora que le llamó por teléfono y darse cuenta de que es un documental para estar verdaderamente orgulloso porque es una preciosidad. APLAUSOS


La Bahía en la memoria

COLOQUIO 2ª parte Memoria y desarrollo de la ciudad Sobre la participación pública Jesús Molinero. Arquitecto Mario Camus. Director de cine Jesús Ruiz Mantilla. Escritor y periodista

JESUS MANTILLA Estamos aquí a la espera de preguntas. ARTURO LASTRA Agradezco sinceramente la transmisión de los datos que nos habéis dado y, dicho esto, con lo duro que a veces es exponer la cruda realidad de todo lo que ha sucedido, digamos, en estos trances históricos, la pregunta que formulo es: ¿qué sugerencias o cuales serían vuestras preferencias o propuestas para este presente futuro con los problemas que tenemos añadidos, los cambios climáticos y la globalización? Sé que es complicado elegir, pero ¿por dónde pasarían a vuestro entender las soluciones? JESUS MOLINERO Yo no sé. La verdad es que es complejo porque el futuro, en este momento nos viene tan rápido. Es complicado tener soluciones, pero pienso que al menos una de las cosas que no hemos hecho hasta ahora y se debería hacer de manera obligada, precisamente para saber cómo, para poder estar preparado para el futuro, que vaya a venir y que vaya transformando. Y es mucho más diálogo entre los grupos, especialmente los grupos sociales de Santander. No se puede seguir haciendo las cosas, desde mi punto de vista, como se vienen haciendo tradicionalmente. Hay que participar más. El ciudadano y las administraciones tienen que dar más “cancha” a la participación ciudadana. Pero de verdad, no valen solo anuncios en el Boletín Oficial de

Cantabria, hay que trabajar de otra manera, en la calle, porque la ciudad nos la jugamos todos. Eso es como lo de las “escolleras”, como los del “metrotus”, todos como los de la zona costera, como la de intentar hacer un aparcamiento en la Segunda Alameda de Oviedo, como tantas cosas que ha sido la gente las que lo ha hecho parar. No debería volverse a producir desde mi punto de vista. Tiene que haber más participación. Y tenía que haber también una visión más liberal, más amplia ante lo que es el “cogollito” del municipio de Santander. No es cierto, Santander ya no es un municipio. Todas las mañanas y todas las tardes entran y salen muchos coches de gente de Santander que va a trabajar fuera y gente de fuera que tienen trabajo en Santander. Estamos hablando ya de una conurbación de un área urbana de varios municipios. Eso tiene que ser estructural y ordenarse. Esa es mi opinión. JESÚS MANTILLA Por mi parte, también creo que la participación ciudadana que exige esta ciudad, que siempre ha tenido una respuesta. En mi libro “Ahogada en llamas” lo que yo quería reflejar es que quizás el “San Benito” que tenemos de “ciudad pasiva” no lo era tanto respecto a los episodios del Machicaco y del incendio. Decir que fue una ciudad que, pese a dos tragedias, supo reponerse calladamente y reconstruyó la ciudad de una manera titánica, pero sin embargo luego ha sido mucho peor, y tú lo has explicado perfectamente Jesús, fue el desmán a partir de los años 80. Y eso, paradójicamente, viene con la democracia, pero no por la democracia.

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La Bahía en la memoria Ha sido una puñalada por la espalda; las administraciones públicas, en connivencia con una ciudadanía que ha sido demasiado pasiva y no ha respondido a la heroicidad épica de ocasiones anteriores en las que, destruida por los elementos, supo reponerse. Sin embargo, aquí, por una especie de ansia carnívora de la corrupción de los mandatarios, que Dios no tenga en su gloria, ni en su memoria, nos hemos dejado ganar la partida. Y sin embargo, veo que en los últimos tiempos eso parece que empieza a no pasar, que despierta de nuevo esa ciudad, que tiene una personalidad que tiene un carácter, una manera de saber decir que no Muchas veces hay que decir que no para que las cosas cambien y en democracia encima tenemos otros mecanismos para ello. ZALDIVAR Quería tratar un tema que se ha visto y es saber con qué rellenamos los espacios libres de la ciudad. Soy paisajista, me llamo Zaldívar, y creo que aún nos quedan algunos recursos como es la vegetación para intentar que nuestras ciudades sean más amables y también la aplicación para el cambio climático. Vimos en el documental los jardines de Pereda como tratamos a los árboles en Santander. En nuestras ciudades debemos tener muchísimo rigor a la hora de elegir el material vegetal y funcional. No tenemos más que en Bilbao cruzar por el parque de Doña Casilda y ver árboles que nunca veremos aquí en Santander, que no han sido nunca podamos la Gran Vía de Bilbao con pinos que rozan las fachadas. Todas las actuaciones que se estaban haciendo al borde del litoral vemos que se está utilizando vegetación que no es propia para la zona; esas actuaciones, desde mi punto de vista como paisajista, podrían estar en Los Angeles y Nueva York. No tienen una esencia de protección cuando estamos hablando que es la primera línea de fachada de Santander. Esa vegetación la podemos usar cuando es el interior. Podemos hacer lo que queramos, pero esa sensación que tenemos cuando llega nuestro visitante, de donde sea, lo que no puede encontrarse, es algo que le recuerde de dónde viene. Nosotros teníamos unos jardines que empezaron a ser reflejo de los indianos que trajeron sus palmeritas. Acabábamos de los jardines ingleses y con clima atlántico y estamos viendo ahora como se pierde del borde del litoral que, prime-

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ro mucho menos por el ámbito salino porque eso no funciona bien y segundo, que van a exigir un mantenimiento que van a ser podados, porque el santanderino quiere ver el mar, cuando sus árboles crezcan no nos dejaran ver. Un último ejemplo, en la plaza de Alfonso XIII podíamos ver lo que era Peña Cabarga perfectamente, Ahora con lo plantado entre el Centro Botín y el Hotel Bahía, cerca de las esculturas de uno de los ponentes van a medir 30 metros de altura, ya no veremos ese paisaje. Ya no vemos ese paisaje porque se dirigieron de manera mal hecha. Qué haremos entonces? Podar árboles, ese árbol desaparecerá; como el santanderino cada vez que se retire un árbol sale a la calle a manifestarse, dirá: oye, es que no podemos, matar ese árbol. No, hay que elegir bien el árbol para que conviva con nosotros. Al final es un elemento fundamental del paisaje. LUIS AZURMENDI Ya hemos sobrepasado el tiempo previsto y debemos cerrar aquí el coloquio. Muchas gracias a todos.


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