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En bordado cultural Un matrimonio improbable entre un hombre Mexicano Americano y una mujer hindú. POR JOSE MIRANDA
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ueron muchos y en varias ocasiones los que me dijeron que casarme con una mujer Hydro era cosa imposible. Mas fácil sería ser aceptado en la Universidad de Harvard. Más fácil lanzarme como astronauta y rascar la faz de la luna. Sí, mucho más fácil sería hacer semejante cosa que casarme con una mujer Hydro. ¿Y qué es una Hydro? En pocas palabras, es apodo para una persona de la ciudad Hyderabad, India. Un apodo para aquellas personas de familias tradicionales en las cuales arreglan bodas y no creen en matrimonio por amor. Un apodo para aquellas mujeres que solo se casan con personas desi, musulmanes, y que son hablantes del lenguaje urdu. Y un apodo para decirle a un hombre Mexicano Americano, criado cristiano, sin ningún conocimiento y práctica del subcontinente indio, y sin caravana de tesoros siguiéndome, que tal anhelo era algo imposible. Ya subiendo las escaleras del escenario, en lo que marca el primer día de nuestras fiestas de boda, recuerdo todas estas advertencias. Presiento sus miradas fijas, fuertes, y curiosas, ese mar de caras que me estudian a cada paso que doy, y me ajusto la turbina y el sherwani para entonces voltear a verlos. Enfrentó a la familia de mi esposa Hydro. Algunos han escuchado de mí y algunos han conjurado todo lo malo que han visto en las películas para llegar a cierta conclusión de quién soy yo. Pero aquí estoy, en pleno desafío, después de laborar tanto para entender los detallitos y las grandes verdades de su cultura—aprendiendo y absorbiendo lo más posible para que la vida de mi amada no sea tan difícil y su gente no le dé la espalda. Al fin, las puertas de la sala de recepción se abren, y me entregan a mi esposa. Llega majestuosa en su palanquín resguardado por sus hermanos, primos, y tíos. Los mismos que algún día fueron barrera para nuestra unión y ahora son sus pilares. Ella sonríe y luce hermosa en su lehenga rojo con bordado dorado, mientras su bello rostro resplandece con joyas de oro y una dupatta que adorna
18 Feb. 19–Mar. 3, 2020 LITTLEVILLAGEMAG.COM/LV279
Jordan Sellergren / Little Village
su pelo. Una explosión de henna pinta sus manos y palmas con tradición y sentimiento. Sus ojos grandes y oscuros me buscan, con pupilas que destellan, como para confirmar que esto no es solo un sueño, una aurora que ha de esfumarse. Mi dulhan, mi novia, llega al escenario y me extiende su mano para que la reciba. Un gesto romántico en cualquier boda, y aún más extraordinario para nosotros. Si supieran nuestros invitados cuantas batallas culturales han estallado y cuantos valores forjados en dos continentes tuvieron que ser sumados en pocas palabras o en un suspiro. Si supieran que detrás de toda esta celebración se ha jugado un ajedrez con trocitos de corazón en cada jaque. Si supieran que ya son varias las capas de mi identidad que se suman al esfuerzo. Si supieran que ha tomado ya una década para llegar al presente.
Cultural Embroidery An unlikely marriage between a Mexican-American man and an Indian woman. WRITTEN AND TRANSLATED BY JOSE MIRANDA
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was told, numerous times, that to marry a Hydro girl was impossible. Easier to get into Harvard. Easier to become an astronaut and grace the face of the moon. Hydro, short for a person from Hyderabad, India; short for a lady from a traditional family that arranges marriages, whose folks don’t believe in love marriages; short for women who only marry their own desi; Muslim, Urdu-speaking, Hydros. Short-hand for an impossible aspiration for a Mexican-American man raised Protestant,