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Se Busca: Mercado Laboral Inclusivo
pOr W. AlEX CHOQUEMAMANi
Dos de mis actividades deportivas favoritas son el ciclismo y la natación. Llegué a estas no porque alguien de mi familia fuese campeón en una de estas disciplinas. Tampoco porque el colegio donde estudié haya ganado muchas medallas en estos deportes. Llegué más bien a estas actividades por una enfermedad que probablemente hoy no sea muy conocida, especialmente por las nuevas generaciones.
Cuando yo tenía un año y medio de nacido contraje la polio (también conocida como “parálisis infantil”). Esto ocurrió en el Perú a principios de la década de los ‘80. Si, en esa época, todavía había polio en mi país, a pesar que la vacuna fuera descubierta en 1954 por el médico estadounidense Jonas Salk. Y luego de muchas visitas y tratamientos médicos, me dieron una recomendación final, tal si fuese una regla de oro: hacer ejercicios físicos con regularidad y usar zapatos ortopédicos. Así es como llego a la natación y el ciclismo porque ambas se adecuaban a mi condición física. Y si quieren verlo de otro modo, la polio pasó de ser una enfermedad a un motivo para visitar la piscina, y manejar bicicleta.
Pero esta parte “recreativa” o asunto de salud es sólo un aspecto de la vida de las personas con discapacidad (incluida mi persona), pues también hay otros aspectos igual de importantes. Uno de ellos es el aspecto laboral, y sin el cual no podemos hablar de una participación plena de este grupo social en la sociedad.
Por ejemplo, la tasa de desempleo para personas con discapacidad (2019), según el Departamento de Trabajo de los EE.UU., es de 7.3%. Es decir dos veces mayor a la tasa de desempleo de personas sin discapacidad. Y con los efectos devastadores de la pandemia la cifra indicada ha aumentado, y ya son miles de personas con discapacidad que han perdido su puesto de trabajo.
El reingreso de estas al mercado laboral no debería ser un calvario como lo fue en los tiempos de pre-pandemia. En la que era frecuente que prevalezcan temores, mitos, estereotipos asociados a sus discapacidades, y no sus habilidades y calificaciones. Además, si de verdad “todos estamos juntos” (We stand together), ¿por qué no también estarlo en el mercado laboral, en la que todos y todas, incluidas las personas con discapacidad, puedan participar y aportar a la economía de los Estados Unidos?
Finalmente, el tener un mercado laboral inclusivo, si bien es una meta importante, no debería ser el fin último, sino más bien un medio para poder ejercer otros derechos, entre ellos, los derechos políticos (elegir y ser elegido, por ejemplo). Y como ya lo dijo Aristotle, hace muchos años atrás, es solo con la política que se puede conseguir la felicidad de todos los integrantes de una comunidad; en el presente caso, la felicidad de todas las personas de la sociedad estadounidense.