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Inmigrantes que exploran la ciudad.

POR AlEX CHOQuEMAMANI

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Iowa City podría ser vista como una ciudad de tránsito, una ciudad aeropuerto, en la que uno solo está de paso, entre uno y cuatro años, para luego mandarse a cambiar a otra ciudad distinta, dentro o fuera de los Estados Unidos. Y este rasgo de Iowa City se debe a la Universidad de Iowa, que hace a esta ciudad un college town.

En este fluir de personas que van y vienen es que conocí a Choche Hurtado (España) y a Carlos del Aguila (Perú). Ellos no vinieron a Iowa City en busca de un pedigrí académico, sino más bien llegaron con el propósito de acompañar a sus parejas por todo el tiempo que durara sus respectivos programas de posgrado en la Universidad de Iowa. Y, por supuesto, también para conocer este enorme y diverso país. Historias como las de Choche y Carlos son las de una forma particular de migrar. Y, por cierto, no exenta de dificultades y desafíos. Por ejemplo: aprender el idioma inglés que, como muchos saben, es la puerta de entrada para integrarse a la sociedad americana. Pero hay otra dificultad más, que tal vez sea la más ardua de todas, y que consiste en ajustar el ritmo de

Choche Hurtado

vida dentro de los parámetros que impone la autoridad migratoria de los Estados Unidos. Una de estas limitaciones es no poder trabajar en este país bajo ninguna circunstancia. Por lo que vivir aquí resulta, en términos económicos,

más una desventaja que una ventaja. A menos que uno tenga rentas y regalías aseguradas en su país de origen. Uno podría pensar que estos dos inmigrantes simplemente pasaron por Iowa City. Esperaron UNO PODRÍA PENSAR QUE ESTOS DOS uno o dos años y luego INMIGRANTES SIMPlEMENTE PASARON POR se marcharon de esta ciudad. Pero este no IOWA CITy. ESPERARON UNO O DOS AÑOS y es su caso. A pesar lUEGO SE MARCHARON DE ESTA CIUDAD. El de las restricciones ESTAR lEJOS DE CASA NO HA DETENIDO SU burocráticas mencionadas, ellos han TAlENTO y SU CREATIVIDAD. podido hacer muchas cosas en y para esta ciudad. El estar lejos de casa no ha detenido su talento y su creatividad. Menos el poder compartirla con los demás. Allí están las ilustraciones de Choche. Casonas antiguas de Iowa City con colores vivos y hombrecillos tratando de zafarse de estas. Como si las casas fueran una camiseta o un traje especial. (Una de las ilustraciones de Choche fue seleccionada en el concurso “Art Purchase Prize,” organizado por la Biblioteca Pública de Iowa City).

Allí están esos lugares donde aún se escucha el eco de aquellas canciones de José Escajadillo, Cecilia Barraza, Lucia de la Cruz, que Carlos puso en reuniones de amigos. Incluso compartió detalles de este género musical llamado “música criolla.” Y, probablemente, hoy más de uno en Iowa City sepa que en el Perú además de la hermosa y nostálgica música andina, también hay música criolla, festejo, marinera, que se toca y baila, especialmente, en la costa peruana.

Con esta forma particular de migrar queda claro que uno no llega a un lugar, sino más bien pasa por el mismo. Y en el recorrido deja una pequeña huella. Al menos así lo hicieron estos dos viajeros empedernidos por su paso por Iowa City.

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