HISTORIA & DISEテ前
Enrique Hernテ。ndez R.
Contenido CULTURA QUIMBAYA El Primer tesoro de los Quimbayas Costumbres Territorio Organización Social La Conquista Agricultura Apicultura Mineria Explotación de Salinas Industria textil Armas Danzas y Cantos Ceremoniales CERAMICA CULTURA QUIMBAYA ORFEBRERIA CULTURA QUIMBAYA Orfebrería Quimbaya periodo Temprano o Clásico Orfebrería Quimbaya periodo tardío Definición del Conjunto Orfebre El material martillado El genio artesano de los quimbayas
Presentación De la colección cuadernillos temáticos del Diseño de Arte &Estética Maestro ENRRIQUE HERNÄNDEZ R. Es para mí, motivo de especial satisfacción, presentar estos 25 cuadernillos producto del trabajo en equipo desde la academia y con el fin de convertirse en material de apoyo para los estudiantes de arte, diseño y comunicación visual. La preparación y copelación del material aquí ofrecido, así como el diseño y la diagramación de cada uno de los cuadernillos, es el reflejo del compromiso asumido con la responsabilidad y entrega que le colocan los estudiantes a un proyecto, que dista muchísimo de ser una tarea en el triste sentido estricto de la palabra, y que por el contrario, se convierte para cada quien en un proyecto real y una manera de asumir posiciones frente a los contenidos, el concepto grafico, la planeación pre-producción y producción y por ende en la búsqueda de sus propias y particulares soluciones a problemas puntuales que puedan presentarse durante las diferentes fases de compilación, diseño y planeación del material para ser impreso. Jugar por así decirlo, a representar varios roles dentro de un proceso editorial, significa tomar conciencia de las múltiples situaciones con las que el diseñador gráfico se va a encontrar en el ejercicio de su vida profesional, y aunque no necesariamente deba hacer parte de cada uno de los momentos del proceso, si, estará en condiciones de ofrecer sus
aportes en beneficio de las producciones en las que se pueda involucrar. A través de los años, he propuesto a mis estudiantes la realización de diferentes proyectos, que aunque por momentos rayen en la utopía –tal vez por el hecho de no contar con el recurso para su ejecución-, se acercan totalmente a resultados que obedecen a la visualización, maquetación y producción de impresos, maquetación y producción de impresos, que sin ser edición, puede mostrar abiertos y errores que en la medida que se presenten más que convertirse de laboratorio donde se pueden dilucidar corregir y solucionar en aras de que en un futuro asuma con propiedad y criterio su profesión. Realizar el boletín inter-universitario de Diseño& Comunicación Gráfica, la revisa D&CG, el periódico SUR, el material de promoción y lanzamiento de las publicaciones, así como la piezas de identidad y el diseño y desarrollo de empaques, hacen que junto con la producción de estos cuadernillos de compilaciones temáticas sirva para que el futuro diseñador aplique los conocimientos adquiridos no solo en el transcurso de este taller, sino que debe administrar lo aprendido durante su permanencia en la universidad que lo forma y estructura. Pertenecer a un centro de educación o a otro, no debería significar diferencia alguna para el educando, en la medida en que hoy por hoy no puede, en razón a la globalización
y la ruptura de fronteras a nivel orbital generarse un estilo aplicable a cualquier tipo de publicación, entendiendo que cada problema requiere de una solución acorde con las necesidades, bondades y limitaciones del mismo, y no a formulaciones cuadriculadas y ortodoxas inculcadas por imitaciones literal de lo hecho con anterioridad, en momentos y épocas en las cuales los paradigmas tuvieron y tienen al hacer unja mirada retrospectiva total validez, o por la satisfacción y la alimentación de falsos egos en los estudiantes deben dar a la respuesta acuñada a propuestas especificas, pero que al colocar las soluciones de diseño en el siglo XXI hace necesario una capacitación que le permita al diseñador dar respuestas que puedan ser degustadas por cualquier tipo de público sin ningún tipo de distingo idiomático, social, cultural, étnico o económico. Si agregamos además el hecho de llevar a cabo las exposiciones en diferentes museos, centros de adecuación superior y espacios que tienen en común el lenguaje del diseño visual y las artes, en las que en las realizaciones de este grupo de estudiantes no se establecen diferencias por el hecho de pertenecer a una u otra universidad o programa académico, si se coteja la calidad de los protagonistas y sus propuestas y los colocan en un sitial de altísima competitividad desde el que van a aportarle a la sociedad que los espera con la profesión que asumieron dar
CULTURA QUIMBAYA recipientes de cuerpo cónico decorados con pintura negativa en triángulos, puntos y volutas. Son frecuentes las vasijas silbantes de dos cuerpos globulares con tema antropomorfo y zoomorfo, las alcarrazas de dos vertederas divergentes con asa de puente. las vasijas naviformes, las figuras antropomorfas macizas y planas con perforaciones, al parecer de uso mágico. religioso y posiblemente ofrendatario. Las urnas funerarias para entierro secundario de forma amelonada. a veces llevan una figura antropomorfa adosada a la espalda, por lo general cubiertas con tapa semiglobular. Practicaron diversas técnicas de decoración, con incisiones, escisiones, estampado globular, en blanco, ceA la llegada de los españoles el te- rámica aplicada y pintura negativa, rritorio Quimbaya estaba repartido monocroma y policroma. entre numerosos caciques, que man- Como ajuar funerario se han encontenían absoluta independencia unos trado cantidades de volantes de huso con incisiones de pasta blanca, de otros, pero buenas relaciones. que da una idea evidente del desaAparecen en esta región elegantes
rrollo de su industria textil. Tomado del Folleto: Cerámica Precolombina. En la zona geográfica que ocupan actualmente los departamentos de Caldas, Risaralda y Quindío, lo mismo que al nororiente del Valle, se han hecho muchos hallazgos de restos arqueológicos principalmente de cerámica y de objetos de orfebrería, a los cuales se les ha asignado tradicionalmente el nombre de Quimbaya. (Osorio:1990-15). Cronológicamente se tienen fechas de carbono catorce y termoluminiscencia de núcleo de unas alhajas Quimbaya Clásico que indican ca.400 d. de J.C. para este estilo. Las fechas ya disponibles para las culturas del complejo Cauca Medio y Caldas se traslapan entre sí, indicando una fecha general para los dos complejos de ca.8-900 d. de J.C. hasta el 1200 d. de J.C. (Bruhns:1990-1 I-13).
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El Primer tesoro de los Quimbayas
Hace cien años fue obsequiado a España Históricamente, el nombre “quimbaya” corresponde a uno de los numerosos cacicazgos indígenas en el Cauca medio, región que por extensión se llamó “provincia de quimbaya”. Actualmente, este nombre designa los diferentes estilos precolombinos del antiguo Caldas, norte del Valle y sur de Antioquia. Paralelamente a la colonización antioqueña del Quindío, se produjo una intensa actividad de “guaquería” y el interés de los primeros estudiosos que analizaron la cerámica, figuras modeladas y orfebrería quimbayas, generalizando su nombre. Desde esa época comenzaron a salir del país valiosas obras, dispersándose por los más importantes museos del mundo, como el Británico de Londres, el Etnográfico de Berlín, el de Madrid, y también en museos de universidades norteamericanas. Gracias a la arqueología, sabemos ahora que las obras quimbayas corresponden por lo menos a cuatro ocupaciones distintas de la región y que el tesoro pertenece a la segunda ocupación, entre los siglos IV y X, de los llamados “quimbayas clásicos”. Tesoro artístico El tesoro está integrado por 122
piezas, con un peso aproximado de quince kilos, obras que responden a necesidades rituales y funerarias. En su inventario hay doce clases de objetos, clasificados así: seis estatuillas, una cabeza, dos instrumentos musicales de viento, once recipientes o “poporos”, dos cuencos, ocho alfileres, una corona, seis cascos, 21 narigueras, 31 orejeras, once collares, cinco cascabeles, seis pendientes y nueve pasadores. Estéticamente, las obras de mayor interés son las estatuillas desnudas masculinas o femeninas, de pie o sedentes; pequeñas esculturas áureas de bulto redondo, huecas, modeladas previamente en cera y luego fundidas con la destreza característica que lograron los quimbayas en la representación del cuerpo humano, caracterizado por el modelado anatómico muy esquemático, mediante formas simples y macizas, pero haciendo especial énfasis en el tratamiento de la cabeza, de acentuado naturalismo en la ejecución de rasgos faciales. Es de advertir que estas figuras son huecas porque, a la vez, son recipientes. El tesoro también cuenta con los clásicos “poporos”, de formas globulares que representan frutos, o de formas esquemáticas y redondas, y algunos de corados con figuras. Objetos únicos del tesoro son los instrumentos musicales y la cabeza, que es un sahumador. Igualmente los cas-
cos son muy interesantes por su técnica de laminado, y por su decoración con motivos geométricos y figuras. Los demás objetos son recipientes semiglobulares que imitan la forma de la
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totuma, alfileres con figuras, collares de figuras esquemáticas, orejeras en forma de carrete y narigueras semejantes a las que ostentan los personajes representados en las estatuillas. Las 122 piezas del tesoro tienen especial importancia, tanto por su sistema de representación que exalta el cuerpo humano, como por el diseño, por su perfección formal y por su depurado sentido estético. En cuanto al estilo, sin embargo, es preciso aclarar que no todas las piezas son quimbayas: hay alfileres de estilo calima y pendientes del Darién. Desde los años setenta de este siglo, el Museo del Oro del Banco de la República y el Gobierno colombiano han adelantado, gracias a las gestiones iniciales del entonces embajador en España, Belisario Betancur, una negociación sobre el Tesoro de los Quimbayas, que pretende la recuperación de nuestro patrimonio artístico. De esta reclamación es posible que, para las celebraciones del V Centenario, lleguen al Museo del Oro de Bogotá diez obras del tesoro en comodato; otras diez piezas quimbayas saldrán del Museo del Oro para el Museo de América. Actualmente, el Tesoro de los Quimbayas está depositado en las bóvedas del Banco Central de España, en Madrid, aguardando la remodelación del Museo de América prevista para el V Centenario. Igualmente, una parte
del tesoro vuelve a ser expuesta en la Exposición Universal de Sevilla. Tomado de la Revista Credencial Historia, Edición30, junio de 1992
Costumbres
Se discute si los Quimbayas practicaban la antropofagia ritual con sus enemigos de guerra, en festividades o celebraciones muy especiales. Este canibalismo tenía significados simbólicos relacionados con la derrota y venganza de sus enemigos o con la apropiación del espíritu de la persona. Sin embargo en el caso de los Quimbaya las crónicas que refieren el canibalismo se basan en un sólo testimonio sobre dos supuestos casos. Exhibían cabezas humanas como trofeos colgadas de cañas en la plaza. Durante la conquista intensificaron esta práctica para infundir temor en los conquistadores. Prestaban mucha atención a sus prácticas funerarias, y las construcciones de tumbas Quimbayas testimonian esta afirmación pues, en verdad, elaboraron una enorme variedad de tumbas diferentes de acuerdo con lo específico de cada entierro, en el que siempre se incluían las ofrendas que habrían de acompañar al difunto al paso a la otra vida, incluidos víveres y armas para hacérselo más fácil. En las tumbas también enterraron la mayoría de los objetos de oro
precolombinos, elementos personales del muerto y algunos otros elementos sagrados. Creían que todos los cuerpos habrían de resucitar. Una de las actividades que más famosos ha hecho a los Quimbaya es su lujosa orfebrería, que goza de una increíble belleza a la vez que de una técnica perfecta. Desarrollaron sistemas de metalurgia para combinar cobre con el oro que no abundaba en su región (a diferencia de otras zonas del país). Esta combinación de oro y cobre, llamada “tumbaga”, no restaría para nada el atractivo, brillo y durabilidad de sus magníficas piezas, de una vivacidad espectacular. Una de ellas muy popularizada son los famosos “poporos”. Su orfebrería es la más importante de América dada la exquisita belleza de las piezas expresada mediante muy bien desarrollados métodos metalúrgicos.
Territorio
Cuando llegaron los españoles, la cultura Quimbaya estaba localizada, como aún hoy sus restos, al interior y alrededor de lo que hoy se conoce en Colombia como el Eje Cafetero, en los departamentos de caldas (sur: Chinchina Palestina, Villamaría, Manizales), Risaralda (sur: Pereira, Marsella, Santa Rosa) y Quindio (norte: Armenia, Quimbaya, Montenegro, La Tebaida, Salento, Circasia) y en los municipios de Cartago y Obando, al
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norte del Valle del Cauca Aunque pertenecían a la misma zona cultural, los Quimabaya disputaban el territorio con los Carrapa establecidos al norte del río Guacaica en la margen oriental del río Cauca; los Umbrá e Irrá al noroccidente, en la margen occidental del Cauca; los Pijaos al oriente; los gorrones al occidente; los bugas al suroccidente y los quindos al sur. De las últimas tres etnias mencionadas, no se tiene certeza y podrían corresponder las dos primeras de ellas, a los Embera y Nasa , respectivamente. Tan reciente como 1987, en Puerto Nare, región del Magdalena Medio, en Antioquia, se descubrió un nuevo gran ajuar con 16 piezas excepcionales de orfebrería atribuidas a la cultura Quimbaya. La mayoría de estas piezas entraron a formar parte de la Colección del Museo del Oro del Banco de la República. Los más antiguos ocupantes de la región Quimbaya, desaparecieron hacia el siglo X y se conoce muy poco sobre ellos. La orfebrería finamente desarrollada que se ha encontrado de los Quimbayas indica que desde muy antiguo poseyeron un alto desarrollo cultural.
se confederaban en juntas, para la economía o la guerra. Entre los nombres de los caciques registrados en 1542 se destacan Tacurumbí (Chinchiná), Yamba, Co, Consota, Pindaná y Vía y la cacica Ague. Los jefes e individuos de mayor jerarquía ejercían la poligamia. La autoridad se iba transmitiendo por línea familiar. La Conquista La conquista española del territorio quimbaya comenzó en 1539 y sometió a los indígenas al servicio de los encomenderos. En 1542se prudujo la primera rebelión quimbaya, y en 1577 la segunda, que llegó a adquirir mayores dimensiones. Derrotadas estas se produjo una continuada disminución de la población quimbaya, de manera que para 1550 ya había desaparecido por lo menos el 55% de los cacicazgos. Los trabajos forzados, la desnutrición, las enfermedades y finalmente la guerra de los pijaos contra los españoles, de la que fueron víctimas, terminaron de diezmarlos, de manera que el último censo de los Quimbaya, en 1628, registró apenas 69 tributarios, en una zona donde en 1539 se registraron 15 mil. El origen:
fección de sus objetos se puede inferir que esta cultura tenía un desarrollo cultural avanzado, correspondiente a un cacicazgo. D e s d e tiempos aún no determinados con exactitud, hasta aproximadamente el siglo décimo de la era en que vivimos, la Cultura Quimbaya habitó el amplio valle medio del río Cauca, región que hoy ocupan los departamentos de Caldas, Quindío y Risaralda. Agricultura El establecimiento de los Quimbayas estuvo localizado en el piso térmico templado, lo que les brindó la posibilidad de cultivar variados productos de Organización Social Estaban organizados en cacicazgos, Los antiguos habitantes de la región la tierra, como base esencial de su cada uno compuesto según se estima Quimbaya, desaparecieron hacia el alimentación, tales como maíz y yuca, por 200 súbditos. Se calcula que los siglo X y es muy poco lo que se sabe complementados con pescado, miel cacicazgos se aproximaban a cien y de ellos. Por la tecnología y la per- de abejas y varias frutas, entre las
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cuales se mencionan chontaduros, caimitos, ciruelas, aguacates, guabas y guayabas. La espesura de los bosques de guadua y de otros árboles, constituyó un medio favorable para animales de cacería, como venados y conejos. En las zonas de reciente desmonte del Quindío y de otras regiones de Caldas, hoy convertidas en pastizales y cafetales, pueden verse todavía vestigios de las antiguas sementeras de los indios, consistentes en hileras de surcos, que descienden paralelas y verticales por las faldas de las lomas que servían de asiento a sus estancias. Algunos de estos surcos fueron observados ya desde el siglo XVI, por debajo de los bosques existentes en aquella época.
das clases, cuya miel es rala y algo agria.
Mineria
Bien sabido es que los Quimbayas explotaban yacimientos auríferos en su territorio y trabajaban este metal con avanzadas técnicas metalúrgicas. Sus joyas, de gran acabado y hermosura, lucen hoy en museos arqueológicos de Colombia y el exterior. Las mayores y más ricas ofrendas funerarias halladas en el Quindío, corresponden según la descripción de los guaqueros, a personajes que debieron tener alguna jerarquía civil
Apicultura
Entre los espesos guaduales de la zona Quimbaya se levantaban grandes ceibas cuyos troncos constituían un medio favorable para la formación de colmenas, que explotaban los indios para complementar su alimentación y para utilizar la cera en la confección de los rostros de sus ídolos, en la fabricación de objetos de oro por el sistema de la fundición a la cera perdida y en la técnica de la pintura negativa en vasijas y cerámicas figurativas de carácter ceremonial. En las concavidades de los troncos añejos cultivaban colmenas de varia-
o religiosa dentro del grupo a que pertenecían. El dominio de la metalurgia alcanzada por los Quimbayas y otros pueblos del territorio, especialmente de la metalurgia del cobre y de oro, dominio que los ha hecho famosos en el mundo de la arqueología americana. Explotación de Salinas
Las varias fuentes salinas que existían en el territorio Quimbaya y en otras comarcas, eran objeto de una activa explotación por parte de los nativos, que se valían de éste y otros productos, como mantas y objetos de orfebrería, para mantener un activo comercio con los pueblos vecinos y aun con tribus situadas en regiones lejanas. El sistema de elaboración de la sal entre varios grupos indígenas de la cuenca del río Cauca consiste en sacar la sal del río, hacer grandes fuegos, poner en ellos grandes ollas en que cuecen el agua hasta que de una arroba no queda sino una pequeña cantidad la cual cuajan y se convierte en sal pura y excelente. Las principales fuentes saladas estaban en la región de Abibe, en Corí, en Murgia, Cenufana, al sur del territorio de Antioquia, desde donde llevaban los nativos la sal hasta el valle de Aburrá y a las provincias situadas al oriente, para comerciar con ella; en estas regiones, las casas eran verdaderos depósitos de este producto, que almacenaban los indios en forma de panes de azúcar. También en Caramanta, donde beneficiaban una fuente salada que nacía dentro de un río de agua dulce, lo mismo que de una laguna cercana, cuya explotación estaba reservada a los señores principales, por la excelente calidad de la sal que en ella se sacaba.
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Cerca de la población de Calarcá, en el sitio denominado Uritá, los indios explotaban una fuente que nace de varios puntos de peña y que recogían por medio de canales de arcilla adheridos a la roca y entamboraban luego en troncos de palma, evitando así que se mezclara con las aguas dulces. Recogían la aguasal en grandes en grandes cántaros y lo sometían al fuego para condensarla por evaporación. Terminado este proceso rompían el cántaro, en cuyo asiento quedaba la sal pura.
Industria textil
La industria textil tuvo dos centros principales de desarrollo durante la época prehispánica: uno en la zona oriental, entre los grupos chibchas de Cundinamarca, Boyacá y Santander, y otro en la región occidental, en los territorios de los departamentos de Antioquia, Caldas, Quindío, Risaralda y algunas zonas vecinas. En la región Occidental, el mayor incremento de la industria se registró en el piso térmico templado y en la zona cálida. El empleo de ropas de algodón con galanas pinturas se dio entre los Quimbayas y otros a pesar de que varias poblaciones usaban pocas ropas: la escasez de ropa confeccionada con eta fibra la suplían con el empleo de corteza
de arboles que ellos hacían.
ciones de propulsores. A diferencia de los pueblos comarArmas canos, como carrapas, pozos, picaras Las armas con que combatían los Quimbayas a sus enemigos eran lan- y otros, los Quimbayas solo comían zas y dardos que lanzaban con es- carne humana en grandes festividatólicas o tiraderas; de pelo humano des. hacian rodelas, con las que atajaban Danzas y Cantos Ceremoen las contiendas las flechas de sus niales contrarios. Acostumbraban a celebrar los QuimEn el museo Arqueológico Nacional bayas fiestas de carácter ritual, sede Colombia se conservaban frag- guramente para propiciar el favor mentos de estólicas arqueológicas, de sus dioses en las cosechas y en procedentes del área Quimbaya. otras actividades de su vida cotidiaIgualmente, entre las piezas del mu- na. Estas fiestas consistían en danzas seo del oro del Banco de la Repúbli- ceremoniales al compás de tambores, ca de Colombia, figuran representa- acompañadas de frecuentes libacio-
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nes de chicha y de cantos en los cuales se expresaban las dificultades y necesidades de la tribu, a la vez que se rememoraban las hazañas de sus mayores. Un carácter ritual parece que tenían también otras fiestas, como aquella en que se reunían para beber y solazarse, después de lo cual se formaban entre las mujeres, muchachos y hombres adultos donde arremetían unos contra otros, con propulsores o tiraderas, varas y otras armas, con el resultado de que de tales lides resultaban muchos heridos y un buen numero de muerto.
Cerámica La cerámica fue importante en el desarrollo de estos pueblos. Se han encontrado muestras de cerámica de diferentes estilos y diversa decoración lo que indica la influencia de otros grupos indígenas; es la representación artística más notable de los depósitos arqueológicos de Caldas, Quindío y Risaralda, no solamente por la belleza de sus formas, sino también por la magnifica técnica de fabricación y por la gran variedad de estilos y formas decorativas. Las características de la cerámica Quimbaya son: • Uso de pintura negativa.
• Formas globulares, es decir, en forma de pequeños globos. • Utilización de pinturas monocromas y policromas. • Adornos con dibujos geométricos. Los principales tipos que pueden distinguirse en la cerámica de esta área son, entre otros los siguientes: 1. Vasijas de silueta compuesta: Consisten en recipientes semiesféricos, cuyo coronamiento es la representación de una casa, generalmente con techo de dos aguas y con muros verticales y ligeramente inclinados hacia adentro en su parte inferior. En algunos casos, la casa tiene un soporte central, grueso, y otros laterales, más delgados, sobre los cuales descansa la techumbre. En el norte del Tolima se han hallado vasijas de este mismo tipo. 2. Vasijas globulares y cuencos: Fueron las más comunes en esta área cultural, especialmente para uso domestico. En las vasijas ceremoniales aparece la mayor riqueza de motivos, tanto en la forma como en la decoración. Sin embargo casi toda la cerámica utilitaria de la región del Quindío tiene generalmente decoración modelada, consistente en motivos curvilíneos y biomorfos, como representaciones antropomorfas, serpientes, batracios, etc. Su coloración es casi siempre negra, color que se acentúo naturalmente con el uso a que es-
tuvieron destinadas. En estas piezas pueden verse todavía las capas de hollín, producidas por el humo de la cocción de alimentos a base de combustible de leña. 3. Copas: Numerosas son las vasijas con base desarrollada encontradas en el Quindío. Se les conoce generalmente con el nombre de copas o copones y están en su gran mayoría decoradas con pintura negativa, negro sobre rojo. La altura de la base, que es troncónica, es en ocasiones casi igual a la del recipiente, o sino más grande. Esta forma de cerámica cubre prácticamente todo el territorio colombiano, pues se han encontrado depósitos arqueológicos de los departamentos de Magdalena, Santander, Norte de Santander,
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Boyacá, Cundinamarca, Antioquia, Caldas, Valle, Huila, Tolima, Nariño, Choco, Córdoba, Bolívar, Atlántico, y el Putumayo. El estilo de copa típico para la región del Quindío aparece también en cauca (Corinto y Tierradentro), en Huila (San Agustín) y en Nariño. Vasijas en forma de copa, similares a las colombianas, son comunes en los yacimientos arqueológicos de América Central y se extienden hasta el territorio ecuatoriano. 4. Vasos silbantes: Son, tal vez, los más hermosos ceremonios del territorio del Quindío y Risaralda, por su ornamentación y por la motivación de sus representaciones. Consisten generalmente en varios cuerpos, uno anterior, antropomorfo o zoomorfo, unido al segundo, que es globular, por un puente que pone en comunicación los dos recipientes. 5. Alcazarras: Consiste en un recipiente generalmente semi-esférico, con dos apéndices tubulares divergentes, unidos por un asa de estribo.
calidad se debe a las finas arcillas con que trabajaron y su belleza a la forma que dieron a sus vasijas, que son clásicas por la exquisitez y buen gusto de las líneas. Sus moldes fueron generalmente tomados de la Naturaleza, seguramente copiaron en barro las figuras naturaleza que observaban, multiplicaban en ellas los dibujos, le añadieron el colorido y por último, les dieron un pulimento que los hace brillar como si estuvieran vidriados.
Ánforas, vasos triples, casos idénticos unidos en parejas, ocarinas, vasos silbantes que producen al soplarlos un sonido musical, rodillos para estampar, volantes para rueca, soportes en que colocar vasijas que tuvieran fondo esférico; representaciones de rostros humanos, urnas funerarias; vasos naviformes, botijas, vasos con asas en las cuales hay figuras antropomorfas; copas decoradas, recipientes, escudillas, figuras de animales como el sapo, la salamandra, la danta, el mico, en actitudes graciosas; alcarrazas de dos picos y un
CERAMICA CULTURA QUIMBAYA Fue la cerámica entre la tribu quimbaya un arte también excepcional. Es de las mejores de Colombia y puede competir con otras del continente, en donde se alcanzaron avanzadas técnicas. Es seguro que su excelente
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asa-puente de líneas perfectas y de extraordinario acabado, son algunos de los elementos mas representativos de la cerámica Quimbaya.
ORFEBRERIA QUIMBAYA
CULTURA
La orfebrería de los quimbayas es maravillosa entre las tribus primitivas de Colombia, no sólo por la abundancia, sino por el arte, la perfección y la elegancia de las piezas que elaboraban. La simetría de las partes es perfecta; la igualdad de las cuencas de los collares es precisa, pues parecen gotitas de oro soldadas unas con otras y calibradas con precisión admirable. Las labores de filigrana, el exacto ángulo de los salientes, el pulimento de los planos, la exactitud de las aristas, la sencillez de unas líneas combinadas con el abigarramiento de otras, nos demuestra el gusto estético y la persecución de la línea perfecta. Otra particularidad tiene la orfebrería quimbaya; es el de la aleación del oro y del cobre, llamada tumbaga, de la cual se sirven para dar a sus joyas diversos matices, disponiendo de tal suerte de uno al otro sin salto ni división notable. Lograron dar a sus piezas tal temple a voluntad que algunos cinceles y cetros se parten antes de doblarse. Para el
pulimento superficial se sabe que se valieron de la acerada, hierba ácida que todavía crece silvestre en los campos del Caldas.
sentadas en ellos, se deduce que los atuendos de los líderes constaban de un casco o una corona, uno o varios pares de orejeras, una nariguera y un collar de varias vueltas. Estos Orfebrería Quimbaya pe- adornos no conformaban atuendos que cubriesen gran parte del cuerpo; riodo Temprano o Clásico estaban restringidos a la zona de la Los objetos elaborados por los orfecabeza y el cuello y, con excepción bres de las sociedades del Período de los cascos y las coronas, eran peTemprano del Cauca medio y Anqueños y discretos. Los cascos, utilizatioquia, sirvieron como símbolos de dos en otras sociedades del mundo prestigio y poder para sus líderes con fines protectores en la guerra, políticos. fueron empleados aquí como emblemas de prestigio y fuente de poder La orfebrería comprendía adornos espiritual. corporales, artefactos para el consumo de las hojas de coca e instrumenEl utillaje usado en el consumo de tos musicales. Las huellas de desgaste, la coca estaba integrado por povisibles en narigueras, palillos y otros poros —recipientes para almacenar objetos, indican que fueron utilizados la cal—, cuellos de poporo, palillos por estos dignatarios en vida. A su para extraer la cal y vasijas para muerte fueron enterrados con ellos guardar las hojas de coca. Estos aren grandes ajuares como el “Tesoro tefactos se distinguen por su gran de los Quimbayas”, el “Nuevo Tesotamaño pues algunos poporos alcanro Quimbaya” y varios más, acerca zan 35 cm de alto y existen palillos de los cuales existe alguna docude más de 50 cm de largo; y por mentación a pesar de no haber sido su rica iconografía: varios recipientes hallados en excavaciones científicas. son esculturas realistas de figuras huSegún los pocos contextos arqueolómanas representadas con gran lujo gicos conocidos, al parecer la gente de detalles. de menor rango usó sólo algunas narigueras y orejeras. El conjunto de esta orfebrería revela una marcada coherencia en el estilo. A partir de un análisis de los objetos Se distingue por la sobriedad en el que conforman los ajuares mencionadiseño y la decoración; las formas dos, y de las figuras humanas reprerealistas con volúmenes redondea-
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dos, el brillo y la tersura de las superficies, y los colores rojizos. Las formas reproducen la figura humana, con preeminencia de la femenina, los frutos de calabazas, calabazos y totumas; y animales como caracoles y pupas de mariposa. Varios adornos muestran formas geométricas basadas en líneas curvas. En la decoración predominan los calados y las placas colgantes que a veces ocultan las figuras.
dedor del 60 por ciento de oro, 30 por ciento de cobre y 10 por ciento de plata; esta última se encuentra presente por hallarse asociada naturalmente al oro en los yacimientos. Los adornos pequeños, así como los grandes recipientes fueron elaborados por la técnica de la fundición a la cera perdida con núcleo, en la cual estos orfebres fueron grandes maestros; los cascos y coronas están hechos por martillado y repujado, también con un gran dominio técnico. Según análisis de composición de Por su calidad estética y técnica, esta un grupo significativo de objetos, al orfebrería es considerada desde el parecer esta orfebrería fue elabo- siglo XIX un patrimonio arqueológico rada en su totalidad en tumbaga, la de primer orden para el país. aleación de oro y cobre, de donde adquiere el color rojizo característico. Orfebrería Quimbaya periodo tarLos contenidos metálicos oscilan alre- dío Durante el Período Tardío del Cauca Medio la orfebrería continuó siendo fuente de prestigio para los líderes; sin embargo, las transformaciones que dieron paso a una nueva época mostraron cambios en las funciones, formas y tecnología de los objetos que cumplían este propósito.
triangulares y adornos sublabiales de diversos tipos. Las formas de mujeres y de frutos fueron desplazadas por figuras masculinas y de hombreanimal, geométricas y zoomorfas: nuevos símbolos que revelan la aparición de nuevas ideas relacionadas con el cargo de los líderes. Los pectorales circulares planos sobresalen entre los nuevos emblemas de poder por su gran tamaño y elaboración. En ellos se invirtió una cantidad significativa de metal y trabajo; algunos alcanzan diámetros hasta de 30 centímetros y varios llevan complejos diseños repujados. Un estudio iconográfico de estos diseños mostró que responden a cuatro categorías o patrones básicos: 1. dibujos basados en formas geométricas y de aves esquemáticas, 2. figuras de lagartijas y tal vez otros lagartos, 3. imágenes antropomorfas masculinas estilizadas y 4. figuras humanas con rasgos animales.
Una mirada cuidadosa a estos diseños permite advertir que los tres últimos patrones conforman un continuo Si en el Período Temprano los reci- de transformaciones. En las figuras pientes y palillos para el consumo de hombre-animal se mezclan elede la coca, así como los cascos y mentos de las otras dos categorías: las diademas, eran los emblemas la cabeza, los adornos de orfebremás visibles del poder; en épocas ría, el sexo y las tetillas son humanas; tardías cumplieron esta función mientras el cuerpo, la posición corpopectorales circulares, narigueras ral, la cola y los dedos engrosados
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son de reptiles. De esta combinación de elementos pueden interpretarse estas figuras como representaciones de hombres-lagarto. Algunas de ellas muestran además un par de orejas redondeadas en la parte superior de la cabeza que semejan las de un felino, como si aludieran a mezclas de hombre con más de un animal. Gracias a la arqueología y la etnología, sabemos que en las sociedades indígenas americanas, desde épocas antiguas, ha existido la creencia en la capacidad de algunos individuos de transformarse en animal y apropiarse así de sus facultades. Particularmente son los chamanes quienes tienen esta capacidad, y son verdaderos especialistas en ella. Las transformaciones en ave, jaguar y murciélago constituyen las transmutaciones más extendidas; así los chamanes consiguen poder volar, vagar ocultos por la selva, ver en la oscuridad, comerse a sus enemigos y observar el mundo al revés. Estas facultades son fuente de gran prestigio y autoridad. Las representaciones antropozoomorfas en los pectorales, unidas a las descripciones de los caciques del siglo XVI, sugieren que los líderes del período Tardío tenían poderes de transformación. Cuentan las crónicas que los “Señores” y “Caciques” de
la región llevaban el cuerpo profusamente pintado y decorado como “gatos”, portaban pieles de animales a la espalda, usaban taparrabos largos como colas y uñas largas como garras. Es probable que estas transmutaciones, como para los chamanes, fueran origen de admiración y respeto entre su comunidad.
res de distintos colores y en el dominio de las técnicas de fundición. A pesar de que la orfebrería clásica Quimbaya ha sido ubicada tradicionalmente en el valle del río Cauca, algunas piezas han sido encontradas en la hoya del Magdalena Medio y en el macizo Antioqueño. La mayoría de los objetos de oro precolombino formaban parte de los ajuares que acompañaban a los Orfebrería muertos en su viaje a la eternidad. Esta sociedad realizó una lujosa orfe- El concepto de viaje es marcado en brería, catalogada bajo el apelativo ciertas culturas que utilizaban los sarde “Quimbaya Clásico”, reconocida cófagos, troncos huecos como barcas, universalmente por su perfección téc- donde depositaban el cadáver junto nica y por la belleza de sus diseños. con algunos elementos sagrados y Como el oro no abundaba allí como sus objetos personales. en las otras regiones de la Colombia Los pueblos Quimbayas y sus vecinos Precolombina, se vieron obligados desarrollaron la más importante ina usar aleaciones y virtualmente crearon una combinación metálica de oro y cobre conocida como “tumbaga”, una proporción de 30/70, donde el oro conserva su color, maleabilidad y nobleza, y el cobre alarga su cuerpo físico, dándole a las piezas gran viveza y tonalidad. Sus piezas más espectaculares representan hombres y mujeres de ojos semicerrados y rostros complacidos, calabazos, frutas, poporos de estilizados diseños y cuellos de vasijas. Se observa una estrecha relación entre la región Calima en alfile-
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dustria de orfebrería en Colombia y en América, no solo por lo avanzado de las técnicas metalúrgicas que emplearon, sino por la belleza de las piezas fabricadas por estos nativos. Los orfebres de Caldas explotaron los numerosos yacimientos auríferos que existían en su territorio y lo obtuvieron por trueque con sus vecinos de Buriticá. Sus famosas piezas de orfebrería alcanzaron gran difusión y llegaron hasta Panamá y posiblemente hasta Centro América. El Poporo Un “Poporo” es un recipiente para guardar la cal y otras sustancias calinas necesarias como combinación en la masticación de las hojas de coca. Generalmente están acompañados de agujas o alfileres largos para sacar la cal y llevarla a la boca. Los poporos de oro tuvieron un uso generalizado en las culturas de sur occidente. Por su belleza y perfección formal, sobresalen las de la cultura Quimbaya. En el periodo Clásico Quimbaya muchos llegaron a representar hombres y mujeres sentados, y con algunos adornos, al parecer personajes sobresalientes de la sociedad.
Desde hace tiempo, las directivas del Museo del Oro —Clemencia Plazas, Directora y Ana María Falchetti, entonces Subdirectora Técnica—, sentían la necesidad de llevar a cabo una investigación tendiente a aclarar el panorama de la orfebrería “Quimbaya Tardía” | 1 , con el fin de contextualizar la gran cantidad de piezas con que contaba el Museo que parecían pertenecer, o se usaba decir que pertenecían, a este conjunto orfebre. Aunque ya existía el trabajo de José Pérez de Barradas sobre el tema (1965) —el cual continúa siendo válido en su mayor parte—, para aquella época el Museo contaba con un número de piezas reducido —un poco más de 7.000— si se compara con el volumen actual —más de 33.000—. Dentro de las nuevas adquisiciones existía una buena proporción de piezas con una variedad de nuevas formas que hacía o parecía hacer parte del conjunto “Quimbaya Tardío” o de otros relacionados, LA ORFEBRERÍA QUIMBA- lo cual ameritaba una revisión más reciente del tema. Atendiendo dicha YA TARDÍA solicitud se realizó el presente trabaUna investigación en la colección del jo entre los meses de febrero y diMuseo del Oro ciembre de 1992.
Definición del Conjunto Orfebre El estudio del material recopilado arrojó como resultado un único gran conjunto orfebre. Este fue definido teniendo como base las asociaciones repetidas de los mismos tipos de piezas dentro de distintos lotes, a partir de los cuales se pudo ir tejiendo una red de vínculos y conexiones entre unos tipos de piezas y otros que dio origen a un cuerpo de material en general bastante claro y coherente. Sin embargo, la definición del Conjunto debió tener en cuenta además otros criterios. Existe siempre la duda acerca de la confiabilidad de los lotes, siendo que es muy probable que algunos de ellos contengan mezclas, hechas por el guaquero o el intermediario, de piezas de diferentes contextos o conjuntos orfebres. Dada
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esta limitante del material, el estudio debió apoyarse también en un análisis estilístico que permitiera conectar los distintos tipos de piezas a través del descubrimiento de elementos formales, constitutivos, decorativos y/o tecnológicos compartidos. De acuerdo con los conocimientos elaborados a través de la investigación, el Conjunto de la orfebrería Quimbaya Tardía podría dividirse, desde el punto de vista tecnológico, en dos grandes grupos: uno compuesto por los tipos de piezas elaborados mediante la técnica del martillado y otro constituido por las categorías de piezas manufacturadas por fundición. A grandes rasgos es una división bastante evidente y funcional, aunque no es absolutamente estricta:
existen algunos tipos de piezas que aunque parecen haber sido elaborados preferentemente en una técnica, a veces se encuentran manufacturados en la otra. Sin embargo éste constituye a su vez un hecho interesante que establece un vincule entre ambas técnicas y desde allí entre los distintos de piezas elaboradas mediante ellas. Además existen algunos objetos que parecen involucrar loa dos procesos tecnológicos. Estilísticamente también se observan numerosos elementos que conectan entre sí las piezas martilladas y las fundidas. La investigación logró concretar un gran cuerpo de material martillado compuesto por un amplio número de tipos de piezas que muestran entre ellas claras conexiones; estas últimas pusieron en evidencia algunas características y tendencias propias del Conjunto. En términos generales, esta porción de material puede dividirse en ocho grupos según relaciones de tipo formal y funcional: 1. Compuesto por los diferentes tipos de narigueras de forma semilunar y demás categorías relacionadas con ellos. Incluye: - Narigueras semilunares planas con
decoración en relieve - Narigueras triangulares planas con decoración en relieve - Narigueras semilunares cóncavas - Narigueras semilunares planas o cóncavas con prolongaciones horizontales en diseños escalonados - Narigueras semilunares planas con prolongaciones laterales en una o más secciones rectilíneas - Narigueras circulares cóncavas - Adornos sublabiales triangulares planos. 2. Compuesto por las diferentes formas de pectorales planos, y piezas relacionadas con ellas. Incluye: - Pectorales circulares planos - Pectorales planos en forma de corazón - Pectorales planos en forma de “Y” - Placas colgantes de diferentes formas - Pezoneras circulares - Aplicaciones para textil circulares y de otras formas. 3. Compuesto por diademas, cascos, brazaletes y otros tipos de piezas. Comprende: - Diademas rectangulares abierta - Adornos semejando plumería - Cascos semiesféricos - Brazaletes cilíndricos abiertos - Brazaletes troncónicos abiertos. 4.Conformado por varios tipos de
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adornos derivados de la forma d horquilla y otros relacionados con ellos. Comprende: - Orejeras en forma de horquilla plana - Orejeras elípticas cóncavas con prolongación de horquilla - Orejeras de forma geométrica plana con prolongación de horquilla, con o sin placas colgantes - Orejeras en forma de gancho con placa colgante y prolongación de horquilla - Orejeras en forma de alambre retorcido con placas colgantes y prolongación de horquilla - Adornos sublabiales en forma de gancho con placas colgantes.
de aplicaciones para piel y otras categorías derivadas de ellos. Incluye: - Aplicaciones para piel con remate esférico, con o sin placas colgantes - Aplicaciones para piel con remate cónico - Aplicaciones para piel con remate discoidal - Aplicaciones para piel con remate en forma de sombrerito - Orejeras con remate discoidal y prolongación de horquilla - Orejeras de alambre en espiral con prolongación de horquilla.
6. Compuesto por diferentes tipos de narigueras y orejeras de sección sólida. Incluye: - Narigueras y orejeras circulares de 5. Constituido por los diferentes tipos sección redonda sólida con o sin remates - Narigueras en forma de “n” de sección redonda sólida con o sin remates - Narigueras torzales de sección redonda sólida con o sin remates - Narigueras torzales triangulares de sección cuadrada sólida. 7. Compuesto por cuatro tipos de adornos laminares de sección hueca. Incluye: - Orejeras circulares laminares de sección hueca - Narigueras circulares lami-
nares de sección hueca - Brazaletes circulares laminares de sección hueca - Cuentas de collar laminares de sección hueca. 8. Conformado por tres tipos de instrumentos: - Anzuelos - Cinceles - y probablemente también agujas. Esta clasificación en grupos mayores de piezas le da un ordenamiento general al material con el fin de facilitar su descripción y análisis, aunque es evidente que no son grupos absolutamente excluyentes ni completamente diferenciados, así como tampoco totalmente exactos. En ocasiones unos grupos se superponen a otros o se relacionan estrechamente con ellos, poniendo de manifiesto la unidad y coherencia internas del material. El material martillado: clasificación y descripción 1. Narigueras semilunares y piezas relacionadas Narigueras semilunares planas con decoración en relieve Conforman una de las categorías más importantes y comunes del Conjunto. Aparecen dentro de casi todos los lotes y en varios de los más significativos llegan a representar hasta el cincuenta por ciento de su conte-
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nido; en algunos se alcanzan a contar hasta diez y seis de estas mismas piezas (ver cuadro III). Su forma es casi siempre semilunar aunque en ocasiones se convierte en un círculo, en otras se acorazona y algunas veces se aproxima bastante a un semicírculo. En su gran mayoría están decoradas con una línea circular en relieve, que a veces se duplica, ubicada hacia el borde interno, la cual varía entre una línea bien demarcada que puede ser de sección puntiaguda o curva y una protuberancia, a veces casi imperceptible, que no presenta límites y se desvanece suavemente sobre la pieza. La escotadura interna es con mayor frecuencia pequeña en relación con el tamaño de la nariguera, pero existen bastantes ejemplares en los que se agranda haciendo más angosta la pieza y llegando en ocasiones a convertirla casi en un aro. Dentro de esta categoría podrían distinguirse seis variantes en las que se combinan algunos de los rasgos anteriores: Narigueras semilunares planas con relieve marcado - Narigueras semilunares planas con relieve desvanecido - Narigueras semilunares planas angostas con relieve marcado - Narigueras semilunares planas angostas con relieve desvanecido - Narigueras semilunares planas (sin
relieve) - Narigueras semilunares planas angostas (sin relieve) En lo tecnológico también existen diferencias, sin embargo en este aspecto falta profundizar aún. Aunque en su mayoría fueron hechas por martillado, algunas con relieve desvanecido que fueron observadas directamente parecen haber sido elaboradas mediante la fundición a la cera perdida. Otras, con relieve marcado de sección puntiaguda, es probable que hubieran sido manufacturadas inicialmente en esta misma técnica y luego retocadas mediante el trabajo directo. Mientras algunas piezas son bastante burdas otras evidencian una elaboración y un pulimento esmerados. Las hay tanto en oro de buena ley como en tumbaga y entre éstas existen algunas con enriquecimiento superficial. Con relativa frecuencia presentan decoración repujada. La más común consiste en una línea de puntos alrededor del borde externo, que a veces se transforma en dos o tres secuencias punteadas; en menos ocasiones se ven rodeando el borde interno. En algunos ejemplares los puntos ocupan buena parte del interior de la pieza, o unos pocos de ellos, de mayor tamaño, se distribuyen si-
métricamente sobre éste. FIGURA 1. Narigueras semilunares planas con decoración en relieve a. Nariguera semilunar plana con relieve y aves repujadas. 2.5 x 5.6 cm (MO. 2.368) b. Nariguera semilunar plana con relieve y aves repujadas. 4.1 x 3.0cm (MO. 2.387) c. Nariguera semilunar plana con puntos y círculos repujados (MO.) d. Nariguera semilunar plana con relieve y puntos y espirales repujados. 4.9 x 6.3 cm (MO. 2.391). e. Nariguera semilunar plana con relieve y líneas repujadas. 4.2 x 5.6 cm (MO. 2.388) f. Nariguera semilunar plana angosta con puntos repujados g. Nariguera semilunar plana con relieve y puntos y figuras antropomorfas repujados (Lote F). h. Nariguera semilunar plana con puntos repujados i. Nariguera semilunar
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plana angosta con relieve Ocasionalmente se observan líneas radiales -a veces terminadas en espiral- formando grupos, o líneas circulares -continuas- rodeando el borde interno. Como ingrediente figurativo se observan a veces pequeñas representaciones de aves de estilo esquemático. Todos estos elementos se combinan formando una amplia gama de diseños, que se repite sobre otros tipos de piezas representativas del material martillado. En época reciente fué ofrecida en venta al Museo del Oro una pieza única decorada con tres figuras antropomorfas repujadas; este ejemplar es especialmente interesante, no sólo por su rareza, sino también por la relación que establece con un tipo de representación característico de los pectorales circulares planos. La forma semicircular de la cabeza, el diseño de la cara, la posición de los brazos inclinada hacia adentro, el dibujo de las tetillas y la insinuación de ligaduras en las piernas, son todos elementos comunes con el denominado Primer Grupo de los pectorales circulares repujados (descrito más adelante. Para observar esta relación comparénse las figuras lg y 8). Otro elemento decorativo parece haber sido los adornos colgantes. Dentro de una de las colecciones existe una pieza que presenta dos
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pequeños orificios a los lados de la escotadura que debieron servir para suspender de allí algún tipo de placa móvil. Sus dimensiones varían en un rango amplio, que va desde 1 a 16 cm de ancho y 1 a 14 cm de alto aproximadamente. El material martillado: clasificación y descripción 1. Narigueras semilunares y piezas relacionadas Narigueras semilunares planas con decoración en relieve Conforman una de las categorías más importantes y comunes del Conjunto. Aparecen dentro de casi todos los lotes y en varios de los más significativos llegan a representar hasta el cincuenta por ciento de su contenido; en algunos se alcanzan a contar hasta diez y seis de estas mismas piezas (ver cuadro III). Su forma es casi siempre semilunar aunque en ocasiones se convierte en un círculo, en otras se acorazona y algunas veces se aproxima bastante a un semicírculo. En su gran mayoría están decoradas con una línea circular en relieve, que a veces se duplica, ubicada hacia el borde interno, la cual varía entre una línea bien demarcada que puede ser de sección puntiaguda o curva y una protuberancia, a veces casi imperceptible, que no presenta límites y se desvanece suavemente sobre la pieza. La
escotadura interna es con mayor frecuencia pequeña en relación con el tamaño de la nariguera, pero existen bastantes ejemplares en los que se agranda haciendo más angosta
la pieza y llegando en ocasiones a convertirla casi en un aro. Dentro de esta categoría podrían distinguirse seis variantes en las que se combinan algunos de los ras-
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gos anteriores: Narigueras semilunares planas con relieve marcado - Narigueras semilunares planas con relieve desvanecido - Narigueras semilunares planas angostas con relieve marcado - Narigueras semilunares planas angostas con relieve desvanecido - Narigueras semilunares planas (sin relieve) - Narigueras semilunares planas angostas (sin relieve) En lo tecnológico también existen diferencias, sin embargo en este aspecto falta profundizar aún. Aunque en su mayoría fueron hechas por martillado, algunas con relieve desvanecido que fueron observadas directamente parecen haber sido elaboradas mediante la fundición a la cera perdida. Otras, con relieve marcado de sección puntiaguda, es probable que hubieran sido manufacturadas inicialmente en esta misma técnica y luego retocadas mediante el trabajo directo. Mientras algunas piezas son bastante burdas otras evidencian una elaboración y un pulimento esmerados. Las hay tanto en oro de buena ley como en tumbaga y entre éstas existen algunas con enriquecimiento superficial. Con relativa frecuencia presentan decoración repujada. La más común consiste en una línea de puntos
alrededor del borde externo, que a veces se transforma en dos o tres secuencias punteadas; en menos ocasiones se ven rodeando el borde interno. En algunos ejemplares los puntos ocupan buena parte del interior de la pieza, o unos pocos de ellos, de mayor tamaño, se distribuyen simétricamente sobre éste. FIGURA 1. Narigueras semilunares planas con decoración en relieve a. Nariguera semilunar plana con relieve y aves repujadas. 2.5 x 5.6 cm (MO. 2.368) b. Nariguera semilunar plana con relieve y aves repujadas. 4.1 x 3.0cm (MO. 2.387) c. Nariguera semilunar plana con puntos y círculos repujados (MO.) d. Nariguera semilunar plana con relieve y puntos y espirales repujados. 4.9 x 6.3 cm (MO. 2.391). e. Nariguera semilunar plana con relieve y líneas repujadas. 4.2 x 5.6 cm (MO. 2.388) f. Nariguera semilunar plana angosta con puntos repujados g. Nariguera semilunar plana con relieve y puntos y figuras antropomorfas repujados (Lote F). h. Nariguera semilunar plana con puntos repujados i. Nariguera semilunar plana angosta con relieve Ocasionalmente se observan líneas radiales -a veces terminadas en espiral- formando grupos, o líneas circulares -continuas- rodeando el borde interno. Como ingrediente figura-
tivo se observan a veces pequeñas representaciones de aves de estilo esquemático. Todos estos elementos se combinan formando una amplia gama de diseños, que se repite sobre otros tipos de piezas representativas del material martillado. En época reciente fué ofrecida en venta al Museo del Oro una pieza única decorada con tres figuras antropomorfas repujadas; este ejemplar es especialmente interesante, no sólo por su rareza, sino también por la relación que establece con un tipo de representación característico de los pectorales circulares planos. La forma semicircular de la cabeza, el diseño de la cara, la posición de los brazos inclinada hacia adentro, el dibujo de las tetillas y la insinuación de ligaduras en las piernas, son todos elementos comunes con el denominado Primer Grupo de los pectorales circulares repujados (descrito más adelante. Para observar esta relación comparénse las figuras lg y 8). Otro elemento decorativo parece haber sido los adornos colgantes. Dentro de una de las colecciones existe una pieza que presenta dos pequeños orificios a los lados de la escotadura que debieron servir para suspender de allí algún tipo de placa móvil. Sus dimensiones varían en un rango amplio, que va desde 1 a 16 cm de ancho y 1 a 14 cm de alto aproxi-
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madamente. único ejemplar de pequeñas dimen- tanto en oro de buena ley como en Es un tipo también muy ligado formal siones se observan puntos repujados tumbaga. A causa del excesivo puliy tecnológicamente a los anteriores; alrededor del borde externo. Existen mento fué imposible detectar huellas lo conforman escasas piezas, de muy buena manufactura, provenientes de unos pocos lotes y de algunas colecciones (ver cuadro III). FIGURA 4. Piezas varias a. Nariguera semilunar plana con prolongaciones horizontales en trapecios escalonados. 3.5 x 8.7 cm (MO. 2.441) b. Nariguera semilunar plana con prolongaciones horizontales en especies de elipses escalonadas, con puntos repujados. 2.4 x 5.5 cm (MO. 1.469) c. Adorno sublabial triangular plano d. Nariguera semilunar cóncava e. Nariguera circular cóncava f. Nariguera circular cóncava con decoración ondulada con puntos repujados. 2.3 x 3.0 cm (MO. 11.435) Su forma consiste en una nariguera central de contorno semilunar, lisa, que se prolonga lateralmente en un diseño de especies de trapecios consecutivos -que se agrandan o se achican-, de elipses consecutivas -que se agrandan-, o de una mezcla de ambas formas; con frecuencia exhiben además una muesca triangular en cada extremo. Son generalmente planas, pero también se ven algunas cóncavas, probablemente para adaptarse mejor al contorno de la cara; sólo en un
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de su manufactura en un ejemplar analizado al microscopio, pero es bastante más factible que hubieran sido elaboradas por martillado que por fundición. Su tamaño supera siempre los 6.0 cm de ancho y los 3.0 de alto; algunas llegan a alcanzar medidas hasta de 16.0 cm de ancho por casi 9.0 de alto, piezas que debían enmascarar casi la mitad del rostro de quienes las portaban (ver figura 4a-b). Narigueras semilunares planas con una o más prolongaciones laterales rectilíneas Constituyen un pequeño grupo conformado apenas por tres piezas; una de ellas proveniente de un lote bastante confiable y las otras dos de una colección extranjera. Estas dos últimas parecen haber estado asociadas a dos pectorales en forma de “Y” que hacen parte de la misma colección, según se deduce de algunas características compartidas con ellos y por haber sido adquiridas las cuatro piezas juntas; estos pectorales por su parte se integran bastante bien estilísticamente dentro del material martillado del Conjunto (a ellos se hace referencia más adelante). Tal posible asociación es además interesante, en cuanto que el lote del Museo al que pertenece la pieza mencionada
contiene también un pectoral de la misma forma de los anteriores (ver cuadro III).
con tendencia a ser semicircular -a diferencia de la del grupo anterior que tiende a ser más circular. En la pieza del Museo el canal para deFIGURA 5. Narigueras semilunares jar pasar la nariz está ubicado en planas con prolongaciones laterales el centro, mientras en las otras dos lineales a. Con tres prolongaciones lo está hacia el lado izquierdo. La lineales (J.M. 48) b. Con cuatro pro- primera también se diferencia de éslongaciones lineales (J.M. 48) c. Con tas en que presenta una sola prolonuna prolongación lineal.3.6 x 17.3 gación de forma aproximadamente cm (MO. 5.192) rectangular a cada uno de los lados de la pieza y un poco inclinada haLas tres piezas tienen en su centro la cia arriba, mientras que las otras forma de una nariguera semilunar presentan en un caso tres y en el otro
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cuatro prolongaciones rectangulares más angostas, formando una especie de pequeño abanico. Este diseño recuerda el de algunas piezas de orfebrería del Perú pertenecientes a la cultura Nazca en épocas tardías (3 00-600 d.C.), representadas con frecuencia en la cerámica. Este tipo de narigueras se usaba allí acompañado de una diadema de forma relacionada, provista de prolongaciones lineales verticales, la cual se observa también en la alfarería. Los arqueólogos especialistas en dicha cultura han denominado estas piezas “bigoteras” por su semejanza, seguramente intencional, con los bigotes del felino (Ekholm, S.F: 34; de Lavalle y Lang, 1978: 136-13 7). Tanto la pieza del Museo como una de las del fichero de colecciones extranjeras presentan dos pequeños orificios cerca a la escotadura central, utilizados probablemente para pasar una cuerda que amarrada a la pieza suavizaría los bordes en contacto con la nariz -como sucede en objetos de la Orfebrería Nariño; otra posibilidad es que se usaran para suspender de allí algún adorno colgante. La otra nariguera presenta en el mismo sitio unos tipos de ojos formados por un conjunto de laminillas que se ajustan a la pieza en una especie de puntada, adornos que se relacionan con la colgadera, también elaborada en varias laminillas,
de uno de los pectorales en “Y” aparentemente asociados. Otro elemento interesante que vincula estas piezas al conjunto orfebre investigado es la presencia, en uno de los ejemplares de la colección extranjera, de un remiendo original practicado en una de sus prolongaciones con el fin de unir a la pieza un fragmento que se desprendió de ella. Su tamaño varía entre 17 y 25.5cm de ancho, y 3.6 y 10 cm de altura (ver figura 5). Narigueras circulares cóncavas Conforman un pequeño grupo también emparentado con los anteriores, especialmente con las narigueras semilunares cóncavas. Son escasas dentro de los lotes y un poco más comunes en las colecciones (ver cuadro III). Su contorno es generalmente circular, aunque a veces se achata un poco en la parte superior, haciéndose más semilunar, y su escotadura casi siempre es pequeña, pero en ocasiones se vuelve mayor tornando más angosta la pieza. La forma total es bastante cóncava y en algunos casos alcanza a ser semiesférica. Son piezas simples pero fueron cuidadosamente elaboradas y pulidas. Un único ejemplar se encuentra decorado con unas especies de pequeñas ondas alrededor de su borde externo sobre las que se observan puntos repujados. Sus dimensiones son siempre menores: no superan los 3.5 cm
de diámetro (ver figura 4e-f). Adornos sublabiales triangulares planos Se relacionan igualmente con las categorías anteriores, de manera especial con las narigueras triangulares planas. Son piezas simples con la forma de un triángulo bastante ancho y de poca altura, de cuyo vértice superior se levanta una prolongación que se dobla hacia adelante formando una especie de gancho. Su tamaño es en general considerable, alcanzando algunas piezas a tener hasta 20 cm de ancho. Su utilización como adorno sublabial se vé atestiguada en uno de los pectorales circulares ya mencionados en las narigueras triangulares, donde la figura, además de portar la gran nariguera, exhibe un adorno triangular de tamaño aún más exagerado, que baja de la boca. Debían usarse introduciendo el gancho por un orificio practicado debajo del labio inferior y montándolo sobre éste para sostener de allí el adorno; esta manera de uso se deduce de otras piezas relacionadas que se describen más adelante, dotadas de un gancho similar (ver figura 13). El otro pectoral, seguramente asociado con el anterior y al parecer elaborado por el mismo orfebre, muestra también una figura humana portando un adorno del mismo
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tipo; en éste la forma triangular se encuentra modificada hacia una especie de “V” invertida (ver figura 11). Dentro de una colección particular en Armenia existe un adorno que presenta esta otra variante de forma (información personal de Marianne Cardale de S.). A pesar de ser piezas poco comunes y de encontrarse sólo en dos lotes -aunque de los más confiables y además notoriamente similares-, su asociación al Conjunto se vé reforzada
por su forma y su figuración en los pectorales mencionados (ver cuadro III, y figura 4c). 2. Pectorales planos y piezas relacionadas Pectorales circulares planos Constituyen el tipo de pieza más espectacular de todo el Conjunto. Se encuentran con bastante frecuencia en los lotes, en algunos de los cuales aparecen varios -hasta diez y siete-, iguales y/o relacionados. Conforman además la mayor cantidad de
los lotes estudiados compuestos por una sola pieza (ver cuadro III). En su mayoría son circulares pero existen algunos de contorno ligeramente elíptico y su forma básica plana se torna en ocasiones también un poco cóncava. Casi todos presentan un solo orificio hacia el borde, pero a veces se observan dos y rara vez tres ubicados muy cerca; sólo en pocos casos se encuentran más distanciados y hacia el interior de la pieza o en posición opuesta. Un buen número de estos pectorales es completamente liso pero existe otra buena proporción que exhibe decoración repujada. La más común consiste en una hilera de puntos alrededor del borde y en algunos casos del -o los- orificios. Los puntos forman a veces también diseños geométricos que en ocasiones se combinan con líneas rectas, círculos, espirales, triángulos o representaciones esquemáticas de aves, en dibujos muy semejantes a los de las narigueras semilunares y triangulares planas. Menos frecuentes son los diseños más llamativos de figuras antropomorfas y zoomorfas, en los que se observan representaciones de otros tipos de adornos, banquitos, etc. Estos últimos fueron especialmente interesantes y valiosos para la investigación. Dentro de todo el Conjunto tal vez constituya el tipo de pieza con mejores muestras de un
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uso intenso: presentan con frecuencia remiendos en roturas de los bordes, consistentes en pequeños orificios por donde se pasaba un hilo o un alambre; orificios de reposición, que se hacían cuando el original se volvía inservible; y reformas en su contorno y a veces también en la decoración, para suprimir y reparar algún desperfecto. En su mayoría presentan además evidencias de desgaste en los bordes y el orificio.
[Arma] |salieron de guerra a rescibir a los españoles m uchos indios, con armaduras de oro e coronas, e patenas que relucían todo el campo...”. (Sarmiento, 1540: 247). Su diámetro varía generalmente en un rango aproximado entre 9 y 26 cm. Existen además algunas pocas piezas de menor tamaño, con diámetros iguales o inferiores a 5 cm, que podrían incluirse también en esta categoría, en las cuales se observan representaciones antropomorfas reFIGURA 6. Pectoral circular plano pujadas muy semejantes a las de las con decoración repujada geométrica. piezas mayores (ver figuras 6 a 26 y 4 12.0 cm (MO. 68) láminas 1 y 2). Son frecuentes las referencias en los documentos etnohistóricos al uso de “patenas” en el pecho, por los indígenas de los alrededores de Anserma: |”...Tienen o tenían deste metal [oro] |muchas y grandes joyas, y es tan fino que el de menos ley tiene diez y nueve quilates. Cuando ellos iban a la guerra llevaban coronas, y unas patenas en los pechos y otras muchas joyas. Cuando los descubrimos la primera vez que entramos en esta provincia [de Arma] |con el capitán Jorge Robledo, me acuerdo yo se vieron indios armados de oro de los pies a la cabeza y se le quedó hasta hoy la parte donde los vimos por nombre la loma de los Armados”. (Cieza de León, 1550: 76). |”En la entrada de esta provincia
LAMINA 1. Pectoral circular plano con diseño geométrico, espirales y aves repujados. 4) 14.1 cm (M.O. 2.797) LAMINA 2. Pectoral circular plano con decoración repujada antropomorfa - Grupo 2. 4) 15.6 cm (MO. 25.471) Las piezas con grandes representaciones figurativas centrales muestran algunos patrones básicos de diseño que permiten dividirlas en tres grupos mayores: uno con figuras antropomorfas de estilo medianamente esquemático; otro también con figuras antropomorfas de diseño bastante más esquemático y a veces con rasgos zoomorfos; y un tercero con representaciones de lagartos o la-
gartijas. El primero está compuesto por figuras masculinas con algunas partes del cuerpo dibujadas mediante líneas y otras con su forma total en altorrelieve. El diseño en general es bastante homogéneo: la cabeza es de contorno semicircular y sobre ella se ubica con frecuencia una especie de tocado en forma de línea recta terminada en espirales, encima de la que se observan también a veces parejas de espirales dispuestas en sentido vertical. Los ojos, la nariz y la boca se insinúan con pequeñas elipses y/o líneas rectas. Los hombros y los brazos forman una especie de marco rectangular sobre el que se representan los antebrazos en dirección oblicua hacia arriba y se dibujan las tetillas, el ombligo y el sexo. Las piernas se observan separadas y rectas, y presentan divisiones a nivel de las rodillas y los tobillos, seguramente como representaciones de ligaduras utilizadas para deformar las pantorrillas (ver figuras 8 a 11 y lámina 2). La costumbre de deformarse las extremidades se encuentra documentada en varios textos para el caso de los indígenas que habitaban los alrededores del río Cauca en su curso medio: |”Traen debajo de la rodilla un gran bulto de “chaquira” ques unas cuentecitas menudas muy iguales, blancas,
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parejas y otro tanto encima del tobillo, para que críen pantorrilla y lo mismo hacen en los brazos, para criar molledo, y lo mismo en las muñecas de los brazos” (Robledo, |154?: 66). FIGURA 8. Pectoral circular plano con decoración repujada antropomorfa Grupo 1. 4) 5.0 cm (MO. 7.218) FIGURA 9. Pectoral circular plano con decoración repujada antropomorfa - Grupo 1 (ERT 10) FIGURA 10. Pectoral circular plano con decoración repujada antropomorfa - Grupo 1 (lote C, ofrecido en venta al Museo) FIGURA 11. Pectoral circular plano con decoración repujada antropomorfa - Grupo 1. 4) 12.0 cm (MO. 3.125) FIGURA 12. Pectorales circulares planos con decoración repujada antropomorfa relacionados con el grupo 1. a. (MO. 5.957) 4) 18 cm. b. (ERT 8) c. (ERT 9) A este tipo de representación pertenece uno de los pectorales mencionados con anterioridad, en el que se observan dibujados una nariguera triangular y un adorno sublabial en forma de
“V” invertida. Esta pieza es la mejor elaborada e interesante del grupo, tanto por la forma de la figura -que muestra una notable perfección y simetría-, como por las representaciones de los adornos y de una especie de banquito sobre el que se encuentra de pie la figura. En ella se destaca también el diseño de] tocado, de mayores dimensiones y complejidad que en las demás piezas del grupo, en el cual las dos espirales laterales simples se convierten en dos marcos rectangulares dibujados con dos espirales opuestas en su interior (ver figura 11). Existe un pequeño grupo de piezas
conformado apenas por tres ejemplares que muestra un tipo de representación relacionado con este primer diseño. Una de las piezas pertenece al Museo y las otras dos se encuentran reseñadas en la literatura como parte de la muestra enviada por el gobierno colombiano a la |Exposición Iberoamericana, realizada en Madrid en 1892 con motivo del IV Centenario del Descubrimiento; estas dos últimas, de una marcada semejanza, fueron halladas dentro del mismo entierro (Restrepo Tirado, 1929: 33-38). Este tipo de representación figura una cara antropomorfa adornada con un tocado terminado a los lados en espirales, una nariguera triangular y una especie de peto formado por líneas oblicuas. La pieza del Museo difiere un poco de las otras dos: presenta dos grandes espirales sobre el tocado y otras dos debajo del peto y un adorno que pende de la nariz compuesto por dos triángulos opuestos que se unen en el vértice central; este adorno podría figurar una nariguera triangular y un adorno sublabial de la misma forma, como muestran otros ejemplares del primero y segundo grupo. Las otras dos piezas se diferencian entre sí básicamente por el diseño en forma de dos
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triángulos rectángulos opuestos que muestra una sola de ellas sobre el tocado del personaje (ver figura 12). El segundo grupo está mejor representado dentro del material analizado que el primero -de éste se hallaron cinco piezas, mientras de aquel se detectaron más de quince. También lo conforman diseños que parecen obedecer a cánones establecidos. En general se encuentran dibujados mediante una, dos y/o tres líneas rectas que definen sus contornos, y sólo en unos pocos casos se observan elaborados en altorrelieve en su totalidad. La posición de la figura es uno de los elementos más distintivos: se muestra de pie, con los brazos y las piernas extendidas hacia los lados y doblados formando ángulo recto. La cabeza y el tronco presentan variaciones en su forma general: la primera se encuentra con diseño elíptico, circular, semicircular, trapezoidal o triangular; y el segundo toma las formas de rombo, hexágono o elipse. Los ojos, la nariz y la boca se representan casi siempre mediante una y/o dos líneas rectas cortas, y con alguna frecuencia se observa insinuada una nariguera circular. En algunas piezas aparecen dibujados el sexo masculino y las tetillas, estas últimas ubicadas sobre el tronco o por fuera, a los lados de la figura (ver figuras 13 a 21).
FIGURA 13. Pectoral circular plano con decoración repujada antropomorfa - Grupo 2. 4) 13.5 cm (MO. 3.126) FIGURA 14. Pectoral circular plano con decoración antropomorfa - Grupo 2. 4) 17.5 cm (MO. 4.688) FIGURA 15. Pectoral circular plano con decoración repujada antropomorfa y de aves - Grupo 2 (G.D. 382) FIGURA 16. Pectoral circular plano con decoración repujada antropomorfa y de aves - Grupo 2. 4) 13.0 cm (M.O. 5.716) FIGURA 17. Pectoral circular plano con decoración repujada antropomorfa- Grupo 2. (J.M.47) FIGURA 18. Pectoral circular plano con decoración repujada antropomorfa - Grupo 2. 4) 16.2 cm (MO. 24.688) FIGURA 20. Pectoral circular plano con decoración repujada antropomorfa y de aves - Grupo 2. (ERT 10) FIGURA 21. Pec-
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toral circular plano con decoración repujada antropomorfa - Grupo 2. 13.2 x 14.0 cm (MO. 5.958) FIGURA 22. Pectoral circular plano con decoración repujada antropomorfa
mezcla de grupos 1 y 2 (Catálogo de Colecciones Extranjeras 1.120).
subgrupos según las presencia o ausencia de elementos zoomorfos. Algunas de estas piezas presentan Dentro de este grupo podría es- una cola larga en forma de una lítablecerse una división en dos nea recta, o a veces dos, en ocasiones terminadas en espirales, y con menor frecuencia muestran además los dedos de las manos y de los pies engrosados en sus extremos. Ambos elementos parecen hacer alusión a algún tipo de lagarto o lagartija, animal que se ve figurado sobre otro conjunto de pectorales -que conforman el tercer grupo- y en adornos colgantes fundidos de estilo naturalista. Por la forma engrosada de los dedos y la posición completamente abierta y extendida de las extremidades -como en actitud de trepar-, estas piezas -o al menos algunaspodrían corresponder con una clase de lagartija “trepadora”, la cual presenta un tipo de adaptación en sus dedos que le permite utilizarlos como ventosas para desplazarse sobre las rocas en terrenos escarpados (FAUNA, 1979, |63-65; información de Clemencia Plazas). El otro pectoral de manufactura muy similar al descrito en el primer grupo, muestra una figura propia de este segundo. Constituye también la pieza más interesante, pues además de presentar la cola larga y los dedos engrosados, exhibe una cabeza de forma aproximadamente elíptica con unas orejas semicirculares ubicadas
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hacia su parte superior que le dan un aspecto de felino. También se encuentra adornada con una nariguera y un adorno sublabial de forma triangular plana (ver figura 13). Estas representaciones se aproximan a las del primer grupo: muchas exhiben la misma cabeza semicircular y el mismo rostro, y la forma romboidal del cuerpo, predominante sobre las demás, parece una abstracción del diseño que forman los brazos inclinados y la parte inferior del tronco en algunas figuras del primer tipo. Esta relación, las representa-
ciones de adornos, sexo y tetillas y la impresión que en general causan las figuras, conducen a pensar que se trata de representaciones antropomorfas, que en ocasiones toman rasgos del mundo animal. Dentro de una colección propiedad de un Museo extranjero existe una pieza única en la cual se mezclan rasgos de ambos tipos de representaciones -primero y segundo: presenta el tocado y la figuración del sexo masculino al estilo del primer grupo, mientras la forma del cuerpo y su posición son características del segundo (ver figura 22).
En relación a la cola larga de algunas de estas figuras, es interesante la nota de Jorge Robledo acerca del vestido que usaban los caciques de las provincias de Anserma: |”Tienen para ceñirse por el cuerpo los que son señores, unos cinchos de aquella chaquira blanca y de chaquira de oro, hasta un palmo de ancho dello, el cual entre ellos vale mucha cantidad; y éste es para meter el “maure” con que tapan sus vergüenzas, ques vara y media de largo de lienzo de algodón, muy pintado, y una de ancho y meten el un cabo
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que les cuelga por delante, que las atapa, y toman el otro por debajo de las piernas y métenlo por el ancho y cuélgales un rabo que llega casi al suelo.” (154?: 66). Es posible que este tipo de vestido hubiera simbolizado efectivamente un “rabo” animal, y fuera la misma cola dibujada en estos pectorales. Dada la posibilidad de esta relación, podría pensarse que las figuras repujadas de hombre con elementos de lagartija y a veces también de felino constituyen representaciones de “señores” o caciques “disfrazados” de animal, es decir provistos de elementos con los que buscaban simular el aspecto o algunos atributos de las lagartijas y los felinos. De hecho entre las sociedades indígenas es frecuente la asociación mítica y ancestral de grupos de parentesco de tipo clánico con animales, donde el jefe o “señor” del grupo personifica y revive permanentemente -de manera ritual y simbólica- dicha asociación. El tercer grupo incluye siete piezas con representaciones de lagartos o lagartijas: tres de ellas de estilo naturalista y las restantes esquemáticas (ver lámina 3 y figuras 24-26). Una de estas últimas tiene el cuerpo de forma romboidal, sobre el que se observan un par de tetillas y una cola terminada en espiral; muestra la misma posición con las extremidades en escuadra de las figuras del grupo
anterior. En este caso parece tratarse de la situación opuesta a la de figuras humanas con rasgos animales; es decir de animales -lagartijas- con rasgos humanos -tetillas- (ver figura 24). Otra de las representaciones esquemáticas muestra los dedos engrosados en sus extremos como sucede en las especies de lagartijas anteriormente mencionadas.
con decoración repujada en forma de lagartija - Grupo 3. 4) 12.2 cm (MO. 2.799) FIGURA 25. Pectoral circular plano con decoración repujada en forma de lagartija. Grupo 3 (Catálogo de Colecciones Extranjeras 602) FIGURA 26 Pectoral circular plano con decoración repujada en forma de dos lagartijas (Catálogo de Colecciones Extranjeras 343)
LAMINA 3. Pectoral circular plano con decoración repujada en forma de lagartija - Grupo 3. 4) 16.2 cm (MO. 66) Foto Harold y Erika van Pelt. FIGURA 24. Pectoral circular plano
Entre las representaciones naturalistas se destaca la de una pieza propiedad de un Museo extranjero, en la que se observan dos figuras de lagartija de dibujo prácticamente
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rectilíneo, custodiadas por un diseño geométrico en forma de ángulo elaborado en puntos y líneas. La forma general de las figuras, así como la decoración de puntos repujados sobre el lomo, recuerdan las representaciones con volumen elaboradas mediante la técnica de fundición que pertenecen también a este mismo Conjunto (ver figura 26). Como elemento figurativo menor adicional a los anteriores, se observan en varias de estas piezas -y de otros tipos de adornos ya mencionados- pequeñas representaciones de aves de estilo esquemático formando grupos de dos o hasta cuatro figuras iguales. En su mayoría se trata de representaciones de diseño único pero que conforman todas una sola gama de variaciones sobre un mismo tema-idea básico. Son figuras erectas dibujadas mediante un círculo que insinúa la cabeza -con un punto central a manera de ojo- y unas pocas líneas rectas que definen el cuerpo, la cola, las patas y el pico; sus modificaciones giran en torno al tamaño y orientación de las patas, la cantidad y dimensiones de las alas, la presencia/ausencia de dedos y su número, el grado de insinuación del buche y la existencia/inexistencia y forma de penachos o adornos sobre la cabeza. En la mayor parte de los casos son figuras independientes que se encuentran enfrentadas, dándose
la espalda u orientadas en una misma dirección, pero existe un pectoral que muestra un diseño de dos aves unidas formando una especie de dibujo geométrico (ver figura 27). La tecnología empleada en estas piezas planteó algunos interrogantes; aunque en su mayoría parecían a simple vista haber sido elaboradas por martillado, existían algunas con representaciones figurativas donde esta técnica no era tan evidente: el trazo del dibujo era perfecto, no se observaban indicios del cincel u otro instrumento utilizado en el repujado y la superficie estaba totalmente pulida. Un análisis metalográfico llevado a cabo por la restauradora del Museo Juanita Sáenz Obregón sobre una de estas piezas, confirmó su manufactura mediante la técnica del martillado (la pieza de la figura 13). En su mayoría fueron elaboradas en oro de buena ley pero existen también en tumbaga, algunas de ellas doradas superficialmente.
plana con decoración e. Pectoral circular plano (MO. 3.125). f. Nariguera triangular plana con decoración g. Nariguera triangular plana con decoración h. Nariguera semilunar plana con decoración i. Nariguera semilunar plana con decoración j. Pectoral circular plano (MO. 4.688) k. Pectoral circular plano (MO. 2797) l. Pectoral circular plano (GD 382) m. Nariguera semilunar plana con decoración n. Nariguera semilunar plana con decoración ñ. Nariguera semilunar plana con decoración o. Pectoral circular plano (ERT 10) p. Nariguera semilunar plana con decoración q. Pectoral circular plano (M.O 5.716) Pectorales planos en forma de corazón Conforman un grupo menos frecuente, emparentado estilística y tecnológicamente con el anterior. Se diferencia de éste en su contorno más alargado hacia lo ancho y en una entrada de forma curva o angulosa en su parte superior. Su forma se repite sin embargo de manera más común en piezas más pequeñas clasificadas en este trabajo como “Placas Colgantes”. Dentro de la Colección del Museo FIGURA 27 Diferentes diseños de existe una pieza única que podría reaves repujadas. a. Aplicación para lacionarse con esta categoría; tiene piel con remate discoidal b. Aplica- forma acorazonada y presenta deción para piel con remate discoidal coración repujada en forma de dos c. Aplicación para piel con rema- caras antropomorfas en los extremos te discoidal d. Nariguera semilunar superiores y un par de especies de
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tetillas en su parte inferior (lám. 4). Sus dimensiones oscilan entre 11 y 22 cm de ancho y 9 y 14 cm de alto aproximadamente (ver cuadro III).
de la orfebrería Quimbaya Tardía. También exhiben puntos repujados en el borde o el interior de la pieza y puntos mayores rodeados de un círculo, elementos igualmente distintiLAMINA 4. Pectoral de forma com- vos del Conjunto. La pieza del Museo puesta con decoración repujada muestra además una nariguera circuantropomorfa. 14.0 x 21.8 cm (MO. lar, seguramente de sección redonda. 33.140). Foto Christian Zitzmann. LAMINA 5. Pectoral plano en forma de “Y” con decoración repujada anPectorales planos en forma de “Y” tropomorfa.29.0 x 21.1 cm (MO. 34) Conforman también una catego- Foto Rudolf. ría poco frecuente. Dentro de todo el material analizado se encontra- Pueden tener uno, dos o cuatro oriron apenas cuatro ejemplares: uno ficios de suspensión en el vértice liso, dentro de uno de los mejores superior central; el pectoral sin delotes; otro repujado, en una de las coración de la colección extranjera compras¬colecciones del Museo; y presenta una especie de colgadera otros dos, uno liso y otro repujado, en compuesta por cuatro laminillas sujeuna colección extranjera (ver cuadro tadas a la pieza a través de un orifiIII). cio en este mismo sitio. Los ejemplares repujados son espe- Son piezas de tamaño considerable, cialmente interesantes y confirman la con un ancho entre 19 y 31 cm y una inclusión de esta categoría de pieza altura entre 25 y 36 cm (ver lámina dentro del material investigado. Am- 5 y figuras 30 a 31). bos muestran en su parte superior central representaciones de caras FIGURA 30. Pectoral plano en forantropomorfas similares, en las que ma de “Y” con decoración repujada debajo de la boca se observan unas antropomorfa (J.M. 50) FIGURA 31. especies de barbas -en un caso seis Pectoral plano en forma de “Y” (J.M. y en el otro once-, las cuales segu- 49) ramente figuran adornos sublabiales Placas colgantes del tipo “en forma de gancho con Son objetos bastantes comunes dencolgantes cilíndricos”. Esta clase de tro de la Colección del Museo; en adorno es -hasta donde se tiene co- general son de pequeñas dimensionocimiento- exclusiva y característica nes y presentan una amplia variedad
de formas; en su mayoría son planas pero también existen algunas cóncavas. Más que conformar una categoría de pieza por sí solas, casi todas deben haber hecho parte de objetos mayores como pectorales, diademas, cinturones, orejeras, narigueras, adornos sublabiales o aplicaciones para piel. Algunos de estos objetos, o varios de sus diferentes tipos, presentan con frecuencia uno o más adornos colgantes, de la misma o de diferentes formas, que les dan una notoria vistosidad y movimiento. Esta profusión de placas constituye otro elemento distintivo de la Orfebrería Quimbaya Tardía, tanto en el material martillado como en el fundido. La forma más común de estas placas es la circular plana, o a veces un poco cóncava, con un orificio hacia el borde o en el centro; presentan un amplio rango en cuanto a su diámetro -entre 3 y 8 cm- y en el tamaño del orificio. La mayoría de ellas debió haber cumplido la función de colgantes de orejeras en forma de aro, mientras las demás pudieron haber estado adosadas a otros objetos.. Es posible además que hubieran sido multifuncionales, y que una misma forma se hubiera utilizado para adornar diferentes tipos de piezas. Algunas de las más cóncavas, de menor tamaño y orificio central, pudieron estar unidas a pequeñas aplicaciones para piel con remate esférico
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-en un tipo de pieza que se describe más adelante. Dentro de uno de los lotes ofrecidos en venta al Museo se encontraban dos de estos colgantes circulares planos unidos a un par de orejas “de alambre en espiral con prolongación de horquilla”. Estas piezas presentaban a su vez tres grupos de placas colgantes, compuesto cada uno por una plaqueta de forma semejante a un tridente, de la que colgaban tres adornos ligeramente cóncavos, de
diseño triangular alargado. Las placas triangulares y circulares estaban decoradas con puntos repujados en el borde y estas últimas también, con círculos concéntricos sobre el interior (ver lámina 6).
con frecuencia un abultamiento en la curvatura superior que en algunos casos parecería haber sido hecha con el fin de ampliar el espacio para el orificio de suspensión. Estas clases de placas se ven adheridas a adornos sublabiales en forma de gancho, LAMINA 6 .Piezas que conforman el a diferentes categorías de orejeras y lote C (ofrecido en venta al M.O.) a algunos tipos de colgantes zoomorfos fundidos. Las formas semicirculares, semiluna- También aparecen de forma triangures y de arco son también muy repre- lar, rectangular, romboidal y en corasentativas. Estas dos últimas exhiben zón. Existen además otras de diseños
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un poco más complicados como una pareja de probables colgantes de orejera, de contorno aproximadamente semicircular, recortadas en la curvatura en forma de semicírculos y especies de flecos, y decoradas en su parte superior con dibujos en puntos repujados y triángulos calados (ver figura 32b). Con frecuencia esta piezas presentan una decoración repujada simple, compuesta por una, o a veces dos, hileras de puntos alrededor del borde. Ocasionalmente muestran también diseños geométricos formados por puntos y/o líneas repujadas, complementados a veces con calados en triángulos, rectángulos, líneas y/o puntos (ver cuadro III y figura 32 a-c). FIGURA 32. Placas colgantes, pezoneras y aplicaciones para textil. a. Placa colgante de forma rectangular plana con puntos repujados en el borde. 5.2 x 6.2 cm (MO. 2.828) b. Placa colgante de forma semicircular plana recortada en flecos, con puntos repujados y triángulos calados.3.7 x 6.6 cm (MO. 32.052) c. Placa colgante semicircular plana con puntos repujados y triángulos calados. 5.3 x 10.3 cm (M.O. 37) d. Pezonera cónica con puntos repujados. 4> 2.5 cm (MO. 5.103) e. Cordón con placas colgantes circulares planas. 4> 4.4 cm (M.O 2.281) f. Aplicación para
textil plana en forma de ave con puntos repujados. 2.5 x 4.9 cm (MO. 9.141) g. Cinta con placas colgantes circulares con puntos repujados. 4’ 4.2 cm c/u (MO. 2.834) Son piezas similares a las placas colgantes, dotadas de dos orificios de suspensión ubicados generalmente de manera continua, hacia la orilla. En su gran mayoría tienen forma circular plana, o a veces un poco cóncava, con puntos repujados en el borde. También se encuentran rectangulares, semilunares y en forma de ave. El diámetro de las circulares varía en un rango entre 2 y 6 cm aproximadamente. Con alguna frecuencia se encuentran conjuntos de varias aplicaciones iguales dentro de los lotes, en un caso hasta de doce de ellas, las cuales seguramente estaban adheridas a una misma pieza textil. Existen en la Colección del Museo dos objetos bien interesantes en los que se observan maneras distintas como se hacía uso de las placas circulares: en un caso de encuentran cosidas a un cordón y en el otro a una cinta de algodón (ver figura 32 e,g). En la obra de Cieza de León se encuentran descripciones de prendas y otros textiles adornados con placas de oro semejantes a las descritas anteriormente: |”Tenían muchos vasos de oro los se-
ñores, con que bebían, y mantas, así para ellos como para sus mujeres, chapadas de unas piezas de oro hechas a manera redonda y otras como estrelletas...” (Cieza de León, 1550: 71). |”Cuando van a la guerra ... |llevan delante de sí grandes banderas muy preciadas ... |La bandera era una manta larga y angosta puesta en una vara llena de unas piezas de oro pequeñas, a manera de estrellas, y otras con talle redondo.” (ibid, 86). Es interesante la referencia en esta cita a la forma de estrella, a la que se asemejan cinco piezas con apariencia de ave, decoradas con puntos repujados, que hacen parte de uno de los lotes con mejor asociación (ver figura 32 f). Son piezas bien ligadas al Conjunto a través de su presencia en un buen número de lotes (ver cuadro III). Pezoneras circulares Son piezas muy relacionadas estilísticamente con las anteriores. Su forma es de contorno circular y de volumen cónico o cóncavo y con frecuencia presentan un segmento plano en el borde. Generalmente muestran decoración repujada de puntos y/o líneas formando diseños geométricos en el borde o sobre toda la pieza. En su mayoría aparecen dentro de las compras formando parejas, con dimensiones que oscilan entre 2 y 4 cm de diámetro aproximadamente. Al-
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gunas de estas piezas presentan en su cara interna restos de una sustancia negra, probablemente una brea con la cual se adhería el adorno a la piel -evidencias similares existen en piezas del mismo tipo encontradas en la región Tumaco. No son piezas muy comunes dentro de los lotes, pero sí aparecen en algunos de los más significativos y confiables (ver cuadro III y figura 32d). Aplicaciones para textil 3. Diademas, brazaletes y cascos Diademas rectangulares abiertas No son muy comunes dentro de los lotes aunque sí existe un buen número de ellas en las colecciones. Tienen la forma de una lámina rectangular alargada, de anchura variable; a veces se encuentran provistas de orificios en sus bordes verticales, los cuales debían servir para pasar un cordón con el que se sujetaba la pieza a la cabeza. Con frecuencia son muy flexibles y pueden enrollarse con facilidad. Ocasionalmente presentan decoración repujada de puntos en el borde formando líneas y/o diseños geométricos. Sus dimensiones varían en un rango entre 65 y 50 cm de ancho, y 2 y 9 de alto aproximadamente. En las Crónicas de la Conquista se encuentran varias anotaciones acerca del uso de “coronas” haciendo referencia probablemente a este tipo de diademas:
|”Cuando van a la guerra llevan todos muy ricas piezas de oro y en sus cabezas grandes coronas...”(Cieza de León, 1550: 86). “... |Y venía [una vara gruesa que traían de regalo a los españoles] |toda llena de chagualas de oro, como platos medianos, y coronas y otras joyas metidos en la vara” (Sardella, 1541: |265). (Ver cuadro III y figura 33 d).
neas repujadas formando un diseño geométrico de triángulos, de cuyo borde superior central surge una cabeza de ave -probablemente un paujil- con el pico en relieve y un penacho bifurcado que muestra seis espirales en su parte superior. La pieza se ajustaba a la cabeza con un aro decorado con una figura de ave similar (Restrepo Tirado, 1929: 33-36; Catálogo de Gregorio Hernández de Alba, s.f.: foto 37; ver figura 34). FIGURA 33. Brazaletes y diadema La otra diadema es también una a. Brazalete cilíndrico abierto con franja rectangular ancha, repujapuntos repujados. 3.2 x 13.8 cm da con columnas angostas de líneas (MO. 346). b. Brazalete cilíndrico horizontales; se ajustaba del mismo abierto con círculos repujados. 6.3 modo que la anterior a la cabeza, x 15.7 cm (MO. 5.189) c. Brazalete mediante un aro simple, sin adornos. troncónico abierto. 17.7 cm de largo Adornos semejando plumería (MO. 379) d. Diadema rectangular Es una categoría de la que apenas con puntos repujados. 55.5 x 2.8 cm se pudieron detectar dos piezas; una (MO. 6.649) FIGURA 34. Diadema de ellas se encuentra dentro de la rectangular con decoración geomé- colección de un Museo extranjero y trica repujada y extensión en forma la otra hace parte de un lote basde ave (ERT 8) tante representativo y confiable, propiedad de un coleccionista particular En la literatura se encuentran reseña- radicado en el Quindío (Información das dos diademas interesantes que personal de Warwick Bray). parecen pertenecer también al Conjunto Quimbaya Tardío; ambas pro- LAMINA 7. Piezas del lote b proceceden de la misma “localidad” ubica- dente de genova, quindio (Informada en algún sitio del Valle Medio del ción personal de Warwick Bray) a. Río Cauca y formaron también parte Orejeras en forma de gancho con de la muestra enviada a la |Expo- placas colgantes semilunares y prosición Iberoamericana de 1892. La longación de horquilla. 16 x 8 cm b. más elaborada de ellas consiste en Brazaletes cilíndricos abiertos. 5 x 7 una franja ancha decorada con lí- cm c. Adorno sublabial en forma de
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gancho con dos (2) colgantes cilíndri- Brazaletes cilíndricos y troncónicos zas bastante comunes, presentes en cos. 7 x 1 cm d. Adorno semejando abiertos una buen cantidad de lotes en los plumería. 13.5 x 10 cm e. Adornos Conforman dos categorías de pie- que con frecuencia se encuentran forcolgantes circulares cóncavos y cinceles f. Narigueras romboidales y elíptica cóncavas. Mayor: 10 x 1 cm g. Cascabeles cónicos y esféricos (mayor: 8 cm) y un cascabel aplastado, con su canal de fundición. h. Colgante en forma de pupa. 9 cm Estas piezas tienen la forma de una especie de varilla plana y angosta que en su parte superior se abre en varias láminas alargadas -tres o cuatro- dispuestas a manera de abanico. La pieza que pertenece al lote presenta además un pequeño orificio al final de cada lámina, utilizado seguramente para suspender de allí alguna placa colgante. Sus dimensiones varían alrededor de los 26 cm de alto por 16 de ancho. De acuerdo con su forma es probable que este tipo de pieza hubiera sido utilizado como adorno para la cabeza, llevado a manera de penacho de plumas; debió insertarse en el pelo en la parte posterior de la cabeza y sostenerse con algún tipo de diadema metálica o banda textil. Su forma recuerda la de piezas con esta misma función pertenecientes al conjunto orfebre Piartal-Tuza de Nariño, y a diademas de estilo Quimbaya Clásico, específicamente a algunas del “Nuevo Tesoro” (ver cuadro III y lámina 7d).
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mando parejas. Existen algunos de lámina muy flexible y otros más firmes, pero todos en general muy bien elaborados y pulidos. Los cilíndricos presentan algunas variaciones en cuanto a la forma general -extendida- de la lámina; esta va desde un diseño rectangular, casi siempre con las esquinas redondeadas, hasta aproximarse a una elipse bastante abultada, pasando por todo un conjunto de variantes entre ambas formas. En su mayoría son lisos, pero a veces presentan puntos repujados alrededor del borde o formando diseños geométricos sobre toda la pieza. Tienen uno o dos orificios en sus bordes longitudinales para sujetarlos al brazo, o posiblemente también a la pierna, y en ocasiones exhiben allí mismo una muesca que debía servir para inmovilizar la cuerda. En los troncónicos la lámina extendida tiene forma de trapecio, de diseño alto y angosto; en general son bastante homogéneos y simples, y en ninguno de observó decoración. También presentan a veces orificios practicados sobre los bordes longitudinales. De acuerdo con su frecuencia de aparición dentro de los lotes, parecen haber sido adornos menos comunes que los cilíndricos. Fueron piezas muy usadas, según se deduce de su adelgazamiento por desgaste en los bordes transversales
y de los remiendos y modificaciones practicados para hacer posible su reutilización. Los indígenas de épocas de la Conquista hacían también uso de este tipo de adorno: |”Cuando van a la guerra llevan todos muy ricas piezas de oro, en sus cabezas grandes coronas, y en las muñecas grandes brazales, todo de oro...”(Cieza de León, 1550: 86). Sus medidas oscilan entre 11 y 22 cm de ancho -estirados-, y 2 y 18 cm de alto aproximadamente. Mediante la observación en el microscopio de una pareja de brazaletes troncónicos, se hizo evidente su elaboración mediante la técnica del martillado; sin embargo la superficie mostraba también indicios de fundición. A partir de estas de otras piezas donde se observó el mismo fenómeno-, puede plantearse la hipótesis acerca de una fundición previa, tal vez de algún tipo de lámina gruesa, sobre la que se habría ejecutado posteriormente el trabajo directo del martillado. Este proceso podría haber facilitado la elaboración de objetos laminares (ver figura 33 a-e y lámina 7b). Cascos semiesféricos Existen únicamente tres ejemplares en la Colección del Museo; dos de ellos hacen parte de un mismo lote con otras piezas del Conjunto probablemente asociadas, mientras el otro fué comprado solo. En una colección
extranjera particular existe también otro ejemplar. Son objetos pesados y de buen oro, y presentan dos hileras paralelas de orificios practicadas en sentido diametral, probablemente para insertar plumas. Sus medidas oscilan alrededor de los 19 cm de diámetro por 8 de alto (ver cuadro III). 4. A dornos derivados de la forma de horquilla y otros relacionados Orejeras en forma de horquilla plana Conforman una categoría presente en un buen número de lotes en los que se asocian a otras piezas del Conjunto; a veces existen hasta diez de ellas dentro de un mismo lote (ver cuadro III). Tienen la forma de una horquilla abierta achatada frontalmente y en su mayoría son rectas, aunque se observan algunas dobladas, con curvaturas variables. Sus prolongaciones son generalmente angostas, pero en algunas piezas se encuentran a veces ensanchadas y en raras ocasiones ampliadas de manera pronunciada; piezas de esta última forma fueron decoradas sobre sus prolongaciones con diseños geométricos en puntos repujados. Su forma, su cuidadosa elaboración, y su frecuente aparición en parejas, llevan a pensar que más que haber sido usadas para sujetar el cabello, debieron haberse empleado como
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adornos para las orejas. Fueron ela- alto (MO. 764) j. Orejera semielípti- lla con puntos repujados. 6.9 x 2.2 boradas tanto en oro fino como en ca plana con prolongación de horqui- cm (MO. 2.714) k. Orejera en forma tumbaga, con medidas que oscilan entre 2 y 10 cm de largo aproximadamente. Dentro de una colección existe un par de piezas interesantes relacionadas con esta categoría: tienen la forma de una horquilla aplanada lateralmente, con una de sus prolongaciones más corta y curvada en el extremo, de la cual pende una placa semicircular lisa (ver figura 35 a-d). FIGURA 35. Orejeras en formas derivadas de la horquilla a. Orejeras en forma de horquilla plana b. Orejeras en forma de horquilla plana curvadas c. Orejeras en forma de horquilla plana con los extremos ensanchados; una de ellas con puntos repujados.2.0 x 2.8 cm (M.O 7.959) d. Orejera en forma de horquilla plana lateralmente con placa colgante semicircular. 9.0 x 4.6 cm (MO. 29.333) e. Orejera elíptica cóncava con prolongación de horquilla -vistas frontal y posterior-. f. Orejera elíptica cóncava con prolongación de horquilla, con cordón torcido en el borde. Fundida. 7.6 x 4.0 cm (MO. 6.465) g. Orejera triangular plana con prolongación de horquilla h. Orejera rectangular plana con prolongación de horquilla i. Orejera triangular plana con prolongación de horquilla, decorada con acanaladuras.4.8 cm de
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de arco terminado en espirales con prolongación de horquílla. 4.5 x 5.2 cm (MO. 1.043) Orejeras elípticas cóncavas con prolongación de horquilla Conforman un grupo escaso, relacionado con el anterior. Su forma consiste en una especie de elipse cóncava, a veces un poco acorazonada, de cuyo borde superior surge una prolongación de horquilla achatada, que baja por su parte posterior. Son piezas bastante bien elaboradas y pulidas, y como las del grupo anterior, debieron utilizarse atravesando el lóbulo de la oreja. En su mayoría fueron elaboradas por martillado, pero también existen algunas fundidas y adornadas con un hilo torcido alrededor de la elipse. Sus dimensiones oscilan cerca de los |3.5 cm de ancho y 7 de alto (ver cuadro III y figura 35 e-f). Orejeras de forma geométrica plana con prolongación de horquilla, con o sin placas colgantes Conforman un tipo de pieza estrechamente emparentado con el anterior. En éste el adorno elíptico se ve reemplazado por una especie de lámina plana de forma geométrica, en la que se observan múltiples variaciones: triangular, rectangular, romboidal, semielíptica, en arco y circular. Estas piezas exhiben con frecuencia una placa colgante de for-
ma semicircular, semilunar, triangular o circular, suspendida del extremo inferior de la lámina, donde ésta presenta una extensión a manera de gancho. Dentro de la Colección del Museo existe un ejemplar un poco más complejo, con tres placas colgantes semilunares suspendidas en las partes superior, media e inferior de una lámina romboidal. En general son piezas bien elaboradas y pulidas, y en algunas ocasiones presentan decoración de puntos repujados en el borde o de acanaladuras transversales. Sus medidas oscilan entre 5 y 10 cm de alto, y 1 y 5 de ancho. Como caso excepcional, un par de piezas de forma rectangular con placa circular cóncava, de una colección extranjera alcanza a medir 24.5 cm de altura. Su conexión al Conjunto está dada tanto por relaciones estilísticas como por su inclusión dentro de varios lotes confiables (ver cuadro III y figuras 35 g-k y 36 a-b).
alambre retorcido con placas colgantes en forma de arco y prolongación de horquilla.
Orejeras en forma de gancho con placa colgante y prolongación de horquilla Como en los tipos anteriores, su forma parece derivarse de la de la horquilla. En estas piezas una de sus prolongaciones se curva formando una especie de gancho, del cual pende una placa casi siempre en forma de arco, semicircular, circular o semilunar; este gancho presenta un pequeño ensanchamiento circular o elíptico cóncavo en su parte superior que debió cumplir la función de refrenar el deslizamiento del adorno colgante hacia atrás. Sus dimensiones varian entre 6 y 9 cm de ancho, y |5 y 7 de altura. Se encuentran dentro de algunos lotes asociadas a otros tipos de piezas del Conjunto (ver cuadro III, figura 36c y lámina 7a). Orejeras en forma de alambre retorcido con placas colgantes y prolonFIGURA 36. Orejeras en formas gación de horquilla denvadas de la horquilla a. Orejera Constituyen otra categoría vinculada elíptica plana con prolongación de con los grupos anteriores. Su forma horquilla y placa colgante circular es la de una horquilla elaborada a plana b. Orejera romboidal plana partir de un alambre delgado, con con prolongación de horquilla con una de sus prolongaciones torcida en placa colgante triangular c. Orejera una o más vueltas, de las cuales se en forma de gancho con placa col- encuentran suspendidas varias plagante semilunar y prolongación de cas colgantes generalmente en forma horquilla d. Orejera en forma de de arco, rombo y/o triángulo.
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Dentro de una de las colecciones existe una pareja de estas piezas que se destaca por su diseño recargado; en ellas un sinnúmero de placas de diferentes formas y tamaños se conectan directamente entre sí, o a través de alambres, formando extensiones de distintos tamaños y composiciones (ver cuadro III y figura 36 d). Adornos sublabiales en forma de gancho con placas colgantes Conforman una categoría de función diferente pero formalmente muy relacionada con las anteriores, en especial con las “orejeras en forma de gancho con placa colgante y prolongación de horquilla”. Su configuración consiste en una especie de gancho en forma de “5”, elaborado en una lámina angosta, de cuya curvatura inferior penden una o varias placas colgantes. Estas últimas presentan una amplia gama de formas: circular, semicircular, semilunar, en arco, cilíndrica -o tubular-, semicilíndrica y de diseño semejante a una espada.
En las piezas que contienen una sola placa colgante, el gancho exhibe un ensanchamiento circular o elíptico cóncavo en su curvatura inferior, similar al que presentan las “orejeras de gancho con placa colgante”; este debía cumplir la misma función que en ellas, de impedir el deslizamiento del adorno. Cuando muestran dos o más placas, el gancho se prolonga horizontalmente en su parte inferior y se bifurca o divide en varias sec-
ciones, de cada una de las cuales pende una placa. Esta última forma presenta generalmente adornos colgantes cilíndricos o semicilíndricos, en un número que llega a alcanzar hasta diez. La manera de utilizarlos debió ser la misma descrita anteriormente para los “adornos sublabiales triangulares planos”, que presentan un gancho similar al de estas piezas en su parte superior. Dos pectorales en forma de “Y”, a los que ya se hizo referencia antes, constituyen evidencias dentro
FIGURA 37. Adornos sublabiales en forma de gancho con placas colgantes a. Con placa colgante mayor y plaquitas en forma de arco (MO. 2.566) b. Con placa colgante semilunar. 4.4 x 5.2 cm (MO. 3.272) c. Con tres (3) colgantes cilíndricos d. Con tres placas colgantes circulares. 3.9 x 2.4 cm (MO. 20.838)
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del mismo material sobre su tipo de función. Jorge Robledo contiene en su |Descripción una interesante cita referente a estas piezas que ilustra su forma de uso: |”Tienen los señores, por bajo del labio questá sobre la barba hechos muchos agujeros que traspasen a la boca, e por allí se meten unas barretas de oro, que los cristianos llaman “barbas” porque andan colgando hasta en bajo de la barba y son los agujeros tan grandes, que la comida se les sale por ellos...”(Robledo, 154?: 73). De acuerdo con la cita anterior, se hacía uso de varios adornos al mismo tiempo; esto podría explicar la existencia de dos parejas de piezas iguales dentro de la Colección, en la que todas las demás se presentan en formá unitaria. El ancho de este tipo de adornos generalmente no supera los 4 cm, y en algunos está entre 1 y 2 cm, por lo cual sería posible un uso simultáneo de varios de ellos. Existen unas pocas piezas de grandes dimensiones que obligatoriamente debieron usarse solas -tienen más de 10 cm de ancho. En general su altura varía entre 3 y 12 cm. LAMINA 8. Adorno sublabial en forma de gancho con siete placas colgantes en forma semejante a una espada. 10.2 x 10.2 cm (M.O. 2.272).
Foto Rudolf. Según la información arqueológica que se tiene hasta el presente, estos adornos son piezas exclusivas de la Orfebrería Quimbaya Tardía y por esta razón se constituyen en uno de sus elementos distintivos. Se encuentran ligados a otros tipos de piezas del Conjunto a través de su presencia en un buen número de lotes (ver cuadro III, figura 37 a-d y lámina 7c). LAMINA 9. Ilustración de cacique Mayoruna (amazónico) con aplicaciones para piel sobre el rostro (grabado de Zerries, 1980: 123). Mediante el análisis al microscopio de un adorno con placas cilíndricas pudo determinarse su elaboración por la técnica del martillado. Existen tanto en oro de buena ley como en tumbaga, y aunque en general son bien manufacturados, hay algunos que se destacan por su excelente elaboración y pulimento.
uno de los cuales correspondía manejar poco mas de 200 súbditos, según la población total que se indica en las crónicas de 45000 a 60000 indígenas. Los señores acostumbraban el matrimonio poligónico y buscaban sus esposas entre sus parientes; parece que una de ellas tenía el rango de mujer principal y que uno de sus hijos heredaba el cacicazgo. Cuando estos faltaban, el señorío pasaba a manos del hijo de hermana, como en los pueblos comarcanos. Los jefes indígenas y demás que ejercían el mando en la zona, aceptaron la dominación española sin oponer resistencia, lo cual permitió la fundación de Cartago, el 9 de Agosto de 1540, y el reconocimiento pacifico de casi todo su territorio. Vestidos y Adornos
Los adornos de orfebrería constituían casi la única vestimenta de los indígenas, al lado de las sartas de chaquira, material con que fabricaban collares y fajas que usaban los señores Organización Socio-Política de la tribu. En las tumbas excavadas La institución del cacicazgo parece se han encontrado gran cantidad de que estaba bien cimentada entre los torteros o volantes de huso, hechos Quimbayas, mas que entre los demás generalmente en barro y decorados pueblos Prehispánicos del territorio con dibujos incisos geométricos, rellede Caldas, Quindío y Risaralda, qui- nados con pasta blanca. zás por el crecido número de señores Debido a las condiciones climáticas principales que había en la región, de la zona, caracterizadas por llupues pasaban de ochenta, a cada viosidades cercanas a los 2000 mm,
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en el año, no han permitido la adecuada conservación de mantas, fajas y otros productos de esta artesanía. Magia y Religión “No tienen creencia ninguna; hablan con el demonio de la misma manera que los demás”, escribe Cieza de León. Sin embargo, esta aseveración permite suponer la existencia de prácticas religiosas entre los nativos y de un culto consagrado a conseguir el favor de sus dioses tutelares. Su arte, expresado en la cerámica y en la orfebrería, refleja, por otra parte, un profundo sentimiento religioso. Muchas de las piezas de orfebrería representan motivos antropomorfos y antropozoomorfos, en los cuales quisieron, seguramente, figurar a varias de sus divinidades. El agua tenía para ellos poderes curativos especiales y a ella acudían frecuentemente por medio del baño repetido cuando eran víctimas de alguna enfermedad. Además de las creencias mencionadas, los Quimbayas tenían otras en relación con el más allá y con la existencia de otra vida
después de la muerte, a la que había que llegar con algunos recursos propios de este mundo. Y creen que los cuerpos todos han de resucitar; pero el demonio les hace entender que será en parte, que ellos han de tener placer y descanso; por lo cual les echan en las sepulturas mucha cantidad de su vino y maíz, pescado y otras cosas, y juntamente con ellas sus armas, como fuesen poderosas para librarlos de las penas infernales.
mente en el Quindío, son: Tumbas de planta rectangular, de uno o dos metros de largo por uno de profundidad; el cadáver esta colocado en posición suplina y como única ofrenda tiene una cerámica al lado de la cabeza. Tumbas de planta rectangular con una pequeña cámara en uno de sus extremos, destinada a guardar los restos del difunto; las ofrendas de cerámica aumentan en numero y aparecen ya algunas piezas de orfebrería. Prácticas Funerarias Tumbas semejantes a las anteriores, pero con la cámara más grande, Las características de las tumbas en clausurada con maderos colocados el área Quimbaya y más concreta- a la entrada, unos a continuación de
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otros. Como ofrendas se registran en estas tumbas cerámicas de varios tipos y formas decorativas, como tazas, piedras y manos de moler ( agricultura del maíz ), torzales o narigueras en forma de torzales o cari curíes y anulares. Tumbas de la misma estructura de las anteriores, pero más profundas, hasta 4 metros, con bóvedas más espaciosas, en las cuales están los restos de varias personas, ofrendas de cerámica, narigueras en forma de torzales o cari curíes y anulares.
pulturas fueron enterrados individuos de alta jerarquía, a juzgar por la riqueza de las ofrendas de orfebrería, las más valiosas halladas en la hoya del Quindío, en el sitio denominado la Soledad. Tumbas de planta rectangular con bóveda en uno de sus extremos, a la cual se desciende por escaleras labradas en la tierra, desde la superficie y a lo largo y ancho del orificio, razón por la cual este casi siempre alcanza gran longitud. Es este tipo de tumba que se denominaba de tajo abierto. La más celebre fue haTumbas de planta rectangular con llada en el sitio denominado Santuabóveda cuadrada en uno de sus ex- rio, cuya ofrenda de piezas de ortremos; los cadáveres están coloca- febrería pesa más de 14 libras. Los dos sobre tendidos de guasca y a restos óseos de estas sepulturas essu lado tienen cerámicas biomorfas, tán generalmente bien conservados. piezas de oro fino, cobre y tumbaga, y volantes o pesas de husos (tejidos). Tumbas de planta cuadrangular, coTumbas de planta rectangular, de nocidas generalmente con el nombre 1.60 de largo, 80 cms de ancho y de cuadrados. Los hay de varias varios metros de profundidad. Los proporciones y profundidades, con cadáveres que se encuentran en ofrendas ricas y pobres. Generalesas sepulturas fueron profusamente mente las más profundas son de los adornados con piezas de oro y co- más ricos, como el que fue hallado bre en todas las partes del cuerpo y en Montenegro Quindío, cuyas joyas a su lado se pusieron cerámicas an- pesaron 70 libras y entre las cuales tropomorfas y volantes de husos. se distinguían bastones, pitos, corneTumbas en cuyas bóvedas se descien- tas, coronas etc. de por dos fosos de forma rectangu- Tumbas de forma rectangular, reveslar, unidos por la base; tienen espa- tidas de piedra por todos sus costaciosa cámara revestida de grandes dos, hasta 8 arrobas de peso, y enlajas, introducidas allí por el orificio cima de la cubierta con relleno de 1 de mayor tamaño. En este tipo de se- mt o más hasta la superficie. En estos
sepulcros el cadáver fue colocado en posición supina, cuñado a los lados con tierra de color carmin. En general no tienen ofrendas funerarias. Este tipo de tumbas es relativamente poco frecuente en el Quindío. Además de los tipos anteriores, en la región del Quindío se encontraron tumbas de pozo, las cuales presentan también alguna variedad en cuanto a formas, profundidad, diámetros, etc El genio artesano de los quimbayas Ubicados en la vertiente occidental de la Cordillera Central de los Andes que desciende al río Cauca, los quimbayas representan una serie de culturas de antiquísima raigambre a lo largo de los cinco mil kilómetros cuadrados de extensión de esta región colombiana. Los actuales departamentos de Caldas, Quindío y Risaralda fueron habitados durante milenios por sociedades de diferentes rasgos culturales. Fue notoria la disminución de su población a raíz de la conquista española en el siglo XVI. Los cronistas señalan que se trataba de un pueblo pacífico por la poca resistencia que opusieron a la dominación española. Quizá por eso en su notable artesanía no abundan tanto los motivos guerreros sino más bien los mitos de fecundidad. Pero eso no fue del todo cierto como lo demostró
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el estudio de Juan Friede, Los quimbayas bajo la dominación española, donde se dejaba constancia de la práctica desaparición de los miembros de esta cultura en sus intentos de defenderse de la dominación y la consecutiva poca integración que tuvo su artesanía con el resto de la nueva cultura que se forjaba en América. Sin embargo, en la actualidad es posible contemplar y conocer el grado de genialidad que alcanzaron los artesanos quimbayas. También fueron notables en el arte de la confección de mantas, a partir de la recolección del algodón silvestre que se producía en su región y que fue una de sus actividades principales. Los instrumentos musicales, como los adornos y objetos para el consumo de coca y las herramientas de los quimbayas eran de un refinamiento caracterizado por el uso de la tumbaga, una aleación de cobre y oro. Esta permitía que los objetos tuvieran un superficie de tono rosáceo brillante. Abundaban representaciones de calabazas, totumas y mujeres, tomadas como símbolos de fertilidad. Según las creencias aborígenes, la aleación del oro y el cobre, combinaba respectivamente los elementos masculinos y femeninos, lo que además del acabado, confería atributos espirituales y sagrados a las piezas artesanales. El proceso que utilizaron fue el de la fundición a la cera
perdida, técnica que se revela especialmente en las cuentas de collar con forma de rostro humano. Las cuentas eran diseñadas primero en un molde de arcilla y carbón vegetal molido, que recubrían con cera de abejas y en los que luego vertían el metal fundido. Una vez solidificado, rompían el molde y pulían las cuentas con arena y piedra muy finas. El alto grado de sofisticación de los orfebres quimbayas los ubicó en un lugar destacado dentro de sus comunidades, como seres superiores o divinos por su talento, llegando a denominarlos “señores del fuego”. Dominaban las técnicas de repujado y martillado. En la creación de piezas martilladas llegaban a obtener láminas finísimas que calentaban a continuación para que recuperasen su ductilidad, y continuaban el proceso trabajando alternativamente sobre las caras internas y externas de la pieza. Los alfareros también tuvieron un destacado protagonismo. Los quimbayas incineraban a sus muertos y recurrían a urnas cinerarias de cerámica con forma de mujeres en el momento de dar a luz, por la creencia de que la incineración era como someter al muerto a una nueva vida. Las figuras de la artesanía quimbaya dan cuenta de los afeites, las pinturas, los peinados que usaban, al igual que de las deformaciones intencionadas de sus extremidades y el
característico limado que aplicaban a sus dientes. Buscaban así trasmitir mensajes simbólicos a partir de sus cuerpos, y de todo esto dan cuenta las famosas figuras quimbayas. La técnica empleada para elaborar la pieza era el enrollado y modelado, que complementaban con pintura e incisiones. También empleaban piedras lisas para pulir las superficies, y una vez pulidas las cocinaban en fogatas para el acabado final.
Bandeja quimbaya con diseño antropomorfo. El adorno que orna esta fuente de cerámica está resuelto de manera sugestiva y original aprovechando la propia forma ovalada del objeto y el sutil cromatismo geométrico que lo orna. Presumiblemente, este tipo de vasijas pudo haber sido destinada a usos ceremoniales y reservadas exclusivamente a los jerarcas religiosos que oficiaban el rito.
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