Año 1 | #5 | Junio de 2011
HISTORIETA
Hinchados no entramos Charla con Marcelo Milla
“Dejé todo por mi hijo y el boxeo” Fuego contra Fuego Pelea Olmedo vs. Peralta el 9 de Julio
Del yo individual al yo colectivo Teatro Comunitario
Andanzas del Boxeo Amateur EL CINE DESDE ADENTRO
Butaca Privilegiada Producción... ¡Acción! La filmación de la película “Villegas“, de Gonzalo Tobal, vista por dentro
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Índice Editorial: Comunicándonos, nada menos que eso por Pedro Satragno
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“Dejé todo por mi hijo y el boxeo”: charla con Marcelo Milla
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Comunicándonos, nada menos que eso
Marcelo x Kaíto
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La comunicación entre las personas es necesaria e inevitable.
La cara seca de las instituciones por Ariel Quiñones
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Virginia Rivera nos cuenta la historia de su Piedad
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Fuego contra fuego: Olmedo vs. Peralta por Pedro Satragno
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Andanzas del boxeo: historieta sobre relato de César y Martín Milla y dibujo de Claudio Olmedo
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Del yo individual al yo colectivo
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Butaca privilegiada: “Villegas” por dentro
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Producción....¡Acción! “Villegas” por dentro 2
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Rendirse jamás
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Muro de invenciones: Rubin “Huracán” Carter. 2ª parte
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Diario de una estudiante recién llegada a Buenos Aires
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por Patricia Bargero
por Kaíto Valdebenito
por María Emilia de La Iglesia
por Sofía Pontiggia
por Marianela Arfenoni por Pedro Satragno
por Valeria de los Ángeles Lascuraíñ
por Albertina Peralta Moreno
SI DESEA PUBLICITAR...
Tel: (03388) – 15670351 / 42-0327 E-mail: entrelascuerdas.revista@gmail.com San Martín Nº 492 - General Villegas - Bs. As.
DATOS IMPORTANTES
Tirada: 500 ejemplares.. Frecuencia: mensual, en lo posible. Valor: $10, de los cuales $9 son para los chicos de la Escuela de Box que venden la revista.
Es necesaria porque rompe el aislamiento, borra a ese sujeto solo remando en su propio bote, sin posibilidad de tocar o ser tocado por la realidad de los otros en sus botes. El contacto con los otros nos desequilibra y nos pone en la búsqueda de nuevos equilibrios. Lo que es estable en nosotros se tambalea en contacto con otros. Los otros son los que nos ayudan a dimensionar, a confirmar, a dudar. Trastabillamos entre ellos. O mejoramos. La comunicación es inevitable porque nada ha impedido, desde el principio de nuestra especie, que en las circunstancias más adversas las personas hayan logrado comunicarse. Las barreras, obstáculos o interferencias más complejas han sido sorteados. Uno de los ejemplos más potentes es el lenguaje nushu, de las mujeres de Human, una provincia del sur de China. Esas mujeres chinas, sometidas atrozmente a un régimen de desprecio de género, excluidas de la educación formal y censuradas de expresar sus ideas, sus emociones y de hablar en público, decidieron, hace 1.700 años, crear su propio lenguaje llamado nushu (que en chino quiere decir escritura de mujeres). El lenguaje secreto, compuesto aproximadamente por unas 1500 palabras, era escrito por ellas en abanicos, delantales, pañuelos, telas, piezas de ornamento o en las palmas de sus manos (a causa de la ausencia de papel), para de esa forma lograr la comunicación. Esta respuesta genérica ante la exclusión se expandió en redes afectivas, acuerdos entre madres e hijas, entre amigas, vínculos más fuertes que la sangre misma. Así comunicaban los mensajes cotidianos, las emociones, los deseos y los sueños que vivían a diario las campesinas analfabetas, las mujeres sometidas. En el año 2.004 murió la última mujer china que conocía el nushu. Los hombres nunca pudieron descifrarlo... En nuestro país, un trágico y oscuro pasado reciente también nos da muestra de seres humanos que lograron comunicarse a pesar de las serias dificultades y el grave peligro que acarreaba hacerlo.
Editorial
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Relatos de Desaparecidos (que recuperaron su libertad), así lo muestran. María Inés Paleo, María Laura Bretal y Alcira Ríos, sobrevivientes que en el año 1978 estuvieron desaparecidas junto a mi tía Silvia, alojadas en La Cacha (centro clandestino de detención, llamado así por la Cachabacha que era la bruja que hacía desaparecer a los niños), contaron que a pesar de estar todo el día encapuchados, engrillados y esposados al elástico de la cama y de tener prohibido hablar entre ellos, no lograron impedir que se comunicaran. Lo hacían a través de una rendija que había entre la planta alta y el sótano, cuando percibían que no había ningún guardia cerca; o con la compañera de cautiverio que las llevaba al baño y les traía la comida (que era Laura Carlotto, la hija de Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo que tuvo allí a su hijo Guido, que le fue robado y que aún no conoce su verdadera identidad), con el que barría (que era Raúl Bonafini, hijo de Hebe de Bonafini, presidenta de Madres de Plaza de Mayo) o en el momento de bañarse, con quien tuvieran al lado. Necesitaban comunicarse, darse aliento, pasarse datos, contarse quiénes eran, de dónde eran, dónde habían sido secuestrados, de sus hijos, si habían parido en cautiverio, el nombre de su bebé. Quien sobreviviera debía brindar testimonio sobre ello ante las familias, ante los Organismos de Derechos Humanos, ante la Justicia. Eran pactos inquebrantables.
STAFF
Desde hace un tiempo, empezamos a descubrir que la comunicación por medios masivos (gráficos, televisivos) estaba contaminada. Que los medios de comunicación estaban en manos de unos pocos y que sólo podíamos conocer una sola versión o visión sobre los hechos o los acontecimientos. O no tener alguna, o ser inclinados a pensar determinada realidad a través de la información o desinformación. Y comenzamos a sentir que no éramos libres para conocer la realidad, que nos faltaban herramientas, otras voces, otras fuentes. Para evitar ese obstáculo o interferencia en la comunicación se pensó en la Ley de Medios. Esta ley revoluciona este status quo de emisores impunes o movidos exclusivamente por un interés económico. Busca la pluralidad de los mensajes, la horizontalidad entre receptores y emisores. Lo que esos otros nos digan, los mensajes que lleguen, traerán noticias sobre otra manera de ver el mundo. Esa es la comunicación. Un intercambio de fluidos simbólicos.
Colaboraciones
Desde nuestra revista intentamos eso. Que otras voces sean escuchadas, que otras historias sean protagonistas, que otras miradas puedan ser incorporadas y asimiladas en el análisis de tal o cual cuestión. Nada menos que eso.
Consejo Directivo Pedro Satragno Ariel Quiñones Patricia Bargero
Textos Albertina Peralta Moreno Ariel Quiñones María Emilia de la Iglesia Patricia Bargero Pedro Satragno Valeria Lascuraíñ
Cultura Marianela Arfenoni Sofía Pontiggia
Kaíto Valdebenito Virginia Rivera
Diseño Lucas Jaymez - Algo Amarillo
Fotografía Germán Garat Sofía Pontiggia
Ilustraciones Albertina Peralta Moreno Jorge Becerra Nicolás Sequeira
Historieta Pedro Satragno
Martín y César Milla Claudio Olmedo
Lugar de venta fijo: Club Sportivo San Martín 350 General Villegas.
Impresión: Lorenzo Benedetto España 472 - Rufino - Santa Fe. (03382) 42-1035
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NOTA DE TAPA
“Dejé todo por mi hijo y el boxeo”
Por Patricia Bargero
Charla con Marcelo Milla
La historia de Marcelo Milla está atravesada por el amor de una mujer: Noelia, su esposa, el gran motor de sus cambios. Marcelo tuvo una infancia de muchas privaciones y una adolescencia demasiado amarga, pero la aparición de Noelia modificó el rumbo de su vida. La llegada de su hijo y la presencia de la escuela de box hicieron el resto. Le dieron el deseo, la voluntad y la disciplina para superarse y seguir adelante. Siempre hablás muy bien de tu mujer, decís que te ayudó mucho. Ustedes viven detrás de la casa de tus suegros. ¿Cómo hicieron para levantar la pieza? ¿Ya había algo ahí? No, empezamos nosotros. Los padres querían que nos juntemos, que no anduviéramos así. Y yo no sé si me quería juntar todavía. Pasó el tiempo y el padre le dijo que le iba a dar $1500 a ella, para que empezáramos a levantar. Bueno, empezamos, compramos un
par de cosas… Estuvo como cinco meses sin terminar, y después agarré y empecé a juntar monedas de un peso…
cobraba $1500 porque era ella, así que juntamos los $1500 y le pagamos. Todo de a poquito fue, un poco de sacrificio de los dos.
¿Ya había nacido tu hijo?
Sacrificio y ayuda…
Sí, ya había nacido. Nació el bebé y los dos empezamos a juntar monedas. Yo ahí no trabajaba, no es que no quería, no conseguía laburo, y después empecé: agarré una botellita de gatorade, y empecé a llenarla de monedas de $1. Llené tres botellas, junté $700 y con eso terminamos de hacer la casa. Mi señora también trabaja, ella guardaba y yo guardaba. Cuando yo agarré trabajo en la Municipalidad cobraba con tarjeta y siempre iba dejando $100 todos lo meses. Y lo que trabajaba mi señora. Y bueno, hicimos la pieza y después más adelante también juntamos $1500. La Municipalidad nos dio un par de ladrillos y nosotros terminamos de comprar las otras cosas. Estuvimos averiguando uno que nos cobrara barato, pero todos nos cobraban arriba de $ 3000 y justo salió el vecino. Son evangelistas, mi señora también. Y bueno, el hombre nos dijo que nos
Sí, nos ayudó un poco el padre de ella. Mi viejo también ayudó. Mi viejo no sabía mucho, pero también nos ayudó un poco a levantar.
¿Vos también ayudaste?
Toda, toda la casa, porque yo también tenía que ayudar, así que levantábamos todos. Como mi viejo está en América, venía a veces y nos daba una manito. Así la terminamos.
¿Y eso cómo te hace sentir? Porque la levantaste vos, no sólo juntaste el dinero. Más allá de las ayudas, que hayas metido mano ahí... Y porque yo salía de trabajar y me iba derecho a mi casa a ayudarle al hombre a levantar.
¿Y tu hijo…? ¿cómo se llama? Paulo Lionel, tiene 4 años.
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¿Se parece a vos cuando eras chico? Sí, creo que sí (ríe). La madre también era así, rebelde, cuando era chiquita.
¿Cómo es tu vínculo con él? ¿Hacen cosas juntos?
Como mi señora entra a las 6 de la mañana a trabajar yo siempre lo cambio a la mañana para que vaya al jardín, lo levanto, todo. Todo yo, como yo entro a las 8 me toca a mí. Y al mediodía también me toca cocinar a mí. Ella entra a las 6 hasta las 2, y yo salgo a las 12 derecho a cocinar…el almuerzo. Sí, le cocino para el nene.
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No jugabas mucho cuando eras chico, ¿no?
No, no, sólo jugábamos con los animales, con los caballos... Una vez, yo era chiquito y tenía ganas de andar a caballo, salí a dar una vuelta y se me empacó. No quería arrancar y yo lo cagaba a palos para que arrancara. No arrancaba, no arrancaba y eso que le pegaba. Hasta que me hizo llorar. Y cuando me largué a llorar, salió el caballo. Cuando me hizo llorar arrancó solo para mi casa. Marcelo siente que las dificultades serias de su vida se iniciaron ante la separación de sus padres, cuando él tenía 8 años. Entonces los cuatro hermanos, de entre 11 y 5 años, habían quedado a cargo de su madre, con el único ingreso de un Plan Trabajar de $150, y empezó a faltarles la comida... A pesar de las dificultades, que desencadenaron en situaciones más graves, Marcelo puede reconocer distintos momentos en la relación con su padre.
casa?
Sí, sí. Estaba mi viejo.
¿A dónde ibas, dónde vendías?
Yo salía los miércoles y los sábados. Me levantaba todos los días a las 7 y yo ya tenía mis clientes: tenía como 50 clientes y le vendía a todos. Y después me paraba en el súper.
¿Cómo hiciste esos clientes?
Preguntaba y me compraban y ahí me decían que se los llevara los miércoles y todos los sábados. Tenía mucha gente buena, siempre me daban propina.
¿Sentís que antes eras más
¿Qué otros recuerdos tenés de tu papá? Yo iba a descargar camiones con él, a palear, trabajo de fuerza.
Y ahí sacaste músculos para boxeador. ¿Lo ayudabas en el campo de Salas? No sé, pero íbamos a caballo, siempre me acuerdo.
¿Tu mamá está viviendo acá? ¿Trabaja?
Sí, está trabajando en la Municipalidad.
¿Y qué cocinás?
¿En qué parte trabaja? Barriendo calles
Lo que haya en la heladera. Cualquier cosa: guiso, pastel de papa, pan de carne…
Con tu hermano Martin…
Hacés unas cuantas cosas…
¿Y tu otro hermano?
Sí, sé cocinar bien, siempre me gustó cocinar.
¿Y cómo aprendiste?
Mirando a mí mamá. Yo aprendí mirando. Siempre la miraba a mi vieja cómo cocinaba y un día me acuerdo que le dije si me dejaba cocinar, y me dejó y me salió bien. De ahí empecé.
Sí, él también está ahí.
Matías también está en la Municipalidad, pero está de recolector.
Volviendo a tu infancia, ¿cuántos años tenías cuando vendías el diario? Creo que 7 años, por ahí…
¿Todavía estaba tu papá en tu
caradura?
Sí, cuando era chiquito era re caradura. No me daba vergüenza nada. Antes compraba las bandejitas de fiambre de $1,50 y nos sentábamos en la puerta del súper a comer. Ahora no, no hago ni la fila para entrar al súper.
¿Y para vender la revista te pasa eso? Me da vergüenza preguntar y que me digan que no.
Bueno, ahí tenés que recuperar a ese niño entonces. Algunas cosas de niño son buenas.
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Dijiste que un cambio importante que hiciste en tu vida es respecto del carácter, que tenías un carácter terrible, cuando alguien te miraba lo querías pelear, pero eso cambió… Sí, era camorrero, sabandija… Ahora ya no. Si me buscan, trato de quedar como un cagón. Es más por el nene, porque por ahí andás con el nene en la calle y se mandan cualquiera. Por eso trato de evitar los quilombos.
Por tu hijo… y quizá porque estás madurando y ves que no sirve esa forma. ¿Antes peleabas mucho? Sí, siempre volvía a mi casa con algún ojo roto.
Pedro Satragno: ¿Sabés dónde se nota que estás mucho mejor? en la mirada. Cuando llegaste a la escuela de box te costaba mirar a una persona a la cara, estabas siempre con la miraba baja y ahora no.
Era más cerrado creo. Creo que yo sentía como que me iban a discriminar por lo que hice antes. Yo creo que me fijo más en eso, en lo que piensa la gente…
Ariel Quiñones: Y eso siempre te tortura…
Sí, yo con César (Milla, su primo) no me hablaba, me empecé a hablar acá en el boxeo. Yo con mis parientes no me hablo, con ninguno. Por ejemplo: con el papá de César nunca nos hablamos, y me llevó a un par de peleas y ahí empezamos a hablar.
Hay ahí una miraba tuya sobre vos que es más terrible que la de cualquiera. Me parece que la peor mirada que hay sobre vos es la tuya. Suponés que los demás te van a culpar, a acusar. Esa es la pelea más grande que tenés que hacer: liberarte de esa cosa dura de vos con vos mismo. Sí, pero yo ya cambié. Yo por una parte dejé todo por mi hijo y después por el boxeo. Yo creo que si yo no conocía a
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mi señora, no sé dónde estaría ahora. Si yo no la hubiera conocido a ella estaría en cana. Ella me cuidó mucho. Por ejemplo: me ayudó a dejar la droga, me ayudó a ser más respetuoso. Yo le agradezco mucho, por ejemplo: al dejar la droga dejé la vagancia, pero no había dejado el alcohol, no había dejado el cigarro. Y bueno, después empecé a dejarlo yo. Dejé el cigarro, dejé de tomar…
ganas de entrenar…
Y otra cosa: hablar así, como estamos hablando ahora, nunca hablé nada. Nada más con mi señora, después nada.
Sí, por puntos, ahí sí me ganó bien.
AQ: ¿Y la escuela de box cómo aparece? ¿Te comentó alguien?
No, fui un día, así, a mirar a mi hermano, porque viste que pelea Martín. Fui a mirar y agarré. Dije: “yo también el otro año voy a pelear”, y fui y empecé. Pero iba a entrenar dos días y el resto vagueaba, qué sé yo. Así fui un año y medio, pero nadie me vio, nunca aprendí nada. Después de ahí empecé a trabajar en la Municipalidad de ba-rrendero y como al tiempo cayó Lalo Gorosito. Siempre nos juntábamos a tomar mates, nos conocíamos poco pero nos llevábamos bien. Y me dice: “tenés que empezar otra vez boxeo”.
AQ: Vos ya habías largado…
Sí, no iba más. Hacía como ocho meses que había dejado y Lalo me dice: “arrancá otra vez, vamos a arrancar los dos juntos”. Porque Lalo también había dejado, y arrancamos otra vez y a los dos meses debuté. Ahí fui, me puse las pilas para entrenar, porque quería pelear. Peleé contra un boliviano, yo era re chiquito y el otro un lomo más grande que César, una cara de loco tenía. Yo decía: “este loco me va a matar, me va a matar”.
AQ: ¿Fue acá?
En Lincoln. Y bueno, después le gané en el primer round.
AQ: ¿A la primera pelea la ganaste en el primer round? ¡Fuerte eso…!
Sí, seguro. Gané ahí, la gané bien, en el primer round.
AQ: ¿Qué vino después?
Al otro fin de semana peleé otra vez. Peleé con uno que tenía como 16 peleas, y yo recién la segunda. Me ganó, me cagó a piñas.
AQ: ¿Te ganó por puntos?
AQ: ¿Y cómo definís la escuela? ¿qué cosas te da, además de la parte física?
Sí, un montón. Porque había gente que no me quería ni abajo del agua. Creo que por el boxeo me abrieron otra vez las puertas. Había gente que ni me saludaba y ahora me saluda otra vez, por lo que yo era cuando era pendejo, ni me registraban.
AQ: ¿Te cambió como persona, en la comunidad?
Igual con los trabajos, si yo iba a pedir, cuando no conseguía laburo, adonde estoy trabajando ahora, yo pienso que no me daban y por el boxeo me dieron trabajo.
AQ: ¿Y con el tema de los amigos? ¿Te ayuda a hacer amigos ahí?
Sí, un montón, aunque amigos-amigos sólo Lalo. Pero por ejemplo: yo con el Puma. Yo pensaba que el Puma iba a ser más cortado y no, piola, conmigo por lo menos es piola. Resultó ser un buen compañero y me enseña un montón.
AQ: ¿Y cómo te sentís? ¿cómo te ves con el boxeo? ¿querés seguir? Yo sí, si puedo quiero llegar alto.
AQ: ¡Le metés! ¿Cuántos años tenés? 22
Sí, qué sé yo, pero que lo tiré, lo tiré. ¡Sí, ese día un lujo terrible!
AQ: Estás tratando de llegar a profesional. ¿Terminando este año puede llegar a ser?
AQ: Y eso te dio fuerzas. A partir de ese momento quedaste con
AQ: ¿Qué te faltaría? ¿más
No, creo que me falta bastante…
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peleas, más entrenamientos? Sí, las dos cosas.
AQ: Experiencia y estado…
El estado lo tengo, pero lo que pasa es que no… no sé. El estado lo tengo…
AQ: Algo de seguridad tuya, ¿o no? Sí, puede ser…
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bronca. AQ: Vos nos contaste cómo te hiciste a vos mismo. Viste que las personas en general nos encontramos con obstáculos, vos tuviste varios y en un momento, en una etapa que en general todo el mundo se la pasa de joda ¿no? A esa etapa te la robaron un poco, te la escondieron. Hay muchos pibes que están empezando y toman todo como una joda, por ahí no ven eso.
AQ: ¿Y de los compañeros tuyos, tenés referentes? ¿te gusta cómo pega uno, cómo defiende otro? ¿Los ves boxear?
Mi hermana está casada con el hermano de Noelia. Yo me acuerdo que la vi por la ventana. Porque ella a nosotros no nos quería, a ninguno de los Milla. Ella misma me decía: “¿Yo qué hago acá con los Milla?”. Me decía: “Yo a ustedes les tenía asco”. Pero bueno, ahora está conmigo.
En el que me estoy fijando más ahora es en Claudio.
AQ: ¿Has guanteado con Claudio?
Sí, un montón de veces. Me comí una docena de piñas, una máquina de tirar piñas parece…
AQ: ¿No perdona ni en una guanteada?
¿Por qué ventana la viste?
De la casa, yo trabajaba con el hermano, con el marido de mi hermana, ahí juntando bidones, frente a la ESSO. Y un día me invitó a ir a la casa y la vi…
No, no perdona, pero es para enseñarte a cubrirte más.
AQ: ¿Lo disfrutás? Sí, sí, eso sí.
AQ: ¿Y si vas perdiendo, qué sentís que te pasa? ¿Te das cuenta? Sí, yo me doy cuenta cuando pierdo. Cuando estoy boxeando, cuando la voy perdiendo… si la perdí ya está. Pero cuando siento que no la perdí y me la dan por perdida, ahí sí me da
PS: Ahí me re sorprendió, en cuatro o cinco meses una evolución importante.
Marcelo vuelve a hablar de Noelia. Todos sus temas conducen a Noelia.
AQ: Claudio y Lucas Carranza. ¡Ah! ¡mirá vos! ¿Te fijás en eso?
No, no, eso nunca.
Sí, la gané, la gané.
Yo me acuerdo que todos decían que en esa pelea me iba a cagar a trompadas. Creo que boxeé mejor.
Claudio y Lucas.
AQ: ¿Y a vos qué te pasa ahí arriba cuando estás boxeando? ¿Tenés miedo?
Yo me perdí una par de peleas que fueron la evolución de él. Me dice Kaíto: “Va a ser linda la pelea (que hizo en Banderaló con Duarte), te vas a llevar una sorpresa”. Y le ganamos.
PS: Tu forma de boxear, esa de: agacho la cabeza, voy para adelante, saco, saco, aunque reciba… ¿tiene que ver con tu forma de vivir? Puede ser, sí, creo que sí.
(Pedro a nosotros) Porque él tiene ese estilo, es de esos boxeadores, que van de frente, así, aunque el otro pegue y le duela. Va, saca, tira, un boxeador muy guapo.
Mi señora y la madre me intentaron llevar a la Iglesia Evangélica, fui un par de días con ellos, no tengo nada en contra, me gustó. Yo fui antes de conocer a mi señora y creo que fui más por mi señora. Me hacía sentir mejor ahí, pero una vez que me junté no fui más.
PS: ¿Si tu señora, en vez de haber estado en la Iglesia Evangelista, hubiera estado en la guerra de Irak, también ibas? Y sí… yo creo que sí…
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Marcelo por Kaíto
Marcelo es un chico que arrancó en la escuela, se notaba, con grandes problemas, castigado por la vida, desconfiado, e híper tímido. Todas esas cosas son absolutamente contraproducentes para aprender boxeo, para hacerlo de la forma que yo enseño. Nosotros aprendemos jugando, bailando. Entonces, con el temperamento de Marcelo era muy difícil. Se me está haciendo cada vez menos difícil, pero tuvimos que luchar muchísimo con su cabeza. Entre todos fuimos entendiendo a Marcelo, lo fuimos queriendo y integrado. Hemos conocido que se ríe, que dobla las rodillas, que agarra el ritmo y puede bailar. Está tomándole el gusto a la vida y lo está trasladando al ring, a su forma de pelear. Antes ganar o perder era todo un trauma. Yo no quiero que le dé lo mismo ganar que perder, pero
que tampoco perder lo baje a menos. Eso lo ponía mal. Era un chico con cero de autoestima, pero hoy se abrió un poco, vio que puede, supongo. Desde hace un tiempo yo lo noto más motivado, más abierto, que escucha. Es un chico que como todos los Milla, como Martin Milla, como César Milla… más allá de que pierdan o ganen te dejan siempre con la sensación de que ganaron las peleas. Y me llena de orgullo, porque son chicos que lo último que pierden es el honor. Ahora Marcelo está entrando en un proceso de refinamiento. Ahora lo mando a boxear y boxea, lo mando a pelear y pelea. Es todo un caballero, ahora saluda a la gente, saluda a su rival, se ríe. Eso hace 6 meses atrás, o más, era imposible. La pelea del 20 de mayo en Los Toldos: es de las grandes noches que va a tener Marcelo. Peleamos con el
Por Kaíto Valdebenito
caballo del comisario, con el hijo del organizador y encima le regalamos 4 o 5 kg, que es dar mucha ventaja. Pero Marcelo, a la hora de pelear, pelea con quien sea. Parecían David y Goliat, pero Marcelo lo boxeó cuando tuvo que boxearlo y lo pasó por arriba cuando tuvo que hacerlo. Ganó la pelea ampliamente ¡Fue un espectáculo! En el último round, cabeza con cabeza, en el medio del ring, que se caiga el que se caiga. El otro flaco estaba muerto, estaba cansado, destruido, tirado contra las cuerdas, y el árbitro que decía: “Pará flaco, ya terminó la pelea”. ¡La gente lo aplaudió tanto! Esas son las peleas de Marcelo. Ahora les está agregando la parte técnica, que a nosotros nos identifica como escuela, así que si Dios quiere en muy poco tiempo se va a transformar en el boxeador que queremos. n
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La cara seca de las instituciones Pensamientos y observaciones en torno a la Escuela Secundaria
1- Pensamientos tontos y algo desordenados junto a una serie de barrabasadas dignas de un desmesurado El paso del tiempo es siempre muy sensible en la vida de las instituciones. Los proyectos y las obras de los hombres que allí se concentran, transformándose al paso en la propia historia de un político andar, van dándole a estos espacios de alta porosidad social una determinada memoria de experiencias. ¿Qué sería, pues, esta memoria? Es lo que ha quedado, cifrando con mayor o menor rigor formal las vivencias del pasado institucional en cuestión. Más, es el haber con el que se cuenta para diagnosticar el estado de esa institución. La forma de esa memoria avalará las discusiones sobre lo que se deba hacer de allí en más con esa institución: articulará los “necesarios” cambios, las auditorías e intervenciones, las críticas teóricas de los “especialistas” del campo, o las más impensadas y temerosas actitudes conservaduristas de cierta inercia burocrática (tan típicas estas de las grandes estructuras que se enfrentan a realidades que las desbordan, estallándoles en la cara). Esta memoria vendría a ser una especie de mapa de rastros: servirá para evaluar en perspectiva tanto lo que se hizo bien como lo que no funcionó en una determinada institución. Y de más está decirlo, en este sentido podrá ayudar bastante para guiar o referenciar un poco a quienes deban tomar decisiones al frente de hospitales, organismos de gobierno, escuelas, comisiones y demás estructuras del cuerpo de nuestra sociedad. Pero atención aquí! No ayer-allá, sino aquí mismo: ahora. Justo donde se nos presenta el problema del tiempo; y, sobre todo, nuestra humana incapacidad de verlo y analizarlo en movimiento (¿no es esta su naturaleza acaso?). Retomemos entonces la idea de ese mapa de experiencias institucionales de que se dispone para poder observarlas y decidir sobre ellas: sería este
como la fotografía de una danza, o mejor, una pequeña selección de instantes en pausa que se usa para analizar el conjunto de toda la dimensionalidad temporal de su proceso institucional en movimiento. Pero el tiempo, advirtiendo estos mecanismos, diría de sí mismo lo siguiente: -atención conmigo, fíjense bien en cómo me miran, porque lo que se hizo bien y funcionó en un momento determinado del pasado de vuestras humanas instituciones (iluminando la soberbia de sus épocas de gloria y eficacia) no implica necesariamente que vaya a funcionar o tener iguales buenas consecuencias en el presente¿Por qué? Porque el tiempo mueve el sentido y este último mueve a su vez la captación de aquel. Todo cambia en esta danza de preguntas que va creando y recreando la realidad al paso: la institución dialoga con un contexto social siempre nuevo y distinto. Y sumemos a esto que este nuevo contexto incluye en su haber nuevas herramientas para comprenderlo en tanto tal… Es un nuevo contexto que se puede examinar a la luz de nuevas formas de observación. Nuevas condiciones (tecnología, por ejemplo) + nuevas producciones + nuevos problemas+ nuevas preguntas+ nuevos caminos y descartes [dando lugar a]= nuevas personas (indeterminadas como es siempre lo presente) y en movimiento (la danza del tiempo y del sentido).
El tiempo cambia la órbita de significaciones y esta cambia a los hombres
La estructura política y social-cultural en la que nos movemos, como personas y como ciudadanos, se va modificando junto a nosotros mismos. Va cambiando esencialmente el sentido de lo que hacemos o nos proponemos llegar a hacer. Y esto porque el propio sentido que nos moviliza hacia lo que hacemos (o hacia lo que nos hace, pues es igual) es siempre una construcción en movimiento, una dinámica perpetua: como esa bendita metáfora de la “Matrix”. Sin embargo, para ver bien o para intentar analizar lo que sucede en el tiempo (social-institucional) debemos poner en “pause” ese movimiento. La pregunta aquí sería: ¿no se nos estará escapando algo en ese “pause” necesario para ver y analizar a instituciones como la
Por Ariel Quiñones escuela secundaria hoy?; ¿no será que lo que se nos escapa es esencial y hace que no se tomen buenas decisiones en muchas instituciones?; ¿no se nos estará escapando, acaso, la sensibilidad humana adolescente del S XXI (Chan!)?; ¿no estaremos permitiendo en algunos casos que tomen decisiones fundamentales muchas personas que se desenvuelven en mundos lejanísimos y marcianos con respecto a los pibes adolescentes? Ahora me acerco como docente: ¿Estaremos observando bien lo que pasa en la escuela secundaria?; ¿Estaremos poniendo bien ese “pause” de análisis al movimiento de sentido que se expresa en los pibes de la escuela hoy, para estar entonces en condiciones de ver bien lo que pasa y tomar así “buenas” decisiones para mejorar el mundo docente-alumnos y la gestión directiva de las escuelas?
Primero comunicarse: para reconocerse y ser parte de lo mismo
Supongo que un docente que trabaja con adolescentes y desea enseñar a partir del desarrollo de una comunicación amplia con ellos, debería estar preguntándose todo el tiempo esto: ¿qué estarán queriendo decir con X? (X: reacciones dispersas, desinterés de plano, inacción, aburrimiento, oposición no racionalizada) No imagino otro ámbito de intercambio educativo entre docentes y alumnos que no sea el que parte de la profundización de la comunicación entre los sujetos que allí están compartiendo algo. Reconocernos es el punto, alumnos y profesores, habilitarnos como personas con nuestras propias señas de época; con nuestras propias subjetividades, nuestras dudas y vacíos generacionales. Ponernos en común con los alumnos en ese plano, en la responsabilidad de asumir que la educación debe participar de la construcción de una comunicación amplia y receptiva donde interactuemos como sujetos. Enseñar y aprender es entrar a esta danza de sentidos y contenidos, y para que las cosas lleguen debemos partir de reconocernos en la construcción de esa comunicación. Dicho por la contraria: ¿es posible comunicarse en las clases sin acercarse a entender el mundo de los sujetos que participan de ella (los pibes adolescentes)?; ¿es po-
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sible compartir un ámbito de intercambio comunicativo-educativo sin realizar esa básica operación de reconocimiento de los que allí están, de su mundo sensible y sus cositas? (¿o será que los docentes estudiamos a Paulo Freire para aprender a Freír?) Recuerdo algo: lo único que permite que una persona se entienda con otra es lo que está en común, lo que se comparte (el lenguaje en sentido amplio). Porque la comunicación es eso: poner en común, ponernos en común. Y la comunicación es la vía de toda educación posible: es lo que nos permite entretejernos y reconocernos mutuamente para desde allí enseñar y aprender.
El mundo adolescente o aquello que muchos temen, y acaso esquivan
Ellos están allí, atravesados por incalculables cambios en todos los aspectos de la vida, y nos miran, y dudo de que adoren el mundo al que los estamos abriendo. Su danza de tiempo-sentido es más actual y vanguardista que la nuestra. Aunque muchos lo nieguen, el hecho de ser adolescente hoy tiene más carga de información acerca de la realidad última a que hemos llegado que la que exhiben varios escribientes pseudo-esclarecidos. Y la información que ellos tienen es vivencial: ¡de primera fuente muchachos! Ojo, hay que esforzarse en reconocerlos y que nos reconozcan, en escucharlos, en comprometerse con ellos, en divertirse explorando sus códigos (aunque nos amenacen los estatutos), e intentar enseñar sumergidos en medio de esas dimensiones tan suyas. Ellos todo lo captan, sobre todo a los profesores que no los captan a ellos. Y caray, encima se hacen cargo de las consecuencias, porque mientras ellos repiten de año por fidelidad a su “no verle interés a la cosa”, los docentes seguimos cobrando y mejorando nuestra realización material de la vida. ¿Qué habrá entonces detrás de ese aparente minimalismo en que se desenvuelven? Esa sospechosa apatía o abulia adolescente de que hablan tantos señores analistas educativos: ¿será tan así, compadrones queridos? A veces me parece que los adolescentes expresan una actitud de cansancio más propio de los cincuenta o los sesenta años, una cierta sensación de “no hay nada demasiado interesante por hacer de aquí en más…” (¿qué (nos) querrá (n) decir (con) esto?) Sumemos algo: en medio de esta nebulosa indeterminación del presente, digamos, en medio de todo esto nuevo que nos rodea y que aún no comprendemos bien
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hacia donde nos dirige como sociedad, se da también un proceso de aceleración de la percepción del tiempo… Confusión + aceleración Retomo entonces, a manera de síntesis: pese a contar el protagonista institucional actual con estas ventajas de poder observar lo que hicieron quienes estuvieron en la institución antes que él, las mujeres y los hombres que hoy manejan políticas en estos espacios verdaderamente vivos suelen enfrentarse con problemáticas siempre nuevas que suelen hacer cada vez más complejo su trabajo. ¿Por qué? Porque todo está cambiando todo el tiempo, y porque hoy por hoy esto sucede brutalmente. Cambian los sentidos, los usos, las funciones, las identidades y las referencias (más móviles y aceleradas que nunca): tanto dentro de las instituciones como dentro los individuos.
“Si esta cárcel sigue así: hoy todo preso es político, uoh-uoh”
En un forzado ejercicio de síntesis la fórmula quedaría así: muchos cambios tecnológicos + nuevas comunicaciones e incomunicaciones multifocales + incerteza del tipo de hombre y sociedad que esto engendrará + debemos seguir hacia adelante aún sin saber demasiado hacia dónde vamos (ecológicamente, macroeconómicamente, socioculturalmente y un gran etcétera) + no se puede decidir y dudar a la vez, por lo cual, si quienes deciden íntimamente dudan de lo que están haciendo, deberán tratar de forzar aún más la impostura de que se está realmente seguro de lo que se decide [una realidad a medias, con muchos “de eso no se habla” sin profundizar; una neo-proliferación de la política burocrática “careta” pero en un escenario con más recursos y posibilidades, una raza de hombres-cartuchera que toma decisiones para definir los modos y contenidos posibles de un mundo de personas (los adolescentes) a las que no conoce ni sospecha remotamente cómo serán en su humanidad sensible última generación] ¿Y la escuela secundaria? Estoy seguro que muchos estarán de acuerdo en señalar que una de las instituciones más difíciles de llevar adelante hoy es la escuela secundaria. No quisiera con esto minimizar a las demás, al contrario, todas guardan para sí sus propios laberintos con la renovada complejidad del presente. Pero la escuela, aún en el más crítico de los contextos que uno pueda
imaginar (este de hoy), debe enseñar, debe acercar claridad al contexto en que sucede, debe tener claro un señalamiento de camino mejor, una cierta certeza para con el futuro y sus posibilidades; y es eso lo que vuelve su tarea algo tan complejo en un momento como este. No creo que haga falta traer a este punto planteos y dilemas filosóficos en torno a la decadencia de las grandes formas de plantear soluciones, a la caída de esa fuerza científica para explicar positiva y unívocamente el camino que deben seguir las sociedades (ejemplo: la ciencia produce muchas cosas buenas y facilitadoras pero en su misma fuerza creativa también siembra nuevos problemas irresueltos y varios desastres ecológicos que destruyen el ámbito de desarrollo de futuras vidas). La realidad es que sabemos más que antes (¿?) pero tenemos menos certezas que nunca. Estamos solos y bastante indefensos mirando caídas de viejos países ganadores, desastres climáticos cercanos a todos (y con los que todos algo tenemos que ver), implosiones casi imprevisibles de la economía global desangrando mercados laborales de aquí y allá, rebeliones en cadena de países que recién ahora, y justamente por ello mismo, empezamos a observar y ubicar en el mapamundi; y otro largo etcétera por ahí. Además, han pasado muchísimas cosas revolucionarias en nuestras comunicaciones, en nuestra forma de procesar la información, etc., y todo ello aún está acomodándose; digamos, no sabemos aún que cambiará con toda esta batería de novedades, pero sí sabemos que algo cambiará y seguramente bastante. Pero en medio de todo esto la escuela debe seguir enseñando… Traslademos ahora todas estas preguntas y vacíos al ámbito escolar secundario: ¿cómo se arroja claridad cuando no se la tiene? ¿cómo se convence a los nuevos futuros ciudadanos de cosas de las que uno no está del todo convencido?; ¿cómo encanta un profesor sabio pero tranquilo dentro del aula si tiene que plantarse en medio de una sensibilidad moderna de estética video clip: super rápida y fragmentaria? ¿Cómo se usa una internet quasi infinita de posibilidades de manera controlada-acotada-limitada sin disminuir su potencial de ramificaciones móviles (acaso su esencia)? ¿Cómo compite un modelo de trabajador respetuoso y sacrificado con referentes ganadores de la TV y el espectáculo que tienen dinero, poder, viajes, bellísimas parejas, espacios en los
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medios y…, en muchos casos, escasísimos o nulos estudios clásicos? Creo que estamos volviendo a aprender muchas cosas, casi desde el principio, y no es la primera vez que esto sucede; estamos tratando de aprender de lo que nos pasa sin estar del todo seguros de lo que nos está pasando. Y la escuela, otra vez la escuela, debe enseñar en medio de estas grandes dudas, debe tener para sí un horizonte determinado de lo que se espera para sus alumnos: acompañar el camino de los que van creciendo para acercarse al paso del resto de los ciudadanos. Es sumamente difícil, si uno trata de ser racional y creer en las constituciones nacionales y los derechos humanos, justificar por ejemplo que un futbolista gane millones de dólares pateando una pelotita en circos gigantes mientras un trabajador consume la energía vital de su entera porción de tiempo en sobrevivir sufriendo muchísimo. Y quien diga o justifique que ese futbolista cuenta con muchos hombres que consumen su propuesta que saque la cuenta de cuantas personas (que a su vez crearán sus familias) han sido formadas por una docente que dio quizás 40 años clases en una escuela. O cuántos seres habrán recuperado sus sueños y sus humanas experiencias gracias al trabajo a destajo de enfermeros mal pagos en hospitales públicos de cualquier parte. El punto sería: ¿el número nueve del Catania, de Italia, es 150 veces más valioso que una maestra rural de un sitio remoto y por ello debe ser recompensado económicamente en esa medida por su sociedad?
Observaciones… (más preguntas y algunos experimentos)
¿Qué sucede adentro de la escuela si uno se esfuerza en abrir los ojos y la sensibilidad para tratar de seguir buscando? Lo primero que uno se encuentra es que la mayoría de las historias personales de quienes van allí a intentar aprender algo estallan allí mismo, de mil formas. Vienen en muchos casos de conflictos y (des)contenciones de familias que no
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existen ni como mínima estructura de socialización. Y creo que el docente debe intentar reconocer a sus alumnos a partir de esas latencias que los atraviesan (no es fácil, por Dios…). De nuevo, construir esa comunicación, recrearla todos los días aunque se lleve parte del tiempo de las clases (estoy pensando en eso, en la calidad de contacto de ese tiempo en clase). No quisiera enojar a nadie, sólo estoy pensando, provocando la mente un poco. Pero siento que muchas de estas personas “de cierto poder de decisión” en el mundo de la educación no están preocupadas desde esta perspectiva interior, desde esta calidad de comunicación e intercambio. No siento que se acerquen a escuchar o tratar de fortalecer las experiencias de docentes que se comprometen en estas búsquedas en contextos de alumnos difíciles. Tampoco siento que verdaderamente se esté intentando juntar a los docentes a compartir esas estrategias y experiencias de reconocimiento y profundización en las relaciones con los alumnos. Y creo que muchos ni siquiera sospechan lo lejísimo que se encuentran de la captación sensible de ese mundo sobre el que volcarán sus determinaciones. Lo dejo ahí…
Lugares comunes:
“qué desastre la educación, los chicos no aprenden nada, se aburren con todo, no se preocupan, no tenemos futuro con ellos, no es como antes, nosotros antes blah blah blah…” Dos respuestas: primero, nada es como antes, nunca, porque el sentido es un perpetuo movimiento que todo lo (nos) modifica. “Cambia, todo cambia…”, lo cantaba la Negra. Segundo: ¿no tendrán muchos de ellos algo que ver con que algunas cosas hayan cambiado tanto y para mal? ¿O será que la gente que dice esas cosas ha votado siempre en Marte y trabaja sólo en la oficina flotante del tren de las nubes? “¿viste la escuela X?, ¡qué vergüenza! Los docentes no hacen nada, se escucha un lío bárbaro todo el tiempo, y los chicos son muy violentos…”
Digo yo: ¿qué piensa una persona así?; ¿que hay que echar a todos los problemáticos (amplia mayoría si promediamos las escuelas del centro con las de los barrios), que hay que mandar a todos los disfuncionales del sistema educativo a la calle para que junten tapitas de plástico?; ¿que es fácil dar clases en este contexto?
“Ahora tiro yo, porque me toca, en este tiempo de plumaje blanco”
Muchas de las personas que escuchamos dar excelentes discursos sobre cómo se debe desarrollar el quehacer docente y muchos disertantes o catedráticos geniales del mundo de la producción teórica especializada en educación no serían capaces de aguantarse ni medio año dándoles clases a los adolescentes en las condiciones antes descriptas. Ellos hacen un hermoso muestreo discursivo de herramientas de análisis y cuando se van queda flotando el vacío… -vuelvan señores macro-estructuradores, iluminen con su gracia divina, dejemos todo paralizado y ustedes sigan hablando sin respirar (y sin visitar a nuestros pibes, snif…)- Yo les creo a los grandes profesores que tuve y que tendré (que los pingos se vean en la cancha siempre) Por eso son más interesantes los ejemplos y las conexiones de experiencias concretas. Sobre todo intentar crear espacios para ayudarnos a comunicar (comunicándonos), para entretejer con visibilidad y participación aquellas experiencias en las que haya habido acercamientos con el mundo de los pibes, donde se haya educado desde ahí, desde el contacto. Creo que los docentes tenemos que juntarnos. Tenemos que compartir muchas de nuestras propuestas pensando más en integrar con ellas libros de poesía educativo-experiencial; que en publicarlas en tratados de aplicación de categorías que siguen y siguen hablando de sí mismas…, mientras el mundo de ellos nos mira lleno de preguntas que, más que responder, tenemos que aprender a compartir y examinar reflexivamente juntos.
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trato de atraer con mis clases veo que él siempre está dibujando. Por eso no molestaba nunca, ni siquiera habla mucho, lo de él es dibujar. Me acerco un día, al azar, y me encuentro esto, que obviamente le pedí que me regale
2- Apéndice Distracciones de pibes, talento de grandes
Ahora abro los ojos y estoy en el aula. En distintas divisiones tengo siempre alumnos con los que hablo muchísimo pero no logro convencerlos de trabajar. Observo que muchos de ellos garabatean continuamente las hojas expresando frases cortas, declaraciones y juras con amores más deseados que cercanos, adhesiones a referencias o diseños populares (tipos de letras, cantantes, marcas de ropa, tribus, pseudo-grafitis, etc.). Ahora estoy leyendo con alumnos de 2do (8vo) un capítulo de “Los vecinos mueren en las novelas”, de Sergio Aguirre. Estoy narrando detenidamente un pasaje en el que la protagonista se queda a oscuras con un personaje intimidante en medio de un vagón solitario del tren. Luego, con el retorno de la iluminación del vagón, la protagonista descubre la cara horrorosa y multicicatrizada de su interlocutor. Mientras exagero el tono de la descripción, enfatizando hasta con cierto humor el peso de los adjetivos que describen dicho rostro, paso por el banco de un alumno de este tipo antes descripto (digamos, de poca participación). Veo que estaba dibujando, y aparece esto.
Lo hizo muy rápidamente. Entonces le pregunto si no tiene alguna otra cosa por ahí, para mostrarme, porque me gusta, porque quiero convencerlo de que tiene personalidad en el trazo. Y siempre con cosas hechas con la bic azul me muestra esto
¿Inteligencias múltiples? Se llama Nicolás Siqueira. Esto sucedió el año pasado, mientras leíamos a Sergio Aguirre para ir a visitarlo después, cuando lo traería la Biblioteca Municipal. Unos días después veo, al levantar la vista de unas hojas que estaba corrigiendo, que me estaba dibujando. Me lo regala en reconocimiento a que yo valoré su talento. Lo hizo en 5 minutos y quedó así
Con Jorge Becerra me pasó más o menos lo mismo. El no quería trabajar en la clase nunca, y reconozco que no pude desanudar esa negación sistemática por más que hice mis esfuerzos para que nos comunicáramos. Mientras yo hablo, explico y
Otro día les leo un par de cuentos crudos de Quiroga y él percibe una atmósfera en la que se manifiesta una forma de muerte muy cruda y personal. Al cabo de un ínfimo momento de creación (Jorge solía hacer decenas de dibujos como estos por día), veo esto
¡Esto es to-to-to-todo amigos!
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Virginia Rivera nos cuenta la historia de su Piedad Yo siempre tuve inquietudes sociales. Y tenía una serie de pinturas que venía haciendo, sobre manifestaciones, de gente que pide lo que no les dan, lo que les corresponde, ¿no? Y en eso surgió la idea de una mujer arrodillada, gritando y con un niño en los brazos. Tengo también muchos cuadros con madres, con niños. Estas madres son madres que sufren y bueno, se me ocurre empezar a sacar, extraer esa madre. La empiezo a trabajar en bocetos, sola. Y de repente me surge hacerla sin boca, aparece la no voz, ahí. El hecho creativo es un poco así, va de apoco. La hice solita y surgió la villa. Surgió la idea de la pobreza al límite y de esa madre que no tiene dónde golpear, que no tiene voz para salir de esa situación. Justo en esa época estaba la Bienal de Arte Sacro. Como había una asociación con La Piedad (la escultura de Miguel Ángel de la Virgen con su hijo muerto en brazos), con el pasaje bíblico, me dije la voy a llevar, la mando. Para que entrara le pinté un Cristo atrás. En ese momento estaba el padre Enrique, así que lo llamé para que me contara un poquito, porque yo soy agnóstica, y vino a casa. Necesitaba que me ayudara con la parte histórica, porque es un Cristo histórico. Entonces lo puse ahí, como el Cristo que está donde tiene que estar: donde el ser humano sufre. Lo mandé a la Bienal de Arte Sacro y me la rechazaron, sin ningún por qué. Volvió el cuadro para acá pero después, con el tiempo, fue publicada en algunos libros. En el libro Arte Euroamericano y en otro que se llama Creadores 3, de España.
Virginia Rivera: nació en
Bahía Blanca en 1972. Egresó de la Escuela de Bellas Artes de Bahía Blanca, asistió a diferentes talleres de pintura, entre ellos al del artista plástico Julio Alessandroni y Hugo Pisani. A lo largo de su trayectoria obtuvo diferentes premios y menciones. En el último tiempo fue seleccionada por un jurado internacional para la bienal de Florencia, Italia. Sus obras fueron publicadas en distintas oportunidades en libros de arte y revistas diversas, como por ejemplo: “El Arte Argentino hacia el Mundo’’ y “El Libro de Oro del Arte Argentino’’ de Ediciones Institucionales, en los cuales publican también obras de: Carlos Alonso, Ernesto Bertani, Vito Campanella, Gyula Kosice, Eduardo Pla, Josefina Robirosa, Leopoldo Presas, Guillermo Roux, etc. Criticaron su obra entre otros: César Magrini (Escritor y Crítico de Arte Argentino), Julio Sapollnik (crítico argentino), Joan Lluis Montané (de la Asociación Internacional de Críticos de Arte).
Y de la Fundación Don Orione. Don Orione es un santo italiano, le dicen el santo que se hizo argentino*. Me llaman y me preguntan si podían publicar esta obra en la revista que ellos sacan, porque tenían la misma línea editorial, porque les había impactado. Obviamente les dije que sí. Fue muy lindo, porque esta gente me pide permiso para publicarlo. Algo que había sido rechazado en otro momento por la misma Iglesia. Esta era otra línea, entonces fue como un mejor premio. Después hubo una versión de esta obra más chiquita que sacó un premio también, en 2007: el 1er premio en pintura de la Fundación Cultural Volpe Stessens, premio a nivel internacional, en el 12 salón Mercosur Internacional Juanito Laguna.
n
*Santo italiano que fundó una congregación basada en la caridad y abrió varias casas en nuestro país. Don Orione proponía mirar la realidad para transformarla con la caridad. Una caridad que se realiza no como paliativo asistencial, sino como promoción de justicia, de dignidad humana y de salvación integral del hombre y de la sociedad. http://www.donorione.org.ar/Santo/biografia.htm
En General Villegas, ilustró el libro “Hechos que no se llevó el tiempo”, investigación de Hebe Uriarte de Gómez y Nieves Castillo, del Centro de Historia Regional de la Biblioteca Municipal. En la actualidad sigue produciendo en su taller, volcando su mundo y construyendo a su alrededor el espacio que la hace feliz.
“La Piedad” fue publicada en los siguientes libros
Creadores III: Córdoba, capital cultural europea en 2016: Criadores III. Ayuntamiento de Córdoba, España, Sala Aires, 2005. Arte euramericano: obras de artistas europeos, americanos y algo más... Buenos Aires, Susana D´Momo, 2006. Con crítica de Joan Lluís Montané (de la Asociación Internacional de Críticos de Arte). Don Orione: publicación de la Pequeña Obra de la Divina Providencia Argentina. Año XI, No 49, mayo 2010. (Publicada en la contratapa)
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OLMEDO VS. PERALTA
Fuego contra Fuego Se viene la pelea más importante en la carrera de Claudio “Pumita” Olmedo. Lo es porque se enfrentará con el cordobés Emanuel Peralta número 2 en el ranking argentino noqueador y “boxeador” invicto en 20 peleas, lo es porque estará en juego el cinturón argentino y además el sudamericano que Claudio capturara en marzo pasado y lo es porque, de vencer a este rival, Claudio se ubicará entre los 15 mejores del mundo, lo que lo acercará a una chance mundialista. Es una pelea descomunal, tal vez la más importante a nivel nacional que se realice en el 2011, porque se enfrentarán dos buenos en el mejor momento de su campaña. Se respirará nocaut por todos lados, el estadio se verá desbordado, la expectativa será tremenda y el manejo de la ansiedad por parte de ambos protagonistas tal vez sea clave en el resultado de la pelea. Con Peralta firmamos contrato el 21 de mayo luego de prolongadas negociaciones con su entrenador y manejador Carlos Tello. Los vi confiados y seguros. Tal vez
quisieron demostrarme eso. También noté en Peralta un alto grado de ansiedad por disputar la que sabe es, la pelea de su vida. Les pedí que me contaran sobre una renombrada pelea de Peralta con el Chino Maidana, cuando ambos eran boxeadores amateurs. Fue en el año 2004, en el Luna Park, en un campeonato. Peralta derribó al Chino en el primer round. En el segundo lo tuvo sentido y en el tercero una mano de Maidana le produjo un corte sangrante al cordobés por encima de la ceja, y eso en boxeo amateurs es final de la pelea. También contaron de un enfrentamiento con Gumersindo Carrasco, también en la etapa amateur. Peralta en pelea a 4 round lo derribó cuatro veces. Claudio está tranquilo. Es consciente de la importancia de esta pelea y de su rival y se está preparando para llegar al día de la pelea en óptimas condiciones. Será un combate explosivo, seguramente memorable, posiblemente irrepetible. • Tiene fecha: 9 de julio.
• Tiene lugar: General Villegas.
Por Pedro Satragno • Tiene televisación: TyC sports.
• Tiene otras 4 peleas profesionales que la anteceden, en las que serán protagonistas: Lucas Carranza, César Milla y tal vez César Cuenca, entre otros. • Tiene títulos en juego: el argentino y el sudamericano. • Tiene aroma de KO.
• Tiene resultado incierto. Y tiene a un Olmedo que quiere mucha, mucha, pero mucha más gloria.
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Del yo individual al yo colectivo “No dejar de soñar” fue el deseo de las personas que comenzaron a enredarse en este proyecto comunitario que se transformó en una experiencia de unidad inédita a nivel nacional: 5 grupos de teatro comunitario de todos los pueblos del Partido de Rivadavia: Sansinena, González Moreno, América, Roosevelt, Fortín Olavarría y San Mauricio crean obras de teatro de modo colectivo y articulan actividades culturales y sociales entre vecinos distantes de 35 a 50 km entre sí. “La historia se entreteje desde abajo y se cambia desde la comunidad” coreaban los 200 protagonistas en la canción final de la obra del centenario del distrito bajo la noche estrellada de San Mauricio, lugar donde hoy viven un puñado de familias y que mágicamente se vio colmada de 4500 personas. En el teatro comunitario no hay espectadores, todos somos vecinos-actores, es decir dueños de la historia.
Tras el mejor humus
La tierra del teatro se ha preparado con mucho esfuerzo desde hace 6 años, con la conformación de los grupos de teatro de Sansinena y González Moreno, quienes luego de 17 años en un caso, y 15 años en otro, comienzan a tener grupos de teatro en sus comunidades. El intercambio entre los vecinos se dio desde un primer momento. El entusiasmo no se hizo esperar y se empezó a sembrar en otros pueblos, para que las raíces de unidad sean profundas, atravesando fronteras y se encontrara lo que siempre se tiene que buscar y seguir buscando sin descanso: nuestra identidad. En el teatro comunitario no hay monólogos ni personajes principales, sino que siempre los personajes son colectivos, por eso esta nota va a tener esa característica, “mi yo se va a callar la boca” y va a dar paso a los testimonios de personas de los distintos pueblos que forman parte del grupo, para construir un relato que contenga lo que significa para nosotros ser parte de este movimiento cultural. Distintas edades, distintas procedencias, realidades sociales, trabajos, pero justamente ese despelote lindo es la comunidad: una comunidad que se cuenta, que
se pregunta, se reconstruye, narra sus dolores, los da vuelta, se ríe, propone, busca en la alegría el antídoto a tanto gris impuesto y auto-impuesto muchas veces, donde es más fácil dividir que construir… Pues acá, en este recóndito sitio bonaerense, en el límite con La Pampa, decimos que podemos y que la diversidad es justamente nuestra gran fortaleza.
Primero las personas…
- Soy Elsie Chiatellino, más conocida como Beba, tengo 76 años de edad. Soy Ama de casa y vivo en Sansinena. Hace 5 años que comencé con el teatro y siempre con el mismo lema “todo va a salir bien”. - Mi nombre es Karla Borgna, tengo 16 años, soy estudiante y forma parte del grupo de teatro comunitario de Rivadavia. Dentro del grupo de América ayudo con la coordinación. Hago teatro desde mis 7 años pero nunca una experiencia así, o sea tan… comunitaria. Hace 1 año y medio que estoy en el grupo. - Mi nombre es Diego Pallero, tengo 25 años, soy analista programador, viví en General Pico 6 años y cuando volví a mi pueblo en el 2009, me encontré con muchas cosas para hacer. Y así me fui enganchando, conocí mucha gente que antes me la cruzaba todo el tiempo pero que no le daba importancia. Una de las primeras cosas que hice al llegar a González Moreno fue participar en teatro comunitario. Nunca había hecho nada artístico y me pareció bien tener algo en la semana totalmente distinto a lo laboral, donde la mayor parte del día lo paso frente a una computadora. La verdad es que no fui con muchas expectativas y al principio solo observaba y no me involucraba demasiado en el grupo. Pero no era un grupo común, era más que un simple taller de teatro y eso me atrapó mucho y sentí que era en donde debía estar. - Me llamo María Laura Montero, tengo 41 años, soy docente aunque en este momento no ejerzo, estoy dedicada a la actividad comercial y curso estudios universitarios (abogacía), resido en Fortín Olavarría. Me gusta escribir, leer, amo el cine, el teatro y tengo el mayor capital
Por María Emilia de la Iglesia que podría haber deseado: dos hijos hermosos a quien amo tanto que no lo podría describir, un amor de siempre y muchos amigos (hermanos de la vida) ¿qué más puedo pedir? Hace un año que estoy en el grupo. - Me llamo Luciana Maggioni, tengo 26 años, soy profesora de matemática y vivo en América. Comencé en el grupo de Teatro comunitario porque me invitó una amiga y quería formar parte de algunos de los festejos del centenario de Rivadavia. El grupo se creó en América justo para esa fecha así que estoy desde el comienzo. - Mi nombre es Doris Silva, tengo 49 años, trabajo en la Cámara de Comercio de González Moreno. Con teatro comencé con una obra infantil, y luego seguimos dos años con un grupo formado a partir de un taller municipal, pero cuando hubo cambio de gobierno quitaron el apoyo y el grupo se desarmó. Pasaron 15 años y en el 2006 volvimos de la mano de Maria Emilia. Hoy por hoy estamos consolidándonos como grupo en cada pueblo y estamos creciendo gracias a un sueño y un proyecto que ya es una realidad, hoy somos el grupo de teatro comunitario del distrito de Rivadavia. - Mi nombre es Walter Santiago Sacaba, tengo 42 años, soy comerciante, hace 16 años que vivo en América, soy oriundo de la ciudad de San Luis, donde empecé a hacer teatro en el Grupo Sendas para la Educación Popular. Tengo dos hijos maravillosos: Octavio que tiene 8 años y Morena que tiene 5 años. Hace dos años que integro el grupo de teatro comunitario. Desde un primer momento me sentí maravillado por la dinámica de trabajo, pero lo que más me entusiasmó fue que pude compartir con mis hijos todo el proceso de la creación, armado y puesta en escena de la obra del centenario, los campamentos comunitarios, cenas, asados y casi todos las actividades que el grupo realiza.
Transformaciones personales y colectivas…
Luciana: Cuando empecé en el grupo no me animaba a hacer los ejercicios, me daba vergüenza, y fui soltándome de a poco. Me ayudó a relacionarme con
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gente que no conocía y con la que a veces creés que no tenés nada en común. Tanto que terminé formando parte del equipo de prensa y coordinación de la obra del centenario.
jóvenes, adultos, la diversidad hace que se pueda aprender de todos porque todos somos importantes y valiosos en lo que queramos lograr, ya que la unidad hace la fuerza.
También ante un problema familiar mi familia y yo nos sentimos muy acompañados por el grupo, se sintió mucho el apoyo y eso es impagable en momentos difíciles.
Soy una persona positiva, trabajadora, pero por momentos soy gruñona e intolerante, impulsiva, quiero todo yaaa, es parte de mi personalidad que no me conforma y estoy aprendiendo a mejorar. Lo que sí creo es que tenemos que seguir trabajando en concientizar a la gente en que debe comprometerse y luchar por el bien de la comunidad y creo que esto lo estamos logrando pasito a pasito, de esta manera se va instalando la cultura comunitaria.
En la comunidad el cambio se da de a poco, la gente empieza a saber que se puede, porque a veces hay personas que dicen “yo qué voy a hacer, yo soy gorda o petisa o alta, voy a hacer papelones, yo soy vieja, yo soy negro, yo soy evangélico”, etc., y lo maravilloso de nuestro grupo es que tenemos todo de eso y más... Mucha gente después de vernos se animó. Mi papá que también forma parte del grupo (no es flaco y no tiene ni idea de fútbol) en una obra tradicional nunca hubiese hecho un papel de jugador y acá sí porque nuestro partido o nuestros jugadores representaban al pueblo. La gente grande encontró un lugar. Se preparan para los días de ensayo con muchas ganas, para algunos es “la salida” semanal. Yo creo que les suma años de vida. Doris: También en el pueblo hay un antes y un después de esta experiencia, por ejemplo en comprometernos más con la comunidad, a trabajar juntos, niños,
Laura: En lo personal empecé a vivir el sueño del teatro local, largamente aletargado y ampliamente deseado. Estoy feliz. En lo referente a la comunidad considero que ha sido un instrumento de transformación acertado y renovador. Logró atravesar todas las diferencias sociales, económicas, etarias, religiosas, políticas, etc. tan marcadas en la localidad que impedían aunar sueños y ganas de expresar. Diego: Es por esto que estar en un lugar así me ayudó a crecer mucho, a preocuparme un poco más por los demás, a creer un poco más en mí y saber que uno puede hacer muchas cosas buenas si está con compañeros que siguen el mismo camino. Y a disfrutar un poco más de la vida, porque últimamente la gente
está tan ocupada en su trabajo que parece que no hay tiempo para nada más. Yo no quiero pasar mi vida pensando sólo en mi carrera o encerrado haciendo todo el día lo que me ordena mi jefe, no tendría sentido vivir toda la vida de esa manera.
Búsquedas y encuentros...
Beba: Aprendí a expresarme, a compartir horas muy lindas con mis compañeros y a trabajar en grupo. Mi vida cambió y el pueblo también. Después de empezar con el teatro me siento mucho más joven. Y con respecto al pueblo: antes no era tan unido como ahora. Karla: La palabra aprender es la que define mi transcurso en el teatro comunitario porque además de todo lo artístico que se puede llegar a aprender, aprendés cosas sencillas como compartir con gente de diferente edades e ideología. Es decir no interesa de qué color somos... Luciana: Aprendí que todos servimos para algo, todos somos útiles, todos podemos hacer algo, sólo hay que proponérselo. Aprendí que somos capaces de contar nuestra historia, desde niños hasta gente mayor que cada uno colabora con sus relatos y sus puntos de vista. Sigo aprendiendo a interactuar con un gran grupo muy diverso, donde todos pensamos distinto, pero lo bueno es que tenemos objetivos semejantes, debatimos, intercambiamos ideas y eso es muy enriquecedor.
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Laura: He aprendido muchas cosas en este recorrido además de algo de técnica sobre todo valores tan imprescindibles como el compañerismo, la amistad, la empatía, la solidaridad, y algo a lo que me aferro: “no dejar de soñar”. Walter: Si aprendí algo fue que todo se puede cambiar, que el discurso único en nuestra sociedad no es real, que es una mentira, que la sociedad está viva, que está cambiando y que nosotros le podemos dejar a nuestros hijos un país mejor, y que en la participación aprendemos a vivir, a ser libres del otro y con el otro; que no hace falta que aparentemos porque siempre hay gente que nos quiere por lo que somos. Seguro aprendí que juntos se puede. Siempre me acuerdo el día que un cura me dijo “Walter cuando Jesús alimentó a los cinco mil, no los hizo hacer cola para darles de comer, los hizo sentar en grupos: juntate siempre con gente que esté en grupos, no con los que te hacen hacer cola para que estés solo, formadito y uniformado”. Diego: Estoy aprendiendo mucho de mis compañeros de teatro y del centro cultural. Organizar alguna actividad era algo nuevo para mí. Estuve en otros grupos antes, pero por lo general ya está todo armado cuando llegás. Esto de fomentar la participación no se da mucho en otros lugares, cuando uno participa en otros grupos de trabajo, comisiones, etc. es muy difícil proponer cambios o participar
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libremente, ya que muchas veces la gente tiene objetivos pensados para ellos mismos y se conforman con responder a sus propias necesidades. Pero en teatro y el centro cultural siempre fue distinto, también coincidió con que en el año que empecé a participar fue justo cuando se comenzó a formar el centro cultural, entonces estaba todo por hacer y no había condiciones para participar, ni estatutos antiguos, ni cláusulas tontas. Nosotros nunca fijamos un único objetivo, siempre apuntamos a la inclusión y que sea un lugar comunitario, solidario, etc. pero cada persona que entra con una nueva visión hace que se corra el horizonte y nos incentive a crecer un poco más.
Dificultades…
Beba: “Yo pienso que no hay dificultades, solamente hay que tener ganas e incitar al pueblo a que participe. Mi deseo es que mi grupo se mantenga unido, para hacer cosas por nuestro pueblo”. Luciana: “Tenemos que mejorar la comunicación para organizarnos mejor, igualmente siempre vamos avanzando, pero bueno hay que seguir trabajando el tema porque somos muchos. También si tuviéramos un transporte y sonido propio se nos haría un poco más fácil, pero bueno todo se logra de a poco.” Diego: Por lo general no estamos acostumbrados a trabajar en equipo.
Creemos que lo hacemos, pero en realidad siempre estamos respondiendo a los mandamientos de otro: un jefe, un director, el presidente, etc. Pero cuando a una persona le das la oportunidad de participar, proponer y pensar libremente es algo maravilloso lo que se logra, pero muy difícil. Al principio no sabíamos escucharnos, creíamos que nuestra opinión era la única verdad, hasta que fuimos aprendiendo entre todos a organizarnos. Es muy difícil romper con lo que uno trae de toda la vida, donde la mayoría no tiene experiencia en algo colectivo y es muy difícil pero se puede lograr. Con el tiempo crecimos mucho en organización y compromiso y una cosa muy importante es que quien tiene una experiencia de organización de este tipo, después la transmitís a otros ámbitos de tu vida.
La cultura comunitaria
Beba: Es una forma de socializar con distintas personas y aprender cosas totalmente nuevas. Luciana: NOSOTROS somos cultura comunitaria. Es una manera diferente de ver al arte, a la sociedad. La cultura comunitaria nos dice que nos podemos integrar, trabajar los problemas sociales, tratar de hacer algo para mejorarlos, hacer arte, cantar, hacer teatro, leer una poesía, bailar y respetarnos. Laura: Para mí la cultura comunitaria es una forma de resistencia. Pacífica forma
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de resistir, pero activa lucha por no dejar morir a las comunidades. Una comunidad sin cultura no tiene alma. Es triste marioneta de subordinación y aceptación de la realidad. Es instalar en los hombres la olvidada sensación de vibrar a través de la emoción.
El personaje colectivo
Karla Borgna: Al personaje “teatro comunitario de Rivadavia” me lo imagino como un niño que está en continuos cambios y crecimiento y cada vez que crece más es más fuerte y voz es potente a pesar que es chico... ¡Y camina a pasos agigantados! Beba: Yo lo vestiría como una persona mayor, pero de corazón joven, caminaría lento pero sin detenerse, tendría un tono de voz firme y siempre una palabra de aliento para las demás personas. Sería una persona con mucha experiencia y que educaría al pueblo sin nada a cambio. Luciana: Sería divertido, estaría vestido de muchos colores, caminaría moviendo sus manos, siempre invitándonos a ser parte, tendría un todo de voz dulce, sería viejito/a. Doris: Un personaje... sería como un duende arlequinesco, con muchos instrumentos encima, con voz alegre y cantarina recorriendo cada calle, cada puerta, cada ventana, cada plaza, llevado alegría y felicidad, arrancando a su paso
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sonrisas, secando lagrimitas y dejando a la señora esperanza un poquito en cada lado.
Lo que no se olvida…
Luciana: Muchos recuerdos… el más importante: la Gran Obra del Centenario. Fue algo maravilloso. Con un marco de público muy grande, en un lugar mágico como San Mauricio. Un proyecto que nos llevó un año de trabajo y pusimos mucho de cada uno de nosotros, entonces en ese momento sentir el apoyo de la gente, la emoción de todos los compañeros, sobre todo de la gente mayor, fue hermoso. Además es bárbaro encontrarnos en otros pueblos y casi sin quererlo nos juntamos todos, ahora nos identificamos, sabemos quiénes somos y estamos dispuestos a compartir. Karla: Sin duda el recuerdo más grande que tengo ¡es la gran obra de San Mauricio! La energía que sentís al ver tanta gente aplaudiendo el trabajo comunitario te llena el corazón. Después de la obra fue toda una revolución escuchar en la cola del banco “qué increíble lo de San Mauricio”. Fue algo inesperado para nosotros, nunca pensamos que serían consecuencias tan grandes y lindas. Laura: Los recuerdos son muchos pero podría simplificarlo en la risa, en la propia, en la de los compañeros, en la del público que vio nuestro trabajo, en estos tiempos que corren tan capitalistas y súper productivos en que el mundo nos
González Moreno Sobrerrieles marcha la cultura
actividad, cada jornada cultural y con cada debate o discusión la gente que participa fue cambiando, se fue dando cuenta de que hay muchas cosas importantes que antes eran invisibles para cada uno.
Desde hace varios años la estación del ferrocarril estaba abandonada, nadie se hacía cargo de su mantenimiento y limpieza. Con el correr de los años se fue deteriorando cada vez más y vimos que era el lugar perfecto para construir el centro cultural. Nos propusimos restaurarlo de inmediato y así fue.
La organización es sencilla. Todos los viernes nos juntamos para ver cómo vamos con las actividades. Todo se decide en estas reuniones, donde van los que quieren. Lo que se hace es la construcción de varias horas de debate y discusión.
A partir del surgimiento del centro cultural la gente empezó a reflexionar sobre muchas cosas que pasan en nuestro pueblo. Con cada
Walter: Tengo recuerdos maravillosos de los días de trabajo en San Mauricio, el día antes del estreno que Emilia dijo “el viento va a parar a las 6 de la tarde” y estábamos todos agarrados de los árboles; o el día que a Ayelén se encajó los dos tacos en la brea del andén de la estación de González Moreno, yo me agaché a sacárselos y se me rompió el pantalón y tuve que salir a escena con el pantalón rasgado; o el día que Torin paró el camión vestido de milico, y tantas cosas lindas... Doris: Vivimos muchos momentos muy lindos y emocionantes, pero hay uno en especial que recordaré por siempre y es el primer estreno de la obra que realizamos para el centenario de Rivadavia, aun hoy cuando lo recuerdo no puedo evitar lo que se dice “la piel de pollo”…¡¡¡Dios!!! ¡¡¡Qué momentos!!! Qué emoción ver que tanto trabajo y esfuerzo se concretó en algo maravilloso… Mi vida obviamente cambió a partir de esto, ¡¡¡estoy más ocupada!!! (se ríe a carcajadas)… pero feliz…
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Lo que se viene…el Encuentro Nacional
Veníamos ensayando donde podíamos, sin tener un lugar propio donde reunirnos y no molestar a nadie. La idea era construir un centro en el que todos puedan participar, un lugar de encuentro.
Todos iban a pintar las paredes y colaborar con lo que podían. Fue la primer enseñanza que nos quedó, el hecho de acomodar un lugar tan importante del pueblo entre todos y que vuelva a tener vida como en los años en que pasaba el tren.
exige hiperactividad y ceño fruncido creo que no debemos olvidarnos de la risa, de generar la propia y la de los demás, aunque andemos desentonando por ahí. Yo rescato a la risa, el grupo nos reunió para rescatar la risa para abandonar la soledad y la individualidad.
Una vez que sabemos lo que queremos hacer nos dividimos las tareas (que vamos rotando según el tiempo que tenga cada uno y las ganas), por lo general se arman áreas de trabajo y así nos resulta más ordenado ponernos en marcha. Diego Pallero Coordinador de comunicación del Centro Cultural Sobrerrieles
Este año la sede del 9º Encuentro Nacional de Teatro Comunitario será en Rivadavia. Un lindo premio y un gran compromiso. Esta actividad, que ya fue declarada de interés legislativo nucleará a los integrantes de la Red Nacional de Teatro Comunitario que presentarán espectáculos, charlas y talleres gratuitos durante los tres días que dura el encuentro. El 8, 9 y 10 de octubre los pueblos del distrito y la región van a cambiar su acompasado ritmo habitual, ya que se recibirán unas 700 personas de 20 grupos de teatro comunitario de todo el país, como Mendoza, Catamarca, Córdoba, Misiones, Santa Fe, provincia de Buenos Aires y capital federal, además de invitados especiales de Uruguay, Brasil e Italia. El grupo de teatro comunitario de Rivadavia que organiza este evento, junto con la Municipalidad, volverá a presentar su obra del centenario el 8 de octubre en San Mauricio. Para más información: http://teatrocomunitarioderivadavia.blogspot.com
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“VILLEGAS” POR DENTRO 1
Butaca previlegiada
La visión de extra en la grabación de algunas escenas de la película “Villegas” Comenzaba la madrugada y mi primer día de grabación como “extra”. A las 2 am me esperaban en Valdez disco. Fuimos cayendo con cara de “qué onda?”. Florencia de producción ya nos había indicado los horarios y vestimenta. A todos nos shockeó por igual, me atrevería a decir, la cantidad de cables, cámaras, personas y cuestiones “de cine” que había dentro del lugar. Apenas llegamos firmamos nuestros contratos y luego de unos cuantos minutos de adaptación y café con medialunas, los productores se pusieron manos a la obra a acomodarnos y explicarnos cuáles serían nuestras funciones. Entre los 30 (más o menos) que éramos se sentía algo así como nerviosismo de alegría. Bajo la idea de representar una noche normal de boliche, donde sólo se iban a grabar el funcionamiento de la barra, nos fueron ubicando de a pequeños grupos. Así fue que nos encontramos todos agolpados contra la barra como si el boliche realmente estuviera lleno como en esas noches de Navidad y Año Nuevo donde no cabe un alfiler. Música, luces, actores listos, cámara y acción! Cada cuál siguiendo su rutina “bolichera” se movía, caminaba, conversaba y se acercaba a la barra a pedir. El grupo principal de actores se encontraba a pocos metros nuestros. Reían, “tomaban”, se empujaban y gritaban, miraban mensajes en un celular y se palmeaban entre ellos. El boliche estaba completamente vacío y
sólo unas cuantas luces, ojos y cámaras observándonos. La anécdota de la noche fue protagonizada por las bebidas que debíamos consumir para recrear el ambiente de la noche. Nos darían de tomar algo?. Mariano, un productor, nos comentó al pasar que no eran de verdad los tragos, que no los tomáramos. Mi instinto fue más fuerte, tuve que probarlo, y en medio de una de las escenas le di un sorbito al vaso que me tocó con una rodajita de limón. Asqueroso realmente. Mito comprobado, cada “trago” estaba hecho a base de agua o soda, con algún colorante o unas rodajitas de alguna fruta y sal. Sí, sí SAL! Para que nadie se tentara a tomárselo. Mi hazaña por suerte no me costó más que unas pocas risas de mi compañera de rodaje, Carla. La escena se repitió varias veces, había momentos donde la música se cortaba y nos gritaban “Sigan! Sigan como si hubiera música, sigan bailando, vayan y vengan de la barra, pidan algo… vamos!”. Finalmente se hicieron las 7 am y mientras todo el equipo se disponía a grabar la salida del boliche, a nosotros nos indicaron que podíamos irnos y que nos esperaban para la noche siguiente, es decir, la noche de ese mismo día. La segunda y última noche llegamos a la misma hora, con la misma ropa, al mismo lugar. Grabamos la entrada al boliche con un desafío más: Valdez funcionaba normalmente como cualquier viernes y todo
Por Sofía Pontiggia aquél que quería participar estaba invitado a hacerlo, formando parte del escuadrón de baile en la pista. Mientras veíamos a los actores principales hacer su llegada, nosotros los extras hacíamos nuestra entrada junto al resto de la gente que, un poco desconcertada, no sabía si encarar normalmente o esperar a que les indicaran cuándo pasar. Todo salió perfecto, al menos para mí, la gente se divirtió como suele pasar cada noche de baile y los actores pudieron desarrollar toda la escena sin ningún problema. A las 6 am ya había terminado mi noche de grabación, pero para hacerle la pata a mi amiga Soledad, que debía grabar la escena final al amanecer, nos quedamos todos charlando afuera del boliche entre actores, extras y productores. El frío empezó a corrernos hasta que finalmente Christian, Esteban, Sole y yo nos sentamos en el auto de Christian a ver cómo preparaban todo para el rodaje en el exterior. Luego de un largo rato haciendo dibujitos en los vidrios empañados del auto, Sole y Esteban tuvieron que ir a grabar, Christian los acompañó. Estaba saliendo el sol. Por mi parte me acomodé en el asiento de atrás y disfruté como en la pantalla grande. Luego de un rato se acercó Marianela (mi compañera de página) y desde la última butaca del auto continuamos mirando. A través del parabrisas semi empañado en los bordes, nos hacía pensar que realmente estábamos en el cine.
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“VILLEGAS” POR DENTRO 2
Producción... ¡Acción!
Por Marianela Arfenoni
Relato de una breve experiencia en el rodaje del film “Villegas” desde el área de producción
Estoy convocada para ser ayudante de vestuario en una escena del film que dirige Gonzalo Tobal. La ciudad homónima se encuentra recorrida por jóvenes cineastas que no son de aquí. Me presento el jueves 5 de mayo a las 21 hs puntual. Sandra Fink me espera en el hall del Hotel Rucalén, es la encargada del área de Vestuario y Maquillaje. Mientras termina su galleta con queso, me explica la tarea que vamos a desarrollar durante dos largas noches y me presenta ante el equipo técnico y artístico.
no haberse registrado con anterioridad. Alguien que no estaba inscripto pregunta por qué no lo dejan entrar igual. La respuesta es simple: no está registrado en la ART, por lo tanto, no posee el seguro correspondiente. Los extras asisten vestidos como normalmente vienen al boliche. Sandra me comenta que si están desprolijos o excesivamente formales, les asignaremos un nuevo vestuario. Pero no es necesario, todos cumplen con las pautas mínimas de vestimenta y las mujeres también de maquillaje.
Ya en la habitación, que hace las veces de oficina, buscamos a Esteban Sánchez Lamothe, el actor ameghinense co-protagonista del film, y lo ayudamos a abrigarse con 3 camisetas, una camisa y una campera. Aparte de los calzoncillos largos, le ponemos polainas, un pantalón de vestir negro y cinto. Tanto abrigo tiene que ver con el tremendo frío que hace esa noche. Sandra lo maquilla, mientras yo junto las cosas que hay que llevar en el remis a la primera locación de la jornada: el patio de la casa de Mirta Pérez de De Giorgi en calle Rivadavia al mil cien. Cuando arribamos, ya está la carne al fuego en la parrilla. La escena: un asado de amigos en ese patio. Los actores de la misma: Analía Moyano, Christian Francucci, César Pascual, Toto Herrera (de Ameghino) y “nuestro” Esteban. Todos tienen puesta ropa propia y llevan otras prendas de más por si Sandra o el Director prefieren un cambio. Christian trae una gran cantidad de sombreros. No saben cuál elegir. Repasan la escena para empezar el rodaje. En el medio, Sandra le saca fotos en primer plano y de cuerpo entero a cada actor. Yo pienso que deber ser para su Facebook, si es que tiene. Cámaras, luces, micrófonos, pantallas y técnicos por doquier, en el reducido patio del fondo de la casa, que incluye pileta y plantas grandes. Mirta, cordial, nos atiende como si fuéramos parte de su familia.
Es una extensa jornada con mucho frío. Pareciera que hace más frío adentro que afuera. Cada situación recreada en el boliche se filma entre 7 y 10 veces. Por falta de mujeres, hago un pequeño extra en la barra donde un caballero me está “chamuyando”. Los extras estamos “clavados” en una posición que marca Mariano, el Asistente de Dirección. El mismo que dice una y otra vez: “Todos a la posición inicial. ¡Acción!”. Terminamos alrededor de las 8:30 de la mañana.
Alrededor de la 1 de la madrugada, se termina el rodaje en casa de Mirta. Pasamos por el hotel a buscar una bolsa con mantas, y recogemos a Esteban “Pipa” Bigliardi, el otro co-protagonista, para dirigirnos ya al boliche Valdez. Los extras están citados a las 2 de la madrugada. Del listado de inscriptos asiste cerca del 70%. La mayoría son hombres. Hay gente que vino hasta el boliche pero tendrá que quedarse afuera por
Al día siguiente, nos encontramos a la 1 de la madrugada en el boliche Valdez para filmar la segunda parte de la misma escena. Este viernes el boliche está abierto a quien quiera/ pueda asistir, con entrada gratis por supuesto, para recrear una noche de boliche villeguense. Aquellas fotos que había tomado Sandra no eran para Facebook sino para poder chequear que cada actor estuviera vestido tal cual el día anterior: misma ropa, mismo peinado, misma cantidad de botones de camisas desprendidos. Entonces me pide que controle a cada actor con la foto. Encuentro que Toto se ha cambiado el calzado, en vez de zapatos negros lleva puestos unos de color clarito. Siento que soy la “alcahueta” de los olvidos de los actores. Pero para eso estamos, para resolverlo. Cuando le comento a Sandra, le hace cara fea al actor, luego se detiene a pensar y dice que no nos preocupemos porque esta escena se filma de la cintura para arriba. Tema resuelto. El guión relata que estos amigos (los que antes habían cenado) salen al boliche a divertirse; allí se encuentran con “Pipa” e ingresan todos juntos. Esta escena se filma afuera de Valdez, al aire libre. Como hace mucho frío, mi tarea es ir a cubrir a los actores principales con mantas
Algunos extras: Sofía Pontiggia, Soledad Córdoba, Simón Caiazza, Lucas Snipe, Gonzalo Navarro, Cintia López, Carla Luna Hernandez, Matías Millán Pascual, Marianela Arfenoni
luego de cada “¡Corte!”. Se filma varias veces, hasta que el director se conforma. Luego viene la escena adentro del boliche: en el centro de la pista los amigos se ponen a bailar, con botellas de cerveza (sin etiqueta) en la mano, pero que en realidad contienen agua. Bailan repetidamente la cumbia “Soy soltero” de El Dipy. El camarógrafo, con 4 ó 5 técnicos alrededor, se mete en la pista y hace primeros planos a los actores. El director lo sigue con una pantalla en la mano en la que va mirando lo que se filma y le indica cómo quiere la toma. Finalmente viene la filmación de la escena donde Esteban, al salir del boliche, se reencuentra con su novia del pueblo, personaje que interpreta la villeguense Soledad Córdoba, y hacen el amor en un descampado cercano. Mientras esperamos el amanecer, los técnicos se disponen a preparar todo el set. Entrada la madrugada, el frío se siente más. Cubrimos a ambos actores con mantas entre corte y corte. Soledad no para de temblar del frío. La arropo entre las mantas y froto su espalda. Más allá, subido a una escalera, el camarógrafo comienza la toma. La repiten varias veces siguiendo las indicaciones del director. En el medio, Sandra retoca el maquillaje de Esteban, ya que debe mostrar una marca en la cara debido a un golpe que le da su primo en una escena anterior. Lo hace con una aguja y tinta roja, luego esfuma con un pincel. Pide amablemente que no haya nadie alrededor que la pueda mover y en consecuencia lastimar al actor con la aguja. Luego viene una toma más cercana a los actores que están acostados en el pasto. Verlos me da más frío. Me acerco al auto donde está Sofía (mi compañera de página), que trabajó de extra las dos noches. Juntas y acurrucadas miramos la última grabación de la escena. Terminamos alrededor de las 8:30 del sábado. Todos a descansar. Ha sido una larga jornada y un gran aprendizaje para los que estuvimos ahí.
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Rendirse jamás transmitir las dificultades que afrontaba esta deportista y fue así que encontré un noble corazón dispuesto a ser sponsor de Yamel. Su primer sponsor, Mariano San Miguel, con su marca Coiron. Yamel compite en heptatlón (disciplina atlética que incluye 200 metros llanos, 800 metros llanos, 100 metros con vallas, salto en alto, salto en largo, lanzamiento de bala y lanzamiento de jabalina), debía conseguir una marca para clasificar para el mundial, 4500 puntos y tenía tres oportunidades para conseguirla. La primera en abril en Bs As, en el CENARD, en un campeonato de mayores, la segunda en Mar del Plata 7 y 8 de mayo, y la última a fines de mayo nuevamente en el CENARD.
En el ejemplar número 2 de esta revista les conté de Yamel, la destacadísima atleta villeguense, gran proyecto nacional, campeona en varias oportunidades a nivel nacional y también sudamericana en una oportunidad. Que triunfaba y soñaba pese a las adversidades, que eran muchas, pero que no lograban detenerla. Soñaba con clasificar para el mundial de atletismo sub 18, que se desarrollará en Francia en julio de este año. Objetivo difícil, pero que Yamel alimentaba con esfuerzo, sacrificio, dedicación, talento y una sonrisa que invitaba a soñar. A mí me contagió. Tal vez porque la veía desparramar talento en sus movimientos, o por su ilusión, o por las condiciones desfavorables que afrontaba diariamente, o por su sacrificio inclaudicable, o por escucharla soñar a ella y a su profe, o por todo ello junto. La ilusión movilizante me llevó a empezar a
Su mejor marca del año 2010 fue 3889 puntos, que fue la tercera mejor marca a nivel nacional, siendo la mejor marca 4089 puntos en categoría sub 18. Pero la atleta villeguense dejó el alma para alimentar su sueño, hizo una pretemporada tremenda y llegó abril y su primera chance, a la que llegó bien, pero con un entrenamiento diagramado para que su pico lo alcanzara en la última chance. Fue al Cenard, la cita era en un campeonato de mayores. Yamel salió campeona nacional y logró una marca de 4290 puntos. Faltaba poquito, y dos chances. Francia estaba cerca, Yamel llegaba mejor a su segunda chance, corrigiendo con su gran entrenador un par de errores puntuales y haciendo cálculos realistas los 4500 puntos necesarios para viajar a Europa estaban al alcance de sus manos, y de sus piernas. El 7 y 8 de mayo en Mar del Plata era la cita. Atletas marplatenses fuertes en disciplinas individuales se habían comprometido a participar en heptatlón para exigir a Yamel y con ello colaborar a que alcanzara su sueño. El día anterior estaba planificado el viaje hacia la ciudad feliz, pero el día 5, a la tarde, en la última práctica antes de partir, entrenando carrera con vallas, Yamel salta y cuando apoya el pie izquierdo
Por Pedro Satragno no le responde y cae. Y empieza a llorar sintiendo que algo grave le había sucedido. Que su sueño se había hecho añicos, en un instante, sin ningún indicio, sin aviso, sin ni siquiera golpearse. Rápidamente a la Clínica y el traumatólogo que la revisa y da el diagnóstico: se cortó el tendón de Aquiles. Terrible. Inexplicable. Cruel. Yamel esa noche no durmió, se la pasó llorando y preguntándose por qué le tuvo que pasar eso. La respuesta ni siquiera la tienen los médicos, ya que a tan corta edad esa lesión es inexplicable. A los pocos días la operaron en Junín, un médico deportólogo de reconocido prestigio y basta experiencia con atletas destacados. Treinta días de yeso, otros treinta con una bota ortopédica y una rehabilitación que llevará algunos meses más. Los días van pasando. Yamel retornó a la escuela. De vez en cuando sonríe como hace tiempo. Como cuando me dice que siente el apoyo de la gente en la calle que le pregunta como va su pierna. Conocidos y extraños. Como cuando piensa en que tal vez rápidamente pueda lanzar la bala. Su mamá refiere que su hija es atleta por casualidad. Que se le caía el cabello y el médico le dijo que tenía que correr. Y Yamel recuerda que cuando era chica nadie quería jugar con ella a la mancha, o correr carreras, porque era muy rápida. Se acuerda de las carreras en la calle con Cami y las melli, a las que les daba un montón de ventaja e igualmente les ganaba Extraña la pista de atletismo, su segundo hogar. Probó con ir a mirar, pero el deseo de entrenar y no poder hacerlo le hace peor. Quiere imaginar el momento en el que vuelva a correr. Está ansiosa por hacerlo. Porque quiere volver a soñar.
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MURO DE INVENCIONES
Rubín “HURACAN” Carter 2º Parte
El auto conducido por John Artis se perdió por las calles calurosas de la ciudad, la misma ciudad sacudida por los disparos y los gritos. En el camino Rubín y John fueron interceptados por una patrulla que los obligó a detenerse, y sin ser interrogados fueron llevados por la policía a la escena del crimen que acababa de cometerse en un local nocturno que Rubín solía frecuentar.
Rubín “Huracán” Carter siguió siendo víctima de la injusticia. El racismo encontró en Peterson, Nueva Jersey, un puñado de voluntades funcionales que le permitía seguir agrediendo y dominando al hombre afro-americano. Unos cuantos racistas dispuestos a demostrar superioridad, preconizando actitudes de segregación y eliminación del hombre de raza negra. En el bar, Rubín, amordazaba el agobio de la injusticia en el alcohol. Un jurado racista acababa de arrebatarle de las manos un título boxístico que se había ganado sobre el cuadrilátero, acrecentando aun más el odio, la impotencia de sentir que no había un destino con el cual soñar, que su suerte estaba predestinada, sin que nada pudiera hacerse al respecto. Nueva Jersey dormía en las profundidades de la noche y Rubín bebía la última copa antes de volver a casa. Un fan, John Artis, lo reconoció y se ofreció a llevarlo, en muestra de admiración y respeto. Rubín lo invitó a mucho más: le propuso ser el conductor de su auto. John Artis sintió el privilegio de estar cerca del ídolo, como si se tratara de un momento significativo e inolvidable para él. Sin presentir siquiera lo que estaba a punto de ocurrir.
En el bar sobre el piso yacían dos cuerpos muertos, los testigos sumergidos aún en el desconcierto y el pánico afirmaron que Rubín y Artís no eran los hombres que habían visto disparar contra ellos. El sargento Della Pesca estaba ahí, se mostraba interesado y preocupado por incriminarlos, así que insistió en llevarlos al hospital St. Joseph, donde habían trasladado a la tercera víctima del ataque armado, que permanecía aún peleando por su vida en la camilla de la sala de emergencia. -No son ellos, contestó el hombre herido sobre la camilla, con las últimas fuerzas que le quedaban. El médico se oponía a que la averiguación continuara, pero Della Pesca no iba a dejar las cosas así, él quería arrancar de la víctima la confesión que pusiera definitivamente a Rubín Carter en la cárcel, el único destino que le iba a permitir tener. -Vuelva a mirarlo, insistió Della Pesca -¿Son ellos?. Rubín Carter adivinó las intenciones del Sargento maldiciéndolo, la víctima asintió, frente a la insistencia del uniformado, un segundo antes de morir. Nadie rastreó a los culpables del asesinato, las miradas estaban en dirección y búsqueda de dos negros en un auto blanco. A nadie le importó la verdad. Todos creyeron lo que quisieron creer o lo que les convino creer. En una ciudad como Nueva Jersey, donde había voluntades influyentes dispuestas a institucionalizar el racismo, no fue dificultoso mandar a Rubín a la cárcel definitivamente. En menos de un año Rubín “Huracán” Carter y John Artis tuvieron un juicio lleno de mentiras, prejuicios raciales y un jurado conformado solamente por hombres blancos, que los envió a la cárcel con una condena de tres cadenas perpetuas.
Por Valeria de los Ángeles Lascuraíñ
La verdad guardada bajo ocho llaves: Se hicieron manifestaciones para que Rubín “Huracán” Carter y Jonh Artis fueran liberados. Bob Dylan cantó su inocencia: “Lo empujaron a un lado del camino/ como la vez anterior y la vez anterior a esa./En Paterson así es como son las cosas/ si eres negro es mejor que no salgas a la calle/ a menos que quieras caldear el ambiente./ Todas las cartas de Rubín estaban marcadas de antemano/ donde la justicia es un juego/ el juicio fue un circo de cerdos, él nunca tuvo una oportunidad/ ahora todos los criminales con sus trajes y corbatas/ están libre para beber martinis y mirar el amanecer/ mientras Rubín se sienta como buda en una celda de diez pies/ un hombre inocente condenado es un infierno viviente/ para la gente blanca que miraba, él era un vago revolucionario/ y para la gente de color, él era solamente un negro loco./ Nadie dudó de que él había apretado el gatillo/ y aunque no pudieron presentar el arma/ el fiscal dijo que él era el autor del hecho/ y el jurado de blancos estuvo de acuerdo./ Bello y Dradley mintieron descaradamente/ y los periódicos siguieron todos la corriente/ ¿Cómo puede la vida de un hombre como ese estar en la palma de la mano de algún truhán?/ verlo obviamente entrampado/ esa es la historia del huracán.” Rubín pudo haber sido el campeón Mundial, pero la voluntad caprichosa de unos cuantos racistas lo convirtieron en un preso de los odios irracionales. Volvió a la cárcel gritando su inocencia, gritando el crimen que se había cometido contra él. Cómo resignarse a llevar un traje de culpable, a soportar un futuro tras las rejas, a resignar las esperanzas. Uno, dos, tres las oportunidades se apagaban y los sueños se hundían en los valles sombríos de la oscuridad. La furia de saberse inocente y estar condenado. No le importó ir a los calabozos de castigos, no se pondría un traje a rayas, no llevaría un número en la espalda, no le importaba morir. Rubín se negó a usar la ropa reglamentaría de
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la prisión: “No llevaré el traje de un hombre culpable, iré a donde usted me diga dentro de esta penitenciaría, director. Usted tiene la custodia legal sobre mi cuerpo pero soy inocente, no he cometido ningún crimen, el crimen lo han cometido conmigo”.
Tras los muros de invenciones: “Se me ocurrió como si fuera una revelación que mi propia libertad residía en no querer ni necesitar nada de lo que ellos pudieran privarme. Si el castigo consistía en estar encerrado en la celda, entonces decidí que nunca saldría de ella, y así les despojaba de esa arma” (Carter) No trabajaba en sus talleres, no comía su comida, no quería nada de lo que pudieran ofrecerle. Comenzó a estudiar y a examinar minuciosamente el caso que lo había encerrado tras las rejas injustamente, paso por paso, empezando por la detención inicial, pasando por el juicio y llegando al terrible veredicto. Sabía perfectamente que en el proceso había habido prejuicio racial y errores constitucionales. Las manifestaciones para que Rubín “Huracán” Carter y Jonh Artis recuperaran la libertad se fueron multiplicando, se mostraban esperanzadas en la liberación, mantenían la confianza en las leyes vigentes y en el derecho que tenían las personas a un nuevo juicio justo. El rechazo de la petición de recursos fue alentando el desánimo, la intensidad de las marchas se apagaron. Rubín liberó a sus seres queridos de tener que soportar la carga: “Os pido por favor que no me debilitéis con vuestro amor” (Carter a sus amigos en la cárcel). Rubín le pidió el divorcio a su esposa, lastimándola cruelmente, obligándola a apartarse de su vida. La conciencia de la penosa realidad de sentirse un muerto al cual sólo tienen que enterrar. “Ajustaré el tiempo a mi propio reloj, cuando la prisión esté despierta yo dormiré, cuando ellos duerman yo estaré despierto, no voy a vivir en su celda, ni en mi corazón, sólo en mi mente y en mi espíritu”. (Carter) “Una vez extendí la mano para pedir ayuda, me llegó y luego se marchitó, como la hierba seca que el viento convierte en polvo sin dejar rastro. Ahora ya no espero nada, no necesito nada. Ni futuro, ni libertad, ni justicia. Al final la cárcel se
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desvanecerá y se acabará Rubín, se acabará Carter, solo quedará el Huracán y después de él ya no hay nada más”. Después del huracán no habrá odios, ni privaciones, ni injusticias que puedan llevar a Carter a las prisiones, a los agujeros de castigos por unos cuantos delitos que nunca cometió. Nadie podrá doblegarlo, ninguna maldita fuerza podrá quitarle la libertad.
“La escritura es magia”: Las palabras de Rubín “Huracán” Carter, salieron de la cárcel y fueron publicadas. Deambularon por las calles, por las ciudades, en el tiempo, en medio del ruido y en los agudos silencios. La escritura tiene la mística osadía de permanecer viva, de penetrar y atravesar en los lugares hasta empaparse y decir, reclamar, pedir las llaves que abren los prejuicios tras los cuales se ocultan las verdades. Mientras Lesra Martín revisaba los canastos de libros de la feria, quizás lo primero que le llamó la atención fue ver la foto de un negro en la tapa de un libro, por eso del prejuicio que agita y reduce las oportunidades de los negros a bufones y criminales. La magia del eco de las palabras, la brisa suave del murmullo al oído de un mundo de experiencias y vivencias que en su justa medida querían revelarle mucho más que una historia. Lesra compró el libro, y comenzó a leerlo.
Lesra Martin Nacido en Estados Unidos en 1963, segundo de ocho hermanos, sus padres eran alcohólicos y la familia se encontraba inmersa en una situación económica difícil. Como Lesra no había podido estudiar, a los 10 años empezó a trabajar para ayudar a la familia. Sin embargo, Lesra tuvo la esperanza de un futuro mejor. En el verano de 1979 entró a trabajar en un laboratorio de Brooklyn donde conoció a tres empresarios canadienses. Los empresarios le ofrecieron a Lesra la oportunidad de estudiar. A pesar de ser analfabeto lo veían un chico listo y curioso. Así fue como se mudó a Toronto. La dura situación de la familia y las limitadas posibilidades afectaban mucho a Lesra. Aprender a leer y escribir fue una dura tarea para él, tuvo que enfrentarse a los miedos interiores de creer que por sí sólo nunca iba a lograrlo. Miedo a dejar a su familia atrás. El bienestar psicológico del chico se veía afectado
por su pasado. En el libro “El décimo sexto asalto”, la autobiografía de Rubín, vio reflejada su historia. Un hombre que, como él, tuvo que enfrentarse a muy corta edad a la lucha contra la pobreza, las humillaciones, el racismo, la falta de oportunidades sólo por ser un hombre afro-americano.
El compromiso de Lesra No todos los blancos son racistas... (Lisa) Ni todos los negros criminales... (Carter) Yo sólo quiero escribirle y decirle lo mucho que ha significado su libro para mí. (Lesra). Las puertas de la cárcel se abrieron al exterior, hacia Lesra que fue buscándose hasta encontrarse en las palabras de Rubín, en “El decimosexto asalto” por sobrevivir. La vida de ambos fue enlazándose con la fuerza de quienes dejan atrás los miedos, las privaciones, y los prejuicios que encarcelan, los muros de invenciones que aprisionan y nos dejan ahí, ocultos. “20 años de mi vida los he pasado en la cárcel, siendo considerado un peligro para la sociedad, no me trataban como a un ser humano, no me trataban como a una persona, me contaban 15 veces al día. La justicia fue quien me impuso la condena, sin embargo no se hizo justicia conmigo” (Carter) Tras el vínculo que nació entre ambos, Lesra y sus amigos canadienses se trasladaron a Nueva Jersey, alquilaron un departamento frente a la cárcel, y después una larga pelea por demostrar la verdad, ayudaron a develar la maraña de mentiras y permitieron que Rubín recuperara su libertad. Actualmente Lesra es abogado, da conferencias, y es autor de “The power of a promise”: “Cada uno de nosotros tiene el potencial para vivir una vida magnífica. Cada uno de nosotros tiene algo especial que ofrecer al mundo, necesitamos sólo descubrir qué es” (Lesra). Carter dedica su vida a combatir las injusticias que él vivió. Hasta 2005 presidió la Asociación para la Defensa de los Condenados Injustamente y da charlas por todo el mundo. Recientemente ha dicho en sus conferencias que “Sigue luchando, da igual cuál sea el obstáculo, porque la vida es una carrera de obstáculos que tienes que correr”.
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Junio de 2011
Diario de una estudiante recién llegada a Buenos Aires Alguien me dijo alguna vez que a los porteños les gustaba hacer colas, esperar y esperar. Esto de llevar adelante una casita es todo un trabajo, pfff. No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy… Martes 3: Hoy me he encontrado en mis pinceladas, por suerte… Jueves 5: Buen día, día. Oh, sí! Es el primer día que un profesor me llama por mi nombre. Bueno, ejem, dos. Entre tantos personajes logran reconocerme con un individuo único e irrepetible. Estoy muy contenta!!! Viernes 6: Los subtes me dan frío, más del que hace, por eso uso el colectivo y me gusta. “Mi” colectivero charla con otro colectivero en la parada del semáforo. Un minuto en rojo: se para, va hacia la puerta, le cuenta al otro que escucha desde su ventana qué ha hecho, cómo le fue, cómo le va. El otro responde en forma similar. Se ríen. Picardía entre ambos. El mío vuelve a su lugar, mejor. No es la primera vez que pasa. A veces el que se para es el otro, inclusive en algunas oportunidades se gritan desde sus asientos. Estas situaciones me gustan, no los veo ni los siento solos, ya no es mi chofer sino nuestros choferes que disfrutan de su trabajo, tal vez con infracciones, pero lo disfrutan. Y yo que escucho, me siento parte de todo. Y hace mi viaje más ameno, mi espera más corta. Y espero al igual que otras personas. Somos gente que va en la misma dirección, a un lugar distinto. ¿Sabés por qué el verdulero de la esquina no está más? ¿por qué esa mujer grita y corre desesperada o por qué ese pequeño gambetea descalzo? ¿Sabés por qué esa prostituta está en la esquina, por qué ese joven va con las manos en sus bolsillos, por qué ese perro tiene la cola entre las patas? Sábado 7: Vuelvo cerca de las dos de la mañana y pareciera que todos se van. Las luces más encendidas que nunca
iluminan una noche que recién empieza. Y yo vuelvo; pero no quiero seguir. Cansada, amarga, vieja, floja, ¿qué más dirían mis amigos?, aquellos que a kilómetros de distancia seguro recién levantan la primera copa y aquellas que poco tiempo atrás yo dejaba en una pista de baile... ¿Qué dirían aquellos que hacen lo que todos hacen? No, no hay respuesta, o sí… sé que pocas veces hice lo que todos hacen y esta no es una excepción. Todos no tienen la verdad y yo tampoco. Igual, quiero volver. Lunes 9: Comienzan las elecciones estudiantiles. ¡Qué semanita! ¿Será que sonrío? ¿O que hablo hasta por los codos? En todo caso mi solidaridad para con los ausentes… No sé, pero hoy una compañera me abrazó, fuerte, y me sentí… bien, muy bien. Pienso entonces en los amigos que perdí en el camino y en los que todavía están por llegar… Pienso en si valió la pena y creo que nunca lo voy a saber. Martes 10: Hoy fui al hospital. No es de los lugares que más me gustan, nunca me abandona el temor de toparme con la velocidad de una emergencia, pero ante la necesidad... Esperaba mi consulta y como siempre observaba… Un hombre sin brazo, una sordomuda, un joven desnutrido con su estómago extremadamente hinchado… Esperaba mi consulta y chicos jóvenes con sus hijos, un basquetbolista de piernas muy largas con su pequeño en brazos, madres cansadas que hacen cococho a sus hijos y los hamacan, los miman. Antes de decidirme a tocar la puerta, sale la doctora que se vuelve para cerrárnosla en la cara. Esperaba mi consulta y observaba a un hombre durmiendo en algunos asientos, más allá; zapatos de charol y de goma, medias y alpargatas rotas que transitan por los pasi-
Por Albertina Peralta Moreno
llos. Escuchaba… bebés llorando sin lágrimas, enfermeros que iban y venían y gente que hablaba y esperaba… Miércoles 11: Me da bronca, bronca toda la gente que está acá encerrada. No me interesa nadie, aunque parezcan vacas enjauladas, sólo ese hombre que seguramente vuelve con su hijita de delantal rosado y un bebé abrigadito, sostenido por brazos desnudos pero fuertes, para mantenerlos a ambos protegidos entre tantos animales. Escucho, por un lado, una mujer contándole a otra de su cartera traída de EE.UU, y por el otro al señor, animando a sus niños. Y ella, carita sucia de un día de juegos, solita se agarra de la baranda. Siento dolor y más bronca, estoy ciega. ¿Por qué nadie le ofrece ayuda, un asiento? ¿Porque no es una mujer embarazada o porque no es mujer? ¿Por su apariencia, su ropa desaliñada? ¿Esos prejuicios existen? ¿Quiénes todavía los tienen? ¿pueden todos darle la espalda a las diferencias y las injusticias? No puedo dejar de preguntármelo. Y ahora que ellos se bajan se me escapan las lágrimas. Jueves 12: Me siento como un punto en un plano. Correr, correr, correr, necesito correr para escapar… y tal vez encontrar a alguien. Viernes 13: Aprobé!!!!!! Qué felicidad! Aprovecho y festejo con los chicos comiendo bondiola en la costanera. Con este sí, con este no; cada día que pasa me deja una cosa nueva que me hace subir, que me hace bajar, llorar, sonreír, pensar… por eso ahora mientras sigo esperando agacharé mi cabeza y dejaré que mis ideas cuelguen…
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