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Made For Love
Por Sol Balesta
Hazel Green (Cristin Millioti) ha pasado los últimos diez años de su vida aislada en un complejo de alta tecnología, donde se encuentra rodeada por todo lujo imaginable, pero hasta su más mínimo movimiento está bajo el control de su megalómano esposo Byron. Éste es un genio de la computación cuyas ideas han revolucionado las comunicaciones globales, pero su último invento promete causar un mayor impacto que todos los anteriores combinados: el chip titular, bautizado “Made for Love”. Ideado como la solución perfecta a los problemas de comunicación entre parejas, éste es en realidad la peor pesadilla de Hazel hecha realidad. Teniendo ya tan poca privacidad y autonomía, la idea de que incluso sus pensamientos puedan terminar bajo la supervisión de Byron le da el impulso que necesitaba para escapar del complejo. Sin embargo, comenzar una nueva vida resulta- rá aún más difícil de lo que parece, y no sólo por su falta de dinero, residencia, contactos, trabajo, y otras cosas esenciales para vivir de forma independiente. Tras recibir repetidas señales de que está siendo observada, Hazel descubre que su marido no sólo planeaba implantarle el chip, sino que ya lo ha hecho. Habiéndola sedado y mandado que le realizaran una cirugía sin su consentimiento, Byron ahora puede ver a través de sus ojos, escuchar a través de sus oídos y recibir información sobre su estado emocional. Sin importar a dónde huya su esposa o qué haga para sabotearlo, él siempre estará ahí para vigilarla, y no descansará hasta que su posesión más preciada haya regresado a él.
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Ah, cierto, hay un detalle importante que casi me olvido de mencionar. Esta serie es una comedia. Una comedia brutalmente hilarante.
Sí, parece absurdo que una premisa tan pertur- badora sea la base de una serie tan graciosa, pero ése es exactamente el punto. “Made for Love” comienza con el equivalente audiovisual de un balde de agua fría, y el ridículo contraste de la situación con la manera que tienen los personajes de enfrentarla es un deleite. Las actuaciones refuerzan este aspecto, con cada actor abrazando por completo las locuras e idiosincrasias de sus personajes (las cuales rayan de “no creer en el sentido del olfato” a tener por novia a una muñeca de plástico). Eso no significa que a la historia le falte sentimiento, o que no se tome nada en serio. Éste es el tipo de serie donde casi cualquier cosa puede convertirse en un chiste, así que cuando ocurre algo sobre lo cual los guionistas no quieren bromear, resulta el doble de impactante.
Si bien “Made for Love” no cumple con todos los criterios que solemos asociar con la ficción distópica, la idea central encajaría perfectamente en un capítulo de “Black Mirror” (donde, no tan casualmente, también aparece la actriz principal de esta serie). Las imágenes que conjura la palabra “distopía” suelen incluir gobiernos militarizados, crisis económicas y sociales, guerra nuclear, tecnología avanzada hasta el punto de volverse un peligro… en fin, cosas incómodamente parecidas a varios aspectos de nuestra realidad. Si creen que disfrutarían de una comedia negra semi-distópica con una protagonista imperfecta y tridimensional, o si simplemente están aburridos, tienen a su disposición dieciséis capítulos de entretenimiento de calidad.