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LA ENVIDIA EL ENEMIGO INTERIOR(Bob Sorge) “Como ser libres de la emoción oculta que paraliza las personas.” CAPÍTULO 1 El problema más común que nadie tiene Tengo un enorme problema con la envidia porque cualquier problema con ella es grave. La envidia corre tan profundo en mi naturaleza carnal, que es probablemente muchísimo peor de lo que pueda darme cuenta. Dios tiene que hablarnos muchas veces de la envidia de nuestro corazón. Muchas veces nuestras luchas con ella tienen su raíz en cierta competitividad que parece natural en nuestra personalidad o educación. Muchas veces la manera como fuimos criados nos lleva a ser motivados a la competencia y a hacer siempre lo mejor. Mientras perseguir la excelencia puede ser loable cuando esta sometida al señorío de Cristo, también descubrimos muchas veces que el deseo de superarnos mas que nuestros amigos puede ser el semillero de actitudes envidiosas en mi corazón. LA ENVIDIA ES EL DOLOR INTERNO DEBIDO AL ÉXITO DE OTRO. A veces no descubrimos nuestra envidia pero cuando Dios nos la revela nos sentimos aterrados al descubrir la condición de nuestro corazón. Necesitamos un arrepentimiento radical y caminar en la luz en cualquier área de nuestra vida. El poder de la carne es sorprendentemente quebrado cuando sacamos a la luz nuestros pecados ( 1Juan 1:9; Santiago 1:16) de manera que recibimos la gracia que llega mediante la humildad de la confesión. Dios da gracia a los humildes. (Santiago 4:16). Necesitamos esa gracia desesperadamente. Ninguno o tal vez muy pocos, si los hubiera, han escapado de los tentáculos de la envidia. La gran mayoría estamos en el proceso de obtener victoria. El Señor esta dispuesto a hacernos entender cuán pandémica puede ser la envidia y cuan mortal cada vez que afecta la iglesia de Jesús. ELLA TIENE EL PODER DE SABOTEAR NUESTRO PROPIO DESTINO EN DIOS PORQUE EL NO PUEDE HONRAR NUESTROS ESFUERZOS CUANDO ESTÁN SUBLIMINALMENTE DIRIGIDOS POR MOTIVACIONES IMPURAS. MIENTRAS LA ENVIDIA SIGA ESCONDIDA EN LAS HENDIDURAS DE NUESTRO CORAZÓN NUESTRA FRUCTIFICACIÓN EN CRISTO SERÁ INELUDIBLEMENTE IMPEDIDA. Cuando nos envidiamos unos a otros en el reino de Dios, desatamos una dinámica que realmente frena el progreso del reino en nuestra esfera o región. LA ENVIDIA MATÓ EL CUERPO DE JESUCRISTO CUANDO VINO A ESTE PLANETA POR PRIMERA VEZ, Y TODAVÍA MATA SU CUERPO HOY. La envidia tiene el poder de impedir que se desate la bendición del reino, incluso en lugares donde las intercesiones masivas por un avivamiento ascienden al trono de Dios. La envidia es responsable quizás más que cualquier otro mal o
Página |2 vicio, de apagar el fuego del avivamiento en el pasado y en el presente. La envidia mina el poder del Espíritu Santo para contemplar la tarea de evangelizar el mundo. Nos sentimos hasta ofendidos cuando nos hacen pensar que tenemos un problema con la envidia. Que fácilmente nos engaña nuestro corazón. Somos propensos a tener un concepto de nosotros mucho más alto que el que debiéramos tener. (Romanos 12:3; Filipenses 2:3). La envidia esta viva y goza de buena salud en la iglesia de Jesucristo. Si podemos ver lo que el Espíritu nos quiere mostrar acerca de la envidia y como fractura el cuerpo de Cristo, entonces esta generación tiene el potencial para ver el poder y la Gloria de Dios manifestarse en la tierra de una manera sin precedentes. LA ENVIDIA ESTA EN TODAS PARTES Muchos se alegran con cualquier estallido de calamidad de los Estados Unidos por el poderío de esta nación y muchas de las tensiones tienen como punto tangible, la envidia aunque no sea lo único. Desde que Ismael se burlaba de Isaac pues envidiaba como este era tratado y aún mas atrás de este incidente la envidia cabalga rampante en todo lugar. ¿Puede ser posible que la envidia este virtualmente ligada al menos en parte con toda guerra étnica alrededor de nuestro planeta? NUESTRO MUNDO ESTA LLENO DE ENVIDIA. Hay algo fundamentalmente angustiante en cuanto a confesar la ENVIDIA. Una de ella es que no queremos pensar que hallamos podido darle cabida a esta manifestación evidente de nuestra carne. No queremos llamar envidia a las luchas de nuestra alma porque estamos aceptando una prueba poderosa de debilidad. Estamos admitiendo tácitamente las siguientes actitudes: No estoy establecido ni descanso plenamente en mi identidad en Cristo. Tengo inseguridades que no han sido sanadas del todo por medio del poder de la gracia de Dios. Soy desagradecido con lo que Dios me ha dado. Sus dones no son suficientes para mi; también quiero lo que le ha dado a otro. Lucho contra la soberanía y la sabiduría de Dios, le cuestiono el haber otorgado distintos dones y medida de gracia tanto a mí como a mi hermano y hermana. Mi corazón es motivado fundamentalmente por el elemento del interés propio, de la preservación y promoción de si mismo. No estoy capacitado para celebrar de lleno los éxitos de mi hermano, debido a los fuertes sentimientos de competencia y ambición de mi alma. Cuando todas mis energías deberían estar concentradas en la guerra contra el enemigo de nuestras almas, algunas de ellas han sido desviadas para luchar con los éxitos de mis compañeros creyentes. Ya que la envidia cuando ha crecido por completo termina en homicidio, tengo las semillas de homicidio dentro de mi corazón. Mi carnalidad impide la unidad en el cuerpo de Cristo, la unidad que es central en la preparación de la esposa. Ahora parte de mi esta estorbando, en lugar de acelerar el regreso de Cristo.
Página |3 Al principio puede conmocionarnos nuestra envidia pero luego seremos sensibles a descubrirla. E l Espíritu nos iluminará en cuanto a ella. El nos dará lugar al arrepentimiento antes de que tome fuerza. A veces no sabemos cuanto hemos progresado en ella pero si nos vamos volviendo más veloces para arrepentirnos. Dios quiere traer una revelación del inicuo potencial de nuestra carne. CUANDO LA ENVIDIA LLEGA A SER FÁCIL DE CONFESAR LA VICTORIA ESTA MÁS AL ALCANCE Si rehusamos tratarla la envidia llegará hasta las etapas más complejas. Todos somos tentados a envidiar pero el ser tentados no es pecado en si (Hebreos 4:15). Hemos sucumbido a la tentación muchas veces y más cuando tratamos con u problema universal. Alguien dijo una vez que la envidia era un problema mayor entre las mujeres pero es totalmente falso es un problema de todos nosotros. La envidia es uno de los fundamentos derivados de nuestra condición humana caída y ha estado en cada generación desde Caín y Abel. No es extraño que Jesús dedicara unas de sus parábolas mas poderosas para tratar con el tema. (Mateo 20 y 25)
CAPÍTULO 2 ¿QUE ES LA ENVIDIA? Una revista del mundo definía la envidia como: el dolor experimentado cuando otro tiene lo que uno quiere. Sabemos por la escritura que ese dolor es en efecto un deseo pecaminoso. (Galatas 5:21,26). El diccionario vine ha definido la envidia como: “el sentimiento de descontento producido por atestiguar o escuchar los adelantos o prosperidad de otros”. El diccionario de webster la define como “el dolor o resentimiento al enterarse del adelanto disfrutado por otra persona unido al deseo de poseer lo mismo. Es el dolor o descontento que sentimos por el éxito ajeno. El significado de la palabra “celo” como “propensión a una sospechosa rivalidad o infidelidad; hostilidad hacia el rival o hacia el que, según se cree, disfruta de un adelanto. Celo es mi actitud con respecto a lo que tengo y envidia es mi actitud frente a lo que otros tienen. “La distinción radica en que la envidia desea despojar a otro de lo que tiene; el celo desea tener lo mismo o la misma clase de bien para si mismo. Es interesante saber que hay un celo equilibrado que protege una relación mutua exclusiva como el matrimonio. Dios es tan celoso de nuestros afectos que inclusive se ha puesto el nombre celoso (Exodo 34:14). Santiago 4:5 habla del celo que en realidad se traduce como envidia del Espíritu santo al anhelar que nuestras lealtades no estén divididas. De manera que hay un celo (envidia) que puede ser buena cuando esta correctamente encausada. Es el único pasaje que señala el celo como factor positivo las demás referencias la señalan como un deseo carnal. La envidia proviene de nuestra vida carnal egoísta. Tiene su origen dentro del corazón humano.(Marcos 7:21-23).Hace parte de la lista de las obras de la carne. Existen paralelos obvios entre la envidia y los 10 mandamientos.