Género y participación política web

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GÉNERO Y CULTURA POLITICA Rosario Espinal

Colectiva Mujer y Salud 2013


Rosario Espinal Género y Cultura Política Colectiva Mujer y Salud, Santo Domingo, 2013 87 páginas

Colectiva Mujer y Salud Calle José Gabriel 501, esquina Cambronal, Ciudad Nueva, Santo Domingo, República Dominicana Teléfono 809 68213128 Página Web: http://www.colectivamujerysalud.org Diseño, diagramación y portada Lorena Espinoza Peña Impresión: Impresos Mayobanex SRL ISBN: 2013 Esta publicación forma parte del Observatorio del Ejercicio Ciudadano de las Mujeres, en el marco del Proyecto Ciudadanía Activa de las Mujeres, con el apoyo de la Unión Europea. El contenido es responsabilidad exclusiva de la Autora y la Colectiva Mujer y Salud, y en modo alguno debe considerarse que refleja la posición de la Unión Europea.

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Indice General Introducción 1. Democracia, Cultura Política y Género 2. República Dominicana 3. Características Socio-Económicas de la Población Encuestada 4. Opiniones sobre la Democracia 5. Participación Social 6. Participación Religiosa 7. Participación Política 8. Ideología Política sobre el Género 9. Derechos Reproductivos y Diversidad Sexual 10. Migración Conclusión Referencias

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Indice de Tablas Tabla 1: Medidas adoptadas entre 1990 y 2010 que favorecieron a las mujeres dominicanas Tabla 2: Representación en el Congreso Dominicano Tabla 3: Representación a Nivel Municipal Tabla 4: Promedio de Años de Escolaridad, 2006-2012 Tabla 5: Tecnología de la Información Tabla 6: Utiliza el Internet Regularmente Tabla 7: Participantes en el Mercado Laboral Tabla 8: Situación laboral e Ingresos Tabla 9: Por falta de recursos quedaron sin alimentos en el hogar alguna vez Tabla 10: Programas de Transferencia Tabla 11: La democracia es mejor que cualquier otra forma de gobierno Tabla 12: Beneficiarios del Gobierno por Participación Partidaria y Comunitaria Tabla 13: Los problemas deben resolverse con la participación de todos, no con un gobierno de mano dura Tabla 14: Satisfechos con el funcionamiento de la democracia Tabla 15: Opiniones sobre la democracia, 2006-2012 Tabla 16: Opiniones sobre la democracia por nivel educativo Tabla 17: Opiniones sobre la democracia por edad Tabla 18: Confianza Interpersonal e Institucional Tabla 19: Delincuencia y cultura del miedo Tabla 20: Participación social comparada por tipo de organización Tabla 21: Participación social por tipo de asociación en el período 2006-2012 Tabla 22: Participación en Asociaciones Comunitarias Tabla 23: Participación en organizaciones de mujeres Tabla 24: Asiste por lo menos una vez a la semana a servicios religiosos Tabla 25: La religión es muy importante en su vida

16 17 17 20 20 21 22 23 24 25 25 28 29 30 31 32 32 33 34 37 37 39 40 43 44

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Tabla 26: Principales denominaciones religiosas Tabla 27: Interés en la Política Tabla 28: Simpatiza por un Partido Político Tabla 29: Conoce personalmente un funcionario electo o candidato nacional o municipal de las últimas elecciones Tabla 30: Interés Político, Participación Electoral y Partidaria Tabla 31: Membresía partidaria por variables sociodemográficas Tabla 32: Escala de Participación Partidaria Tabla 33: Participación en Protestas Tabla 34: Participación en protestas por nivel educativo Tabla 35: A favor de la cuota de candidaturas de mujeres Tabla 36: Aceptación de la participación de las mujeres en la política Tabla 37: Los hombres son mejores líderes políticos que las mujeres Tabla 38: Variación en la opinión sobre el liderazgo político de los hombres y las mujeres, 2008-2012 Tabla 39: Ideología de Género y Política Tabla 40: Escala de Machismo Político Tabla 41: Cuando no hay suficientes trabajos, los hombres deben tener más derecho a los trabajos que las mujeres Tabla 42: ¿Quién debe tomar las decisiones importantes en el hogar? Tabla 43: Violencia doméstica Tabla 44: Violencia hacia los hijos por nivel educativo Tabla 45: Características importantes de los niños Tabla 46: Prácticas Socio-Políticas e Ideología de las Mujeres Tabla 47: Auto-Identificación Ideológica: Izquierda-Derecha Tabla 48: Justificaría la interrupción del embarazo cuando peligra la salud de la madre Tabla 49: Determinantes de actitudes acerca del aborto cuando peligra la salud de la madre Tabla 50: Aprobación de que los homosexuales puedan postularse a cargos públicos Tabla 51: Aprobación de que las parejas del mismo sexo puedan tener derecho a casarse Tabla 52: Escala de Apoyo a la Diversidad Sexual Tabla 53: Actitudes hacia los inmigrantes en República Dominicana Tabla 54: Remesas Tabla 55: Intención de irse a vivir o a trabajar a otro país Tabla 56: Factores sociodemográficos en la intención de emigrar

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INTRODUCCIÓN

La cultura política es percepciones, actitudes y prácticas de la ciudadanía en su relación con las instituciones de gobierno, las organizaciones políticas, y los procesos de cambio socio-cultural. El estudio de la cultura política en las ciencias sociales se desarrolló después de la Segunda Guerra Mundial, vinculado a la expansión de los procesos de modernización capitalista y el interés de conocer los valores y prácticas culturales que diferenciaban las sociedades en distintos estadios de desarrollo económico y político. En los inicios, el estudio de la cultura política tuvo un fuerte referente funcionalista porque se imputaba para qué servían determinados valores culturales, en particular, cuáles se asociaban a la democracia liberal y la fomentaban. El análisis de la cultura política así concebida resultó ser acrítico y estático porque se sobreestimaban los valores socio-políticos de las democracias desarrolladas, y no se tomaba en cuenta las relaciones de poder que producían y reproducían determinados valores culturales de opresión, y por tanto, no se explicaban ni se motivaba un cambio. Por eso, en medio de las grandes transformaciones sociales que se produjeron en la década de 1960 y 1970 en distintas partes del mundo, el estudio de la cultura política perdió vigencia en un contexto de crítica al funcionalismo en las ciencias sociales. Dominaron entonces los estudios estructurales que enfatizaban las relaciones de desigualdad y opresión, y que, desde una perspectiva crítica buscaban denunciar y transformar las relaciones de poder injustas, como las de género, que se sustentaban en un sistema de valores y prácticas patriarcales perjudiciales a las mujeres. Los procesos de apertura política de las últimas décadas contribuyeron a reabrir el tema de la cultura política, en tanto la construcción de ciudadanía y los cambios sociales pasan por la adopción de valores y prácticas democráticas. La cultura política se puede conocer o estudiar de distintas maneras, desde las obras literarias hasta las encuestas de opinión pública, pasando por los estudios etnográficos. Las transiciones a la democracia electoral que comenzaron en América Latina a fines de la década de 1970 con la transición dominicana de 1978, contribuyeron a dar impulso a la metodología de encuestas de opinión pública; y para la década de 1990, se produjo un renacer del concepto de cultura política para explicar cambios fundamentales que se producían en el mundo, desde la inserción de las mujeres al mercado laboral hasta las mismas transiciones a la democracia En un ambiente de mayor apertura política y desarrollo tecnológico, las encuestas se hicieron parte de la vida política en muchos países, en particular, las encuestas de medición electoral. En República Dominicana se han realizado varias encuestas importantes sobre cultura política desde principios de la década de 1990. Las principales y de mayor secuencia en el tiempo son las encuestas Demos de 1994, 1997, 2001 y 2004, y el Barómetro de las Américas del Proyecto de Opinión Pública de América Latina (LAPOP) de 2006, 2008, 2010 y 2012. Las encuestas Demos se

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realizaron sólo en República Dominicana, mientras el Barómetro de las Américas se ha realizado en muchos países del continente americano, ofreciendo un marco de análisis regional y longitudinal. Este trabajo se basa en los resultados del Barómetro de las Américas 2012 que incluyó un total de 26 países y unas 41,000 personas entrevistadas durante los primeros seis meses de ese año. La encuesta dominicana se realizó entre los meses de enero y febrero y se entrevistaron 1,512 personas en una muestra nacional, cuyos detalles se explican en el reporte dominicano del Barómetro de las Américas 2012, donde se publica el cuestionario completo (Espinal y Morgan 2012). También se incorporan en este análisis datos de Barómetros de la Américas anteriores para conocer patrones en el período 2006-2012 para el caso dominicano. Los países de las Américas representan una región heterogénea en niveles de desarrollo económico, índices de desarrollo humano, regímenes políticos y vitalidad de la organización social y los movimientos sociales. Los datos comparativos reflejan esa diversidad y el propósito de presentarlos aquí no es analizar esas diferencias regionales, sino colocar la República Dominicana en el ámbito regional con estadísticas comparables por la metodología común utilizada en las encuestas y el uso de un cuestionario base. Es importante resaltar que los datos presentados en este estudio provienen de la información que ofrecieron las personas entrevistas para las encuestas del Barómetro de las Américas, y con ellos no se intenta disputar información que se haya originado en otras encuestas o que provengan de datos oficiales que utilizan otras metodologías. Las encuestas del Barómetro de las Américas se han realizado con el financiamiento de la Agencia Internacional para el Desarrollo de Estados Unidos (USAID), y en el caso del Barómetro de las Américas 2012, además de USAID, aportaron recursos para su realización el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Banco Inter-Americano de Desarrollo (BID), el Banco Mundial y Vanderbilt University, entre otras instituciones. Las encuestas del Barómetro de las Américas para la República Dominicana las ha realizado la Gallup Dominicana con la guía metodológica del Proyecto de Opinión Pública de América Latina (LAPOP) de Vanderbilt University. Ninguna de las instituciones mencionadas es responsable del contenido de este documento. El texto y los cálculos estadísticos son exclusiva responsabilidad de la autora. Deseo agradecer de manera especial a Jennifer McGovern por el excelente trabajo estadístico que permitió compilar un amplio espectro de información comparativa y longitudinal sobre diversos temas tratados en esta publicación. Mi reconocimiento a Sergia Galván por la motivación y el apoyo institucional a través del Observatorio de Ciudadanía Activa de las Mujeres de la Colectiva Mujer y Salud, que hizo posible la publicación de este estudio, y a Lorena Espinoza por el esmero en el trabajo editorial y gráfico. Espero que los datos de este estudio sirvan como fuente de conocimiento sobre la cultura política dominicana, como diagnóstico de las brechas de género en opiniones y prácticas políticas, y como motivación para impulsar los cambios aún necesarios para alcanzar mayor igualdad de género en la participación y representación política.

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1. Democracia, Cultura Política y Género

Democracia, Cultura Política y Género

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1. Democracia, Cultura Política y Género

La construcción de ciudadanía puede pensarse como la adquisición del derecho a tener derechos. El proceso ha sido largo y tortuoso, pero en la medida que avanzó el siglo XX, se afirmó la demanda por el reconocimiento ante el sistema legal y cultural de grupos discriminados, y por tanto, limitados en su acceso a los beneficios que debe ofrecer la sociedad democrática a toda la población. En las últimas décadas se ha registrado un gran interés por analizar y mejorar la calidad de la democracia motivado por el anquilosamiento de las democracias desarrolladas y el surgimiento de nuevas democracias electorales en diversas partes del mundo, entre ellas, las de América Latina y el Caribe. En los países con mayor desarrollo económico y democracias consolidadas, ha preocupado el declive en la participación cívica y política de la ciudadanía y la pérdida de confianza en las instituciones políticas, mientras en las nuevas democracias ha prevalecido el interés en aumentar la participación política de grupos previamente limitados en su capacidad de ejercer derechos civiles, económicos y políticos como forma de lograr mayor igualdad y consolidar la democracia. Durante más de un siglo, las mujeres han luchado por alcanzar derechos democráticos a la participación y la representación política, y en el trayecto, muchos han sido los obstáculos para alcanzar una efectiva incorporación. Entre ellos se resaltan la carga de las actividades reproductivas que recaen sobre las mujeres, la cultura sexista enraizada desde la socialización temprana, las trabas de los partidos, del sistema electoral, y las dificultades de las mujeres para obtener recursos económicos destinados a promocionar candidaturas. La conquista del derecho al voto dominó las luchas de las mujeres a fines del siglo XIX y principios del siglo XX, en lo que se conoce como la primera ola del feminismo, y tomó varias décadas alcanzar este objetivo; pero para mediados del siglo XX, la mayoría de los países había reconocido el derecho de las mujeres a votar. El sufragismo fue un referente unificador de lucha y fue concebido también como un paso crucial hacia futuros cambios en las legislaciones y las prácticas políticas (Amorós y de Miguel Álvarez 2005). Luego, en las décadas de 1960 y 1970, las demandas de reformas tuvieron como motor ideológico el feminismo de la llamada segunda ola, y el eje articulador fue la incorporación de las mujeres al sistema educativo, al mercado laboral y la obtención de derechos reproductivos. Estos cambios conllevaron tensiones y transformaciones sociales en la medida que millones de mujeres restructuraron sus vidas y las de sus familias al insertarse a las escuelas, las universidades, al trabajo remunerado y al mundo público en sentido general. En las décadas de 1950 y 1960, algunos estudios enfatizaron que por su naturaleza y forma de socialización, las mujeres eran más conservadoras que los hombres, y el rol doméstico hacía a

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las mujeres menos públicas, menos políticas, más tradicionales y dependientes de los hombres (Almond y Verba 1963; Duverger 1955; Lane 1959). Dado que muchas mujeres estaban confinadas al trabajo doméstico como espacio legítimo de existencia, los estudios sobre cultura política privilegiaban la comprensión de las actitudes y comportamiento de los hombres como categoría social genérica. Las mujeres eran residuales en el análisis, estaban ausentes, o eran analizadas como piezas subordinadas. El sexo se convertía a lo sumo en una variable social dentro de una concepción donde lo central era el mundo de lo masculino (Waylen 2012). Esta visión analítica fue duramente refutada por la teoría y la práctica feminista que abrió nuevos campos de debate y acción política, y contribuyó a motivar los grandes cambios que se han producido en las últimas décadas en los roles de género en muchas sociedades. Simone de Beauvoir y Betty Friedan fueron íconos teóricos de las transformaciones que trajo el feminismo de la segunda ola que se expandió por el mundo a partir de la década de 1960. En general, el feminismo como teoría y como movimiento social contribuyó de manera significativa a cambiar la concepción cultural que estructuraba las nociones de masculinidad y feminidad, y el sistema de poder patriarcal que ha definido las relaciones sociales, económicas y políticas de género. Desde un ángulo crítico, Astelarra (1990) argumentó que los análisis políticos tradicionales habían explicado la baja participación política de las mujeres con características individuales, biológicas o socialmente adquiridas, entre ellas, la emocionalidad, el compromiso con la familia, la orientación particularista y la vocación maternal, pero que debían hacerse otras preguntas que no asignaran responsabilidad a las mujeres por su marginación política, sino que cuestionaran la política misma. Preguntó ella: ¿Qué pasa con la política que no le interesa a las mujeres? ¿Qué impide la participación de las mujeres? Este enfoque tenía como objetivo remover del interior de las mujeres la explicación de sus actitudes y comportamientos políticos, y a la vez, buscar la explicación en factores estructurales o institucionales, tales como, la falta de recursos económicos o de políticas públicas que promovieran la igualdad. Como resultado, el estudio de la cultura política seguiría rezagado, aunque ampliamente se admitiera que el machismo como estructuración cultural fuera un obstáculo a la incorporación política de las mujeres. En el entorno sociopolítico de la década de 1980, se registró un cambio importante a nivel internacional con respecto a la ideología y las políticas de género. Se abandonó la idea de que el progreso lineal y el tiempo ajustarían de manera natural los niveles de participación entre mujeres y hombres, pues no se lograban avances suficientes para alcanzar la igualdad. Los cambios eran visibles, pero la situación alcanzada quedaba lejos de la igualdad (Amorós y de Miguel Álvarez 2005). Se examinaron los posibles obstáculos, así como las oportunidades para ampliar la participación y representación política de las mujeres. Entre las dificultades se citaron el acceso limitado a los recursos económicos tan fundamentales para la autonomía personal y la incursión en el espacio público, la discriminación enraizada en los valores culturales sobre los roles femeninos y masculinos, y la falta de políticas públicas que apoyaran los cambios hacia la igualdad de género. Se abrió paso entonces a la tercera ola, en tanto el feminismo se desdobló en la multiculturalidad y la diversidad propios de la posmodernidad, y en la necesidad de encontrar nuevos caminos para avanzar hacia la igualdad y equidad de género al margen de los esencialismos.

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En general, a fines del siglo XX, los procesos de democratización que se concretaron en diversas partes del mundo abrieron la posibilidad de la participación y representación política de las mujeres. Las cumbres internacionales de Naciones Unidas y la Década de la Mujer (1975-1985) llamaron la atención sobre el tema de los derechos de las mujeres y establecieron un contexto de apoyo internacional para lograr importantes conquistas en el ocaso del siglo XX. Por presiones y acuerdos, muchos países establecieron instituciones y leyes para facilitar la incorporación social, económica y política de las mujeres; y actualmente en muchos países latinoamericanos, las mujeres votan en una proporción similar a los hombres, participan en los partidos políticos, y se producen avances en los niveles de representación aunque no en la magnitud deseada para lograr plena igualdad. En este proceso, la ley de cuota de candidaturas de mujeres fue crucial para aumentar la representación, a pesar de las críticas que enfatizan el favoritismo o la escasa efectividad de la cuota para alcanzar igualdad de género. La evolución de los debates teóricos y el desarrollo del movimiento de mujeres llevaron a visibilizar el tema de género en todo el mundo. Un momento crucial fue la declaración de Naciones Unidas de la “Década de la Mujer” (1975-1985), que provocó nuevas reflexiones, cambios en las políticas públicas, y nuevas cumbres destinadas a establecer los parámetros para el avance de las mujeres en la vida económica, social y política. En 1979, en medio de la Década de la Mujer, Naciones Unidas aprobó la “Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer” (CEDAW). En 1992 se adoptó el documento “Mujeres al Poder” en la Declaración de Atenas, que denunció el déficit democrático y proclamó la necesidad de lograr paridad de género en los poderes públicos y políticos. Luego en Beijing en 1995, se continuó con el tema de la participación política, y se afianzó la idea de que la baja participación y representación de las mujeres en los mecanismos de toma de decisión constituía una contradicción con la propia democracia. Los mandatos de algunas convenciones y cumbres importantes reflejan el interés de las mujeres de impulsar reformas importantes y el eco que el movimiento feminista encontró en los foros internacionales. Al avanzar la primera década del siglo XXI, había claras evidencias de los cambios en la representación política de las mujeres aunque todavía faltara mucho por lograr. Así lo expresó Peschard (2002:176) al decir: “En América Latina el tema de las mujeres ya ha cobrado carta de naturaleza”; o Bareiro (2007:679): “En los últimos años se ha producido una verdadera revolución jurídica, ocasionada por un ejercicio de la ciudadanía por parte de las mujeres, que ha llegado a cuestionar profundamente la distribución de género del poder público y privado”. Estas transformaciones se han producido en el campo civil, penal, laboral y electoral. El estudio de género se ha abordado desde distintas perspectivas: el género como rol social, como conjunto de actitudes y conductas, como estructura social, como un conjunto de significados o un sistema de interacción social (Acker 1992; Beckwith 2010; Lorber 1994; Ritter 2007; West and Zimmerman 1987). Dadas las diferencias y desigualdad que han caracterizado las relaciones de género, las brechas de género se han estudiado extensamente para documentarlas y explicar los patrones persistentes y cambiantes de desigualdad social. En el campo político, los estudios han abarcado desde los patrones de conducta electoral hasta las preferencias en políticas públicas. A partir de la década de 1970, nuevas investigaciones académicas revelaron que en la medida

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que las mujeres se insertaban al mercado laboral y desarrollaban nuevas necesidades e intereses económicos y sociales, tendían a votar más que los hombres por partidos de centro-izquierda. De ahí surgió el término la “brecha electoral moderna de género” (Andersen 1975; Inglehart y Norris 2003; Manza y Brooks 1998). También se documentó en estudios comparativos que las brechas de género en participación electoral habían desaparecido en muchos países (Norris e Inglehart 2003). En América Latina, las reformas políticas de las últimas décadas han sido diversas y se han realizado por distintos motivos, pero la más discutida y de mayor impacto para la representación de las mujeres ha sido la cuota de candidaturas a nivel parlamentario (Archenti y Tula 2008; Htun y Jones, 2002; Matland 1998; Marx y Cominotti 2006; Peschard 2002; Tula 2008). En el ejecutivo, un hito en los cambios favorables a la representación de las mujeres se registró en Chile en el 2005, cuando Michelle Bachelet anunció en su campaña electoral que se comprometía a gobernar con un gabinete de paridad de género, y así lo designó al tomar posesión. Al concluir su mandato en marzo de 2010, el gabinete incluía 10 mujeres y 12 hombres. Otros presidentes han tratado de aumentar la cantidad de mujeres en sus gabinetes en años subsiguientes. También es significativo que desde 1990 se han elegido seis mujeres presidentas en países latinoamericanos: Violeta Chamorro en Nicaragua, Mireya Moscoso en Panamá, Michelle Bachelet en Chile, Cristina Fernández en Argentina, Laura Chinchilla en Costa Rica y Dilma Rousseff en Brasil. A propósito de su visita a Argentina en enero de 2011, la presidenta de Brasil declaró a la prensa: “Dos presidentas mujeres constituyen un hecho para festejar, porque los dos mayores países del Cono Sur están dando una demostración de que sus sociedades evolucionaron en el sentido de superar el tradicional preconcepto que existía contra la mujer…” (Granovsky 2011). Como preludio a esas transformaciones, diversas organizaciones de mujeres se destacaron en América Latina en las luchas de oposición a las dictaduras de la década de 1970, contribuyendo a la transición democrática que se inició a fines de esa década (Álvarez 1990; Navarro 1989;Waylen 1992, 1993). Una experiencia de gran impacto político fue el caso de las Madres de la Plaza de Mayo en Argentina, y en las post-transiciones, muchos gobiernos latinoamericanos incorporaron demandas de las mujeres, entre ellas, el establecimiento de instituciones estatales encargadas de asuntos de la mujer y las leyes de cupo o cuotas electorales. Así los movimientos de mujeres latinoamericanos se engramparon con las luchas por los derechos humanos y de supervivencia en medio de las crisis económicas (Montaño 2008; Safa 1990; Waylen 2000). En las actitudes sociales, los cambios se hicieron más evidentes a fines del siglo XX, particularmente en las sociedades económicamente más desarrolladas. Se observó mayor apoyo a la equidad de género, desde la toma de decisiones en el hogar hasta la participación política, aunque los obstáculos para alcanzar la igualdad persistieran. Estos cambios hacia mayor igualdad de género se han explicado en función de variables claves como el nivel de desarrollo económico, el nivel educativo de la población, y el tipo y la forma de religiosidad predominante. Bajos niveles de desarrollo económico y educativo, y alta religiosidad se asocian a valores y roles de género tradicionales, es decir, aquellos que enfatizan las diferencias entre mujeres y hombres. Por el contrario, mayor nivel de desarrollo económico y educativo, unido a mayor secularismo, contribuyen a que prospere la igualdad de género (Inglehart y Norris 2003).

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Los estudios empíricos a escala internacional muestran que los roles de género (actitudes y conductas) están cambiando de manera sustancial en muchos países, particularmente en las sociedades post-industrializadas, y que la difusión de una cultura de igualdad de género es un factor clave en la explicación de los avances en la incorporación de las mujeres a la vida pública en distintos planos (Morán 2011). El reconocimiento de la magnitud de los obstáculos para lograr la igualdad de género llevó a que muchos países latinoamericanos incorporaran importantes demandas de las mujeres, entre ellas, el establecimiento de instituciones estatales encargadas de los asuntos de la mujer y leyes de cuotas o cupo electoral. El primer país en establecer la cuota fue Argentina en 1991 y otros países lo hicieron en años subsiguientes. En República Dominicana la cuota se estableció en 1997 junto a otras reformas electorales y se modificó posteriormente para expandir su alcance (Duarte y Espinal 2008; Espinal 2010). El impacto positivo de la cuota en el aumento de la representación de las mujeres se observa en la comparación entre los promedios de representación en países latinoamericanos con y sin cuota al cerrar la primera década del siglo XXI. Mientras el promedio de representación femenina en los países con cuota en la cámara baja o unicameral era 23.9% en 2010, sólo alcanzaba el 13% en los países sin cuota. Es decir, la cuota significó un aumento de cerca de 14% en los países de la región que la tenían con respecto a los que no la tenían (Espinal 2010). Un elemento de capital importancia en impulsar cambios en la representación política fue el compromiso por la paridad asumido por los países de América Latina y el Caribe, a través del “Consenso de Quito”, en el marco de la Décima Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, realizada en Ecuador en agosto de 2007. Como pilar, desde la perspectiva de género no se asume que las diferencias tienen simplemente un fundamento biológico-sexual, sino que se construyen socialmente a partir de patrones de discriminación y exclusión que operan de distintas formas y en planos diversos de la sociedad. En un orden patriarcal, el sexo es productor y reproductor de desigualdades económicas, sociales y políticas. Por ejemplo, no es que a los hombres por su naturaleza sexual les interese más la política o sean más propensos a participar activamente en la política. Ese interés y esa participación deriva de un sistema longevo en el cual las mujeres fueron confinadas al espacio doméstico y socializadas para sentirse menos diestras para participar en el plano político. Revertir esas estructuras de poder social ha supuesto cinco décadas de lucha de movimientos feministas en todo el mundo. Se han producido cambios importantes, pero quedan muchos pendientes para impulsar el liderazgo, la participación y la representación política de las mujeres en condiciones de igualdad con los hombres.

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2. República Dominicana

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2. República Dominicana

La transición democrática que se produjo en la República Dominicana en 1978 inició la ola de aperturas políticas que se expandió por América Latina durante la década de 1980. Fue una transición poco notada en el contexto latinoamericano, porque a diferencia de las otras transiciones de la región, la dominicana se produjo desde un gobierno civil-autoritario, no militar: el de Joaquín Balaguer de 1966-1978 (Espinal 1987). En el contexto de transformación socioeconómica y cultural del fin de siglo XX, la sociedad dominicana experimentó un proceso de transformación económica y política que ha favorecido la modificación de actitudes y prácticas tradicionales en las relaciones de género; se alcanzó mayor nivel de urbanización e integración a la economía mundial por la migración, el turismo, el comercio y las comunicaciones; unido a la transición política de 1978 que estableció el parámetro de cambio. Esta transición trajo la rearticulación del sistema de partidos políticos, y también cambios en las formas organizativas y estrategias reivindicativas de distintos sectores sociales. El período de 1980-1990 se caracterizó por movilizaciones populares, mediante la protesta callejera y el asalto a los comercios en las llamadas “pobladas”, con las cuales los sectores populares expresaron su descontento con el programa de ajuste económico de principios de la década de 1980. Surgió un fuerte movimiento popular, fundamentalmente de extracción urbana, que presentó múltiples demandas socioeconómicas a través de huelgas y movilizaciones (Ceballos 1995; Faxas 2007; Ianni 1985, 1987; Pérez y Artiles 1992; Pineda 1984; Vargas 1994, 1996). Posteriormente, las disputas electorales de 1990 y 1994 motivaron la incorporación de sectores medios a la lucha por consolidar la democracia, proceso que se mantuvo presente durante toda esa década y entrado el siglo XXI. Fue entonces cuando las organizaciones sociales de capas medias asumieron un papel protagónico en las luchas de carácter cívico-democrático para lograr reformas al sistema político, sobre todo, en el campo de la transparencia electoral. A partir de ahí se popularizó el uso del término “sociedad civil” para referirse a un conjunto diverso de organizaciones sociales, cívicas, empresariales, populares, de mujeres y eclesiales, entre otras, que han realizado activismo político al margen de, en contraposición a, o en alianza con los partidos políticos. Un objetivo general del trabajo de estas organizaciones ha sido demandar del Estado mayor transparencia y responsabilidad democrática, lo que ha motivado algunos cambios en la cultura política dominicana (Espinal, Morgan y Hartlyn 2010). En el caso de las mujeres, el trabajo de educación, el surgimiento de importantes organizaciones de mujeres y la cooperación internacional fueron significativos, y para la década de 1980, el tema de género comenzó a constituir un componente clave en los programas de diversas instituciones dominicanas. Esto motivó en un contexto de apertura política, cambios en el sistema legal, en los valores culturales, en las modalidades de lucha social y de participación política. El auge del 14

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pensamiento y el movimiento feminista fue visible y clave para encauzar las luchas sociales a favor de la igualdad de género (Báez 1993, 1994; Cordero 1991; Figueiras 1995; Hernández e Inoa 2009; Paiewonsky, 1994;Vázquez 1995). Desde su fundación en 1980, el Centro de Investigación para la Acción Femenina (CIPAF) jugó un papel crucial en tres áreas: 1) fue punto de convergencia y espacio de formación de las feministas, 2) generó conocimientos mediante la investigación en diversas temáticas relacionadas con la condición de las mujeres dominicanas, y 3) promovió diversas acciones para combatir el sexismo en la sociedad dominicana. En 1981 se celebró en Colombia el Primer Encuentro Feminista de América Latina y el Caribe, que contó con una amplia delegación de mujeres dominicanas, varias de las cuales (Magaly Pineda, Sergia Galván, Angela Hernández, Nelsy Aldebott y Miriam Zapata) se convirtieron en referente del feminismo dominicano. Así se fue formando una “masa crítica” de feministas en el país que contribuiría a crear las condiciones para las transformaciones que se produjeron a fines del siglo XX. En distintos ámbitos sociales comenzaron a destacarse diversas organizaciones de mujeres, entre ellas, se mantienen aún vigentes, CIPAF, la Confederación Nacional de Mujeres Campesinas (CONAMUCA), Mujeres Dominicanas en Desarrollo (MUDE), la Colectiva Mujer y Salud, Comité por la Unidad y Derechos de la Mujer (CUDEM), Movimiento de Mujeres Domínico-Haitianas (MUDHA), Promoción de la Mujer del Sur, Coordinadora de Mujeres del Cibao, Centro de Servicios Legales para las Mujeres (CENSEL), Núcleo de Apoyo a la Mujer, Tú-Mujer, CE-Mujer, Equipo de Mujeres Raíces, y el Centro de Estudios de Género del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC) en el campo académico. En 1989 se creó la Coordinadora de Organizaciones No Gubernamentales del Área de la Mujer con el fin de aglutinar las diversas organizaciones y ONG de mujeres, y para 1994, la Coordinadora aglutinaba unas 40 organizaciones (Báez y Paiewonsky 2000). En 1982, el gobierno dominicano creó la Dirección General de Promoción de la Mujer y el Congreso Nacional ratificó la Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW). A partir de ahí, se impulsaron diversas leyes y medidas a favor de las mujeres en el plano económico y político, como la Ley de Cuota en 1997 y la creación de la Secretaría de la Mujer. Estos cambios contribuyeron a visibilizar el tema de las mujeres en la sociedad dominicana con la ayuda de los medios de comunicación que estuvieron en sintonía con la causa.

República Dominicana

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Tabla 1

Medidas adoptadas entre 1990 y 2010 que favorecieron a las mujeres dominicanas Año 1993 1994 1997 1997 1997 1997 1998 1999 1999 2000 2000

2001 2001

2003 2007 2010

El Partido Revolucionario Dominicano incluyó en su estatuto la cuota del 25% de los cargos electivos y del partido a favor de la mujer. Código para la protección de Niños, Niñas y Adolescentes. Ley 24-97 que sanciona la violencia intrafamiliar y la violencia contra a las mujeres. Ley 55-97 que modificó las leyes agrarias haciendo a las mujeres sujetas de propiedad de tierra y acceso al crédito. Ley 66-97 de educación que estableció el principio de igualdad de género. Ley Electoral 275-97 que incluyó un 25% mínimo en los cargos de elección en las candidaturas congresionales y municipales para mujeres. Decreto 423-98 que creó la Comisión Nacional de Prevención y Lucha contra la Violencia. Ley 86-99 que creó la Secretaría de Estado de la Mujer. Creación del Foro de Mujeres de Partidos Políticos. Ley 12-2000 que aumentó la cuota mínima de participación política de las mujeres a los cargos de diputadas y regidoras de 25% a 33%. Ley 13-2000 que modificó la Ley Orgánica Municipal para crear la figura de vice-síndica/o y establecer la paridad de género en las candidaturas a síndica/o y vice-síndica/o en la boleta electoral municipal. Ley 189-01, que modificó el Código Civil en lo relativo a la comunidad matrimonial de bienes para eliminar todo tipo de discriminación de la mujer dominicana. Decreto 974-01 que ordenó la creación de la Oficina de Equidad de Género en todas la secretarías de estado para transversalizar la perspectiva de género en las políticas sectoriales y facilitar el rol rector y articulador de la Secretaría de la Mujer. Ley 137-03 sobre tráfico ilícito de migrantes y trata de personas, de agosto 2003. Ley 176-07 del Distrito Nacional y los Municipios que regula equidad de género en el nivel municipal. La Constitución de 2010 establece: Artículo 39.- Derecho a la igualdad. Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, reciben la misma protección y trato de las instituciones, autoridades y demás personas y gozan de los mismos derechos, libertades y oportunidades, sin ninguna discriminación por razones de género, color, edad, discapacidad, nacionalidad, vínculos familiares, lengua, religión, opinión política o filosófica, condición social o personal. En consecuencia: 4) La mujer y el hombre son iguales ante la ley. Se prohíbe cualquier acto que tenga como objetivo o resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio en condiciones de igualdad de los derechos fundamentales de mujeres y hombres. Se promoverán las medidas necesarias para garantizar la erradicación de las desigualdades y la discriminación de género; 5) El Estado debe promover y garantizar la participación equilibrada de mujeres y hombres en las candidaturas a los cargos de elección popular para las instancias de dirección y decisión en el ámbito público, en la administración de justicia y en los organismos de control del Estado. Artículo 42 – Derecho a la Integridad Personal - 2) Se condena la violencia intrafamiliar y de género en cualquiera de sus formas. El Estado garantizará mediante ley la adopción de medidas necesarias para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer; Artículo 55 – Derechos de la Familia - 11) El Estado reconoce el trabajo del hogar como actividad económica que crea valor agregado y produce riqueza y bienestar social, por lo que se incorporará en la formulación y ejecución de las políticas públicas y sociales;

Cuadro elaborado con información de Ángela Jáquez, “Mecanismos de Acción Afirmativa y Cuota de Candidaturas Femenina: Caso República Dominicana”, Santo Domingo y “II Plan Nacional de Equidad de Género” (PLANEG II), Santo Domingo, 2006 (Espinal 2010), y la Constitución Dominicana de 2010. 16

Género y Cultura Política


La Ley de Cuotas establecida en República Dominicana en 1997 facilitó un salto positivo en la representación de las mujeres en las regidurías y la Cámara de Diputados, pero el avance se estancó pocos años después, y en el caso de las diputaciones, no se logró alcanzar el mínimo deseado de 33% de resultado (Aquino 2007, 2008; Duarte 2001, Espinal 2010; Jiménez Polanco 2008). Según el estudio de Duarte y Hasbún (2009), las líderes políticas dominicanas han señalado el machismo y la estructura patriarcal de los partidos como los principales obstáculos para el avance de las mujeres en la representación política. Tabla 2

Representación en el Congreso Dominicano

1978 1982 1986 1990 1994 1998 2002 2006 2010 20121

Cámara de Diputados Total Mujeres % 91 12 13.2 120 8 6.7 120 9 7.5 120 14 11.7 120 15 12.5 149 24 16.1 150 24 16 178 35 19.7 183 38 20.8 190 39 20.5

Total 27 27 30 30 30 30 32 32 32

Senado Mujeres 2 1 1 0 1 2 2 2 3

% 7.4 3.7 3.3 0.0 3.3 6.7 6.3 6.3 9.3

En las elecciones presidenciales de 2012 se eligieron 7 diputados de ultramar: seis hombres y una mujer. Fuente: José Ángel Aquino (2010) y Junta Central Electoral (2012). 1

Tabla 3

Representación a Nivel Municipal Regidurías 1978 1982 1986 1990 1994 1998 2002 2006 2010

Total 484 584 637 625 648 756 789 963 1,149

Mujeres 61 23 39 64 93 185 236 259 383

Alcaldes % 12.6 3.9 6.1 10.2 14.4 24.4 29.9 26.9 33.3

Total 84 94 99 103 107 115 125 151 155

Mujeres 0 2 4 5 5 2 9 17 12

% 0.0 2.1 4.0 4.9 4.7 1.7 7.8 11.3 7.7

Fuente: José Ángel Aquino (2010).

República Dominicana

17


Además de los cambios legales e institucionales, en las últimas dos décadas se observan cambios de opinión en la población a favor de relaciones más igualitarias de género en el hogar y la política, como indican los datos de las encuestas de cultura política realizadas en el país, tanto las Demos de 1994, 1997, 2001 y 2004 (Brea, Duarte y Seligson 2005; Duarte, Brea y Tejada-Holguin 1998; Duarte y Brea 2002), como las del Barómetro de las Américas de 2006, 2008, 2010 y 2012 (Espinal, Morgan y Seligson 2012; Morgan, Espinal y Seligson 2007, 2009, 2010). El objetivo de este trabajo es presentar una panorámica de las opiniones y comportamientos por género en un conjunto de temáticas incluidas en el Barómetro de las Américas 2012, por su importancia para entender cambios en las opiniones sobre la democracia, en la participación social, la participación política, la ideología política de género, los derechos reproductivos, la diversidad sexual y la migración. El conocimiento de similitudes y diferencias de género es un paso importante para impulsar acciones que promuevan la igualdad en diversas áreas de la vida social y política, logrando así la construcción de ciudadanía de toda la población en el proceso de democratización que se inició hace ya más de tres décadas.

18

Género y Cultura Política


3. Características Socio-Económicas de la Población Encuestada

Democracia, Cultura Política y Género

19


3. Características Socio-Económicas de la Población Encuestada En los últimos años se ha producido un relativo mejoramiento en el nivel de escolaridad alcanzado por la población dominicana. El aumento se ha producido entre hombres y mujeres simultáneamente, y los promedios de años de escolaridad para República Dominicana son similares a los de América Latina. Esto es positivo para el desarrollo económico y de una cultura política más democrática, ya que la educación es un factor clave que favorece la igualdad socioeconómica y la tolerancia social y política. Tabla 4

Promedio de Años de Escolaridad, 2006-2012

Mujeres Hombres Ambos

2006

2008

2010

7.7 7.8 7.8

7.2 7.5 7.3

8.6 8.6 8.6

2012

República Dominicana

América Latina1

9.4 9.5 9.4

9.1 9.4 9.2

Incluye los países encuestados que hablan español y Brasil. Fuente: Base de datos del Barómetro de las Américas 2006-2012. 1

El acceso a televisores y celulares es amplio en República Dominicana, entre mujeres y hombres, pero hay una brecha de género estadísticamente significativa en el acceso a computadora en el hogar, el uso de internet de manera regular y el uso de las redes sociales con fines de obtener o compartir información política. Esto indica una desigualdad de género en República Dominicana en el acceso y uso de las nuevas tecnologías, como han mostrado otros estudios (CIPAF, 2011). En muchos países de la región, los hombres reportaron utilizar más el internet que las mujeres, en parte esto se debe a que los hombres tienen mayores recursos económicos y mayor acceso a la tecnología. Además, los países con mayor desarrollo socioeconómico reportan mayor uso del internet. Por ejemplo, entre los países latinoamericanos, Argentina, Chile, Brasil y Uruguay registran los mayores índices de desarrollo humano y también mayor uso del internet. Tabla 5

Tecnología de la Información (%) Tiene: Televisión en el hogar Teléfono celular Computadora en el hogar Internet en el hogar Usa el internet regularmente

Mujeres 94.9 89.0 26.8 11.5 33.6

Hombres 92.9 91.9 35.0* 14.0 43.7*

*El asterisco denota una diferencia estadísticamente significativa entre hombres y mujeres a un nivel de confianza de 95%. Fuente: Base de datos del Barómetro de las Américas 2012. 20

Género y Cultura Política


[

En República Dominicana hay una brecha de género desfavorable a las mujeres de 10.1% en el uso frecuente del internet

]

Tabla 6

Utiliza el Internet Regularmente (%) Belice Nicaragua Honduras Haití Paraguay El Salvador Bolivia México Guatemala Panamá Perú Surinam República Dominicana Guyana Ecuador Jamaica Venezuela Costa Rica Colombia Chile Brasil Uruguay Argentina Trinidad y Tobago

Mujeres 13.0 15.8 16.4 23.1 24.4 19.0 25.7 24.8 28.5 29.3 30.3 36.6 33.6 40.0 38.1 41.3 41.2 43.2 42.3 45.9 46.8 49.3 50.3 61.4

Hombres 17.2* 20.9* 21.0* 28.8* 30.8* 33.4* 34.0* 35.4* 34.4* 34.5* 43.2* 39.3 43.7* 39.8 44.4* 42.6 46.1 46.7 50.5* 54.8* 52.6* 51.3 55.9* 56.9

Total 15.1 18.3 18.7 26.0 26.2 26.3 29.8 30.0 31.5 31.9 36.8 38.0 38.6 39.9 41.2 41.9 43.7 44.9 46.4 49.1 49.7 50.3 53.1 59.2

*El asterisco denota una diferencia estadísticamente significativa entre hombres y mujeres a un nivel de confianza de 95%. Fuente: Base de datos del Barómetro de las Américas 2012.

En la participación en el mercado laboral, las mujeres continúan en gran asimetría y desventaja con respecto a los hombres en todos los países encuestados, con una brecha de género siempre a favor de los hombres (Tabla 7). En el caso dominicano, la participación de las mujeres en el mercado laboral es relativamente baja en relación a otros países. Por ejemplo, Uruguay alcanza un 74.9% de participación de las mujeres en el mercado laboral, mientras República Dominicana sólo registra 38.5%. Además, la brecha de género dominicana que se calcula restando la participación masculina de la femenina es de 48.6% a favor de los hombres. Características Socio-Económicas de la Población Encuestada

21


[

La brecha de género en la participación en el mercado laboral es significativa en todos los países encuestados en desventaja para las mujeres.

[

En República Dominicana, la brecha de género en participación laboral es de 48.6% a favor de los hombres

]

]

Tabla 7

Participantes en el Mercado Laboral (%)1 Honduras México Costa Rica Nicaragua El Salvador R. Dominicana Perú Haití Paraguay Belice Panamá Guatemala Chile Venezuela Bolivia Surinam Guyana Colombia Ecuador Jamaica Argentina Brasil Trinidad y Tobago Uruguay América Latina2

Mujeres 37.2 33.3 30.5 33.8 35.3 38.5 44.2 60.3 40.7 43.7 46.9 51.0 56.8 47.0 55.0 53.7 54.9 55.9 60.6 67.3 70.4 69.6 77.1 74.9 48.8

Hombres 78.9* 86.8* 91.9* 87.2* 86.6* 87.1* 86.4* 72.6* 91.3* 93.6* 90.8* 87.2* 90.6* 92.5* 84.9* 88.1* 89.2* 88.3* 83.9* 88.3* 90.5* 95.2* 89.7* 95.4* 88.4*

Total 58.1 59.5 60.4 60.5 60.9 62.7 65.1 66.5 66.5 68.7 68.8 69.1 69.2 69.8 69.9 70.9 72.1 72.1 72.3 77.8 80.4 82.3 83.5 85.1 68.4

Participantes en el mercado laboral son las personas que en la pregunta sobre ocupación indicaron estar trabajando, no estar trabajando en ese momento pero tener un trabajo, estar buscando un trabajo o ser jubilado. No se consideraron participantes en el mercado laboral las personas que dijeron ser estudiantes, dedicarse a los quehaceres del hogar, no estar trabajando ni buscando trabajo. 2 Incluye los países encuestados que hablan español y Brasil. *El asterisco denota una diferencia estadísticamente significativa entre hombres y mujeres a un nivel de confianza de 95%. Fuente: Base de datos del Barómetro de las Américas 2012. 1.

22

Género y Cultura Política


La participación de hombres y mujeres no sólo es desigual en el mercado laboral, sino también en la participación en las actividades relacionadas con los quehaceres domésticos, el empleo por sectores, y la distribución del ingreso (Tabla 8). Prácticamente todas las personas que dijeron dedicarse al trabajo doméstico son mujeres. En los empleos públicos y en el sector privado, las mujeres sobrepasan a los hombres, mientras los hombres predominan en el auto-empleo. Los hombres reportaron más que las mujeres tener salarios que les permite vivir adecuadamente, y también dominan en el salario del hogar porque un alto porcentaje gana más que su pareja o gana todo el ingreso del hogar. Además, un 71.2% de mujeres y 62.2% de hombres dijo que el ingreso del hogar no era suficiente para vivir y tenían problemas. No obstante, la mayoría de hombres y mujeres en República Dominicana están satisfechos con la vida.

[

]

Una mayoría de mujeres y hombres dominicanos dijeron que el salario del hogar no alcanza para vivir y tienen problemas, pero una mayoría dijo también estar satisfecha con la vida

Tabla 8

Situación laboral e Ingresos (%) Participante en el mercado laboral Personas dedicadas a quehaceres domésticos Empleados del gobierno Empleados en el sector privado Auto-empleo El salario le alcanza para vivir y ahorrar El salario le alcanza para vivir El salario no es suficiente para vivir y hay dificultades en el hogar No gana nada y la pareja gana todo Gana menos que la pareja Gana igual que la pareja Gana más que la pareja Gana todo y la pareja nada Por falta de recursos quedaron sin alimentos alguna vez en el hogar Por falta de recursos dejaron de comer alguna vez en el hogar Satisfacción general con la vida

Mujeres 38.5 50.0 22.2 46.2 28.0 5.6 23.2 71.2 60.7 24.6 7.1 4.8 2.8

Hombres 87.1* 0.3* 12.0* 36.8* 47.7* 7.7 30.0* 62.2* 5.3* 9.0* 12.1* 29.5* 44.2*

37.9

30.3*

39.4 88.3

31.5* 90.7

*El asterisco denota una diferencia estadísticamente significativa entre hombres y mujeres a un nivel de confianza de 95%. Fuente: Base de datos del Barómetro de las Américas 2012.

Hay grandes diferencias en la región en el nivel de vulnerabilidad alimentaria. Jamaica, Haití y República Dominicana registran los mayores porcentajes de vulnerabilidad para hombres y mujeres, y en todos estos países las mujeres reportaron más que los hombres haber carecido de alimentos en su hogar alguna vez en los meses anteriores a la encuesta.

Características Socio-Económicas de la Población Encuestada

23


[

Hay alta vulnerabilidad alimentaria en República Dominicana

]

Tabla 9

Por falta de recursos quedaron sin alimentos en el hogar alguna vez (%) Chile Belice Brasil Panamá Surinam Costa Rica Venezuela Uruguay México Argentina Paraguay Colombia Bolivia Honduras Trinidad y Tobago Perú Ecuador Guatemala Guyana El Salvador Nicaragua R. Dominicana Haití Jamaica América Latina1

Mujeres 8.3 8.2 8.2 10.4 10.1 9.2 11.3 11.6 11.5 12.0 11.4 15.9 14.8 16.6 15.4 19.2 23.6 23.2 23.8 35.4 34.4 37.9 42.7 45.1 17.8

Hombres 3.5* 5.6 6.7 4.8* 7.6 8.3 6.8* 6.5* 7.7 10.8 11.5* 11.4 14.3 13.0 16.7 15.2 19.0 19.1 21.8 26.0* 22.9* 30.3* 38.0* 36.5* 12.9*

Total 6.7 7.1 7.5 7.9 8.8 8.8 9.0 9.1 9.7 11.4 11.5 13.6 14.6 15.4 15.7 17.2 21.1 21.7 22.8 30.4 32.1 33.9 40.3 40.8 15.6

Incluye los países encuestados que hablan español y Brasil. *El asterisco denota una diferencia estadísticamente significativa entre hombres y mujeres a un nivel de confianza de 95%. Fuente: Base de datos del Barómetro de las Américas 2012. 1

Los programas de transferencia de dinero que se han establecido en algunos países de América Latina han tenido como objetivo ayudar segmentos de la población a salir de la pobreza, o por lo menos, a mejorar su nivel de ingreso diario para reducir el porcentaje de la población en la indigencia. Beneficios colaterales han sido requerir a las familias que envíen los hijos a la escuela

24

Género y Cultura Política


para recibir la transferencia. A pocos años de tener este sistema vigente, la República Dominicana registra el mayor porcentaje de personas encuestadas que reciben, o alguien en su hogar, transferencia a través del Programa Solidaridad con 31.3%, y no hay diferencia estadísticamente significativa entre mujeres y hombres (Tabla 10). En Costa Rica, Argentina y Brasil, sin embargo, más mujeres que hombres dijeron recibir tales beneficios. Aunque en el caso dominicano no haya diferencia significativa de género en el acceso, vale señalar que regularmente en las transferencias condicionadas las responsabilidades conexas como llevar los niños a la escuela recaen sobre las mujeres. Dos variables que inciden en la probabilidad de ser beneficiarios directos del Estado con empleos y/o tarjetas de solidaridad son la participación activa en partidos políticos y en asociaciones comunitarias (Tabla 11). Tabla 10

Programas de Transferencia (%) Perú Chile Costa Rica Argentina México Brasil Colombia Ecuador R. Dominicana

Programa Programa Juntos Programa Chile Solidario Avancemos Asignación Universal por Hijo Oportunidades Programa Bolsa Familia Familias en Acción Bono de Desarrollo Humano Tarjeta de Solidaridad

Mujeres 3.9 10.6 12.8 21.9 18.6 21.1 24.9 27.4 31.6

Hombres 3.8 7.7 8.1* 15.3* 19.2 16.6* 19.6 21.4 31.0

Total 3.8 9.6 10.9 18.6 18.9 18.9 22.2 24.2 31.3

*El asterisco denota una diferencia estadísticamente significativa entre hombres y mujeres a un nivel de confianza de 95%. Fuente: Base de datos del Barómetro de las Américas 2012.

Tabla 11

Beneficiarios del Gobierno por Participación Partidaria y Comunitaria (%)

Es miembro de partido y asiste a reuniones de partido Participa en asociación comunitaria y en solución de problemas comunitarios

Beneficiarios de empleos públicos y/o tarjetas de solidaridad

No Beneficiarios

29.6

17.0*

28.5

20.7*

*El asterisco denota una diferencia estadísticamente significativa entre hombres y mujeres a un nivel de confianza de 95%. Fuente: Base de datos del Barómetro de las Américas 2012.

Características Socio-Económicas de la Población Encuestada

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4. Opiniones sobre la Democracia

26

GĂŠnero y Cultura PolĂ­tica


4. Opiniones sobre la Democracia

Las concepciones democráticas son fundamentales en el estudio de la cultura política. De hecho, el origen de los estudios sobre cultura política en las ciencias sociales proviene del interés de conocer cuán democrática es la población en los regímenes democráticos y si las actitudes democráticas ayudan a sostener la democracia o son un resultado de ella. La causalidad es siempre difícil de establecer, así que cuando se encuentran actitudes democráticas en un sistema político, es suficiente para suponer una armonía entre sistema y cultura, y además, asumir la fortaleza del sistema democrático en tanto las democracias necesitan demócratas. En las transiciones a la democracia en América Latina, una de las grandes interrogantes en los estudios políticos fue si los pueblos latinoamericanos abrazarían la democracia como sistema preferible a cualquier otro. La interrogante provenía de la larga experiencia con gobiernos autoritarios y los bajos niveles educativos de amplios segmentos poblacionales, y la anclada idea de que los latinoamericanos tienen una tendencia cultural autoritaria de origen colonial. Por eso muchas encuestas de opinión pública han preguntado lo siguiente: Puede que la democracia tenga problemas, pero es mejor que cualquier otra forma de gobierno, ¿hasta qué punto está de acuerdo o en desacuerdo con esta frase? Hay diferencias por país y República Dominicana se coloca en el promedio latinoamericano. No hay diferencias significativas de género en el caso dominicano (Tabla 12). Este apoyo abstracto a la democracia se considera un requisito para la consolidación democrática, y proviene de la idea de Winston Churchill de que la democracia podrá ser la peor forma de gobierno, pero es mejor que todas las demás. Aunque la población dominicana mantiene un nivel de apoyo a la democracia similar al promedio latinoamericano, se ha producido un ligero declive en la aprobación dominicana de que la democracia es mejor que cualquier otra forma de gobierno, de 78.7 puntos en 2006 a 70.0 en 2012 (Espinal, Morgan y Seligson 2012).

Opiniones sobre la Democracia

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Tabla 12

La democracia es mejor que cualquier otra forma de gobierno (promedios en escala de 0-100) Honduras Guatemala Bolivia Perú Ecuador El Salvador México Colombia Paraguay República Dominicana Brasil Haití Trinidad Nicaragua Jamaica Panamá Chile Surinam Belice Costa Rica Guyana Canadá Estados Unidos Argentina Venezuela Uruguay América Latina1

Mujeres 52.7 59.9 61.7 64.6 62.9 61.8 67.7 66.7 69.4 69.8 69.9 69.1 73.9 72.8 73.1 72.8 74.1 73.9 71.7 74.3 74.8 74.3 76.2 84.0 86.1 87.2 69.6

Hombres 52.5 63.5* 63.8* 62.6 65.4 69.2* 68.3 69.8* 68.7 70.2 71.1 72.7* 69.7* 74.6 74.4 75.4 74.4 75.3 75.1* 76.0 75.5 77.0* 79.4* 82.4 84.5 85.9 70.6*

Total 52.6 61.7 62.7 63.6 64.2 65.6 68.0 68.3 69.1 70.0 70.5 70.9 71.7 73.7 73.8 74.1 74.2 74.6 74.9 75.1 75.1 75.6 77.7 83.2 85.3 86.5 70.1

Incluye los países encuestados que hablan español y Brasil. *El asterisco denota una diferencia estadísticamente significativa entre hombres y mujeres a un nivel de confianza de 95%. Fuente: Base de datos del Barómetro de las Américas 2012. 1

La participación como base de la democracia o la creencia de que la mano dura es la fuente de solución a los problemas es otro de los indicadores asociados al estudio de los valores políticos democráticos. Hay variación regional, pero en la mayoría de los países, el porcentaje que prefiere la participación de todos en la solución de los problemas sobrepasa el 50% (Tabla 13). República Dominicana se coloca ligeramente por debajo del porcentaje latinoamericano y no hay diferencia de género significativa en esta opinión, ni tampoco en la mayoría de los países. 28

Género y Cultura Política


Tabla 13

Los problemas deben resolverse con la participación de todos, no con un gobierno de mano dura (%) Costa Rica Honduras Perú Guatemala El Salvador Chile R. Dominicana Colombia Brasil Paraguay Ecuador Argentina México Bolivia Panamá Uruguay Nicaragua Venezuela Belice Haití Trinidad y Tobago Surinam Jamaica Estados Unidos Guyana América Latina1

Mujeres 50.9 79.7 56.8 55.0 58.3 61.7 63.1 67.0 63.1 66.1 70.2 71.8 74.0 75.9 76.7 77.9 82.6 85.2 85.8 88.7 89.8 90.2 93.1 91.1 95.1 67.4

Hombres 47.4 49.8 56.4 60.3* 62.7 60.3 60.1 61.5* 65.8 68.6 67.8 67.2 72.6 76.3 76.4 78.0 83.3 83.4 86.7 86.5 88.1 88.6 90.1* 93.6 93.7 67.2

Total 49.2 49.7 56.6 57.6 60.5 61.2 61.6 64.2 64.4 67.4 69.0 69.5 73.3 76.1 76.6 78.0 83.0 84.3 86.2 87.6 89.0 89.4 91.6 92.3 94.4 67.3

Incluye los países encuestados que hablan español y Brasil. *El asterisco denota una diferencia estadísticamente significativa entre hombres y mujeres a un nivel de confianza de 95%. Fuente: Base de datos del Barómetro de las Américas 2012. 1

La satisfacción con el funcionamiento del sistema democrático es un indicador importante de la estabilidad democrática. Hay diferencias en la región en el nivel de satisfacción con la democracia y en unos pocos países se registra diferencia de género significativa (Tabla 14). La República Dominicana se coloca a un nivel porcentual similar a Latinoamérica y no hay diferencia significativa de género en este punto tampoco.

Opiniones sobre la Democracia

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Tabla 14

Satisfechos con el funcionamiento de la democracia (%) Haití Guyana Guatemala México Paraguay Trinidad y Tobago Bolivia Chile Estados Unidos Perú R. Dominicana Honduras Colombia El Salvador Jamaica Surinam Venezuela Nicaragua Ecuador Brasil Belice Panamá Costa Rica Argentina Canadá Uruguay América Latina1

Mujeres 47.1 48.4 46.0 50.1 48.0 52.5 46.4 49.3 50.1 47.8 52.6 54.0 52.6 55.3 61.5 63.3 60.7 65.6 63.6 65.2 65.1 68.3 65.7 68.7 69.2 80.3 52.4

Hombres 37.9* 43.2 46.2 42.8* 45.2 46.7 50.8* 48.6 49.7 55.5* 52.3 52.0 58.1 56.5 57.4 60.4 63.4 60.2* 66.0 66.9 67.5 66.4 69.3 69.0 70.6 77.6 52.8

Total 43.0 45.7 46.1 46.4 46.6 48.1 48.6 49.1 49.9 51.8 52.4 52.6 55.4 55.9 59.5 61.9 62.1 62.9 64.7 66.1 66.4 67.3 67.8 68.8 69.9 78.9 52.6

Incluye los países encuestados que hablan español y Brasil. *El asterisco denota una diferencia estadísticamente significativa entre hombres y mujeres a un nivel de confianza de 95%. Fuente: Base de datos del Barómetro de las Américas 2012. 1

[

La valoración por el sistema democrático se mantiene estable en República Dominicana y se ha fortalecido la idea de que la democracia es mejor aunque a veces haya desorden

]

Los datos longitudinales para el período 2006-2012 muestran que las opiniones sobre la democracia se han mantenido relativamente estables en República Dominicana, en algunos casos los números han declinado ligeramente y en otros han aumentado. Los datos sugieren que en la población dominicana hay una inclinación hacia el apoyo por la democracia como sistema,

30

Género y Cultura Política


pero también hay deseo de fortaleza en el liderazgo para resolver problemas, expresado sobre todo en el deseo de orden (Tabla 15). Se registra un aumento considerable en la opinión de que la democracia es mejor aunque haya a veces desorden, de 35.1% en 2006 a 49.1% en 2012, pero se mantiene aún por debajo de 50 puntos. Las preferencias autoritarias se han mantenido estables y relativamente bajas en años recientes. En las comparaciones por género para el 2012 no hay diferencias estadísticamente significativas en ninguna de las variables con que se miden las opiniones sobre el sistema democrático en la encuesta. Esto indica que hay generalización y estabilidad en las opiniones de la población sobre la democracia. Tabla 15

Opiniones sobre la democracia, 2006-2012

La democracia es la mejor forma de gobierno (promedio) La democracia es siempre preferible (%) Prefiere la democracia aunque haya a veces desorden (%) Prefiere más orden aunque haya menos democracia (%) Los problemas deben resolverse con la participación de todos (%) Hace falta un gobierno de mano dura (%) Prefiere la democracia electoral (%) Necesitamos un líder fuerte que no tenga que ser elegido (%) En algunas circunstancias un gobierno autoritario es preferible (%) Satisfecho con la democracia (%)

2006 Total

2008 Total

2010 Total

M

2012 H

Total

78.7

74.9

68.6

69.8

70.2

70.0

73.9

78.4

71.7

74.2

76.1

75.2

35.1

40.9

45.6

47.0

51.1

49.1

64.9

59.1

54.4

53.1

48,9

51.0

62.8

66.0

59.5

60.1

61.6

37.2

34.0

40.5

36.9

39.9

38.4

87.2

91.3

83.4

84.2

87.6

85.9

12.8

8.7

16.6

15.8

12.4

14.1

20.9

14.9

22.3

18.5

19.2

18.9

61.7

63.1

64.6

52.6

52.3

52.4

63.1

Fuente: Base de datos del Barómetro de las Américas 2006, 2008, 2010 y 2012

No se registraron diferencias significativas de género en las opiniones sobre la democracia, pero sí por nivel educativo y edad, sobre todo entre las categorías extremas de estas variables. Las personas con mayor nivel de escolaridad apoyan más la democracia, y las personas con menor escolaridad son más propensas a expresar opiniones autoritarias (Tabla 16). Por ejemplo, la diferencia en el apoyo a la mano dura registra una brecha de 39.5% entre las personas que no tienen escolaridad y las que tienen educación universitaria. La satisfacción con la democracia es también significativamente diferente: las personas sin escolaridad están mucho más satisfechas que las personas con educación universitaria. Entre los jóvenes hay un ligero mayor apoyo a la democracia y expresan mayor satisfacción con la democracia (Tabla 17).

Opiniones sobre la Democracia

31


Tabla 16

Opiniones sobre la democracia por nivel educativo (%) Ninguno

Primario

49.3

42.9

49.8

58.0

50.8

57.1

50.2

42.0

71.9

83.2

88.9

88.4

28.1

16.8

11.2

11.6

35.9

54.0

63.9

75.4

64.1

46.0

36.1

24.6

61.8

52.0

56.3

44.6

Prefiere democracia aunque a veces haya desorden Prefiere más orden aunque haya menos democracia Prefiere la democracia electoral Prefiere líder fuerte que no tenga que ser electo Los problemas pueden resolverse con la participación de todos Hace falta gobierno de mano dura Satisfecho con la democracia

Secundario Universitario

Fuente: Base de datos del Barómetro de las Américas 2012. Tabla 17

Opiniones sobre la democracia por edad (%) Prefiere democracia aunque a veces haya desorden Prefiere más orden aunque haya menos democracia Prefiere la democracia electoral Prefiere líder fuerte que no tenga que ser electo Los problemas pueden resolverse con la participación de todos Hace falta gobierno de mano dura Satisfecho con la democracia

18-30

31-40

41-50

+50

49.3

42.9

49.8

58.0

50.8

57.1

50.0

42.0

84.7

84.9

85.8

88.7

15.3

15.1

14.2

11.3

64.1

67.5

57.8

55.0

35.9

32.5

42.3

45

58.9

50.3

48.6

48.5

Fuente: Base de datos del Barómetro de las Américas 2012.

La confianza interpersonal e institucional es importante para la construcción de capital social y el buen gobierno. En República Dominicana, los mayores niveles de confianza se registran a nivel interpersonal, para los medios de comunicación y las iglesias. Por debajo están todas las instituciones públicas, y en casi todas las variables, la confianza es significativamente mayor entre las mujeres que entre los hombres, es decir, las mujeres son más propensas que los hombres a confiar en las instituciones. 32

Género y Cultura Política


Tabla 18

Confianza Interpersonal e Institucional (promedios en escala de 0-100) En los vecinos (confianza interpersonal) El gobierno protege los derechos básicos de la ciudadanía Sistema de Justicia Tribunales garantizan juicio justo Congreso Gobierno Local Fuerzas Armadas Policía Partidos Políticos Medios de Comunicación Iglesia Católica Iglesias Evangélicas Se debe apoyar el sistema político dominicano Respeto por las instituciones políticas del país Se siente orgulloso de ser dominicano/a

Mujeres 60.3 40.4 44.6 51.5 47.4 47.1 57.9 37.6 32.9 74.3 69.4 59.2 54.8 66.7 95.8

Hombres 62.1 36.4* 40.8* 49.3 42.2* 43.9 58.8 32.3* 31.7 69.8* 65.4* 64.8* 49.3* 59.3* 93.9*

*El asterisco denota una diferencia estadísticamente significativa entre hombres y mujeres a un nivel de confianza de 95%. Fuente: Base de datos del Barómetro de las Américas 2012.

El aumento de la delincuencia en la última década en República Dominicana y la percepción de la ciudadanía de que no se toman las medidas adecuadas para enfrentar este problema en sus diversas manifestaciones, contribuyen a forjar una cultura del miedo que es negativa a los valores y las prácticas democráticas. Los datos comparativos del Barómetro de las Américas 2012 evidencian en el contexto regional la magnitud de este fenómeno (Tabla 19). Aunque República Dominicana ocupa la posición número 11 en el contexto de todos los países encuestados en el porcentaje de la población que dijo haber sido víctima de un acto delincuencial en el año previo a la encuesta, ocupa el primer lugar en el porcentaje de quienes desean tener armas de juego, han limitado los lugares donde van de compras, los lugares de recreación, han considerado mudarse de su barrio por temor a la delincuencia, y se han organizado con los vecinos. De ahí que los porcentajes para República Dominicana sean mayores que para el conjunto de países latinoamericanos en todos los ítems de la Tabla 18, excepto para el reporte de victimización. La brecha de género dominicana en el deseo de tener armas de fuego para protegerse es de 20.6%.

Opiniones sobre la Democracia

33


[

Los hombres dominicanos desean mucho más que las mujeres tener armas de fuego para protegerse de la delincuencia

]

Tabla 19

Delincuencia y cultura del miedo (%) República Dominicana M H T Reportó ser víctima de la delincuencia en el último año Si pudiera, tuviera un arma de fuego para su protección Por temor a la delincuencia ha limitado los lugares donde va de compras Por temor a la delincuencia ha limitado los lugares de recreación Por temor a la delincuencia ha sentido la necesidad de mudarse de barrio Por temor a la delincuencia se han organizado con los vecinos de la comunidad

América Latina1 M H T

17.6

20.5

19.1

18.1

20.7*

19.4

50.2

70.8*

60.5

29.6

47.9*

38.6

49.7

52.7

51.2

32.8

29.4*

31.1

55.5

62.8*

59.1

31.8

30.4

31.1

22.9

20.3

21.6

14.7

12.8*

13.4

28.9

39.8

34.5

17.7

19.0*

18.4

Incluye los países encuestados que hablan español y Brasil. *El asterisco denota una diferencia estadísticamente significativa entre hombres y mujeres a un nivel de confianza de 95%. Fuente: Base de datos del Barómetro de las Américas 2012. 1

34

Género y Cultura Política


5. Participaci贸n Social

Opiniones sobre la Democracia

35


5. Participación Social

Uno de los conceptos más utilizados en las ciencias sociales contemporáneas es el de capital social. La reintroducción de este concepto para el análisis político proviene del argumento desarrollado por Robert Putnam (1993) de que la participación cívica es fundamental para desarrollar el capital social que permite a la ciudadanía articular intereses y expresar demandas. Esta capacidad sirve para presionar los gobiernos de manera que den respuestas a las necesidades de la población, y en la medida que el gobierno lo hace, la ciudadanía aumenta su satisfacción con la democracia y la confianza en sus instituciones. Esto significa que la calidad del gobierno, la solución de los problemas, y la calidad de la vida pública en general son influenciadas por las normas sociales y la participación en organizaciones de la sociedad civil. Por estas razones se argumenta que una sociedad civil fuerte e independiente de los partidos políticos y del Estado es vital para mejorar el sistema institucional, las políticas públicas y la democracia (Bobes 2010). Según Putnam (1995), la vida es más fácil en sociedades con mucho capital social porque una densa relación social entre los miembros de una comunidad promueve la reciprocidad y la confianza social, se facilita la comunicación y la resolución de conflictos, se reduce el oportunismo y se valora la colectividad. Además, los miembros de organizaciones sociales tienen mayor probabilidad de participar en la política. La República Dominicana ocupa una alta posición en los distintos indicadores de participación en organizaciones sociales en la región como se ilustra en la comparación por tipo de organización social. Los números para República Dominicana son todos mayores que los porcentajes latinoamericanos, y en estos resultados hay una diferencia marcada con la Encuesta de Opinión sobre Mujer y Política-SEM 2008 (Duarte y Hasbún 2009:38) que mostró baja participación social.Tanto para el caso dominicano como para América Latina se registran diferencias en los niveles de participación en los distintos tipos de organización, y también diferencias significativas de género en todos los tipos de organización social (Tabla 20). Además, los niveles de participación se han mantenido relativamente estables en República Dominicana en el período 2006-2012 (Tabla 21). Ante este relativo alto nivel de participación social que muestra la encuesta, extraña por qué la sociedad civil dominicana no ha podido impulsar grandes cambios, ya fuera en alianza con los partidos políticos y el Estado, o en una estrategia de confrontación. Con datos del Barómetro de las Américas 2010 se documentó la co-participación en actividades cívicas y político-partidarias mediada por el sistema clientelar, que limita la fuerza de la acción social en la República Dominicana (Espinal, Morgan y Hartlyn 2010).

[ 36

República Dominicana registra un alto nivel de participación en organizaciones sociales en el contexto regional

]

Género y Cultura Política


Tabla 20

Participación social comparada por tipo de organización (%) Participa en reuniones de organización:

República Dominicana

América Latina1

27.9 33.4* 30.6

22.1 25.2* 23.7

50.1 36.6* 43.3

45.0 29.1* 37.1

8.7 19.8* 14.2

7.9 13.2* 10.6

77.8 60.0* 68.7

61.3 51.2* 56.3

13.1 39.3* 26.2 13.1

12.5 30.7* 24.5 11.5

Comunitaria Mujeres Hombres Total Padres de la Escuela Mujeres Hombres Total Profesional, Sindical y Productores Mujeres Hombres Total Religiosa Mujeres Hombres Total Deportiva/Recreativa Mujeres Hombres Total De mujeres

Incluye los países encuestados que hablan español y Brasil. *El asterisco denota una diferencia estadísticamente significativa entre hombres y mujeres a un nivel de confianza de 95%. Fuente: Base de datos del Barómetro de las Américas 2012. 1

Tabla 21

Participación social por tipo de asociación en el período 2006-2012 (%) Participa en reuniones de organización: Comunitaria Padres de la escuela Profesional, sindical y productores Religiosa De mujeres

2006

2008

2010

2012

34.5 41.4 14.9 69.4 --

35.1 45.2 14.4 71.9 17.9

39.2 49.3 14.9 75.7 20.0

30.6 43.3 14.2 68.7 13.1

Fuente: Base de datos del Barómetro de las Américas 2006, 2008, 2010 y 2012.

Participación Social

37


[

La participación social es segmentada por género: las mujeres participan más en asociaciones de padres de la escuela y religiosas

]

Las diferencias por género en los distintos tipos de organizaciones muestran que hay una participación social horizontalmente segmentada (Norris e Inglehart 2003). Los hombres reportan mayor participación en las organizaciones comunitarias, profesionales/económicas y deportivas, y las mujeres en las religiosas y de padres de la escuela. En general, el mayor nivel de participación para hombres y mujeres se registra en asociaciones de tipo religioso y el menor nivel en organizaciones profesionales/económicas, lo que significa que la vida asociativa dominicana está mucho más marcada por las religiones que por la economía, y esto es mayor en el caso de las mujeres que de los hombres. Algunas investigadoras (Randall 1987; Waylen 1992) han señalado que las mujeres participan más en organizaciones locales que nacionales, y por eso se ha creído que las mujeres participan menos que los hombres. Los datos dominicanos revelan que, en general, las mujeres participan más que los hombres en asociaciones locales vinculadas a la escuela y la religión, pero no en las asociaciones comunitarias. Las asociaciones de tipo profesional/económicas son por lo general a nivel nacional o regional, y ahí los hombres participan más. También se ha señalado que las mujeres participan de manera más intensa que los hombres en organizaciones sociales, y que cuando se considera la intensidad, las brechas de género tienden a desaparecer. Para indagar sobre este argumento se compararon en el caso de las organizaciones comunitarias las personas que participan, independiente de la frecuencia, con aquellas que no participan; y luego se compararon las personas que participan regularmente (por lo menos una vez al mes) con quienes lo hacen de manera esporádica. En el caso de las organizaciones comunitarias se encontró brechas de género significativas en 14 países al comparar quienes participan con quienes no participan (Tabla 22). En 12 países la participación de las mujeres era menor que la de los hombres, y en dos países la participación de las mujeres era significativamente mayor (Argentina y Venezuela). Sin embargo, las brechas de género significativas se redujeron a tres países cuando se compararon las personas que participan más intensamente (por lo menos una vez al mes) y las que lo hacen esporádicamente: en Canadá y República Dominicana la brecha es a favor de los hombres y en Haití a favor de las mujeres. Sin embargo, en los tipos de asociaciones donde se registraron muchas brechas de género significativas como las de padres de la escuela, deportivas y religiosas, las brechas de género se mantuvieron en muchos países cuando se compararon los grupos de hombres y mujeres que participan activamente con quienes lo hacen de manera esporádica. Esto significa que la segmentación horizontal de género en la participación social tiende a ser persistente independientemente del nivel de intensidad con que se participe. Las mujeres tienden a participar más en organizaciones cercanas a su rol doméstico como las asociaciones de padres de la escuela y las religiosas. Esta situación, sin embargo, no debe necesariamente considerarse un obstáculo para la participación social y política más amplia, ya que la participación en luchas por mejorar las condiciones educativas de sus comunidades ha sido una puerta de entrada para la participación política de las mujeres líderes dominicanas, según documentó el estudio de Duarte y Hasbún (2009:54).

38

Género y Cultura Política


[

La segmentación horizontal de género en la participación social tiende a ser persistente independientemente del nivel de intensidad con que se participe

]

Tabla 22

Participación en Asociaciones Comunitarias1 (%)

Argentina Uruguay Belice Brasil Panamá Costa Rica Surinam El Salvador Trinidad y Tobago Chile Colombia México Honduras Guyana Canadá Jamaica Ecuador Venezuela Nicaragua Estados Unidos Paraguay R. Dominicana Perú Guatemala Bolivia Haití

Mujeres

Hombres

Total

10.5 9.4 7.6 11.7 12.0 14.8 15.8 14.0 17.0 22.2 19.6 18.5 19.8 20.0 22.3 22.9 25.1 30.1 26.7 26.8 28.0 27.9 29.6 33.8 50.0 46.7

7.2* 8.8 11.4* 13.0 14.9 12.9 18.6 22.0* 20.4 18.1 22.4 24.2* 25.1* 28.3* 26.9* 27.6 27.3 24.9* 31.2* 33.5* 32.3 33.4* 38.9* 48.5* 52.9 56.0*

8.8 9.1 9.5 12.4 13.5 13.9 17.2 18.0 18.7 20.7 21.0 21.3 22.4 24.1 24.6 25.3 26.2 27.5 28.9 30.0 30.2 30.6 34.3 41.2 51.3 51.4

Intensidad

participativa

**

**

**

Los datos reflejan el porcentaje que dijo haber participado en reuniones independientemente de la frecuencia. *El asterisco denota una diferencia estadísticamente significativa entre hombres y mujeres en la participación social a un nivel de confianza de 95%. **Denota que cuando se comparan las personas que participan regularmente con las que lo hacen esporádicamente, la brecha de género estadísticamente significativa con menos participación de las mujeres sólo se mantiene en Canadá y República Dominicana, y en el caso de Haití a favor de las mujeres. Fuente: Base de datos del Barómetro de las Américas 2012. 1

Participación Social

39


Finalmente, hay variación a nivel regional en la participación en organizaciones de mujeres en un rango entre 5 y 23%. Haití muestra una inusual alta participación de mujeres. La República Dominicana registra un 13.1%, ligeramente superior al porcentaje para América Latina.

Tabla 23

Participación en organizaciones de mujeres (%) Venezuela Uruguay Argentina Costa Rica El Salvador Panamá Brasil Chile Belice Trinidad y Tobago Colombia Paraguay Surinam Nicaragua Honduras R. Dominicana Jamaica Estados Unidos México Ecuador Guyana Perú Guatemala Bolivia Haití América Latina1

5.1 5.8 5.9 6.3 6.5 7.3 9.0 9.3 10.0 10.9 11.0 11.2 11.6 12.2 12.5 13.1 13.3 14.4 14.9 15.3 18.3 21.4 22.1 23.0 61.9 11.5

Incluye los países encuestados que hablan español y Brasil. Fuente: Base de datos del Barómetro de las Américas 2012. 1

40

Género y Cultura Política


6. Participación Religiosa

Democracia, Cultura Política y Género

41


6. Participación Religiosa

La religión es una fuente muy importante en la formación de valores culturales. En sociedades tradicionales, no había una marcada diferenciación entre los valores culturales que provenían de las religiones y los que emanaban de otras fuentes. La modernidad trajo como innovación la construcción de valores culturales al margen de los dogmas religiosos o que se superponen a ellos, y la idea del Estado laico o la separación entre el Estado y las religiones, que se fundamenta en la noción de construir sociedades de pluralidad religiosa en que puedan coexistir grupos de distintas religiones. La modernidad ha moderado la influencia de las religiones en la vida cotidiana y los valores culturales de las personas, pero no los ha eliminado. Por el contrario, la sociedad contemporánea ha visto un resurgir de las creencias religiosas y de las confrontaciones religiosas, sobre todo en el caso del Islam por un lado, y el cristianismo y el judaísmo por el otro. En República Dominicana, aunque la Constitución establece la libertad de culto, ha habido una constante presencia de la jerarquía eclesial en la cotidianidad política, y la separación entre Estado y religión ha sido hasta la fecha una quimera. En América Latina hay diversidad entre los países en los niveles de religiosidad que expresan las poblaciones encuestadas, tanto en la asistencia a servicios religiosos como en la importancia que atribuyen a la religión en sus vidas. Uruguay, Chile y Argentina registran los menores porcentajes de personas que asisten por lo menos una vez a la semana a servicios religiosos, mientras Honduras, El Salvador, Guatemala y Haití registran los mayores porcentajes. Además, la participación de las mujeres es significativamente mayor que entre los hombres para todos los países encuestados, con una amplia brecha de género en todos los casos. La República Dominicana se coloca en una posición regional intermedia y cercana a los porcentajes de América Latina, pero registra la mayor brecha de género en la región con 20.5%; esto quiere decir que las mujeres dominicanas son mucho más asiduas a los servicios religiosos que los hombres.

[

]

Las mujeres dominicanas son mucho más asiduas a los servicios religiosos que los hombres

42

Género y Cultura Política


Tabla 24

Asiste por lo menos una vez a la semana a servicios religiosos (%) Uruguay Chile Argentina Venezuela Perú Paraguay Surinam Jamaica Trinidad y Tobago Panamá Ecuador Brasil República Dominicana México Guyana Bolivia Belice Colombia Costa Rica Nicaragua Honduras El Salvador Guatemala Haití América Latina1

M 16.7 22.5 25.4 37.6 42.3 43.9 43.9 49.3 47.7 50.1 51.2 52.2 56.6 54.5 57.4 53.1 58.6 59.3 60.8 65.2 66.6 69.9 81.5 79.5 50.0

H 9.6* 14.6* 14.9* 20.7* 27.7* 34.2* 35.3* 31.2* 34.0* 36.5* 35.4* 38.8* 36.1* 38.1* 36.9* 43.9* 42.4* 44.7* 46.4* 47.5* 55.4* 53.6* 69.4* 74.9* 37.8*

Total 13.2 19.6 20.2 29.1 35.0 38.9 39.7 40.3 40.8 43.3 43.3 45.5 46.4 46.5 47.2 48.5 50.5 52.0 53.9 56.4 61.1 61.8 75.4 77.2 44.2

Incluye los países encuestados que hablan español y Brasil. *El asterisco denota una diferencia estadísticamente significativa entre hombres y mujeres a un nivel de confianza de 95%. Fuente: Base de datos del Barómetro de las Américas 2012. 1

También hay diferencias significativas entre los países en la importancia que la población atribuye a la religión. Nuevamente Uruguay, Chile y Argentina tienen los menores porcentajes de personas para quienes la religión es muy importante en su vida, mientras Nicaragua, Guatemala y El Salvador registran los mayores porcentajes.Al igual que en la asistencia a servicios religiosos, hay diferencias de género estadísticamente significativas en todos los países, con una tendencia predominante de las mujeres a indicar que la religión es muy importante en su vida. La República Dominicana ocupa el cuarto lugar en el porcentaje de la población para quienes la religión es muy importante. No obstante, mientras 72.4% de la población dijo que la religión es importante en su vida, sólo 46.4%

Participación Religiosa

43


dijo asistir regularmente a servicios religiosos, y la disonancia es mayor en el caso de los hombres, ya que 67.4% dijo que la religión era importante pero sólo 36.1% dijo asistir regularmente a servicios religiosos.

[

Hay una disonancia entre la importancia que se le atribuye a la religión y el nivel de asistencia a servicios religiosos, particularmente entre los hombres dominicanos

]

Tabla 25

La religión es muy importante en su vida (%) Canadá Uruguay Argentina Chile Estados Unidos México Venezuela Trinidad Perú Bolivia Ecuador Belice Haití Costa Rica Colombia Brasil Surinam Paraguay Guyana Panamá Jamaica Honduras República Dominicana Nicaragua Guatemala El Salvador América Latina1

Mujeres 22.6 29.0 37.4 43.4 41.7 47.1 51.6 55.6 61.9 61.6 62.5 66.2 65.3 70.1 69.1 70.3 66.9 70.8 74.6 69.4 76.6 76.1 77.3 78.2 84.1 89.6 63.5

Hombres 16.1* 17.3* 28.7* 28.6* 36.2* 34.1* 35.1* 44.6* 44.1* 51.3* 52.9* 55.0* 58.0* 54.5* 56.2* 56.6* 60.6* 59.3* 57.1* 62.4* 59.5* 62.9* 67.4* 67.0* 77.2* 79.5* 52.3*

Total 19.4 23.2 33.0 38.1 39.1 40.7 43.3 50.1 53.0 56.5 57.7 60.6 61.6 62.5 62.6 63.5 63.7 64.9 65.9 65.9 68.1 69.6 72.4 72.6 80.6 84.6 58.0

Incluye los países encuestados que hablan español y Brasil. *El asterisco denota una diferencia estadísticamente significativa entre hombres y mujeres a un nivel de confianza de 95%. Fuente: Base de datos del Barómetro de las Américas 2012. 1

44

Género y Cultura Política


La religión católica sigue siendo la principal en República Dominicana, pero ha perdido feligreses en los últimos seis años en un 10% según los datos del Barómetro de las Américas (Tabla 26), mientras la categoría que ha ganado adeptos es la de quienes no tienen ninguna religión, que aumentó en un 6% de 2006 a 2012. La diferencia de género es significativa en el caso de los católicos, con más mujeres que hombres, y entre quienes no se consideran vinculados a una religión hay más hombres.

[

Los hombres predominan entre quienes no se adscriben a ninguna religión

]

Tabla 26

Principales denominaciones religiosas (%) Denominación Católica Protestante Evangélica Ninguna

2006

2008

2010

66.8 6.5 13.1 13.0

67.6 9.7 12.2 10.2

60.4 6.5 18.1 14.5

M 60.7 8.0 17.6 13.2

2012 H 52.1* 7.9 14.5 25.3*

T 56.4 7.9 16.1 19.2

*El asterisco denota una diferencia estadísticamente significativa entre hombres y mujeres a un nivel de confianza de 95%. Fuente: Base de datos del Barómetro de las Américas 2006, 2008, 2010 y 2012.

Participación Religiosa

45


7. Participación Política

46

Género y Cultura Política


7. Participación Política

Los datos sobre participación política muestran que hay diferencias significativas en la región en el nivel de involucramiento de la ciudadanía en la política y que los hombres tienden a aventajar a las mujeres en muchos países. En el marco regional, la República Dominicana se caracteriza por una alta participación política. Ocupa los primeros lugares en interés político, simpatía partidaria y conocimiento directo de los políticos. Aunque en casi todos los países se registra una diferencia significativa de género en el interés político, no ocurre así en la República Dominicana (Tabla 27). En simpatía partidaria, República Dominicana ocupa el primer lugar pero registra una diferencia significativa de género, con más hombres que reportan simpatizar por un partido político. No obstante, debido al alto porcentaje de la población que dice simpatizar por un partido, las mujeres dominicanas ocupan el segundo lugar, después de Estados Unidos, en el mayor nivel de simpatía partidaria (Tabla 28). En el conocimiento directo de los políticos, la República Dominicana también ocupa uno de los primeros lugares en el marco regional, y aunque hay una brecha de género muy significativa en el caso dominicano, el porcentaje de mujeres que dijo conocer políticos es más alto que en la mayoría de los países de la región (Tabla 29).Todos estos datos indican un alto nivel de involucramiento de la población dominicana en la política, con los hombres ligeramente en la delantera. La participación activa de muchos hombres y mujeres en la política, y su identificación partidaria, da estabilidad al sistema de partidos políticos, aunque la población sienta baja confianza en ellos.

[

]

La participación política en República Dominicana es relativamente alta en el contexto regional aunque se confíe poco en los partidos políticos

Participación Política

47


Tabla 27

Interés en la Política (%) Costa Rica Haití Perú Guatemala Panamá Chile Brasil Bolivia Ecuador Guyana Paraguay El Salvador Honduras Nicaragua Colombia México Argentina Surinam Trinidad y Tobago Venezuela Jamaica Belice Uruguay República Dominicana Canadá Estados Unidos

Mujeres 20.4 16.6 18.7 21.3 21.8 22.3 22.6 21.9 23.3 21.8 24.7 23.6 28.8 29.9 29.1 30.7 33.8 29.7 34.0 32.3 63.4 38.3 42.6 48.9 46.2 72.6

Hombres 24.6 29.7* 31.4* 29.0* 29.0* 31.0* 28.5* 32.0* 30.7* 33.8* 31.7* 33.1* 32.3 32.6 35.2* 35.0* 35.4 42.8* 40.9* 44.7* 41.4* 43.9* 49.5* 53.0 66.1* 88.8*

Total 22.5 23.2 25.1 25.2 25.4 25.5 25.6 26.9 27.0 27.8 28.3 28.4 30.6 31.2 32.1 32.5 34.6 36.3 37.5 38.5 38.9 41.1 46.2 50.9 55.9 80.3

*El asterisco denota una diferencia estadísticamente significativa entre hombres y mujeres a un nivel de confianza de 95%. Fuente: Base de datos del Barómetro de las Américas 2012.

48

Género y Cultura Política


Tabla 28

Simpatiza por un Partido Político (%) Guatemala Chile Bolivia Perú Ecuador Colombia Panamá Costa Rica Argentina Guyana Haití Brasil El Salvador Canadá Trinidad y Tobago México Honduras Surinam Jamaica Paraguay Venezuela Belice Uruguay Nicaragua Estados Unidos República Dominicana

Mujeres 9.2 13.5 12.7 13.0 19.2 21.3 25.3 23.6 24.6 25.1 26.5 29.7 26.9 28.4 34.8 34.9 39.0 35.8 44.6 43.2 45.7 47.2 52.6 53.2 62.6 60.9

Hombres 16.6* 15.8 19.0* 19.8* 25.8* 29.8* 26.7 29.0* 29.4* 29.2 33.2* 31.2 34.8* 34.7* 29.1* 37.4 40.4 46.8* 42.8 48.1 48.2 51.3 54.3 55.7 64.1 66.0*

Total 12.9 14.3 15.8 16.4 22.5 25.5 26.0 26.2 27.0 27.1 29.8 30.4 30.9 31.5 32.0 36.1 39.7 41.4 43.7 45.7 46.9 49.3 53.4 54.5 63.3 63.5

*El asterisco denota una diferencia estadísticamente significativa entre hombres y mujeres a un nivel de confianza de 95%. Fuente: Base de datos del Barómetro de las Américas 2012.

Participación Política

49


Tabla 29

Conoce personalmente un funcionario electo o candidato nacional o municipal de las últimas elecciones (%) Honduras Venezuela Panamá Guyana Nicaragua Costa Rica Trinidad México Estados Unidos Bolivia Chile Perú Ecuador Paraguay Guatemala Haití Colombia Surinam Uruguay Brasil Jamaica El Salvador R. Dominicana Belice Argentina

Mujeres 14.3 16.4 22.2 17.8 20.5 18.4 19.8 20.1 19.1 21.0 24.6 21.6 25.3 22.8 29.7 28.7 35.9 37.1 41.2 44.4 42.7 39.1 45.8 42.3 67.0

Hombres 13.8 19.3 15.1* 22.3 22.2 25.2* 28.2* 25.2 27.7* 28.2* 23.8 30.3* 29.7 33.0* 39.3* 38.1* 45.8* 45.1* 46.6 43.8 46.2 52.2* 55.2* 63.2* 69.5

Total 14.1 17.9 19.0 20.0 20.8 21.2 22.0 22.6 23.2 24.2 24.3 25.8 27.7 28.1 33.2 34.0 40.9 41.3 43.8 44.1 44.5 46.1 50.7 51.3 68.3

*El asterisco denota una diferencia estadísticamente significativa entre hombres y mujeres a un nivel de confianza de 95%. Fuente: Base de datos del Barómetro de las Américas 2012.

[

]

En República Dominicana hay un alto nivel de involucramiento de la ciudadanía con la política y los hombres llevan la delantera en actividades que requieren mayor inversión de tiempo y recursos

Un altísimo porcentaje de la población dominicana encuestada dijo seguir las noticias en televisión, radio, periódicos o internet, y no hay diferencia significativa de género en seguimiento de noticias, como tampoco en registro electoral, nivel de votación, ni en la auto-identificación política de izquierda-derecha. Pero hay diferencias significativas de género en la comprensión de

50

Género y Cultura Política


los problemas más importantes del país, la asistencia a reuniones de organizaciones políticas, el trabajo en campaña electoral y la lectura y difusión de información política por las redes sociales. Es decir, se registra una brecha de género desfavorable a las mujeres en las actividades políticas que requieren mayor inversión de tiempo y recursos, según muestra la Tabla 30.

Tabla 30

Interés Político, Participación Electoral y Partidaria (%) Sigue las noticias en TV, radio, periódicos, internet Tiene interés en la política Entiende los asuntos más importantes del país Inscrito para votar Votó en las últimas elecciones presidenciales Pertenece a un partido político Asistió a reuniones de organizaciones políticas Trabajó en la última campaña electoral Ha convencido a otros de votar por algún partido o candidato con frecuencia o de vez en cuando Leyó o compartió información política por las redes sociales Auto-identificación ideológica de izquierda a derecha (promedio)

Mujeres 90.1 48.9 45.0 88.9 70.6 27.4 28.4 11.8

Hombres 92.3 53.0 56.2* 89.6 70.5 33.2* 35.8* 21.8*

24.7

38.6*

12.6

19.3*

54.5

56.4

*El asterisco denota una diferencia estadísticamente significativa entre hombres y mujeres a un nivel de confianza de 95%. Fuente: Base de datos del Barómetro de las Américas 2012.

Los datos sociodemográficos sobre membresía partidaria muestran que la membresía en partidos políticos es mayor entre los hombres, las personas de mayor edad, las de menor nivel educativo, y las que se auto-identifican de derecha. Esto último dificulta impulsar cambios políticos a favor de la igualdad de género desde las esferas del Estado que se encuentran penetradas por sectores vinculados a las élites conservadoras tradicionales y las masas sobre las que ejercen poder.

Participación Política

51


Tabla 31

Membresía partidaria por variables sociodemográficas (%)

Género Mujeres Hombres Edad Edad Promedio Nivel Educativo Universitario Secundario Primario Ninguno Ideología Izquierda Centro Derecha Total

Pertenece

Sólo simpatiza

Ni pertenece ni simpatiza

27.4 33.2

33.5 32.8

39.1 34.0

45.0

37.0

37.1

26.8 24.6 36.8 40.6

32.4 37.5 29.3 33.3

40.8 37.9 33.9 26.1

24.1 22.9 40.3 30.3

32.6 33.1 36.8 33.1

43.3 44.1 22.9 36.6

Fuente: Base de datos del Barómetro de las Américas 2012.

Dada la importancia de la política partidaria en la República Dominicana, se construyó una escala de participación partidaria con tres variables claves: 1) membresía a un partido político, 2) participación en campaña electoral, y 3) asistencia a reuniones de organizaciones políticas con el objetivo de conocer las características sociodemográficas y políticas de los más activos en la política partidaria. En un análisis de regresión con la escala de participación partidaria se encontró que participan más los hombres, las personas de mayor edad, de mayor nivel educativo, quienes asisten a reuniones comunitarias, los empleados del gobierno, quienes tienen tarjeta de solidaridad, y quienes se auto-identifican de derecha.

[

]

En República Dominicana el género es un fuerte predictor de participación partidaria

52

Género y Cultura Política


Tabla 32

Escala de Participación Partidaria1 Variables significativas2 Género*** Participación en reuniones de asociaciones comunitarias*** Empleados del gobierno*** Tarjetas de Solidaridad** Ideología política**

Escolaridad*

Edad*

Categorías Mujeres Hombres Asistió No asistió Sí No Tiene No tiene Derecha Centro Izquierda Ninguna Primaria Secundaria Universitaria 18-30 31-40 41-50 50+

Promedios en la escala3 0.96 1.29 1.50 0.95 1.71 1.21 1.29 1.06 1.28 1.08 0.55 1.15 1.19 1.01 1.22 0.83 1.24 1.46 1.17

. La escala de participación partidaria se construyó con tres variables: membresía a un partido político, participación en campaña electoral y asistencia a reuniones de organizaciones políticas. 2 . Las variables incluidas en la tabla fueron las que mostraron ser estadísticamente significativas en un análisis de regresión a los siguientes niveles de confiabilidad: 99%***, 95%**, 90%*. 3 . La escala es de 0 a 3 puntos, 0 para quienes registraron respuesta negativa en cada una de las tres variables, y 3 para quienes registraron una respuesta positiva en las tres variables. El promedio de participación partidaria para toda la población fue de 1.13 puntos. Fuente: Base de datos del Barómetro de las Américas 2012. 1

La sociedad dominicana registra muchas organizaciones sociales y la población participa activamente en ellas, y aunque hay protestas, el país no se caracteriza por un alto nivel de movilización social. En el contexto regional se coloca en el grupo de países con una movilización de nivel intermedio. República Dominicana registra una diferencia significativa de género en la participación en protestas, pero el principal determinante de la participación en protestas es el nivel educativo. Mientras sólo un 1.4% de las personas sin escolaridad dijeron haber participado en protestas en los doce meses anteriores a la encuesta, un 12.3% de las personas con educación universitaria dijo haber participado (Espinal y Morgan 2012). Esto refleja que la movilización social dominicana de los años recientes ha tenido un componente importante de capas medias.

[

La movilización social dominicana de años recientes ha tenido un componente importante de capas medias

Participación Política

] 53


Tabla 33

Participación en Protestas (%) Jamaica El Salvador Panamá Venezuela México Surinam Brasil Costa Rica Belice Canadá Honduras Ecuador Estados Unidos Guatemala Uruguay Trinidad y Tobago República Dominicana Argentina Nicaragua Colombia Guyana Chile Paraguay Perú Bolivia Haití

Mujeres 1.6 2.5 2.2 2.9 2.9 4.5 3.9 4.7 4.3 5.2 5.8 6.2 6.0 6.2 7.4 6.0 6.4 7.9 6.7 7.5 8.0 8.5 10.7 10.3 15.8 12.6

Hombres 2.9 4.7* 5.0* 4.4 4.5 3.2 5.4 5.1 5.7 5.7 6.9 7.8 8.6 8.4 7.7 9.1 9.7* 8.3 9.7 10.0 9.7 10.1 13.2 15.8* 17.9 23.6*

Total 2.3 3.6 3.6 3.7 3.8 3.9 4.6 4.9 5.0 5.4 6.3 7.0 7.2 7.3 7.6 7.6 8.0 8.1 8.2 8.7 8.9 9.1 12.0 13.1 16.8 17.9

*El asterisco denota una diferencia estadísticamente significativa entre hombres y mujeres a un nivel de confianza de 95%. Fuente: Base de datos del Barómetro de las Américas 2012.

54

Género y Cultura Política


Tabla 34

Participación en protestas por nivel educativo Nivel educativo Ninguno Primario Secundario Universitario

Participó en Protesta % 1.4 4.3 10.0 12.3

Fuente: Espinal y Morgan (2012).

Los partidos son cruciales para fomentar u obstaculizar el acceso y avance de las mujeres en las estructuras políticas porque controlan el acceso al poder y constituyen la plataforma desde donde se lanzan las candidaturas para la competencia electoral (Htun 2000). Por otro lado, los mensajes de las élites partidarias son muy importantes para encauzar la militancia y la sociedad en general en un sentido u otro (Morgan, Espinal y Hartlyn 2008). Además, la evidencia empírica de diversos estudios indica que determinadas disposiciones del sistema electoral sirven de predictores del acceso de las mujeres al parlamento al favorecerlas o desfavorecerlas (Archenti y Tula 2008; Htun y Jones 2002). De ahí la importancia de las leyes de cuota para aumentar la representación política de las mujeres. En el marco regional, República Dominicana registra uno de los mayores niveles de apoyo a la cuota de candidaturas de mujeres, y esta opinión es compartida por mujeres y hombres, a pesar de que en otros temas se nota una actitud más discriminatoria de los hombres hacia las mujeres.

Participación Política

55


[

]

En República Dominicana hay un fuerte apoyo hacia la cuota de candidaturas femeninas

Tabla 35

A favor de la cuota de candidaturas de mujeres (%) Trinidad y Tobago Canadá Brasil Haití Jamaica Guatemala Venezuela Perú Honduras Panamá Surinam Belice México Bolivia Costa Rica Ecuador Guyana Argentina Chile Colombia Nicaragua Uruguay Paraguay República Dominicana El Salvador

Mujeres 56.6 52.3 54.2 63.3 63.1 65.5 62.6 61.2 61.1 67.1 64.8 65.5 68.8 70.2 69.2 69.0 72.3 72.7 71.7 74.0 81.7 80.0 80.2 80.0 82.2

Hombres 42.5* 42.0* 51.2 50.8* 53.1* 56.7* 57.5* 60.4 61.9 58.3* 61.1 63.1 62.5* 63.4* 66.0 67.7 66.2* 66.6* 68.4 72.2 71.7* 72.4* 75.0* 76.8 80.5

Total 46.0 47.3 53.0 57.8 58.2 59.9 60.0 60.8 61.6 62.3 63.0 64.2 65.7 66.2 67.4 68.4 69.2 69.8 70.4 73.1 73.7 76.1 77.6 78.5 81.3

*El asterisco denota una diferencia estadísticamente significativa entre hombres y mujeres a un nivel de confianza de 95%. Fuente: Base de datos del Barómetro de las Américas 2012.

56

Género y Cultura Política


8. Ideología Política sobre el Género

Ideología Política sobre el Género

57


8. Ideología Política sobre el Género

¿Cuánto ha cambiado la sociedad dominicana en las últimas décadas en sus opiniones con respecto a la participación de las mujeres en la política? En general, en República Dominicana se registra un cambio positivo en los últimos 20 años hacia la aceptación de la participación política de las mujeres. La idea que la mujer debe participar igual que el hombre recibió un sólido aumento de apoyo de la población de 51% en 1994 a 80.9% en 2012, y no se registra una diferencia significativa entre mujeres y hombres en esta opinión en el 2012 (Tabla 36). Por otro lado, declinó la idea de que las mujeres sólo deben participar en política si no interfiere con las obligaciones familiares, o que simplemente no es conveniente. Esto representa un cambio positivo en el patrón cultural de autoridad que asignaba al hombre el poder de decisión y control del espacio público y mediante el cual se confinó a las mujeres al espacio doméstico. La veda cultural va cediendo y abriendo posibilidades de participación política a las mujeres.

]

[

La veda cultural va cediendo y abriendo posibilidades de participación política a las mujeres Tabla 36

Aceptación de la participación de las mujeres en la política (%)

Debe participar igual que el hombre Si no interfiere con las obligaciones familiares No es conveniente

1994 Total

1997 Total

2001 Total

2004 Total

2008 Total

2010 Total

M

2012 H

Total

51

62

71

73

75

76

82.2

79.6

80.9

38

32

23

20

18

16.4

15.2

15.7

15.5

11

6

6

7

6

4.6

2.5

4.7

3.6

Fuente: Base de datos de las Encuestas Demos 1994, 1997, 2001 y 2004 y del Barómetro de las Américas 2008, 2010 y 2012.

No obstante, en las opiniones que se refieren a la ideología sobre el género se presentan las mayores diferencias de género. En general, hay mayor resistencia entre los hombres que entre las mujeres a aceptar la igualdad de género, y en este sentido, siguen pesando contra las mujeres ciertos valores culturales. Más de la mitad de los hombres encuestados dijo que los hombres son mejores líderes políticos que las mujeres, aunque los datos longitudinales muestran un cambio significativo de opinión entre 2008 y 2012, registrándose menos aceptación de esta idea en 2012 (Tabla 37 y 38). El nivel educativo es un factor crucial en la creencia de que los hombres son

58

Género y Cultura Política


mejores líderes políticos: a mayor nivel educativo, menor tendencia a apoyar esta idea, así como también la ideología política: las personas que se auto-identificaron más hacia la derecha son más proclives a opinar que los hombres son mejores líderes políticos (Espinal y Morgan 2012).

[

]

Los hombres tienen mayor resistencia que las mujeres a aceptar la igualdad de género en la política

[

En el contexto regional, el sexismo político es alto en República Dominicana

]

Tabla 37

Los hombres son mejores líderes políticos que las mujeres (%) Uruguay Brasil Surinam Perú Colombia Guatemala Estados Unidos Argentina Costa Rica Chile Nicaragua Belice Canadá Panamá México El Salvador Bolivia Ecuador Paraguay Honduras Jamaica Venezuela Trinidad y Tobago Haití República Dominicana Guyana

Mujeres 14.6 12.6 11.1 8.9 14.4 12.9 15.5 15.0 15.4 16.9 18.4 14.4 14.1 14.1 16.2 18.2 14.6 19.9 16.9 21.6 21.1 21.2 26.7 24.0 37.6 43.8

Hombres 17.4 20.6* 23.2* 26.0* 21.7* 25.7* 24.7* 25.7* 27.5* 30.4* 25.5* 30.3* 31.0* 33.4* 32.6* 31.1* 36.4* 31.2* 34.6* 37.5* 38.4* 43.7* 41.8* 48.6* 54.1* 60.1*

Total 16.0 16.6 17.2 17.3 18.0 19.4 19.9 20.3 21.4 21.8 21.9 22.3 22.4 23.7 24.2 24.8 25.4 25.6 25.9 29.6 29.7 32.3 34.2 36.4 46.0 52.5

% que dijo estar muy de acuerdo o de acuerdo. *El asterisco denota una diferencia estadísticamente significativa entre hombres y mujeres a un nivel de confianza de 95%. Fuente: Base de datos del Barómetro de las Américas 2012.

Ideología Política sobre el Género

59


Tabla 38

Variación en la opinión sobre el liderazgo político de los hombres y las mujeres, 2008-2012 (%) 2008 Mujeres Hombres Los hombres son mejores líderes políticos que las mujeres

50.8

65.2*

2012 Mujeres Hombres 37.6

54.1*

% que dijo estar muy de acuerdo o de acuerdo. *El asterisco denota una diferencia estadísticamente significativa entre hombres y mujeres a un nivel de confianza de 95%. Fuente: Base de datos del Barómetro de las Américas 2008 y 2012.

La misma tendencia en las brechas de género se refleja en otras preguntas de la encuesta. Hay diferencias significativas de género en la opinión de que la política es cosa de hombres, con más apoyo de los hombres. En la opinión de quién inspira más confianza a la hora de votar, los hombres se inclinan más por los hombres y las mujeres por las mujeres. La misma tendencia se observa en la opinión de quién tiene más capacidad para gobernar, si un hombre o una mujer, y quién manejaría mejor la economía. No obstante, la mayoría de los hombres y de las mujeres consideran que los hombres son más corruptos.

]

[

La mayoría de los hombres y de las mujeres considera que los hombres políticos dominicanos son más corruptos que las mujeres

Tabla 39

Ideología de Género y Política (%) La política es cosa de hombres (promedio) Las mujeres deben participar más en política (promedio) A la hora de votar le inspira más confianza un hombre A la hora de votar le inspira más confianza una mujer A la hora de votar inspira igual confianza un hombre o mujer La mujer tiene más capacidad que el hombre para gobernar La mujer tiene menos capacidad que el hombre para gobernar La mujer y el hombre tienen igual capacidad para gobernar Un hombre político manejaría mejor la economía Una mujer política manejaría mejor la economía No importa si un hombre o una mujer manejan la economía Los hombres políticos son más corruptos que las mujeres

Mujeres 33.3 81.0 31.2 48.9 19.9 42.3 29.8 27.9 16.3 44.5 39.2 62.4

Hombres 41.8* 73.8* 48.1* 31.8* 20.1 22.7* 44.7* 32.6* 25.0* 36.3* 38.7 67.1*

*El asterisco denota una diferencia estadísticamente significativa entre hombres y mujeres a un nivel de confianza de 95%. Fuente: Base de datos del Barómetro de las Américas 2012

60

Género y Cultura Política


Se construyó una escala de machismo político con cuatro respuestas específicas a cuatro preguntas: 1) de acuerdo con que los hombres son mejores líderes políticos que las mujeres, 2) de acuerdo con que los hombres inspiran más confianza a la hora de votar, 3) de acuerdo con que los hombres tienen más capacidad para gobernar, y 4) de acuerdo con que un hombre manejaría mejor la economía Las variables sociodemográficas que resultaron tener una relación estadísticamente significativa con el machismo político son el género, la edad y la educación. En una escala de 4 puntos, el promedio de machismo político para toda la población dominicana fue de 1.1 puntos. Los hombres registraron un promedio mayor de machismo político que las mujeres. La edad opera de manera inversa por género: los hombres de mayor edad muestran promedios menores de machismo político y las mujeres de mayor edad muestran promedios mayores. La educación es un predictor lineal de machismo político: a mayor educación, menor machismo político entre los hombres y entre las mujeres. El promedio menor de machismo político se registra entre las mujeres con educación universitaria. Esto evidencia el poder de la educación en la transformación de los valores políticos y en la construcción de valores más igualitarios.

[

]

El menor nivel de machismo político se registra entre las mujeres con educación universitaria

Tabla 40

Escala de Machismo Político1 Variable2

Categorías

Promedios de la escala3

Hombres

Mujeres

Género*** Hombres Mujeres

1.30 0.89

18-30 31-40 41-50 50+

1.04 1.11 1.16 1.14

1.47 1.42 1.14 1.18

0.67 0.84 1.19 1.10

Ninguna Primaria Secundaria Universitaria

1.28 1.38 1.02 0.71

1.33 1.47 1.36 1.00

1.23 1.29 0.74 0.48

Edad**

Educación***

. La escala de machismo político se construyó con cuatro respuestas específicas a cuatro preguntas: de acuerdo con que los hombres son mejores líderes políticos que las mujeres, los hombres inspiran más confianza a la hora de votar, los hombres tienen más capacidad para gobernar, y un hombre manejaría mejor la economía. 2 . Las variables incluidas en la tabla mostraron ser estadísticamente significativas en un análisis de regresión a los siguientes niveles de confiabilidad: 99%*** y 95%**. 3 . La escala es de 0 a 4 puntos, 0 para quienes no respondieron de la forma indicada a las cuatro preguntas, y 4 para quienes respondieron de la forma indicada a las cuatro preguntas. El promedio general de la escala de machismo político fue 1.1 puntos. Fuente: Base de datos del Barómetro de las Américas 2012. 1

Ideología Política sobre el Género

61


La primacía de los hombres en el mercado laboral se expresa no sólo en la realidad laboral dominicana, sino también en la opinión de que cuando no hay trabajos suficientes, los hombres deben tener más derecho que las mujeres a los puestos de trabajo disponibles. Esta opinión no alcanza el 50% de apoyo en la mayoría de los países, pero sí en República Dominicana, donde 54.9% de la población así lo considera, alcanzando 59.2% de apoyo en el caso de los hombres. En casi todos los países, incluido República Dominicana, hay una diferencia significativa de género. Esta opinión refleja que en la sociedad dominicana existe aún una fuerte inclinación hacia la adscripción de las mujeres al ámbito doméstico, por lo cual, su inserción al mercado laboral se ve supeditado a que sobren puestos de trabajo porque los hombres tienen la preferencia, sino la supremacía, en el mercado laboral. Tabla 41

Cuando no hay suficientes trabajos, los hombres deben tener más derecho a los trabajos que las mujeres (promedios) Estados Unidos Canadá Uruguay Brasil Trinidad y Tobago Argentina Panamá Costa Rica México Venezuela Surinam Perú Ecuador Colombia Jamaica El Salvador Honduras Belice Guatemala Bolivia Nicaragua Chile Paraguay Haití Guyana República Dominicana

Mujeres 17.8 15.2 18.6 22.0 21.6 27.7 33.5 32.6 34.4 31.9 30.1 33.5 35.9 32.8 31.3 33.7 34.9 31.1 34.5 36.8 32.5 38.0 39.6 46.7 45.7 51.0

Hombres 21.6 26.2* 24.7* 30.3* 34.6* 36.6* 36.3 39.2* 38.4 41.1* 43.3* 39.7* 37.8 41.6* 44.3* 42.5* 39.6 44.4* 42.8* 44.7* 44.0* 47.5* 49.3* 52.9* 57.7* 59.2*

Total 19.6 20.6 21.7 26.1 31.3 32.0 35.0 36.3 36.3 36.4 36.5 36.7 36.7 37.2 37.7 37.8 38.0 38.2 39.8 41.4 41.7 41.8 44.5 49.4 51.8 54.9

*El asterisco denota una diferencia estadísticamente significativa entre hombres y mujeres a un nivel de confianza de 95%. Fuente: Base de datos del Barómetro de las Américas 2012. 62

Género y Cultura Política


La opinión mayoritaria en los hombres dominicanos de que los hombres son mejores líderes políticos y deben tener más derecho a los trabajos que las mujeres indica que a pesar de transformaciones que se han producido a favor de un cambio de actitud hacia los derechos y capacidades de las mujeres, la sociedad dominicana sigue estructurada en torno a valores sexistas que impiden el acceso normal de las mujeres a la economía y la política. Esto significa que a pesar de los cambios y apertura, el sexismo perdura de manera significativa en la sociedad dominicana como elemento articulador de poder de género.

]

[

El sexismo perdura en la sociedad dominicana a pesar de la apertura

Las relaciones de poder no sólo marcan el campo de la política o la economía sino también del espacio doméstico, y abarcan las relaciones de pareja y entre padres e hijos. Los datos muestran que en República Dominicana se ha producido un cambio significativo a favor de mayor igualdad en las decisiones del hogar. Mientras en 1994, 56% de la población dijo que el hombre debía tomar las decisiones más importantes del hogar, en 2012 sólo el 31.2% de la población encuestada expresó esta opinión; lo que representa un declive de 25 puntos. La opinión que ha ganado apoyo es la igualitaria que asigna a la pareja la toma de decisiones importantes del hogar. Esta es una evidencia clara de que en República Dominicana se han producido algunos cambios hacia la igualdad de género en el espacio doméstico, tal cual ha sucedido en otros países (Inglehart y Norris 2003), y contrario a lo que revelaron las primeras encuestas Demos (Brea y Duarte 1999; Duarte y Hasbún 2009).

[

En los últimos 20 años ha declinado significativamente el apoyo a la idea de que el hombre debe tomar las decisiones importantes del hogar y ha ganado apoyo la idea de que la pareja debe tomar las decisiones importantes

]

Tabla 42

¿Quién debe tomar las decisiones importantes en el hogar? (%) 1994 El hombre La mujer Ambos

56 5 39

1997

2001

56 6 38

49 6 45

2004 47 5 48

2008 42 5 53

2010 42.2 5.8 52.1

M 26.6 6.0 67.4

2012 H 35.7 4.5 59.8*

T 31.2 5.2 63.6

*El asterisco denota una diferencia estadísticamente significativa entre hombres y mujeres a un nivel de confianza de 95%. Fuente: Base de datos de las Encuestas Demos 1994, 1997, 2001 y 2004 y del Barómetro de las Américas 2006, 2008, 2010 y 2012.

Casi toda la población dominicana encuestada se opone a que un hombre le pegue a su mujer, y una mayoría no lo aprueba tampoco en el caso de que la mujer sea infiel. No obstante, la violencia de género es un problema de magnitud en la sociedad dominicana, que se refleja de manera

Ideología Política sobre el Género

63


más dramática en el número de feminicidios. Los datos anuales de la Procuraduría General de la República permiten calcular que en el país se han cometido 1,582 feminicidios en el período 2005-2012. Los datos de la encuesta muestran que hay tolerancia para el uso de la fuerza en la disciplina de los hijos. El 60.2% de las mujeres y el 60.0% de los hombres aprueba o entiende que un padre le pegue a su hijo cuando desobedece (Tabla 43). No hay diferencia de género en esa opinión, pero sí hay diferencias por nivel educativo: a mayor nivel educativo, menor aprobación del uso de la fuerza (Tabla 44). Por otro lado, es altísima la valoración que tiene la población de la obediencia y la disciplina en los niños, por encima de la independencia, la autosuficiencia y la creatividad (Tabla 45). En estas opiniones no se observan diferencias significativas de género, excepto en el caso de la creatividad, que, aunque recibe baja valoración en general, es mejor valorada por los hombres. Estos datos reflejan una cultura vertical, de corte autoritario más que democrático, de repetición y de poca creación que no augura bien para la democracia ni para el desarrollo económico innovador.

[

]

Los dominicanos enfatizan la obediencia, la disciplina y la autoridad en la crianza de los niños

Tabla 43

Violencia doméstica (%) Violencia hacia la mujer Nunca se justifica que el hombre le pegue a la mujer Violencia hacia la mujer de pareja No aprueba que el hombre le pegue a la su mujer si ha sido infiel No aprueba pero entendería que el hombre le pegue a su mujer si ha sido infiel Aprueba que el hombre le pegue a su mujer si ha sido infiel Violencia hacia los hijos No aprueba que un padre le pegue a su hijo cada vez que le desobedece No aprueba pero entendería que un padre le pegue a su hijo cada vez que le desobedece Aprueba que un padre le pegue a su hijo cada vez que le desobedece

Mujeres

Hombres

97.9

95.1

69.6

63.1*

27.5 2.9

33.6* 3.3*

39.8

40.0

44.1

43.4

16.1

16.6

*El asterisco denota una diferencia estadísticamente significativa entre hombres y mujeres a un nivel de confianza de 95%. Fuente: Base de datos del Barómetro de las Américas 2012.

64

Género y Cultura Política


Tabla 44

Violencia hacia los hijos por nivel educativo (%) Ninguno Primario Secundario No aprueba que un padre le pegue a su hijo cada vez que desobedece No aprueba pero entendería que un padre le pegue a su hijo cada vez que le desobedece Aprueba que un padre le pegue a su hijo cada vez que le desobedece

Universitario

Total

24.6

37.5

40.7

45.9

39.9

39.1

42.0

47.1

42.3

43.8

36.2

20.5

12.2

11.8

16.3

Fuente: Base de datos del Barómetro de las Américas 2012. Tabla 45

Características importantes de los niños (%) Independencia Respeto a los mayores Obediencia Autosuficiencia Creatividad Disciplina

Mujeres 4.3 93.5 92.4 4.8 4.3 81.1

Hombres 3.4 95.0 92.7 5.6 11.7* 78.8

*El asterisco denota una diferencia estadísticamente significativa entre hombres y mujeres a un nivel de confianza de 95%. Fuente: Base de datos del Barómetro de las Américas 2012.

Muchas de las consideraciones que se formularon en las ciencias sociales sobre las características políticas de las mujeres en las décadas de 1950 y 1960 partieron de que las mujeres eran fundamentalmente amas de casa, por lo tanto, la ideología y el comportamiento político derivaba de su condición de dependencia del esposo, el padre y la poca vida pública. Con el propósito de construir un perfil de las mujeres dedicadas a los quehaceres domésticos y las que se dedican también a otras ocupaciones laborales, se hizo una tabla comparativa de mujeres en torno a varias temáticas presentadas en este estudio: participación social, participación política e ideología política de género. Las diferencias significativas entre amas de casa y otras mujeres se observan en la participación en asociaciones profesional/económicas, las deportivas y de mujeres. A nivel político, las diferencias significativas se registran en la participación electoral, asistencia a reuniones de organizaciones políticas, trabajo en campaña electoral y participación en protestas. Pero las mayores diferencias de género se registran en los indicadores de ideología política de género. Las amas de casa se inclinan por posiciones más tradicionales que asignan mucho más poder y capacidad a los hombres para ser políticos y dirigir el hogar, y también apoyan menos el derecho al aborto en caso de que peligre la salud de la madre. Ideología Política sobre el Género

65


[

Las mujeres amas de casa asumen posiciones más tradicionales de género que asignan más poder y capacidad a los hombres en la política y el hogar

]

Tabla 46

Prácticas Socio-Políticas e Ideología de las Mujeres

Participación social

Mujeres amas de casa

Mujeres que no son amas de casa

Todas las mujeres

27.4 50.7 4.2 6.6 76.4 15.2

28.3 49.6 13.2*** 19.5*** 78.4 11.1*

27.9 50.1 8.7 13.1 77.4 13.1

73.2 23.9 9.3 4.5 47.1 60.2 45.5

67.3** 32.9*** 14.3** 8.2** 50.7 61.6 44.6

70.6 28.4 11.8 6.4 78.9 90.9 45.0

54.9

54.0

54.5

45.7 40.6 78.0 42.2

29.4*** 26.0*** 83.9*** 47.7**

37.6 33.3 80.9 45.0

33.2

20.1***

26.6

61.3

73.5***

67.4

56.4

67.9***

62.1

Porcentaje que participó en reuniones de asociaciones:

Comunitarias Padres de la escuela Profesionales, sindicales y productores Deportivas Religiosas Mujeres

Participación política Porcentaje que:

Votó en las últimas elecciones Asistió a reuniones de organizaciones políticas Trabajó en campaña por un partido o candidato Participó en protestas Está interesada en política Simpatiza por un partido político Pertenece a un partido político Auto-identificación ideológica izquierda-derecha (promedio)

Ideología política de género Porcentaje que:

Cree que los hombres son mejores líderes políticos Cree que la política es cosa de hombres Cree que las mujeres deben participar más en política Cree que entiende los asuntos más importantes de su país Cree que los hombres deben tomar las decisiones más importantes del hogar Cree que el hombre y la mujer deben tomar las decisiones más importantes del hogar Está a favor del aborto cuando peligra la salud de la madre

*** Diferencia de género significativa al 99% ** Significativa al 95% *Significativa al 90%. Fuente: Base de datos del Barómetro de las Américas 2012.

66

Género y Cultura Política


9. Derechos Reproductivos y Diversidad Sexual

Derechos Reproductivos y Diversidad Sexual

67


9. Derechos Reproductivos y Diversidad Sexual

El avance de los derechos individuales en los países de economías desarrolladas y sistemas democráticos estables contribuyó a la expansión de derechos de ciudadanía antes impensables. Los movimientos raciales por derechos civiles, de las mujeres, ambientales y el movimiento gay definieron los parámetros de lucha a partir de la década de 1960. Las conquistas no han llegado fácilmente, y en el proceso, a veces se registran avances y a veces retrocesos. Cada país se mueve a su ritmo, en parte porque hay diferencias en los niveles de desarrollo económico, en la fortaleza de los movimientos sociales que impulsan estas causas, y por la disposición o no de los gobiernos para asumir las demandas y dar respuestas a ellas. La República Dominicana es una sociedad abierta por su economía de servicios y la fuerte migración hacia fuera de su población, pero los movimientos sociales trasformadores son débiles y los gobiernos con frecuencia son sordos ante las demandas democráticas porque responden a élites enquistadas en el poder. Además, la sociedad dominicana se caracteriza por un fuerte conservadurismo enraizado tanto en las élites como en la población que se refleja en una autoidentificación ideológica más orientada a la derecha. Esto impacta las actitudes y opiniones hacia temas sociales controversiales, que además, son rechazados por las principales denominaciones religiosas, como sucede con los derechos reproductivos y de diversidad sexual. Vale mencionar, sin embargo, que en el período 2006-2012, la auto-identificación ideológica se ha movido progresivamente de la derecha hacia el centro, de 69.2 puntos promedio en 2006 a 55.5 en 2012, una reducción de casi 15 puntos en seis años (Espinal y Morgan 2012).

[

]

República Dominicana registra una auto-identificación ideológica de la población hacia la derecha, pero se ha movido hacia el centro en los últimos años

68

Género y Cultura Política


Tabla 47

Auto-Identificación Ideológica: Izquierda-Derecha (promedios en escala de 0-100)1 Haití Guatemala Uruguay Nicaragua Bolivia Chile Ecuador Brasil Venezuela Honduras Perú Argentina Canadá Panamá México Trinidad Belice Costa Rica República Dominicana El Salvador Paraguay Colombia Jamaica Surinam

Mujeres 33.2 41.3 45.1 44.6 47.5 47.2 48.7 47.7 49.3 50.0 51.2 53.0 50.4 52.6 53.6 52.5 54.7 52.6 54.5 60.0 59.0 56.6 57.9 58.9

Hombres 39.1* 43.0 41.8* 44.3 44.1* 44.7 47.6 48.6 47.4 48.7 51.0 50.8 53.3 52.0 53.7 54.8 53.5 55.7 56.4 52.4* 56.3 58.5 58.7 59.5

Total 36.1 42.2 43.4 44.4 45.7 46.2 48.1 48.2 48.3 49.2 51.1 51.9 51.9 52.3 53.7 53.7 54.1 54.2 55.5 56.0 57.6 57.6 58.3 59.2

Mayor promedio significa mayor inclinación a la derecha. *El asterisco denota una diferencia estadísticamente significativa entre hombres y mujeres a un nivel de confianza de 95%. Fuente: Base de datos del Barómetro de las Américas 2012. 1

La aceptación de la interrupción del embarazo en caso de que peligre la salud de la madre recibe distintos niveles de aceptación en la región. Honduras registra el nivel más bajo y Uruguay el mayor, con una diferencia de casi 50% entre ambos países. La República Dominicana se coloca entre los 10 países con mayor aceptación con un 61.2% y por encima del porcentaje de aceptación en América Latina de 55.7%. Que la región latinoamericana se coloque por encima de 50% es indicativo de que se han producido cambios importantes en algunos países, aunque otros se mantengan muy rezagados en la comprensión de que los derechos reproductivos son derechos democráticos (Lamas 2008). No hay en el caso dominicano diferencia significativa por género en esta opinión, como tampoco la hay en la mayoría de los países. Los factores que inciden en la formación de

Derechos Reproductivos y Diversidad Sexual

69


opinión sobre el aborto en la República Dominicana son la educación, la importancia de la religión en la vida, y la opinión sobre la toma de decisiones en el hogar.Tienden a apoyar más el aborto las personas de mayor nivel educativo, y menos las personas que atribuyen importancia a la religión en su vida y quienes consideran que el hombre debe tomar las decisiones importantes del hogar (Espinal y Morgan 2012: 238).

[

Las personas de mayor nivel educativo apoyan más el derecho al aborto terapéutico que las personas de menor escolaridad

]

Tabla 48

Justificaría la interrupción del embarazo cuando peligra la salud de la madre (%) Honduras Panamá Guyana Nicaragua Guatemala Belice Trinidad Paraguay Ecuador México El Salvador Venezuela Chile Costa Rica Haití Bolivia Surinam República Dominicana Colombia Argentina Perú Brasil Jamaica Estados Unidos Uruguay América Latina1

Mujeres 25.9 44.2 41.9 45.6 43.7 45.0 45.9 51.9 46.2 51.1

Hombres 36.0* 34.8* 41.6 44.9 46.2 47.1 47.8 46.8 53.5 51.5

Total 32.7 39.0 41.7 45.1 45.3 46.2 47.3 49.4 49.6 51.3

50.1 52.6 52.6 56.1 55.2 57.0 62.9 62.1 58.8 65.6 67.5 67.5 71.9 82.4 83.2 56.6

54.0 52.1 52.7 55.5 61.3 60.2 58.8 60.4 64.3 66.2 64.6 67.7 65.9 81.3 80.7 54.8*

52.0 52.4 52.6 55.8 57.9 58.9 61.0 61.2 61.5 65.9 66.0 67.6 68.9 81.9 81.9 55.7

Incluye los países encuestados que hablan español y Brasil. *El asterisco denota una diferencia estadísticamente significativa entre hombres y mujeres a un nivel de confianza de 95%. Fuente: Base de datos del Barómetro de las Américas 2012 1

70

Género y Cultura Política


Tabla 49

Determinantes de actitudes acerca del aborto cuando peligra la salud de la madre Variables Educación

Importancia de la religión en la vida

Categorías Ninguna Primaria Secundaria Universitaria Nada Poco Algo Mucho

Apoya el aborto (%) 49.3 52.6 64.7 72.6 73.8 73.0 69.7 57.4

Sí No

50.4 66.2

El hombre debe tomar las decisiones importantes del hogar Fuente: Espinal y Morgan (2012: 239)

Para conocer la opinión pública sobre diversidad sexual, se utilizaron tres preguntas en la encuesta: 1) aprobación o no de que los homosexuales puedan postularse a cargos públicos, 2) aprobación o no del matrimonio entre personas del mismo sexo, y 3) aceptación o no de tener vecinos homosexuales. Hay grandes diferencias por país en los niveles de aprobación de los derechos de los homosexuales. Por ejemplo, Haití expresa el menor nivel de aprobación a que los homosexuales puedan postularse a cargos públicos con un promedio de 8.5 puntos, mientras en Canadá alcanzó 77.9 puntos; es decir, una diferencia de casi 70 puntos. La República Dominicana se coloca entre los 10 países con menor aprobación y por debajo del promedio para América Latina. Se registran diferencias significativas de género en la mitad de los países encuestados, siempre con mayor aprobación entre las mujeres que entre los hombres.

[

]

Las mujeres expresan mayor aceptación hacia la diversidad sexual que los hombres

Derechos Reproductivos y Diversidad Sexual

71


Tabla 50

Aprobación de que los homosexuales puedan postularse a cargos públicos (promedios en escala de 0-100) Haití Jamaica Guyana Honduras Belice El Salvador Panamá Guatemala República Dominicana Paraguay Trinidad Perú Venezuela Ecuador Bolivia Nicaragua Surinam Costa Rica México Colombia Argentina Chile Brasil Estados Unidos Uruguay Canadá América Latina1

Mujeres 8.2 23.0 23.3 25.2 28.2 25.8 31.3 30.9 35.0 36.4 40.0 35.7 41.2 39.0 41.3 39.3 47.1 49.8 48.9 52.2 62.6 62.4 65.7 75.0 80.7 80.6 44.7

Hombres 8.8 18.7* 24.7 23.6 23.6* 27.2 24.0* 28.8 27.1* 30.8* 30.9* 35.8 35.3* 37.9 36.3* 39.2 39.6* 44.0* 46.9 53.0 57.6* 60.3 63.0 74.6 74.5* 75.0* 40.7*

Total 8.5 20.8 24.0 24.4 25.9 26.5 27.6 29.1 31.0 33.5 35.5 35.7 38.2 38.4 38.8 39.2 43.3 46.9 47.9 52.6 60.1 61.6 64.4 74.8 77.6 77.9 42.7

Incluye los países encuestados que hablan español y Brasil. *El asterisco denota una diferencia estadísticamente significativa entre hombres y mujeres a un nivel de confianza de 95%. Fuente: Base de datos del Barómetro de las Américas 2012. 1

También hay grandes diferencias por país con respecto al derecho de las parejas del mismo sexo a casarse. Mientras en Jamaica el nivel promedio de aprobación es de sólo 5.1 puntos, en Canadá es 67.7, para una diferencia de algo más de 60 puntos. En República Dominicana, el nivel de aprobación general es menor que el promedio para América Latina. Hay diferencias significativas de género en la mitad de los países, y en todos ellos los hombres expresan menor aprobación que

72

Género y Cultura Política


las mujeres. En los seis países donde la homofobia ha declinado y se registra mayor aprobación de la opinión pública de los derechos a la diversidad sexual (Canadá, Uruguay, Argentina, Estados Unidos, Brasil y México), el matrimonio igualitario ha sido legalizado de manera total o parcial, con lo cual, el continente americano se convierte en la región del mundo donde más personas vivirán en territorios con esta opción matrimonial (Silver 2013).

Tabla 51

Aprobación de que las parejas del mismo sexo puedan tener derecho a casarse (promedios en escala de 0-100) Jamaica Haití Belice Guyana El Salvador Honduras Guatemala Paraguay Trinidad Nicaragua Panamá República Dominicana Venezuela Costa Rica Surinam Perú Bolivia Ecuador Colombia Chile México Brasil Estados Unidos Argentina Uruguay Canadá América Latina1

Mujeres 6.2 5.8 9.5 8.5 10.6 18.0 19.9 19.6 20.3 24.8 27.7 24.6 25.2 23.4 26.0 22.6 29.9 24.6 38.2 43.2 47.2 53.2 56.0 56.9 72.3 72.9 34.2

Hombres 4.1 6.3 7.6 9.0 9.3 13.2* 13.4* 12.7* 15.4 17.9* 12.8* 17.9* 19.0* 21.4 18.8* 23.3 22.9* 27.7 35.2 41.0 43.7 46.4* 46.2* 53.7 62.2* 62.1* 27.0*

Total 5.1 6.1 8.4 8.8 10.0 14.8 15.7 16.1 16.6 19.3 19.4 21.4 22.2 22.3 22.5 23.0 25.8 26.1 36.7 42.3 45.4 49.8 51.4 55.4 67.1 67.6 30.3

Incluye los países encuestados que hablan español y Brasil. *El asterisco denota una diferencia estadísticamente significativa entre hombres y mujeres a un nivel de confianza de 95%. Fuente: Base de datos del Barómetro de las Américas 2012. 1

Derechos Reproductivos y Diversidad Sexual

73


Para conocer las características sociodemográficas que más impactan en las actitudes hacia los derechos de los homosexuales en la población dominicana, se construyó una escala de apoyo a la diversidad sexual con la aprobación a postulaciones a cargos públicos y el matrimonio entre personas del mismo sexo. Los datos en la Tabla 52 muestran que en el análisis estadístico el género, la edad y la asistencia a servicios religiosos son los factores que más inciden en la formación de actitudes. Muestran mayor aceptación las mujeres, las personas más jóvenes y quienes no asisten a servicios religiosos. La educación tiene un impacto positivo en la aceptación de los derechos pero sólo a nivel universitario, es decir, no hay progresión en los niveles educativos anteriores; para aceptar más la diversidad sexual hay que llegar a la universidad.

[

]

Tener educación universitaria es un predictor de mayor aceptación de la diversidad sexual

Tabla 52

Escala de Apoyo a la Diversidad Sexual1 Variables2 Género***

Edad***

Asistencia a servicios religiosos***

Escolaridad4

Categorías Mujeres Hombres 18-30 31-40 41-50 +50 Asiste No asiste Ninguna Primaria Secundaria Universitaria

Promedios de aceptación en la escala3 7.26 5.90 7.80 6.23 6.35 5.57 5.93 7.09 6.63 5.95 6.38 8.04

. La escala de apoyo a la diversidad sexual se construyó con dos variables: apoyo a que los homosexuales se postulen a cargos públicos y apoyo al matrimonio entre personas del mismo sexo. 2 . Las variables incluidas en la tabla fueron las que mostraron ser estadísticamente significativas en un análisis de regresión a los siguientes niveles de confiabilidad: 99%***, 95%**, 90%*. 3 . La escala es de 2 a 20 puntos porque cada una de las preguntas requerían respuestas en una escala de 1 a 10 puntos; el menor score posible que se podía obtener era 2 y el mayor 20. El score promedio para toda la población fue 6.6 puntos. 4 . La educación no mostró ser estadísticamente significativa en el análisis de regresión, pero a nivel universitario hay un aumento significativo con relación a los otros niveles de escolaridad, por eso se incluye en la tabla. Fuente: Base de datos del Barómetro de las Américas 2012. 1

En República Dominicana, la idea que recibe mayor aceptación es tener vecinos homosexuales. El 62.5% de la población encuestada dijo no tener problemas con tener vecinos homosexuales, y hay una diferencia significativa de género de 20.2%, ya que el 72.4% de las mujeres expresó aceptación comparado con 52.6% de los hombres.

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Género y Cultura Política


10. Migraci贸n

Migraci贸n

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10. Migración

La República Dominicana es un país que se caracteriza por un fuerte flujo migratorio hacia dentro de haitianos y hacia afuera de dominicanos. Estos procesos impactan la cultura política y la cultura en general. Las opiniones de los dominicanos hacia los inmigrantes en República Dominicana se captaron en la encuesta a partir de diversas preguntas; unas fueron de carácter general y otras específicas con respecto a los haitianos. En conjunto permiten tener una visión general de cómo piensan los dominicanos sobre los derechos de los inmigrantes y su proximidad con ellos. No hay diferencias de género significativas en las opiniones y hay una corriente mayoritaria que favorece que el gobierno otorgue servicios sociales a los inmigrantes, y ligeramente mayoritaria de que los hijos de inmigrantes haitianos nacidos en República Dominicana sean ciudadanos dominicanos (Tabla 53). La inmensa mayoría (93.3%) no tiene problemas con tener vecinos extranjeros, pero el porcentaje disminuyó cuando se especificó con respecto a los haitianos, aunque se mantuvo alto (68.9%).

Tabla 53

Actitudes hacia los inmigrantes en República Dominicana Los inmigrantes hacen los trabajos que los dominicanos no quieren (%) Los inmigrantes quitan los trabajos a los dominicanos (%) De acuerdo con que el gobierno otorgue servicios sociales a los inmigrantes (%) De acuerdo con que los hijos de inmigrantes haitianos nacidos en República Dominicana sean ciudadanos dominicanos (promedio) De acuerdo con que se otorgue permiso de trabajo a los haitianos indocumentados en República Dominicana (promedio) No tiene problemas con tener vecinos haitianos (%) No quiere tener vecinos haitianos (%) No tiene problemas con tener vecinos extranjeros (%) No quiere tener vecinos extranjeros (%)

Mujeres

Hombres

Total

63.2

58.1

60.6

36.8

41.9

39.4

61.6

61.5

61.6

56.1

53.5

54.8

46.9

45.4

46.1

67.8

69.9

68.9

32.2

30.1

31.1

93.8

92.7

93.3

6.2

7.3

6.7

Fuente: Base de datos del Barómetro de las Américas 2012.

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Género y Cultura Política


En los países de bajo desarrollo económico con un alto porcentaje de su población en el exterior, muchos hogares dependen de las remesas como ingreso complementario o principal. Este es el caso de República Dominicana, y aún más de Haití. Mientras en América Latina sólo un 7.3% de los encuestados dijo recibir remesas, en República Dominicana fue 23.4% y en Haití 66.7% (Tabla 54). En ningún país se registró diferencia significativa de género. El recibo de remesas es una condición material que motiva la migración por las expectativas de bienestar que genera, por lo cual no es pura coincidencia que en los países donde un porcentaje mayor de la población reportó recibir remesas, también un porcentaje mayor dijo tener intenciones de irse a vivir o a trabajar a otro país. Haití, Jamaica, Guyana y República Dominicana son los países que reciben muchas remesas y que tienen el mayor porcentaje de población con intensión de emigrar. Tabla 54

Remesas (%) Venezuela Argentina Brasil Costa Rica Chile Panamá Uruguay Colombia Perú México Bolivia Belice Ecuador Guatemala Paraguay Surinam Trinidad Honduras Nicaragua El Salvador República Dominicana Guyana Jamaica Haití América Latina

Mujeres 0.7 1.3 1.1 1.7 1.7 2.1 2.3 3.1 3.3 5.9 5.6 7.5 9.5 10.2 12.0 10.9 10.3 12.1 13.1 21.3 22.4 32.8 44.7 67.9 7.2

Hombres 0.8 0.8 1.1 1.2 1.1 2.0 2.0 2.8 3.9 4.1 5.9 5.9 9.4 9.5 9.0 10.2 10.9 14.3 15.8 23.1 24.3 31.3 41.4 65.5 7.5

Total 0.7 1.1 1.1 1.5 1.5 2.1 2.1 2.9 3.6 5.0 5.7 6.7 9.5 9.8 10.5 10.6 10.6 13.2 14.4 22.2 23.4 32.0 43.0 66.7 7.3

Incluye los países encuestados que hablan español y Brasil. Fuente: Base de datos del Barómetro de las Américas 2012. 1

Migración

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En 15 países encuestados hay diferencias significativas de género en la intención de irse a vivir o trabajar a otro país, y en todos un porcentaje mayor es de hombres que de mujeres (Tabla 55). Para el caso dominicano, los factores sociodemográficos que más inciden en la intención de emigrar son el género, la edad, el nivel educativo y el nivel de riqueza. Las mujeres, los de menor edad, los de mayor nivel educativo y de mayor riqueza son más propensos a expresar intención de emigrar (Tabla 56). Tabla 55

Intención de irse a vivir o a trabajar a otro país (%)

Chile Panamá Venezuela Uruguay Brasil Belice México Argentina Costa Rica Honduras Guatemala Surinam Trinidad Ecuador Nicaragua Colombia Bolivia Paraguay Perú El Salvador República Dominicana Guyana Jamaica Haití

Mujeres

Hombres

Total

3.8 5.3 5.8 5.6 6.5 6.5 6.5 7.3 8.9 10.4 11.6 12.9 14.5 16.3 15.7 15.9 20.5 22.2 21.9 18.7 26.2 32.1 46.1 51.3

9.5* 6.5 7.8 9.3* 10.2* 11.2* 12.5* 11.7* 11.4 12.2 17.2* 16.4 19.5* 21.6* 24.3* 25.2* 20.8 21.3 24.3 28.2* 37.5* 37.8* 50.1 57.8*

5.9 5.9 6.8 7.4 8.4 8.9 9.5 9.5 10.1 11.3 14.4 14.6 17.0 18.9 20.0 20.6 20.7 21.8 23.1 23.5 31.9 35.0 48.1 54.6

*El asterisco denota una diferencia estadísticamente significativa entre hombres y mujeres a un nivel de confianza de 95%. Fuente: Base de datos del Barómetro de las Américas 2012.

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Género y Cultura Política


Tabla 56

Factores sociodemográficos en la intención de emigrar Variables Género

Edad

Educación

Quintiles de riqueza

Categorías Mujeres Hombres 18-25 26-35 36-45 46-55 56-65 66+ Ninguna Primaria Secundaria Universitaria 1 (más pobre) 2 3 4 5 (más rico)

Intención de emigrar (%) 26.2 37.5 49.9 39.3 31.4 22.2 9.4 3.9 49.3 52.6 64.7 72.6 23.1 27.2 35.4 36.6 37.7

Fuente: Espinal y Morgan (2012: 252)

Migración

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Conclusión

Avanzar hacia mayor igualdad de género en República Dominicana pasa por mejorar el acceso al trabajo y al ingreso personal de las mujeres, y una redistribución balanceada de las tareas reproductivas. Es un asunto de justicia económica, pero también crucial para lograr un cambio significativo en las actitudes hacia la participación política y las posibilidades concretas de acción de las mujeres. La participación social está segmentada con más mujeres concentradas en las actividades asociativas de mayor vínculo con el rol doméstico, como las asociaciones de padres de la escuela y las religiosas, pero es relativamente alta en el contexto regional. Esto posiciona bien a las mujeres dominicanas como agentes de cambio social cuando se presentan condiciones favorables para la acción reivindicativa. En la participación política, a pesar de las brechas de género en algunos indicadores, las mujeres dominicanas también muestran niveles de involucramiento relativamente altos en el contexto regional; sin embargo, su representación en las altas esferas de poder político es pírrica. Además, esa participación está lejos de utilizarse con efectividad para avanzar una agenda de transformación a favor de la igualdad de género y el mejoramiento del sistema democrático. Un desafío importante del movimiento de mujeres es cómo capitalizar esa alta participación social y política a favor de las mujeres, y avanzar hacia la paridad en la participación y representación política. Los obstáculos son significativos por el conservadurismo y la articulación compacta de las élites tradicionales, que desde fuera y dentro de los partidos políticos dificultan los cambios a favor de la igualdad de género y en general. No obstante, los cambios de opinión a favor de mayor igualdad de género constituyen un referente de entusiasmo en las luchas pendientes para combatir el sexismo y sus efectos nocivos en la sociedad dominicana. En el logro de las transformaciones positivas el movimiento de mujeres ha sido clave,pero actualmente enfrenta cierta debilidad organizativa que limita las posibilidades de nuevas reformas, mientras las mujeres de los partidos políticos son absorbidas por las tareas cotidianas gubernamentales o por rivalidades partidarias, y muestran más sumisión que energía de transformación. Un reto inmediato es impulsar reformas que cursan en el Congreso sobre violencia, salud sexual y reproductiva y transparencia en los partidos políticos, entre otras. La democracia es un sistema político de derechos y posibilidades. La construcción de ciudadanía activa abre posibilidades de cambio. En los últimos 20 años la cultura política de la sociedad dominicana muestra transformaciones a favor de la democracia y la igualdad de género que merecen potenciarse.

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