Libro / Estación Pringles - Espacio Quiñihual

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BI SC A Y L U C I A N A Pringles - Proyecto Quiñihual Abrirse camino

Diseño e ilustración de cubierta e interior: Luciana Biscay Primera edición: Diciembre 2013 @ De las ilustraciones Luciana Biscay, 2013 Córdoba 744 - 2°C, Buenos Aires ISBN: 978-967-628-014-3 Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público. Impreso en la Argentina Esta edición de 3.000 ejemplares se terminó de imprimir en diciembre del 2013 en Gráfica Pinter S.A


UNA T RA M A CUL T URA L


ESPACIO QUIテ選HUAL ABRIRSE CAMINO


POLIFONIA

VOCES SIMULTÁNEAS FORMANDO UN TODO ARMÓNICO.



I. La invención de las estaciones II. Manifiesto estación pr ingles III. Estética instantánea IV. El premio literar io “indio r ico” V. Pr ueba de soledad en el paisaje VI. Jor nadas poesía y memor ia VII. For mas de vida VIII. Pr imeras actividades

PRINGLES ESPACIO QUIÑIHUAL




devolverle al pueblo la memoria poĂŠtica que le pertenece


I.

LA INVENCIÓN DE LAS ESTACIONES Daniel Link


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E S T A CIÓ N PRINGLES / ES PA CIO Q UI ÑI HUAL:

Buenos Aires

/ 2007

Daniel Link

“Hace poco más de un año, Arturo Carrera estaba trabajando en Las cuatro estaciones, su libro reciente. En el curso de esa investigación sobre estaciones de ferrocarril, Carrera y quienes lo acompañaban en aquellos meses llegaron hasta Quiñihual, un lugar habitado por los fantasmas de infancia del poeta, que le dijeron al oído sus secretos anhelos y contagiaron la misma fiebre a una “comunidad de centinelas”, una pandemia que (la poesía no es sino esa fuerza de combustión y transformación de la energía en materia y la materia en energía y… ), de inmediato, volvió real lo imaginario: había que crear una sociedad (llamada, por supuesto, Estación Pringles) para recuperar esa parte de nosotros que habíamos dejado que se nos escapara como arena en el viento. Gracias a la fuerza de un deseo colectivo, lo que en principio era apenas el rumor de un poema en marcha se transformó en el tren de la historia: las antiguas estaciones de ferrocarril desmanteladas volverán a existir por (y para) el arte y por (y para) el pueblo. Una forma de descentramiento pero, sobre todo, una forma de hacer política. Los primeros funcionarios a quienes se interesó en el proyecto exclamaron: “Ah, pero ustedes quieren fundar un pueblo”. Sí.Y, de paso, devolverle al pueblo la memoria poética que le pertenece”.



Arturo Carrera

Población: 10 Habitantes. Denominación: Su nombre proviene del arroyo homónimo, que surcaba las tierras donde funcionaba la estación ferroviaria. Situación Geográfica: 37°49’ Latitud Sur -61°38’ Longitud Oeste. Se encuentra a 7km de la RP N°76, al SE del partido. Distancia: 57km a Coronel Suarez. Luego de ser inaugurada la estación ferroviaria, se asentaron en sus inmediaciones algunos habitantes que basaban su economía en tareas rurales. La localidad de Quiñihual contaba en la década del 40 con varias viviendas, la escuela N°21, Destacamento Policial, comercios de diversos rubros y herrerías. Luego del cierre de los servicios ferroviarios seprodujo un significativo despoblamiento del lugar. Solo funciona en la actualidad un antiguo almacén.


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Ah pero ustedes quieren fundar un pueblo!






II.

ESTACIÓN PRINGLES MANIFIESTO


u n a

PO LI FO NI CO

u t o p í a

p u l v i s c u l a r



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Utopía pulviscular celebrada en la novela y la poesía por César Aira y Arturo Carrera, y que ahora se materializa en la forma de una posta poética, un lugar de paso y de intervenciones múltiples, una plataforma o una escena donde prácticas estéticas dispersas en un espacio lateral puedan agregarse, articularse, hacerse visibles. Charles Fourier y sus mundos utópicos parecían disolverse y desaparecer al cerrar sus libros; pero fue el efecto de esa disolución lo que creó luego la magnífica cita de Italo Calvino cuando escribe: “La utopía que yo busco hoy no es más sólida que gaseosa: es una utopía pulverizada, corpuscular, en suspensión.”

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Es una sociedad flexible y móvil destinada a relevar situaciones culturales mínimas, provenientes de viejas prácticas sociales y artísticas —kermeses, lectura de poemas, justa de payadores, muestras de poemas ilustrados, concursos de manchas, intercambios corales, bandas municipales de música, murgas, teatros vocacionales u otras intervenciones— para realizar “ficciones o imágenes” que propicien formas nuevas de socialización: lo que se ha dado en llamar recientemente ecologías culturales.

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F ICCION ES O IMÁGEN ES



Ciudades

Ciudades

PoesĂ­a

Pulvisculares


Estación Pringles incita a la actividad artístico-poética, con la incorporación de nuevos vectores histórico-documentales, escriturales y fílmicos para reorganizar múltiples trabajos en el área social inmediata mediante propuestas literarias, pictóricas, teatrales, musicales, fílmicas, etc. Con los datos locales y los aportes de los artistas e inventores que pasen por la estación (en la realidad o por la web) se crearán redes nuevas que ciñan modos de socialización e intervención al intercambio de recursos y necesidades, y al reposicionamiento de los saberes y valores de los mismos. Estación Pringles es una arquitectura de flujos que articula ideas e instituciones, imaginarios y prácticas, modos de vida o sueños, formas de intercambio y otros procesos deseantes que redunden en una reorientación de las artes.

Materializa una voluntad de utopía, el sueño de una poética que flote sobre el mundo y que funde sus propias ciudades invisibles ( las que inventó el mismo Calvino en su libro Las ciudades invisibles), aéreas aunque muy materiales, como los simulacros de Lucrecio, suspendidas en el borde de gala del sentido. Ciudades pulvisculares que dependen de la fuerza con que se las ha construido, del ímpetu, que no creemos que sea otro que el de la poesía. Centro de utopías realizables en la pampa húmeda, potencia de una realidad posible que piensa la ciudad como una fijación efímera, como un territorio musical y al mismo tiempo como un lugar de realidad política compleja. Un núcleo intenso del proyecto Estación Pringles puede asimilarse a lo que Reinaldo Laddaga llama hoy “estéticas emergentes”, es decir, reside en abrir canales de comunicación entre expertos y no expertos y producir “objetos fronterizos” mediante iniciativas de diferente índole. Estación Pringles funciona como una estación más de la red global y su sitio invita a las distintas personas físicas y culturales a sumarse a un proyecto rizomático, la elaboración de un circuito donde lo infinitamente local y lo ínfimamente global se enlacen, cambien sus lugares y sus formas. Donde los valores estéticos y éticos de pequeñas comunidades rurales de la pampa, como es el caso de Coronel Pringles, se articulen con los de artistas globales.


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Territorio musical

CENTRO DE UTOPÍAS REALIZABLES





III.

ESTÉTICA INSTANTÁNEA


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ESTÉTICA INSTANTÁNEA G ra c i el a M o n t a l d o futuro y proyectos

En el octavo minuto de los quinientos setenta de Noticias de la antigüedad ideológica. Marx-Einsenstein. El Capital (2008), de Alexander Kluge, se lee y escucha: “El viejo cine filmaba un argumento desde muchos puntos de vista. El nuevo cine edita un solo punto de vista a partir de varios argumentos”. En el contexto de la película, sabemos que la oposición que allí se establece no busca solo problematizar la relación entre tiempos sino entre procedimientos; el cine esquizo del presente juntaría argumentos, es decir, materiales, escombros, diferencias. Sin embargo, el procedimiento también es tiempo. Y parece haber habido un tiempo en que, en el mundo de las artes, la temporalidad tenía un lugar central, en que proyecto y obra eran instancias o momentos diferentes. Era un tiempo en el que el futuro también se pensaba en términos de proyecto; era el tiempo que permitió que las vanguardias introdujeran una voluntad de negatividad y una radical pulsión hacia lo nuevo.

¿Qué pasa cuando ese tiempo absoluto que fue, para la modernidad, el futuro se transforma en absoluto presente?

¿Qué sucede cuando los proyectos (de obras) devienen en mal de archivo?


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el procedimiento es tiempo.

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Bastaría con interrogar los usos que hoy se hacen de la primera persona, la soberanía que tiene el “presente” como tema, la voluntad de afincarse en lo efímero, para responder. En cierto sentido, parece que la idea de futuro, en lo que se refiere a las artes, no fue abolida pero cambió de lugar: quedó detrás de nosotros solapándose con el pasado; se desplazó hacia “atrás” por el peso del eterno presente de las artes. Pero esas “artes” no solo han cambiado su relación con el tiempo sino, especialmente, consigo mismas. De allí que la relación proyecto-obra se haya transformado hasta el punto de no tratarse de una cuestión temporal ni de dos instancias de un mismo proceso sino de dos formas de trabajo, dos tipos de intervenciones estéticas casi autónomas una de la otra. La distancia entre proyecto y obra fue, a veces, fatídica para algunos artistas, que vieron declaraciones, propuestas, manifiestos llenos de vigor e ideas sofisticadas, reducidos a polvo en sus obras; vieron cómo disponían de ideas pero no siempre de los instrumentos para llevarlas a cabo. En otros casos sabemos sucedió lo contrario: sin grandiosos impulsos iniciales, el trabajo estético derivó en una obra que inauguró ella misma, a modo de manifiesto, una idea. Sin embargo, la lógica causal que establece estos vínculos, positivos o negativos, ha perdido su potencia debilitando también el carácter puramente intelectual o puramente genial del arte. Cualquier reflexión sobre la estética descubre hasta qué punto los énfasis de las diferentes épocas varían por razones que, siendo contingentes, tienen también condiciones de producción precisas. Las instituciones (culturales) siempre jugaron un rol muy claro a la hora de controlar la producción estética y fueron una mediación central entre los proyectos y las obras. Sin embargo, las instituciones permanecían en el fondo oscuro del escenario, en el foso, donde solían ser eclipsadas por el primer plano luminoso de la obra, del autor. Hoy se han vuelto decisivas y sus reglas juegan a favor y en contra de lo que se produce.

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Es por eso que movernos en las inmediaciones de las ideas de “obra y autor” no deja ver el conjunto de problemas que enfrenta, por ejemplo, la literatura contemporánea, sometida a un régimen institucional bastante estricto (aunque laxo si lo comparamos con el que experimentan las artes visuales o la música). Los proyectos y las obras se juegan hoy, en gran parte, en las instituciones; desde allí se comprimen las relaciones con el tiempo y se genera un espacio diferente para lo estético.


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Desde la imposición para crear en The Five Obstructions (2003), de Lars von Trier, hasta la forma en que Julio Arrieta planea una película de ciencia ficción en la villa 21 en Estrellas (2007), de Federico León y Marcos Martínez, o desde El Aleph engordado (2009), de Pablo Katchadjian, hasta Un prólogo a los libros de mi padre (2011), de Reinaldo Laddaga, aquello que la vanguardia ya había establecido —la idea de proyecto mantiene una relación tensa con la idea de obra— ha dejado de ser una relación y una secuencia para convertirse en una superposición. No hay nada que comparar entre una y otra, nada que verificar, pues ambas se han fundido en una sola entidad, se llame mockumentary, literatura del yo o cualquier otro nombre que haya que crear para establecer la novedad de la fusión, de los “muchos argumentos” dentro de un punto de vista. Buena parte de las obras contemporáneas impone concentrarse en esa fusión que elimina toda distancia y que nos instala en el presente donde los tiempos existen, pero subordinados al procedimiento de superposición. Allí los formatos, las interfaces, se sobreponen a los sentidos e incluso a sus historias. Esta superposición está ligada a la presión/ inspiración institucional que hoy sufre toda práctica cultural y que se traduce en la producción de valor (dinero, prestigio). Esa presión ya se había hecho evidente con el desarrollo de la industria cultural; pero, mientras que entonces había sido demonizada, hoy parece tener valor positivo.

Al riesgo de la sobre-institucionalización se puede oponer la contraofensiva de la ultra-estetización.

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valor positivo

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Las instituciones Culturales siempre jugaron un rol muy claro a la hora de controlar la producción estética

Una institución que se afirma como tal pero toma estrategias “estéticas” como premisas de trabajo es Estación Pringles, una especie de vector molesto que usa la estructura institucional no para producir mercancía y reglar más la producción artística sino para estimular una progresiva colonización estética de todo lo que toca. Creada por artistas —“Estación Pringles es una asociación civil sin fines de lucro cuya sede se encuentra en Pringles, provincia de Buenos Aires. Presiden Estación Pringles Arturo Carrera (presidente), Juan José Cambre (vicepresidente)”—, produce intervenciones culturales fuera de los circuitos más transitados, cambiando, en primer lugar, de territorio (la ciudad de Buenos Aires no es el centro de sus iniciativas).

Centro de Utopías Realizables Una de las definiciones de la institución dice: “Estación Pringles: centro de utopías realizables en la pampa húmeda, potencia de una realidad posible que piensa la ciudad como una fijación efímera, como un territorio musical y al mismo tiempo como un lugar de realidad política compleja. Estación Pringles: utopía reticular celebrada en la novela y la poesía por César Aira y Arturo Carrera, y que ahora se materializa en la forma de una posta poética, un lugar de paso y de intervenciones múltiples, una plataforma o una escena donde prácticas estéticas dispersas en un espacio lateral puedan agregarse, articularse, hacerse visibles”. Las instituciones Culturales siempre jugaron un rol muy claro a la hora de controlar la producción estética Todo esto es un conjunto de relaciones donde los proyectos y las obras ceden su lugar a una interacción; lo que “se produce” es la comunidad.


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Ficciones o Imágenes

Esta mezcla de jerga teórica con tradición nacional nos sitúa en un territorio irónico donde los sentidos se discuten y reasignan; un territorio donde lo estético no es separable del medio en que se produce. Estación Pringles es una institución cultural que formalmente se asemeja a muchas otras y que trabaja para promover, hacer visibles, prácticas dispersas; impone, en el sentido de “interviene”, temas y géneros, por ejemplo a través de sus concursos literarios “Indio Rico”, una residencia literaria en Quiñihual (una pequeña localidad en la provincia de Buenos Aires, cercana a Pringles, que se despobló cuando cerraron la estación de ferrocarril) y otras actividades “menores” (“Estación Pringles es una sociedad flexible y móvil destinada a relevar situaciones culturales mínimas, provenientes de viejas prácticas sociales y artísticas —kermeses, lectura de poemas, justa de payadores, muestras de poemas ilustrados, concursos de manchas, intercambios corales, bandas municipales de música, murgas, teatros vocacionales u otras intervenciones— para realizar “ficciones o imágenes” que propicien formas nuevas de socialización: lo que se ha dado en llamar recientemente ecologías culturales.”).

Todo esto es un conjunto de relaciones donde los proyectos y las obras ceden su lugar a una interacción; lo que “se produce” es la comunidad. La “obra” se diluye en la práctica. También es posible que la institución se diluya en la obra. Momentáneamente, el presente absoluto parece haberle ganado la batalla al futuro y, por supuesto, al pasado. Aunque la literatura, el arte en general, prefiera hoy congelarse en instantáneas, a la manera de una nueva vanguardia, algunas formas contemporáneas optan por ser, a la vez, obras y proyectos, generar en los medios de producción un plus, a través de la politización de sus funciones. Probablemente estemos lejos de una colonización estética del mundo, pero vale la pena vivir bajo su amenaza. — La autora nació en La Plata en 1959. Es doctora en Letras por la Universidad de Buenos Aires y docente en el Departamento de Español y Portugués de la Universidad de Columbia (Nueva York). Publicó, entre otros libros, La sensibilidad amenazada. Fin de Siglo y Modernismo (1994), Ficciones culturales y fábulas de identidad en América Latina y Zonas ciegas (2010).

Todo esto es un conjunto de relaciones donde los proyectos y las obras ceden su lugar a una interacción; lo que “se produce” es la comunidad. La “obra” se diluye en la práctica.







IV.

INDIO RICO PREMIO LITERARIO


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PREMIO LITERARIO “INDIO RICO” El Premio literario Indio Rico es también uno de los proyectos iniciales de Estación Pringles: su objetivo es activar la producción literaria actual dando lugar a nuevas voces y tendencias y facilitar la publicación a los autores más jóvenes. El premio consiste en la publicación de la obra distinguida por un jurado de excelencia. Indio Rico es el nombre de una pequeña localidad rural que hace una referencia mitológica a un tesoro indígena enterrado en el lugar.

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Edición 2007 Obra premiada: Berazachussets de Leandro Avalos Blacha. (género: nouvelle). Jurado: César Aira, Daniel Link, Alan Pauls. Edición 2008 Obra premiada: En la pausa, de Diego Fernando Meret. (género: autobiografía). Jurado: Edgardo Cozarinsky, María Moreno, Ricardo Piglia. Edición 2009 Obra premiada: Equilibrio en las tablas de Jonás Gómez. (género: epinicios). Jurado: Rodolfo Fogwill, Leónidas Lamborghini, Silvio Mattoni. Edición 2010 Obra premiada: El cangrejero de Javier fernández Paupy. (género: diario de viaje imaginario). Jurado: Sergio Bizzio, Sergio Chejfec, Daniel Guebel. Edición 2013 (género: poesía) Jurado: Diana Bellessi, Arturo Carrera, Francisco Garamona.




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BERAZACHUSSETTS de Leandro Avalos

Edición 2007, Obra Premiada por Mauro Libertella Hay una tentación a la hora de escribir acerca de Berazachussetts, de Leandro Ávalos Blacha, que consiste en mencionar el estupor que causa la proliferación de historias y lo abigarrado de las anécdotas que brotan de los pliegues de esta pequeña y extraña nouvelle.Y sin embargo, sería francamente reduccionista sentenciar aquello de que Berazachussetts es una novela cuyo nervio es la pura narración-quizás la palabra adecuada sea “inventiva”. Pero lo cierto es que la ganadora del premio Indio Rico es una especie de punto de confluencia en donde las más vertiginosas peripecias se imantan en amplios registros narrativos mediante los cuales se proyectan hacia la literatura. Si quisiéramos resumir la trama -un intento imposible-, nos veríamos obligados a erigir un listado de personajes, cuyos movimientos y combinaciones sólo la lectura del libro podría elucidar. Sucede que en Berazachussetts el armado del personaje es sumamente preciso. No es fácil hacer convivir a un grupo de profesoras jubiladas, a una zombi punk caníbal, a un político corrupto y altamente perverso, a un grupo de chicos ricos con una curiosa idea de la diversión y algunos personajes más de ese nivel de excentricidad sin cruzar la línea en donde el verosímil se cae a pedazos.Y lo logra con precisión quirúrgica.


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en el pueblo suburbano

Una de las claves a la hora de salvar el verosímil es, sin dudas, la decisión de situar la ficción en el pueblo suburbano de Berazachussetts, donde todo parecería ser posible o, mejor, donde todo es potencialmente literario. O el uso de la lengua: la escritura de Ávalos Blacha es un arco tensado en cuyos destellos convive el habla de la clase media y la juventud punk, la charla de café y la narración más elegante y clásica.

Una de las claves a la hora de salvar el verosímil es, sin dudas, la decisión de situar la ficción en el pueblo suburbano de Berazachussetts, donde todo parecería ser posible o, mejor, donde todo es potencialmente literario.

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ficción


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EN LA PAUSA

de Diego Fernando Meret Edición 2008, Obra Premiada por Ezequiel Acuña

En uno de los capítulos centrales, Diego Meret confiesa que la mayoría de las personas que conoce no lo considera verdaderamente un escritor.Y podría tratarse de una afirmación menor si En la pausa no fuera, como es el caso, una autobiografía de un escritor no consagrado. Más allá de los problemas y discusiones sobre el género, el libro de Meret tiene una esencia extraña, y por momentos ciertamente cautivante. Ganadora del premio Indico Rico de Autobiografía 2008, En la pausa es antes que nada una novela de iniciación de un solo personaje, un lector compulsivo y desordenado que sufre de disritmia, una suerte de “inexistencia momentánea” en que la mente queda detenida y en blanco. Como un personaje digno de Los Lemmings de Fabián Casas, barrial y literario, cuenta de manera concentrada algunos episodios de sus siete años como obrero textil, recuerdos secundarios de la infancia y la familia o de la adolescencia perdida en la calle.

Inexistencia momentánea Fueron los años del menemismo, cuando todo el mundo estaba en la calle. Era como si no hubiera a donde ir, pero igual era como si cada instante estuviéramos por ir a algún lado. Muy raro. La calle, tomar cerveza, caminar, la vuelta. Había como la necesidad de deslizamiento, pero de un deslizamiento estéril, muy parecido a la inmovilidad.


Entre medio de esos relatos independientes, o más bien uniéndolos como un hilo argumental que sostiene el entramado, está la historia de la lectura y la escritura: el primer libro –el único de la casa–, la lectura obsesiva y la determinación de obligarse a leer una cierta cantidad de páginas por día, la habitación de un hotelucho convertida en un refugio de escritura. Como si el libro se narrara a sí mismo, En la pausa relata el proceso de su propia creación, los estados intermedios entre recordar los sucesos de vida y escribirlos, las preguntas por la forma de seleccionar esos recuerdos y cómo contarlos para convertirse en escritor.


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EQUILIBRIO EN LAS TABLAS de Jonás Gómez.

Edición 2009, Obra Premiada por Carla Sagulo Equilibrio en las tablas de Jonás Gómez, extenso poema narrativo publicado por Mansalva, tiene un eco de ese mundo de película yanqui de los ochenta, con la competencia, la rivalidad, la superación personal, el amor y la gloria como sus temas dilectos. En este libro no hay persecuciones, pero sí escenas que recuerdan aquellas que filmaba Zemeckis: apoya el pie en el baúl/pasa al techo/ baja por el capot y cae/cuando el skate termina de pasar por abajo del coche. No soy uno con el universo, dice la voz poética, soy uno con la tabla. Otro skater nato, devoto, consumando su ritual de ruedas, asfalto y jugo de naranja; dispuesto a sublimar su pasión por el deporte invocando a los dioses, en un viaje al pasado que no lo reencuentra con sus padres biológicos, pero sí con los padres del género en que escribe: Píndaro y el libro de poesía espartana, que lee el disciplinado skater en sus ratos de ocio. El libro, ganador del Premio Indio Rico/Leónidas Lamborghini de Epinicio 2009, es una rareza: un texto potente escrito a partir de una consigna, la de acotarse a un subgénero de la lírica coral, el epinicio, que en sus orígenes se escribía por encargo, y celebraba a los vencedores en los juegos olímpicos u otras competencias deportivas. El disfrute de la entrega en la experiencia –del deporte, de la escritura, de la vida– puede ser grande, aun en lo pequeño, y hasta sublime, si de verdad se logra el equilibrio. Saberlo parece ser al menos una de las victorias de este libro.





V.

ESPACIO QUIテ選HUAL PRUEBA DE SOLEDAD EN EL PAISAJE




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EL ESPACIO QUIÑIHUAL Prueba de soledad en el paisaje

El espacio Quiñihual se encuentra emplazado en la estación Quiñihual (C. Suárez, Pcia de Bs As), una antigua estación de ferrocarril cuyas instalaciones están siendo restauradas y equipadas para el alojamiento de residentes, a quienes ofrecerá un espacio temporario donde vivir y trabajar interactuando con la comunidad y la naturaleza. El programa de residencias establecerá convenios de intercambio con centros internacionales de traducción literaria e instituciones culturales y académicas. Ofrecerá becas para escritores/as y artistas de países en desarrollo. Esta iniciativa, que también contribuye a la revalorización de un patrimonio cultural en ruinas, es producto de una alianza estratégica entre la sociedad civil, empresas locales y distintos niveles de la administración pública. Los socios clave son: Asociación Estación Pringles, el Organismo Nacional de Administración de Bienes del Estado (ONABE) y la empresa FerroexpresoPampeano que cedieron a Estación Pringles la tenencia de los edificios y el predio de la estación Quiñihual, la Dirección Gral. de Cultura y Educación de la Pcia. de Buenos Aires, y los municipios de. C. Pringles y C. Suárez.

Creación Poética El proyecto “Prueba de soledad en el paisaje” — diseñado por Arturo Carrera en base a una idea de Juan L. Ortiz, propuso una experiencia de creación poética en contrastación con la llanura pampeana. Cuatro jóvenes poetas de países iberoamericanos convivieron durante cuatro semanas en el Espacio Quiñihual. Además de posibilitar a los poetas contrastar sus recursos formales y rítmicos con un espacio riguroso y reflexivo, el objetivo del proyecto fue el intercambio con la escasa población rural y con los estudiantes de ese mismo espacio geográfico, como así también entre poetas latinoamericanos.


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Desde Estación Pringles, la organizadora general del proyecto, se midió el impacto a través de las visitas recibidas en la página web (1796 visitas de 19 países, entre mayo y julio) y de los medios de prensa y sitios literarios que publicaron la convocatoria (verificable en la web). De acuerdo a lo establecido en las Bases, la misma cerró el 31 de julio. Se recibieron 40 postulaciones de poetas (27 varones y 13 mujeres) de 10 países (Argentina, Brasil, Chile, Ecuador, México, Nicaragua, Perú, Puerto Rico, Uruguay y Venezuela). El material de difusión producido menciona a la Fundación Príncipe Claus como sponsor del proyecto. “Un ejercicio de resistencia cultural”; “es posible que enfrentarme nuevamente a un paisaje abierto sea para mí el cruce donde se abren todas las significaciones”; “no voy a ir al Espacio Quiñihual porque me hayan dicho que ahí vivía mi padre, sino para revivir lo que nunca terminará, dado que es infinita tanta riqueza abandonada”. He aquí algunas de las expresiones en las cartas de motivación de los poetas que se postularon y que en cada una de éstas evaluaron la extraordinaria emoción que sintieron al leer la propuesta de “Prueba de soledad en el paisaje”. Apenas llegados, el poeta mexicano Inti García Santamaría, el chileno Cristian Aedo Jorquera y los argentinos Valeria Meiller y Leandro Llull, pusieron en acción, acaso sin comprenderlo plenamente todavía, lo que el célebre poeta argentino Juan L. Ortiz había imaginado como un desafío necesario: no sólo someter lo que uno escribe a la opinión de colegas y amigos, sino asumir como ineludible para la conciencia poética personal, la confrontación de lo escrito con las cosas que no responden, con la naturaleza, con lo que aquí llamamos nosotros la pampa húmeda, prueba esencial o determinante en todo sentido. Y cada poeta a su modo inventó la manera de su ejercicio, pero ¿de qué modo?, ¿en qué tiempos?, ¿cuál fue la evolución del ritmo de sus experiencias?

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Se supo que Inti García Santamaría parecía desconcertado: se alejaba de la casa, buscaba lugares cercanos para guarecerse y escribir. Porque intentó, como lo hicieron acaso muchos de sus ancestros poetas, “comprender el sonido y sentido de las cosas” que lo rodeaban. Investigó los nombres de las plantas, los árboles, el terreno, pero asimismo se interesó por historias, nombres, el lejano Pillahuincó, que aparece en sus poemas, el cacique Quiñihual, que le presta su nombre a la estación de ferrocarril su estirpe de piedra, los movimientos políticos, sanguinarios, temibles, los estratos que constituían ahora ese lugar semidesolado que habitó con cierta temeridad. A Leandro Llull, incesante lector y gimnasta, se lo veía desplazarse hacia la biblioteca a medianoche. Abría las 3 ventanas, lo emocionaban los grillos cómplices.Y ávidamente se hundía en las letras de cada noche para que en cada poema fluyera el registro de su pulso, de los pulsos de sus compañeros que tal vez al alba lo encontrarían y lo leerían y amarían. sus colegas rozaban incesantemente su poesía, y al mismo tiempo, encierros momentáneos que la distinguían, reordenaban los textos que ya había escrito para confrontarlos con otros que surgieron de súbito como de la soledad de unas pesadillas. “Pasajes en pasillos” que citan ahora las encrucijadas instantáneas de los movimientos cotidianos: la interrupción de una luz, la caída de un fruto en la granja vecina, el mugido de una bestia en las invisibles tranqueras del fondo. Si suponemos que la poesía es lenguaje cargado de emoción, podemos asegurar la eficacia del proyecto, cuya garantía parece ser la felicidad de unos jóvenes que encontraron un ámbito propicio para que sus experiencias se transformaran en la revelación del “poema” que inventaron.


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PRESENTACIÓN DEL LIBRO Por Arturo Carrera

Cientos de invitados y asistentes se concentraron alrededor de las escaleras del primer piso y el murmullo cedió paso a la memoria: tuteladas por Vivi Tellas, “Las declamadoras” elevaron la voz, el tono y el recuerdo de versos conocidos, en un encuentro a la medida de su causa: la presentación en sociedad de Prueba de soledad en el paisaje, el libro que cifra la primera edición de una experiencia de escritura poética que en 2010 organizó Arturo Carrera y Estación Pringles, con el apoyo de la Fundación Príncipe Claus para la Cultura y el Desarrollo. Con la presencia de numerosos intelectuales, escritores, periodistas y artistas (Ricardo Piglia, Noé Jitrik, Juan José Cambre, Tamara Kamenszain, Ariel Schettini y Martín Rejtman, entre otros) el evento dio cierre a la residencia que a fines del año pasado, y tras una rigurosa selección, vivieron en Coronel Pringles, provincia de Buenos Aires, el poeta chileno Christian Aedo, el mexicano Inti García Santamaría y los argentinos Leandro Llul y Valeria Meiller. En contacto directo con la llanura, los cuatro escritores sub-35 sometieron así su capacidad lírica al ensayo artístico que Arturo Carrera imaginó en base a una idea del enorme poeta Juan L. Ortíz. Producto de aquellos días, ahora el libro, editado por Mansalva, recopila escritos producidos en ese período y esas condiciones. La declamación repitió la modalidad que suele adquirir en Pringles: para Carrera, las mujeres, las madres, las hijas son las encargadas de sostener la tradición poética. Por eso, la performance de Vivi Tellas reunió a mujeres de tres generaciones diferentes para que cada una de ellas repitiera ese poema que sabe de memoria y nunca olvidó. Luego, ya dentro del Auditorio, Carrera, fundador junto al escritor César Aira de Estación Pringles, repasó los días en Espacio Quiñihual y agradeció a todas las instituciones y empresas involucradas, como Fundación Proa y Ferroexpreso Pampeano, que se encargaron de la restauración edilicia y el equipamiento del espacio en Pringles, cedido originalmente por el Ministerio de Educación.


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Quien se hunda como nosotros, ahora sus lectores, en ese libro que escribieron allí durante su periodo de residencia los cuatro poetas, comprenderá también el devenir de nuestra poesía en una tierra o Latinoamérica de hoy —sus intercambios, su libertad, la conciencia casi demiúrgica de otra lengua que adviene entre poetas que la retienen un brevísimo instante, para volverla posible, creíble, reinventable.

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ME HARÍA UN TATUAJE DE UN PAISAJE Quiñihual I Aquí tampoco hay nadie Aquí tampoco hay nadie Es como un rastro que el rastreador dibujara, el vestigio de un cuento que no supimos comprender y ahora es nuestra biografía


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Un rancho de adobe y paja, y juguetes agrarios y palas y tractores y magnetos de miniatura, y utensilios para vestir caballos y para hacer desu

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Y su risa loca cuando miraba mis dibujos con la fragancia de aquel polvo Coty muy cerca de mi cara

eficacia un efímero don, una travesía que nunca compartiremos más que adentro de un sueño.

y su metro y su rima en mí después, entre vibrantes corpúsculos - su lápiz-tinta violeta que yo mojaba para que ensuciara...

...Y hablarlo deberías, despierto en pleno cementerio, cuando la enjambrazón se mudara de un panal a otro, a otro corazón que se azucara en lo oscuro.

Ella puede elegir el lugar ahora, adivinar el vacío, la vida donde aparece; Y todos nos reímos; todavía nos reímos

Y en el poema mas burdo y en el más sútil entrara

... Con la voz de los besos que anhelamos nos reímos.

como al descuido una lista de pequeñas ofrendas, A. Carrera y detalles felices,

las croquetas deliciosas, su pasión peronista, ¿cosas que no tiene que ver? ¿Ajos y zafiros otra vez en el barro?


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Aquí tampoco hay nadie

Y sin embargo hay alguien

El campo vierte nostalgia como la trilladora granza en una ola a cuya sombra viajamos dormidos. Atravesé el puentecito del arroyo y aquí mi padre o me asesina o me mata Antes, de niño, lloraba; y él preguntaba: ¿qué te pasa? Nada, nada papá, respondía. lloraba por mi muerte anticipada en manos de mi padre - anticipado: paternidad, paternidad, “instituciones mínimas”de maternidad ¿en que nave de excesiva locura estoy sin concerme? A. Carrera


P R O Y E C T O

Q U I Ñ I H U A L

SUS FORMAS DE AMANECER SE PARECEN AL OLVIDO Me llevaban

.... Caminaba por el pasillo del vagón y alguién venía a raptarlo (¿quién escribe ahora?); alguién lo devolvería a alguién en otra estación.

Sobre el carbón de imperceptibles razones saltaba, bailaba, chillaba... Un metro de ascuas y el vaivén del terror.

Para que al llegar esa tarde no nombraran a la madre

de nadie, de nada... Que su exlusión fuera para todos excepto para las cosas que en la naturaleza le hacían guiños, higas, resoplios:

¡muecas de faunos!


P R I N G L E S

Señales Portátiles Ojalá el verano se alargara para recibir aún tus mensajes de texto, ínfimos, en una pantalla tan pequeña como en los sueños tu cara! ¡Ojalá el verano contuviera tu voz enfrentada a la mía soportando el espacio y el tiempo en que nos ocultamos! ¡Ojalá el verano desembolsara sus noches mas largas - sus pesadillas más díficiles y nuestros sueños indiscretos! No importa, sólo para encontrarte.

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Y aĂşn asĂ­ totalmente existe?





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