Vivencias unico

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VIVENCIAS DE UN BIBLIOTECARIO

Luis Adrián Bravo Díaz


Vivencias de un bibliotecario Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú Nº 2013-07404 Hecho por computadora © Luis Adrián Bravo Díaz U.V. Mirones Block 49-108, 2da Etapa, Lima 01 Lima, Junio, 2013 Registro INDECOPI Nº 00941-2013 Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra sin autorización expresa del autor


A mis hijos


En Egipto se llamaban las bibliotecas el tesoro de los remedios del alma. En efecto, curรกbase en ellas de la ignorancia, la mรกs peligrosa de las enfermedades y el origen de todas las demรกs. Jacques Benigne Bossuet


CONTENIDO

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PREÁMBULO

CAPÍTULO I EL DESPERTAR DE UNA VOCACIÓN LA INFANCIA ADRIANO LA ADOLESCENCIA

9 14 21 CAPÍTULO II LA JUVENTUD

EL BARRIO LA RELIGIÓN INTERNET

33 59 69

CAPÍTULO III LA BIBLIOTECOLOGÍA Y CIENCIAS DE LA INFORMACIÓN BASE 2003 DANTE

78 117

LA MADUREZ

134 CAPÍTULO IV TREINTA AÑOS DESPUÉS

EL CÍRCULO SE CIERRA DE BIBLIOTECÓLOGOS Y ALGO MÁS

LA ÚLTIMA OPORTUNIDAD

158 183 198

COROLARIO

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APUNTES FINALES

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PREÁMBULO Esta es la historia de Gabriel Linares, un tipo alto, flaco, de lentes, amante de la lectura, quien a primera vista parece un hombre ensimismado, pensativo pero que, al conocérsele bien, se cae en la cuenta que es muy sociable y, como todo limeño de pura cepa, mazamorrero. Puede decirse de él que su vida entera ha transcurrido en medio de libros y, mientras otros nacieron con un pan bajo el brazo, parece que él lo hizo con un libro bajo el suyo. No por ser escritor precisamente, ni menos historiador sino bibliotecario. Aquella profesión que todos ven como a un viejito renegón jorobado jalando un carrito lleno de libros o durmiendo en médio de los estantes. Sin embargo, quien se atreva a introducirse en este relato sin duda llegará a identificarse con el personaje principal y, tal vez, aunque no llegué a amar a las bibliotecas como él, sí logre comprender y valorar lo que este gran centro del saber representa.

Se invita, pues, al amable lector a hacerse partícipe de estas vivencias.

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CAPÍTULO I EL DESPERTAR DE UNA VOCACIÓN “Un libro, un libro para morir tranquilo” Jorge Luis Borges

En una calurosa tarde de verano Gabriel se encontraba sentado en una sala de espera para ser llamado a una entrevista personal para gerente de archivo. Como demoraban en llamarlo, comenzó a reflexionar sobre cómo había llegado hasta este punto, cómo había descubierto esta vocación que hasta ese entonces la había vivido intensamente y sus recuerdos lo llevaron hasta los primeros años de su vida…

LA INFANCIA El mismo día en que fue derrocado el general Velasco Alvarado por uma Junta Militar liderada por Morales Bermudez nació nuestro personaje en una modesta sala de parto del Hospital Dos de Mayo de Lima. Pocos años después nuevos aires de democracia se respiraban ya que la Junta Militar se había retirado al ser elegido democraticamente por segunda vez Belaunde Terry. Estamos ahora en la Lima de los ochenta, cuando nuestra capital dejó de llamarse la Ciudad jardín para pasar a ser simplemente Lima la gris, una urbe que se comenzaba a llenar de inmigrantes, donde los pueblos jóvenes crecían sin cesar en la periferia y en donde las calles se comenzaban a llenar de ambulantes. Sin embargo la modernidad se habría paso a su vez, y la ciudad crecía tanto par arriba como a lo ancho. En medio de la maraña de barrios y avenidas que conformaban su casco urbano se ubicaba Mirones, una unidad vecinal de clase media baja habitada en su mayoría por empleados púbicos y obreros. Una de tantas mañanas se veía por entre sus callejuelas a un grupo de niños correteando, uno de ellos, gordito y de raya al costado, muy parecido al Marco de la televisión, se retrasaba. - Apúrate Gabriel, siempre te estás quedando, le gritaban sus otros amigos. Y es que él era así, lento para las carreras, lento para el deporte en general, ensimismado en el colegio, y no es que fuera autista o algo parecido, solo que no le interesaban esas cosas. Prefería estar en casa jugando solo o leyendo alguna historieta que su papá le traía. Las pocas veces que salía a jugar era por la insistencia de su mamá quien dseseaba que se volviera más sociable. La situación económica en casa no era muy buena que digamos, los Linares eran una família numerosa y, debido a sus convicciones católicas, habían traido al mundo a todos los hijos que buenamente pudieron, así, Gabriel llegó a ser el último de once hermanos. Debido a ello, Carmen, su mamá, tenía que hacer malabares para cocinar todos los días. 9


Su esposo Adriano era el jefe de archivo en la compañía peruano-alemana Citeco. Su remuneración no era en realidad tan modesta pero los archivos eran vistos, como ahora, solo como áreas auxiliares de las oficinas y por ende, su personal solo por encima de los guardianes y el servicio de limpieza. Adriano estaba un poco mejor que sus subordinados por ser el jefe de su área pero siempre hacía lo posible por conseguir mejores salarios para ellos. Él había sido comunista en su juventud y le parecía que había que combatir las injusticias allá donde las hubiera. Cuando salía del trabajo solía pasar por la avenida Colmena y detenerse en un quiosco verde de la esquina donde compraba algunas historietas para Gabriel. Éste lo esperaba en casa con ansias para poder leer los últimos números de las historietas de Tom y Jerry, Mckey Mouse o Condorito. Fue así como fue interesándose por la lectura. Una curiosidad innata parecía inspirarlo. O tal vez era el ejemplo en casa pues su papá también era un gran lector, siempre lo veía leyendo algún diario como El Comercio, especialmente haciendo sus geniogramas, o el Matarato de La República. Otras veces lo veía con la Caretas en el cuarto o con algún nuevo libro en su escritorio. En otras ocasiones, cuando lo acompañaba al Centro de Lima en la paquidérmica línea 20 (hoy desaparecida), también iba leyendo así fuera parado. A los cinco años sus padres decidieron matricular a Gabriel en el jardín de la infancia de donde recordaba a la muy paciente Señorita Mirna con quien aprendió a leer usando el popular Coquito; fue allí donde conoció también a Geraldo quien llegaría a ser uno de sus mejores amigos. Un buen día, su papá decidió llevarlo a su trabajo, que quedaba en la Avenida Argentina. Cómo vio que era él muy curioso para las lecturas y le gustaba jugar ordenando papeles y revistas decidió que lo acompañara a su oficina para enseñarle algunas cosas básicas como escribir a máquina, a usar el teléfono y, sobretodo, a archivar, claro de manera elemental. Allí, al verse rodeado de documentos de todo tipo, pronto se sintió a gusto y comenzó a husmear en todo lo que se le presentaba delante: archivadores rotulados con diferentes códigos (que no entendía), cajas de cartón, rotuladas también, colocadas en diferentes estantes de metal y papeles con sellos extraños dentro de fólderes manila sujetos por clips. Así es que fue encontrando el gusto por los archivos. Los años que siguieron fueron muy convulsionados políticamente, la inflación comenzaba a imperar y las amas de casa a sufrir; el terrorismo iniciaba su accionar ante la inacción de las autoridades. Justamente, a él le gustaba leer la sección cómica de La República llamada El país de las maravillas donde se le dibujaba a Belaunde siempre en una nube para dar a entender su falta de visión política frente a los problemas nacionales. El pueblo, para olvidar estos problemas, solía ir a las playas del sur durante el verano o a la Feria del Hogar durante el invierno. En aquel contexto ingresó al colegio. Fue justo el año en que Perú fue eliminado escandalosamente de un mundial aunque por entonces nadie siquiera suponía que no volvería a ir a uno en los próximos treinta años. Cursó toda la primaria y secundaria en la Gran Unidad Escolar Colegio Nacional de Varones Hipólito Unanue, cuyo lema era: 10


“Siempre la H, siempre la U, nadie le gana al HU” que les hacía repetir, sobretodo en las actuaciones, el respetado director Castañeda. Al llegar a la primaria ya sabía leer fluidamente aunque aún no sabía escribir muy bien. Cuando no había alguna huelga indefinida del SUTEP y se podía estudiar aprendió la educación básica con los libros de Santillana, Bruño, Zigma y Pons Muso. Éste último le enseñó a querer a los héroes de la Guerra con Chile como Grau, Bolognesi o Ugarte. Como toda escuela nacional de su tiempo existían serias falencias en infraestructura y su biblioteca no se salvaba de ello. Si su memoria no le fallaba ésta se llamaba “Abraham Valdelomar” y se ubicaba en el segundo piso del patio principal de secundaria, era un salón grande con mesas redondas de cuatro sillas, a un extremo de la sala se encontraba un mostrador de atención y detrás de éste los anaqueles con los libros que tenían una clasificación por colores de acuerdo a los grados de enseñanza. Los alumnos de primaria prácticamente no tenían acceso y, sin embargo, debido a su curiosidad innata, se las arreglaba para ir a visitarla todos los días sentándose en una sillita de madera verde. Ahí atendía una linda y amable señorita que se tomaba el trabajo de atender a los chicos en medio del bullicio generalizado. Llegado a los 8 o 9 años más o menos se puede decir que leyó su primera obra literaria completa, a impulsos nuevamente del autor de su vida, se trataba del Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra, este libro formaba parte de una colección de veintitantos volúmenes de diferentes obras de la literatura española de la revista Gente que Adriano había coleccionado pacientemente semana tras semana. El “Manco de Lepanto” no por gusto es llamado el padre de las letras castellanas pues en esta obra monumental presenta un reflejo de la sociedad y costumbres de su tiempo como en las Bodas de Camacho, la lucha contra los molinos de viento, la manteada, la península Barataria (donde fue un sabio gobernador nada menos que Sancho Panza). Pero, obviamente, es el personaje principal -el Quijote- quien termina cautivándolo porque, en medio de su locura, da muestras de valentía, heroísmo y desinteresado amor lo que lo convierte en un verdadero caballero igual al de las historias que leía y que lo terminaron haciendo perder el sano juicio. El eterno enamorado de Doña Dulcinea del Toboso definitivamente dejó una huella imborrable en él. Luego de disfrutar más que leer esta obra clásica se dispuso a husmear más en el librero que había en el pasillo de la casa y lo primero que tuvo a mano fue Los Tres Mosqueteros de Alejandro Dumas de una colección de clásicos de la editorial Oveja Negra. El genio Dumas presenta aquí a la Francia monárquica y de hecho gobernada por el intrigante cardenal Richelieu. En esta ocasión los héroes son tres valientes mosqueteros del Señor de Treville acompañados del osado D’artagnan quien era aprendiz de mosquetero. A pesar que el Hatari ya estaba de moda, al igual que el Pin Ball que todos jugaban en las esquinas, ellos no le quitaban mucho tiempo ya que los libros le interesaban cada día más y más. De vez em cuando los amiguitos lo buscaban para salir, y si no tenía nada que leer se ponía a jugar con ellos al trompo o a las bolitas.

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En ese entonces también estaba de moda coleccionar algo, lo que sea, algunos juntaban chapitas de diferentes marcas, otros coleccionaban calcomanías para pegarlas en las ventanas, otros llaveros, las chicas pósteres de sus cantantes favoritos y otros, como Gabriel, álbumes. Llegó a tener una colección respetable: El álbum del Quijote, del Planeta de los simios, de los Transformers, de Topo Gigio, de los Thundercats, El más y el menos, los Reinos de la naturaleza, España 82, México 86, La Santa Biblia, La vida de Jesús y los viajes del Papa. Si uno no completaba su álbum, a la salida del colegio podía intercambiar figuritas con sus compañeros o, en última instancia, ir a la misma Navarrete a llenarlo todo. De más grandesito también coleccionaría algunas revistas, entre ellas una que le traía gratos recuerdos llamada TheTransformers, pero no los de Hasbro de la Televisión (que dicho sea de paso era fanático como tantos otros niños de su época) sino una revista chilena coleccionable compuesta de 25 fascículos, la que compraba todas las semanas en los kioskos pero que completó comprando los números atrasados en Quilca y Colmena cuando todavía se vendían libros en las aceras de aquellas calles. Lamentablemente para él, en un momento la editorial dijo que dejaban de salir por falta de suscriptores. Se puede decir pues que fue, en definitiva, una niñez llena de ilusiones y descubrimientos, desbordante de fantasía y la etapa en que hizo los primeros contactos con aquel que sería su amigo a lo largo de toda la vida: el libro.

ADRIANO El padre de Gabriel era por entonces una persona cuarentona, alto, de lentes y bigotes. Junto a Carmen habían llegado, con gran esfuerzo, a comprar su casita propia y habían formado también una gran família. Pero a parte de ello, él tenía otras inquietudes, siendo un autodidácta se interesaba por la poesia y la política, sin poderse asegurar que le gustaba más. Cuando había alguna reunión importante en casa solía recitar algún poema de memoria con su voz clara y potente, uno de sus favoritos era Chocano: Soy el cantor de América autóctono y salvaje: mi lira tiene un alma, mi canto un ideal. Mi verso no se mece colgado de un ramaje con vaivén pausado de hamaca tropical... Cuando me siento inca, le rindo vasallaje al Sol, que me da el cetro de su poder real; cuando me siento hispano y evoco el coloniaje parecen mis estrofas trompetas de cristal… Aunque su favorito era el inmortal Vallejo: España, aparte de mí este cáliz Niños del mundo, si cae España -digo, es un decirsi cae 12


del cielo abajo su antebrazo que asen, en cabestro, dos láminas terrestres; niños ¡qué edad la de las sienes cóncavas! ¡qué temprano en el sol lo que os decía! ¡qué pronto en vuestro pecho el ruido anciano! ¡qué viejo vuestro 2 en el cuaderno!... Otras veces les recordaba a Neruda como todo un romántico que era en: Me gustas cuando callas porque estás como ausente, y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca. Parece que los ojos se te hubieran volado y parece que un beso te cerrara la boca… Pero, a decir verdad, las más de las veces les recitaba poemas hechos de su puño y letra, para lo cual se inspiraba principalmente en los miembros más queridos de su familia como cuando le recitó a una de sus hijas: Para mi hija Rosaura en el Día de la Madre Yo estuve preso en la fría celda de los desengaños: lugar tenebroso, sin sueños ni encantos, sin gratos recuerdos y eternos olvidos. Cuando sucumbía, perdida la fe, la ventana abierta de mis ilusiones se abrió nuevamente y regresé al ayer, a un día domingo de amor y de luz, de rojos claveles y rosas fragantes. … He visto a mi madre, la amiga morena color de la miel, con olor a limpio a ropa planchada e inmensa ternura… Adriano – preguntaba – ¿hiciste los versos para la abuelita? La increíble abuela, del ABC y los palotes el Ave María y el Padre Nuestro, del gesto adusto y el alma tierna, de mágicos guisos con sabor a gloria… Éramos felices como soy ahora, bebiendo del pasado envuelto en el tiempo. Este hermoso día en homenaje a ti, y a todas las madres, te ofrezco mis versos que logré bajar de la nube hermana de mi fantasía, para que recuerdes hijita querida 13


que he sido y seré solo un soñador. Lima, mayo de 2001 Algunas veces su inspiración se dirigía a alguna de las mascotas de la casa, como cuando falleció uno de los más engreídos: Responso al gato Negro Hasta siempre gato amigo se acabaron tus larguísimos maullidos que era el llanto con que a veces nos decías angustiado que muy pronto morirías. Hasta siempre gato bueno, permanente compañero de mis penas. en mis tristes soledades he buscado en el azul de tu mirada un mensaje cariñoso de los cielos. Hasta siempre gato negro se apagaron los destellos luminosos de tus lomos, quedó quieto el serpenteo de tu cola interminable que ahora duerme acurrucada con tus sueños. Hasta siempre gato flaco, ya no temas, ya no sufras, que a tu lado está Joroba que es tu amigo y más lejos yace El Gringo en la paz de los jardines. Lima, 4 de abril de 1992

Como ya se dijo su otra pasión era la política, simpatizante de la izquierda, aquella inspirada en Mariátegui que estaba unida y que lideraba Barrantes el popular “Frejolito”. En ocasiones llevaba a Gabriel a la Plaza San Martín a escuchar los mítines donde, como gran orador, Frejolito alentaba a sus simpatizantes. Gabriel aprendió muchas cosas de su papá, se puede decir que su ejemplo lo ayudaría a encontrar su vocación aunque a Adriano no le gustaba ser archivero y solo lo hacía por cumplir y porque era un trabjo estable. A él le debía sus primeros conocimientos sobre la historia universal, la filosofía, la política, en fin, sobre todas aquellas materias que llenan el espíritu del hombre. Así, desde muy temprana edad supo de las hazañas de Aníbal al cruzar los pirineos, de los debates de Sócrates con los sofistas, de la historia del rey 14


Midas quien por su avaricia todo lo que tocaba se transformaba en oro, de la paciencia de Job para con las duras pruebas de Dios, de la doctrina de paz de Siddharta Gautama (Buda), de la invasión europea de los Hunos liderados por el temible Atila y como éste no atacó Roma por intercesión del Papa, del honi soit qui mal y pense que pronunció el rey Eduardo III, del “No pasarán” de la España republicana y de tantas y tantas frases en latín como del Cogito ergo sum de Descartes, del Vade retro Satanas de Jesucristo, del homo homini lupus est del griego Pazluto Asinaria, del veni vidi vinci de Julio César cuando relató su victoria sobre el rey del Ponto, del delenda est Carthago de Catón el Viejo para advertir del peligro latente de la eterna rival de Roma, etc., etc., etc.… A pesar de los reproches de Carmen quien siempre le recriminaba el no haber utilizado sus conocimientos para tener una carrera más rentable, él le respondía que si algo dejó de hacer por meterse en cosas de la política cualquiera de su numerosa prole lo haría. Nunca olvidará tampoco los eternos debates que tuvieron y, a pesar que habían leído en ocasiones el mismo texto, él lo podía comprender mejor pues era un gran polemista, y se podría decir que desde que partió a mejor vida ya no tuvo con quien hablar de religión. Entre las interminables tertulias que tenían tocaban temas tan rebuscados como la transubstanciación de Jesús en el pan y el vino o qué hay detrás de los agujeros negros; en ocasiones discutían temas de actualidad como los cambios geopolíticos de las últimas décadas, el desarme nuclear, el calentamiento global o temas de la política nacional, entre muchos otros. A veces se enfrascaba en verdaderos debates con sus hermanos también. - Pa’, el Chino se quiere reelegir, eso no es democrático, le dijo cierto día Mauro. - Lo es desde que la Nueva Constitución lo permite, replicó el autor de sus días. - Pero esa Constitución se elaboró a la medida de sus ambiciones por una mayoría parcializada con su causa, le replicó su otro hermano Adriano. - Esa mayoría fue elegida en comicios democráticos Adrianito, supervisados por la OEA y la Constitución del 93 por referendum, Vox populi, vox Dei. - Pero es riesgoso que se perpetúe en el poder y si él o su entorno quiere robar ¿quién los va a controlar?, contestó algo acalorado Mauro. - Su reelección es necesaria pues aún no ha terminado de realizar las reformas que el país requiere; aún hay terrorismo, la situación económica todavía es difícil y las obras en infraestructura no pueden parar. El riesgo de que un presidente robe no depende del tiempo que esté en el poder, mira a Alan, estuvo solo 5 años y se robó medio país. Ustedes son jóvenes y les falta mucho por aprender de la vida aún. - Sin embargo, Fujimori cerró el parlamento legítimamente elegido por un medio no contemplado en la Constitución vigente de ese momento, la del 79, sin tratar primero de dialogar con las cámaras, eso demostró su deseo autoritario, dijo Gabriel quien hasta entonces solo había estado escuchando. Los demás se sorprendieron de su atrevimiento ya que solo era un muchachito de 12 años y le dijeron que no le hablara a sí a papá.

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- Déjenlo, porque es menor no va a dejar de opinar, además lo que dice tiene mucho sentido. -Mira Gabrielito, dijo su papá dirigiéndose a él que de repente se había sonrojado, cuando un país está en crisis, como el Perú en ese entonces y además está en riesgo la seguridad nacional es necesario tomar medidas radicales y el Parlamento no estuvo a la altura al bloquear importantísimos proyectos de ley. Políticos tradicionales más preocupados en subirse el sueldo que servir a la patria. Al Ejecutivo le tocaba entonces tomar las riendas plenas del poder hasta solucionar dicha crisis ya que es un poder que emana del pueblo también. Lo mismo hacían los romanos al nombrar un dictador en caso que su nación esté en peligro grave y algo parecido se contempla también en muchos sistemas de gobierno europeos y de la misma manera Estados Unidos inviste de poderes especiales a un presidente en estos casos. Aunque Gabriel se quedó conforme con esta explicación sus hermanos no se daban aun por vencidos y siguieron discutiendo. - Pucha, tienes una respuesta para todo pero aun así… De otro lado, Adriano siempre llevaba a pasear a su hijo menor, lo hacía visitar los más importantes museos de Lima como las Catacumbas o La Inquisición. Gabriel recordaba que cuando pasabean por el Jirón de la Unión solían entrar al Templo de Las Mercedes a visitar la tumba del Padre Urraca quien llevara una vida de santidad pero que inexplicablemente habían pasado tres siglos ya sin que la Iglesia se acordara de su causa. Y esto a pesar que era una persona muy milagrosa. Según su papá varias veces sus favores lo habían sacado de verdaderos apuros por lo que él era un ferviente devoto suyo y deseaba que él le siguiera los pasos. Cuando ingresaban a ese templo, entre los retablos dorados, las velitas encendidas y las miradas de los devotos, Gabriel observaba la enorme cruz de metal de color verde unida a la pared que lo hacía sentir realmente reconfortado, ahí fue naciendo la que creería iba a ser su vocación de grande: el sacerdocio… Según Adriano Los Linares descendían de una muy repetable família catalana y por ello seguía al Barcelona aunque su corazón era del Municipal aquel equipo de la franja roja que tuvo sus años dorados en los sesenta; en la familia, por supuesto, todos eran de este equipo y hasta lo seguían en los estadios semana tras semana. Sin embargo Gabriel, si alguna cosa tenía que reprocharse, fue el dejar de seguir al club de sus amores y de toda la familia lo que evidentemente no le gustó a nadie pues de adolescente cambió el ¡Arriba, Abajo, Echa Muni Carajo! por el del equipo del Rímac ¡Fuerza Cristal! que por entonces llegó a ser subcampeón de la Copa Libertadores. Tampoco olvidaba que su padre fuera autor, en los años cincuenta, del “Diablito Gráfico”, un diario vecinal dedicado a mencionar las vivencias del club Deportivo Diablos Rojos de Barraganes del Rímac (distrito donde se crió) y que el fundara con sus amigos del barrio los cuales eran tan unidos, a pesar del tiempo, que hasta les dedicó una canción: La polka de los Diablos Rojos 16


El equipo de los Diablos Rojos, un elenco de gran corazón, son muchachos del barrio de Barraganes más unidos que una hermandad. Juegan a la pelota con soltura armando juego de gran emoción y si hay bronca también ahí los diablos están porque son unidos hasta el fin. Éste es el Patico, Lecca y Lalo, Chato, Chino Rojas, Julio Noliz Ronco, Zambo Cossio, Viejo Tino, Adriano, Dorival, Neyra, Huaral y Gómez… Por eso cuando van al campo sacan la pelota fijo que es un gol. Lima, febrero de 1953 Adriano, un hombre abnegado, de principios, quien nunca estuvo de acuerdo con el aborto pues trajo al mundo a todos los hijos que Dios buenamente le quiso dar, él, que se había forjado una gran familia en base a esfuerzo y sacrificio y que al lado de su mujer habían salido adelante hasta llegar a tener su ansiada casita propia en Mirones. A ese gran hombre más lo recordaba Gabriel echado sobre su sofá, descansando, corriéndose el bigote que era el término de su nariz aguileña, con la cabeza de frente amplia y pardos ojos mientras el tocadiscos tocaba su canción favorita: El Quijote, de Julio Iglesias y con cuya letra se sentía identificado.

LA ADOLESCENCIA Eran mediados de los ochenta, el pueblo peruano, equivocándose por enésima vez, terminaba de elegir al joven e inexperto Alan García de quien las chicas decían era muy guapo y por eso merecía portar la banda presidencial. El hecho es que nuevamente se respiraban aires de cambio por todas partes. Los ochenta también fueron la década dorada de la salsa con Niche, Óscar D’león, Los Titanes, del pop de Michael Jackson, Madonna, asimismo, de las series cómicas y policiales que nadie se perdía, de los Años Maravillosos protagonizado por Kevin de quien Gabriel, como los demás chicos de su edad, se sentía identificado. Para ese entonces ya estaba entrando en la pubertad, esa etapa de la vida en que uno se siente más confundido e inseguro respecto a la vida. Es una transición en que se va dejando de ser niño para convertirse en adulto. Es cuando llega el primer amor (aunque 17


platónico), la primera fiesta, el primer beso, la rebeldía ante los padres, el primer bigote, los primeros barritos y el armar collera en el barrio. Por esos tiempos pues, como todo muchacho, se enamoró, tuvo frustraciones, vio y leyó cosas prohibidas, fue rebelde y, sobretodo, se inició en lecturas más grandes y apasionantes quizá para tratar de escapar a la dura realidad de la vida, de los problemas en casa y de sus continuas crisis existenciales que en ese entonces comenzaban a aparecer y así poder enfrascarse en un mundo de fantasía donde podía alcanzar sus sueños más anhelados. Fue en ese entonces que su querido hermano Mauro decidió viajar a la Argentina en busca de un mejor futuro. El Gobierno lo había becado con los famosos dólares MUC para que pudiera estudiar en la prestigiosa Universidad de Buenos Aires. Su partida lo entristeció mucho pues él era su hermano más cercano y siempre lo ayudaba con sus tareas de matemáticas y ciencias. - ¿Volverás, no hijito? - Sí mamá, depende de como me vaya el próximo año vendré a visitarlos. - Hijo, tú eres talentoso y eso debes demostrarlo donde quiera que vayas, y cómo dijo Virgilo: “donde fueres has lo que vieres” y te evitarás problemas. - Lo tendré en cuenta papá. - Adios Maurito, dijeron sus hemanas al unísono mientras lo abrazaban. - Chaú Mauro, no olvides escribirme y enviarme alguna revista de allá. - Claro, lo haré Gabriel, y no dejes de leer que la ignorancia es nuestra mayor enemiga... Así partió a tierras gauchas su querido hermano. Pero poco a poco su familia se fue resignando a su partida. Gabriel una vez se encerró en su cuarto a pensar sobre esto echado sobre la cama, pero más bien recordaba, no sabía por qué, a la señorita de la biblioteca del colegio, siempre rodeada de libros ¿no se aburrirá? Si yo fuera ella me ponía a leer todo para no morirme de la modorra, pensaba. De repente, al mirar a su alrededor se sintió también rodeado de libros pues en cada extremo de la habitación estaban colocados dos libreros. Ellos siempre habían estado ahí empolvándose pero nunca los tomó en cuenta. Así que se incorporó y cogió al azar una novela de la editorial Oveja Negra, medio gastada, que estaba en el primer anaquel. La comenzó a leer con curiosidad y emoción, poco a poco le pareció más y más apasionante al llegar a sentirse un polizonte del Nautilus, tener de capitán al misterioso Nemo, cuyo nombre en latín quiere decir Nadie, y con él viajar por las profundidades del ancho mar a donde nadie más había llegado, salir en traje de buzo a explorar estas mismas profundidades y descubrir las ruinas de la mítica Atlántida, en fin, naufragar a causa del Maelstrong. Se enganchó tanto con la historia que solo al final reparó en que había terminado de leer, en una sola tarde, Veinte mil Leguas de Viaje Submarino de Julio Verne. Desde entonces se volvió costumbre encerrarse en el cuarto a leer por las tardes cuando volvía del colegio. Halló otra obra del mismo autor, pero esta vez no era un viaje futurista, sino una novela de aventuras donde el personaje principal, Daniel Strogoff, correo 18


del Zar de Rusia, debía pasar duras pruebas para entregar un mensaje importantísimo que salvaría al imperio de una inminente invasión tártara. Por las noches no era fácil encontrar un espacio libre y tranquilo donde poder concentrarse en casa, a sus hermanos les gustaba ver, según el día que fuere, Camotillo el Tinterillo o los Detectilocos, su mamá y sus hermanas veían sus novelas como Carmín, la Quinceañera o alguna otra “telellorona”, y más tarde que eso su papá veía siempre algún programa político como el Panamericano o Frente a Frente, cuando no alguna serie como Los Magníficos o Starky y Hush. Debido a ello, a esas horas, él prefería meterse a un cuartito adyacente a la cocina donde llevaba los libros que cogía de los libreros. En una ocasión pudo leer la colección completa de “Las Mil y Una Noches”, cuentos árabes (aunque ahora se dice que son persas) donde la bella Cherezada tenía que contar un cuento cada noche por mil noches al sultán para no perder la cabeza como le sucedió a las anteriores concubinas de éste. Gracias a Cherezada conoció a Aladino y su lámpara maravillosa, a los genios, a las alfombras voladoras, a Simbad el marino, a Alibabá y los cuarenta ladrones y cuantas historias divertidas y pícaras se pueda uno imaginar. Cabe resaltar que de vez en cuando tuvo que leer con vela ya que los terroristas solían volar una que otra torre de alta tensión casi a diario dejando a Lima en tinieblas. Pero esto no lo desanimó pues la lectura ya era parte de su vida. Poco a poco se fue adentrando en los clásicos de la literatura española al leer la gran colección que Gente puso a la venta. Como se dijo líneas arriba había gozado ya las aventuras del Quijote pero luego se dejó seducir por los inspirados versos dedicados a la bella Galatea del mismo autor. Más adelante, se dejó llevar por el impacto de Fuenteovejuna de Lope de Vega donde el pueblo hace justicia por sus propias manos. De ahí pasó a Gustavo Adolfo Bécquer y sus famosos poemas de amor, del cual memorizó uno que de joven le recitaría con éxito a una fémina: Volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar, y, otra vez, con el ala a sus cristales jugando llamarán; pero aquéllas que el vuelo refrenaban tu hermosura y mi dicha al contemplar, aquéllas que aprendieron nuestros nombres... ésas... ¡no volverán! … Volverán del amor en tus oídos las palabras ardientes a sonar; tu corazón, de su profundo sueño tal vez despertará; pero mudo y absorto y de rodillas, como se adora a Dios ante su altar, 19


como yo te he querido..., desengáñate: ¡así no te querrán! Debido a sus numerosas lecturas se comenzó a debilitar su vista, lo que notó en el salón de clases pues siempre tenía que sentarse adelante para poder ver la pizarra. Cuando Carmen lo llevó al oftalmólogo, éste le recomendó usar lentes, pero esos con lunas de poto de botella porque la miopía y el astigmatismo estaban algo avanzados, aunque temía el bullying entre sus amigos no le quedó otra alternativa que usarlos. Pero él no hizo caso a las recomencaciones del doctor con eso de cuidar su vista ni de no leer mucho, tanto así que continuó “devorando” los libros de la edad de oro de la literatra española que le faltaban a riesgo de tener que usar lentes toda la vida, lo que ocurriría finalmente. Otra historia que le llamó poderosamente la atención fue el Lazarillo de Tormes, libro anónimo que relata la vida de Lázaro de Tormes, un joven de origen muy humilde que muy pronto se vuelve un experto pícaro debido a la malicia e indiferencia que encuentra en las personas. Asimismo, aprendió con Calderón de la Barca en la Vida es Sueño quien pone en boca de Segismundo estas sabias palabras: “Que toda la vida es sueño y los sueños, sueños son”. Conoció las costumbres conservadoras de la España decimonónica gracias al Sí de las Niñas de Fernando de Moratín. Y como podía olvidar Bodas de Sangre de Federico García Lorca, obra teatral donde todo gira en torno a una boda que lleva a dos familias a odiarse hasta la muerte. Y por qué no mencionar a El Burlador de Sevilla o Don Juan Tenorio de Tirso de Molina que narra la historia de un seductor empedernido cuya frase más característica es “¿tan largo me lo fiais?” para dar a entender que no tenía miedo ni de la muerte ni de la justicia divina. Y qué decir de la alcahueta Celestina de Fernando de Rojas cuyas argucias logran la unión entre Calisto y Melibea, sin embargo, esta obra como tantas otras de amor, acaba en tragedia con la muerte de los personajes principales. Tampoco podía olvidar a Santa Teresa de Jesús o de Ávila y sus Poemas que expresan un ardiente amor a lo divino. Ni las Coplas a la Muerte de mi Padre de Jorge Manrique donde éste ensalza la figura paterna presentándola como un ejemplo de vida. Ya su mamá andaba preocupada que Gabriel solo estuviera leyendo y leyendo descuidando los juegos y los amigos, pero Adriano más bien lo alentaba pues sabía que todo lo que aprendía le ayudaría más adelante. Por eso un día llegó a la casa con la colección completa de La Historia Universal de Carl Grimberg (conseguida en el emporio de la piratería Amazonas), historiador sueco que poseía la virtud de ser totalmente imparcial en sus relatos, cosa que no es usual. Con él aprendió sobre el Hombre de Neanderthal quien fuera desplazado por el más evolucionado Hombre de Cromagnon. Sobre el surgimiento de Egipto, sus pirámides, esfinges y faraones de un número asombroso de dinastías. Sobre los babilonios, caldeos y asirios. Sobre los minoicos, helenos, etruscos y latinos. Acerca de fenicios, filisteos, hebreos y árabes. Conoció a las milenarias culturas de China y de India. Las invasiones bárbaras al imperio romano de godos, visigodos, francos, ostrogodos y tantos otros. De las invasiones vikingas a Europa. Del surgimiento y desarrollo del cristianismo, islamismo, hinduismo, budismo, confucionismo. De la Alta y Baja Edad Media. 20


De las culturas precolombinas de América: incas, mayas, aztecas y chibchas. Del Renacimiento: Miguel Ángel, Da Vinci. De Lutero, Zwinglo, Calvino. De la Enciclopedia, la Bastilla, de Directorios, de Convenciones, la guillotina, de girondinos, jacobinos, de las 5 Repúblicas francesas, del imperio napoleónico, de Austerlitz y Waterloo. De la Albión Inglaterra, de la conquistadora España, de los reinos de Italia, de la catoliquísima Austria. De los EE.UU., de Washington, Jefferson, Lincoln, de guerras de independencia y secesión. De la independencia de Hispanoamérica, de gritos de dolores, de Maipú, Junín y Ayacucho. De las guerras mundiales, de trincheras, de aliados, de ideologías, revoluciones, exterminios, bombas atómicas y de la Naciones Unidas que es donde culminaba, lamentablemente para él, este extenso relato. A pesar que muchas veces juntaba sus propinas para ir a las librerías a comprar más libros siempre se llevaba la desilusión de ser carísimos por lo que adquirió la misma costumbre de la mayoría: ir a Amazonas o a Quilca donde se hallaba todo a mitad de precio. El jirón Amazonas, es aun hoy una calle donde en las primeras tres cuadras están instalados precarios módulos de venta de libros viejos y usados, al contrario del jirón Quilca donde hay libros originales ingresados al país por contrabando y, por ende, a precios más económicos. En Amazonas, entre textos de medicina desactualizados y libros de páginas amarillentas de las más diversas temáticas, pudo conseguir, en muy buen estado, la revista chilena Hechos Mundiales que tenía la característica de que cada número estaba dedicado completamente a un solo tema. Comenzó por una llamada Historia del cristianismo donde se hacía un recuento histórico desde los orígenes de la religión hebrea pasando por la vida y predica de Jesús y finalizando con la evolución, a lo largo de los siglos, de la Iglesia Católica hasta nuestros días. En la segunda parte se hace un análisis imparcial y sicológico de la personalidad de Jesús de Nazareth y cómo pudo llegar a convertirse en el fundador de la religión más importante del mundo. Posteriormente, enfoca sociológicamente el rol que ha cumplido la Iglesia así como su influencia en la cultura y en la vida del mundo occidental. Era una revista imparcial pues se daba cabida a opiniones tanto de especialistas racionalistas como de importantes teólogos. Cierto día, en el mismo Amazonas, conversando Gabriel con uno de los cachineros (quien a pesar de su condición, era una persona culta y versada), éste le dijo: - Te cuento casero, hay un número de Hechos Mundiales que se llama La Revolución China. - ¿Y de qué trata? - Sobre la interesante historia de este país milenario, el cual es heredero de una gran tradición y en época reciente está dominado por el comunismo que se inició con el levantamiento popular liderado por Mao Tse Tung o Mao Tse Do que culminó con la derrota de los nacionalistas y la llegada al poder de una doctrina que cambiaría por completo la posición de China en el escenario mundial como una potencia militar entonces y ahora también como potencia económica. - La compro Maestro y ¿qué otros números me recomienda? 21


- Hay un montón caserito, más bien tú mismo escógete, mientras más lleves más barato te los dejo. De esta manera llegaron a sus manos: La Historia del Fascismo, los dos números dedicados a la Segunda Guerra Mundial, La Bomba Atómica, Los Fabulosos Años Veinte, La Revolución Cubana y La Historia de los Presidentes de los EEUU, revistas todas que lo llenaron plenamente… Cuando ingresó a la secundaria tuvo la oportunidad de estudiar con chicos de diferentes distritos de la capital ya que por aquellos tiempos no existían colegios estatales en los conos de Lima. En el Hipólito había que ser bien despierto para no ser tomado como “lorna” y si uno no quería ser visto como el punto del salón a veces había hasta que “mecharse” o juntarse con un grupito respetado. Fue ahí donde, muy a su pesar, comenzó a perder su natural timidez y a volverse más despierto y sociable, quizá las lecturas mismas le ayudaran a eso inconscientemente. Hasta el quinto año estudiaría en el Hipólito, el cual tenía una eterna rivalidad con otro popular colegio nacional el Sebastián Lorente, rivalidad que terminaría en numerosas peleas campales que traían como consecuencia alumnos expulsados, destrucción de infraestructura y hasta agresiones a directores, lo que provocó que el Ministerio de Educación cerrara al Lorente y lo fusionará con el de mujeres el Juana Infantes Vera. Alguna vez asistió a uno de estos enfrentamientos pero solo como espectador. En el salón conoció lo que era la chacota, el poner apodos, los plagios. Un día, cuando cursaba los últimos años de la secundaria, reunido con sus compañeros en hora libre, la conversación giró en torno a qué cosas prohibidas habían hecho hasta ahora. - A ver cuenta pe` Rodríguez, todos queremos saber. - La otra vez, cuando yo pensé que no había nadie en mi casa, me fui a mi cuarto y escuché que de la ducha caía agua, pensando que se habían olvidado de cerrarla, entré al baño y vi a mi hermana bañándose, no pude ni moverme de la impresión y ella no sabía cómo taparse pues sus dos manos no le bastaban a cubrir sus pechos y su ya saben qué. Todos rieron morbosamente. - Yo la otra vez, me tomé el vino que mi papá guardaba para las fiestas, sin saber me emborraché y comencé a vomitar frente a todos a la hora de la cena. Después que me pasó mi papá me sacó la mela con la correa, contó de manera muy colorida Pomajambo. - Eso no es nada, yo estuve con mi prima que vino de Chiclayo, una vez que nos quedamos solos, les contó Sánchez. - Anda panudo, seguro ya te creimos. Cuando fue el turno de Gabriel solo tuvo para contar que, en cierta ocasión, al llegar temprano a casa porque había reunión de profesores, encontró debajo de un mueble del cuarto, en una caja bien cerrada, una colección de revistas pornográficas. Quizá sean de 22


alguno de sus hermanos, pensó en ese momento, de quien más podrían ser, el hecho es que su curiosidad pudo más que su temor inicial y así fue como conoció la anatomía de bellas señoritas al revisar Playboy, Penthouse y otra llamada simplemente Z, revista triple x peruana, que dicho sea de paso, era bastante vulgar. Lo que sí no contó fue la consiguiente masturbación a que todo esto lo llevó. Los muchachos lo oían con atención y solo uno atinó a decirle: “Linares, cuando veas esas cosas no leas las historias, pues te malograrán la mente, solo ve las fotos nomás”. Tomó esto con agrado ya que un consejo hasta de un conejo… Además aquellas lecturas no lo llenaron realmente y no volvió a consultarlas más. En lo que respecta a los libros que tuvo al alcance cuando cursaba esos agitados años de la secundaria recordaba el interesante librito de referencia Obras Literarias de Puccinelli (en cuya portada aparecía el gran filósofo del “Conócete a ti mismo”) que hace un recuento de las más importantes obras de la literatura universal incluyendo un pequeño pero preciso resumen de cada una de ellas. También le agradaron los textos para secundaria de la historia universal y uno que otro de literatura. La biblioteca escolar del Hipólito, como se dijo líneas más arriba, solo contenía libros usados y anticuados; sin embargo, fue allí donde conseguió Paco Yunque de César Vallejo que cuenta los sufrimientos de un ingenuo niño en su escuela provocados por sus compañeros de aula, lo que en su tiempo se diría lorna y ahora se le conoce con el término inglés de bullying. Sus amigos lo molestaban cuando lo veían entrar a la Biblioteca, le decían que estaba enamorado de la bibliotecaria (que dicho sea de paso no era cierto pues en verdad nunca la vio como mujer sino como la facilitadora de los libros que tanto le gustaban), él no hacía caso a lo que hablaban, su curiosidad por leer podía más. Cuando llegaban las vacaciones, Gabriel solía asistir a los Boyscouts – del famoso lema ¡Siempre listos! ¡Siempre listos! - de Mirones cuyo grupo se llamaba Lima 79 y era dirigido por el Párroco de la San pío X, el bueno del Padre Hugo. Su papá insistió para que entrara ya que sus hermanos mayores y él mismo también lo habían sido. Además cuando no había clases era un lugar ideal para mantenerse ocupado. Ahí aprendió a poner en práctica los valores y la disciplina., los primeros auxilios y hasta a dirigir el tránsito pues eso es lo que hacen los Scouts cada 30 de agosto para cubrir a los policías de tránsito que descansan por tener de Patrona a Santa Rosa de Lima. Esta asociación se asemeja en algo a la organización militar ya que uno va escalando galardones de acuerdo a su mérito y antigüedad; así uno pasa de ser Lobato o Ardilla a Scout, y luego a Scout 1º clase, 2º clase, 3º clase, Guía de Patrulla, Rover, Jefe, etc. Para subir algún escalón es preciso pasar algunas pruebas de resistencia física o de conocimientos. De igual modo, aprendió de los manuales de escultismo que tuvo a la mano, de la vida y obra de su fundador Baden Powell, el escultismo a nivel mundial, la razón de ser de los Jamborees (encuentros entre grupos a nivel local o internacional), el significado de las medallas por especialidades y la misión y visión del Muchacho Explorador. 23


Algo que no olvidará jamás fue la noche en que juramentó como Scout de 3º clase en la Patrulla Águilas, cuyo estandarte era negro con verde simulando al de aquel animal y cuyo grito de guerra era ¡ruá! ¡ruá! ¡ruá! Esa noche, ante la presencia de la Tropa y de sus padres, se pronunció el juramento que debía ser guardado de por vida: “Por mi honor prometo hacer cuanto de mí depende para cumplir mis deberes para con Dios y la Patria, ayudar a mi prójimo en toda circunstancia y cumplir fielmente la Ley Scout.” Otra de las cosas que hizo de adolescente fue elaborar un periódico familiar titulado nada más y nada menos que Los Linares. Con la ayuda de Mirtha, su hermana quien lo ayudó con el diseño y sus dos sobrinitos: Carloncho y Mercedes, quienes colaboraron con la recopilación de noticias, Los Linares salió a la luz. Éste diario trataba de ser el vocero de la familia y estaba diseñado en la portada con dibujos, fotos a colores y titulares rimbombantes como: “Fiebre de Cóndor invade la casa” (para referirse a que esa nueva cerveza se había convertido en la favorita de los paladares de tíos, primos y hermanos) o “Televisión restringida” (que era una protesta contra los horarios para ver televisión que se le imponían a los más pequeños en el hogar). También contaba con una sección editorial, con la opinión de los directores en la columna de la derecha y un poema de Adriano en la otra columna, en la siguiente página venía la sección local (noticias caseras), luego la sección exterior (noticias de las otras casas de sus parientes más lejanos), después la sección novedades (con los últimos chismes del barrio), seguidamente la sección humor (donde “agarraban” de punto a algún miembro de la familia que se hubiera portado mal) y, finalmente, la sección amenidades (con entrevistas y juegos). No obstante, Los Linares tuvo una vida efímera y sus 7 números semanales que fueron publicados daban la impresión de haber sido más un semanario antes que un diario. En esta etapa de su vida aun mantenía su inclinación de coleccionista pues llegó a tener un álbum de estampillas, otro de billetes, una latita con monedas de varias partes del mundo y la colección completa de los discos de Niche (que admiraba mucho) de Jairo Varela y Tito Gómez, entre los que destacaban los álbumes Tapando el Hueco y Me Sabe a Perú. Llegado al 3° año de la secundaria, debido a que era alto y además estudioso, llegó a formar parte de la Escolta y así participó de todos los desfiles que hubo desde el de fiestas patrias, en la avenida Salaverry, hasta la coronación de la Reina de la Primavera en el aniversario del Hipólito. Ya en 4º año, su salón comenzó a recibir la visita de las Academias para alentar a los alumnos a escoger su vocación profesional. Cuando leía esas revistas de orientación vocacional comenzó a preocuparse seriamente en qué podría ser de adulto, pero el futuro se le nublaba, en ocasiones se veía de sacerdote, en otras de administrador, una vez se vio como bibliotecario pero sintió vergüenza pues estaba convencido que esa disciplina era solo para mujeres. En los test vocacionales que llenaba siempre le salía que sería administrador pero eso no terminaba de convencerlo…

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En los últimos años de estudio había ya cierto hastío de las clases, de las actuaciones, exámenes y esas cosas y solía escaparse antes de la salida (lo que se llamaba tirarse la pera o la vaca), con los amigos; una vez afuera nadie quería ir directamente a su casa y se iban, a veces al taco, a veces a jugar fulbito de mano y otras al cine. En Mirones existía uno de los últimos cines de barrio de Lima, era un local vetusto, con las paredes llenas de grafitis ininteligibles, de un solo baño mal oliente y la entrada solo costaba 5 soles. Hace diez años los estrenos de películas como StarWar o ET eran la sensación y se hacía largas filas para que las familias pudieran ingresar a la moderna sala de sillones de forros rojos donde, desde un balcón ubicado en la parte trasera se proyectaba la película que siempre comenzaba tarde pues un motorizado era el que traía la cinta sorteando el terrible tráfico de la ciudad. Pero en ese entonces ya estaba venido a menos. Con la difusión del VHS, todas las salas de cine pasarían por muchos años de crisis hasta el momento en que llegaron las modernas salas como Cinemark o Cineplanet. Debido al abandono en que se encontraba el cine Mirones, las películas que daban eran siempre de acción, terror o porno (esas de bajo presupuesto) y nunca se fijaban si el que entrara era menor de edad y estaba con uniforme e insignia además, lo más cómico es que la comisaría Mirones quedaba justo a la vuelta de dicho local… En otra ocasión, ya en 5° año, un compañero de clases tenía que representar cualquier obra teatral griega para aprobar el curso de Arte y le pidió ayuda ofreciéndose a pagarle por el trabajito. Él le contestó que encantado lo ayudaría a preparar su representación si a cambio le obsequiaba el librito que les serviría de guía llamado Tragedias Griegas; así quedaron y su compañero aprobó con 17 mientras que Gabriel se inició con lecturas como Edipo rey, Electra, Los siete contra Tebas, Los persas, Prometeo encadenado y Andrómaca, todas con finales más o menos desgraciados pero con un mensaje muy profundo. En el año de la captura de Abimael Guzmán y del famoso “Disolver” de Fujimori terminó la secundaria y su promoción se llamó César Vallejo, desafortunadamente para todos no hubo viaje de despedida sino solo una fiesta modesta en el mismo local del colegio. Todas las actividades que realizaron con ese fin no fueron muy exitosas que digamos además que el profesor encargado de recolectar los fondos fue más cutrero que tesorero así que a fin de año el dinero no alcanzaba ni para viajar a Cañete. Aún con todo fue una etapa bonita de su vida y nunca podrá olvidar a la gente de la “promo”, en especial a LLactahuamán, Pomajambo, Morales, Rodríguez, Sánchez, Morón, Jiménez, Heras, Quillay y Villavicencio. Lo curioso es que a la mayoría de ellos solo los recordaría por sus apellidos pues en ese entonces todos éran llamados así. Del colegio solo conservaba en un cajón de su habitación, medio amarillenta, una camisa pintada por todos sus compañeros con mensajes de despedida, un diploma, un cuadro con la foto de todos y, además, una insignia con el HU granate con fonde blanco, los colores de su alma mater. De esta manera transcurrió la adolescencia de Gabriel que le dejó la sensación que todo tiempo pasado fue mejor.

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CAPÍTULO II LA JUVENTUD “Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad” Albert Einstein

Puede decirse que esta etapa es como la primavera de la vida, donde uno está lleno de proyectos y con las ganas para llevarlos a cabo. También en esta etapa uno se va encontrando cara a cara con la realidad que le pone límites a todo lo que uno quiera lograr. De la misma manera, los fracasos van dando la experiencia necesaria para alcanzar la prudencia debida que se alcanzará al volverse una persona madura… Estamos casi a mediados de los noventa y el pueblo aun no terminaba de recuperarse del tremendo shock ejecutado por Fujimori donde un asustado Hurtado Miller – Ministro de Economía y Finanzas - dijo “Qué Dios nos ayude” y cuya causa principal fue la triste herencia dejada por su predecesor (el del valium). Aunque a decir verdad, la situación ya comenzaba a mejorar, se habían terminado las interminables colas para conseguir alimentos básicos y gasolina y nuestra moneda (ahora el Nuevo Sol) empezaba a estabilizarse. Fue en este contexto que Gabriel finalizó su etapa escolar. EL BARRIO Luego de terminar uno el colegio se encuentra algo desorientado respecto a su destino, sin saber qué hacer, en su caso, mientras decidía a que dedicar el ahora gran tiempo libre del que disponía, Gabriel comenzó a frecuentar más su reputado barrio, Mirones. Hoy habrá algún tono, algún plansito saldrá por ahí o todo quedará en tomar un par de chelitas con la gentita, con los patas del barrunto, solía pensar, sobre todo los sábados por la noche antes de salir. De esa época recordaba a Geraldo (Chitis), quien era muy sociable, algo pelucón y bajito de estatura pero de un carácter muy fuerte (que hacía recordar a los pekineses según decían sus amigos), y a quien siempre se le veía en una Yamaha verde oscura, él tenía una extraordinaria capacidad para poner apodos a los demás y había sido amigo de Gabriel desde el jardín de la infancia de modo que la confianza entre ellos era única; a Enrique (Kikín) que era un chico que parecía que se descarriaba pero en el fondo era buena persona, él siempre paraba con su Camiseta de Alianza Lima, solía usar un lenguaje algo soez y liberal y, al tratarlo por primera vez uno se llevaba la impresión de ser algo pendenciero; a los hermanos Willy (Chinín) y Fabi (Chinón), éste último tenía una rara mala suerte para todo lo que se proponía, ambos eran medio chinitos y flaquitos, uno bien pilas y el otro todo lo contrario, y tampoco olvidaba al recordado Jorgito, un chico tranquilo pero en demasía, de contextura gruesa, trigueño y de estatura media, y como no recordar a la Chata Yaneth, quie estudiaba medicina en la Ricardo Palma, compañera de tantas juergas. Se sentía a gusto al salir con ellos, todos eran chéveres, aparte que podía hablar en su querida jerga limeña sin que nadie lo criticara. Con ellos y otros más solía frecuentar algunas discotecas los fines de semana. Como El Carolina, discoteca que existía en la Avenida Bolívar de Pueblo Libre y que de día era 26


una tienda de ropas con el mismo nombre. La tienda aún existe pero la disco ahora solo queda en el recuerdo de los que tuvieron la oportunidad de bailar sus primeras fiestas de techno y reggae en ese lugar. Lo gracioso era que para que la gente que saliera a comprar trago fuera de ella pudiera volver a entrar, los guachimanes le ponían a uno un sellito en el brazo pero como “hecha la ley hecha la trampa”, uno salía con cualquier pretexto de la disco, dejaba que le pongan su sellito en el brazo y luego, discretamente, ponía éste mismo brazo encima del de su amigo para copiarle el sello y éste pudiera entrar sin pagar. Otra discoteca conocida era la Corbeta que se encontraba medio escondida en el parque América, de Pueblo Libre también, y que de lejos daba la impresión de ser solo una casona de dos pisos. El hecho es que los sábados se llenaba a reventar con gente de todo Lima y el ambiente era propicio para “caerle a alguna germita” cómo se decía en ese tiempo. Los muchachos y Gabriel solían ingresar “clandestinamente” el Puchitrago que era una bebida fortísima creada por varias combinaciones de diferentes licores, y era algo así entre el ron y el racumín que inventara un tal Puchi que trabajaba en el Mercado de Mirones cargando papas. El hecho es que su trago se popularizó y con solo dos vasos ya uno se sentía como el personaje de la canción de Arena Hash: La Cabeza me da Vueltas. Otra disco recordada era el Viejo Almacén de la Marina, el cual dejó de funcionar luego del triste incendio que sufriera su local. Por esos tiempos le ofrecieron a Gabriel probar la marihuana y otras drogas pero siempre las rechazó pues siempre tuvo presente el consejo de su hermano Camilo: “si las pruebas una vez y te gustan ya te fregaste por el resto de tu vida”. Pero no todo era relajo en el barrio. Los muchachos y él, empujados por sus respectivos padres, decidieron buscar trabajo y salían casi todos los lunes con el voluminoso El Comercio del domingo a caminar sin cesar yendo de una empresa a otra haciendo largas colas y esquivando a las seudo agencias de empleos del Centro de Lima que siempre estaban cobrando 10 soles por postulación pero que cuando algún ingenuo pagaba nunca más volvía a saber de dicha agencia y del supuesto trabajo menos. Cuando Gabriel ya se iniciaba en la búsqueda de un oficio para valerse por sí mismo y pagarse sus estudios se inició en él, a su vez, un afán por visitar las distintas bibliotecas que se encontraban regadas por la capital pues ya se había leído todos los libros de su librero, algunos hasta más de una vez. Comenzó a ser “un ratón de biblioteca” o “gusano de biblioteca” (como se dice en otras partes) cuando por primera vez visitó la Biblioteca Central Pedro Zulen de la Universidad San Marcos, la cual le dio acceso a obras monumentales. En aquellos tiempos la Biblioteca era gratuita para los visitantes y solo era necesario presentar el DNI. Cabe señalar que dicho local era un edificio amplio y moderno construido con el apoyo del Gobierno Central. Los catálogos estaban totalmente automatizados y había desaparecido el clásico fichero manual para consultar las existencias bibliográficas así como el catálogo impreso. Estaba dividida en tres grandes salas o niveles: nivel 1, obras de humanidades y ciencias sociales y políticas, nivel 2, obras de ciencias puras y tesis y nivel 3, salas de cómputo y áreas administrativas. También existía una Sala de Hemeroteca y otra de Referencia, ambas de regular tamaño. Una de sus características era que no existía el préstamo a domicilio sino solo consulta en sala, ello debido a que, cuando prestaban los 27


libros a casa, éstos se perdían, los devolvían rotos o pintarrajeados y era difícil llevar un control de los mismos. Como ya habrá notado el amigo lector, su inclinación por las obras de humanidades era manifiesta, así que desde el primer momento que pisó el hall de dicho edificio se dispuso a ser un caserito del nivel 1. La primera obra que leyó formaba parte de una donación de la Universidad Nacional Autónoma de México y era La Guerra y la Paz del ruso León Tolstoi. Aquí se narra la historia relacionada de cuatro familias en el contexto de la guerra entre Rusia y Francia que conlleva a la invasión de Rusia y a la posterior expulsión de los invasores con la consiguiente llegada de la paz. En todo ese tiempo aparecen un sinnúmero de personajes de todas las esferas sociales y donde se discuten temas de la más diversa índole, como religión, política e historia. A su entender, los personajes principales son el millonario Pedro (Pierre) y la hermosa Natalia (Natasha) que luego de una apasionante historia de amor terminan felizmente casados. No quedándose contento con las largas horas que transcurrió sentado en la Biblioteca para terminar esta lectura, solicitó luego Historia de Dos Ciudades o A Tale of Two Cities de Charles Dickens cuya historia se desarrolla tanto en Londres como en París teniendo como escenario a la Revolución Francesa. Esta novela narra muy vivamente el fanatismo revolucionario del pueblo parisino que lleva a la guillotina a miles de aristócratas. Lo que más lo impresionó fue el sacrificio voluntario de un hombre que había sido rechazado por la mujer que amaba pero que aun así se hace pasar por el novio de ésta (acusado de alta traición a la República Francesa) a fin de salvarle la vida, Gabriel derramarría algunas lágrimas pues vió que ese era amor de verdad. Terminada está grata novela tuvo tiempo de leer Redoble por Rancas de Scorza que narra las luchas y padecimientos de un humilde pueblo pasqueño ante el abuso de una minera internacional muy poderosa. Luego de ello, leyó algunos clásicos ingleses como Tom Sawyer, Movy Dick, Los Viajes de Gulliver y otros más que ya se le escapaban a la memoria. San Marcos fue también el lugar donde comenzó a estudiar inglés. En clase usaban los famosos Headway Basic, Lower Intermediate, Upper intermediate y Advance. No era fácil estudiar pues no poseía un trabajo estable, de todos modos se las ingenió para llegar lo más lejos que pudo en el conocimiento de la lengua de Shakespeare y, lo que no aprendió en el Centro de Idiomas de San Marcos primero y en Euroidiomas después, lo completó de manera autodidáctica. A sus padres no les gustó mucho que dejara de estudiar pero esa era su decisión. Había en el librero de la casa unos libros de inglés básico del ICPNA bastante antiguos pero que le sirvieron para reforzar sus conocimientos de gramática. También había unos libros de la Universidad de Oxford que eran como manuales de preparación para exámenes de suficiencia del inglés así que los tomó y se tomó todas las pruebas que encontró ahí. Dominando ya un poco el inglés pasó a leer The Ulyses del irlandés James Joyce, obra de técnica innovadora que se desarrolla en el transcurso de un solo día y en monólogo 28


interior. Más adelante leyó Daddy Long Legs, las historias de misterio de Agatha Christie, las obras completas de Edgard Allan Poe (entre ellas el enigmático Gato Negro), a Whitman (en prosa), The Time Machine y The War of The Worlds, ambas del gran H.G. Wells y a Flavio Josefo y sus historias de los judíos. Pero San Marcos no fue solo el lugar donde aprendería inglés sino también donde conoció al primer amor, Janet, una chica estudiante de economía de rostro redondeado, cabello castaño y sonrisa contagiosa. Llevaron juntos desde el primer ciclo en el Centro de Idiomas. Después de irse conociendo y hacer trabajos de grupo juntos, un buen día se fueron charlando hasta el paradero y tuvieron una larga conversación. -

¿Qué música te gusta? ¿A mí? baladas en inglés, en especial The Eagles ¿y a ti? Igual, pero prefiero a Air Supply. Sabes, hay una canción Cuts like a knife, me encanta pero no la puedo encontrar. No te preocupes yo te la consigo y también la letra ¿ok? ¡Ay, gracias qué amable! Sabes, tu sonrisa es muy bonita. ¿Tú crees? Por supuesto, y tus ojitos tan tiernos además. Eso le dirás a todas, dijo Janet sonriendo. Para nada ya que es la primera vez que tengo la suerte de hablar con una chica tan linda. Se agradece…

Siempre hacían trabajo de grupo juntos y seguian yéndose al paradero a esperar la 32 (ella vivía por la Avenida Perú) charlando de todo un poco pues ese ómnibus demoraba bastante en pasar; hasta que un día decidió invitarla a salir. Acordaron ir al cine a ver Titanic. El lugar elegido fue el Cine Real de la Torre Real en Camino Real, cine que hoy es solo un recuerdo ya que actualmente se ha convertido en oficinas pero que en su tiempo fue uno de los más caros de la ciudad (para nada se atrevió a llevarla al Cine Mirones). El día señalado fue a recogerla a su casa y la pasaron todo el rato conversando en el bus. Ya en el cine, entre risas y comentarios, empezaron a ver la película. -

¡Qué tierno! mira como la ama. Sí, se ve que está bien templado. ¡Ay! yo quisiera que un chico me llegue a querer así. Quizá así sea, le dijo Gabriel tiernamente y le tomó la mano. ¿Por qué me agarras la mano? ¿Y por qué no? Ahora me abrazas. Bien confianzudo eres ¿no? Es que tengo frío ¿tú no? Un poquito.

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Y así abrazados llegaron al final de la película. Salieron tomados de la mano y no se soltaron si no fue para comprar un helado y luego, al llegar a unas banquitas y sentarse, le comenzó a acariciar sus castaños cabellos suavemente. -

Janet, estás más linda que nunca ¿lo sabías? Gracias, tú también. Sabes, creo que me estoy enamorando de ti. No digas eso. Es la verdad, te quiero flaquita…

Y acercándose lentamente besó sus labios y fue correspondido y se dieron un beso muy apasionado. Desde ese día fueron enamorados durante un largo año, días más días menos. Nadie supo exactamente por qué terminaron. Pero existía el rumor, sin confirmar pero del cual él se dejó llevar, que ella había comenzado a salir con un chico de su carrera. Todo sucedió una noche en que Gabriel, a la luz de la lámpara, se encontraba leyendo La Tía Julia y el Escribidor (del único Premio Nobel de Literatura del Perú) y recibió un mensaje de texto que decía: “Cojudo, te están poniendo los cuernos ahorita en el Parque Bolívar de Pueblo Libre con un pata de Medicina, si no crees anda y velo tú mismo”. Nunca olvidará ese momento, un frío intenso recorrió todo su cuerpo, una y otra vez ese terrible mensaje le pasaba por la cabeza ¿Será cierto? ¿Podía algo así sucederle ahora? ¿A él, justo a él? Mil veces se lo preguntaba y otras tantas se respondía. No pudiendo más con esta tensión se levantó súbitamente, encendió la luz de la habitación y buscó desesperadamente la llave de la casa, la llave de la casa, pero ¿dónde podía estar ahora? la buscó por todos los sitios posibles para al final encontrarla en sus propios bolsillos. Es que eso suele suceder cuando uno tiene la cabeza en otro lado ¡Cálmate, cálmate Gabriel! Así no llegarás muy lejos, se decía. Ahora solo quedaba salir a resolver ese asunto, pero ¿debería ir, no sería una imprudencia que empeoraría las cosas? no, no sí debo ir, se dijo y al fin lo decidió. Salió raudamente de la casa, cerró la puerta tras de sí pero luego volvió pues había olvidado cerrar la puerta con llave ¡ay! la puerta cuya llave con tanta desesperación había buscado. Mientras bajaba las gradas de la escalera exterior del edificio sentía que el aire le faltaba, no es nada, pensó, hace mucho que no hago ejercicio, ya me lo había dicho Jorgito cuando se ofreció ir a correr con él la otra vez. Qué largas que están las gradas esta vez, ¿es qué nunca terminaré de bajar? y es que a veces parece que cualquier acontecimiento se hace un mundo cuando uno tiene prisa. Cuando al fin logró llegar al patio del primer piso se sentía exhausto aunque en realidad solo había tardado un minuto en bajar. Una vez afuera comenzó a andar compulsivamente por la calle que llevaba al paradero, en eso, sintió la mente nublada y luego las dudas otra vez, las preguntas y las repreguntas: ¿Debo ir? ¿No será mejor quedarme en casa? Hoy juega el Cristal, quizá me llame la gente del barrio, si ponen unas chelitas todo se me pasará muy pronto y terminaré olvidando este asunto. Estuvo a punto de volver, es más, se detuvo por un momento, miró alrededor suyo y no vio nada que lo calmara, entonces continúo caminando como un autómata y luego tomó una combi que iba por la avenida Tingo María. Para ese momento 30


ya estaba absorto en sus pensamientos, era indiferente a todo, incluso a un “mendigo” que había subido a pedir dinero porque su abuelita estaba enferma y su hijita sufría una rara enfermedad para lo cual enseñaba las radiografías. Cuando bajó del carro se fue caminando directamente hacia la Plaza Bolívar, pero al llegar no encontró a Janet ¿Me habrán jugado una broma?, pensó. Nunca lo pudo comprobar pero la actitud de ella para con él cambió tanto desde entonces que prefirió alejarse. Si uno no sufre en la vida, nunca aprende, y así la vida le daba una dura lección. Se podría decir que fue un amor más platónico que real, pero que al final no se concretó; Janet, la de un bello lunarcito cerca de su boca, fue por muchos años recordada como la cielito lindo de su vida. Luego de la decepción, al saber que no se quedaría con ella, su amigo de toda la vida, Chitis, le decía: “olvídala chochera la firme ya llegará”. Y así, mientras esperaba a la firme pasó por una que otra aventura por ahí, pero nunca metiendo la pata ni tratando de burlarse de nadie. Más adelante, y como para olvidar esos momentos, se atrevió visitar la Biblioteca Nacional del Perú que en ese entonces atendía solo en el local de la Avenida Abancay. Para ser atendido se debía sacar un Carné de Lector a precio muy cómodo y presentar una fotografía tamaño carné. La lectura en sus salas era de estantería abierta. Ahí muy pronto se sintió reconfortando, nada le agradaba más que estar en una biblioteca. Inmediatamente comenzó a “devorar” diversas obras. Habiendo simpatizado con el comunismo de niño debido a las interminables charlas con Adriano se propuso leer El Capital, crítica de la economía política del judío-alemán Karl Marx, se podría decir que en esta obra se condensa el aporte económico-político de Marx como superación crítica de la economía clásica pues parte del estudio de las relaciones económicas de la producción donde el trabajo es de capital importancia y la plusvalía viene a ser la base de la acumulación capitalista. Acabada esta imponente lectura, comenzó a leer al inglés Charles Darwin y su Origen de las Especies. Este naturalista, padre de la teoría de la evolución, lo encandiló con su descripción de la flora y fauna de su tiempo para después concluir que todas las especies provienen de antepasados menos desarrollados y complejos mostrando una sagacidad única para demostrar sus enunciados. Gracias al préstamo de un libro de un amigo pudo complementar esta obra con El Origen del hombre del mismo autor donde quedó poco más que convencido que descendemos de la familia de los primates cosa que la genética moderna ha demostrado ya. No hay que olvidar que eran los años noventa y aunque el Gobierno había derrotado ya a la inflación y al terrorismo, una terrible recesión campeaba por todas partes con el consiguiente desempleo e inestabilidad laboral. Hasta este momento nuestro personaje había solo estudiado inglés y computación desde que acabara el colegio y para subsistir y ayudar en la casa había tenido diversos empleos, desde mensajero hasta ayudante de oficina, pasando por operario de producción y auxiliar de almacén. Como mensajero conoció Lima pero no la Lima de distritos tradicionales sino a la Lima formada por los inmigrantes y sus descendientes. Visitó conos, barriadas y cerros, vio los contrastes con las zonas residenciales, atravezó barriadas, a pie y en Taxi Cholo. Le parecía que la ciudad no tenía fin y se prolongaba eternamente. Mas, algo le decía que eso no era lo suyo y en verdad no se sentía cómodo con lo que hacía por eso se salió del trabajo, en realidad paraba cambiándose de trabajo, lo que causaba el enojo de Carmen quien le recriminaba qué era lo 31


que esperaba de la vida si siempre estaba tirado leyendo y viviendo en un mundo de fantasía, lo que era refutado por Adriáno, uno de sus hermanos mayores, quien le respondía: “déjalo ma’, peor hubiera sido si fuera fumón, borracho o marica”. Un poco herido en su amor propio decidió estudiar francés en la Alianza Francesa a fin de ser traductor y poder vivir de eso. Pero bueno, las cosas no resultaron ser como había pensado. Desde que comenzó tuvo problemas con la pronunciación. Su profesor, un senegalés, lo presionaba mucho con lo de la dicción, para él era muy fácil pronunciar correctamente un idioma cuyo 99% de palabras son agudas. Pero antes de terminar el nivel Básico ya conocía la gramática, claro no todas las conjugaciones pero se defendía bastante, así que una vez más decidió dejar sus estudios y perfeccionarse de manera autodidacta para, como lo habrá ya supuesto el amigo lector, poder leer obras en la lengua de Dumas por lo que comenzó con una de este mismo autor: Veinte Años Después que es como la continuación de Los Tres Mosqueteros. Luego continúo con Los Miserables, donde sobresalen el gran Jean Valjean, el revolucionario Mario y la hermosa Cossette y Nuestra Señora de París del Cuasimodo y la Gitanilla, obras ambas del inmortal Víctor Hugo. Después Nana, La Dama de las Camelias de Dumas hijo, El Candido de Voltaire, El Contrato Social de Jean Jacques Rousseau, La Vida de Jesús y muchos otros que no recordaba ya. Otra bonita etapa de su vida fue cuando se sumergió en las obras sicológicas y filosóficas que pudo. Freud le abrió la mente con su Interpretación de los Sueños y su Sexualidad Infantil, Jung lo llevó a una complicada introspección sicológica del mundo para entender el origen de las religiones en su Psicología y Religión y Kant lo convenció de ser un idealista en su La Religión dentro de los Límites de la Mera Razón que era la antítesis de Nietzsche y su Anticristo y su clásico Así Habló Zaratustra. Los fines de semana, cuando no tenía nada interesante que leer, salía al barrio a dar una vuelta. El punto de encuentro era siempre el Chasqui, licorería que quedaba justo en la esquina del parque Elio en Mirones, ahí, una vez reunida toda la “mancha”, a parte de piropear a las “flaquitas” que transitaban por el lugar, se planeaban los “tonos” y si nada salía o no había ni para la “chancha”, quedaba la Tía Chelera, otra tienda, donde una señora bastante renegona vendía el trago al crédito. Uno de esos sábados por la noche, entre anécdotas y chistes, y cuando ya la “chela” comenzaba a subirse a la cabeza, Jorgito les contó a todos la historia del patito amarillito. Gabriel no podía evitar una sonrisa maliciosa cada vez que recordaba dicha historia. - Anda Jorgito, cuéntate algo iteresante, tú siempre paras callado, lo animó Kikín. - Bueno, ahí les va, le contestó éste que ese día estaba muy suelto por el trago. - A ver, ya desembucha chochera, no tenemos toda la noche, lo apuró Chitis. - Pucha, un día, por el Día de San Valentín, Janet decidió obsequiarme un patito amarillito con tarjetita de dedicatoria y todo. Pasado un tiempo y como yo estaba muy necesitado de fichas le vendí el patito a Willy para que se lo dé a una chibola que no se mostraba nada interesada en él, pero él lo lavó y perfumó convenientemente y se lo envió a Cinthya que era el nombre de la flaquita. Ella, para demostrarle que no queria nada, y siendo malagradecida, 32


se lo dio a su hermanito para que jugara con él en el patio y todos lo vieran, especialmente el pobre de Willy que desde entonces se ganó el apodo de chibolero y termo. Pero un día, mientras el chibolo jugaba con el patito que ya estaba bien rotito, lo ve Fabi que aunque paraba misio y era tacañazo, le pide que se lo venda. Éste se lo regaló porque ya se había aburrido de ese juguete tan monse. Así que Fabi recicló de nuevo al patito sin saber para nada de de donde venía y se lo regaló por su cumpleaños a Janet ya que así pensaba ganar puntos con ella. Ya se imaginarán la cara de la pobre al ver a su patito regresar a sus manos luego de un año y todo reciclado y parchado todavía. De hecho que todo lo tomó por una broma bien pesadsa y comenzaron los reproches, sobretodo a mí que nunca imaginé que vender a ese patito me traería tan malas consecuencias, relató muy vivazmente Jorgito quien siempre trataba de refinarse en sus palabras sin lograrlo. Los muchachos no paraban de reírse y más aun cuando todos los involucrados estaban presentes… Otro día, Fabi convocó al barrio. Todos se buscaban parándose en la puerta del amigo y silbando un silbido especial que solo ellos dominaban. Una vez reunidos todos frente al Chasqui Fabi les dijo que estaba por comenzar una campaña en la Motta (fábrica de panetones que por entonces quedaba en la Avenida Venezuela al lado de la archiconocida D’onofrio), pagaban el sueldo mínimo y duraba cuatro meses hasta antes de navidad. Algunos no se interesaron, otros dijeron voy a ver, pero Gabriel sí se animó y postuló junto con Fabi. A él lo pusieron en turno tarde y a Fabi en la mañana. Trabajar como obrero de producción era una nueva experiencia para él. Todo el día estaba uno haciendo cajas o envolviendo panetones, esa monotonía lo aburría y empezó a extrañar sus libros. Lo positivo era que la pasaba conversando con los compañeros de al lado. Así conoció a Erika, a la china Mirna, a Oswaldo, a Henry y a Jimmy. Los varones se encargaban de encajar y embalar los panetones. En el caso de las chicas, ellas eran las encargadas de ponerle lacitos rojos y embolsarlos. No pasaron muchos días hasta que por ahí alguien invitó a una pollada bailable. Una pollada, decía para sus adentros, nunca he estado en una ¿Cómo serán? y al fin se decidió a ir, además que era organizada por Erika, prima de Mirna de quien Gabriel se sentía interesado ya que siempre sintió atracción por las chinitas. El siguiente sábado por la noche, luego de cobrar (los pagos eran semanales) se fueron todos juntos a la pollada. El local quedaba bastante lejos, era más allá del km 22 en Carabayllo y no sabían cuando llegar en la combi. Luego de pasar por varios arenales al fin llegaron. Erika y Mirna los guiaron por un terral que tenía solo algunas casas de cemento, las demás eran de esteras. A lo lejos, vieron algunas luces y se oía un ruido extraño. “Ahí es”, dijo Mirna. Al entrar al local vieron a varios hombres tomando, sentados en banquitas de madera y hablando en voz alta con un dejo andino, más allá había un equipo de sonido a todo volumen del cual salía la música de los Ronnies, Amigos de la Cerveza, pero nunca vio ningún pollo, ni crudo ni preparado. “Esperen”, dijeron las chicas al unísono, “vamos a llamar a los tíos para 33


presentárselos”. Los muchachos se miraron como perdidos, cuando en eso, aparecieron los tíos quienes eran dos hombres panzones y una señora de cabello pintado de rojo. - ¿Cómo están jóvenes?, dijo uno de ellos, ¿así que ustedes son enamorados de nuestras sobrinas? cuidado ah, que aquí somos bien celosos y no nos gusta la falta de respeto. - No señor, todos somos amigos nomás, le respondió Oswaldo. - Ya pues tío no fastidies déjalos que queremos que nos saquen a bailar, replicó Erika. Al fin los muchachos se sentaron, les pasaron chicha de jora para brindar y después de un rato la música cambió por una de Chacalón. “Vamos, vamos salgan a bailar no sean tímidos”, los animó una de las chicas. Jimmy tomó la iniciativa, sacó a Erika, después Oswaldo a Mirna. Gabriel se quedó sentado, además no sabía bailar chicha, estaba más acostumbrado a la salsa y el rock y, claro, a la música clásica. En eso, una mano lo invitó a salir a la pista. Miró hacia arriba y era una chica, de unos 17 añitos, con una minifalda roja, blusa blanca y bien maquillada. - ¿Podemos bailar amigo? - Ah, por supuesto, pero yo no sé bailar este ritmo. - No te preocupes, yo te enseño. Él estaba más preocupado por Mirna pero al voltear la vio besándose con Oswaldo. Esta perruncha, pensó, pucha o sea que vine por las puras caigüas. Así que decidió concentrarse en la chica con la que estaba bailando. - ¿Y cómo te llamas? - Pilar, soy hermana de Erika. Al oír estas palabras notó por el tufo que salía de su boca que estaba algo embriagada. - Ah mira no sabía, bien escondidita te tenía. - No me digas que te gusto, replicó ella riéndose. - La verdad sí, eres bien simpática. Y sin querer queriendo comenzó a bailar más pegadito. Cómo el trago ya se le había subido a la cabeza comenzó a bailar la chicha como todo un experto dando saltos como todos los demás. De un momento a otro, sin saber cómo, ya la estaba abrazando y comenzaron a chapar con la canción Colegiala linda colegiala de fondo. Cuando acabó esta pieza Erika se acercó a su sitio asustada. - ¿Qué pasa? - Mis primos están recontra asados, dicen qué quienes se han creído esos atorrantes para venir a faltarle el respeto a nuestras primas, mejor váyanse chicos no queremos problemas. - ¡Qué!, dijo Oswaldo, yo no soy ningún cabro para huir. 34


- No se trata de eso, le hicieron ver, están mareados y además en su casa, vámonos. - Pero no por la puerta porque ellos están ahí, mencionó Erika, salgan por detrás de la cocina, discretamente nomás, yo los guio. Así lo hicieron y mientras salían la tía, algo nerviosa, les dijo: “chicos si los llaman no volteen, corran sin parar hasta la avenida”. Estas últimas palabras los animaron a salir bien apurados, caminaron casi a oscuras entre piedras, arena y ladridos de perros que se oían a los lejos. La avenida parecía nunca llegar. - ¿Nos habremos perdido?, les dijo Jimmy. - No, camina de frente nomás, le contestó Gabriel. En eso, vieron a un hombre echado en el piso, de capucha, con la cabeza apoyada en una pared. - ¿Amigo sabes si falta pa’ la avenida? El hombre los miró y respondió: - ¡Conchasumadre, carajo no me dejan dormir ahorita los destripo a todos! Con ello, ya no les quedó otra alternativa que salir corriendo hasta la bendita avenida donde tomaron la primera combi que pasó. Ahí ya se sentían valientes de nuevo y hasta se reían de su “hazaña”, el único “picón” era Jimmy quien no pudo “agarrarse” a Erika por falta de tiempo. Desde ese entonces Gabriel dejó las polladas y en un mes más la campaña navideña llegó a su término y los muchachos y él se despidiieron entre lágrimas y abrazos prometiendo llamarse constantemente, cosa que nunca ocurrió. El último día de trabajo, al finalizar la jornada y terminar de despedirse de sus amigos de la Motta, Gabriel vio a Fabi que se iba raudamente a su casa. - ¡Ey Chino! estás sobrado, ya no saludas. - Ah, hola Gabriel no te había visto, disculpa, contestó él deteniéndose de súbito en medio de la acera. - ¿Qué te sucede? te veo medio acalorado. - Hoy estuve por el Centro buscando otra chamba, como ya acabó la campaña y me pasó algo en el carro, en la 94 que va por Abancay. - Cuenta amigo, soy todo oído. - Era temprano, como las 7, yo estaba de pie en camisa y corbata, mi terno lo llevaba en una maleta asida de la mano para que no se arrugara. El carro iba repleto. Cuando noté que la mano que sostenía la maleta también estaba chocando con la cadera de una joven que estaba parada a mi lado. Qué roche, pensé, qué habrá pensado de mí. Ahora mismo retiraré mi mano solapa nomás. Mejor no hubiera intentado hacer eso pues al estar el carro tan lleno mi mano quedó atrapada literalmente al querer moverla pues la gente la apachurraba con su cuerpo sin querer, así que solo logré hundirla más en la 35


nalga izquierda de la joven. Yo cerré los ojos asustado, ya me fregué me va a meter una cachetada ahorita, y la gente me va a apanar y bajar a la fuerza y ya no podré presentarme al trabajo, pensaba yo. Pero nada sucedió, todos seguían viajando como si nada, entonces, yo de curiosidad, miro de reojo a la chica en cuestión y en verdad estaba my bonita, usaba falda de vestir, tacos y un saquito. Estudia para aeromoza o en algún Banco seguro, pensé. Por lo que pude notar también era muy bien proporcionada. Vaya así que no se da cuenta, me dije. Bueno, yo también haré como que no me doy cuenta de nada y decidí dejar mi mano ahí, lo que no duró mucho tiempo pues una señora gorda me pidió permiso para bajar y al pasar por su lado hizo que ahora toda mi manazo estuviera en plena nalga, solo el dedo meñique sostenía a la maleta ahora ¡Wow! que durita que está quizá si arrimo mi mano más al medio, aluciné; en eso, la flaca se movió. Ahora sí me denuncian, me dije temblando de miedo. Pero no era eso, solo que la llamaban por celular y ya estaba contestando y así, mientras ella parloteaba alegremente con quien sabe quien, yo disfrutaba los minutos más intensos de mi vida sin acordarme siquiera de la bendita chamba. Ahora sí moveré mi mano al medio, no me queda duda, ella también es cómplice y me decidí a hacerlo. Lamentablemente para mí alguien se paró y le cedió asiento a la chica, ella, al sentarse, miró hacia arriba directamente a mis ojos y me dijo amablemente: “Le llevo su maleta joven”, Ah claro, por supuesto qué amable que es usted, le respondí sorprendido. Al oír esto Gabriel estalló en carcajadas. - Está sí que es verídica, pata, ¿no me mientes? - Espera aun no acabo, replicó Fabi, cuando bajé, busqué mi celular y no estaba y en mi otro bolsillo había desaparecido mi billetera también. Un choro maldito me había robado mientras yo como cojudo andaba súper distraído. - ¿Ya ves? por meterte en cosas de grandes, para mí que esa tía gorda también era una compinche y quien sabe hasta la flaca, le respondió Gabriel muriéndose de risa. - No digas eso me siento mal. Me robaron toda mi liquidación. - Bueno, bueno amigo ces’t la vie!, lo consoló al verlo tan desanimado… Este trabajo de obrero, aunque le había permitido saldar sus deudas, no lo hizo sentirse más realizado, antes bien se sentía vacío por dentro. Así que decidió no volver a participar de otra campaña. Pero el tiempo pasaba y no se decidía a estudiar nada, todas las opciones que veía delante de sí le parecían que no encajaban con su personalidad. A veces se ponía a orar pues era en esa época muy religioso y le pedía a Dios que lo iluminara, sin embargo, parecía que Él no lo escuchaba. Pasados algunos meses le salió otro trabajo que le dejó gratos recuerdos, fue en la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE). Este ente electoral fue creado durante el gobierno del Chino igual que el Registro Nacional de Identidad y Estadio Civil (Reniec) para que ambos realicen diversas funciones que antes eran competencia exclusiva del Jurado Nacional de Elecciones (JNE). 36


En esta ocasión fue Willy el que les pasó la voz a Jorgito y a Gabriel. Mientras que ellos fueron designados para el turno tarde él trabajaría por las mañanas. El local era un gran almacén de la ex-Feria del Hogar donde debía prepararse el material electoral para las elecciones Municipales y Regionales que estaban cerca. La paga no estaba nada mal y la jornada laboral era de lunes a domingo pues se trabajaría contra el tiempo. Los trabajadores fueron separados en grupos de 8 cada uno con un coordinador. Ahí conocería a Elizabeth, al tío Huamán, a Susana (a la que le decían La hígado porque paraba renegando), a Valiente, a Ricardo (llamado doblete porque tenía otra chamba a parte de esta, asolapadamente) al “loco” Mario y a Mary. El coordinador se llamaba Israel y era un chico que parecía que se salía del closet por eso pronto se le conoció como la Isra. El trabajo no era tan monótono como el anterior ya que unas veces se dedicaban a hacer control de calidad a las cédulas de sufragio, otras a encriptar las actas electorales y otras veces, a encajar el kit electoral. Eran bien exigentes sí, y la Isra siempre los paraba apurando con su voz chillona parecida a la de la Chola Chabuca (aquel travesti de la televisión), por eso se ganó la antipatía de todos: “¿Qué se ha creído ese maricueco?”, “Es un resentido”, “seguro su zambo ya no le da bola”, eran algunos de los comentarios que se escuchaban a soto voce. El único que lo defendía era Doblete: “Tranquilos chicos no sean homofóbicos” pero cuando alguien insinuaba que lo defendía por otra cosa decía: “Nada, están locos, prefiero que me coman los gusanos a que me coman los humanos”. En general Gabriel se llevaba bien con sus compañeros pero le parecía curioso que todos hubieran ya estudiado una profesión y aun así trabajaran como operarios de producción. En verdad la situación está difícil, faltan inversiones en el país, pensaba. Por ejemplo, un día, cuando con Ricardo contaban las etiquetas para pegar en las actas, éste le dice: “Amigo, yo soy bachiller en Contabilidad y con Diplomado en Negocios Internacionales y ya lo ves, un Contador que se dedica a contar etiquetas”… Pero con quien más le gustaba parar era con Mary a quien siempre hacía reír. Ella no era muy alta como la mayoría de las mujeres peruanas, pero era clara, tenía grandes ojos, cachetes redondeados y labios finos, se podría decir que era bonita, lo que sí no le gustaba era que su cabello era pintado, de castaño claro (rubia al pomo como dicen por ahí). Entonces, en medio de la tensión del trabajo, comenzó a maquinar como sacarle plan. Lo malo era que, se dio cuenta, Valiente ya la estaba cortejando y por lo que se veía, ella le correspondía. Lejos de amilanarse, decidió luchar, pues no hay peor batalla que la que nunca se emprende. Un buen día que estaban en la cola para recibir el cheque de pago se le acercó y le dijo: - Hola Mary, al fin pagan ¿no? - Sííí, estaba misia me tengo que comprar ropa. - Si pues, y dime ¿qué vas a hacer hoy? - ¿Hoy? No lo sé, unos amigos me dijeron para ir a bailar pero no tengo ganas, quiero dormir temprano, mañana hay que trabajar. - Es cierto pero estaba pensando en que podíamos salir, mira te acompaño a comprar ropa y luego al cine ¿Qué te parece? - Ummm ¿lo dices en serio, no me estas cochineando? - Claro. 37


- Ya, y luego vamos a comer algo también. - Bueno ¿por qué no? A eso de las 6 de la tarde Gabriel ya se encontraba en su casa. Ella vivía en el tercer piso de un modesto departamento de Jesús María por Mariscal Miller. - Hola, la saludó y pudo notar que se encontraba más bonita que nunca pues estaba maquillada y con ropa de calle y hasta ahora nunca la había visto así en el trabajo. - Hola, vaya no te reconocí pareces otra. - ¿Por? - Pues estás más bella que de costumbre. - Qué gracioso, tú siempre con tus bromas, no cambias. - Pues nunca hablé tan en serio como ahora ¿A dónde vamos? - A Garzón, quiero ver los vestidos. - Ok. Después de dar varias vueltas por las galerías (las chicas nunca se cansan de ver ropa) descansaron en el parque ubicado frente a la Iglesia San José. - Ay, tengo hambre ¿no me vas a invitar nada de comer? Gabriel se sorprendió de tan extraño pedido. - Sí, vamos a ver si hay enchiladas, propusó amablemente refiriéndose a su comida favorita. - No, me gustan más las salchipapas, yo sé donde venden. Así comieron ambos, ella muy contenta y él un tanto preocupado pues terminó pagando todo. - No te has olvidado del cine ¿no? - ¿Cine? no, no como crees, vamos para eso te invité, pero ¿a cuál sería? - Yo conozco uno, fui con Valiente la semana pasada. Al oír eso Gabriel cambió de humor, ya no se sentía a gusto pero lo disimuló lo mejor que pudo. - Hay que ver una de acción, dijo algo resignado. - No, mejor vemos una cómica si no nos dormimos, le contestó ella que hasta ese momento se estaba saliendo con su gusto en todo. Se fueron al recientemente inaugurado Cine Metro de la avenida Garzón. Ya en la sala decidieron sentarse atrás, fue lo único en que habían coincidido hasta ese entonces. La película (Big Mama) era superentretenida y hacía a todos reírse a más no poder pero él no había entrado precisamente para verla. - Mary, qué manos tan suavecitas. 38


- Suéltame Gabriel. Concéntrate, te vas a perder lo mejor. Un rato después volvió a intentarlo. - Tus ojos tan penetrantes me subyugan. - ¡Ay Gabrielito! hasta acá vienes con tus bromas, sí que eres único, dijo ella riéndose. Y al fin acabó la película, que todos gozaron menos él. - Estuvo chévere, llévame a mi casa, serás caballero ¿no? - Eso pensaba hacer, le respondió, ahora sí totalmente resignado. Cuando hubieron bajado del taxi quiso darle un beso de despedida en la boca como última opción pero ella movió el rostro rápidamente y solo pudo tocar su mejilla. En los días que siguieron él se sentía un poco resentido, mejor dicho, estafado. En eso, uno de esos días, se le acerca Valiente. - Gabriel, pucha tú eres mi pata ¿no? - Sí, supongo que sí ¿qué sucede? - Te cuento algo pero solo para ti. - A ver dime. - Es Mary, sabes, ya hemos salido varias veces. - Ah, mira que novedad. - Sí, aunque no me creas, le gusta mucho el cine. - Claro que te creo, como no. - Ok mira, hasta ahora solo hemos chapado, pero ella me parece muy interesada, además mi ex de la universidad me dejó entrever que podíamos volver ¿qué me aconsejas? - No puedo aconsejarte porque no sé lo que sientes por Mary. - Nada serio, me gusta nomás pero creo que ya fue, no quiero compromisos. - Sí es así lo más correcto es serle sincero. - ¿Y que piense que soy un pendejo? no seas malo, las chicas se cuentan todo, me va hacer mala fama. - Entonces ¿qué vas a hacer? - Voy a hacerme el loco, el que para ocupado, hasta que se aburra y ella misma me deje tranquilo. - Bien pensado pero ¿cómo harás eso? - Tú me puedes ayudar. - ¿Yo? - Sí, mira ya he notado que a ti también te gusta, entonces invítala a salir, tienes el camino libre a ella le gusta que le inviten por ahí ganarás puntos, aprovecha quizá por ahí te atraque algo más. - Pues en realidad eres bien “valiente” para proponerme algo así sin pensar en mi reacción. - No lo tomes a mal, si no quieres, no hay problema, lo dejamos ahí. 39


- Sí mejor, ya me retiro tengo que chambear. Gabriel se quedó pensando en lo que le había confesado Valiente. Otro día en el comedor, se acercó a Mary. - Hola, así que ya se te pasó la luna. - ¿A mí? ¿Por qué? - No te hagas, crees que no me di cuenta, estabas resentido, bien malo eres con tu amiguita, yo que no te he hecho nada. Las mujeres son especialistas en victimizarse, pensó él. - Nada Mary, mira disculpa sí, tenía problemas. - Ya para que veas lo buena que soy, a propo’, la otra vez te vi charlando con Valiente ¿qué te dijo? no le creas nada a ese maricón. - ¡Uff! ¿Ya le dices así? pensé que se llevaban muy bien. - Mira te cuento algo, pero para ti nomás ah, si alguien se entera sabré quien le contó. - Claro, cuenta nomás, puedes confiar en mí. - Ese patán de Valiente me cortó, a mí, solo quería aprovecharse, pero yo le metí una buena cachetada. - Qué sí pero ¿acaso ustedes estaban? - Ay claro pues todos lo sabían por más que quisimos que sea algo discreto. - Pero ¿por qué hizo eso si tú eres bonita? - ¿No es cierto? pero hay hombres que no saben apreciar pues, en fin, te pido una cosa, no pares con él por fa’, claro si quieres seguir siendo mi amiguito. - Me pones en un aprieto pero no quiero perder tu amistad Mary. En los días que siguieron ella y él profundizaron su amistad, y se seguían riendo de todo. Se dio cuenta que hay chicas a las que no le gustas como enamorado sino que solo le caes bien como amigo. En ocasiones salían pero está vez pagaban a medias a lo que ella protestaba: - ¡Ay Gabrielito! te has vuelto un tacaño, tanto parar con el tal Valiente pues. - Quiza Mary, quizá, le respondió él riéndose… Hasta ese entonces ya se había convencido que, a parte de no tener una profesión, tampoco tenía suerte con las mujeres, lo que lo hacía sentirse algo amargado cuando reparaba en ello. Después de tres meses, terminaría el trabajo en la ONPE y aunque luego lo llamarían para otros procesos electorales, esta primera experiencia nunca la olvidaría. Al despedirse de sus amigos otra vez hubo lágrimas y adioses y promesas de llamarse. Sin embargo, solo volvería a comunicarse con Ricardo, quien resultó ser un amigo sincero y, por su puesto, con la loquita de Mary.

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Una vez más me encontraría sin chamba y como siempre se refugiaría en sus lecturas tirado en la cama o se dirigiría al barrio a ver qué nueva había ocurrido. Una tarde de aquellas encontró a sus amigos bastante animados. - ¿De qué hablan muchachos? Cuenten, los interrumpió uniéndose a la conversación. - De las pupús pues, dijo Chitis haciendo un gesto muy sugerente con los ojos. - Sí, de las niñas malas que están buenas, añadió Liam, el primo de Fabi, un chibolo que recién se había acoplado al barrio. Todos rieron a un mismo tiempo. - La otra vez Joel se fue al Hueco y se terminó tirando a una por 50 lucas, contó Jorgito. - Muy caro ¿no les parece?, opinó Gabriel. - Claro pues pa’ eso está Quilca, ahí consigues a 20 lucrecias, el Show de la Barra es para mirar nomás, acotó Chitis risueñamente, pero si hablas con ella pueden llegar a un arreglo. - Yo prefiero el Scarlet, añadió Willy quien siempre alardeaba de tener más dinero y saber más que los demás. - Anda nomás florero ¿cuándo habrás ido? allá es caro, le replicó Kikín. - Hace dos semanas pero como no es pa’ misios ustedes nunca irán. - Yo he ido al 3040 de la Marina, la sangría está 25 pero la flaquita se deja hacer de todo menos lo que ustedes ya saben claro, dijo el agrandado de Liam a quien nadie le creía debido a su corta edad (bordeaba los dieciseis). - Entonces por qué no vamos y nos dejamos de tanto bla, bla, bla, sentenció Kikín. Todos asintieron y comenzaron a debatir a dónde ir aunque Jorgito tenía sus dudas. - Vamos maricón pa’ que salgas de pito de una vez., dijo Kikín ya algo impaciente. - Sí Jorjito anímate o ¿te gustan los hombres?, lo trató de convencer Chitis. - Ya, ya vamos pero yo los acompañó nomás, terminó aceptando él para que no lo sigan molestando. - Éste es más duro que es capaz de morir piticlín por no gastar en la flaca, opinó alguien más del pobre que por ser tranquilo lo agarraban siempre de piñata. Aunque en el fondo Gabriel tampoco estaba muy animado por ir ya que la lujuria y los placeres desordenados estaban claramente condenados en la Biblia (en ese entonces aun era un creyente convencido), prefirió no decir nada y es que a veces la presión del grupo nos lleva a hacer cosas que no queremos o que no debemos. Al final se decidieron por el Show de la Barra. El mencionado lugar se situaba en las céntricas esquinas de Wilson y Quilca. El espectáculo comenzaba a las 10 de la noche y éste consistía en un baile de striptease al rojo vivo. Cuando los muchachos llegaron vieron en la puerta a dos hombres musculosos con cara de malos que invitaban a la gente a entrar 41


al grito de: “A un sol la barra”. Como ya lo suponían, se llenó rápido. Los hombres se sentaban en sillas de diferentes tamaños y formas alrededor del estrado que era circular. Después de un momento y entre silbidos impacientes del público, que era en su totalidad masculino, comenzó a sonar una música sensual y salió a bailar una mujer de unos veinticinco años con vestido y botas. Poco a poco iba desnudándose y a hacer contorsiones en la barra que estaba en el centro del estrado. Los hombres aplaudían a más no poder. Los muchachos procuraban sentarse juntos y también se contagiaron del entusiasmo general además, las luces rojas, que cambiaban de verde a rojo y de rojo a verde a cada minuto, ayudaban a ello. En eso, cuando ya estaba totalmente en cueros, se fue acercando por cada asiento para que los caballeros se ganaran alguito. Ahora la canción que se escuchaba era I’m too sexy for my love. Gabriel se puso un poco nervioso, muy pronto sería su turno también. Pensaba en si esto sería correcto, cómo podré llegar a ser sacerdote así, ya me había dicho el Padre Huguito que de la tentación hay que huir si no uno, pecador, caerá irremediablemente en ella. Unos viejos libidinosos agarraban los pechos, otros, algo “choborras”, el trasero; cuando llegó al lado de los muchachos Willy sin amilanarse cogió la punta de uno de sus pechos, Chitis le acarició la entrepierna con mucho cariño, Kikín todo lo que pudo y Gabriel mismo, cediendo ante la tentación de la carne y no queriéndose quedar atrás, los muslos por unos segundos, en eso, llegó donde Jorgito el cual no se mostró interesado y seguía con los brazos cruzados por más que la flaca se meneaba frente a él, en ese momento, de pura cólera que le dio esa actitud se metió la mano a sus partes íntimas y se la refregó al desdichado por toda la boca, el pobre se limpió como pudo, escupió y escupió al piso y exclamó: “¡Putamadre! me va a dar sida”. Todos lo miraban muriéndose de la risa. Entonces los muchachos decidieron abandonar el recinto ya que todas las miradas recaían sobre ellos ahora. Una vez en la calle, unos dijeron que se querían ir al barrio a tomar, otros que eso hacían siempre. Pero Chitis dijo que todo esto lo había dejado “angurri”, que se iría a Quilca a buscar a una pupú. - Yo te acompaño Chitis, le dijo Gabriel sin saber por qué. - Ya pues vamos. Mientras ambos caminaban por las sucias y solitarias calles del Centro unas mujeres que estaban paradas en la acera de enfrente (en esos tiempos aun no existían los patrullajes del serenazgo) les gritaban cosas como: “Ven mi amor yo te voy a hacer feliz” o “Papasito te cobraré barato nomás”. Para Gabriel las flacas parecían estar en algo pero Chitis dijo: “No te confíes, son travestis ¿no les has visto las piernas?” Bueno si eso no bastó para convencerlo el ver a una de ellas orinando parada no le dejó dudas que era un hombre o mejor dicho una mujer atrapada en el cuerpo de un hombre como dicen ellos. Aceleraron el paso y en la siguiente calle ya aparecían recostadas en vetustas puertas de estilo republicano verdaderas meretrices ofreciendo sus servicios.

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- Pata ¿qué hacemos ahora? te confieso que es la primera vez que vengo, se dirigió Gabriel a Chitis medio arrepintiéndose de haber llegado hasta ahí. Hasta ese momento nunca se había acostado con una mujer, con Janet no pasó de besos y abrazos. Esperaba sí, que un día, (si no llegaba a ser sacerdote) casado ante Dios con la mujer ideal, pudiera entregarle todo su amor. Pero el deseo interior, la curiosidad, el sentirse macho como sus amigos y el querer olvidar la molestia de no tener una profesión y una enamorada estable pudieron más en él. - No atraques a la primera, hay que regatear, contestó Chitis como si fuera todo un experto en estas lides. - Amiga ¿cuánto?, preguntó a una de ellas que parecía la de más bonita figura, el mismo Chitis. - Para ti 20 mi amor, incluido el ponchito. - 15 pues y luego entra mi amigo. - Les voy a cobrar 18 pero entra uno por uno, no me gusta el pan con pescado. - Gabriel, entra tú primero. - Está bien, respondió éste casi mecánicamente dejándose llevar por las circunstancias. - Pasa por aquí corazón. Al entrar a la casona subieron unas escalinatas de madera que parecía que se venían abajo con cada paso. Al llegar a la segunda planta, atravesaron un lúgubre pasillo iluminado solo por un foco de luz de 50 watts. La chica y él entraron a un cuartito bien angosto donde había divisiones con cortinas oscuras mientras Chitis esperó afuera sentado en un ridículo banquito de madera colocado al lado de la puerta. - Quítate la ropa de una vez ¿sí? y hazlo un poco rápido, no quiero perder potenciales clientes. Mientras Gabriel comenzaba a desvestirse ella ya estaba totalmente calata tirada en la cama y con las piernas abiertas medio levantadas. Se decepcionó al ver que había estado usando faja y ahora se le notaban los mofletes, además de algo de celulitis en la parte trasera de sus muslos. Eso no es lo que yo esperaba, se decía, además falta el cariño. - ¿Vas a comenzar papá? - Si ya voy amiga pero ¿te puedo acariciar primero? digo, para motivarme. - Ya agarra nomás serán 5 soles más. Pasados un par de minutos en que comenzó a acariciarla, ella misma lo agarró y se lo introdujo. - Ahora muévete, le dijo. Él siguió estas “órdenes” en forma casi mecánica pero al pasar los minutos no podía concluir lo que había empezado algo no lo dejaba concentrase ¿Será mi conciencia?, se preguntaba. 43


- ¡Ay! estás nervioso, es que eres chibolo todavía, ni modo, vuelve cuando seas más grande. - Ey, espera amiga voy a terminar dame más tiempo. - Está bien, serán 5 soles más. Pasado el nuevo plazo tampoco pudo culminar. - Si quieres nos quedamos un rato pero serán 10 soles más. - Ya no tengo amiga. - Entonces lo siento, dijo ella y se vistió tan rápido como se había desvestido. Él ya no volvería a insistir, en el fondo se sentía aliviado que todo eso haya terminado, se fue a lavar y al salir ya no encontró a Chitis y pensó: Éste falla, tanto bla, bla, bla y ya arrancó, mejor así, cuando cuente en el barrio lo que pasó lo diré a mi manera. Decidió irse caminando hasta su casa, a pesar de la hora, solo quería caminar y reflexionar sin importarle nada más, aparte que no tenía ni para el pasaje, la “pupú” lo había dejado “misio”. Mientras andaba pensaba si aún seguía siendo casto: Si ya no lo soy nunca podré ser sacerdote (desde pequeño pensaba que su vocación era esa), Dios debe estar muy enojado conmigo, mejor me confieso hoy por la tarde. No se había sentido así desde que se masturbara por primera vez de adolescente. Bajó hasta Alfonso Ugarte y dobló hacia la izquierda en dirección a la Venezuela. Una vez allí, cuando ya amanecía, se sorprendió ver que un ambulante ya hubiera puesto su plástico en el suelo y comenzado a ordenar sus libros. - Señor ¿recién van a ser las 6 y ya va a vender? - Para difundir la cultura no hay hora amigo. - Tiene razón y ¿qué libros hay? - Todos los que ves ahí. - Ese que dice Obras completas de Borges ¿cuánto está? - 15 soles. Entonces recordó que ya no tenía plata, cuando en eso metió la mano al bolsillo trasero y justo salen 10 soles “dobladitos”. - Le doy 10 tío. - El libro está gruesito sobrino. - Sí pero ya está gastado, bueno si quiere, si no lo dejamos ahí. - A ver pasa pues. Eres mi primer cliente y está venta me tiene que traer suerte, le contestó el ambulante haciendo la señal de la cruz con el billete que acababa de entregarle. - Ok, Gracias. Después de dormir un par de horas al llegar a casa, cogió el libro y empezó a leerlo. Borges, ganador del premio Cervantes, lo cautivó con su prosa enigmática al leer El Jardín de Senderos que se Bifurcan, El Aleph y el Libro de Arena. Sin embargo, el que más le gustó fue La Biblioteca de Babilonia donde un hombre sueña que despierta en una inmensa biblioteca de pisos infinitos y tiene que resolver un enigma muy complicado pero no le 44


preocupa ya que en cada piso hay un bibliotecario que lo guía por los más diversos libros que le abren todo un mundo de conocimientos ¡Qué bonito!, se dijo, si muero y voy al paraíso quisiera que sea una inmensa biblioteca y estar en contacto siempre con los libros y los conocimientos que contienen. Así transcurría el andar de Gabriel por este mundo cuando joven sin saber lo que el destino le deparaba para más adelante pero acercándose cada vez más a ello. LA RELIGIÓN Ya se ha relatado acerca de los conflictos de conciencia y el deseo de hallar la verdad más allá de lo material que tenía de vez en cuando Gabriel. Si hubo una vocación que rivalizaba con aquella que llevaba innata de ser bibliotecario era la vocación religiosa. Desde pequeño se interesó por estos temas y ello a pesar que en la familia (de creencia católica) ninguno era practicante. Quería servir a Dios pero a veces también se preguntaba que si Él de verdad existe, dónde está, por qué no lo vemos y oímos y cosas así. Para averiguar ello indagó en los libros que tenía a la mano como el Catecismo y la Santa Biblia. Aprendió mucho sobre la Santísima Trinidad, la Santísima Virgen María, los santos, la Comunión, el Paraíso, el diablo, los ángeles y el pecado y, estos nuevos conocimientos, aunque no lo convencieron del todo, le parecieron aceptables y además le sirvieron para hacer su Primera Comunión a los 12 años. Ya de más grandecito leería algo sobre los Testigos de Jehová, los que siempre están tocando las puertas obsequiando Atalayas y Despertares. - Hermanito muy buenos días, le invitamos a leer la Biblia, le dijo un día en su puerta una viejecita muy bien vestida y acompañada de otras dos. - Gracias señora siempre que puedo la leo, respondió él cortésmente. - Está muy bien, Jehová siempre bendice a quien escucha su palabra, le dejo estas revistas para que las estudie. - Muy bien eso haré. Y así lo hizo, leyó de cabo a rabo, no solo estas revistas, sino varios libros que encontró en casa ya que la enamorada de uno de sus hermanos, Adriano, también era Testigo. Luego de lo cual, a pesar de estar a punto de convencerse, decidió no seguir estas creencias. Un día, unos jóvenes tocaron la puerta y ya se sintió seguro de iniciar un debate. - Hermanito lo saludo en nombre de Jehová. - Buenas tardes ¿qué se les ofrece? - Le venimos a explicar la palabra. - Lo siento pero su doctrina es falsa no puedo creer en ustedes. - ¿Por qué dice eso? - Primero, su secta fue fundada hace solo más de un siglo en EEUU por Russell quien predicó que el mundo se acabaría en 1914 y eso nunca sucedió, segundo, sus enseñanzas no son evangélicas han trastocado el Mensaje y tercero, están en contra de las transfusiones de sangre. 45


- Y ¿en qué parte hemos adulterado el Evangelio según usted? - No aceptan la doctrina de la Trinidad, por ejemplo. - Es que Dios es uno, creer otra cosa es politeísmo, Jesús solo es un hombre perfecto que Jehová ensalzó. - Sí es así ¿por qué Juan llama al Verbo hecho carne Dios, los apóstoles lo llaman Señor y según Isaías, el Mesías prometido llevaría por nombre Emmanuel que significa Dios está entre nosotros? además, la Biblia da la misma dignidad y atributos tanto al Padre, como al Hijo y al Espíritu Santo por lo que se deduce que hay tres personas distintas en un mismo y único Dios. - Cómo es posible ¿dónde dice eso? - Jesús mismo al enviar a sus apóstoles a evangelizar les dio como último mandato que a los que creyeren en su palabra los bauticen en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Al verse acorralados así, fueron más agresivos. - Ustedes católicos son fornicarios y su Vaticano es Babilonia la Grande. - Eso es solo un insulto sin base teológica pues la Babilonia del Apocalipsis se refiere al Imperio Romano que perseguía a los primeros cristianos pero que luego cayó y su pueblo se convirtió a la fe cristiana. No pudiendo resistir más un debate así se batieron en retirada diciendo que la ignorancia del que no es Testigo es grande ante Dios y solo quedaba limpiarse el polvo de sus zapatos y partir. Siendo tan jovencito sentía que era su deber combatir a las sectas, algo le decía que podía llegar a ser sacerdote, a veces libraba en su interior una lucha contra esto pues también sentía apego a las cosas mundanas. Así que para fortalecer más su fe pensó que era el turno de poner en su sitio a los cristianos evangélicos y para aprender más sobre ellos acudió a la Casa de la Biblia en el Centro de Lima y compró algunos libritos con el punto de vista de ellos. Luego, conseguió un Diccionario de Religión bastante completo donde aprendió un poco de Lutero y sus noventa y tantas tesis, la Reforma, Calvino y su pesadísimo libro Intitución de la Religión Cristiana, los cuaqueros, los puritanos, los adventistas del séptimo día, los pentecostales y un largo etcétera. En cierta ocasión, le presentaron a un joven Pentecostal que estudiaba Teología en la Universidad San Juan Bautista en Chosica y Gabriel se llenó de emoción ya que tendría ocasión de poner a prueba sus más recientes conocimientos en la materia. Luego de las presentaciones debidas el joven en cuestión inició el debate con un ataque directo. - Los católicos son idólatras, ponen imágenes delante de ellos para adorarlas y Dios condena eso en diferentes pasajes bíblicos desde Moisés a los apóstoles. - La idolatría por definición es adoración de ídolos que son dioses falsos. La Iglesia nunca ha enseñado tal cosa en su doctrina. Las imágenes son solo representación de personas santas cuyas vidas de entrega a Dios son ejemplo a seguir entre los cristianos, es por ello que son venerados (dulia) pues están en 46


el cielo junto al Señor pero nunca adorados (latria) ese homenaje solo lo merece Dios mismo. - Sin embargo, esa supuesta veneración alcanza verdaderos niveles de adoración en la Virgen María a quien la consideran Madre de Dios quien por ser infinito no puede tener madre ni nada que se la parezca. - Una vez más te equivocas. María, siendo mortal, engendró en su vientre a la segunda persona de la Santísima Trinidad, el Hijo de Dios, por ello su prima Isabel la llamó madre del Señor. Los cristianos al considerar a Jesucristo Dios encarnado y a María su madre, como exponen los evangelios, consideramos a María madre del Hijo, esposa del Espíritu Santo e hija del Padre Eterno. Ella es modelo de perfecta cristiana al hacer siempre la voluntad de Dios, es por eso que el homenaje tributado a ella debe ser mayor (hiperdulia) pero nunca será adoración pues ese honor solo le es debido a Dios y eso hasta un niñito de Primera Comunión lo sabe muy bien. - Y la Iglesia católica ¿qué autoridad tiene para decidir estas cosas? si el papado es un invento de Constantino y el sacerdocio también. - Otra vez te equivocas y hablas imprudentemente. El papado fue instituido por Jesucristo al nombrar a Pedro como la piedra sobre la que edificaría su Iglesia además de nombrarlo como pastor de sus ovejas para cuando él ya no esté en la tierra. Mientras que el sacerdocio también es otro legado del Señor pues en la última cena instituyó el misterio divino de la comunión (la misa) ordenando a sus apóstoles a repetirlo hasta el fin de los tiempos. - Y ¿qué explicación podrías darme sobre el bautizo en los niños y la confesión ante un Cura, pues ésta debe ser solo ante Dios? - Se debe bautizar a una persona desde niño pues el alma nace muerta a la gracia divina y es deber de los padres procurarle este sacramento para la salud espiritual del infante. Lo mismo pasaría si un bebé nace con alguna enfermedad, los padres le administrarían la medicina inmediatamente sin esperar a que sea adulto para consultárselo. Respecto al sacramento de la Confesión Jesús, al resucitar, sopló el Espíritu Santo sobre sus apóstoles ordenándoles perdonar los pecados a quienes se arrepientan y a retenérselos a quienes no lo hagan, esta facultad la heredó la Iglesia, además es mucho más oneroso confesar los pecados ante un hombre y esa vergüenza te ha de frenar el volver a cometer la misma falta… Como era de esperarse la discusión no llegó a su fin pues fue interrumpida abruptamente por el evangélico en cuestión quien prometió consultar con su pastor sobres estas cuestiones y ahí ya verían quien era él. Gabriel solo sentía que había hecho su deber como cualquier católico debería en circunstancias parecidas, por eso, no le importaba polemizar en la puerta de la casa o en cualquier lugar donde se diera la oportunidad. Más adelante, y por pura curiosidad, tomó el Libro de Mormón y se lo leyó de cabo a rabo, claro, haciendo un supremo esfuerzo pues llegó a la conclusión que solo era un texto que trataba de copiar el estilo de la Biblia sin lograrlo… Solía ir a Misa los domingos sin faltar y rezar el Rosario los días que correspondían. En Semana Santa ayunaba. Siempre que podía a la gente le hablaba de Jesús y su 47


Evangelio. Tanto así que Adriano estaba a punto de recomendarlo con el gerente de su trabajo quien tenía conocidos en el Seminario Santo Toribio para que sea becado y pueda llevar sin inconvenientes los estudios de teología a fin de ser sacerdote. Todos se imaginaban ya a un pariente como Padre. Pero a pesar de todo ello, las dudas respecto a su fe comenzaron a manifestarse nuevamente. Se cuestionaba las injusticias, las guerras, a veces hasta la misma vida, pensaba que nada tenía razón de ser, lo que Rimbaud llamaba el nihilismo, la nada. A veces cuando oraba creía sentir a Dios, pero otras, sentía que hablaba solo a las paredes. En cierta ocasión se dirigió a la Parroquia del barrio, la San Pío X y se sentó frente al Cristo de madera que coronaba el altar; le gustaba hablarle cuando no había nadie. Le pidió que lo ayudara a hallar su vocación, que si lo quería para servirle le dé fuerzas, que sentía temor de la vida, que si, por el contrario, Él esperaba otra cosa de su parte se lo dijera de alguna manera, que no siga así mudo solo observando, que le hablara a su corazón, él lo tenía abierto y quería oírlo. “Ya no quiero sentirme vacío Señor, ayúdame y deja de probarme, te lo ruego”. Para sentirse mejor, a los 24 años decidió confirmarse y lo hizo, cómo no, en la San Pío X, la mayoría de sus compañeros eran más jóvenes que él, pero eso no lo amilanó. Pensaba que, si en el retiro espiritual, el cual era parte de la preparación, tenía un contacto más directo con Dios, a quien no podía sentir por más que trataba, terminaría por decidirse a entrar al fin al Seminario. Dicho retiro se realizó en un convento de Hermanas Carmelitas en Chaclacayo. Los varones fueron separados de las chicas por tres días consecutivos. La segunda noche, los catequistas, junto con el Padre, llamaron a los chicos a una fogata en el patio del convento para que cada uno haga una confesión de sus pecados frente al grupo. Los relatos fueron verdaderamente emotivos para ser de jovencitos que apenas estaban dejando la adolescencia. Unos lloraban por haber consumido drogas, otros pedían perdón por no haber obedecido a sus padres, algunos otros simplemente contaban cosas más veniales pero igual de arrepentidos. Cuando fue el turno de Gabriel expuso las siguientes palabras: “Hermanos, en una semana más recibiremos al Espíritu Santo en nuestros corazones. Hoy nos toca cambiar nuestra vida pasada y purificar nuestras almas pues desde ahora nuestros cuerpos serán templo de Dios. En mi caso, mi pecado ha sido la duda. A pesar que he tenido la oportunidad de instruirme en la fe, quizá más que ustedes, siempre he cuestionado a Dios. Como si Él tuviera que darnos cuenta de sus actos. Le preguntaba que por qué permite las guerras, las injusticias, los abusos, que por qué no se deja ver y tapa la boca de los incrédulos. Hermanos, hoy al oír al padre Hugo, al verlos compungidos, he sentido una paz interior en mi alma y por primera vez estoy verdaderamente convencido que Dios existe y está entre nosotros. Como le dijo Él una vez a Job: ¿Quién es el hombre para pedirle cuentas? Al revés, Él nos la pedirá un día…” Mientras hablaba, no pudo evitar derramar lágrimas de arrepentimiento abrazado a su amigo Omar a quien estimaba de corazón pues siempre fueron muy unidos en todo el año que duró la realización de este sacramento. 48


Cuando el retiro llegó a su fin el Padre Hugo se le acercó y le habló de esta manera: - Gabriel (los Padres siempre tutean), veo que estás muy bien preparado ¿por qué no te haces catequista? Yo te recomendaré. - En realidad pensé que podía llegar a ser colega suyo Padre. - Es algo que debes reflexionarlo mucho hijo. Mira, tendrás que renunciar al mundo y estar dispuesto a ir a cualquier lado que el Espíritu quiera llevarte incluso contra tu voluntad. Piénsalo bien, tal vez Dios te quiera para otra cosa: ser padre de familia y esposo, por ejemplo. Pero si es lo tuyo tendrás todo mi apoyo. - Muchas gracias Padre, lo tomaré en cuenta. Él estimaba mucho al Padre Hugo quien era colombiano y había llegado a la San Pío X hace ya diez años y desde entonces fue siempre visto como un ejemplo de humildad y caridad para todos sus feligreses, además solo él conocía sus pecados más íntimos pues sólo ante él se atrevía a confesarlos. Luego de la Confirmación, quiso conocer más a la iglesia y se dirigió a la librería San Pablo del jirón Callao así como a la Librería Salesiana de la Iglesia María Auxiliadora para comprar algunas encíclicas papales como la Rerum Novarum, Mater et Magister y Gaudium et spes, pero la que más le agradó fue una de Juan Pablo II (el Papa viajero y cantor), Evangelium Vitae, donde Su Santidad hace una cerrada pero bien argumentada defensa de la vida rechazando de plano el aborto y la eutanasia por ser intrínsecamente perversas al quitar la vida a personas inocentes. Todavía recordaba la venida al Perú de aquel Papa, él era aun un niño, y la expectativa en toda la ciudad era inmensa, banderitas amarillas y blancas por todos sitios, calles limpias y sin vagos ni locos (se dice que el Gobierno mandó encerrarlos temporalmente en cuanto albergue existía) y una seguridad extrema. El día que arribó, su itinerario tenía que pasar por la avenida Colonial y ahí, junto a su familia y otras mil personas, lo esperaron con palmas en la mano; al pasar en su papamóvil saludando a todos pudo ver su rostro que irradiaba verdadera santidad, Adriano le dijo en ese momento que ya podía morirse tranquilo pues sus ojos habían visto al fin a un Papa. Descubrió pues en el catolicismo una rica y vastísima fuente de conocimientos con una literatura de más de dos mil años que comienza con los apóstoles, la continúan los padres de la iglesia y la complementan, santos, teólogos y papas. Soñaba con visitar un día la Biblioteca del Vaticano, la más grande del mundo y custodiada bajo siete llave por la Iglesia pues contiene una colección valiosísima. A propósito, entre los libos cristianos que más le subyugaron estaba La Historia del Cristianismo de Eusebio Pánfilo, quien, pareciendo más bibliotecario que historiador, realiza una recopilación de numerosas fuentes cristianas con el objeto de armar una historia que demuestre la sucesión apostólica de obispo a obispo desde los primeros apóstoles hasta el obispado a finales del siglo II que es cuando él escribe.

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Otra historia que lo tuvo embelesado fue Confesiones de San Agustín, obispo de Hipona, la cual es una bonita historia de la conversión de este santo al cristianismo donde cuenta graciosas anécdotas de su vida desde que era un infante hasta su edad adulta y donde siempre resalta la figura de su madre como ejemplo de piedad y perseverancia. El lector se ve embargado de emoción cuando, luego de una vida de confusión y de errar por el camino equivocado, al final Jesús se le aparece en forma de niño y lo invita a leer un pasaje de San Pablo del Nuevo Testamento lo que conmueve el corazón de Agustín hasta cambiarlo totalmente. Pero a pesar de todo, solamente hasta los 25 años más o menos sería un católico convencido y practicante. Sus nuevos conocimientos y la experiencia de la vida lo llevarían a nuevas conclusiones. Como decía un gran poeta: “El hombre ha hecho a Dios a su imagen y semejanza” y poco a poco él llegaría a esa misma conclusión. En casa se entristecieron cuando les dijo que olvidaran eso del Seminario y ya Carmen estaba realmente preocupada de qué sería de su hijo sin tener más visión del futuro que los libros que siempre tenía frente a sus narices. Por su parte Adriano, con quien siempre él debatía de estos temas, aprovechaba para aconsejarle lo mejor que podía para que se decidiera al fin por algo. En definitiva, ahora para Gabriel la Iglesia era solo una institución tan humana como las demás religiones y creencias, fundada sobre la enseñanza de un hombre sabio, Jesús, quien enseñó una doctrina de paz, amor y caridad y que en este aspecto era insuperable, pero que en otras cosas como el pecado original o la concupiscencia todo era muy debatible. Muchas de las creencias de la iglesia, si bien pudieran ser aceptables hace 2000 años, en esta época ya eran caducas como la prohibición del divorcio, la prohibición de los anticonceptivos, la condena a los homosexuales, y otras más. En este respecto le dio mucha luz el interesantísimo libro La iglesia Católica de Hans Kung. Reconocía sí que Dios existía y que en cada creencia que ayudara a la gran familia humana a vivir en armonía había una inspiración suya. Quizá había más un reproche inconsciente a Dios que convicción en estas nuevas ideas que ahora iba él pregonando a todo aquel que le preguntara por sus creencias. Con todo, Gabriel seguiría considerándose católico pues era la religión de sus padres y las tradiciones nunca se dejan pues eso da una identidad a un país, a una cultura, a un individuo, pensaba. Así, con los años se dio cuenta que la vocación religiosa no era lo suyo y la única visita que hiciera al Seminario de Santo Toribio en Pueblo Libre no fue precisamente para prepararse como seminarista sino para visitar su hermosa biblioteca buscando información para una monografía llamada Origen histórico de los Evangelios que debía presentar como parte del curso Técnicas de Estudio en la Universidad. Pasados algunos años, y de pura curiosidad, se interesó en la religión hindú por lo que leyó el Baghabad Ghita y algunos libros del Hare Krishna que lo ilustraron bastante y encontraron un devoto en él del vegetarianismo, bueno aunque haya sido solo por un tiempo. Entre otros títulos que recordaba y que podía recomendar a algún lector interesado en estos temas estaban las Obras Completas de Orígenes, los evangelios apócrifos, Los 50


Misterios Paganos y el Misterio Cristiano de Loisy y La Mística Terrestre como Tentación de América Latina del S.I. Interdonato quien es partidario de la Teología de la Liberación. También tuvo la oportunidad de leer el Corán de Mahoma en un libro bilingüe (inglés-árabe) de tapa gruesa y letras doradas en su portada obsequio de un estimado amigo egipcio que conoció por el chat llamado Abderrahman pero que él lo trataba solo como Abdo. Lamentablemente para él Gabriel no se convirtió al Islam pero tuvieron una amistad muy enriquecedora dándose a conocer mutuamente sus propias culturas de manera muy tolerante. Claro, tenían que charlar en inglés para entenderse. -

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Good morning Abdo, how are you? Gabriel, Allah blesses you. God bless you too my friend. Have you received the Quran that I sent you last time? Yes, I have. Thanks a lot. ¡Mashallah! I beg you a favor man. When you read the Quran you must wash your hands, it´s a sacred book, you know. Allah wants us clean inside and outside. Ok, that’s no problem I loved books. You must be a librarian man. Ummm I don’t know. How is Librarian in Arabic? Amin Al-Mactabah. Cool. Someday, perhaps, I will be an Amin Al-Mactabah. Well I got to go now, Salam man! Salam my dear friend!

Hasta el día hoy Gabriel sigue interesandose mucho por los temas teológicos y no pudo ocultar su emoción cuando se enteró que el humo blanco de la chimenea vaticana anunciara al primer Papa latinoamericano de la historia y que llevaría nada menos el nombre de Francisco. El Santo Padre resultó ser un ejemplo de sencillez y humildad lo que crea la expectativa que ahora sí la Iglesia vuelva a su caridad primitiva, se decía él para sus adentros. No cabe duda que en su corazoncito había algo de fe en ella todavía. INTERNET Con los noventa también llegó la Internet a nuestras vidas y con ella cambiaron muchas cosas. Poder bajar música a montones, subir y compartir fotos, tener un correo personal, acceder a las redes sociales y otras muchas ventajas vuelven al mundo virtual Internet algo subyugante e irresistible de rechazar. Al principio, la mayoría de gente iba a las cabinas de la calle -los cibercafé- como se les conoce en otros países. Eran algo caras, S/. 3.00 soles la hora, pero la novedad lo valía no importando si la conexión fuese lenta o lentísima. Con el tiempo los costos se abarataron y muchas personas ya se conectaban desde casa. Habiéndose vuelto Gabriel caserito de las cabinas que estaban frente a San Marcos tuvo su primer correo en Latinmail y entró a los chats de Terra.com, luego, el primero sería 51


desplazado por el Hotmail y el segundo por el Messenger donde llegó a conocer a más personas que en todos los años de la adolescencia, bueno sin exagerar el MSN le permitió conocer a varias amistades que hasta hoy conserva. La novedad vino después con el Hi5 donde todos querían poner sus fotos más llamativas y como siempre las chicas lucir su figura, con el transucurrir del tiempo la gente lo fue dejando pues al subir muchos videos se ponía lenta la página. La gran mayoría terminaría migrando al Facebook o al Twitter que, dicho sea de paso, resultaron ser más seguros. Algo que estuvo muy de moda en aquellos días era encontrarse con algún desconocido con quien uno ya había chateado previamente. Lógicamente, esto se exponía a desengaños, secuestros, robos y, en raros casos, al matrimonio. Tampoco sonaba ya extraño el tener un enamorado/a virtual no importando de qué parte del mundo sea uno y, aunque él era muy crítico de ese tipo de cosas (decía que eran cosas de chibolos), finalmente terminó cayendo en lo mismo y es que la vida enseña que uno nunca debe decir de esta agua no beberé. Todo comenzó con el Messenger. Muy pronto, luego de crear su cuenta, se contagió de la fiebre de agregar contactos a diestra y siniestra, entre ellos hubo una tal Nathaly. Desde la noche en que chatearon por primera vez ya se veía una gran empatía entre ambos. Cuando le preguntó por su edad ella le dijo 18 a lo que éste replicó: ah, yo tengo 19 (la verdadera edad de Gabriel era 24). Y es que a veces uno miente por quedar bien o tener más chance sin imaginarse que la otra parte también lo puede estar a uno engañando. - ¿Dónde vives? - En Cercado. - ¡Oh! qué coincidencia, yo también. - Y dime ¿cómo eres? - ¿De personalidad o físicamente? - Ummm de todo pero primero en lo físico. - Ah ya, bueno yo soy tamaño normal, morena, algo caderona, así me dicen mis amigos, le escribió ella mientras se reía. - ¿En serio? ah su, ya me imagino, entonces supongo que de delantera serás igual. - Ah eso si no sé, supongo que sí, tú sabes, a veces los chicos la miran a una por la calle de una manera bien enfermita. - Sí eso pasa, pero tú normal nomás o te palteas, le escribió él a su vez incluyendo carcajadas. - Me llega, con tal que no toquen y miren solamente, le respondió ella con carcajadas también. - Entiendo y ¿tienes enamorado? - No, tenía pero lo dejé, era muy celoso ¿y tú? - Yo no tampoco, busco a la persona ideal… A veces uno piensa que ya es una persona madura y se jacta de ello, pero luego vienen situaciones en la vida que lo ponen a prueba y hay que reconocer humildemente que aún falta mucho por aprender. Los chats continuaron noche tras noche, luego los mensajitos de texto, las llamadas por celular y el Blah que era el chat del celular Tim en ese momento. 52


Más adelante, la cámara web ya te daba una idea de con quién se estaba hablando aunque no era tan nítida la imagen como el moderno Skype. Pasado un mes más las pláticas ya eran más íntimas. - Te extrañé Gabriel. - Y yo a ti Nathy. Pucha como estuvieras aquí acompañándome en mi camita. - ¿Ah sí? y ¿para qué? - Para abrazarte y no estar tan frío en esta noche de invierno. - Sí, yo también quisiera eso. - ¡Qué lindo! me gustaría besarte ahora. - Ay no me digas eso, creo que me estoy calentando… Con el tiempo la primera cita caería por su propio peso. - ¿Dónde nos encontramos? - No sé. - ¿Qué pasa? ¿Ya no quieres conocerme? ¿No decías que me amabas? - Es que no sé, tengo miedo o vergüenza, no sabría cómo explicarlo. - Vamos anímate. - Está bien. - Sabes, TQM. - Yo también, creo que no puedo vivir sin ti. - Entonces ¿nos veremos? - Sí, tú di donde. - En Wilson, por el centro Cívico ¿qué dices? - ¿Dónde queda eso? - Tú vives en el Centro deberías saberlo. - Espera, yo vivo en Cercado de Trujillo por siaca’. - Pero me lo hubieras dicho, yo soy de Lima limón. - ¡Ay! qué confusión y ahora qué haremos, tú nunca vendrás hasta aquí a buscarme. Te buscarás a otra. - ¡Qué! nunca digas eso, hasta el fin del mundo iría y a Trujillo no voy a llegar. - ¿En serio? entonces te daré mi dirección y vienes porque me muero por conocerte… Ya todo estaba dicho entre ambos y no hacía falta agregar más, a la mañana siguiente se fue a Fiori, compró su pasaje, empacó unas chucherías que tenía por ahí y se despidió de todo el mundo que no entendía por qué motivo partía a la ciudad de la eterna primavera de la noche a la mañana, solo lo sabía Fabi que por entonces era su confidente. Viajó todo el día, al terminar de pasar los precipicios de Pasamayo, que le daban vértigo, se sentiá más aliviado, el conocer la costa no le pareció una experiencia muy reconfortante que digamos, desierto tras desierto, casuchas y covachas desperdigadas por todo el camino y al pasar por el Puerto de Chimbote el olor permanente a pescado podrido le dio dolor de cabeza. Para distraerse un poco sacó de la maleta la novela María de Jorge Isaac, inmediatamente se identificó con Efraín y el amor platónico que se prodigaba con María, como él, quiso casarse con ella, curarla de su enfermedad y vivir recordándola una vez estuvo muerta. Al terminar de leer el intenso calor le decía que ya era mediodía, como el 53


bus se había detenido miró por la ventana jalando la cortina y lo que vio fue una ciudad moderna, limpia y ordenada, había llegado a su destino. Al bajar del autobús interprovincial le dolía la cadera de tanto estar sentado, fueron 8 horas ininterrumpidas de viaje, anduvo un poco por la avenida América y luego tomó un taxi que lo condujo a la Plaza La Libertad donde lo primero que le llamó la atención fue la figura blanca de mármol, que se alzaba en medio de la plaza, de una mujer vestida a la usanza de la antigua Roma y que hacía sonar una trompeta que anunciaba la independencia de la ciudad y de todo un país. Una vez ahí buscó la dirección de la chica en cuestión. Al hallar el número indicado en la nomenclatura de una casona colonial que funcionaba como hospedaje de turistas se extrañó un tanto pero igual llamó a la puerta y, al salir un hombre vestido de mozo, le preguntó por Nathaly Arrascue. - Ah sí, la señorita, le dijo, acaba de llegar del colegio ¿Usted la conoce? Qué raro, del cole’ me dijeron, ummm, se preguntaba él. - Sí, sí claro es mi amiga. - Correcto, lo voy a anunciar. Y después de transcurrido un minuto. - Joven, puede pasar está en el patio de al fondo. Cuando llegó no podía creer lo que veía. Nathaly estaba sentada en una silla reclinable y era solo una niña, bueno una adolescente para ser exactos, se le notaba entre 13 a 15 años y su uniforme escolar lo corroboraba. Y ahora ¿Qué hacer? ¿Cómo actuar? todo era tan confuso. - Hola Gabriel, viniste, y se paró a abrazarlo. - Sí, sí soy yo y tu Nathaly ¿cierto?, le contestó dejando notar su sorpresa. - Claro quien más iba a ser payaso, contestó ella riéndose. Y bueno ¿qué me dices? ¿por qué estas así mirándome? ¿qué tal tu viaje? ¿te hospedarás aquí verdad? mi papá es el dueño pero está de viaje, no te cobraremos. - Ah claro, claro, contestó un poco más calmado, sentémonos ¿sí? mira, en realidad también vine de viaje de negocios, tengo que hacer varias cosas por eso no me quedaré mucho, tú sabes. Nathaly pidió que les sirvieran algo de comer y mientras lo hacían conversaban de todo un poco, pero ¡oh ironía! menos de amor. Ya daban las 8 de la noche y Gabriel dijo que deseaba descansar, entonces Nathaly llamó a la sirvienta quien lo alojó en una habitación bastante espaciosa para su gusto pues solo quedaba disponible esa que era un cuarto matrimonial. Una vez sólo se puso a pensar: ¿Qué hago? ¿Qué hago?, se preguntaba y no podía responderse. Yo estaba enamorado de una chica mayor no de una chibola, en verdad es bonita, pero no, no pasa nada, el que con niños se acuesta mojado se levanta, así no, además me mintió con su edad, aunque claro yo también hice lo mismo. En eso, decidió enviarle un mensaje de texto diciéndole que por qué no se encontraban al día siguiente en un parque a conversar sobre lo suyo, sobre los besos, las declaraciones de amor que se 54


habían hecho y esas cosas. Después de tres minutos, el mensaje fue respondido y decía lo siguiente: “Así que besos ¿no? y abrazos además, joven usted no sabe con quién se ha metido, soy el padre de Nathaly y rastrearé este número hasta dar con Usted…”. Se levantó de un saltó de la cama bastante asustado, pero no que el papá estaba de viaje, quizá ya volvió, quizá se llevó el celular, recordó que según la ley quien se metía con una menor de edad podía ir preso. Así que decidió partir apenas amaneciera. Esa noche no pudo dormir. Apenas se levantó todo lo hizo muy rápido, ni se despidió de Nathaly que a esa hora de la mañana debía estar haciéndose las colitas para ir a su colegio. No es prudente, se dijo, si hubiera tenido más años me fugaba con ella pero debido a las circunstancias solo me queda fugar solo. Así, creyéndose ya un fugitivo de la justicia abordó el bus de regreso a Lima jurando y re-jurando que no volvería a encontrarse más con desconocidas. No se sintió seguro hasta estar en su habitación y echarse a dormir un largo sueño. Nathaly nunca más le habló, pero pasados algunos años, en el Hi5, vio fotos suyas en Alemania y además con su enamorado, lo que le daba ciertos celos y no sabía por qué. Otra anécdota jocosa que recordaba de aquellos años fue el día en que Cristian, otro amigo del barrio, invitó a Fabi, Kinkín, Liam y a Gabriel a su casa a ver una página web que recién había descubierto y que, prometía él, ser de mucho interés para todos. En la casa solo estában ellos, así que Cristian los llevó a su cuarto, encendió la computadora y digitó la dirección web que los llevó directamente a un sitio de pornografía infantil: menores.com, todos se “paltearon” menos, obviamente, Cristian que se mataba de la risa. Fabi, siempre queriéndosela dar del más moralista, dijo que lo disculparan que no podía ver esas cochinadas y se fue a la sala, el resto estuvo a punto de hacer lo mismo cuando abrieron la puerta de la calle, los papás habían llegado, Cristian se apuró en apagar la máquina pero antes cogió, sin interesarse de quien era, el USB que Fabi había dejado olvidado sin darse cuenta en el escritorio y grabó varias fotos prohibidas que pensó valían la pena. En eso, todos se despidieron amablemente de los señores, dijeron que habían estado viendo cosas culturales y se retiraron. Ya por la tarde, Fabi fue a buscar su USB pues ya había recordado donde lo dejó. Como Cristian no estaba su papá se lo entregó. En casa todos esperaban a Fabi impacientemente pues en el USB había fotos de la abuela que toda la familia reunida quería ver ya que era su cumpleaños. Cuando lo colocó en el CPU lo primero que se vio fueron las fotos bajadas por Cristian lo que, evidentemente, escandalizó a toda la familia, las criticas le llovieron a Fabi, que “qué vergüenza sobrino”, “qué decepción primito”, “no esperábamos eso de ti hijito”, dijo por fin la abuela y él no atinaba a dar una explicación convincente a todo esto. Obviamente, al enterarse el barrio de esta nueva por medio del indiscreto de su primo Liam las risas no pararon en una semana… Pero el internet también le permitiría conocer a gente de otras partes del mundo y para eso le fueron muy útiles suss conocimientos de inglés que ha llegado a ser la lingua franca de las telecomunicaciones. En cierta ocasión ingresó al ICQ-chat y conoció a una chica holandesa llamada Angelica. - Hi, your LSA, please. 55


- ¿My What? - Lol, I mean your Location, Sex and Age. - Ah, Perú, Male and 26. Yours? - Netherlands, female, 23. - Cool. I’m Gabriel glad to meet you. - Angelica, glad to meet you too. Desde ese entonces fueron grandes amigos virtuales y muy pronto comprendió lo liberales que son las personas nórdicas. - Do you like going to the beach Angelica? - Of course. I usually go on summer. - And you? - Yes, me too. Specially to get a tan down the sun. - Great. I enjoy tanning my body, above all, my breast. - You mean naked? - Of course, Why? - Well, here in Perú girls don’t go to the beach naked. They’re ashamed about it. - What foolishness! When you want to tan you must do it in your whole body not only by parts… El otro extremo fue su queridísima amiga Samah, una jovencita egipcia que estaba aprendiendo español, pero como le parecía difícil prefería el inglés. - Salam Gabriel, how do you do? - I’m fine and happy to talk to you. - Thanks. Allah blesses you for all your life. - When could I watch your face by cam? - It could be now but you have to wait some minutes, Inshallah. - Why? Is there an important reason for it? - Yes, I’m without my veil now. - Oh, I see, I can’t see your hair. - Right, our Prophet said it’s not correct. - I understand, don´t worry my friend I will wait ;) … Pero la Internet no solo era el chat que dicho sea de paso estaba destruyendo a la gramática española con términos como: xq, tb, tqm, ctm o ptm y que poco a poco todos ya estaban usando. Internet también le permitió acceder a diferentes tipos de información, como el leer diarios de diferentes partes del mundo tales como Le Monde, The New York Times, O’Globo, El Mercurio o La Reppublica, buscar datos puntuales en Google Académico, Wikipedia u otra fuente similar y, lo más importante, al menos para Gabriel, fue el poder acceder a las Bibliotecas Virtuales y así tener a la mano infinidad de libros que de otro modo nunca hubiera podido leer. Aunque ya se sabe que no es fácil encontrar contenido de calidad en la web pues muchas veces hay que sortear páginas como monografias.com o elrincondelvago.com. 56


El Internet, entonces, le permitiría visitar las más importantes bibliotecas virtuales y digitales del mundo entero. Siempre quiso, por ejemplo, leer a Vicuña Mackenna, historiador chileno muy denostado por estos lares y cuyas obras necesitaba revisar para saber justamente por qué era tan denostado. Encontró al fin una colección completa de sus obras en la Digital Library of New York que pudo descargarla a texto completo en formato pdf. Por él aprendió detalles muy interesantes de la Guerra del Pacífico como cuando relata las hazañas de Grau quien es considerado por él como un todo un “bravo” y aunque si Mackenna era algo parcial con los suyos no dejaba por ello de ser un hombre bastante culto e informado. Entre otras fuentes de información gratuita halló The Project Gutenberg, La Biblioteca Virtual Cervantes y La Biblioteca Bolivariana de Venezuela. Son tantos los libros virtuales colgados en la web en distintos idiomas que ahora se arrepentía no haber terminado de aprender la dificilísima lengua alemana para leer las obras de Goethe en su idioma original, aunque dicen que nunca es tarde para aprender. Lo que sí se dió el gusto de leer en su idioma original fue Um ensaio para a Cegueira y O Evangelho Segundo Jesuscristo, ambas de Saramago, O Alquimista de Coelho, la Divina Comedia del Dante y Enrico IV del Pirandello. En fin, quizá debía dedicarle unas líneas también a los libros electrónicos o e-books, disponibles en Ipads, Kindles y Tablets, debía confesar que aun no había tenido uno a la mano hasta ese momento, pero por lo que sabía cada vez los elaboraban más flexibles, con la proyección de estar pasando página por página y con una pantalla de luz muy tenue a fin de no cansar la vista del lector. Todo esto con el fin que el lector no extrañe al libro tradicional cosa que tardará aún muchos años sino décadas en suceder (para pena de los árboles), pues para el verdadero lector el echarse en la cama con su libro en la mano y sentir su olor particular así como la textura de sus páginas dan a la práctica lectora un gusto muy especial que la fría máquina aun no puede sustituir. No cabe duda que desde Gutenberg no se ha inventado nada mejor para transmitir el conocimiento humano… De esta manera, finalizando la década de los noventa, Gabriel llegaría a apagar sus 27 velitas y fue la primera vez que lo celebró haciendo una fiesta en casa con los amigos. Luego de cantarle el Happy Birthday de rigor, los muchachos le apuraron a que pidiera un deseo, cerró los ojos contento esperando verse en una imagen del futuro en que estuviera feliz pero no pudo pensar en nada, solo vio unas lucecitas resplandecer en la oscuridad, al abrirlos nuevamente todos lo abrazaron y felicitaron. No sabía que muy pronto su vida daría un vuelco radical.

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CAPÍTULO III LA BIBLIOTECOLOGÍA Y CIENCIAS DE LA INFORMACIÓN “La biblioteca destinada a la educación universal es más poderosa que nuestros ejércitos.” José De San Martín

El año 2000 llegó y, a pesar de lo que decían brujitas y agoreros, el mundo no se terminó. Éste, sin embargo, comenzó a experimentar diversos cambios en lo político, económico y hasta en lo ideológico que tuvo un punto de quiebre con el atentado de las Torres Gemelas. En nuestro medio hubo un agitado cambio de gobierno que llevaría a la fuga a Fujimori y, a la larga, después de la Marcha de los 4 Suyos, a Toledo al poder.

BASE 2003 La situación económica había comenzado a mejorar y hubo más empleo, lo que llevó a Gabriel a pasar por diversas empresas en busca de algo en que pudiera sentirse realizado. Para la época en que terminó su trabajo en la ONPE como auxiliar de almacén, en el proceso electoral que llevó al poder al Cholo “sano y sagrado”, ya se sentía algo hastiado de no hacer lo que le gustaba realmente, así que decidió estudiar en la universidad sí o sí a pesar de su edad (ya se acercaba aceleradamente a base 3). Hay que resaltar que muchas de las cosas importantes de su vida las realizó más tarde que el común de la gente, por ejemplo, lo bautizaron a los 5 años, su primera enamorada fue a los 19, se confirmó a los 24, se casaría a los 35 y su primer hijito lo engendraría a los 36. No es de extrañar pues que se decidiera a postular un poco tarde. Para ello comenzó a revisar los distintos prospectos de las universidades de Lima como La Católica, la del Callao, la Villarreal o la San Marcos. Pensó en ser abogado, luego lingüista, después literato, más adelante periodista, historiador o sociólogo pero nada encajaba con su personalidad hasta que reparó en la profesión de Bibliotecólogo, era la primera vez en su vida que leía esa palabra y eso que había leído ya bastante hasta ese entonces, todavía hoy cuando le cuenta a alguien lo que ha estudiado éste se queda algo perplejo hasta que le explica en qué consiste. Algunos le auguraban que con esa profesión se moriría de hambre y otros, que se busque algo más rentable. Según el Prospecto de San Marcos, el Bibliotecólogo es un profesional capaz de administrar la información a fin de hacérsela más accesible a los usuarios finales, para lo cual utiliza diversas herramientas tecnológicas y además posee una capacidad analítica que le permite crear fuentes de acceso informativas, etc., etc., etc.… todo ese “floro” le encantó, encajaba con él muy bien, al ir leyendo se iba decidiendo, así que solo quedaba hacer el papeleo, postular y comenzar a estudiar. En su hogar nadie comprendía cabalmente el por qué quisiera estudiar algo así. “Tú eres inteligente Gabriel, puedes dar más”, le decía a manera de consejo su hermana Anabel. 58


“Quizás lo haga para después cambiarse a Derecho”, comentaba Camilo. Adriano era el único que lo comprendía, le daba gusto en el fondo, aunque hubiera preferido que se matriculara en la ENA (Escuela Nacional de Archiveros) donde él había llevado algunos cursos de joven. Le parecía genial que al fin su hijo se decidiera a estar en la universidad. Pero cuando Gabriel contó en el barrio comenzó la “joda”: “¿Bibliotecólogo? ¿Qué chu… es eso?” “Pata, no seas loco, es una chamba de germitas” “En la San Marcos hay puro terruco nomás no te vayan a convencer” “La San Narcos dirás”. Pero esto no lo amilanó, pensó que era perder el tiempo discutir necedades, ya estaba decidido. Afortunadamente, había guardado su último sueldo casi integro para este fin, cuando uno es soltero se puede dar esos lujos. Por lo que se informó luego no era tan fácil ingresar a San Marcos, 50 mil postulantes al año para 5 mil plazas, exámenes con puntos en contra y de preguntas rebuscadas eran algunos de los obstáculos que antes debía superar pero terminó aceptando el reto debido a que su otra opción era la Católica cuyas mensualidades le parecieron astronómicas. Le aconsejaron academias, profesores particulares y cosas por el estilo pero ya tenía él un plan que le daría buenos resultados, prepararse de manera autodidacta encerrándose 3 meses en casa leyendo todas las materias posibles y tomándose exámenes a sí mismo, solo tendría una profesora y era Marian, su sobrina egresada de la UNI quien le enseñaría álgebra, aritmética y afines. El examen de admisión fue una mañana dominical de febrero, luego de tres largas horas de responder y tratar de responder las decenas de preguntas de diferentes materias al fin éste finalizó dejándole una molestosa jaqueca; al salir, había afuera de la Universidad un sinnúmero de academias haciendo barra y muchos padres que habían venido a ver a sus hijos, le sorprendió mucho ver entre ellos a sus padres quienes, a pesar del caluroso sol y de la cantidad de gente reunida, estaban ahí dándole aliento. Ya por la noche salieron publicados los resultados que lo colocaban en el cuarto lugar de ingresantes lo que, por supuesto, alegró mucho a sus parientes y se ganó una rapada de cabello con un merecido brindis con los amigos del barrio que para ese entonces ya habían dejado de molestarlo. La única que no parecía estar muy contenta era Marían, puesto que terminó confesándole que solo había respondido las preguntas de humanidades descartando las de ciencias por hacérsele muy tedioso. En los siguientes días debió presentarse para el examen médico (incluida la dolorosa vacuna contra el tétanos), la toma de fotografías, la entrevista sicológica, las charlas a ingresantes, y otros detalles más. En la fila para el examen médico conoció a Cristiano, quien se convertiría en uno de sus mejores amigos, lo más curioso era que al charlar por primera vez ninguno de los dos quería decir a qué carrera había ingresado por vergüenza. Cuando hizo la fila para la fotografía del carnet conoció a Dina de la carrera de Literatura, una jovencita de Bagua muy ingenua y que resultó siendo después su primera amiga en San Marcos, aunque hoy lamentablemente estén irremediablemente alejados. Lo bueno es que él sabe que se encuentra bien y, además de ejercer la profesión más antigua (ser mamá), es una de las integrantes de la Juventud Bagüina la cual defiende los derechos de los indígenas de esa parte del país.

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El primer día de clases fue en el integrado, donde estaban mezclados alumnos de 6 Escuelas: Arte, Comunica (Comunicación), Filo (Filosofía), Lingüística, Lite (Literatura) y Biblio (Bibliotecología), bueno con esos nombres era como las nombrarían por los próximos cinco años. Su salón, el 2A, era variopinto, había chibolos chancones que recién habían terminado el colegio, unos cuantos comunistas declarados y alguno que otro que se creía pituquito solo porque venía del San Agustín, pero la mayoría eran jóvenes sencillos de condición humilde cuyos padres habían hecho un gran esfuerzo para que éstos estudien. Con el transcurrir de los días se hizo amigo de Conza quien era muy memorista y se sabía poemas enteros de los Poetas Malditos y como vivía cerca al río Rímac fue apodado el Poeta de la ribera, Víctor (que luego se pasaría a la Villarreal a estudiar Derecho), Edgar (simplemente conocido como El Chino), Anderson (el que siempre andaba con una ropa que le quedaba grande y por eso le pusieron el apelativo de “Pijama”) y Paola (su bella amiga de ojitos dormilones), todos de Comunicación. Con esta primera “manchita” que tuvo visitó algunos lugares emblemáticos que todo ingresante debía conocer como el Comedor, la Huaca o el Bosque de Letras. El Comedor constaba de 2 pisos muy amplios, en el primero, al lado de al fondo, estaba la cocina donde varios cocineros vestidos de blanco preparaban las diversas viandas en verdaderos ollones de tropa; en el comedor propiamente dicho había una “tele”en un rack pero que nunca la vio encendida. Para ingresar había que hacer una larguísima cola desde temprano (por donde siempre se veía a un joven flaquito vendiendo cubiertos de plástico a 10 céntimos) y no era para menos cuando toda la comida era gratuita y bien despachada. Al entrar, uno se topaba con carteles y anuncios hechos por el Comité de Lucha de Estudiantes exigiendo más raciones. Ya dentro del Comedor había que hacer otra cola con una fuente de metal en la mano donde los cocineros iban echando la comida, al puro estilo de las prisiones. Después de terminar la comida uno mismo debía devolver la fuente y echar los restos en un balde, restos que luego terminarían en los estómagos de las decenas de perros chuscos que vagaban sin cesar por todos los ambientes de la Ciudad Universitaria. Claro, si uno era glotón podía quedarse esperando a recibir la “carroña”que no era otra cosa que lo que había sobrado en los ollones. De otro lado, La Huaca San Marcos forma parte de un conjunto de huacas que constituye un complejo arqueológico de la cultura Maranga de más de 600 años de antigüedad. Ésta Huaca ésta recortada en el lado que va a San Miguel ya que por ahí debía pasar la actual Avenida Venezuela. Las únicas visitas que recibe son de arqueólogos que eventualmente realizan ahí una que otra excavación. Desafortunadamente, la Huaca ha sufrido otros recortes como cuando se construyó el Estadio o las Facultades aledañas. El hecho es que la Huaca es el lugar favorito de los sanmarquinos para ir a vagar debido a su lejanía con los demás ambientes y a su escasa custodia. Unos van a tocar guitarra, otros a tomarse unos tragos o “prenderse”, algunos a jugar cartas, las parejitas van a “hacer cosas” y hasta hay quienes van a estudiar. Respecto al Bosque de Letras (aunque por sus dimensiones solo es un bosquecillo adyacente a la Facultad del mismo nombre), éste es el lugar ideal para hacer trabajos en grupo, charlar o hacer hora cuando no hay clases o la Facultad está tomada por los estudiantes en sus eternos reclamos contra las autoridades. Ahí, recordaba, tuvo varias 60


tertulias con sus mejores amigos, entre ellos, Magali (de lingüística) con quien siempre se sentaba en unos de esos bancos hechos con un tronco de árbol a charlar de los más diversos temas como las creencias de los hindúes, del Sankhara y la Rueda de la vida, por ejemplo. Fue una amistad que perduraría a lo largo de los años. Otro amigo que hizo por aquel tiempo fue Marcelo quien siempre lo sorprendía con sus atinados comentarios sobre política y otros temas. Él era de Arte y llevaba con mucho orgullo su carrera. Hoy en día, que ya es un verdadero historiador del Arte, es además un amigo de la familia y lo visita ocasionalmente. Pero también hubo otros compañeros no tan amistosos como Joselito, proveniente de aquel pueblo de Puno donde una vez ahorcaron a un alcalde, apodado “el loco” por sus excentricidades y las cosas que decía que a Gabriel personalmente le hacían reír más que enojarse por ellas. Por ejemplo, cuando mencionaba: “…el desodorante y el perfume solo se deben utilizar para las fiestas” o cuando apuntaba: “yo no me baño porque el agua en Lima se acabará el 2015 y hay que cuidarla”; pero su frase más conocida era: “todo es relativo” cuando alguien lo quería convencer de algo y él no lo quería creer solo por llevar la contraria. A sus compañeros de Biblio los veía solo los sábados que es cuando todos los de la especialidad llevaban un curso introductorio con el profesor Perales. Quien le dio la bienvenida fue Alberto (conocido como Cuti y Gabriel nunca supo por qué) quien era un chico muy sociable que le introdujo a Cristiano (a quien ya había conocido previamente), a Jaime (el de la sempiterna gorrita), a la chancona Leticia (su futura testigo de boda), a Maricielo, a Lucía, a Óscar (su otro testigo de boda), a Lady, a Dayana, a Marysol, a Carmela y a Beatriz, con todos ellos creció en un principio una bonita amistad, duradera en la mayoría de casos pero decepcionante en unos cuantos. Gracias a que Cuti le había relacionado con su gente ya no tendría que preocuparse en hacer grupo cuando el profe’ dejara una tarea colectiva. Las clases con Perales eran más amenas que enriquecedoras. Como el salón era un semi-auditorio y a él le encantaba lanzar sus discursos ante el alumnado el ambiente se le hacía propicio. Con él leyeron La Misión del Bibliotecario de Ortega y Gasset, estudiaron las 5 Leyes de Ranghanatan y trataron de comprender que diantres era la Serindipia. En resumen, se puede decir que fue un curso que le sirvió para valorar más la profesión. En el verano siguiente tuvo la oportunidad de iniciar sus prácticas en la Bolsa de Trabajo de la Universidad. Le asignaron el CEDOC que era el Centro de Documentación de la Escuela de Comunicación. La Biblioteca en cuestión no era más que una ruma de libros apiñados en dos ambientes muy mal cuidados, ahí trabajaba Scarlet, una estudiante de los últimos ciclos, la cual se estaba encargando de clasificar la colección. Ella le enseñaría a clasificar con el Sistema Decimal Dewey pero al mes siguiente lo dejó solo pues partió a un mejor trabajo. En verdad la tarea que tenía por delante Gabriel ahora le resultaba titánica ya que no tenía aún los conocimientos para organizar toda una biblioteca, cuando, en eso, se presentó un buen día Leticia quien también había postulado para el mismo puesto y sería su nueva compañera desde entonces. - Leticia, qué sorpresa verte por acá, la biblioteca aún no atiende, estará cerrada por el resto de las vacaciones puedes ir a la de Letras. 61


- Hola Gabriel, también me contrataron para la Bolsa de Trabajo, parece que trabajaremos juntos... Leticia resultó una chica muy hábil y paciente, fue una excelente compañera de trabajo y ambos se cayeron muy bien desde el principio. Ni bien evaluaron la situación pusieron manos a la obra. Lo primero que se les ocurrió para solucionar en algo el caos existente fue ordenar los libros por materias para que luego fuera más fácil clasificarlos, luego los forraron y de ahí los catalogaron, poco a poco los iban clasificando y Scarlet, que venía de vez en cuando a visitarlos, corregía su avance, asimismo, gestionaron con el área de limpieza para que viniera regularmente a hacer su labor, se deshicieron de los periódicos viejos y repetidos, restauraron lo mejor que pudieron las revistas antiguas y maltratadas, en fin, hicieron todo lo que estuvo a su alcance antes que comenzarán las clases y los alumnos fueran a consultar la biblioteca. En esta su primera experiencia como bibliotecario tuvo la oportunidad de leer algunas obras clásicas como El Libro Rojo de Mao y 7 Ensayos de la Realidad Peruana de Mariátegui, a parte de varias crónicas periodísticas y algunos textos teóricos de las ciencias de la comunicación. Del mismo modo, se entretuvo mucho leyendo Etiqueta Negra y Caretas que las había desde sus primeros números. Lo malo es que demoraban mucho el pago, Leticia y él, hartos de esperar más decidieron renunciar, pero los chicos del CECOS (Centro de Estudiantes de Comunicación Social) protestaron ante el Director de la Escuela a nombre de ellos y, además hicieron una chancha para pagarles su sueldo todo con tal que no se retiraran pues estaban contentos con el trabajo que estaban realizando. Así que decidieron seguir en el CEDOC por un tiempo más. Pero el CEDOC no solo era el lugar donde hacía sus primeras prácticas. Con la venia de los chicos del CECOS, quienes estaban encargados de esta biblioteca, fue invitando sucesivamente a sus compañeros del salón para que lo ayudaran a clasificar, a forrar y a pegar etiquetas, entre otros procesos complementarios. Con el tiempo, ellos también venían a estudiar, a charlar, a comer, en fin, el CEDOC era, a parte de una biblioteca, como un centro de reunión social. Hasta hoy cuando lo ven, en tono de broma, le reclaman sus certificados de prácticas pre-profesionales. Al llegar marzo, se reiniciaron las clases en la Facultad. El CEDOC ya debía comenzar a atender a sus usuarios. Éste constaba de dos habitaciones medianas separadas por una pared de triplay que se comunicaban por una ventanita abierta en medio de dicha pared. La primera era el cuarto donde se encontraba la colección (en 4 estantes de metal colocados uno detrás de otro) y donde Leticia y él trabajaban en una mesa cuadrada que siempre paraba llena de útiles de escritorio: lapiceros, goma, tijeras, etc. y pilas de libros; se podría decir que era el área de procesos técnicos. La otra era la sala de lectura compuesta de 10 modestas mesas de 4 sillas cada una. Esta sala más era usada por los alumnos cuando querían hacer trabajo de grupo. Cada sala tenía una puerta independiente. Al lado del CEDOC se ubicaba el CECOS. Ambas dependencias se encontraban al final del pasillo izquierdo en el tercer piso de la Facultad justo al otro extremo de la Dirección de la Escuela de Comunicación Social. 62


Desde el primer día de atención, el CEDOC se llenó de alumnos de todos los ciclos quienes usaban la sala no solo para hacer trabajos de grupo sino también para charlar, comer, dormir, jugar cartas, y hasta para besarse. Al ver esta situación, decidieron colocar un letrerito que se ve en la mayoría de bibliotecas: PROHIBIDO HACER RUIDO, en los días sucesivos pegaron otros más: PROHIBIDO HABLAR POR CELULAR, PROHIBIDO FUMAR Y COMER, PROHIBIDO RAYAR LAS MESAS. Pero ninguno sirvió, la bulla era algo normal en ellos. “Será precisamente porque son de comunicación que no pueden estar callados”, pensaba Leticia. El shhh, shhh, tampoco servía de nada. Hasta que un día llegó una profesora, de saquito, pantalón oscuro y bien maquillada, se paró en la ventanita de atención con unos fólderes en la mano. - Buenas tardes jóvenes, ¿me podrían decir quién es el jefe de esta biblioteca? Tengo una queja. Leticia y Gabriel se miraron mutuamente como diciendo: Habla tú primero. - Bueno profesora, ambos somos los encargados, habló Leticia. - Pues déjenme decirles que es una vergüenza que permitan este escándalo, yo sé que solo son estudiantes pero si hubiera bibliotecólogos acá ya hace rato hubieran puesto orden, ellos sí saben cómo hacerlo, sentenció la docente. Estas insolentes palabras los hizo sentirse ofendidos en lo más hondo. Leticia a le iba a contestar, pero Gabriel le hizo un gesto como para que esperara. Entonces se levantó del asiento, se paró en medio de la sala de lectura y dijo: “A ver señores, les digo así porque ya no están en el colegio ¿no es así? desde ahora el que venga a la biblioteca será exclusivamente para estudiar en silencio, el que desee hacer otra cosa tiene las puertas abiertas para salir al patio o al parque. Es una falta de respeto hacia sus compañeros que sí desean utilizar estos ambientes para la lectura”. Los alumnos volteaban a verlo, algunos confundidos, otros sonriendo. Pero el silencio se había apoderado ahora de la sala, una voz al fin dijo “tiene razón”, otra les respondió “pero es el CEDOC”, otros dijeron “vámonos chicos”. En la sala solo permaneció una chica de lentes, delgadita, que era la única que sí estaba leyendo y ahora lo miraba con cara de contento (se llamaba Anita y em los días que siguieron se convertiría en una de sus mejores amigas). La docente los felicitó y manifestó que estaría viniendo periódicamente a estudiar ahí pues veía ahora que había verdaderos bibliotecarios como encargados ya que en los años anteriores chicos que eran de otras carreras se habían hecho cargo y no habían hecho mucho por mejorar la biblioteca. En los siguientes días, muchos chicos que antes no iban por la bulla, se comenzaron a acercar para leer, buscaban sus libros en un catálogo manual que se hallaba al lado de la ventanita de atención, llenaban unas fichas de préstamo con los datos del mismo y presentando su carné les facilitaban los préstamos. Por ese entonces también Leticia comenzó a salir con Hannibal, un chico que, para sorpresa de todos, había dejado sus 63


estudios de ingeniería para llevar Bibliotecología. Cómo Gabriel siempre los veía discutiendo le aconsejaba a Leticia, pero ella le respondía que no se metiera pues cuando él se enamore no querrá oír los consejos suyos tampoco pues el amor es así: ciego… A propósito, fue en el CEDOC donde él se enamoraría por segunda vez, una compañera del salón que venía a que le enseñara inglés y la ayudara con sus tareas lo fue encandilando con su dulce conversación, sus lindas maneras, su perfume Vanilla y sus bellos ojos. Cierta vez, cuando estaba solo, se presentó en la puerta. - Hola Gabrielito, me han contado que los chicos vienen a hacer prácticas y a mí no me invitaste, te pasas, yo también quiero aprender. - Hola Lucía, sí, le dije a Cuti, a Cris y a Óscar que vinieran, más que todo a ayudarme con el forrado. - Pero yo quiero que me enseñes a clasificar ¿Tú le entiendes a la profesora Miriam cuando explica el Dewey? - Creo que ya está muy viejita, no se da cuenta donde deben ir los ceros, dijo él en tono sarcástico. - ¿Quién habla?, replicó Lucía riendo a su vez. - ¿What? No te pases, viejos los cerros Lucita. - Entonces ¿me vas a hacer pasar? Ya se fue Leticia ¿No? - Claro, pasa, faltaba más, en mi CEDOC todos son bienvenidos. - ¡Wow! ¿tú has clasificado todo?, exclamó ella mirando alrededor suyo. - Bueno fuera, aun falta más de la mitad. Además Leticia a ha hecho su parte también. - Ah sí, mi amiguita linda. No la explotes ah. No te aproveches que sea buena gente. - Cómo crees ¿Y ese libro? - Es de inglés. Estoy en el Británico. A propósito, tú debes saber las prepositions ¿Me ayudas? - Of course darling, no faltaba más. Las visitas al CEDOC se repitieron casi a diario. Esto fue favorecido porque ahora él estaba en el turno de la tarde y Leticia en la mañana. Pero los largos momentos que estaban solos charlando despertó los comentarios de algunos en el salón. Un buen día llegaron las chicas al CEDOC. - Ah sí que este es el famoso CEDOC, dijo Dayana. - Le falta una buena pintada, dijo a su vez Marysol. - Holas Gabriel, ¿Se puede?, preguntó finalmente Lady, aunque las chicas ya estaban dentro. - Chicas qué gusto verlas, no me digan que quieren pasar a estudiar. Verdad que el examen de Cabrera es mañana y yo ni he sacado la fotocopia. - No es eso ¿puedes cerrar la puerta? Tenemos que hablarte de algo muy serio Gabriel. - Bueno lo haré, a esta hora no hay muchos usuarios que digamos ¿Qué ha pasado? ¿Cuti no te da bola y quieres pedirme consejo Lady? - Qué broma tan tonta, te queremos hablar de ti y Lucía. Ya todos lo saben. 64


Aunque él no tenía motivos para ello, se quedó helado. - ¿Todos saben qué? Si también yo puedo saberlo. - No te hagas, le respondió Marysol, ten cuidado ya sabes que tiene enamorado y además él es nuestro amigo también. - Sí, Daniel nos cae bien, es buena gente no le hagan eso, dijo casi interrumpiedo Dayana. - Esperen, esperen muchachas, primero me hablan claro, porque no estoy entendiendo nada. - Ya mira, dijo Lady más calmada, han comenzado a oírse rumores en el salón que Lucía en vez de irse a otro lado se viene para acá en las tardes y ustedes se encierran. La otra vez Daniel la estuvo buscando por todos lados, nos consta porque lo ayudamos a buscarla. - No se pasen bien mal pensadas son, contestó él tratando de reirse, yo siempre veo a Óscar conversando con la chata Gladys del 4C y nadie piensa mal. - Ya, pero es diferente, tú le gustas, se nota, siempre habla de ti. - Miren chicas esta conversación no tiene sentido. Yo les diría que no pasa nada pero no me van a creer, aparte que no me ha gustado la manera como me han abordado. Se pasaron un poco de la raya. - No lo tomes a mal Gabrielito solo te hemos avisado para que estés prevenido y evites estos “encuentros clandestinos”. Tú eres nuestro amigo. - Entonces muchas gracias por ese detalle. Disculpen, en verdad tengo que atender hay varios alumnos esperando. Gabriel se quedó un poco enojado. Esas chibolas atorrantes que se habrán creído. Pero tienen algo de razón, Lucita siempre viene, la mujer del César no solo debe ser decente sino parecerlo, razonaba para sus adentros. No podía dejar de aceptar que le gustaba mucho ver a Lucía ¿Será verdad que le gusto? ¿Pero qué estás hablando Gabriel, estás loco? Hoy no ha venido. Será lo mejor. Efectivamente, aquella tarde no vino, pero al día siguiente estaba ahí desde temprano. - Lucía, dichosos los ojos. - Ni que hubiera llegado de viaje, dijo ella después de lanzar una carcajada espontáneamente. Sabes, te extrañé, recuerdas que me estabas contando la historia de la Hija del Emperador ¿Cómo terminó?... Y el siguiente día. - Así que hoy viniste toda de verde. - Será que soy una chica ecológica, contestó ella quien estaba muy sonriente ese día. Te cuento, Daniel me dijo que me quiere llevar a visitar a su tía. Qué aburrido. No quiero ir. - Debes ir, es tu flaquito y quiere que lo acompañes, a mi no me gustaría que mi flaca me chotée. 65


- Es que todavía no me enseñas a clasificar vivazo solo me estás paseando ¿no? y yo quería que sea justo hoy… Mientras tanto en el salón llegó la época de los parciales. Como siempre Beatriz durante los exámenes se estaba fijando de quien plagiar y su antítesis Leticia se sentaba adelante solita para luego sacarse 19 o 18. Un día, antes del examen de Estadística, los muchachos le dijeron a Gabriel para ir a estudiar al CEDOC y éste aceptó. - Gabriel, tú sabes números, te escuchamos, dijo Cuti. - Nada, los números no son mi fuerte. Pero hay que memorizar las fórmulas nomás pues. - Bien egoísta eres ¿No?, mencionó Cris, seguro si una flaca te dice al toque le enseñas. - A la franca tú siempre sacas más nota que nosotros, añadió Óscar. - Ya estudien nomás haraganes, dijo una voz que recién llegaba. - Armando ¿Cómo estás?, dijeron todos dirigiéndose a un señor bajito y gordito con cara de buena gente. - Aquí muchachos vengo de cerrar mi biblioteca, van a fumigar. - ¿Dónde trabajas? - Acá pues, en el segundo piso, en Posgrado de Educación. Tengo como 15 años ahí. ¿Ustedes llevan Estadística con Marcos? Pucha yo llevé con él el ciclo pasado pero pasé a las justas con sustitutorio y todo. - Sí, en eso estamos pero acá el hombre no nos quiere enseñar, dice que solo le enseñará a Lucía, dijo Cristian de manera bastante burlona. - ¿Qué dices Cris?, le contestó Gabriel inmediatamente. - Carajo, déjen al muchacho en paz, Lucía ¿no? la germa está buena por mi madre, provecho flaco, intervino Armando. - Pero tiene mariachi, replicó Cuti. - ¿Y? Quítasela pues, replicó a su vez Anselmo mirándole directamente a los ojos, además las mujeres son tentadas. Tú tienes más pinta que el Jason ese de su flaco. (Había consenso en el salón que Daniel tenía un extraordinario parecido al asesino de Martes 13). “Armandito te pasas”, dijeron los demás riendo al unísono. - Compadre no he vivido 50 añitos por las puras. ¿Qué dicen? Después de los parciales unas helenas en el Sky. Yo pongo la primera. - Chevere, y así Cuti se deschava y nos cuenta lo de Fiorella y Cris que anda detrás de Dayana, acotó Gabriel todo picón. - Qué buena, yo también me apunto, añadió Óscar, pero hay que pasarle la voz a las chicas también. - ¿Qué, tú vas a ir? Pero si tienes señora y dos hijos. - Compare’, a las mujeres hay que demostrarles quien tiene puesto los pantalones en la casa. - Dices, le replicó alguien por ahí de manera cachacienta, cuando llegas a tu casa seguro que te pones a limpiar el baño para que no te griten… 66


Un día después, cuando se encontraba cambiando unas etiquetas en el CEDOC apareció de repente Anita de Comunicación. - Señor Gabriel Linares, qué seriedad. - Ah, hola Anita, que gusto me da verte ¿Cómo has estado? ¿Ya acabaste tus parciales? - Sí, los de nosotros fueron la semana antepasada. Estoy exhausta, ¿te imaginas? Hemos estado en clase de Taller de Edición por 3 horas. No quiero oír nada académico por el resto del día. - Entiendo, pero relájate pues, por qué no me esperas a que cierre y te invito un cafecito como en los viejos tiempos. - No, café no, siempre es lo mismo. Hay que salir, vamos al cine, a medias claro. Cierra el CEDOC de una vez. - ¡Qué cierre! ¿y los usuarios? (Al ver a Anita tan coqueta y sonriente pensó sin embargo que sí valía la pena). Bueno les diré que terminó la atención porque van a fumigar... Al día siguiente, de nuevo en el CEDOC, cuando Leticia se preparaba a marcharse. Llegó Manuel a buscarla y preguntó por ella. -

¿Está Leticia? Leticia te buscan. ¿Quién? Tu Brad Pitt. Baboso, le dijo ella después de reírse por la ocurrencia, le voy a decir, ah. ¿Por qué sigues saliendo con él? No ves que es un malcriado ni me saludó. No digas eso, Hannibal es lindo en el fondo. Será bien en el fondo amiguita. Shhh habla despacio, te puede escuchar.

Cuando Leticia abrió la puerta del Cedoc para salir se topó nada menos que con Lucía. -

Gabriel, te buscan. ¿A mí? ¿Quién es? Tu Lucia Galán, le dijo ella de manera socarrona. ¿Ah? ¿Quién?

En eso, la susodicha entró sin pedir permiso. - Lucía ¿Qué tal? No te esperaba. - Bueno los dejo chicos tendrán mucho que hablar. - Chau Leticia, chau Hannibal, se despidió Lucía. - Cuídense muchachos, ah Leticia, le susurró Gabriel casi al oído, me debes una, ah. - Estamos a mano amigo, bye. 67


Una vez solos, la conversación transcurrió de la siguiente manera. - Tengo que contarte la últimita. - ¿Cuál? - Cristiano y Dayana ya están. - ¿Estás segura? Pero si él no me ha dicho nada. - Qué mal ah, pensé que eran amigos. De todos modos no sé si durarán, ella no está segura si aún ama a Rony, su ex. - Ojalá no haga sufrir a mi pata, no sé, pero ella me parece bien inmadura. En todo caso es asunto de los dos nomás. - Sí y ¿Tú? - ¿Yo qué Lucita? - Cuando pues te enamoras, mira que ya tienes tus años. - Otra vez con lo de la edad que pre juiciosa eres. Lo que pasa es que tengo tantas fans que no sé a cual elegir. - Sí claro, muy coqueto el hombre ¿No? Todos son iguales. - ¿De qué hablas? - ¿Crees que no me he enterado? - ¿De qué? - Ayer te vine a buscar como a las 6 y me encontré con un cartelito en la puerta que decía algo de fumigación. Después te vi tomando la 87 en la Venezuela con una chica de lentes y flaquita, a ver niégalo. - No niego nada, ayer salí con mi amiga Anita, hace mucho no la veía y bueno pues se dio la oportunidad. - Se ve que la extrañabas mucho ¿No? Hasta cerraste tu trabajo. Ten cuidado te pueden sancionar. - No creo, en todo caso ya veré en ese supuesto, no me pagan tanto como para que me rompa el lomo acá. - Entonces estás con la tal Anita. - ¿Estoy? No, como crees, es mi amiga, mi chochera, una vez fui a su casa a clasificar sus libros. - Ah su, qué tal confiancita. - No es para tanto Lucita. - Bueno amigo ya me voy, mi enamorado está abajo esperándome. - ¿Sólo subiste para decirme eso? - ¿Qué? No, para nada, solo pasé para saludarte. Harían muy buena pareja ah, tú y la tal Anita. Al salir dejó el aroma de su perfume Vanilla que tanto le agradaba. Se quedó con la sensación que Lucita estaba celosa, lo que le daba cierto gusto pero a la vez le molestaba que se hubiera ido tan pronto con su enamorado y es que él mismo también estaba celoso. El tercer ciclo se pasó más rápido que volando y los muchachos estaban concentrados en los exámenes finales que se avecinaban. Uno de esos días se encontró con su amigo Aaron quien siempre usaba una prolongada barba negra al puro estilo de los patriarcas ortodoxos. 68


- Hola Aaron ¿Cuándo te vas a afeitar pareces el hijo de Ataucusi? - Esto me da sex-apeal, que desilusión sería para mis admiradoras ¿Y ya estudiaste para Descripción? - Una parte nomás, es un montón ¿No entiendo por qué tenemos que aprender a elaborar fichas manuales si el Formato MARC y otros ya están parametrados para la descripción? - No lo sé, seguro la profesora piensa que algún día podemos trabajar en una biblioteca que no tiene recursos, ni internet, ni nada como tu CEDOC, por ejemplo. A propo’ Eliseo me dijo para estudiar juntos ¿Por qué no estudiamos todos ahí? ¿O te vas a encontrar con Cuti, Cris y compañía? Solo paras con ellos, parecen tus maridos. - No creas, Cris ahora está todo el tiempo con Dayana y Cuti en la Biblio de Armando. Vayan a eso de las 5 yo siempre estoy ahí. A eso de las 4:30, mientras ayudaba a un usuario a buscar información en el catálogo, se apareció nuevamente la susodicha. - ¿Podemos estudiar juntos? - Sí, más tardecito vendrán Aaron y Eliseo también, le contestó luego de “deshacerse” de dicho usuario. - Entiendo, prefieres estar con ellos. Entonces me retiro a estudiar con Carmela y Leticia. - Espera Lucía. No te vayas. Quizá los muchachos no vengan ¿Has recogido tus copias de René? - Aquí están. A las 5 en punto aparecieron sus amigos y al verlo tan concentrado por la ventana, decidieron retirarse discretamente. - Sabes, hace tiempo conocí a alguien muy parecido a ti. Tenía tu misma edad y comenzamos a salir. Justo por esa época había terminado con Daniel. Lo malo es que aquél chico me engañó, tenía esposa y dos hijos. Fue una basura. - ¿Por qué dices que se parecía a mí? - Tu sonrisa, esa chispa que me hace reír. Y sabes conversar también. - Se agradece, pero ahora amas a Daniel y eres feliz ¿cierto? - Yo pienso que sí pero últimamente peleamos mucho. Ya tenemos cuatro años esto no debería pasar. - Quizá sea por eso mismo, la rutina mata. Deben salir a otros lugares, cambiar hábitos. Pasaron dos largas horas de estudio y conversación. - Tengo sueño, ¿puedo recostar mi cabeza en la mesa? - Sí Lucita, ponla encima de mi mochila. - Gracias, estoy cansada, ayer me acosté tarde.

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Más que mirarla, la contemplaba. Que bella qué es, se decía. Lucía, medio dormida, sacó su walkman y puso un audífono en su oreja y el otro en la suya para que ambos escucharan Making love out of nothing de un grupo ochentero. Él no podía dejar de mirarla, y en eso, la abrazó respirando profundamente su perfume. Ella no dijo nada. Luego intentó tomarle de la mano y tampoco dijo nada. Se sentía verdaderamente a gusto y no quería que ese momento sublime terminara jamás. Sin embargo, todo tiene su final y nada dura para siempre como diría un salsero famoso. - Hola Gabriel ¿Qué están haciendo? - Hola Daniel, aquí estudiando. Lucía, Lucía, despierta te vinieron a recoger. - Mi amor ¿cómo supiste que estaba acá estudiando? Gabriel tuvo la cortesía de enseñarme. - Las chicas me dijeron que acá te encontraría sin duda, ¿Nos vamos? - Sí chicos ya tengo que cerrar el quiosco también, dijo Gabriel, sintiéndose culpable y no sabía de qué. En los días siguientes Lucía no vendría pero después de una semana se volvió a aparecer. - Gabriel, tenemos que hablar. - Dime ¿Qué te sucede? - Es Daniel, está amargo conmigo. Le dije que vendría a visitarte y se molestó, que no tengo porqué venir, que no hay ningún motivo para ello. - Tal vez tenga razón. - Es que yo quiero verte, él no me lo puede prohibir ¿Verdad que no? - Bueno, tú eres libre de hacer lo que mejor te parezca, pero recuerda que lo elegiste como a tu enamorado y eso conlleva ciertos compromisos. Lucía no se ve bien que sigas viniendo. He escuchado muchos rumores en el salón, muy feítos algunos. No quiero que hablen de ti, la gente es mal pensada. - ¿Me estás diciendo que no quieres que venga ya? - Por mi normal, eres una gran compañía pero no es correcto que por nuestra amistad tu relación sentimental se deteriore, me sentiría mal si algo así sucede. Mejor no vengas amiguita, créeme a mí me duele más que a ti el decirte esto. - Si eso es lo que piensas. No sé en donde tenía la cabeza, tienes razón, pero puedo venir aunque sea una vez a la semana ¿no? - No Lucita, no vuelvas más, por favor. - ¡Ay Gabrielito! En eso, se abrazaron fuertemente. Y Lucía comenzó a llorar desconsoladamente, Él apenas podía contenerse. - No lo hagas más difícil Lucita, te extrañaré mucho también. Casi de manera inconsciente acercó sus labios para besarla y ella, que en un principio se mostró esquiva, terminó colocando los suyos para recibir los de él y se dieron un gran beso de despedida. Afortunadamente, el CEDOC se encontraba sin usuarios en ese momento. Cuando terminaron Lucía salió casi corriendo. Gabriel solo trabajaría media hora 70


más. Cerró todo y salió de la Facultad, al bajar las escalinatas que dan al camino de la Universitaria y pasar por el busto a Vallejo miró a las estrellas y le pareció ver un rostro de mujer. Estaba enamorado sin remedio. - ... Cris, aconséjame, yo nunca pido consejo pero esta vez es diferente, le dijo a uno de sus mejores amigos al día siguiente mientras conversaban en el patio del segundo piso de la Facultad. - Qué te voy a decir, Dayana me acaba de terminar y encima mediante un email todavía, soy el menos indicado. - Lo sé, lo siento mucho por ti amigo. - En fin así es la vida ¿no? Sabes, eres afortunado se ve que Lucía dejará a Daniel por ti. - Estás loco nosotros nos despedimos. - Sí pero con un chape, no te pases pues, crees que me chupo el dedo. - Fue un beso de despedida, romántico, no hubo malicia nos dejamos llevar. - Habla con ella debe estar confundida, desconfúndela. - No sería correcto… En los días que pasaron apenas le dirigía la palabra a Lucía en el salón. No quería levantar más rumores. Otro día, Carmela vino a hablarle: - Gabriel yo soy tu promo’, de tu generación, no me vengas con rodeos ¿ok?, le dijo ella quien también bordeaba la base 3. - Qué quieres que te diga, Lucía me gusta, sí, pero no haré nada por conquistarla. - Ella es una de mis mejores amigas, no quiero que la veas como un vacilón. - No sé qué te ha dicho pero no tengo nada parecido en mente. - Eso espero Gabrielito si no tendrás que vértelas conmigo eh. - So, so Carmelita. Con razón te dicen la Señora Ley… Un día Lucía volvió al CEDOC. - Se puede saber qué te sucede. Ya ni casi ni me hablas ¿te golpeaste la cabeza? - Eso mismo te digo yo, prometiste no volver más. - O sea que primero no me hablas y ahora me botas. Pensé que eras mi amigo. - Ya no puedo ser nada tuyo entiende. - Pero ¿por qué? Me asustas Gabriel ¿qué te sucede? Has cambiado, quiero que seas el chico lindo de siempre. - No te lo puedo decir, no me fuerces a ello. - Dilo, no me iré de aquí hasta que me digas. - Estoy enamorado Lucita, enamorado de ti, que más quieres que te diga, si ya te habías dado cuenta. (Todo esto lo dijo con el corazón en la mano). - Eso me temía. Lo siento amiguito, Daniel y yo charlamos la otra vez, decidimos darnos otra oportunidad en nuestra relación, en el fondo lo quiero, pobrecito, si lo dejara se podría hasta cortar las venas, no te pido que lo comprendas, pero tampoco quiero que te pelees conmigo por eso, te quiero un montón seamos amigos como siempre ¿sí? 71


- Sí ya terminaste puedes retirarte, adiós Lucía y está vez hablo en serio. - Te vas a arrepentir de tratarme así, eres un inmaduro. Como Gabriel ya no la miraba más y se había puesto a ordenar unos libros Lucía se retiró y ahora sí para siempre. Nadie se dio cuenta en ese momento que por la mejilla derecha de él una lágrima se deslizó y al caer mojó una página de un libro de Platón... A veces el desconsuelo se apodera de uno pero para eso están los amigos y un día, al encontrarse con Leticia se dio la siguiente conversación: - Te lo dije amiguito enamoradizo. - Son cosas mías, no te pedí consejo que recuerde. - Ya vez cuando tú querías dármelos a mí y yo te dije lo mismo, todo da vueltas. - No hagas leña del árbol caído amiguita. - Nada, tú me caes bien, no quiero verte así te invito a comer para que se te pase. - Acepto pero tú pagas ah. - Claro, yo pago cuando me des el dinero. - Te daré el dinero cuando lo saque de tu cartera. Pasaron una bonita tarde en el Megaplaza riéndose de todo, de ahí la llevó a su casa en taxi, donde también iban bromeando de todo. Cuando bajaron y él pagó, el taxista le dijo “Suerte con la germita, se ve que es difícil”. Quiso explicarle que no piense mal, que era solo su mejor amiga, que tiene enamorado y siempre la había respetado, eran polos iguales y los polos iguales se repelen y cosas así, pero el chofer ya se había ido y no le pudo decir nada. Ella le dijo: déjalo, tú y yo sabemos que no es cierto. Cuando estuvo solo de nuevo volvió a sentirse mal al recordar la experiencia del CEDOC, sentía el alma vacía y era porque la vida le había vuelto a jugar una mala pasada. Pero la vida es dura para todos y no había que amilanarse. Sobre todo cuando uno es joven y está lleno de energía. Así que decidió distraerse en otras cosas como pasar más tiempo con la familia aprovechando las vacaciones de medio año. Claro, haciendo un esfuerzo por fingir su mal ánimo. Y es que en la vida uno siempre está usando caretas, pues si uno se muestra tal cómo es quizá ya no sea tan agradable para los demás. - Sobrino ¿Qué estás mirando?, le dijo una mañana a Adrianito, su sobrino más querido, mientras se encontraba frente al televisor de la sala. - Dragon Ball Z tío, hoy es la pelea entre Gokú y Vegeta, vamos a ver, acompáñame. - Ya pues Adrianito pero dile a Ken que se arrime de su sitio. (Dragon Ball también era su serie de dibujos favorita). - Sal Ken, arrecochinate, mi tío va a sentarse, le dijo a la mascota de la casa (quien era un boxer americano de regular tamaño, color caramelo con blanco y con la cola recortada y que por años los había compañado). - Ese Gokú, así que ahora tiene un poder de 20,000. 72


- Sí y Vegeta de 18,000, no le va a ganar. Aunque le falta transformarse en mono gigante. - Gabrielito, al fin te veo en la casa, ahora paras en la universidad nomás, te has vuelto un ingrato, espero que te quedes a almorzar he hecho lomo saltado, ya debes dejar de comer en la universidad un día te van a dar perro de menú, dijo Carmen que recién llegaba de comprar. - Hola ma’, estaba en exámenes ¿y papá? - Se fue a su barrio de Barraganes, tú sabes los sábados se pasa después de cobrar la jubilación, esos viejitos seguro quieren tomar y buscar chicas. - Qué risa, no alucines má, papá ya no está pa’ esas cosas. - Jum, no lo conoces, pasa a la mesa y sírvete y deja de acariciar a ese perro cochino…. ¡Sal de ahí Ken! - Espera ma’ ¿éste es lomo saltado o lomo asaltado? le falta carne. - Y qué esperabas, la carne está por las nubes. Tus hermanos ya no ayudan como antes y tú nunca das nada. Además de lo bueno poco Gabrielito, sino sácate la pata y lámetela (a su mamá le encantaba repetir los dichos de su época). - No te ayudo porque gano una miseria, cuando egrese vas a ver. Ese Toledo, dice que hay chorreo pero todo va pa’ los bolsillos de su familia y de la Karp… Bueno, ya terminé, añadió de repente pues no tenía muchas ganas de comer, voy a mi cuarto a leer, si me buscan me llamas. - Ponte tus lentes hijito, un día te vas a quedar ciego de tanto leer… Mientras tanto, casi al finalizar el tercer ciclo sucedió algo inesperado en la universidad. Una tarde en que Óscar, Cris y Gabriel salían de la Biblioteca de Letras conversando, se extrañaron de no ver a otras personas, una soledad intrigante rodeaba todos los ambientes, al salir vieron a un muchacho que venía corriendo desde la Facultad de Turismo, un trapo le cubría la cabeza. Detrás suyo venían más, algunos sin polo, otros con palos en una mano y tapas de ollones cogidas del Comedor en la otra. - ¿Qué significa esto?, se preguntó en voz alta Cris. - Parece que van a jugar a los gladiadores, ese del palo en la mano y sin sudadera es igualito a Wallace de Corazón Valiente, acotó Óscar a manera de broma. La curiosidad los llevó a dirigirse en el mismo sentido de los que corrían. Al pasar por el Bosque de Letras vieron colgados dos carteles elaborados artesanalmente que decían lo mismo: “Viva la toma, San Marcos está de pie de lucha por su dignidad”. Avanzaron un poco más y en la Rotonda que se ubica frente a la playa de estacionamiento ya había más alumnos, gritando, arengando, dando discursos en voz muy alta, como para que se escuche hasta el mar. En la garita de seguridad que custodiaba el ingreso por la entonces llamada Puerta 3 una gigantografía con los rostros de Mariátegui y El Che Guevara resaltaba sobre unas palabras en letras rojas que decían: “El pueblo unido jamás será vencido, el proletariado se levanta para aplastar a la oligarquía corrupta”. Se acercaron cautelosamente hacia uno que gritaba más alto que los demás y que, por ende, tenía más audiencia:

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“Compañeros y compañeras, necesitamos su apoyo para evitar que se sigan cometiendo abusos contra la comunidad estudiantil. Burga ha cometido la desfachatez de ordenar cerrar la Residencia Universitaria para crear un supuesto Centro de Informática, no contento con eso ha aumentado las pensiones, me pregunto: ¿qué hacen con el dinero?, ¿acaso hay mejores laboratorios, bibliotecas modernas?, no señor Burga, se equivoca, la educación nacional es gratuita por ley, usted no conoce nuestra realidad si para viajando por Europa y encima se atreve a cambiar el tradicional lema de esta casa de estudios por: San Marcos, Universidad que mira al futuro. Ya estamos hartos, si no renuncia ahora nadie nos mueve de acá”. Y estas advertencias parecían ciertas ya que los alumnos habían tomado todas las puertas de entrada. En la Puerta 1 un grupo de aproximadamente 25 alumnos y alumnas controlaban el ingreso y salida de vehículos, en la puerta 2 eran ya 50 y seguían llegando de todas la Facultades, inclusive de Medicina que estaba en la avenida Grau. En la puerta 4, entrada a Odontología, un piquete de 40 restringía el acceso solo a profesores y administrativos pero no a los alumnos. Mientras tanto, los muchachos eran espectadores de como, a medida que avanzaba la tarde, los obstáculos de las entradas se iban convirtiendo en verdaderas trincheras, traían carpetas de los salones, sillas de las oficinas, hasta troncos de árboles y los iban apilando. - Amigo y ¿hasta cuando durará esta toma? Preguntó Óscar a uno que se iba llenando los bolsillos de piedras de todos los tamaños y formas. - Tienen que ceder, no nos moveremos de acá por nada del mundo. - A propósito ¿dónde están los guardias de seguridad? - Esos cobardes comechados quisieron impedir la toma, pero al vernos tan decididos corrieron a esconderse al Rectorado con su jefe la rata Burga. - Acabo de oír que están llegando periodistas, intervino Gabriel. - Sí compañero, toda la sociedad tiene que saberlo. Mañana también iran llegando delegaciones de otra universidades de Lima y del interior a apoyar nuestra causa. Particularmente, Gabriel no estaba de acuerdo con este tipo de medidas radicales, pero muchos de sus compañeros sí, incluso vio por ahí preparando la defensa entusiastamente al loco Joselito quien siempre se vestía de oscuro, quizá para disimular lo sucio de su vestuario, a Jaime, con su inseparable gorrita colgando más pancartas y a Maricielo y a otros más repartiendo volantes. Mientras tanto, parecía que las autoridades se hubieran hecho humo y los alumnos iban llegando más y más, muchos no sabían de que se trataba y solo estaban ahí de mirones, otros querían luchar ya, aunque no sabían el motivo de la protesta. Al anochecer, se dieron cuenta que no había luz eléctrica, uno que traía radio a pilas oyó por Radioprogramas que a la Comisaría de la Unidad Vecinal estaban llegando refuerzos e igual en la de Mirones y Palomino. Pero a los alumnos esto los alentó más, levantaron más alto las barricadas, cantaban con fervor y encendieron una fogata usando papeles, cartones y hasta carpetas. Decían que no se atreverían a violar la sagrada autonomía universitaria y si se atrevieran saldrían derrotados. Algunos pocos se retiraban y, en ese instante, Gabriel pensó que era el momento de irse también. Al salir cruzó la avenida Universitaria y entró por el pasaje que daba al parque 74


de Los Cipreses, cual sería su sorpresa al ver desplegados varios contingentes de tropas de asalto de la Policía Nacional en un gran número. Más de 200 calculó, todos con casco portando escudos y palos de goma. Formaban filas como de a 20 y cada uno tenía un jefe que los arengaba, detrás de ellos estaban estacionados dos Pinochitos rochabús, un camión porta tropa, cuatro patrulleros y cinco autos del Serenazgo de Lima. Lo curioso era que ninguno tenía la sirena encendida. Algo tramaban sin duda, pasó en medio de ellos y no le dieron la más mínima importancia a pesar que con su inseparable mochila al hombro cualquiera se hubiera dado cuenta que era sanmarquino. Al avanzar algunas cuadras más notó que nadie más que él estaba en la calle ahora cuando, de repente, oyó un estruendo terrible, parecía una explosión, volteó a mirar y en el horizonte se veía una gran columna de humo, la recuperación de las instalaciones universitarias había comenzado. Apuró el paso a su casa estando convencido que hubiera sido en vano volver a avisarles a los muchachos, al llegar todos estaban viendo el Noticiero, Carmen lo abrazó “Gracias a Dios hijito”. En las escenas en vivo se veía lo fácil que los rochabús destruían las precarias trincheras, como los policías de asalto perseguían a los revoltosos que se batían luchando con piedras y bombas molotov pero siempre en retirada. Vio a un chico de gorrita ser detenido y subido a empellones al camión porta tropa y otros que se escabullían por los parques aledaños llorando por los gases lacrimógenos y algunos hasta ensangrentados pero más le llamó la atención también ver al mísmisimo loco Joselito, otrora tan valiente, que pedía clemencia de rodillas a los policías jurando y re jurando que el no tenía nada que ver sino que había sido engañado por los comunistas vilmente, que más bien el sentía un profundo respeto por las autoridades y cosas por el estilo. Al día siguiente, todo había concluido y no hubo clases por tres días más, solo se veía agentes de seguridad retirando las pancartas y borrando las pintas de las paredes con pintura amarilla fosforescente. Lo único que habían conseguido los alumnos era que se volvería a poner el lema antiguo a la Universidad: “San Marcos, La Decana de América”. Lo que alegró a todos. Ya en el cuarto ciclo de la carrera no ocurrieron muchas anécdotas. Leticia decidió renunciar al CEDOC a instancias de Hannibal quien de repente se puso celoso de Gabriel sin motivo alguno, en otra ocasión, Anita le pidió un día el CEDOC para grabar un comercial como tarea de un curso de audiovisuales (lo que dejó las instalaciones hechas un verdadero desastre) y los muchachos y Gabriel decidieron colocar el armazón de una computadora vieja y malograda en el mostrador de atención para hacer la finta que la biblioteca estaba automatizada. De esta manera salieron de vacaciones por dos cortos meses. Cuando regresaron a clases, al tercer año de la carrera, se dieron cuenta que existían dos tendencias en la enseñanza de la Bibliotecología. Una era, por así decirlo, la guardia vieja cuyos representantes eran los profesores más antiguos y por lo tanto los más tradicionalistas que ponderaban las descripción, la catalogación, el etiquetado y el desarrollo de colecciones. La otra tendencia era la más progresista y moderna que ponderaba a la gestión, a la tecnología y al uso de las bases de datos, el diseño de páginas web y los catálogos en línea como el mejor medio para el desarrollo de una biblioteca, sus representantes, obviamente, eran los profesores más jóvenes. Pero en lo que todos coincidían era que el fin primordial de toda biblioteca era la satisfacción de las necesidades de sus usuarios. 75


Mientras tanto, sus prácticas en San Marcos llegaban a su fin y pensando ya en que comenzaría nuevamente a patear latas mientras estudiaba Dayana les pasó la voz a Cristiano, a Óscar, a Leticia, a Cuti y a él para trabajar en la Biblioteca Nacional del Perú, para ser más precisos en la Hemeroteca Nacional. Sucede que ella era la hija de la Bibliotecóloga Mirtha Fernández quien era Directora de dicha dependencia, es así que con esta recomendación comenzó él sus segundas prácticas. Obviamente, se sentía muy ilusionado de poder laborar en la BNP, el sueño de todo bibliotecario. En el primer día de labores la Directora les dijo: “…en este lugar verán ustedes colecciones que en ningún otro lugar verán así que deben ser muy responsables pues serán custodios del Patrimonio Bibliográfico de la Nación”… Luego de estas alentadoras palabras los hicieron conocer la Hemeroteca. La Sala de Lectura constaba de mesas amplias y en la esquina había una fotocopiadora de oficina. Dicha sala tenía dos puertas, una para los usuarios y otra más pequeña para el personal encargado, pasando esta última uno ya podía ver la colección, la cual era imponente, nunca antes había visto hileras e hileras de estantes conteniendo las más diversas revistas procedentes de todos los países conocidos. Pero ese era solo el primer piso, el cuarto piso contenía los diarios y semanarios de todas las provincias del Perú y, finalmente, el séptimo, que era donde trabajarían, contenía los diarios y revistas de Lima. El resto de pisos lo ocupaban otras dependencias. Su labor consistiría basicamente en reordenar los diarios de Lima haciendo un listado de los mismos para su posterior embalaje en cajas etiquetadas que serían llevadas a la nueva sede de San Borja que a la sazón se estaba construyendo en dicho lugar. Mary, la coordinadora, los distribuyó por parejas. Todos debían usar unos mandiles cremas, así como guantes y mascarillas. De esta manera pusieron manos a la obra. Muy pronto se fueron familiarizando con el trabajo y cada día que pasaba los muchachos se iban compenetrando más y más. Cris solía llevar su radito y les ponía música saya pero ante las continuas quejas de los demás también comenzó a llevar algunos cd’s de salsa y rock y, claro, de baladas románticas para Leticia. En ocasiones subía algún bibliotecario antiguo y les contaba historias de la hemeroteca como la de la bibliotecaria fantasma que muriera precisamente ahí donde estaban por un estante que le cayera encima. Ella se aparecía de continuo a cualquier ingenuo que osara quedarse solo por ahí. En lo personal nunca pudo ver nada excepto los repentinos cortes de luz por la noche y la misteriosa desaparición de la radito de Cris que luego apareciera en el lugar menos pensado sin saber nunca quien la pusiera allí. En el transcurso del año y medio que estuvo ahí, a parte de toparse de vez en cuando con las huellas del terrible incendio que consumiera la Biblioteca hace bastantes años, pudo revisar diarios curiosos como uno de 1825 llamado La Voz de Guayaquil que era un diario peruano de la época en que este puerto pertenecía al Perú. Otro fue El Tarapaqueño, diario chileno de 1885, año en que ya esta provincia nos había sido arrebatada por Chile pero cuando la guerra aun no había concluido por lo que él mismo descarga una serie de improperios contra nuestros connacionales que todavía residían ahí. También pudo leer El 76


Mercurio Peruano, especialmente uno de 1816 (época del Virreinato) donde un editorialista Hipólito Unanue llama montoneros y alborotadores del orden establecido a los patriotas independentistas. Pudo también leer El Comercio del siglo 18, El Correo en quechua de la época de Velasco y muchos otros que sería largo enumerar. Entretanto, la amistad entre los muchachos se fortalecería aun más durante este periodo, aunque con una excepción. - Cuti ¿Qué te parece el Profesor Mariño? Habla muy rápido ¿no?, le preguntó Gabriel un día en que estaban sentados clasificando los diarios. - Pero conoce la tecnología más que Chirinos, le contestó éste. - Claro, pe’ ese profe’ es una estafa, sí solo nos habla y habla y nunca cogemos la máquina, opinó a su vez Óscar. - A mí me gusta la profesora Karina, la de administración, está buena, opinó de nuevo Gabriel por querer hacer una broma. - Mira a este enfermo, estamos hablando de algo académico y sale con esto, replicó Leticia. - Pero amiguita no te resientas, tú también estás muy bonita. - ¡Ay qué horror! Mejor me voy de acá, tantos hombres se pueden aprovechar. - Eres la muerte Leticia, rieron todos. - Mi amiguito Cris si es tranquilo, dijo ella abrazándolo. - Claro, si no pregúntenle a Dayana que lo dejó porque no funcionaba. - No se jueguen así muchachos, golpes bajos no, por favor. Sí o no Lucío. - ¡Auch! Eso sí dolió. - Ya pues chicos cambien de tema. ¿ya terminaron el informe para la jefa? Yo ya terminé todo, los amonestó Cuti muy seriamente. - A mí me falta poco. - ¿Qué te falta? - Comenzar. - Yo ya terminé, pero de poner la fecha nomás. Y rieron todos menos Cuti. - La jefa se va a enojar, en vez de estar ahí hablando tonterías deberían estar trabajando, les dijo a manera de una orden. - Bueno eso debe decírnoslo la coordinadora. No pienses mal amigo pero te estás extralimitando. En eso, Mary venía con la Jefa. - Guarda, ahí vienen, hagan como que trabajan. - ¿Cómo están chicos, alguna novedad? - Pues que se malogró el ventilador de pie nuevamente, dijo Cuti adelantándose a todos. - Ya lo vamos a mandar a revisar y ¿qué otras novedades chicos? - Ya terminé mi informe, si gusta mañana le puedo ayudar con las revistas también, añadió nuevamente él adelantándose a los demás. 77


En eso se oyó una voz: - ¡Cuti, pásame la franela! Y todos, incluido las jefas, estallaron en carcajadas. Cuando se fueron, éste se encontraba verdaderamente enojado. - Se pasaron de la raya. Me han dejado en ridículo. - Tómalo con calma Cuti, además tú también fastidias a veces. - Desde ahora yo no los voy a molestar y ustedes tampoco lo harán conmigo ¿entendido? - Entendido jefe y todos se miraron sonrientes. Lo que no sabían era que desde ese momento Cuti se alejaría de ellos y ya casi ni les hablaría más. Cuando las prácticas llegaron a su fin todos se irían a diferentes bibliotecas aunque seguirían haciendo trabajo de grupo juntos en el salón. En ese entonces, podían ya notar las fortalezas y debilidades en la enseñanza en Bibliotecología. Para nadie era un secreto las limitaciones de algunos profesores, que sin ser catedráticos ni licenciados impartían los cursos y hasta hubo dos acusados de plagio lo que alborotó por un buen tiempo el ambiente bibliotecológico con denuncia judicial y reportaje en la televisión incluidos. Pero también hubo muy buenos docentes como Miriam y su estricto método para la descripción bibliográfica, Gonzales y sus tablas de lenguaje de programación, Marcos y sus modelos estadísticos o Rober, quien a pesar de su innata parsimonia, los iba introduciendo a la catalogación, indización y a la elaboración de tesauros y no se puede olvidar tampoco al famoso Mamani con sus fórmulas bibliométricas y La ley de Bradfor. Ese año terminó más pronto de lo que esperaban. Todos estaban más relajados luego de pasar los cursos, entonces decidieron ir al Sky, un barcito ubicado frente a la Puerta 3, a celebrar como era debido. - Pucha, a las justas me aprobó la Quino, esa profe’ es bravaza, nos mandó a casi todos al susti’, dijo Armando iniciando la conversación. - Si no presentábamos esa monografía de grupo creo que nos jalaba a todos, añadió Cris, y encima se fija al detalle si habíamos plagiado el texto. - Lo importante es que ya pasamos. Ahora prepárense chicos que el otro año viene Legislación 2 con la misma Quino también, señaló Carmela. - ¡Qué! Nooo, yo me cuelgo, replicó Óscar. - Bueno basta ya de hablar de clases. ¡Salud pues Calacho! Mencionó Jaime. - ¿Qué pasa Gabrielito? Sírvete más, o eres pollito, le dijo Armando. - No, es que he estado medio resfriado y no quiero recaer, se defendió éste. - Seguro es porque no quiere recordar al cuero, incidió Cris. - Y siguen con eso, ya olvídense, ahora sí ¡Salud! Y se servió lleno. - Ay chicos ustedes solo saben tomar, cuando iremos a bailar, en la Marina hay buenas discos salseras, intervino Carmela. - Sí hay que ir un día, y cambiando un poco el tema ¿alguien sabe algo de la Cuti? Preguntó Jaime. 78


- Ese resentido ya no quiere parar con nosotros. Dicen que ahora está detrás de Fiorella, acotó Óscar. - Ah, la amiga de Marielena, pero a esa flaca le gusta Martino, un chico de Lingüística que está saliendo con Lurdes, de su carrera también, precisó Gabriel. - O sea es amor imposible. Tan grandazo y haciendo esas “coyudeses” de chibolo inmaduro. - Déjenlo, que levante la mano quien no lloró por amor, además el pata es chancón, me ayuda bastante en Posgrado. - Es franelero Armandito, no cambia, así está hecho. Al oírse esas palabras rieron todos. - Chicos qué rajones que son, como le arderán las orejas al pobre, lo defendió Carmela… Pasado el verano, como era ya costumbre, hicieron su cola desde la seis de la mañana para matricularse y como siempre las chicas llegaron tarde. - ¡Ay! No sean malitos, guárdenle cola a Dayana y Marysol, le pidió Leticia a Gabriel cuando lo vio primero en la fila esperando a que sean las ocho para que atiendan. - Normal con tal que no hagan mucho roche. - Y ¿qué será de Jaime y Óscar? - Los vi en el Comedor haciendo cola para el desayuno, como siempre carroñeros. ¿Y con quien vas a llevar Administración? - Con Karina y ¿tú? - No, yo con la profesora Heras. Dicen que es más buena, la Karina es bien detallosa cuando deja trabajos. Ya pues, pásense todos con ella para hacer grupo juntos. - Puede ser, que vengan los demás para deliberar al respecto. Y así, “craneando” en que grupo se metía uno o se salía otro finalizaron las matriculas. Al entrar al cuarto año, para los que seguían en la carrera (de 80 ingresantes quedaba poco más de la mitad), ya eran capaces de clasificar las colecciones con los sistemas Dewey, LC y Decimal o CDU; sabían también utilizar la base de datos WinIsis y diseñar una página web con el HTML, además, conocían todo el proceso documental desde el desarrollo de colecciones, pasando por los procesos técnicos y culminando en el servicio de atención al usuario. Asimismo, ya la mayoría de estaba trabajando en alguna Unidad de Información y obtenían más experiencia laboral día a día. También por esa época se reabrió el debate de sí era pertinente mantener a la Bibliotecología como una carrera profesional o volverla a hacer una carrera técnica como había sido anteriormente, ello debido a cierto convenio que el Decanato quería firmar con la Biblioteca Nacional y que ponía en riesgo a la profesión misma. El debate fue intenso en la comunidad bibliotecológica sobre las conveniencias e inconveniencias de una y otra posición, claro, como siempre más se escuchaban críticas a la Escuela, a los docentes, a las 79


instalaciones y hasta a los alumnos. En ocasiones Gabriel recordaba las palabras de su colega Johan quien le dijo cierto día: “Identificar los problemas de nuestra profesión está bien y es fácil, pero mejor sería proponer mejoras”. Un día, el CEBCI (Centro de Estudiantes de Bibliotecología) convocó a una reunión de exposición de ideas en el Patio de Letras. - Compañeros, dijo Rossana (la presidenta del CEBCI), los hemos convocado aquí para definir los conceptos básicos sobre la pertinencia de nuestra carrera como una ciencia. Quiero escuchar su opinión al respecto. - Yo pienso que somos una carrera técnica como lo es también la contabilidad o la administración misma, pues venimos a aprender ciertas habilidades para ejecutar una determinada labor en una Unidad de Información, expuso una alumna de la 2003 llamada Paula. - Te equivocas compañera, es una ciencia, ya que su campo de investigación descansa en las ciencias de la información las cuales intentan explicar el fenómeno de la adquisición de conocimientos en un individuo o sociedad, replicó un alumno de la 2001 llamado Alejandro. - Lo que pasa es que la Escuela no nos representa, solo sigue ciegamente lo que dispone el Decanato, habló un tal Julián. - Pero los alumnos tampoco tenemos espíritu de lucha para exigir mejoras en la biblioteca y en el centro de cómputo, si hubiera una toma hace rato nos hubieran hecho caso, dijo Jaime quien por lo visto no había escarmentado. - Las cosas no se resuelven así verán que el Decanato da marcha atrás, la corriente actual es a valorar más la carrera. Además es rentable para la misma Facultad solo Comunicación tiene más ingresantes que nosotros, dijo a su vez Rossana. - El tener un título te da cierto prestigio, no es lo mismo presentarte a un trabajo siendo un licenciado de la UNMSM, hay que defender nuestros derechos ¿qué sería del mundo sin bibliotecas y bibliotecólogos? ¿quien organizaría la información? todo sería un caos, señaló José de la 2004. - Compañeros y hermanos, no discutan más, al final la carrera va a desaparecer cuando ya no haya libros impresos y todos sean digitales, entonces nos meterán una patada en el trasero y solicitarán solo a informáticos ¿ya ven que todo es relativo?, razonó el loco Joselito. Por supuesto le llovieron críticas y abucheos de todas partes, otros se reían y algunos no lo tomaron en serio. Luego de una hora de debates se aprobó una moción dirigida al Decano con la posición del alumnado. Con todo, la sangre no llegó al río y la profesión siguió viento en popa. Por aquel tiempo tuvo también Gabriel la oportunidad de aplicar sus más recientes conocimientos en las dos próximas bibliotecas universitarias –Psicología y Economíadonde le tocó esta vez practicar. Ambas eran parte del Sistema de Bibliotecas de la UNMSM. En la primera de ellas, una inconforme licenciada Mery le enseñaba los campos pertinentes por materias en LC para clasificar los libros de la biblioteca; era inconforme porque ella siempre protestaba ante los abusos que se cometen contra los profesionales del 80


rubro donde las autoridades ponen sobre sus cabezas a personal que no es de la profesión para que sean sus jefes. En esa biblioteca tuvo la oportunidad de leer a Rotrou y su Memoria en Plena Forma donde uno puede hallar interesantes ejercicios mentales para desarrollar la memoria. En la segunda de éstas, Economía, además de leer a Chiavenato y su Gestión del Talento Humano, conoció a Viviana, otra licenciada muy hábil que siempre estaba proponiendo ideas para mejorar el servicio y a Osmar, un alumno que cursaba el último año y llevaba sus prácticas pre-profesionales, él era muy ameno y colaborador y solía verlo leyendo El Lobo Estepario, libro que aún él no había leído. Con el tiempo se retiraría de ambas Bibliotecas por el mismo motivo: la demora en el pago de sus haberes y la falta de tiempo para estudiar pues en los últimos años los cursos se volvían más y más exigentes. El problema en el pago era realmente escandaloso. Los alumnos, por un derecho adquirido, tenían la oportunidad de trabajar en la Bolsa de Trabajo de la Universidad por un periodo de 6 horas diarias por 10 Nuevos Soles. Pero el primer pago solía demorar hasta tres meses y las siguientes mensualidades un mes en el mejor de los casos, ante las justificadas protestas de los estudiantes se les explicaba que el jefe inmediato tiene que pasar la orden, luego el Decanato dar su visto bueno y de ahí el Rectorado aprobarla, lo que hace de la Universidad más antigua de América también la más burocrática. Cierto día, cerca al fin de ciclo, cuando llegó a la Facultad, notó en el ambiente algo diferente, las personas subían por la rampa que dan al tercer piso apresuradamente. - Ey compañero ¿Adónde vas tan apurado? - Ya está jugando Perú ¿no sabías? ¿Perú?, se dijo, es verdad hoy define con Ecuador su pase al mundial, cómo lo olvidé, vale la pena verlo. Y entonces subió rápidamente como todos los demás. Al llegar, vio que el patio del tercer piso estaba totalmente lleno y la gente estaba dando vivas al Perú, parecía un pequeño Estadio nacional, había chicos con camisetas rojiblancas y hasta alumnas con la cara pintada con los colores patrios. Todos miraban al LCD de 30 pulgadas que estaba en un rack de la Cafetería de Letras la cual se ubicaba al extremo del patio. Como pudo se acomodó, lo ayudaba el ser alto, cuando, en eso, vio a Cristiano entre los demás. - Cris ¿cuánto va? - Hola, cero a cero recién comienza, Perú está atacando con todo. - Esos ecuatorianos son bien rápidos, juegan bien, recuerda que allá nos golearon. - Se confiaron nuestros muchachos, hoy comemos mono frito, vas a ver. El partido se tornó poco a poco más reñido y cada vez que la Selección se perdía un gol la gente saltaba y se lamentaba. Pero sucedió lo inesperado. - ¡Goooooool de Ecuador, Aguinaga, Aguinaga, Aguinaga pone la diferencia!, gritó el narrador del partido para desventura de todo un pueblo. 81


- Maldita sea y faltando 15 minutos pa’l final. - Calma Cris, sí se puede, el Perú es más grande que sus problemas recuerda. - ¿A qué juega ese aniñado de Pizarro? - Pa’ mi el error fue del arquero. - Esos simios del carajo, tienen más físico que nosotros. - Calacho, mela, ya faltan solo dos minutos, nos jodimos de nuevo. - Quisiera irme ahorita al Parque de las Leyendas y matar con una metralla a todos los monos que encuentre. Y de repente, al último minuto, el negro Mendoza se escapa entre dos defensas y se pone cara a cara con el arquero ecuatoriano. - Ya, ya negrito lindo tú mismo eres. - Go…,go… - Arriba Chincha, tú puedes. Pero no pudo, y luego de dejar al arquero en el suelo remata al arco o mejor dicho a la tribuna, sepultando a la selección una vez más. De nuevo el Perú jugó como nunca y perdió como siempre. Al finalizar el encuentro, nadie perdonó al pobre Mendoza quien había pasado de héroe a villano en unos instantes y más de uno le recordó a su mamacita tanto en las tribunas como en el Patio de Letras, como si desde ahí también pudiera oírlos: - Negro malnacido, hijo de esclavos. - Chinchano con ch… - Burga argollero, cutrero, anda a tu casa y llévate a tu macaco… Llegado ya al quinto año de la carrera, los muchachos ya se habían habituado a viajar en el “Burrito”, a comer donde la famosísima Tía Veneno y sus no menos famosas “hamburratas”, a piratear libros enteros en la “Rampa” o donde “René”, a almorzar en Química (cuando uno estaba misio) o en Derecho (cuando uno había cobrado), a jugar unas pichanguitas en el patio de Biología, a comprar libros en las ocasionales ferias de “Amazonas” en el patio de Derecho, a escuchar ponencias por la noche en la misma facultad, a escuchar a los odiosísimos Sikuris con sus zampoñas que no dejaban ni oír las clases, a saborear los ricos “panchos” que algunas promociones hacían para financiarse, a bailar en alguna Verbena por aniversario de una Facultad, en fin, a divertirse en la muy reputada Tripa, disco que estaba a la espalda de la Universidad y que se quedaba abierta de 5 a 10 de la noche ya que los alumnos debían volver a casa temprano a “estudiar”. Ese mismo año, afortunadamente para él, volvió a trabajar en la Biblioteca Nacional, esta vez en la nueva sede de San Borja. Este edificio es considerado una de las construcciones más modernas de América Latina, tanto por su infraestructura como por lo adecuado de sus ambientes interiores. Sabido es que el edificio antiguo había sido una casona acondicionada de la mejor manera para albergar a las colecciones, sin embargo, con el pasar del tiempo, dos terremotos y un incendio, además de la humedad y aglomeración excesiva de documentos en espacios reducidos habían hecho urgente el cambio de sede. Ahora en San Borja había espacio para albergar a las colecciones para más de treinta años, cada depósito contaba con la iluminación adecuada y con un deshumedecedor. Las 82


colecciones más valiosas se hallaban en habitaciones protegidas por cámaras y otros sofisticados sistemas de seguridad como puertas que solo se abrían al identificar la huella digital del responsable. La única desventaja es que toda esta maravilla había sido diseñada solo para investigadores acreditados y, por tanto, los servicios habían pasado a ser de estantería cerrada. Por ello, la ahora remodelada sede de Abancay continuaría funcionando como Biblioteca Pública de Lima donde seguiría prestándose el servicio de estantería abierta. A Gabriel lo contrataron para el Depósito Legal, específicamente en el Área de Donaciones. Su labor era recepcionar todo el material bibliográfico que ingresara por donación, clasificarlo y entregar una constancia de agradecimiento al donador. Hizo allí buenos amigos como Wylls, Julio, Miguel y la Licenciada Norma Arnao. Ahí obtuvo más roce con diferentes tipos de público, así como había personas bastante educadas también había algunas irascibles e intolerantes. Cierto día llegó una señora, muy pituca ella, en una 4 x 4 manejada por su chofer, quería dejar de “donativo” numerosas cajas conteniendo libros viejos y rotos que habían sido usados por sus hijos en el colegio, al no aceptárselos hizo un escándalo de padre y señor mío y hasta llamó con su celular al mismo Director de la BNP, todo se solucionó aceptando las cajas y teniendo que enviarlas a diferentes bibliotecas de provincias (al Sistema de Bibliotecas) ya que todos esos libros, además, eran repetidos. En cierta ocasión la esposa del fallecido Dr. Pease, ex – Director de la BNP, donó toda la colección bibliográfica completa de éste. El Dr. Pease tenía su casa llena de libros, había estantes hasta en las escaleras. El amigo lector se imaginará ya la cantidad de cajas que llegaron al Depósito Legal. Su misión ahora era valorizar toda esa cuantiosa colección, para ello Wylls y Gabriel diseñaron una tabla calculadora en Excel para valorizar los libros por los criterios de antigüedad, tamaño, relevancia, etc. Nunca olvidará el día en que, sentado en su módulo de trabajo, teniendo entre las manos el libro Los Dueños del Perú de Malpica para valorizarlo se deslizó nada menos que un bollo conteniendo billetes de 100 dólares, se asustó mucho antes de emocionarse, por lo que se fue al baño a contarlos y eran 10 billetes, esto es, 1000 dólares. Según sus cálculos el dinero debía ser del finado Pease pues nadie los reclamó jamás, así que tomó posesión de ellos y los consideró como un “regalito del cielo” que le sirvió para comprar varias cositas como su primera PC. Desde entonces, cada libro de aquella colección era revisado por él minuciosamente a ver si le caían “más regalitos del cielo” pero lo único que encontró fueron unas entradas para ver a los Beatles en Michigan de 1970, 100 pesos chilenos y unas fotos antiguas de niños. Debido a ello, sus compañeros pensaron que se había vuelto un trabajador muy concienzudo. Terminada esta experiencia realizó la última práctica pre-profesional en La Comisión Nacional Supervisora de Empresas y Valores del Perú (CONASEV). El Convenio de Prácticas decía que apoyaría en labores de archivos. Hasta ese momento solo había laborado en Bibliotecas por lo que trabajar en lo mismo en que se desempeñó Adriano por más de veinte años tenía un significado especial para él. Lamentablemente, su paso por esta institución fue más bien fugaz porque, a pesar de ser solo un practicante, la 83


jefatura pretendía que trabajara a horario completo y que haga labores de un contratado por lo que decidió retirarse sin pena ni gloria. En este último año de la carrera pensaba que los cursos del noveno y décimo ciclo fueron más que todo un repaso de todo lo estudiado anteriormente, excepto por Tecnología 4 y Seminario de Tesis que si resultaron ser interesantes. Por esa época también organizaron conferencias para el Seminario de la Realidad Bibliotecológica en el Auditorio de Letras, curso que, a parte de mantenerlos muy estresados buscando ponentes y otros detalles más banales en la organización como los bocaditos y manteles, les dejó la sensación de existir solo por cumplir con la cantidad de créditos requeridos. Casi al finalizar el año, el CEBCI designó a la Base 2003 para organizar la tradicional “Bibliochocolatada 2007”. En este evento navideño se suele departir panetones y chocolate con toda la comunidad Biblio, además de realizar sorteos y bailes. Modestia aparte, pensó, la suya fue una de las más bonitas y fue halagada hasta por los profesores y autoridades participantes. Así, sorteando las tomas de la Facultad y, a veces, de toda la Ciudad, las huelgas de docentes y administrativos, los feriados largos, los retiros de curso y otros obstáculos, culminó la carrera y se convirtió en un egresado más de la nunca olvidada Base 2003. Claro, algunos no terminaron, por haber repetido cursos o haberlos postergado. Desde ese entonces se comenzó a planear la ceremonia de graduación para lo cual se nombró de padrino al profesor Mamani y se eligió al Profesor Perales para que dictara la Clase Magistral. Pasados algunos ensayos de rigor todo quedó listo para esa inolvidable gran noche. Habían esperado un año para este momento pues querían esperar a los que se habían retrasado. Tenían que agradecer a la delegada Soraya quien movió cielo y tierra para que todo saliera bien para lo cual hasta tuvo que exigir a la empresa contratada (la cual estaba muy atrasada en el cumplimiento del contrato) para que cumpliera totalmente con todo lo acordado. En el día central solo llegaron a ponerse la toga y el birrete treinta y dos (de un número inicial de ochenta ingresantes) y lo hicieron en una ceremonia muy lucida en el flamante Auditorio del recientemente inaugurado nuevo Rectorado. Aquella memorable noche, después de unas palabras del anfitrión y de la compañera Victoria (quien por ser la primera en ponderado del salón se le cedió ese honor), llegó el momento en que cada uno era llamado al estrado para recibir su diploma entregado por la, ahora Directora de la Escuela, Licenciada Miriam. Uno a uno iban saliendo los graduandos ante el aplauso de compañeros y conocidos, entre flashes y vivas fueron llamados: -

Leticia Grados Rosaura Albarracín Sofía Salinas Esther Urbina Óscar Fernández Aarón Quintana Victoria Lazo Eliseo Rivera Maricielo García 84


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Marysol Felices Pamela Cadillo Cindy Chacón Lisseth Guzmán Saulo Tucto Johan Vicharra Jaime Hurtado Cristiano Cangallo Carmela García Armando Gutierrez Dayana Hernández Paula Padilla Lucía Lecaros Samir Castro Lady Jara Soraya Torrejón Luis Araujo Carola Velarde Joselo Inofuente Paulo Fuertes Lady Delgado Elvira Iparraguirre Darío León y Gabriel Linares…

Cuando fue su turno, frente a familiares y compañeros agradeció a Dios y a sus padres, especialmente a Adriano quien se encontraba en sus postreros días, por haber finalizado esta noble carrera (al fin sentía realizada una de sus metas, el descubrir su vocación). En eso, oyó una voz que decía: ¡Qué viva mi hijito lindo! Era Carmen quien siempre estaba ahí en los momentos más importantes de su vida. Terminada la ceremonia, ya afuera, en la gran explanada Jorge Basadre, todos se tomaban fotografías a diestra y siniestra prometiendo buscarse, llamarse, visitarse y cosas por el estilo, algunos irían a bailar y seguir celebrando hasta altas horas de la noche como era lo más justo. Luego del brindis y de los bocaditos repartidos por los mozos, quienes vestían trajes impecables, todos gritaron, lanzando sus birretes al aire, lo que se encuentra grabado en una modesta placa recordatoria en el histórico Patio de Letras de esa gran Universidad: ¡Viva la Promoción Apakunan Llullay! Pues ya eran los mensajeros del conocimiento.

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DANTE La navidad posterior a aquella graduación los Linares se hallaban con una gran preocupación. El patriarca de la casa, Adriano, sufría por ese entonces de una enfermedad incurable que había minado su salud día tras día. - Qué pena que no vayan a venir todos tus hermanos Gabrielito. No sabemos si esta será la última Navidad con tu papá, le dijo Carmen cuando se hallaban en la sala de la casa mientras terminaba de colocar los últimos animalitos al Nacimiento. Sus hermanos mayores habían sido siempre muy rebeldes a la autoridad paterna y cada uno, en diferente momento, decidieron alejarse de la casa a hacer su vida. - No digas eso mamá seguro que se recuperará pronto. Juan y Gladys se pasan, tanto tiempo resentidos, le respondió él al mismo tiempo que colocaba la estrella de Belén encima del Árbol. - Y nosotros que los criamos con tanto amor, si no vienen a verlo se van a arrepentir toda la vida, continuo ella mientras colocaba al Niño Dios en una cajita forrada de plateado para ser llevada a la Parroquia para ser bendecida por el Padre Hugo. - Bueno ma’ olvídalo, hoy es Navidad y hay que tratar de pasarla bonito, ¿qué te parece si nos vamos a la Misa de Gallo con Mirtha, antes de que vengan los demás?, Rosaura cuidará de papá… Pasadas las fiestas navideñas y estando ya en el nuevo año, encontrándose un día camino al trabajo, recibió una llamada al celular. Era Mirtha quien le urgía a que volvería a casa pues la salud de Adriano había empeorado. Al llegar, el perro Kent como siempre le saltó hasta la cintura en señal de saludo y el gato Aramis se le refregó por entre las piernas. Luego de apartarlos violentamente pues estaba algo nervioso pudo ver sentados en la sala a sus hermanos y a su mamá. Ahí estaban Mirtha, Rosaura, Anabel, Adriano, Camilo, Susana, Amalia y Juan. Gabriel se extrañó de ver a éste último ya que había estado resentido con la familia por muchos años, como se mencionó líneas ariba. - Gabriel, papá está mal, el Padre Hugo ya le dio la Extremaunción. Ahorita está Gladys con él y de ahí solo falta que lo veas tú, le dijo Mirtha. - ¿Y Mauro?, le contestó éste refiriéndose a su otro hermano que estaba en la Argentina. - Llega mañana en el primer vuelo. En eso, Gladys bajó las escaleras sollozando y se dirigió a él: - Me ha perdonado Gabrielito, me ha perdonado, pobrecito mi papito. Él no le respondió nada y subió apresuradamente a su cuarto.

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- ¿Quién es? ¿Eres tu Mauro? Hijito viniste, no podía morirme sin volverte a ver, le dijo Adriano con la voz apagada. - Soy yo papá, tu hijo Gabriel, le respondió él a quien en verdad le dolía en el alma verlo así postrado. - Ah sí mi Benjamín. Todos han venido hoy ya saben que me muero. - No digas eso papá, te vas curar muy pronto ya lo verás. - A mí no me puedes engañar hijito, no soy un niño. Anoche soñé con tu abuelita Mirla, estaba con tu tía Juanita y tu tío Victorio. Los vi en el cielo, me llamaban, yo quise ir pero no pude. ¿Por qué Maurito? (Adriano últimamente había comenzado a delirar) ¿por qué Dios no me recoge de una buena vez? Se lo he pedido tanto, ya no quiero vivir. Mírame en qué condiciones estoy yo que otrora era tan orgulloso de mi salud, nunca me enfermaba. - Dios sabe por qué suceden las cosas, nos está probando, le respondió aunque en el fondo se sentía muy impotente de no poderlo ayudar, además que no estaba tan convencido de su fe como antes. - Vienes de la calle, ¿no es cierto? Hace mucho no salgo, ¿cómo está todo afuera? Lima sigue siendo un caos ¿no? Me acuerdo cuando era chico y nos íbamos con mis amigos a los naranjales de Comas, uno iba y cogía lo que quería. Había muchas huertas en la periferia de la ciudad, acá mismo fue chacra de chinos. Ahora todo ha cambiado, todo es cemento, las migraciones nos fundieron. Hace 40 años te podías ir en tranvía hasta Chorrillos, era todo un viaje de placer. - Papá no te levantes te va a hacer daño, le dijo al ver que trataba de incorporarse. - Déjame, bueno está vez te haré caso, dijo él resignado, y así que Alan le ganó a Ollanta (Las elecciones habían sido hace dos años pero le siguió la corriente). - Sí, menos mal que perdió ese radical. - ¿Radical? Si Ollanta es del pueblo, por eso en provincia arrasó. Ese ladrón de Alan ahora se ha pasado a la derecha cavernaria. ¿Cómo es posible que la gente lo haya elegido de nuevo? Ya será el turno de Humala, se necesita a alguien que lleve la voz de los más necesitados al poder, que frene el abuso de los poderosos. Notó que Adriano había vuelto a pensar como todo un izquierdista, como en los años de su juventud pero esta vez no se atrevió a contradecirlo. - Tienes razón papá, ya vuelvo en un ratito veo que la enfermera está en la puerta. - ¿Para qué me curan si ya me quiero ir? Ey, espera Gabrielito, sabes, nunca te dije que te quiero, no soy tan cariñoso como tu mamá, déjame decírtelo ahora: ¡Te amo hijito! Algún día tendrás tus hijos y verás cómo se les ama aunque nunca se los llegues a decir. Cuiden mucho a su mamá ¿sí? Se acercó a él, le dio un beso en la frente y salió del cuarto. Su papá estaría con ellos solo una semana más, el último día ya no pudo hablar. Durante esa última noche se había ido a dormir pues su turno de velarlo ya había acabado. Cuando en eso Mirtha lo despierta. 87


- Gabriel ven pronto, papá ha fallecido. En el cuarto todos lloraban ante su cuerpo, él se quedó a la puerta sin atreverse a entrar, vio el rostro de papá como dormido y comprendió que ya descansaba en paz como tanto lo había deseado. De repente, recordó que la última vez que lo vio feliz fue cuando le enseñaron las fotos de su graduación, se habrá sentido orgulloso de mí, pensaba, pero él siempre me superó no me lo merezco, se reprochaba Gabriel tontamente. De todos los hermanos fue el único que esa noche no lloró, no era que no quisiera, sino simplemente no podía hacerlo, las lágrimas no le salían, solo una angustia apretaba su pecho. Al día siguiente, durante el velorio, le sorprendió la cantidad de gente que iba llegando: familiares que nunca conoció, personas del barrio, amigos suyos de la infancia e incluso sus propios amigos se hicieron presentes con un arreglo floral. El día del entierro, su cuerpo vestía la chompa de su querido Municipal y en el pecho llevaba un escapulario de María Auxiliadora de quien fuera devoto, primero llevaron su féretro por su querido callejón del Rímac, luego, cuando llegaron al cementerio el Ángel, le pareció que más gente había llegado, vio a nietos, sobrinos, biznietos, hermanos, primos, compadres y más. Sus hermanas lucían un luto blanco en señal de paz. Cuando llegaron al cuartel su amigo Federico dio el siguiente discurso: “Adriano, todo un caballero, amado por su familia, admirado por sus amigos y respetado por sus enemigos, el patriarca de los Linares por ser el más viejo y el más sabio, toda una enciclopedia viviente, Dios lo premiará por sus buenas obras y le perdonará sus errores”. Después de estas palabras fue enterrado ceremoniosamente aunque tampoco Gabriel lloró en esta ocasión. Ya por la noche, cuando volvieron, sus hermanos en la sala conversando se decían que no había que estar tristes pues papá les había pedido que lo recordarán con alegría; desde hace mucho tiempo no los veía a todos juntos. Sin embargo, él no tenía ánimos de nada, subió a su habitación, encendió la computadora y buscó en Youtube la canción del Quijote: Soy de aquellos que sueñan con la libertad Capitán de un velero que no tiene mar Soy de aquellos que viven buscando un lugar Soy quijote de un tiempo que no tiene edad Y me gustan las gentes que son de verdad Ser bohemio, poeta y ser golfo me va Soy cantor de silencios que no vive en paz Que presume de ser español donde va Y mi Dulcinea ¿dónde estarás? Que tu amor no es fácil de encontrar Quise ver tu cara en cada mujer Tantas veces yo soñé que soñaba tu querer Soy feliz con un vino y un trozo de pan Y también ¿cómo no? Con caviar y champán 88


Soy aquel vagabundo que no vive en paz Me conformo con nada, con todo y con más Tengo miedo del tiempo que fácil se va De las gentes que hablan, que opinan de más Y es que vengo de un mundo que está más allá Soy quijote de un tiempo que no tiene edad Y mi Dulcinea ¿dónde estarás?... Esas palabras le recordaron a su papá tan vivamente que ya no pudo soportarlo más y dio un grito; Carmen entró al cuarto asustada diciendo: - Gabrielito, hijo ¿qué te pasa? Él se arrojó a sus brazos llorando desconsoladamente como cuando era un niñito: - ¿Por qué mamá? ¿Por qué?... La partida de Adriano había causado una profunda impresión en la familia. Sobretodo en Carmen quien no podía comprender que quien había sido su compañero de toda la vida ahora ya no esté más a su lado. En el caso de Gabriel desde entonces sintió un gran vacío, ya no tendría con quien debatir de religión o de política, ya no irían juntos al parque a pasear a Ken (que había muerto pocos meses después de pura pena al igual que el gato Aramis que se había ido de la casa para no volver jamás), ni lo volvería a oír hablando de sus relatos sobre la Segunda Guerra Mundial que había escuchado de sus amigos alemanes y judíos de Citeco, ni de sus historias de la guerra con Chile que oyó de niño a su bisabuela quien vivió de niña la ocupación chilena. Todas las noches lo soñó durante un largo mes y, por primera vez en la vida, se sintió realmente solo. Pero en un futuro no muy lejano eso iba cambiar. Un sábado que pasaba por la casa de Fabi vio a toda la gentita reunida frente a la puerta de éste tomando unas cervezas. - Habla Gabriel, salud pues, tú pones la chilindrina que sigue, lo saludó Chitis. - Estoy de luto muchachos ya lo saben, los acompaño nomás. - El luto se lleva por dentro flaquito, dijo un señor desconocido que estaba con ellos, de bigotes y medio calvo (con un aire a Óscar de León), vestido de chaqueta marrón, pantalón de vestir y zapatos nuevos muy brillantes. - ¿Qué tal señor? - No me digas señor flaquito, aun puedo, dijo riéndose, soy el nuevo vecino, me mudé ayer, me llamo Cristóbal. - Sí, es el nuevo vecino de Fabi, pero ya le dijimos que tenga cuidado que lo monsee, señaló Kikín. - Píntameeee…, cantó el señor Cristóbal, quien sentía una gran predilección por la canción de Elvis Crespo. - A propo’ ¿dónde esta Fabi?, preguntó Gabriel. 89


- Salió con una germa, una chibola de 19 añitos y nos choteó, pero estamos esperándolo acá para emborracharlo y obligarlo a que nos cuente todo, mencionó Chitis, es una charapa que le presenté la semana pasada. Ese Chinón es un atrasador, le dije bien claro que yo quería con ella y ni bien me descuidé la invitó al Parque de las Aguas. Pero no va a pasar nada porque el hombre no funciona. - ¿Ah sí? Seguro le falta viagra, ni yo que ya estoy viejo, píntameee…(El señor Cristóbal solo cantaba siempre esa parte de la canción cuando estaba embriagado y desde entonces se ganó el apodo del Tío Pintamé). - Pero esto no se queda así, acaso creían que me iba quedar con los brazos cruzados, yo también la invité a salir solapa nomás y la flaca aceptó para vernos mañana pero irá con su amiga así que necesito que alguien me acompañe, dijo Chitis. - Yo no voy sobrino, podrían ser mis nietas, hasta de 30 te atraco, dijo el tío Pintamé. - Yo tampoco Chitis, tengo campeonato mañana en la Ninred, acotó Kikín. - ¿Y tú Gabriel, te apuntas? Vamos para que te despejes un poco. - Qué más da Chitis, aunque siempre que te hago caso algo malo pasa, tú me salas. - Esta vez no hay pierde, vamos a cagar a Chinón, añadió Chitis muy contento. Esa noche, Fabi llegó más tarde, pero por más que indagaron no contó nada. - Habla pe’ Chinón. - Cuenta pata o será que te chotearon por enésima vez. - No hablo con borrachos, disculpen, contestó a todo esto Fabi sin mirarlos y mientras abría la puerta de su casa. Últimamente se estaba volviendo demasiado petulante pensaban los muchachos. - Pata tranquilo nomás, no le has ganado a nadie todavía, dijo alguien por ahí luego de lanzar una carcajada. El tío Pintamé les dijo que lo dejaran en paz y que más bien voltearan a mirar a una chica de licra blanca y blusa amarilla que iba a pasar delante de ellos. - Mamacita, ¿por qué tan solita? Yo te acompaño, le dijo Kikín. - Tus labios se ven resecos mi amor, yo te los remojo, añadió Chitis. - No escuches a estos chibolos degenerados amiga, yo sí soy tranquilo, te llevo en mi carro, dijo a su vez Pintamé. La chica en cuestión ni los miraba y se pasó de largo, por lo que los muchachos, despechados, descargaron toda su batería contra la pobre. - Así que te botas como el agua sucia ¿no? - Pucha de espaldas me decepcionaste amiga, pensé que eras simpática y resultaste siendo simpótica. 90


- Calla mierda, viejos aguantados, les contestó ella de lejos lo que los dejó perplejos por unos segundos, pero luego estallaron en carcajadas. - Así que boquita de caramelo ¿no? - Pa’ mí que es lesbiana. Gabriel no pronunciaba palabra alguna, solo miraba, en realidad no tenía ganas de nada, pensó que salir con Chitis a conocer a esas famosas charapas quizá lo ayudaría a olvidar su mal estado de ánimo. Al día siguiente por la tarde éste lo recogió en su moto y se fueron al Parque de los Cipreses a esperar a las chicas. - Mira, pata, son puntuales ni bien son las 4 y ya están llegando. - ¿Ellas son? Indagó Gabriel. - Cirilo. - Holas Katya y ¿tú amiga? Perdón ¿cómo te llamas?, preguntó Chitis. La chica en cuestión era en extremo callada y no atinó a responder nada. - Les presento a mi amiga Eloísa. Recién ha llegado de Bagua (se notaba una entonación característica de la selva en su hablar), dijo Katya. - Mucho gusto yo soy Gabriel amigo de Gerald. - ¿Y dónde está Fabi?, preguntó Katya. - ¿Fabi?, balbuceó Chitis. - Sí, le conté que íbamos a vernos todos hoy y me dijo que vendría. En eso, a lo lejos, divisaron la silueta delgada de Fabi que se aproximaba cada vez más vestido en ropa deportiva. Ni bien llegó saludó a todos confianzudamente, especialmente a Katya a quien le dio un beso directo en la boca. - Hola mi amor, así que ella es tu amiga Eloísa que me contaste, dijo abrazándola. - Sí yo soy, dijo Eloísa, que al fin pronunciaba algunas palabras. - Bueno ya todos nos hemos presentado busquemos unas banquitas donde sentarnos y conversar ¿qué les parece?, dijo Gabriel. Todos asintieron y mientras iban caminando, Chitis, que llevaba su moto apagada con las dos manos, le habló en voz baja que no podía seguir ahí, que Chinón le había ganado esta partida pero que algún día tomaría venganza, mientras tanto se marcharía en la primera ocasión, las razones de Gabriel no lo convencieron de lo contrario. Una vez sentados todos en unas bancas que estaban frente a la Facultad de Derecho de la UNSM se dio la siguiente charla. -

¿Y cuantos años tienes? Se ve que eres muy tímida. ¿Yo? 17, el año pasado acabé el colegio. Tú tienes 19 ¿no Katya? Gerald me dijo ¿Y tienen enamorado chicas? Bien chismoso eres ¿no Gabriel?, lo interrumpió Fabi y luego continuó soberbiamente, estoy saliendo con Katya desde hace unos días. 91


En eso, Chitis hace como que ve a alguien a la distancia, enciende su moto y se marcha. - ¿Pero qué le pasa, quiere ir al baño? Cualquiera se despide, dijo Katya. - Seguro se acordó que tenía algo importante que hacer. Déjenlo, mejor si se va, dijo Fabi. - Creo que vio a su mamá con unas bolsas de Metro y fue a ayudarla, mencionó Gabriel como para disculparlo. Después de eso, cuando ya todos habían agarrado confianza, Katya les contó que la otra semana era el santo de Eloísa y que sería lindo si iban a bailar, a lo que Fabi aceptó gustosamente y Gabriel también, pues pensó que la cumpleañera estaba en algo (además el luto había que llevarlo por dentro, se dijo, aunque no recordaba donde había oído eso antes). Así quedaron y luego de tomar unas gaseosas se despedieron. Fabi y Gabriel no dijeron nada a Gerald sobre esto. El siguiente sábado ya estaban recogiendo en el Paradero Santa Rosa de la Universitaria a las dos chicas para tomar un taxi hacia el Weekend del Boulevard de Los Olivos. Una vez adentro se sentaron en una mesita y pidieron una sangría para las chicas y una jarra de cerveza para ellos. Entre la cortadora, la música y la gente, todos se animaron a bailar. Fabi sacó a Katya y él a Eloísa. La pista estaba llena pero se las arreglaron para hacerse un espacito. Las chicas bailaban muy bien la salsa, pareciera que lo hubieran hecho toda su vida. Los muchachos tenían problemas para seguirlas y lo hacían lo mejor que podían. Gabriel pensaba: “cuando sea mi oportunidad la aprovecharé y le caeré a Eloísa”. La música era larga, un popurrí, ya estaba a punto de pegarse a la oreja de Eloísa cuando vio que una mano la jaló. Era un chico que se la llevaba para su lado y ahora bailaba con ella despreocupadamente sin que ella hiciera nada para oponerse. Él se quedó tirando cintura y sin atinar a reaccionar, volteó para pedir consejo a Fabi y descubrió que ya no estaba a su lado, miró a su alrededor y lo vio chapando con Katya cerca de la puerta del baño. Pensó que no valía la pena hacer nada, sobretodo cuando vio a Eloísa tan contenta: “Es una chibola nomás, así hay un montón”, se consolaba mientras volvía para su sitio a sentarse nuevamente. Para él el tono había terminado antes de tiempo. En eso, escucho una voz detrás suyo. - Pata, así que no me avisaron ¿no? Seguro fue cosa de Chinón, pero cómo te dije lo voy a cagar, dónde se ha metido ese mal amigo. - Chitis, estás mareado amigo ¿de dónde vienes, como sabías que estábamos aquí? - He tomado unas agüitas nomás, justo llegué con unos amigos, estamos en la otra mesa y recién te veo. Qué coincidencia ¿no te parece? - Sí, de hecho. Qué chico es el mundo. O’e te cuento, a mi también me atrasaron. Un sonso se jaló a Eloísa y ahora está que baila con ella. - ¿Qué? Está huevón ese imbécil, ahorita mismo lo desahuevo, con mis patas nadie se mete. - Tranquilo Chitis no hagas problemas, no te he pedido ayuda, te estoy contando nomás. 92


Pero estás ultimas palabras fueron dichas muy tarde por Gabriel porque cuando terminaba de pronunciarlas ya Chitis estaba reclamándole a dicho sujeto en plena pista de baile. El hombre lo empujó y el pobre de Chitis cayó al suelo de espaldas, Gabriel corrió a ayudarlo y le increpó al sujeto: “abusivo ¿no ves que está mareado?”, el sujeto solo le lanzó un puñetazo como respuesta y Gabriel se arrojó encima suyo y ya se estaban revolcando en el suelo, cuando en eso, los amigos del hombre se acercaron y le daban a Chitis en el suelo, pero también llegaron los amigos de éste y emparejaron la cosa, de un momento a otro todo era un loquerío, las chicas gritaban, la música paró y llovían botellas, mesas y sillas por doquier hasta que llegaron los gorilas de seguridad y botaron a todos de la discoteca a empellones. Una vez afuera, entre amenazas y más gritos, la cosa no llegó a mayores pues se escuchó la sirena de la policía que llegaba. Los muchachos llevaron a las asustadas chicas a su casa y volvieron al barrio. Chitis tenía un diente roto, Gabriel estaba con el ojo morado y Fabi estaba intacto pues según contó después Katya él se escondió en el baño y esperó a que todo terminara para recién salir. Pasadas dos semanas de estos terribles acontecimientos. Gabriel recibió una llamada de Katya quien le dijo para encontrarse. El encuentro tuvo lugar en una de las tantas banquitas de Mirones. - Hola Katya, pensé que ya no nos querían hablar después del chongazo de la otra vez. - Ustedes no tuvieron la culpa, pero Chitis no debería tomar tanto. Gabriel, te quiero decir algo importante, es sobre Fabi, luego de ese día seguimos saliendo pero él no es lo que yo esperaba, al principio me pareció bien entretenido, pero después se volvió bien cargoso, pedante, en fin, lo tuve que terminar, ya sé que es tu amigo, pero ahora me sigue buscando, insistiendo. - Así que terminaron, bueno, qué puedo hacer, lo que pasa es que ya está viejo y no quiere que se le pase el tren. Tú sabes, soltero maduro, maricón seguro. - ¿Acaso no son amigos? Cómo hablas, dijo Katya medio riéndose. En fin, ayer me esperó en mi trabajo, fue muy persistente, cuando le dije que me dejara tranquila se arrodilló en plena calle y me dijo llorando que no me fuera. Yo no sabía que hacer solo vi mi carro y lo tomé apurada. - Pero qué mala le hubieras dado otra oportunidad al pobre ¿Tan monse es que ya no quieres nada? - Mira, para serte sincera cuando me besa no siento nada, solo ganas de que me suelte, no lo hace bien, pero no le vayas a contar eso ¿está bien? - Está bien no lo haré, ¿pero solo para eso me llamaste? - Hay algo más. Tengo una hermana, estuvo en Jaén visitando a mis papás, ahora que ha venido le hablé de ustedes y como le dije que sabías inglés me pidió que los presentara pues está buscando a alguien con quien practicar. - Ummm, y ¿qué edad tiene? 93


- 24 pero es totalmente diferente a Eloísa por si acaso, ella sí es una persona madura, te lo garantizo. - No se diga más entonces, pásame su número. - Bueno en realidad como sabía que dirías que sí le dije que viniera ahora y está en camino. - ¡Ay! te pasas Katita, pero bueno como diría Susy Díaz, a lo hecho, pecho. Media hora después llegó Lorena, que era como se llamaba la hermana. Con solo verla sintió por dentro algo extraño pero bonito, algo que no había sentido hasta ese entonces con ninguna otra chica. - Hola amiga ¿cómo estás? Soy Gabriel. - Hola amigo yo soy Lorena Hernández., dijo ella extendiéndole la mano. - Es un gusto conocerte, te pareces a Katya, si no fuera por los lentes serían igualitas. Las dos chinitas. - Él es el chico del que te hablé hermanita. Es bien bromista no lo tomes tan en serio. - Así que sabes inglés. Quería saber si podemos practicar conversación y cuánto me cobrarías. - Por supuesteishion darling, pero como cobrarte, Katita es mi amiga y sería un insulto pedirles dinero, además yo también quiero practicar pues un experto no soy, no hablo como Clinton. - Gracias eres muy amable Gabriel… - A propo’ ¿Ustedes no son primas de Nadine Hernández? A ver si me consiguen una chambita. - No nada, sorry, le respondieron riendo… Lorena y Gabriel quedaron en encontrarse en el Parque Kennedy de Miraflores para el día siguiente. Ambos fueron puntuales pues ambos se cayeron bien desde el principio y ¡oh coincidencia! Ambos estaban nerviosos y emocionados a la vez. - Hola, vaya sin lentes no te pareces a tu hermana tanto como yo pensaba. - ¿Ah no? - No, eres más bonita, tus ojos son chinitos pero muy vivaces. No lo tomes a mal no pienses que soy confianzudo, recién te conozco, solo quería ser sincero. - No te preocupes, más bien gracias por tus palabras eres el primero que me las dice. Gabriel es bonito nombre, ¿qué significa? - Mensajero de Dios ¿y Lorena? - No lo sé, quizá tenga algún significado pero no sé. - Yo sé que significa. Lorena es germano y quiere decir bonita, inteligente y sagaz (Gabriel estaba inventando impunemente), y en ti encaja muy bien. - Ah mira, gracias por ayudarme a descifrar el significado de mi nombre. - Y ¿qué estudias? - Soy profesora de inglés en el Jordán de Jesús, un Colegio Inicial que está por Faucett, y ¿tú? - Soy bibliotecólogo. 94


- ¿Bibliote… qué? - …cólogo. - Bueno me imagino que debes leer bastante, dijo ella después de lanzar una carcajada. - No creas el trabajo en biblioteca es tan intenso que ni tiempo tienes de leer. - ¿Y qué hace un bibliotecólogo? - Bueno, depende, si estás en el área de Procesos Técnicos te encargarás de procesar el material bibliográfico, asignar un código topográfico, código de autoridad y código de inventario. - Ah su, cuantos códigos. Suena interesante. - Sí, si no te quedas dormido en el trabajo o te distraes en el Facebook está bien. Más bien si estás en el área de circulación tendrás definitivamente más acción. Interactúas con tus usuarios. Eres un referencista, desde que les buscas sus libros, los llamas y absuelves sus interrogantes sobre cómo hallar información. La relación bibliotecario-usuario es única. Somos el puente hacia los conocimientos que necesitan. - ¡Qué bonito!… Charlaron de todo ese día pero se olvidaron de practicar el inglés. Desde ese entonces sus salidas se hicieron cada vez más habituales, en esas largas conversaciones descubririan que tenían mucho en común, entre lo que destacaba su gusto común por la literatura, así que un buen día, cuando se encontraban en unas bancas de la Residencial San Felipe, decidió declararle su amor. - Lorena quiero leerte estas modestas líneas que me inspiré la noche anterior. - Qué lindo de tu parte, te escucho Gabriel. El poema era el siguiente: Little Lorena, since the day I first saw you I was thinking of your eyes And in spite that I know you few I consider myself lucky among other guys Little Lorena, listen to me I just want you to accept now To be my girlfriend and you can see That I can make you happy for I know how Little Lorena if you say yes in this moment We can live like two doves And fly so close around the world in silent Just looking each other fall in love. No perdió más tiempo y la besó, sus besos fueron tan intensos que hasta sus lenguas se entrelazaron. Él estaba seguro que había llegado el amor de su vida ya que a la tercera va 95


la vencida. Aquella misma tarde no desaprovecharía la oportunidad para llevarla a otro lugar, a lo que ella se opuso en un inicio. - ¿Y a dónde vamos? - ¿Cómo a dónde? A mi casa pues, ya es tarde. - Es sábado, vamos a un lugar más íntimo donde podamos beber algo y ver televisión. Y después de varios tira y afloja. - Sí es solo para eso iré contigo pero si te quieres propasar me marcharé inmediatamente. - Confía en mí, no haré nada que no desees. Tomaron un taxi que los llevó hasta el Hostal Las Garzas de Pueblo Libre en el Parque San Martín. Una vez adentro se sentaron en la cama a ver cualquier programa en el televisor mientras que él comenzó acariciar sus hombros y ella le dijo que gracias pues necesitaba unos masajes hacía tiempo. Poco a poco se comenzaron a acariciar y luego a besar hasta estar muy pegados. Al poco rato ya estaban desnudos prodigándose mutuo amor. - Sabes, es la primera vez que lo hago con alguien Lorenita. Se paciente conmigo sí. - ¿En serio? No te creo, debes tener amplia experiencia en estas lides. - En serio, bueno técnicamente es la primera vez (Gabriel no quería recordar la triste experiencia con la meretriz). Te amo pero tengo algo de temor. - Gracias por tu sinceridad, muy pocos hombres te dicen algo así. Ven, vamos poquito a poquito ¿sí? Esa noche Gabriel entró en el ser de Lorena y fueron una sola carne. Se juraron amarse de por vida y no dejarse jamás. Desde aquél día vivirían momentos inolvidables viajando y compartiendo muchas vivencias hasta el día en que decidieron vivir juntos para estar cerca el uno del otro todo el tiempo. Gracias a la generosidad de Carmen es alojaron en la casa paterna para lo cual les proporcionó dos ambientes pequeños donde se adaptaron con mucho entusiasmo pues así son todas las parejitas nuevas llenas de ilusiones. Pero pasado algún tiempo Lorena se comenzó a incomodar. - Gabriel, busquémonos un cuarto, tus hermanos son fregados, no llego a tener confianza con ellos. - Pero es mi casa también, además mi mamá es buena contigo, mira todo lo que nos ahorramos viviendo aquí. - Sí, tu mamá es muy buena pero, en serio, yo quiero estar sola contigo en otro lado, lejos de tu barrio también, por ahí te da la tentación y te vas a bailar con el tal Gerald y el Fabi. - No digas tonterías, me gusta estar contigo, no te cambiaría por un simple baile.

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- Aun así me quiero ir, la vez pasada tu hermano Adriano me dijo algo solo porque corregí a su hijo pues estaba escupiendo encima de los platos que iba a lavar. - No sabia eso, ahora mismo lo pondré en su lugar. Qué se ha creído yo nunca me meto con su mujer. - No digas nada, me sentiría más incomoda todavía. Por favor osito hay que irnos. - Trataré de no decirle nada, el fin de semana buscamos un departamento ¿sí?… Gabriel decía estas palabras sin estar muy convencido pues pensaba en que el dinero ya no les alcanzaba como antes además que desde que acabó sus estudios su mira estaba puesta en tramitar el Bachillerato. Como siempre pagos y más pagos de constancias, de derechos, de publicaciones, etc. lo que obviamente lo dejó sin plata. Cuando, después de seis meses, le entregaron el Diploma de Bachiller supo que ya no sería lo mismo, ya no vería regularmente a sus amigos (ahora colegas), ni habría tiempo de ir a las Bibliochocolatadas en diciembre, ni a los Bibliopaseos en el Día del Bibliotecólogo, ni ir a ver a la Tuna y tampoco ir a las Biblioconferencias de Letras. Claro, quedaba el consuelo de reunirse por ahí de vez en cuando o de encontrarse en el chat un fin de semana o quizá confluir en el mismo trabajo, pero definitivamente ya no sería lo mismo lo que le daba cierta nostalgia. El primer trabajo que tuvo al egresar fue en el Hospital de Emergencias Pediátricas de la Avenida Grau donde estuvo a cargo de las historias clínicas. Desde el primer día se tuvo que enfrentar con lo que la mayoría de sus colegas también pasaba, encontrar una ruma de documentos empolvados y mal archivados. La paga aun no era la ideal pero, luego de ser practicante por cuatro largos años, al fin podía cobrar algo más del sueldo mínimo. Nunca terminó de adaptarse a aquel archivo, pues a diario tenía que lidiar con el personal nombrado quienes por lo mismo de serlo eran bastante engreídos y altaneros lo que, sin embargo, no fue obstáculo para lograr clasificar los expedientes por su número de historia, separando las historias de los niños y bebés de los infantes fallecidos a los cuales solo les dibujaba una cruz en el lado superior derecho para diferenciarlos de los primeros. Cierto día, cuando se sentía verdaderamente aburrido de estar ahí, recibió una llamada a medianoche del profesor Rober para que se integre al archivo que estaba dirigiendo nada menos que en el Instituto Nacional de Cultura. No tomando en cuenta lo extraño de la hora le dijo que se presentaría lo más pronto posible. Las condiciones no estaban nada mal, ganaría casi el doble de lo que estaba percibiendo además de tener un trabajo indefinido por lo que terminó aceptando sin hacer más preguntas. En ese momento supo que ya era hora de partir de casa, del barrio y de su vida pasada y de iniciar una nueva con Lorena. Desarrollaría sus labores en el Archivo de la Dirección de Arqueología del Instituto Nacioanl de Cultura (INC). Esta vez el archivo era más grande y complejo, los expedientes se contaban por miles y su antigüedad por decenas de años. De todos modos no estaría solo, aparte de Rober estaba Denis, otro bibliotecólogo muy trabajador por cierto aunque demasiado callado para su gusto, sin exagerar apenas cruzaban palabras durante el día lo que lo llevó a pensar que, o tenía una especie de autismo moderado, o él le caía mal por 97


alguna extraña razón que no alcanzaba a comprender. Mas adelante, Denis se retiró dejándolo solo con Rober. Entre otros documentos arqueológicos curiosos que halló en el depósito había uno de los años cuarenta donde el reputado arqueólogo Julio Cesar Tello autoriza la demolición de varias huacas en Lima para dar paso a la “modernidad” construyendo edificios en algunos casos o ampliando avenidas en otros. También leyó con tristeza decenas de expedientes denunciando la invasión y destrucción de zonas arqueológicas, de huaqueos impunes y la salida ilegal de nuestro patrimonio hacia el extranjero. Lo que lo hacía pensar si en realidad el peruano de cultura media amaba a su patria. Para el tiempo en que el INC se transformó en el flamante Ministerio de Cultura durante el segundo mandato de Alan García (quien no sabía qué hacer para que la gente olvidara su desastroso primer gobierno) ya el archivo estaba en un 90% clasificado. Siempre que miraba hacia atrás le parecía imposible haber organizado esos cientos y cientos de voluminosos expedientes lo que, a parte de costarle innumerables arañones y dolores de espalda, lo hizo gastar ingentes cantidades de guantes y mascarillas. Para ese entonces ya Lorena y él vivían en un modesto departamento en San Martín de Porres. Todo marchaba muy bien y no tenían mayores preocupaciones y precisamente ello los llevó a encontrarse cara a cara con el enemigo más peligroso de toda pareja: la rutina. - Mañana iré donde mi mamá Osita. No me cocines. - Pensé que me ibas a sacar, ya no salimos a ningún lado, no eras así cuando éramos enamorados. - Mi mamá está un poco enferma, además no podemos salir mucho, recuerda que estamos ahorrando para la lavadora, no quiero que te sigas malogrando las manos. - Solo quiero que compartamos más tiempo juntos, toda la semana trabajando y casi ni no nos vemos. Hoy te olvidaste de darme un beso por la mañana. - ¿Segura, quizá se me pasó? Últimamente estás muy sensible… Estos pequeños reproches pronto se convirtieron en peleas. Así que Gabriel comenzó a frecuentar el barrio nuevamente pues ya no se sentía a gusto en casa. A ello se sumó una anécdota que vivió en el Ministerio. Fue tan amarga está última que hizo lo posible por borrarla de su mente y una vez superado el incidente ya no quiso recordarlo más. Un buen día decidió hablar con Lorena sobre lo que le sucedía. - Lorenita, desde que era un muchacho sentía periódicamente una crisis existencial. Ya te había platicado al respecto. Esta vez esa sensación que creía ya superada ha vuelto a mi vida y no tengo las ideas claras. - Si lo he notado, estás raro amorcito, yo te ayudaré a superarlo. - Es que no me entiendes lo que trato de decirte es que necesito estar solo y pensar. Me iré un tiempo de la casa, no es conveniente que me sigas viendo así, no quiero lastimarte. 98


- ¿Estás diciendo que te irás? ¿acaso te hice algo malo? ¿por qué actúas así, o tienes a otra mujer en el trabajo y no me quieres decir? (las mujeres tienen un sexto sentido y muy desarrollado). - No es eso, no lo puedo explicar pero necesito pensar, aclarar mi mente, iré a casa de mi mamá, cuando esté bien de nuevo volveré si descubro que te sigo amando. - Si cruzas esa puerta, no te molestes en volver, quizá no encuentres a la misma persona que hoy te ama tanto y que le estás rompiendo el corazón con esa aptitud. Por un instante dudó de su decisión pero luego abrió la puerta y se marchó con el corazón lleno de dudas mientras Lorenita se quedó en su cuarto llorando. Con el correr de los días no sabía qué hacer, siempre se le veía pensativo, ya no rendía igual en el trabajo y no le fue fácil volverse a adaptar al hogar materno. - ¿Cómo se te ocurre haberte alejado de Lorenita? Pobrecita ¿dónde vas a encontrar a una chica tan decente y buena como ella? Los hombres son unos tontos. Y ni me presentes a otra chica o vuelves con ella o estaré resentida para siempre. - Son mis asuntos mamá, no te metas… Decidió entonces distraerse con aquello que siempre lo ayudaba. Encontró unos libros de Lorena que había dejado en la casa, la mayoría eran de gramática, didáctica, morfología, sintaxis, fonética, fonología, semántica y semiótica tanto del inglés como del español lo que lo llevó a reforzar mucho sus conocimientos en la materia pero no a olvidar a Lorena, esta vez la lectura no lo ayudaría. Entonces se fue al barrio, seguro tomar unos tragos con los muchachos y escuchar sus historias le quitaría ese estado de ánimo. Salió un viernes por la noche pero solo vio a Gerald tomando sólo en el Chasqui. - Amigo ya tomas sólo, eso no es bueno. - Es solo una pata, y ¿qué haces? ¡qué milagro! Al fin te soltaron, me han dicho que estas pisado, mal ah. - Volví con mi mamá. - ¿Terminaste con Lorena? Pucha a esa flaca se le veía tranqui’, me caía bien, ¿qué dirá Katya? - No dije que terminé solo me alejé un tiempo para pensar. - No será que ella te dejó por que no funcionabas, Chinón dice que eres impotente, dijo Chitis riendo a carcajadas. Gabriel recordó que una de sus quejas silenciosas con ella era que a pesar de los dos años viviendo juntos aun no le daba un hijo. - No, claro que no, el doctor dice que sí podemos tener solo hay que seguir intentándolo. Ese día quería olvidarse de todo y, como nunca, se mareó; los tragos iban y venían.

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- Chitis, ¿qué dice la Fabi, sigue resentido conmigo pensando que le hablé mal a Katya de él y que por eso lo choteó? - No sé, la otra vez le hablé de la flaca y se amargó, no lo supera, ese Chinón se templó de verdad. - Pero ella lo dejó porque él no sabía besarla, sus besos le daban asco, ella me lo contó. - Qué sí, dijo Chitis riéndose a más no poder, bien hecho por mal amigo, eso le pasa por querer atrasarme y meterse en cosa de hombres. Todo da vueltas en la vida, y no paraba de reírse. - Pata no puedo olvidar a Lorenita. Creo que cometí un error. - Uy, eso sí está feo, si vas a estar sufriendo mejor reconcíliate. - No me va a querer hablar más, soy un estúpido, perdí a la única persona que me amó de verdad. - Escríbele, toma mi RPC, hay bastante saldo, pon todo lo que quieras es de mi chamba y yo no gasto. Solo le escribió esto: I miss you too much. Pasado un rato se encendió la luz del celular: I miss you too. - Ya ves pata yo te dije, ahora búscala y llévatela a un telo, por 28 de julio están baratos la otra vez me fui con una pupú por allá, dijo Chitis. Por unos instantes se quedó pensando, no podía vivir sin Lorenita, verdaderamente era el amor de su vida, había estado confundido por un tiempo pero ya no lo estaba. En el Ministerio había conoció a una chica que hacía la limpieza, se hicieron amigos, mientras él realizaba la descripción de los expedientes en el WinIsis para luego exportarlos a una tabla de Excel y ella venía a limpiar la oficina intercambiaron sus experiencias, ella era madre soltera y había sufrido mucho, por eso le fue tomando cariño, una vez hasta casi se besaron entre aquellos estantes siempre atiborrados de expedientes que olían a papel periódico viejo. Fue ahí cuando decidió irse de la casa para meditar pues se encontraba verdaderamente confundido sobre qué hacer. Pero algo cambió el curso de los acontecimientos, Edith, que era como se llamaba no era lo que esperaba. Por sus compañeros de trabajo se enteró que ella era así con todos los chicos que le gustaban y luego, por tener un affaire, con el jefe del Área de Mantenimiento, terminaron despidiéndola. La decepción fue grande en Gabriel pero más su idiotez pues no podía creer que hubiese siquiera pensado en dejar a su Lorenita por una mujer así. El solo pensar que pudo serle infiel lo llevó a sentirse muy mal y se arrepentió en lo más hondo de su corazón, ahora solo quería volver con ella pero: ¿Lo perdonaría? Así borracho como estaba se despidió de Gerald, tomó un taxi y a las dos de la mañana tocó la puerta de Lorena, pero para sorpresa suya salió una señora. - ¿Quién es usted? ¿Qué quiere a esta hora? - Perdón me equivoqué, buscaba a una joven llamada Lorena. - Es mi hija ¿qué desea? (su mamá había llegado de Jaén a estar con ella al enterarse de lo ocurrido). 100


- ¡Ah suegrita! mil perdones, soy Gabriel Linares, su humilde servidor, le dijo extendiéndole la mano. - Mamá ¿quién es? - Hijita ¿no me digas que éste es el tal Gabriel que te dejó por otra? Ahora mismo llamo a la policía para que se lleve a este borracho. - No, déjalo que me diga qué quiere. - No se enojen, Lorenita te amo, sí, te amo que lo escuche todo el mundo perdóname volvamos a empezar. - Está borracho joven ¡cállese! - Mañana hablamos Gabriel, mi mamá tiene razón anda a tu casa a dormir. - ¡No! (y de repente se sintió lúcido) estoy hablando en serio, tenemos que hablar Osita. - ¿Ahora? ¿A esta hora? ¿Estás loco? - Sí, loco de amor porque no te pude olvidar, eres todo para mí. - Mamá déjanos solos en la sala, por favor… Después de una larga charla, esa noche se reconciliaron, Lorena decidió darle una segunda oportunidad y él durmió en el mueble de la sala. Al día siguiente se disculpó con la suegra también. Aunque habian estado a punto de terminar el estar lejos el uno del otro hizo que se extrañaran mutuamente y comprender cuanto se querían en realidad. Fue él quien hubo de tomar la iniciativa pidiéndole perdón ya que la crisis había comenzado de su parte, afortunadamente volvieron a juntarse ahora en un nuevo nidito de amor cerca a Los Olivos donde volvieron a comenzar, nunca más volvería a dejarla. Un buen día, al llegar del trabajo, la encontró más feliz que de costumbre y al interrogarla sobre lo que sucedía le dijo mira y lee, recién ahí notó que tenía entre las manos un papel que era más bien una ecografía la cual confirmaba lo que tanto habían estado buscando. Sí, no cabía duda alguna, iba a ser padre por primera vez. Lleno de justificado gozo la abrazó fuertemente. Estuvo tan contento ese día que, sin pensarlo dos veces, salió de casa hacia el Mercado Central, compró el primer anillo que vio y llamó a Lorena para que le dé el alcance en el Parque de la Muralla, ahí le propusó formalizar su relación casándose. Ella le contestó en tono de broma que primero debía pedir su mano, lo que él tomó muy seriamente y la semana siguiente los padres suyos visitaban el hogar paterno para entregar la mano de su querida hija. Un mes después se realizó la boda en el registro Civil de la Municipalidad de Lima para lo cual fueron testigos su amigos de la Universidad Óscar y Leticia. Dos meses después, cuando tramitaba unos documentos para un nuevo trabajo que estaba por comenzar, Lorena le llamó al celular para confirmarle el sexo del bebé. Sería varón, lo que lo volvió a emocionar mucho. No pudo menos que pasar por la Iglesia de Las Mercedes en el Jirón de la Unión y agradecerle a Dios y al Padre Urraca por estas buenas nuevas. La ilusión de ser padre lo llevó a comprar ese mismo día en Amazonas alguna literatura sobre estimulación y esas cosas. Sinceramente, no sabía que existieran tantos tratados sobre el tema como la estimulación: pre y post natal, la lactancia, el parto y el 101


aprendizaje, el mejor que leyó fue el Desarrollo psicosocial en la primera infancia de Papalia. La segunda preocupación de ambos fue ponerle un nombre. En la familia Linares eran partidarios de ponerle nada menos que Adriano. Después de todo Adriano fue su padre, Adriáno Abel su hermano, Adriana Karina una de sus hijas, Adriano Piero, su único hijo varón y Adriano Hugo Fabian, el hijo de éste, esto es, su sobrino nieto. De otro lado, el hijo de su hermana Anabel es Jaime Adriano y también tenía un primo llamado Adriano Romero (a quien su papá criara como a un hijo) y cuyo hijo es Christian Adriano, el hijo de la hermana de éste también es Adriano y la nieta de otra prima se llama Adriana. Entre sus otros hermanos, uno se llama Camilo Adriano y él mismo era Gabriel Adriano. Además que Adriano fue un gran emperador romano que hasta un mar lleva su nombre: el Adriático. Finalmente, una de sus mejores amigas del barrio se llamaba Adriana. Más, a pesar de todos estos argumentos, por contundentes que parezcan, él siguió un camino muy distinto y decidió que su hijo se llamaría Dante. Lo que lo motivó a ello fue la simpatía que sentía por Dante Aliguieri, creador de la más famosa obra de la Edad Media: La Divina Comedia. A esto hay que añadir que Dante es un nombre en italiano, idioma por el que sentía un particular apego. Para acallar las protestas de Lorena, Dante llevaría como segundo nombre Ruben, por su abuelo materno, nombre que también le agradó pues el poeta nicaragüense Ruben Darío era uno de sus favoritos. Pasadas la nauseas y mareos de rigor organizaron el Baby Shower. Parientes y amigos se hicieron presentes para el acontecimiento donde sus hermanas fueron muy generosas con su ayuda para los preparativos. Al dar unas palabras de agradecimiento a los convidados les leyó unos pensamientos que se había inspirado en la noche anterior: Hijito Dante, hoy que nos reunimos todos en este hogar Quería decirte lo mucho que has iluminado nuestras vidas Eres una bendición que Dios nos ha enviado Tu abuelita Carmencita siempre reza por ti Tu mamita Lorena te canta mirando a su vientre todas las noches Tu abuelito Adriano vela por ti desde el cielo Y yo, Dantito, solo espero poder enseñarte todo lo que sé a fin de que llegues a ser un gran hombre en la vida. Nunca olvides que todos tenemos una misión en este mundo y cuando la descubras lucha con todas tus fuerzas por lograr tus metas. Todos, pues, esperan por ti y cuando nazcas diremos: ¡Bienvenido seas Hijito! Mayo 2,011 El día que Lorena comenzó con sus primeras contracciones y los nervios estaban a flor de piel, Gabriel tuvo que pedir permiso en el trabajo. Cuando llegó el momento la tuvo que internar. Esa noche, un 17 de setiembre (Dante, Lorena y él son virgo) y cuando en el gran reloj de pared de la Sala de Espera del Hospital Municipal de Los Olivos eran las 8 y 45, fue llamado por la enfermera a la Sala de Parto para ayudar a la mamá con el proceso de expulsión. Se sentía muy tenso y emocionado en ese momento pero a la vez expectante 102


hasta que, luego de muchos intentos, al fin vio la luz de este mundo su vástago llorando desconsoladamente. Cuando las enfermeras lo pusieron en sus brazos sintió una dicha tan intensa que llenó el vacío que le había dejado la partida de su padre cuando lo vio morir. Ya podía decir que había visto a la muerte y a la vida de cerca. La llegada de Dante Linares colmó sus vidas de alegría, en verdad Dios siempre había sido muy generoso con sus dones. La manera como un padre llega a querer a su hijo no tiene parangón con otro tipo de amor, como decía Adriano: “uno llega a querer más a sus hijos que a sus propios padres”. Y eso mismo les sucedió con el osito Dante, pues a pesar de las amanecidas, los repetidos cambios de pañales, los gastos exorbitantes y los llantos desbordantes ellos solo lo querían más y más cada día. Es el verdadero amor cristiano: dar todo por aquel que se ama sin esperar nada a cambio. Lorena y él decidieron bautizarlo para el siguiente año para lo cual eligieron como padrinos a Katya y a su flamante esposo, Albert. Una noche (cuando Dante tenía 6 meses) estaba Gabriel en la computadora y escuchó a Lorena quien le dijo que viniera al cuarto de inmediato. Lo primero que vio o más bien oyó fue a su primogénito diciendo: “¡papá! ¡papá!…” su gozo fue tan grande que inmediatamente lo cargó entre los brazos y lo llenó de besos. Era el mayor placer que experimentara hasta ese momento en la vida cuando, de repente, del departamento contiguo se oyó una música de Niche: Juntos, caminemos juntos otra oportunidad que me da la vida saber que tú eres mi obra consentida el hijo que pidiera cuando a tu madre conociera. Luz, dale luz a tus sentidos úngelos con sabia fresca de aquel árbol imaginación acude en el peligro sobrio cuando tomes decisiones. Sabio, preparando el camino amigo, saber cuál es el amigo no hagas caso al que es mezquino toca la puerta al buen vecino. Anota en tu memoria las traiciones considera injustas las razones renuncia por siempre a las pasiones únete a mí, así más fuerte y adelante… Y busca una mujer como la mía que de frutos como tú. Que llora de alegría al saber que su primer hijo fuiste tú. Y que ser buena es su mejor virtud. Hijo mío, hiiijo mío. 103


En esta ocasión, las lágrimas que rodaron de sus ojos fueron de felicidad, ya había logrado otra de sus metas en la vida.

LA MADUREZ Gabriel estuvo cerca de tres años en la Dirección de Arqueología, para ese entonces había hecho grandes amigos con los que se sentía identificado ya que la mayoría de arqueólogos eran sanmarquinos. Rober, por su parte, le tenía una gran confianza aunque le costó trabajo acostumbrarse a no decirle profesor. De otro lado, había apoyado en otras áreas aprendiendo mucho sobre labores administrativas. Pero ya sentía que no podía aprender más y que si se quedaba más tiempo sería limitar su desarrollo profesional. Así que decidió buscar nuevos rumbos y cuando halló uno nuevo renunció al Ministerio teniendo un gran pesar por dejar de ver a sus compañeros. Cuando le contó ello a una amiga, ésta le dijo: “No te preocupes Gabriel, la mejor manera de no extrañar a tus amigos es haciéndote nuevos en tu nuevo trabajo…” En ese entonces, antes de iniciar su nuevo trabajo se puso a leer algunos libros de bibliotecología que tenía en casa pero que jamás había tocado. Entre ellos había que destacar Clasificación e indización de la recordada Erlinda Chávez Barriga, libro muy ilustrativo el suyo, donde de manera teórica enseña qué es la clasificación y los más difundidos sistemas de clasificación que existen en el mundo para más adelante hacer otro tanto con la indización y los lenguajes de indización. Otro libro que le llamó mucho la atención fue “Legislación archivística” del Archivo general de la Nación que señala todas las normas que deben seguirse para el correcto proceso documental en todas las entidades del Estado, esto es, el Sistema Nacional de Archivos. Éste último le sería de gran ayuda en la elaboración del Informe Profesional. A propósito del Informe Profesional, éste consiste en una evaluación de cualquier Unidad de Información a fin de proponer una mejora o solución al problema o a los problemas hallados. El hecho de que la mayoría de bachilleres opte por está opción para la titulación se debe, no tanto al hecho de que su elaboración sea menos compleja que una tesis, sino a que la Escuela lo “propone” como la única modalidad viable ya que si uno opta por la tesis encuentra un sinnúmero de piedras en el camino. El Informe se elabora en el marco de un Seminario conducente a la Titulación el cual requiere de una inversión bastante onerosa que le hizo enduedarse hasta con la ropa que llevaba puesta. Después de un largo año de correcciones y de “corretear al asesor” al fin logró que su proyecto sea aprobado y se le llamó para sustentar en el salón de Grados y Títulos de la Facultad al día siguiente por la tarde. Había estado esperando dicha llamada por mucho tiempo y ahora que la recibía pensó que mejor no hubiera llegado, se puso nervioso, estaba preparado, había estudiado, pero aun con todo hay emociones que no son fáciles de controlar en determinadas circunstancias. De todos modos, el día esperado había llegado, él se encontraba aun en la cama cuando el televisor lo despertó y lo primero que oyó fue la noticia de que había paro de micros. No puede ser y justo hoy día se les ocurre hacer paro, qué abusivos, así no juega 104


Perú, pensó. No obstante, calculó que por la tarde el tráfico se regularizaría como siempre. Salió de casa a eso de las dos, quería llegar temprano, además podía tomar taxi como última opción. Al llegar a la avenida la encontró desierta de micros pero los paraderos llenos de gente, taxis sí había pero todos llenos. Qué lata, pensaba, y ya le dolían las piernas de tanto esperar. Por una hora estuvo esperando alguna combi pirata que parara porque las pocas que había pasaban repletas. Cuándo resolverá el problema del tráfico la Tía Regia y luego no quiere que la revoquen, meditaba en silencio. Al fin una se detuvo, toda la gente corrió a subirse, pero él tenía claro que debía subir sea como sea. Así que entre empujones y empellones se abrió paso, primero colgado en la puerta junto al cobrador, pero luego acomodándose un poco más al medio de la custer. Luego de media hora de viaje el cobrador gritó “¿Quién baja Puerta 3?” a lo que aprovechó para bajarse sin pagar pasaje. Al fin había llegado a su Alma Mater. Era una tarde tristona como es la mayoría de veces en Lima, a pesar que era primavera. Al entrar a la vieja Facultad de Letras y Ciencias Humanas otra vez se llenó de pensamientos respecto a la sustentación. Al subir las polvorientas gradas que llevaban a la Sala de Grados y Títulos pudo ver de lejos a Carmen que había llegado a verlo y darle ánimos (Lorena se había quedado en casa con Dante pues aun era muy pequeñito para estas cosas). Qué buena es mi mamá, pensó con satisfacción, siempre está a mi lado en estos momentos difíciles, así que se llenó de valor y se sintió seguro de salir airoso de esta prueba. Luego de una larga espera, fue anunciado su nombre y subió al podio a defender su Informe. Ante el Jurado, su madre y otros familiares que habían ido llegando sustentó por media hora, tiempo en el cual fue “bombardeado” de preguntas de todo tipo por los Informantes y el Presidente del Jurado. Aunque estaba algo nervioso, lo que se notaba en su hablar rápido, salió airoso de todas las “trampitas” que le quisieron poner. - Gabriel, explícanos por qué utilizaste un tipo de clasificación jerárquico y no otro, por ejemplo el onomástico, le preguntó Karina Guajardo, la primera informante. - Simplemente, porque la legislación vigente del AGN recomienda ese tipo para todos los archivos públicos pues la documentación que contienen proviene de instituciones públicas jerarquizadas, respondió Gabriel con convicción. - Si el Archivo de Arqueología contiene más de 10,000 expedientes ¿Cómo podrás reclasificarlos todos en tan corto tiempo, si según tu diagrama de Gant dispones de cuatro cortos meses?, preguntó inquisidoramente Milagros Vasquez Buitrón, la segunda informante. - Según las estadísticas de consultas de los usuarios, solo los documentos más recientes son consultados con regularidad, así que la reclasificación ha de ser retroactiva empezando de los más nuevos a los más antiguos, si al pasar el tiempo estimado no se llegara a terminar toda la clasificación ésta podrá continuar sin perjudicar el servicio a los usuarios, le replicó. - ¿Te parece, Gabriel, que el archivo siendo parte del Instituto Nacional de Cultura puede financiar un proyecto como el tuyo pues ya conocemos todos sobre el escaso apoyo económico de parte del Estado?, Indagó Vergara quien al ser Director de la Escuela también era el presidente del jurado. 105


- No es necesario el presupuesto pues el plantear y aplicar la Tabla de Clasificación no requerirá mayor inversión dado que es un trabajo netamente intelectual, solo se necesita la venia de las autoridades correspondientes, que dicho sea de paso ya se ha conseguido, le respondió sintiéndose ya más confiado. Para concluir, el profesor Rosales, su asesor y un erudito en la materia, pronunció unas palabras de felicitación por aquella propuesta la cual consideraba era novedosa y de fácil aplicación para cualquier archivo público ya que la norma del AGN estaba desfazada y requería urgente de propuestas así para actualizarse y ponerse acorde con los tiempos. Una tensa espera tuvo que pasar aun mientras el Jurado deliberaba. Terminada su deliberación se leyó el Acta de Sustentación donde se le otorgaba el Título de Licenciado en Bibliotecología y Ciencias de Información por el Informe “Organización documental del Archivo Especializado de la Dirección de Arqueología del Ministerio de Cultura” poniéndole la nota de 16. Luego del brindis y las felicitaciones de rigor, se le acercó el maestro Rosales, quien le dijo estas sabias palabras: “No te duermas en tus laureles Gabriel, esta no es la meta, es solo un paso más en tu desarrollo profesional, así que nunca dejes de prepararte y superarte en este mundo tan competitivo…” Volviendo al tema anterior, una de las razones por las que se retiró del Ministerio fue porque lo habían llamado de la Universidad Tecnológica del Perú para apoyar en su Biblioteca Central atendiendo a los usuarios, actualizando la base de datos y clasificando las colecciones, en su mayoría libros de mecatrónica, programas de computación y robótica. Pero la experiencia que viviría allí es ilustrativa de lo que los bibliotecólogos tienen que afrontar en la mayoría de los centros laborales que aun no valoran esta profesión. Cuando le presentaron al personal notó que el jefe de la biblioteca no era de la especialidad sino abogado (se preguntaba que diantres sabe un abogado de administración de bibliotecas), luego notó mucho protagonismo en la secretaria, lo que no está mal si ese entusiasmo lo utilizara para cumplir adecuadamente con las funciones que le son propias y no para querer dar órdenes a los mismos bibliotecólogos de cómo deben hacer su trabajo, esto solo revela un menosprecio de lo que hacemos y aceptarlo es no hacernos respetar, pensaba Gabriel. En todo trabajo también hay intrigas, envidias y “maleteos” y éste no era la excepción, incluso entre sus mismos colegas notó eso, lo que le dolió mucho, pues, sabido es que hay muy pocos especialistas para este enorme campo laboral que aun no comprende la importancia de las bibliotecas y de los archivos y que por la misma razón ellos deben ser siempre unidos para hacerse escuchar ya que, a decir verdad, la voz del CBP y de la Escuela no se deja oír por ningún lado si no es para anunciar la creación de un nuevo curso o la realización de algún evento o seminario y de la BNP, ni hablar, pues ni siquiera ahí el Director suele ser bibliotecólogo pues se argumenta que es un cargo de confianza. Nunca pudo entender porque los cargos más importantes y que son de toma de decisiones sean de “confianza” y no confiados a personal especializado en el área y que esté preparado y sea competente.

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Pero la gota que derramó el vaso en la UTP fue que al final de cuentas su sueldo no sería el que le dijeron en un principio sino la mitad de aquél y el resto un “bono de productividad”. Como es obvio renunció por dignidad diciéndole en su rostro al Director lo siguiente: “no somos simples obreros que trabajamos al destajo”. La única persona sincera que encontró en ese lugar fue a un colega llamado Ulises Amado quien se desempeñaba en la Biblioteca de Contabilidad de dicha universidad. Finalmente, llegó a la Universidad San Martín de Porres, para su Biblioteca Central también. Pudo ver con agrado que ahí sí existía un Sistema de Bibliotecas y bibliotecólogos en el área que les correspondía. Claro, aun había muchas cosas por hacer y errores que corregir pero, en general, se podía decir que andaba bien encaminada. Ahí se encontró con compañeras de su base como Lisseth Guzmán (quien no quiso hablarle sin ningún motivo aparente lo que lo llevó a pensar que las mujeres son incomprensibles y tratar de entenderlas era perder el tiempo, consejo que había leído nada menos que en el Kamasutra), Carola Velarde (que seguía siendo tan buena persona como siempre), ella se encargaba de ingresar los registros en el Sistema Sabini y Carla Cahuide (que era coordinadora del área de Gestión de Procesos), además de otros biblios como Ruber (un gran polemista con quien tuvo varias discusiones de política y filosofía en la cafetería del Campus), al serio de Jesús (quien le caía bien porque de joven quiso ser sacerdote al igual que él), quien se encargaba de hacer las puntuaciones en Cybertesis y a Manolo, un ingeniero de sistemas encargado del área de tecnología de la información quien siempre estaba dispuesto a ayudar a todos y que tenía una contagiosa sonrisa en los labios en todo momento. Después de pasar año y medio como referencista fue ascendido, por la jefatura encabezada por la Licenciada Kornelia, al cargo de coordinador lo que representaba una nueva experiencia para él que esperaba realizar de la mejor manera. Durante su gestión tuvo la oportunidad de organizar el 3ª Expolibros, repontenciar el Sistema de Bibliotecas (SIBUS), crear tutoriales virtuales sobre el uso de los servicios de la Biblioteca, programar charlas de capacitación para los usuarios y proponer la implementación de dos bases de datos especializadas en comercio exterior para los alumnos de esa especialidad: Datatrade y Veritrade. En definitiva, la gestión era lo que más le gustó hacer. Lo negativo de este trabajo era que máximo a una persona la contrataban por cuatro años y medio (sin importar el mérito que haya hecho) pues la SMP quería evitar nombrar a su personal para “ahorrar costos” como si el reconocer los derechos fundamentales de cualquier trabajador se deba medir en costos como si fueran bienes y servicios… Una pequeña oficina, rodeada de galerías (que ofrecían los más diversos productos desde ropa a computadoras) ubicada en el segundo piso de un moderno edificio de San Isidro, albergaba al Colegio de Bibliotecólogos del Perú conocido simplemente como el CBP o el Colegio. Leticia había llegado a eso de las 6 de la tarde, al ingresar a dicha oficina la esperaba un señor de saco y corbata, ambos azules; era bajo, un poco trigueño y de hablar pausado y cómo de unos cincuenta años. - ¿Cómo está licenciada Grados? Me da gusto que viniera, tome asiento por favor. - Para mí es un gusto también Señor Decano, quería saber si mi número de colegiada ya ha sido generado. 107


- Así es, su número de colegiatura es 425. Ayer vino un joven, déjeme ver, ah sí, el licenciado Linares, él es el 424. - Él ha sido mi compañero de clase, y también de trabajo en la BNP, es muy buen profesional. - Le dije que nos ayudara a hacer un informe sobre la cantidad de egresados que están laborando actualmente en archivos para ver la posibilidad de crear una especialidad en esta área y así los egresados de ENA se puedan colegiar también. - Me parece excelente idea, sé que él ha trabajado en archivos por muchos años de seguro le hará una propuesta interesante. - Justamente quería saber si usted también nos puede dar una manito, claro de manera Ad Honorem, mire he visto su CV y veo que tiene la capacidad, si los colegiados no apoyan esto se va al agua, cada vez hay menos participación, ni las cuotas pagan al día. Leticia recordó a su viejo amigo de la universidad y el trabajar en un proyecto juntos le daba cierta emoción, le dijo al Decano que esa misma noche lo llamaría para iniciar las coordinaciones… Mientras tanto, la nueva preocupación de Gabriel era encontrar un trabajo estable pues ya tenía sus años y peinaba algunas canas, además, por qué no, vivir la experiencia de llegar a dirigir algún día a una Unidad de Información. En tanto, se entretenía con nuevas lecturas como El Día de la Cuenta de Jesús López Sáez, El nombre de la Rosa de Umberto Eco, La Carta Magna y El Código Justiniano (éstos últimos, libros de leyes tan aburridos como todos los de su género). Un 17 de mayo, al levantarse, recordó que era santo de su papá y que además por el aniversario de la SMP habían dado día libre por lo que decidió salir a dar una vuelta. Lorena le dijo que no demorara y que lo esperaría con el almuerzo listo. Tomó el Alimentador del Metropolitano hacia la Estación Central y de ahí se embarcó en la Ruta B hacia Alfonso Ugarte. Mientras viajaba y veía el intenso tráfico de combis, colectivos y taxis alrededor de la vía troncal, los ambulantes que llenaban las pistas, las casas mal pintadas, los postes llenos de volantes, gente orinando por la calle, se preguntaba del por qué sus compatriotas (y se incluía) eran tan desordenados, tan informales, tan improvisados. Nos falta disciplina, cultura, pensaba, leer más, desde pequeño había vivido esa realidad que no iba a cambiar solo porque el país ahora exportara más o algunos deportistas ganaran medallas. Al llegar a la Plaza Dos de Mayo decidió bajarse y tomar una combi hasta Mirones. La combi lo dejó en El Paso de La Colonial. Lo primero que vio al cruzar la avenida fue la Panadería Deli, qué ricos budines hacía la chinita Meche ahí cuando yo era chibolo, recordaba. Al seguir avanzando se topó con el quiosco de periódicos de su amigo de colegio Llactahuamán. Al preguntarle al jovencito que vendía ahí éste le contestó que era su hijo y que su papá ahora tenía otro puesto en Ate. Luego de repasar los titulares de algunos diarios chicha que hablaban de muertes, asaltos y escándalos en Chollywood, continuo su camino y vio al frente a su querido colegio el Hipólito Unanue el cual estaba todo remodelado, recordó que el gobierno estaba remodelando a los colegios emblemáticos. 108


Cuántos recuerdos le trajo al pasar por las ventanas exteriores de los salones ¿Qué será del estricto profesor Sáenz? ¿Ya habrá fallecido? ¿De la bella profesora de inglés Liliana? ¿Se habrá casado? Sobretodo, recordaba a la señorita de la biblioteca, ahora sí la comprendía, sabía que había sido alguien importante, ojalá siga de bibliotecaria, se dijo, aunque ya debe estar muy viejecita. Pero no se detuvo a comprobarlo, siguió caminando hasta la altura del Parque de la Bandera en Elio donde tantas veces se reuniera con los muchachos del barrio, esas charlas infinitas las añoraba. Se quedó un rato pensando al lado de una caseta nueva del Serenazgo que había en una de las esquinas del parque cuando, en eso, una moto le pasa muy pegada que casi lo tira al piso, cuando reaccionó se dio cuenta que era un hombre pequeño, de casaca verde y con un casco puesto subido a una Yamaha ahora estacionada. - Chitis, pensé que me iban a robar. - Habla Gabriel, hasta te dejas ver, ahora sí que estás pisado ¿Qué te cuentas? - Me dieron día libre y ¿qué me dices de la gente? Tiempo que no los veo? - Uyyy ya la gente no se reúne como antes a las justas veo al Tío Pintamé, ya se jubiló pero sigue igual de choborra y lisuriento, ahora le dicen La flor de la canela. - ¿Por qué? - Porque derrama lisuras pues. Ah, te cuento, Jorgito entró a la Universidad, para que veas ¿Quién iba a pensar, no? por eso dicen que nunca es tarde, lo que sí no tiene mujer, creo que morirá piticlín. - Y los demás ¿Chinón?, le preguntó Gabriel después de reírse de sus ocurrencias. - Bueno, Willy se fue a Chiclayo, ahora es supervisor en el Tottus de allá, dicen que tiene un hijo pero la verdad no lo sé, mientras que Kikín se mudó a Santa Anita, trabaja con su tío en un taller. De Chinón ni me preguntes, sale con una tía que conoció por Internet, ella está templada y él se aprovecha y le sangra, ya ni se le ve, se desaparece todos los fines de semana. - Ese Fabi ¿y tú amigo? ¿qué estás haciendo por la vida? - Estoy trabajando como tramitador en mi motito, mi chamba está en Salamanca. Saco más o menos porque me ponen la gasolina. - ¿Y las mujeres qué dicen? - Cuando te lo cuente te vas a reír, estoy saliendo con una chibola, pero bien chibola, recién cumplió 18 y ya la estoy metiendo a mi casa. Creo que esta vez va en serio pata… Luego de tomarse una par de inka kolas en la fuente de soda del grifo que está frente a Palomino, se despidieron y prosiguió su camino. Pasó por los parques de Cipreses, cruzó calles, anduvo por pasajes, en fin, recorrió toda la ruta que hacía cuando se iba a pie de su casa a San Marcos. Cómo ha cambiado el barrio, se decía, siguen construyendo departamentos nuevos por doquier. Al cruzar la avenida Amezaga ya se encontraba en la Puerta 3. El guachimán no lo dejaba entrar pues ya no tenía carné a lo que Gabriel le respondió que él era más sanmarquino que el comedor universitario lo que lo ablandó un poco y al final lo dejó pasar. 109


Caminó a lo largo del Bosque de Letras, había cambiado, ahora había menos árboles, parecía solo un jardín grande. Al llegar a la puerta de la Facultad de Letras se topó con el busto pensante de Vallejo. Quizá piense en cómo solucionar los problemas de la Universidad, reflexionó por un momento. Siguió de frente y vio a lo lejos la Biblioteca, se acercó y miró por la ventana, estaba igual, incluso estaban los mismos encargados, solo que más viejitos. Se preguntaba si era correcto que Marcelito sea ahora el jefe de biblioteca habiendo sido solo jardinero en un principio y asistente en la biblioteca después. Y pensar que antes para ser Director de una biblioteca había que tener la sapiencia de Palma o la capacidad de Basadre, se dijo. Pasó por la copiadora de René y vio a su hermana Renata que lo saludó al verlo. Vaya al fin alguien me saluda, cuando uno egresa parece que nadie te conoce, pensó. Subió por las escaleras hasta la Biblioteca de Posgrado pero solo vio salones. Es cierto, recordó, Educación se mudó hace tempo ¿Cómo lo pude olvidar? Salió de la Facultad tan rápidamente que al pasar por la Escuela de Bibliotecología no se detuvo a mirar la única placa negra de graduación que tenía un título en la lengua del Inca Garcilaso llamada Apakunan Llullay y al salir se subió el Burrito hasta Educación, una vez ahí preguntó por la Biblioteca de Posgrado. “Siga de frente”, le respondieron, “hasta el fondo, ahí la encontrará”. Al entrar vio a Armando que atendía a un docente. - Armandito ayúdeme con este tema, es psicología del aprendizaje. - Muy bien profesor, tengo algunas tesis de maestría que le pueden servir. - ¿Y cómo las busco? El catálogo parece complicado. - Yo lo voy a guiar paso a paso no se preocupe. Gabriel pensaba en lo buen referencista que era su amigo. Si todos los biblios fueran así, se decía. En eso, Armando lo ve y lo llama a que entre por el mostrador. Hablaron bajito, como ya estában acostumbrados los bibliotecarios, pues varios usuarios estaban leyendo. - Flaco ¿Qué tal? Qué gusto verte, pasa. - El gusto es mío Armandito. No quería interrumpirte ¿Y cómo estás? Así que sigues acá, no sabía si te encontraría. - Ya me jubilé, ahora solo trabajo con Recibo por Honorarios, me gusta esta chamba, por eso quiero sacar mi título no importa cuánto me tarde. - Así será, piano piano si va lontano, como dicen los italianos ¿Qué sabes de los muchachos? - En primer lugar, Jaime y Óscar están ahora en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas, me parece que Cristiano sigue en Cibertec. De la Cuti supe que se casó con Fiorella, te imaginas, al final le terminó haciendo caso. A Leticia si no la he visto. - La otra vez me llamó, está en una Minera, se ha asegurado ahí, ha hecho una maestría en administración. - Yo sabía que ustedes estaban para cosas grandes. Gabriel recordó a sus antiguos compañeros, las pocas veces que los había vuelto a ver se vestían más formalmente, habían dejado de usar los clásicos jeanes azules con zapatillas y polos con capucha que caracterizaba a los alumnos sanmarquinos. En las veces 110


que se había encontrado con Leticia y Lady ambas lucían un laceado muy bonito y habían ya abandonado sus clásicos moñitos en la cabeza. Incluso Jaime era ahora coordinador en el Centro de Información de UPC, quien lo viera con su traje de etiqueta, peinado con raya al costado y hablando pulidamente no pensaría que una vez fue el chico rebelde que quería cambiar el sistema con métodos no convencionales. - ¿Y tú dónde estás ahora Gabriel? - En la SMP, con Carola, Carla y Jesús. - Sí, sí lo recuerdo a él, un calvito bien serio. Parece cura, tiene la pinta. - Pero es buena persona. - Oye, no sabes, Carmela va a ser mamá. Su Baby Shower será en unas semanas, las chicas lo están organizando, lo vi en el Face. - ¿Qué sí? No me digas, que buena noticia ojalá pueda ir. - No creo, tú estás pisado como el cosito de Humala. - Tanto me lo dicen que ya me lo estoy creyendo, le dijo riéndose. - Te cuento, Loyola y Cabrejos siguen enseñando a pesar de lo del plagio, es una huevada solo porque son nombrados… La charla se prolongaría por una hora más, recordó ahora que tenía que ir donde su mamá, se despidió y se dirigió hacia allá. - Gabrielito, estás todo desabrigado, mira que ya está haciendo frío. Estoy triste, Mirtha me ha confirmado que se irá de viaje a Italia con Gian Luca (su esposo). Tengo miedo, él parece buena gente pero se conocieron por Internet, no sabemos cómo será en el fondo. - Bueno madre si se quieren no podemos hacer nada, ella ya está grandecita, además así es mejor, te vienes a vivir conmigo. - Quizá, pero no quiero ni pensar cuando tu hermanita se vaya. Y ¿cómo te va en el trabajo hijito, ya te ascendieron a jefe? Tú tienes la capacidad, ya deberías tener tu oportunidad. Te quedas a almorzar ah. - No puedo má’ tengo que irme en un momento ya… No se quedó mucho, subió por el camino de palmeras que da a la gruta de San Martín, al salir del parque cruzó la calle y anduvo hasta llegar a la Comisaría Mirones, la ladeó y pasó por el Salón Comunal para luego dar vuelta por la Posta Médica. Su destino era la Parroquia San Pío X y ya había llegado, estaba abierta, entró, no había nadie más, luego notó que estaba toda remodelada, más bonita. En eso levantó la mirada y vio al Cristo de madera colgado de la cruz, estaba igual, era lo único que no había cambiado. Recordó que hace exactamente 20 años, con el espíritu lleno de fe, le pidiera a ese mismo Cristo que lo iluminara para encontrar su vocación, quiso agradecerle, decirle que lo disculpara por su alejamiento de la Iglesia, pedirle por el alma de su padre, por la salud de su madre, pero ya él lo había comprendido, a Dios no hay que hablarle así, Él lo sabe todo, solo hay que abrirle el corazón y escuchar y eso mismo hizo. Lo quedó mirando absorto, parecía que lo miraba a su vez, cerró sus ojos y se sintió reconfortado, lleno de paz, al fin había terminado su inseguridad pasada. Cuando, en eso, una voz algo chillona le dice: - Joven ¿No desea confesarse? El Padre está en el confesionario ahora. 111


Al voltear vio que era una viejecita, bajita, de moño, cientos de arrugas y más canas que Matusalén con un Rosario que cargaba en sus pequeñas manos huesudas. Había estado tan concentrado que no la oyó venir. Sin tomar en cuenta su pregunta le respondió lo siguiente: - ¿Está el Padre Hugo ahí? - No, él viajó hace un año a su pueblo, en Colombia, y de ahí le encomendaron una misión en África, así son los Combonianos, una orden misionera muy activa. Pensó que ese hubiera sido su destino si se hubiera vuelto sacerdote, entonces dio media vuelta y procedió a marcharse. - Espere joven ¿Seguro qué no quiere confesarse? Está el Padre Carlos, él es muy comprometido también. - Será en otra ocasión señora, que tenga buen día. Tomó un taxi de regreso a casa pues Lorena lo esperaba a comer. Durante el trayecto el taxista le conversaba muy a su pesar pues él quería ir meditando como siempre. - Hermano yo creo que Nadine debería postular, es bien simpática. - No debería fijarse solo en eso ¿Qué hay de su capacidad? Además sería una práctica chavista, le respondió Gabriel pues esas palabras lo animaron a debatir. - Pero si es más popular que su esposo. Además todos votamos por él para que no gane la corrupción. - Corrupción hay en todos lados. Sin embargo, Humala está aplicando el plan de Gobierno de la derecha que tanto decía combatir. Daba lo mismo si ganaba PPK o Keiko. - No sé, pero sería raro que un presidente cumpla sus promesas electorales. - No solo raro, rarísimo, siempre gana el candidato que le miente mejor al pueblo, es atípico en nuestro medio que alguien sincero y leal llegué al poder. El pueblo lo rechazaría, recuerde a Vargas Llosa. Mientras no haya una cultura política nos seguirán estafando. - Calacho sí, a mí ni me gusta ir a votar, debería ser voluntario. - Por supuesto, y ahí solo irían los que verdaderamente tomaran en serio a la política… Una vez en casa, antes de sentarse a la mesa, se puso a jugar con Dante quien lo reclamaba insistentemente para que lo pasee en su carrito y luego ponerse a dibujar patitos con él en una cartulina. Gabriel había tomado muy en serio todo lo referente a la educación de su vástago y lo ayudaba mucho el hecho que él haya sido bien despierto desde su más tierna edad. No sabía si de grande quisiera seguir sus pasos como bibliotecario, pensaba, por lo menos se veía que le gustaba leer ya que a su año y medio de vida ya podía identificar las 5 vocales y donde las veía las estaba repitiendo. De todos modos, estaría 112


satisfecho de haber vivido lo suficiente para enseñarle todo lo que sabía y lo pueda ver superándolo y ser una persona de bien. Durante el almuerzo Lorena le dijo, mientras comían una deliciosa lasagna preparada por sus propias manos, que por qué no escribía un libro: “…tienes todo para ser un escritor, que ganas acumulando conocimientos sin compartirlos con nadie, cuando mueras todos te recordarán y tus ideas no se perderán, mira que no es hombre en la vida quien no ha engendrado un hijo, construido una casa, sembrado un árbol y escrito un libro”. Estas palabras lo dejaron cavilando. Por la tarde se sentó en su escritorio y comenzó a escribir un boceto de algo así como las vivencias de un bibliotecario. Mientras escribía algunas líneas, Lorena lo llamó: “Osito, si escribes algo de nosotros también debes escribir algo de éste otro (señalando su panza)…” Noticia que lo sorprendió mucho pues no sabía que había otro bebé en camino, a lo que aun sorprendido le contestó otra cosa: “No te preocupes Osita que si es varón lo llamaremos Mauro Adriano y si es mujer Natalia y lo querremos tanto como a Dante…” En eso, estando él sumido en estas ideas, una voz femenina interrumpe sus pensamientos: “Señor Linares, Señor Linares ¿Está Usted ahí? pase por favor a la oficina, ya es su turno”. En ese momento se dio cuenta por su reloj que ya habían transcurrido cuarenta y dos minutos desde que estuvo esperando para la entrevista personal ¿Sería contratado para la mejor oferta de su vida? ¿Estaría todo arreglado? ¿Le dirán: no nos llame nosotros lo llamaremos? Con estas nuevas reflexiones cruzó el umbral de la puerta que lo llevaría a su destino.

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CAPÍTULO IV TREINTA AÑOS DESPUÉS “Al final lo que importa no son los años de la vida sino la vida de los años” Abraham Lincoln

El tren seguía su marcha a toda máquina, como si fuera una persona que se dirigía con firme decisión hacia su destino. Su meta era la penúltima estación del Metro de Lima, nada menos que la estación El Ángel. Un tropel de gente descendió desde sus entrañas cuando se detuvo, entre ellas el Sr. Linares quien había dejado sus asuntos de la política postergados pues tenía hoy una cita con algo mucho más importante para él, digamos que con su destino. Inmediatamente se dirigió a ese lugar. Muy poca gente visitaba este antiguo cementerio ya, desde que la Municipalidad lo convirtiera en Museo hace varios años. El sol abrasador lo hacía sentirse sofocado, como se sintiera su progenitor hace ya más de 30 años cuando uno de sus antepasados fue llevado en hombros por sus numerosos hijos por el mismo polvoriento camino. Le pareció ver esa escena, tan llena de dolor y resignación. Apuró el paso pues comenzó a sentirse incómodo, no tardó mucho en llegar al Mausoleo que albergaba a la persona que buscaba y a quien tantas preguntas le tenía desde hacía tiempo. Rememoró aquellos días pasados en que estaban muy juntos, donde todo era felicidad, luego los conflictos, la tensión y, finalmente, la separación la cual sería tristemente definitiva. Se reprochaba a sí mismo por lo sucedido, quería saber si de alguna manera podría dar marcha atrás, pero bien sabía que ya nada se podría hacer solo un homenaje interior, silencioso haciendo un recorrido mental de las vivencias de aquel a quien tanto le debía…

EL CÍRCULO SE CIERRA

Transcurría el año 2014, tiempo en que la Haya nos dio parte de la razón en el diferendo con Chile otorgándonos una gran porción de mar, aunque los peruanos aún no sabían qué hacer aun con toda esa agua. Era septiembre, inicios de primavera, cuando aún el frío hacía tiritar a la ciudad y las tardes eran todavía opacas. Por las grises nubes de una de aquellas tardes se divisaba una pequeña paloma blanca volando pausadamente la cual no se detuvo sino hasta posarse en la ventana semi-abierta de un gran vitral de una antigua iglesia colonial. De inmediato comenzó a mirar a su alrededor y detuvo su mirada fijándola hacia abajo, justo frente al altar, como interesada en lo que estaba ocurriendo ahí en ese preciso momento. - … yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, pronunció ceremoniosamente el sacerdote mientras esparcía el agua bendita sobre la cabeza de un infante de un añito de vida que, al primer contacto con el líquido elemento, comenzó a llorar a más no poder. 114


- Te dije que mejor no lo bautizáramos, es muy chiquito, además de grande ni se va acordar, le susurró Gabriel a Lorena en ese momento. - Cuándo no tú con tu ateísmo que me tiene hasta la coronilla, si ya llegamos hasta acá solo sigue la ceremonia tranquilo, le contestó algo incómoda ella. - Ok, ok, es sólo que no me parece, pero ya me callo no te preocupes, le respondió éste a su vez. Desde hacía un buen tiempo Gabriel se había vuelto un descreído confeso, sobretodo luego de leer a Dawkins y su God delusion. Así que, actuando consecuentemente, había hecho todo lo que estaba en sus manos por evitar el bautizo de los niños. Lorena, sin embargo, como católica practicante había hecho lo opuesto y como las mujeres siempre suelen ganar en las cosas del hogar debió resignarse a este hecho diciéndose a sí mismo que lo aceptaba en aras de la tolerancia que caracteriza a todo agnóstico. - … hijo, yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, repitió el padre ahora derramando el agua sobre Dante que ya tenía 3 años cumplidos. Apenas ocurrió ello, él comenzó a sonreír y a mirar al Padre con total agrado lo que provocó que éste sonriera también. Era atípico algo así en estas ceremonias. - Te lo dije, mi hijito siempre que ve una imagen o a un sacerdote se alegra mucho, creo que Dios lo está llamando, además eso querías tú ¿no? Era tu gran sueño. - ¡Qué! No te pases osa, eso era antes, que sea médico como tú antes querías más bien. - Shhh, cállense ya chicos, no vengan a discutir justo acá, ustedes no cambian, los regañó Katty quien era madrina de ambos bebés junto a Albert, su esposo… A la ceremonia le siguió un almuerzo en su departamento, los invitados, en su mayoría familiares, estaban muy animados. - Habla Gabriel, un par de chelas por mis ahijados. - Ayayay, eso quería oír compadre, le respondió Gabriel al mismo tiempo que cargaba al bebé Maurito. - Así que le pusiste Mauro Adriano, le dijo alguien que estaba casi detrás de suyo. - Sí Noemí, por mi hermano que está en la Argentina, siempre lo admiré mucho, le contestó así a una de las tantas primas de su esposa. - Y Adriano por su papá, ya ni sé cuántos Adrianos hay en su familia, yo creo que están exagerando, dijo sarcásticamente Lorena interviniendo de pronto en la conversación. - Ay osita, nada te complace, si le puse Mauro es porque tú me lo pediste ¿ya no recuerdas? - Sí porque o si no te amargabas conmigo, ya te conozco que te resientes muy rápido. 115


- Ya, ya pucha ustedes son únicos ah, acaso no pueden disimular ni siquiera aquí, los volvió a regañar su comadre. - Si así nos queremos ¿verdad osa?, dijo él abrazándola. En eso, la gente comenzó a gritar: ¡beso! ¡beso! y así lo hicieron muy contentos y comenzó la música que los empujó a bailar una de Corazón Serrano. Cuando Gabriel fue a sentarse vio a su mamá recostada en un sillón como durmiendo. - ¿Qué me miras Gabrielito? Estoy bien despierta por si acaso. - Nada ma’ pensé que te habías quedado dormida. - ¿Con tanta bulla? por favor. Estaba pensando hijito. Mira, Mirtha ya se fue, a ti solo te falta el matrimonio religioso y los demás chicos hace tiempo que hicieron su vida. - Ay madre vas a comenzar, esto no es una película, no tienes que estar esperando un final feliz ya sabes que no me casaré por la iglesia ¿para qué? No habrá ninguna diferencia. - Lorena piensa diferente, en fin, hubiera sido lindo llevarte al altar del brazo. Estas palabras se las dijo con cierta melancolía, desde hacía un tiempo había estado así, a pesar de sus 80 años y su lucidez, una como nostalgia la invadía, algo que ningún médico que la trató supo curar porque era algo del alma. - Vamos madre, le dijo agarrándola del brazo y levantándola de su asiento. - ¿Qué haces hijito? Ya sabes que no puedo tener movimientos bruscos. - A bailar se ha dicho doña Carmencita, que estando ahí sentada pensando la va a hacer vieja, se lo mencionó mientras la tomaba de la mano y empezaba la música del Ras Tas Tas… Aquella fiesta le serviría también para olvidar un poco la mala experiencia que tuvo en su última postulación a un trabajo. Se creía ya muy seguro de ingresar, pero en la última pregunta de la última entrevista tuvo que olvidarse cuál es la misión y visión de SERVIR, entidad a la cual estaba postulando. Si solo era cuestión de haber repasado la página web, se recriminaba, y lo peor es que la chica que entró llegó tarde a la entrevista personal, quizá todo haya estado arreglado desde un principio, nunca lo sabría, el hecho es que ahora era el accesitario al puesto de Gerente de Archivo ¡Qué tal nombrecito! Bueno, eso significaba que sí la chica en cuestión renunciaba o algo así él entraría en su lugar por ser el segundo en el resultado global, seguía pensando él, cosa que veía harto difícil ya que el pago estaba por encima de los 7000 soles. Ahora debía continuar en la Biblioteca Central de la USMP por un año más, había retrasado la firma de su contrato lo más que pudo pero ya no valía la pena. No era que no le gustara el trabajo ahí, incluso ya era coordinador pero últimamente la relación con Kornelia, Jefa del SIBUS, se había deteriorado bastante. - Carol y Gabriel, les pedí la semana pasada darle permisos de biblioteca a todos los alumnos matriculados este ciclo según el listado que les envíe por correo, les reprochó ella un día en su oficina. 116


- Pero Kornelia ya lo hemos terminado, te lo envíe el sábado. - Y yo también. Te lo pasé el jueves mismo. - Entonces cómo me explican que la Directora de Derecho se haya quejado conmigo que sus alumnos aun no pueden prestarse libros por el Sistema, alguien hizo mal su trabajo aquí. - Si mal no recuerdo, hubo un problema con la carga de alumnos de esa facultad y tú me dijiste que lo verías personalmente. - ¿Cuándo te dije eso? - Aquí mismo hace cinco días. - Entonces ¿Por qué no me lo haces recordar? Tengo a dos coordinadores por las puras, ya se pueden retirar. Una vez afuera, Carito le dijo: - Qué lata nunca reconoce sus faltas, ya estoy harta amigo. - Y lo peor es que hace sentir culpable a los demás, por eso los muchachos le han puesto Dios. - Y ¿Por qué? - Porque nadie la puede ver. - No seas malo, le respondió riéndose. - También le dicen puente roto. - ¿Y eso? - Nadie la pasa. En otra ocasión, la susodicha, que en los últimos días andaba más malhumorada que de costumbre, lo abordó en el pasillo de la biblioteca: - Gabriel ¿Dónde está el Sr Balbín? - En su break. - Pero cómo, si su break es a las 12, tiene que reemplazar a Violeta ahora en el módulo de atención. - Pues fíjate ahí en el periódico mural el nuevo horario de break, tú misma me encargaste pegarlo. - ¿Qué? Pero el Sr. Balbín debió decirme que ya él tenía otro horario, llámalo a su celular dile que venga inmediatamente a mi oficina. - Lo que digas Kornelia, pero no sé si será lo mejor. - Creo que te di una orden, no te pedí consejo. - Como usted mande Licenciada. - Sin sorna por favor o te mando un Memo. - Quizá me debas mandar dos porque no pienso llamar a Balbín tampoco, permiso. Le respondió así pues ya lo había sacado de sus casillas y procedió a retirarse. - ¡Gabriel! ¡Gabriel! Desde ese día esperaba impacientemente conseguir otro empleo. 117


Mientras tanto en sus tiempos libres había comenzado a leer la Araucana, no podía con esa costumbre suya de estar leyendo aunque sea una obra por mes. Esta historia de Alonso de Ercilla nos pinta crudamente la guerra que sostuvieron castellanos contra araucanos quienes defendieron tenazmente su independencia y en todas las batallas vendieron cara su derrota, una historia épica que lo llenó de principio a fin. Como se mencionó anteriormente, leyó también a Richard Dawkins, no solo God delusion, sino también God, the failed hypothesis. En el primero, el autor refuta los principales argumentos de la religión revelada y, en el segundo, expone como los descubrimientos científicos demuestran que Dios no existe. Ambas lecturas lo encaminaron por el sendero del racionalismo en el cual ya había él simpatizado anteriormente solo que ahora sus convicciones eran más consistentes. Leía ahora donde mejor podía, en el ómnibus, en el trabajo o hasta en el baño ya que en casa Dante y Mauro absorbían todo su tiempo libre con sus juegos, aprendizajes y también con sus travesuras. A veces no era fácil lidiar con los celos de su primogénito pues hasta hace poco había sido el rey de la casa y hoy debía compartir su reino con alguien más. Había adelantado sus vacaciones para celebrar el cumpleaños y el bautizo de ambos que nacieron en fechas muy próximas, pero a fin de año tuvo dos semanas más por las fiestas navideñas. Lorena aprovechó esos momentos para viajar a su querido Jaén y presentar a toda su parentela a sus vástagos, él prefirió quedarse en la bulliciosa Lima para seguir buscando empleo. Al hallarse solo en casa, empezó a echar de menos las discusiones con su osa y las locuritas de sus cachorros, por ello decidió dar una vuelta por su antiguo barrio de Mirones a visitar a los muchachos. Al primero que fue a visitar fue a su mejor amigo Gerald, no se atrevió a silbar pues pensó que ya eso no era maduro. Cuando iba a tocar vio abrirse la puerta y salir a una señora bajita de rostro muy carismático. - Gabriel, qué gusto me da verte después de tantos años ¿cómo has estado? me han contado que te casaste y te divorciaste, no te olvides de tus hijitos nunca. - Señora Quillay ¿Cómo le va? No estoy divorciado, no sé de donde salió esa noticia tan curiosa, yo estoy bien, espero que usted también y su esposo y sus hijos ¿Cómo están? - Sí, estamos bien, sabias que Veroniquita ya se nos casa, la voy a extrañar tanto, Carlitos sigue viviendo acá arriba, ya le he dicho que me dé un nieto, que se apure, ahora está sacando su doctorado, ay quien como tu mami que ya tiene como 20 nietos y a propósito ¿cómo esta ella? ya no la veo tampoco. - Ah mi mamá está bien, solo con sus achaques propios de la edad. Usted sabe. - Cuídenla mucho, que se pasee, que disfrute su ancianidad, mi mamá nos duró mucho también, gracias a Dios. Y ¿qué te trae por aquí? - Bueno buscaba a Gerald, se extrañó que hasta ahora la señora no lo hubiese mencionado. - Ah, el Gerald, estoy resentida con él, terminó con la chica que estaba, es un aniñado, hasta cuándo quiere estar con nosotros en la casa, habla con él, y dile que deje de tomar tanto, que mire tu ejemplo. - Mama ¿Quién es? Cuándo no tú maleteándome, mejor pasa a la casa. 118


- Hola Gerald. - Habla Gabriel ¿Qué te cuentas? - Qué tal pata, aquí pues molestando a la gentita como en los viejos tiempos. - ¿Verdad que Lorena ha viajado? Provecho, la tenemos que hacer linda ah, como en aquellos buenos viejos tiempos. Hoy es santo de Pelán, los Chitis me han pasado la voz, supongo que irás. Habrá hartas nenas. - ¿De Pelán dices? - Sí el amigo de Tripa y Chancherín, qué mala memoria tienes. Gabriel pensaba en los Chitis. Si bien es cierto que en Mirones los muchachos solo conocían a un Chitis (Gerald) en el barrio opuesto (Elio) toda una pandilla de amigos se hacían llamar Los Chitis con mucho orgullo y de ese grupo Gerald solo era un integrante más. Algo curioso era que a cada uno se le conocía por un sobrenombre. Sin embargo, si alguien que no era de su grupo lo llamaba así lo tomaba como una ofensa y uno se podía meter en problemas, por eso Gabriel siempre quiso saber sus verdaderos nombres sin lograrlo pues ni el mismo Gerald lo recordaba ya. - No sé si ir Chitis. - Anda vamos, tomamos un par de chelas y nos quitamos si no pasa nada. - Voy a ver amigo… Esa noche Gabriel pasó por el Parque de Elio a ver si encontraba a Chitis pues quería despejarse y efectivamente lo vio sentado en una pequeña motocicleta Pasola amarilla estacionada en medio del parque al lado de otro sujeto de casaca negra que, dicho sea de paso, le quedaba bastante grande y pantalones jeans, muy amplios para su talla también. - Habla Gabrielovich, ya ‘tas listo pa’ funkar nenas, le dijo Gerald muy emocionado. - ¿Qué cuentas compare’?, le habló el otro sujeto de la casaca. - Hola muchachos ¿Qué pasó con la Yamaha Chitis? - Me la robaron, un día la dejé estacionada pa’ entregar unos pedidos y cuando vine se la habían llevado con el candado y todo, esta Pasola es alquilada. - Es una bestia mi pata, cuándo aprenderá. - Tú no te metas Tripa, si no estabas ahí, más bien anda sácale la michi a Chancherín que te peló 100 Lucas. - No me menciones a ese moticuco, no creo que sea tan descarado de venir por acá, que lo agarre nomás. - Ey ¿El que viene por ahí no es Toro?, dijo Gerald refiriéndose a un tipo gordo y alto de rostro desencajado. - Habla Chitis ¿Ya? ¿Hay cariño o no? - Ya ahorita Gabrielovich se comporta, dice que ‘ta angurri que hace tiempo no la ve. - Uuuy hoy la vamos a hacer linda, Pelán nos presentará a sus primas de Colombia.

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Toro, cuyo verdadero nombre era Juan, era abogado y el único de los Chitis que había llevado estudios universitarios y que presumía de cierta cultura, estudió derecho en San Marcos, sin embargo, su apego al alcohol lo hacía un integrante indiscutible de los famosos Chitis. - ¿Cómo estás Gabriel? hace tiempo no te veía ¿sigues en San Marcos? - Ya terminé, me licencié el año pasado. - Ah qué bien, ahora eres umm… no recuerdo tu carrera. - Estudié Ciencias de la Información. Gabriel sintió vergüenza (lo cual era algo difícil de superar para cualquier bibliotecario) de decir que era Bibliotecólogo en medio de los demás. - Ah Ciencias de la Información, mi sobrino también quiere ser periodista, dijo Toro. - Mi pata es un erudito, hasta ha escrito un libro, interrumpió Gerald. - ¿Qué sí? Escríbete uno de porno, acá todos te lo compramos, dijo Tripa. Y todos rieron a carcajadas. - Pucha, como te gusta escribir, a mí no me gusta esa huevada, a las justas leo El Trome, añadió de nuevo Tripa. - Sí bueno en realidad es autobiográfico. - Ah entonces nos vas a mencionar, ya sabes ah, nunca te olvides que somos Los Chitis y no va a cher. En eso, una segunda moto se estaciona al lado de los demás. Lo que Gabriel sintió como un alivio pues ya se sentía un poco acosado. - ¡Habla Charlie Zaá! ya debes dejar la vaina ah, hasta acá viene el tufo. - Nada, yo soy pura chela nomás, sí ‘toy algo empila’o Chitis, fue santo de mi hermana y me quedé chupando con mi viejo. - Oe’ por mientras hay que ir calentando motores pues, a ver ¿Quién dice yo? - Yo pongo 10 luquitas, ‘toy guardando pa’l tono. - Acá hay 8, no tengo sencillo. - Tengo 5, ‘toy aguja Chitis. - Puta ustedes son más duros que un judío, saquen saquen nomás que si llegamos sanos al tono seguro las flacas nos chotean por monses. Más tarde, el mismo Pelan se incorporó al grupo. - Oe huevón, feliz cumple pues. - No me abraces karajo ‘toy borracho pero no soy cabro. - ¡Qué! no me digas que ya estas zampa’o tú eres la cagada Chitis. - Fue una chiquita nomás con la gente de mi chamba. - Ey y ¿A qué hora nos vamos a tu jato? - ‘Pera pe’ mi familia todavía está ahí que se quiten y nos vamos en mancha. 120


Pero el tiempo transcurría y Pelán no los llevaba a la fiesta, así que seguían tomando sin medida hasta que llegó, caminando sola, una chica bien flaquita y no muy agraciada que digamos. - Hola Mapachita ¿Qué ha sido de tu vida? - Hola Chitis, cuándo no chupando ¿Han visto a Joel? - Por acá andaba, oye estas fuertesita ah ¿Sigues yendo al Gym? - ¡Ay suéltame mañoso! - Mapachita ya pues salud. - Ya salud. - Oe Pelán, no nos florees ah ¿A qué hora nos quitamos? - Puta llamé a mi jato, mi jovi acaba de llegar de viaje tamos cagados Chitis. Todos se enojaron y Joel, que recién se había incorporado al grupo, se llevó a Mapache a quien sabe dónde, el resto se fue a seguirla por ahí y, como siempre, Gabriel y Chitis se quedaron solos aunque ya andaban medio mareados. - Gabriel, te cuento algo, para ti nomás, he conocido a una u’ona, de Chiclayo, esta juerte, pero no quiero nada serio. - A propo’ Chitis ¿Qué pasó con la chibola? - Nada, se rayó feo cuando le insinué, me dijo solo amigos ¿Ok? - Ah sha, a ver cuenta de la Chiclayana. - Salimos la otra vez, me la tiré pata con todas las de la ley entre los matorrales de un parquesito de Puebo Libre, recién es mayor de edad pero ya no es virgen. - ¡Uff! - Pero mañana quiere salir creo que quiere algo serio, hazme el favor sácala tú - ¿Yo? Pucha no sé. - Quiere conocer Lima, llévatela al Centro. - Ya que importa ¿Dónde va a estar? - Es Natasha, trabaja a media cuadra de la casa de Chinón pero los domingos descansa, sale a las 10, será algo fácil, le diré que eres mi primo, que hoy tuve que salir urgente y te ofreces a llevarla a pasear. - Ok, para qué están los amigos. Al día siguiente por la mañana Gabriel fue a buscar a Fabi, hace mucho que no lo veía, estaban algo enemistados desde la última vez, pero tenía un compromiso con Gerald y tenía que cumplirlo. - Habla pisado. - Habla Chinón ¿Qué dicen las tías? - Seguro el maricón de Chitis ya te fue con el cuento. - No sé, pero por ahí dicen que has secuestrado a una ancianita del Almenara. - Ah ¿estás irónico? A mí me han contado que paras cambiando pañales ¿Qué pasó ahora? ¿Te dieron permiso? - Algo así, en realidad venía por un encarguito de Chitis. 121


- Ya sabía que un interés tenías. En ese momento, la puerta de Fabi se abre y sale de la casa Willy. - Chinín. - Gabriel, o’e ‘tas más flaco compadre, te falta una papa más al caldo. - Tú si estás agarrado, estas que te metes anabólicos seguro. - Uno que otro, además de mis planchitas ¡ey aguanta! mira a esa flaquita que va a pasar. Willy había notado que una chica, morenita, de caderas anchas medio bajita cruzaba por el parque muy tranquilamente. - ¿Quién será? Primera vez que la veo. - Verdad no, yo tampoco la había visto ni en pelea de gallos. - Bueno, vamos a averiguarlo, dijo Willy acercándosele despreocupadamente. - Amiguita ¿eres nueva por acá? Yo te puedo acompañar, no te vayas a perder. - Gracias amigo pero creo que conozco el camino. - Ey Willy nosotros también los podemos acompañar, digo, para que la amiga esté más segura, gritó Gabriel a lo lejos. - ¿Los conoces? - Lamentablemente sí, pero no les hagas caso. - ¿Ustedes conocen a Renzo?, les preguntó ella justo cuando los demás se acercaban. - No para nada pero yo me llamo Fabi. - Y yo Willy. - Y yo Gabriel para servirle a usted. - Qué gracioso, es que hoy quería ir al centro y Renzo me iba a acompañar. - Pero yo lo puedo hacer justo iba a ir a comprar unas zapatillas a polvos azules. - ¡Ay gracias qué amable! - ¿Nos vamos? - Está bien. Gabriel y Fabi se quedaron solo mirando, no pudieron atinar a superar al floro de Willy que en esta lides se las sabía todas las habidas y por haber. Ya por la tarde Chitis se encontró con Gabriel quien le dijo que la chica en cuestión nunca pasó que solo por coincidencia habian conocido a una tal Julisa que buscaba a un fulano llamado Renzo. - Pero pata Renzo soy yo, es mi segundo nombre. - Pero nunca me dijiste pensé que solo eras Gerald. - Yo le doy mi segundo nombre a las flacas pa’ despirtarlas pe’. - Pucha amigo entonces quien te hizo el favor sin que se lo pidieras fue Willy. - ¿Qué, ese atrasador?...

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A los pocos días se le comenzó a ver a Willy con Julisa, desde aquel domingo ya eran enamorados y cada vez que Chitis los veía se abría camino para evitar chocárselos. - Pero pata ¿no me dijiste que la flaca era solo un vacilón nomás? - Sí, la quería a mi manera, pa’ tenerla ahí, y ya no quiere salir conmigo ahora me chotea, no es justo yo la vi primero. - Pucha primero fue Chinón con Katty y ahora Willy con Julissa a la tercera la agarras pata. - Ese ‘uon de Chinín, nunca lo voy a perdonar, la otra vez se la chapó en mi cara y eso que yo le conté todo… Pasado un tiempo, Julissa terminó con Willy por la misma razón que terminó con Gerald: conoció a otro. Luego se supo que la botaron de la casa donde trabajaba por andar coqueteando con el dueño de la misma lo que a su esposa no le gustó para nada. Cierto día, en que Geraldo iba en su Pasola, la ve parada en una esquina de la calle Barcelona en Pueblo Libre. - Julisa. - ¡Ay Renzo eras tú! - Sí oye, vamos a dar una vuelta. - Suelta mi brazo, por favor vete. - Vamos, ya no te acuerdas de los viejos tiempos, además ya estás sola ¿No es cierto? le contestó éste sin soltarla del brazo. - Estoy embarazada. - ¿Qué? No me digas. - Si y ahí viene mi marido, vete rápido, volando. A la distancia se distinguía la figura de un hombre que venía a toda velocidad en una bicicleta de segunda mano, en el rostro se le notaba la ira y los celos. - Oye Hijo de la gran puta suelta a mi mujer. - Calla cachudo a ver si me alcanzas, le dijo Chitis mientras huía en la moto que la había puesto en primera nomás de puro confiado. - Puta, te juro que te saco la mismísima, desearás no haber nacido huevón, lo insultó el marido mientras le lanzaba con furia una piedra de regular tamaño. - Calla indio mayta mejor pregúntale a tu flaca quien es el padre de ese hijo, replicó Chitis al mismo tiempo que agachaba la cabeza para evitar el impacto del proyectil. - Maricón de mierda detente y pelea como hombre. - No peleo con cornudos, mejor pregúntale a tu flaca quien es el padre de tu hijo, repitió Chitis quien ya estaba en segunda pues no imaginó que su perseguidor manejara la bicicleta tan velozmente. Gerald, en su loca huida, había doblado a la izquierda de la avenida Barcelona, por la calle Granada, sin darse cuenta que ahora dicha calle se había convertido en un pasaje, mejor dicho un callejón sin salida y pronto se toparía con la pared recientemente levantada que cerraba la salida. Estaba atrapado, el sujeto ya le pisaba los talones y seguía lanzándole piedras. Gracias a él, en un instante, se le prendió el foco y usó la única alternativa que le 123


salvaría el pellejo, cruzar por el jardín de una de las casas laterales a la pared. Pero no le fue muy bien que digamos, tuvo que atravesar un cerco de madera con púas, además de sortear a un pastor alemán que le arrancó un pedazo de pantalón, pero ya estaba en la calle América y no paró de manejar en tercera hasta llegar a Mariano Cornejo donde se le acabó la gasolina y tuvo que ir andando hasta su casa con la Pasola a cuestas pues todo su dinero se había caído por evitar al can… Gabriel por su parte se había retirado a su casa, las aventuras del barrio ya no eran para él, se encerró en su cuarto y comenzó a leer a San Ireneo y su hermoso tratado Contra las Herejías donde el Padre de la Iglesia hace una exposición detallada de la doctrina gnóstica para luego refutar cada uno de sus argumentos en favor del cristianismo. Este y otros libritos de religión y filosofía se los había auto-prestado de la Biblioteca de la San Martín, la cual, se especializa más en libros para alumnos de derecho por lo que los libros de otras materias casi no son solicitados. Se quedó dormido con el libro en la mano, al despertarse salió muy apurado de casa ya que, recordó, Lorena y sus cachorros estaban a punto de arribar al terrapuerto de Civa en 28 de Julio. Una vez todos reunidos en la casa, Lorena narró el terrible huayco que arrasó parte de su pueblo y destruido las cosechas del año. - Lanchema es un caso osito, si vieras cuanta gente arruinada, ellos viven de sus cosechas pue’. - Ya pasó amor, más bien demos gracias que todos ustedes están bien. - Sí pero imagínate que mis papás y abuelos también hubieran perdido su casa, que habría sido de los pobres ¿dí? Gabriel notó que Lorena ahora hablaba con el dejo de los de su tierra, lo que le pereció un poco gracioso pero no le dijo nada. Ahora él se sentía contento, qué más podía pedirle a la vida, su esposa querida y sus dos ositos estaban junto a él de nuevo. La noche siguiente, se fue al cuarto de estudio a seguir leyendo a Ireneo, ya todos estaban dormidos pero él seguía leyendo compulsivamente, se interesó mucho en los siete espíritus y en las encarnaciones, cuando de pronto, una como angustia comenzó a oprimirle el pecho, primero fue algo suave pero luego ya era como un hincón. Quizá he leído mucho por hoy, se dijo. Apagó la luz y se recostó en el sofá cama, no podía cerrar los ojos, cada vez que lo hacía veía imágenes del huayco, veía grandes rocas arrastradas por la violencia de la naturaleza, destruían todo a su paso, el barro que las cubría hacían más estragos todavía: los animales mutilados, los niños que no alcanzaban a huir, las precarias casas de Guayaquil hechas añicos en un instante y por todos lados, sollozos, lamentos, desconsuelo. Gabriel se asustó de verdad, nunca se había sentido así, tenía un mal presentimiento. Me he sugestionado solo por ver esos noticieros nacionales que pasan pura violencia, pensó. Al final el sueño lo venció. Vio todo el horizonte blanco, tenía miedo de avanzar. Cuando a lo lejos se le aparece la imagen de una mujer. - Gabrielito hijo, disculpa por no despedirme como debía. 124


- ¿Quién eres? - Ya sabías que tenía que irme hijito, me había convertido en un estorbo para los demás. - ¡Por el amor de Dios! dime quién eres. - Cuídate mucho, tu papá está aquí conmigo con tu abuelita pero no pueden hablarte. - Por favor, te lo suplico ¿dime quién eres? - Adiós Gabrielito, nunca dejes de creer en Dios. Gabriel se despertó de pronto pero no podía moverse, en momentos de tensión y estrés solía sufrir del síndrome del sueño profundo que mantiene paralizado al cuerpo de una persona por unos minutos luego de despertarse. A pesar de su desesperación por moverse solo logró hacerlo luego de varios minutos de espera. El sudor le corría por la espalda, dio un salto de su asiento y corrió a coger el teléfono, marcó el número de Rosario, su hermana, y ésta le contestó lo que nunca hubiera querido escuchar en su vida. - Ya lo sabes ¿No hermanito?, le dijo ella sollozando. Gabriel no podía decir nada, su lengua estaba trabada de la impresión. En ese momento siente unas manos en sus hombros. Era Lorena que venía a consolarlo al sospechar lo que ocurría. En un instante Gabriel lo vio todo, pasaron por su mente las imágenes de su infancia, cuando Carmencita lo consolaba y lo cargaba entre sus brazos al verlo chillar, la vio llevándolo de la mano al colegio, cantándole cuando lo veía triste, en su adolescencia aconsejándole, en su juventud estaba ahí, siempre ahí en todos los momentos importantes de su vida, ella siempre fue su apoyo, su consejera, su amiga, y ahora tendría que aprender a vivir sin ella. - ¿Qué voy a hacer Lorenita, ahora que me quedé solo?, le dijo volteando a abrazarla dejando caer el auricular del teléfono. - Nunca estarás solo amorcito me tienes a mí y a Maurito y Dantito que te necesitan… El entierro se realizó en el Ángel en un mausoleo que los hermanos Linares habían mandado a construir ex - profeso para la familia. Pasado un tiempo Gabriel ya se encontraba más aliviado de su pena, pero con la misma tristeza interior que nada se la podía quitar, cuando una noche en que revisaba sus correos en la PC vio abrirse una ventanita emergente de chat del Facebook que cambiaría el rumbo de los acontecimientos de manera inesperada. -

Hola Gabriel, hace tanto tiempo que no nos vemos….

Por los pasillos alfombrados de la Sala Infantil “Francisco Izquierdo Ríos” de la Biblioteca Nacional del Perú un niño de 4 años de edad corría muy contento, por momentos se detenía al ver algún cuento llamativo en alguno de los pequeños estantes y, si uno le interesaba, lo tomaba y se echaba al suelo boca abajo a revisarlo detenidamente, cuando se 125


cansaba de él solo lo dejaba tirado y seguía corriendo por entre los estantes como quien trata de salir de un laberinto. -

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Dante, ya te dije que no dejes los libros tirados, ponlos en su lugar. Déjalo Gabriel, así son los niños, es mejor que se sienta como en casa, ese es el fin de esta Sala. Sí, Marysol, tú eres la jefa acá, así que callo y obedezco, ahora termina de contarme cómo así te animaste a trabajar con niños. Al principio no quería, me daba miedo para serte sincera, pero luego de estar cinco años en el CBN uno se llega a hastiar de lo mismo. Katya Zavala se habrá enojado al saber que su trabajadora estrella la abandonaba. Pues no, ella ya se fue hace tiempo, ahora está en la Biblioteca de la UP. ¿En dónde? De la Universidad del Pacífico. Ah, le deben estar pagando bien para que deje su cargo de jefa. Seguro que sí, pero volviendo al tema el trabajar con niños es gratificante, despertarle su hábito por la lectura. Lo que más les gusta en el cuentacuentos. Qué interesante, entonces tramitaré el carné de Dante ya veo que lo dejaré en buenas manos. Gracias, sí es gratuito solo me traes su partida y una foto carné…

De regreso a casa, en el bus, Gabriel iba pensando mientras Dante se había dormido en su regazo. Pensaba sobre la última conversación que tuvo por Skype con Mauro, su hermano, luego de tanto tiempo, qué gusto había sido volver a saber de él. Se había convertido en todo un catedrático de la Universidad de Buenos Aires. Desde aquella noche en que le hablara por el Face’ habían charlado largo y tendido y ahora por el Skype al fin pudo volverlo a ver desde el velorio de Adriano que dicho sea de paso fue solo por media hora. Gabriel estaba decidido a ir a Argentina ahora para encontrarse con él y nada lo detendría, bueno quizá Lorena a quien la idea no le gustaba para nada. -

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Estás loco Gabriel, Lorena lo llamaba por su nombre cuando estaba verdaderamente enojada, mucho sol te ha hecho daño, como que vas a viajar a la Argentina ¿Y nosotros? Pero Cielo ¿Tú no te fuiste a Jaén también? Siempre justificándote, si te vas a otro país, mejor divorciate. No lo tomes así Queridita, además será solo una semanita. Tú te fuiste 15 días. Qué terco que eres, está bien pero como mínimo me traerás algún abrigo de Buenos Aires supongo, me dicen que ahí se encuentran las mejores boutiques de Sudamérica. Veré que hallo, la vida allá te cuesta un ojo de la cara según me han contado.

Luego de convencer a Lorena, el siguiente paso era tramitar el pasaporte; para ello se dirigió a la avenida España en Breña. Cuando llegó no encontró mucha cola. Qué diferencia con los años ochenta cuando tantos compatriotas querían abandonar el país por la 126


crisis, pensó Gabriel. Después de dos horas al fin le entregaron el ansiado documento. Desde ahí se fue a Lan a comprar un paquete de ida y vuelta Lima/Buenos Aires, afortunadamente para él había muy buenas ofertas y no lo desaprovecharía. Cuando el día esperado llegó Gabriel, antes de marcharse al Jorge Chávez, se despidió de los suyos, quiso hacerlo en casa pues si lo acompañaban hasta el aeropuerto iba a serle más difícil. -

Papito no te vayas, te quiero mucho. Dantito ya estas grandecito hijito cuida mucho a tu mamá. Papáaa. Y tú Maurito, te prometo que volveré pronto y cuando lo haga llevaré a ti y a tu hermano al Estadio a ver al Cristal. Osi te extrañaré un montón. Yo igual amor de mis amores pero pronto estaré de vuelta. Saluda a tu hermano dile que cuándo él nos visitará. Lo haré. Ey Osa ¿Harás como la esposa de Ulises no? ¿Cómo quién? Nada olvídalo. ¿Qué quieres decir? Que debes leer la Odisea…

Gabriel se encontraba en el húmedo distrito del Callao. Ya en el Aeropuerto escogió sentarse en una sala VIP para no ser molestado por nadie, no obstante, entre las conversaciones de la gente y el chillar de los aviones que levantaban vuelo le costaba concentrarse. Esta vez había traído consigo El Nombre de la Rosa de Umberto Eco que lo mantuvo en suspenso al narrar los misteriosos crímenes de la abadía de Los Apeninos de ligures. Finalmente, llegó la hora de abordar el vuelo que lo llevaría por primera vez fuera de su patria querida. Durante el vuelo mismo terminó aburriéndose, por las ventanas solo observaba las grises nubes del cielo limeño, así que prosiguió leyendo la novela mencionada más arriba acerca de la investigación que realizan fray Guillermo de Baskerville y su pupilo el novicio Adso de Melk. Después de muchas horas de vuelo lo despertó la voz de la aeromoza para abrocharse los cinturones pues el avión iba a realizar un aterrizaje forzoso debido al mal tiempo. Ni bien Gabriel se sujetó el suyo empezó un ruido intenso que le dejó zumbando los oídos, y luego, otra vez y otra y otra, hasta que por fin todo cesó. Al bajar los pasajeros de la nave sintieron la intensa lluvia que caía a borbotones, Gabriel miró a su alrededor, ya se encontraba en Ezeiza, en el Gran Buenos Aires. Tomó un taxi que lo llevó por la Avenida Roca, dobló por la Avenida Roque Sáenz Peña para dar vuelta en semicírculo por la gran Plaza de La República y luego ir de frente por Corrientes. Mauro le contaría después que los taxistas suelen dar varias vueltas a los turistas para que se consuma más recorrido y así elevar su tarifa. A Gabriel eso poco le importaba en aquellos momentos, estaba fascinado al ver el diseño de las casas, las había de estilos art decó, otras de art nouveau, algunas del neogótico y hasta del francés borbónico. El taxista le contó que por todo ello a la ciudad se le conocía como "La París de América". 127


Al fin llegaron a Uruguay con Santa Fe, casi al frente de la Iglesia San Nicolas de Ban se hallaba el edificio de ocho pisos en donde vivía su hermano. Gabriel se identificó con el guardián de la entrada y subió por el ascensor hasta el último piso, busco el número del departamento y llamó en una puerta color marfil que solo mostraba una cerradura. La puerta se abrió lentamente, frente a Gabriel apareció la figura trigueña de un hombre un poco bajo, de mirada tranquila y con aspecto de haber pasado hace ya tiempo los cuarenta. -

Hermano, bienvenido a Buenos Aires, le dijo éste dándole un fuerte abrazo. Mauro, qué gusto me da volver a verte, fue un largo viaje pero valió la pena… Vamos entra, hay mucho que contar, cuéntame de la casa, cómo están todos…

Mauro y Gabriel charlaron por varias horas, el primero le contó lo mucho que le costó adaptarse a una ciudad de costumbres muy distinta a la suya y, como con mucho esfuerzo había logrado ser nombrado catedrático nada menos que de la Universidad de Buenos Aires, pero luego vino la crisis muchos perdieron su empleo y él no fue la excepción. -

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Así que la Cristina no es bien vista por acá. No, sus medidas impopulares han sembrado el caos, hay mucha desocupación, yo mismo doy ahora clases de matemática en una academia que abrí con un socio, acá no hay academias por eso tenemos la exclusividad. Ya veo ¿Y a quienes enseñas? Por ejemplo, se acaba de ir un pibe que vino para que le enseñara trigonometría. ¡Ah su trigo’! La otra vez leí que los sofistas griegos habían tratado de hallar la cuadratura de un círculo, idearon varias fórmulas pero parece que no tuvieron éxito. Hay dos problemas que no han podido resolver los matemáticos: la cuadratura de un círculo y el otro es la división por cero. Pero dime ¿Siguen intentando hallar una respuesta o ya todo quedó ahí? No se puede por que pi es un número inconmensurable, o sea, tiene infinitos decimales. ¡Ah claro! El 3.1416 está redondeado nomás ¿No? Claro, la cuadratura del círculo era hallar el área de un cuadrado que sea igual a la de un círculo. Lo que está de moda ahora es demostrar el último teorema de Fermat. Y ¿de qué trata?...

Más adelante, Gabriel le pidió a Mauro conocer la ciudad y, sobretodo, la Biblioteca de Buenos Aires de la que tan buenas referencias tenía… -

… ¿Cuál de todas? Acá hay varias: la Biblioteca del Congreso de la Nación, la Biblioteca Nacional… Bueno me gustaría ir a todas pero me conformo con conocer la Nacional… 128


Salieron muy temprano por la mañana, abordaron un bus hacia la Recoleta, barrio porteño muy conocido. Mauro pagó el pasaje con una tarjeta verde que allá sirve para cualquier transporte público. En su recorrido por la Avenida Libertadores pasaron por la zona cultural, Gabriel pudo admirar el hermoso Parque Mitre y luego se deleitó en el Parque Evita y al dar vuelta a este último, ya a pie, se encontró con un edificio imponente de varios pisos, una escultura de un hombre ilustre desconocido para él parecía darle la bienvenida, al levantar la mirada pudo leer en un gran cártel frontal: Biblioteca Nacional de la República Argentina. El edificio era de estilo brutalista y tenía cinco pisos. Recorrieron todavía varias escalinatas, rampas y escaleras en caracol antes de llegar al Hall Principal donde había, en exposición, una galería fotográfica de desnudos. Al subir por la terraza vieron la sala de lectura. Varios usuarios hacían uso de la misma a pesar de los rayos del sol que caían sobre las mesas en ese momento. -

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Mauro, amigo mío pasá ¿Venís a devolver los libros de matemática discreta que te prestaste hace dos meses supongo?, le dijo una mujer de cabello castaño, gordita pero bonachona. Lo siento, préstamelos un mes más aún sigo consultándolos. Está bien, pero ya no te daré más plazos eh, me podrías en problemas y ¿con quién estás? Muy amable de tu parte. Él es mi hermano Gabriel, recién llegó de Perú, es bibliotecólogo. Mucho gusto, así que vos sos bibliotecario. Así es, ya me licencié. ¿Y no querés conocer la Escuela de Bibliotecarios? Está en el ambiente contiguo. Por supuesto.

Todavía tuvieron que atravesar un pasillo de largos maceteros que funcionaban como bancas. Unos vidrios transparentes dejaban traslucir las oficinas donde los abnegados bibliotecarios hacían su labor. Gabriel pudo notar que lo que hacían era clasificar la colección pues varios de ellos usaban los manuales de LC. -

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Cuando no encuentran su equivalencia en el OPAC de la Library of Congress recurren a los manuales. Tenemos uno por cada letra del alfabeto, le dijo su anfitriona quien parecía haberle leído el pensamiento. ¿Y dónde quedaba el despacho de Borges? Ah el fue director sí pero de la sede antigua, justo su última labor fue promover la construcción de ésta. Fue un gran hombre, muy dedicado.

Gabriel se quedó gratamente impresionado, todo era muy ordenado ahí. Se atendía las 24 horas y de madrugada se le invitaba a los lectores un café y galletas para su mayor comodidad. Luego de esta experiencia, pensó que ya no tenía nada que hacer en el país austral además que la vida era carísima allá. Mauro le prometió visitar el Perú próximamente con 129


sus hijos a quienes Gabriel no tuvo el gusto de conocer. Éste último decidió volver vía terrestre por Ormeño esperando hacer escala en Chile para poder visitar la capital del estado de la estrella solitaria… A eso de la medianoche el ómnibus internacional se encontraba en plena Cordillera de los Andes, éste se detuvo en uno de los tanto pueblitos fronterizos para que las personas pudieran bajar a comer algo. El frío intenso despertó a Gabriel, había estado tan cansado que ni se acordó de leer su libro de cabecera, decidió no bajar pues no llevaba la ropa adecuada para la ocasión, por la ventana pudo ver un cielo despejado y una superficie rodeada de nieve, pensó en su patria y en la Expedición Libertadora dirigida por San Martín y conformada por soldados de diferentes naciones quienes tuvieron que cruzar precisamente aquellos precipicios a caballo, se sintió por un instante un miembro más de dicha expedición y a su vez se sintió latinoamericano, un hermano más de una gran nación que reúna todos los pueblos de lengua castellana; con estas idea se quedó nuevamente dormido… … El centro de la ciudad bullía de gente aquella mañana, al ser un día laboral era lo cotidiano. El sol santiagueño alumbraba en toda su plenitud cuando el bus del Transantiago se dirigía pausadamente por la avenida Providencia, pasó por la gran Universidad Católica y se detuvo en el paradero donde uno podía dirigirse al lugar donde se custodiaba la memoria de todo un país en dos entidades muy representativas: El Archivo Nacional y la Biblioteca Nacional de Chile. A éste último se dirigía ahora Gabriel expectante por conocerla y consultarla porque antes que bibliotecario seguía siendo un ratón de biblioteca empedernido. Al ingresar al edificio e identificarse en el área de recepción fue llamada una señorita con quien Gabriel se identificó como bibliotecólogo. Al oír esas palabras ella, de una manera bastante amable, lo invitó a acoplarse a una visita guiada dirigida a estudiantes universitarios. Gabriel tuvo mucha suerte pues esas visitas solo se realizan los martes y tienen que ser separadas con quince días de anticipación. Luego de dicha visita la señorita en mención lo esperaría para que conozca la colección bibliográfica. -

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La fundación de la biblioteca se dio en 1813 y poco después, en 1820, se creó el Depósito Legal para que las editoriales dejaran un ejemplar de cada libro que publicaran. ¿Tan pronto? Así es señor, fue una de las primeras bibliotecas en América Latina en tener una ley al respecto…

Los impresionados visitantes miraban a su alrededor las bellas paredes recubiertas de madera de finos acabados y los balcones circundantes con barandas de fierro bordado donde colgaban cuadros de personajes célebres mientras su guía les seguía hablando sobre la historia de la biblioteca. -

Esta es la Sala de Referencia donde podrán acceder a los diccionarios, enciclopedias y directorios bajo la orientación de un bibliotecario Los estantes son pequeños. 130


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El servicio es de estantería abierta y se requiere que todos puedan alcanzar los libros, contestó mientras salían a la siguiente sala. ¿Vicuña Mackena llegó a ser director? No precisamente, pero nos legó una gran colección de sus libros.

Terminada la visita, Gabriel ubicó nuevamente a la señorita quien lo llevó a conocer el Departamento de Procesos Técnicos. Luego de conocer Adquisiciones bibliográficas y el Depósito Legsl ingresaron al área de Catalogación donde interrogó brevemente a un individuo que estaba muy concentrado en su tarea. -

¿Y qué software de gestión utilizan? El sistema integrado Aleph tanto para el catálogo en línea como para los procesos técnicos.

Él mismo sujeto lo llevó a la oficina contigua donde otro encargado se encargaba de administrar la Biblioteca Nacional Digital. Él le explicó a Gabriel sobre el Depósito Legal Electrónico que consistía en que cada autor o editor podía subir su monografía enviándola vía FTP a fin de cumplir con la ley e ir incrementando la Biblioteca Digital que a la sazón contaba con miles de publicaciones ya, sobretodo, chilenas. En su corto recorrido por esta área Gabriel ubicó en una mesa arrinconada unos libros medio empolvados que le llamaron la atención, al revisarlos se dio cuenta que tenían un sello antiguo de la Biblioteca Nacional del Perú. Al indagar sobre ellos se le explicó que, efectivamente, eran de antes de la Guerra del Pacífico sino que no fueron devueltos a nuestro país por ser documentación “irrelevante” así que él ya no preguntó más. La visita acabaría a eso del mediodía. Gabriel se retiró a su hotel por la tarde, se sentía exhausto pero pensaba que todas las experiencias vistas podrían servirle para aplicarlas en alguna biblioteca del Perú. Por la noche ya se enrumbaba hacia el norte de vuelta a casa aunque tuvo tiempo todavía y, sobretodo, curiosidad de conocer Arica y su famoso Morro donde hizo un homenaje silencioso a los defensores de la patria. Una vez en suelo patrio ya no tendría más escalas hasta Arequipa, donde, aparte de visitar a su hermana Rosaura visitó el Archivo Arzobispal de la misma ciudad. Entrando por la Calle Catedral ingresó al Palacio Arzobispal donde presentó una carta de presentación que Gabriel había solicitado previamente en la E.A.P de Bibliotecología y que le servía siempre que necesitaba acceder a un centro de información. El Archivo en cuestión no era muy antiguo (fue fundado en 1984) pero sí valioso ya que contenía los fondos documentales del Arzobispado y otros de la Catedral de Arequipa. -

Hijo, nuestros fondos provienen desde el año 1602, le dijo un padre diocesano encargado de mostrarle las existencias. Es bastante tiempo, leí que no había de la época de la Guerras Civiles post Conquista. 131


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No, mucha documentación fue robada durante ese periodo, pero la mayoría fue llevada al Archivo Arzobispal del Cusco. Entiendo ¿Y qué me dice de la colección, parece muy numerosa, llevan un inventario de todo?, le consultó Gabriel mientras recorrían por los pasillos del archivo rodeados de grandes anaqueles llenos de expedientes pero que lucían bastante ordenados. Por supuesto, actualmente contamos con más de 1,270 unidades archivísticas y más de mil libros parroquiales, clasificados en 4 secciones, con sus series y sub – series como curias diocesanas, edictos parroquiales, vicarías…

Gabriel se sorprendió de la memoria de su guía y desde ese momento decidió solo escucharlo sin hacer más preguntas. El recorrido terminó en el interior de la misma Catedral pasando por el majestuoso coro con un órgano musical del siglo XVII y un altar imponente. Cuando Gabriel salió por la puerta principal la luz del día le mostró la Plaza de Armas llena de viejas palmeras dobladas por el viento, en ese instante supo que ya era hora de volver. El camino de regreso fue tranquilo a excepción del serpentín para salir de la Ciudad Blanca que mantuvo a todos los pasajeros con los pelos de punta. Luego de varias horas de viaje Gabriel al fin pudo culminar El Nombre de la Rosa, para ese entonces ya el ómnibus salía de Mala y se aproximaba a la garita de control donde un anuncio que se divisaba a lo lejos daba la bienvenida a la Ciudad de los Reyes: Bienvenidos a Lima. Gabriel se sintió reconfortado de volver a su terruño y nuevamente su mente se llenó de pensamientos sobre lo que había vivido sin reparar en lo que le aguardaba a su llegada.

DE BIBLIOTECÓLOGOS Y ALGO MÁS

- Campo 505, tienes que colocar el índice del libro. - ¿Estás segura Carito? ¿No era el 520? - No, ese es para resumen Nancy y se usa solo para tesis y artículos de revista. - Es que como Kornelia siempre me mandaba a clasificar las revistas de medicina. - Entiendo pero para libros es diferente. - Caro y cuándo hay más de tres autores, ya me rayé hay muchos casos raros, le preguntó Alexander quien era practicante. - Mira Alex, en el 100 ingresas el primero y los demás en el 700, claro si es autor institucional lo pones en el 710. - Es mucho, la verdad no creo que terminemos todo a fin de mes deberíamos pedir ayuda a las otras sedes, ellos no tienen tanta carga laboral como nosotros… Los bibliotecólogos de la Biblioteca Central de la SMP estaban concentrados en culminar la reclasificación de la colección bibliográfica. Al volver de sus vacaciones donde hiciera un largo viaje, Gabriel, como coordinador del Área de servicios, había detectado diversos errores en la clasificación de la colección, además de varios choques de códigos, 132


indagando acerca del por qué de esta situación se enteró que en el pasado los libros eran catalogados por personal que no era de la especialidad. La única solución posible era entonces la reclasificación retroactiva de la colección desde el 2004 hacia atrás. El plazo dado por su jefa para conseguirlo era de tan solo dos meses y en ello debían participar todos los biblios contratados para lo cual Carito, con su consabida paciencia y buena memoria, fue un gran apoyo en organizar al equipo. - Ruber, ayúdame con este código, le pusieron el 280.452685. - Son demasiadas subdivisiones, redúcelo a 280. - Pero está correcto amigo, el manual indica que el código que dice Alex es el que corresponde para la historia del calvinismo. - Mi estimado Gabriel si estuviéramos en una biblioteca religiosa, digamos del Vaticano, sería comprensible pero esta es una universitaria y no es necesario redundar en tantos detalles pues según una norma de sentido común cada monografía no debería tener más de tres decimales pues el personal fácilmente se confunde en el ordenamiento y ubicación de dicho ítem. - Es una norma de sentido práctico entonces. - Sí, mis diez años de experiencia en la Central UNMSM y mis otros cuatro en la BNP me hacen hablar con alguna base. - Muy bien amigo, gracias por tu consejo y dime ¿Cómo va lo de cybertesis? - Todo detenido, esta labor nos tiene a todos atorados, tú ya tendrás algo. - Entiendo, pero yo tampoco he avanzado mucho, el servidor se cae una y otra vez ya Manuelito está viendo eso… Gabriel dio esa respuesta como queriendo salir del paso, últimamente su mente estaba en otro lado, Lorena había tenido una discusión con la casera donde alquilaban. Él la entendía, era muy molestoso que a uno le estén siempre controlando las horas de salida y llegada, que se podía tener las luces encendidas hasta cierta hora y cosas así. Por supuesto que no quería vivir siempre alquilando, eso era solo engordar al dueño y al final quedarse sin nada para uno. Desde hacía un tiempo ya había decidido conseguir un lugar propio para vivir y a eso dedicaría todo su empeño desde entonces. Un domingo por la mañana se dirigió a la casa de Fabi para ir a ver terrenos en Puente Piedra, la idea de construir una casa a su propio estilo le era muy sugestiva. - Tú cada día te vas más lejos chochera, vas a terminar viviendo por Chancay, le dijo su amigo para quien todo le era negativo. - He hecho mis averiguaciones y ya en Lima todo está copado, parece no haber más espacios donde encontrar un terreno a menos que te vayas a la punta el cerro y esto es. - ¿Pero Puente Piedra? - Oí que Los Portales han estado comprando haciendas y ahora las lotizan totalmente saneadas… El Daewoo los dejó en el óvalo Puente Piedra, desde que bajaron unas lindas señoritas con polo naranja les entregaron volantes y los invitaron (muy insistentemente) a visitar la caseta de Los portales, así que ellos subieron a un carrito pintado de verde y, otra 133


vez, con la publicidad de Los Portales y fueron conducidos, con otras personas, a los famosos terrenos donde los recibió un entusiasta vendedor. - Muy buenos días jóvenes, pero qué veo, no han traido a la familia, seguro que a la señora le hubiera encantado estar aquí, ustedes comprenden ellas siempre tienen la última palabra en casa, sin ofender claro. - Te están diciendo pisado Gabriel. - Calla Payaso. - En realidad solo venimos a ver su oferta a ver si me conviene. - Cómo no, vean atrás, esos son nuestros terrenos saneados, con pistas y veredas ¿Qué más pueden pedir? - Bueno ¿Y los precios? - ¿Cuánto ganas? - 2500. - El precio del lote es de 15,000 dólares y las cuotas de 800 soles por seis años, aprovechen son los últimos que me quedan. - ¿Nada más? ¿Y puedo comenzar a construir una vez que pague la inicial? - No señor, esto que ve ya está todo vendido lo que le ofrezco aún es hacienda pero el otro año lo sanearemos. - ¿No me diga que se refiere a esa plantación por la que pasó el carro? pero si hay un riachuelo pasando por ahí. - Efectivamente, pero lo drenaremos ¿Cómo cree? Los muchachos se retiraron algo decepcionados, sobretodo Gabriel, quien veía verde el sueño de un terreno propio por falta de dinero. Pero no se desanimaron y de regreso bajaron en un condominio que a la sazón estaban levantando en la esquina de Colonial con Argentina. Decidieron entonces ir separados y que cada uno dijera que gana diferente cantidad de sueldo. - ¿Cuánto gana joven? - 1500. - Solo nos quedan departamentos en el piso 12 de 60 m2, la mensualidad es de 1200. Gabriel se presentó a otra caseta. - ¿Cuánto ganan señor? - 2500. - Ya vendimos todo, solo nos queda uno en la segunda planta de 80m2 y la mensualidad es de 1800. Esto los convenció que solo les querían ver la cara así que decidieron marcharse. Al volver a casa Gabriel le contó a Lorena lo sucedido, lo máximo que podían hacer era mudarse a otro sitio con caseros menos molestosos y trabajar ambos unos cincuenta años más para juntar la ansiada cuota inicial. - No te desanimes amor, ya saldrá algo. - Sí pues, por ahí quien sabe y me gano la Tinka… 134


El auditorio estaba a medio llenar, el público estaba conformado por profesionales bibliotecarios en su mayoría, en el estrado tres ponentes disertaban sobre un tema de actualidad mientras en los asientos finales dos individuos vestidos de terno discutían en voz baja. - Qué bueno que hayas venido Gabriel, ya los que egresan suelen alejarse de la universidad, no hay espíritu bibliotecológico pero menos yo eh, nunca me pierdo una conferencia, tengo afiches de las quince últimas. - Sí sí amigo Aarón, pero yo no soy tan hincha como tú, te repito que solo vine porque este tema me interesa mucho. - Pronto será el turno de Katrina, es de nuestra Base, tenemos que aplaudirla de pie cuando le toque. - En realidad vine a escuchar a Lorenzo de Colombia, allá se ha avanzado mucho con el Dspace. - Ahí está, ahí está ¡Bravo Katrina! - Calla amigo, qué vergüenza. - Hay que sacar cara por la Base. - Si sigues en esa me quito y escucharas solo la conferencia como en los últimos cinco años. - No es para tanto ya me callo. - Señores buenas noches a continuación les hablaré sobre el Dspace el cual es un software de código abierto que provee herramientas para la administración de colecciones digitales y comúnmente es usada como solución de repositorio institucional. Soporta una gran variedad de datos, incluyendo libros, tesis, fotografías, filmes, video, datos de investigación y otras formas de contenido. Los datos son organizados como ítems que pertenecen a una colección; cada colección pertenece a una comunidad… - Blah blah, blah, todo eso ya lo sé, qué aburrido, para mí que ha plagiado de Wikipedia. - Pero por qué estás tan interesado en este software pelotudo. - Es por mi trabajo, Cybertesis es muy lenta y me han dicho que implementar esta nueva plataforma no es tan complicado, ya viene el colombiano ¡silence please! - Buenas noches señoras y señores les voy a contar mi experiencia personal instalando Dspace en la Biblioteca universitaria Luis Arango de Medellín, miren al ecran por favor: estos son los pasos seguidos y el presupuesto invertido. - Quiero grabar eso. En eso suena el celular de Gabriel, era Lorena. Qué raro, pensó, ella sabe que estaría en esta presentación tan importante para mí, si llama ahora debía ser algo urgente, pero qué lata, me perderé lo mejor y si lo apago se enojará conmigo, mejor contesto un momentito y veo que quiere. - ¿Qué ocurre amor? - Es algo importante. - No te escucho bien ¿Es muy urgente? 135


- No te escucho tampoco. - Espera voy a salir a los pasillos. - ¿Aló, me escuchas Oso? - Sí, ahora sí, fuerte y claro ¿Qué ocurre, son los cachorros? - No, nada de eso, - Entonces ¿Qué pasó, hubo un tsunami en la Punta? - No, no. - Mejor en la casa te explico, es más bien una sorpresita. - Ah, ya no te preocupes en la casa me dices. - Amigo ¿Qué pasó, ya comienzo a filmar? - No me hagas reír ya terminó, fue muy corta más que todo las slides, qué pena que te lo perdieras. - No puede ser, vine en balde, qué mala suerte la mía ahora que informe le haré a mi jefa. - No hay de qué preocuparse amigo, yo tengo aquí el CD de toda la Conferencia, como siempre llego temprano y solo le entregan a los diez primeros... - ¿Y está todo? - Todo. - ¿También lo del colombiano? - Ahí debe estar. - Muchas gracias amigo, en realidad es bueno ser un bibliotecario tan cumplidor como tú, he de pedirte disculpas por mis palabras de hace rato. - No hay problema pelotudo solo recuerda no menospreciar la carrera ¿eh? - Así será amigo Lobito… En casa, Gabriel halló todo como siempre, la sala desordenada con los juguetes de los bebés, la ventana de la cocina abierta para que se seque la ropa, la mesa con mantel blanco siempre impecable. - Amor ¿a qué hora llegaste? no te sentí ¿quieres un café? vi por la ventana que afuera está lloviendo. - Al grano Lorenita ¿Qué sucede? ¿Por qué motivo me telefoneaste? - ¡Ah su! qué impaciencia señor ¿Pensé que le gustaba los misterios? ¿No ve este juego de llaves que tengo en las manos? - No me digas que tu mamá volvió a perder las llaves que le dimos y le sacaste otro duplicado. - No sonso, acaso no te acuerdas de mi tía Emerita, la de Chota, la que se quedó viuda hace unos meses. - ¿Qué hay con ella? - Sus hijas se la llevan a México y quiere vender su casa cuanto antes. - No me digas que… espera un momento ¿No es esa que está en Jesus María? Es bien grande, de tres pisos si no me equivoco, estará cara, además no tenemos la cuota inicial ya lo sabes. - Esa es la sorpresa, nos la venderá como alquiler – venta, las mensualidades la acordaremos con el Banco, claro si tú estás de acuerdo pero yo creo lo estarás, no pue’. 136


- Suena tentador pero vamos con cuidado ¿Cuándo está ella para visitarla?... En la esquina de San Felipe con Escobedo, se levantaba un predio de tres pisos de color blanco marfil y de puertas y ventanas protegidas por rejas de hierro retorcido. - Tía ¿cómo has estado? recuerdas a Gabriel mi esposo ¿no? - Sí cómo no, pasen hijos esta es su casa. - Acá puede entrar una biblioteca. - ¿Cómo dices? - Gabriel no te distraigas. La casa le parecía excelente a él, para sus planes estaba bien: tres habitaciones, dos para sus hijos y otra para ellos y había una cuarta en el tercer piso usada solo como almacén de cosas viejas pero que podía ahora convertirse en cuarto de estudio, como el siempre quiso tener, ordenaría sus archivos, clasificaría su biblioteca personal y, sobretodo, tendría donde escribir a sus anchas sin molestia alguna. Así que decidieron comprar aquella casa y en un mes más se mudaron con todos sus cachivaches, lamentablemente, una noticia preocupante los apremiaba. - ¿Firmaste contrato mi amor? - Solo por cinco meses más. - Entonces ¿No te renovarán? - Ya lo sabías, he cumplido cuatro años y medio ya, es una suerte que todavía quieran contar conmigo un tiempo más. - ¿Qué vamos a hacer? - Dios proveerá amor, así dice la Biblia. - Mira quien lo dice: Don Ateo. - No vamos a comenzar. Cuando parecía que de nuevo todo terminaría en una discusión estéril, suena su teléfono. - Papá te llaman, es un señor con voz de malo. - Dame el celular Dante, gracias por avisarme, - ¿Aló? - Gabriel, mándame tu Currículo. - ¿Con quién hablo? - Soy Jaime, es preciso que te decidas de una vez, necesito una persona urgente… ¡50 UPC, 50 UPC! El ruido estridente que salía de la garganta de los cobradores de las combis no parecía inquietarlo mucho mientras esperaba en el Puente Primavera. Veinte minutos después ya estaba ingresando al Centro de Información. - Pasa, Jaime te está esperando en el piso 3, le dijo una jovencita de aproximadamente veinte años, algo atractiva y bastante confianzuda. Gabriel no temía esta entrevista, después de todo sería su amigo de la universidad con quien tendría que vérselas pero había algo en su mente que no lo dejaba concentrarse, 137


esta desconcentración aumentó cuando se enteró que Jaime había salido urgente y en su reemplazo Guadalupe, la coordinadora de la tarde, sería quien lo entrevistaría al final. Guadalupe era delgada con aires de profesora, de hecho, ejercía la docencia en Letras aparte de laborar ya dos años en el Centro de Información. - A ver Gabriel dime cuáles son tus expectativas de aquí a diez años. Una pregunta muy fuera de lugar, pensó él, pero debía mostrarse seguro pues quizá se trataba de una trampa para hacerlo caer. - Bueno, como un profesional realizado desempeñando un puesto importante en una institución reconocida donde pueda aportar mis conocimientos. - ¿Y cuáles son tus pasatiempos? ¿Otra pregunta capciosa? No lo creo, pero puede ser, mejor no me arriesgo y sigo concentrado. - Me gusta leer, hacer deporte, salir a pasear, cosas por el estilo. Y así transcurrió la entrevista, sin substancia, nunca oyó el preguntar por su experiencia laboral o por sus competencias para el puesto requerido. Luego de dos días lo llamaron para que tramitara sus papeles ya que había sido seleccionado. Después de un tiempo Jaime le contó que se ausentó adrede para que la “entrevista” fuera imparcial. El horario que tendría era de noche. Aquella universidad brinda carreras para ejecutivos (EPE) quienes solo pueden estudiar los fines de semana o por las noches. Así que la atención en el Centro de Información era hasta esas horas. La biblioteca de UPC, en el campus Monterrico, es un edificio de siete pisos diseñados de forma circular de manera que, cuando se le ve de lejos, da la impresión de ser un gran cilindro. Lo particular de esta estructura es que no existen paredes de cemento si no solo de vidrio que dejan apreciar los exteriores, no importa la ubicación en que uno se encuentre. En el primer piso se puede encontrar las salas de computadoras, en el segundo la sala RED (de profesores), en el tercero y el cuarto las salas de lectura propiamente, en el quinto la de referencia que está mezclada con la hemeroteca, en el sexto y séptimo los cubículos grupales. Desde el primer día se encontraría con viejos compañeros de salón como su entrañable amigo Óscar, asimismo con Jason, Josué, Samir. También vería a algunos conocidos de otras bases como Karen y Fabiola de la 2005. En ningún otro lugar, salvo la BNP, se había encontrado con tantos bibliotecólogos trabajando a la vez. Pero el Centro de Información o, simplemente el CI, como preferían llamarlo internamente, no era solo una biblioteca convencional. La biblioteca virtual con más de treinta bases de datos de acceso remoto divididas por materias, la Biblioteca digital con libros de importantes editoriales listos para ser descargados a texto completo, además del Bibliotecario en línea con una atención personalizada las veinticuatro horas del día, daban fe de ello. 138


La innovación era, asimismo, una característica de este centro del saber, al lado del servicio de lectura en sala de estantería abierta estaban el servicio de auto-búsqueda, el de autopréstamo y el de auto-devolución, hasta el de auto-renovación existía. Sin mencionar el servicio de auto-copia y de auto-escáner. En lo que respecta al servicio, en la escala jerárquica, debajo de los bibliotecólogos de carrera se encontraban los asistentes y debajo de ellos los auxiliares encargados de mantener en orden los estantes en todo momento que aseguraban una atención de óptima calidad. De otro lado, las colecciones de libros impresos se incrementaba a diario pues siempre se compraba lo que el profesor recomendaba, previa autorización del Director de la carrera. Pero no eran solo libros, había también préstamo de ipads, kindles, calculadoras gráficas, planos, cd’s, videos, clases grabadas, tesis digitales y un largo etc. Muy pronto se dio cuenta que había llegado a un buen lugar para trabajar, la estabilidad con que tanto soñó parecía ahora hacerse realidad aunque ésta se gana y él debía demostrar que se lo merecía. De todas las experiencias que tuvo esta fue la mejor sin duda ya que tanto el trato como los derechos laborales eran respetados. Realizaría sus labores en el piso 3, la persona encargada de darle la inducción fue nada menos que Óscar. Se adaptó muy rapidamente al lugar, su experiencia anterior le serviría. Pasados dos años pudo bajar al turno mañana. Para ese entonces él había ya aprendido muchas cosas, cada año era evaluado por su coordinador de turno sobre su desempeño y el cumplimiento de objetivos y eso le había valido estar ahora en el turno mañana y tener un horario más de oficina si se podría decir. En UPC era posible también realizar horas extras y capacitaciones para ganarse algún dinero extra. Él aprovecharía todo lo que pudo para poder pagar las cuotas de la casa propia que en ese tiempo lo ahorcaban más día a día. El constante rotar de horarios y funciones además de las tres celebraciones anuales de la institución: el Día del trabajador upecino, la Noche de las estrellas y el Día de la confraternidad hacían que sea poco menos que imposible caer en una rutina. Esto sin contar las salidas con los compañeros a comer o a bailar, las infaltables celebraciones de cumpleaños o las acostumbradas pichanguitas de los viernes y, cómo no, las salidas con los muchachos para tomar unos tragos de vez en cuando. Gabriel pensó pues, que se encontraba en el lugar ideal, los estantes de aquella biblioteca lo verían envejecerse y, mientras los libros que custodiaba se amarillentaban y apolillaban, su rostro iba formando sutiles surcos alrededor de sus ojos que una sonrisa espontánea mostraba más pronunciados. Libros y bibliotecario parecían fundirse en una sola biblioteca. Como ya era su costumbre Gabriel aprovecharía en leer interesantes libros ahí como uno para aprender el Pinyin (escritura china) y otro para aprender el kanji y el karagana (estilos de escrituras japonesas) que halló en la sección correspondiente al curso de traducción e interpretación. 139


Por supuesto que las varias experiencias vividas en aquellos años eran dignas de contarse pero en muchos casos prefirió guardar silencio por motivos personales de manera que muchas historias quedarán para siempre sin saberse. No obstante, como en toda biblioteca, se podría decir que hubo por ahí algunos romances exitosos y otros que quedaron en intenciones nada más, sin confirmar claro, una que otra pelea que trascendió y quizá también alguna negligencia digna de contarse… Un enorme cartel de un pez azul sonriente levantando una bandeja de mariscos adornaba la entrada a una de las cebicherías más populares de Lima Norte: El Olímpico. En esta ocasión sus instalaciones acogían, en varias mesas juntas, a un grupo de personas de entre 30 y 50 años los cuales charlaban muy animados en medio del bullicio proveniente de las demás mesas y de la orquesta que estaba tocando las últimas cumbias del momento. - Muchachos a la firme me da un gustazo volver a verlos después de tantos lustros. - Bueno tú estás igualito Armandito. - Vamos Boys compare’. - Echa Muni, calacho, ven como en primera la estamos rompiendo. - ¡Ah no! de fultbol no se van a poner a hablar si no está reunión no durará mucho Jaimito. - No es para tanto Carmelita, cada quien tiene a sus preferidos pero todos somos de la selección ¿No es cierto? - Sí, y es una gran alegría que haya clasificado al mundial y yo qué pensé que moriría sin ver ese día. - ¡Arriba Perú carajo! Y todos levantaron sus jarras para brindar. -

Felicitaciones por tu hijito Carmelita, no había tenido oportunidad de hacerlo antes. ¡Ay te pasas Gabriel! Si ya va acumplir 10 años. El hombre ha estado en otra todo este tiempo. Más vale tarde que nunca Cristiano. ¿Qué saben de los demás, me creerán que desde la graduación no los he visto? Yo me encontré con Victoria el mes pasado, sigue soltera y trabaja ahora en ESAN, se ha pituqueado. Ahora que recuerdo ella dio el discurso de graduación por ser la de mejor ponderado. Ah sí, lo recuerdo muy bien ¿Qué, lo memorizaste? Anda panudo. Más o menos Leticia. A ver repítelo, haznos recordar aquellos buenos viejos tiempos. Ahí les va, ella dijo algo como esto: Promoción Apakunan Llullay

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Es para mi un honor representar a mis compañeros de promoción y brindar el discurso de graduación. Debo admitir que preparar este escrito ha sido una de las tareas encomendadas más difíciles que se me ha dado. Pedí ayuda a mis amigos más cercanos sobre cómo escribir y qué decir, también pedí consejo a mis ex - profesores, quienes gentilmente me dieron sus tips y sus consejos: Victoria, escribe con el corazón en la mano... me dijo L… Bueno, eso intentaré... Había preparado otro discurso, el cual me lo criticaron por ser más semblanza que discurso y además podría ser más largo que éste. Entonces, para satisfacción de todos, solo intentaré responder 3 preguntas: ¿Quiénes fuimos? Fuimos cachimbos que, desconociendo lo que les esperaba, ingresamos a las aulas en el 2003 con todas las ganas y el orgullo que significa entrar a la decana de América: Bastaba con decir he entrado a la San Marcos para que la gente nos mirara con cierta admiración y respeto por entrar a una universidad estatal de tradición y exigencia [sino que lo digan los médicos] NO pasaba lo mismo cuando mencionábamos el nombre de la carrera: [¿qué estudias hijita?] Bibliotecología y Ciencias de la Información… allí todos expresaban lo que luego se convertiría en nuestra frase cliché: Biblio… ¿qué? Fuimos muchachos inocentes que idealizamos la universidad como a sus docentes; desafortunadamente nos chocamos contra la realidad de que existen personajes que pueden manchar tanto la profesión, como a nuestra alma máter. Sin embargo, y a pesar de los pocos libros de la biblioteca y la escasez de aulas, aprendimos teoría con buenos profesores y eventualmente la práctica fuera de las aulas, en bibliotecas y archivos, donde pones a prueba tu carácter y tu profesionalismo. Fuimos personas convertidas por el amor que se profesa a la carrera, amor inconmensurable, que para todo lo que hacemos (y decimos) lleva un biblio por delante: tienes biblioamigos, asistes a bibliofiestas [por no decir bibliochupetas] y hasta para la navidad la tradicional bibliochocolatada y el bibliointercambio de regalos. ¿Quiénes somos? Somos, a partir de esta noche, profesionales bibliotecólogos con ganas de demostrarle al mundo de lo que estamos hechos. Somos, también, profesionales humanos, con conciencia responsable y espíritu optimista. Somos ahora, como me mencionó A. P., el espejo en el que los cachimbos y los estudiantes que recién entran a trabajar por primera vez se ven reflejados. Se acaba así, la impunidad y el permisismo de estudiantes primerizos, ahora somos 141


responsables de nuestros actos ante los ojos de quienes nos juzgarán con la misma fiereza con la que juzgamos alguna vez a nuestros antecesores. ¿Quiénes seremos? Seremos especialistas, cada uno en lo que más le gusta desarrollarse pues de cierta forma hay espacio para todos en Bibliotecología: si te gusta la tecnología, puedes desarrollar software para bibliotecas o páginas web; si te gusta el servicio y el trato con la personas, puedes realizar estudios de usuarios; si te gusta la administración, puedes encontrar la mejor forma de posicionar una biblioteca dentro de una institución y así muchos otros aspectos… -

Ya basta amiga, me vas a hacer moquear.

-

Todavía faltaba el final.

-

No, déjalo ahí nomás que ya me estaba quedando dormida.

-

Qué mala, oye están ricos estos mariscos.

-

A ver a ver, todos párense, he llamado al mozo para que nos tome la foto de rigor.

-

Ey no me hagan cachos, aun soy muy joven para ser venado.

-

Sonríe amigo aunque sea por esta vez.

-

Todos digan Whisky.

La foto de recuerdo, sin exagerar casi se hizo viral en las redes sociales, bueno en el Facebook nomás. Ahí estaban posando viejos amigos que, a pesar de haber elegido distinto camino en la vida, siempre su amor por las bibliotecas los unía: Leticia, Carmela, Jaime, Armando, Gabriel, Cristiano, Óscar…. Pasado un tiempo Gabriel decidió volver a estudiar, le sucedió lo de a todos los intelectuales, si no están estudiando algo sienten como si algo les faltara. Este era su caso, pero estudiar ¿qué? aunque sentía algo de frustración por no haber terminado en el Británico, ningún idioma estaba en su mira ya que se había acostumbrado a aprenderlos de manera autodidacta. Cuando se puso a pensar seriamente en el asunto le vino a la mente Bibliotecología, en realidad, a pesar que vivía de esa profesión, nunca le había dado mayor importancia desde que acabó la carrera, la historia, la filosofía, la sociología y hasta la psicología eran sus pasiones, los libros de bibliotecología o documentación no lo llenaban, eran cosas técnicas, más son manuales, se decía, si alguna vez asistió a las conferencias de la BNP, del ICPNA o de la UNMSM era por cumplir para mejorar su curriculum, además qué más podrían enseñarle si con lo que ya sabía y su experiencia bastaba.

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De todos modos indagó, no había nada que perder, descubrió que en otros países se entregaban maestrías y hasta doctorados de su carrera. Se preguntaba por qué su profesión tenía tantos nombres por lo menos en español: bibliotecólogo, bibliotecónomo, bibliotecario, seguro son distintas realidades, no se ha estandarizado aun, aunque él se sentía más comodo como bibliotecario a secas. De todos modos, esa vergüenza que siente cualquier colega cuando le preguntan que ha estudiado todavía la tenía. En fin, lo de la maestría le llegó a interesar, la manera en que se marqueteaban algunas universidades españolas se veía interesante, como eso de formar cuadros de alto nivel académico, con una sólida formación que los capacite para investigar, generar y transmitir nuevos conocimientos orientados a diseñar modernos sistemas de información apoyados en las nuevas tecnologías de la información, los cuales son parte de la docencia y la investigación en las universidades, y otras instituciones educativas, así como en las actividades que realizan las organizaciones gubernamentales, las empresas, las industrias, etc. Gabriel llegó a ser Master en Biblioteconomía y Documentación por la Universidad Carlos III de Madrid al serle aprobado un interesante estudio acerca de la Historia de las bibliotecas conventuales en el periodo de la Lima colonial. Un poco más tarde, sintiéndose ya realizado y cuando había ya pasado las cinco décadas, él se retiraría, no solo de UPC, sino de la carrera por completo, algo nuevo estaba a punto de pasar en su vida...

LA ÚLTIMA OPORTUNIDAD

Los surcos que surcaban su rostro reflejaban el tiempo recorrido, los cabellos grises, que ahora superaban en número a los negros, daban una muestra palpable que la primavera de la vida estaba culminando para dar paso al otoño y luego, al largo y triste invierno de la vejez. Era difícil ahora describir el estado de animo de Gabriel. Sin esperanzas, sin más motivos para vivir que sus libros, solo alguien que haya pasado por lo mismo podría comprenderlo. Era el momento en su vida en que todo tiempo pasado fue mejor, en que nada en el mundo lo sorprendía más, qué el futuro no era ya ese lugar desconocido en que siempre cabía la posibilidad de hallar algo mejor. Y ese cambio en su aptitud lo sorprendió sin que él apenas lo notase, quizá la rutina, el haber cumplido ya las metas trazadas, el decaimiento natural del cuerpo. Pero no, era eso pero había algo más. El vivía ensimismado con esos pensamientos hasta que lo invitaron a ser ponente en una conferencia en la Universidad Ricardo Palma (URP) para el VII curso internacional de gestión de bibliotecas, cultura y educación. Antes ya había rechazado solicitudes de este tipo pero ahora aceptó pues necesitaba urgentemente sacudirse del sentimiento que tenía en su interior. Preparó sus presentaciones de manera muy meticulosa, expondría acerca del servicio autoasistido en las biblitecas universitarias. Se presentó puntualmente al Auditoría Ricardo Palma e hizo uso de la palabra por media hora, estuvo brillante, aunque él no lo 143


notó, solo se dio cuenta cuando, al dar las gracias, todos los asistentes lo aplaudieron de pie. Al recibir su diploma, le dio ánimos de intentar una empresa más grande. Desde hace unos meses se había enterado por Linkedin que se había lanzado la convocatoria para director de la Biblioteca Nacional, un caso inédito en su historia ya que hasta entonce todos los directores habían sido elegidos a dedo por el Gobierno de turno. La idea de ocupar el mismo sillón de Ricardo Palma, Jorge Basadre y Pease era más que seductora. Ahora ¿Qué más pudo haberlo motivado a pensar que tenía chance? Sorprendentemente el perfil requerido no era tan exigente, aunque claro, la experiencia sería decisiva. Por un largo mes los candidatos que aplicaban pasaron por una y otra selección cada vez más rigurosa. Gabriel estaba muy ilusionado, creía en sí mismo, se convenció que Dios le había deparado ese destino como corolario a una vida entera dedicada los libros, pero, faltando una semana para saberse los resultados finales, el gobierno una vez más decidió de un momento a otro elegir a dedo al Director. Las quejas no se hicieron esperar, incluso del Colegio que esta vez si alzaba su voz de protesta, pero, desde que las bibliotecas nunca fueron parte de un show mediático, muy pronto las voces de protesta se cansaron de reclamar y todo volvió a la normalidad. Gabriel sintió una profunda frustración, estaba enojado con todo, especialemente se reprochaba el haber elegido esa carrera “tan mediocre”, el sentimiento de amargura era tan grande que decidió renunciar a su trabajo adelantando la jubilación. Desde entonces se encerró en su cuartito de estudio y ya no tuvo tiempo para nada más que para sus libros, hasta de su familia se aisló, podríamos decir que era uno de esos ermitaños modernos, su mundo era ahora su fervorosa imaginación que lo hizo ser muy prolijo en escrbir novelas. Cómo relataremos posteriormente la relación con su familia, y especialmente con sus dos hijos se deterioró mucho. Gabriel, ahora un hermitaño del siglo XXI, solo saldría de su letargo para dar la bienvenida a su primera nieta quien fue llamada como él hubiera querido llamar a su hija (qué dicho sea de paso nunca llegó): Natalia. Desde que se la presentaron fue la niña de sus ojos y la única que tendría acceso a su cuartito de estudio y a quien también le abriría la puerta de su corazón desde entonces… … En medio de una ceremonia solemne se podía apreciar sentada a una mujer de unos cincuenta años, de rostro desencajado, más que por los años vividos, por la escena del momento. A su lado está su hijo, un joven de unos veinticinco. Ellos miran atentamente hacia el mismo altar donde hace ya mucho tiempo dos muchachos eran bautizados en la pila bautismal. En esta ocasión lo que se celebraba era una ordenación sacerdotal, los seminaristas postrados con el rostro en el suelo entregaban su vida a Dios mientras el Obispo les conminaba a dar muestras de absoluta sumisión tanto en obra como en palabra. -

Deja de llorar mamá, no es para tanto.

-

Te parece poco Maurito, estar perdiendo a tu hermano.

-

Pero no lo estás perdiendo, solo se está consagrando.

-

Y cuando se vaya a Roma, ojalá que tu tía Mirtha lo acoja.

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- Él eligió ese camino mamá, ya es un hombre, quien como él que halló su vocación y pensar que eso es lo que siempre quiso papá. A propósito de éste último, brillaba por su ausencia, era de esperar que después de su islamiento voluntario no asistiera al brindis de despedida, pero la consagración de su querido Dante, nadie esperaba que sucediera, a pesar de las diferencias con Mauro, quien según él nunca le hizo caso ni se mostro cariñoso ni nada, ni las diferencias con el mismo Dante quien siguió el llamado de Dios que sintió desde muy pequeño, cosa que también amargaría a Gabriel ya que pensaba que entrar a la Iglesia solo le haría perder su talento en una organización llena de fábulas. Sin embargo, cuando la ceremonia estaba a punto de culminar, aparece en la puerta de la Catedral la silueta de un hombre delgado y de cabello cano, aparenta tener mas edad de la que tiene; sus ojos le brillan al ver a su primogénito besar el anillo episcopal, solo él sabe lo que pasa por su cabeza en esos momentos. Un mes después el flamante padre Dante viajaba a Roma con otros colegas destacados integrantes de un grupo especial evangelizador que el papa Pedro II había pedido conocer en persona, era de esperar que luego de la entrevista y de una preparación especial cada uno sea destacado a un lugar en el mundo donde aun no se hubiera oído hablar de la luz del Evangelio. Dante sentía un gusto especial por las bibliotecas heredado de su progenitor así que desde que se instaló decidió hacer de la Biblioteca Vaticana su segundo hogar. La Biblioteca Apostólica Vaticana se encuentra en el Palacio Apostólico y se accede a ella por el patio del Belvedere. Dante se enteró muchas cosas interesantes que le hubiera encantado compartir con Gabriel como que su fundación se remonta al pontificado del papa Nicolás V, pero recién un siglo después (1548) el papa Paulo III nombró al primer Cardenal Bibliotecario. Bajo los pontificados de León XIII y Pío XI fue enriquecida con notables donaciones, legados y cesiones llegando a aglutinar un gran número de volúmenes, manuscritos, incunables y grabados lo que la convirtió en la más grande biblioteca del mundo. Ella gestiona también la Escuela Vaticana de Biblioteconomía… Cinco años después Dante pudo volver al Perú para una charla de coordinación en el departamento de asunto misioneros en la Conferencia Episcopal. Obviamente aprovecharía aquella ocasión para dirigirse a su casa de Jesús María a visitar a su familia a la cual extrañaba de todo corazón. -

Hijo mío al fin volviste ¡Ingrato, ingrato, pero qué cambiado estás!

-

Madre querida qué gusto me da verte de nuevo.

-

Dante, estimado hermano, cuando supimos de tu venida Carla y yo vinimos a verte.

-

¡Oh! Venga ese abrazo entonces ¿Y mi sobri?

-

Está jugando con su abuelito, le gusta mucho parar con él.

-

A propósito ¿Dónde está mi papá? 145


-

Aquí estoy Padre, dijo de repente un hombre, que ya se le veía muy entrado en los sesenta, con una niña en sus hombros.

-

Tío, tío, viniste ¿Qué me trajiste de Italia?

-

No es la manera de recibir a tu tío Natalia.

-

Déjala mamá.

-

Toma sobrina, es un Rosario de perlas bendecido por su misma Santidad.

-

¿De verdad? ¡ay gracias tíito!

-

Espero que lo uses.

-

Bueno papá ¿No te podrá abrazar tu hijo o te quedarás solo mirándome?

-

Claro hijo, claro, ven y abrázame muy fuerte por favor…

Esa misma noche, luego de una larga conversación sobre los viajes de Dante y otras cosas, todos se fueron a dormir excepto él y Gabriel. -

Así que ahora estás más cerca a tu dios.

-

Por favor papá, no comencemos, tú sabes que sólo hay un Dios y por cierto no es mío, más bien todos provenimos de él.

-

Me refiero a tu concepción cristiana de la divinidad, ya sabes que mi Dios se basa en conceptos lógicos.

-

Un Dios indiferente que dejó que el mundo se cree de casualidad y desde entonces lo abandonó a su suerte, no veo diferencia entre ello y el ateísmo puro.

-

Es que es la única realidad en que podemos pensar, al cristianismo y a las religiones en general no los respalda la evidencia científica.

-

La ciencia es solo un campo del conocimiento, no hay que olvidar que existen otros, por ejemplo, los que abarcan el estudio de las realidades más elevadas, del espíritu mismo.

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Si fueran serios creería en ellos pero muchos se han empeñado en embaucar a las personas por intereses egoístas.

-

Pero no todos, además Dios nos habla a veces directamente, sin intermediarios, por supuesto que le importamos.

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Ah sí, y el gran sufrimiento de la humanidad ¿Cómo lo explicas?

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No puedo responder a todo si no sería Dios mismo, él sabe por qué hace las cosas, si no hubiera sufrimiento no habría oportunidad de practicar el bien, la caridad, muchas veces somos nosotros mismos los que podemos aplacar 146


ese sufrimiento y si éste es inevitable ¿Acaso no es una razón para pensar que hay un mundo mejor? -

Un mundo del que no sabemos nada.

-

Pero si éste llegó a existir por qué aquel que lo creó no pudo hacer otro, si hizo el universo que conocemos por la ciencia con todas sus maravillas y complejidades ¿Acaso no sería capaz de crear otros mundos? ¿Y por qué no mejores?

-

Eso puede ser, pero no crees que es solo especular Padre Dante.

-

No, por supuesto que no, Dios nos ha hablado por su Hijo Jesucristo, si no lo hubiera hecho, cabria pensar que nos ha abandonado en este mundo de miseria y pensaría como tú, abre tu corazón a él, por lo menos inténtalo.

-

Jesús, hace mucho tiempo quise seguirlo, hoy solo sigo sus buenos consejos.

-

Quisiste seguirlo y no te fue fácil, para nadie lo es, ni siquiera para mi pero hay que dejarse llevar, él existe, en el mora la divinidad en la cual crees.

-

Hijo, eres un muy buen polemista me has superado en ese aspecto, me recuerdas tanto a tu abuelito Adriano.

-

Solo defiendo lo que creo que es correcto eso me enseñaste tú y veo que viene de nuestros antepasados es un orgullo llevar tu apellido querido padre.

-

Hijito Dante, quizá ya no te vuelva a ver cuando partas al África pero déjame decirte que mi cariño hacia ti es único, gracias por esta conversación tal vez si está Dios acá después de todo no, en verdad me he sentido reconfortado…

La última vez que se le vería a Gabriel sería en el Malecón de Larcomar, ahí, dándole la espalda a la ciudad y abrazado del amor de su vida contemplaba el brillante mar de un atardecer más que hermoso, parecía que el sol hubiera pintado diestramente el cielo con una paleta multicolor y la brisa marina se respiraba más pura que nunca. Lorena rememoró el día en que se conocieron y todo lo vivido desde entonces y también le recordó que se cuidara de esa tos que no lo dejaba ni dormir. Gabriel solo la oía como un lejano susurro, su mente al fin lo había llevado a aquel lugar donde se encuentra la verdadera paz… … Ya casi no había gente en el cementerio, sin notarlo él había oscurecido. De pronto, se dio cuenta que le dolían los talones de tanto estar parado; el doctor Mauro Bravo había estado mirando aquella tumba por tanto tiempo con miles de preguntas en la cabeza y sin poder formular ninguna. Qué importa se dijo, él ya lo sabe muy bien. Hasta siempre amigo mío, le dijo y se alejó. Cuando se marchó, el nicho se quedó solo ahí estático y ese momento solo lo interrumpió una repentina ráfaga de viento que levantó el polvo que cubría el epitafio coronado por un libro de yeso:

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“…este hombre representa ahora a todos los verdaderos bibliotecarios del mundo, se ha hecho universal y su experiencia es la de todos y cada uno de sus colegas”:

¡A un bibliotecario insigne! Tus hijos. Aquella persona era Gabriel. Fin

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COROLARIO Siendo el año 2015, a las cinco y un minuto del día 27, previo a la celebración de un nuevo aniversario de nuestra amada patria, se escribió la última frase de esta historia, a quien hubiere llegado hasta aquí solo queda expresarle mi más sincero agradecimiento.

El autor

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Apuntes Finales Los personajes que son mencionados ocasionalmente a lo largo del relato no necesariamente llevan su nombre original. Los acontecimientos que se detallan en el texto, especialmente los referidos a la Carrera de Bibliotecología, son todos reales y pueden ser fácilmente comprobados pues el “Mundo Biblio” es pequeño y todo lo que sucede en él se llega a saber tarde o temprano. Ídem

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