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III ÉPOCA

“… MULTIPLICANDO VIDA” UN AÑO (¿SÓLO?) VOCACIONAL___Francisco E. Montesinos LA SELECCIÓN VOCACIONAL EN LA ÉPOCA DE CALASANZ___Enric Ferrer AÑO VOCACIONAL___Javier Brines O SE ES MÍSTICO O NO SE ES CRISTIANO___Rafael OrƟz ¿PASTORAL VOCACIONAL EN TIEMPO DE CRISIS O CRISIS EN LA PASTORAL VOCACIONAL? ___Carles Such MEMORIA DE MI VOCACIÓN ESCOLAPIA___Antonio Saiz LA PASTORAL VOCACIONAL EN LOS AÑOS 40-60 ___José Duart MI VOCACIÓN___Andrés Sánchez VOCACIÓN Y REGALO___Paco Molina TESTIMONIO VOCACIONAL___Simón de los Santos LA MASÍA DEL PILAR___Joan Seguí

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2 Foto de portada: Pintura de la Capilla de oración conƟnua (sepƟembre, 2011)


editorial

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Sobresaliente. Es una buena nota para una revista. Y más cuando siempre hubo agoreros que no daban “un euro” por ella. Felicidades a

todos. Dedicamos el número al AÑO VOCACIONAL ESCOLAPIO. Es nuestra pequeña (o grande) aportación a la invitación que se nos hace desde la Orden. Esperemos ayudar en la reflexión. Diversos artículos de esta humilde Revista quieren hacer su aportación al tema. Desde la respuesta personal hecha por algunos de nosotros; al tipo de candidato que interesaba a Calasanz. Y cómo no, el recuerdo a un lugar muy significativo vocacionalmente para muchos de nosotros: la Masía del Pilar, en Godelleta. Y la reflexión de un laico que nos habla de la necesidad de “místicos y profetas” para una vida religiosa nueva. Temas para reflexionar. Pero la respuesta vocacional se da en un mundo concreto, el que estamos viviendo ahora mismo, y que influye de gran manera. La globalidad va expandiéndose y va llegando a todos los lugares del planeta, y donde hace poco había muchas vocaciones, ahora hay menos; donde había pocas, van desapareciendo; y donde no las había… sigue sin haberlas. El mundo globalizado en que vivimos expande facilidades de conocimiento y crecimiento, pero también expande las dificultades de un mundo que se mira mucho a sí mismo y es cada día más incapaz de vivir situaciones duraderas. Muchos, e interesantes, son los estudios que hay sobre las causas de la escasez vocacional: la sociedad consumista, la baja tasa de natalidad… Todo influye, también la falta de vigor vocacional que en más de una ocasión mostramos a los que nos rodean. Y ante la gran escasez, dos posturas. La primera: crear guetos y adoptar posturas ‘agresivas’, y también de autodefensa, hacia exterior. Ser significativos siendo diferentes. Pequeños mundos en medio de una sociedad que suele mirar hacia otro lado.

19). Recordemos que el Padre envió a su Hijo porque amó al mundo (Jn 3, 16). Y en el mundo… ¡místicos y profetas! Es una actitud más arriesgada, menos ‘vistosa’, pero verdaderamente más significativa. Quería Calasanz que los futuros escolapios salieran de sus escuelas. Quizá deberíamos preguntarnos los que ya estamos ‘dentro’, mirando a nuestros alumnos, qué llamada les merecería ser contestada. ¿Por qué estarían dispuestos a “dejar padre y madre” (Lc 14, 26)? Creo que deberíamos imaginar la respuesta mirando a nuestros alumnos jóvenes o a los adultos que nos rodean en nuestros grupos laicales. ¿Por ser maestros? ¿Para dirigir colegios? ¿Por organizar campañas en los colegios o en los barrios? ¿Por vivir junto a escolapios ya ancianos o que les superan en muchos años? ¿Por ir de voluntarios al tercer mundo? ¿Por animar grupos laicales? ¿Por tener lo que ven que tenemos? ¿Por vivir como ven que vivimos en las escuelas, parroquias…? No es broma el párrafo anterior. Es algo muy serio a la hora de buscar las claves de vida de nuestras Provincias, de las viejas y de las que se van a crear. Si sólo es eso que acabo de decir, perdonad que os diga, que eso, al menos para mí, me revitaliza poco. Eso sí, me organiza la vida, a mí que ya estoy dentro, pero a los jóvenes de mi clase de Bachiller, les deja indiferentes. Que el Señor nos dé la Luz a nosotros para hacer una propuesta significativa y que ilumine a nuestros jóvenes y los atraiga al Evangelio. Y si es vivido en nuestra querida Escuela Pía, mejor que mejor. Para eso soy escolapio.

Francisco E. Montesinos Ortí Padre Provincial

La segunda. Inmersos en el mundo, sin ser del mundo. Lo hemos oído en el Evangelio (Jn 15, 3


SUMARIO Editorial

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MULTIPLICANDO VIDA Un año (¿sólo?) vocacional, por Francisco Enrique Montesinos

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La selección vocacional en la época de Calasanz, entre el ideal y la realidad, por Enric Ferrer

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Año vocacional, por Javier Brines

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O se es místico o no se es cristiano, por Rafael Ortiz

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¿Pastoral vocacional en tiempo de crisis o crisis en la Pastoral vocacional, por Carles Such

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Memoria de mi vocación escolapia, por Antonio Saiz

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La Pastoral vocacional en los años 40-60, por José Duart

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Mi vocación, por Andrés Sánchez

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Vocación y regalo, por Paco Molina

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Testimonio vocacional, por Simón de los Santos

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La Masía del Pilar, por Joan Seguí

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PANORAMA El sentir en Calasanz, por Vicente García

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La Creación y el físico, por Manuel Nebot

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Escuelas Pías de Valencia Curia Provincial Dr. Moliner 5 bajo A 46010 VALENCIA Teléfono: 963625291 Fax: 963625269 Correo electrónico: albada@escolapios.es

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número 9, febrero, 2012

Diseño y Maquetación: Curia Provincial

Dirección: Francisco E. Montesinos

Imprime: Sumo

Consejo de Redacción: Santiago Navarrete, Francisco Molina, Javier Brines, Carles Such

125 ejemplares

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Multiplicando vida UN AÑO (¿SÓLO?) VOCACIONAL Francisco E. Montesinos

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uando Calasanz se encontró con aquel joven de ascendencia noble, de nombre Glicerio Landriani, y escuchó sus pretensiones de participar en la obra recién creada, el corazón de Calasanz debió adquirir una velocidad más acelerada. Un cúmulo de sentimientos difíciles de explicar. Al menos uno, le había conocido y había considerado su entrega como algo digno de imitar. El santo se había encontrado con el primer colaborador. El Padre General ha decidido titular el año 2012 como año vocacional escolapio, en recuerdo de aquel encuentro del santo con Glicerio en la Roma universal. De aquello ya hace cuatrocientos años, que son muchos años. Y las necesidades del santo y las nuestras, tienen mucho en común en lo referente a la necesidad de buscar manos que laboren la mies fertilísima. Ya me gustaría a mí saber las reacciones que ha provocado dicha decisión en el corazón de muchos escolapios, religiosos y laicos, que a todos hay que nombrar. Y conociéndonos como todos nos conocemos, a más de uno le habrá salido una leve sonrisa de escepticismo e ironía, que desde

luego, no es reflejo de demasiado entusiasmo. No estamos para demasiados sueños, me decía un hermano no hace mucho; el realismo se impone y la realidad es la que es, y en nuestra Provincia, peor. Y acto seguido nos ponemos a contar: ¿cuántos novicios o juniores hay en España? ¿Y en Italia? ¿Y en…? Y se quedan ahí. Se olvidan que Senegal, México, la India o Filipinas también existen. Pero, claro, eso es otra cosa. Lo que está mal, es “lo nuestro”, lo otro… queda lejos. Y a pesar de todo, trabajar por las vocaciones, pedir al Señor que siga enviando “obreros a su mies”, es algo que tiene que ser consustancial a nuestro ser escolapio: Jesús lo mandó antes de volver al Padre, Calasanz se empeñó en buscar, seleccionar y formar a los nuevos candidatos, la Iglesia nos pide que no nos dejemos vencer por el pesimismo, y cada

uno de nosotros, lo vemos como una necesidad perentoria (espero), aunque vivamos inmersos en el pesimismo. Y por todo lo anterior, la pastoral vocacional es una “asignatura” que nunca tiene un “examen final”, siempre está en proceso. Como en las notas, hemos de procurar que cada día, en cada época, “progrese adecuadamente”. Los que entienden de estadística, nos presentan un gráfico significativo sobre el grupo de los mil y pico escolapios que conformamos la Orden en la actualidad. El gráfico, dicen, es una C, abunda la población por arriba y por abajo y en el medio… los restos de la crisis postconciliar. A los mayores todos los conocemos, no hay que ser demasiado observador. Lo mismo diría de los que nos encontramos en el palo delgado del medio, pero, ¿quiénes son los de abajo si decimos que no hay vocaciones? Los “de abajo” son el fruto del esfuerzo y tesonero afán de los escolapios “de arriba” en tantos país de tantos lejanos (de nuestro occidente marchito) continentes en los que una Escuela Pía joven está asentándose. Es la expresión plástica de que el Señor acompaña a los braceros que pierden su vida por los niños y jó-

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Multiplicando vida venes, siguiendo las palabras de Jesús y la intuición de Calasanz. Una pastoral vocacional con éxito, perdiendo la vida por los más necesitados y apoyados en la fuerza del Señor que nunca abandona al que pierde la vida por Él.

ciendo poco a poco, porque perdemos…. “intimidad”. Miremos lo que hacemos en nuestras reuniones de comunidad y en nuestros tiempos de ocio. Y como no se puede entrar, no podemos mostrar lo que hay. ¿Nos interesa, me

En su carta-convocatoria del día de Navidad de 2010, el Padre General nos decía en qué consistía esta convocatoria: “Se trata de situar la Pastoral Vocacional en las fuentes de la vida de las Escuelas Pías, como un elemento nuclear de nuestro proceso de revitalización y como una de las claves que harán posibles los diversos objetivos que tenemos planteados.” Cada uno deberá hacer consciente lo que entiende con esta frase. A mí me cuesta asumir dicho reto.

pregunto? ¿Es posible así la revitalización? Cada Comunidad, cada religioso, tendrá que dar su personal respuesta.

A los Superiores Mayores, el Padre General nos insta a que en cada Provincia haya estructuras estables de Pastoral Vocacional; a los que trabajan en las escuelas, el Provincial les Y me cuesta porque no nos lo pide acciones de pastoral vocaacabamos de creer. Y como eso cional. Pero antes, estoy cones así, nos movemos poco, y vencido, está la necesidad de nos quedamos mostrarnos, quietecitos, y proy comprobar “Porque si el Señor curamos encensi somos no se ha quedado der “estufas” que nos mantengan mudo (que no se ha significativos de algo “calentitos”. Y quedado) y sigue diferente cuando eso ocullamando, nosotros para nuesrre, cerramos hemos de asumir el tros alumventanas y puernos y para papel de voceros tas, y volvemos a los laicos en suyo.” pensar en general. “clausuras” que Porque si el impidan entrar “intrusos” en Señor no se ha quedado mudo las casas, y ponemos (que no se ha quedado) y sigue “clausuras” que cierran nuesllamando, nosotros hemos de tras habitaciones, y poco a poasumir el papel de voceros suco, lo comunitario y lo que suyo. pone compartir con laicos, adultos o jóvenes, va languide-

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Luego vendrán las “otras causas”: la baja natalidad, el poco interés por los compromisos para toda la vida, la sociedad secularizada, el consumismo, las máquinas y no sé cuántas cosas más. Pero hoy más que preguntar “cuántos tenemos” hemos de revisar el “a cuántos nos hemos mostrado y acercado”. Decía el Papa que “la vida consagrada es un bien para to-

da la iglesia, algo que interesa a todos”, yo seguiría… y a nosotros los primeros (¿o no?). Y más adelante: “si la vida consagrada es un bien para toda la Iglesia, algo que interesa a todos, también la pastoral que busca promover las vocaciones a la vida consagrada debe ser un compromiso sentido por todos: obispos, sacerdotes, religiosos y laicos”. Está claro. Bueno ahí queda eso. A partir de ahora, la pregunta va dirigida a cada uno de nosotros, a cada Comunidad de la Provincia. Todos somos responsables de hacer de altavoces a la Palabra del Señor que sigue llamando. Si eso lo hacemos, seguro que vendrán, no serán muchos, pero vendrán. Y si no, al tiempo. Así seremos… Escolapios, multiplicando vida. ¶


Multiplicando vida LA SELECCIÓN VOCACIONAL EN LA ÉPOCA DE CALASANZ, ENTRE EL IDEAL Y LA REALIDAD Enric Ferrer Non è bene riempire la religione di gente ordinaria

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as Escuelas Pías están entre las congregaciones de Clérigos Regulares, surgidas en la Iglesia en el siglo XVI. La Compañía de Jesús es la más conocida de estas congregaciones, formadas por sacerdotes preparados, con plena dedicación al ministerio sacerdotal y apostólico, nutridos por algunos de los elementos esenciales de la vida consagrada. Volcados a la predicación, a la catequesis, a los sacramentos (con una fuerte incidencia en la confesión y en su derivación en la dirección de almas), las misiones evangelizadoras en los pueblos… Lo sacerdotal era, pues, definitorio del conjunto de su misión. Los candidatos a entrar en estas congregaciones surgían del mismo impulso apostólico y el testimonio de los religiosos, ya que sus actuaciones tenían una gran resonancia pública, sobre todo por la predicación y la enseñanza en niveles medios y superiores. En este sentido, los escolapios se constituyeron en sacerdotes especializados en un concreto ministerio, tal como se recogía en las Constituciones de san

3027, p.30). El escolapio, en José de Calasanz (1622) en el consecuencia, además de los n. 5. La compleja síntesis de estudios sacerdotales tenía sacerdote, religioso y maestro que formarse también en no era fácil de vivir en una aquellas materias que iba a época donde el sacerdocio, impartir como maestro. tras el Concilio de Trento, había adquirido una impronta ¿Cuál era la procedencia de los cultual y ritualista, aunque candidatos a ser admitidos en también con la misión de prelas Escuelas Pías? Es interedicar. De hecho el programa sante, aunque sea de forma que se les pedía para ser ordebreve, tener presente el sistenados era más bien poco amma empleado por Calasanz en plio (G. Sántha: “Probatio ac el período anterior a la Coninstitutio iuniorum nostrorum gregación Paulina (1617) para temporibus S.P.N.”, en Ephecontar con colaboradores en merides Calasanctianae, n. 35 las escuelas. G. Sántha (1966), p. 201-250). En reali(“Quattuor novi elenchi antidad, por la vinculación a lo quissimorum S. Iosephi Calamás sagrado, el sacerdote apasanctii in Scholis Piis, qui in recía revestido de dignidad y palatio D. Octavii Mannini prestigio en la sociedad. Calauna cum illo sanz dedicó muvixerant, chos esfuerzos “El escolapio, en cooperatopara corregir esa consecuencia, rum”, en tendencia cultual además de los Ephemerides en la Orden, de Calasanctiaestudios ahí su insistencia sacerdotales tenía nae, n. 11-12 en advertir a los (1959), p. que formarse futuros ordenan362-390) dos que deberían también en describió ejercitarse “en el aquellas materias aquellos prioficio de aprenque iba a impartir meros coopeder y enseñar, radores, tocomo maestro.” pues una vez sados adultos, cerdotes no se como un grupreocupan más de estudiar, y po heterogéneo, inestable en al no ser aptos para una escuesu perseverancia, tanto por su la, rehúyen la enseñanza y procedencia, como por su foresto causa la ruina de la Relimación, e incluso con diferengión” (Epistolario di San Giutes motivaciones en su tarea, seppe Calasanzio, vol. 7, carta

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Multiplicando vida tales como la vinculación con Calasanz y la dedicación a la enseñanza de los niños (p. 382). Adultos fueron también los primeros escolapios que vistieron el 25 de marzo de 1617, dando inicio a la citada Congregación, aunque sin olvidar que en las escuelas trabajaban seglares remunerados y algunos de forma gratuita. En el breve período que va hasta la erección de la Orden (1621) cerca de la mitad de estos primeros religiosos abandonaron las Escuelas Pías. Al año siguiente, las Constituciones de la nueva Orden legislaron con amplitud sobre la admisión de los candidatos a escolapios, el noviciado y la formación sacerdotal y pedagógica. Téngase presente que tras los dos años de noviciado la profesión tenía el carácter canónico de solemne. Los problemas no tardaron

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en aparecer. Así, por ejemplo, las numerosas peticiones para nuevas fundaciones obligaron a realizar admisiones de adultos ya sacerdotes (“Por el amor de Dios, padre, cuídese de conocer a los sacerdotes que se van a vestir, porque el año pasado vinieron cuatro o cinco que me parece no servirán sino para decir misa”, Epistolario, vol. 5, carta 2177, p. 311) o de novicios de demasiada edad. Calasanz tenía muy claro que “no se puede tratar de introducir tan pronto el Instituto en otros lugares sin haber formado antes sujetos idóneos” (Epistolario, vol. 8, carta 3808, p. 15). ¿Cuál sería la ideal “cantera” vocacional para el Fundador? S. Giner (San José de Calasanz. Maestro y fundador. Nueva biografía crítica, 1992,

p. 610) lo ha expresado con notable vehemencia: “es indudable que sus preferencias eran por los alumnos de sus escuelas, como expresamente lo manifiesta con estas fortísimas palabras, tan poco recordadas desgraciadamente a través de los siglos: “Para nuestro fin, son preferibles los jóvenes que se educan en nuestras escuelas, que se ve si están bien o mal inclinados, si tienen buen ingenio o no, y educándoles bien dan buen resultado. Esto que escribo, aunque no lo mando en virtud de santa obediencia, no obstante se debe cumplir como palabra de Dios, venida a través del Superior”. Calasanz, una y otra vez, insistía en la necesidad de tener buenos candidatos porque “de dozzinali ne avemo troppo”, es decir, ordinarios, vulgares, mediocres, hay demasiados (Epistolario, vol. 5, carta 2210¸ p. 346). En otro lugar escribirá: “essendo molto più a propósito esser pochi e buoni che molti con mistura e relassati” (Epistolario, vol. 8, carta 4031, p. 153). Esa vulgaridad, por ejemplo, se manifestaba en el poco deseo de aprender y prepararse bien para el ministerio escolapio, actitud que desagradaba especialmente a Calasanz (Epistolario, vol. 3, carta 576, p. 80), de tal manera que lo consideraba un impedimento para recibir las órdenes sagradas (Epistolario, vol. 5, carta 1788, p. 48). A los superiores les insistía en el necesario discernimiento para admitir novicios y les exhortaba a


Multiplicando vida ser prudentes, a orar insistentemente, a conocerlos bien, antes de tomar una decisión tan importante. Para ser un buen escolapio se requerían cualidades de todo tipo: salud, integridad física, ingenio, preparación cultural, buenas costumbres, es decir, todo aquello que, tras conocer la vocación del candidato, significara provecho y progreso para la Orden. En un texto de notable interés pide que se tenga una probación temporal del candidato, que en tiempo de fundaciones nuevas los individuos no deben ser “ordinarios”, ya que, de ser así, nadie pedirá el ingreso en las Escuelas Pías, como ya había pasado en algún lugar (Epistolario, vol. 5, carta 1937, p. 152). La realidad fue bastante diferente de tan acertados criterios y medidas. Se tuvo demasiada premura en las admisiones, sea por las necesidades de las nuevas fundaciones, sea por la abundancia de candidatos, a veces presionados por tantas familias numerosas, sea por la brevedad de los estudios o por la falta de casas de formación con las condiciones adecuadas de directores y profesorado. La falta de recursos económicos de las familias de algunos candidatos pusieron en guardia al Fundador: “Li soggetti nuovi siano di buon ingegno e costumi e non di gente poverissima” (Epistolario, vol. 8, carta 4552, p. 431). Calasanz, con su profundo conocimiento de las personas y su inteligente ironía, escribió comentarios tan

incisivos como este: “è gran cosa che alcuni che in casa loro vivevano come Dio sa ora si mettono se l’insalata di scarola si deve dar cruda, che soldati per far acquisto di anime sono questi!” (Epistolario, vol. 5, carta 2210, p. 348). Realmente ser sacerdote y religioso en la sociedad estamental del siglo XVII significaba un ascenso social. Calasanz fustigó con frecuencia la soberbia de los

al., Escuelas Pías: ser e historia, 1978, p. 40). Se quiera o no la Historia sigue siendo maestra de la vida… El tema vocacional en tiempos de N.S.P. sigue pidiendo nuevas investigaciones más sistemáticas y estadísticas sobre el número de religiosos procedentes de las escuelas escolapias. En épocas posteriores, sobre todo en el siglo XIX y parte del XX, se produjo, no

Para ser un buen escolapio se requerían cualidades de todo tipo: salud, integridad física, ingenio, preparación cultural, buenas costumbres, es decir, todo aquello que, tras conocer la vocación del candidato, significara provecho y progreso para la Orden. religiosos que, tras su ordenación, cambiaban de actitud frente al humilde ministerio escolar. Los que en su casa apenas tenían para comer, ahora opinaban cómo debería ser aderezada la ensalada de escarola… Con esta tropa es lógico que Calasanz afirmara que bien poco se podría hacer para atraer a los hombres al exigente camino de Cristo, cuando él lo que deseaba era que sus religiosos tuvieran el temple de fundadores, es decir, entregados, humildes, dispuestos a todo (Epistolario, vol. 8, carta 4031, p. 152). Baste decir que al llegar la dura prueba de la reducción de la Orden (1646) se constató que “de los 490 religiosos quedarían poco más de 200 a diez años de distancia” (S. Giner et

sólo en las Escuelas Pías, una ruralización de la “cantera” vocacional. En el campo, a diferencia de las zonas urbanas, todavía no se había producido la transición demográfica, con la decisiva baja de la natalidad, ni el fácil acceso a los estudios medios, de tal manera que el seminario suplía la falta de instituciones escolares, se siguiera o no posteriormente la carrera sacerdotal. Sea como sea, todavía hoy sigue siendo vigente la consigna calasancia que es mejor ser “pochi e buoni che multi con mistura e relassati”. ¶

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Multiplicando vida AÑO VOCACIONAL Javier Brines

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n la historia reciente de nuestra Provincia, hemos escuchado en diversos encuentros (Capítulos, Asambleas…) reflexiones en las que algunas acciones pastorales o ciertas vinculaciones de religiosos al movimiento neocatecumenal estaban justificadas o incluso ensalzadas por que “traían vocaciones a nuestra orden”. Y así mismo, actividades u opciones de algunos religiosos eran fácilmente deva-

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luadas o puestas en entredicho porque no eran portadoras del ansiado fruto. La evolución de los que así se manifestaban nos ha ayudado a desvelar lo equivocado de semejantes ponderaciones. Siguiendo la terminología espiritualidad ignaciana en la que nos iniciaron en los Ejercicios espirituales del pasado agosto 2011, podemos considerar que aquel “éxito vocacional” respondía más al seductor engaño de un “bien aparente” que nos ha

llevado a un daño real en la vivencia de nuestra identidad escolapia Desde este contexto, acogemos el Año Vocacional Calasancio que nos propone la Orden. Año que aspira a ser experiencia de gracia y revitalización en la propia respuesta vocacional. Año que ojala zarandee nuestro espíritu e impulse nuevos dinamismos de vitalidad escolapia. Os propongo algunos para que el Año adquiera sig-


Multiplicando vida nificado en nuestras personas y comunidades. 1. La alegría de haber sido llamados a la mies fertilísima de las Escuelas Pías. Es el primer testimonio vocacional. La felicidad ilusiona a cualquiera. (A este propósito, os recomiendo una lectura orante de Directorio Escolapio de Pastoral Vocacional 17-21) Si en nuestras conversaciones, encontramos expresiones de amargura, queja o tristeza este año vocacional puede ayudarnos a recuperar con responsabilidad nuestra respuesta vocacional. La nostalgia del pasado, de la fortaleza que nos hacía sentir necesarios no provoca atractivo. Nos urge volver la mirada y la confianza más allá de los encargados de Pastoral Vocacional al autor de toda vocación. Os ofrezco el siguiente texto del Benedicto XVI, que puede ayudar a situar nuestra responsabilidad en este ámbito:

na cautivándola con la belleza de su amor, y suscitando consiguientemente una entrega total y definitiva a ese amor divino (cf. Jn 15, 9.16). Hay que tener siempre presente la primacía de la vida del espíritu como base de toda programación pastoral. Es necesario ofrecer a las jóvenes generaciones la posibilidad de abrir sus corazones a una realidad más grande: a Cristo, el único que puede dar sentido y plenitud a sus vidas. Necesitamos vencer nuestra autosuficiencia e ir con humildad al Señor, suplicándole que siga llamando a muchos. Pero al mismo tiempo, el fortalecimiento de nuestra vida espiritual nos ha de llevar a una identificación cada vez mayor con la voluntad de Dios, y a ofrecer un testimonio más limpio y transparente de fe, esperanza y caridad. 2. Impulsar una dinámica comunitaria renovada, desde el Evangelio y las Constituciones, en la que se facilite la acogida y la mutua comprensión:

Entre los muchos aspectos que se podrían considerar para el cultivo de las vocaciones, quisiera destacar la importancia Es la primera línea de acción del cuidado de la vida espiridel último Capítulo Provincial. tual. La vocaResponsabición no es lidad de tofruto de nin“Una vida vocacional dos es no gún proyecto dichosa se evidencia dejarla lanhumano o de en los muchos guidecer en una hábil las rutinas de compromisos y estrategia actitudes de la vida de cada día. Va organizativa. íntimamente En su realicomunidad.” unida a la dad más honrevitalización da, es un don de nuestra vida evangélica: de Dios, una iniciativa misteuna vida vocacional dichosa se riosa e inefable del Señor, que evidencia en los muchos comentra en la vida de una perso-

promisos y actitudes de la vida de comunidad. Reducir nuestra vida de comunidad a cumplir con un horario, guardar silencio cuando el Rector nos propone una dinámica de formación y diálogo comunitario, llevar adelante mil planes y proyectos, cerrando los ojos ante las necesidades de mis hermanos de comunidad son algunos síntomas preocupantes de una vida personal y comunitaria languideciente desde un egocentrismo cargado de afán por el bienestar material que nuestras casas ofrecen. Seamos creativos y consideremos las actitudes y acciones que puedo proponer a mi comunidad para expresar mejor su centralidad en nuestra vida 3. La apertura a jóvenes en búsqueda vocacional y a laicos que compartan nuestro carisma. Es la segunda parte de la línea de acción. Exige una apertura real de nuestras comunidades y casas a la presencia de personas que nos aprecian desde nuestra vocación escolapia y a las que debemos ofrecer el testimonio personal y comunitario. Nuestra alegría y entrega sólo se trasmiten por el contacto. Entre nosotros, aún puede haber quien piense y actúe con autonomía, como si cada uno fuera el único protagonista, y la comunidad no contara. En nuestra vida escolapia todos cuentan, tengan la edad que tengan. Los ancianos y enfermos hacen más vivo el testimonio de la fidelidad al Evangelio desde la Cruz de Cristo

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Multiplicando vida 4. La entrega a la oración vocacional. Las vocaciones son don de Dios, no hay que dejar de pedirlas con importunidad. Este aspecto va muy vinculado a nuestra calidad de vida espiritual. El “Calendarium Ordinis” nos ofrece tres días a cuidar desde la oración vocacional: 31 de enero, 31 de mayo y 26 de septiembre. En la carta de presentación , tenemos la motivación de estas jornadas. Ojala podamos vivirlas con la novedad y creatividad de los materiales que se nos ofrezcan. 5. Recuperar el espíritu que nos movió en los años 80. En la carta a los hermanos, titulada “El escolapio y su formación permanente”, que el P. Ángel Ruiz Isla publicó hace 30 años, recogía una serie de iniciativas que nuestra Provincia “estaba poniendo en práctica con frutos ya patentes”. Estas iniciativas surgieron desde el Equipo de Pastoral y Vocaciones que animaba el P. José Ramón Ferris, de memoria agradecida entre nosotros. Recuperar aquel “espíritu” puede ser camino para dar a luz a ese escolapio capaz de provocar la pregunta vocacional. Os ofrezco reformuladas algunas de aquellas iniciativas: · Con los alumnos rezar por las vocaciones · Hacer frases, dibujos, carteles con motivos vocacionales

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· Acompañar las Eucaristías que se celebren en el colegio con alumnos · Hacer una referencia vocacional en mis homilías · Leer el material vocacional que se nos ofrezca este año y dialogarlo en comunidad · Invitar a un grupo Hinnení o de confirmación a nuestra comunidad para compartir la oración y la vida · Celebrar mensualmente una Eucaristía vocacional · Iniciar la meditación personal o comunitaria con pasajes evangélicos o puntos de nuestras Constituciones de contenido vocacional · Leer y comentar en comunidad algún apartado del Directorio Escolapio de Pastoral Vocacional · Dedicar un tiempo prolongado cada cierto tiempo a orar por las vocaciones escolapias · Acompañar a chavales con inquietud de vida evangélica y vocacional · Crear en la web del Cole-

gio un espacio para compartir testimonios de vida vocacional · Hablar a los alumnos de nuevos proyectos misioneros de la Orden · Conocer y hablar a los alumnos de la cantidad de niños que en el mundo carecen de derecho a la educación. ¶


Multiplicando vida

O SE ES MÍSTICO O NO SE ES CRISTIANO Rafael Ortiz

El cristiano del futuro o será un místico, es decir una persona que ha experimentado algo, o no será cristiano. Porque la espiritualidad del futuro no se apoyará ya en la convicción unánime, evidente y pública, ni en un ambiente religioso generalizado, previo a la experiencia y a la decisión personales”. Así se expresaba Karl Rahner en un artículo recogido en Escritos de teología titulado “Escritos de espiritualidad antigua y actual”. ¡Ser un místico o no ser cristiano! Desde que tuve acceso a la obra de este gran teólogo estas palabras han resonado en mi conciencia. Por otra parte, las en-

recetas. No vendrá de quienes sólo se adaptan al instante actual. No vendrá de quienes sólo critican a los demás y se toman a sí mismos como medida infalible. Tampoco vendrá de quienes eligen el camino más cómodo, de quienes evitan la pasión de la fe y declaran falso y superado, tiranía y legalismo, todo lo que es exigente para ser humano, lo que le causa dolor y le obliga a renunciar a sí mismo. Digámoslo de forma positiva: el futuro de la Iglesia, también en esta ocasión, como siempre, quedará marcado de nuevo con el sello de los santos. Y, por tanto, por seres humanos que perciben más que las fra-

contenido. Se trata de Espiritualidad en la sociedad laica; La religión también cuenta, de Felicísimo Martínez Díez (2009) y de Místicos y profetas; Necesarios e inseparables hoy, de José María Arnaíz (2004). Si se me permite… los recomiendo encarecidamente. Ambos libros son prolijos en el análisis sobre cuales han de ser los parámetros por los que se debe regir la vida de quien intente realizarse como cristiano en el mundo actual. Pero, como trasfondo de su reflexión, los dos coinciden en lo que viene a expresar el título del segundo: la necesidad de configurar la personalidad cristiana desde una doble acti-

cuentro en especial consonancia con la reflexión que otro gigante de la teología contemporánea hace en: “¿Bajo qué aspecto se presentará la Iglesia en el año 2000?”. Así se expresaba J. Ratzinger: “El futuro de la Iglesia puede venir y vendrá también hoy sólo de la fuerza de quienes tienen raíces profundas y viven de la plenitud pura de su fe. El futuro no vendrá de quienes dan sólo

ses que son modernas. Por quienes pueden ver más que otros, porque su vida abarca espacios más amplios.”

tud complementaria mística y profética.

En los últimos años, he leído y releído dos libros que me han reavivado la inquietud que las palabras de estos teólogos habían suscitado en mi ánimo tiempo atrás, y tal ejercicio me ha facilitado la oportunidad de profundizar vitalmente en su

Por el bautismo los cristianos participamos de la misión profética de Jesucristo, el único en el que palabra y verdad coinciden por ser él mismo la Palabra y la Verdad. Ser profeta hoy significa realizar el anuncio del Evangelio de la única manera posible: desde una consecuente coherencia entre

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Multiplicando vida nuestra palabra y nuestra vida. Sólo así dejamos de caer en una contradicción preformativa en la que, grotescamente, pronunciamos enunciados en los que la forma de producirlos y presentarlos está en franca oposición a lo que intentan trasmitir. De este modo la voz de la Iglesia se descristianiza porque quienes la escuchan no pueden reconocer a quienes pronuncian tales enunciados, por sus obras, como discípulos del Maestro. Recordemos, “por vuestras obras os conocerán”. Por ello, el papa Benedicto XVI insiste en su encíclica Spe Salvi nº2 en que el Evangelio ha de ser acogido de manera “preformativa”.

También la Iglesia sin ser del mundo está en el mundo, por ello se hace necesario que este anuncio resuene en su seno, ad intra. La “nueva evangelización” que proponía Juan Pablo II comienza por una evangelización de la propia Iglesia, que siempre está necesitada de reforma y conversión.

Enunciar, pronunciar, anunciar… El anuncio profético siempre ha de ir acompañado por la denuncia de aquellas situaciones que obstaculizan que la presencia del reinado de Dios se haga patente, tanto dentro como fuera de la Iglesia. Esto supone un profundo enraizamiento del ser del cristiano en su encuentro con JeAsí pues, como cristianos no sucristo, supone una relación podemos conformarnos con interpersonal profunda y una pronunciarnos ante el mundo fidelidad a la misma. Supone a base de enunciados que inuna mística sin la que el anuntentan expresar el “deber ser”, cio profético no sería posible. el futuro de la Iglesia depende Un anuncio que, a su vez, da “de la fuerza de quienes tienen sentido a dicha mística, desde raíces profundas y viven de la el cual queplenitud pura da configude su fe”. Lo rada como que hoy se nos Esa unidad entre pide a los crismística y profecía ha- a c t i t u d tianos es un ce posible y asumible fundamental. verdadero la ineludible renuncia anuncio en el que el cristiano ha de Esa unidad que quede exentre mísasumir al realizar la presada, de tica y promodo patente, denuncia que se desfecía hace la coherencia prende del anuncio. posible y entre el enunasumible la ciado pronunineludible ciado y la vida de donde surge renuncia que el cristiano ha de y donde queda ratificado. Sólo asumir al realizar la denuncia así se hace creíble la Buena que se desprende del anuncio. Noticia al mundo, y quizá aún Esta misma ascesis fue practimás, sólo así se hace audible cada por el Maestro tantas veporque es palabra encarnada. ces cuanto denunció las actitu-

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des herodianas y farisaicas. Sin tener en cuenta cálculo alguno sobre las consecuencias que ello le pudiera acarrear, pero consciente de que con su actuación se encaminaba hacia la cruz. Podía leerlo en los acontecimientos, en cómo malinterpretaban sus acciones, en cómo tergiversaban sus palabras, en cómo le preguntaban pública y provocativamente intentando conseguir imputarle alguna falta. Pero, sobre todo, pudo constatarlo cuando le acusaban de blasfemo y se rasgaban las vestiduras incapacitados para reconocer la Verdad que se presentaba ante ellos. Pero esas vestiduras de los fariseos y doctores de la ley, rasgadas histriónicamente, contrastan con la túnica, intacta, tejida de una sola pieza de Jesús que sus verdugos podrán sortearse. Jesús, Dios hecho hombre, anduvo con publicanos y prostitutas y, lejos de condenarlos, los amó. No se rasgó ante ellos las vestiduras. Sin embargo, tras su muerte en la cruz “el velo del Templo se rasgó”. A mi entender, esta es la mística y la profecía en que los discípulos de Cristo del presente estamos llamados a ser partícipes. Aún corriendo el riesgo humano de equivocarnos, tantas veces, porque no somos el Maestro. Sin embargo, invocando su gracia y solícitos a acogerla, debemos intentarlo pues: “el futuro de la Iglesia, también en esta ocasión, como siempre, quedará marcado de nuevo con el sello de los santos”. ¶


Multiplicando vida ¿PASTORAL VOCACIONAL EN TIEMPO DE CRISIS O CRISIS EN LA PASTORAL VOCACIONAL? Carles Such

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stoy bastante cansadito de la pastoral vocacional. Tal y como me viene a la cabeza. Si dejamos que las imágenes fluyan tras escuchar `pastoral vocacional’, son justo las imágenes que me resultan cansinas, pasadas e infecundas. Esa pastoral vocacional que por más que nos estiremos en comentarios, explicaciones, teologías o pastorales, siempre acaban en dos preguntas: ¿algún joven quiere ser escolapio? ¿cuántas vocaciones tenéis? Pues lo dicho, hartito. Esta mentalidad ha hecho que entre nosotros –los escolapiosno sea extraño descubrir vocaciones que pregonan la desesperación y el desánimo. De ésas las hay y además en aumento. Y comprendo que es ‘algo natural’, ‘una preocupación legítima’, ‘un deseo lícito de sobrevivir’… Pero no estoy por la labor de potenciarlo ni alimentarlo. E intentaré explicarme. El pesimismo en el que estamos inmersos en el ‘campo vocacional’ no es el sustento del realismo. En demasiadas ocasiones argüimos y enarbolamos la bandera del número impar (uno o ninguno) con una sobrada carga de pesimismo personal e institucional

sobre la realidad vocacional en nuestra Provincia. La realidad, si lo es, está preñada de Dios y por tanto contiene en sí el optimismo propio de la fe que es la esperanza. No me creo (y acabo por desconectar inconscientemente en una conversación de ese tono) a los agoreros, cenicientos, negativos y pesimistas porque solo hablan de lo que ven (o de lo que no ven y quisieran ver). La evidencia es el alimento sempiterno de los ateos. ¿No será éste el verdadero problema vocacional? Vislumbrar estas actitudes entre consagrados, ¿no será estar constatando la verdadera crisis vocacional? ¡Yo qué sé por qué no surgen vocaciones! ¡Ni me importa!

La clave de la pastoral vocacional nuestra (no sé la de los demás ni en este momento me preocupa) es ganar en vitalidad nosotros. Lo que sé es que plañir no se conjuga con esperar. Cuando teníamos que agradecer (el florecer vocacional) sospechábamos y ahora que nos toca esperar, nos lamentamos. Es bueno hablarnos en verdad y dejar de darnos lástima. No creo que podamos construir

juntos un futuro que depende de Dios con la esperanza en la que vivimos y manifestamos. Y ya que me dan la palabra, permitidme expresarme desde lo que vivo y percibo. Me río de los próximos 40 proyectos vocacionales animados por personas cuyos rostros dan más pena que otra cosa. Y no hablo de impostar muecas alegres y ademanes simpáticos y vitalistas sino de posibilitar la vida que los provoque espontánea y naturalmente. ¿Qué estamos deseando? ¿Qué esperamos? Pues tendremos resultados acordes al tamaño de nuestros deseos. Si deseamos ‘ser más’ o ‘mantener la paraeta’ pues eso tendremos. ¿Quién desea en lo profundo de su ser una Escuela Pía animada por el Espíritu? ¿Quién desea una vida comunitaria que trasluce ‘la alegría y lo estupendo de estar los hermanos unidos’? ¿Quién se siente impelido desde las tripas a anunciar el evangelio y dar a conocer a Jesucristo por medio de la educación? ¿Quién disfruta de una celebración litúrgica vivida por niños o adolescentes donde Cristo se hace realmente carne?... Si esto no se da, nuestros deseos son un ejército de pigmeos que obtendrán resultados enanos.

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Multiplicando vida Si no crece nuestra autoestima personal e institucional no surgirán las vocaciones. Dejadme decir lo que pienso. En nuestra querida Provincia de Valencia necesitamos morir a la historia reciente. Romper con una imagen lastimera que nos ancla y nos impide zarpar a nuevos lugares vitales. El constante recuerdo del mal vivido es la mejor excusa para no avanzar. En ocasiones parecemos ancianas enlutadas que gustan de recordar la defunción hace décadas del marido. Nos da seguridad ir de luto. ¿Queremos una adecuada y activa y fecunda pastoral vocacional? Pues salgamos cada día con la sonrisa puesta de casa. No como quien actúa en un sainete, sino con la certeza de una oración tenida que nos recuerda nuestra filiación y mantiene nuestra debilidad en el amor y la misericordia de Dios; de una Eucaristía celebrada y compartida que nos sitúa en la gozosa experiencia de la entrega de Cristo; de una conversación mantenida en el desayuno o la comida con hermanos que abren sus vidas y las hacen permeables a mi necesidad y a mi aportación y ayuda. Necesitamos transformar ‘nuestro luto en danzas’ y esto se inicia en el momento en que me descentro para dejar que otro/Otro sea mi centro. Esperar teologalmente es descentrarse. La clave de la pastoral vocacional nuestra (no sé la de los demás ni en este momento me preocupa) es ganar en vitalidad nosotros. Si fortalecemos los miembros se

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robustecerá el cuerpo y estará en condiciones de generar y e n gen d r a r n ue v a v i d a. ¡Todavía no llegamos a la edad de Sara ni nuestro seno es estéril! ¡Lo sabemos! Es momento de escuchar sal de tu tierra y de tu casa a la tierra que yo te mostraré… “que nos mostrará”. Es momento para la fe y para el fruto inmediato de la misma que es la esperanza. Si no la tenemos, quizá haya que ir constatando, sin miedo pero con responsabilidad, que nuestro problema no es de falta de vocaciones sino de fe. De Vida Religiosa. De consagración. De vida comunitaria. De vida de oración… Me he desahogado. Sin ninguna ira. Con un tremendo cariño he ido escribiendo y trayendo a muchos hermanos a la cabeza y al corazón. Ojalá, la próxima vez que nos veamos, en vez de preguntarnos “si hay alguien” (que por cierto lo hay

y los habrá), nos demos razón de nuestra esperanza y nos digamos que hemos de cuidarnos espiritualmente, alentarnos en el mutuo amor, animarnos en la esperanza y alimentar nuestra pobre y precaria fe. La Escuela Pía es fruto divino (y Dios sigue apostando por ella) pero lo es también del afortunado atrevimiento y tesonera paciencia de san José de Calasanz, el cual, cuando de nada le sirvió el amor mostrado durante décadas en la escuela y la fe profesada desde niño, vivió únicamente de la Esperanza. Aprendamos de nuestro santo Padre y ‘maestro de sabiduría’ a saber esperar contra toda esperanza activando personal e institucionalmente cuanto anime nuestra fe y provoque la entrega en el amor. Entonces, hablaremos de pastoral vocacional. ¿Hay mejor pastoral vocacional? ¶


Multiplicando vida MEMORIA DE MI VOCACIÓN ESCOLAPIA Antonio Saiz

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odo el mundo conoce, para sí o para otros, vocaciones declaradas desde muy corta edad. ¿Qué vas a ser de mayor? – Voy a ser policía. Seré bombero. Estudiaré para maestra. Yo, como mi tío, de mayor seré sacerdote. Yo enfermera. Pues yo misionero. Arquitecto, médico, ingeniero, abogado, notario, registrador de la propiedad, … son profesiones que pasan por la cabeza de muchos jóvenes, ellos y ellas, durante los estudios del Bachiller. Mi caso nunca tuvo la claridad, tampoco la preocupación, por el futuro quehacer profesional. Y digo nunca, porque en el decurso de las etapas de mi formación todo transcurría como si pasar de una etapa a la siguiente fuese lo más natural del mundo. Ciertamente hubieron decisiones, pero tomadas en su mayoría no desde mí mismo, sino aceptadas desde la confianza

que me merecían las personas que en cada momento fueron teniendo responsabilidad sobre mí. El Señor siempre puso en mi camino personas deseosas de mi bien que me presentaron alternativas moral y espiritualmente intachables. Así lo he vivido siempre y así lo agradezco: sin esa providencia temible hubiera sido el resultado. La primera, que yo recuerde, opción sobre mi dedicación posterior, me llegó a los quin-

ce años escasos. El P. Amadeo López, escolapio del colegio de Albacete, se llegó a mí, alumno en el mismo colegio de 2º curso del bachillerato de entonces – entonces eran siete, tras el curso de ingreso – .

Lo hizo abiertamente: Tú ¿quieres ser escolapio? No dudé en responder: Bueno, pues, sí. La respuesta, sin embargo, no fue fruto de reflexión, ni poca ni mucha. Es verdad que por entonces me desenvolvía mejor con los amigos más jóvenes que yo y me gustaba destacar entre ellos enseñando con gusto “mis saberes”, lo que no me resultaba nada fácil con los compañeros mayores o más “iniciados”, que por otra parte eran más bien pocos. Pero no me consta que ese hecho influyera en aquella respuesta. El P. Amadeo era profesor en los cursos superiores y quizá influyó en mi respuesta el hecho de que una persona destacada conociese y confiase en mi capacidad para algo que él consideraba bueno para mí, aunque yo no supiera bien lo que era. De no ser así él no me habría preguntado. Un año antes había acompañado el mismo P. Amadeo la entrada

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Multiplicando vida en la Escuela Pía del P. Ángel Rodenas.

desde el seguimiento calasancio de Jesús.

Mis padres, conocida mi tímida decisión, no se opusieron; ello no obstante, mi madre acusó sentimentalmente el golpe. Las razonables dudas paternas se fueron disipando a lo largo de los nueve años de formación – primera formación – y su alegría completa se hizo visible cuando celebré en el colegio la primera misa solemne en su compañía y la de mis hermanos. Mi madre lo vivió desde el cielo a donde la llamó el Señor un año antes.

El P. José Castellar, maestro de postulantes, y el P. Manuel Mayor, maestro de novicios, fueron mis primeros formadores. A ellos y a la comunidad escolapia de la casa de formación ocultó también nuestro Señor el despiste que corría por mi interior y, como la cosa más natural, consideraron oportuno, – no di importancia a que me lo propusieran expresamente – que yo acabase esta etapa con la profesión temporal de votos.

En vísperas de mi incorporación a la Masía del Pilar, Godelleta, donde transcurriría un año de postulantado y otro de noviciado, el entonces Vicario General de la Diócesis de Valencia, conocido de mi padre, enterado de mi orientación hacia la Escuela Pía, me ofreció entrar al seminario diocesano. Lo poco que por entonces conocía de la vida de los sacerdotes no me atraía en absoluto y rehusé. Tengo que decir que si por entonces hubiese conocido la vertiente sacerdotal y de consagración religiosa del escolapio – me resultaba sugerente sólo lo de ser profesor – mi decisión hubiera sido otra. Pero nuestro Señor me ocultó de momento lo que paulatinamente iría descubriendo y así preparándome para asumir, como si, aunque cargado de dudas, y casi como si no tuviese otro remedio, la realidad troncal y ahora gozosa de mi vida en la Escuela Pía: maestro sí, pero

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Percibí también una mayor importancia, sin darle su verdadero alcance, de la preparación a los votos solemnes y a las órdenes sagradas. Pero, al fin y al cabo, eran pasos que todos daban y a mí nadie me prohibía darlos.

La cruda primera realidad llegó cuando, al mes de la terminación de los estudios y la ordenación sacerdotal junto con los demás compañeros de curso, destinado durante una breve estancia veraniega en Castellón fui, por encargo del P. Provincial y en sustitución del P. Juan Bautista Ramón, Con igual inconsciencia transcapellán de un campamento currió el juniorato en Irache y del Frente de Juventudes en en Albelda con los responsaAlcocebre (así era entonces), bles directos de nuestra fordonde las pláticas eran obligamación, PP. Rafael Pérez y torias: vi entonces claramente Samuel García respectivami falta de preparación. Lo más serio llegó cuando Una vida escolapia, incluso poco después el P. Rector me encargó el “sermón” de la de un despistado como San José de Calasanz en yo, vale la pena. su fiesta de agosto, que se pronunciaba ante la comunidad religiosa y ante algumente. Me dejaba llevar, aunnas autoridades invitadas. Mi que los estudios filosóficos y obediencia se ponía a prueba, teológicos me cuadraban poco mi falta de entrenamiento con mi pensamiento inicial y también. Si el Señor mandaba persistente de ejercer el maa través del superior una cosa gisterio. En esta línea siempre buena, ésta debía el Señor rehuí presentarme como vohacerla posible. Este convenluntario para dar catequesis cimiento no me ahorró los en los pueblos cercanos, partiapuros en la preparación y cipar en representaciones teasobre todo en el acto de expotrales, ensayar en público dener lo preparado. Los sudores clamaciones y modelos de estivales fueron ligeros en homilías o sermones. Sí que comparación con los ocasiofui asimilando, a Dios gracias, nados por el compromiso del el sentido de los votos de pomomento. Esta dura experienbreza, castidad y obediencia, cia me confirmó en que la pero siempre en función del obediencia religiosa acompade enseñanza.


Multiplicando vida ña al que la acata, aunque no siempre con la garantía de quedar bien. Un curso de ejercicio del magisterio junto al P. José Jiménez en las Escuelas de la Plaza dio paso a mis estudios civiles, nada brillantes, de Ciencias Químicas. Durante esos años fui ayudante del Maestro de Postulantes, primero en el Colegio de San Joaquín y luego formando parte de la primera comunidad del Colegio de las Escuelas Pías de Malvarrosa. Los tres años siguientes en la comunidad y colegio de Gandía puedo señalarlos como los más felices de mi actividad cercana a los niños, los del colegio y los del barrio de Nazaret, no tanto a los jóvenes, frente a los que ni entonces ni después me he visto con recursos personales de carácter pastoral. Libre de la responsabilidad que llevan consigo los

cargos dentro de la Orden, la actividad fue desbordante. Destacar mis clases de Química a las alumnas de 5º curso de bachillerato en el colegio de Escolapias, donde descubrí, con no poca sorpresa, la psicología juvenil femenina. A poco de mi estancia en Albacete vinieron largos períodos con cargos de responsabilidad sobre personas y siguieron en Valencia; aceptados únicamente por obediencia, nunca por gusto, dada mi reconocida, y evidente para todos, falta de recursos frente al gobierno de adultos. Pero la compañía y ayuda de nuestro Señor, como pruebas de su amor, y las de mis hermanos escolapios han permanecido cercanas en todas las situaciones, aun las más comprometidas. Mi labor académica con los alumnos mayores ha sido larga, pero la pastoral con ellos ya he dicho que ha sido esca-

sa. Con adultos sin embargo se me ha dado ejercer pastoralmente en ámbitos extraescolares muy específicos, en los cuales los recursos personales son menos necesarios. Viendo mi vida escolapia con mirada retrospectiva la encuentro rica de dones gratuitos del Señor y me nace un profundo agradecimiento por su misericordiosa y providencial historia de salvación. Y esto no sólo hacia mí sino hacia multitud de personas, escolapios y no escolapios, en cuya cercanía se me ha permitido entrar. Una vida escolapia, incluso la de un despistado como yo, vale la pena. Y vale la pena por obediencia escribir de ella cuatro rasgos, aunque resulten poco interesantes para casi todos. Y desde luego retiro lo dicho al principio “Mi caso nunca tuvo la claridad”; a estas alturas la tiene. ¶

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Multiplicando vida LA PASTORAL VOCACIONAL EN LOS AÑOS 40-60 José Duart

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espondo al ruego del P. Provincial. Cuanto pueda decir no es fruto de una investigación y estudio de fuentes documentales. Apelo a los recuerdos acumulados en mi memoria. Y pido ya comprensión para posibles omisiones…

trimestrales. En el mes de mayo, la Misa era simultaneada con el Ejercicio del Mes a la Virgen María; y lo mismo en junio, hasta las vacaciones, en honor del Corazón de Jesús. Se tenía también un Centro Interno de Acción Católica, con jóvenes y aspirantes; con su P. Consiliario y sus Juntas Directivas, de modo parecido a como funcionaba en las Parroquias.

Hablo, como premisa, de la Pastoral juvenil en los Colegios, tal como la viví en el No recuerdo que hubiera en mío a partir de 1945. Pastoral los siete años Campaña Vocabasada en la práctica frecuente cional alguna. Sobre la Vocade Sacramentos (misa matutición Escolapia se hablaba en na diaria, confesión semanal), algún número de la Revista acompañada al atardecer con “Piedad y Leel rezo del tras”, con fotos Santo Rosa- La inquietud de los y colaboraciorio y explica- Religiosos por las vones desde las ción, no caciones era a título Casas Centrasiempre, de personal. Recuerdo la les. algún punto de nuestra fe. insistencia de algún La inquietud La actividad Padre anciano; y la de los Religiosemanal se de un Padre joven, a sos por las vocerraba el partir de 1950, que caciones era a sábado, al título personal. logró encaminar a finalizar las Recuerdo la clases, con el algunos alumnos al insistencia de canto de la Noviciado. algún Padre Letanía a la anciano; y la de Virgen, con un Padre joven, a partir de todo el alumnado en la iglesia. 1950, que logró encaminar a La vida de piedad se intensifialgunos alumnos al Noviciado. caba al llegar la Semana Santa, En años posteriores a mi bacon unos Ejercicios Espirituachillerato, ya con más Padres les intracolegiales, compatijóvenes, fue abriéndose paso bles, a veces, con exámenes

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una Pastoral más dinámica, más acomodada a los alumnos, diversa según los Colegios y sus promotores: Congregación Mariana, Convivencias seguidas de Reuniones de grupo, Catequesis en barrios marginados, Club Gaudeamus… También se iniciaron los Grupos Scout. Estopropició una mayor cercanía y trato entre educadores escolapios y alumnos, que redundó en una mayor respuesta vocacional. Si por Pastoral Vocacional entendemos la labor de captación de posibles candidatos a la vida religiosa para alimentar el Postulantado-Noviciado, se actuaba con variadas estrategias: Niños de los pueblos del entorno de Colegios con mayor proyección o alumnos del mismo Colegio: zona de Gandía; zona de La Ribera (Algemesí); núcleo de Albarracín y la Sierra; después, Yecla. A veces con apoyo de Párrocos amigos. Niños de pueblos de Burgos, Palencia, Navarra, La Rioja… por el contacto con los Párrocos de Padres valencianos residentes en las Casas Centrales.


Multiplicando vida

Familiares de algunos Religiosos. Trabajo en los Colegios, tal como se ha indicado al hablar de la Pastoral Juvenil. Estas “fuentes” alimentaron el Postulantado con niños de edad comprendida entre los 11 -15 años; y estudios más o menos avanzados. Tuvo sede única en la Masía del Pilar hasta 1952, año en que los dos últimos cursos (1314 años) pasaron a Yecla. Con la venta de La Masía y el cierre d e Y ec l a c o m e n zó s u “itinerancia”: San Joaquín (en el antiguo internado de pequeños-medianos); Gandía; La Malvarrosa. Hacia el final de los 60 prácticamente desapareció; iniciándose entonces la convivencia en grupo reducido (alumnos de Colegios) en pisos de la ciudad: Colomer, 14; Pin-

tor Domingo, 29; Pau, 22. El Noviciado para Clérigos(jóvenes con 15 años cumplidos y nivel de estudios exigido) estuvo también en La Masía hasta agosto de 1953. De allí pasó a Yecla, hasta el cierre de esta casa y obra en 1959. Ocupó por tres años los locales de la Residencia Universitaria en el Calasanz de Valencia (con participación testimonial de los novicios en campañas vocacionales en los colegios). Y en 1962 pasó a Albacete, hasta su extinción. Las vocaciones, ya menos numerosas, que surgieron, pasaron a hacer su noviciado en Getafe, con los de la Provincia de Castilla. ¶

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Multiplicando vida MI VOCACIÓN Andrés Sánchez

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que vivíamos en la calle de e de reconocer Ciudadela y sólo tenía que que hablar de mi atravesar la pasarela (que por experiencia vocacierto se la llevó la riada del cional o como me 57) y la Alameda para llegar al pide el P. Provincial ¿cómo colegio, además mi padre llegué a ser escolapio? no es trabajaba en Las Provincias, una experiencia de grandes que por entonces tenía las acontecimientos, ni de grandes oficinas y la maquinaria de hechos o batallas que haya rotativa en la Alameda. tenido que librar contra todo aquello que Allí al ver a podía opo“En estos momentos só- a q u e l l o s nerse, todo profesores y lo tengo motivos de lo contrario escolapios agradecimiento al Sees un hecho que me dañor, que un día se fijó que surgió ban clase, el en un amen mí, porque quiso.” P. Juan Baubiente famitista, el P. liar acogedor y en el colegio Pedro Gómez (que me daba San José de Calasanz de Vageografía y me aficionó a ella y lencia y que el Señor fue puripor eso hoy yo soy profesor de ficando, confirmando, defenSociales), el P. Monteagudo, el diendo con el paso de los años P. Salvador Borredá, el P. y por eso puedo en estos moJaime Sala (Rector, que me mentos decir “aquí estoy Señor echó un rapapolvo por subirpara cumplir tu voluntad”. me a la columna del patio porticado) y otros muLo cierto es que en mi casa, chos que no nombro gracias a mis padres, se respipara no dejarme ninraba un ambiente cordial y guno. Allí comenzó religioso; fijaros que incluso el gusanillo de llegué a ser paje de la Virgen enseñar, me emde los Desamparados (por pezaba a gustar favor, fuera las sonrisitas), era ser maestro. lo que en aquellos momentos tocaba. Pero sobre todo recuerdo al P. Pero todo surgió cuando mis Montañana que padres, como no era un buen iba por el colegio, estudiante, he de reconocerlo, que me alentó y decidieron llevarme a los animó cuando un escolapios, al colegio nuevo ya

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día determinado le comenté que me estaba entrando por la cabeza el ser escolapio. Recuerdo que cuando lo planteé en casa mi madre se emocionó y a mi padre aunque no lo manifestó, le gustaba la idea, únicamente mis hermanas en plan de cachondeo empezaron a montar en el pasillo de casa una procesión Lo cierto que un día mis padres se presentaron en el colegio para hablar con el P. Rector sobre mi deseo y el P. Rector los encaminó al P. Alfredo Soriano, que entonces era maestro de novicios. Ese mismo verano de 1961 comencé el noviciado, vistiendo el hábito escolapio el 13 de Agosto de 1961. La verdad que mirado todo esto, aquella vocación estaba cogida con alfileres, pero lo que si es cierto es que a lo largo de estos años, hasta la actualidad, ha sido una vocación en la que el Señor la ha defendido por encima de todo, ya que han sido bastantes las dificultades que ha tenido que ir sorteando. En estos momentos sólo tengo motivos de agradecimiento al Señor, que un día se fijó en mí, porque quiso. ¶


Multiplicando vida VOCACIÓN Y REGALO Paco Molina

Desde hace bastantes años estoy convencido de que si volviera a nacer aceptaría casi en su totalidad la vida que hasta este momento he vivido, con lo bueno y con lo menos bueno. Una realidad de las más importantes de mi vida, que aceptaría con poquísimas dificultades es la de “ser escolapio”. Ha sido y es para mí, vocación y regalo, sentido y soporte, es la vida que da el mejor sentido a mi vida, valga el juego de palabras. Dicho esto, reconozco que detrás de mi ser escolapio hay lugares, personas, experiencias, decisiones, dificultades, discernimientos … todo muy complejo y muy claro a la vez, como los “milagros”. Para centrarme, comenzaré diciendo una primera cosa, mi vida quedó ligada a las Escuelas Pías desde los seis años, cuando mis padres me escolarizaron en el patronato del colegio de Albacete. Desde entonces, prácticamente este “vínculo” ha sido un continuum. Fue en el colegio donde los scouts, los grupos cristianos, y más tarde la comunidad cristiana me aportaron todo lo necesario para descubrir, crecer y madurar en el seguimiento de Jesús y en la vivencia del Evangelio. Fueron personas

que con un acompañamiento discreto, entrañable y auténtico me ayudaron a ir dando pasos. Es aquí donde entra en juego un escolapio, el “padre Olaso”, sin el cual yo no sería escolapio (tengo la impresión que detrás de cada religioso escolapio es muy probable que haya frecuentemente otro escolapio).

Enseñanza Integradas para comenzar Ingeniería Técnica de Telecomunicaciones. Pero así son las cosas, no me caí de ningún caballo, ni vi una luz en mi camino… fue el la celebración de la Pascua de ese año (1982), en el momento que realizábamos la renovación de compromisos el domingo de Resurrección, yo dije que que-

“Una realidad de las más importantes de mi vida, que aceptaría con poquísimas dificultades es la de “ser escolapio.”

Hasta casi los veinte años yo no me hice el planteamiento de la vida religiosa escolapia, en realidad el año que me admitieron al noviciado, yo ya estaba matriculado en Alcalá de Henares, en el Centro de

ría ver si podría ser escolapio. Me movió a todo aquello ver que estaba dispuesto a recorrer ese camino; vivir alguna ayuda para ver con un poco más de claridad; asumir que en la Iglesia y en la Escuela Pía hacían falta sacerdotes que

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Multiplicando vida acompañaran a niños y jóvenes igual que habían hecho conmigo; todo lo que había disfrutado cuando trabajaba en los scouts, cuando estaba de convivencia, cuando estaba con mis amigos y amigas (que lo siguen siendo) y que me animaban. Pedí entrar en las Escuelas Pías por razones más bien pastorales y fue después cuando descubrí el mundo de la escuela. Tengo en estos momentos cuarenta y nueve años, me siento agradecido y contento con Dios. Agradecido y contento por ser un hijo de Calasanz. Agradecido y contento por tantas experiencias educativas, pastorales y sociales que he vivido en la Escuela Pía y gracias a ella. He podido estar como escolapio en muchos lugares, a los veintitrés años pude estar como cooperante en África, que sedujo mi corazón y me ayudó en un momento especial de mi recorrido vocacional. He podido relacionarme con cientos de personas, que tanto me han enriquecido, y que en ocasiones he tenido la capacidad de entregarme. Podría escribir muchas cosas, pero no es el momento, y además me llevaría mucho tiempo hacerlo de manera amena. Concluyo como empecé; llegué a ser escolapio por “un milagro” que para mí fue complejo y claro a la vez. Estoy agradecido y me entristece que no poder ser más auténtico, más coherente y más creíble, pero en ello estoy. ¶

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Multiplicando vida TESTIMONIO VOCACIONAL Simón de los Santos

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ablar de la experiencia vocacional no siempre resulta fácil. Entre otras cosas, porque son realidades que entran dentro de lo que es el misterio de Dios, y por otro lado, es muy normal la tendencia a mostrar cierta resistencia a compartir situaciones muy personales. Sin embargo, en la medida en que vamos profundizando en la vivencia de nuestra vocación vamos entendido lo que somos y vivimos, y al mismo tiempo, que el compartir es experiencia vital. Al hablar de mi vocación siempre tengo como punto de partida el texto de Mc. 3, 13-16. Tan es así que fue el evangelio de mi profesión solmene. Es Jesús quien ha tomado la iniciativa de elegirme para estar con él; me ha hecho partícipe de su misión, me ha confiando un ministerio en la Escuela Pía. Una iniciativa que es manifestación de la gratuidad infinita de Dios. Quien se vale de las personas y de los acontecimientos para mostrarnos el camino. Con el paso de los años he tenido las oportunidades de conocer muchas personas testigos del Señor Jesús, verdaderos apóstoles del Evangelio. Todo esto fue calando en mi vida. Ejercicios espirituales,

retiros, servicio de catequista de niños y jóvenes y mi pertenencia al Movimiento de Vida Cristiana (MOVIC) que acompañaba el P. Manuel Antonio Altamira SJ, fueron determinante en mi planteamiento vocacional. Después de cursar mis estudios de secundaria en el Colegio Cardenal Sancha de Santo Domingo, inicié mis estudios universitarios de Derecho en la Universidad Católica de Santo Domingo. Al mismo tiempo laboraba en una entidad bancaria como asistente en el área de crédito y servicios. No sé por qué siempre me venían dudas respecto a lo que estaba haciendo, ¿inconformidad e insatisfacción? ¿Carencia de metas y proyectos más comprometidos? ¿Deseos de superar mi propio yo? Es entonces el momento de replantar las cosas, un tiempo de búsqueda y discernimiento, con dudas, temores, pero también con esperanza y alegría, decidí plantearme una posible vocación religiosa sacerdotal. Cayó en mis manos una vida de San José de Calasanz, cuyo autor es el P. Severino Giner, la versión pequeña de la vida de

“Es Jesús quien ha tomado la iniciativa de elegirme para estar con él.”

nuestro Santo Padre. Este libro fue un elemento clave para mí. Me impactó la intuición de este hombre, su amor a la Iglesia y la actualidad y vigencia de su carisma y ministerio. A todo esto, debo hacer mención de la otra referencia bibliográfica que me ayudó a profundizar en la figura de San José de Calasanz, me refiero al libro “El Camino de San José de Calasanz” de Miguel Angel Asian. Este libro fue decisivo en mi experiencia de discernimiento. Puedo señalar dos puntos significativos del texto que más me impactaron: La llamada al seguimiento y el apostolado educativo. El primero, por la invitación al descentramiento y consecuentemente, a poner mi confianza en Jesús. Ya que siempre buscaba mi seguridad en mi ámbito familiar, en mis proyectos e intereses personales. El ver cómo Calasanz se dejó llevar me interpeló en este momento de mi vida. Al respecto nos dice el P. Asian: “ La vida del santo no va a ser ya desde ahora sino seguimiento. Y seguir es vivir en la docilidad de un espíritu…Seguir es dejarse llevar[….]Este fue, pues, la experiencia del Fundador cuando Dios lo convirtió, y Jesús salió al camino de su vida”. De modo, que a la luz de esto puedo decir, sin lugar a 25


Multiplicando vida dudas, que es porque Jesús salió a mi encuentro y me ha ido mostrando el camino. El segundo apartado del texto, es por así decirlo lo relativo al “quehacer calasancio en la vida escolapia”. Me refiero al apostolado educativo. Este aspecto lo considero vital. Ya que es la expresión de lo que somos y vivimos como religiosos escolapios. Es este sentido, el ver que Calasanz fue un hombre enamorado y convencido de lo que suponía su vocación. Mi inquietud por servir a los demás, por el acompaña y servir a los jóvenes fue un signo evidente de que debía iniciar mi andadura en la Escuela Pía. Mi inquietud siempre por la educación, el referente de mi abuela, educadora entregada a la escuela por más de 40 años y el testimonio de otras personas que consagraron los mejores años de su vida a educar y formar a niños y jóvenes constituyeron también una palabra del Señor. Quizá lo que más me llamó la atención es lo que afirma el autor: “Y no hay duda de que Calasanz fue un hombre profundamente enamorado de esta tarea[…] Esta fue la genial intuición del santo: que ese ministerio, mediante una institución debidamente preparada y apoyada, iba a ser fuente de inmensos beneficios para los individuos, para la Iglesia y para la sociedad”. Dos razones de peso: la necesidad de ponerme en camino, de salir mis seguridades para buscar el sentido de mi vida; y responder a esa búsqueda de sentido desde una misión, en

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una familia y con la convicción seria y firme de que la educación es condición indispensable para humanizar al hombre y ayudarle a vivir en la libertad y la dignidad de los hijos de Dios. En honor a la justicia y a la verdad, y en arras de agradecimientos debo decir que esos dos libros me fueron facilitados por la hermana Elizabeth Crespo, religiosa escolapia y por el P. Héctor Sánchez, escolapio. En ese entonces, Héctor ejercía su diaconado transitorio en el Colegio Calasanz de Santo Domingo. De modo, que mi primer contacto personal con la Escuela Pía fue con Elizabeth y Héctor. Posteriormente con el P. Rogelio Gimeno y el Hno Vicente Rosa. En el verano de 1991 inicié mi peregrinar escolapio con una experiencia de acogida en la comunidad de La Romana. Al año siguiente tres jóvenes dominicano y un haitiano iniciábamos el prenoviciado en la casa de San Eduardo. Después de unos meses, aquella comunidad se constituyó en casa noviciado e iniciamos el mismo. Siendo maestro el P. Rogelio. El resto del equipo formativo estaba constituido por los PP. Héctor Sánchez, José Duart, rector de la comunidad, Salvador Borredá, Mariano Ochagavía, José Altabella y el hermano Vicente Rosa. Hago mención especial de este último, por considerarlo como una mediación especial del Señor. Con él tuve siempre un trato muy cercano, de amistad y verdadera fraternidad escola-

pia. Su ejemplo y testimonio de vida son un estímulo en mi vocación escolapia. El hermano Vicente era uno de esas personas con una inteligencia y sabiduría natural; conversadora, dispuesta, detallista, amante del trabajo. Un hombre de oración, con un amor contagioso a la Santísima Virgen y Calasanz. Vicente fue una pieza clave en nuestro noviciado. Era la persona siempre presente y cercana; conversadora y con una gran capacidad escucha y acogida. No hay día en que no le recuerde. Amaba a Calasanz, amaba la Escuela Pía y se desvivía por los pobres. Sin la menor duda, son las tres cosas que considero fueron configurado mi ser escolapio y que después gracias a otros hermanos que encontré en mi andadura formativa se fueron afianzado y encausando. En los años de juniorato en San José de Costa Rica mi vo-


Multiplicando vida cación escolapia fue madurando, el ejercicio de ministerio tanto educativo en el Colegio Calasanz y el catequético en las capillas de Santa Tersita de Aserrí y Salitrillos de Montes de Oca, fueron de una ayuda inestimable en todo mi proceso. El ambiente vivido en el Centro Vocacional Calasancio, los demás hermanos religiosos escolapios son para mí un grato recuerdo de aquellos años. Nombres y personas muy concretas recuerdo de esos años con afecto y agradecimiento, entre ellos los PP. Juan Alvarez, Vicente Sacedón, Manuel Nebot y Manuel Antequera. Pero no puedo dejar de hacer mención especial con toda total gratitud a la persona del P. Donald Mendoza Moraga, mi amigo y maestro. Su testimonio, su celo apostólico y su entrega profética a favor de los pobres me han marcado en toda mi vida escolapia. Nos ayudó a todos a discernir nuestros procesos y a responder a los retos y desafíos que se nos presentaban. En mi ministerio sacerdotal escolapio, gracias al testimonio de Donald y otros hermanos escolapios, he aprendido a vivir la caridad pastoral. En este sentido, debo hacer referencia a mis años en la Ciudad Hogar Calasanz de San José y en el Colegio Nocturno. El trato y el acompañamiento a los jóvenes en situación de riesgo social por su vulnerabilidad y otras situaciones agravantes, fue una oportunidad única para vivir mi consagración y ministerio escolapio en lo que yo llamo “nuevo Trástí-

ber”. Porque esta experiencia en dos momentos de mi ministerio ha impreso una huella, ha marcado un hito en mi vida. Aquí recuerdo ahora, el título del libro del P. Salvador López Ruiz, “Educar es Liberar”. No tenga la menor duda, de que esta una de las razones por las que el Señor me llamó a su mies en la obra de San José de Calasanz. Para mí el ser escolapio siempre ha estado asociado a ayudar a otros a salir de la opresión de la ignorancia, de la falta de oportunidades y de todo aquello que les deshumanice y les impida vivir con auténtica calidad y dignidad humana. Todo esto orientado desde un encuentro con el Jesús de los niños, de pobres y de los débiles. No quiero dejar de lado mi ser y sentir con la Iglesia como escolapio. En este sentido, mi experiencia en la Escuela Pía ha sido de apertura, acogida y sintonía con lo que vive la Iglesia. Como escolapio he tenido muchas experiencias de compartir y de ser Iglesia desde mi ministerio específico como desde el ministerio presbiteral. Algo no ajeno a la experiencia y al legado de San José de Calasanz. En mi formación me sirvió de mucho el aporte del P. Annibale Divizia. Me refiero a su libro “Dimensión Eclesial del Escolapio: Una diaconía”. Nos dice el P. Divizia: “Su profundo sentido eclesial lo lleva a armonizar una espiritualidad vivida intensamente con un servicio desinteresado a los necesitados […] La Iglesia que Calasanz va descubriendo

poco a poco viste cada vez más el hábito del samaritano que se inclina sobre las llegas del prójimo…” Es entender y vivir el ministerio como auténtico servicio, no un servicio cualquiera, sino un servicio al que más lo necesita, al que menos te lo puede agradecer, y es el servicio que te lleva a afirmar con gozo y satisfacción: “A mayor gloria de Dios y utilidad del prójimo”. Por último, quiero expresar una inquietud y una convicción al mismo tiempo. El lema de mi ordenación sacerdotal lo escogí en un contexto de ejercicios espirituales. Abrí la Biblia “al azar” como se suele decir popularmente. Me salió Jn 15, 8: “La gloria de mi Padre está en que den mucho fruto, y sean mis discípulos” Siempre he procurado hacer vida esta afirmación. No libre de limitaciones y de condicionamientos humanos, he deseado ser escolapio para esto. Esa es mi inquietud y la motivación que me hace recobrar siempre la cercanía al amor primero; es mi convicción porque dar gloria a Dios, dar frutos y ser discípulos es lo que nuestra Escuela Pía hoy nos pide. Estamos celebrando el año Vocacional Escolapio y es una oportunidad para recrear, agradecer todo lo recibido; para esperar, confiar y renovar el sentido de nuestra vocación y para no dudar de que hoy más que nunca la figura, la obra y la familia de Calasanz tiene actualidad y vigencia en el mundo, en la sociedad y en la Iglesia. ¶

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Multiplicando vida LA MASÍA DEL PILAR Joan Seguí

E

l 22 de febrero de 1737 llegan los escolapios a Valencia para fundar un colegio a petición del Conde de Carlet. El 20 de febrero de 1738 comienzan las primeras clases en un edificio cercano al actual colegio. En la construcción del edificio, fue de suma importancia el apoyo económico de los Arzobispos Andrés Mayoral y Fabián y Fuero. En 1763 se inaugura el Colegio del Seminario Andresiano, internado de colegiados “becarios”, fundado por el arzobispo Andrés Mayoral. La Masía del Pilar de Godelleta, la adquirió el arzobispo Fabián y Fuero, el cual la cedió en 1783 a los escolapios, siendo rector de las Escuelas Pías el P. Melchor Serrano, al que luego propuso como obispo auxiliar. El terreno fue creciendo poco a poco con otras tierras de olivos y de vid, sobre todo, siendo los vinos y mistelas de la Masía vendidos con mucha aceptación en el Colegio de Valencia. De los pueblos cercanos eran los trabajadores de las tierras. La Masía fue casa filial del colegio de las Escuelas Pías desde finales del siglo XVIII hasta su venta en 1958.

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En la Masía se fundó en 1911 el primer postulantado de la Orden, como afirma el P. Antonio Montañana, su primer maestro y el P. Faustino Fantoba el primer postulante. A principios del siglo XX y hasta que se fundó la Casa Central de Estudios de Albelda de Iregua (Logroño), fue Juniorato de las Escuelas Pías de Valencia, (1904-1928). Algunos Maestros de Juniores fueron los PP. José Carbonell, José Sivera, Juan Cervantes, Antonio Montañana…

Como hemos señalado más arriba, La Masía se vendió en 1958, porque las necesidades económicas de la Provincia en aquel momento eran grandes. Poco después la finca fue comprada los Salesianos que derribaron gran parte de los edificios y construyeron uno nuevo. Del antiguo edificio queda la Capilla. Algún padre escolapio, sigue yendo de vez en cuando a hacer su anual visita. Copiamos un texto del P. Calasanz Bau en la Revista Calasancia. “Escolapios víctimas…”:

De 1929 a 1936 la Masía acogió las “Colonias Escolares” de verano para alumnos gratuitos de los escolapios, y que organizó principalmente el P. José Vaquer, el cual dedicó grandes esfuerzos para obtener los necesarios recursos económicos

(En 1917, se celebró el tercer centenario de la fundación de la Congregación Paulina…) En la Masía se celebraron también los consiguientes festejos, organizados principalmente por los juniores, más con miras a enfervorizar a los Postulantes. Aún recordamos la espinela que el P. Rabaza “En la Masía se fundó en 1911 el primer postulantado apostilló una de las estampas de invitación:

de la Orden”.

para sostenerlas. Se cerraron con el inicio de la guerra de 1936. En 1939, terminada la guerra, la Masía pasó a ser la sede del Noviciado bajo la dirección del P. Pascual Juan. El P. Bruno Martínez fue nombrado Maestro de Postulantes.

La Masía del Pilar Se ha vestido de alegría, Porque con la Escuela Pía Sus fiestas va a celebrar. Con las brisas del pinar Mezcla el sol sus resplandores… Más brillan y son mayores Nuestros festivos empeños… ¡Los escolapios pequeños Tienen muy grandes amores.


Multiplicando vida

En octubre del año 2008, el pueblo de Godelleta dedicó una plaza a los Escolapios en recuerdo del segundo centenario de nuestra presencia en la Masía del Pilar. ¶

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Panorama EL SENTIR EN CALASANZ Vicente García

E

l verbo “sentio, -is, ire, sensi, sensum” tiene un amplio campo semántico y que consigno: percibir por los sentidos, tener sensibilidad, experimentar, probar, comprender, darse cuenta, hacerse cargo de tener pensamientos e ideas, juzgar y tener opiniones, considerar, gozar. Todas estas acciones pueden definir en conjunto el sustantivo activo “el sentir” que el abstracto “la sensibilidad” en actitud de respuesta. La intención es aplicar el valor de este campo semántico a la acción vitalista y optimista de Calasanz, fino formador de personas educadas en la más fina sensibilidad en el ser y quehacer de sus educadores y educandos. “El sentir en Calasanz” está dirigido hacia un equilibrio de los sentidos exteriores e interiores. Equilibrio del mundo pasional y del mundo intelectual, como también entre éste y el espiritual. Calasanz piensa y vive en formar hombres de carácter más que hombres temperamentales. La serenidad y afectividad maduradas a la luz de la inteligencia y claridad de la libertad de elección. Esta visión de Calasanz nos lleva a la reflexión, a la interrogación, comunicación dialogada y dialogante, apertu-

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ra del olvido y del perdón, control de la imaginación y memoria, fuego y pasión. Adaptabilidad psicológica y pedagógica a las circunstancias ambientales e históricas. Conciencia clara y no subconsciente tumbado. Sentido de oración y quietud espiritual. Todo esto percibido, debemos vivirlo en exigencia y libertad responsable, imitando al fino y noble Calasanz. Este pobre esbozo por descubrir los elementos básicos de una ruta de fina conducta y equilibrado sentido del Ser, a la vez con bondad y verdad y libertad, se ve reforzado con las palabras y vivencias del

mismo Calasanz, como nos lo presenta en el número 991, Calasanz, Mensaje espiritual y pedagógico, y que dice así: “Yo tengo por un gran siervo de Dios, a quien no se perturba, ni se mueve de su quietud, ni en los casos adversos ni en los prósperos, sino que siempre es el mismo, es decir, de un mismo Ser, sin que la pasión le mueve de su lugar. Este Ser el mismo es lo que conquista la Corona, y donde quiera que se introduzca la pasión, viene perturbada la razón, y que una vez perturbada no puede juzgar libremente” (6-X-1635).


Panorama Mi amigo José Pedro Miró Moreno al estudiar, grafológicamente, las actas de Seo de Urgell, firmadas por Calasanz, nos lo describe con un carácter místico, optimista y con ganas de vivir. Y es que Calasanz lee en el prisma de Dios su realidad presente y futura: servir al prójimo. El místico lee con finezas y delicadezas las realidades humanas como dignas de ser respetadas y estimadas como criaturas de Dios. Insensibilizarse ante las debilidades humanas es perder el sentido de amor que Dios tiene a las fragilidades humanas. Calasanz, contemplativo desde su propia interioridad, desea colaborar con la fineza de Dios hacia lo más débil y suavizar la dureza humana. El himno “Glòria Josep de Calasanz” de l’Escola Pia de Gandia, ilustra e ilumina lo antedicho: “Si de menut no va poder, Quan fou gran ja podía, L’espent del mal va vencer, Fundant l’Escola Pia” Este es el proyecto y la proyección de Calasanz. ¿Cómo lo realiza Calasanz en sus educadores y educandos? Ofrecemos un breve diseño ascético contestando al interrogante planteado, y lo vivimos con las mismas palabras de Calasanz, válidas para los educadores y educandos de todos los tiempos. Apenas comentaremos los textos de Calasanz para hacerlo en un tercer momento de reflexión. He aquí el diseño.

Sirvan de introducción las intenciones de Pedro: “Os exhorto a que como extranjeros y forasteros os abstengáis de apetencias carnales que combaten contra el alma” (I Pedro 2, 2, 1) Calasanz viviendo estas palabras nos ofrece: 1. Sensibilidad educativa. “El verdadero educador debe extirpar vicios y plantar virtudes” (945) (1636-1638) 2. ¿Cómo conseguir la fineza? “El verdadero educador debe callar sus virtudes, las culpas del prójimo y las palabras inútiles, evitando en cuanto le sea posible, conversaciones inútiles, ajenas a su estado y oficio, lecturas vanas, quimeras, caprichos, otros afectos, con los que se suele apasionar y mantener interiormente conversaciones contigo mismo, movido por sus caprichos. Esta conversación interior estado más densa, motivada al exterior, cuanto es menos conocida” (946) (16361638) 3. Construcción positiva. Calasanz propugna unas personalidades serenas y finas en su quehacer testimonial, y por ello no duda en asentar esta idea clave, triple en acciones y en actitudes: “La conversación del religioso educador ha de consistir: confesar las propias faltas e imperfecciones, en colaborar en las virtudes de los demás, y en todas las cosas que pertenecen al Señor, diciendo y

haciendo con palabras y obras reales que den a todos: edificación de buen ejemplo y doctrina, más con las obras que con las palabras” (947) (1636-1638) 4. Revisión de vida. La psicología terapéutica con la pedagogía social emplea diversos instrumentos personales y de grupo para mejorar las relaciones conductuales de mejora. La teología ascética tenía planteado la “revisión de vida” como medio de mejorar, también, las conductas tanto personales como de grupo. Calasanz vivió estas experiencias, pero con ciertas condiciones y fin terapéutico. Dejamos la palabra a Calasanz: “Practíquese, siempre, el dar cuenta de conciencia, pero procure que se haga con satisfacción de TODOS”. (952) (5-VII-1628) “Importa que haya alguien que sepa manifestar las imperfecciones, que tal vez nosotros desconocemos, y hasta debemos agradecérselo”. (953) (21-XI-1628) ¿Nos falta hoy la fina sensibilidad y nobleza para entrar en ese camino ascético? 5. Control interior y de sentidos. La profundización del cultivo del fino sentir, le lleva a Calasanz a considerar el temperamento y la hipersensibilidad que primariamente aflora en el hombre. Por lo que Calasanz no duda en presentar la buena sensibilidad:

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Panorama “La compostura que debe tener el religioso educador ha de consistir en una modestia religiosa, grave y serena, sin causar molestias. Y sea suave, humilde y manso en todas sus acciones”. (948) (1636-1638) ¿Cómo logra esa “postura”? El fino Calasanz, superior y amigo nos invita: “El religioso educador no debe oír murmuraciones, ni palabras viciosas, sino que debe tener, siempre, las potencias interiores recogidas para que huyendo de las conversaciones terrenas esté más atento a las conversaciones internas del hombre interior, que es la verdadera presencia del Señor, de donde nace como educadora y religiosa” (949) (1636-1638) La honradez de esa afirmación la enriquece Calasanz con finos trazos a personas concretas en los números 905 y 951 por una paz y ternura interior emanada de una rica interpretación personal y relaciones comunitarias. 6. Encuentro intelectual

afecto-

No queda tranquilo Calasanz con el control personal de las potencias interiores, vive y quiere que le vivan sus educadores la armonía afectointelectual. No es un fruto existencial fácil, pero si posible de conseguir con esfuerzo y gracia de Dios. Esta idea apuntada nos la ofrece Calasanz y, con cita bíblica introductoria: “Diciendo Dios: angosto es el camino que lleva a la vida y 32

que son pocos los que lo encuentran (Mt. 7, 14). Es necesario para encontrarlo y caminar por él renunciar al propio juicio y a la propia voluntad”. (959) (2-II-1642) Esta comunicación la completa Calasanz: “Me desagrada que las pasiones individuales impidan el BIEN COMUN, considerando que la causa principal de todas nuestras acciones es Dios, se deben recibir con el mismo ánimo las cosas prósperas y las adversas” (956) (18-I1642) Y Calasanz, que ha vivido personal y comunitariamente esta cruda realidad del “desencuentro”, nos dice: “Quiera el Señor que en el futuro ninguno de ustedes dé audiencia a la tentación del enemigo, quien bajo la especie de Mayor Paz procura introducir una falsa LIBERTAD fundada en el amor propio tan connatural a todos nosotros”. (975) (17-V-1647) 7. La autoestima y la amistad. La verdadera autoestima y amistad, con frecuencia, suele evaporarse en egoísmos y proyectismos individualistas. Calasanz lo advirtió entre sus cooperadores y puso su corazón humano para sensibilizar-

La verdadera autoestima y amistad, con frecuencia, suele evaporarse en egoísmos y proyectismos individualistas.

los en la verdad de la estima y dignidad de las personas. Escuchémosle: “Ya que por gracia de Dios no se ha dejado vencer usted por las pasiones, debe ayudar con toda diligencia a quienes se dejen vencer por ellas. Y que hará una obra muy grata a Dios. Y advierta a todos que atiendan a la salvación de sus almas, no teniendo aversión unos contra otros, que es una gran peste de las religiones y no tiene poca gracia de Dios quien sabe liberarse”. (494) (18-II-1637) Y el noble Calasanz profundiza en el “fino sentir” cuando nos ofrece: “Me desagrada mucho que no sepa vencer sus pasiones y vivir con la PAZ y QUIETUD que cada uno puede tener en su religión, mortificando sus pasiones y haciendo penitencia de sus pecados. Dice el Espíritu Santo por la boca de Salomón: su tiempo de llorar y su tiempo de reír (Sal. 3, 4). Quien no sabe distinguir entre esta vida y la otra de habrá engañado”. (955) (4-VII1642) Y concluye Calasanz su mensaje con estos dos puntos: “Deseo en gran manera que ninguno en la religión pierde la fama porque el mal de uno repercute en todo el cuerpo”. (1000) (14-IX-1630) “Procure no tener enemigo alguno y haga bien a todos. Y amigos tener pocos porque son pocos los que guardan la verdadera amistad”. (1001) (10-V-1631). ¶


Panorama LA CREACIÓN Y EL FÍSICO Manuel Nebot

D

icen que el físico dice: “Dios no es necesario para la creación”

El primero de septiembre leí que el Dr. Stephen Hawking, físico y divulgador científico, afirma: que “Dios no es necesario para la creación”, que “Dios no creó el universo”. Leyendo un poco más me enteré que esta ‘frase’, este ‘concepto’ está en su nuevo libro, 'El Gran Diseño', o ‘El Gran Diseñador’, que debió salir a la venta para el público de habla inglesa el 9 de septiembre; también coincide con la visita del papa al Reino Unido el 16 del mismo mes.

Creador o, simplemente, como Dios. No lo necesita. Y, a lo peor, podemos escuchar: “Mire, hijo, mejor no me defienda”. Ni, mucho menos, ofender ni disminuir al autor de la frase; simplemente está ejerciendo el derecho a la libertad con la que como ser humano ‘Dios lo creó’, incluida la capacidad de negarlo en el todo o en la parte. Mejor que, en su libertad, niegue al Creador –no necesita la afirmación de nadie; está firmemente afirmado en sí mismo- que no a la criatura – que sí necesita ser afirmada-.

Ante la frase citada:

A más. La afirmación que niega a Dios su condición de creador es muy antigua; y no siempre en ofensa a Dios sino, más bien, pensando en darle gloria: este mundo tan malvado e inestable no es obra de Dios, el Sumamente Bueno, el Tres Veces Santo, el Trascendente, el Absoluto. Es obra de un diosecillo amargado, vengativo, que va de rincón en rincón derramando su bilis; en una de esas andanzas crea el universo en el cual, un rincón más, derrama su amargura. No extraña que el mundo humano sea como es. Demiurgo dicen que es su nombre.

No es necesario acudir en defensa de Dios, ya sea como

Sí podemos aprovechar la ‘frase’ como ejercicio parar

No sorprende el despliegue informativo y el pequeño escándalo -mejor inicio de escándalo-, en torno a lo que dice el físico. Hay que preparar la salida del libro –negocios son negocios. Ni tampoco el que se haya querido dar un quite ateo a la visita del papa – es muy humano echar agua para el molino de uno-. No importa el uso que se haya querido dar. El contenido – que es lo que interesa- no cambia.

aumentar nuestra precisión en el conocimiento y uso de las palabras. Cuando dicen que el físico afirma que “Dios no es necesario para la creación del Universo”, o “Dios no creo el Universo”, o “éste se creó solo”, realmente ¿qué está afirmando el físico? ¿Qué está diciendo el Dr. Hawking como físico que es? La física es física, no metafísica. La física quiere ser conocimiento del ‘más acá’ no del ‘más allá’. Aquí la frontera entre el ‘más acá’ y el ‘más allá’ no está en relación con la vida – muerte sino con el mundo que percibimos por los sentidos. El físico sólo se interesa por preguntas sobre el mundo que pueda palpar. Lo impalpable, inasible, inaccesible; todo lo ‘in…’ no le interesa. No lo desprecia, sólo afirma que no es ese ‘su mundo’. Hay un verbo, y sustantivos derivados de él, muy amados por la metafísica clásica: ser y sus derivados, tanto en latín como en griego y en toda su conjugación, como pueden ser: El Ser, El Ente, La Esencia, La Existencia, La Ontología. Verbo y sustantivos asociados que no le interesan al físico. ¿Qué ES la masa?

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Panorama Pero el físico no puede vivir en una tensión constante como si siempre le estuviera hablando a un grupo de especialistas, frente a los que tiene que estar La respuesta del físico es rápivigilándose continuamente da, clara: ‘Masa es todo aquello para usar los términos precique se puede medir con la basos. Si quiere socializar su penlanza’. samiento neceEs el instru- “No es necesario sita hablar de mento de medisus cosas de acudir en defensa da ‘balanza’ el física en charque crea la ma- de Dios, ya sea las de café, en sa –una dimen- como Creador o, su familia o, sión- para el simplemente, como como en este mundo de la Dios. No lo caso, difundir física. Hay que su saber espenecesita.” tener en cuenta cial a un públique tan instruco no especiamento de medida es la humillizado –Hawking es un divulde cinta métrica de la costuregador- usa, y tiene que usarlo, ra de unos pocos centavitos el ‘ser’ en su sentido cotidiano como el gigantesco ciclotrón que, humilde, no pretende proLHC de millones y millones de fundizar en su pregunta: pesos. Digo mal. Es más im¿cómo es? Le basta con saber portante la modesta cinta mécómo aparece. Preguntamos trica que el aparatoso ciclotrón ‘de qué color es’, en lugar ‘de pues la cinta métrica, instruqué color le ves’. Contestamos: mento de medida, crea la lon‘Es amarillo’ y no, ‘lo veo amagitud y con ella, añade una rillo’. dirección más al universo de la Y al hacerlo cae en una de las física. En cambio el ciclotrón trampas de nuestro cerebro de la millonada de plata no es que actúa como un pequeño más que un enorme cascanuemetafísico: transforma apaces para romper la cáscara de riencias en apariciones. Esponuna nuez inimaginablemente táneamente procesa y guarda pequeña. todos los datos que recibe vía La cinta métrica contribuye a sentidos, apariencias, como crear el universo de la física. ‘esencias’. De aquí la trampa. Dado el doble nivel de sentido El enorme cascanueces solo con que usamos el verbo ‘ser’, rompe para ver qué hay denen nosotros hay una migración tro. espontánea e inconsciente de El físico nunca utiliza el verbo su significado ordinario a su ‘Ser’ y sus sustantivos derivasignificado técnico metafísico, dos en su sentido propio. pasamos sin darnos cuenta de las apariencias a las esencias, No sé qué contestará el metafísico. Si tiene respuesta será interesante conocerla y saber cómo ha llegado a ella.

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de cómo se nos aparecen las ‘cosas’ a qué son esas ‘cosas’. Alguien toma una copilla de coñac de una botella del mejor de los coñacs y piensa ‘qué bueno es el coñac de marca’. No se da cuenta que la botella del mejor de los coñacs ha sido rellenada con el peor de los coñacs. ¿Qué quiere decir un físico cuando dice ‘es’? No dice lo que dice el verbo ser –ni le interesa-. Simplemente quiere decir: ‘Como si’ Cuando se oye a un físico en cuanto físico, hay que ir sustituyendo todo ‘ser’ que dice por ‘como si’. Así la frase en boca de un físico debe entenderse: ‘La creación del Universo ocurrió COMO SI no necesitara de Dios’ Llegado hasta aquí con el ‘ser’, seguimos con ‘La Creación’, ‘El Universo’. ¿Qué dice el físico cuando dice ‘El Universo’? Dice dos cosas: Una colección de datos todo lo grande que se necesite. Obtenidos de las pantallas de los ‘Instrumento de medida’ pues algo, sea lo que sea, pertenecerá al ‘Universo Físico’ si, y solo si, hace que algún instrumento de medida, admitido como tal por la comunidad científica, reaccione.Que los datos anteriores se organicen con la complejidad necesaria; de tal forma que las distintas ‘organizaciones’ sean superación de alguna ya exis-


Panorama tente, coherentes en ella misma y con las otras, que den un ‘placer estético’ a la mente que las hace y que nos sean útiles de alguna forma. Que se archivan en carpetas etiquetadas, por ejemplo: la carpeta ‘Universo’, la ‘Big – Bang’ Esto es el ‘Universo’ para el físico. Ya tenemos ‘Ser’, ‘Universo’. Paso a Dios. ¿Qué dice el físico cuando dice ‘Dios’? Al hacerle esta pregunta, el físico mira de reojo a sus instrumentos de medida para ver qué hacen. Observa … y silencio. Los instrumentos de medida no reaccionan … Silencio: [Silencio] Esto es Dios para el físico: [Silencio] Con lo que la frase quedaría: ‘La carpeta etiquetada como ‘Universo’ se completó COMO SI no necesitara del … [silencio]’ Lo que no deja de ser lógico pues si el [Silencio] fuera algo imprescindible dejaría de serlo pues su misma imprescindibilad lo gritaría. El silencio no es más que el silencio de los instrumentos de medida, que no significa ‘medida cero’, pues ésta es una medida tal que lo medido tiene

un valor ‘0’ según una escala prefijada. En cambio con [silencio] es, utilizando a nuestro favor la propensión de nuestro cerebro de cosificar, la expresión de ‘algo’ que ‘es’ silencio, que no interactúa con los instrumentos de medida. El [Silencio] es silencio, es misterio Consecuentes con el método físico que pone en los instrumentos de medida el criterio para discriminar si algo, sea lo que sea, pertenece o no al conjunto etiquetado como ‘Universo’. Y ya que aquí los instrumentos de medida han dado el dato: Silencio; no extrañará que ponga al [Silencio] como un elemento más a tener en cuenta en las estructuras – datos organizados- que nos definen el Universo. Al integrar el [Silencio] en la teoría afirmo que todo sistema científico en su desarrollo llegará un momento en que alcanzará su nivel del [Silencio] que, como todo punto frontera, es dual. En este caso es límite pero también puerta. Por ejemplo, un astronauta da un paseo en el espacio infinito y comenta que no ha visto a Dios. Famosos anatomistas después de haber descuartizado a miles de cadáveres afirman a una sola voz

que nunca se han encontrado con el alma. Siguiendo estos ejemplos, Descartes habla de la glándula Pineal como el punto de unión del alma con el cuerpo. El [Silencio] nos indica que esa glándula no existe, no como glándula, sino en cuanto a su función de puente entre el alma y el cuerpo, lo divino y lo humano. Llega siempre un momento, por precisos que sean los Instrumentos de Medida, en el que las teorías científicas se topan con el [Silencio], el Misterio. No hay ciencia que nos permita conocer lo divino, … y lo humano dentro de límites. La física no es metafísica; ni hace preguntas, ni busca respuestas, fuera de su campo. El físico es más que la física, sí puede –debe- hacerse preguntas y puede –debe- buscar sus respuestas fuera del Universo Físico. Puede –debe- preguntarse qué hay detrás de la puerta [silencio]; puede –debe - buscar respuestas. Quizá encuentre y proponga como persona proposiciones no validadas por los instrumentos de medida, por la ciencia, pero sí por su intuición. El físico como persona y en conciencia sí puede afirmar que detrás del [Silencio] sólo hay silencio, La Nada; o puede que tras el [Silencio] está el Gran Silencio. ¶

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www.escolapiosvalencia.org

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