La ciudad y los perros de Mario Vargas Llosa Resumen por capítulos Capítulo I Comienza la acción en los baños de una “cuadra” (dormitorio) del colegio Leoncio Prado, internado en el que se sigue un régimen militar: Jaguar, Cava, Rulos y Boa echan entre ellos a suertes para robar el examen de Química. Le toca a Cava. Roba el examen, pero deja un cristal roto. Se ve que Jaguar domina el grupo y da las órdenes. Alberto está de imaginaria la noche del robo. Va pensando mientras pasea. Quiere conseguir veinte soles. En su monólogo interior imagina la forma de conseguirlos: escribir cartas o novelitas para otros cadetes, robar en los roperos, ... Le sorprende el oficial Huarina, descrito como un sapo, fuera de lugar. Busca una excusa: “quiero hacerle una consulta, mi teniente... tengo un problema...” “¡Váyase a hacer consultas morales a su padre o a su madre!... Es usted un tarado... Y agradezca que no le consigno". Sigue andando y se encuentra con otro cadete de imaginaria, el Esclavo, al que todos dominan y no sabe defenderse. Llora porque no podrá salir el sábado, le han robado una prenda, el “sacón”. Alberto le aconseja: “... aquí eres militar aunque no quieras. Y lo que importa en el ejército es ser bien macho ... o comes o te comen, no hay más remedio”. Alberto roba un sacón para él. Se inicia una amistad. Alberto le pide prestados los veinte soles a cambio de cartas para su “enamorada”. Siguen otros incidentes que describen una camaradería entre alumnos a base de faenas, bromas y cinismo. De nuevo el grupo de los cuatro, denominado el Círculo: Jaguar, Cava, Rulos y Boa. En este episodio habla Boa; está en primera persona. En sus comentarios, de trazos breves, entrecortados, impulsivos y emocionales se refleja la degeneración del grupo y el ambiente que reina entre los cadetes de esa sección. Capítulo II Día del examen de Química. Diana. Formación de los cadetes en el patio. El desayuno. Sigue la descripción del ambiente de la sección a través de pequeños incidentes: trato abusivo, dominio de la fuerza, bromas hirientes. Alberto averigua a través del Esclavo que
Cava robó el examen y que pasó algo. Se relata el examen. Aparece la personalidad del teniente Gamboa, su prestigio ante los cadetes: “los cadetes a sus órdenes se enorgullecen”. El Esclavo es sorprendido pasando respuestas del examen a Alberto. Queda consignado sábado y domingo. En un corte y vuelta atrás de la historia se cuenta el primer día que llegaron al colegio estos alumnos. Ahora están en 5° año, entonces era el 3° y eran nuevos, “perros”, y sufrieron el “bautizo” con novatadas abusivas y brutales por parte de los de cuarto año. Se narra la novatada al Esclavo. Esa noche, consternados, deciden unirse en venganza y en defensa. Se forma el Círculo. Arróspide parece el jefe, pero enseguida surge como líder el Jaguar. Descubierto el Círculo por el teniente Gamboa quedó reducido al grupo de los cuatro, pero al principio estaba formado por toda la sección y actuaba dando “golpes”. Alberto piensa en uno de sus típicos monólogos interiores que si no se hubiera reducido el Círculo no se hubiera degradado tanto el ambiente: “Sí, por lo menos no tan rápido, se me ocurre que si no se descubre el Círculo la sección no se hubiera vuelto un muladar, estaríamos vivitos y coleando, no tan rápido”. Por un incidente casual Jaguar peleó con el Esclavo, que no se defiende: “Me das asco. No tienes dignidad ni nada. Eres un esclavo”. Capítulo III En otra vuelta atrás se relata un suceso ocurrido cuando los protagonistas estaban en cuarto año. Hacen novatadas a los “perros” con la misma crueldad que recibieron. Uno pierde un dedo, arrancado en una caída. Pero la rivalidad sigue siendo con los de quinto. El suceso que se narra es una pelea contra este curso en el cine; luego, la espera tensa de aquella noche, temiendo un ataque, y la fiesta del día siguiente. En ella la competición de sogatira acaba en batalla campal delante del público y las autoridades invitadas. En el relato de estos hechos el narrador es Boa. En episodios aparte se cuenta la infancia de algunos protagonistas. La de Alberto, un chico de la buena sociedad que vive en la calle Diego Ferré, en el barrio elegante de Miraflores. La del Esclavo, superprotegido por su madre; la debilidad de su carácter disgusta al padre, que le trata con dureza; también de él recibe golpes... Ricardo Arana, el Esclavo, es una víctima. Se cuenta la historia de otro personaje que permanece sin identificar hasta muy avanzada la novela, niño en un barrio pobre de Lima — Lince — , que adora con candor a su pequeña vecina, Teresa, también candorosa e inocente. Es el mismo Jaguar; pero este niño y el idilio tierno y limpio que sostiene con Teresa en nada se parece al Jaguar que ya conocemos. De ahí que no se mencione su nombre, está escrito en primera persona; parecen dos personajes distintos. Capítulo IV Se vuelve a la línea principal de los sucesos, después del examen de Química. Seguimos ahora los pasos de Alberto un día de salida. Vive en otro barrio, no es la calle Diego Ferré
que conocemos por el episodio de su infancia. La madre, abandonada por su marido, ha cambiado mucho: de mujer mundana a víctima de su marido y algo beata. Llega Alberto. En una fugaz visita se presenta el padre. Discute el matrimonio. Alberto está delante, impaciente por salir. Tiene que llevar a Teresa un recado del Esclavo. Se trata de la misma niña que ya conocemos por el relato de la infancia de Jaguar. Ricardo Arana, el Esclavo, es su vecino y está enamorado de ella. Ese día quedó en llevarla al cine, pero está consignado. Por fin sale Alberto de su casa. En el camino se encuentra con los antiguos amigos de la calle Diego Ferré. Se les retrata como niños bien de la clase social de Alberto. Teresa, en el papel de adolescente ingenua y candorosa, tal como aparece en la historia de Jaguar, espera que Ricardo Arana la lleve al cine y en su lugar aparece Alberto con el recado. Teresa vive con su tía en dos habitaciones. De condición modesta. Se había arreglado para salir. Alberto, traicionando a su amigo, lleva al cine a Teresa, gastándose el dinero que había recibido de él en préstamo, y quedan para salir el día siguiente. Cuando regresa a casa se encuentra con las lamentaciones de su madre y con cincuenta soles que le ha dejado su padre. Con ese dinero se va a una casa de mala nota. Para eso quería los veinte soles. Con el dinero del Esclavo le quita la novia y con el dinero de su padre sigue sus mismos pasos. En todos los pequeños acontecimientos de la novela se encierran claves simbólicas como ésta. Capítulo V Se describe la Perlita, un tenducho del colegio, donde Paulino, un hombrecillo vil y degenerado, vende cocas y caramelosa los cadetes, y, bajo cuerda, alcohol (pisco) y tabaco. En su trastienda se reúnen secretamente los cadetes que han quedado consignados los días de salida. Allí van un domingo Alberto y el Esclavo. Llevan consignados ya un mes con todos los que estaban de imaginaria la noche del robo del examen. Se describe la relación de amistad entre los dos: la debilidad y aislamiento del Esclavo, y la condescendencia cínica y verdadera a un tiempo de Alberto hacia Ricardo: en público le defiende y a solas le provoca y humilla. No le dice que llevó al cine a Teresa. El Esclavo vive hundido, quiere salir para ver a Teresa, pero está consignado, en tanto que Cava, autor del robo, puede hacerlo porque no ha sido descubierto. Se siguen intercalando episodios de la infancia de los protagonistas: de Jaguar y Teresa, en una ocasión en que aquél fue a buscarla a la salida del colegio; de Ricardo Arana y su madre, en el que se ahonda sobre la relación materno filial que origina la debilidad del Esclavo. Capítulo VI El Esclavo agobiado por la humillación y la soledad, sin permisos de salida, se siente encerrado en el colegio y en sí mismo. Quiere salir. No soporta su situación. Quiere salir para ver a Teresa y llevarla al cine, pero en realidad quiere librarse de sí mismo. Se dice simbólicamente: “Sólo la libertad le interesaba ahora para manejar su soledad a su capricho...”. El Esclavo delata al autor del robo, Cava, a cambio del permiso para salir. Después de la conversación delatora con el teniente Huarina tropieza con Alberto y habla con
él; le oculta su delación, pero Alberto la descubrirá poco después. Alberto no asiste a clase esa tarde y se ocupa en escribir novelitas pornográficas. Luego se entera de que Cava ha sido arrestado y la consigna que pesaba sobre los imaginarias de la noche del robo ha quedado suspendida. Además el Esclavo ha salido; se dice que su madre está enferma, pero Alberto cae en la cuenta y se llena de celos. Decide “tirar contra” (escaparse). El relato de la salida se intercala con fragmentos de monólogo interior de Alberto, como el siguiente: “Corre, atraviesa una chacra pisoteando los sembríos. Sus pies se hunden en una tierra muelle; siente en los tobillos las punzadas de las hierbas. Algunos tallos se quiebran bajo sus zapatos. Y qué bruto, cualquiera pudo verme y decirme y la cristina, y las hombreras, es un cadete que se está escapando”. Alberto llega a casa de Teresa y se encuentra con que el Esclavo no ha ido. Teresa declara que apenas le conoce. Las secuencias alternadas entre la palabra del narrador y el monólogo interior de Alberto es una muestra de la técnica de Vargas Llosa. El monólogo de este pasaje refleja, en contraste con la objetividad del narrador, la intensidad obsesiva de los celos y el carácter de Alberto, siempre desdoblado. Capítulo VII Los episodios de este capítulo no avanzan la línea central de los hechos. Se relata la clase de francés del profesor Fontana, dominado por el ambiente agresivo, burlón y zafio de los alumnos. El episodio está narrado desde el monólogo de Boa. Irrumpe en la clase el teniente Huarina para llamar a Cava. En ese momento Jaguar intuye que se ha descubierto al autor del robo. Alberto, mientras tanto, estaba en la glorieta escribiendo novelitas. Se continúa el relato de la infancia de Jaguar y su relación con Teresa: una relación delicada, con detalles de ternura finamente narrados. Se describe cómo Teresa se arregla con pocos vestidos, su par de zapatos deslustrados que disimula con tiza. El Jaguar le compra una caja de tizas y se la ofrece como algo que casualmente tiene y no le hace falta. Se menciona a su amigo Higueras. En otro episodio de Boa se habla de Jaguar: “No creo que exista el diablo pero el Jaguar me hace dudar a veces”. Jaguar adivina el soplo y lo toma como asunto personal: “esa me la han hecho a mí, no saben con quien se meten”. Visto desde Boa, el Jaguar aparece en la prepotencia casi animal de su carácter. Se dan otros dos episodios sobre la infancia de Alberto — sus amigos de la buena sociedad y Helena, que forma parte del grupo — y otro sobre la infancia del Esclavo. Capítulo VIII Se compone este capítulo de un sólo episodio que hace avanzar la línea principal de los hechos para terminar la primera parte.
Se relata un ejercicio militar de campaña que realizan los cadetes bajo las órdenes del capitán Garrido — el Piraña — y de los tenientes Gamboa, Huarina, Pitaluga y Calzada. La maniobra consiste en el asalto de un cerro, en avance por líneas de diez en diez metros y despliegue en abanico. La primera línea se tiende, la segunda dispara, avanza y se tiende al suelo y luego la tercera. Los disparos pasan por encima de la vanguardia. Se describe a los oficiales: la calidad humana de Gamboa —“como siempre era el primero en levantarse” ... “yo estudio cuando estoy de servicio” ... “tú eres el oficial modelo”, etc. — , el carácter ruin de Huarina, la pereza del suboficial Pezoa. A los oficiales, menos Gamboa, se les ve como arrastrados por sus obligaciones y sin interés. Esta descripción empeora más con el sucederse de los hechos. La campaña termina con un accidente en el que resulta gravemente herido el Esclavo. El Consejo de oficiales dictaminó el caso Cava y será expulsado, arrancándole las insignias en acto público. Cava era el único del Círculo que pretendía seguir la carrera militar. SEGUNDA PARTE Capítulo I Alberto quiere ver al Esclavo y no le permiten pasar. En la puerta de la enfermería se encuentra con el padre que dice: “No nos dejan verlo ... No tienen derecho”. Alberto acompaña al padre, que expansiona su sentimiento de culpabilidad con él. El padre le ingresó en el colegio — según se contó en un episodio de la infancia — para quitarle la debilidad. Recrimina a su mujer; discuten. Los padres reciben un trato distante y frío. Se trata de ocultar el accidente. La versión oficial es que se le disparó el fusil; sin embargo la bala entró por detrás. Los alumnos se enteran de la muerte antes que sus padres. Con este y otros detalles se muestra la falta de humanidad. Se insertan en este capítulo tres episodios de Boa. Relata la expulsión de Cava en un pasaje penetrado de emotividad. Por primera vez sabemos algo de su infancia, se habla de un hermano, al que se pinta de borracho y peleón; igual que el padre, que un día se marchó de casa y no volvieron a saber de él. La madre se fue con otro, padre de Boa, al que echó de casa el hermano mayor, Ricardo. Otro episodio de la infancia de Alberto con sus amigos de Miraflores y con Helena. Esta le rechaza. Las notas de Alberto no son buenas. El padre se enfada. Por tradición familiar siempre han ocupado los primeros puestos y decide meterle en el Leoncio Prado. Alberto dice que entró en el colegio por un desengaño amoroso y por salvar el honor de la familia. Capítulo II
Funeral de Ricardo Arana. Se dibuja la figura del coronel. Es el Director del colegio, preocupado por sus intereses, por la apariencia de las cosas. Ordena a los oficiales: “Quiero que el 5° dé la impresión de sentir mucho la muerte del cadete”. El examen del accidente revela que la bala vino de atrás, pero se debe sostener que fue un error cometido por el propio cadete. La reacción de los alumnos ante la muerte: primero risas entrecortadas y bromas; sólo Alberto reacciona cortando ese ambiente; sólo él se emociona. Llora. Siguen episodios de la vida de Jaguar. Su relación con un padrino, con Teresa, con el flaco Higueras, el amigo de su hermano Perico, ambos delincuentes. Se inicia en el robo. El lector no acaba de comprender por completo lo ocurrido en el accidente. Capítulo III Alberto anda por Lima, muy afectado por la muerte del Esclavo. Se encuentra con Teresa. Se inicia la despedida: “quizá no nos veamos por algún tiempo”. Sigue andando. Llama por teléfono a Gamboa. Delata el crimen: Jaguar mató al Esclavo porque no soporta a los soplones. Y le da a conocer la vida de la sección: el Círculo, robo y venta de exámenes, robo de uniformes, juego, “contras”, alcohol. Nada de esto conocen los oficiales. Cuentan el caso del Esclavo al que todos “fregaban” (hacían faenas). Gamboa apenas le conocía. Se cuenta la infancia de Teresa: el padre llegaba a casa los sábados, borracho. Entonces la madre se marchaba de casa y volvía el lunes. Cuando el padre muere, la madre lleva a Teresa a casa de la tía con quien vive y ella se larga. Avanza la historia de Jaguar: su primer robo con Higueras. Otros episodios de Boa hablan del cambio que está ocurriendo: Alberto parece como idiota y Jaguar anda irritado y solitario. Cree Boa que es la expulsión de Cava, pero por otra parte el lector sabe que Alberto ha denunciado un asesinato. Capítulo IV Gamboa pone en marcha la investigación. Sitúa a Alberto en la prevención. Va a por Jaguar y le recluye también. El capitán Garrido, enterado de la denuncia, interroga a Alberto, que no tiene pruebas; sólo puede decir que está seguro. Intenta persuadirle para que retire la acusación; no quiere líos, pero Gamboa quiere esclarecer la verdad y sigue adelante. Comprueba que Jaguar estaba justo detrás del Esclavo en los ejercicios de campaña. Diferencias entre Garrido y Gamboa. Le avisa que arruinará su carrera. “Un militar no arruina su carrera cumpliendo con su deber”, replica Gamboa. Se humaniza su figura con algunos detalles: recién casado, espera el primer hijo, ... Sigue la infancia de Jaguar: actúa en un robo con Higueras y otros delincuentes. Pelea con unos que cortejan a Teresa.
Capítulo V Como consecuencia de la denuncia de Alberto, Gamboa monta una operación de registro de todos los armarios roperos de la sección. Se relata esto a través del monólogo de Boa, con su acento peculiar. Los alumnos comprenden que ha habido una delación y acusan a Jaguar de ella, pues dijo que “si le reventaban reventaba a todos”. Arróspide, el líder anulado por Jaguar, recobra momentáneamente ese papel y acusa al Círculo y en especial a Jaguar. Entretanto Jaguar está en el calabozo. Allí le interroga Gamboa sobre el asesinato. “Alguien te ha denunciado”. Niega tan fríamente que la acusación de Alberto puede parecer al lector como imaginación de éste. Sigue la intriga sobre este hecho, con cierto aire de novela policiaca. El capitán Garrido tuvo que cursar la denuncia, pero el mayor la para. Nadie está interesado en averiguar la verdad. Gamboa se enfrenta con él. Su postura ante los mandos del colegio se pone difícil. Se continúan los hechos de la historia de Jaguar interrumpidos en el episodio anterior. Jaguar llega a casa por la mañana, su madre le dice: “... estás perdido. Ojalá te murieras... Mejor pídele perdón a Dios ... Aunque no sé si vale la pena. Ya estás condenado”. Otra vez, en una pelea con los que acompañaban a Teresa, acaba en la comisaría. Allí le dan una paliza y “ya no volvió a casa”; se va con Higueras. La personalidad de Jaguar en el colegio se aclara con estos hechos. Su historia como delincuente explica ya su liderazgo en el colegio, la superioridad que le da su experiencia. Lleva al colegio las formas de la banda. Por eso el soplón es para él lo peor que hay y se explica el crimen. Capítulo VI En el curso de la denuncia interviene el coronel dispuesto a parar el asunto. No le importa la verdad de los hechos, sino las consecuencias y el desprestigio. Convoca a Alberto a su despacho y allí le llama “espíritu pervertido, escoria”. Alberto vuelve a la prevención y ahora le colocan en la celda de Jaguar. Alberto le provoca directamente: “tú mataste al Esclavo”. Jaguar sigue negando tan fríamente que el lector no sabe a qué atenerse. La escena termina en una pelea en la que Alberto sale malparado. Prosigue la historia delincuente de Jaguar. Se nos cuenta que Perico e Higueras habían trabajado con el Rajas, al que “encanaron” por cinco años. Ahora ha salido y se planea un golpe. Pero el autor del golpe, Carapulca, les ha tendido una trampa y detienen al Rajas y a Higueras. Jaguar escapa y vuelve con su madre, pero no está en casa; ya murió. Capítulo VII Se da el carpetazo definitivo a la denuncia y Gamboa pierde. Alberto y Jaguar salen de la prevención, pasando por la enfermería, y Gamboa les notifica que se entierra el asunto y que deben guardar discreción absoluta. Alberto, aunque ha retirado la denuncia, mantiene la
acusación. Jaguar sigue negándola. Gamboa advierte que cualquier indiscreción tendrá represalias. Concluye la historia de la infancia de Jaguar. Al escapar de los “cachacos” (la policía) y no encontrar a su madre, se dirige a casa del padrino. Éste le recoge y le da trabajo en su bodega. Pero la mujer del padrino logra que le metan en el Leoncio Prado. Capítulo VIII Regresan Alberto y Jaguar a la “cuadra” desde la enfermería. Los alumnos, entre tanto, han sufrido el registro de Gamboa. Arróspide, el brigadier de la sección, que quedó ensombrecido por Jaguar, le acusa de soplón. Tras un pequeño tumulto toda la sección se vuelve contra él. No se defiende diciendo que fue Alberto. En el epílogo se explica esta conducta: el soplón es el ser más vil para Jaguar, pero Alberto lo ha hecho por vengar a un amigo y esto le justifica. Sin embargo, el verse acusado de soplón le humilla, y desprecia a todos. El les había enseñado a ser hombres. Epílogo Jaguar manifiesta a Gamboa que él mató al Esclavo y se lo dice para ayudarle pues sabe que le separan de su puesto sin que haya pruebas. Se perfila el desenlace de Alberto, que ahora va con Marcela, una chica de su ambiente: “trabajaré con mi papá, tendré un carro convertible, una gran casa con piscina. Me casaré con Marcela y seré un don Juan”. Jaguar se casa con Teresa, trabaja en un banco y olvida su delincuencia.