Los amantes
Una flor No lejos de la noche Mi cuerpo mudo Se abre A la delicada urgencia del rocĂo Alejandra Pizarnik
Amar, asĂ sienten los amantes: es quedar suspendidos en el aire sentirse vulnerables y llenos de preguntas, incertidumbre, que buscan resolver en la mirada, de otra mirada incierta.
La misma que se esconde sabiĂŠndose observada, esconderte de ti mientras te dejas ver por otros ojos ciegos
Seducir, danzar en el vacĂo siendo las sombras del deseo escondido entre los silencios de la noche.
Robarse las caricias casi como disculpas, explorarse, recorriendo la piel en toda su extensiรณn y sin fronteras, adivinarse, tan solo adivinarse.
Se ruborizan, por un instante esconden sus miradas. Han sido descubiertos, atravesados por la emociรณn intensa como un rayo.
Suspendidos en el aire, aĂşn dubitativos, prolongan sin descanso su cortejo, caminan mĂĄs y mĂĄs hacia el abismo de querer ser el otro.
Juguetean, quĂŠ serĂan sin ser dos jugadores, en el juego se apuestan conquistar las fronteras del otro diluyĂŠndose en las propias.
Se funden en abrazos, se desean, se dejan, se abandonan no hay nada mรกs fugaz y al tiempo permanente. Un carrusel de instantes a modo de destellos fulgurantes abrasa su conciencia de estar vivos.
Al fin se quedan quietos, no hay dolor, en los mรกrgenes del tiempo no hay olvido, ni ausencia. Todo parece Haberse detenido en los suspiros.
Se miran frente a frente se reconocen uno, o sueñan con ser uno, descubrirán más tarde, quizás juntos, el secreto de seguir siendo dos, sin dejar de ser uno.