Cosmopoesía: experiencias propias, cercanas y anónimas (Fanzine digital)

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Adentrarse

en

las

historias

reunidas

en

este

pequeño

cuadernillo implica realizar una aproximación al concepto de Cosmopoesía. Esto no sólo permite dar a conocer mi visión, sino también poder darle un nombre a aquellas situaciones que nos conducen a transformar la indiferencia en apertura. La Cosmopoesía es la posibilidad de ofrecer a otros lo que nos apasiona, lo que nos acerca a nuestra esencia y lo que mantiene encendido nuestro asombro. Es poder darle brillo y valor a todo lo que descubrimos con la inocencia de un niño. Es compartir de modo consciente el Cosmos que nos habita y el Cosmos que habitamos, así como los puentes que nos guían hacia el Cielo y la Tierra. Es sumar algo nuevo a lo que ya existe, no para destruirlo ni para reemplazarlo, sino para integrarlo. Es desplegar con entusiasmo, amor y responsabilidad la Obra Divina; es reflejar su luz y su energía a través de todo aquello que nos impulse a evolucionar y a construir desde el Ser. Habiendo planteado y propuesto este concepto, sólo puedo agregar que, desde mi corazón hacia el tuyo, deseo que el universo atesorado en mi interior potencie los senderos que elijas y que la Magia de la Creación siempre te acompañe.

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Dicen que nació en invierno, bajo el signo de Leo, y que su alma conoció diferentes portales. Durante años, y en cada viaje a través del tiempo y del espacio, ha recolectado fotografías, libros, manuscritos, experiencias y dibujos con el único fin consciente de abrirse a su propio misterio. Tras recorrer distintos senderos, descubrió su amor por la magia, la diversidad, los lenguajes, el Cielo y la Tierra. Sus creencias se fortalecieron en cada secreto de la Naturaleza, mas la indiferencia de algunas personas frente a los detalles la decepcionó. Si ser como ellos era crecer, prefería condenarse a la inocencia eterna. Sin embargo, de algo estaba totalmente segura: debía proteger el asombro, y el papel se había convertido en uno de sus aliados. Aún no sabe con exactitud hacia dónde la conduce todo lo que día a día despierta en ella un entusiasmo incansable; a pesar de ello, la intuición resguarda sus pasos. Le basta con darle brillo y valor a lo que mantiene encendida su curiosidad, pues algún sentido ha de tener el poder ofrecer a otros lo que nutre su mundo interior.

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Frank Dicksee (1853-1928) The sensitive plant. Christie’s, Londres, Inglaterra.

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Yo, Hija del Sol Universal amparada por el honor y la Luz juro en mi condición de Servidora: Reescribir el pasado para observarlo y purgarlo de la sombra concebida por quien ama el cerrojo. Sentir el ritual donde la pluma arde sobre cada pergamino resucitar una voz. Transmutar con la palabra el potencial eterno de las almas que no llegan de las que son y las que fueron. Encender lo posible atravesar el tiempo y dejar atrás la idea de una vivencia lineal. Elegir cada vocablo reconocer su valor para dar nuevos sentidos al inconsciente colectivo.

Juramento de Iniciación encontrado en el interior de un libro adquirido en la Librería Babilonia situada en Montevideo, Uruguay. 1

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Realzar la integridad que sostiene al Todo y así recuperar la experiencia caída. Volver a interpretar lo aprendido, lo enterrado bajo la guía del éter recrear lo inerte. Y si así no lo hiciere, que mi consciencia me lo demande con el arte de su prudencia y el rigor que la define.

John William Waterhouse, 1888. The Lady of Shalott. Tate Britain, Londres, Inglaterra.

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Mancha tu voz y evitarás mostrar la firmeza de tu esencia. Camúflate en lo ajeno y sostendrás la carencia de todo sentido nuevo. Oculta tu fuerza y el sentido escapará revelada la certeza nada podrás silenciar.

Me abren, me palpan las memorias del akasha se escurren en mi cuerpo alejando el desconcierto. Me curvan, me invitan los aromas desprendidos de los mil siglos danzados por mi alma en el sigilo.

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Poema escrito durante la vigilia de mi primer viaje en solitario. Poema surgido tras mi primera experiencia con la aromaterapia.


Escuchemos el grito de la revelación, observemos el fuego y su crepitar. En cada paso consciente el potencial despierta. Recordemos y manifestemos la esencia. Confiemos, el sonido de un tambor nos guía. Pero no olvidemos que en los mantos ancestrales fluyen las palabras, los pensamientos y las acciones que nadie borrará.

Rembrandt, 1632. The Philosopher in Meditation. Musée du Louvre, París, Francia.

Palabras pronunciadas por Richard, mi respetado amigo chamán, durante la luna llena de octubre del 2014. 4

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Persígueme, tambor atraviesa cada siglo de mi esencia que te implora regresarme los latidos. Provócame una danza que altere mi nostalgia por todo lo que veo oscuro e incompleto. Falsea mis presagios retuerce el juramento indaga en la memoria de todo lo que soy. Impregna cada sueño donde intento recordar los rituales que he iniciado hoy precisan continuar. Te aseguro que soy digna del sonido abismal que se une a mi llanto prudente y ceremonial.

Invocación realizada por Rocío, mi hermana incondicional, durante nuestra estadía en España en los meses de julio y agosto del 2008. 5

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Que la rebelión sea mostrar tu esencia impedir el caos de tu propia ausencia.

Con apuro y extrañeza, intenté recordar las palabras y los símbolos utilizados. En efecto, las enseñanzas recibidas habían sido respetadas. Sin embargo, el cielo se negaba a envejecer. La luna todavía brillaba sobre el bosque, y la naturaleza no hacía más que burlarse de mi poca experiencia. Las leyes del tiempo me están poniendo a prueba, pensé. Resolví esperar. Dos, tres, cuatro horas y el día aún no se abría. Arrastrando el espanto, corrí. Inmediatamente, los pájaros comenzaron a cantar con resignación. El sol se había demorado, y esa demora poco tenía que ver con mis rituales, el gran astro sólo quería descansar un poco más de lo habitual.

Poema escrito tras reflexionar sobre el deterioro de la palabra “revolución”. 6

Escrito perteneciente al Libro de las Iniciaciones del Bosque encontrado por mi bisabuelo en las cercanías del Museo de Ciencias Naturales de La Plata en 1889. 7

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El silencio ampara los brotes de la noche y con prudencia vigilan el fluir del misterio. No están solos —me parece— estos robles que se miran ni esas hierbas que se abren germinando mis dudas. Algo amordaza la tierra más allá de la maleza la sombra de la madera no es la única silueta. Presumo que se eleva una ofrenda ante mí: conocer sin camuflaje el reino que intuí. Despido la bruma y descubro la certeza donde cientos de alas arruman la magia. Soy parte del clan lo grita mi asombro las hadas no mienten y el ojo, tampoco.

Poema anónimo inspirado en Raquel Cachafeiro, según lo indica una nota de su autor. 8

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John Atkinson Grimshaw, 1879. Spirit of the Night. Colecciรณn privada, Inglaterra.

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Aún no sabemos cuántos podremos ser ni cuáles son nuestros nombres. Sin embargo, el encuentro fue acordado y sabremos reconocernos. Quizá nadie comprenda lo que nos sucede pero no podemos ocultarnos de aquello que nos conecta. Es preciso que resguardemos lo que nos atraviesa y lo que percibimos. Poco servirá que nos camuflemos, pues sabemos que juntos hemos de desplegar nuestro Ser.

En el aire todo se funde. Lo sé porque puedo sentir cada sonido pronunciado a través del tiempo. Todo se abre ante mí, todo vibra. Incluso puedo reconocer las voces de las almas que habitaban este sitio. Los vestigios que imaginé perdidos me buscan, y el sol, también.

Palabras recibidas en un sueño durante la noche del 30 de enero del 2006. 9

Certeza encontrada en reiteradas oportunidades al frecuentar espacios verdes y edificios históricos. 10

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Ese perfume desafiaba a todas las divinidades. Me persuadía, se infiltraba en mi sombra y se adhería a mi respiración hasta domar mi aliento. Desvestía mi coherencia y anulaba lo premeditado. Me fragmentaba. ¿Cómo procuré palpar su contorno ilusorio? ¿Cómo pretendí enlazar mis manos con las de una marea invisible? Su halo desquiciaba mi pulsión de vida, y la ingenuidad de mi espíritu protegía sus recorridos. Esa fragancia espantaba la quietud de este cuerpo sometiéndome a una espiral regida por el vértigo.

Carezco de razones para desconfiar de mis palabras, pero cuando las suelto en el aire no hacen más que temblar. Pretendo que todas y cada una de las sílabas manifiesten adecuadamente el cúmulo de ideas que me persigue día tras día. Sin embargo, en mi lengua se enredan la ansiedad y el nerviosismo. El tiempo parece desfasado y la mísera velocidad del sonido no hace más que frustrarme. Escupo los pensamientos, y todo pierde peso y forma. Resignada, me detengo en algún punto del cielo. El silencio me alivia y me enseña. Poco a poco, reconozco mi vergüenza, mi furia, mi impotencia. ¿Cuándo será la última vez que me atraviese el pánico? No me basta con reafirmar lo que dejo

11 Referencia

encriptada a una extraña experiencia durante mi estadía en Luxor, Egipto, en 2014. 12

Reflexión que sostuve luego de largos periodos de aislamiento social.

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desarmarse. ¿Cuándo aprenderé que la verdad que sostengo es tan importante como mi voz?

En cada siglo, una página teme ser olvidada. Sin embargo, las almas recuerdan las historias para volver a iluminarlas.

Los aromas envolvían mi prudencia, mientras un libro de cocina celta se asomaba con timidez entre antiguas recetas familiares. Los recipientes y los utensilios aún llevaban la magia y la sabiduría de los árboles que les dieron vida, y mi corazón no hacía más que admirar la simpleza de ese milagro. Entre decenas de frascos, se destacaban el tomillo y el romero; y sobre la ventana, una sopa a base de hierbas recibía la frescura del otoño. Observar cada rincón de aquel lugar implicaba derribar los absurdos mitos que, con mis pocos años de experiencia, había alimentado.

Comprendí,

entonces,

que

resguardar

las

tradiciones de mis ancestros no sólo suponía una gran responsabilidad, sino también nutrir mi propio asombro.

Reflexión de una apasionada de la Historia argentina: mi querida madre. 13

He aquí una pequeña muestra de que mis raíces no sólo permanecen en mi memoria, sino que se potencian en los sabores conocidos en la infancia. 14

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Permite que el sonido te encuentre. Suele manifestarse a través de susurros y de ecos, de gritos y de firmezas. Descúbrelo. Reconoce la vibración de su pulsar ramificándose en cada posibilidad. Su ondulación viajará hasta conocer el vaivén de tu energía. La sinfonía penetrará tu estructura y, si te abres, lo que se hallaba desconectado se entrelazará ordenadamente. La resonancia protegerá tus hebras. Asegúrate de sentir la nueva frecuencia, quizás puedas mantenerla durante un largo tiempo, o quizás no; pero si la recuerdas, ella regresará y tú volverás a oírla.

Observa cómo el viento despierta y sostiene bajo un sol desanimado el lenguaje de las hojas.

15 Palabras

ofrecidas por mi entrañable hermano Esteban durante uno de los viajes más intensos que he realizado en los últimos años. 16

Poema escrito durante el equinoccio de otoño del 2013.

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Si la etiqueta que buscas no existe, adelántate y créala. Etiquétate con tu propia creación si eso facilita tu propósito. Pero nunca olvides que las etiquetas no te definen, tu esencia siempre las trascenderá.

Ante su palabra, todo se vuelve etéreo y ligero. Dudo que sea consciente del modo en que me guía hacia nuevas frecuencias. La curiosidad que le despiertan los vuelos es contagiosa; de hecho, poder notar en su rostro cuánto le fascina volar me parece un privilegio. A veces, en medio de tanto ajetreo, me distraigo y olvido la valiosa posibilidad que tengo de observar su esencia. Quiero decir, de contemplar su expresión risueña, de percibir su entusiasmo genuino y todo aquello que no puede disimular. Pocas veces tuve frente a mí semejante dosis de espontaneidad y, sin embargo, sé que en algún punto refleja algo de lo que soy.

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Consejo ofrecido por mi noble hermano: Emmanuel.

18 Reflexión

acerca de una serie de encuentros no previstos con una admirable y reconocida aviadora a nivel mundial.

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A mi alrededor, puedo percibir cómo se polarizan ciertas actitudes y situaciones. Claro está que es momento de potenciar el discernimiento, de observarnos, de abrirnos y de escuchar todos los argumentos existentes. Dudemos, cuestionemos, descubramos qué nos resuena y qué no. Desmenucemos la información que recibimos. Pongámonos de acuerdo con nosotros mismos a través de la coherencia. No dejemos que los matices sean sólo zonas transitorias. Optar por un gris no nos hace "tibios". Casualmente, esa falacia se repite cuando evitamos defender un extremo u otro. A fin de cuentas, sería casi un insulto creer que podemos englobarnos dentro de una masa homogénea, pétrea y corriente; pues ello, no sólo implica desdibujar el sentido de la individualidad, sino también, la posibilidad de ofrecer a otros una visión distinta.

Reflexión surgida luego de presenciar una lamentable discusión entre colegas. 19

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James Nasmyth, 1874. An eclipse of the Sun by the Earth. Londres, Inglaterra.

Ya no se muestran como antes, pues prefieren actuar desde un anonimato más profundo. Sin embargo, se reconocen entre sí de manera cómplice: pueden no hablar la misma lengua pero sí el mismo lenguaje. Aunque intenten camuflarse entre las sombras, su energía se hace notar; sus modos de proceder y de observar el mundo no suelen pasar desapercibidos, y cada una de sus miradas o gestos se hallan imbuidos de un tinte sutil, fresco e íntegro. Se mueven entre multitudes que evitan transitar, mas una fuerza ajena siempre logra empujarlos para que las frecuenten un poco más. Algunos se aíslan construyendo una burbuja de frialdad en torno a su figura, pero lo hacen sin darse

20 Relato

escrito durante la Noche de San Juan del 2015 en la Reserva El Destino, Buenos Aires, Argentina.

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cuenta, les resulta innato. Otros, despliegan y ofrecen todo su Ser incluso ante quienes no deberían hacerlo. De forma paulatina, ajustan sus pasos de acuerdo al trayecto que van recorriendo, y así, poco a poco, confirman que su presencia más efímera es tan trascendente como necesaria. A pesar de sus preocupaciones y labores, se entregan a su misión con un entusiasmo único. Algo los conduce a recuperarse de sus caídas sin quedar empantanados en una eterna pena. Su voluntad y sus convicciones reflejan el compromiso genuino e incondicional que los caracteriza. Pueden atravesarlo todo sin obstinarse en enrosques pesados y empolvados. Su visión ofrece apertura. Ellos no olvidan ni ignoran lo acontecido hace tiempo, pero prefieren situarse en un foco donde lo nuevo es integrado. Son conscientes de que sostener los rencores no hace más que despertar las historias negras que alguna vez existieron, es por eso que no dejan que los fantasmas se atrevan a desteñir lo construido con tanto esfuerzo. Ellos se observan y se auto transforman, no imponen caminos a seguir, acompañan. Evitan los dualismos obsesivos y la constante lucha “en contra de”; se alistan para proteger lo que haga falta, sin juzgar y sin atacar. Ellos sacuden las estructuras y los dogmas que pretenden aquietar o asfixiar el discernimiento. Ellos generan impacto a través del amor. Ellos podemos ser nosotros.

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Nikolái Roerich, 1925. Mohammed the Prophet. Roerich Museum, Moscú, Rusia.

Apenas sé qué es lo que sucede conmigo. Cada noche, al cerrar mis ojos, me adentro en el mismo sueño donde me hago las mismas preguntas: “¿en dónde se han escondido las cuerdas del laúd? ¿Continuarán las caminatas movedizas? ¿Aún me esperarán los mantos y sus colores? ¿El camello seguirá sin beber? ¿Me distraerán las lámparas?”. Esta vez, el ciclo parece interrumpirse. Las imágenes que tan bien conozco no son meras creaciones aleatorias, son recuerdos. En cada uno de ellos, confirmo el origen de mi nostalgia y simplemente me abro. Reconozco las danzas, los cantos y los movimientos

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que

alguna

vez

amamantaron

mi

Palabras pronunciadas en una de mis primeras regresiones.

júbilo.


Contemplo mi reencuentro con una energía firme y ancestral, me impregno de su pureza y de su vigor. Quisiera permanecer aquí, pero debo viajar hacia otros portales, no sin antes comprender que mis memorias son el mapa de regreso hacia aquellas tierras y hacia tantas otras. Las distancias espaciales y temporales no son más que ficciones. Mientras una parte de mi alma proteja las raíces de mi eterna historia y me atreva a sentir lo que mi corazón me muestre, no olvidaré cómo volver a conectar con mi esencia.

El misterio se intensifica cuando la observo en el espejo, cuando me detengo en su iris hasta desmenuzar su timidez. Intento sitiarla hasta desenredar los laberintos que conforman su microcosmos, y es entonces cuando mi curiosidad comienza a expandirse. Necesito desgarrar sus innumerables cáscaras y convertir sus destellos en soles, agrietar su superficie y complacer sus búsquedas

inconscientes,

secretas,

negadas.

Necesito

reencontrarla, tomar cada instinto ahogado entre sus cenizas y mostrarle el fuego que su aura desprende. Necesito recoger cada pieza, revelarle incluso lo que no conoce de sí misma por continuar escapando de sus profundidades, tanteando un espacio que poco sabe de quietud.

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Fragmento perteneciente a mi Diario de Autoconocimiento.

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Ansío que se entregue, que se empantane en su propia esencia, que se revuelque en su deseo, que muerda su adrenalina, que se arriesgue a reconocer la intensidad que vibra en su interior.

John William Waterhouse, 1884. Consulting the Oracle. Tate Gallery, Londres, Inglaterra.

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El tiempo tiene un modo de fluir distinto. Ella lo sabe, no puede continuar escapando de su poder. Cada brisa nocturna le recuerda que es momento de desplegar su responsabilidad y determinación. Ya no basta con el amor o la intuición, es

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Consejo recibido en una lectura de runas antiguas.


necesario que obre para alcanzar la misión que a sí misma se encomendó.

Nikolái Roerich, 1924. Signs of Christ. Roerich Museum, Moscú, Rusia.

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